AÑO ni. MADRID 1.° DE OCTUBRE DE 1913, DIRECTOR dOSE de NÉM.97. GERENTE Se publica el 1, 10 y 20 de cada mes. ElaElZEGUl DKSDE KREIBURO (duración óeí cáncer ^or eí mesotñorium. Los incesantes trabajos que sobre la terapéutica cancerosa se vienen efectuando ha tiempo en muchos países, parecen lian experinientado una positiva orientación en. favor de los cuerpos radioactivos, y muy especialmente en Alemania, en Fg donde nombres tan prestigiosos como los de los profesores Kronig, Gans, Doderlain, Bun, llaman la atención en Revistas y Congresos sobre los notabilísimos éxitos por ellos obtenidos en la terapéutica anticancerosa con el empleo del Thorium X ó Mesothorium, substancia de enorme poder radioactivo y de específica acción destructiva sobre la célula cancerosa. Este maravilloso metal del grupo llamado de ios Metales raros, obtenido por primera vez por Ramsay de un minera! muy rico en Helio, llamado Torianita, y posteriormente por Hahm y Blanc, del fango de las salinas de Montier -en Saboya, es el llamado Thorium, de no muy grande poder radioactivo; pero que por especiales transformaciones atómicas se llega á la obtención del cuerpo que nos ocupa, conocido por el nombre de ?.íe:-o':horium. Los primeros éxitos obtenidos con el empleo de la radioterapia profunda, iniciada por Dotninici y perfeccionada posteriormente con el empleo de los filtro_s, capítulo interesantísimo en la radioterapia moderna, al objeto de eliminar rayos de perniciosa influencia para los tejidos sanos, y sólo aprovechar }o^ de acción específica ,SQbre las neoformaciones patológicas, orientaron á estos profesores en el empleo de substancias que pudieran tener estos beneficioEOs rayos en mayor cantidad y potencia que los proporcionados por las ampollas krokes. 1. Los ensayos, con satisfactorio resultado publicados recientemente por Kronig, Gans, Krinski, corroborados por Haendly, Krsemer, Doderlein, Yunset, Bun y Pinkus, y los expuestos en el últi- mo Congreso Internacional de Londres con demostraciones micrográficas de excisiones de prueba en lesiones cancerosas típicas, curadas por el Mesothorium, hicieron encaminar nuestros pasos hacia estos centros, á fin de poder estudiar detenidamente tan transcendentales problemas. A la amabilidad del profesor Krinski, encargado de la Mesathoriumestación en la FrancukUnik en Friburgo, debo el conocer en detalle cuantas particularidades técnicas exige el empleo del Mesothorium en la terapéutica anticancerosa. Los principios generales de la mesothoriumterapia son iguales á los de la roengenoterapia : el empleo de grandes dosis de rayos concentrados en poca extensión al mínimum de distancia de la lesión y muy filtrados por especiales medios para eliminar los rayos no aprovechables al fin terapéutico y los perjudiciales que juntamente con ellos se producen. •Las cantidades de Mesothorium empleadas, varían según la clase de lesiones, pues mientras para el tratamiento de tumores benignos, con 25 ó 30 miligramos es suficiente, para los carcinomas, por ejemplo, es preciso llegar á 800 miligramos. Los primeros ensayos que en la escuela de Freiburg se efectuaron fueron hechos con cantidades relativamente pequeñas y poco filtradas, siendo sus resultados solamente paliativos, lo que les indujo al 'empleo de grandes cantidades y de nuevas filtraciones. Los filtros empleados son láminas ó tubitos de especial forma, según la región á irradiar, de plomo, platino, oro ó aluminio. Las figuras que acompañan á este artículo pueden mejor que una detallada exposición formar exacta idea del instrumental necesario que la casa Fischer construye, según modelo del profesor Gans, de Freiburg. También es muy variable el tiempo de cada irradiación, pudiencío decirse que, en general, Fig. 2, ESPAÑA oscila entre cinco ó diez minutos y algunas horas, pues sólo en muy contados casos se ha prolongado la irradiación á más de veinticuatro. De los casos que en la actualidad tienen en tratamiento en la Francuklinik, la mayoría son tablemente en la curación poF el medio que nos ocupa, pues tumores propagados á órganos vecinos, como vejiga, paredes de la arteria uterina, intestino, etc., etc., en el cáncer dé matriz son más difíciles y penosos de curar. Fig. 3 cánceres de matriz. Solamente hemos visto un carcinoma de carótida, otro de estómago y una metástasis ganglional inguinal en un cáncer del útero, operado. E n todos ellos se aprecian notables modificaciones locales, y muy especialmente en el Fig. 4. estado general, pues enfermas que cuentan en su historia clínica meses de enfermedad, aparecen con un color y aspecto que en nada hace pensar su lesión y sí contrastan con la caquexia de otras no tratadas y de idéntica fecha de padecimiento. Parece—decía el doctor Krinski—como si el proceso caquéctico fuera paralizado por las primeras sesiones, dando así tregua á la rápida reposición de la enferma. Bien es verdad que en los cánceres uterinos, por ejemplo, con grandes hemorragias y flujo abundante desaparecen éstos á las pocas irradiaciones, dejando verdaderas cicatrices, en las que el examen microscópico demuestra la ausencia de elementos cancerosos y restándole por consiguiente, al organismo este medio de eliminación. La rapidez de la curación y el numero de sesiones no puede fijarse de antemano, pues en ésta intervienen diferentes factores. El grado de malignidad de la neoplasia, en relación á su rápida propagación, las metástasis á distancia, el estado general, la mayor ó menor resistencia del paciente, la importancia de los órganos afectos, el deficiente grado de tolerancia á estos rayos de unos á otros tejidos, etcétera, etc., son otros tantos detalles que es preciso tener en cuenta para fijar un pronóstico favorable á corta fecha. E n los cánceres de crecimiento lento, como ocurre en enfermas de avanzada edad, la curación se efectúa con facilidad en muy poco tiempo ; en los de marcha rápida de gran actividad proliferativa con tendencias á metástasis más ó menos lejanas, la curación es más fácil y larga, aunque posible. También los tejidos tienen diferente grado de tolerancia á las irradiac'ones del Mesothorium ; así, pues, la mucosa vaginal resiste mucho más que la piel, siendo necesario en ésta tener más cuidado ^en la dosificación y filtrado de los rayos. Es de todos sabido que el crecimiento del cáncer presenta á menudo períodos de reposo seguidos de otros de gran actividad de propagación. El Mesothorium favorece notablemente estos descansos en el crecimiento tumoral, dando tiempo á la reposición del enfermo y al paso en su propagación. La importancia del órgano afecto, influye no- El examen microscópico de los cortes profundos de tumoraciones en tratamiento, demuestran cómo los cestillos cancerosos son aislados y aprisionados por el tejido fibroso primeramente, y cómo después estas células cancerosas sufren una Fig. 5. completa degeneración vacuolizándose su protoplasma y quedando definitivamente disueltas en este nuevo tejido fibroso cicatricial. Parece como si estos rayos especiales del Mesothorium actuaran estimulando la formación de este tejido con- MmiCA juntivo al propio tiemipo que destruyendo las células cancerosas ó acaso esta destrucción fuese consecuencia de este primer fenómeno, caso este último que pudiera explicamos las metástasis do estos tumores en pleno tratamiento y aun algún tiempo después de dada por, curada una lesiou local. En las lesiones cancerosas de forma vegetanto, como en uno de los casos vistos, el proceso cura • tivo se efectúa por necrosis y eliminación por supuración, dejando pequeños muñones cicatriciales sin carácter patológico. También se citan curaciones tardías por el medio que nos ocupa; así, pues, una enferma fui irradiada durante el tiempo que tienen calculado, según la importancia de la lesión, no consiguiendo aliviar á la paciente, en vista de lo cual mandada á su casa con un plan farmacológic.puramente paliativo; esta enferma se ha vuelto -í presentar en la Francuklinik á los pocos meses, completamente curada. La técnica empleada en la escuela de Friburgo es bien sencilla, sobre todo con las facilidades que el instrumental por ellos ideado proporciona. La aplicación del Mesothorium se efectúa colijcando éste lo más cerca posible de la lesión, bieu dentro de pequeñas cajitas del tamaño de una moneda de cinco céntimos, cuyo fondo es el filtro (plomo, oro, platino, etc., etc.), y que i.'i. figura primera detalla, bien dentro de unos tubos de la forma de bala maüser (figura 1.°), de idénticas substancias. En las grandes tumoraciones accesibles al exterior, se efectúa una especie de barreno con un apropiado trocar, colocándose en esta cavidad el tubito portador del Mesothorium. En los cánceres del cuerpo y cuello uterino, la técnica se reduce á dilatar primeramente el cuello con los Hegar's é introducir en él el tubo portador del Mesothorium, con ayuda de una pinza es- Fig-^e. m^ÁÑA MBryícA pecial (figura 3.*). Estos tubos, tanto los inIxauterinos como los intracervicales, tienen adosado en su extremidad una pequeña cadena que se fija á la ropa de la paciente y que cumple el doble objeto de sujetarlo en su posición y poder fácilmente retirarlo una vez efectuada la sesión. Estos tubos, como metálicos, son fácilmente desinfectables por ebullición (figuras 4.* y 5.") Para todas las localizaciones del cáncer poseen ¡iparatos especiales que fijan los tubos en adecuada posición y que no hemos de detallar por no (lar á este artículo una exagerada extensión. Todos, estos accesorios van colocados en una especie de cestillo metálico con diferentes bandejas, .ijue la figura &.'• detalla. Para terminar, mencionaremos algunos casos <;n que el tratamiento curativo del cáncer es mixto del Mesothorium y Roentgenoterapia, alternán<.lose las sesiones y efectuándose estas últimas por los procedimientos generales de filtración y dosificación de todos conocidos. Parece ser que hay casos en que ambos medios se complementan y activan la curación, sobre todo en los cánceres muy profundos en que es preci•so el empleo de irradiaciones de gran intensidad y enorme poder penetrante. A dicho fin, recuerdo una enferma de cáncer de estómago, que al objeto de poder irradiarlo sin peligro á lesionar su piel habían sido tallados dos colgajos sólo de la piel del abdomen á manera de las hojas de un libro, que eran retirados en el momento de las sesiones con todas las precauciones asépticas posibles, y que una vez terminadas éstas son saturados. Dada la enorme transcendencia que este novísimo procedimiento tiene, no sólo en la curación de tan terrible mal, sino en el campo, que el empleo terapéutico de estas substancias de gran poder radioactivo y específica acción abre en los detroteros de la moderna ciencia de curar, procuraré-en sucesivos artículos tener á los lectores de ESPAÑA MÉDICA al tanto de los resultados obtenidos por todos los que á estos estudios se dedican, las modificaciones que la actual técnica . pueda sufrir y cuantos detalles y particularidades se relacionan con la lucha del azote canceroso. Dr. Mateo Milano. sobre los atacados, llegamos á Pasteur que en 1821 reprodujo la rabia inoculando conejos, demostrando en 1884 la apetencia de esta afección por el sistema nervioso y su propagación del centro á la periferia. Los estudios de anatomía patológica, nos suministran datos de gran valor, tales como la existencia de los corpúsculos de Negri, pequeñas granulaciones que se encuentran en los cortes de la medula, en el interior de las células nerviosas. Estos corpúsculos, que aparecen en un 90 ó 92 por 100 de las veces y que también se observan en animales muertos por intoxicación de ciertos venenos y en animales que no han padecido la rabia, constituyen una afirmación ; pero cuando no existen, no tenemos derecho á negar la posibilidad de la rabia, del mismo modo que no podemos rechazar la idea de tuberculosis, aunque el análisis no atestigüe la presencia del bacilo de Koch. Confirma esto una vez más la necesidad de ar monizar la clínica con el laboratorio, y recono- MUERTOS ILUSTRES Freihurg im Breisgan, Agosto de 1913. niL DOaOR IIEIITE DADA E N SXr I N S T I T U T O reciente flesmWeÉilel germen de la rabia Breve bosquejo histórico. La rabia fué conocida desde los tiempos más antiguos; Aristóteles, preceptor de Alejandro Magno (trescientos veintidós años antes de Jesucristo) nos da algunos noticias de su existencia ; Hipócrates nos dice muy poco de ella, siendo Celso (sesenta y tres años antes de Jesucristo) el que tuvo un conocimiento exacto de esta enfermedad, puesto que la describe y define de un modo muy preciso y expone algunas nociones de tratamiento, tales como la amputación del sitio de la mordedura, la cauterización con el hierro al rojo, tratamientos que han venido empleándose hasta hace poco tiempo, y la sumersión de los enfermos en agua fría para librarlos dé la sed y del terror al agua, seguida de la sumersión en aceite caliente, con el fin de obtener la reacción y sudación. Pasando por épocas en que se consideraba á estos enfermos como influenciados por los demonios y por aquellas otras épocas de clemencia en (]ue se establecían romerías que acudían á determinados lugares, para impetrar el favor del cielo El Dr. Perrero, recientemente fallecido en Madrid. ciéndolo así el Instituto Pasteur y algunos otros, se han visto obligados á instalar hospitales ó clínicas adjuntos á los laboratorios. Todas las tentativas hechas para obtener el germen de la rabia han fracasado hasta ahora ; algunos de los microbios hallados, bacilos ó cocos, no se propagan en serie, ni confieren inmunidad, aunque algunos determinan parálisis. La semblanza d e Noguchi. No se trata aquí, dice el doctor Llorante, üel estudio de la rabia desde el punto de vista de su sintomatología, así en el hombre corno en los animales, ni de los medios de tratamiento, por cuanto estas y otras muchas cuestiones referentes á este asunto han sido tratadas por mí en anteriores conferencias, sino que he de ocuparme exclusivamente del germen productor de tan terrible dolencia y de sus medios de cultivo, comenzando por dedicar un cariñoso recuerdo al autor de tan importante descubrimiento. Nació el 24 de Noviembre de 1875 en Wakamoton (Japón). Termiinó sus estudios de Medicina en Tokio en 1898. Fué interno en el hospital de cungía del barón Sato. Ingresó en seguida en el Instituto de investigaciones sobre las enfermedades infecciosas, bajo la dirección, del profesor Kitasato. En 1901 llegó á la Universidad de Pensilvania como auxiliar del profesor Flexner. En 1903-1904 estudió en el Instituto seroterápico del Estado danés, bajo la dirección del profesor Madsen. Después ingresó en el Instituto Rockefeller para las investigaciones médicas y es • ahora uno de sus miembros agregados. Posee el diploma honorario de profesor de Ciencias de la Universidad de Pensilvania (1906). El Gobierno imperial del Japón en 1911 le otorgó el título de profesor. Miembro honorario de muchas doctas Sociedades, ha sido condecorado caballero de la Orden de Isabel la Católica en este año de 1913, cuya condecoración ostenta con orgullo. Noguchi es de pequeña estatura, de carácter vivo y muy inteligente y simpático. De sus vastos conocimientos y de su laboriosidad puedo dar testimonio puesto que me he honrado trabajando á su lado y me dispensa afectuosa amistad. A él se deben otros importantes descubrimientos j ha sido el primero que ha producido la sífilis en ciertos animales con culturas puras del microorganismo de la misma {trefonema •palliduní) y ha probado asimismo que el espirocbete hallado constantemente en la sífilis es la causa de esta enfermedad ; ha contribuido también á mejorar la reacción de Wassermann para usarla más fácilmente en la práctica. H a cultivado, en fin, otros gérmenes como los de la parálisis infantil, obteniendo un nuevo organismo de dimensiones excesivamente reducidas ; ha ensayado con Flexner en los monos, obteniendo los mismos resultados que en la poliemielitis experimental. Es, indiscutiblemente, el doctor Noguchi uno de los primeros maestros de la Bacteriología. La obra de Noguchi tiene por fundamento: I." La afciencia del germen for el sisicma nervioso. Conocida, pues, esta apetencia, sacrifica conejos, de los que extrae trozos del cerebro (también puede servir el sistema nervioso periférico) que coloca en el tubo de ensayo. 