" ~lM¡PIlJCAc!IOIN¡D;E lLA I~A!I IfO'PA!JjOll.JO,GríA IflM~ 1ft \L~L ~ u \," " , " " \! IIJ u z I COiN1I1EXTO lf)¡f~lO~ 1, fH"A'LLLAZ~GO,S A!NTlRlO~P,OIL(lG~(;OS!l FRANCISCO ETXEBERRIA Departalllento de Medicino Lego/' FaCll/lad de Medicino, Universidad,del País VasCO, RESUMEN Bajo el argumento de que los estudios de Paleopatología tienen una metodología equivalente a los de Antropología Forense, y teniendo en cuenta que es necesario conocer con exactitud el contexto de las inhumaciones para valorar los aspectos de Tafonomía, muchas veces responsables de los problemas de pseudopatología, se insiste en la necesidad de implicar al paleopatólogo en las tareas de recuperación de los restos humanos y del trabajo in si/u en el lugar de los hallazgos, PALABRAS CLAVE: Antropología, PaleopatologÍa, PatológÍa Forense, TafonomÍa, Tanatología, 1, INTRODUCCIÓN El ordenamiento jurídico espafiol, y el particular modelo organizativo de la medicina forense en nuestro país, exige la participación directa, in situ, del Médico Forense en el lugar en donde se encuentra el cadáver para proceder a 'la llamada Diligencia del Levantamiento del cadáver. Este imperativo legal que encontramos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal se justifica con arreglo a dos principios: a) el asesoramiento al Juez de Instrucción, verdadero director de las diligencias judiciales que lleva a cabo la comisión judicial de la que forma parte obligada el Médico Forense; y b) el comienzo del proceso de estudio médico legal desde el punto de vista técnico y científico, que posibilita la configuración de'las pruebas a través del documento pericial, que se continúa en la práctica de la autopsia, En efecto, desde el punto de vista de la investigación de las causas y las circunstancias del fallecimiento, en estos supuestos, es fundamental conocer el contexto del hallazgo del cuerpo para la correcta interpretación del caso, Por ello, muchos autores de Medicina Legal consideran que la autopsia judicial da comienzo en la diligencia del levantamiento del cadáver, En nuestra opinión, todo lo anteriormente expuesto puede ser trasladado al ámbito de la Paleopatología si queremos, contribuir, verdaderamente, a la reconstrucción del hombre en el pasado, De hecho, tal y como hemos manifestado en más de una ocasión, desde el punto de vista metodológico, la Paleopatología no difiere en nada a los contenidos clásicos de dos de los grandes pilares de la Medicina Legal, como son, la Patología Forense y la Tanatología, 29 En cualquier caso somos conscientes de que, hoy por hoy, no resulta factible incorporar a un paleopatólogo en todas y cada una de las excavaciones arqueológicas en las que se recuperan restos humanos. De todo modos, en los proyectos de investigación en los que se pretenden estudiar grupos humanos, por ejemplo a través de la excavación de necrópolis, la Administración competente en la concesión de los correspondientes permisos de excavación, debería exigir, cuando menos, la participación de un antropólogo durante la fase de recuperación de los restos. Sin ánimo de intromisión en las legítimas competencias del arqueólogo, a los efectos director del equipo encargado de la excavación, lo cierto es que el estudio antropológico, y por lo tanto el paleopatológico, obtiene un mayor rendimiento si sus profesionales participan directamente en dichos equipos de investigación desde el primer momento. 2. LA PALEOPATOLOGÍA EN EL MARCO DE LAS CIENCIAS MÉDICAS La Paleopatología ocupa una parcela de la investigación biomédica y, como han señalado Pérez y Carretero (1989:416), es una ciencia de lo observable como la Paleontología. Por su problemática y dinámica, es una ciencia histórica y tiene su espacio en la Antropología, por cuanto su objeto'materiallo constituyen los restos humanos. El Profesor Domingo Campillo ha insistido en que la Paleopatología es una especialidad histórico-médica en cuanto a su método y objetivos, aunque el Profesor Delfín Villalaín ha recordado que en rigor la Paleopatología no puede denominarse «Especialidad» sino en un sentido muy