A e ADE !vi 1 A eo L o MB 1 ANA - Biblioteca Nacional de Colombia

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eoLoM
B 1A N A
PERSONAL EN ENERO DE 1934
Académicos correspondiente .
M iembro honorario :
Señor doctor don José Ignacio Escobar
M iembros de número :
Don Miguel Abadía Méndez, Director
Don Antonio Gómez Restrepo, Secretario perpetuo
Don Daniel Samper Ortega , Subsecretario
Don Víctor Eduardo Caro, Tesorero
Don Luis María Mora, Bibliotecario
Don Eduardo Zuleta
Don Martín Restrepo Mejía
Don José Joaquín Casas
Don Laureano García Ortiz
R . P D. Félix Restrepo
Don Eduardo Guzmán Esponda
Académicos de número electos '
Don
Don
Don
Don
Don
Don
Guillermo Valencia
Baldomero Sanín Cano
José Vicente Castro Silva
Raimundo Rivas
Tomás Rueda Vargas
Alfonso Robledo
RESUME
Don Obdulio Palacio, Medellín
Don Tomás Carrasquilla, Medellín
Don Teodosio Goenaga, Santa Marta
Don Manuel J osé Casas Manrique, Estocolmo
Don Enrique Otero D 'Costa, Bogotá
Don Ignacio Gutiérrez Ponce, París
Don Gustavo Otero Muñoz, Bogotá
Don Fernando de la Vega, Cartagena
Don Julián Motta Salas, Honda
Don Manuel María Rodríguez, Bogotá
Don Manuel Antonio Bonilla Tbagué
Don Ricardo Nieto, Cali
Don Cayo Leonidas Peñuela, Tunja
Don Julio Gómez de Castro, Barranquilla
Don Julio César García, Medellín
Don Carlos García Prada, Seattle
Don Oscar Terán, Panamá
Don Aurelio Martínez tutis. Bucaramanga
DE LABORES
AÑo DE
1931
En diversas ocasiones el Ministerio de Educación Nacional convocó a Jos académicos de número residentes en Bogotá a reuniones que tenían por objeto buscar una manera de dar nueva vida a la entidad .
junta del 29 de septiembre
Se hicieron designaciones para miembros de número en los señores Antonio José Uribe, Diego Mendoza
Pérez, Laureano García Ortiz, Ismael Enrique Arciniegas, Félix Restrepo, Abel Carbonell y Eduardo Castillo, y para correspondientes en los señores Tomás Rueda Vargas y Daniel Samper Ortega .
Los señores Antonio José Uribe, Ismael Enrique Arciniegas y Eduardo Castillo no contestaron en ningún
sentido las notas en que les fueron comunicados los nombramientos respectivos. Don Abel Carbonell y don
Daniel Samper Ortega, se excusaron de aceptar
AÑO DE 1932
junta del 1 J de abril
Se reunió la Academia en la Biblioteca Nacional, a solicitud del director de la entidad, para considerar
una propuesta del Ministerio de Educación Nacional relativa a la permuta del edificio de propiedad de la
Academia en la Plazuela Caro por el Salón de Grados . Autorizó al secretario para adelantar el negocio, ceñido al memorándum que al respecto fue aprobado; expidió un acuerdo para honrar la memoria de los señores Rafael María Carrasquilla, Emiliano Isaza, Marco Fidel Suárez y José Vicente Concha ' declaró cancelados los derechos de todos los individuos elegidos anteriormente y que no habían ocupado sus sillas en tiempo Oportuno y ratificó la elección del señor don Laureano García Ortiz para la silla K.
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SEN
Junta del
DEROS
2,((
de
~ef.1lie/11bre
El secretario impuso a la Academia del estado en que se hallaba la negociación ele r'crmuta de su edificio por el Salón de Grados . En seguida el Instituto entró a resolver una consulta del Ministerio de Industrias sobre si las palabras «Medicina:. y «Veterinaria» podían emplearse conjuntamente para expresar ciencia y arte de precaver y curar las enfermedades de los animales. En concepto de la Academia no hay raz6n
gramatical ni ideológica que se oponga al uso de la palabra «veterinaria» corno adjetivo, y conceptúa que
la expresión es correcta y está, además. autorizada por el uso de países en que existe una nomenclatura rigurosamente científica.
Se autorizó al tesorero para comprar $ 200 en bonos del empréstito de Defensa Nacional.
Fue aprohada una mcoCión de duelo ror la muerte de don Guillermo Camacho Carrizosa, miembro de númLrn.
AÑO DE
1933
junta del ¡ 7 de Junio
Se aprobó una moción de duelo por el fallecimiento de los señores Antonio José Restrepo y Diego !endoza Pérez y fue designado como secretario accidental el señor Caro, mientras regresaba al país don Antonio Gómez Restrepo,
A una voz fue aclamado el señor Abadía Méndez para dirigir el Jnstituto en el trienio que vencerá el 6
de agosto de 1936 y se reeligió tesorero al señor Caro para el período que termina el 6 de agosto de 1934,
La Academia acordó tomar parte en la celebración del centenario natalicio de Rafael Pamba y verificar
juntas ordinarias todos los viernes a las cinco de la tarde en la Biblioteca Nacional, con aistencia de los correspondientes que se hallasen en Bogotá,
De nuevo fue elegido correspondiente por unanimidad don Daniel Samper Ortega, quien volvió a excusarse de aceptar la designación por no estimar oportuno el momento, dadas sus actividades como director
de la Biblioteca Nacional en favor de la Academia Se dispuso , sin embargo, que quecl;:¡<;e constando en el
acta la designación hecha.
Junta del 4 de agoste
Algunos electos en años anteriores solicitaron de la Academia la reconsideración del Acuerdo del 13 de
abril ele 1932 por medio del cual se cancelaron los derechos de todos los que en esa fecha no se habían recibido, No quiso acceder a ello la Academia por considerar que no había inconveniente en elegir de nuevo a
aquellos individuos que le conviniesen.
El director de la Biblioteca Nacional presentó a la Academia una historia de las diversas sillas, la cual se
dispuso publicar.
Se decretaron las siguientes vacantes por fallecimiento de los académicos respectivos: silla A, de monseñor Rafael María Carrasquilla; silla 13 , del doctor Guillermo Camacho Carrizosa; silla O, del doctor Carlos
Martínez Silva; silla G, de don Diego Mendoza Pérez; silla M, de don Carlos Calderón; silla N, de don Lorenzo Marroquín; silla O, de don Marco Fidel Suárez; silla Q, del doctor José Vicente Concha y silla R , de
don Gabriel Rosas.
Fueron elegidos para miembros de número los señores Guillermo Valencia, Tomás Rueda Vargas, Alfonso Robledo, Félix Restrepo, Raimundo Rivas y Eduardo Guzmán Esponda para IFls sillas B, N, R , O, G y
J respectivamente. Don Gustavo Otero Muñoz fue elegido miembro correspondiente, La Academia expresó
su voluntad de deJar vacantes por el momento las sillas que fueron de los señol,'es Carrasquilla, Martínez
Silva, Calderón y Concha
Se aprobó una pro¡:)osición de agradecimiento a la Academia Guatem~lteca por las atenciones que tuvo a
oien dispensar al secretario perpetuo de la Colombiana, señor don Antonio Gómez Restrepo ,
Junta del 11 de agosto
Se discutieron las siguientes voces para el Diccionario de Provincialismos: aligerar, batea, bimba, biyuyo,
botón de perro, caney, cañengo, cusco, canjilón, chichagüy, chichabuy, churrusco, chumbipe, galpón, guasca,
guaracazo, juma, jala, lapo, ñanga, paruma , chingue, plátano hartón , pisco, pinchado, protesforma, sólo
íngrimo, velay, fusilico , guamo churimo
J unta del 18 de agosto
Se dispuso revisar el diccionario de la Academia Española en la parte referente a americanismos, trabajO
para el cual dedicará la Academia la primera media hora en cada una de las reuniones sucesivas,
Fueron comisionados los señores Guzmán Esponda, Mora y Abadía Méndez para entresacar de los tomos
1 y n , III y IV y V, VI Y VII respectivamente de los «Sueños» del señor Suárez los americanismos que
él em plea y define,
Di".puso la Academia elevar a 18 el cupo autorizado para miembros correspondientes.
c:;;c discutieron para el Diccionario de Provincialismos las voces amero, tusa, pacha y a ratos ,
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junta del 25 de agosto
El señor Abadía Méndez hiw una erudita exposición respecto de los diversos nombres de la mazorca .
