Descarga - Debate Feminista

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MARTA LAMAS
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ALINA BAROJAS BELTRÁN
MARÍA PEREA MERAZ
ANA ROSA SOLÍS
LAURA SOSA
APOYO EDITORIAL
PATRICIA RAMOS
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ELVIRA BOLAÑOS
Indice
EDITORIAL
ix
FRÍO, FRÍO
Género y ciudadanía en América Latina :
cuestiones históricas y contemporáneas
Maxine Molyneux
3
Las mujeres cubanas ante el periodo especial :
ajustes y cambios
Velia Cecilia Bobes
67
De la autoexclusión al radicalismo participativo .
Escenas de un proceso feminista
Marta Lamas
97
El ejercicio de la ciudadanía de las mujeres
y su contribución a la democracia
Griselda Gutiérrez Castañeda
125
Las mujeres en la postmodernidad
Félix Ortega
138
CALIENTE, CALIENTE
Frigidez y placer de mis ancestras
Carmen Boullosa
159
La tecnología del orgasmo
Rachel P. Maines
166
De vuelta al "Mito del orgasmo vaginal' :
el orgasmo femenino en el pensamiento sexual estadounidense
y el feminismo de la segunda ola
Jane Gerhard
220
El mito del orgasmo vaginal
Anne Koedt
254
DESDE LA POESÍA
Poemas
Coral Bracho
267
MESA REDONDA
¿Arte feminista?
Carlos Arias
Maris Bustamante
Mónica Castillo
Lourdes Grobet
Magali Lara
Mónica Mayer
Lorena Wolffer
277
DESDE LOS MÁRGENES
Psicoanálisis y geografía .
Una excursión al discurso de Giddens
Juan Besse
311
DESDE EL CUERPO
Monólogos de la vagina
María Teresa Priego
339
DESDE EL ESPEJO
Sobre la memoria
Sandra Lorenzano
347
LECTURAS
Vivir la vida
Hortensia Moreno
357
Escritura y poder femenino
Salvador Mendiola
361
Virginidad e iniciación sexual :
experiencias y significados
Roberto Castro
363
ARGÜENDE
La revolución genética
Jesusa Rodríguez
369
Doña Chavela
Liliana Felipe
372
COLABORADORES
381
editorial
Editorial
n el comité editorial organizamos el cuerpo textual de cada número a partir de dos interrogantes -cuál es nuestra principal
preocupación y qué temas nos parecen fundamentales- y tratamos de vincularlos en un dato práctico : qué materiales interesantes
hemos encontrado o nos han llegado . Este número, armado alrededor
de tres temas básicos de la crítica feminista -política, sexualidad y
arte- relanza nuevas respuestas a preguntas que nos hemos venido
formulando desde hace años .
El bloque de política se cobija bajo el tema de la ciudadanía ; el
asunto es significativo en sí mismo, ya que refleja cómo se ha movido
el eje de nuestra interrogación: de preguntas sobre quiénes representan
"verdaderamente" los intereses de las mujeres o la forma en que los
partidos actúan ante los problemas causados por el sexismo, hemos pasado a poner el acento sobre la participación ciudadana . Este proceso
tiene su correlato en la evolución del discurso político, influido fuertemente por la nueva argumentación sobre los derechos humanos y que
promueve una concepción republicana de la ciudadanía activa . La ciudadanía ha cobrado un número cada vez mayor de significados entre
aquellas personas que se inscriben dentro de ella . La complejidad que
supone establecer un equilibrio entre las responsabilidades cívicas y las
libertades individuales enmarca la discusión y también la disputa sobre
la ciudadanía .
Tenemos, en ese bloque, varias contribuciones relevantes . El sólido ensayo de Maxine Molyneux es la referencia indispensable para
América Latina, ya que combina la reflexión teórica con el análisis de la
situación de nuestros países . Luego pasamos al caso concreto de Cuba,
donde Velia Cecilia Bobes ofrece un detallado panorama del complicado
proceso de las mujeres cubanas . El trabajo de Marta Lamas analiza una
tendencia del movimiento feminista en México . Una interesante filósofa
mexicana, Griselda Gutiérrez Castañeda, junta varios hilos del debate
político-intelectual en un artículo clave . Y para cerrar esta densa y rica
sección, quisimos reproducir un ensayo del politólogo español Félix
Ortega, con una estimulante reflexión sobre la política de las mujeres
en tiempos de la posmodernidad .
E
ix
editorial
Frío, frío, caliente, caliente nos remite a un juego de la infancia en
que aprendemos a afinar un proceso de búsqueda a partir de una metáfora donde la temperatura nos sirve como pista principal . En esta indagación exploramos una dimensión de la sexualidad alrededor del
orgasmo femenino (¡caliente, caliente, te quemas!) . En esta sección quisimos incluir artículos sobre el tema en México o América Latina y descubrimos que, tal vez con la excepción del psicoanálisis y la literatura, el
orgasmo femenino y su contraparte, la frigidez, siguen ausentes en las
reflexiones de esta región . Una notable escritora, Carmen Boullosa, nos
regala un texto conmovedor que alude a un aspecto entrañable de la
relación con la supuesta frigidez de su abuela, la cual produjo otro tipo
de calorcito . Invitamos a quienes nos leen para que envíen sus reflexiones o investigaciones sobre el tema, pues deseamos publicar textos latinoamericanos donde se metaforice el tema de otras maneras .
El divertido y erudito trabajo de Rachel Maines se ocupa de la
situación social en el siglo XIX respecto al tratamiento de la histeria con
vibradores (sí, leyeron bien, vibradores) . Tuvimos suerte de conseguir el
permiso para reproducir el prólogo y dos capítulos de esta importante
investigación, que apareció el año pasado como libro . Estamos seguras
de que es un hallazgo que disfrutarán . Para llevar el debate al siglo xx
tomamos un artículo de Anne Koedt que causó furor en los años setenta
y lo acompañamos de la revisión que Jane Gerhard hace de él a finales
de los años noventa . El trabajo de Gerhard nos recuerda que hasta hace
poco uno de los indicadores clave de la anormalidad en una mujer era
su incapacidad para renunciar al clítoris como su órgano sexual dominante . Pero tal vez lo más importante de la reflexión de Gerhard sea que
pone de relieve cómo los sexólogos se centran en la respuesta "corporal" y desconocen u olvidan que las personas somos cuerpo, mente e
inconsciente, lo que nos da una integridad que cuesta trabajo concebir,
porque la tendencia sigue siendo separar mente (o psique) y cuerpo .
Gerhard insiste sobre dos postulados básicos del feminismo : que las
mujeres son iguales a los hombres en sus necesidades sexuales, y que
es fundamental reconocer el poder político de la autodeterminación
sexual de las mujeres .
Gracias a Mónica Mansour esta revista abrió sus puertas a la poesía .
Esta vez, ella seleccionó poemas de una espléndida poeta mexicana : Coral Bracho . De una finura incomparable, los poemas de Bracho conjuntan
un oficio impecable con una sensibilidad moderna y -sin ser panfletariafeminista . Es un agasajo darle cabida en nuestras páginas .
x
Hace más de un año debate realizó una mesa redonda sobre arte,
coordinada por Magali Lara . Hoy aparece, junto con una muestra de la
obra de quienes participaron en ella, y de esta manera les refrendamos
públicamente nuestro agradecimiento, en especial por su paciencia
durante el largo proceso de transcripción, edición y corrección del texto
por parte de los integrantes . El debate queda abierto, así como la invitación a otras y otros artistas para seguir tratando el tema del arte y el
feminismo.
Juan Besse, un antropólogo argentino, hace un interesantísimo alegato sobre las potencialidades del psicoanálisis para la investigación
social, a partir del análisis del vínculo entre esa disciplina y la geografía . Para ello se centra en un autor, Giddens, que ha retomado mucha
de la agenda feminista en su reflexión . El incitador texto de Besse despierta interrogantes de una actualidad impresionante .
En la sección "desde el cuerpo" María Teresa Priego se acerca a lo
"caliente" de este número al comentar una obra de teatro que ha sacudido las telarañas morales del público de clase media : Los monólogos de la
vagina .
En "desde el espejo" incluimos la evocativa presentación que Sandra
Lorenzano hizo del número anterior, pues consideramos que a veces es
bueno mirarnos a nosotras mismas, sobre todo cuando se hace con el
talento de nuestra compañera .
En la sección de lecturas, Hortensia Moreno hace una cuidadosa
crítica de la última novela de Sara Sefchovich, una parodia feminista de
los avatares de vida de una mujer. Salvador Mendiola, nuestro fiel compañero de ruta, nos invita a incursionar siempre en los espacios de una
reflexión feminista a la que tenemos poco acceso : el feminismo radical .
En esta ocasión comparte la lectura de un extraño alegato : debido a que
el alfabeto es masculino, las mujeres han tenido dificultades para expresarse por escrito . Sin compartir para nada esa tesis, consideramos interesante que se conozca su existencia . Por último, Roberto Castro reseña
el excelente libro de Ana Amuchástegui sobre la virginidad, tema que
nos acerca también a uno de los hilos conductores de este número : la
sexualidad .
Como siempre, con un breve e incisivo texto Jesusa Rodríguez
cierra de la mano de Liliana Felipe, que nos regala una canción tan
disfrutable como la cantante a la que honra : Chavela Vargas .
xi
frío, frío
Género y ciudadanía en América Latina :
cuestiones históricas y contemporáneas'
Maxine Molyneux
esde los años ochenta, la ciudadanía se ha convertido en la
moneda corriente de muchos de los análisis políticos e históricos y se han publicado trabajos desde esta perspectiva prácticamente en todas las regiones del mundo .' Tal vez no sea extraño que
este concepto haya llegado a ocupar un lugar tan especial en los debates
políticos y teóricos contemporáneos ni que su atractivo se haya difundido por todo el mundo . La ciudadanía no sólo significa una manera de
problematizar la política y las políticas de la democracia liberal, la forma política dominante en el mundo moderno, sino que puede abarcar
una amplia gama de cuestiones sociales y políticas que plantea el nuevo contexto nacional e internacional posterior a la guerra fría . La ciudadanía nos proporciona un lenguaje político para pensar sobre cuestiones
más amplias de membresía social, incluidos los derechos humanos y
aquellas que han sido replanteadas abruptamente por las tendencias
globales : migración, nacionalismo, reivindicaciones indígenas y marginación social .
El feminismo ha contribuido de manera importante al interés por
la ciudadanía y la democracia . El trabajo de Elshtain, Pateman y otras
D
1 Este análisis está inspirado en entrevistas y conversaciones con activistas del
movimiento de mujeres en América Latina a lo largo de los años . Agradezco a todas el
tiempo que me dedicaron y espero que mi interpretación no tergiverse sus opiniones .
El artículo es el cap . 7 del libro de Maxine Molyneux Women's Movements in international
Perspective : Latin America and Beyond, Palgrave, Nueva York, Londres, 2000 .
Una versión de este artículo se presentó en una conferencia sobre Mujeres y
Ciudadanía celebrada en la Universidad Autónoma de México en 1996, organizada
por el Programa Universitario de Estudios de Género (i'uEG) .
2 Véase Kymlicka y Norman 1994, para un panorama y una discusión útiles del
debate sobre ciudadanía, y López 1997 para una aplicación a América Latina .
3
frío, frío
ha animado un nuevo interés y compromiso con la teoría política . A
través de su cuestionamiento a las premisas del liberalismo y la democracia, las analistas feministas revelaron la desigualdad en el meollo
mismo de los principios universales de igualdad, universalismo e imparcialidad . Esta crítica feminista ha inspirado una amplia gama de
trabajo académico histórico y contemporáneo sobre la ciudadanía, a la
vez que ha intervenido en debates políticos y orientado en torno a políticas sobre los procesos de exclusión étnica y de género . Simultáneamente, la irrupción de movimientos de mujeres de órdenes diversos en
el ámbito político ha significado un reto de tipo diferente a las definiciones normativas de práctica política y del significado de la ciudadanía
misma .'
Pero la ciudadanía es un concepto con una historia previa considerable y ha sido, y sigue siendo, un concepto impugnado y en constante evolución . Las nociones diferentes sobre qué implican las luchas
en torno a las cuestiones que plantea, muchas veces prescriben prioridades y estrategias políticas contrastantes que cambian con el tiempo .
El ideal clásico grecorromano contenía tres elementos centrales : la igualdad, el imperio de la ley y la participación en la vida política, incluida
la militar. Con el nacimiento del liberalismo político se desarrollaron
nuevos argumentos sobre el equilibrio adecuado entre responsabilidades
cívicas y libertades individuales, en tanto que en el siglo xx, las propias
concepciones liberales de ciudadanía fueron atacadas, desde la izquierda,
por el marxismo y, desde la derecha, por el nacionalismo . La fundación
del estado dé bienestar también marcó una nueva concepción de los derechos ciudadanos que acentuaba la pertenencia social y los derechos sociales como un complemento necesario de los derechos políticos .
En décadas más recientes, la ciudadanía ha vuelto a ganar terreno
como concepto político autorizado . Este progreso es reflejo del derrumbe de otras formas de comunidad política, sumamente evidente en las
transiciones de los regímenes autoritarios, tanto capitalistas como comunistas . El liberalismo radical y social y el compromiso de una izquierda postmarxista con la teoría democrática han reanimado y
' Para un tratamiento teórico de la ciudadanía desde una perspectiva de género, véanse entre otras, Elshtain 1983; Pateman 1989 ; Phillips 1991 y 1993 ; Dietz 1985 y
1987 ; Lister 1997 ; Mouffe 1992; Yuval-Davis y Werbner 1999 y Young 1990 .
4
Maxine Molyneux
extendido aún más los debates sobre la ciudadanía . Las concepciones
individualistas liberales de ciudadanía han sido cuestionadas por concepciones republicanas de ciudadanía activa y por el comunitarismo,
en tanto que se han defendido conceptos marshallianos de derechos
sociales frente a críticas libertarias del estado de bienestar en el ámbito
de las políticas . Así pues, a falta de una alternativa socialista al capitalismo liberal, el campo de compromiso apuntado por "ciudadanía", lo
mismo que el propio liberalismo, se ha ampliado ; izquierda y derecha a
la par se apropian el lenguaje de ciudadanía para discutir una serie de
preocupaciones aparentemente similares .
Pero si las políticas de la ciudadanía son materia de disputa, también lo son sus supuestos fundantes . Críticos postmodernos han atacado su racionalismo y sus premisas universalizadoras, negando a la vez
la validez y la utilidad del concepto en un mundo caracterizado por la
fragmentación y la globalización, y en el que, se afirma, el ciudadano ha
sido sustituido por el consumidor. En el propio campo de los estudios
de ciudadanía, hay una reevaluación escéptica de la herencia de la Ilustración y una crítica de la concepción clásica de ciudadanía . Se ha demostrado que opera con un lenguaje implícito de privilegio utilizado
en relación con clase, "raza" y género . Pero por muy acertada que pueda ser esta crítica, ha planteado otras preguntas sobre las que no hay
consenso . Para algunos, esta crítica exige que la ciudadanía sea despojada de sus pretensiones universalistas y reformulada como un medio
para promover otros principios, los de localismo, pluralismo y diferencia . Otros, no obstante, consideran que este universalismo es una defensa necesaria y esencial frente a la creciente amenaza a los derechos
de las mujeres y las minorías que representan el nacionalismo de derecha, el fundamentalismo, el comunalismo y el despotismo teocrático .
En este caso, la especificidad regional y cultural plantea necesariamente
diferentes preguntas y emite diferentes respuestas políticas de modo
que el significado que se confiere a las luchas ciudadanas depende en
buena medida del contexto . En suma, sería justo decir que el campo de
compromiso apuntado por la ciudadanía se ha pluralizado a fondo y su
significado ha variado mucho .
5
frío, frío
La variabilidad de la ciudadanía'
Ha habido por lo tanto un reconocimiento cada vez mayor de las importantes variaciones que la ciudadanía implica, tanto en términos de los
derechos que confiere, como en términos del significado que tiene para
aquellos que se inscriben dentro de ella . Pero se han entendido o analizado menos las distintas maneras en que estas diferentes interpretaciones se basan profundamente en el género, como basados en el género
están los obstáculos específicos que las mujeres han enfrentado en su
reivindicación de una ciudadanía plena .' La ciudadanía, entendida como
el fundamento legal de pertenencia social, depende del contexto de tres
maneras importantes : como un sistema de derechos, define la titularidad y las responsabilidades del ciudadano o ciudadana dentro de una
tradición legal y un contexto social particulares ; cuando significa la
pertenencia social y política a un estado-nación, reclama lealtad e identidad dentro del marco de un conjunto específico de interpretaciones
culturales ; y como ya lo hemos indicado, dentro de la lucha política,
las reivindicaciones de la ciudadanía pueden asumir una serie de medios y fines diferentes, dependiendo de discursos políticos particulares, prioridades y contextos de oportunidad .' Para complicar más las
cosas, la considerable diversidad que existe entre regiones del mundo en
cuestiones de derecho, nacionalidad y política, a veces se repite dentro
de esas regiones, e incluso dentro de los mismos países . América Latina
es ilustrativa en todos esos aspectos : Perú difiere de Argentina, pero
Ayacucho también difiere de Lima .'
4 Esta discusión teórica está extraída de Molyneux 2000b, donde se compara
América Latina con los estados ex comunistas y Europa occidental .
' El alcance del derecho internacional se ha ampliado en las últimas décadas y
ha extendido la problemática de los derechos más allá del estado-nación, complicando con ello el significado de ciudadanía y volviéndolo un concepto constituido por
"múltiples capas" (Held et al . 1999) . No obstante, ciudadanía se entiende todavía
principalmente en relación con el estado-nación, que es el que establece el fundamento legal de pertenencia social .
6 Esta versión de la ciudadanía como un objeto de lucha política que tiene por
resultado cambios en su significado y prácticas, se suele asociar con la reconceptualización de la política que hace Hannah Arendt . Véase, por ejemplo, Arendt 1977 .
' Aquí, como en la región andina en términos más generales, y en Centroamérica,
se ha argumentado que algunas comunidades indígenas quedan fuera del "canon
postkantiano de condición de persona, constituida en torno a un núcleo duro de de6
Maxine Molyneux
Esa variabilidad espacial-cultural en asuntos de ciudadanía la encontramos también con respecto a las formaciones de género . Representaciones culturalmente específicas de diferencia e identidad de género
han acabado codificadas en discursos políticos relacionados con ciudadanía y pertenencia social . Estas representaciones tienen implicaciones
en la manera en que están formulados los intereses y las obligaciones
de las mujeres en los discursos sobre ciudadanía . El carácter de las
formaciones de género también influye en las titularidades que las
mujeres han exigido y en el tipo de presencia política que han buscado
y logrado. Las explicaciones de la ciudadanía marcadas por el género
presuponen por lo tanto una comprensión del régimen de género' que
prevalece en determinadas sociedades . Esto nos brinda una visión de
los mecanismos mediante los que las mujeres han sido marginadas,
excluidas y subordinadas dentro de estados y formas específicas de
sociedad civil .
Una explicación de ciudadanía marcada por el género también nos
exige distinguir entre los derechos formales que confiere y lo que podríamos denominar "ciudadanía realmente existente", es decir, entre
los aspectos político-legales y sociales de ciudadanía . Implícito en el
último aspecto está el reconocimiento de que, por una u otra razón,
muchos derechos formales no se realizan . Esta brecha entre derechos
formales y sustantivos invita al análisis de cómo se vive la ciudadanía
en la práctica : en los tribunales, en la organización política, en el hogar,
así como en las interpretaciones que tienen diferentes sectores de la
población de sus derechos y de los términos de su participación social
o de su exclusión . Este tipo de análisis se beneficia de técnicas de descripción densa . Como proporciona una comprensión del contexto social y el significado de ciudadanía, puede arrojar luz sobre los diferentes
factores, algunos específicos de género, otros no, que han servido para
definir qué significa ciudadanía para las mujeres, además de revelar
rechos y deberes universales", Menéndez Carrión y Bustamante 1995 . Si los derechos de pertenencia los detenta la comunidad en vez de o además de la nación, la
cuestión del carácter plural de ciudadanía se problematiza . No podemos tratar el derecho
consuetudinario aquí, pero éste subraya el aspecto de la variabilidad de los significados
de ciudadanía y de las relaciones sociales a través de las que está mediada .
8 "Régimen de género" es un término acuñado por Connell (1987) y se refiere a
las maneras en que el poder de género está mediado por leyes específicas, formas
estatales, relaciones sociales e instituciones civiles .
7
frío, frío
cómo esto varía según la posición social y según otros factores como la
edad y la identidad étnica . Aquí también es crucial la identificación de
las fuerzas históricas y políticas y de la retórica que han llegado a influir
sobre este tipo de definición . Como sucede con otros constructos políticos, por ejemplo la identidad nacional, las definiciones que prevalecen se impugnan y cambian con el tiempo . Si bien la ciudadanía ha
sido una meta de la lucha política feminista durante más de un siglo,
ha sido un concepto siempre cambiante . Marcar a la ciudadanía con el
género nos exige ver no sólo cómo ha estado involucrada la intervención de las mujeres en la definición de esa meta, sino también cómo ha
cambiado con el tiempo su significado y el de los derechos con los que
está asociada .
Dentro de la cantidad cada vez mayor de textos sobre género y
ciudadanía, en general se han analizado los discursos legales cambiantes sobre derechos y titularidades en relación con los movimientos feministas por una parte y los intereses estatales por otra . Se ha descubierto
que estos tres elementos -derecho, activismo de mujeres y estado- se
entrecruzan más elocuentemente para un análisis de género en la interfase
entre las esferas pública y privada . Los significados que se confiere a lo
público y lo privado y las fronteras entre ellos, tanto las constituidas en
el discurso como en la práctica, han sido (y siguen siendo) un lugar de
lucha para el feminismo y dentro de él . A la vez, lo que se designa
espacialmente como "lo público" y "lo privado" ha cambiado, a consecuencia, inter alia, de los procesos más amplios de desarrollo social y
económico asociados con la modernidad . La entrada masiva y visible
de las mujeres en la esfera pública y en las formas modernas de empleo
ha desestabilizado la oposición clásica entre la ubicación social de las
mujeres y los hombres . Pero no ha disuelto las diferencias de género,
porque a medida que las mujeres entraban en el espacio público, éste se
recodificaba en territorio masculino y femenino . Hasta cuando las mujeres violaron el último bastión de la exclusividad masculina, el de la
política institucional, entraron en él en términos diferentes a los hombres y ocuparon puestos en conformidad con lo que se consideraba que
eran sus "atributos femeninos especiales" .
Esta frontera móvil, tanto real como simbólica, entre lo público y
lo privado en ninguna parte es más claramente evidente que en los
derechos y las leyes tocantes a las mujeres, que han inscrito de diferentes maneras el cuerpo de la mujer en la legislación . Esto último, y por
supuesto el concepto mismo de "feminidad", ha dado significado a
s
Maxine Molyneux
cómo se ha definido lo "privado", en relación con la maternidad -ya
sea los derechos sexuales en el matrimonio o los derechos reproductivos-, formando así el fundamento sólido del argumento a favor de
los derechos diferenciales de la ciudadanía . Pero en las primeras luchas
por la ciudadanía, la idea de que las mujeres tenían "atributos especiales" se esgrimió tanto a favor como en contra de que fueran admitidas
en la vida pública y política, y las feministas se opusieron a ella pero
también la apoyaron . Ciertamente a partir del siglo xix en adelante, las
luchas de las mujeres por la ciudadanía tanto en América Latina y Europa como en Asia, han expresado una tensión irresuelta entre los principios de igualdad y diferencia, evidente en los supuestos contrastantes
sobre feminidad y biología . Con estos puntos generales en mente, ahora
pasaremos a examinar algunos de los significados de ciudadanía marcados por el género en América Latina .
Género y ciudadanía en América Latina
América Latina tuvo un importante movimiento feminista desde fines
del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo Xx .' Sin embargo, la
lucha por la ciudadanía estuvo moldeada en gran medida por la experiencia colonial del continente, por un lado, y una historia política de
democracia inestable y de dictadura militar, por el otro . El dominio
español dejó huella en sus códigos legales y en una configuración cultural que dio al catolicismo una influencia particular sobre la vida de
las mujeres . El colonialismo también legó una herencia de división
étnica y de desigualdad racializada que retardó la inclusión de negros e
indígenas en el cálculo político de la ciudadanía .`
v Cada vez hay más publicaciones académicas sobre el feminismo latinoameri=
cano . Véanse entre otros : Asunción Lavrin 1996 ; Eugenia Rodríguez 1997; Maritza
Villavicencio 1992 ; June Hahner 1990 ; C . Lynne Stoner 1991 ; F. Miller 1991 ; Sonia
Álvarez 1990 ; Line Bareiro y Clyde Soto 1997 ; Susan K . Besse 1996 ; María del Carmen
Feijóo 1982 ; Carmen Ramos et al . 1987 . Para aplicaciones de una perspectiva ciudadana, véanse entre otros, Elizabeth Jelin 1987 ; Elizabeth Jelin y Eric Hershberg 1996 ;
Eugenia Hola y Ana María Portugal 1997 ; Line Bareiro y Clyde Soto 1997; Bérengere
Marques-Pereira y A . Carrier 1996 .
10 En Perú, por ejemplo, las personas analfabetas (la mayoría de los cuales eran
mujeres indígenas amerindias) no tuvieron derecho al voto hasta los años ochenta .
9
frío, frío
Las guerras de independencia asignaron un lugar a las mujeres en
el panteón de la virtud republicana como madres y guardianas del hogar,
a pesar de una realidad más compleja que dio a muchas mujeres experiencia de primera mano, puesto que participaron en la guerra como
enfermeras, seguidoras de las tropas y hasta como soldados . Los líderes
de los movimientos de independencia eran liberales pero no demócratas
e imaginaban una concesión limitada de derechos políticos y esto sólo
para los hombres . Las mujeres iban a seguir siendo "ciudadanas de segunda clase" hasta bien entrado el siglo xx sobre la base de que sus
virtudes domésticas y "atributos especiales" no las pertrechaban para
más. Pero las mujeres aprendieron a desplegar este lenguaje de la diferencia de manera que pusieron en duda la división público-privado utilizada
para descalificarlas de la ciudadanía política y de la igualdad legal . En
efecto sacaron sus virtudes femeninas de la casa y las llevaron al espacio
público, exigiendo que fueran reconocidas como un servicio al país (Lavrin
1996; Stoner 1991 ; Miller 1991) . Este tema animó a los movimientos latinoamericanos de mujeres" y les confirió un tinte característico que ha
perdurado en el tiempo .
Diferentes clases de movimientos de mujeres surgieron en todo el
continente en el siglo XIX a medida que empezaron a ejercer influencia
las ideas radicales traídas por inmigrantes europeos . Mujeres de clases
y matices diferentes empezaron a cuestionar el tratamiento que les daba
la ley y a impugnar los términos de su exclusión social y política .` Y
esto lo hacían de maneras que conferían un significado especial al papel que desempeñaban en la familia, en un discurso extraído de manera
directa e indirecta de referentes derivados del catolicismo (Franco 1989) .
Esto dio significado a construcciones de la feminidad que se referían a
cómo se esgrimía la cuestión de la diferencia en relación con los derechos de las mujeres, la política social y la participación política .
11 En este capítulo empleo "movimiento de mujeres" para referirme a la colectividad de los diferentes movimientos en los que actúan las mujeres, incluido el
feminismo . Este último se puede distinguir no obstante como una forma específica
del movimiento de mujeres . Para una discusión más amplia sobre la definición,
véase capítulo 6 de Molyneux 2000b, "Analysing Women's Movements" .
12
El estatuto legal de las mujeres siguió virtualmente intacto con la Independencia . Las mujeres tenían pocos derechos en la familia y si eran casadas, no tenían
derecho automático a los bienes maritales ni a la custodia de los hijos .
10
Maxine Molyneux
Lo mismo que en Europa, el sufragio femenino fue una demanda
precoz del feminismo y en América Latina aparecieron movimientos
sufragistas desde fines del siglo xix . 13 El potencial de ambivalencia de la
diferencia se manifestó claramente . Mientras que los que se oponían a
los derechos políticos de las mujeres aducían que las mujeres eran demasiado apasionadas, ignorantes o domésticas para ejercer una opinión política, sus defensores también recurrían a este lenguaje de la
diferencia e invertían sus términos para defender que las virtudes "innatas" que poseían las mujeres, como el altruismo y la moral, servirían
para mejorar la vida política . Por lo tanto, la biología y la psicología de
la mujer se pusieron al servicio de la búsqueda de la igualdad . Cuando
la ley argentina del sufragio de 1912 negó a las mujeres el voto basándose en que no podían portar armas, la prueba más antigua de ciudadanía, las luchadoras feministas contestaron, como lo habían hecho sus
hermanas revolucionarias en Francia un siglo antes, 14 que ellas traían
hijos al mundo y los sacrificaban a la nación en tiempos de guerra : la
maternidad se consideraba, así, una prueba igualmente válida de su
lealtad al estado-nación (Lavrin 1996) .
Las feministas latinoamericanas y los hombres que las apoyaban
acentuaron, por lo tanto, el tema de la diferencia y muchas veces las
demandas de ciudadanía se expresaban a través de representaciones
idealizadas de la maternidad y de los deberes de esposa . Si bien en
partes de Europa las mujeres lucharon por dotarse de individualidad,
tomando distancia de la familia, en cuestiones de identidad y derechos,
esta línea del pensamiento feminista fue menos evidente en América
Latina .` La politización de la maternidad, vinculada con frecuencia a
13
Estas luchas por los derechos políticos, tan enérgicamente defendidos como
combatidos, constituyeron sólo una de las facetas de un desafío feminista mucho
más amplio . Desde fines del siglo xix y a lo largo de las primeras décadas del siglo xx,
las feministas también exigieron derechos sociales, educación y trabajo .
14
El sufragio femenino no se concedió en Francia sino hasta 1948 .
15
Sally Alexander (1995), cuando analiza Inglaterra, sostiene que aunque la
maternidad fue el fundamento de las aspiraciones políticas de las mujeres en el siglo
xix, "el acento en la maternidad, a falta de una voz feminista independiente, corría
el riesgo de confirmar la condición de las mujeres como necesitadas de protección, la
asociación de su persona con la 'esclavitud sexual' o el vicio . Antes de 1918 . . . las
feministas unificaron a las mujeres mediante la demanda por el voto, no por la maternidad"
(cursivas de la autora) : p . xvi .
11
frío, frío
ideas de la nación y del nacionalismo, fue un tema recurrente en la
historia latinoamericana del siglo xx . Sin embargo, las feministas ampliaron el significado de estos términos : se resignificó el hogar como la
esfera de interés y competencia de las mujeres para abarcar cuestiones
del barrio y municipales, y la protección del trabajo infantil y femenino . Por extensión, las actividades filantrópicas se convirtieron en una
mediación aceptable de lo público y lo privado para las mujeres . Las
"cualidades sagradas" de la maternidad se podían desplegar al servicio
de la sociedad y reivindicando que las mujeres eran "auténticamente
altruistas", contrariamente a un individualismo masculino preocupado
sólo de sí mismo . Así, se consideró que las luchas de las mujeres contribuían a la reforma de la vida pública . Aunque estos argumenos también se esgrimieron en otras partes del mundo, en América Latina la
maternidad y la domesticidad estaban dotadas de una importancia moral
y política duradera, aun cuando el significado de esto varió en el transcurso del tiempo .
Como en los Estados Unidos, el feminismo se alió con el maternalismo cívico en la búsqueda de la reforma social y la protección a las
mujeres .` Muchas feministas latinoamericanas estaban activas en el
cabildeo por la higiene social, 17 apoyaban la introducción de la atención
a la salud pública e infantil y se convirtieron en las primeras trabajadoras sociales a fines de los años veinte . Esta afinidad entre diferencia y
servicio público sustentó la concesión a las mujeres del voto en las
elecciones municipales (aunque con frecuencia se les negó a nivel nacional) sobre la base de que las mujeres trabajarían cerca de su hogar y
en temas relacionados con sus intereses domésticos . 18 Ni siquiera las
reformadoras más empáticas ni las paladinas de la igualdad de la mujer
16 El relato que hace Theda Skocpol del papel de la iniciativa de la mujer y del
maternalismo cívico en la formulación de la política social en Estados Unidos ha sido
importante para el cambio del equilibrio interpretativo de un análisis del "patriarcado"
a otro que hace hincapié en la política y en la iniciativa de acción . Skocpol 1992 .
17 Véase Nancy Stepan 1991, sobre el movimiento eugenésico latinoamericano
y sobre el papel de la "eugenesia feminista" en el proceso de reforma .
18 Como dijo el entonces Presidente de México, Miguel Alemán, sobre la necesidad de conceder a las mujeres el derecho al voto y a presentarse a las elecciones
municipales en los años cuarenta : " . . .la organización municipal es a la que más le
conciernen los intereses de la familia y tiene que prestar mayor atención a las necesidades de la familia y de los hijos" . Ramos 1998 : 100 .
12
Maxine Molyneux
tenían la intención de separar a las mujeres de la familia ; el desarrollo
del "feminismo compensatorio" en Uruguay, que en los años cuarenta
se volvió popular en el Cono Sur, representó un paso adelante para las
mujeres en muchos aspectos ." El "feminismo compensatorio" pretendía que se reconociera y protegiera la maternidad en la ley con disposiciones sobre el bienestar de madres e hijos y que el gobierno eliminara
obstáculos a la igualdad en la educación y el empleo . Pero como algunas
feministas argumentaron en su momento, ellas no pretendían la compensación sino la igualdad (Lavrin 1996) .
Para las feministas contemporáneas versadas en los argumentos
sobre la diferencia, este tema despierta algunas preguntas fascinantes .
¿Eran las reivindicaciones de diferencia y maternidad los discursos
estratégicos más eficaces que tenían las mujeres a su alcance en aquel
momento? ¿Se lograba con estos discursos una mayor igualdad y dignidad para las mujeres o los intentos de las feministas latinoamericanas de abordar cuestiones sociales y políticas valiéndose de una "voz
diferente" para reconciliar derechos, justicia social y maternidad cedían
demasiado terreno a la diferencia a costa de la igualdad? Vale la pena
notar que las reformas de los códigos civiles en los países del Cono Sur,
que a fines de los años veinte dieron por fin control a las mujeres
sobre sus propios bienes e ingresos, se justificó porque daba a las
mujeres lo que necesitaban para desempeñar mejor su papel en la
familia . Varias décadas antes, las mujeres trabajadoras habían defendido y conseguido el derecho a trabajar precisamente en los mismos
términos .` En realidad se trataba de concesiones que se otorgaban a
las mujeres primordialmente por el bien de sus hijos .
Parte de esta ambivalencia en relación con los derechos individuales de las mujeres también era obvia en la cuestión del sufragio femenino . En muchos casos, el sufragio lo concedían los estados, desde arriba,
y muchas veces por razones que tenían más que ver con sus intereses
propios que con la búsqueda de igualdad social o con la fuerza de los
19
El senador uruguayo Vaz Ferreira fue un paladín del feminismo en las primeras décadas del siglo y desarrolló la idea del feminismo compensatorio en sus conferencias y escritos publicados en Vaz Ferreira 1945 .
20 Véase Lobato 1997 .
13
frío, frío
movimientos feministas .` Es significativo que el primer gobierno latinoamericano en conceder el voto a las mujeres fuera uno conservador
en Ecuador, el cual, por temor a un enfrentamiento con elementos más
radicales, pensó que podía confiar en el "conservadurismo natural de
las mujeres" y concederles el voto sin peligro . En consecuencia, las
mujeres recibieron el voto en 1929, casi un cuarto de siglo antes que el
México revolucionario, que había negado el voto a las mujeres por temor a una característica idéntica, su "conservadurismo" . En Argentina,
con el apoyo de Eva Perón, se concedió el voto a las mujeres en 1947,
principalmente como un medio de ampliar el voto peronista . Eva Perón
movilizó a miles de mujeres de clase trabajadora a las que se dirigió
como'a las "esposas de los soldados de Perón" . Sus emotivos discursos
fueron un ejemplo notable de la exaltación pública de una diferencia
basada en el simbolismo familiar : Evita se identificaba a sí misma como
la esposa leal del gran líder y madre de la "gran nación peronista", y
convocaba a las mujeres a que apoyaran a sus hombres (que apoyaban a
Perón) ocupándose del hogar (Fraser y Navarro 1980) . El populismo
argentino puede haber sido un paso en dirección a una participación
mayor de las masas, pero su mensaje era decididamente patriarcal .
Aunque pretendía incorporar a las mujeres a la vida política nacional,
lo hacía en términos que dignificaban y politizaban las identidades tradicionales de género. En este mismo espíritu, Evita fue precursora de
las campañas por salarios para el trabajo doméstico de los años setenta
cuando pedía que las mujeres recibieran alguna recompensa económica
por el trabajo que realizaban en la casa . A las mujeres de las clases
trabajadoras les atraían esas demandas y esto es evidente en la duradera
lealtad que Eva Perón mereció después de su muerte, 22 y que se reflejó
en la cantidad de mujeres miembros del Partido de Mujeres Peronistas
que ella encabezaba . Este partido alcanzó el medio millón de afiliadas
en 1951, el año anterior a su muerte .
En América Latina había, por lo tanto, una clara línea continua
entre los papeles que desempeñaban las mujeres en la familia y las
luchas por los derechos ciudadanos . Esta identificación de las mujeres
21 Para un análisis más a fondo de las relaciones género-estado en la América
Latina del siglo xx, véase Molyneux 2000a .
22
Sobre el Sindicato de Amas de Casa inspirado por Eva Perón, véase Fisher
2000 .
14
Maxine Molyneux
con la familia hizo que las mujeres latinoamericanas adquirieran una
gama de derechos y calificaciones sociales destinados a proteger la familia y la "raza" . Las mujeres eran tratadas por la ley como necesitadas
de protección más que de igualdad . Y esta manera de pensar sólo fue
impugnada por algunas feministas socialistas en la primera ola de principios del siglo xx, y más tarde, de mitad de los setenta en adelante
cuando el feminismo de la igualdad logró seguidoras en el feminismo
de la segunda ola y los análisis del patriarcado ganaron terreno .' En los
años ochenta y noventa, cuando muchos países latinoamericanos se
embarcaron en un proceso de reforma de los derechos legales de las
mujeres, en los nuevos códigos se combinaban la igualdad y la protección . Se volvía a ver a las mujeres necesitadas de igualdad a consecuencia de sus responsabilidades dentro de la familia . La individuación de
los derechos de las mujeres con respecto a la familia siguió siendo, por
lo tanto, un tema controvertido que se asociaba con el feminismo de la
igualdad extrema y, que como meta política, era susceptible de fracasar .
Las activistas feministas siguieron desplegando argumentos relativos a
la familia para garantizar los derechos de las mujeres, considerando
éste el único medio para lograr un consenso sobre la reforma .`
Los papeles sociales de las mujeres como esposas y sobre todo
como madres se entretejieron a lo largo de la historia de la ciudadanía
de las mujeres en América Latina . Donde estaba más presente el tema
de la maternidad era en el feminismo, pero también apareció dentro del
populismo y en la iconografía socialista de estados revolucionarios como
Nicaragua . A la guerrillera idealizada, emblema de la organización
sandinista de mujeres AMNLAE, se la retrataba portando un arma y un
bebé en una refiguración combativa de reivindicaciones anteriores de
ciudadanía de las mujeres como madres . Estas identificaciones maternales también estimulaban las movilizaciones populares de mujeres
23
Esto no significa que el feminismo de la diferencia no tuviera partidarias en
general y entre las socialistas . Las feministas mexicanas de los años setenta estaban
más identificadas con los argumentos respecto a la diferencia que en otras partes de
América Latina en las que surgieron fuertes movimientos feministas .
24
La reforma del Código Laboral de Venezuela en 1990 consiguió el reconocimiento de los derechos de las mujeres a la protección del despido por embarazo,
guarderías en los lugares de trabajo y días libres para cuidar a miembros enfermos de
la familia . Sus promotoras esgrimieron argumentos de igualdad para promover estos
cambios . Véase E . Friedman, en prensa .
15
frío, frío
que son un rasgo tan característico de la sociedad civil latinoamericana .
De la identificación con la maternidad no se desprendió ninguna política única : esos movimientos maternalistas estaban asociados con políticas que recorrían todo el espectro -desde los movimientos de derechos
humanos de las Madres de los Desaparecidos hasta los que apoyaron al
general Pinochet en las villas miseria de Chile . Además, a pesar de su
capacidad de penetración como símbolo de la feminidad y como elemento constitutivo de la identidad femenina, tanto el significado de la
maternidad como lo que investían las mujeres en las idealizaciones de
la misma, variaban considerablemente según la clase social, la edad y la
etnia . No obstante, a pesar de estos señalamientos, la maternidad fue
un "referente de movilización de las mujeres" (Álvarez 1990) penetrante
y duradero en América Latina y un factor significativo que contribuye a
dar razón de la evolución característica de los movimientos de mujeres
en el continente . -'
Si la movilización estratégica de argumentos sobre la diferencia y
una identificación con la maternidad dentro de la vida política eran
rasgos de los movimientos de mujeres en América Latina, había otras
dos características que se pueden destacar por su prominencia con respecto a los debates contemporáneos sobre la ciudadanía : el carácter social del feminismo en la región y la insistencia en la política participativa .
En relación con lo primero, hubo siempre corrientes importantes en el
feminismo latinoamericano que, en diversos momentos de su larga historia, buscaron distanciarse del tipo de perspectiva identificada comúnmente con el feminismo norteamericano, en el que un individualismo
basado en los derechos es el que ha impulsado mucho del activismo
del movimiento . Los movimientos feministas latinoamericanos han
hecho bastante hincapié en los derechos individuales y más aún en los
derechos sociales, en parte como consecuencia de la importancia cultural de la diferencia que hemos mencionado más arriba, y en parte debido al papel desempeñado por corrientes muy intensas de feminismo
social que se alimentaban de diferentes fuentes de socialismo,
populismo y catolicismo social .
25 Algunas feministas latinoamericanas han hablado de la existencia de un tipo
de "chovinismo femenino" o derecho de propiedad en relación con la casa y la
familia, que ha hecho de las reivindicaciones sobre la igualdad de género y el valor
simbólico de la maternidad cuestiones en las que ha sido difícil avanzar .
16
Maxine Molyneux
Los movimientos latinoamericanos de mujeres contenían una gama
de afluentes o corrientes claras -movimientos populares autónomos,
activistas en partidos políticos y sindicatos, y organizaciones feministas- y cada una de ellas representaba capas sociales diferentes con una
evolución política característica . El activismo popular y comunitario
evolucionó en buena medida a través de la movilización y la politización
de las necesidades e identidades basadas en el papel tradicional de las
mujeres dentro de la familia ; las mujeres activas en organizaciones políticas eran tanto de clase obrera como de clase media, en tanto que el
núcleo del movimiento feminista estaba compuesto por mujeres con
educación universitaria cuyos orígenes políticos pertenecían a los movimientos estudiantiles de fines de los setenta y a las organizaciones de
la izquierda (Villavicencio 1992 ; Vargas 1998) . A pesar de esta diversidad, el feminismo latinoamericano poseía dos características en común :
un interés por impulsar un proyecto más amplio de reforma social y
de hacer realidad los derechos de las mujeres dentro de él ; y formas de
activismo que involucraban a los sectores populares, como objetos de
estrategias de movilización y como sujetos de su propio activismo . En
términos generales, el movimiento feminista en América Latina contrasta con el que surgió en partes de Europa y en Norteamérica en la
medida en que, en conjunto, no se comprometió con el tipo de política
de la identidad que hacía de la búsqueda de cuestiones singulares y de
intereses particularistas su meta primordial . El mayor hincapié en cuestiones de responsabilidad colectiva y social hace que el movimiento
latinoamericano pueda ser descrito en términos amplios como una especie de "feminismo social" .
En segundo lugar y en relación con lo anterior, hay un rasgo particular de su segunda ola y es el compromiso del feminismo latinoamericano con el activismo participativo . Como lo analizaremos con más
detalle más adelante, las ideas de activismo en la comunidad, potenciación y participación que tienen su origen en el catolicismo social y en la
izquierda alentaron los movimientos de mujeres y feministas en América Latina de los años cincuenta en adelante . Aunque existían tensiones entre los movimientos populares de mujeres (compuestos por las
de bajos ingresos) y las feministas activistas, en gran parte de clase
media, poco se puede dudar del grado de interacción entre los dos . Un
notable desarrollo a partir de los ochenta fue el crecimiento del feminismo popular, entre mujeres activistas procedentes de capas de bajos ingre17
frío, frío
sos y dentro de la clase obrera organizada, que o se identificaba abiertamente con aspiraciones feministas o había absorbido los discursos feministas y los había incorporado a su retórica y estrategias 26 (Stephen 1998) .
En suma, el movimiento latinoamericano de mujeres en sus formas distintivas y heterogéneas ha sido una fuerza más diversa y vital
de lo que con frecuencia se ha reconocido . Como señaló Jaquette, sus
contornos políticos contemporáneos estuvieron configurados por tres
componentes socio-históricos : un movimiento feminista con demandas ampliamente similares a las de las mujeres europeas, canadienses y
norteamericanas; un movimiento de mujeres que se movilizaba contra la
dictadura y el autoritarismo y contra la violación de los derechos humanos; y un movimiento popular que convertía las estrategias de
sobrevivencia en demandas socio-políticas (Jaquette 1994) . A las anteriores se pueden añadir las importantes movilizaciones de mujeres por
los partidos políticos, algunos de los cuales, como en el peronismo,
absorbían elementos del discurso feminista (y algunas de sus demandas), pero las reelaboraban dentro de una política que se identificaba
explícitamente como antifeminista .
Redemocratización, movimientos sociales y ciudadanía :
desde la protesta hasta la propuesta 27
Estos elementos constitutivos del feminismo latinoamericano estaban
presentes pero reconfigurados en las circunstancias ya diferentes y en
los discursos políticos de los años ochenta y noventa . El feminismo de
la segunda ola maduró en América Latina en un periodo de crisis política y dictadura . No acostumbradas en un principio al mecanismo de la
democracia, las mujeres activas en el movimiento de mujeres siguieron
un curso que algunos participantes han descrito como un viraje, aunque vacilante y condicional, "de los márgenes al centro" . En los años
setenta, las mujeres activistas, desilusionadas con las organizaciones
26
Un ejemplo entre muchos es la organización de clase obrera declaradamente
antifeminista del Sindicato de Amas de Casa (SACRA) que luchó por el reconocimiento del trabajo que las mujeres hacían en la casa y por el derecho de las mujeres a que
se les remunerara este trabajo mediante transferencias estatales (Fisher 2000) .
27 Una frase que se volvió popular .
18
Maxine Molyneux
excluyentes, autoritarias y masculinistas en las que estaban involucradas,
incluidas las de la izquierda, trataron de crear espacios autónomos en
los que desarrollar una política alternativa . La autonomía se convirtió
en un principio de la organización política, y con el "fin de la política"
impuesto por los regímenes autoritarios, los movimientos feministas y
muchos otros de mujeres pasaron a la clandestinidad y se identificaron
como de oposición y anti-estado .28 Como veremos, la autonomía iba a
seguir siendo un tema central y cada vez más conflictivo en el seno del
movimiento a todo lo largo del periodo de transición y después .
Durante los años ochenta, mientras que las feministas en las democracias liberales occidentales fueron capaces de desviar su atención
hacia el estado, como un ámbito de lucha sobre políticas públicas y
como un objeto de teorización feminista, en América Latina el espacio
político y teórico lo ocupaban movimientos sociales . Con el fin del
autoritarismo y la revitalización de la política democrática, las ideas de
ciudadanía fueron ganando terreno en América Latina, pero dentro
de un contexto en el que los movimientos sociales seguían siendo
importantes como fenómenos políticos y como significantes de lo que
quería decir la política para muchos activistas en la región . Como
veremos, el activismo ciudadano pasó por varios cambios de énfasis
que correspondían a la evolución de prioridades dentro del movimiento en términos más generales . En este proceso, al énfasis inicial
en los movimientos sociales y una ciudadanía activa, siguió un compromiso cada vez mayor con los derechos y con el estado como un
ámbito de lucha por la política .
Un interés predominante de los primeros trabajos sobre ciudadanía dentro del feminismo fue el de proveer un análisis de género de
los movimientos populares en torno a necesidades básicas y derechos
humanos que estuvieron activos tanto en los regímenes autoritarios
como durante las transiciones a la democracia . Uno de los primeros
textos, y de los más difundidos, fue la antología recopilada por
Elizabeth Jelin, Women and Social Change in Latin America, publicada en
1990 . Producto de un proyecto comparativo financiado por el Instituto
28 Este punto de vista lo compartía gran parte de la izquierda, que durante los
sesenta y setenta era no sólo "ampliamente antiestatista" (Lechner 1990), sino escéptica con respecto a la democracia liberal .
19
frío, frío
de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social,
UNRISD, sobre participación popular, este volumen analizaba los esfuerzos organizados que había realizado un "grupo social excluido (las
mujeres) . . . para aumentar su control sobre las instituciones reguladoras de la sociedad" . Jelin definía el proyecto como parte de una "búsqueda de identidad y ciudadanía" (Jelin 1990 : xi) . Este trabajo
representaba una intervención oportuna en un debate sobre movimientos sociales : hasta aquel momento, el debate se había realizado como
si las mujeres no fueran participantes de esos movimientos y sin reconocer la marca de género en este tipo de activismo .' En el prólogo
al volumen, Lourdes Arizpe situaba el trabajo como motivado por el
"actual anhelo mundial por la democracia", pero ponía en claro que se
refería a una clase particular de democracia, "la que va más allá de las
estructuras e instituciones políticas tradicionales" . Esta advertencia
apuntaba a lo que discutiblemente fue un rasgo distintivo de la política y los escritos feministas en los ochenta, a saber, el apoyo de una
ciudadanía activa, o sea, participativa . 30
Las teóricas y activistas feministas latinoamericanas se aunaron a
teóricos críticos de la izquierda como O'Donnell, Lechner y otros en la
crítica a la concepción liberal utilitaria de ciudadanía . Cuestionaron el
principio de acuerdo con el cual se privilegian los derechos individuales sobre asuntos de responsabilidad social, rechazando la versión de
ciudadanía que defendía una interpretación restringida de los derechos
y las versiones "estrechas" de membresía social y política que esas definiciones de ciudadanía implicaban . Argumentaban, en cambio, a favor de una versión más sustantiva de ciudadanía que era más participativa
y más responsable socialmente . Por lo tanto, había acuerdo entre feministas y teóricos y teóricas del movimiento social y de la sociedad civil
que acentuaban las virtudes de la "ciudadanía activa" o de la "participación" . Estas últimas formas de actividad eran vistas como un contrapeso a las políticas corruptas y alienadas del estado y como una actividad
29 Esta crítica de la ceguera al género en los textos sobre el movimiento social se
puede encontrar en Molyneux 1986 ; Jaquette 1994 ; Waylen 1996 .
30
Turner (1986) distingue entre formas activas y pasivas de ciudadanía, es decir,
si se desarrollan a través del estado o desde abajo, a través de luchas locales o en el lugar
de trabajo . Turner también distingue entre tradiciones públicas y privadas de ciudadanía ; el liberalismo norteamericano es un ejemplo de la segunda .
20
Maxine Molyneux
virtuosa por derecho propio que contribuía a la construcción de la sociedad civil y, por ende, de cimientos más firmes para la democracia .
En este periodo y a través de todo el espectro político latinoamericano, se convocó a desarrollar una sociedad civil fuerte, alentando la ciudadanía social y activa . Para la izquierda esto consistía sobre todo en
promover una mayor participación pública y reforzar la capacidad para
impulsar un proyecto de reforma social y política ; los defensores del
catolicismo social vieron en ello un medio para reconfigurar y revitalizar
el ethos comunitario que caracterizó a las Comunidades Cristianas de Base
en su momento de auge . Por su parte, las activistas del movimiento de
mujeres lo vieron como una manera de promover los intereses de las
mujeres y su empoderamiento, permitiendo que el trabajo en las asociaciones de vecinos recibiera el reconocimiento y el apoyo adecuados .
Las analistas feministas centraron su atención en hacer que la participación de las mujeres fuera visible y se valorara, aunque debatían la
marca de género en las formas de movilización y en las demandas que
acompañaban a la participación . Las feministas insistían en que la ciudadanía tenía que tomar en cuenta lo que los teóricos latinoamericanos
llamaban lo cotidiano, la vida diaria, porque sólo así se podría identificar y valorar la valía de las mujeres y su subjetividad política característica podría hallar expresión.` La democracia se entendía no sólo como
una práctica de política institucional formal, sino como una práctica
que concernía a la vida diaria y que permeaba la familia y la sociedad en
términos más amplios . Esto implicaba redefinir el significado de la propia democracia . Por lo tanto, la dimensión marcada por el género de la
ciudadanía activa se discutió en función de cinco principios e intereses
en evolución : su potencialidad para incrementar la capacidad de las
mujeres para la autodeterminación y alcanzar la igualdad ; si la "política
de las mujeres" difería o no de manera significativa de la "política de
los hombres" ; la importancia de las versiones comunitarias de ciudadanía activa ; los dilemas que planteaba la diferencia en las "nuevas" democracias, y la relación entre ciudadanía activa e instituciones estatales .
Iremos abordando estos cinco temas uno por uno .
31 Esta tesis formaba parte del esfuerzo por teorizar el trabajo doméstico o
reproductivo . Véase Marques Pereira (1996) para una discusión del debate, y Lora
(1996) sobre lo cotidiano .
21
frío, frío
El género en la ciudadanía activa
Si bien la ciudadanía activa tenía una connotación positiva en los movimientos latinoamericanos de mujeres, había mucha discusión en los
mismos sobre el significado de la participación de las mujeres en actividades como los comedores populares, las ollas comunes y los Comités del vaso de leche, 32 que en Perú y Chile durante los años ochenta y
principios de los noventa alcanzaron altas tasas de participación de hasta
decenas de miles de mujeres . Aunque pocas personas dudaban de la
importancia social que tenía que las mujeres se incorporaran en cantidades tan considerables a estas actividades, o el valor de experiencia de
este tipo de activismo y la solidaridad y la cooperación femeninas que
pudieran resultar de ello, algunas cuestionaban si este activismo constituía una parte importante de la lucha de las mujeres por sus intereses
colectivos como mujeres .
Sobre este tema, las y los analistas se dividían en optimistas y
pesimistas . Para los primeros tenía tres efectos positivos . En primer
lugar esos programas servían como "aprendizaje" para mujeres cuya
experiencia de solidaridad y liderazgo las "empoderaba" de tal manera
que, por lo menos a algunas de ellas, las capacitaba para asumir un
papel en el ámbito político formal ." En segundo lugar, esos programas
llevaban a la creación de "nuevos espacios" que las mujeres podían
ocupar en la esfera pública, reconfigurando eficazmente las fronteras y
los significados entre las esferas pública y privada . En tercer lugar, el
hecho de que las mujeres se sintieran seguras en la ocupación de esos
nuevos espacios les permitía impugnar su subordinación en la casa .
Caldeira veía la importancia de este proceso en términos de una transformación cultural, una nueva manera de experimentar la condición de
mujer que contribuía a un proceso en el que se redefinían las relaciones
entre los sexos y las identidades femeninas (Caldeira 1990 ; Stephen 1998) .
32
Los comedores operaban sobre la base de la pertenencia a una unidad doméstica (el número usual era de 20 a 40 familias), la preparación de los alimentos se
realizaba colectivamente y las familias se llevaban la comida a su casa . Estaban financiados con las cuotas de los miembros y con la venta de comida a los no miembros .
En las ollas se cocinaba comunalmente ; el programa del vaso de leche implicaba la
distribución de leche gratis a los niños y a veces a otras personas que la necesitaban .
33
Para ejemplos ver Barrig 1998 y Marques Pereira y Carrier 1996 .
