la evolución de españa bajo el sistema de la restauración

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LA EVOLUCIÓN DE ESPAÑA BAJO EL SISTEMA DE LA
RESTAURACIÓN
El origen del retorno de la dinastía borbónica se encuentra en la fragilidad e incapacidad
de la I República, en la debilidad de la oposición social a la restauración (trabajadores y
campesinos) y en la fuerza de los grupos sociales favorables a un cambio de régimen; en
este último sentido, la burguesía reclamaba disciplina y estabilidad para sus actividades,
los grandes propietarios de tierras deseaban seguridad y orden, la Iglesia católica
abrazaba las ideas reaccionarias y antidemócratas, y además estaban los intereses
coloniales de los plantadores de Cuba y los de los mandos y oficiales del ejército.
I.
EL SISTEMA POLÍTICO DE 1874-1923 Y SUS FUNDAMENTOS
SOCIALES.
Con estas bases, Antonio Cánovas del Castillo creó el nuevo sistema político, y en
1874 redactó el Manifiesto de Sandhurst firmado por Alfonso XII (entró en Madrid en
enero de 1875) . En el manifiesto se presenta al rey como solución, teniendo un carácter
conciliador Era un hombre de pensamiento y acción, de ideología conservadora y que
creía compatible la libertad del individuo con el progreso económico y el orden,
manteniendo la disciplina social frente a las masas. Se mostraba contrario al sufragio
universal y pensaba que la democracia llevaría a la anarquía; por ello justificaba el uso
de la fuerza como medio de defensa. Poseía un carácter pragmático y realista, y siempre
fue partidario del consenso con otras fuerzas (dentro del liberalismo).
Cánovas quería volver a la monarquía borbónica y al viejo y antidemocrático sistema
liberal clásico, sin igualdad de derechos y con sufragio restringido. Presentaba un
régimen asentado sobre pilares sencillos, el principio monárquico y el constitucional,
“la voluntad permanente de la nación”. Para ello creía necesario reemplazar a Isabel II
por Alfonso XII (éste, no sería rey de un solo partido, como se ve en el manifiesto), el
Partido Conservador sustituiría al antiguo partido liberal moderado, había que terminar
con las intervenciones del Ejército en la política.
Aparece así el régimen más estable del s. XIX. Es la época del gran capitalismo y de la
democracia parlamentaria al estilo inglés, con 2 cámaras, poderes del rey reducidos y 2
partidos (implantación del sufragio universal –en 1890 en España-). A veces la
estabilidad se ligará a la aceptación o no de los partidos obreros, que van apareciendo
junto a los problemas sociales. Se intenta que un partido no vuelva a subir al poder por
la revolución y se propone un pluralismo liberal limitado por aceptación de la ortodoxia
monárquica. El nuevo sistema político contaba con: el Rey y las Cortes, los pilares del
sistema, en los cuales quedaba el poder legislativo y la soberanía; dos partidos
burgueses (Conservador y Liberal –Sagasta-), debían turnarse pacíficamente (Pacto del
Pardo, 1885). Estos 2 partidos actuarían como gobierno y oposición alternativamente,
mientras carlistas, republicanos quedan prohibidos. Los europeos reconocen el nuevo
régimen y ello significa un duro golpe para los carlistas (Carlos VII huirá) y se
suprimirán los fueros vascos. Entre los 2 había escasas diferencias ideológicas, pues
ambos eran partidarios de la monarquía y del sistema económico capitalista; los
conservadores tendrán su apoyo en el sur y los liberales en el norte. Sagasta es jefe del
partido constitucional en la monarquía de Amadeo; era un partido con conglomerado de
ideas. Participó en acciones revolucionarias, en la Gloriosa, fue ministro con Serrano, y
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como Cánovas era ecléctico y conciliador y partidario de la autoridad manteniendo la
libertad. Según Azorín: “a d. Antonio se le respetaba, a d. Práxedes se le quería”.
Mediante el turno ninguno de estos dos partidos estaba excluido del poder y por eso era
innecesario el apoyo militar. Es el sistema político de dominación de la burguesía en la
sociedad española.
El turnismo se asentó sobre la manipulación de los resultados electorales, impidiendo
que otros partidos llegasen al poder. El sistema parlamentario fue una ficción; el rey
nombraba un jefe de gobierno que recibía el decreto de disolución de las Cortes,
convocaba nuevas elecciones y “fabricaba” fraudulentamente los resultados electorales
deseados. El partido en el gobierno fijaba esos resultados de forma pactada con el otro
partido; esta práctica (“encasillado”) consistía en la elaboración de una lista con los
nombres de cada uno de los diferentes distritos electorales; se colocaba en cada casilla
el nombre del candidato seleccionado para diputado, que ganaba así la elección antes de
las votaciones.
Para asegurar más los resultados era imprescindible la colaboración de los “caciques”,
personas poderosas e influyentes en la vida local, que controlaban las elecciones en
pueblos y municipios rurales. Los caciques hacían de intermediarios entre la vida local y
el Estado, y los procedimientos utilizados eran la violencia, amenazas, cambiar votos
por favores (la regla era “para los enemigos la ley, para los amigos el favor”). Los
distritos libres de estas manipulaciones eran los grandes núcleos urbanos e industriales.
1. LA CONSTITUCIÓN DE 1876
Fue hecha por notables y con la huella de Cánovas. Todo este mecanismo tuvo su
formulación legal en la Constitución aprobada en 1876, que era un retorno a las normas
de la de 1845. Sus principales características fueron: soberanía compartida de las
Cortes y el Rey; Cortes bicamerales (Congreso de Diputados y Senado –senadores “por
derecho propio”, senadores “vitalicios”, y senadores elegidos por sufragio restringido-;
el Senado quedaba controlado por los grupos poderosos); ampliación de las
atribuciones del rey (potestad ejecutiva y designación de ministros, derecho de veto,
convocar, suspender y disolver las Cortes, mando del ejército); reconocimiento de
derechos y libertades pero muy limitados, como la libertad de cátedra, de asociación, de
expresión y de prensa; vuelta al sufragio restringido (hasta 1890); recorte de la libertad
religiosa y la religión católica como la oficial.
Respecto al sufragio se consideraba que el sufragio universal llevaría al despotismo
comunista o al despotismo cesarista; se gravaba a industriales y comerciantes (habían
apoyado la revolución y votarían al partido liberal) y se favorecía a terratenientes y
propietarios agrícolas; así votaban los mayores de 25 años y que paguen una
contribución territorial de 25 pesetas ó 50 pesetas de subsidio industrial.
