En este artículo se explica la evolución de las investigaciones del

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APROXIMACIONES A LA HISTORIA DE LA
GASTRONOMIA ANDINA
Rafael Cartay
Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales
Universidad de Los Andes
En este artículo se explica la evolución de las
investigaciones del autor en el área de la historia de la
alimentación particularmente andina, iniciadas en la década de 1980
y dentro de la temática de la historia de las mentalidades. Allí se
revisan críticamente los primeros ensayos relacionados con el tema
(La Mesa de la Meseta, 1988; Mesa y Cocina en Mérida, 1992; los
tránsitos del Agua, 1993), que lo condujeron, gradualmente y a
veces sin un propósito claramente consciente, a la elaboración de
un ensayo sobre la geohistoria y economía de la alimentación
andina, en la que se analizan los conceptos de región y región
alimentaria, e intenta su caracterización utilizando una serie de
descriptores que están relacionados con el desarrollo de los
regímenes alimentarios regionales .
RESUMEN.-
0
INTRODUCCIÓN
El tema de la historia de la gastronomía andina es muy vasto y
complejo. Vasto, porque se trata de historiar una región
conformada por tres es t a d o s y p a r t e d e a l g u n o s e s t a d o s v e c i n o s .
Complejo, porque historiar la alimentación no es sólo estudiar la
evolución del régimen alimentario sino también estudiar los
entornos, los factores y las influencias bajo las cuales ese régimen
se ha conformado históricamente. Es, pues, tarea ardua la que me
he propuesto. Debo confesar, sin embargo, que la complejidad de
la tarea no fue comprendida por mí sino mucho tiempo después de
h a b érmela propuesto, y que las tentativas de explicar tal historia se
fu eron haciendo por aproximaciones sucesivas. Una vez finalizado
cada trabajo, surgían nuevas preguntas y me daba cuenta cuán
lejos estaba de la comprensión cabal del proceso estudiado. Mi
Revista Economía No. 11
método general fue el más simple que pueda uno imaginarse. Como
el que se acerca a un objeto distante, que va precisando los
detalles del objeto cada vez más cercano, así me fu i aproximando al
tema, distinguiendo progresivamente los elementos que lo
conforma b a n .
1
PRIMERA APROXIMACIÓN
Entusiasmado con el estudio de la historia de las
mentalidades, cuyos aires renovadores venían de Francia, me
propuse investigar al menos uno de los aspectos de la
cotidianeidad del venezolano: su alimentación. Estoy convencido
d e que el sexo y la alimentación son dos de los más importantes
móviles de la conducta humana, pues sin ellos no puede existir ni
el individuo ni la especie. Como vivía entonces en Mérida, y aún
vivo a q u í, comencé estudiando las costumbres alimentarias del
merideño urbano y rural. Eso fue hacia 1985. Utilizando la
magnífica hemeroteca dejada por don Tulio Febres Cordero,
organizada por el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (IABN),
en la sala Febres Cordero c o n s e d e e n M é r i d a , d u r a n t e d o s a ñ o s
revisé apasionadamente la prensa merideña del siglo XIX y de la
primera mitad del XX.
De aquel esfuerzo resultó una impresionante suma de
información que, más tarde, sirvió de base para la escritura de
varios trabajos. El primero de ellos, y que yo llamo mi primera
aproximación al tema, fue "La Mesa de la Meseta. Historia
gastronómica de Mérida", publicado por la Editorial Venezolana en
1988, con el patrocinio de una entidad bancaria de la ciudad. La
Mesa de la Meseta, un nombre feliz, reunía, como un gran fresco de
las costumbres culinarias de los merideños, cincuenta y ocho
capítulos
que
trataban,
breve,
amena
y
rigurosamente
documentados, desde las incidencias de la construcción del primer
mercado de la ciudad en el siglo XIX, y su antecedente en la plaza
Mayor, hasta las tentativas exitosas hechas por el padre José
Vicente Quiñones para establecer un viñedo en Lagunillas y
producir su primera botella de vino de uvas en 1891.
Entonces me enteré de muchas cosas que yo desconocía:
como las importaciones de hielo que Venezuela hacía desde 1825, y
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Aproximaciones a la historia de la gastronomía andina
los esfuerzos que los merideños, alejados de los puertos y sin
posibilidad de disfrutar de los beneficios del hielo, hacían para
traerlo desde La Aguada, en las cumbres de la Sierra Nevada.