genérico, casi literario, ya que, según la legislación vigente, las Especialidades médicas se encuentran reguladas y relacionadas, en el Anexo del Real Decreto 127/1984, de 11 de enero, y llevan implícito la existencia del título de médico especialista según los requisitos del arto 2 de dicho Real Decreto. Aun cuando los antecedentes históricos de estos estudios se remontan a principios del siglo XX en Europa, resulta cierta la aseveración de Dastugue (1992) que dice «La Paleopatología ha sido ignorada por los médicos y por los antropólogos». Goldstein (1980) ha señalado que el papel de la patología en la evolución de la historia del hombre resulta de gran interés, ya que las enfermedades, la incapacidad y la muerte son aspectos integrales de la biología de una población y, por tanto, también lo son de su cultura. En esta opinión se encierra el papel que puede desarrollar la Paleopatología si tenemos en cuenta que, en ausencia de fuentes escritas en la historia del hombre, sólo el estudio de sus restos y la reconstrucción interdisciplinar de aquellos elementos que configuran las condiciones y formas de vida podrá aportar alguna luz sobre las características de la salud y la enfermedad de nuestros antepasados. La mayoría de los antropólogos aceptan la existencia de un contenido específico en la Antropología Forense, pero también ignoran que, en la práctica, apenas existe en este ámbito, el forense, cuestiones que no requieran del concurso de la Patología Forense. Es decir, la Antropología y la Patología forenses son inseparables en sú aplicación y constituyen materia esencial de la Medicina Legal. Como prueba de la confusión existente en este ámbito, baste señalar que en el prestigioso libro de Marwin Harris, Introducción a la antropología general, se dice que la Antropología Forense tiene por objetivo la Identificación de víctimas de asesinatos y accidentes. Definición completamente equivocada que revela el desconocimiento absoluto de los contenidos reales de la Antropología y de la Patología forenses. 3. LA PALEOPATOLOGÍA y SU RELACIÓN CON LA PATOLOGÍA FORENSE Tal y como hemos señalado anteriormente, la metodología que se requiere aplicar en Paleopatología no difiere, sustancialmente, de los principios que regulan los pasos de la 30 Patología Forense en el marco general de la Medicina Legal aplicada a la muerte: estudio en el lugar de los hechos, práctica de la autopsia y estudios complementarios posteriores. Las bases para el estudio de la Paleopatología han sido fijadas por Campillo (1991:108109) en un trabajo cuyo conocimiento resulta fundamental. De forma esquemática: 1) Contexto del hallazgo: Cronología y cultura de los restos; Datos paleoecológicos; Características de los enterramientos; Observaciones específicas en el contexto de las inhumaciones. 2) Estudio antropológico: Sexo; Edad; Aspectos morfológicos; Indice de conservación. 3) Estudio paIeopatológico: Inspección y diagnóstico morfológico; Técnicas radiográficas; Técnicas microscópicas; Técnicas bioquímicas e inmunológicas. Aceptada la similitud metodológica entre Antropología Forense y Paleopatología, y que desde el punto de vista forense, la participación de sus profesionales exige la investigación previa del lugar en donde se encuentra el cadáver, podemos concluir, que el paleopatólogo debe, de igual modo, esforzarse en la interpretación de la información obtenida en el contexto del hallazgo de los restos humanos. Así, por ejemplo, una fractura inestable que compromete la vida de una persona, hasta el punto de que es causa de su fallecimiento inmediato, puede verse reflejada en la actitud del miembro en el interior de la tumba. El cabalgamiento de los huesos fracturados, como consecuencia de la contractura muscular en vida, sería observado durante la fase de exhumación y, al mismo tiempo, permitiría establecer la correcta interpretación de esta lesión traumática. 