Se estudiaron los planos relativos al arreglo del Salón de Grados que el Gobierno Nacional está comprometido a entregar, convenientemente adaptado, a la Academia .
Los señr;res Rueda Vargas, ZuleLa , Abadía y Guzmán Esponda devolvieron, con observaciones del mayor
interés, las papeletas de provincialismos que les habían sido repartidas para su estudio. Los señores Casas y
Zuleta disertaron sobre el origen de la palabra guayabo , en la significación de murria .
Fueron presentadas por diversos académicos 15 candidaturas para miembros correspondientes, y entre
las que se habían presentado en sesiones anteriores se hicieron las siguientes designaciones : Don Ricardo
Nieto, de Cali ; don Julián Motta Salas, de Honda , don M anuel Antonio Bonilla, de Ibagué y don Manuel
María Rodríguez, de Bogotá
Los señores G6mez Restrepo, Caro, Zuleta Rivas y Rueda Vargas informaron haber conversado largamente con el director de la Biblioteca Nacional, señor Samper Ortega , respecto de los escrúpulos que éste
había manifestado para ingresar a la Corporación, y la Academ ia , atent::! 8 ta les inf'1l:ncs, eligió al señor Samper Ortega de viva voz y unánimemente para ocupar el sillón que fu e Je monseñor RafaellvlarÍa CarrasquiIla y para el cargo de subsecretario.
Se presentaron varias candidaturas pa ra las plazas \,acante,>
junta del l .') de septiembre
Fue elegido miembro correspondiente el canónigo doctor Cayo Leonidas Peñuela, de Tunja, y designado
para contestar al señor García Ortiz, en el acto de su recepción, don Antonio G6mez Restrepo.
Este, el propio señor García Ortiz y el doctor Ahadía M éndez quedaron comisionados para presentar un
nuevo proyecto de estatutos .
El señor Abadía devolvió las papeletas de prov!ncialismos que se le habían remitido para su estudio, hizo
una extensa y erudita disertación sobre las definiciones que trae el diccionario de la Academia Española acerca de algunos americanismos y rindió un informe sobre la voz i{uacabitina:c, Cjue emplea Fernández de Oviedo
Se eligió al señor Mora para bibliotecario de la Corporaci¡)n.
junta del 8 de septiembre
Fueron elegidos miembros correspondientes los señores Julio Gómez de Castro, de Barranquilla ; Julio César Garda, de MedeJlín y Carlos García Prada , de Seattle.
Dispuso la Academia recibir solemnemente a los señores García Ortiz, P. Félix Restrepo, Guzmás Esponda y Samper Ortega, a partir del 3 de octubre.
Se discutieron las siguientes voces para el Diccionario de Provincialismos : cachifo, cachumbo, cubilete,
cuchuco, chambuque, chingue, chipa, chisa, chorote, chuela, chucha, frailejón , garlancha , guayabo, enguayabarse, piquete, rejo, agallones, ahuyama, alcayatas, almártaga, andolas, anosmia, arajaque, ariquipe, arrecho, barbasco, berriondo, bojote, bu feo , cachimona, caica, caribe, carraco, carrángano, cesped6n, coclí, colegial (ave zancuda) , crinolina, conelona, carrasca, crépidas, cucarachero, cham6n, firigüelo , chumbe, chipolo, desuetud , diabolines, gabera, gallinazo, garrapatero, gotero, guaco, guacharaca, guarrús, guchubos,
lora, lupia, macadams, manga , masato, mecha, mogollo, mogolla, obleas, ojinegra (ave migratoria) , orejas
de fraile, palacinos, panucha, parisita, pato cuchara, pato cuervo, pato chisgo, pato jet6n, pato rabo de galio, pato turria, pato zambullidor, pato chillón, perra (zurrón de cuero) , píctima , pichona, pintón, plato panda, póliza, poteca, preemción, premunir, rata , rey de los gallinazos, sapallo, sufragar, talvina, temblador,
torbellino, torcaza, tulpas, véjeto, zurrapas, juranchón.
junta del lf de septiembre
Fueron elegidos los señores José Vicente Silva y Baldomero Sanín Cano para las sillas D y M , respectivamente, y el señor Oscar Terán, de Panamá, para correspondiente.
Fueron comisionados los señores Casas y Rueda Vargas para gestionar ante la Cámara la inclusión en el
presupuesto de 1934 de las partidas a que tiene derecho anualmente la Academia . según la ley 86 de 1928.
Junta del 22 de septiem b r~
El señor Samper Ortega informó haber' cedido all'vl inisterio de Gobierno el Salón de Grados para la exposici6n de las comisarías, a cambio de la reimpresión del 1 volumen del Anuario en la Imprenta Nacional, y
de conformidad con las autorizaciones que la Academia le había dado al respecto.
Se aprob6 una moción de agradecimiento a don Julio Carrizosa Valenzuela por el apoyo que prestó a la
Academia mientras estuvo al frente del Ministerio de Educaci6n Nacional.
junta del 29 de septiembre
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Se aprobó una moción de duelo por el fallecimiento del R.P. Fray Pedro Fabo, correspondiente de la Academ ia, ocurrido el día 20 en Roma .
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Se acordaron los pormenores relativos a la recepción de los señores García Ortiz el 3 de octubre y P . Restrepo el 17 del mismo mes.
Se consideraron las siguientes voces y expresiones para el Diccionario de Provincialismos: ¡a ver cómo no!.
amañarse, garabito, pasarla, plátano paludo, provocar, puches, adorotar, bamba, guache, plaza, rebotar,
siempre es que, zorra (carrito de mano).
junta solemne del 3 dlt octubre
El subsecretario leyó una memoria relativa a las labores del Instituto desde 1914. El señor García Ortiz
disertó acerca de sus antecesores en el sillón académico, señores Felipe Zapata y Rafael Uribe Uribe. y don
Antonio Gómez Restrepo le dio respuesta
El acto se verificó en el Foyer del Teatro de Colón
j unta del 13 de octubre
Se determinó rendir el homenaje a Pombo. con ocasión del centenario de su nacimiento, conjuntament.e
con las Academias de Historia y de Bellas Artes .
Libros recibidos : eLos piratas del Amazonas». por Alfonso Mejía Robledo : «Los nombres de María», por
el P . Uldarico Urrutia.
Dispuso la Academia dar a la prensa extractos de las actas y pasar notas a los individuos correspondientes
solicitándoles colaboración para el Diccionario de Provincialismos, con destino al cual se discutieron las voces pucho y cucho.
j unta solemne del 17 de octubre
Reunida la Academia en el Salón de Actos de la Universidad Javeriana recibió al R .P . Félix Restrepo, S.).,
en reemplazo del señor don Marco Fidel Suárez. El P. Restrepo disertó sobre las voces populares griegas
que se han incorporado al idioma castellano. Le dio respuesta el doctor José Joaquín Casas .
junta del 27 de octubre
Se determinó imprimir en folletos los discursos de recepción de los señores García Ortiz, Restrepo. Guzmán Esponda y Samper Ortega.