Conocí de los problemas de contaminación del agua potable que
abastecía a la población. Disfruté de la poesía gastronómica
humorística que se desarrolló en la ciudad a principios del siglo
XX. Y supe también del largo viaje que la almojábana hizo desde El
A n d a l u z d e l siglo XIII hasta la Mérida venezolana de nuestro
tiempo. Y aprendí que los merideños de España que fundaron
nuestra Mérida no sólo se vinieron con su espada, su religión y
sus ambiciones de segundones, sino que también trajeron consigo
los olores y sabores de su infancia que trataron de reproducir en
las tierras recién conquistadas y colonizadas. Así nos legaron sus
jamones, y su pasión por el trigo y el vino. Y aprendí asimismo a
valorar las influencias de otros pueblos como los elbanos, que
dejaron una honda huella en nuestra cultura culinaria.
A veces me asalta la duda y termino pensando que la fuente
de inspiración de todos estos trabajos, al menos del inicial, fue la
lectura llena de asombro, por la belleza y la soltura del estilo de
"Viaje al Amanecer" de Mariano Picón Salas, el más universal entre
los merideños, y quien, por más lejos que anduvo, jamás pudo
desprenderse de aquellos dulces aromas de la infancia.
2
SEGUNDA APROXIMACIÓN
Vino entonces una segunda aproximación. En La Mesa de la
Meseta hay un capítulo dedicado a las “bodera s” (las personas
encargadas de la elaboración de los banquetes para las bodas).
Para ese primer libro por más que traté no pude conseguir a la
“bodera ” más célebre de todas, Rita Sánchez. Después, urgido por
la curiosidad, continué buscándola, y la encontré. Fue para mí un
día afortunado. Iba yo en compañía de Luis Ricardo Dávila, un
amigo merideño muy querido, economista, historiador, polítolo g o ,
y de cuanto Dios imaginó. Doña Rita venía de misa con sus
ochenta años a cuestas y el pesar porque Mérida la había olvidado,
a ella que se había desvivido por décadas para satisfacerla en sus
caprichos gastronómicos.
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Revista Economía No. 11
De ese encuentro y de esa relación con Luis Ricardo y Rita
surgió el segundo trabajo, o la segunda aproximación. Esta vez
entraban en escena los actores, pues Rita y otras gentiles damas
octogenarias, que habían formado parte de la memoria de esta
ciudad, eran protagonistas importantes de nuestro nuevo ensayo.
Luis Ricardo y yo escribimos, entonces, "Mesa y Cocina en
Mérida", impreso por Editorial Futuro en 1992 y publicado con el
patrocinio de la misma entidad bancaria.
Y como sucede con las segundas partes, esta vez el libro fue
menos comentado, aunque representaba un mayor esfuerzo de
comprensión. Este libro constaba de cinco partes. La primera
trataba sobre la ciudad y su entorno natural, que es un factor
determinante de su régimen alimentario, pues la geografía
condiciona y determina en primera instancia la alimentación de un
pueblo. La segunda parte describía el entorno social y económico
prevaleciente en la ciudad a principios del siglo XX. Allí se ponía
de relieve dos cosas: una, cómo el folklore y sus manifestaciones
marchan de consuno con determinadas formas alimentarias, y la
otra es que los distintos estratos merideños, los ricos y los pobres,
tenían distintas maneras de alimentarse, aunque no hubiese tanta
diferencia, en la práctica, entre esas dos maneras de alimentarse.
La tercera parte daba cuenta de la formación histórica del régimen
alimentario merideño, describiendo la alimentación de los
indígenas, de los españoles y de las influencias posteriores como
las de los e l b a n o s . En la cuarta se incluían entrevistas a cuatro
distinguidas matronas merideñas: una experimentada bodera que
vivía de su oficio; una mujer humilde que levantó una gran familia
con mucho esfuerzo y bajo grandes humillaciones; una diligente
mujer ligada a un emprendedor hombre de negocios, y , por último,
un ama de casa ligada a rancias familias merideñas y al emergente
grupo de vehementes elbanos. Pero todas ellas t e n í a n u n r a s g o e n
común: eran
excelentes cocineras , y marcaron con su sello
inconfundible la cocina merideña de la primera mitad del siglo XX.
