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ARO.
Madrid. .
Provincias, ,
ExlraiiJL'io. .
35
ptBL'lris.
40
50
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iú.
P R E C I O S D E S U S C R I C I O N , P A G A D E R O S EN QRO.
AÑO XXV. —NÚM. VIII.
l'líl^ClOS DE SUSCRICION.
SKMKHTHE.
TKIM ESTRO.
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ADMINISTRACiOX :
CARRETAS,
12,
PRINCIPAL.
Míidrid, 28 d e l i ^ r e r o de 1881.
BELLAS
ASO.
ARTES.
rccKruriCNocji;;^!
UN «LMPROVISADOR» DEL SIGLO XVIIL
{DIBUJO ORIGINAL DE I. SCHEURENUERG.)
I
Sf.HESTRE.
1; pubos fucriKs.
7 Piísus fuertes,
Cubn y PiitTlo-Rico
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FdipinrLi
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B
idM¿jico y Rio ÜL^la Plata.. . E n los demás Estados du Aniéiicu fijan el precio los Srcs. Agentes.
.LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMEHIOANA.
122
SUMARIO.
TEXTO. —Crónica general, por D. José Fernandez Bremon.—
Nuestros grabados, por D. Eusebío Martínez de Velasco.—
Revista americana, par D. Emilio Casteiar, individuo de número de la Real Academia Española.—La Cuestión de Irlanda,
por D. Luis Bartbe.—Las dos ISodas (conclusión), por D. Alfredo Escobar. — San Juan de Duero, por 1), Antonio Pérez
Rioja.—La Ronda de mi tio (conclusión), por D. Pereg;rin García Cadena.—Doiora portuguesa, por D, Manuel del Palacio.—
La Fiesta de! Año Nuevo en todos los pueblos, por D. Juan
Cervera Uachiller. ^ La Sociedad Españolu de Salvamento de
Náufragos, por D. Martin Ferreiro.—Libros presentados á esta
Redacción por autores ó editores, por V.—Anuncios.
GRABADOa—Bellas Artes: Un Improvisador del siglo xviri, dibujo original de I. Scheurenberg. — Amiírica del Sud.^F-1
vicecónsul Wiener y su comitiva pasando el rio Ñapo, en su
viaje de exploración de (Juito á Para. — Guerra del Pacífico:
Vista panorámica de la bahía y puerto de Arica, ai embarcarse
la tercera expedición cbílena, el ig de Diciembre i'diimo. ( De
fotografía directa remitida por los Sres. Richier, Iriberry y C.""
—Salvamento de náufragos; composición alegiirica, por J. Riudavets,—El Carnaval en Madrid: La sala del teatro Reaí en
lina noche de baile de máscaras. (Composición y dibujo de
E. Est<:van.l — Bellas Artes : La Máscara japonesa, cuadro de
Alfredo Stevens, —Estadistas mejicanos ; Retratos del Licenciado D. Miguel Rucias, ídtimo ministro de Estado \-\ en Méjico, el 22 de Setiembre}, y del [,icenciado D. Ignacio Marisca!,
nuevo ministro de lisiado, sucesor del Sr. Rucias. (De fotografías remitidas por el Sr. Buxó.) — Soria : Ruinas de la
iglesia de San Juan de Duero, (De croquis remitidos por el
señor Pérez Rioja.) -^ Retrato de D. Martin Ferreiro, teniente
de navio, honorario, fundador de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos.
CRÓNICA GENERAL.
^ - ' ~ ' " ^ ; ¿ ) I- Gobierno español continúa preocupado
•''^^(V. prineipaliiieiite por la difícil y lundamcntal
•^JI cuestión de las personas que han de sustiYD tuir en los empleos piíblico.s á los funciol^ííálí/ narios adictos á la política del último Go^ - ^ ^ ^ ^ bierno.
Madrid es la población de España en donde
estos cambios ministeriales son más lastimosos,
por las mtichas victimas que cansan. Da tristeza ver
el afán can que ])ersonas que ociqwban una btiena
Jí* posición administrativa buscan de repente una manera decorosa de vivir, que no se encuentra fácilmente
aquí, donde las empresas industriales son escasas para tantas gentes acostumbradas al trabajo de oficina.
Quedan, pues, muchos cesantes, sin recursos y sin ese
vigor y conlianza del hombre que tiene en si propio los
elementos de subsistencia y el atrevimiento de emprender.
La m;iyür parte se cruzan de brazos, y esperan ociosos la
elevación de aciucl con (]u¡en cayeron, sin comprender que
una de las esclavitudes dei hombre es el sueldo.
Llaman :'i este nial social empleomanía, y en realidad no
es sino necesidad de esos empleos.
La angustia de los que caen forma contraste con la alegría de los que suben ó esperan ser llamados. ¡Cuántos
dejan lo modesto y permanente por lo brillante y pasajero!
Se ha creído que leyes de empleados restrictivas quitarian la aliciou á los destinos, y ha resultado algo mis grave
todavía: falta de respeto á esas leyes. que se destruyen ú
se infringen, y un alim inmoderado de escalar rápidamente las más elevadas posiciones para llegar á las alturas,
adonde no alcanza !a ley. Por cada boquete que se abre en
ella se lanzan al asalto los afortunados y los audaces. El
hombre que no ha sido director general á los cuarenta
años está humillado; más aiín, está expuesto á que se le
cierren para siempre las maneras de ascender. Es preciso
tomar posición cuanto antes y cerrar las puertas para que
no entren los de fuera, y estos experimentan á su vez la
necesidad de echar á ¡os de dentro. Hoy, hasta l;is personas que menos lo necesitan acuden á las oficinas del Estado á crearse derechos, por si lo necesitasen algún dia.
Cuando los hombres se ocupen menos de la política y
más del buen gobierno, comprenderán que solo se ha de
matar la empleomanía lomentando empresas útiles, que
den ocupación estable y lucrativa á los que ahora sólo saben y pueden vivir del Presupuesto. Esto para los que prefieren el trabajo reglamentado de oficina al trabajo libre,
que es el más productivo y más seguro.
La caída del Presidente del Consejo de Ministros de Inglaterra no ha tenido nada que ver con la política. Lord
Gladstonc acaso hubiera preferido caer del Ministerio, á
resbalar por el estribo de su coche, infiriéndose una herida
cuya única gravedad consiste en la edad avanzada del enfermo. Por Inerte que haya sido la sensación que experimentó el ¡lustre hombre de Est;ido, mayor fué la que causó en toda Inglaterra el accidente de su primer Ministro, á
cuya ¡nleiigeiicia ha conliado la solución de las dificultades por ((uc atraviesa la política del Reino.
Hay golpes que recibe un individuo y resuenan en todos
los países.
«
* *
Dos catástrofes, excepcionales por fortuna, nos ha comiraicado en pocos dias el telégrafo : la muerte de-dos
guardias civiles, devorados por ios lobos en la provincia
de Zamora, y el incendio de irnos trajes de máscaras en un
baile de ]\Iunich, accidento que produjo ia muerte de cuatro personas.
La batalla sostenida entre los guardias civiles y los lobos
debió ser espantosa, como lo atestiguáronlas bayonetas
ensangi-entadas y las fieras muertas que se hallaron junto
á los cadáveres de los guardias. Martiriza el pensamiento
considerarla agonía de aquellos dcsgraciadns , despedazados vivos á mordiscos, después de agotadas sus fuerzas de
tanto herir. La noticia produjo una impresión abrumadora :
repugnaba la idea del hombre devorado por una trailla
famélica ilc lobos, y la guardia civil destruiíia por las fieras
que quedaran guardando y en posesión de los camimis.
En cuanto al incendio de los trajes de máscara, es la
muerte que entra rcpcntinaincnte en un baile y se abraza
á las parejas más felices, mientras las otras huyen con espanto.
Cuando nos ocupamos hace tiempo de los crímenes horribles cometidos en Vitoria por el tristemente célebre Garayo, alias el Sacaimuiíffas, expusimos la duda, por honor
de nuestra especie, de que aquel desdichado estuviese en
la plenitud de su razón. Las conferencias explicadas y publicadas v¡t por el Dr. Esquerdo, en las cuales, respctantlo
profundamente el proceso, y sin mezclarse para nada en las
actuaciones de la justicia, estudia el carácter extraño de
aquel criminal, como médico alienista, y deduce que es
un loco, nos hacen meditar.
Siempre hemos creído I]LIC la pena de muerte debia aplicarse con mucha parsimonia. V á medida qiie pasan los
dias, nos pareceque nos vamos inclinando insensiblemente
hacia la su|ircsÍon de esa pena, ijue creíamos antes necesaria,
aunque sólo aplicable cnando hubiera plena convicción de
castigar con ella á un verdadero y tiepravado criminal.
Acatamos la sentencia que condena á morir al misero
Garayo; no se trata de ella; deploramos y nos horrorizan
sus crímenes espantosos, y si creyéramos que su razón
estaba lúcida cuando los cometió, no tendríamos, á pesar
de nuestra benevolencia, que algmins hacen proverbial,
valor para sentir en público movimientos de compasión
hacia el culpable. Pero la ferocidad de esos delitos nos hablan hecho presentir la obra de un loco sanguinario, y hoy
dos médicos, dedicados al estudio de las enfermedades
mentales, afirman que Garayo es un Ím!)cc¡l. Pues bien:
nada añadimos : el honrado y afligido pueblo de Vitoria,
cuya indignación era legítima, debe leer las conferencias
del Dr. Esquerdo para decidir si el hombre que va á subir
tos escalones del cadalso merece ó no su lástima.
Entre las importantes conferencias dadas en la Sociedad
Geográfica de Madrid, fué curiosísima la que el Sr. Foronda dedicó á Cen'iiii/cs -.'iiijero, la cual se ha impreso con un
prólogo de D. Cayetano Rosell, en que se considera también á Cervantes como geógrafo, y una carta de D. Martin
Ferreiro, en que se trazan los viajes conocidos del insigne
novelista. Ni el Sr. Rosell ni D. Manuel Foronda pertenecen á la clase de los cervantistas exagerados, que juzgan
añadir méritos al autor del Qu'joic suponiéndole poseedor
de toda la ciencia de su tiempo. Tanto e! prólogo del ilustrado Director de la Biblioteca Nacional, como la conferencia del diputado provincial de Madrid Sr. I'"oronda,
constituyen im estudio serio, con observaciones inlcresantcs, deducidas sobria y cuerdamente del examen de las
obras de Cervantes. Por lo mismo que hemos sonreído algunas veces ante el enttisiasmo irreflexivo de ciertos atlmiradores de nuestro escritor más popular, creemos conveniente elogiar el nuevo trabajo, para que se vea que no
criticamos e! estudio v los comentarios de las obrrs de
Cervantes, sino el extravio de !a admiración.
('onocemos á un cervantista cjue llevó su delirio hasta
pedir que se prohibiese escribir novelas en castellano, juzgando imposible que después del Quijote se hiciera en ese
género literario nada de provecho. Otro deseaba que empezasen I;is sesiones de Cortes con la lectura de un capítulo de la gran novela, y un manchego nos afirmaba que habla descubierto la sepultura de Don Quijote de la Mancha.
Nos han hablado de una industria singular que empieza
á desarrollarse en esta corte.
Cenando fallece una persona de regular posición, á los
pocos dias de enterrada se présenla un individuo en la casa
mortuoria y entrega á la familia im tarjeton, negro v dorado, que contiene versos dedicados á la memoria del difunto.
Aquellos versos frios y venales de un dolor supuesto;
ese epitafio, que parece una circular dirigida á toiios los
cadáveres para obtener una recompensa de los vivos, produce una sensación desagradable en las acongojadas familias á quienes se dirige ese sablazo mortuorio.
. ¿ No podrían esos poetas fúnebres elegir para su inspiración otros asuntos? ¿Tiene nadie el derecho de comerciar con c! dolor privado é interrumpir la solemnidad del
sentimiento con un dolor de pacotilla?
I Son poetas esos hombres , ó son cuervos ?
Por otra parte, esa costumbre se comprende.
Muere el hombre , y empiezan su tarea inmediatamente
los gusanos.
En la última sesión pública de la Real Academia Española tomó posesión de la plaza de académico el Sr. D. Mariano Catalina, que leyó \m discurso muy oportimo y discreto, basado en el estudio de las obras de D. Pedro Calderón, contestándole el maestro D. Aureliano FernandezGuerra y Orbe.
El acto de ingresar en la Academia de la Lengua un escritor, ademas de ser solemne por la sencillez y seriedad
de la ceremonia y la ímp(»rtancía de aí|uel cuerpo literario, lo es también porque el escritor parece que cambia de
estado.
Sícnipre que asistimos á esos actos, nos produce el mismo electo que si presenciáramos una boda.
Entrar en la .Xcademia equivale á casarse con la Gramíítica y emparentar con el Diccionario.
Los escritores libres podemos faltar á la Sintaxis con
K.° v m
cierta confianza; son faltas de galantería ; en un académico
son infidelidades.
Desde el dia en (¡ne mi escritor se hüce académico, observa que tiene una suegra insoportable, la OrtogniÜ'i ^ ^'
algún académico descuidase la puntuación de un escrito, no
nos extrañaría : creeríamos que era un hombre que rcnia
con su suegra.
Habiendo manifestado á una señora nuestra ¡dea de que
cada académico se casa con la E.engua, tomó los gemelos >
se pusit á mirar con atención á los señores académicos.
—i Qué mira V. ?—hi preguntamos.
—Estoy viendo el harén de la Gramática.
En la noche del sábado último había en Madrid díez bailes de máscaras : vivimos , por lo tanto, en una sociedad
de bailarines. A las altas horas de la noche estaban las calles céntricas tan concurridas ccnno á las cuatro de la tarde. A un tiempo mismo, millares de parejas sallaban sobre
los tablados, locas de alegría. Era la verliena del Carnaval.
Todas las clases sociales acudían á la fiesta.
Antes de! amanecer, las calles volvieron á animarse y se
llenaron de nuevo ¡os cafés. Y los (|ue trabajamos á esas
horas vimos pasar á nuestro lado homlires de edad i|ue se
tambaleaban, y niñ;is aturdidas ([ue i-cgresalian á su casa
lemblorosas v agitadas.
—Tengo miedo—dijo una que pasaba á nuestro lado—-Y, sin embargo, volverás.
DesdiclKida la hija de familia que entra en ese mundo
nocturno y recibe el bautismo del champagne.
* *
("Cuando el Carnaval llega, una parte de la gente de Mndríd está cansada ya del Carnaval. J'ero los muchaclios que
dormían á las horas en que las gentes que ellos juzgan formales se ponen la careta y se van á bis bailes, esos angelitos sueñan con ¡as másca'ras y saltan de júbilo al oír en la
calle la música de la primera estudiantina.
El Carnaval es una hesta que casi siempre resulta y nunca se prepara. Las gentes cansadas de la form:didad y del
trabajo se disponen á d¡vert¡rse v lo consiguen : ima careta de perro, un grupo de muchachos vest¡dos de sábanas y
esteras, y una murga, las detienen y distraen. Los voluntarios de la locura pasan en desorden, y el público se tiende
en la carrera.
Los gr¡tos y el barullo de la fiesta suenan dentro de!
templo como ecos infernales : en la alcoba del mor¡bundo,
son una prueba más de la índ¡fcrcnc¡a del mimdo hác¡a el
dolor del hombre. En el taller v el escritorio, son las carcajadas con que la ociosidad se burla del trabajo.
La careta es el anónimo del rostro. Se emplea á menudo
p.ara herir á traición con la palabra. La cara que,desciJbicrta, os sonreía afectuosamente, se tuerce con violencia
b.ajo la máscara con un gesto malévolo : ibais tranquilos
por vuestro camino, y i'ina voz disfrazada y chillona ha
murmurado en vuestro oído una frase punzante V iig^^"
si va.
Volvéis ia cara, y e l enemigo embozado ha desaparecido
entre la multitud.
La sonrisa se hiela en vuestro rostro : sabéis i|iie alguien
os aborrece.
Han vertido en vuestro corazón una gota de veneno,
una gola de odio. líuscad el antídoto en la sociedad de los
que os
)s aman.
Afín
brtunadamente, la infamia es la excepción , la sombra
delCr:arnava!; e! conjunto de la fiesta es la frivolidad V ni
locura.
El Carnaval significa el triunfo de lo absurdo sobre lo
natural y razonable.
Un oso, de la peor traza posible, daba ayer saltos po''J^*
calle, haciendo las delicias d é l o s chicos, cuando acertó a
pasar otra máscara, vestida de canario.
El t)so puso sus manazas en las alas limpias y amarillas
del pájaro, que se volvió con indignación, amenazándole
El oso enseñó sus puños; á los gestos sucedieron los insultos, y la gente hizo corro para ])resenciar la más desigual y extraña de las luchas : la de un oso y un canario.^
Poeo después rodaba el oso por l;is piedras, y el canario,
vencedor, pisoteaba triunfalmente á su adversario.
Cuando la autoridad intervino en la pelea, v las caretas
se alzaron , el canario tenia barba negra, y el oso, cara de
mujer.
Y el público de Madrid, por primera vez en su vida, vio
llorar á un oso.
Hay una parte del Prado, junto á los carruajes, donde
no se permite transitar sino á las máscaras.
Dos amigos nuestros íntcntanm atravesar, pero el agente de orden público sólo dejó que pasase uno de ellos excesivamente feo.
— ¿ P o r q u é no se me permite á mí también ? Dijo el segunilo. ¿ No ve V. que vamos juntos ?
— Ha pasado por equivocación, — contestó el agente : ^
creí que era una máscara.
Los nuevos funcionarios vienen á serlo después de un^
buena cesantía; pero los anteriores no llegaron á sus puestos con menos justificación.
Recordamos, y esto es hist(')rÍco, la frase de una señora
discretísima, cuando la anunciamos, hace tiempo, la colocación de un escritor ilustre.
— ¡ Ya era justo !—exclamamos.
—¿Cuánto tiempo llevaba cesante?-—preguntó la señora.
—Ventiun años cumplidos.
v—pues ya le obligaba el ayuno.
JOSÉ FERN.AKDEZ BREMOS.
N.° vni
LA ILT.T?;TRACION ESPAÑOLA Y AMEHICANA.
NUESTROS GRABADOS.
JiKI.I.AS ARTES:
í'i! !"i/-iotiímiií^r ilt-l'^if¡¡f xviii, ililiujii I1L- 3. .Sclu'urL-nbfrc.
1 !"^''rF^.P""tle :i aquellos días en q u e el cantante Farinclli hncía
c'eri
í.''^' '^"""^ '-^^ar^i se dice, (!e la córLe de Ii5¡)iiña; viste
Zoii'i
'!'•'"•''= '••'ft:'--!" Waru-ii. ¡rali)iie;uia de OR>,y angosto cal/y ^'^^'^ verde; sujeta sus csi-itsus cabcüüs cun sombretM lü
frp'm l'V"""^'"^'" J^""^ ''^ ridiculii muda francesa parii leñir la
tim
'"^ ' ^ ' ^ ' '^'•^'"'-•w/'-í/, vadi)|iladi,iiiiniedi;ilame:ile, am
' nio cntusiasnu) n . m o el cülelire' /''nJo da faimlin, por lodos li.s
«^mésanos de la Humpa latina.
e n h ' ^ ' l * ' ^ f'"/'''"'"""'"'' lid sii^lú x v i i i , piie representa nuestm
£ • oa^o de la plana primera, setjiin dibujo orig-inal de un cmiemh """^"^^ ''^ '"" l-^sciicla de liellas Artes de l.íüsseldorff, es, sin
d-id ^,'^^|'',^^i''"''"' ^^ piiríi r a / a : puntea la i,m¡larra Oíin la iuiliilibro!-^' '^,
""^^''y 'Js i'ii liijo de Andaluría, j ' parei:e como que
1».,-^" , ?^^ laiíjos las nicareícas canciones v los inuilaiiies sosíei idos del MuU f¡n.,u-mü
'•-1 a t i l f i r , 1 . . „ - . . . . J l i . •
«•iirrier "^"^^'í"^^^ '"^ nincesion d e premios á los artistas q n e con«11 1 " " '^ ^^ [^xposiciiiii de Taris en iHyS, deliatiase vivamenle
W c ' ' ) * ! " ^ ' ' "'•'•'^'•¡ca d é l a s cajutales d e Francia y de ltélt;ica
^y l-."i i*^^'-^ cuestión puramenie pcrsíinal : j á quién correspoiiSip,'.= "
'^ '^'^ lionor destinada á los pintores b e l g a s , á Alfredo
nrte en li^-f^"" ^ ^ " " ilustres representantes de los progresos del
t]g
"i^'^ica : el primero, dedicado especialmente á la pintura
•¿« J / ""^ • '^"^^""ilii'es, á cuadros de género , hahia expuesto
J'H'en "^'^"'•' - " ' / " « " " y / f . í Visileitsís, y el seíjundo, miiclio más
'"'* a'í'^A'''^'^"'^'' l"*^-cnii')sus magnificas lienzos de llisloiia,.)/,(Jean m'^l^"^""•'"'''^"'
"*' ''f-''P'-''l''i' Uspt-ivilfSís ih Ilntxelks y
ultimo • i^^ "ii'iürs d,- ht vUlf. \'.\ Jurado se decidió por este
''icipaín''V^i'"^'^ ^^ liedlo la animada controversia ; pero la mu% losH
. ^''•^'•'"^liis ba dado idtimamente mejor satisfacción
'ieiizos ^Y^'^'''^ y •' sus partidarios respectivos, adquiriendo los
congj , . I " n o y del otro para decorar los salones de la Casa
ren'rn.f ^•"•"ib^do de la páj;. 132 bailarán nuestros lectores una
(lus lin í*^"^" exacta de La Ma^qiu japonaiK, de Alfred Ste\enB:
l;i
^5 Jóvenes contemplan aientanienie una extraña caráui;.\[j-j..^^ sonríe con expresión de mofa.
