primera parte - Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio

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PRIMERA PARTE
GENERALfDADES S08RE LAS ENFERMEDADES
DE LAS PLANTAS
En su sentido más amplio, se entiende por Patología vegetal o Fitopatología la ciencia que tiene por objeto el estudio de las enfermedades de
Ias plantas; del mismo modo que la Patología
animal estudia las enfermedades de los animales
y la Patología humana las de las personas. Desde
luego, la Patología comprende el estudio de la
causa productora de la enfermedad, sus síntomas
exteriores y los medios prácticos de ]ucha contra
la misma (Terapéutica).
Cuando la enfermedad se desarrolla con mucha
virulencia y en grandes extensiones recibe el nombre de plaga ; pero, por extensión, se les suele
dar a las enfermedades de las plantas de cultivo
la denominación genérica de plagas del campo.
El método más racional para la clasificación de
las enfermedades es el basado en las causas productoras cíe las mismas. Las enfermedades de las
plantas cultivadas puecíen ser debidas al ataque
de los animales o de otras plantas, u obecíecer a
otras causas, como ocurre cuando la alteración
no es producida por ningún agente patógeno, sino
-8a un desequilibrio cn el vegetal quc puede obedecer a condieiones clel terrrno, clima, ete.
Pnclemos, pucs, a^^rnpar las enfermcdades según cl si^uicnte ruarlro:
F_nferme^lacies
o pla^as......
E'roduciclas por anitnalcs (gettcralmcntc insectos).
Procluci^ias por vet;etales (gencraltttcnte hongos).
\o parasitarias o enfermedades fisíológicas.
Claro está que no son tos l^nsectos los únicos
animales que causan daños en las plantas cultivadas, pues esisten otros que puecíen constituir plagas, c^mo algunos Arácnidos, Miriápodos, Gusanos, A^oluscos ^• Mamíferos roedores; pero la mayoría de las enfermedades son ocasionadas por el
grupo de los insectos.
I)el mismo rno<lo, no son los Hongos los únicos
vegetales que al dcsarrollarse sobre las plantas
procítrccn en (ermedades, sino que en este grupo
se incluyen tambi^^n bastantes Racterias, Algas,
Líquenes y al^unas Fancrógamas. Pero la mayoría de las enfermedades ocasionadas por parásito5
vegetalcs son debidas al ataque de los hongos. El
objeto esencialmente divtilgador del presente folleto nos ha obligado a esta gran simplificación
para que sea mejor comprendido por nuestros
lectores.
Pasarernos revista rápidamente a]as distintas
causas de enferrnedades anteriormente citadas.
Irssectos.-T os insectos, animales de cuerpo articulado, constituyen el gru^o más rico en es^e-
^. g ._..
cies (se conocen más de 5a^r.ooo}^. Su of,gani^.1cióu, aunque ello parrzca paradój^ico, es^eit ^ij^un^^s aspcctos supcrior a la cíel hcmlhre ^y mt^ho
más raci^^nal, 1:1 cucrpo de casi todos 1<^s ^^f"nscctos está protegido por una cubierta quítixtusa qtte
les dctiencle de los agentes exteriores y de la^ ínfc^ccíón de los microbios, cuya entrada es bien fácil (por las mucosas) en los vertebrados s^iheriores y en el hombre.
Los insectos tienen, por otra parte, muy desarrollados todos los órganos de los sentidos ; están provistos muchas veces de dos clases dc ojos,
simples y compuestos; estos dos últimos formados por la reunión cle muchos ojos sen^illos, lc
que aumenta considerablemente su campo visua] ;
tíenen los órganos del olfato de extraordinaria
perfección, y una sensibilidad tal que hasta
previenen el peligro y lo advierten a distancia
mucho antes de que se ponga en contacto con su
cuerpo.
Hasta en el aspecto social son superiores al hombre ; basta considerar, en prueba de tal afirmación, la maravillosa organización y disciplina de
los que viven agrupados en colonias, como las
hormigas, abejas, etc.
Estas consideraciones se han hecho con objeto
de hacer resaltar la importancia de los insectos,
ya que en razón de su pequeñez podría creerse
que son insignificantes y de una organización deficiente. Ya hemos visto que ocurre todo lo contrario, y la humanidad se las ha tenido que ingeniar
para conseguir una pequeña parte de éxito en la
IO -
lucha rnntra esos seres diminutos, yuc tantos es!ragos causan cn algunas ocasirmcs.
I)ebemos hacer notar que los insectns nu ticnen
e] mismo aspect^^ durantc toda su vida, sino que
pasan pc^r diferentcs estados n fases, nntchas ver: m^t:3^"a^ ^.:^F.
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Fig. 1.-Diatintas fases del insecto Pieria brasxticae, oruga o marlposa blanca de la col.
ces tau distintas que sería muy difícil o imposible
al profano reconocer que se trata del mismo animal. Otras veces, aunque también realizan varias
rnudas, ]a variación no es tan grande y el insecto
conserva durantc su ciclo vital la misma forma
con algunas variantes. En el lenguaje de la I?ntomología los primeros se cíenominan insectos co^
^rleta^morfosis complicada, y con rliet¢^norfusis sencilla los segundos. Para nuestro objeto, y refiriéndonos a los más cunocidos, podemos admitir en los
insectos las siguicntes fases que recorren durante
- II -
el ciclo dc su vida : I.", huevo ; 2 s, larva o^u
sano ; 3.a, ninfa o crisálida, y 4.", insecxo per
to (ng. r ).
Aunque sólo tratarernos de los insecths q,p^ vi-^
ven a expensas de las plantas cultivadas, deberr^,os
advertir que hay insectos parásitos de anim^l^s^1t
del hombre, e incluso los hay que viven á^^oet'a"
de otros insectos, a los que atacan y destruyen
bajo las formas más variadas, que demuestran
siempre su bien desarrollado instinto. Estos últimos son interesantísimos en Patología vegetal,
Pues existen algunas plagas que se combaten con
éxito con la ayuda de los insectos llamados útiles,
por vivir a expensas de otros productores de daños, proporcionando un medio muy eficaz, a veces, de combatir los parásitos, conocido con el
nombre de lucha biológica o^natural.
Los daños producidos en ]as plantas por el ataque de los insectos son variadísimos. Los hay que
viven en el suelo y atacan a las raíces (filoxera de
la vid, gusanos de alambre) ; otros, los minadores,
viven en el interior de las plantas (raíces, tallos
o troncos, hojas, etc.), como los "barrenillos",
"gusano cabezudo", etc., destruyendo los tejidos vegetales ; algunos se desarrollan en los
frutos, como la "mosca" de las frutas y la del olivo, "gusano" de las manzanas y peras, etc. ; los
más viven en el exterior y realizan los daños sobre
los distintos órganos aéreos del vegetal (tallos, hojas, frutos, etc.) como las orugas de los frutales,
pulgón de la vid, cochinillas del naranjo y del olivo, pulgones, etc. ; otros, en fin, se desarrollan
sobre lus granos o pruductos al;rícolas almaccnados, conto los "t;orgojos" y "p^>lillas".
Se cumprcnrlc pr^r l^^ cxpuesto los enormes daños que lr^^ insc•rtu> caci^an a la a^,rricultura y]a
gran ^^<^ric^larl cl<^ sí^it^im,is que pueden presentar
]as í^,lanta^ ritararla^ l,ur est^,s eneu^igos animales ;
pcro rícirtro de esa ^^aricclad, nosotros, atendiendo
íiuicarnente a]a manera coino procíucen los daños
los distintos insectos, pudemos dividirlos en dos
amplísimos grupos: ^n.asticadores y chupadores.
Los primeros tienen mandíbulas dispuestas para
roer las distintas partes cíel vegetal : frutos, tallos,
hojas, maderas, etc. Casí todas las larvas, menos
las de los Hemípteros, sr alimentan de ese modo
y también todos los Coleópteros^y Ortópteros adultos: escarabajos, langostas y saltamontes. Los se;undos no mastican, pucs ]a disposición de su
aparato bucal se ]o impidc ; pero se alimentan absorbiendo el jugo o savia de ia planta, en la que
clavan su pico o chupador. ??jemplo típico de estos insectos son todos los Ilemípteros (cochinillas,
pulgones, chinches, etc.).
Este carácter del insecto, masticador o chupador, unido al conocimiento perfecto de su biología o ciclo vital, nos servirá para aplicar en cada
caso los medios de lucha o procedimientos más
adea^ados para combatir la plaga con garantía
de éxito.
Cri,^tógaa^cas.-En el sc:gundo grupo hemos incluído las enfermedades producidas por otros vegetales o enfermedades criptogámicas. Son originadas por unas pequeñísimas plantas (Hongos)
que se desarrolfan y viven a expensas de la plan-
- ^3 -
ta parasita^ía, para lo cual emiten unos filamentos
(micelio) l^or las que ahsorben la savia, fructifirando luego y dando ^,rérmenes (esporas) que son
a modu dc diminutas semillas que transmiten la
en(ertlieciad.
En la mayoría de los c^.^sos la infccci6n procede de scmillas (esporas), que se ponen en contacto
con las plantas }^ germinan bajo 1a acción combinada de la humedad, el calor }' el oxígeno. F,l filamento o raicilla nacido de la espora se comporta
de distinto modo. Fn los hongos epífitos o exteriores este filamento (raicilla) se ramifica sobre la
superficie de los órganos vercíes y forma un fieltro estrechadamente unido a]a cpidermis de ]a
planta, en ]a que se introducen los chupadores ;
es decir. en este caso el parásito se desarrolla en
el exterior.
Por el contrario, en los endófite^s o internos,
el filamento emitido por ]a espora pcnetra por los
estomas (aberturas o poros que presentan las hojas) en el interior del órgano atacado, donde se
ramifica.
De ello se desprende que las enfcrmedades ocasionadas por el ataque de los Hon^os dcl primer
grupo podrán ser combatidas con facilidad procurando destruir, con tratamientos adecuados, las
raicillas de esa plantita microscópica que se hallan
al exterior. Fácilmente se comprende que, por el
contrario, en los del segundo grupo ello no será
posible por encontrarse las raicillas en el interior
de los órganos atacados y las substancias empleadas no podrán ponerse en contacto con el hongo
para destruirlo. Las enfermedades pertenecien-
-74tes a este grupo (caso general en los hongos, a
excepción de los "oidios") sólo habrá posibilidad
de evitarlas extendiendo sobre la sul^erficie de la
planta una substancia que impida el desarrollo de
la semilla (esporal ; es decir, que en este caso los
tratamientos deberán scr prcventivos y no curat1VOS.
También en las enferrnedades criptogámicas ]os
daños ocasionados pueden ser variadísimos. F.n
general suelen atacar los órganos verdes del vegetal (hojas, tallos y frutos), revelándose la existencia cíe la enfermedad por la aparición de manchas de forma, dimensiones y color a rnenudo característicos (miklelc y oúdio de la vid), que se van
extendiendo y acaban por secar y destruir los órganos atacados. Otras veces producen úlceras, tumores o chancros, que al generalizarse ocasionan
la muerte de la planta. F,n all;unos casos localizan
su ataque en los frutos y semillas, como en el
"carbón" del maíz, "roña" de ]as manzanas _y peras, "tizón" del trigo, etc.
