Los trazos de una vida dedicada al muralismo

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ENTREVISTA
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LOS TRAZOS DE UNA VIDA
DEDICADA AL MURALISMO *
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Durante aproximadamente dos años, en el muro de
la explanada del edificio central de la SAGARPA, ha
tenido lugar un intenso trabajo, caracterizado por un
derroche de pasión estética, en el que se combinan
técnica, perspectiva, figuras y colores. A lo largo de
este tiempo, los que laboramos en esta institución, hemos sido testigos del trabajo permanente y creador
que cotidianamente realiza todo pintor, pero también,
de la concentración y el esfuerzo físico que demanda
pintar un mural.
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A pocos días de que se realice la ceremonia oficial
que inaugurará la segunda de las tres partes de las
que constará el mural “Altares a la Patria”, Claridades
* Raúl Ochoa Bautista, Especialista Agropecuario «A» de la Dirección
General de Operaciones Financieras de ASERCA. Apoyos y Servicios a
la Comercialización Agropecuaria (ASERCA/SAGARPA).
Agropecuarias, ha querido acercase a la creadora
para conocerla y para que nos relate sus impresiones
y el trabajo que significa pintar tan monumental obra.
La pintora Carmen Cereceda Bianchi, de figura menudita, ojos expresivos y agudos -como los de todos los
creadores-, de carácter apacible y voz suave –que
no por eso deja de expresar la pasión que siente por
pintar-, tuvo a bien, robarle un rato a la actividad
creadora –si es que la creatividad puede darse un
respiro-, para platicar con nosotros.
De origen chileno –aunque ella se siente latinoamericana- la maestra Cereceda ha tenido una solida formación, que le ha permitido alcanzar ese grado de
expresión en cada una de sus obras. Se graduó en la
Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile;
posteriormente, realizó estudios en el Taller de Investigación para el Mural Moderno; curso composición
en la Escuela de Bellas Artes en Roma, Italia; así como
No olvida señalar, quizá como una forma de justificar
de manera inconsciente su vena artística, que en la
familia hubo un pintor. “Como usted sabe, mi segundo
apellido es Bianchi. Proviene de un migrante italiano llamado Giovanni Bianchi -ingeniero y pintor-, que llegó a
Chile durante la segunda mitad del siglo XIX. Fue muy
bien recibido como ingeniero -precisamente por ser la
época de construcción de los ferrocarriles- pero también
como pintor. La mayor parte de su obra artística la realizó en iglesias y retratos”, explica.
Si bien, admite la importancia del ambiente familiar, como una primera fuente de lo artístico, también recuerda que fue el encuentro accidental con
libros de pintura, pero sobre todo, la impresión y
emoción que provocó en su persona, lo que le permitió no sólo definir lo que era arte, sino también,
muy probablemente su vocación. “Tuve un tío que fue
embajador, y que por lo tanto viajaba mucho. Ante tal
situación, le pidió a la familia que por favor cuidaran
de sus libros de arte. Y recuerdo, que para que no se
echaran a perder, los libros se colocaron en un cajón
grande, un baúl. Un día mis primos, mi hermana y yo
–con la curiosidad de todo niño- , quisimos saber que
contenía aquel enorme baúl, así que lo abrimos. Lo
que encontramos fueron libros, que a los demás les
parecieron aburridos. Tome uno y al hojearlo, comienzo a ver ese colorido, seguí
pasando las hojas y me encontré con una imagen -un
retrato-, que hoy supongo
pudo haber sido una obra
de algunos de los pintores
italianos del renacimiento. La impresión, los sentimientos y la emoción que
despertó en mí -al ver su
traje, sus guantes blancos y
como me miraba el personaje-, fue tan grande, que
lo único que pude pensar
en ese momento: esto es
arte. Porque yo escuchaba
a mis padres a mis tíos y a
mis abuelos, hablar de arte,
pero no fue sino hasta ese
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Al preguntársele sobre sus primeros años, inmediatamente se ligan un conjunto de recuerdos. “Nací en la
Ciudad de Santiago de Chile, en la década de 1930.
Mi infancia fue increíble, tengo muy lindos recuerdos.
Aunque mis padres sólo tuvieron dos hijas -mi hermana
y yo-, contábamos con muchos tíos y primos por ambos
lados. Era el tiempo en que la vida familiar era muy
importante. El centro de la familia eran invariablemente
los abuelos. Vivíamos en común, en una casa de tipo
colonial enorme, que contaba con tres patios. Pero además, era una familia muy especial, todos los temas se
discutían a la hora de la comida, incluidos el religioso
y político. Recuerdo que era una mesa grande, y nosotros que éramos los niños, escuchábamos todo lo que se
debatía”, relata.
