1949-51 - juancardona.es

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ENERO 1949
Al principio de 1949 la semblanza de la familia Cardona Comellas es como sigue:
Clara: En agudo ataque sentimental. De ella había mucho que contar. Quizás no
sea todo bueno, pero aún así hay para enorgullecerse. Tiene 4 años y medio y su
carácter es raro para su edad. Su comprensión es excesiva. Es constante,
reservada y obediente. Pero es tímida, demasiado tímida y retraída. No quiere
jamás separarse de su madre, ni para ir al cine o salir a jugar, todo por que le da
pena separarse de mí. Y éste es su pero.
Un día me dijo: «¿Sabes cuando me empezó esta "neura"? cuando fuiste al
baile aquella noche»; en efecto, en diciembre cuando me estaba arreglando para ir
a un baile de noche, le entró una llorera de espanto; eso que dormía con Marús.
También le dijo a la muchacha:
—Yo no quiero tener novio de mayor, por que si tengo novio tendría que
casarme y yo no quiero separarme de Madre.
Entonces la muchacha le dice:
—¿Y cuando Madre sea «viejita» y se muera?
—Pues me moriré con ella —contestó —, y nos vamos «juntitas» al cielo
Veremos si sigue opinando así a los 15 años. Este año no va al colegio;
tuvo un estreno espantoso y no volvió; realmente aprende más en casa; ya sabe
escribir algo y va deletreando.
Pedro acaba de pasar casi tres meses en cama y se levantó con tal fiebre de
movilidad que es imposible se esté quieto un cuarto de segundo; así adelgazó
todo lo que había ganado en el reposo. Es infantil, alegre y dócil, un poco celoso y
un poco mimoso. Y tiene sus cosas. Las cosas de Pedro, se hacen famosas. Creo
que de mayor tendrá mucha gracia y ser oportuno. Por ahí, por libretas sueltas,
tengo escritas cosas suyas; he de recopilarlas, por que se lo merecen. Hoy mismo
jugando con Clara a las casas, decía:
«Clariña, ahora íbamos a misa del gallo y el gallo al verme entrar escapaba
así»; y echó a correr cacareando.
Estas navidades hizo de animador. Cenamos el 24 los cuatro juntos (los
dos pequeños dormían) y lo pasamos francamente bien gracias a sus gansadas.
Ahora perdió la afición as la lógica, pero de más chico, hacía unos silogismos
perfectos por ejemplo:
«Los hombres no cosen, ¿verdad, Madre?»
«Cosen los sastres, ¿verdad, Madre?»
«Los sastres no son hombres, ¿verdad, Madre"?».
A todo esto tenía 2 años y pico. Hoy ya es todo un hombre; tiene 3 y medio
y una gran fuerza de voluntad y de control de sí mismo. Había que verlo durante la
enfermedad, tomando los potingues más repugnantes y dejándose poner las
inyecciones. Fue muy bueno y bien se lo premiaba Padre, que se arruinó con
tanto juguete como le trajo. Tuvo muchos regalos; el Coronel Sr. Uriarte le trajo de
Madrid dos jeroglíficos o rompecabezas de esos de bolita; Emilia Calleja, en
nombre de Santa., Bárbara, un rompecabezas de tacos y Tenreiro y su mujer una
construcción.
Está deseando que Juanelo sea grande, para jugar con él, pero hasta
ahora, sólo tiene 6 meses....
María Pilar, alias ““Guecha»» o "Gue" para más brevedad, merece capítulo
aparte. Tiene una acusadísima personalidad, es rebelde y simpática; a todos nos
embauca. Decimos que no es guapa, pero con su pelo ensortijado, y su salero, se
gana todas las simpatías. Además creo que ser muy guapa de mayor y de mucho
atractivo. Lo que ella no consigue, no creo que lo consiga nadie. Su padre la
educa un poco estilo militar, pero muy bien y no permite la más ligera
insubordinación. Pero «Guecha» sabe mucho. Un día de estos, estaban un poco
exaltados por la noche, brincando en camisón, de cama en cama. Yo, cansada de
tanto gritar, estaba un poco gastada mi autoridad, pero hubo la suficiente para
Clara y Pedro, que se metieron en las camas. «Guecha»» quedó sentada a los
píes de la suya. Para no agriar más la cosa le dije al padre que leía en el cuarto de
estar: "Dale un grito" - -- «Guecha», a la cama!! - ella nada - "Padre hay una niña
desobediente..." - Juan se levantó con las de Caín contrariado por interrumpir la
lectura. Pero “Guecha» lo recibió así ¡palliño querido! y le echó los bracitos al
cuello. Y aprovechando la coyuntura de ver al Padre desarmado por sorpresa,
añadió: "Cólleme en los tuyos colitos que quiero darte un beso" - La cogió y
entonces aquello fue una lluvia de besos, de abrazos, palabras amorosas...etc.
etc. El padre la cogió y se la llevó con él. “Guecha» salió con la suya. Juan, el
cuarto, Juanelo o "Nelo", hasta la fecha, sólo puede decirse de él, que es un
«chiniño», muy rico, muy simpático y muy bruto, con una fuerza asombrosa.
Gracias a Dios se cría muy gordo y muy fuerte.
Dicen que no es tan listo como los otros, pero eso dijeron de «Guecha» y
antes de Pedro. Y la verdad, es, que Clara, no se si por ser la primera, fue una
criatura extraordinaria. A los 9 meses decía papá - mamá - agua pan - Paca, nena
y no se cuantas cosas más . Luego la operaron de los ojitos y se quedó muda
durante más de un mes. Pero puede decirse que luego, empezó a hablar de
carretilla. Anduvo tarde, a los 13 meses y eso fue porque Lolo la hizo soltar, con
gran sobresalto por mi parte, tal, que no quería mirarla en sus primeros pasos
solita, porque me parecía que se iba a matar. Parece que la estoy viendo en
Montefaro, con aquella cabecita llena de rizos rubios y sus ojitos tan claros.
Decían que era - y en efecto parecía - una porcelanita. Pedro entonces, era un
bebé gordo y pachorrudo de beatífica sonrisa.
8 de abril de 1949
Y hoy cumple Pedriño los 4 años. Parece imposible que tenga tantos;
es un completo bebé, muy dulce y mimoso. Pero sigue con "sus" cosas. Decía:
"Voy a tener que casarme porque quisiera tener "muchof" "hijitof" y yo no tengo
teta para darles, así que tengo que buscar una mamá que la tenga...." Aún hace
en "f" las terminaciones en s, aunque no siempre. Hasta ahora, tiene grandes
inclinaciones militares, hasta el punto que cuando oye alguna marcha, aunque
esté reposando en cama, pide su sable para "desfilar" acostado y todo. Un día de
estos al despertar me dijo:"Madre, soñé con Papá del Cielo; era muy guapo muy
guapo y me daba muchof besitof y me decía que yo era muy bueno".
Su cumpleaños lo pasa en la cama con gripe; todos los hermanos la tienen. Ya es
tradicional que en los días de Semana Santa esté alguno enfermo.
3 de Julio
Hace un calor espantoso y aún no nos fuimos a la aldea. Este año D.m. será a
Neda. A una buena casa si bien para mí va a ser de continua preocupación, pues
la casa es molino y tiene por decirlo así, río propio, que pasa por la huerta. Con lo
aficionados que estos críos son al agua, especialmente Pedro, serán felices,
incluyendo a "Nelo", que quizás sea el más "acuático" de todos. Acaba de cumplir
un año y está precioso, gordo que es una bendición. Da gusto verlo en el baño, lo
feliz que es chapoteando con el agua. A veces se la echo por la cabecita con la
jabonera como una ducha y es tanto lo que le gusta, que medio cierra los ojitos de
placer. No quiero hablar de este hijo, porque me tiene «chocha» y parecería
parcialidad. Realmente a todos nos tiene «chochos» y todos somos a mimarlo,
porque además de ser el más chico, es el bebé más rico y simpático y un poco
mal criado. Anda desde hace un mes, pero habla muy poco y ni le ha salido un
diente, ha sido que se le cortó la encía a consecuencia de un golpe. Clara lo
empujó sin querer; ¡y menuda le cayó a la pobre! porque desaté mi cólera y
excuso decir el disgusto de la pobre, unido al de haber lastimado a su hermanito.
Es una niña muy sentida. Tiene cosas realmente impropias de su edad. El otro día
preguntó
—¿Qué tenemos hoy de comida, Madre?
—Tenéis puré le legumbre con picatostes y carne con puré de patatas
—¡Ay Madre, puré y puré"! — dijo con cara de desilusión, porque no traga
los purés, especialmente de verdura. Entonces, yo, con este genio que parece una
chispa salté:
—¡Eso es, lo que faltaba! no tenemos dinero y aún encima a protestar de la
comida—. Ella cambió de gesto y contestó rápidamente:
—No si me gusta, si lo tomo encantada. Tú no te preocupes, que yo como
de todo ¿ves?; si está riquísimo!