Picinn
otevens es una personalidad caracteríslica del arte
y tuvo ° ^'^"'•'••'"Poráneo en llÉlgica; nació el i l d e Mayo de 1S28,
I'aris- {"'.''.l'V'^^^''"^ " N a v e / , en Brtisiiiaa, y á l í n q u e p h n , en
nieniel^^
'"-^"^ primurus cmulros en 1849, y llamaron vivaJe Cf, t "^'^"*'i''n de los inteligentes La Xínñana lid Mirrcofes
l'fSÍc¡o~" ^ ' . ' ' ' ' ^ " " " ' " ' ' • ' ' " ' ' " / cñ ¡os años sigtiíenies, y en la E."circoirf? "',"^"'^''^='' J e :855, presentó varios lienzos notables, en'rü,„l„J
'"s titulados 1,1 .SVM/Í/. El E.stlih Consohu iotí y Cn
So de P ".."' ^ " ' ^ ' ' 7 ii(TLin) brillaniemenle en el gran concnrd.i por^í'^ ptírsus composiciones bellísimas, La í'ixiíit. adipiiri^hifinn
^'^^' '-*^"i'"'J" " ; Eiitrmia en fl nitiinio, Ofelia, C'iin
ii^lian " *"" '"''^""'/'') í'i Buena carta, flores, y otros, que hoy se
^" el Museo Nacional de Bruselas.
A THAVEd DE LA AMl'iUlCA ]JEL SUIl.
"ploradI¡r Mr. \yifiitr piísiinilo ptir un putalu de árboks.
cia en^'r
^ ^ •^'''' '^''^''''^^ Wiener, actual vicc-cónsul de t-Vanese i n t r í ^ ' ' ^ ^ ' ' ^ " ' ' ' ^ ° " ^ ' ' ™'""^i'J"S desde hace algunos años:
tensión f i n '^•''l'''^'''^'-l"'' li=^ visitado palmo á |)alnio toda la cxüij;i^i:r ., '-,^1" y de líolivia, y habiendo recibido iiUimameiUe
cia cuál "''^'""'J<=' Ministro de Negocios iíxtranjerns de l-"rancioi', eñ, ^"^'^ ''\'-'^ bosquejar el proyecto de una via deco'municaor g| •'^^, Ü " ' í " . "^iipiíal del l í t u a d o r , y el Atlántico, pasando
1 ; \ ^ , í ^ ' l e las Amazonas, ño vaciló un momento en atravesar
^udanié'?''! 1 ' ^^'^ '^" ^" mayor a n c h u r a , para estudiar cnncieii(lo co¡ui" '^
iTiaravillosos recursos que jiosee aquel privilegia-
E
iiidi'üs'V *•', ~*^'''" el 20 de Mayo de iSíío, al frente de cincuenta
'"isnio (i^'''^l'"l''""''"'" 'le su amigo M. Geoffroy. y casi desde el
dificu],. 1'^
^ " P'""^'da comen/.ó á luchar ccm !as innumerables
virgj;¡j„ ^ ^ *'"^ ^'^ ofrecen ai viajero en países donde los bosques
piíAn el '^'^"^'•''"yeii murallas inmensas, dig.ímoslo a s i , q u e imZaban n '^''^"'^^' hondjre : tan pronto los intrépidos viajeros cruel f^jj'?*''terrenos pantanosos, ¡uindiéndose basta la cintura en
tuosog J; ^°"^'^ subian iior abruptas montañas (i salvaban impecuya con°f' ^ " ' ' " ' ' ^'^"'•'S favorables, y a por medio de puentes,
grabado que representaba el puerto interior del Callao, en los
días que precedieron á la entrada del ejército chileno en Lima,
y cuando las familias de nacionalidad extranjera, huyendo de los
desastres de la guerra, se dis¡ionian á salir de la ciudad para refugiarse en bis buques de su país respectivo, que estaban anclaJLIS en el jnierto.
Hoy podemos ofrecer A nuestros suscritores, en el segundo
grabado de la pág. 124 una vista panorámica de la bahía de Arica , al verilicarse el embarque de la tercera expedición cíiilena, en
15 de Diciembie, segun fotografía directa del Sr, Uohrn , que han
tenido la bondad de remitirnos, y se lo agradecemos, nuestros
estimados corresponsales en T a c n a , Sres, Richler, Iriberry y
Cnmpañfa.
Lxaminando este grabado se puede formar idea exacta, no
sido del suceso á que el mismo se refiere, 11 sea el embarque de
la tercera expedición chilena para la costa del Perú , sino de los
otros dos acontecimientos semejantes que se verificaron en los
dias 15 y -9 de Noviembre pniximo p a s a d o ; es decir, el embarque de las
las dos primeras exi
expediciones ; en la ancha bahia están
anclados basta 30 buques de trasporte, y en mar afuera se ha
lian los acoraíiados Eliiiiro Enra/ailii y Loril Cachrane, que debían ciinvii3'ar y proteger la expedición; en el largo m u e l l e , y
á través de muchedumbre de curiosos, d e piezas de artillería y
de verdaderas montañas de ec¡uipajes, discurren soldados de varias a r m a s , activando los preparativos del e m b a r q u e ; á la izquierda se eleva arrugante el célebre Morro, cual atalaya de la
ciudaii, y q u e , artillado con arreglo á los modernos sistemas,
constituye \ysv si solo una imponente fortaleza casi natural.
Treinla eran lus buques dispuestos para el trasporte del ejército expedicionario, sin incluir los dos blindados, y cada cual
tenía su ni'tmero de orden piulado en sus costados : i , Ehini
Liipr:: ; 2 , Vriníiuno <Íe Muyo; 3 , Norfolk ; 4 , Exrfhior ; 5 , llnnihfrlo í; fi. Inspector ; 7, Elena ; fi, Murzi; 9 , Av¿íl>-ttz; 10, Julii! ,• 11 , Orcera : 12 , Lola ; 1 4 , yunna , - 1 5 , Unta ; 16, Copin/ió;
17, Limari; T.S, Lnmor ; 19, Ciii-los- J-^oberto ; 30, Sania Lucia;
2 1 , Matías Cousiño; 22, Paquete de Maule; 3 3 , ¡hianav; 34,
Cliile ; 25,/•'(ífi'íí,' 36, I'isa^^na; 37, Bcniard
Castle; 28, Dordreclit; 29, Williem; 3 0 , O'lto ; 3 1 , Luis Gnisiño.
Obsérvese que en la lista anterior ligura el núm. 3 1 , siendo
treinta los trasportes, y en cambio no hay ni'im. 13 : correspondió
éste al Dordrecht, barca italiana, y como tal, supersticiosa, y habiéndose negado su capitán á recibirle, se le d:ó el n ú m . 2 8 , y
fué suprimida para todos los demás la fatal cifra.
A las dos d e la larde se embarcaron el general en jefe, don
Manuel íiaquedano (el mismo que libró la batalla de T a c n a ) , y
el general iMalnrana, con los jefes de división, oficiales de bastado Mayor, a3-udunles y delegados del Gobierno, y á las cinco, el
Lord 'Cüchraue, que ostentaba l a ¡nsignia'del Ministro de l a
Guerra, disparó un cañonazo de aviso, dejo su fondeadero, cruKÓ
por entre ios demás buques y se lanzó mar afuera.
<ii.enlámenle idice nn corres¡ionsal chilenol fuéronse moviendo
otros liuques, y á medida que cruzaban delante del Morro, las
tropas embarcadas lanzaban sonoros liurras, y las bandas de mt'isica tocaban las canciones [lálrias, cuyos ecos llegaban hasta las
faldas de los cerros, donde varias familias presenciaban la partida de aquella expedición.
« G u a n d o el sol rayaba la linea de las o l a s , dando el tinte rojo
de Un incendio á las velas de los buques que marchaban como á
descubrir su escondrijo para en seguida virar al N o r t e , nuestra
bandera se dilnijaba todavía claramente en la franja de oro y
azul del horizonte. »
Subido es el resultado de esta tercera expedición : desembarcó
el ejército en Lurin , á treinta kilómetros de L i m a , al S u d , en 21
de Diciembre, y después de las batallas de Chorrillos y Mirañor e s , ücujió la capital del l'erú , seeun nos ha anunciado lacónicamente el telégrafo trasatlántico, el 23 de Lnero íillimo.
l'nr fortuna, parece que está cercano el término de la guerra
fratricida que desde hace dos años causa la desolación de los pueblos que intervienen en ella, i Ojalá que sea pronto un hecho el
anunciado pacto de paz definitiva entre Chile y Perú (según consigna en estos momentos un despacho telegráfico), para a u e
ambas naciones se dediquen con noble afán ;L curar las heridas
de la patria 1
•«
•
-
S A L V A M I Í N T O IIE NÁnriiAGOs. (Véase la pág. 135,)
MADlilD: SALA ]¡1'1- TEATRO KEAL,
üti una riotlii,' dL' liaili- di.- iiviK^inL;,
123
mente, y con la vía interoceánica, ya comenzada, á través del
istmo de Tehuantepec.
En el orden social y político, el progreso no es menos importante : pruébalo el hecho i que ya conocen nuestros lectores | de
haberse reanudado las relaciones diplomáticas entre Méjico y
Francia, interrumpidas, como es notorio, desde la época de U
intervención ; y este hecho, uno de los últimos del fecundo periodo presidencial del general Porfirio Diaz, se ha realizado bajo
la dirección del ilustre estadista P). Miguel Ruelas , ministro que
fué de Relaciones Exteriores, y de su digno .sucesor en la misma
secretaria, I). Ignacio Mariscal.
En la pág. 133 damos los retratos de ambos Ministros, y á
continuación apuntamos algunas noticias biográficas, que ha tenido la amabilidad de remitirnos nuestro estimado amigo y corresponsal literario en Méjico,-el Sr. D, Vicloriano A g ü e r o s :
DON MIGUEL
RUELAS.
Nació en Zacatecas, capital del Estado del mismo nombre , y
á una edad todavía temprana obtuvo el titulo de abogado, profesión q u e ejerció siempre con lucimiento, asi en su Estado natal
como en la ciudad de Méjico ; fué- muchas veces diputado a! Congreso de la l ' n i o n , y senador en 1S75, y en la tribuna jiarlamenlaria se distinguió por la vehemencia de su estilo, el vigor de sus
razonamientos y la facilidad y limpieza de su palabra : era , sin
d u d a , el Sr. Ruelas u n o de lus oradores forenses y parlamentarios más notables que tenía Méjico.
A la caida del presidente Sr. Lerdo de T e j a d a , de cuyo G o bierno fué opositor enérgico, continuó en el Senado como representante del Estado de Zacatecas, y ejercii) des|iues el cargo de
director de la l^scuela de Jurisjjrudencia , y jior fin, fué llamado,
en b-nero de 1S79, á desempeñar la caftera de líelaciones Exteriores ; en este alto puesto se distinguió notablemente el señor
R u e l a s , é interpretando los deseos de la opinión pública ¡lara
q u e se reanudaran las relaciones diplomáticas con F'rancia , comenzó desde luego las negociaciones : el resultado de éstas h a
sido el tiombramiiinto de M. Boissy d'Anglas para representar á
Francia en Méjico, y el de O. Emilio Velasco para representar
á Méjico cerca del Gobierno francés.
Pero, desgraciadamente, el Sr. D. Miguel R u e l a s n o p u d o ver
el fin de su obra ; atacado hacia tiempo de grave enfermedad,
que más de una vez le obligó á separarse temporalmente del despacho de la Secretaría de Estado, que tenía á s u cargo, falleció en
23 de Setiembre último. Inteligente, modesto, revestido de altas
virtudes cívicas y cualidades "privadas muy recomendables, el
Sr. Ruelas era estimado de sus conciudadanos, y su muerte h a
dejado un vacio, digno por mil títulos de lamentarse, y ha causado muy justo dolor en todas las clases de la sociedad mejicana
DON IGNACIO
MARISCAL.
Sucesor de D. Miguel Ruelas en la Secretaria de Relaciones
Exteriores.—Es natural del Estado de Oaxaca ; hizo una carrera
brillante ; recibiiise de ahogado hacia 1852 , y entro al poco tiempo al campij de la política, siendo miembro del Congreso Consliiuyente de 185G, y firmando como tal la Constitución de 5 de
Febrero de 1857 , que todavía rige en la fíepública de Méjico.
'Puvo á su cargo la cartera de Justicia é Instrucción pública
durante el Gobierno del piesidenle .luarez, por los años de iS&S
y 6 9 , y á él se debe la provechosa ley de Instrucción pública vigente, oue tantos progresos ha operado en la j u v e n t u d mejicana;
fué enviado después, como ministro diplomático, A los Estadosfinidos , y en ei desenijieño de tan difícil y espinoso cargo, el señor Mariscal se hizo acreedor á la gratitud d e lodos los mejicanos, por el laclo, la habilidad y el pairiniismo con que se condujo
durante los ocho años que rcsidinen VVashington.
Restituido á su patria iMce t r e s . el Gobierno del jiresldenie
Diaz se apresuro A aprovecharse de las luces y excelentes dotes
de tan distinguido mejicano , nombrándole sucesivamente magistrado d e ! Tribunal Superior de Justicia del Distrito federal, director de la Escuela Wacional de j u r i s p r u d e n c i a , secretario d e
Justicia é Instrucción pública, y después del prematuro fallecimiento del Sr. Ruelas, ministro de Relaciones F-xleriores. F-1
pueblo mejicano acaba de iiomlirarle también , en los comicios
verificados ñllimamenle. Ministro de la Suprema Corte de j u s t i cia de la Nación.
F-l Sr. Mariscal, en todos los puestos públicos q u e h a desempeñado , deji'i recuerdos m u y gratos, por su laboriosidad, su inleligencia, su rectitud y su noble patriotismo : en virtud de autorización concedida por ei Congreso al Poder Ejecutivo, ha reform a d o , con el auxilio d e distinguidos abogados, el Código de
Procedimientos civiles; ha formado el q u e rige uctualmenle para
los procedimientos penales, y ha expedido una nueva ley d e
t )rganÍ;iacion de 'fribunales, introdiiciendo imporlanlísimas modilicaciones en la administración de Justicia y tamljien en la Instrucción pública.
Siendo y a secretario de Relaciones, ha tenido la satisfacción
de recibir al señor Ministro de Francia en Méjico, barón Hoissy
d'Anglas, y este importante y anhelado a c t o , presidido por el
primer magistrado de la República, general D. l'orfirio Diaz, se
verificó, el 29 de Novieml)re último, en el g r a n salun de E i n b i jadores del Palacio Nacional de Méjico.
—.
En el periodo ilel C a r n a v a l , cuando el hombre suele ponerse
la Careta del ridiculo, aparentando que se burla de sus propios
doloreay miserias, trasfórmanse en lugar d e baile publico hasta
las salas y los escenarios de loa teatros : diez había anoche en
M a d r i d , en ios cuales se paseaba del brazo la desenvuelta l'erpsicore con el bufo Momo, sin contar los salones aristocráticos ni
las modestas salas de las clases populares.
Pero hay notable diferencia entre unos y o t r o s : si en los de
Secort I '^'•'"" "^'^'"^'•'^ explicarse.
tercera fila, por ejemplo, se danza frenéticamente, al compás de
?P°yubu u^"•'^"^ árboles en forma de horquilla, sobre la cual se
murga des templada, en el del Teatro Real el baile es lo de menos,
'"ferior [ '''^•°"'-^l'"'^"i-e dos h"'íí'^5 troncos, cuya extremidad
como no sirva de pretexto para einhromarsí mutuamente l a , por
piedras' '^'^'""''*":"''i tierra, se cubría y sujetaba con enormes
lo g e n e r a l , distinguida concurrencia q u e á él asiste.
RUINAS DE SAN JUAN HE TÍUHHO, {Véase iapág, 130.)
íitaba fue'.'"'^ servian d e contrapeso; " t r o más pequeño tronco s e
N o otra cosa IUL querido señalar el conocido artista Sr, Estévan
Ifir^ry,. .,'^':'"eiite á la extremidad superior del primero, y nn
en el dibujo ile nuestro jirabado de las págs. 12S y 12CJ, (pie regarfji^ii,^*^'"''^'''""hú se agregaba luego, por el ' ' " " ' pi'dia UeI'arte ,),.. ^'j^*^ ti" ii'dio á la orilla opuesta, y asegurarle en la presenta una parte de la sala de baile del regio coliseo : brillante luz derrama esplendorosos fulfiorcs ; (escogida orquesta pue'ñON MARTIN I'KRiíEIKO,
-^'"esir ' • ' '*•"'' f'""'!'^'"" ^'l i''^^" '^ 1"^ expedicionarios,
bla los ámbitos de suaves é incilanies a r m o i i i a s ; alegre muchef'enies ^".'"""""•• iíi'í'hadd de la pág. 124 representa uno de esos
Hoy,
que
CTitre
nuestros
grabados figura el destinado á recordumbre divaga sobre la mullida alfombra en apiñados grupos,
dar la fundr.cion de la Sociedad Españela de Salvamento de Náufra'"Ha r)'i=-'^'^i"^' ^''^^'^"•'^'J sobre un riacluielo impetuoso : la co,://,j.t con caprichosas disfraces ( a u n q u e en la temporada actual
j;os¡ con '.anto aplauso recibida, como un adelanto más en la se^ • 1 e s i n n "'"'^'"'^ •''"^'"1"'*^'P''''"^r" l"s indios, con la carga
predominan los pañolones de chula y los dóminos), y dios e n
n e pro'^j-esiva de los que va alcanzando nuestra nación, justo es
'^'"s de tal o ^ ' ^ '^''^ firme, como que están habituados ;l ejercicorrecto traje de etiqueta, y se dirigen bromas cultas, frases in•^^e Consignemos, y a q u e la modestia lo calla en el artículo cor^'^^•'ndo IP*^ '^^' y "después los dos europeos, ñ horcajadas, atrageniosas, discretos galanteos.
res^Kindiente, que á D. Martin Ferreiro (cuyo es el retrato d e
^••Iccion " ' " " " ^ " l e e l rio por encima de aquella extraña consT a l suele ser un baile de máscaras en el Teatro R e a l : tin pa1'^ pág. 136), teniente de navio de primera clase honorario,
seo
por
la
ancha
s
a
l
a
,
que
contemplan
desde
ios
palcos
las
peri n s t r u c t o r de cartas en la Dirección de Hidrografía y secretario
f'^narios ^V P^^'^'^'^as se cebaron, sin embargo, en los expedisonas
retraídas,
amenizado
con
detenida
visita
al
restaurunt.
