El cáncer y el consumo de las carnes rojas y

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Autor
Medardo Rosales Estrada MD. Pediatra, master en nutrición
(Global Pediátrica -Cali) Teléfono: 524 85 25
El cáncer y el consumo de las carnes rojas
y embutidos
Estimados lectores, haciendo alusión a la noticia de la organización mundial
de la salud, del día 26 de octubre del presente año, la cual divulga una presunta relación entre el mayor consumo de carne roja y de embutidos con
cáncer, en mayo del año pasado, Escuela médica para padres también les dio
conocer a los padres de familia una información proveniente de otras fuentes, que también llega a la misma conclusión. El boletín no se ha modificado
y es el siguiente:
El cáncer es la primera causa de muerte a nivel mundial en la población adulta. Parece que la influencia genética solamente contribuye al 5% de los casos,
en cambio los factores ambientales el 95%, donde la dieta conforma el 35%
de ellos, según el metanalisis realizado por Raúl Baena Ruiz y Pedro Salinas
Hernández (1). Un metanalisis es el resultado de muchas investigaciones llevadas a cabo por otros autores.
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Se han identificado 3 tipos de dietas que definen el riesgo de cáncer.
1. Patrón saludable: alto contenido de frutas, vegetales, pollo, pescado, granos integrales y baja ingesta de grasa
2. Patrón no saludable: alto contenido de carne roja o carnes procesadas, azúcar refinado (golosinas), papas, alimentos azucarados y
alta ingesta de grasa
3. Patrón de bebidas no saludable: alta ingesta de vino, cerveza y
licor
A continuación, voy a describir los hallazgos que Raúl Baena Ruiz y Pedro Salinas Hernández encontraron en su investigación, respecto a los
factores de riesgo más frecuentes para cáncer. Bibliografía impresa en
el artículo.
El riesgo de cáncer de mama se reduce en un 11% con el patrón de
dieta saludable descrito anteriormente, en cambio, la mujer aumenta
el riesgo en un 21% con el patrón de bebida no saludable.
Uno de los desequilibrios más grandes en la dieta del hombre actual
es el exceso de calorías en carbohidratos refinados, estos son los alimentos ricos en azúcar, harinas blancas, comidas tipo rápido y todo
tipo de golosinas y snaks. Estos comestibles no solamente contienen
una gran cantidad de calorías sino que su procesamiento industrial
los despoja de nutrientes importantes como la fibra, minerales, vitaminas, antioxidantes y ácidos omega 3, entre otros, nutrientes que
podrían reducir el riesgo de cáncer. También suelen contener un índice glicémico alto (que incrementan rápidamente el nivel de glicemia).
El problema es que ambas características, el exceso de calorías y el
índice glicémico alto, aumentan el 8% el riesgo de cáncer de mama
en la mujer.
La obesidad aumenta el riesgo de cáncer de páncreas, próstata, hígado, útero, colon, esófago, mama (posmenopausia). Las mujeres trabajadoras durante el día en labores que implican buena actividad física
disminuyen el riesgo del 25% de cáncer de mama y el ejercicio de 30
minutos diarios en un 11%. Por otra parte, las mujeres con cáncer
de mama redujeron el 30 al 40% la mortalidad cuando empezaron a
practicar deporte.
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El cáncer de colon se incrementa proporcionalmente a la cantidad y a
la frecuencia de carne roja, lo mismo que el cáncer de vejiga, de riñón,
endometrio (útero), pulmón, hígado y estómago. Parece que el riesgo
de cáncer aumenta cuando se come carne roja rica en grasa y también
muy cocinada o muy azada. El consumo diario de 100 grs de carne roja
o 50 grs de carne roja procesada (embutidos), incrementa entre un
15 y 20% la probabilidad de cáncer de colon. El riesgo se aumenta si
son dos porciones al día o se suman otros factores como el tabaco, el
alcoholismo, el sedentarismo, entre otros.