Los daños que producen estas enfermedades
son importantísimos v pueden Ilegar en ocasiones
(cuando la humedad y temperatura son favorables) a la destrucción completa de la cosecha si no
se realizan los tratamientos adecuados para impedir su desarrollo, pues ya hemos expuesto que en
la mayoría de los casos ]os procedimientos usados
son preventivos y hay que aplicarlos antes de la
aparición de la enfermedad.
En f ermedcades :no j^drasitarias. - Fs evidente
que viviendo la planta en un medio exterior, suelo
y atmósfeta, cualquier modificación física o quí,
mica dc unu de ambos factores pucde induir sol^re
el desarr^^ll^^ y tuncionamietito del vegetal y llegása ocasionar, si la modificación es intensa, un v+erdadero desequilibrio funcional o enfermedad, que
en este caso no es debida a la intervenciba^ de ^ingún parásito.
^ '
Los síntomas de estas enfermedades svna.u©^^s
bastante imprecisos o generales, y se acusarx, :en 3a
planta por un debilitamiento, desecación, alteración del color verde, etc.
Las propiedades físicas dcl suelo (finura, compacidad, impermeabilicíad) y las químicas (falta o
exceso de agua, abundancia o escasez de los elementos nutritivos esenciales, como nitrógeno, fósforo y potasio, u otros elementos, como hierro,
cal, magnesio, etc.) pueden dar lugar a variadas
manifestaciones en la planta, que se traducen en
un estado anormal o de enfcrmedad.
1)el mismo modo el exceso o defecto de la temperatura ambiente, de la luz, la presencia en la
atmósfera de gases o productos tóxicos (gas sulfuroso o ácidos diversos), la lluvia, granizo, vientos, etc., pueden ocasionar accidentes muy diversos, que también se hallan comprendidos entre las
enfermedades fisiológicas o no parasitarias.
Se comprenderá, por lo anteriormente expuesto, que el único medio de prevenir o combatir estas enfermedades consiste en supritnir o atenuar
la acción de las distintas causas que las deterrninan.
También los daños producidos por este tercer
grupo de enfermedades pueden ser cuantiosos.
Conocidos son de todos los estragos que en algu-
- r6 ttas ocasioncs }• en deterrninados cultivos pueden
^casionar las heladas (tig. 21, así como los vientos cálidos, que Ilegan a veces a pm^lucir verdaderas qucmacluras en las plantas, etc., }^ que al
tin }• al cah^^ c^mstitu}^cn, a vcccs, vcr^la^lrras l,la^as, aunyu^• en su ruanifestaiiún no intcrvrn^a
F'ig. 'l.-Daños
producidos por la helada en plantaciones de naranjov.
ningítn scr animal o vegetal. Son en este caso las
mist^riusas fuerzas de la Naturale-r.a o los complicad^s Procesos biológicos del mismo vcgetal los
yue intervienen, romPiendo la estabilidad de la
planta }^ manifestando, por consiguiente, la enferrnedad.
TERAPÉUTICA 1'F.GGTAL
L;s la Parte de la Patología yue ticne por objeto
^l estudio de los medios apropiados para combatir
las enfermedadcs y la aplicación prácti^a de lus
m ismos.
I.os l,roductos empl^ados para destruir los insectos reciben el nombre le ittsecticidas, llamánd^,sc aaiticriptoq^ísniras o fTan.gíciclas los que se trtili•r.an contra las enfermedades criptogámicas.
Tanto los insecticidas como los criptogamicidas
que se emplean en Terapéutica agrícola deben reunir las concliciones siguientes: i.8, ejercer acción
activa sobre los insectos o criptógamas ;^ 2.8, no
ser nocivos para la planta tratada ; 3.g, ser de empleo práctico y económico.
Inscctf.cidas. --1_a clasificación anteriormente
expuesta de los insectos en masticadores y chupadores nos dará la pauta a seguir en el ^empleo dc
los insecticidas.
Para combatir los masticadores emplearemos
substar^cias venenosas, que, al ser injeridas, producirán la muerte del insecto. Esta clase de insecticidas se llaman de acción ^rrterna, ya que el
efectn se produce en el aparar^ digestivo del
anirnal.
Por el contrario, se comprende fácilmente que
los insecticidas de acción interna no ejercerán
efecto ninguno sobre los insectos chupadores,
pues, como }'a dijimos, éstos no mastican, sino
aue se alimentan absorbiendo la savia por medio
de un pico o chupador. Para combatirlos se emplean los insectic^as ^e cantacto, que ejercen su
acción corrosiva sobre el cuerpo del insecto o actúan sobre el sistema respiratorio, originando ]a
muerte del insecto por asfixia o por envenenamiento.
, tg -.
A continuación exponemos en un cuadro los
principales insecticidas usualmente etnpleados :
Ar,eniato rlc pl^^mo.
Ar;eniato de calcio.
Insecticidas dc "ac- Arseniato s^dico.
ción interna" con- Acet^arsenito de col^re o verde
tra insectos masti^le París.
caríores... ... ... . ( Foafnro de cinc.
I^luo^ilicato de bario.
^lrsenito sódico.
I^ icotina.
Lnsecticidas de "con- Salfato de nicotina.
tacto" empleados
err la ]uclia contra
los insectos chupadores... ... ... ...
Polvos nicotinados.
Emulsiones de accite.
Yetróleo.
Mixtura sulfocálcica.
Pelitre.
Insecticidas que ac-^
Aci^lo cianhídrico.
^ túan en estado ga-^ ^ulturo
de carhono.
scoso ( Fumi^antes)^ `
INSI:C'1'1C1DAS DE ACCIÓN INTEkNA
Arse^niato de plorno.-lle los insecticidas de acción interna son los más importantes los arseniatos, y entre ellos, el que se usa con más frecuencia es el arseniato de plomo. Se expende en
el comercio bajo la forma de un polvo finísimo,
de color blanco, insoluble en el agua, en la que se
mantiene en suspensión para su empleo como insecticida. Tiene mucha importancia para su mayor eficacia su grado de finura y el empleo de
aparatos pttlverizadores provistos de agitador.
También se emplea el arseniato de plomo en pas-
- rq -
ta, que conserva mejor sus cualicíades de finut^.;.
^
v suspensión.
Según la resistencia de la plaga que s^'trat^.;Ade
combatir se emplcan distintas dosis de ^^rSen^to
cíc plomo cn poh^o (de Soo a 80o gramo ^ p^"^roo
litros de agual, usándose doble cantidad si se t^r^ ,^
ta de arseniato de plom^ en pasta. Las dósis, recomendadas se refieren al arseniato de plomo diplúmbico, que contiene el 3o por too de pentbxido de arsénico (As^O,I ; además, estos arseniatos no dehen contener más del 0,5 por ioo de arsénico soluble, pues en caso contrario podrían
producirse quemaduras. Si hubiera que emplear
el arseniato triplúmbico, como no tiene dP riqueza
más que el 23 por ioo (As^O^), habrá que usar
dosis mayores que las citadas (una tercera parte
más).
Otros ^rodrtictos arsenicales.-Los demás compuestos de arsénico usados en la lucha contra los
insectos son : el arseniato de calcio, insoluble en el
agua, de aspecto semejante al de plomo, persiste
menor tiempo sohre las plantas y se recomienda
contra determinadas plagas, como la "cuca" de
la alfalfa : el aceto-arsenito de cob^re o verde de
París se emplea hoy sobre todo en la preparación
de cebos envenenados ; el arseniato y arsenito sódicos son solubles en el agua y se usan también
en casos especiales (preparación de cebos).
Los arseniatos, especialmente el de calcio, se
pueden usar también en polvo, habiendo en el
comercio preparados especiales ; pero estos tratamientos resultan generalmente más caros que las
pulverizaci^^nes, aunyuc puede convenir su cmplco
en casos dctenninadr^s.
Fosfuro ^ft cinr v'f1z^^osilicato dc hario.---1?st<i;
procíuctos se emplean en la preparación de ceb^s
envenenados. El primero es un potv^r de color
gris uhscuro y^ muy vencnoso ; cl ftuosilicato se ^^^pende en forma de color blanco y muy fino ; tiene
la ventaja de ser casí ínofensívo l^rara los animales domí^sticos.
A continuación se consignan algunas dc las fórmulas más corrientes de arsenicales y cebos envenenados que se preparan con los productos ánteriormente citados :
I.
]I.
Arseniato de plomo en polvo.
Ac^ua ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Arseniato cle calcio (según
ríqttcra} ... ... ... ... ... ...
Ac;ua . ... ... ... ... ... ... ... ...
50o a 800 ^ramos.
roo íitros.
75o a r.;oo ^ramos.
^oo litrvs.
Yara la preparación de estas fórmulas es preciso hacer con un poco de agua (tres a cuatro litros) y el arseniato una pasta hornogénea, que se
diluye en el a^ua restante. 1)e ese modo se
evita la formación de g^rumos, lo quc tendría ]ugar si se echase directamente el arseniato sobre
el total del agua, impidicndo la suspensión del
mismo.
Cuando no se encuentren en el comercio los arseniatos de plomo y calci ^r, pueden obtenerse por
medio ^de las siguientes fórmulas :
ITT.
Arseniato sódico anhidro... ... ... 20o gramos.
Acetato de plomo en polvo... ... ó00
Asua ... ... ... ... ... .. . ... ... ... ... ioo litros.
- ?I -
I^'.
Ar,cniato sóclico anhidre^...
Csil en pasta ... ... ... ... ...
...
F,
40o i;ranié ^ .
= Ioo Iitt-o^.
R
Para prcpararlas se cíisuelve el ^rseniáto sódi^.
co en agua (dos a tres litros) y sE ^ornin ^^a^iarfe
tuia lcchacla c^^n lri cal, crnt cíos litros de^^agua,^^`^ertiendo despu^s la disolución de arseniato sobre la
lecha<la, agitanel^t c^nstantemente hasta conseguir
una mezcla homogénea. En la fórmula III se
agrega el acetato, disuelto en agua, a la disolución de arseniato.
F.1 arseniato }' arsenito sódico se emplean también en la preparación de melazas arsenicales contra la mosca del olivo y otros i)ípteros, con arreglo a las fórmulas siguientes :
V.
Arsenito sódico ... ... ... ... .. . ... ...
)l4elaza cle azucarería ... ... ... ... ...
A¢ua ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Vl,
Arscn^ato socltco ... ... ... ... ... ...
Melaza rle azucarería ... ... ... ... ...
A^rua ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
.
, .
tz5 ^;ratnoti.
to k}:.
ioo litros.
^io ^;ramos.
Io kg.
[oo litros.
Se disuelve el arseniato o arsenito en io litros
de agna caliente, que se vierten rlespués de bien
disuelto sobre los io kilogramos _le melaza, agitando continuamente, y se completa con agua hasta los ioc^ litros sin dejar de agitar.
Cuando se han de tratar grandes extensiones
es conveniente preparar un jarabe concentrado,
quc se diluye luego en el campo para su apli ^ ación; una fQrmula usual es la que sigue;
-22-
VII.
Melaza de azucarería rle densidad
i^ual o supcrior a r,qo... ... ... ...