22
Maxine Molyneux
Esta manera positiva de considerar que la participación conducía
inevitablemente a un cambio deseable, la compartieron los textos publicados sobre los primeros movimientos sociales, pero ninguno abordaba de manera sistemática cuestiones de política ni analizaba las
consecuencias individuales o sociales de las actividades implicadas .`
A medida que el activismo de los movimientos sociales menguó o por
lo menos cambió en dirección a una mayor institucionalización a fines
de los ochenta, se manifestaron puntos de vista más escépticos acerca
de las consecuencias de ese activismo . Una vez más, aunque pocas
personas dudaban de que la participación de las mujeres en el mundo
fuera de la casa ampliara la experiencia de las mujeres, era más difícil
demostrar que esa actividad tenía un impacto tangible o duradero en la
mayoría de las vidas de las mujeres en lo referente a la división del
trabajo y el poder en la casa . La evidencia que existía sobre este tema era
incongruente; mostraba que el activismo o la participación podía significar una diferencia, como lo demostraban los testimonios de muchas
activistas clave . Pero afuera de este grupo muchas veces no era así, o lo
era sólo por un breve periodo, y las participantes regresaban a los modelos opresivos familiares de antes . Una de las conclusiones que se
podría extraer era que el activismo solo, en ausencia de una política
transformadora y de circunstancias materiales favorables, no conducía
al "empoderamiento" . Esta cuestión reveló por lo tanto a las mujeres
activistas tanto la potencialidad como los límites de la ciudadanía activa, dejando ver que su importancia y resultado eran procesos dependientes de más variables de las que se habían supuesto .`
Si los efectos del activismo en las relaciones de género eran variables, también lo eran sus efectos políticos . Como insistían los participantes en este debate, una sociedad civil activa era un componente
integral de la vida democrática, indispensable para una sociedad sana .
En América Latina las mujeres muchas veces asumieron un papel prominente en proyectos de creación de formas activas de ciudadanía y
responsabilidad cívica . Con frecuencia se las identificó como una fuerza principal en la reconstitución de la sociedad civil tanto en el periodo
34
Véase Foweraker (1997) para un análisis de este tipo .
3 ' Véase Blondet 1995 y el análisis que hace Anderson de las diversas fases de
los Comités del vaso de leche en Nijeholt et al . 1998 .
23
frío, frío
autoritario como en el postautoritario (Jelin 1990 ; Jaquette 1994; Waylen
1996) . El activismo de las mujeres a veces se llegó a ver como el equivalente de una política democrática, que era por definición tanto más radical cuanto no era política en el sentido convencional e institucional .
Pero cualquiera que fuera la validez que se consideraba que tenía un
análisis de este tipo, cuando se aplicaba al periodo de transición del
autoritarismo (cuando ese activismo se ubicaba dentro de una política
de oposición y democrática), ¿podía generalizarse esa experiencia hasta
incluir todo ese tipo de actividad independientemente del contexto? Se
planteaban preguntas sobre si este modelo de ciudadanía activa era adecuado para la tarea de construir una sociedad democrática, y si debería
tratarse como un sustituto de un proyecto de este tipo .
Además, aunque la ciudadanía activa solía asociarse con la política
radical en América Latina, y podía constituir un elemento esencial de
esa política, había ideas sobre una ciudadanía activa que podían anexarse a una gama de intervenciones y objetivos políticos muy diferentes
entre sí . La ciudadanía social, entendida como un activismo comunitario, como una participación o regeneración moral, no siempre estaba
necesariamente vinculada a proyectos de reforma democrática o de una
mayor cohesión social . También podía estar al servicio de fuerzas más
conservadoras, como era evidente en contextos en los que fundamentalistas nacionalistas y religiosos de diversos tipos habían procurado crear
una comunidad política con el fomento de objetivos que conducían a
políticas autoritarias, patriarcales, racistas y chovinistas . Los partidos
latinoamericanos de derecha se habían subido rápidamente al carro de
la ciudadanía activa ; en México, el PAN hizo uso explícito de este lenguaje en sus intentos de movilizar apoyo para políticas conservadoras
relativas a la familia . En los textos sobre estos temas pocas veces se
trazaba con claridad la frontera entre ciudadanía activa, movimientos
sociales y movilización vertical .
Por lo tanto, mientras que la ciudadanía activa se seguía esgrimiendo como elemento principal del trabajo de los movimientos de
mujeres, se reconocía cada vez más que su política, prácticas y resultados dependían del contexto social más amplio y del significado político
que se le confería . Un respaldo general a la ciudadanía activa, si no
había una estrategia política o no se prestaba atención a las políticas con
las que se asociaba, corría el riesgo de generar falsas expectativas sobre
lo que la ciudadanía activa podía originar . Como había advertido Arizpe :
"Las demandas del movimiento de mujeres no son aún de largo alcan24
Maxine Molyneux
ce . Debemos recordar que la 'participación' es el más débil de los vínculos en la cadena de la igualdad en comparación con la 'toma de decisiones' . Demandar participación, pero no el poder para tomar decisiones
es [. . .] una manera bastante modesta de involucrarse en política" (Jelin
1990) . Además, si la ciudadanía activa era una condición necesaria, no
era una condición suficiente para una democracia significativa . Para
que la ciudadanía activa sirviera como un elemento crucial de una política democrática era necesario distinguirla de corrientes políticas y de
iniciativas políticas que tenían diferentes objetivos y prioridades . Por lo
tanto, empezaron a plantearse preguntas difíciles sobre el significado
más amplio de los llamamientos concertados a la ciudadanía activa en
el clima de las políticas neoliberales, y como veremos más adelante,
esos llamamientos convivirían en considerable tensión con el feminismo . Con estos temas generales en mente, vamos a contemplar ahora
cómo se desplegaron los discursos de ciudadanía en el debate sobre el
género en el activismo .
El género y el activismo : ¿madres yio ciudadanas?
Como ya lo observamos, el feminismo latinoamericano evolucionó en
un contexto cultural en el que el activismo político femenino estaba con
frecuencia explícitamente basado en los roles tradicionales de género .
En los años setenta y ochenta, con la aparición de movilizaciones populares de mujeres en torno a la provisión de necesidades básicas y de los
movimientos de derechos humanos "maternales" como el de las Madres de Plaza de Mayo, el significado de género de este tipo de activismo
se convirtió en tema de debate en los movimientos latinoamericanos de
mujeres .` Muchos analistas consideraban que estas movilizaciones de
mujeres ilustraban la quintaesencia del movimiento de mujeres y la
esencia de la política femenina . Surgieron sobre la base de valores morales específicamente femeninos, atribuidos al posicionamiento social
de las mujeres dentro de la división del trabajo y la experiencia primordial de la maternidad, o simplemente se los veía como un fruto de la
36 Hay muchos textos publicados sobre los movimientos de madres
. Véanse
entre otros, Feijóo 1998 ; Schirmer 1989 y Fisher 1993 .
25
frío, frío
biología femenina . Para algunas analistas, estos atributos situacionales
y/o naturales de la feminidad producían una política que era más democrática, más altruista y con una disposición menos jerárquica en lo
que se refería a formas de organización . Como lo expresó Jelin, las mujeres "hacían" política de manera diferente a los hombres . Mientras que
la "política de los hombres" estaba definida por el interés propio, relaciones jerárquicas de poder y competitividad, la de las mujeres se orientaba a la familia o la comunidad y se basaba en valores democráticos y
cooperativos . Por lo tanto, la feminidad se ofrecía como la base para
una nueva manera de hacer política y como la representación de los
valores de la buena sociedad en general . Las perspectivas latinoamericanas de la ciudadanía con esta tendencia se abastecían del trabajo de la
feminista italiana Rossana Rossanda, de teóricas francesas de la difference
como Héléne Cixous y de otras como Carol Gilligan y Sara Ruddick . A
medida que evolucionó el debate teórico sobre la ciudadanía dentro del
feminismo, se postuló una versión feminizada de ciudadanía comprometida con una concepción de una conciencia o "voz" femenina, basada en virtudes que no estaban reconocidas en las concepciones
normativas de la política (Gilligan 1982 ; Ruddick 1980) . Así pues, al
acentuar el valor "femenino" del cuidado y la pertenencia a la comunidad, la política de las mujeres se situaba en oposición a valores "masculinos" de autonomía expresados en el liberalismo contractual basado en
los derechos (Diamond y Hartsock 1981) .
La defensa y promoción feminista de la virtud femenina encontró
su contraparte en algunos sectores religiosos de América Latina .
Leonardo Boff, teórico influyente de la teología de la liberación, contribuyó a difundir una crítica del capitalismo liberal como uno basado en
una racionalidad masculinista a la que él contraponía la virtud femenina y el mundo del afecto, en vez de la ganancia como fundamento de la
moral pública .` En algunas versiones del ecofeminismo prevalecían
37 La encíclica del Papa, Mulieris Dignitatem continúa esta tradición y trata de
dignificar el "genio femenino" . Boff escribe : "Apoyamos el argumento de que la
Virgen María, madre de Dios[ . . .] representa lo femenino en forma perfecta y
escatológica [ . . .] la modernidad se ha definido a sí misma como logocéntrica, dando primacía a la racionalidad y al poder de abstracción [y en consecuencia] ha
marginado lo femenino y con ello las dimensiones de la realidad humana vinculada
a la ternura, lo simbólico y el pathos", Boff 1984 :187 .
26
Maxine Molyneux
supuestos similares, contraponiendo la mujer-naturaleza creativa al
hombre-cultura destructivo, epitomizado por el capitalismo .` Algunas
analistas feministas latinoamericanas de movimientos sociales llegaron
a considerar que las cuestiones de la vida cotidiana y de la lucha por las
necesidades básicas, y el compromiso con formas democráticas de organización, ilustraban las virtudes de los movimientos sociales (femeninos) sobre las formas de organización convencionales (masculinas),
evocando la defensa que hace Habermas del "mundo de la vida" contra
la razón funcional de estado y la burocracia .
Los términos de estos argumentos se pueden ver como un desarrollo del anterior debate latinoamericano sobre el acceso de las mujeres
a los derechos ciudadanos, en el que, como ya hemos visto, las virtudes
femeninas ocupaban el centro . Las feministas latinoamericanas de la primera ola habían argumentado que era necesario que esas virtudes 39 se
trasladaran a la esfera pública, donde volverían a moralizar y transformar una vida social y política racionalizada en exceso o corrupta . Juan
Perón puso este discurso al servicio del estado cuando denominó el
lugar de Evita en la política como el "corazón" del peronismo y el del
propio Perón, en un binomio predecible, como la "cabeza" . Más de
veinte años después, Salvador Allende también apeló desde la izquierda al voto femenino ensalzando la moral femenina superior que iba a
depurar la corrupta esfera pública .
Si bien estas invocaciones a los valores femeninos superiores pueden ser experimentadas por aquellas a las que están dirigidas como
"empoderadoras", pueden producir dividendos políticos y a veces pueden incluso desplegarse estratégicamente en las campañas feministas,
la aceptación acrítica de la ideología de género sobre la que descansaban
esos puntos de vista era peligrosa . En primer lugar, los llamados a
remoralizar la sociedad siempre encontraron un fuerte apoyo dentro de
la derecha y a través de la Iglesia católica, donde apelar a la virtud
38 Estas posiciones se expresaron en la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED) y se critican en Molyneux y Steinberg,
1995 .
39 Tronto define la moral de las mujeres como una referencia "aproximada a una
serie de ideas : valores atribuidos al cuidado y la crianza, y la importancia del amor de
la madre, un acento en el valor de mantener relaciones humanas, el valor avasallador
de la paz", Tronto 1993 :1 .
27
frío, frío
femenina se plasmaba convencionalmente en términos que invocaban
valores familiares tradicionales basados en papeles convencionales y
patrones de autoridad entre los sexos . Un paso más y se responsabiliza
a las mujeres de los valores morales de la sociedad, con el castigo concomitante a aquéllas a las que se considera deficientes de acuerdo con
esos criterios, ya se trate de mujeres que trabajan fuera de la casa, madres solteras u otras a las que se juzga que se desvían de esos criterios .
Las críticas del feminismo de la diferencia han argumentado que
una política feminista necesariamente problematiza la relación entre
género, política y moral en vez de partir del supuesto de que esta relación está ontológicamente dada . Esto permite el reconocimiento de que
la política de las mujeres no es sólo, o necesariamente, "política materna", democrática o del cuidado ." Estos valores, asociados con frecuencia a la "moral de las mujeres" son valores positivos, pero es mejor
tratarlos como valores que cruzan la línea divisoria del género, aun cuando no están distribuidos por igual . Además, si se trata a las mujeres
como a las únicas portadoras de virtud moral y se las hace responsables
del bien público, la masculinidad sigue sin ser analizada, sus identificaciones negativas siguen imperturbables y se absuelve a los hombres
de la responsabilidad en este terreno . De esta manera, la división sexual
de la moral, como la del trabajo y la política, persiste como un rasgo
intrínseco de desigualdades sociales más amplias (Tronto 1993) .
Se ha iniciado una perspectiva diferente cambiando los términos
del debate de los "valores de las mujeres" a una consideración más
amplia de lo que las mujeres hacen típicamente y cuáles son sus responsabilidades en este aspecto . Tanto si se conceptualiza como trabajo
reproductivo o como cuidado, una de las preocupaciones feministas ha
sido volver ese trabajo visible y así ubicarlo dentro de las estructuras de
poder y privilegio que son las que definen sus modalidades marcadas
por el género ." Para la teorización feminista sobre la ciudadanía se ha
40 Basta un ejemplo para sostenerlo, el de las mujeres nacionalistas serbias que
bloquearon el suministro de alimentos para hacer morir de hambre a musulmanes en
las guerras de Bosnia y Kosovo .
41
Como lo expresa Tronto : "el cuidado como una actividad relacional en vez de
sólo como trabajo, así como la ponderación de las necesidades de la persona que
cuida y de la que recibe el cuidado, muchas veces en situaciones de dependencia y
desigualdades de poder y recursos" (Tronto 1993 :61) .
28
Max ine Molyneux
vuelto central un análisis de género de este tema, que además es de
importancia como asunto de interés para las políticas sociales (Lister
1997; Sassoon 1987) . En la reflexión sobre estas responsabilidades, los
debates feministas sobre moral se pueden desplazar del terreno del
esencialismo al de la política y las políticas . Y se pueden combinar
cuestiones de cuidado con cuestiones de derechos, ambas necesarias
para cualquier proyecto de justicia social (Tronto 1993) .
Esto no quiere decir que las cuestiones de moral no tengan lugar
en el debate político contemporáneo, pero es mejor reencuadrarlas dentro del contexto de críticas a las políticas y prácticas del estado moderno
y de la profundización de la línea divisoria entre ricos y pobres . Si el
debate sobre moral se traslada de la esfera privada a la pública, podría
encontrar un lugar en la lucha contra la corrupción y el egoísmo burocrático y político ." Aunque hay razones para el escepticismo con respecto de los intentos dirigidos por el gobierno para moralizar la política
pública, introducir la ética en el estado podría significar reordenar sus
prioridades de una manera más humana, igualitaria y democrática, algo
que algunos teóricos políticos en América Latina han visto como una
prioridad si se quiere que los electorados desilusionados superen su
desconfianza en el sistema político (O'Donnell 1993 ; Jelin 1997) . No
obstante, no se trata de algo que el simple aumento del número de
mujeres diputadas en el parlamento resolvería por sí solo, si es que lo
resolviera .
Moralidad, comunitarismo y ciudadanía
A fines de los ochenta y los noventa volvió a incorporarse el tema de la
moral a los debates sobre política pública a través de la revitalización de
otra tradición del pensamiento político, la del comunitarismo, una política asociada con los valores y las formas de cooperación identificadas
con la "comunidad" . En las diferentes circunstancias de los años no-
42 Alex Wilde se ha referido a los esfuerzos que hizo el gobierno de Alwyn para
introducir una "ética de la responsabilidad" en la vida política chilena (Wilde, en
prensa) . Sugiere lo mismo O'Donnell (1993) en su llamamiento a una segunda transición del gobierno democrático a un régimen democrático .
29
frío, frío
venta, esto volvió a centrar el debate sobre los usos al servicio de los
que se ponía el activismo femenino . Si los debates, dentro del feminismo latinoamericano, sobre la ciudadanía y la participación surgieron
en el clima de los movimientos sociales y la redemocratización de los
ochenta, en la década que siguió adquirieron una nueva importancia
con el decaimiento de los movimientos sociales y la rápida extensión
de la actividad de las ONG . Estos dos procesos se fueron vinculando
entre sí a medida que muchos y muchas activistas de movimientos
sociales empezaron a trabajar en ONG, en un proceso que Álvarez ha
descrito como la ONGización del movimiento latinoamericano de mujeres (Álvarez 1998) .
En las condiciones de reforma estructural que acompañaron el
proceso de democratización de la región, agencias internacionales y
gobiernos se apropiaron de ideas de ciudadanía activa y participación
desde abajo y las reconfiguraron como herramientas políticas . Invocadas tanto por políticos como por el Banco Mundial y ONG, esas ideas se
veían como una manera de abordar una serie de problemas sociales y
políticos estableciendo un sentido más ampliamente compartido de responsabilidad social y una base más firme para la legitimidad política .
Agencias regionales de Naciones Unidas como CEPAL convocaron al
desarrollo de más redes a "nivel de comunidad" y de vínculos de solidaridad social . Estas redes y vínculos iban a servir como un contrapeso
a la anomia provocada por la pobreza, la informalización y los niveles
persistentes de desempleo . Entretanto, el Banco Mundial promovía
"mayores esfuerzos para quitarle la carga al estado involucrando a ciudadanos y comunidades en la producción de bienes colectivos
medulares" (Informe del Banco Mundial 1997) . Algunas de las nuevas
agencias de suministro de bienestar que surgieron en las condiciones
de crisis de los ochenta, como los Fondos de Inversión Social, fueron
diseñadas para funcionar, no como meras surtidoras de asistencia social, sino como un medio para fortalecer la sociedad civil : los beneficiarios de esos programas de bienestar no eran vistos como receptores
pasivos de programas "asistencialistas" como en el pasado, sino que
iban a ser participantes activos en el proceso político -formulando sus
propias necesidades e involucrándose en el diseño y ejecución de proyectos- y por ende, ciudadanos y ciudadanas activos . La preocupación cada vez mayor por el aumento de la delincuencia y problemas
sociales afines incitó a políticos y hacedores de políticas por igual a
30
Maxine Molyneux
promover una mayor participación social en proyectos comunitarios
como un medio de promover mayor cohesión social y responsabilidad pública.
Este apoyo a la participación ciudadana en el trabajo comunitario
coincidió con un interés mayor en los debates políticos y de políticas
internacionales sobre las ideas de lo que en la teoría política norteamericana llegó a llamarse en los noventa "el nuevo comunitarismo" . La
referencia a "nuevo" indicaba un reconocimiento de los antecedentes
históricos de esas ideas, que se podían encontrar en una gama diversa
de críticas al liberalismo en la teoría política y social del siglo xix . 43 El
interés cada vez mayor en estas ideas reflejaba cambios en la filosofía
política y en la política social, especialmente urbana, durante los setenta y los ochenta . En realidad, algunas de las ideas medulares del "nuevo" comunitarismo brindaban una argumentación racional en apoyo de
una ciudadanía activa dentro de los debates latinoamericanos, de modo
que ideas que eran distintas en origen, convergían en la práctica . Esta
convergencia era evidente en una crítica compartida al individualismo
liberal y sus efectos sociales corrosivos, y en el hecho de que el acento
ya no se ponía en el estado sino en la creación de iniciativas locales,
valores comunitarios, integración social y solidaridad .
En América Latina estas ideas no eran ni mucho menos nuevas .
Habían estado presentes desde hacía tiempo en la vida política y social
del continente y formaban parte integral de su evolución histórica . Desde fines del siglo xlx, el positivismo francés, junto con ideas católicas
corporativistas y el catolicismo social, se opusieron críticamente al liberalismo utilitario, mientras contribuían a dar dirección a la política social y la práctica política latinoamericanas . Los regímenes corporativistas
del periodo de entre guerras y de la postguerra recurrieron a ideas co-
a3
Hay áreas importantes de coincidencia, pero también de diferencia, entre las
formas de comunitarismo norteamericanas/inglesas y sudamericanas . Todas comparten una crítica al individualismo y al liberalismo y acentúan la importancia tanto
de valores sociales compartidos como de la cooperación activa por debajo del nivel
estatal, en particular en barrios urbanos . Ambas respetan la idea de una comunidad
moral derivada con frecuencia de creencias religiosas . Los escritos del sociólogo
Amitai Etzioni, por ejemplo, han sido utilizados en Estados Unidos y en Inglaterra
para pensar en maneras de invertir tendencias alarmantes de descomposición social
en los centros de las ciudades grandes .
31
frío, frío
munitarias para promover concepciones organicistas de las relaciones
estado-sociedad (Stepan 1978) . Más tarde, las ideas comunitarias lograron una implantación firme en la izquierda en virtud del papel desempeñado por la iglesia católica después de la Conferencia de Medellín en
1968 . Inspiraron a las comunidades cristianas de base y contribuyeron a
alentar prácticas de participación comunitaria en agencias locales de
desarrollo . A partir de los ochenta, la preocupación por los costos sociales de las políticas de ajuste estuvo acompañada de un creciente interés por las ideas de cohesión social y capital social como elementos
indispensables de la vida social ." En el contexto latinoamericano, muchas personas pensaban que los movimientos sociales y el activismo
comunitario, y no la política institucional y los partidos corruptos, tenían potencial para crear nuevas formas de sociabilidad y generar confianza . La visita papal a la Cuba de Castro en enero de 1998, incomprensible
para muchos observadores externos, fue en parte una confirmación de
una postura común que conservadores y socialistas por igual podían
asumir, rechazando el individualismo liberal en su forma neoliberal a
través de una afirmación de valores morales y colectivistas .
En América Latina, el activismo comunitario podía tener por resultado beneficios tangibles, como de hecho los tuvo . Para los pobres,
ante la falta de provisión social adecuada, fue tal vez el único medio de
asegurarse comida, salud y vivienda y servicios mejores . Los movimientos que promovían la participación activa también podían tener
por resultado barrios más limpios y seguros, mayor respeto por las
instalaciones públicas, más espíritu cívico en la interacción social, mejoras en el tejido de la vida social, además de servir como una medida
de autoadministración o "empoderamiento" . 4' La expansión de la actividad de las ONG en particular proveyó un importante espacio para la
canalización de este tipo de activismo, fuera del reino del partido y del
44
La obra de Putnam (1992) tuvo mucha influencia . Para una aplicación a
América Latina y otros países en desarrollo, véase Evans 1997 .
4' Las ideas de interés comunitario contribuyeron a impulsar movimientos
sociales por la paz civil y la renovación social, como la alianza multiclasista que apoyó
el movimiento Viva Río en Brasil en los años noventa . Este movimiento llevó a
decenas de miles a las calles pidiendo vigilancia policial en la comunidad y reforma
de la policía, seguridad pública y mejores viviendas para los pobres (Gaspar Pereira
1996) .
32
MaxineMolyneux
estado . Estos diversos elementos convergieron en la práctica de los
movimientos de mujeres, muchos de los cuales estaban directamente
implicados en la interfase de la ciudadanía activa y el comunitarismo .
Dentro de la teoría política feminista había posiciones que compartían elementos de la crítica comunitaria al liberalismo utilitario . Se
sostenía que el individualismo liberal partía de la premisa de un ideal
masculino de libertad, ideal al que las mujeres, ligadas por los lazos de
la familia, no podían aspirar o no aspiraban ." De hecho, a veces se
sostuvo que las mujeres eran las comunitarias naturales, bien porque
estaban menos motivadas por un individualismo egoísta, bien porque,
más materialmente, su "incrustación" social en la familia y el barrio,
junto con su responsabilidad de proveedoras, las predisponía al activismo
popular y al trabajo comunitario . El segundo punto de vista tenía bastante fuerza en el contexto latinoamericano, donde una tradición flexible de movilización comunitaria en torno a la provisión de necesidades
básicas involucraba a una proporción sustancial, cuando no a una mayoría de mujeres . Por ejemplo, un estudio mostraba que en 1987 en
Bolivia había 3 844 organizaciones populares de mujeres, en 1991 en
Chile, 10 496 y en el mismo año en Perú, 14 851 (FLACSO 1995) . Además
eran las mujeres quienes resultaban especialmente vulnerables a la pobreza, al deterioro del civismo y a la expansión de la delincuencia que
tuvieron lugar durante el periodo de deuda y ajuste . No era sorprendente que las mujeres tuvieran una disposición especial para involucrarse
en el activismo comunitario o que llegaran a ser tan centrales para el
éxito de estrategias de mitigación de la pobreza en el postajuste, 47 en lo
que algunos vieron como una extraña alianza entre comunitarismo y
neoliberalismo .
Si hubo una convergencia, entre estas dos tradiciones, opuestas en
muchos sentidos, ésta era la falta de confianza en el estado, desconfianza que estaba justificada y ampliamente difundida en América Latina
en los años noventa . Comunitarios y neoliberales apoyaban políticas
46
Para un análisis y revisión de los compromisos feministas con las ideas
comunitarias, véase Frazer y Lacey 1993 .
47
El microcrédito fue una estrategia antipobreza favorecida en los años noventa, después del éxito del banco Gramene y el traslado temporal de su fundador al
Banco Mundial .
33
frío, frío
que acentuaban las virtudes de la autoayuda y el trabajo voluntario como
maneras de desarrollar una mayor confianza de las personas en sí mismas y autonomía con respecto al estado . No obstante, este tipo de estrategias estaban cargadas de supuestos de género . En tanto que "comunitarias
naturales", se confiaba en las mujeres para el trabajo voluntario . Generalmente, las mujeres eran buenas para el trabajo de redes, se incorporaban
a asociaciones, limpiaban barrios, apoyaban actividades en la iglesia y
en la escuela, administraban y atendían programas para la pobreza y
desempeñaban una parte activa en la política de base popular .
Los proyectos de autoayuda y el trabajo del sector voluntario implicaban una dependencia considerable y muchas veces no reconocida
del trabajo no pagado de la mujer, al que se veía con demasiada frecuencia como una extensión natural de sus responsabilidades en la familia . En consecuencia, este tipo de trabajo se daba por supuesto, en
vez de examinarlo como un efecto de relaciones sociales desiguales . Al
esencializar los atributos del sexo, la responsabilidad social también
terminó viéndose como propiedad exclusiva de las mujeres . Estos supuestos han sido muy criticados en las publicaciones sobre desarrollo .
Los proyectos que asumían que las mujeres estaban libres y disponibles
para esta clase de trabajo no remunerado, y que eran proyectos diseñados
para aumentar la productividad laboral de las mujeres o intensificar sus
responsabilidades en cuanto al cuidado de otros, con mucha frecuencia
fracasaban porque sobrecargaban a mujeres extenuadas sin ofrecerles
ningún apoyo en forma de cuidado de los niños, ni ninguna capacitación en habilidades que muchas necesitaban para conseguir un trabajo
pagado ." Sin embargo, estos supuestos permanecieron intactos en las
teorías comunitaristas y en las perspectivas de desarrollo afines a ellas .
Además, el antiestatismo latente (y a veces explícito) de estas visiones,
esencial en la promoción y defensa de las "virtudes" de la autoayuda,
acarreaba otros riesgos . Por muy necesaria y loable que fuera la autoayuda
cuando completaba otras formas de provisión, el hecho de que sirviera o
no como sustituto de éstas era otro asunto .
48 Kandiyoti (1988) llama la atención sobre cómo las estrategias participativas de
atención a la salud se apoyaban en las madres para que ellas fueran las que administraran
y hasta financiaran iniciativas dirigidas a mejorar la salud infantil : rehidratación oral,
inmunización, entre otras . La carga de extender sus responsabilidades tradicionales en
la familia hasta incluir la provisión de atención básica a la salud recae sobre las mujeres .
34
Maxine Molyneux
Una crítica ulterior fue la procedente de los análisis foucaultianos
de forma de gobierno neoliberal . En este aspecto, algunos autores y activistas latinoamericanos veían una convergencia perturbadora entre los
esfuerzos de los movimientos de mujeres por "incorporar a las mujeres a
la ciudadanía" y las nuevas tecnologías de gobierno asociadas con el "estado neoliberal" . Los discursos de ciudadanía y empoderamiento eran
una parte tan integral de la fórmula de gobierno orientada por el mercado
del neoliberalismo como lo era la devolución del poder estatal a otras
agencias, incluidos profesionales, la familia y las ONG . Verónica Schild
sostenía, refiriéndose a Chile, que esos elementos se fundían en las nuevas perspectivas para mitigar la pobreza . Una parte esencial del proyecto
cultural de gobernabilidad neoliberal era la creación de una nueva subjetividad económica y social en la que se desplegaba el lenguaje de ciudadanía, derechos individuales y responsabilidades para asegurar una mayor
autoconfianza, descargando así de cierta presión fiscal al estado y aligerando sus responsabilidades . Los individuos eran por tanto libres de
convertirse en "dueños de su propio destino" mientras caían bajo la disciplina reguladora del mercado (Schild 1998) .
Se consideraba que la participación y la ciudadanía activa en general y el activismo femenino en torno a necesidades básicas se realizaban
según los términos de un nuevo contrato social, el que se postulaba de
acuerdo con las tecnologías políticas del gobierno del mercado . Dichos
análisis del neoliberalismo arrojaron luz sobre algunas de sus modalidades culturales 49 y reforzaron la necesidad de situar las actividades de
los movimientos sociales dentro del contexto más amplio de los cambios en las políticas y de las relaciones de poder en las que estaban
imbricados . Pero la economía política del neoliberalismo en América
Latina ha sido un punto de conflicto y de controversia con efectos sociales y políticos variables, no necesarios . Al asumir la coherencia y la
efectividad del "neoliberalismo" y al reducir las políticas adoptadas a
su funcionalidad política, estas perspectivas a veces infravaloran las
políticas aludidas, sobre todo con respecto a las demandas sobre ciudadanía y mitigación de la pobreza que vienen desde abajo . Según esta
perspectiva, parecía que se posicionaba a los movimientos sociales como
a los aliados cómplices o "incautos culturales" de la hegemonía neoliberal,
49
Para una discusión sobre este tema, véase Álvarez et al . 1998
35
frío, frío
una visión que poseía el potencial de desarmar y desmovilizar iniciativas políticas feministas .
Si de acuerdo con la perspectiva foucaultiana, el poder está en
todas partes, éste apenas es abordado por los comunitaristas, tanto antiguos como nuevos . La comunidad (o sociedad civil) se concibe con
mucha frecuencia como un espacio sin relaciones de poder estructuradas
ni conflictos . Pero para quienes se hallan en el extremo inferior de las
relaciones de poder, si trabajar "desinteresadamente" dentro de las comunidades implica una aceptación acrítica de sus desigualdades y prejuicios, tal vez sea necesario cuestionar las premisas en las que se basa
esa solidaridad comunal . Los comunitaristas sostienen que los derechos individuales se deberían subordinar a la responsabilidad social y
de ahí que entren en conflicto con las feministas cuando se trata de
cuestiones de política social y de trabajo de promoción y defensa de los
derechos . Teóricos comunitaristas expresan puntos de vista similares a
sectores de la iglesia católica en América Latina cuando éstos se lamentan de los efectos socialmente corrosivos del ingreso masivo de las
mujeres al trabajo remunerado . Se acusa rutinariamente al feminismo
de fomentar un "individualismo egoísta" entre las mujeres a las que
"sólo les preocupan sus derechos y no sus responsabilidades" . Estos
puntos de vista reflejan una angustia más amplia por los cambios en
las relaciones entre los sexos y las generaciones, y están asociados a
invitaciones a la "retradicionalización" de la esfera doméstica y a una
revitalización de la vida moral .
Pero dentro del feminismo latinoamericano hay cierto escepticismo, como lo hay en otras partes, con respecto a las invitaciones a moralizar o "renormar" (Fukuyama 1999) la sociedad . Porque en ese proceso la
pregunta es qué valores se van a impartir para la construcción del buen
ciudadano y ciudadana . El comunitarismo, tanto el que se expresó a
través de la iglesia católica en América Latina o en el trabajo teórico de
los nuevos comunitaristas, está asociado a una moral conservadoras'
i0 Véase Fukuyama 1999 . La feminista inglesa Bea Campbell considera que
esto es como "hablar a una angustia sobre los cambios sísmicos en las relaciones
entre los géneros y las generaciones . . . El llamamiento a un retorno a lo 'básico'
permite a los hombres blancos eximirse de la crítica a las masculinidades que hacen
de la vida una calamidad", Campbell 1995 .
'1 Maclntyre insiste en que la "tradición" es una parte necesaria de la buena
sociedad (1981, 1988) .
36
Maxine Molyneux
Moller Okin (1991) ha sostenido que si se quiere tomar la moral seriamente, ésta debe estar fundada en principios de justicia e igualdad en
el seno de la familia . Par contra, en las visiones comunitaristas, los
"valores familiares" se defienden de una manera que prescribe papeles
"tradicionales" y modelos de autoridad entre los sexos .
Estas ideas han sido impugnadas no sólo por el feminismo, sino
también por tendencias sociales cuyas causas estructurales no es probable que se compensen haciendo que las mujeres regresen al hogar ni
con intentos de moralizar la sociedad . Estos puntos de vista simplifican las causas y subestiman la profundidad de los cambios sociales por
los que han atravesado las sociedades contemporáneas en el mundo
avanzado y en el menos desarrollado . La "destradicionalización" (Giddens
1990) de la familia y la reconfiguración de un nuevo contrato sexual
basado en la autonomía de la mujer exigen respuestas más creativas de
los políticos que una invitación a volver a la familia "tradicional" ; invitación basada en la sujeción de las mujeres a la autoridad patriarcal y a
los requerimientos de la esfera doméstica . Con un número cada vez
más alto de hogares extendidos y con mujeres como jefas de familia, y
hasta 40% de las mujeres casadas (o más) que trabajan en la mayoría de
los países -con demasiada frecuencia en empleos mal remunerados e
inseguros-, la idea de que las mujeres son "dependientes" o están
disponibles para comprometerse con un trabajo no remunerado para la
comunidad, cuidado diurno de los niños, atención de tiempo completo
a los ancianos o en una "participación" permanente, es tan errada como
las de los que imaginan que los hombres son el principal sostén de la
familia y trabajan en empleos estables de tiempo completo . En términos más amplios, es dudoso que la sociedad civil moderna, con sus
desigualdades sociales profundamente estructuradas, pueda convertirse en la comunidad moral que imaginan los comunitaristas . Gellner
(1994), entre otros, considera que son fútiles los intentos de "moralizar"
una sociedad de masas que por su misma naturaleza no puede estar al
servicio de fines morales colectivos .
Por lo tanto, las versiones comunitaristas de la ciudadanía activa, a
pesar de que pueden tener un atractivo popular, descansan en supuestos que son cuestionables desde una serie de perspectivas . En América
Latina, la teoría y la práctica feministas han entrado muchas veces en
conflicto con el comunitarismo, pero en otros momentos han convergido con él . El terreno de la acción social que ambos han ocupado -el
37
Maxine Molyneux
las normas a fin de que la diferencia se reconociera y tuviera cabida
dentro de un sistema más pluralizado . Esos debates sobre las implicaciones políticas de la diferencia tuvieron lugar en su mayoría en Europa
v en Ectadns ilnidns v su imnactn fue minimi7.adn dentrn de1 feminie-
frío, frío
vecindario, el barrio y el municipio- ha contribuido a crear y sostener
formas vigorosas de cooperación social . Esa actividad de asociación es
una fuerza vital en cualquier sociedad, pero su potencial se acentúa a
través de vínculos con instancias del estado, con políticas y organizaciones democráticas y siendo parte de un proyecto más amplio de reforma socioeconómica . En esos contextos, las cuestiones de igualdad y las
luchas por los derechos no necesitan estar en contradicción con metas
sociales más amplias ni ser indicio de un individualismo rastrero, sino
que forman parte del tejido de una cultura democrática .
Diferencia y pluralismo
En los años ochenta la política interna del feminismo latinoamericano
entró en una nueva fase . Un movimiento aparentemente consensual se
fue fracturando cada vez más por diferencias de clase, etnia y generación a medida que se iban criticando las estrategias feministas predominantes porque no tomaban en cuenta adecuadamente la diversidad .
Al mismo tiempo que terminaba el periodo de autoritarismo en la región, el feminismo latinoamericano comenzaba a reconocer que las bases para un movimiento más pluralizado se hallaban en la diferencia y
la otredad . Esto fue producto tanto de la difusión de ideas y aspiraciones feministas hacia sectores más amplios de la población femenina en
América Latina52 como de nuevos debates realizados en los ámbitos
internacionales del movimiento de mujeres .
Con la consolidación de los regímenes civiles en América Latina
hubo un giro en el que del tema de la identidad se pasó a abarcar cuestiones de ciudadanía . La pregunta central de ciudadanía que el feminismo había planteado desde sus inicios era la de si, y en caso afirmativo
cómo, sus principios universales podían dar cabida a la diferencia, pero
sin sacrificar la igualdad (Phillips 1991 ; Lister 1997) . Las teóricas feministas debatían si los movimientos de mujeres debían luchar por la
igualdad dentro de un marco universalista o trabajar por un cambio en
52 Véase por ejemplo debate feminista, número especial sobre Otredad, año 7,
vol . 13, abril 1996 . Las entrevistas de Stephen (1998) con activistas de bajos ingresos
muestran que las ideas feministas han sido adoptadas incluso por personas que se
describen a sí mismas como no feministas o antifeministas .
38
frío, frío
`de cuotas para las elecciones nacionales en más de una docena de países latinoamericanos, con un aumento correspondiente de la representación femenina .'' Esta medida fue vista por los opositores como
incongruente con los nrincinios fundamentales de igualdad e imvarcia-
Maxine Molyneux
confirman las discusiones en los Encuentros regionales (realizados cada
tres años), en los que a veces se hicieron acusaciones de que algunos
grupos estaban tratando de establecer la primacía de una versión de la
"voz de las mujeres" sobre otra ." Fueron más fundamentales los retos
que planteaba el reconocimiento de que la idea de cuotas de representación se basaba en supuestos reductivos y esencialistas, que son los que
están por debajo de muchas de las versiones de la política de la identidad . Se consideraba que la justificación para la representación por bloques descansaba en los frágiles cimientos del carácter irreductible y "no
fijo" de la identidad (Laclau y Mouffe 1985) . Pero como atestiguaban
varios estudios, esa diversidad no impidió que fueran las mujeres legisladoras quienes con mayor probabilidad apoyaran leyes que trataban
de cuestiones familiares y de derechos de las mujeres (Htun y Jones en
prensa) .
Aunque no se halló solución para ninguno de estos cuestionamientos, en los años ochenta y noventa los temas relativos a la diferencia sexual fueron impugnados diariamente en los ámbitos de la política
social y la reforma jurídica . Aunque dentro del feminismo había un
fuerte apoyo para que se reconociera la diferencia en la formulación de
leyes y políticas sociales, había argumentos igualmente convincentes
contra la codificación legal de esos supuestos esencialistas . Una oposición al esencialismo dentro de mucha de la teoría feminista indicaba
que la meta lógica de la legislación feminista era favorecer la igualdad
sobre la diferencia como principio guía de la reforma . 36 Pero en su práctica, los movimientos latinoamericanos de mujeres refutaban el marco
convencional de la cuestión en términos de una alternativa, de igualdad
" Como argumenta Phillips (1993) el otro problema importante se refiere al
principio de acuerdo con el cual se da reconocimiento a colectividades, el de la
identidad . En el caso de las mujeres, sobre la base de una de sus identidades (mujeres, "negras", y así sucesivamente) se "congela" a las personas en esas identidades y
se les impulsa a pensar en sus intereses en términos muy estrechos . Si la política de
la identidad es la única base para la acción política, existe el peligro de que pueda
servir para esencializar y deshistorizar la diferencia .
'6 Mouffe (1992) expresó este punto como sigue : "las limitaciones de la concepción moderna de la ciudadanía se han de remediar, no haciendo que la diferencia
sexual sea políticamente relevante para su definición, sino construyendo una nueva
concepción de ciudadanía en la que la diferencia sexual debe llegar a ser efectivamente no pertinente" .
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frío, frío
o diferencia .'' Muchas activistas pensaban que era importante que se
retuvieran ambos principios, igualdad y diferencia, pero también que
se priorizaran . El compromiso con el principio general de universalidad muchas veces iba aunado al reconocimiento de que la desigualdad
social exigía medidas que asumieran capacidades y derechos diferenciales . Esto era evidente en la práctica e interpretación de las leyes que
reconocían la diferencia en asuntos de divorcio, violencia doméstica,
disposiciones sobre el cuidado de los hijos y los derechos de las madres trabajadoras . En América Latina, la aprobación de leyes que discriminaban a favor de grupos en inferioridad de condiciones se consideraba
desde hacía mucho necesaria para abordar el problema de la injusticia
social (Jelin 1997) . Esto halló expresión en el feminismo compensatorio
de los años cuarenta y había fungido como el principio fundamental de
otras medidas de reforma social . Aquí el principio de igualdad se combinaba con cuestiones de protección que a veces tenían resonancias de
un paternalismo incómodo . Pero las activistas de los derechos y
titularidades de las mujeres, enfrentadas a las realidades de formar alianzas para conseguir apoyo para la reforma, muchas veces adaptaron su
estrategia discursiva para amoldarse a las circunstancias . En algunos
casos se desplegó con éxito el esencialismo estratégico, como en los
tempranos movimientos de la primera ola, para garantizar mayor igualdad en el resultado . Por ejemplo, en Venezuela, donde las pretensiones
de derechos individuales de las mujeres eran consideradas "inaceptablemente feministas" por los opositores, las reformadoras movilizaron
un discurso familiar para argumentar que apoyar la democracia en esta
importante institución (la familia) era afirmar un valor social . La Ley
laboral de Venezuela de 1990 consagró, por tanto, la "función social de
la maternidad" como la "justificación fundamental para una legislación
sensible al género en el lugar de trabajo" . 38 Dejaba en claro que no se
aceptaban diferencias que negaran los derechos iguales de las mujeres
'7 Phillips ha observado que el feminismo, desde su inicio, "ha contenido
dentro de sí un doble ímpetu tanto hacia la igualdad como hacia la diferencia
Phillips 1992: 10 .
'8 Uno de los discursos presentados en el Congreso por las militantes comenzaba : "Observen los ciudadanos que no estamos hablando de mujeres . Estamos
hablando sin sesgo sobre la Ley que protege a las familias ." Friedman, en prensa .
42
Maxine Molyneux
con los hombres en el lugar de trabajo, sino sólo aquellas que las dejaban combinar el trabajo y la maternidad . La ciudadanía podía permitir
por tanto que se respetaran los principios de igualdad y de diferencia
aun cuando conservara un compromiso más amplio con la universalidad de principio . Así, en los años noventa, el feminismo, tanto en América Latina como en otras partes, fue más allá del encuadre de las demandas
de las mujeres en términos de oposiciones simples entre igualdad o diferencia (Bock y James 1994) y pasó a explorar cómo podrían reconciliarse
éstas dentro de un compromiso más amplio con la igualdad .`
Las cuestiones de diferencia también surgieron -con menos firmeza- en lo que se refiere a las demandas de reconocimiento de mujeres indígenas y negras dentro del movimiento más amplio de mujeres .
Desde el primer Encuentro Feminista en 1981, se trató de hacer frente al
racismo y a los patrones racistas de exclusión que caracterizaban no
sólo a la sociedad más amplia, sino también en cierta medida al movimiento de mujeres de la región . La representación de esos grupos y
comunidades era muy pequeña al principio y, en general, el feminismo
tuvo muy poco impacto en ellos al principio . Como lo reconocían muchas miembras del movimiento de mujeres, ya antiguas en el activismo,
las demandas de las minorías racializadas en los discursos de ciudadanía representaban una de las evoluciones más significativas de los años
noventa, aunque el movimiento latinoamericano de mujeres en conjunto había sido lento en responder a ellas .
No obstante, sería erróneo caracterizar al movimiento latinoamericano de mujeres como constituido exclusivamente por mujeres blancas, de clase media y con educación . A partir de fines de los setenta y a
lo largo de los ochenta, las mujeres de clases populares, incluidas mestizas, indígenas y negras, actuaron cada vez en mayor número en campañas por cuestiones de mujeres . Pero el idioma en que se expresó la
política y la identidad en el primer periodo era el de clase y la "raza" y
el color quedaban sumergidos . Esto cambió cuando disminuyó la política de clase y las cuestiones de cultura e identidad pasaron a un primer plano, sobre todo entre las poblaciones amerindias, en las que surgió
una noción reconfigurada de lo que se quería decir con lo "indígena" .
'9 Ruth Lister ha propuesto la idea de un "universalismo diferenciado" para
captar esta idea . Lister 1997 .
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frío, frío
Las identificaciones políticas entre las minorías racializadas pasaron por cambios significativos durante esas décadas y ello está ilustrado de un modo impresionante en los testimonios autobiográficos de las
dos figuras femeninas más celebradas desde el seno de comunidades
étnicas : la esposa de un minero boliviano y activista, Domitila Chungara,
y la luchadora guatemalteca por los derechos indígenas Rigoberta
Menchú (Barrios de Chungara 1978 ; Menchú 1983) . El primer testimonio manifestaba una clara identificación con una política de clase y con
la subjetividad, mientras que en el segundo caso, escrito más de una
década después, la etnicidad y la política de la identidad eran los
principales referentes de la autora .` Esto refleja la trayectoria de la
política radical latinoamericana, que se aceleró con la polémica celebración, en 1992, del quinto centenario del "descubrimiento" de las "Indias" por Colón y con las políticas de organizaciones internacionales de
ayuda que alentaron la revitalización de la cultura indígena . Queda por
ver si la política de la identidad étnica resultará efectiva en cuanto a
conceder a las mujeres indígenas más voz política para formular sus
propias demandas . Este tipo de política en América Latina ha sido muy
diversa y ha ampliado el espectro político, con las correspondientes
ganancias y pérdidas para las mujeres indígenas . Los peligros de subordinar los intereses de las mujeres a metas comunitarias que acentuaban
la armonía social y subestimaban las desigualdades internas, eran preocupaciones bastante habituales, y como lo reconocieron las propias
mujeres negras e indígenas, las afirmaciones de una identidad colectiva
podían plantear problemas a los derechos de las mujeres en esas comunidades . Feministas negras e indígenas desplegaron discursos de ciudadanía para afirmar tanto su derecho a ser diferentes como su derecho
a tratamiento igual en la ley y en la sociedad . Cuando se celebró la
Conferencia de Beijing, estos temas no sólo llegaron a ocupar un lugar
principal en las discusiones del movimiento de mujeres de la región,
sino que llevaron a la redefinición del propio movimiento como multicultural y multiétnico (Álvarez 1998) .
60
También vale la pena señalar que la politización de Domitila ocurrió a través
de la solidarización con la lucha de su marido por mejores salarios y condiciones, en
la que, como ella sostiene, las mujeres tienen derecho a alguna recompensa por el
trabajo no remunerado que hacen en la casa .
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Maxine Molyneux
Por debajo de estas múltiples luchas por la ciudadanía, la cuestión
para muchas feministas latinoamericanas al cierre del milenio era no
sólo cómo reconciliar esas tensiones sobre la diferencia, sino también
cómo desarrollar una política que pudiera promover un proyecto general de justicia social . Un proyecto de este tipo dependía de una relaboración radical del estado, haciendo de él un ente más responsable social
y democráticamente, asegurando que a las organizaciones que expresaban demandas de justicia social y de igualdad se les garantizara canales
institucionalizados para influir en la ley y en las políticas públicas . En
este punto, el feminismo latinoamericano enfrentó los límites, retos y
oportunidades que ofrece la democracia liberal en su intento de reformular las políticas de participación y de la propia ciudadanía . Esto,
pues, nos devuelve a la cuestión de la práctica feminista y de su relación con la corporación política y sus agencias representativas, cuestión
que llegó a dominar los debates feministas en los años noventa .
De los márgenes al centro vía la Internacional
El regreso al régimen civil en América Latina ofreció a los movimientos
de mujeres una oportunidad favorable para presionar por la reforma
legal y política, especialmente porque tuvo lugar en un momento en
que las cuestiones de democracia y buen gobierno formaban parte del
repertorio de instrumentos de política internacional . En los años ochenta
y noventa, los gobiernos latinoamericanos afirmaron reiteradamente su
compromiso con la democracia en reuniones internacionales y regionales de organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA),
donde firmaron acuerdos en los que prometían fortalecer la representación y las instituciones democráticas . Esto permitió que se incluyeran
en la agenda de la reforma cuestiones de representación femenina, como
ocurrió en el seno de la propia OEA cuando la Comisión de la Mujer
buscó la aprobación, y la obtuvo, de una amplia gama de recomendaciones para mejorar la sensibilidad política hacia la igualdad de género .
La promoción y la defensa eficaces de las cuestiones de género estuvieron impulsadas también en buena medida por la presencia del cada vez
más numeroso movimiento de mujeres en la región . Los actos y reuniones preparatorias a los que dio lugar el Decenio de las Mujeres de
Naciones Unidas (1976-1985) y los encuentros regionales del movimiento de mujeres, el primero de los cuales se realizó en Colombia en 1981,
45
frío, frío
cias más remotas y a veces meramente formales asociadas con la política convencional . 63
Esta perspectiva convergía con otras posiciones dentro del movimiento . Un entusiasmo por el trabajo en proyectos pequeños o dentro
de movimientos sociales justificaba el desarrollo de una esfera aparte de
política femenina que correspondería con "la política de las mujeres" a
la vez que le daría expresión . Este argumento, analizado con anterioridad, estaba basado, sin embargo, en suposiciones que con frecuencia
habían actuado para mantener a las mujeres fuera de la política en
general . Partía del supuesto de que como las virtudes de las mujeres
y, por ende, la política, eran diferentes a las de los hombres, el trabajo
de las mujeres en política tenía que ser dentro de un "espacio de mujeres", es decir, dentro de una comunidad de mujeres que preferiblemente no estuviera sujeta a formas "masculinas" de autoridad, o sea,
aparte de los ámbitos institucionales formales . Esta visión de una política femenina implicaba que las mujeres debían estar activas en el
mundo afectivo del activismo de base popular que evitaba el mundo
masculino frío y racional de la política, la ley y las instituciones . Pero
aparte del esencialismo de esos puntos de vista, los peligros de abstenerse de ese mundo masculino eran los que las mujeres habían sufrido desde hacía mucho en lo que equivalía a una división política del
trabajo en la que los hombres controlaban el poder real . Argumentar
en favor de esta perpetuación y legitimación era en cierta manera contraproducente .
La proliferación de actividades de las ONG a partir de los años
ochenta, así como su resultado, la concentración en pequeños proyectos y comunidades locales, reflejaba y en algunos casos profundizaba,
la pluralización y la fragmentación del movimiento de mujeres . Mientras que algunas recibieron esto como un signo de una diversidad sana,
para otras ponía de relieve un fracaso general por no haber podido llegar a ninguna respuesta coordinada ante las políticas ." A un nivel más
63
Entrevista con Ana Criquillón, Managua, 1998 .
64 Anderson describe los problemas asociados con la falta de conexión de las
ONC con los gobiernos o su falta de influencia en ellos, algo que debilitaba su efectividad general . Esta autora señala : "como burbujas autoencerradas de cambio, muchos proyectos estallaron rápidamente", en Nijeholt et al . 1998 :84 .
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Maxine Molyneux
general, la cartografía del binario público-privado y su transformación en
las esferas hombre-mujer de la política (estado/barrio) continuó una separación estéril de los dos ámbitos e impidió formas necesarias de diálogo
y de vinculación estratégica entre ambos .
Pero a fines de los ochenta, muchas activistas feministas en toda
América Latina consideraban que habían sido capaces de trascender algunas de las falsas polaridades que hasta entonces habían configurado el
pensamiento sobre la política . En este aspecto, había sido crucial la experiencia de Brasil, donde el movimiento de mujeres había logrado una
sinergia productiva con las agencias estatales, trabajando en colaboración
y tensión creativa con ellas y con partidos políticos nuevos o revitalizados .
Desde 1983, un Consejo Estatal sobre la Condición de las Mujeres activo
y lleno de energía debatía la política sobre mujeres a nivel nacional y dos
años después, la creación de un Consejo Nacional de Derechos de las
Mujeres combinaba el apoyo presidencial con la autonomía . Este organismo impulsó una amplia gama de estrategias de reforma que abarcaban
salud, educación y derechos de las mujeres (Álvarez 1990) .
En parte como una consecuencia de esta experiencia positiva y de
otras en diferentes lugares, en los años noventa hubo un giro en dirección a tomar más seriamente al estado como un espacio de intervención
feminista y esto, a su vez, llevó a un fortalecimiento de tres evoluciones
vinculadas entre sí en la estrategia de los movimientos latinoamericanos de mujeres . Primero, se hizo un esfuerzo por aumentar la representación femenina en las diversas instituciones del estado a través de
medidas como leyes de cuotas y unidades de políticas de mujeres . En
segundo lugar, se hicieron esfuerzos para formar coaliciones amplias,
bancadas femeninas, y redes que atravesaban diferentes sectores, incluidos activistas, ONG, funcionarios estatales, profesionales legales y
de la educación, y mujeres en partidos políticos .` Este tipo de coaliciones podía ser eficaz para garantizar reformas políticas . La aprobación,
en los Congresos, de leyes de violencia doméstica y de cuotas en Argentina, Chile, República Dominicana, México y Perú -entre otros países- fue resultado de esa cooperación de partidos y de sectores . En
tercer lugar, las ONG feministas hicieron esfuerzos en la práctica para
63
Vargas y Wieringa se refieren a esta formación de alianzas como al "triángulo
de empoderamiento", en Nijeholt et al. 1998 .
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combinar el principio de la autonomía organizativa con un mayor grado
de colaboración con el estado y sus agencias con el fin de asegurar la
reforma de ciertos temas . Las asociaciones que presionaron por la reforma legal, por ejemplo, no sólo trabajaron por el cambio a nivel de base,
sino que cabildearon por el cambio legal y hasta ayudaron a redactar y
popularizar las nuevas leyes ." Estas transformaciones eran novedosas
en el contexto del movimiento latinoamericano de mujeres y significaban dos giros conceptuales : el abandono de una concepción monolítica
del estado en favor de una perspectiva pragmática que lo consideraba
más permeable ; y un abandono de un punto de vista negativo y unitario del liberalismo democrático en favor del reconocimiento de su potencial de reforma y sus diferentes modalidades políticas .`
El proceso dirigido a lograr una mayor representación femenina
en las agencias estatales reunió fuerzas en el transcurso de los años
noventa, impulsado de nuevo hasta cierto punto por evoluciones internacionales e interregionales más amplias . El conjunto de conferencias
de Naciones Unidas que tuvieron lugar durante la década galvanizaron
tanto a los movimientos de mujeres como a los gobiernos y brindaron
un contexto dentro del cual tuvo lugar la discusión y la formación de
redes regionales : la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo en
1992 en Río de Janeiro, la Conferencia Mundial de Derechos Humanos
en 1993 en Viena, la Conferencia sobre la Población y el Desarrollo de
1994 en El Cairo, la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social en 1995
en Copenhague y la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer en 1995 en
Beijing, todas contribuyeron a este proceso (Vargas 1998) . Reuniones
regionales intergubernamentales como las de la Cumbre de las Américas o de CEPAL también fueron momentos clave en el proceso de cabildeo, brindando a los movimientos de mujeres una oportunidad de
obtener reconocimiento gubernamental y apoyo para sus actividades y
programas así como para hacer frente a los intentos de fuerzas hostiles
de apoderarse del control de la agenda política ." Por tanto, el contexto
66
Véase Macauley 2000 .
67 Como Harrington (1992) ha sostenido, la crítica feminista del liberalismo ha
hipostasiado una versión del liberalismo -el contractual- a costa de un compromiso con otras formas como son el liberalismo social o del bienestar .
68 La reunión de Mar del Plata (CEPAL) en 1994 fue testigo de una confrontación
entre posiciones conservadoras apoyadas por la iglesia y camarillas feministas .
50
Maxine Molyneux
internacional contribuyó a alimentar y conferir orientación al nuevo contexto de oportunidades para los movimientos de mujeres de la región,
estimulando el interés público y contribuyendo a cambiar actitudes públicas .