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LA INFANCIA DE UNA VOCACIÓN
exposiciones de pintura, así que era una vida familiar
muy relacionada con la cultura y el arte. Creo que
todo esto también forjo parte de mi personalidad y del
arte que pretendo mostrar al mundo”, recuerda.
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discípula en el Taller de Litografía de la Academia
de Artistas de Berlín, Alemania. Asimismo, durante alrededor de 17 años fue profesora en las cátedras de
Dibujo, Composición, Pintura Mural y Técnicas Materiales, en el Colegio de Artes de Ontario, Canadá,
la que por cierto, está considerada como la máxima
institución artística, en la región de Norteamérica.
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Educada en una familia, en que lo cultural formaba
parte del ambiente -ya que de manera recurrente
intelectuales y artistas visitaban la casa de sus padres-, desde temprana edad, tuvo la oportunidad
de estar en contacto con el tema artístico y en particular la pintura.“Nos llevaban a los conciertos, a las
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representó llevar a cabo esa tarea. “Mi vocación de
muralista se inicia a los 16 años. En esa época, mis padres me dijeron que no podría ir de veraneo, ya que
había salido muy mal en el examen de química, por
lo que tendría que repetirlo. Para lo cual, contrataron
a una profesora que todos los días iba a mi casa, a
darme clases. Me quedé por lo tanto, en Santiago de
Chile, mientras que mi familia había ido a la casa de
veraneo que tenían mis abuelos cerca de la playa. Como
podrá imaginar, estaba aburridísima y lo peor, es que
recibía cartas de mi hermana en las que me decía que
la estaban pasando muy bien y que habían visitado muchos lugares. Fue entonces, en esa situación que decidí
pintar un mural. Compre pinturas de ferretería, escogí
un muro que consideré adecuado y pinte mi mural. Se
llamó “Hombres de Chile”, y en el plasmé a los indígenas, los campesinos y los pescadores. Fue una enorme
impresión para mí, el poder expresarme a través del
lenguaje plástico. El recuerdo que tengo de ese hecho,
era la impaciencia con la que esperaba que terminara la
noche y que comenzara el día, la luz, para poder seguir
pintando, sentía una gran emoción. Terminó el verano
y mi familia regresó a casa. Al llegar y encontrar el
mural, la primera reacción que hubo fue de enojo por
no haber pedido permiso, por fortuna, de manera inmediata actuaron en forma positiva. El mural estuvo ahí
durante muchos años. Quizá este hecho, fue lo que les
hizo comprender mi vocación y saber que me tenían que
apoyar para que asistiera a la escuela de Bellas Artes,
en Chile”, dice al repasar sus recuerdos.
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momento, que me di cuenta, lo que significaba esa palabra. Como le dije, fue una impresión muy grande, y
después de esto, no me quedó la menor duda de que
yo quería ser artista y en particular pintora”, admite.
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A diferencia de otros artistas, que han comenzado
sus trabajos de pintura después de haber incursionado en otras profesiones, la pintora chilena tuvo
la fortuna de decidir su disposición artística a corta
edad. Cuando se le comenta el caso de José Clemente Orozco, descrito en forma precisa por Jorge
Cuesta, cuando señala: …que el progreso de su arte
se hizo en una dirección diferente de la que socialmente su vida se veía obligada a tomar, lo que hace
creer, que desde un principio establecieron una pugna en su espíritu, la voluntad de la vida y la voluntad
del arte…; la artista guarda silencio, reflexiona e
indica, con voz firme pero con humildad: “Carmen
Cereceda es una persona que nació decididamente
para pintar, lo supe desde muy chica y en mi caso, no
solo tuve la fortuna de saberlo, sino también, de recibir el apoyo de mi familia, que es muy importante.”