Arseniatr^ ^hdico anhidro... ... ... ...
yo
k^.
2,5 -
llisuélvase el arseniato cn el agua (siete litrc>s v
medio) hirviendo y viértase sobre 1os qo kilogramos de melaza, agitando fuertcmente.
Para su empleo en el campo se diluye en la
siguiente proporción :
io kg. de jarabe conccntrado y
90 litros dc agua.
Contra los gusanos grises, babosas y otras plagas se suelen usar cebos arsenicales como el siguiente :
VIII.
Salvado ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Acetoarsenito de cobre (verde
.. ...
Diclaza... ... .
.. ...
.. ...
zs kg.
1
-
4 litros.
i 5-zo -
Para prepararlo se mezclan en seco el salvado
y el acetoarsenito, removiéndolo todo hasta que
ia mezcla sea uniforme (lo que se aprecia por la
coloración verde del arsenical), se añade la melaza sobre el agua y se vierte después sobre la
mezcla de salvado y verde de París, removiéndo]o bien.
Para combatir cl alacrán cebollero (tallarrós o
cadell) y otros insectos se emplean cebos constituídos por
IX.
Arroz o maíz triturado ... ... ... ... ... ioo partes.
Fosfuro de cinc ... ... ... ... ... ... ...
5
-
z5
-
-23^c ccha cl al;ua sobre cl arruz (uo a 1<t inversal,
rcnloviend^^ todo cou un palo l,ara yue quede
I^ien humc^dccido ; a continuaci^Sn st: añade el fosfuro, continuando removicndo la mczcla hasta
yue sca homogénea.
T^.ste cehu (fosturo de cinc) es vc^neuoso para los
ar.:males domésticos, por lo que últímamente se
ha sustituído cl fosfuro por cl Nuosilicato de bario,
que presenta la particularidad de ser venenoso
para los insectos e inocuo para las aves domésticas, empleándose en las mismas proporciones.
No queremos terminar sin dar una breve idea
de las precauciones que es preciso tener en el uso
de dichos insecticidas.
PRE.CAUCIONF.S QUE DI:BEN OBSERV:^RSE EN EL USO
DE LOS ARSENICALES
Tratándose de substancias muy venenosas, es
nattzral el tener ciertas precauciones para evitar
cualquier imprudencia. Los arseniatos se ^uardarán en lugar seguru, para prevenir toda confusión con la harina, el azúcar, etc., e impedir que
estos productos estén al alcance de los niños o personas desconocedoras de su poder venenoso. Los
utensilios empleados para preparar caldos arsenicales se destinarán exclusivamente a este objeto,
y cuando se limpien después de usacíos se procurará que las aguas del lavado no puedan ]legar a
pozos ni abrevaderos.
Los obreros pulverizarán siempre cíe espaldas
al viento, y es conveniente que vayan provistos de
blusas, de las que se despojarán al dejar el trabajo; no deberán fumar durante la operación, y se
lcs oLligaríi a lavarse las manos con jabón antes
de las comidas y a] finalizar la tarca.
Na se emplearán nunca I(^s arseniatos en las
hortalizas y irutales prówimus a rcculectarse, ni
se pttlverizarán ^írl^nles quc tertgan (leLajo plantas
de huerta de reculeccióu inmediata.
Guardando estas elementales precauciones no
existe peligro alguno cn cl empleo ^le estos insecticidas.
IATSECTICIDAS DE CONTACTO
Enumeraremos los usualmente empleados, entre los cuales figuran como más importantes las
emulsiones de aceite, los productos nicotinados y
los caldos sulfocálcicos.
E^^nuls^o^nes ^le aceite.-T_,os aceites minerales,
vegetales y animales tienen en general excelentes
propiedades insecticidas ; pcro no pueden emplearse directamente por no mezclarse con el agua.
Para conseguirlo se recurre al uso de distintas
substancias (jabones generalmente), que, disminuyendo la tensión superficial del agua, los mantienen en un estado especial Ilamado emulsión, pudiendo entonces mezclarse con el agua en las proporciones adecuadas para su uso como insecticidas.
Las emulsiones de aceites deben responder a
las características siguientes : I.B, ser homogéneas,
es decir, que las gotas del aceite emulsionado en el
agua sean peqtteñas y del mismo tamaño todas
ellas; a.°, que se rompa con facilidad la emulsión
al pulverizar los árboles, pues de ese modo el aceite recubre fácilmente el cuerpo del insecto y en
_ 2^ -
el líquido qtte escurre sólo se pierde una mínima
parte de proclucto activo.
I:xisten en el comercio numerosos preparacíos
^le esta íudole, como Emulso, Volcl:, Citro I:mulsi^ín, ^^Verwold, Oro, Trigo, Pagra, etc., que hasta
diluir en el agua en las proporciones convenientes
( r al z por icx^). Las emtilsiones de aceite se usan
para la lucha contra las cochinillas ( Cóccidos) en
invierno, en árboles de hoja delicada ( frutales en
general), y en todo tiempo en especies más resistentes (agrios). Ultimamente se ha generalizado
su empleo en la lucha contra las cochinillas del
naranjo (piojo rojo, piojo negro, serpeta, caparreta, etc.).
También se usan, a dosis más bajas (0,5 por ioo),
para combatir los pulgones (poll), arañuela de los
árholes frutales y plantas de huerta. En este caso,
por la delicadeza de los vegetales a tratar, hay que
asegurarse de que el producto empleado está fabricado con aceites de alta refinación, pues en
caso contrario pocírían prodttcirse fácilmente quemaduras. .L)ebe añadirse a las emulsiones, en este caso, 30 ó 4o gramos de Nicotina por ioo litros.
Aparte de los productos comercialcs, el agricultor puede también en algunos casos prepara"r él
mismo sus emulsiones con arreglo a las fórmulas
y procedimientos que a continuación se expresan :
X.
Aceite de vaselina ... ... ... ... ... ...
Jabón blando ... ... ... ... ... ... ... ...
Caseinato de calcio ... ... ... ... ...
z lifros.
40o gramos.
Zg
-
Se disuelve el jabón en un poco de a^ua calien-
-s6-
te (un litro), se añade el caseinato y se agita hasta
obtener una crcma fina sin grumos ; se va adicionando luego fuera del fuego, y poco a poco, el
aceite, removiendc^ hasta formar una pasta homogénea. Para emplearla se diluye cn ioo litros de
agua.
XI.
: litros.
Accite de sardinas ... ... ... ... ...
Jahón líquido amoniacal (Clensel). 35o gramos.
Aquarrás ... ... ... ... ... ... ... ... ^50
Agua ... ... ... .. . ... ... ... ... ... ... 25o c. c.
Se prepara lo mismo que la fórmula X, añadiendo poco a poco la mezcla de aceite y aguarrás
sobre la disolución en agua del jabón y agitando
hasta obtener la emulsión.
XII.
Aceite de olivas... ...
Petróleo... ... ...
Jabón blanda.. ... ... ...
Amoníaco ... ... ... ... ...
Caseinato de calcio ...
2 litros.
4^ c. c.
zoo gramos.
So c. c.
r5 gramos.
4^ c. c.
Se mezcla el aceite con el petróleo ; por otra
parte, se disuelve el jabón en el agua, a la que se
añaden el amoníaco y el caseinato de calcio, agitando hasta obtener una crema ; después se vierten poco a poco el accite y petróleo sobre la disolución de jabón, agitando constantemente.
Las cochinillas o Cáccvdos, más resistentes, se
tratan en invierno, pues en dicha época pueden
forzarse las dosis de aceite, realizando la operación en verano cuando se trata de combatir insectos menos resistentes (piojo rojo) o cochinillas
desprovistas de caparazón, cuyas larvas persis-
-27-
ten algunos días sin defensa ni protet^iórr^alg^u^
na (caparretas).
Prácticamente, en el naranjó puede efertuarse •
la pulverización durante todo el año, exi^tuando
la época de la tloración, pues sería fá^il.perjt^ica3`
la buena fecundación de la flor. Tampo ^o,ácbe
realizarse la operación cuando la naranja esté
muy adelantada, ni en el verano y con fruto en
horas de mucho sol.
Para el uso de estas emulsiones en naranjos
se emplean pulverizadores a motor de gran potencia (que describiremos al detallar los aparatos), pues se comprende que, tratándose de un insecticida de contacto, el éxito del tratamiento depende de que el líquido llegue a mojar todos ]os
insectos, lo cual resulta difícil en árboles de tanto follaje si no se realiza la pulverización con
aparatos especiales que trabajen a presiflnes elevadas.
Petróleo.-Pertenece también al grupo anterior, ya que su empleo requiere su emulsión en el
agua. Se emplea para combatir los pulgones según la fórmula:
XIII.
Petróleo ... ... ... ... ... ... ... ... ...
jabón blando ... ... ... ... ... ... ...
Aeua ... ... . .. ... ... ... ... ... ... ...
i a 2 litros.
i a 2 kg.
too litros.
Se disuelve el jabón en agua caliente (cuatro 0
cinco litros), luego se separa del fi^ego y se vierte
poco a poco el petróleo, agitando continuamente
hasta conseguir su emulsión ; después se completa el agua hasta los ioo litros.
Advertimos de una vez para lo sucesivo que
en todos las preparados que lleven jabón, si se
emplean agnas "duras" o"gordas" (con exceso de
sales cálcicas), se producen grum^>s 1 por cortar
dichas aguas el jabón), que luego obstruyen los
ptilverizadores. 1'ara evitar estos inconvenientcs
recomendatuos añadir al agua (antes cle disolver
el jabón) too a 30o gramos de susa ^olvay (carbonato sódico) por cada ioo litros de caldo.
I'roductos nícoti^w^dos.-Se ha generalizado
mucho el uso de estas substancias, por la ínocuidad sobre las plantas, ya en forma de líquida (nicotina y sulfato de nicotina) o en forma pulverulenta. Empleándose generalmente para combatir los pulgones con arreglo a las fórmulas siguientes :
XIV.
Nicotína (de gs-98 por roo de
$o ^ramos.
riqueza) ... ... ... ... ... ... ...
Jabón blando ... ... ... ... ... ... 500
Agua ... ... ... ... ... ... ... ... ... roo litros.
^V. Sulfato dc nicotina (qo por roo). rso gramos.
Jabón blando ... ... ... ... ... ... goo
A^ua ... ... ... ... ... ... ... ... ... roo litros.
Para su preparación se disuelven los 50o gramos de jahón en seis lítros de agua caliente y se
diluye en 90 litros de agua. La nicotirla o sulfato de nícotina se disuelve en los cuatro litros de
agua restantes, que se añaden luego sobre la disolución jabonosa, agitando continuamente.
Ei comercío expende preparados a base de nicotina con el nombre cíe jabones yiicotvna^dos, c{ue
basta diluirlos en el agua en las proporciones indicadas (generalmente al i por too). También
-- ^9
se encuentran en el comercio procíuctos nicotinacíos en polvo ^polvos aaicotinados), cuyo empleo
está indicado cuancio las hojas están ya muy arrugadas por el ataque del pulgón, ya que en estc
caso es difícil llegar al interior con los productos
lí^^uidos.
