Edición N°17 - 2014 - Institución Universitaria de Envigado

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ISSN 0124-7816
No.17, enero - junio de 2014
Katharsis
Publicación de la Facultad de Ciencias Sociales
Programa de Psicología
Institución Universitaria de Envigado
ISSN 0124-7816
Nº 17, enero-junio de 2014
Rector
Jaime Alberto Molina Franco
Vicerrector académico
Henry Roncancio González
Decano Facultad de Ciencias Sociales
Álvaro Ramírez Botero
Coordinación de la publicación:
Ricardo Moreno Chía
Edición y corrección de textos:
Ignacio Escobar
Traducción de textos:
Escuela de Idiomas de la IUE
Diseño, diagramación e impresión:
L. Vieco s.a.s.
Carátula y solapas:
Mz. 410. Irgendsowas
Kurt Schwitters
Collage (18.2 x 14.5 cm)
1922
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Ph. D. Luis Gabriel Porta
Universidad Nacional del Mar del Plata (Argentina)
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Red de defensa y la seguridad de América Latina
Ph. D. Alejandro Klein
Universidad de Guanajuato (México)
Ph. D. (c). Denilson Lima Santos
Universidad de Antioquia (Colombia)
Contenido
No. 17, enero-junio de 2014
ISSN 0124-7816
Editorial
Álvaro Ramírez Botero......................................................5
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas
contingencias en la estructura, vistas desde una investigación
realizada en Medellín, 2012
Luz Miriam Agudelo Gil....................................................9
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en
Colombia
Juan Carlos Orrego Arismendi.......................................29
Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones
puertorriqueñas
Felipe Oliver.....................................................................49
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de
profesorado universitario en Colombia
María Elvia Domínguez Blanco
Sigifredo Ospina Ospina.................................................65
Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta
didáctica para leer y escribir
Sorany Alexandra Ospina Ospina
Adriana María Gallego Henao.......................................95
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
Mauricio Fernández-Arcila............................................115
Las FARC-EP*: de movimiento social a grupo armado
José Wilmar Pino Montoya........................................... 147
Emancipación e Identidad
César Augusto Sánchez Taborda................................... 159
Familia y migración
Ángela María Quintero Velásquez................................ 179
Editorial
Álvaro Ramírez Botero*
Decano Facultad de Ciencias Sociales
Institución Universitaria de Envigado
L
as diferentes problemáticas sociales se convierten en
objeto de interés reflexivo y científico para pensadores e
investigadores que ven en cada fenómeno social la posibilidad
de generar una pregunta cuya pertinencia está sujeta a la posibilidad
que tiene su respuesta de comprender y mejorar las condiciones de
vida del hombre. Esas problemáticas, esas preguntas y esas semillas
de respuesta encuentran su lugar en esta publicación periódica de
la Facultad de Ciencias Sociales de la Institución Universitaria de
Envigado.
Dentro de los artículos resultados de investigación está trabajo
realizado por Luz Miriam Agudelo Gil titulado “Realidades familiares
contemporáneas: a propósito de algunas contingencias en la estructura,
vistas desde una investigación realizada en Medellín”. Esta investigación
transversal con un enfoque basado en el referente teórico sistémico
y del construccionismo social, pretende responder a la pregunta por
la configuración de las familias en Medellín en el 2012 y lo que esas
características de reconfiguración de la familia nuclear representan
para la intervención terapéutica.
Por otro lado encontramos investigaciones realizadas desde
productos literarios. El primer caso es el trabajo de Juan Carlos Orrego
Arismendi “Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario
*
Psicólogo Universidad de Antioquia, Magíster en Educación Pontificia Universidad
Javeriana – Universidad de Medellín.
5
en Colombia”, en esta investigación, desde el marco de la literatura
de temas indígenas, al inicio el autor se da a la tarea de revisar esta
categoría literaria, sus variantes y el uso en la crítica literaria y dedica
la segunda parte del artículo a la novela mencionada el título y en el que
se rescatan una serie de aspectos de orden cultural y político que hacen
de esta novela una obra que está en la categoría del neoindigenismo.
El segundo caso es el artículo del investigador Felipe Oliver
“Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones
puertorriqueñas”. En este trabajo el autor se ocupa de responder dios
preguntas: “¿Cómo o de qué manera el adicto llegó a convertirse en
el monstruo posmoderno? ¿Cuál es la problemática extraliteraria
que posibilita la representación del adicto desde las señales de la
monstruosidad?”, para ello retoma constantemente fragmentos de las
obras que logran producir una imagen elaborada del adicto, no como
víctima sino como monstruo, y propone la reflexión en torno a su
asesinato; lo que si bien extracta de obras de ficción, la adicción a la
heroína y el asesinato de los adictos, es una realidad que aqueja a las
grandes urbes. De igual forma evidencia como emergen estos monstruos
como producto de la modernidad como lo fue en su momento el monstruo
creado por el Dr. Frankenstein y como migran a la posmodernidad en la
forma del adicto, un monstruo que según plantea el autor “se alimenta
del trabajo de los otros sin entregar nada a cambio”.
Como tercer caso, es posible contemplar la investigación de los
profesores María Elvia Domínguez Blanco y Sigifredo Ospina Ospina
titulada “Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de
profesorado universitario en Colombia” en la que se usa la autobiografía,
un género literario, como insumo para indagar sobre la identidad
de profesores universitarios desde una perspectiva de género. La
investigación con un enfoque biográfico-narrativo pretende indagar por
los procesos de socialización en la docencia universitaria y las relaciones
que se presentan entre la familia y este trabajo. Si bien el uso de la
narrativa autobiográfica ha sido mayor en la educación primaria y en el
6
bachillerato, esta investigación se enmarca en la docencia universitaria,
y en lo relatos autobiográficos de tres grupos etarios que respondieran a
la pregunta ¿por qué soy docente? y establecer relaciones significativas
con los cambios que ha tenido la universidad colombiana.
Otra investigación referida a la educación, se presenta en el artículo
de las profesoras Sorany Alexandra Ospina Ospina y Adriana María
Gallego Henao con su trabajo “Lenguaje y socialización en la primera
infancia: propuesta didáctica para leer y escribir”. En este el énfasis,
desde marcos psicológicos evolutivos, está en el papel que cumplen los
agentes socializadores en los procesos relacionados con la lectura y la
escritura durante la primera infancia. Esos procesos, en lo referido
a la didáctica, son abordados desde las teorizaciones de Ferreiro y
Teberosky para generar un producto académico que da cuenta de los
ejercicios realizados tanto desde los aspectos técnicos del trabajo como
también de los elementos experienciales subjetivos involucrados que
inciden en el proceso.
En la categoría de revisión teórica se presenta el artículo del
profesor Mauricio Fernández Arcila “Sucesivos aportes al concepto
de adolescencia en la obra freudiana”. El autor hace el rastreo por
tres momentos de los desarrollos teóricos de Freud con la intensión
de aproximarse a una definición de la adolescencia en el creador del
psicoanálisis aclarando que él no se ocupó de proponerla como entidad
independiente pero sí como un momento crucial en la ejecución de
procesos definitivos en la organización del psiquismo.
En la categoría de artículos de reflexión se encuentra el del profesor
“Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado”, con el artículo
a partir de la revisión de fuentes documentales se pretende dar cuenta
de lo que motivó el surgimiento de las FARC-EP, para mostrar como
un evento multicausal de gran complejidad que involucra elementos
como violencia sectaria, abandono del estado, luchas territoriales,
movimientos campesinos, autodefensas armadas, y como grupo de
resistencia desde una orientación fundamentada en los presupuestos
7
teóricos de Marx y Engels que pretende una acción armada en pro de
una distribución equitativa de la riqueza y de una reforma agraria. Un
trabajo que nutre el actual debate político en Colombia.
Sobre el impacto de la modernidad en la identidad presentamos
el trabajo reflexivo del profesor César Augusto Sánchez Taborda
“Emancipación e Identidad” en el que confluyen ideas principalmente
de Hopenhayn, Nietzsche, Berman, y dentro de las cuales tienen un
lugar central, como menciona el autor “detonantes”, los procesos de
hibridación explicados por García Canclini con su carácter de ser
hechos acontecidos, exteriores al individuo, que limitan la posibilidad
de que la identidad sea un rasgo esencial para los individuos. De esta
forma se presenta la actualización del debate sobre las posibilidades
de la divergencia frente a los procesos homogeneizadores y universales
propios de la modernidad y las sospechosas separaciones entre
individuo y colectivo, lo singular y lo universal que entre otros han sido
procedimientos comunes en prácticas académicas modernas.
Y, por último, ofrecemos la reseña hecha por la profesora Ángela
María Quintero Velásquez sobre el texto “Familia y migración” de los
autores Eduardo Andrés Sandoval Forero, Renato Salas Alfaro y Rosa
Patricia Román Reyes. La autora nos ofrece las posibilidades del texto
reseñado en la medida que es un producto derivado de investigación
enmarcado en lo propio de la familia del siglo XXI en México y la
problemática de la migración a los Estados Unidos. Según la profesora
Quintero, una de las bondades del texto es que permite reflexionar
sobre la familia en Colombia y considerar la migración como una
variable relacional de gran importancia en sus dinámicas.
De esta forma el presente número de la revista Katharsis, el 17, ofrece
unos productos que van desde resultados de investigación y de reflexión
teórica, hasta un producto académico nuevo en esta publicación:
la reseña; un tipo de escrito que gana su lugar en las comunidades
académicas por su utilidad en la selección de las referencias sobre
temas específicos que ofrecen libros recién publicados.
8
Realidades
familiares contemporáneas:
A propósito
de algunas contingencias...
Katharsis–Institución
Universitaria
de Envigado
Realidades familiares contemporáneas:
A propósito de algunas contingencias
en la estructura, vistas desde una
investigación realizada en Medellín,
2012*
Contemporary family realities: About some contingencies in the
structure, seen from a study conducted in Medellin, 2012
Luz Miriam Agudelo Gil**
Resumen
Esta reflexión partió de la pregunta sobre las realidades familiares contemporáneas,
referidas a asuntos de la estructura familiar, como funciones y roles desde la
composición familiar. La familia ha sido el centro de preocupación permanente
confirmando los ejes temáticos asumidos, destacando el interés por la estructura de
la familia que da visos cambiantes en contextos de giros vertiginosos a todo nivel. Se
plantean asuntos como la recomposición familiar que avanza ante la permanencia
de la familia nuclear, funciones parentales que se construyen y deconstruyen y roles
que se insinúan compartidos, en configuración. Ejes de análisis para una reflexión
que tiene como centro la familia contemporánea, donde las categorías abordadas
sugieren preocupaciones emergentes, con temas como la relación de pareja, los ciclos
vitales, entre otros, frente a esa tensión entre aquello que logra transmitirse y lo que
el mundo contemporáneo ha traído consigo.
*
**
Este artículo es producto de una investigación sobre las familias contemporáneas en el
marco de la Maestría en Terapia Familiar, denominada “Realidades familiares contemporáneas: algunas contingencias en la estructura familiar, desafíos para la intervención
terapéutica. Medellín, 2011-2012”, tesis realizada para obtener el título de Magíster en
Terapia Familiar de la Universidad Pontificia Bolivariana, de la ciudad de Medellín, 2013.
Luz Miriam Agudelo Gil es Trabajadora Social de la Universidad de Antioquia, Especialista
en Trabajo Social Familiar y Magíster en Terapia Familiar. Docente Universitaria. [email protected]
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Luz Miriam Agudelo Gil
La familia vive contingencias contemporáneas de las cuales se hace necesario
hablar, así la cotidianidad y los tiempos acelerados no lo incluyan. Las reflexiones
multidisciplinarias al respecto, seguramente, realizarán aportes importantes para
un abordaje familiar cada vez más contextualizado.
Palabras clave: Familia, contemporaneidad, estructura, contingencias, roles,
funciones.
Abstract
This reflection started with the question for contemporary family realities, issues
related to family structure as functions and roles from family composition. The
family has been the focus of ongoing concern confirming the assumed topics,
highlighting the interest in family structure that gives changing overtones in contexts
of dizzying twists at every level. Issues such as family recomposition advancing to the
permanence of the nuclear family, parental roles are constructed and deconstructed
and roles that imply to be shared in its configuration. Analysis axes for a reflection
whose center is the contemporary family, where the addressed categories suggest
emerging concerns, with issues like couple relationship, life cycles, among others;
against the tension between what is managed to be transmitted and what the
contemporary world has brought along.
The family experiences contemporary contingencies from which it is necessary to
speak, even if everyday life and accelerated times do not include it. Multidisciplinary
reflections about it will surely make important contributions to an increasingly more
contextualized family approach.
Keywords: Family, everyday life, structure, contingencies, roles, functions.
Introducción
Este artículo se basa en la investigación sobre las familias
contemporáneas, realizada en el marco de la Maestría en Terapia
Familiar, denominada “Realidades familiares contemporáneas: algunas
contingencias en la estructura familiar, desafíos para la intervención
terapéutica. Medellín, 2011-2012”, requisito para obtener el título de
Magíster en Terapia Familiar de la Universidad Pontificia Bolivariana,
de la ciudad de Medellín. Surge esta iniciativa investigativa de los
análisis preliminares de corte académico, que plantean que las familias
vienen presentando rasgos de particularidad configurados desde el
10
Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
ayer, con marcas de época diferenciales que las hace centro de interés
científico, en tanto se constituyen en un reto multidisciplinar.
¿Cómo se configuran las realidades familiares contemporáneas,
desde algunas contingencias, en la estructura familiar en la ciudad
de Medellín, en el 2012, y qué desafíos le plantean a la intervención
terapéutica familiar? Esta fue la pregunta orientadora del proceso, que
convocó a diez familias nucleares de la ciudad para analizar asuntos
relacionados con la estructura familiar.
Este artículo entonces presentará, de manera simplificada, algunos
de los resultados de la investigación mencionada, referidos a roles y
funciones, buscando con ello motivar la lectura del texto y desarrollos
investigativos posteriores que se provoquen desde estos análisis y
hallazgos iniciales.
Apuntes sobre el referente teórico y conceptual que guió
la investigación.
La perspectiva teórica de la investigación estuvo fundamentada en
la Teoría General de Sistemas y el Construccionismo Social. Generar
entonces un referente teórico que sustenta el proceso fue fundamental,
pudiéndose decir que la teoría que más se relaciona y aporta, es la
Teoría General de Sistemas, ya que permite comprender la familia
como un sistema social trascendente a nivel macro y micro, en lo que a
los componentes del mismo se refiere, y en relación al contexto o macro
sistema.
La Teoría General de Sistemas define el concepto de sistema como un
conjunto de dos o más elementos interrelacionados; por tanto, aporta
también los conceptos de suprasistema, subsistema y los principios
sistémicos, los cuales posibilitan la interpretación de la comprensión
sistémica y, por consiguiente, su aplicación en las ciencias. En
contraposición a teorías anteriores, el interés se centra en integrar, no
en aislar.
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Luz Miriam Agudelo Gil
Para Quintero (1997), “la teoría general de sistemas se plantea
como la posibilidad de iniciar un lenguaje idéntico en las ciencias,
permitiendo establecer un marco conceptual común para las diversas
disciplinas” (p. 8), y muestra la familia como sistema social, compuesta
por subsistemas, estructura, límites, entre otros. Entendiendo al
suprasistema como el medio que la rodea, por ejemplo, el barrio o la
comunidad, el subsistema como entidad donde la organización en una
familia asegura el cumplimiento de las variadas funciones del sistema
total y ofrece un campo diferenciado a cada miembro para que pueda
ejercerlas, existiendo entonces los subsistemas conyugal o marital,
parental o filial y fraternal.
Esta teoría fundamenta la investigación aportando una mirada de
las familias como sistemas vivos, pasando por diferentes procesos
evolutivos que se dan dentro de ella, y permite entender y comprender
cómo se puede integrar esta teoría a otros enfoques, perspectivas
teóricas y referentes, que harán posible la mirada holística e integral
de la familia, corroborándose lo esencial de su lenguaje que integra los
diferentes saberes.
El enfoque sistémico, derivado de la Teoría, es propiamente utilizado
en el campo con familia, ya que comprende un análisis integral del
sistema, dando cuenta de la complejidad del ser humano. Permite la
explicación de los comportamientos en cuanto a cómo se producen y su
relación con otros comportamientos y sus implicaciones. Se retoman
algunos elementos desde Hernández (2009), quien dice que el enfoque
sistémico y la epistemología cibernética se constituyen en elementos
de una misma aproximación al objeto de estudio, específicamente a los
sistemas humanos. Se introduce entonces la cibernética como fuente
teórica importante de apoyo.
De igual manera, el paradigma complejo fue referencia necesaria para
la comprensión de lo contemporáneo y la concepción de sujetos múltiples,
de las novedades en la cotidianidad de los seres humanos, lo cual, desde la
industrialización y la globalización, atravesó los asuntos trascendentales
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Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
de la vida misma. Es así como lo referido a los procesos socioeconómicos,
culturales y políticos, cambiantes en una época de transformaciones
profundas que afectan al ser humano, permea la institución familiar,
llevándola a situaciones no concebidas en mentes tradicionalistas.
Arriagada (2001), en su texto “¿Nuevas familias para un nuevo
siglo?”, plantea:
Algunos de estos cambios se evidencian en la inserción de la mujer en
el ámbito laboral, los repartos de tiempo laboral y el tiempo doméstico,
la flexibilidad de los procesos económicos, que trae consigo una serie
de implicaciones como la alteración de la división técnica del trabajo, la
generación de nuevos modelos de especialización, que ha traído fuertes
impactos en el mercado laboral y específicamente en el empleo y con ello
la oposición entre el tiempo familiar y el tiempo laboral, la ausencia de
políticas de conciliación entre el tiempo laboral y el tiempo doméstico;
la disminución en las tasas de natalidad, el aumento de divorcios, la
presencia esporádica de los padres en el hogar, la consolidación de
nuevas tipologías de familia, la declinación de las bases de sustentación
de un modelo patriarcal de familia que se caracteriza por la autoridad
ejercida por el padre sobre la esposa y los hijos, agotamiento del
sistema de aportante único al hogar y cambio en la valoración de los
nuevos aportantes económicos de este (mujeres, jóvenes y niños), la
complejidad en las funciones familiares, la socialización temprana
de los hijos que se comparte cada vez más con otros agentes sociales
escuela, otros familiares, otros no familiares, según las posibilidades
económicas de los distintos estratos sociales y la presencia o no de
familias extensas (p. 33).
En esta medida se logran visualizar cambios familiares en la
estructura, en las funciones, en las formas, en los tipos y hasta en las
definiciones de lo que hoy se entiende por familia. Así mismo, Arriagada
(2001) también encontró que se han producido cambios substanciales
y una mayor complejidad en las funciones familiares, ya que estas,
a diferencia del pasado, no se realizan exclusivamente dentro de las
familias, es decir, la familia no monopoliza estas funciones.
Las funciones afectivas y de conyugalidad también se realizan y las
funciones de cuidado y socialización temprana de los hijos se comparten
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Luz Miriam Agudelo Gil
cada vez más con otros agentes socializadores, como la escuela, otros
familiares, otros no familiares, cuidadores, según las posibilidades
económicas de los distintos estratos sociales.
En las funciones de ocio, recreación y uso del tiempo libre, se
aprecia una búsqueda de patrones de recreación como individuos y
no como familia. Se ha ido produciendo una nueva definición de roles
conyugales, donde el principio de igualdad se manifiesta lentamente y
se relaciona con el aporte económico que realizan al hogar mujeres e
hijos. Se aprecian nuevas relaciones paterno-filiales, con aumento de
los derechos de los niños y pérdida de importancia de las relaciones
de jerarquía y de sumisión. Por la caída de la fecundidad, la tendencia
al hijo único llevaría al riesgo de una ausencia de relaciones entre
hermanos a futuro (p. 33).
Referido a la época, comenta Viveros (2009):
la Modernidad se ha caracterizado por un pensamiento racional, que
guía las formas de investigar y formular ideas, por la defensa de la
dignidad humana, la equidad, la igualdad de condiciones políticas,
la reflexión, la práctica de la ética, de los no autoritarismos, de la no
dependencia y la resistencia como una manera de buscar la realización
humana y la autodeterminación de todo sujeto, para llegar a lo que
Touraine llama un ciudadano (p. 4).
De igual forma, según Viveros (2009), el pensar y conceptualizar
teóricamente la investigación bajo la mirada de la Modernidad, implica
tener en cuenta postulados propios de esta, como lo es
que los hombres no son ajenos a lo económico, lo político o cultural,
por lo que cada uno está llamado a enfrentarse con las posturas de
sumisión a la cultura de masas y no quedarse en un repliegue sobre una
vida ensimismada (p. 7).
Lo que aplica a la vida personal, familiar y comunitaria, como
sujetos inmersos en redes de relaciones, que ofrece un diario vivir en
constante cambio y transmisión de saberes, lo que, a su vez, transforma
la concepción de familia y sus configuraciones.
14
Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
Es importante aclarar que en esta investigación, al hablar de familias
contemporáneas, se hace referencia a familias en la Posmodernidad y,
por consiguiente, es necesario precisar este concepto, puntualizar en
lo que se entiende por Modernidad. Pese a que no existe un consenso
respecto a una fecha en la cual surgió y, por consiguiente, se habla
más bien de una serie de procesos de transformación que se dieron
paulatinamente en las estructuras sociales, económicas y políticas, se
puede ubicar el inicio de la Modernidad a finales del siglo XVIII. A estos
cambios los precedió un fenómeno de gran importancia, como lo fue la
Ilustración, el cual impulsó la salida del oscurantismo predominante
en la Edad Media y propuso la razón como medio para solucionar toda
clase de problemas, incluso los sociales.
A nivel de la familia, en la Modernidad se presentaban situaciones
muy diferentes a las actuales. Según Parsons (1964), citado por Lamas
(2000),
en el mundo moderno el matrimonio y la familia funcionaban gracias
a la presencia de vínculos de apoyo entre hombres y mujeres, tanto
económicos como afectivos (…). En los vínculos se demuestra la
capacidad que tiene el hombre para el trabajo instrumental, entiéndase
público, productivo o gerencial, mientras que la mujer complementaba la
relación, gracias a su habilidad para manejar los aspectos relacionados
con la vida familiar y la crianza de los hijos (p. 3).
Concepción que dista de las condiciones del contexto actual, donde
cada vez es más común ver hombres dedicados a labores domésticas
y mujeres en el mundo laboral, y donde, tanto padres como madres,
han asumido un papel importante en la crianza de los hijos, en la
transmisión de valores y en la manifestación de afecto hacia ellos.
A pesar de las diferencias que se presentan por los contextos, tanto
hombres como mujeres se involucran en las tareas esenciales que
posibilitan la convivencia familiar y la crianza de los hijos.
Este planteamiento presenta un breve panorama de lo que fue la
Modernidad y, al tiempo, muestra la razón de las críticas hechas a este
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Luz Miriam Agudelo Gil
paradigma, ya que se queda corto en la comprensión de una realidad
tan compleja como la actual, donde se ponen en entredicho muchos
de sus principales postulados. A raíz de esta crítica, se abre paso un
nuevo concepto, el de Posmodernidad, que surge en el momento en que
se empiezan a cuestionar las certezas que prometía la Modernidad en
cuanto a orden, progreso, libertad y la supremacía de la razón. Dicho
de otro modo,
“La posmodernidad surge a partir del momento en que se empieza a tener
conciencia de que ya no es válido el proyecto moderno. Éste es el punto
de partida, no entenderíamos de manera adecuada la Posmodernidad
si no percibimos que está hecha de desencanto” (Rodríguez, 2006, p.
240).
La Posmodernidad surge con rasgos muy particulares, como la falta
de certezas, la búsqueda de la realización personal (por encima de la
transformación social), la obtención del placer a cualquier costo y el
individualismo, rasgos que han tenido consecuencias no sólo a nivel
social, sino también personal. Como sostiene Rodríguez (2000) en el
texto “Modernidad y Postmodernidad: la crisis de los paradigmas y
valores”:
Surge ahora la figura del individuo posmoderno, una figura
fragmentada, ya que rechazar la disciplina de la razón y dejarse guiar
sólo por el sentimiento, obedece a lógicas múltiples y contradictorias
entre sí. En lugar de un yo integrado, lo que aparece es la pluralidad de
personajes (p. 250).
Intentar describir el contexto contemporáneo resulta una tarea
colosal, ya que su complejidad desborda cualquier tipo de concepción
o teoría, los cambios vividos por la sociedad han alcanzado todas sus
esferas e instituciones. A propósito de ésta época, Quintero (2009a)
dice:
El orbe contemporáneo evidencia un choque de civilizaciones,
diálogo intercultural, trascendencia de lo global, exacerbación de
nacionalismos, de migraciones, exilios y desplazamiento forzado. En
un contexto creciente de urgencias prácticas, de conflictos sociales y
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Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
catástrofes ecológicas, económicas y políticas, los diferentes actores
sociales adquieren posiciones que remozan las tensiones clásicas, a la
vez que plantean problemas inéditos, frente a los cuales el despliegue de
la lógica cartesiana, simbolizada en el desarrollo acelerado, desigual e
inequitativo de la ciencia y la tecnología, requiere otros dispositivos de
comprensión y abordaje (p. 308).
Respecto al construccionismo social, a finales del siglo XX se
fortalece esta epistemología, haciendo lo mismo con las ciencias
sociales y la Terapia Familiar. Según Estrada y Agudelo (2012)
Kenneth Gergen es considerado uno de los padres del construccionismo
social. Sostiene que la capacidad de las Ciencias Sociales para dar
respuesta a los desafíos que plantea la crisis de la modernidad, implica
el reconocimiento de que la realidad es descrita por medio de lenguajes
que se refieren a perspectivas del mundo (p. 33).
Los pilares teóricos del construccionismo que diferentes autores
destacan y que sustentan la presente investigación, buscando
comprender las realidades familiares desde los postulados esenciales
de esta epistemología, tienen que ver con construcción, deconstrucción,
democratización y reconstrucción. Es el reconocimiento de que todo
ocurre en las interacciones sociales y por medio del lenguaje.
Al situar el interés investigativo en las realidades contemporáneas
de la familia, esta forma de pensamiento posmoderno contribuye en
la comprensión de aquellas particularidades que surgen dentro de
las interacciones de los miembros de las familias y que, por procesos
comunicativos, construyen su realidad permeada por el entorno social,
cuyas relaciones se tejen en un mundo de símbolos y significados, y
hacen de la vida familiar un complejo entramado que ofrece renovados
matices en el presente. Trasegando por lo conceptual, para Jelin (1998),
en su libro Pan y afecto: la transformación de las familias:
El concepto de familia parte de un substrato biológico ligado a la
sexualidad y la procreación. La familia es una institución social
que regula, canaliza y le confiere significado social y cultural a las
necesidades e igualmente comprende la convivencia cotidiana que se
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Luz Miriam Agudelo Gil
expresa en la idea del hogar, incluyendo una economía compartida,
una domesticidad colectiva y el sustento cotidiano, todos unidos a la
sexualidad legítima y a la procreación.
Distintas sociedades con organización sociopolítica y estructuras
productivas diversas, han ido conformando organizaciones familiares y
de parentesco muy variadas; además, la familia es una institución social
creada y conformada por hombres y mujeres en su accionar cotidiano
individual y colectivo. Su universalidad reside en funciones y tareas que
deben ser realizadas en toda sociedad, en el cómo y por quién las lleva
a cabo. Las formas de organización de los agentes sociales, los entornos
y las formas de las familias son múltiples y variables, y esa viabilidad
no es azarosa ni se encuentra puramente ligada a diferencias culturales.
Así mismo esto incluye que procesos de cambio social, económico,
tecnológico y político forman parte de las transformaciones en las
familias (p. 15).
Por ello, la familia, como institución, cumple una función social de
transmisión de valores éticos-culturales, e igualmente juega un decisivo
papel en el desarrollo psicosocial de sus integrantes. Como bien se ha
reconocido, la familia es una instancia mediadora entre el individuo
y la sociedad; es el escenario privilegiado en donde se lleva a cabo el
desarrollo de la identidad y el proceso de socialización del individuo.
Según lo planteado en el Diccionario especializado de familia y
género, de Quintero (2007),
La familia es entendida como un sistema social, que está conformado
por tres subsistemas básicos: fraterno, conyugal, parento-filial, que a su
vez están interrelacionados con el suprasistema (inmediato, vecindario,
la comunidad, el trabajo y lejano, la sociedad como un todo); es la única
unidad social vinculada con los demás sistemas. Lo que ocurre a un
miembro repercute en los demás y viceversa (p. 59).
La estructura familiar, siguiendo los planteamientos de Quintero
(2007), se entiende como
La organización interna de las relaciones, los patrones y las reglas
del grupo familiar; se evidencia en los diversos subsistemas que la
componen, posibilitando así las interacciones permanentes entre los
18
Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
diferentes miembros, a partir de pautas, reglas, costumbres, límites,
entre otros. Rige el funcionamiento individual y familiar, define su
conducta, facilita su interacción recíproca, permite realizar sus tareas
esenciales, apoya el desarrollo afectivo y evolutivo de sus miembros y
les proporciona un sentimiento de pertenencia.
Está configurada alrededor de los cambios sociales, en renovación y
contextualización permanentes de las pautas transaccionales que han
operado a lo largo de la historia de la sociedad y de la familia. Es dinámica
y está determinada por un tiempo y un espacio específicos. Sus elementos
constitutivos son: el parentesco, la edad, el sexo de los integrantes y
el vínculo de la pareja; esto imprime una singularidad propia a cada
familia y establece la identidad de género y los subsistemas con sus
respectivas fronteras, jerarquías e interdependencias, facilitando así
las relaciones interpersonales y con los contextos significativos (p. 57).
Con respecto a la estructura del sistema familiar, Aylwin y Solar
(2004) plantean que “un sistema debe tener una estructura tanto para
sobrevivir como para cumplir sus metas y funciones. Como en todos los
sistemas sociales, la estructura de la familia es la organización de las
relaciones entre sus pares” (p. 109).
Minuchin (1982), citado por Aylwin y Solar (2002), aduce que
“esta estructura puede conceptualizarse como las relaciones entre
los diversos subsistemas familiares, que configuran un conjunto
invisible de demandas funcionales que organizan los modos en que
interactúan los miembros de una familia” (p. 109). Identifica además
tres subsistemas clásicos: subsistema conyugal, subsistema parental,
subsistema fraterno, planteando que “las familias pueden tener
múltiples subsistemas fuera de estos por ejemplo: sexo, intereses,
edades o funciones” (Minuchin, 1982, citado por Aylwin y Solar, 2002,
p. 109).
Las funciones y los roles se mostraban, hasta hace algunos años,
culturalmente definidos; sin embargo, no se puede desconocer que
este es otro de los aspectos del sistema familiar que ha sufrido
transformaciones, sin dejar de ser la familia el espacio de socialización
y protección por excelencia. Actualmente, las familias buscan, a través
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Luz Miriam Agudelo Gil
de los recursos con los que cuentan, cumplir estas funciones, aunque
esto signifique buscar alternativas y estrategias que anteriormente
serían impensables, como dejar los hijos al cuidado de otras personas,
en la escuela o guardería, llevarlos al lugar de trabajo, entre otras, es
decir, que estas funciones se comparten con agentes externos al grupo
familiar. Para Sunkel (2006)
Las familias se encuentran navegando en un territorio incierto
donde, por una parte, existe la expectativa que las madres asuman
la responsabilidad principal por los cuidados del hogar y, por otro
lado, que todos los adultos participen en el mercado laboral. Pero
mientras se ha ampliado el acceso de la mujer al trabajo remunerado,
lo que consume tiempo que tradicionalmente ella dedicaba a cubrir las
responsabilidades familiares, no se ha producido un cambio equivalente
en la redistribución del tiempo que los hombres dedican al trabajo y al
hogar. Así, en diversos tipos de arreglos familiares los padres intentan
buscar soluciones privadas al problema: “¿Quién cuida a los hijo/as
si ambos trabajamos por ingresos?” Las soluciones privadas a este
problema están generando a su vez nuevos problemas relacionados con
el costo y la calidad de cuidados no parentales de los hijos/as pequeños
(p. 11).
En este sentido, el enfoque sistémico aporta a la explicación del
funcionamiento de la familia, a pesar de la complejidad del sistema
familiar, teniendo en cuenta que está inmersa en un entorno social
(cultura) cambiante y resaltando la importancia de la relación que
se genera con este, de una forma holística e integral, que permite
comprender que la naturaleza de las partes y las propiedades de estas
pueden afectar, de alguna manera, las propiedades del todo y viceversa.
Razón por la cual las familias, en la actualidad, se enmarcan en un
campo de análisis de preferencia para los investigadores, gracias a sus
diversas y cambiantes estructuras.
La investigación tuvo como categoría central el concepto de Familia
y como categorías de análisis la Estructura Familiar, Autoridad y poder
y Sistema de creencias. Además de ello, como categoría reflexiva se
abordó la Terapia Familiar y los desafíos, a la luz de los principales
20
Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
análisis. En este artículo solo se retomarán los hallazgos desde los
roles y las funciones esencialmente, aunque si se hace necesario se
relacionarán con los otros asuntos. Vale la pena anotar que fue una
investigación cualitativa, desarrollada desde el paradigma comprensivo
interpretativo y tuvo un nivel descriptivo. Igualmente se soportó en las
rigurosas condiciones éticas que debe guiar toda investigación.
Conversando con las familias…algunos hallazgos.
Luego de que se conversa con las familias y se puede reflexionar
sobre los hallazgos, se concluye que el contexto avanza hacia una
recomposición familiar ante la permanencia de la familia nuclear, a
pesar de los predictores de su extinción, como es el caso de las diez
familias entrevistadas. El vínculo matrimonial refiere que aún hay
interés por el matrimonio bajo el ritual católico, pero las uniones libres
logran mantenerse en el tiempo, con el fin de garantizar el núcleo
familiar.
Partiendo de esta investigación, se puede afirmar que las familias
nucleares, en nuestro contexto, contra todo pronóstico, permanecen.
Desde las familias entrevistadas, la intención es mantenerse como
familia nuclear, luchar y esforzarse por ello, con convicción. Las
diferentes amenazas sentidas por ellas referidas al entorno, les hacen
definir solamente la posibilidad de tener y dedicar la crianza a un solo
hijo. Apareció en las familias la posibilidad de adquirir mascotas como
opción más viable en tanto lo económico, la crianza y el acompañamiento
que pueden ofrecer ellas a los hijos únicos y a la pareja, siendo posible
verlos como un miembro más de la familia. Consideran que las
condiciones socioeconómicas del presente no garantizan la posibilidad
de tener más de un hijo.
Se encuentran unos padres que se debaten en unos roles y
unas funciones cuyas construcciones y deconstrucciones, en la
contemporaneidad, les exigen replantearse algunas características
aprendidas de sus familias de origen e innovar en su familia actual,
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Luz Miriam Agudelo Gil
destacándose algunas estrategias que se desarrollan para hacer posible
la maternidad y la paternidad en contextos cambiantes, e igualmente la
función económica, protectora y socializadora en entornos diferentes
al ayer. Resulta posible, en estas familias, hablar de roles compartidos,
pero casi siempre pertenecen a la intimidad, no se comentan con otros.
La mujer, ahora presente en otros espacios, no sólo en la familia,
sino también en la sociedad al tener un amplio acceso a la educación
y al mundo laboral, tiene también en dicho ámbito familiar otras
condiciones. En este panorama, las familias, en su dinámica de cambio,
se reorganizan y presentan en el campo de las estadísticas variaciones
significativas a nivel de las tipologías, que las hacen hoy predominantes
y mañana tendientes a desaparecer.
La contemporaneidad lleva a la familia a debatirse entre la idea de
permanecer y las tensiones que deben afrontar ante las presiones de
los tiempos que requiere la vida familiar. Aparece, de esta forma, la
angustia en los padres con respecto al tiempo de dedicación a la familia,
ante la cual van construyendo respuestas, quizá aprendidas desde
otros que viven situaciones similares, que tiene que ver con la dualidad
calidad-cantidad. Así las cosas, el pensar con las parejas sobre las
implicaciones en los roles y las funciones llevó a la necesaria reflexión
sobre los cambios que se han dado de ayer a hoy, la incertidumbre que
los acompaña, al ver una generación en sus hijos que los reta día a día.
Definir los roles compartidos permitió observar que ello no es fácil, pero
se intenta y cada familia se esfuerza, dada la marca cultural, en tanto
se estipulan diferencias por género, que no permiten intercambios,
apoyos, acuerdos, negociaciones.
Relacionado con lo anterior, la autoridad y el poder, inicialmente,
se plantean compartidos, pero al profundizar se encuentra que la
proveeduría económica sigue siendo determinante en quien asume
la autoridad en la familia, y se le reconoce como tal, en tanto es el
responsable y se compromete con la obligación, términos así definidos
desde las familias. Otro asunto es que cada uno es autoridad en lo
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Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
que debe saber o hacer mejor: esto es relacionado con las funciones,
llamando la atención en que, a algunas mujeres, se les reconoce la
autoridad en todo lo referido a lo familiar y a lo doméstico.
Al discernir entonces como el asunto de la autoridad y del poder
pueden ser diferentes en la cotidianidad de la experiencia familiar, el
total de las familias radica el poder en la figura materna sin lugar a
discusión.
Según Maldonado y Micolta (2003):
Concluyendo planteamos que las representaciones sociales y las
prácticas de la autoridad en la última mitad del siglo XX se caracterizan
por el dominio de una visión democrática que sirve como paradigma
para evaluar y construir formas de relaciones privadas y públicas. En
las relaciones privadas como las paterno/materno-filiales, la autoridad
democrática es una idea en construcción, una práctica que se pone a
prueba y en la que se dan renovaciones sucesivas que retoman parte de
la tradición. En este proceso se presentan conflictos, rupturas radicales
con respecto a las formas autoritarias del pasado y fisuras no resueltas
en la mentalidad de los padres y madres de hoy, quienes viven en un
mundo globalizado, complejo y diverso y en una sociedad democrática
que también está sujeta al cuestionamiento y a la renovación y
superación de sus debilidad (p. 47)
Es entonces un hallazgo significativo en la investigación la unidad
de criterios en las familias a la hora de reconocer qué es la madre
quién tiene el poder en la Familia. Se requirió precisar al detalle qué
se puede entender por poder, y aunque en algunos casos se refirió ello
exclusivamente en lo doméstico, las conversaciones llevaron a concluir
que se extiende a otras áreas de la vida familiar, reconociéndole
capacidad administrativa, afectiva y organizativa para lograr que la
familia esté en armonía.
Las parejas entrevistadas recordaron que se han olvidado de serlo.
Fue una constante la reflexión, en la mayoría de las parejas, de que
las funciones parentales absorbían su interés y que, en momentos
de conflictos, se daban cuenta de que algunos asuntos no estaban ni
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Luz Miriam Agudelo Gil
hablados, ni resueltos, ni acordados, y que estaban atravesados por
distanciamientos en lo relacional, aunque se sienten confiados algunos
de ellos en la parte afectiva.
El ciclo vital de la etapa escolar es un reto constante en la dinámica
interna de las familias estudiadas: sitúa una reacomodación a nuevas
tareas y retos que implican situaciones nuevas para ambos y que, en
muchos casos, siguen siendo inscritas a la madre por considerarlo
parte de su rol. Teniendo en cuenta las características de las madres
entrevistadas, las situaciones desbordan sus posibilidades en tiempo, y
aumentan el estrés, que luego buscan resolver con el apoyo del padre,
quienes a su vez se han ido vinculando, de manera más decidida, con el
acompañamiento escolar y los cambios que el niño va presentando en
esta nueva etapa de su vida.
Desde la perspectiva de las familias entrevistadas, existen variadas
estrategias para lograr mantener a la familia integrada, a pesar de
sentir la presión del tiempo por las ocupaciones que cada miembro de
la pareja, por lo general, asume. Se ven involucrados otros miembros
de las familias de origen, pero prevalece la búsqueda de ser ellos
quienes resuelvan los asuntos de cuidado, crianza y protección de los
hijos. No logran ni siquiera pensar en la posibilidad de que la familia se
desintegre o cambie de tipología.
Se configuran importantes tendencias desde las familias, que
permiten hablar de asuntos concretos como la constitución de la pareja
y las posibilidades que tienen hoy de serlo. Se perciben diferentes
significados, intereses y expectativas al configurar una pareja, las
cuales a veces habitan en ambos de manera similar; en otras hay
distancias importantes que aparecen en el camino de la convivencia y
pueden facilitar o entorpecer los procesos.
Las realidades familiares en la contemporaneidad presentan
contingencias en la estructura, que fluctúan entre el reconocimiento
por parte de ellas y el desconocimiento de asuntos que pasan, pero
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Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
aún no se han tramitado. Las familias están en un permanente deseo
de ser precisamente eso: familia, pero son conscientes de los riesgos,
amenazas y vicisitudes provenientes de afuera, y a veces de ellas
mismas, construidas en el afán de cumplir, sacrificando otros aspectos
que aparecen y preocupan. Ellas mismas logran generar espacios para
conversar sobre esto, a veces con explicaciones, otras veces sin ellas,
pero conversan, en la mayoría de casos vistos hay una comunicación
con otros matices, así como la afectividad más expresa, se convierte
en soporte para las salidas a esas circunstancias cambiantes que
quieren a su favor, fortaleciéndolos. Los giros externos e internos de la
familia, entonces, se constituyen en los desafíos de época que deben ser
comprendidos multidisciplinariamente.