Y en la quinta, y última parte, tras las huellas de las tradiciones
culinarias perdidas, presentamos una ajustada selección de recetas
representativas de lo que el merideño comía a finales del siglo XIX
y principios del XX.
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TERCERA APROXIMACIÓN
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Aproximaciones a la historia de la gastronomía andina
Sin saberlo me estaba preparando para la tercera
aproximación, que tuvo dos etapas. La primera fue un estudio
breve sobre el desarrollo de los sistemas de acueductos en la
región andina. Hasta ese momento había escrito exclusivamente
sobre Mérida. Ahora mi interés se había ampliado a todos los
andes venezolanos. Asi nació "Los Tránsitos del Agua", publicado
en 1993
por la Editorial Venezolana, con el auspicio de
Hidroandes. La segunda etapa comprendió una investigación
mucho más ambiciosa, que me ha mantenido ocupado, junto con
otros temas, durante varios años. Se trata de la caracterización de
la región alimentaria andina. Esta vez contaba con el
financiamiento del CDCHT de nuestra universidad. Y el trabajo me
resultó mucho más complicado de lo que creí al principio.
El p r o y e c t o q u e a h o r a me ocupa se llama "Geohistoria y
economía de la alimentación andina. 1850-1930" y se compone de
tres partes principales. La primera intenta establecer un marco
teórico en relación con los conceptos de región y de región
alimentaria. En la segunda y tercera partes se aplica tal marco a la
caracterización de la región andina y de la región alimentaria
andina, respectivamente. El objetivo central de la investigación es
e l de caracterizar a la región alimentaria andina utilizando doce
descriptores relacionados con aspectos claves de la alimentación
regional.
El concepto de región es un concepto relativo, puesto que
depende de los criterios de demarcación establecidos por cada
investigador. Una región podrá, entonces, ser definida de acuerdo
a diferentes criterios dependiendo de la disciplina involucrada, el
propósito perseguido y el problema bajo estudio. Una definición
que incluye buena parte de estos criterios es la que dice que
región es un territorio de dimensión mediana susceptible de ser
determinado geográficamente y que es considerado como
homogéneo. Pero a ella habría que agregarle algunas
consideraciones. La primera es que toda región está relacionada
con una unidad mayor, la nacional, e interrelacionada, en mayor o
menor grado, con las demás regiones que integran la nación. La
segunda es que una región no tiene por que ser obligatoriamente
u n t o d o h o m o g é n e a desde el punto de vista geográfico, social,
político y económico. En la práctica, cada región presenta algún
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grado de heterogeneidad entre sus distintos componentes
subregionales; pero debe tener, al menos, algunas características
que contribuyan a crear un conjunto de similitudes y de actitudes
definidas. Repasando los distintos criterios utilizables para definir
la región, tales como los criterios geográfico, político, económico e
histórico, uno puede, en síntesis, definir la región como un
territorio conformado por espacios contiguos, con ciertas
similitudes geográficas y algunos elementos relevantes de unidad
sociolinguística y económica, así como por un pasado histórico
político común.
Pasemos ahora al concepto de región alimentaria.
Una región alimentaria está determinada, inicialmente, por un
espacio geográfico donde encontramos algunas similitudes de
condiciones agroecológicas, de las cuales se deriva una cultura
alimentaria común. Una región aislada geográficamente funciona
casi como un sistema de autarquía alimentaria, pues sus habitantes
consumen exclusivamente, o casi exclusivamente, lo que el suelo
nativo produce. Pero esa autarquía prácticamente ya no existe,
pues el mundo moderno se caracteriza por un intenso intercambio
económico y una compleja red de interrelaciones humanas, de cuya
influencia la cultura alimentaria de un pueblo no está exenta.
La alimentación humana es un proceso por el cual tomamos
del mundo exterior una serie de sustancias que, cuando son
consumidas y absorbidas por el cuerpo, producen energía,
promueven el crecimiento y la reparación de los tejidos o se
encargan de regular estos procesos. Los componentes químicos de
los alimentos que realizan esas funciones se llaman nutrientes. Ese
mundo exterior del cual nos alimentamos y nutrimos tiene dos
planos: el inmediato y el mediato. El inmediato es nuestro más
cercano entorno, la naturaleza que nos rodea más directamente. La
necesidad de cubrir las carencias alimentarias y de diversificar la
dieta diaria para romper la monotonía, nos lleva a intercambiar
productos con otras regiones dentro o fuera del país. Ese es
nuestro mundo exterior mediato. La alimentación resulta así, de más
en más, la suma de las producciones alimentarias de ambos mundos
y de los esfuerzos propios y ajenos. La alimentación compendia de
esta manera los resultados de la actuación de una serie de factores
de cambio ligados a la geografía, la economía y la historia.
