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BOLETÍN DEL
MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
NÚMERO 3, AÑO 3, 2012
COPIAPÓ-ATACAMA-CHILE.
DIRECCIÓN DE BIBLIOTECAS ARCHIVOS Y MUSEOS
ISSN: 0719-1251.
Todos los derechos Reservados
Prohibida su reporducción total o parcial por cualquier medio
1
BOLETÍN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
NÚMERO 3, AÑO 3, COPIAPÓ-ATACAMA-CHILE.
2012
DIRECTORA DE LA DIBAM Y REPRESENTANTE LEGAL
Magdalena Krebs Kaulen
SUBDIRECTOR NACIONAL DE MUSEOS
Alan Trampe Torrejón
DIRECTOR MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Guillermo Cortés Lutz
EDITOR
Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba
COMITÉ EDITORIAL
Ciencias Sociales y Humanidades:
Guillermo Cortés Lutz; Profesor de Historia y Geografía, Doctor en Historia.
Ángel Espina Barros; Doctor en Antropología; Universidad de Salamanca-España.
Luz Huerta Castillo; Doctor © en Historia; Texas Christian University-USA.
Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba; Profesor de Historia y Geografía, Magíster en Estudios
Latinoamericanos.
Ciencias Naturales:
Bernardo Sepúlveda Hernández; Licenciado en Biología; Doctor en Biología.
Eduardo Fernández Cisternas; Doctor en Electroquímica.
CONTACTO
Museo Regional de Atacama, Atacama Nº 98, Copiapó, Atacama, Chile.
Teléfonos: (56-52) 212313-230498
Fax: (56-52) 212313-230498
Email Editor: [email protected]
Sitio Web: www.museodeatacama.cl
Dirección Postal: Casilla 134, Correo Copiapó, Región de Atacama
ISSN: 0719-1251.
FOTOGRAFIA PORTADA
Postal: Estatua de Juan Godoy-Copiapó
Circa: 1900.
Colección Museo Regional de Atacama
2
SUMARIO
Pág.
PRESENTACIÓN
04
MONUMENTO DE JUAN GODOY NORMILLA COMO VESTIAN
LOS MINEROS CHILENOS DURANTE LOS PRIMEROS 50 AÑOS
DEL SIGLO XIX. Guillermo Cortés Lutz & Danilo Octavio Bruna
05
LA PEDAGOGIA DE LA IMAGEN ORDEN CASTIGO EN LAS
TABLAS DE SARHUA. Luz Huertas Castillo
10
PRISIONEROS BOLIVIANOS EN COPIAPO DURANTE
LA GUERRA DEL PACIFICO. Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba
23
LA DESTITUCIÓN DEL INTENDENTE JUAN VICENTE MIRA:
UN EPISODIO DE TENSIÓN POLITICA EN COPIAPÓ
EN LA ANTESALA DE LA GUERRA CIVIL DE 1859.
Joaquín Fernández Abaroa & Eduardo Peñailillo Barra
41
COPIAPO, EN EL PERIFERICO Y COLONIAL REYNO DE CHILE,
SU FUNDACION EN EL SIGLO XVIII. Guillermo Cortés Lutz
54
HISTORIA REGIONAL, EDUCACIÓN, IDENTIDAD, SUBJETIVIDADES
Y APRENDIZAJE SIGNIFICACTIVO. Jimena Ferreiro Hormazabal
71
DISTRIBUCION DEL PUMA CONCOLOR EN LA REGION DE ATACAMA.
Pablo Valladares, Moisés Grimberg, Patricia Cáceres & Wilfredo Briones 85
REVISIÓN DEL ESTATUS TAXONÓMICO DE LIOLAEMUS JOSEPHORUM
Núñez, Schulte & Garin 2001 (Iguania: Liolaemidae)
Jaime Troncoso-Palacios & Francisco Ferri-Yánez
3
PRESENTACIÓN
Pensar desde la provincia, es siempre un trabajo gratificante, porque permite desde la
calma observar, reflexionar críticamente, y así enfrentarse con las distintas realidades
que nos circundan, es decir, teorizar desde la provincia es tener una mirada global, pero
con el necesario ajuste local. Y sobre esta base podemos, entonces, pasar a proponer.
Esto es especialmente valioso cuando se trabaja con historia, identidad y patrimonio, y
sometemos a los grandes mitos e iconos al cuestionamiento científico. Existe por tanto una
probabilidad muy alta de que terminemos despejando y derribando antiguas creencias, y
acercándonos a nuevos verdades y conocimientos.
Eso hemos intentado en este tercer número del Boletín del Museo Regional de Atacama,
cuestionar los diversos mitos del patrimonio atacameño, por ello se trabajo sobre cómo
vestía un minero atacameño en el siglo XIX, y de paso despejamos la controversia de que
si la estatua conmemorativa a Juan Godoy, estaba vestido como un minero escocés o no,
polémica que pensamos queda dilucidada. Se introduce una modificación cual fue el
nombre oficial de la Villa de Copiapó de 1744, en el campo herpetológico en la Región,
se presenta un trabajo se síntesis de los estudios comenzados hace más de 4 años, como
siempre es de nuestra área de preocupación; la vinculación de la historia y el patrimonio
con el sistema educativo, desde hace tiempo que está presente la investigación más critica
concerniente a los hechos de la revolución de 1859, y en este tercer número, se ha incluido
un articulo, sobre la antesala de la revolución 1859, de Fernández y Pañalillo , además del
trabajo critico sobre la guerra y la post guerra del Pacifico. También, como lo hemos
venido haciendo en publicaciones anteriores, en este número , se incluyo una articulista
Internacional, esta vez es la Historiadora peruana; Luz Huertas Castillo, quien
actualmente está realizando su tesis Doctoral en la Texas Christian University. Por último
destacar el articulo del Puma Concolor, que reviste una importancia fundamental, ya que
esta investigación y reflexión se da paralelamente con el proceso de taxidermización y
puesta en valor del Puma Concolor, para ser parte de la colección y como pieza de la
exhibición permanente del Museo Regional de Atacama .
Finalmente decir que las nuevas líneas en cuanto al trabajo de investigación del Museo, ha
sido el hecho orientador para un mejor trabajo de conservación y exposición museal, lo
que se ha visto reflejado en un fuerte incremento de las visitas a la Casa Matta, como
también, que el Museo se convierte en un centro de discusión y encuentro sobre la historia,
parafraseando al museólogo Oscar Navarro, volvernos un espacio critico para pensar
y socializar la identidad, la educación y el patrimonio regional.
Prof. Guillermo Cortés Lutz
Doctor en Historia
Director Museo Regional de Atacama
4
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Nº 03, año 2012, pp. 5-9 , Copiapó-Atacama
MONUMENTO DE JUAN GODOY NORMILLA
COMO VESTIAN LOS MINEROS CHILENOS
DURANTE LOS PRIMEROS 50 AÑOS DEL SIGLO XIX
Guillermo Cortés Lutz1 & Danilo Octavio Bruna2
La minería ha sido la principal fuente laboral de nuestra Región desde épocas muy
tempranas en la Historia. Ya en el siglo XV, antes de que comenzara la invasión española,
el Valle de Copiapó, tenía el centro metalurgista más importante del Cono Sur, hoy
conocido como Viña del Cerro, en la actual Comuna de Tierra Amarilla.
Sin pretensiones desmedidas, podemos afirmar que la minería y la metalurgia
chilena, tienen su origen en Atacama. Los arqueólogos Niemeyer, Cervellino y Castillo,
hallaron un aro y un brazalete de cobre en el sitio El Torín, de la Cordillera de Copiapó,
identificado como aldea de la Cultura Molle, cuyo fechado radio carbónico arrojó una
antigüedad de cien años Antes de Cristo, con lo que demostraron que los Mollenses ya
conocían el uso del cobre para hacer utensilios, unos quince siglos antes de la llegada de los
Incas a nuestra Región. Esto nos habla de la importancia de la extracción de metales y su
posterior fundido y mezclado en este territorio.
Históricamente, ya en los siglos coloniales, XVII y XVIII, nuestra Región mostraba
gran potencial minero. El viajero francés; Amadeo Frezier, el año 1713, relataba que si el
Reino de Chile pretendiera explotar los yacimientos mineros de esta zona:
“Dada la gran cantidad de minas de oro y plata de las montañas de Copiapó, habrían de
ocupar no menos de 40.000 mil hombres”.
Cifra que en para el tiempo presente, pueda parecer algo exagerado, es indicadora
del potencial laboral que se visualizaba para este sector económico. Nos parece que la
realidad actual de Atacama, le ha dado en cierta medida la razón a Freizer.
También en los documentos de fundación de la ciudad de Copiapó, de diciembre de
1744, podemos encontrar información sobre el estado de la minería en el Valle, en el
acta de fundación se relata la existencia de; no menos de 32 estacas mineras, la mayoría de
ellas de oro.
Es decir, la minería era la principal actividad económica en aquella lejana época, y lo
sigue siendo en la actualidad, característica elemental para conocer y comprender nuestra
Historia Regional.
1
Director Museo Regional de Atacama.
2
Investigador Histórico, Museo Regional de Atacama
5
Pero fue en el siglo XIX, más precisamente a partir del 16 de mayo de 1832,
cuando la minería de la plata, pasó a convertirse en el eje fundamental de la naciente
República de Chile.
En aquella fecha, Juan Godoy Normilla, hijo de una pastora indígena llamada Flora
Normilla, descubrió casualmente un yacimiento de plata en un lugarejo al que denominaban
Chañarcillo.
La verdad sea dicha, Juan Godoy no era minero de oficio; pero como arriero que
era, estaba acostumbrado a cargar y transportar en sus burros cajones con minerales, desde
las minas a los “ingenios” y trapiches; por lo tanto, sabía distinguirlos por color y textura.
Esto explica porqué al descubrir el yacimiento, lo mantuvo en secreto, se vino a Copiapó
pretextando enfermedad repentina, y las muestras ocultas de mineral que trajo, las mostró
solamente a don Miguel Gallo Vergara, empresario que le merecía confianza.
Ya es sabido que el cerro de Chañarcillo enriqueció extraordinariamente a este y a
varios otros empresarios; pero Juan Godoy, analfabeto, carente de las mínimas capacidades
para desenvolverse socialmente, malgastó su parte en fiestas y “chinganas” y falleció pobre,
nadie sabe ni cómo ni cuándo ni dónde.
Mucho se ha hablado de él, pero, la verdad es que poco conocemos sobre este héroe
de nuestra minería. Copiapó lo ha homenajeado erigiéndole una estatua ubicada en la
Alameda Manuel Antonio Matta; De ella se ha dicho que no lo representa y que sería
supuestamente un minero escocés, y no nuestro joven Godoy Normilla, así se ha ido
forjando el mito y desnaturalizando nuestra historia. Pero, lo cierto es que desde fines el
siglo XVIII, el minero del norte chileno, vestía con coscacho, culero, y una suerte de
faldón, tal como se representa en la estatua de Juan Godoy.
Los dibujos de Recaredo Santos Tornero, de Luis Laurent Simonin, y
principalmente el Atlas de Historia Física y Política de Chile de Claudio Gay, y del pintor
alemán Mauricio Rugendas, retratan y describen cómo vestían los mineros chilenos.
Pero, también está el relato de Vicente Pérez Rosales, en su obra; “Recuerdos del pasado”
(capitulo XII), allí Pérez Rosales, describe lo siguiente:
“Los domingos, a la caída del sol, lucían en la recova sus pintorescos trajes los señores
del combo y la cuña, trajes-jardines por sus variados colores, y hasta cierto punto
graciosos y elegantes. El minero usa calzoncillos anchos y cortos, perfectamente
encarrujados alrededor, que solo le llegan a las rodillas, sobre ellos un ancho culero que
le cae a media pierna, y por sobre todo una larga camisa de listado que, cubriendo la
mayor parte del culero, sólo deja sus faldones al descubierto. Una enorme faja de color
ciñe su cuerpo desde la cadera al pecho: en ella, hacia adelante, va colgada la bolsa
tabaquera, y por la espalda se divisa el mango de un puñal. Usa medias negras y sin pies, y
por calzado ojotas. Un gorro negro o lacre, con una gran borla que le cae sobre el cogote
o sobre la oreja, es el adorno de la cabeza; pero donde el minero echa todo el lujo es en la
manta, que compra sin reparar en precio siendo buena, y que carga con suma
desenvoltura y gracia”.
Otro ilustre viajero que describió el traje de los mineros chilenos de la época, fue el
sabio inglés Charles Darwin, en su libro “Viaje de Circunnavegación Alrededor del
Mundo”, aunque su descripción no es tan buena como la de Pérez Rosales. Este es otro
6
antecedentes más para ir dilucidando el cómo era la vestimenta de un minero del norte
chileno.
Además, nos parece importante mencionar, con relación a la discusión sobre el traje
de Juan Godoy (en su estatua) que el “Kilt” o falda escocesa, es el traje nacional oficial de
los escoceses, por lo tanto, sería absurdo que un escocés vistiera ese atuendo para trabajar
en las minas; equivaldría a que un chileno se vistiese de “huaso” para ejercer ese mismo
trabajo.
Nos parece que así podemos ir poniendo punto final al mito y a la deformación de
que Juan Godoy estaría ataviado como un minero escocés.
Otro mito se refiere al rostro de la estatua; se ha dicho que no es el de Juan Godoy,
que es un escocés. Una vez más debemos decir que aquella opinión es errónea. Ahora bien,
efectivamente no es Juan Godoy, pero sí el modelo más parecido a él, que se pudo
encontrar en Copiapó.
El relato del escritor huasquino Román Espech, contemporáneo de aquella época, de
alguna manera viene a entregarnos algo de luz al respecto. Como bien sabemos la estatua
fue mandada a hacer, bajo la intendencia del Coronel José Francisco Gana, en 1850. Como
para aquel entonces ya había muerto Juan Godoy Normilla, y se requería hacer una
reproducción exacta de su rostro, preguntaron a quienes lo conocieron para saber, qué
persona tenía un biotipo similar a Godoy Normilla. Román Espech, dice que fue así como
hubo consenso en que el más parecido era un arriero argentino, avecindado en nuestra
ciudad; de él se habría hecho un daguerrotipo que se envió a Birmingham, para que artistas
y fundidores hicieran la escultura; por lo que no solamente el traje es el típico, sino que
también el rostro de Juan Godoy Normilla, sería como el de este arriero argentino, parecido
a él. No obstante, sobre la Estatua y su forja, tenemos la sospecha, basado en algunos
antecedentes, de que esta figura bien, pudo haber sido fundida en Paris, y no en Inglaterra.
El año 1939, en la revista VEA nº 28, del mes de octubre, se señala que la estatua, habría
sido fundida en París, en la Fundición Donzel, calle Popincourt número 72, este dato se
habría obtenido, cuando en un temblor, se habría desprendido la cabeza de la estatua y
dentro de ella se habría encontrado la tarjeta de presentación del fundidor.
La revista dice; “ Ahora la tarjeta del fundidor está en poder nuestro. Creemos
que constituye el documentos más curioso de propaganda que jamás haya ocupado un
ser humano”. De esta forma estamos dando un pequeño paso en esclarecer los mitos que
rodean a esta estatua conmemorativa, y que tanto representa en el patrimonio y la identidad
de la región de Atacama.
7
ANEXO
Fig. 01.
Atlas Fisico y Politico de Chile
Claudio Gay. memoriachilena.cl
Fig. 02.
Mineros segun Mauricio Rugendas
Fig. 03
Minero según Recaredo Tornero
8
Fig.04
Mineros copiapinos según Simoni
Bibliografía:
Pérez Rosales, Vicente; RECUERDOS DEL PASADO. Fondo Nacional de Fomento
del Libro y la Lectura, Santiago, 2006.
Loui Simonin, LA VIE SOUTERRAINE, Paris 1867.
Espech, Román; Sus comentarios publicados en diarios de Copiapó, hacia 1880 y años
siguientes.
Paul Treutler, ANDANZAS DE UN ALEMÁN EN CHILE. Editorial del Pacífico.
Santiago, 1958.
Recaredo Santos Tornero, CHILE ILUSTRADO, GUÍA DESCRIPTIVA. Valparaíso.
1872.
Niemeyer, H. Castillo, G. y Cervellino,M. Culturas prehistórica de Copiapó, 1998.
Acta de Fundación de Copiapó, archivo Nacional ( Dibam – Santiago)
F
Fig
9
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Nº 03, año 2012, pp.10-22 , Copiapó-Atacama
LA PEDAGOGIA DE LA IMAGEN
ORDEN CASTIGO EN LAS TABLAS DE SARHUA*
Luz Huertas Castillo3
«… y ansí andaba la tierra muy justa con temeridad de justicia
y castigos y buenos ejemplos; con esto parece que eran
obedientes a la justicia y al Inga y no había matadores ni pleito
ni mentira ni peticiones ni proculadrones {sic}, ni protector, ni
curador interesado, ni ladrón, sino todo verdad y buena justicia
y ley.»
FELIPE GUAMAN POMA DE AYALA,
Nueva Corónica y Buen Gobierno, Tomo I.1
Introducción4
Las tablas de Sarhua son representaciones pictóricas que se han ido transformando a
lo largo del tiempo. Originalmente, estas eran elaboradas en la superficie plana de troncos
de más de dos metros de alto cortados longitudinalmente. Para pintarlas era necesario pulir
la parte plana y luego blanquearla con yeso. Posteriormente, el encargado de la obra dividía
la zona blanca en espacios consecutivos en cuyos límites dibujaba flores o grecas. El sol, en
el extremo superior, y el santo del pueblo, en el inferior, indicaban el inicio y el fin del
espacio pictórico que buscaba retratar tanto a la pareja a la que sería regalada como a su
familia.5 Estas tablas expresaban la cotidianeidad de la vida familiar y eran creadas y
entregadas—o mandadas a hacer—por el compadre o compadres de una pareja que iniciaba
su vida marital formalmente. Como bien indica Pablo Macera, las tablas o vigas originales
3
Profesora de la Universidad San Marcos de Lima, Magíster en Historia y candidata a Doctor en Historia por
la Texas Christian University. [email protected]
* Este artículo está dedicado a Juan Walberto Quispe Michue, talentoso y multifacético artista sarhuino, quien
fuera, además, secretario de la Asociación de Artistas Populares de Sarhua (ADAPS). Menos de un año antes
de su fallecimiento en el 2007, Quispe generosamente nos concedió una entrevista, la cual constituyó material
fundamental para este estudio.
4
Felipe Guamán Poma de Ayala, Nueva Corónica y Buen Gobierno, Fondo de Cultura Económica, Lima,
[1615] 1993, p. 231.
5
Josefa Nolte, Qellcay. Arte y vida de Sarhua, comunidades campesinas andinas, Terra Nuova, Lima, 1991,
p. 36.
10
eran elementos funcionales a la arquitectura de las casas en Sarhua, capital de uno de los
distritos de la provincia de Víctor Fajardo en Ayacucho (Perú).6
Estas “vigas” sufrieron alteraciones sobre todo tras la migración de sarhuinos a
Lima en la segunda mitad del siglo XX. A fines de la década de 1970, los tablones dieron
lugar a lo que hoy son más bien cuadros de treinta por sesenta centímetros
aproximadamente, en donde se representan escenas cotidianas de Sarhua, mitos y leyendas
de esta región, y escenas de la vida en Lima.7 Las tablas “migrantes”, por lo menos hasta el
2006, eran producidas principalmente en el taller de la Asociación de Artistas Populares de
Sarhua (ADAPS), donde se les daba forma de manera grupal.8
Desde fines de la década de 1970, antropólogos e historiadores han analizado el
significado de estas obras de arte. De estos estudios, los más ambiciosos han sido Amor
Brujo de Luis Millones y Mary Pratt y Qellcay de Josefa Nolte quienes, además de haber
realizado un prolijo examen de las fuentes, incluyeron una cuidadosa recopilación de
cuadros producidos por ADAPS en sus investigaciones.9 Este artículo se enfoca en un tema
6
Pablo Macera, “Prólogo”. En: Josefa Nolte, Ob. Cit., p. 14. Sobre Sarhua: Está ubicada a 3389 msnm., su
economía es de subsistencia y se basa en la agricultura y la ganadería. Las referencias más antiguas de Sarhua
corresponden a la visita de Juan de Palomares de 1574, de donde se sabe que ya existía en su ubicación
actual. Sus habitantes hablan quechua y los santos del pueblo son San Juan Bautista, al que se relaciona con
la ganadería y cuya fiesta es el 24 de julio y, la Virgen de la Asunción, cuya fiesta es el 15 de agosto. La
comunidad tiene una estructura dual dividiéndose en los ayllus Sawqa (naturales) y Qullana (extranjeros).
7
Luis Millones, “La tabla del Fin del mundo”, en Hiroyasu Tomoeda y Luis Millones (ed.), Pasiones y
desencuentros en la cultura andina, Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2005, p. 170.
8
Al respecto, Pablo Macera explica que «uno o dos de los miembros del taller dibujan el perfil de las figuras,
de eso se obtiene un patrón en papel manteca para representaciones futuras; luego otros aplican colores
¿Quién es el autor? Todos a una.» Macera, Ob. Cit., p. 17. Juan W. Quispe corroboró dicha información y nos
mostró el proceso de diseño y pintado en el local de ADAPS (comunicación personal, Diciembre 12, 2006).
9
Según Macera, las primeras noticias que tuvieron los investigadores limeños sobre estas tablas fueron
difundidas en San Marcos por un alumno ayacuchano en 1945, durante una clase del historiador Raúl Porras
Barrenechea. A partir de esa información, Porras estableció una relación entre las tablas de Sarhua y los kipus
y qellcas precolombinas, que eran formas de registro informativo incas. Sin embargo, no fue sino hasta fines
de la década de 1960 que este arte andino empezó a difundirse y pudo ser apreciado fuera de su espacio
primigenio. Uno de los principales testigos de este proceso ha sido Luis Millones, quien junto a Mary Pratt en
Amor Brujo (1989) analiza las diferentes etapas de las relaciones amorosas como el cortejo y el romance en la
comunidad de Sarhua a través de pinturas y entrevistas a los pobladores de esta comunidad. Por otra parte, en
Qellcay (1991), Josefa Nolte continúa el legado de Porras y establece una relación entre las “tablas de
Sarhua” y las qellcas, demostrando que las tablas brindan información etnográfica con la que se puede
reconstruir patrones de la cosmovisión, mitología e ideología andina. Asimismo, Hilda Araujo en “Parentesco
y representación iconográfica: el caso de las “tablas pintadas” de Sarhua, Ayacucho, Perú” (1998), muestra
que las “vigas de compadres” constituyen un registro riguroso de las unidades domésticas de los parientes
representados en ellas y, además, posibilitan un registro de sucesión de la tierra. Por su parte, Moisés Lemlij
utiliza el psicoanálisis para el estudio de estas fuentes en “De la creación al fin del mundo: Una mirada
psicoanalítica a las Tablas de Sarhua” (2004) donde muestra a las tablas como una producto de la interacción
de “dos sociedades unidas y divididas por el proceso de mestizaje y la modernidad”. Finalmente, las últimas
investigaciones sobre las “tablas” fueron publicadas en Pasiones y desencuentros en la cultura andina (2005),
libro compilatorio a cargo de Luis Millones y Hiroyasu Tomoeda que se centra en temas míticos expresados
11
recurrente en dichas fuentes: el orden social y los castigos públicos. Nuestro objetivo es
explorar los nexos entre la estructura normativa de la comunidad de Sarhua y la tradición
pictórica andina, así como entender las reinterpretaciones del pasado comunal en Sarhua
realizadas por los artistas que migraron a Lima.
Conceptualmente, hemos elegido el término “pedagogía” y no “didáctica” para
explicar el rol normativo de las tablas porque si bien lo didáctico se refiere a lo “adecuado
para enseñar o instruir”, la pedagogía está relacionada más bien con “lo que enseña y educa
por doctrina o ejemplos”10.
En ese sentido, nos interesa resaltar la función de la imagen como guía normativa,
que muestra ejemplos, en este caso, de lo no permitido y de las penas que genera la
desobediencia a las normas establecidas. Además, nuestra perspectiva en torno al castigo se
ubica dentro de la propuesta weberiana del derecho—para este caso, derecho
consuetudinario—en cuanto éste se encuentra “garantizado externamente por la
probabilidad de la coacción (física o psíquica) ejercida por un cuadro de individuos
instituidos [varayoqs,11 en el caso de Sarhua] con la misión de obligar a la observancia de
ese orden o de castigar su trasgresión”12.
La Trasgresión de las normas
De las fuentes recopiladas por Millones y Nolte hemos elegido las siguientes obras:
“Ronday” (que diferenciaremos en “Ronday [1]” y “Ronday [2]” debido a que son dos
cuadros distintos sobre el mismo tema), “Huanchillo”, “Suhua”, “Jatun Cuchasapa” y
“Castigo Familiar” por ser representaciones de dinámicas sociales relacionadas con el
orden y la normativa consuetudinaria local. En las dos primeras obras, los artistas sarhuinos
se enfocan en la transgresión como eje temático, siendo las relaciones prematrimoniales y
el adulterio los temas centrales.
En “Ronday [1]” (Fig. 1), por ejemplo, cuatro parejas se divierten en las lejanías.
Mientras uno de los participantes toca una guitarra, el resto de parejas baila y una, en
particular, se entrega al contacto físico de manera más íntima. En “Ronday [2]” (Fig. 2) una
en la iconografía migrante de Sarhua, y en Art, Nature, and Religion in the Central Andes (2012) de Mary
Strong, quien pone especial atención al proceso de producción de las “vigas” y su rol en la comunidad.
10
Según lo establecido por la Real Academia de la Lengua.
11
José María Arguedas nos dice: «el Varayok es una autoridad indígena de origen colonial; es el alcalde del
ayllu quechua. Fue instituido por la legislación colonial. Como insignia de su autoridad se le dio una vara, y
de ahí su nombre quechua, “varayok”, que quiere decir “el que tiene vara”. El indio hizo de esta insignia un
símbolo mucho más significativo y extenso […]. En poco tiempo le dio atribuciones, deberes y derechos
distintos a los que el régimen colonial le había señalado, […] Y el Varayok fue indigenizado, en su nombre y
atribuciones.» José María Arguedas, Señores e Indios. Acerca de la cultura quechua, Calicanto Editorial,
Buenos Aires, 1976, pp. 114 – 115.
12
Max Weber Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1987, p. 27.
12
pareja de jóvenes solteros descansa después de haber tenido relaciones sexuales.13 En
ambos casos, las leyendas de dichos cuadros expresan sanción y posible represión como
consecuencia de esos actos. En efecto, mientras que en la leyenda de “Ronday [1]” se lee:
«Es prohibido canto y baile de solteros para divertirse escapan a sitios alejados escondidosRondan los varayoks, descubren castigan drásticamente hacen casar por la fuerza para
evitar sean madres solteras[,] adulterios[sic], asesinos, alcohólicos la juventud deben ser sin
vicios. Sanos fuertes y puros útil a su comunidad»; en “Ronday [2]”, la leyenda narra:
«Comunidad prohíbe amor libre entre jóvenes por ser contra moral varayoks hacen batidas
nocturnas al encontrar jóvenes amándose castigan hacen casar a la fuerza-hacen pagar
multas».
Por su parte, “Huanchillo” (Fig. 3) se centra en una ofensa aún más extrema: el
adulterio.14 Esta representación alude a dos concepciones distintas de este delito ya que
muestra el adulterio como pecado y como afrenta social al mismo tiempo. En la imagen se
ve, tras una piedra, una pareja en una actitud afectuosa; a su alrededor hay tres demonios
presenciando el hecho y, escondida, una mujer que observa a la pareja. La imagen de los
demonios alude a la tentación y al pecado, sobre todo por las serpientes que tienen dos de
ellos en las manos—una de ellas está mordiendo un fruto, que vendría a ser el fruto
prohibido.15 En una versión posterior de esta tabla hay además dos ángeles llorando; ésta
imagen alude a la realización del pecado como acto voluntario de la pareja que ha cedido a
la tentación.16
En líneas generales, estos cuadros hacen referencia al quebrantamiento del orden
comunal. Hermann Trimborn, en su estudio sobre el delito en las sociedades precolombinas
americanas, establece que tanto las necesidades económicas como el mundo espiritualreligioso determinan el orden social de un pueblo17. En ese sentido, la mantención del orden
en la comunidad define la relación que ésta ha de tener con sus dioses y, en específico, las
reacciones que éstos van a tener sobre los pobladores. La reciprocidad, que involucra un
criterio de justicia y orden, se hace patente en cuanto los hombres reciben de los dioses de
acuerdo a lo que han dado a su comunidad y a lo que les han ofrecido a ellos como
divinidades18. Siguiendo esta lógica, una ofensa o delito simbolizaría mucho más que el
13
Ver Nolte, Ob. Cit., pp. 202 – 203 y Millones y Pratt, Ob.Cit., Figura 2 y Figura 6.
14
Ver Nolte, Ob. Cit., p. 209 y Millones y Pratt, Ob.Cit., Figura 12.
15
Millones y Pratt han analizado la función de la serpiente en Sarhua como amuleto. La cabeza de serpiente
es utilizada como un talismán mágico que ayuda a atraer el amor de la persona deseada. Millones y Pratt, Ob
Cit., 56.
16
Ver Moisés Lemlij y Luis Millones. Las Tablas de Sarhua: Arte, violencia e historia en el Perú. SIDEA,
Lima, 2004, p. 36.
17
Hermann Trimborn, El Delito en las Altas Culturas de América, Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, Lima, 1968, p. 18.
18
Josefa Nolte, Ob. Cit., p. 69. Sobre reciprocidad, ver: Susan Ramirez, To Feed and Be Fed. The
Cosmological Bases of Authority and Identity in the Andes, Stanford University Press, Stanford, 2005; Karen
13
simple incumplimiento de la norma ya que ésta genera un quiebre en la relación que hay
entre el espacio divino y el terrenal19. En efecto, al contrastar nuestra lectura de la imagen
con las ideas y opiniones de uno de los artistas sarhuinos de ADAPS, esta relación entre lo
terreno y lo divino toma un cariz más cotidiano y, por ello, más trascendental. Al respecto,
Juan W.Quispe explica que, en Sarhua, un adúltero termina siendo visto como
[…] un demonio, ya no es gente natural. Y si llueve torrencial o pasa
algo es por castigo, [si hay] granizadas o algo es por culpa de ellos.
Aparte de eso, la gente expresa que ellos ya no andan en el campo como
gente sana sino que se convierten en llamas o en algún animal, en
monstruos y hacen asustar a la gente. Entonces cuando escuchan algo
raro en el campo, dicen:—¡Ah, es su alma de ese!20
No es casual que esta ruptura de las relaciones divino-terrenales ocurra en zonas
agrestes y alejadas ya que, como bien mencionan Millones y Pratt, los pobladores locales
interpretarían estas zonas como un espacio “salvaje”, contrario al espacio “civilizado” en
donde las normas se mantienen gracias a la acción de los mayores. 21 Para ambos autores,
esta distinción entre espacios podría explicar por qué en las tablas “Ronday [1]” y “Ronday
[2]” las autoridades comunales, aunque presentes, sólo están observando y no castigando.22
Más que una relación entre el espacio simbólico y el poder de castigar, nosotros
consideramos que la acción punitiva no se realiza en esas imágenes—incluyendo
“Huanchillo”—debido a un elemento fundamental: la falta de audiencia. En efecto, en las
