Untitled - Cubaliteraria

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ADOLFO MARTI FUENTES, Un poeta polifacético.
Ferrol, donde yo nací
Un pueblo lejano en una
de las rías de Galicia
fue la primera caricia
de mis cantares de cuna.
Muy pronto -ciega fortuna
la vida- hacia Cuba fui
a no saber que te vi
con ojillos de emigrante
y que te tuve un instante,
Ferrol, donde yo nací.
Ferrol, donde yo nací
de los Martí y de los Castro,
serás siempre como un astro
rutilante para mí.
Que aunque no supe de ti
desde un temprano “hasta luego”,
a tu ternura me entrego
con toda mi fantasía
y me ufano de ese día
en que en ti, nací gallego.
Así se inspiró el 6 de abril de 1998 el destacado escritor gallego nacido en
Adolfo Martí Fuentes. Por su profundo y renovador quehacer en la
encasillaron como decimista, pero la obra de Adolfo en la
escribió sonetos, serventesios, tercetos,
oportunidades
décima, algunos lo
poesía fue mucho más allá,
liras y versos libres. En múltiples
confesó interesarle más la poesía rimada y con
cómodo que con el verso libre, para él
Ferrol,
metro, se sentía más
“la libertad estaba en la cárcel de aire puro”.
De los tres hijos del matrimonio que formaron Juan Martí Castro, ferrolano emigrado a
Cuba con catorce años de edad, y la cubana Adolfina Fuentes Domínguez, sólo uno
nació en Galicia: Adolfo, el 12 de junio de 1922. Su padre llevó a su madre a Ferrol a
conocer la familia, estaba embarazada, y allí nació él. Adolfina le trajo a Cuba cuando
cumplió el primer año de vida, después de bautizarlo en la Iglesia del Carmen, con un
cura muy pintoresco, llamado Benito Murado, y nunca más volvió a su tierra natal.
El padre era vendedor, vino a convivir con su hermano Antonio Martí, en Sagua la
Grande; su madre fue enfermera en los hospitales Calixto García y La Balear. La
familia por ellos constituida se estableció en la capital, de ahí que Adolfo no tuviera
acento español pues se crió y aprendió a hablar en los barrios de La Habana. El
ambiente del hogar era de honradez y de trabajo. Vivieron en una azotea en Belascoaín
y San Rafael, ocasión en que perdieron la vivienda, abatida por el fortísimo ciclón del
1926, y después en La Víbora volvieron a verse sin vivienda por las inclemencias del
meteoro de 1944.
A los catorce años, el poeta Martí comenzó a escribir, al mismo tiempo que ingresó en
la Juventud Comunista, y a los veinte militó en el Partido. Estudió el bachillerato, y al
ingresar en la Universidad, sólo podían hacerlo los nacidos y naturalizados, acogiéndose
por esa razón a la nacionalidad de su madre, lo que convirtió al joven gallego en cubano
por nacimiento. Permaneció estudiando Derecho hasta el segundo año, no estaba a gusto
con esa carrera por la podredumbre de la clase dominante en aquella época.
Con el triunfo de la Revolución, el Ministerio de Relaciones Exteriores lo designó para
cumplir servicio en el exterior, fue de cónsul a Colón, Panamá, por un año. De regreso a
Cuba, Martí fue designado cónsul nuevamente, pero a Guayaquil, Ecuador. Más tarde,
representó a Cuba como primer secretario de la embajada en Praga, Checoslovaquia,
acompañó a Raúl Roa, hijo, en la embajada de Río de Janeiro, Brasil, hasta el golpe de
estado de Goular. Una vida diplomática intensa. Viajó hasta el Medio Oriente, Siria,
Unión Soviética, y a causa de esos viajes estuvo de tránsito por Madrid muchas veces,
por cuarenta y ocho horas como máximo, sin albergar la mínima posibilidad de visitar
Galicia. Le gustaría visitar Ferrol pero no podría, únicamente acompañado por su mujer,
porque afronta serios problemas de salud. No tiene la misma estabilidad que antes,
padece de los bronquios, pues fuma desde que comenzó a escribir.