2. EL REINADO DE ALFONSO XII, 1874-1902
Entre 1875-1880 dominó el partido de Cánovas, como entre 1884-85, 1890-1909 y
1918-23; en este primer período se terminó la guerra colonial en Cuba y la guerra
carlista. Se aprobaron medidas centralizadoras, aboliendo los fueros vasconavarros
(1876), y se estableció el nombramiento real de los alcaldes de poblaciones de más de
30.000 Hab. Se puso en marcha un nuevo arancel –1877-, que supuso el triunfo del
proteccionismo, demostrando la presión de los industriales españoles, cuyos productos
sin esa protección no podían competir en el exterior. En 1878 la ley electoral fijaba el
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sufragio restringido, limitando el derecho al voto. En 1879 apareció la ley de prensa. En
general se recortaron los derechos.
Entre 1881-84 el Partido Liberal ocupó el gobierno, y de nuevo entre 1885-90 (ambos
con Sagasta) y entre 1909 y 1917. En estos años se ampliaron las libertades recortadas
antes, se estableció el sufragio universal masculino (1890). Los 2 primeros períodos
son años de paz, estabilidad política y desarrollo textil y siderúrgico. Aunque Cánovas
limita la libertad de expresión, Sagasta consigue amnistía para estos delitos, y repone a
catedráticos en sus puestos; en 1883 se aprueba la ley de “Policía de imprenta”, con lo
que se dará la mejor creación cultural y los periódicos consiguen gran difusión y
calidad. En 1887 se aprueba la Ley de asociaciones, permitiendo grupos religiosos,
científicos, artísticos y políticos (sindicatos son organizaciones de masas desde 1898).
En 1884-85 hubo un intermedio conservador y en 1885, tras la muerte de Alfonso XII,
se estableció la regencia de Mª Cristina de Habsburgo (2ª esposa, reina constitucional y
que no intervino en la labor del parlamento) hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII.
Durante los años 90 continuó el turno y los distintos gobierno se ocuparon de gestionar
y administrar los asuntos cotidianos (solucionar los problemas que van surgiendo). En
este panorama político fue surgiendo el republicanismo, como rechazo a la
Restauración; los republicanos lograron algunos diputados en las grandes ciudades, no
así las fuerzas proletarias.
La aplicación de este sistema entre 1875-1902 demostró que bajo las instituciones
parlamentarias se ocultaba el verdadero poder de oligarcas y caciques (burguesía
terrateniente y aristocracia propietaria dominan el sistema político y la vida social).
Rutina solo rota por la actividad de la burguesía comercial (ciudades mediterráneas,
Asturias, Madrid).
II.
LA CRISIS FINAL DE LA RESTAURACIÓN. EL IMPACTO DE LA
PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y EL AGOTAMIENTO DEL SISTEMA
POLÍTICO.
1. EL REINADO DE ALFONSO XIII, 1902-1923
Alfonso XIII asumió la corona con 16 años y ejercerá los poderes otorgados por la
constitución. En su reinado se mantuvo el turnismo, pero se aceleró su
desmoronamiento. La inestabilidad política provocaba continuos cambios de gobierno;
los 2 partidos turnantes se iban fragmentando. Tras Cánovas y Sagasta, los partidos son
liderados por Maura y Canalejas; posteriormente Dato (conservadores) y Romanones,
García Prieto (liberales). Surge además un partido republicano radical (Lerroux) y el
PSOE logra su primer diputado (1910, Pablo Iglesias). La gestión de Alfonso XIII fue
desafortunada, entrometiéndose cada vez más en los asuntos de gobierno.
Se ensayarán 2 sistemas regeneracionistas: 1) conservador, con Maura, de 1904 a
1909; acabar con el caciquismo y atraer a la pequeña burguesía; intentó reforma militar
y modernización naval. Pero la política social no satisfizo y tuvo la oposición de las
izquierdas. La lucha obrera tuvo su culminación en la Semana Trágica. 2) liberal, con
Canalejas, de 1909 a 1914; descentralización y actuación contra el clericalismo; la
muerte de Canalejas frenó el intento y precipitó la desintegración de la monarquía
parlamentaria, atacada por burguesía, ejército, proletariado.
En ambos casos fue una reforma desde arriba para evitar una revolución desde abajo;
era una reacción positiva a la derrota de 1898 y a la debilidad política y militar que
supuso. Trajo consigo una modernización, con el pensamiento de intelectuales como
Joaquín Costa, Lucas Mallada…
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Durante este reinado se observará la crisis de las democracias occidentales,
perdiéndose el sentido de defensa de los intereses nacionales y fragmentándose los
partidos; hay también crisis espiritual, por la descristianización de obreros y
campesinos. Habrá que hacer frente a varios problemas: falseamiento electoral por el
caciquismo; oposición entre seguidores del clero y anticlericales, que divide la sociedad;
los militares buscan protagonismo, al no verse atendidos por el poder civil, y piden
tribunal militar para delitos contra la nación o el ejército; violencia de obreros, sobre
todo por influjo anarquista; catalanismo, en defensa de su autonomía.
Por si fuera poco, el régimen político recibió 2 grandes golpes.
A) En julio de 1909 se desencadenaron en Cataluña los violentos acontecimientos de la
“Semana Trágica”. Primero fueron manifestaciones y luego huelga general.
Barcelona quedó paralizada, las masas ocuparon las calles, hubo barricadas, se
cortaron las comunicaciones y se incendiaron más de 50 conventos e iglesias. El
gobierno de Maura proclamó el estado de guerra y se desencadenaron
enfrentamientos entre fuerzas públicas y obreros.
Los motivos de esta violencia fueron varios. En Marruecos se explotaban minas de
hierro y se hacía un ferrocarril para sacar el mineral a Melilla; las tropas del Sultán
atacan a los obreros españoles, estalla la guerra del Rif y se prepara el envío de
reservistas catalanes. Así empieza la protesta contra la guerra colonial de
Marruecos; las clases obreras sentían rencor hacia un gobierno que enviaba a los
más pobres a Marruecos para defender los intereses de los industriales mineros y
satisfacer a los oficiales del ejército. Por otro lado aumentaba el anticlericalismo,
pues los obreros veían a clérigos, policías y guardias civiles como integrantes del
sistema explotador. A esto se unía el malestar económico del proletariado.