/ d e la Sociedad Geográfica, se debe en primer término la existenUe^ij j^j • _''espiieB de un mes de penosas marchas, ¡\1, AViener
cia de esta institución benéfica, que protege á los navegantes
P?''dido i r ' ? ' ^ " ' ' ' ' ' '^''^ Najín con 22 ¡lombres enfermos, baliiciido
de todas las naciones, y que, por ocuparse de la vida, es primera
piragua
,f^ ^^ '^'«-iminii;
'^•'•'Tiiuii;enniarcuse
endiarcnse aallí
« •
•^
"KUas il
111 con
con su
su gente
geuLe en
en largas
laigas
entre todas las humanitarias. Desde el año de i8(J6 venia iralia'''^ Santa if ^"'^^^^ truncos de árboles, y ' p a s ó iior los ¡iiieblos
MINISTROS DE ESTADO MEJIfANOS
jando el Sr. r"erre¡ro en pro de su idea, con la fe y la constangrandes |,,Y^*^'.''' ^ " " " y Stipcipunto, descendiendo luego en
ijiic linii ucRiiriiuln tiresi^diltcimicnliii\v las ndaciotiLB iliploinálitas
cia d e u n misiimero, ilustrando la opinión, publicando frecuen'^'i'azoi,; ' . ''^ !';'sl:i !•' fi^idlueiicia d e aq'iiél d i n el caiiilaKiso
tes excitaciones y hacienilo oir su voz siempre que los siniestros
un l*'ralida.
Ji^scu „' ' ^ " Y " ' . por último, un hierte clioque contra un pemaritimos, saliendo de la esfera común, digámoslo a s i , como
•^ les i,„r P"^*^ ^e»er fatales consecuencias , y una sublevación
I ,a nación mejicanft lia entrado resueltamente en un perioiin
sucedió con el de la galerna del Cantábrico, lierian la imaginación
íil O de n 'l'i*''^ acompañaban.
d e . _)rogreso, y el cuadro de sus conquistas de lodo género eii ^\
y el sentimiento. A él se debe la estadística y la Carla de naufray 1"VD la h'-f''^. "tifió, en bn, á Tara, en la costa del Atlántico,
orden moral y en el material, alcanzadas en corto númeroyde
gios en las costas de la P e n í n s u l a , y la aparición del mejor libro
a ñ o s , demuestra con perfecta evidencia q u e aquel noble p a í ^ ii^ ilustrado que en castellano se ha escrito acerca de esta materia.
,^^ia recil? I i "^'"^ ""'"^ '^^^ cumplida cima al encargo oficial q u e
^'1° ^^píi P
Gobierno de su patria, demostrando que el renacido á vida n u e v a , á la vida de los pueblos cultos y diA[,os,
Al fin, tras no ]iocos trabajos y preocupaciones, y con el apoyo
liajo la acertada gobernación de los últimos jefes del i'lsl:'¿\]|,^ y
?'*"ieiiiuo
"•'•^'^íí^ble, y que otras exploraciones, con mav^res
ilecidido y entusiasta del respetable almirante Sr. Marqués d e
especi.límenle
del
iludiré
general
l'.irlirio
Diaz
:
la
instrr¡^.(;¡on
lí'^" c u i n m ' • ' ' " • " establecer !a evidencia ile ipic es posilMe la
Rulialcaba, ha visto reali/ailo c! laudable pcnsa rúenlo q u e se
que es enieraiiienie g r a i i i i i a . s e difuiule y propaga cntre¿ loilas
juzga en la proposición vjtada nnánimemenie en la J u n t a inaugu'"''>• ÍÍlvia-V'''!'''r,
las ciases de la sociedad ; la agricultura, la industria y el!,-(jnierral
de 19 üe ¡)icienibre de iíi8o, q n e decia :
los ]iaises del l'.cnador cun el Imjierindel
cio, esos ires nervios vitales de las naciones modernas, pr/J,Liperan
'iije de Wiener ha durado cuatro meses y medio.
maravillosamente; obras de utilidad pública son ejecut:Li;,s con
« Pido á la Junta se sirva nombrar primer socio de mérito al
actividad laudalile, como el desagüe del valle de M é j L a y el modesto y humanitario 1>. Martin F'erreiro, iniciador y fundador
H
CUKRRA DEL PACÍFICO,
camino de S a » Luis á Tampico ; la red telegráhca const;tj j g niás
d e la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos, v á cuj'o impntrio y l,,-,hl:i (k- Arica, al verificarse t'l crniKirquc di- h Icnxrn
de trece mil küimielrus , y la red de ferro-carriles, que cínlaza ya
pulso nos vemos reunidos aquí para constituir definitivamente
i-\I>Lilii:;,iii cllilfllM.
las principales ciudades, se aument;irá bien pronto t,jj„ ,jtra3
En el
su grande obra de caridad y lilantrojiia.»
grandes lineas, cuya construcción h a sido concedida ,j-ecienteum. IV de L A ILU.STKAC!ÜN del año actual dimos un
E, MARTÍNEZ DE VELASCO.
AMERICA
GUERRA
D E L S U D . — E I . \ICE-CÓNSUL WIENER Y SU COMITIVA PASANDO EL RIO ÑAPO, EN SU VIAJE DE EXPLORArioN DE QUITO A PAHÁ.
D E L P A C I F I C O . — V I S T A PANORÁMICA DE LA BAHÍA Y PUERTO DE ARICA, AL EMBARCARSE LA TERCERA EXPEDICIÓN CHILENA, EL 15 DE DICIEMBRE.
(De foiegrafia directa remitida tor los Sres. Ricbter, Iriberryy Comá.^).
SALVAMENTO DE NÁUFRAGOS.
(COMroSU'IüX
AI. K G Ó l i l C A ,
P O lí
J.
lí I U O A V E T S. )
LA I L U S T R A C I Ó N
12G
REVISTA AMERICANA.
)UANTO más á fondo estudiamos la guerra
última de América, menos comprendemos el bien que puede resultar al continente americano de su indiferencia en
"^ cuestión de tanta importancia, y de su
--^i falta de iniciativa para influir á favor de
' N ' una paz duradera. Si quisiéramos envanecernos con el vigor de la raza española en el
mundo, y su desprecio á la muerte, motivos
encontraríamos para ello en esta lucha de gigantes. Necesitase ascender á los tiempos antiguos,
evocar los recuerdos de Sagunto y de Numancia, traer
ñ. la memoria aquellos combates en que entraban pueblos enteros, para encontrar algo comparable á los
holocaustos por unos y por otros ofrecidos á su honor
en esta guerra espantosa. La toma del Callao, los
encuentros del Chorrillo, la rendición de Lima, tal
como la describen los telegramas divulgados por la
prensa, revelan una fuerza de empuje y de resistencia superior á cuanto puede imaginarse, y un culto
al sacrificio propio de una raza de héroes y de mártires, segura, por esta su pujanza, de no caer jamas
en 'los decaimientos naturales á las razas débiles y
egoístas.
Pero ningún anuncio de paz sucede á estos anuncios de victoria. La fuerza opuesta en tan alto grado
á la invasión viene á probar que los vencedores podrán regir el espacio materialmente dominado por
sus huestes, y podrán dominar las poblaciones vencidas por su esfuerzo; pero no podrán, no, sojuzgar
á un pueblo roto por el destino y de ninguna suerte
sometido y resignado á su desgracia. Los vencedores
sólo tendrán la tierra que pisen con sus plantas. Los
vencidos, dignos de su prosapia y de su historia,
volverán á repetir el célebre JIO importa de nuestros
padres, y volverán á luchar con el coraje que presta
siempre á los ánimos valerosos la desgracia. Y una
larga ocupación, y una guerra larga, y una enemiga
secular entre pueblos limítrofes y hermanos, cederá
al cabo en desdoro de vencedores y vencidos. Las
repúblicas no son, ni pueden ser, grandes instituciones de combate, como son, y pueden ser, grandes
instituciones de progreso. La Grecia antigua tenía
muchas colonias mercantiles y pocas colonias militares. Sus naves llevaban productos, y no armas. E n
la resistencia al invasor engendraban héroes como
Temístocles y Leónidas y hacían hazañas como las
hazañas de Salamina y las Termopilas. Mas_, en
cuanto los helenos trataron de grandes conquistas
sobre Asia, tuvieron que organizarse en Imperio militar tan formidable como el Imperio de Alejandro.
Si las Repúblicas de América entran en período de
guerra y de conquista, tendrán que concluir por períodos de dictaduras incesantes, y quizás en monarquías militares. Cuádrales, sin duda, por fuertes y
valerosas que sean, y lo son mucho, como todas las
democracias, el ejercicio de la libertad, el cultivo de
la instrucción, el bifin que traen los esfuerzos del
trabajo, las riquezas que aportan las pacíficas competencias del comercio, pues la guerra, con todas
sus o-lorias, al fin y al cabo, engendra el despotismo,
conliodos sus horrores.
Por esta causa nos apenan las noticias belicosas
llegadas últimamente déla Confederación argentina.
Tal persuasión tenemos de la necesidad de paz en el
continente americano, que, al empeñarse la guerra
del Paraguay años atrás, la reprobamos con todas
nuestras fuerzas, y predijimos que, á pesar de la transitoria alianza de entonces, concluiría por traer graves dificultades y por suscitar grandes rencores entre
los dominios del Brasil y las repúblicas del Plata. Si
hemos de creer á los periódicos europeos, comienza
en Buenos-Aires un movimiento de hostilidad al
imperio vecino, que puede concluir por una declarada y tremenda guerra. Nosotros hemos creido siempre que la existencia de un imperio en el continente
americano amenazaba la seguridad de sus repúblicas • nosotros hemos creido más: que la influencia política del Brasil sembrarla gérmenes de discordia en
pueblos cuyas instituciones republicanas sobrepujan
tanto á las instituciones imperiales. Si á esto se añade
que el Imperio del Brasil, encerrado en la zona tórrida necesita de los hermosos climas de la zona templada; y amenazado siempre por las ideas republicanas de las gentes de Rio Grande, no bien sometidas á
su autoridad, necesita oponerse á la propaganda de la
república; si se añade á tantas otras dificultades y embarazos esta dificultad política, veráse bien claramente que hay motivos sobrados para continuos recelos.
Pero si nosotros osáramos aconsejar á pueblos tan
distantes, cuya política no podemos conocer por el
análisis diario, disuadiríamos de toda inchnacion
guerrera y de todo guerrero alarde á nuestros hermanos del Plata. Hay que tener fe ciega en la virtud
superior y en la ventaja infinita que las instituciones
oroeresivas llevan y sacan alas instituciones reaccionarias. Así como el estudio de la Naturaleza muestra los organismos superiores venciendo a los orga-
ESPAÑOLA
Y
AMEEICANA.
N." VIII
nismos inferiores, el estudio de la sociedad muestra tarse, con esta victoria electoral, de sus terribles derlas instituciones democráticas, sobrepujando, tarde rotas militares. Pero las elecciones que últimamente
ó temprano, á las instituciones imperiales. Las de- se han verificado, y la próxima presencia en la Casa
mocracias de América no han menester, para triun- Blanca del elegido últimamente, que personifica una
far de los imperiales, empeñarse en guerras de con- victoria incontestable de los Estados progresivos sobre los antiguos Estados negreros, devuelve su paz á
quista.
Enfrente de una sociedad que tiene un emperador la República y le deja largo espacio para sus múltien su cima, y en sus fundamentos la esclavitud, sólo ples y colosales desarrollos.
han menester oponerles el espectáculo de una liberLa política de los Estados-Unidos debe fundarse
tad ordenada, de un Gobierno respetado, de un tra- con tenacidad, si ha de resultar fecunda para toda .
bajo seguro, de un progreso pacífico, de todas las la civilización y toda la cultura humanas, en las apventajas que tienen y que pueden mostrar á cada titudes propias de un gran pueblo de trabajadores
paso la democracia y la república. Los que han sa- libres y republicanos. A la triste oligarquía negrera,
bido libertarse de antiguas tiranías, como la tiranía que ha tiranizado por tanto tiempo y con tantos rede Rosas; los que han acertado á vencer aquellos cursos á la ilustre confederación, cuadrábanle por
caudillos srmi-feudales que, parapetados en la in- cierto las guerras y las conquistas en su natural comensidad de las Pampas, y guarecidos tras sus nó- dicia de aumentos territoriales, donde pudieran armadas gauchos, desconocían ó quebrantaban la uni- raigar el siervo y la servidumbre, negras bases de su
dad de la patria; los que han sabido asegurar en poder abominable. Pero á los que mantienen la
tierras coloniales el predominio de definitivas demo- igualdad natural de los hombres; á los que combacracias ; bien podrán, con el espectáculo de una sabia ten las supersticiones antiguas contra las razas de
política interior y el contagio de sus ideales progresi- color; á los que, en día gloriosísimo, arriesgaron la.
vos, vencer y sojuzgar un Imperio, el cual lleva den- patria de Washington por la libertad del negro; no
tro de si mismo sobrados gérmenes de desorganización corresponde, no, esa política de conquistas, de guery de ruina. Casualmente, mientras en las Repúblicas ras, sólo saludable á los oligarcas no conformados
del Plata no hay quien acaricie la idea de fundar un aún con su merecido vencimiento. Así condenamos,
Imperio, ¡ah! en el Imperio del Brasil hay muchos los que de veras queremos la prosperidad de los Esciudadanos que acarician la idea de fundar una Re- dos-Unidos, esa tendencia invencible de sus autoripública. Las competencias pacificas de la libertad dades y de sus huestes á penetrar en el territorio de
podrán mucho más en favor de esta idea que todos Méjico y á captarse la isla de Cuba, eterna é insepalos alardes sangrientos de una guerra.
rable parte de la gran nación cuyo genio reveló al
mundo la ignorada existencia de América. No obsFelices los pueblos que no han menester de la tante la diferencia de su suerte, la política de la Reguerra en su política exterior, ni en su política inte- pública sajona debe ser en el fondo idéntica con la
rior de la revolución. Ahí tenéis dos grandes nacio- política de las Repúblicas latinas , es decir, debe'ser
nes, fundada la una sobre la fuerza dü las armas, y una política de trabajo, de libertad y de paz.
fundada la otra sobre la fuerza del trabajo : el Imperio ruso y la República anglo-sajona. Durante meAsí, no comprendemos los obstáculos opuestos por
dio siglo, los reaccionarios de Europa creyeron que la gran República y sus estadistas principales al magel Imperio ruso estaba destinado á conquistar el no proyecto de la apertura del istmo de Panamá,
mundo occidental y á suprimir la Europa moderna, concebida y preparada por el Hércules que ha roto
mientras la República americana estaba destinada, ya en el Viejo Mundo el istmo de Suez, y que se
por lo contrario, á quebrarse en mil fragmentos y á apercibe en el Nuevo Mundo á obra de mayor trasperderse en la confusión y en el caos. Nadie ha po- cendencia todavía para la civilización universal y
dido olvidar en Europa los anuncios apocalípticos especialmente para la civilización americana. Esa
de Donoso Cortés, profetizando la destrucción del estrecha lengua que une los dos hemisferios del nueOccidente por las irrupciones y por las conquistas vo continente, cuando se rompa, facilitará las relaeslavas. La superstición se arraigó de tan profunda ciones de los Estados-Unidos con las costas de China,
manera, que un publicista del claro ingenio y del ter- aumentará su constante navegación á sus propias
so estilo, por todos reconocidos en el fundador de la posesiones de California, y trasformará el comercio
antigua Esperanza, escribió un memorial á Nicolás de las Indias occidentales con las Indias orientales,
de Rusia,- pidiéndole que viniese á poner las dinas- en tales términos, que parecerá otro planeta distmto
tías de la legitimidad en los tronos de España y del que es hoy nuestra hermosa tierra. Los que suFrancia. Para todos los reaccionarios, y aun para bieron al cielo y le arrancaron el rayo ; los que desmuchos conservadores, el Imperio ruso, por la fuer- cendieron al fondo del Océano y sobre sus abismos
za de su complexión militar, estaba destinado á la colgaron el cable que lleva en chispas eléctricas la
dominación europea, mientras la República ameri- palabra del hombre de uno á otro m u n d o ; los que
cana, por la debilidad de su complexión agraria y usaron el vapor en nuestro siglo antes que ningún
mercantil, estaba destinada en el mundo moderno á otro pueblo; los grandes revela lores del universo,
una catástrofe tan grande como la catástrofe de la los hijos predilectos de la Naturaleza, los dieses maRepública cartaginesa en el antiguo mundo. Y ved yores de la libertad, no pueden oponer obstáculos
ahora puesto á prueba el valor de uno y otro pue- pueriles a l a grandiosa empresa, que acorta las distanblo, la fuerza de unas y otras instituciones. Mientras cías entre los continentes, que acelera la circulación
el Imperio ruso, detenido en sus empresas de Orien- de la vida, que auna y confunde las razas, que hermote por el veto de Europa, cancerado en su vida inte- sea el globo hasta convertirlo en un templo digno del
rior por el virus nihilista, puede sostenerse de pié Eterno, el cual no puede tener, en ninguna de las
sobre una tierra de continuo agitada por los estre- esferas diseminadas por la inmensidad sacerdocio sumecimientos revolucionarios, y la grandeza de su perior al sacerdocio del hombre emancipado, ni de
territorio sólo sirve para triste agravación de su in- su universo intérprete superior á la razón humana,
curable debilidad; la República americana, libre de que le auxilia en su creación, extendiendo las fuerlos males que la esclavitud le traia, firmísimamente zas del trabajo. No deben olvidar los Estados-Uniasentada sobre el derecho igual de todos sus ciuda- dos la triste rota de la política egoísta de los ingledanos, sin más ocupación que el trabajo, sin más ses en el asunto de la apertura del istmo de Suez,
competencia que el comercio, extiende su poder mer- no deben olvidarla, porque encierra grandes y escantil sobre todo el planeta, y alcanza con sus fábri- carmentadoras enseñanzas. Aquellos mismos que tancas y con sus máquinas, con sus ejércitos de trabaja- tas resistencias opusieran á la grande obra destinada
dores pacíficos y con sus empresas industriales, con- á unir el mar Mediterráneo y el mar Rojo, tomaron
quistas mayores que las alcanzadas por todos los luego á gloria el alzarse con todas sus acciones y el
imperios militares del mundo con sus preteríanos y hacerse dueños del combatido Canal que ha acercado
con sus armas.
tanto el Asia á nuestra Europa.
Hace poco tiempo aun parecían probables nuevas
crisis de tan grande República, por el temor á una
victoria electoral del Sur sobre el Norte, que pudiera traer gérmenes de división y suscitar reacciones
esclavistas. La presencia del debelador de Richmond
en el Capitolio de Washington aquietaba estos temores, é influía en la sumisión, más ó menos forzada, de los Estados del Sur á los Estados del Norte.
Pero la presidencia de Grant, prolongada, como la
presidencia de Lincoln, por una reelección, se concluía, y precisaba pensar en la sustitución del influjo
de un hombre superior por la fuerza natural de las
instituciones democráticas. Gente hubo que designó
una tercera presidencia, contraría de todo en todo á
las tradiciones americanas, como el único seguro de
la Union ; y aun varios extravagantes lanzaron, allá
en el sereno cíelo donde luce la sublime constelación
de las estrellas americanas, la sombra de un imperio.
Las elecciones del Presidente, cuyo mandato va bien
pronto á terminar, aumentaron los recelos, porque
el Sur estuvo á punto de vencer al Norte y desqui-
Comprendemos que se discuta técnicamente sí es
preferible al trazado concebido por Lesseps el trazado de Nicaragua, que autoridades competentes consideran de mayor facilidad y de menor coste. N o s e
puede ocultar á cuantos conozcan el istmo las dificultades inmensas que la obra tiene, expuestas ya
en 1S28 por el ingeniero inglés á quien Bolívar encargó el estudio de este gran proyecto, y confirmadas luego por ingenieros franceses y americanos en
memorias dirigidas á sus respectivos gobiernos. Un
canal que exige la profundidad de ocho metros, la
anchura de veintiséis ó veintisiete, las grandiosas
esclusas en armonía con estas proporciones; la desviación de rios caudalosos, cuyas crecidas podrían de
continuo amenazarlo, aparece verdaderamente como una de las mayores obras ideadas y emprendidas
en sus esfuerzos constantes por la actividad del hombre. Mas, ya que la materia, de suyo inerte y resistente, ofrece tantos obstáculos tangibles, np hay
que traer obstáculos morales con escrúpulos infundados, con temores y recelos increíbles, con preten-
N.° VJII
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
siones d e p r e d o m i n i o político y social; q u e t o d o eso
n a de caer al golpe del m a r t i l l o c u a n d o caigan y
c e d a n las ciegas resistencias, c o m o caen y m u e r e n
las supersticiones anejas c u a n d o se d e r r u m b a n y desnacen los viejos y gastados ídolos.
EMILIO
CASTELAU.
LA CUESTIÓN DE IRLANDA.
