Hojear - editorial VERBO DIVINO

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INTRODUCCIÓN
Durante el período helenístico, la literatura judía conoce un tiempo
muy fecundo tanto en suelo de Palestina como en las diásporas oriental
y occidental. Entre otros elementos, la reinvención del pasado de Israel
adquiere una importancia sobresaliente: numerosos temas, tradiciones y
personajes se convierten en elementos centrales de la producción literaria de la época.
Esta reflexión-reinvención del pasado surge del encuentro entre el
texto de la Escritura y el mundo de quien lo recibe e interpreta. Este
mundo, el del tiempo que se extiende desde el año 326 a.C., cuando
comienzan las conquistas de Alejandro Magno en Asia, hasta el año 30
a.C., fecha de la desaparición de la última monarquía helenística -el
Egipto Tolemaico-, es una nueva época en la que la creatividad, la convergencia de civilizaciones y la consideración del hombre como individuo, entre otros elementos, dan lugar a una nueva cultura surgida del
encuentro entre Oriente y Occidente.
Frente a la presentación de este encuentro en términos de oposición,
que ha venido siendo tradicional entre los autores de siglos pasados, hoy
se sabe que el mundo semítico y el mundo griego mantuvieron estrechas
relaciones desde épocas muy antiguas. Los descubrimientos de Ugarit
han puesto de relieve la existencia de numerosos contactos entre Grecia
y el Oriente desde los comienzos del segundo milenio a.C. El floreciente
comercio de fenicios y griegos por toda la cuenca mediterránea favoreció estos contactos, cuyo fruto más llamativo fue la adopción del alfabeto fenicio por los griegos.
El contacto entre judaísmo y helenismo fue al tiempo causa y efecto
de todo un proceso histórico que, iniciado antes del s. IV a.C., se desencadenó a partir de entonces, se prolongó en Siria y Palestina hasta la
época de Adriano (más tarde que en Grecia, donde el período helenístico finaliza con la batalla de Actium en el 31 a.C.) y dio como resultado
el “judaísmo helenístico”, que tiene su expresión más característica en la
versión de la Biblia llamada “de los LXX”, en la literatura “judeohelenística” y en las obras de Filón de Alejandría. La helenización del
judaísmo no es sino un elemento más dentro de todo el proceso de
helenización del Oriente. Constituye tanto una permeabilización del
Oriente por la cultura griega como una fusión de las culturas semítica y
helénica para dar un precipitado ecléctico, hecho de ambas y diferente a
la vez de cada una.
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Esplendor en la diáspora
En la literatura judía de este período observamos una serie de rasgos
y elementos como son: la reflexión sobre la propia identidad1; el fomento del entretenimiento2 o la autoestima de sus compatriotas, insertos en
un medio cultural y religiosamente ajeno; y por último, la convicción a
propósito de la superioridad de lo judío en relación con lo no-judío.
Esta fecundidad literaria tan marcada por la reinvención/ adaptación
del pasado bíblico ha llevado a algún autor a afirmar que, en aquella
época, “la Escritura estimuló la capacidad creativa de los judíos helenistas”3. La afirmación no debe sorprendernos si tenemos en cuenta que
“el judaísmo está totalmente conformado por la interpretación de la
Escritura”4 y que la actividad creativo-interpretativa la encontramos ya
dentro de la misma Biblia impulsada por distintos factores como pueden
ser: la interpretación y reflexión sobre libros y tradiciones de épocas
anteriores; la dificultad objetiva del texto cuando, por ejemplo, una palabra que ya no es utilizada habitualmente y que, por tanto, no es comprendida por los lectores, necesita ser explicada por medio de otra palabra actual; las contradicciones dentro de una misma unidad literaria o
entre unidades literarias distintas, que necesitan ser solucionadas; la necesidad de actualización de costumbres y normas; e incluso las posturas
ideológicas.
En el período helenístico, esa fecundidad de la actividad creativointerpretativa en relación con la Escritura se manifiesta en la aparición
de un gran número de textos literarios que suponen un desarrollo del
texto bíblico y que traerá consigo, en algunos casos, la ampliación del
canon veterotestamentario y, en otros, el surgimiento de una rica literatura al margen del canon.
De entre todas las figuras y tradiciones que vuelven a tomar relevancia en la literatura de esta época, cabe destacar la enorme popularidad
que adquiere José, el hijo de Jacob, protagonista de una de las narraciones más elaboradas del Antiguo Testamento. Su reaparición en las nuevas historias de un período tan marcado por la mirada hacia el pasado,
se explica desde lo que algún autor5 ha llamado “el retorno a los patriarcas”.
Esta popularidad se manifiesta en el protagonismo que se le atribuye
en numerosas obras parabíblicas y judeo-helenísticas compuestas entre
1
Wills, L. M., The Jewish Novel in the Ancient World, Ithaca 1995.
Gruen, E. S., Heritage and Hellenism. The Reinvention of the Jewish Tradition, California 1998.
3 Gruen, E. S., op. cit., xix.
4 Trebolle, J., La Biblia judía y la Biblia cristiana, Madrid 19983, p. 480.
5 Albertz, R., Historia de la religión de Israel en tiempos del Antiguo Testamento, 2 vols., Madrid
1999, p. 517-521.
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Introducción
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el s. III a.C. y el s. I d. C. y que se extiende incluso en los primeros siglos
de nuestra era, pudiéndose hablar de la importancia de José en la literatura patrística6, rabínica e incluso en el Corán7, que le dedica toda una
Sura, la doce.