Las consecuencias fueron: caída de Maura, el acuerdo republicano-socialista frente
a la monarquía (desembocará en la República de 1931), la dureza de la represión
gubernamental (culminando en el fusilamiento de Ferrer Guardia, acusado sin
pruebas de organizar la rebelión), y las fuertes protestas internacionales contra este
último hecho. Canalejas quiso solucionar los problemas y estableció una ley
regulando el no establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España, y puso en
marcha la Ley de Mancomunidades para Cataluña (pequeña autonomía; organismo
superior de las 4 provincias).
B) Otra grave crisis se desarrolló en 1917, cuando convergieron el malestar militar, la
protesta política y el problema obrero. Respecto al primer punto, los oficiales del
ejército se enfrentaron al gobierno por sus bajos salarios, y para presionar crearon
las “Juntas Militares de Defensa”; éstas reclamaban un incremento de sueldo y la
determinación de los ascensos sólo por antigüedad. Esto suponía una ruptura de la
disciplina militar, pero el gobierno de Dato (verano 1917) acabó cediendo a los
intereses de los oficiales. Quedaba patente la debilidad y falta de autoridad del
gobierno.
En 2º lugar el sistema político estaba ya desacreditado; por el fraude electoral y el
caciquismo los gobernantes sólo representaban a la oligarquía económica. Por ello
en julio del 17 unos 70 diputados y senadores marginados del sistema, en Barcelona
constituyeron la Asamblea de Parlamentarios, exigiendo una reforma de la
Constitución para democratizar el sistema; también pedían autonomía para Cataluña
(luego extensiva a todas las regiones). La asamblea fue disuelta y la Lliga catalana,
importante en este movimiento, terminó pactando con el poder por temor a una
revolución proletaria; en el gobierno de noviembre de 1917 entraron 2 ministros de
la Lliga, que contribuyó así a reforzar el sistema que decía combatir.
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Por último, el desarrollo económico derivado de la neutralidad en la I G.M. atrajo
hacia las ciudades a muchos campesinos, pronto proletarizados. El descontento se
canalizó hacia la CNT y UGT, que firmaron una alianza que desembocó en la
huelga general de 1917 (agosto). Los cenetistas pretendían acabar con el
capitalismo y con el Estado, utilizando la huelga como arma revolucionaria; los
socialistas sólo deseaban acelerar un cambio del sistema. En los días posteriores a la
convocatoria hubo incidentes en los grandes centros industriales y urbanos,
respondidos con dureza por el ejército. La protesta fracasó y ello contribuyó a
dividir al movimiento obrero español (socialistas y anarcosindicalistas).
Mientras todo esto ocurría se formaron diversas fuerzas de oposición: los partidos
republicanos defendían un programa de reformas sociales con el apoyo de las capas
medias y destacando el Partido Radical de Alejandro Lerroux; la oposición nacionalista;
los carlistas (poco importantes ya); el movimiento obrero señalado (UGT, CNT, PSOE);
y la oposición intelectual.
Pero el inmovilismo para que no peligrasen los intereses económicos y políticos de los
grupos dominantes caracterizaron la acción gubernamental. Y ello a pesar de problemas
como la situación en Marruecos, el regionalismo, el caciquismo o el problema social.
Respecto a éste último la inflación, el hambre en el campo, los bajos salarios y el
desempleo urbano provocaron conflictos y agitaciones; la respuesta gubernamental fue
tardía pues hasta 1908 no se fundó el Instituto Nacional de Previsión, la jornada de 8
horas se consiguió en 1919. Otro problema grave fue el terrorismo anarquista (desde
1893); durante los primeros años del s. XX aumentó el número y gravedad de los
mismos (contra Alfonso XIII, Dato, Canalejas). Esta actividad se desplegó sobre todo
contra los empresarios en Barcelona, y los patronos respondieron contratando matones.
La policía reaccionó con torturas y con la “ley de fugas” (disparar sobre el preso al que
se le hacía creer que se le liberaba).
2. ESPAÑA EN EL PLANO INTERNACIONAL HASTA 1920
El gobierno de Dato se declaró neutral en la I Guerra Mundial, estando las causas en
el tradicional aislacionismo español, su inferioridad militar y la indiferencia hacia la
guerra. Esta neutralidad fue positiva, en general, para la industria, pues la siderurgia,
minería, textil, naviera, química fueron beneficiadas, y la balanza comercial española
fue excepcionalmente positiva (1915-19). No ocurrió lo mismo para la agricultura, que
vio como descendieron las exportaciones (vino, plátanos, naranjas), bajaron los precios
y se acumularon pérdidas, pues los países europeos tenían otras prioridades; además
España tuvo problemas de abastecimiento de cereales. Así, mientras la burguesía y los
empresarios se enriquecían, las capas populares y el proletariado eran perjudicados por
la escasez y el aumento de precios. Esta coyuntura explica en parte la crisis de 1917.
Otro acontecimiento importante de estos años fue la Revolución soviética, seguida con
expectación por las clases obreras (aunque el PSOE se mostró desconfiado). Esta
revolución se convirtió en un mito para el proletariado y en pánico para la burguesía,
provocando graves enfrentamientos sociales en toda Europa. En España se
intensificaron las luchas y entre 1918-20 confluyeron revueltas, manifestaciones y
huelgas de obreros urbanos y del campesinado sin tierra (que aspiraba a repartirla). Las
protestas (más de 1.000 huelgas en 1920) se reprimieron con dureza, aunque no se pudo
impedir la creación del Partido Comunista español en 1920.
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III.
EL REGIONALISMO Y LOS NACIONALISMOS. EL MOVIMIENTO
OBRERO.
1. EL NACIONALISMO CATALÁN Y VASCO
La idea básica es que Cataluña y el País Vasco son naciones y tienen derecho a
autogobernarse. Los hechos diferenciales son la lengua, derechos históricos (fueros),
cultura y costumbres propias frente al centralismo y uniformismo de la Restauración.
A) Hasta finales del s. XV Cataluña fue una entidad independiente y soberana, con
lengua, leyes, gobierno. En 1715 los catalanes perdieron sus fueros y privilegios
(con el inicio de los Borbones), y en el s. XIX se reavivaron los sentimientos de
diferenciación, a lo que contribuyeron determinados factores económicos.