Se discutieron para el Diccionario de Provincialismos las voces arruncharse. popocho y angoso
junta solemne del 4 de noviembre
Para recibir al señor don Eduardo Guzmán Esponda en reemplazo de don Emiliano lsaza, celebró junta
solemne la Academia en el Aula Máxima del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Versó la oración
del señor Guzmán sobre sus antecesores en la silla que ocupaba . Dio respuesta al nuevo académico el director , señor Abadía Méndez
Junta del 10 de noviembre
l' ue designado miembro honorario, por acuerdo unánime, el señor doctor don José Ignacio Escobar . Toda
la sesión estuvo dedicada al estudio del Diccionario de Provincialismos, de IMalaret .
Junta del 17 de noviembre
Se estudiaron las siguientes voces : abarrote abejón, abismarse. abundar , accidente, accidentado, aguardiente, aguachento, ajiaco, ajustar (por dar), alegato (por disputa), alentado (por sano), almohadilla , amansador, amañarse, armarse (por medrar) , arrumbarse, arrurrú, atarantado, aventarse, chanchiro.
El secretario informó que el doctor Luis Eduardo López de Mesa solicitaba a la Academia normas sobre
el uso de las mayúsculas, por existir al respecto bastante anarquía desde que el señor Suárez expuso sus teorías en los «Sueños de Luciano Pulgar ~. Se acordó encaminar la solicitud del doctor López de Mesa a la
Academia Española
Se convino en solicitar de los jefes de las misiones catequizadoras en las intendencias y comisarías colaboración para el Diccionario de Provincialismos .
junta solemne del 27 de noviembre
Reunida la Academia en el Foyer del Teatro de Colón, recibió a don Daniel Samper Ortega para ocupar
la silla que fue de monseñor Rafael María Carrasquilla. El señor Samper Ortega habló sobre la oratoria religiosa en Colombia y de modo especial sobre su antecesor. Le dio respuesta el secretario perpetuo, señor G6mez Restrepo
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MEMORIADELSCBSECRETARIO, LEIDA EN LAJUNTAPL:BLICA DEL 3 DE OCTUBRE DE 1933
Señor Director, señores Académicos :
«Coincide esta junta de nuestra Academia con la época en que se registra la primera fecha secular de! nacimiento de uno de sus individuos que alientan más nuestra historia literaria y arrojan luz vivísima en ella».
Tales son las palabras con que don Diego Rafael de Guzmán, esclarecido secretario que fue de este docto
instituto, principia su reseña en 1914 . Y aun cuando él las aplicaba a don José Joaquín Ortiz, vienen atinadamente al caso, porque esta nueva junta, la primera de carácter solemne después de un prolongado desfallecimiento, ocurre cuando todos los que sabemos agradecer el regalo de una emoción nos preparamos a festejar el primer centenario natalicio de otra lumbrosa cumbre de la lírica española, que antecedió al señor de
Guzmán en su cargo ante vosotros, y que con idéntica maestría supo decir la pavura de la desesperación y
poblar de sonrisas y colores los cándidos ensueños de los niños .
Esta Academia que fue la suya no podía permanecer en indolencia delante de una fecha tan señalada, y
cual si los poetas poseyesen también la facultad de hacer milagros a la sola invocación de su nombre, al primer lejano resplandor de la misma aurora que nos lo trajo al mundo todos nos hemos puesto en pie para
aguardar reverentes a que esa luz pretérita retiña en nuestro espíritu tan excelsa memoria .
La circunstancia de que e! señor Gómez Restrepo haya sido designado ' para contestar al recipiendario de
esta noche os priva de oírle narrar las vicisitudes de la Academia y os fuerza a tolerar la desmayada prosa
del leyente en vez de la muy castiza del secretario perpetuo; desventaja grande para vosotros, defraudados en
la esperanza de una pieza de subido valor literario, pero buena excusa para el novicio, que no está obligado a
rayar con los maestros.
Con ocasión de los cuatro siglos de nacida Santa Teresa y de los tres de muerto Cervantes, verificó la
Academia juntas extraordinarias y públicas en 14 de octubre de 1915 y en 20 de mayo de 1916. En una y
otra solemnidad hablaron con grande primor y erudición los señores José Joaquín Casas y Marco Fidel Suárez, respectivamente, y en ambas monseñor Rafael María Carrasquilla y don Antonio Gómez Restrepo. Todos estos estudios verán la luz en el cuarto volumen de vuestro Anuario, en cuya publicación se ha emprendido con el muy valioso apoyo del Ministerio de Gobierno.
A 4 de mayo de 1919 se recibió como académico del número don Guillermo Camacho Carrizosa, quien con
la agilidad y elegancia que distinguieron su estilo, trató del ejercicio del periodismo, en brillante discurso
que le fue respondido por el director de la Academia, con la discreción que le era propia, y haciendo resaltar, a la vez que los grandes merecimientos del señor Camacho, los conceptos que con él en mayor grado
compartía .
Otro biógrafo-y por cierto de los más felices-del señor Marroquín, así como del señor Fallon, cuya silueta es una de las más risueñas páginas que se hayan escrito por acá, tomó puesto en la Academia la noche misma del día en que hizo su entrada a la ciudad la Virgen que de largo atrás señorea la que es nativa del poeta, porque poeta , y de los más populares y sentidos se reputa con justicia al señor Casas . Su discurso, que le fue contestado por el señor Gómez Restrepo, toca el tema siempre vivo del desamor que en Celombia profesamos a lo nuéstro. Huelga decir que en él vierte el señor Casas su gracejo peculiar y pone, al
referirse a Bogotá, ese calor que le califica de acendrado santafereño, pese a la equivocación de la suerte que
le hizo nacer en la tierra que él ha inmortalizado con el nombre de Villasuta.
En la fecha clásica del Instituto, que es la misma de Bogotá, fue recibido en 1919 el que hoy lo preside
y presidió el país de 1926 a 1930. Con la profundidad de conocimientos que sólo columbra en el señor Abadía el que haya tenido la fortun a de tratarlo de cerca, desarrolló una magistral exposición sobre don Miguel
Antonio Caro, visto por sus aspectos de escritor, de filólogo y de humanista latino, aprovechando la coyuntura para marcar la importancia de las disciplinas clásicas. Estaba indicado para responderle, y así lo hizo
en limpia y elegante prosa, don Hernando Holguín y Caro.
En aquella misma ocasión don Edua rdo Zuleta leyó un jugoso y amenísimo estudio sobre Pérez Triana, a
quien había conocido de manera mu y íntima, estudio que fue con mucho calor aplaudido.
Por desgracia, bien pronto perdió la Academia a don Hernando Holguín, tan señalado en ella como en la
sociedad colombiana . Y pues mal podía carecer el hogar de las letras de un apellido tan ilustre en la historia de las colombianas desde los tiempos coloniales, y como por fortuna el! aquel tronco robusto nunca han
faltado , ni permita el cielo que falten , lozanos y vigorosos renuevos, pudo la Academia darse el placer de
llamar a su seno a don Víctor E. Caro, a cuya obra literaria, tan breve como valiosa, puede muy bien aplicarse la frase del señor Suárez a propósito de un librillo de Arboleda, del cual dice que no pesa como el oro,
sino como e! diamante. Comentó el reputado sonetista las obras que en ese difícil género había labrado e!
autor de sus días a sombra del paterno alero, abatido luégo para que allí se alzasen los muros del edificio
destinado por la ley a la Academia . La bienvenida estuvo a cargo de don Antonio Gómez Restrepo, que se
la dio en cariñosa y bien escrita oración .