2.° Medios de cultivo frescos y asépticos. Teniendo en cuenta que los medios ordinarios de cultivo, suero coagulado, gelo, patata, no podían ser favorables al desarrollo del germen, puesto que al someterlos á elevadas temperaturas para esterilizarlos, perdían las condiciones de vitalidad, pues-los microbios no están hechos para alimentarse de substancias cocidas, utilizó tejidos frescos, gelosa ascitis, cuya idea de actuar sobre órganos crudos ya había sido sugerida por Teobar Smit, uno de los directores del Instituto Rockefeller. 3.° Oferar al abrigo del aire. La circunstancia de que el germen de la rabia es anaerobio, sin que esto signifique, como creen algunos, que pueda vivir sin el concurso ó sin necesidad del oxígeno, sino que lo toma de los tejidos en combinaciones orgánicas, exige el aislarse del aire,, lo que se consigue por medio de la parafina líquida. 4.° Temperatura apropiada. La temperatura más conveniente para el desarrollo del germen de la rabia es la de 3(3°. Está claramente observado que si bien tolera temperaturas inferiores á 0° hasta' 5 ó 6 bajo O, pierde sus condiciones de vida si se le somete á más de 37°. El procediiniento para cultivar el germen de la rabia se reduce, por tanto, á extraer trozos de sistema nervioso de un conejo recién sacrificado, colocado en un tubo de ensayo, se agrega después gelosa ascitis, obtenido, como es natural, en condiciones asépticas, después parafina líquida y después, se tapa el tubo de ensayo y se lleva á la estufa para someterle á una temperatura de 36°. De este modo quedan cumplidas las condiciones antes expuestas ; sistema nervioso, gelosa ascitis, parafina líquida y temperatura. El germen de la rabia no es un coco, ni tam- EÉPAÑA ÁtmiéA poco un bacilo, sino un protozoario. Este protozoario es un corpúsculo redondeado, provisto de i;n núcleo y de una membrana refringente. Con grandes aumentos puede apreciarse á veces ciertas granulaciones existentes en el núcleo y la membrana. El tamafío es el de un micrón á doce. Pertenece á la categoría de los microbios filtrables. Presenta una morfología algo variable. El protozoario de Noguchi puede reputarse, sin disputa, como el germen de la rabia, por cuanto se cultiva, se inocula y se reproduce en serie. Consecuencias de esie des c u b r i m i e n t o , ¿ Qué ventajas ha de reportar á la ciencia el hallazgo del protozoario de Noguchi? Por lo pronto, para afirmar la existencia de un pajrásito, de su forma, de su constitución, de sus medios de vida, para conocer la naturaleza infecciosa de la enfermedad ya sospechada, para haoer inmunizaciones. Por otra parte, el haberse conocido el medio de cultivo del germen de la rabia, ha dado el medio de obtener otros gérmenes importantes, como el espirochete y el de la parálisis infantil, y es presumible que no se tarde mucho en obtener el de otras enfermedades como el sarampión, escarlatina, viruela y algunos más, con lo que además de enriquecerse la ciencia se consigue un conocimiento más completo de estas afecciones y, por tanto, mayores probabilidades de curación. El doctor Llórente que amenizó su interesantísima conferencia con numerosas fotografías del protozoario, obtenidas algunas á 3.000 diámetros de aumento y otras por m-edio de ultramicroscopio y con preparaciones de dicho germen, coloreadas por el rnétodo de Giemsa, cuyas preparaciones y fotografías le habían sido remitidas por el propio doctor Noguchi, fué muy aplaudido y felicitado por la numerosa concurrencia que llenaba el local, quedando muy reconocidos á las atenciones y deferencias que así el doctor Llorente como el personnl subalterno tuvieron para to dos y cada uno de los que nos honramos visitando dicho Instituto. NOTAS C L Í N I C A S Fiomas i l j K ie la [omlia. Se t r a t a de un sujeto de veintinueve años, á quien en Febrero de 1910 le resecaPon u n estafiloma voluminoso del ojo izquierdo, fraguado á consecuencia de un traumatismo que recibiera u n año antes. Estos datos clínicos son los de un caso vulgar de estafiloma t r a u m á t i s o ; pero contaba que á los cuatro ó cinco días de dado de alta, y sin consultarlo con nadie, se puso u n ojo artificial, que toleró mal desde el primer momento. Pero, debido á especiales circunstancias, creyó necesario disimular su defecto, y aun cuando la conjuntiva se irritaba cada vez más y le resultaba doloroso su empeño estético, siguió usandO' durante más de dos años del ojo de cristal, que cada vez se mantenía peor en su sitio, h a s t a que empezó á caerse con una frecuencia desesperante y se hizo imposible su uso. Pocos días después, sin prótesis ninguna, se encontraba m u c h o mejor, y volvió á usar otro ojo de esmalte y más pequeño, que si bien pudo tolerarlo difícilmente un mes, días más ó menos, acabó por irritarle riiás que el primero, y por no sostenerse ni un momentO' entre los párpados, aun á ojos cerrados. Después de otra serie de inútiles tentativas con nuevas piezas protésicas, y como viniera notando que le «crecía carne en la órbita», acudió i la consulta oftálmica del I n s t i t u t o Eubio, y allí vi- mos que la conjuntiva se había hipertrofiado notablemente, formando tres excrecencias papilomatosas que radicaban: una en la parte supero-interna, otra en la externa y superior, confundida por su ancha base con ia primera, y la tercera, de pedículo aplastado y mucho más grande, que desde la comisura externa llegaba h a s t a unos ocho milímetros de la carúncula, y que en s\| parte media inferior comprendía el borde ciliar en unos cinco milímetros de extensión. E n el otro confluían estas tres excrecencias ocultando por completo la bola esclerotical restante de la operación sufrida. Aunque su dureza era n m y notable y aunque no hubiese ganglio preauricular interesado, pensamos que pudiera mezclarse en aquel proceso neoplásico algo epitelial' y maligno, y por todas razones le aconsejamos la extirpación de todo aquello, aunque no se le respondía, ni mucho menos, de que pudiera quedar en condiciones de satisfacer sii eterna manía del disimulo. El día 8 de Abril, y con anestesia cloroíórm i c a , practiqué la operación, que no podía ser reglada, sino circunstancial. Por temor á una cistitis simpática, creí prudentísimo extirpar el' muñón ocular, que había de' quedar sin protección por parte de la conjuntiva; disequé en bolsa aquella masa neoplásica y enuclee la bola esclerotical, que aún conservaba regular tensión. Con no pocas dificultades, por ser bastante intensa la hemorragia, extirpé los tres tumores, procurando conservar la mayor cantidad posible de conjuntiva; resequé ei trozo del borde ciliar interesado, y con algunos puntos de sutura restauré el suelo eonjuntival, por lo menos en parte, ya que del todo era imposible. El análisis de los tumores me demostró que se t r a t a b a de simples fibromas. El curso post operatorio fué bonísimo. En casos como este, y en las exenteraciones de la órbita, procuro siempre rellenar en cada cura (que debe ser diaria) toda la cavidad conjuntival ú orbitaria con tira estrecha de gasa, procurando hacer mayor presión ó rellenar mejor las partes correspondientes á los fondos de saco cpnjuntivales, ocluyendo después la bola así formada con los párpados, h a s t a que poco á poco, de una manera secundaria, consigamos (algunas veces n a d a más) la persistencia de hendeduras ó fondos de saco artificiales donde apoyar ia pieza protésica, y paí^a evitar al mismo tiempo la retracción ó hundimiento tan deformante de los párpados. E n este caso, di de alta á mi enfermo diez y ocho días después de operado, con perfecta estética palpital, pero temiéndome que la retracción eicatricial continúe, y no haya posibilidad de prótesis alguna en corto plazo. A propósito de este enfermo, recuerdo otros dos casos de enucleación, en los que tuve que intervenir por segunda vez, en uno por esclerosis oonjuntival, y en ei otro por crecimiento en el vitreo del muñón conjuntiva! de un papiloma gigante, de pedículo m u y fino y de cuerpo grande y aplomado, que retrataba la parte posterior del ojo protésico. A mi ver, y por la paridad de historia en estos tres casos, fué la prótesis algo prematura, y sostenida contra toda prudencia, la causante de tales complicaciones. E n alguna ocasión podrá ser necesaria la interposición precoz de piezas ó aparatos distintos que garanticen la ulterior estabilidad de una pieza protésica más ó menos disimulada (no t r a t o de discutir ahora este p u n t o ; pero de este proceder, que puede estar siempre justificado cuando se toma la retracción violenta ó el hundimiento palpital, ni debe abusarse. E l plazo de quince días que se da como término medio para poder usar ojos artificiales después de la operación,, me parece, para ios casos corrientes de enucleación y estafilotomías, demasiado corto. Si mo hay fenómenos inflamatorios que compliquen el curso postoperatorio, no los provocaremos nosotros con prótesis precipitadas, y tan asegurada está la prótesis un mes después que quince días antes; y si aquéllos existen, sea cualquiera su causa, los ojos artificiales no hacen m á s papel que el de cuerpos extraños traumatizantes mecánica y hasta químicamente, y, por lo tanto, debe suprimirse de una, manera temporal ó definitiva determinación, con ia cual mejora siempre y no se expone á graves complicaciones. Dr. G. Leoz. La lyeiineano, t i w i i i ili! la sil. POP el profesor Hideyo Noguchu Después de las investigaciones de Mechtkinikoff, Ebrlich, Kitasato, Bordet, Calmette, Wright, Madsen, Flexner, Flexner, Wassermann y sus discípulos, se observa un nuevo fenómeno biológico, llamado por Richet anafilaxia. La primera observación de Th. Smith y las mvestigaciones subsiguientes de Richet, Otta, Besredka, Kraus, Qervis y Pleiller y otros muchos, han establecido la naturaleza específica de este fe nómeno. Aunque no se ha podido todavía dar una explicación satisfactoria del conjunto del fenómeno, la especialidad de la reacción ha guiado á diferentes investigadores á utilizarla para el diagnóstico de ciertas -enfermedades. Tan es. así, que para la tuberculosis, nosotros conocemos la prueba de la tuberculina de Koch,- la cutireacción de Pirquet, la prueba de la meleína, par la fiebre tifoidea, la oftalmorreacción de Chantemesse. La reacción local, basada sobre la hipersensibilidad, fué utilizada por primera vez por von Pirquet. Parece que en ciertas enfermedades infecciosas crónicas, tales como la tuberculosis y la sífilis, este fenómeno designado por Pirquét con. eLnombre de alergia se desenvuelve y puede ser descubierto por un procedimiento semejante. Pero antes que nosotros podamos emplear este reactivo, es necesario obtener los principios constitutivos del nuevo organismo infectante bajo una forma pura y suficientemente concentrada. Esto explica que el reactivo debe ser.extraído de un material obtenido de culturas puras del microorganismo en cuestión. La cutirreacción de von Pirquet y las otras reacciones basadas sobre los principios de la anafilaxia, no fueron posibles hasta que los organismos infectantes pudieron obtenerse en cultivo puro. En lo que concierne á la sífilis, muchos invest:gadores han visto la posibilidad de obtener la cuti reacción ; pero nadie había tenido la ocasión de realizar esta reacción, en razón de la falta de cul tivos puros de triponema pálido; yo, fui el prime ro en obtenerla en 1911. Es exacto que Neisser, Bruch, Tedeschi, Nobl, Cingo, Nicolás y Gautier, Fontana y otros nan tratado de obtener una reacción cutánea específi ca por la aplicación del extracto de tejidos sifilíticos humanos conteniendo el T. fallidum ; pero los resultados fueron inconstantes y no específicos, en razón, sin duda alguna, de la impureza del material empleado. • Desde que yo he obtenido cultivos puros de trefonema fallidum, he emprendido estudios sobre la inmunidad y la anafilaxia. Los extractos de pallidum fueron preparados de muchas razas y apUcados sobre la piel de animales previamente sensibilizados ó de personas que padecían afecciones sifilíticas. MsBÁÑÁ mmcÁ formas : la forma papulosa, la forma pustulosa y la forma tórpida. La forma papulosa se manifiesta veinticuat: j ó cuarenta y ocho horas después de la inyecció.', pápula roja, indurada, prominente, de una dimensión de 7 á 10 milímetros de diámetro. A veces, esta pápula está rodeada de una zona eritematosa, que en ciertos casos revela un aspecto ligeramente edematoso. Este elemento papuloso aumenta progresivamente durante, los dos ó tres primeros días, poniéndose rojo ó azulado; después disminuye gradualmente y termina por desaparecer completamente en seis á diez días ; en ciertos casos la pápula persiste durante dos ó tres semanas. La forma pustulosa, en su primer estado, revela la forma de una pápula indurada, como el tipo precedente después; al cabo de cuatro á cinco días, sobre la pápula se ven aparecer pequeñas vesículas y se nota un comienzo de reblandecimiento en el centro ; pronto se forma una pústula que contiene un líquido al principio semiopaco, después francamente purulento. El sujeto aqueja algunas veces un prurito más ó menos intenso. La pústula se rompe, sea espontáneamente, sea en razón del frotamiento con los vestidos ; una costra escamosa se forma y cae al cabo de algunos días la induración disminuye; finalmente, queda á veces una pequeña cicatr'z, s'empre una pigmentación que dura muchos meses. En ciertos casos la pústula no se a b r e ; presenta una pequeña masa central fluctuante que se reabsorbe. La forma tórpida se caracteriza por la lentitud en la aparición del elemento típico; el sitio de la picadura se decolora al cabo de tres ó cuatro d í a s ; se piensa que no tiene ninguna reacción, cuando bruscamente, á veces dos ó tres semanas después de la inyección, aparece un elemento casi siempre pustuloso, que evoluciona como la forma pustulosa. • La luetinorreacción no modifica ó no influye el estado general; á veces, sin embargo, se puede notar una pequñea elevación de temperatura que llega á 38° y una cefalea ligera que dura poco. No insisto sobre este hecho; yo me limito simplemente en este artículo á los resultados obtenidos. * ** De una manera abreviada se puede decir que la luetinorreacción, prácticamente falta ó es muy ligera en las personas que presentan accidentes sifilíticos primarios ó secundarios, mientras que es siempre positiva en los casos crónicos ó latentes. En el caso de sífilis hereditaria, la reacción es siempre positiva. En el caso de afecciones sifilíticas, afectando el sistema nervioso en el tipo cerebroespinal, la reacción es inconstante; según mi experiencia, la mitad, próximamente de estos casos indica una reacción positiva. En la tabes ,1a reacción es igualmente irregular. En los casos de parálisis general, he encontrado dos tipos diferentes ; aquellos que reaccionan positivamente y aquellos que no dan ninguna reFig. 