A modo de conclusiones
Partiendo de esta investigación, se puede afirmar que las familias
nucleares en nuestro contexto, existen, están ahí y hacen esfuerzos
por mantenerse. Las estadísticas nombran un promedio reducido de
miembros que componen familias, se reportan, según el DANE (2011)
un promedio de personas por hogar de 3.6, inferior al año anterior.
Algunas parejas expresan que es importante considerar la posibilidad
de tener por lo menos dos hijos, pues subyace el temor por los hijos
únicos, por su soledad y la de los padres en un futuro, e igualmente no
descartan otras vías de advenimiento de los hijos, sobre todo en casos
donde son factores biológicos los que interviene en la decisión de un
solo hijo. Pero es definitivo el asocio de factores socioeconómicos en la
decisión de sostenerse con un hijo en la mayoría de ellas.
Las familias contemporáneas que tienen una figura paterna y
materna dentro del espacio de la convivencia, se debaten en cerrar la
amplia brecha, culturalmente establecida, a nivel de roles y funciones.
Construyen la posibilidad de compartirlos, sin descartar la relación con
los aprendizajes obtenidos en las familias de origen de ambos, donde
la influencia del sistema de creencias tiene un peso no suficientemente
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Luz Miriam Agudelo Gil
calculado. Igualmente se destaca la urgencia por compartir esos roles
y esas funciones, dadas las condiciones apremiantes de los tiempos
laborales y domésticos que ahogan las intenciones del debido ejercicio
de los roles parentales. Pero emergen las dudas frente a lo que puedan
afectar a otras personas, los principios que rigen las prácticas de crianza
en los padres contemporáneos.
Las iniciativas investigativas, en este orden, permitirán que
multidisciplinariamente se planteen alternativas de abordaje y
acompañamiento, consecuentes con las necesidades de la época,
propias de las familias, apoyándolas en las necesarias reflexiones que
se deben hacer sobre los retos y los cambios que se les plantean a todos
y cada uno de los integrantes del grupo humano más trascendente: la
familia.
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Katharsis
Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias...
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Finales para Aluna: unUniversitaria
caso de neoindigenismo
literario en Colombia
Katharsis–Institución
de Envigado
Finales para Aluna: un caso de
neoindigenismo literario en Colombia
Finals for Aluna: a case of literary neo-indigenism in Colombia
Juan Carlos Orrego Arismendi*
Resumen
En el contexto de la crítica literaria latinoamericana, la categoría de neoindigenismo
designa las obras que reúnen una serie de rasgos especiales: plasmación de
cosmovisiones nativas, intensificación lírica, comprensión amplia del problema
indígena y enriquecimiento de los recursos narrativos. Aunque ese paradigma haya
sido establecido hace varias décadas, ha sido usado de modo marginal en el estudio
de la novela colombiana, al punto de sugerir la inexistencia de ese tipo de literatura.
Sin embargo, el examen detenido de una novela de reciente publicación, Finales para
Aluna (2013) del escritor bogotano Selnich Vivas Hurtado, muestra que en el país hay
materia para esa clase de aplicaciones críticas y que ese tipo de novelas, de hecho,
alcanzan a ser representativas de la corriente neoindigenista latinoamericana.
Palabras clave: Novela colombiana, indios en la literatura, neoindigenismo,
cosmovisión, Selnich Vivas Hurtado.
Abstract
In the context of Latin American literary criticism, the neo-indigenism category
designates the works that meet a number of special features: depiction of Native
worldviews, lyrical intensification, broad understanding of the Indian problem and
enrichment of the narrative resources. Although this paradigm has been established
some decades ago, it has been marginally used in the study of Colombian novel, to
the point of suggesting the absence of such literature. However, careful examination
of a novel recently published called “Finales para Aluna” (Finals for Aluna) (2013) by
writer Selnich Vivas Hurtado from Bogotá, shows that the country has what is needed
for that kind of critical applications and that kind of novels, in fact, it manages to be
representative of the Latin American neo-indigenist current.
*
Grupo de Investigación y Gestión sobre Patrimonio. Departamento de Antropología,
Universidad de Antioquia. [email protected]
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Juan Carlos Orrego Arismendi
Keywords: Colombian novel, Indians in literature, neo-indigenism, worldview,
Selnich Vivas Hurtado.
El neoindigenismo literario
En 1971, el peruano Tomás Escajadillo introdujo el término
neoidigenismo en el estudio crítico de la literatura de tema indígena;
lo hizo en la tesis doctoral que presentó en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, en Lima, con el título La narrativa indigenista:
un planteamiento y ocho incisiones. Sin embargo, como no fuera en
varios artículos publicados en los años setenta y ochenta, el concepto
apenas vino a tener una amplia difusión entre lectores y público general
en 1994, cuando la tesis de Escajadillo dio pie al libro La narrativa
indigenista peruana, amparado por el sello limeño Amaru y prologado
por Antonio Cornejo Polar.
Para Escajadillo, una vez sucedidos los respectivos clímax del
indianismo y el indigenismo en la literatura de tema indígena ―esto
es, el auge decimonónico de la novela histórica sobre el indio, de
sesgo claramente cristianizante, y la corriente de realismo social que
al menos desde la tercera década del siglo xx quiso reivindicar al
nativo― comenzó a manifestarse un conjunto de rasgos que supusieron
una clara renovación de esas subespecies literarias, por más que ello
no significara el abandono de los propósitos éticos y políticos del
indigenismo. De acuerdo con el crítico, esas nuevas características
son cuatro: “a) La utilización, en forma plena, de las posibilidades
artísticas que ofrece el ‘realismo mágico’ o lo ‘real maravilloso’ para
la develación de zonas antes inéditas del universo mítico del hombre
andino” (Escajadillo, 1994, p. 55); “b) La intensificación del lirismo
en la narrativa” (Escajadillo, 1994, p. 58); c) “La ‘ampliación’ del
tratamiento del ‘problema’ o ‘tema’ indígena, de manera que […] ya no
se restrinja […] a ser la visión desde un punto de vista racial (el indio),
laboral (el campesino; el obrero minero), o ‘zonal’ (el habitante andino)”
(Escajadillo, 1994, p. 64); y d) “la ‘transformación’ (complejización) del
30
Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
arsenal de recursos técnicos de una narrativa de ‘temática indígena’”
(Escajadillo, 1994, p. 74).
No es gratuito que el primero de los rasgos enunciados por Escajadillo
tenga que ver con la incursión de la literatura en la cosmovisión, la cual ya
no se entenderá como un aspecto de la vida indígena externo al narrador
y los protagonistas, o mejor, algo “‘distinto’ de la realidad” que solo se
invoca ritualmente en circunstancias especiales, sino que será asumida
como un componente natural y siempre presente de la mirada nativa;
una perspectiva que se revela, por ejemplo, en el hecho de que Ernesto
―el protagonista de Los ríos profundos (1958), emblemática novela de
José María Arguedas―, percibe que las piedras del Cuzco “se mueven y
hablan” (Escajadillo, 1994, p. 55-56). De esa manera, Escajadillo logra
delimitar de modo radical el indigenismo y el neoindigenismo, habida
cuenta de que la primera corriente, inspirada en la reflexión adelantada
por José Carlos Mariátegui en los 7 Ensayos de interpretación de la
realidad peruana (1928), se había concentrado en la reivindicación de
las condiciones materiales de la vida nativa. Efectivamente, Mariátegui
no solo establece que la única reivindicación plausible del indio es de
carácter económico ―la restitución de la tierra ancestral, usurpada
desde la Conquista, para que él pueda explotarla según los modos
tradicionales―, sino que tiene para sí que, del Tawantinsuyu, ha
sobrevivido esencialmente el hombre indígena ―el “material biológico”
(Mariátegui, 1971, p. 35, 336)― antes que la civilización propiamente
dicha.1 Es evidente lo mucho que va entre esta valoración materialista
1
En ese sentido, es forzoso hacer justicia a Manuel González Prada, quien en su temprano
ensayo “Nuestros indios” ―escrito en 1904― advierte que el problema indígena debe ser
encarado como un asunto económico y amarrado a una materialidad humana desligada
ya de los esplendores del pasado; escribe allí el famoso anarquista limeño: “La cuestión
del indio, más que pedagógica, es económica, es social. ¿Cómo resolverla? No hace mucho
que un alemán concibió la idea de restaurar el Imperio de los Incas: aprendió el quechua,
se introdujo en las indiadas del Cuzco, empezó a granjearse partidarios, y tal vez habría
intentado una sublevación, si la muerte no le hubiera sorprendido al regreso de un viaje
por Europa. Pero ¿cabe hoy semejante restauración? Al intentarla, al querer realizarla, no
se obtendría más que el empequeñecido remedo de una grandeza pasada” (González, 1972,
p. 189-190). Mariátegui (1971) bebe directamente de esa fuente.
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Juan Carlos Orrego Arismendi
y el interés de Escajadillo por los elementos del imaginario que, en sus
términos, definen la manifestación neoindigenista de la literatura.
Antonio Cornejo Polar, en su canónico trabajo Literatura y
sociedad en el Perú: la novela indigenista (1980), adelanta una
reflexión que relativiza ―o más exactamente descarta― la categoría
del neoindigenismo. Para este crítico, el indigenismo abarca toda la
literatura de tema indígena, prefigurada en las crónicas de Indias y
manifestada de modo continuo desde el romanticismo decimonónico. Se
trataría, en esencia, de un largo proceso estético en el que se ha tomado
conciencia de la diferencia social y cultural “entre el universo indígena
y el universo desde el cual el indigenismo es producido” (Cornejo,
2005, p. 35). En el camino seguido en pos de esa toma de conciencia,
el indigenismo habría reivindicado diversos aspectos del universo
indígena: durante el romanticismo, la historia; en el modernismo, el
esplendor imperial (en el caso peruano, el del Incario); y en el siglo xx
cobrarían relieve elementos como la sicología nativa, las estructuras
sociales de las comunidades andinas y la acción revolucionaria. Pero
el punto de vista que más aleja la posición de Cornejo (2005) de la de
Escajadillo (1994) es la convicción del primero en el sentido de que,
cuando se noveliza la vida del indio, se incorpora necesariamente la
experiencia mítica; en sus palabras:
Parece indudable que el tiempo mítico no puede generar una construcción
propiamente novelesca, que como se ha visto requiere de la historia, y en
este sentido el indigenismo se ve forzado a modificar el referente para
incorporar una forma de conciencia que le es ajena: la novela indigenista
debe, por así decirlo, historificar el mito (Cornejo, 2005, p. 62).
Así, al no verificarse una irrupción del mito en una tradición que
siempre lo ha incluido, no resultaría plausible demarcar un momento
neoindigenista.
Con todo y las reservas de Cornejo Polar, la categoría del
neoindigenismo ha prevalecido en el nuevo siglo. En uno de los más
recientes balances de la crítica de la literatura de tema indígena, “Tercer
32
Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
avatar del indigenismo literario” (2004), Julio Rodríguez-Luis retoma
la serie indianismo, indigenismo y neoindigenismo propuesta por
Escajadillo, y define la última corriente como un “enfoque ‘interiorista’”
que, además de la “realidad social”, reproduce el “universo” (RodríguezLuis, 2004, p. 133) del nativo. De hecho, Rodríguez-Luis (2004)
continúa el proyecto de Escajadillo de reconstruir, por medio de la
serie de categorías críticas, el gesto in crescendo hacia la conquista de
la mente nativa, pues, a su juicio, el neoindigenismo habría dado pie al
testimonio indígena novelizado; un testimonio que “escapa de la sujeción
a las convenciones que exige el desarrollo de una narración novelística,
y también de la necesidad de la denuncia política como consustancial
a su existencia” (p. 138). De ser un pagano con ornamentos exóticos en
el indianismo, el personaje indígena en la narrativa latinoamericana
habría devenido, en nuestros días, en un trasunto de la palabra indígena
recogida directamente por escritores-etnógrafos.
La categoría neoindigenismo en el estudio de la novela
colombiana
En el estudio de la novela de tema indígena producida en Colombia,
no se ha trabajado con detenimiento en torno de la categoría del
neoindigenismo, desestimándose así su utilidad a la hora de hacer
visibles los rasgos distintivos de las obras y de establecer su contexto
estético. Cuando se ha hecho, ello ha sido de modo apenas superficial,
a diferencia de lo que sí ha ocurrido con las nociones de indianismo
e indigenismo, la primera aplicada con propiedad en un estudio de
McGrady (1962) y la segunda invocada por Ayala (1984), Gómez (2010)
y Orrego (2012a) de modo coherente con las reflexiones de Mariátegui
(1971) y Escajadillo (1994).2
2
Debe anotarse que estudios como los de Wade y Archer (1950) y Curcio (1975), por más que
se interesen explícitamente en novelas colombianas de tema indígena, siguen una tradición conceptual ajena a la señalada por Mariátegui (1971) y Escajadillo (1994), y prefieren
etiquetar como indianistas a las novelas que pretenden reivindicar al indio en el siglo xx. Al
proceder de ese modo, dichos críticos parecen seguir una recomendación de la académica portorriqueña Concha Meléndez, quien desdeña el concepto de indigenismo usado por
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Juan Carlos Orrego Arismendi
Es muy significativo que Gómez (2000), en un ensayo sobre la
novela colombiana de tema indígena que recoge la caracterización del
neoindigenismo establecida por Escajadillo (1994) ―aunque por medio
de un trabajo de Cornejo (2005)―, declare que no hubo corriente
neoindigenista en el país y, en consecuencia, no enmarque en su
ámbito novelas como Jepira (1989) de José Soto, Los abuelos de cara
blanca (1991) de Manuel Mejía Vallejo y El gran jaguar (1991) y Los
ojos del cielo (1993) de Bernardo Valderrama Andrade, obras basadas
en reconstrucciones etnohistóricas y elementos de la cosmovisión
amerindia y comentadas con una intención apenas descriptiva por el
mismo Gómez (2000). Del mismo año es un artículo de Juan Moreno
Blanco, quien, tras establecer que las prácticas lingüísticas wayúu
influyeron en la formación cultural de Gabriel García Márquez,
establece que en la obra del Nobel colombiano tiene asiento una
“presencia amerindia” (Moreno, 2000, p. 16). Pero en ningún lugar
de esa revisión de elementos de la cosmovisión wayúu se hace alguna
referencia al neoindigenismo latinoamericano.
El autor de estas líneas ha examinado la representación del mito y
el pensamiento indígenas en varias novelas colombianas. En uno de
ellos (Orrego, 2012b), si bien se invoca la noción del neoindigenismo
para enmarcar tres novelas en que se plasman sendas versiones del
mito de origen de Cusco (Azote de sapo [1975] de Eduardo Caballero
Calderón, Los dioses descienden al atardecer [1990] de Rafael de J.
Henríquez y El País de la Canela [2008] de William Ospina), ello solo
ocurre de modo muy general, y se enfatiza en la función narrativa de un
mito presuntamente nativo que es, sobre todo, alegoría de una visión
occidental; de hecho, es la categoría de novela quintocentenarista, antes
que neoindigenista, la que termina imponiéndose en el análisis.3 En el
Mariátegui y sugiere no abandonar, en todos los casos de novela de tema indígena, el de
indianismo, llamando a la novela realista del siglo xx “novela indianista de reivindicación
social” (Meléndez, 1934, p. 9, 171).
3
34
La categoría de novela quintocentenarista se apoya, sobre todo, en trabajos como los de
Menton (1993) y Pizarro (2010), para quienes el auge contemporáneo de los documentos
históricos en el proceso de la ficción latinoamericana ―un auge que tendría como acicate,
Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
otro trabajo (Orrego, 2013), el análisis de dos novelas de Francisco Leal
Quevedo (El mordisco de la media noche [2010] y Los hijos del viento:
una aventura nukak [2012]) alude fugazmente al neoindigenismo,
categoría que la reflexión desestima para concentrarse en el fenómeno
discursivo del testimonio indígena transcrito por etnógrafos; práctica
que ha prohijado, a su sombra, la presentación de no pocos prejuicios
occidentales como si se tratara de elementos genuinos de la cosmovisión
indígena.
Lo anterior deja claro que, si bien la categoría que interesa a este
artículo ha sido explicitada en la crítica de la novela colombiana
de tema indígena, y si bien ―igualmente― en varios estudios se ha
tenido conciencia de la presencia determinante de elementos de
las cosmovisiones ancestrales en varias obras narrativas, no se ha
emprendido un examen directo de los elementos del neoindigenismo
en un corpus de novelas colombianas o al menos en alguna de ellas. Ese
ejercicio, de haber sido realizado, permitiría una mayor visibilidad de
la novela de tema indígena escrita en el país en los últimos años, de la
cual puede presumirse, con toda legitimidad, que su proceso histórico
y su abundancia no son radicalmente distintos de los verificados por la
crítica continental en los demás países andinos. Finales para Aluna,
una novela de reciente publicación, sirve la oportunidad de aportar a
esa tarea crítica y, en consecuencia, de probar la representatividad del
neoindigenismo colombiano.
Finales para Aluna
Finales para Aluna (2013) es la segunda novela del escritor y
académico bogotano Selnich Vivas Hurtado (nacido en 1971), también
autor de Para que se prolonguen tus días (1998), así como de varios
en buena parte, la celebración del quinto centenario del Descubrimiento de América― se
habría resuelto en una deliberada reescritura y reinterpretación de las crónicas de Indias.
En esa medida, es claro que lo que más interesa a esos críticos son las inclusiones de imágenes de la cosmovisión occidental de otros siglos, y no tanto de retazos autóctonos de la
cosmovisión amerindia.
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Juan Carlos Orrego Arismendi
poemarios y un número importante de artículos sobre las relaciones
entre la narrativa germánica y las culturas amerindias, y sobre la
violencia epistémica ejercida por el racionalismo occidental sobre las
formas del conocimiento indígena.
El argumento de Finales para Aluna gira en torno de la desaparición,
en la ciudad de Freiburg (Alemania), de la mestiza indigenista Rita Feind
―quien en el contexto de su militancia usa los nombres de Sveta Aluna
y Nɨmairango―, descuartizada por celos por Barbara Ehinger, una de
sus amantes, quien ha conservado apenas el scalp (cuero cabelludo) de
la víctima a modo de reliquia o trofeo. Sin embargo, la desaparición
es denunciada por la misma victimaria ―Rectora de la Universidad
de Freiburg― y sus asistentas en los términos de un secuestro, el cual
tendría como propósito acallar la actividad política de Sveta Aluna,
abierta opositora de las prácticas económicas capitalistas y defensora
del derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas, en especial
el de los kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta y los mɨnɨka, de
la Amazonia colombiana, con los que ella ha tenido especial cercanía.
Un grupo de mujeres ―en la novela todas lo son― protagoniza una
movilización de protesta para exigir la liberación de la indigenista,
y uno de sus actos decisivos es tomarse la Catedral de Freiburg para
realizar una minga, con la idea de efectuar, por medio de la palabra
ancestral, un acto de pagamento a cambio de la reaparición de Aluna
y de la restauración de cierta armonía cósmica. La fuerza de esa
manifestación indigenista y feminista hace que, al descubrir la canciller
Angela Merkel que Aluna ha sido realmente asesinada, condescienda
a que una joven vietnamita la suplante y participe en la farsa de su
liberación. Así, la mestiza descuartizada acaba cediendo el lugar a una
figura representativa y emblemática de sí misma, que no es otra cosa
que la afirmación de lo nativo contra la colonización. Al presentarse en
público con el scalp de la desaparecida, la nueva Sveta Aluna dice haber
estado en la selva amazónica y revela haber comprendido, en el acto
de sembrar la yuca en comunidad, que es parte de un tejido de seres
humanos en conexión planetaria.
36
Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
Entre los elementos que deja ver este esbozo argumental de la
novela se destaca, de entrada, la complejidad de su discurso político,
toda vez que la apelación al indigenismo —Sveta Aluna milita en esa
corriente, además de que la movilización de quienes piden su libertad
asume la forma de un rito amerindio—, se da simultáneamente con una
manifestación feminista, materializada muy significativamente en el
hecho de que todos los personajes de la obra sean femeninos. También
llama la atención la complejidad cultural implícita en la articulación de
hechos y espacio, pues un conjunto de prácticas fuertemente amarradas
a la cosmovisión mɨnɨka tiene lugar en un espacio capital del catolicismo
alemán, la catedral del Freiburg. A estos aspectos debe agregarse un
hecho formal, no visible en la síntesis argumental: que la narración, en
su mayor parte emanada desde la perspectiva de Barbara Ehinger, se da
en tiempo futuro: “Cuando vengas a decirme que tu Sveta realmente ha
desaparecido y que si no hacemos algo para encontrarla correrá peligro
de muerte, yo seré la única sabedora de que ha dejado de existir” (Vivas,
2013, p. 13). Así rezan las primeras líneas de la novela, y esa misma
conjugación se mantiene en las cortas secciones que hacen las veces
de capítulos, con excepción de un discurso público con que Barbara
Ehinger contextualiza políticamente la desaparición de Aluna y pide
su libertad, dos correos electrónicos intercambiados entre la misma
Ehinger y Sonia Herz ―rivales por su común pasión por Aluna―, y otro
dirigido a ambas por parte de Aluna, antes de su desaparición y con
el objeto de darles a conocer los motivos de sus decisiones personales.
De acuerdo con una explicación proporcionada por el propio autor
de Finales para Aluna, lo que pretendería la narración en futuro es
expresar una perspectiva celosa: “el tiempo verbal de los celos es el
futuro” (Vivas, 2013), dijo en la presentación pública de la novela.4
Con todo, la importancia de los rasgos señalados trasciende, con
creces, la particularidad de cada uno como fenómeno narrativo. Esa
4
Ese testimonio de Selnich Vivas Hurtado procede de la conversación con que se presentó
públicamente la novela Finales para Aluna, el 25 de octubre de 2013, en la Sede de Extensión
Universitaria de la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia).
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Juan Carlos Orrego Arismendi
importancia reside sobre todo en el hecho de que en torno de esos
rasgos se afirma, de modo sistemático, el carácter neoindigenista de
Finales para Aluna; dicho de otro modo, de lo que se trata es de reunir
ciertas particularidades de la novela para afirmar su carácter de obra
representativa de la corriente literaria neoindigenista ―de acuerdo
con la definición canónica de Escajadillo (1994)― en el concierto de la
literatura colombiana y latinoamericana. A continuación se emprende
ese ejercicio.
Anatomía de una novela neoindigenista
El aspecto neoindigenista que domina en Finales para Aluna es, sin
que quepa duda ―y parafraseando las palabras de Escajadillo (1994)―,
la develación del universo mítico indígena. Esto se manifiesta en varios
episodios de la novela. El primero es el discurso en que Barbara Ehinger,
como rectora de la Universidad de Freiburg, denuncia la desaparición
de Aluna y pide su liberación. En el texto es visible la articulación entre
el discurso indigenista ortodoxo y la perspectiva neoindigenista, pues
el recuento de la actividad política de la víctima ―una actividad que,
con pleno ajuste a las reflexiones económicas de Mariátegui (1971),
impulsó “la devolución de las tierras sagradas a sus ancestros los
kankuamo” (Vivas, 2013, p. 23)― desemboca en una reivindicación de
las maneras de enseñar y conocer que son alternativas al racionalismo
occidental, y que por lo mismo han sido marginadas. Por más que los
celos hayan sido el móvil real del asesinato de Aluna, Ehinger confía
en la recepción de su discurso político precisamente porque lo sabe
verosímil y coherente con el perfil de su antigua amante:
Se llevaron a uno de los pocos seres humanos de esta universidad que
ha sido capaz de aprender el lenguaje de los indígenas, que ha entendido
el poder transformador de sus medicinas y la función curativa de sus
cantos y rituales (Vivas, 2013, p. 26).5
5
38
Ese comentario de Barbara Ehinger resume no solo los logros antropológicos de Sveta
Aluna, sino también algunas ideas expuestas y defendidas por Selnich Vivas Hurtado en
su obra literaria y académica de los últimos años. Su crítica de la violencia epistémica ejer-
Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
El segundo elemento que, de modo relevante, encarna lo
cosmovisional es la celebración de la minga en la catedral de Freiburg.
La idea nace del descubrimiento de un texto escrito por Aluna poco
antes de su desaparición, texto en el que menciona las celebraciones
amazónicas en que los “mayores” indígenas, por medio de la palabra,
tratan de neutralizar el “friaje” del mundo; en sus palabras, ofrecer
un “pagamento” (Vivas, 2013, p. 39). La liberación de la indigenista se
inscribe, así, como un hecho que solo puede ser logrado por medio de la
ejecución ritual apropiada: “Estamos frente a un pagamento a la Madre
Tierra, no frente a un simple secuestro. Si le entregamos nuestras
ofrendas, la Madre Naturaleza nos devolverá a Sveta Aluna con vida”
(Vivas, 2013, p. 41). Aunque ese no puede ser el propósito de la minga
para Barbara Ehinger y sus cómplices, sí lo es para la gruesa masa que
marcha hacia la catedral, la cual, una vez allí, se atavía con prendas
indígenas y se entrega a la preparación de comida y medicinas y a la
recitación de cantos según los usos amazónicos.
La tensión cultural que entonces se manifiesta encuentra una
imagen representativa en estas líneas, en las cuales se confrontan los
referentes religiosos y estéticos puestos en contacto:
Una vez dentro de la Catedral de Nuestra Amada Señora, el sonido del
órgano y la voz de la monja serán reemplazados por las quejumbrosas
flautas de hueso y los ahogos de los tambores de piel de mico churuco.
La monja, horrorizada por lo que ella llamará el renacer del diablo
americano, huirá de la catedral en busca de la policía (Vivas, 2013, p. 69).
Esta situación de alteridad radical ―la expresión es de Ainsa (1998)―
no hace otra cosa que poner de relieve el poder de la cosmovisión
nativa sobre la cultura material europea, toda vez que aquella consigue
ejecutarse en los espacios rituales que originalmente le eran opuestos.
cida por Occidente contra las formas del saber amerindio y su consecuente promoción de
esas modalidades de conocimiento ―en esencia, escenarios rituales y cantos― encuentran
una justa ilustración, respectivamente, en los trabajos “Vasallos de la escritura alfabética.
Riesgo y posibilidad de la literatura aborigen” (Vivas, 2009) y “Kɨrɨgaɨaɨ: los géneros poéticos de la cultura mɨnɨka” (Vivas, 2012).
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En esa medida se trasciende la tesis indigenista de que haya una tierra
que pertenezca al indio; ahora lo que parece es que la tierra ―la del
mundo entero― es india, o al menos puede llegar a serlo. No se trata de
una simple veleidad interpretativa: una de las personajes así lo ratifica
al decir, en medio de la celebración de la minga, que Aluna “no quería
huir de este lado del mundo, quería traer el otro lado del mundo a este”
(Vivas, 2013, p. 108).
La apoteosis cosmovisional se completa con la aparición en público
de la falsa Sveta Aluna, a quien se ha decidido reemplazar a cualquier
costo no solo para recuperar el orden público en Freiburg, sino para
capitalizar la movilización indigenista y feminista que ha exigido su
liberación. Aunque se trate, materialmente, de una farsa, el discurso
pronunciado por la nueva Aluna justifica la suplantación ―o mejor, la
relativiza― al inscribirla como ejecución específica de la cosmovisión
de los mɨnɨka del río Kótue, según la cual un ser humano es todos los
seres humanos; en palabras de la nueva Sveta Aluna:
En la chagra, se clavan los esquejes de la yuca, para que den nueva vida
y se arrancan cuidadosamente los tubérculos que recuerdan el semen
de la madre. Decenas de manos amontonan y empacan las raíces en los
canastos, para que otras manos las carguen hasta el caño más próximo.
Allí el agua endulza el veneno. ¿Cómo saben estas manos que el veneno
de la yuca brava nos puede cortar la vida en veinticuatro horas? ¿Cómo
descubrieron estas manos la técnica para separar el veneno de la masa?
¿Por qué ciencia aprendieron a transformar el veneno en alimento?
Pues así son estas manos: simples, efectivas, generosas. Se aman unas
a otras sin palabras o con la palabra de la mano dadivosa que entrega
todo lo que tiene […]. Alguna vez la profesora Ehinger me enseñó que
la conexión primigenia de los humanos con el planeta se había perdido
para siempre, que el hilo de luz que nos unía a otros seres y planetas del
universo había sido cortado por la mano del hombre mecanizado y que
no era posible, excepto en un acto de nostalgia y de torpe ilusión, volver
a sentirlo. Las manos de la selva, las manos cantoras, por el contrario,
celebran cada día ese vínculo y lo contagian con gusto al habitante de la
ciudad, al huérfano de sí mismo (Vivas, 2013, p. 127-128).
40
Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
En el pasaje es claro el valor sinecdóquico de las manos respecto
de la noción de ser humano: las manos no solo arrancan, empacan y
cargan, sino que también saben, descubren y aprenden; de hecho, son
“generosas” y “aman”. Además de ello ―y como quedó apuntado más
arriba― estas manos-hombres actúan de modo indiferenciado al punto
de ser intercambiables, y solo importa que “contagien” más allá de su
ámbito original la posibilidad de sentir el vínculo entre todos los seres
del mundo (y con el mundo). De la misma manera, la cosmovisión
amerindia que se instala en Europa llega por el contagio que emana de
Sveta Aluna, y tanto da si se trata de la original ―amante de Barbara
Ehinger y Sonia Herz― o de la vietnamita que toma su lugar: en ambas
se conserva y transmite una misma visión de mundo, continuidad
acaso representada por la presencia en sus cabezas del mismo scalp.
Es precisamente en esa comunión restaurada entre hombre y
naturaleza que se manifiesta la intensificación lírica de Finales para
Aluna, en seguimiento del segundo rasgo neoindigenista establecido
por Escajadillo (1994). Así se desprende, por lo menos, de una cita
entresacada por el crítico de un trabajo de Fernando Alegría sobre Ciro
Alegría, en la cual se reconoce que hay “placidez lírica” en la narración
que identifica al hombre con el paisaje y equilibra valores “pictóricos”
y “psicológicos” (Alegría, 1966, citado por Escajadillo, 1994, p. 63). Eso
es, exactamente, lo que ocurre en la novela de Selnich Vivas Hurtado: la
identificación del hombre con la naturaleza se expresa por medio de una
imagen imbuida de sentimiento; las manos anónimas que se reúnen
en torno de la yuca y que se convierten en foco de una generosidad,
una sabiduría y una solidaridad que se irradian. Por supuesto, lo lírico
también podría verse en la expresión “poemática” propia de la trama
sentimental de la novela. Porque no solo ocurre que, en el plano de
la crítica, Escajadillo (1994) identifique la “prosa poemática” como
una de las manifestaciones de lirismo neoindigenista; también sucede
que, en el plano de la novela, las comunicaciones entre las mujeres que
conforman el triángulo amoroso convergen no pocas veces en esa prosa
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poemática, henchida de metáforas y puesta al servicio de expresar los
sentimientos de los personajes.
Fragmentos tomados al azar del mensaje que Aluna envía a Ehinger
y Herz antes de desaparecer ilustran con creces ese orden de cosas:
Mi cuerpo volaba a cualquier hora del día, viajaba en la dirección que
se antojara, por el simple gesto de aprender de mí misma […]. Os dejo
libres, mis amores, mis princesas, me voy de viaje hacia un río interior.
Espero que encontréis compañía, una que os haga transformar, volar,
como yo a vosotras (Vivas, 2013, p. 101-102).
Con todo, queda claro que este segundo lirismo es apenas general,
no inherente a la cuestión indígena, como sí lo es aquel que permite
la expresión de la solidaria cosmovisión mɨnɨka por medio de las
imágenes del trabajo en la chagra.
Los personajes femeninos empero, por más que no tengan una
participación determinante en la intensificación del lirismo en la novela,
sí la tienen a propósito del tercer rasgo del neoindigenismo: el de la
“ampliación” del tratamiento del problema indígena. En Finales para
Aluna es particularmente llamativo ―como se señaló más arriba― que
todos los personajes son mujeres, lo cual hace que, inevitablemente, la
movilización indigenista que pretende la liberación de una defensora de
la causa amerindia sea, al mismo tiempo, una manifestación política a
favor del activismo femenino y, en general, de la promoción del estatus
de la mujer en Occidente. Por supuesto, la naturalidad con que se da
el total femenino en la novela dificulta que, al mismo tiempo, pueda
reconocérsele como un movimiento particular (dicho de otro modo: si
todo el orbe es femenino, lo femenino como diversidad ya no puede
darse, pues no un hay elemento para su confrontación). Aun así, el
primer discurso público de la rectora Ehinger aproxima el problema del
indio y la organización femenina (con consciencia de sí misma) como si
se tratara de dos rasgos más o menos equivalentes de un mismo tejido
social:
42
Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
[Sveta] que había logrado demostrar […] la necesidad de que los europeos
estudiáramos el pensamiento indígena, fue desaparecida para que el
mundo no entienda que existen otras formas de vida dignas para los
humanos y el planeta; formas que se oponen radicalmente al capitalismo
globalizado. […] La Universidad de Freiburg, las asociaciones de mujeres
del mundo, ustedes y yo les exigimos a los raptores de Rita Feind que la
devuelvan ahora mismo (Vivas, 2013, p. 26).
La causa indígena necesita el apoyo de la causa femenina en el
contexto del “capitalismo globalizado”. Más allá del ámbito de la fábula,
esto es, de regreso en el mundo al cual hace referencia el autor, resulta
claro que el indigenismo y el feminismo, por su estatus equivalente de
gestos alternativos y en interdicción en el marco de un mismo contexto
político ―aquel, occidental, en que se ejecuta un poder blanco y viril―
bien pueden asumirse como trasunto recíproco. En otras palabras: no
ocurre simplemente que se presenten dos discursos contrahegemónicos,
uno paralelo al otro en su gesto de choque contra la hegemonía, sino
que el uno es eco del otro; la reivindicación de lo indígena es, en cierto
sentido, una refracción de la reivindicación de lo femenino, y viceversa.
Sin embargo, en honor a la verdad, hay que señalar que tal asimilación
indio-mujer no es inédita en el discurso literario, o por lo menos, no en
el hispanoamericano: las novelas indianistas del siglo xix están, casi
en su totalidad, preñadas de una dicotomía asimétrica según las cual
un civilizado caballero español seduce a una princesa indígena cuyos
rasgos de salvajismo se hacen de algún modo evidentes. Siguiendo
un razonamiento de Hulme (1992) podría decirse que se trata, en el
caso de ese idilio indianista, de una propuesta discursiva de dominio
cultural según la cual, por la renuncia propia de la pasión, la entidad
seducida se somete a la presunta superioridad de la entidad cultural
representada por el seductor.6 Por lo demás, ello explicaría por qué
6
A beneficio de inventario vale la pena mencionar una interpretación más canónica ―y
sin duda menos política― de la asimilación del indio y la mujer en la novela indianista
colombiana y latinoamericana; corre por cuenta de Antonio Curcio Altamar, quien, ante
las novelas incaicas que el boyacense Felipe Pérez publicó entre 1856 y 1858, concluye que
de lo que se trata con el personaje de la india virgen es de una representación de América
(Curcio, 1975).
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Juan Carlos Orrego Arismendi
―casi siglo y medio después― desaparece el elemento masculino en
Finales para Aluna: sin el seductor se imposibilita la sumisión, lo cual
de paso representa, así sea muy figuradamente y en proyección, la
desaparición del dominador del indio.
Finalmente, el que Finales para Aluna proyecte un discurso
favorable al indio y en su mayor parte nutrido de elementos de la
cosmovisión indígena es un asunto potenciado por el cuarto rasgo
del neoindigenismo según Escajadillo (1994), también materializado
en la novela de Vivas (2013). Ese rasgo es el de la “complejización” de
los recursos formales, que en la novela en estudio se concreta en la
conjugación en futuro de los verbos que pertenecen a la voz narrativa
principal. Por efecto de ese tiempo gramatical, los hechos de la novela,
antes que acciones y materialidades captadas por un personaje, son,
en esencia, expectativas cuya existencia “objetiva” es apenas verbal;
discurso, en una sola palabra, y discurso cosmovisional. En sentido
estricto, nada ha ocurrido en la novela más allá de la ejecución de una
voz que anuncia lo que hará. La historia contada es en esencia “palabra”,
como los mitos; es el “pagamento” ritual que debe ofrecerse para
recuperar los vínculos de armonía entre los seres y cosas del mundo.
Con la idea de puntualizar este análisis puede decirse, con base en
lo anterior, que las palabras de la novela representan la cosmovisión
indígena que ha sobrevivido sin el indio y que se inocula en la cultura
materialista occidental. Así, el neoindigenismo negaría la impresión de
Mariátegui (1971) de que lo único que ha sobrevivido del pasado aborigen
es el “material biológico”; todo lo contrario, ese material no es tan
perdurable como la cosmovisión, la cual goza del atributo de proyectarse
por el mundo y encontrar vigencia en cualquier comunidad humana.
A modo de conclusión
Los párrafos precedentes arrojan luz sobre varios hechos literarios,
de los cuales interesa subrayar tres para dar cuerpo a esta conclusión.
El primero es que en la literatura colombiana ―concretamente en el
44
Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
subgénero de la novela de tema indígena― ha tenido plena manifestación
la corriente neoindigenista, sin que importen las diversas opiniones que
críticos y lectores en general tengan sobre una presunta inexistencia o
precariedad de este tipo de manifestación en el país. El caso de Finales
para Aluna permite, con plena legitimidad, desestimar la impresión de
dicho vacío. De hecho, es lícito ir más allá de esta declaración de existencia
con base en un caso único y suponer que la novela de Vivas (2013) hace
parte de una corriente en que se inscriben otros casos. Si el problema
de la invisibilidad del neoindigenismo tiene que ver con el trabajo de la
crítica —la manera como ella ha usado una categoría—, la potencialidad
del objeto por estudiar está, en buena parte, fuera de discusión.
El repaso de algunos trabajos críticos adelantado en la segunda
sección de este artículo ya dejaba ver que otras novelas, publicadas en
las últimas cuatro décadas, podrían haber sido incluidas en un análisis
crítico que hubiera implementado la categoría de modo exhaustivo.
Además de eso, la exposición anterior también muestra que buena
parte de los elementos del neoindigenismo —verbigracia, la relación
reflexiva entre el indio y otros actores sociales y la reivindicación del
bagaje cultural amerindio— ya se venía preparando desde muchas
décadas atrás, incluso desde el siglo xix, y ello obliga a aceptar que debe
haber, en Colombia, una importante tradición literaria en la base de
Finales para Aluna.
El segundo aspecto por resaltar tiene que ver con el hecho de que la
novela de Vivas (2013) no solo posee rasgos neoindigenistas, sino que
se pliega con exactitud a las características de la corriente enunciadas
décadas atrás por Escajadillo (1994). Dicho de otro modo: Finales para
Aluna no solo es un caso de la modalidad neoindigenista de la novela
latinoamericana, sino que es un caso representativo. De hecho, no solo
ocurre que el cumplimiento de los rasgos sea exacto; más que eso, es
sistemático: las cuatro características se articulan solidariamente para
hacer más contundente el discurso sobre lo indígena emanado de la novela.
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Juan Carlos Orrego Arismendi
Hay un “mensaje” sobre la necesidad de recuperar los vínculos entre
los seres y la tierra que tiene origen en la cosmovisión mɨnɨka; el contenido
específico de ese mensaje engrosa el lirismo general de la narración,
lirismo que por otra vía recibe el aporte de una trama sentimental
femenina; así, se naturaliza en cierto sentido el enfoque femenino de
la novela, el cual hace las veces de eco o reflejo del problema indígena,
en la medida en que comparte con él una situación de subalternidad; y,
finalmente, esa subalternidad es superada por la potencia del discurso
emitido —un discurso hacia el futuro—, el cual es proyección susceptible
de copar los espacios no indígenas o no femeninos. Allí están, sin más,
la presencia del mito, la intensificación lírica, la ampliación del problema
indígena y la complejización de los recursos narrativos.
La puesta en relieve del mensaje cosmovisional es el último punto que
debe ser subrayado. En la exploración conceptual de la primera sección
de este artículo se sugirió que existe una especie de disenso crítico sobre
si hay una delimitación clara entre las manifestaciones indigenista
y neoindigenista de la literatura latinoamericana. Una controversia
apreciable, sobre todo, en los puntos de vista de Escajadillo (1994) y
Cornejo (2005), el primero de los cuales establece la demarcación
mientras que el segundo subsume toda plasmación literaria del indio
en la categoría indigenista. El estudio de Finales para Aluna obliga, por
supuesto, a terciar en favor de la posición de Escajadillo (1994), pues
muestra que hay un hecho radical de por medio a la hora de establecer
lo que es una y otra corriente: ese hecho es que el neoindigenismo,
que puede ser tan reivindicativo como el indigenismo, no precisa del
personaje indígena (esto es, de la representación literaria del “material
biológico”), distinguido por Mariátegui (1971). Si el indigenismo
necesita ubicar en su centro al aborigen que ha sido privado de los
medios materiales para su subsistencia, el neoindigenismo redime un
modo de pensar indio, con independencia de quién lo ejecute. Como si
se tratara de la materialización de una canónica idea de Lévi-Strauss
(1996), en el neoindigenismo los mitos se piensan en la cabeza de los
hombres; en su ámbito interesa lo indio antes que el indio.