4. LA PALEOPATOLOGÍA y SU RELACIÓN CON LA TANATOLOGÍA Partiendo del principio de que una buena parte de los problemas de pseudopatología se habrían producido como consecuencia de la incorrecta interpretación del los procesos que afectan al cadáver y sus restos post IllOrtelll, en nuestra opinión, ésta sería otra de las razones que exigen al paleopatólogo su implicación en las tareas que se llevan a cabo en el lugar de inhumación. Por la misma razón que se ha dicho en más de una ocasión, que en arqueología lo que no sabe interpretar suficientemente se atribuye a un ritual, en paleopatología no son pocas las ocasiones en las que modificaciones tafonómicas de los restos óseos se atribuyen a procesos de patología. Es por esta razón que una buena parte de los diagnósticos diferenciales de estas modificaciones de lo norlllal requieren su contraste con las alteraciones que se engloban en la disciplina de la Tafonomía y que ocupan un espacio concreto en todos los tratados de Paleopatología. En este punto es obligado recordar que el término Tafonomía, empleado habitualmente por los paleontólogos, tiene su equivalencia con el de Tanatología, definida como el estudio del cadáver y de sus fenómenos evolutivos, que constituye uno de los capítulos esenciales de la Medicina Legal. Tal y como seI1ala Villalaín (1992), la Medicina Legal y Forense es una ciencia polimorfa en cuanto a sus contenidos pero unificada por los fines, los criterios y el modo de proceder. Por ello se puede considerar que la Tafonomía constituye un capítulo, ciertamente olvidado, que se encuadra en la Medicina Legal a través de la Tanatología. Desde su definición por Efremov en 1940, como r.ama de la Paleontología, la Tafonomía ha experimentado un constante desarrollo dentro de la comunidad científica. No obstante, en EspaI1a no ha existido una tradición clara y, tan sólo en los últimos aI1os, se han convocado reuniones científicas monografías (Madrid, 1990 y Zaragoza, 1995). Es evidente que la Medicina Legal y Forense puede completar sus conocimientos si se aprovecha la fuente de información que generan los tafónomos-paleontólogos y, al mismo tiempo, los médicos forenses, por sus propios conocimientos y experiencia, están en condiciones de intervenir 31 como especialistas cualificados en la propia recuperación y estudio de los restos en su tránsito desde la Biosfera a la Litosfera. No en vano, los procesos tafonómicos que experimenta todo organismo vivo se caracterizan por su concepción dinámica y para su investigación se «exige l/l/ criterio y l/lIn lIletodologín idéllticos n los l/tilizndos ell Medicilln Legnl n efectos recollstructivos» (Villalaín, 1992). 4.1. EVOLUCIÓN DEL CADÁVER Tras la muerte se producen una serie de transformaciones en el organismo que han sido ampliamente investigadas desde la Medicina Legal y que habitualmente se clasifican del siguiente modo: a) Modificaciones precoces, que son pasivas y puramente físicas, denominados fenómenos cadavéricos: deshidratación, enfriamiento, livideces, rigidez. b) Modificaciones tardías, de carácter activo y biológico: autolisis, putrefacción. Desde el punto de vista tafonómico, interesa conocer con más detalle las segundas: • Autolisis; fenómeno aséptico que se produce por la actuación de encimils que deterioran las células en general y, más específicamente, órganos como el páncreas y suprarrenales. Está presente a las 24 horas. • Putrefacción, causada por la proliferación de bacterias que habitan normalmente en el cuerpo humano y que ya no son controladas por inmunidad. Se divide en cuatro etapas o fases: a) Cromática: aparece la mancha verde abdominal (coloración verdosa que se ii1iciil en las fosas ílíacils); liI malla reticular o veteado venoso (pigmentación vascular por degradación de la hemoglobina); y la imbibición hemática de los endotelios de igual causa (coloración rojiza de las válvulas cardíacas y el endotelio de grandes vasos, etc.). Se presenta en los primeros días. b) Enfisematosa: por producción de gases por parte de las bacterias anaerobias intestinales. Provoca un aspecto abotargado de la cara, el abdomen, escroto, y si se trata de una mujer embarazada puede haber expulsión post-lIlortelll del feto. Se presenta en las primeras semanas. el Reducción muscular y