CINE DE BARRIO» TARDOFRANQUISTA : Reflejo de una sociedad

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EL «CINE DE BARRIO»
TARDOFRANQUISTA
Reflejo de una sociedad
BIBLIOTECA OTRAS EUTOPÏAS
COLECCIÓN INTERDISCIPLINAR DE ESTUDIOS CULTURALES
dirigida por
Sergio Sevilla
Jenaro Talens
Santos Zunzunegui
MIGUEL ÁNGEL HUERTA FLORIANO
ERNESTO PÉREZ MORÁN (Eds.)
EL «CINE DE BARRIO»
TARDOFRANQUISTA
Reflejo de una sociedad
BIBLIOTECA NUEVA
grupo editorial
siglo veintiuno
siglo xxi editores, s. a. de c. v.
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CERRO DEL AGUA, 248, ROMERO DE TERREROS,
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ALMAGRO, 38,
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EL «CINE DE BARRIO» TARDOFRANQUISTA : Reflejo de una sociedad / Miguel Ángel
Huerta Floriano et al. - Madrid : Biblioteca Nueva, 2012.
400 p. : il. ; 21 cm - (Colección Otras Eutopïas)
1. Historia del cine español 2. Crítica cinematográfica
791.4
APF 2 ADS
7.01
HPN
Este libro ha sido elaborado en el marco del proyecto de investigación Ideología, valores y creencias en el «cine de barrio» del tardofranquismo (1966-1975), (referencia I+D+i,
HAR2009-08187), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España.
© Los autores, 2012
© Editorial Biblioteca Nueva, S. L., Madrid, 2012
Almagro, 38
28010 Madrid
www.bibliotecanueva.es
[email protected]
ISBN: 978-84-9940-561-2
Edición digital
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción,
distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la
autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos
mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270
y sigs., Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org)
vela por el respeto de los citados derechos.
INTRODUCCIÓN
«Almodóvar sucumbe ante Paco Martínez Soria en TVE». El titular
corresponde a una noticia publicada por el portal Telemanía.es, fechada
el 5 de enero de 2012 y completada con el siguiente subtítulo: «La ciudad
no es para mí y Abuelo made in Spain, películas españolas más vistas en
La1 en 2011»1. Es evidente que, tras incalculables pases televisivos y
más de cuatro décadas después de sus estrenos en salas comerciales,
los filmes protagonizados por el cómico aragonés siguen despertando
el interés de millones de espectadores que, por diferentes motivos, se
sienten cómodos en la familiaridad de sus imágenes.
Martínez Soria es uno de los rostros más conocidos y habituales del
programa Cine de barrio (TVE1: 1995-), incombustible espacio que forma
parte del paisaje catódico español casi como los toros de Osborne decoran las carreteras del país. Las tardes de los fines de semana los populares
gestos de actores y actrices como Alfredo Landa, Manolo Escobar, Concha Velasco, José Luis López Vázquez, Lina Morgan o Gracita Morales
—por citar solo un ramillete de los muchos nombres y apellidos que podrían rescatarse— han aparecido y reaparecido en hogares de los que casi
han formado parte como un familiar más.
Todos ellos encabezan los títulos de crédito de las producciones populares del período tardofranquista, que puede fecharse en sentido amplio entre 1966 y 1975. Durante ese intervalo, cientos de largometrajes
españoles superaron el millón de entradas vendidas en taquilla y construyeron una visión sobre la vida del país. Su valor como testimonio de
una época queda refrendado por la vocación de permanencia en la memoria colectiva. Sin embargo, al tratarse de un tipo de cine generalmente despachado por la historiografía y la crítica cinematográfica con una
urgencia en parte debida a su mala fama estética y narrativa, ese cine de
barrio tenía todavía pendiente una aproximación más pausada y atenta.
Por esa razón, un grupo de investigadores decidió presentar en
2009 al entonces Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de
1
http://www.telecinco.es/telemania/audiencias/ranking-peliculas-espanolastelevision_0_1536446585.html, consultado el 3 de junio de 2012.