• Q ^ r ^ Í A ^ 1 bien el carácter distintivo de tun ^rnve
/'•'^'<^lteifc^' cuestinn es snci;il, y no político, según ni;if\J iS^^v^ í¿ nifiestan sus defensores, ios cuales, á creer
Y ' ¿ ^ ¿ 1 / V ^ Cuanto dicen, aspiran Linicamenlc á reforTÍQ^Í^^^
uiar las condicinnes de la propiedad agraria
\;i¿fy-,
en Irlanda, lo cierto es que los naturales de
| > ^ ^ " ^ ^ esta comarca aspiran de un modo poco encufpá:
Cierto ;i conseguir una declaración de indepenX ^ dencia política, y que sólo como mecüo para causar
QJ: al Gobierno inglés dilicullades y entorpecimientos
que le hagan más penosa de día en día la tarea de regir á aquellos insulares ; como manera d e q u e la división
existente respecto de Inglaterra se baga más lionda , es
por lo que la cuestión b.i tomado el aspecto que todos vemos, por lo que se ha tendido á aumentar el odio, ya reinante, entre los arrendadores v los dueños de tierras , excitando poderosamente el interés más ó menos egoísta de
los primeros, importa sin embargo, no dejar por eso reducido á segundo término el carácter social de la cuestión.
Son tan intimas las relaciones que guarda C(m ciertas tendencias bastante seguidas hoy en Estados de mucha representación en Kuropa; son tan trascendentales las consecuencias que pueden tener en un ]iorvcnir, acaso no
muy remoto, las ideas en virtud de las cuales esc movimiento social se verifica, que probablemente lo que hoy
se nos ofrece como un detallo, no más, tie la cuestión, se
convertirá, antes de mucho, en el carácter principal v predominante de ella.
Por más que otra cosa se diga en contrario, la verdad
es que entre los ingleses y los irlandeses no e.xisten tantas
dilerencias de raza, esas que se quieren presentar como una
de las causas que tan separados los tienen y que tanto han
contribuido á producir el actual y violento estado de cosas.
I^n la raza in^desa, si cabe llamiirla asi, hay mucha sangre
céltica, así como hay mucha sangre sajona en la raza irlandesa. Por otra parte, no se crea , en vista de lo que hoy sucede, que las condiciones de la propiedad agraria en Irlanda
lian sido más favorables en otras épocas. Lejos de eso, y
dejando para después algunas breves explicaciones que
pensamos dar con respecto á algunos periodos históricos
de Irlanda, se ha visto siempre que los naturales de la
verde Erin no han manifestado mucha inclinación á emplear sus capitales v su trabajo en el fomento de la propiedad agrícola, mientras que se les ha visto siempre lanzarse muj- decididamente por el camino de la industria y del
comercio, para los cuales han mostrado v muestran mucha inteligencia y mucha aptitud : esto, tratándose de un
país que dispone de terreno muy fértil, indica que los ir-iandeses no se han encontrado nunca en buenas condiciones para aprovecharse de las ventajas de aquel suelo para
poner trabajo y capital en él.
Cuando Enrique li (1172) se apoderó de Irlanda tan
¡acilmente como la Historia nos dice .esta coni]UÍsta fué
un beneficio para aquel país. Se hallaba dividido en muchas tribus, y sobre ellas prevalecian cinco reyes, todos independientes, que sólo se aunaban en esfuer/.i>s y dirección llegando al caso de guerra. Número tan excesivo de
soberanías, tv.Tlándose de una región de tan corto territorio, daba lugar á muchas escisiones entre los magnates;
escisiones de las que se resentían por todo e.xlremo ¡os
pobladores, pues la confusión, el ilesórden y los atropellos
eran grandes; y como si esto fuera poco, aun existían,
dentro del régimen feudal, ciertas costumbres, ciertas instituciones para el gobierno de aquellas tribus y familias,
'ine aumentaban el desasosiego y la intranquilidad. Por
estas razones, Irlanda, sin embargo de llevar una ventaja
reconocida en civilización y cultura á Inglaterra, sobre
todo cuando los primeros tiempos del Evangelio en la isla,
'ue tan grande su retroceso por aquel camino, que llegó á
punerse en estado casi de barbarie y á encontrarse tan dcsoi"ganizada, que no pudo resistir el leve esfuerzo desplegado por Inglaterra, nación ya muy coherente y unida, para
conquistarla. Los obispos irlandeses acogieron á Enrique II
con los brazos abiertos. La predicación del cristianismo
labia dado excelentes frutos en aquel país ; pero andan"o el tiempo, en vez de guardar los habitantes el respeto
'¡uc Se guardaba en lo restante de Europa á la Iglesia, fue•"un contra ella, apoderándose de sus bienes ; de aquí (¡ue
s obispos, presididos por el Legado pontilicio, reconocie•'n desde luego la soberanía de Enrique 11 : asi logró Ir•nda Una estabilidad y una normalidad de situación desnocidas hasta entonces. La conquista no fué verdaderaente disputada, y este hecho conduce á reprobar con
el'-it ^"^'"S'-t la conducta que posteríonnentc observó InUS reyes la gobernaban directamente, como que era su
(, "^ P'''^pÍQ. Siguiendo éstos, de conformidad con las cir(.y^.'í'^cias especiales del país v las de la época, los planes
f ] p , ' p ^ ' ' o n y desarrollaron tan hábilmente los monarcas
de
' f-dad Media, dieron origen á esa vigorosa é importantisi'ma clase de propietarios territoriales, que ha sido,
/lun ^"
en '""cha
mucha parte, el orgullo de Inglaterra,
Inglatt
creto^d"
el seI
. "^ ^" poder ; pero con respecto á Irlanda, no sucedió
rant^^^""^ • estuvo muy olvidada y muy desatendida, du^ "'"chos siglos, á causa de la intervención tan activa
con
"'^''"" ^"s reyes en la política europea, y sufrió,
p . "í."^'"'^ consiguiente, las amargas consecuencias que
j ^ '^tal sistema debia traer consigo,
reli'" ',"^"^1^" ^^ Enrique VIII, y después de su reforma
nie i°^'''i' -^ irlandeses admitieron sin grandes inconvc"tes las instituciones políticas y judiciales de Inglaterra,
visto el magnifico resultado que habían producido en este
]iais. También en Irlanda se empezaron á notar sus buenos
electos en el desarrollo de la Agricultura, de la Industria
y del Comercio ; pero como el sentimiento católico de los
indígenas no aceptaba con gusto las trascendentales modificaciones que Se habian iniroducido en las creencias religiosas nacionales, Roma, España y Austria se aprovecharon diestramente (ie esta disposición del espíritu público
¡Jara suscitar dificultades á la política inglesa , y asi atizaron y ibmentaron cuanto les fué posible causa tan grave
de odio y de división : nada fué escatimado, ni envío de
tropas, ni de armas, ni de dinero.
Isabel I tuvo que dedicarse con todas sus fuerzas á combatir estos manejos, los cuales llegaron á tal p u n t o , que
ICspaña desembarcó una división de cuatro mil hombres,
al mando tiel Conde de T y r o n e , para favorecer el levantamiento insurreccional de la Isla ; y aunque el peligro fué
conjurado, la agitación no dejó de existir y aumentar en
tiempo de Jacobo I, quien, sin embargo de "no ser adverso
á la doctrina católica como su antecesora, se vio precisado
á confiscar los bienes de los revoltosos insulares, y á repartirlos entre sus cortesanos y los que habian seguido el partido inglés : Isabel I había excluido de todos los empleos á
los católicos de la comarca.
Los gravísimos sucesos que ocurrieron durante el reinado de Carlos I hallaron grande eco en Irlanda. Como es
sabido, Carlos I no podía disimular su inclinación al catolicismo. Habiendo proyectado valerse de los irlandeses
para sostener la guerra en que estaba comprometido con
los parlamentarios, entró en relaciones secretas con aquéllos, y como consecuencia de tales trabajos, se produjo una
espantosa sublevación en Irlanda (1641), que costó la vida
á cuarenta mil protestantes ingleses.
Después de hi ejecución de Ciarlos I Irlanda estaba dividida en cuatro partidos: los realistas protestantes, los
protestantes ingleses parlamentarios, los católicos indígenas, y los católicos escoceses; la confusión v el desorden
ni> podían ser mayores. Dueño ya ("roinwell de la suerte
de Inglaterra, emprendió la pacificación de Irlanda; pero
ti.vo que dejar el ;icabamient(j de esta enijiresa á sus tenientes Ireton y Ludli>\v, quienes la llevaron á término,
y de seguida constituyeron un tribunal para juzgar á los
católicos que habían escapado á los azares de la guerra. El
año 1653 fué verdaderamente terrible para Irlanda, porque
los ingleses se tomaron entonces á su sabor el desquite
de la matanza ocurrida en 1641. N o hubo atropello ni desmán que no se cometiera. Se hizo uso sin medida del hierro, del incendio y de toda clase de tormentos. Los católicos que habian sobrevivido fueron encerrados en los desiertos de Connaught, bajo pena de la vida contra el que
saliera de allí. Sus bienes sirvieron para recompensar largamente á los soldados de Cromwell y á los banqueros que
habian adelantado fondos al CVobierno parlamentario. Las
viudas y los'luiérfanos llevados á Inglaterra : el católico
que quiso permanecer en Irlanda tuvo que hacerse protestante por fuerza.
Carlos II, sin embargo de sus buenos deseos, no se atrevió á despojar de cuanto habian adquirido, á las hechuras
de O o m w e l i , ademas de que, procediendo con arreglo á
los intereses de Inglaterra, no quiso tampoco dar prepotencia al elemento católico sobre el protestante.
Jacobo I I , á pesar del espíritu eminentemente católico que le animaba, estuví) fallo de decisión para complacer
en sus reclamaciones á los irlandeses; y en cuanto á su
yerno y sucesor (iníllermo III, no se podía esperar que,
siendo protestante y habiendo sido colocado en el trono
de Inglaterra por la revolución que derribó á Jacobo II,
entre otras razones, por ser ultramontano, hiciera lo que
le pedían sus subditos irlandeses en la medida que deseaban.
Desde el reinado de Enrique VIII hasta el de Guillermo 111 nacieron en Irlanda otras causas de desafección, ó
más propiamente dicho, de odio contra su dominadora. En
primer lugar, el sentimiento religioso de la mayoría de la
¡loblacion había quedado altamente ofendido , y ya se sabe
que las creencias religiosas son una de las causas que más
poderosamente contribuyen á la unión ó á la desunión de
los hombres ; pero esto se referia tan sólo á los irlandeses
católicos : aparte de ellos se encontraban otros, que eran
también irlandeses por ser nacidos en el pais, pero que
procedían de raza inglesa, los cuales, por otros motivos no
menos fuertes que los que impulsaban á los católicos, aborrecían á Inglaterra : entre éstos merecen contarse los puritanos, ios realistas y los jacobitas, arruinados respectivamente por Isabel I, Croinwell y Guillermo 1!I. A los anteriores había que agregar los colonos ó arrendadores de
tierras que estaban padeciendo bajo el durísimo régimen
de los milililí-man, 6 administradores, de las grandes propiedades organizadas en Irlanda á consecuencia de las confiscaciones de bienes, y cuyos dueños rara vez se presentaban
á conocer y á ser conocidos de sus colonos, á oír sus quejas y á satisfacerlas en lo que tuvieran de justas : de este
modo el miiidlemaii cometía impunemente todo género de
abusos y vejámenes : el dueño no se cuidaba más que de
recibir sin menoscabo sus rentas. Por iillimo, hemos indicado c]ue los irlandeses admitieron, en tiempo de Enrique VIH, las instituciones ¡loÜiícas y judiciales de Inglaterra, y que la aplicación de ellas ])rodujo muy felices
resultados. La Agricultiu-a, la Industria y el Comercio empezaron á prosperar; pero como esto perjudicaba los intereses de Inglaterra, ios de esta nación, aprovechándose de
los acontecimientos políticos y religiosos que tuvieron lugar en las épocas posteriores á la de Enrique V I H , y que
ligeramente hemos referido, se gobernaron de modo que
destruyeron en su origen aquellos gérmenes de riqueza,
dejando á la gran mayoría de los irlandeses reducidos á
vivir de la agricultura, aunque en situación muy precaria,
ó á emigrar al Continente ó á las colonias anglo-americanas.
Puede verse, por lo tanto, en vista de la breve reseña
que acabamos de hacer, que si bien al principio de la conquista la dominación de Inglaterra sobre Irlanda pudo ser
muy beneficiosa, andando el tiempo los beneficios desapa-
127
recieron , y sólo quedó el régimen de conquista, eon todos
sus inconvenientes.
Desde mediados del último siglo se advierten j-a claras
muestras del método que adoptaron los irlandeses para
oponerse á la dominación de sus señores Convencidos de
que en la resistencia por medio de las armas, por medio
de ima lucha franca v al descubierto, no obtendrían buen
éxito, apelaron á las conspiraciones y á las violencias secretas para vengarse. Ya en 17Ó2 se vio aparecer á los whitchoys (mozos blancos), ó icgisliMiores lic ¡a mciiia noche , llevando á cabo represalias terribles contra sus opresores, á
fin, decian , de hacer justicia á los pobres, de restaurar los
bienes comunales y de corregir cuantas daños pudieran.
Los nombres que hemos citado vinieron de que los rebeldes acostumbraban á reunirse en medio de las sombras de
la noche para tomar sus acuerdos, y de que se ponían una
camisa blanca por encima de los vestidos para conocerse
en la oscuridad. El carácter distintivo de esta misteriosa
asociación estribaba en que la principal fuerza de ella la
constituían las gentes del campo, únicas, puede decirse,
que c.xistiim en Irlanda, y las que experimentaban todos
los males inherentes al régimen de prcfpicdad establecido
por la conquista. Dicha asociación no era transitoria y accidental , como otras que se han visto y se ven en Europa
entre las clases fabriles ó agrícolas, sino permanente, y de
ella formaba parte casi todo el país, ó bien para obrar, ó
bien para auxiliar. N o se proponían romper la unión con
Inglaterra : tendían á un íin social únicamente; pero por
instinto, y sín darse bien cuenta de ello, iban al quebrantamiento de los lazos que á la metrópoli los sujetaban. Esta
asociación no KC habia propuesto tampoco por objeto el
robo, como plan general y siguiendo el ejemplo de otras
análogas de Inglaterra y del resto de Europa : el robo era
en sus individuos una excepción : las venganz:is á ([ue se
entregaban descubrían verdaderamente que sus propósitos
eran tan sólo los de castigar á sus opresores, pero no los
de aprovecharse de los bienes de éstos : hecho tanto más
notable y digno de consideración, cuanto que ai v e r l a s
inmundas chozas en que vivían los labradores irlandeses y
sus familias, y la miseria tan espantosa á que estaban reducidos, habia razones para esperar que su conducta fuera
muy diferente. Excusado es decir que Inglaterra hizo cuanto pudo al efecto de destruir, por medio de la fuerza , tan temible asociación; pero como las causas primordiales de
ella no desaparecían, la asociación siguió, y siguió haciendo
muchos males en medio del secreto y de las tinieblas.
En el primer tercio del siglo actual, y sobre todo desde
1837 á 1832, los ingleses adoptaron el método de las reformas religiosas, administrativas ysocíales, para conjurar
aquella situación tan violenta; pero, sin embargo de ello,
los delitos que manifestaban una acción colectiva no disminuyeron del número que las estadísticas anteriores presentaban : prueba de que las reformas no habian llegado
al punto de hacer variar las condiciones del país, y por
eso el Gobierno inglés se vio precisado, en 1832, á publicar un liill de cünrian (suspensión de garantías) para refrenar ios progresos del n'liite-hoyism.
A esta misma época pertenece la agitación producida
por el famoso O'Connell en defensa de Irlanda; pero fué
más política que social. Pedia un Parlamento exclusivo
para aquel país, mas no se ocupó con el mismo calor de
jiedir las reformas sociales, que tan necesarias eran. Acaso
en esto se guió por la mayor prudencia, recatando el fin
último á que aspiraba, en orden á no chocar demasiado
con los intereses de Inglaterra ; pero lo cierto es q u e , si
bien produjo una agitación violentísima, los efectos útiles
de ella no fueron como Irlanda los esperaba, y los crímenes
colectivos no rebajaron en número.
Durante el año 1848, y correspondiendo á tas revoluciones que tenían lugar en el Continente, los irlandeses
quisieron hacer uso de tan buena ocasión para rescatar su
independencia en franca lucha; mas no lograron su objeto, así como tampoco posteriormente organizando la tan
renombrada conspiración feniana.
E n t r e tanto que ocurrian estos sucesos, el Gobierno inglés se decidió á atacar de frente la cuestión, y por eso se
publicó la x'iiliiiHiim llamada de Grijiih, según la que los
dueños de tierras en Irlanda no pueden pasar de ciertos limites en la exacción de rentas, y las cláusulas de lírigth,
en las cuales se autoriza al Gobierno inglés para hacer
préstamos á los colonos irlandeses que aspiren á comprar
las propiedades que tengan en arriendo, ya se preste ó
no el propietario á venderlas. Pero nada de esto ha sido
bastante para poner fin al malestar de Irlanda, y bien lo
dicen los acontecimientos que estamos presenciando.
Para terminar estos desaliñados renglones, haremos mención de que uno de los medios que se proponen hoy dia
para resolver la dificultad irlandesa consiste en reproducir la cláusula de Brigth, pero ampliándola de un modo
notable. Este recurso, este procedimiento, tratándose de
un pueblo como el inglés, donde el principio de autoridad
se halla tan respetado; donde la propiedad merece tantas
consideraciones y tanta protección; donde la marcha de
las cosas publicases tan regular y in-denada, requiere un
estudio detenido, no sólo por lo que á el se refiere, sino por
la relación q u e , en nuestro concepto, guarda con lo que
ocurre en otros países tan importantes como Inglaterra.
De Alemania, v por conducto de los llamados más ó menos propiamente los socinüstits de aiía/rn, nos están viniendo enseñanzas que son como justificaciones de ideas sociales que no siempre han corrido con buena fortuna por el
mundo. El ilustre Principe de Bismarck ha creado, dando
vida práctica á esas ideas, un Consejo económico para remediar con exacto conocimiento de causa, y mediante el
dictamen de personas competentes, muchas de las penalidades que afectan á la clase obrera. Por !o que se advierte,
asi como en los siglos medios la Iglesia resolvía las cuestiones sociales valiéndose de la caridad, apelando á este
sublime y generoso sentimiento, los Estados modernos
quieren dar fin aellas por sí mismos; mas no reduciéndose
á emplear los recursos de aquella virtud, á los que consideran como puramente voluntarios y eventuales, sino
planteando otras medidas de carácter permanente, e.xigicn-
EL CARNAVAL EN M A D R I D .
LA SALA DEL TEATRO REAL EN UNA NOCHE DE BAILE DE MÁSCARAS.
(COMPOSICIÓN V DIBL'J^ DE D. E. ESTÉVAN.)
130
LA
ILUSTRACIÓN
ESPAÑOLA
Y
AMERICANA.
N.° V I H
— N o te mueras, Angelina : yo no quiero que te
do con toda la autoridad y la Tuerza que a un Estado asis- cándose donde estaban las monjas y procurando esmueras.
te los elementos necesarios para cumplir los propósitos cudriñar lo que dentro sucedía.
que al Gobierno auinian; unos ya indicados, y otros que se
Angelina abrió sus grandes ojos, y al ver el desor- ^ S o r Angelina, que se ha puesto m a l a ^ c o n t e s indicarán. No sabemos todavía io que determinará Ingla- tó la Abadesa.
den de su traje, los volvió hacia Antonio, que seguía
terra en cuanto al modo de acabar con la cuestión de IrEn aquel momento oyéronse sollozos comprimi- con mirada anhelante aquella especie ele resurreclanda ; pero es positivo qtie varios de los planes que se pro- dos, y estalló dentro del coro el ruido de una histé- ción.
ponen para resolverla revisten lornias m a renda mente so—Antonio
¿es verdad que me quieres?
No
cialistas, y eso que mucbas de las personas que á estudiar rica carcajada.
me engañes
dímelo muchas veces
¿Cómo me
Todos se miraron asustados.
el asunto se han consagrado no pertenecen á clases de
quienes pudiera sospecharse que se lanzaran á enunciar
— ¡Mi hija
hija mia! — gritaba D.^ Rosa.
quieres? ¿como yo á tí?