Las feministas latinoamericanas distaban mucho de compartir la
experiencia de las que trabajaban dentro de la socialdemocracia escandinava o en la Unión Europea, que podían hablar de "feminizar el estado", colocando a mujeres en cargos de influencia y mediante el apoyo
de partidos a políticas favorables para las mujeres . Pero se dio en los
años noventa y en una serie de países, una apertura mayor a los intentos de ampliar la agenda del "buen gobierno" para incluir los derechos
y los derechos y los intereses de las mujeres . Un índice de este compromiso cada vez mayor fue el fortalecimiento de las comisiones de mujeres, algunas de las cuales adquirieron apoyo presidencial .` A fines de
los noventa, no había ningún país latinoamericano sin una instancia
política para mujeres y en muchas de ellas trabajaban antiguas activistas del movimiento . A la vez, la redemocratización estuvo acompañada
de demandas de una revitalización de la política institucional, mientras
que el agotamiento del extremismo neoliberal de la "década perdida"
provocó una reflexión sobre la relación entre el estado y la economía,
con el correspondiente hincapié en una mayor devolución de los poderes a agencias gubernamentales locales y regionales y a la sociedad civil .` Esto tuvo por resultado una considerable presencia femenina en
las instituciones a nivel local de algunos países . Las actitudes públicas
hacia las demandas feministas también habían pasado por un cambio
69
El gobierno de Eduardo Frei (1994) incluyó la igualdad de oportunidades en
su plataforma política, en tanto que el Perú de Fujimori dio un paso sin precedentes
entre los presidentes latinoamericanos al asistir a la Cuarta Conferencia Mundial
sobre la Mujer celebrada en Beijing y Huairou en 1995 .
70 Esto se llegó a considerar aún más esencial dada la necesidad urgente de
abordar las consecuencias sociales y de género de las políticas económicas . El análisis
de género de la política macroeconómica fue introduciéndose gradualmente en el
proceso de las políticas, generando una conciencia de las consecuencias sociales de
las prioridades públicas . La Conferencia de Beijing en 1995 dio voz a la necesidad de
situar la esfera de la reproducción dentro del proceso de planificación, no sólo para
reconocer el trabajo invisible de las mujeres, sino para identificar necesidades sociales
en términos más generales . Cuestiones como la de la feminización de la pobreza
también plantearon temas importantes de política que exigen un debate y una resolución urgentes .
51
frío, frío
fenomenal en este periodo . Las encuestas realizadas en una serie de países mostraban que la mayoría de las personas entrevistadas consideraba
favorablemente la incorporación de las mujeres al gobierno, y una minoría nada deleznable consideraba que las mujeres eran preferibles a los
hombres como políticas ya que eran más honestas y trabajaban mucho ."
Otro aspecto del proceso de reforma en el que los movimientos de
mujeres contribuyeron fue el del derecho y el sistema legal . También
esto recibió apoyo de la actividad internacional en derechos humanos,
que ayudó a estimular la acción para reformas legislativas y en el sistema judicial en algunos países . En el periodo previo a la conferencia de
Viena de 1993 y en el que le siguió, el propio movimiento de mujeres
intensificó su compromiso con cuestiones de derechos y ciudadanía .
La Declaración de Viena reconoció que los derechos de las mujeres eran
inalienables, parte integral e indisoluble de los derechos humanos universales y llamó a los gobiernos a que aseguraran la igualdad sexual
ante la ley. En América Latina, los derechos humanos habían sido parte
integral de la lucha contra el terrorismo de estado de regímenes militares, especialmente en el Cono Sur y en América Central . En esta última,
las cuestiones de ciudadanía estaban relacionadas directamente con discursos de derechos humanos .` Las mujeres habían estado involucradas
de manera crucial en las campañas por la paz y el fin de la violencia
civil, y a veces obtuvieron una importante atención internacional, como
sucedió con las Madres de los Desaparecidos en Argentina o las Viudas
en Guatemala, representadas en CONAVIGUA . 73
Desde mediados de la década de los ochenta, los grupos de mujeres
empezaron a utilizar cada vez más el lenguaje de los derechos humanos
y la ciudadanía para pedir reformas legales y acciones estatales sobre
cuestiones apremiantes como la de los altos índices de violencia contra
71 Una encuesta sobre actitudes latinoamericanas hacia los papeles de género y
la participación de las mujeres en la política institucional estaba en proceso en Perú
en 1999; se anunciaron resultados provisionales en una conferencia celebrada en
Lima en noviembre de ese ario (Hombres y mujeres en el siglo xx!) . Véase también
Blondet, 1999 sobre el cambio de actitudes en Perú respecto a dichas cuestiones .
72
Véase el relato de ese proceso en Guatemala y en México, Blackblock y
Macdonald (1998), que deduce diferencias interesantes entre las apropiaciones mexicana y guatemalteca de los discursos de los derechos .
73
La Coordinadora Nacional de las Viudas Guatemaltecas
52
Maxine Molyneux
las mujeres en la región ." Esto es lo que, de hecho, inspiró lo que tal vez
fue una de las campañas más populares y efectivas que hayan promovido
los movimientos latinoamericanos de mujeres . En términos de teoría de
la ciudadanía, esa campaña hizo frente a la separación público-privado,
crucial para el liberalismo clásico, e insistió en que la familia no quedaba
fuera de la esfera de la justicia . Las feministas de las ONG que trabajaban
con el sector popular se unieron a organizaciones que realizaban actividades de cabildeo dirigidas al estado, y pudieron colaborar productivamente en esas cuestiones asegurando apoyo para refugios y puestos de policía
así como cambios en las leyes . En los años ochenta, las mujeres brasileñas habían iniciado el proceso organizando consejos de mujeres a nivel
estatal y nacional para asesorar en legislación relativa a las mujeres y
promovieron el desarrollo de recintos de policía en los que se tratara
específicamente la violencia contra las mujeres . Como resultado de esas
campañas, la nueva Constitución brasileña de 1988 es una de las pocas en
el mundo que declara un interés estatal en la reducción de la violencia
doméstica, una cláusula que no estaría ahí si no hubiera sido por las
acciones concertadas del movimiento brasileño de mujeres . Seis años
después, en 1994, la Organización de Estados Americanos aprobó la Convención de Naciones Unidas para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención de Belem do Pará) y como resultado
del trabajo de redes locales y transregionales (las Redes Contra la Violencia), a fines de la década, diez países latinoamericanos habían aprobado
nueva legislación sobre violencia doméstica .''
Mientras tanto, otras cuestiones, que muchos movimientos de
mujeres habían considerado hasta entonces demasiado espinosas, como
el aborto, la falta de anticoncepción efectiva y la cuestión de la esterilización forzosa, empezaron a aparecer o reaparecer dentro de las demandas feministas y fueron impulsadas desde el ámbito internacional, esta
vez con la Conferencia sobre Población y Desarrollo en 1994, así como
74 Encuestas llevadas a cabo en una serie de países latinoamericanos en los años
noventa mostraban que en México, Chile, Costa Rica y Ecuador, cerca del 60% de las
mujeres habían sufrido violencia física de manos de un hombre próximo (Htun,
1999) .
7' En 1998, quince países latinoamericanos contaban con instancias de Ombudsman de derechos humanos y en seis de ellos había un organismo especial encargado de las cuestiones de mujeres (Htun 1998) .
53
frío, frío
con el apoyo activo de Redes de Salud . En términos más amplios, los
movimientos de mujeres de la región también argumentaban para que
los derechos humanos incluyeran derechos sociales y en algunos países consiguieron cambios en las leyes laborales y agrarias promoviendo
mayor igualdad sexual en sus disposiciones . Un cambio paralelo tuvo
lugar en el campo del desarrollo, donde el lenguaje de necesidadessatisfacción dio paso a un mayor hincapié en los derechos, la ciudadanía y el empoderamiento . 76
En suma, a partir de mediados de la década de los ochenta, los
intereses de las mujeres adquirieron mayor representación en los países de la región tanto a nivel local como nacional, así como dentro de
organismos supranacionales sobre la base de la equidad y la justicia
social . Estos intereses se promocionaron mediante argumentos efectivos y la defensa de los mismos . Como resultado de una estrategia activa
regional e internacional, y de oportunidades de cabildeo y negociación
conseguidas por los procesos democráticos (especialmente elecciones,
que eran momentos importantes para presentar demandas y construir
alianzas), las mujeres obtuvieron ganancias en representación, 77 en derechos y en términos de políticas . La efectividad de esas representaciones, no obstante, dependía de algo más que asegurar "espacios de
mujeres" dentro del ámbito político . Dependía en buena medida de un
clima político favorable y de la naturaleza del estado y el gobierno, contingencias que seguían siendo críticamente importantes para determinar el éxito continuo de las reivindicaciones sobre recursos y cambios
políticos planteadas por el movimiento de mujeres al estado .
Las ganancias que se obtuvieron en este proceso, por muy impresionantes que fueran, no eran ni seguras ni necesariamente iban a
acrecentarse . Habían sido resultado con mucha frecuencia del incansable cabildeo y organización de un número muy pequeño de activistas
76
Este tema se examina en Molyneux y Lazar, 1999 .
En los años noventa, la representación de las mujeres en las Cámaras de
Diputados era como sigue : (% de mujeres) : Argentina 27 .6%, 1997; Brasil, 6 .6%, 1994;
Chile, 10 .8%, 1997 ; Colombia, 11%, 1994; Costa Rica, 19 .3%, 1998 ; Cuba, 27 .6%, 1998;
República Dominicana, 11 .7%, 1994 ; Ecuador, 5 .2%, 1994; El Salvador, 16 .7%, 1997;
México, 17 .4%, 1997; Perú, 10.8%, 1995; Uruguay, 7 .1%, 1994 . Promedio para todos
los países latinoamericanos : 12% . La representación femenina en los Senados era
menor, con una media de 7 .6% . Datos compilados de fuentes de la Unión Interparlamentaria, citado por Craske 1999 .
77
54
Maxine Molyneux
consagradas . Aunque las cuestiones de género se habían vuelto parte
del "sentido común" de la época y aunque los gobiernos hayan estado
dispuesto a conceder algunos cambios formales en el estatuto jurídicopolítico de las mujeres, la representación de las mujeres en el estado
aún se caracterizaba por una institucionalización inadecuada . Además,
la simpatía que los gobiernos expresaban por las cuestiones de mujeres
y la dirección de las políticas dependían de manera crucial del partido
en el poder, de su propia ideología política y, por ende, de la apertura a
las cuestiones de equidad de género . Los beneficios logrados con una
administración podían retroceder fácilmente con un cambio en el gobierno o de presidente . Por último, como lo demostraba el caso brasileño, la asignación de espacio institucional no era por sí sola condición
suficiente para un cambio significativo ; las representantes de las mujeres eran más efectivas cuando la capacidad para impulsar activamente
que sus demandas se mantuvieran en la agenda política estaba
orgánicamente vinculada a las fuerzas pluralizadas dentro de la sociedad civil .
Al reflexionar sobre los obstáculos que se interponían en el camino de las mujeres -junto con otros sectores marginados- hacia el
cumplimiento de la promesa incluyente de la ciudadanía, las y los
analistas volvieron a seis problemas persistentes : la falta de una cultura
política y de un programa sustentado que pudiera alimentar y promover el espíritu democrático e igualitario de las demandas feministas,
informar a las ciudadanas de sus derechos y alentarlas a perseguirlos ;
la falta correspondiente de atención a la necesidad de democratizar las
instituciones del estado y de los partidos volviéndolos más democráticos internamente, "abiertos a las mujeres", transparentes y responsables ante sus bases electorales ; la falta de una masa crítica de mujeres
en puestos de autoridad que pudiera dar apoyo y hacer realidad esos
cambios ; una resistencia persistente, tanto burocrática como personal, a
la plena integración de las mujeres a los ámbitos del poder público
como "sujetos de las políticas públicas" ;78 la tendencia de algunos gobiernos a imponer su propia agenda a las instancias de políticas de
mujeres, y el riesgo de que esas instancias perdieran contacto con el
78
Esta es una formulación de Goetz, véase Goetz 1997 : 1 .
55
frío, frío
movimiento en su conjunto . En otras palabras, sin una consolidación
más amplia de la democracia significativa, las campañas por los derechos de las mujeres estaban en peligro de perder fuerza y dirección .
Conclusiones
Este ensayo ha empezado con el análisis de la variabilidad regional y
política de los significados conferidos a la ciudadanía y de las demandas de las mujeres para que se las incluyera en ella . En América Latina,
como en Europa y América del Norte, el feminismo de la primera ola
desafió el doble estándar del liberalismo temprano que prometía la igualdad preservando las prerrogativas masculinas . A las mujeres se las mantuvo fuera del poder político durante gran parte del siglo, pero no se les
podían negar para siempre los derechos formales de ciudadanía, aun
cuando los adquirieran lentamente y en términos que diferían de los de
los hombres . Aunque ellas impugnaron los supuestos sobre los que se
basaba su exclusión, también reclamaron sus derechos en términos que
respetaran la diferencia, argumentando a favor del reconocimiento del
valor del trabajo de las mujeres por la sociedad en los ámbitos público
y privado . Desde los primeros movimientos se cuestionaron las ideas
predominantes de ciudadanía para que se valorara la diferencia en vez
de ignorarla o denigrarla y conseguir que el trabajo y la responsabilidad
en la esfera doméstica se reconocieran . Esta demanda se realizó parcialmente en el transcurso del siglo a medida que las mujeres conquistaron
derechos sociales y alguna representación política, pero su potencial
radical e igualitario pocas veces se realizó, o cuando sí lo hizo, se subvirtió con demasiada frecuencia en la práctica.
Las intervenciones que los movimientos latinoamericanos de mujeres fueron capaces de hacer y los recursos estratégicos tanto simbólicos como políticos que tuvieron a su disposición en cualquier momento
dado, estuvieron regidos por las vicisitudes de la historia política del
continente . La consiguiente recontextualización de los términos y del
lenguaje de las reivindicaciones de ciudadanía a lo largo de un siglo de
diferentes formas estatales no sólo ilustra una cierta inestabilidad en
algunos referentes de la ciudadanía, sino también lo desestabilizadora
que ha sido a su vez la asimilación de las demandas de las mujeres para
algunos de los principios abstractos que la ciudadanía encarna . El caso
más evidente, el compromiso crucial con la ciudadanía desde el punto
56
Maxine Molyneux
de vista de los que están excluidos de ella, obligó a incorporar la diferencia a la agenda política y de las políticas, pero de maneras que nunca
resolvieron del todo la tensión entre concepciones abstractas y concretas . La situación sigue siendo la misma a pesar de que las campañas
feministas por la justicia y los derechos han dado muestras de una
creatividad notable en la reconciliación de los principios de igualdad
con concepciones tradicionales de la diferencia basadas en los roles
sociales de género .`
Como se ha analizado en la segunda parte de este ensayo, la diferencia definía el significado mismo de la "política de las mujeres" para muchas activistas latinoamericanas . Algunos presupuestos sobre los atributos
especiales de las mujeres fundamentaban las estrategias y prioridades de
una política de la identidad que daba impulso a formas novedosas y
vitales de participación de las mujeres en la esfera pública . No obstante,
en esos presupuestos primordiales había algunos riesgos . Al aceptar como
naturales las divisiones determinadas por el género en las prácticas sociales y políticas, no podía haber un desafio real a las desigualdades en
las que se basaban . Era necesario abordar la manera de lograr un equilibrio adecuado y equitativo entre las esferas del desempeño "femenino" y
"masculino", entre cuidados y trabajo remunerado, y entre política local
y nacional . Este tipo de equilibrio implica el desmantelamiento de las
estructuras de desigualdad : no implica el fin de las distinciones entre
hombres y mujeres, sino el fin de los efectos sociales desiguales que se
legitiman en función de esa diferencia .
En las condiciones de la democracia liberal que prevalece hoy en
América Latina, los programas para un cambio social equitativo dependen de una política de compromiso con las políticas públicas . Esto era
imposible o impensable bajo regímenes militares, en los que los movimientos de mujeres dirigían sus energías a la sociedad civil . No obstante, a medida que cambiaron las condiciones políticas, permanecer
fuera del estado implicaba ciertos costos y conllevaba ciertos riesgos .
Los movimientos de mujeres se preocuparon cada vez más por el hecho de ser instrumentalizadas a través de las fuerzas del neoliberalismo ;
79
En este contexto, "basadas en los roles" es preferible a "basadas en la identidad" porque indica la materialidad social y las identificaciones concomitantes de la
división sexual del trabajo .
57
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el comunitarismo, que a veces era considerado un bastión contra sus
efectos corrosivos, se basaba en la aceptación y el reforzamiento de un
género normativo desigualitario . Aunque este tipo de riesgos se podían
compensar mediante un compromiso con una política de género transformadora dentro de los proyectos locales, para que se escuchara una
voz feminista en los ámbitos de las políticas públicas se requería un
compromiso con el estado . Esto se fue convirtiendo en el centro de una
parte de las energías de los movimientos de mujeres en el periodo de
redemocratización y tuvo por resultado, como hemos visto, algunos
cambios importantes en leyes, políticas y representación .
El caso latinoamericano demuestra que la vitalidad y el éxito del
movimiento de mujeres en el periodo postautoritario han dependido
de una interacción creativa entre la sociedad civil y el estado : un movimiento no sólo desde los márgenes hacia el centro de la política, sino
también entre los márgenes y el centro . Pero en ese periodo también
había tenido lugar un compromiso cada vez mayor con instituciones en
los ámbitos internacional y panlatinoamericano . El primero, en la modalidad de agencias humanitarias de desarrollo, demostró ser un recurso particularmente vital para los movimientos de mujeres y brindó
muchos de los instrumentos legales y gran parte del financiamiento
que fortaleció sus diversas demandas . Hasta qué punto esto indica,
como lo han sostenido algunos analistas, que la ciudadanía no puede
pensarse sólo en relación con el estado-nación, es una cuestión que se
ha de considerar a la luz de la experiencia latinoamericana (Held et al .
1999 ; Yuval Davis 1999) . No obstante, aun cuando esos ámbitos
globalizados han adquirido un papel importante en la política y las
políticas, es el estado-nación el que rige, legisla y ejecuta las políticas .
En cuestiones de políticas, legalidad y justicia social, el estado-nación
sigue siendo un lugar crítico de intervención .
Las y los ciudadanos latinoamericanos, con un estado de derecho
restaurado, han adquirido una vez más "el derecho a tener derechos",
precondición en sí para el logro de otros derechos ciudadanos . Los
esfuerzos que se han hecho en las últimas décadas para impugnar los
términos de los derechos de ciudadanía de las mujeres han fructificado
hasta ahora en cambios significativos en los terrenos legal y político .
Pero aunque se ha tenido que luchar por ellos y aunque carezcan de una
seguridad plena, la democracia liberal muchas veces ha estado más
dispuesta a conceder igualdad ante la ley y derechos políticos que derechos económicos y sociales . La realidad paradójica de las transiciones
58
Maxine Molyneux
postautoritarias que los movimientos de mujeres tuvieron que enfrentar al final del milenio consistía en mayores oportunidades para la participación en el ámbito político formal, pero en un contexto de reforma
estructural y de desigualdad social cada vez más profunda . El viraje
internacional del estado social al estado contraído del neoliberalismo
produjo un contexto en el que tuvo lugar una disminución importante
de derechos sociales, condición para la plena realización de la igualdad
política . La ciudadanía consagra ideas de libertad política, imparcialidad e igualdad ante la ley, pero como muchos teóricos liberales lo han
reconocido, esos ideales estaban amenazados en un sistema basado en
grandes desigualdades de riqueza e ingreso . La tensión entre los principios de mercado y las reivindicaciones de la ciudadanía sólo se podía
reducir mediante intervenciones políticas deliberadas para asegurar la
igualdad social, algo a lo que T . H. Marshall (1950) se refirió como la
subordinación del mercado a la justicia social . Si los movimientos latinoamericanos de mujeres quieren hacer realidad todo el potencial de los
derechos conferidos por la ciudadanía, un punto de partida útil podría
ser una lectura de género de esta apreciación fundamental .
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Las mujeres cubanas ante el periodo especial :
ajustes y cambios
Velia Cecilia Bobes
Introducción
n el mundo de hoy estamos asistiendo, espectadores y expectantes, a una transformación de la política, dentro de la cual,
la característica principal es la ampliación de lo político y el ingreso a la esfera de lo público de ciertos temas que -olvidados, negados
o silenciados- siempre estuvieron confinados a los ámbitos privados
y la esfera íntima de la vida social . Algunos de estos nuevos temas se
articulan alrededor de una concepción genérica de la política . Es por
ello que una reflexión en torno a los cambios más recientes de la
mujer cubana se inscribe, más que en un estudio específico de género, en la discusión general en torno a los procesos políticos contemporáneos y la democratización de las sociedades .
Es un hecho indiscutible, y reiterado por el discurso oficial, que
la posición de la mujer en la sociedad cubana se ha potenciado positivamente a partir de las transformaciones sociales impulsadas por la
Revolución de 1959 . En 1998 la mujer representaba el 37 .8% del total
de la fuerza de trabajo activa (Oficina Nacional de Estadísticas 1999 :
17) . Pero más importante aún que su proporción en el total de los
trabajadores es su representación en puestos de trabajo que requieren
alta calificación ; por ejemplo,' en el sector educacional la mujer constituye el 48 .6% de los dirigentes, el 59% de los maestros y profesores,
el 45% de los profesores de educación superior ; en el sector de la
E
' Datos tomados del "Informe Central al
16 y ss .) .
67
vi Congreso de la
FMC" (FMC,
1995 :
frío, frío
salud son: el 35 .8% de los dirigentes, el 87% de los técnicos medios, el
62% de los técnicos de nivel superior, el 49 .3% de los médicos, el 61%
de los estomatólogos y en el sector de la ciencia : son el 43% del total
de los trabajadores y el 42% de los investigadores .
No obstante, en los últimos años -y en el marco de una coyuntura mundial caracterizada por los procesos de globalización económica y
democratización política- el gobierno cubano se ha visto encarado a
una crisis de inserción económica y a la necesidad de un ajuste estructural, cuyo impacto social no ha sido aún estudiado suficientemente .
Este trabajo busca explorar las formas en que el conjunto de reformas y
medidas de ajuste económico del llamado periodo especial, están
impactando -y en cierto sentido modificando- la situación de la mujer
cubana y los modos en que este grupo responde ante ellas . Para ello,
empezaré por exponer un balance de los logros y limitaciones que, en
materia de equidad genérica, se han acumulado en la sociedad cubana a
lo largo de cuatro décadas, para luego presentar un análisis de las reformas y sus consecuencias en la actualidad .
Antecedentes. Buscando la igualdad de géneros
Aunque la historia de la participación femenina en la sociedad cubana
hunde sus raíces en la época colonial ;' no cabe duda de que la Revolución de 1959 y el establecimiento del poder socialista ha representado
su máxima potenciación .
Es bien conocido que el establecimiento del poder revolucionario originó una transformación de gran envergadura tanto en el orden
institucional como en el orden moral y en las prácticas de los sujetos
y las organizaciones sociales . Tales transformaciones abarcaron no
sólo al sistema político, sino también a la economía y la sociedad
cubanas .
2 Aunque el movimiento feminista cubano prerrevolucionario ha sido relativamente poco estudiado, existen evidencias de su existencia y relativo vigor ; entre
ellas, la aprobación de una ley de divorcio en 1918 y la obtención del sufragio femenino en 1934 muestran la capacidad de presión del grupo de las mujeres para hacer
oír sus demandas .
68
Velia Cecilia Bobes
Desde el punto de vista de las transformaciones estructurales,
sobresalen el cambio de régimen político y la sustitución de las relaciones mercantiles por relaciones económicas de tipo socialista . Junto
con los anteriores, se produjeron importantes transformaciones en la
sociedad cubana .
La estatalización de la economía y los planes económicos encaminados a la redistribución del ingreso y a garantizar la justicia social
y la equidad propiciaron la movilidad social ascendente' y el aumento de la calidad de la vida y el bienestar social, y además extendieron considerablemente los ámbitos de competencia estatal y
restringieron al mínimo la actuación del mercado . Hay que señalar
que todo esto significó un aumento sin precedentes de los niveles de
equidad y justicia social .
Este incremento de la calidad de la vida se logró, no sólo a través
de la elevación de los salarios y la disminución del desempleo, sino
también por la puesta en marcha de un conjunto de políticas igualitarias
y redistributivas que beneficiaron particularmente a los grupos más
desfavorecidos y vulnerables (entre ellos, las mujeres) . De esas políticas merecen señalarse, la gratuidad y universalidad de la educación
(que incluye un sistema de escuelas de arte y de especialización deportiva)," la campaña de alfabetización, la extensión de un sistema de
salud incluso a los lugares más apartados, la política de racionamiento -que buscaba homologar los consumos y garantizar niveles mínimos pero satisfactorios e iguales para todos-, la extensión de las vías
de comunicación y electrificación, y aumento de la urbanización .
Las relaciones laborales también se transformaron en el sentido
del igualitarismo . En el ámbito laboral, se redujo la distancia entre
trabajadores manuales e intelectuales, no sólo a través de la política
nacional salarial que redujo la brecha entre los ingresos de uno y otro
tipo de labor y la prohibición de todo tipo de discriminación por raza
3 Para 1970, el 62% de los profesionales graduados era hijo de obreros y campesinos (Hernández 1996 : 93) . Según una investigación del Centro de Investigaciones
Sociológicas y Psicológicas de la ACC (Domínguez 1996a), el 22% de los obreros de la
primera generación de la revolución era hijo de campesinos, y el 59% de los graduados universitarios era hijo de obreros y campesinos (Domínguez 1996a : 214) .
4
Sistema educativo en el cual, desde que se eliminó la enseñanza privada,
todas las actividades son realizadas por igual y conjuntamente por niños y niñas .
69
frío, frío
o sexo (que obligaba a remuneraciones iguales por igual trabajo, independientemente del género), sino a partir del nuevo estilo de dirigir
que implicaba una atenuación (casi ausencia) de las jerarquías entre
personal administrativo y obreros .
La estrategia seguida para acercar el trabajo manual y el intelectual, la ciudad al campo, incluyó además el acercamiento de los géneros ; tanto las movilizaciones de los citadinos al trabajo agrícola, como
el plan de la "escuela al campo" (por medio del cual los estudiantes
secundarios, preuniversitarios y universitarios se trasladaban por
periodos de entre dos semanas a tres meses a las labores de cultivo y
recolección), y el trabajo voluntario en la construcción, los puertos y
las fábricas eran realizados por hombres y mujeres .
Todas estas actividades ponen en contacto directo a personas
muy diferentes (en cuanto a su clase, género, etnia), lo cual no sólo
implica que profesionales, estudiantes y trabajadores urbanos se acercaban a trabajos y trabajadores cuyas actividades de otro modo les
hubieran sido totalmente desconocidas, sino además ubicaban a hombres y mujeres en contextos igualitarios y en condiciones de igualdad ; esto contribuye a desdibujar las barreras jerárquicas así como a
disminuir mitos y estereotipos que surgen de la segregación .
Aunque el discurso político (tanto como las políticas estatales de
justicia social y redistribución del ingreso) de los primeros años declaró como una prioridad el fin de la discriminación de la mujer, ésta
no se tradujo en políticas creadas específicamente para y dirigidas a
este grupo social, pues se apoyaba en la idea de que el fin de la
explotación, la incorporación de la mujer al trabajo y las políticas
igualitaristas eliminarían por sí solas la discriminación . Más bien en
lo que se insistió fue en la integración y en la necesidad de la unidad
de todos los cubanos alrededor de los principios de la revolución . La
necesidad de que en el nuevo proyecto participara activamente toda
la sociedad se tradujo en un llamado a la movilización de las mujeres
para su incorporación a todas las tareas de la revolución .
Desde el punto de vista de la igualdad de género, no cabe duda
que, aunque estos cambios no representaron la eliminación del patrón patriarcal ni del machismo en la sociedad cubana, la desaparición de algunas barreras y restricciones a la participación de la mujer
en la sociedad implicaron una mejoría de su estatus social . La política
de estímulo a la incorporación de la mujer al trabajo equilibró consi70
Velia Cecilia Bobes
derablemente la composición de la fuerza laboral,' a la vez que generó condiciones más favorables para la independencia femenina respecto del hombre y la familia .
Los programas de educación técnica e integración social de prostitutas y trabajadoras domésticas llevados adelante en 1960 y 1961, les
ofrecieron a estos grupos femeninos la posibilidad de insertarse de
manera más favorable en la estructura social y contribuyeron a eliminar la prostitución y a atenuar las enormes desigualdades entre hombres y mujeres .
Por su parte el incremento de la presencia femenina en la economía y la política nacionales así como la liberalización (y gratuidad) de
los medios anticonceptivos y la legalización del aborto, condicionaron una mayor independencia y control del propio cuerpo que se
expresó en un cambio en la valoración social de la virginidad y del
papel de la mujer dentro de la familia . 6
En general, desde los años sesenta comenzó para las cubanas un
proceso de paulatino distanciamiento de los patrones tradicionales
respecto del rol de la mujer, lo cual puede apreciarse en el acceso
masivo a la educación (especialmente a la superior), la incorporación
al trabajo remunerado, la salida temprana de la casa paterna (debido
a su participación en las grandes tareas revolucionarias como la alfabetización y los planes de becas) y la atenuación de la influencia de
los mitos de la virginidad, el tabú del divorcio y el matrimonio
interracial (Domínguez 1996b).
En este periodo, junto con la política de libre decisión de la maternidad se aprobó el Código de la Familia que reconoce y protege la
consensualidad, equipara al rango de legítimos a todos los hijos y
convierte la igualdad de género en ley al interior de la familia . Esta
legislación facilita el divorcio y regula la responsabilidad paterna en
cualquier situación conyugal .
Todo lo anterior sugiere que a partir de 1959 mejoraron las condiciones y se ampliaron los espacios para la participación de la mujer
En 1958 la participación femenina en la fuerza laboral del país era del 12%,
mientras que entre 1965 y 1995 ésta se elevó del 15% al 42 .3% (Aguilar et al . 1996 : 12) .
6 Por ejemplo, en una encuesta realizada en 1967 en La Habana y publicada por
el periódico Juventud Rebelde, la mitad de los entrevistados (hombres y mujeres) concordó en que "la virginidad no tiene que ser un prerrequisito para el matrimonio"
(Moreno 1971 : 482) .
71
frío, frío
en el ámbito público . En este contexto, vale la pena intentar una reflexión más profunda que permita esclarecer los alcances, pero también los límites de esa participación .
El esquema de la sociedad cubana posterior a 1959 es altamente
participativo . Insiste y abre nuevos espacios para la participación de
los ciudadanos en la economía, la política y la sociedad, e involucra los
ámbitos vecinales, comunitarios, organizacionales e institucionales .
En la esfera económica, las mujeres cubanas, al igual que los
hombres, han participado como productoras, consumidoras y receptoras de beneficios que se distribuyen equitativamente a partir
de decisiones estatales . Han sido, en suma, ejecutoras de políticas de desarrollo que son definidas por el liderazgo, por tanto, han mantenido
una condición de realizadoras excluidas de la decisión .
No obstante, aun en su condición de ejecutoras y no tomadoras
de decisones, las mujeres cubanas se han beneficiado ampliamente
de las políticas estatales de igualdad y seguridad social, lo que les ha
permitido acceder a la educación en condiciones de igualdad respecto
del hombre, mantenerse activas en sus profesiones y ocupaciones
aunque sean madres de hijos pequeños -los cuales a su vez tienen
garantizadas atención médica especializada y educación-, gozar de
una seguridad económica suficiente que les permite ser madres solteras o separadas sin que esto afecte el bienestar de su familia y ser
independientes de los varones .
Las mujeres, después de haber alcanzado una considerable presencia en la fuerza laboral, continuaron mejorando su inserción en
estos espacios . El periodo de 1975 al 85 es el de mayor incorporación
femenina al trabajo y el de mayor estabilidad de esta presencia laboral
(Aguilar et al . 1996) . Desde 1975, en que ellas eran el 27 .4% de los
empleados en el sector estatal, la proporción aumenta y en 1985 ya
constituían el 37 .5% (Aguilar et al . 1996 : 12) . En 1991 ellas constituían
el 39 .7% del total de la fuerza laboral de todo el país, pero sólo el
28 .8% de los dirigentes (Álvarez 1995 : 77) .
La elevación de su nivel cultural como grupo ha sido impresionante . Baste decir que para 1991 el 56 .1% de los graduados universitarios del país eran mujeres, el 61 .1% de la fuerza laboral técnica de
nivel medio y superior (Álvarez 1995 : 77) y el 45% de los profesores
universitarios (Campuzano 1996 : 7) .
72
Velia Cecilia Bobes
Obviamente, la elevación del nivel cultural y la incorporación al
trabajo representa para la mujer mejores ingresos y por tanto mayor
independencia, así como más amplias posibilidades de enriquecimiento
espiritual y mayor capacidad para incidir en las decisiones dentro de
la familia y para elegir a su pareja .
Respecto a la participación de las mujeres en las organizaciones
sociales, aunque existe en Cuba una organización de mujeres (la Federación de Mujeres Cubanas, FMC), la presencia de la mujer ha sido
relevante prácticamente en todas las organizaciones sociales desde 1959 .
A partir de entonces la sociedad cubana vio surgir una gran
cantidad de organizaciones de masas, nunca antes un mismo individuo había pertenecido a tantas organizaciones ni participado en tantas tareas dentro de ellas . Sin embargo, dada la comunidad de objetivos
entre todas, esto no significa una diversificación de la participación ni
que los individuos se vean enfrentados a conflictos a partir de las
diferentes pertenencias .
Las organizaciones de masas fueron diseñadas por el estado revolucionario para garantizar la movilización rápida y masiva de la población para las tareas necesarias (de defensa, apoyo político, productivas,
sociales, etc .) . La FMC, al igual que las otras organizaciones (CDR, CTC,
ANAP, etc .), ha cumplido tareas de movilización para trabajo voluntario, campañas de vacunación y otras actividades relacionadas con la
salud pública, demostraciones masivas de apoyo político, etc .
Estas organizaciones no estaban basadas en diferencias de clases
o estratos sino que buscaban la inclusión de la mayor parte posible de
la población en torno al proyecto revolucionario, por esta razón constituían un espacio social que aproximaba a individuos de muy diversas procedencias a la vez que subrayaba los intereses colectivos y el
proyecto común por encima de los objetivos individuales . En este
sentido se convirtieron también rápidamente en fuentes de nuevas
solidaridades y en un canal de integración de los diferentes grupos al
proyecto social general .
La participación de grandes cantidades de personas en estas tareas contribuía a reforzar la imagen del pueblo como protagonista de las
transformaciones del país, a la vez que a relevar la acción pública y
colectiva en torno a objetivos políticos y de desarrollo social comunes . El involucramiento masivo de la población y el estado en tareas
de salud y educación, entre otras, contribuyeron a convertir en asun73
frío, frío
tos de interés público cosas que antes habían sido encaradas y resueltas en el ámbito privado . Las mujeres cubanas, como parte del pueblo
(y sin especificar sus intereses como grupo dominado) fueron (y se
sintieron) también protagonistas de estos cambios .
Por su parte puede decirse que la FMC, creada por iniciativa estatal, nunca ha tenido en su agenda una perspectiva feminista ni de
defensa de la identidad de género, sino que ha dado prioridad a los
intereses del estado por sobre los de la mujer . Desde su constitución,
esta organización se ha autodefinido como un canal para encauzar el
apoyo de las mujeres al proyecto revolucionario y socialista y, aunque a partir de la década de los años ochenta comenzó a enfatizar la
ausencia de plena igualdad genérica en la sociedad cubana y a pronunciarse por la necesidad de implementar políticas que beneficiaran
a la mujer, la identidad de género nunca ha figurado como una prioridad, ni ha sido su elemento de definición, ya que por encima del
género se encuentra la orientación ideológica y la lealtad política . En
suma, como aclaran sus propias dirigentes, se trata de una organización femenina y no feminista, orientada a los intereses del pueblo cubano y no a los de un sector en específico .
La FMC, al igual que el resto de las organizaciones sociales cubanas, ha tendido a una marcada politización ya que la participación
social se asume (y orienta) como "tareas de la revolución", lo cual
hace que la indiferencia y la pasividad sean vistas como conductas
negativas y censuradas .
En este sentido, la participación plena de la mujer en la sociedad
ha tenido también sus efectos "perversos" . En tanto se le demanda a
la mujer su incorporación plena (en igualdad con los hombres) a todas las tareas revolucionarias, persisten los patrones sexistas y la división del trabajo doméstico típicos de un orden patriarcal : la mujer
tiene que trabajar el doble que los varones y cumplir exigencias de rol
indiferenciadas en lo público y discriminatorias y sobrecargantes en
lo privado .
En cuanto a la participación política femenina, en los primeros
años de la revolución, cuando la institucionalización era precaria, se
redujo a la aclamación de las medidas revolucionarias en las concentraciones en la Plaza y a los contactos directos con los líderes en asambleas de trabajadores y otros espacios menos formalizados . Hay que
señalar que en estos primeros años fueron muy pocas las mujeres
74
Velia Cecilia Bobes
que ocuparon posiciones de liderazgo y cargos políticos de importancia (a pesar de que la participación de la mujer en la lucha insurreccional
ha sido reconocida por todos) .
Con la llegada de la institucionalización y los poderes populares
se abre un nuevo espacio de participación política para la mujer . En
este nuevo espacio, su involucramiento con el sistema político se hace
más directo y activo, pero a la vez más estandarizado, regulado y
formalizado . El sistema electoral aprobado desde 1976 -basado en el
principio de representación y elección indirecta para los niveles provincial y nacional-' establece la prohibición de cualquier forma de
campaña electoral, así como la obligatoriedad de rendiciones de cuentas
periódicas a los electores, quienes tienen la posibilidad de revocar el
mandato del delegado .
Dicho sistema favorece la elección entre personas y no entre
propuestas alternativas de solución de los asuntos de interés público
y, más aún, se trata de la elección en condiciones de poca información sobre el candidato (la cual se limita a la exposición pública de la
biografía y la foto del mismo) . Asimismo favorece la poca representación de intereses grupales y/o sectoriales en el gobierno (Valdés Paz
1996), de donde resulta que los delegados se eligen por su integridad
y compromiso revolucionario y no por su capacidad para gobernar .
Con tal sistema electoral, también se refuerza la homogeneización
del espacio público y la carencia de propuestas alternativas que concurran a esta esfera desde la perspectiva de intereses referidos a identidades específicas (entre ellas la de género) con el imperativo de
argumentar a favor de cierto modo de solución para los problemas
colectivos y convencer al electorado de su superioridad sobre otros
modos . En el caso del sistema electoral cubano más bien lo que se
decide es cuál de los candidatos representa mejor los intereses del pueblo, o lo que es lo mismo, se trata de varias personas compitiendo por
la representación del mismo proyecto .
A pesar de que los candidatos no representan opciones políticas
diferentes, los procesos electorales que comenzaron en 1976 fueron
' Al menos hasta la reforma electoral de 1992, en la cual se sustituyó la elección
indirecta a los niveles provincial y nacional por la elección directa . Leyes electorales
núm . 1305 de 1979 y núm . 37 de 1982, en Suárez 1995 .
75
frío, frío
concebidos como un aspecto importante en la vida política del país y
no como una mera formalidad ; las elecciones fueron diseñadas como
una nueva forma de participación en condiciones de mayor institucionalidad y por ello la insistencia en lograr altas tasas de concurrencia (casi del 100 %) .
En este contexto, la presencia femenina en la vida política ha
aumentado considerablemente respecto de los años anteriores a 1959,
pero no en cargos de alto nivel . Su subrepresentación endémica en
los órganos de dirección política y en los del poder popular a todos los
niveles indica la pervivencia de estereotipos y prejuicios machistas 5 y
la ausencia de plena igualdad .
El porcentaje de delegadas municipales es extremadamente bajo
(ver tabla 1) . Más aún, los resultados de una investigación realizada a
finales de los ochenta en varios municipios del país, concluyen que el
delegado promedio tiende a ser varón, mayor de 30 años, militante
del Pcc y con escolaridad de más de noveno grado (Dilla et al . 1993 :
81 y ss .) . Esto, frente a los éxitos obtenidos en su desempeño como
delegadas habla de la pervivencia de un patrón de valoración que
somete a las mujeres a una sobreselección, es decir a la necesidad de
mostrar cualidades muy superiores a las que tienen los candidatos
hombres que resultan elegidos .
TABLA 1
Comportamiento en elecciones municipales
1976
1979
1981
asambleas de nominación
1984
27 921
26 728
25 594
ppantes . (% del total posible) 76 .7
73 .0
82 .2
91 .2
candidatos nominados
29 169
24 261
23 667
23 118
95 .2
96 .9
97 .2
98 .7
delegados elegidos
10 725
10 656
10 735
10 963
% de mujeres
8 .0
7 .2
7 .8
11 .5
de ejercicio del voto
28 302
Fuente: elaboración propia a partir de Dilla et al . 1995 : 166
8 En una investigación realizada en 1987 acerca de los estereotipos sobre la
mujer dirigente, se encontró que " . . .el principal problema es la falta de tiempo para
atender la familia, lo que puede implicar problemas matrimoniales o de comunicación
con los hijos . A pesar de esto a la mujer dirigente se la valora como inteligente, capaz
y con conocimiento de su trabajo" . Y esto, subrayan los autores se constata tanto en
el estereotipo positivo como en el negativo (el cual predomina en los hombres menos
76
Velia Cecilia Bobes
Si bien la representación más baja se da a nivel municipal, tampoco en la Asamblea Nacional hay suficiente representación de mujeres . En 1976 sólo alcanzaron a ser el 25 .8% de los diputados y en 1981
el 22 .6% (Alemañy et al . 1994 : 1) . Cifras más recientes hablan, para
1986, de un 17 .1% de delegadas de circunscripción, un 30 .7% de delegadas provinciales y un 33 .9% de mujeres diputadas a la Asamblea Nacional; y en las elecciones de 1992 se registraron decrementos
de las proporciones, ya que las delegadas de circunscripción sólo fueron el 13 .5% del total, las delegadas provinciales el 23 .9% y las diputadas alcanzaron un 22 .8% (FMC 1995 : 67).
Es notorio el hecho de que las mujeres sean más nominadas que
elegidas y que no existan campañas a favor de las mujeres nominadas .
Ello sugiere un cierto reconocimiento de sus cualidades entre sus
conciudadanos más cercanos que sí las nominan, pero también la
prevalencia del estereotipo machista entre los electores de la circunscripción que sólo leen su biografía . Otra interpretación podría ser que
la falta de campañas políticas y la ausencia de proyectos alternativos
impide movilizar a las mujeres como grupo para que voten por las
mujeres y/o por proyectos feministas .
Hay que señalar que a fines de los años setenta, se establecieron
por primera vez cuotas de mujeres (y afrocubanos) en los órganos de
dirección del partido y la ulc, lo que expresa una preocupación por
parte del liderazgo por la pervivencia de la desigualdad y la voluntad
de lograr mayor representatividad en los órganos de dirección . Se
reconoce que la política de igualdad y homogeneidad que se había
sostenido no había traído como resultado la eliminación real de los
prejuicios discriminatorios .
En la actualidad, la mujer también está subrepresentada en la
dirección de las organizaciones políticas :
en el PCC son mujeres
22% de los miembros de Comités Municipales
23% de los miembros de Comités Provinciales
16 .4% de los miembros del Buró Político
jóvenes) . (Alemañy et a! . 1994: 9) . La referencia anterior permite matizar el análisis de
los prejuicios, ya que comparativamente los estereotipos cubanos son menos negativos que los que predominan en otras sociedades latinoamericanas .
77
frío, frío
en la UIC son mujeres
18 .4% de los secretarios municipales
7.1% de los secretarios provinciales
37% de los miembros del Comité Nacional
33% de los miembros del Buró Nacional .'
En cuanto a otras posiciones de liderazgo, únicamente dos mujeres son ministras y sólo dos son secretarias del PCC en provincias;
mientras que al Buró Político del PCC sólo pertenecen 3 mujeres . Igual
ocurre en otras posiciones administrativas de la producción y los servicios: únicamente el 28 .8% de los dirigentes del país son mujeres
(FMC 1995 : 64) . En todos los espacios de decisión ocurre, además, que
mientras más se asciende en los niveles de dirección menor índice de
mujeres encontramos .
Al repasar las formas de la participación de la mujer en los espacios públicos, se hace evidente una contradicción o desfase entre el
incremento de la presencia y actividad femeninas en todas las esferas
de la sociedad y la permanencia del orden patriarcal 10 asimétrico y
discriminatorio que coloca a la mujer en una posición de desventaja,
que le impide aprovechar completamente la igualdad (jurídica y legal) de oportunidades .
Desde mi punto de vista, para explicar esta contradicción es necesario entender la participación de la mujer dentro del contexto general en el que tiene lugar . Las formas en que se ha constituido el
espacio público y las que ha asumido la participación en Cuba no
contribuyen al reconocimiento de las diferencias y esto limita las posibilidades de lograr una verdadera igualdad .
En cuanto a las mujeres, en algunos casos actúan en la producción de la demanda (especialmente en los asuntos locales y ligados a
problemas "logísticos" concretos de la vida en el barrio o la comunidad, y en temas relacionados con el mejoramiento de los servicios
sociales que le permitan su incorporación más cómoda al trabajo y
paliar los rigores de la doble jornada) y en la ejecución (tanto de lo
9 Estas cifras son del Informe Central al Congreso de la FMC de 1995 (FMC
1995 : 68) .
lo Hablo de un orden patriarcal que, aunque ha sido modificado, aún se mantiene sobre todo en los ámbitos privados e implica la subordinación de la mujer al
varón .
78
Velia Cecilia Bobes
más inmediato como de los grandes planes de salud y desarrollo),
pero su capacidad de incidir sobre la elección de los modos de actuar
es muy limitada . Es, por lo tanto, una participación muy regulada y
muy poco autónoma .
No obstante, en comparación con el periodo anterior a 1959, este
papel de ejecutora representa un aumento del sentimiento de incidencia en los asuntos públicos y una mayor proximidad con los planes de desarrollo social que el gobierno decide emprender, lo cual
contribuye a reforzar una percepción de que la obra es colectiva y
exige el compromiso de todos .
La participación, además, ha sido universalista, ya que se actúa
como revolucionario y no como sector social diferenciado (hablo no
sólo del género, sino también de la etnia, la generación o cualquier
otra distinción grupal) . Excluyente, en el sentido de que exceptúa de
ella a todos los que no aceptan el objetivo y el proyecto general, esto
es, la participación es estimulada pero limitada a las conductas de
apoyo y exige absoluta lealtad .
Esto lleva a otra de sus características más permanentes : la unanimidad como prerrequisito para ella, así como el patrón consensual y
no conflictivo de la sociedad . La participación en la sociedad socialista en tanto dirigida a una gran meta común, no ha de expresar fracturas ni diferencias, antes bien, el pluralismo de intereses y las
contradicciones se entienden como desórdenes típicos del capitalismo .
Esto explicaría también el hecho de que hasta finales de los
años ochenta no haya existido en Cuba un discurso feminista ni
ninguna organización que representara tales intereses identitarios .
La FMC -aunque comenzó a incluir en las agendas de sus congresos
la lucha contra la pervivencia de formas sutiles de discriminacióncontinuó siendo una organización que refrendaba los objetivos de
toda la sociedad y el compromiso femenino (no feminista) con ella .
En este sentido no era y no es una organización que exprese una
identidad ni una acción autónoma grupal .
Por tanto, la otra característica de la participación en todo el
periodo es que transcurre por vías organizadas, es ordenada, compulsiva
y canalizada sólo a través de las organizaciones que promueve el estado .
A pesar de todo esto, tal forma de participación universalista,
dirigida y compulsiva ha tenido un efecto positivo en la disminución
79
frío, frío
del prejuicio y en el establecimiento de relaciones más equitativas
entre los géneros . El desarrollo de solidaridades basadas en nuevas
pertenencias, nuevas proximidades (entre clases, razas y géneros) y
la semejanza de metas y objetivos también sirvieron para promover
una gran integración social, dentro de la cual la mujer ha llegado a
ocupar un lugar más favorable para su realización como ser humano
pleno .
El modelo de moral pública que insiste en la participación de
toda la población en los proyectos colectivos de desarrollo, en este
caso, origina transformaciones en el ámbito privado pues modifica la
situación de la mujer al interior de la familia, así como su capacidad
para tomar decisiones en los espacios íntimos . Una mujer profesional, que está acostumbrada a tomar decisiones en su vida laboral
cotidiana tiene más recursos intelectuales y psicológicos para hacer lo
mismo en el ámbito doméstico . Asimismo una mujer que recibe una
remuneración económica igual o mayor que la de su pareja y cuyo
trabajo goza de reconocimiento social, también tiene más poder para
decidir sobre su pareja y su familia .
El lado oscuro de estos beneficios es que la mejora en las posibilidades de realización para la mujer, aun siendo incompleta y sesgada
hacia lo público (y en particular a posiciones de subalternidad y no de
liderazgo), origina cierto sentimiento de logro y de seguridad que
implica la ausencia de una necesidad imperiosa de luchar por la igualdad, lo cual no contribuye a la conformación de una identidad genérica que refuerce la especificidad y la diferencia de los intereses y las
necesidades de este grupo .
Todas estas son razones que ayudan a entender la pervivencia
del orden patriarcal y de sus relaciones inequitativas entre géneros,
pero no son las únicas . Puesto que los prejuicios son resultado de
prácticas culturales arraigadas en el largo plazo, no pueden ser suprimidos con el establecimiento de una legislación igualitaria que ignore
la reproducción y la permanencia de esos modos culturales, aun dentro de un marco legal y social renovado . Las prácticas asimétricas
tienen sus propios espacios para reproducirse y reforzarse, en este
caso, los ámbitos familiares y de redes sociales informales constituyen un locus privilegiado para ello .
80
Velia Cecilia Bobes
El periodo especial, el aumento de la complejidad y el cambio
de la situación de la mujer en los años noventa
La mujer cubana ha llegado a la década de los años noventa en una
situación relativamente favorable . No obstante, a finales de la década
de los ochenta, los cambios en curso en la arena internacional
impactaron profundamente a la sociedad cubana . Con la caída del
muro de Berlín y el derrumbe del campo socialista, el gobierno de la
isla se encontró cada vez más aislado en un mundo cada vez más
globalizado y simultáneamente sometido a una profunda crisis económica (la peor de su historia) que amenazaba impedirle la ejecución
de sus políticas igualitarias y de justicia social ." Ante esta situación,
se vio forzado a dar un giro hacia una nueva estrategia económica y a
introducir algunos cambios político institucionales para facilitarla .
Desde el punto de vista político institucional, los cambios principales comprenden la reforma constitucional y la promulgación de
una Nueva Ley Electoral .` Ambos procesos, junto con la cancelación
del ateísmo como principio del PCC, han tendido a la ampliación de
las bases de consenso y a un reciclamiento de los mecanismos de
legitimación política .
En el orden económico, los cambios apuntan a una verdadera
revisión de la estrategia y el modelo global de la revolución . Esta
nueva estrategia incluye la aceptación y promoción de la inversión
extranjera (mixta y de capital privado) en diversos sectores ; legalización del trabajo por cuenta propia y la tenencia de divisas ; apertura
del mercado interno ; cooperativización masiva de la producción
agropecuaria ; racionalización del aparato estatal y reducción de puestos de trabajo, y, finalmente, la aplicación de una política fiscal .
Todas estas medidas originan cambios en la estratificación de la
sociedad cubana, a la vez que inducen una tendencia hacia la diferenciación entre los distintos subsistemas y al interior del propio
subsistema económico (Bobes 1998) .
11 Las cuales, no hay que olvidarlo, han tenido un papel crucial como fundamento de legitimación del poder en la medida en que han sido el correlato real de los
valores de igualdad y justicia social que están en la base del discurso .
1-' A estos cambios no me voy a referir in extenso, para una discusión minuciosa
de los mismos me limito a remitir al lector a los trabajos de Azcuy 1994, Rojas 1997 para
el análisis de la reforma constitucional, y Suárez 1995 para la nueva ley electoral . Por mi
parte, he hecho una reflexión sobre ambos temas en mi tesis doctoral : Bobes 1997 .
81
frío
El proceso de cambios de la economía cubana comienza a perfilarse en 1990 como respuesta a la crisis . Ante esta circunstancia se
elabora lo que el discurso oficial ha denominado una "estrategia de
resistencia" para hacer frente al periodo especial y que tiene como
objetivo central la realización del ajuste económico en condiciones de
máxima dificultad pero salvaguardando "las conquistas del socialismo" . Ello equivale a plantearse un cambio de rumbo en la política
económica a la vez que la permanencia del sistema político socialista
y sus referentes ideológicos y culturales centrales .
A partir de 1990 comienza el proceso de apertura económica cubana cuyos pilares fundamentales son el desarrollo del turismo internacional, la reorientación del comercio exterior y la apertura a la
inversión extranjera (Monreal y Rua 1994 : 159) .
Estas medidas son seguidas -en un plazo relativamente brevepor otras dirigidas al saneamiento y reestructuración de la economía
interna . Desde 1993 se han producido importantes transformaciones
institucionales y normativas referidas a las formas de organización de
la producción, la distribución y el consumo, así como a las modalidades de propiedad .
El proceso de apertura al exterior ha generado un aumento sin
precedentes en los niveles de las inversiones extranjeras en el país
(que habían cesado por completo desde 1960) . Baste señalar que en
1988 se creó la primera empresa mixta en el sector del turismo y ya
para mayo de 1995 se totalizaban 212 asociaciones económicas con
capital extranjero proveniente de 53 países, distribuidas en 34 ramas
diferentes y cuyos aportes financieros ascendieron a 2 mil millones
de dólares (Conas 1995 : 17 y ss .) . Por otra parte, en la Ley de Inversión Extranjera de 1995 se admite por primera vez la formación de
empresas de capital totalmente extranjero .
Para la sociedad cubana este proceso implica la presencia de un
nuevo sujeto económico -el empresario capitalista extranjero- y el
surgimiento de un nuevo tipo de trabajador cubano, aquél empleado
por las empresas mixtas cuyas condiciones de trabajo y distribución
de estímulos y salarios difieren de las del resto de los trabajadores . A
la vez, esta circunstancia contribuye a modificar el horizonte subjetivo y
a diversificar las experiencias para el grupo involucrado . Por esta vía un
sector de los trabajadores cubanos se encuentra directamente vinculado a los procesos de globalización . Por lo mismo, entran en contacfrío,
82
Velia Cecilia Bobes
to directo con tecnologías y formas de organización del trabajo usuales en los países de origen del capital .
No obstante, se trata de un grupo muy reducido (aproximadamente el 5% de los ocupados en la esfera productiva) (PCC 1997 : 26) .
En realidad, los cambios que tienen un mayor impacto y que influyen
más decisivamente en la transformación de la sociedad cubana son
aquellos dirigidos al saneamiento y la reestructuración de la economía interna .
El momento de peor caída de los indicadores económicos coincidió con la puesta en marcha de las medidas orientadas a los ajustes
internos . En agosto de 1993 un decreto-ley del Banco Nacional de
Cuba despenalizó la tenencia de divisas para los ciudadanos cubanos . Con la entrada en vigor de esta legislación se potenció hasta su
máximo nivel desde 1959 la diferenciación del consumo . Hasta ese
momento el consumo de la población cubana había estado sometido
a un control estatal que buscaba (y logró en una medida nada despreciable) la equidad y la homogeneidad en los patrones de consumo y
niveles de calidad de vida para todos los grupos sociales .
La existencia simultánea de un mercado en divisas y otro en
moneda nacional (este último ciertamente deprimido al mínimo de la
subsistencia) ha originado una diferencia sustancial en el consumo de
aquellos que por alguna vía reciben divisas (ya sea por remesas de
sus familiares en el extranjero, o bien porque están ocupados en empresas mixtas, o como fruto de actividades ilícitas o marginales como
el mercado negro y la prostitución) y el de los que viven de sus salarios en moneda nacional .`
Hasta 1993, el estado cubano había logrado regular casi la totalidad del consumo a través del sistema de racionamiento de los artículos de primera necesidad (alimentos y productos industriales) y de
un sistema de asignación de los bienes duraderos (automóviles y electrodomésticos) a partir de un mecanismo de estimulación a los méritos laborales . Con estas políticas se logró una relativa homologación
13
El tema del consumo es básico para comprender no sólo el problema del
aumento de la desigualdad, sino también la constitución y diferenciación de las identidades individuales . El consumo puede ser entendido como un canal de comunicación
social, a través del cual los individuos definen y redefinen su jerarquía de valores
(Esteinou y Millán 1991 : 55) .
