El Concierto para Piano y Orquesta N° 2, del Maestro Dieter Lehnhoff

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El Concierto para Piano y Orquesta N° 2,
del Maestro Dieter Lehnhoff
Lester Homero Godínez
El miércoles 13 de agosto de 2008 tuvimos la oportunidad
de escuchar el estreno mundial del Concierto N° 2 para Piano
y Orquesta del compositor, investigador y director Dr. Dieter
Lehnhoff. El acontecimiento se da durante un extraordinario
concierto en el que músicos alemanes y guatemaltecos
comparten escenario, para ofrecernos una noche realmente
sorprendente, en el Auditórium Juan Bautista Gutiérrez en la
Ciudad de Guatemala.
En efecto, la audición dio inicio con la participación de la
Orquesta de Cámara Bach, de Leipzig, Alemania, interpretando
una limpia y simpática versión de la Obertura Ruy BIas de
Félix Mendelssohn, seguida por el concierto N° 1 para violín
y cuerdas, del genio de Eisenach, Juan Sebastián Bach. En
contraste con la anterior, fue interpretado el estreno mundial
de la obra El Tun-Balam-Ix del joven compositor mexicano
Alberto Pantaleón, quien además dirigió la camerata.
Ya en la segunda parte del concierto, se integraron los
músicos de la orquesta Millennium y el ensamble resultante
fue dirigido por el Maestro Dieter Lehnhoff, obteniéndose
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finalmente una orquesta de gran calidad, magnífica afinación
y ricas sonoridad es, dada la complejidad de temperamentos
-alemán y guatemalteco-, iniciando con la Sinfonía N° 7 del
compositor guatemalteco José Eulalio Samayoa. Una auténtica
sorpresa para quienes no podrían creer que en la Guatemala
del siglo XIX hubiese podido existir un verdadero maestro del
pentagrama, capaz de componer como los grandes maestros
europeos de la época: un verdadero orgullo para los
guatemaltecos; parte del meritorio trabajo de rescate de música
antigua de Guatemala, por parte del doctor Lehnhoff.
Seguidamente, lo que podríamos considerar (sin restar
méritos a las demás obras), como el plato fuerte de la noche.
En este momento, la orquesta debió ampliarse más allá del
esquema orquestal clásico del Maestro Samayoa, para abordar
una partitura de corte contemporáneo. Aunque la obra es
considerada como postmoderna por el autor, quizá no debemos
correr prisa por etiquetarla, pues la obra en sí adquiere ribetes
particulares que rebasan los alcances difusos del
postmodernismo. Por el contrario, con criterio muy propio, el
autor intenta conjugar elementos y estilos característicos del
ambiente clásico, insertando elementos del siglo XX, como el
tango, el blues y el jazz (un estilo cultivado por Lehnhoff en
sus años juveniles), brindándonos connotaciones urbanas de
tráfico y rascacielos.
La Toccata con que inicia el concierto nos manifiesta sin
ambages la clara intención de dedicarle el protagonismo al
piano. Compuesto en estructura binaria, nos presenta un primer
tema con mucho vigor, combinando recios acordes de fuI!
ensemble cimentados en los metales, la percusión (homenaje
no intencional a Tchaikovsky o quizá aires de big band), para
provocar la cálida, respetuosa y varonil respuesta del piano
-interpretado de memoria, por cierto, por el solista costarricense
Sergio Sandí: iBravo!-. Cabe resaltar que encontré un
equilibrado balance entre el trabajo asignado a la orquesta y
a las partes reservadas al piano, al cual se le ofreció además
importantes espacios cadenciales, para permitir precisamente
la natural presentación de la exposición temática y una prudente
exhibición de técnica pianística. En contraste, sin caer en el
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rigor de la forma Sonata, el compositor nos ofrece un segundo
tema de mucho sentimiento y ternura, para permitir al solista
mostrar su control sobre las partes sensibles y tiernas de la
obra. Luego de un desarrollo muy bien trabajado por el autor,
habríamos de volver a una reexposición para ponernos en ruta
de un gran final, que hubo de arrancar aplausos a no pocos
escuchas incautos.
En cuanto al segundo movimiento, titulado Nocturno, debo
confesar que los escuchas fuimos presa de cierta tensión, del
primero al último compás, toda vez que el autor imprimió una
atmósfera de cierto misterio, en el cual el piano parecía discurrir
sobre lugares angostos, oscuros y riesgosos, acudiendo en
su ayuda algunos instrumentos solistas, con ciertas advertencias
del clarinete bajo. Un cuadro de rasgos urbanísticos fincado
en cualquier ciudad del mundo, pintado magistralmente en
tonos grises y ocres, callejones oscuros, relampagueantes
anuncios de neón, graffitti y el tremolar de un subterráneo bajo
nuestros pies. El final del movimiento, nos habría aliviado de
aquella conmovedora tensión, para acceder al último
movimiento.
En el tercer movimiento, el maestro Lehnhoff se permite
algunas licencias respecto de los formatos convencionales de
los conciertos para piano, comenzando por el carácter Capriccio,
que resulta acertado, pues nos muestra un movimiento relajado,
alegre y hasta humorístico y juvenil, que habría de permitir un
cómodo despliegue de las cualidades del pianista, conservando
no obstante, un control sobre los tuttis de la orquesta, la cual
habría de participar en suerte de juegos y diálogos, permitiéndole
a la obra un feliz desenlace de Gran Concierto. Nuevamente,
i Bravo! Bravo por la orquesta y el hermanamiento de las dos
naciones, Guatemala y Alemania; por el solista costarricense,
maestro Sergio Sandi (uno de los virtuosos laureados con el
Premio Nacional de Música de Costa Rica), quien mostró su
dominio técnico y el dominio interpretativo de la partitura con
toda comodidad; y una ovación de pie, para el Maestro Dieter
Lehnhoff, por su solvente trabajo de dirección orquestal.
Merecidos aplausos para el Instituto Superior de Artes, adscrito
a la Universidad Nacional de Costa Rica, por haber encargado
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al Dr. Lehnhoff la composición de esta obra, que viene a
significar un valioso aporte de Centro América a la cultura
pianística del mundo.
El postre final, precisamente para endulzarnos los oídos
a los asistentes, pudimos escuchar el danzón Tardes de Feria
del Maestro Lehnhoff -obra que habría de preludiar
oportunamente, la feria de la ciudad de la Nueva Guatemala
de la Asunción en honor a la patrona de la ciudad, la Virgen
de la Asunción, que se celebra desde hace más de 400 años,
precisamente el día 15 de agosto-o Escuchamos con deleite,
dúos melodiosos entre flauta y oboe, dos oboes, solos de
clarinete y otros instrumentos, para ofrecernos una verdadera
celebración musical y mostrarnos, de paso, el trabajo de
investigación de las culturas y músicas populares que ha
realizado el autor, quien ha sabido utilizar dicho material musical
finamente arreglado, para ofrecernos un cuadro de feria chapina
(quizá Jocotenango, quizá el Cerrito del Carmen), con todo su
esplendor y colorido , como los multicolores güipiles y trajes
típicos de nuestra Guatemala de la Asunción .
Conviene agregar, como coda final , un sincero
reconocimiento al Dr. Dieter Lehnhoff por su incansable trabajo
como docente, como director, como investigador, como
académico e intelectual , y ahora , como un fértil y serio
compositor iGracias Maestro!
Guatemala, agosto del 2008
Lester Homero Godínez es un destacado marimbista e
investigador guatemalteco. Licenciado en Música por la
Universidad del Valle de Guatemala, es autor de importantes
trabajos sobre la música de Guatemala.
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