Visitamos a Adolfo en su casa de la calle Hornos en el municipio Centro Habana. Fue
un encuentro muy agradable con este hombre de mediana estatura, delgado, rodeado por
sus libros, cuadros y estatuillas que denotan una vida intensa e interesante. En esa
oportunidad nos precisó:
ESCRIBI TRECE LIBROS DE POEMAS Y UNO DE ENSAYO
Escribí trece libros de poemas y uno de ensayo, de crítica literaria. Mi primer libro fue
“Alrededor del Punto”, ha sido editado tres veces, la primera de veinte mil ejemplares,
la última cuando cumplí los setenta y cinco años; otro de mis libros es “Contrapunto”.
De literatura para niños, “Por el Ancho Camino”, que recibió el premio Ismaelillo en
un concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC); “Libro de
Gabriela”, muy querido, dedicado a mi primera nieta, nacida en Bulgaria. El último,
editado en la Casa Maya de la Poesía, en Campeche, México, fue “El Árbol del
Retorno”. Considero mi obra más realizada “Alrededor del Punto”, despertó mucha
polémica, hizo innovaciones en la décima que no eran toleradas. Hubo controversias
con este libro que provocó el interés de los jóvenes por la décima en los años setenta.
Para mí es sumamente importante.
TERMINE MI VIDA LABORAL COMO REDACTOR JEFE DE LAS EDICIONES
UNION
Después de mi carrera diplomática, estudié la Licenciatura en Lengua y Literatura
Hispánicas y quedé como profesor en la Escuela de Letras de la Universidad de la
Habana. Pasé a ser el director nacional de Literatura del antiguo Consejo Nacional de
Cultura y terminé mi vida laboral como redactor jefe de las Ediciones Unión, en la
UNEAC.
Además fui Contador. Administré la librería que tenía el Partido Socialista Popular,
llamada “Páginas” y la editorial “Páginas” cuyo director fue Carlos Rafael
Rodríguez, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Administré la
revista “Fundamentos”, revista teórica del Partido, dirigida por Blas Roca Calderío,
relevante luchador comunista. En definitiva, estoy satisfecho con lo que he sido, me
siento feliz de haber sido escritor¨
ME CASE MUY JOVEN.
Me casé muy joven, la primera vez. Tuve cinco hijos, cuatro varones y una hembra. El
mayor es lingüista, el otro es licenciado en Historia y estudia Clerecía en Zaragoza,
Carlos también es lingüista y actual presidente de la UNEAC, uno es médico y la
hembra domina muy bien el Inglés, trabaja en turismo.
Mi esposa actual es muy inteligente, llevamos casi cincuenta años de casados, me ha
ayudado mucho en la vida. Tuvimos un hijo, es abogado. Me ayudó a criar los míos,
incluso cuando fui al servicio exterior los llevé conmigo. Es una buena mujer, también
escritora, su nombre es Nieves Rodríguez Gómez. A ella le han publicado dos libros:
“Libros de los Pececitos” y “Días de Naipes”, y otros dos ya aprobados para su
publicación. Es muy práctica, fue jefa de los programas campesinos de Radio Rebelde y
Radio Progreso hasta que se jubiló.
MI ABUELO NACIO EN LA MISMA CASA DONDE NACIERA MARIANO
MARTI.
En cuanto a mi primer apellido, mi padre me contaba cuando era niño que mi abuelo,
comandante de infantería de la Marina de Guerra Española, destacado en Ferrol,
llamado Juan Martí Domenech, nació en la misma casa donde naciera Mariano Martí,
padre de José Martí, en Caudete, provincia de Albacete, Valencia. Tendría que
investigarlo más a fondo.