Tú no sabes lo que he
reformas de tanta importancia; bien que el mismo mister
— Es un ataque de nervios—murmuraba la voz llorado
Ya no quedan lágrimas en mis ojos
Giadstone, antes de ponerse al frente del Ministerio, habia gangosa de una profesa.
pero ahora soy feliz.
ya manifestado su conformidad con las cláusulas de Brigth;
Pero-en el fondo del coro, una novicia dijo :
Y le rodeó el cuello con los brazos.
cláusulas que ¿1 contribuyo á establecer. En Inglaterra
— ¡ Que se muere! ¡ Un médico
un médico!
— i Angelina, que pueden venir
vuelve en tí!
empieza á presentarse también la cuestión agraria de un
—Antonio es médico—añadió D.^ Rosa.
Pero Angelina seguía delirando.
modo muy parecido al de Irlanda, y esto, de seguro, hará
—Vén , celestial pastor, á guiarme ; vén , fin único
que el tíobierno y el Parlamento adopten una resolución
Y se armó con tal motivo una espantosa confusión.
que pueda referirse con ligeras variantes á las dos rePero si me confundo
Dada la gravedad del caso, concedió permiso la de todas mis aspiraciones
giones.
Abadesa para que penetrara en el convento la fami- pensando quién soy yo y quién eres tú. Yo, la nada
lia, acompañada de Antonio, como médico, y dio t ú , el todo; yo, la miseria; tú, la perfección. ¡Cuan
Luis BARTHE.
orden de que fuese trasportada á su celda la desva- grande es mi gratitud por haberte dignado visitar á
necida novicia.
tan pobre criatura! Demasiado poco es un corazón
Al ver aquellas cuatro blancas y desnudas paredes para quererte
poco una lengua para ensalzarte. Ya
LAS DOS BODAS.
de la celda de sor Angelina, sin más adorno que una desde hoy no quiero vivir en mí, sino que tú vivas
estampa del Ángel de la Guarda, ni más lecho que en mi corazón. TL'I eres mío, y yo quiero ser, para
(Conclusión.)
una miserable tarima, donde estaba aquélla acosta- siempre, toda tuya
Yo te esperaba, como un enVIL
da, D.^ Rosa se echó á llorar.
fermo al médico
como una esposa á su esposo
Antonio se fijó en la estampita, colgada á la cabe- como un esclavo á su libertador
Haz que tu luz
'^•^^^í^^^^^íC-^ E fijó para un año después la boda de cera de la tarima; se la había él dado á Angelina.
me dé á conocer cómo debes ser amado. DespréndeS ^ t ^ ^ - S Antonio con Berta.
— N o vuelve—exclamó una de las monjas, dándo- me de todos los afectos terrestres, y lígame para
lí^
Ésta, acompaiiada de D." Rosa, fué, la á oler vinagre.
siempre á tu amor, para que desde hoy no quiera mi
/y^' pasado el año, á comunicárselo á AnSéllame los la— A i r e , necesita aire—contestó Antonio, pulsan- voluntad, sino lo que quieras tú
¿W gelina. Antonio, sin saber por qué, no
do con una mano á la enferma y arrancándola con bios, con los que he pronunciado tu nombre, para
^ _ ^ - , se atrevió á ir. La novicia cscucbó la nuela otra la blanca toca. Ademas, que vayan por agua que jamas salga de ellos otra palabra. Ciérrame los
í ^ 5 l ^ va con aire impasible. Después de un buen
de azahar a l a botica. Usted, D.^Rosa, ayúdeme á ojos con que te he visto
Yo no quiero vivir, ni
(:j-i'')''rato, exclamó:
aflojarla el hábito, que la ahoga, pero enseguida. La obrar, ni hablar, ni respirar, sino para tí y junto á
^;^'
—Se celebrarán nuestras bodas en un misopresión puede serla muy perjudicial.
tí. Quisiera que mi corazón fuese todo ternura y qne
mo dia.
Al desabrocharla el hábito, tropezaron las manos se consumiera en amarte
j T a boda! ¿Qué dices, hija mia?—preguntó nerviosas de D.^ Rosa con una camisa de estameña,
La puerta de la celda se abrió, y apareció Berta con
doña Rosa.
,,.
,
cerrada hasta el cuello, que no cedia á sus esfuerzos. una botella en la mano. Creyó que había dado á la
Si^ nuestras bodas. -Ya sabes que deseo profesar.
enferma una convulsión , y acudió á sujetarla.
— Romperla—dijo Antonio.
— ¡ Te empeñas!
— ¡Hija de mi alma!— gimió D.' Rosa,—¿cómo
Angelina, al ver á su hermana, pareció comprenMi vocación—contestó con amarga sonrisa—es ha podido soportar una tela tan gorda su cuerpo de- derlo todo. Brilló en sus ojos una mirada inexplicairrevocable.
,
licado?
ble y murmuró con palabras apenas inteligibles ;
Pocos instantes después la decía Berta con aturdi—Vén á quitármele
sí te atreves.
Sus manos tropezaron de nuevo con una estampita
Pero sus brazos se aflojaron de pronto, y cayó á
que Angelina tenía cosida en la camisa de estameña,
miento infantil:
, ,. ,
plomo sobre el lecho.
Me están haciendo para el día de la boda un y añadió:
Doña Rosa y la Abadesa, que acababan de entrar,
— Pobrecita—la imagen del Santo Ángel de la
traie igual al tuyo. Dices bien ; nos casaremos en el
se arrodillaron junto al cadáver de Angelina.
Guarda
¡Qné devoción le tenía!
mismo dia.
. , ^ .,. , ,
La Abadesa interrumpió aquel silencio de muerte
Pero Antonio, pálido como un muerto, arrancó de
Apenas salió del locutorio la familia de la novicia,
cayó ésta de rodillas y anegada en lágrimas ante un tirón la estampita y la escondió apresuradamente para decir :
^ H a muerto en olor de santidad
Habrá que
en su bolsillo
No era la imagen del Santo Ángel
una imagen de la Soledad, murmurando :
pedir su canonización.
de la Guarda; era su retrato.
Todo ha concluido en la vida para mí.
Cayó la ^'enda que hasta entonces habia tapado los
— ¡Hija de mi alma!—contestó, hecha un mar de
Todo, menos Dios—contestó una voz á su esojos del Doctor, y entonces vio claro
Vio claro lágrimas, D.= Rosa. — L a ha matado la alegría de ver
palda.
.
, „r
^
á su hermana feliz
cuando iba á ocultarse el sol
Volvió la cabeza la sm ventura, y se halló con la
— Aire
más aire — gritó con fuerte voz AntoALFREDO ESCOBAR.
Enero 18H1.
figura grave y triste de la Abadesa, que la señalaba nio, al ver que todas las monjas se agrupaban en torcon el dedo un Cristo crucificado, de talla, que se no de la cabecera de la enferma. — Que abran la venhallaba en el mismo locutorio.
tana
y fuera todo el mundo de aquí
Que nos
Pero sor Angelina no se atrevió á mirar frente á dejen á su madre y á mí solos, ó no respondo de la
SAN JUAN DE DUERO.
frente á aquel Dios de dulzura—del mismo modo que vida de Angelina.
Asustadas por el timbre doloroso de aquella voz,
baja los ojos la esposa infiel.
Á L.\ MEMORIA DE Gi;STA\'0 A. HECQUER.
se salieron de la celda todas las novicias, permaneVIIL
ciendo tan sólo la Abadesa.
7^'\ ufHO preocupaba á nuestro gran poeta
No creia el médico del convento que sor Angelina
— Parece que ya vuelve—dijo Antonio después
i PiHn el recuerdo y la suerte de esta belHsituviera salud para la vida monjil. En todo caso, se
de un rato.
h'&h ma joya artística, que va desmoronándecidió retardar el dia de la profesión.
Los labios de sor Angelina se movían en efecto.
- ^ ' ^ dose lentamente cerca de los calcinados
Pero Berta no queria aguardar para casarse, ni
dehraba. Y ¿qué decia? Lo que
muros de Numancia.
Antonio tampoco. Les parecía que ya hablan aguar- Pero no volvía
No puedo fácilmente olvidar la insistendado bastante tiempo. ¿Con qué derecho iba nadie á Antonio no queria oir.
— L e he visto
sí
le he visto
^murmuraba
cia con que me solicitaba, allá por el año
retardar la ventura de aquellos dos grandes impala
pobre
niña.—Ya
me
puedo
morir.
1866,
para obligarme á ser auxiliar y cómplice
cientes?
— ¿Qué dice?—preguntó D.« Rosa.
de sus generosos propósitos de adquirir y resConforme á los deseos de Angelina, la boda debia
— ¡Pobre ángel! —contestó con sonrisa inefable'^a
taurar este trozo de feudo ó encomienda, patriverificarse en el convento.
Abadesa.
—
¿Qué
ha
de
decir,
sino
que
ya
ha
visto
á
monio
un dia de los caballeros de San Juan de JeruLlegó ese dia, que parece que nunca llega. El cieSor Angelina tenía éxtasis celestiales y vi- salen.
lo estaba alegre, como si quisiera asociarse á la ven- Dios?
Era una de las elegidas
No
El viejo café Suizo, en aquel agudo ángulo, entura de los desposados. El órgano lanzaba por sus siones paradisiacas
habia
asunto
que
ella
recomendara
en
sus
oraciones,
vuelto durante el dia en una media sombra, que tiene
tubos de metal toda una orgia de sonidos. El altar
que no saliera bien
por fronteras, al Norte, la mesa tradicional de los
resplandecía cuajado de luces.
Y besó con fervor el extremo de su correa.
economistas; al Este, el mostrador, desde el que diBerta, vestida de novia como un año antes su herAngelina seguía delirando.
rige Matossi sus baterías, y al ocaso, las puertas de
mana, atravesó la iglesia sonriente de placer, y llegó
—Vida y dulzura
ya voy á tí
espera
pero la repostería, era el sitio elegido por el malogrado
hasta el altar. Su primera mirada fué para la espesa
no seas cruel
dime Becquer para departir, respecto á su tema favorito,
reja de hierros puntiagudos, detras de la cual se adi- antes dime que me quieres
no me lo has dicho conmigo.
vinaba, más que se vela, á las monjas arrodilladas al que me quieres una sola vez
nunca
¡Ingrato!
El lunático Florez y el artista Vallejo; Luis Ripié de los sitiales del coro.
Sus labios se pusieron cárdenos, y sus dedos es- vera y el dibujante Rico; Ferran, Roberto Robert y
Angelina vio á Antonio y á Berta unidas las mael escultor Fígueras, que por aquel tiempo eran los
nos y arrodillados ante el mismo altar en que ella carbaron en las sábanas de hilo crudo.
—
Corriendo,
corriendo
—
gritó
Antonio,
ya
sin
que, como nosotros, tenían un abono á diario en
pronunció sus votos, y sintió, al verlos, que toda
Que vayan á esca- aquellos veladores, interrumpieron más de una vez
la sangre se le agolpaba al corazón. Permaneció un calma.— ¡Angelina se muere!
los fervorosos coloquios, que, especialmente á Diósgran rato como petrificada, sin darse cuenta d é l o pe por lo que he pedido.
coro Puebla, mi severo mentor y compañero de hosLa
Abadesa
salió
de
la
celda
todo
lo
de
prisa
que
que pasaba á su alrededor.
_
pedaje, creo que le traían receloso, tal vez pensando
Cuando, después de su fantástica excursión por el sus flacas fuerzas consentían.
que nos ocupaba alguno de los modelos femeninos
—
Y
usted,
D.^
Rosa,
vaya
á
buscar
agua
muy
espacio, volvió á la vida real, llegó distintamente á
que usaba para su estudio.
fría.
sus oidos la voz del sacerdote, que decía :
Persuasivo era en extremo, y penetraba hasta el
Doña Rosa salió enjugándose los ojos.
Don Antonio Guzman y Pérez de León, ¿quealma el lenguaje que el inspirado autor de las Rivias
Antonio,
después
de
pulsar
varias
veces
á
la
enréis por esposa á D.^ Berta Anglada y Cortina?
ferma, levantó de la almohada la cabeza de ésta, y empleaba en sus expansiones íntimas.
— S í quiero —pronunció Antonio con voz clara.
Y nunca, sin embargo, logró convencerme de que
Se oyó un grito y el ruido cansado por un cuerpo apoyándola en su brazo, se puso á contar los latidos fuera práctico el pensamiento que acariciaba respecto
al caer al suelo. Hubo murmullos y animación en el de su corazón.
— Todo va á concluir dentro de un instante — á San Juan de Duero, del que hacer pretendía nada
coro, y vióse á las hermanas moverse como sombras
menos que un Museo provincial de Antigüedades y
pensó.
detras de la reja.
Bellas Artes, al que se llevaran los vestigios desparY acercándose hacíala enferma, la dijo al oído:
—¿Qué sucede?—preguntó quedo D.^ Rosa, acer-
N.° V I I I
LA
ILUSTRACIÓN
limados por la comarca, procedentes de Uxama y
Cliinia, Numancia, Vokice y Aiifíustóbriga, cuando
m¿nos; amén de los lienzos del monasterio de Huerta,
y otros, de que tenia noticias por su digno hermano
Valeriano.
_ Su imaginación le llevaba, á veces, á mirar, ya
instalados y enumerados convenientemente dentro
de aquel museo, iVagmentos de estatuas, sepulcros é
Inscripciones, monetarios, armas de bronce y hachas
prehistóricas.
-1 era inútil entonces hacerle patentes las dificultades insuperables de tal proyecto, para el que teníamos que comenzar tropezando con entidades por
m general ignaras en achaques arqueológicos y en
asuntos de ornamentación é indumentaria, tal como
su poesía las soñaba.
Las vicisitudes de la vida nos separaron luego, y
ya nunca más volví á conversar con aquella privilegiada inteligencia, de corazón y sentimientos tan
depurados en la piedra de toque "del infortunio.
Cuando volví ¡i Madrid después de tres años de
emigración voluntaria por tierra extranjera, en aquel
diván del Suizo, donde el gran poeta habia acariciado tantos poemas, encontré en lugar suyo al insig"e pintor Casado, pidiendo á los que habíamos sido
sus amigos ó admiradores el óbolo con que costear
la escogida colección de Leyendas y Rimas, que han
sido el pedestal de la gloria postuma de Becquer.
^_^\ pisar otra vez, después de tantos años de ausencia, estos lugares silenciosos, que él tanto amó y
que le inspiraron leyendas tan prodigiosas como la
c Jil M,,!ii,- de ¡as Animas, no he podido menos de
levar el recuerdo á aquellos dias en que, pobre y
desconocido el poeta, tantos planes forjó inútilmen^ en su inquieto pensamiento, para que no se consumara la completa ruina del singular edificio de que
voy á ocuparme.
•caliendo de Soria por el antiquísimo puente en
cuyo centro se alzaba en otra época la histórica torre
donde fué asesinado por Juan de Luna, poderoso al^ i d e del castillo, e! honrado y linajudo caballero
fiernan Martin de San Clemente, y en la margen
izquierda del rio cuyo nombre toma, se ostenta San
lian de Duero, por delante de cuyos muros puede
ravesarse sin sospechar siquiera las bellezas artísticas que encierra.
Ls preciso para ello escalar la falda del monfe de
^s Ajünias, que lo domina por la parte de Le\'ante,
^^"etrar desde luego en su recinto.
Al optar por lo último, como medio más propio
e satisfacer cumplidamente el deseo, es indispensae, como preliminar enojoso, echarse en busca del
giiardian del santuario, que vive por las inmediacio^}^ y que, á trueque de conservar las llaves, colenza en su jurisdicción por talar y destruir, con su
oyticultii,.,-^^ el precioso atrio, que forma el llorón
mas lucido del edificio.
ero esto es poco en comparación del espectáculo
j f^^ ofrece tan luéso como se pone el pié dentro
"^^^^templo.
^
n ^^^ca, ni entre los azares y profanaciones que
V'^'^onsigo una lucha civil ó una guerra invasora,
abrá podido contemplar lugar sagrado tan des^ ^ e l a d o y siniestro. ^
^
^
_ y^ntor de estas líneas habla juzgado tal vez exade^\r '^'^^'"° informe dirigido á la Junta provincial
j,
""^"nientos por una Comisión de su seno, angada de estudiar su estado, en el que habia leido
^stas sentidas frases :
Ileí
^^^^'^ ^"^^ al rostro, y hay que cerrar los ojos,
asQ^°i^^ corazón de amarga pena, cuando el viajero,
i-g "^"""ado á la vista de tanto abandono, dirige justa
g(.g°"vencion á los hijos de Soria. Para vergüenza
Sea ^^ '^^ ^ " pueblo donde las ilustraciones no escaque ' ^^ 1^'"^^'S0 consignar, porque así es la verdad,
(,y ' ^ ^ i i p sangriento, pero justo sarcasmo, repiten
sada I ^'.'^''-^" este precioso recuerdo de nuestra pa^^ gtoria, que es tal la indiferencia con que se miles d ^ ^ ° " ^^^ i'estos de los cornisamentos y capitesus ^-^""^^ notables pórticos se cierran los portillos de
ranc^i"°^-^^ paredes; que el cultivo de su patio arsubir 1 ¡"^^'''peiones de los sepulcros, y haciendo
^sbelt*^ "'^'el del suelo, cubre los basamentos de su
zai - ^.^o^iiinnata; que ¡y es el colmo de la vergüenañós ^^ ^^''^' '^^'^ venia siendo desde hace muchos
sirvie'^'íf'''''^''''^''" ^^'^ s;(inndo^ hoy ni aun para esto va
tural '^
PO'"que del abandono ha venido, como nasgj.^/^°"secuencia, la ruina de su techumbre, que
se ren^
^" "^ próximo invierno, si con urgencia no
go 1Q^ acusador informe, en el que se proponen luéconsp ^?^''^s conducentes para la restauración y
düdaír'^"^" de San Juan de Duero, ha debido incuenc"'^'^^"'•'^ ii" á aumentar, sin ulteriores conse^i"chiv^^'
oi'Jenado catálogo de algún académico
negi-a
'"'^ ^^ertes, es, para mengua, cierto que la
tosa v^"/*^^^^ *^*^' informe aparece con toda la afrcnerdad de sus detalles en el artístico edificio, del
ESPAÑOLA
Y
131
AMERICANA.
que también debemos al sabio profesor y distinguido
ingeniero D. Eduardo Saavedra, nuestro docto maestro en esta y otras materias, notable y concienzudo
análisis, que no ha bastado tampoco á los llamadas
en primer término á procurar la restauración artística para que fijen en él su atención, á pesar de merecerlo tan señaladamente, como puede comprenderse por esta su más ligera descripción.
Corresponde la disposición general del edificio al
tipo de las basílicas primitivas, con su orientación
más moderna, es decir, con el santuario del lado del
Oriente.
Compónese de una sola nave en figura de trapecio,
•un coro casi cuadrado y un ábside semicircular, con
un atrio de grande extensión.
Toda la obra de la iglesia, cuyos muros son de
mamposteria, es bastante esmerada. La sillería se encuentra en las cornisas, jambas, dinteles y arcos,
ademas de las columnas y capiteles, y es toda de la
arenisca fuerte y fácil de labrar que se encuentra en
las canteras de Valonsadero. Del mismo material es
la bóveda en cañón ligeramente apuntada del coro y
el cascaron del ábside, y de madera bastante bien
conservada la techumbre de la nave.
Una de las cosas que más me llaman la atención
son las dos capillas laterales, que terminan la nave y
estrechan la entrada del coro, cuya escalinata, que
se conserva, se adelanta hasta el paramento anterior
de ellas.
Parece, por la disposición de las partes principales, que deben ser posteriores al resto del edificio, y
que su objeto ha de haber sido ocupar los dos frentes
que dejaba la nave descubiertos al unirse con el coro,
que es más estrecho, pero no tanto, que se pudiera
prolongar aquélla en forma de colaterales hasta terminar al par del ábside ó rodearle.
La planta de estas capillas es cuadrada, y tienen
acceso por dos lados, por medio de arcos de medio
punto, sostenidos en cada ángulo por un haz de cuatro columnas ; elévase sobre estos arcos como un pórtico ó dosel, usado en otras ocasiones en edificios de
la misma arquitectura. El intradós de los arcos conserva vestigios de una pintura encarnada, que figura
cirros ó es¡jirales, y cada dos de ellos se apoyan en
el abaco de un grueso capitel, común á las cuatro
columnas. Los ocho capiteles están llenos de figuras
de bajo relieve ; los de la izquierda, con asuntos simbólicos, y los de la derecha, con pasajes de la vida
del Salvador, que representan el Nacimiento, la Adoración de los Reyes Magos, la Degollación de los
Inocentes, y la Huida á Egipto. E n el frente de las
columnas hay vestiglos de unas ligeras estrías, que
no debían correr en toda la longitud.
