Resumen Nº 122 AGOSTO 2013 / Semana 1

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Satélites con tecnología española serán de uso público a través de Internet
Fuente: EUROPA PRESS
Satélite Ardusat. Foto: JAXA Ampliar foto
Los satélites Ardusat, que incluyen tecnología española, serán lanzados este domingo, 4 de
agosto, desde el Tanegashima Space Center (TNSC) en Japón. La aportación del país a estos
aparatos son los sensores de medición de radiación, que han sido desarrollados por la
empresa Libelium.
Estos sensores permiten medir los niveles de radiactividad espacial generados por
fenómenos como las tormentas solares o actividad de fondo. El dispositivo sensorial detecta las
partículas Gamma producidas en cualquier lugar del espacio. Su integración en los satélites ha
sido posible gracias a una colaboración entre las empresas Libelium (España) y NanoSatisfi
(Estados Unidos).
Por su parte, los satélites Ardusat estarán orbitando alrededor de la Tierra a una altura de
300 kilómetros y serán controlados desde el planeta mediante protocolos de radio. Además de
la medición de los niveles de radiación en el espacio, los dispositivos Ardusat serán usados
para realizar proyectos como la creación de un mapa 3D del campo magnético de la Tierra,
medición de los cambios de temperatura en el espacio o el estudio de la reflexión de los rayos
de luz en la superficie terrestre.
USO ABIERTO AL PÚBLICO
Ardusat será la primera plataforma abierta para el público investigador lanzada al espacio.
Los investigadores de todo el mundo podrán realizar todo tipo de experimentos controlando los
más de 25 sensores (espectrómetro, magnetómetro, radiación, acelerómetro, giroscopio, o
temperatura, entre otros) que se incluyen en cada satélite.
"El objetivo principal del proyecto es acercar por primera vez en la historia el espacio al
público general, de forma que gente de todo el mundo pueda interactuar con los satélites a
través de Internet" ha explicado el director de I+D de Libelium, David Gascón.
La misión está dirigida por la agencia espacial japonesa JAXA y consiste en un cochete de
tipo HII-B y del HTV-4, un transportador de carga que llevará más de 6 toneladas de
mercancías a la Estación Espacial Internacional (ISS).
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Twitter anuncia nuevas medidas para evitar las amenazas
Fuente: REUTERS / Londres
Después de las amenazas de bomba que han recibido varias mujeres, la red anuncia que
incorporará personal para gestionar las denuncias de abusos y que el botón "denuncia un
abuso", ahora sólo en iPhone, se añadirá a la web y al resto de móviles.
Captura del pantalla del tuit que amenazaba a una periodista.
La Policía británica investiga amenazas de bomba a mujeres periodistas. La división británica
de Twitter se ha disculpado este sábado ante un grupo mujeres (periodistas, políticas y
activistas) que han sido amenazadas de violación y muerte en la red social, y ha anunciado
medidas para facilitar que los usuarios denuncien tuits abusivos.
"Personalmente me disculpo ante las mujeres que han experimentado abusos en Twitter y pido
perdón por lo que han tenido que pasar", dijo Tony Wang, director general de Twitter UK, en su
cuenta en la red social. "Los abusos de los que han sido objeto simplemente no son
aceptables. No es aceptable en el mundo real, y no es aceptable en Twitter", dijo.
Twitter UK ha anunciado que incorporará personal para ayudar a gestionar las denuncias de
abusos. También ha avanzado que el botón "denuncia un abuso" dentro de un tuit que está
disponible en la versión de Twitter para iPhone se añadirá a la página web y al resto de
plataformas que usan otros móviles.
El problema de los abusos por parte de los denominados trolls en Internet ha acaparado
portadas en Reino Unido desde que la activista Caroline Criado-Pérez fue atacada por una
oleada de cáusticos tuits por defender con éxito que la cara de una mujer aparezca en los
billetes. La policía detuvo a dos hombres por amenazas de violación contra Criado-Perez.
Uno de ellos también era sospecho de hacer amenazas similares a la parlamentaria laborista
opositora Stella Creasy, que también respaldó la campaña sobre los billetes. En incidentes no
relacionados días después, varias periodistas recibieron tuits de alguien que amenazaba con
poner una bomba en sus casas y "destruir todo" lo que allí hubiera.