Los momentos que configuraron el regionalismo y el nacionalismo catalán fueron,
la “Renaixença”, movimiento de los años 30 del XIX que pretendía difundir el
pasado de Cataluña y recuperar sus señas culturales. Se inicia con el Diari Catalá
(1879) y el Congreso Catalanista (1880). En 1882 se creó el Centre Catalá
(Valentín Almirall), asociación que reclamaba la autonomía para Cataluña dentro
del Estado Español. Así se va agrupando a la burguesía agraria. Prat de la Riba
participó en 1891 en la formación de la Unió Catalaniste, y redactó las “Bases de
Manresa”(1) , solicitando el autogobierno para Cataluña, deseo de la lengua catalana,
competencia legislativa y el reparto de funciones entre el poder central y el regional;
se consiguió también un arancel proteccionista, venciendo en la lucha contra el
librecambio para vender tejido a toda España (fue el mayor esplendor de la industria
catalana). Por último, la formación de la Lliga Regionalista (Cambó) en 1901,
partido burgués, católico, moderado y distanciado de posiciones independentistas.
Todo esto lleva a catalanismo, ayudado por el movimiento federalista y por el
carlismo vencido –defensa del fuero catalán-.
Los 2 objetivos de la Lliga eran pedir la autonomía de Cataluña y defender los
intereses económicos de las 4 provincias, sobre todo a través del proteccionismo.
Estos propósitos chocaron con el centralismo mencionado de los gobiernos de la
Restauración, que se limitó a crear la Mancomunidad de Cataluña(2)(1914) con fines
solo administrativos y que en parte llevará a la Semana Trágica.
B) En el caso vasco los signos diferenciales son el euskera y los derechos forales
históricos perdidos en 1876. El PNV fue creado en 1895 por Sabino Arana, y sus
fundamentos fueron: defensa de la recuperación de la independencia vasca;
separación de España y creación de un País Vasco con gobierno y fronteras
propios(3); radicalismo antiespañol; exaltación de la etnia vasca, rechazo a los
inmigrantes y matrimonios con foráneos; integrismo religioso católico, negando
cualquier otra religión; promoción del idioma y recuperación de las tradiciones
vascas, evitando cualquier influencia española (calificada de perniciosa); apología
del mundo rural vasco como modelo mítico; conservadurismo ideológico; denuncia
del carácter españolista del carlismo (el PNV no defendía los fueros, porque eso era
admitir concesiones de la Corona, sino que sostenían los derechos naturales de la
patria vasca).
Durante los primeros años el PNV encontró sus apoyos en la media y pequeña
burguesía y en el mundo rural. La gran burguesía industrial vinculaba sus intereses
al contexto español, y el proletariado, llegado en gran medida de otras regiones,
tampoco se uniría a esta corriente.
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C) Surge como respuesta al subdesarrollo económico y cultural. Aparece una
generación de intelectuales y poetas que rescataron la lengua gallega como literaria,
impulsando el resurgimiento cultural de la región. El galleguismo político se
desarrolló más despacio, y en 1918 recibió una formulación programática precisa.
Manuel Munguía creó la Asociación Regionalista Gallega.
En Valencia la acción regionalista se inició en 1878 con la “Societat de lo rat
penat”(4), y el valencianismo político se inició en 1904 con “Valencia Nova”(5).
2. EL MOVIMIENTO OBRERO
En un principio había habido bandolerismo, motines, algaradas, que poco a poco se van
politizando. Los movimientos tenían una doble faceta, sindical y política; también se
practicará el “luddismo”.
La situación de los trabajadores estaba caracterizada por la inseguridad, los bajos
jornales (menores en mujeres y niños), cambios en la producción (supresión de
gremios); además su hábitat venía marcado por la falta de higiene, de agua corriente,
enfermedades, hacinamiento, desarraigo, etc.
En 1840 en Cataluña aparece la Asociación Mutua de Obreros en la industria
algodonera (aunque los derechos de asociación y reunión no se reconocen hasta 1868, y
hasta 1887 no se permiten los sindicatos), así como Sociedades de Socorros Mutuos.
Artesanos, comerciantes van actuando en línea progresista. Fourier, Cabet (utópicos)
influyen en Barcelona y Cádiz: destino social del mundo, sustitución del interés
individual por el colectivo –Viaje a Icaria-, todos iguales, cooperación, y rechazo al
laissez faire y a la competencia.
Hay reproches entre socialistas y anarquistas (acción política frente a acción directa);
los primeros reprochan incoherencia y falta de criterios; los segundos reprochan rigidez
y transferencia al Estado de los medios de producción. Los anarquistas se abren a
obreros de cualquier ideología, no entran en el juego parlamentario y realizan acciones
de masas (huelga general). Los sindicalistas buscan cuadros profesionales.
Se plantea la revolución política y el cambio social, con métodos exclusivos de los
trabajadores, sin colaboración con la izquierda liberal y burguesa.
Pero hasta 1873 son actividades espontáneas y con gran influjo exterior.
El Movimiento Obrero tuvo gran expansión durante la Restauración, con 2
vertientes fundamentales.
A) Anarcosindicalismo. A consecuencia del régimen de libertades establecido por el
gobierno provisional de 1869 llegó a España Fanelli, y en 1871 llegó Lafargue,
aglutinando a anarquistas y socialistas respectivamente. Tras el golpe del general
Pavía, el gobierno ilegalizó en 1874 las asociaciones ligadas a la AIT. Los
anarquistas se dividieron: quienes se replegaban hasta tiempos mejores y quienes
proponían la “política de los hechos”.
Cuando en 1881 el gobierno de Sagasta autorizó de nuevo las organizaciones
internacionalistas, comenzó un período de gran actividad obrera, inquietando a la
burguesía conservadora y a los empresarios. Dentro del obrerismo español
predominó el anarquismo, aunque atomizado en muchas tendencias, lo que se
tradujo en ineficacia. En Valencia había una organización anarquista, la Federación
de Trabajadores de la Región Española (FTRE; extinguida en 1888 debido a las
persecuciones y la división interna). En 1901 diversos grupos anarquistas publicaron
Solidaridad Obrera, y en 1910 un congreso reunido en Barcelona bajo la inspiración
de Anselmo Lorenzo dio lugar a la CNT. Por su falta de disciplina interna, su
sistema asambleario, su apoliticismo, fue el sindicato con más afiliados.
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Los principales rasgos del anarquismo español serán: rechazo de cualquier
autoridad (abolición del Estado, autonomía individual), supresión de la propiedad
privada y defensa del colectivismo, defensa de la revolución violenta y recurso a
huelgas, terrorismo, etc., apoliticismo (rechazo del juego político) y anticlericalismo
(negación de religión e Iglesia). Zonas: Andalucía, Barcelona, áreas cantonalistas.