comunidades andinas, para que el castigo sea efectivo, éste debe ser ejemplarizador y
participativo, por lo que la presencia del resto de la comunidad es primordial. La función de
la acción punitiva tiene su base en la relación que hay entre la capacidad comunal de
mostrar poder y la capacidad de prevenir futuras ofensas o delitos.23 Sin estos dos
elementos, el castigo pierde sentido.
Además, si prestamos atención a las tres tablas, lo que prima, más que el acto ilícito,
es el poder de la comunidad de verlo todo. Ya sea a través de los varayoqs—en “Ronday
[1]” y “Ronday [2]”—o a través de la mujer que mira—en “Huanchillo”—, el acto ilícito
no escapa de la vigilancia comunal. De hecho, en “Huanchillo”, la presencia comunal a
Spalding, Huarochirí. An Andean Society Under Inca and Spanish Rule, Stanford University Press, Stanford
1984; y, John Murra, The Economic Organization of the Inka State, JAI Press, Greenwich, 1980.
19
Al respecto, tanto Millones como Nolte mencionan que en el mundo andino «animales y hombres deben
convivir en armonía y equilibrio con la naturaleza, puesto que la ruptura de este podría producir un pachacuti,
el cual marca el inicio y el fin de una Era». Ruth Kristal, “La creación del hombre. Tablas de Sarhua: Una
mirada psicolanalítica”, en H. Tomoeda y Luis Millones (ed.), Pasiones y desencuentros en la cultura andina,
Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2005, p. 130.
20
Juan Walberto Quispe Michue, comunicación personal, Diciembre 12, 2006.
21
Millones y Pratt, Ob. Cit., pp. 39 - 40.
22
Ibidem.
23
Hermann Trimborn, Ob.Cit., pp. 111 – 114.
14
través de la mujer que observa es más poderosa que la de los diablos y, en la versión
moderna, que la de los ángeles, quienes, resignados, solo pueden llorar por la acción de los
adúlteros. En resumen, las tablas muestran a la comunidad de Sarhua como un ente
omnipresente que, además de observar, tiene el poder real de castigar a los infractores,
como veremos más adelante.
Espacios públicos y castigos ejemplares
Los pintores de Sarhua han sido enfáticos en la representación de los castigos al hacer
evidente la rigidez de las penas. En “Suhua” (Fig. 4) y “Jatun Cuchasapa” (Fig. 5) los
artistas han recreado los castigos a un abigeo y a una pareja de adúlteros respectivamente.24
En “Suhua” se muestra a un hombre colgado de pies y cuello de una viga, teniendo como
contrapeso a una gran piedra que cuelga de sus manos atadas. Sobre la mesa, en donde
están las autoridades,25 está la prueba del delito: las partes que quedan de la res robada. Al
otro lado, tiran dos hombres de la soga. Se ve a la comunidad presente ejecutando el castigo
ejemplar a partir del cual, como dice la leyenda, el abigeo «prometerán [sic] no robar jamás
en la vida». Cabe enfatizar que la sanción plasmada en la pintura corresponde al de una
pena infamante, es decir, aquella que no solo busca reprimir sino que afecta el estatus del
infractor.26 Este tipo de pena hace que el individuo pierda tanto su estatus como su
capacidad de reintegrarse a la comunidad a cabalidad. De hecho, de lo que se trata es de
reprimir y reintegrar sin limitar la vigencia del castigo con el fin de mantener su rol
ejemplarizador.
Por otra parte, en “Jatun Cuchasapa” (Fig. 5) se ve a los adúlteros, hombre y mujer,
en el cepo. Ambos llevan cuernos y son azotados por miembros de la comunidad. Los
esposos de ambos son contenidos al querer golpear a los infractores, lo cual confirma la
idea de que el poder punitivo recae únicamente en la comunidad a través de los miembros
designados para ello. En el extremo superior, la leyenda explica que: «Es sumamente
prohibido adulterar. Al infractor si lo descubren autoridades castigarán drásticamente hacen
recorrer por calles con cuernos ponen al cepo. Cortan pelo oreja azotando». Alrededor de
los infractores, hay gente reunida mirando el azotamiento que termina siendo un ejemplo
del uso del castigo como espectáculo, lo cual se vincula directamente a la aplicación de la
pena infamante. En esta dinámica punitiva, la exposición del individuo en el espacio
24
Ver Nolte, Ob. Cit., pp. 124 y 211; y Millones y Pratt, Ob.Cit., Figura 11.
25
Hay dos tipos de autoridad en Sarhua, la nacional y la tradicional. La autoridad tradicional es la más
respetada y está constituida por los varayoqs, quienes son miembros de la comunidad. La autoridad nacional
está constituida por autoridades que representan al Estado como los gobernadores y los tenientes
gobernadores.
26
Una pena infamante es aquella que «quita el honor á la persona condenada á ella; como las de horca,
vergüenza pública y azotes […]»; en Joaquín Escriche, Diccionario razonado de legislación civil, penal
comercial y forense, París, 1831, p. 496. Aquí, más que centrarnos en el concepto de honor, utilizamos el de
estatus para explicar el rol punitivo del castigo. Sobre penas infamantes en el mundo prehispánico, ver
Trimborn, Ob. Cit., pp. 110 – 114.
15
público es esencial ya que afirma la presencia de un orden y poder superior y absoluto: el
de la comunidad.
No es de sorprender que el adulterio sea equiparado a crímenes graves como el
homicidio en los Andes. De hecho, éste acto ya era considerado una ofensa imperdonable
en las culturas precolombinas. Por ejemplo, Sahagún menciona que en México a los
adúlteros se les castigaba con la pena de muerte a través de la lapidación. Para los Andes,
Guamán Poma de Ayala señala que el adulterio se castigaba, igualmente, con el
apedreamiento.27 En el caso de que ambas personas hubiesen consentido en realizar dicho
acto, sus cuerpos, además, quedaban expuestos a los animales carroñeros y, por lo tanto,
quedaban excluidos de los rituales mortuorios respectivos, lo que significaba una doble
sentencia de muerte, ya que quedaban imposibilitados de ingresar al mundo de sus
antepasados en la otra vida. En la Sarhua contemporánea, los adúlteros estaban expuestos a
una “doble sentencia”, según recuerda Quispe:
Antes [cuando era niño] les hacían los castigos de la inquisición. Por ejemplo
el cepo, ese era el castigo antes. Les ponían cuernos y les hacían sentar en el
cepo. Pero antes les hacían caminar desnuda [sic]—eso ya no he visto, pero
sé—por la calle principal, una vuelta a paso de doble de campana, tampoco de
repique sino doble, doble de difunto, de entierro. Allá tienen distintas formas
de tocar la campana, para enterrar a un difunto tienen una forma de tocar la
campana pero para otra cosa es otra forma. Con esa música o toque de campana
daban vuelta a la calle principal del pueblo cargados de cuernos […]. Según
dicen, después de eso pueden vivir unos dos o tres años pero después muere esa
gente. Por eso es el doble de campanas.28
La sentencia, como vemos, es efectiva en cuanto se hace pública y más aún si ésta
es drástica. Como apreciamos en “Suhua” (Fig. 4) y en “Jatun Cuchasapa” (Fig. 5), el
espectador cumple un rol fundamental en este proceso. Es tal la importancia de la audiencia
a nivel comunal que esta dinámica punitiva se repite en el espacio privado. Es más, cabría
decir que la dicotomía de lo público y lo privado, hoy en día ampliamente debatida, pierde
sentido en ciertos casos. Por ejemplo, en el cuadro “Castigo Familiar” (Fig. 6) lo que se
muestra es una reproducción del rito punitivo público en el espacio doméstico.29 La imagen
central muestra a una niña, quien es cargada por un familiar mientras otro la azota con un
látigo de tres cuerdas. Hay una cruz en una mesa frente a ella y, sobre todo, hay varias
personas presenciando el castigo. La leyenda menciona que quienes se reúnen a
“sentenciar” son los padres y los padrinos de la menor. La imagen revela una cosa más, en
el lugar, que es el interior de una casa, hay adultos pero también niños observando el
27
Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, V. 2, Alianza Editorial, Madrid,
1988, p. 518. Guamán Poma de Ayala, Ob. Cit., p. 231.
28
Quispe Michue, comunicación personal, Diciembre 12, 2006. El subrayado es nuestro.
29
Ver Nolte, Ob. Cit., p. 124.
16
azotamiento, que termina por transformar esta morada en un espacio público, donde el
castigo ejemplar busca hacer que estos jóvenes sigan «el buen cumplimiento de buenos
modales sus deberes en el hogar con su comunidad». El rol punitivo, en este caso, recae en
los padrinos, quienes en Semana Santa:
Está[n] en la obligación de visitar al ahijado y al papá, al compadre,
preguntarle cómo se comporta su ahijado. Entonces ahí le dan la queja y según
la gravedad le dan su chicote y cuando es grave, grave, los cuelgan a la viga de
la casa pero desnudo y ahí les dan; o a otros les hacen cargar, uno lo carga y
otro le da. Entonces esa es otra disciplina, porque eso todo incluye, si es
mentiroso, si es flojo, si es desobediente, todo, todo. O si no saludas, porque
allá en la comunidad a todos tienes que saludar: “Buenos días”, “Buenas
tardes”, a todo el mundo. Si tu no saludas, dicen que de repente es el ejemplo
del papá, que no le ha enseñado, entonces queda mal visto el papá. Entonces,
los que están en la obligación de corregir esto son los mayores, los viejitos,
entonces llaman la atención, dicen—¡¿Cómo tu hijo no sabe saludar?!—al
papá, entonces el papá queda avergonzado.
El Poder pedagógico de las tablas
Para algunos investigadores, las “tablas” son advertencias morales sobre el
comportamiento que debe seguir el poblador sarhuino. Otros han hecho énfasis en el hecho
de que, en ciertos casos, la imagen difiere de lo que realmente sucede en Sarhua. Por
ejemplo, Millones y Pratt encontraron que mientras las tablas enfatizaban el control de los
jóvenes y sus experiencias sexuales, en la realidad, las prácticas sexuales prematrimoniales
forman parte del proceso de consolidación de la pareja, por lo que son consideradas
normales ya que ellas constituyen una forma de comprobar la compatibilidad o no de la
persona con la que se mantiene una relación. Para estos autores, «el sesgo de las tablas
hacia lo legislativo y lo didáctico puede estar conectado con su función original de integrar
una nueva pareja a “la comunidad”»30. Nosotros consideramos que es necesario tomar en
cuenta que la audiencia del artista sarhuino no es su comunidad, por lo que la acción
pedagógica no está dirigida a sus pares locales sino a nosotros, su público, la audiencia
ajena a la realidad de Sarhua.
Aunque herederas de las “vigas”, los cuadros fueron concebidos en Lima, para un
público capitalino y turista. Las tablas tradicionales lejos de tener una función normativa,
tienen que ver más bien con un registro de las unidades domésticas de los familiares
representados, como bien ha señalado Hilda Araujo.31 Por esta razón, sólo se retratan a los
30
Millones y Pratt, Ob. Cit., p. 42.
31
Hilda Araujo, “Parentesco y representación iconográfica: el caso de las “tablas pintadas” de Sarhua,
Ayacuho, Perú”, en Denise Arnold (comp.), Gente de carne y hueso: las tramas de parentesco en los Andes,
Instituto de lengua y cultura aymara (ILCA); Centre for indigenous american studies and exchange (CIASE),
La Paz, 1998, pp. 461 – 524.
17
familiares vivos, como ha aseverado Quispe.32 Los cuadros son herederos de la tradición de
las tablas originarias, pero no son lo mismo. De ellos, los que muestran actividades
relacionadas a la ley o a su cumplimiento tienen una función más sutil: la construcción de la
memoria y la representación de Sarhua como un lugar de disciplina, de productividad, de
justicia y de orden. Así, el objetivo del artista sarhuino es legitimar a su comunidad a través
de una narrativa que exalta el cumplimiento de la ley. De la misma forma como el altépetl
mesoamericano era la expresión concentrada de la nación caracterizada por ser el lugar de
surgimiento de la vida civilizada; la representación de la comunidad de Sarhua como un
espacio moral y disciplinado implica una interpretación ella como colectividad civilizada.
Aún más, esta representación se construye no solo para legitimar, sino para enfatizar el
contraste entre el lugar de origen y el lugar de migración: una Lima caótica, que se eligió
como morada en momentos adversos y en donde la vulnerabilidad del migrante es patente.
Por esta razón, más que un ejercicio autoetnográfico, los cuadros son una estrategia
pedagógica, una narración que no se aleja de la realidad, sino que selecciona elementos de
ella y crea un discurso que busca inculcar en el lector la visión del migrante de lo que debe
ser la sociedad civilizada, la cual es representada, finalmente, por una comunidad
omnipresente, que regula y que mantiene el balance entre lo terrenal y lo divino: Sarhua.
Es por esta razón que los artistas han plasmado en sus cuadros no solo lo que ocurre
actualmente sino lo que ellos vieron o les contaron, lo cual no contradice las dinámicas
actuales relacionadas con el control social. Los varayoqs continúan impartiendo orden, el
adulterio sigue siendo considerado una falta grave y el castigo ejemplarizador sigue
vigente. A pesar de los momentos de violencia, especialmente durante los años de guerra
interna (1980 – 2000) y también en contraposición a ellos, Sarhua emerge en tierras
costeras a través de la memoria de sus migrantes. Los cuadros sobre castigo y orden se
asemejan, de alguna manera, a los dibujos de Guamán Poma de Ayala, quien luego de
explicar los métodos punitivos incas, escribió al Rey de España que: «… y ansí andaba la
tierra muy justa con temeridad de justicia y castigos y buenos ejemplos; con esto parece
que eran obedientes a la justicia y al Inga y no había matadores ni pleito ni mentira ni
peticiones ni proculadrones {sic}, ni protector, ni curador interesado, ni ladrón, sino todo
verdad y buena justicia y ley».33
32
Quispe Michue, comunicación personal, Diciembre 12, 2006.
33
Felipe Guamán Poma de Ayala, Ob. Cit., p. 231.
18
ANEXO
Fig. 01. “Ronday [1]”
Fig. 02. “Ronday [2]”
19
Fig.03. “Huanchillo”
Fig.04. “Suhua”.
20
Fig.05. “Jatum Chuchasapa”
Fig.06. “Castigo Familiar”
Fig. 07.
Del Inga. Uinpillai. Castigos de
adveteiras (Felipe Guamán
Poma de Ayala, Nueva Corónica
y Buen Gobierno).
21
Bibliografía
Araujo, Hilda. “Parentesco y representación iconográfica: el caso de las “tablas pintadas”
de Sarhua, Ayacuho, Perú” en Arnold, Denise (comp.). Gente de carne y hueso: las
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22
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Nº 03, año 2012, pp. 23-40, Copiapó-Atacama
PRISIONEROS BOLIVIANOS EN COPIAPO
DURANTE LA GUERRA DEL PACIFICO
Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba34
Mucho se ha hablado y escrito acerca de las atrocidades, cometidas por los soldados
chilenos, durante las campañas de la Guerra del Pacifico. Esto porque el soldado regular
(militar o soldado voluntario) o combatiente irregular (guerrillero y montonero) se
encuentra agobiado por un poderoso stress que domina su cordura. Así bajo presiones
anormales de angustia, miedo, hambre y odio, el soldado da riendas sueltas al saqueo, al
pillaje, a las violaciones y al asesinato de sus enemigos.
Estas atrocidades son una constante histórica, y no podía ser de otra manera, pues:
lejos de los suyos la muerte puede caerle en cualquier momento. Ve
sucumbir a sus compañeros con quienes ha compartido penas y alegrías,
y no sabe cuando terminara todo aquello (...) en posesión de armas puede
ejercer la venganza a discreción contra quienes lo afecten o son un
peligro. Siente justificada sus acciones y por eso no se detiene para
destruir y hacer botín (...) destruir es un desahogo y robar parece ser un
derecho para compensar los sufrimientos y peligros (...) si en el escenario
hay alcohol y mujeres, el desenfreno es inevitable35
Estos “vicios de la guerra” le fueron imputados a los soldados chilenos durante la
Guerra del Pacifico. Relatos de ello se encuentran por montones, eso si, no exentos de
subjetividad, pues como comprobaremos mas adelante, Chile se mostró correcto en lo que
al trato de los heridos y prisioneros enemigos se refiere.
El Coronel Estanislao del Canto luego de la batalla de Dolores, anotaba en su libreta de
campaña: “daba gusto ver como soldados de los distintos regimientos chilenos pedían
permiso para ir a recoger enemigos heridos, que trasportaban al cuerpo de ambulancia
formado camillas con sus rifles entrecruzados”36. Este gesto de humanidad, este “Sentir
Samaritano”, permitió mitigar un poco los horrores de la guerra. Esta es la compasión del
soldado, que siendo guerrero, es finalmente humano y compasivo con el cadáver del
enemigo.
El alto mando militar y el gobierno chileno en la medida de lo posible, trataron de
evitar los actos de salvajismo con los prisioneros y heridos, evitando los saqueos y el
34
Profesor de Historia y Geografía, Magíster en Estudios Latinoamericanos, Productor Audiovisual,
Investigador y Encargado de Colecciones Museo Regional de Atacama. [email protected].
35
Sergio Villalobos R. Chile y Perú, la historia que nos une y nos separa. Editorial Universitaria, Santiago de
Chile, 2004. Pág. 156.
36
Sergio Villalobos, Ob. Cit. Pág. 168.
23
pillaje; apegándose a la “Ley de la Guerra”, concepto abstracto y ambiguo, pero que tenia
su fundamento en el Derecho Internacional de la época, es así como:
El Gobierno de Chile publico “El Derecho de la Guerra según los
últimos progresos de la civilización”(Santiago de Chile 1879) que fue
repartido a los jefes militares (...) incluía los trabajos del Congreso
Internacional de Bruselas en 1874; el Proyecto de una Declaración
Internacional Relativa a las Leyes i usos de la Guerra; La Declaración
de San Petersburgo sobre armas prohibidas, y las Instrucciones para los
ejércitos de los Estados Unidos de América, publicada en 1871.37
Estas disposiciones fueron tomadas en cuenta por el alto mando castrense, quien las
remitió a los jefes y comandantes de las unidades en campaña, con el fin de ponerlas en
practica y evitar vejaciones a la gente y desmanes en los poblados ocupados, como ocurrió
luego de la batalla de Miraflores, donde “el pueblo de Miraflores fue saqueado como
Chorrillos y Barrancas. Nuestros soldados llegaron ese día cargados de cebollas, libros,
trajes de paños y muchas otras cosas”38.
El perder la guerra genera en los pueblos derrotados el nacimiento de un fuerte y
poderoso nacionalismo antichileno, que se nutre de resentimiento y espíritu revanchista. El
resentimiento y la desconfianza propicio la creación de símbolos pictóricos y estudios
históricos y literarios, de parte de artistas e intelectuales peruanos y bolivianos, que
rescatan el honor de la vergüenza que significa la derrota en la guerra.
Las iconografías creadas muestran el salvajismo del “mapochino”, del soldado
chileno, que es autor de atrocidades, violaciones y pillaje. Sin embargo Justo Abel Rosales
en su entrada a Lima junto al “Aconcagua” escribía:
Parece que el ejercito ha causado una impresión completamente distinta
de la idea que tenia formada de nosotros el pueblo limeño, que nos creía
desaseados, rotos y tal vez horribles de aspecto. La prensa nos había
pintado como demonios alzados, y era natural que así lo creyesen. Por
eso la mayor parte de la gente decente había huido de Lima, y la que
quedaba cerraba sus puertas con trancas y llave, y solo miraba por las
aberturas de ventanas ocultas tras de celosías 39.
Las observaciones que podemos realizar del arte pictórico referente al conflicto son
interesantes. Por ejemplo, el dramático óleo de Ramón Muñiz titulado “El Repase”, es tan
fuerte en términos simbólicos, que cala hondo en el inconsciente colectivo del pueblo
peruano y boliviano. En la pintura de Muñiz, se muestra a un soldado chileno que
interpérrito intenta “repasar” a la bayoneta a un enemigo herido. Una “rabona” deja de lado
a su pequeño hijo, para interponerse entre el cuerpo de su compañero herido y la bayoneta
del soldado chileno. Los rasgos de las victimas denotan su etnia indígena y en sus rostros se
37
Ibidem. Pág. 158.
38
Ibidem. Pág. 223.
39
Ibíd. Pág. 230.
24
observan gestos de dulzura, inocencia y temor. En cambio el “roto” chileno es duraza
blanca, su rostro se muestra duro y seco, un vil asesino.
Esta imagen de fuerte contenido emotivo, potencia el rechazo y esto determina el
odio, la venganza, el resentimiento, la desconfianza y el afán de venganza.
Recordemos que este recurso llamado “El Repaso”, consistía en rematar al enemigo con la
bayoneta una vez herido a bala. Esto lo explicaba un soldado del Atacama diciendo que
“necesitaban dejar bien muertos a los enemigos, porque muchos se hacían los muertos y
después les disparaban por detrás a mansalva”40
Pero el “repaso” no fue exclusivo de las tropas chilenas, los soldados de la
“Alianza” también la hicieron suya en Tarapacá y La Concepción, sus tropas embriagadas
de sangre ultimaron a los heridos en el campo de batalla.
Hemos visto no menos de 35 oleos, dibujos y pinturas, de artistas chilenos, peruanos
y bolivianos, referentes a la Guerra del Pacifico, en ellos no encontramos ninguna obra
referente a los “prisioneros” o cuyo tema sea el de “prisionero de guerra”. Esto porque el
ideal heroico del soldado de aquella época, era representado en el arte pictórico por los
actos de valentía de los soldados y regimientos; los campos de batallas y sus muertos, las
tumbas y cruces en el desierto; acciones bélicas de regimientos; el descanso y los sueños
del soldado, los vigías, etc; pero ninguno esta relacionado con el cautiverio del prisionero
de guerra.
Pareciera que la problemática que implica la “cuestión” de los “prisioneros de
guerra” no fuera un tema importante dentro las planificaciones estratégicas de los
generales. De hecho eran los propios soldados los que hacían prisioneros, porque “durante
la Guerra del Pacifico no se organizaron las unidades para la custodia de prisioneros, sino
que las mismas tropas combatientes cumplían esta función en forma transitoria”41. A pesar
de ello, como veremos mas adelante, desde las filas chilenas los prisioneros bolivianos y
peruanos, gozaron de prerrogativas que hicieron más llevadera la vida en cautiverio.
Tal vez algunos de los soldados bolivianos y peruanos al rendirse en el acto, se
salvaron del “repaso” a la bayoneta. Los que se rindieron, vivieron. Los que no, murieron,
pues una carga a la bayoneta sin duda era una carnicería:
Empezamos a subir una loma, que era el punto mas bien defendido por
los peruanos y que por esto mismo, fue el cementerio de los chorrillanos,
por ahí quedo un alfombrado de cadáveres. Todo el trayecto que
recorrimos al lado de un largo foso, lo encontramos lleno de muchos
centenares de cholos muertos de la manera más horrible. La lucha bebió
ser aquí tremenda. Parece que estas posiciones fueron tomadas a la
bayoneta, porque no de otra arma eran las terribles heridas que tenían
los enemigos. Una cuadra imedia distante de nosotros, a nuestra derecha
divisamos algo que en principio me figura, parecía grandes montones de
ropa blanca, y sin embargo eran filas de muertos. La matanza aquí fue
40
Boletín de la Guerra del Pacifico. Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile 1979. Pág. 430.
41
Sergio Rodríguez, Problemática del soldado durante la Guerra del Pacifico. Edimpres LTDA. Santiago de
chile 1984. Pág. 17
25
grande. Note que chilenos no habían 6 muertos por donde pasábamos. Yo
deseaba salir de ese lugar repugnante, doblemente horroroso por el
aspecto espantoso que tomaban los cadáveres, reventados de la cabeza
los más, otros descuartizados42.
Los soldados enemigos que apertrechados en sus posiciones defensivas, finalmente fueron
arrollados por una carga a la “bayoneta con chivateo araucano”. Estos al ver avanzar
salvajemente una muralla de puntas de acero decididas a embestir, apuñalar y moler carne,
sembraron el terror y el caos en algunos soldados de la Alianza, que enganchados a la
fuerza, no tenían la voluntad de pelear por una “patria” que les era muy lejana. El encuentro
entre Justo Rosales con un boliviano, luego de la batalla de Tacna es sintomático:
“¿Y Ud., le dije, porque no anda con rifle en mano para defender su patria como los
demás?; -Porque yo soy arriero, pues siñor, y boliviano, y no me importa nada que gobierne
aquí el que quiera. Nosotros los serranos vivimos como animales, solo del trabajo, pues,
señor”43.
El “repaso” que se realizaba durante el combate era previsible pues cualquier
soldado que no se encuentre gravemente herido, es un enemigo potencial. Pero en las
ciudades ocupadas, la situación era diferente, pues era necesario mantener la disciplina de
la tropa, para que no ocurriesen saqueos y desmanes, y así mantener buenas relaciones con
la población civil.
Luego de la victoria en el “Alto de la Alianza”, el comandante del “Atacama”, Juan
Martínez señalaba luego de ocupar uno de los fuertes enemigos: “Aquí hicimos alto y
ordene a los señores oficiales que me acompañaban, reunieran su jente para evitar que
entraran a la población, pues no creí prudente hacerlo44.
Un corresponsal del periódico boliviano, “El Comercio de la Paz”, señalaba, a propósito de
la entrada de los soldados chilenos en la ciudad de Tacna:
Sin embargo no había sido el ejercito todo el que penetro a la ciudad a
consumar las estorciones enunciadas, sino únicamente un numero de 200
a 300 soldados que, de una manera furtiva i so pretexto de perseguir a
los derrotados, lograron internarse a la población; pues en obsequio de
la verdad i justicia debemos espresar que ha pesar de la ciudad de Tacna
había sido de hecho abandonada al amparo del enemigo vencedor, sin
ninguna formalidad de parte de las autoridades (...) habiace contenido
por el general en Jefe chileno el desborde de su forajido ejercito,
impidiéndose por todos los medios posibles la entrada de los soldados,
que ardían en el fuego de la avidez y la ambición45.
42
43
Ibidem. Pág. 210.
Ibidem. Pág. 175.
44
Ob. Cit. Pág. 567.
45
Ibid. Pág. 622.
26
El parte de guerra del Escuadrón Carabineros de Yungay Nº 1, luego de la batalla de Tacna,
hace referencia al rescate de prisioneros y resguardo del orden que el ejercito chileno
realiza luego de la batalla:
Se rescataron 11 de nuestros prisioneros de épocas anteriores, que en la
cárcel se hallaban encerrados, i se dieron las ordenes necesarias para la
conservación del orden, y se ordeno que alguna tropa de la primera
división, entrara también para asegurar el mas exacto cumplimiento de
estas disposiciones. El escuadrón ocupo la noche entera en reunir
dispersos y prevenir los horrores y desordenes tan difíciles de evitar en
un pueblo tomado por asalto46.
El orden y la disciplina de la tropa es responsabilidad de sus jefes. Se entiende entonces que
el nivel moral y profesional de los oficiales debía ser el mejor, pues al ser jefes de
combatientes, sus acciones y ejemplos de valor o cobardía, de justicia o injusticia,
equivalen a ganarse el respeto y la adhesión de su tropa, y con ello la manutención de la
disciplina. La máxima es, “Los buenos oficiales hacen un buen Ejercito”. Para el oficial:
Los deberes y virtudes militares constituyen el norte de su acción. Deben
ser profundos conocedores de su profesión y ser capaces de instruir,
entrenar, administrar y conducir a la unidad que comandan (...) un
oficial solo logra el respeto y subordinación voluntaria de sus hombres
gracias a sus capacidades y conocimientos superiores, la entrega a la
causa, disciplina y valentía. En suma todos aquellos rasgos que
conforman al verdadero líder47
El ejemplo descrito a continuación, por el diario “Atacama” durante el asalto a Pisagua es
sugerente:
Otro de los prisioneros, el teniente Escalier Barroa, dice que se rindió a
cinco soldados i un sargento del Buin, que le dieron alcance justo en el
campamento. Uno de ellos lo registro para ver si llevaba armas i le quito
la espada y un revolver. Pero no contento con esta pesquisa volvió a
registrarlo y le saco del bolsillo el reloj y la cadena. Pero visto esto por
el sargento le ordeno agriamente que devolviera al prisionero el reloj y
la cadena. Diciéndole ¡nosotros hemos venido a pelear i no a robar! 48
Los soldados y oficiales que incurrían en delitos y pillajes, eran severamente castigados. El
soldado poeta del “Atacama” Rafael Torreblanca señala en una de sus cartas. “Una partida
de esos bandidos fue fusilada, y en ILo se esperaba al “Angamos”, que se llevaba otra
remesa para pasarla por las armas”49.
46
Ibid. Pág. 697.
47
Idem. Pág. 18
48
El Atacama, noviembre 1879.
49
Sergio Fernández. Santa Cruz y Torreblanca. Editorial Mar del Sur, Santiago de Chile 1979. Pág. 183.
27
El disiplinamiento de la tropa se hacia más complejo aún cuando algunos de los
regimientos, no estaban formados por los mejores ciudadanos, ya que se enganchaban a
convictos, borrachines, patanes y buscavidas:
El método más efectivo, sin embargo, fue el reclutamiento forzoso, para
lo cual se utilizaron todo tipo de tácticas. En Chillan todo hombre
sorprendido en la calle después de las diez de la noche era reclutado por
el Cuerpo de Carabineros de Yungay. En San Antonio se engancharon
todos los trabajadores de los fundos aledaños (...) en los primeros meses
del conflicto los reos de la Penitenciaria de Santiago, cambiaron la vida
carcelaria por la militar, contribuyendo de paso a aliviar los graves
problemas de hacinamiento carcelario y de inseguridad ciudadana (...)
un viejo oficial decía, ¡malos cuidadnos, buenos soldados!, en Quillota
un juez ofreció enganchar a todos los ebrios que llegaran detenidos”50.
El enganche forzado no fue de todas maneras la única forma de armar un ejército, pues
hubo batallones y regimientos que se formaron exclusivamente de voluntarios, que tuvieron