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SIEMPRE SE COMIENZA CON EL PRIMERO
De igual forma, trae a la memoria el primer mural
que pintó, cuando todavía era una adolescente y recuerda con mucho agrado y sonrisas, el arrebato que
LAS APROXIMACIONES CON
EL MURALISMO MEXICANO
En muchas ocasiones, en la vida de las personas, hay
encuentros que representan una coincidencia con el
destino. Señales que transforman el sentido existencial, y que despliegan cauces de energía insospechada. Es muy posible, que así haya sido el encuentro
que la maestra Cereceda tuvo con dos de los grandes muralistas mexicanos, no para definir su vocación
-porque esa ya estaba definida- pero sí, para fortalecer esa inclinación al muralismo y sobre todo, para
adquirir un mayor conocimiento que más tarde le permitiría expresar en su obra. Al primero que conoció,
fue al Pintor David Alfaro Siqueiros. “Lo conocí porque
era amigo de la familia, pero sobre todo, conocí su trabajo artístico cuando estuvo en Chile, pintando el mural “Muerte al Invasor”. En 1939, la ciudad de Chillán
sufrió un grave terremoto que la dejó devastada. Esta
ciudad es emblemática para nosotros los chilenos, ya
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res. Mi padre me sugirió, que sería mejor que fuera a
Europa a estudiar, pero yo insistí, ya que los grandes
muralistas estaban en éste país. En ese momento, México estaba viviendo una época de oro en lo cultural
y no había joven que estudiara pintura, que no soñara
con venir. Aquí estaban vivos los grandes pintores. Al
llegar, hice un curso en el Instituto Politécnico Nacional,
con el profesor Jesús Gutiérrez –al que tampoco voy
a olvidar-, fue pintor, químico y ayudante de los tres
grandes muralistas. Claro que en ese momento, Orozco
ya había muerto. El profesor Gutiérrez, les informaba
de las grandes técnicas de la pintura mural, que fueron inventadas en México y que lamentablemente la
gente no lo sabe. Por ejemplo, creen que el acrílico lo
inventaron en EE.UU. y no es así, se inventó en talleres
de México, al igual que la vinelita, que ya se usa poco.
Y desde luego, la piroxilina que esa si fue inventada
por los norteamericanos en la época de Ford -para la
industria de los automóviles-, pero que fue Siqueiros,
a quien se le ocurrió que era un material maravilloso
para pintar mural. Esas Técnicas las aprendí en el Instituto Politécnico Nacional, ahora ya la usan muy poco
los pintores, tengo la impresión que de que ya no las
enseñan”, advierte.
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que ahí nació Bernardo O’Higgins, el libertador de Chile. Es una ciudad muy bonita, de estilo colonial y rica en
lo agrícola. Como parte del proceso de reconstrucción,
el Gobierno de México donó una escuela -que precisamente lleva el nombre de “Escuela México”- y como un
gesto todavía mayor a la solidaridad, comisionó como
embajador cultural al maestro David Alfaro Siqueiros
para que pintara un mural en la biblioteca. Fueron dos
visitas las que hice cuando el pintor mexicano estaba
trabajando. El ejemplo de Siqueiros, sin duda fue fundamental no solo por mí, sino también para el ambiente
artístico de esa época. En sus conferencias y reuniones
con los intelectuales -que impartió durante su estanciasiempre sostuvo la crítica al carácter afrancesado que
habían adquirido los pintores de esa época. Y tenía razón, esa generación –la de mis padres- se había educado prácticamente en Europa. Y los pintores no eran
la excepción, estaban fascinados con lo que era París y
con el estilo de los pintores parisinos, que no miraban a
Chile, ni a Latinoamérica en general”, evoca.
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Posteriormente, viajaría a México y su relación con
la pintura mexicana se intensificaría aún más. “Una
vez terminada la carrera en la Escuela de Bellas Artes
de la Universidad de Chile, le pedí a mi padres que me
enviaran a México a estudiar, porque era precisamente en este país donde estaban los tres grandes pinto-
Su pasión, la llevaría a conocer a Diego Rivera y
formar parte del grupo de ayudantes, con los que
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EL ARTE CON SENTIDO SOCIAL
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contaba el famoso pintor. “Que cómo llegué a conocer a Diego Rivera, digamos que fue un impulso
de juventud, soñaba con conocerlo. Un día me dije,
tengo que conocerlo. Así que tome un autobús y llegue a su casa. Me recibió una señora gorda que era
la criada, y lo primero que me preguntó, es si había
sido invitada. Al contestarle en forma negativa, me
dijo que no podría verlo. Frente a esta situación, no
tuve más alternativa que darle un empujón y entrar,
subí la escalera y llegué al taller, donde encontré al
maestro Rivera pintando. Le expliqué que era chilena,
pintora y que me gustaría trabajar con él. El muralista me comentó que acababa de regresar de Chile,
ya que había asistido a una conferencia de artistas
e intelectuales y que el país, le había parecido maravilloso. Tuve la fortuna de caerle bien, justamente
porque había regresado encantado de mi país. Sobre
ser su ayudante, me dijo que en ese momento no estaba pintando murales, sino encargos. Pero que podía
apoyarle en el taller, así como otros jóvenes que tenía,
recuerdo que éramos como cinco o seis los que le ayudábamos. Es importante decir, que nos trataba maravillosamente bien a las mujeres, pero con los hombres
era altamente exigente. No obstante, a todos los que
aspirábamos a ser sus ayudantes, nos hacía un verdadero examen, lo que nos daba cierta categoría. En
mi caso –recuerda-, me preguntó sobre dibujo, teoría
del color y composición, mucho de lo que me habían
enseñado en la escuela de Bellas Artes, en Santiago
de Chile. Y para finalizar el examen, siempre hacía la
misma pregunta ¿qué piensa de la situación mundial,
del proletariado y de la lucha? Lo que evidenciaba
mucho de la personalidad del maestro Rivera.