Y no dejó ni una cucharada. ¿No es impropio de una niña de 5 años? Ahora
ya se le pasó aquel ataque de sentimentalismo y es una verdadera mujercita
encantadora que adora a sus padres y no sabe que hacerles y como tenerlos
contentos. Cuando el padre se levanta tarde los domingos, ella no sabe que
discurrir para que esté a gusto. Lo tapa, lo acaricia, le pone bien la almohada... y
el padre, aún un poco fastidiado porque no le deja leer a gusto, le cae la baba con
la hija.
La que sigue tan trasto es «Guecha». Es el "patito feo" pero como dice
Juan el patito feo, es siempre el más simpático y ella lo es de verdad. Tampoco es
fea ni mucho menos; hasta tiene sus momentos en que está muy linda: ¡Es tan
revieja y tan salada! Creo que D.m. tendrá éxito en la vida, por que es una
«rachada».
Pedro las sigue «mata callando». Desde luego es simpático también
aunque yo no puedo juzgar pero son travesuras de gracia. Un día de estos me
vino a decir que bañaron el llorón de «Guecha» y que se «Estropeara un poquito»
—Tráemelo —le dije y muy colorado me trae... los ojos y el pito-llorón.
Insistí:
— ¡Pero tráeme el muñeco!
Se puso más colorado aún y dice:
—No está, parece pasta de fritos.
Por poco me desmayo. ¡El llorón de 85 pesetas! se había ablandado de tal
manera que parecían papas.
Verano 1949
Agosto.- Hace un mes que llegamos a Neda. Los hijos, encantados. Sólo recién
llegados, han tenido el atraso de una magnífica varicela que les atacó a todos,
contagiada de Pedro que la había ya tenido en Ferrol. Fueron días malos: fiebre,
rasqueta, polvos de talco...
María Pilar, (a) «Guecha», quedó hecha un trapito, pero ya se repone a grandes
pasos. Juanelo más malo que nunca y más indisciplinado «apaña» con gran
frecuencia, sobre todo de Padre, que dice y con razón que es más consentido.
Realmente es tan chico, que con sus 13 meses, no se pueden hacer grandes
alardes de educación y Juan acostumbrado a la disciplina militar, quiere que los
hijos le obedezcan a toque de corneta. Comprendo que a Juanelo hay que
apretarle un poquito las clavijas; que está muy mimado, que es un caprichoso;
pero es un rato largo rico, simpático, encantador...: ¡Para comérselo! Malo,
también es. No deja cosa con cosa. Ayer en el espacio de un minuto, cogió una
sartén y la echó dentro del baño que estaba preparando para «Guecha». A
continuación tiró la chaqueta de Clara dentro de la jarra del agua, el orinal dentro
del váter y volcó el cestillo de las patatas. Tardo yo más en escribirlo, que el en
hacerlo. Juan dice que tengo predilección por él: ¡Que va!, es que es tan
pequeniño, tan gordito y da tanto gusto «besuquearlo». Cada vez está más
enviciado en la teta y se va convirtiendo en problema el posible y pronto destete.
Le tiemblo. Es un vicio espantoso. Si me ve vestir, o un poco escotada o
simplemente que se le apetece, viene corriendo con un gesto muy gracioso en la
boca que forma con el labio superior un cucurucho y que significa eso «teta». A
veces también lo dice, pero le gusta más la mímica. Es un borriquito, no dice más
que papá, mamá, agua, pan y tola (mota) y a veces teta. Al fin tiene 4 dientes y
conste que para comer no los echa de menos, pues gracias a Dios tiene un apetito
voraz y come estupendamente bien.
Todos gracias a Dios con los aires de la aldea, comen bien. Pedro ha
vuelto muchísimo y está hecho una verdadera preciosidad, con su pelo rubio, la
tez morena, muy tostada ahora y los ojos claros, claros. Es angelical, cariñoso y
obediente y tiene "sombra". Las cosas de Pedro, son "las cosas de Pedro" y nada
más, ni graciosas, ni serias, ni reviejas, son únicas en él, forman su personalidad.
Hoy decía a «Guecha». «No Gue, no, los Obispos no tienen hijitos, tienen
monaguillos»
Clara está «gordocha» «gordocha». Empieza a preocuparme un poco su
línea. Come mucho y parece una aldeanota con sus mofletes tostados; quiere
hacer gimnasia con el hermano y cuando sube a los árboles da la impresión de
que la «pola» en que se cuelga se va a romper.
Pedro a pesar de haberse repuesto, sigue hecho un Gandhi; el padre dice
que le descorazona verlo en el baño; todo son huesos. Pero yo lo encuentro
mucho más relleno.
Esta vida al aire libre, medios desnudos, les sienta a las mil maravillas. Por
lo que no entran es por bañarse en el río. Hay tijeretas y les tienen pánico. Pedro
se vence, con su amor propio o control de la voluntad que tiene y hasta llega a la
heroicidad de perseguirlas. Me figuro que tendrá la garganta seca. en cambio
Clara ¡Santo Dios! todo nervios, armó una cuando se le acercó la primera tijereta,
que de un salto se subió a las piernas de Carmiña la niñera que tenía a Gue en
brazos. No le valieron a Clara las súplicas de la abuela que estaba delante. Le di
unos azotes que me dejaron la mano hormigueando y a continuación la castigué
10 minutos sentada bajo un árbol y a no bañarse en el río en todo el verano. No sé
que hacer para que esta criatura se venza y controle un poco los nervios.
Agosto 1949
"Nelo" ya aumento su vocabulario. Dice "to" y "beo" tonta y boba. Tiene un genio
endemoniado y le auguro mucho jarabe de palo. Ya cumplió los 14 meses y está
cada vez más enviciado en la teta. También está más simpático, cuando le dicen
que ponga la cara de conejito, y enseña aquellos dos dientes, es para desmayarse
de lo riquísimo que está. Pedro el pobre, sufre bastante con los celos, es algo
realmente espantoso. Ayer le estaba haciendo mimos y caricias a «Guecha».
Pues él, sin más, se metió debajo de la cama. Al fin logré que saliera y al
preguntarle por qué hacía eso, rompió a llorar desconsoladamente, diciendo que a
él no lo querían y que no le daban ningún mimo. Y es el más mimado, sobre todo
del padre que le cae la baba mirándolo.
Hoy vino Memela y les trajo de regalo a Clara y Gue unos mandilitos que le
hizo de unos trocitos de tela chiquitos. De momento no nos dimos cuenta que
Pedro había desaparecido, pero luego echándolo en falta, se le encontró debajo
de la cama de las muchachas. Los celos otra vez. Me puse a hacerle a toda prisa
una blusa para consolarlo. El domingo pasado hicimos fotos. Unas han salido bien
y otras regular. Pero la nota característica la dio Gue con ese carácter indomable
que tiene. Se colocaban. A ver reíros. Hasta Juanelo ponía su «risiña» de conejo.
Clara, su sonrisa garantizada para fotografía —que saca al padre de sus
casillas— y Pedro hacía una cosa así para arriba con el labio como si fuera a
limpiar los dientes. Pero se reían. Pero «Guecha», ¡Ah, Gue! tomó como una
ofensa personal el que la mandasen reír. Ni ofrecimientos de premios y castigos,
lograron reducirla, el padre se enfadó y hasta la echó de un grupo llamándole
guardia civil. No se inmutó. En una foto se la ve allá atrás castigada, con una cara
de nublado imponente. Cuando subió a casa, sólo me dijo: «y no me reí». Eso la
retrata. Está muy mona. Y sobre todo tiene un ángel especial cuando está de sí;
pero cuando está de no es algo catastrófico que acaba casi siempre en azotes. Se
pone seria, inmóvil y no abre la boca ni hace el menor gesto. El único medio de
que le pase , es hacerse el despreocupado y no hacerle ni pizca de caso.
Entonces empieza a acercarse poquito a poco. Si se le habla o se le dice «¿ves
que buena, como viene?» ¡Adiós! trabajo perdido vuelve de nuevo a enfurruñarse;
pero si no se le dice nada y hasta que ella recobra la normalidad, no se le habla,
entonces, como si nada pasara.
El día 12 fue el santo de Clara. Ha tenido muchos regalos: pañuelos,
muñequitos, colonia, una pulsera, un vestido de lanilla rosa de la abueliña,
bombones, caramelos chocolatinas, un collar, etc. etc. Fue feliz. Los hermanos la
miraban con una envidia enorme. Algunos regalos han tenido que hacerse
colectivos. Han venido Lolo. Chichí, Pancho, Geli, Los Duranes y Mari Carmen
López. Los abuelos comieron aquí con Marus, Memela y José Luis. Hubo gran
merienda.