1.—Forma papulosa en un [caso de^ síBüs acción. secundaria.' Esta ausencia de reacción se observa en las parálisis generales en que el proceso sifilítico está pula blanquecina que persiste, próximamente, diez en evolución, como lo demuestra la presencia de minutos. La inyección de luetina detarmina una reacción muy numerosos treponemas pálidos ; esto es solamente un signo ligero de alergia de la piel y puepositiva ó una reacción negativa. de ser achacado á una sobresaturación de la ecoCuando la reacción es negativa, se comprueba nomía por los antígenos producidos en el sistema en el sifio de la picadura pasadas veinticuatro lianervioso central, y se puede comparar este estado ras un ligero eritema que ha desaparecido al caro á la desaparición de la alergia de la piel en los de cuarenta y ocho horas. A veces, después de las casos avanzados de tuberculosis. veinticuatro, se observa una pápula manifiestamente prominente,, indurada, rodeada de una zona Es interesante advertir que en un sifilítico, la eritematosa más ó menos intensa ; esta pápula disluetinorreacción puede notarse cuando la :reacción minuye poco á poco y ha desaparecido al quinto día de Wassermann es fuertemente positiva y, por no dejando más que una ligera pigmentación ; r-e contraste, en los casos de sífilis terciarias, así trata.de una irritación banal causada por la inyeccomo en la sífilis hereditaria las dos reacciones ción de una substancia extraña ; es preciso no con pueden presentarse al mismo tiempo. fundir esta irritación banal con una reacción \)0En los sifilíticos sometidos á un tratamiento sitiva. enérgico, la reacción de Vassermann gradualmente disminuye y termina por desaparecer; por el conLa reacción positiva puede presentarse bajo trss Resumiré sumariamente la técnica de la preparación de la luetina, técnica que el lector encontrará en detalle en mis publicaciones precedentes. ^ • . . La luetina está preparada de la manera siguiente : los cultivos puros de treponema pallidum son colocadas en una vasija esterilizada con numerosas bólaf de porcelana ; se mueve durante muchas horas de raanera que se macere el treponema; se emplea una' mezcla de cultivos líquidos y de cultivos sólidos de edades variadas, pero se quitan con cuidado antes de contundir los tejidos, el fragmento de tejido que compone uno de los elementos esenciales del medio de cultivo. Es preciso obtener un extracto lo más libre que sea posiple de substancias extrañas. La emulsión que resulta de estas maniobras debe ser perfectamente líquida, para lo cual se agrega una canfidad suficiente de cultivos líquidos. La emulsión se calienta á 60° durante treinta minutos, antes calentábamos una hora : pero hemos comprobado que no hace falta tanto tiempo. Antes, como medio de comparación, preparábamos tarabién una emulsión de medios de cultivo que no contenía pallidum, pero hemos visto que esta comprobación era inútil. La luetina que pfeparo contiene siempre más de seis razas diferentes de treponema pallidum, para aumentar la polivalencia, conviene emplear el mayor número de especies que se puedan. La luetina se conserva en la cámara f r í a ; en el momento del empleo se la diluye con una cantidad igual de suero artificial esterilizado. La inyección de luetina se hace en el dermis de la piel del brazo derecho; la cantidad inyectada es de O cm.° 0,7 para un adulto, 0,05 para un niño. I".mediatam'ente se ve aparecer una pequeña p á- trario, la luetinorreacción, que puede faltar ó ser muy ligera al principio del tratamiento, se hace más intensa en el momento en que la reacción de Vassermann desaparece. De todo lo que venimos diciendo, resulta que la luetin<;ii reacción uosec una significación limita- '--.h. Fig. 2.—Forma pustulosa en un caso de sífilis ttrcíaria láteme. da, pero muy importante, no solamente paia el diagnóstico, sino también para el pronóstico. Consideramos, por ejemplo, un enfermo que ha contraído la sífilis y que ha sufrido un tratamiento enérgico; si no se presenta ningún síntoma ó alguna reacción de Vassermann, se puede decir que está curado ó que es un sifilítico latente ; pero si este enfermo reacciona á 1.a luetinorreacción, nosotros podemos considerarle como un sifilítico latente, á pesar de la ausencia de todos los otros signos. Chauffard, en su reciente discurso en el X V I I Congreso Internacional de Londres, ha insistido sobre la importancia de los medios pronósticos ; yo creo que, dentro de ciertos límites, la luetino'reacción reemplaza á éstos para un enfermo en el cual hasta aquí no había otro medio de afirmar la curación. Las observaciones de Milián y de Generich, en 1910, nos han enseñado que la reacción de Vassermann puede aparecer positiva después de las inyecciones de salvarsan en ciertos sifilíticos, en los cuales la reacción era al principio negativa ó indecisa. Este fenómeno particular ha sido después confirmado por investigaciones subsiguientes y es conocido con el nombre de reactivación de Vassermann. Para producir ésta se inyecta habitualmente en las venas 0,40 de salvarsan ó 0,60 de neosalvarsan y se hace la prueba de la sangre al siguiente día ó cuarenta y ocho horas después, y si la reacción es negativa al cabo de una semana. Recientemente, Nichols ha aportado una interesante comunicación á este fin. En cierto número de sifilíticos que habían sido tratados por el salvarsan y no presentaban ninguna reacción de Vassermann ni ningún síntoma clínico, después de un año, aplica la luetincrreaccién á todos y algunos al mismo tiempo la reactivación de la reacción de Vassermann. Los resultados puedes ser resumidos del modo siguiente : En el grupo I, cinco casos de sífilis que no presentaron ningún síntoma y que en muchos exámenes habían dado una reacción negativa durante un período de quince á veintidós meses, reaccionaron positivamente á la luetina. Se comprueba por las consecuencias que estos casos eran de sífilis latente, porque se vieron reaparecer los síntomas clínicos y se asistió á la vuelta de la reacción de Wassermann. En estos casos, por consiguiente, la ESPAÑA MEmCA luetincHrreacción había sido capaz de descubrir la latencia. de la sífilis. El grupo I I comprende cuatro casos semejantes, en los que la luetinorreacción y la reactivación de Wassermann dieron resultados negativos. Nichols estima que se pueden considerar estos casos como curados. Estos últimos enfermos eran soldados ; podrán ser observados im tiempo indefinido y se podrá de este modo determinar el valor pronóstico de esta reacción. En el grupo I I I nos encontramos diez casos de sífilis, en los cuales cinco dieron una luctinareacción positiva y cinco un resultado negativo á la luctinarreacción y á la reactivación de la reacción de Wassermann. Nichols concluye que la luetinorreacción es tan sensible, si no más, que la reactivación de Wassermann en los casos de sífilis latente, y si además se compara la simplicidad de la luctinarreacción con la complejidad relativa de la reactivación de la reacción de Wassermann, que reclama al principio una inyección de salvarsan y en seguida la ejecución de una reacción de fijación de complemento, se ve que la luctinarreacción tiene un valor práctico considerable. Las primeras observaciones hechas también por Coheuorseman-Robinson, Stoll, Gradwhl, Nobi and Flus, Kemmerer, sobre la especificidad de la luetinorreacción, han sido confirmadas por' las investigaciones de Rytina, WoUssoh, Schmiter y otros. Baermau y Heimann han demostrado que un extracto preparado con espirochetes de la eniermedad, conocida con el nombre de Yavos ó Frambaesia, tiene efectos semejantes á los de la luctina, y que los dos dieron la misma reacción sobre la piel de los sifilíticos ó de enfermos afectos de Frambaesia. Se puede pensar que existe una relación de grupo para los organismos de dos enfermedades que son análogas. Diremos una palabra de la susceptibilidad particular y exagerada de la piel de las peibonas afectas de sífilis terciaria. Neisser ha dejado comprobado este hecho. Después de mis experiencias, yo he comprobado este estado de irritabilidad especial próximamente, salvo el 10 por 100 de los casos de sífilis terciaria ; pero este estado no se presta en modo alguno á confusión con la luetinorreacción, porque esta reacción no está necesariamente asociada á una susceptibilidad especial. En realidad, la piel de la mayoría de los sifilíticos que han dado una luctinarreacción típica, no reacción en modo alguno á las inyecciones de contros, en los cuales no se tiene ningún extracto de treponema. En resumen, la luetinorreacción nos da un medio de descubrir la existencia de la Infección sifilítica en estado crónico ó latente, en el que los síntomas clínicos ó la reacción de Vassermann faltan temporalmente. Una luetinorreacción negativa en los casos crónicos de sífilis en que los síntomas son graves, y la reacción de Wassermann evidente, indica un pronóstico desfavorable ; tal es, por ejemplo, en los casos de parálisis general. La luetinorreacción no debe ser puesta en paralelo con la reacción de Wassermann. 'La Presse). CRÓNICA LA IDEA DEL D r . FUELLES El doctor Fuelles, médico culto y entusiasta, me hace el señalado honor de aludirme en su última crónica acerca de lo por él visto y oído en el Congreso de Londres. Sus sanos sentimentalismos, sus recios amores al solar patrio, su fondo ingenuo y lírico pusiéronse en vela ante el acorante espectáculo de cómo —Os he prohibido el uso del tabaco porque es causa de la pérdida de la memoria. —Está usted en un error, doctor; usted no me lo ha prohibido. —¡Ah! ¡Bs verdad! Lo había olvidado. (Pé'e-Mélc.) en otras tierras se aprovecha la menor ocasión, el más leve pretexto, para exaltar el sentimiento patriótico. Y seducido por el encanto de imo de estos momentos campeadores, propone que en España se implanten tales costumbres, rcquiriéndome para que dé mi opinión. Honrosa es la consulta ; pero tan honrosa como difícil de contestar. De Pirineos acá, la masa que enronquece jaleando al Gonococo cJiico y se deja sugestionar por las burdas habilidades de los políticos al uso ; esa masa que va al crimen pasional con una inconsciencia desconcertante, que se entusiasma y deprime en brazos de una morbosa emotividad infantil, se muestra fría y reservada en cuanto de loar á la Patria se trata. Hasta hace poco, el pueblo no saludaba á la bandera, y aun hoy son más las cabezas que al paso de ella quedan cubiertas que las que se destocan. En fiestas y solemnidades se oye el himno nacional sentada la gente, sin la menor expresión de respeto y devoción. El paso de las tropas,,que cruzan las calles en busca del tren que ha de llevarlas á la campaña, no levanta aquellas manifestaciones de entusiasmo, de cordial embriaguez patriótica, que fuera lógico esperar y que de hecho se da en otros países con fama de flemáticos y poco lagoteros y de que nuestros currinches han hecho tipo de pacatería. Así, pues, á primera vista el pleito parece perdido. Si el vulgo, la masa se presenta tan parca en sus manifestaciones patrióticas, es lo sensato pensar que mucho más ha de mostrarse el público médico. Por no sé qué extrañas y subterráneas psicológicas, la generalidad de los médicos estiman como un deber de liturgia el aparecer escépticos, desapasionados, al margen de los hombres y de las cosas. Hablad de amor, de arte, de belleza en un corro de médicos ; hacedlo con cierta efusión, con alguna vehemencia y os mirarán asombrados como si os hubieseis presentado vestidos con marsellés y catite. El miedo á ser cursi ha hecho de la Medicina una de las profesiones en que más abundan los cursis, por dolorosa que sea la confesión. Ahora bien ; esta calma, este tancredismo espiritual, ¿responde á una verdadera concepción escéptica de honda raigambre filosófica, á una verdadera hipoestesia sentimental, á una falta de grotencialidad romántica ? De ser así, toda la buena fe del doctor Fuelles, todo lo discreto y oportuno de su idea, tendrían que volver grupas v conformarse con regodearse con esos espectáculos lejos de la. Patria. Pero, afortunadamente, se trata sólo de una apariencia. En España adolecemos de un profundo mal dificilísimo' de curar, consecuencia de razones ancestrales de incultura, de clima, hasta de alimentación : el horregiásnio. Un señor que grite ¡ viva España ! con calor, con fervor, que arengue á aquellos hombres que momentos antes miraban indiferentes él paso del regimiento, y tendréis organizada una clamorosa manifestación en que se gritará furiosamente y se abrirán las espitas de todos los entusiasmos. Lo que escasean son esos señores capaces de gritar y arengar, y escasean por miedo á l a s chuflas y vayas. El tipo aborigen del guasón es uno de los que más culpa tienen de l a mediocridad, de la grisura de nuestra actual psicología. Los españoles todos estamos obsesionados por el temor á quedar en ridículo, y por ese temor, que es el verdaderamente ridículo, oculta éste que se enterneció auditando música y calla el otiro que oyendo un verso se le hizo un nudo en la garganta y desfigura aquél la emoción de que se serribró su alma al paso de la novia que le abandonara en una noche inolvidable. Y tan es así, que el destinarse la idea del señor Fuelles á ser implantada en centros médicos, más que mejorar y disminuir, agrava y aumenta considerablemente las dificultades, por tratarse de una de las profesiones en que por necesidad y abolengo más desarrollado se halla el espíritu crítico. Profesión de envidias malsanas y mortificantes competencias. Estas especiales circunstancias exigiríaii un gran tacto en la implantación de la nueva costumbre. Pretender llevarla á los actos todos de las Academias y Sociedades todas, sería ir al fracaso aljsoluto y definitivo. Ni por convencimiento ni ])or imposición podría adelantarse nada. Atm suponiendo una eficaz acción legislativa, no se debería ni podría generalizar. Dada la cicatería, el antiesteticismo de nuestras Academias, nacidas y creadas, en su mayoría, más con propósitos fundamentalmente exhibicionistas que ^'esrdaderamente científicos, la costumbre iría degenerando y la orquesta acabaría por ser substituida f)or un gramófono cbirria'dor y desentonado. Esas cosas sólo pueden tomarse en serio bajo dos aspectos : la transcendencia y l a 'belleza. O lo que es lo mismo, sería preciso encontrarse con gentes que de buena fe creyesen que estaban laborando ó iban á laborar por el progreso humano, cosa que. rlesgraciadamente, no ocurre en España :ó en Madrid, por lo menos, donde en lo que se piensa y lo que se persigue al subir á -esas tribunas e s í l éxito y medro personal ó con gentes sentimentales y ensoñadoras capaz de encontrar en la ceremonia un símbolo estético de la ciencia, rindiendo .pleitesía á la P a t r i a ; cosa más difícil de hallar que mendrugo en cama de galgos. En las grandes solemnidades, el problema se pl'ntearía en términos muy distitltos. E l ambiente teatral, la presencia de damas, de iriinistros y ex ministros, ejercerían una positiva sugestión aun sobre los más reacios, de hecho se lograría implantar la reforma del doctor Fuelles. La emulación, llamémosla así en un arranque de pegujalero eufemismo, de las Acadernias no oficiales pondría aquí mucho. Tanto ó más que todas las argumentaciones que acerca de- esta bella idea podrían hacerse. Esto es cuanto se me ocurre. H e cumplido, pues, con el grato deber de no dejar pasar por alto la cariñosa alusión del doctor Fuelles ; pero creo sinceramente que aun tratándose de campaña simpática y bien orientada se ha de conseguir muy poco. Estas cosas, como dicen los castizos de nuestros barrios populares, han de salir de dentro y de dentro no salen por ahora... Sería necesaria lina preparación espiritual larga y complicada, que habría que empezar en las mismas Facultades. De todos modos, ya sabe el culto médico sevillano que me tiene por entero á sus órdenes para trabajar por estas y cuantas ideas se le ocurran, ya que siendo suyas han de ser buenas y generosas. Dr. César Juarros, EM^MAMÉ^/CÁ El refectorio. La hora de la comida. Señor director de ESPAÑA MÉDICA. ¿ Quiere usted conocer una institución modelo, en lo que liace á medicina infantil—^me dice liace unas semanas el doctor Garsonville—. Pues vamos al Hospicio de Brevannes. Y allá fuimos una espléndida mañana, recorriendo en el ferrocarril de París-Bastille á Verneuil-l'Etang, los 24 kilómetros que de aquella vasta marisca nos separaban. El Hospicio de Brevannes tiene cabida para 1.900 camas y depende de la Administración general dé la Asistencia pública. Todas las dependencias y servicios son completos y bien atendidos ; pero como ellos no eran por el momento objetó de nuestra visita, nos dirigimos directamente hacia los jáabellones de niños convalecientes, cjue funciona desde el año 1908 ; los hay allí para co.ivaleCencia general, para niños pretuberculosos, y de aislamiento que ocupan los atacados de la enferínedad reinante, que el día de nuestra visita era la escarlatina, así como durante año y medio (911 al 12) lo fué la tos ferina. juzgan ellos necesarios dejT su paso á convalecientes... y nada más. El flacct del director y ei niño entra á recibir el auxilio insubstituible de la ciencia y la caridad hermanadas. Eleváronme pronto los pasos al pabellón Ville- Recreo, hasta las cinco. Comida, á las cinco. En verano se retiran á dcirmir á las siete, y en invierno á las seis. Fuera de las casos agudos, no se administra medicación alguna, sólo una higiene racional, la gimnasia respiratoria y el rigor en el régimen ali mentido, permite obtener result.idos verdadera mente admirables; se modifican los fenómenos respiratorios, la inspiración se prolonga, los síntomas congestivos disminuyen y el catarro desaparece. Las agravaciones son lexcepcionales, pues de 616 entrad;,s, sólo 19 han sido devueltos al hospital de origen, siendo las principales complicaciones que lo han motivado las crisis congestivas. Anejo á este servicio hay un dispensario de otorino, para atender á las reacciones adenoideas, muy frecuentes, y un pecjueño servicio quirúrgico para responder á las intervenciones de urgencia. También llamó mucho mi atención y lo visité con calma el pabellón de convalecencia general. Allí son aomitidos todos los que necesitan una atención especial ó simplemente que habrán de sufrir una convalecencia larga. Allí la asistencia médica es exquisita y el tiempo de permanencia intlefinido. En este momento suena una campana. Se oyen risotadas y los precipitados pasos de los chicos que se dirigen al parque á hacer sus ejercicios de gimnasia respiratoria. El parque es espléndido y hermoso, dominan en él los pinos y el suelo está acondicionado en forma de que no haya en él humedad alguna. E l médico encargado de estos ejercicios distribuye en grupos á los chicos y empiezan los movimientos que habrán de dilatar aquellos pulmones amenazados y que recibirán el benéfico influjo del oxígeno vivificador. Fijaos en que es un médico el que dirige la lección, pues siendo el ejercicio físico una terapéutica, aquí no se le ocurre á nadie ponerla en manos del primer titiritero que así lo desee. jVIás pudiera deciros de lo mucho bueno que encierra esta Institución, pero la información gráfica completará lo que por apremios de espacio yo me callo. Pero que no se me quede en el tin úero esta pregunta : —I No habrá por ahí, país de reconocida filantropía, quién no piense en el pobre niño convaleciente y tuberculoso y á él dedique una parte de Una sala-dormitorio. meri, que es el albergue de los pobres chicos tulierculüsos. El pabellón está construido bajo el plan general de loa demás, excepto la adición de his alas laterales, entre las (¡ue están dispuestos los departamentos de baño y de la cura de aire. Se admiten allí los niños cuyo proceso fímico no está avanzado : adenopáticos, bronquíticos, priniíTos grados congestivos. Para su ingreso se reunen semanalmente en el Hospital des EnfantsSube de .punto su importancia en patología inMalades una comisión formada por los jefes de fantil, en la cual el período de convalecencia de . las clínicas de niños de París. las enfermedades está preñado de peligros y políl régimen de vida es de lo más interesante, y sibles contingencias que engendran luegj padecicreo muy curiosa su rej)roducción íntegra : mientos incurables. Levantarse, seis de la mañana. Cuidar á un niño en su convalecencia es trmnLimpieza, de seis á siete. far del raquitismo y la anemia ; es ponerle vaDesayuno, á las siete. lladar á la tuberculosis ; es que se dé el difícil (Jura de aire,; de ocho á nueve. salto de la niñez á la juventud, entrando en estaRecreo, de nueve á nueve y tres cuartos do pictórico de vida y energías. E l niño convaGimnasia, de nueve y tres cuartos a diez y leciente en un hospital general es terreno abonacuarto. do al destructor efecto de los gérmenes que allí Cura de aire, hasta las diez y tres cuartos. pululan j el niño que convalece en un asilo adePecreo, hasta las once. cuado es víctima que se arranca á la muerte, Almuerzo, á las once. que siempre acecha nuestros primeros años. Recreo, hasta la una y media. , El funcionamiento de esta Institución es . de Cura, hasta las dos y media. una sencillez verdaderamente admirable. Una vez Gimnasia, hasta las tres. por semana retínense en junta los jefes de los ser«Gouter», á las tres. vicios hospitalarios de. niños,que hay en París, v Paseo, hasta las cuatro. Su organización responde á dos fines, á cual de más beneficio higiénico, es uno de ellos el trataftiiento dé las convalecencias en las infecciones infantiles. Hoy la ciencia deslinda perfectamente la misión del hospital en la etapa aguda del padecimiento, y cuando entra ya éste en su fase de vuelta á la norrnalidad. designan aquellos que de oada estableciraienio Cura, á lac cuatro y tres cuartos. Pabellón Villemin.—Una curada aire. su fortuna que se la llevan fundaciones de dudoso beneficio? Dr. Regnier. París IX-913, ÉÍ>PÁMÁ MEñltÁ 8 É^^ Hospicio d e Brevannes.—Pabellón Viliemin.—La gimnasia respiratoria. MEaiCINA PRACTICA ñliunas oiniorvanones aceita del tratamiento de la Pústula {Comiusión.) Esto sucedió el año 1888. Desde entonces he visto muchas pústulas y todas, absolutamente todas, han curado con el yodoformo y glicerina fenicada, como había hecho antes después de la cauterización ; pero no volví á emplear ésta. Ahora bien ; ¿ es lógico suponer que el yodoformo aplicado á la superficie sin vida, que queda después de rota la flictema, pueda absorberse ni servir para nada ? La glicerina fenicada en embrocaciones sobre el edema no puede servir más que de consuelo al paciente y allegados creyendo que se hace algo? Bueno será advertir que hasta hace pocos años, en que mi experiencia y larga vecindad en este pueblo me han dado autoridad para hablar claro en este asunto he tenido que hacer milagros de equilibrio para poder seguir nji tratamiento, negando unas veces que fuera pústula maligna cuantos casos se presentaban y afirmando se trataba de erisipela blanca. No dejé de enterarme de los, por entonces, nuevos tratamientos por medio de las inyecciones sublimadas,, fenicadas y yodadas; pero yo seguí con el mío, puesto que me iba bien. Además, vi morir una mujer joven y robusta, envenenada por el ácido fénico, inyectado con fin terapéutico alrededor de una pústula, que se hubiera curado, segiín mi opinión y con mi procedimiento, perfectamente y acabé de desilusionarme. También he leído varios casos de curación obtenida instilando sobre el centro de la pústula gotas de una disolución de sublimado de éter. Y digo de este tratamiento lo que del mío. Esperar que una superficie muerta, condenada á la eliminación absorba el sublimado, curándose así la infección local y mucho menos la general, creo que es pura ilusión. Convencido de esta verdad, ensayé en mí mismo la más absoluta pasividad con motivo de una pústula que padecí. Yo no he visto si había bacterias de Devaine, porque no tengo microscopio, ni me servirla de nada si le tuviera, porque no sé manejarlo; pero el aspecto clínico era característico. Primero grano, después flictema que se rompió, dejando ver su fondo rojo negruzco, rodeado de una zona de edema rojo y otra de edema blanco. Estos fueron resolviéndose, se formó el círculo eliminatorio, cayó la escama, se reparó la pérdida de substancia quedando una pequeña cicatriz. Después llegó á consultarme un pobre pastor, trayendo un niño de pocos meses medio cadáver, frío como la nieve, casi sin pulso, presentando una enorme pústula en la mejilla. La cabeza era una enorme masa edematosa, no se veían los ojos, la boca era una hendidura violada entre dos montañas nacaradas. Greí que no vivía dos horas, y doliéndome se gastara inútilmente el dinero en yodoformo y glicerina fenicada (pues no estaba igualado en farmacia alguna), le recomendé cubriera frecuentemente la pústula con sal común bien molida y le diera á cucharadas leche con cognac, pues el pobrecito no podía mamar. Pues... también se curó y hoy ayuda á su padre como zagal. Como éste van curados muchos. Yo no sé cuantos ; pero deben ser muchas docenas, porque en este país hay mucho ganado en el que el carbunco es muy frecuente, y siempre aprovechan la carne de los que mueren de dicha enfermedad, ocurriendo con frecuencia que el dueño de la res muerta y el pastor y la mujer y algún otro de la familia aparecen cada uno con su jjústula y alguno con dos. Pero, cosa notable, jamás he visto caso de infección gastrointestinal, aunque se hartan de cofer la carne de cuantos animales mueren, sea de lo que sea, haciendo chorizos, que se ingieren crudos la mayor parte. Claro es que la sal común sobre la pústula sirve de lo mismo que las hojas de nogal (Pomaigrol), la levadura con creta (Chadzko), el ungüento mercurial (Kurt MuUer), etc. H e dicho que se curan todos y ahora rectifico. He visto morir un eníermo que se iba de viaje ; cuando me encontré con él al volver una esquina y preguntándole por qué llevaba liado el cuello con trapos y vendas, me enseñó una pustuiita de un centímetro cuadrado con, insignificante edema periférico. Le hice volver atrás, le cautericé á conciencia y á los cuatro días murió en el colapso hecho un monstruo. También he visto morir en el colapso á dos ó tres con edema maligno. Mucho tiempo hace que deseaba dar á conocer estas pequeñas confesiones de mis apuros en la práctica r u r a l ; pero cuando hablaba con mis compañeros, cauterizadores aun hoy mismo á todo trance, me hacían desistir, pues decían nadie querría creerme. Despué.3 leí que el doctor Garre, profesor de la Universidad de Tubinga, dice: «El carbunco cutáneo se cura sin ningún tratamiento en el 90 ])or 100 de los casos.» (Tratado de Terapéutica especial de las enfermedades intei-nas, publipadü bajo la dirección de Penzoldt y -Stintzinc,-Traducción castellana hecho para la Bibliotécia de Medicina y Cirugía prácticas.) Esta opinión me animó por una parte, dando á mi creencia el apoyo de la autoridad de tan sabio maestro; pero me desanimó -por-otra, pareciéndome ya inútil decir yo ni una. palabra por mi cuenta. Pero á pesar de los años transcurridos desde la publicación de dicha obra,', todavía siguen cauterizando muchos compañeros titulares, y en obras de Medicina publicadas posteriormente siguen haciendo pronóstico grave del- carbunco. Además, en estos días ha sucedido' íjue, desollando primero y picando después la carne de una vaca muerta de carbunco se han producido en un hombre (Benito Fernández Clavero) dos pústulas, una en la mejilla y otra en el quinto dedo de una mano. Su hermana, esposa de Evaristo Trabas, ha presentado otras dos, una en cada pulgar. Una niña, nieta del dueño d e ' l á vaca, José Salas, otra pústula en el dedo medio de una mano. Pues bien, el Benito, alarmado de que yo sólo le recomendaba la sal común fué á que le viera otro compañero, y éste le cauterizó la pústula de la cara con potasa cáustica. Pero el buen hombre se olvidó ó se le olvidó al distinguido compañero que había otra pústula, y ésta curada con sal, sólo con sal, curó tres semanas antes que la cauterizada. Las dos de la mujer, hermana del anterior, curaron perfectamente con yodoformo y lavado de agua sublimada y con igual tratamiento la de la meta del dueño de la vaca. ¿ Es claro ó no este ejemplo?. Juzguen mis compañeros, que tengan paciencia para leer hasta aquí. A mí, para casualidades, me parecen muchas, pues hace veinte años, día por día, que los vea sucederse sin interrupción. Me creo, pues, autorizado para afirmar que el pronóstico de la pústula maligna es favorable, puesto que tiene tendencia natural hacia la curación y el tratamiento debe ser expectante, empleando curas antisépticas que preserven de infecciones secundarias y cuidando de levantar las fuerzas del enfermo por medio de tónicos, alcohol, etc., y buena alimenta(nón en relación con las fuerzas digestivas del enfermo, y me creo obligado á dar publicidad á estas apreciaciones para cumplir el deber que todos tenemos de contribuir, aunque sea en cantidad tan insignificante como la que yo puedo aportar á la hermosa obra de luchar por la salud y la vida de nuestros semejantes. Fernando Avila. Jaraiceio (Cáceres), 1913. DE IBMCE Si algunos suponían que la terrible anemia era exclusiva sólo, según Chamberlain de pueblos que no tienen ni lores ni coraunes, ni furias sufragistas de lady y de miss están equivocados, que en pueblos como Francia, asombro de naciones, terror del marroquí, pletórico de vida, repleto de millones al que respeta Jorge y admira lord Asquith, registran los doctores, según dice Lacaba (1), terribles casos clínicos que me hacen presumir que en todas partes habas á calderadas cuecen, que en Yepes y Alcobendas como en Bordeaux y [París, la anemia perniciosa con hemolisinemia, del tipo metaplástico se suele descubrir, con más las agravantes de ser cript(^enética, ESfíAÑA MÉ3iCÁ desglobulizadora que no existe en Madrid. Aquí la anemia es franca y no desglobuliza la sangre femenina, la sangre varonil, y un rayo de vergüenza que al corazón nos hiera los glóbulos el rostro nos tiñen de carmín. Si entramos en la «entente» hispano anglo[francesa que sepan y no olviden Barthou y lord Asquith, que débiles ó anémicos, los españoles sienten en sus troncos y vasos los hematíes hervir y con ó sin «entente» al moro batiremos en Tetuán, Larache lo mismo que en el Rif. Luchando por la patria con el afán de gloria... los pueblos que así luchan jamás pueden morir, lo diga quien lo diga, lo indiquen ó lo afirmen los clínicos de Londres, los sabios de París. Los médicos de España, demostrarán al mundo que nuestra sangre es roja, que es la sangre del [Cid. S. Olmedo y Estraaa. —^-O"'**— Hospicio d e Brevanners.