NABORI ES UNO DE MIS MEJORES AMIGOS
Tengo un alto concepto de la amistad; por supuesto, tengo amigos, soy un poco celoso,
francamente. Naborí es uno de mis mejores amigos, también Raúl Ferrer, éramos tres
inseparables. El joven repentista Alexis Díaz Pimienta, Waldo González, periodista de
la revista Bohemia, y otros...Tuve un amigo en México, escribí para él un terceto, ya
falleció, se llamaba Celso Enríquez, vivía en Ciudad México, él era administrador de
una litográfica donde yo trabajé, y me ayudó mucho.
Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí, la figura más relevante del repentismo en Cuba, opinó
acerca de Adolfo Martí Fuentes:
ADOLFO ES UN ENTRAÑABLE AMIGO MIO
Adolfo es un entrañable amigo mío, compañero de luchas desde el año 1940. En esa
época ya escribía versos y admiré siempre su poesía que ha recorrido casi todas las
formas, desde la décima hasta el verso libre. Por eso, considero que no se le debe
enclaustrar en el cultivo de la décima criolla. El se destacó desde sus primeras
manifestaciones líricas en el periódico “Hoy” y en algunas revistas del Partido
Socialista Popular. Su libro “Alrededor del Punto” influyó en el rejuvenecimiento de la
décima cubana que es la estrofa nacional, aunque es de origen malagueño.
Ha obtenido numerosos premios, ha sido objeto de homenajes y ha recibido medallas de
las instituciones culturales. Es fundador de la UNEAC, destacándose como impulsor de
la cultura y desarrollando el arte para el pueblo. Es uno de los principales creadores de
los talleres literarios donde han surgido jóvenes poetas de extraordinaria importancia en
la lírica cubana.
Adolfo Martí ha sido miembro del Jurado de los más importantes concursos de poesía
en Cuba. Es un poeta querido por las masas y respetado por los intelectuales. Para mí ha
sido como un hermano”. Y seguidamente nos regaló la improvisación de esta décima
que es una estampa sintética y biográfica de Adolfo.
Adolfo nació en Ferrol,
llegó de niño a La Habana,
lo deslumbró la mañana
y se enamoró del sol.
Juntó el galaico arrebol
a un amor-fuego africanoy hoy es libre y soberano
desde un gran día de enero,
y devino el regueifero
dulce poeta cubano.
BREVE ASOMO AL FENOMENO DE LA EMIGRACION GALLEGA
Algunos estudiosos del tema enfocan su visión del fenómeno de la emigración gallega
como un proceso de gran amplitud, estimándose que en el siglo XVI representó apenas
un poco más del uno por ciento del total de españoles emigrados a las Indias y alcanza
hasta un seis por ciento en el siglo XVIII; ya de 1836 a 1853 comienza a manifestarse
con fuerza, y se convierte en un fenómeno masivo en las décadas finales de siglo. Entre
1836 y 1960 la cantidad de gallegos inmigrados alcanzó la cifra de 2 041 603 millones,
concentrándose entre 1900 y 1930 más de los tres quintos del total.
Esta emigración de cara a la América que ofrecía ciertas posibilidades de trabajo y
esperanzas de enriquecimiento, se dirigió, al menos hasta 1950, hacia tres países:
Argentina, Cuba y Brasil. Los gallegos emigrados a Cuba se ocupan en casi todos los
sectores de la economía de la isla: mineros, cafetaleros, carboneros, tabaqueros, en los
ferrocarriles, en los puertos, en los centrales azucareros, pero fundamentalmente fueron
bodegueros, también marineros, zapateros y floreros. La ciudad de La Habana de finales
del siglo XVIII a principios del siglo XIX asimismo prohijó a gallegos ilustres como
José Fontela Leal, Manuel Curros Enríquez, Ramón Cabanillas, José Castro-Chané y
Manuel Lugrís Freyre.
Gallegos corajudos se sumaron a las tropas cubanas en las guerras de independencia
contra el dominio español, imperecederos ejemplos que quedaron en las páginas de la
historia de Cuba, el mayor general Francisco Villamil, ayudante de Ignacio Agramonte,
y el coronel José Alvarez Pérez en el ejército occidental.