10
MIGUEL ÁNGEL HUERTA y ERNESTO PÉREZ
España un proyecto de investigación enmarcado en el Plan Nacional
de I+D+i. El proyecto fue finalmente aprobado y, bajo la referencia
HAR2009-08187 y con una financiación suficiente, pudo ponerse en pie
para estudiar «La ideología, valores y creencias en el cine de barrio del
tardofranquismo (1966-1975)» durante los años 2010, 2011 y 2012.
Académicos procedentes de la Universidad Pontificia de Salamanca,
la Universidad Complutense de Madrid, Université Paris Ouest Nanterre La Défense y la Universidad Carlos III de Madrid se han dedicado
durante este tiempo a desentrañar las vertientes sociológicas y éticas de
una muestra formada por 200 filmes a partir del análisis textual de sus
principales claves formales y narrativas. De igual modo, se han contextualizado los distintos extremos, nacionales e internacionales. Pero, por
encima de todo, se han analizado las películas españolas más vistas durante los años 1966 a 1975 y se han estudiado sus cualidades fílmicas más
relevantes a la luz de los valores a los que servían.
La parte central de los resultados obtenidos da cuerpo al presente
volumen. El «cine de barrio» tardofranquista: Reflejo de una sociedad sintetiza las cualidades fundamentales del período y refiere con detalle los
estudios del centenar —la mitad de la muestra total— de largometrajes
más relevantes según las conclusiones alcanzadas durante la ejecución
del proyecto. No están todas las que son, aunque sí son todas las que
están, y sin duda nos encontramos ante la aportación bibliográfica más
desarrollada sobre el tema objeto de estudio.
La estructura de la obra está fuertemente anclada en la parte central, por la que desfilan títulos emblemáticos que forman parte viva del
imaginario español. Cada uno de los análisis incluye una ficha técnica,
una sinopsis completa —los hechos de la trama son fundamentales para
entender el sentido profundo de los filmes—, una descripción de los temas más importantes y una valoración sobre las estrategias narrativas
y estéticas para la transmisión de ideas. Cada texto va firmado por su
correspondiente autor, miembro investigador estable o colaborador ocasional del proyecto referido más arriba.
La columna vertebral del libro va precedida, además, de una sintética contextualización histórica. Por un lado, se da cuenta de las inercias
sociales y culturales más importantes del tardofranquismo. A ello se le
suma a continuación un resumen de las políticas cinematográficas que se
pusieron en práctica durante la segunda mitad de los años sesenta y la
primera de la década siguiente. Se trata en los capítulos previos, pues, de
conocer el marco general del estado del cine español en aquel momento,
incluidas también algunas líneas estéticas y narrativas.
Tras el centenar de análisis que dan cuerpo a nuestro catálogo, emerge un bloque con las conclusiones que propicia el estudio filme a filme.
INTRODUCCIÓN
11
Es ahí donde despuntan las constantes más significativas, con las que
puede trazarse el retrato de una cinematografía cuya carga de valores
parece seguir vigente a tenor de la atención televisiva del público. En
esa parte de la presente obra se dirimen, entre otras cuestiones, los diversos modos en los que aparece lo español frente a lo foráneo, los distintos roles que desempeñan hombres y mujeres, la forma de presentar
el entorno urbano y el rural, el papel de la religión y de las autoridades
políticas dentro de las ficciones, el reflejo del turismo y de la expansión
inmobiliaria como pilares económicos del país, etc. Todo ello sin obviar
los conflictos más importantes en los que se apoyan las narraciones, los
principales arquetipos que las pueblan, las estructuras dramáticas más
recurrentes, los intérpretes (que, a modo de estrellas, pusieron cara y voz
a los héroes del cine de barrio), las estrategias estéticas o las opciones de
puesta en escena.