su base en las Guardias Cívicas de las ciudades. Como lo fue la creación del glorioso
Batallón Atacama, formado por mineros, estudiantes, campesinos y artesanos de la región
atacameña.
Los Prisioneros de Guerra
Recordemos que los propios soldados hacían prisioneros durante la Guerra del
Pacifico, porque no se organizaron “las unidades para la custodia de prisioneros, sino que
las mismas tropas combatientes cumplían esta función en forma transitoria”51. El entierro
de los cadáveres o el traslado de los heridos a los cuerpos de ambulancia, fue el trabajo que
los prisioneros de guerra desempañaban al estar cautivos: “se nombro cierto numero de
soldados para enterrar a los muertos. Esta misma operación ya la estaban practicando los
prisioneros enemigos que en grandes partidas iban capturando nuestros soldados” 52. El
buen trato de los chilenos a los prisioneros capturados, es mencionado por Gustavo
Rodríguez, periodista peruano del periódico “El Nacional de Lima”, quien presencio la
batalla de Tacna: “es necesario decir la verdad en todo, aún cuando refluya en elogio de un
enemigo (...) nuestros prisioneros no han sido maltratados por nuestros enemigos, al menos
aquellos de graduación un poco alta.”53.
Entonces ¿como podemos entender el “repase”, y los actos de salvajismo y de
masacres despiadadas de parte de soldados los chilenos?. Es obvio que hubo hechos
deplorables, pero generalizar es un error. La barbarie del chileno:
50
Carlos Donoso y Juan Couyoumdjian, De Soldado orgulloso a veterano indigente. Historia de la vida
privada en Chile. Vol. II Rafael Sagrado y Cristian Gazmuri. Editorial Taurus, 2006. Pág. 239.
51
Ibidem. Pág. 17.
52
Ibidem. Pág.212.
53
Ibidem. Pág. 620.
28
No se entienden con la cantidad de heridos y prisioneros resultantes en
las batallas, ni con el sin numero de los que fueron enviados a
Valparaíso, donde se las recluía y atendía, y los cientos y cientos
enviados a los puertos peruanos, y los contingentes bolivianos dejados en
libertad, para dirigirse a su patria. El despacho de peruanos al Callao
era una acción meritoria, y también imprudente, pues en poco tiempo
podrían volver a tomar las armas54.
El Estado chileno se hizo cargo de los prisioneros de Guerra, mediante dos mecanismos:
Primero a través del amedrentamiento y la amenaza al prisionero. “Una gran cantidad de
prisionero y heridos fueron dejados en libertad para regresar a su patria, bajo palabra de
honor de no volver a empuñar un arma contra Chile. Si el ex prisionero no cumplía su
palabra y era apresado en otra batalla, seria fusilado”55.
“El Perú Ilustrado” en su edición del 19 de julio de 1890, recuerda que a Juan Pablo Aiyón
le ofrecieron su libertad si firmaba un acta comprometiéndose a no tomar las armas contra
Chile, promesa que el rechazo violentamente, como un insulto que se le estaba haciendo a
su persona y a su calidad de peruano. A su esposa le escribía entonces la siguiente carta:
Me exigen una firma deshonrosa por mi libertad, me encuentro muy mal
de salud, quizás esta será la ultima que te escriba; pero no puedo acceder
a semejante humillación, yo no tengo mas patrimonio que el honor, única
herencia que les dejo a mis hijos; moriré aquí separado de los que mas
quiero, cuales son tu y mis hijos; pero no puedo mancillar mi honor: no
puedo mancillar la dignidad de mi patria56.
El segundo mecanismo fue mediante el secuestro, el rapto del prisionero de guerra, que es
llevado a la patria del ejercito vencedor. De esta forma, gran cantidad de prisioneros fueron
llevados a Chile y ubicados en distintas localidades de Atacama en el norte chileno, San
Bernardo y Rancagua en la zona central de Chile. Tenemos un relato muy interesante de
esta última ciudad. Luego de la batalla de Calama llegan 34 prisioneros bolivianos; 8 eran
oficiales y 24 soldados. Al llegar a la ciudad en el tren de las 7 de la tarde:
El gobernador expreso a los oficiales, que por esa noche recibirían la
hospitalidad de los vecinos, y que a contar del día siguiente, podrían
circular libremente dentro de la población (...) una docena quedo en la
ciudad, en casa del convento, e incluso en la del gobernador, recibían
habitación, comida y ropa gratis, además de 50 centavos diarios los
oficiales, y veinte centavo los soldados, de sueldo (...) Con este trato
habrá aprendido a conocer, una realidad distinta de lo que era este país
54
Ibidem. Pág. 168.
55
Entrevista Coronel Alberto Márquez, Museo Histórico Militar. Santiago de Chile. Julio 2006.
56
Comisión Permanente de Historia del Ejercito del Perú. La Epopeya del Morro de Arica, Lima, Perú 1980.
Pág. 144-145.
29
con quienes circunstancialmente eran sus enemigos. Inclusive recibían
correspondencia normal de sus familiares y amigos57.
Desde la batalla de Calama y Pisagua comenzara la captura de los prisioneros enemigos,
que fueron traídos a Chile. El vapor “Paquete de Maule” e “Itata”, fueron utilizados varias
veces para ello, incluso el blindado “Cochrane” que “venían de Arica trayendo el primero
1.400 y tantos prisioneros de tropa y 285 oficiales de todas graduaciones.”58.
La Intendencia de Atacama, la Municipalidad de Copiapó, y El Batallón Atacama,
se hicieron cargo de los prisioneros, que el batallón capturo. Así el 7 de noviembre de 1879,
el Comandante General de Armas de Atacama remitía el siguiente comunicado al
Comandante del Batallón Cívico:
Preparase para recibir en el hospital de sangre los primeros 5
prisioneros heridos, algunos de los cuales se hacen acompañar por sus
mujeres y a los 51 prisioneros de Pisagua, los que permanecerán bajo
custodia en el cuartel de policía por parte del personal del mismo
batallón. Disponiéndose a demás hacer llegar una copia de la lista
entregada por el oficial que vino de Caldera con los prisioneros59.
No cabe duda que estas “mujeres” que acompañan a los soldados en el cautiverio en
chileno eran parte del grupo de “rabonas” que cada unidad militar tenia. Recordemos que
“los ejércitos peruanos y bolivianos tenían como característica, el gran numero de mujeres
que los seguía (...) entre otros menesteres, preparaban el alojamiento y la alimentación (...)
la rabona iba con las tropas por su propia iniciativa, nunca por la fuerza”60.
Otro comunicado expresaba:
El sábado 8 del corriente llego el tren extraordinario que conducía los
heridos del Atacama y algunos prisioneros de los tomados en Pisagua.
Los segundos fueron depositados en el cuartel de policía i los primeros
en el hospital de sangre, donde se les tenia preparado un excelente i
cómodo local. Los curiosos que se habían aglomerado en la plaza bien
poco pudieron ver si no fue desembarcar a los prisioneros61.
Los gastos generados por los prisioneros debían ser asumidos en su totalidad por el
gobierno local, gastos por lo demás onerosos, en virtud de la escasees de recursos, pues
estos se disponen en su totalidad para la guerra. Tal ves por eso se publicaban los gastos
destinado al cuidado de los prisioneros, pues el “Atacama” anunciaba en un apartado:
57
Rene Leiva Berrios. Héroes de mi Pueblo. Ensayo Histórico. Mención Honrosa Concurso Gabriela Mistral,
Ilustre Municipalidad de Santiago de Chile 1980. Pág. 22-23.
58
Idem. Pág. 103.
59
Rodrigo Igor Mora. Historia Militar de Copiapó. Impreso en Comercializadora Grafica y de Eventos Ltda.
Copiapó 2001. Pág. 55.
60
Paz Larraín Mira. Presencia de la mujer chilena en la Guerra del Pacifico. Ediciones de la UGM y Centro
de Estudios Bicentenario. Santiago de Chile 2002, Pág. 82-83.
61
Comandancia General de Armas de Atacama, 1879-1880. Libro A, Constancia escrita de los Documentos
de don Guillermo Matta, escritos y recibidos durante la Guerra del Pacifico, Copiapó 1883. Pág. 268.
30
“Gastos de Prisioneros. El gasto que han ocasionado los prisioneros peruanos i bolivianos
existentes en esta ciudad asciende a 186 pesos y 98 centavos. Esos gastos provienen del
pago de hotel, manutención, lavado, luz y lumbre correspondiente al mes de enero que
acaba de espirar”62. Ya anteriormente Guillermo Matta, Intendente de Atacama y
Comandante General de Armas de la Provincia, le había comunicado al Ministro de Guerra
el 03 de diciembre de 1879 lo siguiente:
He expedido el siguiente decreto para pagar los gastos ocasionados por
los prisioneros de Pisagua que existen en esta ciudad, por lo que respecta
a su alimentación i ropa que ha habido necesidad de comprarle. Debo
prevenir a US: que a los prisioneros se les ha surtido de aquello más
indispensable que necesitaban, como vera US. Por las planillas y
comprobantes que tengo el honor de adjuntarle. Fdo. G. Matta63.
Los prisioneros serian custodiados por los Bomberos. Este cuerpo de voluntarios
bomberiles fue ofrecido por el Comandante de Bomberos de Copiapó, al gobierno
chileno. El que decreto el 15 de abril de 1879, la creación del “Cuerpo de Bomberos
Armados de Copiapó”. Estos habían sido armados, pues la Guardia Municipal había sido
incorporada al Batallón Atacama. Su función no fue solo la de custodiar a los prisioneros
y asegurar “el orden y la seguridad”, sino que además debían combatir el fuego, asegurar
el suministro de agua a la ciudad, apoyar en las labores del hospital de sangre,
contactarse con los familiares de los soldados muertos, y acompañar los restos mortales
de los caídos del “Batallón Atacama”, al cementerio.
Es de imaginar que la captura de algunos de los prisioneros genero momentos de
tensión entre el soldado victorioso y el derrotado. Las acciones de los combatientes durante
los escasos segundo previos a una rendición, pueden ser la diferencia entre la vida o
muerte. Sobre todo si no se contaba con la simpatía del soldado vencedor. “El Atacama”
escribía luego del triunfo en Pisagua:
La especie de consideración que se guarda a los bolivianos respecto de
los peruanos, no es en manera alguna fingida, como lo hacen creer estos,
sino un sentimiento que hasta nuestros soldados participan. Gregorio
Palacio, capitán Boliviano entrevistado en el “Loa”, nos cuenta que le
cayó una bomba de la Ohiggins, apenas vuelto en si, el señor Palacios se
encontró al frente de tres soldados del Atacama, que acababan de asaltar
la trinchera. Los soldados que lo acompañaban fueron muertos a tiros, i
viéndose solo el capital Palacios declaro que estaba rendido. Entonces
uno de los soldados chilenos repuso: No se escapa ningún peruano, al
mismo tiempo le apunto su rifle. A penas tuvo tiempo Palacios para
desviar el rifle y decir. Pero yo soi boliviano. El mismo soldado que le
había amenazado repuso; Ah, es boliviano?, entonces pase al centro 64.
62
El Atacama, febrero 1880.
63
Ob. Cit. Pág. 59.
64
El Atacama, noviembre 1879.
31
Otros soldados no tuvieron la misma suerte. Abel Rosales escribía desde Tacna:
Un soldado del 2do de Línea se preparaba para ultimar a un soldado de
la Alianza, que estaba herido, pero llega un oficial no se si del mismo
cuerpo, y trata de impedir tal acto. El soldado se enoja y amenaza al
oficial si no se retira, diciéndole que no dejara de matar a su enemigo. El
oficial se retira, y aquel mata al cholo. Muchos son los casos que se
cuentan sobre esa fiebre por matar que estaban poseídos los vencedores,
especialmente los del 2do de Línea65.
Prisioneros Bolivianos del “Alto de la Alianza”
Luego de la batalla de Tacna o Alto de la Alianza, el ejercito chileno toma una
cantidad importante de prisioneros “los prisioneros hechos, contando con los heridos, casi
llegan a 2.500. Entre ellos dos generales, 10 coroneles y gran numero de jefes y
oficiales”66.
Cabe destacar que luego de esta batalla, las tropas chilenas guardan un
comportamiento ejemplar, en especial con las tropas bolivianas, como lo señala el
periodista Flavio Machicado, del diario paceño “El Comercio”: “El ejercito vencedor
prodigaba con marcados rasgos de consideraciones i hasta de generosidad a los prisioneros
bolivianos, siendo el que habla testigo ocular de la verdad, con motivo de haber sido
tomado prisionero en la misma tarde del 26 por un piquete de caballería”67.
A la luz de lo expuesto, no cabe duda de las consideraciones del soldado chileno
para con el boliviano. Este las acepto de muy buena gana, más aún si la mentada “Alianza”
con el Perú no tenía sólidas bases de compromiso y lealtad. Al parecer la presencia de
tensiones entre la tropa, también existía.
Perú no confiaba en su “aliado”, y por eso “varios historiadores que han estudiado el tema,
coinciden en creer que Bolivia aceptaría finalmente un acuerdo con Chile y contra el
Perú”68. Por ello la historiográfia peruana ha señalado que el tratado secreto contra Chile,
fue un mal negocio:
Basadre se pregunta. ¿Porque se amilano la diplomacia peruana ante el
conflicto chileno-argentino de 1874 y 1875?, Si una clara previsión
estratégica indicaba que el avance de Chile hacia el norte era
implacable. ¿no convenía mas tratar de detenerlo en buena
campaña(Argentina y no Bolivia) o descartar alianzas?. Finalmente
65
Ibidem. Pág. 168.
66
Ídem. Pág. 561.
67
Ibidem. Pág.622.
68
Luís Durand Flores. Compendio Perú Histórico. Vol. VII. Editorial Milla Batres. Lima, Perú, 2005. Pág.
100.
32
chilenos y argentinos llegaron a un acuerdo y Argentina quedo al margen
del conflicto.69
Recordemos que la derrota en Tacna significa la retirada definitiva de los bolivianos del
conflicto, situación que derrumbo definitivamente las bases de la “Alianza”, por ello no es
aventurado pensar que algunos soldados bolivianos se entregasen voluntariamente a las
tropas chilenas. Preferían rendirse al soldado chileno, que sufrir la ira del pueblo peruano.
Esto porque los peruanos culpaban a los bolivianos del gran descalabro sufrido:
Algunas clases vulgares de la sociedad, entre mujeres, militares y
particulares, se ensañaban propinando voces, improperios contra el
ejército boliviano, atribuyendo a la cobardía y mal comportamiento de
este, la derrota de las fuerzas aliadas. Soldados bolivianos, abatidos por
el cansancio, la sed, la decepción de la derrota, eran perseguidos con
amenazas, insultos, maltratos i humillaciones, a su paso por las calles de
Tacna, sin otro recurso que el silencio para su amargura moral en ese
funesto día70.
Estos soldados bolivianos que huían en desbande, sin oficiales que les dirigieran,
embriagados por la rabia de la derrota, urgidos por una posible persecución de la caballería
chilena, y como una forma de vengar las vejaciones sufridas por sus “aliados peruanos”,
proceden a saquear los poblados que se encontraban en su camino de retirada:
Las tropas bolivianas han hecho un saqueo devastador por donde han
pasado, se han llevado brigadas enteras cargadas con cuanto
encontraban, y hacían fuego a los que se defendían (...) la opinión
unánime del ejercito y la mía, y la de todos, es no volver a pelear mas
junto a los bolivianos 71
Prisioneros Bolivianos en Copiapó.
Algunos de los prisioneros capturados para salvar sus vidas alegaban “enganches
forzados”, que realizaba principalmente en las sierras y el altiplano, afectando en mayor
medida a la población indígena. Rafael Torreblanca en carta a su hermano Manuel, le
contaba que luego de la batalla de San Francisco, recorriendo el campo de batalla, toma
prisionero a un soldado “en seguida se arrodillo y quiso besarle la mano al Teniente Arce:
¡no me mate taita, A mi me han traído amarrado para hacerme soldado! (...) creo que hasta
hora no se han entregado ningún prisionero sin repetir ¡no me mate tatai, me han traído
amarrado!”72.
69
Durand. Ob. Cit. Pag. 103.
70
Ibidem. Pág. 622.
71
Oficio del Prefecto de Tacna, Pedro Alejandro Del Solar a Pierola. 29 de mayo 1880. Citado por Sergio
Villalobos. Ibidem. Pág. 227.
72
Sergio Fernández. Ob. Cit. Pág. 166-167.
33
Podemos señalar que los prisioneros ubicados en la provincia de Atacama, sirvieron como
fuerza de trabajo en las minas del sector, ya que estas habían visto reducida su capacidad
productiva y mano de obra, producto de que sus trabajadores se habían incorporado al
“Batallón Atacama”, por esta razón, la ubicación de estos prisioneros en las faenas mineras
fue de suma importancia para la continuidad de la producción minera de Atacama, la fuerza
de trabajo faltante fue suplida por los prisioneros.
Aplicando una lógica capitalista, podremos decir que donde existan recursos
disponibles el hombre los aprovechara. Y así aprovecharon los propietarios de minas e
industriales, hacendados y empresario, la fuerza de trabajo que estos contingentes de
prisioneros les proporcionaba.
Respecto del trabajo que los prisioneros pudieran realizar en labores agrícolas del
sur del país, no tenemos mayores antecedentes, pero no es aventurado pensar que así fue.
Pero el siguiente dato nos da alguna luz, respecto de la llegada de prisioneros bolivianos a
la ciudad de Rancagua: “Algunos hacendados pidieron llevarse prisioneros hacia el campo
a trabajos remunerados”73.
Pero estos prisioneros ubicados en las faenas mineras de Atacama, ¿habían sido
mineros en su país, tenían experiencia en la extracción minera, o era neófitos? A modo de
hipótesis, pensamos que pudo haber ocurrido una ubicación selectiva de los prisioneros.
Aquellos que vivían en localidades mineras de Bolivia o el Perú, fueron ubicados en
localidades mineras chilenas. De esta manera, no solo logran descongestionar las cárceles y
cuarteles de policía, sino que además, con su experticia en el trabajo minero, sirvieron de
peones en las faenas.
El Intendente Guillermo Matta envía un telegrama al Ministro de Guerra, el 7 de junio de
1880:
Los ciento ochenta prisioneros se han repartido entre propietarios que
inspiran confianza. Sesenta han quedado en los minerales de Caldera,
cien han ido al mineral de Chimbéros, y el treinta restante han tenido que
ir al hospital a medicarse. Viene enfermos de terciana y disentería, i
luego que mejoren irán a alguna faena. Rogaría a US. Que me autorizara
para comprar a esta gente siquiera una camisa, i pantalones, han llegado
desnudos i descalzos.74.
Un titular del diario Atacama del 18 de junio de 1880 decía: “Sesenta prisioneros
también bolivianos, quedaron en Caldera todos contratados para el mineral El
Algarrobo”75. Más adelante continua:
En el tren de la tarde llegaron hoy de Caldera 120 prisioneros
bolivianos, todos ya contratados para las minas. Han sido por lo pronto
alojados en el cuartel de policía. Gran concurrencia asistió a la llegada,
y no tenemos palabras bastante enérgicas para deplorar la torpe
73
Rene Leiva Berrios. Ob. Cit. Pág. 22.
74
Idem. Pag. 59.
75
El Atacama. junio 1880.
34
conducta de algunos muchachos mal criados que trataban de formar
pifias i silbatinas en contra de esos infelices. Felizmente para el buen
nombre de nuestro pueblo, esas indignas manifestaciones no encontraron
eco sino en unos pocos ociosos borrachos, y toda la gente honorable que
allí había se condujo dignamente i condeno el proceder de esos
muchachos y esos borrachos. ¿No tienen padres esos niños, no tiene
maestros? La policía debió tomar a los bribones que con estúpida
conducta, degradaban a nuestro pueblo. Decimos bribones, porque
solamente los cobardes y los pillos son capaces de no respetar el
cautiverio, de los que caen defendiendo valientemente la causa de su
patria76.
Días mas tarde, el 22 de junio de 1880, el mismo diario anunciaba: “desde esta mañana se
dice que 600 prisioneros vendrán a Copiapó para ser remitidos a Cerro Blanco y la Mina
Buena Esperanza. Donde tendrán colocación ventajosa en su indefinido cautiverio. ¿Los
nuestros de otro tiempo, tendrían igual pichincha en el Perú?77.
¿Que ocurre con estos prisioneros, una vez terminada la guerra?, ¿Existió algún tipo de
integración entre los prisioneros y algunos ciudadanos o familias copiapinas?, y si esto
ocurrió, ¿se radican en Copiapó, casándose y formando familia en esta ciudad, o regresan a
su patria?
No obstante estas preguntas, una curiosa lapida, la Nº 238 del Cementerio de esta
ciudad, tiene grabado lo siguiente:
AQUÍ YACEN LOS RESTOS MORTALES DEL EX CABO DEL BATALLON
AROMA DEL EJERCITO BOLIVIANO.
CAMPAÑA DE TACNA.
AÑO 1879.
FERNANDO YÁNEZ.
29 de noviembre 1925. Copiapó.
¿Que hacia este cabo del “Batallón Aroma” del ejercito boliviano enterrado en
Copiapó luego de terminada la guerra?, ¿Quién era Fernando Yánez?
La carencia de datos es desconcertante. Los datos personales del soldado Fernando
Yánez, no aparecen en el libro Mayor del Cementerio, solo esta ingresado como difunto en
los nichos ubicados en la vereda norte del cementerio, pertenecientes a la Sociedad de
Artesanos de Copiapó. Además constatamos que la fecha de defunción ingresada en el
sistema computacional difiere de la señalada en la lapida (29 de noviembre de 1925), la
fecha que aparece en el sistema es el 29 de febrero de 1923.
Según las fuentes que tenemos a nuestra disposición, sabemos que el “Batallón
Aroma” de Cochabamba, era un cuerpo de infantería que estaba compuesto por el “Aroma“
Nº 1, “Aroma” Nº 2 y “Aroma” Nº 4; también llamados los “verdes”, por el color de su
76
El Atacama. junio 1880.
77
El Atacama. Junio 1880.
35
uniforme. Lo dirigía el coronel boliviano Belisario Antezana y se encontraba en la
guarnición de Mejillones, antes de entrar en combate. Lucharon en la batalla de Dolores,
donde formaba la segunda línea en la reserva. Se encontraba al mando del general
Villamil. Además del “Aroma” se hallaban los batallones bolivianos Victoria, Vengadores
y Colchechalca. También participa en Tacna, donde fue dirigido por el coronel boliviano
Eleodoro Camacho, que bajo las ordenes del Contralmirante Lisandro Montero se ubico en
la reserva, junto a otros tres batallones bolivianos: Murillo, Colorados y Zapadores. Como
se aprecia, siempre estuvo en la reserva, y solo combate en las dos acciones mencionadas.
¿Como llega Fernando Yañez a Copiapó? ¿Cómo prisionero del “Atacama”?, ¿será
que el cabo Fernando Yánez, era minero, y por tanto fue designado a esta ciudad, para
trabajar en las faenas mineras del sector?, o ¿tal vez fue hecho prisionero por algún soldado
atacameño que lo salvo del repase?, ¿por qué se quedo hasta su muerte en Copiapó?,
¿pensó tener aquí mas éxito que en su país?,
Aplicando un análisis, en donde las categorías de “Adaptación en resistencia” son
las causantes de la buena o mala adaptación del sujeto-prisionero a su nuevo ambiente, la
prisión, concluimos que el Cabo Yánez, activo en su estructura mental estas dos categorías.
Para no ser humillado, pasar malos ratos, o perecer, es preciso integrarse, ser flexible de
carácter, aunque sea mediante falsas lealtades en un primer momento. Es necesario
adecuarse a las nuevas circunstancias, con el objetivo de sobrevivir. Esta premisa pareciera
tomar fuerza, al leer una interesante carta que escribe el general Hilarión Daza a un oficial
boliviano preso en Rancagua, luego de la batalla de Calama:
Dos palabras, un consejo y una esperanza, mientras me llega la
oportunidad de verlo en esa, para darle un fuerte apretón de manos y
premiarlo convenientemente: sufra con paciencia poco tiempo más,
procure estrechar relaciones con todas las familias de esa ciudad, de
donde usted y no otro será su futuro y no remoto gobernador78.
El propio general boliviano da la pauta, de mantenerse sumiso y paciente en el cautiverio,
mientras tanto, es preciso generar lazos de confianza con los captores, vigilantes, con las
familias, los ciudadanos, y los capataces que lo vigilan en cada momento. De esta manera
podrá resistir estoicamente el cautiverio, hasta su liberación. Pero al parecer, esta
generación de confianzas, que se crean entre Fernando Yánez, sus captores y la ciudad que
recibe al prisionero, llega más allá. Tanto así que luego de terminada la guerra, este cabo
boliviano decide quedarse a vivir en Copiapó.
El fallecido profesor de Historia del Liceo de Hombres de Copiapó, Don Eduardo
Naveas Echiburú, publico un artículo en la Revista “Iris” de este ex cabo del Batallón
“Aroma” en donde señala:
Primero se hizo trabajador de las minas de Chimbero, durante el auge de
ese mineral. Era hombre servicial, muy económico, que fue juntando
moneda a moneda para salir de la situación de miseria en la que se
hallaba al llegar a Copiapó. Después entró como portero a la
Intendencia, y tiempo después llego al Liceo de Hombres, donde el
Rector le dio una plaza de portero (...) ante las perspectivas de un mejor
78
Ibidem. Pág. 22-23.
36
sueldo, dejo su empleo y paso a ejercer estas mismas funciones en el
Banco Anglo79.
Al parecer allí trabajo hasta su muerte, acaecida en 1925. El mismo autor nos señala que al
momento de su sepultura, un batallón del entonces Regimiento Ohiggins, actual RIM 23
Copiapó; acompaño el féretro de este soldado, como era costumbre realizar con los restos
mortales de los veteranos del Batallón Atacama. Este cortejo fúnebre de parte del Ejercito
chileno, nos da a entender, que era muy apreciado por la ciudadanía y las autoridades de
Copiapó, como comenta el autor, al señalar que “diaria convivencia de tantos años, borro su
condición de prisionero de guerra”80.
Nos llama la atención la gran cantidad de dinero que acumulo durante su estadía de
cuarenta y cinco años en nuestra ciudad. Echiburú escribe: “Su situación económica fue
mejorando día a día. Logro acumular un capital que en momento de su muerte ascendía a la
cantidad de cien mil pesos, suma considerable para la época, si se considera que con cinco
mil pesos, se podía adquirir una propiedad edificada81. Este dinero no se perdió al momento
se su muerte, pues lego una cantidad importante a la Sociedad de Artesanos de Copiapó y
“encargo a su albacea don Amadeo Beluzan, que remitiera por intermedio de la Embajada
de Bolivia en Santiago, al gobierno de su patria, la cantidad de cincuenta mil pesos, para el
principal hospital de la Paz, como recuerdo cariñoso de la tierra que lo vio nacer”82.
Además lego una propiedad en la Calle Mackenna, a la viuda de su gran amigo, el
Cabo segundo Juan Domingo Maldonado, de la segunda Compañía del “Batallón
Atacama”, que según Naveas Echuburú, “era amigo de muchos años”. ¿Será este soldado el
que lo apresa luego de la derrota aliada en Tacna?; ¿Domingo Maldonado lo salvo del
“repaso” de las bayonetas chilenas durante la batalla, generando una suerte de amistad
firmada con sangre?
Lo cierto es que Fernando Yánez se adapto, genero “resiliencia”, es decir tuvo la
capacidad de superar la adversidad y el estigma que significa ser un prisionero de guerra,
para quedarse hasta el fin de sus días en esta ciudad, ganándose el respeto de los antiguos
copiapinos y sus autoridades.
79
De prisionero de Guerra a portero del Liceo de Hombres. Revista “IRIS”, Edición Nº 75, Especial de
Aniversario. Ediciones Periodísticas Atacama, Copiapó 1992. Pág. 11.
80
Naveas. Ob. Cit. Pág.11.
81
Idem. Pág. 11.
82
Idem. Pág. 11.
37
ANEXOS
Fig. 01: “El Repase” de Muñiz
Fuente: Museo Histórico Militar del Perú, El Callao.
Fig. 02: Lapida Nº 283 del Cementerio de Copiapó.
Fuente: Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba.
38
Bibliografía
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Valparaíso 1884.
-Álvarez G. Oriel. Atacama de Plata, Ediciones Toda América, Copiapó 1979.
-Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881. Editorial Andrés Bello. Santiago de
Chile 1979.
-Bulnes, Gonzalo. “Resumen de la Guerra del Pacifico”, Editorial del Pacifico,
Santiago de Chile 1976.
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40
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Nº 03, año 2012, pp. 41-53 , Copiapó-Atacama
LA DESTITUCIÓN DEL INTENDENTE JUAN VICENTE MIRA:
UN EPISODIO DE TENSIÓN POLITICA EN COPIAPÓ EN LA
ANTESALA DE LA GUERRA CIVIL DE 1859.
Joaquín Fernández Abaroa83
Eduardo Peñailillo Barra84
Introducción
El ambiente político de Copiapó en los años previos a la Guerra Civil de 1859
estuvo marcado por diversos, y crecientes conflictos políticos, que vieron enfrentarse en
diversas oportunidades al Gobierno central, representado en Atacama por su Intendente,
con las organizaciones locales corporativas, como la Junta de Minería y las
Municipalidades. Este contexto se había visto reforzado por otros sucesos, como la crisis
económica que había golpeado a la minería local hacia mediados de la década de 1850, y el
fortalecimiento de la oposición liberal en la zona, que ya había conseguido vencer al
Gobierno en los comicios parlamentarios de 1855. Así, en febrero 1858 se produjo el
conflicto político que este artículo examina: la revuelta que condujo a la destitución del
Intendente de Atacama, Juan Vicente Mira, luego de una serie de episodios en los cuales
esta autoridad, actuando de manera autoritaria, se enfrentó con diversos sectores de la
sociedad copiapina, y que tuvieron como punto culmine su orden de arrestar a los editores y
redactores de los principales periódicos de oposición de la ciudad, y azotar a algunos de
ellos, decisión que desató la decidida respuesta de la oposición local hasta conseguir su
salida del cargo. Esta revuelta no sólo es reflejo del creciente poder de la oposición en
Atacama, sino también de los sentimientos regionalistas y antigobiernistas que estaban
creciendo en la zona, y que terminarán por explotar al año siguiente en la rebelión que
condujo a la Guerra Civil.
Los conflictos de Mira que examina este artículo, y su posterior destitución, tienen
como escenario más inmediato las elecciones parlamentarias de 1858, cuyos posibles
resultados en Atacama eran fuente de preocupación para el Gobierno, producto del adverso
escenario político que enfrentaba en la zona. Estaba el antecedente de las anteriores
elecciones parlamentarias de 1855, en las cuales el peluconismo había sido derrotado, a
83