colicuativa: es la fusión pútrida por la que se degradan los tejidos blandos de forma desigual. Se produce en cuestión de meses. d) Reducción esquelética: desaparición de los tejidos blandos y predominio de las estructuras esqueléticas. Se produce en cuestión qe años.. No obstante la secuencia y clasificación antedicha, In evoll/ciólI de los fellólIlellos cadnvéricos varía seglÍlI el clillla y el si/.io de illltl/lllnciólI del CIIerpo, In experiCllcin de los forellses de cada regiólI del país debe ser tellida ell CIIellta ell este aspecto (Morales y Quintero, 1993). A ello se añade que esta transformación dinámica post-lIlortelll se caracteriza por una mayor variabilidad a medida que transcurre el tiempo desde la muerte y, muy especialmente, en los procesos de putrefacción y tafonómicos en general. 4.2. PROCESOS TAFONÓMICOS Es cierto que un hueso por sí mismo no tiene sigllificado, sr no es dentro de un contexto de interpretación para el que hemos de realizar todo el esfuerzo de investigación. El estudio en el lugar del hallazgo adquiere tilllta importancia como el esoecífico y concreto posterior de los propios restos. Por otra parte, como han señalado muchos autores, cualquier interpretación tafonómica debe tener una justificación individual y específica ante el número de variables que intervienen en el proceso. En cierto modo, se puede decir que, no existen dos modelos de evolución 32 post IllOrtelll iguales. Estas variables, determinadas por los agentes o procesos tafonómicos, se han dividido en: al Agentes físicos y mecánicos, con capacidad de producir alteraciones morfológicas en los restos humanos. bl Agentes químicos, con capacidad de alterar la composición de los restos. e) Agentes biológicos, que alteran la morfología y la composición. Todos ellos son capaces de actuar sobre la superficie de los huesos que son muy susceptibles de evidenciar cualquier acción que les afecte de algún modo. Se trata, por lo tanto, de conocer estos patrones o huellas para orientar el proceso dinámico que se ha producido (Blasco, 1992). 4.2.1. PROCESOS DE DESARTICULACIÓN Y DISPERSIÓN al Desarticulación o desmembración antrópica, cuando el agente que realiza la acción es el hombre. La intencionalidad puede obedecer a varias circunstancias como son, criminales, rituales y de carnicería (antropofagia). Habitualmente se identifican marcas de útiles y patrones de fracturación que se han dividido en: huellas de cortes, de raspado y de percusión. Las marcas de corte son surcos alargados de longitud variable que contienen, dentro de sus bordes, mútiples y finas estriaciones orientadas longitudinalmente. bl Desarticulación natural, cuando se produce por agentes naturales, como son los físicos, químicos y biológicos, que nos informan de las condiciones ecológicas y medioambientales que han experimentado Jos restos. La secuencia de desarticulación natural ha sido descrita por Toots (1965): en primer lugar, se separa el cráneo; después las costillas; los miembros apendiculares comienzan a desmembrarse en sus segmentos más pequeños, también lo hace la mandíbula respecto del cráneo; por último, comienza la columna vertebral, que es el segmento más resistente a las fuerzas de separación. Cuando se completa la separación, y aún antes de ello, los restos experimentan el efecto de la degradación. La piel retarda la desarticulación sobre todo en ambientes secos en los que la deshidratación (fenómeno cadavérico) es rápida y se instaura inmediatamente después de la muerte. En definitiva, los tendones y ligamentos, así como algunas fibras musculares y aponeurosis, persisten más tiempo a la degradación natural y por ello fijan en conexión anatómica algunas porciones esqueléticas. Una vez más, la regularidad del proceso de desarticulación, condicionado por la fuerza con la que se relacionan las articulaciones, depende del medio ambiente y sedimentario en donde se desarrolla y puede quedar completamente alterada si existen acciones antrópicas sobreañadidas (intervención del hombre). El conocimiento de los modelos de desarticulación natural facilita la percepción de diferencias entre la secuencia natural y la que ha tenido lugar con la actuación del hombre. En ésta última es previsible descubrir los estigmas que dejan los utensilios sobre la superficie de los huesos en la inmediata proximidad de las articulaciones. En la desarticulación natural y también en la dispersión subsecuente de los restos, juegan un papel de gran importancia los carnívoros. Se aprovechan, en mayor o menor grado, de los animales muertos los buitres, zorros, perros, y otros pequeños carnívoros. 