Aquí nace El «cine de barrio» tardofranquista: Reflejo de una sociedad, una
obra que intenta arrojar luz sobre la gigantesca presencia que la sombra
de la cinematografía popular de la última fase del franquismo extiende
hasta el presente. O que, al menos, propone una exhaustiva radiografía
sobre el poso que, más allá de su apariencia de entretenimiento pasajero y sin grandes ambiciones, dejó y sigue dejando sobre el imaginario
común.
Los autores quieren expresar su más sincero agradecimiento a Elena
Cubino González, María Dolores Morán González y Juan Antonio Pérez
Millán por sus minuciosas correcciones y sus desvelos, así como al personal de la Filmoteca Nacional y la Universidad Pontificia de Salamanca
por su atención y profesionalidad.
MIGUEL ÁNGEL HUERTA FLORIANO
ERNESTO PÉREZ MORÁN, EDITORES
CAPÍTULO 1
El contexto histórico del cine popular
de la España tardofranquista (1966-1975)
PILAR AMADOR CARRETERO
Profesora Titular de Historia Contemporánea e Historia del Mundo Actual,
Universidad Carlos III de Madrid
El período tomado para esta investigación se sitúa en los años finales
del Régimen de Franco y, por tanto, tiene como antecedentes más próximos el Plan de Estabilización Económica y el Desarrollismo. El primero supuso la demolición del sistema autárquico; el segundo, una rápida
transformación social y el crecimiento económico, sin olvidar la persistencia de la corrupción, la emigración rural, los controles de precios, la
inflación y la deficiencia en los servicios públicos.
En el contexto descrito se gestaron la Ley Orgánica del Estado, la Ley
de Libertad Religiosa, la de Representación Familiar y la Ley Orgánica
del Movimiento y de su Consejo Nacional. La adecuación política del
Régimen a la nueva situación socioeconómica de estos años culminará
con la designación de Juan Carlos de Borbón como sucesor a la Jefatura
del Estado y la formación de un gobierno «monocolor», alguno de cuyos
miembros estaban vinculados al Opus Dei1.
Salvo la leve liberalización de la Ley de Prensa de 19662, las rivalidades y la frustración son también rasgos que afectan a la sociedad del momento porque no se produce el esperado cambio cualitativo que hubiera
1
El nombramiento de don Juan Carlos no solo sirve para dar cuerpo a la Ley de Sucesión de 1947 sino también para terminar con las opciones de su primo, don Alfonso de
Borbón-Dampierre; con las del legítimo candidato, don Juan de Borbón, con las del aspirante
carlista, don Carlos Hugo de Borbón-Parma. La designación fue concebida tanto desde la
legitimidad de los vencedores como desde la instauración de una nueva monarquía. Para
entender este salto dinástico es interesante la aportación de Anson (1995).
2
Entre esta nueva legislación hay que destacar la Ley de Prensa de 1966, por la que
desaparecía la censura previa, aunque seguía manteniéndose el control del Estado. Sus consecuencias, aunque limitadas, fueron muy positivas al facilitar un aumento de publicaciones
14
PILAR AMADOR CARRETERO
permitido abrir cauces a la participación política. Con ello, se recrudece
la conflictividad y la violencia política (ETA, GRAPO y FRAP) a las que
el franquismo respondió con la represión3.
El final definitivo del Régimen lo fija el agravamiento de la enfermedad de Franco a lo largo de los años 1974 y 1975 y la Marcha Verde,
invasión pacífica de Sahara que supuso la entrega de este territorio a Marruecos y Mauritania4.
1.
LOS CAMBIOS SOCIALES
Consideramos, en consonancia con Yuri M. Lotman5 (1999), el cambio sociocultural como un campo sembrado de tensiones que no están
desvinculados de otros cambios que se producen en la esfera política.
Aplicado este marco teórico al cambio sociocultural que se produce en
España durante los últimos años del franquismo cabe interpretarlo no en
términos clásicos de continuidades y rupturas, sino inscrito en un tiempo
que contribuyeron, más tarde, a la difusión de las ideas democráticas. Véase la contribución
de Terrón Montero (1981).