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Jesús Carrasco: “La obsesión actual por aprovechar el tiempo me parece atroz”
Fuente: El País / MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA
Su primera novela, ‘Intemperie’, ha sido una de las sorpresas editoriales del año. Comparado
por la crítica con Delibes o Cormac McCarthy, él apuesta por la contención y la dignidad
Jesús Carrasco, autor de 'Intemperie'. / NACHO ALEGRE
Con su rostro serio, su cabeza rapada combinada con bigotes de húsar, su atuendo
radicalmente discreto y su mirada taladrante, Jesús Carrasco no parece el hombre más
entusiasta con las actividades sociales mundanas. Pero cuando inicio la conversación
preguntándole si le ha resultado una experiencia agradable venir a firmar libros a Madrid,
contesta que sí. Descarto indagar sobre si su cola ha sido larga, normalita o encogida, pero
insisto en si disfruta con los encuentros con sus lectores. Responde que suelen ser
interesantes, y que esta mañana uno de ellos se le ha puesto a llorar “como una magdalena” al
contarle cuánto se había reconocido en su primera novela.
Conversaciones frescas en compañía de personajes singulares de la vida pública española.
Tras Ada Colau, Mikel López Iturriaga aborda al escritor Jesús Carrasco.
Asumo que tan positiva predisposición a un ritual que muchos escritores sufren en silencio se
deberá a que es un autor novel, y acojo con empatía la anécdota del lector conmocionado. A
mí también me impactó Intemperie (Seix Barral). La novela con la que este extremeño afincado
en Sevilla se estrenó hace unos meses narra la brutal historia de un niño que huye de su casa,
un cabrero que le acoge y un alguacil que le persigue en algún lugar y algún tiempo
indeterminado del campo español de la primera mitad del siglo XX. Tan desnudo en su estilo
como los yermos paisajes que describe, es un libro cargado de simbolismos, con un misterio
que atrapa y una violencia que impacta. Tanto que ha causado sensación en el mundillo
editorial internacional: ya se ha publicado en Alemania y Holanda, y pronto lo hará en 11 países
más.
PREGUNTA: Su libro se lee como se ve una serie o una película de miedo. ¿Cuál es el truco
para crear un misterio tan adictivo?
RESPUESTA: El misterio está fundamentalmente en el silencio, en lo que no se dice. Ha
habido por mi parte un trabajo de contención y de recorte en el diálogo: intentar que los
personajes hablen para que el lector no sepa tanto lo que piensan, sino que lo imagine.
“El misterio está en regresión, pero es un valor fundamental”
P: En Intemperie no cuenta el lugar y la época en que se desarrolla la acción. ¿Por qué se
niega a revelarlo?
R: No creo que tenga ningún sentido hacerlo. De hecho, creo que hablo demasiado de la
novela. Me gusta mantener una visión limpia como lector, como espectador de obras de arte o
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de cine. Prefiero no saber y sacar yo mi propia conclusión. A veces, si admiras a alguien suele
ser porque sabes poco de él.
P: Con la facilidad para acceder a la información en Internet, es difícil mantener ese
desconocimiento.
R: En términos objetivos, es evidente que Internet es un adelanto. Pero uno de sus efectos
perniciosos es que ha sido la puntilla del misterio. Del siglo XIX a esta parte se está haciendo
un ejercicio de pornografía con la realidad: cada vez todo es más explícito, desde la propia
intimidad de cada ser hasta cualquier acontecimiento social. El misterio está en constante
regresión, y para mí es un valor fundamental en la vida. Hay cosas que es mejor no conocer.
Yo no quiero saberlo todo, también quiero dejarme llevar y emborracharme.
P: Ha dicho que el tema principal de su novela es la dignidad. ¿Por qué le interesa tanto ese
concepto?
R: La dignidad surge en cada esquina. Solo hay que verla, es como la belleza o el arte, y
consiste en ser capaz de mantener la postura después de sufrir las inclemencias de la vida.
Eso me interesa muchísimo, y quiero ser capaz de dirigir mi vida en esa dirección. Ser capaz
de mantener la postura, de ser esa persona que en el metro, cuando alguien está siendo
agredido, interviene.
P: ¿Usted cree que es un valor en alza o a la baja?
R: En alza. No soy nada pesimista: prefiero quedarme con las personas que salen a la calle a
reivindicar los derechos, luchar por la sanidad, por la educación pública, en vez de quedarse en
casa. Cada vez hay más redes de intercambio o apoyo mutuo: lo veo en mi vida cotidiana, y
también las practico.
P: ¿Algún ejemplo que le haya llamado la atención?