Nada ha quedado del altar principal, ni de la escalinata que debió haber entre el coro y el ábside,
puesto que el suelo de éste está más elevado; del
pavimento no hay tampoco señal, ni de los bancos
que deben haber corrido á lo largo del santuario,
como se ven aún á los lados del coro y en la parte
superior de la nave hasta los dos ingresos laterales,
lo que no deja de ofrecer particularidad. En el ábside
se observa parte de la pintura negra con que estuvo
adornado su paramento, enlucido aún de blanco.
A los pies de la iglesia no hay puerta principal,
según es costumbre general, y las dos laterales carecen de adorno en las ¡ambas y archivoltas, con una
sencilla imposta para dar arranque al arco; en la entrada del coro, el llamado Arco de Triunfo descansa
en columnas monostilas con capiteles foliados y basas apoyadas en la prolongación de los asientos.
Un solo sepulcro se advierte en el muro septentrional, del que no queda más que la losa de tapa
con la estatua de un abad, de formas algo prolongadas, y el cerco terminado por un arco escarzano con
la orla perlada.
Pero, si notable es el templo, el atrio lo es aun
más, bajo cualquier punto de vista que se le considere.
Cuatro especies de arcadas forman la galería que
le rodea, pero dispuestas de modo que cada cual ocupa las dos mitades contiguas de los dos lados que se
reúnen en cada ángulo. Una de estas mitades, la occidental de la galería del Norte, ha desaparecido completameiTte, y sus bellos v variados capiteles se encuentran tapiando las muchas puertas que comunican
con el campo. En el ángulo N. E. los arcos son lanceolados, con la archivolta adornada de muchos filetes y retallos, y las columnas cuádruples; en el S. E .
son de medio punto quebrado, ó sea ligeramente
apuntados y prolongados en herradura, con pilastra
y basa rectangulares y sin capitel; en el S. O. los
arcos son de la misma especie, aunque de distinta
combinación, y las columnas son dobles, pero con
arcos de medio punto y basamento corrido.
Los tres ángulos primeros están ochavados, con un
arco mayor lanceolado, y el último se ha dejado vivo con una serie de retablos ocujiados por dos órdenes superpuestos de columnas, de que no han quedado más que las basa.s y capiteles. En el centro de
cada frente hay un macizo, cuyos ángulos están re-
dondeados por columnas, de las que m u y pocas conservan sus capiteles ni la cornisa, y en los chaflanes
que la tienen aparece sostenida por canecillos en
forma de búcaros, cabezas de león, etc.
Tanto en la planta como en la perspectiva se puede ver el gran número de vanos ó aberturas que
tiene el muro del atrio. E n él se encuentra la puerta
occidental ó principal del edificio, con su escalinata,
pero sin labores ni adornos, ademas de otras cuatro
en el lado meridional; otra en el chaflán N. E . , una
ventana en el lado oriental, y un aligeramiento bajo
y apuntado en el muro de la iglesia, hacia donde
caen las capillas.
Dos de ellas están adornadas, y tan sólo por el
paramento interior, con unas ligeras labores en forma de punías de diamante ó de estrias cruzadas.
La ejecución material de todo cuanto el atrio encierra es de la mayor perfección, contrastando notablemente la labor profunda y delicada y el dibujo
correcto de los capiteles con la rudeza del trabajo de
las capillas interiores.
E n sus alzados se percibe la variedad y gusto de
todos los de la parte de afuera, que en su mayor parte están cubiertos de hojas, lisas unas veces, otras
más ó menos profundamente laciniadas, y algunas
bordadas en su limbo y diversamente combinadas
con volutas ó sin ellas; hay bastantes en que aparecen grifos y otras figuras monstruosas, y uno hay
historiado con buenas figuras humanas, pero bastante mutiladas; también se ven una carnada de ciervos
y otra de jabalíes en los capiteles del ángulo N. O.
Las molduras de las archivoltas, especialmente en los
arcos entrelazados, están muy bien terminadas en
sus perfiles, y alguno que otro de éstos conserva en
su superficie señales de una pintura roja formando
zig-zag.
Esta ligera descripción, y el segundo grabado de la
página 133 pueden dar una idea suficiente del monumento y del carácter de cada una de sus partes.
Su planta, orientación y formas generales y las de
decoración no dejan duda que el género de arquitectura es el llamado románico, romano-bizantino ó romancesco, que floreció desde principios del siglo xi
hasta fines del x n y principios del xiii en las Castillas.
No es tan fácil averiguar su historia, pues apenas
se encuentra noticia alguna de él en libros ni documentos de los archivos sorianos. Mosquera se limita
á nombrarlo, y el canónigo Tutor y Malo añade sólo
que es m u y antiguo; de todo lo que no puede deduciise sino que en el siglo x v n todavía estaba destinado al culto.
Se cree que haya sido fundación de la Orden de
San Juan de Jerusalen, porque lo que existe perteneció á la encomienda de dicha Orden, y así lo dice
la tradición,
Ninguno de los habitantes del país lo ha visto en
mejor estado; pero, de continuar en el actual, de presumir es que antes de mucho tiempo apenas quede
vestigio de una de las cosas más notables que pueden
enseñarse en Soria al forastero.
Y poblaciones como ésta, que no cuentan con elementos para ostentar las magnificencias de la vida
moderna, deberían atender, hasta en provecho de sus
intereses, con más esmero con que lo hacen, los preciosos restos de otras edades que por su recinto se
ostentan por doquiera.
A falta de grandes fábricas, de hermosos paseos y
suntuosas calles iluminadas por la luz del gas, podría
la ciudad numantina deslumhrar al viajero, si en
ello pusiera empeño, con la riqueza de sus bellezas
históricas, que en su calle de Caballeros, en la Real,
en el alcázar de D.^ Urraca y en todas sus encrucijadas contempla desplomándose, lo mismo que la iglesia de San Juan de Duero.
ANTONIO P É R E Z RIOJA.
LA RONDA DE MI TÍO.
^S^^V
(Conclusión.)
,ON Matías se volvió á m i , y me dijo, sin
alterar el tono irónico y reposado de su
voz:
Yp
— A n t e s que den las cinco de la madrugada y entre V. en el pleno goce de
sus derechos civiles, se habrá firmado sobre
esa mesa una escritura de esponsales, que
le evitará á V. el disgusto de obtener por vías
de justicia lo que no se le concede de buena voluntad.
— ¡ Lucigüela — repliqué indignado — se dejará
cortar la mano derecha antes que firmar ese papel!
— Lucigüela—dijo el ex-notario, asiéndome del
brazo y con tono que revelaba una profunda convicción—se casará con el hombre que la ofrezca garantías más positivas de bienestar, y ese hombre es
su primo Juan Antonio.
— ¡Pues se equivoca V., señor padre! — dijo á esta
sazón la muchacha, entrando de improviso en la
1?2
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMEHICANA.
BELLAS ARTES,
LA M Á S C A R A
JAPONESA.
(CÜADUO Dlí AI-1-UI-nO STKVhNS.)
N.^ VIH
N." Yin
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
ESTADISTAS MEJICANOS.
L i e . D . MiGuríi. RüKi.AS,
último miHislro de Estado; t el 23 de Seticiiibrc último.
Di fiíh'Qni/iiix ifinitiiliis por e! Sr. Bitxi.)
SuKlA.—RUINAS UK LA uii.iísiA III- SAN JiAN itiv ini.i;u.
Lie. D. IGNACIO MAKISCAI. ,
nuevo Tninistro de Estado, sucesor del Sr. Ruehs.
(Lie ciuquis remitidos por el Sr. Pcrez Ríoja.)
133
134
LA I L U S T R A C I Ó N
s a l a ; — e s inútil llamar á Juan Antonio, porque no
h e de darle palabra de casamiento.
— ¡ Ya lo oye usted ! —exclamú, envalentonado con
la declaración rotunda de Lucigüela.
— ¿Que no te casarás con Juan Antonio?
•— ¡ No, y mil veces no!
E l ex-notario asió del bastón que se habia dejado
junto al sofá, y corrió, lleno de cólera, en pos de la
joven, la cual, viendo la acción de su padre, había
tomado á buen paso la puerta y buscaba la salvación por la antesala. Y ella huyendo las iras paternales , D. Matías amagando con el palo, y yo tirando
de la casaca de D. Matías para facilitar la fuga de mi
novia, nos encontramos de repente en presencia de
mi tio Javier, que entraba en aquel momento, acompañado de sus dos hermanos.
— ¡ Hola! ¿Qué desazón es ésta?—dijo el Alcalde
cogiendo del brazo á Lucía y poniéndose delante de
ella para sah-arla del garrotazo inminente con que
,ya iba á. alcanzarla el ex-notario.
— ¡Esta desazón—respondió D. Matías irritado,
señalándome con el dedo—-es obra de ese perillán, ó
de V., por mejor decir, que no ha sabido educarle
como Dios manda!
•—¡Poco á poco, Sr. D. Matías!—gritó mi tio engallándose y dando un paso adelante con la amenaza
en los ojos y la comezón del castigo en la mano que
empuñaba la vara;—midamos bien las palabras, no
sea que por punto de más tengamos que medir las
costillas. Dejemos á un lado la educación de mi sobrino, que. por mala que parezca, siempre será mejor que la de V. y toda su parentela, y sepamos qué
falta ha cometido ese muchacho, de que puedan ser
responsables las espaldas de Lucía.
— ¡Señor D. Javier! — replicó el ex-notario en el
colmo de !a indignación — á mí me importan muy
poco las calificaciones y las amenazas de usted. Ese
desvergonzado ha tenido la osadía de poner los ojos
en mi hija, y la ha levantado de cascos, abusando
de la tolerancia con que le he recibido en mi casa.
Su insolencia ha llegado hasta el extremo de pedirme
esta noche á Lucía en matrimonio, bajo apercibimiento de oponer á mi negativa la protección de la
ley, y yo tengo resuelto matar á palos á esa moza
mal aconsejada si ahora mismo no da palabra de esposa al hombre que la conviene y con quien yo he
pensado casarla.
— ¡ Ah !
¿Conque mi sobrino Rafael de Alcázar
y Sotomayor—dijo mi tÍo con profunda y pausada
ironía — ha tenido la avilantez de pedir á V. la mano
de su hija Lucía, y V., como era consiguiente, no ha
podido ver tamaño desacato sin llenarse de indignación? ¡Pues no faltaba más, Sr. D. Matías! L o q u e
extraño es cómo los manes de sus ilustres antepasados no se han levantado en masa de sus tumbas y
han armado un alboroto en el lugar. Pero tranquilícese V . , Sr. D. Matías, que ya les daremos ocasión
más grave y perentoria de salir á la defensa de sus
profanados blasones.
— ¡Señor D. Javier!—empezó á vociferar el exnotario.
— ¡Basta!—interrumpió mi tio.
Y volviéndose rápidamente á Lucía, que"esperaba
el desenlace de la escena bajo la protección de la
fuerza armada,
—¿ Está V. decidida—la d i j o ^ á contraer matrimonio con ese ¡oven contra el consejo y el consentimiento de su padre ?
— Sí, Sr. Alcalde—respondió Lucigüela sin vacilar.
— E s t á bien. Y ¿ h a pensado V. en qué casa, de
honrados antecedentes, quiere ser depositada mientras se dispone su enlace?
— S i , Sr. Alcalde; eu casa de su señora hermana
de V. D.-* Vicenta.
— Señorita, tome Y. mi brazo.
Lucigüela no se hizo repetir la invitación; enlazó su brazo con el del Alcalde, y se dejó conducir
hacia la puerta por la autoridad protectora, que tan
inopinadamente habia venido en su socorro. El exnotario quiso lanzarse á la puerta para cerrarles el
paso; pero detenido con ademan amenazador por los
dos niilicianos, hubo de contentarse con t e n d e r l a
manohácia el patio, dirigiéndonos un mudo :—«Hasta, jnás ver!», cuya amenazadora elocuencia era fácil
penetrar.
'Ponderar el gozo con que presencié la soleume alcaldada de mi tio Javier, sería glorificar inicuamente
la ceguedad de mi pasión egoista. Diré, sin embargo,
para mi vergüenza, que aquel tirano insufrible, cuya
despótica autoridad habla sublevado tantas veces mi
ánimo, me pareció en aquel momento la encarnación
gloriosa de la justicia sobre la tierra.
Cuando hubimos salido de la casa, m¡ tio me hizo
una seña, para darme á entender que mi camino debía ser distinto del suyo. La advertencia estaba de
más, pues ya tenía yo el propósito de alejarme de la
ronda secuestradora y dar un largo paseo por las
afueras del lugar, á lin de matar el tiempo que necesitaba mi tio para llenar la segunda parte de su mi-
ESTAS'OLA
Y AMERICANA,
sión, y dar libre curso á mis alegres imaginaciones.
Al cabo de una hora me volví á casa. -MÍ tÍo me
salió al encuentro y me dijo :
—Mañana cogerás la madrugada, y te irás á Toledo á sacar, sin pérdida de tiempo, tu fe de bautismo y los demás documentos que necesitas para casarte. Prepararás la casa donde has nacido, y que
ahora jírecisamente está desalquilada, y á ver si estás
de vuelta dentro de ocho dias.
— ¡ A h , tio, querido tio! —empecé á decir, en
la efusión de mi gratitud.
-—¡Nada de asjíavientos ni tonterías!—interrumpió el patriota.—-Yo no he hecho masque confundir
á un déspota, que se precia de liberal. Sobre la cómoda de tu cuarto hallarás el dinero que necesitas
para cubrir tus atenciones.
Y dicho esto, me volvió la espalda.
PHUKGRIN GARCÍA
CADKNA.
DOLORA PORTUGUESA.
( I M I T A D A Dk .ln.\iil-IN UV. AiíAKJO.)
Cuantln juiítns cruz.imos e! camiiuij
i Üli bL-!la y casta flor!
Hasta las aves con su dulce trino
Nos hiiblaban de amor
Vuclv-o el cainiíin á rccnrrcr .Tiisioso,
Y ya nii esuis ;Í(.|UÍ :
Ave liel, ciclo a/.ul, bosque frondoso
i Tüdü lue habla de ti!
51. DEL PALACÍO.
LA FIESTA D E L ANO NLJEVO
I-:N Tonos LOS I'I:I:!ILOS.
I.
X V T ' T l S ' Ñ O nuevo! ¡Aguinaldos! ¡Estrenas!
•y\/m¡)a<i)
H ¿ ^1]¡ ]^g palabras mágicas en que
para una buena parte de la humaniílad
se compendia la vida en los últimos dias
de cada año que pasa y en los primeros
de cada año que empieza.
Esas tres palabras designan la época de
i^X
las felicitaciones y de los regalos, de las
•Q^ tarjetas y de las visitas, de las fiestas de familia
' y de los grandes festines, de los grandes arrepentimientos y de los propósitos de enmienda más
grandes aún.
La alegría y el placer vierten por todas partes su
dorada copa, y por todas partes- encontramos algún
ser que nos exige albricias por haber anotado un año
más en el libro-diario de nuestra existencia.
Los buzones del correo, como \-ülcan en ignición,
arrojan incesantemente sobre nosotros, en forma de
millones de tarjetas, la irresistible lava de las ardientes simpatías que hemos ido haciendo brotar
durante doce meses por los cuatro puntos cardinales; las prensas lítográficas nos lanzan millares de
churriguerescas papeletas ó de .pequeños poemas sin
sentido común, que, como letras á la vista, se nos
presentan al pago en casa, en la calle, en la oficina.
en el teatro, y en fin, en todo lugar donde la necesidad ó el capricho nos obligan á exhibirnos; y por
todas partes el comercio y la industria, ostentando
en soberbia exhibición los progresos de la época en
sus varias manifestaciones, nos incitan con provocativa insistencia, y nos recuerdan que ha llegado el
dia del sacrificio para todos los que poseen algo, desde el modesto obrero, que gasta el jornal de una semana en averiadas golosinas y en grotescos muñecos
con que obsequiar á sus pequeuuelos, hasta el opulento magnate, que derrocha un capital en espléndidos festines, en ricas joyas de brillantes y oro, y en
artísticos juguetes de Alemania.
Los siglos y la tradición han consagrado como una
costumbre la celebración de la fiesta del Año Nuevo,
que parece creada para aproximar á los hombres, recordándoles los lazos fraternales que les unen, y que
promete durar tanto como el mundo, puesto que
desde la más remota antigüedad viene sobreviviendo
á todas las metamorfosis de la humanidad y á todos
los cataclismos sociales.
E n efecto ; la fiesta del Año Nuevo, con ios propios
caracteres que hoy reviste, es la fiesta de todos los
siglos y de todos los jmeblos.
Su origen parece viene del Indostan, según todas
las probabilidades, como otras muchas fiestas, ceremonias, solemnidades, supersticiones y costumbres
que se han infiltrado entre las costumbres y las religiones de los pueblos europeos.
E n la India, efectivamente, se celebraba, desde un
tiempo que se píenle en las sombras de los siglos, la
fiesta del varnutchi-pirrapott^ ó sea la fiesta de la entrada del Año Nuevo, que tenia lugar con grandes
regocijos el dia primero de cada uno, ó sea el primer
dia del mes de vaisákha. En él, y en medio de las
N." Yin
ceremonias religiosas, se perdonaban mutuamente
las ofensas, se reanudaban las amistades, se visitaban,
se obsequiaban unos á otros con regalos y se dirigían
votos recíprocos de felicidad y bienandanza. Delante
de la mansión ó palacio del Soberano ó del jefe de ia
tribu se levantaba una gran plataforma, cubierta de
ricos tapices, donde se colocaban el Príncipe y sus
ministros, y á. un lado, en otra especie de tribuna
lujosamente adornada, los jefes ó rad¡¡ias de más
importancia. Cuando se daba la señal para empezar
la ceremonia, los cortesanos y el pueblo se aproximaban con el más profundo respeto, y ofrecian á los
pies del Soberano sus presentes, haciendo votos por
su felicidad. El Monarca, á su vez, distribuía entre
sus subditos cargos, honores, empleos, VL'stidos, preseas, etc., continuando iguales ceremonias y obsequios durante diez y ocho dias.
ToJavía se conservan restos de estas solemnidades
entre los indígenas de algunas comarcas de la India
que profesan la religión de Brahnia.
Entre los pueblos europeos de que leñemos noticia celebrasen la fiesta de Año Nuevo, los más antiguos son los romanos y los galos:; probablemente
los primeros tomaron esa costumbre de los segundos,
á juzgar por algunos detalles, como después veremos.
Desde luego, á ambos se debe la introducción de
esta costumbre europea, hoy general ; y de dos frases por ellos respectivamente usadas para designar
los regalos ó presentes de entrada de año proceden
los nombres de estrenas y aguinaldos con que nosotros les conocemos.
Por lo que se refiere á los romanos, á ese pueblo
sin segundo, terror de la antigüedad y pasmo de !a
historia, que paseara sus águilas triunfadoras desde
las titánicas columnas de Hércules hasta el pié de
las legendarias murallas y de las refulgentes torres
de porcelana de la vieja Sérica, y desde el Capitolio
hasta las cumbres de Sion, !a fiesta del Año Nuevo
recorrió las mismas etapas que aquel pueblo de guerreros y legisladores, tan grande, tan severo y tan
sencillo en sus orígenes, tan fastuoso, tan envilecido
y tan decadente en sus últimos tiempcs.
El primer dia del año, que para ellos era entonces
el de las kalendas de iMarzo, los romanos se enviaban
regalos mutuos, que apellidaban estrenas, sfirninv.
Según la opinión más fundada, esta costumbre comenzó en tiempo de Tacio. rey de los sabinos, con
el que compartió su trono Kómulo cuando se unieron los dos pueblos.
Habia cerca de Roma un bosque consagrado á la
diosa Streniui, divinidad de la fuerza, y aUí iban los
habitantes de la ciudad de las siete colinas á coger el
primer dia del año las ramas que se conservaban aun
verdes y las ofrecian A Tacio en homenaje de respeto y como augurio feliz de un buen año. pues la conservación de aquellas ramas y su frescura debia ser
indicio seguro para ellos de fecundidad en la tierra
y de tiempo bonancible : aquel sencillo y humilde
presente era las primicias arrancadas á la naturaleza
por la mano del hombre. Después, el presente de las
ramas-verdes se amplió á los deudos y á los amigos,
y quedó consagrada la costumbre como un deber religioso y fraternal, dándose á los jircsentes ofrecidos
el nombre de cs/rams, tomado de! de la diosa tutelar del bosque de dcuide procedian.