—Fachada Sud-Lste. Galerías para curaciones. DISPOSICIONES OFICIALES Ministerio d e Instrucción Pública. REAL DECRETO En atención á las razones expuestas por el ministro de Instrucción pública y Bellas Artes. Vengo en decretar lo siguiente : AirtículD 1.° Se crea con carácter general y obligatorio en todas las escuelas de primera enseñanza, públicas y privadas, dependientes del ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes, la inspección médico-escolar, á cargo de un Cuerpo de médicos y odontólogos nombrados, por este ministerio. Será jefe del Cuerpo el director de la inspereión médica actual, designado por la Real Academia de Medicina, y secretario general del mismo el vocal inspector médico de la Junta local,.que lo es en la actualidad de la Inspección escolar de Madrid. El servicio dependerá de la Dirección General de PrimiSira Enseñanza. Art. 2." La inspección médico-escolar abarcará : I. La higiene de las construcciones y locales escolares del reino, dictaminándose en cada caso acerca de las condiciones deil edificio, iluminación, ventilación, calefacción, distribución de clases, retretes, suministro de aguas potables, menaje y cuantos particulares puedan afectar á la sialud de alumnos y de maestros. II. El estado sanitario de los alumnos, que comprenderá : a) El examen individual de los niños á su ingreso en los centros escolares ; b) El aislamiento de los enfermos y las disposiciones higiénicas relacionadas con la profilaxis de las enfermedades transmisibles, reconociendo detenidamente á los alumnos que pudieran ser portadores de gérmenes ; c) Clasificación de los anormales ó deficientes. III. La organización de registros sanitarios para formar las oportunas estadísticas, debiendo unificarse las libretas sanitarias con un modelo único, que se determinará par la Dirección General del Cuerpo. IV. La educación sanitaria de las escuelas. V. Las medidas de índole higiénica que, de común acuerdo con el personal docente, deban adoptarse para la reglamentación de la enseñanza, horas de trabajo, recreos, ejercicios físicos, etcétera. VI. Los medios adecuados para propoircionar á cada niño los elementos higiénicos necesarios para su perfecto desarrollo físico, así como la conservación de la salud de maestros y alumnos. VIL La higiene de la boca, que constituirá una especialidad del seirvicio. (1) Véase la ESPAÑA MÉDICA del 20 de Agosto. Art. 3.° Se establecerá en Madrid un Centro dotado de los elementos necesarios para las investigaciones y exámenes á que se refiere el artículo anteriolr y á cuyO' cargo correrá además la formación de una biblioteca-archivo, la redacción de Memorias periódicas, el establecimiento de conferencias y cursos breves, acerca de las naatqrias relacionadas con la inspección médica, y la comunicación técnica' con todos los médicos y odontólogos que pertenezcan al Cuerpo. Formarán este Centro, bajo la dirección del jefe del Cuerpo, dos médicos, un farmacéutico, un licenciado en Ciencias y un arquitecto, nombrados por el ministro de Instrucción pública y Bellas Artes, en la forma que se prescriba en el reglamento organizado, aparte del personal auxiliar que se detetrmine. Art. 4.° El Cuerpo de inspectores médicos de las escuelas estará constituido por doctores ó licenciados en Medicina y Cirugía y odontólogos que se hayan dedicado con preferencia al estudio de la higiene escolar y de las diversas especialidades relacionadas con la infancia. Ingresarán por concurso y por oposición, divididos en tres categorías : de número, supernu-, meirarios y especialistas, formándose un escalafón por orden riguroso de antigüedad en. las respectivas categorías. Los médicos y odontólogos actualmente adscritos al Cuerpo continuarán formiando parte del mismo y ocuparán los puestos que les corresponda en el escalafón. Art. 5.° La Direcdón General de Primera Enseñanza, de acuerdo con el director-jefe de la Inspección médico-escolar, presentará, en el plazo de dos meses, á la aprobación del ministro, el reglamento orgánico del Cuerpo y los presupuestos necesarios para la organización del servicio. Art. 6." Quedan derogadas todas las disposiciones que se opongan al presente decreto. DISPOSICIÓN TRANSITORIA Única. Se abrirá un conciírso por un mes para proveer las plazas de médicos que por la Dirección del Cuerpo se estimen necesarias para organizar éste en toda la nación y que gratuitamente se presten á desempeñair el cargo mientras en los presupuestos se consigne la cantidad necesaria para percibir el sueldo ó gratificación que se señale. Entre los solicitantes serán preferidos los médicos titulares. Las vacantes que resulten se sacarán á oposioión, en cuya forma, y una vez exista consignación en los presupestos, se proveerán asimismo todas las que ocurran en las plazas de entrada. Dado en San Sebastián á veinte de Septiembre de mil novecientos trece.—Alfonso. » QUISICOSAS VEEANmS Maravillas d e la Cirugía y al César lo que e s del C é s a r . Aquí el César no pasa, en jerarquía militar, de soldado raso en regimiento de zuavos. Pero no adelantemos los acontecimientos. Ya sabéis que en estos últimos Congresos ae Medicina se han presentado Memorias de asombrosas operaciones quirúrgicas, de formidables descubrimientos de Medicina, por los cuales no es exagerado suponer que en plazo breve viviremos uno, dos ó tres siglos, á gusto del consumidor para la duración. Entre los cirujanos se destaca el doctor Carrel, que, como es notorio, lo mismo transplanta un ovario que otros órganos importantes del cuerpo animal vivo, y los deja para seguir perfectamente en sus funciones normales, después de una encantadora operación quirúrgica. Hombre es, por lo que se ha visto, el doctor Carrel capaz de llegar con el tiempo y la ciencia á transplantar brazos, piernas y quién sabe si cabezas completas; lo cual trastornaría muciio los retratos, el parecido de los parientes y amigos en persona... Una revolución, en fin, que no es del caso estudiar. Pero sin que pretendamos empequeñecer el mérito y el valor de las prodigiosas operaciones del doctor Carrel es de justicia hacer constar que en la transplantación de órganos de cuerpo á cuerpo tuvo un precursor y no fué un profesional, circunstancia que avalora el hecho curiosísimo, digno de pasar á la posteridad para gloria del que tuvo la primera idea y se lanzó á la primera iniciativa. A un soldado zuavo corresponden los honores de la invención. Desprovisto de todo conocimiento científico, pero abonado al calabozo por revoltoso é indisciplinado, el zuavo Giróme pasó en 1857 de África á Francia. Necesitado de dinero (¡ y cómo no, siendo soldado, y raso !), presentóse una mañana en el cuarto de estudio del naturalista Triquel para decirle : —¿ Me compra usted UR animal que traigo de África en esta cajita, y que debe ser un elefante á juzgar por la trompa ? —i Un elefante de ocho centímetros de aiiura I —exclamó el sabio naturalista, dando muestra de visible asombro—. Veamos...veamos... El zuavo sacó de la caja un animalucho cpn el rabo largo y una trompa de tres centímetros que colgaba del piquito del hocico. —¡ Qué raro !—dijo el sabio con voz profunda y los ojos relampagueantes de alegría—.Elefante k EÉPÁÑA Mmm nó es... el tipo es de rata... vulgaris... pero esa trompa... ¿ Será cierta la fábula española del elerante y la hormiga?... ¿Cuánto quiere usted por este ejemplar? —Cincuenta francos. —Ahí los tiene usted—dijo precipitadamente el naturalista—. ¿ Es hembra ? —Sí, señor. —¿ Podría usted proporcionarme uri macho ? — T a l vez ; uno tiene un camarada del batallón ; pero pedirá más caro. —No importa ; tráigalo en seguida. Á los pocos días el zuavo volvía á la casa de Triquel con el macho, que fué pagado en cantidad superior. El sabio estaba loco de contento, ebrio de júbilo. —Voy á epaiar á la Academia y al mundo cientílieo—.decía á cada instante. En debida forma, legalmente, hizo matrimoniar á los animales, y esperó los acontecimientos con las consecuencias naturales del casorio. A su tiempo debido presentóse la descendencia ; ínás, ¡oh, fatalidad!, ¡oh, decepción enorme y científica !, todos los hijos carecían de la trompa que tranquilamente balanceaban el padre y la madre. —¿ Me la habrán pegado ?—gritaba el sabio, rojo de ira—. ¿ Habré sido víctima de una mixtificación?... i Yo... yo!...—exclamaba, golpeándose la reluciente cúpula creaneana. Estos son ratas y ratones de los más vulgaris. Es preciso que el que me los vendió se explique ante los Tribunales. Y en la Gazette des Tribunaux de 1857 puede verse el proceso. Un oficial llamado á declarar como testigo dijo que aquellos animales no tenían nada de sobrenatural ; eran sólo un caso zoológico, resultado del pasatiempo de los zuavos, asiduos huéspedes del calabozo, y explicó el método adoptado por los hombres para gratificar con una trompa á las ratas, sus compañeras de prisión. —Se atan sólidamente dos rutas sobre una tabla, de modo cjue coincida el rabo de una con el hocico de la otra. Se hace una incisión en el hocico, y se aplica á la herida la extremidad de la cola del otro animal, ligándola sólidamente. A las cuarenta y ocho horas, la carne viva ha hecho presa. Después, á dos ó tres centímetros de largo se da un tajo á la cola de la rata, que queda en libertad, y se nutre á la otra, haciéndola conservar la posición durante unos días más, hasta que la llaga ha cicatrizado por completo. ' El sabio escuchó atónito al oficial que descubría la singular operación quirúrgica, y el zuavo fué absuelto, pues no se demostró que hubiese declarado al naturalista que su rata había nacido con trompa. i Quién hubiera dicho al guerrero que abría un camino á la Ciencia, cuando sólo había tratado de abrir el bolsillo del sabio Tric|uel ! Nihil novuní suh solé, ]")uede decirse ahora al portentoso cirujano M. Carrel, después de sabida esta verídica historia. A. Saint Aubín. XVII Congreso lntemadonal de Mediana. LONDRE5-AGOSTO-1913. Ponencias y comunicaciones. Oermatología (continuaaión de la cuarta cuestión.) se debe evitar con ol salvarsán, pero es muy recomendable con el neosolvarsan. E s t e tratamiento ha sido errq)leado en estos M. Fordyce (de Nueva York) ha hecho' seis dos últimos airos en Magdeburgo para las ¡¡rosó siete mil inyecciones con un solo falleoimien- titutas, la cifra de jornadas de tratamiento ha to, que atribuye á una intoxicación arsenical. disminuido en la mitad. Un gran número de E n la sífilis primaria, cuatro ó seis inyecciones muchachas se ha presentado espontáneamente de salvar'sán y 10 ó 12 de mercurio son sufi- ai examen, y la reacción de Wasserrnann se cientes ; en el período secundario, él acostum- mostró negativa al cabo de dos años en un 55 bra á hacer m u c h a s series semejantes. -4sí lia por 100 de los casos. Los mejores resultados obtenido en la mayor parte de los cases la cu- se han obtenido con la asociación del mercurio ración del enfermo. E n la mujer encinta los \T del salvansan. resultados han sido excelentes, y se ha resJVÍ. Mac ¡ntosli (de Tjondres) no ha cb;-:erguardado á la madre y al niño. v a i o jamás casos de intoxicación grave; él ha La tabes es favorablemente influenciada por hecho investigaciones comparativas sobre la un t r a t a m i e n t o intenso del salvarsán asociado toxicidad del salvarsán y tier'salvarsán. E l ha al mercurio; con 12 inyecciones de «606» no ha probado i'a inocuidad del «606» inyectando en observado jamás accidentes, y por el contra- soluc'ón salina á individuos normales, no ha rio, h a notado u n a mejoría considerable de los observado ninguna elevación ce temperatura. M. Ullmann (de Viona) declara que no exissíntomas. Si los resultados publicados hasta aquí en la tabes son malos, es que sin duda ten hoy adversarios del «()06», Jís neaesario tose h a temido los efectos del salvarsán sobre das las veces rodearse de todas las precauciones antes de hacer una inyección; es necesario el sistema nervioso alterado. M. Schreiber (de Magdeburgo) estima que evitar la acumulación de productos en el orel salvarsán no es más tóxico que el virus, si- ganismo y asegurarse antes del estado de los filítico; de 7.000 casos, él no h a tenido m.ás ríñones. El fin que debemos proponer es la cuque tres m u e r t e s ; uno de los enfermos era al- ración radical en los sujetos jóvenes. cohóíico, el segundo un paraHtioo general, y M. de Pros Vudasfsohn (de Berna) estima el tercero murió de pulmonía. que los casos referidos por Levy-Ding constituEl salvarsán no ejerce acción nociva sobre jren u n a excepción; éi ha observado siempre el sistema nervioso, al contrario, cura los ac- la curación de las lesiones; el tratamiento asocidentes nerviosos de la sífilis. No h a tenido ciado de salvarsán y mercurio le ha dado los más que diez casos de neurosis recidiva sobre- mejores resultados. H a sido uno' de los privenida en los primeros meses, debido á dosis meros en preconizar las dosis débiles al principio (0,01), á fin de ver si el organismo es seninsuficientes de salvarsán. E l neosalvarstín, SÍÍDIC al arsénico, sobre todo en el período sees tres veces menos tóxico que el salvarsán, pero actúa más débilmente; es m u y alterable, cundario, y no h a tenido jamás muertes, pero y es preciso evitar su oxidación exponiendo ha tenido m u c h a s neuro-recidivas, debidas á la inyección al aire. La concentración de dosis la insuficiencia de las dosis inyectadas. Ai. de Pros Hata (de Tokio) refiere los resultados obtenidos en el tratamiento de la sífilis por el salvarsán en los hospitales del Japón. H a recogido 166 casos estudiados con cuidado y jamás h a visto recidivas en el período {¡rimarlo; ha tenido cinco recidivas de 46 casos de sífilis secundaria y 13 recaídas de 104 casos de sífilis tsrc'aria. El h a empleado, igualmente, el salvarsán en una afección frecuente en el Japón y causada por la( mordedura cíe las ratas (rat-bitefevor), 15 casos de 16 han curado completamente con una sola inyección, y el 16 ha cedido á la segunda. E n todos estos casos, ei autor nO' ha tenido^ ninguna defunción, y estima que las recidivas que ha observado son debidas á una insuficiencia de tratamiento. M. Eliasberg (de Eiga) ha observado tres casos de crisis epileptiformes, después de la inyección de salvarsán, á veces tres meses después. Actualmente es imposible hablar ds la esterilización de la sífilis por el salvarsán; se conoce, en efecto, casos de sífilis retardada y de accidentes remotos de la sífilis. E s arriesgado librar la autorización del matrimonio antes de tres ó cuatro años después del comienzo de la sífilis, y el examen de la, sangre debe ser liedlo con mucha frecuencia. E n la sífilis terciaria, el «606» h a dado al autor ios mejores resultados; en la sífilis secundaria los efectos son á menudo más rápidos que por el mercurio; pero á veces el Wasserrnann no es modificado, y en ciertos casos Eliasberg ha notado una agravación del curso de la sífilis. M. Heinemann (de Londres) comienza por inyectar pequeñas dosis de salvarsán para evitar la anafilaxia; después h a recurrido á fuertes dosis y al iodui» de potasio, obteniendo por este método excelentes resultados, y eí Wassnrmann se hace bien pronto negativo. Ai. de Mella Breyner (de Lisboa) refiere muclias observaciones de sífilis y de lesiones no sifilíticas ulcerosas, rebeldes á todo tratamiento, puesto que en un caso se hablaba de arri]Kitación, y que curaron rápidamente por el salvarsán. Lo mismo en un caso de angina de Vi cent. M. de Pros EJders (de Copenhague) preconiza la inyección intra muscular de 0,26 gramos de benzoato de mercurio (fórmula Sancher) en una sola dosis, obteniendo así resultados tan buenos como con el salvarsán, desde el punto de vista de la rapidez d e la cicatrización de las lesiones. Como accidentes h a observado 43 casos de estomatitis mercurial, muy frecuentemente de hidrargirismo cutáneo, y tres casos de cólico mercurial, uno mortal en un alcohólico. M. Berry (de París) refiere los buenos resultados obtenidos en una veintena de casos de sífilis con una nueva combinacióir soluble yodoarsónico-mercurial. M. Dind (de Lausanne) practica frecuentemente la punción lumbar en el curso de la sífilis, porque cuando aparece una sífilis nerviosa central no so marúfiesta por ningún síntom a clínico. Se observa con frecuencia, en efecto, en la sífilis secundaria, y lo mismo en la sífihs primaria, una hipertensión del líquido céfalo-raquídeo con una fuerte linfooitosis. El salvarsán mejora estos síntomas disminuyendo la presión y la linfooitosis M. ds Silva (di; Lisboa) h a obtenido buenos resultados con el salvarsán en el tratamiento de la tabes. Se's enfermos tratados por dos inyecciones de 0,50 de «606» vieron mejorarse sus síntomas. M. Faure (de L a Malou) estima que el tratamiento de la tabes debe comprender una hi giene general, la medicación específica por el mercurio ó el arsénico (la hectina de Moune- rayt es preferible al «606»), la reeducación mo- B&^AMA MBDICA triz, la hidroterapia, ¡as curas termales, el sol, y la luz, que actúan mejor sobre los dolores que las drogas anestésicas. M. Saworski (de París) preconiza fuera del tratamiento mercurial ó arsénica], y de la reeducación motora actuar de una manera lenta refleja por la dilatación uretral ó rectal la reUexoterapia vertebral. M. MeirowsM (de Colonia) ha estudiado el ciclo de la vida de los espirochetes, gracias á un método de coloración, al azul de metilo, y ha podido observar diferentes fases de transformación, de división y de multiplicación de los espirochetes. M. Mac Donagh muestra sobre el encerado el ciclo vital del agente de la) sífilis; para él el espirochete pálido es la variedad macho de un protozoario, el leucocytoroon syphilidiz. Piensa que la curación de la sífilis al principio es posible, poro es preciso hacer tantas inyecciones de sálvarsan como sean necesarias, para hacer el W a s s e r m a n n negativo en la sangre, diez y siete ó diez y ocho horas después de la última inyección. D u r a n t e un año administra mercurio y yoduro. Cultivos puros de espirochetes.—M. Schereschervsky presenta vistas cinematográficas de espirochetes hechas por M. Comandon con culturas obtenidas por su método. Valor de las reacciones de fijación en el estudio de las( enfermedades cutáneas y sifilíticas.—MM. Sancher y Voltrain (de París) estudian, desde luego, la reacción de Wassermann, cuya importancia es actualmente admitida por todos. E n la sífilis primaria aparece cuando la etapa septicémica está exaltada ; puede sobrevenir tardíamente en los chancros indurados con adenopatía considerable, ó por el contrario, de un modo precoz en los chancros de los labios. En la sífilis secundaria el Wassermann es positivo en u n 80 por 100 de los casos. E s , á menudo, negativo en la sífilis antigua, que data de quince á cuarenta a ñ o s ; es positiva en el 60 á 75 por 100 de los casos de tabes ; 70 á 80 por 100 de los casos de P . G. 80 á 90 por 100 de meningitis agudas sifilíticas, 60 á 70 en los aórticos. E s frecuente en los hidroepáticos, la corea, el vértigo de Menier, en las leucemias. E n el período primario, u n tratamiento intenso retarda siempre ó impide á veces la aparición del Wassermann. E n el período secundario ningún medicamento hace desaparecer para siempre la reacción. E s peligroso basarse únicamente en el W a s s er man n para instituir y dirigir el tratamiento antisifiiítico. No se debe permitir el matrimonio á u n sifilítico de tres á seis meses bajo pretexto de que la reacción es negativa. El sero diagnóstico de la lepra (Eitner, Sancher, Abrami) es positivo en casi todos los casos de lepra tuberculosa; es menos constante en la lepra maculo anestésica y trofoneurótica. En las micosis eí sero diagnóstico (Widal, Abrami y Soltrain) será investigado al mismo tiempo que los fenómenos de co-fijación y oo-aglutinación. En la micosis fungoide los autores han obtenido en 18 casos examinados 14 resultados conforme á la clínica, empleando como antígeno un extracto de .alooholo-eterea de micosis fungoide. 11 ro, aun entonces—aliondando en la observación , puede intentarse este diagnóstico topográfico, que es de la mayor importancia y que el médico no especializado suele descuidar. Síndromes de insuficiencia auricular.—Frecuentemente, la insuficiencia cardíaca queda durantei largo tiempo localizada á las aurículas, que son la parte primeramente afectada, pero no aparecen síntomas de ninguna clase, el enfermo no se queja de nada y el diagnóstico es imposible. Pero á veces, generalmente por casualidad, se descubre un síntoma típico: una irregularidad especial' del pulso; esta irregularidad reviste el tipo de la arritmia completa, es decir, que hay aumentO' (no excesivo) del n ú m e r o dei pulsaciones con sucesión irregular de los latidos: pulsaciones fuertes suceden á otras débiles é inversamente, con intervalos desiguales. Los métodos gráficos y e¡ electrocardiograma, demuestran, además de esta hregularidad, que ya la mano había percibido, la desaparición de los movimientos activos de la aurícula. H a y ocasionas en que la insuficiencia auri- cular no se manifiesta sólo por la arritmia, en cuyo caso este síndrome sería sólo una curiosidad teórica, sino que va acompañada de fenómenos subjetivos que indican ia disminución de la capacidad funcional del corazón : dificultad en la respiración, dispnea de esfuerzo, palpitaciones ; es piieciso pensar entonces que otras cavidades cardíacas participan de la insuficiencia de las aurículas. Unas veces, este síndrome aparece en sujetos afectos de lesiones valvulares (principalmente mitrales), y son, quizá, ei comienzo de una serie progresiva de accidentes que terminan en la asistolia. Otras veces, el sujeto no tiene lesión cardíaca alguna y la insuficiencia auricular es su primera manifestación cardíaca. Lewis y Váquez han visto varios casos de estos, en los que la arritmia auricular fué seguida de otros fenómenos, rápidamente crecientes, que condujeron en poco tiempo á la muerte- por asistolia aguda. Pero, de ordinario, ias cosas no van t a n m a l ; el enfermo siente sus molestias durante algún tiempo, se adapta luego á su insuficiencia ligera y VÍVQ .bastante bien muchos años. Será, sin embargo. UN JUICIO... COMO SE HACEN MUCHOS, POR FRESNO Terapéutica.— S e c c i ó n V. Los grandes síndromes de la insuficiencia cardíaca.—Váquez (París), ponente.—La insuficiencia deí miocardio puede afectar á todo éste ó cada una de sus partes. Al principio de los accidentes de la insuficiencia se pueden diagnosticar con cierta facilidad las porciones afectadas. Después, todas las diferencias se borran en el cuadro común de la asistolia; pe- Hemos estado en la conferencia del Dr. X, Ha estado brillante, elocuente, grandioso, estupefacoiante. -¿Y de 'iné ha tratado? -No lo dha icho. ESPAÑA MEDÍCA 12 útilísimo que este enfermo, que se cree bueno, se cuide y se someta á períodos de tratamiento. No h a y que olvidar que, aunque m u y excepcionalmente, se da, la muerte súbita en sujetos con arritmia completa perpetua. Síndrome de insuficiencia ventricular izquierda.—La insuficiencia del ventrículo izquierdo suele anunciarse por palpitaciones, aceleración insólita y habitual del pulso y dispnea dolorosa. Ordinariamente aparecen estos síntomas en sujetos previamente afectos de lesiones aórticas y de pertensión arterial. L a taquicardia se presenta en forma de aceleración habitual ó de crisis paroxístioas. E s un medio de defensa del corazón en la hipertensión ; ante el exceso de trabajo, trabaja con menos ampKtud y más frecuencia. L a dispnea va acompañada de dolor retroesternal. Suele aparecer cuando el sujeto se v a á dormir ó durante el sueño (dispnea de decúbito). Después de este período premonitor, puede sobrevenir la insuficiencia agiida del corazón, ligada á la dilatación aguda del ventrículo. Los accidentes de la dilatación aguda del ventrículo izquierdo sobrevienen de repente, por la noche sobre todo. Su intensidad es terrible. Empieza por dolor sordo, rápidamente creciente en la región retro-esternal, «dolor que invade todo el pecho, que aprieta el corazón—dice Váquez—, que estruja el tórax, propagándose hacia la región vertebral, entre los dos omoplatos, irradiándose bien pronto á lo largo del brazo izquierdo. El enfermo, agobiado por el dolor, se sienta en la cama con el tronco inclinado y la cabeza baja, como si tuviese sobre la espalda ima losa de plomo». A veces hay expectoración espumosa, sanguinolenta, indicio del edema pulmonar. E n este acceso anginoso, ó en la fase de edema, muere muchas veces el enfermo. Otras veces se repone del ataque agudo, pero siguen signos de insuficiencia cardíaca, que pueden llevar á la muerte en pocos días. Otras veces, por último, termina mejor t o d o ; las crisis, aunque se repitan en los días siguientes, van cediendo, ayudando, naturalmente, la intervención terapéutica (emisión sanguínea, reposo absoluto, dieta hídrica y después láctea). Después de grandes fatigas (carreras, trabajos excesivos, etc.), puede aparecer la dilatación aguda del ventrículo izquierdo, aun cuando no h a y a lesión anterior del corazón. E s t e accidente puede ocasionar la muerte súbita, pero otras veces desaparece con el simple reposo. A veces sobreviene u n a insuficiencia m^tral en estos corazones de ventrículo izquierdo dilatado. E s t e accidente—dentro de la gravedad que pesa sobre el enfermo—es de buen pronóstico; la insuficiencia se tolera bien y alivia el trabajo ventricular. Cirugía.—Sección Vil. Estado actual de la cirugía jntratorácica.— Sauerbruch (Zurich) y Tuffier (París), ponentes.—Extensas comunicaciones, m u y detalladas, pero sin nada nuevo. Nuevos métodos para producir la analgesia raquídea.—Tuffier (París), ponente.—Las inyecciones extradurales, abandonadas un tiempo y ahora puestas de nuevo en circulación por algunos cirujapos, no merecen la preferencia del p o n e n t e ; su técnica es complicada y larga y sus resultados inciertos. L a s inyecciones intradurales son, ya inferiores, ya superiores (Jonnesoo), entre la primera y la segunda vértebras dorsales, que da buenos resultados. Los agentes empleados fueron al principio la cocaína, la stovaína, la tropocaína, y, finalmente, la novocaína, que es en la actualidad la preferida, ya sola, ya asociada á otras substancias. Jonnesco usa la stovaína asociada á la estricnina. L a mortalidad varía mucho según las estadísticas; la causa do la muerte es desconocida. E s t á contraindicada esta técnica en los sujetos m u y emotivos, en los niños, en los sifilíticos, en las afecciones medui'ares y en las operaciones supra-umbilicales. Tratamiento de la parálisis espasmódica.— Little (Londres), ponente.—Método preferible el tratamiento ortopédico sobre los músculos y ios tendones. H a n sido em]-)leados sin éxito la neurotomía parcial ó total, la inyección de alcohol en el trayecto de los nervios y las transpiantaciones nerviosas. Si el caso es muy malo, se puede recun-ir á la operación de Bennett-Foerster (sección de las raíces posteriores de la medula), con la feliz innovación de hacerla en un tiempo y cortar* las r.aíces cerca ya, del cono medular. Si hay idiotismo, epilepsia ó atetóse, la operación está contraidicada. Tratamiento mecánico de la coxalgia.— Ridlon (Chicago), ponente. El protóxido de nitrógeno y oxígeno como anestésico en cirugía general.—Teter (Cleveland, Ohio), ponente.—Este anestésico, administrado por un médico exporto, es el más seguro, el más agradable, el' más exento do complicaciones post-anestésioas. E l solo peligro es la asfixia, pues debe darse en estado de gran pureza (80 á 95 por 100 de oxígeno), pero se evita fácilmente. Las condiciones para u n a buena anestesia por este método son: empleo de narcóticos preanestésicos, empleo de oxía-eno puro, medida exacta del gas, administrarle oahente, asegurar la respiración del gas. existencia de una presión intrapulmonar positiva. Descripción de la técnica. Anestesia rectal.—Cunninghan (Boston).