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Katharsis
Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia
Bibliografía
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Katharsis
Monstruosidad,
drogadicción yUniversitaria
asesinato en de
dosEnvigado
narraciones puertorriqueñas
Katharsis–Institución
Monstruosidad, drogadicción
y asesinato en dos narraciones
puertorriqueñas
Monstrosity, drugs and murder in two Puerto Rican stories
Felipe Oliver*
Resumen
El Killer (2007) de Josué Montijo, y el cuento “Guantes de látex” (2008) de Francisco
Font Acevedo, desarrollan un nudo argumental similar: el asesinato sistemático de
los adictos a la heroína que pululan en San Juan de Puerto Rico. Ambas narraciones
recurren además a la imagen del monstruo para representar al adicto, lo que
inevitablemente conduce a las siguientes preguntas: ¿Cómo o de qué manera el
adicto llegó a convertirse en el monstruo posmoderno? ¿Cuál es la problemática
extraliteraria que posibilita la representación del adicto desde las señales de la
monstruosidad? Este trabajo intenta responder a dichas preguntas.
Palabras clave: Literatura puertorriqueña, monstruosidad, drogadicción, violencia,
José Montijo, Francisco Font Acevedo.
Abstract
El Killer (2007) by Josué Montijo and the story “Guantes de Latex” (Latex gloves)
(2008) by Francisco Font Acevedo, develop a central similar plot: the systematic
murder of heroin addicts who swarm in San Juan de Puerto Rico. Both stories also
turn to the image of the monster to represent the addict, which inevitably leads to
the following questions: How or in what way did the addict become the postmodern
monster? What is the extra-literary problem that allows the representation of the
addict from the signals of monstrosity? This paper tries to answer these questions.
Keywords: Puerto Rican Literature, monstrosity, drug addiction, violence, José
Montijo, Francisco Font Acevedo.
*
Doctor en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente trabaja
como profesor e investigador en el Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de
Guanajuato. Es vocero del Cuerpo Académico “Estudios de poética y crítica literaria hispanoamericana” y Coordinador Académico de la Maestría en Literatura Hispanoamericana.
Cuenta con dos libros publicados. [email protected]
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Felipe Oliver
Dos narraciones puertorriqueñas recientes desarrollan un nudo
argumental similar: el asesinato sistemático de los tecatos1 que pululan
en San Juan. Me refiero a la novela El Killer (2007) de Josué Montijo,
y el cuento “Guantes de látex” (2008) de Francisco Font Acevedo.
Ambas narraciones recurren además a la imagen del monstruo para
representar al adicto, justificando hasta cierto punto los asesinatos. El
adicto, al parecer, puede y deber ser destruido. Pero, ¿cómo o de qué
manera el adicto llegó a convertirse en el monstruo posmoderno? ¿Cuál
es la problemática extraliteraria que posibilita la representación del
adicto desde las señales de la monstruosidad? A continuación algunas
reflexiones.
En El Killer, el asesino es un estudiante de letras llamado Juan
Benito Aybar, que súbitamente decide comenzar a asesinar a los adictos
aduciendo un motivo simple y contundente:
Me siento sofocado, aborrecido y cansado de tanto verlos en la calle con
sus caras de muertos, de mártires requemados por el sol, con sus brazos
cundidos de llagas, el olor desagradable, los andrajos y ese insaciable
apetito intravenoso que los hace pedir dinero donde quiera (Montijo,
2007, p. 8).
Desde la óptica de Juan Benito, el asesinato de diecisiete tecatos
responde a una necesidad de sanidad social. La capital de la isla se
revela a sus ojos como un espacio invadido por una horda de monstruos.
De hecho, en el diario en el que registra sus crímenes establece una
especie de demonología que conviene recuperar:
Los hay de mil colores, formas y olores. Desde los recién estrenados –
nuevos en el menester– con ropa limpia y brazos sanos, caminando con
aspecto saludable y cierta vitalidad. Otros, ya metidos de lleno en el vicio
duro de la heroína, actúan lentos, nerviosos, midiendo el tiempo bajo la
dictadura de la angustia que el deseo procura. Oxidados, molidos, con
los brazos picados y arratonados por las fauces de la infección. Largos
cayos cruzan por sus antebrazos, prietos, chamuscados por la misma
aguja que se repite y revienta la carne cauterizada por tanto pinchazo.
1
50
Localismo boricua que designa peyorativamente a los drogadictos.
Katharsis
Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas
Piernas destrozadas, supurando líquidos amarillos, con boquetes que si
te fijas bien miras hasta el hueso. El tuétano sabe a químico. Coño. Son
los signos más elocuentes del abismo de la carne. Sus miradas se alzan
como mórbidas punzadas de jeringas embotadas. Monstruos entre
monstruos (Montijo, 2007, p. 85).
Lejos de victimizar a los adictos, establece una tipificación a partir
del grado de monstruosidad reflejado en sus cuerpos. No es posible
humanizar al adicto, la única imagen que permite representarlo es la
del monstruo que física y simbólicamente se toma la ciudad.
La representación del adicto desde los signos de la monstruosidad
es recuperada por Francisco Font Acevedo en el cuento “Guantes de
látex”:
Al llegar a la altura de un pequeño centro comercial, viré hacia la
izquierda y me interné en esa zona mestiza entre Villas de Berwind
y Country Club. Aquellas calles parecían haber sido arrasadas por un
carnaval. Los que pululaban por allí no pueden llamarse personas; eran
monigotes esperpentos, figuras demacradas y viciosas. Un tipo que no
había visto tijera y jabón en meses empujaba un carrito de compras
lleno de cachivaches. Una pareja con ropas de los años setenta usaba un
paraguas como mampara para compartir una misma aguja. Un trío de
hijos de puta con cerveza en mano discutían a grito limpio y le hacían
gestos obscenos a una prostituta reseca y en los puros huesos. Cúmulos
de basura dondequiera decoraban las aceras. Aquellas calles eran la
pesadilla de la ciudad (Font, 2008, p.12, 13).
Monigotes, esperpentos, figuras demacradas que no pueden llamarse
personas; he aquí una descripción tan contundente que no necesita un
comentario. El narrador de “Guantes de látex” es un exitoso hombre
de negocios, marido y padre “ejemplar”, que mensualmente secuestra
a una adicta para conducirla después a su casa, en donde es torturada
y asesinada con la activa colaboración de su familia. “Noche familiar”
recibe el ritual que congrega a padres e hijos en una celebración en
donde el monstruo es destruido con la mayor cuota de violencia posible.
Ahora, el que el monstruo refleje horror y rechazo al interior de la
burguesía no puede sorprendernos. Como veremos a continuación, el
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Felipe Oliver
monstruo en la literatura es el signo por excelencia para representar
la crisis social generada por la modernidad. Llegado a este punto, es
inevitable emprender un pequeño repaso por la historia de la literatura
fantástica.
Al respecto, recordar la tesis de Roger Caillois sobre las relaciones
recíprocas y continuas entre el género maravilloso, la literatura
fantástica y la ciencia ficción es buen punto de partida. De acuerdo con
el francés, la literatura maravillosa en Occidente debe entenderse en
el marco de un mundo trascendental que aún no había sido codificado,
traducido y en última instancia racionalizado por la secularización
de las instituciones y la emergencia de un nuevo dios encarnado en
los saberes de la ciencia (Caillois, 1970). El hombre pre-moderno
desplegaba su experiencia en un entorno en donde la magia, el mito y el
milagro aún no habían sido desterrados, por lo que el prodigio formaba
parte de la vida diaria (Caillois, 1970). En la literatura maravillosa “el
espanto que proviene de la violación de las leyes naturales no tiene
ningún lugar” (Caillois, 1970, p. 21), por la sencilla razón de que lo
que ahora entendemos como violación constituía entonces la norma.
Situación que habría de cambiar radicalmente en los siglos venideros
con el acelerado desarrollo de la ciencia y la irrupción de un nuevo
paradigma en donde lo verificable demarca la frontera entre lo posible
y lo imposible. Así, el hada madrina, la varita mágica y la lámpara maravillosa
fueron paulatinamente desterradas del archivo de la literatura para dar
paso al fantasma y al juego con el miedo. En efecto, una vez instalado
el nuevo orden, la literatura fantástica surgió como una rebelión contra
un mundo demasiado plano en donde la ciencia pretendía sin éxito dar
cuenta de todos los fenómenos. En los siglos XVIII y XIX, el fantasma
se adueñó de la literatura para recordarle al lector que el mundo que
suponía del todo clasificado aún escondía misterios inexplicables. Dicho
con otras palabras, el evento sobrenatural muestra la vulnerabilidad
52
Katharsis
Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas
de la ciencia, siendo entonces inevitable que el hombre, despejado de
todas sus certezas, experimente temor.
Por último, la Revolución Industrial y el fuerte e inmediato impacto
que tuvo en el desarrollo de nuevas tecnologías posibilitó un nuevo
paradigma en donde la ciencia misma dejó de inspirar confianza y,
por el contrario, se convirtió en el agente mismo del miedo. Tal sería,
de acuerdo a Caillois (1970), el origen y propósito de la ciencia ficción.
Por dar un simple ejemplo conocido, hace apenas unas décadas, James
Cameron se anotó su primer gran éxito cinematográfico plateando un
futuro cercano en donde la máquina se revela en contra del hombre.
El desarrollo tecnológico actualiza el repertorio literario de prodigios,
monstruos y criaturas, y modifica la sensación afectiva –cotidianeidad,
miedo, lástima–, que su simple presencia generan en el lector.
La lectura de Caillois, en términos generales, es congruente. Puede
desde luego objetarse que la irrupción de un nuevo género no suplantó
de manera definitiva a su predecesor. La literatura maravillosa hoy
goza de una envidiable salud, y la ciencia ficción no supuso de ningún
modo el fin del relato fantástico. Unificar la literatura maravillosa, la
fantástica y la ciencia ficción como las distintas fases evolutivas de un
mismo y único “macrogénero” es peligroso, en la medida en que ignora
las evoluciones específicas que surgen al interior de cada subgénero.
A pesar de todo, la relación que lo maravilloso, lo fantástico y el
relato de anticipación guardan respectivamente con la ciencia parece
difícil de rebatir. Especialmente cuando ponemos el énfasis en la ciencia
ficción y en uno de sus temas predilectos: la creación artificial de la vida
y la creación de vida artificial. En ese sentido, podríamos incluso trazar
una genealogía histórica que, siempre a partir de los nuevos avances
de la ciencia, va del monstruo creado a partir de materia inanimada al
autómata, de este al robot y del robot al cyborg. Por último, la ingeniera
genética y la investigación de las células madre abrió el campo para que
el clonado irrumpiera en gloria y majestad.
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Felipe Oliver
Caillois (1970) pone el centro de atención en la crisis de la
modernidad originada por el cambio de paradigma de lo trascedente
a lo inmanente. Si en sus orígenes la ciencia ofreció una alternativa
al temor por la trascendencia que el poder explotó en beneficio
propio a través de la magia, la superstición y finalmente la religión, la
inmanencia de la ciencia pronto dejó de inspirar certeza para inspirar
temores indescriptibles. Por consiguiente, el monstruo es el resultado
de la crisis de la modernidad. Ahondemos en esta dirección.
De acuerdo con Michael Hardt y Antonio Negri (Hardt & Negri, 2000),
en su conocido trabajo Empire (2000), la modernidad es resultado de
la tensión entre la revolución humanista de un deseo inmanente que
intenta liberar al hombre de la explotación laboral y la manipulación
ideológica, y una contrarrevolución de carácter absolutista que pretende
regular el conflicto para someter a la masa mediante nuevos discursos
trascendentes (la nación, el pueblo, la civilización, la sociedad libre…).
El conflicto, al parecer irreconciliable, encontró su resolución a través
del imperialismo, que permitió la liberación del hombre europeo a
costa de la explotación del otro. Esta contradicción generó una crisis
permanente que es, en sí, el sello distintivo de la modernidad. Bajo
este punto de vista, el experimento fallido de un científico loco y/o
egocéntrico, y cuyo paradigma por excelencia es el monstruo creado por
el Dr. Frankenstein, pone sobre el tapete el problema moral e incluso
teológico del desarrollo tecnológico. La criatura, amorfa y grotesca,
supone la prueba tangible que reafirma la dimensión trascedente que
el hombre moderno se obstina en refutar. Dicho con otras palabras, el
monstruo debe reflejar en su corporeidad las señales de la degradación
política, económica, teológica y social de su época.
Afirmar que el monstruo es el resultado de la crisis de la modernidad
no constituye ninguna novedad. Sin embargo, y aquí es donde me
interesa profundizar, la lectura no puede estancarse en la dimensión
ideológica, en el temor y la amenaza que el cambio de paradigma
inspira a las clases sociales dominantes. Los “descendientes directos”
54
Katharsis
Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas
del monstruo como el robot, el cyborg o el clonado, tienen mucho que
decir al respecto a los modos de producción económica propios del
capitalismo. Si el monstruo creado por Frankenstein en el siglo XIX es
un amasijo amorfo y grotesco de jirones humanos que contrasta con la
aparente perfección del cyborg y/o el clonado del relato de anticipación
del siglo XX, no debe entenderse únicamente como el perfeccionamiento
de la ciencia que permite, a un siglo de distancia, evadir los errores que
malograron los experimentos anteriores.
La perfección del cyborg y el clonado representa, ante todo, un nuevo
estadio de la crisis de la modernidad en donde importa muchos menos
jugar a dios que aumentar por cualquier medio el capital. El problema,
moral en sus orígenes, muy pronto se volvió netamente económico.
Cualquier lector podría citar por lo menos un texto literario construido
en torno al desarrollo de una supuesta sociedad perfecta en donde las
máquinas, los androides o los humanoides posibilitan el crecimiento
ininterrumpido y pacífico de la producción de bienes y servicios (hasta
el momento, claro, en que la vida artificial alcanza un grado tal de
sofisticación que adquiere autoconciencia y se revela en contra de su
creador).
Por ahora, baste con recordar que una de las características
esenciales del “mundo feliz” imaginado por Aldus Huxley, consiste
en la clonación de obreros genéticamente diseñados para aceptar la
explotación con pasividad. Mediante la ingeniera genética, el capital
aumenta sin necesidad de desplazar los conflictos sociales a las regiones
marginales, a las colonias. En la novela de Huxley, el espacio que ha
quedado fuera de la “sociedad perfecta” es considerado como simple
naturaleza, salvaje y carente de interés, y no como el “patio trasero”
lleno de potenciales esclavos nativos destinados a liberar al obrero
local de la explotación. La utopía consiste en la posibilidad de imaginar
la expansión del capital sin el subsecuente conflicto civil, en despojar a
la modernidad de su componente congénito: la crisis.
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Felipe Oliver
Ahora, el colapso de la modernidad no necesariamente supone la
extinción de los monstruos literarios. Al contrario, han regresado a
la literatura (o mejor dicho nunca salieron de ella), para representar
ahora la crisis de la posmodernidad. Recuperando una vez más a
Hardt y Negri (2000), el tránsito de la modernidad a la posmodernidad
implica esencialmente la disolución del imperialismo y la subsecuente
emergencia del imperio. En efecto, en la actual fase de la expansión
del capital, los antiguos imperialismos, en su momento delimitados
geográficamente a pesar de su vastedad a través de múltiples fronteras,
y política y culturalmente diferenciados y legitimados desde la
subjetividad del estado-nación, comienzan a desdibujarse gracias a la
paulatina interrelación y globalización de los procesos de producción
económica y de la unificación de los marcos jurídicos que regulan
dichos procesos.
El imperio se define entonces como una red omnipresente
que interviene y dirige prácticamente todas las esferas de la vida
contemporánea, desde la creación de la vida y la subjetividad, hasta la
administración de la ley y la producción de bienes y servicios. El imperio
está en todas partes y al mismo tiempo en ninguna. Y su componente
congénito, la crisis, es también omnipresente, pues no existe ahora la
posibilidad de trasladar el conflicto a otro lugar. De ahí que Puerto Rico
sea tan oportuno como cualquier otro espacio para pensar los avatares
del mundo contemporáneo.
El imperio es incapaz de dividir a la población en “ciudadanos libres”
y sujetos explotados. Por lo tanto, la única manera efectiva de expandir
el capital consiste en la inclusión de toda la población en la producción
de bienes y servicios. Hoy todos formamos parte del imperio, todos
sufrimos de la explotación y las diferencias se reducen a una cuestión
de grado.
Esta digresión, acaso algo larga, ha sido necesaria para entender
por qué el tecato ha sido revestido con las señas unívocas de la
monstruosidad en las narraciones puertorriqueñas que ahora nos
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Katharsis
Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas
convocan. Más concretamente, por qué el tecato es la figura idónea para
representar, desde la monstruosidad, la crisis en la posmodernidad. Si
el clonado se convirtió en el obrero perfecto que aumentaba el capital
sin necesidad de recurrir a la explotación, el adicto es su antítesis por
razones más o menos obvias: una vez que la adición alcanza su punto
más álgido se convierte en un sujeto incapaz de producir, pues ningún
beneficio puede extraerse de su cuerpo.
Hace ya varias décadas Walter Benjamin identificó la paradoja del
obrero moderno al señalar su imposibilidad de consumir aquello que
produce (Benjamin, 1972). Con el tecato ocurre lo contrario: consume
sin producir. Y consume en abundancia. Ahí está en la calle exigiendo
el dinero de los demás para seguir consumiendo, dispuesto a robar e
incluso a asesinar para saciar su demanda. El adicto se alimenta del
trabajo de los otros sin entregar nada a cambio.
Sería tentador comparar al tecato con el zombi,2 pues este se
alimenta también (del trabajo) de los vivos. Pero no nos confundamos;
la imagen del muerto-vivo transitando con paso torpe por toda la
ciudad, asesinando y devorando cerebros a mansalva, constituye una
grosera deformación hollywoodense del zombi original. De acuerdo
con la tradición oral haitiana, el objetivo mismo de la zombificación
consiste en inhibir la voluntad de la víctima a través de la brujería para
esclavizarlo en las plantaciones de azúcar. El zombi sería entonces la
versión ancestral, rural y realmaravillosista caribeña del robot y el
clonado utilizado en Occidente como obrero industrial.
El zombi produce, de hecho es lo único que hace, mientras que
el tecato consume sin entregar nada a cambio. Más aún, el zombi es
una figura premoderna en todos los sentidos: desempeña un trabajo
manual en un entorno natural a fin de extraer materias primas, y
el cúmulo de fuerzas y dispositivos de control que posibilitan su
2
Existe un excelente artículo Lars Bang Larsen sobre la figura del zombi en el marco del
trabajo y el capital, que pongo a disposición del lector en la bibliografía.
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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explotación consisten en la magia y los hechizos. El tecato es una figura
posmoderna que está más allá del trabajo, y que no puede ser absorbido
en la jerarquía orgánica del cuerpo político. Incluir al adicto en el
imperio es imposible dada su improductividad. Es el único sujeto que
no puede ser explotado. Desplazarlo (¿a dónde?), tampoco es una opción
viable: las heterotopías creadas por la sociedad disciplinaria moderna
para contener a los sujetos que se desvían de los parámetros aceptados
como normales –la hoy día extinta isla de los leprosos, la cárcel, el
hospital siquiátrico, el centro de rehabilitación contemporáneo– están
repletos de ellos, y en última instancia la estadística demuestra con
contundencia que la rehabilitación (moral, física, social…) efectiva se
consigue en un mínimo de casos.3
Por último, ignorarlo es también imposible, pues el tecato se
multiplica y expande sin cesar, como el capital mismo. La solución, lo
mismo en El killer que en “Guantes de látex”, consiste en eliminarlo.
Desde la lógica del capital, el adicto, más que un resultado de los
procesos segregacionistas a los que conduce el ritmo esquizoide que
impone la producción, es un sujeto desechable. Un parásito.
Si previamente constatamos que en ambos relatos el tecato es
caracterizado desde la monstruosidad, es necesario ahora afirmar que
los victimarios, por el contrario, presentan los “rasgos inconfundibles”
de la “normalidad”. En el caso de “Guantes de látex”, la familia es
presentada desde los parámetros estereotípicos de la familia modélica
moderna: rica, blanca, integrada y feliz. La representación es incluso
3
58
En sus orígenes, el sida aportó también sus monstruos a la literatura. Al tratarse de una
enfermedad irreversible que deterioraba notablemente los cuerpos de los contagiados, estos se veían condenados a la improductividad. Es el caso, por ejemplo, de Salón de belleza
(1994) de Mario Bellatin, novela sobre un grupo de enfermos en estado terminal que hacinados en un antiguo salón de belleza esperan pasivamente la muerte. Las descripciones de
los personajes son lo suficientemente monstruosas para generar el contraste con la belleza
a la que alude el título. Más aún, a través de la destrucción de la carne, el texto replantea un
nuevo concepto de belleza opuesto a la sanidad en la que se fundaron los criterios estéticos
en la época clásica. Sin embargo, en la medida en que los estados han ido acogiendo a los
sidosos bajo su cuidado, retardando los efectos de la enfermedad (sin dejar de reconocer
deshonrosas excepciones, como los países africanos o Haití), reintegrando al sujeto a la
economía, la monstruosidad ha salido en busca de nuevos significantes.
Katharsis
Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas
caricaturesca: el padre, un exitoso hombre de negocios, pieza clave de
una firma transnacional, la madre amorosa y hacendosa en el hogar, los
muchachos sanos y seguros, la nena mimada sin llegar a ser caprichuda.
Como telón de fondo, una lujosa casona en el mejor barrio residencial
de San Juan, el Mercedes Benz, el Jaguar y el BWM en el garaje.
A través de la descripción, la narración pretende evocar un afecto,
una simpatía, o, en última instancia, una identificación dirigida no
específicamente a los personajes pero sí a su estilo de vida. El relato
actualiza un significante tan reconocible como deseable, y harto
legitimado por su constante repetición en los medios masivos de
comunicación. La familia en “Guantes de látex” es mítica. Ya Roland
Barthes, en su brillante análisis semiológico sobre el mito, definió este
como un concepto que ha sido despojado de su carga histórica y de
sus orientaciones políticas concretas, para posteriormente ponerlo
a funcionar bajo el valor de lo natural, de lo verdadero atemporal
(Barthes, 1957).
El mito, poco importa que se trate de una imagen, un texto escrito
o film cinematográfico, impone un modelo de organización social
determinado revestido con el manto de lo neutro, de lo universal. Por
consiguiente, el que la noche familiar consista en secuestrar, torturar
y asesinar a un adicto pretende producir un desconcierto que, en una
primera lectura, podríamos identificar con la desmitificación de esa
imagen ideal y feliz. El mal social está tan arraigado que incluso su
institución primigenia, la familia, ha sido penetrada. Mejor aún, el mal
que aqueja a la sociedad parte del interior al exterior, de la casa a la
calle: ergo, el adicto es sólo una víctima de una enfermedad mayor, el
síntoma pero en ningún caso el mal primigenio.
Pero podemos recorrer también la dirección opuesta y atribuir el
desconcierto a la irrupción siniestra de un deseo que por convención
social estamos obligados a reprimir. Puertas afuera deploramos el
asesinato de los tecatos, defendemos sus derechos, criticamos al estado
por no acogerlos en su seno, pero puertas adentro simpatizamos con la
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familia por combatir al monstruo. Después de todo, el tecato aparece
despojado de toda humanidad, no tiene nombre ni voz, al parecer ni
siquiera entendimiento, ya que se conduce como un autómata. Como
figura mítica es bastante más efectiva y mejor lograda, pues no tiene
matices, es cien por ciento neutro. Su conducta es puro instinto, pura
necesidad, pura naturalidad. No estamos aquí ante el monstruo creado
por Frankenstein o los robots de la ciencia ficción que demandan afecto
y obtienen rechazo, generando así la compasión del lector. En el relato
el adicto es el mal, punto, la amenaza anónima que se toma física y
simbólicamente la ciudad, que obliga a los “buenos” ciudadanos a
replegarse y atrincherarse a fin de preservar su integridad.
En el caso de El killer, el asesino no se deja clasificar tan fácilmente.
De hecho, la novela incluye un perfil sobre Juan Benito Aybar, realizado
por un periodista especializado en criminalística, a quien el propio
asesino habría contactado antes de suicidarse para remitirle el diario en
el que registraba la bitácora de sus crímenes. Esto supone un cambio en
la focalización de la narración, la oportunidad de recibir como lectores
un contrapunto que permita entender cómo o por qué un estudiante de
letras, al parecer común y corriente, comenzó a asesinar a los adictos.
El resultado es poco convincente: al examinar la biografía del
asesino en busca de evidencia científica que permita explicar su
conducta criminal, el periodista no logra encontrar nada, ni siquiera un
pálido indicio de una psicopatología. A falta de mejores argumentos en
el plano personal, procede entonces a reflexionar sobre la enfermedad
moral que padece la sociedad en su conjunto, valiéndose de argumentos
tan poco convincentes como la violencia de los videojuegos, del cine y
la televisión.
Curiosamente (¿o es un acto deliberado?) al abrir el análisis a
una dimensión social evade el problema central: la producción,
distribución y consumo de la heroína al interior de San Juan. Discutir
el conflicto real, las drogas, permitiría entender a los adictos como la
consecuencia y no el origen de un mal mayor y anterior, les restituiría
60
Katharsis
Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas
su humanidad, pues se convertirían efectivamente en personas y no en
simples “deambulantes y desafortunados usuario de drogas” (Montijo,
2007, p.122), término políticamente correcto que el periodista emplea
al pasar para referirse a las víctimas de Juan B.
Una vez más, emerge una estrategia retórica propia del mito que
Barthes (1957) denomina vacuna, y que consiste en admitir un mal
menor para esconder un mal mayor. El periodista, burgués a fin de
cuentas, asume la obligación moral de denunciar la corrupción social,
pero en realidad la enmascara al intentar, sin éxito, tipificar al asesino
como un psicópata estándar cuyos móviles no deben generar empatía.
El periodista no va al fondo del problema porque la burguesía saldría
afectada y el adicto redimido, pues, si bien es cierto que el asesinato de
diecisiete adictos debe ser reprobado, las acciones de este traslucen un
problema social que exige mayor atención y que el periodista prefiere
evadir.
En síntesis, el asesino presenta matices al tiempo que el tecato no
puede ser despojado de su monstruosidad. El primero se rehúsa a ser
clasificado, el segundo es la representación natural –o sea no politizada,
no problematizada en el texto– del mal. El primero reacciona ante lo
que percibe como la amenaza que encarna el segundo.
En ambas narraciones los asesinos representan a los defensores
del orden convencional, del estilo de vida de la burguesía, del modelo
familiar y social creado por la modernidad. Esto no es nuevo; ya Franco
Moretti, en “Dialectic of fear”, calificó al asesino de monstruos como el
representante de todos, obcecado e intolerante frente a cualquier forma
de vida alternativa (Moretti, 2005). En el tránsito de la modernidad a
la posmodernidad los signos no se han modificado sustancialmente:
el monstruo sigue representando la crisis y su asesino el restaurador
del orden. El conflicto moral continúa girando en torno al horror de la
burguesía frente a la implosión de su universo cultural.
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61
Felipe Oliver
Sin embargo, las cargas afectivas han cambiado de dirección. El
monstruo del pasado inspiraba compasión, detrás de su apariencia
grotesca yacía un alma bastante más humana que la arrogancia
autosuficiente y racista de su verdugo. Por el contrario, en las
narraciones puertorriqueñas que ahora nos ocupan los monstruos han
sido despojados de cualquier rasgo o gesto que pudiese humanizarlos,
y los asesinos reciben los matices suficientes para romper con el
maniqueísmo. La razón del cambio responde la imposibilidad por
desplazar el conflicto, por evitar el contagio. No hay que olvidar que la
criatura creada por Frankenstein negocia con su creador la eventualidad
de huir a donde jamás pueda ser encontrado, siempre y cuando este le
conceda una pareja.
El otro gran ícono de la literatura gótica, Drácula, vive al oriente del
río Danubio, afluente natural que a lo largo de la historia ha funcionado
como una frontera cultural que separa el mundo “civilizado” (blanco,
moderno y occidental) de los bárbaros. 4 Desde luego, es lícito
preguntarse si la brutalidad del conde es ignorada en Inglaterra, o
más bien es tolerada porque ocurre en otro lugar. Después de todo,
los restauradores del orden no reaccionan ante el cautiverio de Harker
y solo deciden atacar al conde cuando contagia en Inglaterra a Lucy.
El monstruo del siglo XXI no puede generar simpatía ni mucho menos
compasión porque el contagio ya está aquí, porque no existe la opción
de desplazar el conflicto, de concederle una oportunidad al monstruo
alejándolo del espacio “puro” que aún deseamos preservar.
Por último, cabe resaltar la ausencia de la ciencia en ambos relatos.
Para representar al monstruo no ha sido necesario recurrir a científicos
locos, experimentos fallidos, laboratorios y probetas, catástrofes
ecológicas o nucleares. Las narraciones hasta ahora revisadas tienen
la huella de la inmediatez. En El killer, los diferentes discursos que
soportan la novela son el diario del asesino, la nota periodística y
4
62
Al respecto, véase el artículo de Fernández Retamar citado en la bibliografía.
Katharsis
Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas
una carta redactada por el propio asesino, en donde confiesa sus
crímenes antes de suicidarse. Por decirlo de algún modo, son discursos
sociales que rehúyen de la fantasía para poner el énfasis en la realidad
inmediata. Por su parte, “Guantes de látex” recupera el formato de
la crónica urbana. En la literatura posmoderna el monstruo ya no
necesita de la ciencia ficción para apoderarse de la literatura. El relato
de especulación, y esto es sólo una intuición crítica, se ha convertido en
un relato de constatación.
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63
Felipe Oliver
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64
Katharsis
Identidad docente Katharsis–Institución
en autobiografías de tres
generacionesdedeEnvigado
profesorado universitario en
Universitaria
Identidad docente en autobiografías
de tres generaciones de profesorado
universitario en Colombia
Teacher Identity in Autobiographies of three generations of
university teachers in Colombia
María Elvia Domínguez Blanco*
Sigifredo Ospina Ospina**
Resumen
Este trabajo tiene como propósito mostrar los aportes de la investigación
biográfica-narrativa, para explicar la identidad del profesorado universitario
desde un enfoque de género. Expone el ciclo de transformación biográfica de tres
generaciones de profesores, en cuanto a expectativas familiares y oportunidades
locales para elección y trayectoria por la docencia. Muestra las tensiones entre
la familia vs. trabajo, vocación vs. precarización y transmisión vs. innovación. El
corpus narrativo comprendió 48 autobiografías, distribuidas paritariamente por
sexo en tres cohortes de profesores: de 26 a 35 años, de 36 a 45 años y de 46 años
en adelante, de una Especialización en Docencia Universitaria en las ciudades
de Barrancabermeja, Bogotá, El Espinal, Medellín, Quibdó, Villavicencio, Santa
Marta y Santiago de Cali.
Palabras clave: autobiografía, género, generación, identidad docente, universidad
*
Psicóloga y Magister en estudios de género de la Universidad Nacional de Colombia.
Docente desde 1989 en la misma universidad. Directora de Bienestar Universitario de
la Facultad de Ciencias Humanas (2009-2014). Investigadora adscrita al departamento
de psicología, vinculada como investigadora al Centro de Estudios Sociales, con el grupo
Psicología y Ciudadanías incluyentes. [email protected], [email protected].
**Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, Especialista en Docencia Universitaria de la
Universidad Cooperativa de Colombia, Bogotá, Magister en Sociología de la Universidad Nacional
de Colombia, Doctorando en Lenguaje y Cultura de la Universidad Pedagógica y Tecnológica, sede
Tunja. Docente en la especialización de docencia universitaria de la Universidad Cooperativa de
Colombia, sede Bogotá. [email protected].
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65
María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
Abstract
This paper aims to show the contributions of the biographical-narrative research
to explain the identity of university teachers from a gender perspective. It presents
the biographical transformation cycle of three generations of teachers, in terms of
family expectations and local opportunities for career choice and teaching career.
It depicts the tensions between family and work; vocation and precariousness; and
transmission and innovation. The narrative corpus contained 48 autobiographies,
distributed in equal proportions by sex in three cohorts of teachers: 26 to 35 years, 36
to 45 years and 46 years or more, in a Specialization in Higher Education in the cities
of Barrancabermeja, Bogota, EL Espinal, Medellín, Quibdó, Villavicencio, Santa
Marta and Santiago de Cali.
Keywords: Autobiography, gender, generation, teaching identity, university.
Introducción
En Colombia, durante el siglo XX, la enseñanza superior experimentó
un gran crecimiento debido a la consolidación del estado-nación,
la división del trabajo, los movimientos de renovación científica y la
inclusión de mujeres. Entre 1925 y 1940, ingresaron mujeres docentes a
las universidades de Cartagena,1 Bogotá, Medellín y San Juan de Pasto.
Este proceso de expansión estuvo marcado por la diversificación de la
oferta educativa y el incremento paritario de la matrícula femenina,
que alcanzó el 52% en 1990 (Arango, 2006).
Los estudios de Ferro (1989) sobre la educación universitaria, el de
Bonilla-Castro (1983) acerca de la mujer en la educación superior y el
mundo del trabajo y el informe Mujeres Latinoamericanas en cifras
(Valdés & Gomáriz, 1993) visibilizaron la segregación vertical por sexo
en la enseñanza: las maestras ocuparon casi el total de la educación preescolar, más de tres cuartos en primaria, casi la mitad en secundaria y
un poco más de un cuarto en la universidad. Quince años después, la
investigadora María Ema Wills confirmó una fuerte segregación en la
participación, en la función docente universitaria femenina, así: 14%
1
66
Paulina Beregoff, primera docente extranjera en la Universidad de Cartagena, 1925
(Piñeres de la Ossa, 2002).
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
en 1970, 24% en 1985, 27% en 1990, 28% en 1994 y 33% en 2002. Estos
porcentajes son los más bajos de América Latina y del Caribe (Wills,
2007).
Las investigaciones colombianas acerca de la docencia universitaria,
desde un enfoque biográfico-narrativo, incluyeron la crítica feminista
en cuatro campos (Domínguez, 2011): (1) estudios biográficos acerca
de docentes pioneras en la enseñanza universitaria; (2) identidad y
cambio en las trayectorias del profesorado; (3) las relaciones de poder
y la innovación curricular, y (4) la experiencia de docentes feministas
en las prácticas pedagógicas y la producción de conocimiento en
ciencia y tecnología. Otras investigaciones han mostrado la necesidad
de incluirla relación entre esferas doméstica y laboral, al visibilizar
las historias de vida como las primeras docentes universitarias en
Colombia (Guerrero, 1999; Cohen, 2001; Piñeres de la Ossa, 2002). Sin
embargo, los estudios acerca de la identidad profesoral no han incluido
las diferencias de género, porque ambos sexos tienen igual acceso en
pregrado. Según Cruz y Moreno (2013), las docentes universitarias
mantienen un lugar secundario en el campo profesional, la producción
de conocimiento y la formación en posgrados.
Para el siglo XXI, la pregunta por el docente universitario se vincula
a la renovación institucional para adecuar sus prácticas a sociedades
globalizadas,
pero deben proyectar el avance de la educación en el sentido del
mundo pensado: el prisma del mundo mental del profesor(a) y sus
iridiscencias. Es decir: ¿qué concepción tiene del mundo para el cual
forma estudiantes? ¿Cuáles son los motivos que soportan su práctica
como docente? ¿Qué ganancias sociales aportan al mantenimiento
de su ejercicio docente? ¿Qué futurización hace de sus estudiantesprospectos? ¿Qué entiende por compromiso?, etc. (Ospina, 2004, p. 8).
Así que para la presente investigación se plantearon los
siguientes interrogantes, acerca de la socialización profesional
y la función docente en cuanto a: ¿existieron expectativas y
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67
María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
oportunidades diferentes para hombres y mujeres cuando
cursaron una carrera y optaron por la docencia universitaria?
¿Cuáles fueron las identificaciones con la profesión docente en las
trayectorias laborales? ¿Hubo tensiones o compatibilidades en la
relación familia y trabajo?
Para responder las anteriores preguntas, entre 1998 y 2000,
Ospina (1998, 2000) recolectó 250 autobiografías de profesores de
ocho ciudades colombianas.2 Estos relatos fueron clasificados en
cuatro tipos de narrativa: explicativa, annal,3 crónica y relato de
vida, excluyendo los que no tenían cronología. Los investigadores
clasificaron 183 de estos relatos por sexo y edad, encontrando tres
tipos de trayectorias: cátedra, tiempo completo y la docencia como
complemento de la actividad laboral. Entre 2000 y 2002, el análisis
de trayectorias permitió seleccionar cuarenta y ocho narrativas (48)
que cumplieron con el ciclo de transformación biográfica, usando dos
actos lingüísticos: referencialidad y evaluación. La función referencial
“consiste en la descripción de acontecimientos en orden temporal. La
función evaluativa, los refiere al presente valorando el significado de
hechos sociales y personales” (Labov & Walletzky, 1967, citados en
Kholi, 1995, p.181).
Identidad docente e investigación biográfica-narrativa en
Educación Superior
Para Kholi (1995) “la narración de una vida hace parte de la
estructura simbólica, refiere la identidad en forma de imágenes, las
cuales garantizan continuidad y consistencia en diferentes estadios
68
2
Los relatos se llevaron a cabo en el módulo de Comunicación y Docencia del profesor
Sigifredo Ospina, quien realizó una investigación sobre perfiles e imaginarios del docente colombiano para la Especialización en Docencia Universitaria de la Universidad
Cooperativa de Colombia, entre 1998 y 2000.
3
Citado en francés por Jerome Bruner, al referirse a la Escuela de los Annales, corriente
historiográfica fundada por Lucien Febvre y Marc Bloch en 1929 (Bruner & Wiesser, 1995).
Es decir, fueron excluidos los relatos en forma de annal y crónica (en los cuales aparecían
datos biográficos sin evaluaciones) (Linde, 1993).
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
biográficos y posiciones del espacio social” (p. 180). De acuerdo con
Goodson (2004), el objetivo del estudio de vidas del profesorado
consiste “en localizar el propio relato del profesor o la profesora en el
marco de un análisis contextual más amplio” (p. 50). En este sentido,
es necesario diferenciar el relato de vida de la historia de vida: “el
relato de vida es la ‘narración sobre nuestra vida’ y ‘la historia de vida
es un empresa llevada a cabo en colaboración, que requiere la revisión
de una gran variedad de evidencias’ para situarla en un contexto”
(Goodson, 2004, p. 50). Este tipo de investigación permitió dar cuenta
de la incidencia de los cambios educativos en la subjetividad docente,
examinar las influencias socializadoras en la formación del profesorado
y mostrar las diferencias en las construcciones identitarias, analizando
la relación entre esfera pública y privada.
Según la revisión de Knowles (2004), la investigación biográficanarrativa se ha centrado en historias de docentes de primaria y
secundaria. Con estas investigaciones se ha buscado el mejoramiento
de los currículos (Butt, Raymond, McCue & Yamagishi, 2004) y
de la práctica docente (Ospina, 1998, 2000; Ficcardi de Angeli &
Elgueta, 2009; Mejía 2009). En ambos casos, es aceptado el ciclo de
transformación biográfica como una de las vías para comprender el
comportamiento del profesorado y sus estrategias de manejo del aula,
partiendo de las experiencias familiares y escolares:
los significados colectivos de estas experiencias se transforman,
aumentan y generalizan para convertirse en modelos familiares,
modelos docentes positivos y negativos o en la filosofía educativa
personal. A su vez, los constructos de los modelos y las filosofías se
transforman en ideas para trabajar en el aula (Butt, Raymond, McCue
& Yamagishi, 2004, p. 194).
Middleton (2004) demostró que las historias de vida han resultado
útiles para “construir conocimiento desde la experiencia personal” (p.
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
69
María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
64) en la pedagogía radical feminista.4 Ella usó su autobiografía como
recurso investigativo “porque ofrece la visión de la docencia como una
profesión en la que la construcción de género es fundamental en el
contexto socio-histórico de Nueva Zelanda” (Goodson, 2004, p. 59).
Sandra Acker también uso su autobiografía para estudios pioneros en
género y educación en el Reino Unido (Acker, 2000).5 De igual manera,
las autobiografías han sido útiles en las luchas pedagógicas frente a
la segregación por raza y orientación sexual, como en los estudios
indigenistas de las profesoras Dudgeon, Oxenham y Grogan (1999)
citadas en Luke (1999), en Australia, y la visibilización de identidades
docentes no hetero-normativas en Argentina (Flores, 2005), Estados
Unidos y Reino Unido (Eisenstein, 1999; Ellsworth, 1999; Lather, 1999
y Epstein & Johnson, 2000).