Verificóse la última de las juntas solemnes en 6 de julio de 1924 para recibir al doctor en filosofía y letras y profesor de gramática del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, don Luis María Mora . La
circunstancia de haber sucedido, así en la cátedra como en la Academia, a don Diego Rafael de Guzmán, dióle asidero para su discurso, que es un alto elogio de aquella ciencia y de quienes la enseñan, partiendo de
las madres, a las cuales, a fuer de buen poeta, consagró el orador calurosas páginas henchidas de emoción . Recibió al nuevo académico el señor Casas, con palabras que complementaron a maravilla la tesis sustentada
por el analizador del alma nacional v en que se sacan a luz los muchos títulos que al doctor Mora acreditan.
A las tristes pérdidas que hizo la -Academia con la desaparición ya mentada de los señores don Hernando
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Holgu'n ) Caro y don Diego Rafael de Guzmán, hubieron de sumarse, en prolongado duelo, las que la afectaron con la muerte de siete de sus más ilustres individuos: don Liborio Zerda, el venerable autor de varios
estudios cientílÍcos y de aquella preciosidad de monografía sobre el Dorado; don Carlos Calderón, ei repúblico del Consejo Nacional Constituyente, infatigable periodista y autor de más de un ensayo sobre Núñez;
el prestante gramático don Emiliano Isaza : el ágil autor de Pax y el de ese otro gran libro intitulado Crítica y Política ; y, finalmente, dos elevadas cumbres de la erudición y de la oratoria, de la filología y del magisterio, que respondieron a los nombres de Marco Pidel Suárez y Rafael María Carrasquilla, presidente ele
la república el uno, y director de esta Academia el otro por casi un cuarto de siglo.
Imposible parecía que el Instituto sobreviviese a tamaños quebrantos, y más cuando a ellos se añadieron
los que de nuevo padeció con el fallecimiento de los señores don Diego Mendoza Pérez, don Antonio José
Restrepo y don José Vicente Concha, en quienes había fincado nuevas y halagadoras esperanzas. Bien que
no alcanzaron a recibirse, dispuso la Academia que sus nombres se guardasen vinculados a los sillones que
se les habían señalado, por haber sido aquellos tres esclarecidos ciudadanos harto reputados ingenios.
Mas a Dios gracias los reiterados esfuerz.os hechos para vivificar a la Academia ora por monseñor Carrasquilla con ocasión del cuarto centenario de fray Luis de León y a ruego de la Universidad de SalamélOca, ora
al cumplirse el de Vergara y Vergara, a instancias del ministro don Abe] Carbonell , y, finalmente , por empeños de su sucesor en la cartera de Educación Nacional, don Julio Carrizosa Valenzuela , dieron al cabo fruto, cual lo testinca la reunión de esta noche, primera de una nueva etapa que ojalá resulte perdurable y fecunda .
No otra cosa prometen las designaciones hechas últimamente para las plazas vacantes, todas acertadí.:ilmas, con la sola excepción de una que no hay para qué declarar, porque la insignificancia del agraciado sa tta a la vista y acaso se confirma con vuestro deseo de que se concluya pronto esta lectura. Han sido elegidos don Guillermo Valencia, el excelso poeta que en las redes de luz de su clarísima palabra ha sabido aprisionar las más hondas y las más gráciles emociones ; don Baldomero Sanín Cano. crítico y periodista de fama
continental; el bien conocido recipiendario de esta noche, cuyo elogio cometo al señor Gómez Restrepo ; el
actual ilustrísimo rector del Colegio del Rosario, tan versado en las letras divinas cuanto en las humana5 ;
el R . P. Félix Restrepo, filólogo eminente; el ameno y regocijado cantor de la Sabana y de Nariño, don Tomás Rueda Vargas; don Alfonso Robledo, un devoto de Caro y a quien debemos más que el elogio, una inolvidable escultura del buey, que se compara en fuerza y en acierto con el altor relieve que labró Rivera en
la carrera de potros de su Tierra de Promisión ; don Raimundo Rivas, historiador de finos quilates y el atildado prosador y polemista don Eduardo Guzmán Esponda .
Tan afamados nombres complementarán a maravilla la muy lucida n6mina de la Academia, donde están
representadas ahora todas las ramificaciones de las letras, desde los severos estudios filológicos hasta la alada poesía . Quiera el cielo prosperar a tan docto instituto, el más antiguo de su género en América .
Ninguno como él va tan seguro hacia el Belén de la Belleza. porque adelante lleva a los tres reyes magos del idioma : Caro, Cuervo y Suárez.
El Subsecretario, Daniel Samper Ortega
ACTA DE LA JUNTA PUBLICA DEL 3 DE OCTUBRE DE 1933 EN EL FOYER DEL TEATRO DE
COLON
Con el objeto de recibir al señor don Laureano García Ortiz, quien había sido elegido el 11 de junio de
1920 para ocupar la silla K , que fue de los señores don Felipe Zapata y don Rafael Uribe Uribe, celebró la
Academia Colombiana junta solemne y pública en la noche del 3 de octubre, en el Foyer del Teatro de Coló
Contestaron a lista los académicos de número señores Abadía, Caro, Casas, G6mez Restrepo y Zuleta y
los electos señores Castro Silva, Guzmán Esponda, Restrepo (Félix), Rivas, Rueda Vargas, Samper Ortega y
Sanín Cano. Se eXCLI<:aron en oportunidad 10'5 señores Mora y Robledo, así como el señor Ministro de Educación Nacional , a quien habían invitado, nombrados en comisión para ello, los señores G6mez Restrepo y
Samper Ortega.
Hallábanse presenLes, además de los excelentísimos señores ministros de España, de Venezuela y de Panamá , numerosas damas de la mayor distinción, escritores de gran valía, multitud de señores y varios representantes de ambos cleros .
Presidieron el acto el director de la Academia, señor Abadía Méndez, el secretario perpetuo de la misma y
el muy ilustre rector del Colegio de Nuestra Señora del Rosario. Abierta la sesión, el subsecretario dio lectura a una breve memoria en que se reseñan las actividades y vicisitudes del Instituto a partir de 1914, fecha
del último documento de esta índole. En seguida los académicos señores Caro y Rivas condujeron al salón al
señor García Ortiz, cuya presencia fue acogida con una salva de aplausos.
Otorgada que le fue la palabra, el nuevo académico ocupó la tribuna y por espacio de setenta minutos mantuvo al auditorio pendiente de sus labios . Dijo primeramente cómo iba ya para catorce años que se le había
elegido para reemplazar a los señores Felipe Zapata y Rafael Uribe Uribe, y cómo su tardanza en recibirse
no podía imputársele del todo, así por la situaci6n de la Academia misma, cuanto por los repetidos viajes
que él había tenido que hacer al exterior en servicio del país . En su concepto, los tiempos que corren, en los
cuales priva la democracia , imponen aun a los discursos académicos forma sencilla, sin efectos ni retruécanos, aunque ha de preconizarse un estilo armonioso y claro, porque la corrupción del idioma obscurece el pen-
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S E N D E R O S
samiento; los enrevesamientos y sutilezas son a las ideas-dice-Io que las florecidas rejas sevillanas: por artísticamente cinceladas que ellas estén, y por bellos que sean el jazmín y la madreselva que las cubra, es más
hermosa la fascinante andaluza que al abrir la ventana de par en par se ofrece sin estorbos a nuestra vista .
Expresa también que, aun cuando sería fácil establecer un contraste efectista entre las figuras de don Felipe Zapata y don Rafael Uribe Uribe, calificando al primero de hombre de pensamiento y al segundo de hombre de acción, no hará tal porque halla simplista la antítesis, como que justamente los hombres activos fueron los que estaban acostumbrados a pensar; y así, entre Edison, el inventor, y Sullivan, el pugilista; entre
el doctor Núñez, remontando el Magdalena muellemente tendido en el fondo del champán y el boga que gobierna la balsa ; entre Talleyrand y Murat, Edison, Núñez y Telleyrand, físicamente inactivos . dirigen yen..
caminan la acción que el pensamiento combina .