Hay una carta de Padre.
Esta carta de Padre es preciosa y me ha emocionado mucho. Creo que
cuando ellos sean mayores, las leerán con tanta emoción como ahora la leo yo,
mirando a los 4 hijiños dormidos. Parecen angelotes. Clara nos ha dado un susto
con un ganglio infectado y sólo Dios sabe lo que sufrimos recordando solamente lo
que pasó la pobre «Guechiña» con una cosa igual el año pasado. Pero gracias a
Dios, esto se ha vencido. Ha adelgazado un poco y no tiene los colores de
manzana madura que tuvo hasta ahora, pero espero que D.m. recobrar
enseguida. Es muy «fuertota» y está hermosísima. Pesa 22 kg y está muy alta.
Pedro sólo pesa 16,700 y «Guecha» 14 y pico. "Nelo" casi 11. A "Nelo" tuve que
pegarle ayer, por que está volviéndose muy caprichoso. el domingo jugaban con el
padre en la cama, como todos los días festivos. Verdaderamente lo amasan y
esos momentos de descanso en la cama, levantándose tarde, después de
madrugar toda la semana, se los amargan y no se los dejan disfrutar. Pero creo
que en el fondo le encanta ver que lo quieran tanto y estén tan contentos con él.
Pero "Nelo" lo ha demostrado de una manera que pudo acabar muy mal y bien no
acabó. Y fue que le dio, jugando, claro, un cabezazo en las gafas y al rompérselas
le han entrado los cristales en el ojo. Gracia a su serenidad se los quitó poco a
poco con calma y no se le incrustaron. Pero el susto que pasé fue mortal.
Octubre 1949
Este mes de Octubre es pródigo en acontecimientos familiares, acontecimientos
que Clara recordar de mayor bastante bien, Pedro un poco menos, «Guecha»
tendrá una vaga idea y "Nelo", cero. Me refiero al nacimiento de su primita Mª
Cecilia Rosa Fortunata, nombres que ayer 23 le impusieron en la pila bautismal.
Estaban para comérselos; todas las cabecitas apenas sobresaliendo de la pila,
con los ojos muy abierto sin perder detalle de las ceremonias. Luego hubo en
Pardo Bajo 28, la gran fiesta y la ‘pequeniña’ baila "la raspita", hasta rendirse, si
eso es posible en ellos; hasta "Nelo" con sus 16 meses, con su ‘culiño’ gordo,
bailaba más que nadie. Había que verlo a él, muy serio, igual que los mayores,
sentado a la mesa, echando mano a distintos y variados platos de churros, pastas,
medias noches, etc. El pobre, fue el único que no estrenó, pero los hermanos iban
hechos un brazo de mar. Pedro encantado, por que la camisola que estrenaba,
con su cuello duro, es para «las medras» y le sirve de faldón. Por la noche al
desnudarlo Padre le decía "¡Peeedro! ¡Pero si eres ya todo un hombre! camisola
de verdad, calzoncillos de verdad con tus iniciales: que barbaridad! estoy pasmado
y Pedro ponía una cara de felicidad que era un poema.
Las dos niñas iban todas de rosa y estaban guapísimas. Excuso decir que
las advertencias y promesas de los castigos más terribles por si se manchaban,
fueron de pnico. No revisé muy de cerca las indumentarias, pero creo que se
salvaron. Otro acontecimiento es la marcha de Marus al convento; será uno de
estos días. Si los niños se dieran cuenta de lo que ello significa serías para ellos
muy doloroso: por que la quieren con locura, yo creo que tanto como a mí,
sobretodo «Guecha» y "Nelo". Todos la echaremos de menos, aunque estos
últimos tiempos se había aislado bastante y casi no aparecía por casa. Pero para
los niños, era única, para entretenerlos y quedar con ellos: en fin, que sea feliz.
Para los pequeños, dentro de unos años, sólo ser "la tía monja" y "Nelo", sobre
todo, su ahijado, ni tendrá idea de lo mucho que la quería y para él ser una
perfecta desconocida. Hijiños queridos, sólo el afecto y cariño de los padres, es el
único que jamás os deja ni disminuye, ni a través del tiempo ni la distancia. Pero
esto no lo comprenderéis hasta que tengáis hijos vosotros.
El día 12 fue el santo de Madre y de «Guecha». Para ésta, fue un día feliz
de verdad. Por primera vez, se dio cuenta de que tenía categoría. Ya la víspera
fue algo emocionante cuando un empleado de telégrafos le trajo un giro del
padrino. toda la «pequeñería» salió a la escalera y rodeó al hombre. Eran cien
pesetas y las dio en duros. A coro cantaban también ellos y como la mayoría no
cuenta arriba de 15 y 16 (estaba también Pancho y las de Permuy) al pasar esas
cifras, empezaron a escucharse unas exclamaciones de admiración, enormes y
que al llegar a 19 y ¡veinte! alcanzaron el delirio «¡Eres rica Guechiña!», «¡cuanto
dinero, eres millonaria!» «Guecha» no sabía que hacer, ni si llorar o reír. Aún no
sabe que en las emociones fuertes es de rigor desmayarse. Pero era feliz, feliz de
veras. Desde entonces, vivió algo así como un bello sueño. Las de enfrente
animadas con lo que acababan de presenciar, sintieron la necesidad de regalarle
algo en aquel momento por lo que fueron a su papelería y le trajeron estampas de
felicitación. Más tarde, Madre salió a comprarle un muñeco y lana para una
chaqueta y al día siguiente: ¡El delirio! Padre le regaló otro muñeco, un collar y
una cajita de música. La madrina, dinero, el primito Pancho una bombonera; Africa
y Antucha otra, la Abuela calcetines, las tías caramelos, las vecinas cuentos, etc.
etc. Por cierto que uno de esos cuentos, muy bonito en verdad formando una
diligencia antigua y en colores muy finos, lo estaban mirando en comandita,
Pancho (que comió aquí) Pedro y «Guecha», todos haciendo caquita. Se les cayó
al suelo y se les mojó en pis. Horrorizados ante tal tragedia, quisieron hacer
desaparecer el cuerpo del delito y lo rompieron en pedacitos chiquitines y lo
echaron por el water. Pedro como el mayor y por achacarle más sentido y mayor
responsabilidad por tanto, llevó una paliza soberana y quedó castigado media hora
sentado en un sillón. «Guecha» por estar de santo, sólo recibió dos azotes y la
misma pena de media hora de sillón. A Pancho como invitado, se le pasó por alto
la cosa. Como generalmente el reloj de los padres adelanta bastante, el castigo
fue cumplido con mayor rapidez que la acostumbrada en media hora y la alegría
volvió a reinar, alegría que aumentó con la merienda de la tarde, con una cantidad
de críos que mareaba verlos. Pero de lo que se trataba , que era de que
«Guecha» fuera feliz en su día, creo que, fuera del incidente de los azotes, lo
conseguimos.
Se habla de que es posible que traiga la cigüeña un hermanito y Clara
exclama «No lo quiera Dios, ya somos bastantes!». Pedro no opina así y quiere
gemelos.
NOVIEMBRE de 1949
Ayer Juanelo estrenó abrigo de hombre y gorra visera. Está tan orgulloso que se
hace dificilísimo desnudarlo cuando llega de la calle. Va adelantando bastante en
hablar y sobre todo se explica perfectamente. Con sus 16 meses quiere ponerse a
tono con los hermanos y los copia en todo y está simpatiquísimo. Cuando le hacen
algo malo dice "a-aa-a-a-a-a papá" primero va elevando el tono, para bajarlo al
"papá" y quiere decir, claro, hay que traducirlo "ya se lo diré a papá" y cuando
viene Padre, gráficamente le explica lo que le han hecho. Es un verdadero
torbellino y no deja cosa con cosa; sigue con una afición loca a los caballos y
aunque sea la tabla saca-botas de Padre, le sirve para montar; cuando rezan por
la mañana los hermanos y los ve de rodillas, ya le tienta montarse en sus piernas
y el rezo acaba con poca formalidad.
Todos sueñan ya con Noche Buena. Pero sueñan de verdad. Esta noche Pedro
me llamó:
—¡Madre, Madre!
—¿Qué quieres Pedriño?
—¡Que tarda mucho Nochebuena!