Profesor Investigador. Centro de Investigación y Documentación en historia de Chile Contemporáneo.
Universidad Finis Terrae. [email protected]
84
Licenciado en Historia. Universidad Alberto Hurtado. [email protected]
41
razón de dos tercios a uno, a manos de la oposición liberal85. Ya en aquel comicio se habían
logrado reunir en una candidatura común a sus las dos grandes facciones de la oposición
liberal de la zona: la de los “notables”, en aquel entonces encabezados por familias de
reconocida tradición liberal como los Carvallo y los Matta, y la de los “rojos” o
“doctrinarios”, agrupados alrededor del diario El Copiapino y liderados por personeros
como Anselmo Carabantes o José Nicolás Mujica, compuesto fundamentalmente por
elementos protomesocráticos. Cabe señalar que Juan Vicente Mira fue uno de los
candidatos gobiernistas a diputado en esta elección. Esta unión, quebrada en las elecciones
municipales que tuvieron lugar poco tiempo después, durante aquel año, volvía a
anunciarse de cara a los comicios que en 1858 buscaban renovar el Parlamento, fortalecida
ahora con aquellos elementos conservadores ahora separados del partido de Gobierno, y
que a nivel nacional componían la Fusión Liberal-Conservadora.
Este escenario explica el escepticismo con que el Gobierno enfrentaba la elección en
Copiapó, y a medida que la fecha de los comicios se acercaba, se hacía patente su
impotencia ante la fuerza del movimiento opositor. Esta situación, que se debía a factores
políticos más generales, se vio reforzada por la actuación de la Intendencia. El Intendente
Mira actuó con un fuerte grado de autoritarismo e inflexibilidad en un contexto adverso,
generando en la sociedad local una reacción antiautoritaria y regionalista, que dejó al
Gobierno en una posición política de negociación aún peor de la que ya tenía. Mira era un
hombre de probada adhesión al Gobierno, y una figura política con trayectoria en la zona:
había sido parlamentario en la década de 1840, candidato a parlamentario en las pasadas
elecciones de 1855, y había desempeñado diversos cargos en la administración local 86. En
sus disputas contra la oposición y, principalmente, en la intervención de la Junta de
Minería, en la cual había participado, como Intendente subrogante, al ser decretada en
185687 –y que había mantenido al año siguiente, cuando ya era el titular de la Intendencia88, se había forjado en la ciudad una imagen de autoritario, imagen que se acrecentó dada la
actitud asumida por él ante las elecciones.
Los conflictos del Intendente Juan Vicente Mira
Entre enero y febrero de 1858, en medio de la tensión generada por los preparativos
electorales, el Intendente se vio envuelto en fuertes conflictos legales con la familia Gallo y
con los oficiales del Batallón Cívico local, disputas que, paradójicamente, aumentaban la
85
Municipalidad de Copiapó, “Acta de la elección celebrada en los días 25 y 26 del presente”, Copiapó, 28 de
marzo de 1855, en Archivo Nacional Histórico, Archivo de la Intendencia de Atacama (A.N.A.I.A.), vol. 154,
s.f.
86
Pedro Pablo Figueroa, Diccionario biográfico de Chile, Imprenta y Encuadernación Barcelona, Santiago,
1897, Tomo II, p. 236-237
87
“Instalación de la Junta de Minería”, Copiapó, 2 de enero de 1856, en A.N.A.I.A., Vol. 137, s/f.
88
“Sesión del Gremio de Mineros”, Copiapó, 14 de diciembre de 1856. en A.N.A.I.A., Vol. 137, s/f.
42
distancia entre el Gobierno y los sectores de la elite local que este mismo pretendía cooptar,
pues de cara a las elecciones la estrategia de la Intendencia, ante la debilidad política del
Gobierno en la zona, consistía en buscar reducir el número de votantes tanto como en
buscar el concurso de familias notables, particularmente la familia Gallo89. Sin embargo, ya
antes de estos sucesos había quedado claro que estos intentos eran fútiles, puesto que esta
familia había roto con el Gobierno, tanto por motivos particulares como ideológicos, y se
había unido a la convergencia opositora que se estaba dando en Copiapó.
Las disputas legales que el Intendente Mira sostuvo con la familia Gallo se referían
a temas vinculados a la libertad de prensa. A fines de enero, Tomás Gallo había instalado
una imprenta a nombre de David Sanderson, con el fin de publicar un periódico de
oposición. La prensa especuló que éste se llamaría El Combo, pero finalmente fue
bautizado como El Norte. Según un decreto de la intendencia, “para poder abrir la
imprenta”, debía “hacerse extensiva la responsabilidad del fiador a las obligaciones que el
artículo 15 de la ley de septiembre de 1846 impone al impresor"90. De esta manera, el
Intendente Mira pretendía que Tomás Gallo, fiador del impresor David Sanderson, se
hiciese cargo de pagar las “penas pecuniarias”, que el artículo ya mencionado de la Ley de
Imprenta imponía “al impresor”, “cuando el autor” de un artículo que incurriera en “abusos
de libertad de imprenta no pudiere satisfacerlas”91. Este decreto fue severamente criticado
por el otro diario opositor de la zona, El Copiapino, el cual acusó al Intendente Mira de
usurpar funciones que legalmente corresponderían al primer Alcalde de la Municipalidad y
al “jurado juez de derecho a quien incumbe la imposición de una pena cuando el caso sea
llegado según la misma ley”. También se le imputó perseguir arbitrariamente a Tomás
Gallo, pues la ley establecía que “las penas pecuniarias debe pagarlas el impresor y nada
habla del fiador”92. Sus argumentos criticaban la acción de la Intendencia no sólo por
atentar contra la libertad de imprenta, sino también por hacer uso de manera “impertinente”
y discrecional del poder, y al mismo tiempo, pasar a llevar las que eran consideradas
prerrogativas propias de las instituciones locales. Por lo demás, los intentos fomentados
desde el Gobierno de lograr alianzas con la familia Gallo eran de esta manera boicoteados
por el mismo agente que debía llevarlos a cabo.
La polémica en torno a la instalación de la imprenta de El Norte fue de corta
duración y no trascendió más allá del ámbito local. Sin embargo, la disputa entablada entre
el Intendente y los oficiales del Batallón de Guardia Cívica de Copiapó llegó a tener
resonancia nacional. Los problemas se generaron a partir de un hecho nimio, que, sin
embargo, escaló a niveles insospechados, revelando problemas más profundos.
89
Carta de Juan Vicente Mira, Intendente de Atacama, a Manuel Montt, Presidente de la República, Copiapó,
6 de diciembre de 1857, en Archivo Nacional Histórico. Fondo Fundación Manuel Montt (A.N.F.F.M.M.),
Vol. XII, f. 319.
90
El decreto, firmado por el Intendente Mira y fechado el 28 de enero de 1858 puede encontrarse en Ibid.,
Copiapó, 30 de enero de 1858.
91
Ibidem.
92
Ibidem.
43
En 1857, los oficiales del Batallón Cívico de Copiapó mandaron a contratar a Europa una
banda de música compuesta de intérpretes “italianos”. Los fondos destinados a la compra
fueron costeados por los propios oficiales. Sin embargo un decreto de la Comandancia
General de Armas de Atacama93, fechado el 31 de diciembre, dispuso que esta banda pasara
a servir a la Gendarmería de Copiapó, en lugar del Batallón Cívico, dando como motivo
para la medida el que “las entradas del batallón cívico” eran insuficientes para pagar los
sueldos de quienes componían la banda de música94.
Esta medida generó el inmediato rechazo entre los oficiales del Batallón, los que
elevaron una presentación a la Intendencia y Comandancia General de Armas de la
Provincia de Atacama, protestando contra la decisión. La misiva fue firmada por un grupo
de oficiales jóvenes, compuesto por Juan Esteban Carneiro, David Mandiola, Tomás Peña,
Julián Vallejo y Marco Antonio Picón.
Los firmantes sostenían que se encontraban:
“[…]en el caso de solicitar de V.S. y en efecto lo solicitamos en legal forma,
de suspender los efectos del expresado decreto, restituyéndose al cuerpo cívico la
banda de música que contrató en Europa y que le pertenece.
Si la única razón del decreto citado es la de que las entradas del cuerpo
cívico no son bastantes a cubrir todos los sueldos de los individuos que componen
la banda de música, todos los oficiales de este cuerpo están unánimemente
convenidos en llenar el déficit que mensualmente resulten y aún, a abonar las faltas
anteriores que pudiesen haber a la fecha del decreto.
El comandante Waddington, hoy ausente, y toda la oficialidad del batallón
por medio de erogaciones voluntarias y espontáneas siempre que se ha ofrecido, han
hecho los gastos que no podían ser cubiertos con las entradas naturales del cuerpo,
y, hoy mismo, se encuentran en igual disposición, motivo por el que no concebimos
por que la Intendencia en ausencia del jefe del Batallón y en ignorancia absoluta de
todos los oficiales a quienes en otras veces se ha consultado, ha procedido a decretar
el traspaso. Protestamos nuevamente nuestros respetos […]
[…] ya se corre públicamente que los músicos no se conforman con
semejante cambio, debiendo interponer los respectivos reclamos, o desertándose del
cuerpo, lo que para ellos sería más fácil. Por otra parte, es muy vergonzoso no sólo
para las clases y oficialidad del Batallón Cívico, sino aún para todo el pueblo, ver
que el cuerpo de policía, que para nada necesita de una banda de música, pues le
basta su caja y su corneta, se encuentre en posesión de la banda encargada ex
profeso para brillo y lucidez de la Guardia Nacional, y esto no obstante haberle
costado el proporcionársela más de cuatro mil pesos”95.
93
Cabe recordar que la Comandancia General de Armas de la Provincia recaía en manos del Intendente.
94
El Copiapino, Copiapó, 20 de enero de 1858.
95
El Mercurio, Valparaíso, 25 de enero de 1858.
44
La presentación de los oficiales del Batallón generó una airada reacción de parte del
Intendente Mira, quien la asumió como un desacato a la autoridad, y como una
manifestación más de un problema que, en su opinión, se volvía recurrente en la Provincia.
Así, en una reunión en la que convocó a los firmantes, los acusó de haber “injuriado la
autoridad” y de “no haber solicitado la venia del comandante para hacer esa acusación”.
Exigiéndoles que se retractaran, sostuvo que “en este pueblo se ha contraído el hábito de
injuriar a la autoridad”. Los oficiales respondieron que no podían ser acusados “de una falta
que no cometieron” y refirmaron que “si V.S. juzga que nuestra presentación contiene
irregularidades, la retiraremos o haremos nuestra dimisión”96.
El día 19 de enero, la Intendencia dio orden de aprehender a los oficiales que
suscribieron la carta para trasladarlos en vapor a Santiago, donde deberían ser juzgados por
el “Inspector General de Guardias Cívicas” bajo el cargo de “insubordinación” 97. La
medida fue resistida en la provincia, y se armó una gran multitud para acompañar a los
detenidos a la Estación de Ferrocarril de Copiapó, donde tomarían el tren que los llevaría al
Puerto de Caldera. En un muy breve lapso, los reos recibieron más de 200 cartas de apoyo y
recomendación para que llevaran a Santiago98.
En el Gobierno se vio esta situación como un problema que podía perjudicar aún
más su situación en la Provincia. Así lo hicieron ver a la Presidencia y al propio Intendente
Mira, tanto el Ministro del Interior, Jerónimo Urmeneta, como el General Juan Vidaurre
Leal99. Por lo mismo, se remitió a los reos de vuelta a Copiapó, dándose indicaciones, de
manera privada, al Intendente Mira, para dar por superado el conflicto, dejando en libertad
a los oficiales y reduciendo las sanciones a una simple amonestación. Sin embargo, de
vuelta en Copiapó, los oficiales se negaron a retractarse, por lo que el Intendente Mira les
condenó a dos meses de prisión en el cuartel del Batallón Cívico100.
La reacción de la prensa local ante estos hechos fue de indignación. Desde las
páginas de El Copiapino se acusó a la Intendencia de actuar contra derecho, de
arbitrariedad, así como de pasar por encima de la autonomía de instituciones locales.
Nuevamente en sus alegatos se fusionó el regionalista, que apelaba al peligro que podía
sufrir la provincia, con el liberal, que recelaba del excesivo poder con que podían contar los
agentes del Ejecutivo:
“Indigna al mismo tiempo, el torpe proceder de la primera autoridad de
Atacama, y conmueve la suerte que ha cabido a los oficiales del Batallón cívico por
el capricho del que más que nadie debe prestar acatamiento a la ley. Es de temblar
también por la suerte futura de todos los habitantes del departamento; porque si hoy
96
Ibidem.
97
Carta de Jerónimo Urmeneta, Ministro del Interior, a Manuel Montt, Presidente de la República, Santiago,
23 de febrero de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, f. 9.
98
Ibidem.
99
Carta de Juan Vidaurre Leal, General de Ejército, a Manuel Montt, Presidente de la República, Valparaíso,
19 de enero de 1858, A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, f. 189.
100
El Copiapino, Copiapó, 8 de febrero de 1858.
45
el caprichoso anhelo de S.S. ha elegido por víctimas a cinco jóvenes de respetables,
mañana escogerá a los padres de familia, a las mujeres, a los niños. ¿Quién podría
contar con su libertad, quien atenderá las garantías que acuerda la ley a todo
ciudadano en presencia del gran escándalo promovido por el intendente de la rica
cuanto malhadada provincia del Norte?”101.
Al mismo tiempo que los conflictos que acabamos de reseñar, el Intendente entró en
disputas a través de la prensa con los redactores de los diarios opositores, las que escalaron
hasta llegar al plano de las injurias y las descalificaciones ad hominem, en una situación
que fue conocida incluso más allá de los marcos de la provincia y que de manera casi
unánime fue considerada como impropia de su investidura.
Desde mediados de 1857, el periódico El Minero se había transformado en el vocero
de los gobiernistas y de la Intendencia en Copiapó. Sus cartas y editoriales entraron en
pugna con la oposición, trabándose en reiteradas polémicas con El Copiapino102. Con
anterioridad, la Intendencia de Atacama se había valido de periódicos de carácter
informativo y administrativo, como era el caso del Boletín Oficial, o de diarios de trinchera
y opinión, como era el caso de El Cóndor. La diferencia de El Minero con aquellos
radicaba en su postura extremadamente combativa, y en que el Intendente participaba
abiertamente en su redacción, tanto de manera directa como a través de seudónimos.
Muchos de los ataques realizados por el Intendente a través de sus páginas se
valieron del uso de rumores, descalificaciones personales, e incluso acusaciones delictuales.
Se trataba de prácticas que, hasta cierto punto, podrían considerarse como habituales en las
luchas de la prensa de trinchera copiapina, donde el redactar artículos de carácter injurioso
era recurrente. Lo novedoso era ver por vez primera a un representante del gobierno, como
era el caso del Intendente, instalado en este tipo de polémicas103.
El Copiapino se encargó de denunciar esta situación:
“Forman contraste las palabras del Sr. Intendente con sus hechos. Habla de
desbordamiento de la prensa, y esto en presencia de un pueblo que le acusa con
razón de ser el instigador, el autor, de las más ruines y desvergonzadas
publicaciones que ha hecho El Minero contra la vida privada de las familias
respetables, con el intento de meter la discordia en el hogar doméstico”104.
Las críticas a esta conducta del Intendente Mira fueron más allá de la prensa local, y
los medios opositores de Santiago y Valparaíso adhirieron a ellas. Así lo planteaba El
Mercurio de Valparaíso:
101
El Copiapino, Copiapó, 20 de enero de 1858.
102
El Minero fue un periódico copiapino de circulación diaria, aunque a veces irregular, que vio la luz entre
julio de 1857 y abril de 1858. Se trataba de un periódico gobiernista, vinculado a la Intendencia, de la cual
recibía financiamiento. Su redacción estaba a cargo de Juan Llerena, y en sus páginas escribía con frecuencia
el Intendente Juan Vicente Mira.
103
Uno de los artículos de su autoría que más polémica generó fue “Anónimos y Pasquines”, El Minero,
Copiapó, 20 de enero de 1858.
104
El Copiapino, Copiapó, 24 de febrero de 1858.
46
“S.S. se presenta a la palestra como quien trata de hacerse espectable,
desafiando la rechifla del público que lo contempla abismado, no sólo por lo que
hace, sino por lo que escribe”105.
Cabe destacar que la conducta del Intendente Mira en estos distintos episodios
conflictivos era mirada con recelo al interior del propio Partido Nacional en Santiago, y en
los círculos cercanos al Presidente Manuel Montt, pues se pensaba que podía generar
levantamientos o hechos de violencia con el advenimiento de las elecciones. Así se lo
hicieron saber en reiteradas ocasiones Jerónimo Urmeneta y Rafael Sotomayor, entre otros,
al presidente Montt. Urmeneta fue elocuente, cuando advirtió a comienzos de febrero:
“El artículo firmado por dicho señor [Mira] ha motivado contestación de
varios que se creen injuriados, y los términos de esas contestaciones ponen de peor
condición las cosas. Yo temo que en Copiapó ocurra algo serio en las elecciones”
106
.
A fines de mes, volvió a insistir en el mismo tópico:
“Mientras tanto se excitarán los ánimos y es de esperar a fines de marzo
alguna asonada. El intendente se haya irritado y en inspiración de tomar medidas
fuertes creyéndose ultrajado en caso que otro miraría las cosas de diverso modo […]
creo lo más prudente que este caballero dejase en otro su lugar hasta pasadas las
elecciones, cuyo resultado siempre ha de ser el mismo”107.
Sin embargo, y pese a las explícitas prevenciones que diversas personalidades del
oficialismo hicieron al Presidente, Juan Vicente Mira no fue removido de su cargo. Quizás
en esta decisión pudo haber primado, al igual que en otras oportunidades, su afán de evitar
que la autoridad presidencial se viera socavada cediendo a presiones de la oposición.
El “Motin de febrero” y la Destitucion del Intendente Mira
Los temores del ministro Urmeneta se hicieron realidad y se produjo un
levantamiento de protesta que forzó la salida del Intendente. Sin embargo, este tuvo lugar
antes de las elecciones. El 24 de febrero de 1858 El Copiapino publicó una carta anónima,
dirigida a Bellaco Pedancio, en alusión al sobrenombre con que era conocido el Intendente
Mira. En ella, en un lenguaje irónico y soez, descalificaban a Mira acusándolo de falta de
probidad administrativa y deslealtad política. Sin embargo, los ataques no se redujeron a su
actuación pública, conteniendo grotescas alusiones a su condición social de origen, a su
madre y a la fidelidad de su mujer108.
105
El Mercurio, Valparaíso, 15 de febrero de 1858.
106
Carta de Jerónimo Urmeneta, Ministro del Interior, a Manuel Montt, Presidente de la República, Santiago,
10 de febrero de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, f. 20
107
Carta de Jerónimo Urmeneta, Ministro del Interior, a Manuel Montt, Presidente de la República, Santiago,
25 de febrero de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, f. 32.
108
El Copiapino, Copiapó, 24 de febrero de 1858. Con respecto a su madre, planteaba que era “una feliz
verdulera” que “en el ojo seco del puente del Mapocho” lo “echó al mundo, rojizo y bellaco”. Sobre su origen
social, lo increpaba, diciéndole “¿sabes quien te enseñó ese inmundo estilo que caracteriza? lo aprendiste en
47
La represalia del Intendente llegó dos días después. El día 26 de febrero, en la tarde, mandó
a que fueran aprehendidos los editores y redactores de El Copiapino y El Norte Vicente
Quezada, David Sanderson, José Nicolás Mujica, Andrés Maluenda, Rafael Vial.
Varios de ellos fueron detenidos de manera violenta, resultando golpeadas la mujer y una
hija de Mujica. Los detenidos fueron encarcelados y en la madrugada del día siguiente
Mujica, Maluenda y Vial fueron flagelados “por mano de verdugo”, por orden directa del
Intendente109.
La reacción a estos acontecimientos no se hizo esperar. El rumor de lo que acaecía
pronto se esparció por la ciudad y en la mañana del día 27 se llegó a congregar una turba
que, según diversos testigos, habría llegado al número de ochocientas personas. La
indignación fue capitalizada por los grupos políticos opositores copiapinos. El partido de
notables fusionista se movilizó y Tomás Gallo, Felipe Santiago Matta, Olegario Carvallo y
Vicente Quezada lideraron un grupo de hombres, entre los que se contaban los trabajadores
de la “máquina” de amalgamación de minerales de los Gallo. Al mismo tiempo, Agustín
Cardozo, compañero de la facción liberal radicalizada de Mujica, congregó a seguidores y
adherentes, incluidos sectores provenientes del artesanado. A ellos también se les unió el
cura párroco de Copiapó, Bruno Zavala. La actuación de los dirigentes y sus arengas a la
multitud tenían un doble propósito. Por una parte pretendían movilizar a los manifestantes,
pero, al mismo tiempo, aspiraban a contener los desmanes, evitando que la escena derivara
en un linchamiento y logrando negociar con miras a la renuncia del Intendente110.
Los líderes de la oposición, acompañados de los manifestantes caminaron a la
municipalidad. Posteriormente se dirigieron al hogar del recientemente arribado juez de
letras de Copiapó, Francisco Ugarte Zenteno, al que instaron a asumir “el mando de la
provincia”, dado que tras los últimos acontecimientos, que habían dejado a la población de
Copiapó “insegura ante sus arbitrariedades”, Mira “era indigno de continuar” en el
puesto111. Se propuso a Ugarte Zenteno que convenciera a Mira de dimitir, evitando que la
situación se tornara violenta, y que diera pruebas explícitas de que no reasumiría el mando.
Al mismo tiempo, le ofrecieron “garantías para la vida del intendente” y su “apoyo” para
“El Arenal”, donde te hiciste criatura y donde te criaste con tus hermanitos”. Finalmente, respecto a su
relación matrimonial decía “dime, ¿Pedancio, por que todos te creen venado viejo? Será porque mandas
encargados para que vigilen tu cara mitad, y el resultado es que cada día apareces con más estorbos, (magna
cornamenta Ferebat)”.
109
Juan Vicente Mira, Un escrito del ex intendente de Atacama don Juan Vicente de Mira, procesado de
oficio por injurias privadas. A saber 200 azotes mandados a dar por mano del verdugo a cada uno de los tres
temerarios detractores de su honra, de la de su esposa y de la de su madre, Imprenta de la Sociedad,
Santiago, 1858 y Rafael Vial, Refutación al libelo publicado en La Serena por don Juan Vicente Mira, en
defensa del atentado cometido por el en Copiapó el 27 de febrero de 1858, Imprenta del País, Santiago, 1858.
110
Carta de Juan Vicente Mira, Intendente de Atacama, a Manuel Montt, Presidente de la República, Copiapó,
6 de marzo de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIII, fs. 59-68 v. y El Mercurio, Valparaíso, 11 y 12 de marzo de
1858.
111
Ibid., f. 62 v.
48
hacerse cargo de la Intendencia de manera interina112. Ugarte Zenteno accedió y la turba
formada a la salida de la Intendencia se dispersó en medio de aclamaciones. Sin embargo,
el miedo a que Mira reasumiese el mando se mantuvo, y las reuniones de los opositores y
concentraciones parciales en distintos puntos y casas de la ciudad se mantuvieron durante la
noche y los días siguientes.
Temiendo por su vida y sopesando lo espinudo de la situación, Mira se declaró
“indispuesto” y nombro a Ugarte Zenteno como Intendente Subrogante. Presionado por
éste, firmó una carta de dimisión que se hizo pública en la ciudad. Durante el resto del
tiempo se mantuvo encerrado en su casa, eludiendo al máximo los contactos con el exterior,
y rodeándose de un piquete de guardia policial con el fin de evitar ser atacado por una
asonada. Pensando que la situación se había calmado, el 3 de marzo intentó reasumir la
jefatura de la provincia por medio de un decreto. Envió cartas a vecinos notables de la
ciudad con el fin de conseguir su apoyo para el ejercicio del mando, pero no logró
congregar su apoyo, y la movilización se mantuvo en el tiempo113. Al mismo tiempo,
intentó echar mano de la Compañía del Regimiento Segundo de Línea del Ejército Regular,
enviada a la ciudad con el fin de prevenir desórdenes, para conseguir su objetivo. Sin
embargo, el teniente Ramón Arancibia, segundo hombre al mando de ella, se negó a
obedecer las órdenes de Mira, contando con la lealtad de la tropa y la muda aquiescencia
del capitán a cargo, que se vio sobrepasado por los acontecimientos114.
Mira se mantuvo en su hogar, donde algunos testigos llegaron a sostener que se
mantenía encerrado y que incluso temía ser envenenado. La tensión se mantuvo hasta el día
12 de marzo, cuando la Esmeralda, que había recalado en Caldera luego de ser enviada por
el Gobierno, recibió al ex Intendente en calidad de preso, y luego le condujo a La Serena
con el fin de ser juzgado por sus actos. Así, el Gobierno finalmente terminó por ceder,
condenando las flagelaciones perpetradas por Mira y comprometiéndose, a “castigar
severamente las arbitrariedades del mandatario transgresor de las leyes”115. Se envió un
nuevo Intendente a la zona, el Coronel José María Silva Chávez, que asumió su puesto el
día 21 de marzo; y el levantamiento que había logrado la destitución del Intendente anterior
no fue castigado.
La oposición copiapina asumió la destitución de Mira como un triunfo. La ocasión
le permitió dar una demostración de su poderío y capacidad de movilización, generó una
fuerte reacción de la opinión local en contra del gobierno y al mismo tiempo, creó el
escenario propicio para desarrollar una nueva estrategia con vista a las elecciones: culpar
directamente a la Presidencia por lo acaecido.
112
El Mercurio, Valparaíso, 12 de marzo de 1858.
113
Ibidem.
114
Carta de José María Silva Chávez, Intendente de Atacama, a Manuel Montt, Presidente de la República,
Copiapó, 4 de abril de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIV, f. 33 v.
115
El Mercurio, Valparaíso, 22 de marzo de 1858.
49
Así lo dejó en evidencia la prensa local:
En una palabra, el Presidente Montt le entregó a Mira el látigo con que ha ultrajado
a tres ciudadanos distinguidos, desde el mismo momento en que le autorizó a lidiar
cuerpo a cuerpo con las exigencias de la opinión pública de Copiapó, para avasallar
con la fuerza bruta del poder los derechos que tiene un pueblo para hacer oír la
voz de su inteligencia.
La inteligencia del pueblo copiapino estaba representada por la pluma de
sus escritores, los ciudadanos Vial, Maluenda, Quesada y Mujica. Para ahogarla se
necesitaba amedrentar a esos ciudadanos.
Y fue lo que hizo Mira, sirviéndose del azote como del instrumento más
certero de intimidación.
Que no le había mandado emplearlo, decía el Presidente de la República.
Enhorabuena, pero como el mismo Mira lo ha revelado confidencialmente a
varios vecinos de Copiapó, tenía instrucciones del Gobierno para vencer a todo
trance la resistencia de aquel vecindario influyente que aquel pueblo oponía a su
política, a la política de Montt116.
Epílogo
De cara a las inminentes elecciones, el nuevo Intendente de la Provincia trató de
quebrar la unidad de la lista opositora, sin éxito117. El episodio de los azotes, que había
conducido a la caída del Intendente Mira, y que había aumentado la unidad opositora, fue
utilizado profusamente por este bando político durante lo que restaba de campaña electoral.
Así, el escenario para el Gobierno no podía ser peor, y los resultados también lo fueron: el
triunfo opositor fue arrollador118. Se habían vuelto realidad aquellas predicciones de los
personeros del Partido Nacional que habían encendido las luces de alerta sobre Mira,
buscando una intervención presidencial que llegó tarde: se había producido la revuelta
sobre la que advertían, la posición del Gobierno había quedado aún más comprometida, y el
resultado de las elecciones había sido el mismo que se esperaba desde un comienzo.
Aunque el episodio fue una muestra de unidad entre las facciones que conformaban
la oposición local al gobierno, fundamentalmente entre aquellos dos “partidos” que
agrupaba el liberalismo local, las elecciones municipales acaecidas pocos meses después
demostrarían los límites de esta unidad, pues volvieron a presentarse, como en 1855, en dos
listas separadas: una representativa de los “notables” opositores, y otra de los que
conformaban el bando de los “rojos”. La debilidad política del Gobierno en la zona luego
de la revuelta contra Mira y la derrota en las parlamentarias era tal, que la única estrategia
116
“No es Mira, sino Montt” artículo de El Ciudadano, publicado en El Copiapino, Copiapó, 24 de marzo de
1858.
117
Carta de José María Silva Chávez, Intendente de Atacama, a Manuel Montt, Presidente de la República,
Copiapó, 4 de abril de 1858, en A.N.F.F.M.M., Vol. XIV, f. 33.
118
Véase los resultados de las elecciones parlamentarias en el Acta levantada en Copiapó, 31 de marzo de
1858, en A.N.A.I.A., Vol. 154, s/f.
50
que el Intendente Silva Chávez pudo seguir de cara a los nuevos comicios fue apoyar a la
lista “más decente”, la de los “notables”. A pesar de esto, en lo inmediato, la revuelta contra
Mira constituyó una indudable victoria de aquellos grupos que, meses más tarde,
impulsaron la insurrección contra el Gobierno en la Guerra Civil del año siguiente, los
cuales tuvieron como uno de sus motivos para la ruptura aquella tensión que ejemplifican
los conflictos del Intendente Mira: la de la competencia de poderes, en el ámbito local,
entre la sociedad civil de la zona, con sus instituciones, y el poder central, representado por
las autoridades designadas por el Ejecutivo119.
Bibliografia
1. Fuentes Primarias
1.1. Fuentes Documentales