Numerosos escritores y artistas aportaron su talento a la cultura cubana, tanto gallegos
como gallego-cubanos. Por sólo citar algunos, Vicente Vázquez Quiroga y Querpo de
Llano, autor de la Memoria sobre la Reforma del Sistema Tributario de la Isla de Cuba
(1844), Ramón de la Sagra, catedrático de Historia Natural y director del Jardín
Botánico de La Habana, Calixto Loira, arquitecto ganador del concurso para la
construcción de la obra monumentaria del cementerio de Colón, bartolomé Crespo
Borbón, uno de los principales escritores cubanos del siglo XX, Virginia F. Aubert
Noya, novelista, dramaturga, ensayista y traductora, Máximo Ramos, pintor, ilustrador
y grabador, Alfredo Fernández, escritor, dramaturgo y periodista.
Los gallegos tuvieron su órgano oficial, llamado Vida Gallega en el que se publicaron
poemas de Federico García Lorca, Curros Enríquez, Rosalía de Castro y Cabanilla.
Editaron la revista semanal El Eco de Galicia, y en 1872, surgió el orfeón Ecos de
Galicia.
A finales del siglo XIX es significativo el surgimiento de un fuerte movimiento
asociacionista que comienza con la más antigua de las actuales sociedades gallegas en
Cuba, la Sociedad de Beneficencia de naturales de Galicia. En 1879 surgió el Centro
Gallego de La Habana, institución de reunión, protección y asistencia sanitaria que con
su vertiginoso auge les brindó servicio de instrucción y recreo a través del plantel
Concepción Arenal, biblioteca, salones de baile, bar- cafetería y billar.
Es obvio que esta oleada de inmigrantes dejara en la cultura cubana profundas huellas
imposibles de soslayar. Las cuatro biografías breves que presentamos en este espacio
significan una muestra de la diversidad del fuerte ingrediente gallego en nuestro acervo
cultural insular, demuestran que en la convergencia de todo un poco que somos, los
hijos de Galicia españoles son parte raigal de nuestra sociedad y en su desarrollo han
aportado valores indiscutibles
Juana Caridad Fernández Pérez
Doreya Véliz Real
ROSALIA DE CASTRO Y SU RELACION CON CUBA.
Juana Caridad Fernández Pérez y Doreya Véliz Real
Sólo con un vistazo a la biografía de esa gloria de Galicia que fue Rosalía de Castro, se
evidencia que la insigne escritora, nacida en Santiago de Compostela el 24 de febrero de
1837 fue la precursora del renacer literario gallego.
Su primer libro, La Flor, escrito en Madrid en 1857, así como sus cinco novelas, entre
ellas A mi madre y el Caballero de las botas azules, no fueron favorablemente
reconocidas por los críticos de la época, pero corresponden a esa necesaria etapa de
maduración literaria que dio paso a su lírica surgida en 1861 con el primer poema suyo
escrito en gallego, con un lenguaje desprovisto de normas lingüísticas, pero cargado de
amor por su tierra.
A partir de su boda con Manuel Murguía en 1858, se traslada a diferentes lugares de
Galicia, sola o acompañada por su marido, a La Coruña, Vigo, Lugo, incluso a Madrid,
pero nunca fuera de España. Le dolía profundamente la emigración por lo que este tema
permanece en su obra poética recogida con estremecedor lamento en sus tres grandes
libros: Cantares Gallegos, Follas Novas y Las Orillas del Sar.
En 1863 se publica su primer poemario, Cantares Gallegos, que confirma ese gran
movimiento literario surgido en Galicia en la primera mitad del siglo XIX para
dignificar la lengua gallega, conocido como El Rexurdimiento (Renacimiento en
Galicia). Cantares Gallegos, su primera obra en grande, escrita en la lengua que hasta
entonces permaneciera discriminada oficialmente y se refugiara en las relaciones
privadas de labradores, marineros y artesanos, dio lugar a que cien años después la Real
Academia Gallega instituyera el 17 de mayo, fecha de su publicación, como el Día de
las Letras Gallegas. A este libro se le ha llamado La Biblia de los Gallegos, y para
muchos sus Cantares es un manual completo de galleguidad.