De aquí saca el orador la consecuencia de que los políticos han de ser ante todo pensadores, como quiera
que a ellos incumbe el arte supremo de gobernar a los pueblos y encauzar las pasiones e intereses de los hombres hacia la utilidad del común.
Recuerda que don Felipe Zapata en la Convención de Rionegro declaró ser el autor de una carta que había irritado en extremo al general Mosquera y a sus copartidarios. y dio luégo en tierra con la dictadura
gracias a sus campañas de El Mensajero, en unión de los señores Santiago Pérez y Tomás Cuenca . Cita las
memorias que Zapata presentó como secretario de estado en los años de' 1870 y 1871 , ambas de la mayor
trascendencia, y las nuevas campañas que condujo con Pérez en La De/ensa contra el doctor Núñez, así como el célebre panfleto intitulado «La responsabilidad del partido conservador» , que dio lugar a que Núñez
declarase que, muerto el señor Murillo, no temía como adversario sino a Felipe Zapata, a quien calificaba
de perezoso ; concepto de que se aparta el orador, el cual juzga que lo que parecía pereza no era sino el arte
de escoger los momentos oportunos y de ahorrar esfuerzos inútiles. Derrotado su partido, las decepciones
que Zapata sufri6 le empujaron a Inglaterra, donde corrieron los últimos doce años de su vida y de donde
dirigió a sus compaLriotas un manifiesto en favor de la paz, como que estimaba inconducentes la violencia
y la guerra civil para corregir males políticos .Hizo en seguida el recipiendario el elogio del señor Uribe Uribe, hombre que organizó su vida con admirable método para aprovechar en la mejor forma posible todos los minutos, y cuyo recuerdo se guarda en toda
la América del Sur, junto con el del general Rafael Reyes . Recordó la maravillosa actividad de Uribe en
todos los campos, su diccionario de galicismos, provincialismos y correcciones del lenguaje, publicado en Medellín y escrito dentro de la cárcel en que se le tuvo a causa de la guerra civil en 1885 ; dijo cuán a fondo
asimilaba el señor Uribe Uribe sus lecturas y cómo se preció de hablar mal los idiomas extranjeros que comprendía a cabalidad , según la teoría que preconiza en su (Epistolario de Fradique Méndez », el novelista portugués Esa de Queiroz. Rememoró también las faenas del señor Uribe, ya en el diario El Liberal, ya en el
congreso, ya en la comisión de relaciones exteriores, y al mencionar los esfuerzos que hizo Uribe por la cooperación del liberalismo en las cuestiones económicas e internacionales que interesaban a todo el país, puso
de presente la necesidad de unirnos en los actuales momentos; y terminó su discurso encareciendo la urgencia de dispensar toda confianza a los compatriotas que han sido destinados a dirimir el pleito de la Hoya
Amazónica e~ la conferencia de Riojaneiro .
Terminada la oración del señor García Ortiz se concedió la palabra al señor Gómez Restrepo, quien dio la
bienvenida al nuevo académico en breves y bien escritas páginas en que puso de presente el gran valor que
para el señor García Orti! tenía en todo tiempo la última hora disponible, y cómo a través de las diversas y
múltiples actividades del recipiendario éste había sido en todas las circunstancias de su viCIa un hombre de
letras. Trajo a cuento una reunión de los más salientes jefes del liberalismo en el año de 1897 y en la cual,
a instancias del señor García Ortiz, fue ejecutado después de su discurso el himno nacional, que hasta entonces se miraba con desvío, porque el autor de la letra perLenecía al bando opuesto. Se refiri6 también al
atractivo que la lucha ofrece al señor García Ortiz, y a las exquisitas dotes de que éste dispone para la conversación, arte elel cual hizo una interesante reseña mostrando cómo había nacido en el tibio ambiente de
los salones franceses del siglo XVII r. Allí tomó pie para aludir a los que habían funcionado en Bogotá en
la época de juventud del recipiendario, y señalar la importancia de los cuerpos académicos, creados a la manera de la Academia Francesa, que estableció Richelieu, así como la prestancia que daba a la Colombiana
el haber contado entre sus miembros a seis presidentes de la república. Se refirió por último a los señores
Felipe Zapata y Uribe Uribe, de quienes hizo cortos pero muy justos elogios, y tetminó presentando en nombre de la Academia un saludo muy cordial al señor García Ortiz, escritor eminente y amigo suyo de toda
)a vida .
Terminadas las palabras del señor C;ómez ResLrepo, que fueron muy aplaudidas, el director impuso al
nuevo académico la medalla de la Academia Española, de la cual es correspondiente la Colombiana ; y en tanto que éste recibía los parabienes de sus compañeros y del público que así tió a la junta . la orquesta cerró el
acto con una marcha de Wagner. Era ya cerca de la media noche.
El Director, MIGUE\., ASADIA MENDEZ..-EI Subsecretario, Daniel Sampa Ortega.
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ACTA DE LA JUNTA PUBLICA DEL 17 DE OCTUBRE DE 1933 EN EL SALON DE ACTOS DE
LA UNIVERSIDAD jAVERIANA
Como hubiese dispuesto el señor director de la Academia Colombiana que se recibiese al R. P. Félix Restrepo, de la Compañía de jesús, designado de atrás para ocupar el sillón que había pertenecido al señor don
Marco Fidel Suárez, en la tarde del día 17 de octubre de 1933 el 1nstituto se reunió solemnemente en el Salón de Actos de la L niversidad J averiana, con asistencia de los señores académicos de número Abadía, Caro, Casas, Garda Ortiz, Gómez Restrepo, Mora, Restrepo Mejía y Zuleta y de los electos señores Castro
Silva, Guzmán Esponda, Rivas, Rueda Vargas y Samper Ortega. Hallábanse fuera de la ciudad los señores
Sanín Cano y Guillermo Valencia y enfermo el señor Robledo.
Presidió el acto el señor Abadía con los señores Ministros de Gobierno y de España, y estuvieron presentes, además, el doctor Manuel J osé Huertas, secretario del Ministerio de Educación Nacional, el Excelentísimo señor Nuncio Apostólico con su secretario, el Excelentísimo señor Ministro de Chile con el suyo, el Inspector Nacional de Educación, el Contralor General de la República, varios senadores y representantes, dignidades de la Metropolitana, el prelado de la religión de San Francisco. delegaciones de los RR. PP. Capuchinos y Salesianos y de los hijos de San Juan Bautista de la Salle, la Universidad J averiana. el rector y
alumnos del Instituto, numerosas y clarísimas damas, periodistas, escritores, catedráticos de la Universidad
Nacional y muchos caballeros de la alta sociedad bogotana.
Después de aprobada el acta de la junta pública del 3 de octubre anterior, el señor Abadía designó a los
académicos Castro Silva y Gómez Restrepo para conducir al salón al recipiendario, el cual fue recibido con
vivas demostraciones de simpatía.
Concedida que le fue la tribuna, el R . P . Restrepo disertó primeramente acerca de don Marco Fidel Suárez, su antecesor en el sillón académico, y luégo sobre la cultura popular griega en la lengua castellana . Sus
palabras diáfanas, sencillas y armoniosas, se iban adueñando instante por instante de la atención y dilatando en el auditorio el panorama helénico. Dijérase que a cada imagen que se arrancaba de sus labios crecía
la intensidad luminosa del cuadro, que al final era ya enorme y azul de puro blanco, como la milagrosa atmósfera de la patria de los dioses .
