La cosmovisión dentro de la realidad religiosa

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F. García Bazán; M. Dankert; F. Gratton; E. Crivelli; G. Prosperi; O.
Beltrán; R. Ferro; A. Clausse; G. Brenci; L.B. Archideo
EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS
La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
Lila Blanca Archideo
(Coordinadora)
La cosmovisión
dentro de la realidad religiosa
Francisco García Bazán
CIAFIC
ediciones
Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural
de la Asociación Argentina de Cultura
Epistemología de las ciencias / Lila Blanca Archideo ... [et al.] ;
compilado por Lila Blanca Archideo ; con prólogo de Lila Blanca
Archideo. - 1a ed. - Buenos Aires : CIAFIC Ediciones, 2007.
285 p. ; 23x16 cm.
ISBN 978-950-9010-53-6
1. Filosofía. I. Archideo, Lila Blanca, comp. II. Archideo, Lila
Blanca, prolog.
CDD 190
© 2007 CIAFIC Ediciones
Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural
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Hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en Argentina
Printed in Argentina
La realización de este simposio fue subsidiada en parte por el Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas Técnicas (2005)
LA COSMOVISIÓN
DENTRO DE LA REALIDAD RELIGIOSA
Francisco García Bazán*
Estimados colegas, después de haber escuchado el diálogo sobre
cosmovisión, civilización, cultura, concepciones del mundo, que por
ahí viene la expresión “Weltanschaung”, y por ahí viene a la memoria
sobre todo, la doctrina de Wilhelm Dilthey que fue en parte el que trajo
esta temática para las generaciones actuales, yo voy a complicar todo
este panorama hablando de la cosmovisión dentro de la realidad
religiosa – eso es lo de menos porque viene la segunda parte – y esto
en relación con El evangelio de Judas. Porque como se trata un poco
de ver en esta reunión de qué manera la cosmovisión de un
investigador influye en su trabajo de investigación, debo aclarar que mi
último trabajo ha sido sobre este tema que llama tanto la atención en
la actualidad y que es El evangelio de Judas. Una vez que tuve la
suerte de ver en Internet que tenía el texto “copto”, que tenía la
trascripción del publicitado documento, me dije, ya es posible hacer la
traducción en español y hablar un poco de este tema, porque hasta ese
momento se hablaba siempre sobre una versión del texto original.
Les doy algunas breves notas que son de índole autobiográfica
rápidamente, para meterme en el tema.
A mediados de la década del ’60, cuando ya había hecho la
mayor parte de la carrera de Filosofía, y sobre todo, había cursado
materias y cursos en relación con Filosofía e Historia de las Religiones,
y también había cursado los seminarios correspondientes, una
inquietud que tenía desde mi adolescencia, que era la de la relación
que se podría dar entre las creencias y la razón, después de esos
∗ Investigador principal del CONICET. Profesor titular de la Escuela de
Graduados de la Universidad Argentina J.F. Kennedy y desde 1989 es Decano de
su departamento de Filosofía
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trabajos de estudiante, ese problema prácticamente, lo había superado,
y pensaba que sabía cómo orientarme.
Pero al poco tiempo me vino otra inquietud todavía mayor, que
es la que nunca me ha abandonado. ¿Cómo era posible la convivencia
entre un sistema de doctrina, de ética y de culto, como
mayoritariamente lo presentaba la Iglesia Católica, y en la cual estaba
a “grosso modo” de acuerdo también la corriente protestante? ¿Cómo
podía convivir este acuerdo con grupos minoritarios que interpretaban
la misma doctrina, los mismos ritos, la misma ética de forma diversa?
Y concretamente lo expresado había sido muy llamativo en los
primeros tiempos cristianos, cuando aparecieron esos pensadores,
extraordinarios, por una parte, y por otro lado, condenados tanto por
la gran mayoría eclesiástica como también por los filósofos platónicos,
esos personajes que son llamados en la historia de la Iglesia y de las
religiones, los “gnósticos”.
Esa inquietud en relación con la convivencia de ideas en el seno
del cristianismo me llevó, primero, a investigar en mi tesis de
licenciatura; en segundo lugar y ampliando la cuestión en relación con
los griegos y con Plotino, examinar el mismo problema, material
vertido en mi tesis de doctorado, la que con más tiempo proyecté en
las becas que obtuve del CONICET en Buenos Aires y en Roma,
dirigido por Antonio Orbe, y cuando ingresé a la carrera del
investigador continué en la misma temática. Es decir, son cuarenta
años seguidos de investigación y siempre impulsados por el mismo
motivo fuerza. Desde luego que lo que he ido proponiendo es un punto
de vista que es compartido por un grupo de investigadores
internacionales. Y así un poco justifico personalmente esto que se ha
dicho sobre la cosmovisión. Un punto de vista compartido, y que al
mismo tiempo orienta hacia la profundización del mismo, con la
exhumación y la lectura de los documentos, etc., etc. Yo les diría
también que en esta investigación de casi cuatro décadas ha habido
tres puntos de relieve, en los que yo mismo fui encontrando algunas
respuestas a esta problemática y que al mismo tiempo me servía de
estímulo para buscar nuevas respuestas.
Uno de los primeros puntos que pongo de relieve fue el estudio
del texto griego de las Enéadas de Plotino, a fondo, sin salirme del
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y la incidencia en su trabajo científico
texto nunca, porque no me lo permitía Antonio Orbe y que esa tarea me
ayudó a descubrir algo que ha quedado ahí como un dato
científicamente compartido, o sea, el tipo de escuela gnóstica con la
que polemizó Plotino, los Valentinianos, y simultáneamente las fechas
en que esto pudo ocurrir, en el año lectivo 265-266, y no en el campo
o en cualquier parte del Imperio, sino en la Urbe, en Roma.
Este tipo de cosas, desde luego, es una de las pocas que interesa
a lo que se llama la ciencia empírica, descubrimientos de fechas,
descubrimientos de sujetos, etc., ése, entonces, es uno de los jalones.
El segundo fue la colaboración que hice de la traducción al español
de la biblioteca en copto de Nag Hammadi porque eso me permitió
otro avance, establecer la relación entre algunos de estos textos de Nag
Hammadi que aparecieron en el ‘45, y la polémica antignóstica de
Plotino, concretamente demostrar que algunos de estos textos, y muy
concretamente el Tratado Tripartito, tenía que ver con aquella
polémica. Éste es otro avance admitido, en fin, dentro de este tipo de
cosas prácticas que la ciencia admite como propias de su quehacer.
Claro que eso me permitió avanzar en otro punto y con diversas
ramificaciones, porque, fíjense ustedes que, por lo dicho, ya no se trata
de una polémica con los Padres de la Iglesia, es una polémica más
amplia, es una polémica con un filósofo y una escuela filosófica, y
uno descubre que esta tensión se fue manteniendo, con lo cual se puede
ir advirtiendo, como hipótesis fortalecida, que la primera forma de
filosofía cristiana y con proyección externa había sido la de los
gnósticos y que contra ella de alguna forma es contra la que reacciona
Justino de Roma con su manera de comprender la filosofía cristiana,
pero que a su posición preexistían algunos antecedentes previos. Sobre
esta base se levanta el tercer punto fuerte, porque que sobre esta
hipótesis se pueden construir otras. Una de ellas que el gnosticismo
antes que una simple herejía dentro del cristianismo es una doctrina
filosófico-iniciática que se integra como un capítulo autónomo dentro
de la Historia de la Filosofía Antigua Tardía; otra, que va hacia los
comienzos, el origen sapiencial del pensamiento gnóstico, a diferencia,
digamos, de corrientes paralelas como fue la protocatólica y como fue
la de los judeo-cristianos, o sea, los cristianos judaizantes, que ponían
el acento en otras facetas.
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Y, en relación con lo últimamente manifestado también es
posible sostener y demostrar una sub-hipótesis que nos parece lejana
y perdida en su horizonte histórico, porque tenemos siempre la idea de
Evangelio, del “Єύаγγέλιον” como “nueva noticia” o “buena noticia”
subordinada siempre a la idea de un género literario, del género
“Evangelio canónico”, o sea, de un relato biográfico seguido en el cual
están contenidas y presentes las palabras del Señor. Pero paralelamente
se puede adelantar también la hipótesis de Evangelios gnósticos, o sea,
el género “evangelios gnósticos” y no solamente por denominaciones
externas (de los autores eclesiásticos) e internas (de los mismos autores
gnósticos), sino porque también se puede caracterizar el género con
notas que le son propias. Dentro de este cuadro, entonces, podemos
ubicar a El evangelio de Judas, que es el tema sobre el que voy a hablar
un poco para que después entremos a dialogar. Pero lo interesante,
entonces, desde el punto de vista de la cosmovisión, sería enfatizar en
este aspecto, cómo la idea sostenida por un investigador que tiene que
ver con una forma de ver el conjunto, en este caso el conjunto del
cristianismo y de la historia cristiana, influye para que las
investigaciones llevadas a cabo durante cuarenta años, hayan ido
dando vuelta siempre en torno a lo mismo, en profundidad y amplitud.
Hablarles a ustedes de El evangelio de Judas en sí, como
hallazgo arqueológico, es algo que desde el mes de abril de este año
pasado, todos conocen a través de la publicidad de marketing que le
dio el National Geographic Channel.
Ustedes saben que este documento se descubre dentro de un
códice, es un documento pequeñito, tiene apenas trece hojas, veintiséis
páginas, y está dentro de un códice mayor que también es pequeño, es
un códice de sesenta y seis páginas, treinta y tres hojas, y en ese códice
en el que es muy importante advertir que el documento está contenido
en él -les diré brevemente por qué-, tenemos cuatro documentos, lo
introduce una Carta de Pedro a Felipe, la sigue nuestro Evangelio de
Judas, aparece también un Primer Apocalipsis de Santiago y un texto,
también, de carácter apocalíptico, que tiene el nombre de Alógenes,
“el extranjero”. Salvo El evangelio de Judas, los otros tres eran
conocidos, concretamente yo traduje el Primer Apocalipsis de
Santiago, para los Textos gnósticos de Nag Hammadi, de la Editorial
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Trotta de Madrid; el Alógenes, lo utilicé hace tiempo también para el
tema de Plotino contra los gnósticos porque es uno de los textos que
aparecía en la Escuela de Roma que Plotino guiaba, y la Carta de
Pedro a Felipe, también, apareció en la Biblioteca de Nag Hammadi,
el único texto totalmente nuevo es El evangelio de Judas.