Archivo Nacional Histórico. Archivo de la Intendencia de Atacama. Volúmenes
137, 154.

Archivo Nacional Histórico. Fondo Fundación Manuel Montt, Volúmenes XII, XIII,
XIV.
1.2 Periódicos

El Copiapino, Copiapó, 1858.

El Mercurio, Valparaíso, 1858.
 El Minero, Copiapó, 1858.
1.3 Fuentes Impresas


Mira, Juan Vicente: Un escrito del ex intendente de Atacama don Juan Vicente de
Mira, procesado de oficio por injurias privadas. A saber 200 azotes mandados a
dar por mano del verdugo a cada uno de los tres temerarios detractores de su
honra, de la de su esposa y de la de su madre. Santiago, Imprenta de la Sociedad,
1858.
Rafael Vial, Refutación al libelo publicado en La Serena por don Juan Vicente
Mira, en defensa del atentado cometido por el en Copiapó el 27 de febrero de 1858,
Imprenta del País, Santiago, 1858.
2. Bibliografía secundaria
2.1 Artículos de revistas especializadas y capítulos de libros

Cárcamo Sirguiado, Ulises: “Desarrollo y maduración política en el Norte Chico:
1800-1850”, en Revista de historia, (Concepción), Nº 15, 2005, pp. 85-92.
119
Illanes, María Angélica: “Proyecto comunal y guerra civil. 1810-1891”, en María Angélica Illanes, Chile
Des-centrado. Formación sociocultural republicana y transición capitalista. (1810-1910). Santiago, Lom,
2003, pp. 365-385.
51

Cortes Lutz, Guillermo: “El pensamiento regionalista en Copiapó durante el siglo
XIX”, en Actas Americanas, (La Serena), Nº 11, 2003, pp. 43-57.

Fernández Abara, Joaquín: "Von der Kollaboration mit dem Staat zum regionalen
Protest: Die Junta de Minería von Copiapó und der Ursprung des Bürgerkriegs
1859", en Stefan Rinke, Monika Contreras, y Lasse Hölck (Hrsg.) Regieren an der
Peripherie. Amerika zwischen Kolonien und unabhängigen Republiken. Verlag
Hans-Dieter Heinz, Stuttgart, Akademischer Verlag Stuttgart, 2011, pp. 181-209.

Guerra, Francois-Xavier: “The Spanish-American Tradition of Representation and
Its European Roots”, en Journal of Latin American Studies, (Cambridge), Vol. 26,
Nº1, 1994, pp. 1-35.

Illanes, María Angélica: “Proyecto comunal y guerra civil. 1810-1891”, en María
Angélica Illanes, Chile Des-centrado. Formación sociocultural republicana y
transición capitalista. (1810-1910). Santiago, Lom, 2003, pp. 365-461.

Molina Jara, Jorge Alejandro: “La red familiar de los Gallo en Copiapó y su rol
político en la primera mitad del siglo XIX”, en Revista de Historia y Geografía,
(Santiago), Nº 22, 2008, pp. 41-63.

Montecinos, Egon: “Antecedentes sobre la relación histórica centralismo y
descentralización en Chile”, en Revista Venezolana de Gerencia, (Maracaibo), Vol.
10, Nº 31, julio-septiembre 2005, pp. 443-462.

Ortega Martínez, Luis y Pablo Rubio Apiolaza, “La Guerra Civil de 1859 y los
límites de la modernización en Atacama y Coquimbo”, en Revista de historia social
y de las mentalidades, (Santiago) año X, Vol. 2, 2006, pp. 11-39.

Saldaña Lagos, Catalina: “Estallidos provinciales. La tensa relación entre las
provincias y el centro. Chile, 1830-1860”, en Universum, (Talca), Nº 25, Vol. 1,
2010, pp. 174-186.
2.2 Libros

Barros Arana, Diego, José Victorino Lastarria, Domingo Santa María y Marcial
González: Cuadro histórico de la administración Montt. Escrito según sus propios
documentos. Valparaíso, Imprenta y librería del Mercurio de Santos Tornero, 1861.

Bendix, Reinhard: Estado Nacional y ciudadanía. Buenos Aires, Amorrortu
Editores, 1964.

Collier, Simon: Chile. La construcción de una república. 1830-1865. Política e
ideas. Santiago, Ediciones de la Universidad Católica de Chile, 2005.

Figueroa, Pedro Pablo: Historia de la Revolución Constituyente (1858-1859).
Escrita sobre documentos completamente inéditos. Santiago, Imprenta Victoria, de
H. Izquierdo y Cía., 1889.
52

Salazar, Gabriel: Mercaderes, empresarios y capitalistas (Chile, Siglo XIX).
Santiago, Editorial Sudamericana, 2007.

Zeitlin, Maurice: The Civil Wars in Chile (Or the Burgeois Revolutions that Never
Were). Princeton, Princeton University Press, 1984.
2.3 Diccionarios biográficos