Su segundo libro, Follas Novas, se publica en 1880, aunque contiene poemas escritos de
1870 a 1871, entre los que aparece ¡Pra Habana!, motivado por el éxodo de sus
coterráneos a la isla, y es coincidentemente en 1871 cuando fundan los emigrados a La
Habana la primera sociedad denominada Sociedad de Beneficencia de Naturales de
Galicia en cuya asamblea constitutiva nombran Socias Honorarias a La Condesa de
Espoz y Mina, a Virginia Felicia Aubert de Noya y a Rosalía de Castro.
Por esta razón Rosalía incluye en Follas Novas una dedicatoria dirigida a los miembros
de la Sociedad en la que les agradece de la forma siguiente:
Ös Señores da Xunta Directiva e máis individuos que compoñen a Sociedade de Beneficencia dos
naturales de Galicia na Habana.
Un sentimiento de gratitude faime hoxe dedicarlles este meu libro. O día en que os fillos de Galicia
levaban a cabo na Habana un dos seus máis groriososo feitos( permitáseme chamarlle así, porque tal o
creio); o día en que, entre o aplauso de todos, fundóuse en tan lexana rexión a Sociedade de
Beneficencia dos Naturales de Galicia, houbo quen quixo santificalo ó seu modo volvendo para a súa
patria os ollos i o corazón, unido naquela obra de patriotismo o recordo dun libro que foi tamén o
esaltado fruto de amor ó noso país.
O xuntar os nomes dos fundadores da Sociedade ó da autora dos Cantares gallegos( cousa que lles
agradecín, porque me vía así unida á obra de caridade máis grata ó meu corazón): xa sei que non foi
máis que como unha expresión de amor para a patria ausente, que eu cantara, xa que non enbós
versos, ó menos en versos afortunados. Seino ben; mais non por eso deixo de ter no que val aquel
recordo, e de crerme obrigada a dar a esa Sociedade unha púbrica moestra do meu agradecemento, xa
que púbrica foi tamén a proba de estimación que a súa vez me deron naquel día os meus paisanos na
Habana. Reciban pois, a dedicatoria neste meu novo libro: trata das cousas da terra, e vai escrito na
nosa léngoa. Recíbana, non polo que val, sinón polo que significa.
Rosalía Castro de Murguía, Socia Honoraria da Sociedade de Beneficencia dos naturales de Galicia
na Habana.
Santiago, 23 febreiro 1880.
En conversación sostenida con el actual presidente de la Sociedad de Beneficencia de
naturales de Galicia, Alfredo Gómez Gómez, escritor colaborador de diferentes órganos
en Galicia, nos refiere que:
“En 1937 se fundó la revista mensual Vida Gallega que fuera el órgano oficial de la
sociedad hasta principios del siglo XX donde se publicaron, entre otros, poemas de
Federico García Lorca, Manuel Curros Enríquez, Ramón Cabanillas y Rosalía de
Castro.
Y en ese propio año en el número publicado el 25 de julio de 1937, aparece un artículo
de Antón do Campo titulado Rosalía de Castro y los Gallegos en Cuba en el que se
plasma que en la asamblea constitutiva de la Beneficencia Gallega en 1871 se adoptó
un primer acuerdo donde se designa a Rosalía de Castro como Socia Honoraria , gesto
de los gallegos de Cuba que Rosalía agradece con la dedicatoria de su libro Follas
Novas, libro que fuera editado en La Habana en el gran centro editorial La
Propaganda Literaria de Aguiar entre Obispo y Obraría, propiedad de Alejandro
Chao, amigo de Rosalía y de Murguía.