Él fue encontrado casualmente, se descubrió más o menos a mediados de la década del setenta, hubo, como también sucedió en el caso
de la Biblioteca de Nag Hammadi - la Biblioteca de Nag Hammadi se
descubrió en el año 1945, también en el Alto Egipto, y recién se conocieron las primeras traducciones de conjunto en 1977-, porque hubo el
mismo problema que existió con El evangelio de Judas, problemas de
contrabando arqueológico, pues el Gobierno de Egipto no permite que
los manuscritos salgan de la frontera y siempre que pueden los arqueólogos y los anticuarios los sacan clandestinamente para venderlos a
mejor precio, al mejor postor, etc. Este documento circuló inútilmente
por largo tiempo en el campo de la compraventa de bienes arqueológicos extralegales. Lo consiguió un anticuario de El Cairo, no vale la
pena dar nombres, porque los nombres que aparecen son seudónimos,
porque naturalmente como son actividades que están fuera de la ley, no
se dan los nombres de los responsables, pero lo cierto es que este hombre creyó ya con los antecedentes anteriores de Nag Hammadi que
tenía en sus manos una fortuna, aunque no fue tan extraordinaria porque la venta al final no alcanzó los seiscientos mil dólares. Hubo ofertas millonarias pero que no resultaron, se ofrecieron solamente. Se
llevó el manuscrito al final a los Estados Unidos. Se ofertó a algunas
universidades, pero las fundaciones de estas universidades no quisieron comprarlo, reconocieron el valor científico de la obra, la antigüedad y todos sus valores, pero no lo quisieron comprar porque chocarían
con dificultades de ilegalidad, las administraciones de las entidades
compradoras no avalaron esta situación y finalmente una anticuaria
greco-egipcia y también suiza, Frieda Tchacos -tiene tres nacionalidades-, fue la que consiguió hacer la compra, por ese motivo el códice
lleva el nombre ahora de Códice de Tchacos. Ella resolvió los problemas para que finalmente una fundación suiza, este tipo de transacciones se suelen hacer en Suiza donde parece que hay un buen porcentaje
de impuestos que va a parar al gobierno, aunque después siempre se
adquiere el compromiso de devolver el documento original al gobierno
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egipcio una vez que, establecidas los arreglos, el texto es restablecido
críticamente, traducido, hechos los estudios, etc., y así está la situación.
Naturalmente, surgen siempre aquí problemas. Uno de los problemas
centrales es que por única vez las personalidades de gran calidad, sobre
todo el suizo, Rudolf Kasser, que intervinieron nos han dado para poderse manejar la trascripción del texto, así nos manejamos con el original copto, aunque indirecto. Los traductores no se suelen leer los
facsímiles, los paleógrafos trabajan previamente y después con el texto
impreso se trabaja en la traducción, sino sería un trabajo interminable.
Lo lamentable de la situación actual, sin embargo, es que la
trascripción mencionada tiene un copyright, con lo cual no es posible
consignar que se ha hecho la traducción directa del copto, por eso a mí,
el editor mío en España me pidió que directamente lo pusiera como un
curso que di sobre el texto, y naturalmente cuando uno da un curso
sobre un texto, en otra lengua, tiene que hacer la traducción corrida,
por haberla leído él, ése fue el recurso del que nos tuvimos que valer.
Pero lo que afirmo es, -y ésta es la protesta de los norteamericanos,
sobre todo de James Robinson que dirigió la primera traducción de los
textos de Nag Hammadi- que no hay derecho a bloquear un manuscrito
antiguo, porque entonces para evitarlo, que publiquen por lo menos
simultáneamente los facsímiles con la trascripción; pero los facsímiles
no los tenemos publicados, aunque sí tenemos al menos la seguridad
para trabajar científicamente de una trascripción, lo que invita a hacer
otras trampas legales, naturalmente.
Les decía que es interesante advertir que El evangelio de Judas
está en un códice. ¿Por qué? Porque en El evangelio de Judas aparece
una polémica muy aguda que es la de los diálogos -o el diálogo- que
Jesús tiene por una parte con los “Doce” –los doce discípulos- y, por
otra parte, con Judas, y por eso en el texto aparece como el “Trece”, y
es el que recibe, en realidad, la enseñanza profunda. Pero claro, esto
presenta dificultades porque cuando ustedes toman los evangelios
gnósticos de la biblioteca de Nag Hammadi, textos también directos,
tienen un Evangelio de Felipe, que ha sido uno de los Doce; un
Evangelio de Tomás que ha sido también uno de los Doce. Entonces,
¿qué ha sucedido aquí? ¿Es que hay una polémica también interior a
los mismos textos gnósticos? No, es al revés. Hay que entender el texto
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y la incidencia en su trabajo científico
de Judas en el contexto del códice, como mostrando que se trata de un
texto anterior, pero que se integra en el conjunto de la visión gnóstica,
lo que les no se puede leer por separado, o sea, separando el texto del
conjunto codicológico..
¿Cuál fue el primer problema que surgió en relación con la
legitimidad de un evangelio como el de Judas y de un personaje que
en relación con toda la literatura canónica y los apócrifos que se
relacionan con esta literatura, ha sido condenado totalmente? El primer
problema era dudar acerca de la antigüedad del texto, eso se resolvió
bajo varios puntos de vista. El primero en relación con la materialidad
del soporte y su antigüedad se confirmó a través de la técnica del
carbono catorce en primer lugar y después por la paleografía y el
mismo texto, ya que tanto el papiro como el tipo de letra son de fines
del siglo IV.
Un detalle que, por otra parte, se tenía también en los textos de
Nag Hammadi que son de la misma época y en la misma época se
escribieron aquellos textos en copto también, con una diferencia
afortunada para la investigación, que en los textos de Nag Hammadi
se pudo certificar la fecha no a través de investigaciones de tipo físicoquímico, de laboratorio, no, no, porque en algunas de las
encuadernaciones de los códices hay documentos que no tienen nada
que ver con esos escritos, sino que son documentos comerciales,
remitos, facturas, etc., que están fechados. Entonces se ratificó que la
encuadernación se hizo a fines del siglo IV y por supuesto que los
materiales que contenían la encuadernación eran anteriores a ella. Pero
desde esta fecha establecida por el carbono catorce podemos ir hacia
atrás, porque primero, se ve claramente que son traducciones del
griego al copto, así que por lo menos treinta años hacia atrás podemos
retrasar los documentos. El otro aspecto interesante en relación con la
cronología es que en realidad este Evangelio de Judas ya era
mencionado y conocido.
Hay testimonios de autores eclesiásticos que nos hablan de El
evangelio de Judas. Tenemos un testimonio del año 178 o 180 que es
cuando Ireneo de Lión termina de escribir el Libro primero en contra
de los herejes, en donde al dar una noticia breve, es una página nada
más, habla de los gnósticos cainitas, de los gnósticos seguidores de
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Caín, que exaltan la figura de Caín, y ahí dice, que ellos enseñan estas
cosas en relación con un Evangelio de Judas. Si avanzamos un poquito
más en el siglo siguiente, en aquel texto Sobre todas las herejías que
solemos llamar del Pseudo Tertuliano, porque está como apéndice a
una de las obras de Tertuliano Sobre las Prescripciones de los herejes,
aparece este apéndice breve en el cual también hay una referencia a los
cainitas y se habla también del uso de un Evangelio, que se dice el
Evangelio de Judas.
Pero después ese gran autor contra las herejías que ha sido Epifanio de Salamina, digo grande por dos cosas, primero, por los conocimientos que tiene. Ha utilizado toda la bibliografía anterior y había
estado se ve en su juventud en la zona de Alejandría y conocía también
algunos hechos concretos, y grande también por cómo ahonda todo
ese material que reunido por la animadversión que le tiene a los gnósticos. Entonces, los dos volúmenes del Panarion, el Botiquín, es eso
justamente que expresa el vocablo, un Antídoto contra todas las herejías que debe ser eficaz, y ahí con mucha precisión, en la herejía 36,
le dedica cinco páginas al tema de los cainitas, y ahí se refiere expresamente, y con el título en griego “Ό Єύаγγέλιον τόν Іoύδας” como
aparece igualmente en el texto copto, o sea, El evangelio de Judas.
Epifanio de Salamina, porque fue Obispo de Salamina, y se lo
conoce también como de Chipre y muy preocupado ya por como
andaba la herejía en la época y a él que tenía mucho material
recopilado, dos archimandritas amigos, o sea, dos guías de
monasterios Acacio y Paulo, le pidieron, sabiendo que manejaba todo
esto muy bien, que escribiera una obra definitiva para poder concluir
con toda esta problemática enojosa. Desde Ireneo a Epifanio de
Salamina y poniendo como antecedente a Justino, que ha escrito el
primer Sýntagma, el primer tratado contra todas las herejías un poco
antes del 150, tenemos la friolera de doscientos cincuenta años. Así se
ha formado lo que se llama otro género literario muy familiar, y cuyos
textos se creen “a pie juntillas”, el “género heresiológico”, y hay
razones de peso para tal respeto, tanto sea por el tiempo como por la
dedicación que algunos cristianos han puesto en la construcción de
este denominado “género heresiológico”. Y todo lo que se habla acerca
de las herejías por parte de Epifanio se relaciona con estos doscientos
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y la incidencia en su trabajo científico
cincuenta años de trabajo, y por supuesto, lo que se ha concretado allí.
Desde luego que todo lo que eclesiásticamente sucedió alrededor o era
anterior a mediados del siglo II, ha quedado silenciado. Lo señalado es
importante, porque quien tiene la visión de convivencia histórica se
dará cuenta de que no puede “asimilar” directamente concepto de la
historia de la Iglesia que procede de la heresiología, porque la
heresiología se basa sobre tres aspectos. Primero, la construcción del
concepto mismo de herejía, una novedad que es fundamentalmente de
Justino Mártir, y de Hegesipo, que es un autor palestinense un poco
posterior, los cuales han realizado la misma tarea intelectual. Han
transformado la palabra griega que significa opción, que significa
elección, en opción perversa, mala elección –lo que ya insinúan las
epístolas pastorales-, y ha quedado la semántica del término
establecida de ese modo. El segundo esfuerzo notable de esta
orientación eclesiástica, han tomado los heresiólogos el género de las
que se llaman las biografías de los filósofos antiguos que hablan de la
sucesión de filósofos y la han aplicado al concepto de las herejías. La
heresiología ha tomado ese modelo de los filósofos paganos y lo ha
transportado a la sucesión de herejes y de herejías.
Hay así una sucesión de herejes, los cuales se derivan unos
de otros, la tarea está en buscar el modo, construirlo y
posteriormente justificarlo, fundarlo con la idea de la refutación
que se hace contra esas herejías. La “anatropé” (άνατροπή) la
refutación es, el aspecto más sólido y del cual se ve claramente
que los heresiólogos van tomando los recursos unos de otros
para fundamentar cada vez con mayores razones su refutación.