Pelitre.-1^;s un buen insecticida, inoiensivo
para el hombre y los animales domésticos. Se obtiene pulverizando los capullos y flores de la planta del mismo nombre, previamente desecados. Los
polvos de pelitre pierden al aire libre sus propiedades insecticidas, por lo que su conservación
debe hacerse en recipientes de cierre hermético.
Se usa en forma de polvos o líquido, emulsionándolo con el jabón según distintas fórmulas,
pudiendo emplearse la siguiente :
XVI.
Polvo <le pelitre ... ... ... ... ... ...
Jabón blando ... ... ... ... ... ...
Aeua ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
t,5 kg.
z
- '
litros.
coo
Se disuelve el jabón en unos io ]itros de agua
caliente, y una vez enf riada se añade el pelitre,
agregando después agua fría hasta completar ]os
^oo litros.
Existen en el comercio multitud de preparados
insecticidas euyo elemento activo está constituído
por pelitre.
Mixtura st^l f ocálcica o polisul f uro de calcio.Este preparado, adernás de ser insecticida, tiene
también propiedades anticriptogámicas, y si . su
uso no se ha generalizado es sin duda debido a
lo engorroso de su prcparación, que consiste en
la reacción entre la cal y el azufre en calderas de
-30hicrro (el cobre es atacado por los polisulfuros),
según la siguiente fórmula _
\Vll. Cal ^i^^a ... ... . .. ... ... ... ... ... ...
Azufr^ ... ... ... ... ... ... ... ... ...
At;ua ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
io kg.
20 i0o litros.
Los detalles de su preparación son muy importantes. Se colocan en la caldera de zo a z5 litros dc
agua y se calienta hasta que esté tibia; se añade
entonces la cal en trozos, se continúa calentando
y, cuando ia mezcla comienza a hervir, se añade
poco a poco el azufre, agitando constantemente
con un palo o paleta de madera hasta obtener una
mezcla homogénea. La mezcla está bien hecha
cuando dejándola reposar no flota apenas azufre.
Se vierte después en la caldera el resto del agua
y se continúa calentando, manteniendo el todo en
ebullición durante cincuenta minutos y cuidando
de ir restituyendo el agua que se pierde por la
ebullición. Conviene remover continuamente el líquido al principio de la operación con un palo,
luego ya sólo de cuando en cuando, para evitar
una ebullición tumultuosa.
Una vez preparada la mixtura se filtra por una
tela de saco, conservándola en recipientes cerrados y extendiendo en la parte superior del ]íquido
una capa de aceité. Para su uso basta diluirla en
agua en proporciones que varían del 4 al io
por roo, según la época.
Se emplea sobre todo en tratamientos de invierno en los frutales, cvntra las cochinillas, y en el
naranjo durante todo el año. Resulta ventajoso
y preferible emplear el Ca.ldo sulfocálcico coa•c-
- 31 .
ce^Tatrado (^.^t^-3o gradus Baumé), que se ^ ven^e yra ^
prepara<lo y basta diluir en agua. No dc^ben„a,tti-^
lizarsc pulverizadores dc cobre, pero ^fiirven ^Ivs
de latón, o hierro, así como los revéStidos^,^^^ de
, . _^^,;^
plomo.
^'•:i^a el embadurnado de troncos puéCie empl^^-• ^ambién la fórmula siguiente :
\^"I[I.
Flor de azufre ... ... ... ... . .. ...
Cal viva ... .. . ... ... ... ... ... ...
Agua ... ... ... ... .. . ... ... ... ...
2 kg.
2 ioo litros.
Se humedece el azufre con agua caliente hasta
formar una pasta, se añade luego la cal viva y
agua poco a poco y en pequeña cantidad, aumentando entonces la temperatura al apagarse ]a cal.
Se deja enfriar y se completa hasta los Ioo litros.
Empléese el mismo día de su preparación.
Sulfuro de ctxrbono.-Es un líquido incoloro de
mayor densidad que el agua ( I;a7), muy volátil,
de olor fétido, inflamable y muy venenoso.
Se emplea como insecticida contra alguna de
]as plagas de insectos que viven en cl suelo, inyectándolo en el mismo con aparatos especiales,
que describiremos en el capítulo correspondiente. Se usa también para la desinfección de locales y graneros.
FU!1^IIGACIÓN CIANHLDRICA
Acido cia^nhidrico. - El gas cianhídrico es
uno de las venenos más vialentos que se c^nocen ; la dasis de o, 5 gramos tomada de una vez
puede ocasionar la muerte en el hombrc casi instantáneamente.
-3zSus propiecíades, eminentemente tóxicas, son
apmvechadas en tcrapéutica vegetal, donde se cmplea en forma gaseosa para combatir algtmas plagas, y espccialmente las cochinillas o c<^ccidos del
naranjo ^^ el arañuelo del olivo.
Tratándose cíc un producto tan vencnoso, la
fumigación ha de realizarse por personal especializado, y no se permite llevar la dirección de
una brigada si no se posee el título de capataz
fumigador, que expende la Estación d^ Patología
Vegetal de iiurjasot (Valencia), previos cursillos
especiales y exámcnes de aptitud que sc realizan
todos los años en dicho Centro.
Fumigación del arbolado.-La fumigación cianhídrica del arbolacio comprende tres partes : en
primer lugar es necesario cubrir el árbol que haya
de fumigarse con las tiendas o lonas especiales,
después es preciso conocer la cantidad de gas que
ha de producirse en su interior y, por último,
hace falta producir el gas bajo la lona.
Tien^das.-Para cubrir los árboles se emplean
unas tiendas o lonas especiales de tejido de algodón y de forma octogonal. Su tamaño es variable
según el del árbol que se va a fumigar. 1✓n la fumigación del naranjo se consideran de tarnaño
dio las que miden ia metros entre dos lados
^ ót
.,
p^ lelos del octógono ; pequeñas, aquellas en que
,^ I, la 1^tancia es menor, y grandes cuando es ma-
.^. ^- .^
as lonas van provistas de tres escalas paraen el sentido de las costuras, una central y
laterales, graduadas desde la línea media, a
úno ;- otro lado de la misma, comenzando
- 33 -
por 1.50. I?n las tiendas antiguas las divisiones
creccn de 30 ^n 3o centímetros ; en las modcrnas
aumcntan de So en ^o, ^• sirven para pocler cíeterminar una cle las medidas quc más adelante diremos. F.n los lados paralca^s, perpendiculares a]as
c^^,1'^^^. Ilevan un refuerzo de ^o centímetrns, que
sir^^^•^^ para sujetarlas ^, los palos con que han
^lc^ colocarse sobre el árbol.
Palos.-Los pah>s o pértigas empleados son de
madera de pino, siendo muy apreciados los tallos
de pítera por sus condicíones de ligereza y resistencia. Su longitud oscila de .4,5o a 6 metros,
tienPn su extremo superior redondeado y el inferior termina en punta afilada, al ob.jeto de que
se clave en el suelo y no resbale cuando el obrero
tire de la cuerda para levantar el palo al que se
ha atado previamente la tíenda. A unos r 5 centimetros de su extremidad inferior ilevan un agujero o escotadura para suietar la cuerda.
Cuando se trat^ de cubrir árbales muy ,^randes
se emplean otros pies dereclíos llamados mástiles,
que se diferencian de los palos por su mayor altura y grueso, y terminan en una peana f^rmada
nor una zapata y dos tornapuntas, F.n la parte superior del mástil hay una polea fija que, iunto
con otra libre, a la que se en^ancha la tienda,.
constitu_ye un poiipasto, para poder elevar la tienda con menor esfuerzo.
La manera de cubrir los árboles es mu^r senci-.
Ila. En primer lugar se extienden las lonas deFan-'
te de los árboles que se van a cubrir ; luego se
atan por su refuerzo a la extremidad de los Palos, colocando éstos de tal modo que sus puntas
^lagaa, 2.
,
afiladas estén en línea recta con el tronco; después los dos obreros, apoyando un pie sobre el
extremo afilado, tiran de la cuerda, elevando los
palos y con ellos la lona ; una vez ]legado el palo
a su posición vertical la caída cle la tienda se realiza por su propio peso.
Con los mástiles la operarión requiere cuatro
Fig. 3.- - V1sta de ñ.rboles cubiertos para la fumigaciGn.
hombres, y se eleva la lona (que lleva cuatro anillas) a la extremidad superior del mástil con
ayuda del polipasto que se ha mencionado en la
descripción de los mástiles o antenas. Lste procedimiento se emplca rara vez y los obreros recurren
en algunos casos de árboles muy grandes a apoyarse los palos en la cintura para poder levantar
la tienda.
^
Ciabicación.-Una vez cubiertos los árboles (figura 3) es preciso averiguar el volumen cubierto
-35-
por la tienda para saber ta dosis de producto a
emplear. Se supone que la figura formada por la
lona se aproxima a]a geométrica de un cilindro
coronado por una semiesfera. Dicho volumen
puede <]^terminarse conociendo la longitud de la
líu^.^ ^uedia que va desde el punto donde la lona
,^^,u^^a en el suelo hasta el opuesto, pasando por
la cúspide del árbol y la circunferencia del cilindro. La primera se determina leyendo a un lado
y otro de la escala los números que tocan al suelo,
y sumando las dos cantidades (suma ale alturas).
La circun f ere^ncia se mide rodeando la tienda
con una cinta métrica. Para que la operación pueda efectuarla un solo obrero, van provistas en una
de sus extremidades de una pinza, que se sujeta
a la lona.
Conoeidas la su^ma de altu^ras y la e^reuin f erenr
cia, basta acudir a unas tablas dosimétricas de doble entrada. En columnas verticales figuran las
distancias de tierra a tierra, pasando por la cúspide del árbol, y en líneas horizontales las circunf erencías.
En el cruce de ambas líneas se encuentra la dosis a emplear del producto.
Métodos de fumigacián.-A cada procedimiento de obtención de gas cianhídrico corresponde un
método de fumigación. Los corrientemente empleados pueden reducirse a tres :
Método del generador.-El gas se produce por
la reacción entre el cianuro sódico o potásico, e]
ácido sulfúrico y el agua.
Método del ácido cianhídrico líquido.-Se emplea el ácido cianhídrico en estado líquido, que
- 36 se convíerte en gas al pulverizarlo dentro de la
lona.
141étodo del cianuro de e:alriu.-l^ undado en la
propiedad que tiene el cíanuro de calcio de reaccionar con la humedad atrnosférica y desprender
gas cianhídrico.
^11e^todo del generador.-Conocido también con
el nombre de método del "pote" o"cacharro",
consiste en hacer reaccionar el cianuro súdico
con el ácido sulfúrico y el agua, en el ínteríor
de unos recipientes llamados generadores.
Estos son unas vasijas, generalmente de barro
cocido y provistas de tapadera, que apoya en unos
topes, con objeto de evitar que el gas ascienda en
forma de columna y dañe las ramas más próximas, obligándole a salir por los bordes y repartirse mejor.
Antiguamente se empleaba para la fumigacíón
por este método el cianuro potásico, por la imposibili<lad de obtener índustríalmente el cianuro sódico con la suficiente pureza. Actualmente ello se
ha conseguido y se emplea exclusivamente el cianuro sódico, ya que a igualdad de peso desprende
un 33 por roo más de gas cianhídrico que el cianuro patásico.