R: Hace poco, en EL PAÍS leí la historia de un matrimonio que desde hace años están abriendo
su casa a inmigrantes sin papeles. Están metiendo en el templo que es el hogar a gente que no
conocen de nada, y su hijo está allí, está disfrutando, viviendo con intensidad ese ejemplo.
Para mí son héroes. No hace falta subir al Everest ocho veces en biquini, me parece mucho
más alucinante aguantar la incomodidad de tener desconocidos en tu casa.
P: Otro tema de la novela es la violencia en un contexto de necesidad extrema. ¿Le sorprende
que en la situación tan grave que vive España no haya más conflictos de los que hay?
Una vida con ritmo propio. El escritor Jesús Carrasco.
Brian Wilson compuso ‘I just wasn’t made for these times’ (No estoy hecho para estos tiempos)
antes de que Jesús Carrasco naciera en 1972, pero la canción bien podría sonar de fondo en el
discurso de este extremeño afincado en Sevilla. Alérgico a los frenesíes del mundo urbano
contemporáneo, Carrasco reivindica los silencios y la lentitud del campo tanto en su vida como
en su primera novela, la rural y atípica Intemperie. No quiere estar en las redes sociales, no
quiere “pasar 50 horas metido dentro de una pantalla”, y hasta ha osado quitar las alertas del
WhatsApp en su móvil. “Cuando me apetece, miro y digo: ‘Anda, esto me llegó hace tres días”,
dice con sorna. También mantiene una huerta que le proporciona excelentes pepinos –“es para
llevar mi ritmo hacia el de las plantas”–. Mientras, prepara su segunda novela, que tratará otra
vez “de cosas poco cibernéticas, como la relación del hombre y la tierra”.
R: Sí. La respuesta sencilla, la fácil, es la de la familia. La familia como armazón social oculto o
subestructura que está soportando todo eso, esas fricciones. Por otro lado, quizá es que somos
un pueblo permanentemente invadido y tenemos este carácter. Un país acostumbrado a una
cierta adecuación, como esas plantas o animales que de repente tienen un parásito y lo que
hacen es rodearlo con parte de su propia estructura. No puedo contigo, pues te acojo, te tengo
aquí controlado. Mi pregunta o mi duda es qué pasará después. Cuando vuelva el dinero,
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¿dónde estará la educación, la sanidad, los derechos? ¿Dónde estarán los poderosos? Eso me
da mucho miedo, nos va a costar mucho trabajo volver a recuperar lo que teníamos.
P: Se ha relacionado su novela con el Delibes de Los santos inocentes, pero no tanto con La
familia de Pascual Duarte, de Cela, el primer libro que me vino a la cabeza cuando empecé a
leer Intemperie. ¿Es una referencia para usted?
R: No. Lo he leído, pero ni el libro ni el tremendismo como movimiento literario son una
referencia. Es una época de la literatura que me deprime, porque refleja esa España tan
sombría, tan polvorienta.
P:Pues su libro es bastante tremendista.
R: Sí, sí lo es. Pero la influencia viene más del tremendismo norteamericano. He leído mucha
más literatura norteamericana que española. Los relatos de Carver son durísimos, no se salva
nadie, todo es atroz, y para que veas un hilito de esperanza… Al mismo tiempo son relatos
poderosos, bien tramados, que te enganchan, y que a mí me transmiten muchas cosas.
Cuando hablo de Carver, hablo de Richard Ford, de John Updike, de John Cheever o de
Cormac McCarthy: si acaso, viene de ahí esta visión un poco lúgubre de la realidad.
P: Supongo que su estilo, tan desnudo, también bebe de esos autores.
R: Ahí yo creo que Carver es el campeón. Hay un cuento suyo que dice: “Un día llamaron a mi
puerta y encontré un hombre con ganchos que quería vender una foto de mi casa”. El cuento
dura un poco más, pero por mí se podía haber acabado así. Él era el rey de la poda, y yo
aspiro a ser no el rey ni el príncipe, pero sí a ser un buen podador. Quitar, quitar y quitar, y
dejar interpretar a los demás. Eso es la poesía también, que a mí como género me interesa
mucho en tanto que ultima precisamente eso, la máxima imagen con la mínima expresión
formal.
P: Pero usted no escribe poesía, ¿no?
R: No me atrevo. No tengo coraje, ni tablas. En la poesía no te puedes escapar, no son 200
páginas donde puedes cargar aquí o allá.