3
Gobierno que no puede evitar las desavenencias entre «aperturistas» e «inmovilistas», especialmente tras el escándalo Matesa, analizado profundamente por Jiménez
(2000). Es de sobra conocido que el Régimen respondió de forma continuada con la represión de los diversos movimientos de protesta que confluyeron en el período final del
franquismo. Los más significativos son: el movimiento obrero, organizado esencialmente
en torno a CC.OO. y alentado por el PCE, que pasó de las reivindicaciones laborales a
la concienciación política antifranquista; los movimientos nacionalistas (Cataluña y País
Vasco); las acciones terroristas de ETA, GRAPO y FRAP; las protestas del movimiento
estudiantil y su importante repercusión social y, en fin, los movimientos católicos de base
y la creciente lejanía de algunos sectores influyentes de la Iglesia, favorecidos ambos por el
Concilio Vaticano II. Trabajos de autoridad para profundizar en los temas descritos son los
de Hernández Sandoica (2007), Mateos y Soto (1997) y Tusell (1997). Y para el fenómeno
terrorista destaca el trabajo de Reinares (1990).
4
En 1974 y 1975 las enfermedades de Franco le impedían gobernar, por lo que el príncipe Juan Carlos ejerció la jefatura interina del Estado pero sin poder alguno. En esta situación,
se produce el conflicto del Sahara, colonia española desde el siglo XIX. El rey de Marruecos,
Hassan II, organizó una invasión pacífica de civiles marroquíes sobre el territorio del Sahara
(Marcha Verde) lo que obliga a ceder este territorio a Marruecos y Mauritania (Acuerdo de
Madrid). Se inicia, a partir de este momento, el conflicto entre el Frente Polisario (formación
nacionalista que defendía la independencia del Sahara y que proclamó la República Árabe
Saharaui) y Marruecos, que no reconoce la independencia del Sahara, tal y como analiza
Fuentes Cobos (2006).
5
El autor explica los procesos de transformación sociocultural a partir de los conceptos
de la explosión, la gradualidad y lo imprevisible, considerando el cambio como un complejo
campo de posibilidades.
EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL CINE POPULAR…
15
no lineal en el que es posible contemplar fenómenos de protesta, represión y aculturación.
Así, en lo que se refiere a la disidencia sociocultural hacia el Régimen,
puede decirse que esta no responde a la univocidad sino a una sucesión
de movimientos que albergan tanto la estabilidad como la innovación;
que crean ámbitos permeables a la herencia y a la continuidad o están caracterizados por el rechazo (total o parcial) de las corrientes precedentes
y/o coetáneas manteniéndose, algunas, dentro de niveles moderados6.
Desde estas consideraciones, el rechazo hacia los comportamientos tradicionales que se produce en la sociedad tardofranquista modifica profundamente su estructura, transforma sus valores y prácticas y genera un sistema en el que continuismo y renovación se funden en un solo conjunto7.
Este cambio se percibe en el abandono de la formalidad en el vestir y,
sobre todo, en los criterios morales que organizan y presiden la vida cotidiana. La extensión de los nuevos códigos de conducta y usos sociales
vienen, como sucede siempre, de la mano de la elite universitaria que la
transmite a la masa estudiantil en su conjunto y a toda la población joven
y, de ahí, al resto de la sociedad8.
En estos años, la oligarquía terrateniente, transformada ahora en empresarial, sigue siendo la clase dirigente. Se une a ella una nueva generación de profesionales a los que la educación universitaria les garantiza
el ascenso social9.
En la vida de las clases populares y de los trabajadores, los cambios
son sustanciales. A ello contribuye el crecimiento económico y la modernización industrial que hacen posible que los trabajadores puedan disponer de unos recursos semejantes a los europeos10. La mayor parte de esa
Véase las aportaciones de Fusi (1999) y Sevillano (2002).
El cambio social es una de las características más destacables del período analizado
con fenómenos importantes como el éxodo rural, la diversificación del proletariado urbano
y emergencia de la clase media, el incremento de estudiantes, intelectuales y técnicos, etc. Un
trabajo de síntesis sobre el tema es el de Tezanos (1984).
