Culto romano a los muertos

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EL CULTO A LOS MUERTOS
Los romanos daban mucha importancia al culto de los difuntos, pues sentían un intenso respeto
hacia ellos. Estos rituales servían para mantenerlos calmados y propicios a sus hogares.
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Tipos de almas
-Los Manes: eran las almas de los antepasados. Su nombe significa "los Buenos". En su honor se
celebraban las Parentalia, del 13 al 21 de febrero, esos dias eran cosiderados como fatídicos.
-Los Lemures: eran los espíritus malvados de los muertos. El pater familias oficiaba un ritual a
medianoche de los días 9,11 y 13 de mayo para alejarlos del hogar. El ritual se basaba en lavarse las
manos como signo de purificación, meterse nueve habas negras en la boca, caminar descalzo por la
casa escupiéndolas una a una para ofrecérselas a los espíritus como alimento, y repetir unas palabras
rituales nueve veces.
-Las Larvae: eran espíritus malignos que se identificaban con las almas de los malehechores, estos
espíritos permanecían entre los vivos para martirizarles e incluso causarles la locura. Se les
representaban con apariencia de esqueleto, y para defenderse de ellas se tomaban brebajes
preparados por los hechiceros.
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El último viaje
Cuando un romano fallecía se preparaba su funeral de forma muy detallista. El cadáver era lavado,
perfumado y sobre él se colocaban flores coronas y cintas.
De la puerta del hogar colgaban ramas de ciprés y la llama del altar de la casa se apagaba en señal
de duelo. El cortejo fúnebre salía de la casa del difunto siguiendo a los músicos y a las plañideras.
El ataúd estaba descubiero y era llevado a hombros por familiares y amigos, al pasar por el foro, el
desfile se detenía y un allegado del difunto pronunciaba un discurso fúnebre. Algunos asistentes
ocultaban las caras con máscaras de cera que representaban a los antepasados. El cadáver podía ser
incinerado, de forma que las urnas con las cenizas se introducían en unos nichos o columbarios, o
también podía ser inhumado en un panteón o en una tumba más humilde.
Los cementerios estaban a las afueras de la ciudad, junto a los caminos o vías, así los viajeros
podían leer los epitafios.
El luto duraba nueve días, en los cuales los familiares vestían de negro, no llevaban adornos ni
joyas y descuidaban la barba y los cabellos.
En febrero, mes de las purificaciones, se visitaban los sepulcros, donde se colocaban alimentos,
flores y otras ofrendas.
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El mundo de los muertos
Los romanos creían que las almas de los difuntos descendían a los Infiernos (de inferos), también
llamado Averno o Hades, que era dirigido por Plutón y Prosérpina, su compañera. Para llegar al
Infierno, las almas debían cruzar la laguna Estigia en una barca guiada por Caronte, para pagar ese
viaje,al difunto se le ponía una moneda bajo la lengua. Las puertas del Infierno estaban custodiadas
por el Can Cerbero, un perro de tres cabezas. Más adelante, las almas eran juzgadas por Eaco,
Minos y Radamantis, que les indicaban el lugar que les correspondía según sus acciones en la tierra.
Según narra Virgilio en la Eneida, el Infierno estaba dividido en 7 zonas, entre ellas estaba el
Tártaro, lugar donde los malvados sufrían castigos eternos, y los Campos Elíseos, donde habitaban
las almas bondadosas y los héroes. Este lugar estaba bañado por el río Leteo, cuyas aguas hacían
olvidar a los muertos su vida pasada.
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Los héroes
Los héroes eran personajes mitológicos hijos de una divinidad y de un mortal, los romanos
adoptaron a estos personages de la mitología griega. Muchos héroes cuentan entre sus aventuras el
descenso al mundo de los muertos, pues solamente ellos pudieron volver del Infierno debido a su
naturaleza semidivina. Entre los más destacados podemos encontrar a Eneas y a Hércules.
María Quintana Velo
1º Bach. C
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