P: ¿Es usted tan parco, tan austero y tan esencial como su literatura?
R: Yo no había hablado tanto en mi vida como estos meses. En mi círculo íntimo no soy parco,
incluso cuento chistes, pero fuera de él soy una persona silenciosa. Ni me gusta hablar por
hablar, ni me gusta decir tonterías. No se confunda esto con solemnidad o seriedad: me
encanta reírme, pero tiendo a hablar poco. Hay un dicho que dice: “Los que saben no hablan,
los que hablan no saben”. Yo no sé si cumplo ese axioma, pero procedo de una tradición
silenciosa también. En casa se ha hablado poco, para bien y para mal.
Me encanta reírme, pero tiendo a hablar poco. No me gusta decir tonterías”
P: Dice que le encanta reírse, pero en Intemperie no hay ni una gota de sentido del humor.
R: Me gustaría, pero el humor es difícil. Admiro tanto a Eduardo Mendoza, a Tom Sharpe, a
Shakespeare, a Oscar Wilde… Mendoza dice que siempre ha sido un género denostado, y yo
añado que además es un género complicadísimo. A lo mejor, porque hay pocos escritores
capaces de asumirlo con solvencia, directamente se desprecia. Si en mis próximas novelas voy
incorporando el humor, significará que voy ganando aptitudes como escritor. Quizá mi última
obra sea desternillante, la que haga antes de jubilarme.
P: Tiene una imagen contundente. ¿Puede un escritor serio cultivar su look?
R: Pues yo te diría que, lejos de cultivarlo, todo lo contrario. Mi calva no procede del cultivo,
sino más bien de la falta del mismo: voy calvo porque se me cayó el pelo hace 15 años, y es
muy triste ir con una loncha. Y el bigote, pues llevo casi 20 años con él. Me lo dejé, me lo quité
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y me dije: “Vaya cara de tonto”. Así que al final se quedó ahí. Pero no es premeditado, llevo así
toda mi vida. Prometo dejarme el pelo largo para la próxima novela.
P: La peluca es otra opción.
R: O los implantes.
P: ¿Proviene usted de un ambiente rural como el de su libro?
R: La mitad de mi vida la he pasado en el campo. Nací en Olivenza, un pueblo de Badajoz que
está en la frontera con Portugal. Cuando tenía cuatro años, mi familia se trasladó a Torrijos, un
pueblo de Toledo. He pasado mi vida entera dando tumbos por los caminos, subiéndome a los
árboles, construyendo cabañas, cazando perdices a mano y conejos con hurones, haciendo
ese tipo de cosas que se hacen en los pueblos. Es la tierra que amo, es mi lugar en el mundo
en cierto modo. En el libro hay un interés por dignificar lo rural. Se nos olvida muchas veces
que España es mucho más que Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Ves el telediario, donde
los reporteros cogen a la gente debajo de la redacción, y parece que España es la calle de
O’Donnell de Madrid. Pues no: hay gente que vive de otra manera. Pero desde el desarrollismo
de los cincuenta y sesenta, el foco de los medios está en las ciudades y parece que lo demás
no existe.
En el libro hay un interés por dignificar lo rural. es la tierra que amo”
P: La gente de ciudad tendemos a pensar que nos vamos a aburrir en sitios así porque nunca
pasa nada.
R: Vivir en el campo es muy duro. Pero yo invito al urbanita a que vaya al campo no a visitar,
sino a experimentar cosas que en la ciudad son difíciles de probar: el horizonte, la nada, el
vacío, el aburrimiento, soportarse a uno mismo, mirar alrededor, bajarse un poco de este
frenesí en el que vivimos. Yo encuentro ahí cosas importantes de la vida, ya no simplemente
paz.
P: ¿Por ejemplo?
R: Entender quién es uno mismo, tener capacidad para verse, para pensar un poco, para no
verse interrumpido, para tener paciencia. Virtudes todas muy útiles, incluso en la ciudad. La
paciencia es necesaria para vivir en pareja, para negociar, para no volverse loco en un atasco
de tráfico… Para cualquier situación en la que puedas ponerte en el lugar del otro en vez de
gritarle.
P: Pues nuestra civilización parece ir justo en el sentido contrario.