83
frío, frío
de los consumos -desde arriba y a partir de decisiones estatales- que
se correspondía con el ideal de una sociedad lo más igualitaria y homogénea posible . Tal homologación, austera, del consumo eliminaba, o al
menos atenuaba a un nivel que el estado podía ignorar, el asunto de las
identidades individuales como campo social problemático .
Las nuevas condiciones de diferenciación del consumo señalan el
fin de aquella sociedad (que se pretendía fuera cada vez más uniforme) ya que la homologación de las necesidades ha quedado reducida
a la salud pública, la educación, la seguridad social (las que siguen
siendo gratuitas y subsidiadas dentro del presupuesto estatal y a las
que siguen teniendo acceso todos los cubanos por igual) y al consumo
mínimo del mercado racionado . Los diferentes grupos sociales comienzan a distanciarse cada vez más unos de otros en relación con sus
niveles y tipos de consumo, y, consecuentemente, comienzan a
generarse "estilos de vida" muy distintos -que no dependen necesariamente de la distribución estatal- que constituyen una base para la
fragmentación de las identidades .
Tal diferenciación en los consumos tiene desde luego un correlato
en diferentes calidades de vida y en la aparición de desigualdades
sociales nunca antes vistas . Pero también está relacionada con una
diversificación de las fuentes de ingresos y por lo tanto, genera un cambio
en la percepción subjetiva y la valoración social del trabajo, el cual deja de
ser el medio fundamental para la obtención de recursos y, en consecuencia, de diferenciación de estatus, prestigio y bienestar ."
La diversificación de las fuentes de ingresos ha continuado
ampliándose a partir de que entre septiembre de 1993 y julio de 1995
se promulgan un conjunto de decretos-leyes que legalizan y regulan
el trabajo por cuenta propia para más de 140 profesiones y oficios .
Paralelamente se determina la apertura de los mercados agropecuario
14 Algo que ejemplifica estos efectos de los cambios es " . . .una cierta reducción
en el nivel de escolarización de las edades entre 15 y 16 años, que tiene entre otras
causas el desinterés relativo por la superación individual, en la medida en que comienza a no ser identificada como la vía fundamental de ascenso social ." (Valdés y
Felipe 1996 : 105) . Asimismo es notoria la gran cantidad de profesionales que están
emigrando a puestos de trabajo en la esfera del turismo y empresas mixtas, la mayor
parte de las veces en puestos de menor calificación .
84
Velia Cecilia Bobes
y de productos industriales y artesanales para la venta libre de estos
tipos de productos a precios regidos por la oferta y la demanda y se
autoriza el establecimiento de centros privados para la elaboración y
expendio de alimentos y bebidas .
Esto cobra mayor importancia si se tiene en cuenta que ocurre
en los momentos en que el aparato estatal se racionaliza y, en aras de
conseguir una mayor eficiencia, se decreta (en abril de 1994) una reestructuración de la administración central del estado la cual suprime
15 ministerios e integra funciones (Conas 1995 : 35), con lo cual se
reducen los puestos de trabajo . De esta manera el autoempleo puede
ser percibido como una forma de solucionar por la vía individual y al
margen del estado, el problema del empleo .
También en 1993 y mediante decreto ley se crean las Unidades
Básicas de la Producción Agropecuaria (UBPC) y se reestructura toda
la producción agropecuaria enfatizando las formas cooperativas de
producción (lo cual desplaza la anterior hegemonía del sector estatal), se recampesinizan tierras estatales dedicadas a la producción de
café y tabaco, se entregan tierras a parceleros individuales para autoconsumo . 1i Como resultado de esta reestructuración -que ha sido
considerada como una "nueva reforma agraria" (Valdés Paz 1996 :
12)- la agricultura cubana se ha convertido mayoritariamente en una
actividad autogestionada (99% de los productores, Valdés Paz 1996 :
13) y sus sujetos se han diversificado .
Antes de 1993 el agro cubano comprendía campesinos individuales y cooperativistas en Cooperativas de Producción y Servicios
(quienes poseían el 14 .6% de la tierra), cooperativistas en Cooperativas de Producción Agropecuaria (10 .2% de la tierra) y obreros agrícolas en granjas estatales (75 .2% de la tierra) . Después de la reestructuración
de 1993, el sector estatal queda sólo en poder de un 33% de la tierra
mientras el 42% restante pasa a ser de usufructo de las UBPC, manteniéndose más o menos a los mismos niveles los campesinos individuales y los cooperativistas de distintos tipos (Valdés Paz 1996 : 12).
15
Desde 1987 y particularmente a partir de la crisis de los 90 se había estado
produciendo el fenómeno de la " . . .usurpación de tierras estatales y la aparcería,
minifundiarios por su tamaño y de supervivencia por sus objetivos ." (Figueroa 1996 :
10) . Este proceso espontáneo fue "oficializado" por la reforma y legalizado por el
cambio constitucional que permitía el traspaso de propiedades del estado a personas
naturales o jurídicas .
85
frío, frío
A todos estos efectos diversificadores de las reformas hay que
agregar la pervivencia de una situación que las precede, pero que, sin
duda, está experimentando un nuevo auge . » Se trata de los fenómenos de la economía sumergida, el mercado negro, y algunas conductas marginales o delictivas que se perfilan como estrategias alternativas
de supervivencia y que se intersectan con las nuevas lógicas sociales . A la
vez que aumenta el trabajo por cuenta propia y los nuevos mercados
libres, aumenta también cierto tipo de comercio ilícito que puede llegar a producir ganancias significativas a un grupo (llamados macetas o
nuevos ricos) que se enriquece rápida y desproporcionadamente respecto del resto de la población .
Puede decirse que, con la puesta en vigor de algunas de estas
medidas se oficializa la economía sumergida y, consecuentemente, las
redes de socialidad que se producen alrededor y por intermedio de ellas
se fortalecen y cobran un nuevo vigor . Lo que antes fuera una lógica
legal y reconocida y otra marginal y subterránea cada una operando en
una esfera social diferente, ahora empiezan a ser dos lógicas, distintas
pero simultáneas, ambas con el mismo rango y operando en los mismos
espacios, a la luz pública y con estatuto de oficialidad (Bobes 1997) .
Por otra parte, ligado al apogeo del turismo, ha comenzado a
crecer, también de manera veloz, el fenómeno de la prostitución . Este
grupo (las llamadas jineteras) tiene acceso a la economía del dólar y a
un consumo privilegiado, y obviamente sus ingresos tampoco provienen del trabajo en el sector estatal, ni de la superación individual .
De tal manera puede decirse que la diversificación de los sujetos ha
sido explosiva . Para una sociedad que había vivido más de tres décadas de absoluta centralización y planificación estatal, y cuyo discurso
igualitario se basaba en la homogeneidad social, las transformaciones
que se han operado como resultado de la nueva estrategia económica
del periodo especial, revisten una magnitud y un alcance gigantescos. Lo que sostengo aquí, es que estos cambios significan un aumento de la complejidad social ."
16 "Según algunos economistas, el mercado negro podría haber crecido
monetariamente en más de 20 veces en el transcurso del periodo especial, sólo hasta
1993" (Hernández 1996 : 90) .
17 La complejidad, entendida desde una perspectiva sistémica, supone la coexistencia de muchas posibilidades de experiencia y cursos de acción entre los cuales
se debe elegir (Luhmann 1986 : 211) . La complejidad constituye el horizonte de even86
Velia Cecilia Bobes
Las nuevas prácticas económicas contribuyen a erosionar los valores colectivistas e igualitarios que habían sido centrales en la sociedad
cubana, con ello, también se produce la diversificación de los universos
simbólicos y los sistemas de valores . Esto es así porque en la medida en
que aparecen lógicas sociales diferenciadas ya no puede existir un
universo simbólico único y armónico que sea capaz de otorgar significado a la totalidad de la vida social . Desde esta perspectiva, el efecto
más conspicuo de la reforma económica ha sido el establecimiento de
políticas que -buscando salvaguardar el socialismo- han erosionado
rotundamente sus valores legitimantes fundamentales . La política de
inversiones extranjeras y la apertura al mercado desafían el nacionalismo beligerante que justificaba la estatalización de la economía como
una forma de proteger los intereses y la soberanía del país ; la existencia de dos mercados (uno regulado y deprimido, en moneda nacional
y otro liberalizado y opulento, en dólares) es un reto al igualitarismo
como medio de lograr la justicia social ; finalmente, los pobres resultados en materia de calidad de la vida y bienestar material y la frustración de las expectativas de realización individual niegan la utopía
socialista de la sociedad mejor .
En las nuevas condiciones se han redefinido las relaciones sociedad-estado y entre individuo y estado . Ante su creciente incapacidad
para proveer recursos que antes eran considerados de competencia
estatal y para satisfacer las necesidades básicas de la población, el estado-se ha abocado a estimular o tolerar formas de asociación autogestionaria y de participación comunitaria que surgen vinculadas a nuevos
tos diversos y la multiplicidad de opciones (no todas realizables pero sí existentes
como posibilidad) en que el mundo social se presenta al actor. Es, por lo tanto, el
conjunto de referencias dinámicas y la infinidad de relaciones que pueden tener los
objetos, las acciones o las situaciones para el actor . La complejidad, desde este punto
de vista, implica la existencia de muchas posibilidades en ausencia de un patrón de
selección y, por lo tanto, comporta riesgo y contingencia . La sociedad compleja es
"acéntrica" . Al existir diversos niveles y espacios de formación de la experiencia,
surge también una discontinuidad y diferenciación creciente en los códigos
comunicativos de cada ámbito de interacción, lo que significa que los sentidos también se multiplican, esto es, el significado de la experiencia que se produce en cierto
contexto social no puede ser trasladado como sentido para lo que se produce en otro .
Esto hace que el sistema de interacción se independice cada vez más del sistema
social (Millón 1997) y, en cierto modo, se "libere" de las instituciones .
87
frío, frío
tipos de solidaridad y a modos no estatales de solución de los problemas cotidianos . Estos procesos contribuyen a complejizar las relaciones sociales en la Cuba de los años noventa . Pienso en fenómenos
como el "revival" de la religiosidad y el surgimiento de ONG y otras
asociaciones de tipo comunitario y local (Bobes 1998) .
Rupturas estructurales como la crisis y la globalización económica dan lugar a comportamientos distintos a los reforzados por el orden sociopolítico, por ello existe la probabilidad de que se produzcan
conductas de crisis como respuesta al conflicto entre los valores aprendidos y las nuevas prácticas . Más aún, al margen de la crisis, las
rupturas y el aumento de la complejidad producen reflexividad en los
actores involucrados y, consecuentemente, la tendencia prevaleciente parece dirigirse a la formación de nuevas identidades individuales
y/o colectivas. Es en este contexto que pretendo explicar los cambios
a los cuales se ven enfrentadas las mujeres como grupo dentro de la
sociedad cubana actual .
La llegada del periodo especial y sus políticas de ajuste han impactado a la mujer más severamente que a los hombres ya que a pesar
de que en términos de empleo este grupo ha mantenido más o menos
su lugar," la persistencia de la división inequitativa de roles al interior
de la familia ha hecho que las mujeres hayan visto multiplicada su
sobrecarga de trabajo, esfuerzos y preocupaciones y que la calidad de
su vida se haya deteriorado más que la de cualquier otro grupo .
Es bien conocido que la mujer en contextos de crisis tiende a
sufrir más las políticas de ajuste que otros sectores sociales 19 ya que
ellas constituyen una alta proporción de los grupos vulnerables (niños, ancianos, madres solteras), sus empleos tienden a ser los más
reducidos y sus responsabilidades domésticas y familiares aumentan, lo cual las expone a mayores esfuerzos para enfrentarse a las
18 En 1994 las mujeres mantuvieron su crecimiento como proporción de la fuerza laboral, siendo que en ese año eran el 40 .6%, mientras que en 1989 eran el 38 .7%
(FMC 1995 : 15) . No obstante, para 1998 se observa un ligero decrecimiento de la PEA
femenina, la cual descendió hasta el 37 .8% del total (Oficina Nacional de Estadística
1999 : 17) .
19,,_
el ajuste tiene un carácter distintivamente genérico y, como muestran sus
records donde quiera, tiende a exacerbar divisiones sociales e inequidades de género"
(Molyneux 1996 : 30) .
88
Velia Cecilia Bobes
escaseces, los recortes de los beneficios sociales y el deterioro de la
calidad de la vida (Molyneux 1996) .
Es previsible que en Cuba no sea muy diferente que en otros
contextos, ya que la crisis económica de los años noventa ha traído
consigo un abrumador deterioro de la calidad de la vida, de los niveles de salud y bienestar social, un incremento del costo de la vida,
disminución en las capacidades de los círculos infantiles (que se dedican al cuidado de los niños mientras sus madres trabajan) y, en general, de los servicios prestados por el estado (lavandería, transporte,
energía) . También aumentaron las tasas de emigración (legal e ilegal),
lo cual -tratándose de una emigración predominantemente masculina (Bobes 1997)- ha originado el crecimiento de los números de hogares uniparentales encabezados por mujeres y de madres solteras .
Ante esta situación, el estado cubano no ha diseñado aún políticas
genéricas específicas destinadas a defender a la mujer como grupo de
los efectos de la crisis, por lo cual -a menos que se emprenda alguna
estrategia en este sentido- es posible que se reproduzca en el país la
tendencia a la "feminización de la pobreza" .
Con el deterioro de los niveles de vida y las tremendas transformaciones que acompañan las reformas, la vida cotidiana ha sufrido un
proceso de desestructuración que aún no alcanza a recomponerse
del todo . Aumentan los niveles de frustración, estrés y enfermedad
mental y, consecuentemente, se incrementan la violencia doméstica,
los actos delictivos, la hostilidad en los ámbitos laboral y familiar, a la
vez que disminuyen las posibilidades de recreación y disfrute del
tiempo libre (Martín, Perera y Díaz 1996) . Todo esto, si bien afecta a
la sociedad en su conjunto, impacta mucho más a la mujer por su
situación -aún precaria y desfavorecida en términos de relaciones
asimétricas de poder y distribución inequitativa de roles- dentro de
la familia y la sociedad .
Por otra parte, la propia acentuación del trabajo doméstico y
las dificultades de la supervivencia y la vida cotidiana, más la creciente diferenciación de los consumos entré aquellos que tienen acceso a la "economía del dólar" y los que no lo tienen, ha originado un
retraimiento de la presencia de la mujer de la esfera pública, lo cual se
expresa tanto en su cada vez menor participación en las tareas políticas y sociales como en la "migración" de la mujer desde el mercado
laboral hacia trabajos de poca calificación y/o al autoempleo .
89
frío, frío
Respecto a lo primero, actualmente se observa una sensible disminución de las actividades de la FMC a nivel local o barrial (así como
de otras organizaciones de masas) . En cuanto a lo segundo -aunque
no existen estadísticas diferenciadas por género al respecto- puede
observarse que muchas mujeres profesionales están emigrando hacia
puestos de menor calificación en las esferas del turismo y las empresas mixtas con la expectativa de obtener una remuneración en dólares
(con lo cual sacrifican en muchos casos una fuente de realización
individual) o, simplemente, están abandonando el empleo en el sector estatal para dedicarse al trabajo por cuenta propia, sobre todo en
las actividades de alquiler de viviendas y expendio de comidas ligeras
(que son, hoy por hoy, las que están sometidas a mayores controles
estatales y erogaciones fiscales más fuertes) . Estas actividades en el
sector informal las deprivan de algunos beneficios sociales como son
el acceso a los círculos infantiles para sus hijos ; amén de que las
enfrenta a una mayor inseguridad en cuanto al monto y frecuencia de
sus ingresos y a cierta inestabilidad laboral .
El renacimiento de la prostitución alrededor del turismo ha significado, por otro lado, el renacimiento de una actividad degradante
que pone en cuestión todos los logros anteriores en materia de género . Más aún, con la reaparición de estas prácticas -ausentes en el
escenario de la revolución cubana- un sector importante de las mujeres ("educadas e instruidas") se marginaliza : muchas de ellas cuentan con un entrenamiento técnico o profesional y su biografía individual
y familiar las colocaría en una posición más favorable dentro de la
vida social .
Con el auge del turismo y la prostitución ha reaparecido además
un estereotipo sexual discriminatorio típico de la sociedad patriarcal
y racista del siglo xix (el de la mulata como objeto sexual por excelencia, dada su "libertad" y falta de "frenos morales"), el cual es utilizado, incluso en las campañas publicitarias de las empresas estatales o
mixtas . Paralelo a ello, se observa también un cambio en los valores
de los jóvenes quienes empiezan a ver en la actividad de la jinetera
"un trabajo normal", un modo más de ganarse la vida y una estrategia de supervivencia ante la crisis (Bobes 1997) .
De manera general, la erosión de los valores igualitarios y la
retracción del estado traen aparejados el auge de las redes sociales
informales articuladas alrededor de la familia, la economía sumergida
90
Velia Cecilia Bobes
y la religión . Con ellas, es previsible el regreso de formas de discriminación e inequidad genérica, ya que tanto la familia como los ambientes semimarginales de la economía sumergida han sido tradicionalmente
los ámbitos privilegiados de transmisión y reproducción de patrones
machistas y sexistas (a contrapelo del discurso oficial) ; mientras que
tanto en la religión católica, como en la protestante se anatemiza la
independencia de la mujer y el control de su sexualidad y su capacidad
reproductiva -por no hablar de las religiones afrocubanas donde la
mujer tiene un papel subalterno y está impedida de acceder a las posiciones jerárquicamente más altas (Castro 1996) .
No obstante todo lo anterior, si bien el periodo especial revela sus
efectos perversos, también ha traído consigo consecuencias positivas ;
una de ellas es la complejización de la sociedad y la modificación de la
relación entre la sociedad y el estado que facilita el surgimiento y/o
fortalecimiento de las identidades grupales específicas (Bobes 1998) . La
propia sobrecarga de responsabilidades en la actualidad puede originar
un reforzamiento de la autoestima y una (auto y hetero)valoración más
positiva de la importancia de la mujer al interior de la familia y la
sociedad (Martín, Perera y Díaz 1996), lo cual favorece la afirmación de
la identidad de género de las mujeres . En este contexto, han aparecido
demandas y formas de acción colectiva que expresan la emergencia de
una identidad genérica femenina que intenta diferenciar sus propios
intereses (no necesariamente contrapuestos) de los de la sociedad en
su conjunto y el proyecto socialista .
Ejemplos de ello son el vigor que han ido tomando las perspectivas y los estudios de género, tanto en su vertiente académica -sobre
todo a partir de la creación en las universidades de las cátedras de la
mujer- como en su aspecto social dirigido al apoyo a las mujeres, lo
que se evidencia en las Casas de la Mujer -fundadas y dirigidas por
la FMC- y los talleres de autoestima femenina surgidos al interior de
movimientos locales de autogestión vinculados a proyectos de desarrollo comunitario que se desenvuelven paralelamente (y en gran
medida motivados por) la crisis económica . 20
20 Entre ellos se cuentan los Talleres de Transformación Integral del Barrio de
Atarés, La Güinera y Cayo Hueso; el Movimiento de Horticultores de Santa Fe y el
Movimiento Comunitario de Condado .
91
frío, frío
En los movimientos comunitarios se está produciendo una
redefinición de lo colectivo con referencia a lo local o comunitario y la
voz de la mujer ha aparecido reclamando su especificidad (Dilla, Fernández y Castro 1997) .
Otra evidencia de la emergencia de la identidad de género es la
aparición en 1993 de una organización independiente de mujeres,
MAGIN . Dedicada a promover la imagen de la mujer en los medios
de comunicación y en general a su empoderamiento como grupo, ha
intentado constituirse como ONG y obtenido el apoyo de organizaciones similares y agencias de financiamiento internacionales (Molyneux 1996) .
Independientemente de que su existencia ha sido azarosa y de
las dificultades que ha enfrentado para su reconocimiento legal, lo
que interesa destacar aquí es el surgimiento de una demanda (desde
abajo) de reconocimiento de la identidad femenina en su especificidad, y una propuesta de acción colectiva autónoma para lograrlo,
todo lo cual constituye un requisito para promover una verdadera
igualdad .
Como ha sido demostrado por muchos analistas, el prejuicio
puede reducirse por contactos en estatus igualitario entre los grupos
en la prosecución de metas comunes (Allport 1958) . Este efecto generalmente se incrementa si el contacto es sancionado por apoyo institucional y si el contacto es de un tipo tal que lleve a la percepción de
la comunidad de intereses entre los miembros de los dos grupos .
La legislación igualitaria y antidiscriminatoria, así como el énfasis sobre la movilización política de los hombres y las mujeres llevada
adelante por la Revolución Cubana durante casi cuarenta años, constituye una condición necesaria para el logro de relaciones equitativas
entre los géneros, pero no es suficiente . La aceptación de la diferencia, como algo legítimo y necesario, es un prerrequisito indispensable
para la elaboración de políticas afirmativas que agilicen su plena realización .
Asimismo, en un contexto de crisis y ajuste es indispensable
que el estado diseñe y lleve adelante un conjunto de políticas públicas pensadas para la especificidad de este grupo y su mayor vulnerabilidad, que les permita enfrentar los retos y conservar sus conquistas .
Ciudad de México, 1999
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De la autoexclusión al radicalismo
participativo. Escenas de un proceso feminista
Marta Lamas
ste es un ensayo acerca de los modos de intervención política
del movimiento feminista . Pero el criterio con que los exploro
se refiere más a las transformaciones en su imaginario político
que a la evolución de los formatos de organización y las orientaciones
estratégicas . Concretamente, mi interés es rastrear el paso de una
visión de la política como territorio extranjero (o práctica masculina) a
una reivindicación del juego político como algo necesario y propio .
Este paso de la protesta a la propuesta se expresa en la creciente
profesionalización de la intervención feminista en la vida pública nacional .
Estas páginas requieren algunas precisiones . En primer lugar,
mi reflexión cubre un periodo de treinta años, dado que el feminismo
vuelve públicamente a México a principios de los años setenta .' En la
primera etapa de su resurgimiento el movimiento se dedica más a
impugnar y denunciar las acciones del gobierno y de los partidos que
a dialogar con las autoridades o construir alianzas políticas . Recién en
los años noventa el movimiento se inserta en la dinámica nacional vía
el ejercicio ciudadano de sus militantes y de sus exigencias a participar en la formulación de políticas públicas .'
E
' Con antecedentes desde el siglo xtx, hay un movimiento feminista desde la
primera década del siglo, que sostiene su fuerza hasta los años cuarenta . De ahí que
hable de "resurgimiento" . Ver Gabriela Cano, "Revolución, feminismo y ciudadanía
en México (1915-1940)", en Historia de las Mujeres . El siglo xx, editora Francoise Thébaud,
Taurus, Madrid, 1993 .
2 Retomo algunas apreciaciones del documento "Encuentros y desencuentros :
el movimiento amplio de mujeres en México, 1970-1993", de M . Lamas, A . Martínez,
M . L .Tarrés y E . Tuñón, Fundación Ford, mimeo, México, 1993 .
97
frío, frío
En segundo lugar, si bien este ensayo surge a partir de la experiencia del feminismo en México, no se trata de una reflexión puramente local . Muchos de los temas y problemas tratados aquí también
aparecen en los debates del feminismo latinoamericano . Sin ir más
lejos, la propia evolución de la protesta a la propuesta a la cual hago
referencia no es algo aceptado por todos los sectores del feminismo
en México o en el resto de América Latina .
Por último, y directamente ligado con la ausencia de homogenidad del movimiento en los distintos países de la región, el feminismo
no es unidimensional y la diversidad de organizaciones, corrientes y
orientaciones en su seno impide hablar de un sujeto dotado de una
unidad a priori . La unidad es siempre una tarea, no un presupuesto .
Es por eso que la reflexión que presento a continuación combina
dos cosas . Por una parte, la descripción de una dinámica política caracterizada por la conjunción del pensamiento mujerista 3 con una política
arraigada en la identidad; por otra, el registro de su transformación
gradual en dirección a una intervención más eficaz, más pragmática
también, en la esfera pública . Esto evidentemente comporta un riesgo,
pues sé que al abordar esquemáticamente una parte del proceso, el
aspecto "político" en detrimento de la dimensión cultural del feminismo, dejo fuera cuestiones relevantes, como la integración del discurso
crítico cultural .
Como he sido activista de lo que voy a analizar, reconozco de
antemano el riesgo de parcialidad en esta reflexión (ya Freud señaló
que la memoria es selectiva) . Sin embargo, estoy convencida del valor
de la autocrítica en torno a las enormes dificultades (pasadas y presentes) de las feministas para desarrollar un trabajo público concertado y también un diálogo interno . Sobre todo, me importa consignarlo
porque las complejidades de la participación feminista no se expresan
en las escasas referencias publicadas . Tal parece que las feministas
mexicanas adolecen de graves trabas para registrar su historia, su
desarrollo, su debate . Así como "el estrépito de la militancia crea
sordera respecto a los logrosi4 , también deja poco tiempo para el
3 El mujerismo es una concepción que esencializa el hecho de ser mujer, idealiza las condiciones "naturales" de las mujeres y mistifica las relaciones entre mujeres .
Una típica actitud mujerista es hablar en nombre de las mujeres, como si estas tuvieran una posición uniforme en la sociedad .
4 Carlos Monsiváis, comunicación personal, 29 de noviembre, 1998 .
98
Marta Lamas
registro de lo vivido y para la conceptualización . Casi no se discute
por escrito, ni se analizan las virtudes ni los vicios de las prácticas
que el movimiento impulsa, ni se elaboran informes o testimonios .
Esta carencia de materiales publicados obstaculiza un debate político
riguroso y sostenido, y también la falta de un verdadero debate intelectual incide en la ausencia de autocrítica y de reflexión colectivas .
El rechazo a la política tradicional
En general, en el feminismo mexicano ha prevalecido la idea de que
todo es político, es decir, todo se vincula al ejercicio del poder ; en
menor grado, se conceptualiza a la política como negociación y gestión . Ambas concepciones coexisten, se cruzan y entran en conflicto .
Por eso resulta más que pertinente la distinción que señala Chantal
Mouffe 3 entre lo político y la política . Ella propone designar como lo
político la dimensión de antagonismo y de hostilidad entre los seres
humanos -antagonismo manifestable en formas múltiples y surgido
a partir de cualquier tipo de relaciones sociales- y como la política la
práctica que pretende establecer un orden y organizar la coexistencia
humana (esto en condiciones muy conflictivas por estar siempre atravesadas por lo político) . La política consiste en "domesticar" la hostilidad y tratar de neutralizar lo político : el antagonismo de poder en
las relaciones humanas .
La tradición feminista vincula la política a un ejercicio del poder
en cualquier ámbito, en el sentido que Mouffe señala como político :
allí donde existe una relación de poder hay una relación política que
puede potenciarse o interrumpirse . Pero al asociar así política con
poder, muchas activistas desarrollan un cierto rechazo o desprecio
por cualquier actividad que signifique gestión o negociación política .
Al asumir esta idea totalizante de lo político (de ahí la reivindicación
clásica del feminismo : "lo personal es político"), el movimiento ha
relegado el desarrollo de la política como práctica y ha tenido problemas para insertarse en la dinámica política nacional .
' Ella hace una interesante reflexión a partir del trabajo clásico de Carl Schmitt .
Ver Chantal Mouffe, "Por una política de la identidad nómada", en debate feminista,
núm . 14, octubre, 1996, pp . 3-13 .
99
frío, frío
Esto ocurre también porque las feministas han construido su
práctica política a partir de su identidad como mujeres, favoreciendo
un discurso político ideológico cercano al esencialismo : las mujeres
somos, las mujeres queremos, etc . Este discurso, que facilita un enganche identificatorio, dificulta la articulación con la política nacional . Esto ha pasado con el feminismo en México .
Aunque en los años setenta el movimiento feminista logró construir para sí una presencia en el espacio público, no pudo traducir sus
propuestas al lenguaje de las transacciones políticas, ni volvió comprensible su discurso en otros sectores . Debe recordarse un hecho : en
los grupos feministas que intentaban trabajar en ámbitos populares
durante el resurgimiento feminista en la ciudad de México predominaban las mujeres de clase media, con alto índice educativo y una
trayectoria política de izquierda . Al tener resueltos individualmente
sus problemas domésticos y de cuidado de los hijos, la mayoría de
estas activistas vivió el feminismo más como instrumento de análisis
o de búsqueda personal que como necesidad organizativa para enfrentar esa problemática . Además, estos grupos, casi en su totalidad
izquierdistas, desarrollaron una postura ideológica de oposición a los
vínculos con instancias gubernamentales .
También el discurso del movimiento estaba teñido por la lógica
del todo o nada . La tesitura desde la cual las feministas planteaban
sus demandas estaba hiperradicalizada .6 Esto, junto con la negativa a
aceptar formas políticas tradicionales, pues la forma y la lógica organizativas de los grupos feministas, en especial lo relativo al liderazgo
y la representación, eran distintas de las asumidas por los demás
actores políticos, fueron obstáculos prácticos que las volvieron ineficaces políticamente al encerrarlas en su utopía revolucionaria . Aunque en distintos momentos los grupos construyeron instancias de
coordinación (la Coalición de Mujeres Feministas en 1976 y el Frente
6 Un caso muy claro es el del aborto . Esta demanda aglutinó a diversos grupos
feministas en la Coalición de Mujeres Feministas con la exigencia de "aborto libre y
gratuito" . Cuando en 1980 se abre la posibilidad de presentar un proyecto de ley vía
el recién registrado Partido Comunista Mexicano (PCM) el debate entre los distintos
grupos se centró en el término que debía fijar la ley: unos grupos proponían los tres
meses comunes, mientras que otros insistían en que no debía fijarse un límite, que las
mujeres debían tener el derecho de abortar cuando ellas quisieran, incluso a los cinco, seis o siete meses .
100
Marta Lamas
Nacional de Lucha por la Liberación y los Derechos de las Mujeres,
FNALIDM, en 1979), la visibilidad adquirida por determinados grupos
o por ciertas integrantes del movimiento generó malestar y animadversión . Los conflictos se exacerbaron al convertirse unas cuantas "caras
públicas", en el lenguaje de los medios de comunicación, en "líderes"
del movimiento . Irritó demasiado esta publicidad, impuesta por la
lógica comunicativa de masas como "representación" . Pero también
las "irritadas" mostraron buena dosis de envidia y obcecación al olvidar los beneficios de contar con ciertas figuras públicas que encarnaran las demandas feministas .
La negativa a designar representantes enmascaró un afán competitivo, cargado de sentimientos negativos, y se convirtió en un freno al desarrollo político de algunas compañeras . El rechazo a concentrar
en unas pocas la voz de todas se volvió un problema constante, muy
significativo .
Al actuar a través de grupos identitarios y no establecer relaciones políticas con otras fuerzas, el movimiento se aisló y excluyó de la
política nacional . Fue deficiente su capacidad de respuesta ante situaciones de coyuntura y sólo en contadas ocasiones se logró presencia
política de las feministas . Sin canales de comunicación más formales,
se ignoraron las posturas del movimiento o éstas fueron manipuladas
por los medios de comunicación . Sin figuras visibles, se "invisibilizó"
la actividad feminista en el ámbito nacional .'
Fue alto el costo político de canalizar los esfuerzos en sólo conseguir un espacio y un reconocimiento dentro de la izquierda . Las
feministas se apartaron de procesos políticos más amplios, restringiendo su perspectiva global . Además, la ausencia de una cultura
democrática interna en el manejo de los problemas surgidos por la
multiplicidad de concepciones y niveles de conciencia que se expresaban desgastó a los grupos . Asimismo, fueron incapaces de ponerse
' Un ejemplo : en 1975 la mayoría de los grupos feministas decidió no participar
en la conferencia gubernamental ni en las actividades que el gobierno promovería por
el Año Internacional de la Mujer (AIM) . Denunciaban al AIM como evento manipulado, y creían que Naciones Unidas se había "montado" sobre la causa feminista para
mediatizarla . Por esta ausencia en el espacio oficial, los medios no registraron la
protesta y las delegadas extranjeras que inquirían sobre un feminismo mexicano recibieron la respuesta de "no existe" .
101
frío, frío
de acuerdo sobre el significado de la autonomía, palabra clave en el
léxico del movimiento .
En este contexto, no sólo los escollos derivados de las propias
demandas feministas (en especial la de aborto) obstaculizaron un desarrollo político con consensos y estrategias unitarias de acción ; también fue casi insuperable la dificultad para establecer relaciones políticas
no personalizadas . Es sabido que mucha de la dinámica de la acción
colectiva tiene incentivos y necesidades psicológicas .' Desde la postura radicalizada del feminismo de los setenta "luchar" fue un fin en sí
mismo, haciendo a un lado el resultado de la lucha . Así, las activistas
se intoxicaron con su propia radicalidad y dedicación, felices por las
horas sacrificadas a la militancia, embriagadas con "identidad" y sin
gran interés por el impacto en la vida pública del país . La ideología
mujerista, la visceralidad y las dinámicas de encapsulamiento (con
sus grupos de iniciadas), no obstante su singular ineficacia, gratificaban en el plano personal . De allí la persistencia inquietante de muchas feministas en la doble vertiente del ensimismamiento identitario :
victimista y narcisista .
Además, el movimiento debió lidiar no sólo con la inmadurez
política de sus militantes, sino con sus conflictos afectivos . Al no
conseguir la participación política en el plano nacional, cobraron fuerza
las emociones personales, de pasión o de resentimiento amoroso .
Así, a los grupos feministas los afectó el cruce subterráneo de vinculaciones o agravios íntimos que, en la marginalidad política, intensificaron reacciones aparentemente irracionales .
El mujerismo 9 fue clave en la resistencia para aceptar liderazgos, lo
que hizo de la representatividad un problema crónico . ¿Si todas somos
iguales, cómo "distinguir" a una como líder? Según Celia Amorós10 el
conflicto ontológico de la mujer para alcanzar su calidad de sujeto y de
ciudadana radica en que en el espacio público los sujetos del contrato
8
Ver la espléndida reflexión de Albert O . Hirschman, Interés privado y acción
México, 1986 .
9 Ver nota 3 para la definición de mujerismo .
10
Celia Amorós desarrolla ampliamente esta idea en "Espacio de los iguales,
espacio de las idénticas . Notas sobre poder y principio de individuación", en Arbor,
Madrid, diciembre, 1987 . Ver también Feminismo, igualdad y diferencia, Cuadernos del
I'UEG, México, 1995 .
pública, FCE,
102
Marta Lamas
social" se encuentran como iguales ; las mujeres, relegadas al espacio
privado, quedan excluidas . Como en el espacio privado no hay poder
ni jerarquía que repartir, se convierte en un espacio de lo indiscernible,
donde las mujeres se vuelven, en palabras de Amorós, idénticas, o sea,
sustituibles por otra que cumpla esa función femenina . Esta vivencia
de las mujeres como idénticas en el campo de lo indiscernible socialmente, obstaculiza el diferenciarlas y el diferenciarse . También, debido
a la forma de vinculación de las mujeres con el mundo -el amor como
vía de significación, el ser para los o os- las feministas desarrollan
una lógica amorosa -todas nos queremos, todas somos iguales- que
no les ha permitido aceptar conflictos y diferencias . Para que las mujeres emerjan como sujetos políticos plenos, como ciudadanas, es preciso desmontar este entretejido de autocomplacencia y, como señala
Amorós, dejar de ser idénticas .
Al intensificarse estos conflictos mujeristas, la primera etapa del
resurgimiento feminista, que vio florecer a distintos grupos y proyectos, cerró su ciclo a principios de los ochenta . Vinieron tiempos de
balance interno y de reflujo, así como del surgimiento del movimiento popular de mujeres . En estos años, el rango de la actividad feminista pasó de los pequeños grupos de autoconciencia a modelos nuevos
de militancia comprometida, especialmente el de participar asalariadamente en grupos constituidos como asociaciones civiles . Varias feministas, después de enfrentar las estrecheces de la sobrevivencia, se
constituyeron en dichas asociaciones (también denominadas organizaciones no gubernamentales, ONG), y solicitaron financiamiento de
agencias internacionales . Pero los fondos recibidos no eran para desarrollar una infraestructura feminista,` sino para proyectos relativos
a la pobreza, que implicaban un apoyo directo a mujeres de sectores
populares . Esto configuró un estilo de trabajo que se llamó "feminismo popular", y que favoreció el crecimiento de las bases del movimiento amplio de mujeres ."
11 La conceptualización de la mujer como perteneciente al ámbito de la naturaleza es la razón por la cual no se la concibe como sujeto del contrato social .
12
A diferencia del financiamiento que se otorgó en otros países latinoamericanos, como en Perú al grupo Flora Tristán y en Chile a La Morada .
13
Esta tendencia del feminismo "popular", a la que se le puso el mote de
"populárica", estuvo constituida principalmente por feministas socialistas, mujeres
103
frío, frío
También distintas orientaciones políticas consolidaron la formación de redes temáticas," que reemplazaron a las estructuras formalizadas del movimiento, como la Coalición y el FNALIDM. Una función
importante de estas redes de coordinación fue impulsar la creación
de una conciencia de vinculación nacional a lo largo y ancho del país .
Pese al reflujo de las feministas en la ciudad de México, las redes
propiciaron encuentros` en otras regiones del país y diálogos o enlaces muy significativos con interlocutores externos, como las instituciones académicas, sectores gremiales y algunos funcionarios de la
administración pública, sensibles a las demandas del movimiento
popular de mujeres . El "feminismo popular" creció, tratando de no
imponer una dirección a las acciones populares, pero sí de introducir
la reflexión feminista, que empezó a sistematizarse en ámbitos académicos como el Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer
(PIEM), de El Colegio de México : el área de Mujer y Cultura de la
Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco y el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional
Autónoma de México .
La crisis ante la política feminista
El terremoto de 1985 hizo posible un avance del movimiento popular
de mujeres en las zonas marginadas de la ciudad de México .` Sin
entrar a analizar su composición y alcance, vale subrayar un saldo
cristianas
y ex-militantes de partidos de izquierda . Ver Feminismo y sectores populares
en América Latina, jornadas feministas, México, D . F., noviembre de 1986 . Editado por
EMAS, CIDHAL, GEM, MAS, CEM, COVAC, APIS, septiembre, 1987 .
14
Por ejemplo : la Red Contra la Violencia a las Mujeres, la Red Feminista
Campesina y la Red de Educadoras Populares .
1'
Varios grupos feministas plantean la necesidad de ponerse en contacto con
los grupos surgidos en otras partes del país y convocan a los Encuentros Nacionales
(1981, 82, 83, 84 y 89) . Además de las reuniones de feministas, entre 1980 e inicios de
1987, se realizan diez encuentros nacionales y sectoriales amplios de trabajadoras,
campesinas o colonas, con una asistencia promedio de 500 mujeres en cada uno y,
cuando menos, medio centenar de reuniones locales o regionales de núcleos femeninos populares .
16
Para una visión más amplia, ver Esperanza Tuñón, Mujeres en escena : de la
tramoya al protagonismo (1982-1994), Miguel Ángel Porrúa/PUEG/Ecosur, México, 1997 .
104
Marta Lamas
relevante de su impacto político en 1985 y 1986 : muchas feministas
asumieron la necesidad de negociaciones puntuales sobre asuntos
ciudadanos, y esto fue modificando lentamente la concepción feminista de la política, especialmente en lo relativo a la relación con el
estado .
En contraste con el movimiento feminista, las organizaciones
populares sí se convirtieron en una alternativa de participación . Sólo
que las demandas que movilizaron a estas mujeres no tocaban las tres
exigencias básicas del feminismo : aborto libre, rechazo a la violencia y
respeto a la orientación sexual," a pesar de que precisamente ese
sector es el que más padece las consecuencias de la penalización del
aborto, de la falta de educación sexual y de los abusos en materia de
violencia sexista ." Además del mujerismo, la inhabilidad de los grupos feministas para enfrentar los conflictos de democracia interna,
liderazgo y pluralismo, fueron decisivos en las dificultades para consolidar su trabajo en estas instancias populares .
Así, al problema del liderazgo/representación, se enganchó el
desafío de articularse con otros grupos políticos . Impulsar una concepción política más afinada, desde donde desarrollar formas organizativas más eficaces, requiere de un entendimiento fundamental : la
oposición privado/público es una invariante estructural que articula
las conceptualizaciones ideológicas de lo masculino y lo femenino .
Esa concepción no puede ser incorporada por mujeres que sacralizan
su propia identidad : mujeres que se sienten víctimas totales o que se
creen en lo fundamental más buenas, sensibles y honestas que los
hombres . Estas víctimas y heroínas no consiguen establecer relaciones políticas entre sí y con otras personas .
Un evento simbólico, que puso esto en evidencia confrontando
los distintos paradigmas políticos feministas, fue el iv Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Taxco en 1987 . Un
Un recuento de una intervención específicamente feminista está en M . Lamas, "El
movimiento de las costureras", en la revista fem ., núm . 45, abril-mayo, 1986 .
17 Esas tres demandas, que unieron a los grupos feministas en torno a la Coalición en 1976, siguen a la fecha definiendo la agenda básica del feminismo .
18
La violencia sexista tiene dos vertientes : la doméstica, que cruza todas las
clases sociales, mientras que la violencia en la calle, especialmente las violaciones, se
concentra en las mujeres de sectores populares .
105
frío, frío
conflicto central giró en torno al carácter de la reunión : mientras las
feministas "populares" defendían la participación de todas las mujeres, las de otras tendencias hablaban de la necesidad de un debate
profundo sobre el quehacer político feminista . Aunque el grupo coordinador logró evitar el predominio de una sola concepción política,
persistió el enfrentamiento entre las tendencias . Finalmente se acordó respetar la pluralidad y se aceptó la participación de todas las
mujeres que se' asumieran como feministas .
A Taxco asistieron más de 1 500 mujeres, y hubo espacios para
discusiones alrededor de la identidad y el cuerpo, y para examinar el
tema de las alianzas y las propuestas para generar una fuerza política .
En realidad, hubo dos encuentros paralelos . La participación masiva
se caracterizó justamente por la afluencia de mujeres de organizaciones políticas, militantes de los movimientos populares, madres de
desaparecidos, cuadros de organizaciones campesinas y sindicales,
cristianas de la teología de la liberación, grupos de exiladas y un número enorme de centroamericanas involucradas en la guerra y en la
política en sus países . Se hizo evidente la fuerza del feminismo popular al mismo tiempo que se mostró la escasa participación de una base
social de clase media aunque, paradójicamente, de allí proviene la
minoría activa -las "líderes"- del movimiento feminista .
Una propuesta puente para unir a las dos tendencias fue el documento crítico` elaborado por feministas "históricas", orientado a :
a) estimular el reconocimiento de la diferencia y del conflicto en la
práctica política del movimiento ; b) reconocer el ejercicio del poder
en su interior, y c) admitirlo como recurso de transformación . El documento planteó la existencia de diez mitos, que se entrelazan y se
retroalimentan entre sí, configurando un pensamiento que genera
una práctica política vulnerable e ineficaz . Estos mitos expresaban el
tono general de la política feminista en la región :
19 El documento "Del amor a la necesidad", por Haydée Birgin (Argentina),
Celeste Cambría (Perú), Fresia Carrasco (Perú), Viviana Erazo (Chile), Marta Lamas
(México), Margarita Pisano (Chile), Adriana SantaCruz (Chile), Estela Suárez (México), Virginia Vargas (Perú) y Victoria Villanueva (Perú) . La redacción estuvo a cargo
de Viviana Erazo, Marta Lamas y Estela Suárez . Publicado en la revista fem ., año 11,
núm . 60, diciembre, 1987 .
106
Marta Lamas
1 . A las feministas no nos interesa el poder .
2 . Las feministas hacemos política de otra manera .
3. Todas las feministas somos iguales .
4 . Existe una unidad natural por el sólo hecho de ser mujeres .
5. El feminismo sólo existe como una política de mujeres hacia
mujeres .
6 . El pequeño grupo es el movimiento .
7 . Los espacios de mujeres garantizan por sí solos un proceso
positivo .
8 . Porque yo mujer lo siento, vale .
9 . Lo personal es autómaticamente político .
10 . El consenso es democracia .
El tiempo ha erosionado la vigencia de esos mitos, pero en ese
momento dominaban el imaginario colectivo del movimiento . Los
mitos expresaban los supuestos de una política identitaria que, con
su igualitarismo militante, paralizó una política eficaz . También denunciaban el mujerismo gracias al cual, en infinidad de ocasiones, los
pequeños grupps feministas acababan volviéndose guetos asfixiantes,
donde la autocomplacencia frenaba la crítica y el desarrollo, y donde
era imposible reconocer diferencias para fijar una representación . Por
eso, la lectura del documento generó una amenaza implícita entre
varias compañeras que vivían el feminismo como un sitio de pertenencia identitaria muy arraigada .
¿Por qué tiene tal potencia movilizadora la identidad? ¿Por qué
produce victimismo? Pietro Barcellona plantea que precisamente el
"terreno de una recuperación de la subjetividad es la existencia del
sufrimiento ."20 El mecanismo que opera en esta victimización consiste en cobrar conciencia de sí a partir del dolor . "Yo soy una persona
determinada porque tengo la experiencia del dolor" . 21 De ahí parte la
política de la identidad de numerosos movimientos sociales, que equipara la opresión con el conocimiento auténtico y hasta con la virtud :
yo vivo esta discriminación, sé de qué se trata y soy virtuoso porque
sufro . Es común creer que las personas más oprimidas, porque sufren más, son más perceptivas .
20 Pietro
21
Barcellona El individualismo propietario, Ed . Trotta, Madrid, 1996, p . 151 .
Ideen .
107
frío, frío
Una de las características de la política de la identidad es que
desarrolla una "conciencia dividida -' que incorpora, de un lado, un
sentimiento de daño y victimización y, de otro, un sentimiento de
identidad que deriva en potenciación 23 y crecimiento personal . Esta
mancuerna favoreció el reclamo identitario feminista, pero frenó el
desarrollo de una práctica política más amplia, necesaria para avanzar en espacios y demandas ciudadanas o en formas unitarias de
organización .
El propio Barcellona señala : "el sufrimiento no puede convertirse en el contenido de una propuesta ." Además de que es imposible
eliminar el sufrimiento, pues como seres humanos siempre estaremos expuestos a él como experiencia fundante (nuestras carencias,
pérdidas y duelos), pretender que el hecho de sufrir sea suficiente
para impulsar una propuesta política conduce a posiciones antintelectuales y populistas que entorpecen el desarrollo de una conciencia
ciudadana compartida .
No se trata, para nada, de negar o callar las cuestiones identitarias .
Pero el sentido de la vinculación social debe plantearse en términos
distintos . Hay que estar conscientes del riesgo esencialista de hablar
sólo en términos identitarios, por ejemplo : "nosotras las mujeres" . Es
totalmente legítimo reivindicar la identidad, pero tomando en cuenta
la multiplicidad de los discursos y de las relaciones de poder que la
atraviesan . Además, no existen identidades monolíticas sino identidades múltiples y fracturadas . Las identidades singulares son siempre
construcciones míticas . No existe "La Mujer" ; esa identidad está cruzada por otras : mujer joven campesina indígena evangélica no es lo mismo que mujer madura blanca urbana universitaria y atea . Al diferenciar
entre distintas construcciones de la identidad se acepta que en ciertos
momentos unas son más significativas que otras, y se cuestiona la idea
de una identidad única, que supuestamente dota de sentido .
22
Ver Liz Bondi, "Ubicar las políticas de la identidad",en debate feminista, núm.
14, octubre, 1996, p . 26 .
23
Hay un debate sobre la traducción del término empowerment . Algunas personas optan por apoderamiento (Ver Martha Elena Venier "Por qué apoderar", en debate
feminista, vol . 15, abril, 1997) ; otras utilizan el anglicismo "empoderamiento" . Yo prefiero usar potenciación .
24
Barcellona, op . cit ., p . 155 .
108
Marta Lamas
Esta concepción hizo crisis en Taxco en 1987 y por eso muchas
compañeras vivieron la crítica como ataque personal y una especie de
traición o desviación de la supuesta "esencia" feminista . Así, en este
encuentro, cuando se empezó a percibir a "las otras" como aquellas
que negaban la identidad feminista propia, la relación entre "nosotras" y "ellas" se transformó en una relación amiga/enemiga, es decir,
se convirtió en un antagonismo .
A partir de allí, en el campo de las identificaciones colectivas se
ahondaron las diferencias de las dos grandes tendencias (radicales y
populares) y se configuró la contraposición entre las "feministas de la
utopía" y "feministas de lo posible i2' que derivaría en la actual de autónomas e institucionalizadas .` Desgraciadamente, el movimiento no
consiguió reconceptualizar su práctica política caracterizando la identidad no como esencia irreductible sino como posición que asumimos o
que se nos asigna . Haberlo hecho hubiera implicado cambiar la pregunta "¿Quién soy yo?", presente en algunas reivindicaciones de diversidad, por "¿Dónde estoy?" . El lugar me permite ver a las otras
personas junto a mí . El énfasis en el dónde -en la posición- facilita el
pensar de manera distinta cuestiones sobre la identidad .` Por ejemplo, pensar en la ubicación alienta una preocupación sobre las relaciones entre diversos tipos de identidades, y por lo tanto, sobre el desarrollo
de una política basada en afinidades y coaliciones .
La lucha contra las formas excluyentes de la reivindicación identitaria requiere otra forma de identificación -que podemos calificar
como ciudadana- fiel al pluralismo y los valores democráticos . En
relación con esto Chantal Mouffe 28 describe la constitución de la identidad a partir de una multiplicidad de interacciones ; al ser siempre un
proceso que teje relaciones muy complejas entre varias formas de
identificación, la identidad termina por ser una intrincada red de diferencias, un proceso .
Mouffe plantea un dilema : toda diferencia se constituye al mismo
tiempo en oportunidad de unión y en antagonismo político, al ser
25 La expresión surge durante el vi Encuentro Feminista en El Salvador 1993 .
26
Ver ensayos de Francesca Gargallo y Haydée Birgin, en debate feminista, núm .
15, abril, 1977.
27
Bondi, art . cit .
28 Mouffe, art . cit .
109
frío, frío
suficientemente fuerte para provocar un reagrupamiento efectivo de
las personas en iguales y diferentes . Este es el gran dilema de la diversidad, y por eso la defensa del proyecto democrático exige tomar en
cuenta la naturaleza de la diversidad . ¿Cómo enfrentar la diversidad,
la multiplicación de los particularismos y el surgimiento de nuevos
antagonismos? La respuesta : situándose en el contexto más amplio de
las paradojas de la democracia pluralista, y dejando de engañarse con
el consenso que eliminaría definitivamente la diversidad . Según Mouffe,
el riesgo de que la democracia pluralista se trabe por la falta de identidades ciudadanas deriva en la multiplicación de enfrentamientos en
términos de identidades esencialistas, con sus valores morales no negociables . Ese es el costo negativo del neocorporativismo 29 identitario .
El que el imaginario de los mitos siga haciendo estragos requiere
un análisis sobre la relación entre la inmadurez política y la subjetividad . En cierto sentido parecería que las feministas viven la política
nacional como un espacio amenazante .
La rearticulación política del movimiento
La necesidad de integrarse en la dinámica política del país condujo a
varias feministas al examen severo de la idealización de su práctica
política, que aunque se pretenda "diferente", frecuentemente se da de
manera arbitraria y manipuladora, con un manejo negador y "victimizado" del poder. Además, al darse la crisis de Taxco en el marco del
debate en torno a la gran movilización pre-electoral de 1988, en varios
sectores de feministas cundió la inquietud de participar . Pero el movimiento en su conjunto no tenía propuestas sobre el proyecto de transición, ni tomó en cuenta la Reforma Política, pues en su visión del
feminismo como opción "revolucionaria" la lucha por la democracia
resultaba una cuestión reformista . En ninguna de las dos elecciones
presidenciales (1976 y 1982) previas se exigió a los candidatos expresar
su posición ante las demandas feministas . El movimiento no se pro-
29 A diferencia del corporativismo tradicional, que organizaba a la colectidad
sobre la base de asociaciones representativas de los intereses y actividades profesionales, el neocorporativismo se estructura sobre cierta identidad : mujer, indígena,
homosexual .
110
Marta Lamas
nunció públicamente, ni estableció alianzas o apoyó candidatos . En
1988 tampoco realizó tales acciones, pero al menos se propuso incorporar a la agenda electoral asuntos de la problemática específica femenina .
Tras el grave conflicto electoral de 1988 se abrió una nueva dimensión en las conciencias ciudadanas y muchísimas feministas sintieron la urgencia de vías distintas para expresar su inconformidad . 30
Pero al revaluar la izquierda el papel de la democracia representativa
surgieron nuevas disposiciones en torno a la relación con el estado .
Lo significativo fue el cambio de actitud : un sector del movimiento
asumió el pacto político como un mecanismo democrático responsable . Esto generó nuevos estilos organizativos -integración a comisiones gubernamentales de trabajo, formación de instancias de
consultoría a partidos, alianzas con funcionarias y políticas- y lentamente despuntó una aspiración republicana .
Si en los setenta y ochenta el antipriísmo de la mayoría feminista
se tradujo en el antigobiernismo opuesto a cualquier acción conjunta
con instancias gubernamentales, en los noventa las ideas sobre la
participación ciudadana estimulan la necesidad de influir en las políticas públicas . Esto se expresa en tres dimensiones, dos de las cuales
se asocian a la tríada fundante de demandas que cohesiona al movimiento . En primer lugar, la experiencia del trabajo respecto a la violencia sexual, única exigencia "respetable", retomada con beneplácito
por todo el espectro político (la derecha incluida), replantea las alianzas con mujeres en el gobierno y el aparato estatal y valora los acuerdos políticos entre las mujeres .` Algo queda claro : se requieren más
mujeres en puestos políticos, y esto intensifica la lucha para corregir
30 A raíz de los conflictos post-electorales de 1988, cobra visibilidad en México
el debate sobre el respeto al ejercicio de la ciudadanía . Algunos sectores desarrollan
una reflexión sobre las diversas experiencias de indefensión ciudadana ante el poder
estatal y sus varias vertientes : policial, judicial, burocrático, militar, fiscal . La penalización del aborto es otra experiencia más de la arbitrareidad del estado, sólo que el
discurso radicalizado del feminismo mexicano no lo formula claramente así, ni de
manera tal que se pueda colocar en la agenda política de los partidos y en la agenda
pública del gobierno .
31
Un grupo de presión, el Grupo Plural, fue creado por feministas, diputadas,
académicas y funcionarias para introducir una Ley sobre delitos sexuales . La ley salió
gracias a la alianza de las diputadas de todos los partidos .
111
frío, frío
la carencia númerica existente, lo cual deriva en el debate sobre las
cuotas de mujeres en los partidos .`
La segunda dimensión es la relativa a la lucha por la despenalización del aborto . Luego de más de veinte años de exigir "aborto libre
y gratuito", sin el menor resultado, un grupo de feministas modifica
su discurso, demanda reformas posibles y se dirige a la sociedad y a
los tomadores de decisiones .` Al reconocer en el aborto el punto
límite de la libertad y autonomía de las mujeres, y al comprobar la
resistencia de los partidos a enarbolar la demanda de cambio de ley,
estas feministas plantean nuevas formas de participación ciudadana
en torno al tema .