Sueñan también con una serie de juguetes para Reyes, que no creo posible
se realice tal sueño. Los Reyes quisieran ser muy ricos para poder regalarles
cuanto ellos desean. Hay que confesar que los Reyes, gozan tanto como los niños
el día 6 de enero. Pedro y Pancho, su primo, se quieren mucho, pero siempre se
están peleando y procurando darle envidia el uno al otro. «Mi papá» es el tema
principal y como consecuencia Artillería e Infantería. Cada cual lo toma como cosa
propia. Yo no sé si las aficiones de Pedro cambiarán, pero hoy por hoy, es artillero
cien por cien, aunque se le inculquen ideas marineras. Clara le decía el otro día,
parece una mujer vieja:
—Mira «Pedriño», artillero no puedes ser, por que ganan muy poco. Tienes
que ser marino, porque ganan más y así no desilusionas a tu padrino.
Pero él, nada
—Yo seré capitán.
—Pero primero empezarás de cadete —le dije.
—Sí —contestó orgulloso— y antes seré corneta.
Desde que Padre le dijo que a los 14 años ingresaría de educando de
trompetas, cifra su ilusión en serlo y en ir tocando en los desfiles y ¡llevar casco!,
lo del casco es lo principal.
«Guecha», no quiere que le llamen ya así y exige María Pilar. Realmente
le va también el diminutivo que por un lado da pena quitárselo. María Pilar, no es
feo, pero es mucho nombre para tal mingurria .
El día primero fuimos con los hijos al cementerio y al regreso compramos
los tradicionales buñuelos y «huesos de santo». Ya somos también familia de
sabor tradicional. El día 2 les hice los rosarios de castañas, hasta Juanelo tuvo el
suyo. Se vuelve loco con las «tañas». No me explico como no han cogido una
indigestión monstruo, porque los rosarios eran de longitud considerable y aunque
diera la orden de «poquitas», como no especifique número, el número lo tasaron
ellos y cuando me descuidé, el rosario tenía dos o tres castañas viudas y
solitarias.
Se ha celebrado una misión general, grandiosa. Influyó mucho en Ferrol y
hasta a los hijos llegó la influencia. Pedro me dijo que quería ser cura, para así,
poderme confesar cuando fuera «viejita» y me muriera y así poder irme al cielo.
Pero deseo tan espiritual y delicado no fue ratificado por ante Padre; pues cuando
ante él le pregunté que quería ser, miró para el padre y no sé si su presencia o la
vista del uniforme, le hizo contestar: «Seré capitán como papá». Estos días están
un poco preocupados sobre cuestiones teológicas y morales que a veces
resuelven a su manera de modo muy pintoresco. Pedro dice que él cuando sea
mayor y vea al demonio, lo matará con el sable y si no, le dar un veneno para que
se muera. También dijo: «Yo voy a tener cuenta de no hacer pecados, porque
cuando los niños dicen cosas feas, el demonio muy contento se rie ¡jo, jo, jo! y yo
no quiero que esté contento».
Hasta la misión llegó a Juanelo, pues de cuando en cuando en cualquier
rincón se pone de rodillas, bien cantando «¡Tanta!» (Santa María quiere cantar) o
mascullando «bubububu» como si rezara, siempre con sus manitas derechas.
A Clara le estoy enseñando a sumar y la pobre suda. No acaba de entrarle.
A Pedro, bueno, con lo vago que es no saco partido de él. Padre dijo que quería
exámenes semanales para ver los adelantos. Saben bastante Historia, Geografía
Física, Catecismo y empiezan con Aritmética. Si tuviese mucha constancia en
enseñarles, sabrían mucho más, pero la mayoría de los días, se me pasa o va mal
y de prisa. Para que Clara vea como escribía a los 5 años, voy a hacer que
escriba aquí algo:
Imagen: mis papás son muy buenos (corregir)
Escribe mejor, pero no sé que le pasó que lo hizo bastante mal. A ver ahora
Pedro. No sabe hacer más que las 5 vocales y su nombre:
Imagen Pedro (corregir)
Para 4 años no lo hace demasiado bien. Me parece que tanto su padre como yo a
su edad lo hacíamos bastante mejor. Ahora resulta que «Guecha» como vio a los
hermanos, quiere escribir ella también. No hace nada, pero en fin, ahí va la
muestra:
Imagen (se imaginan dos garabatos)
Ya está. No es mucho, una O «repinicada». Otro día pintarán así pueden luego ver
sus adelantos.
Diciembre 1949
Se van acercando las Pascuas y empieza el nerviosismo. Como casi único tema
de conversación existe el de los Reyes. «Guecha» dice que como a los niños
«envidioso» (nunca pude saber si quiere decir ambiciosos o envidiosos) pues
como a los niños «envidiosos» que piden muchas cosas, los Reyes no les traen
nada...; pues ella le pide sólo dos cositas: una muñeca «Gisela» y un
«paraguitas». Los Reyes al oírla se desmayaron. El sueño de Pedro y aún el de
Clara, es una bicicleta. Ya era el sueño del año pasado... pero el año pasado ya
estaban pedidas todas las bicis... y quedó para este año. Pero los Reyes, este,
tampoco están muy ricos y queda la cosa para el próximo D.m.: mientras hay vida,
hay esperanza. Padre dice que si nos toca la lotería «Tiene que ser la del Parque
y no bajar del primer premio» que les traerán una bicicleta a cada uno y una
«Gisela» para cada niña, así como un abrigo de piel de nutría o castor auténtico,
también a las dos. Para Madre, sueña con un abrigo de garras...: ¡sueños! en fin.
Quien sabe si algún día somos ricos. Dios quiera que los hijos nuncan sepan de
los apurillos de últimos de mes, aunque lo mejor que puedo desearles, es que
sean tan felices como Padre y Madre son hasta ahora gracias a Dios: Bueno
veremos como "pintan" los Magos aún sin "Giselas, abrigos ni bicicletas. A Nelo le
traerán —así pide— un «parban, pararabun, paraban» que aunque lo parezca no
es un tambor: es una escopeta para desfilar. Porque desfilar a paso marcial, es su
ideal. Y tiene unos andares jacarandosos simpatiquísimos. Haga lo que haga, sólo
necesita el tararear una marcha militar, para que arranque haciendo «parabun,
parabun, paraban». Generalmente pide un «apa». «Apa» significa gorra o
sombrero. Las palabras de los idiomas infantiles, generalmente tienen cierta
etimología. Esto de «apa« viene de guapa pues cuando se le ponía de más chico
algo en la cabeza se le decía: ¡hay que guapo!, mira que guapo y é
invariablemente se quitaba la cosa y se la ponía a quien lo tuviere en brazos
diciendo: «apa» o el ponte guapa tú. De ahí, que todo lo «encasquetable» con
preferencia las gorras militares son «apas». Como se las estropeaba, Padre
decidió regalarle una vieja para él sólo. No sé por qué él prefería las nuevas, pero
en fin, se conformaba y con ella y con un palo al hombro hacía unos estupendos
desfiles (a todo esto con 16 y 17 meses) pero un día la tiró al baño lleno de agua.
La gorra anduvo seca aquí, seca allí, pero no secaba ni a la de tres. Y entonces
fue cuando a Pedro le brotó una idea luminosa y la puso a secar... encima de la
plancha de la cocina cuando más caliente estaba: El alarmante olor a
chamusquina nos descubrió el fin de la gorra.
José Luis les está haciendo el nacimiento. Hasta ahora sólo se adivinan las
sinuosidades del terreno que luego se convertir n en verdes laderas y prados. Que
veremos a ver si se convierten, porque el musgo de otros años ya está muy mal y
como llueve no se puede ir a buscar otro. Ellos ya han aprendido una poesía al
Niño Jesús que dice: "soles claros, son tus ojuelos bellos" y Pedro cuando la dice,
parece que se limpia las legañitas. Clara cuando mira para los soles imaginarios,
los alza y los pone más azules que nunca y hace con la mano un amplio adem n
de abarcar el firmamento. «Guecha» no dice nada ni hace nada. No hay quien le
arranque una palabra. Cuando le dan esos ataques de hermetismo es algo
terrible. Estos días anda de malas, pues Padre la ha examinado y no sabe las
letras y ha dicho que hasta que sepa perfectamente las 5 vocales no volver a
casa de abuela. Para ella, esto es terrible. Allí es su reino. La miman, le dan todo y
ella que sabe situarse muy bien se aprovecha de la ocasión que es un gusto. En
este momento anda por aquí envuelta en un mantón viejo de flecos que le dá
aspecto de esquimal. Pero ella dijo: «¿No parezco de primera comunión?»
Ya se ha terminado el año. El 1949, terminó con felicidad y quiera Dios que
este que entra sea por lo menos igual. Hemos pasado unas Navidades muy
felices. Adornamos el comedor; estaba precioso con guirnaldas y banderitas.
Cenamos coliflor con huevos duros y bechamel, sopa de almendras y todas las
golosinas propias del caso. La cena estuvo animadísima y el vino puso los ánimos
de un optimismo muy subido. A los postres la cosa estaba bastante alegrilla.