Y aquí nosotros tenemos que colocar a tres grandes
personalidades: Ireneo de Lyon por una parte, Hipólito de Roma,
por otra, Tertuliano por otra, y la coronación con Epifanio. No
hay gran originalidad en muchos casos, hay sí el claro apoyo en
el anterior, de forma que el género se ha constituido sobre la
preparación en los libros anteriores y el agregado de
justificación en la parte última de la refutación, si se conoce algo
más se agrega y si se ve una razón mejor también se suma.
Claro, cuando ustedes han escuchado una expresión como la de
“gnósticos cainitas”, ya inmediatamente viene el rechazo,
directamente, sin vacilaciones. Cuando yo todavía no estaba en
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el tema -el tema de la posibilidad de la existencia de un
Evangelio de Judas surgió públicamente en el mes de enero,
cuando el Comité de Ciencias Históricas del Vaticano tiene
noticias del texto, me acuerdo que el Padre Walter Brandmüller,
que es el Presidente de la Comisión, inmediatamente declaró:
“sí, sí, esto es importante, lo tendremos en cuenta, no sabemos
bien qué es, no influirá grandemente en los nuevos
conocimientos, pero sí en relación con los orígenes cristianos
podemos tener alguna novedad”.
Yo me acuerdo que en ese momento ya me preguntaron, porque
el periodismo no descansa, y aparte pregunta sobre cosas que
generalmente no se saben, y entonces, todos apurados tratan de decir
algo -es el tema de la responsabilidad de la comunicación que
recordaba el año pasado Ruggero-, más todavía, todo el mundo está
obligado a decir algo. Yo me acuerdo que ahí como no tenía el texto,
me metí a releer en la masa de todos los apócrifos los textos en relación
con Judas, y ahí, sí, que descubrí algo interesante: que todos los
apócrifos obedecen en sus intenciones a la tradición heresiológica y
que por eso hay como una competencia a ver cuál dice cosas peores
sobre Judas. Entre otras cosas escritas, que cuando baja Jesús al sheol,
a los lugares inferiores, salva a los justos -ése es otro tema, el que tiene
que ver con el Limbo que está ahora también en el aire-, y quedan tres
condenados que no se salvan, no hay posibilidad de redención para
ellos, uno es, desde luego, Judas Iscariote; otro es también Herodes
Antipas, porque lo abofeteó, y el otro es Caín; pero sobre Judas hay
una detención particular, porque Cristo ahí, en los infiernos, lo
maldice, una maldición que se compone de treinta partes y que tiene
que ver con las treinta monedas, y las treinta pasiones que se
adueñaron de Judas y que involucran cada una de las monedas.
Todo lo dicho se fue difundiendo y transmitiendo en toda la
enseñanza cristiana y por supuesto en la catequesis, y no quedaba nada
de manera que no había manera de salvar nada que tuviera que ver con
una mirada de compasión hacia Judas. Los cainitas, por supuesto, caen
dentro de esta condena de Judas.
Pero nada más que uno se introduce, más allá de algunas noticias
indirectas que teníamos sobre los cainitas en Hipólito de Roma sobre
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y la incidencia en su trabajo científico
todo, en relación con los peratas, etc., cuando uno se mete en otro
campo más interesante que es el de los targumín, es decir, las paráfrasis
en arameo del texto bíblico que es el material que leyó también el
mismo Jesús, uno advierte una serie de paráfrasis en relación con Caín
que son notabilísimas y que vienen a ratificar esto que dice Ireneo
sobre los cainitas, que Caín ha sido generado por una potencia superior, y que al haber sido generado por una potencia superior hay que
distinguir también, entre los humanos generados por ángeles inferiores
y los generados por ángeles superiores, Abel ha sido generado por una
potencia débil. Y estas interpretaciones explican dos cosas, en primer
lugar, la contradicción de los mismos textos bíblicos que generalmente
apoyan al débil y rechazan a los fuertes, eso se da en el relato sobre
Caín y Abel. Caín es el primogénito y agricultor y sin embargo, se
apoya al que no es primogénito y que como pastor ofrece sacrificios
de sangre. En el relato sobre Esaú y Jacob y sobre Lía y Raquel, sucede
lo mismo. Bueno, los cainitas no admiten estas contradicciones del
texto bíblico y afirman que es una lectura externa y que hay que volver
al sentido mismo del texto bíblico, hay que darle vuelta.
¿Esto cómo repercute en las fuentes gnósticas? Se advierte en
varias de ellas, cosas que llaman mucho la atención y que dicen que lo
que ha hecho en realidad la lectura habitual es ponerse del lado del
Dios Creador, del Dios Demiurgo, de Yahvé que ha creado este mundo,
cuando en realidad el que sabe, el gnóstico, lo que trata es de liberarse
de este mundo deficiente. Y eso explica, entre otras cosas, que en
varios textos gnósticos se dé el apoyo a todos aquellos personajes que
aparecen como plebeyos y que se eleven a la calidad de héroes, lo que
sucede con los lugares bíblicos también, por ejemplo, Sodoma y
Gomorra. Los sodomitas representan a una especie de la raza de los
elegidos, pero sobre esta lectura de la falta de lógica del Antiguo
Testamento, explica que Caín que viene de una potencia fuerte actúe
como el fuerte, que por otra parte también sea él, el que es condenado
por los débiles, y que los mismos débiles –esto ya lo teníamos en el
pseudo Tertuliano y después en Epifanio de Salamina - hayan
conspirado para que de alguna forma, Jesús, no fuese llevado al
sacrificio y de esta forma consolidar el poder de los débiles y dificultar
la liberación de los espíritus fuertes. Entonces, el que reacciona es
Judas que viene de la dinastía de Caín con una doble actividad:
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Por una parte advirtiendo que de alguna forma Jesús de Nazareth
estaba mostrando la Ley Antigua de manera que no había que
respetarla; y en segundo lugar, como las potencias débiles estaban
impidiendo su sacrificio, colaborando Él para que se iniciara esa labor
de Redención.
Esto, de alguna manera, por la contradicción que implica, del
hecho de que Judas aparezca como el traidor, pero que al mismo
tiempo haya dado el beneficio de la Redención es lo que los literatos
y los poetas vieron a lo largo del tiempo. Habían visto que en el relato
sobre esta conducta había una paradoja, y que eso estaba referido en
una prosa paradojal. Entonces el ensayista, el poeta que es libre,
muestra la paradoja y la resuelve a través de la metáfora, a través de
la transferencia hacia otro sentido. Es lo que hizo Borges con sus “Tres
versiones sobre Judas”, eso es claro.
Pero ¿eso por qué?, porque ahora sí nos damos cuenta de que lo
dicho por algunos literatos tenía cierto sentido, ahora que con un nuevo
documento tenemos un piso para poder trabajar más a fondo, ya que
ahora tenemos un texto que es contrario a lo que se dijo habitualmente.
Y con esta conducta el literato, incluso le da una mano, de alguna
forma, a la ciencia, porque la respuesta que dan los escritos canónicos
a esta conducta que pertenece que sus consecuencias es paradojal, es
una respuesta de carácter racional, y que así no convence.
¿Cuál es el primer aspecto racional de la respuesta anterior? El
transformar al personaje Judas, que es uno de los Doce, elegido por
Jesús y que tiene cierto relieve dentro de los Doce por el hecho de que
es el tesorero -el que tiene la bolsa del grupo- el de decir enseguida,
que junto con el carácter tener el uso de la bolsa venga el que sea un
codicioso, y que toda su conducta vaya orientada, por lo tanto, por el
vicio de la codicia. Entonces, cuando aparecen explicaciones en
relación con otros textos como por ejemplo la unción de Betania, esto
se agranda. En la unción de Betania, ustedes tienen tres relatos
diferentes. El de Juan, que es siempre el que condena, porque se
advierte por el texto de Judas, una polémica con la tradición juanina.
Ahí a diferencia de los pasajes paralelos se dice que el que en Betania
protestó fue Judas, y fue el que dijo, “ese gasto tan grande podía
haberse guardado y habérselo dado a los pobres”, y el relator agrega,
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
esto lo decía Judas: “porque de lo que caía en la bolsa siempre con
algo se quedaba”, la codicia lo domina. Sin embargo, en los otros
textos de Marcos y de Mateo, son en general los Doce los que
protestan, no es Judas, son los otros, la reacción es anónima.
Sobre esto me voy a referir después un poco para tratar de
encontrar otros rostros de la figura de Judas frente a la de los textos
canónicos. Pero ¿cuáles son los elementos básicos de este evangelio?
En primer lugar les diría que es legítimo hablar de evangelio.
Es legítimo hablar de evangelio porque lo que se retoma en el
Evangelio de Felipe, en el Evangelio de Tomás, en este
Evangelio de Judas, en el Evangelio de la Verdad, y en todo el
grupo de evangelios directos, es la idea de que se trata del
Anuncio, la Buena Nueva de Jesús, o en relación de Jesús, y que
aporta la alegría, la satisfacción en aquéllos que la reciben. Ésta
es la etimología misma de “Evangelion” (Єύαγγέλιον) y de
“evangelízomai” (Єύαγγελίξωµαι). Sólo que hay, sobre todo, un
rasgo importantísimo que en que difieren, y que por eso resultan
tan extraños, que desde Marcos en adelante, como les decía al
comienzo, las palabras de Jesús, los dichos de Jesús, “dichos”,
no “sentencias”, las palabras que Él mismo dijo y que se ven
clarísimas en el Documento Q, en la fuente que como hipótesis
se puede deducir de la comparación de muchos dichos de Lucas
y de Mateo, esas palabras están interpretadas, se les da sentido
en los relatos biográficos. Eso lo ha hecho fundamentalmente
Marcos, y en relación con Marcos, Mateo y Lucas han
avanzado, eso se ve en la redacción de los textos, en algunas
variaciones, han recibido otras noticias, mientras que en los
Evangelios gnósticos, como el gnóstico rechaza el cosmos como
ilusión, la textura de interpretación la constituye la concepción
gnóstica; directamente, el mito, el relato gnóstico. Ésa es la
diferencia notabilísima, no es biografía lo que amalgama, sino
que es la concepción de los hechos. Y así las palabras del Señor
toman sentido. Eso es evidentísimo en el Evangelio de Tomás,
el más antiguo, por la cronología entre los evangelios gnósticos
y que es por la construcción casi paralela al texto de Mateo más
que al de Marcos, un texto que se ha conformado paralelamente
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
Francisco García Bazán, pp. 17-51
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en varios aspectos, eso es notable. Hay, pues, un concepto de
evangelio que le es propio a los documentos y la corriente
gnóstica.