Para evocar la figura patricia del señor Suárez describió el orador una de esas noches serenas que sirvieron a fray Luis de León para remontarse hasta Dios en alas de la poesía y a Fallan para hacernos navegar
por los espacios infinitos sobre las opalinas gasas que se desenvuelven y adelgazan con soberana lentitud hasta desvanecerse en la profundidad donde los astros parpadean. Sirio rutilante, se insinúa entre la bruma que
arropa las últimas montañas; pero obedient.e al mandato que le fijó su órbita, asciende augusta y calladamente por las regiones siderales para brillar en las alturas, sin nubes que lo empañen . Tal Suárez en el horizonte de la patria, por sobre las neblinas de las humanas pasiones se levanta magnífico al cielo de la gloria en donde esplende y esplenderá a perpetuidad, con esa luz tan suya que baña medio siglo de la literatura colombiana, precisa los contornos a los problemas en los campos del derecho internacional y-a través
de una de las más bellas oraciones que se hayan escrito entre nosotros-tiembla en las playas de oro de la
mística, para besar allí los pies de Jesucristo.
Como las aguas del Eurotas, que hundiéndose bajo tierra tornan a aparecer trecho adelante, piensa el orador que se esfuma la cultura al derrumbe de cada imperio para surgir, mudada en la forma pero no en el
fondo, en los campos de la siguiente civilización . Entúrbiase la corriente del idioma con la mezcla de elementos extraños, cuandoquiera que un pueblo es vencido; pero se perpetúa a través de los siglos, a la manera de esos ríos cuyos caudales se acrecientan a medida que avanzan hacia el mar . Las ciencias del lenguaje permiten al hombre remontar los afluentes que lo alimentan, hasta las rocas de donde cada arroyuelo se
origina , hasta cada uno de los primitivos grupos sociales cuyo lenguaje propio y técnico ha llegado a nosotros.
Dando de mano a las palabras eruditas, acomete el orador el análisis del !enguaje que se propaga libremente por calles y plazas, por montes y valles y acompaña a los pueblos en sus peregrinaciones en pos de los
ejércitos o en las bodegas de los hajeles, bien que acontezca a veces el redar una misma palabra por el cauce
erudito y por el popular, como se patentiza en las voces castellanas címbalo y cimbel, tímpano y timbal,
coro y corro. Las ciencias fundamentales nacieron todas en Grecia, y de aqu ~ q\.IC los vocablos técnicos nos
vengen dp aquel país; y cuar.do nó, se construyan atendiendo a las leyes que presidieron el nacimiento de
las que datan desde entonces.
El pueblo griego, amante como pocos de la naturaleza, vertió a torrentes en la lengua castellana el agua
que purifica a la humanidad de todas sus escorias, brinda a los pueblos gastados nueva fuerza y transforma
en cristiana la cultura clásica.
Traza luégo el P . Restrepo el paisaje de aquellas islas pobladas de dioses, que puntean el tibio mar de
Grecia y hace ver cómo los habitantes de aquellas praderas hospitalarias, altos montes y azuladas costas,
expresaron su estupor ante la naturaleza con las mismas pal¡:¡hras que hoy empleamos nosotros: océano, astros, bosques, iris, horizonte, céfiro, tromba, relámpago. y apunta de paso la falsa met áfora que envuelve
la comparación del agua con el cristal. como que los griegos llamaban crystall(ls al agua congelada, derivando
la palabra de cryos, que significa frío .
Juega después con las ágatas y amatistas, berilos y corales, jacintos y esmeraldas, ónices y diamantes que
la ·industria de los griegos extrajo de las entrañas de la tierra ; y lo hace con tal arte. que el auditorio experimenta la sensación de quien ve revolver al sol collares y collares de pedrería, sobre una cesta en que se
recogiesen y sonasen las gemas .
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S E N D E R O S
Para enumerar las voces que la agricultura griega legó al castellano, invita a su auditorio a visitar una
granja que ha arreglado cuidadosamente en su imaginación, a la que lleva una calle de acacias y de alisos.
de cipreses y plátanos, entre los cuales ondean al aire los penachos de las cañas. Allí los cuadros orlados de
boj y de amaranto, el nardo y el iazmín , peonías y miosotis, geranios, crisantemas o cinamomos. Y si faltan
las parásitas, a lo menos el nom bre de esta planta viene también de Grecia, que así denominaba a quien no
sabía comer sino en la casa ajena.
Interrumpido a cada frase por los aplausos de los concurrentes, el erudito filólogo nos lleva en seguida a
ver sus árboles frutales: castaños, nísperos, almendros' los cultivos de viñedos y olivares, los surcos de rábanos y arroz, los de las plantas medicinales como el eneldo, la mandrágora y la mejorana, planta esta última que le da asidero para relatamos una graciosa leyenda popular, según la cual, buscando San Joaquín y
Santa Ana una yerba aromática para la pequeña María, Ana tomó una y dijo: «Esta es yerba buena. Joaquín» . Y él, cogiendo otra, respondió. «Esta es mejor, Ana».
La palabra fríjol fue materia de una disertación tan sabia como amena, pues la hace arrancar de la isla
de Phaselis , lo mismo que a bajel, de donde deduce que etimológicamente resultan hermanas la nave en cuya proa rompen las ondas sus sonantes abanicos de espuma, y el alimento 4ue ha Jada tanto vigor a la raza antioqueña, a la cual pertenece-nadie lo duda oyendo su discurso-el vigoroso disertador.
El cual enumera a continuación los cuadrúpedos y las aves, los peces Y. mariscos que llevan todavía nombre griego y los verbos que se refieren a los ruidos que los mismos animales hacen, como bramar y crotorar.
Respecto de los sentimientos humanos también se remonta hasta el pueblo helénico; palabras hay como
melancolía, que viene de melas, negro y cholos, bilis, que literalmente se confunden con el castellano atrabiliario.
De aquí pasa a trazar el amplio cuadro de la educación del joven griego.Describe las escuelas del Estado,
las clases de música, las de gimnasia, y todo ello lo coteja con los modernos sistemas educativos. Saca a lucir las olimpiadas, las carreras en el hipódromo, la repartición de los premios ante el templo de Zeus, los sacrificios, procesiones y festines, y rastreando la vida social, cifra la mundana en las palabras himeneo, arras
y epitalamio; baile, crápula, galán, regalo y engalanarse; paje, pompa, boato y apoteosis; féretro, pira, tumba
y ePitafio.
Las voces trocar y torno le asisten para llevarnos a los talleres de cerámica, y las que emplean los marinos para pasearnos a todo lo largo del mar Egeo, ahora en santa paz y buena compaña, ahora en medio al
estrépito de la pelea, que comienza con el carcaj y la ballesta , y en las modernas edades se libra con la bala
y la bomba, nombres que también han sido importados de Grecia .
Remata la magnífica pintura de la vida helénica presentándonos a San Pablo en el A reópago , cuando revela a Grecia el dios desconocido a quien aquella nación había levantado un altar, cual si lo presintiese, y
con verdadera elocuencia describió la del inflamado Apóstol al pronunciar las palabras de redención y de
esperanza que resuenan a través de los siglos en todos los pueblos cristianos.
Terminado el discurso del R. P . Restrepo, y así que le fue impuesta por el señor director la medalla académica, ocupó la tribuna el señor don José Joaquín Casas, designado para darle respuesta.