E1 cianuro sódi ^o empleado no debe contener
saI común (cloruro sódico) y tiene una pureza
del 97 ó 98 por ioo, lo que corresponde a una riqueza comercial en ácido cianhídrico de ia8 a
r3o pór ioo con relación al cianuro potásico.
El ácido sulfúrico debe tener 66° Beaumé cíe
densidad y estár exerrto de ácido nítrico, que produciría daños en las partes más tiernas del vegetal.
-37Las aguas elupleadas no deben contencr soLrc
toda clorurus en disolución, pues también pucden
ocasicnar daños.
Las tabías dosimétricas en este método (1) nos
dan, en la intersección cíe la columna vertical crnl
la fila horizul^tal, la c^u^titlad en gramos de cianuro a emplear en el árbol cubicacío. Para determinar las cantidades correspondientes de ^icido y
Flg. 4.-Cubicación del árbol y cálculo de las dosis en
el método del generador.
a^ua se emplean ]as llamadas fórmulas de fumi^ac1011: I-II^-2 para el cianuro sódico. )✓stas cit"ras indiean que para una cantidxd cíeterminacía
de cianuro hay que ernplear I/ veces esta cantidací de ácído sulfúricc y 2 veces la misma cantidad de agua, ambas expresadas en volumen.
_ ___
(^)
í.as tal^las cíosimétrícas para la ftunigación de
naranjo y olívos las facilitan las Secciones Agronómicas y Estaciones de Patología Vegetal.
i38^
Práctica de la operacián.-Cubiertos los árbo-
les, el cubicador hace las lecturas en la escala y
mide 1a circun£erencia, dando estas cifras en voz
alta. EI capataz las anota y caicula las dosis de
cíanuro que el obrero (pesador) pesa en la balanxa y las de ácido y agua yue otro obrero (medidor) mide en unos jarros de crístal, prímero el
agua que vierte en el generador, haciendo lo mismo después con e1 ácido (fig. 4). El obrero que ha
medido el agua y el ácido coge el generador con
una mano, y llevando en la otra con el ptatillo
mismo de la balanza o con una paleta el cianuro,
penetra en el interior de la tienda, que el obrero
pesador del cianuro sostiene en alto, coloca el generador en el suelo y, haciendo previamente una
aspíración honda, deja caer el cianuro en el generador, tapándolo a continuación y saliendo rápidamente al exterior, al mismo tiempo que el que
sostenía la lona la deja caer.
Esta operación se realiza en cada árbol a medida que se van cubriendo, quedando sometidos
a la acción del gas durante cuarenta y cinco a sesenta minutos.
Claro está que las manipulaciones descritas requieren el empleo de una mesa donde poder realizar las distintas operaciones : pesar el cianuro, medir el ácido y el agua, etc.
Método del ácirlo ciamhídrico lí,quido.-En este
método, como ya indicamos, se emplea para producir el gas el mismo ácido cianhídrico en forma
llquida, que se inyecta bajo la ]ona con máquinas
especiales, convirtíéndose en gas.
-39-
Este aparato consiste esencialmente en un depósito que contiene el cianhídrico, en combinación
con una bomba aspirante impelente, que lanza el
líquido por el tubo de desprendimiento de la máquina, terminado en dos boquillas, por donde expele el líquido finamente pulverizado. Esta bomba es accionada por medio de una palanca, provista de dos topes ; un recorrido de ésta hasta el
tope superior aspira del depósito cinco unidades,
y hasta el tope lateral la aspiración es de una
unidad.
Cubicado el árbol, al igual que en el método anterior, se recurre también a unas tablas dosimétricas análogas a las descritas en el método del
generador, con la única diferencia de que la intersección de las líneas verticales y las filas horizontales nos da la dosis de ]íquido a emplear, expresado en unidades especiales correspondientes a
la máquina pulverizadora empleada.
La variación de dosis, según la plaga que se trata o la época (verano o invierno), se realíza por
medio de unas escalas que lleva la máquina, y que
al disminuir o aumentar el recorrido de la palanca' disminuyen o aumentan la cuantía de la unidad. Existen cinco escalas, señaladas con los números i4-i6-i8-ao y aa.
Determinada por las condiciones de la plaga
o la época de fumigación (verano o inviern^) la
escala que debe emplearse y calculada la dosis
(número de unidades), basta levantar la lona e
introducir en su interior cl extremo del tubo de
desprendimiento de la máquina, donde van colocadas las boquillas pulverizadoras ; a continuación
_ 4p _.._
se maneja la palanca, inyectando la cantidad de
cianhídrico necesaria.
Et lienado dcl depósito de la rnáquina con los
hidones de ácido cianhídrico ha de hacerse con
algunas precauciones, abriendo primero la váivula de seguridad y adaptando luego sobre otro agujero que lleva el bidón un grifo provisto de un
tubo de goma, que se introduce en el interior del
depósito,
El ácido cianhídrico líquido es de manejo peligraso, está prohibido su transporte por ferrocarril
y almacenaje dentro del casco de las pobiaciones.
Los bidones no deben dejarse al sol, pues podrian
explotar, y deben guardarse en sítio fresco.
Método del cianuro de calcio.-Está fundado
en la propiedad que tiene este cianuro, en forma
de palvo, de reaccionar con la humedad atmosférica y desprender gas cianhídrico.
Dos son los productos comerciales empleados
en este método : Cyanoqas y Calcid; el primero se
expende bajo la forma de un polvo grisáceo y el
segundo en forma de pastillas o comprimidos. La
máquina para el empleo de cyanogás consiste sencillamente en una tolva, donde se coloca el producto, y un ventilador, que movido por una manivela impulsa el polvo por el tubo de desprendimiento, terminado en forma de abanico para repartirlo en el interior de la lona.
Para el empleo del Ca^?ci+d la máquina consta de
un cilindro rayador, que convierte en polvo fino
las pastillas, y un ventilador, que lo inyecta bajo
la lona por el tubo de desprendimiento.
I_as dos substancias citadas son cianuro de cal-
cio, y se diferencian, además de la forma en que
se expenden (polvo y comprimidos), en la riquera en cianuro de ]as mismas, pues mientras el Calcid contiene un 85-88 por ioo de cianuro de calcio el Cyanogás sólo alcanza una pureca del 45-50•
Las tablas dosimétricas para el cálculo de la
dosis son tarribién de doble entrada, y en la intersección de la fila con la columna se encuentra la
dosis expresada en unidades, que en el Calcid es la
pastilla y en el Cyanogás la cuchara, que contiene
un peso del producto de 28,5 gramos. Hay dos tablas para cacía uno de estos productos, una de
verano y otra de invierno.
Cubicado el árbol y determinada la dosis a emplear, basta cnlocar las pastillas en el cilindro de
la máquina, si se trata de Calcid, o echar en la tolva de la máquina, si se opera con Cyanogás, las
cucharacías que nos indica la tabla ; seguidamente
se introduce el tubo de desprendimiento en el interior de la tienda y se acciona la manivela del
aparato, inyectando el polvo en el interior.
Este método de fumigación cianhídrica exige la
existencia en ]a atmósfera de una humedad relativa mínima para que se desprenda el cianhídrico,
que varía con la temperatura.
Influencia de los aye^rctes exteyiores en la fumigacián.-I.os agentes exteriores : temperatura, humedad, luz viento, tienen una infiuencia decisiva
en los trabajos de fumigación, ya que el exceso 0
defecto de alguno de ellos imposibilita a veces la
operación.
La temperatura es un factor meteorológico de
gran influencia. Las brigadas llevarán un buen
-4z-
termómetro para saber que se opera entre los límites de temperatura convenientes : de 3 a zo" si
se emplea el métodu del generador, y de io a 28 si
se opera con el m^todo del cianhídrico líquido 0
cianuru de calcio. Con temperaturas superiores
o inferiores a los límites indicados no se debe fumigar.
La humedad es un factor de gran importancia
en la fumigación ; cuando la humedad atmosférica
alcanza R5 a yo grados higrométricos (lo que se
aprecia por medio del higrómetro) debe suspenderse la operación, pues cuanto más alta es la humedad más peligro existe de producir daños en
las plantas.
Tampoco debe fumigarse si el suelo está hítmedo, por las mismas razones expuestas en el
párrafo anterior.
El viento, cuando alcanza alguna violencia,
obliga también a suspender la operación, pues levanta las lonas, perdiéndose el gas, o puede dar
lugar a concentraciones del mismo en el interior
de la lona que podrían ocasionar quemaduras.
La luz también ejerce influencia sobre la fumigación, hasta el punto de que en el método del generador las operaciones se efectúan de noche; en
los otros dos métodos descritos puede fumigarse
de día, siendo el método del cianuro de calcio
esencialménte diurno.
Epoca más adecua^ta pcsra fumig^r.-La fumigación puede.realizarse en invierno o verano;la
primera tiene lugar desde que se recoge el fruto
hasta que empieza la brotación ; la de verano des-
- 43 --
de que la naranja adquiere el tamaño de una nuez
hasta que cambia de color.
I.a mayor parte de los frutales (manzano, perat, albaricoquero, t^elocotonero, etc.) son muy
sensibles al gas cianhídrico, por lo que la fumigación ha de realizarse en la época invernal.
La fumigación del olivo para combatir el arañuelo (I_iothrips oleae) se realiza desde fines de
septiembre hasta la recolección (época en la que
no existen huevos), mientras la temperatura no
sea inferior a 8 ó io°.
La operación se realiza de día y las dosis empleadas suelen ser la sexta parte de las del naranjo. El procedimiento o método puede ser cualquiera de los descritos ; pero el más generalmente
empleado es el del cianuro de calcio.
Además de 'las consideraciones expuestas hay
detalles de la operación que el eapataz debe conocer perfectamente, así como los remedios de
urgencia para caso de intoxicación, precauciones
que hay que guardar en el empleo de substancias
tan tóxicas, etc.
Todo ello se consigna con todo detalle en el foIleto de la Estación de Patología Vegetal de Valencia lntrxecciones que deben obseraarse en los
trabaios de fumiqáción com el ácido ci^urthídrico,
y constituye la materia desariollada prácticamente en los cursillos para capataces fumigadores.
Desinfeccián de qrameros.-Muchas veces, en
los cereales y otros granos almacenados se desarrollan insectos que los inutilizan, sóbre todo si
los locales no reúnen condiciones para ello. Los
locales destinados a este fin deben ser secos, ven-
- 44 -
tilados, con suelo cie cemento y paredes y techo
enlucidos, al objeto de presentar el menor refugio
posible a los "gorgojos" y"polillas", que son los
<íos grupos más importantes de insectos que invaden los graneros.
La desinfección de estos ]ocales puedc realizarse antes de meter el grano o con éste dentro. Existen polillas y gorgojos quc viven y se desarrollan
en el granero y después infectan el grano que se
almacena. Cuando esta desinfección no se ha realizado o se trata de insectos que vienen del campo con la semilla (polilla y gorgojo de las leguminosas), entonces hay que realizar el trabajo con
el granero ^leno.
Para la desinfección se emplean corrientemente
]os productos siguientes: azufre, sulfuro de carbono y ácido cianhídrico.