— Comunicación sin importancia. Hace un elogio m u y reservado de esta anestesia. {Continuará). DESDE bfl CUNETA Al margen de la aciualida profesiona!. OPOSICIONES A VERDUGO A la plaza de verdugo de una capital española se han presentado 18 aspirantes, y como uno de ellos sea médico, se han desatado los lobeznos todos de la guasa y encendido las luminarias todas de la burla. ¿ Por qué, señar mío ? El suceso no tiene la menor pátina de extravagancia, ni controviene ninguna de las sabias leyes de la sabia Naturaleza. Si acaso, el acaecimiento lo que encierra es una profunda y trascendente enseñanza. Es que se parte paira enjuiciar .sobre este punto de la acoquinante idea de que el oficio de verdugo es cosa despreciable, repugnante, propio de pelagallos y r-emoques. No' hay tal cosa. Se comete aquí un grave pecado de lógica. Una trascendente y anonadante metonímica, malabarismo gramatical, que como todos, ó casi todos, saben, consiste en tomar el efecto por la causa. Una de dos, ó el verdugo es ui, „ei consciente que interviene en la administración más ó menos curva, en o<-as¡oneñ paráUjIa, dp justicia, ó queda reducido al piay)el de neiro instrumento. En el primer caso, todos los respetos debieran ser para él, puesto que él se lo guisaba y él se lo comía, como el decantado y popular Juan Palomo. Pero lamentable y abocinantemenl e ocurre que otros lo guisan y el verdugo tiene que masticarlo públicamente y con ciertas honestas apariencias de desenfado. ¿ Guardairíais rencor á la máquina que os hizo descarrilar por impericia del que la conducía? No, seguramente no. ¿ Odiaríais á los dientes del perro qu© os mordió? No, seguramente no. ¿ Conserva;ríais inquina á la lluvia por que en, uno de sus días de triunfo se os calasen las botas? No, seguramente no. I Tendríais el menoir desprecio para el cartero que os entregó una afollante y tremenda carta ? No, seguramente no. ¿ Albergaríais la menor antipatía para el vendedor ambulante que obstruye la calle y dificulta vuestro paso, porque los asalariados urbanos de lona y polaina se lo consiente? No, seguramente no. ' , , A quien guardaríais rencor, á .quien odiaríais á quien conservaríais inquina, á, quien tendríais desprecio, á quien ofrendaríais vuestra antipatía sería al maquinista, al perro, al zapatero,,, al firmante, al celador munícipe. ¿ N o es esto claro, no es una cosa sobre todos los artificios de los polemistas? Pero aun prescindiendo de este aspecto filosófico de la cuestión, filosófico,y acapizador, hav aquí otro elemento no menos digno de ser tenido en cuenta, f No está siempre la gente burlándose del médioo y haciendo ariete de que, pese á sus desvelos y descejamientes frente á los libros, se mueren los enfermos? ¿Cuántas venes se ha hablado de que el galeno mató ? i Por qué, pues, extrañarse cuando un profesional de la medicina quiere matar conscientemente? H No os hace pensar este arranque en que ese médico sea un «esquirol» pagado por lo® autores y escotares cómicos para hallar un nuevo tema de humorismo, más ó menos macabro, pero hilarante en definitiva? Más probable ©s que se trate de un médico de Sociedad, inflamado por un justo y recio afán de venganza. Sea dé ello lo que quiera, lo que no cabe dudar es que del hecho de .ser el verdugo médico,. sólo ventaias pueden derivar para los fines de' Tusticia. Más asepsia, y más eficacia anatqmofisiológica. Además, este hábito tendría todo el valor de una revancha social, ya que los hijos de Hipócrates están sintiendo á diario el suplicio de rebenque y rabotada de la incultura ambiente. Por todo ello la masa se asombra y en sus parletas de porterías, cafés y casinos, asió la ocasión por los cabellos para una vez más reírse á costa de los pobres médicos y de las pobrezas de los pobres médicos. Pero sin motivo. La instancia de ese médico es cosa natural, sencilla; altamente natural y altamente sencilla. Como están las cosas, y como están en especial las cosas de los médicos, va habiendo que elegir entre el oficio de verdugo v el oficio de mendigo. Claro que hay una solución intermedia ;, la de dedicarse á corista del género chico, ahora que los teatros de este género dieron en reforzar sus masas corales y azabacherescas. ¿ Pero, que creéis mejor para un profesional de la bacteriología, el papel de verdugo destinado ái pasarse lustros sin tener que ejecutar á n-idie, ó el de verse precisado á ejecutar á diarin el pasodoble de «El tambor de granaderos» ó el «Tango del aguacate»? T-o que debemos pedir todos es que, si ese CO?Dpañaro se lleva la plaza, la desempeñe con tal esmero que el título de médico represente una garantía y una reoomendíación para los que,pudiéramos aspirar á otras vacantes. Se,Tá una de las pocas cosas para que sirva; tal lo pusieron la desidia de los gobernantes y la ignorancia de los gobernados. Claro que todo este agridulce. charlar es pura. eutrapelia. ¡ Para los días que va uno á vivir! Dr. Sócrates Sánchez-Bonaparte. l^AÑA !3 MtBiCÁ :*= •iJ ^^R^tef^^fc,^ <, ^^^^^^^ lé^*É ';*»5 1 í' * ^ \ P^>^^¥^ ^ ^ i t » ttM|^^^;^''^!líi'Ü^J^®^^~'^^^^^^^^^^ M-J*!M ^m» • % » » •flSI^^ ' '^^1"t. :!=•;•• jírfcfc::^ ^.- ^ . '|.:'5' . '^íiM^-^^^^^^^^S- '¿pipii ^^^^^^^^^^^^ ^^•jM' ?^i| SIBi^R^^ ^^^^^^^^^^P^KÉK^SHIii $Í"'.:^'V'.||Í1 pIlH ^H^^^P^-íii^^MHV^ litfí*i ^ • • ? » í profundamente situada junto al plano esquelético, ni he visto ni recuerdo que se haya observado supramuscular. La línea operatoria clásica, para hacer su ligadura, marca bien su situación y dirección ; r\:y obstante, puede desviarse de su camino y siempre hacia fuera, para buscar el segundo ó tercer espacio interóseo. Así lo he podido observar varias veces personalmente y aun rectificar en ejercicios operatorios la afirmación errónea de que no existía tal vaso en aquel caso concreto, porque buscándole con arreglo á la disposición comtín no aparecía ; mi costumbre de disecarle, me ha hecho encontrarle, buscándole bajo el pedio más hacia afuera. Su situación no deja de ser la misma cuando proviene de otra arteria que no es la tibial anterior, y conserva su dirección y conexiones á pesar del distinto origen ; así lo he observado proviniendo de la peronea, comportándose por lo demás como en caso normal. Puede faltar en absoluto, ejemplo, en la radíogiana número 6, substituyendo su riego dorsal, finas ramas que no alcanzan categoría para considerarlas como disposición típica. No siendo importantes las conexiones que este vaso establece en el dorso del pie por la escasez de órganos en él situados, y siendo, por otra parte, perfectamente descritas por los autores, no me he de entretener en ellas ; únicamente haré constar, como es clásico, la excelente guía que constituye el borde interno del pedio para encontrar la ai teria, siempire que exista; por el manejo ititerno del pedio llegaremos á encontrarla. Fotogra/ía núm. 4, IV Región dorsal. Esencialmente proviene el riego de la región dorsal del pie de la continuación y terminación en esta región de la arteria tibial anterior, que cambia su nombre por el de arteria pedia. Esta denominación tan antigua que, por lo menos desde WJnslow y Tiedeman ya se emplea, no tiene suñciente razón anatómica en que fundarse, es como tantas obras que en artariología encontramos en que un vaso al llegar á punto anatómico determinado cambia de nombre, sin que haya otra razón especial. Así sucede que cada autor después asigna un límite distinto á estas divisiones, y particularizando á nuestro caso, empiezan á llamar arteria pedia, bien en el ligamento anular dorsal de la garganta del pie, bien en la interlínea articular. (Toussaint.) El ligamento anular no es un buen punto de referencia, porque es poco preciso en su situación y dimensiones, es más constante la interlínea articular tibioperoneo tarsiana para cuando queremos tomar medidas, contar colaterales, marcar dirección, etc. ,etc. ; así es que, con Toussaint, creo que debe tomarse como límite para el cambio de denominación de arteria tibial anterior en pedia la línea articular de Li garganta del pie. Precisamente en este punto se acentúa la oblicuidad que ya se ha iniciado en'la arteria tibial anterior y siendo casi horizontal, marchanüo un poco hacia dentro y directamente hacia adelante, corre la arteria pedia el dorso del tarso hasta la extremidad el primer espacio interóseo mefatarciano, punto esencial en la morfología de este vaso, porque es interpretada la disposición que adopta de distinta manera por los autores. Para la mayor parte, este es su punto terminal, otros consideran como punto terminal la extremidad anterior del espacio interóseo (Gerard, Manual de Anatomie. 1912), y ya Manno, considerando mejor las disposiciones, hace descripción de la arteria pedia en la regióh plantar; Bonells y Lacaba, en su Anatomía, indican que la porción transversal del arco arterial profundo del pie puede considerarse como parte de la arteria tibial anterior; he insistido al estudiar este pun- Hamificaciou colateral de l a arteria dorsal del pie. to con(;erniente al riego plantar y no he de hacer en este lugar más que mencionarlo, porque allí tiene su completo desarrollo. Para otros anatómicos, Salvi y Dubxenil-Chambardel, es más corta la arteria principal del dorso del pie, porque estiman su punto terminal cuando proiduce. una' gruesa rama colateral externa que ellos consideran terminal por bifurcación. Esta rama, tarsiana externa, es importante por su calibre y extensión ; ])ero no alcanza tal fijeza en su disposición ni es tal su volumen que podamos aceptar este criterio; muchas veces es muy delgada y se encuentra supl'da por las anastomosis que, con ramas supratarsianas, maleolares y peroneas, llegadas á la región, establece el vaso que nos ocupa ; estas arterias supletorias llegan á alcanzar mayor calibre que la tarsiana, lo que nos hace desechar el criterio de Salvi. Las fotografías 1, 2, 3 y 12 y todas las radiografías prueban lo que que acabo de exponer y se ve bien clarar-ente que después de nacer esta colateral el vaso sigue con predominio en la región, continuando su trayecto y produciendo á veces gruesns colaterales que no le restan la superioridad morfológica. T.a situación y dirección de la arteria dorsal del pie son bastante fijas, siempre la he visto En el trayecto desde la línea articular de la garganta del pie hasta el extremo posterior del primer espacio interóseo, la arteria pedia suministra ramos colaterales de poca importancia, algunos de bastante más que otros, siendo de notar que no está conforme á la realidad la descripción clásica. Se describen como ramas colaterales de la pedía : Primero, ramas internas supratersianas y suprametatarsianas que en la margen interna del pie se anastomosan con ramas plantares, son cíe poco calibre y variables como destinadas á establecer anastomosis. Segundo, ramas supratarsianas y suprametatarsianas externas, de las: cuales una, tarsiana, marchando hacia afuera llega al borde del pie anastomasándose con maleolares, peroneas y plantares, regando al pedio y huesos del tarso y otra suprametatarsiana, que formando arcada dorsal, da origen á las interóseas dorsales del segundo, tercero y cuarto espacios y se anastomosa en el borde del pie con ramas plantares y dorsales próximas. Esta descripción ha sido clásica, y tocios los autores la consignan como la disposición normal hasta Salvi, que en 1898 publicó una monogra- • • ^ 1 . Radiografía núm. 5. 14 MEDICA íín—Arteria dorsalisfedis—y cambió la descripción. Era de notar que algún autor, Hartmann, hacía la descripción clásica, y su grabado no LUrresponde á lo descrito. Salvi, en su estadística, encuentra con mucüa mayor frecuencia, 137 veces entre 200, la disposición que él llama tipo primero. Dubrenil la encuentra en la mitad de sus disecciones. Ahora bien ; existe una excepción. Con gusto consigno que los Sres. Bonells y Lacaba, en la página 190 y siguientes del tercer tomo—Angiologia—de su curso completo de Anatomía del cuerpo humano, editado en 1796, un siglo antes que Salvi publicase su monografía, describen la arteria del dorso del pie tal como es y, por lo tanto, con palabras que son casi calcadas en la monografía de Salvi. Copiada al pie de la letra, como confirmación (y con gran satisfacción por mi parte), dice : La arterial tibial anterior (no la llaman pedia), al emfezar á descubrirse en la -parte externa del extensor del pulgar (dedo gordo), produce un ramo constante y notable que baja hacia el tarso y es la arteria társea. Esta arteria se dirige hacia afuera y se introduce inmediatamente debajo del músculo extensor corto de los ¿e¿oí (pedio). da, un ramo que rodea la articulación del astragalo con la tibia y el peroné y envia ramos á una y otra articulación, anastomosándose con la pero 'nea posterior con la arteria del tobillo externo y con otros ramos del tarso, y produce otros que van al extensor corto de los dedos y al periostio del hueso navicular. Luego da .posteriormente un ramo notable que por la excavación del tarso va al periostio del calcane y á la gordura que hay en esta ex¿avación, al astragalo y al hueso cu-' boides, donde se anastomosa con la peronea anterior. Cuando la arteria tarsea llega en frente del tercer cuneiforme, se encamina hacia adelante y da la primera arteria interósea al intervalo del segundo y tercer hueso del metatarso. Siguen describiendo esta arteria, y luego dicen: La arteria del tarso da luego la segunda interósea, que se reparte asimismo por los tendones extensores, por los tegumentos y por la excavación del tarso, sigue por el intervalo .del tercer o^ y otario hueso^s d&l metatarso, recibe la segunda perforante posterior y la anterior ; se divide por la convexidad del tercero y cuarto dedos y se anastomosa con la tercera horquilla de la arteria •plantar. El tronco de la társea continúa adelan- tándose hacia el hueso cuboides, recibe un ramo notable de la peronea anterior y da la tercera interósea que va á buscar el intervalo del cuarto y quinto huesos del metatarso. (No repito por innecesaria la descripción de la interósea.) Por últi- FotOi»rafia núm. mo, la arteria társea se dirige hacia los tegumentos y el músculo abductor del dedo pequeño se comunica en la base del quinto hueso del metatarso con dos ramos de la plantar externa, y d" esta anastomosis resulta un ramo que sigue al quinto hueso del metatarso, da ramificaciones •'•• los tegumentos y remata con una de ellas en i >. parte externa del dedo pequeño y con otro en j inúsculo abductor. Esta descripción no altera en nada los términos del tipo de Salvi, descrito como más frecuente, variando únicamente que cambia los nombres de los músculos pedio y extensor del dedo gordo por los que entonces se usaban ; la diferencia más importante es en que Bonells y Lacaba no describen que con frecuencia la interósea del segundo espacio nace de la rama principal, pedia ó dorsal del p i e ; esto se explica porque es mucho más frecuente la disposición tal como ellos la describen y no es esencial el cambio para modificar la morfología. De esta disposición son buenos modelos las fotografías adjuntas, señaladas con los números 1, 2 y 13 y en las radiografías 1, 2, 3, 4 y 5. En la fotografía número 12, aunque es anómala la terminación de la pedia, se conserva perfecta- T.:im: J Radiografía núm. 6. mente el tipo descriptivo perteneciente á esta disposición. En ocasiones la rama interósea del segundo espacio adquiere suficiente desarrollo en su origen para poder suplir en el espacio tercero á la interósea nacida de la tarsiana ó converger con ella para, unidas, formar el ramo interóseo. Si se acentúa más esta disposición, la rama cjue se dirige á formar la interósea del segundo y tercer espacio llega al cuarto,, y entonces constituye el arco dorsal clásico en las descripciones, como se ve en la fotografía número 3, que es un perfecto tipo de esta disposición, del que asimismo existe un ejemplar en las preparaciones del Museo Anatómico de la Facultad. De estos tipos de ramificación de la arteria dorsal del pie se han hecho estadísticas de mayor ó menor frecuencia, siendo á mi entender poco interesante saber qué forma es más frecuente, porque para las aplicaciones ó deducciones que de estos conocimientos hayamos de hacer es de poca importancia esta relación numérica ; mas interesa conocer todos los tipos que pueden presentarse y tenerlos en cuenta á la hora de las aplicaciones, porque la última disposición que hubiésemos encontrado no nos indica que la siguiente sea de otro tipo ó del mismo, y en cada individuo encontraremos el suyo sin relación con los de los demás, por eso considero completamente inútiles las estadísticas con relación del tanto por ciento en cada forma, y en su consecuencia no las hago. En mis disecciones he observado que siendo, como son, ciertos y exactos los tipos descritos, presentan todos la particularidad de que tienden por lo general á una disposición retiforme supratarsiana por anastomosis de los ramos procedentes de la pedia con las peroneas y maleolares, de cuya red, muy manifiesta frecuentemente, salen la,; ramas interóseas, pero lo que me ha parecido muy constante, y se ve claramente en las fotografías 1, 2 y 13, es que estas interóseas son más gruesas en el espacio intermetatarsiano que en su origen. por lo que más que procedentes de las ramas dorsales se deben considerar hijas