Con la mayor elegancia se refirió el señor Casas a los años en que, regentando él un colegio de segunda
enseñanza en Zipaquirá, estuvo a punto de recibir allí entre sus alumnos al R. P Restrepo, gracias al señor
Suárez. Hizo después un cálido elogio de la Compañía de Jesús y de los más ilustres autores que ella ha
dado a la lengua castellana entre los cuales cuenta su ahijado de esa noche, a quien se deben la Llave del
Griego, El alma de las palabras o diseño de Semántica, y El castellano en los cl6sicos, además de varios ensayos pedagógicos. De todas estas obras hizo el señor Casas crítica muy acertada y de alguna de ellas citó
pasajes que permitieron apreciar la agudeza de conceptos y la finura de observaciones de quien las escribiera . Señaladamente embargaron la atención del auditorio los párrafos que el panegirista dedicó a su maestro
don Juan Pablo Restrepo, padre del recipiendario, y una brillante descripción del maizal que columpia al
aire de agosto su purpúreo fleco de rumorosas espigas y que, en el sentir del que hablaba, es la Providencia
hecha mazorca
Sus disquisiciones le llevan a hacer el elogio de la gramática, «como que velar por la pureza del idioma
es velar por la unidad nacional y por la buena inteligencia entre las naciones digna') de la común historia» .
y anota que la circunstancia de que Colombia se halle amasada con gramática y con poesía es la que le permite llamarse Atenas y producir naturalistas como Caldas y Zea, matemáticos como Garavito. médicos como Manrique, Gómez y Osario. A estar ello en su mano, él propondría que se fundase en Bogotá una cátedra para explicar a Cervantes, a semejanza de las que funcionan en Italia y Alemania para el estudio de Dante y de Goethe. Recuerda, finalmente, cómo él asistió a la sesión solemne en que la Academia Colombiana
hizo entrega al señor Suárez del premio que éste ganara con ocasión del concurso abierto para festejar el centenario de don Andrés Bello, y en frases llenas de cariño y de emoción dio la bienvenida al sucesor de Suárez en la silla académica .
Con las palabras del señor Casas dio fin la junta de aquella tarde, no sin que una gran parte del público subiese del salón al sitio donde estaba la Academia para felicitar efusivamente al P . Restrepo y a su padrino.
El Director, MIGUEL ABADlA MENDEZ.-EI Subsecretario, Daniel Samper Ortega
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ACTA DE LA JUNTA PUBLICA DEL 4 DE NOVIEMBRE DE 1933 EN EL AULA MAXIMA DEL
COLEGIO MAYOR DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARTO
A las nueve de la noche del 4 de noviembre de 1933 Y en el Aula Máxima del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, se reunió con toda solemnidad la Academia Colombiana para recibir en su seno al
señor don Eduardo Guzmán Esponda, designado en reemplazo del señor don Emiliano Isaza para la silla J .
Hallábanse presentes en la mesa de honor, al lado del señor Abadía, quien presidió, los señores José Vicente Castro Silva, rector del Colegio, y Antonio Gómez Restrepo, secretario perpetuo de la Academia; en
el estrado, los académicos de número señores Caro, Casas, García Ortiz y Restrepo Félix y los electos señores Robledo, Sanín Cano y Samper Ortega ; y en el salón, austero y adecuado como pocos para un acto de
esta naturaleza, lleno de recuerdos del ayer y ornamento del claustro donde se forjara la independencia de
la República, damas y caballeros de la mayor prestancia.
Así que el subsecretario hubo leído y el Instituto aprobado el acta de la junta pública del 17 de octubre
anterior, los señores Caro y Robledo introdujeron al señor Guzmán y el director le otorgó la palabra.
Elegantemente, con sencillez y corrección, el nuevo académico dijo cómo imaginaba el lenguaje a la manera de un mosaico maravilloso, el cual requiere para su manejo algo de ese espíritu oriental en que se inspiran las taraceas bizantinas: de allí el que algunos escriban poco, engolosinados con los cambiantes matices
de las palabras; aunque advierte que si él cuenta entre los de escasa producción, más que al hábito de contemplar embelesado el idioma, ello se debe a la exigüidad de sus pensamientos ; estima, pues, que la Academia le ha llamado a su seno por afecto a quien a él le dio la vida y a ella el entusiasmo de sus años maduros, cuando la sirviera como secretario perpetuo, y así, ha de hallarse en medio a sus doctos compañeros cual
las palabras que el Diccionario registra prematuramente en sus páginas.
Elogia a don Venancio González Manrique, colaborador de Cuervo en tareas filológicas , donde rayó muy
alto, y a don Emiliano ¡saza, cuyo nombre conoció Guzmán impreso en la portada de una gramática que
tenía la sorprendente cualidad de hacer amable el estudio de aquella ciencia y que hizo desear a don Maruel Marroquín el volver a su enseñanza tan sólo por usar el libro de [saza como texto. Rememorando los
títulos del autor del lihrillo trájole a cuenta como hombre de tolerancia y servidor de la república, y por
lógica y contraste pasó de aquella ngura a la de Antonio José Restrepo, su más inmediato antecesor. conocido del señor Guzmán desde los días de la Asamblea Constituyente que funcionaba en el Salón de Grados.
Dijérase de Restrepo, por lo físico, escapado del cuadro de Las Lanzas, de Velásquez ; elocuente cuando
prescindía de la estridencia revolucionaria ; conversador flexible, amigo de provincialismos y terminachos
improvisados, no sólo embriagaba a sus oyentes con su cháchara, sino que él mismo solía encariñarse con
su propia música. El libre espíritu crítico se empañaba en él por el premediLado espíritu antirreligioso. Sus
frases encerraban siempre gracejos personalísimos y salidas inesperadas ; en comprobación de lo expuesto
citó el orador varias anécdotas que fueron muy reídas . A Restrepo preocupaba a la continua el buen dominio de su lengua, y a quien quiera verificarlo bastará recorrer las páginas de El Sagitario, Los Hechos y La
Siesta, pero sobre todo las de La Tribuna, donde campea su estilo caudaloso claro y lleno de sorpresas y
desigualdades . En apoyo de todo esto, el señor Guzmán recuerda algunas líneas del señor Suárez, relativas
a cierta circular que hubo de pasar Restrepo cuando desempeí'íaba la Cancillería .
Al analizar el Cancionero Antioqueño, obra la más literaria de Restrepo, dice que fue catador como pocos
del verso ajeno, y con este motivo Guzmán se explaya en lo que representa la copla, de la cual hace un análisis tan agudo como erudito, enLremezclando las que toma del Can.cion.ero Antioqueño con las que él mismo
lleva esa noche al caudal folklórico colombiano. Y a propósito de un comentario de Pombo al error del cajista que convirtió en rosa la «Roselia» de Malherbe, a quien Restrepo profesaba ojeriza, el orador hace un
exquisito ramillete de rosas, para 10 cual rastrea el pensamiento universal en ese cLibro de hojas de grana».
donde los colombianos, como José Joaquín Ortiz, José Asunción Silva Miguel Antonio Caro, escribieron estrofas inmortales . Quisiera él que se formase una antología de la rosa, prologada por Esa de Queiroz. Muchas obras maestras de la lírica han nacido de las vibrátiles exhalaciones del sentimiento en la copla popular,
miniatura poética que no sabe explayarse y que es eterna. Se refiere, por último, a las postrimerías del señor Restrepo, lógicas a la manera de sus alegatos forenses: pues si Francia fue la ninfa ideológica de aquel
hijo espiritual de la Enciclopedia y la Revolución, por su elegancia clásica, por su ingenio chispeante, por
su amor al viejo sol de España, bien merecía cerrar los ojos en la hidalga tierra de Cervantes.
La oración del nuevo académico fue vivamente aplaudida, así por su elegancia cuanto porque-aunque
parezca paradójico-es una pieza que esconde sólida erudición bajo el manto de una frivolidad premeditada. E lla, mejor que ningún otro ejemplo, convence de que, cual lo expuso el propio señor Guzmán al comenzar su discurso, el idioma castellano presenta tonalidades y reflejos insospechados, que le dan una belleza
y una elasticidad extraordinarias.