Hablando con franqueza, Clara pescó una pequeña simpática merluza. Decía:
«Estuve tanto tiempo sentada, que ahora no sé andar» y realmente era que no
tenía las piernas muy firmes. Pedro y Juanelo, abrazados cantaban
tambaleándose como dos auténticos beodos. Sólo les faltaba el farol y la botella
en el bolsillo. Mª Pilar, alias «Guecha», bailaba haciendo tonterías. Los padres se
reían cayéndoles la baba.
Clara estaba desconocida, hablaba como una cotorra diciendo las tonterías
más estrepitosas. Al final, fuimos al nacimiento a cantar al Niño y a continuación a
camita. Pero Nelo, cobró: porque era tal su indisciplina, que se metía en cama, se
hacía el dormido y a continuación salía haciendo cabriolas; fueron necesarios e
indispensable unos «pampanes» que lo sometieron totalmente. El 25 fue también
día alegre; han comido aquí todos, los abuelos, los tíos y los primos, es decir,
Pancho, porque «Pananiña», tiene restaurante propio hasta la fecha. Y así con
felicidad, a dios gracias ha terminado este 1949 que fue un buen año y pedimos a
Nuestro Señor, que el próximo, sea por lo menos como este.
Año 1950
Enero.- Ya llevamos medio mes fuera. Hasta ahora no se porta bien este nuevo
año. El día 1º comimos en casa de Lolo. El día, muy bien, pero por la noche
«Loliño» apareció con fiebre. Al siguiente Pedro y al siguiente Clara. Al parecer
paperas, pero unas paperas de factura especial en las que casi no les hinchó la
cara. Clara estuvo dos días con 39º, como es la «gordocha» es a la que más le
sube la siempre la fiebre. Ahora ha quedado un poquillo inapetente. El día de
Reyes estaban en plena enfermedad pero claro, ni intentamos que guardasen
cama. ¡Qué felicidad!, Dios mío, ¡qué ilusión, que despertar! Memela vino
temprano para estar al momento. El primero que despertó fue Pedro:
—«Periquiño», ¿vendrían los Reyes?".
Medio dormidito se levantó y agarrando el pijama entró en el cuarto ropero
ya iluminado al efecto. Memela corrió la cortina y en verdad el espectáculo
deslumbraba. Muñecas, mueblecitos, bici, un banco de carpintero con sus
herramientas, las sillas-coche, el caballo de "Nelo", las escopetas ¿Gue se go! ¡La
apoteosis! Pedro cogió su «haiga» la primera cosa, realmente no sabía a que
atender. Al momento despertaron los otros y allí fue, de exclamaciones, de gritos
de ¡OOOOhs! admirativos. Daban diente con diente de la emoción. "Nelo" cogió
su escopeta la puso al hombro y sin moverse empezó: «parabum. parabum,
parabum» luego se subió al «ata», nerviosísimo. Claro que enseguida lo cambió
por la bici de Pedro, que por cierto muy bonita y es como las de verdad. El banco
de carpintero también es una monada, así como los muebles de las niñas. Para
Padre y Madre, también hubo Reyes, así como para los abuelos, los tíos y los
primitos. Luego vinieron los abuelos y José Luis, cargados con las cosas que en
su casa dejaron los Magos.
Más tarde llegó Pancho con su papá y su bici. A estos allí igualmente les
han dejado regalos. A las niñas unas capotas marrón de angorita que con los
abrigos de cuadrillé marrón y los guantes que en casa de los abuelos les dejaron,
hacen un conjunto precioso. Realmente llaman la atención.
Estos días tan soleados y buenos, salimos y Pedro va todo orgulloso
montado en su bicicleta. Juanelo a veces la arma y hay que llevarlo un poco. Está
más traste, pero más simpático que nunca. Parece que va a tener un buen oído
musical, porque tararea las marchas militares, que con sus 18 meses, es una
monada oírlo. A mi me tiene enamorada y me da pena pensar que cuando venga
el nuevo hermanito, va a notar que le roban los «mimiños». ¿Qué ser lo que
venga? ¿niño? ¿niña? quiera dios que llegue con bien, que sea sano y bueno de
criar. Lo demás ya no importa. De momento no cojo con simpatía la idea de que
va a venir un nuevo crío ¡Quiera dios que no vengan más! Es tanto lo que dan que
hacer y lo que hacen gastar que la lucha con la vida, por sacarlos avante, a veces,
es cosa dura. Ahora que también, si hay algo en el mundo por lo que merezca la
pena vivir, es por ellos, por recrearse en sus gracias y en sus cosas, cosas que a
los padres nos embelesan.
¡Lo que se luchó para que al fin Pedro pudiera ver cumplida su gran ilusión
de tener bicicleta! Y gracias a Dios, la tuvo, y nosotros la enorme alegría y
satisfacción de verlo feliz. Eso que no tocó la lotería....
24 de Enero
Ayer se le ha caído a Clara el primer diente, ella misma se lo ha arrancado. No es
que sea un gran acontecimiento, pero aún que sea chiquito, si lo es, familiar. Lo
dejó bajo la almohada y esta mañana se encontró con que el Ratoncito Pérez le
había puesto 3 pesetas rubias. Fue feliz: «¡Tres pesetas! —dijo—, nunca tuve
tanto dinero mío en la mano»: claro que tuvo bastante más, pero en aquel
momento ella se tenía por millonaria. Compró 4 churros, uno para cada hermano y
1 pts. de caramelos pequeñitos (así dan más) para invitar a todos. La otra peseta
es para el «peto». Porque todos tienen su peto y al final de año, cada uno rompe
el suyo a martillazos y a continuación lo ingresamos en la caja de Ahorros, donde
tienen su libreta. Aproximadamente juntan en el «peto» más o menos sobre 50
pesetas cada uno. No es gran cosa, pero así sin sentir van haciendo su capitalito y
se les inculca el ahorro.
19 de Febrero
Hay que consignar un pequeño acontecimiento, pequeño, pero acontecimiento:
"Nelo se ha puesto hoy corbata". con sus 19 meses, su camisola, su corbata y su
jersey, estaba para comérselo. Se le han hecho unas fotos montado en la bicicleta
de Pedro y está graciosísimo, con su boina, sus botas y su abrigo de hombre. Da
horrores que hacer, si no se le está mirando continuamente, cuando uno se
descuida, ya se ha subido a cualquier sitio y está haciendo de las suyas. Estos
días son de carnaval; ayer domingo se disfrazaron, Clara con mi traje de novia,
con la cola barrió la casa cuanto quiso. Pedro de novio, es decir, de militar, con
medallas y gala, con bigotes y todo. Mª Pilar, alias «Guecha», se había dormido y
al despertar a encontrarse así vestidos a los hermanos, la puso de malas para
media tarde; luego le puse unos sarapes mejicanos y unos chales y quedó
"preciosa". "Nelo" que también dormía, al despertar, reclamó disfraz. Pero ese se
contentó con un sombrero de Padre y otro sarape mejicano. A la merienda hubo
orejas, flores y freixós. Por último vinieron las de Permuy y también se disfrazaron,
total: un domingo de carnaval bueno gracias a Dios.
Se me pasó en Enero, cuando conté lo de la caida del diente de Clara, que
aquella noche hubo pánico general al "Ratón Pérez" con emigración a la cama de
los padres y cama de "Nelo". Pedro por la mañana dijo: «Yo soñé que venía el
"Ratón Pérez" y que era tan grande como la casa de muñecas». Clara ante la idea
de que un ratón, por muy "Pérez" que fuera, se tenía que meter bajo la almohada,
le causaba un insomnio tan grande, que tuve que incitarla a compartir la cama de
los padres. La cuna de "Nelo", ya estaba completa con Pedro y «Guecha» que se
habían reunido antes y "Nelo", con nosotros claro, como de costumbre. Así que
como ya éramos tres y la cama "al derecho" no tenía más capacidad, Clara se
acostó a los pies. Y así transcurrió la noche.
En lo que llevamos de "curso" han adelantado bastante, tanto Pedro como Clara.
Él ya va rompiendo a leer y escribe bastante. Clara ya lo hace muy bien. Le ha
escrito a Maru" una carta, que no parece de una niña tan chica, y va leyendo ya
bastante aprisa. Con «Guecha» no logré pasar de a,e,i,o,u y para eso... es cómico
oirle dar la lección; lo que mira al techo a cada letra, se muerde los labios...
entorna los ojos... "esta es... es... esta es... " y no arranca, claro está.
Generalmente cuando son mayores sus apuros y busca más desesperadamente
en el techo la solución, dice de repente: «Madre, si vieras, Pancho dijo tal cosa!»,
y Madre, aprecia el esfuerzo imaginativo y le dice que se vaya. Realmente, es que
le hace perder la paciencia el estancamiento de a,e,i,o,u, a lo mejor luego, es la
más inteligente, pero de momento, Madre suda para meterle las letras.