El segundo tema en relación con esto que vamos diciendo y que
se ve en El Evangelio de Judas y que está en el Evangelio de Tomás y
en todos los demás al comienzo, o en otro sector del texto, que se trata
siempre de palabras secretas, reservadas, porque son ocultas. Así
comienza El evangelio de Judas, la conversación secreta con una
palabrita en griego y con otra palabrita en copto, plógos ethep. Ésa es
la palabrita clave ethep “secreto”, en griego “apókriphon”. Y de este
modo comienza también el Evangelio de Tomás, “Las palabras
secretas” (saģe ethep).
Las palabras secretas, “la conversación secreta de la revelación
que Jesús mantuvo con Judas Iscariote durante ocho días, culminando
los anteriores tres días -yo traduzco así porque pienso que puede ir al
texto copto el lector, y siempre que puedo lo hago así en castellano- los
anteriores tres días a la celebración de Pascua”. Son ocho días, ocho
días no son una semana, ocho días son los siete de la semana y el
octavo que tiene que ver, no con las siete esferas planetarias, sino con
la esfera de las estrellas fijas que es intermediaria desde el punto de
vista psíquico entre lo espiritual y lo anímico o carnal. Ésta es una
constante terminológica que la vemos también en el Evangelio de Juan
cuando el Resucitado se aparece a los apóstoles ocho días después,
una interpretación que he sostenido en estas mismas reuniones de La
Armonía, y que está en otros textos antiguos, etc.
El otro tema muy llamativo, es que enseguida lo que viene en el
texto es un rechazo irónico de Jesús a los dos sacramentos que nosotros
los cristianos tenemos como básicos: la Eucaristía y el Bautismo.
Cuando celebran una “Acción de Gracias”, que todavía tiene la
expresión antigua, los Doce, Jesús se sonríe porque de hecho, ellos
creen que lo están adorando a Él y al Padre y están adorando al Dios
Creador, al Dios de este mundo.
El otro tema que tiene que ver con el Bautismo, y también con
su rechazo, es común en varios de los textos de Nag Hammadi, pero
tiene que ver con aquello que un poco el cristianismo ha ido olvidando,
30
Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
los diferentes tipos de bautismo de los orígenes: el bautismo de agua,
el bautismo de fuego, el bautismo de espíritu, y que se ha reducido al
de agua. Ésa es otra crítica, y les digo que aparece continuamente en
estos textos antiguos. ¿Y eso por qué? Es otra pregunta que uno
enseguida se da cuenta que debe hacerse y sobre lo que ahora los
estudios de l’Ecóle Biblique de Jerusalén están avanzando.
Porque si tomamos el texto de Juan, es cierto, que Juan el
Bautista bautiza y que Jesús acepta ser bautizado, pero es cierto
también que Jesús es bautista, Jesús y los discípulos también bautizan.
Y ahí viene una distinción sutil que hay que hacer.
El Bautismo como sacramento, como rito de iniciación, no es
estrictamente el rito de ingreso en la religión judía, que es la
circuncisión, no, el bautismo es un rito de perfeccionamiento dentro
del judaísmo, lo que es habitual en esa época. Cuando se forman las
diferentes hebura-hebarim, las diferentes cofradías, el comienzo del
perfeccionamiento religioso buscado viene por un rito, y en este caso
es un rito bautismal. Todo eso está, yo les diría, subyacente en El
evangelio de Judas.
Pero después viene la parte que resulta, más ininteligible para
quien no está familiarizado con este tipo de textos, que es cuando para
distinguir entre los Doce y el que después se va a proclamar como el
Trece, que es Judas, hace la pregunta clave Jesús, “¿Quién me puede
decir de dónde vengo, y cuál es mi Padre?”. Según el pasaje los Doce
se entusiasman, y todos dicen: “Nosotros somos capaces”, pero no se
ponen de pie. Judas, sin embargo, sí, se pone de pie y no lo mira al
Maestro. Entonces, Jesús le dice: “Mírame a la cara”. Entonces es ahí
donde le dice, “yo sé de dónde vienes, vienes de Barbeló y el nombre
de tu padre es impronunciable”.
Esto permite descubrir que este texto -en lo que se refiere a
hablar de “evangelio” en sentido gnóstico como les decía, poniendo
como trama de las palabras la concepción gnóstica- es un texto que
pertenece a la corriente bárbelognóstica. Cuando se dice Barbeló, que
aparece por ejemplo, en el Apócrifo de Juan, que aparece en textos de
los más profundos, se está diciendo en un mal siríaco, porque es una
mezcla de hebreo con arameo y siríaco, se está diciendo “be arbá
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
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elohá.”, ahí tienen una palabrita que les es familiar elohá: *-‘el-, que
significa “dios”; be es: en; arbá: cuatro. “Dios en cuatro letras”, se les
está hablando del Tetragramaton que justamente encierra el Nombre
de Dios, que es inefable. El evangelio de Judas pertenece directamente
a la concepción setiana. Después se ve enseguida, habla de la creación
del hombre, de la creación del mundo, de los personajes, y enseguida
se ve que el texto que hilvana el conjunto y que está debajo, es un texto
barbelognóstico-setiano. Directamente en relación con esto he hecho
la hipótesis de que se trata de El Libro Sagrado del Gran Espíritu
Invisible que entre los egipcios se conoce como el Evangelio de los
egipcios, ése es el otro tema interesantísimo en el nuevo texto.
Y finalmente les diría que en todo esto está encerrada la polémica, la polémica permanente con los Doce, y el hecho de que tanto
el culto, como la doctrina, como la misma ética que practican, se mueven en un nivel inferior y que el mismo Jesús lo rechaza. Por eso, en
oportunidades les habla a los Doce, en otros momentos se retira y le
habla exclusivamente a Judas dándole propiamente lo que podemos
llamar la doctrina gnóstica. Hay incluso un dato interesantísimo, que
ambos, los miembros que forman la comunidad de los Doce y Judas
por otro lado sueñan, tienen el mismo sueño, pero la interpretación del
sueño es diferente. Quiere decir, que incluso con las imágenes oníricas,
el tema de la interpretación es el que predomina, y esto tanto sea en estado de vigilia como en estado de sueños. Yo a través de esto hago la
deducción de que a Karl Gustav Jung, le interesaban mucho los gnósticos y los sueños etc., pero no sabía como soñaban los gnósticos, que
es todavía más interesante, siempre sobre la base de la interpretación.
Porque fíjense. ¿Qué dice El evangelio de Juan? Para que vean
la diferencia: “Conservad mis Palabras porque por ellas tendréis la
Vida Eterna” ¿Qué dice el gnóstico? “El que interprete mis Palabras
tendrá la Vida Eterna”. Y el que trae las Palabras es el intérprete por
excelencia, que por eso se le llama Jesús el Viviente, no es el que da
la vida, es el que transmite las palabras de vida, que interpretadas
correctamente otorgan la vida.
Por eso, la teología del martirio carece de sentido entre los
gnósticos, mientras que, justamente a partir de Justino Mártir, tiene
una importancia de primer grado, porque él mismo lo dice: “cuando yo
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
vi la forma cómo reaccionaban los cristianos convertidos en Judea en
la revuelta de Bar Kokeba, que él como judíos los quería llevar a la
guerra, pero que ellos se negaban porque no lo reconocían como
Mesías, y soportaban el martirio como seguidores de Cristo”. Y dice:
“Esta valentía, este esfuerzo, este reconocimiento del martirio, es lo
que me llevó a mí a la conversión como cristiano”. Y eso lo dice en
Roma, cuando lo ha llamado el Papa Higinio, el Obispo Higinio que
también era filósofo, lo que explica algunas puntos oscuros posteriores
de la misma historia de la Iglesia.
Y finalmente les quiero hacer referencia, después de todo esto,
al final del texto, que es el que marca, justamente, la gran diferencia,
con los Evangelios canónicos y su tradición, que es lo que tiene que ver
con la entrega de Jesús.
Creo que hay que corregir definitivamente la palabra traición.
En primer lugar porque salvo un texto no está en los textos
evangélicos. Todos los textos y las buenas traducciones así lo
reconocen, traducen el verbo “paradídomi”, (παραδίδωµι) que es el
que se utiliza, entregar, como entrega, “Judas es el entregador”, no es
el traidor. El Evangelio de Lucas cuando se refiere a los Doce, o sea,
y fuera de contexto, cuando actúa como relator, al enumerar a los doce
directamente, termina con Judas Iscariote y él sí dice, “prodotes”
(προδότης), el traidor, y después es lo que toman los heresiólogos
directamente, pero esa palabra traidor no existe en los textos
canónicos.
Vean ustedes, entonces, en relación con eso lo que dice el final
del Evangelio: “Murmuraban sus Sumos Sacerdotes” -la palabra es
“arkhiereús” (άρχιερεύς)- porque había entrado en al sala de huéspedes
para su oración”. -Jesús había ido a la sala “katályma”, es la misma
expresión que utilizan los Evangelios canónicos, a la sala de huéspedes
“y había ido para la oración”. Pero ésa la ven cuando va a ir, que ya
está próxima la celebración de la Pascua, va a Jerusalén y alguien, que
no se nombra, presta la casa, le dice: “Vayan, que me preparé”.
Posiblemente sea la casa de José de Arimatea. Eso explica también
una serie de leyendas posteriores, va ahí y va a orar-. “Algunos
escribas, no obstante, estaban allí vigilando con atención, para
arrestarle durante la oración, porque estaban asustados del pueblo,
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
Francisco García Bazán, pp. 17-51
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pues era considerado por todos como un Profeta. Y se aproximaron a
Judas y le dijeron: ¿Qué estás haciendo aquí? Tú eres discípulo de
Jesús”. Pero le respondió Judas, como deseaban, recibió por el
contrario algo de dinero y se los entregó, “paradídomi” (παραδίδωµι)”.
Frente a toda la parafernalia que tenemos en los textos canónicos, el
huerto y el beso, ven ustedes la forma sencilla como este Evangelio
refiere la entrega.
Qué nos hace suponer esto si lo comparamos, enseguida con el
texto que evidentemente es el que ha llevado la línea de fuerza de la
condena de Judas, que es el Evangelio de Juan, porque ahí es donde
están los detalles, porque ahí es donde está la geografía y ahí es donde
está el tiempo. Yo les diría que algunas cosas muy interesantes.
Les digo, vean ustedes el capítulo 6 de Juan, los versículos 60 y
siguientes, en donde a diferencia de otros textos evangélicos, Pedro
hace también su proclamación de fe. Cuando a Jesús le dicen algunos
de los discípulos: “¡Qué duras son las palabras que dices!” y después
de esto lo abandonan unos cuantos. Pedro ante la pregunta de Él: “¿Y
ustedes también me van a abandonar?”. Pedro dice: “No, no te vamos
a abandonar porque Tú tienes palabras de Vida Eterna”. Entonces,
Jesús les dice: “Sin embargo yo a ustedes los he elegido, los conozco
bien, uno de ustedes me va a entregar”. Y el relator, siempre, ya no es
el texto de las palabras, dice: “Se refería a Judas, porque lo iba a
entregar”. Pero en ese mismo texto es donde hay una referencia a
Judas, porque dice: “uno de ustedes es un diablo”, ahí está, y dice el
texto: “se refería a Judas porque lo iba a entregar”, no está la palabra
entregar. No, “es un diablo, uno de ustedes es un diablo”.
