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Cartas_N2_02
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cartas al director
El perfil analítico era indicativo (hipercalcemia, hipercalciuria, niveles elevados de vitamina D y de ECA, e importante supresión de la PTHi).
El deterioro de la función renal en la sarcoidosis se debe generalmente a la hipercalcemia, a la hipercalciuria y a la nefrocalcinosis, aunque la nefrolitiasis, las
glomerulopatías y la nefritis intersticial
(con o sin granuloma sarcoideo) forman
parte del espectro de la afectación renal
en la sarcoidosis1.
El tratamiento de elección son los corticoides5, y en el caso aquí presentado se
observa una buena respuesta a éstos. La
afectación renal sin afectación pulmonar
es muy rara2 y en este caso no se pudo establecer esta última hasta tener la biopsia
pulmonar. Ante un caso de insuficiencia
renal con hipercalcemia debería considerarse la sospecha diagnóstica de sarcoidosis, aunque no exista una manifestación
clínica pulmonar.
1. Gobel U, Kettritz R, Schneider W, Luft F.
The protean face of renal sarcoidosis. J Am
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2. Baughman RP, Teirstein AS, Judson MA,
Rossman MD, Yeager H Jr, Bresnitz EA, et al.
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3. Sharma OP. Vitamin D, calcium, and
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5. Nunes HBD, Valeyre D. Sarcoidosis
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O. Ibrik1, R. Samon1, A. Roda1, R. Roca1,
J.C. González1, J. Viladoms1, J. Vilaseca2,
M. Serrano2
1
Servicio de Nefrología. Hospital de Mollet.
Mollet del Vallès. Barcelona.
2
Servicio de Neumología. Hospital de Mollet.
Mollet del Vallès. Barcelona.
Correspondencia: O. Ibrik
Servicio de Nefrología. Hospital de Mollet.
Pau Casals, 20, 3.º-1.ª.
08150 Mollet del Vallès. Barcelona.
[email protected]
[email protected]
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Glomerulonefritis
membranosa en
un paciente con sífilis
Nefrologia 2011;31(3):372-3
doi:10.3265/Nefrologia.pre2011.Mar.10819
Sr. Director:
La
glomerulonefritis
membranosa
(GNM)1 ocupa el segundo lugar en la patología renal biopsiada más prevalente.
Es una de las causas más comunes de síndrome nefrótico en la población adulta,
caracterizada por la formación de complejos inmunes, predominantemente IgG
y complemento en la vertiente subepitelial del capilar glomerular, asociada con
una elevada proteinuria2.
Habitualmente, su etiología es idiopática
o primaria, y menos frecuente, secundaria (inmunológicas, infecciosas, asociada
a fármacos o drogas y neoplásica).
Por desgracia, resulta difícil, mediante la
histología, descartar las formas primarias
de las secundarias2, por lo que se hace necesaria una explícita información clínica,
con la edad del paciente, la historia medicamentosa o de tóxicos, tests serológicos
y sospecha de neoplasias asociadas.
La importancia de los tests serológicos radica en su capacidad para la confirmación
del diagnóstico; en la sífilis, como cribado, se determinan pruebas no treponémicas: VDRL (Venereal Disease Research
Laboratory) y RPR (reagina rápida en
plasma); si éstas resultan positivas, se
procede a realizar las pruebas treponémicas de confirmación más específicas:
FTDA-ABS (absorción de anticuerpos
fluorescente por Treponema) y MHA-TP
(Treponema pallidum microhemaglutinación). Es necesaria la repetición a los tres
y seis meses, con lo que se asegura la respuesta al tratamiento.
en la infancia, fumador activo, bebedor
social y homosexual. Dos meses antes de
ser evaluado por nuestra sección, y coincidiendo con una discreta faringodinia,
aparecieron una induración en la ingle derecha, lesiones ulceradas en el glande de
aspecto serpinginoso y un exudado uretral
blanquecino que fue tratado inicialmente
con azitromicina. A la espera de resultados serológicos, se observaron lesiones
maculopapulosas en la zona proximal de
muslos y tronco, que se extendían a los
pies y a las manos, que evolucionaron en
distintas fases sin acompañarse de fiebre,
junto con edematización en los miembros
inferiores y en los genitales, con ligero
aumento del perímetro abdominal y disminución de la diuresis, motivo por el que
se avisó a nuestra sección. La orina era de
coloración normal, sin disuria ni macrohematuria. La presión arterial (PA) se encontraba dentro de los rangos normales.
En analítica destacaban: urea 61
mg/dl, creatinina 1,73 mg/dl, iones
normales, proteínas totales 4,4 g/dl, albúmina 1,8 g/dl, colesterol total 295
mg/dl, HDL 61 mg/dl, LDL 206 mg/dl,
triglicéridos 140 mg/dl y enzimas hepáticas normales. En la orina, destacaban proteinuria 13,4 g en 24 horas,
250 hematíes por microlitro y leucocituria negativa. Hemograma normal,
coagulación normal, salvo FDTP 762
g/l. Autoinmunidad: anticuerpos antinucleares (ANA) y anticuerpos anticitoplasma de neutrófilo (ANCA) negativos; complemento y proteinograma
normal. Serología para virus de la hepatitis B (VHB), virus de la hepatitis C
(VHC) y virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH), negativos. RPR (rapid
plasma reagin) título 1/32 y anticuerpo FTA (anticuerpos anti-Treponema)
positivo.
El caso que nos ocupa es relevante por las
escasas publicaciones de la asociación entre sífilis y GNM.