El diferente acercamiento de los autores al personaje en función del
tiempo, el lugar y otras circunstancias determinantes de la labor literaria,
nos permite reconocer una pluralidad de perfiles y caracteres que nos
llevan a preguntarnos por los motivos, las circunstancias y las concretas
experiencias de fe que movieron a todos estos autores del período helenístico a reinterpretar su pasado y, muy especialmente, a reconsiderar la
historia y el perfil de José.
En los últimos años han aparecido gran cantidad de estudios centrados en la figura de José. Muchos de ellos nacen del interés que la narración del Génesis suscita en aquellos exegetas que practican métodos de
análisis de los textos más en boga en la comunidad científica en los últimos decenios (narratología, retórica, semiótica, acercamientos desde
distintas áreas...).
También podemos encontrar trabajos que intentan analizar los perfiles de la figura en las obras de la literatura bíblica y parabíblica.
Probablemente el más exhaustivo de todos es el de la Profesora M. Niehoff, que en su Tesis Doctoral defendida en la Universidad de Oxford
se propuso “to explore the new features and the diverse hermeneutic
functions which are attributed to Joseph in them [the ancient interpretations
of the biblical Joseph story], with special attention paid to comparison between greek and hebrew caracterizations of Joseph”8.
Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta ahora, haremos un recorrido
pormenorizado por todos los desarrollos de que ha sido objeto la primitiva historia patriarcal contenida en Gn 37-50 buscando conocer los
motivos que llevaron a cada uno de los autores a acercarse de uno u
otro modo al personaje, a reinventar y reinterpretar sus tradiciones, y
por los rasgos más sobresalientes del perfil en función del tiempo y el
lugar de composición de la obra.
Para lograrlo comenzaremos exponiendo los rasgos más generales de
la cultura del período helenístico, los factores económico-sociales, la
política y los elementos religiosos más destacados que han ejercido, seguro, una influencia determinante en la cosmovisión de los distintos
autores literarios del período.
Argyle, A. W., "Joseph the patriarch in Patristic teaching", The Expository Times 67 (1956)
199-201.
7 El Corán, edición preparada por J. Cortés, Barcelona 1995.
8 Niehoff, M., The Figure of Joseph in Post-Biblical Jewish Literature, Leiden, 1998.
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Esplendor en la diáspora
Estudiaremos, además, la importancia, el alcance y la fecundidad que
el fenómeno de la relectura tiene en el interior de la Biblia y cómo genera toda una práctica en el mundo literario fuera de ella, en el conjunto de
lo que conocemos como literatura apócrifa y en las obras de los autores
judeo-helenísticos. Profundizaremos en la influencia ejercida en la actividad interpretativa de los autores bíblicos, parabíblicos y judeohelenísticos por los elementos claves del helenismo.
Tendremos muy en cuenta el trabajo realizado por la Profesora M.
Niehoff al que nos hemos referido más arriba e intentaremos completar
su tarea teniendo en cuenta alguna de las críticas recibidas de sus colegas9 que se lamentaba ya que
“it may not be said however that this work has advanced
in any fundamental way the scholarly knowledge of these
matters, for except in support of the view that this figure
had a life beyond Genesis, it sustains no systematic thesis” [...]“though it is interesting to trace how Biblical personages were remoulded to fit the needs of later generations, the present study does not provide readers with the
kind of new insights which would warrant much further
work along these lines”.
Por último, haremos un estudio pormenorizado de los textos en los
que aparece la figura de José. Comenzaremos por la gran tradición recogida en Gn 37-50, seguiremos con las interpretaciones presentes en los
textos canónicos de la Biblia hebrea y de la Biblia alejandrina para terminar con el estudio de los textos que abordan la tradición de José en la
literatura apócrifa-pseudoepígrafa10 y en los autores judeo-helenísticos
del s. I d.C., principalmente de Flavio Josefo y Filón de Alejandría. InSingerland, D., recensión de M. Niehoff, M., The Figure of Joseph in Post-Biblical Jewish Literature, Leiden, 1998 en ftp://ftp.lehigh.edu/pub/listserv/ioudaios-review/5.1993/
10 “Apócrifo”, oculto, es el nombre que se utiliza para referirse al conjunto de libros que no
forman parte del canon de las Escrituras, ni de la literatura rabínica ni la propia de Qumram. En contexto judío y protestante “apócrifo” se identifica con “deuterocanónico”, término propio del mundo católico, conjunto de libros que no se consideran canónicos en la
Biblia hebrea pero sí en la LXX. “Pseudoepígrafo” se dice del libro que oculta la identidad
de su verdadero autor bajo el nombre de otro ya canonizado con el deseo de captar la
atención y el interés de los destinatarios. En todo caso, terminología ambigua y siempre
discutida. Consultar G. Aranda Pérez–F. García Martínez–M. Pérez Fernández, M., Literatura judía intertestamentaria, Estella 1996, p. 246.
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Introducción
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cluiremos tres apéndices, uno que estudia las variantes de la LXX en
relación al texto masorético, otro con el tratamiento de la tradición en
dos targumim del Pentateuco, Neofiti y Pseudo-Jonatán y un tercero
con la referencia muy breve a la historia de José en el texto de Qumram
conocido como el Salmo de José (4Q372). El trabajo, por razones no
sólo de extensión sino también por el distinto modo de abordar las tradiciones bíblicas ha omitido, sin embargo, cualquier estudio de las referencias a la tradición de José en el Nuevo Testamento11.
Dos citas del Nuevo Testamento hacen referencia a la tradición de José: Hch 7,9-18 y Hb
11,22.
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