Hay que ver la interpretación que hace el relator de diablo, y lo
que conocemos ahora por los cainitas. ¿Un diablo qué es? Incapaz de
oponerse a Jesús, pero sí de tentarlo, es una potencia cósmica, eso es
un diablo. Y así lo ha sostenido a todo lo largo El evangelio de Judas.
O sea, que ahí, que Pedro aparezca como portavoz de los Doce, como
lo suele hacer, y el tema, por otra parte, de la misma antipatía que se
expone en El evangelio de Judas contra los Doce y Pedro como su portavoz, está marcando por dónde van las líneas de redacción de ese texto.
Después sigue el otro texto que hemos visto al que me referí, el
que tiene que ver con la unción de Betania. En la unción de Betania,
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
más o menos todos los textos son ajenos a la polémica individualizada,
en Juan, sin embargo se individualiza a Judas y directamente porque
es el que tiene la bolsa y porque es codicioso, como se ha dicho
previamente.
¿Qué nos marca esto? Para ver ya algo más sobre la antigüedad
del texto y adónde estamos. Nos marca en primer lugar que tenemos
que recordar cómo se ha formado el Evangelio de Juan. El Evangelio
de Juan es el único texto en el cual tenemos una cantidad de palabras
y de pasajes que son claramente gnósticos, el odio del mundo, el “no
me habéis conocido”, la persecución del mundo, como supone el Padre
Raymond Brown, el mejor conocedor de Juan. ¿A qué se debe esto?
Se debe a que sencillamente la primera comunidad juanina ha
sido mixta, ha sido de juaninos propiamente dichos y de gnósticos,
que la presencia doctrinal de los gnósticos aquí, ha sido de tal relieve
que ni siquiera el redactor en el año 90, se ha sentido con capacidad de
sacar estas fórmulas, o sea, que estos textos están esmaltado de frases
sueltas que pertenecen a la concepción gnóstica. Pero después, cuando
pasamos al aspecto ya propiamente polémico que surge cuando se ha
separado el grupo gnóstico de la comunidad que va a quedar como
juanina, en la Primera y en la Segunda Carta de Juan se ve,
propiamente cómo ha existido esa polémica y el dolor tremendo que
han sentido los juaninos por la separación de éstos que se han alejado
de ellos y que son los gnósticos. Ésta es una tesis que me parece muy
bien trabajada por R. Brown por una parte, y que un investigador
protestante como Gerald Theissen ha formulado asimismo.
¿Qué podemos decir, entonces, respecto de todo esto? Que la
imagen de Judas sobre la base del texto que tenemos ahora directo, y
sobre esta polémica interna que se puede presumir, toma características
que no son las que nos han llegado a ser habituales a través de los
textos canónicos, que han sido al mismo tiempo ratificadas por textos
apócrifos que son posteriores, y que se permite, yo les diría, hasta
hacer una ficha diferente de Judas Iscariote y que el eje está en esto que
también se ha perdido de vista que es la idea fuerte del concepto de los
Doce, la transformación de los Doce, una concepción propiamente del
mismo Jesús de Nazareth. Eso se advierte, porque Él va a rescatar al
pueblo de Israel a través de las doce tribus, va a conseguir la
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
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reintegración, pero en esa reintegración sobre la base de los Doce, ha
habido evidentemente una fragmentación, y esa fragmentación ha
tenido mucho que ver con el liderazgo de Pedro, por un lado y el
liderazgo del mismo Judas por otro.
Eso se advierte también, yo les diría, por los textos contradictorios que aparecen con posterioridad a la entrega, al hecho de la entrega
que ahora lo vemos de dos formas diferentes.
Cuando Judas advierte que Jesús ha sido llevado a la muerte,
que ha sido condenado y ajusticiado, se arrepiente, pero enseguida el
texto agrega: “como en realidad no se arrepintió a fondo se ahorcó”.
Y las consecuencias del ahorcamiento también difieren en la corriente
canónica, para un texto muere al ahorcarse, para el otro se cae del árbol
y se mata, para otros, Papías, por ejemplo, acota, “ni siquiera se mató,
siguió viviendo durante un tiempo largo sólo que con el cuerpo
podrido y una cabeza enorme que era más grande que una carreta”,
etc., etc. Estamos, ya, con un contemporáneo de Policarpo, el maestro
de Ireneo de Lyon, así van los textos antiguos sumándose unos a otros.
¿Qué se puede deducir de todo esto? Ahora sí al finalizar, aunque
parezca un poco escandaloso.
La primera deducción que creemos que se puede hacer es que
Judas Iscariote, el varón, (iś) de Keriot, con el mismo nombre del
padre, Simón Is- Kariot, es el único judío que forma parte del grupo
de los Doce, un judío de Judea, los restantes son galileos; segundo,
que este judío, por las referencias que se leen en textos apócrifos
posteriores y demás datos, tenía una buena posición social y una buena
relación con las autoridades religiosas de Jerusalén; tercero, que sus
capacidades prácticas eran bastante importantes, porque en una
pequeña comunidad itinerante que tiene que sostenerse con lo poco
que consigue, el tesorero y el administrador, es cumple una función
que es muy importante dentro del grupo, y que posiblemente la visión
de Jesús en relación con el rescate del pueblo de Israel era diferente de
la visión pragmática de Judas. Judas aparece más como un negociador,
y negociador incluso con las autoridades religiosas judías, mientras
que Jesús le advierte constantemente que ésa no es su misión. Por eso
constantemente Jesús sabe quién puede abrirse del grupo, que
posiblemente el arreglo con las autoridades no fue una traición por
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
medio de una venta, fue posiblemente un arreglo para mantener a Jesús
durante el período de la Pascua apartado y evitar dos cosas, primero su
posible muerte, y segundo, la revuelta popular, esto es una constante
política frente a los romanos que se mantiene durante toda la época: el
conflicto entre autoridades religiosas -los líderes religiosos diversosy el procurar tener apaciguadas a las autoridades romanas.
Y lo más llamativo, posiblemente el tema de la entrega y del
dinero, no haya tenido que ver con una venta, y que sí, haya tenido
que ver con un arreglo que incluía un pequeño beneficio económico a
favor del grupo que favorecería al grupo después de la liberación de
Jesús y no de la muerte. Por eso Judas es el primero que se horroriza
y consterna cuando es informado del ajusticiamiento de Jesús.
Éstas son algunas de las ideas que al tener un piso para pensar
y para confrontar, un nuevo documento con su versión inédita de los
hechos, se pueden deducir de la lectura de este evangelio.
Les digo también que los días 27 y 28 de octubre, tendremos el
Primer Congreso de carácter Internacional sobre el tema de El evangelio de Judas. Esto se va a realizar con el apoyo del CNRS y de la
Sorbona en París, los días que les he dicho. Y estamos ahí prácticamente, salvo algunas personas que conocen el tema del gnosticismo,
pero no tanto este evangelio, estamos ahí invitados a participar todos
los que tenemos que trabajar en el tema. Esto lo aclaro para que se vea
otro nivel del asunto. Porque ha resultado lo siguiente, que el conocimiento público de este documento, lamentablemente, apareció como
un escándalo, es cierto, la estrategia de marketing que utilizaron los
medios, motivó que se pudiera ver como un escándalo, pero a ello subyacía una realidad científica que debiera haberse advertido.
De todas las declaraciones públicas que he leído, salvo la del P.
Raniero Cantalamessa, que es un hombre dedicado a la Patrística, las
respuestas al problema generalmente fueron ligeras, rápidas y no
tenían nada que ver con el contexto. Creo que en Italia quien salió un
poco al frente de la cuestión y dijo algunas cosas coherentes fue Mauro
Pesce, que va estar, también, en la reunión de París, pero, en general,
me dijeron, yo estuve el mes pasado en Santiago de Chile con el
secretario del Comité Científico de Ciencias Históricas del Vaticano,
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
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y en general no se han hecho avances, en Italia, y eso me dijeron en
relación con el mismo Vaticano. Y esto obedece, también, a otras
razones, las razones son y lo vimos ya con El Código Da Vinci que en
lugar de responder como se debiera, se respondió directamente con
alarmas, con condenas, se ha perdido el manejo de la situación desde
hace más de treinta años. Por qué sucede esto. Me lo decía el P. Orbe,
todavía durante el último Seminario que dio en latín, al que pude
asistir, nos decía a sus alumnos, “ahora ya con esto de que no hay que
estudiar griego, de que no hay que estudiar latín, ¡qué se va estudiar
copto!”. Y entonces, aparecen desde diferentes lugares este tipo de
contaminaciones intelectuales y de conflictos, y se encuentran de
buenas a primeras estas dificultades y los conflictos una idea de la
jerarquía que es equivocada -como si la jerarquía diera saber- la
jerarquía da otro tipo de cosas, pero no saber específico, y a esto se
agrega el latiguillo repetido de que los laicos son tan importantes en la
vida de la Iglesia, pero apenas se los llama a colaborar en nada, en
general. Resultan de esta manera estas confusiones generales para todo
el mundo cristiano, aunque en estos temas de los primeros cristianos
están mucho más avanzadas las confesiones protestantes.
Porque en un tiempo la Iglesia Católica trabajó muy bien en
Lovaina, se trabajaba en el mismo Instituto Bíblico, pero después se
fue dejando, salvo la Universidad de Laval en Québec -estuve yo con
ellos hace tres años-, y salvo en esa Universidad Católica todo esto se
ha dejado un poco en el aire, y se pagan las consecuencias.
Esto es lo que no quería dejar de exponer ante ustedes.
Para introducirse en la temática aconsejo dos obras en las que
podrán consultar una mayor bibliografía:
El evangelio de Judas. Edición y comentario de F. García Bazán,
Editorial Trotta, Madrid, 2006 y F. García Bazán, Judas. Evangelio y
biografía, Editorial Sigamos Enamoradas, Buenos Aires, 2007.
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
DIÁLOGO
- Dra. Archideo: Quería preguntarle qué dijo la Congregación de la Fe la
última vez que trató ese tema, si lo trató.
- Dr. García Bazán: Yo creo que no. Lo que está tratando ahora la
Comisión Internacional de Teología, es el tema del Limbo, en eso sí estoy
al tanto, incluso mandé a través del Padre Farina, que somos amigos, le
mandé un artículo que escribí explicando la importancia que tuvo este
asunto en los orígenes cristianos, que parece que también se olvidaron un
poco. Pero fíjese, Lila, la diferencia entre lo que dice el periodismo y la
realidad. Se está analizando un borrador, el periodismo dice, “se cerró el
Limbo”.