En 1993 este cambio es favorecido por el clima internacional, con
diversas actividades preparatorias de la Conferencia sobre Población y
Desarrollo a realizarse en 1994 en El Cairo . Al sentirse parte de un
movimiento mundial, varias integrantes de organizaciones no gubernamentales feministas comparten la estrategia de influir en el gobierno
a través de una decidida participación en los escenarios políticos internacionales. Las dos conferencias de Naciones Unidas, la de Población
y Desarrollo (Cairo 1994) y la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer
(Beijing 1995) son muy útiles porque demandas nacionalmente acalladas -como el aborto- se vuelven objetos discursivos en foros internacionales, y se obliga al gobierno a tomar una posición al respecto .`
La coordinación de ONG "Por un milenio feminista", que congrega a 260 organizaciones de todo el país (más de la mitad de las 500
registradas que trabajan con mujeres) asume como tarea del movi-
32
El PRI) fue el primer partido en otorgar el 30% de cuota . Ver Amalia García,
Ifigenia Martínez y Nuria Fernández, "Las cuotas de las mujeres en el PRD : tres opiniones" en debate feminista, núm . 3, marzo 1991, México . Después fue el PRI, ver María
Elena Chapa, Congreso de Mujeres para el Cambio, "Por qué el 30% mínimo de las
oportunidades políticas para las mujeres", en debate feminista, núm . 14, octubre, 1996,
México . Hasta la fecha el PAN se niega a dar cuotas .
33
El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) se forma en 1991,
cuando la reforma al artículo 130 de la Constitución hecha por el gobierno de Salinas
le da presencia legal a la iglesia católica . GIRE se constituye como asociación civil sin
fines de lucro en 1992 .
34 Ver M
. Lamas, "Movimiento feminista y discurso político : los derechos sexuales y reproductivos en la construcción de una ciudadanía moderna", en Avances en
sexualidad y salud reproductiva, Juan Guillermo Figueroa y Claudio Stern, COLMEX,
México, 1998 .
112
Marta
Lamas
miento ratificar en Beijing la plataforma de El Cairo, con avances considerables en el área de la salud reproductiva . "Por un milenio feminista" realiza reuniones en los estados y abre un espacio para el diálogo
y la negociación intergrupal . Varias feministas son parte de la delegación oficial en esas conferencias, con lo cual se gana experiencia para
cabildear e influir, y se genera conciencia sobre los alcances del feminismo internacional .
Al margen de otras consideraciones, el debate en torno a estas
conferencias de Naciones Unidas legitima en la esfera pública nacional la visión que sitúa al discurso feminista como "perspectiva de
género" .3' El mismo término género constituye una forma de comprender las relaciones entre los sexos y el origen de la subordinación
de las mujeres
La tercera dimensión es la reorientación "hacia afuera" del
activismo . Si muchas feministas se incorporan a organizaciones civiles mixtas con reivindicaciones ciudadanas, también el impacto por lo
ocurrido en Chiapas desde 1994 reactiva a un sector del movimiento
en relación con el EZLN, insertándolo en la dinámica política nacional .
Estos dos ejes, el cívico y el pro-zapatista, delimitan los intereses y el
desarrollo político del feminismo .
En 1996, el gobierno da a conocer su proyecto de creación de
una instancia estatal para las mujeres . Por primera vez el movimiento
feminista propone candidatas . El 8 de marzo de 1996 el gobierno anuncia el Programa Nacional de la Mujer y conocidas feministas aceptan
participar en sus dos instancias : el Consejo y la Contraloría . Unos
días después, durante el Congreso Feminista por el Cambio Social, 37
se habla de esas designaciones como un logro del movimiento . El
cambio es muy positivo, al reivindicar como mérito colectivo lo que
antes se hubiera interpretado como cooptación individual .
« 36
3'
Si bien perspectiva de género es el posicionamiento desde el cual se analiza
lo social con conciencia de que "lo propio" de las mujeres y "lo propio" de los hombres son construcciones culturales, en varios ámbitos se la conceptualiza como la
perspectiva que "incluye" a las mujeres . Sea en su acepción amplia o en la restringida, la perspectiva de género obliga a poner atención a muchas demandas feministas .
16
Es elocuente que el Vaticano se haya pronunciado en contra del término "género", y haya presionado en ambas conferencias para la eliminación de esa palabra .
37 Realizado el 21, 22, 23 y 24 de marzo de 1996
. Claustro de Sor Juana, D .F.
113
frío, frío
Ese mismo año, ante la enorme brecha entre gran participación y
representación incipiente, muchas feministas toman conciencia de la
paradoja de la falta de reconocimiento de sus liderazgos y plantean
la creación de distintas instancias : una articulación nacional del movimiento feminista, con participación individual (la Coordinación Nacional Feminista por el Cambio Social), un espacio mujerista de
coincidencia de todas, desde pro-zapatistas hasta panistas (la Asamblea Nacional de Mujeres) y la nueva figura de agrupación política
mixta (Diversa) .
Actualmente la mayoría de los grupos en el movimiento han cristalizado su presencia en tres expresiones notorias : la profesionalización, mediante financiamiento, de grupos institucionalizados que
abordan temas específicos (salud, educación, violencia), con cabildeo
político de demandas ; la legitimación -académica y política- de la
perspectiva de género, con la proliferación de programas de estudio,
cursos, coloquios, publicaciones, foros e investigaciones ; y la consolidación, en el ámbito público, de un discurso "mujerista" que recoge,
a pesar de todo, muchas preocupaciones y aspiraciones feministas .
El logro político del feminismo es precisamente este discurso,
que ha impulsado la exigencia de derechos por parte de las mujeres
comunes y corrientes . Saber que se tienen derechos ha sido de lo más
eficaz para enfrentar el sexismo . Sin embargo, pese a que el gran
éxito del feminismo mexicano es, en palabras de Monsiváis, que las
tesis del feminismo están presentes ya en la conducta de las mujeres, 38 las feministas todavía no figuran como interlocutoras de peso
en el mundo de la política . Esto se relaciona con varias cuestiones .
Por un lado, tiene que ver con la ausencia de fuerza organizada
del feminismo, carencia que lo vuelve poco interesante para los partidos . Las "bases" naturales del movimiento son las mujeres de los
sectores populares que, a su vez, responden a intereses políticos partidarios y de otros movimientos, como el urbano popular . Además,
como se congela a las feministas con el cliché de abortistas o lesbianas, esto no trae oleadas de seguidoras . Persisten todavía las mujeres
de clase media, que en los setenta conformaron el grueso del movimiento, pero su número va en disminución . A esto se suma la casi
38
Carlos Monsiváis, comunicación personal, 29 de noviembre, 1998 .
114
Marta Lamas
nula participación de jóvenes . Si bien en los setenta las jóvenes
veintiañeras de clase media ingresaron al movimiento y se organizaron en pequeños grupos, hoy se da una seria crisis generacional : las
militantes feministas son generalmente mujeres de entre 40 y 55 años .
Puede interpretarse la notable ausencia de juventud como resistencia
de las jóvenes ante formas organizativas que no consideran propias .
Y también se debe a ineficacia política de las feministas, al no favorecer su discurso la participación de las jóvenes . Sin embargo, la escasa
fortaleza numérica del movimiento contrasta con su presencia simbólica . La convocatoria del feminismo ha movilizado con gran eficacia
política a un grupo de mujeres destacadas : escritoras, artistas, funcionarias y políticas ."
Por el otro, su debilidad también tiene que ver con que a pesar
de que muchas personas y organizaciones políticas incorporan las
tesis del feminismo, no aceptan a un movimiento que está identificado públicamente con el aborto y el lesbianismo . Quienes conceden
legitimidad a estas demandas en privado, no están dispuestos a hacerlo en público . El aborto y el lesbianismo trastocan el paradigma
vigente de "normalidad" y de "naturalidad" de lo que es una mujer,
y atentan contra dogmas de la iglesia católica, arraigados en la sociedad . Por eso, la defensa de los derechos sexuales y reproductivos
asumida por el movimiento feminista dificulta su aceptación en la
política nacional . Ningún partido desea enemistarse con la iglesia católica asumiendo como legítimas estas demandas feministas .
Si a este obstáculo se le suma la propia dinámica de sus militantes, resulta fácil comprender lo que ha frenado el desarrollo político del
movimiento . Feministas ilusionadas con la reivindicación de la igualdad o seducidas con la glorificación de la diferencia han desarrollado
un activismo extremo, donde ha sido menos importante obtener un
logro político que compartir la sensación de pertenencia, comunicar al
mundo sus creencias y disfrutar el placer indudable de la relación grupal .
39
La reciente campaña por la liberación de Claudia Rodríguez, una mujer que
hirió al hombre que intentaba violarla, es muestra de la capacidad de coordinación
feminista . El agresor murió a las pocas horas por falta de atención médica y Claudia
fue detenida y encarcelada . Su proceso catalizó a feministas de todas las tendencias y
a mujeres famosas de diversos ámbitos . Ver Ma . Victoria Llamas y Claudia Rodríguez
Ferrando, Claudia . Una liberación, Plaza y Janés, México, 1998 .
115
frío, frío
Sin embargo, la necesidad de hacer política hoy pone límites al
desborde de subjetividades que caracteriza al activismo feminista . Por
eso, aunque son frecuentes los comentarios nostálgicos por las reuniones con "espacio para las cuestiones personales", el impacto de las
emociones en el quehacer público comienza a ser un tema de reflexión
informal . Los cambios hacia formas políticas menos personalizadas
todavía producen rechazo, pero por primera vez en muchos años al
lema "lo personal es político" lo acompaña la prevención : "pero también lo personal puede ser patológico" .
La tentación de la política
Tal vez la principal lección aprendida por el movimiento feminista a
finales de los noventa es la inexistencia de la unidad natural de las
mujeres ; la unidad tiene que ser construida políticamente . Esto ha
erosionado en algunos grupos el pensamiento mujerista, y, a su vez,
ha revalorado la relación con las demás fuerzas políticas . Cada vez
hay más feministas trabajando de cara a la sociedad, estableciendo
alianzas y decididas a ganar espacios ." Además de pretender influir
en coyunturas electorales, es evidente el extraordinario interés de
feministas en toda la república por construir una agenda común .
Pero aunque un sector ya sabe que la política como purismo o
autonomía a ultranza no permite construir relaciones democráticas, otro sector todavía se problematiza muy intensamente por la
participación en la política tradicional . Estas organizaciones feministas han cambiado su antiguo miedo a la cooptación por el gobierno por el nuevo temor a la mediatización de los grupos que
buscan institucionalizarse . Ante la contraposición entre radicalidad
y reformismo, la antigua reivindicación por la autonomía cobra
hoy una actualidad impresionante ."
40 "Ganar espacios" fue el lema de la campaña por las acciones afirmativas que
se decidió en el vi¡ Encuentro Nacional Feminista, en 1992 . Ver "Feminismo, vida
cotidiana y política : una propuesta de acción afirmativa", en debate feminista, núm . 7,
marzo, 1993 .
41
En el artículo de Ximena Bedregal "Ruptura de acuerdos de feministas autónomas" en Triple jornada, núm . 3, 2 de noviembre, 1998, se habla de la crítica a "la
116
Marta Lamas
Unas tratan a la autonomía desde una perspectiva eminentemente separatista, manifestando su temor ante la posible "asimilación" o "desvirtuación" de las propuestas feministas ; otras, defienden
una noción de autonomía que integra la relación política con diversos
interlocutores, privilegia las alianzas y pretende influir con eficacia
política sin ceder en principios . En medio se encuentra una pluralidad de matices . Pero no precisar qué se entiende por autonomía o
mezclar autonomía política con autonomía organizativa deriva en dinámicas de intolerancia . Esto arroja un saldo más bien escaso en cuanto
a la posibilidad de diálogo interno y la formación de instancias de
acción unitarias .
Además, esta contraposición refleja la distinción que hace Mouffe
de las concepciones de lo político y la política : unas, las "puras" y
"duras", interpretan el feminismo como el arma para enfrentar lo
político, por lo cual la intervención pública se ve como una amenaza
que neutralizaría la "esencia" radical de las demandas feministas .
Resentimientos y paranoias se entrecruzan en torno a una opción que
les parece despreciable : la negociación política, vivida con su doble
connotación de traición y transa con el "sistema" . Además, el reformismo empaña el heroísmo de la militancia revolucionaria .
Por su parte las convencidas de que hay que actuar en política se
pronuncian por la idea de la política como negociación de los conflictos . Pero aunque ya no idealicen la política feminista al reorientar su
radicalismo hacia las prácticas democráticas, tampoco están exentas
de nostalgias revolucionarias . Muchas siguen atrapadas en rivalidades absurdas, pues la lógica identitaria confronta a compañeras con
múltiples coincidencias políticas sólo porque pertenecen a redes o
instancias distintas .` Esos tropiezos, consecuencia de "la política de
identidad" que favorece que en los grupos se encaucen inquietudes
políticas y vitales, sin la necesaria separación entre hacer y ser, 43 pro-
tecnocratización y suavizamiento [sic] que ha atravesado al feminismo latinoamericano en la última década" . El artículo ofrece un atisbo de los conflictos y las prácticas de
las autodenominadas autónomas .
42
Tal es el caso, por ejemplo, de las integrantes del Foro Nacional Mujer y
Políticas de Población y de la Coordinadora Por un Milenio Feminista .
43
Ver Bondi, art . cit .
117
frío, frío
ducen dislocamientos discursivos, falsas oposiciones y confrontaciones personalizadas .
Además, hay una situación paradójica del movimiento : no se
escucha la voz de las víctimas, y las activistas y simpatizantes del
movimiento persisten en un discurso victimista irritante . En especial,
es grave constatar que no hay mujeres no feministas debatiendo en
torno a lo que significa, práctica y políticamente, el sexismo . A pesar
de la filtración de las dimensiones políticas y filosóficas del feminismo en la vida cotidiana, la lucha por la despenalización del aborto ha
impedido la, aceptación política del movimiento . Aunque esta lucha
ha recibido apoyo de destacados intelectuales, científicos y artistas,"
el movimiento no ha logrado coordinar a sectores de mujeres comunes y corrientes en torno a esta crucial demanda . Si bien hay conciencia de que para dejar de ser víctimas se necesita asumir el control del
propio cuerpo, también existe gran resistencia ante posiciones muy
estigmatizadas por la ideología católica hegemónica .
Pero por lo menos se le reconoce al feminismo, como movimiento organizado, un mérito : una especie de capacitación emocional,
política e intelectual que obliga a dejar de ser víctimas . Visto así, las
dificultades para la construcción de una nueva configuración política
cobran una dimensión distinta . Aunque todavía hay activistas refugiadas en pequeños grupos sectarios, y aunque también las integrantes de organizaciones civiles exitosas tienen actitudes mujeristas e
identitarias, el impacto político del movimiento es visible en la vida
de muchísimas mujeres . Más allá de las unanimidades o discrepancias de siempre, o de las competencias absurdas dentro de una misma corriente política, los objetivos generales del movimiento son
retomados silenciosamente a lo largo y a lo ancho del país .
Crecientemente más personas y organizaciones cobran conciencia del trabajo reflexivo sobre la diversidad, indispensable en las identidades políticas democráticas, y cuestionan ciertos principios
identitarios excluyentes . Muchas feministas ya funcionan más a partir de realidades políticas que de posturas ideologizadas : asumen la
dimensión pragmática de la intervención política y empiezan a mani-
"" En el desplegado coordinado por GIRE el 28 de mayo de 1998 firmaron Octavio
Paz, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, Angeles Mastretta, Carlos Monsiváis, y 60
personalidades más .
118
Marta Lamas
festar pasión por negociar conflictos . El anhelo democrático propicia
una recomposición interna, donde las reivindicaciones mujeristas son
desplazadas lentamente .
Simultáneamente, la aparición de nuevos contextos políticos, con
personas amigas y aliadas en el poder, enriquece y vuelve complejo el
panorama . Las feministas hartas de la mera expresión declarativa de
los valores feministas, reconocen que el avance del movimiento pasa
también por una mayor participación, y ocupan puestos en las estructuras partidarias y gubernamentales .`
Así, al finalizar su tercera década, un sector sustantivo del movimiento feminista está dejando atrás el modelo de activismo46 de feminismo de izquierdas o ideológico . De la fragmentación interna y la
identificación apasionada con puntos de vista sectarios así como de
una gran reticencia a colaborar con quienes tienen puntos de vista
diferentes, muchos grupos se acercan al modelo de los grupos de
interés, que ponen el acento en la igualdad de derechos en la esfera
jurídica y que trabajan políticamente como grupos de presión .
Por eso, quizás este sea el cambio más notable a finales de los
noventa : la voluntad feminista de hacer política articula de otra manera
la acción ciudadana antisexista . Las "institucionalizadas" se esfuerzan
por conciliar sus motivaciones privadas con las necesidades públicas y
se proponen adquirir capacidades políticas básicas y desarrollar una
práctica menos endogámica . Pero la creciente especialización y
profesionalización también introduce elementos de competencia antes
insospechados : se oyen críticas al elitismo, a los privilegios universitarios y vuelven a aparecer expresiones populistas y antintelectuales .
Ahora bien, la apuesta por una política distinta implica algo
más que impulsar los temas, demandas y cuestionamientos relativos
a la diferencia sexual : es aceptar en el seno del quehacer político, en
las organizaciones mismas, a la propia diferencia sexual . Si en verdad
se está contra el esencialismo, si se considera que importa el pensamiento y el compromiso, entonces es hora de exigir coherencia . Mo-
4'
El nuevo contexto político, con el triunfo de la oposición de izquierda en la
ciudad de México, re-posiciona las tareas feministas .
46 Joyce Gelb, "Feminismo
y acción política", en Los nuevos movimientos sociales,
Russell J . Dalton y Manfred Kuechler comps ., Edicions Alfons El Magnánim,
Generalitat Valenciana, 1992 .
119
frío, frío
dificar el reparto de tareas, de tiempos, de asignaciones sociales, reconociendo la diferencia sexual y el género, no es pensar sólo en las
mujeres, o dirigirse sólo a ellas : es pensar en cada circunstancia, en
cada situación, qué ocurre con los hombres y qué con las mujeres .
Por eso asumirse como sujetos políticos republicanos y democráticos, no victimizadas ni sometidas, ha llevado a muchas feministas a ver en el respeto a la diferencia una reivindicación que produce
otro proceso de inclusión de los hombres, no sólo discursivo, sino
material . Una organización mixta introduce un vuelco en la concepción tradicional del movimiento feminista y es una opción riesgosa,
sobre todo hoy, cuando grandes sectores de mujeres que padecen el
machismo se han decidido a actuar, y descubren las mieles del
mujerismo . Quienes recién se asumen como mujeres (políticamente
hablando) desconocen las limitaciones de una política arraigada en
la identidad, y se ilusionan con los mitos ya cuestionados hace más
de diez años en Taxco . Sin embargo, conformar una fuerza política de
personas feministas (mujeres u hombres) es una posibilidad ante el
riesgo de que, una vez más, el feminismo invierta sus energías "dentro" del movimiento, con poco impacto hacia afuera.
Tal parece que la transición a una acción política con orientación
feminista -no mujerista- ya está en curso . Sin embargo, no será
fácil que muchas de las afiliadas a Diversa (agrupación feminista mixta) abandonen la política de la identidad por una política con un enfoque más amplio, ciudadano . Para ello es necesario retomar la crítica
de la materialidad de las relaciones sociales y cuestionar con más
rigor ciertas estructuras de poder . Esto implica forjar una práctica que
desentrañe ciertas necesidades subjetivas y que amplíe la conceptualización de ciudadanía vigente . La noción del ciudadano como portador individual de derechos protegidos por el estado minimiza un
aspecto esencial : su participación . Entender el ejercicio de la ciudadanía como un compromiso colectivo de los ciudadanos en la resolución
de sus asuntos y los de su entorno enriquece la caracterización tradicional y propicia una concepción moderna : ciudadanía como la capacidad de autodeterminación de los agentes del desarrollo .`
47
Antonio Camou en "¿Identidades a medida? (o de cómo entrar y salir de la
modernidad por la puerta que más nos gusta)", en debate feminista, núm . 14, octubre,
1996, México .
120
Marta Lamas
Redefinir las fronteras de la acción ciudadana supone un desafío
interesante para las feministas : mejorar su posición en el orden político existente al mismo tiempo que pretenden transformar ese orden .
Ahora bien, tal vez crear procesos de unificación y lograr objetivos
para el conjunto de la sociedad propicie un ejercicio ciudadano susceptible de alterar la balanza del poder institucional, transforme el
discurso político actual y abra la política a nuevas identidades y nuevas prácticas políticas . Esto requiere descubrir algo fundamental que
sostiene la política : la subjetividad . Barcellona dice que el "terreno de
recuperación de la subjetividad es la existencia, el sufrimiento, el dolor
de la vida que nos impide decir 'yo soy nada' ." De ahí la importancia de decir "soy algo" : soy mujer, soy indígena, soy homosexual .
Armar una praxis colectiva que reconozca las identidades particulares
y que sea capaz de rebasarlas en una aspiración más amplia es tarea
del proyecto democrático . Para abordarla bien se requiere comprender cómo el proceso de socialización y de introyección psíquica de lo
cultural es determinante en la constitución de algunas identidades
políticas . Desde allí se podrá avanzar en una praxis colectiva distinta,
que produzca otras subjetividades, menos egoístas y autocentradas,
más solidarias y altruistas .
Barcellona dice que la libertad de los individuos y la igualdad se
basan en el "nosotros" y que "la democracia es una gramática común
que funda la libertad individual" . 49 Tejer nuevos vínculos sociales,
reparar el tejido social con un sentido distinto, no corporativista, requiere una construcción diferente de un "nosotras", que resuelva de
manera productiva la confrontación con el "ellas" y el "ellos" . Este
desafío, que refleja la tensión entre el reconocimiento de la diversidad y su superación en una acción ciudadana más amplia, se ha vuelto una necesidad apremiante en el feminismo .
En ese sentido, el movimiento requiere aceptar la idea misma
de diversidad en su seno y comprender que el hecho de que existan
distintas tendencias y posiciones diferentes lo vigoriza . El feminismo, en una sociedad machista, es por naturaleza radical . Por eso
todas las distintas perspectivas estratégicas -de las negociadoras a
48 Barcellona,
49
op . cit ., p . 151 .
Idem, p . 154 .
121
frío, frío
las intransigentes- confluyen en una misma dirección : lograr que la
diferencia sexual no se traduzca en desigualdad . Lamentablemente
el reduccionismo identitario propicia la fragmentación . Sólo un proceso autocrítico que hasta la fecha el movimiento feminista no ha
realizado favorecerá la construcción de una práctica política digna
de ese nombre .
Quienes todavía creemos en la posibilidad de una política de
izquierda pensamos posible una coalición de diversidades, que renuncie al reclamo identitario, esencialista y excluyente, y apunte a un
futuro donde el respeto a los derechos sexuales y reproductivos sea
un eje fundamental de ejercicio democrático y republicano . En este
horizonte el papel del feminismo, desde sus distintas posiciones, es
clave e imprescindible .
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124
El ejercicio de la ciudadanía de las mujeres
y su contribución a la democracia
Griselda Gutiérrez Castañeda
S
i nos preguntáramos cuál es el signo de nuestro tiempo y
especialmente en el campo de la política, quizás no resultaría
desatinado responder que es la irrupción de las diferencias .
Y no, desde luego, porque las diferencias no hubiesen estado
allí desde siempre, sino porque en aras de racionalizar y hacer administrable la complejidad de lo social, de procesar la solución de los
conflictos en forma eficaz y equitativa para las partes, y de asegurar
cierta regularidad, estabilidad y previsibilidad, a fin de atenuar la
incertidumbre, se optó por formas de racionalización conforme a criterios universalizantes, neutrales e impersonales .
Todo lo cual implicaba ocluir o limitar el concurso de las diferencias en el procesamiento de las cuestiones sociales y políticas, pero
con miras a reconocerlas y garantizarles un espacio .'
Como sabemos, la construcción de la matriz público/privado fue
el recurso para darle cauce a estos propósitos .
La constatación de que esos criterios no sólo han sido promesas
incumplidas, sino que por su conducto las diferencias han devenido
en desigualdades, y se les ha negado espacio y legitimidad, ha provocado que las diferencias se resignifiquen permitiendo visualizar las
relaciones opresivas y discriminatorias a que han dado lugar, siendo
generadoras de conflictos y antagonismos .
' Lo mismo se tratase de diferencias de sexo, raza, edad, salud, etc ., que de
diferencias respecto a creencias, valores o formas de vida . Desde luego, el lugar y
centralidad que en los orígenes de los estados modernos pudieron tener la afirmación
de la libertad de conciencia y la tolerancia hacia las diferencias de credo respectivas,
son disputados hoy día por las luchas de las minorías étnicas, como por las luchas de
género, lo mismo se piense en las agrupaciones feministas, de homosexuales o de
lesbianas, por sólo mencionar las más destacadas .
125
frío, frío
Por ello, hablar de la "irrupción de las diferencias" alude a la ocupación o invasión de un espacio, el público, al carácter conflictivo de
tal ocupación, al cariz reivindicador de sus reclamos y a la exigencia de
legitimidad para tales diferencias . La irrupción no es aparición o invasión en sentido estricto, es exigencia de inclusión, de reconocimiento ;
en una palabra, es cuestión de afirmar derechos, y de construir un espacio donde el pluralismo tenga lugar .'
El papel que el feminismo ha tenido en la configuración de este
escenario es indudable . Junto con otros actores, ha cuestionado las
formas hegemónicas de hacer y concebir a la política, y ha puesto en
el debate formas de redefinición de la misma, entre ellas la posibilidad y deseabilidad de construcciones democráticas verdaderamente
pluralistas.
En esta discusión se somete a crítica el modelo político liberal,
cuestionando el tipo de criterios y la lógica en que se sustenta :
En un plano lógico, se pone a discusión :
1) Su racionalidad universalista y el que sus raseros homogeneizadores no incorporan las diferencias .
2) Que su racionalidad formal e instrumental está en conflicto
permanente con la racionalidad sustancial y la expresiva, y las bloquea .'
En un plano práctico se discute sobre :
1) La racionalidad universalista, que tendría que guiarse por el
criterio de neutralidad y generalidad, ya que históricamente se ha
visto desmentida, por cuanto se procede parcialmente, se toma partido, lo cual se traduce en exclusiones y discriminaciones . Todo ello, en
2 Entendiendo por pluralismo no la mera profusión de posiciones múltiples,
sino el reconocimiento de la legitimidad de las diversas posturas y su derecho a
afirmarse en un terreno común . Lo cual no excluye el conflicto, pero lo intenta procesar civilizadamente mediante reglas del juego, posibilitando que el "enemigo" al que
naturalmente se elimina, se trastrueque en un "oponente" con el que se compite y se
negocia .
3 Entendiendo por racionalidad formal/instrumental aquella que se guía por
formas abstractas a fin de modelar las acciones y relaciones sociales, que prescinde de
contenidos intuitivos, que intenta eliminar intereses y necesidades de las partes, que
es neutral respecto a fines e indiferente a los valores, y encaminada calculísticamente
hacia el éxito . En tanto que la racionalidad sustancial se guía en consideración de la
dignidad cualitativa de ciertos preceptos acorde con imperativos éticos, reglas utilitarias
o postulados políticos . Y la expresiva, conforme a elementos afectivos .
126
Griselda Gutiérrez Castañeda
primer término, tira por tierra el criterio de neutralidad, pero además, si la articulación entre neutralidad y generalidad iba encaminada a garantizar igualdad de estatus, de trato y de oportunidades, la
exclusión y la discriminación contradicen la pretensión de igualdad .
Lo afirmado anteriormente no significa que la cobertura que habían de ofrecer los criterios de neutralidad y generalidad para construir un espacio a las diferencias, así como su legitimidad, no se aplique
en absoluto, pero al no ser una cobertura general, se vuelve particularista en su sentido negativo, porque sólo beneficia a unos y descubre a otros .
2) Al privilegiar la racionalidad formal/procedimental (en la que
prevalecen criterios de calculabilidad, eficacia y neutralidad valorativa)
y la racionalidad instrumental (cuyos criterios son la subordinación
de medios y fines a la mera obtención del éxito, en un sentido pragmático), se tiende a propiciar y a favorecer una determinada forma de
concebir y ejercer la política : como técnica, como administración, como
ejercicio y competencia por el poder.
De manera que cualquier criterio o valor -incluyendo la justicia
y la solidaridad- que no sea la eficiencia, los cálculos de costos y
beneficios, o de una lógica de dominación y monopolización del poder, o de una lógica del adversario en la competencia por el mismo,
son desvalorizados y relegados . La política subordina su dimensión
vinculatoria, creadora de sentido, sus objetivos see avienen mal con el
interés general, y en su ejercicio la voluntad de servicio se desdibuja
y pervierte .
Todo esto crea la plataforma para que la concepción del ciudadano no pueda ser otra que la del egoísta racional .
El ciudadano, miembro de un estado, sujeto de derechos, es
concebido como el particular que pugna por su interés privado, para
lo cual despliega una racionalidad calculística ; su asociación con los
otros es concebida como un contrato que responde a esa misma lógica : potencializar y asegurar la realización de su interés .
La creación de una esfera pública como el lugar de nadie, porque se instituye bajo criterios no-patrimonialistas, y bajo criterios de
racionalidad como el de universalidad, aparece como el campo natural del interés general, que en la perspectiva del egoísta racional no es
la ocasión para desplegar virtudes cívicas, dar muestras de solidaridad
o "crear sociedad" . Si acaso es la plataforma para que sus intereses egoís127
frío, frío
tas se legitimen, convirtiéndose en derechos, y para que las instituciones aseguren su cumplimiento y le protejan frente a cualquier obstáculo o riesgo .'
La ciudadanía, con base en dicha plataforma, implica una posibilidad de diferenciación que es el resultado de una previa inclusión, es
decir, como miembro o,parte del pacto o contrato se es sujeto de derechos, y ser sujeto de derechos es contar con el reconocimiento de su
calidad de individuo y de su privacía .
La inclusión significa contar con oportunidades que son ocasión
para desplegar potencialidades, para perfilar intereses propios, y esto
sienta las bases para la diferenciación, para la constitución en calidad
de individuos o personas .
Sin embargo, destaca que ese proceso de diferenciación, dadas
las condiciones en que se enmarca, acentúa criterios como el de interés y libertad,' con lo cual la concepción del individuo, por lo que toca
al primer criterio, cristaliza en el egoísta racional, y por lo que toca al
segundo, conlleva que en el despliegue o ampliación de la libertad, los
individuos se valgan utilitariamente de las instituciones, de los derechos, o de los otros, para lograr su afirmación, dando por resultado un
empobrecimiento de la propia concepción de persona .'
En ese sentido tiene razón Quentin Skinner' cuando desde una
óptica cívico-republicana, cuestiona la concepción liberal del ciudadano que parece dar por sentado que los derechos están allí dados, y su
libertad se reduce a reclamarlos .
4 Quizás ese trasfondo permitiría explicar algunas de las líneas heurísticas de la
investigación actual . Teórica y prácticamente resalta la apuesta en el plano de la administración publica, por las virtudes explicativas del "rational choice" ; o en aras de
poder fundamentar una teoría de la justicia se tiene que echar mano de recursos
como el del "velo de la ignorancia", supuesto sin el cual los egoístas racionales serían
incapaces de la imparcialidad necesaria .
Viéndose privilegiada la libertad negativa, vale decir, como aquella que en
forma reactiva le pone límites a los abusos del poder en general y de la autoridad
instituida en particular . En tanto que la libertad positiva, como capacidad y despliegue de potencialidades, parece privilegiar cauces de afirmación moldeados por valores pragmáticos.
6 Especialmente si pensamos que la idea de persona supone una concepción
integral, que lo mismo alude a un equilibrio entre las dimensiones intelectiva, práctica, moral y emocional, que constituyen a los seres humanos, que a un equilibrio entre
la capacidad de individuación y de socialización de los mismos .
' Cf. Skinner, "Two Concepts of Citizenship" en su Tijdschrift Voor Filosofie,
Leuven, 55 (3), 1993 .
128
Griselda Gutiérrez Castañeda
Los déficit o abiertas contradicciones del criterio universalista en
el ámbito público, históricamente han ido desde la exclusión y el desconocimiento de muchos -cancelando su estatus de ciudadanos, de
iguales, de acreedores de derechos, y por tanto su calidad de personas con intereses propios y legítimos- hasta una inclusión deficitaria
que se plasma en ciudadanos de segunda, por lo que a derechos y
oportunidades se refiere, con la consiguiente obstrucción a su proceso diferenciador y a su afirmación como personas .
Esta ciudadanía tardía y deficitaria que nos ha hecho a las mujeres
ciudadanas de segunda, hoy es objeto de cuestionamiento ; la prolongada exclusión no se ve resuelta por una inclusión a medias, ni tampoco el desconocimiento cuando las oportunidades no son las mismas y
los derechos son escamoteados . La demanda por una integración cabal
exige el reconocimiento y la posibilidad de diferenciación .
No resultaría excesivo afirmar que la lucha por la ciudadanización de las mujeres y de muchos otros sectores marginados, hoy por
hoy, podría considerarse la matriz de nuestro presente político :
Primero, porque a manera de termómetro ha marcado y puesto
en evidencia las asignaturas pendientes de nuestros sistemas políticos .
Segundo, porque ante el fracaso de otras alternativas, tendencialmente se ha convertido en el marco para orientar proyectos y luchas reivindicadoras .
Tercero, porque ha dado ocasión para cuestionar ciertas formas
de concebir y ejercer la política .
Y cuarto, porque abre la posibilidad, considerando los límites y
fallos anteriores, pero también las transformaciones que ha venido
sufriendo lo político, de pensar en nuevas formas organizativas y
nuevas vías de ejercicio de la ciudadanía .
La historia de las iniciativas de las mujeres por su ciudadanización y especialmente las apuntaladas por un discurso feminista, más
allá de sus logros puntuales, ha mostrado un potencial crítico y
subvertidor que se ha traducido en cuestionamientos no sólo de forma sino también de fondo a los modelos políticos en uso . Esto ha
dado lugar a planteamientos cuya radicalidad, justificada y productiva en muchos casos, en otros en cambio ha resultado desafortunada y
desenfocada .
Así, por ejemplo, la crítica radical a la racionalidad universalizante
y con ello a la igualdad, en aras de afirmar y reivindicar la diferencia,
129
frío, frío
ha llevado a muchas feministas a pecar de ceguera al no ser capaces
de reconocer el potencial civilizatorio de dicha racionalidad, ni su
calidad de plataforma sin la cual no hay forma de reclamar derechos,
y al no ser capaces de deslindar que el problema no es la igualdad,
sino la desigualdad .
La disyuntiva entre igualdad o diferencia es una falsa disyuntiva; contra lo que hay que luchar no es contra el criterio universalizador,
sino contra su interpretación conforme a una racionalidad apodíctica
y uniformadora, que aplasta las diferencias, bloquea el pluralismo y
en su formalismo llega a producir efectos desigualadores .
En todo caso hay que pugnar por un universalismo acotado que
no bloquee las diferencias legítimas y que controle sus efectos
desigualadores . 8
¿Qué enseñanza nos deja esta polémica?
Que el cuestionamiento al modelo político liberal puede no llevarnos a ningún lado si se rige por la lógica del todo o nada, que hay
que rescatar ciertos elementos y tratar de resignificarlos, como una
vía para radicalizarlos y potenciarlos .
Este planteamiento se refuerza si además de considerar las vías
y tareas pendientes de una política feminista, nos situamos en nuestro contexto latinoamericano .
Resulta tragicómico que nos trepemos, sin previas consideraciones, al tren de las críticas contra los efectos de la racionalidad formal
y universalizadora, e instrumental y eficientista, presentes en las sociedades desarrolladas y tan ajenas a nosotros, incluso cuando los criterios mínimos de una política liberal sigan siendo en nuestros países
una tarea pendiente . Ni el procedimentalismo legal ni el postmaterialismo nos han alcanzado,' son retos por lograr en nuestras sociedades latinoamericanas y metas por alcanzar como mujeres y ciudadanas .
Con especial énfasis en los países de alto mestizaje, se puede
afirmar que en Latinoamérica lo público es borroso y está pervertido
por intereses patrimonialistas ; eso significa que no se rige ni por la neu-
8
Este es un punto que desarrollo en el artículo "Igualdad y/o diferencia : un
universalismo acotado" en Mariflor Aguilar R . (comp .), Reflexiones obsesivas . Autonomía y cultura, UNAM/Fontamara, México, 1998 .
9 Ya que ni nuestros conflictos se procesan legalmente, ni la satisfacción de las
necesidades básicas de nuestras sociedades han sido resueltas .
130
Griselda Gutiérrez Castañeda
tralidad ni por la universalización, de manera que sus efectos no buscan la igualación .
La inclusión y el reconocimiento tampoco deriva en criterios
diferenciadores, ya que la inclusión no es porque se sea acreedor de
derechos, éstos se interpretan como concesiones y nos obligan a lealtades; a los sujetos no se les reconoce como individuos con intereses
propios y legítimos .
Se obstruye su diferenciación como personas, porque se trata de
un particularismo no-privado, el particularismo del grupo a que se
pertenece : la familia, el cacicazgo, la corporación, etc .
Como miembro de este tipo de grupos no me guío por el interés
general, ni contribuyo a la formación de lo público, o de la nación,
más bien actúo como parte de una agrupación que vela por esos intereses particularistas, para lo cual la acción no se rige por procedimentalismos formales, sino por clientelismos y con frecuencia por la violencia .
Tal estado de cosas plantea una situación sensiblemente más compleja a las mujeres y a las feministas latinoamericanas respecto de las
de otras latitudes, ya que habrá casos en que no baste con proponerse radicalizar ciertas banderas, sino incluso se tendrá que contribuir a
crear una plataforma institucional y cultural para que las reivindicaciones tengan destinatario y resuenen .
Las mujeres latinoamericanas en la lucha por nuestra ciudadanización tenemos un doble reto : 1) contribuir a construir un ámbito
público cuya lógica sea la legalidad, la racionalidad, la generalidad, y
el pluralismo, y 2) sobre esa plataforma, afirmar lo que nos es propio
como género, como personas genéricas .
Los obstáculos son de una gran densidad, porque a la historia
de dependencia, de fracasos en la aplicación de los modelos económicos y políticos, de ineficiencias y corrupciones, y su secuela de miseria y marginalidad que se enseñorea de nuestra región, se suma la
carencia de una cultura política y una cultura social capaz de valorar,
reconocer y promover, la afirmación de la individualidad, de la persona, no sólo jurídicamente como sujeto de derechos, sino también
política y moralmente, en su autonomía y dignidad .
En ningún caso como en el de las mujeres se agudizan más los
efectos de esta situación . Pública y privadamente las mujeres latinoamericanas están encerradas en el cerco de lo familiar, con sus miserias
y atavismos, de manera que incluso cuando se hacen presentes en la
131
frío, frío
esfera pública es para reclamar lo de otros, lo de su familia . Ni para las
políticas públicas (salud reproductiva, servicios públicos, apoyos alimenticios) las mujeres son las destinatarias en su calidad de individuos, como tampoco se ubican ellas mismas en sus iniciativas de
organización como el motivo de sus reclamos y reivindicaciones .
Pese a esta situación sobresale el hecho, acuciosamente estudiado por destacadas científicas sociales feministas, de la abrumadora
presencia femenina en toda suerte de organizaciones y movilizaciones sociales que, en respuesta a la zaga del autoritarismo, la militarización, la corrupción de nuestros regímenes, o de la pobreza y la
marginación que se han acentuado ante el fracaso de los modelos desarrollistas, buscan cauces para defender y reclamar el respeto a los derechos humanos, que promueven el pacifismo, solicitan servicios,
cuestionan políticas de población, demandan educación y salud, defienden el medio ambiente . Sin dejar de mencionar su presencia en
organizaciones más tradicionales, como cooperativas productivas, sindicatos, y más escasamente en partidos políticos .
En las investigaciones sobre este fenómeno de movilización generalizada no se pierde de vista que : a) se trata de una presencia
significativa en términos relativos y no absolutos ; b) se acentúa el
hecho de que pueden ser iniciativas de corta duración y alcance, al
ser meramente reactivas ante situaciones de crisis, cuyo significado
profundo sería cuestionable, porque en sus prácticas y metas suelen
estar meramente reforzando y reciclando su encierro y su rol en lo
privado/familiar; c) que en la reproducción de esquemas particularistas/
no-privados son presa fácil de clientelismos ; d) que incluso su autonomía o su carácter progresista está en duda, al ser muchas de esas
organizaciones auspiciadas por agrupaciones religiosas .
Un panorama desde esta óptica crítica y realista puede resultar
poco alentador. Sin embargo, incorporando ese mismo escenario propondría que nos situáramos en una óptica posibilista, que partiendo
de un sano escepticismo explore, no obstante, formas de resignificar
y redimensionar lo que tenemos y lo que podemos .
Históricamente, las luchas y los sujetos políticos democráticos
sólo fueron posibles en la medida en que configuraron referentes simbólicos libertarios e igualitarios y los plasmaron discursivamente, vale
decir simbólica, práctica e institucionalmente .
La vía para afianzar, generalizar y profundizar las reivindicaciones y las prácticas e instituciones democráticas, supuso una mu132
Griselda Gutiérrez Castañeda
tación simbólica (Lefort) que consistió en resignificar las "naturales"
jerarquías, subordinaciones y dependencias, en fuentes de opresión ; en resignificar las graciosas y generosas concesiones o prerrogativas como meras dádivas, y resignificar la lógica de la gracia por
la que se puede ocasionalmente ser favorecido, por reclamos, que
en calidad de reivindicaciones, suponían la transmutación de los
favores en derechos .
Ciertamente fue una mutación simbólica de lenta formación, y
cuya maduración parece no haberse alcanzado, como lo testimonia
la irrupción de movilizaciones y agrupaciones con reclamos de toda
índole .
Se podría interpretar qué dentro de sus propios marcos, esa
mutación necesita ser radicalizada, a fin de que las formas legítimas
de existencia y su lógica igualitarista alcance a todos los que hasta
ahora se han visto discriminados o excluidos .
En la calidad de sus prácticas, en la definición de sus objetivos,
en el cariz de sus estrategias o en el alcance de sus logros, las movilizaciones de mujeres, o con una presencia femenina significativa, pueden evidenciar su falta de perspectiva, sus límites y hasta sus vicios,
pero también se pueden visualizar posibilidades que están en cierne,
que se van gestando poco a poco, y hacerlas visibles puede ser una
forma de potenciarlas y darles materialidad .
Hacerlas visibles puede ser una vía para que la mutación simbólica se realice cabalmente, para que sea posible su institucionalización,
pero sobre todo para que se vuelvan sentido común y alcancen nuestra vida pública y nuestra vida privada .
¿Qué implica hacer visibles esas posibilidades en cierne? Básicamente, desplegar una serie de operaciones prácticas y discursivas con
la pretensión política de contribuir a cambiar aspectos básicos de nuestros ordenamientos políticos, y moldear cierta sensibilidad e interés
por las posibilidades libertarias, igualitarias y dignificadoras de algunas de estas iniciativas .
Estas operaciones pueden ir desde tematizar ciertos problemas explícitos o implícitos en estas organizaciones, convertirlos en parte
de las agendas de discusión, hacer campañas de difusión y promoción, o de crítica y denuncia, hasta formas de articulación práctica de la
más diversa índole, que puedan generar vínculos hegemónicos, articulando reivindicaciones diversas y luchas comunes .
133
frío, frío
Aquellas banderas o iniciativas acertadas de dichos movimientos
pueden ver redimensionados sus efectos, publicitándolos, elevándolos
a la interpretacion y la reflexión, mostrando sus posibilidades de articulación con otras reivindicaciones y con otras fuerzas fragmentadas y
dispersas, todo lo cual puede ser una forma de subrayar sus alcances .
Por otro lado, el ejercicio de una labor crítica que ofrezca alternativas de resignificación de esas luchas, puede contribuir a superar escollos y abrir nuevas perspectivas .
Con todo ello se puede estar contribuyendo a perfilar y reconducir condiciones simbólicas de posibilidad para la construcción de imaginarios democráticos, tarea a la que definitivamente están haciendo
aportes fundamentales estas agrupaciones, pese a la falta de reflexividad, de autocrítica o de radicalidad, que se les atribuya .
El mero hecho de que mujeres de procedencia muy diversa y
con objetivos distintos salgan de su encierro doméstico es significativo, que ubiquen al estado como su interlocutor también lo es, que hagan uso de la voz no es despreciable, y que se agrupen encierra
posibilidades múltiples .
Ante esta realidad, discutir, publicitar en todos los foros posibles, dialogar y solidarizarse con las mismas agrupaciones, resaltando y valorando el significado y potencial de hacer público lo privado,
es una tarea que hay que profundizar .
Destacar cómo politizar las necesidades y aspiraciones puede no
sólo ser una vía para la búsqueda de soluciones, sino una forma de
vincularse con ámbitos y objetivos más amplios que el de nuestra
mera inmediatez . Reflexionar, por ejemplo, sobre cómo los apremios
económicos están insertos en políticas económicas nacionales, cómo
los problemas de salud están ligados a derechos reproductivos y políticas globales, cómo la opresión o la violencia de que se puede ser
víctima es materia de derechos humanos . Insistir en que ubicar al estado como interlocutor es una forma de reclamar inclusión, de exigir reconocimiento, de demandar derechos, de hacer patente los rezagos, las
injusticias, las ilegalidades .
En una palabra, exigir y ejercer una ciudadanía que reclama un espacio público en el cual dirimir sus diferencias, en el cual se procesen sus
demandas y sus reivindicaciones, significa valorar que una cultura de
los derechos puede ser la vía para remediar los efectos perversos de políticas clientelares, como la corrupción, la inequidad, la impunidad .
134
Griselda Gutiérrez Castañeda
Que hacer uso de la voz es una forma de adquirir presencia, de
crear corrientes de opinión, de convertirse en observador(a) vigilante
de la correcta conducción de los asuntos públicos .
Resaltar que las agrupaciones pueden ser formas de socializar los
problemas trascendiendo el ámbito familiar, de evaluar debidamente la
dimensión y especificidad de los problemas, de potenciar sus fuerzas y
alternativas de acción, y también posibles espacios de diferenciación .
En ese sentido, algo que llama profundamente la atención es el
carácter agregativo o asociativo de las intervenciones públicas de las
mujeres, lo cual me lleva a preguntarme por el significado y potencial
que puede encerrar este hecho .
¿En qué medida estas formas agregativas podrían estar encerrando nuevas formas de ejercicio de la ciudadanía?
Reclamarse acreedoras de derechos individualmente, puede ser
una lucha muy ardua y de escasa trascendencia, como lo testimonia el
caso de mujeres que han luchado aisladamente (por ocupar puestos de
representación, puestos de cierta jerarquía en el ámbito laboral, o incluso de mera equidad de las oportunidades e ingresos) . O pueden ser
autoderrotas cuando lo que se reclama como derechos son asuntos que
no han sido legislados, o cuya legislación nos es limitativa y adversa .
A ello sumemos que tendencialmente se carece de experiencia
para afirmarse en un ámbito público, e incluso de la lógica y la sensibilidad del derecho de tener derechos .
Ello me lleva a pensar que, así como en nuestros países la lucha
por la democracia tiene como uno de sus signos el reclamo de integración o inclusión, y que si alguien le impone ese sello a estos procesos
son todos los tradicionalmente excluidos, en el caso de las mujeres esa
inclusión puede ser posible por la vía de sus nuevas formas agregativas o asociativas, como una manera propia para ejercer su ciudadanía .
A este respecto resulta interesante que, si bien hay un conjunto de
derechos establecidos respecto a los cuales podría parecer que basta
con realizar ciertas presiones a fin de hacerlos efectivos y poder ejercerlos, hay, sin embargo, un vasto campo que está por redefinirse o crearse, para lo cual, más allá de ser un asunto de legistas, se requieren
luchas políticas y cambios de mentalidades .
En ese sentido, los grupos de mujeres parecen estar, para bien o
para mal, fuera del esquema liberal del ciudadano que se concreta a
reclamar el ser acreedor de derechos, lo cual, al menos como posibilidad, nos coloca en la posición de tener un papel activo en la creación de
135
frío, frío
tales derechos y con ello un papel activo en la constitución y creación
de nuestra libertad, acercándonos a otro modelo de ciudadanía, el del
modelo republicano .` Me explico .
No sólo porque no nos podemos concretar a asegurar el cumplimiento de la ley, sino que hay que crear esa ley, y eso nos plantea un
compromiso activo y participativo, lo cual puede traducirse en la creación de virtudes cívicas : tanto por lo que respecta a la necesidad de
establecer vínculos solidarios con otras mujeres, como porque en la
lucha por la creación de tales derechos se contribuye a afirmar la
necesidad de un espacio público, y porque en la vigilancia de sus
funciones para la satisfacción de sus reclamos, se puede estar afianzando la salud de las instituciones públicas .
Destacar las posibilidades de esas formas agregativas o asociativas
podría generar la preocupación de que en ellas se cuelen formas comunitaristas o tradicionalistas que cancelen o subordinen los intereses personales de las mujeres, frente a los colectivos, o que sean meras
formas de reciclar sus funciones tradicionales, lo cual ciertamente
no es descartable .
Sin embargo, la presencia de estas formas de organización y de
lucha nos plantea la exigencia de entender estas nuevas modalidades,
lo mismo que revisar nuestras propias categorías de análisis .
Hay razones de peso que explican por qué la figura de la ciudadanía fue diseñada conforme a un principio individualista : había que
suprimir los riesgos de poder de presión de corporaciones y cuerpos
intermedios, y la probabilidad de coacción de las asociaciones sobre
sus miembros ." Sobra decir que no hay la pretensión de dar marcha
atrás en cuanto a la validez de ese principio .
En todo caso, se trata de atender a una situación de hecho, primero, porque en la práctica política moderna con sus peculiaridades
propias, los sujetos políticos no son por cierto los ciudadanos individuales, sino los grupos ; segundo, porque las inequidades y los rezagos
10
Cf. Skinner, op . cit .
Conforme a esta argumentación, De Ruggiero hace notar cómo estas preocupaciones rondan en la mente de los revolucionarios y explican la cuidadosa omisión de
la libertad de asociación, entre los principios que inspiraron la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano . Cfr. Cuido De Ruggiero, Historia del liberalismo europeo, Pegaso, Madrid, 1944, p . LXXXVIII .
11
136
Griselda Gutiérrez Castañeda
les han deparado a las mujeres, y a tantos otros integrantes del cuerpo
político, profundas desventajas para afirmarse y reconocerse como
ciudadanas(os) .
Con lo cual se podría justificar el que no se descalifique ni se
descarte que quienes han sido tradicionalemente excluidas(os) ensayen nuevas vías para ejercer su ciudadanía . Las reservas que ello pueda generar se podrían salvar, si estas luchas enfatizan como objetivo
principal la afirmación de derechos, ya que esta puede ser la vía para
abatir riesgos, y despertar una conciencia y una sensibilidad por la
dignidad de las reivindicaciones personales que redunde en su propia dignificación como personas .
137
Las mujeres en la postmodernidad*
Félix Ortega
. .. la obligación moral no tiene una naturaleza o una
fuente diferente de la tradición, el hábito y la costumbre .
R . RoRTY, ¿Esperanza o conocimiento?, FCE, México,1997 .
G.
SIMMEL,
La esencia fundamentalmente más homogénea
de la mujer es necesariamente ahistórica .
"Lo relativo y lo absoluto en el problema de los sexos",
en Sobre la aventura, Península, Barcelona, 1988 .
La polis se diferenciaba de la familia
en que aquélla sólo conocía "iguales",
mientras que la segunda era el centro
de la más estricta desigualdad .
H . ARENDT, La condición humana .
Paidós, Barcelona, 1993 .
¿El declive de las mujeres modernas?
a situación de las mujeres de nuestra época es sorprendente .
Como resultado de movimientos y presiones de toda índole, han
ido integrándose en los diversos ámbitos que tradicionalmente
se reservaban a los hombres . Se han incorporado a su cultura "objetiva"
y a cuantas prácticas forman parte de la misma . Y lo han hecho, en
muchos casos, demostrando una mayor competencia que los hombres . Al menos en los países desarrollados, esta incorporación no ha
supuesto la pérdida por parte de la mujer de muchos de los valores y
actitudes que esa misma tradición predicaba como propios de su cultura "subjetiva" .
L
* Texto tomado de la revista Claves de razón
Agradecemos el permiso para su publicación .
138
práctica,
núm . 101, abril, 2000 .
Félix Ortega
Al mismo tiempo que tenía lugar este proceso, se configuraba otro,
soterrado al principio y más explícito hoy, que venía a poner en entredicho que esta situación resultase ventajosa o positiva para las mujeres .
Las críticas a lo que se tenía por progreso de las mujeres subrayan la
perversidad y el riesgo de esta asimilación de lo femenino a lo masculino . Ciertamente, esta retórica no es nueva y tiene ilustres antecesores,
casi todos ellos críticos a su vez de la modernidad . De manera que, a
medida que las mujeres van haciendo suyos algunos de los ideales de
la modernidad, se levantaban voces que señalaban lo negativo de tales
logros . Es el planteamiento dominante en el proceloso marco de la
postmodernidad .
Cabría pensar que estaríamos ante una estrategia más del mundo
masculino para atrincherarse en sus posiciones de privilegio . Algo de
esto hay; pero no sólo esto . Si se tiene en cuenta que abundan actualmente
movimientos feministas que se mueven dentro de las mismas coordenadas, es necesario admitir que nos hallamos ante un proceso complejo
y de resultados aún inciertos . De lo que no cabe ninguna duda es de
que, a medida que las mujeres se han igualado con los hombres, se ha
propagado la creencia de que el mundo de éstos ha entrado en una
crisis imparable . Con lo que da la impresión de que son las actuales
mujeres las principales valedoras de un mundo que ellas no han hecho
y del que van a ser prontamente arrojadas por una historia incomprensible e imprevisible . Esto ha llevado a que bastantes estudios e investigaciones sobre la mujer hayan puesto especialmente de relieve bien los
mecanismos perversos que subyacen tras cada conquista moderna, bien
el carácter inadecuado de los modelos utilizados en la modernidad occidental para construir las identidades y el mundo de la mujer .
Plantearse hoy la situación de las mujeres implica, por tanto, no
sólo preguntarse por cuál sea su actual condición, sino también por la
condición humana en su conjunto . De la respuesta que se dé se derivarán
consecuencias fundamentales para el porvenir de los seres humanos . No
es mi intención centrarme en el análisis de las diversas propuestas (explícitas o implícitas) puestas en circulación . Pero sí conviene subrayar
que algunas de las que se presentan a sí mismas como radicales suponen
en la práctica la vuelta de la mujer a su mundo tradicional . No pocos
planteamientos antropológicos, culturalistas y de la diferencia tienen
en común el segregar un ámbito de valores y propiedades de la mujer
tradicional que, no se sabe muy bien cómo, no estarían contaminados
139
frío, frío
por el dominante universo patriarcal . A partir de este giro interpretativo,
les es posible una doble deslegitimación : la de que pueda existir un progreso femenino (entendido como apropiación de la esfera que era exclusiva del hombre) y la de que sea posible una emancipación femenina dentro
del contexto de la modernidad .
De las obligaciones universales a la simpatía
El embate más poderoso de la postmodernidad es contra la existencia de
derechos universales . Como no sin ironía afirma R . Rorty, la vida ya es
de por sí suficientemente dura como para que además vengamos a imponernos la pesada carga de obligaciones y derechos generalizados . En vez
de éstos, Rorty propone la simpatía que vincula a unos seres humanos
con otros . Es decir, la vuelta al conservadurismo político mezclado con
ciertas dosis de romanticismo cultural : no hay más derechos que los que
cada sociedad decide tener, ni más vínculo social que el derivado de la
solidaridad mecánica . La propuesta no está nada mal para quienes ya
han accedido a una posición que les permite hacer uso (o no) de los
derechos universales . El problema reside en quienes no tienen más opción que someterse a la suerte que les depare un ordenamiento social que
destierra la igualdad formal . Es el caso de las mujeres . Allí donde tal
igualdad se ha convertido en un principio político y cultural, el destino
de las mujeres, no ciertamente sin resistencias y dificultades, deja de
adscribirse a su condición sexual para convertirse en resultado de sus
logros personales . Por el contrario, allí donde se instala cualquier versión
del particularismo y de la diferencia, la mujer es relegada de nuevo a (o
no se le permite salir de) su condición tradicional .
A cada paso adelante dado por las mujeres se le ha opuesto algún
tipo de retórica expresiva de sus consecuencias negativas . Analizaré varios
de los procesos de cambio que han afectado de manera significativa a las
mujeres para poner de relieve las reacciones suscitadas en el pensamiento
postmoderno . Seguiré en este punto la conocida argumentación de A . O .
