El teatro en el siglo XX La obra teatral de Lorca (antecedente del

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El teatro en el siglo XX
La obra teatral de Lorca (antecedente del teatro del siglo XX)
Aunque es más reconocido como poeta, desde muy pronto se sintió inclinado hacia el
teatro, en varias facetas: autor de una importante obra dramática, director y actor (fundó
el grupo teatral universitario La Barraca) y como crítico teatral.
Para Lorca el teatro tiene una función didáctica: “Escuela de llanto y risa y tribuna donde
se puede poner en evidencia la moral o equívocos y explicar con ejemplos vivos normas” y
una función social
Su producción es muy variada. Escribió farsas para guiñol (Tragicomedia de don Cristóbal y la
señá Rosita) dentro de la tradición popular de teatro de títeres y farsas para personas como
La zapatera prodigiosa (drama sobre el amor verdadero). También experimentó con el teatro
de vanguardia.
Sin embargo, las obras más famosas son tres tragedias: Bodas de sangre (1933) Yerma (1934)
y La casa de Bernarda Alba (1936). El tema central de todas ellas surge de un conflicto: el
amor imposible o la oposición entre deseo y realidad, con la frustración como
resultado. Lorca presenta problemas individuales enmarcados en una realidad
concreta (opresión familiar o social y la lucha contra las normas o convenciones
impuestas)
Después de los años 20 y 30, con las innovaciones de Lorca y Valle-Inclán, la guerra
supone una ruptura y un comienzo desde cero. Veremos que en el teatro convivirán un
teatro comercial, mayoritario y alejado de planteamientos sociales o políticos, y un teatro
renovador, en algunos casos experimental.
El teatro de los años 40 y 50
Durante esta etapa se prolonga el éxito que había obtenido Jacinto Benavente, premio
Nobel (1923). Tuvo un notable éxito el teatro cómico, la mayoría convencional y sin
ningún interés en la actualidad, pero también un teatro cómico innovador, que buscaba
provocar la risa a través de situaciones disparatadas e ilógicas, teatro en el que destacó
Miguel Mihura.
Mihura: autor de Tres sombreros de copa, obra clave del teatro contemporáneo, escrito en
1932 y representado en 1952. Se trata de un teatro vanguardista en el que combina el
humor amargo con la ternura para mostrar el contraste entre una vida acomodada y
otra plena de libertad e imaginación. En esta obra destacamos las constantes rupturas
de la lógica y la comicidad verbal. Debido al interés comercial, Mihura no continuó esta
línea y sus siguientes obras se destinaron a un teatro comercial que satisfacía los gustos de
público y empresarios. Otra figura importante de este teatro de humor es Enrique Jardiel
Poncela
El estreno de Historia de una escalera (1949) de Buero Vallejo señala la ruptura con el teatro
tradicional y el comienzo de un nuevo drama. Se trata de un teatro inconformista, que
presenta temas existenciales (amargura, angustia, fracaso… en unos seres humanos que
viven en circunstancias muy concretas). Esta línea iniciada por Buero Vallejo derivará al
teatro social.
El teatro social es, al igual que en la novela y la poesía, un medio de compromiso,
denuncia y protesta con el que se quiere inquietar al público para contribuir a
transformar la realidad. Los autores más representativos son, además de Buero Vallejo,
Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte, La mordaza, La taberna fantástica) y Lauro Olmo (La
camisa). Muchas obras de este tipo no pudieron estrenarse al ser censuradas y prohibidas
o por no contar con el apoyo de la empresa teatral.
El teatro a partir de los sesenta.
Junto a la continuación del teatro social, hay una corriente de renovación dramática. Surge
el teatro experimental, que se sitúa al margen de la producción anterior. Sus autores,
inspirados en las corrientes extranjeras, incorporan nuevos tonos, y consideran la
representación como un espectáculo completo. Da tanta importancia al texto como a los
elementos extralingüísticos (sonoros, visuales,…) y usan técnicas de otros espectáculos:
cine, circo, títeres, mimos… Se forman grupos de teatro independiente, no aceptan
las normas del teatro comercial.
No hay autores independientes, sino de creaciones colectivas. Los grupos más famosos
de esta época son Els joglars, Los Goliardos, Tábano, La Cuadra, Els Comediants, y
más recientemente La fura dels Baus, caracterizados por sus transgresiones, con gritos y
provocaciones al público, desplazamientos violentos y montajes que incorporan grúas,
alambres…
Paralelamente a este teatro innovador ha coexistido un teatro de autor, con Francisco
Nieva, Antonio Gala, Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano) José
Luis Alonso Santos (Bajarse al moro),etc
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