B) Socialismo. La corriente marxista se organizó en 1879, alrededor de un núcleo de
trabajadores de imprenta madrileños (Pablo Iglesias), que constituyeron el PSOE;
participó en la II Internacional y organizó manifestaciones del 1º de Mayo.
Aprovechando la Ley de Asociaciones de 1887 y la concentración obrera en
Cataluña se creó la UGT (1888). Sus ideas básicas eran: emancipación de los
trabajadores, transformación de la propiedad individual en social, poder político en
la clase obrera, rechazo del terrorismo, oposición al colonialismo, revolución como
objetivo (toma del poder violenta por el proletariado; pero hasta entonces la lucha
debía ser pacífica y legal, dentro del juego político). Desde la UGT se pensaba en
adoptar una táctica prudente y negociadora frente a la burguesía. Zonas: Castilla,
áreas mineras.
C) Había un tercera vertiente. Algunos eclesiásticos patrocinaron asociaciones obreras
dedicadas más a la promoción personal y a la cooperación que a la reivindicación;
pero tuvo escaso éxito (sindicalismo confesional). El sindicalismo agrario se
impuso en Castilla-León por sus aciertos en la creación de entidades de crédito
agrícolas (las Cajas Rurales). La Solidaridad de Obreros Vascos fue la versión
sindical del PNV.
IV.
LA CRISIS DEL 98 EN ESPAÑA: CAUSAS Y CONSECUENCIAS.
La Restauración coincidió con la hegemonía bismarckiana, la división de los estados
europeos y la expansión colonial. Había un imperio extenso pero sin la suficiente
potencia naval y militar. Cánovas adoptó una política exterior prudente (recogimiento,
neutralidad), para evitar riesgos a un país decadente a nivel internacional; Sagasta sí que
será intervencionista y buscará alianzas El mayor sobresalto de la diplomacia hispana
fue en 1885, cuando Bismarck intentó ocupar las islas Carolinas y Palaos, que Alemania
consideraba islas sin dueño; el gobierno de Cánovas negoció una solución pacífica para
defender los derechos históricos sobre los archipiélagos: España los conservó y
Alemania consiguió privilegios comerciales y pesqueros en la zona.
1. EL IMPERIO COLONIAL
Hacia 1895 estallaron insurrecciones independentistas en Cuba y Filipinas. En Cuba
había 2 corrientes políticas: a) partido autonomista cubano; b) partido de unión liberal,
españoles que defienden la unión con España. Eran también 2 corrientes españolas
respecto a Cuba. Desde 1868 Cuba estaba sublevada, pidiendo libertad para los esclavos
y representación en el parlamento español; en 1878, con la Paz de Zanjón, terminan las
negociaciones. En 1893 Maura propuso una ley de autonomía (cámara con
representantes de las 6 provincias), pero no se aceptó. En el levantamiento de 1895
Martínez Campos se encontró con la dificultad de las enfermedades y de la ayuda
americana; tras la declaración de guerra Cuba conseguirá la proclamación de la
constitución.
Intervino EE.UU en Cuba para dominar esta isla, por sus intereses económicos (minas,
azúcar) y geo-estratégicos; incluso trató de comprarla a España; MacKinley ofreció 300
millones de dólares, pero se irá a la guerra pues la reina reunió a los políticos y primó la
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idea de luchar. EE.UU aplicó la ley del más fuerte. El incidente que sirvió de excusa
para declarar la guerra a España fue la explosión del buque “Maine” en 1898, suceso
aprovechado por los periódicos para lanzar una campaña antiespañola.
La guerra fue un paseo para EE.UU, que sólo necesitó 2 enfrentamientos: Manila (1 de
mayo) y Santiago de Cuba (3 de julio). Durante el conflicto, EE.UU conquistó Puerto
Rico y Filipinas (aquí el intento de sedición culminó con el acuerdo con Fernando
Primo de Rivera –Paz de Biac Na Bato-). Las negociaciones culminaron en diciembre
de 1898 con la firma del Acuerdo de Paz de París, por el que España cedía Puerto
Rico, Filipinas (España recibió 20 millones de dólares), la isla de Guam, y Cuba
alcanzaba la independencia (bajo “protección” de USA hasta mediados del s. XX. El
problema había sido que el gobierno español no ofreció a tiempo las reformas
autonómicas para los territorios de Ultramar, que podrían haber impedido los
movimientos independentistas; se hizo en 1897 tras la muerte de Cánovas, con Silvela
en el gobierno.
Hubo falta de valentía en los políticos para adoptar una medida impopular; la prensa
hizo creer que la guerra era necesaria, incitando al patriotismo. Las consecuencias del
desastre del 98 fueron: trauma nacional, extendiéndose un sentimiento de inferioridad y
desmoralización; la liquidación de los restos del imperio con la venta de los
archipiélagos del Pacífico (1899: Carolinas, Marianas, Palaos) a Alemania; y el
desarrollo del “Regeneracionismo” y el pesimismo de la Generación del 98, con críticas
a la sociedad y al sistema de la Restauración. Los regeneracionistas propusieron un
saneamiento de Hacienda, aumento de la riqueza, extensión de la enseñanza pública
(Joaquín Costa, Matías Picabea). Los conservadores, con Silvela, intentan satisfacer el
catalanismo por la pérdida del comercio cubano, pero las dificultades económicas hacen
los planes inviables; no obstante volverá a intentarse con Alfonso XIII.
Otro punto importante fue Marruecos, donde la presencia española parte de los
Acuerdos franco-británicos de 1904. Gran Bretaña deseaba el control de Gibraltar por
razones económicas y estratégicas, y consideraba que sus intereses estaban mejor
protegidos si una nación débil (como España) se establecía en el lado africano del
estrecho; le preocupaba la posible presencia francesa en la zona. Por su parte, Francia
quería extenderse por el Magreb.
Los Acuerdos de 1904 supusieron que el gobierno inglés apoyaba las reivindicaciones
francesas en Marruecos frente a Alemania, mientras que Francia respaldaba la política
británica en Egipto. Así, ambas potencias reservaban a España una pequeña parte al
norte de Marruecos, pero los límites de esa zona dependían de británicos y franceses. En
nuestro país esta aventura no entusiasmaba, y el gobierno español solo quería garantizar
la seguridad de Ceuta y Melilla y explotar su riqueza minera. En la Conferencia de
Algeciras (1906) se reconocieron estos acuerdos, pero hasta 1912 no se realizó el
reparto definitivo, quedando la zona centro y sur para Francia y una pequeña zona norte
con control español. La porción española era montañosa y habitada por tribus poco
dóciles, por lo que su ocupación fue lenta.