Hirschman sobre "retóricas de la intransigencia", ya que, en definitiva,
su análisis hace referencia a los principales derechos (universales) desarrollados en las sociedades democráticas ; unos derechos que son ahora
los que se discuten si convienen o no a la mujer.
El primero de ellos es la igualdad, que ha sido tardíamente reconocida de manera formal para las mujeres y que aún encuentra dificul140
Félix Ortega
tades importantes en la práctica . Las insuficiencias de la misma (que se
reflejan especialmente en la incorporación femenina a los mercados laborales y en su posición en el espacio público) han llevado a plantearse
una versión asaz sutil de la tesis de la perversidad : el abandono del
hogar por parte de la mujer no ha contribuido a mejorar su posición,
sino a exacerbarla, ya que la obliga ahora a compatibilizar hogar y trabajo sin que en ninguno de esos ámbitos pueda desempeñarse con eficacia y de manera gratificadora . Con ello, ha puesto en riesgo tanto el
control como la seguridad y las satisfacciones derivadas de un medio
favorable que le permitía cultivar como ningún otro esa "cultura subjetiva" que la caracterizaba ; ha puesto en riesgo la "diferencia" que le
permite distinguirse y distanciarse de un cosificado mundo masculino .
En fin, tal igualdad en nada ha contribuido a modificar la lógica masculina de la dominación, con lo que la futilidad de su salida de un círculo
que le era familiar queda puesta de manifiesto .
La libertad no ha corrido mejor suerte . Libertad, ¿para qué?, podemos preguntarnos parafraseando a un insigne revolucionario . Si por tal
entendemos la capacidad de un sujeto para decidir sobre su propio
destino, es obvio que la libertad sólo puede existir si se reconoce que
hay un sujeto (cualquiera que sea la forma concreta que adopte su desarrollo) al que se le reconoce tal capacidad . En este punto, la crítica
postmoderna es de un radicalismo a ultranza . No hay sujeto sino mero
producto de estructuras y mecanismos que le trascienden . Cualquier
libertad es ilusoria, anegada por los canales de un dispositivo social
que del sujeto sólo hace un cuerpo disciplinado y sometido . Las mujeres no pueden ser excepción . Pero en el caso de que lo pretendan, emergen
con toda su crudeza las retóricas que lo niegan . La libertad formal es
perversa para las mujeres porque les hace descuidar aquellas instituciones y cualidades que les son más "naturales" . La libertad formal es
un riesgo porque, al generarles la ilusión de la elección, les sustrae de
su ámbito primordial de la dependencia afectiva que tiene lugar en las
relaciones inmediatas y cálidas del grupo primario . Y es además fútil
porque van a seguir inmersas y dependientes de unas relaciones
englobadoras y neutralizadoras del yo, cuales son las que se producen
en la esfera de la vida privada . Los postmodernos, sin llegar a tal grado
de explicitud, vienen a coincidir con uno de nuestros escritores actuales (Juan Goytisolo), el cual, al describir la situación de la mujer en
algunos países islámicos (véase su libro Estambul), sostiene que, gracias
141
frío, frío
a la institución del harén, goza de tanta o mayor libertad que las modernas mujeres regidas por la lógica occidental .
La actitud hacia la razón es uno de los aspectos más reveladores de
la sensibilidad postmoderna . No difiere demasiado de los planteamientos irracionalistas del pasado siglo en lo que concierne al papel de la
razón en la vida de la mujer . Pero ahora, al sostenerlos contra toda
evidencia, la lógica argumental se cambia . En efecto, considerada largo
tiempo como ser pasional, el pensamiento más generalizado sostenía
que la mujer era incompatible con la racionalidad, tanto la formal como
la instrumental . Sin embargo, puesta en condiciones de demostrar lo
contrario, ha dado pruebas abundantes de ello . Pero casi de inmediato
han proliferado los discursos sobre los efectos perversos de tal tipo de
racionalidad y de las innumerables ventajas de la denominada inteligencia "emocional" . Perversidad de la razón ilustrada por cuanto que
para las mujeres no supone más que incorporar a su existencia todos
los efectos negativos (de los que al parecer estaban inmunes en la retirada intimidad) de una sociedad alienadora . Y además un riesgo porque,
al volcarse en el cultivo del intelecto, pierde ese conjunto de cualidades
emocionales, más importantes y necesarias para la vida cotidiana, y
hasta para el éxito social, que ha sido privativo de ellas y que comienzan
ahora a obliterar al ir en pos de una mujer "sin atributos" . En cualquier
caso, de poco o nada servirá que se empeñen en conseguir el desarrollo
de su racionalidad en un mundo en el que ésta ha perdido su sentido ;
en un mundo dominado por el caos y el riesgo incontrolable . Parece
como si las mujeres hubiesen llegado tarde al mundo racional, vuelto
en nuestros días del revés .
Y además, todos estos anhelos, expectativas y motivaciones de la
mujer por conseguir igualdad, libertad y autonomía : ¿tienen sentido?,
¿sirven para algo? Porque su significado ha de estar ligado a alguna
forma, objetivamente mensurable, de mejora y de progreso . De no ser
así sólo queda proclamar su sin sentido, o que tanto da una situación
(la actual) cuanto la otra (la tradicional) . Para aceptar que pueda darse
algún tipo de progreso, es necesario admitir que hay objetivos valiosos
y deseables para todos, y que su consecución, cuando sea necesario,
implica trascender el plano de las relaciones sociales dadas . Pero si
nada de esto se acepta, y se niega que existan obligaciones morales
incondicionadas y que todo queda ligado a un entramado de relaciones
en las que la suerte personal queda ligada al juego de la simpatía y la
142
Félix Ortega
sensibilidad, difícilmente podrá hablarse de progreso o de mejoras objetivas (y subjetivas) . Si es cierto, como escribe Rorty, que el "lenguaje
de los derechos humanos es una característica de nuestra especie, ni
más ni menos que los lenguajes que insisten en la pureza racial o religiosa" (¿Esperanza o conocimiento? p . 99), habremos de abandonar toda
esperanza . Pero más que nadie aquellos que gracias a tales derechos
pueden liberarse de desigualdades e imposiciones ancestrales . Negárselos
es devolverlos a un entramado relacional del que difícilmente podrán
salir. Y lo importante no es que salgan o se queden sino que tengan la
capacidad para decidir qué hacer, para tomar decisiones personales que
les permitan quedarse o salirse de tal mundo racional . Y estas decisiones van más allá de la mera evaluación entre discursos alternativos, ya
que afectan a la existencia real, a lo que cada uno quiere y puede hacer
con su vida .
Reducir la vida social a relaciones es mantenerse en el nivel del
sentido común . Y el sentido común, que sin duda alguna resulta importante para la vida cotidiana, esconde demasiados presupuestos dados por descontados en lo que concierne a la mujer como para que
resulte absolutamente necesario criticarlos . Es la reafirmación de este
sentido común lo que a la postre viene a hacer la postmodernidad tras
su pretendido radicalismo .
El subjetivismo esencialista del sentido común
La mayor parte de la crítica a las mujeres modernas procede de movimientos neofeministas (por supuesto postmodernos, pero también muy
vinculados al viejo pragmatismo) que han puesto de relieve la inadecuación de las tareas asumidas por este tipo de mujer en detrimento de
una mejor asunción y comprensión de lo que han venido siendo prácticas cotidianas de la mujer . Es decir, frente a la pretendida liberación
consistente en incorporarse a las mismas situaciones de los hombres,
lo que se reivindica ahora es que las mujeres tienen sus propias tradiciones, centradas en torno al cuerpo y la subjetividad, y que es de ellas
de donde deben aprender para encontrar un genuino sentido a su vida .
Frente a la salida hacia los espacios masculinos, el repliegue a los ámbitos femeninos parece ser el lema de estos movimientos . Con este repliegue, las mujeres conseguirían reapropiarse un ámbito que controlaban
y estaban perdiendo, al mismo tiempo que desde él sería posible una
143
frío, frío
nueva forma de crítica a la lógica masculina, la propia de la cultura
objetiva, del espacio público y de los valores asociados a ambas : la razón, el mérito, la competitividad, la cosificación, etcétera . Esta crítica es
importante por cuanto contribuye a otorgar valor a aspectos de la existencia a los que, o bien se les prestaba escasa atención (porque se daban como algo implícito), o bien se les situaba en una escala muy por
debajo del universo valorativo específicamente masculino . Asumir esta
dimensión de la existencia e integrarla como una parte fundamental de
la vida personal es incuestionablemente una forma de superar el indudable unilateralismo propio del mundo masculino .
Pero las dificultades aparecen cuando se pretende hacer de esta esfera, que llamaremos de la subjetividad, un centro autónomo y autosuficiente . Porque no es ni una cosa ni la otra . No es una esfera autónoma
porque ha estado siempre referida a la otra, a la de la objetividad . A estas
alturas, y utilizando la misma lógica postmoderna, es inconcebible pensar
que subjetividad y objetividad no se encuentran mutuamente referidas .
En este caso, en el de la mujer, la cuestión es si cabe presuponer que ha
podido mantener un mundo propio independiente . Creer que el ámbito de la vida cotidiana de las mujeres, volcado en la subjetividad corporal y de los afectos, se ha mantenido incontaminado de la racionalidad
masculina, es cuando menos pura ingenuidad o incapacidad comprensiva . Concebir el mundo moderno como un producto masculino y
considerar que de él se libera el ámbito de subjetividad es una fantasía
que sólo contribuye a su mejor reproducción . Si se parte, como hacen
las críticas feministas postmodernas, de que la modernidad se debe a la
lógica masculina, no ha de excluirse tampoco el ámbito de subjetividad . Es más : esta última, en la medida en que aseguraba tanto la reproducción cuanto un estricto control del ámbito privado (absolutamente
necesario para permitir al hombre tener segura su retaguardia), estaba
mucho más impregnada de aquella lógica, que venía a funcionar de
manera silente, sutil y continuada . Replegarse a la vida cotidiana no
puede significar para las mujeres su enriquecimiento, sino su total derrota, su alejamiento de cualquier posibilidad de cambiar su vida (y,
por ende, la del mundo) .
La subjetividad, además, es radicalmente insuficiente para cualquier estilo, modo o proyecto vital . Y lo es porque, en primer lugar, no
puede prescindir de la dimensión objetiva . Si se renuncia a ésta, sólo se
está renunciando a crearla, a influir en ella, pero no a ser colonizado
por la misma . Y, en segundo lugar, porque nuestro acceso al mundo se
144
Félix Ortega
hace, desde el primer instante, en condiciones cargadas de significados
intersubjetivos que orientarán cualquier posibilidad de desarrollo subjetivo . Estimar que podemos construir un reducto de libre acceso de la
subjetividad es caer en una mistificación que contribuye a dejar más
expuesta la subjetividad a un orden de realidad objetiva más penetrante
y eficaz a la vez; más descontrolado y enajenante .
Porque, en definitiva, entendidas así las cosas, la mujer moderna
que retorna a la subjetividad como fuente de sentido no haría sino ahondar aún más en lo que G . Simmel llamaba la tragedia de la cultura moderna. Conviene recordar al respecto su análisis . Parte de él se encuentra
diseminado en los enfoques pretendidamente más postmodernos, cuando en no pocas ocasiones lo que Simmel está haciendo es poner de relieve un acendrado sentido premoderno acerca de lo que la mujer era
precisamente en el momento en el que el feminismo estaba empezando a
cuestionarlo . O, si se quiere, lo que Simmel escribe sobre la mujer es un
perfil un tanto esencialista en íntima conexión con el sentido común
(masculino) ; un perfil que es ahora retomado como si se tratase de una
crítica inédita y superadora de la modernidad .
Simmel había entendido bastante bien el principal problema de la
cultura moderna : la escisión entre el plano subjetivo y el objetivo ; es la
incapacidad para reconciliarlos, para que subjetividad y objetividad se
recreen mutuamente, lo que origina el dilema y la tragedia de la cultura
moderna . No hay independencia de ambos aspectos, ya que la perfección individual sólo puede lograrse por medio de la incorporación de
elementos que están más allá del sujeto y que forman los productos
espirituales objetivos . Allí donde la vida personal ya no es capaz de
extraer su sustento del contenido objetivo, se torna estéril . Lo que emerge
es una cultura subjetivo-formal que, desligada de vínculos con los elementos objetivos, se muestra incapaz de producir cultura . En este análisis, en el que resuenan no pocas de las tesis del Marx de los Manuscritos,
Simmel plantea con rigor y contundencia la vieja "alienación" de la
cultura subjetiva escindida de la objetiva y da un paso más señalando la
inviabilidad de toda cultura así dividida .
Lo que sorprende, tras este planteamiento, es que Simmel emprenda un recorrido por la cultura femenina en la que no sólo da por supuesta
esta separación de ambas esferas, sino que presenta a la mujer como
irreconciliable con la cultura objetiva y, en consecuencia, atrapada en el
inexorable esencialismo de una subjetividad sin capacidad de proyección
145
frío, frío
fuera de sí misma . Esta queda como un atributo especifico de los hombres, quienes, a su vez, concentrados en el mundo objetivo, carecen de
desarrollo de su subjetividad . Este enfoque de Simmel sobre el mundo
masculino coincide bastante con lo que posteriores investigaciones empíricas han puesto de relieve . Pero no con lo que ha supuesto para las
mujeres su incorporación al mundo objetivo masculino .
Basándose en las criticas que el feminismo de su época hizo a la
cultura objetiva como producto masculino, Simmel establece que es
esta cultura la que los hombres han erigido en la única, en la representativa de lo humano en general, ocultando o deslegitimando la cultura
subjetiva femenina . Una cultura que nos la muestra ambivalentemente .
En efecto, puede representar otro producto más elaborado a instancias
de los hombres . En la subjetividad femenina el hombre buscaría (poniendo a las mujeres en situación de proporcionarlo) aquello que desea
y de lo que le ha privado la división del trabajo : lo que Simmel llama lo
"femenino tradicional", una realidad que no es autosuficiente sino que
se orienta hacia el varón y que a éste le proporciona la presencia de un
ser homogéneo, que no desarrolla ni acentúa ningún atributo o contenido particular de su vida . Esta falta de diferenciación, acompañada de
una mayor comprensión y sensibilidad, constituye para Simmel la auténtica cultura femenina, pero que no es una manifestación espontánea
del "alma" de la mujer, sino el resultado de condiciones sociales concretas que le han conducido a replegarse a este ámbito como consecuencia de la unilateralidad objetivada de los hombres .
La otra perspectiva simmeliana consiste en esencializar esta peculiaridad histórica de la mujer . Hacer de ella todas sus posibilidades de
ser . E, incluso, la dificultad que la mujer tendría para crear, a partir de
ese ser homogéneo que es, una cultura objetiva especifica . De manera
que cuanto tiene que ver con la significatividad, con el dar forma a algo
externo al propio ser, queda reservado al hombre, mientras que la mujer
queda referida a sí misma y a su cuerpo, que para Simmel no es otra
cosa que la belleza . Su existencia, desarrollada a instancias de los hombres, acaba por convertirse en una esencia metafísica .
Las implicaciones de este análisis son fundamentales para la exclusión de la mujer de la racionalidad moderna . Esta sería su tragedia .
La del hombre es la imposibilidad de hacer coincidir sus expectativas y
exigencias ilimitadas con su capacidad de rendimiento limitado . La de
la mujer consiste en sentir la vida como un valor que reposa en sí mis146
Félix Ortega
mo, desligada de toda relación medios-fines . Lo que hace de la mujer
un ser totalmente inadecuado para adaptarse a las exigencias del mundo moderno, como el trabajo, ya que no hay para ella otra finalidad que
la centrípeta, la que se vuelca sobre el ser interior. El hogar, como ámbito de desarrollo propio, y la pasividad, como actitud dominante, caracterizan a la mujer según Simmel . Es el hogar el ámbito privilegiado
para un ser que como el de la mujer es unitario y, por tanto, no dispone
de aptitudes especificas como las que las profesiones requieren . Cuando las desempeña, la mujer queda privada de un espacio y de unas
cualidades de tipo medio que son consubstanciales con ella .
De otra parte, vuelta sobre sí misma, la mujer no necesita buscar
fuera de ella (y de su hogar) aquellos elementos objetivos de los que tan
necesitado está el hombre . La estructura de la mujer radica en una
significación estrictamente interna que rompe con el típico dualismo
masculino . La existencia de ella se expresaría exclusivamente en el dominio de la psicología subjetiva, más acá de toda teleología idealista y
de toda realización pragmática . En consecuencia, la mujer no se construiría existencialmente, sino que la existencia es para ella la posibilidad temporal de desarrollar una esencia ahistórica . A diferencia de los
hombres, sostiene Simmel, las mujeres no progresan ni se hunden,
sólo actúan y sufren .
Este volverse de la mujer sobre sí misma para encontrar a su vida
el único sentido posible tiene como correlato que el cuerpo de la mujer emerja como el símbolo más expresivo de su ser . Un cuerpo que
manifiesta globalmente su ser unitario en el que se amalgaman subjetividad y objetividad en una entidad que resulta ser compleja, enigmática e indescifrable, precisamente por la falta de separación de planos
como acontece en el hombre . Ello provoca un tipo de conducta propio
de la mujer, la coquetería, que para Simmel es un ofrecerse y negarse
alternativa o simultáneamente . Gracias a esta actitud, la mujer tiene
en sus manos la capacidad de generar erotismo y a través de él, controlar a los hombres . Pero esta coquetería no debe ser confundida con
necesidades sexuales de la mujer o al menos con necesidades que
impliquen la presencia del hombre . Porque la sexualidad femenina
descansa en ella misma, como no podía ser de otra manera en un ser
unitario y por ello autosuficiente . La coquetería lo que viene a poner
de relieve es que la mujer dispone de recursos propios adecuados
para ejercer un dominio en las relaciones con los hombres precisa147
frío, frío
mente por ser autosuficiente y poder prescindir de ellos . La sexualidad se funde dentro de la unidad de ser y difícilmente puede compartirla
con seres escindidos . De ahí que la coquetería venga a ser un sucedáneo de la sexualidad que a la mujer le permite entregarse a un gran número de hombres, pero nunca plenamente, porque su ser no es compatible
con otros .
El análisis de Simmel es indudablemente la mejor anticipación de
algunas de las tendencias actuales en torno a la mujer . Tendencias que,
ligadas a la postmodernidad, proponen la primacía del mundo subjetivo, el mundo interior propio de la mujer, que es además irreconciliable
con las exigencias y la lógica del mundo objetivo masculino . Ya no se
trata tanto de criticar la concreta configuración que ese mundo objetivo
ha conseguido a impulsos de la acción masculina, sino de sostener que
cualquier mundo objetivo entra en contradicción con la irrenunciable
subjetividad intimista de la mujer . Una entronización de un absoluto
femenino que, sin embargo, no tiene correspondencia con la situación
del hombre . Ya que a éste se le sigue reservando la dominación social,
al tiempo que es esta dominación la que le posibilita asegurarse la reciprocidad femenina en el ámbito de la intimidad . O en otras palabras :
estamos ante un individualismo típicamente tradicional a partir de unos
presupuestos que, pretendidamente críticos y superadores de la modernidad, tan sólo contribuyen a frenar la salida de la mujer del ámbito
privado, único que se le reconoce como específico, tanto en la premodernidad como en la postmodernidad . Cuando en realidad es éste el
auténtico problema : el equilibrio de los sexos sólo puede pasar por convertir sus mundos en relativos, no aceptando la existencia de cualquier
forma de absoluto, así como tratando de reconciliar las dimensiones
objetiva y subjetiva para ambos sexos, condición indispensable para
que pueda existir una cultura plena .
Es más y en este punto conviene seguir a Simmel, puesto que no
hay cultura subjetiva posible sin creación y apropiación de la cultura
objetiva, resulta bastante claro que el problema sigue radicando en la
relación que las mujeres mantienen con el mundo de la objetividad .
Porque a lo que asistimos, desde ópticas diversas, es a una valoración
que hipertrofia la subjetividad femenina, debilitando, cegando o descalificando la necesaria continuidad de ella con el mundo de las producciones objetivas . De esta manera, más que estar ante una naturaleza
homogénea, la mujer ha de habérselas con un mundo escindido en el
148
Félix Ortega
que o bien se le dificultan las posibilidades de reunificarlo o, cuando lo
consigue, tales logros se presentan como un ataque a su ser absoluto (el
"eterno femenino", si se me permite esta expresión démodée, pero muy
significativa de los derroteros que está adquiriendo un cierto tipo de
pensamiento sobre la mujer, que pasa por ser muy radical y no es sino
radicalmente tradicional) .
Reconocer la superioridad femenina en su dimensión subjetiva
para mantenerla anclada en ella es entronizar en un absoluto ahistórico
una creencia de sentido común, que en nada contribuye a resolver la
situación de la mujer (como grupo ni como individuo) y que tampoco
permite un cambio cualitativo de la situación del hombre . El dualismo
mujer-hombre, que es innegable, no tiene por qué corresponderse con
el dualismo subjetivo-objetivo . El necesario reequilibrio de este último
dualismo, necesario para acabar (o al menos mitigar) la "tragedia de la
cultura moderna", conduce inevitablemente al reequilibrio de los sexos
en ambos mundos . Conviene por ello plantearse la existencia de los
sexos no desde "absolutos" y "relativos" que acaban llevando el agua a
los molinos de siempre, sino a partir de un análisis que sea capaz de
trascender las diversas formas de esencialismo que, a veces solapadamente, oscurecen las discusiones sobre las mujeres en las sociedades
modernas .
La "vida activa" como único mundo sustancial
Resulta muy relevante para comprender algunas de las especulaciones
acerca de la postmodernidad tener en cuenta sus pretendidos argumentos antiesencialistas . En efecto, sus "giros" culturalista (la realidad es
una construcción social) y lingüístico (toda aprehensión del mundo es
una mera cuestión lingüística) acaban con la distinción sujeto-objeto,
intrínseco-extrínseco, para venir a establecer que no hay ninguna esencia, tan sólo una existencia relacional . En su versión pragmatista, este
enfoque sostiene que por "humano" ha de entenderse, no una esencia
con derechos inalienables, sino un proyecto de límites imprecisos pero
prometedores . Ningún ser humano tiene una naturaleza intrínseca, sino
tan sólo aquella que adquiere en el entramado de unas relaciones concretas . Hasta aquí es difícil no estar de acuerdo . Mas las discrepancias
comienzan a partir del momento en el que la postmodernidad afirma
que no hay nada más allá de la relación y que, por tanto, no es lícito
149
frío, frío
defender principio alguno que se sitúe fuera de la relación misma . Si se
aceptan tales supuestos, se acaba por defender el equilibrio (por más
cambiante que sea) previamente establecido que define a la relación, la
cual, por otro lado, viene ya dada como un presupuesto existencial y
cultural . Esto es, "ser arrojado al mundo" es aparecer dentro de una
relación preestablecida . Y aunque toda relación tiene un indudable componente utilitario, es, por lo demás, un dato de experiencia que el desequilibrio y la desigualdad forman parte de la misma .
¿Es posible, sólo mediante el exclusivo juego de la relación, cambiar su naturaleza? La respuesta es diferente según entendamos la relación . Si la misma es incuestionable a partir de sus propios presupuestos,
resultará difícil cuando no imposible . Y ello porque en aquellas relaciones de carácter más vertical y desigual no está nada claro que el polo
mejor situado ceda parte de su posición en beneficio del otro polo . E,
incluso, no es nada fácil imaginarse que la construcción lingüística que
da sentido a la relación permita, si un elemento externo no lo promueve, generar cambios importantes en el equilibrio interno . Con lo que el
supuesto antiesencialista relacional puede acabar por convertirse en una
sustancialización de la relación que fije a cada parte en su posición de
partida . Para que los cambios tengan lugar, es necesario, en primer
lugar, que la relación sea en efecto una construcción social, lo que implica que los partícipes no lo hacen a partir de una situación ex novo,
sino de condiciones ya dadas . Y, en segundo lugar, si se quiere que la
relación sea diferente de cualquier forma de esencialismo, ha de otorgarse a todos los partícipes las misma oportunidades, más allá o más
acá de los términos heredados que marcan la dinámica concreta de la
relación . Es en este punto donde tiene una extraordinaria fecundidad
teórica el concepto "vida activa" acuñado por H . Arendt.
Arendt parte de presupuestos afines a los de la postmodernidad
(no en vano fue discípula de Heidegger) : no existe una esencia humana
sino tan sólo una condición humana que se va creando en una relación
de reciprocidad con el mundo objetivo . Pero aquí empiezan ya sus diferencias respecto de la postmodernidad, al reconocer que este mundo
objetivo existe (es algo más que una mera representación cultural) y que
de él depende nuestro modo de ser.
Pero tal mundo no nos condiciona de manera absoluta, puesto
que podemos recrearlo . Ello es posible si somos capaces de trascender
la dimensión de la vida regida por la necesidad . Esta necesidad no es
150
Félix Ortega
otra que la que corresponde a la supervivencia individual y colectiva ; la
reproducción biológica y la satisfacción de necesidades materiales . Dos
ámbitos a los que Arendt denomina "labor" y "trabajo" . "Labor" corresponde a los procesos biológicos del cuerpo-humano y constituye la
vida misma . El "trabajo" ya no forma parte de la naturaleza humana, y
de él se deriva un mundo "artificial" superpuesto al natural . Ambas
dimensiones son, para Arendt, reductos en donde la libertad no es
posible . Y las dos han formado parte siempre del mundo privado, de la
familia y de la intimidad . Pues bien, es a ambas dimensiones a las que
históricamente se ha reducido la existencia de la mujer . Primero en la
esfera de la labor, hoy también en la del trabajo . Pero limitadas sólo a
ellas, resulta difícil que las mujeres puedan conseguir libertad y condiciones que les permitan un pleno desarrollo de su condición humana .
Para lograrlo necesitan acceder a la "vida activa" .
¿En qué consiste esta peculiar forma de vida? En participar en
interacciones sociales en las que no median ni necesidades ni realidades materiales condicionantes, de manera que permitan la expresión
de la pluralidad del ser humano . Es el tipo de situación y de existencia
que hace posible que cada uno pueda ser un sí mismo y, por tanto,
tomar iniciativas creadoras . De ahí que el ámbito por excelencia de la
vida activa lo sea el ámbito público y el de la vida política (no entraré
aquí en otras consideraciones acerca de las características específicas de
los mismos en nuestra sociedad, pero conviene entender el ámbito público como más amplio que la política y por tal razón los separo) . Es en
tales esferas donde resulta factible, además, la producción de realidades materiales que proporcionan al ser humano un cierto sentido de
inmortalidad al dejar tras de sí huellas imperecederas .
Las mujeres, como los hombres, no pueden desentenderse ni de la
"labor" ni del "trabajo", puesto que son requisitos imprescindibles para
la vida misma . Pero hasta que ellas no consigan trascender las esferas
de estas dos dimensiones, sus vidas no habrán ido más allá de la mera
satisfacción de necesidades y, por lo mismo, no habrán tenido acceso
ni a la consecución de una vida propiamente humana, ni a conseguir
una individualidad libremente elegida y desarrollada . Si el repliegue
familiar intimista conduce a un tipo de mujer de carácter esencialista, la
incorporación a la vida activa transciende la feminidad para proporcionarle una condición humana . Si lo primero, como señala Arendt, aproxima la situación de la mujer a formas de vida que implican esclavitud (a
151
frío, frío
la necesidad), lo segundo le proporciona libertad y desvinculación de
cualquier identificación reduccionista . Reduccionismo que, por cierto,
vemos emerger en no pocas reflexiones postmodernas, que no parecen
destinarse a proporcionar la libertad creadora y electiva de la "vida activa" sino a reemplazar un tipo de mujer (la denostada mujer moderna)
por otro (la tradicional de las identidades culturales, o la oriental como
alejada de la racionalidad occidental, o la mujer sáfica) . Con ello, en
definitiva, en vez de propiciar que las propias mujeres (no como categorías, sino reales y, por ello mismo, irrenunciablemente individuales y
al mismo tiempo inmersas en la acción social) decidan sobre sus destinos, lo que se hace con ellas es disolverlas en entelequias colectivas y
en modelos alejados de la realidad que no contribuyen sino a mantenerlas apegadas al mundo de la necesidad .
Ahora bien, la plena incorporación de las mujeres a la "vida activa", en la que conjuntamente con otras personas desarrollarán su condición humana, está plagada de dificultades . La primera de ellas reside
en reducir sus posibilidades a la mera incorporación al mundo del trabajo . En una sociedad en la que el trabajo es además escaso y precario,
puede concentrarse todo el esfuerzo de las mujeres en este plano, que
aunque necesario es insuficiente para acceder a una existencia plena . La
segunda dificultad reside en confundir los objetivos a medida que se
accede a la "vida activa" . Así, conforme las mujeres van incorporándose
a los circuitos sociales que pueden proporcionarles mayor libertad de
decisión (una mayor y mejor escolarización, una más adecuada preparación para la vida fuera del hogar), existen presiones sociales para desplazar todas estas posibilidades al ámbito de la identidad personal antes
que al de su proyección social . La tercera dificultad reside en los criterios valorativos dominantes, que presentan el espacio público como un
medio degradado y, por lo mismo, a evitar . En contraposición, la
sobrevaloración de la vida privada se hace acompañar de una cierta correspondencia con una personalidad femenina más enriquecida, como
si entre ambas hubiera una circularidad que, a la postre, vendría a manifestar cuál es el mejor destino que se le puede dar a una mujer que ya
no es tradicional : un hogar revalorizado ; una familia convertida en centro de la existencia por haber desaparecido cualquier valor positivo fuera de ella . La cuarta dificultad tiene que ver con el indudable carácter
relacional que acompaña a toda existencia : a medida que cualidades y
rasgos que durante largo tiempo los hombres se reservaron como espe152
Félix Ortega
cíficos y hoy las mujeres han mostrado que están desligados de toda
determinación sexual y no son sino el resultado de procesos y prácticas
sociales, y que basta con tener acceso a los mismos para desarrollar
aquellas características ; a medida que, por tanto, hombres y mujeres
dejaban de tener personalidades diferenciadas, ha surgido todo un
amplio muestrario de teorías ad hoc que afirman la falta de relevancia de
esas cualidades para el desarrollo personal y sobre todo para la incorporación al ámbito público .
Es lo que acontece con los cantos laudatorios a los sentimientos,
a la inteligencia emocional, a la sensibilidad y otros aspectos que, sin
negar su más que lógica importancia, se contraponen a la inteligencia,
la racionalidad o el espíritu de logro . Nadie sostiene ahora que la
distribución de estos atributos sigue el dualismo sexual, porque choca
frontalmente con lo "políticamente correcto" y con evidencias difícilmente cuestionables . Sin embargo, el razonamiento es ahora más sutil : unos rasgos producen personalidades integradas, consistentes y
satisfechas consigo mismas (es el caso de la mujer que decide no salirse de cualidades que por siempre fueron suyas), mientras que los
otros sólo sirven para una identidad personal precaria y una vida social carente de sentido . Esta nueva retórica, que nos habla de una
modernidad decepcionante creada por hombres sin atributos que deben continuar encerrados en su lógica fatal, y de un mundo interior
pleno de sensaciones y finuras que tan sólo las mujeres son capaces
de desarrollar y de conservar (con tal de no caer en la tentación de la
fatídica racionalidad masculina), es una de las añagazas mejor tendidas por los hombres a las mujeres, las cuales acaban mordiendo el
anzuelo asumiendo como propia una racionalidad que en casi nada
les beneficia . Todas las lamentaciones que hoy se escuchan de la crisis
de la identidad masculina son preferentemente elaboraciones de mujeres que, curiosamente, sacan a relucir viejas y nuevas ideologías de
marcado carácter biologista para subrayar la inferioridad masculina,
si bien tal cosa no es obstáculo para seguir dejando en sus manos el
mundo de las decisiones . Desde mi punto de vista, hay una retirada
estratégica de los hombres en el plano psicológico ; y no por inferioridad natural ni porque consideren que se trata de una batalla perdida
frente a las mujeres, sino porque el abandono de ese espacio les permite reforzarse en el que verdaderamente les importa (¿porque es el
importante?) .
153
frío, frío
Este conjunto de dificultades nos encamina a un punto no resuelto y conflictivo de carácter nuevamente relacional . El equilibrio sexual
necesario y sustantivo es el que afecta al plano público de la vida, aquel
en el cual se construye el mundo objetivo a partir de subjetividades con
libertad para decidir sobre su propia vida . Pero este reequilibrio requiere superar no sólo las dificultades apuntadas, sino también haber resuelto previa y satisfactoriamente las necesidades biológicas y materiales,
esto es, la reproducción y la supervivencia . Y esta resolución, para que
permita la igualdad sexual (que no es homogeneización de hombres y
mujeres, sino libertad de opciones sin mediación sexual), pasa también
por el reequilibrio en la vida familiar y en la del trabajo . Problemas no
ciertamente fáciles, pero que pueden resolverse siempre y cuando la
pluralidad de opciones, que es la característica de la condición humana, encuentre también su desarrollo en el ámbito privado . Con la excepción de la natalidad, no hay ningún otro rasgo que pueda atribuirse a
un sexo o a otro . Por lo demás, en el trabajo la mujer no puede seguir
siendo una fuerza productiva, como acontece principalmente en el sector privado, cada vez mejor cualificada y, sin embargo en condiciones
salariales y profesionales abiertamente desiguales respecto del hombre .
Mas el verdadero campo de Agramante sigue siendo el de la inserción de las mujeres en el espacio público . Aquí ha tenido lugar un
proceso de gran ambivalencia, algunas de cuyas consecuencias comienzan a percibirse ya . En efecto, la acción combinada de prácticas diversas
que han sacado a la mujer del recinto del hogar se ha traducido en la
ruptura del viejo esquema de la naturaleza femenina unitaria (eso sí, a
condición de permanecer circunscrita al mundo de la subjetividad) .
Ciertamente que si algo han mostrado las mujeres es que han sido capaces de desarrollar una identidad más coherente que el hombre, pero
ello no lo han hecho por razones de índole natural, sino porque han
amalgamado en una nueva realidad propiedades del universo cultural
tradicional con los logros recientes derivados de su penetración en los
escenarios largamente reservados a los hombres . Todo ello se ha expresado no en la creación de una personalidad femenina homogénea con la
del hombre, sino en algo más fructífero : una gran diversidad de personalidades, en las que rasgos viejos y nuevos se combinan en una heterogeneidad de tipos de humanidad . Este carácter expansivo de las
mujeres no ha tenido el mismo signo en los hombres, que, en cuanto a
personalidad se refiere, más bien han retrocedido defensivamente, aban154
Félix Ortega
donando aquellos aspectos que progresivamente las mujeres han alcanzando .
Esta mayor amplitud de sus oportunidades vitales plantea a la
mujer nuevos desafíos . El principal de ellos es sin duda el de la lógica
proyección de una mayor riqueza personal en el ámbito del mundo
objetivo . Pero es en éste, como señala toda la información disponible,
donde las posibilidades de avance se minimizan o ralentizan y los obstáculos se presentan con una extraordinaria resistencia . Ello ha provocado respuestas diversas . La primera y aún dominante en las sociedades
más modernas consiste en la presión que las propias mujeres ejercen
para no sólo incorporarse a ese mundo objetivo-público, tan celosamente protegido por los hombres, sino también para transformarlo .
Pero cuando las defensas son difíciles de franquear, el único camino
que a algunas mujeres les queda es el de aprovechar los mínimos resquicios y utilizar la misma lógica masculina .
Hay una segunda respuesta, de naturaleza más perversa, ya que
actúa de manera que devalúa y deslegitima las propias adquisiciones
que las mujeres han ido consiguiendo al disponer de ámbitos de desarrollo personal más abiertos y plurales que los tradicionales . En este
caso, tales adquisiciones se descalifican por partida doble . Porque las
aspiraciones de las mujeres por dotarse de estructuras personales más
consistentes son ilusorias, dado que la personalidad no existe (en su
lugar sólo habría retazos fragmentarios de existencia) . Y porque incluso
ese puzzle existencial llamado personalidad sólo sería una trampa del
mundo objetivo y de sus diversos mecanismos de poder . Si esta ideología se propaga (y hay datos que permiten sostener que lo está haciendo
eficazmente, sobre todo en sociedades menos modernas), las mujeres
pueden acabar por abandonar las redes institucionales que les permitirían acceder a la pluralidad de opciones vedadas por la tradición . Y con
ello acabarían renunciando a hacer posible no sólo su definitiva inserción en el mundo objetivo, sino sobre todo la reconciliación de este
último con el subjetivo .
Este destejer lo ya conseguido (cual Penélope atrapada en sus propias redes) es lo que en gran parte propugna la postmodernidad . Al
hacerlo no entra en colisión con la modernidad tratando de superarla,
sino simplemente de evitarla . Y en su lugar, ¿qué queda? El reino seguro por conocido del mundo tradicional de los sentimientos, situación
que no es incompatible con el hecho de que algunas mujeres puedan
155
frío, frío
dejarlo y acceder a posiciones similares a las del hombre (no menos
tradicional) . De ahí que, frente a la mujer moderna que camina por la
senda de la igualdad, la postmodernidad nos hable de mujeres carismáticas . Este nietzscheanismo no siempre confesado puede resultar
atractivo, pero es indudable que para las mujeres tiene efectos devastadores . Dada la imposibilidad para la mayoría de ellas de alcanzar tal
carisma en el ámbito público, tendrían que abandonar toda esperanza
de hacer efectivas sus posibilidades de elección porque realmente sólo
tendrían un camino : el retorno al lugar en el que al parecer encuentran
su más lograda inserción y del que tal vez nunca debieron salir . Un
lugar en el que no tendrán que invocar ninguna moral igualitaria porque en él serían superiores al hombre . Un lugar, en definitiva, en el que
se verían liberadas del nefasto propósito de apropiarse de una racionalidad (la de la modernidad masculina) que no es suya y de la que sólo
se derivarían pérdidas para su naturaleza más genuina .
Con lo que las mujeres de hoy han de habérselas con una doble
dificultad en el proceso de obtención de su condición humana : una
bien real, asentada en los múltiples mecanismos institucionales que
hacen difícil su incorporación al mundo objetivo, impidiéndoles así la
liberación de los ámbitos de la necesidad . La otra menos visible, pero
más sutil, ya que sigue la lógica desconstruccionista de disolver los
apoyos teóricos e ideológicos que otorgaban un sentido a las luchas y
proyectos de la mujer . De ahí que, ante tales incertidumbres y contradicciones, se observen ya movimientos de una cierta importancia que
vuelven al reino de los valores perdidos . El reino de la naturaleza que se
sitúa de nuevo en la familia, que como siempre ha de ser matricéntrica .
Y puesto que no hay más progreso moral que aquel que hace aumentar la sensibilidad, las mujeres no necesitan progresar, puesto que
ellas son la sensibilidad . Simmel elaboró un análisis sobre la mujer
que condensa gran parte del pensamiento tradicional, pero que tenía
la suficiente ambigüedad como para trascenderlo, al insistir en la necesidad de la reconciliación de cultura objetiva y subjetiva . La postmodernidad se sitúa más allá del discurso simmeliano y deshace cuanto
se había avanzado desde entonces . En esto, como en tantas otras cosas, la postmodernidad es deudora de una visión cíclica del tiempo
social. Pero es muy probable que en este punto las mujeres sean mucho más modernas de lo que se cree y consigan dar por definitivamente enterrada la mística del eterno retorno .
156
caliente, caliente
Frigidez y placer de mis ancestras
Carmen Boullosa
la uno
i abuelo Enrique murió años antes de que yo naciera . Mis
papás no se conocían siquiera, de hecho todo empezó entre
ellos porque cuando el abuelo Enrique murió, mi mamá se
enfermó (yo diría que en señal de duelo) y llamaron a mi papá, que era,
como ella, alumno en la Berzelius, la escuela de Química de la universidad jesuita, para que la ayudara a ponerse al día en sus estudios . Él
era un alumno brillante, alguno de los curas se lo recomendó a mi
abuela como un buen tutor y además un joven decentísimo .
Para mí que el jesuita entendía que la enfermedad de mi mamá
tenía su origen en la tristeza, adoraba a su papá, y quiso enviarle un
caramelito de consolación, mi papá . Lo adoró hasta su muerte . Lo adoró, lo idolatró, estuvo siempre enamorada de él . Recuerdo que poco
antes de que ella enfermara, cambiaron de cama . Tenían una Queen, y
compraron dos individuales . Uno u otro se quejaba todas las mañanas :
"no pude dormir porque pasé la noche en el agujero" . Hasta que llegaron al dictamen : "No somos para dos camas, nosotros dormimos
pegaditos" . Regresaron a su cama Queen, para que ninguno de los dos
pasara la noche en el hoyo . A los ojos de mi mamá no había hombre
más inteligente, más divertido, más guapo, más hermoso que mi papá .
Yo lo vi siempre a través de esos ojos, hasta que ella murió y tuve que
pasar por otros espejos . Siempre que escuché contar la historia de cuando se conocieron, los retrataba de la siguiente manera : metía a mi mamá
en cama, y él le daba lecciones en una silla a su lado . Imaginaba la
escena en el cuarto del centro . Las ventanas del fondo daban a los rosales de mi abuela, siempre floreando en la terraza . Ese cuarto tenía dos
camitas gemelas . Mi mamá ocupaba la de la derecha . Mi papá tenía la
M
159
caliente, caliente
silla acomodada entre las dos camas . Pero ahora entiendo que mi retrato
es imposible . Mi abuela no hubiera permitido por ningún motivo que
ese joven viera a su hija sin vestir ropa de calle . Tengo que comenzar a
imaginar el comienzo de su romance con otra visión . Ella, pálida, deprimida, él guapísimo, un par de años mayor que ella solamente, tímido,
cargando su torta en el bolsillo . ¿De cuál bolsillo hablaba mi abuela?
Siempre puse la torta en el bolsillo del pantalón, porque cuando yo era
niña mi papá se las agenciaba para que ahí le cupieran los libros de
bolsillo . ¿Por qué no una torta? Pero ahora caigo en cuenta cuán ilógico
es ponérsela ahí . La torta debía ir en su no muy elegante bolsillo del saco .
Después dejó de llevar torta, porque mi abuela comenzó a invitarlo a
comer. Por este "comer" creo que no hago mal en conjeturar que el escenario donde comenzó su romance fue el comedor de mi abuela . Las
sillas son cómodas, la mesa es muy grande . Mi papá debió sentarse en
la cabecera . Teté, mi mamá, dando la espalda a la entrada al comedor .
¿Cuál cabecera? La principal habría opacado la cara de mi papá, porque
la luz habría entrado por los ventanales que lo harían ver a contraluz .
Sin duda la otra, la que estaba contra una pared .
Revisito la escena del enamoramiento de mis papás obsesivamente, son mi pareja original . Pero atrás de ellos, hay un par de Adán y Eva
que me marcaron también notablemente . Su vida en pareja fue para mí
importantísima en la infancia, así fuera que no existiera en la realidad
sino en la mitología familiar . Mi abuelo Enrique y mi abuela Esther . Mi
abuela Esther había enviudado a los 46 años . Nunca se volvió a casar, ni
tuvo novios ni pretendientes . No porque fuera fea . Tengo una fotografía
en que ella ya está disfrazada de viejita vistiendo su eterno luto, y no
me parece fea . Mi abuelo estaba siempre sonriendo en su estudio, una
fotografía me lo enseñaba con su cara pícara, joven . Era oval, estaba a la
izquierda de su diploma de médico militar. Ése era mi abuelo para mí,
un muchacho . Guapo, con bigote .
De otro tipo de belleza que la de mi padre . La belleza de mi papá
siempre fue melancólica, y en ese sentido un poco femenina . La de mi
abuelo era dada a la juerga .
Mi abuela no hablaba muy bien de él . Tampoco muy mal . Supe
desde niña que habían mantenido una guerra de guerrillas. Ella contra él,
y el mensajero y frente de la batalla fue, como suele ocurrir, el primogénito, mi pobre tío Chucho . Fui atando cabos : mi abuelo era mujeriego;
Enrique era, como en su foto, un pícaro . Mi abuela era seria, era trabajadora, se partía el lomo para comprar una casa donde vivieran sus hijos .
160
Carmen Boullosa
El abuelo Enrique era pequeño . Mi abuela era inmensa . Digo, de
tamaño . A él le encantaban las mujeres, como dije, y a ella no le interesaban los hombres . Ella veía con reprobación absoluta a las coquetas,
las maquilladas, las sexys : todas eran igualmente putas . Era muy
malhablada, como buena tabasqueña, pero no decía "putas" . Cuscas, sí .
Casquivanas, también . Su reprobación más bien era silenciosa . El placer carnal, o los placeres eróticos, eran algo que no le interesaba . Nunca
hablé de ese tipo de intimidades con mi abuela, pero no tengo la menor
duda de que ese ser adorable que yo idolatré en mi infancia, que me
regaló un calor interior a prueba de cualquier avalancha, desconocía los
placeres carnales . No le interesaban . No le ocupaban espacio ni en la
cabeza ni en su espléndido cuerpo, al lado del cual me arrebujé bastantes noches de mi infancia, combatiendo con él los miedos nocturnos .
Con él, con ese cuerpo, combatí el flagelo de mi infancia : dormir sola .
Quería ser adulta sólo para abandonar ese espantoso destino . Dormir
sola era dormir siempre en el hoyo, en la incomodidad, sintiendo que
está uno a punto de caerse . Sigo pensando que es un espantoso destino,
pero los años me han enseñado que no basta con ser adulto para escapar de él . Debí saberlo desde niña, porque ahí tenía el ejemplo de mi
abuela . Dormía sola siempre, o conmigo .
Pero estábamos en el asunto del goce y el disfrute eróticos . juraría,
si me atrevo a irrumpir violenta y bárbaramente en la intimidad del ser
a quien más amé en mi infancia, que ella desconocía el placer carnal .
Claro, estoy segura que jamás a nadie le pasó por la cabeza usar contra
ella el horrible adjetivo, porque éste es de los que se avientan, agresivos, contra el destinatario, ¡frígida! La rígida educación sexista e intolerante a que la sometieron, tuvo los frutos buscados . Muchas veces me
narró a mis oídos de niña cómo cuando ella había sido niña, en la
hacienda cacaotera de Tabasco, tenía prohibido "saltar la cuerda y botar
la pelota" . Un día, en un patio posterior donde creyó que nadie la miraba, probó a saltar la cuerda . Su papá la vio, o le dijeron que viniera a
verla, y le puso "una cueriza . Luego me dejó en mi habitación encerrada sin comer un día entero, para que aprendiera a portarme como una
mujercita" . A punta de educación severa, fue una madre impecable,
una formidable trabajadora (cuando cumplió los ochenta cerró su laboratorio de materia prima farmacéutica, porque se sintió un poco cansada), una mujer decente, una viuda vestida de negro o gris por cuatro
décadas . Usaba colores en sus ropas como los que uso yo, por muy
diferentes motivos . Ni una gota de maquillaje . El largo cabello blanco
161
caliente, caliente
recogido en la nuca . No era una víctima, pero no le interesaba disfrutar de esos pecados que -me apego a la norma teológica- nunca son
veniales . "No hay materia leve en cuanto a pecados de la carne" .
Pero nadie usó nunca este adjetivo contra mi abuela, porque nadie
tuvo la menor expectativa de obtener esos placeres de ella . Sabía dar
muchos otros . El de la cocina, el de los cariños, el del afecto, y el en ella
supremo : el de la charla . Era una conversadora como no he vuelto a
escuchar a nadie . Hilvanaba sus historias como una infatigable Scherezada .
De cualquier manera, aunque no se le pusiera el adjetivo, mis ojos
y los de quienes la rodeaban le reclamábamos que nos diera placer . ¿Y
ella obtuvo placeres? Creo que nunca se lo propuso . Tejía mientras veía
la televisión o conversaba, a gancho, manteles blancos de algodón, muy
hermosos . Todo lo que hacía era para dar placer a otros . Su vida es para
mí una metáfora de la que da placer, incluso en sus horas de trabajo :
tenía un laboratorio de materia prima para la industria farmacéutica .
Ella proveía la materia prima para hacer jabones y cremas . A veces, su
laboratorio olía a rayos : sacaba extracto de hiel y de hierbas . Otras veces
olía nada más extraño . Ella padecía estas extrañezas y pestilencias para
que otros se perfumaran y sintieran hermosos .
Y era frígida, conjeturo . El adjetivo ofensivo, el castigador, ¿se
refiere a que no daba a otro el placer o a que no lo obtenía? En teoría, a
lo segundo . Pero el castigo es por el primero . También es conjetura .
162
Carmen Boullosa
Yo fui la beneficiaria de que ella no tuviera un hombre en su cama,
porque ella sí me dejaba dormir con ella . Mis papás jamás me dieron
permiso de pasarme a su cama .
la dos
Mi otra ancestra lleva el cabello bastante largo . No lo trae suelto, sino
sujeto en la nuca y adornado con un elaborado copete . La tengo sobre la
mesa de la sala . Es una reproducción en barro de una figura prehispánica .
No tiene ropas, pero no carece de adorno : sobre los hombros se ven unas
marcas, redondas, tal vez tatuajes o bolas de hilo pegadas a la piel, en los
muslos tiene marcas, menos protuberantes, también adornos marcados
en su cuerpo . Es lo único que la viste . Los genitales están exageradamente
desnudos . La vulva gigante, desmesurada, enseña su raya en el centro
impúdica y cordial . Es tan grande que da hasta el ojo abierto del ombligo .
El ombligo es el sexto orificio de la figura . Tiene dos en el ojo derecho,
dos en la boca, uno en el ojo izquierdo y el del ombligo . Además de la
raya de la vulva, tiene dos cortándole las ingles y una profunda entre sus
dos paradas nalgas . Esta mujer es sexo . Sus pechos, los maternos, en
cambio, son pequeñísimos, casi insignificantes, mucho menos
protuberantes que los adornos que ya mencioné . El peinado es
complicadísimo : es una mujer que se acicala para gustar, una sexy .
Es de barro, pero yo la veo bailando .
Yo la he bautizado como la amazona de Mesoamérica . Porque no
parece una elegida para el matrimonio . No es para ella la vida al lado del
fogón, cuidándole los bienes al marido . Ella da y obtiene placer . No es
una frígida . Su enorme vulva habla de enormes placeres, o por lo menos
la coloca en un lugar de enorme importancia .
Como la imagen itifálica, la mujer vulvérrima habla de fertilidad,
goce, placer.
mis ancestras
Esta segunda ancestra fue adoptada por mí, yo la he elegido entre un
sinnúmero de posibles . En la misma colección de reproducciones del
INAH está la madre, el bebé atado a su cintura, pero ella no es para mí,
tuve mamá y abuela de carne y hueso, no necesito una extra de barro .
163
caliente, caliente
La primera ancestra de quien hablé, mi abuela, no es elección voluntaria, me acompañó muy cercana y cálidamente en mi infancia . Es
verdad que no es mi elección voluntaria, pero no la rechazo : la amo en
la memoria, es mi fundación, mi riqueza, mi gusto . Fue sin duda el
personaje protagónico de mi niñez . Me alimentó de una manera en que
no lo hizo nadie más . Mi mamá tenía premura por no resolver su ambigüedad . Lo hizo cuando yo tendría nueve años : nos cambiamos a un
barrio lejano a la Santa María, para "independizarse" de ella, para "gozar" a sus hijos, propios .
Me dio todos los placeres que puede querer un niño . Esa parte que
sospecho le faltaba a su persona, no me incumbía, no era para mí . No
creo que mi abuelo se hubiera tampoco quejado . En su modelo cultural,
las esposas son para cuidar los hijos, para guisar bien, tener la casa
ordenada, cuidar los bienes de la familia, pero de ninguna manera para
ser afectas a los placeres de la carne, que son derecho de los varones .
Me cuesta terminar la frase, pero es la verdad : ellos creían que eran
derecho de los varones . Longeva tradición, si desde la comedia latina
vemos cómo las dadas al placer no eran las buenas para el matrimonio .
Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa, lo dice Plauto, lo dice
Terencio, lo dice Horacio, lo dice la novela decimonónica . Por fortuna
pertenecemos a la generación de la gran Revolución humana, y las
mujeres tenemos derecho al trabajo y al placer, en nuestro nuevo ideal
de costumbres, hijo de la Revolución cultural de los sesenta .
Aunque la frigidez debiera ser para mí una experiencia cercana,
porque dormí tantas noches arrebujada contra el gratísimo cuerpo de
mi abuela, la frigidez es una tierra ignota . Odio la palabra . Implica un
castigo, una reprobación, ¿y en realidad a quién le importa lo que una
sienta o no sienta? Es una palabra ojete, que se mete donde no le importa . Y que no existe para el masculino . Un hombre puede, tiene el derecho de, desconocer los placeres carnales . Es entonces un Santo o un
Presidente . Pero una mujer no : tiene que saberse prestar al placer ajeno, y si no que se meta de monja .
¿Las putas son frígidas? ¿Los orgasmos fingidos, como el de Meg
Ryan, abundan o son excepción? ¿La educación que prohibía los más
mínimos placeres corporales para las damas sigue afectando a qué porcentaje de las mujeres?
Que cada quien haga de su culo un papalote, diría yo . Vivan las
frígidas, vivan las calientes, viva la complicación de costumbres . Que la
164
Carmen Boullosa
palabra frígida, cargada de desprecio, se revierta . Es una palabra puesta
como un castigo sobre la que el hombre desea que deseé . Si mi abuela
no fue acusada de serlo, fue porque no se pensó que era su "deber"
conocer, necesitar, gozar los placeres de la carne . La palabra frígida castiga . La detesto . Pero quiero aclarar : me alegra pertenecer a una generación que pudo ser entrenada en el derecho a los placeres de la carne .
Ahí cada persona es distinta . No es como dijo Tiresias que las mujeres
gocemos más . Es que no hay termómetro, calificador, medida . Cada
quien, su cada cual .
165
La tecnología del orgasmo
Rachel P . Maines
Prólogo
uando yo era adolescente, un amigo de la familia dijo que yo
era el tipo de niña que llegaría de la escuela y pediría permiso
para emprender algún asunto riesgoso, diciendo : "¡Pero Mamá!
¡Tienes que darme permiso! ¡Nadie lo está haciendo!" . Desde entonces,
he decidido que éste es el rasgo de mi personalidad que quiero que se
grabe en mi lápida . La investigación que expongo en este libro tal vez
sea el ejemplo más claro hasta ahora de mi fascinación por lo que nadie
está haciendo.
La primera vez que vi, en 1977, anuncios de vibradores en revistas
de mujeres de fines del siglo xIx, mi reacción ante su prosa grandilocuente fue suponer que yo era malpensada . Al fin y al cabo, yo tenía
veintisiete años, estaba entre dos matrimonios, era una feminista muy
enojada, y tendía a interpretar todo lo que veía o leía como una manifestación de la guerra entre los sexos . Algunos años antes, todavía esforzándome en mi primer matrimonio, había recibido el cuestionario original
de Shere Hite acerca de la sexualidad de las mujeres ; el prospecto de
responderlo era demasiado deprimente para considerarlo siquiera . El
mismo año que vi la publicidad de los vibradores, leí The Hite Report, que
me permitió entender de manera nueva no sólo mis propias experiencias
sino también las de mis amigas .
Con frecuencia me preguntan, cuando presento ponencias en coloquios, cómo encontré este tema esotérico . Mi respuesta es que no fue
así : el tema me encontró a mí . Los anuncios que encontré cayeron en
C
* Rachel P. Maines, The Technology of Orgasm : "Hysteria", the Vibrator, and
Women's Sexual Satisfaction, pp . ix-xvi, 1-20, 111-123 . © 1999 . The Johns Hopkins
University Press . Publicado con la autorización de Johns Hopkins University Press .
166
Rachel P. Mains
una mente dispuesta para ellos o, por lo menos, en hormonas dispuestas . Desde que me gradué de la universidad en 1971 (en estudios clásicos, especializada en ciencia y tecnología antiguas), me habían interesado
las artes textiles, y pasé dos años preguntándome ingenuamente por
qué era tan difícil encontrar una historia seria y bien investigada del
tema . En 1973, me di cuenta de que esto ocurría sólo porque era una
actividad de mujeres . Para mí, ésta fue la experiencia que me hizo el
"clic" del que hablan tantas feministas de principios de la década de los
setenta . De pronto estaba yo furiosa, decidida a escribir una historia
seria de las labores de aguja, lloviera o tronara . Después de todo, nadie
lo estaba haciendo .'