En Colombia, desde 1980 las investigaciones sobre los maestros
colombianos demostraron la construcción contradictoria del
imaginario docente en primaria y secundaria. Los estudios pioneros
de Parra (1981, 1986), identificaron rupturas entre la realidad de la
profesión, la práctica pedagógica y la imagen social, sacralizada o
secular, concluyendo que “las distinciones entre una imagen sacralizada
y una secular dependen de la edad: a mayor edad predominan valores
cívicos y éticos, frente al desarrollo de habilidades socio cognitivas en
docentes más jóvenes en contextos urbanos/rurales e industrializados/
no industrializados”. Más adelante, Gualdrón de Aceros y Reyes (1999)
caracterizaron al educador santandereano en cuanto a sus concepciones
y prácticas pedagógicas, para contribuir a la formulación de políticas,
proyectos y programas que favorecieran la cualificación de su ejercicio
70
4
Como ilustración de esta práctica investigativa, utilizó su autobiografía para dar cuenta de
“la producción de una pedagogía feminista socialista en el contexto especifico de Nueva
Zelanda después de la segunda guerra mundial y del proceso de teorización del currículo que puede ser valioso para el profesorado a la hora de teorizar su propia práctica”
(Middleton, 2004, pp. 64-65).
5
Realizó investigaciones acerca de las mujeres docentes en el sistema educativo urbano y
rural (primaria, secundaria y universitaria, así como la discriminación de género en los
textos escolares en el Reino Unido.
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
profesional. A partir de esta investigación cualitativa, plantearon
que “los educadores para el siglo XXI deben ser ‘personas’, seres que
establezcan nuevas relaciones intrapersonales, interpersonales y con el
conocimiento… asumir el reto de convertirse en agentes, en formadores
de mentalidades emprendedoras que puedan ir al ritmo de los avances
del conocimiento y de la ciencia en el panorama mundial” (Gualdrón
de Aceros & Reyes, 1999, p. 7). Finalmente, Ospina (2004), desde el
enfoque tricerebral de las competencias docentes planteado por De
Gregori (1998) y Velandia (2000), mostró la dinamización del aula
lograda por profesores de la Universidad Cooperativa de Colombia. En
catorce ciudades del país utilizó didácticas para desarrollar funciones
lógico-analíticas, creativas y operativas. Esta perspectiva integradora
de las potencialidades de los estudiantes en la Especialización en
Docencia universitaria, respondía al diagnóstico previo de clarificar
los fines de la educación y los criterios de educabilidad y enseñabilidad
del profesorado.
En América Latina, otros estudios inspirados en la pedagogía crítica
investigaron los dilemas de la identidad docente como sujetos de
control simbólico ¿opresor o emancipador?, ¿transmisor o innovador?
o ¿trasmisor o formador?: el docente como censor o libertario en
Remedí, Aristi, Landesman, Castañeda & Edwards (1987); el docente
como ideal del yo, en Jiménez-Díaz (1994) y el docente como subalterno
empoderado, en García (1995). Estudios posteriores confirmaron que la
identidad docente presenta paradojas y ambigüedades, como el dilema
¿formación o capacitación? en Una mirada biográfica a la función
del docente universitario, de Álvarez (2009) y La satisfacción de un
profesional insatisfecho, de Molina y García (2010). Según estos últimos
investigadores, la vocación es el recurso retórico que da continuidad a
las trayectorias docentes con “un relato constante con al menos tres
continuos que actúan permanentemente de manera ambigua; una
relación contradictoria entre la satisfacción moral y la insatisfacción
material de la profesión; orgullo de la profesión, desencanto de la
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71
María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
remuneración; una permanente evocación del pasado…y una decisión
permanente por actualizarse ad infinitum” (Molina & García, 2009,
pp. 5-6).
Género y escritura autobiográfica
Como se mostró anteriormente, la historia de vida ha sido un recurso
investigativo y reflexivo de creciente utilización en la pedagogía crítica,
al incorporarla como campo de conocimiento emergente (BolivarBotía, 2002; Goodson, 2004). En el lenguaje no técnico, la noción de
historia de vida se puede entender como “los acontecimientos que han
llevado a ser lo que soy,” (Linde, 1993, p. 20) o, más precisamente, “lo
que usted debe saber de mí para conocerme” (Linde, 1993, p. 20).
De acuerdo con el giro narrativo en Ciencias Sociales, Bruner
y Weisser (1995) plantearon que las “vidas” son textos abiertos a
diferentes interpretaciones, con propiedades formales y de contenido.
Por ello, consideraron útil la distinción de la escuela francesa entre
annales, chroniques e histoires: “los primeros, comprenden a una
serie de acontecimientos seleccionados y aproximadamente fechados;
las segundas, contienen conglomerados de significados para estos
acontecimientos; y los terceros, son recuerdos sistemáticos del carácter
moral del orden de cosas en que se desarrollan las chroniques” (Bruner
& Weisser, 1995, pp. 178-179). Desde la lingüística, Labov y Waletzky
(1967) citados en Kholi (1995), propusieron dos funciones en los
relatos personales: una referencial, que contiene elementos como los
personajes, los eventos y el contexto, y otra evaluativa, relacionada con
la importancia o el interés del acontecimiento. Si bien este enfoque ha
tenido amplia acogida en la caracterización de los relatos de vida, ha
sido criticado por su carácter normativo y excluyente de otras formas
de narración. Así, Linde (1993) propuso como definición de historia de
vida
el conjunto de relatos y unidades discursivas asociadas, como las
explicaciones y las crónicas, y las conexiones entre estas, enunciadas
72
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
por una persona durante el curso de su vida que cumplen los siguientes
criterios:
1. Los relatos y las unidades discursivas asociadas contienen un punto de
evaluación primaria desde el hablante, que no corresponde a opiniones
generales sobre el mundo.
2. Los relatos y las unidades discursivas asociadas tienen amplia difusión, es
decir, son contados una y otra vez durante un largo periodo de vida (p. 7).
Según esta autora, los relatos de vida (life stories) pueden contener
diferentes unidades discursivas: narrativas o relatos, crónicas y
explicaciones, informes y notas de cuaderno.
Linde (1993) considera la autobiografía como una variedad de relato
de vida al presentar el yo social en forma escrita. Desde la forma del
lenguaje, los sentidos del yo que se mantienen e intercambian son en la
autobiografía “continuidad de la memoria durante el tiempo, la relación
del yo con otras personas, y la reflexividad, o el tratamiento del yo como
otro, con inclusión de evaluación moral” (Linde, 1993, p. 100). Entre
1970 y 1980, Phillipe Lejeume realizó una extensa investigación sobre
los usos de la autobiografía, para proponerla como un género literario
diferente a la novela autobiográfica. Para diferenciarla, propuso
el pacto autobiográfico entre identidad, autor, narrador y narración. La
narración de sí mismo integra cuatro dimensiones: forma del lenguaje
(narración en prosa), tema tratado (vida individual), situación del autor
(identidad del autor y del narrador) y posición del narrador (narrador
como personaje principal y perspectiva retrospectiva (Lejeume, 1994,
pp. 50-51).
Según él, estas condiciones no se cumplen en memorias,
biografías, poemas autobiográficos, diarios íntimos, autorretratos
o ensayos.
La crítica literaria feminista cuestiona que la autobiografía sea un
campo de privilegio masculino y alerta acerca de la imposibilidad
de aplicar una teoría “separatista” o “individualizada” del yo a las
experiencias de las mujeres. Linde (1993) especifica que
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
73
María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
esta visión podría describir una versión idealizada y privilegiada de la
experiencia masculina de raza blanca, dejando por fuera a las mujeres,
las personas de color y los grupos marginales de todo tipo sin un yo o
con un yo que no puede compararse con el yo normativo (pp. 102-103).
En el género autobiográfico, las mujeres desarrollaron la
escritura de memorias: diarios, cartas y notas de cuaderno,
y los hombres la prosa retrospectiva como la autobiografía
(Domínguez, 1998). Jelinek (1980) citada por Linde (1993) atribuye
esta diferencia a que las forma discontinuas y espontáneas de un
diario o una nota de cuaderno con análoga a las características
de fragmentación, informalidad y contingencia en las vidas de
muchas mujeres” (p.43).
La interpretación de los escritos autobiográficos en la presente
investigación partió de los trabajos de Robledo (1989), quien investigó
la influencia de los factores sociales, religiosos y políticos en el
discurso autobiográfico colonial. Su principal aporte fue reconstruir
las cohesiones y resistencias frente al imaginario simbólico patriarcal
en las “representaciones y auto representaciones que se derivan de
ellas” (Robledo, 1989, p. 103) en la escritura femenina colonial. Según
Robledo (1989),
los relatos masculinos hacen una presentación lineal de la trayectoria
vital, los varones muestran más armonía y orden en sus vidas, son
relatos unidireccionales, construidos cronológicamente para mostrar
sus objetivos. Los autorretratos de mujeres se distancian de las
cronologías, del tiempo convencional marcado por gestas políticas,
militares o religiosas, donde la mayoría de ellas no han participado.
Mientras que los hombres proyectan una imagen de auto-confianza,
idealizando su participación resaltando logros y omitiendo dificultades,
las mujeres presentan una imagen subordinada, enfatizan lo personal
sobre lo profesional y tratarán de convencer a la audiencia del valor
personal y las capacidades adquiridas (p. 107).
Según esta autora, los aspectos que permiten interpretar las
diferencias entre hombres y mujeres en los yoes narradores son:
la época, la estructura narrativa y la imagen de sí misma/o. Así,
74
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
el relato autobiográfico presenta diferencias de edad y género en
concordancia o distanciamiento de las condiciones de un periodo
histórico.
Con Bertaux (1995) se concluye que la autobiografía escrita es la
forma más óptima de relato de vida, porque conduce a mayor conciencia
reflexiva del narrador, pues
la entrevista de a dos no puede reemplazar el esfuerzo de la escritura.
Porque no le deja a la conciencia reflexiva el tiempo de formarse. Creo
que esta la razón profunda por la cual los investigadores reescriben los
relatos orales antes de su publicación. Esta reescritura se suele justificar
por la supresión de repeticiones y trivialidades de este tipo (p. 167)
Método
Este trabajo adoptó el enfoque de investigación biográfica-narrativa
para explorar los significados de los procesos de socialización, los
itinerarios por la docencia universitaria y la relación entre familia
y trabajo. A través de esta metodología se pudo mostrar la “voz” del
profesorado en cuanto a los hitos y circunstancias que, según ellas o
ellos, han influido en ser como son y en actuar como lo hacen (BolivarBotía, 2002). En este contexto, el relato autobiográfico, además de ser
instrumento investigativo, cumple un objetivo formativo al generar
conciencia del pasado y reconstruir la identidad desde el presente
(Lejeume, 1994).
Lugar
Como se explicó anteriormente, Ospina (1998, 2000) tuvo acceso a
250 relatos de docentes que cursaron la especialización en Docencia
Universitaria en la Universidad Cooperativa de Colombia, en las
seccionales de catorce ciudades.6 Para el corpus, fueron seleccionados
relatos de ocho de estas, teniendo en cuenta la desigualdad en el
6
Bucaramanga, Barrancabermeja, El Espinal, Ibagué, Medellín, Neiva, Quibdó, Pereira,
Popayán, Santafé de Bogotá, Santa Marta, Santiago de Cali, San Juan de Pasto y
Villavicencio
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
desarrollo socioeconómico y la expansión de la oferta en educación
superior: Barrancabermeja, El Espinal, Medellín, Quibdó, Santafé de
Bogotá, Santiago de Cali, Villavicencio y Santa Marta.
Docentes y relatos autobiográficos
A partir de la selección y clasificación de 183 registros autobiográficos,
se escogieron 48 relatos con referencialidad y evaluación de los
acontecimientos vitales, es decir, fueron excluidas 135 narrativas en
forma de crónica o anuario. El corpus de 48 relatos fue dividido en tres
grupos:
Grupo 1. Cohorte de 26 años o menos a 35 años: 8 relatos masculinos
y 8 relatos de mujeres de ocho ciudades.
Grupo 2. Cohorte de 36 a 45 años: 8 relatos masculinos y 8 relatos
femeninos, de ocho ciudades (se adicionó un relato masculino de
Quibdó).
Grupo 3. Cohorte de 46 a 55 años o más: 8 relatos masculinos y
8 relatos femeninos de ocho ciudades (se adicionó uno masculino de
Santa Marta).
Las áreas de trabajo eran: Artes y Diseño, Humanidades, Ingenierías,
Ciencias Económicas, Ciencias de la Educación, Ciencias de la Salud,
Ciencias Políticas y Sociales.
Instrumento
Esta investigación utilizó la modalidad de autobiografía asistida
al solicitar una narración abierta, donde aparecieran libremente
imágenes y hechos de la vida personal. La consigna fue: ¿Por qué
soy docente? Describa los hechos, motivos y circunstancias que le
llevaron a ser docente. El relato debe contener cronología, espacios,
protagonistas y procesos significativos en su trayectoria educativa,
laboral y familiar. Los objetivos explicitados a los docentes fueron
la necesidad de la reflexión pedagógica, el conocimiento del perfil del
docente universitario y el mejoramiento de la competencia escritural.
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Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
Cada docente escribió su narración relacionada con su experiencia
pedagógica como producto del módulo de Comunicación y Docencia.7
Cada relato aparece identificado por un título que en algunos casos
incluyó el nombre del autor o la autora. Los relatos se clasificaron por
título, cohorte por edad, ciudad y sexo, con el objetivo de identificar
acontecimientos que dieran cuenta de la trayectoria vital y la relación
entre familia y trabajo, según cada contexto.
Procedimiento
El desarrollo de la investigación se planificó según las fases de la
perspectiva biográfica de Bertaux (1995):
Fase exploratoria. Primero, los autores clasificaron 250
autobiografías en cuatro tipos: explicaciones, escritos con reflexiones
pedagógicas con escasos acontecimientos; relatos en forma de annal,
con relación a acontecimientos seleccionados y fechados; relatos en
forma de crónica, es decir, por conglomerados de significados en torno
a los acontecimientos vitales; y relatos con referencialidad y evaluación
de los acontecimientos vitales (Linde, 1993, Bruner & Weisser, 1995).
Con la clasificación se caracterización 183 relatos y se excluyeron
67 explicaciones: escritos con reflexividad sin temporalidad en las
trayectorias laboral y personal.
Después, los relatos fueron clasificados en tres cohortes para
comparar trayectorias por sexo: de 26 años o menos a 35 años, de 36 a 45
años y de 46 años en adelante. En el rango de 46 o más, predominaron
los hombres, y en el de menos de 35 años predominaron las mujeres.
La mitad de docentes tenía vinculación de hora cátedra (54.6%), con
participación equivalente de hombres y mujeres en los rangos de edad
7
Los relatos se llevaron a cabo en el módulo de Comunicación del profesor Sigfredo Ospina,
quien realizó una investigación sobre perfiles e imaginarios del docente colombiano para
la especialización en Docencia Universitaria de la Universidad Cooperativa de Colombia,
entre 1998 y 2000. Las y los profesores tuvieron conocimiento informado sobre el uso
investigativo de estos relatos para los dos proyectos de investigación. Algunas y algunos
solicitaron que su identidad fuera encubierta en caso de seleccionar sus escritos o presentar algún informe acerca de ellos.
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María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
inferiores a 36 años. La duración, promedio, de la trayectoria docente
universitaria era de 5 años, y oscilaba entre 1 y 15 años para ambos
sexos. La duración de las trayectorias docentes no dependía de la edad,
es decir, se encontraron docentes mayores de 46 años y menores de 35
años con trayectorias inferiores a cinco años.8
Fase analítica. Estratificación por cohorte generacional,
características, tipo y consolidación de las trayectorias docentes
universitarias. Este análisis permitió establecer dos tipos: docentes
de tiempo completo y docentes hora cátedra (quienes trabajaban en
varias universidades o eran profesionales que tenían la docencia como
complemento). Así las trayectorias laborales variaron: las mujeres
incursionaron progresivamente, estabilizándose como profesoras a
partir de los 35 años, mientras que los hombres ingresaron de cátedra
o tiempo completo desde los 26 años o menos (algunos suspendieron
estas vinculaciones a edades mayores a 45 años, asumiendo actividades
profesionales con mayor remuneración).
La comparación de 30 relatos autobiográficos por época, socialización
profesional e imagen de sí, en 5 de las 8 ciudades, según desigualdad
económica, Medellín, Santa Marta, Villavicencio, Quibdó, Santiago de
Cali, permitieron evidenciar tres categorizaciones emergentes:
Cambio generacional según la oferta de la educación superior en
cada ciudad, migración o permanencia y consolidación de la trayectoria
docente.
Experiencias con imágenes previas de la profesión docente.
Reconstrucción de acontecimientos en la familia, la escuela, la
comunidad o la universidad.
Experiencias con imágenes de la práctica pedagógica. Conceptos
sociales de la profesión, identificaciones de maternaje o paternaje.
8
78
Solo se tuvo en cuenta la duración de la trayectoria docente en la universidad, porque algunos
y algunas docentes manifestaron que esta podía ser complementaria o posterior a la docencia en
primaria o secundaria.
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
Evaluación entre expectativas familiares, escolares o personales y el
desempeño docente. Relación familia-trabajo.
c. Fase sintética. A partir de la validación en 5 ciudades de las
categorías emergentes, se concluyó el análisis de la textualidad
dividiendo los resultados por generaciones de docentes, según la
referencialidad de los contextos, según Bertaux (1995), quien propuso
la reconstrucción sintética con relatos autobiográficos.
Resultados
El estudio de 48 relatos de tres generaciones de docentes permitió
inscribirlos en el crecimiento de la universidad colombiana para mostrar
cambios culturales en la identidad docente (Ospina 1998, 2000). Las
profesoras y los profesores mayores de 45 años realizaron estudios
en universidades públicas con fuertes movilizaciones estudiantiles
por la autonomía universitaria (entre 1965 y 1975). Ellas y ellos, junto
con el grupo generacional intermedio, participaron en el crecimiento
privado de la oferta académica frente a un sector oficial semiparalizado
y sin prestigio de docentes de universidades públicas (1976 a 1985).
Docentes menores de 35 años estudiaron en universidades privadas, y
junto con los otros dos grupos etarios, laboraban en el marco regional
de apertura económica y descentralización de la oferta educativa
presencial y a distancia. En las tres generaciones se identificaron
ciclos de transformación biográfica con cambios en las expectativas
parentales, la elección profesional y el desempeño laboral, con
recurrencia a identificaciones de maternaje y paternaje. La estructura
de los relatos utilizó las etapas del ciclo vital, con datos autobiográficos
según contexto local (Álvarez, 2009).
Como ilustración de lo anterior, este fragmento del relato “Por qué
soy docente. Ensayo autobiográfico”:
Podría, como en el caso de todo ser humano, seguir escribiendo más
páginas de esta historia que con gusto he querido compartir con quien
tenga el agrado de leerla. De ella quiero resaltar lo más bello: ser hija de
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unos padres que me han amado y han querido lo mejor para mí, tener
unos hermanos maravillosos. Ser mamá, porque sin mi hijo no habría
tenido la motivación necesaria para continuar hoy superándome. Y de
manera muy especial, ser docente, porque en este quehacer se conjugan
todas las tareas grandes del ser humano: la paternidad, la maternidad,
el conocimiento, el crecimiento como ser personal, el compartir con
otros en actitud de dialogo…9
De acuerdo con Robledo (1989) también puede afirmarse que las
autobiografías masculinas hicieron una presentación lineal organizada
de sucesos en la trayectoria laboral. Mostraron armonía, consecución
de metas y conceptos idealizados de la docencia, como en este relato de
un docente de Bogotá:
…Al terminar el bachillerato me presente a tres carreras diferentes:
Ingeniería Electrónica, Licenciatura en Física e Ingeniería Eléctrica.
En la única que pasé fue en la licenciatura en... Un compañero
me informó que en un pequeño colegio necesitaban un profesor, me
presenté y resulté orientando las asignaturas de matemáticas, inglés,
dibujo y educación física… Esta experiencia duró cinco meses, en
los cuales comencé a reconocer algunas características de lo que iba
a ser mi profesión. Promediando el quinto semestre me vinculé a
un colegio de mayor calidad que el primero… Recibí el título como
licenciado en ciencias de la educación, especialidad física en… Fui
trasladado al centro experimental piloto… Solicité traslado al colegio
departamental… Resulté trabajando en el Colegio… de la población
de Chaparral, Tolima. Resulté trabajando en la mencionada población
(Campoalegre, Huila) en el colegio departamental… Se presentó la
oportunidad de ser catedrático en la universidad… Logré un traslado
a la capital huilense y comencé a laborar en el liceo… Hace dos años
realicé una especialización en Edumática…10
Frente a cada cambio en su trayectoria como docente de secundaria
y universidad, menciona evaluaciones, destacando la importancia de la
interacción con compañeros de estudio o de trabajo:
80
9
Docente mayor de 46 años, Medellín, Antioquia.
10
Relato Porque soy docente
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
Esta experiencia me permitió conocer a docentes de trayectoria, al
compartir con ellos reconocí formas de manejar a los estudiantes y de
relacionarme con los compañeros de trabajo… El día siguiente resulté
trabajando en la mencionada población en el colegio departamental…
otro ambiente, otras personas, trabajé dos años con tranquilidad y
aprendiendo mucho de mis compañeros profesores… Simultáneamente
fui trasladado al centro experimental piloto, donde conocí nuevas
personas y métodos diferentes de trabajo…11
Los relatos femeninos también fueron lineales, y tuvieron en cuenta
el contexto, mostrando cómo la incursión a la universidad les permitió
adquirir conocimientos para promover el desarrollo regional y mostrar
independencia frente a la tutela familiar, como en el caso de esta
docente de la cohorte entre 36 y 45 años:
El colegio donde realicé la secundaria era integrado, por lo tanto antes
de pasar al grado 5º (equivalente al grado 10º de hoy) le preguntaban
al estudiante qué deseaba seguir, si bachillerato o magisterio; mi mamá
decía que yo fuera maestra…Yo aparecí en esta lista, pero a la hora
de la matrícula manifesté que había cambiado de decisión y que iba
a estudiar bachillerato… Luego de graduarme de bachiller, me fui a
la ciudad de Santafé de Bogotá, con los deseos de estudiar Ingeniería
de Sistemas en… Después que me gradué en 1985 me radiqué en esta
ciudad para trabajar en la Gobernación del Chocó, en la secretaria…
allí me solicitaron la implementación de un centro de informática…
En 1987, después de muchos inconvenientes, se inauguró el centro…
el cual tuvo una muy buena acogida de la comunidad… En 1989, la
Escuela de… instala en esta ciudad la profesionalización de Tecnólogos
en Administración de Empresas… decidieron nombrarme profesora.
Para mí fue una experiencia muy grata porque todos los alumnos
manifestaron que era muy buena profesora. En 1990 la Universidad
Tecnologica del Choco, decide dictar la cátedra de Informática I e
Informática II… me solicitaron mi hoja de vida… Posteriormente fui
nombrada en la dirección administrativa de la Fiscalía General de la
11
Relato Porque soy docente, Bogotá.
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Nación, sección Quibdó… Allí tuve que dictar cursos de informática… La
gran mayoría de funcionarios no había tocado nunca un computador…12
Los criterios lingüísticos de referencialidad y evaluación de Labov
y Waletzky (1967), citados en Kholi (1981) en los relatos seleccionados,
permitieron identificar la época, la estructura narrativa y la imagen de
sí misma/o (Robledo, 1989).
Oportunidades locales y elección de la profesión docente13
El contexto socio político de los años 60 y 70 introdujo una visión
crítica de la enseñanza en las universidades públicas. Los docentes
participantes en esos agitados años destacaron las luchas estudiantiles
y su compromiso de cambio social: “creyendo que podía quedarme atrás
de la marcha de la historia, participé en grupos de brillantes estudiosos
del marxismo, entre cuyos conferencistas estaban personajes de la vida
nacional como por ejemplo Salomón Kalmanovich o Camilo González…
”.14 Los hombres justificaron su labor docente debido a la limitada oferta
educativa y la precarización ocupacional.15 En cambio, las docentes
que estudiaron en claustros públicos y aquellas que lo hicieron en
los privados, justificaron su inserción a la docencia universitaria por
experiencias escolares positivas o después de ser docentes de primaria
y bachillerato. Las y los docentes de Bogotá desarrollaron trayectorias
de tiempo completo en universidades públicas y eran docentes de hora
cátedra en la Universidad Cooperativa de Colombia.
12En Relato autobiográfico, la docente continua la presentación con fechas y hechos de los
cambios en la trayectoria por centros de educación superior vinculada a cargos públicos,
el relato concluye con la vinculación a la Especialización en Docencia Universitaria.
13
Los resultados que aparecen a continuación hacen parte de la ponencia presentada el 9 de
octubre de 2010 en el XVI Congreso Colombia de Historia (Neiva, Huila) titulada Género
y Generación en Autobiografías de Profesorado Universitario en Colombia, con la autorización de Sigifredo Ospina Ospina.
14Relato Autobiografía, El Espinal.
15
82
Nueve docentes mayores de 45 años recibieron educación primaria feminizada y estudiaron licenciaturas o comercio, porque necesitaron rápida inserción laboral.
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
Profesores entre 36 y 45 años de edad mostraron mayor interés por
la profesionalización, que por la docencia. Al respecto, uno de ellos
afirmó:
Posteriormente… logré vincularme como mensajero en la Caja de
Crédito Agrario, en el cargo de mensajero (sic)… y combino mi profesión
con la docencia en Administración de Empresas, la cual logré con mucho
esfuerzo y dedicación y con el orgullo de ser egresado de INDESCO, hoy
Universidad Cooperativa de Colombia.16
En cambio, las mujeres buscaron opciones académicas menos
tradicionales, una de ellas cuestionó la imagen social de ser maestra:
“ser docente de preescolar en nuestro espacio está homologado a
ser una niña dulce, agradable y de poco conocimiento y con buena
solvencia económica, que estudia por quemar el tiempo y tener
un título universitario…”.17 El grupo menor de 35 años asumió la
profesionalización como movilidad social prioritaria y la docencia
como alternativa al desempleo o a estudios de posgrado, como en
este relato: “… con la llegada de los posgrados a la ciudad quise
continuar mi formación de docente, ya que gracias al trabajo
pedagógico me había vinculado a la Universidad Cooperativa de
Colombia y a la Universidad Autónoma de Bucaramanga”.18
Expectativas parentales frente a la profesionalización
Las mujeres mayores de 45 años contrariaron las expectativas
paternas para adelantar carreras universitarias, o se capacitaron para
ingresar al mercado laboral y, después, realizaron estudios superiores.
Ellas reconocieron que a pesar del “machismo”, sus madres las
apoyaron:
… al año siguiente me matriculé en la normal de señoritas de Envigado,
donde cursé mis estudios secundarios. Allí afronté grandes dificultades,
16Relato Mi Biografía, Bogotá D.C.
17Relato Autobiografía, Barrancabermeja.
18Relato Mi autobiografía, Barrancabermeja.
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especialmente de orden económico e incomprensión de mi padre, quien
poco valoraba lo que deseaba ser; no ocurría lo mismo con mi madre,
quien en todo momento me brindó apoyo y comprensión.19
En cambio, para los varones los obstáculos para realizar carreras
profesionales estuvieron determinados por la insuficiencia de recursos,
la paternidad temprana o no tener cupo en centros educativos de
Bogotá, Bucaramanga, Medellín, Cartagena o Santiago de Cali.
En décadas posteriores, ambos progenitores orientaron a sus hijas
por elecciones profesionales menos tradicionales para garantizarles
independencia intelectual y económica. Es decir, las mujeres docentes
menores de 35 años no encontraron obstáculos familiares para estudios
universitarios. Una docente de este grupo afirmó:
en mi caso mis hermanos decían que debía estudiar Derecho porque era
una “peliona”; papá Medicina, porque quería tener alguien de confianza
que lo atendiera en la vejez; mamá, por el contrario, decía que era yo
quien determinaba la línea a la cual tuviera más afinidad y aptitudes…20
Siguiendo el consejo familiar, reorientaron sus decisiones hacia
Ingenierías, Medicina, Ciencias Económicas y Administrativas,
en lugar de optar por Humanidades, Ciencias de la Educación o
campos afines. En cambio, para los hombres, la oferta en educación
superior y la elección por la docencia facilitó la movilidad,
generando tanto emigración como integración. La crisis económica
de la década de los 80 convirtió la cátedra universitaria en una
alternativa ocupacional precaria. En los años 90, la ampliación de la
oferta regional en posgrados abrió oportunidades de cualificación
profesional para acceder a mejores remuneraciones.
Identificaciones con la profesión docente
En los relatos autobiográficos se describieron tres tipos de
experiencias identificadoras con la enseñanza: figuras docentes
84
19
Relato Autobiografía, Medellín.
20
Relato Autobiografía, Barrancabermeja.
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
significativas en primaria y/o secundaria, tutorías entre pares
escolares y clases a personas con menor escolaridad (alfabetización
o clases a domicilio). Comprobamos un cambio generacional en la
identificación con las figuras docentes. Docentes mayores de 45
años, que recibieron educación segregada por sexo, al recordar a
sus maestros o maestras presentaron características tradicionales
por género. A medida que disminuyó la edad, aumentó el contacto
con figuras femeninas en áreas no tradicionales del conocimiento,
esto conllevó a identificaciones de maternaje o paternaje para
ambos sexos.
Para la mayoría fue gratificante la experiencia con maestras y
maestros de secundaria o primaria. Las características de las maestras
fueron: ternura, comprensión y motivación por el conocimiento. Los
relatos masculinos destacaron cualidades de sus maestros como
habilidad expositiva, rectitud, honestidad, autoridad y comprensión.
Como ilustración, transcribimos este fragmento del relato de un
docente del grupo 3:
Nació esta vocación inspirado en la forma dulce y amable como mi
maestra de las primeras letras nos enseñaba y trataba, ese deseo de
servirnos y de sensibilizarnos por la capacitación personal, por la
forma tan fácil como llegaba a cada uno de sus alumnos con cariño
maternal, y posteriormente refuerza este deseo mío de ser maestro,
involuntariamente…21
Otra profesora escribió: “De niña me gustaba enseñar, con mis
amiguitas, en los juegos, simulando la escuela yo hacía de maestra
y cuando cursaba primaria, en la iglesia todos los domingos en las
tardes, enseñaba catecismo a los niños más pequeños…”.22
Otros relatos destacaron que el aprendizaje entre pares transformó
las especificidades de los roles laborales posteriores. Los intercambios
de conocimientos y experiencias con compañeras o compañeros de clase
21
Relato docente de Quibdó
22
Relato Agenda verbal. Relato Autobiográfico, Quibdó.
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María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
tuvieron gran influencia en las elecciones educativas y en las valoraciones
posteriores frente al mercado ocupacional. En ciudades como Santa
Marta, Villavicencio, Quibdó, El Espinal y Barrancabermeja, las
relaciones vecinales fueron redes de apoyo para la posterior ubicación
laboral. Los relatos de quienes migraron a ciudades como Bogotá, Cali
y Medellín, refirieron experiencias de discriminación sexual y étnica,
como esta profesora del grupo 2, que estudió en Bogotá:
integré un grupo de estudiantes regulares, solamente una compañera
era buena estudiante, lo que hacía que siempre fuéramos nosotras
las que liderábamos el grupo. Vivimos una situación de machismo,
nuestros compañeros, que eran sobresalientes, no admitían que
solamente dos mujeres pudieran asistir y tener mejores notas en las
matemáticas y las económicas, ya que consideraban que la mujer era
para otras actividades.23
Las imágenes sociales acerca de la enseñanza universitaria
contradicen la idealización de la actividad correspondiente al imaginario
social sacral,24 y lo que cada quien expresa en cuanto a sus condiciones
personales para ejercerla. En todas las generaciones predominó el uso de
la palabra “vocación” para definir la predisposición, el gusto o habilidad
para enseñar, la admiración hacia otras figuras docentes, o para prestarse
al monitoreo para socializar el conocimiento. Sin embargo, pocos relatos
mencionaron las condiciones de precariedad para el desempeño laboral.
Para algunas mujeres, la idea de “apostolado” naturalizó su participación
como mujeres en la educación (lo cual podría afianzar el carácter
secundario o precario de su participación en ella):
…de bienes materiales no poseo sino una casa y un carro, que considero
es lo esencial. La pobreza ha sido mi fiel compañera y hasta creo que me
ha dado felicidad, tengo salud y la conciencia tranquila, ¿se puede pedir
más? (docente, mayor de 46 años).25
23
Relato ¿Por qué soy docente?, Villavicencio.
24
Un docente santandereano, para sustentar el valor divino de la función docente, transcribió en su relato El decálogo del maestro, de Gabriela Mistral.
25Relato Me apoyé en mis estribos y arranqué, El Espinal.
86
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
Algunos hombres cuestionaron las formas de contratación. No
obstante, otros consideraron que la labor de enseñar debía estar
por fuera de toda valoración económica. Pocas mujeres plantearon
abiertamente la precarización y dificultades laborales. Un fragmento
del relato de un profesor del grupo 1 muestra esta paradoja:
…se dirá, entonces, que dónde quedó la vocación de docente, cuando
se está pensando más en la remuneración económica. Y afirmo esto
porque ya lo he escuchado, y tal observación aseguro que no es que
estemos laborando solo por remuneración económica; de ser así, muy
seguramente la mayoría de profesores no lo estarían haciendo…26
Otra docente del grupo 3 refirió: “Soy docente por conveniencia.
El horario de docente o jornada laboral permite tener otros
trabajos y docencia, vg. por la mañana trabajo en un centro oficial
de bachillerato y en la noche en la universidad. Ello me garantiza
gozar de mis merecidas vacaciones, tanto a mitad de año como en
diciembre…”.27
Relaciones familia y trabajo
Todos los relatos mostraron la compatibilidad entre función
docente y responsabilidades familiares. Sin embargo, el aumento
de menores (niños) a cargo, intensificó la dedicación masculina a
la docencia. Las mujeres que no interrumpieron su trabajo por la
maternidad, asumieron la docencia de tiempo parcial, reconociendo
la compatibilidad entre las esferas doméstica y laboral. Pocos relatos
mostraron circunstancias adversas: en algunos relatos, la maternidad
o la paternidad interrumpieron o aplazaron los estudios superiores de
pre o posgrado. Por ejemplo, el caso de este docente del grupo 3, que
empezó su trayectoria docente en bachillerato:
fueron las imágenes de una esposa con el vientre inflado, a punto de
parir su primer vástago, quien le dictó que había que conseguir dinero
26
Relato ¿Mi ruta a la docencia?, El Espinal.
27Relato Porque soy docente. Ensayo, Santiago de Cali.
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como fuera, para pagar los gastos de la maternidad y alimentar al
bebé. Así que, imitando al peor de los maestros, les iba enseñar quién
mandaba en la clase.28
Interrupción de trayectoria ocupacional. Muy pocas
mujeres relataron que abandonaron labores docentes por la
maternidad o la muerte de seres queridos, sólo en este caso una
profesora de sistemas afirmó: “…me tocó retirarme porque estaba
embarazada y tuve el niño en abril, luego decidí quedarme en
casa cuidando mi hogar y terminando mi postgrado en gestión
pública”.29
Las trayectorias de cátedra y tiempo completo afianzaron un carácter
polivalente del trabajo profesional. Pero las mujeres incluyeron más
variaciones en sus dedicaciones de tiempo parcial o completo. Para
docentes masculinos, la docencia era una actividad transitoria, con
dedicaciones intensas que pueden ser continuas o bifurcadas. En la
dedicación a tiempo completo en universidades oficiales, los hombres
mostraron mayor interacción docencia-investigación y docenciagestión. En universidades privadas, para ambos sexos, la docencia de
tiempo completo incluyó responsabilidades de tipo administrativo,
como este docente del grupo 3:
En la etapa actual de mi vida me encuentro desempeñándome en el
área administrativa, realizando gestiones de control y planeación. Las
cátedras que dicto involucran planeación y creatividad, áreas que
trato de fomentar dándoles pautas de acción para que se cree en ellos
un espíritu de alto rendimiento, haciéndolos unos profesionales más
capaces.30
Discusión
El análisis de narrativas mostró que la formación y el ejercicio de
la profesión docente cambiaron según la evolución de la universidad
28Relato Historia de vida. Una semblanza de la vida de Roqui, Barrancabermeja.
29Relato Agenda verbal. Relato autobiográfico, Quibdó.
30
88
Relato ¿Por qué soy docente? Ensayo, Santiago de Cali.
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
colombiana, entre 1965 y 2000. Una primera generación de docentes
(1965 y 1975) migró a ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, a estudiar
en universidades públicas o cursar licenciaturas en ciudades menos
industrializadas. Las mujeres mostraron opciones profesionales
independientes de las expectativas familiares. Ellas y ellos, junto
con el grupo 2, participaron en la división entre el sector privado y el
sector oficial, semiparalizado por paros (entre 1976 y 1985). Docentes
menores de 35 años estudiaron y comenzaron su labor docente en el
contexto de crecimiento de la participación de mujeres y diversificación
de la oferta educativa (a partir de 1986). Las trayectorias femeninas
en la docencia fueron justificadas por su vocación de servicio (dones
innatos) y empatía para transmitir conocimientos. La participación
diversa de hombres en la enseñanza fue justificada en la vocación y
mayor integración con actividades de orden administrativo, decisorio
o que representaron mayores ingresos económicos.
El análisis textual mostró diferencias de género en la elección
profesional, la influencia del contexto universitario y la autonomía o
dependencia de las expectativas familiares para la elección vocacional.31
Docentes que estudiaron en el período de luchas estudiantiles por la
autonomía universitaria, mostraron valores políticos y preocupaciones
acerca del sentido de su práctica en el desarrollo económico regional
(Parra, 1986). En cambio, las docentes mayores de 45 años, que
también estudiaron en universidades públicas, destacaron los
obstáculos familiares para seguir una carrera universitaria; sus valores
estaban orientados a mostrar coherencia en su práctica pedagógica.
La generación más joven planteó y escogió la labor docente debido a
necesidades urgentes de ubicación laboral, ellas y ellos mostraron la
necesidad de conceptos y habilidades orientadas a la profesionalización
(Parra, 1986). Con excepción a lo planteado, relatos de docentes menores
de 35 años de Quibdó y Villavicencio, establecieron claramente la
31
Sin embargo, los relatos de docentes de ciudades como Quibdó, Villavicencio y El Espinal,
mostraron expectativas asociadas con el ámbito comunitario.
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María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina
relación entre elección de carrera, oportunidades y opciones laborales
dentro de la modernización regional.
En la identidad docente predomina el ideal de “vocación” como
“imagen sagrada” de la labor de enseñar en jornadas intensificadas
de trabajo, debido a la precarización salarial (Molina & García, 2009).
En las tres generaciones aparecieron identificaciones de maternaje y
paternaje asociadas como experiencias gratificantes con docentes de
primaria y secundaria. “La maestra”, en los primeros aprendizajes,
aportó una imagen afectiva, maternal y abnegada. En secundaria,
docentes de ambos sexos alternaron recuerdos con imágenes
femeninas y masculinas en las cohortes de edades inferiores a 46 años.
Las cualidades de “las maestras” en secundaria, fueron la experticia
metodológica y el entusiasmo por el aprendizaje de sus estudiantes. A
“los maestros” se les valoraron el dominio cognitivo, el sentido ético y
la autoridad en el salón de clase. No obstante, algunos relatos criticaron
la enseñanza recibida en matemáticas, física o química, y consideraron
más gratificantes las experiencias de enseñanza entre compañeros.
Otros relatos consideraron más satisfactorias las experiencias en
alfabetización o trabajo comunitario.
De acuerdo con Robledo (1989), las autobiografías de hombres sí
proyectaron imágenes de autoconfianza, idealizando su participación
docente integrada a otras esferas productivas, pero reclamaron
la precarización de la misma y la intensificación de jornadas por
responsabilidades familiares. Las mujeres presentaron imágenes auto
justificantes de crecimiento intelectual y compromiso metodológico.
Para los hombres, la docencia universitaria es compatible con la vida
doméstica, porque su intensificación permite obtener mayores ingresos;
en cambio, para las mujeres significa mantenerse en la vida profesional
alternando con las labores de cuidado.
Desde una perspectiva biográfica-narrativa, el presente estudio
permitió concluir que:
90
Katharsis
Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en
1. La estructura de las autobiografías de profesorado universitario
permite deducir estadios de transformación de la identidad:
experiencias familiares y escolares significativas, la relación entre
contexto y la elección por la profesión docente y el significado de
la trayectoria por la docencia, según tipo de vinculación (cátedra,
tiempo completo).