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Como muchos de los artistas
plásticos, la maestra Cereceda
ha pintado un importante número de obras de caballete, sin
embargo, no oculta su inclinación
por la pintura de mural, ya que
ofrece invariablemente un arte
con sentido social. “Efectivamente, me gusta más pintar mural
que en caballete, a pesar de que
también me gusta mucho. El mural
ofrece ventajas muy grandes. El
arte en la actualidad -en Europa,
EE.UU. y también en América Latina-, se ha orientado por el sentido individualista del artista. Les
interesa por lo tanto, pintar en caballete más que en
mural, además porque este último, demanda un mayor esfuerzo físico y de concentración. El arte se ha
ido por el lado de la expresión íntima de un hombre y
una mujer que son artistas y punto. Esta tendencia, ya
era ya muy criticada por los tres grandes muralistas,
no olvidemos los desencuentros con Picasso. Creo que
hoy en día, esta situación se está viviendo en forma
exagerada. En todos los campos –con excepción, quizá de la literatura- el arte se ha dirigido hacia una
tendencia extremadamente individualista, es decir, en
relación al problema o lo que siente íntimamente un
señor o una señora, pero esta manifestación artística pereciera estar desvinculada de la realidad global, desvinculada de la gente. Se ha olvidado que
somos realmente una sociedad, que es el diseño de
la naturaleza para el ser humano. Los científicos nos
han dicho, que el hombre es el ser con mayor sentido
comunitario, más que cualquier animal y de eso nos
hemos olvidado. También nos han explicado, que individualmente, corporalmente y físicamente, los hombres primitivos eran mucho más débiles que cualquier
animal, que fue gracias a la inteligencia y al sentido
comunitario, como el ser humano logró sobrevivir. Sin
olvidar que somos seres creados por la naturaleza,
el sentido comunitario nos indica que evidentemente
somos seres sociales. Pienso que el arte carece –en
nuestros días- de esta visión, al artista pareciera no
interesarle lo que está pasando. Un mural se crea al
menos para siempre y contiene en todo momento un
mensaje, al menos los muralistas profesionales están
constantemente pensando en el público, sin desdeñar
su libertad”, comenta.
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Alguna vez, Gabriel García Márquez dijo: …mi
problema más importante era destruir la línea de
demarcación que separa lo que parece real de lo
que parece fantástico. Porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no existía… Evidentemente el escritor colombiano estaba dando una descripción de su obra en particular, pero también del
realismo mágico en general. Aunque el término de
realismo mágico fue acuñado por primera vez durante la segunda década del siglo XX, por el crítico
de arte alemán Franz Roh para describir las obras
expresionistas del pintor Karl Haider, fue quizá en
América Latina donde encuentra su verdadera expresión. Es por ello, que Alejo de Carpentier al hablar del realismo mágico –o como él lo llama- lo real
maravilloso, indica que forma parte de la realidad
latinoamericana y de las experiencias cotidianas; y
es concluyente, cuando describe la historia de Latinoamérica como nada más que una crónica de lo
real maravilloso. En este sentido, la pintora Carmen
Cereceda se considera también heredera de este
movimiento.”Mi estilo, forma parte de eso que han
llamado realismo mágico. Desde mis primeras exposiciones, los críticos indicaron que mi arte pertenecía
a ese movimiento Es muy interesante el movimiento del
realismo mágico, es un estilo que nació en Latinoamérica. Ustedes tuvieron un gran realista mágico en la
literatura como fue Juan Rulfo. Los escritores son como
una pléyade de esta tendencia, en donde se combina
la realidad y la imaginación. Me comentaba en cierta ocasión un crítico norteamericano, que cuando veía
el arte de América Latina se confundía, no sabía si
estábamos hablando de la realidad, ya que además
le parecía que se incluía un alto grado de eso que
llaman mágico. Pero el mismo crítico concluía, que eso
es, porque los latinoamericanos vivimos así. Le parecía
increíble –por ejemplo- que un mexicano fuera al cementerio y le llevara comida a sus muertos, cosas que
a nosotros nos parecen absolutamente naturales. Claro
que de joven, tuve muchas de esas lecturas vinculadas
al realismo mágico”, admite.