Las labores de aguja resultaron ser un tema de investigación fascinante e iluminador . Disponía de una rica fuente de bibliografía directa
y un legado de tantos artefactos que no alcanzaría una vida para examinarlos ; pero hace veinte años había muy pocas fuentes indirectas y casi
ningún acceso a bibliografía . Mis primeros intereses habían sido el tejido de gancho, el encaje, el tejido de agujas y el bordado en Estados
Unidos a fines del siglo xix y principios del xx . Pero, como en aquella
época eso estaba muy mal representado en las colecciones catalogadas
de los grandes museos, no me quedó más opción que sumergirme en el
enorme mar no clasificado de las publicaciones populares sobre labores
de aguja, con el sencillo pero laborioso método de sentarme a ver hoja
por hoja los montones de revistas que pudiera conseguir . En 1976 me
invitaron a presentar una ponencia sobre la historia de las labores de
aguja en un congreso sobre historia de las mujeres, organizado por
Louise Tilly en la Universidad de Michigan; luego se publicó con el
título de "American Needlework in Transition, 1880-1930" . 2 Mientras
1 Desde luego, esto fue un error de percepción de mi parte . En realidad,
mucha gente lo estaba haciendo . Ver p .e . Susan Burroughs Swan, Plain and Fancy,
Nueva York, Holt, Rinehart and Winston, 1977 ; Florence Peto, Historic Quilts, Nueva
York, American Historical Company, 1939 ; Patsy Orlofsky y Myron Orlofsky, Quilts
in America, Nueva York, McGraw Hill, 1974 ; Cuesta Benberry, artículos en Quilters'
Newsletter y Nimble Needle Treasures, 1972-76 ; y Patricia Mainardi, "Quilts : The Great
American Art", Feminist Art Journal, invierno 1973, entre otros . Había algunas fuentes sobre bordados y encaje de bolillo, pero casi no había fuentes secundarias sobre
tejido de agujas y de gancho o sobre encaje de lanzadera .
'- Rachel Maines, "American Needlework in Transition, 1880-1930", University
of Michigan Papers in Women Studies, 1978, pp . 57-84 .
167
caliente, caliente
afanosamente pasaba las páginas de Modern Priscilla y de Woman's Home
Companion en busca de tendencias en los diseños de labores de aguja,
mi atención con frecuencia se desviaba a la publicidad en los costados
de las páginas . Sólo un historiador muy riguroso puede resistir la tentación de la publicidad en publicaciones periódicas antiguas ; yo soy
incapaz de esa autodisciplina férrea . Además, tenía un pretexto : también
estaba buscando pruebas de que el apoyo de la publicidad de estambres e
hilos era responsable de la gran cantidad de revistas sobre labores de
aguja publicadas en Estados Unidos entre 1880 y 1930 .
Cuando vi los anuncios de vibradores de 1906 con aparatos muy
parecidos a los artefactos que ahora se venden a las mujeres como auxiliares para la masturbación, mi primera idea, como dije, fue que era
imposible que esos aparatos tuvieran el mismo uso que los que se venden a través de las páginas del Companion . La segunda idea fue que en
1906 aún no había ningún tipo de aparatos eléctricos para el hogar . Aunque no pensaba que seguiría investigando ese tema, de todos modos
tomé nota de los títulos, fechas y números de página de las revistas
sobre labores de aguja que tenían publicidad de vibradores . Mostré algunos de los anuncios a mis amigas feministas a quienes, desde luego,
les encantaron .
Mientras tanto, mi viaje a Michigan para presentar mi primer trabajo académico había dado frutos inesperados . Una historiadora de textiles que estaba en el público, Daryl Hafter de Eastern Michigan University,
se presentó y me invitó a unirme a la Sociedad de Historia de la Tecnología (SHOT) y a su subgrupo, Mujeres en la historia tecnológica (wITH) .
Después de una reunión de SHOT me convencí de que ya era el momento de hacer estudios de posgrado en historia de la tecnología . Mientras
asistí al posgrado de 1979 a 1983, seguí tomando nota de mis "hallazgos" de referencias a vibradores, mientras trabajaba concienzudamente
en mi tesis sobre historia de los textiles . Ya para entonces me quedaba
claro que si publicaba mis sospechas acerca del vibrador se iría a pique
mi carrera ; de seguro nadie me volvería a tomar en serio como académica si continuaba con esa línea de investigación . Por otra parte, nadie lo
estaba haciendo.
Después de graduarme en la Universidad Carnegie-Mellon, trabajé
tres años como profesora asistente en la Universidad Clarkson en el
norte de Nueva York . Dado que tenía un medio tiempo, mis tareas docentes no eran pesadas y tenía bastante tiempo para mis investigaciones .
168
Rachel P. Mains
Mientras escribía muchos artículos sobre historia de los textiles, comencé
un pequeño archivo sobre el vibrador y empecé a buscar colecciones de
museos con artefactos relevantes . Según los curadores Bernard Finn (electricidad), Deborah Jean Warner (instrumentos científicos) y Audrey Davis
(medicina) en el Smithsonian Institution, este museo, el más grande del
país, no tenía vibradores . Dado que había por lo menos diez fabricantes
de esos aparatos en 1920, esta carencia en sí resultaba extraña . Perseguí
mi tema a través de los diversos catálogos de museos y colecciones especiales : escribí cartas, incluyendo una al Kinsey Institute, a la que me
respondieron con cortesía, prontitud y una bibliografía muy útil, y otra a
una institución de la que nunca había oído, la Bakken Library and Museum
of Electricity in Life, en Minneapolis, Minnesota .
Al escribir a la biblioteca Bakken, expliqué cuidadosamente mis
intereses de investigación, describiendo el tipo de aparatos y documentos que buscaba y por qué . Desechando toda cautela, en el párrafo final
comenté que ésta era la primera investigación que hacía que resultaba
atractiva tanto para el interés académico como el sensual . Dos semanas
después recibí una respuesta de parte del director que empezaba diciendo : "Su carta resultó atractiva para nuestro interés sensual . .." . Esto
inició una empresa de investigación muy fructífera . La Bakken, fundada por Earl Bakken de Medtronic, consta de una colección bien financiada y escrupulosamente curada de instrumentos médicos históricos
que usaban electricidad, y una biblioteca imponente con un archivo de
materiales relacionados con este tema . En la colección de artefactos, la
Bakken tenía once vibradores, enumerados en su catálogo como "aparatos de relajación músculo-esquelética" . La fotografía de uno de ellos se
incluye en este libro (fig . 9, p . 202) . La biblioteca contiene una abrumadora abundancia de ilustraciones, textos, anuncios publicitarios y estudios médicos al respecto . Me inscribí en la biblioteca Bakken durante
una semana y pasé cinco días sumergida en el lujo intelectual . Al final
de la semana presenté mi primera exposición sobre el vibrador al personal y a los miembros de Bakken, quienes me solicitaron un breve
artículo para el boletín del museo, que fue mi primera publicación
sobre este tema .
En ese viaje de investigación por primera vez me di cuenta de que
el tema del vibrador polariza al público . El buen humor solidario del
personal de Bakken puede ilustrarse con el siguiente episodio . El curador
y yo estábamos en la bodega examinando la colección de vibradores,
169
caliente, caliente
sacando fotos, sopesando y analizando los objetos . El curador, Al
Kuhfeld, un académico riguroso con un sentido del humor irónico,
aprovechaba la oportunidad presentada por la académica visitante (yo)
para ampliar y poner al día la información de sus fichas de catálogo .
Dado que yo tenía experiencia en los museos, se me permitió escribir la
nueva información (con lápiz, desde luego) en las tarjetas, como peso,
medidas, cantidad de aditamentos (vibratodes), y otros datos de ese tipo.
Llegamos al artefacto que se muestra en la figura 9 (p . 35), un vibrador
médico de principios del siglo xx, con una colección de como media
docena de aditamentos . Le pregunté al curador si el aparato todavía
funcionaba . Al buscó en la caja y, certeramente, eligió el más apropiado
de los aditamentos, conectó el cable en el enchufe de la pared y lo
encendió . No hubo reacción . Desenchufó el aparato, sacó un pequeño
desarmador de su bolsillo, hizo varios ajustes misteriosos y volvió a
conectar el instrumento que, apenas se encendió, zumbó con vigor .
Después de un momento de reflexión silenciosa acerca de cómo llevar a
cabo este experimento, coloqué la palma de mi mano sobre el aditamento y mentalmente lo comparé con los artefactos modernos . Después de
agradecerle a Al, que empezó a guardar el artefacto, escribí "funciona"
en la sección de "comentarios" de la ficha de catálogo . El curador miró
por encima de mi hombro y asintió con la cabeza sin hacer comentarios . Como media hora después, el director del museo bajó y me preguntó cómo iba el asunto . Le dije que acabábamos de enchufar uno de
los vibradores y lo habíamos probado . "¿Y está bueno?", preguntó . "No
sabemos si está bueno", respondió Al con solemnidad, "sólo sabemos
que funciona" .
En el seminario que presenté en Bakken, vi por primera vez el
contraste entre quienes escuchan con avidez mis resultados, riendo de
los aspectos inevitablemente humorísticos, y aquellos cuya incomodidad con el tema se expresa en una mirada vidriada . Desde entonces he
tenido muchas oportunidades para observar estos efectos en públicos
grandes y pequeños . Los grupos que constan sólo de mujeres simplemente se ríen y hacen preguntas . En los grupos mixtos las mujeres
parecen incómodas y preguntan poco, aunque de todos modos se ríen ;
están conscientes de que sería una gran falta de cortesía mencionar frente a los hombres la relativa ineficiencia de la penetración como un medio para producir el orgasmo en la mujer. Los hombres están divididos
entre risas y miradas perdidas : los primeros, según entiendo, son aque170
Rachel P. Maines
líos para quienes mi investigación confirma que las mujeres son tan
sexuales como ellos siempre desearon que fueran, y los últimos son
aquellos para quienes se confirma que las mujeres son tan sexuales
como siempre temieron que fueran .
Después de mi regreso de la Bakken, el programa de estudios de
Humanidades de Clarkson quiso publicitar el fenómeno, raro para la
época, de que uno de sus miembros recibiera una beca, pero estaban
preocupados por la reacción del resto de los profesores (sobre todo ingenieros y científicos) ante mi tema . El asunto se resolvió publicando
una nota en el boletín de profesores de que yo había obtenido "un subsidio . . . de la Bakken Library of Electricity in Life en Minneapolis,
Minnesota . Ella utilizará esta beca para estudiar el impacto de los aparatos eléctricos pequeños en el hogar ." 3
Poco después de terminar mi breve artículo para el boletín de
Bakken, empecé a recibir invitaciones para presentar conferencias sobre
el vibrador ante públicos universitarios . En ese momento, descubrí algo
que debería haber sabido desde el principio : que alguna gente, en su
mayoría hombres, toman a pecho mis descubrimientos y los resienten
como una crítica implícita . Uno de los primeros sitios académicos donde presenté el tema fue una institución establecida hace mucho, albergada en pesados edificios de piedra cubiertos de yedra . Alrededor de
ocho personas asistieron al seminario en que hablé, con los profesores
sentados de un lado de la mesa y las profesoras junto con los alumnos
de posgrado del otro lado . Después de mi exposición, un profesor titular con el tradicional saco de tweed dijo que no estaba totalmente convencido por mis argumentos, dado que la experiencia sexual de las
mujeres que han usado vibradores y los aparatos antecesores "no era lo
genuino" . Mientras yo me reponía y trataba de formular algún tipo de
respuesta a este malentendido fundamental, una de las alumnas me
salvó . "¿Pero no se da cuenta, Dr. Fulano? Por lo general, es mejor que
lo genuino ." Las otras alumnas asintieron solemnemente, y el Dr. Fulano se calmó . Esto claramente no era lo que quería oír . Desde entonces
me he encontrado esta objeción en muchas formas, de las cuales la más
directa, según recuerdo, fue la queja : "Pero si lo que dicen es cierto,
3 "Grant Received", Summer Bulletin, Clarkson University (Potsdam, N .Y.), 1
de julio de 1985, p . 5 .
171
caliente, caliente
¡entonces las mujeres no necesitan a los hombres!" . La única respuesta
posible es que, si el orgasmo es el único asunto de que se trata, entonces tampoco los hombres necesitan a las mujeres .
También me presenté en una escuela de medicina en Canadá, prospecto que me aterraba, ya que tendría que contar mi cuento espeluznante a unos médicos . Para mi sorpresa, reaccionaron con la misma
polarización que había observado en otras partes, con una diferencia
relativamente menor: antes de mi presentación un doctor simplemente
se negó a creer que realmente iba yo a hablar de vibradores . Habían
dado a mi conferencia algún título inocuo como "Terapias físicas de
Areteo a Freud", pero una de sus alumnas le dijo lo que realmente se
iba a analizar. Cuando me vio en el pasillo me dijo : "¡Ni se imagina
usted lo que me dijeron es el tema de su plática!" . Cuando le contesté
que los rumores, por más malévolos que fueran, probablemente eran
ciertos, enérgicamente negó que fuese posible . "¡Pero ella me dijo que
usted iba a hablar sobre vibradores!" Cuando le confirmé que, en efecto,
ése era mi tema, quedó estupefacto, pero de todos modos asistió . Después de la charla, se quejó de que ningún doctor ahora podría salirse
con la suya en estos asuntos que yo describía, lo cual desde luego es
cierto . Uno de sus colegas se burló de esta objeción : "Ay, ya basta . Lo
que pasa es que te da lástima haberte perdido de todo esto ." Sobra
decir que el público soltó la carcajada . Después, un historiador me
comentó que se había fijado en las miradas impasibles de quienes no
habían hecho ninguna pregunta . "Hay mucha presión de parte de los
compañeros de no parecer incómodo en estas situaciones", dijo . "Sólo
sonríen y piensan en la reina" .
En junio de 1986, justo después de la publicación de mi primer
artículo sobre el vibrador en el boletín de Bakken, fui despedida de la
Universidad de Clarkson . Había estado impartiendo cursos en la Escuela de Administración, y antes en el programa de Humanidades .
Una tarde recogí mi correspondencia y encontré una fotocopia de la
lista de nuevos nombramientos . Mi nombre no aparecía . Cuando le
pregunté al decano al respecto, me aclaró que yo ya no tenía trabajo en
Clarkson . Parecía haber varias razones, entre ellas que mis intereses
intelectuales sencillamente no se ajustaban a la Escuela de Administración ; pero había otras dos quejas : en primer lugar, se temía que los ex
alumnos ya no contribuyeran con dinero a la escuela si se descubría
que un miembro del profesorado estaba investigando vibradores y, se172
Rachel P . Maines
gunda, que mi altísimo nivel de energía "no era compatible con el resto
del profesorado" . Dado que sólo tenía un medio tiempo, no tuve más
opción que empacar mis libros e irme .
Ya había estado haciendo un trabajo de catalogación por contrato
para un museo cercano a la universidad, de modo que cuando me fui
de Clarkson amplié mi base de clientes y me convertí en dueña de un
negocio que proporciona servicios de catalogación, inventario e investigación para museos y archivos . Mientras tanto, seguía dando charlas y
conferencias sobre el vibrador, incluyendo una en la Universidad de
Cornell cerca de mi nueva casa en Ithaca, Nueva York, y otra en la reunión anual de la Sociedad para la Historia de la Tecnología en octubre
de 1986 . En esta última, mi público parecía luchar con desesperación por
mantenerse serio, probablemente por un respeto malentendido ante mi
dignidad académica, hasta que llamé al vibrador una "innovación en la
sustitución de mano de obra por capital" . Esto provocó una profunda
carcajada de la curadora de instrumentos científicos del Smithsonian,
Deborah Jean Warner, después de lo cual otros se dieron cuenta de que no
importaba que se rieran . Una de las preguntas en esta reunión fue planteada por una conocida especialista en Darwin, que señaló que los doctores que no reconocen el orgasmo en sus pacientes seguramente nunca lo
han visto en sus esposas .
Sin embargo, la más divertida de mis aventuras con la historiografía del vibrador, por lejos, fue el escándalo propiciado por mi artículo
de 1989 en Technology and Society, publicación del Instituto de Ingenieros
Eléctricos y Electrónicos (IEEE) : "Socially Camouflaged Technologies :
The Case of the Electromechanical Vibrator" . A principios de 1988 vi
una convocatoria de artículos para un número especial de Technology
and Society, coordinado por Robert Whelchel, y con James Brittain, el
eminente historiador de la electricidad, como coordinador invitado .
Preparé un breve análisis del aspecto de encubrimiento social dentro de
mi investigación y lo mandé ; el artículo pasó por el acostumbrado proceso de dictaminación y fue aceptado con algunas revisiones . La única
insinuación de problemas posibles fue una carta de Brittain que terminaba diciendo que mi artículo sería una especie de prueba para la política de publicaciones del IEEE, ya que nunca habían publicado un texto
como el mío "desde que empezaron en 1884" .
El artículo se publicó en julio, cuando muchos profesores e ingenieros están de vacaciones . En septiembre recibí una llamada telefónica
173
caliente, caliente
de Bob Whelchel . El Consejo Consultivo Técnico (TAB) del IEEE había
amenazado con retirar los permisos de publicación de Technology and
Society con el argumento de que, dado que era imposible que alguien
que se llamara Rachel Maines realmente hubiese escrito ese artículo,
debía ser algún tipo de broma pesada por parte de los coeditores . Según
el TAB, no podría haber sido dictaminado, y las referencias seguramente eran inventadas . El artículo de nueve páginas tenía cincuenta y un
notas a pie de página con más de ciento sesenta fuentes, algunas de las
cuales estaban en latín y griego . Como dijo un miembro del TAB, "se
leía como una parodia de un artículo del IEEE . Contenía docenas y
docenas de referencias obsoletas" . Whelchel y Brittain se estaban preparando para el cuestionamiento en la reunión del TAB en noviembre
de 1989, en la cual se les exigía que mostraran pruebas de mi existencia (!), pruebas de que Maines and Associates era una empresa respetable, y pruebas de que mi artículo había sido dictaminado . Otros se
dedicaron a verificar la existencia de mis referencias . 4
Poco antes de la reunión de noviembre, recibí otra llamada, esta
vez de un reportero de Spectrum del IEEE, publicación que se reparte a
los 350 000 miembros del IEEE . El número de octubre tenía un artículo
de media página sobre el alboroto del Consejo Consultivo Técnico, incluyendo una cita de un miembro que pensaba que yo debería haber
usado dispositivos de detección por radar en automóviles como mi
ejemplo de una tecnología socialmente encubierta . También consideraba que mi artículo estaba escrito más "para divertir que para iluminar",
aparentemente rechazando la posibilidad de que ambos pudieran ser
simultáneos . En la reunión, prevalecieron las opiniones más ecuánimes :
se mostraron los dictámenes, se mostró una carta de mis colegas de la
Sociedad para la Historia de la Tecnología, y la facción antivibradores
tuvo que aceptar que el IEEE corría el peligro de hacer el ridículo . Algunas cartas en números posteriores de Spectrum afirmaban que ya era
hora que el IEEE abordara con valentía algunos nuevos asuntos . Me
dijeron que las suscripciones a Technology and Society aumentaron como
resultado de la controversia, lo que ilustra una vez más que los esfuerzos de censura simplemente proporcionan una valiosa publicidad para
lo que intentan prohibir .
4 Mi
marido llama este episodio del
IEEE
174
el Ataque de los Bobos .
Rachel P. Mains
Capítulo I. El quehacer que nadie quería
En 1653 Pieter van Foreest, llamado Alemarianus Petrus Forestus, publicó un compendio médico intitulado Observationem et Curationem
Medicinalium ac Chirurgici rum Opera Omnia, con un capítulo sobre las
enfermedades de las mujeres . Para la aflicción comúnmente llamada
histeria (literalmente "enfermedad del útero") y denominada en ese libro praefocatio matricis o "sofocación de la madre", el médico aconsejaba
lo siguiente :
Cuando estos síntomas se indican, consideramos necesario pedir a una partera que ayude, de modo que pueda masajear los genitales con un dedo adentro,
utilizando el aceite de lirios, raíz de almizcle, azafrán, o [algo] semejante . Y de
esta manera la mujer afligida puede ser excitada hasta el paroxismo . Este tipo
de estimulación con el dedo es recomendado por Galeno y Avicena, entre
otros, en especial para viudas, para quienes viven vidas castas y para mujeres
religiosas, como propone Gradus [Ferrari da Gradil ; se recomienda con menor
frecuencia para mujeres muy jóvenes, mujeres públicas o mujeres casadas,
para quienes es mejor remedio realizar el coito con sus cónyuges .'
Como sugiere aquí Forestus, en la tradición médica occidental el masaje genital hasta el orgasmo por un doctor o una partera era un tratamiento acostumbrado para la histeria, aflicción considerada común y
crónica en las mujeres . Descripciones de este tratamiento aparecen en
el corpus hipocrático, las obras de Celsio en el primer siglo A . D ., las
de Areteo, Sorano y Galeno en el siglo ii, las de Aecio y Moschion en
el siglo v1, la obra anónima del siglo viii o ix llamada Liber de Muliebria,
los escritos de Al-Razi [Rhazes] y Avicena en el siglo siguiente, de
Ferrari da Gradi en el siglo xv, de Paracelso y de Paré en el xvi, de
Burton, Claudini, Harvey, Highmore, Rodrigues de Castro, Zacuto y
Horst en el xvü, de Mandeville, Boerhaave y Cullen en el xviii, y en las
obras de muchos autores del xix, como Pinel, Gall, Tripier y Briquet . 6
Alemarianus Petrus Forestus [Pieter van Foreest], Observationem et Curationem
Medicinalum ac Chirurgicarum Opera Omnia, Ruán, Bertherlin, 1653, vol . 3, libro 28 .
6 A. E . Hanson, "Hippocrates : Diseases of Women", Signs 1, 2 (1975), pp . 56784; Aretaeus Cappadox, "On the Causes and Symptoms of Acute Diseases", en The
Extant Works of Aretaeus the Cappadocian, ed . y trad . Francis Adams, Londres, Sydenham
Society, 1856, lib . 2, cap . 2; Aulus Cornelius Celsus, On Medicine, trad . W . G . Spencer,
Cambridge, Harvard University Press, 1935, vol . l, cap . 4; Galeno de Pérgamo, De
Locis Affectis, trad . Rudolf Siegel, Nueva York, S . Karger, 1976, sec . 39 ; Soranus de
Éfeso, Gynecology, tract . Owsei Temkin, Baltimore, Johns Hopkins Press, 1956, cap . 4 ;
175
caliente, caliente
Dada la ubicuidad de estas descripciones en estudios médicos, es asombroso que el carácter y el objetivo de los tratamientos de masaje para la
histeria y trastornos relativos hayan recibido tan poca atención de parte
de los historiadores .
Los autores arriba enumerados y otros en la historia de la medicina occidental describen un tratamiento médico para una aflicción que
ya no se define como enfermedad sino que, por lo menos desde el
siglo iv a .C . hasta que la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos
(APA) abandonó ese término en 1952, se conocía principalmente como
Aetius de Amida, "Tetrabiblion", lib .16, cap . 67, trad . James Ricci, en The Gynaecology
and Obstetrics of the Sixth Century A .D ., Filadelfia, Blakiston, 1950 ; Mustio, La
"Gynaecia" de Muscione, ed . y trad . Rino Radicchio, Pisa, Giardini, 1970, p . 122 ;
Rhazes, Opus Medicinae Practicae Saluberrimum antehoc Nusquam Impressum, Galeatij
de Sancta Sophia in Nonum Tractatum Libri Rhasis ad Regem Almansorum, Hagenou,
Valentini Kobian, 1533 ; Avicena, Liber de Anima, seu Sextus de Naturalibus, Leiden,
Brill, 1968-72; Giovanni Matteo Ferrari da Gradi, Practica, seu Commentaria in Nonum
Rasis ad Almansorum, Venecia, Juntas, 1560, pp . 370-89; Philippus Theophrastus
Bombastus von Hohenheim [Paracelsoj, "On the Diseases That Deprive Man of His
Reason", en Volumen Medicinae Paramirum, trad . Kurt F. Leidecker, Baltimore, Johns
Hopkins Press, 1949 ; Ambroise Paré (1517?-90), Workes of That Famous . . . Chirurgion . . .,
trad . Thomas Johnson, Londres, R . Cotes and Young, 1634, pp . 634-39; Robert
Burton, The Anatomy of Melancholy, ed . F. Dell y Paul J . Smith, Nueva York, Farrar
and Rinehart, 1927, pp . 353-57 ; Giulio Cesare Claudini, Responsionum et
Consultationem Medicinalium Tornus Unicus, Frankfurt, Lazari Zetzneri, 1607, p . 402 ;
William Harvey, Anatomical Exercitation9 concerning the Generation of Living Creatures . . .,
Londres, James Young for Octavian Pulleyn, 1653, pp . 501-2 ; Nathaniel Highmore,
De Passione Hysterica et Affectione Hypochondriaca (Oxford, A . Lichfield ; R . Davis,
1660) ; Estevao Rodrigues de Castro, Syntaxis Praedictonum Medicarum, Lyons, Phil .
Borde ; Arnaud et Cl . Rigaud, 1661 ; Abraham Zacuto [Zacutus Lusitanus], Praxis
Medica Admiranda, Londres, loannem, Huguetan Antonium, 1637, pp . 11, 13, 35,
40, 42, 46, 176-80, 252-66, 277-83, 289-95 ; Gregor Horst, Dissertationem . . . Inauguralem
de Mania . . . Publicae Censura (Giessen, viuda de Frederic Karger, 1677, pp . 9-18 ;
Bernard Mandeville, A Treatise of the Hypochondriack and Hysteric Passions, Hildesheim,
1711 ; reimpreso Nueva York, G . Olms, 1981 ; Hermann Boerhaave, Praelectiones
Academicae de Morbis Nervorum Curant, Leiden, Van Eems, 1761 ; reimpreso Leiden,
Brill, 1959, pp . 11, 144-45, 284-45, 290, 292, 370 ; William Cullen, First Lines of the
Practice of Physic, Edinburgh, Bell, Bradfute, 1791, pp . 98-115 ; Philippe Pinel, A
Treatise on Insanity, trad . D . D . Davis, 1806 ; reimpresión facsimilar Nueva York,
Hafner, 1962, pp . 7-45, 229-65 ; Franz Josef Gall, Anatomic et physiologic du systéme
nerveux en general, París, F. Schoell, 1810-19, pp . 85-164; Auguste Elisabeth Philogene
Tripier, Lecons cliniques sur les maladies des femmes, París, Octave Doin, 1883, pp . 34751 ; y Pierre Briquet, Traité clinique et thérapeutique de l'hystérie, París, J . B . Bailliére,
1859, pp . 111-38, 289-91, 409-12, 535-613 .
176
Rachel P. Mains
histeria .' Esta supuesta enfermedad y sus aflicciones hermanas mostraban una sintomatología coherente con el funcionamiento normal
de la sexualidad femenina, por lo cual no debe sorprender que el alivio se consiguiera mediante el orgasmo, ya fuera por el coito en el
lecho matrimonial o mediante un masaje en la mesa de auscultación
del médico . Ubicaré este paradigma de enfermedad en el contexto de las
definiciones androcéntricas de sexualidad, lo cual explica por qué tales
tratamientos eran permitidos social y éticamente a los doctores y por
qué las mujeres los necesitaban . Los conceptos androcéntricos de la
sexualidad, y sus implicaciones para las mujeres y para los médicos
que las trataban, definieron el desarrollo no sólo del concepto de las
patologías sexuales femeninas sino también de los instrumentos diseñados para manejarlas .
La tecnología nos dice mucho acerca de la construcción social de
las tareas y funciones que debe llevar a cabo . Aunque la instrumentación del masaje ha tenido muchos usos en la historia, aquí me ocuparé
sólo de su función en el tratamiento de cierta clase de "dolencias de
mujeres" . A través del vibrador y sus antecesores en la historia de la
tecnología del masaje médico examinaré tres temas : las definiciones
androcéntricas de la sexualidad y la construcción de una sexualidad
femenina ideal que se ajuste a ellas ; la reducción del comportamiento
sexual femenino fuera de la norma androcéntrica a paradigmas de enfermedad que requieren tratamiento ; y los medios con que los doctores
legitimaron y justificaron la producción clínica del orgasmo en las
mujeres como un tratamiento para estos trastornos . Al evaluar estas
tecnologías, es significativa la perspectiva del género : por ejemplo, es
típico que los hombres reaccionen a la figura 1 (p . 179) con un sobresalto, mientras que las mujeres se ríen . Queda claro que donde las tecnolo-
' Las historias clásicas de la enfermedad son : Ilsa Veith, Hysteria : The History of
a Disease, Chicago : University of Chicago Press, 1965 ; Alan Krohn, Hysteria : The
Elusive Neurosis, Nueva York, International Universities Press, 1978 ; Dewey Ziegler y
Paul Norman, "On the Natural History of Hysteria in Women", Diseases of the Nervous
System 15, 1967, pp . 301-36 ; Henri Cesbron, Histoire critique de I'hystérie, París, Asselin
y Houreau, 1909; y Glafira Abrikosova, L'Hystdrie aux XVIIe et XVIIIe siécles (etude
historique), París, Steinheil, 1897 . Obras más recientes incluyen : Philip R . Slavney,
Perspectives on "Hysteria", Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1990, y George
Wesley, A History of Hysteria, Washington, D .C ., University Press of America, 1979 .
177
caliente, caliente
gías interfieren en el cuerpo, sobre todo sus órganos sexuales, el sexo
del cuerpo es importante .
Cuando surgió el vibrador como un instrumento médico electromecánico a fines del siglo xix, evolucionó a partir de tecnologías de masaje
anteriores en respuesta a la demanda de los doctores de terapias físicas
más rápidas y eficientes, sobre todo para la histeria . El masaje hasta el
orgasmo de las pacientes femeninas era un elemento básico de la práctica
médica entre algunos doctores occidentales (aunque desde luego no todos) desde los tiempos de Hipócrates hasta la década de 1920, y mecanizar esta tarea aumentó significativamente la cantidad de pacientes que un
doctor podía atender durante un día de trabajo . Los médicos eran un
grupo masculino exclusivo con control sobre sus vidas e instrumentos
laborales, y las ganancias en la eficiencia de la producción médica del
orgasmo a cambio de un pago podían aumentar el ingreso . Los médicos
tenían tanto los medios como la motivación para mecanizarlo .
La demanda de tratamiento tenía dos fuentes : la proscripción de la
masturbación femenina como inmoral y posiblemente malsana, y el
fracaso de la sexualidad androcéntricamente definida para producir regularmente el orgasmo en la mayoría de las mujeres .' Así, los síntomas
definidos hasta 1952 como histeria, y algunos de los asociados con
clorosis y neurastenia, pueden haber sido, por lo menos en gran parte,
el funcionamiento normal de la sexualidad de la mujer en un contexto
social patriarcal que no reconocía su diferencia esencial respecto de la
sexualidad masculina, con su acento tradicional en el coito . El modelo
históricamente androcéntrico y pronatal de la heterosexualidad sana y
"normal" es la penetración de la vagina por el pene hasta el orgasmo
masculino . Se ha señalado clínicamente en muchas épocas que este
marco de conducta no logra producir el orgasmo regularmente en más
de la mitad de la población femenina . 9
8
Donald E . Greydanus, "Masturbation ; Historic Perspective", New York State
Journal of Medicine 80, 12 (1980), pp . 1892-96 ; E . H . Hare, "Masturbatory Insanity : The
History of an Idea", Journal of Mental Science 108 (1962), pp . 2-25 ; John Francis
Wallace Meagher, A Study of Masturbation and Its Reputed Sequelae, Nueva York, William
Wood, 1924; E . H . Smith, "Signs of Masturbation in the Female", Pacific Medical
journal, febrero 1903, pp . 78-83 ; Wilhelm Stekel, "Disguised Onanism (Masked
Masturbation)", American Journal of Urology and Sexology 14, 7 (1918), pp . 289-307 .
9 Para un resumen de esta investigación, ver Donald Symons, The Evolution of
Human Sexuality, Nueva York, Oxford University Press, 1979, pp . 75-92 .
178
Rachel P. Mains
Debido a que el modelo androcéntrico de sexualidad se consideraba necesario para la institución pronatal y patriarcal del matrimonio y
había sido defendido y justificado por los notables de la medicina occidental convencional en todos los siglos, por lo menos desde la época
de Hipócrates, el matrimonio no siempre "curaba" la "enfermedad" representada por el funcionamiento común e incómodamente persistente
de la sexualidad de la mujer fuera del paradigma sexual dominante .
Esto relegaba la tarea de aliviar los síntomas de la excitación femenina al
tratamiento médico, lo cual definía el orgasmo femenino bajo condiciones clínicas como la crisis de una enfermedad, el "paroxismo histérico" . En efecto, los doctores heredaron la tarea de producir el orgasmo
en las mujeres porque era un quehacer que nadie más quería .
Fig . 1 . Ducha pélvica francesa de alrededor de 1860 de Fleury, reproducida en Siegfried
Giedion, Mechanization Takes Command (Nueva York, Oxford University Press, 1948) .
No hay pruebas de que los médicos de género masculino disfrutaran al proporcionar tratamientos de masaje pélvico . Al contrario, este
grupo masculino exclusivo buscaba cualquier oportunidad para sustituir con otros recursos sus dedos, tales como las atenciones de un marido, las manos de una partera, o el aspecto comercial de algún
179
caliente, caliente
mecanismo incansable e impersonal .` Esto último, la opción de sustitución de mano de obra por capital, reducía el tiempo requerido por los
médicos para producir resultados de alrededor de una hora hasta unos
diez minutos ." Como muchos maridos, los doctores no estaban dispuestos a molestarse en realizar lo que, después de todo, era una tarea
rutinaria . Este quehacer requería habilidad y atención ; Nathaniel
Highmore señaló en 1660 que era difícil aprender a producir el orgasmo
mediante el masaje de la vulva . Decía que la técnica "no deja de parecerse al juego infantil en que hay que sobarse el estómago con una mano y
darse golpecitos en la cabeza con la otra" .12 Al mismo tiempo, las mujeres histéricas representaban un mercado amplio y lucrativo para los
médicos . Estas pacientes ni se recuperaban ni morían por su malestar
sino que seguían requiriendo un tratamiento periódico . Russell Thacher
Trall y John Butler, a fines del siglo xix, calculaban que tres cuartas
partes de la población femenina eran "poco saludables", y que este grupo constituía el mercado más grande de Estados Unidos para servicios
terapéuticos ." Además, el tratamiento orgásmico no debe haber hecho
daño a casi ninguna paciente, enferma o sana, contrastando así favorablemente con terapias "heroicas" del siglo xix, como la clitoridectomía
10 Sobre el tratamiento de la histeria y la clorosis por parteras, ver Nicolaas
Fonteyn [Nicolaus Fontanus, fl . 1630], The Womans Doctour, Londres, John Blage
and Samuel Howes, 1652, B4-7, p . 45 ; Jakob Rueff [1500-1558], The Expert Midwife,
Londres, E . Griffin para S . Burton, 1637, lib . 6, cap . 8 ; Nicholas Culpeper [1616-54],
A Directory for Midwives, Londres, Peter Cole, 1651, pp . 94-95, 110-11 ; John Pechey
[1655-1716], A General Treatise of the Diseases of Maids, Big-Bellied Women, Child-Bed
Women, and Widows, Londres, Henry Bonwick, 1696, A3, B13-14 ; y su Compleat
Midwife's Practice Enlarged, 5' ed ., 1698, pp . 230-33 .
11 Franklin H . Martin, Electricity in
Diseases of Women and Obstetrics, Chicago,
W . T . Keener, 1892, pp . 225-32 ; Franklin Benjamin Gottschalk, Practical
Elect ro therapeutics, Hammond, Ind ., F. S . Betz, 1908, p . 282 ; Gottschalk, Static
Electricity, X-ray and Electro-vibration : Their Therapeutic Application, Chicago, Eisele,
1903, pp . 137-139; Anthony Matijaca, Principles of Electro-medicine, Electro-surgery and
Radiology, Tangerine, Fla ., Benedict Lust, 1917, pp . 134-36; y Vibrator Instrument
Company, The Chattanooga Vibrator, Chattanooga, Tenn ., vic, 1904, p . 3 .
12
Highmore, De Passione Hysterica, pp . 76-77 : "Necnon in lusu illo puerorum,
quo una manu pectus perfricare, altera frontenl percutere conantur ."
13 Russell Thacher Trall, The Health and Diseases
of Women, Battle Creek,
Mich ., Health Reformer, 1873, pp . 7-8, 31 ; y John Butler, Dr. John Butler's Electromassage Machine or Electric Manipulator for Curing Diseases at Horne, Nueva York,
Butler Electric Massage, 1889, p . 21 .
180
Rachel P. Maines
para impedir la masturbación ." Desde luego, no debe percibirse a las
recipientes de terapia orgásmica como víctimas : es casi seguro que algunas de ellas deben haber sabido lo que estaba sucediendo .`
El modelo androcéntrico de sexualidad
La definición androcéntrica del sexo como una actividad reconoce tres
pasos esenciales : preparación para la penetración ("estimulación erótica"), la penetración y el orgasmo masculino . La actividad sexual que no
incluye, por lo menos, los últimos dos pasos no se ha considerado
popular o médicamente (ni tampoco legalmente) como "genuina" . 16 Se
espera que la mujer alcance el orgasmo durante el coito, pero si esto no
sucede no por ello disminuye la legitimidad del acto como "sexo genuino" . 17 El hecho de que más de la mitad de todas las mujeres, posiblemente más del 70%, no alcance regularmente el orgasmo sólo mediante
la penetración ha sido señalado por investigadores como Alfred Kinsey
y Shere Hite; pero el dato se conocía, aunque no se difundiera, en los
siglos anteriores ." Tradicionalmente se ha definido a esta mayoría de
14
Andrew Scull y Diane Favreau, "'A Chance to Cut Is a Chance to Cure' :
Sexual Surgery for Psychosis in Three Nineteenth Century Societies", Research in
Law, Deviance and Social Control 8, 1986, pp . 3-39; ver también Hare, "Masturbatory
Insanity", 10, y Vern Bullough, "Technology for the Prevention of 'Les Maladies
produites par la Masturbation"', Technology and Culture 28, 4, 1987, pp . 828-32 .
1'
Para argumentos contrarios a la visión de "la mujer como víctima del médico", ver Regina Morantz, "The Lady and Her Physician", en Clio's Consciousness
Raised, ed . M . Hartman y L . Banner, Nueva York, Harper Torchbooks, 1974, pp . 3853 .
16 Judith Brown ha sugerido que la falta de penetración en la mayor parte de la
actividad lésbica es la razón por la que ha sido muy poco tratada en la historia legal de
Occidente . Ver Brown, Immodest Acts : The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy,
Nueva York, Oxford University Press, 1986, pp . 6-20 .
17
Ver, por ejemplo, Celia Roberts et al ., "Faking It : The Story of 'Ohh!"',
Women's Studies International Forum 18, 5-6, 1995, p . 531 n . 7 .
18 Alfred Charles Kinsey, Sexual Behavior in the Human Female, Filadelfia,
Saunders, 1953, y Shere Hite, The Hite Report on Female Sexuality, Nueva York,
Macmillan, 1976 . Nótese también el trato popular de este tema, como en Judith Schwartz,
"Straight Talk about Orgasm", Redbook, marzo, 1994, p . 75 . Para referencias anteriores
a este tema ver, por ejemplo, John Pechey, The Corn pleat Midwife's Practice Enlarged,
5' ed ., 1698, p . 32; Culpeper, Directory for Midwives, p . 28; y un texto insólito de
mediados del siglo xx : Alfred Henry Tryer, Sex Satisfaction and Happy Marriage, Nueva York, Emerson Books, 1948, pp . 85, 115 . Una fuente más convencional es Marie
Stopes, Married Love: A New Contribution to the Solution of Sex Difficulties, Nueva
York, Eugenics, 1931, p . 74 .
181
caliente, caliente
mujeres como anormal o "frígida", de alguna manera negligente en su
obligación de reforzar el modelo androcéntrico de sexo satisfactorio ."
Tal vez estas mujeres constituyen la mayoría de las histéricas de la historia, cuya cantidad hace plausible el argumento de Thomas Sydenham
en el siglo xvil de que la histeria era "la más común de todas las enfermedades salvo las fiebres" .` También explica el argumento de los médicos decimonónicos de que la histeria era pandémica en su época .`
Cuando el sexo marital era insatisfactorio y se desalentaba o se prohibía
la masturbación, es probable que la sexualidad femenina se afirmara
mediante una de las pocas salidas aceptables : los síntomas de trastornos histeroneurasténicos .
A lo largo de la historia, las mujeres han sido disuadidas de masturbarse con el argumento de que esta práctica les perjudicaría la salud,
y la mayoría de los hombres antes de este siglo (incluso hasta el día de
hoy, dirían algunos) no han comprendido que la penetración satisface
sexualmente sólo a una minoría de mujeres . Incluso los maridos y
amantes que tal vez lo saben no siempre quisieron molestarse en proporcionar más estimulación, la necesaria para producir el orgasmo femenino .` Las autoridades médicas, en una época tan reciente como la
década de 1970, aseguraban a los hombres que una mujer que no alcanzara el orgasmo durante el coito heterosexual tenía un defecto o sufría
algún daño físico o psicológico . La culpa de seguro tenía que ser de
ella, ya que era literalmente inimaginable que pudiera descubrirse algún defecto en la hipótesis de la penetración .` Si el pene no representa-
19
Havelock Ellis, "The Sexual Impulse in Women", en Studies in the Psychology
of Sex, vol . t, Nueva York, Random House, 1940 . Un autor popular de consejos
médicos de la década de 1970, David Reuben, se atiene a convenciones más recientes
(aunque igualmente androcéntricas) al usar la expresión "perjuicio orgásmico" para
evitar la que considera una expresión menos objetiva, "frígida" . Ver Reuben, Any
Woman Can Love and Sexual Fulfillment for the Single, Widowed, Divorced . . . and Married,
Nueva York, D . McKay, 1971, pp . 25-56 .
20
Joseph Frank Payne, Thomas Sydenham, Nueva York, Longman, Green, 1900,
p . 143 .
21
Barbara Ehrenreich y Deirdre English, Complaints and Disorders : The Sexual
Politics of Sickness, Old Westbury, N .Y., Feminist Press, 1973, pp . 15-44 .
22
Ver, por ejemplo, Sophie Lazarsfeld, Woman's Experience of the Male, 9' ed .,
Londres, Encyclopedic Press, 1967, pp . 123-66 .
23
Para un ejemplo particularmente notable de esta perspectiva, ver Edmund
Bergler y William S . Kroger, Kinseys Myth of Female Sexuality, Nueva York, Grune and
Stratton, 1954, pp . 7, 35, 70, 76, 94-95 .
182
Rachel P. Mains
ra el arma máxima en la guerra sexual, las aseveraciones de la superioridad masculina se apoyarían por completo en el potencial estadísticamente mayor de los músculos bíceps y deltoide masculinos, que en sí
no parecían equivalentes a la tarea de mantener el patriarcado en la
civilización occidental .
El orgasmo femenino y las maneras de producirlo eran y son anómalos desde un punto de vista biológico, así como político y filosófico .
Su falta de correlación con la fertilidad y la concepción sigue siendo
contraria a lo intuitivo aun, o tal vez sobre todo, en una época de mayor
comprensión científica de la reproducción humana . La función biológica del orgasmo femenino es controvertida .` Tanto en el pasado reciente
como en el remoto, parecía apenas razonable suponer a priori que hombres y mujeres quedarían sexualmente gratificados por el mismo acto
de penetración hasta el orgasmo masculino, que hacía posible la concepción . El hecho de que, en la mayoría de los casos, sea necesaria la
estimulación de los genitales externos de las mujeres sigue sin explicación .23 Como historiadora no pretendo especular acerca de las cuestiones fisiológicas y evolutivas planteadas por este problema . Espero con
interés los resultados de las investigaciones actuales de biólogos de la
evolución, fisiólogos reproductivos y antropólogos físicos .
La cuestión del orgasmo femenino en la historia está profundamente opacada por el androcentrismo de las fuentes existentes . Los
estudiosos médicos, por ejemplo, han tratado el orgasmo femenino
principalmente desde un punto de vista prescriptivo ; los autores más
difundidos apenas lo mencionan en raras ocasiones .` Antes de mediados de este siglo, aun en la literatura, las referencias al orgasmo femenino brillan por su ausencia, incluso en obras supuestamente construidas
24
Después de, por lo menos, dos milenios de esfuerzos por producir el orgasmo femenino antes o durante el orgasmo masculino en el coito, un estudio ha
sugerido que la concepción es ayudada por el orgasmo femenino de uno a cuarenta
y cinco minutos después de la eyaculación del hombre . Ver Beth Livermore, "Why
Women's Orgasms Matter", Self 16, 2, 1994, p . 56 ; F. Bryant Furlow y Randy Thornhill,
"The Orgasm Wars", Psychology Today, ene .-feb . 1996, pp . 42-46 ; y Michael Segell,
"Great Performances", Esquire, enero 1996, p . 30 .
23
W. C . M . Schultz et al ., "Vaginal Sensitivity to Electric Stimuli : Theoretical
and Practical Implications", Archives of Sexual Behavior 18, 2, 1989, pp . 87-95 .
26
Hay quienes, como Juvenal en su Sátira sobre mujeres (fines del siglo 1 a .D .),
lo mencionan con el fin de condenar la supuesta depravación del sexo femenino .
183
caliente, caliente
en torno a temas sexuales .` En el desarrollo del pensamiento médico
occidental sobre el tema de la sexualidad, se ha considerado tanto razonable como necesario para el apoyo social del ego masculino ya sea que
el orgasmo femenino se trate como un producto secundario del orgasmo masculino o que su existencia o importancia se niegue por completo . A lo largo de la historia, se han usado ambas estrategias, pero también
ha persistido una corriente oculta que reconoce que el modelo androcéntrico de sexualidad no representa de manera adecuada la experiencia
de las mujeres .`
Lo que confunde los análisis médicos de estos asuntos, como ha
señalado Thomas Laqueur, es que la tradición occidental hasta el siglo
XVIII no había desarrollado un vocabulario completo y significativo de
la anatomía femenina . La vulva, los labios y el clítoris no siempre se
distinguían de la vagina, ni la vagina del útero . Así, al leer los estudios
premodernos de ginecología, resulta difícil descifrar las descripciones
de tratamientos en que los genitales femeninos no están diferenciados .
Las referencias a la sexualidad femenina suelen darse en términos masculinos, como por ejemplo las secreciones de las glándulas Bartholin
se llaman "semen" o "semillas" . Thomas Laqueur dice que los médicos
que escribían sobre anatomía "no veían ninguna necesidad de desarrollar un vocabulario preciso de la anatomía genital, porque si el cuerpo
femenino era una versión menos caliente, menos perfecta y, por lo tanto, menos clara del cuerpo canónico, importaban mucho menos las
marcas orgánicas distintivas, ni hablar de las genitales, que las jerarquías metafísicas que ilustraban" . 29
27
Tales como Pamela (1740) de Richardson, Anna Karenina (1876) de Tolstoi y
Madame Bovary (1856) de Flaubert .
28 Para algunos ejemplos, ver Symons, Evolution of Human Sexuality, pp . 85-92 ;
Helen Rodnite Lemay, "Human Sexuality in Twelfth- through Fifteenth-Century
Scientific Writings", en Sexual Practices and the Medieval Church, ed . Vern L . Bullough
y James Brundage, Buffalo, N .Y., Prometheus Books, 1982, p . 204; Edward Bliss
Foote, Dr. Foote's Home Cyclopedia of Popular Medical, Social, and Sexual Science, Nueva York, Murray Hill, 1901, pp . 550, 1133, 1150; Robert Taylor, A Practical Treatise on
Sexual Disorders of the Male and Female, 3' ed ., Nueva York, Lea Brothers, 1905, pp .
404, 410-13 ; y Smith Baker, "The Neurophysical Element in Conjugal Aversion",
Journal of Nervous and Mental Disease 19, sept . 1892, pp . 669-81 .
29
Thomas Laqueur, Making Sex : Body and Gender from the Greeks to Freud,
Cambridge, Harvard University Press, 1990, pp . 34-35 .
184
Rachel P. Maines
La histeria como paradigma de enfermedad
Pretendo bosquejar aquí los contornos de la respuesta médica y tecnológica masculina a la discontinuidad entre las experiencias masculinas
y femeninas de la sexualidad, mediante la construcción social de
paradigmas de enfermedad . Situados en el centro vulnerable de toda
relación heterosexual pasada y presente, los asuntos potencialmente
desestabilizadores de la reciprocidad orgásmica durante la historia han
sido trasladados a un terreno neutral y de higiene en donde la sexualidad femenina se representaba como una patología y el orgasmo femenino, redefinido como la crisis de una enfermedad, se producía
clínicamente como una terapia legítima . Esta interpretación obviaba la
necesidad de cuestionar el prestigio exaltado del pene o la eficacia del
coito como un estímulo para el orgasmo femenino . Además, no requería un ajuste de actitud o de habilidad por parte de los compañeros
sexuales masculinos . Lo que Foucault llama la "histerización del cuerpo femenino" protegía y reforzaba las definiciones androcéntricas de la
satisfacción sexual .`
Una parte de mi argumentación se apoya en el carácter vago y
sexualmente centrado de la histeria, de acuerdo con las definiciones de
las autoridades médicas antiguas, medievales, renacentistas y modernas, anteriores a Sigmund Freud . Muchos de sus síntomas clásicos son
los de la excitación crónica : ansiedad, insomnio, irritabilidad, nerviosismo, fantasía erótica, sensación de pesadez en el abdomen, edema
pélvico inferior y lubricación vaginal .` Los médicos antes de fines del
siglo xix rara vez mencionan los estados paralíticos descritos por Freud
y algunos otros .` Durante el síncope se notaba que algunas histéricas
experimentaban -como lo señaló Franz Josef Gall en la segunda década
del siglo xix y A .F.A. King unos setenta años después- la aparente
30 Michel Foucault, The History of Sexuality, vol . I, An Introduction, Nueva York,
Random House, 1978, p . 104 .
31
Jean-Michel Oughourlian, The Puppet of Desire : The Psychology of Hysteria,
Possession and Hypnosis, trad . Eugene Webb, Stanford, Calif., Stanford University
Press, 1991, p . 145; sobre neurastenia ver John S . Haller, "Neurasthenia : The Medical
Profession and the 'New Woman' of the Late Nineteenth Century", New York State
Journal of Medicine 71, 15 febrero 1971, p . 474 .
32
Edward Haller Shorter, "Paralysis : The Rise and Fail of a 'Hysterical'
Symptom", Journal of Social History 19, 4, 1986, pp . 549-82 .
185
caliente, caliente
pérdida de conciencia del sujeto, asociada con el sonrojamiento de la
piel, "sensaciones voluptuosas" y vergüenza y confusión después de
recuperarse de una muy breve pérdida de control, por lo general de
menos de un minuto .` El hecho de que las histéricas no se volvieran
incontinentes durante sus "accesos" como los epilépticos, y aparentemente se sintieran mucho mejor después, llevó a algunos médicos a
sospechar que sus pacientes fingían la enfermedad . Los doctores señalaban que los epilépticos con frecuencia se lastimaban cuando caían,
pero que a las histéricas esto rara vez les sucedía .` No quiero decir que
todas las mujeres diagnosticadas como histéricas fueran casos de privación sexual (o más bien orgásmica) ; sin duda, algunas sufrían otras
dolencias mentales o físicas, cuyos síntomas coincidían significativamente con el paradigma de enfermedad de la histeria . Joan Brumberg
ha señalado, por ejemplo, que en el siglo xlx muchos médicos consideraban la anorexia en chicas jóvenes como un trastorno histérico .` Pero
la sola cantidad de histéricas antes de mediados de este siglo, y su casi
total desaparición de la historia después de esa época, sugiere que lo
que ha cambiado son las percepciones sobre el carácter patológico de la
conducta de esas mujeres, y no la conducta en sí .`
La pérdida total o parcial de la conciencia -o, más bien de la
reacción a estímulos externos- fue interpretada y descrita de diversas
maneras a lo largo del tiempo . Areteo, al igual que Platón, pensaba que
el útero inflamado y desconectado sofocaba o ahogaba a la paciente,
tema extensamente tratado en textos médicos del clásico tardío, la Edad
Media y el Renacimiento . Se creía que el útero, congestionado con "semilla" (semen en latín) no utilizada, se rebelaba contra la privación sexual .
33
Gall, Anatomic et physiologic du systéme nerveux, pp . 85-164, y A .F.A . King,
"Hysteria", American Journal of Obstetrics 24, 5, 1891, pp . 513-32 .
34
Sin embargo, hay por lo menos un caso de tal daño a una histérica en el
Salpétriere . Ver Christopher G . Goetz, Michel Bonduelle y Toby Gelfand, Charcot :
Constructing Neurology, Nueva York, Oxford University Press, 1995, p . 191 .
3' Joan Jacobs Brumberg, Fasting Girls: The Emergence of Anorexia Nervosa as a
Modern Disease, Cambridge, Harvard University Press, 1988, pp . 67-70, 107, 115-20, 143 .
36
Roberta Satow, "Where Has All the Hysteria Gone?", Psychoanalytic Review
66, 1979-80, pp . 463-73 . Martha Noel Evans dice que la enfermedad sobrevive, por lo
menos en Francia, en la forma de trastornos que ahora se llaman espasmofilia y
anorexia, antes diagnosticados como histeria . Ver Evans, Fits and Starts : A Genealogy
of Hysteria in Modern France, Ithaca, Cornell University Press, 1991, pp . 223-42 .
186
Rachel P. Maines
La cura, coherente con la teoría de los humores popularizada por Galeno, debía inducir el órgano a regresar a su posición normal en la pelvis
y provocar la expulsión del exceso de fluido .` Cuando la paciente era
soltera, viuda, infelizmente casada o monja, la cura se efectuaba montando a caballo vigorosamente, por el movimiento de la pelvis en un
columpio, silla mecedora o carreta, o mediante el masaje de la vulva
por un médico o una partera, como lo describe Forestus en el párrafo
arriba citado . A las mujeres solteras en edad casadera que tenían síntomas de histeria, por lo general, se les recomendaba el matrimonio y,
como dijo Ambroise Paré en el siglo xvi, "ser fuertemente acometidas
por sus maridos ".38 La masturbación por parte de la paciente misma se
recomendó como tratamiento para la histeria apenas a principios del
siglo xx, y entonces sólo rara vez ." Si bien la histeria, la mayoría de las
veces, no era sino el funcionamiento normal de la sexualidad femenina,
la inducción de la crisis de la enfermedad, llamada "paroxismo histérico", de hecho habría proporcionado el tipo de alivio temporal que los
médicos describían . Sólo un puñado de autoridades médicas que abogaban por el masaje genital femenino como tratamiento para la histeria,
sin embargo, reconocían que la crisis así producida era un orgasmo ."
En el siglo xix, como señalan Peter Gay y otros, la sabiduría heredada de que las mujeres requerían la gratificación sexual para la buena
salud entraba en conflicto con ideas más novedosas respecto de la pureza intrínseca de la feminidad . Una resolución no poco común del conflicto de las filosofías médicas referidas a la sexualidad de la mujer era
la posición intermedia de que las mujeres deseaban ardientemente la
37 Owsei Temkin, Galenism : Rise and Decline of a Medical Philosophy, Ithaca,
Cornell University Press, 1973 .
38 Paré, Workes, pp . 634, 945 .
39
Como en Robert L . Dickinson y Henry H . Pierson, "The Average Sex Life of
American Women", Journal of the American Medical Association 85, 1925, pp . 1113-17 ;
ver también Harland William Long, Sane Sex Life and Sane Sex Living : Some Things
That All Sane People Ought to Know about Sex Nature and Sex Functioning, Nueva York,
Eugenics, 1937, pp . 125-27 .