Lo primero que hemos de hacer para desinfectar un local es cubicarlo, o sea determinar su capacidad en metros cúbicos, pues averiguados éstos
basta multiplicar por la dosis unitaria nara tener
la cantidad de producto a emplear en la desinfección.
Cuando se trate de habitaciones o locales regulares con cielo raso el problema no ofrece dificultad, ya que basta multiplicar^ la longitud por la
anchura y este producto por la altura, todo en metros, para obtener el número de metros cúbicos.
Como en general los locales destinados a graneros
suelen ser habitaciones superiores donde va la cubierta del edificio, se expresan a continuación las
secciones más usuales y las fórmulas correspondientes.
- 45 -
El caso del dibujo t(fig. ^) es el expresado anteriormente ; en el 2 y restantes basta sumar las
dos alturas distintas que tenga cl local, dividir esta
cifra por dos y el resultado multiplicarlo por la
anchtn•a y pnr la lon^itud del mismo para obtener el nítmero de metms cúhicos del ,granero.
A^ te f re.---Para la desin f ección de graneros vacíos se emi^lea cl gas sulfuroso obtenido por comhustión del azufre, a razón de ,o gramos de azu2
1
a x 1 x iongitua.
b
^(1 ^- 1^) X a X lon^itud.
4
^(1 ^- 1,) X a X longitud. ^(1 + 1,) X a X longitud.
Fig. 8.-Secciones de diatintas formas de graneroa y
fórmulas para eu cubícación.
fre par metro cúbica de local. Para favorecer la
combustión conviene agregar fio gramos de nitrato potásico por cada kilogramo de azufre empleado. Una vez cerradas puertas y ventanas, lo más
herméticamente posible, se colocará el azufre en
polvo mezclado con el nitrato en varias cazuelas
o platos, y después de prenderles fuego se dejan
-46-
actuar los vapores durante cuarenta y ocho horas
por ]o menos.
Sulfuro de carbono.-Está especialmente indicado para el tratamiento de los granos atacados
por los insectos anteriormente citados.
I_a dosis a ecnplear varía, según las condiciones
del l^cal (escapes) y la temperatura a que se opere, desde 6o a i5o gramos por metro cúbico.
Pero con objeto de reducir el gasto de desinfectante se suele dosificar atendiendo a la cantidad
de grano a tratar y a razón de 5o a 8o gramos
por ioo kilogramos.
Para la desinfección con el sulfuro de carbono es preciso amontonar el grano, colocando en
el centro del montón o separados a trechos (si el
montón es alargado) los recipientes (cazuelas de
barro) con el'sulfuro, cubie;tos con una gasa tirante, para poderlos hundir un poco en el grano.
La operación de verter el sulfuro en los recipientes debe realizarse con las ventanas abiertas; después se cubren los montones con una lona impermeable o con sacos mojados, para que los vapores
actúen lo mejor posible entre el grano. Luego se
cierran puertas y ventanas, tapando todas las rendijas con papel engomado, y se deja así durante
un par, de días, al cabo de los cuales se abren las
ventanas, aireando el local y el grano.
Si hay que tratar pequeñas cantidades de semillas puede hacerse de la manera síguiente : se
eoloca el grano en un tonel, al que se le ha quitado uno de los fondos, se llena en sus nueve décimas partes de la semilla a desinfectar, se vierte
a continuación e] sulfuro de carbono (z5 a 35 gra-
-- 47 -
mos por ioo litros de grano), se tapa el tonel colocando de nuevo el fondo, se rueda por el sue]o y se deja luego durante cuarenta y ocho horas;
al cabo de ese tiempo se abre y se airea el grano
para que desaparezcan los vapores del insecticida.
El sulfuro de carbono es inflamable, y sus vapores, mezclados con el aire, forman una mezcla
explusiva, por lo que en todas las manipulaciones
expuestas se tendrá buen cuidado de no usar luz
ninguna ni acercarse fumando a los locales desinfectados o donde se almacene el sulfuro.
Acido cianhídrico.-También se usa dicho gas
en la desinfección de locales y graneros; pero
por su extrema toxicidad y peligroso manejo sólo
debe emplearse por personas especializadas, no
debiendo desinfectar los locales contiguos a viviendas habitadas, sino únicamente edificios aislados o previo desalojamiento de aquéllas.
Para la desinfección de graneros con el gas
cíanhídrico es indispensable ensacar el grano y
apilar los sacos que se van a desinfectar, pues teniendo e] cianhídrico casi igual densidad que el
aire penetra mal en el interior de los montones.
El cianhídrico se puede obtener por cualquiera
de los procedimientos o métodos expuestos en la
fumigación cianhídrica; pero las grandes cantidades de producto que es preciso emplear y lo engorroso del procedimiento para poder verificar todas las operaciones desde el exterior, ya que en
este caso, no pudiendo el obrero echar el cianuro
en el generador o varios generadores sin peligro
inminente de su vida, hace preciso el empleo de
^^^^
máquinas genéradoras de cianhídrico para inyeetarld do9de el exteriur por medio de una mang uera.
Las dosis que se recomicndan son de 3o a 40
gramo^ de cianuro sódico por metro cúbico de
capacidad del local, y el tiempo de exposición no
debe^ser inferiur a veinticuatro horas.
En el caso cíc tratarse de graneros vacíos, la
dosis puede reducirse a Io gramos de cianuro
por nzetro cúbico, y el tiempo de exposición a unas
tres horas. Cuando transcurrido el tiempo reglamentario haya de abrirse el local se hará con las
precauciones debidas.
ANTICRIPTOGÁMICOS
Se liaman anticriptogámicos o fungicidas los
productos empleados para combatir o prevenir
las enfermedades criptogámicas.
De las numerosas substancias que tienen la propiedad de impedir la germinacíón de las esporas
o semíllas de estas enfermedades ocupan lugar
preferente las sales de cobre y el azufre, juntamente con la mixtura sulfocálcica, de la que ya
tratamos al hablar de los insecticidas. De las sales de cobre se emplean casi con exclusividad el
sulfato y el carbonato.
Sulfato de cobre.-Es el anticriptogámico por
excelencia : se le conoce también con los nombres
de "piedra lipís" o"vitriolo azul", Se expende en
el comercio baju forma de unos cristales de color
azul verdoso, debiendo tener una pureza del 98-g9
por Ioo.
No suele emplearse la solución simple de sulfa-
-49-
to de cobre, sino unido a la cal, que, además di^+'
proporcionarle gran adherencia, evita
ftf^R41uras pruducidas por la rcacción á cida d^^uff^to.
Combinado con la cal constituye uni: pvSe^oso .
auticriptogámico de empleo univ^rpal, ^iól^icido
con el nombre de caldo boydelés, cúya cdrnpqsi¢3^r1,,:^
responde a la fórmula siguicnte :
?^1^.
Sulfato de cobre ... ... ... ... .. .
Cal viva ... ... ... ... ... ... ... ...
A¢ua ... .. . ... ... ... ... ... ... ...
r a3 kg.
0,5 a r,s roo litros.
Para su preparación se disuelve el sulfato en
50 litros de agua, usando para ello un tonel o barrica desfondada (el recipiente no debe ser de
hierro ni de cinc), colocándolo dentro del agua
en una muñequilla de arpillera para facilitar su
disalución, pues si se echa el sulfato de cobre en
el fondo de la barríca tarda mucho en disolverse.
Para evitarlo se recomienda emplear sulfato cle
cobre en ^olvo, que se disuelve en seguida.
En un recipiente aparte se apaga la cal (medio
kilogramo por cada kilogramo de sulfato de cobre), empleando poca agua (dos litros por kilo de
cal). Después de apagada se completa hasta los
So litros; entonces se vierte la lechada sobre la
disolución de sulfato de cobre, removiendo constantemente el líquido, y se continúa añadiendo
lechada de cal hasta que un trocitó de papel de
fenolftaleína, que al principio no varía de color,
tome una coloración roja al introducirlo en el líquido. Ello nos indica el final de la operación, ya
que cuando esto ocurre se halla completamente
neutralizada ]a disolución de sulfato de cobre.
-50En la fórmula se indican cantidades variables
de sulfato y cal que caracterizan al caldo preparado; así se dice caldu bordelés al t, i/, 2 y 3
por too cuando éste cuntiene i, i ^, z ó 3 kilogran^os de sulfato dc cobre por ioo litros dc agua
y la mitad de estas cifras de cal viva. Ls recomendable no pasar del i,5 por ioo cuando se trata de
pulverizar plantas de huertas.
Caldo Boygos`ión o cuprosódico.-Ln las localidades donde la cal no es de fácil adquisición se
sustítuye por el carbonáto sódico (sosa Solvay del
comercio), según la siguiente fórmula:
XX. Sulfato de cobre ... ... ... ... ... i
a z kg.
Carbonato sódico ... ... ... ... ... 0,50o a t Arzua ... ... ... ... ... ... ... ... ...
ioo lítros.
Para preparar este caldo se disuelve el sulfato
de cobre en unos io litros de agua y el carbonato
sódico aparte en otros tantos. Se vierte lentamente
la segunda solución sobre la primera hasta que el
papel indicador (fenoltaleína) se vuelva rojo.
Añádase agua entonces hasta completar los >:oo
litros.
Este caldo, sustitutivo del bordelés, tiene propiedades anticriptogámicas ; pero su menor adherencia hace que sea más fácilmente arrastrado por
las aguas de lluvia.
Para aumentar la adherencia del caldo se le
pueden añadir ioo gramos de casevnato de calcio
en polvo, por cada ioo litros. Basta disalver el
caséinato en un par de litros de agua y agregarlo,
agitando fuertemente, al caldo preparado. En el
- 51 -
comercio se encuentran también Caldns cú¢ri.cns
adherentes, de empleo muy cómodo.
Cccrbonato de cobre.-Para la desinfección de
semillas, cuando los gérmenes cíe la enfermedad
van en ellas, se emplea también el caldo bordelés
o disoluciones de sulfato de cobre. Actualmente
se ha generalizado mucho el empleo del carbonato
de cohre en seco para su desinfección. Se presenta bajo la forma de un polvo muy fino de color
verde pálido, con una riqueza del 5o por ioo
de cobre, que se mezcla en aparatos especiales
con la semilla, quedando el polvo adherido a la
misma e impidiendo por consiguiente la infección.
Az.ufre.-El azufre es el remedio más eficaz
contra el oídin de la vid y, en general, contra todos los hongos de desarrollo externo (oíáios).
La acción anticriptogámica depende en gran
parte de stt grado de finura, característica esencial que deben cumplir las distintas clases de azufre que se emplean en tratamientos agrícolas.
Antiguamente el azufre de mayor finura era
el sublimado o"flor de azufre" ; pero actualmente
se obtienen, por previa molturación y separación
por corriente de aire de las partes más finas, azufres de una finura superior al sublimado.
Claro que también tiene importancia la riqueza
en azuíre del producto empleado, pues, por ejemplo, los azufres negros o precipitados contienen
sólo de un 3o a 7o por ioo de azufre, y sólo de-.
herán ernplearse cuando su finura y hajo precio
compensen su escaso contenido en elemento activo.