4.2.2. PROCESOS POSTDEPOSICIONALES Se trata de aquellos alteraciones que tienen lugar antes del enterramiento de los restos y también los que se producen desde que los mismos se incorporan a la matriz sedimentaria. 4.2.2.1. DESTRUCCIÓN IN SITLT Los factores tafonómicos destructivos del hueso son los principales causantes de los pro- 33 blemas de pseudopatología por su dificultad de interpretación. Así, todos los huesos no tienen iguales probabilidades de sobrevivir frente a los diversos procesos destructivos que les afectan directamente o que afectan al sedimento que los contiene (Blasco, 1992). Este potencial de supervivencia, distinto para cada hueso, está en función de su fuerza y / o capacidad para resistir a los agentes destructivos, en relación directa con la densidad y la estructura de cada elemento óseo, conforme a las formulaciones que ha propuesto Binford (1981). De este modo, podemos distinguir: * Marcas de dientes de carnívoros, normalmente más anchos y redondeados que los producidos por corte. Tienen surcos que no presentan en su interior estriaciones múltiples, finas y paralelas. Son surcos sinuosos que se intercalan unos sobre otros de modo caótico y no responden a ningún patrón regular, son la.s marcas de mordisqueo o «pitting». Si el hueso es mordisqueado de modo intensivo, el tejido esponjoso será destruido y dejará las muescas de los caninos en ciertas partes. La mayor destrucción se produce en las epífsisis, que pueden llegar a desaparecer, por su mayor contenido de esponjosa. * Marcas de dientes de roedores, normalmente los incisivos, que provocan un desgaste o raspado con pérdida de sustancia importante a modo estriaciones paralelas o en forma de abanico. Pueden destruir progresivamente un hueso largo en sentido longitudinal. * Marcas de'actividad bioquímica por la actuación de bacterias y hongos saprófitos, y por las raíces de los vegetales. a) Los hongos producen gran número de ácidos orgánicos y en grandes cantidades. Esto provoca una activa disolución de los fosfatos de calcio del hueso formando canales de perforación, galerías microscópicas excavadas en los tejidos calcificados que penetran perpendicularmente desde la superficie con un calibre regular de entre 3 y 8 micras de diámetro (Baud, 1982). b) Las bacterias forman cavidades redondeadas u ovaladas aprovechando las lagunas de los canalículos propios del hueso con un contorno definido de bordes salientes, que se encuentran por lo general en las epífisis de los huesos. Su diámetro oscila entre 5 y 30 micras (Baud, 1982). c) Acción de las raíces de la cubierta vegetal mediante los ácidos que secretan como el carbónico y otros orgánicos como el cítrico, que provocan la disolución de la sustancia mineral del hueso. Se manifiesta como improntas o surcos de adaptación con las raíces repartidas en forma de red por la superficie de los huesos. Pueden cambiar la coloración del hueso. * Marcas de pisoteo o «trampling», por la presión ejercida sobre o dentro del sustrato en el que se encuentran los huesos. En éstos se producen unas estrías de anchura variable, que se presentan en grupos y obedecen al efecto del roce con otros elementos más duros del sedimento. Sus características varían dependiendo del tamaño y de la composición de los granos del sedimento (piedras, gravas, arenas, limos, ...). Asimismo pueden producirse roturas por el efecto de la compresión y dilatación continuada del sedimento a lo largo del tiempo. La respuesta del hueso frente a la aplicación de una fuerza directa o indirecta exterior está muy condicionada por