desarrollado su propio estilo para expresar un ángulo inédito de la realidad latinoamericana, lo que se
manifiesta en los diversos murales que ha creado, comenzando por el mural “La alfabetización”, pintado
el Auditorio Abelardo Ramírez, en Ciudad Libertad,
en la Habana, Cuba, en el año de 1963. “En aquel
tiempo, el Ministro de Cultura del Gobierno de Cuba,
me propuso que pintara sobre la campaña de alfabetización que se estaba llevando a cabo. De inmediato me
vincule con los jóvenes, para lo cual -al igual que sus familiares- fui a la estación de ferrocarriles de la Habana,
para verlos llegar, venían de todas partes del país, era
una escena impresionante. Cuando los vi, me di cuenta
que eran adolescentes, -no eran universitarios- sino jóvenes de lo que aquí sería preparatoria, entre 15 a 18
años y no más. Durante toda una semana y a lo largo
del todo el día, estuvieron llegando, venían todavía con
sus uniformes, todos polvorientos, los jóvenes con barba,
no por pose -como podría pensarse-, sino porque vivían
en plena selva. Pero también traían, una gran cantidad
de regalos que les habían dado los campesinos como
agradecimiento -cerditos, perritos, flores, entre muchas
otras cosas-, era increíble. Pero sobre todo, venían con
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HEREDERA TAMBIÉN DEL REALISMO MÁGICO
SU TRAYECTORIA EN EL MURALISMO
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Aunque como lo ha reconocido, la influencia del muralismo mexicano -a través de su relación directa con
Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros- fue definitiva,
más allá de la huella que estos maestros imprimieron en su formación, la pintora Carmen Cereceda, ha
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de las pampas salitreras de Chile, que es una vida
muy difícil en esa región. “Fui a pintar a Antofagasta,
que es una ciudad no muy grande, pero si muy importante en el norte de Chile, ya que de ahí sale el cobre
-una de las principales riquezas de Chile-, lo poco que
queda de salitre y algunas otras riquezas del Norte.
Como puerto es muy importante. Le hice la propuesta
al alcalde y me dijo que le encantaría que pintara en
el nuevo edificio de la municipalidad, en donde también se estaba construyendo una Casa de Cultura, lugar
más que adecuado para mural. Las autoridades de la
ciudad, me dieron el material requerido, ya que mi trabajo fue gratis. Lo único que solicité, fue un viaje a la
pampa, con la finalidad de que pudiera conocer sobre
el tema, por lo que de forma inmediata se me asigno un
transporte y un chofer a mi servicio. No sé si ustedes han
oído hablar, que el desierto chileno es el más desierto
del mundo. No crece nada vivo, de repente una plantita
chiquitita, que sirve para hacer un té. A lo largo de mi
viaje, visité los distintos campamentos de explotación
minera, que son pueblitos muy miserables, dándome
cuenta del horror de la vida del minero. La vida ahí es
durísima, comparado con el lujo que vivieron esos pueblos de la Pampa, a fines del siglo XIX y hasta las dos
primeras décadas del XX, cuando el salitre representaba una enorme fuente de riqueza. Era tal el lujo y la
riqueza, que grandes artistas fueron a dar espectáculo.
Por ejemplo, recuerdo que encontré un teatro en ruinas
en donde todavía había un cartel que anunciaba el espectáculo de Sarah Bernhardt, la gran actriz francesa
de cine y teatro de aquella época. Había ido a actuar
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las caras de satisfacción, con el gusto de haber cumplido con algo tan extraordinario como era el enseñarles
a leer y escribir a un gran número de campesinos. A lo
largo de las pláticas que sostuve con estos muchachos,
supe algo que el gobierno nunca dijo, que había sido
muy difícil llevar la campaña durante los primeros seis
meses, ya que los campesinos no los aceptaban, incluso muchos de ellos tuvieron que dormir en las calles.