de las arterias plantares, que siendo perforantes posteriores, reciben anastomosis de la red dorsal. Esta manera de comportarse las arterias interóseas dorsales es tan clara en muchas ocasiones que las arteria.s en el espacio interóseo tienen doble ó triple calil)re que encima de las basas de los metatarsianos (dando el nombre de Bonells y Lacaba á las ex- ESPAÑA MEDICA 15 tremidades posteriores de estos huesos) y choca que ramas muy finas del tercero y cuarto espacio, sobre todo, bruscamente adquieren un calibre que no puede comparase con el anterior y se relaciona bien con el de la perforante correspondiente. Nada espcial he de decir de las arterias interóseas después de estas consideraciones; bien conocida es su distribución por los músculo y tejido próxinios y cómo se anastomasan nuevamente con las arterias plantares, terminando en los dedos correspondientes á los espacios interóseos recorridos. Dr. Godeardo Peralta. Catedrat'eo. No hay parte del cuerpo de la que nos quejemos tanto como de la dentadura. Se sufre al echar los dientes, se sufre cuando se pierden y á menudo nos dejan vacía la boca, defornlada é impropia para la masticación. Por eso nos vemos obligados de vez 'en cuando á reparar los estragos de la Naturaleza, reemplazando los dientes perdidos por otros artificiales. Los fenicios conocían ya los dientes de o r o ; los hebreos los de oro y de plata, y Horacio se burlaba de los romanos, que quitaban por la noche sus dientes como sus vestidos. Los árabes, en la Edad Media, se ponían á veces en el lugar de los dientes caídos, pedazos tallados de hueso ó de marfil. Hasta el siglo XVIII solamente se emplearon como dientes artificiales dientes humanos, de hipopótamo, de huesos de buey 6 de marfil. En 1774, un francés, Duchatecus, trató de fabricar dientes minerales, y después de tentativas para evitar la contracción producida por la cocción, y para obtener un color semejante al de los dientes naturales, dio resultados favorables su invención, que fué perfeccionada por varios dentistas y actualmente son de empleo corriente. Como otras muchas, esta invención francesa no fué explotada en Francia. Su desarrollo ha sido en Inglaterra y en América,; pero siguen dos sistemas distintos : en Inglaterra se echa en los moldes una pasta líquida y en América se moldea una pasta sólida. A los dos años, Francia ha recuperado el tiempo perdido y hoy tiene una fábrica de dientes artificiales minerales, sita en Versalles y creada por los Hijos de M. Henri Picard y Compañía, y en la cual se producen 225.000 dientes al mes. Su fabricación, según el BvlleUn de la Societé i'encouragement four Vindustrié nationat, es la siguiente: Estos dientes se hacen moldeando una pasta compuesta esencialmente de feldespato y sílice. El fespespato, privado de todos los óxidos, cuarzo, mica, etc., viene en bloques y se extrae en el país; sufre primero una trituración á mano en pequeños fragmentos, después se pulveriza, y mezclado Con agua, se muele. Se obtiene así un polvo muy fino, que decantada el agua, se seca y pasa á un tamiz por el que sólo atraviesa el polvo impalpable. La sílice (cuarzo) también se trituira, muele. seca y tamiza. El polvo obtenido se separa del hierro, que puede tener, por medio de una pequeña máquina desimantadora. Los polvos, exentos así de sus impurezas, van á los laboratorios, donde se hacen las mezclas, que son un secreto. Según su composición, el diente será más ó menos resistente, de grano más ó menos fino y de esmalte más ó menos translúcido. En general, el diente está constituido por dos partes : el cuerpo y el esmalte. El cuerpo destinado á contener los ganchitos de platino ó de alcRción que fijan el diente es de color amarillo más ó menos obscuro. El esmalte es la parte visible y se le da un color semejante al del diente que reemplaza. El cuerpo está formado de una mezcla de feldespato, sílice, kaolín y óxido de titano; el esmalte de los mismos componentes en diferentes proporciones, añadiéndoles un fundente y un colorante; sal de cobalto, de urano, de manganeso, etc. La escala de los tintes del esmalte va del blanco puro al castaño, pasando por el amarillo y forma una serie de 80 colores diversos, según en quien deban emplearse estos dientes : niños, adultos, viejos, fumadores, etc. Hechas las mezclas se procede á moldearlas, que es una operación muy delicada. Los dientes modelos que sirven para la fabricación de los moldes, son ejecutados por verdaderos artistas, muy al corriente de la anatomía dentaria. El molde se hace primero en yeso y después dos ó tres modelos de bronce fundido. Estos son de dos partes, posterior y anterior, que se ajustan perfectamente, cogiendo al diente por el medio. Todos los moldes se retocan, ajustan y se le quitan las rebabas; después se perforan dos agujeros en la parte posterior, para recibir los ganchitos. Estos se hacen con una máquina automática que produce 10.000 por hora. El molde se lleva después al taller, en el que se preparan diariamente 9.000' dientes de todas formas ; se limpia y seca, se aceitan sus caras, se colocan los ganchitos y se llena con la pasta. La obrera introduce en el molde la pasta del esmalte conveniente, á la que da forma con una espátula y rellena el resto del molde con la pasta destinada á formar el cuerpo del diente. Lleno el molde se juntan sus dos partes, que se ajustan por medio de una prensa de balanza. Se llevan los moldes á un liorno, cuya temperatura es de 300 á 400°, que endurece los dientes para las manipulaciones ulteriores. Cuando se enfrían se sacan los dientes del horno y se desbarban con limas finas. Después se ponen en bandejas de tierra refractaria, espolvoreadas con polvo de silex y se llevan á la sala de los hornos. Estos tienen dos entradas y se calientan con petróleo, para evitar el humo, que daría color á los dientes. Colocadas las bandejas en la parte superior del horno, sufren una temperatura de 700 á 800°, después se bajan á la parte inferior, cuya temperatura llega á 1.500°, y allí se tienen de seis á doce minutos, se retiran y se dejan enfriar lentamente. Como los dientes pueden resultar hendidos, ennegrecidos ó con faltas, ya en su forma, ya en su color, se comprueban minuciosamente, y los que sean útiles se clasifican en grupos de seis para los incisivos y caninos, de ocho para los molares, de 14 para una media dentadura y de 28 para una dentadura completa de las dos mandíbulas. Terminadas -éstas operaciones, los dientes están á disposición de los dentistas. André Bretón. Las grippes infecciosas. Los últimos días del mes de Enero de 1913 fueron pródigos en gri-pfes de mala índole. Yo, que no ejerzo, fui invadido en esos días en un grado y de una manera verdaderamente tenue y solapada. El estado general no se significó más que por ligero malestar, tan ligero, que no lue indujo á guardar cama ni casa ; sin embargo, tomaba medio gramo de quinina diario y tomé un purgante. Pero al cuarto día creíme libre, y en la calle noté que andaba muy pausadamente y que tenía disnea con sentido gutural y laríngeo ; vuelta á la casa y á recogerse. Al día siguiente, por la mañana, edemia interno de los dos pies y parte infer'or de ambas piernas (angina submucosa). Reconocimiento de orina: albúmina en la pro- porción de un gramo por mil y disminución do cloruros. Fiebre durante diez días sin soíjrepasar las cinco décimas de g r a d o ; por las tardes, -naíe^ta' general sin tendencia á poder aguantar la cama. Dos litros de leche fresca durante ios ái-ii días por alimento. Disminuyó la albúmina, pe'O mu i lentamente, niás bien se estacionaba j dc5.ii<iie ció el edema al día siguiente y se restabítrió ¡a disminución de los cloruros. Así luché cuarenta días para comoatir 1.*. nefritis infecciosa. Tomó ésta el carácter de orto táticaj pero no por eso mejoraba con el repa.'i absoluto. Cedió radicalmente al régimen lácteo vegetariano sin sal, bajo la forma de Ket-r, cuajada ó leche acida ; cloruro de cal á la iDsis de dos gramos diarios durante ocho ó diez lii'as, carbón animal á la dosis de tres gramos dianas y estancia en la casa. Por este mismo tiempo fué derribido el infeliz portero de la casa. Fiebre á 40° sin localización : médico y botica de sociedad j vjoservación y caldo de vegetales por todo, y, así, seis días. Al sexto día subió la portera á pedirme auxilio. Díjele que le diera quinina y un purgante; no tenía albúmina en la orina ; pero ésta era casi cafeica. Octavo día : bronconeumonla derecha, á pesar de haber mejorado bastante con K. quinina y la purga, leche y caldo. Síntomas de parálisis cardíaca, síncopes ; inyección de cafeína y esparteína á tomar; vegigatorio Beslieva! sitio más impermeable del pulmón ; conjuro del peligro inmediato ; lo lloraron por tres veces ; mar(..na lenta y peligrosísima de la bronconeumonía, con edemas pulmonares que simulaban recidivat,, pero, al fin, se resuelve; infección colibacilar del intestino sobre la marcha de curso lentísmia y engorrosa ; cede al fin al carbón, al bismuto y á las cataplasmas emolientes y, j)or último, redivivencia de una gonccocia, que tuvo désete el tiempo en que fué soldado ; queda inapetencia absoluta ; se le anima con jugos, leche y purés ; preséntase la albúmina ; revienta de tos, se le calma ; queda en la piel y en los huesos y no se combate la albúmina, porque no hay sujeto; pero ya saie al sol, aunque con edema en los pies. Con esto, y médico y botica de sociedad, se vive de milagro. Uno y otra se redujeron á figuras decorativas. No hay otro medio para acabar con tan funesto sistema que la obligación que se impongan voluntiriamente todos los médicos para asistir de balde á los pobres, prestándoles el primer socorro para medicina y alimentos, mientras no vienen otros socorros : los de los \ccinos. Así era en la Habana desde 1869 á 1898. No había tales socuedades ; existían las casas de salud regionales para los españoles. Eran una necesidad casi absoluta. Costaban duro y medio a'mes. Dr. Sabucedf». ^^ CORR De la estadística de nacimientos y de matrimonios durante el año de 1911, recientemente publicada por el ministro dgl Interior de Inglaterra, resulta que á consecuencia de que los matrimonios se llevan á cabo cada vez más tarde, la natalidad decrece grandemente. En 1911, la edad media del matrimonio fué para las mujeres de veintisiete años y para los hombres de veintinueve, y la natalidad fué en un 24,4 por 1.000, ó sea siete décimas menos que en 1910. Las cifras de 1912 no son conocidas definitivamente ; sin embargo, parece que arrojan una nueva disminución de seis décimas. ESPAÑA MEDICA w En 1876, la natalidad inglesa fué de 36 por 1.000. En el Juzgado de primera instancia de Ledesma se,halla vacante la plaza de médico forense y d? la prisión preventiva; solicitudes por quince días. {Gaceta del 26.) El cónsul de España en Budapest comunica la existencia del cólera en las provincias de Torontal y Ung! E l IV Congreso de la Sociedad Internacional de Cirugía se reunirá en Nueva York del 14 al 18 de Abril de 1914, bajo la presidencia del doctor Depage. Los temas oficiales son tres : I. Ulcera gástrica y duodenal.'—Ponentes : Doctores Quervain, Hartmann, Lecéne, Mayo, Moyniham y Payr. I I . Injertos y trasplantaciones.—Ponentes : Doctores Carrel, Lexer, Morestin, UUmann y Villard. I I I . Técnica de las amputaciones.—Ponentes : Doctores Binnie Ceci, Durand, Kusmik, Ranzi y Witzel. Para toda clase de datos puede consultarse al doctor C. Willems, presidente del Comité Internacional, 6 place Saint-Michel, Gante, ó al doctor L. Mayer, secretario general, 72 rué de la Loi, Bruselas. Substituciones.—Se desea médico substituto durante ocho meses para las Minas del Centenillo (Jaén), con obligación de asistencia á los obreros y sus familias. Se da casa amueblada, tratándose de médico soltero, y 400 pesetas mensuales. Dirigirse por escrito á D . Maximino Luanco Cuenca, en Centenillo (minas del). Jaén. —Se desea médico substituto para Yeste (Albacete). Para detalles dirigirse á esta Administración ó á D, Otoniel Ramírez, médico, Yeste. to homenaje á sus simpatías y cultura, de las que deja buenos recuerdos. Lo mismo á nuestro querido amigo que á su distinguida familia deseamos feliz viaje. La Real Academia de Medicina de Bélgica publica el siguiente programa de concursos : Coniribución al estudio de un glocósido.—Premio, 800 francos. Clausura del concurso, 15 de Julio de 1914. Estudiar las condiciones de nutrición y de froliferación de los elementos histológicos normales en los cultivos IN VITRO.—Premio, 1.000 francos. Clausura del concurso, 15 de Julio de 1914. Premio firmado por el doctor da Costa Alvarenga. Segvin los términos del testamento de M. Alvarenga «el interés del capital constituirá un premio anual que será llamado premio d'Alvarenga, (le Pianhy (Brasil)» . Este premio será concedido en el aniversario de la defunción (21 de Julio de 1883) del fundador, al autor de la mejor Memoria ú obra inédita (cuyo objeto quedará á elección del autor) acerca de cualquier rama de la Medicina, cuya obra sea juzgada digna de recompensa á juicio del Tribunal del concurso anual, sepún las reglas académicas. Premio, 800 francos. Clausura del concurso, 1-5 de Enero de 1914. Si ninguna de las obras se considerase digna de ser recompensada, el valor del premio será agregado al capital . H a fallecido en Castillo Locubín (Jaén), á la edad de sesenta y nueve años, nuestro querido compañero D. Francisco López del Moral. A su distinguida familia enviamos sincera manifestación de nuestro ^ntimiento. Después de una larga estancia en Santander, donde desem];)eñaba el cargo de cónsul de A^enezuela, salió para su patria nuestro ilustre amigo el doctor Rodríguez Rivero. En el restaurant de la terraza del Sardinero fué obsequiado con un banquete de despedida por gran número de compañeros, que rindioron jus- El Congreso Internacional de Neurología, Psiquiatría y Psicología se celebrará en Berna del 7 al 14 de Septiembre de 1914. El Comité de organización lo forman los doctores siguientes : Dubois (Berna), presidente; von Monakow (Zürich) y Ladame (Ginebra), vicepresidentes ; R. Bing (Basilea), suplente ; L. Schnyder (Berna) y O. Veraguth (Zürich), secretarios. Hemos recibido el número 12 de Abstemio, órgano de la Liga Antialcohólica Española, que desde hace tres años viene trabajando con tanto entusiasmo en tan útil campaña, por la que felicitamos á sus fundadores doctores Gallart Traver y Russell. Imprenta de Antonio Marzo, San Hermenegildo, 32 dnplíi. ARRHENAL I V Se anuncia la provisión por oposición de doce plazas de farmacéuticos segundos de Sanidad militar. Los doctores ó licenciados en Farmacia que deseen tomar parte en este concurso deberán presentar sus instancias documentadas en el negociado de Farmacia de la sección de Sanidad militar del Ministerio de la Guerra, antes de la una de la tarde del día 20 de Noviembre venidero, debiendo dar comienzo los ejercicios el día 2 de Diciembre próximo, á las diez de la mañana, en el Laboratorio Central de Medicamentos, de Madrid. GLICEROFOSFATODESOSA ESTRICNINA AGUADEMARISOTONICA SUERO NEUROTÓNICO, A BASEDEAGUADEMAR flS?ENIñ. NEURAStENIA, CAJAS D E I2 Y D E 6 AMPOL-LAS D E 5 En todas las farmacias de España PÍDANSE MUESTRAS Y LITERATURA AL AUTOR AH. I > E S A R A L E G U I erar. Via, 2 6 - . B I L B A 0