26 de Marzo
Este mes de marzo no ha sido muy bueno: catarros, gripes, sulfamidas
inhalaciones de Efedrina ...etc, etc,. Clara hasta ahora fue pasando sin fiebre, solo
con un buen atascamiento nasal. Neliño no acaba de estar bien. Para ser su
primera enfermedad (fuera de la varicela) no acaba de vencerla. Se le han
hundido los ojitos y tiene «cariña melgacha». El pobre anda también con los
colmillos. Mamá ya dice que como es viejo sufre más con la dentición —decir que
echó primero las muelas que los dientes— y el último aún le rompió estos días, ¡a
los 21 meses! es el colmo. Tiene un colmillo, que le apunta como si fuera un
granito, pero sin romperle aún la piel. En hablar, no hubo gran adelanto. Va a
cumplir dentro de unos meses los dos años y su vocabulario es de lo más
reducido. Pero sigue cada vez más simpático y travieso, con más mimo que una
casa. Cuanto más se acerca la fecha de la llegada del hermanito, más le temo por
"Nelo", pues está acostumbrado a ser "EL" y le va a sentar mal el plural. Los
hermanos lo miman y le consientes como todos lo hacen, si bien a veces andan a
tortazo limpio y hay que ver al «pequerrecho» como se defiende como un tigrecito.
Ahora vamos a ver lo que venga si es él o ella. Los papás queremos "él", si
bien a "ella", la recibiríamos bien, con mil amores, pero Memela, quiere niña...
para algo es la madrina... veremos. Que venga con bien y sea todo felizmente. Y
así nos olvidaremos del sexo.
Hasta la fecha no ha habido novedad en cuanto al 5º. Llevamos medio abril
agradable para la «pequeñería», pues fueron días pródigos en acontecimientos
para ellos: desfiles, procesiones, ramos, campanillas... etc. Este año, como Pedro
ya es un hombrecito quiso ramo y Pancho igual y ramo muy grande. Pero ahí está
que Nelo, excuso decir, que él ¡también ramo! y ¡también grande!. El día 1º,
después del Desfile de la Victoria, all fueron a la plaza con Memela, Adeliña que
está pasando este mes, y Lolo. Efectivamente all aparecieron radiantes Pancho y
Pedro, con su ramo cada cual. ¿Y Nelo? ¡Huy Nelo! quiso venir de chinda por la
calle enarbolando el suyo y como es tan alto, se le va para los lados y es algo
cómico verlo hacer eses guardando el equilibrio. Lolo se moría de risa al contarlo.
Y es que las cosas de Nelo, no se por qué, siempre hacen doble gracia, debe de
ser por su tipo rico, tan rechonchito, con esa cara de sin vergüenza y ese pelo
ensortijado. El otro día echó el gato a la colada. Estaban las sábanas en lejía, él
cogió al gatito que es aún muy chico, se encaró con él, le echó un «retrouso» en
su lengua y ¡zas! a la colada. Hubo que mojarlo enseguida, claro está, porque no
sé que tal le iría al pobre minino con la lejía.
Las procesiones a los otros le encantaron, pero a él, los capirotes y todo
aquello, le causaba un poco de respetillo y sólo quería estar con su padre,
reconociendo en él, con fina intuición, o instinto, que es la defensa y fuerza de la
casa. Muy abrazado a él, contemplaba con ojos redondos los desfiles de
cofradías. Por aquí han pasado dos este año. La de las Angustias, estrenando su
paso de plata y la del Cristo de la Misericordia, Virgen de los Dolores y San Juan.
Esta que fue de noche, los despertó a todos. A Pedro y Clara les hice un nido en
el balcón con mantas para que no se enfriasen del calor de la cama. «Guecha»
muy envuelta la asomó la muchacha y Nelo, claro, el padre. Luego quedó tan
impresionado que no pudo separarse de su cuna hasta que se durmió; ni rechistó
por mí, eso que yo creo que es el hijo, a esta edad, más mio, por lo menos el
mamá está en su boca de continuo y es muy cariñoso. Claro que es con todos,
porque con el padre, no se diga, así como con los abuelos.
El sábado de gloria allí nos fuimos a las campanillas. Memela como
siempre se encargó de surtirlos. Nosotros sólo llevábamos la de plata de la
escribanía y un cascabel «Guecha». Antes de ir a la iglesia, recorrimos varios
comercios y con gran desilusión de los críos no encontramos campanilla. Por fin
ya en San Julián el sacristán nos prestó una, pero al poco tiempo llegó Memela
con 4 campanillas más. «Panameña», también tenía la suya, y Pancho, claro está.
A este, le ataca tal emoción en el momento de tocar, que siempre baja los ojos se
pone colorado y no es capaz de tocar. El año pasado acababa de estar muy malito
y lo llevaron aún convaleciente y le achacamos a eso, su repentina timidez. Pero
este año hizo igual y está gracias a Dios bien fuerte. En el momento apoteósico de
empezar a tocar, hubo un pequeño accidente. Pedro que tenía una campanillaza
de bronce que parecía la de un ferroviario para dar la salida al tren, tocó con tal
entusiasmo que le dio un feroz campanillazo a la pobre Clara que prorrumpió en
amargo llanto. Yo, encima me incomodé con ella, por amargar el momento.
Injusticias de la vida.
El 14 fue el cumple meses, seis, de Panana y allí fueron invitados los
primos. Lo pasaron muy bien y el 15, celebramos el cumpleaños de Clara y
Pedro, así juntos, porque van siendo tantos santos y tantos cumpleaños, que
sería cosa de pasar el año celebrando fiestas. Así que nos decidimos a englobar y
ya empezamos por esta fiesta. Comieron aquí Pancho, Adeliña y Memela y por la
tarde fue el convite con las amistades. Hubo regalos y alegría gracias a Dios. El
«borrachazo» de Nelo, pescó una merlucita con unas copitas de tostado y le dio
llorona. La verdad es que el tostado fue lo que tuvo mayor éxito. El sábado de
gloria, empezó Ferreira a pintar el cuadro de Clara. El dibujo era precioso y de un
parecido extraordinario, ahora está empezando con la pintura y ha perdido
expresión, pero el artista dice que la recobrar pues sólo está manchando. Aunque
sólo sea "manchando" la pintura tiene ya una gartura (mirar palabra) preciosa.
Clara posa con toda serenidad una hora y más sin cansarse o por lo menos se
aguanta. A «Guecha» le preguntaron si no la pintaban y ella contestó: «No, a mí
no me pintan hasta que sea bonita», y sin embargo el artista ha dicho que le gusta
tanto o más «Guecha» que Clara, porque tiene una construcción y disposición de
facciones muy original y de mérito. Esta apreciación hecha por Ferreira, ha llenado
de orgullo y satisfacción a la abueliña, que siempre dice lo mismo: A Gue, también
la pintar , es decir, le hará un dibujo, según dijo. Y a ver como acaba este mes de
abril.
11 de mayo
Y abril acabó sin otro acontecimiento. Estamos casi rondando mediados de mayo
y el 5º no se anima a hacer su entrada en este mundo. Debe de ser inteligente...
Los hermanos están impacientes y hoy Pedro decía que ya estaba cansado de
esperar que a ver si se lo traían hoy o mañana. Quien sabe... Pancho todas las
mañanas telefonea y pregunta: «¿Os ha traído ya la cigüeña el niñito?». Pero el
niñito a pesar de la impaciencia de la plana menor, no tiene deseos de
complacerles.
Ferreira aún pinta a Clara, está en las últimas sesiones. Fue cosa larga,
pero ha quedado muy bien. Ella no parece tan satisfecha como los papás y
cuando se le pregunta si le gusta como la han pintado, hace un gesto indiferente.
No sé si se lo tomar como inmodestia el decir que se encuentra guapa. Clara es
una verdadera mujercita; con frecuencia se sienta a comer con Padre y Madre, y
a Padre le cae la baba, viendo a su hija tan buena, comprensiva e inteligente.