R: Yo veo que ya no podemos estar parados. Antes, hace siete años, cuando no había
smartphones, la gente iba en el metro leyendo, dormida o mirando a la nada, y ahora nadie va
así. Parece que ese tiempo hay que aprovecharlo, como si lo perdiéramos. Me parece una
obsesión atroz, atroz para construirte. La vida es un crecimiento, somos maestros de nosotros
mismos, y el objetivo es que el último de nuestros días seamos nuestra mejor versión gracias a
lo que hemos sido capaces de atesorar y eliminar a lo largo de nuestra vida. Y para eso hace
falta tiempo, hace falta atención, hace falta una serie de cosas que se nos están yendo de las
manos.
P: Pero ahora vive en Sevilla, una gran ciudad.
R: Vivo en el centro peatonalizado. No tengo coche y voy andando o en bici a todas partes. Me
mudé aquí por mi mujer, que es sevillana. Cuando vine, hace nueve años, ella tenía más difícil
laboralmente moverse a Madrid y yo trabajaba de freelance. La típica cosa que es temporal y al
final te quedas.
P: Trabajaba como redactor publicitario.
R: De redactor publicitario, diseñador cutre, contabilidad, paquetería.
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P: ¿Alguna campaña de la que se sienta orgulloso?
R: Sí, pero son muy chicas. Casi toda mi vida publicitaria he trabajado para Bankinter de una u
otra manera, y hay campañas de las que me siento ­orgulloso, pero que nadie recordaría: solo
las han visto clientes del banco en su casa.
P: ¿Y se puede mantener la dignidad haciendo publicidad para un banco hoy día?
R: Hoy día no lo sé, y en aquella época tampoco lo sé. Al principio yo sufría mucho con esto e
iba a trabajar con sensación de culpa. Un día me encontré con una profesora de Filosofía que
me preguntó a qué me dedicaba. Le dije que a la publicidad, y ella me respondió que era una
manera bonita de difundir belleza. Entonces empecé a verlo desde otro punto de vista. No me
quito mi responsabilidad, yo también he formado parte del engranaje y vendía cosas que jamás
habría comprado, pero también aprendí que nosotros no obligamos a nadie a comprar. No creo
en este discurso de “somos víctimas de la publicidad, somos víctimas de la prensa, somos
víctimas del sistema, de la política”, etcétera. A nadie se le ha obligado a coger una hipoteca, a
nadie se le ha obligado a comprarse un coche. La gente lo hace porque quiere o porque no
pone los filtros suficientes a aquellos estímulos que le vienen y le dicen: “Compra esto”.
También es verdad que ha habido ejemplos ya no de sugestión, sino de engaño, como las
preferentes. Pero eso ya no es la publicidad, es un director de un banco que dice: “Manolo,
mira lo que tengo aquí que es un 2% y luego es un 26%”. Eso es una estafa.
P: Estuvo mucho tiempo escribiendo antes de mandar nada a una editorial. ¿Tan malo era?
Si el éxito hubiera llegado antes, me habría vuelto un poco más loco”
R: Claro. Al mismo tiempo que hay una responsabilidad en el que puede comprarse una tele y
no la compra, también hay una responsabilidad en el que dice: “Bueno, tengo una novela, pero
no tengo por qué publicarla. No la publico porque me parece mala”. Pero es duro pasarte seis
meses y medio escribiendo algo y, al acabar, pensar que es una castaña.
P: ¿Tiene muchos cadáveres de ese tipo?
R: Unos cuantos. Un pequeño mausoleo.
P: ¿Cree que lo que ha pasado con Intemperie le ha llegado en un buen momento, a los 40?
R: Sí. Con 40 años tienes cierta madurez: estás más tranquilo, pero al mismo tiempo sigues
teniendo fuerza, coraje y brío. Si hubiera llegado antes, me habría vuelto un poco más loco, me
lo habría tomado de una manera más personal y habría creído cosas de mí que a lo mejor no
son verdad. Así que yo me siento ahora en un momento perfecto para disfrutar de esto y seguir
pensando que la vida es maravillosa y que a veces las cosas salen.
P: ¿Ha cambiado su vida cotidiana?
R: Sí ha cambiado en cuanto a que ahora viajo y todo eso, pero cuando vuelvo a casa todo
sigue exactamente igual. Y quiero que sea así, porque lo necesito. Vuelvo a ser el padre de mi
hija y hago las cosas que se hacen en casa: fregar los platos, hacer chapuzas con mi cuñado
en su casa o trabajar con las manos en la huerta.
P: Pero imagino que escribir será más grato que trabajar como publicista.