La ecografía renal mostró riñones de
tamaño normal. El ecocardiograma se
encontraba dentro de los límites normales y en la radiografía de tórax no se
detectaron alteraciones en el parénquima pulmonar.
Hombre de 27 años, raza blanca y caucásico; como antecedentes refería criptorquidia, adenoidectomía y amigdalectomía
Ante los datos de un síndrome nefrótico, se
realizó una biopsia renal; se contabilizaron
13 glomérulos, con mínimo engrosamienNefrologia 2011;31(3):358-78
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to, luces capilares permeables, sin incremento mesangial ni componente inflamatorio asociado. Con tricrómico de
Masson se observaron frecuentes depósitos fuchinófilos en la vertiente subepitelial de las paredes capilares. Con la
plata-metenamina no se reconocieron
Spikes. No había incremento fibroso del
intersticio. Existían focos de infiltrado
inflamatorio crónico, predominantemente linfocitario y con eosinófilos dispersos, en disposición periglomerular. Los
túbulos mostraban ocasionales cilindros
hialinos y material hemático. Los vasos
sanguíneos eran normales. El estudio de
inmunofluorescencia mostró depósitos
granulares intensos de IgG en paredes capilares y trazos inespecíficos de IgM.
Diagnóstico anatomopatológico: GNM
estadio I.
Se instauró tratamiento con dosis de penicilina G benzatina 2,4 millones de
unidades intramuscular, diuréticos intravenosos, profilaxis antitrombótica e
hipolipemiante.
La evolución fue favorable con normalización de la volemia y de la función renal (urea 43 mg/dl, creatinina
1,28 mg/dl), con aclaramiento de 85
ml/min/1,73 m2. En una revisión realizada al mes siguiente se determinó
la desaparición de la proteinuria.
Las RPR se encontraban a título 1/2 a
los tres meses y eran negativas a los
seis meses.
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) causada por una espiroqueta, T. pallidum, puede ser adquirida por contacto sexual (forma más
frecuente), de forma congénita a través
de la placenta, por transfusión sanguínea
infectada o por inoculación accidental.
Es conocida como «la gran simuladora»,
por la variedad de sus presentaciones clínicas3. La sífilis primaria se manifiesta
como una lesión ulcerada o chancro que
aparece a las dos-seis semanas después
de la infección; la sífilis secundaria es el
resultado de la diseminación hematógena o linfática con síntomas muy variados, y la sífilis terciaria aparece meses o
años después de la infección si no ha
sido correctamente tratada.
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En países industrializados, en gran parte
debido al descubrimiento de la penicilina, la sífilis fue prácticamente eliminada
en la década de los años cincuenta4; en la
de los ochenta, debido a la preocupación
por la epidemia del sida, se modificó la
conducta sexual y se observó un descenso aún mayor en la incidencia. En
los últimos años estamos observando
un resurgimiento de esta enfermedad en
España, con ascenso en las tasas de incidencia desde 2,57 por 100.000 habitantes en 1995 hasta 5,70 por 100.000
en 20085, también en otros países europeos y en los Estados Unidos. Los nuevos casos ocurren sobre todo en hombres jóvenes homosexuales, y una gran
proporción de ellos presentan coinfección con el VIH (un 20-70% según las
zonas)6, quizá debido a la relajación en
las conductas sexuales por la reducción
en las medidas de protección tras la aparición de la terapia antirretroviral de
gran actividad (TARGA) contra el
VIH4-7.
A pesar de que la relación entre sífilis y
afectación renal es conocida desde hace
más de 100 años8, en las revisiones realizadas sobre el tema existen pocos casos reportados en España, lo que difculta más el diagnóstico ante la falta de
sospecha clínica.
La sífilis puede ocasionar una amplia
variedad clínico-patológica de afectaciones renales; además de GNM, se han descrito GN rápidamente progresiva, GN difusa endocapilar con o sin formación
extracapilar, o GN de cambios mínimos8.
La proteinuria es la manifestación más
común. El diagnóstico definitivo lo confirma la biopsia renal.
Resulta de importancia conocer la
edad del paciente y realizar una elaborada historia clínica ante un síndrome
nefrótico. Aun siendo de mayor frecuencia la GNM asociada con el VHB
frente a la sífilis, no debemos olvidar
que en la batería de tests serológicos
solicitados en un síndrome nefrótico
deben incluirse las pruebas diagnósticas
de la sífilis, más aún a sabiendas del
notable incremento de casos incidentes
en España en los últimos años.
En nuestro caso, el paciente ya había sido
diagnosticado de sífilis y su asociación
con la nefropatía facilitó el diagnóstico
etiológico de GNM. Tras instaurar el tratamiento específico (penicilina G benzatina)
del factor desencadenante desapareció el
síndrome nefrótico.
Esta experiencia nos hace ver que es de vital importancia realizar un estudio detallado ante un síndrome nefrótico que, tras un
resultado y un diagnóstico exactos, permita tomar una actitud terapéutica económica, eficaz y, sobre todo, curativa.
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Centro Nacional de Epidemiología.
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J
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M.T. Mora Mora, M.S. Gallego Domínguez,
M.I. Castellano Cerviño, R. Novillo Santana,
J.R. Gómez-Martino Arroyo
Sección de Nefrología.
Hospital San Pedro de Alcántara. Cáceres.
Correspondencia: M.S. Gallego Domínguez
Sección de Nefrología.
Hospital San Pedro de Alcántara. Cáceres.
[email protected]
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