dos factores: la humedad y la temperatura (Blasco, 1992). Así se comprende que el comportamiento es distinto si nos referimos al hueso fresco o al seco: a) Hueso fresco: posee una gran capacidad para absorver la energía proporcionada por un golpe ya que conserva la humedad por la presencia de grasa en su estructura. Se fractura a favor de las líneas de debilidad de su propia arquitectura, que condicionadan las fibras de colágeno a las que siguen en paralelo: formas en espiral, helicoidales, en ángulo oblicuo, diagonal, ... b) Hueso seco: es poco elástico y poco flexible, por lo que pierde su capacidad de deformación plástica ante un golpe. 34 Al no poseer su componente orgánico completo, se fractura siguiendo la organización microestructural de sus componentes minerales. Se fractura en forma de grietas perpendiculares al eje longitudinal de las fibras de colágeno: formas columnares, fragmentos triangulares y rectangulares de bordes paralelos y diagonales. Si el hueso está fosilizado, la fractura es netamente transversa a su longitud. Por otra parte, a mayor temperatura, es mayor la dureza, posee menos elasticidad y más fragilidad. Así, la exposición del hueso a altas temperaturas y al secado al aire libre provoca un agrietamiento espontáneo y una exfoliación, que favorecen la posterior degradación acelerada del tejido. Por su parte, Gibert el al. (1990) han elaborado una clasificación que combina los diferentes modelos de meteorización con los grados y la zona del hueso afectada para interpretar los ambientes del proceso postdeposicional: a) Meteorización por insolación y otros agentes atmosféricos: Se manifiesta por la presencia de estrías longitudinales en la superficie de los huesos, preferentemente distribuidas en la diáfisis. Su número aumenta con la intensidad de la insolación y con el tiempo de exposición de la superficie, factores que determinan también un ensanchamiento de las estrías. Los mismos autores proponen tres grados de meteorización compatibles con la clasificación de Behrensmeyer (1978): EO - Sin estrías, que indica un enterramiento prácticamente inmediato. E1- Estrías escasas y superficiales, presentes en una cara. Indica que una sola cara del hueso ha estado expuesta a las radiaciones solares y que su enterramiento fue rápido. E2 - Estrías escasas, máximo de 20-25, y superficiales, presentes en ambas caras. Indica que ambas caras del hueso han estado expuestas a las radiaciones solares y que su enterramiento fue rápido. E3 - Estrías más abundantes y profundas que en los casos anteriores, presentes en una o ambas caras. Indican un enterramiento más lento que en los casos anteriores. b) Meteorización por raíces: Los ácidos desprendidos por las raíces atacan a la cortical del hueso. Aquí, igual que en el caso anteri01~ podemos distinguir grados de meteorización dependiendo de la densidad y la profundidad. R1 - Ataque muy superficial y por poca cantidad de raíces. R2 - Ataque más profundo y por mayor cantidad de raíces. R3 - Ataque muy profundo y por gran cantidad, aunque no llega a perforar el hueso. Estas alteraciones pueden presentarse en la totalidad del hueso o en zonas muy concretas. El ataque superficial indica vegetación incipiente y poco densa o enterramiento profundo. Los ataques más profundos y densos indican que la superficie ósea ha estado al alcance de las raíces más o menos tiempo, o en diferentes etapas de su historia si ha sido afectado totalmente. c) Meteorización bioquímica: La acción bioquímica puede ocasionar alteraciones en forma de depresiones circulares de profundidad variable y gran densidad, en zonas limitadas o en la totalidad de la superficie que pueden o no llegar a perforar el hueso. En algunos ambientes concretos, como los de sustratos calizos, el fenómeno de disolución del hueso se ve favorecido, además, por el efecto permanente de corrosión del agua en la que se produce ácido carbónico como consecuencia de su reacción con el anhídrido carbónico procedente de la descomposición de la materia orgánica (putrefacción cadavérica). Reacción química en la que las