El Centro Gallego de La Habana acordó también a propuesta del Presidente,
Secundino Valdés, nombrar Socia Honoraria de esta Institución a la señora Rosalía de
Castro de Murguía, propuesta de Acuerdo que no pudo llevarse a efectos por
limitaciones del reglamento del Centro Gallego. En 1883, Rosalía ya se encontraba
enferma, atravesando una seria situación económica, sola en Padrón, con sus hijos, al
estar Manuel Murguía en Madrid gestionando su reposición al Cuerpo de Archiveros y
Bibliotecarios . En diciembre de ese año El Eco de Galicia, dirigido por Waldo Alvarez,
gran amigo de Murguía y admirador de Rosalía publica un editorial en el que se
expresa:
“…Rosalía Castro…está pobre y enferma. En Padrón, en una modesta casa, oculta
entre copudos árboles acaba su vida, al decir de un periódico santiagués…Y la acaba
en la más difícil de las situaciones olvidada de su país y aislada de toda afección que
no sea la tierna afección de la familia. Pobre mujer…”El Eco de Galicia ruega hoy a
los dignos presidentes de la Beneficencia y del Centro, que patrocinen y lleven a cabo
un beneficio, cuyos productos se remitan, como presente cariñoso de los gallegos de
Cuba a la infortunada Rosalía Castro.”
Como respuesta a ese llamado directivos del Centro Gallego, La Beneficencia Gallega
y Ecos de Galicia organizan un envío de los recursos que tanto necesitara Rosalía y su
familia. El 25 de diciembre de 1883 se envía a Galicia 500.00 pesos oro, a través del
expresidente del Centro Gallego, Secundino Valdés, residente en La Coruña, que
acompañado del alcalde de Padrón visitó a Rosalía para entregársela. En esa visita
constataron que la situación de Rosalía era en verdad crítica pues el aspecto de la
habitación donde los recibió contaba solamente con una gran estantería de libros, una
mesa y una silla, donde Rosalía trabajaba constantemente escribiendo una obra que
remitía a Murguía , a Madrid para su impresión.
Los visitantes pudieron apreciar el agradecimiento de Rosalía en aquella entrevista
donde recibió con entusiasmo el envío de sus coterráneos en Cuba, y dio cuenta de
inmediato a su esposo de tal gesto que quiso agradecer con afecto y rápidamente. En
total, llegaron a recaudarse 1732.86 pesos oro, pero la contestación de Rosalía no
llegó nunca. Según se supo después la pena que sintió por el esfuerzo hecho desde
Cuba para ayudarle, no se lo permitió. En 1884 se supo por una carta de Murguía que
Rosalía seguía enferma y que él mismo enviaría unas letras de gratitud:
“Profundamente agradecida a las muestras de consideración y aprecio de que mi esposa es, desde hoy,
deudora a sus paisanos residentes en Cuba, no pudiendo, por hallarse más que nunca postrada por la
enfermedad que la aqueja, manifestarlo así y con aquella extensión y expresiones que le merecen los que
tanto acaban de honrarla y favorecerla, desea se sepa que su silencio no es, ni olvido, ni indiferencia,
sino imposibilidad material de otra cosa.
Día llegará, si el Cielo lo permite, en que cumpla y llene debidamente los deseos de su corazón: por
ahora bastará que estas líneas sirvan para ponerla a cubierto de toda sospecha posible de ingratitud y
desvío hacia aquellas personas a quienes enferma y olvidada es deudora de algunos días de tranquilidad
y sosiego.
Manuel Murguía.”
Padrón, 3 de mayo de 1884
MUERTE DE ROSALIA Y SU REPERCUSION EN LA ISLA.
Rosalía de Castro tuvo una recaída a principios de 1885 y muere el 15 de julio de ese
propio año. Fue enterrada en el cementerio de Adina y seis años después, en 1891, sus
restos fueron trasladados a la iglesia de Santo Domingo, en Santiago de Compostela
donde yacen junto a los de otros gallegos ilustres. Los gallegos de La Habana
expresaron su dolor por la sensible pérdida de diferentes formas. En Vida Gallega,
Antón do Campo expresa:
…”el mismo entusiasmo que se puso en aliviar su vida se desplegó en tributarle los mayores
honores póstumos.”