- Dra. Archideo: Pero el tema del Limbo lo está tratando la Comisión
Teológica Internacional que no es lo mismo que la Congregación de la
Fe. Mi pregunta es sobre la Congregación de la Fe.
- Dr. García Bazán: No, no, hasta ahora no ha dicho nada.
- Dra. Archideo: De todos modos a nosotros nos corresponde como
cristianos creer y seguir con el pensamiento que tuvimos hasta ahora. Y
lo que está haciendo usted le corresponde al investigador.
- Dr. García Bazán: Exacto. Exacto. Y es interesantísimo, yo les diría,
leer las homilías de los miércoles de Benedicto XVI, que las últimas han
tenido que ver con los Doce Apóstoles. Y por ejemplo, con el caso del
Apóstol Tomás, lo dice con toda claridad, hace muy bien el análisis, la
interpretación de Tomás, a través del tema de la “pístis” (πίστις), de la fe,
pero cuando va a concluir, dice la homilía: “hay también dos escritos
apócrifos” –la expresión no es muy precisa-, los Hechos de Tomás y el
Evangelio de Tomás, en realidad los asesores tendrían que haber hecho
distinguir, hay un escrito apócrifo y hay un escrito gnóstico - porque no
es lo mismo-, atribuidos a Tomás que desde luego tienen su interés, no hay
que dejarlos de lado, en relación con las investigaciones del cristianismo
primitivo. Ésa es la posición.
- Dra. Archideo: Esa visión del mundo gnóstica, de alguna manera la
suya. ¿A qué lo lleva frente a esto?
- Dr. García Bazán: A tratar de distinguir esos dos niveles de los que hablé
al comienzo, ése es el esfuerzo mío. O sea, el mostrar esto. ¿Cómo es
posible vivir el Catolicismo en la forma en que se puede vivir
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
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históricamente, que es adhiriendo a los ritos, a la doctrina, a la ética
cristiana, pero sin olvidar que hay un nivel subyacente que se debe
conocer, que incluso en algunos aspectos puede enriquecer el otro?
Les quiero contar una pequeña anécdota que el otro día me dejó
realmente contento, satisfecho. Yo terminaba de dar un curso en el que se
puede considerar el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en el
Malba. Literatura. Me siguen muchos alumnos ahí y vi que el texto del
domingo pasado que se leyó en la Misa, en relación con el divorcio y en
relación por otra parte con los niños, era algo que daba para más y lo
comparé con Lucas y con Mateo, pero el texto más antiguo, por la
exégesis desarrollada, probablemente, sea el dicho veintidós del
Evangelio de Tomás. Y dije, lo voy a aprovechar ya que eso tiene que ver
con lo que estoy dando en el curso, para que lo vean en concreto. Y digo:
“Vean ustedes aquí para rastrear la antigüedad de los textos, y cómo se van
conformando” –lo leo entonces- pero, antes dije: “A ver -yo llevaba la
hojita de las lecturas del domingo-, ¿recuerdan ustedes lo que se leyó este
domingo, fueron algunos de ustedes a Misa, tienen la hojita?”, se sintieron
como avergonzados, nadie había ido a Misa, gente que tiene interés
religioso, y que muchos de ellos habrán ido a Misa en algún momento. Y
me di cuenta por la cara cómo me miraban que alguno de estos va a ir a
Misa ahora, porque habrán dicho, ¿Cómo este hombre que es tan crítico,
y que al mismo tiempo enseña todo esto, sin embargo es católico
practicante?”.
Para mí fue una lección como diciéndome, “No, no, hay que estar
ahí y aquí, y pueden convivir las dos cosas”.
- Dra. Archideo: Pueden convivir el investigador y...
- Dr. García Bazán: Claro, pero la idea es que la investigación no nos
aparta de lo vivo que es la tradición que estamos sosteniendo, porque uno
no puede vivir en el aire. Aparte lo dice el mismo Benedicto XVI, el otro
día cuando habló del Jesús de la historia y del Jesús de la Fe, que son
inseparables, el Jesús de la Historia da algo inmanente si nos quedamos
sólo en él; el Jesús de la fe da una abstracción, y hay que estar en ambas
realidades. Y esto, si no es con la investigación, no lo rescata nadie.
- Dra. Archideo: ¿Alguien quiere preguntar algo más?
- Dr. Beltrán: Lo que me ha dejado pensando de su charla y sobre todo y
muy especialmente la oportuna anécdota que usted contó al final, es
acerca de un asunto que me parece que a los católicos nos está
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
permanentemente provocando un desafío, porque sucede que quizás
nuestra religión sea la única en la cual está por un lado esa vocación
espontánea que el hombre tiene de ir en busca de la verdad, de tratar de
conocer el mundo que lo rodea, su propio ser, en otras palabras, de llevar
adelante el mandato de su racionalidad, y en ese sentido podríamos ubicar
allí a todos los expertos y estudiosos que como usted, están indagando
acerca de fuentes y documentos, el pasado, etc. Pero, el problema, por
decirlo de alguna manera es que los católicos tenemos un Magisterio, que
en la antigüedad existía aquella diferencia entre la “episteme”(έπιστήµη)
y la “doxa” (δόξα), según la cual uno trataba de encontrar la verdad y
buscar en tal sentido una justificación apodíctica, una justificación
necesaria de esa verdad, y en caso de que la encontrásemos, decíamos,
bueno esto es “episteme” (έπιστήµη), esto es ciencia en sentido estricto.
A veces, el asunto sobre el que se hablaba o las dificultades que
presentaba no permitía llegar más allá de una “doxa” (δόξα) u opinión,
pero, tenemos una ortodoxia, es decir, hay opiniones que se pueden
admitir y otras que no, y me parece que para las personas que trabajan en
ámbitos como el que usted nos planteó anoche, el hecho de hablar sobre
el Evangelio de Judas e ir a Misa, implica una especie de tensión.
Yo quería preguntarle justamente si usted en lo personal ha vivido
o ha experimentado esa tensión, o si nos podría hacer alguna reflexión
respecto de eso, porque yo personalmente, a veces, me siento algo
desorientado cuando ciertos intelectuales que trabajan en el campo de las
ciencias bíblicas, parecen sugerir que hay una fe vulgar, hay una
enseñanza de la religión adaptada para el pueblo, y hay, como dirían los
autores de la tradición musulmana, una fe para iniciados.
Averroes, por ejemplo, distinguía tres clases de espíritus y él
hablaba de que estaba la fe destinada al pueblo, la fe destinada a los
teólogos y la fe destinada a los filósofos, a los que seguramente se les
tendría reservado el mayor privilegio.
Recuerdo como anécdota una nota salida en el diario una vez, en
la que un obispo aclaraba la enseñanza de la Iglesia respecto a la
virginidad perpetua de María, debido a un libro que había sido publicado
con argumentos de carácter supuestamente científico ponía en duda ese
dogma, y en una sala de profesores yo hice el comentario que me parecía
muy bien ese artículo, y uno de los presentes que era profesor, no sé, de
Antiguo Testamento, pongámosle, decía: “Bueno a mí me parece mentira
que todavía se siga creyendo en la virginidad perpetua de María”.
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
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Entonces, esa dualidad que uno percibe, donde la Iglesia por una
parte enseña una cosa, y donde después algunos de sus ministros o de sus
docentes, parecen entender que hay que enseñar otra, me parece que es
algo un poco traumático. Tal vez usted nos pueda decir algunas palabras
sobre esto que a mí me pasa, y que me vino sugerido por lo que nos
ofreció anoche.
- Dr. García Bazán: Le agradezco mucho la pregunta, porque por otra
parte va al núcleo de la cuestión, sobre todo a la cuestión del mismo título
de mi ponencia, en la cual el tema de la perspectiva de una visión personal
ha influido en mis investigaciones.
Lo primero que le diría es esto, que el planteo que usted me hace
con la pregunta, pero, está lo esencial de la pregunta, el planteo sin
embargo me parece que es un planteo moderno y mis investigaciones
tienen que ver justamente con aquellos tiempos del cristianismo, en el
cual esto que usted ha dado por sentado con tanta claridad no tenía esa
precisión, el tema de la ortodoxia.
O sea, hay yo le diría, ciento cuarenta años, cuando se fija primero
la idea de herejía, y después la de ortodoxia, hay ciento cuarenta años en
los cuales todo eso se ha ido conformando gradualmente y no tiene esa
precisión de nociones separadas.
Le iría por partes. En primer lugar, de acuerdo con el texto más
antiguo que trata esta temática, que es la Primera Carta de Clemente,
redactada por el secretario, porque se ve que era el que sabía escribir, el
secretario del Colegio presbiterial de Roma, Clemente, que después ha
llegado a ser obispo -porque el primer manejo que tenemos en la
ordenación romana, ha sido presbiterial y ha sido colegial-. Después,
recién en los años que van del 138 al 142 con el Obispo Higinio queda
establecido lo que podemos llamar un gobierno episcopal de carácter
monárquico.
En la Carta de Clemente a los Corintios en donde se observa que
ha habido una dificultad, justamente, entre las autoridades religiosas, y
sobre todo entre las que ejercen el ministerio y el ministerio de la liturgia,
la temática conflictiva más que con la ortodoxia, que no existe, entonces,
tiene que ver con la “ortopraxia”, eso sí que es importante. ¿A quién le
corresponde ejercer el culto y de acuerdo con qué normas? Y ahí aparece,
incluso, la palabra “canon”, la norma objetiva que permita que no haya
transgresiones, ése es el problema a fines del siglo I, ése es el problema
fundamental. ¿Cómo seguimos y celebramos realmente, los ritos que nos
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
pertenecen comunitariamente? Y que ya, vemos también en la “Didakhé”
(διδαχή), que es más o menos contemporánea, un poco anterior quizás, ya
vemos que hay dos ritos establecidos, y con ciertas prescripciones para su
cumplimiento, y que son el bautismo y la eucaristía. Ése es el problema
que surge de los testimonios por esos tiempos.