Las primeras dificultades fueron en 1909 cuando los indígenas atacaron el ferrocarril de
Melilla y las tropas españolas fueron derrotadas en el Monte Gurugú y en el Barranco
del Lobo; la “Semana Trágica” fue consecuencia de esta derrota. Entre 1912 y 1921 se
intentó unir Melilla, Ceuta y Larache, pero los avances eran lentos. En 1921 el ejército
colonial fue derrotado en Annual y se perdieron gran parte de las anteriores conquistas;
este desastre fue una nueva frustración colonial y uno de los argumentos de Primo de
Rivera para el golpe de Estado de 1923.
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Todos estos acontecimientos se enmarcan en los enfrentamientos entre las grandes
potencia para controlar los mercados internacionales y nuevas colonias, intentando
arrebatar a viejas potencias como España y Portugal los restos de sus imperios.
V.
EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL
Entre 1875-1902 se dan las bases de la España actual a nivel económico: proceso de
industrial y capitalista, incremento de la oferta mundial y circulación de productos
(alimenticios e industriales), generalización de los transportes, todo ello con altos
aranceles y búsqueda de nuevos mercados. La España agrícola va derivando en otra
industrial. Aumenta la población y los movimientos migratorios (entre 1882-1914
emigran más de 1 millón de españoles); las ciudades periféricas atraen frente al interior
y la ciudad frente al campo. El obrero va entrando en juego y así la huelga sustituye a la
acción armada y el internacionalismo cobra interés.
En 1876 comenzó una fase de depresión en la economía mundial, pero España aún no
inmersa en la mundialización del comercio tuvo una época expansiva (desarrollo
siderúrgico, aumento de la producción de vino, mayor poder adquisitivo de los
campesinos). Las grandes potencias comenzaron una etapa proteccionista, a la que se
incorporó España en 1891. Entre 1898-1914 la economía española estuvo en expansión
por la repatriación de capitales tras las pérdidas de las colonias y por las inversiones
extranjeras.
1. LOS SECTORES ECONÓMICOS
A) La Restauración cerró el ciclo de las desamortizaciones. En España el agrario
seguía siendo el principal sector, ocupando a 2/3 de la población laboral y
proporcionando 1/3 de la renta nacional. Los principales productos, en general,
aumentaron su producción, y se introdujeron mejoras técnicas, aunque en muchas
ocasiones eso se debió a causas puntuales. Por ejemplo, la vid se vio favorecida por
la filoxera en Francia y entre 1880 y 1895 tuvo su máxima expansión, el azúcar vio
protegida su producción tras la independencia de Cuba. Pero en conjunto la
estructura seguía siendo tradicional.
Muestras de ese atraso eran una agricultura arcaica y de bajo rendimiento,
mercado interior que no absorbe la producción, mala red de transportes; así ,
por ejemplo, los granos de Castilla se pudrían en graneros mientras que Cataluña
debía importarlos; Asturias no encontraba compradores para su hulla y los
campesinos castellanos debían quemar la paja en sus hogares. En definitiva,
inadaptación del sistema político y social a las nuevas realidades económicas; los
productores de trigo castellanos y andaluces eran proteccionistas, y librecambistas
los de vino.
Por zonas, Cataluña tenía minifundios con muchos propietarios y pocos jornaleros,
y había campesinos a los que el dueño cede la tierra a condición de plantar viñas
(durando el contrato mientras dura la vid plantada). En Valencia hay latifundios y
minifundios, desarrollándose la agricultura comercial (arroz desde 1869, sericultura,
naranjas). También carácter comercial tiene en Málaga, Granada, Almería la caña de
azúcar, la cochinilla en Canarias. En el Sur se dan extensiones medias y arriendos a
medio plazo, y también al Oeste, que es zona ganadera y con latifundios (cereal y
olivo, secano y regadío). Los frutales y regadíos crecieron en las zonas litorales y
urbanas.
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Los principales productos de exportación serán el cereal y el vino. El trigo fue el
principal producto español, con gran exportación a mediados de siglo (Guerra de
Crimea), pero luego retrocederá y será necesaria su importación (descendió la
producción total por el abandono de tierras, la sustitución por la vid o la importación
de trigo más barato, aunque la producción por ha. si que creció). El Olivo tuvo
demanda internacional por los emigrantes en el extranjero, aunque debía refinarse en
Italia.
Respecto a la ganadería, aumentó favorecida por la industria lanera. Hasta
comienzos del S. XIX el consumo de carne se centraba en los lugares de producción,
pero pronto con la mejora de la red comercial aumentó el consumo en las ciudades
(vacuno, porcino). Su expansión fue hasta 1865, luego se irá hundiendo.
B) La minería será un sector dinámico, por la demanda mundial de cobre (Riotinto),
plomo (Granada, Jaén, Córdoba), hierro(Vizcaya), mercurio (Almadén), suponiendo
1/3 de las exportaciones. Las malas cosechas, la guerra de Cuba, el agotamiento de
los recursos de las desamortizaciones, la crisis financiera pusieron a la hacienda en
situación difícil; para superarla el gobierno desamortizó las minas, que pasaron a
manos privadas (sobre todo extranjeras, atraídas por beneficios altos y bajos costes)
Como consecuencia del ferrocarril y la siderurgia vasca aumentó el consumo de
hulla, habiendo de recurrir a la importación de Inglaterra. También creció el
consumo de hierro, y su producción desplazó al plomo y al cobre; pero hasta 1900
se exportaba el 85% del mineral, síntoma de la debilidad industrial. Por otro lado,
el proteccionismo ya mencionado no favorecía el desarrollo ni la competencia.
En la industria, la lanera decayó por la aparición del algodón; la algodonera se
recuperó de la crisis surgida por la Guerra de Secesión y el arancel de 1891
favoreció la expansión textil catalana.