8
Como se ha señalado, los estudiantes universitarios son también otro gran vector de
la movilización contra la dictadura. Sus objetivos iniciales de democratizar la vida universitaria (resueltos con represión y algunas reformas) serán, posteriormente, el primer paso
para la instalación de la democracia en España. Vilar (1984) explica que estos acontecimientos de oposición estudiantil se harán cada vez más convergentes con los movimientos
de contestación que se producen en y más allá de nuestras fronteras.
9
La novedad más significativa de estos años se produce con la incorporación a las clases medias de una nueva generación de profesionales para los que la educación universitaria
garantizaba el acceso a las clases dirigentes, constituyendo una nueva aristocracia, fenómeno
que aborda Miguel (1977).
10
El abanico de sueldos es, sin embargo, muy amplio. La diferencia entre los obreros
mejor y peor pagados diversifica a los trabajadores dentro de la clase obrera tirando por
6
7
16
PILAR AMADOR CARRETERO
clase obrera, encorsetada hasta estos años por el sindicato vertical, apuesta por dar la batalla en la legalidad aprovechando las oportunidades que
les ofrece la normativa franquista. Más tarde, esta combatividad se verá
alentada y vigorizada por una nueva y joven militancia y por la acción de
los sindicatos clandestinos11. De ese grupo social, concretamente de los
trabajadores cualificados y empleados del sector servicios, emerge una
clase media baja que, debido a su entrada en la sociedad de consumo
—piso, seat 600, televisor, pequeñas vacaciones, estudios para sus hijos,
etcétera—, verá mellada su combatividad laboral12.
En el cambio de la estructura de la población activa tiene un papel
protagonista la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral,
lo que trae consigo implicaciones personales, sociales y laborales que
obligarán a buscar soluciones para hacer compatible su vida familiar y
laboral13.
Sin embargo, esa incorporación de las mujeres al mundo laboral se
ve retrasada por el matrimonio y por su dedicación a las tareas y deberes
doméstico-familiares ya que, todavía a finales de los años 70, el trabajo
de la mujer fuera de casa seguía considerándose antinatural y la normativa legal imponía la autorización masculina (padre o marido) para desempeñarlo. También oponen resistencia a esta incorporación la Iglesia
católica, la Sección Femenina de Falange (que sustentan sus argumentos
tierra las predicciones marxistas que consideraban a la industrialización como causa de la
emergencia y consolidación de un proletariado homogéneo y con conciencia de clase. Para
más información resultan útiles los trabajos de Tortella (1994) y de Martín y Comín (1991).
11
En cuanto a las relaciones laborales y la conflictividad, existe una pluralidad de manuales que describen con claridad el funcionamiento del primero de los temas, entre ellos
destacamos el realizado por Villa y Palomeque (1978). Respecto a las huelgas, sigue siendo
imprescindible la propuesta de Maravall (1978). Para una visión general de las huelgas y
sus causas son útiles las visiones de Soto (1991) y Molinero e Ysás (1998).
12
Desde los años 70, el régimen franquista fue consciente de que su supervivencia
dependía, entre otras cosas, de la mejora de la calidad de vida material de la población
y, sobre todo, de que la clase trabajadora accediera a ser propietaria, porque extender la
propiedad es la mejor manera de estabilizar a la sociedad y hacerla moderada e incluso
conservadora.
13
En la sociedad tradicional, la actividad de los miembros de la familia estaba repartida
al dedicarse cada uno a una función sin que se produjera ningún conflicto entre esas funciones. La incorporación de la mujer al trabajo y el desigual reparto de responsabilidades entre
hombres y mujeres en la esfera privada, pone de manifiesto la necesidad de conciliar la vida
familiar y laboral de las mujeres, problema aún no resuelto del todo en la actualidad, tal y
como se explica en el volumen coordinado por Fagoaga (1999). Junto a los aspectos positivos
que supone esta incorporación, la conciliación de la vida familiar y laboral es un problema
todavía por resolver ya que, en muchos casos, junto a las responsabilidades profesionales,
las mujeres han mantenido intactas sus responsabilidades familiares, aumentando con ello
su carga de trabajo.
EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL CINE POPULAR…
17
en la idea de que la mujer debía estar en el hogar) y la existencia de una
segregación de género que obstaculiza o impide el acceso de las mujeres
a determinadas ocupaciones, profesiones o sectores de actividad considerados masculinos14.
En síntesis, la industrialización produce los problemas y perturbaciones que han acompañado en todas partes a los procesos de cambio,
agravados en nuestro país por la profunda desigualdad entre el campo
y la ciudad y por los fuertes desajustes regionales que no solo acentúan
la despoblación en las áreas de agricultura tradicional, sino que ocasionan también un fenómeno de urbanización en las zonas industriales y de
servicios15.
2.
EL TARDOFRANQUISMO DESDE EL PUNTO DE VISTA CULTURAL
Desde esta misma perspectiva, la cultura durante los años finales
del franquismo estaría definida también por una permanente búsqueda,
con ritmos y velocidades variables y no podrá abstenerse de los itinerarios que participan de la confluencia hacia la cada vez más consensuada
democracia.
En los inicios del mandato de Franco los principios ideológicos se
articulan en torno a los valores tradicionales de la España imperial del
Siglo de Oro y del catolicismo militante y nacionalista, componentes que
dan lugar a diversas manifestaciones en los distintos sectores de la cultura y en las distintas fases en que se estudia el franquismo. El resultado es
el nacionalcatolicismo, que impuso un sistema jerárquico autoritario de
la sociedad, basado en la concentración unipersonal del poder político,
el anticomunismo, el antiliberalismo y el militarismo, aliñado con rasgos
fascistas y definido también por «lo popular». Durante los casi cuarenta
años del mandato de Franco, los valores nacionalcatólicos configuraron
la sociedad, nutrieron claramente el mundo de la ciencia, la universidad,
la creación artística y se encontrarán, como explican Ramírez, Portero y
14
Esta situación también va cambiando de forma lenta pero activa desde los últimos
años de la década de los sesenta, en los que la incorporación de las mujeres al trabajo duplica
el número de asalariadas que se concentran en actividades laborales del sector servicios,
industrias manufactureras, bebidas, tabaco, etc., en las que el nivel salarial es más bajo, como
puede comprobarse en el trabajo de Salido (2002).
15
Este trasvase de población da lugar a una modificación profunda de la estructura de
las ciudades explicada profusamente en el volumen editado por García Lorca (2007). En esa
coyuntura, y para responder a la necesidad de alojamientos, se construyen barrios satélites
que tienen carencias sustanciales en servicios públicos (agua, transportes, escolarización,
etcétera).
18
PILAR AMADOR CARRETERO
otros (1978), presentes en el deseo de controlar los medios audiovisuales
y de comunicación.
En los prolegómenos de la Transición, el rechazo al dirigismo y a la
unidad cultural del franquismo queda reflejado más concretamente en el
ámbito de la literatura con obras que describen, agria y descarnadamente,
la miseria rural, las injusticias sociales, la sordidez de la vida en las aldeas
castellanas o el ambiente de la burguesía catalana. Simultáneamente, una
pléyade muy notable de poetas hace de la poesía otro sector sobresaliente
de la producción cultural, dando paso a unas prácticas de compromiso
personal y de la experiencia y acercando el decir poético a los dramas de la
cotidianidad individual y colectiva.
No ocurre lo mismo con el teatro, cuya producción oscila, salvo honrosas excepciones, entre el costumbrismo banal y la chabacanería. En la
excepción se considera el «teatro libre», independiente de las compañías
estables y que potencia nuevas formas en el elemento coreográfico, plástico, mímico o musical, tanto como el literario. Este abarca el «teatro de
calle», alejado de escenarios convencionales y del teatro comercial establecido que procura romper con la rigidez de este y llevar las representaciones teatrales a los más diversos rincones del país16.