Cuando un poco después, el Obispo mártir, Ignacio de Antioquía,
habla de ortodoxia, la define como una “hierba extraña”, no se refiere a
opiniones (dóxai), sino como a algo que viene de afuera de nosotros y
puede envenenar la doctrina, y él ya está convencido de algo que hay otros
que niegan, que la doctrina tiene que ver con la convicción, hacia una
interpretación determinada del martirio que “de la muerte da la vida”,
mientras que hay otros que dicen eso es falso, “si la vida es vida, y no
muere es un absurdo pensar que de la muerte venga la vida. La vida está
oculta, se descubre, está en nosotros, aparece y nunca muere”. Es el
núcleo de la enseñanza docética. O sea, que ya en los comienzos de la
disputa sobre heterodoxia-ortodoxia el tema de los gnósticos en relación
con los “docetas” está claramente presente. Miren que siempre estoy
hablando de fines del siglo I. Pero inmediatamente usted se da cuenta
también, de que cuando un punto de vista predomina cambia el panorama
del equilibrio. El texto del que le hablé antes, la “Didakhé” (διδαχή) que
nos habla también estos hechos religiosos tan arcaicos, lo muestra en el
título con que aparece en los manuscritos, que ya da la interpretación
fortalecida del contenido del texto porque es la “Didakhé” (διδαχή), “La
doctrina”, pero ahora más explícitamente, La doctrina de los Doce
Apóstoles. Esto es una novedad posterior y que la proporciona el título.
Lo que les voy explicando son las vicisitudes. Sí es cierto y usted
avanza en ello, es en Roma en donde se da la primera madurez de este
punto de vista que yo le llamaría “protocatólico”, pero vemos que
mientras que esto se da en Roma, la Iglesia de Alejandría un siglo
después, todavía sigue con el gobierno colegial, y todavía siguen los
cristianos de Alejandría manejándose con ideas que no son la forma como
las maneja la Iglesia de Roma, que ha llegado a una madurez mucho más
rápidamente.
Más todavía, cuando esta Iglesia que se conforma de determinada
manera, pretende influir en otras iglesias, la resistencia de los obispos
también es notable. Al punto de que hay un tema central, que conocemos
más históricamente, que es la fecha de la celebración de la Pascua, en el
cual la problemática se ofrece al revés, son los orientales los que quieren
influir en la Iglesia de Roma. Los obispos romanos ya tienen una idea
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
Francisco García Bazán, pp. 17-51
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clara de por dónde van, y cuando incluso, el mismo Policarpo que viene
de Esmirna con la idea de la celebración de la Pascua el catorce de abril
se le da a su persona todo el respeto que merece el anciano maestro y
Obispo de Esmirna y se le da el primer lugar en la celebración de la
liturgia, pero no se quiere hablar con él del tema de la Pascua y Aniceto
(155-166) se mantiene firme en la tradición romana. Sin embargo, cuando
cincuenta años después la Iglesia de Roma se ha hecho fuerte, quiere
influir con la fecha que es la que nosotros seguimos, en el tema de la
Pascua en las otras iglesias.
Si esto acaece en la primera mitad del siglo II y fines del siglo I
¿qué sucedía en la Iglesia en los años anteriores? Ahí usted tiene para manejarse una lectura, para manejarse e investigar necesariamente, canónica,
de las Cartas de Pablo que son los testimonios más antiguos, de cómo se
han constituido los Evangelios dentro de la idea habitual que tenemos de
lo que es el texto evangélico con los relatos, por un parte, y con las palabras del Señor por otra, pero tenemos también, como investigadores, toda
la masa de documentación extracanónica e histórica que es cronológicamente de la misma época, para ver cómo han sido los orígenes cristianos
y para ver, por ejemplo, que la corriente más estrecha en relación con el
mismo Jesús, como ha sido la de los cristianos judaizantes, los estrictamente llamados judeocristianos, han tenido una vigencia, que después ha
desaparecido, aunque han mantenido la tradición primera en toda la Iglesia de Palestina. Y por supuesto, próximamente también la parte de Siria
en que van algunos cristianos judíos que hablan en arameo, etc., etc. Y
vemos que en la época de Justino estos cristianos, prácticamente, han sido
dejados a un costado y que han ido desapareciendo, por más que Jerónimo
tome los textos que han utilizado para usar el texto original hebreo, para
hacer la traducción de la Biblia al latín. Pero en medio de ellos aparece
constantemente otra corriente, que es la corriente de los gnósticos. Eso se
ve por los textos de Pablo, y eso se ve también, ahora por textos directos
nuevos que hablan acerca de esta temática gnóstica.
¿Cuál es el problema que se plantea al investigador? ¿Qué él va a
decir que su palabra es la palabra del Magisterio? Eso me parece que es
un disparate. Así y todo, las tendencias modernas, en el fondo a las que
usted se ha referido, es ésa la tesis que presentan. Muchos católicos,
llamémoslos disidentes, llamémoslos cismáticos, lo que están diciendo
es que la palabra de su investigación debe ser la palabra de la Iglesia, yo
estoy convencido de que eso no es así, de que el investigador en Filosofía,
en Patrística, en Teología, ofrece sus investigaciones. Que está
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
colaborando en algo, en algo que tiene que ver con la misma Iglesia
primitiva, en la cual la jerarquía no existía, en la cual lo que existía en la
asamblea cristiana eran las funciones, y las funciones inspiradas por el
Espíritu Santo. Por eso Pablo nos habla de los carismas, y por eso
lentamente los carismas van sufriendo una transformación en su
importancia, en su presencia, entre maestros, apóstoles y profetas, el
carisma de profecía, que no solamente sigue teniendo vigencia en alguno
de estos escritos primeros del que les hablé, lentamente va dejando lugar,
va desapareciendo y va desapareciendo en la medida en que aparece otro
hecho- del que ayer se trató- dentro de la Iglesia que es el de la
predicación itinerante en relación con los grupos sedentarios que se
fortalecen, eso se ve muy bien también, en la “Didakhé” (διδαχή), en este
documento están ambos aspectos.
La profecía tenía una importancia de primera. ¿Pero qué vamos a
hacer con la profecía dentro de grupos instituidos, qué vamos a hacer con
eso? Una respuesta clarísima la da la primera tentativa que vemos de
establecimiento institucional, que es el Evangelio de Mateo. Y en el
Evangelio de Mateo usted encuentra una respuesta que está ahí y no está
en los otros textos evangélicos. Yo ayer hablé, acuérdese, en Juan, de la
proclamación de fe de Pedro, allí aparece Pedro como portavoz de los
Doce. Pero, en Mateo, en su proclamación de fe aparece algo más, en el
único texto, que ha tenido sí después una proyección permanente. El
hecho de que reconozca a Jesús como el Mesías divino, cuando dice: “Tú
eres el Hijo de Dios”, que reconozca Jesús dos cosas, primero, que aquello
no se le ha dictado la carne y sangre, es decir el hombre terreno, que ha
sido una inspiración que le viene de lo Alto; y lo segundo el cambio del
nombre: Cefas, Pedro- piedra, “y sobre ella edificaré mi Iglesia...”, esto
es una singularidad, es un texto exclusivo de Mateo, de una comunidad
sedentaria que ya está buscando, incluso, la jerarquización interna. Y que
al mismo tiempo ha cambiado algo, porque eso está vinculado también al
atar y desatar y a la interpretación en relación con la llave, lo que ha sido
llave de las Escrituras, ahora se transforma en llave del Reino. Eso está
exclusivamente en Mateo, eso no está en Marcos, eso no está en Lucas.
Y si usted recurre, ahora sí, le decía, a un texto también arcaico,
como es el Documento Q, esa hipótesis de texto que está debajo de Lucas
y de Mateo en relación con las palabras del Señor verá que tampoco está.
Y cosa más interesante todavía, si recurre al paralelo
correspondiente en el Evangelio de Tomás, va a encontrar otro detalle
mejor, que la temática de la llave tiene que ver con la temática de la
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
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interpretación del conocimiento. Ahí se ve que, incluso, estos textos
antiguos están polemizando con el texto de Mateo. Es un cúmulo de
informaciones para orientarnos un poco.
Lo que le quiero señalar, entonces, son dos cosas. Una, la eficacia
que ha tenido que una determinada orientación de interpretación
vinculada al Magisterio, sea considerada por la mayoría del pueblo
cristiano y, además, porque la ha seguido la catequesis, como que ésa sea
la manera única de interpretar y eso no lo sostiene así el Magisterio
cristiano, porque están los textos Pontificios permanentes y las Homilías
recientes de Benedicto XVI, en las cuales el esfuerzo de la investigación
es indicada como central.
En lo que no se han metido los estudiosos tanto, pero siempre
estarán a tiempo, es en tratar de desmontar los argumentos de carácter, yo
le diría intelectual, que han ido armando todo este tinglado. Y eso es lo
que yo traté de explicar anoche en relación con la heresiología, son dos
siglos y medio de una tendencia que ha acallado muchas otras inquietudes,
pero las inquietudes están ahí y los documentos también y la mayoría de
los investigadores evitan caer en esta trampa que usted señaló de
confundir los planos.
Los que se mantienen más que en la investigación, en el ámbito, yo
le diría, del activismo, de la transformación de aspectos parciales de la
Iglesia, son los que caen en el campo resbaladizo que los lleva al error. El
investigador aporta elementos, y la Iglesia no niega esos elementos, tampoco los asimila sin haberlos previamente valorado, etc. Pero, un investigador no tiene por qué sentir ninguna inquietud de simultáneamente ser
orientado por la forma que tiene el rito católico, la forma de la doctrina,
la forma de la praxis, el tema de la ética, del servicio de comunidad etc.,
esos han sido problemas todavía anteriores a los de la ortodoxia, no tiene
ningún problema en manejarse en este campo que es complejo, y tener
claridad sobre los niveles de su práctica y de la interpretación.
Ese ejemplo que usted me dio en relación con el pensamiento
islámico, en realidad, lo ha tomado el islamismo de los orígenes mismos
del cristianismo, porque la formación de Mahoma ha sido una formación
judeocristiana, después ha venido su intuición religiosa, etc., y ahí están,
porque están en los orígenes cristianos, la presencia de este doble nivel
porque, yo le diría ahora sí, como lo ha manejado René Guénon en
relación con el islamismo, de lo esotérico y lo exotérico. Si usted toma el
libro del Cuarto Esdras lo va a comprobar con toda claridad, si usted
toma los textos del Qumrán, lo va a ver con toda claridad, y si usted toma
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
los mismos Evangelios va a ver también esta distinción entre aquéllos
que piden una explicación mayor y se las da Jesús, y aquellos otros a los
que se le habla en parábolas, etc. Así que el investigador no tiene por qué
temer ni desorientarse.
El investigador lo que tiene sí, es otra fe activa y concreta que es
ésta. En la medida en que yo aporte elementos, el mismo Magisterio se va
a sentir ilustrado, y en esta flexibilidad va a soplar y va a aparecer aquello
que realmente dicta la doctrina, el culto, la ética, que es el Espíritu Santo,
ésa es la opción última a la que apunta el investigador siendo un creyente.