R: Toda mi vida laboral ha estado basada en recibir palos, porque en la publicidad te están
rechazando proyectos constantemente. En esta otra parte de mi vida laboral que es la escritura
abundan más los elogios que los palos. Creo que ninguna de las dos cosas te tiene que
arrastrar: hay que disfrutar en la medida de lo posible de todo lo que se pueda. Yo no me voy a
quejar de firmar libros, no me voy a quejar de tener que viajar o de que me pregunten siempre
lo mismo.
P: Como periodista, se lo agradezco.
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R: Mira a la gente que trabaja en el metro, a los barrenderos, a los oficinistas que vienen de
Móstoles a las seis de la mañana y se van a su casa a las nueve de la noche, a los de los
invernaderos de El Ejido o a los de los andamios. Esa gente quizá tenga algún motivo serio
para quejarse. Yo no.
Las Fiestas de Gràcia 2013, más familiares e integradoras
Fuente: EFE
Se celebrarán del 15 al 21 de agosto y este año pondrán el acento en las actividades diurnas y
la accesibilidad
Carrers engalanats de les festes de Gràcia Sara Alier
Las tradicionales Fiestas de Gràcia, que se celebrarán del 15 al 21 de agosto, pondrán el
acento este año en las actividades diurnas y familiares, así como en la participación de las
personas con diferentes discapacidades, según el programa presentado este viernes.
El presidente de la Fundació Festa Major de Gràcia, Ricard Estruch, y la concejal del distrito,
Maite Fandos, han presentado las fiestas, en las que destaca la programación de diferentes
actividades por la mañana, para fomentar la participación infantil y familiar, con el objetivo de
que "sean unas celebraciones más tranquilas y seguras", ha apostillado Fandos. Entre estos
eventos habrá un "Punto de intercambio de libros", para cambiar y compartir diferentes
lecturas, y un espacio de construcción de valores, con una ambientación "deportiva y divertida".
En cuanto a la integración de personas con alguna discapacidad, los organizadores de las
fiestas han incorporado al programa visitas guiadas para personas con discapacidad visual con la colaboración de la Organización Nacional de Ciegos Españoles-. Además, se
organizarán actividades "inclusivas" y para la "sensibilización" con personas con discapacidad
intelectual, en la calle Guilleries.
Tanto el pregón del día 14, como la entrega de premios para las calles mejor engalanadas, del
día 18, contarán con un servicio de interpretación en lenguaje de signos para personas con
discapacidades auditivas. También se ha trabajado para mejorar la accesibilidad de los
escenarios recomendando dejar espacios libres de circulación para la gente, con el objetivo de
evitar aglomeraciones. A su vez, se repetirá la iniciativa del año pasado de vender pulseras a
dos euros para donar íntegramente todos los beneficios a la asociación caritativa Càritas.
Ruido nocturno
Al mismo tiempo, y para conseguir una mejor "convivencia entre el ocio nocturno y la vida
cotidiana" de los vecinos, según Fandos, el número de limitadores (que reducen la percepción
del nivel sonoro) ha aumentado hasta los 47 en diferentes escenarios, lo que supone un
incremento del 25% con respecto al pasado año.
Otra novedad es la promoción de vinos catalanes con Denominación de Origen, con la
intención de promover "los valores del vino como producto de la tierra, cultural y gastronómico",
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ha dicho Estruch. Con este propósito habrá una jornada de cine al aire libre el 18 y una "Ruta
de los vinos", desde el día 16 hasta el 21 en diferentes calles del barrio.
Estruch ha querido enfatizar la importancia de los valores de la fiesta y su internacionalización,
ya que la Fundación Fiesta Mayor de Gràcia está en contacto con dos barrios "marginales" de
Saint Ettienne (Francia) y Casablanca (Marruecos), Maison du Babet y Medina,
respectivamente, interesados en hacer intercambios "culturales y musicales" con el fin de
pacificar e integrar sus suburbios.
La temática de las calles engalanadas tendrá motivos muy diferentes este año, como una
recreación de Venecia en la Placeta Sant Miquel y alrededores o a los "Angry Birds" en la calle
Camprodón. Respecto al año 2012, se reducirá el número de calles que participan en el
concurso, ya que ha pasado de 18 a 17, a causa de la retirada de la calle Joan Blanques.
En la vertiente económica, la inversión del consistorio será la misma que el pasado curso, con
unos 650.000 euros de desembolso, a pesar del aumento de lavabos y de los servicios de
limpieza.
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