Carta abierta de Franz Fischler sobre la reforma de la

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Bruselas, 11 de diciembre de 2001
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Estimados pescadores:
Su futuro está en el centro del debate de los Ministros de Pesca reunidos estos días
en Bruselas. Tenemos que demostrar visión de futuro y sentido de responsabilidad
para reformar la política pesquera común de tal manera que consigamos romper la
espiral negativa del sector pesquero europeo. Sería muy injusto responsabilizarles
sólo a ustedes, los pescadores, de la evolución negativa que se ha producido los
últimos años. Todos hemos cometido errores: los políticos de Bruselas, de las
capitales, de las regiones y también la propia industria.
Siento un gran respeto por su trabajo, por las muchas y duras horas que pasan en el
mar, por su vinculación con el mar. Sé que están viviendo momentos muy difíciles:
inseguridad, problemas económicos, poblaciones en declive. Y a esto se viene a
añadir ahora la marea negra de Galicia. Comparto el sufrimiento de los pescadores
y mejilloneros afectados. Sin tener culpa alguna, se encuentran afectados por este
vertido catastrófico y ven amenazado su medio de vida. La Unión Europea no los va
a abandonar a su suerte. Los pescadores que deban interrumpir la pesca como
consecuencia de este desastre ecológico pueden contar con ayudas de la Unión
para compensar el cese temporal de su actividad. Haremos todo lo que esté en
nuestras manos para poder aplicar rápida y totalmente todas las posibilidades de
ayuda con la mayor flexibilidad.
No todos los problemas se solucionan por sí mismos. La gestión insuficiente de las
poblaciones de peces, los controles deficientes, el llamamiento insuficiente a la
participación del sector y una política de subvenciones mal orientada han hecho que
en los últimos años el sector haya ido perdiendo progresivamente su base de
sustento por la sobrepesca y la disminución de las poblaciones. Demasiados
buques persiguen con presión creciente un número de peces demasiado pequeño.
Esto no sólo amenaza a las poblaciones de peces, sino que también hace que la
pesca deje de ser rentable para muchos pescadores. Año tras año se pierden 8.000
puestos de trabajo, sin que nadie habla de ello. Cada vez más especies, sobre todo
el bacalao, están en vías de desaparición.
Escaso favor hacen a los pescadores y a la pesca quienes en tales condiciones
sigan afirmando seriamente que es en interés de los pescadores actuar como se ha
hecho hasta ahora, es decir, limitarse a fijar cuotas de capturas y seguir fomentando
con subvenciones millonarias una flota ya demasiado grande. Quien mantenga esto
está deslumbrando a los pescadores con falsas promesas y exponiéndoles a la
pérdida de aquello que necesitan para poder sobrevivir: recurso pesquero en
cantidad suficiente.
Por ello carece de sentido acusar a la Comisión de pretender destruir puestos de
trabajo con sus propuestas de reforma. Ocurre justamente lo contrario. Sólo con una
política pesquera reformada a fondo será posible asegurar los puestos de trabajo a
la larga. No obligamos a nadie a desguazar su buque ni a abandonar la pesca.
Simplemente hacemos una oferta a cada pescador cuya renta resulte insuficiente
para que pueda abandonar el sector con dignidad y con su correspondiente ayuda
financiera.
El desmoronamiento de las poblaciones de bacalao es un ejemplo típico de lo que
sucede cuando no tomamos las riendas de la situación. No puedo comprender que
todavía haya quien siga afirmando que fijar cuotas es suficiente. ¿Qué que tendrá
que pasar todavía? ¿Debemos esperar a que el bacalao desaparezca por completo,
como ha sucedido en aguas de Canadá, para que reconozcamos que no actuar es
también una forma de actuar, pero a largo plazo sobre todo contraria a los intereses
de los pescadores que, como en Canadá, pierden todos sus puestos de trabajo?