2.Las experiencias de docentes universitarias no mostraron
segregación en la inserción a la docencia, sino antes de ingresar a
ella. Las mujeres mayores de 45 años contrariaron las expectativas
familiares ingresando a la universidad, y algunas de ellas menores
de 45 años mostraron la discriminación sufrida como estudiantes
universitarias en el ingreso a profesiones tradicionalmente
masculinas.
3. Las trayectorias docentes mostraron que existe continuidad con
la esfera doméstica. En pocos casos se observó interrupción de la
trayectoria laboral por parto, divorcio u otras circunstancias de
emergencia familiar.
Por último, el reconocimiento a las identidades docentes y la
redistribución económica en beneficio de la educación superior, podrán
contribuir a superar el elitismo cuando disminuya la segregación por
sexo entre el profesorado, mejoren las condiciones de contratación para
disminuir la intensificación de este trabajo y se consolide la función
docente como trabajo intelectual, y no como extensión materna o paterna
de las figuras de socialización familiar. En próximas investigaciones
acerca de la identidad docente, sería importante señalar cómo las
nuevas exigencias de un mundo globalizado han transformado las
subjetividades en cuanto a la masificación y movilidad del estudiantado,
la producción y la transnacionalización del conocimiento y la formación
investigativa en posgrados.
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Katharsis
Lenguaje y socialización
en la primera infancia:
propuesta
didáctica para leer y escribir
Katharsis–Institución
Universitaria
de Envigado
Lenguaje y socialización en la
primera infancia: propuesta didáctica
para leer y escribir*
Language and socialization in early childhood:
methodological approach to literacy
Sorany Alexandra Ospina Ospina**
Adriana María Gallego Henao***
Resumen
El presente artículo expone la importancia de los agentes de socialización
primaria y secundaria, con relación al proceso de lectura y escritura en la
primera infancia. Así mismo, se plantea una propuesta de actividades prácticas
relacionada con el proceso lectoescritural, teniendo en cuenta los niveles por los
que transitan los niños en la comprensión del sistema alfabético empleado por los
adultos. La metodología utilizada fue la estrategia documental. Se concluye que
los procesos de lectura y escritura se inician desde antes del ingreso del niño a
la escolarización, y dependen, en primera instancia, de los adultos significativos
incentivar la motivación por su aprendizaje; en segundo momento, de los
maestros, quienes, a partir de estrategias didácticas, lúdicas y participativas, le
dan continuidad a lo aprendido en la casa.
Palabras clave: escritura, lectura, lenguaje, primera infancia, socialización.
*
El presente texto es un producto derivado del proyecto de investigación “Saber y Hacer de
los Profesionales en Educación inicial y su relación con los procesos de intervención: el
caso de la Fundación FAN. FASE II”. Proyecto financiado en convocatoria externa por la
Vicerrectoría de investigaciones de la Fundación Universitaria Luis Amigó y la Fundación
FAN.
** Licenciada en Educación Prescolar. Joven investigadora de la Fundación Universitaria
Luis Amigó. Graduada vincula a la Fundación Universitaria Luis Amigó a través del
Programa de Jóvenes Investigadores e Innovadores-FUNLAM. Correo electrónico: [email protected]
*** Licenciada en Educación Preescolar, Especialista en Docencia Investigativa Universitaria,
Magister en Educación y Desarrollo Humano. Docente de la Licenciatura en Educación
Prescolar de la Facultad de Educación. Correo electrónico: [email protected]
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Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao
Abstract
This article explains the importance of the agents of primary and secondary
socialization, regarding the process of reading and writing in early childhood. Also,
a practice of practical activities related to literacy process is proposed, taking into
account the levels that children have to cope with understanding the alphabetic
system used by adults. The methodology used was the documentary strategy. We
conclude that the processes of reading and writing are started before the child’s entry
to schooling, and it depends first, on the significant adults to encourage motivation
for learning; second, teachers who, from educational, recreational and participative
strategies, give continuity to what they learned at home.
Keywords: writing, reading, language, early childhood, socialization
Introducción
El propósito del artículo se sitúa en dos perspectivas, por un lado
concientizar a los adultos cuidadores sobre la responsabilidad de
potenciar las diferentes dimensiones del desarrollo infantil, a partir
de experiencias movilizadas por el afecto y el buen trato, elementos
indispensables en las futuras experiencias escolares de los niños. Y por
otro lado, ofrecer alternativas didácticas útiles en la promoción de la
lectura y la escritura con base en los aportes de Ferrero y Teberosky
(1989).
En el primer apartado, Importancia de las influencias contextuales
en el lenguaje de los niños, el lector encontrará la conceptualización
de la primera infancia como etapa determinante para el desarrollo
integral del ser humano. En este mismo sentido, se presenta una
reflexión sobre cómo el lenguaje infantil es influenciado por diferentes
factores que se presentan en el ambiente natural del niño; se destaca
la afectividad como elemento beneficioso que dinamiza su proceso de
socialización.
El segundo apartado explica dos procesos básicos por los que pasan
los seres humanos: la socialización primaria, acontecida en el ámbito
familiar, caracterizada por ofrecer ambientes espontáneos o referentes
96
Katharsis
Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir
básicos para la utilización del lenguaje oral1, y la socialización
secundaria, destacada por ampliar las posibilidades de interacción del
niño con los demás en el marco de la institucionalidad. En este segundo
espacio, se discuten los nuevos retos que enfrenta el niño en materia
de exigencias cognitivas, entre ellos la inmersión en los procesos de
lectura y escritura promovidos por la escuela.
El tercer apartado se denomina Qué es leer y escribir: propuesta
didáctica a partir de los niveles de escritura planteados por Ferreiro
y Teberosky. En este se definen, de manera particular, los procesos de
lectura y escritura con relación a los cinco niveles por los que transita
el niño en la adquisición del código escrito. A partir de lo anterior,
se presenta una propuesta de actividades promotoras de lectura y
escritura, que les permitirán a maestros y padres de familia tener un
referente práctico sobre la orientación de dichos procesos.
Finalmente, el presente artículo se considera importante en
tanto expone elementos teórico prácticos indispensables para que el
lector acompañe asertivamente los procesos de lectura y escritura
en la primera infancia y, desde estos, se invita a la resignificación de
prácticas pedagógicas y educativas. De igual manera, en la propuesta
didáctica realizada se resalta como factor importante el desarrollo de
las habilidades de los niños, según la edad, en el proceso de aprendizaje
de la lectura y la escritura.
Influencias contextuales en el desarrollo del lenguaje de
los niños: algunas consideraciones
Los primeros años de vida son decisivos para el desarrollo integral
(Política pública nacional de primera infancia, 2007), especialmente si se
reconoce a los niños como seres poseedores de lenguaje, pensamiento y
emoción. Son las experiencias de los primeros años las que determinan
posteriormente cómo será la socialización y la inserción a la cultura,
1
Asunto abordado de manera somera, debido a que el presente interés consiste en reflexionar sobre los procesos de lectura y escritura de los niños en el marco de la escolarización.
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Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao
así como los procesos comunicativos, interactivos y relacionales de los
diferentes seres humanos.
Si se piensan las experiencias iniciales como acontecimientos
trascendentales que marcan la vida del hombre, se hace necesario
comprender que, desde el mismo vientre, los niños están expuestos a
una serie de estímulos determinantes en su posterior desarrollo. Ahora
bien, para una mejor comprensión de lo dicho hasta aquí, se entiende
que la primera infancia, según el Código de Infancia y Adolescencia
(Ley 1098 de 2006), es el periodo comprendido desde la gestación
hasta los 6 años de edad. En este lapso de tiempo, el niño inicia un
proceso comunicativo con las personas más cercanas a él, y quienes se
encargan de enriquecer su lenguaje al fundamentar bases sólidas para
el desarrollo de la motricidad, la cognición y el vínculo relacional.
En el transcurso de la primera infancia los fenómenos cotidianos
son causa de asombro para el niño, originado principalmente por las
influencias contextuales como la familia, el nivel socioeconómico, el
vecindario y la cultura (Papalia, 2005). Estas influencias intervienen,
de manera directa, en el desarrollo infantil, debido a que de ellas
depende en gran medida el desarrollo, la maduración y el crecimiento
de los infantes.
De acuerdo a la manera como las influencias contextuales actúen en el
desarrollo de la infancia, se podría decir que esto se verá reflejado en las
diferentes dimensiones, como son física, cognitiva y psicosocial. Estas
dimensiones se evidencian en los haceres de los niños, especialmente
y para este caso, las dimensiones cognitiva y psicosocial, las cuales
son reflejadas en las maneras como ellos se relacionan con los otros
y con el entorno que los rodea. Dichas relaciones, necesariamente, se
ven atravesadas por el lenguaje como medio esencial de comunicación
infantil y con las posibilidades de interacción que le ofrecen los agentes
de socialización.
98
Katharsis
Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir
En este sentido, los agentes de socialización (padres de familia,
maestros y comunidad) tienen en sus manos la responsabilidad
inaplazable de potenciar las capacidades y habilidades infantiles desde
la integración de las diferentes dimensiones, en pos del sano desarrollo
a lo largo de su ciclo vital. Dichas capacidades y habilidades dependen,
en gran medida, de la concepción que se tenga de niño, es decir, si se
considera a este como un ser activo inmerso en la cultura, vinculado
a ella a partir de sus necesidades afectivas y sociales, se le estará
potenciando como un ser humano que explora, interroga y participa
activamente del contexto. Pero si, por el contrario, se concibe como un
ser pasivo, los agentes de socialización esperarán de él quietud y falta
de indagación sobre el mundo. Aquí se puede afirmar que los procesos
de socialización del niño dependen en gran medida de las concepciones
que el adulto tenga de él.
En este orden de ideas, es importante subrayar que la afectividad
(dimensión psicosocial) es un aspecto esencial en el proceso de
socialización, en tanto esta le posibilita al niño sentirse reconocido e
inscrito en el deseo del otro, especialmente en el deseo de la madre
o del adulto significativo para él. De este adulto depende la confianza
básica (Erikson, 1993) no solo para que el niño realice el tránsito exitoso
hogar – escuela, sino también porque en sus manos está el desarrollo y
afianzamiento de vínculos afectivos sólidos, la aceptación de sí mismo,
la seguridad y la satisfacción emocional, base de sus futuras relaciones
con los otros.
De igual manera, las necesidades sociales del niño son exteriorizadas
por él a partir del encuentro filial con su madre o quien haga las veces
de adulto significativo. Es esta persona la que facilita gradualmente
su acercamiento con otros seres humanos: familiares, vecinos, pares
y docentes. Dichas aproximaciones generan en el niño el menester
de comunicarse a través del lenguaje, elemento imprescindible para
manifestarse e interpretar las expresiones del otro. En este sentido, la
comprensión del mundo es producto de la construcción del lenguaje,
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Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao
en tanto este último se encuentra íntimamente ligado a la experiencia
personal del sujeto en relación con los demás.
Finalmente, cuando el niño logra realizar el tránsito familia–
escuela, se ve enfrentado a un ambiente totalmente desconocido para
él, con características diferentes al entorno hogar, como por ejemplo un
maestro que tiene bajo su responsabilidad a varios estudiantes, espacios
compartidos con otros niños, todo lo que está en el espacio escuela es
de todos, etc. Así mismo, se encuentra con un maestro que representa
un nuevo referente de autoridad, del cual el niño espera que lo escuche
y lo cuide, y que además lo inscriba en su mirada como sujeto, no solo
social y de conocimiento, sino también como ser de afecto, aspectos
esenciales en los procesos de aprendizaje significativo.
El lenguaje en relación con los procesos de socialización
primaria y secundaria
El lenguaje infantil se desarrolla inicialmente a partir de la
manifestación oral de sonidos como el llanto, la risa y la sonrisa. Estas
manifestaciones son expresadas, inicialmente, sin intencionalidad
concreta, posteriormente se van nutriendo de significado gracias al
proceso de articulación generado entre las diversas emisiones sonoras,
hasta convertirse en expresiones lingüísticas ligadas a su cotidianidad,
constituyéndose así en una manera natural de expresión socialmente
aprendida en relación con otros seres humanos. Este vínculo
comunicativo entre el niño y los adultos significativos, se convierte en
las bases para el desarrollo psicosocial y del lenguaje.
La conquista del lenguaje oral es originada en la socialización
primaria (Berger & Luckmann, 1998), entendida como el proceso
facilitador proporcionado por la cultura para que el niño interaccione
potencialmente con significados, personas, valores y prácticas, que
luego pueden ser interiorizadas, adaptadas y ejecutadas por él mismo en
su contexto habitual. En otras palabras, la socialización primaria es el
periodo más importante en la vida del ser humano, en tanto que prepara
100
Katharsis
Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir
al niño en el emprendimiento de sus primeros procesos identificatorios
en cuanto a gustos, intereses, personas y las normatividades
necesarias para el ingreso a la escuela, y que representan condiciones
indispensables en el mantenimiento del orden social.
En este orden de ideas, el niño hace un tránsito entre su primera
agencia de socialización, denominada familia y la segunda agencia,
nombrada como escuela. Es en esta última donde él se ve prácticamente
exigido en el empleo del lenguaje oral, como una forma natural de
establecer contacto con los nuevos referentes contextuales como
maestros, compañeros y demás integrantes de la comunidad educativa.
Cabe resaltar que el cambio de espacio físico (de la casa a la escuela)
empieza a demandar en el niño nuevas responsabilidades, como
habituarse a rutinas horarias, utilizar uniforme, emplear utensilios
escolares y cuidar sus pertenencias, deberes a los cuales se sumarán
paulatinamente el establecimiento de relaciones sociales inherentes a
la escolaridad.
En el ámbito institucional, el niño se ve ahora enfrentado a
un sinnúmero de retos socio-cognitivos propios de la escuela que
representan el punto álgido en el desarrollo infantil, especialmente
en la dimensión comunicativa, debido a que este comienza a tener
acercamiento con la lectura y la escritura de manera formal. Es
decir, la gran mayoría de los niños, antes de ingresar a la educación
institucionalizada, ya poseen nociones en materia de lectoescritura:
reconocen letras, sonidos, palabras, logos presentes en las etiquetas de
los productos comerciales; nociones que se convierten en la experiencia
previa para acceder al código escrito utilizado por los adultos.
En sintonía con lo expuesto, vale la pena hacer referencia a tres
contribuciones relacionadas con las experiencias previas que facilitan
la incursión del niño en la escritura alfabética: la iniciativa con respecto
a la expresión oral, el empleo de vocabulario utilizado en contextos
naturales y la capacidad constructiva del mismo en el emprendimiento
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Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao
de nuevas búsquedas orientadas hacia la representación escrita –
conquista imprescindible generalmente atribuida a la socialización
secundaria. Los anteriores aspectos se destacan básicamente por ser
la materia prima o bagaje cultural determinante para inscribir en el
deseo del niño el gusto por leer y escribir.
Hasta aquí es posible comprender la relación existente entre el
lenguaje infantil y los procesos de socialización en el niño, fundamentada
básicamente en la calidad de las experiencias facilitadas inicialmente
por los adultos significativos y, posteriormente, por los maestros y
pares. En suma, la socialización secundaria es esencial en los procesos
de lectura y escritura, en tanto le permite al niño ingresar al código
escrito formalmente.
Qué es leer y escribir: propuesta didáctica a partir de los
niveles de escritura planteados por Ferreiro y Teberosky
El desarrollo de los procesos de lectura y escritura en los niños,
no se genera en la inmediatez, mucho menos son acontecimientos
predecibles en los cuales se pueda diseñar una fórmula única,
aplicable a todas las edades. Son, por el contrario, procesos variables y
diferenciados que deben considerar fortalezas, dificultades, intereses,
contextos, así como cantidad de singularidades que caracterizan al ser
humano dentro de su complejidad. Comprender estos procesos implica
conocer particularmente lo que significa cada historia humana, para
así establecer posibles nexos entre ambas manifestaciones del lenguaje.
Según Solé (1997), la lectura es un proceso interactivo, en tanto
posibilita al sujeto que lee la construcción de significados sobre un texto,
a partir de la compresión que se tiene de él. En este sentido, la lectura
posibilita a los sujetos interpretar particularmente los significados
del lenguaje escrito por los demás, con la intención de interiorizar y
transformar la información contenida en un texto.
Por su parte, la escritura es un proceso de representación utilizada
por el ser humano teniendo en cuenta un sistema de signos alfabéticos
102
Katharsis
Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir
establecidos socialmente, que permiten comunicar y comunicarse de
manera eficaz y asertiva. En esta lógica, afirma Monserrat (2004):
“cualquier actividad de escritura debe implicar el proceso completo
de producción del texto, en el que intervienen tanto los aspectos de
notación gráfica como los relacionados con el lenguaje, así como los
aspectos discursivos” (p.23). Lo anterior evidencia una visión holística
de la escritura, en la cual es importante el desarrollo de juegos de
habilidades gráficas, lingüísticas y representativas de quien produce
un texto.
Ahora bien, aunque en líneas anteriores se ha expuesto la distinción
entre el proceso de lectura y escritura, no se puede negar su carácter
complementario, gracias a que ambos, además de encontrarse
inmersos en la inherente dialógica de la comunicación humana, tienen
estrecha afinidad en el direccionamiento de su enseñanza, porque los
dos dependen en gran medida de la concepción que se genera sobre
ellos, los cuales están circunscritos a tiempos, personas y contextos
específicos.
Es preciso aclarar que tanto Solé (1997) como Monserrat (2004),
proponen mirar los dos procesos desde una óptica superadora de la
mecanización, en cuanto ofrecen la posibilidad de reflexionar sobre
su orientación, principalmente en el marco de la trascendencia de los
procesos de construcción del lenguaje. En este sentido y para generar
mayor comprensión de cómo percibe el niño el acto de leer y escribir,
se hace necesario retomar los planteamientos de Ferreiro y Teberosky
(1989), quienes plantean cinco niveles por los que los niños transitan
antes de adoptar completamente el código escrito utilizado por los
adultos.
En coherencia con lo expuesto en líneas anteriores, las autoras del
presente artículo de reflexión, además de retomar lo que ocurre en cada
uno de los cinco niveles planteados por Ferreiro y Teberosky (1989), se
atreven a realizar una propuesta didáctica en sintonía con lo planteado
por Zabalza (1987), quien defiende la idea de que la dimensión cognitiva
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Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao
y afectiva deben ser tenidas en cuenta a la hora de proponer situaciones
de aprendizaje, en este sentido es necesario considerar a cada niño
desde sus particularidades, para promover la lectura y escritura con
base en su experiencia y en los escenarios que habita.
1. En el primer nivel, denominado diferenciación de escritura dibujo
(Ferreiro & Teberosky, 1989), los niños reproducen los rasgos
típicos de la escritura que identifican, es decir, si sus referentes
son en letra cursiva optarán por escribir letras unidas entre sí con
algunas curvaturas; por el contrario, si su modelo de escritura es
en letra script, las grafías del niño se caracterizarán por emplear
letras separadas, con formas curvas acompañadas de líneas rectas.
Con respecto a este último caso, el niño tiene dos hipótesis: la
primera hace alusión a la variedad que consiste en presentarle al
niño una palabra con diversas grafías, y la segunda hace referencia
a la cantidad, es decir, se utiliza cierta cantidad de grafías para
escribir (mínimo tres), las cuales pueden ser intentos de letras y
números (Ferreiro & Teberosky, 1989). Adicional a lo anterior, la
interpretación de la escritura sólo puede ser llevada a cabo por el
mismo niño, quien tiene una percepción global de lo escrito2, debido
a que no es posible analizar las partes.
En este nivel, el principal objetivo es motivar la escritura espontánea
del niño para que trate de dar una interpretación a sus producciones,
diferenciando lo que es dibujo de lo que es escritura, por esta razón serán
muy útiles las actividades encaminadas a incentivar la representación
gráfica de experiencias significativas que involucren los ámbitos
naturales del niño: familia, escuela y localidad. A continuación se
propone una actividad útil para potenciar el primer nivel de escritura.
Nombre de la actividad: recreando el final.
Materiales: Imágenes, cartulinas, crayolas, cinta pegante.
2
104
La percepción del niño es sincrética, es decir, no analiza las partes, solo el todo.
Katharsis
Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir
Organización del espacio: ubicar a los niños en mesa redonda,
disponer en el salón fragmentos escritos con imágenes representativas
de la historia.
Desarrollo: el maestro narra una historia, frecuentemente hace
pausas para preguntar a los niños sobre las predicciones o ideas
previas que tienen ellos sobre la misma. Finalmente, se disponen hojas
amplias con crayolas para que cada niño, teniendo como referente
tanto fragmentos escritos como imágenes, proponga un final. Los
niños deben dibujar el final de la historia y al frente de la imagen deben
utilizar representación escrita.
Evaluación: al finalizar la actividad, los niños deben socializar con
el grupo su trabajo. Los criterios evaluativos estarán enfocados tanto
en la representación que hace el niño de imagen y escritura, como en
su interpretación personal, la cual tiene por objetivo identificar lo que
es dibujo y lo que es escritura.
En este tipo de ejercicio saldrán a la luz varios elementos
importantes dignos de analizar por parte del maestro: la existencia de
grafías, la prevalencia del tipo de letra (script o cursiva), la alternancia
y diferenciación entre dibujo-letra.
2.En el segundo nivel, pre silábico, el avance del niño en la
representación es significativo, debido a que los grafismos (intentos
de letras) realizados son más definidos, con ciertas aproximaciones
a las letras del alfabeto. La hipótesis de variedad3 y cantidad4 de
grafías es conservada por el niño, al mismo tiempo la interpretación
de la escritura sigue siendo global, aun así, comienza a emplear
combinaciones alternando el orden de las letras, lo cual es el indicio
de un progreso en su pensamiento: si se ubican las mismas letras
en diferentes órdenes, puede conducir a resultados distintos.
3
La hipótesis de variedad hace referencia a la variedad de grafías que se le presentan al niño
para escribir una palabra.
4
Se refiere a la cantidad de grafías para escribir (mínimo tres), las cuales pueden ser intentos de letras y números (Ferreiro & Teberosky, 1989).
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También es común que en esta instancia el niño haya adquirido
modelos fijos de escritura5 que se pueden realizar sin tener al lado
la muestra (Ferreiro & Teberosky, 1989). En este nivel, el niño logra
mayor avance en la representación de grafías, las cuales tienden
a ser más parecidas a las del alfabeto, por lo tanto, es pertinente
plantear actividades con modelos fijos de escritura, los cuales se
descompongan en letras y con estas mismas alternar órdenes para
crear otras palabras.
Los modelos reproducidos por el niño se deben a su capacidad
para retener en la mente los detalles de las formas, imágenes, junto
con todo el contenido visual proporcionado por diversos portadores de
texto que circulan a su alrededor, informaciones provenientes de las
escrituras de adultos, maestros, compañeros, así como las etiquetas de
productos comerciales, cuadernos, libros, vallas publicitarias, medios
informáticos, televisión, entre otros estímulos.
Nombre de la actividad: recrea palabras.
Materiales: cartulinas de colores, marcadores, tijeras, papel
contac6, cinta.
Desarrollo: cada niño casi siempre cuenta con un modelo de su
nombre en sus cuadernos y demás pertenencias escolares, es por ello
que se utilizará este recurso para trabajar con modelos fijos de escritura
y sus posibles combinaciones.
Se proporciona a cada niño dos cartulinas de 30 cm de largo x 10 de
ancho cada una, se le pide que copie su nombre en ambas cartulinas
tomando como referente un rótulo o muestra que contenga su nombre
y apellidos, luego el niño debe pegar en la parte delantera de su asiento
106
5
Los modelos fijos son aquellas memorizaciones que hace el niño de algunas palabras. Un
ejemplo de modelo fijo es el nombre propio.
6
El papel contac es un material delgado, transparente y con adhesivo que sirve para proteger o realzar el material.
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una de las cartulinas y en la cartulina restante deberá recortar cada
letra del nombre.
Seguidamente se preguntará a los estudiantes, de manera abierta,
qué observan en su nombre, cuáles letras reconocen y cuáles se repiten.
A partir de esto se podrán hacer diferentes clasificaciones: discriminar
consonantes, vocales, proponer a los niños que realicen diferentes
combinaciones. Al finalizar cada niño debe crear una palabra con las
letras de su nombre, con el fin de exponer a sus compañeros la palabra
creada.
Evaluación: Los criterios evaluativos para esta actividad son: el
acercamiento de las grafías a las letras del alfabeto, la identificación de
las vocales, la identificación de algunas consonantes y en la construcción
de la palabra se debe valorar la variedad en las grafías.
Otra actividad complementaria a la anterior, es cambiar el orden
de las sillas, solicitando a los niños identificar cuál es la silla que le
corresponde de acuerdo a su nombre. Se recomienda proponer cuatro
oportunidades para elegir la silla correcta, estableciendo dos minutos
por oportunidad, los niños tomarán la decisión de seguir buscando o
quedarse en la silla elegida inicialmente. Cuando cada uno encuentre
su silla, la maestra tendrá que acercarse al niño y pedirle que intente
interpretar lo que dice en la silla elegida para corroborar que sí le
corresponda. En este momento los niños podrán utilizar diferentes
estrategias para saber cuál le pertenece: según las iniciales de su
nombre, el número de palabras y la extensión de las mismas con
relación al modelo fijo de que tienen mentalmente grabado.
3. El tercer nivel, el silábico, distinguido, según Ferreiro y Teberosky
(1989) por “el intento de dar un valor sonoro a cada una de las
letras que componen una escritura. En este intento el niño
pasa por un periodo de mayor importancia evolutiva: cada letra
vale por una sílaba” (p. 255). En este sentido, el niño pasa de la
correspondencia global entre lo expresado oralmente y lo escrito a
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una correspondencia entre las partes de la expresión oral y partes
de la palabra escrita, así mismo, descubre que la escritura es la
representación de los sonidos emitidos al hablar. Adicional a lo
anterior, es fundamental tener en cuenta que en la construcción de
la hipótesis silábica7 que el niño realiza, es posible representar cada
sílaba con una grafía o letra, sin importar si dicha grafía se aproxima
a una letra convencional del alfabeto (Ferreiro &Teberosky, 1989).
La principal conquista en este nivel se da gracias a que el niño
empieza a representar cada sílaba o golpe de voz con una grafía o letra,
por tal motivo es fundamental hacer actividades que impliquen la
segmentación sonora con las palmas de las manos y luego representarla
de forma escrita.
Nombre de la actividad: la caja de sorpresas.
Materiales: una caja de cartón de 60 x 60 cm aproximadamente,
cinta pegante, imágenes de animales y objetos de colores con medidas
menores a las de la caja.
Desarrollo: se introducen las imágenes en la caja de cartón, de
manera aleatoria se llama a lista a un estudiante, el cual debe extraer
una ilustración de la caja y, de acuerdo a la palabra evocada por la
imagen, hacer la segmentación silábica con las palmas de las manos, los
compañeros le pueden ayudar. Seguidamente la imagen se debe pegar
en el tablero y el niño debe tratar de escribir el nombre del animal u
objeto con base en la segmentación sonora.
Evaluación: la valoración de esta actividad se hará con base en la
consideración de representar con una letra cada sílaba de la palabra,
dicha letra puede corresponder a un sonido que efectivamente está en
la sílaba, o puede estar aislada de valor sonoro real de la misma. Aun
así el esfuerzo del niño por intentar construir esa correspondencia
debe ser valorada.
7
108
La hipótesis silábica: significa que para el niño cada letra que realiza representa una sílaba
Katharsis
Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir
Nota: se debe respetar la subjetividad del niño, pues una imagen
le puede evocar una palabra diferente a la que el maestro o los demás
compañeros esperan que se interprete.
4. En el cuarto nivel, denominado silábico alfabético, “el niño abandona
la hipótesis silábica y descubre la necesidad de hacer un análisis que
vaya ‘más allá’ de la sílaba por el conflicto entre la hipótesis silábica
y la exigencia de cantidad mínima de grafías” (Ferreiro &Teberosky,
1989, p. 260). Tal situación significa un progreso en el análisis del
lenguaje escrito, porque empieza a desarrollar conciencia en cuanto
a la sílaba, la cual es susceptible a subdivisiones, al mismo tiempo
cada uno de sus constituyentes (vocales y consonantes) tienen una
representación sonora (Ferreiro & Teberosky, 1989).
En esta etapa, el niño descubre que la sílaba está constituida por
letras y cada una de ellas aporta un valor sonoro individual. Por tal
motivo, es importante proponer actividades intencionadas que ayuden
a desarrollar la conciencia fonológica en el niño a partir de cada letra
del alfabeto.
Nombre de la actividad: ¿Cómo suena?
Materiales: el alfabeto en letras de colores con una medida de 15 x
15 cm, una bolsa, cinta pegante, cartulina, marcadores.
Desarrollo: se introducen en la bolsa todas las letras del alfabeto
que contengan valor sonoro, luego se llama a lista aleatoriamente para
que un estudiante salga al frente, saque una letra e indique cómo es su
sonido, si este no tiene conocimiento de cómo suena, el resto del grupo
le puede ayudar. Las letras se van pegando con cinta en el tablero. Al
finalizar, todo el grupo orientado por la docente emite el sonido de cada
letra. Posterior a la actividad, se puede hacer un ejercicio en el que
los niños, con base en las letras pegadas en el tablero, se reúnan por
grupos para conformar palabras en una cartulina. Finalmente, cada
grupo socializa las palabras construidas.
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Evaluación: los criterios evaluativos tendrán en cuenta tanto la
respuesta individual sobre el sonido de cada letra, como la participación
grupal y el trabajo colaborativo para construir las palabras.
5. La escritura completamente alfabética se da en el quinto nivel, en
la medida en que el niño comprende la correspondencia normativa
del lenguaje escrito: cada una de las consonantes y vocales
pronunciadas oralmente se representan con una letra. Luego de
lograr esta construcción cognitiva sobre el sistema escritural,
consecuentemente se aproximarán para el niño retos en materia de
reglas ortográficas8* (Ferreiro & Teberosky, 1989).
La labor del docente en este periodo evolutivo, consiste en posibilitar
actividades que motiven a los estudiantes en el empleo constante de
la escritura como medio para comunicarse con los demás. Se trata
de concientizarle en cuanto a la trascendencia de la mecánica del
descifrado, la cual también es útil para la comprensión de significados
que posteriormente pueden ser expresados y reconstruidos en el
momento de intentar producir un texto, aun cuando se está ausente, de
ahí la importancia del lenguaje escrito.
Nombre de la actividad: la correspondencia.
Materiales: cartulinas de colores, lápiz, colores, goma Eva
(Foamy)9 y pegante.
Fase de elaboración: se les encomienda a los niños como tarea
para el hogar, hacer un sobre con cartulina y decorarlo con su nombre.
Fase de organización: cada niño lleva su sobre a la institución,
la docente se encarga de disponer un espacio del salón para pegar en
un afiche de goma grande todos los sobres. Por semana la tarea será
escribirle una carta a un compañero de clase, e introducirla en el sobre
correspondiente.
110
8
Las reglas ortográficas no es tema de interés en este artículo, por ello no se desarrollará.
9
La goma Eva o Foamy es un material utilizado en la industria para manualidades. Es similar a una espuma.
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Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir
Fase desarrollo: la dinámica de la actividad consiste en cambiar
el destinatario de la carta cada semana. Cada dos días la maestra
entregará las correspondencias para que sean leídas por los niños y si
ellos lo desean las compartirán con el resto del grupo.
Evaluación: esta actividad evaluará la creatividad junto con el
compromiso de escribir. Las cartas realizadas por los estudiantes serán
un referente de diagnóstico para mirar el proceso de escritura de manera
individual. Estas contribuirán con la corrección de algunas omisiones
y sustituciones de letras que son muy comunes en la exploración del
lenguaje escrito. Dicha actividad resulta útil gracias a que promueve
tanto la representación escrita como la lectura e interpretación de las
cartas recibidas, ubicando al niño tanto en el rol de emisor como de
receptor.
Consideraciones finales
Reflexionar en torno a los procesos de lectura y escritura transcurridos
en la primera infancia, requiere tener presente que, si bien la escuela es
el espacio formal para la construcción del conocimiento, no es el ámbito
exclusivo de apropiación educativa; al igual que ella, existen lugares
y medios en los cuales es posible interactuar con el saber, gracias a
la simultaneidad existente entre los procesos educativos formales e
informales.
En este sentido, es responsabilidad de la escuela propiciar
ambientes de articulación en los que confluyan los procesos de lectura
y escritura, las prácticas pedagógicas, las teorías sobre el aprendizaje
acompañadas de los saberes experienciales de los niños. Son estos
aspectos fundamentales en el momento de diseñar situaciones acordes
con los intereses de los involucrados en el proceso educativo, mediados
por la agradabilidad, la pertinencia y la contextualización.
En coherencia con lo nombrado, los niveles planteados por Ferrero y
Teberosky (1989) brindan elementos conceptuales interesantes acerca
de las percepciones e hipótesis que construyen los niños alrededor de los
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Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao
procesos lectoescriturales, y, al mismo tiempo, proporcionan recursos
valiosos que pueden orientar a los maestros sobre la planeación de
actividades estratégicas en busca de promover tanto el acercamiento de
los niños a la lectura, como la facilitación de situaciones estimulantes
que generen la toma de iniciativa por la representación escrita y la
interpretación de la misma.
Adicional a lo anterior, leer y escribir son procesos que no sólo se
encuentran adscritos al dominio del código escrito, la esencia de estos
radica precisamente en el gusto por leer y escribir de manera voluntaria
como experiencia subjetiva construida social e individualmente,
acontecida de manera diferente en todos los sujetos, dependiendo así
de los ritmos, estilos de aprendizaje y contextos específicos para su
orientación.
112
Katharsis
Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir
Bibliografía
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Sucesivos aportes alUniversitaria
concepto de adolescencia
Katharsis–Institución
de Envigadoen la obra freudiana
Sucesivos aportes al concepto de
adolescencia en la obra freudiana*
Successive contributions to the concept
of adolescence in Freud’s work
Mauricio Fernández-Arcila**
Resumen
Se hace un seguimiento a las reflexiones puntuales hechas por Freud en torno a la
adolescencia, buscando determinar su correspondiente contexto teórico en cada
época. Se encuentra que los sucesivos aportes teóricos están enmarcados en tres
momentos de la obra freudiana: las primeras explicaciones psicopatológicas acerca
de las neurosis a fines del siglo XIX, el replanteamiento que induce el desarrollo de
la teoría de la sexualidad infantil, y, por último, la revaloración del papel etiológico
del Complejo de Edipo, asociada al mantenimiento de la noción de après-coup
(Nachträglichkeit). De esta manera no solamente se identifica y esboza el perfil de
las teorizaciones más generales que subyacen a las proposiciones dispersas, sino que
se reconocen algunos de estos enunciados como contribuciones indispensables a la
concepción contemporánea de la adolescencia.
Palabras clave: Pubertad, adolescencia, angustia virginal, neurosis, après-coup
(posterioridad), Complejo de Edipo.
*
**
El presente artículo deriva del primer capítulo del informe de investigación “Concepciones
psicoanalíticas de la adolescencia” (Medellín, Universidad de Antioquia - Codi, 2011), a
cuya redacción inicial contribuyó también Ricardo Moreno Chía. Antes de ser reconfigurado en su versión actual, tuvo otra versión intermedia, en mayo de 2013, como lectura para un curso de la Especialización en Problemas de la Infancia y la Adolescencia
del Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia).
Se agradece al profesor Moreno su autorización para hacer uso aquí de algunas informaciones documentales e ideas que introdujo, tanto en esa primera redacción conjunta del
capítulo del informe (2011), como posteriormente en su libro (2012).
Doctor en Psicoanálisis y Psicopatología Fundamental (Universidad de Paris 7), miembro
de la Associação Universitária de Pesquisa em Psicopatologia Fundamental (Brasil)
y de la Tavistock Latin American Network for the Development of New Approaches
to Adolescent Mental Health (Londres). En la Universidad de Antioquia (Medellín,
Colombia), ejerce como profesor titular del Departamento de Psicoanálisis y como coordinador del grupo de Investigación Estudios sobre juventud.
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Mauricio Fernández-Arcila
Abstract
A follow-up work is established to the specific reflections made by Freud around
adolescence, trying to determine the corresponding theoretical context in each
period. It is found that successive theoretical contributions are framed in three
moments of Freud’s work: the first psychopathological explanations of neurosis in the
late nineteenth century, the rethinking that induces the development of the theory of
infantile sexuality, and finally, the revaluation of the etiological role of the Oedipus
Complex, associated to maintaining the notion of après-coup (Nachträglichkeit). This
way, the profile is not only identified and outlined from the more general theories
underlying the dispersed propositions, but some of these statements are recognized
as essential contributions to the contemporary conception of adolescence.
Keywords: Puberty, adolescence, virginal anxiety, neurosis, après-coup (posterity),
Oedipus complex.
Muchas de las discusiones actuales en torno al contenido y el lugar
que ocupan las nociones de pubertad y adolescencia en la obra de
Sigmund Freud, suelen estar afectadas por burdos anacronismos, en la
medida en que a las reflexiones freudianas se le atribuyen una serie de
conceptos y distinciones que todavía no habían sido construidos en su
época, sino que fueron de más reciente aparición.
Aunque Freud desarrolló múltiples consideraciones teóricas y
clínicas acerca de fenómenos presentes en la adolescencia, ésta no
fue diferenciada ni por él ni por sus primeros discípulos como una
entidad independiente, y, por lo mismo, sólo fue objeto de teorización
sistematizada más tardíamente y por parte de otros autores.
Sabemos que el primer texto psicoanalítico que se ocupa extensamente
de los cambios consecutivos a la aparición de la pubertad, fue el tercero
de los Tres ensayos de teoría sexual (Freud, 1905c), que precisamente
lleva por título “Las metamorfosis de la pubertad”. Pero aun así este
hito sigue siendo problemático, empezando por la terminología (Freud
usa raramente el término “adolescencia”), y más aún porque puede
pensarse que dicho ensayo no aborda la adolescencia como tal, sino que,
en el contexto de esa obra, se trataría de la conclusión del desarrollo de
la sexualidad infantil.
116
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
Por otro lado, a excepción de ese relativamente extenso estudio
de 1905, Freud no hace ningún otro tratamiento amplio del tema;
en cambio, a lo largo de sus obras, alude a múltiples aspectos de la
adolescencia, pero a manera de breves desarrollos dispersos, sin
ningún ordenamiento metódico.
Esto significa, de entrada, que no se puede esperar encontrar en
las reflexiones freudianas ni una definición completa de pubertad o
de adolescencia, ni términos constantes o unificados para designarlas,
ni mucho menos definiciones idénticas a las que poseemos en la
actualidad. La condición etaria o biológica es tenida en cuenta en
muchas ocasiones para diferenciar a algunos pacientes como “jóvenes”,
“hombres en crecimiento” o “adolescentes”, pero, desde un punto de
vista psíquico, para los primeros psicoanalistas estos sujetos eran
todavía “niños”, no se les reconocía explícitamente un estado específico
de naturaleza psíquica, o incluso sociocultural, distinto al del niño o al
del adulto.
La manera de ocuparse, o mejor, de restar importancia a las
manifestaciones o problemas adolescentes estaba determinada, en
gran parte, por el tipo de presencia que los jóvenes tenían en la cultura
alemana. La Viena post-napoleónica y colonialista del siglo XIX,
orgullosa de su progreso y orden, desconfiaba constantemente de la
juventud, la cual hallaba contraria a los valores sociales de moderación
y tranquilidad en todas las formas de vida, que proclamaba y trasmitía
a través de una educación autoritaria.
No obstante, como ya se dijo, muchos aspectos psíquicos de estos
individuos jóvenes eran objeto de elaboraciones teóricas entre los
freudianos de entonces. En este sentido, en Freud se encuentran
menciones a la pubertad desde 1888, y podrían citarse también las
discusiones que se tuvieron en la Sociedad Psicoanalítica de Viena,
desde sus inicios en 1902, como “Reunión de los miércoles”, hasta poco
antes de la Segunda Guerra: sobre el onanismo, la homosexualidad,
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Mauricio Fernández-Arcila
el incesto, el parricidio o la educación sexual (Nunberg & Federn,
1962/75).
Además, en razón del hecho de que una buena proporción de
los pacientes de Freud eran jóvenes adolescentes,1 parece posible
encontrar en su obra concepciones implícitas sobre la adolescencia,
muy especialmente en sus trabajos clínicos. En sentido inverso,
cabe imaginar retrospectivamente, a la luz de los nuevos desarrollos
teóricos, que si Freud se hubiera preocupado más por la adolescencia
y sus “metamorfosis”, la suerte del tratamiento de la joven Dora, por
ejemplo, el cual concluyó cuando tenía 18 años, hubiera sido diferente.