Ahora está haciendo su primera labor, con toda ilusión y misterio, para regalársela
el día de San Juan. Es un mantelillo de desayuno y para ser tan chica, lo hace
bastante bien. «Guecha» la pobre también está loca por coserle algo; le prometí
que haría ella la servilletita, pero va a ser imposible. Lo que parece imposible de
verdad, es que esta «pequerrecha», «piquirecha» le llama el padre, dentro de
unos meses vaya a cumplir 4 años, ¡4 años! Si cuando Clara los hizo me parecía
ya una mujer hecha y derecha y a esta, a pesar de lo reviejísima que es, me
parece una «ningurria». Tuvo mucha gracia que el otro día llega del cantón y me
dice: «Madre, tengo ya dos amiguitas, una se llama Ana Rosa y la otra....» —se
quedó pensativa y Clara terció: «es un nombre muy raro, algo así como "sierra"
"mon sierra". a lo que la otra rápida con ese gesto característico de cómica
suficiencia ataja: «Ah, ya se, si, se llama "jamón sierra" o "jamón serrano", si eso,
"jamón serrano"»: Hice averiguaciones y se llamaba... Montserrat
Nelo va hablando bastante más, y de una manera muy simpática y
graciosa. El, se llama «cian» y pone una boca riquísima al decirlo. A Carmiña le
llama «Miñaña» o «Miaña» y ya llama Pancho, Lolo, Chichy, Panana,
correctamente y con una modelación encantadora. En general, repite todo cuanto
oye. Donde fracasa es en la conversación a párrafo largo. Entonces o masculla
monosílabos ininteligibles o dice "aaaaaa" con sus subidas de tono características,
para acabar con una palabra o última o principal de la frase. Es tan simpático y tan
cariñoso que yo me lo como y confieso que me tiene loca.
El que sigue tan dulce y encantador es Pedro. Bueno, hasta la pared de
enfrente y hecho un bebé inocentón, aunque sus aficiones militares van en
aumento. El padre le decía el otro día, que tenía que ser marino, pero el se reía y
decía: «no, yo seré artillero». Veremos luego como piensa. Por tradición familiar y
por otras razones, tenemos la ilusión de que sea marino. Lo que es, es muy
piadoso. Da gusto verlo rezar, a veces sin que nadie le diga nada, al dormirse
sentadito en la cama, con sus manitas derechas y una devoción que es un
encanto. Nuestra gran preocupación es educarlos correctamente, que sean
hombres y mujeres perfectamente formados para la vida. No queremos ser con
ellos ni blandos, ni tiranos. Hasta ahora, gracias a Dios, son niños como pocos,
traviesos y alegres, alborotadores, como deben de ser los niños. A veces me
vuelven loca y grito y me desespero, pero veo que es lo razonable y lógico en
niños de su edad, pues si no, serían tontos. Pero a obedientes y educados, pocos
habrá que les ganen. El que hasta ahora no entra por el aro es Nelo. Está muy
mimado, pero así y todo, también hay para él un límite. Especialmente el padre, lo
educa mejor que yo y el crío lo adora. Tiene mucha gracia cuando intenta
arrancarle pelitos del bigote y ponérselos en la cabeza. Se conoce que piensa:
«aquí hay pocos y aquí sobran: hagamos cambio». Confesando la verdad, Padre,
fuera de los límites de educarlos, es un padrazo, orgulloso como pocos de su
prole, que los idolatra y se embelesa con ellos. Lo raro es, que a pesar su,
digamos, rigidez en educarlos, juega a veces con ellos, como un crío más, hasta
tener yo que imponer orden, porque la cosa es casi siempre de lo más estrepitosa.
Pero esto, no mengua lo más mínimo, ni el respeto hacia él, ni la disciplina, que
sólo con un cambio de gesto en el momento más eufórico, es capaz de restablecer
orden en el acto. Yo no soy tan buena educadora. Les riño más y les consiento
más y sobre todo grito mucho, Las madres, naturalmente, nos gastamos, porque
perdemos la paciencia de estar todo el santo día entre ellos. Así todo, sin rubor,
confieso, que los educo mejor que la mayoría de las madres y por nada, eso si, les
consiento la más leve indisciplina hacia mi. Procuro formarlos lo mejor posible
especialmente a las niñas —los niños son más bien para educar el padre—
inculcarles todas las virtudes de una mujer de cuerpo entero. Y la Virgen
Santísima me ayuda a ello, pues es la mayor aspiración de mi vida.
(Aquí estan los nombres, escritos por ellos, de Pedro y Clara por este orden y al
lado de cada uno pone la edad: Pedro, 5 años y 1 mes; Clara, 6 años y 1 mes)
Les he mandado poner sus nombres para que vean el adelanto desde noviembre
de año pasado. Los dos adelantaron horrores, pero especialmente Pedro, como
puede apreciarse (aquí no), pues Clara, más bien, sólo reformó la letra.
22 de Mayo 22.
El 5º sin aparecer. Se debe de encontrar muy bien por allí pero Madre no
comparte tal opinión. Los niños, impacientísimos por la llegada del nuevo
hermano. Con frecuencia van allí a la habitación a ver si ya lo ha traído la
cigüeña. El otro día estaban comiendo y Clara se puso repentinamente muy
colorada.
—¿Qué te pasa? — le dije.
—Que he oido llorar.
—No seas tonta, si ha sido el gato.
—No, Madre, no estoy segura que fue un niño. ¿Puedo ir a mirar? —. Y allí
se fueron todos en tropel, temblando de emoción y algo de miedo por que la
cigüeña les da su respetillo...
Pedro al despertar lo primero que pregunta es si vino el niñito. Al decirle
que no, siempre añade «¿Has mirado bien?". A lo mejor lo tienes en la cama y no
te das cuenta...»: Si las cosas fueran tan fáciles...
Ferreira ha terminado el cuadro de Clara y ahora está haciendo un dibujo a
«Guecha». La pobre al posar acaba durmiéndose. Menos mal que según creo, lo
acabar hoy D.m. Nelo no anda bien esta temporada, ayer ha tenido fiebre: deben
de ser los dos colmillos de abajo que aún tiene sin salir. Ahora ya puede decirse
que lo habla todo, en su lengua especial, pero todo y se le entiende bastante bien.
Claro que hay que estar al corriente de su vocabulario y por ejemplo saber que
«pachian» es todo lo militar, desde una guerrera, pasando por un general y
llegando a un fusil. Hay que saber que «molo» es dámelo, que «anga» es naranja,
que «vuno» es vino y así tantas cosas. Lo que sabe decir estupendamente es «yo
no» cuando le preguntan quién ha hecho alguna perrería. Ahora le estaban dando
«vuno de anga» —jugo de naranja—; pero el dijo «vuno oto» «¿cuál otro? le
preguntó la muchacha y el contestó «vuno este» y se fue al bar, intentando abrirlo.
Desde luego es un salao. Dios me los bendiga a todos. Y a ver el 5º cuando se
decide...
Ayer fue el día de la madre. Abuela les trajo un ramo de flores a cada uno
para que me obsequiaran y en efecto los 4 empezaron a cantarme: «En el día de
hoy, madrecita ideal, te desean tus hijos mucha felicidad». Me emocioné mucho.
Junio día 2.- Ya en junio y el 5º sin aparecer. Esto ya es un abuso por su
parte. Los niños empiezan a cansarse de tan larga espera y la cosa pierde
sensación, es decir, que va pasando de moda y se habla menos del niñito. Madre,
especialmente, ansía y teme la llegada, todo al mismo tiempo. Padre está tan
impaciente, que a cada momento me pregunta si hay novedad, incluso en la noche
me pregunta varias veces, pero siempre mi respuesta es la misma: nada; «¡Pero
que barbaridad! esto va pasando un poco de raya...
Hoy día 4, parece que hay anuncios de la llegada del 5º, pero el 5º sigue
portándose mal. Si una vez en este pícaro mundo su conducta no mejora, está
aviado, porque buena le espera. En fin, que sea bienvenido o bienvenida; pero
que sea con bien y Dios nos lo de sanito y fuerte como sus hermanos. Estos, claro
está, los hemos facturado a casa de la abuela, que por cierto está de Patrona —la
Virgenciña de las Angustias— y allí se fueron, a decir verdad, bastante escamados
y al primer barrunto de llegada de la cigüeña, aunque levísimo y al parecer de lo
más disimulado, Pedro preguntó: «Va a venir el niñito, no?». Padre y Madre,
quedamos desconcertados ante tan fina percepción. Estoy deseando pasar todo y
a ver como lo reciben, sobre todo Nelo:. La Virgen de las Angustias me ayude...
Y a ver. Mientras: expectación
Octubre 1950
Ha estado perdido este cuaderno 4 meses. En la pequeña revolución que originó
Mª Mercedes de venir a este mundo, quedó muy dado entre otros papelotes y por
más que se buscó, fue imposible encontrarlo, hasta que casualmente, como
siempre sucede, apareció cuando no se buscaba y en un sitio, donde parece
imposible no se viera. He lamentado mucho su falta, porque así se han perdido
muchas cosas muy simpáticas, que soy incapaz de recordad.- María de las
Mercedes ha nacido el día 5 de junio, poco después de haber escrito lo anterior
del 4 de junio. Después de una noche por demás tormentosa, la cigüeña llamó a la
puerta y apareció Mª Mercediñas haciendo «¡Gua, gua!» muy hermosa, muy rica
y al parecer, guapa. Juanelo, ¡Ay Juanelo! a pesar de decirle que la niña era
suya, los primeros días, lo consumían al pobre los celos. No sabía sino decir:
«nena mía ¿ada? nena mía». Tres semanas después nos fuimos a Neda. Cuanto
siento no recordar miles de cosas que han sucedido durante el verano. Se que hay
muchas y de las gordas, pero esta pícara memoria me traiciona.