Los inicios de la algodonera están en las “indianas” (mediados s. XVIII, tejidos de
algodón o lino estampados con tonos azulados, parecidos a los procedentes de las
Indias), cuyas producciones tenían salida en América y en la Península. A partir de
1830 hay renovación, siendo fundamental la aplicación del vapor a telares e
hiladoras. Desde 1840 la textil catalana está al nivel europeo y se sitúa en el litoral,
con menos problemas de agua y más fácil acceso al carbón por los puertos. El
esplendor se dio entre 1875-86, a pesar de que la estructura seguía siendo familiar,
de pequeña y mediana empresa, con menos medios que en Europa
Había mucha relación entre las malas cosechas y el nivel de demanda; por ello, entre
1830-80 la expansión agraria favoreció a esta industria; cuando llegaron las crisis
agrarias de final de siglo afectaron por la reducción de la capacidad adquisitiva de
los campesinos. Prueba de esta relación es el hecho de que industriales catalanes y
cerealistas castellanos fueran proteccionistas
El otro intento de desarrollo se centró en la siderurgia. Tres aspectos favorecieron su
auge: aumento de la demanda de hierro (campo y textil), explotaciones mineras y
revolución de los transportes. En Marbella tuvo lugar la primera obtención de hierro
colado, pero fracasó la experiencia por la imposibilidad de conseguir carbón mineral
suficiente para no encarecer el producto. A partir de los 60 la siderurgia se trasladó
para aprovechar el carbón asturiano, hasta que se mostró que el carbón galés (más
caro) compensaba por su mayor rentabilidad (mayor poder calorífico),
estableciéndose el eje Bilbao-Cardiff. El País Vasco pasó a ser el principal
productor de hierro y la burguesía vasca acumuló capitales; la siderurgia vasca se
servía del carbón inglés, y se crearon grandes empresas como Altos Hornos de
Vizcaya (1902) y la producción de hierro y derivados se multiplicó por 10 entre
1865-1925. Junto a esta industria estuvo la naval, creándose Astilleros del Nervión
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(1888) y Sociedad Euskalduna (1890). Desde 1890 Alemania y Gran Bretaña se
renovaron y las exportaciones vascas descendieron, con lo que los productores
vascos pasaron al proteccionismo, como en otros sectores.
La electricidad se implantó pronto en España (1875 la 1ª central eléctrica, en
Barcelona), y en 1881 en Madrid ya había alumbrado eléctrico y en 1882 en
Barcelona; pero las grandes compañías productoras de electricidad surgieron hacia
1891. Otras industrias fueron la de cemento (Tudela, 1898) y la química (1872 S.A.
de la Dinamita; 1896 Soc. Española de Explosivos; Carburos Metálicos en 1897).
Con todo esto, a finales del XIX ya se perfilaban los rasgos de la economía
española, con un interior agroganadero (con focos industriales aislados) y centros
fabriles en Cataluña y Vizcaya, y en Madrid por su capitalidad.
Otros centros de producción fueron Zamora, Salamanca, Segovia (paños), Gerona
(corcho). La industria alimentaria tuvo en el vino, aceite, harina sus principales
productos (Andalucía y Cataluña).
2. COMUNICACIONES, COMERCIO Y FINANZAS
Para un desarrollo completo se necesitaba un mercado más conectado, con mejores
transportes en calidad y cantidad.
En este terreno , la red de carreteras se dividía en 1º, 2º y 3º orden; durante estos años
aumentó el nº de km pero sobre todo en las de carácter secundario. Las nuevas
carreteras reforzaron el doble sistema radial iniciado durante el siglo.
En 1876-1900 se duplicó el nº de km de ferrocarril y en 1914 se terminó la red; el
retraso respecto a Europa se debió a la falta de conocimientos técnicos, escasez de
capitales autóctonos, falta de iniciativa estatal; la Ley de Ferrocarriles de 1855 y la ley
bancaria de 1865 favorecieron el cambio. Con todo esto no es de extrañar que la
construcción quedara sobre todo en manos extranjeras (a pesar del efecto dinamizador
de la siderurgia), que consiguieron facilidades aduaneras y subvenciones, con lo que
casi todos los beneficios fueron al exterior y el ferrocarril acabó siendo un negocio poco
lucrativo para nuestra economía. El ferrocarril fue rentable hasta que la mejora de las
carreteras le hizo perder competitividad, y desde 1918 se hizo evidente que el tendido
no era el adecuado y que las instalaciones eran obsoletas.
El barco a vapor en 1860 sustituyó al velero y se crearon diversas compañías
(Trasatlántica, Pinillos, Ibarra) para el comercio con Antillas, Baleares y Canarias. Aqué
el desarrollo se centró en la mejora de los puertos.
A nivel comercial en el mercado interior el ferrocarril provocó la decadencia del
comercio itinerante, pues la industria llevó sus productos a los centros de consumo; se
potenció el pequeño comercio y apareció el viajante, al tiempo que peligraba la
artesanía. En el exterior se mantuvo una estructura anticuada, exportando productos de
poco valor añadido e importando los contrarios (así, déficit permanente).
Por ley de 1874 el Banco de España fue declarado único capacitado para emitir
moneda, regulando desde entonces la circulación monetaria y apoyando a la Hacienda
pública. Se produjo concentración bancaria y aparecieron bancos regionales, junto a los
de Barcelona, Bilbao, Santander. Aprovechando la repatriación de capitales de Ultramar
se creó el Banco Hispano Americano, el de Vizcaya y el Español de Crédito. En 1880 se
transformaron los antiguos Montes de Piedad en Cajas de Ahorros, que de ser entidades
sin ánimo de lucro pasaron a ser también de depósito.
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3. CAMBIOS SOCIALES
Durante el s. XIX se pasó de 10 a 20 millones de habitantes, pero entre 1860-97 hubo
un semiestancamiento de la población (0’4% de C.N.), siendo España el país europeo
con menor crecimiento, pues aunque la natalidad era alta también lo era la mortalidad
(guerras carlista y colonial, inestabilidad de Marruecos, hambrunas, cólera –1885-,
emigración).
Entre 1900-30 la tasa de crecimiento pasó de nuevo al 0’86% (de 18’5 a 23’5 millones),
aumentando la emigración exterior e interior (hacia las capitales provinciales y regiones
industriales). Comenzó el despoblamiento de los pueblos y el crecimiento urbano –
derribo de murallas, ensanches con Arturo Soria, Cerdá-, y la pérdida de peso de las
regiones interiores respecto a la periferia y del sur frente al norte. Fue característico el
analfabetismo, que todavía era del 63’8% en 1900 (en Francia 16’5%) y del 44% en
1930.
Estructuralmente, los estamentos dieron paso a las clases, la iglesia perdió bienes y
vio disolverse algunas órdenes, reduciéndose su poder e influencia. Apareció la
aristocracia vasca, el minero asturiano, el obrero vasco, el proletariado catalán, y la
España rural queda estancada. En los sistemas liberales las diferencias sociales no se
debían al nacimiento sino a la “utilidad” de los ciudadanos (su poder económico). Había
así una clase alta, clase media y clase baja.
