Hacia una poética de la decepción

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Raúl Cortés
Trasto Teatro
Hacia una poética de la decepción
Palabras clave:
Trasto Teatro; Teatro de la Decepción; No amanece en Génova; Málaga; Teatro salón; [email protected]; www.
trastoteatro.com.
Keywords:
Utensil Theatre; Theatre of the Disappointment; No amanece en Génova; Malaga; Theatre lounge; info@trastoteatro.
com; www.trastoteatro.com
Resumen:
La compañía Trasto Teatro inició hace algo más de un año el proyecto denominado Teatro de la Decepción, que tiene como
rasgo característico representar funciones en el salón de la casa de los propios miembros de la compañía, en Málaga.
Sin embargo, más allá de la simplificación, lo que proponen es el cuestionamiento de los basamentos fundacionales de
la sociedad del espectáculo y la industria del entretenimiento. Actuando cada fin de semana, en un espacio tan “poco
teatral” como una vivienda, solo para un público reducido (15 personas por función), han sobrepasado la barrera de los
mil espectadores y se aproximan a la cifra de cien funciones. No amanece en Génova es la obra que, actualmente, están
ofreciendo (www.trastoteatro.com).
Abstract:
The company Trasto Teatro initiated it does slightly more than one year ago the project named “Theatre of the
Disappointment”, which has as typical feature represent functions in the lounge of the house of the own members of the
company, in Malaga. Nevertheless, beyond the simplification, which they propose is the question of the basements of the
society of the spectacle and the industry of the entertainment. Acting every weekend, in a space so “slightly theatrical “
as a housing, only for a limited public (15 persons for function), they have exceeded the barrier of thousand spectators
and come closer the number of hundred functions. No amanece en Génova is the work that, nowadays, they are offering
(www.trastoteatro.com).
“Preferimos decir mal algo a decir bien nada”
Los Goliardos
No amanece en Génova1 es el título de la obra que se ofrece en la segunda
temporada del “Teatro de la Decepción”. Mas, ¿qué es el teatro de la decepción? Es la
respuesta de la joven compañía Trasto Teatro2, radicada en Málaga, al inmovilismo de
las instituciones culturales y del propio sector teatral.
La racanería de los programadores ha diseñado una agenda cultural ortopédica
y ramplona, donde la mediocridad adquiere rango de normalidad. La tibieza de los
órganos de gestión ha desterrado el concepto del riesgo, por ello es habitual asistir,
incrédulos, a la reposición de viejas y raídas fórmulas. Las políticas culturales, un
erial donde ni siquiera crecen unos cuantos matorrales, han generado un sistema de
ayudas tan viciado como obsoleto. Los favores partidistas, la dinámica personalista y
adultocéntrica han terminado por obstruir las vías respiratorias del teatro, que se nos
ahoga de cobardía, de conformismo; se nos muere de intrascendencia, de banalidad.
1 Cortés Mena, R. Trilogía del Desaliento. Editorial Llaüt. Barcelona 2010.
2 Fundada en Morón de la Frontera (Sevilla), en el año 2002. Para más información visitar www.trastoteatro.com o http://teatrodecepción.
blogspot.com.
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Frente a este decepcionante panorama, Trasto Teatro labró, hace un año,
una enérgica y hostil protesta: el proyecto denominado “Teatro de la Decepción”.
Simplificando, el concepto se podría sintetizar en una fórmula sencilla: hacer teatro en
el salón de nuestra propia casa.
En efecto, a finales de 2009 gestamos la idea de convertir el salón de casa en una
sala de teatro, e invitamos a la gente a compartir Antes del Desayuno, del dramaturgo
norteamericano Eugene O´Neill. Solo doce personas por función3. Lo que empezó
siendo un atrevimiento, una locura o, simplemente, un movimiento desesperado, se
convirtió en una sólida experiencia: cuatro meses consecutivos de funciones, reservas
realizadas con un mes de antelación y una larga lista de espera. En resumen, hallamos
la posibilidad de medir nuestro trabajo con el público, la única forma posible de que un
actor, director o dramaturgo conozcan los entresijos del oficio y mejore en el mismo.