Figueroa, Pedro Pablo: Diccionario biográfico de Chile. Santiago, Imprenta y
Encuadernación Barcelona, 1897.
53
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Nº 03, año 2012, pp. 54-70 , Copiapó-Atacama
COPIAPO, EN EL PERIFERICO Y COLONIAL
REYNO DE CHILE, SU FUNDACION EN EL SIGLO XVIII
Guillermo Cortés Lutz120
Introducción a la Colonia:
La Colonia es uno de los periodos de más larga duración y más extensos en la
historia chilena, y en la historia de Latinoamérica, etapa que en el caso de Chile, la
ubicamos entre los siglos XVII y XVIII, no así en el resto de América, que comienza desde
la instauración de los dos virreinatos; Nueva España en México 1535 ( siendo Antonio de
Mendoza el primer Virrey, bajo el reinado de Felipe II) y la creación del Virreinato del
Perú el año en 1544121. Los hechos anteriores, a la oficialización de los virreinatos, como
fueron los procesos de descubrimiento y conquista, especialmente de México y del
Inkanato, abarcan más o menos unos 21 años, antes del comienzo de la colonización, por
ello es que no es completamente exacto situar La Colonia desde la llegada misma de los
conquistadores – invasores, como lo hace John Linch. Al respecto, Fernando Márquez
Miranda, propuso que el periodo colonial habría comenzado precisamente con la
organización de los nuevos dominios, expresados en virreinatos y gobernaciones. De esta
manera la Colonia, como dominio; político, económico y cultural, se extendió a todos los
territorios que tenían bajo su autoridad la corona y que eran administrados por los
funcionarios españoles y peninsulares.
En el caso de chileno, La colonia, tuvo un inicio tardío, producto de ser uno de los
últimos territorios a los cuales llego la invasión, la pobreza material y cultural del
territorio y principalmente debido a la guerra de resistencia de los pueblos originarios,
desde los Diaguitas en la actual región de Atacama, especialmente mención se hace de la
resistencia de los capitanes Catemu y Ulpar, ,que lideraban las huestes de los caciques :
Galenica y Aldequin del Valle de Copiapó ( Cf. Los Diaguitas, Historia de los pueblos
transversales, Tesis Doctoral de: Guillermo Cortés Lutz, Salamanca – España, 1998, pág.
229). Y sin lugar a dudas que van a ser los mapuches, quienes más resistan la invasión y
120
Profesor de Historia y Geografia, Magíster en Antropología Latinoamericana, Doctor en Historia y
Director del Museo Regional de Atacama. [email protected].
121
. John Lynch, en una de las obras más importantes sobre América, “América Latina, entre Colonia y
nación”, Editorial Crítica, pone como inicio de la colonia la fecha de llegada de Cristóbal Colón 1492. Pero,
lo cierto es que la colonia, tiene que ver con la instalación política, el sometimiento cultural y la integración
de América a los circuitos económicos mundiales. Con relación al Virreinato del Perú, este fue creado en
1544, siendo Blasco Núñez de vela, su primer Virrey. Al respecto revisar el antiguo, pero muy interesante
relato al respecto del Intelectual peruano; Luis Alberto Sánchez, en su Historia de América, pág. 215 y 216
54
por un extenso espacio de tiempo. Uno de los hechos más relevante al respectfue lo
ocurrido el año 1598, el cacique Pelenatru, como había ocurrido en ocasiones anteriores
(en la guerra de resistencia del pueblo mapuche), ataco, venció y dio muerte, ahora al
gobernador Martín García Oñez de Loyola, y se mantuvo hostigando a los hispanos hasta
1600. Generando una separación territorial. - El año 1601, por iniciativa real, llega a
Chile, como Gobernador y Capitán General, Alonso de Ribera, quien establece como
frontera sur del imperio el río Bío Bío, dejando las poblaciones del norte, al margen de la
guerra, en ese momento comenzaba la Colonia en Chile. Julio Retamal Avila, en su obra:
Los siglos coloniales,
ha expuesto lo siguiente; “Con esta medida
salvaba
momentáneamente la Colonia, pues ponía paz en los establecimientos blancos que
estaban ubicados al norte de esta línea”. Ahora los españoles, se encontraban con un
territorio deprimido económicamente, con escasa población, lejos de los grandes centros de
poder, con una fronteras naturales muy duras para la época, el desierto de Atacama, la
Cordillera de los Andes, y el territorio mapuche, esto hacía de Chile, un Reyno
absolutamente periférico y marginal en el entramado del imperio español en América.
Nos encontramos aquí con un periodo de larga duración, y como tal da origen a un
proceso variopinto que definen muchos de los rasgos que nos unen y nos distinguen con
los países de Centro y Sudamérica; sus giros idiomáticos, sus clases sociales, el
provincianismo, beatería y doble moral de sus oligarquías dominantes, sus desigualdades,
la timidez e ignorancia del bajo pueblo, proceso que con variaciones, ha configurado
parte de lo que somos, desde 1503122 y hasta el presente.
La Colonia, o la sujeción forzosa, al imperio español, se organizan con el rey como
ente supranacional y de origen divino, a la cabeza de este vasto territorio de algo más
10.000.000 de kilómetros cuadrados. Y con El Consejo de Indias, como organismo de
administración política, judicial y legislativo, para este inmenso territorio. Con la Casa de
Contratación, como entidad económica y de expoliación al territorio indiano. En América
se establecieron dos grandes Virreinatos, Nueva España, México (1535) y el virreinato
del Perú (1544), las gobernaciones y/o capitanías generales, los corregimientos y los
cabildos. Para la administración de justicia en América se crean las reales audiencias;
virreinales, y pretoriales, cuando estas no estaban en los virreinatos. Junto a ello se
establece la iglesia, con sus distintas órdenes, institución de control y dominio cultural de
los pueblos originarios. La educación, elemento de dominación colonial se establece
mediante la instauración de un sistema casi de castas, organizándose una educación
primaria, secundaria e incluso universitaria, destacar aquí la fundación de las universidades
que nace en los dos virreinatos (1551). De esta forma comienza la transformación, el
sometimiento cultural y social, la expoliación de los distintos pueblos que habitaban
América Prehispánica. Comienza, lo que se ha denominado, la Colonia.
122
Ponemos como fecha de inicio el año 1503, que es cuando entra en funcionamiento La Casa de
Contratación y comienza el dominio económico de América, dominio y sometimiento, que aún nos aplasta.
55
Chile o la periferia Colonial:
Porque hablamos de una periferia cuando nos referimos al Reyno123 Chile?
Intentaremos despejar el concepto de Reyno; se denominó así por que jurídicamente este
fue el estatus que la corona y el derecho indiano le dio a Chile, y Periferia, indudablemente
porque Chile era y es el territorio más meridional del mundo, por esos tiempo lo era del
Imperio español, y por lo tanto se establecía como la más lejana posesión en América, lo
que hacía sumamente difícil llegar hasta él, a esto hay que sumarle la falta de riquezas,
especialmente no se encuentra por aquel entonces, ni oro y plata, la escasa población, se
estima que Chile, a fines del siglo XVIII la población era de 550.000 habitantes, el menor
estado de avance cultural de los pueblos de Chile, las duras condiciones climáticas, climas
en extremos desérticos en el norte, lluvioso y fríos en el sur, sumando a sus barreras
naturales como el Desierto de Atacama, la cordillera de los Andes, la tenaz resistencia
indígena124, que comienza desde la llegada misma de los invasores en 1536, y que como
planteo, el columnistas y periodista, Pedro Cayuqueo; Segaba la vida de muchos
españoles, desde el momento mismo de la conquista, ejemplos de ellos son : Juan Bohon,
Pedro de Valdivia, Martín García Oñez de Loyola, entre tantos miles que murieron en
Chile. La Historiadora Magdalena Chocano, ha planteado lo siguiente: “Chile era un
lugar de castigo, donde se enviaban a los criminales, asesinos, esclavos, delincuentes”.
Todo esto hacía de este país, un entorno poco amigable, de muy baja aportación
económica, territorial y cultural, para España. y de alto costo por la permanente guerra
de Resistencia Mapuche (guerra de Arauco), a ello hay que sumarle la cantidad de
muertes españolas y criollas que generaba este territorio producto de la guerra, que ya
hemos descrito. Por todo ello, en el Chile colonial, se desarrolló una sociedad marginal,
y provinciana, que no era parte de las grandes decisiones, ni acciones del Imperio, tampoco,
producto de su baja producción, participó de los circuitos económicos entre la metrópoli y
América.
En cuanto a su cultura, hacer notar que a diferencia de los virreinatos no contó con
universidades, el sistema judicial, ejercido por intermedio de la Real Audiencia (principal
123
Hablamos y adoptamos el concepto de “ Reino y /o Reyno”, porque además de ser el estatus jurídico del
territorio, lo tomamos de la obra de Jerónimo de Bibar, quien denomina al territorio: Reino de Chile,
también lo hace Pedro Mariño de Lobera, y luego la obra del jesuita Alonso de Ovalle, Histórica relación
del Reyno de Chile, publicada en Roma en 1646, ratifica el concepto de Reyno para Chile Colonial, que no
deja ser una rareza.
124
La primera gran resistecia es la lucha en Reinohuelen, en 1536 , con la invasión de Diego de Almagro,
posteriormente ya con el arribo de Pedro de Valdivia, el 11 de septiembre de 1541 los Mapuches destruyen
Santiago, en 1548, Los Diaguitas y pueblos de Atacama y Coquimbo destruyen el fuerte de Copiapó y matan
la Capitán Juan Bohon, y posteriormente destruyen el fuerte de La Serena, con lo que queda superada la
idea de los historiadores mapochinos, que daban a los diaguitas y pueblos de Atacama y Coquimbo, la
condición de mansedumbre ante la invasión. Así hasta llegar a la victoria de Túcapel en 1553, cuando los
mapuches derrotan Pedro de Valdivia y le dan muerte. Y de esta forma se puede ir trazando una historia de
resistencia, luchas y muerte producto de la conquista española en Chile.
56
tribunal de justicia) se instaló recién en 1609125 . Con relación a la instalación de este
tribunal judiciario, que fue la Real Audiencia, el historiador Benjamín Vicuña Mackenna,
nos deja su impresión sobre la Institución y sobre el estado de marginalidad del Reyno de
Chile: “Cual iba a ser la misión de la Real Audiencia, el prestigio y la acción salvadora de
aquel cuerpo fastuoso y arrogante que llegaba a una infeliz colonia moribunda y muerta de
hambre y de tristeza126”. Por ultimo hacer notar, casi anecdóticamente, que para que una
noticia llegará a Chile, solían pasar de tres a 6 meses, cuando no más. También cabe
mencionar que los siglos XVII y XVIII, presentarán en Chile, como en el resto de
América Colonial, profundas diferencias, se pasa de un siglo de decadencia, a uno de
mayor dinamismo, incluso notorio en tierras chilenas, donde uno de sus aspectos más
dinámico fue la fundación de ciudades.
Una breve Mirada a Los siglos Coloniales en Chile
(Siglos XVII y XVIII)
Como ya dijimos anteriormente se denominó así a uno de los periodos más largos
de la historia de Chile, reiterando que también el concepto es extensible a la Historia
General de América. La colonia podemos dividirla claramente en dos siglos:
A). Siglo XVII, entre 1600 y 1699 con la muerte del último rey de la Casa de Habsburgo o
Austria, Carlos II, denominado el hechizado. Esta etapa ve la decadencia del imperio
forjado por los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II. Durante el Siglo XVII, la mayoría del
continente americano esta subyugado y bajo la administración del Real Consejo de Indias y
del Derecho Indiano, como de la Casa de Contratación, para los asuntos económicos.
B). El Siglo XVIII, ve la llegada de los reyes Borbones de origen Francés, siendo el
Primero de ellos Felipe V, llegando España durante el reinado de Carlos III (1759 – 1788),
a alcanzar un sitial casi tan importante como en el siglo XVI. Durante esta etapa hay un
importante cambio administrativo, los problemas de América, los ve ahora la Secretaria de
Marina e Indias. Durante este periodo se producen a nivel mundial la revolución de las
ideas, lo que se llamó el siglo de las luces. Y de las revoluciones libertarias; la Revolución
de Independencia de Estados Unidos (4 julio de 1776), por aquel entonces colonia de
Inglaterra, y la Revolución Francesa (14 de julio de 1789). Estos tremendos hitos
históricos, permiten tímidamente la llegada a América de ideas de libertad e igualdad.
Podemos decir que es en la Colonia, cuando Chile, define su ser nacional, se
internaliza lo chileno, sus modos de hablar, muchas de su tradiciones y formas de ver la
vida, incluso su gentilicio, proviene de la Colonia, siglo XVII, y se debe precisamente a la
denominación que dieron a los pueblos originarios, los corsarios holandeses, cuando
Mapuches y holandeses, intentaron concretar una alianza, los primeros para derrotar a los
125
El año 1565 se instaló la Real Audiencia en la ciudad de Concepción, pero dejó de funcionar en 1575,
debido a la guerra de resistencia mapuche.
126
www.historiasdechile.cl/archivos/historia-de-santiago-vicuna-mackenna
57
invasores, y los corsarios el para tener un lugar donde realizar sus actividades mercantiles,
fuera del férreo control español.
No, obstante este breve resumen ha dejado afuera algunos aspectos importantes
como la cultura, la educación, el arte, la literatura, las relaciones con otros países, la llegada
de piratas, corsarios y otros viajeros. Y hemos destacado, la economía, la guerra de
resistencia, la sociedad y la consolidación del derecho indiano, 1681 127. Para finalmente
adentrarnos en las políticas fundacionales del siglo XVIII, y especialmente, de la
fundación de la Ciudad de Copiapó, el 8 de diciembre de 1744.
Economía: En cuanto a la economía imperial, durante el siglo XVII está la
manejaba La Casa de Contratación ubicada en Sevilla y luego en Cádiz. El sistema
económico era el del monopolio, que tenía su expresión en el sistema de Flotas y Galeones,
que venían dos veces al año y traían todos los productos que los americanos necesitaban, y
compraban los productos que desde aquí se producían, claro que el precio de compra y
ventas lo ponía España. Durante el Siglo XVIII este monopolio viene a romperse, primero
con la introducción de productos de contrabando ingleses y franceses, luego con el sistema
de Navíos de registro del Cabo de Hornos, en 1740. Luego vendría el decreto de libertad de
comercio dictado por Carlos III en 1778. En Chile fue la Hacienda la principal Unidad
Económica, durante el siglo XVII, fue el periodo ganadero, usándose la carne y
especialmente el sebo y el cuero. Durante el siglo XVIII, fue el periodo de la agricultura,
exportándose el trigo en especial al virreinato del Perú. Además se comienza a desarrollar
ya fuertemente la minería.
La Guerra de Resistencia del Pueblo Mapuche (Antiguamente denomina Guerra de
Arauco): Esta mantuvo toda su dureza durante todo el siglo XVI y parte del XVII, Desde
1601 se había instalado por parte de Alonso de Ribera el Río Bío Bío, como frontera
permanente, se había formado un ejército regular y para ello se había conseguido el
financiamiento real, mediante un impuesto llamado Real Situado, que era enviado desde el
Perú. Luego hubo distintos sistemas de Guerras, la defensiva, propuesta por el jesuita Luis
de Valdivia, y la de esclavitud, que consistía en hacer esclavos a los indios mayores de 9
años y a las indias mayores de 8 años, este fue el sistema favorito de los españoles, ya que
así lucraban con la guerra. También se ensayaron los Parlamentos, que eran grandes
conversaciones intercambio de presentes y se firmaba la paz, este no tuvo mucha validez,
por la fragilidad política de los mapuches. Pero, lo cierto es que desde mediados del siglo
XVII se estableció una relación de frontera, primero de tipo económico y luego social,
amical e incluso familiar, que modero mucho la guerra.
Sociedad: Por Sociedad podemos entender el conjunto de personas que forman el tejido
social, y como estos se organizan para poder desarrollar su vida. En ocasiones la sociedades
pueden ser de clase, casta, educación u otro factor. El siglo XVII vio constituir una
sociedad Pigmentocrática, es decir basada en el color de la piel. En el vértice de esta
pirámide social, se encontraba el grupo blanco, compuesto por peninsulares y criollo, luego
127
Las leyes de india, estaban compuesta por 400.000 reales cédulas, que finalmente se consolidaron en 6400
leyes. Ver: John Lynch, América Latina, entre Colonia y Nación, Pág. 75.
58
el grupo moreno donde destaca los mestizos, que ya son un grupo demográfico de gran
importancia, también aquí se cuentan los pueblos originarios, como también los mulatos y
los zambos, por último también estaban los negros, que en Chile fueron bastante
minoritarios, por lo caro de su internación al país. Podríamos decir que el siglo XVIII
mantiene una estructura similar. Aquí aparece un grupo que a la postre se convertirá en
fundamental para el proceso de independencia, la unión de los vascos con los criollo
chilenos, Francisco Antonio Encina, acuño el concepto de Aristocracia Castellano Vasca,
para denominar a este grupo. Lo cierto es que este grupo formo la oligarquía criolla y
fueron ello el grupo más dinámico en los procesos de independencia.
La consolidación del Derecho Indiano: La colonia al representar el momento
histórico de mayor duración, es la etapa de la historia americana donde se acrisolan la
mayoría de las costumbres y tradiciones de nuestra cultura. En este contexto el Derecho
indiano, concebido como el conjunto de leyes y normas jurídicas que rigen y regulan la
vida de las colonias, adquiere su mayor expansión y se enraizaran en nuestra tradición
jurídica, y por extensión en lo político, hecho que se ve reflejado posteriormente en todo el
aparataje constitucional, político y legal de Chile, donde el sistema político , aun hoy,
presenta rasgos claramente colonial, siendo la institución de los intendentes uno de sus
ejemplos más demostrativos, ellos, representan al presidente - rey en la provincia, esta
influencia jurídica con raíces en el derecho indiano, mantiene aún cierto influjo en gran
parte de los países de habla hispana. Lo que por cierto es un anacronismo histórico, y
retardatario del avance y la democracia real.
La Fundación de Ciudades,
El nacimiento oficial de la Villa de San Francisco de Copiapó de La Selva.
Al comenzar el siglo XVIII, España vive una crisis por la sucesión al trono español,
la disputa se centra entre Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Austria. Si bien el
testamento del Rey Carlos II, había favorecido a Felipe de Anjou. Las potencia europeas,
no lo ven tan claro, ni tan pertinente a sus intereses y al equilibrio entre potencias,
especialmente Inglaterra que recelaba del poder que podía acaparar la casa de los Borbones,
ya que, pensaban podrían unir a Francia y España. Así se llega a la denomina guerra de
sucesión, donde el resultado, después de una larga lucha es que se mantiene a Felipe de
Anjou en el trono. Francia y España, se comprometen a no unir sus reinos. Todo queda
sellado en los conocidos tratados de Utrech (1713) y Rastad (1714).
Felipe, asume como V de España, un Borbón de origen francés, nieto de Luis XIV,
y con ciertos rasgos de ilustración, se hace cargo de España y del extenso continente
americano. Corrían los días de 1714. El siglo XVIII, como ha planteado Lynch, “España
abandona el consenso y comienza a reafirmas su autoridad.
59
La reforma dependía del ímpetu dado por el rey, las ideas e iniciativas de los ministros y los
fondos para implementar su política128 ”.
En el apartado Reyno de Chile, el siglo XVIII, había comenzado con la idea de urbanizar la
población que vivía principalmente en el campo, hay que recordar que la hacienda, era el
principal núcleo social y económico, en el primer siglo colonial. Lo que se buscaba, ahora,
era organizar la vida en poblaciones urbanas.
“Con el siglo XVIII, en cambio se va produciendo un tránsito de la vida rural a la vida
urbana. Este proceso favorecido por la paz general, encontró su punto de partida en un
estímulo exterior. La orden real de 1703 que dispuso que los españoles de Chile, que
habitaban en ranchos, haciendas y chacras, se agruparan en ciudades con autoridades
administrativas y eclesiásticas129”. Posteriormente se estableció la Junta de poblaciones,
para apoyar el proceso urbanizador, y el año 1744, el Rey Felipe V, dio importantes
prerrogativas a los españoles que se decidieran a residir en las nuevas ciudades, siendo una
de las más importantes el título de corregidor, como también algunas excepciones
impositivas. De esta forma el apartado Reyno de Chile, estaba dispuesto para ver nacer
nuevas villas, que a la postre se convertirían en importantes ciudades. Una rol
fundamental, en estas fundaciones tendrá el Gobernador Joseph Antonio Manso de
Velasco, y para el caso de Copiapó, el Superintendente y Corregidor de Justicia Mayor
Francisco Cortes y Cartabio130.
Sus Orígenes: Copiapó, Copayapu, era un asentamiento humano, que se había
establecido y desarrollado, pasando por sus etapas; Molles, Animas, Copiapó y Diaguita,
y por ende podemos sostener que gozaba de ya de importancia, cultural, económica y
demográfica, mucho antes de la llegada de los españoles. Hecho que durante el siglo XVI,
va a ser ratificado por los cronistas.
“Los cronistas del siglo XVI, Pedro Mariño de
Lobera, Gerónimo de Bibar y el mismo Pedro de Valdivia, nos entregaron cifras relativas a
la población de la zona todas ellas se manejan entre los guarismo de 3000 a 5000 personas ,
de allí que podamos hablar de una importante aglomeración de población, que en aquel
momento en Copiapó debe haber representado aproximadamente unas 5000 a 6000
personas, estamos hablando de uno o dos poblados (Copa yapú) con casi el 0,8 % de la
población total de Chile, presentando así una de las poblaciones relativamente densas de la
diluida población chilena131”.
128
Lynch, John: América Latina, entre Colonia y Nación, Editorial Crítica, Pág. 87
129
Eyzaguirre, Jaime: Historia de Chile, Editorial Zig zag, Santiago, Pág. 240 y ss.
130
Usamos la expresión Joseph, en vez de José, y Cortes y Cartabio, por ser como aparecen escritos en el
acta original de fundación de la ciudad, Fondos Varios V. 690, foja 63. Del archivo nacional de Chile –
Dibam.
131
Cortés, Guillermo: El Fuerte Copiapó 1548, los orígenes urbanos de Copiapó, desde el siglo XVI hasta el
presente. En: Boletín del Museo Regional de Atacama, año 2 Nº 2 . Dibam, Copiapó.
60
El concepto Copayapu, ha provocado interesante debates a cerca de su significado y origen.
Digamos que Copayapu y su traducción tradicional por Copa de Oro, pareciera no ser
correcta. En la Revista Norte, el año 2000, en un estudio sobre la obra de Salvador
Reyes132, se define la traducción de Copa yapú, por tierra o vega verde, superando la idea
de Carlos María Sayago, con relación a que significaría ; sementera de turquesas o Copa
de oro. Nosotros, Junto al Profesor Rodrigo Zalaquett, ya el 2001, utilizamos el concepto
Tierra Verde y/o fértil, en los documentales: Tres Capsula del Tiempo, y lo ratificamos en
un artículo el 2006. No obstante lo anterior, decir que los cronistas del siglo XVI, hablaron
de Copayaper, Pocapocayo, o Copa yapú, y su raíz pareciera ser aymara. Al respecto, el
arqueólogo Carlos González, investigador asociado al Museo Regional de Atacama, que
compartía nuestra preocupación por este tema, finalmente encontró y propuso que la
palabra original más pertinente era “Copiyapo”, derivado de Qhupi – Yapu. Basándose en
un artículo del antropo-lingüista, Manuel Mamani. Este artículo, venía a ratificar, nuestra
idea de que Copa yapú es tierra verde. El artículo de Mamani, relata la entrevista que hace
canal 13 de la Universidad Católica de Televisión, a un poblador del lago Chungará, donde
habla de Copiyapo y de las conclusiones del Manuel Mamani. “Lo interesante de este
dialogo, es que el poblador aymara no dijo Copiapó, sino Copiapo o Copiyapu. Lo
paradojal es que la palabra pronunciada por el hombre andino era correcta en la fonación
aymara, sobre el nombre de la capital de la tercera región Atacama que fue castellanizado,
el que se desglosa en: qhupi = blando o blanda y yapu= chacra( tierra cultivable), entonces
qhupiyapu es una palabra compuesta que significa; chacra blanda o tierra fértil. En
consecuencia para un aymara hablante sería incorrecto pronunciar Copiapó133”.
Por tanto, concluimos que el Nombre Copiapó, se asocia a las lenguas pan andinas,
principalmente el Aymara, y que no significaría: Copa de Oro, ni Sementera de Turquesas,
sino que su significado está asociado a: Tierra Verde o Tierra Fértil. Lo que da centralidad
al discurso que hemos sostenido, que este Valle, fue el primer corte transversal al desierto,
y que después de pasar el tercumen y/o atacamac134, el gran confín, venia la tierra fértil y
verde, que era Copiapó.
El siglo XVI: La zona del valle de Copiapó, era un asentamiento humano que hundía sus
raíces en épocas prehispánica muy anteriores, casi desde el año cero de nuestra era. A la
llegada de los invasores - conquistadores. Entre 1536 y 1540, se produce el primer
contacto chileno - español, en el valle de Copiapó con la llegada del adelantado Diego de
Almagro en 1536, y luego con la toma de posesión de Chile, el 26 de octubre de 1540, por
parte de Pedro de Valdivia, relatada por Jerónimo de Bibar en su; “Crónica y relación
132
escritor, nacido en Copiapó y posteriormente premio nacional de literatura
133
Manuel Mamani, Antecedentes míticos y ecológicos del significado del vocablo Chungará. En: Revista
Chungara, Volumen 26 nº 1, 1995, Pág. 119 y 129.
134
Cf. Cortés H. Cerda, P. y Cortés. G. Pueblos originarios del norte florido de Chile, Ediciones del Norte
Fondart, 2004, La Serena. Glosario de términos.
61
copiosa y verdadera de los reinos de Chile” se daba inicio a la larga lucha por la conquista
del nuevo territorio. Se iniciaba así, en este Valle la historia de Chile135.
Copiapó y sus habitantes realizan su propia resistencia a la invasión y a la dominación,
lejana esta la descabellada idea de los historiadores mapochinos, que nos mostraron en sus
historias oficiales, un pueblo manso y sometido a los españoles. Los propios cronistas
Jerónimo de Vivar y Alonso de Góngora y Marmolejo, nos relatan cómo resisten y como
Juan Bohon; “capitán imprudente en la seguridad y mal platico de la Guerra136”.
Es derrotado y muerto por los rebeldes copiapinos en noviembre de 1548. Posteriormente
será Francisco de Aguirre, quien se establezca en la zona de la actual Alameda Manuel
Antonio Matta, en el llamado fuerte de Montalbán. Copiapó, era por lo tanto un referente
obligado en cuanto a población y hechos durante el siglo XVI. También Broll y Pinto, en
su obra: “Copiapó”, nos dan información sobre el siglo XVI; “ El nombre de Copayapu,
aparece por primera vez en las fuentes históricas en la probanza del Capitán Juan Gómez
de Almagro , fechada el 11 de diciembre de 1561137”. Evidentemente estaban equivocados
al sostener que era la primera mención histórica, ya que como hemos demostrado la
primera mención es la de Jerónimo de Bibar, no obstante, el dato viene a ratificar,
nuevamente la presencia del asentamiento humano, 183 años antes de la fundación oficial
de Copiapó.
La Fundación de la Ciudad y los antecedentes coloniales
(Siglos XVI al XVII):
La fundación de Copiapó, tienes sin duda, formas distintas de abordarse y nuevas
miradas, que esclarecen su origen y su denominación, lo cierto es que el siglo XVIII y la
fundación o re fundación de la ciudad, representa a nuestro entender la expresión y
ratificación legal de una realidad que ya existía con anterioridad. En nuestro artículo,
denominado, El Fuerte Copiapó 1548, los orígenes urbanos de Copiapó138, hacíamos un
extenso relato de la ciudad y sus orígenes en el siglo XVI, ahora, nos parece que ha llegado
el momento de analizar la fundación de 1744. Despejado el siempre conflictivo tópico de la
significación de Copayapu – Copiapó, donde establecimos su significación como tierra
135
Cf. Cortés Guillermo: Los Diaguitas Historia de los pueblos de los Valles Transversales, Tesis Doctoral,
Universidad de Salamanca (España) 1998. Se postula que la toma de posesión en Chile, da origen a la
construcción de lo que será el reino de Chile, la gobernación y posteriormente el país, en un territorio
Diaguita, y en la actual región de Atacama.
136
Alonso de Góngora y Marmolejo: Historia de Chile, desde su descubrimiento hasta el año 1575, editorial
BAE, España, Pág. 88 y 89.
137
Broll, J. y Pinto, J. “Copiapó en el siglo XVIII”, Ediciones Del Instituto de Humanidades de la
Universidad de Valparaíso, 1988. Pág. 54
138
Guillermo Cortés, El Fuerte Copiapó 1548; los orígenes urbanos de Copiapó, desde el siglo XVI hasta el
presente. En: Boletín del Museo Regional de Atacama, nº 2, Copiapó, 2011.
62
verde y fértil. Nos parece, que debemos examinar el acta de fundación, sus planos
originales y sobre esa base, dar una nueva interpretación al 8 de diciembre de 1744.
La primera iniciativa legal, en orden de formalizar y ordenar, mediante la
agrupación de personas que dieran vida a la ciudades, la encontramos, como lo
mencionamos anteriormente, en el año 1703, bajo la administración del Gobernador
Francisco Ibáñez de Segovia y Peralta, este por orden real, dispone y estimula a los
españoles dueños de tierras, a concentrarse en Villas, por lo cual además recibirán
importante benéficos económicos y de retribución en tierras y solares. “El punto de
partida de esta política fue la real cédula de 1703, en el cual Felipe V, con medidas severas
ordenaba la congregación en sociedad de los españoles diseminados en los campos para dar
con ello ejemplo a los indios. Se trataba de llevar a cabo un plan de fundaciones destinado a
concentrar en villas a los españoles dispersos en ranchos, haciendas y chacras139”.
Al respecto podemos recordar que la Hacienda, era una unidad socioeconómica y
demográfica central en el Chile colonial, en base a ella giraba parte de la vida del Reyno de
Chile, al llevar a los hacendados a fijar residencia en villas y/o ciudades se modernizaba el
rostro del país, a la vez que se ejercía un mayor control sobre la población. Se daba inicio a
una nueva forma de accionar para la urbanización en Chile. La política de fundaciones
vería sus primeros resultados el año 1717, con la fundación de Quillota, y tomaría un
curso más rápido con la llegada del Gobernador Joseph Manso de Velasco. A partir de ese
momento se aplica, lo que Jaime Eyzaguirre, ha llamado: Las Nuevas Poblaciones. “Es
José Manso de Velasco quien da el mayor impulso a la política fundacional. Se debe a su
laborioso empeño el nacimiento de las siguientes poblaciones: San Felipe el Real, junto a
río Aconcagua (1740); Santa María de los Ángeles, entre los ríos Laja y el río Bío Bío
(1742); Nuestra Señora de las Mercedes de Tutubén en la confluencia entre este riachuelo
y el río Cauquenes ( 1742); San Agustín de Talca ( 1742), en tierras cedidas por los
religiosos agustinos, próximas a la primitiva y fracasada fundación hecha a fines del siglo
anterior por Martín de Poveda; San Fernando de Tinguiririca ( 1742), junto a este río; San
José de Logroño ( 1743), en el valle de Melipilla, Santa Cruz de Triana o Rancagua (1743);
y San Francisco de La Selva ( 1744) en el Valle de Copiapó”140. No cabe ninguna duda
sobre la extensa obra fundacional desplegada por este gobernador, que a la postre fue
premiado con un título nobiliario; Conde de Superunda y nombrado Virrey del Perú.
Nos parece muy necesario mencionar, en clave de la historia regional de Atacama, que en
la segunda mitad del siglo XVIII, se fundará en Atacama, la ciudad de Vallenar (1789),
139
Cf. Broll, Julio y Pinto, Jorge: Copiapó en el siglo XVIII, Ediciones, Editado Instituto de estudios
humanísticos de la Universidad de Valparaíso, 1988, Pág. 51. / Guarda, Gabriel, La ciudad Chilena del
siglo XVIII, Centro editorial de América Latina, Buenos Aires, 1968.
140
Eyzaguirre, Jaime: Historia de Chile, Editorial Zig – Zag, Santiago, Pág. 241
63
antiguo asentamiento
O’Higgins.
humano de Paitanas141, siendo gobernador de Chile, Ambrosio
Copiapó, con anterioridad a ser Villa, no es que no existiera, ya era un Corregimiento, es
decir una unidad territorial, cuyas coordenadas geográficas serian Paposo por el norte y
hasta el paralelo 29º de latitud sur. Además el corregimiento de Copiapó, en cuanto a
unidad territorial estaba dividido en el siglo XVIII, en dos partidos y dos curatos. La mayor
parte de la población se agrupaba en el valle del río Copiapó, y en menor media en el valle
del Huasco. En el siguiente cuadro, podemos ver la distribución espacial por partidos y
curatos en el siglo XVIII.
Año
Población Copiapó
Población
Huasco
1700
971 habitantes
881 habitantes
1744
1745 habitantes
1118 habitantes
1759
2960 habitantes
1281 habitantes
1778
3595 habitantes
1825 habitantes
1813
8715 habitantes
5524 habitantes
142
Por corregimientos del norte de Chile, considerando a Copiapó143, como el límite
septentrional de la gobernación la evolución de la población ente 1700 y los años 1744 fue
la siguiente.
Año
Copiapó ( abarca el
Valle de Huasco)
Coquimbo
Quillota
1700
1852
6405
4523
1744 (fecha de
fundación de
Copiapó)
2863
6964
6990
141
Paitanas, era el nombre ancestral que recibía el territorio donde se fundó la Villa de Vallenar. Nuestra
opinión es que la situación de Vallenar, es muy similar a la de Copiapó, fue un poblado prehispánico, que
logra el estatuto de Villa en la segunda mitad del Siglo XVII, pero sus orígenes también los podemos
encontrar con anterioridad a la Conquista de Chile.
142
Broll y Pinto, Copiapó, Siglo XVIII, editorial Universidad de Valparaíso, Pág. 12
143
El corregimiento de Copiapó, abarcaba el valle de Huasco.
64
En solo 14 años desde la fundación oficial de la Villa de Copiapó de la Selva de
San Francisco, la población aumento en 1215 habitantes, es decir un explosivo 69, 6 %, y
para fines del siglo XVIII, el aumento era de más de un 100%. Lo mismo podemos decir
cuando hablamos del Corregimiento. Decir al respecto que la designación oficial como
ciudad, efectivamente fue exitosa en cuanto a los objetivos de la política de fundaciones
imperiales en Chile. Ahora, bien ¿Que otro factor permitió y avaló este crecimiento? La
mayoría de los autores hablan de Atacama y Copiapó, como zona de fronteras, lo que no es
un gran hallazgo, porque como todos sabemos, y ahora ratificamos; Atacama; fue la
frontera norte del Reyno de Chile, y Copiapó, fue específicamente era esa frontera, ya
posteriormente en la República, Atacama siguió siendo la frontera norte de Chile, ahora
sería Chañaral la zona más septentrional, esta situación se mantendría hasta la guerra del
Pacífico (1879 – 1883 – 1884), cuando Chile anexe los territorios de Antofagasta, en
poder de Bolivia, y la provincia de Tarapacá, bajo dominio Peruano. Pero, el ser zona de
fronteras, con una población, aparentemente, siempre cambiante, no es al parecer la
respuesta del notable crecimiento del Corregimiento y del partido de Copiapó. Sino que la
respuesta está más bien en su desarrollo económico. La economía como fuerza impulsora
de la historia, no es un factor nuevo, sino que es una constante, y en la historia del
desarrollo urbano de Copiapó, es un factor principal. El ascendente momento económico
del Valle del Río Copiapó, reflejado en una incipiente minería, se han pesquisado para el
siglo XVIII, a lo menos 32 yacimientos144, y un estable desarrollo de la agricultura,
reflejado en producción de uvas y de vino, de maíz, y trigo, habían venido consolidando
el asentamiento de españoles e indígenas del Valle, es decir había una demografía que para
la época marcaban índices importantes , van a condicionar el nacimiento oficial de la
Villa, el 8 de diciembre de 1744.
El Acta de Fundación, la fundación oficial de la Villa de Copiapó:
El mandato para la fundación de la Villa de San Francisco de Copiapó de la Selva,
dado por Joseph Manso de Velasco, lo va a recibir Francisco Cortes, el 12 de agosto del
año 1744. Cortes y Cartabio, va a fundar, como se acostumbró durante la conquista ( siglo
XVI), sobre lo ya existente, eso explica porque la ciudad nace con casi 1000 habitantes.
A partir de ese momento se comenzaba a trazar lo que sería la fundación oficial de
Copiapó, hecho que finalmente se realiza el 8 de diciembre de 1744, y que queda
solemnemente refrendado por su acta fundacional.
El acta de fundación se redacta, en; Un sello cuarto, un cuartillo, (del) año de
mil setecientos treinta y nueve, a continuación y no, siendo esta una traducción literal
paleográfica, sino que más bien manteniendo el texto y sobre todo el espíritu, hemos tratado
de llevarla a un más lenguaje actual, hemos, no obstante manteniendo algunos giros y
formas de escritura original. El acta dice lo siguiente:
144
Pinto y Broll, dicen que la mayoría de estas minas eran de Oro. Cf. Ob. Cit. Pág. 10
65
“Don Francisco Cortes y Cartabio Corregidor y justicia Mayor, Teniente de Alcalde
mayor, además capitán y superintendente para la construcción de la villa que funda en
este valle de Copiapó.
Por cuanto el señor D. Joseph Manso de Velasco Cavallero de la orden de Santiago,
teniente general de sus reales ejércitos, governador y capitán general y presidente de su
real audiencia en este reyno de Chile en virtud de las reales ordenanzas que han sido
liberadas por real cedulas para que se funde en este reyno villa y poblaciones formales de
españoles donde congregados vivían instruidos en la ley de dios y documentos cristianos,
se expidió en consideración de los repetidos informes que dieron los señores obispos ,
quienes prácticamente reconocen en la visitas el miedo como vivían en estos vastos
territorios, con tan ninguna doctrina en los documentos , procediendo de esto muchos
excesos pecaminosos. Motivados de no estar congregados en lugar donde sean instruidos
cristianos y políticos en conformidad de que tenga cumplido a afecto las reales hordenes