Polvos cúf*ricos.-Existen en el comercio pro-
-5z-
ductos preparados con azufre y sulfato de cobre
y que se emplean en forma pulverulenta, de ^ran
utilidad cuando se trata de comhatir y evitar al
mismo tiempo enfermedades criptogámicas de
desarmllo externo e interno. Tal es el caso del
oídáo y tinil^eu dc la vid ; pero teniendc^ en cuenta
que el tratamient^ con polvos cúpricos hemos de
consi^lerarlo como auxiliar o complementarío de
las pulverizaciones con caldo bordelés, al due no
pueden sustituir enteramente.
Fl mismo agricultor puede prepararse estos productos. Una fórmula para su obtención es la siguiente :
XXI. Sulfato de cobrc ... ... ... ... ... ...
Azufre ... ... .. . ... ... ... ... ... ... ...
a$ kg.
50 50 litros.
20o kg.
^ Se disuelven los 2S kilo^ramos de sulfato de
cobre en Ins ,o litms de a^ua, y con esta disolución se apagan los 5o kilo;ramos de cal viva, nreviamente tamizada ^- cspolvoreada en capa del^a-ia sohre un suelo cíuro y]iso. Para ello la disolu^ián de sulfato de cobre se coloca en tm pulverizador y se va pulverizando la cal, removiéndola
constantemente hasta apa^arla y conseguir una
mezcla bien uniforme. Una vez fría la mezcla
(conviene dejarla de un día para otro) se incorporan a ella los zoo kilogramos de azufre, mezclam
do bien, para lo cual se tamizan y revuelven varias veces ambas substancias, quedando entonces
preparado el polvo cúprico y listo para su empleo.
Aparte de las expuestas existen numerosas
-53substancias químicas que poseen propiedades anticriptogámicas, tales como el permanganato potásico, los polisulfuros alcalinos, el formol, el biclorum de mercurio (sublimado corrosivo), el oxicloruro de cobre, el sulfito sódico, etc. Pero teniendo en cuenta el carácter divulgador del presente
folletr^ nos hemos limitado a mencionar de todas ellas las más rorrientes, cuya eficacia ha
sido suficientemente comprobada por ]a práctica,
y aun dentro de las mismas aquellas cuyo empleo
resulta más económico, factor de gran importancia a tener muy en cuenta en la lucha contra las
plagas del campo.
Mezclas cle i^nsectici^das y eriptogcamicidas.-Es
evidente que en los tratamientos contra Ias plagas constituye un capítulo de importancia la mano
de obra en comparación con el coste de los productos empleados.
Por ello, y en los casos en que hay que combatir
a la vez a una plaga ocasionada por insectos y
una enfermedad criptogámica o diversas clases de
insectos (masticadores y chupadores), se obtiene
una gran economía en tiempo y jornales empleando simultáneamente las substancias apropiadas.
Pero al hacer estas mezclas deben observarse
algunas precauciones para evitar puedan desarrollarse reacciones químicas que den lugar a la ineficacia del producto empleado o a 1a produc ^ión
de substancias que sean perjudiciales a las plantas.
Si se mezcla, por ejemplo, el arseniato ácido de
plomo con la mixtura sulfocálcica (polisulfuro dé
cal) reaccionan formando un compuesto de
arsénico soluble que produciría quemaduras en
- 5a ]as hojas. Para evitar este inconveniente se le
añadirá una lechada de cal al caldo sulfocálcico
antes cíe mezclarlo con el arseniato de plomo.
Ningún insecticida yue contenga jabón se mezclará con otro producto yue tenga cal, pues en
este caso se forma jabón calcáreo insoluble.
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No daba me;clarf.
Fig. 8.-Díagrama de mezclae de inaecticidas y antfcriptog&micoe.
(Del "Boiet[n de Pat. Veg. y Ent. Ag.")
-55-
Si se mezcla el arseniato de plomo con substancias que tengan sulfuro potásico o sódico se forman arseniatos pot^^ sicos o sódico, que son muy
solubles y producen quemaduras.
El caldo bordel^s, tipo cíe anticriptogámicos,
tolera la mezcla con la mayoría de los insecticidas y particularmente con ]os arsenicales.
5vn más apropiados para estas mezclas los productos en polvo, pues en este estado es muy raro
que tengan lugar reacciones químicas.
En el diagrama adjunto (fig. 6) se indican los
principales insecticidas y anticriptogámicos y las
mezclas que con ellos pueden hacerse.
APARATOS EMPLEADOS EN EL TRATAMIENTO DE LAS
ENFERMEDADES DE LAS PLANTAS
Para que la repartición de los insecticidas y
anticriptogámicos sea perfecta sobre la planta
(condición esencial para su eficacia), se requiere
el empleo de aparatos especiales, cuyo estudio y
descripción constituye el objeto del presente ca
pítulo.
Pulve^rizadores.-Se ]laman pulverizadores los
aparatos empleadvs para repartir los producto^
líquidos sobre las plantas distribuyéndolos bajv
presión y reduciéndolos a pequeñas gotas o]luvia
finísima.
Sería prolijo enumerar los numerosos tipos comerciales de estos aparatos que se en^uentran en
el mercado. Procuraremos clasificarlos para dar
una idea de las distintas clases existentes :
- Sb I )e rnano.
mochila... . 1Dc presión me^mentánca.
I)r
^^(l)c presiún prcvia.
Uc carretilla . ^`^ rrruto^.
^^l\(u^^iilu a nranu.
^A nrann.
nc cuba o tina...^:^ ^nutur.
1)c tracciún.
^Cun bomba :rcciuna^la por las rucilas.
. ^(^on homlia accionarla por motor.
Pulveri^adores de ntarau.-1\paratos de pequcña cabida (uno a tres litros) quc sc usan a mano
(fig. ^), empleados generalmente para pequcñas
plantas de invernadero o para usos domésticos.
Pulveriwadores de mochila.-Se llaman así porque para su uso el obrero los lleva a la espalda ;
su capacidad oscila de 8 a t6 litros y son los corrientemente etnpleados en agricultura.
En estos aparatos hay yue distinguir los cono-
Fig. 7.-Pulverizador de mano y sulfatadora corriente.
-57cidos con el nombre de sulfatadores ( fi^. 7), de
uso más corrientc, constituídos por una bomba ,
de aire o agua yuc da momcntáneamente ]a presión, y los Ilamaclc,s de Presión previa, en los que
al In-incipio dc la operacilm se inyecta aire en el
intcrior dcl dcl^x>sito. l:n los primeros, el obrero
N'ig. 8.-Aparato_ pulverizadores de presión previa.
ricciona continuamente ]a bomba durante el trahajo ; en los se^undos, una vez cargados, conservan presi ^m suficiente rlurante la operación para
agotar el líquido (fi^,r. 8).
I)e ambas clases de pttlveriz,adores existen numerosos tipos en el mercaclo, con li^eras variantes ; pero debemos hacer notar que los de Presión
previa deben ir provistos de un pequeño manómetro que la indique, pues en caso contrario, al
desconocer la cuantía dc la misma, puecíe dar lu^ar a explosi<ín del aparato. Nos referimos a al^unos tipos de esta clase que no llevan man^^m^;-
-58tro, y en los que se aconse}a un número determinado de emboladas para el cálculo de la presión ;
esto es completamente absurdo, pues la cantidad
de aire inyectado depende del recorrido del émbolo, y bien sabido es que ello varía se^ún la persona que maneje la bomba.
Yulvertizadores de tuba.-Lstán constituídos
Fig. 9.-Pulverizador de cuba accionado por motor.
esencialmente por un depósito, en el que va rnontada la bomba, que absorbe el líquido y lo lanza
al exterior. La bomba puede ser manejada a mano
o también por un pequeño motor acoplado sobre
cl mismo recipiente (fig. g).
PulveriÑadores de carretilla.-Consisten, como
los anteriores, en un depósito, que en estc caso se
dispone sobre una carretilla de una a tres ruedas,
para facilitar su traslado, y una bomba movida a
mano o por motor, que aspira el ]íquido, ]anzán-
-59-
dolo por las mangueras ; suelen tener una capacidad de 50 ó fio litros (fi^. lo).
Yufveri^adores a traccidn.--Son aquellos yue,
por su mayor peso y excesivo volumen, requieren
Fíg. 10.-Pulverízador de carretilla.
el empleo de caballerías o tracción mecánica para
su despiazamíento. Entre los mismos existen tipos cuya bamba es accionada por un mecanismo
al desplazarse el aparato ; se usan sobre todo para
tratamientos de plantas en grandes extensiones.
Otros, la mayoría, llevan un tanque o depásito
de gran çapacidad, unos 200 litros, y una bomba
impulsora del líquido mwida por un motor (figura 1 r), que en algunas ocasiones es el mismo que
sirve para la tracción ; tal es el caso de los autobombas.
I.os modelos usualmente empleados para la pulverización de naranjos llevan un motor de 2 a
3 ííY y traiiajan a presiancs comprendidas entre
lo y 3o atmósferas.
lle las distintas clases de pulverizadores deberá ele^irse, cn cada caso, el aparat^^ más
adecuadu al tral^ajo que sc haya ^lc cfertuar.
Si el pulverizadtir ha de emplcarse en cultivos de
hoca eYtcnsión se adquirirá uno de mochila. Para
^ultivos extensos y tratamientos en gran escala
habrít que rccurrir como medio más práctici^ v
económico al uso de los pulverizadores de cubo,
carretilla o a los dc tracción animal o m^^tor. Hay
ocasiones en que la naturaleza de los cultivos nos
^bliga al empleo de mayores presiones ; tal es el
caso de la pulverización de naranjos, en los yue
el excesivo follaje requiere para realizar bien la
operación el empleo de una presión mínima de io
atmósferas.
Fig. 11.-Pulverizador de tracción con bomba accionada
por motor.
- 6t --^
La elección, pues, de un pulverizador depende
de múltiples circunstancias, y si el agricultor tuviese alguna duda cuando vaya a adquirirlo debe
consultar a la f^.stación de Yatología Vegetal de
su regiún.
Paytes principales de un pulveyizador.-En todo
pulverizador hay que considerar tres partes principales : el depósito, la lanza, la boquilla y el agitador :
Depósito.-Es un recipiente que contiene el-^-^
quido que se va a pulverizar. Su forma es ^^^4iable en las distintas elases de pulverizador ; descritos y según los tipos comerciales ; en fos
mochila la más adecuada es la de sección ^ipt
hay ;
que se adapta mejor a la espalda; pero
también cilíndricos.
Esfos depósitos son generalmente de có
pero para el uso de algunos líquidos que contengan azufre, como los polisulfuros (caldo sulfocálcico), deberán ser de latón o estar revestidos interiormente de plomo u otros metales inatacables
por estas substancias. En algunos modelos el depósito es de madera.
I.anza,-La lanza va colocada al extremo del
tubo de goma por donde sale el líquido contenido
en el depósito y la maneja el obrero para dirigir
el chorro a lugar determinado, conteniendo generalmente una llave, un filtro y en su extremo la
boquilla pulverizadora.
Son muy numerosos los modelos de lanza em^leados En los aparatos pulverizadores (que pueden observarse en las figuras de los mismos) ;
pero no se diferencian más que en la mayor o
-6z-
menor facilidad para abrir o cerrar la llave de
paso y en la forma o disposición del hltro.