El pasado octubre de 2010 inauguramos la segunda temporada del “Teatro
de la Decepción”, con la puesta en escena de la obra No amanece en Génova,
interpretada por el elenco de Trasto Teatro: Salva Atienza, Nerea Vega, Pepi Gallegos
y Susana Vergara, bajo la dirección de un servidor. Tras otros cuatro o cinco meses
de representaciones, comenzaremos, aún en la primera parte del 2011, una gira por
México, que nos llevará, durante un mes, a México D.F., Veracruz, Chiapas y Península
de Yucatán.
Algo más que teatro de salón
“Teatro de la Decepción” no es solo ofrecer una obra de teatro en un espacio
doméstico. Es mucho más. Citamos a los invitados veinte minutos antes de comenzar
la función, los recibimos personalmente y les ofrecemos un aperitivo. Luego,
compartimos la actuación y, a su término, iniciamos un foro de debate entre todos los
asistentes: actores e invitados. Cualquier aspecto de la propuesta es susceptible de
ser discutido: ideológico, artístico, técnico… Así, pretendemos romper la dinámica del
espectáculo que tanta fortuna ha hecho en nuestra sociedad; así, queremos cambiar la
relación del arte con el espectador, con el oficio y con el mundo, para que el arte pueda
reencontrarse consigo mismo.
1.
Cambiar la relación con el público: Si cambia el espacio, cambia todo. Que
la representación se produzca en un espacio tan íntimo como un salón de
casa, influye sin remedio en la recepción de la obra, ya que el público está tan
cerca que le permite sentirse dentro de la acción, lo que sumado al debate
posterior, incide en su condición de público activo, no espectador pasivo.
2.
Cambiar la relación con el teatro mismo: Si queremos recuperar la verdad
profunda del teatro, hemos de volver a la intimidad del pequeño taller, y
desempeñar con humildad nuestro oficio, alejados de la noción de éxito,
reconocimiento y fama, esos impostores que solo guardan relación con la
vanidad y el comercio. El artista que se ofrece, generoso, ante cinco o diez
3 La limitación responde a una cuestión de capacidad: un salón no es muy grande.
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personas, y se entrega, cada noche, sin guardarse nada, está protagonizando
la mayor y más conmovedora reivindicación de la dignidad del arte.
3.
Cambiar la relación con el mundo: El arte ha de generar belleza o verdad,
emoción, crispación o rechazo pero, siempre, debate. El intercambio crítico
entre actores e invitados, que sucede a la representación, es el mayor
logro de la propuesta. En primer lugar, porque alteramos el discurso del
individualismo y la pasividad: nos unimos para tomar conciencia y actuar. Y
en segundo término, porque nos mantiene conectados con el público, en una
relación de igualdad.
“Teatro de la Decepción” no es solo ofrecer una obra de teatro en un espacio
alternativo; es compartir una vivencia. Cada fin de semana abrimos las puertas de
nuestra casa, donde habitan nuestras rarezas, nuestros desórdenes y nuestros afectos.
Y cuando todo termina, aquellos que entraron como un puñado de desconocidos, salen
y se llevan en la mirada acaso un ligero brillo familiar. Tenemos la certeza de que,
entonces, todos, ellos y nosotros, nos sentimos menos solos.
Formas de una disidencia4
Los órganos de gestión cultural han desarrollado el engranaje burocrático hasta
el exceso. Esto los ha convertido en una especie de presencia fantasmagórica,
caracterizados por su inaccesibilidad. La industria cultural es un personaje kafkiano
que establece una suerte de relaciones laberínticas. Aquel que se topa con ella conoce
el absurdo y termina afectado de un profundo nihilismo.
Su carácter inoperante solo es comparable a su funcionamiento cortijero: ayudas
y subvenciones que son concedidas de memoria, circuitos que programan los mismos
nombres de siempre, pagos demorados hasta la eternidad. Más que un aliado, parece
un enemigo que distrae de lo verdaderamente importante y provoca un desgaste sin
retorno.