En cuanto a la 1ª, si existió una burguesía revolucionaria en España, al iniciarse la
Restauración perdió su afan reformista y parte de su iniciativa empresarial; tendió a
modos de vida rentista, buscando el ennoblecimiento. Se convirtió en la nueva clase
dirigente, grupo homogéneo y conservador, que controlaba el 90% de la riqueza
nacional. Se constituyó una alta burguesía financiera con intereses en propiedades
agrarias y en la expansión ferroviaria, que además se mezcló y integró con la antigua
nobleza y altos mandos militares, acabando así con los pronunciamientos (aunque
Primo de Rivera, militar, puso fin al sistema burgués instaurado con la Constitución de
1876).
La clase media era de escasa importancia y heterogénea, integrada por profesionales
liberales, pequeños comerciantes y medianos propietarios; pero su preparación cultural
le hizo tomar conciencia de grupo y participó en la vida política y parlamentaria, pues
formaba la cúspide social de las ciudades y en ella se apoyaban en parte las alternativas
políticas.
La clase baja contaba con un número no muy elevado de obreros industriales (menos
de 500.000 repartidos entre los núcleos urbanos); abundaba el trabajo femenino e
infantil mal pagado y las primeras reformas legales llegaron en 1900 (jornada de 9 h. en
1914). Eran los antiguos artesanos y campesinos que emigraron a las ciudades, donde
los salarios eran más elevados; vivían en casas altas y viejas del casco antiguo, cuando
fueron abandonadas por las clases altas, y en barrios periféricos junto a las fábricas;
eran viviendas sin agua ni luz en muchas ocasiones. Como no había seguros contra
paro, enfermedad, jubilación, debían acudir a instituciones benéficas (“sopa pública”).
Por otro lado estaba el campesinado, que era el estrato social más bajo, con miserables
condiciones de vida y que en 1914 todavía era el 70% de la población activa; tenía
ingresos bajos por la escasa rentabilidad agrícola y siempre con el miedo al hambre en
épocas de malas cosechas; en el caso de los jornaleros, a esta situación se unían las
largas temporadas en paro. Además los largos siglos de sumisión yugularon cualquier
manifestación de descontento (la Guardia Civil mantiene el orden), e incluso en la
huelga general de 1917 su participación fue reducida.
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4. EL EJÉRCITO
Las deficiencias del Ejército español en 1874 se centraban en el excesivo nº de oficiales,
sus bajos salarios, su insuficiente preparación y lo anticuado y escaso de su material. A
ello se unía el problema del servicio militar, que se podía evitar con el pago de 1.500 ó
2.000 pesetas (práctica discriminatoria, injusta y contraria a la igualdad teórica). En
1912 Canalejas modificó parcialmente la situación, creando los “soldados de cuota”,
que permanecían 5 ó 10 meses (en vez de 3 años) según pagaran 1.000-2.000 pesetas.
Durante la Restauración desaparecieron los pronunciamientos, con lo que Cánovas
conseguía apartar a los generales de la vida política y terminar con sus intervenciones en
los cambios de gobierno.
Pero en los primeros años del s. XX el ejército español se convirtió en la fuerza del
sistema político y en el auxiliar para la burguesía dirigente, al participar en la represión
de huelgas y revueltas y contra los nacionalistas catalanes y vascos.
Mientras tanto, aunque atrasada social y económicamente, España poseía una
posición envidiable en lo cultural y político; la burguesía se esforzaba en mantener
el ideario liberal sin obstaculizar la colaboración con sus enemigos históricos.
Entre 1890-98 corrupción y desnaturalización del sufragio, el problema económico
entre intereses catalanes y comercio colonial, y el problema político y social en
Cataluña (Bases de Manresa) son las mayores dificultades.
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NOTAS:
1. BASES DE MANRESA: lengua catalana única oficial; sólo los catalanes tienen
cargos políticos en Cataluña, que es soberana en su gobierno interno; poder
legítimo en Cortes Catalanas. Cataluña contribuiría al ejército con voluntarios o
compensación en metálico. Orden público en manos de los mossos y del
Somaten (institución parapolicial, cuerpo armado de protección civil que tiene
su origen en las Cortes de 1068 –“som atents”: estamos atentos; aviso mediante
hogueras, repique de campanas…-). Se busca la fórmula federalista. El
catalanismo dispone por primera vez de un proyecto político definido.
2. MANCOMUNIDAD: el sufragio universal permitió arrinconamiento de partidos
dinásticos en las elecciones de 1901 (más “limpias”); aparece la Liga y los
republicanos. Diputaciones provinciales se convierten en el objetivo a alcanzar.
En 1903 Maura habla de Mancomunidades (servicios de interés compartido). En
1906, De la Riba pide que todas las Diputaciones de España tengan
competencias en algunos aspectos y además con transferencia de recursos. En
1911 las 4 Diputaciones catalanas acordaron las bases de la Mancomunidad; en
Cataluña se habló ya de Generalitat, pero en 1913 Dato permitió la
Mancomunidad de Diputaciones españolas para necesidades administrativas
compartidas, hecho aprovechado por las provincias catalanas. El 6 de Abril de
1914 De la Riba es elegido presidente de la Mancomunidad (que será suprimida
el 20 de Abril de 1925).
3. EUSKALHERRIA: espacio cultural europeo a ambos lados del Pirineo.
Documentado desde el s. XVI, en castellano es empleado a partir del XIX.
Comprende los territorios de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra, Baja Navarra
(Benafarroa), Labort (Lapurdi) y Sola (Zuberoa). Algunos autores lo llevan a
aspectos políticos, otros lo limitan a una concepción antropológica.
4. SOCIETAT DE LO “RAT PENAT”: Rat significa murciélago. Es una sociedad
cultural dedicada a promoción, defensa, enseñanza y difusión de la lengua y
cultura valencianas. En varios escritos defiende que catalán y valenciano son la
misma lengua. Promovió la colaboración con intelectuales y asociaciones del
resto de territorios de habla catalana fuera de Valencia.
5. VALENCIA NOVA: Asociación cultural y política, escisión de la anterior
(1904), situada entre el nacionalismo y el regionalismo. Pequeños burgueses,
menestrales y estudiantes. En 1907 modificó su nombre por Centro Regionalista
Valenciano para poder intervenir en política.
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