Durante estos meses lo que recibieron fue el desdén. A
partir de la constante exigencia de los muchachos, los
campesinos accedieron a que comenzaran con los niños,
una vez que vieron que sus hijos ya sabían leer y escribir,
aceptaron participar en la campaña. Pero lo primera
época de la campaña fue atroz, todo lo que se dijo, “de
que el pueblo los había recibido muy bien”, no era verdad, fue gracias al esfuerzo de estos muchachos, porque pese a la situación tan adversa ellos permanecieron
allí, no hubo ninguno que desertara. Ya en los siguientes
seis meses se produjo una simbiosis muy hermosa, de
amor y cariño. Eso es lo que quise dejar plasmado en el
mural, algunos de estos muchachos posaron, me visitaron durante todo el tiempo que lo pinté, e incluso, el día
de la inauguración del mural, estuvieron presentes con
sus uniformes ya todos viejos. En la actualidad, hay monumentos a la alfabetización por todas partes de Cuba,
no obstante, esta situación que vivieron, casi heroica digamos, muy pocos los saben. Que valiosa es la juventud
cuando puede encausarse”, considera.
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Posteriormente, en el año de 1969, pintaría el mural
“La Pampa”, en el cual se narra plásticamente, la vida
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dad en donde por cierto, fue catedrática por muchos
años. Con esta obra, pretendió ofrecer un homenaje a
la labor altruista, que practican diariamente muchos
médicos, en todas partes del mundo. “Efectivamente,
yo di por mucho tiempo clases en el Colegio de Artes en
Ontario, Canadá, que está considerada como la máxima institución artística de Canadá y de toda la región
de Norteamérica. Es una institución que tiene muchos
años y que además es muy académica, aspecto que me
parece importante en la formación de los jóvenes. El
mural que pinte en la Facultad de Odontología, lleva
unos versos de una escritora muy conocida en Canadá. Son unas frases muy poéticas -que no las recuerdo
exactamente en este momento- pero hacen referencia a
la admiración y al enaltecimiento de la actividad médica
en cualquier época, un reconocimiento a ese espíritu de
ayuda al ser humano. Del lado izquierdo del mural, está
la parte indígena norteamericana y en la parte derecha
está un doctor que es un dentista. Es un homenaje a los
verdaderos médicos que tienen esa actitud de ayudar.
Actitud que ha existido desde que se dieron los primeros
brotes de vida en el planeta. Tengo preciosos recuerdos
de cuando pinte ahí, porque me ayudaron de una forma
extraordinaria. Para poder conocer el tema, me invitaron a una operación que realizó un famoso médico que
venía de Londres, me permitieron observar en micros-
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al gran desierto de Chile, muy probablemente por la
gran cantidad de dinero que le pagaron. Esto habla de
la opulencia tan increíble que se vivió. Tiempo después
y con la Primera Guerra Mundial, los alemanes descubrieron un salitre sintético que era mucho más barato,
por lo que todo se vino abajo para estos pueblos. Hoy
en día, casi todo está muerto y lo que vi, era lo poco
que quedaba, mineros que no querían irse por amor a lo
que ellos considera “su Pampa”. Al principio pensé, que
terrible es la vida. Sin embargo, después de platicar con
los mineros –en general gente grande y muy alerta en lo
político- me quedó un cierto acento esperanzador que
quise transmitir en el último tramo del mural. Me dijeron
que lo que falta era mover otras cosas, mover todo lo
que se está dando en la cultura, mover sentimientos, tenían la firme convicción de que Latinoamérica debía ser
una, de tal forma que si un hermano está enfermo, si un
hermano está pobre, si a un hermano le pasa algo, los
demás tendrían el deber de ayudarle. Creo que tenían
razón, si Latinoamérica hubiese tenido ese espíritu de
hermandad, habrían seguido comprando salitre, porque
lo importante es el ser humano. Es necesario mover otras
cosas. No todo es oferta y demanda”, explica.
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En 1978, pintaría nuevamente otro mural, éste en la
Facultad de Odontología, en Toronto, Canadá; ciu-
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riodo, tenían una idea materialista de las cosas, pensaban sólo en trabajar para tener bienes materiales, viajar
a Europa, pero sin importarles los demás, sin ese sentido
social. Para mí fue terrible, no era el Chile que yo había
dejado hacía años. Ni siquiera el Chile que yo visitaba
cada año -ese de la dictadura, cuando las conversaciones eran intensas- sentí que ese Chile se había acabado.