Las lanzas que suelen manejarse con una mano
es conveniente yue lleven interruptor o llave de
palanca, que cierra la salida del líquido al soltar
la ; con ello se reducen al mínimo los desperidcios
de líquido al cerrar y abrir.
Cuando se va a pulverizar árboles frutales se
adapta a las lanzas alargaderas, constituídas ge-
Bueno.
Malo.
Fig. 12.-Conos de pulvertzación.
neralmente por una caña de bambú de dos metros
de larga, con objeto de llegar a las partes más
altas del árbol.
Boquilla.-Es el órgano esencial del pulverizador, pues es el que en realidad realiza la división
dei ]íquido en pequeñas gotas, pulverizándolo.
No es suficiente que el líquido salga muy pulverizado, sino que el cono de pulverización sea
perfecto; es decir, que no queden vacíos en su
interior (producidos por . obturación de la boquilla), y que pueden apreciarse observando el
chorro al trasluz (fig. i2) o proyectándolo, un instante, sobre una pared.
Los distintos modelos de boquillas ernpleadas
-63en los aparatos pulverizadores pueden reducirse
esencialmente a tres : i.°, Boquilla Riley, que consiste en un pequeño depósito cilíndrico donde al
llegar ^1 líquido a presión gira en su interior y
sale pulverizado por un pequeño orificio ; 2.°, Boquilla helicoidal ; ésta lleva en su interior una válvula con tres estrías helicoidales, que divide el
líquido en tres chorros cruzados, lanzándolu
2
a
F1g. 1S.-Principales tipos de boquillas pulverizadoras:
1. Boquilla Riley.-2. Boquilla helícoidal.-3. Boquílla
de dlscos.
- 6q al exteri^r finamente pu}verizado ; 3.°, Roquilla
de discos ; se emplean en los pulverizadores de alta
presión y consisten esencialmente en dos discos
superpuestos, que dejan entre sí una c<inrara o
espacio donde ^ira el líquido a presión ; el inferior va pruvistu de 2 ó 4 agujeros, y el supcrior
dc uno central, p^r donde sale el líyuid^^^ al pulverizar (fig. r3).
Algunos modelos de estas boquillas son regulables, variando la separación entre los citados dis^
____^_ _=
F1g. 14.-Eaquema de la boqullla de diacos.
cos, dando lugar a un chorro fuerte y estrecho 0
a un cono menos potente, pero más abierto (figura i4).
Los modclos americanos y alemanes de pulverizadores para naranjos llevan esta clase de boquillas, cuya regulación, muy fácil, se obtiene por
un movimiento giratorio del mango de la lanza o
por una palanca.
A,qitarlnr.-Entre los distintos de aparatos pulverizadores existen^ mode}os yue llevan dispositivos especiales para remover el líquido en el interior del depósito. La necesidad del agitador es
esencial cuando se emplean productos insolubles
o emulsiones de aceite, pues en el primer caso
mantienen en suspensión el producto y en el segundo conservan la emu^sjórx más homo^énea.
-^5-
Las sulfatadoras corrientes no suelen estar provistas de afiitador, por lo que no son recomendahles para el uso de caldos arsenicales, a menos
<lue sc empleen prnductos especiales que se manten^an f^ícilmente cn suspensión en el agua. Hoy
existen ya aparatos clc pal<tnca con agitador.
F,n los pulverizadores de presión previa el problema es distinto, ya c^ue en éstos no se maneja
homba ninguna durante la operación. Fn al>;unos
modetos la agitación se verifica por aire comprimido, aprovechanda el que se inyecta durante
la carga.
Fn los restantes modelos (cubo, carretilla, etcétera), la mayoría van provistos de a^-itador, que
c.onsiste s?eneralmente en una chapa que realiza
un movimiento alternativo de abajo a arriba,
v viceversa, al accionar la bomba, o por medio de
eles provistns de hélices o paletas que giran al
funcionar el aparato.
Ltintpi,cwa ^^ conser^^aeión iíe los aj^^nr^ntos ^ulveriza^dores.--Terminada la campaña es preciso pro^^c^ler a su limnie^a ^tntes de v^uarda^-los, pttes la
ciuraci^n de los mismos depende esencialmente del
trato que se les dé.
La parte exterior se frotará con un esparto 0
cepillo y agua caliente hasta que desaparezcan todas las manchas o incrustaciones. Para facilitar
dicho trabaio se puede emplear un poco de piedra pómez en polvo.
Interiormente se limpian cargándolos con agul
caliente trna o varias veces, hasta que el agtta
'
salga por la lanza completamente clara.
Plagas, 3.
-66-
Se desmontarán y limpiarán las boquillas, filtros, etc.
Cuando se ha}•an enipleado caldos cúpricos sc
facilita su li^npieza añadiencío al agua de lavado
un poco ríe ácido clorhídrico comercial o vinagre.
tlna vez limpios y sccos se recubren con una
ligera capa de grasa. Al ^ mholo de ]a bomba y
a cuantas artictilaciones tenga el aparato se le
echarán unas gotas de aceite para evitar su oxidación }• agarrotamiento, guardándolos en lugar
seco.
Esholvoreadores. - Reciben esté nombre los
aparatos empleados para la repartición sobre las
plantas de los insecticidas o fungicidas en polvo.
Como generalmente se emplean para repartir
azufre en los tratamientos contra el "oídio" de
la vid, se les llama aHticfrrndor^s impropiamente,
ya que pueden usarse con todos los productos en
estado pulverulento.
Fn escncia están constituídos por un depósito
de hojalata o latón y un dispositivo para inyectar
aire, obligando al polvo a salir por el extremo
de la lanza para su distribución.
La forma del depósito donde se coloca el producto es generalmente cilíndrica, a excepción de
los pequeños modelos, que suelen estar constituídos por un depósito tronco-cónico adosado a un
fuelle, que se maneja con las dos manos. En
otros tipos, la inyección del aire se realiza por
medio de un ventilador accionado a rnano por
un manubrio,
Los de mochila son cilíndricos ; llevan una
.bomba, constituída generalmente por un fuelle de
- 6; -
badana colocado en la parte supericrt del
to y accionado por una palanca qu'e ma
obrero dtuante el trabajo. Algunos rr^Gdelo^
provistos de doblc fuelle, al objeto ^^té^,çuando
uno absorbe cl airc del extcrior, el otxo i o iri^p^ris^^
a través del aparato, con lo cual se consigué^^rtl^^^w^^`^
yor regularidad que si el fuelle es simple.
En la mayor parte cíe estos espolvoreadores, el
depósita lleva un triple fondo agujereado (fig. i5). ^
Sobre el superior, b, giran unas paletas o cepillos
que hacen caer el polvo al fondo c, que es doble
y provisto de agujeros,
pudiéndose regular la
cantidad de producto,
disminuyendo o a u mentandó la se^ción de
íos agujeros por medio de una palanca exterior d. El polvo que
pasa a su través es impulsado hacia el exterior por la corriente de
aire q u e inyecta el
fuelle por el tubo a.
Las lanzas de estos
Fíg. 15.-Seccíón ae un espot- aparatos consisten en
voreaaor ae mocni^a.
un tubo de hojalata o
metal que termina en
forma de abanico o embudo. Para la mejor distribución del polvo algunos llevan dos clases de embudos de salida, para poder regular la anchura
del cono de proyección (fig. i6).
Yara iratamientos de grandes extensiones exis-
-ó8tcn espolvorra^l^^res con del^úsitu ^le ^;ran capaci^ía^l y cn 1^^, qur cl aire sc in^^ccta por mcdi^^ de vcntila,lur^s acci^maclus a mutur, yen^lo eodu niuntadu ^^^brc carru o carretilla.
/r^^rr•,-lort•c.--Para combatir detennina^las pla^as se rect.^rrc a veccs a la iny^erci^^m en el suel^^
^le ciertos pro^lurtc^s líyuid^^s yuc, cr^mo el stilfuro
Fig. 16.-Aistintos modelos de espolvoreadores de mano
y mochila corrientemente empleados.
de carbono, al volatilizarse crean una at^uósfera
tóxica para los insectos que viven en el terreno.
Los aparatos empleudos se llaman inyectores
(figura i^) y se componen de un depásito que contiene el líquiclo a inyectar eon una bomba que lo
impulsa por el interior del cilindro, el cual termina en un agujero situado en la extremidad del
punzón de hierro, que se clava en cl suelo, y por
dondc sale el líquido.
Fig. 17.--Inyector de sulfuro de carbono.
- 70-
La dosis ^Ic hruductu ytac se iny-ccta en cad^ ^
wnbula^ia cs rr};ula^le pur tmas rant^ras clc•1 cjc
dc la li^^miha, así cumo la profundidad j^or iriedi^
^lel pe<lal quc Ileva cl aparat^^.
L^i^ instrucriunrs yur acuni^^tiñan al inyect^^r
es^^ecitiian I^^s t;^ram^,s ^le sulfiu^u <le carbono cn
N'ig.
18.-Aparato para la desinl'ección en seco de
semillas.
cacla etnbolada, según la posicicin de la arandela
sobre las ranuras del eje de la bomba.
fl^aratos p¢yn d^sinfecr.ión de senlillas.-Para
la desinfección de senlillas con praductos pulverulentos, con objeto cle evitar al^;unas enfermedades criptogátnicas, sr eml^lean máquinas o apa-
\
^
^^.
^.,^^,^ ^^.,^ ^ah^: ,^
^^
.^ ; .
Fig. 19.-Utenailio de uso corriente para el descortezado
de troncos y ramas.
ratos cspeciales. Estas consisten el1 un tambor l;iratorio, provisto de una abertura con cierre herroético y montado sobre unos soportes (fig. i8).
F,n el interior se coloca la semilla y el proclucto
a emplear, realizando por rotacicín una mezcla homogénea y duedando las semillas recubiertas del
proclucto desinfectante.
1?s itrteresanle que el cicrrc ^lc estos al^aratus
sea hermí^ticu, ltara evitar la salicla cle pulvo, ti^a
clue éste cs nocivo para los obreros clue realizan
la operación, los cuales deberán ir provistos de
respiradores especiales o un pañuelo mojado qae
ubture la bc^ca y las fosas nasales.
Cuancío no se dispone de máquina especial sc
puede ímprovísar un tonel o bidón, acondicionándolo para introclucir la semilla y darle luego un
movimiento l,^iratorio alrededor de un eje atravesacío a lo largo y apoyado en sus extremos.
Estas operacioncs no deben hacerse en local
cerra ^io, sino al aire libre.
Aparte de los distintos aparatos descritos se
emplean también en Terapéutica vegetal algunos
utensilios indispensables para determinados tratamientos, sobre todo para el descortezado de árboles o arbustos en las campañas de invierno, y
entre ellos los siguientes : guantes metálicos, cadenas, cepillos, cuchillas descortezadoras, etc., que
no vamos a describir, y cuyos detalles pueden observarse en la figura rq.
También deben usarse en determinados tratamientos líquidos o pulverulentos, caretas especiales, gafas, etc., para preservar a los obreros de la
acción de subseancias tóYicas, y atmque generalmente se prescinde de ellos su empleo es siempre
recomendable, ya que permite realizar el trabaj^
sin el menor peligro de que se produzcan accidentes.
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