Terminada la disertación del señor Guzmán el director le impuso la medalla académica y en palabras muy
bien escritas le dio la bienvenida.
Hizo el señor Abadía una historia de las corporaciones académicas, que arrancan, en su sentir, de las justas o torneos descritos a maravilla por Walter Scott, las cuales, dentro del espíritu cristiano, fuéronse trocando en certámenes relativos a cualquier ramo de los conocimientos, y especialmente en justas literarias
celebradas en el seno de corporaciones a estilo de la Academia de los juegos florales a que concurrían los trovadores del Languedoc y de Provenza.
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SENDEROS
Agrega que el señor Guzmán Esponda no viene a un palenque, pero ha tocado con la punta de su pluma
el escudo del director de la Academia, al discernirle el encargo de recibirlo en el Instituto, atento de seguro
al grande aprecio que le guarda desde que lo tuvo por discípulo en la Facultad de Derecho, y, sobre todo,
al entrañable cariño, subida estimación y profundo respeto que profesara en vida a don Diego Rafael de Guzmán, y profesa, después de muerto éste, a su memoria.
Son las actuales academias asociaciones de sabios, de literatos y aun de simples aficionados, que por espontáneo y generoso impulso. pero más comúnmente por mandato o autorización del Estado, se consagran
a ensanchar y dirigir los conocimientos en los diversos ramos de las ciencias o las artes. Fue Carlomagno quien
fundara en Europa la primera institución de esta índole. Es Alfredo el Grande el que establece la primera
Academia en Inglaterra; la de Ciencias, de París, emanó del propio rey Sol. Y Leopoldo I en Alemania, Federico 1 en Prusia y Pedro el Grande en el Imperio Moscovita, protegieron también esta clase de reuniones,
tan necesarias a la prosperidad intelectual de los países . Y modernamente, deben recordarse a lo menos la
Academia de la Crusca, de Florencia, la Academia Francesa, víctima de tantas y tan repetidas diatribas,
y la Real Academia Española, genitora de la nuéstra y de todas las hispanoamericanas.
Pese a los tornados y huracanes que arremeten contra las pobres academias, la utilidad de éstas es evidente, sobre todo en medio al desbordamiento de las ideas en épocas de anarquía, porque, alejadas del tráfago
diario y de las luchas de la pasión ellas reciben el sagrado depósito del id.ioma patrio y propugnan por conservarlo puro, por alentar todo esfuerzo noble y por enfrenar el libertinaje gramatical, como que andando
el idioma en manos de todos, lo mismo que la moneda, se halla siempre en ocasión próxima de ser adulterado y es preciso, por lo tanto, estar rectificando su justedad.
.
Llega el señor Guzmán Esponda a la Academia Colombiana par d/Oit de naLssance et par droit de conquéte.
Hijo de un varón eximio . benévolo, sobrio y amigo de la justicia, digno de ser apellidado el Guzmán el Bueno de los modernos tiempos, es al par aventajado en letras humanas, como lo atestiguan sus apariciones en
el estadio de la prensa, y su exquisito libro «Bajo el sol del Brasih, así como sus comentarios lingüísticos
al margen del portugués; todo esto sin contar las recias batallas, libradas en torno a puntos gramaticales,
que acreditan el gran dominio que de la lengua castellana posee el señor Guzmán , y que hacen verdadero el
pronóstico del poeta : «Los buenos y los fuertes son generados por los buenos y los fuertes ; hay en los recentales el mismo vigor que animó a sus padres y las soberbias águilas jamás empollaron tímidas palomas».
Con las últimas palabras del señor Abadía, y mientras la orquesta ejecutaba el «Valse de las Flores», de
Tchaisko\\'sky, el público que colmaba el salón acudió a felicitar a los oradores y la junta fue terminada.
El Director, MIGUEL ABADIA MENDEZ.-EI Subsecretario, Daniel Samper Ortega
ACTA DE LA JUNTA PUBLICA DEL 27 DE NOVIEMBRE DE lQ13
El 27 de noviembre de 1933 a las 9 de la noche, en el Fover del Teatro de Colón, celebró la Academia
Colombiana junta pública solemne para recibir en su seno como individuo de número al señor don Daniel
Samper Ortega, a cuya iniciativa y perseverante esfuerzo debe el Instituto su feliz renacimiento y nueva
organización.
Presidi6 el señor Abadía Méndez y asistieron los académicos de número y electos, señores Caro, Casas,
García OrLiz, Gómez Restrepo, Guzmán Esponda, Restrepo (Félix) , Castro Silva, Robledo y Rueda Vargas, y los correspondientes señores Otero D 'Costa, Otero Muñoz y Rodríguez (Manuel María) . El señor Ministro de Educación Nacional, quien concurrió con su Secretario doctor Huertas, ocupó puesto a la derecha
del Director. Algunos representantes del cuerpo diplomático y numerosos miembros de nuestra culta sociedad colmaban el salón.
Leída y aprobada el acta de la junta pública anterior, correspondiente al 4 del propio mes de noviembre,
el Director designó a los señores Garda Ortiz y Guzmán Esponda para introducir al nuevo académico, a quien
se concedió inmediatamente el uso de la palabra . Habló el señor Samper con voz cálida y bien timbrada,
y se conquistó desde las primeras frases la simpatía del auditorio. Versó su discurso sobre sus antecesores
en la silla que se le ha invitado a ocupar, señores Vergara y Vergara, Sergio Arboleda y Rafael María Carrasquilla, siendo la noble figura de este último el tema principal de su elocuente y bella oración. que tuvo
rasgos magníficos, especialmente en la última parte, en la cual desplegó el orador todos los recursos de su
ingenio y todas las galas de su estilo vigoroso y rico en matices y colores. En un amplio paréntesis, disertó
Samper Ortega largamente sobre la oratoria sagrada en nuestra tierra, desde los primeros tiempos de la colonia, y se detuvo con especialidad en aquella desgraciada época en que el mal gusto y la extravagancia, frutos del culteranismo, cundieron con caracteres epidémicos e hicieron estragos en el púlpito. El estudio de
aquella peste literaria fue muy celebrado y aplaudido, así por la viveza y gracia con que lo desarrolló, como por la copia de citas curiosas y datos peregrinos con que supo esmaltarlo.
Dio la bienvenida al nuevo académico, con la elegancia y maestría que le son propias, el Secretario Perpetuo de la Corporación, señor Antonio Gómez Restrepo, quien analizó la copiosa prodUCCión de Samper
Ortega en el campo histórico y literario, y en el del teatro y la novela, y le concedió el primer premio a
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aquellos trabajos suyos que tratan sobre hombres y temas colombianos, y que lo acreditan de afortunado
ensayista, título siempre codiciado y pocas veces alcanzado por nuestros mejores escritores. Comentó en
seguida con donaire exquisito la manía de los predicadores gerundianos, y luégo, con toques magistrales,
completó la semblanza moral del eximio expositor y orador bogotano que, en sentir de dos eminencias del
sacro Colegio, tuvo méritos sobrados para haber ostentado las insignias cardenalicias. Con frase emocionada
habló finalmente del monseñor Carrasquilla a quien todos conocimos, del sacerdote benévolo y sencillo, del
consejero y del amigo que, con su mano cada vez más temblorosa , bendijo la unión de muchas prendas ama-das y les abrió las puertas del cielo a nuestros muertos más queridos. Terminó el orador con un canto a Sogotá, digno de esculpirse en grandes mayúsculas sobre la puerta de nuestro palacio municipal
A las doce menos cuarto se levantó la sesión que tuvo un carácter peculiar de distinción y nobleza . y el
nuevo académico fue efusivamente felicitado por sus amigos y admiradores.
El Director,
MIGUEL A8ADIA MENDE z.-E I
Secretario accidental, Víctor Eduardo Caro
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