Durante algún tiempo esa costumbre conservó toda
su primitiva y elocuente sencillez : los sacrificios ofrecidos á Strenna en su mismo bosque, y la distribución de las ramas verdes, de que volvían provistos los
que habian asistido á la ceremonia religiosa, constituían la característica fiesta del Año Nuevo.
Acaso de esta antigua y emblemática solemnidad
pagana trae su origen cierta piadíisa tradicional práctica que aun hoy existe en algunas comarcas de E s paña, y que en "diferentes lugares hemos tenido ocasión de presenciar ; al menos, los puntos de analogía
que entre una y otra encontramos nos hacen creer
que no es del todo aventurada nuestra opinión. Nos
referimos á la costumbre que en muchas de nuestras
aldeas tienen las gentes del pueblo de acudir al templo, en ciertas fiestas de Abril ó Mayo, provistos de
hacecillos ó grandes ramos de ramas de sauce, álamo
y otros árboles y arbustos, los cuales bendice el sacerdote celebrante, y con los que después se forman
cruces, que se colocan en los campos, los prados, las
viñas y los olivares, como signo de bendición, para
proteger las'cosechas y librarlas de las tormentas y
ios ]iei]riscos. En algunos pueblos esa ceremonia tiene lugar el día de San Pedro Mártir, zq de Abril;
en otros, el i." de Mayo, y en muchos, el 3 del mismo, fiesta de la Santa Cruz. Sólo como de paso, pues
no es pertinente á nuestro asunto, hemos hecho notar la rara coincidencia que existe en el fondo de una
y otra ceremonia, ambas igualmente emblemáticas,
igualmente religiosas, aunque bajo diversos puntos
de vista, y sobre todo, igualmente sencillas y poéticas.
Volviendo á la fiesta del Año Nuevo entre los romanos, diremos que, á medida que creció en opu-
K." VIII
m
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
q u e i m p r i m i r i a n m u c h a s veces u n a g r a n d i o s i d a d i n - les trasportan gratis el material de salvamento ; las de telencia y esplendor el p u e b l o - r e y , las ofrendas a n t i légrafos trasmiten los partes de naufragios, y titdos los
guas de las r a m a s verdes se c o n v i r t i e r o n e n otros r e - , concebible el silencio de la n o c h e , el r e s p l a n d o r d e
g^los de m a y o r i m p o r t a n c i a , c o n s i s t e n t e s e n h i g o s , las a n t o r c h a s y el t e m b l o r o s o Fulgor d e l a s estrellas. banqueros del Keino-f'nido reciben en sus de'^pachos las
limosnas y las remiten sin descuento alguno á la Oficina
D e esta forma p e n e t r a b a la procesión e n el bosque
Qatdes, miel y otros frutos, q u e se e n v i a b a n al o b central.
y
se
d
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y
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sequiado en bandejas de plata y o r o , e n t r o las persoEste ejemplo lo ha imitado ya en España, y con ventanas a c o m o d a d a s , y p o r l o m e n o s , c u b i e r t o s con u n a t r o n c o s e c u l a r h a b i a el celo sacerdotal t e n i d o la j a , la casa de los Sres. Cruz y (?,.", encabezando la suserí»oja de oro c u a n d o la fortuna del o b s e q u i a n t e n o le f o r t u n a d e d e s c u b r i r el s a g r a d o m u é r d a g o , presagio cion con una respetable cantidad.
d e v e n t u r a y b e n d i c i ó n p a r a el p u e b l o e n el a ñ o e n permitía esplendidez m a y o r .
La poderosa ínsCÍtiicion inglesa, de la que es protectora
la Reina y en la cual figuran los primeros nombres de la
Bajo el i m p e r i o de O c t a v i o A u g u s t o , el lujo y el t r a n t e .
nación, ]3osec y mantiene 269 botes y ha j^astado en prer e h n a m i e n t o de las c o s t u m b r e s h a b i a n y a c o n v e r t i JtlAN' CEÍRVKHA B.-U-HII.LKK.
mios, ademas de lo consumido en la instalación y entrete{S¿
continiiaui.'i
a o los presentes del A ñ o N u e v o en regalos d e m é r i t o
nimiento, más de 45 miliones de reales desde el año 1824.
artístico y de g r a n valor.
Cerca de 90.000 persrmas han sido salvadas en aquel litoral
Por entonces se i n t r o d u j o t a m b i é n en R o m a la
durante el citado período, calculándose en 1.000 reales lo
LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
novedad de obsequiar con magnificas e s t r e n a s al Céque ha costado el salvamento de cada náufrago.
sar como desde a n t i g u o se h a c i a en la I n d i a , según
Las demás naciones marítimas de Europa {2), más pronD!-; SALVAMENTO DE N.ÁUl-liAGOS.
ya hemos d i c h o ; y el S e n a d o , los caballeros r o m a to ó más tarde, siguieron el gran ejemplo de Inglaterra,
siendo España la iiltima, por desgracia, en copiar tan canos, y aun e\ p u e b l o m i s m o , a! p r e s e n t a r a l P r í n c i • ~ ^ & : ^ /* -^'•''- "1''^^ '''^ seiscientos años, en plena Edad
ritativa institución , cuando tantas otras cosas ha copiado
pe sus respetos el d i a p r i m e r o del a ñ o , c o m o a h o r a
/-^^i'^'U Meiiin, cuando en embrión se lialliiban las
can afán del extranjero, y con alguna más prisa de la que
se hace en m u c h a s c o r t e s , le ofrecian t a m b i é n c u a n leves que habian de rc,i;ir más iiirde en Eufuera conveniente.
tiosas sumas, q u e l u e g o se d e d i c a b a n á l e v a n t a r aras
ropa, sirviendo de pasi> entre la barbarie
Por fin, después de varios esfuerzos, aunque loables, fra* los dioses ó á l a b r a r e s t a t u a s p a r a e m b e l l e c e r los
antif;ua y la civilización moderna, se formó
casados, hechos por nobles y generosos espíritus, se createmplos y los palacios.
i^>>-^-ti-,'
en BarceliHia el C'i/(¡fii ih /us coflii¡ubres iiia- ron en 1S7K la humanitaria Asociación de (luipúzcoay la
} (<^3^--^ ríliimifi, viilt;armenle Libro t/rl Cunsulnih, que
Estación de salvamento de Santander, y últimamente, el
C'T-Hgula c o n v i r t i ó esta c o s t u m b r e , g a l a n t e y obse^i'y"-^
ordenaron los jirohonibres de mar en aquel
tr) de Diciembre pasado tuvimos hi satisfacción de %'er
tíuiosa, en obligación i n e l u d i b l e , en v e r d a d e r o i m ~? puerto para terminar y decidir las cuestiones mercitncongregadas en Junta solemne multitud de personas , bajo
puesto p a r a los c i u d a d a n o s r u m a n o s , p u b l i c a n d o u n
tües : es, como dice Capmany, «el primer Cudijío esla presidencia de un ilustre y venerable Almirante de la Aradicto por el cual o r d e n ó q u e todos c o n c u r r i e s e n á
criln de los usos y costumbres con que los principamada, y constituida la S^iciedad Española de Salvamento
presentar sus d o n a t i v o s el d i a p r i m e r o d e a ñ o en el
les estados niaritimos de Levante diri.L;ierün la navcfíacion
de Náufragos.
^trio de s u p a l a c i o , n o d e s d e ñ á n d o s e él d e r e c o g e r - y comercio desde los primeros .SÍ.Í;I(IS de la baxa edad, y el
De esperar es que marche y se desarrolle próspera, venos p e r s o n a l m e n t e . E l e m p e r a d o r C l a u d i o r e n u n c i ó único q u e , pi)r el consentimiento de tocias las naciones cociendo la ajiatia que en España aparece ingénita en todo
merciantes,
lleva
el
sello
de
derecho
náutico
de
las
frentes.
3-este odioso i m p u e s t o ; pero, n o o b s t a n t e , los cécuanto á la Marina se refiere; y esto cjue afirm:imos no es
»EI primero v úuicü monumento que conserva la Europa
ares q u e le sucedieron c o n t i n u a r o n p e r c i b i e n d o ese
idea exclusivamente nuestra : por desgracia, tenemos grandes autoridades y frecuentes hechos que nos lo prueban,
r i b u t o , q u e llegó á r e n d i r l e s s u m a s c u a n t i o s í s i m a s , de esie nuevo sistema que abrazaran las naciones modernas de Levante, que ha sido, por espacio de más de cinco
que no reseñamos por no creerlo conveniente.
^ o m o q u i e r a q u e la c e r e m o n i a de la p r e s e n t a c i ó n
La Sociedad Española, que se ha establecido bajo el pas las estrenas iba a c o m p a ñ a d a d e ciertas prácticas y •sijílos, su derecho común, yuia y norma de su razón y de
sus juicios.>
tronato de S. M. la Reina y la ])rotcecion de ia infanta doojemnidades g e n t í l i c a s , desde los p r i m e r o s siglos del
En este libro se halla, no SÜII> el dereclio de los náufraña Isabel, reclama el auxilio de la caridad nacional y el
ristianismo los p a p a s y los obispos, y a p o r n a t u r a l gos á conservar las mercaderías y decios tpie pudiesen salconcurso de todos para implantar en España el completo
e n t i m i e n t o de a\'ersÍon al p a g a n i s m o , y a t a m b i é n
var, sino la obligación , en ausencia del náufrago, para el
servicio de salvamento.
por amor al p u e b l o , c o m b a t i e r o n la c o s t u m b r e y se que se encontrase atpiellas mcrcacierias y restos, de prePara que se vea palpablemente su necesidad, copiamos
pusieron al p a g o d e ese t r i b u t o h u m i l l a n t e , a c a b a n - sent;irlos á la ¡usticia, recibiendo albricias por su hallazgo;
á continuación el resumen estadístico de los naufragios
0 por p r o h i b i r á los e m p e r a d o r e s r o m a n o s , y a c o n - pero se reservalja lo hallado, durante un año y un dia, por ocurridos en la Península durante los últimos quince años.
si pareciese el dueño, y se pregonaba en tanto para que la
ertidos á la religión c r i s t i a n a , q u e lo exigiesen en
Perecieron en ellos sobre 1.820 personas, v de los 1.471
noticia se extendiera.
siniestros, se perdieron por completo 1.074 embarcaciolo sucesivo.
nes, saliendo ilesas sólo 27; pertenecían á España 843;
También marca el auxilio que con embarcaciones habia
" e r o e! c a m b i o d e e s t r e n a s ó r e g a l o s , visitas y fe195 á Inglaterra; 188 á Francia; 71 a l t a b a , y en menor
de darse á la nave varada ó en peligro, auní|ue debiendo
número los de otras varias naciones; y por último, sucesatisfacer, por convenio náutico, una recompensa á los
jciLacioiies c o n t i n u ó e n t r e los p a r t i c u l a r e s , y así h a
dieron 618 siniestros marítimos en las costas del Océano,
que la socorriesen; liien entendido que si la petición era
^'egado h a s t a nosotros.
y 853 en las del ilediterráneo.
i^a h e m o s i n d i c a d o q u e t a m b i é n los galos celebra- exorbitante, señalarían la jusla hombres buenos de mar, ó
las ¡uslicias.
Para evitar en lo posible la pérdida de vidas, conviene
an de m u y a n t i g u o la fiesta del A ñ o N u e v o ; p r o Ñu sólo contienen estos mandatos los códigos de Harceestablecer numerosas estaciones de salvamento, provistas
£|emente a l g u n o s siglos antes q u e los r o m a n o s .
lona V Valencia, sino que también se encuentran en las
de los aparatos que reclamen las condiciones de cada locac,u efecto, p a r a los d r u i d a s de la a n t i g u a A r m ó - LfVi-s uáitlico-mcrcinlilf^ f>i7ra h'.<. p¡u-r!iis y i:,>s/,is ¡k CiisliÜn
lidad ; para ello hay «¡iii.' tener presente (]ue la mavor parca y la G a l l a , c u y o m i s t e r i o s o c u l t o , s a n g r i e n t a s T ¿í'('//, sacadas de las Partidas (pie el rey D. Alfonso c¡ te de los naufragios ocurren cerca de la costa, siendo muy
cremonias, terribles justicias é i m p e n e t r a b l e s d o g - 'Sdhio mandó promulgar por los años de 126C) : entre ellas,
corto relativamente el número de los tpie en alta mar acontecen. {Véase el grabatlu de la pág. 125.)
las h a n dejado tras d e sí t a n t a s maravillosas l e y e n - la 11 del tit. IX ampara al navegante, y se expresa en estos
términos :
J^y
t a n t o s a s o m b r o s o s v e s t i g i o s , esa fiesta e r a u n a
May multitud de medios inventados para el salvamento
L sus más g r a n d e s y célebres s o l e n i n i d a d c s , c o m o
Pcfcmhrcx 1- olrox oiiics de aqucltús ¡¡tic usan a /irsoír, r á ser de náufragos; pero principalmente se emplean los botes
lar"^^ '^^'"hien para los d r u i d a s de la G e r m a n i a , d e cvrcii lii riberii de ¡a mar, facvn xcuiiali-s de fiic¿^i> de noche en- llamados salvavidas y los aparatos lanzacabos; son los
. ^ ' ' a n B r e t a ñ a y d e la E s c a n d i n a v i a , y |)ara n u e s - ^-fannnsniiicriíe en /o^tires /w/ii^rosos d /"s ¡¡iw aiidmi /iaue¡^aitdi>,primeros unas embarcaciones especiales, que reúnen todos
los lequisitos que la práctica aconseja como indispensaos druidas célticos ó celtibéricos, cuyos c a n t o s de (•• Liiidni! que es rl piierlo allí; <> ¡as facen con cnlcncion dr los bles, á saber : gran estabilidad y resistencia; ser insumeri-7i_¡;unntir que vengan á la lumbre, <• (¡eran lis, narins en firnna,
^u^^^^ ^ u n p a r e c e n r e s o n a r , e n el silencio d e la n o - ti en logar ftcligroso i- se qi/ebranícn, porque puedan furlnr <• gibles y no anegarse jamas; volver á su posición natural
^' por las c u m b r e s d e n u e s t r a s m o n t a ñ a s .
si los vuelca un golpe de mar, y contener bastante númerobar algo de lo que traen {i); éporque ¡encinos que es/os ahi.y- .'1^'gar el A ñ o N u e v o p r e p a r á b a n s e g r a n d e s saro de personas, ademas de sus tripulantes. Estos barcos,
les facen niiiv grand mili, si acaesciesc que el navio se quebran^ ' i c i o s y severas c e r e m o n i a s , y los sacerdotes d r u í - tase por tal euganno conw este, /' pudiese ser probar/o tal engun- manejados por hombres hábiles c intrépidos, salen á disputar al mar su presa cuando el barco naufraga á bastante
^ os convocaban p o r todas p a r t e s á los fieles, q u e 110, é qualcs fueron los que lo ficicron, mandamos: qne todo
sa "^?°"'^''-'^le m u c h e d u m b r e a c u d í a n á los l u g a r e s quanlo furtaron é robaron de los bienes que en el nai'io venían, distancia de la costa y no es posible el socorro por otro
medio, .Si el naufragio ocurre más inmediato á la tierra,
^^^""^405 e n q u e a q u é l l o s c e l e b r a b a n s u s asambleas, que la pechen quatro doblado, si les fuere demandado por juicio ; se emplean los lanza-cabos, cuyo objeto, ciuno indica su
r si fasta un. auna no demandasen, dende adelante pechen otro
do^
1 "^'^^ y ^^^ sacrificios e x p i a t o r i o s , d i s p u t á n - tanto quauto fue lo que tomaron; c si por ventura acaesciesc nombre, es enviar una cuerdecilla delgada, y por ella otras
hah^
h o n o r d e asistir á esa especie d e j u b i l e o q u e que ellos non lo robasen, más que se perdiese, déhenles pechar
más gruesas, que permiten establecer una comunicación
ere '"^ ^^ verificarse en los añosos bosques e n d o n d e todo quanlo perdieron <• menoscabaron por esta razan, /i aun aérea entre el barco y la costa, y salvar una á una todas
las personas que componen su tripulación. Cohetes, pedenms deslo, mandamos: que el jndgador del legar ante quien
ecia la e n c i n a misteriosa.
V^ s o l e m n i d a d c o m e n z a b a p o r u n a majestuosa p r o - fuere esto provado ¡es faga escarmiento en. ¡os cuerpos, segnnd queños cañones y fusiles, según el alcance que se requiera,
son las armas benéficas é inofensivas que sirven para loba^H^' q u e abria un g r a n coro de los' l e g e n d a r i o s entendiere que merescc por ¡a ma¡dad o e¡cngannoqueficieron. grar tan humanitario fin.
Andando
los
tiempos,
luéronse
estableciend.i
análogas
roe
^"(-"argados de c a n t a r las proezas d e los h é El costo de los lanzacabos viene á s¿r de unos 2.000
ram' ^ ^°^ l"i'mnos en h o n o r d e T e u t a t e s y t ) d i n , d u - leyes en las demás naciones de p:urc;pa y reformando en
reales, y de 40 á 50.000 el de un bote pertrechado de todos
cad
sacrificios : iban l u e g o los e u b a g o s , sacrifi- pártelas bárbaras costumbres ; pero el completo desagravio á los navegantes no llegó hasta bien entrada el jiresen- sus utensilius. La conservación y manejo exige sobre 2.000
me°f"^^ y a u g u r e s , á los cuales s e g u í a n i n m e d í a t a te siglo. A Inglaterra !c coi-responde el honor de ser prác- y 7^000 rs. anuales, respectivamente.
desf
^°^ ''°''°^ b l a n c o s , c u b i e r t o s d e g u i r n a l d a s ,
ticamente la iniciadora del salvamento de náufragos : en
Si la Sociedad Española pudiera plantear un servicio
tinados para v í c t i m a s del holocausto : venía des1824 se creó la primera sociedad de importancia en Norcompleto en nuestro litoral, y por su mediación se salvaran
thumberlaud, aunque ya en 1ÍÍ04 existían 31 botes salva- algunas vida.s, vería recompensados sus afanes y sus gast ú ? ^ " ^í^raldo ó r e y de a r m a s , vestido d e b l a n c a
j. '^^ y a l a d o casco, q u e l l e v a b a e n la m a n o u n a vidas con el mismo objeto en las costas británicas : hoy tos, y España i}agaria una justa deuda de gratitud á las
demás naciones, en cuyas costas pueden encontrar nuestros
á l o ^ • • ^"^''^ona r o d e a d a de dos s e r p i e n t e s y g u i a b a funcionan 314 botes, 3(jo estaciones de cahcics ó morteros |an/.a-c:ibos, y otras 5.S0 provistas de utensilios más se- navegantes fundadas esperanzas de socorro y de salvación.
en f ^ ° ^ ? " ^ ^ novicios p r e p a r a d o s p a r a la iniciación cundarios.
les °^ "^'sterios y e n las innexibics leyes s a c e r d o t a MAnri.v P'ERRKIRO.
Los recursos con que auxilia la cariiiad á la Institución
^ ¿ " ^ ^ ^ ^ h a n d o á la cabeza d e ellos los tres d r u i d a s
inf^lesa son cuantiosos, pues ha habido año en cpic llegó á
if-tr. ^"oíanos, q u e c o n d u c í a n los e m b l e m a s y los o b - recibir cuatro millones de reales entre suscricinnes . cloJ^^^s para el sacrificio.