El mismo día de llegada, se nos puso malita Mª Mercedes, y llenos de
angustia; después de una noche horrible, Padre telefoneó de mañana a Ferrol
para pedir un auto y traerla al médico. Afortunadamente, al parecer, sólo se
trataba de una otitis sin consecuencias mayores, pero el susto lo dio. Luego ya
transcurrió el verano plácidamente, sin más novedad diaria que algún que otro
coscorrón más o menos fuerte. Un día Pancho se sintió cariñoso con Nelo y quiso
bajarlo de la escalera de la huerta: «ven mi reiciño que te bajo yo» y ¡patapaf! los
dos fueron a caer en una cuneta llena de fango. Salieron negros, pero negros
auténticos. Juanelo se hizo popular en Neda. Con su mono y su pelo
encaracolado y sobre todo su cara de pillo, se llevaba a la gente de calle. Lo más
gracioso de él, es el lenguaje; naturalmente, necesita un intérprete, que
generalmente son sus hermanos. Su número favorito es el «doche». Ahora le pide
a los Reyes: «”doche” botas, una pa eta pena y ota pa esta ota». También dice:
«mia, doche chigaro» cuando ve un cenicero lleno. La “e”, la hace casi siempre “a”
y se hace, claro está, complicadísimo entenderlo. Ahora mismo me pedía «doche
gatas». Hasta que le dije, después de varios intentos de comprenderlo, que me
trajera las «gatas» ¿qué serán gatas, Dios mío? y las gatas ¡eran galletas! Tiene
un modo muy gracioso de decir: «papá mio y mamá mia ete chabe e de papá
mio».
A los pocos días de llegar de la aldea, hemos tenido un gran disgusto.
Guechiña se ha puesto malita, pero muy malita, de verdadera gravedad. Los días
y las horas que pasamos al lado de su cunita, pendientes de su respiración, del
pulso, de la fiebre... fue algo horrible, que más vale no recordar. Ahora ya sale y
aunque anda como un patito apoyando sólo los talones, ya hace sus pinitos y da
sus comiditas y todo. Le ha quedado una carita tan palidita y poquita cosa, que da
pena; se ha repuesto mucho y confiamos en Dios, que pronto estará
completamente normal. Se alimenta bien; tengamos o no tengamos, a ella no le
falta su jamón, ni sus pl tanos, ni buenos y sanos alimentos. La pega, es Juanelo,
que como le gusta tanto el jamón, cada vez que se lo ve comer a “Guecha», se le
caen los ojos de tal forma diciendo: «A mi camón, ¡camón a mi!»; que claro, no
hay corazón por duro que sea que no se ablande. Esta tarde oía cantar por la
radio el Arre borriquito que es la canción que más le gusta y era tal su
ensimismamiento ante la canción que sacaba la lengua una cuarta. Cuando se dio
cuenta que lo mirábamos se encogió hasta el suelo, tras un sillón y luego poquito
a poco, fue apareciendo el pelo y luego su carita pícara, con uno «ojiños» más
ricos que no sé, mirándonos con una pillería enorme: ¡es riquísimo!
El día 12, el Pilar, se puso Mª Mercediñas de corto. Fue un acontecimiento
familiar de alta categoría, por lo menos su madrina así lo hizo constar e invitó a
toda la familia, a acto tan destacado. Hubo marcha real, platillos —tapas de
tarteras— «chis-pum» etc, etc. y Mª Mercedes, encantadora, con esos «ojiños»
cariñosos que Dios le dio, salió a la calle hecha un brazo de mar. La madrina
mandó toda la canastilla de corto, con todos los honores y realmente los merecía.
No hicimos fiesta, porque Guechiña, aunque muy mejorada aún estaba en la cama
y todavía sus padres no habíamos recobrado la tranquilidad.
Noviembre 1950
¡Que Noviembre Dios Santo! Mal tiempo y en casa los consabidos catarros, toses
broncas, gotas nasales, jarabes, etc, etc. Hasta Mª Mercediñas, siempre tan
«riquita» y encantadora cuenta sus «cuentitos» afónicos. También «Pananiña» la
primita de Pardo Bajo está con tos ronca. Esa sí que también es rica, parece una
«mariquitiña», una «reboliña» simpatiquísima. Es más guapo «Jacho», pero ella
tiene la simpatía por arrobas. Pero es un diablillo; no deja cosa con cosa, donde
entra, parece que entra un terremoto; pero es difícil reñirle, por lo salada que es.
Clara va clase de música, muy formalita. Es muy buena y comprensiva.
Quiera Dios que no cambie, porque hará una mujercita maravillosa. En cambio la
Guecholas, sigue más rabuda que nunca, acentuado, claro, con la enfermedad. Y
sin embargo, tiene cualidades formidables, es atenta, trabajadora y hasta a veces
cariñosa. Pero con los hermanos, especialmente con Nelo, se lleva de desastre.
Como están acatarrados, los meto en cama redonda, en la matrimonial y claro,
Gue y Nelo venga a guerrear. Los separé incomodada, pero Nelo siguió
quejándose «Gacha pincha, Gacha Pincha»: Era imposible, porque «Guecha»
estaba muy separada de él y claro le llamé «rañico» y «armadanza». Pero me fijo
y si, si, la cabeza de Gue, estaba un metro separada, pero estaba medio
atravesada, y le clavaba las uñas de los pies en el culito del otro.
Pedro y Clara siguen dando su clase; al parece Pedro adelanta fácilmente
a la hermana y lo haría si yo lo forzase un poco y si él no naciera cansado. Le
pongo una cuenta de sumar: «rápido» —digo— antes de cinco minutos, esta
cuenta hecha. Antes de los cinco Clara la ha hecho, pero está mal ¿y Pedro?
Pedro aún no empezó. Muy apenado se pone a decir: «5 que tengo...y seis que
me dan» A los 5 minutos siguientes al volver a preguntarle ¿has terminado? más
apurado también, sigue en la misma «5 que tengo y seis que me dan..». Después
del tercer aviso sobreviene el trueno gordo, que es el grito que le doy, que le
comunica tal actividad, que hace la cuenta en tres segundo, y bien o eh?
Diciembre.Ha venido tío José María. Fue una sorpresa estupenda e inesperada, que nos ha
llenado a todos de alegría. Los niños iban a ir al cine, y claro está suspendieron la
función que ningún significado tenía ante aquella sorpresa inesperadísima. Hasta
Juanelo, con el auge de que era su «paino» se animó y empezó a hacer tales
piruetas y tonterías que metía miedo. Pedro y Clara hasta bailaron el «bugui» y
mucho más harían en honor del tío "Cheché", porque todo les parecía poco. Con
el tío «Cheché» empezó una era de chocolatinas y felicidad.
«¡Al que coma primero o peseta o "quico"». A mi, personalmente me
conviene peseta, porque siempre vienen a dar a mi bolsillo como por encanto. Mi
bolsillo es insaciable y los niños lo saben y los pobres, hacen todo lo posible por
calmar tal apetencia ¡Mamaiña, alégrate, encontré una mota! es para ellos una de
las cosas que más felices los hace: poderme dar dinero «para que no pases
apuros»
La Navidad, a Dios gracias, se han pasado bien. Cenamos tradicionalmente el
consabido "cacá" la coliflor con huevos duros (con la única diferencia de otros
años, que este, aumentaron los comensales y disminuyeron los huevos), y la sopa
de almendras, amén de los turrones y demás confituras del caso, todo bajo las
también consabidas guirnaldas. Al final de la cena, fuimos a cantar al nacimiento,
siendo una de las primeras voces, la de Juanelo. María Mercedes, aunque sus
escasos seis meses no le permitieron cantar, también estuvo presente al acto y le
gustó horrores.
El día de Inocentes se pasaron de la mañana a la noche metiendo las
inocentadas más inocentes...
Y así vino el último día del año 1950 que vaya bendito de Dios. Tío Cheché,
María, Padre y Madre, fuimos a chatearnos al «Patio» y de regreso, compramos
los más diversos y variados objetos propios para divertir a los niños y recibir el año
con jaleo a ver si se pone de nuestra parte y es buenecito. Con gorros, pitos,
matasuegras, etc. etc. hicimos la entrada en casa, en donde los niños nos
esperaban impacientes en sus camitas. Esa noche cenaron acostados, por tener
menos categoría que la «Nochebuena». Hubo hasta champán. Al sonar las 12
campanadas, rezamos un Padre Nuestro, para que sea feliz este año que entra de
1951
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