Pero en el presente artículo no se avanzará en esta última vía
hipotética. Se tratará, en cambio, en primer lugar, de identificar las
elaboraciones que sobre problemas o condiciones adolescentes hace
Freud en su obra, ordenándolas por períodos teóricos, en función
de la permanencia, durante ciertos lapsos de tiempo, de esbozos de
concepciones relativamente globales. Se espera así poder observar las
variaciones que van teniendo las proposiciones sobre la adolescencia,
como efecto de las modificaciones de conjunto de la teoría. En segundo
lugar, se indagará cómo, a partir de aquellas elaboraciones, van
emergiendo algunos criterios psíquicos específicos que se adicionan o
se articulan con los puramente etarios o biológicos, posibilitando así la
constitución de la perspectiva más contemporánea sobre la adolescencia
en cuanto proceso característico de reestructuración psíquica.
En otras palabras, se pretende mostrar que las reflexiones freudianas
acerca de algunas manifestaciones de la adolescencia o de procesos
que le son concomitantes, representan aportes teóricos indispensables
para la subsiguiente construcción de una concepción de la adolescencia
como proceso psíquico, con características e incidencias propias —más
allá de la noción de un período de la vida (con límites temporales, con
1
118
Katarina (Freud, 1895d, pp 141-150), casos mencionados en las Actas de la Sociedad
Psicoanalítica de Viena (Nunberg & Federn, 1962/75), Emma (Freud, 1895e,pp 4004-403),
Dora (Freud, 1901b).
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Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
cambios biológicos o rasgos socioculturales determinados o variables),
usada para clasificar o localizar los fenómenos que se presentan durante
ese lapso.
1. La pubertad y etiología de las neurosis
Al seguir los pasos del pensamiento freudiano2 en sus inicios, se
capta que, antes de descubrir el sentido de los sueños y de proponer
una metapsicología, Freud estuvo ocupado ante todo en la elaboración
de una nueva teoría psicopatológica de las neurosis. Por esta razón,
para presentar algunos de los primeros elementos teóricos relativos a
la concepción de la adolescencia en Freud, se tomarán como guía las
elaboraciones acerca de la etiología de las neurosis.
El desarrollo de esta teoría psicopatológica durante los tres últimos
lustros del siglo XIX comprenderá dos etapas. La primera se caracteriza
por una integración progresiva de los factores psíquicos. Comienza con
una visión de tipo fisiológico que se aplica a las neurosis actuales, y pasa
a plantear los mecanismos de defensa como factores específicos de las
psiconeurosis. Durante la segunda etapa de la teorización, se atenúa el
dualismo psique-soma, al articularse los factores sexuales y la defensa
en un nuevo modelo etiológico, gracias a la teoría de la retroactividad
traumática {Nachträglichkeit} y de la angustia.
En las subsiguientes coyunturas del pensamiento freudiano, la
manera de entender la pubertad y su papel etiológico sufrirá variaciones,
en función de los nuevos componentes que se integran en la teorización
atinente a la formación de las neurosis.
1.1 Dos condiciones puberales: quantum somático y déficit psíquico.
En una de las primeras referencias de Freud a la pubertad, ésta
se encuentra asociada a la emergencia de la histeria: “El período que
2
Tal como la permiten construir algunos estudios, en particular: Anzieu (1959/75); Levin
(1978); Assoun (1981). Un panorama más abarcador de la obra freudiana es realizado en
Bercherie (1984).
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Mauricio Fernández-Arcila
antecede y sigue a la pubertad suele traer consigo, en niños y niñas
de intensa disposición histérica, un primer estallido de la neurosis”
(Freud, 1888c, p. 57).
De igual modo, a fines de 1892 (en el Manuscrito A),3 se vuelve a
asociar la pubertad a la neurosis, pero esta vez a la neurastenia. Se hace
alusión a la masturbación, pero no es claro si allí Freud tiene en mente
la masturbación puberal o aquella de que podría ser objeto un niño por
parte de una persona mayor.
A pesar de que la neurastenia4 era considerada como la neurosis
más importante al lado de la histeria, y que frecuentemente se la
comparaba con ésta, las cartas y las publicaciones de Freud anteriores
a 1893, es decir, anteriores al Manuscrito B, cuya primera parte
está especialmente dedicada a este síndrome neurasténico, apenas
contienen comentarios ocasionales sobre ella. Todo parece indicar que
Freud finalmente le prestó atención a la neurastenia cuando reevaluó el
papel de la sexualidad, gracias a sus análisis de la histeria.
Freud comparte la concepción de sus predecesores y contemporáneos,
al atribuirle un papel central a los hábitos sexuales en la etiología de esta
neurosis actual.5 En otras palabras, también creía que la masturbación
habitual podía explicar el agotamiento mental y físico característico de
la neurastenia.
120
3
Desde 1985 se dispone de la edición completa de las Cartas a Fliess (Freud, 1887a). En adelante se distinguirá la edición fragmentaria con la abreviatura AE, y la edición completa
con EC.
4
Desde 1869, el médico norteamericano George Beard caracterizó la neurastenia por una
debilidad general física y mental. En la Europa del siglo XIX, tuvo una gran difusión y fue
motivo de una amplia producción bibliográfica en los 80 y comienzos de los 90. Muchos
de los autores europeos aceptaron la idea de Beard de que el exceso de esfuerzo mental y
físico, al igual que las exigencias de la vida moderna, eran los factores etiológicos más importantes, pero también recalcaron en la herencia y las anormalidades de la vida sexual,
sobre todo la masturbación y el coitus interruptus.
5
A propósito de la neurastenia en los varones, escribe en el Manuscrito B (08 febrero 1893):
“Su fuente es la masturbación, cuya frecuencia corre paralela directamente a la frecuencia
de la neurastenia de los hombres” (Freud, 1887a EC, p. 29).
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
Esta práctica sexual la integra en una fórmula etiológica que
prefigura la del ensayo sobre las neurosis actuales (Freud, 1894c).
Según este modelo etiológico, debe existir: “1) la condición necesaria,
sin la cual el estado no sobrevendría, y 2) los factores ocasionadores”
(Freud, 1887a EC, p. 28). Si la primera condición ha tenido fuerza
suficiente, ella misma causará la afección de manera necesaria, pero
si no es el caso, se convierte en una predisposición que sólo tras el
advenimiento de los factores ocasionadores produce la afección. La
condición necesaria es entonces indispensable y en algunos casos
puede ser suficiente, mientras que los factores ocasionadores serán
auxiliares imprescindibles cuando el primer factor carezca de la fuerza
determinante.
En este contexto, el supuesto “habitual extravío sexual” atribuido
a la pubertad, hace parte de la cadena de factores que determinan el
advenimiento de la neurastenia, al lado de factores como el intenso
trabajo de la vida estudiantil, entre otros; es decir, se desempeña como
un factor ocasionador, adicionable a la predisposición temprana. Pero,
también sin tener en cuenta la experiencia infantil, puede considerarse
que la masturbación puberal, por sí misma, puede generar una
predisposición que se activa con la “segunda nocividad”, esto es, con el
onanismus conjugalis, “que corresponde a otra edad de los hombres”
(Freud, 1887a EC, p. 29).6
Según este enfoque, la pubertad tiene una incidencia etiológica en
función de la excitación sexual que desgasta o incrementa, es decir,
debido a las prácticas corporales que le son características, pero
esa sexualidad y esas prácticas se las concibe todavía de un modo
6
En cuanto a la mujer joven, no parece que Freud le achaque, como sí lo hace con el hombre,
la posibilidad de contraer neurastenias puras, a pesar de “todos los traumas sexuales de
este período” (Freud, 1887a EC, p. 30). En su opinión, ellas presentan más bien “neurosis
mixtas”: un poco de histeria con otro tanto de neurastenia. La causa del padecimiento
femenino no sería otro que el hombre neurasténico, es decir, el hombre impotente. De lo
que se extrae una curiosa regla etiológica: a hombre neurasténico mujer histérica. Y dado
que los hombres se hacen neurasténicos en la pubertad, ha de esperarse indefectiblemente
la histeria de la mujer casada.
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121
Mauricio Fernández-Arcila
fisiológico. No obstante, están sugeridos los nexos con las experiencias
pasadas, sobre todo en la idea de que las vivencias infantiles puedan
llegar a ser la condición suficiente de las afecciones psíquicas, y de que
la masturbación de la pubertad puede no operar por sí misma. Si el
“abuso sexual temprano”7 tanto como la masturbación puberal crean
o la predisposición o la neurastenia misma, cabe suponer que aquel
abuso es visto como del mismo tipo que la práctica onanista.8 {no son
tan radicalmente somáticas, habla de la “tramitación” en lo psíquico}
A pesar de su adhesión a ciertas ideas psiquiátricas tradicionales,
Freud hará nuevos aportes en el campo de la psicopatología al deslindar
la neurosis de angustia como un síndrome distinto de la neurastenia,
y proponer que ella tiene una etiología diferente: el coitus interruptus,
práctica de la vida sexual actual que conduce a una situación en la
cual es “…desviada de lo psíquico la excitación sexual somática y …
(recibe), a causa de ello, un empleo anormal” (Freud, 1894c, p.108).
Ahora bien, esta “…debilidad para el dominio psíquico de la excitación
sexual somática”9 (Freud, 1887a EC, p. 88) presente en la neurosis de
angustia, no se explica por la masturbación juvenil sino por el hecho
de que la excitación no pueda ser ligada mediante libido psíquica. La
neurosis de angustia no está determinada, como en la neurastenia,
122
7
Un poco antes decía: “sin abuso sexual, empero, ninguno de estos factores (es decir, los
secundarios) es capaz de producir neurastenia” (Freud, 1887a EC, p.29). Esta misma frase,
tomada de la nueva edición completa de las Cartas a Fliess, se traduce así en la edición
fragmentaria: “Pero sin desgaste sexual todos esos factores no serían capaces de producir
neurastenia” (Freud, 1887a AE, p. 218).
8
Esta interrogación de si una predisposición hereditaria a la neurastenia se crea a partir
de una seducción en la infancia o bien “…si también la neurastenia de apariencia hereditaria se remonta a un abuso sexual temprano” (Freud, 1887a EC, p. 31), establece una
aproximación entre las dos categorías de neurosis que Freud diferenciaba por entonces:
las neurosis actuales y las psiconeurosis. También el Manuscrito B muestra que Freud
concibe unitariamente estas neurosis, en concordancia con su búsqueda de una teoría
general de las neurosis, basada en una etiología sexual. No puede decirse que en dicho
Manuscrito B las neurosis actuales estén definidas exclusivamente por la actualidad de su
causa, ni que sus síntomas obedezcan a una causa simple que se resume en la inadecuación
de la satisfacción sexual. Estas distinciones, en cambio, se establecerán en 1894, cuando
las neurosis actuales se las oponga a las psiconeurosis, en cuanto conformaciones cuya “…
ocasión para la perturbación, reside en el ámbito somático y no, como en la histeria y la
neurosis obsesiva, en el ámbito psíquico” (Freud, 1894c, p.114).
9
Manuscrito F —18 y 20 agosto de 1894—.
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
por los desgastes físicos provenientes de actos masturbatorios, sino
por un “factor de enajenación entre somático y psíquico” (Freud, 1887a
EC, p. 88) favorecido por el acto sexual interrumpido o también por
la eyaculación precoz, es decir, en razón de un déficit psíquico, de un
déficit de representación psíquica.
Ahora bien, este “déficit psíquico”, central en la nueva concepción
de la etiología, aunque de momento, reservado para la neurosis
de angustia, permitirá integrar a la adolescencia, en la medida en
que Freud encuentra que los jóvenes también son vulnerables a la
neurosis de angustia, tanto como lo son a la histeria o la neurastenia.
Precisamente, una de las formas de neurosis de angustia que Freud
describía en primer lugar en su ensayo, la denominaba “angustia
virginal o angustia de las adolescentes”:
Como angustia virginal o angustia de las adolescentes. Cierto número
de observaciones indudables me han mostrado que un primer encuentro
con el problema sexual, una revelación algo brusca de lo hasta entonces
velado —sea por la visión de un acto sexual, por una comunicación o
por lecturas—, puede provocar en niñas adolescentes una neurosis de
angustia que de manera casi típica se combina con una histeria (Freud,
1894c, p. 100).
La contracción de esta neurosis, empero, se presenta preferentemente
del lado femenino, por cuanto en las niñas adolescentes “no se han
desarrollado todavía lo bastante los grupos de representación con los
cuales está destinada a enlazarse la excitación sexual somática” (Freud,
1894c, p.110).
1.2 Pubertad: enajenación après-coup de lo somático y lo psíquico
Para el año 94, entonces, con la profundización del estudio de la
neurastenia, que lo lleva a separar las neurosis de angustia (Freud,
1894c)10 y con la construcción de una teoría psicológica de las neurosis
10
El estudio “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome
en calidad de neurosis de angustia”, aunque publicado en enero de 1895, es decir, antes que
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123
Mauricio Fernández-Arcila
de defensa (Freud, 1894a)11, la teorización de Freud incursiona más
en el orden de lo psíquico, oponiendo las neurosis actuales y las
psiconeurosis. Toma así distancia respecto a la reflexión de los años 92
y 93, en la que se lo veía estancado en una idea somática de la sexualidad
y en una visión fisiológica de la etiología.
Este aparente dualismo somato-psíquico, sobre cuyas bases se
oponen las dos categorías de neurosis, todavía no era explícito en la
Comunicación preliminar (Freud, 1892f)12 aunque en esta conferencia
se introducía la idea novedosa de un mecanismo psíquico de la histeria.
Freud concibe allí que la disociación de los “grupos psíquicos” generada
por la defensa, impide el desgaste de las excitaciones y emociones
ligadas a los traumas, de los que se sigue sufriendo por reminiscencias.
Para el año 94, el funcionamiento postulado para las neurosis
actuales se diferenciará todavía más del de otro conjunto de neurosis
(fobia, obsesiones, histeria, confusión alucinatoria), unificado ahora en
torno al concepto de defensa (Freud, 1894a). En las primeras neurosis,
al considerarse el carácter actual de los factores o “impasses” que
las causan, no parece tenerse en cuenta la posibilidad de que ellos
den lugar a asociaciones de las representaciones del presente con las
representaciones del pasado, tal como ocurre en las neurosis de defensa.
En éstas, en cambio, el factor causal específico reside en el pasado.
Pero en el ensayo sobre la neurosis de angustia (Freud, 1894c), ésta
todavía coincide con la histeria, en cuanto que en ambas afecciones,
a consecuencia de “una insuficiencia psíquica…se producen unos
procesos somáticos anormales” (Freud, 1894c, p. 114). Es más, la
histeria concuerda tanto con la neurosis de angustia en los síntomas y
en los mecanismos, que esta última aparece “como el correspondiente
el ensayo sobre las psiconeurosis, está fechado “diciembre 1894”; representa la culminación de una reflexión adelantada en los Manuscritos A, B, D y E.
124
11
El artículo “Las neuropsicosis de defensa”, aunque publicado en mayo de 1895, es terminado de redactar en enero de 1894.
12
Publicada en enero de 1893.
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
somático de la histeria” (Freud, 1894c, p. 114). Entonces, la diferencia
reside, dice Freud, meramente en que la excitación en la neurosis de
angustia es puramente somática (la excitación sexual), mientras que
en la histeria es psíquica (provocada por un conflicto) (Freud, 1894c,
p. 114).
Con todo, en este contexto, la pubertad, vista como un factor causal
actual, comenzará a establecer nuevos puentes con el pasado infantil.
El paralelismo entre lo actual y lo infantil continuará desdibujándose,
al menos en dos escritos del año 1895, y en el momento de elaborar las
explicaciones etiológicas sobre la histeria en Estudios sobre la histeria
(aparecidos en mayo) y en el manuscrito Proyecto de psicología (cuya
redacción se concluyó en octubre del mismo año).
Ahora bien, este desdibujamiento se presenta precisamente cuando
los autores de Estudios sobre la histeria tratan dos temas relacionados
con la adolescencia: la predisposición a la histeria y la angustia virginal.
A la predisposición a la histeria se le atribuye un carácter innato, y no
solamente por parte de Breuer, sino también de Freud, quien también
integra dicha noción en su esfuerzo por entender los fenómenos
histéricos.13 En la parte teórica de los Estudios…, Breuer define dicha
predisposición como una excitabilidad anómala del sistema nervioso,
consistente en la facilidad de afluencia de excitación desde el órgano
central a los aparatos nerviosos de la sensación (Freud, 1895d, pp.
220, 250). En este sentido, Breuer concluye —dada la existencia de
adolescente excitables, pero sanos, que contrajeron la histeria durante
el desarrollo puberal—, que el proceso puberal crea la predisposición
allí donde no existía, en la medida en que la maduración genésica afecta
el sistema nervioso en su totalidad, dado que produce “algo más que el
simple acrecentamiento del quantum de excitación” (Freud, 1895d, p.
254), al aumentar su excitabilidad general.
13
Por lo menos hasta el año 96, en un ensayo en donde pondrá en duda su carácter hereditario (Freud, 1896a).
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125
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La pubertad, entonces, en la medida en que se reconoce “a la
sexualidad como uno de los grandes componentes de la histeria”
(Freud, 1895d, p. 254), se vuelve relevante para la etiología de ésta y
se la define como un momento propicio para su aparición. Con todo,
pudiera pensarse que Breuer está limitando el influjo de la pubertad
a su condición puramente somática; con mucha más razón si plantea
que los síntomas ideógenos, de condicionamiento psíquico, se levantan
sobre la base de la predisposición (Freud, 1895d, p. 254). Pero entre
los acrecentamientos endógenos de excitación que caracterizan a
la pubertad y los afectos psíquicos que son los que alimentan las
conversiones histéricas, se encuentran, a modo de transiciones, la
excitación sexual y el afecto sexual.14
Finalmente, Breuer admitirá que la base de la “histeria de pubertad”
consistirá en representaciones de contenido sexual, combatidas por la
defensa y convertidas (Freud, 1895d, p. 255). De manera semejante,
plantea una objeción a la concepción freudiana de la neurosis de
angustia, o mejor, hace una mayor aproximación de esta neurosis a la
histeria cuando afirma que en la primera “la excitación del afecto sexual
es convertida harto a menudo en fenómenos somáticos histéricos”
(Freud, 1895d, p. 256).
Freud parece haber aceptado esta idea, en vista de que, cuando
analiza los síntomas de angustia de Katharina —a pesar de que
menciona en dos ocasiones (Freud, 1895d, pp. 143, 148-9) el nexo
descubierto antes por él entre el conocimiento en las personas vírgenes
de los asuntos sexuales y la producción de angustia—, también cataloga
como histérica la angustia que padecía esta joven campesina (Freud,
1895d, p. 149).
Este papel atribuido a la pubertad en la determinación de las
psiconeurosis, se hará más explícito por su articulación con el trauma
14
126
“La excitación sexual y el afecto sexual constituyen la transición desde esos acrecentamientos endógenos de excitación hasta los afectos psíquicos en el sentido estricto”(Breuer,
en Freud, 1895d, p. 211)
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
a posteriori {nachträglich}, con ocasión de la elucidación del caso
Emma, hecha en el Proyecto de psicología para neurólogos.15 Allí, en
el apartado titulado “La proton pseudos histérica”, Freud expone que
esta adolescente no puede ir sola a la tienda. La razón: el recuerdo de
haber visitado una tienda cuando tenía 12 años y salir aterrorizada de
allí al notar que los tenderos se reían de ella. Se le ocurre que uno de
ellos se reía de su vestido y que el otro le había gustado sexualmente.
Pero este recuerdo encubre otro, de cuando Emma tenía 8 años, y en
el que visita dos veces la tienda de un pastelero quien en la primera
ocasión “le pellizca los genitales” por sobre el vestido, a la vez que se ríe
socarronamente de ella. Sin embargo, ella vuelve.
Algunos elementos, como el vestido y la risa, revelan enlaces
simbólicos entre las dos escenas, que además permiten inferir que lo
acontecido a los doce años suscita el recuerdo de los eventos de los ocho
años. Pero el hecho de que un empleado le había gustado sexualmente,
es atribuido por Freud a la entrada en la pubertad de Emma, condición
que estima determinante del nuevo valor que ahora toma el recuerdo.
Es decir, debido a la pubertad, el recuerdo del antiguo atentado
sexual despertado por la escena actual va acompañado ahora de unas
cualidades y efectos que su vivencia misma no provocó.
Las reflexiones teóricas en torno a esta viñeta introducen una acción
retroactiva {nachträglich}, es decir, la incidencia en un nuevo tiempo
tanto de un “desprendimiento” de excitación como de una ligazón de
representaciones, en el cual los acontecimientos pasados de la infancia
son reactivados en el presente, con una nueva cualidad sexual. Esa
reactivación se entiende en términos de descarga de excitaciones, de
desprendimiento sexual y de significado psíquico, es decir, de “otra
comprensión de lo recordado” (Freud, 1895e, p. 403). La maduración
sexual de la pubertad hace posible que los recuerdos de vivencias
15
En esta presentación del caso Emma y del concepto de après-coup se han tomado ideas
tanto de la obra de Moreno (2012, pp 52-56) como de Laplanche (1989).
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127
Mauricio Fernández-Arcila
pasadas tengan un efecto y una significación nuevos, que escapan al
dominio de los actuales recursos psíquicos.
Cabe resaltar que, a través de este déficit de recursos, se integra
también, en este modelo perfeccionado de la defensa psíquica, la idea
de la “enajenación de lo somático de lo psíquico” ya descubierta en la
neurosis de angustia. En efecto, en el nuevo contexto de la pubertad “el
recuerdo despierta (cosa que en aquel momento era incapaz de hacer)
un desprendimiento sexual que se traspone en angustia. Con esta
angustia, (Emma) tiene miedo de que los empleados pudieran repetir
el atentado, y se escapa” (Freud, 1895e, p. 401).
***
De este modo, la represión histérica brindó a la teoría psicoanalítica
el modelo de la constitución del trauma, según el cual sólo se reprime
una representación cuando por su efecto après-coup {nachträglich}
deviene angustiosa, displacentera. En resumen, traumática (Freud,
1895e, p. 403).16
Es por tanto una particularidad de las representaciones sexuales,
dados los dos tiempos de desarrollo de la sexualidad, la que hace
prácticamente ineludible que en este enlace entre el recuerdo y la
antigua vivencia, advenga una excitación que toma al Yo por sorpresa,
para la cual no estaba preparado y que le suscita un displacer. En el
segundo tiempo, en uno de los extremos de este proceso de producción
del trauma y de las neurosis se encuentra a la pubertad como
16
128
Esta misma concepción del trauma será expresada en el Manuscrito K: un cuento de navidad (01 enero 1896): “(…) la inclinación de defensa (la represión) se vuelve nociva cuando
se dirige contra representaciones que pueden desprender un displacer nuevo también
siendo recuerdos, como es el caso de las representaciones sexuales. Es que aquí se realiza
la única posibilidad de que, con efecto retardado {nachträglich}, un recuerdo produzca un
desprendimiento más intenso que a su turno la vivencia correspondiente. Para ello sólo
hace falta una cosa: que entre la vivencia y su repetición en el recuerdo se interpole la pubertad, que tanto acrecienta el efecto del despertar {de aquella}. El mecanismo psíquico no
parece preparado para esta excepción, y por eso, si se ha de quedar exento de las neurosis
de defensa, es condición que antes de la pubertad no se produzca ninguna irritación sexual
importante (…) “ (Freud, 1887a AE, p. 261 EC,, p. 171).
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
protagonista. Es claro que a la pubertad se le otorga un papel etiológico
en el florecimiento de todas las psiconeurosis.
Por otro lado, cabe tener en cuenta que estas consideraciones se
enmarcan en la teoría de la seducción, quizá en el tiempo de su mayor
fuerza y vigencia. En efecto, en la misma carta del 8 de octubre de 1895,
con la que le envía a Fliess los borradores que probablemente contenían
las dos primeras partes del Proyecto de Psicología, Freud expresa el
importante cambio teórico que ha efectuado al reevaluar los sucesos
infantiles y otorgarles un papel más específico, más allá del de simples
traumas en general. Primero lo hace en función del carácter pasivo o
activo de su ocurrencia,17 y luego, el motivo de adquisición de la histeria,
la neurosis obsesiva o la psicosis (lo que Freud denominará elección de
neurosis), lo atribuirá a la edad en que se experimentó la vivencia.18
Como consecuencia de esta nueva concepción del trauma, la
pubertad se constituye para el psicoanálisis como un proceso cuyas
particularidades y potencialidades quedan inscritas en el tiempo de la
retroactividad, del après-coup. La originalidad de este aporte freudiano
en torno a la adolescencia reside, en buena parte, en considerarla
justamente como un proceso psíquico en plena actividad a posteriori,
determinado por la segunda oleada pulsional y los imperativos de
la genitalidad. Desde este punto de vista, la pubertad es también un
“tiempo” importante de retranscripción.19
17
Véase Carta a Fliess del 8 de octubre de 1895 (Freud, 1887a EC, p146).
18
Esta idea sobre el rol de la temporalidad de las experiencias infantiles se ve corroborada
por las explicaciones de los destinos diferentes de dos hermanos, que Freud expresa en
la Carta a Fliess del 11 de enero de 1897 (Freud, 1887a EC, p. 235). Así mismo, en la carta
del día siguiente (Freud, 1887a EC, p. 238) explica con la misma idea la suerte de las dos
hermanas menores de aquel paciente.
19
Claro que para poder establecer que la adolescencia tiene esa potencialidad, se parte de
una noción de aparato psíquico muy particular, según la cual — tal como está planteado
en la famosa carta del 6 de diciembre de 1896 (carta número 52, en la edición fragmentaria) — su mecanismo está conformado por una serie de “huellas mnémicas” que “de
tiempo en tiempo” son reordenadas “según nuevos nexos”; es decir, que dichas huellas
son susceptibles de retranscripción. Este modelo, elaborado a continuación del modelo de
archivos de Estudios sobre la histeria, y del aparato neurónico del Proyecto de Psicología,
será finalmente perfeccionado como representación de un aparato psíquico en el último
capítulo de La Interpretación de los sueños (Freud, 1898b).
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129
Mauricio Fernández-Arcila
Los razonamientos de Freud en el Proyecto (muy similares a los
de Breuer), indican que el poder de sexualización de las antiguas
vivencias que tiene la pubertad se muestra como universal, como una
característica de la adolescencia que podría llamarse “primordial”,
tanto que se ve necesaria la intervención de otros factores.
Toda persona adolescente tiene huellas mnémicas que sólo pueden
ser comprendidas con la emergencia de sensaciones sexuales propias;
se diría entonces que todo adolescente porta dentro de sí el germen de
la histeria. Y es evidente que hará falta la cooperación de otros factores
para que este universal constreñimiento se limite al escaso número de
personas que efectivamente se vuelven histéricas (Freud, 1895e, p. 404).
2. La metamorfosis hacia la genitalidad
Durante la década subsiguiente (1896-1905) al Proyecto de Psicología,
Freud reelabora y modifica considerablemente sus apreciaciones sobre
las causas de las neurosis y, en particular, su teoría de la sexualidad.
Luego del desarrollo de la teoría del trauma infantil après-coup, en el
otoño de 1895, Freud reconoce los factores sexuales infantiles como
las condiciones necesarias y específicas en la etiología de las neurosis,
coloca a la predisposición hereditaria en un rol secundario y sugiere
que la edad del niño en el momento del suceso patógeno es definitoria
de la “elección de neurosis”. Siguió apoyando esta teoría de la seducción
hasta septiembre de 1897, cuando manifiesta su desengaño, aduciendo
varias razones que podrían haber sido citadas meses antes y que no son
muy convincentes.
2.1 La importancia de los impulsos somáticos
Lo más probable es que el descubrimiento de las fantasías en sus
neuróticos y luego en su propio autoanálisis, al llevarlo a postular
unos impulsos que ellas encubrirían, haya sido el factor decisorio para
restarle valor a la teoría de la seducción. Al respecto, escribía meses
antes:
130
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
Un segundo discernimiento importante me dice que el producto
psíquico que en la histeria es afectado por la represión no son en
verdad los recuerdos, pues ningún ser humano se entrega sin razón
a una actividad mnémica, sino unos impulsos que derivan de las
escenas primordiales (carta a Flies del 2 mayo 1897) (Freud, 1887a
EC, p.126) .
Ahora bien, luego del abandono parcial de la teoría de la seducción,
el énfasis ya no se pone en los acontecimientos o experiencias, ni
tampoco en las fantasías, sino en esos impulsos. Todo parece indicar
que Freud siguió convencido de que sólo una fisiología podía explicar
cómo la pubertad cambia una vivencia neutral o incluso placentera en
un recuerdo displacentero. En este sentido, afirmaba en el Manuscrito
K (enero 1896):
Me atengo al modelo de la neurosis de angustia del adulto, donde de
igual modo una cantidad que proviene de la vida sexual causa una
perturbación en lo psíquico que de lo contrario habría hallado diverso
empleo en el proceso sexual. Mientras no exista una teoría correcta del
proceso sexual, permanecerá irresuelta la pregunta por la génesis del
displacer eficaz en la represión (Freud, 1887a EC, p.172).
La misma opinión es expresada por él cinco años después, en el
Epílogo al caso Dora:
Aquellos colegas que juzgan puramente psicológica mi teoría de la
histeria, y por eso la declaran de antemano incapaz de dar solución
a un problema patológico, deducirán de este ensayo que su reproche
trasfiere ilícitamente a la teoría lo que constituye un carácter de la
técnica. Sólo la técnica terapéutica es puramente psicológica; la teoría
en modo alguno deja de apuntar a las bases orgánicas de la neurosis, si
bien no las busca en una alteración anatomo-patológica; cabe esperar
encontrarse con una alteración química, pero, no siendo ella todavía
aprehensible, la teoría la sustituye provisionalmente por la función
orgánica. Nadie podrá negar el carácter de factor orgánico que presenta
la función sexual, en la cual yo veo el fundamento de la histeria así como
de las psiconeurosis en general. Conjeturo que una teoría de la vida
sexual no podrá evitar la hipótesis de que existen unas determinadas
sustancias sexuales de efecto excitador. Es que, entre todos los cuadros
patológicos, los más próximos a las psiconeurosis genuinas son los de
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Mauricio Fernández-Arcila
intoxicación y abstinencia, en el caso de uso crónico de ciertos venenos
(Freud, 1901b, p. 99).
Si bien conviene tener en cuenta que en ese marco teórico “fisiológico”
se elaboran los Tres ensayos de teoría sexual, no se debe olvidar que,
simultáneamente, Freud ahonda en el conocimiento de los aspectos
psíquicos de la sexualidad, y que identifica su presencia en la vida
anímica del infante y el niño, en sus exteriorizaciones espontáneas,
afectivas y fantasmáticas.
2.2 El apuntalamiento en la infancia
Es corriente escuchar la apreciación de que Tres ensayos de
teoría sexual constituye una obra cuyo valor reside en plantear una
nueva teoría acerca de la sexualidad infantil. Empero, si ponemos
atención al plan global del libro, puede decirse que también trata
de la pérdida del instinto sexual y de su “recuperación” durante la
pubertad. Este propósito se deja percibir al hacer el esquema de la
obra:
“Las aberraciones sexuales” (primer ensayo) muestra que la
sexualidad no está predeterminada naturalmente, sino que es el
resultado contingente de una evolución histórica que podría haber
tomado otros caminos y puntos de llegada. El segundo ensayo, “La
sexualidad infantil”, trata de la génesis pulsional de la sexualidad
humana, y por último, el tercero, “La metamorfosis de la pubertad”,
analiza la manera como se establece una tendencia u organización
sexual que en cierta forma “imita” o “recupera” el instinto.20
Ahora bien, el tercero de los Tres ensayos de teoría sexual (Freud,
1905c) es, sin duda, como ya se dijo, el primer texto psicoanalítico en
ocuparse, de manera relativamente extensa, de los efectos psicosexuales
de la pubertad. Es una composición de añadidos y variaciones que
20
132
Esta es la manera como Laplanche (1970, p.25) presenta el plan de esta obra freudiana.
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
da como fruto un escrito con cinco apartados,21 algunos de ellos con
subtítulos aparentemente ajenos al tema principal.22
La introducción de este ensayo enumera los cambios que se inician
con el advenimiento de la pubertad y que “llevan la vida sexual infantil a
su conformación normal definitiva” (Freud, 1905c, p. 189): hallazgo del
objeto, emergencia de una nueva meta sexual, primacía de una nueva
fuente de excitación, integración de las corrientes tierna y sensual.23
Las metamorfosis a que son sometidas las metas sexuales
infantiles son tratadas principalmente en el primer apartado de este
ensayo, “El primado de las zonas genitales y el placer previo”. Estas
transformaciones plantean problemas relativos a la excitación en
general, y a la articulación entre los placeres previos y el placer genital,
en particular. Ellas son objeto de reflexiones en los dos siguientes
apartados: “El problema de la excitación sexual” y “La teoría de la
libido”. El tercero, aunque se presenta en función del concepto de
narcisismo y es añadido en 1915, trata un tema afín al anterior, a
saber, el del repositorio-fuente de la libido y la naturaleza de ésta. Por
último, las tareas psíquicas abordadas en los apartados cuarto y quinto
“Diferenciación entre el hombre y la mujer” y “El hallazgo de objeto”,
completan, en cierto sentido, la reorganización sexual que conllevan
los cambios inicialmente enunciados, esto es, la primacía genital y la
subordinación al placer genital del placer previo que suministran las
pulsiones parciales.
21
Tres ensayos de teoría sexual (Freud, 1905c) fue objeto de adiciones y revisiones prácticamente cada cinco años, durante las dos décadas siguientes a su aparición. En cada
ocasión, Freud actualizó esta obra con sus nuevos desarrollos teóricos, tal como el del
narcisismo, el masoquismo y otros aspectos de la teoría de la libido o de la metapsicología. Un excelente análisis de las sucesivas transformaciones de esta obra se desarrolla en
Gutiérrez-Terrazas (2005).
22
Es curioso por ejemplo que en el quinto apartado, titulado El hallazgo de objeto, la mayor
parte de las ideas conciernan a la sexualidad infantil, como lo revelan los subtítulos Objeto
sexual en el período de lactancia y Angustia infantil.
23 Más adelante, menos explícitamente, se mencionarán otras tareas: el doblegamiento y
desestimación de las fantasías incestuosas, el desasimiento de la autoridad de los padres y
el enfrentamiento del sexo opuesto.
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De este modo se individualiza la pubertad como una condición que
da comienzo al desarrollo de la organización genital y que se vincula
con la sexualidad infantil. No se la trata pues como un simple período
de crecimiento de los genitales externos e internos. Este necesario
apuntalamiento o articulación de lo genital con lo infantil se refleja en
la metáfora del túnel que Freud emplea:
La normalidad de la vida sexual es garantizada únicamente por la
exacta coincidencia de las dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta
sexuales: la tierna y la sensual. La primera de ellas reúne en sí lo que
resta del temprano florecimiento infantil de la sexualidad. Es como la
perforación de un túnel desde sus dos extremos (Freud, 1905c, p. 189).
Ahora bien, la presentación panorámica de todos estos cambios,
sobrevenidos a partir del advenimiento de la pubertad, no debe inducir
a creer que constituye una explicación completa. En este sentido, cabe
resaltar lo afirmado por Freud: “Vemos con toda claridad el punto
de partida y la meta final del curso de desarrollo que acabamos de
describir. Las transiciones mediadoras nos resultan todavía oscuras
en muchos aspectos; tendremos que dejar subsistir en ellas más de un
enigma” (Freud, 1905c, p. 189 —subrayado nuestro—).
Pero para captar mejor la nueva perspectiva presente en el pensamiento
freudiano de 1905, en lugar de sintetizar sus consideraciones acerca de
los cambios psicosexuales de la pubertad, conviene más bien enfocarse
en el subtítulo sobre la angustia, el cual además permite empatar con
el hilo temático que recorría los aportes freudianos anteriormente
analizados, relativos a la etiología de las neurosis.
La “angustia infantil”, que es también un subtítulo del último
apartado “El hallazgo de objeto”, sirve a Freud en ese contexto para
probar que desde muy temprano el apego de los niños por las personas
que los cuidan, conlleva las cualidades del amor sexual (Freud, 1905c,
p.204) y que de dichos vínculos resta “una parte considerable, que
ayuda a preparar la elección de objeto” (Freud, 1905c, p. 203). Al estado
de angustia tienden los niños de pulsión sexual hipertrófica, es decir,
134
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
aquellos que, como los adultos, “tan pronto como no puede satisfacer
su libido, la muda(n) en angustia” (Freud, 1905c, p. 204). En otras
palabras, como lo recalca en la nota al pie de 1920, se trata de “uno
de los resultados más significativos de la investigación psicoanalítica”
(Freud, 1905c, p. 206n) el reconocer que la angustia es un producto de
trasmudación de la libido.
Estos hechos dan pie a Freud a señalar una de las condiciones o
“transiciones mediadoras” requeridas para que la pulsión sexual
infantil cumpla su cometido de llevar hasta la elección de objeto sexual.
Ella consiste en que la ternura que los padres vuelcan sobre el niño no le
haya despertado prematuramente la pulsión sexual, en particular, “que
la excitación anímica (no se haya abierto) paso de manera inequívoca
hasta el sistema genital” (Freud, 1905c, p. 205).
Dicho en otros términos, la libido no debe haber sufrido
prematuramente una somatización o “conversión”, que catectice los
órganos genitales. De allí que “la elección de objeto se consuma primero
en la (esfera de la) representación” y que sea difícil “que la vida sexual
del joven que madura pueda desplegarse en otro espacio de juego que
el de las fantasías, o sea, representaciones no destinadas a ejecutarse”
(Freud, 1905c, p. 206).
Este planteamiento, al compararlo con los formulados anteriormente
en el contexto de la teoría de las neurosis actuales, o de la teoría de
la represión après-coup, sugiere que lo decisivo ahora no es tanto el
desprendimiento sexual a posteriori ni que haya tomado más peso el
desprendimiento prematuro (que ahora ocupa el lugar de la anomalía de
la excitabilidad o predisposición histérica), sino que por la conjunción
de estos “desprendimientos” se produce en la pubertad una renovada y
angustiosa aspiración de naturaleza incestuosa. En efecto, si “…lo más
inmediato para el niño sería escoger como objetos sexuales justamente
a las personas a quienes desde su infancia ama” (Freud, 1905c, p. 205),
por tanto, en la pubertad, cuando vuelven a emerger las inclinaciones
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y fantasías infantiles, pero con un refuerzo somático, se hace más
importante la barrera del incesto. Finalmente,
Contemporáneo al doblegamiento y la desestimación de estas fantasías
claramente incestuosas, se consuma uno de los logros psíquicos más
importantes, pero también más dolorosos, del período de la pubertad:
el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores, el único
que crea la oposición, tan importante para el progreso de la cultura,
entre la nueva generación y la antigua (Freud, 1905c, p. 205).
La falta de tal desasimiento, derivada de una fijación de los lazos
con los padres, puede conducir al predominio de la ternura en los
vínculos amorosos e incluso a la inhibición sexual. Según Freud, aun
cuando se quiera evitar la “fijación incestuosa”, nadie escapa a esta
determinación, como puede evidenciarlo la inclinación sexual de los
jóvenes por mujeres u hombres mayores. La inclinación hacia los padres
marca inevitablemente la elección de objeto en el adolescente, pero
pueden desarrollarse otras vías, apuntaladas siempre en la infancia,
para determinar otras elecciones de objeto. Otros factores, otra “serie
sexual”, dice Freud, pueden dar lugar a elecciones de objeto distintas
(Freud, 1905c, p. 208).
En resumen, todo este mayor peso que adquiere la sexualidad infantil
en el pensamiento freudiano, repercute en la manera de concebir el
papel de la pubertad en los procesos del après-coup. En otras palabras,
en adelante las experiencias pospuberales no serán tenidas como las
únicas que otorguen valor y carga sexual a los recuerdos, pues, en un
sentido inverso, las huellas infantiles se reactivan y determinan la
sexualidad genital que emerge en la pubertad.
No obstante, la pubertad mantiene un papel concretizador de
las estructuraciones psíquicas. En este sentido, es contundente la
afirmación, contenida en el mismo ensayo que se viene comentando,
referida al problema de la sexuación: “(…) sólo con la pubertad
se establece la separación tajante entre el carácter masculino y el
femenino, una oposición que después influye de manera más decisiva
136
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Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
que cualquier otra sobre la trama vital de los seres humanos” (Freud,
1905c, p. 200).
Y como lo anota Moreno (2012, p. 49) es una idea persistente,
pues dieciocho años después, en La organización genital infantil, se
sintetiza en la frase siguiente de una forma más acabada: “Sólo con
la culminación del desarrollo en la época de la pubertad, la polaridad
sexual coincide con masculino y femenino. Lo masculino reúne el
sujeto, la actividad y la posesión del pene; lo femenino, el objeto y la
pasividad” (Freud, 1923b, p. 149).