En los últimos meses he escuchado muchos intentos de explicación de pescadores,
industria y políticos. Hay un punto en el que rápidamente todo el mundo se pone de
acuerdo: "Tampoco está tan mal la cosa, los científicos se equivocan". Ya se sabe
que los científicos no son visionarios ni siempre tienen razón. Sin embargo, ya
desde hace años han reconocido correctamente muchas deficiencias, han
recomendado inútilmente la fijación de cuotas de captura más bajas Y TAMBIÉN la
reducción del esfuerzo pesquero. La crisis del bacalao demuestra que, por
desgracia, tenían razón. La población de bacalao del Mar del Norte ha quedado
reducida hoy a 37.000 toneladas. Esta población podría producir anualmente hasta
200.000 toneladas de capturas si se explotara de manera razonable. Esta situación
catastrófica demuestra que una reforma es la única posibilidad de brindar un futuro
mejor al sector pesquero europeo.
Claro está que no todas las poblaciones se hallan en una mala situación. Así, de
momento, no hay ningún problema para el arenque. Otras especies, como la solla,
no sufren una amenaza directa de desaparición pero ya se hallan fuera de los
límites biológicos seguros. Hay algo, sin embargo, que sí es evidente: de
mantenerse la tendencia actual, de no producirse un cambio de política, también
estas poblaciones entrarán en crisis dentro de unos años. Y esto es lo que la
Comisión trata de evitar.
No queremos aplicar a todos los casos el mismo rasero. Por eso queremos
establecer planes de explotación plurianuales adaptados a la situación biológica de
las poblaciones. Allí donde el bacalao esté en situación desesperada tenemos que
utilizar todas las herramientas posibles, desde la reducción de días en el mar,
pasando por el incremento de los controles, hasta el empleo de redes de captura
con mallas mayores. En el caso de las poblaciones que no estén amenazadas no
harán falta tales medidas porque la aplicación de las cuotas de captura y los
correspondientes controles ya bastarán para preservar estas poblaciones.
Afortunadamente existe unanimidad sobre algunos elementos de la propuesta de la
Comisión: todos los ministros están de acuerdo con el aumento de los controles y la
armonización de las sanciones. No se puede explicar a un pescador irlandés por
qué su multa por pesca ilegal asciende a 12.700 euros mientras que su colega
finlandés sólo debe pagar 84 euros por el mismo delito. Esto tiene que cambiar.
El punto más difícil es la cuestión de la subvención de la flota. Proponemos que se
mantengan aquellas ayudas públicas que sirvan para mejorar la seguridad, las
condiciones de trabajo y la higiene a bordo. En cambio no queremos autorizar más
ayudas para la modernización o la construcción de nuevos buques.
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En adelante queremos canalizar este dinero hacia quienes más lo necesitan, hacia
los pescadores que debemos respaldar financieramente para que puedan
diversificar su actividad. Para esto queremos poner a su disposición un programa
social bien dotado.
Quien abogue por mantener la situación actual de las ayudas públicas sigue
tomando el rumbo de la reducción y desaparición de las poblaciones de peces.
Estoy convencido de la inutilidad de repartir con una mano dinero para el desguace
de buques y con la otra para la construcción de buques nuevos. Esto supondría
seguir aumentando la presión sobre las poblaciones amenazadas y sufragar este
absurdo con el dinero de los contribuyentes. Imagínense las consecuencias: los
recursos siguen disminuyendo y las poblaciones más amenazadas se desmoronan.
Los pescadores sufren pérdidas y cada vez más explotadores de buques modernos
y caros se declaran en quiebra al no poder pagar sus deudas. Consecuencia: aún
más pérdidas de empleo.
La realidad es ésta: si el Consejo no llega a ninguna decisión sobre la reforma, a
partir del 1.1.2003 ya no podré dedicar más créditos a la política de flotas. Es la
consecuencia jurídica de la decisión que tomaron los Ministros de Pesca en
diciembre de 2001.
De ahí que sea en interés de todos llegar a un compromiso sensato. Para esto se
necesitará flexibilidad por parte de todos. La Comisión está dispuesta a ello. Pero yo
no daré mi visto bueno a ninguna solución a medias que sólo aporte retoques de
fachada sin atacar los problemas de la política pesquera en su raíz, porque esto no
les ayudaría ni a ustedes, los pescadores, ni a los peces.
Espero de ustedes no sólo comprensión sino también una colaboración constructiva.
En efecto, sin su apoyo no lograremos dar al sector pesquero europeo un futuro
inducido por reformas realistas.
Muy cordialmente suyo,
Franz Fischler
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