Tal y como explica Haro (2011), las artes plásticas, por su propia condición, son las que mejor y más pronto escaparán a la hostilidad y al
control de la dictadura, aunque tuvieran que superar la imposición de la
estética oficial, que privilegiaba el realismo academicista en la forma y el
contenido.
Estas manifestaciones conviven con la subcultura de la evasión que
tiene en el cine, la radio y la televisión su consagración definitiva17. El
cine es, antes de que llegue la televisión, lo que más se aproxima a un
medio al servicio de una cultura de masas y a un instrumento eficaz para
el adoctrinamiento ideológico y moral de los ciudadanos y para transmitir los estereotipos heroicos e imperiales que propugna el Régimen.
En cuanto a la radio y la televisión, construidas sobre las bases de una
información preparada en su totalidad al dictado del gobierno para su
mayor gloria, supusieron en conjunto un entretenimiento servido a los
16
Considerar el teatro como una actividad cultural resulta difícil ya que se trataba más
bien de un espacio destinado al ocio de la burguesía. Determinadas obras idealizan el pasado, ignorando el presente, lo que lleva a reinventarla y hasta a manipularla. En cuanto al
«teatro libre», bajo este rótulo se engloban grupos de aficionados junto a otros que poseen
ya diversos grados de profesionalización. Para cualquier ampliación resultan recomendables
las propuestas de Sanz (1984) y de Hormigón (1977).
17
En esta descripción se considera también a la literatura rosa de kiosco; las novelas policiacas; las fotonovelas; los folclóricos y las tonadilleras, sin olvidar el fútbol, espacio donde
se enfrentaban las orgullosas identidades nacional y regionales.
EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL CINE POPULAR…
19
españoles como plato único, durante muchas horas al año, tal y como
enumera Rueda (2005).
Todas esas posiciones críticas contra el Régimen, entre las que se
incluyen también los intentos frustrados de una vanguardia intelectual
falangista y los cambios que el Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II
introducen en el seno de la Iglesia18, abrirán una brecha que amplía los
márgenes desde los que concebir y manifestar otros tipos de cultura que
se nutren de la tradición liberal, del pensamiento marxista y de la tradición revolucionaria de los años 30.
En conclusión, todas estas cuestiones permiten integrarnos en la consideración de los conflictos y cambios que se producen en los últimos
años del franquismo, factores pioneros que erosionan la estructura del
Régimen y ponen en evidencia su incapacidad para gestionar el disentimiento y la conflictividad por las vías tradicionales de la propaganda
y de la represión. Asimismo, se puede afirmar que existió en estos años
la superposición de un imaginario contracultural bien anclado en aquel
presente, un espacio de construcción de nuevas identidades colectivas
que se forja dentro y fuera de nuestras fronteras y que inevitablemente
está obligado a tener en cuenta el pasado más reciente tanto para ofrecer una lectura del mismo como para legitimar las nuevas prácticas sociopolíticas y culturales. Considerar estos años en compleja relación con
canales de expresión propios y diversos en el interior, exterior y exilio,
definen un espacio permeable a la influencia y al impacto social que produjo el término democracia, convertido en verdadera piedra de toque del
proceso posterior de la Transición.
18
Las encíclicas Mater et Magistra (1961) y Pacem in Terris (1963), con su defensa de
los derechos humanos y de la libertad de asociación y de expresión, con su reivindicación
del pluralismo político y religioso y con su invitación al diálogo y a la solidaridad con los
explotados y los oprimidos, chocan frontalmente con las ideas y las prácticas de la dictadura
y tendrán repercusiones no solo en el comportamiento del clero ordinario y la cúpula eclesiástica, sino también en la secularización de la sociedad y de las organizaciones católicas
del mundo obrero (JOC y HOAC), que fueron incansables en la renovación religiosa y en la
lucha por las libertades.
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