3. La pubertad bajo el imperio del Edipo
Se capta, pues, en el ensayo que se acaba de revisar, que en la teoría
freudiana de 1905 en gran medida prima el análisis de la vida psíquica
infantil sobre el de la adolescencia. Ello era de esperar, pues la perspectiva
sobre la sexualidad infantil, así como muchas de las proposiciones de la
teoría sexual, ya habían sido adoptadas años atrás. El historial clínico
de Dora (Freud, 1901b) que, como se sabe, lo terminó Freud de redactar
en enero de 1901, es una buena prueba de ello.24 El caso Dora, que de
cierto modo habría podido brindar elementos importantes atinentes
a la adolescencia, se centra en el problema de la sexualidad infantil,
dando sólo pequeñas pinceladas acerca de la adolescencia. Incluso
las peculiaridades adolescentes de esa joven paciente (quien acude a
los 16 años por primera vez donde Freud), tales como su bisexualidad
marcada, la reactivación del complejo edípico y, en particular, del
Edipo negativo, las dificultades en relación con el desasimiento de las
figuras parentales, la seducción por parte del señor K, las fantasías
masturbatorias y el deseo de desfloración, son abordadas sin considerar
la dinámica psíquica propia de la adolescencia.
24
Como dice Strachey : “Sorprenderá tal vez que su teoría de la sexualidad hubiese alcanzado un grado tal de desarrollo tantos años antes de la aparición de los Tres ensayos , que se
publicaron casi al mismo tiempo que el presente historial” (en Freud, 1901b, p. 5).
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En el historial de “El hombre de las ratas” (Freud, 1908j; Freud,
1909c), se trata la cuestión de la masturbación, que había sido tratada
bajo otros ángulos en los Tres ensayos... Igualmente allí se afirma que
la amnesia de la actividad sexual infantil se produce en la adolescencia
cuando se fijan los recuerdos infantiles. Por otro lado, se subraya la
incidencia de la frustración real y de la fijación incestuosa, como
factores que interfieren el desarrollo amoroso normal. Se tocan, pues,
también algunos temas nuevos relacionados con la adolescencia, pero
otra vez sin considerar su dinámica específica.
En general, en los textos posteriores a 1905, los planteamientos
acerca de algunas tareas y condiciones de la adolescencia, que ya habían
sido esbozados en los Tres ensayos…, van a ser retomados, ampliados
y precisados.25
En este sentido, el papel que tiene el Complejo de Edipo en la
adolescencia y en la determinación, tanto de las neurosis como de la
vida amorosa del adulto, se hará más evidente y específico. Así es como
en Sobre un tipo especial de elección de objeto en el hombre (Freud,
1910d) Freud explica con el Complejo de Edipo un tipo de relación
amorosa que se define por las condiciones que algunos hombres exigen
a la mujer de su elección, así como por las actitudes que asumen con
ellas. El Edipo empieza a servir entonces para explicar la diversidad
de las conductas sexuales manifiestas de los hombres, sus “destinos
amorosos” particulares: perjuicio del tercero, actitud de rescate o
salvación de la persona amada, separación de la ternura amorosa de la
corriente sensual, repetición de los vínculos a pesar de la auto-exigencia
de fidelidad, entre otros.
25
138
Entre muchos de los textos que fueron producidos en este período de la obra freudiana y
que contienen menciones a la adolescencia, destacamos algunos que no fueron tratados
en el presente artículo: Cinco conferencias sobre psicoanálisis (en la Clark University)
(Freud,1909d); Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (Freud,1910a); Sobre la más
generalizada degradación de la vida erótica (Freud,1912c); Sobre la psicología del colegi
al(Freud,1914b);Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico (Freud,1914d);
Introducción del narcisismo (Freud,1914e); Algunos tipos de carácter dilucidados por
el trabajo analítico (Freud,1916a); Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad
femenina (Freud,1920a).
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
Pero una cosa más importante de este artículo es la mención de la
ocasión en que al joven
… aquellas comunicaciones de esclarecimiento le han despertado
las huellas mnémicas de sus impresiones y deseos de la primera
infancia y, a partir de ellas, han vuelto a poner en actividad ciertas
mociones anímicas. Empieza a anhelar a su propia madre en el sentido
recién adquirido y a odiar de nuevo al padre como un competidor
{Nebenbuhler} que estorba ese deseo; en nuestra terminología: cae bajo
el imperio del complejo de Edipo (Freud, 1910d, p. 164).
Este establecimiento del Complejo de Edipo (positivo), como
complejo nuclear de las neurosis, acaparó el pensamiento freudiano en
torno a la etiología hasta los años 20, cuando en El yo y el ello (Freud,
1923a) se modifican los problemas planteados a raíz del descubrimiento
de su faceta negativa (o invertida).
Pudiera pensarse entonces que el papel etiológico creciente que
asumió el Complejo de Edipo y la sexualidad infantil, habría hecho
disminuir la importancia del après-coup. No obstante, al examinar
las cosas más de cerca, se descubre la presencia continua de la
retroactividad {Nachträglichkeit} como operación determinante de
las remodelaciones psíquicas en la adolescencia. Así, por ejemplo, en
1915, en el ensayo metapsicológico sobre Lo inconsciente, al hablar de
la discriminación del contenido de los sistemas del aparato psíquico
(Inconsciente y Preconsciente-Conciencia), Freud afirma que “una
división tajante y definitiva del contenido de los dos sistemas no se
establece, por regla general, hasta la pubertad” (Freud, 1915d, p. 192).
Es cierto que los sucesivos hallazgos freudianos fueron provocando
un desplazamiento de los procesos, tales como el de la etiología, el de
la sexuación o el de la conformación del psiquismo, a momentos cada
vez más tempranos. No sólo las neurosis sino también la perversión
y la paranoia, son vistas a la luz del complejo edípico y de castración.
Igualmente, se llega a hacer depender de estos complejos la génesis de
instancias psíquicas como el superyó y, finalmente, la diferenciación
sexual se remite a un momento anterior a la pubertad.
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Empero, se mantiene la concepción de la pubertad como un
momento con potencialidad reorganizadora. Paradójicamente,
cuando la etiología de las psiconeurosis llega a estar referida a un
período cada vez más temprano, el papel retroactivo {nachträglich}
de la adolescencia se aumenta y complejiza, puesto que los elementos
sometidos al a posteriori son más numerosos y de distinta condición.
En todo caso, el modelo del Edipo completo (negativo y positivo, u
homosexual y heterosexual) enriquece el momento de la adolescencia
al incrementar el material que debe ser sometido a resignificación.
Así mismo, el vínculo entre la sexualidad infantil y la adolescente
seguirá siendo concebido por Freud en virtud de la acción a posteriori.
En este sentido, cabe llamar la atención sobre la extensa nota que Freud
incluye en el historial del “Hombre de las ratas” (Freud, 1909c), en la
cual —tal como lo hacía en Sobre los recuerdos encubridores (Freud,
1899a)— atribuye a la pubertad el establecimiento de los recuerdos
infantiles y su sexualización, no sin dejar de advertir:
…Quienquiera que haya leído mi ‘Análisis de la fobia de un niño de
cinco años’ (1909b) me creerá si digo que no es propósito de estas
puntualizaciones rebajar con posterioridad la sexualidad infantil,
por mí aseverada, reduciéndola al interés sexual de la pubertad…[]…
(Freud, 1909c, p. 163n).
También el caso del Hombre de los lobos (Freud, 1914k) constituye
otro claro testimonio de la supervivencia de la idea del a posteriori, y a
pesar de la renuncia parcial a la teoría de la seducción. En este historial
Freud trata de demostrar que el paciente, a la edad de año y medio,
percibió el coito entre los padres pero que sólo lo “comprendió” a los
cuatro años, como se manifiesta en el sueño de los lobos, en razón de
los nuevos desarrollos de su sexualidad.
Más tarde aún, en una nota de los Tres ensayos… agregada en 1920,
dice que la elección de objeto se presenta primero para el adolescente en
la esfera de la representación, y se refiere a las “fantasías del período de
la pubertad”, indicando su relación con la investigación sexual infantil,
140
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
su importancia en la formación de síntomas y de sueños. Añade que, en
cuanto a su contenido, se trata sobre todo de aquellas “que se singularizan
por su universalidad y su considerable independencia de lo vivenciado por
el individuo” (Freud, 1905c, p. 206n), es decir, de las fantasías originarias
(escena originaria, seducción, castración), de las fantasías de permanencia
en el vientre materno y de la llamada “novela familiar”.26
4. Momentos de la concepción freudiana de la adolescencia
Se ha podido constatar, a lo largo del presente escrito, que no existe
un tratamiento sistemático de la adolescencia en la obra freudiana.
En este artículo se ha querido superar esa dificultad por medio de la
recopilación, el seguimiento, los análisis de los cambios de contenido
y significación que puedan representar las elaboraciones puntuales
hechas por Freud en torno a la adolescencia. Ello ha permitido
identificar la presencia de concepciones más generales, que parecen
subyacer a los aportes dispersos y comenzar a definirlas mejor.
En un primer momento, las reflexiones de Freud relacionan la
pubertad con la etiología de las neurosis. Esto no solamente porque
durante ella se produce el florecimiento de determinadas enfermedades
nerviosas, sino, sobre todo, porque puede ser su factor determinante.
En un comienzo, según la perspectiva charcotiana, se entiende que la
sexualidad puberal incide en la “distribución normal, sobre el sistema
nervioso, de las magnitudes de excitación estables” (Freud, 1888c,
p. 54), sumándose a la predisposición neurótica o bien creándola.
Luego, durante un tiempo, ese quantum de excitación, aumentado
o desgastado, prematuro o retardado, se lo juzgará de acuerdo con
el umbral psíquico-fisiológico que propone la diferenciación entre
la neurastenia y la neurosis de angustia. Pero en 1895, gracias a
la concepción de la angustia, se unifican las teorías al articular la
naturaleza sexual-presexual de las vivencias de seducción de la infancia
26
Estas últimas fantasías habían sido abordadas en La novela familiar del neurótico (Freud,
1908i).
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con la acción retroactiva {nachträglich} de la sexualidad puberal {ver
también Estudios sobre la histeria}. Seguidamente, como consecuencia
del ahondamiento de esta teoría psicopatológica, vendrá una crisis
en 1897 marcada por el abandono de la visión realista del trauma de
seducción, que abrirá el camino para una teorización ambivalente, la
cual, por un lado, reinterpreta biológicamente la participación de la
sexualidad infantil en la etiología de los diferentes trastornos, pero,
por otro lado, no descarta la injerencia de los procesos psíquicos,
en particular los que tramitan por medio de representaciones y de
fantasías las excitaciones anímicas.
El desarrollo de la teoría de la sexualidad infantil marcará un segundo
momento teórico, en el que se plantea a la pubertad (en su sentido
biológico) como punto de arranque del desarrollo final de la libido, del
inicio de la genitalización de la sexualidad. Algunos autores opinan
que, en este momento de su investigación, Freud había relegado tanto
la pubertad como la adolescencia a un plano secundario, tomándolas
solamente como una etapa en el desarrollo sexual del niño, sin atribuirles
alguna especificidad. No obstante la lectura que se ha hecho aquí de los
Tres ensayos de teoría sexual,27 permite sostener que muchas veces, con
el término “pubertad”, Freud designa más bien los procesos psíquicos
en torno a la organización de la genitalidad. Es decir, que deja en un
segundo plano los cambios biológicos que la acompañan, a excepción
de las nuevas capacidades de excitación que ellos conllevan, pues lo
que estima esencial es considerar la reorganización de la sexualidad
prioritariamente en su constante relación con la sexualidad infantil.
Se debió entonces esperar otro lustro para que la adolescencia
dejara de ser un simple factor auxiliar en la etiología de los trastornos
psiconeuróticos o la fase de culminación del desarrollo sexual, y pasara
a ser definida más explícitamente como un momento de la reedición
27
142
Y cuyos resultados pueden repetirse con otros escritos como Freud (1898a), Freud (1908d)
y Freud (1938d).
Katharsis
Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana
del Complejo de Edipo.28 Es entonces cuando es tomado en cuenta
el Complejo de Edipo en su condición de “complejo nuclear de las
neurosis”, que puede hablarse de un tercer momento de la concepción
freudiana de la adolescencia. En efecto, en escritos posteriores a los Tres
Ensayos…, a la reedición del Edipo y al conocimiento más completo de
las relaciones sexuales que se presentan en el joven, Freud les atribuirá
el enriquecimiento de las fantasías puberales, mientras que de la
fijación de dichas fantasías responsabilizará a la masturbación. Todo
ello sin abandonar la concepción del après-coup.
Ahora bien, que estos momentos teóricos se puedan diferenciar no
implica que ellos sean incompatibles o no tengan relaciones mutuas.
Por el contrario, la reconstrucción de su trayectoria sugiere que los
planteamientos tempranos se integran en los posteriores, aunque al
mismo tiempo haya puntos de “ruptura”. En este último sentido, el
cambio de perspectiva respecto a la visión popular sobre la sexualidad,
tal como se expresa oficialmente en los Tres ensayos…, le da a la pubertad
una nueva dimensión. La sexualidad infantil, lejos de restarle funciones
a la pubertad, la convierte en la ocasión para elaborar y sexualizar
après-coup los “recuerdos encubridores de la infancia” (Freud, 1908j;
Freud, 1909b), y, en sentido inverso, en la oportunidad para expresar la
sexualidad infantil como un retomar de la actividad libidinal sobre el
trasfondo de vivencias edípicas (Freud, 1910d; Freud, 1914b).
En consecuencia, la acumulación progresiva de todas estas reflexiones
freudianas permite reconocer a la adolescencia como un momento clave
para múltiples tareas psíquicas: para renunciar al incesto, para hallar el
objeto, para establecer fijaciones en la elección de objeto, para consolidar
nuevas formas de placer al igual que desviaciones y diferenciaciones
sexuales o reestructuraciones tópicas. En resumen, la adolescencia
deviene más bien el momento de unos procesos de reorganización del
psiquismo, y pierde aquella condición inicial que la relegaba a ser un
factor secundario en la etiología de las neurosis.
28 Sin embargo, la interpretación por parte de los post-freudianos de esta reedición, en el
sentido de una pura recapitulación, será responsable de la falta de atención que durante
casi toda la primera mitad del siglo XX tendrá la especificidad de la adolescencia. Sobre
este tema, véase Fernández (2014).
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de movimiento
social a grupo armado
Katharsis–Institución
Universitaria
de Envigado
Las FARC-EP*: de movimiento
social a grupo armado
The FARC-EP: from social movement to armed group
José Wilmar Pino Montoya**
Resumen
Introducción La inquietud por investigar sobre las causas que llevan al surgimiento
de las FARC-EP, nace de la preocupación de poder determinar realmente qué fue lo
que motivó su formación y cómo esas causas originales se fueron transformando en
el trascurso de la historia. Metodología: Para estudiar este fenómeno se privilegió
el rastreo documental, con el fin de establecer en la historia de Colombia los
momentos y las situaciones que se dieron para que este grupo armado se organizara.
Resultados: se puede establecer que las FARC-EP surgen como un movimiento
ligado a las autodefensas campesinas de tendencia liberal, que quisieron defender la
propiedad de la tierra de los abusos de colonos privados y autoridades del gobierno,
para luego convertirse en lo que son hoy: un movimiento insurgente armado.
Conclusiones: Las FARC-EP mantuvieron en sus orígenes una lucha ideológica
por la defensa de la tierra y en el transcurrir histórico se especializaron como grupo
armado sin ninguna ideología clara.
Palabras Claves: Grupo armado, FARC-EP, violencia, democracia, movimiento
social, movimiento político.
Abstract
Introduction: The concern about investigating the causes that lead to the emergence
of the FARC-EP, was born from the need to determine what really motivated its
creation and how these original causes were transformed in the course of history.
Methodology: To study this phenomenon, the documentary tracking was privileged,
in order to establish determined moments and situations in the history of Colombia
for this armed group to be formed. Results: It can be established that the FARC-EP
*
**
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Filósofo. Estudiante de ciencia Política Universidad de Antioquia. Doctor en Filosofía
Universidad Pontificia Bolivariana. Docente-Investigador Fundación Universitaria Luis
Amigó. Categoría Auxiliar. [email protected], [email protected].
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José Wilmar Pino Montoya
arise as a movement bound to the peasant armed self-defense of liberal inclination
that wanted to defend the land ownership from the abuses of private settlers and
government officials, and then to become what they are today: an armed insurgency.
Conclusions: The FARC-EP maintained originally an ideological struggle for the
defense of the land and in that historical elapse they specialized as an armed group
with no clear ideology.
Keywords: Armed group, FARC-EP, violence, democracy, social movement, political
movement.
1. Introducción
Durante el siglo XX, más específicamente entre los años 50 y 60,
Colombia vivió y estuvo caracterizada por una serie de acontecimientos
que marcaron el proceso de construcción del Estado-nación, en la
consolidación de un sistema económico, acorde a las necesidades
del país. Estos procesos se llevaron a cabo en contradicción a las
motivaciones, los requerimientos, los intereses y las necesidades propias
de un conglomerado social golpeado por los conflictos y procesos de
violencia que en ese momento se presentaban, con particularidad
intensidad y que, en menor o mayor medida, se han prolongado hasta
el presente.
Esta dicotomía entre los intereses del gobierno y los propios de las
clases sociales más necesitadas, motivaron el surgimiento de ciertos
movimientos sociales al margen de la ley, que se propusieron, por
un lado, defender lo que legamente les pertenecía de los abusos del
gobierno o de grupos económicos más fuertes y, por el otro, luchar para
lograr los beneficios negados por las clases dirigentes de la época.
En este sentido, se apreciará en este trabajo un análisis de los
aspectos que motivaron el surgimiento de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), como
un grupo de resistencia y de pensamiento revolucionario desde sus
orígenes, y pasando por diversas etapas, en un proceso complejo que
dieron lugar a su consolidación, sin dejar de lado las consecuencias que
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Katharsis
Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado
hoy genera este fenómeno en los contextos político, económico y social
de Colombia.
En primer lugar, se expondrá el tipo de acción colectiva que son
las FARC-EP y su relación con las otras formas de acción colectivas
enmarcadas en la revolución. En segundo lugar, se apreciará la relación
de los antecedentes históricos de los movimientos sociales con el
movimiento revolucionario estudiado, destacándose allí el papel de las
teorías marxistas y la función que cumplió como motivador del auge y
la aparición de los movimientos comunistas en Colombia. Y, por último,
se explicará la relación del movimiento social expuesto con la nueva
teoría de los nuevos movimientos sociales y su expresión en América
Latina.
2. Planteamiento del problema
En el proceso de construcción de Colombia como un Estado-Nación
y de su proceso de consolidación económica orientada por el esquema
capitalista, hay que tener presente los conflictos, los problemas, los
intereses y los comportamientos que se presentaron por el logro del
poder y por la distribución de los recursos. De esta situación se derivan
procesos históricos de ocupación del territorio y de las formas de
organización económica y política y, por otro lado, maneras de hacer
frente a dicha ocupación y resistirse a las políticas adversas impuesta
por y desde el gobierno.
Estos y otros problemas, presentados en los años 50 y 60 y en los
últimos tiempos, han incidido en los diferentes aspectos de la dinámica
del país, y en el surgimiento de movimientos sociales y políticos (UP),
que tenían como propósito hacerle frente a dicha situación. No es de
olvidar los abusos, así como el abandono del Estado, sobre la población
civil y sobre las poblaciones más vulnerables del área rural. Otras
cuestiones de carácter económico surgidas en este período, también
sembraron miedo y terror entre los campesinos. Un caso particular fue
el de los empresarios, quienes utilizaron la violencia como estrategia
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para lograr sus fines, lo anterior ligado a la actitud complaciente y
despreocupada del Estado. Según Varela (1997):
La subsistencia del empresario del terror y su mantenimiento a los
largo de la historia colonial y republicana, implica fundamentalmente
la incapacidad de los estados republicanos para poder garantizar
el cumplimiento de los derechos humanos, para poder ejercer una
jurisdicción política tanto coactiva como legal y civilizatoria sobre el
conjunto del territorio y sus habitantes. (p. 14).
Lo anterior muestra que el conflicto colombiano no es el resultado
de una sola situación o causa, sino que, por el contario, se encuentra
anclado a una serie de factores, acontecimientos y situaciones de
los tipos histórico, local, regional, nacional, económico, social y del
ejercicio del poder, que hacen de este un fenómeno multicausal, del que
no se puede afirmar nada con certeza, sino acudir directamente a las
fuentes que lo soportan y tratar, desde allí, de dar una explicación a este
fenómeno experimentado en Colombia desde hace ya bastante tiempo.
Como lo afirma Riechmann (1994) “…En general, en estas reflexiones de
entreguerras los movimientos sociales se conceptualizan como formas
de comportamiento político no institucionalizado potencialmente
peligrosas, las cuales, si se les dejaba actuar, amenazaban la estabilidad
de los modos de vida establecidos…” (p. 16).
Como se observa, el problema es bastante complicado de definir. No
obstante, este trabajo pretende identificar solo una de las situaciones
que han causado los problemas de violencia en Colombia. Este objeto
de estudio son los procesos y fenómenos que han dado lugar a la
formación del grupo guerrillero de las FARC-EP en la década de los
60, como un movimiento social de resistencia que tenía como objetivo
defender a los campesinos de la usurpación de tierras ejercida por los
grupos económicos y por el mismo Estado, siendo esto su razón de ser,
tal y como lo dice Olson (s, f):
La organización puede por lo tanto, desempeñar una función
cuando hay intereses comunes o de grupo, y aunque con frecuencia
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Katharsis
Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado
sirve también a intereses puramente personales e individuales, su
función característica y primordial es fomentar los intereses comunes
de personas (p. 17)
3. Tipos de acción colectiva y su relación con otras formas de acción
El movimiento armado que se va a estudiar tiene sus orígenes, y es
el efecto principalmente, ejerciendo una acción colectiva de resistencia
que tenía sus cimientos en “…la lucha por la defensa de un territorio
y de una organización social particular que luego se convirtieron
y adquirieron las características de movimientos de autodefensas
campesinas que fueron en principio una respuesta militar a la acción
del Estado…”. (Saumeth, s.f, p. 2).
En este sentido, como lo argumenta Pizarro (1989) me voy a
referir al movimiento armado que surgió en 1966, periodo en el cual
nace un movimiento guerrillero de tendencia comunista, articulado
principalmente a un proyecto político que tenía como fin, y contrario a
lo que argumenta Saumeth (s.f),
Volver a cultivar sus parcelas lo antes posible…(y) lejos de querer
inscribirse en un proyecto de conquista del poder, se inclinaban más
bien por deponer su virulencia si el Estado logra restaurar la paz y, más
aún, si les presenta, como en 1961, la promesa de aún reforma agraria
(Pecaut, 2003, p 59).
De este modo, y en contraposición a lo que muchos analistas piensan,
el surgimiento de las FARC-EP no estaba enmarcado en la conquista
del poder, pues este grupo es descrito, y según Pecaut (2003), como una
síntesis de los movimientos campesinos y las autodefensas armadas
de estirpe rural que no pueden ir más allá del reformismo. Esquema
de lucha utilizada por este grupo armado para hacerle frente a las
políticas económicas imprentadas por los gobiernos de turno, políticas
económicas que hacían mucho daño a la comunidad rural.
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Sobre los antecedentes de la formación de la guerrilla en Colombia,
Sánchez (1989) nos proporciona el siguiente dato sobre las autodefensas
campesinas, de extracción liberal: “…En qué podría traducirse ahora
una declaración de guerra, no era enteramente claro para los dirigentes
liberales. Exploraron varias posibilidades… (y) solo quedaba, en
verdad, la respuesta que por su propia cuenta venían preparando los
campesinos: la ‘resistencia armada…’”. (p. 138).
Este proyecto de hacerle frente a un Estado de tendencia conservadora
se finiquitó con
La ocupación armada de puerto López (Meta) el 25 de noviembre, y la
de San Vicente de chucuri (Santander), el 27 del mismo mes, por varios
centenares de campesinos…constituyeron el anuncio formal de que
la lucha por la democracia descansaba ahora sobre los hombros de la
guerrilla campesina (Sánchez, 1989, p.138).
El proceso de consolidación y fortalecimiento de las FARC como
grupo de resistencia, se presentó y, según Valencia (1997), en cuatro
etapas, a saber: La primera de ellas, y que es llamada por este autor como
la fase de incubación, se presenta entre 1948 y 1953. Esta etapa coincide
con la violencia sectaria, con la conformación de escuelas guerrilleras y
la captación de resistencias por sectores para luchar contra el régimen
y sus mecanismos represivos, ya que, como lo afirma Tarrow (2004),
“…La gente se suma a acciones colectivas…cuando la clase social a la
que pertenece está en contradicción, plenamente desarrollada, con sus
antagonistas…”. (p.36) En la segunda etapa se forman las autodefensas
campesinas, que tiene su periodo de operación entre 1954 y 1964.
Se inicia con el asentamiento de Sumapaz, sufre los duros reveses
registrados con la ocupación del nudo montañoso por el ejército y su
prolongación hacia el nudo de galilea…registra la ofensiva desatada
por Tirofijo desde Marquetalia que sufre como respuesta la ocupación
militar de los cuatro enclaves y agoniza con la fuga y dispersión de
los grupos combatientes en los llanos del Yalí y regiones selváticas
caquetenses (Valencia, 1997, p.90).
152
Katharsis
Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado
De 1964 a 1966 se da la tercera fase, o también denominada de
reconstrucción, pues se presenta el reagrupamiento de los núcleos
una vez dispersos en aquellos sitios abandonados prematuramente
por el ejército. Es una etapa que se caracteriza por el accionar de este
grupo contra la población civil y por el masivo éxodo de campesinos
de aquellas poblaciones en las que se instauró. La última etapa de
la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia comienza, según
Valencia, (1997) en 1966, quien explica que “…se denominó Guerra
Revolucionaria, cuyo desarrollo se ajustaba a las condiciones políticas
y militares de cada país afectado, en un proceso que en el mismo léxico
subversivo se basa en la combinación de todos los medios de lucha…”
(p. 90). Pues, como lo dice nuevamente Tarrow (s,f) “…La gente no se
limita a ‘actuar colectivamente’, sino que hace peticiones, asambleas,
huelgas. Ocupa locales, interrumpe el tráfico, enciende hogueras y
ataca a otros con la intención de causar daño físico…” (p. 46).
En resumen, y como bien lo dice de nuevo Pecaut, (2003), “…
precisamente, las FARC-EP se forman explícitamente como
prolongación de las ‘autodefensas campesinas’ y bajo la tutela del
Partido Comunista ortodoxo”. (p.59). Partido que para 1958
Discutía las tesis sobre el movimiento armado…y desde allí proviene
la directriz para la conformación de las FARC; periodo del que bien
pudo haberse dicho es “uno de los intervalos más o menos grandes
entre las grandes batallas de la guerra civil”, y para el cual la teoría de
Lenin y el tono admonitorio en el que está expuesta…equivaldría a una
genuina inflexión estratégica, una justificación teórica en toda la regla
de la opción que finalmente se tomó, la lógica combativa, que aparece
justificada en más de un pasaje del texto leninista”. (Cubides, 1992, p.
124).
4. Las FARC-EP como acción colectiva de resistencia
Después de haber definido el tipo de movimiento social a estudiar,
descrito su contexto y habiendo también descrito la relación del
movimiento con una forma de acción colectiva de resistencia,
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centremos la atención en su relación con los antecedentes teóricos que
lo sustentan.
El movimiento armado que interesa estudiar tiene sus raíces teóricas
en los trabajos y las reflexiones que realiza Marx y Engels (2007) en el
manifiesto comunista, allí estos dos autores exponen que la historia
de la sociedad está fundamentada en la historia de la lucha de clases,
o, en otras palabras, en la historia de dos grupos completamente
antagónicos:
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos,
maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se
enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas
veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la
transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de
las clase en pugna (p, 156).
La relación del anterior argumento con el surgimiento de las FARCEP como grupo de resistencia, impulsado por las lucha agrarias y la
defensa de la tierra despojada a la fuerza por los grupos económicos
y de poder, aunado a una población rural descuidada y, en muchas
ocasiones también, violentada por las instituciones del Estado, nos
permite determinar que este movimiento era (y es), desde el punto
de vista ideológico, opuesto o antagónico a aquellos grupos –y al
mismo Estado– al que enfrentaba, esto en razón a una persecución
precisamente de carácter ideológica (partidista), que impulsó a la
población más afectada –la campesina– a resistirse a múltiples formas
de violencia social, cultural, económica y por supuesto política. Al
respecto, se retoma la siguiente cita de Riechmann (1994):
Las tensiones, descontentos, frustraciones y agresividad resultantes
llevan al individuo a participar en el comportamiento colectivo…el
comportamiento no institucional-colectivo se desarrolla siguiendo un
“ciclo de vida” susceptible de análisis causal, que de la acción espontanea
de masas avanza a la formación de opinión pública y movimientos
sociales… (p. 18).
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Katharsis
Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado
Este grupo es entonces un modo de resistencia de una población
con unos intereses comunes, que no ve otra alternativa que resistir,
después de haber agotado otras manifestaciones, presiones, abusos y la
violencia de un régimen o de un grupo económico hegemónico. En este
aparte resulta relevante nuevamente citar a Riechmann (1994) cuando
afirma que “…los sentimientos de privación relativa despertados por
una situación económica o social desventajosa conducían a la violencia
política; esto es, la frustración inducia agresión…” (p. 19).
Por otro lado, el surgimiento de los FARC-EP como una estrategia
de acción colectiva de resistencia ligada a los campesinos, también
encuentra sus cimientos en sentimientos de frustración, imponencia
(¿o impotencia?), exclusión y desesperanza, que, como lo dice Tarrow
(2004), lleva a estos
…ciudadanos corrientes, a veces animados por líderes, responder
a cambios en las oportunidades que reducen los costes de la acción
colectiva, descubren aliados potenciales, muestran en que son
vulnerables las élites y las autoridades, y ponen en marcha la acción de
redes sociales e identidades colectivas sobre temas comunes... (p. 46).
En este orden de ideas, no se puede limitar el surgimiento de las
FARC-EP como una estrategia de acción colectiva que defendía la tierra
y la zona rural, a una sola explicación teórica. Como reacción a un
régimen político y a una situación problemática en particular, en dicha
propuesta de resistencia intervinieron numerosos actores, intereses,
sectores y motivaciones, además de una serie de situaciones sociales,
psicológicas, políticas, económicas, entre otras, que impiden encuadrar
su origen a una sola tendencia teórica. Por ello es pertinente terminar
con la nota de Riechmann (1994) cuando dice:
En el estado actual de la investigación, se diría que un marco teórico
adecuado para el estudio de los movimientos sociales (en este caso el de
las Fuerzas Revolucionarias de Colombia FARC) ha de combinar varios
de los enfoques discutidos. En mi opinión (dice), se complementan
mutuamente…Además, ha de prestarse especial atención al contexto
especialmente político…en que nacen y operan los movimientos (p. 30).
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Quedan así expuestos los antecedentes teóricos del movimiento
social de resistencia llamado FARC-EP, ligado a la defensa de la tierra
y a la oposición que hacían los campesinos al régimen de la época y
a las prácticas de colonización de los grupos hegemónicos de poder
económico, que, a través de la violencia, usurpaban grandes extensiones
de tierra, de la que eran dueños los campesinos.
5. Conclusión
Sin duda, el motivo principal del surgimiento y posterior accionar de
las FARC-EP, se puede circunscribir –y en un principio– a conseguir, a
través de la resistencia y de la lucha armada, la implementación de un
proceso de reforma agraria con el que se posibilitara una distribución
por lo menos más equitativa de la tierra y que, de paso, legalizara la
situación sobre los predios rurales de esa franja de colonos desplazados
que constituían el núcleo de su organización.
Sin embargo, también es cierto que la permanencia en el tiempo
de esta organización se debe, en parte, a la preeminencia de un muy
fuerte dogmatismo producto de una muy pobre base ideológica y de la
escasa, por no decir nula, preparación académica de sus fundadores.
Esto le ha permitido a este grupo cohesionarse en torno a ese liderazgo
en sus primeros 20 años, y a haber sido considerado el brazo armado
del Partido Comunista Colombiano (PCC), que era el que realizaba
los postulados políticos. Esa situación se revierte a mediados de los
años ochenta, cuando las FARC-EP toma distancia del PCC y escoge
exclusivamente la vía armada, decisión que no tuvo oposición al interior
del movimiento, gracias a la homogeneidad social que lo caracteriza, tal
como lo afirma Pecaut (2003), y que ha impedido también divisiones a
lo largo de su historia, pero, al mismo tiempo, ha anulado la posibilidad
de nuevas ideas o planteamientos frente a las nuevas dinámicas y
realidades nacionales.
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Katharsis
Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado
6. Bibliografía
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Tarrow, S. (2004) La acción colectiva y los movimientos sociales. En El poder en movimiento: Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. 2 ed. (pp. 33 – 53).
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Valencia, T, A. (1997). Inseguridad y violencia en Colombia. Bogotá: Universidad Sergio
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Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 147-157—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Emancipación e Identidad
Katharsis–Institución Universitaria de Envigado
Emancipación e Identidad*
Emancipation and Identity
César Augusto Sánchez Taborda*
Resumen
El presente trabajo es producto de un compendio de notas en las cuales se reflexiona
por los ecos de la modernidad y la asunción de los mismos por parte del sujeto
moderno. En tal sentido, aparecen cinco autores comprometiendo sus formas de
ver dicho mundo, entre ellas se destacan las ideas de vorágine, la pervivencia en un
nihilismo como fenómeno psicológico, las dificultades humanas para optar entre las
ofertas de autoexpansión y la inminencia de la “caída”, también la “hibridación” como
otra forma de leer la identidad, escapando de las ideas sustancialistas y biologicistas
actuales.
Palabras clave: Identidad, emancipación, vorágine, dialéctica, caída, nihilismo,
hibridación, reducción, síntoma.
Abstract
This work is the result of a compendium of notes in which a reflection is made on the
echoes of modernity and its acceptance by the modern subject. In this regard, five
authors appear compromising their ways of seeing that world, including the ideas
of maelstrom, the survival in a nihilism as a psychological phenomenon, human
difficulties to choose among offers of self-expansion and the imminence of the “fall”
also the “hybridization “as another way of reading the identity, escaping the current
substantival and biologicist ideas.
Keywords: Identity, emancipation, maelstrom, dialectic, fall, nihilism, hybridization
reduction, symptom.
*
**
La segunda y tercera parte de este trabajo es resultado de la investigación doctoral del autor, realizada en la UPB, sede Medellín. El conjunto del trabajo, tal como aquí se presenta,
se leyó en el seminario Horizontes del Pensamiento, realizado por la IUE en octubre de
2012
Psicólogo y Magister en Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia. Candidato a
doctor en filosofía de la UPB
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
159
César Augusto Sánchez Taborda
Presentación
Voy a tratar de hacer una articulación entre lo que me ha permitido
pensar la asesoría de un trabajo del curso de Horizontes del pensamiento
(propio de estudiantes de psicología), más por la huida de los estudiantes
que por los contenidos trabajados, con algunas ideas sugeridas de
la conversación con los docentes del grupo de investigación Psife –
Psicología, filosofía y estética. Dicha articulación se hace teniendo en
cuenta una serie de notas tomadas del texto de Néstor García Canclini,
titulado Culturas híbridas, en donde el autor nombra la hibridación
como un modo distinto de pensar los problemas de la identidad, y en
contrapartida los de la emancipación (García, 2001). Allí lo esencial,
en nuestro modo de ver, es la posibilidad de pensar el hombre por
fuera de los discursos biologicistas y esencialistas propios de algunas
elaboraciones psicológicas actuales. Pero sobre todo se trata de un
escrito que recoge la idea de Berman (2001) de que la modernidad es
una vorágine en medio de la cual el hombre se la juega entre la perpetua
desintegración y renovación.
Desde las ideas de Berman (2001), leemos la modernidad atravesada
por el fenómeno del nihilismo que, como fenómeno psicológico, envuelve
de alguna manera toda una época en la cual Martín Hopenhayn
ve al hombre sumido en una profunda orfandad, en la medida en
que no encuentra sosiego ante la latencia de la caída y el frenesí de
la autoexpansión (Hopenhayn, 1997). Y es por esta vía que se llega a
Nietzsche (2011), con quien mejor consideramos se lee el nihilismo y
cada una de sus derivas.
Con telón de fondo de toda la reflexión, está la idea de buscar la
pertinencia de ciertas lecturas y desarrollos temáticos para un
curso dictado para psicólogos, que tiene por título “Horizontes de
Pensamiento”, e indagar con la experiencia y el concurso de otros
colegas hasta dónde se soporta una apuesta de este tipo en medio de
las tendencias burocráticas, técnicas, biologicistas, en las cuales el
160
Katharsis
Emancipación e Identidad
vértigo a la caída y el temor a un mundo abierto, ajeno y desconocido,
nos adhiere cada vez más a promesas y espejismos.
1. La vorágine moderna
Cuando Marshall Berman presenta su descripción y análisis de la
modernidad, es indudable que la palabra “vorágine” condensa, de forma
precisa, la delimitación que dicho autor hace de este acontecimiento
de la humanidad (Berman, 2001). Parafraseando a Berman (2001), ser
moderno es vivir una vida llena de paradojas y contradicciones; es estar
dominados por inmensas organizaciones burocráticas y sin embargo
no vacilar en la determinación de luchar para cambiar el mundo; es
ser a la vez revolucionario y conservador: vitales ante posibilidades
de experiencia y aventuras, y aterrorizados ante las profundidades
nihilistas a que conducen tantas aventuras modernas. El hombre
moderno se mueve entre promesas y amenazas. Y en la medida que
la modernidad atraviesa todas las etnias, las geografías e ideologías,
une la humanidad alrededor de una paradoja: lo moderno como
acontecimiento nos arroja en una vorágine de perpetua desintegración
y renovación.
Berman (2001) considera que dicha vorágine se alimenta de varios
hechos destacados: los descubrimientos de las ciencias físicas, la
industrialización, las alteraciones demográficas, el crecimiento urbano,
el mercado capitalista fluctuante. En su forma de ver, esta vorágine ha
recibido, en el siglo XX, el nombre de modernización, y durante el siglo
XIX el de modernismo. Su libro Todo lo sólido se desvanece en el aire
es un estudio de la dialéctica entre estos dos términos. Es un texto que
expone gran cantidad de hechos sobre los cuales se advierten posturas
a favor y en contra de las ideas de progreso, perfectibilidad y desarrollo
propias del mundo moderno.
A Culturas híbridas García Canclini lo nombra como un texto para
no dejarse meter en falsas oposiciones, tales como alto y popular, urbano
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
161
César Augusto Sánchez Taborda
y rural, moderno y tradicional. Y su primera definición de hibridación1
muestra la necesidad de desligarse de las dificultades procuradas por el
tránsito de dicha noción desde la biología hacia las ciencias sociales. La
idea es pensar la noción de hibridación como un detonante que impactó
profundamente el modo de hablar de identidad, cultura, diferencia,
desigualdad y otros. En ese sentido, quizás su apuesta más destacada
es poner en evidencia no sólo fusiones o imbricaciones, sino un modo
de percibir los conflictos que genera la interculturalidad en medio de
la decadencia.
Y esta apuesta, que recorre infinidad de contextos, autores, procesos
sociales y culturales, intenta dejar clara la utilidad de la noción de
hibridación: permite salir de los discursos biologicistas y esencialistas
de la identidad, la autenticidad y la pureza cultural, al tiempo que
permite identificar y explicar múltiples alianzas fecundas (García,
2001). En suma, si hay algo cuestionable en este momento es la idea de
identidad, en tanto se comprenda ella como conjunto de rasgos fijos,
como la esencia de una etnia o una nación. La salida, entonces, es que la
hibridación, más que verificar una autosuficiencia, sirve para entender
cómo un individuo ocupa un lugar en medio de la heterogeneidad
(García, 2001).
Las posiciones de los sujetos, vistos con la lente de la hibridación, están
pues conjuradas desde los movimientos segregatorios o de inclusión,
pues en el fondo se encuentra la idea de que se trata de procesos a los
cuales se puede acceder y se pueden abandonar (García, 2001). Quizás
sea una mirada apresurada la que observa el texto, pero puede indicarse
que García Canclini tiene una apuesta con el texto, quizás entre muchas,
y es que la hibridación como proceso (de intersección y transacciones),
es la que hace posible que la multiculturalidad segregatoria se convierta
en interculturalidad, hecho que permitiría trabajar democráticamente
1
162
“Entiendo por hibridación procesos socioculturales en los que estructuras y prácticas
discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras,
objetos y prácticas”. (García, 2001, p.3).
Katharsis
Emancipación e Identidad
con la divergencia. De dicha interculturalidad se va a encargar el texto,
y allí se nos permite atisbar una serie de procesos en los cuales no cabe
hablar de épocas, experiencias o dispositivos clausurados.
El texto de García (2001) me parece toda una propuesta. Es abierto,
es dúctil y toma ejemplos de aquí y de allá con una gran erudición, a fin
de hacer inteligible sus observaciones sobre los procesos interculturales.
Empero, veo que son amplios los caminos que deja abiertos y
muchos de los asuntos señalados están francamente dispersos en su
exposición. Notable en ese sentido su idea de acciones políticas que
logren globalizar y democratizar los derechos ciudadanos, tanto como
los bienes, los repertorios culturales, la economía misma. Son ideas
notables, no necesariamente deleznables o carentes de importancia,
pero poco argumentadas en su elaboración.