Era un país dedicado a lo material, que había perdido
esa consciencia de lo colectivo. Y entonces me pregunte:
¿a dónde me voy? Después de reflexionar decidí venir a
México, ya que tenía muy gratos recuerdos de mi estancia durante mi juventud. Así es como llegue a este país.
Además, me hacía falta lo latino, sobre todo después de
haber vivido tanto tiempo en Canadá”, refiere.
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NUEVAMENTE A MÉXICO
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Se dice, que todo pintor va en busca
de su luz, aquella que ilumina los objetos en forma afín a su visión del mundo; por fortuna –para nosotros- Carmen Cereceda ha encontrado su luz en
éste país. A partir de 1992, México
ha seducido la mirada minuciosa y el
espíritu creativo de la pintora chilena.
Podemos decir que ha encontrado en
nuestra nación, el tema para sus murales. La relación que ha establecido con
México es tal, que nadie pensaría que
sus pinceles vienen de tan lejos.
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“Cuando terminó la dictadura militar, mi
primera idea fue regresar a Chile, a mi
país. De hecho, estaba ya en posibilidad
de jubilarme en mi trabajo como académica en Canadá. Regresé muy feliz a
Chile y lo que me encontré, fue un país
que no reconocía, había muchas secuelas de la dictadura. Y por otro lado, los
jóvenes que habían crecido en ese pe-
La residencia en nuestro país, le permitió que tomara
nuevamente su quehacer muralista, de modo que en el
año 2003, pintó en el teatro Ángela Peralta, en San
Miguel de Allende, Guanajuato, el mural “Homenaje a
las Artes”. “Qué lugar más adecuado podía haber, que
el teatro que lleva el nombre de una de las sopranos
mexicanos de fama mundial, llamada incluso el ruiseñor
mexicano. Déjeme decirle, que en Italia hay teatros que
llevan precisamente su nombre. La idea del mural, es
presentar las artes pero con un contenido histórico. En la
parte baja se muestran 5 de las principales artes, mientras que en la parte de arriba está Quetzalcóatl, que
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copios electrónicos gigantescos para poder ver cosas
inimaginables hasta ese momento para mí, como por
ejemplo, unas células antiquísimas. Me llevaron también
a conocer varios hospitales y he de decir, que me impresionaron mucho -hasta las lágrimas-, los hospitales que
tienen para los niños con cáncer. Durante ese tiempo que
trabajé como académica, no pinté mural, sino mucho de
caballete, encargos que tenía, sobre todo en Canadá.
La vida en Ontario, Canadá, fue una vida esplendorosa,
de mucho entendimiento por el arte, mis alumnos muy
receptivos e interesados, una sociedad con abundancia
económica. Con sus problemas, pero finalmente problemas de un país de primer mundo. En ese lapso, viajaba
en forma continua a Chile, para visitar a la familia. Fue
también el tiempo en que ocurrió el golpe militar en mi
país, algo terrible, tengo familiares que fueron torturados y amigos que desaparecieron. Además cada vez me
era más difícil poder entrar a mi país, tenía la impresión, de que en alguna de esas visitas que hacía, ya no
permitirían que regresara a Canadá. Por fortuna, las
autoridades del gobierno canadiense siempre me apoyaron. Recuerdo que le comente todo esto a un senador
de Canadá, y me dijo que no me preocupara, que me
darían un pasaporte canadiense, y que con eso ya no
tendría problemas”, reseña.
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A partir del año 2009, en el muro de la explanada
del edificio central de la SAGARPA, la artista chilena
se ha dedicado en forma constante –de lunes a sábado-, a trabajar en uno de los retos más grandes
que ha tenido a lo largo de su carrera. Un desafío,
no sólo por el tema, sino porque muy probablemente,
será uno de los murales más grandes que haya en el
país. “Durante algún tiempo, anduve buscando un lugar
donde poder pintar un mural, que sirviera como regalo
para México, con motivo de las fiestas del Bicentenario
de la Independencia y al Centenario de la Revolución
Mexicana. Toque varias puertas sin obtener respuesta
alguna. Mientras buscaba, un día vine a visitar a una
amiga que conocí en San Miguel de Allende y que estaba trabajando como funcionaria de la SAGARPA. Al entrar al edifico, vi el muro y me enamore de él, pensé que
era el sitio apropiado para pintar el mural. Le comente
a mi amiga, la posibilidad de hablar con el Secretario de la SAGARPA para hacerle la propuesta. Preparé
todo el material y ella se lo presentó. Me contó que después de mostrarle el material, el Secretario no comentó
nada y al final dijo, que iba a pensarlo. No obstante, se
quedó con todo lo que le había preparado, ya que iba
enseñárselo a unos amigos. Lo que indicaba que el proyecto no le disgustaba. Días después se organizó una
reunión, en la que estuvieron varios funcionarios de la
SAGARPA, en dónde ofrecí una charla sobre mis murales y presenté la propuesta. Tiempo
después mostré los proyectos y una
vez aceptados, comencé a trabajar.