Las compañías emergentes sufren, en carne propia, un nuevo y más sutil modo
de censura: ni reciben ayudas ni son programadas. El ostracismo como forma de todo
pago. El desaliento expande sus dominios. La decepción se corona... y los sueños se
alejan. En este punto, hay que pararlo todo. Repensarlo todo, empezando por nosotros
mismos que abrazamos la máxima artaudiana de “hacer lo que soñamos o no hacer
nada”.
Y hemos dicho, y seguimos diciendo, “No”.
No, a dejar nuestro futuro y nuestros sueños en manos de los funcionarios de la
cultura, que toman decisiones como si acertaran una adivinanza.
No, a que el mercado tiranice nuestro oficio.
4 “El teatro independiente tiene a eludir los locales habituales en que se ofrecen espectáculos al público consumidor […] Sabe que hasta
que no disponga de locales propios estará sometido a la dictadura del empresario […] El teatro independiente no será independiente hasta
que no disponga de locales propios”. Los Goliardos: “27 notas anárquicas a la caza de un concepto”. Primer Acto, nº 104. Madrid. 1969.
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No, a que la sociedad del espectáculo silencie nuestra voz por no ser asertivos o
no apuntarnos a la moda.
No, al talento del artista como condición suficiente. Ni al arte que cree que se
mancha si se compromete. No, a la belleza como excusa para esconderse.
Vamos a hacer lo que soñamos. Y lo vamos a hacer ahora, porque luego será
demasiado tarde. Creemos en lo que hacemos, y esa fe nos basta para ponernos en
camino. Iremos con lo puesto, sin adornos ni terciopelo, pero que nadie subestime el
valor de nuestros pasos, porque nos mueve la búsqueda de la verdad, y tenemos el
convencimiento de que resistiremos.
“…No creo que el descontento – este espíritu de rebelión que me
cabalga – pueda al fin aquietarse. Cuando parece reducido al silencio,
siento el olor de la mentira que penetra en mi nariz. Si el descontento
se aquieta, no sabría que hacer con el teatro.”5
Vamos a seguir batallando. Lo que no nos guste, lo diremos…y esto no nos gusta.
Lo que esté mal, lo diremos… y esto está mal. Pero aunque todo siga igual, igual de feo
e igual de mal que ahora, nosotros seguiremos batallando. Porque no vamos a dejar
que nadie gestione nuestra propia esperanza y porque solo precisamos un salón y una
casa, para hacer de nuestra decepción un acto creativo, digno y auténtico.
Esto es una llamada a los vecinos de nuestra decepción: la responsabilidad es
nuestra, aceptémosla. No necesitamos el favor de los gerifaltes de la cultura ni es
imprescindible para sobrevivir que nos acepten en sus círculos selectos y superfluos.
Que esperen los mercaderes del negocio. Podemos tejer una red de apoyo mutuo y
multiplicar los salones donde proliferen Teatro-Danza-Pintura-Música de la Decepción
y el arte reconquiste el espíritu de la subversión que nunca debió perder:
“Sentémonos un instante sobre las ruinas de nuestra historia de
perseguidos y reflexionemos.
El mundo no nos pertenece. Si tiene un dueño que es tan estúpido
como para quererlo tal como es, que se lo quede. Dejémosle contar
ruinas en lugar de edificios, cementerios en lugar de ciudades, lodo en
vez de ríos y fango infecto en vez de mares.
El mayor espectáculo ilusionista del mundo ya no nos podrá encantar.
Estamos seguros de que las comunidades del placer emergerán de
nuestra lucha aquí y ahora.
Y, por primera vez, la vida triunfará sobre la muerte.”6
5 Barba, Eugenio. La casa de los orígenes y del retorno. Discurso pronunciado al recibir el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad
de Varsovia. Polonia. 2003.
6 Bonanno, A.M. El placer armado. Ediciones Revuelta del Deseo. Madrid. 2000.
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Fig. 5, 6, 7 y 8. No amanece en Génova, 2011.
2ª Temporada del Teatro de la decepción
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