“Los gallegos de La Habana, fueron fieles a la gloriosa memoria de su poeta, de su guía
espiritual, continuaron fomentando la cultura de Galicia: costearon la publicación de su
Historia hasta donde la escribió Murguía; se le subvencionó hasta su muerte y aun se continuó
con su hija…”
Los asociados a la Beneficencia Gallega sienten el orgullo de la hermosa y exclusiva
relación establecida entre sus fundadores y Rosalía de Castro que enaltece su historia
social. El nombre de Rosalía de Castro fue adjudicado además a otra gran sociedad
gallega con fines netamente culturales fundada el 19 de junio de 1945 en La Habana que
ha desarrollado una importante academia danzaria del folklor gallego.
MANUEL CURROS ENRÍQUEZ EN LA HABANA
El nombre de Curros Enríquez ha sido repetido por cientos de habaneros que durante
décadas acostumbraron a participar en los bailables populares celebrados en el local de
la calle Rabí y Santos Suárez, donde radicaba la sociedad gallega Manuel Curros
Enríquez, desaparecida a mediados del pasado siglo. Y es por Curros Enríquez como se
identifica esa instalación, hoy perteneciente a la sociedad La Aurora de Somoza, sin que
se conozca la genuina estatura de ese periodista, poeta y abogado que fue Manuel
Curros Enríquez.
Orensano de Celanova, emigró a La Habana en 1894 con cuarenta y tres años de edad;
ya tenía escritos sus dos poemarios, Aires de miña terra (1880) y O divino sainete
(1888) y sobresalía como el poeta más heterodoxo de los poetas gallegos de fines de
siglo. En Cuba continuó ejerciendo la profesión de periodista, en 1894 Curros colaboró
en El diario de la Familia donde publicó algunos artículos y poemas, fundó y dirigió la
revista Tierra gallega y trabajó en el Diario de la Marina donde publicó obras
importantes como Pola unión (1894), En corso (1898), Madrigal (1900), A espiña
(1903), Os dióscoros (1907), Alborada da Veiga (1907), y otros. En prosa escribió las
novelas, Cartas del norte, Agencia de sangre y Paniagua y compañía. Su obra fue escrita
indistintamente en castellano y en gallego.
Curros Enríquez, hombre de vida agitada y revolucionaria, criticó el tema de la
emigración desde puntos de vista diferentes a Rosalía de Castro, según Xesús Alonso
Montero:
“Los emigrantes de Curros huyen, como los de Rosalía, de la pobreza, pero huyen
también de dependencias feudales (el foro), de prácticas abusivas (impuestos), del
oscurantismo del clero y de una patria sin saber y sin libertad. Por poco que consigan
será mejor que la resignación que el terruño les ofrece.”
Durante los catorce años en que vivió en Cuba, Galicia pasó a ser el centro de sus
preocupaciones y se acentúa en él el amor por su país. Junto a Rosalía de Castro y
Eduardo Pondal desarrolla una destacada labor por la reivindicación de la literatura y la
cultura gallegas. Motivados por la idea de Manuel Murguía, en 1904, de la necesidad de
la formación de un diccionario de la lengua gallega y de una Academia, el litógrafo
Xosé Fontenla Leal y Curros Enríquez constituyen la Asociación Iniciadora y Protectora
de la Academia Gallega; más adelante, en septiembre de1905, en La Coruña, nace la
Real Academia Gallega, siendo su primer presidente Manuel Murguía hasta su
fallecimiento, en 1923.