El mural tiene como título “Altares
de la Patria” y consta de tres partes, en las que se pretenden plasmar
tres episodios claves de la historia
de México. La parte central que
se llama “La patria”, representa
la época de la Independencia y la
Revolución. La segunda parte –que
recién terminé-, la he denominado
“Los dioses creando al hombre y la
mujer mesoamericanos”, corresponde a la época prehispánica. Para el
tema de esta parte, elegí un pasaje
del Popol Vuh, el libro sagrado de
los mayas. La tercera parte, tendrá
el nombre de “México actual”. Permítame comentarle, que ya había
comenzado a dibujar los bocetos y
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Sería en esa misma ciudad -San Miguel de Allende,
Guanajuato-, donde crearía su segundo mural. Así,
en la Sala de Cabildos, durante el año 2006, la
maestra Cereceda, pintaría “Allende y el pueblo insurgente”. “Después de pintar el mural en el Teatro Ángela Peralta, el Presidente Municipal de San Miguel
Allende, me invitó a pintar un mural, y el lugar que se
propuso fue la sala de cabildos. Fue también un regalo
de mi parte, ya que solamente me proporcionaron los
materiales. Pinte este tema muy inspirada, leía mucho
sobre lo que fue la Independencia de México y me pareció realmente un proceso extraordinario. Creo que
el espíritu de esa gesta, va más allá de la celebración, me di cuenta que los insurgentes tenían un inmenso
sentido social, un ejemplo de ello fue la abolición de
la esclavitud. Había un marcado espíritu americanista, que compartían personajes como Allende, Hidalgo,
los hermanos Aldama, por mencionar algunos. Yo me
inspiré en eso. Después de leer varios libros y platicar
con historiadores, me di cuenta de que ese este espíritu
americanista existía en muchos líderes de esa época.
Ahí tenemos a Simón Bolívar, que logró la independencia de cinco países, pero que también quiso venir
a México a ayudar. Esa solidaridad es la que hemos
perdido”, asegura.
EL MURAL EN LA SAGARPA,
UN REGALO A NUESTRO PAÍS
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según la leyenda indígena trajo sabiduría y también el
arte, le acompaña una cara gigantesca indígena y otra
española que representa el mestizaje, así como la figura
de San Miguel enfrentando al demonio”, describe.
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una forma de conocimiento, paralelo al conocimiento
científico. “Digamos que son dos fuentes de conocimiento. El artista ve cosas distintas de las que observa
el científico, le importa el ser humano pero en otro
aspecto, en un aspecto no tangible.” Y concluye: “desgraciadamente el espíritu individualista ha generado
una destrucción. La solución estaría en una revolución
educacional, totalmente diferente. Que a los niños se
les enseñe lo que es arte desde sus primeros años, pero
sobre todo, la función social que cumple.”
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me detuve, sobre todo, porque le estaba
dando una gran importancia al petróleo.
Es verdad que el petróleo es fundamental
para México –y el mundo-, pero también
es cierto que contamina. Lo que pretendo,
es que el mural en general, destaque la
importancia de la riqueza ecológica de
este país, por lo que creo conveniente que
también se enfatice sobre las energías alternativas que se están generando, como
la del aire, la del sol, la del agua. Quiero darle más importancia a todas estas
cosas nuevas que nos está enseñando la
naturaleza y con las cuales, no la vamos
a destruir ni a destruirnos nosotros. Como
bien ha mencionado, es un desafío por su
dimensiones, ya que será un mural de 16
m de ancho por 5.6 m de alto. Recientemente volví
a ver el Mural que pinto Siqueiros en el Castillo de
Chapultepec, llamado “Del porfirismo a la revolución”,
así como el de Rivera “Sueño de una tarde dominical
en la Alameda Central”, y ambos son muy grandes”,
expone.
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Por último y cuestionada sobre la función que en la
sociedad actual debería tener el arte, indica que es
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