L a Academia d e Medicina de P a r í s
naciones y legados. Ademas, las Compañías de ferro-carri-
'6
ondul^^''^^ 'í^e todos v e n í a á p i é , vestido de a m p l í a y
da n ^"''^ t ú n i c a b l a n c a , el pontífice-rey ó g r a n d r u i po' I.^'"^'^'' s a c e r d o t e , r e y y juez s u p r e m o á u n t i e m *^onti'^™°' '^^'^ i^aminaba, l e n t o el paso y g r a v e el
h i a n j ^ ^ " ' ' ^ ' ' ' ' ''"'^' d a b a n m a y o r nnijestad t u d a v i a
banie^i ^ ^ " ^ " g a b a r b a y flotante cabellera : r o d e á IJQ p . °^ d e m á s d r u i d a s , e n c a r g a d o s , c o m o dice J n y see^^-^^ í-^'" ^'c//o ffn//tco), d e e s t u d i a r las estrellas
"luiHl"^ ^-^ m o v i m i e n t o , a n a l i z a r la g r a n d e z a d e los
fufj^lj."^''"Vtístigar !a n a t u r a l e z a d e las cosas y p r o tales ^"^^
esencia y el p o d e r í o d e los dioses i n m o r Driii^'- ^'"'^ t r a s m i t i r l u e g o sus observaciones y s u s
™ ; P j o s á los iniciados.^
^
de lo^ " l e n t e , c e r r a b a n el cortejo la n o b l e z a , u raza
siosa *="^"'.''^''os, y el p u e b l o , q u e se a p i ñ a b a en a n u i t i t u d t r a s esta i m p o n e n t e c o m i t i v a , á la
ha aprobado EXCLUSIVAMENTE
(1) Eslns .-icios cmn muy cnmiiiH'S en l.xs cost.-uiL-utnpt'íi.'i, )• lo fueron, linsta
cpuciis Incii rt:cii;nti:s, un 1;LS IIL- !m ¡misLS niic se lfni;iii por TII;'IS civiliü^ilns:
li>s riiiiui;ros, que itsf su ll:im;m uslos iiiraljL'. ile stnunda CIÍLSO , ;iliuuil;iliim por
«ulns píirlt.s, y y.a ijuc nii .TS.tlliib:in en :ill;i miir íi los Imiiucs,^ como t u licmpo
(If lo-. OU'nnah. Uis / í n i s i/r ¡'ft y Iiis Inicaiti-ros tle liis Anl¡ll;i.s,nlr;i¡nnii los
iiiiseriis niivi:jjxintvs liíiciii su pertUcioii. ó se nprovcchalmll de .su inforiunio,
lulii'imloliis y áuu asKsini'iminios.
ICn un folk'io piihlicaiif) t n IJílcic.-i por fl ooiuisririo Iliir.lin fl afio t86S, :il
ocupiirse lie !ncrc.ncioii litl s;ih-nmcnio mariiiino y ilel Uiail ilucrL-lo >\\\>: funrt:iba esle servicio, ilecin: « La U1L-;I IU- orpuii/.at socorro para los niiufraKns ¡lau;ciú ]ior lo luiiuos exiraüa á los iinliilaiiU-s d d liloral; iwrquf vivifniUi fiit-ni tle
1,1 torrieuie tivilizadom, L-siat>,-ui acoslu mi irados desdi; t¡fm]io innicniorinl á
foiisidtTTir como unn presa ¡ndis]iulal>lf v k'KÍlima la naví' arroiaíla Koliri- l.t
]il;iya |iiir fl furor de ln lormi-nla, y era rnudio eonvenir en R;dvadnrirü ií los
1)01; diiranle siyios eniLTOs lial>¡;m sido ladrones."
ü i (ilir.-i fundada en tXjS li.abia [oKrado este cimliid : hasm enlónces la eo-^W
pi'tlem'cia al más audaü; la lempest.iil i;r:i su Providi-nein; poni.i entre su.s manos. er¡spada.s ]Hir la codicia del liolin, la forlima Av veinte familias. No csisli.i la proiecloTu viiíilaiicia o (id id ; s¿lo lialiin i'' culpable eomiilicidad lí nljsolina iodiferenci.T- [ Desjimci.adn del capiíau á ipiien los funestos airares de su
peiHis:! iirofeslcm amducian n la iilaya! 'I'i-m'.-niuc disputar .su vida li lasólas, y
bU fortuna á tos crueles merode^orcs.
la sola
verdadera
AGUA DENTIFRICIA DE BOTOT.
l.üs POLVOS D E N T Í F R I C O S D E BOTOT con
quina, em[ilendt)s con el A g u a d e B o t o t , constituyen la preparación más sana par-.i los ciiidadns de la boca.
Depósito en París : 229, rué Saint-HoQoré.
?üt Beur : 18, Boul. des iLalieDs j tu «sa da hi frincipalK coinetGiiiilB,
(/
/os cuajes se pedirá el prospecto para
de ia eficacia de ¡os p*rodnctos.
cerciorarse
fs) Ln Socied.id francesa recibe sulivt'nclone.'! lic los Minislerrás dt; Marinn.
OUra.1 Mlilicns y llnr.ietiiln, tic los ileiviriamenlos y ilc ln.1 Junl;is de Conujiciii, cniímiiilo enn un inurtso nniml, cniri; liiilns KHS rt'tursos, ile unos 180,000
fnincos, Ln i]e Rusia rccihü .-'1 su instalación sobtc 900.000 rt;il(.'s, y loilíis laa
(lemiis nnciunt's ciieiilan con el upoj-o clíciii; y tonsinnle tic sus ("oliietrios respectivos.
LA
135
ILUSTÍIACION
ESPAÑOLA
Y AMEIUCANA.
A l a n i m l ( l o Fai-iiin<-o<lin:inii<-n, por el Dr, Ricardo
Mughes, traducido directamente del inglés por el doctor L). SaSvio A l m a t ó , mÉdico homeópata, y precedido
de indicaciones preliminares por ei Dr. D- Pedro Riño
y Murtadü. Esta excelente obra es el tomo segundo de
la Bihliateca Escof^ida, científica, que está publicando el
acreditado peritidico de Barcelona Los Archivos de la
Medicina ¡lomeopática : con decir q u e el autor de ella
es el insigne H u g h e s , catedrático de Tcrai>éuiica V
Materia Médica en la Universidad Homeopática de
Londres, tan ventajosamente conocido en la república
de las letras médicas, por su talento y su laboriosidad,
y que está perfectnmenie tradurida ( d e la 3.° edición
inglesa) por el docto profesor Sr. A l m a t ó , hacemos su
mayor y_ legítimo elogio. Eorma un abultado tomo de
930 p.iginas en 4." menor, y se v e n d e , á 56 rs,, en las
principales librerías y en la Redacción y Administración de aquel periódico, Barcelona (cal le del Cali, 8, i.")-
LIBROS PRESENTADOS
Á ESTA REDACCIÓN
POR A U T O R E S Ó
EDITORES.
IMiieva l e y d o E n j u i r i i i n i i e i i l o c i v i l , anotada. Esta
obra, tan necesaria para tletcrminadas clases, y aun
para el píiblico en ¡reneral, se vende á 12 rs. en M a drid y 13 en provincias, en la Administración de El
Consultor de Ávtirttamietitos, Plaza de la Villa, 4 , M a drid.
L a V i l l a e s M i i e n » , comedia, y El Miigicopyoiligioso,
comedia íilosólico-rclifriosa, en tres jornadas, del inmortal D, Pedro Calderón de la Barca. ¿ Quién no conoce
estas dos maravillosas composiciones dramáticas del
más profundo, del más filosófico y también del más religioso de los poetas españoles del siglo x v i i ? ; Y
quilín , conociéndolas , no desea vivamente estudiarlas,
analizar su espíritu y siis tendencias, inquirir d través
de los admirables versos de u n a y otra el jienio de
C a l d e r ó n , de aquel sublime cantor de la fe, de la patria y de la familia ? — El conocido editor barcelonés
D. Manuel Saurí ha llenado un gran vacío, publicando
en elegantes folletos, independientes de las demás obras
del insigne dramático, ¿a Vida es siiefio y £1 Mágico
prodigioso. Cuesta cada uno cuatro reales, y los pedidos
se dirigirán á la Administración, Barcelona (Plaza Nuev a , 5 ) , ó al domicilio del editor ( R a m b l a Canaletas, 7,
segundo).
T r i l l a d o d o T o r m n i n e l r í a m ó d i c a , Toi-nin(i.H¡nlogia, Termopaiologia, Tcrmosemeiidogia y Termocologiih
por D. Nicolás Rúdriguez y Abaytua, Doctor en Medicina y Cirugía, con prólogo d e ' D . Mariano Salazar y
Alegret. médico del Hospital de la Princesa, etc. Se
ha publicado el cuaderno 2." de esta obra científica, que
ya liemos recomendado eficazmente. Continúa abierta
la suscncion en casa del a u t o r , Madrid (Corredera Baja
de San P a b l o , 14, 2.").
I - a M i i j o i - e i i P i i o i - t o - R i f o . Memoria escrita por
D. Gabriel Eerrer, y ])remiada en el certamen de c *
Buscapié, celebrado el 9 de Octubre de 1880. Es un bellísimo estudio doméstico-social I digámoslo a s í , que
trata ampliamente del estado actual de la mujer puertu-riquefiay de los medios más fiiciles y adecuados para
mejorar su porvenir, Eorma un lindo folleto de 72 painas en S.", impreso en Puerto-líico, establecimiento
e El Agente.
F o l l e t o s v a i ' i í i M . — r ; f Nuevo morde, por medio de!
cual se puede modular á cuahpiier t o n o , por O- I-U'^
Leandro Mariani. Curioso librito, q u e deben conocer
los señores profesores y alumnos de las clases de Música. Precio, 6 rs. en la Administración, Sevilla (Sierpes, ()4¡,—La Primera operación de ¡irariolomia en Caracas, Q]e.cuV.\A^ n o r e l S r , l)r. M. M. Ponte, presidente
d é l a Facultad iVlédica de Venezuela, etc. , e l d i a 15 de
Setiembre de 18S0. Breves páginas en que se detalla la
indicada operación, que e s , á no dudarlo, un gran
triunfo médico-quirúrgico del Sr. Ponte, Caracas, irn-
A i - t e u l o s liti'i':ii'i<»s, por D, Victoriano Agüeros. Este
distiii;íuido liieriiio mejicano, cuyos escritos han honrado niiisdc lina vez las columnas de I,A I I . I ' S T K A C I Ü N ,
ha tenido la bondnd de remitirnos un ejcmnlar de la
nueva obra que acaba di; ]jublicar : es ima njieccion de
bellos artículos literarios, críticos, históricos, etc , y
merecen especial! mención los titulados ta Miisicn Im/a,
La Semana Smila, Dias de priniavfra,
Recuerdas del
Evangelio, La ynveiilud literaria y El Estudií de la / / « ÍDr;V/,'—Forma un lomo de 400 págs. en 16.", y se vende
en Mújico, LHireria Madrileña (Portal del Águila de
Oro, 5) y en la Librería Católica (San José el R e a l , 7,
bajo).
5
M c d i i i . t A z z u l i r á , leyenda histórica, original, de don
vXntunio Alcaide y Valladares. En los Juegos l-'!orales
celebrados en Sevilla el fi de Abril del año último obtuvo esta leyenda el primer premio, y si su ihisti.ido
autor no fuese 3"a bien conocido en la república de las
letras por utras composiciones poéticas, de gran interés
en el fondo y belleza en la forma, ella sola bastaba para
darle reputación distinguida entre los vates modernos
que canl.Ln las glorias y las tradiciones de la ¡latria. Un
folleto de 53 páginas en 4.", que se vende, á una peset a , en las principales librerías y en casa del autor, Madrid (lIurtaleKa,76).
ADOLFO
EWIG,
D.
ESCUMEZ.
dcslrtiye radicalmente todo vello
impantinodelrostrn.siupcliííru
París.
— P o r inayur,
E X P O S I C I Ó N U N I V E R S A L d e 1878.
2 medallas
de oro y i medalla
de
plata•
ENFERMEDADES DE LA MUJER
¿B YLANG'YLANG X
t Aceito
de YLANG-YLANG *
• Polvos de Arroz, de YLANG-YLANG ?
i Cold-cream
de YLANG-YLANG t
RIGAUD Y C'^
nilQQPP
UUOOLn
AGENCIA
Preciados, 3 5 , entresutjlo.
I V I a d n i í i * ^ L i a c I i a | > < ' l U > , p a r t e r a d e p r i m e r a c l a s e , profesora e:i p a r t o s , t r a í a
(.sin d e s c a n s o ni r é g i m e n ) las e n l e r m e d a i i e s d e la iinijer, c o m o i n l t a n i a c i o n e s , s o b r e p a r t o s , u l c e r a c i o n e s , a l t e r a c i ó n d e los ó r g a n o s , cattsas f r e c u e n t e s d e la e s t e r i l i d a d
corkstitiicional ú a c c i d e n t a l . L o s m e d i o s d e c u r a c i ó n , t a n sencillos c o m o infalibles, {jtie
e m p l e a i V I a i l i i i i K í r ^ n i - h a p o l l t s s o n el r e s u l t a d o d e v e i n t i c i n c o a n o s d e e s t u d i o
y ob.Svirvacinnes p r á c t i c a s e n el t r a t a m i e n t o e s p e c i a l d e csta.s a f e c c i o n e s .
¡ V l a d n i n e L a d i a p e l l e r e c i b e t o d o s los d í a s , d e t r e s ú c i n c o d e la t a r d c j en
su gabin?te,
t Esencia
de YLANG-YLANG
i Jabón
de YLANG-YLANG t
i Agua de Tocador da YLANG-YLANG t
i
rpll ATriRIÜ
l - r l L n i U n i n
ANUNCIOS ESPAÑOLES:
EGROT, 2 3 , r u é M a t M s , París.
MEDALLA DE PLATA
Pomada
Mendoza ( M o n a s t e r i o , 3 ) . — Cala de copistas, anotaciones ortográficas para escribientes, litógrafos y copist a s , por D. M. Rodríguez Navas, Madrid , librería de
Kscribanu (Princi]>e| 3 5 ) .
SociedadEsp^ulola
alyimo para el ciilis. E.xita,garantizada.
Dnascr, me y. J. Rousseau,
en casa d e A l c a r a z y ( i a r c i a , T c U i a n , 1 5 ^ M a d r i d .
la
t
F l i l i \< Í-: I R o ,
ANUNCIOS.
p A Q T A
r n O i n
¿
renta de Alfred Rothe. — Ca.\tiga sin culpa, poema de
Emenor,
I. Antonio Castrillon y Pareja. Tiene 24 págs. en 4-"
y está impreso en l l u c i v a , establecimiento d e
de Salvamento de Náufragos.
ÚNICO A G E N T E E N FRANCIA.
El Key de los Perfumes
M AlíTI N
teniente de navio, lumorario, fundador de la
2, r u é l^léchier, París.
I*
N.° V I H
I
2 7 ,
p n « (I« IVTnntliahnr,
«»n l > í i r f . ' « . cerca d e la.? T i i l l e r í a s .
X PERFUMERÍA VICTORIA J
í
PARÍS, S, Rué Vivienne, 8, PARÍS
t
li*
V 47, AVIÍNIIK l)K t.'Ol'lítlA
^ f
:SS*5i**4^ • • • • • • • • • • • ^ • • • • • • í S t ^ s t
rtniniiiiiiiinrimnini
i EXPOSITtON
i Médaille d'Or
i
OPRESIONES
TOS, Cü.NSÍÜ'ADOS,
GA'IVIMS.
Ast)ir<iiH!ii el hiiriio, poiipira en el I'cctio, calma ol si3lt;r::a n e r viiisi), raciiila la i^xpcetoracion y füvorecd las riiiiciüiies o..- los
órnani'S res ji i ral o ríos.
(Exigir e^in firma : J. KSI'ls-M
V c n l i i p e r n i i í j o r J . l ^ . S P I C , ttfi^ r u ó M n i í i t - I . n x n r o ^ l'nrÍNr
Y en las i)riiici|.ült;s Farmacia» do las Américaa.—» fr. l u c a j n .
imimniimninniiiira
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Groixü^GbeTalierl
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Esti! nuüvo aceite iinluopo y nutritivo
3
2 se c o n s e r v a Indciiiiidainoiitii y tiime l;i priipiedad a
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d e m a n l e n c r el cabullo flexible y lustruso.
3
I
ARTÍCULOS RECOMENDADOS
I
PERFUMERÍA A LA lACTEINA I
Recameiidada
Effi] N L V R A L G U S
por las Cehbridníles
Medicales.
3
POLVOS DE CANDOR
^
Los Polvos de C a n d o r , sin rival, i'iimi)uesl03
de inalei'ias tiiilsamicíis, i|i'i:iii muy ;itr¡is ;i lodos
los pruiliirtus SÍIII11;UTS ciiiiilrarlus lla^íla el dia.
Las Polvos do Candur tiiiiilicaii, refrescan y
tUiiniiue^n el ciiUs, q u e luitiiUeTion e n u n «slado
conslaiile ile b e l l i z a y du l'roscuia.vscituiioucn
a las (lamas para la cunservacinti d e s u j u v e n tud, por la liigicTic, 'luc tan m a l lilirada sale üe
las pastas y ateileíi de lodo tréiiero.— ¡so u o a cstraiia, pues, i.|ue fl P n d o r Hiciíic», de la Kacullad
de Medicina de t'aris, alirme e n s u dícLameu q u e
los Polvos de C a n d o r e^lau llamados a remplazar toda clase de polvos d e arroK y m e r e c e n
el eslraoi'di'iarlü éxito q u e h a n alcanzado.
ütros Arliculos '¡"i rccomcmlamos
ACEITE de CANDOR, lundiu uim Uuivs n a l u r a l e s
ESENCIA de OLORES c o n c e n t r a d o s .
C\SJ\. AL l'Oll MAYOR :
réliiBANENT, Químico, (iU, rué füDlMue-au-Roi, PARÍS
CARNE, HIERRO y QUINA
^
A l i m e n t o uiiidü á iiis t ó n i c o s mas reparaduruíi,
FERRUGINEUX AROUD
CALLIFLORE
13,raed'Enghien. 13 PAñis|
¡PARÍS
E
:
|
3
3
Depósitos en casis tío los principaics Perfumisüs.
Boticarios y Peluijiicros de ainbas Amóricas.
íiiHHHiiiii"'""""""M""llF"'"""""""'""n
|
3
d dr.síiladnn
cniUiniin.
TINTURA íi'^L'Sl^
POMADA
frasco), s i n p r e p a r a c i ó n ni l a v a d o .
d e v o l v e r á l o s cabe-
lios b l a n c o s su c o l o r p r i m i t i v o . — F I L L I O l - ' t
47, rué Vivienne, P A R Í S .
con QUINA y ¡iriDCiiiios mas snliiltlcs de \i CAIINK
Una oxiierlcucla de diez a ñ o s y la autoridad
lie l(is iirnic¡]ies ilc la ciencia p r u e b a n que el
Vino f e r r u g i n o s o Aroud, e s el
REGENERADOR DE LA SANGRE
m a s poderuso para c u r a r : la clorosis ó colóles pálidos, ia pobreza ó alleraclou d e la
sangre. — Precio : 5 francos.
Por mayor en París :
En casa üe J . FERRÉ, Farmacéutico, Sucesor de AROUD
103, rué Rlchelíeu, 102
Y EN TODAS I.AS KA.KMACIAS
G O T A S C O N C E N T R A D A S para c! paüaelo |
A G U A D I V I N A llamada ajna de salad.
~
""*
'
=
SE VENDEN EN LA FABRICA
Ej^rni
FLOR de BELLEZA.''°'rrnvt^S'^^
l'iir o! nuevo initun de 1 iniileados estos polvos
_ _ _
c o m u n i c a n al rustro u n a maravillosa y delicada
belleza y le deja u n perfume de csignlsila suavidad. Ademas de s u color blanco d e u n a p u r e z a
notable, liay í matices do Itacliel y d e Hosa, desde el m a s pálido h a s t a e l m a s subido. Cada
cual aliar* p u e s e x a c L i m c n l o el color q n e conviene a s u roslro.
£ n l a P e r t b m c r i a c e n t r a l d e . a c i T E l í , 1 1 , rae M o l i e r e
y eu las 5 Perfumerías aucursales q u e posee e u París, asi como eii todas l a s b u e n a s p e r í u m e r l a s .
Administración
' PARiS, 22, Boulürard
Montmartre
PASTILLAS DIGESTIVAS, fabricadas c n V I c ü j
con las sales cslraldas de los manantiales Son
de un gusto a^rradable y u u aféelo seguro contra las acedías y las digestiones díDcullosas.
SALES DE VICHY PARA BAÑOS.— Un roUo
para un baño, para las p e r s o n a s que no pueden
Ir á Vleliy.
Para evitar las Imitaciones fraudulQntas, exíjanse en
todos fos productos las marcas de tibrioa de la Compafíia-
Los producios arriba m e n c i o n a a o s s e liaUau
en Madrid : Josó M a r í a Moreno, ií3, callü Mayor;
V eu as prUicipales farmacias.
*
MADRID.—Imprenta, cstcrcolipin y galvancipUsti:! de Aiibau y C , suceíores Ue Kivaiiuneyra,
Btsün-ados todos los derechos de propiedad artística y liitratia.
IMPRESOREG SE CÁHAPA QE S. U,
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