Respecto a ese deseo ferviente de la creación de la Academia Gallega, Curros en carta
que enviara a su amigo, el editor madrileño Andrés Martínez Salazar, fechada el 14 de
abril de 1887, ya le trasmitía sus inquietudes:
“Me concreto a escribir como Dios me da a entender. Pero desearía que en Galicia
eligiésemos una autoridad académica y que una vez elegida nos sometiésemos
incondicionalmente a ella”
Apenas llegó a Cuba el Centro Gallego lo hizo Socio Honorario. En el primer acto
importante, el 25 de julio de 1894 es invitado con todos los honores, ocasión para la que
compuso el poema Póla unión.
Según referencias, el poeta daba señales de irritabilidad en sus relaciones sociales. Su
carácter, calificado de agrio en ocasiones le provocó más de un disgusto con sus
coterráneos, hasta con su compadre y amigo, el compositor Castro Chané, razón para
que fuera criticado y cuestionado en la comunidad gallega a la que se mantenía unido,
convocándola a su movilización a favor de Galicia., “pues en la unión de los buenos
gallegos está la patria y el porvenir”
Hacia 1896 se produjo una ruptura de la relación de Curros Enríquez con el Centro
Gallego, cuyas causas se aducen a diversas razones. Una de ellas es la celebración que
hiciera esta institución por la muerte en combate del general cubano Antonio Maceo y
otra es que su presidente no fuera gallego, sino un madrileño, hijo de gallego, sin que
pueda precisarse cuál fue realmente la razón de su alejamiento.
El 11 de enero de 1903 se celebró en el teatro Tacón una fiesta del Centro Gallego en la
que Curros lee su poema A Espiña explicando su separación de esa institución y a
continuación expone sus exigencias para volver al Centro Gallego: que el presidente sea
gallego, que existan libros de autores gallegos en la biblioteca, que mejore el servicio
sanitario en el centro de salud y que se brinde a los emigrantes ayuda y cariño.
Aunque el tema no ha sido lo suficientemente esclarecido, Curros no era indiferente al
problema cubano, era partidario de un régimen autonómico, no de la independencia
total. Según Francisco Rodríguez, en su obra A evolución ideológica de Curros
Enríquez, “Curros defendía el autonomismo regionalista igual que para Galicia, pero
condenaba el separatismo cubano”... Para él las protestas cubanas eran justas, pero
debían asumirlas en una España democrática, pues si no, caerían en manos del
imperialismo de los Estados Unidos, lo que critica fuertemente.”
En 1904, Curros viaja a Galicia, sale pensando quedarse definitivamente pero no
encontró trabajo adecuado. Visitó en La Coruña a sus amigos, a su hermana Ramona y a
Murguía de quien es un gran admirador. Allí fue coronado el 21 de octubre de 1904,
honor que recibió como el primer poeta gallego que fuera coronado, precedido
solamente por dos poetas castellanos. El acto fue presidido por Murguía y participaron
numerosos escritores y artistas. Fue a Madrid donde residen su mujer y sus hijos y
regresó a Cuba con su hijo Manuel, de doce años de edad.
Se incorpora a sus actividades en el Diario de la Marina en el que están presentes con
frecuencia los temas gallegos. Al conocer la crítica situación económica de Murguía y
de Rosalía y su familia, consigue del Centro Gallego una pensión mensual para ellos de
50.00 pesos.
El 20 de diciembre de 1907, en el teatro nacional, el poeta lee su poema A alborada da
Veiga haciendo voto por la unidad y se niega rotundamente al centralismo. En aquel
acto se interpretó por primera vez el himno gallego.
Curros se enferma. No permite recibir los servicios sanitarios del Centro Gallego y es
internado en la clínica La Covadonga perteneciente al Centro Asturiano. Fallece el 7 de
marzo de 1908 y es trasladado de la Covadonga a los salones del Diario de la Marina. El
cadáver es embalsamado, entregado al Centro Gallego y reclamado por la Academia
Gallega. Llega el 31 de marzo a La Coruña acompañado entre otros por Castro Chané.
Como era su deseo, iba a ser enterrado en su tierra.
¡O terrón! Se a suerte cruel
me fai o mundo deixar
fóra del e de meu lar
galegos, ¡léváime a el!
¡Alí podréi descansar!
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