para este fin por decreto del veinte y dos del mes de agosto del presente año y por decreto
del veinte y nueve del mes………. Se conforme con la instrucción de ampliar la comisión
para que pasare aeste valle de Copiapó y que reconoziere el terreno y las tierras
necesarias para fundación. Funde y herija eneste valle una Villa, y población de españoles
para que mediante ella vivan juntos y congregados todas las personas que espensas,
tienen sus habitaziones en los Vosques de estos territorios, y hallando concurren en este
valle las circunstancias que previenen su .......... , por las leyes del título siete libro
segundo de as indias, usando de la facultad que me es conferida para dicha fundación en
nombre de su majestad … y al son de instrumentos militares cite , y congregue en la
iglesia parroquial de esta poblazión, don Andreas basas cura de la vicaria, y los hermanos
reverendo padres de san francisco, madres de as mercedes que se hallan en otra poblazion,
y así mismos a los vezinos, y constituidos fundadores para esta Villa, quienes lo son el
general Dn. Phelipe de mercado, el general Dn. Juan Santos de Menezes, el mariscal de
campo Dn. Fernando de Aguirre, el capitán Albaro Vallejo, Dn. Lorenzo de …….., Dn.
Pedro de Zavala, Dn. Nicolás de Alzega , y otras muchas personas y principales
fundadores que todos por menor, hera su razón en la lista que expuse con este decreto, y
todos invocando a su Majestad y en su nombre se erigió esta fundación con el Titulo de
Villa de San Francisco de Copiapo de la Selva”145.
Continúa el texto indicando que todos deben ceñirse a las órdenes que tiene prevista el
rey; “ Y que todos debe guardar y cumplir sin omisión en la fabrica de las casa y demás
ornatos conducentes al mayor lustro de esta fundación, y todos conformes recibieron la
honra y merced , que la piadosa y magnifica majestad, el católico monarca, sea servido
conferir para otras fundaciones y cooperar a todo cuanto fuese de su real servicio, y al
aumento de otras fundaciones , y vivir congregados instruidos en el santo temor de Dios,
145
Acta de Fundación de la Villa de Copiapó, 1744, Archivo nacional, fondos varios Vol. 690, fojas 63 a 67.
66
esperando de la piedad de su Majestad Católica le conceda a otras villas los privilegios
que franquea su real magnificencia a las nueva fundaciones146”.
A partir de este párrafo se entra a la última cuartilla del acta de fundación de San Francisco
de Copiapó De la Selva. Indicando posteriormente la fecha y los firmantes del acta de
fundación de la Villa.
“En ocho días del mes de Diziembre de mil setecientos quaretnta y quatro, años del señor.
Ante Mi otros juez que doy fee
Phelipe Mercado
Fernando de Aguirre
Pedro Mandiola
Albaro Ballejo
Lorenzo de la Rauna
Por mí y ante mí
Francisco Cortes y Cartabio147
Es así como, oficialmente, la ciudad nace con el nombre de San Francisco de
Copiapó de la Selva. La larga ocupación humana del Valle, los distintos actores, hechos
y procesos ocurridos en este territorio se cristalizaba finalmente en el nacimiento de esta
Villa. Copiapó, la verdad sea dicha, si bien, ya existía antes de su fundación oficial, ahora
era una realidad urbana legal.
Por último decir que durante largo tiempo la historia de la ciudad, ha mantenido la
idea de que esta nació a la vida legal urbana del país, como San Francisco de la Selva de
Copiapó, siendo realmente San Francisco de Copiapó de la Selva, esto ocurrió, al parecer
por la transcripción del acta original que realizó Carlos María Sayago, para su historia de
Copiapó, quien desde su primera edición hasta la última re edición de 2006, había
mantenido esta nominación para Copiapó. La pequeña inexactitud de la trascripción habría
generado este yerro. Ahora queda la incorrección reparada.
Conclusiones:
Sobre Copiapó y su larga historia urbana, todavía podemos seguir investigando, al
presente hemos podido determinar que el actual Copiapó, fue una importante zona de
asentamiento humano prehispánico, donde hubo una evolución cultural y económica, como
sociopolítica, aquí se desarrollaron diferentes culturas y a la llegada de los conquistadores
– invasores, vivían en este hábitat los Diaguitas, quienes recibieron todo el impacto del
avance conquistador de una Europa en expansión. En este territorio se realizó la toma de
posesión de Chile, el 26 octubre de 1540, y con ello se dio inicio a la historia moderna
chilena.
146
Ibídem.
147
Ibídem.
67
El siglo XVII y primera mitad del XVIII, organizó administrativamente el Reyno
de Chile en corregimientos y Partidos148, que fueron sus divisiones políticas
administrativas, correspondiéndole a Atacama, dos partidos y dos curatos. Hacia el siglo
XVIII, en Copiapó el asentamiento humano, producto del trabajo de la tierra y del subsuelo
(minería), ya era de casi 900 personas, es por eso que al fundarse oficialmente la ciudad,
esta cuenta con habitantes.
ANEXO
Fig. 01. Plano de Copiapó
148
En la segunda mitad del siglo XVIII, 1786, se incorporarían las intendencias en Chile, como unidad
político administrativas.
68
Fig. 02. Mapa Plaza de Copiapó
Referencias bibliográficas y documentales:
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fundadores” En: Revista de Estudios Jurídicos XXV, Valparaíso, Chile, 2003.
Bibar, Jerónimo: “Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de chile” Editorial
Colloquium verlang, Berlín 1979.
Broll, Julio y Pinto, Jorge. “Copiapó en el siglo XVIII, Ediciones Del Instituto de
Humanidades de la Universidad de Valparaíso, 1988.
Caravaglia, Juan y Marchena Juan: América Latina de los orígenes hasta la Independencia,
Tomo I, Editorial Crítica, Barcelona.
Cortés H. Cerda, P. y Cortés. G. Pueblos originarios del norte florido de Chile, Ediciones
del Norte Fondart, 2004, La Serena. Glosario de términos.
Cortés Guillermo: Los Diaguitas, Historia de los pueblos de los valles transversales, Tesis
Doctoral, Universidad de Salamanca- España, 1998.
Cortés, Guillermo: El primer contacto indígena – español, siglo XVI en Atacama, en
Revista, Boletín del Museo Regional de Atacama, Nº 1, 2010.
69
Chocano, Magdalena: La América Colonial (1492 – 1763), Editorial Síntesis, Madrid.
Encina, Francisco; Historia de Chile, Editorial, Ercilla, Tomo 1.
Eyzaguirre, Jaime. Historia de Chile, Tomo I, editorial Zigzag, Santiago.
Lynch, John: América Latina entre Colonia y Nación, Editorial Crítica, Barcelona.
Guarda, Gabriel, La ciudad Chilena del siglo XVIII, Centro editorial de América Latina,
1968.
Mamani, Manuel. Antecedentes míticos y ecológicos del significado del vocablo Chungara.
En: Revista Chungara, Volumen 26, nº 1, 1995
Ramón De, Armando; Historia de Chile, Desde la invasión incaica hasta nuestros días
(1500 – 2000), Editorial Catalonia, Santiago, 2003
Retamal A,Julio; Los Siglos Coloniales, XVII Y XVIII, editorial Salesiana, 1980,
Cuadernos históricos
Sanz C. Porfirio: Las ciudades en la América Hispana, siglos XV al XVIII, Editorial Silex,
MADRID, 2004
Silva G. Osvaldo: Historia Contemporánea de Chile, Editorial CFE. México D.F.
Silva G. Osvaldo. Atlas de Historia de Chile, Editorial Universitaria, Santiago.
Villalobos, Sergio: La Vida Fronteriza en Chile, Colecciones Mapfre. Madrid.
Zaragoza, Gonzalo: América Latina, época colonial, Editorial Anaya.
Documentos:
Archivo Nacional, Fondos Varios. Vol. 690.
Mapoteca, Plano Nº 338 titulado Villa de Copiapó, año 1745.
Mapoteca, Plano Nº 340 titulado Plaza de Copiapó, año 1750.
70
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Nº 03, año 2012, pp. 71-84 , Copiapó-Atacama
HISTORIA REGIONAL, EDUCACION, IDENTIDAD,
SUBJETIVIDADES Y APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO
Jimena Ferreiro Hormazabal149
Historia y Educación
Desde hace mucho, en la Región de Atacama ha existido la preocupación por parte
de la comunidad, de investigadores y profesores, en torno a poner en un lugar
preponderante la Historia Regional. En un primer momento, destacados intelectuales,
volcaron su actividad a rescatar los antecedentes que les permitiesen construir la Historia
Atacameña. Posteriormente, la memoria Histórica estuvo resguardada por ciudadanos
estudiosos, que cuidaron el legado de los antepasados, los cuales habían recabado a modo
personal, antecedentes de la Historia atacameña dignos de ser historiados150. Sin embargo,
estos esfuerzos particulares no han tenido una correspondencia real con la Historia que han
aprendido los atacameños en sus escuelas, pues estos relatos de historias locales y
regionales han sido sistemáticamente opacados por la práctica de la enseñanza de la
Historia que realmente se practica en las aulas; ésta ha estado marcada por la línea oficial
consentida en las escuelas, dirigida desde el pensar de los intelectuales y autoridades del
núcleo del país, Santiago, sin tomar mucho en cuenta las pluralidades y subjetividades de
las historias regionales151.
No obstante esta tendencia educacional, los relatos familiares, los cuentos locales, los
recuerdos, la geografía y la urbanidad misma, revivieron el deseo de algunos atacameños de
conocer más su Historia, sus orígenes, la explicación del presente regional a través de
miradas de la historia propia. Así surgió la inquietud de investigar nuevamente el pasado
desde la región y para la región, esta vez, poniendo al servicio de esta causa la formación
intelectual moderna adquirida por nuevas generaciones de atacameños en centros de
149
Profesora y Licenciada en Historia y Ciencias Sociales, Investigadora adjunta Museo Regional de
Atacama. [email protected]
150
Existen varios ejemplos notables al respecto; sólo por mencionar algunos, para el siglo XIX , Carlos María
Sayago, y para el siglo XX, Oriel Álvarez,
151
Hoy las bases curriculares que dirigen la educación desde el Ministerio de Educación están variando, más
el recorte efectuado a las horas asignadas a la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales, hace muy
difícil la inclusión de nuevos contenidos. Aun así, muchos pedagogos están conscientes de la necesidad de
plasmar la visión regional a los contenidos mínimos obligatorios exigidos por la autoridad. Para revisar las
bases curriculares, ver: Marco base curricular. Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos obligatorios
año 2005, y 2009, en http://www.mineduc.cl/index2.php?id_contenido=17652&id_portal=1&id_seccion=9
71
educación superior. Las investigaciones realizadas por estos intelectuales locales, lograron
con esfuerzo y perseverancia posesionar gradualmente la importancia de reivindicar el
estudio de la Historia Regional con un propósito claro: resguardar la memoria histórica
comunitaria para no perder la conformación de la identidad atacameña, y para comprender
la realidad histórica desde un sitio de posicionamiento propio: la región a la cual se
pertenece152.
Ahora, el desafío sube al nivel educativo: ¿Desde qué bases construimos un modelo
educativo que aproveche esta historia regional para lograr una comprensión sinérgica de los
sucesos pasados? ¿Es posible transmitir ese conocimiento generado a los niños y niñas de
Atacama? ¿Existen antecedentes en otras latitudes? ¿Cómo involucrar al resto de la
ciudadanía? ¿Qué beneficios se obtiene con el aprendizaje de esta historia? ¿Es posible
crear herramientas metodológicas locales para enseñar historia, con una perspectiva
regional?
Identidad y enseñanza de la Historia.
Desde hace ya un tiempo, que las palabras identidad153, memoria154 y patrimonio
cultural155, han sido ampliamente tratadas en las ciencias sociales. Desde el punto de vista
152
Esta es la línea de trabajo que se está desarrollando desde hace un tiempo en el Museo Regional de
Atacama. La corriente historiográfica dedicada a la Historia Regional ha sido trabajada arduamente por
distintos historiadores, en Latinoamérica, relevante han sido los aportes de México y Venezuela. Para ver
una síntesis de las principales discusiones teóricas, y definiciones, ver el artículo que precede a esta entrega:
“¿Por qué hablar desde la Región? Importancia de la Historia Regional en la práctica historiográfica
chilena”. Boletín del Museo Regional de Atacama, N°2.
153
Para el presente trabajo, usaremos esta definición entregada por Jorge Larraín: "Un significado más
adecuado de identidad deja de lado la mismidad individual y se refiere a una cualidad o conjunto de
cualidades con las que una persona o grupo de personas se ven íntimamente conectados. En este sentido la
identidad tiene que ver con la manera en que individuos y grupos se definen a sí mismos al querer
relacionarse -"identificarse"- con ciertas características." El autor, más adelante explica que el proceso
mediante el cual se forma esta identidad, consta de etapas, entre las que se destaca el momento en que los
individuos o grupos de apropian o identifican con ciertas cualidades y se comparten categorías sociales, como
religión, sexo, etnia, profesión, etc. Cada una de estas categorías compartidas es una identidad cultural. Luego
entra en esta consideración el elemento material que entrega elementos vitales de autorreconocimiento, y “a
través de este aspecto material la identidad puede relacionarse con el consumo y con las industrias
tradicionales y locales”. Por último, se hace referencia a la construcción identitaria en la clásica dicotomía:
cómo lo ven los otros, agregando que, en relación a este elemento, “la construcción de la identidad es un
proceso intersubjetivo de reconocimiento mutuo” (Larraín, 2001: 21-48).
154
Se entenderá en estas líneas -siguiendo superficialmente la definición de Pierre Nora- como Memoria
histórica, el esfuerzo consciente de los grupos humanos por recordar su pasado a partir de recuerdos
colectivos. No obstante, habrá que recordar que la composición de esta memoria es dirigida, tal como lo
explica Antonio Gramsci, generalmente por el grupo dominante o hegemónico. Además, las memorias
históricas grupales, cuentan con sus propias subjetividades, diferenciadas de la “identidad nacional”. Otro
aspecto interesante que surge al analizar el tema de la memoria, tiene que ver con contrastar esta memoria
social, con la memoria historiográfica. Al respecto, el profesor Pablo Aravena Nuñez comenta lo siguiente:
“Sólo si –con Ricoeur– aceptamos que la memoria funciona como estructura “matricial” de la historia,
podremos afirmar que la historiografía, como recuerdo metódicamente elaborado, es una memoria
crítica”.(Aravena, 2009:161)
72
de la Historia Regional, estos análisis cobran un sentido especial, pues parte trascendental
del objetivo que persigue la construcción de historias regionales, está relacionada con los
significados de estos conceptos. Así pues, el rescate de la memoria local, permite recoger
elementos esenciales para conformar y entender las características particulares de las
identidades de las regiones que pretendemos estudiar. La labor historiográfica dedicada a
las temáticas regionales, analiza esta “materia prima” a la luz de sus metodologías y de esa
forma va entregando antecedentes que se convierten en fragmentos únicos para ir
reforzando y construyendo la memoria histórica regional.
Estas investigaciones respecto de la realidad regional, y hasta local, van
enriqueciendo la visión de la Historia más general; de esa forma se logra potenciar el relato
a través del ejercicio de elaborar una historia que tenga como objetivo la sinergia
(συνεργία), pues lo que se pretende es encontrar el punto de equilibrio mediante el cual los
factores cooperen, y de esa forma, los resultados obtenidos se potencien. Esto cobra más
dinamismo al enfocarlo desde el punto de vista sociológico; Talcott Parson al hablar del
funcionamiento de los sistemas sociales, señala que “los procesos de intercambio entre los
sistemas sociales, pueden tener lugar en virtud de la existencia de zonas de
interpenetración”. Luego indica que estos sistemas son abiertos y participan en un
intercambio continuo de insumos y productos con sus ambientes. Además, menciona que
son concebibles como interiormente diferenciados en varios órdenes de subcomponentes
que también participan continuamente en procesos de intercambio”. (Parson, 2003:3).
Precisamente a esa naturaleza de interacción, debiera ponerse atención al momento de
construir relatos que pretendan ser representativos, pero al mismo tiempo, inclusivos.
Desde el punto de vista educativo, es vital tomar en cuenta las subjetividades
identitarias para enseñar la historia, ya que el reconocimiento de vínculos propios con el
pasado, contribuyen a fomentar un aprendizaje significativo, en el cual los educando se
sientan reconocidos. Al respecto, es interesante mencionar que en el Informe del Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo, para Chile, se entiende por subjetividad “el
espacio y el proceso en que los individuos construyen una imagen de sí, de los otros y del
mundo en el contexto de sus experiencias sociales. Este ámbito está formado por sus
emociones, imágenes, percepciones, deseos, motivaciones y evaluaciones, entre otros
elementos” (PNUD, 2012: 16). Esta definición se toma acá como un concepto necesario a
incorporar para lograr el tan anhelado desarrollo en el país. Y desde el punto de vista
pedagógico, es ampliamente sabido que el tomar en cuenta las características de los
educando es una de las mejores estrategias para potenciar las habilidades de éstos.
Ahora bien, la importancia de cuidar la memoria histórica de las comunidades no es un
asunto nuevo. A lo largo de la historia, distintas sociedades han efectuado el ejercicio de
recordar. En Chile republicano, la enseñanza de la historia ha sido mayoritariamente una
155
“El contenido de la expresión “patrimonio cultural” ha cambiado bastante en las últimas décadas, debido
en parte a los instrumentos elaborados por la UNESCO. El patrimonio cultural no se limita a monumentos y
colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros
antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos
sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y
técnicas vinculados a la artesanía tradicional” (UNESCO, 2003:3).
73
labor direccionada desde el Estado, pues su finalidad tenía que ver con lograr el
fortalecimiento de la unidad de la nación en pro de conseguir buenos ciudadanos. Como
ejemplo, podemos mencionar la propia experiencia del Estado de Chile en cuando a la
planificación de la educación durante el siglo XIX, utilizando la escuela como unidad de
civilidad. Esta metodología de “civilidad”, fue nuevamente impulsada y reforzada para
trabajar en los territorios anexados luego de la guerra del Pacífico; hay variados estudios
históricos que dan cuenta de cómo se utilizó a la escuela a modo de elemento de
chilenización elemental para contener a las poblaciones nuevas bajo el Estado de Chile,
evitando así, por medio de la educación, sublevaciones locales (Díaz, 2009)156.
Durante el siglo XX esta estrategia siguió siendo utilizada, así podemos
evidenciarlo respecto de la noción de Chilenidad bajo la dictadura militar. Al respecto, el
historiador Pablo Aravena entrega algunas consideraciones en torno al debate sobre la
“identidad nacional”, articulando éstas en torno a una que la reflexión de la noción de
chilenidad a propósito de “uno de los más actuales y burdos procesos de “chilenización” (la
dictadura de Pinochet)” y además, plantea “que la pregunta por la identidad (individual o
colectiva) no puede estar desligada de la política en su sentido más amplio” (Aravena,
2009:147).
Al meditar en la actualidad respecto de estos ejemplos históricos, obviamente
podemos ver que los resultados de la enseñanza de la Historia, como hace ya bastante
tiempo saben quienes se dedican a estas materias, no son inocentes, y a su vez, en ellos
queda en evidencia que el manejo que se hace de la memoria a través de la educación, lo
que tiene consecuencias reales en la conformación de la memoria identitaria.
Por ese motivo, el planteamiento de incorporar la enseñanza de la Historia Regional a la
educación, ha surgido como una reivindicación por el sentido y la pertenencia; por
entregar a las nuevas generaciones elementos que les permitan identificar los procesos
históricos que han configurado su presente, desde su región y en ellos, reconocerse. Esta
labor de enseñanza ayuda a que los educando puedan reconocer sus especificidades, sus
subjetividades locales, efectuando el ejercicio de reconocer su propia identidad, lo que a su
vez, refuerza la memoria cultural. Desde este punto, se generan espacios culturales e ideas
para que los actores locales inventen sus propias estrategias de desarrollo, aprehendiendo su
propio capital cultural, esta vez, el grupal (tomando como base la idea de capital cultural
desarrollada por Pierre Bourdieur157.
156
Son ampliamente conocidos los estudios que se han realizado de la Región de Tarapacá en relación a la
temática de la chilenización. Entre sus principales exponentes se encuentran los Historiadores Sergio
González Miranda, Luis Castro C, Rodrigo Ruz y Alberto Díaz Araya. Por ejemplo, de este último autor,
consultar el siguiente artículo: “Estado, escuela chilena y población andina en la ex Subdelegación de Putre.
Acciones y reacciones durante el período post Guerra del Pacífico (1883 - 1929)”.
157
Respecto del desarrollo de la noción de Capital Cultural, ver (Bourdieur, 1983). Y además, para
profundizar la dimensión política implicada, analizar el artículo de Sylvia Meichsner “El campo político en la
perspectiva teórica de Bourdieu” (Meischner:2007). Para adentrarse en la realidad de la Región de Atacama y
para conocer una propuesta de desarrollo regional, ver el interesante trabajo de Mauricio Lorca: “Identidades
en Diálogo: Articulando Actores y Construyendo Realidades. Estudio Fortalecimiento de la Identidad
Regional de Atacama” (Lorca, 2010).
74
Enseñar Historia a los niños y niñas de Atacama: Beneficios que se obtienen
con el aprendizaje de la Historia regional.
Es una ardua, pero hermosa tarea la de enseñar. En el contexto actual que se vive en
Chile, el sistema educativo completo está en el centro de las miradas, y la labor educativa
no es la excepción. Junto a temas como la cobertura, la igualdad y la calidad, se presentan
también dudas respecto a la formación de los pedagogos y las implicancias de su labor. A
partir de este último punto, es importante remarcar el hecho de que la formación
educacional, tanto de los educandos como la de los profesores, requiere que ésta sea
integral, es decir, que aborde el proceso de aprendizaje desde las distintas disciplinas y
artes, todas necesarias para fomentar el desarrollo intelectual multívoco.
Si bien es cierto este artículo no pretende adentrarse profundamente en definiciones y
conceptos pedagógicos, hay algunas nociones que se definirán a continuación con el
objetivo de sentar lugares comunes a partir de los cuales reflexionar.
Aprendizaje, comunicación y transferencia de conocimientos y Educación
significativa.
Al momento de enfocarse en el proceso de aprendizaje, los manuales de pedagogía
entregan un variado abanico de posibilidades de modelos de aprendizaje, desde modelos
conductistas hasta el desarrollo de ideas más avanzadas. Dentro de este marco, uno de los
desarrollo más interesantes para comprender cómo opera el proceso educativo es el
paradigma cognotivista, que “considera el aprendizaje como un proceso de construcción de
conocimientos por parte del aprendiz, dependiente del conocimiento previo (actual) y
determinado por el contexto o la situación en la que se produce. El énfasis principal acá
está puesto en los procesos internos que actúan como intermediarios de esta construcción,
más que en las conductas observables” (Beas, Santa Cruz, Thomsen, 2003:16)
A partir de esa idea, se entenderá el aprendizaje como “un cambio relativamente estable en
el conocimiento de alguien como consecuencia de la experiencia de esa persona”. Esta
definición es un poco más amplia, pues considera sus tres partes: es permanente (implica
que permanece a largo plazo), implica un cambio cognitivo que se refleja en la conducta
(logro que mejora la actividad del educando) y está basado sobre la experiencia (depende
de la experiencia y la ejercitación del aprendiz; Mayer, 2004:3,4).
Para lograr que el conocimiento tenga una recepción adecuada, hay que fijar los procesos
de transferencia de conocimiento, entendiendo esto como “el efecto del aprendizaje previo
sobre uno nuevo o sobre la resolución de un problema”. Puede existir transferencia de
aprendizaje, que es el efecto del aprendizaje previo sobre un nuevo aprendizaje (facilitador
de nuevos aprendizajes), y la transferencia o generalización de resolución de problemas,
que es el efecto de un aprendizaje previo sobre la resolución de un nuevo problema […].
Esta transferencia puede ser positiva, negativa o neutra, dependiendo si facilita o no el
proceso de aprendizaje (Mayer, 2004:5).
75
Aprendizaje Significativo
La labor pedagógica tiene como eje educar. Ese ejercicio, implica proporcionar
experiencias de aprendizaje que permitan al aprendiz utilizar eficazmente lo que ha
aprendido cuando afronte un problema. Por ello, la enseñanza para un aprendizaje con
estas características, es decir significativo, debe ser un proceso activo (Mayer, 2004, 7)
La premisa sobre la cual se cimienta el proceso educativo, es que la inteligencia puede ser
modificada; a partir de allí, se ha definido ampliamente un espacio llamado zona de
desarrollo próximo, entendiendo por ella la distancia entre lo que el sujeto puede aprender
por sí mismo y lo que puede aprender con la ayuda de un mediador (Vigotsky, 1988). He
aquí otro factor central de la labor pedagógica.
Por otro lado, no es posible enseñar significativamente si no hay un pensamiento de
calidad: Éste es el pensamiento que ocupa el potencial intelectual. Para ello, debe tener
ciertas características:
 Crítico: Capaz de procesar y reelaborar la información que recibe, para lograr una
base que sustente sus propias creencias.
 Creativo: Generador de ideas alternativas, de soluciones nuevas: Generador de ideas
alternativas, de soluciones nuevas y originales.
 Metacognitivo: Estar capacitado para reflexionar sobre sí mismo, para percibir sus
propios procesos de pensamiento como objeto de examen (Beas, Santa Cruz,
Thomsen, 2003:16,17).
El aprendizaje significativo, debe tener como finalidad convertirse en un aprendizaje
profundo, es decir, llegar a una comprensión profunda y que ésta tenga sentido para el
aprendiz, lo que implica dominar el conocimiento; transformarlo y utilizarlo para resolver
problemas reales (Beas, Santa Cruz, Thomsen, 2003:29,31).
Precisamente ese es el tipo de pensamiento que fomentan las ciencias sociales; y una de las
instancias para lograrlo es el respeto por la pertenencia. Si se impone un modelo
educativo que no tome en consideración la formación identitaria, y si no se respeta la
construcción social de los saberes, el ejercicio que en la realidad se practica, tiene como
base la imposición de un modelo educativo ajeno, extraño. Esa imposición podría
considerarse como una forma de violencia pasiva, porque no se hace ningún esfuerzo por
enseñar inclusivamente: se dejan las cosas como vienen, porque conviene. Esto, a la larga,
genera roces, disconformidades y obviamente, en el caso de la enseñanza, aburrimiento. Y
más aun, la imposición de una comprensión de la historia netamente foránea incluso puede
provocar problemas en la ardua labor pedagógica de dirigir el aprendizaje al interior de
las aulas. Como ejemplo de ello, puede indicarse la falta de interés y compromiso por parte
de los educandos.
¿Cómo solucionar estos tipos de conflictos? O, como alguna vez planteara Walter
Benjamin, “¿Es en general posible una regulación no violenta de los conflictos? Sigamos el
razonamiento de este autor, pero aplicando la presente reflexión más allá de la teoría del
derecho, centrándonos en el ejercicio pedagógico. Benjamin cree que es posible encontrar
una regulación no violenta, y aduce que éste acuerdo “surge dondequiera que la cultura de
los sentimientos pone a disposición de los hombres medios puros de entendimiento”. Y a
76
continuación pasa a escribir estos medios: “Delicadeza, simpatía, amor a la paz, confianza y
todo lo que se podría aun añadir constituyen su fundamento subjetivo”. Luego, el autor
establece que “los medios puros no son nunca medios de solución inmediata, sino siempre
de soluciones mediatas”, y por ello no solucionan los conflictos directamente, “sino solo a
través de la intermediación de las cosas”. A continuación, se indica que “la técnica, en el
sentido más amplio de la palabra, es su campo propio y adecuado. El ejemplo más agudo de
ello lo constituye tal vez la conversación considerada como técnica de entendimiento civil”
(Benjamin, 2012:10).
Entonces, aplicando estas reflexiones a la enseñanza de la Historia, desde el punto de vista
de la planificación pedagógica, es de vital importancia considerar como punto de partida
una conversación participativa de todos quienes forman parte de la construcción de
aprendizaje. En una comunidad educativa, se entiende que todos quienes intervienen en los
procesos de enseñanza, deben aportar sus apreciaciones para lograr construir un curriculum
significativo para sus educandos. A nivel regional y nacional, se desprende la necesidad
de consensuar junto a lo actores regionales la pertinencia de los contenidos a incluir y
trabajar en el curriculum pedagógico.
Y este trabajo debe partir con observar qué quieren –y pueden según sus circunstanciasenseñar los profesores. “Para ser profesor o profesora no basta con saber lo que debe
enseñarse, es necesario saber muchas otras cosas. Sin duda, nadie puede enseñar lo que no
sabe. En consecuencia, para enseñar es necesario saber pero no basta con sólo saber para
saber enseñar” (Pagés i Blanch, 2012:4).
Es necesario desarrollar habilidades que permitan llegar al educando, de tal forma que la
transferencia de información y conocimientos sea bien recepcionada. De ahí que sea tan
pertinente la siguiente aseveración:
Enseñar es comunicar. Y en cualquier acto comunicativo hay que
tener en cuenta: a) la formación para la comunicación, la
adecuación de lo que se comunica, del discurso, al medio y al
contexto, el aprendizaje de determinadas herramientas, etc. Hay que
formar al comunicador para que conozca las características y los
medios de la comunicación educativa; b) las personas a las que se
les comunica algo, con las que se establece algún tipo de
comunicación, en nuestro caso los alumnos y las alumnas de
secundaria, su predisposición ante lo que les queremos comunicar,
sus propósitos y sus intereses para aprender aquello que les
comunicamos; y c) lo que se comunica, este caso el conocimiento
histórico, y cómo debemos comunicarlo para obtener aprendizajes.
Y, además, el contexto en el que se realiza la comunicación, contexto
que incluye desde las finalidades o propósitos educativos que la
administración educativa otorga a los saberes escolares, el contexto
social y cultural, hasta la institución en la que se realiza y la
organización espacio-temporal en la que tiene lugar (organización
del espacio aula y tiempo de duración de la comunicación [Pagés i
Blanch, 2012:4]).
77
Una de las tareas más importantes al respecto desde las ciencias sociales, es poner en la
palestra el riquísimo aporte que se hace a la sociedad cuando se potencian las habilidades
sociales y el reconocimiento identitario de una comunidad a través de su enseñanza.
Hoy día, los científicos en general están abocados en la labor epistemológica, a través de la
cual se generan nuevos conocimientos, y los cientistas sociales, incluidos quienes se
dedican a temáticas regionales, no son la excepción; gracias a su investigación, descubren
nuevos antecedentes, generan nuevos contenidos, efectúan nuevas lecturas y, con ello,
enriquecen la comprensión de la sociedad.
Esta labor no se origina por azar, es fruto de arduos procesos, y tampoco responde a los
ritmos automaticistas tan publicitados hoy en día. Este asunto, desde la pedagogía, debería
ser materia de reflexión, pues el conocimiento, para que llegue a ser parte del capital
cultural de cada educando, debe primeramente enseñarse, aprehenderse por éste y luego ser
potencialmente utilizado a lo largo de su vida. Un cúmulo de conocimientos flotando entre
papeles, páginas web o libros que no han sido comprendidos, no son más que eso,
herramientas esperando a ser utilizadas. Reflexionando sobre esta contingencia mundial, el
escritor Umberto Eco hace un llamado a educar con “Conciencia científica y no mágica”, y
luego comenta:
Le corresponde a la escuela, y a todas las iniciativas que pueden sustituir a
la escuela, incluidos los sitios de Internet de credibilidad segura, educar
lentamente a los jóvenes para una recta comprensión de los procedimientos
científicos.[…] El deber es más duro, porque también el saber transmitido
por las escuelas se deposita a menudo en la memoria como una secuencia
de episodios milagrosos: ¿Cómo podemos esperar de la escuela una
correcta información científica cuando aún hoy, en muchos manuales y
libros incluso respetables, se lee que antes de Cristóbal Colón la gente
creía que la Tierra era plana, mientras que se trata de una falsedad
histórica, puesto que ya los griegos antiguos lo sabían, e incluso los doctos
de Salamanca que se oponían al viaje de Colón, sencillamente porque
habían hecho cálculos más exactos que los suyos sobre la dimensión real
del planeta?[…] Es útil, para seguir trabajando cada uno en su propio
campo, saber en qué mundo vivimos, sacar las conclusiones, volvernos tan
astutos como la serpiente y no tan ingenuos como la paloma, pero por lo
menos tan generosos como el pelícano e inventar nuevas formas de dar algo
de vosotros a quienes os ignoran (Eco, 2002: 3,4) .
El peligro de caer en el automaticismo mágico (la aparente instantaneidad de las cosas,
carente de todo esfuerzo) es uno de los peligros a los cuales se enfrentan las nuevas
generaciones. Pero la realidad indica que este camino no es más que una mera ilusión, y
quienes se pierden en él quedan subsumidos en la ignorancia. Eso es precisamente lo que
no puede tolerar el verdadero pedagogo, pues es él quien debe dirigir el proceso de
aprendizaje, estar al día con la investigación realizada e torno a la especialidad que debe
enseñar (que lenta pero sistemáticamente efectúan quienes se dedican a ella), y
empoderarse de su rol conduciendo en este camino, paso a paso al educando. En el caso de
la Historia, cobra vital importancia desarrollar aprendizajes significativos, a partir del
78
sentido de pertenencia y continuidad histórica más fácil de despertar si se hace referencia a
procesos regionales que han derivado en hechos reconocidos por la comunidad.
Precisamente esa es la fuerza de enseñar desde una perspectiva de la Historia Regional.
¿Cómo plantear la enseñanza de la Historia regional para los niños y niñas de
Atacama? Ideas prácticas: Uso de metodologías participativas y didácticas
con el territorio.
“El peligro de academicismo está supuesto, como se ve, en toda pedagogía
racionalizada, tendiente a acuñar en un cuerpo doctrinal de preceptos, de recetas y
de fórmulas, explícitamente designados y enseñados, más frecuentemente negativos
que positivos, lo que una enseñanza tradicional transmite bajo la forma de un
habitus, directamente aprehendido uno intuitu, como estilo global que no se deja
descomponer por el análisis”
Pierre Bourdieur.
Tomando en cuenta la advertencia de la cita previa, lo que se pretende a
continuación es más que todo, entregar en las siguientes líneas, algunas reflexiones
personales que pretenden contribuir, a abrir la conversación en torno a generar
metodologías y herramientas para enseñar con sentido, lo que implica inclusión y
reconocimiento, nuestra historia.
Desde este punto, la labor historiográfica, que es la fuente de materia prima para
generar contenidos educativos en el ámbito de la Historia, y allí encuentra su dimensión
integradora, pues para generar nuevos conocimientos, debe actualizarse constantemente, al
ritmo de renovados tiempos y al son de las nuevas tecnologías, todo ello, con el objetivo de
visibilizar aquello que ha pasado desapercibido a las generaciones pretéritas. Y un aporte
indudable a estas lecturas, es el que se realiza a nivel regional o local.
Precisamente “el trabajo de conservación, la investigación histórica, la propia
modernización de las Administraciones Públicas, la modernas empresas editoriales y la
aplicación a la enseñanza de las Nuevas Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones están exigiendo de los historiadores nuevos conocimientos, tanto para la
consulta como para la producción de materiales. La generalización de Internet esta
modificando parte de los hábitos de trabajo” (Soler Herreros, 1995: 1).
Esta vorágine de nuevas tecnologías, modifican a su vez la forma de entender la
pedagogía: sabemos que los educando ya no son meramente receptores de información,
sentados en el pupitre. Hoy es imperante permear la pedagogía de herramientas
tecnológicas que despierten la curiosidad, y que generen la inquietud por investigar. Pero
este ejercicio sólo es fructífero con pedagogos motivados y preparados para entregar el
conocimiento inicial a partir del cual adentrarse en el uso de conocimientos con objetivos
claros, pues el aprendizaje debe planificarse en torno a puntos de llegada para lograr
resultados óptimos.
79
Existen varias experiencias exitosas a nivel latinoamericano relativas a la investigación
de espacios socio-culturales enfocados desde el punto de vista de la Historia Regional.
México, Brasil, Venezuela, Perú y Argentina han desarrollado ampliamente estas líneas
investigativas, mas la aplicación de sus resultados en las salas de clases, es siempre un
desafío158. Sólo para graficar esta realidad, centremos la atención en las preguntas que
usualmente surgen en los docentes a la hora de enfrentar su práctica cotidiana, y que, en
general, se dividen en dos tipos. Por un lado, las preguntas básicas sobre la enseñanza:

¿Cómo promover aprendizajes genuinos en los estudiantes?

¿Cómo elegir y sostener dispositivos de enseñanza que promuevan dichos
aprendizajes?

¿Cómo actuar ante los problemas usuales que esta tarea suscita?

¿Cómo saber si los estudiantes aprendieron?
Y por otro, se encuentran aquellas preguntas motivadas por la responsabilidad que implica
enseñar y dar a los estudiantes una “credencial” que los acredita como aprobados.
 ¿Cómo constatar que los estudiantes han asumido con un grado aceptable de
esfuerzo, compromiso y honestidad su parte en el contrato enseñante-aprendiente?
 ¿Cómo diferenciar en forma eficaz – y sin dejarse llevar puramente por rasgos
personales o simpatías – entre los distintos tipos y niveles de desempeño,
competencia, habilidades o saberes adquiridos?
 ¿Cómo determinar y “custodiar” los límites aceptables para esa experiencia?
 ¿Cómo asumir la responsabilidad de decidir sobre la acreditación de los estudiantes
en forma justa?
 ¿Cómo sostener las “reglas duras” de la clase que sirven para responder a estas
preocupaciones (el control de la asistencia, la obligación de poner una “nota” a cada
estudiante) sin que su efecto “coercitivo” inhiba los deseos de aprender de los
estudiantes y fomente sus especulaciones en vistas a aprobar las materias o pasar de
grado? (Ferreyra, Peretti, Vidales, 2011: 3)
Todas estas preguntas, requieren un análisis mayor que escaparía del presente artículo,
pero el hecho de que estén presentes aquí, es una oportunidad para abrir la conversación,
para que se generen ideas respecto a cómo contestarlas en virtud de la realidad de cada
centro educativo.
158
La experiencia mexicana está ampliamente documentada en Internet. En esta ocasión, y a modo de
ejemplo, se puede mencionar el caso de Venezuela, ya que durante el año 2006, se elaboró allí un “Manual de
Historia Local”, editado por la Biblioteca Nacional, Misión Cultura de ese país, y uno de sus objetivos fuertes
en conservar el patrimonio escrito y oral a través de la enseñanza.
80
No obstante, hay elementos comunes que indican que sí es posible enseñar Historia a través
del juego de las percepciones de los propios educando, al trabajar con sus recuerdos
familiares, y mediante potenciar sus habilidades sociales, combinado así la labor de
transferencia de conocimientos a través de la aplicación de estrategias pedagógicas basadas
en el aprendizaje significativo, junto a la realidad en la cual se está inmerso. Para aprender,
en primer término debe entregarse la información de tal manera que el conocimiento logre
captar la atención del educando. Esto suena bien, pero es una de las cosas más difíciles de
conseguir, más aún en aulas con más de 30 personas. ¿Es imposible? No, pero hay que
trabajar con diversas herramientas metodológicas, que permitan aproximarse a las distintas
maneras de aprender. Así pues, para avanzar en este tema es necesario crear herramientas
que exploren estas habilidades. Los trabajos grupales, bien dirigidos, pueden efectuar esta
labor de manera conjunta. Juegos, puzzles, investigación, exposiciones, entrevistas, etc.
Cada uno cumple un propósito.
Pero, para lograr el efecto requerido, es decir, que el aprendizaje de la Historia y las
ciencias sociales logre ser incorporado como un aprendizaje profundo, toda esta labor debe
centrarse en despertar el sentido del porqué aprender en el educando, y una manera muy
eficiente de conseguir este fin, es trabajando fuertemente con el sentido de identidad, con
la memoria familiar y el sentido de pertenencia159; Hay que generar las condiciones
necesarias – y enseñar a estudiar siguiendo estas condiciones- agrupando en la imaginación
los datos históricos para que estos cobren significado, y reforzar esto con herramientas
visuales.
El paso siguiente tiene relación con ejercitar la memoria cognitiva a través de la
resolución de guías y cuestionarios (pero sólo cuando los antecedentes ya tienen un
sentido), y el paso de refuerzo se da contando a otros lo aprendido (transmisión de
conocimiento y generación de conocimiento grupal).
Al respecto, en Chile se han dirigido algunos esfuerzos pioneros para entregar
conocimientos de Historia Regioanl, pero es labor de los profesionales que se desempeñan
en las áreas de la Pedagogía y, la Historia y las Ciencias Sociales, completar esos esfuerzos
con una carga mayor de contenidos de Historias regionales y locales, para que se logre con
ello una efectiva inclusión y reconocimiento de las especificidades que cada territorio del
país tiene160.
159
Una de las cosas a partir de las cuales despertar estos sentidos identitarios en el país, es potenciar líneas de
análisis como la integración y la interculturalidad. Si bien es cierto están dentro de los contenidos
transversales del curriculum nacional, en líneas generales se enfocan las actividades tendientes a desarrollar
esta temática en relación a describir al “otro”, es decir, a los pueblos originarios, y en menor medida, a los
inmigrantes. Un gran porte a avanzar en estas temáticas ha efectuado el Centro de Estudios Interculturales y
del Patrimonio (CEIP, Universidad de Valparaíso), al generar investigación, líneas pedagógicas y material de
estudio para lograr que el tema de la interculturalidad se torne efectivamente inclusivo en las salas de clases.
Estos resultados se publican en la revista que ellos editan, Cuadernos Interculturales, disponible en internet.
160
Al respecto, en internet se pueden ver algunos portales enfocados a entregar contenidos locales, pero sin
duda, es de esperar que estos contenidos sean cada vez más desarrollados, especialmente desde las propias
regiones.
A
modo
de
ejemplo,
revisar
el
siguiente
link:
http://www.contenidoslocales.cl/sitiosingresados/portag/memoria-e-historia-local
81
Pero, ¿Qué beneficios se obtiene con el aprendizaje de esta historia? Y ¿Cómo involucrar al
resto de la ciudadanía?
Ambas son preguntas centrales, pues apuntan a los objetivos mismos del por qué
enseñar con una perspectiva regional. A modo de síntesis, se puede afirmar que este tipo de
orientación vela por enseñar con objetivos claros, apuntando a la transferencia de
conocimientos profundos –a través de metodologías novedosas, que aprovechen por
ejemplo el sentido de la imaginación y la historia familiar-, para que éstas logren motivar al
educando a reflexionar respecto de cómo se ha conformado su presente, y el rol que en éste
le toca asumir. Es por tanto, un reforzamiento al sentido identitario y a la pertenencia del
espacio en el que habita. Además:
la enseñanza de historia local es importante en la formación de la
“conciencia cívica” de todo ciudadano y a través de ella, es
determinante en la configuración social de la “conciencia histórica” De
aquí entonces, se busca atender mediante la educación la demanda de
reconocimiento social a personas y grupos sociales, generalmente
excluidos por la historia oficial y también contribuir a la formación de
una nueva manera de entender y practicar la Historia en nuestra
sociedad (Pérez, 2006:1).
A nivel regional, en Atacama se ha trabajado pensando en los beneficios que genera
un proceso de educación que tenga en alta estima la formación ciudadana, con conciencia
identitaria y reconocimiento del territorio desde donde se habla. Al respecto, el profesor
Guillermo Cortés Lutz comenta:
Trabajar desde las regiones generará la real participación del único
verdadero soberano, el pueblo de Chile, expresado en todos sus
habitantes, con especial énfasis en los ciudadanos de la provincia y la
región (Cortéz Lutz, 2011).
A modo de conclusión, se puede decir que la enseñanza de la Historia Regional hoy
en día, a nivel mundial es relevante para complementar y comprender la enseñanza de la
Historia. En primer término, porque es un elemento esencial a la hora de enseñar
significativamente a los educandos, a través del reconocimiento de las subjetividades
propias de cada región, así como también, para generar en ellos conciencia cívica, que
permita su integración plena y consciente en la sociedad a la cual pertenecen. Para
lograr este resultado, es necesario preparar al profesorado, a través de la entrega de
conocimientos generados en las ciencias sociales respecto a temáticas regionales, cuyos
contenidos otorgan la vinculación del educando con su propia Historia, con la
conformación de su identidad, la memoria familiar y la pertenencia al territorio en el cual
habita.
82
Bibliografía
Aravena, Pablo. Balance historiográfico chileno. El orden del discurso y el giro crítico
actual. Analecta. Revista de Humanidades. Año III, n°3, Universidad de Viña del Mar,
primer semestre de 2009.
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http://www.philosophia.cl/biblioteca/Benjamin/violencia.pdf
Bourdieur, Pierre. Campo de Poder, Campo Intelectual. Itinerario de un concepto. Editorial
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84
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Nº 03, año 2012, pp 85-92, Copiapó-Atacama.
DISTRIBUCION DEL PUMA CONCOLOR
EN LA REGION DE ATACAMA
Pablo Valladares161
Moisés Grimberg162
Patricia Cáceres & Wilfredo Briones163
La distribución de esta especie es amplia en la región, ocupando sus distintos
paisajes ecogeográficos. Sin embargo y de acuerdo a publicaciones de principio del siglo
XX, su distribución habría disminuido en zonas costeras.
El puma (Puma concolor) fue descrito por Linneaus (1771)164. Actualmente se
reconocen seis subespecies165: P. c. concolor166 que habita el extremo norte de Sudamérica;
P. c. anthonyi167 (= P. c. capricornensis168) que habita el este de Sudamérica; P. c.
cabrerae169 en el norte de Argentina y Paraguay; P. c. costaricensis170 en America Central,
P. c. couguar171que habita en Estados Unidos y Canadá; y P. c. puma172 en Chile.
Habita desde el nivel del mar hasta sobre los 4000 m y desde zonas desérticas a bosques
lluviosos tropicales173.
161
Doctor en Biología, Departamento de Biología, Facultad de Ciencias de la Universidad de Tarapacá, Arica.
Corresponding autor: [email protected].
162
Corporación Nacional Forestal CONAF, Juan Martínez 55, Copiapó, Región de Atacama.
163
Servicio Agrícola y Ganadero SAG, Chacabuco 546, Departamento 23, Copiapó, Región de Atacama.
164
Linneaus C. von. 1771. Regni animalis. p 521 – 552, In Appendix, Mantissa Plantarum altera. Uppsala, p.
143–587.
165
Wilson, D.E. & D.M. Reeder (editors). 2005. Mammal Species of the World. A Taxonomic and
Geographic Reference (3rd ed.), Johns Hopkins University Press, 2,142 pp.
166
Op. Cit. Linneaus C. von. 1771.
167
Nelson, E.W. and E.A. Goldman. 1931. Three new pumas. Journal of Washington Academic of Sciencie
21: 209 – 212.
168
Culver, M., W.E. Johnson, J. Pecon-Slattery and S.K. O´Brien. 2000. Genomic ancestry of the American
puma (Puma concolor). Journal of Heredity 91(3): 186 – 197.
169
Pocock, R.I. 1940. The races of Geoffroy's cat (Oncifelis geoffroyi). Annals and Magazine of Natural
History 11(6): 350-355.
170
Merriam C.H. 1901. Seven new mammals from Mexico, including a new genus of rodents. Proceedings of
the Washington Academy of Sciences 3: 559-563.
171
Kerr, R. 1792. The animal kingdom, or zoological system, of the celebrated Sir Charles Linnaeus; class I:
Mammalia. London. Murray J. & R. Faulder, 664 p.
172
Molina, G.I. 1782. Saggio sulla storia naturale del Chili. Stamperia di S. Tommaso d’Aquino, Bologna.
173
Currier, M.J. 1983. Felis concolor. Mammalian Species 200: 1 - 7.
85
Esta especie está ampliamente distribuida en Chile, desde Parinacota al sur de la
península de Brunswick, Provincia de Magallanes174,175. Es considerada la especie de felino
más grande de América, los machos generalmente alcanzan un peso entre 55 y 65 kg,
mientras que las hembras entre 35 y 45 kg.
El largo total es generalmente entre 2.2 y 2.3 m en los machos, y de 2.0 a 2.1 m en
hembras. Sus uñas son retráctiles, cola larga y cilíndrica, alrededor de un tercio del largo
total del animal, sus extremidades anteriores son cortas y muy fuertes, orejas cortas y
redondeadas176.
En la Región de Atacama, el puma tiene una amplia distribución, desde la costa
hasta el altiplano de los Andes. Sin embargo, los reportes científicos son muy escasos.
Gigoux177 menciona al puma como una de las especies desaparecidas de la Quebrada El
León, norte de Caldera (coordenadas) “…En cuanto a Pumas, Felis concolor puma, no
cabe duda que aquella fue morada predilecta de ellos o residencia temporal preferida que
les ofrecía alimento y refugio seguros…Aunque esto ocurriera muchos años atrás, se
confirma con lo que tradicionalmente se sabe al respecto, con bastantes datos y hasta con
el nombre que lleva”. Da algunos antecedentes sobre la caza del puma en dichas épocas
“Los pumas han hecho apariciones que recuerdo. El último de que tengo conocimiento fue
cazado en el Veladero, punto de la costa al sur de Caldera, por José Felix Reyes y Antonio
Aracena, en mayo 6 de 1913… medía 1.33 metros de largo y 0.75 de alto, grueso del pecho
0.85 mtr… después oí decir que se habían visto a algunos merodear por el Morro de
Copiapó y Quebrada del León”.
El 15 de Noviembre del 2010 nos avisaron del cuerpo de un puma (Figura 1) que se
encontraba en la localidad de Laguna Verde (26º53´10.8´´ S, 68º26´21.2´´ W; 4339 m) en
el altiplano de la Región de Atacama, Chile (Figura 2). Este corresponde a una hembra, con
un largo de cuerpo de 103 cm, largo de la cola de 79 cm, extremidad anterior de 63 cm y
extremidad posterior de 81 cm, 24,5 cm de ancho cabeza, y 16 cm de alto cabeza.
Desconocemos la causa de muerte.
Otro registro de puma corresponde a un espécimen juvenil encontrado en el fundo
Las Salinas (cerca de 27º34`S, 69º43`W) (Figura 3). Registros de huellas se han obtenido
en la localidad de La Puerta (cerca de 27º07`25`` S, 69º40`46.4``W, 1800 m) y el Parque
nacional Llanos de Challe (entre 28º01` y 28º18`S; 71º10` y 70º53`W) (Figura 4)178. Por
otro lado, tenemos registros de caza del puma en el Parque Nacional Nevado Tres Cruces
(27º28`S, 69º14`W) donde hemos hallado una serie de especímenes de vicuñas (Vicugna
174
Villalobos, R. 2008. Hábitos predatorios del puma (Puma concolor) y su impacto en la ganadería de la
Provincia de Parinacota, Región de Arica y Parinacota, Chile. Tesis para optar al título de Médico Veterinario
de la Universidad de Chile. 68 pp.
175
Franklin, W.L., W.E. Johnson, R.J. Sarno, J.A. Iriarte. 1999. Ecology of the Patagonia puma Felis
concolor patagonica in southern Chile. Biological Conservation 90: 33 - 40.
176
Op. Cit. Currier, M.J. 1983.
177
Gigoux, E.E. 1926. La Quebrada del León (Caldera). Revista Chilena de Historia Natural 30: 288 – 297.
García, K.P., J.C. Ortiz, M. Vidal and J.R. Rau. 2010. Morphometrics of the Tracks of Puma concolor: Is
It Possible to Differentiate the Sexes Using Measurements from Captive Animals?. Zoological Studies 49(4):
577 – 582.
178
86
vicugna) cazada por pumas (Figuras 5A y 5B). Esta información es coincidente con los
registros de dieta de pumas en Parinacota179, donde las vicuñas representan el 46% de su
dieta, lo que también ocurre en el noroeste de Argentina180.
Hay numerosas denuncias de ganaderos locales, quienes constantemente observan
pumas cerca de sus propiedades rondando a sus ovejas y cabras, las que algunas de ellas
terminan siendo cazadas (Figura 6).
Estos registros de P. concolor puma representan un primer catastro de la especie en la
Región de Atacama, con indicaciones de su dieta y rango de distribución. No tenemos
registros de esta especie en el Parque Nacional Pan de Azúcar ni en otras partes de la
Provincia de Chañaral, excepto por algunas indicaciones indirectas de huellas en el
altiplano, cerca de las Termas de Río Negro (26º30´58´´S, 68º49´32´´O).
ANEXO
Fig. 01.
Puma concolor puma encontrado muerto en la Laguna Verde, Región de Atacama, Chile.
Fotografía por Pablo Valladares.
179
Op. Cit. Villalobos, R. 2008.
180
Donadio, E., A.J. Novaro, S.W. Buskirk, A. Wurstten, M.S. Vitali and M.J. Monteverde. 2010. Evaluating
a potentially strong trophic interaction: pumas and wild camelids in protected areas of Argentina. Journal of
Zoology 280(1): 33 – 40
87
Fig. 02
Mapa de la Región de Atacama mostrando el rango de distribución del puma. Círculos
verdes corresponden a vicuñas y ovejas cazadas por pumas, círculos amarillos
corresponden a huellas, círculos rojos a observaciones directas, círculos celestes a registros
de fecas y círculos azules a registros mencionados por Gigoux (1926), lugares donde ya no
se observan pumas.
88
Fig. 03.
Especímen juvenil de puma registrado en el fundo Las Salinas (cerca de 27º34`S,
69º43`W). Fotografía de Moises Grimberg.
Fig. 04.
Huellas de puma en la localidad de La Puerta, Provincia de Copiapó. Fotografáa de Moises
Grimberg.
89
Fig. 05 A
Fig.05 B
Especimen juvenil de vicuña cazado por pumas cerca del Parque Nacional Nevado Tres
Cruces (27º28`S, 69º14`W). Flechas rojas indican las mordeduras de puma. Fotografía de
Andrés Vejar.
Fig. 06
Oveja cazada por pumas cerca del campamento minero EL Volcán (27º13`S, 69º19`W).
Flechas rojas idican mordeduras de puma. Fografiado por Moisés Grimberg.
Agradecimientos
Agradecemos a Andrés Vejar por facilitarnos las fotografías de vicuña cazada por un puma.
A Patricio Vélez por revisar el manuscrito y a Cristian Galaz por ayudarnos con las figuras
y mapa. A Rodrigo Villalobos Aguirre por enviarnos registros de fecas de puma en
Atacama.
90
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Pocock, R.I. 1940. The races of Geoffroy's cat (Oncifelis geoffroyi). Annals and Magazine
of Natural History 11(6): 350-355.
91
Villalobos, R. 2008. Hábitos predatorios del puma (Puma concolor) y su impacto en la
ganadería de la Provincia de Parinacota, Región de Arica y Parinacota, Chile. Tesis para
optar al título de Médico Veterinario de la Universidad de Chile. 68 pp.
Wilson, D.E. & D.M. Reeder (editors). 2005. Mammal Species of the World. A Taxonomic
and Geographic Reference (3rd ed.), Johns Hopkins University Press, 2,142 pp.
92
BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
Nº 03, año 2012, pp. 93-101, Copiapó-Atacama
REVISIÓN DEL ESTATUS TAXONÓMICO DE LIOLAEMUS
JOSEPHORUM
Núñez, Schulte & Garin 2001 (Iguania: Liolaemidae)
Jaime Troncoso-Palacios181
Francisco Ferri-Yánez182
Resumen
Se discute la situación taxonómica de Liolaemus josephorum, especie que fue propuesta
recientemente como un sinónimo junior de Liolaemus velosoi sin discutir los caracteres de
diagnóstico entre ambos. Su incierta situación taxonómica ha hecho que diferentes autores
la consideren una especie valida, pero cuyo estatus taxonómico debe ser revisado. Nosotros
examinamos cada uno de estos caracteres de diagnóstico propuestos en la descripción y
concordamos con que L. josephorum debe ser considerado un sinónimo junior de L.
velosoi.
Introducción
Liolaemus josephorum Núñez, Schulte & Garin 2001, es una especie descrita para los
alrededores de Diego de Almagro (localidad tipo), Finca de Chañaral y El Salvador, en la
Provincia de Chañaral, Región de Atacama.
L. josephorum es muy similar a L. platei (Werner, 1898) y a L. velosoi (Ortiz, 1987),
especies que también presentan la escama nasal en contacto con la rostral, ausencia de
peine palpebral, heteronotos en los flancos, mancha antehumeral presente o ausente
(siempre presente en las otras especies del grupo nigromaculatus) y hábitos saxícolas. En
su descripción, Núñez et al. (2001) usaron caracteres moleculares (DNA mitocodrial), de
escamación y de diseño de coloración para diferenciarlo respecto de L. platei. Por otra
parte, la diagnosis respecto de L. velosoi fue realizada basándose en caracteres de
escamación y diseño de coloración, sin recurrir a análisis moleculares.
En una reciente revisión de las especies chilenas del genero Liolaemus, PincheiraDonoso & Núñez (2005) consideraron a L. josephorum un sinónimo junior de L. velosoi:
“la recientemente descrita especie propia de Diego de Almagro, L. josephorum (Núñez et
181
Laboratorio de Fisiología y Biofísica, Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Casilla 70005,
Santiago de Chile, [email protected].
182
Departamento de Biogeografía y Cambio Global, Museo Nacional de Ciencias Naturales CSIC, Calle José
Gutiérrez Abascal 2, 28002, Madrid España. Laboratorio Internacional en cambio Global CSIC-PUC, Depto.
de Ecología, Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Católica de Chile, Santiago 6513677, Chile.
93
al. 2001) no muestra diferencias con L. velosoi, de manera que se incluye en su sinonimia”
(p. 422). Sin embargo, en Pincheira-Donoso & Núñez (2005) no se discutieron los
caracteres de diagnóstico propuestos por Núñez et al. (2001) para distinguir a L.
josephorum de L. velosoi.
Pincheira-Donoso & Núñez (2005) revisaron la serie tipo de ambas especies, y uno de
los autores (H. Núñez) fue descriptor de L. josephorum. Sin embargo, debido a la falta de
discusión de los caracteres de diagnóstico, Lobo et al. (2010) no aceptan esta sinonimia
(“no supporting data presented” p. 8).
Posteriormente, Etheridge & Frost (2010) reconocen a L. josephorum como una
especie válida. La especie también es reconocida como válida por Troncoso-Palacios &
Marambio (2011), y Valladares (2011); aunque estos autores indican que es necesario
llevar a cabo un estudio para esclarecer su relación con L. velosoi.
En este trabajo se revisa la situación taxonómica de L. josephorum y se discuten todos
los caracteres diagnóstico establecidos por Núñez et al. (2001).
Materiales y métodos
Se examinaron nueve topotipos de L. josephorum (adultos, 8 machos y una hembra),
capturados en la localidad de Diego de Almagro. No fue posible examinar la serie tipo de L.
josephorum debido a que cuando se escribió este artículo el Museo Nacional de Historia
Natural se encontraba cerrado. Se examinaron doce especímenes de L. velosoi (adultos,
seis machos y seis hembras) recolectados en Estación Paipote y Copiapó, todos
determinados como L. velosoi por el descriptor de la especie (J.C. Ortiz). No fue posible
encontrar los especímenes de la serie tipo de L. velosoi que se encuentran depositados en el
Museo de Zoología de la Universidad de Concepción al momento de nuestra visita (MZUC
10897-926). Se realizó una comparación de cada uno de los caracteres de escamación
mencionados por Núñez et al. (2001) como caracteres de diagnóstico entre L. josephorum y
L. velosoi. La observación de las escamas fue hecha bajo lupas de diferente aumento. Para
la comparación de los caracteres de coloración, los especímenes fueron fotografiados desde
diferentes ángulos. Las medidas del cuerpo (LS = longitud estandar) fueron tomadas con un
vernier digital (0,02 mm precisión). Se aplicó la prueba exacta de Fisher para comparar las
proporciones de presencia de los caracteres examinados, tomando como referencia la
proporción de especímenes de L. josephorum y L. velosoi que presentaron el carácter
diagnóstico de L. velosoi de acuerdo a Núñez et al. (2001). El material estudiado es listado
en el Apéndice I.
Resultados
Núñez et al. (2001) establecieron un carácter merístico, seis caracteres cualitativos de
escamación y cuatro caracteres de coloración como diagnosis entre L. josephorum y L.
velosoi. A continuación se comentan los resultados obtenidos para cada uno de los
caracteres:
94
1) Escudetes impares sobre el hocico (uno en L. josephorum y dos en L. velosoi, según
Núñez et al. 2001): El número de escudetes impares sobre el hocico varió entre 2 (44,4%) y
1 (55,6%) en L. josephorum, y entre 2 (66,7%) y 1 (33,3%) en L. velosoi. No se
encontraron diferencias significativas (P = 0,396).
2) Forma del interparietal (pentagonal en L. josephorum y hexagonal en L. velosoi,
según Núñez et al. 2001): La forma de la escama interparietal variar en ambas especies,
siendo hexagonal en la mayor parte de los individuos. En L. josephorum fue hexagonal en
el 55,6% de los especímenes (pentagonal 22,2%, heptagonal 11,1% y octagonal 11,1%). En
L. velosoi fue hexagonal en el 66,7% (heptagonal 16,7%, octagonal 8,3% y decagonal
8,3%). No se encontraron diferencias significativas (P = 0,673).
3) Forma y disposición de las escamas supratemporales (redondeadas e imbricadas
en L. josephorum y polimorfitas y yuxtapuestas en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): No
se encontraron diferencias cualitativas. Las escamas supratemporales de L. josephorum (Fig
1.a) y L. velosoi (Fig1.b) son polimórficas y se disponen de forma subimbricada y/o
yuxtapuesta.
4) Disposición de los órganos sensoriales (restringidos a las loreales en L.
josephorum y extendidos hasta el subocular en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): Los
órganos sensoriales se presentan en el subocular en el 66,7% de los especímenes de L.
josephorum (Fig1.c). En L. velosoi los órganos sensoriales se extienden al subocular en el
66,7% de los especímenes. No se encontraron diferencias significativas (P = 1,000).
5) Heteronotos en los flancos (presentes en L. josephorum y ausentes en L. velosoi,
según Núñez et al. 2001): Todos los especímenes examinados presentaron heteronotos en
los flancos. Más abundantes hacia la zona axilar.
6) Escamas dorsales del antebrazo: De acuerdo a Núñez et al. (2001), L. josephorum
presenta escamas dorsales del antebrazo triangulares y quilladas (carácter que lo
distinguiría de L. velosoi ya que esta especie presentaría escamas redondeadas quilladas y
mucronadas, p. 104). Sin embargo en el mismo manuscrito, se menciona que las escamas
dorsales del antebrazo en L. josephorum son redondeadas (carácter que lo distinguiría de L.
platei, p. 103). Por lo tanto, estimamos que este carácter no puede ser tomado en cuenta
como diagnosis. Nuestra observación muestra que las escamas dorsales del antebrazo
pueden ser triangulares o redondeadas, siempre con quilla (algunas con mucrón) en ambas
especies.
7) Escamas suprafemorales (lisas o ligeramente quilladas en L. josephorum y
quilladas-mucronadas en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): No se encontraron
diferencias. Ambas especies poseen escamas dorsales femorales quilladas, algunas
mucronadas.
8, 9 y 10) Banda occipital, banda parietal y línea supraocular (ausentes en L.
josephorum y presentes en L. velosoi, según Núñez et al. 2001): Los especímenes adultos
de ambas especies presentan estos caracteres, aunque el diseño de las hembras es
notoriamente más difuso (Fig. 2, 3).
11) Garganta manchada (presente en L. josephorum y ausente en L. velosoi, según Núñez et
al. 2001): Casi todos los especímenes de L. josephorum presentaron la garganta manchada
(91,7%). Solamente un espécimen de L. velosoi presento la garganta manchada (11,1%). La
diferencia es significativa (P = <0,001).
95
Discusión
Concordamos con Pincheira-Donoso & Núñez (2005) en que L. josephorum no
muestra diferencias considerables respecto de L. velosoi para los caracteres diagnósticos
propuestos por Núñez et al. (2001) y por lo tanto debe ser considerado un sinónimo junior
de L. velosoi. La única diferencia significativa entre ambas poblaciones, que aún así
muestra cierto solapamiento, es la presencia de garganta manchada en una mayor
proporción de especímenes de L. josephorum, lo cual no justifica su clasificación como un
taxón independiente y estimamos que más bien corresponde a una variación local en el
diseño de coloración. De hecho, la misma variación fue encontrada en los especímenes de
L. platei, que presentan una garganta sin manchas ni estrías en sus poblaciones más sureñas
(Illapel y Coquimbo) y la garganta estriada en las poblaciones más norteñas (Llanos de
Challe y Caldera).
L. josephorum fue descrito para Diego de Almagro, Finca de Chañaral y El
Salvador, mientras que L. velosoi fue descrito para la cuenca del Río Copiapó, en las
localidades de Monte Amargo, Piedra Colgada, Desvío Cerro Imán y Estación Paipote.
Aunque ambas poblaciones se encuentran separadas por aproximadamente 90 Km (línea
recta entre la Finca de Chañaral y Desvío Cerro Imán), no existe una barrera geográfica que
impida el flujo génico entre ambas poblaciones y más bien parece que la falta de
poblaciones intermedias obedece a una falta de muestreos (Fig. 4). En efecto, uno de
nosotros (JTP), posee un registro fotográfico de un espécimen asignable a L. velosoi en la
localidad intermedia de Inca de Oro, lo cual parece corroborar que este aparente
“aislamiento” se debe a la falta de colectas (Fig. 3c).
L. velosoi puede ser distinguido de L. platei por la ausencia de mancha antehumeral
(siempre presente en L. platei), escamas temporales lisas o débilmente quilladas
(notoriamente más quilladas en L. platei) y dispuestas de forma subimbricadasyuxtapuestas (nunca yuxtapuestas en L. platei), las escamas dorsales de L. josephorum son
más grandes que las ventrales (similares en L. platei), el color de fondo de L. josephorum es
gris-café (café-amarillento en L. platei), las manchas oscuras de la banda temporal son
notoriamente más marcadas en L. platei, y de acuerdo a Pincheira-Donoso & Núñez (2005)
la LS de L. josephorum varia entre 48,7 y 59,1 mm (entre 56,1 y 67,4 mm en L. platei de
acuerdo a Pincheira-Donoso & Núñez, 2005).
Dentro del grupo “nigromaculatus” hay otras especies cuyo estatus taxonómico, o
bien no está adecuadamente resuelto, o bien ha sido revisado recientemente. PincheiraDonoso & Núñez (2005) proponen a L. copiapoensis (Müller & Hellmich, 1933) como
sinónimo junior de L. bisignatus (Philippi, 1860) al considerar que las diferencias
morfológicas y ecológicas entre ambas especies “no son significativas como para
establecer identidades evolutivas propias entre los dos taxa”(p. 389). Estas especies habían
sido encontradas como hermanas previamente por Lobo (2001) en un análisis filogenético.
La sinonimia fue aceptada por Lobo et al. (2010) y nosotros también concordamos, ya que
nuestro examen de topotipos de L. copiapoensis y L. bisignatus muestra que ambas
poblaciones sobreponen sus caracteres diagnóstico. Por otra parte, Pincheira-Donoso &
96
Núñez (2005) propusieron que Liolaemus kuhlmanni (Müller & Hellmich, 1933) es un
sinónimo de L. zapallarensis (Müller & Hellmich, 1933). Sin embargo, Lobo et al. (2010)
rechazaron esta sinonimia debido a la falta de datos de respaldo (“no supporting data
presented” p. 8). Creemos que es necesario llevar a cabo un estudio comparativo entre
ambas especies para esclarecer la situación taxonómica de Liolaemus kuhlmanni.
Sin duda, el grupo nigromaculatus es uno de los clados con una de las historias
taxonómicas más complejas de la herpetofauna nacional. Con este artículo, esperamos
haber contribuido a esclarecer un poco su composición.
ANEXO
Fig. 01.
Detalle de algunos caracteres examinados. A) Escamas supratemporales en L. josephorum
(SSUC Re 328). B) A) Escamas supratemporales en L. velosoi (MZUC 36624). C) Órganos
sensoriales en el subocular de L. josephorum (SSUC Re 327).
Fig. 02.
Diseño dorsal de algunos especímenes examinados. A) Macho (izquierda) y hembra
(derecha) de L. josephorum. B) Macho (izquierda) y hembra (derecha) de L. velosoi.
97
Fig. 03.
Fotografías de especímenes en vida. A) L. josephorum, Diego de Almagro. B) L. velosoi,
Tierra Amarilla (10 Km al sur de la localidad tipo). C) Espécimen de Liolaemus con el
diseño típico de L. josephorum y L. velosoi, fotografiado en Inca de Oro (localidad
intermedia entre las distribuciones conocidas de ambas especies).
98
Fig. 04.
Mapa de las localidades de procedencia de los especímenes usados en este estudio.
Agradecimientos
A M. Penna por su apoyo. A C. Garin por la revisión crítica del manuscrito. A P. Zabala
(Pontificia Universidad Católica de Chile), Juan Carlos Ortiz, Jorge Artigas (Museo de
Zoología de la Universidad de Concepción) y Franklin Troncoso (Museo Regional de
Concepción) por permitirnos examinar el material bajo su cuidado. A Y. Marambio por su
asistencia en terreno.
99
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100
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Moreno col. 05/5/1982. MRC 162. Caldera. J. Moreno col. 18/8/1983. MRC 273, 276, 28283. Caldera. J. Moreno col. 18/4/1983. SSUC Re 306-07. Caldera. F. Ferri col. 01/12/2011.
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09/12/2011. SSUC Re 311. Caldera. F. Ferri col. 11/12/2011. SSUC Re 312-15. Caldera. F.
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Ferri, J. Troncoso-Palacios cols. 12/12/2011.
Liolaemus platei. MZUC 2152-53. Combarbalá. I. Peña col. Noviembre de 1961. SSUC Re
029. Llanos de Challe. G. Lobos, A. Channier y J. González cols. 2002. SSUC Re 316-20,
335-36, 380. Caldera. Francisco Ferri col. SSUC Re 321. Illapel. Francisco Ferri col. SSUC
Re 420. Coquimbo. J. Troncoso-Palacios y Y. Marambio cols. 12/12/2011. MRC 058, 063.
Chañaral. J. Moreno col. 28/7/1982.
Liolaemus velosoi. MZUC 36612-14, 36618-20, 36624. Estación Paipote. J.C. Ortiz col.
16/02/1978. MZUC 32695, 32699, 32702, 32704, 32706. Copiapó. R. Moreno col. Febrero
de 2000.
101
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