Por eso, este problema que usted se plantea es una inquietud que yo
tuve cuando era joven, lo dije ayer, primero resolví la primera, la relación
de la fe con la razón que fue más sencillo, y después me quedó ésta, en la
cual investigo hace cuarenta años, con aparición de temáticas que eran
insólitas. El hecho de que hayan aparecido los textos directos del
gnosticismo, el hecho de la Biblioteca de Nag Hammadi, el Evangelio de
Judas frente a esto es un fenómeno menor, lo otro sí que realmente ha
hecho ir reviendo todo el panorama de los orígenes cristianos. Pero, no se
olvide, hay ciento cincuenta años durante los que los cristianos actuaron
así, o decimos que aquello no fue cristianismo, que ahí ya hacemos el
balance de que había cristianos réprobos y elegidos, -viéndolo esto desde
el año ciento cincuenta en adelante-, o que fue una realidad histórica y que
se vivió cristianamente, ahí está el eje del problema.
- Prof. Prosperi: Non so se ho colto tutte le sfumature del discorso. Volevo
comunque fare qualche commento.
Lei diceva che il testo di Matteo sulla confessione di Pietro e il
conferimento delle chiavi è strettamente l’unico a cui possiamo far
riferimento a proposito del primato del Papa.
A me sembra, invece, che il tema di quel discorso, anche se non
proprio nella medesima forma e riferito questa volta al collegio di tutti gli
apostoli, sia intanto ripreso da Giovanni nel racconto della prima
apparizione di Gesù nel cenacolo dopo la resurrezione. Quanto poi
specificamente ad una posizione speciale attribuita a Pietro, mi pare che
questa appaia chiaramente, oltre che nello stesso Giovanni (nel racconto
dell’apparizione sul lago di Tiberiade), un po’ in tutti i vangeli, anche
banalmente nel fatto che in tutti gli elenchi degli apostoli il nome di Pietro
figura sempre per primo. Un aspetto significativo mi pare sia anche il
cambiamento di nome che si accompagna al conferimento di uno
specifico ruolo. La funzione di guida riconosciuta a Pietro dalla comunità
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
Francisco García Bazán, pp. 17-51
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primitiva è poi evidente negli Atti degli Apostoli e in Paolo, in particolare
nella Lettera ai Galati.
Mi pare notevole che Paolo dopo la sua conversione, dopo
l’apparizione sulla via di Damasco, a cui pure si richiama come ad
un’investitura personale diretta da parte di Cristo, senta ad un certo
momento il bisogno di recarsi a Gerusalemme e presentarsi a Pietro. E
ricordo che in un primo momento egli si presentò a Pietro e a Pietro
soltanto, per avere una conferma e un avvallo alla sua predicazione e solo
successivamente con Barnaba si presentò a tutti gli apostoli (in occasione
del cosiddetto Concilio di Gerusalemme). Con Pietro Paolo avrà poi un
vivace scontro ad Antiochia, e mi pare notevole che, mentre aveva
riconosciuto in lui la massima autorità in fatto di fede, non si sia peritato
di rimproverarlo pubblicamente per un episodio in cui questi aveva
manifestato poca coerenza e tutta la sua debolezza umana. E’ un po’ la
nostra situazione che, mentre dobbiamo al Papa sempre obbedienza e
rispetto nel suo ruolo specifico, siamo liberi di dissentire in altre scelte
concrete e anche di stigmatizzarne il comportamento quando dovessimo
ritenere egli si fosse allontanato nella vita o negli atteggiamenti concreti
da quella fedeltà alla Parola che avrebbe dovuto incarnare. Questo è
certamente accaduto molte volte nella storia, si pensi tra i tanti pontefici
ad un Alessandro VI, per quel che riguarda la condotta privata, o alle lotte
sostenute da altri in momenti oscuri della vita della Chiesa per
accaparrarsi la carica, lotte giunte a volte allo spargimento di sangue.
Ritornando alle prerogative di Pietro e all’eredità da questi lasciata
ai suoi successori a capo della chiesa di Roma, come percepita dalla
chiesa dei padri, esistono significative testimonianze storiche. Prima fra
tutte la lettera di Clemente Romano alla comunità di Corinto, per le
fratture prodottesi all’interno di questa; lettera in cui Clemente, tra l’altro,
si scusa per il ritardo con cui compie quello che egli evidentemente
considera un suo preciso dovere; lettera che la chiesa destinataria
custodirà gelosamente e rileggerà frequentemente nelle sue assemblee.
Molto importante è anche la lettera rivolta alla chiesa di Roma da Ignazio
di Antiochia alla vigilia del proprio martirio, dove egli saluta quella chiesa
come colei che presiede tutte le altre nella carità.
Quanto al tema della necessità di un’ autorità che garantisca
l’ortodossia della fede, ricordiamo ancora l’anatema, sempre di Paolo,
contro chiunque (anche egli stesso) predicasse un Cristo “diverso” da
quello inizialmente annunziato.
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Epistemología de las Ciencias. La visión del mundo del investigador
y la incidencia en su trabajo científico
- Dr. García Bazán: Profesor, muchas gracias porque sus matices son
importantísimos para seguir hablando sobre el tema.
Es que justamente, cuando este conjunto de textos al que usted se
ha referido, marcan la preeminencia de Pedro, ya están organizados estos
textos y por eso justamente se va marcando la preeminencia de Pedro.
Hay uno fundamental y que tiene que ver con Lucas y es la luz que guía
con la misma línea siempre: Lucas-Pablo, Pablo-Lucas y por supuesto
aquella que tiene que ver con el texto de la Primera Carta a los Corintios,
en la que se habla sobre “el Evangelio que yo he recibido” y que tiene que
ver ya con una determinación de ese “Evangelio” que ha recibido él, que
tiene que ver siempre con una línea en constitución y que yo le diría ahora
que es Pablo-petrina, Pablo-lucana.
Fíjese que el primer detalle de modificación es proporcionado por
Lucas en donde no solamente se está reconociendo la preeminencia de
Pedro, sino que se la quiere confirmar con un texto que ni Juan ni Marcos
siguen, que es el de las apariciones del Resucitado, es Lucas el primero
que atribuye la primera aparición a Pedro. Dice: “los Once nos han dicho
que se le ha aparecido a Pedro, el Resucitado”. Usted sabe bien que tanto
para Marcos como para Juan, la primera aparición del Resucitado es a
María Magdalena. Lo cual marca dos ideas que va a seguir esta teología
de Pedro y de Pablo, la preeminencia de Pedro, y la polémica, que después
vamos a ver, de las mujeres con Pedro y la mujer dejada a un costado en
relación con la administración eclesiástica.
Estos textos tan bien armados y que tienen que ver también con
Clemente I, se vinculan también con una conformación de la misma
Iglesia Romana, pero que es anterior. Y eso lo vemos claramente a través
de un testigo que es externo a la misma historia de la Iglesia. Eso lo vemos
en torno al año noventa en las Antigüedades judías de Flavio Josefo, en
donde en cotejo con lo que aquí se escribe la personalidad importante es
Santiago el hermano de Jesús; la preeminencia que el cristianismo romano
protocatólico da a Pedro y a Pablo unidos, nos permite interpretar
asimismo que ese texto en que aparecen unidos y como los fundadores y
los primeros representantes de los Apóstoles en la Iglesia de Roma, en la
Primera de Clemente, en donde se utiliza, curiosamente, la expresión de
“columnas”, lo cual nos retrotrae a Gálatas, es posterior a la información
de Josefo. En Gálatas en realidad, se habla de la vinculación de Pablo
con Pedro, ciertamente y del reconocimiento de Pedro en relación con
aquella línea de interpretación, pero Pablo admite el aspecto colegial del
gobierno religioso en Jerusalén, las “columnas” son Pedro, Santiago y
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
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Juan, y los orígenes de cada una de las iglesias correspondientes. Y el
hecho, fíjese, de que hasta llegado a este punto, el tema de los Doce, que
ése sí que es fuerte y que prácticamente tiene un contenido cambiante, se
retoma de otra manera, porque ajusticiado Santiago el Mayor, ajusticiado
el hermano de Juan, Pedro se va a Antioquia y prácticamente la Iglesia de
Jerusalén queda en manos de esa corriente que le dije, la corriente
judeocristiana, con Santiago el Justo, el hermano, como primer Obispo,
como primer guía y que se continúa con la familia de Jesús de Nazareth,
porque después de ajusticiado Santiago, el Justo, viene el primo de Jesús,
Simeón bar Kloppás (Simón hijo de Cleofás) que como familiar va a
tomar la jefatura de esa línea.
Yo diría que hay, como lo ha mostrado muy bien, una tentativa de
interpretación y de apoyo de determinados textos que tienen una
cronología supeditada a otra anterior y que ha ido marcando claramente
la primacía de Pedro-Pablo, pero es Pedro-Pablo, y ya era natural que
Pablo tomara esa línea porque estaba en una polémica permanente con
los parientes directos de Jesús. Eso explica también que en Hechos se
pongan de acuerdo y determinen la naturaleza que defina al “apóstol”, en
una forma, desde luego, en la que ni siquiera le quedaba espacio a Pablo
para ser Apóstol. Por eso, toda la tradición judeo-cristiana,
permanentemente, eso se ve en las Pseudo Clementinas, le quitan
legitimidad a Pablo del hecho de que se declare como Apóstol, por una
justificación muy simple: “Tú podrás decir que en el camino de Damasco
tuviste una visión, que oíste unas palabras, pero, decir que esa visión tiene
que ver con Jesús, el Cristo histórico, nunca lo podrás corroborar, porque
no lo conociste históricamente”.
O sea, lo que se ve claramente es que los textos armados en relación
con el proto-catolicismo, son tan antiguos como los otros, y que marcan,
desde luego, una orientación dentro del cristianismo y que ahí se ha
optado por una convicción, sólo que cuando tratamos el fondo la cuestión
y vemos como las palabras del Señor se han ido interpretando y
transmitiendo, las cosas no quedan tan claras. Aunque, el respaldo que
que vemos que la tradición protocatólica tiene a partir de Justino y de la
existencia que él mismo declara de la Memoria de los Apóstoles, eso
marca que aquello como interpretación grupal había tomado cuerpo y
desde orígenes remotos. Pero, yo creo que en los cuarenta primeros años
que tienen una relación histórica directa con Jesús de Nazareth y con el
hecho histórico de la Resurrección, porque yo creo que es un hecho
histórico antes que de fe -porque el tema de la fe tiene que ver con los que
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y la incidencia en su trabajo científico
han venido después-, que eso lo han compartido simultáneamente otras
corrientes, la judeocristiana, claramente digamos acreditada y la
“docético-gnóstica” evidentemente reconocida por Pablo, etc. Y que más
tarde aparece explosivamente como una posición polémica, pero habría
que insistir quizás más en la antigüedad del “docetismo” interpretación en
la cual se encarama la concepción gnóstica, eso también lo creo.
- Dra. Archideo: Muchísimas gracias, Dr. García Bazán
La cosmovisión dentro de la realidad religiosa.
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