En cambio el consumo de frutas y verduras reduce la incidencia de
casi todos los tipos de cáncer. Los alimentos ricos en fibra, además,
disminuyen el riesgo de enfermedades metabólicas, autoinmunes y
cáncer de colon. El estilo de alimentación mediterránea que se caracteriza por ser rica en frutas y verduras, aceite de oliva, cereales
integrales, leguminosas, pescado, carne de aves y pobre en carne roja
y productos lácteos, ha demostrado ser protectora del sistema cardiovascular y de canceres.
Todos los días un organismo produce células cancerosas y todos los
días un sistema inmune sano las destruye, sin embargo, todo tiene un
límite. Múltiples factores de riesgo haciendo sinergia simultáneamente dan como resultado una mayor producción de células cancerosas o
una menor capacidad del sistema inmune para destruirlas. La célula
cancerosa es una muestra clara de la degeneración, de la desorganización o de la entropía acelerada. El proceso de entropía normal de un
ser humano es vivir hasta su vejez, saludable y dignamente, no vivir
con enfermedades que lo incapaciten o morirse en pleno apogeo de
su vida.
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Se afirma que los sistemas aislados tienden al desorden o al caos a
medida que pasa el tiempo. Los sistemas aislados son aquellos que
no tienen un control externo para su funcionamiento o estabilidad.
Nuestro organismo es un sistema aislado, cuyo deterioro no lo podemos evitar, solamente podemos aminorar su velocidad o encontrar la
forma en que el deterioro siga su curso normal, tal como la naturaleza
lo ha programado para cada ser viviente en sus condiciones ambientales, durante millones de años.
Acorde con el concepto anterior, el origen de múltiples enfermedades
ahora comunes, puede tener una explicación en el marco teórico de
dos conceptos fundamentales: falta de programación genética y azar.
El primero tiene que ver con los nuevos desafíos ambientales a los
cuales no estamos programados genéticamente y el segundo, a que
no hacemos lo que nos corresponde hacer. Algunos factores humanos
que se han dejado al azar son, la falta de políticas preventivas y la alimentación saludable.
Antes de terminar el presente boletín, quiero resaltar dos conceptos
importantes, primero: la sumatoria de factores, que es fácil que suceda, incrementa notoriamente el riesgo de los cánceres comunes, por
ejemplo, una persona obesa, que por lo general es sedentaria, puede
comer todos los días carne roja, embutidos frecuentemente, alimentos ricos en harinas blancas, azucares y grasa, ser bebedora social y
fumar cigarrillo. La dieta de esta misma persona puede ser carente
de fibra (leguminosas y alimentos integrales, fundamentalmente) y
carente de alimentos ricos en antioxidantes, como lo son las frutas y
las verduras. El estreñimiento y los problemas inflamatorios del colon
que promueven canceres del mismo, también son comunes.
El segundo concepto, es que el cáncer del adulto puede empezar a
gestarse desde las primeras etapas de vida del ser humano. Exceptuando el consumo de alcohol y de tabaco, los demás factores de
riesgo enumerados en el párrafo anterior son comunes en el niño,
algunos de ellos con mayor intensidad, por ejemplo, conozco niños
que diariamente comen embutidos (chorizos, salchichas, jamón, mortadela), y a menudo varias veces al día. El exceso de comestibles ricos
en azúcar, harinas blancas, papitas fritas, lácteos y golosinas que un
niño puede comer todos los días, es algo tan común, que la gente lo
ha tomado como normal. Muchos niños no comen frutas, verduras ni
leguminosas y son completamente sedentarios.
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Estimados padres de familia, la salud es como un recipiente lleno de un
líquido que todos los días se está vaciando poco a poco, indefectiblemente;
cada persona tiene su propio recipiente; la responsabilidad con nuestros
hijos es procurar que su recipiente no pierda líquido más de la cantidad
normal. Los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo aumentan el vaciamiento del recipiente, les quitan gotitas de vida todos los días, por consiguiente, no podemos dejar al azar su alimentación y su actividad física,
su organismo no fue programado genéticamente para resistir estos nuevos
desafíos ambientales.
Bibliografía
1. Raúl Baena Ruiz y Pedro Salinas Hernández. Diet and cancer: Risk factors and epidemiological evidence. Maturitas 77 (2014) 202–208.
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