En el sentido anterior, parece que García (2001), esta es mi
interpretación, considera los procesos de hibridación de forma muy
exterior a las vivencias del individuo, como hechos acontecidos a los
cuales se les reclama otra lectura, otra interpretación y otra apuesta. El
detonante mayúsculo, coincidimos con él, es verificar que la identidad
como eco de un aspecto o un rasgo esencial de individuos y naciones no
existe más. Empero, me parece que falta, en dicho texto, una mirada
más concreta a ese vínculo entre el individuo y el colectivo, y aún
podría señalar que en el ámbito de la formación es necesario detenerse
un poco más en la exposición de ciertas ideas. Creo que para ello nos
reunimos al final de este seminario, justo para indicar dónde este y
otros textos nos llamaron la atención. Si es así, se logra el cometido del
uso de la noción, pues ciertamente es un detonante.
2. Desde la secularización hasta el nihilismo como fenómeno psicológico.
Recordemos cómo Berman (2001) ha señalado que el ser, es la vez
revolucionario y conservador, atemorizado ante las profundidades
nihilistas a que conducen las aventuras modernas, ansioso por crear
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y asirse a algo real aun cuando todo se desvanezca. Observemos que
de alguna manera Berman (2001) habla de un hombre indefinido en
su misma esencia; quizás no sea arriesgado decir, en consecuencia,
que habla de un sujeto si comprendemos este como aquel que de algún
modo está amarrado a los dispositivos y dinámicas de su tiempo.
En tal sentido, se trata de un sujeto al cual se impugna desde muchos
lugares (Nietzsche, Heidegger, Foucault). Se lo impugna especialmente
cuando se le atribuyen cualidades que le permitirían discernir entre
el conocimiento verdadero y falso, entre real y aparente; se refuta el
sujeto que se percibe indisoluble en su identidad y consistente en sus
convicciones, o que se declara sujeto trascendental porque se presume
dotado de una moral de validez universal. Este tipo de configuraciones,
tejidas entre las plumas de Descartes y de Kant, son las que, con
frecuencia, se cuestionan desde intérpretes de la modernidad que
apuntan su argumentación a señalar que la razón ha desaparecido, que
todo es líquido, que estamos atrapados por el miedo o por las lógicas
del capitalismo.
Sin embargo, es importante anotar cómo dichas elaboraciones, con
frecuencia, hablan del sujeto como algo universal. Es decir, se trata de
un tipo de crítica que cae en la sin salida o encalla en profundas aporías,
pues supone que todos los hombres de hoy son plenamente actuales, o
que todos se arrojan al constante devenir. Es decir, el quiebre de estas
críticas es no ver que el cuerpo tiene las marcas de la historia, y la
historia misma crea cuerpos diversos, no universales.
Ahora, el asunto del sujeto, aunque refutado, Hopenhayn (1997) lo
piensa como un tema inagotable: “cuanto más se lo impugna más se
convierte éste en un tema de interpelación. En la fogata donde se inmola
el concepto también se inmortaliza su cadáver” (p. 11). Su forma de
ver prefiere apreciarlo envuelto en una serie de mitos que acompañan
su comprensión, los cuales él destaca del siguiente modo: no somos
libres, no somos autónomos, no hemos logrado emanciparnos, ni
tampoco hemos sido capaces de alcanzar una identidad consistente. La
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Katharsis
Emancipación e Identidad
mirada de Hopenhayn (1997) muestra al sujeto ubicado en una báscula
compleja: no le es fácil abandonar la certeza de unidad, como tampoco
le es fácil soportar el vértigo de la disolución. El sujeto puede condensar
las antípodas, es decir, el miedo a la pérdida de certezas alterna la
angustia de la caída y el placer de la autoexpansión.
Para él, una oleada secularizadora envuelve la sociedad actual,
entendiendo por tal la lucha del sujeto moderno por liberarse de los
prejuicios, mitos y costumbres, y por ganar en dicha lucha una imagen
de sí mismo; ha caído bajo sospecha todo discurso totalizador, se
ha derrumbado toda la razón que intentaba arbitrar las reglas del
conocimiento y de la acción humana (Hopenhayn (1997). La cuestión
central, entonces, es que la secularización tiene un doble filo: por un lado,
libera al sujeto de todo relato que obstruya su poder para redefinirse a
discreción y, por otro lado, sumerge al sujeto en la orfandad que dicha
libertad supone.
Hopenhayn (1997) señala que la modernidad generó dos mitos que
se conservan y confluyen en muchas colectividades y aún en sujetos
particulares: de un lado la idea de un sujeto que se pretende unitario
y reclama identidad; del otro lado, la idea de un sujeto emancipado de
toda identidad posible. Este proceso se gesta con el antropocentrismo
renacentista, se refuerza con el racionalismo y el poder laico, luego se
fortalece con el espíritu industrial y con la revolución misma.
La emancipación siempre cuestiona la identidad en el devenir
temporal. Pero entre los modernos también emerge una valoración
extrema de la identidad y, desde allí, una urgencia por confrontar el
ímpetu transfigurador de la secularización, manifiesto en un anhelo de
sustancialidad, de coherencia y continuidad. Ahora, la contradicción
entre emancipación e identidad quedaría conjurada con el mayor de
los mitos modernos: la razón. Empero, la razón no cumplió ninguna
de sus promesas de conocimiento, libertad y progreso equilibrado.
Esto lo vamos a ver más adelante. Sólo hasta las elaboraciones de
Nietzsche (2011) se pone un nombre propio a este estado de cosas en el
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mundo moderno: nihilismo. Este emerge para aprehender la situación
más desolada y al tiempo ambiciosa de los hombres. El nihilismo,
desprendido de la enigmática muerte de Dios, permite avanzar en la
comprensión de esa orfandad del hombre moderno en la cual se juegan
la partida la angustia de la caída y el frenesí de la autoexpansión.
El nihilismo está ante la puerta: ¿de dónde nos llega este, el más
inquietante de todos los huéspedes? Punto de partida: es un error
señalar como causas del nihilismo las “crisis sociales”, la “degeneración
fisiológica”, incluso la corrupción. Se trata de la época más honrada
y compasiva… en una interpretación muy determinada, la cristianomoral, se asienta el nihilismo (Nietzsche, 2011, p. 33).
El alto valor otorgado por el cristianismo a la verdad hizo que se
desarrollara un asco ante la falsedad y la mentira, a partir de todas
las interpretaciones cristianas del mundo y de la historia. De hecho,
Nietzsche (2011) comienza cuestionando las verdades “divinas” en el
platonismo, es una crítica a las verdades incólumes; una evaluación de
las formas de interpretación occidentales del ser, de la ciencia con sus
pretensiones de objetividad. Si la crítica nietzscheana toma de frente el
cristianismo, es por la amplitud y alcances de este en Occidente, es una
condición necesaria. Entonces, la crítica está es sobre la metafísica.
Hopenhayn (1997) destaca cómo no sólo el cristiano separa en verdadero
y falso, entre esencias y apariencias, entre culpa y redención; indica
cómo otros, sin ser cristianos, se mueven entre los deseos de autonomía
y ciertas actitudes propias de una oveja de rebaño.
Retengamos que el nihilismo no es una época, tampoco un estado
de cosas aislado del individuo, esto es importante. “El nihilismo es
un estado psicológico que surge cuando hemos buscado un ‘sentido’
a cualquier suceso que no lo tenga, de manera que el que busca acaba
perdiendo el ánimo” (Nietzsche, 2011, p. 38). En todo nihilismo subyace
una idea de fin, y para justificarlo como estado psicológico Nietzsche
(2011) presenta tres condiciones importantes, las cuales retomamos
porque nos parece que hablan de forma transparente del hombre
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Katharsis
Emancipación e Identidad
actual: primera, no se llega a nada pensando en el devenir; segunda,
aparece la sensación de que debajo de los devenires no existe ninguna
gran unidad a la cual el hombre pueda entregarse por completo; tercero,
el hombre condena todo devenir como un engaño y por ello inventa un
mundo más allá que considera verdadero.
Pero la cuestión se recrudece cuando el hombre se da cuenta de
que estas construcciones son producto de necesidades psicológicas, y
entonces adviene lo que él llama el nihilismo más profundo, a saber:
emerge un sentimiento de falta de valor del todo cuando comprende
que ni con el concepto de fin, de unidad, o de verdad misma, se puede
interpretar el carácter general de la existencia (Nietzsche, 2011). El
nihilismo significa que los valores supremos pierden validez, justo
porque falta la respuesta al por qué y ha venido prevaleciendo la
pregunta utilitarista del para qué (Nietzsche, 2011)
Para nuestro cometido, y como forma de hilar estas ideas
nietzscheanas con lo expuesto previamente, conviene pesquisar el
nihilismo como un fenómeno psicológico, que surge cuando se ha
aplicado una totalidad, una sistematización, incluso una organización
a todo acontecer. Cuando se buscan formas de unidad, las cuales se
amparan generalmente en las formas del monismo, y cuando el hombre
se percibe en conexión y dependencia de un “todo”, pues el bien de la
totalidad requiere de la entrega del individuo. Allí se instala la moral
como renuncia a la voluntad de existir.
En suma, la muerte de Dios en Nietzsche, más que una proclama
de ateísmo, es una idea donde se implican varias muertes: la muerte
de un sujeto que se autodefine como criatura; la muerte de la
metafísica entendida como categoría que establece diferencias entre el
conocimiento verdadero y falso, entre esencial y aparente, entre sujeto
y mundo, entre pensamiento y fenómeno; la muerte del mito moderno
de progreso; la muerte en la certeza y la autoconfianza en el yo.
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Voy a retomar un comentario, y un esquema sin título, de Alfredo
Eidelsztein donde se destacan las nociones centrales del nihilismo que
viene trabajando Ricardo Cuasnicu (2001), en su conferencia sobre la
globalización y el nihilismo; en ella se hace un fino tejido de algunos
hitos de la modernidad, desde los cuales se le brinda al hombre un
particular carácter: el hombre moderno es fundamentalmente un
trabajador y con la técnica un funcionario (Cuaniscu, 2001).
Concepto
Efectos
Muerte de Dios – De salvación
Desesperación
Sin sentido
Conmoción
Provisoriedad
Desorientación
Edipo
Consecuencias:
Síntoma
Reducción – Miedo
El nihilismo es un fenómeno bastante complejo pero,
prioritariamente, es la sensación de que nada tiene sentido, que todo
es para nada, que todos los esfuerzos que realiza la humanidad son
vanos, no se sabe hacia dónde se va. Y esta incertidumbre crea dos
síntomas fundamentales: la sensación de reducción y mucho temor. La
reducción es como un empequeñecimiento, una banalización en todos
los ámbitos. Y del miedo ya tenemos varias versiones que paralizan
el sujeto: se presenta como una especie de nada que asecha desde la
intimidad y lo lleva a la desesperación, a tratar de buscar algún polo,
168
Katharsis
Emancipación e Identidad
los cuales hemos ubicado entre la identidad o la emancipación. En
la identidad podemos poner la expresión de Berman (2001) cuando
recuerda que volvemos al pasado como un ropero, aunque nos damos
cuenta que ningún vestido está para la ocasión. La emancipación nos
muestra ávidos de experiencias nuevas, entregados al devenir, y en ese
sentido la técnica es una gran promesa.
Por allí Cuasnicu (2001) propone pensar a Edipo en el sentido de la
desorientación, de la ceguera que no permite saber hacia dónde ir. La
situación es como la de estar a la intemperie, como si una catástrofe o
cierta amenaza indefinible se cerniera sobre nosotros sin saber por qué
lado... La interpretación de Cuasnicu (2001) es que todo el esfuerzo,
titánico por demás, se encubre con en una voluntad de trabajo, la
cual encarna el carácter singular del hombre moderno en los últimos
doscientos años. Sobre todo a partir de Kant, donde la relación del
hombre con su entorno, con la totalidad, es una relación de objeto. Todo
aquello que tiene valor, todo aquello que es la totalidad de los entes
está a disposición del hombre, está frente a él, y el hombre objetualiza
todo, pues siente que todo está a disposición suya. El objeto es para una
subjetividad, es para un sujeto que lo constituye en las condiciones de
posibilidad de lo que se presenta.
Esta es la teoría kantiana en el sentido de que no sabemos lo que es la
realidad en sí, lo real, sino que lo que podemos aprender, que es a través
de la intuición y de los conceptos, es una función de constitución de la
realidad donde la realidad queda encubierta. De ahí el gran desarrollo
de la ciencia a partir de Kant y Newton, que objetalizan la totalidad de
los entes, el ente está a disposición del hombre para ser manipulado.
El hombre puede ejercer una violencia sobre la totalidad del mundo, el
mundo está a disposición de él para ser transformado, comprendido,
puesto a su servicio. De alguna manera, esto es una versión laica donde
el puesto de Dios es ocupado por la razón, la razón pura, y es el trabajo,
el trabajo de la razón, lo que de alguna manera es divinizado.
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Actualmente esto es la técnica. La técnica es esta voluntad de poder
que moviliza al mundo, que transforma al mundo, que lo saca de quicio,
que lo acelera y que es fundamentalmente trabajo. Y detrás del trabajo
está la razón que objetualiza, que tiene una actitud desacralizada con
respecto al mundo.
Por otra parte, complementario a esto, la esencia de la técnica es una
explotación sin fin de la naturaleza, tanto de la naturaleza del hombre
como de la naturaleza en general. Este imperio universal de la técnica
es una acción nihilista, somete a los valores e ideales a una reducción
particular, esto es, a una función práctica. A este estado Nietzsche
(2011) lo llama el estado de normalidad de la humanidad, en esto
nos englobamos todos, es un estado normal. Ahora, esta normalidad
asume dos maneras, la activa y la pasiva. Se puede vivir el nihilismo
de un modo activo o de un modo pasivo. Es decir, de un modo activo
se manifiesta como un gran poderío, como una capacidad enorme de
transformación, como una empresa titánica, como esta voluntad de
someterse absolutamente a la naturaleza. Por otro lado, el nihilismo
puede ser vivido de una manera pasiva, como decadencia, cuando no
tenemos ninguna valoración que oponer a estas fuerzas, a este mundo
como campo de explotación.
La interpretación moderna de lo que rige el ser se circunscribe en
el trabajo. Para nosotros, la totalidad del ente está comprendida como
trabajo. En este momento histórico, en los últimos doscientos años,
ser quiere decir trabajo, ser quiere decir voluntad de poder encarnado
fundamentalmente en la técnica, en la tecnología. No hay dimensión
que nosotros no pensemos como trabajo.
En síntesis, el nihilismo es un proceso en el que pierden obligatoriedad
todos los vínculos vigentes hasta ahora, tanto los de las instituciones
como los de los contratos sociales –y por ende el hombre queda libre
para la nada. En ese sentido, el hombre se abisma en lo insondable del
origen. Pero esta última fase no la ve Nietzsche (2011) como incurable;
al revés, la tiene como curable a través del dolor. Y cuando digo el dolor
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Katharsis
Emancipación e Identidad
no lo digo en el sentido del sufrimiento cristiano, no en el sentido de
una purificación, sino en el sentido de una concentración en el lugar
de lo más íntimo y propio, ese lugar donde el hombre concentra este
capital aun no explotado del dolor.
La técnica es una suerte de avasallamiento al cual no tenemos qué
oponerle. La técnica se nos presenta siempre como aquella posibilidad
de salvación, la técnica siempre nos dice que todo efecto no deseado,
todo efecto colateral no deseado, es algo que la misma técnica puede ir
solucionando. Todo efecto colateral no deseado lo vamos a solucionar
con lo mismo, con más de lo mismo. Lo mismo se dice de la democracia
–con más democracia– de muchos problemas hoy. Allí emerge una
actitud derrotista que se encarna en lo que se llama nihilismo pasivo.
3. Una forma de leer el individuo
Para pensar el individuo, Berman (2001) es claro en señalar algunas
ideas generales de bastante relevancia: la modernidad fragmenta la
posibilidad de dar un significado a la vida de las personas, y el hombre
moderno, desde los albores de la modernidad, se percibe inmerso en
un torbellino. Sobre este marco trae a colación la voz de Carlos Marx,
quien, durante el siglo XIX, anunciaba el desvanecimiento de lo sólido
y destacaba cómo todo el siglo expresaba abundantes síntomas de
decadencia, pues, en su forma de ver, los seres humanos se vieron
forzados a considerar seriamente sus condiciones de existencia y sus
relaciones recíprocas (Berman, 2001). Adicionalmente, Berman (2001)
bordea una tesis central del pensamiento nietzscheano al recordar
cómo en la modernidad, luego de la “muerte de Dios” y del consecuente
advenimiento del nihilismo, existe una crisis que toca a todos los
hombres y se manifiesta en la imposibilidad de estos para introducirse
en el “cuadro”, es decir, todo hombre presenta una enorme dificultad de
participar del pensamiento de su propio tiempo. Algunos hombres se
quedan en el pasado, lo añoran, aunque verifican a cada instante que
nada es simétrico con la vida que llevan; otros hombres, en cambio,
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alucinan con el futuro y por ello se entregan temerariamente a los
acontecimientos.
Vértigo y gusto por probarlo todo emerge como la senda más segura
de algunos hombres, mientras que para otros el mundo es tan confuso,
y al tiempo tan animado, como esas canciones navideñas que dicen
todo y finalmente no dicen nada (Little Jack Hornes: Jaimito bocina
/ Se sentó en la esquina / Comiendo pastel de Navidad. / Adentro el
pulgar hundió / Y una ciruela salió / Y dijo “¡Qué niño tan bueno soy!”).
Coincidimos en que una perpetua desintegración y renovación
parecen ser los surcos centrales de la vida moderna. Sin embargo,
optamos por definir la misma paradoja señalada por Berman (2001)
en términos de una basculación subjetiva entre la emancipación y
la identidad, y para darle contenido recurriremos, más adelante, a
una interpretación de lo que ello puede implicar para el sujeto y para
172
Katharsis
Emancipación e Identidad
aquel que se encarga de acompañarlo en la revisión de sus acciones y
pensamientos específicos.
Tomemos la definición de vorágine que nos provee el diccionario:
confusión, desorden y precipitación en los sentimientos, forma de vida.
Esta definición amarra una apreciación de las acciones y sentimientos
propios del hombre. De alguna manera el texto de Berman (2001) se
trata de eso, y no simplemente de una descripción de hechos aislados
de la historia que nada tiene que ver con el sujeto. Es por ello que un
pensamiento comprometido con el hombre en algún sentido profundo,
debe verificar el lugar en el cual este se ubica ante las dinámicas
específicas de eso que en principio parece extraño al hombre mismo.
Muchos hechos fundamentales contribuyeron en la configuración
de la báscula que soporta el sujeto en el cenit de lo moderno, es decir,
dos caras resumen las tendencias del hombre que desde allí se forja:
anhelos de identidad a partir de relatos y valores; búsquedas de
emancipación jalonadas por un afán de un porvenir del cual no se sabe
nada o se encuentra amarrado a una promesa.
4. Fenómenos individuales o manifestaciones subjetivas
Desde la introducción de Psicología de las masas y análisis del Yo,
Freud nombra “fenómenos sociales” a todos los vínculos que el individuo
singular mantiene con sus padres y hermanos, con su objeto de amor,
con su maestro, con su médico (Freud, 1978). Esta consideración
psicoanalítica del vínculo social implica que el individuo recibe influjos
no de una persona única, sino de un número más o menos extenso de
ellas, lo que hace que muchas orientaciones, perspectivas y modos de
ver el mundo han adquirido una enorme importancia para él.
Esta idea de vínculo legada por Freud fue retomada posteriormente
por otros teóricos interesados en el extraño vínculo existente entre
el individuo y el colectivo, del mismo modo que se retomó el análisis
de las incidencias recíprocas entre estos. Bajo esta perspectiva, los
usos de la lingüística no fueron escasos, como tampoco los análisis
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antropológicos de la cultura y la sociedad, o la revisión de las ideologías
reinantes en la postguerra.
En general, todos los análisis condujeron a pensar los acontecimientos
sociales como producto de una fuerte imbricación del individuo con
el colectivo y viceversa, las afecciones individuales (especialmente en
aspectos psicológicos) como el efecto de lo societario sobre ellos. En ese
sentido, muchos de los planteamientos propios de finales del siglo XX
retoman ideas escritas en los comienzos del siglo para reconsiderar o
proseguir esa idea freudiana de que todo individuo ha de ser pensado
como miembro de un pueblo, una casta, el individuo-colectivo es un
principio de trabajo para la comprensión del psiquismo del hombre,
también para pensar asuntos relativos a la posibilidad de experiencia,
a la moral, a los regímenes políticos y configuraciones sociales.
Entre ellos destacaríamos, además de los ya señalados, las figuras de
Benjamín, Heidegger, Ricouer, Arendt, Foucault y otros, los cuales
agregan matices y problemas específicos a dicha relación.
Es llamativo, por ejemplo, el modo cómo se nombran, en estas
nuevas corrientes de postguerra, los vínculos sociales: son fenómenos
que acontecen entre un sujeto y el otro semejante, y entre un sujeto
y el Otro. La primera forma hace referencia a las formas singulares
de sufrimientos, que alcanzan gran desarrollo en la comprensión de
las psicosis, las psicopatías y las neurosis en general. En la segunda
forma de vínculo, se alude al Otro como representación condensada de
la cultura, pues, tal como lo señala Lacan (1997), esta se la encuentra
en los monumentos, en los escritos, en el folklor, en las instituciones
sociales, en el cuerpo de los individuos.
Esta idea de cultura y el estudio de ese extraño e indisoluble
vínculo entre sujeto y colectividad, el cual no pudo ser agotado por
los grandes proyectos modernos, da cabida para que nuestra línea
de investigación Psicología y Cultura presente el estudio de las
manifestaciones culturales, filosóficas y estéticas como vías para
arribar a una comprensión amplia del hombre, y de lo que allí se juega
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Katharsis
Emancipación e Identidad
para su estado anímico, sin que necesariamente ello nos conduzca a
oposiciones radicales como las vividas en los albores de la modernidad,
en categorías de bueno- malo, verdadero-aparente, emancipaciónidentidad, entre otras; sino apuntando al discernimiento del individuo
desde sus posibilidades de experiencia o envuelto en dispositivos
singulares (García, 2001)
Contando con lo anterior, varias son las aspiraciones de la línea
de investigación Psicología y Cultura de la Institución Universitaria
de Envigado. La primera es no caer en los deslindes ingenuos entre
individuo y colectivo, que amplias taras han dejado a la posibilidad de
pensar al hombre desde diversas perspectivas, puesto que los diálogos
posibles se cierran una vez se intenta el encuentro de un objeto y un
método específico. Una segunda aspiración es poder considerar, en
los trabajos futuros, cómo lo singular y lo universal, sin ser idénticos,
no son necesariamente opuestos. Una tercera aspiración de la línea
concierne a la necesidad de descompletar (con enormes beneficios para
la formación del psicólogo) las tentaciones actuales de absorber todo lo
singular del sujeto en los universales de la ciencia, especialmente por la
vía de los desarrollos de la biología.
Consideraciones finales para un futuro desarrollo
Ahora, si las anotaciones de Berman (2001) o García (2001) resultan
“bastante abstractas” como para darles lugar en el conjunto de los
saberes importantes para la formación de un psicólogo, ello puede
deberse, también, al modo como mayoritariamente se concibe la
formación del psicólogo y aún la psicología: saberes aislados de otros
discursos, encerrados en posiciones puristas con las cuales se denota
una nostalgia del pasado o una tendencia a la emancipación bajo el
alucinante tender hacia un futuro incierto, aunque lleno de promesas
de perfectibilidad, progreso y desarrollo.
Canguilhem (2001) ya había hecho una crítica severa al saber
psicológico, al nombrar que fácilmente podía caminarse por las rutas
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de una filosofía sin rigor alguno, de una ética sin exigencia o una
medicina sin control. Y esa crítica caló hondo en nuestro pensamiento
como psicólogos. Sin embargo, otras líneas del mismo autor devuelven
la posibilidad de que el psicólogo se ocupe de distintas maneras de
su objeto: como ciencia del sentido externo, como ciencia del sentido
íntimo y como ciencia de la intimidad. Una pregunta por el malestar
experimentado por el sujeto puede fácilmente tener una deriva en el
exterior –me cae mal o no me gusta–; pueden encontrarse evidencias
íntimas del sujeto que puede nombrar, que hacen parte de un
pensamiento que lo embarga; pero es muy posible que el sujeto no
sepa –en su intimidad– que le ocasiona dicho malestar. En esta última
posibilidad se encuentra nuestra apuesta: en la subjetividad emerge
una intimidad que forja el sujeto contemporáneo y de la cual él mismo
es desconocedor. Esta es la vía que nosotros privilegiamos.
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Katharsis
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Bibliografía.
Berman, M. (2001). Todo lo Sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad.
Bogotá: Siglo XXII Editores.
Canguilhem, G. (2001). ¿Qué es la psicología? Recuperado de: http://ww.elseminario.com.ar
Cuasnicu, R. (28 junio de 2001). Globalización como nihilismo. Charla pública en el marco
de las discusiones sobre ética y psicoanálisis. Buenos Aires, Argentina.
Hopenhayn, M. (1997). Después del Nihilismo: de Nietzsche a Foucault. Barcelona: Editorial
Andrés Bello.
Nietzsche, F. (2011). La voluntad de poder. Madrid: Editorial Edaf.
Freud, S. (1978). Psicología de las masas y análisis del Yo. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
García, N. (2001). Culturas híbridas: Estrategias para entrar y salir de la modernidad.
México: Grijalbo.
Lacan, J. (1997). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. Escritos I.
Madrid: Siglo XXI editores.
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Katharsis–Institución Universitaria de Envigado Familia y migración
Familia y migración
Ángela María Quintero Velásquez*
Familia y migración. Eduardo Andrés Sandoval Forero, Renato
Salas Alfaro, Rosa Patricia Román Reyes. 2013. Ciudad de México:
Universidad Autónoma del Estado de México, Miguel Ángel Porrúa.
Colección Desarrollo y Migración. ISBN 978-607-401-690-1. PP. 208.
En la línea de la producción del conocimiento, los autores exponen
el corpus teórico sobre el tema y resultados de las investigaciones
realizadas en México, pero con características que en gran parte son
continentales y evidencian representaciones, prototipos y tipologías
que recorren América Latina, enfatizando los países oferentes de mano
de obra o capital humano a las naciones desarrolladas.
La obra está estructurada en cuatro capítulos, que pueden
estudiarse de manera individual, pero que, en su conjunto, permiten
una comprensión científica integral del tema expuesto. Resalta la
Presentación y los comentarios finales, por la claridad y capacidad de
sintaxis que introducen y despiden al lector con categorías de análisis.
*
Trabajadora Social, Magíster en Orientación y Consejería. Profesora titular Universidad de
Antioquia, Jubilada. Actualmente es conferencista investigadora, profesora visitante, catedrática y consultora internacional. Autora: Trabajo Social y Procesos Familiares, Formas
Alternativas de enfrentar los conflictos socio-familiares, El Trabajo Social Familiar y el
Enfoque Sistémico, Diccionario Especializado en Familia y Género, Tesauro Colombiano
de Familia y Genero. Correo: [email protected] Medellín-Colombia
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Ángela María Quintero Velásquez
La familia como unidad de análisis en el estudio de la migración es el
capítulo inicial, donde Román Reyes sustenta el carácter científico de la
familia, campo disciplinario propio, todavía joven en la epistemología,
pero con desarrollos específicos que le confieren una dinámica, acorde
con el correr de los tiempos y con la complejidad del fenómeno. Con
argumentación antropológica establece la diferencia y relación de hogar
y familia en el apartado La unidad doméstica: punto de convergencia
de hogares y familia. Conceptos básicos para los expertos, pues, aunque
populares, son usados de manera indiscriminada y polisémica y tienen
categorías de análisis diferentes.
El cuadro 1, Papel de la familia en la investigación sobre la
migración en México, presenta, de manera didáctica, que no riñe con
el rigor documental y lexicográfico, la producción científica relevante
en el periodo 2001-2008, tomando como unidad de análisis, familia,
individuo y hogar. Esta introducción temática enfatiza constructos
fundamentales como: la decisión de la migración es familiar, no solo de
responsabilidad individual. No todas las personas que migran asumen
características de trasnacionalidad, en tanto esta exige permanencia
psico-afectiva y participación en la funcionalidad familiar, a través de
las redes primarias y secundarias y de NTIC-Nuevas tecnologías de la
información. De esta manera, la migración es considerada un activo de
los hogares y las familias, y un mecanismo que adopta para lograr la
sobrevivencia.
A continuación, Dinámicas familiares trasnacionles en la migración
México-Estados Unidos, con la pluma de Sandoval Forero, recrea el
marco teórico que deriva en la categoría de familias en situación de
transnacionalidad, con un seleccionado rastreo bibliográfico de los
autores más representativos y pioneros del tema. Sustenta, además,
neologismos,1 vocablos inéditos como capital humano, remesas sociales,
remesas socio-culturales, familias en situación de transnacionalidad.
1
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Palabras nuevas creadas a partir de cambios morfológicos de vocablos ya existentes en la
propia lengua, que sufren cambios semánticos o de significado. Son considerados legíti-
Katharsis
Familia y migración
En el capítulo siguiente, del mismo autor, La Construcción
del imaginario en familias transnacionales de Tonatico, Estado
de México, analiza los resultados de un estudio con enfoque
antropológico. Corrobora la concepción contemporánea de la familia
como construcción social, que trasciende el parentesco consanguíneo
y la convivencia como elementos fundamentales de su tipología. Esto
es asignarle una connotación especial a la perspectiva funcional, donde
el sistema relacional opera aun en la distancia geográfica, ante lo cual
tiene que reorganizar sus interacciones. Pero las familias en situación
de transnacionalidad, no son una tipología desde la estructura, sino
una reorganización “….las características de la familia en situación
transnacional, mismas que no constituyen en sentido tipológico otra
familia más”. (Sandoval, Salas & Román, 2013, p.8).
Es significativa también la exposición de cómo las personas
que migran reproducen en su nueva localidad tradiciones, ritos y
espectáculos de su país de origen, para así tener un soporte espiritual y
afectivo, conservar la identidad nacional y no olvidar su raíces. Además
de la expectativa de algunos migrantes de retornar a su país de origen,
adaptarse nuevamente y reestructurar su proyecto de vida. Retorno
matizado por circunstancias diferentes que lo motivan: deportación,
crisis financiera en el país receptor, decisión voluntaria.
Seguidamente, La familia imaginada, expuesto por Salas Alfaro,
analiza la relación que establecen el migrante y su familia, mediados
por la emigración internacional. Con una conjunción metodológica de
investigación aplicada y documental, se estudia la interacción entre
la persona que migra y su familia, bajo la categoría de la migración
transnacional. Este acápite reseña los cambios en la composición de
las personas que migran, habida cuenta de que el fenómeno mexicano
tiene cerca de cien años de registro demográfico, explicando el perfil
mos sin necesidad de que estén sancionados por la Real Academia los tecnicismos necesarios para designar conceptos nuevos, así como las designaciones científicas formadas con
una raíz culta para atender una nueva necesidad, de acuerdo con las normas generales de
derivación. (Quintero, 2007).
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 179-187—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Ángela María Quintero Velásquez
de las nuevas migraciones: mujeres, personas más jóvenes (menores de
30 años), más educados (profesionales o técnicos), urbanos. Tendencias
que también se visualizan en otros países de la región.
Aunque el libro está centrado en los procesos migratorios de
México hacia USA, releva y analiza constructos similares en toda la
región, particularmente los países con mayor porcentaje de ciudadanos
migrantes. Para el caso específico de Colombia hay coincidencias, en
cuanto a la feminización de la migración, el nuevo perfil, el carácter
integral de las remesas, –trascienden lo económico hacia lo sociocultural. Pero es una constante general que las remesas no afectan
positivamente a toda la comunidad, y el impacto económico que generan
está circunscrito a los sectores o grupos poblaciones que reciben las
remesas económicas y persiste según el ritmo de su flujo.
Con enfoque multidisciplinario, el libro invita a la convergencia de
las áreas del saber de pertinencia en el tema.
“…fortalecen la necesidad de establecer un diálogo entre disciplinas de
las ciencias social que estudian la migración internacional mexiquense
con el objeto de unificar las aportaciones teóricas, metodológicas y
empíricas que se realizan desde la perspectiva de la demografía, la
economía, la sociología, la historia, la antropología y la ciencia política”
(Sandoval, Salas & Román, 2013, p. 208).
Agregando, en Colombia, las unidades académicas de Trabajo
Social y los profesionales en Desarrollo Familiar (Funlam-Fundación
Universitaria Luis Amigo, Medellín y Universidad de Caldas, Manizales),
como unidades académicas y gremios pioneros en la investigación y
producción de conocimiento específico.2
Los neologismos a destacar en este volumen son: capital humano,
familias en situación de transnacionalidad, las remesas socioculturales… Esta categoría refuerza también el concepto de Remesas
Familiares acuñado en Colombia (Quintero, 2007), y trasciende la
2
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Ver Puyana, Micolta y Palacio (2013). Además, entre otros, artículos e investigación de
Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramirez, L.E. & Tabares, C.M. 2009. (Funlam, Medellín).
Katharsis
Familia y migración
función económica del aporte regular o periódico, en dinero o especie,
enviado por las personas migrantes a sus familiares.
Con rigor de rastreo bibliográfico, sustenta el concepto de trasnacional
y transcultural, comunidades trasnacionales, bidireccionalidad,
nuevas formas de relación y de interacción económica, social, cultural
y simbólica y precisa el carácter real del vocablo. La denominación
de familias en situación de transnacionalidad evoca una condición
transitoria que permea a todos los miembros del grupo y su entorno,
pero que es susceptible de transformarse, al vaivén de su permanencia.
Aunque la investigación está focalizada en las migraciones de
ciudadanos mexicanos hacia Estados Unidos, incluye también
bibliografía de otros países receptores, como España. De esta manera
se constituye en un referente y contribuye a la divulgación del tema,
no solo en escenarios académicos, sino que es útil para el diseño e
implementación de políticas públicas nacionales e intercontinentales.
Consolida también la literatura especializada en Colombia, y, pese
a la focalización en el flujo, hacia Norteamérica, y las diferencias en
las categorías de investigación. Aporta en la sustentación teórica y
el rastreo bibliográfico sobre las remesas sociales y las familias en
situación de trasnacionalidad.
Destaca, además, como valor agregado del libro, la introducción del
análisis de la migración como una variable relacional en las familias,
rebasando el criterio económico, laboral o de reproducción que durante
un período considerable de tiempo lo comprendía solo en términos del
flujo de dinero, bienes o remesas.
Para efectos del rastreo documental, se recomendaría realizar una
reseña técnica y completa de las investigaciones que dieron origen al
texto, y la trayectoria de los autores, títulos y experiencia profesional,
adscripción a grupos certificados de investigación, universidades o
entidades que financiaron los proyectos.
Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 179-187—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia
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Ángela María Quintero Velásquez
Bibliografía
Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramirez, L.E., Tabares, C.M. “Trayectorias migratorias:
Experiencia vital del migrante y su familia” En: Colombia 2009. ed: Departamento
Fondo Editorial Funlam ISBN: 978-958-8399-15-7 v. 0 pags. 78
Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramirez, L.E. & Tabares, C.M. “Migración, familia y desarrollo. Claves teóricas y metodológicas del estudio de casos” En: Colombia 2009. ed:
Departamento Fondo Editorial Funlam ISBN: 979-958-8399-17-0 v. 0 pags. 97.
Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramírez, L.E.& Tabares, C.M. “Cambios en la familia: los hilos invisibles de la migración” en: Colombia 2009. ed: departamento fondo editorial
FUMLAM isbn: 978-958-8399-16-4 v. 0pags. 82.
Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramirez, L.E.& Tabares, C.M. “A la sombra del migrante. Un abordaje psicosocial a las familias de migrantes en el lugar de origen” En: Colombia 2009. ed: Departamento Fondo Editorial Funlam ISBN: 978-958-8399-17-1 v. 0 pags. 63.
Puyana, Y., Micolta, A. & Palacio, M. C. (Editoras). (2013). Familias colombianas y migración internacional: entre la distancia y la proximidad. Facultad de Ciencias Humanas,
Grupo de Estudios en Familia de la Maestría en Trabajo Social con Énfasis en Familia y
Redes Sociales, Centro de Estudios Sociales- CES. Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá. PP: 470.
Quintero, AM. (2007). Diccionario Especializado en Familia y Género. Buenos Aires: Lumen
Sandoval, E. A., Salas, R. & Román, R. P. (2013). Familia y migración. Ciudad de México:
Universidad Autónoma del Estado de México, Miguel Ángel Porrúa. Colección
Desarrollo y Migración.
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Katharsis
INSTRUCTIVO PARA COLABORADORES
Katharsis, publicación indexada en categoría C Publindex-Colciencias, es la revista
editada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Institución Universitaria de Envigado,
cuya publicación es semestral. Desde su primera edición, en 1998, tiene como objetivo
divulgar las producciones propias de las ciencias sociales, y las de cualquier campo
donde la razón y la sensibilidad se expresen, con el ánimo de develar las múltiples
facetas del devenir humano.
En la actualidad, a partir de la reaparición de su publicación en el año 2008, se tienen
además, como objetivos complementarios, divulgar y promocionar la producción
académica e investigativa en torno a la reflexión de los diversos problemas y fenómenos
socioculturales, decisivos para la consolidación del desarrollo científico y humanístico
en nuestro medio.
Pautas editoriales y formales
1). Las colaboraciones que no cumplan con los requisitos aquí expuestos serán
devueltas sin someterse a evaluación.
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simultáneamente a evaluación en otra publicación.
3). Los artículos no excederán las 20 páginas tamaño carta, y deberán escribirse
en fuente Arial de 12 puntos, a espacio interlineado de 1,5. Los artículos
podrán presentarse en cualquier formato de Word.
4). Toda colaboración incluirá el nombre del autor, alineado a la derecha,
indicando, a pie de página con asterisco, una breve reseña del currículo
académico. Esta reseña no excederá las 60 palabras y estará acompañada del
correo electrónico del autor.
5). En otro pie de página se aclarará, en caso de corresponder a estas categorías,
si el artículo es resultado de un proyecto de investigación en curso o terminado
y si es un trabajo presentado en un evento.
6). El título deberá contener 12 palabras como máximo. Si tiende a excederse, se
puede enunciar un subtítulo.
7). El artículo presentará un resumen en fuente Arial de 10 puntos, compuesto de
un máximo de 150 palabras.
8). Al resumen le seguirá un conjunto de entre 5 y 8 palabras clave.
9). La primera línea, de todos los párrafos, debe ser indentada con una tabulación
de 1 cm. La indentación debe hacerse con la opción automática de “Sangía
francesa”, que aparece en el menú formato o en el menú de diseño de párrafo
del procesador de texto Word.
10). El texto se escribirá en tercera persona del impersonal “se”, en lugar de las
terminaciones en “amos”, “emos”, “íamos”, etc. Con el fin de asumir la posición
de un sujeto tácito, que no sea generalizada ni parcializada.
11). El artículo estará escrito con una ortografía y gramática correctas; si son
necesarias correcciones, la revista podrá proponerlas. En caso de que éstas se
sugieran, el articulista tendrá una semana más para integrarlas.
12). La Revista Katharsis acoge la norma APA (American Psychological
Association), según el modelo de citación intratextual:
— Dentro del párrafo aparece:
(Lacan, 1992, p. 90)
— En la referencia al final:
Lacan, J. (1992). El reverso del psicoanálisis. Barcelona: Paidós.
13).La Revista Katharsis recibirá los siguientes tipos de colaboraciones
siguiendo los criterios de PUBLINDEX:
Artículos de investigación: documentos que presentan de manera
detallada, los resultados originales de proyectos terminados de investigación.
La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes importantes:
introducción, metodología, resultados y conclusiones.
Artículos de reflexión: documentos que presentan resultados de
investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del
autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales.
Artículos de revisión: documentos resultado de una investigación en la
que se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones
publicadas o no publicadas, con el fin de dar cuenta de los avances y las
tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión
bibliográfica de por lo menos 50 referencias.
Artículos cortos: documentos breves que presentan resultados originales
preliminares o parciales de una investigación científica o tecnológica, que por
lo general requieren de una pronta difusión.
Reportes de caso: documentos en los que se dan a conocer los resultados
de un estudio (las experiencias técnicas y metodológicas) de un(os) caso(s) en
particular.
Revisiones de tema: documentos resultado de la revisión crítica de la
literatura sobre un tema en particular.
Traducciones. Traducciones de textos clásicos o de actualidad o
transcripciones de documentos históricos o de interés particular en el dominio
de publicación de la revista.
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los documentos publicados en la revista, que a juicio del Comité editorial
constituyen un aporte importante a la discusión del tema por parte de la
comunidad científica de referencia.
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14). Los artículos se recibirán dos veces al año, de acuerdo al cronograma
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No. 17 enero-junio 2014
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