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Aproximaciones a la historia de la gastronomía andina
Los hábitos alimentario s son, por otra parte, elecciones de los
individuos o de los grupos como respuesta a las presiones sociales
y culturales para seleccionar, consumir y utilizar una fracción de
los recursos alimentarios posibles. El alimento, ligado como está al
sistema sociocultural en que se produce, se intercambia y se
consume, expresa todas las preferencias, condicionantes o
prohibiciones para la utilización de los alimentos que conocen esos
sistemas. Además, y no por eso es menos importante, la
alimentación expresa una relación social, pues constituye un acto
social total, vinculado con la cultura material y no material de una
sociedad. El código culinario resultante actúa así como un vehículo
o instrumento de las ideas imperantes en una sociedad en un
momento dado, y de sus usos, al reproducir sus valores
fundamentales.
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CONCLUSIÓN
El estudio de los patrones de consumo alimentario
predominantes en una región permitirá comprender el qué, cuánto,
cómo, dónde y cuándo consumen alimentos los habitantes de una
región, al igual que dar respuestas a las preguntas relacionadas
con el cómo y el con qué preparan sus alimentos.
El análisis de la región alimentaria deberá, asimismo, dar
cuenta de los diferentes niveles en que se desarrolla el proceso
alimentario: el nivel geográfico-espacial, definido por el espacio de
abastecimiento que integra la producción alimentaria regional y los
intercambios extrarregionales; el nivel temporal, definido por el
momento y las circunstancias en las cuales se produce el consumo
alimentario, reflejando los usos y los procedimientos de cocción y
de conservación de los alimentos; y el nivel social, condicionado
por las diferencias de ingreso y de cultura existentes entre los
distintos sectores sociales, así como por el grado de su desarrollo
civilizatorio.
El análisis de una región alimentaria utilizando descriptores
tiene algunos precedentes. El más citado entre ellos es el realizado
por Comhaire-Sylvain en 1952 para describir el régimen alimentario
de una comunidad francesa utilizando algunos elementos, tales
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como los productos consumidos, la manera de prepara rlos, los
utensilios usados en la cocina, los menús diarios y especiales, los
productos típicos y los valores relacionados con la alimentación.
En el estudio de la región alimentaria andina propongo una lista
mayor de descriptores, que hacen referencia más detallada del
proceso alimentario regional. Tales descriptores son los siguientes
:1. tipos de productos y alimentos; 2. Platos característicos; 3.
bebidas alcohólicas y no alcohólicas; 4. técnicas de cocción. 5.
Técnicas y utensilios empleados para la preparación y
conservación de los alimentos y de servicio en la mesa; 6.
Infraestructura alimentaria; 7. Hábitos alimentarios; 8. Comidas de
ocasión; 9. Agentes del proceso; 10. Influencias; 11. Mercados y
ferias; 12. Precios de los alimentos. Cada uno de los aspectos
denominados como descriptores es tratado detalladamente para
cada estado andino, para luego proceder a elaborar una síntesis
que permita la caracterización de la región.
Esa es la tarea que ahora me ocupa, y que ojalá pueda llevar a
feliz término.
BIBLIOGRAFÍA
Cartay, Rafael (1988):
La Mesa de la Meseta.
Historia
Gastronómica de Mérida. Editorial Venezolana. Mérida.
-------- (1993):
Mérida.
Los tránsitos del agua. Editorial Venezolana.
Cartay, Rafael y Luis Ricardo Dávila (1990):
“Fundamentos
metodológicos para el estudio de la alimentación regional”.
Tierra firme. VIII Coloquio Nacional de Historia Regional y
Local. Carúpano, octubre. Vol. VIII.
-------- (1992): Mesa y cocina en Mérida . Editorial Futuro.
Cristóbal.
San
Comhaire-Sylvain, Susanne y Jean (1952): “La alimentación en la
región de Kenscoff, Haití”. América Indígena (Vol. XII).
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