temperaturas frías juegan un papel fundamental y, por tanto, aumentan la agresividad del agua según la Ley de Henry. La descomposición de la materia orgánica acumulada en el suelo por la acción de las bacterias produce gran cantidad de compuestos de carácter ácido: acético, fórmico, oxálico, 35 así como ácidos húmicos que aunque se degradan pronto pueden tener una actividad importante. Asimismo, las bacterias autótrofas son capaces de fijar el nitrógeno y su actividad da lugar a una serie de compuestos nitrogenados que con el agua producen ácido nítrico y nitroso, que son muy agresivos. Puede dar dos niveles de disolución en el hueso: DI - Hueso no perforado. D2 - Hueso perforado. Al igual que con las raíces, la disolución puede ser total si afecta a toda la superficie del hueso, o parcial si afecta a zonas concretas. 4.2.2.2. DESPLAZAMIENTO POSTDEPOSICIONAL Puede ser horizontal o vertical y los agentes causantes se clasifican en biológicos (el hombre, ciertos carnívoros, algunos roedores y otros animalés excavadores) o geológicos como el factor hidraúlico por filtración y arrastre de las aguas. 4.2.2.3. FOSILIZACIÓN Los cambios en la materia mineral del hueso dependen de la compasión del agua en el contexto en el.que se encuentran. Hay dos tipos de modificaciones (Oakley, 1980): al Alteraciones del material fosfático (hidroxiapatita). Cuando los iones de flúor entran en contacto con los huesos son absorbidos y quedan atrapados al sustituir a los iones hidróxilos en los cristales ultramicroscópicos de la hidroxiapatita. La flúor-apatita es menos soluble que la hidroxiapatita, por lo que perdura más tiempo y se ligan más al sustrato bl Adición de nuevas sustancias minerales en los poros del hueso. Esto produce un aumento de peso y su asimilación al sustrato en el que puede resultar muy complicada su extracción (materiales brechados). Resulta muy frecuente la formación de carbonatos que además de infiltrase en la profundidad del hueso, pueden manifestarse como finas películas sobre la superfie del mismo. En esta última situación, el carbonato cálcico puede desprenderse espontáneamente cuando todo el conjunto experimenta una cierta deshidratación. 5. CONCLUSIÓN El conocimiento de los aspectos metodológicos de dos disciplinas fundamentales de la Medicina Legal, como son la Patología Forense y la Tanatología, y en su equivalente la Tafonomía, puede resultar de gran utilidad por su directa aplicación en el trabajo ill silll de la que está necesitada la Paleopatología en su continuo progreso en nuestro país. 36 PALEOPATOLOGIA y su RElACrON CON LA TANATOLOGIA '1.1 (evolución elel caeláver modificaciones preCOCeS b. rflo(1ificaciones tardías il. - autolisis . putrefacción: a. cromática b. enfisematosa c. reducción muscular y colicuativa d. esquelética <1 2 Procesos tafonórnicos a agentes ¡¡sicos y mecánicos b. agentes quimicos C agentes biológicos 4.2.1. Procesos de desartjculación y dispersión a. desarticulación o desmembración antrópica b. dearticulación natural 4.2.2. Procesos postdeposicionales 4.2.2.1. Destrucción in situ ~ Marcas en el hueso: · dientes de carníVOrOS · dientes de roedores - de actividad bioquímica: hongos bacterias ralces - de pisoteo • Factores que condicionan: Estado del hueso: • De meteorización: . fresco . seco . insolaciqn y agentes atmosféricos - por rafces · bioqulmica 4.2.2.2. Desplazamiento postdeposicional 4.2.2.3. Fosilización: a. alteraciones del material fosfático (hidroxiapatita) b. adición de nuevas sustancias minerales BIBLIOGRAFÍA AGUIRRE SAZTAN, A. 1993. Diccionario temático de antropologia. Edit. Boixareu Universitaria. 663 pp. Barcelona. ARSUAGA, J.L. & PEREZ, P.J. 1979. Algunas consideraciones acerca de los estudios paleodemográficos y paleoepidemiológicos en poblaciones prehistóricas. Col-Pa 35: 19-33. Madrid. BAUD, C.A. 1982. La Taphonomie. La transformation des os apres la mort. Les Dossiers Histoire et Archéologie 66: 33-35. BEHRENSMEYER, A. 1978. Taphonomic and ecologic information from bone weathering. PaJeobiology4: 150-162. 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