40 Entre quienes lo reconocieron, los más notables son : Highmore, De Passione
Hysterica, pp . 76-78, y Tripier, Lecons cliniques, pp . 350-51 . Audrey Eccles analiza otra
bibliografía directa en Obstetrics and Gynaecology in Tudor and Stuart England, Londres, Croom Helm, 1982, pp . 79-82, al igual que Danielle Jacquart y Claude Thomasset
en Sexuality and Medicine in the Middle Ages, trad . Matthew Adamson, Princeton,
Princeton University Press, 1988, p . 170 .
187
caliente, caliente
maternidad, no el orgasmo .` Esta hipótesis pronatal no sólo preservaba
la ilusión de la superioridad espiritual de las mujeres a la vez que explicaba su comportamiento sexual, sino que también reforzaba la ética del
coito en la posición de la mujer supina como una norma de mandato
divino . Como bien indica Gay, esta proposición también protegía el ego
masculino y el modelo androcéntrico de sexualidad .`
Las interpretaciones freudianas después de 1900 presuponían impulsos sexuales en las mujeres, ubicándolos en un nuevo tipo de
moralismo androcéntrico, el de la psicopatología, que persistiría hasta
nuestra época . En el nuevo paradigma, la histeria no era causada por la
privación sexual sino por experiencias de la infancia, y podía manifestarse en la propensión a la masturbación y a la "frigidez" en el contexto
de la penetración ." Estos dos "síntomas" también eran una prueba,
según la opinión freudiana, del desarrollo sexual femenino detenido en
un nivel juvenil . Así, la mística de la penetración permanecía sin
cuestionarse, aun cuando el tapete teórico se moviera bajo los problemas médicos y sexuales . Las mujeres de verdad, según la teoría freudiana
así como autoridades anteriores, experimentaban una gratificación sexual
madura como resultado de la penetración vaginal hasta el orgasmo
masculino, y no aceptaban ningún sustituto para lo "genuino" . Muchos médicos malentendieron sistemáticamente la función del clítoris
en la excitación hasta el orgasmo, ya que esta función contradecía el
principio androcéntrico de que sólo el pene erecto podía proporcionar
satisfacción sexual a una mujer adulta normal y sana ." El hecho de que
41
Dos ejemplos entre muchos son : William Acton [1813-75], The Functions and
Disorders of the Reproductive Organs in Childhood, Youth, Adult Age and Advanced Life,
Considered in Their Physiological, Social, and Moral Relations, Filadelfia, Blakiston,
1865, p . 133, y Richard von Krafft-Ebing, Psychopathia Sexualis : A Medico-forensic
Study, 1886, reimpr. Nueva York, G . P. Putnam's Sons, 1965, pp . 33, 55, 248 . Un
panorama de estos estudios aparece en Carl N . Degler, "What Ought to Be and What
Was", American Historical Review 79, 1974, pp . 1467-90 .
42
Peter Gay, The Education of the Senses, vol . I de The Bourgeois Experience :
Victoria to Freud, Nueva York, Oxford University Press, 1984, pp . 103, 264, 478-82 .
43
Laqueur, Making Sex, p . 233 . La "frigidez" en los hombres también se define
en el contexto del coito . Ver Robert Knight, "Functional Disturbances in the Sexual
Life of Men : Frigidity and Related Disorders", Bulletin of the Menninger Clinic 7, 1,
1943, pp . 25-35 .
44
Editorial en Lancet, 1869, citado en Lynda Nead, Myths of Sexuality :
Representations of Women in Victorian Britain, Oxford, Basil Blackwell, 1988, p . 21 ; C .
188
Rachel P. Mains
este principio relegara la experiencia de dos terceras partes o tres cuartas partes de la población femenina a una condición patológica no se
consideró un problema .'
De hecho, en muchos casos, este enfoque androcéntrico encubrió
con eficacia el carácter sexual de los tratamientos médicos de masaje .
Dado que no se involucraba para nada la penetración, quienes creían
en la hipótesis de que sólo la penetración era sexualmente gratificante
para las mujeres podían argumentar que nada sexual estaba ocurriendo
cuando las pacientes experimentaban el paroxismo histérico durante el
tratamiento . Incluso los médicos del siglo Xix que criticaron el espéculo
por sus efectos supuestamente estimulantes y cuestionaron el masaje
manual interno, no veían nada inmoral o poco ético en el masaje externo de la vulva y el clítoris con un chorro de agua o con aparatos mecánicos o electromecánicos .46 Las interpretaciones freudianas y posteriores
de la histeria y la masturbación ayudaron a disminuir este encubrimiento, y cuando el vibrador, usado en consultorios médicos desde la década
de 1880, empezó a aparecer en películas eróticas en la década de 1920, ya
no pudo sostenerse la ilusión de un proceso clínico distinto de la sexualidad y el orgasmo .47
En las pruebas que aquí presento de las historias de la sexualidad
y el masaje médico en la historia, es importante subrayar que casi nunca se oye la voz de las mujeres . Es rara la persona de cualquier sexo que
considere adecuado dejar un registro incluso de su sexualidad marital
procreativa más ortodoxa, mucho menos de sus experiencias con la
Bigelow, Sexual Pathology : A Practical and Popular Review of the Principal Diseases of the
Reproductive Organs, Chicago, Ottaway and Colbert, 1875, pp . 36, 78, 109; y William
Goodell, Lessons in Gynecology, 3' ed ., Filadelfia, Davis, 1890, pp . 541, 565-70 .
4 ' Se ha señalado que ésta es una dificultad fundamental respecto de los
resultados de la investigación de Masters y Johnson . William H . Masters, Human
Sexual Response, Boston, Little, Brown, 1966 . Bergler y Kroger, en Kinsey's Myth of
Female Sexuality, p . 48, dicen que no hay una objeción científica o estadística para
declarar que el 80 o 90% de la población femenina es anormal .
46
Por ejemplo, Mary Gove Nichols, Experience in Water-Cure, Nueva York,
Fowlers and Wells, 1850, pp . 10-68; Nichols, Lectures to Women on Anatomy and
Physiology, Nueva York, Harper, 1846, pp . 244-48 ; y Wilhelm Griesinger, Mental Pathology
and Therapeutics, trad . C . Lockhart Robinson y James Rutherford, Londres, New
Sydenham Society, 1867, p . 202 .
47 Roger Blake, Sex Gadgets, Cleveland, Century, 1968, pp . 33-46, y Akbar Del
Piombo, The Erotic Tool, Nueva York, Olympia Press, 1971, pp . 38-39 .
189
caliente, caliente
masturbación . En la mayoría de las épocas y lugares en la historia de la
cultura occidental, el hecho de que una mujer llevara tal registro habría
sido atrozmente escandaloso e inmoral ; el descubrimiento de esto la
habría sometido a severas sanciones sociales . Aun los historiadores de
la heterosexualidad masculina luchan con la falta de fuentes primarias ;
lo que existe puede ser fragmentario o estar corregido por herederos
avergonzados o editores . Los historiadores deben depender de fuentes
médicas androcéntricas y pronatales más bien prescriptivas para la información sobre las actividades más íntimas de la humanidad, porque
no hay otra cosa . Casi todas mis fuentes se relacionan con mujeres blancas de las clases media y alta de Europa y Estados Unidos, y sería presuntuoso generalizar a partir de ellas a otras culturas, clases o razas ."
La evolución de la tecnología
El vibrador electromecánico, inventado en la década de 1880 por un
médico británico, representó la última de una larga serie de soluciones
a un problema que había plagado a los practicantes médicos desde la
antigüedad : un masaje terapéutico eficaz que no fatigara al terapeuta ni
exigiera habilidades difíciles que tardaban mucho tiempo en ser adquiridas . La velocidad y la eficiencia mecanizadas mejoraron la productividad clínica, sobre todo en el tratamiento de pacientes crónicos como las
histéricas, que solían recibir una serie de tratamientos durante mucho
tiempo . Entre las condiciones para las que se prescribía el masaje en la
tradición médica occidental, uno de los desafíos más persistentes para
la habilidad y la paciencia de los médicos como terapeutas físicos era la
histeria en las mujeres . Esta era una de las enfermedades diagnosticadas con mayor frecuencia a lo largo de la historia hasta que la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos (APA) oficialmente retiró en 1952
los trastornos histeroneurasténicos del canon de paradigmas de enfermedades modernas . 49
48
Ver, por ejemplo, las opiniones sobre el orgasmo femenino en Howard S .
Akira Ishibara, The Tao of Sex: The "Essence of Medical Prescriptions (Ishimpo)",
3' ed . rev., Lower Lake, Calif ., Integral, 1989, traducción de una obra del siglo x por
Tamba Yasuyori, médico chino que vivió en Japón; y Al-Sayed Haroun ibn Hussein
Al-Makhzoumi [fl . 1152? A .C .], The Fountains of Pleasure, trad . Harem El-Khalidi,
Nueva York, Dorset Press, 1970, pp . 65-76 .
49
American Psychiatric Association, Mental Disorders Diagnostic Manual,
Wáshington, D .C ., APA, 1952 .
Levy y
190
Rachel P . Mains
Los tratamientos mecanizados para la histeria ofrecían muchos beneficios a los usuarios de la tecnología : doctores, pacientes y los maridos de las pacientes . La producción clínica del "paroxismo histérico"
no sólo proporcionaba un paliativo para los malestares femeninos y
hacía que las pacientes se sintieran mejor, por lo menos temporalmente, sino que resolvía la disonancia entre la realidad y el modelo sexual
androcéntrico . Y, dado que los dispositivos mecánicos y electromecánicos podían producir múltiples orgasmos en las mujeres en un periodo
relativamente corto, las innovaciones en la instrumentación del masaje
permitían a las mujeres una exploración más rica de sus potencias fisiológicas .` Aunque el masaje mecánico manual, hidráulico y manejado a vapor ofrecía algunas de estas ventajas, el vibrador electromecánico
era menos fatigoso, requería menos habilidad que el masaje manual,
requería menos capital que las tecnologías hidráulica o de vapor, y era
más confiable, portátil y descentralizado que cualquier terapia física previa
para la histeria . A quince años de la introducción del primer modelo
Weiss a fines de la década de 1880, más de una docena de fabricantes
estaban produciendo vibradores con baterías y modelos que funcionaban con electricidad .'' Algunos doctores hasta tenían "teatros para la
operación" de vibradores (ver fig . 2, p . 192) .
Aunque los fabricantes y los usuarios de las tecnologías de masaje
han dado distintos nombres a los instrumentos, aquí utilizo una nomenclatura relativamente constante con el fin de subrayar las diferencias entre diversos tipos de aparatos de masaje . En primer lugar, un
verdadero vibrador es un dispositivo mecánico o electromecánico que
imparte una presión rápida y rítmica sobre una superficie de trabajo
contorneada, que suele estar montada a ángulo recto de la manija . Los
'o Carol Tavris y Carole Wade, The Longest War : Sex Differences in Perspective, 2'
ed ., San Diego, Harcourt Brace Jovanovich, 1984, pp . 92-96 .
'' Joseph Mortimer Granville, Nerve-Vibration and Excitation as Agents in the
Treatment of Functional Disorders and Organic Disease, Londres, J . and A . Churchill,
1883 . Ver también el modelo Weiss del diseño de Mortimer Granville en la Biblioteca
Bakken y el Museo de la Electricidad en la Vida, Minneapolis, número de acceso
82,100 . Algunas fuentes de catálogos comerciales son : Wappler Electric Manufacturing
Company, Wappler Cautery and Light Apparatus and Accessories, 2' ed ., Nueva York,
Wappler Electric, 1914; Sam J . Gorman, Electro-therapeutic Apparatus, 10' ed ., Chicago,
Sam J . Gorman, 1912, y Manhattan Electrical Supply Company, Catalogue Twentysix : Something Electrical for Everybody, Nueva York, MESCO, s . f .
191
caliente, caliente
aplicadores suelen tener la forma de un conjunto de aditamentos de
hule intercambiables contorneados de acuerdo con las superficies anatómicas que se supone tratarán. Los consoladores vibratorios, una variante del vibrador, suelen ser de fuste recto y están diseñados para la
inserción vaginal o anal . 32 Un masajeador, término que usaremos aquí,
es un artefacto con superficies de trabajo planas o cóncavas, diseñadas
principalmente para manipular los músculos del esqueleto . Todos estos son distintos de los electrodos usados en la electroterapia, que impartían un ligero choque eléctrico a los tejidos a los que se aplicaban y,
así, se relacionan tecnológicamente con el vibrador sólo de manera colateral .
Fig . 2 . Sala de operaciones, tomado de Mary Lydia Hastings Arnold Snow, Mechanical
Vibration and Its Therapeutic Application (Nueva York, Scientific Authors, 1904) .
52
Algunas obras que aclaran estas distinciones son : Paul Tabori, The Humor
and Technology of Sex, Nueva York, Julian Press, 1969, p . 444 ; Helen Singer Kaplan,
"The Vibrator : A Misunderstood Machine", Redbook, mayo 1984, p . 34; Mimi Swartz,
"For the Woman Who Has Almost Everything", Esquire, julio 1980, pp . 56-63; "The
Great Playboy Sex-Aids Road Test", Playboy 25, 3, 1978, pp . 135-37, 208-9, y Joan
Blank, Good Vibrations, Burlingame, Calif ., Down There Press, 1989, pp . 6-25 .
192
Rachel P. Maines
Como hemos visto, el masaje manual de la vulva como tratamiento para la histeria o "sofocación de la madre" está atestiguado continuamente en la medicina occidental desde la antigüedad hasta la Edad
Media, el Renacimiento y la Reforma y hasta la edad moderna . Ya he
citado la descripción de 1653 de Forestus sobre la técnica manual básica, que parece haber variado muy poco a lo largo del tiempo excepto en
los tipos de aceites lubricantes . Las descripciones médicas de este procedimiento eran más o menos explícitas en sus instrucciones para los
doctores, de acuerdo con el temperamento del autor . Algunos, como
Forestus y su contemporáneo Abraham Zacuto (1575-1642), expresaban
sus reservas respecto del decoro de masajear los genitales femeninos y
proponían delegar esa tarea a una partera .'' Las dificultades principales
para los médicos, sin embargo, eran las habilidades requeridas para
definir bien la intensidad del masaje según cada paciente y el vigor
para mantener el tratamiento el tiempo suficiente para producir resultados . 5' Las soluciones tecnológicas para ambos problemas parecen haberse intentado bastante pronto en la forma de tratamientos hidroterapéuticos
e instrumentos burdos como mecedoras, columpios y vehículos que hacían rebotar a la paciente rítmicamente sobre su pelvis .
Sabemos muy poco acerca del uso antiguo de la hidroterapia en la
histeria . Sin embargo, los baños, sobre todo los construidos sobre aguas
termales, tienen una larga historia de estar asociados con la sensualidad y la sexualidad . San Jerónimo (340?-420), por ejemplo, advertía a las
mujeres, sobre todo a las jóvenes, que evitaran bañarse, ya que esto
"incitaba pasiones que sería mejor no tocar" . "La masturbación femenina en este contexto suele requerir que el agua esté en movimiento, preferiblemente bajo cierto tipo de presión o fuerza gravitacional, de modo
que bañarse como se muestra en las escenas medievales de "cocidos"
(ver fig . 3, p . 195) probablemente no habría sido eficaz . 5 ' Las configura-
'' Zacuto, Praxis Medica Admiranda, pp . 265-66 .
i4 Samuel Monell, A System of Instruction in X-Ray Methods and Medical Uses of
Light, Hot Air, Vibration and High Frequency Currents, Nueva York, E .R . Penton, 1903,
pp . 591-99 .
" Hieronymus Eusebius [San Jerónimo], Select Letters of Saint Jerome, trad .
F .A . Wright, Cambridge, Harvard University Press, 1933, cartas 45 .5, 107 .8, 11, 117 .6 .
56
Para algunos ejemplos, ver Emmet Murphy, Great Bordellos of the World,
Londres, Quartet Books, 1983, pp . 55, 69 . Sobre la masturbación con agua, ver Eugene
193
caliente, caliente
ciones del baño romano solían incluir agua entubada que podría haberse usado de esta manera, pero faltan pruebas para saberlo .'' Es probable
que muchas mujeres a lo largo de la historia hayan descubierto de manera independiente que el agua en movimiento tenía un efecto estimulante, pero es poco probable que estos descubrimientos estuvieran
documentados salvo en la forma de vagas prohibiciones de complacencia sensual en el baño, por parte de autores médicos y religiosos . Hacia
fines del siglo xvili, se habían desarrollado artefactos hidroterapéuticos
especializados en trastornos femeninos y se utilizaban en algunos balnearios británicos y europeos . Hay muy pocas descripciones detalladas
o ilustraciones de estos aparatos . Tobias Smollett señaló en 1752 la gran
cantidad de dispositivos hidráulicos en Bath que estaban especialmente
diseñados para mujeres .' Las mujeres representaban una mayoría del
mercado para el masaje hidráulico en Gran Bretaña desde, por lo menos, la época de Smollett . Muchos balnearios tenían "departamentos
femeninos" especiales y, por lo menos en Estados Unidos, las mujeres
solían ser las propietarias, copropietarias o doctoras residentes de los
establecimientos hidroterapéuticos . 5'
El "consuetudinario" en los establecimientos de cura de agua era
la ducha, o regadera de alta presión, cuyo uso estaba ampliamente difundido para los trastornos femeninos como un estimulante local de la
región pélvica (ver fig. 1, p . 179) . Henri Scoutetten, un doctor francés
que escribía en 1843, describía la popularidad de la ducha de agua fría
entre sus pacientes femeninas como sigue :
Halpert, "On a Particular Form of Masturbation in Women : Masturbation with Water",
Journal of the American Psychoanalytic Association 21, 1973, p . 526, y J . Aphrodite
[seudónimo], To Turn You On : Thirty-nine Sex Fantasies for Women, Secaucus, N . J .,
Lyle Stuart, 1975, pp . 83-91 .
' 7 Barry Cunliffe, "The Roman Baths at Bath : The Excavations, 1969-1975",
Britannia 7, 1976, pp . 1-32 .
38 Tobias Smollett, An Essay on the External Use of Water, ed . Claude E . Jones,
[Londres, 17521 reimpr. Baltimore, Johns Hopkins Press, 1935, pp . 55-78 .
'9 Como en los condados de Tompkins y Chemung, Nueva York, a mediados
del siglo xix . Samuel A . Cloyes, The Healer: The Story of Dr. Samantha S . Nivison and
Dryden Springs, 1820-1915, Ithaca, N .Y., De Witt Historical Society of Tompkins
County, 1969, y "Medical Milestones", Chemung Historical Journal (Elmira, N .Y.) 32,
2, 1986, pp . 3617-23 . El Water Cure Journal menciona muchos ejemplos de mujeres
propietarias, copropietarias y médicas residentes .
194
Rachel P. Mains
La primera impresión producida por el chorro de agua es de dolor, pero pronto
el efecto de la percusión, la reacción del organismo al frío, que hace que la piel
se sonroje, y el restablecimiento del equilibrio crean para muchas personas una
sensación tan agradable que es necesario tomar precauciones para que no
permanezcan más que el tiempo prescrito, que suele ser de cuatro o cinco
minutos . Después de la ducha, la paciente se seca, vuelve a ajustarse el corsé,
y regresa con paso animado a su habitación .
Fig . 3 . Establecimiento medieval de baños . Tomado de Emmett Murphy,
Bordellos of the World (1983), Bibliothéque Nationale .
5o
Henri Scoutetten,
De l'enu, ou De l'hydrothérapie,
pp . 239-41 .
195
París, P. Bertrand,
Great
1843,
caliente, caliente
Los principales inconvenientes del masaje hidráulico para los doctores, aparte de su seducción aparentemente excesiva para las pacientes,
era su necesidad de capital y su naturaleza centralizadora : el equipo era
caro y requería una instalación semipermanente con una llave de agua,
preferiblemente caliente .` Aunque algunos fabricantes de Estados Unidos se esforzaban por popularizar el equipo hidroterapéutico en las
clínicas e incluso en hogares privados opulentos, el aparato era prohibitivamente caro y no podía ajustarse fácilmente a la plomería existente .` Así, pacientes y doctores tenían que acudir a los sitios donde
había tratamiento hidroterapéutico, lo que significaba que el transporte, la cuota del balneario, y el costo de alimentos y hospedaje restringían el mercado a las clases media alta o alta . 63
Los balnearios también representaban el mercado para muchos intentos de la época de mecanizar el masaje . La mayoría tenía equipo manual de terapia física, como percutidores de músculos, en sus arsenales
clínicos, y cuando la maquinaria de "Movimiento sueco" de Gustaf Zander
(1855-1920) estuvo disponible a mediados del siglo xix, los establecimientos
hidroterapéuticos prósperos también añadieron esta tecnología ." Un
61
Herbert Ant y Walter S . McClellan, "Physical Equipment for Administration
of Health Resort Treatment", Journal of the American Medical Association 123, 13 nov .,
1943, pp . 69-99 .
62
Para algunos ejemplos, ver Good Health Publishing Company, Twentieth
Century Therapeutic Appliances, Battle Creek, Mich ., Good Health, 1909, y Simon
Baruch, The Principles and Practice of Hydrotherapy : A Guide to the Application of Water
in Disease, Nueva York, William Wood, 1897 .
63
Para ejemplos de cuotas, ver Charles B . Thorne, "The Watering Spas of
Middle Tennessee", Tennessee History Quarterly 29, 4, 1970-71, pp . 321-59, y J . A .
Irwin, Hydrotherapy at Saratoga, Nueva York, Casell, 1892 . Otras aguas termales terapéuticas se describen en Edward C . Atwater y Lawrence A . Kohn, "Rochester and
the Water Cure", Rochester History 32, 1970, pp . 1-24; John Bell [1796-18721, On Baths
and Mineral Waters, Filadelfia, H.H . Porter, 1831 ; Augustus P. Biegler, The Rochester
Lake View Water-Cure Institution, Rochester, N .Y., 1851 ; Carl Bridenbaugh, "Baths
and Watering Places of Colonial America", William and Mary Quarterly 3, 1946, pp .
151-81 ; Edward Bulwer-Lytton, Confessions of a Water-Patient, 3' ed ., Londres, H .
Bailliére, 1847 ; Susan Evelyn Cayleff, "Wash and Be Healed : The Nineteenth-Century
Water-Cure Movement, 1840-1900 . Simple Medicine and Women's Retreat", tesis de
doctorado, Brown University, 1983 ; Jane Donegan, Hydropathic Highway to Health :
Women and Water-Cure in Antebellum America, Westport, Conn ., Greenwood Press,
1986, y Edward W . Fitch, Mineral Waters of the United States and American Spas,
Filadelfia, Lea and Feibiger, 1927 .
64
Alfred Levertin, Dr. G . Zander's Medico-mechanical Gymnastics : Its Method,
Importance and Applications (Estocolmo, P. A . Norstedt, 1893) .
196
Rachel P. Maines
"percutidor" de relojería, esencialmente un vibrador de cuerda, también estaba al alcance de balnearios y médicos antes de 1870 (fig . 5) . Sin
embargo, el percutidor tenía poca potencia para fines de masaje y tenía
una tendencia molesta a agotarse antes de terminar el tratamiento . Artefactos de rodillos se vendían en el mercado popular (fig . 4) y combinaban el masaje con la electroterapia ; éstos se vendían a ambos sexos y se
decía que eran especialmente efectivos para renovar el vigor sexual en
los hombres .''
Fig. 4 . La máquina de electromasaje de Butler, de Dr. John Butler's Electro-massage
Machine (Nueva York, Butler Electro-massage, 1888) .
. .... .. . .
1
Fig . 5 . Instrumento de percusión, tomado de Joseph Mortimer Granville, Nerve
Vibration and Excitation as Agents in the Treatment of Functional Disorders and Organic
Disease (Londres, J . y A . Churchill, 1883) .
65"Todos los médicos están de acuerdo en que todas las familias deberían tener
una batería eléctrica en su casa", anuncio publicitario de United States Battery Agency,
Brooklyn, N .Y.), Dorcas Magazine 7, 15 sept., 1889 . Edward Trevert Bubier, Electrotherapeutic Handbook, Nueva York, Manhattan Electrical Supply Company, 1900, p .
86 ; y N . A . Cambridge, "Electrical Apparatus Used in Medicine before 1900",
Proceedings of the Royal Society of Medicine 70, 9, 1977, pp . 635-41 .
197
caliente, caliente
En 1869 y 1872 un médico de Estados Unidos, George Taylor, patentó
un aparato de masaje y vibratorio a vapor, en parte diseñado para trastornos femeninos . Sus mercados principales eran los balnearios y los
médicos con una práctica de terapia física lo bastante amplia para justificar el costo de un instrumento grande, pesado y estorboso . Taylor
alertaba a los médicos acerca de que el tratamiento de malestares pélvicos
femeninos con el "Manipulador" debería supervisarse para evitar los
excesos . Uno de sus aparatos (fig . 6) incluía una mesa acolchonada con
un corte para el abdomen inferior, en el que una esfera vibratoria, que
funcionaba con un motor a vapor, masajeaba el área pélvica .`
Fig. 6 . La superficie de contacto de la paciente para el "Manipulador" a vapor de
George Taylor a fines de la década de 1860, de George Henry Taylor, Pelvic and Hernial
Therapeutics (Nueva York, J .B . Alden, 1885) .
Los esfuerzos suecos para producir un aparato de masaje mecánico basado en los principios de la maquinaria de movimiento de Zander
produjeron resultados a fines de la década de 1870, pero el primer vibrador electromecánico que llegó al mercado médico internacional fue
el modelo británico construido por Weiss . Diseñado por el doctor Joseph
66
Taylor escribía copiosamente e inventaba infatigablemente . Sus obras más
importantes incluyen : Paralysis and Other Affections of the Nerves : Their Cure by
Transmitted Energy and Special Movements, Nueva York, American Book Exchange,
1880; Massage, Nueva York, Fowler and Wells, 1884 ; Diseases of Women, Filadelfia, G .
McClean, 1871 ; Health for Women, Nueva York, John B . Alden, 1883 ; Health for Women:
Showing the Causes of Feebleness and the Local Diseases Resulting Therefrom, with Full
Directions for Self-Treatment, 12' ed ., Nueva York, Health Culture, 1923 ; "March 21,
1875 . Improvement in medical rubbing apparatus", patente en EEUU número 175,202,
solicitud 17 mayo 1875; Mechanical Aids in the Treatment of Chronic Forms of Disease,
Nueva York, Rodgers, 1893 ; Pelvic and Hernial Therapeutics, Nueva York, J .B . Alden,
1885 ; y "Movement Cure", patente en EEUU número 263,625, solicitud 19 junio 1882 .
198
Rachel P. Mains
Mortimer Granville, el aparato patentado a principios de la década de
1880 funcionaba con baterías y, al igual que la versión moderna, estaba
equipado con varios aditamentos intercambiables . Sin embargo, Mortimer
Granville se oponía firmemente al uso de su aparato para tratar a las
mujeres, sobre todo histéricas, y aconsejaba su aplicación sólo para los
músculos esqueléticos del hombre .` Pocos médicos en Estados Unidos
u otros países parecen haber compartido sus escrúpulos al respecto, salvo quienes notaron con preocupación que los aparatos inducían contracciones uterinas en mujeres embarazadas .'
Hacia 1900 una amplia gama de aparatos vibratorios estaba disponible para los médicos, desde modelos baratos de pedal hasta el Cadillac
de los vibradores, el Chattanooga (ver fig . 7, p . 200), que en 1904 costaba
$200 dólares, más cargos de envío .` Monell informó en 1902 que más de
una docena de aparatos médicos vibratorios estaban disponibles para
ser examinados en la Exposición de París de 1900 . 7° Mary L . H . Arnold
Snow, que escribía en una publicación para médicos en 1904, analiza en
cierto detalle más del doble de esta cantidad, incluyendo el vibromasaje
médico, varios tipos de contrapeso, osciladores de tejido, horquillas
vibratorias, dispositivos de masaje manejados a mano o con pedal, simples agitadores y percutidores de músculos, vibrátiles (aparatos de cable vibrador), equipo combinado de cauterio y neumático con accesorios
para masaje vibratorio, y vibradores que funcionan con presión de aire,
turbinas de agua, motores de gas, baterías y corriente eléctrica a través
de enchufes ." Estos modelos, que costaban desde $15 hasta el máximo
antes mencionado, daban vibraciones al paciente a la velocidad de una a
siete mil pulsaciones por minuto . Algunas eran máquinas montadas sobre ruedas en el piso, algunas eran portátiles, y otras podían colgarse del
techo de la clínica como las llaves de impacto de un taller mecánico
moderno (ver fig. 8, p . 201) .
67
Mortimer Granville, Nerve-Vibration and Excitation, p . 57 .
68 Noble Murray Eberhart, A Brief Guide to Vibratory Technique, 41 ed . rev . y
aum ., Chicago, New Medicine Publication, 1915, p . 59 .
69
Vibrator Instrument Company, Chattanooga Vibrator .
70
Monell, System of Instruction in X-Ray Methods, p . 595 .
71 Mary Lydia Hastings Arnold Snow, Mechanical Vibration and Its Therapeutic
Application, Nueva York, Scientific Authors, 1904 .
199
caliente, caliente
Fig . 7 . El Vibrador Chattanooga, vendido a los médicos por unos $200 en 1900 . De
The Chattanooga Vibrator (Chattanooga, Tenn ., Vibrator Instrument Companies,
[ca . 19041, portada .
Los artículos y libros de texto sobre la técnica de masaje vibratorio
a principios de este siglo elogiaban la versatilidad de la máquina para
tratar casi todas las enfermedades de ambos sexos y su ahorro en tiempo y trabajo para el médico, sobre todo en el masaje ginecológico .'
72 Richard J . Cowen,
Electricity in Gynecology, Londres, Bailliére, Tindall and
Cox, 1900, pp . 73-74 ; George J . Engelmann, "The Use of Electricity in Gynecological
Practice", Gynecological Transactions 2, 1886, p . 134 ; Hermon E . Hoyd, "Electricity in
Gynecological Practice", Buffalo Medical and Surgical Journal, mayo 1890 ; George Betton
Massey, Conservative Gynecology and Electrotherapeutics, Filadelfia, F. A . Davis, 1898, y
Mary Cushman Rice, Electricity in Gynecology, Chicago, Laing, 1909.
200
Rachel P. Mains
Hacia 1905 estaban disponibles varios modelos portátiles convenientes,
con impresionante variedad de aditamentos, que permitían su uso en
visitas a domicilio (ver fig. 9, p . 202) . 73
Fig . 8 . "Vibrador Carpenter de tipo colgante", de Mary Lydia Hastings Arnold Snow,
Mechanical Vibration and Its Therapeutic Application (Nueva York, Scientific Authors,
1904) .
73 Alfred Dale Covey, Profitable Office Specialities (Detroit, Physicians Supply
Company, 1912), pp . 79-95; Samuel Spencer Wallian, Rhythmotherapy: A Discussion of
the Physiologic Basis and Therapeutic Potency of Mechano-vital Vibration, to Which Is
Added a Dictionary of Diseases with Suggestions as to the Technic of Vibratory Therapeutics
(Chicago, Ouellette Press, 1906); y Wallian, "The Undulatory Theory in Therapeutics",
Medical Brief (Chicago), mayo-junio 1905 .
201
caliente. caliente
Fig . 9 . Vibrador médico de principios del siglo
de la Electricidad en la Vida .
xx en la Biblioteca Bakken y el Museo
En las primeras dos décadas de este siglo, el vibrador empezó a
comercializarse como un aparato doméstico mediante publicidad en revistas como Needlecraft, Home Needlework Journal, Modern Women, Hearst's,
McClure's, Woman's Home Companion, y Modern Priscilla . El artefacto se
anunciaba principalmente para las mujeres como una ayuda para la salud y la relajación, en frases ambiguas como "todos los placeres de la
202
Rachel P. Mains
juventud . . . latirán dentro de ti" .` Cuando se anunciaba para los hombres, los vibradores se recomendaban como un regalo para la mujer, que
beneficiaría al regalador masculino al restaurar la mirada brillante y las
mejillas sonrosadas de sus consortes femeninas .'' Diversos modelos estaban disponibles en toda la gama de precios y con distintos tipos de
funcionamiento, incluidos la electricidad, el pedal y el agua .` Una línea de vibradores especialmente versátil se ilustraba en el catálogo
Electrical Goods de Sears, Roebuck & Company de 1918 . Aquí, un anuncio publicitario intitulado "Aditamentos que toda mujer aprecia" muestra un vibrador como accesorio de un motor casero que también tenía
74
American Magazine, 1916 ; ver también 75, 2 (1912) ; 75, 3 (1913) ; y 75, 7 (1913),
p . 127 . Otros anuncios parecidos aparecieron en Needlecraft, sept . 1912, p . 23; Home
Needlework Magazine, oct . 1908, p . 479, y oct . 1915, p . 45; Hearst's, ene . 1916, p . 67,
feb . 1916, p . 154, abr . 1916, p . 329, jun . 1916, p . 473 ; y National Home Journal, sept .
1909, p . 15 . Un anuncio que solicitaba hombres para vender vibradores de puerta en
puerta apareció en Modern Priscilla, abr. 1913, p . 60 .
73
"Such Delightful Companions! Star Electrical Necessities", 1922, reproducido en Edgar R . Jones, Those Were the Good Old Days, Nueva York, Fireside Books,
1959 . Ver también "A Gift That Will Keep Her Young and Pretty : Star Home Electric
Massage", Hearst's International, dic . 1921, p . 82 .
76 Ejemplos de anuncios de estos artefactos incluyen :
"¡Agentes! ¡Mosquitas
muertas! ¡Despierten! ¡Arrebaten este nuevo invento! La maravilla del siglo XX, la
Máquina de Masaje Hidráulica al Vacío de Blackstone", Hearst's, abr. 1916, p . 327;
"¡l0 centavos llevarán a 10 personas a ganar $32,000 .00!", publicidad para el aparato
de baño portátil de Allen, Men and Women, mayo 1910, p . 80 ; "Vacuo-masajista
Corbin . Para masaje facial . Reconstructor de músculos . Precio $1 .50", Woman's
Home Companion 36 (mayo 1909), p . 57; "Aparatos Domésticos Ediswan . Use más
aparatos eléctricos en su hogar", publicidad para un pulsador neumático de masaje, Electrical Age for Women (Glasgow) 2 (7 ene . 1932), atrás de la portada ; folleto,
Vibration : Nature's Great Underlying Force for Health, Strength and Beauty [Vibración :
La gran fuerza subyacente de la naturaleza para la salud, la fortaleza y la belleza],
Detroit, Golden Manufacturing Company, ca . 1905; Good Health, Twentieth Century
Therapeutic Appliances ; Hamilton-Beach Manufacturing Company (Racine, Wisc .),
"¿Qué darías a cambio de un cuerpo sano y perfecto?", anuncio de 1913 para el
vibrador New Life, reproducido en Jones, Those Were the Good Old Days ; Lambert
Snyder Company (Nueva York), "Este maravilloso vibrador para la salud, para
hombres, mujeres y niños, alivia todo sufrimiento ; cura enfermedades", Modern
Woman 11 (5 abr . 1907), p . 170 ; Lindstrom Smith Company, anuncio, Technical
World, 1928 ; Popular Mechanics, dic . 1928; Professor Rohrer's Institute of Beauty
Culture, Rohrer's Illustrated Book of Scientific Modern Beauty Culture, Nueva York,
Professor Rohrer's Institute, s .f. ; y Leslie Smith, Vibratory Technique and Directions
for Treatment with White Cross Electric Vibrator, Chicago, National Stamping and
Electrical Works, 1917 .
203
caliente, caliente
otros accesorios para agitar, mezclar, batir, moler, pulir y hacer funcionar un ventilador (fig . 10) ."
Fig . 10 . "Aditamentos que toda mujer aprecia", Sears, Roebuck and Company, 1918 .
n Sears, Roebuck and Company, Electrical Goods : Everything Electrical for Home,
Office, Factory and Shop, Chicago, Sears, Roebuck, 1918, p . 4 .
204
Rachel P. Mains
El encubrimiento social del vibrador como un instrumento médico profesional y doméstico parece haber permanecido más o menos
intacto hasta fines de la década de 1920, cuando el vibrador real (no los
artefactos para masaje o electroterapéuticos) gradualmente desapareció
tanto de los consultorios médicos como de la prensa dirigida a hogares
respetables . Esto puede haber sido resultado de una mayor comprensión de la sexualidad de la mujer por parte de los médicos, la aparición
de vibradores en películas para hombres solos en los años veinte, o
ambos. Las revistas de productos eléctricos de la época no mencionaban los vibradores ni proporcionan estadísticas sobre su venta como lo
hacían con otros aparatos médicos . 78
Cuando el vibrador resurgió durante la década de 1960, ya no era un
instrumento médico; se había democratizado para consumidores a tal
grado que, hacia los años setenta, se vendía abiertamente como un auxiliar sexual . 79 Su eficacia para producir el orgasmo en las mujeres se convirtió en un argumento explícito de venta en el mercado de consumo . El
movimiento social de las mujeres completó lo que se había iniciado con
la introducción del vibrador electromecánico en el hogar : puso en manos
de las mujeres el quehacer que nadie más quería .
Capítulo V. Revisando el modelo androcéntrico
Tratamiento orgásmico en la práctica de la medicina occidental
La historia de las terapias físicas para trastornos histeroneurasténicos,
como he analizado aquí, nos dice varias cosas acerca de los médicos
occidentales . Algunas ya las sabíamos . Por ejemplo, el hecho de que
78
"Development in Electrical Apparatus during 1917", Electrical Review, 5 ene .
1918; A . Elkins, "Prevalent Trend of Domestic Appliance Market", Electrical World, 30
mar. 1918, pp . 670-71 ; "Electrical Appliance Sales during 1926 : Tabulation", National
Electric Light Association Bulletin 14 (feb . 1927), p . 119 ; "Electrical devices for the
household", anuncio, Scientific American 96 (ene . 1907), p . 95 ; "Electrical Exhibits
and Demonstrations in Wanamakers' New York Store", Electrical World, 3 nov . 1906 ;
"Electromedical Apparatus for Domestic Use", Electrical Review of London 99 (22 oct .
1926), p . 682 ; y C . Frederick, "Selling Small Electrical Appliances", Electricurn 99 (11
nov . 1927), pp . 590-91 .
79
Robert T . Francoeur, Becoming a Sexual Person, Nueva York, John Wiley,
1982, p . 37 .
205
caliente, caliente
las condiciones normales pueden considerarse como problemas médicos, sobre todo en las mujeres, se ha observado ampliamente en lo que
se refiere a la masturbación, el embarazo y la menstruación . También es
muy conocido el hecho de que los doctores producen los paradigmas
médicos y sociales dominantes y se involucran en ellos ; Haller, Foucault
y Gay han llamado nuestra atención sobre la función de los médicos
como árbitros y cronistas del comportamiento sexual . El hecho de que
los paradigmas de enfermedad puedan o no estar de moda ha sido
ampliamente señalado por Brumberg, Shorter, Figlio, Hudson y muchos otros . Ya he mencionado algunos de los estudios feministas de la
histeria, que destacan su carácter de patología femenina incluso en hombres .
Mirko Grmek y otros han señalado que los médicos a lo largo de la
historia han tenido que tratar con un universo desconcertante . Han
quedado frustrados por la complejidad orgánica del cuerpo viviente y
su opacidad para la observación científica, entorpecida por técnicas inadecuadas de instrumentación y experimentación . Además de los asombrosos misterios bioquímicos y fisiológicos del organismo humano,
están los procesos mentales y los comportamientos, que suelen desafiar
los esfuerzos para acomodarlos pulcramente dentro del marco de la
teoría científica . No debería sorprendernos mucho que la sexualidad,
que existe en la intersección de la mente con el cuerpo y que aguanta
capas a veces impenetrables de construcción social, haya sido el objeto
de olas sucesivas de interpretación médica .
Sin embargo, lo que es impresionante es que el paradigma androcéntrico de sexualidad -según el cual el sexo comienza con la penetración (por lo general de la vagina) y culmina en el orgasmo masculinoes un punto fijo en las arenas por lo demás movedizas de la opinión
médica occidental . Hacia 1930, la idea freudiana de que las mujeres
tenían dos tipos de orgasmo, clitoridiano y vaginal, de los cuales el
último era el maduro y sano, se convirtió en el paradigma dominante
de la sexualidad femenina normativa . Esto persistiría hasta bien entrada
la década de 1970 . El galenismo y el freudianismo tenían pocos puntos
de acuerdo, pero coincidían en que el orgasmo para ambos participantes durante el coito heterosexual era la forma más sana de la expresión
sexual . Queda claro que el acento cultural sobre el coito está tan profundamente arraigado que los médicos sencillamente no lo perciben en sí
mismos ni en sus pacientes . Y lo que no perciben, no cuestionan . Des206
Rachel P. Mains
de luego, hay una propensión pronatal comprensible en la práctica
médica de Occidente, empezando por Hipócrates, pero no es sólo eso .
Hay un esfuerzo sistemático por subsumir en el modelo androcéntrico
el conocimiento de que el clítoris -y no la vagina- es el punto de
mayor sensación sexual en la mayoría de las mujeres, y por evitar una
confrontación de uno a uno respecto de la reciprocidad orgásmica, al
trasladar la disputa al terreno médico .
Cuando los médicos, desde John Pechey hasta David Reuben, han
instruido a los hombres para que estimulen el clítoris, este consejo se
ha dado principalmente en el contexto de un preludio o adjunto al
coito . Suele haber gran preocupación de que el hombre de la pareja no
tenga molestias significativas . Tomando un ejemplo moderno, Alexander
Lowen, al escribir en 1965 sobre sus experiencias médicas con la sexualidad femenina, prefería no recomendar la estimulación del clítoris a
sus pacientes porque "la mayoría de los hombres . . . sienten que la necesidad de llevar a una mujer hasta el clímax es una carga molesta" . Si el
coito se retrasa mientras el hombre lleva a la mujer hasta el orgasmo de
esta manera, "impone una restricción sobre su deseo natural de cercanía e intimidad", que puede resultar en una pérdida de su erección, y
"el acto subsiguiente del coito queda privado de su calidad recíproca" .
Durante el coito, puede usar la estimulación del clitóris para "ayudar a
la mujer a que alcance el clímax, pero distrae al hombre de sus sensaciones genitales e interfiere mucho con los movimientos pélvicos de
los que depende su propia sensación de satisfacción" . Llevar a la pareja
hasta el orgasmo después de su propio clímax tampoco sirve, "ya que le
impide disfrutar la relajación y la paz que son las recompensas de la
sexualidad . La mayoría de los hombres con quienes he hablado y que
practicaban esto lo resentían" .`
Lowen señala aquí lo que Sophie Lazarsfeld llama "mostrar el cobre de la visión masculina real" . 81 En este texto queda bastante clara la
idea de que las mujeres que necesitan la estimulación del clítoris para
alcanzar el orgasmo exigen de sus compañeros masculinos cosas injustas e insensatas, y que la vida sería más sencilla para todos los
80
Alexander Lowen, Love and Orgasm, Nueva York, Macmillan, 1965, p . 216 .
Sophie Lazarsfeld, Woman's Experience of the Male, Londres, Encyclopedic
Press, 1967, p . 105 .
81
207
caliente, caliente
involucrados si simplemente se ajustaran al modelo androcéntrico y
tuvieran orgasmos vaginales . Lowen escribió en una época en que ya no
era posible simplemente trasladar a un médico o a una partera el trabajo
de producir el orgasmo . Cuando es inevitable la confrontación de uno a
uno, Lowen espera que ceda la mujer .
Esto plantea otra cuestión acerca del tratamiento orgásmico como
procedimiento médico : sus paralelos con la prostitución . Ha habido
muchas discusiones, a lo largo de la historia y actuales, respecto de si
debería ser legal que las mujeres y los hombres vendieran el servicio de
producir el orgasmo . Algunas feministas en este siglo y los anteriores
han afirmado que no puede haber prostitución sin la degradación sistemática de quienes la practican .` En el caso de los médicos occidentales, aparentemente nunca surgió la cuestión legal aunque, como hemos
visto, hubo alguna controversia dentro de la profesión acerca del decoro del masaje de la vulva . Los médicos, al contrario de las prostitutas,
no perdían su prestigio al proporcionar servicios sexuales, en parte
porque la naturaleza de estos servicios estaba disfrazada tanto por los
paradigmas de enfermedad construidos en torno a la sexualidad femenina como por la creencia tranquilizadora de que sólo la penetración era
sexualmente estimulante para las mujeres . Así, el espéculo y el tampón
originalmente fueron más controvertidos en los círculos médicos que el
vibrador. El aura de respetabilidad que los médicos proyectaban sobre su
labor de suministrar servicios sexuales sugiere que la tarea de producir el
orgasmo no es en sí degradante ; ejercerlo no provocaba una pérdida de
prestigio para sus practicantes exclusivos, quienes eran capaces de disfrazar su naturaleza mundana .
Como señalé antes, no hay pruebas de que los médicos como grupo disfrutaran de realizar estos servicios para sus pacientes, fuera de las
satisfacciones no muy distantes de proporcionar la terapia necesaria y
cobrar sus honorarios . Tal vez algunos se hayan tomado más libertades
íntimas, pero no tenemos pruebas de que tal conducta estuviese muy
difundida . Al contrario, cuando la tecnología o las asistentes parteras
podían realizar el trabajo, los doctores parecían más que dispuestos a
82
Un resumen y panorama de este tema aparecen en la sección especial sobre
el comercio sexual que hace Anne McClintock en Social Text, 37, invierno, 1993 . Ver
especialmente la introducción de McClintock, pp . 1-10 .
208
Rachel P. Maines
aligerar su carga de las terapias de masaje . Los médicos no parecían
más ansiosos de encargarse de la tarea de producir el orgasmo en las
mujeres que sus parejas sexuales, que las mandaban a terapia, pero los
doctores recibían un pago por sus servicios . Además, dado que los
médicos en su mayoría consideraban estas terapias simplemente como
labores clínicas rutinarias, la necesidad de tal estimulación no interfería
con su propio gozo sexual, como sí lo hacía -según se ha dicho- en
los compañeros sexuales masculinos .
Los doctores que utilizaban terapias físicas para la histeria, y trastornos femeninos relacionados con ésta, querían que los medios para
proporcionarlas fueran rutinarios, convenientes y costeables . Dado que
los médicos en todos los tiempos y lugares han tenido que adquirir
habilidades muy diversas, cualquier área de la práctica que pudiera ser
parcialmente automatizada mediante instrumentos representaba un avance en la eficiencia no sólo de la práctica sino de la educación . Como
dice Nathaniel Highmore, el masaje vulvar era difícil de aprender, obstáculo que fue eliminado por la invención del vibrador en el siglo xix .
Las pacientes histéricas deben haber sido una buena fuente de ingresos, dado que no sufrían un peligro mortal por su enfermedad y requerían un tratamiento constante .
Por último, debe aceptarse que la terapia de ninguna manera resulta inapropiada para las múltiples manifestaciones de lo que hasta
1952 se consideró una enfermedad : el orgasmo suele aliviar síntomas
tales como hiperemia pélvica, insomnio, ansiedad, dolores de cabeza y
nerviosismo . En el peor de los casos, los médicos en cuestión han sido
fieles al precepto hipocrático de no hacer daño .
El modelo androcéntrico en relaciones heterosexuales
Hemos visto que los trastornos histeroneurasténicos han sido el centro
de una compleja red de controversias durante los últimos dos y medio
milenios . Desde 1952 su definición ha sido tan sustancialmente modificada que se han eliminado muchas de las descripciones clínicas históricas . Desde luego, esto no es insólito en la medicina : los doctores ya
no diagnostican a sus pacientes como pletóricos o coléricos, y "murió
de una fiebre" se consideraría inaceptablemente impreciso en un certificado de defunción moderno . A lo largo de la historia ha habido una
controversia acerca de si la histeria era necesariamente una enfermedad
de mujeres, pero quedaba claro en 1886, cuando Charles Mills escribió
al respecto, que muy pocos médicos creían que los hombres pudieran
209
caliente, caliente
tener ese trastorno e incluso ellos estaban convencidos de que sólo había unos cuantos hombres diagnosticados como histéricos .` La mayoría de los debates entre médicos clínicos han tratado sobre los métodos
adecuados de tratamiento, incluida la producción del orgasmo . Si el
matrimonio y la relación sexual matrimonial no curaban a las mujeres
histéricas, por lo menos algunos doctores estaban convencidos de que
era suya la responsabilidad de producir el efecto terapéutico necesario .
Es interesante que, aunque el matrimonio y la relación sexual a veces se
recomendaban a los hombres histéricos, no he encontrado ninguna descripción de un masaje terapéutico de los genitales masculinos realizado
por un médico .
Muchas preguntas pueden y deben plantearse respecto de la idea
occidental persistente de que las mujeres deberían alcanzar el orgasmo
durante el coito heterosexual . Desde luego, su importancia para la fecundación debe haber contribuido a que la mantuviéramos empecinadamente frente a las abundantes pruebas individuales y sociales de que
la penetración no acompañada por estimulación directa del clítoris es
una manera ineficiente y, por lo general, ineficaz de producir el orgasmo en las mujeres ." Casi no vale la pena insistir en que la mayoría de
los hombres disfrutan del coito y que los hombres han sido el sexo
dominante durante la mayor parte de la historia occidental . Pero sigue
estando presente el hecho de nuestra preferencia normativa del coito,
en la que la constante desde Hipócrates hasta Freud -a pesar de los
cambios impresionantes en casi todas las demás áreas del pensamiento
médico- es que las mujeres que no alcanzan el orgasmo sólo mediante
la penetración están enfermas o tienen algún defecto . El mito de la penetración no es una conspiración perpetuada por los hombres ; también
las mujeres quieren creer en el ideal de la reciprocidad orgásmica universal en el coito . Incluso el radical sexual Wilhelm Reich no podía ver
83 Mills dice que "en los mil casos de histeria tan citados de Briquet, sólo
cincuenta ocurrieron en hombres" . Ver Charles K . Mills, "Hysteria", en A System of
Practical Medicine, vol . 5, Diseases of the Nervous System, ed . William Pepper y Louis
Starr, Filadelfia, Lea Brothers, 1886, p . 215 .
84 Helen Singer Kaplan y Erica Sucher, "Women's Sexual Response", en Women's
Sexual Experience : Explorations of the Dark Continent, ed . Martha Kirkpatrick (Nueva
York, Plenum Press, 1982), pp . 9-12 .
210
Rachel P. Mains
más allá de esta norma honrada por el tiempo .' El cuestionamiento
feminista de la sexualidad androcéntrica durante los últimos tres decenios es reciente y, podría decirse, bastante se había retrasado .` Carole
Vance -en su informe del "Programa de sexualidad humana" de 1977,
conducido por el Centro de Investigación Sexual y financiado por el
Instituto Nacional de Salud Mental- señaló que en las ponencias para
el programa se asumía que "todo contacto heterosexual culminaba en la
penetración vaginal, lo cual indica una progresión a través de jerarquías
de actividad sexual, desde la 'estimulación previa' ahora aceptable y
normal hasta el 'sexo de verdad' . Así, el sexo heterosexual requiere contacto genital, erección masculina y penetración" .
Vance continúa describiendo una de las ponencias en que un
psiquiatra relataba su trabajo con parejas que informaban sobre "la
incapacidad de la mujer para experimentar el orgasmo durante la penetración vaginal, aunque muchas de estas mujeres tenían orgasmos durante la masturbación u otras formas de estimulación del clítoris" . Cuando
se le preguntó si esta situación, de hecho, debería considerarse como una
disfunción que requiere tratamiento, el psiquiatra respondió de manera
positiva, mientras que la condición opuesta, la capacidad de alcanzar el
orgasmo mediante la penetración pero no mediante la masturbación no
requería una intervención terapéutica .`
El costo personal y social para hombres y mujeres individuales de
desafiar o cuestionar el modelo androcéntrico sigue siendo lo suficientemente alto para desalentar la rebelión . Aun los historiadores, que son
notoriamente perspicaces en lo que a mitos culturales se refiere, se han
resistido a desafiar la hipótesis de que la penetración de la vagina hasta
el orgasmo masculino es el único tipo de sexo que importa y el único
85 Wilhelm Reich, The Function of the Orgasm, Nueva York, Farrar, Straus and
Giroux, 1973, pp . 95-116 .
86 Críticas feministas del modelo androcéntrico han aparecido en las obras de
profesionales como Helen Kaplan y en publicaciones populares como Our Bodies,
Ourselves . En Boston Women's Health Book Collective, The New Our Bodies, Ourselves,
Nueva York, Simon and Schuster, 1984, las autoras señalan que "la mayoría de la
gente define el sexo principalmente en términos del coito, una forma de hacer el
amor que con frecuencia se ajusta al orgasmo y el placer del hombre, pero no necesariamente a los nuestros" (p . 185) .
87
Carole S . Vance, "Gender Systems, Ideology and Sex Research", en Powers of
Desire : The Politics of Sexuality, ed . Ann Snitow, Christine Stansell, y Sharon
Thompson, Nueva York, Monthly Review Press, 1983, pp . 373-78 .
211
caliente, caliente
tipo que puede y debe resultar en el éxtasis sexual para las mujeres .
Seymour Fisher observó en 1973 que "es particularmente notable la difusión de la aceptación de presupuestos acerca de la naturaleza 'más
madura' de la excitación vaginal aunque no haya pruebas empíricas que
los apoyen", y añadió que el 64% de su muestreo de mujeres informantes preferían la estimulación clitoridiana a la vaginal . 88 La falta de correspondencia entre los datos observados y el modelo androcéntrico, y
las razones por las que el modelo persistió incluso entre profesionales,
fueron examinadas por Jeanne Warner en 1984 en un análisis de las
ventajas de un orgasmo "emotivo" más que físico para las mujeres .
Argumenta que hay "un prejuicio masculino a favor de la estimulación
fálica" aunque "los estudios producen una fuerte impresión de que el
pene no es el medio más efectivo para producir un nivel máximo de
excitación y respuesta en la mujer" . Los argumentos respecto de que el
"orgasmo emotivo" es superior al físico "parecen sugerir que lo que
proporcione mayor satisfacción al hombre también debería proporcionar el mayor placer en la mujer" . 89
Lo que sorprende de la hipótesis androcéntrica no es que exista, lo
cual -como hemos visto- puede explicarse fácilmente, sino que hemos
estado dispuestos a sacrificar tanto por ella . El orgasmo femenino no es
necesario para la concepción, de modo que puede llevarse a cabo (o no)
fuera del contexto de la relación sexual sin interferir ni con el gozo sexual
masculino ni con la concepción . La posición central ocupada por estas
dos preocupaciones a lo largo de la historia explica en gran parte las
omisiones, los silencios y los malentendidos aprendidos acerca de la
sexualidad femenina . Mientras el orgasmo femenino pudiera considerarse un problema médico, no tenía que ser analizado, lo cual habría llamado incómodamente la atención sobre su evidente conflicto con la norma
del coito . Algunas culturas, como las que existieron en algunas partes de
Asia, en que el orgasmo femenino se integraba con mayor facilidad al
patriarcado, por lo menos alentaban a las parejas casadas a que exploraran métodos y posiciones que condujeran al placer de la mujer .
88 Seymour Fisher, The Female Orgasm : Psychology, Physiology, Fantasy, Nueva
York, Basic Books, 1973, pp . 297, 410 .
89 Jeanne Warner, "Physical and Affective Dimensions of Peak of Female Sexual
Response and the Relationship to Self-Reported Orgasm", en International Research
in Sexology: Selected Papers from the Fifth World Congress, ed . Harold Lief y Zwi Hoch,
Nueva York, Praeger, 1984, p . 94 .
212
Rachel P. Mains
En nuestra propia cultura ha habido, y sigue habiendo, medios
poderosos para reforzar negativamente las exigencias de reciprocidad
orgásmica por parte de las mujeres . El que una mujer admita que el
coito por sí mismo no le mueve ni un pelo sigue siendo, en algunos
círculos, la confesión de un defecto . Además, se espera que los hombres occidentales nazcan sabiendo cómo satisfacer a las mujeres, de la
misma manera que se supone que las mujeres nacen sabiendo cocinar. En el pasado, se ha considerado a los hombres como responsables de la sexualidad de las mujeres ; Frank Caprio le dijo a jóvenes
maridos en 1952 que "el despertar sexual de su esposa [era su] responsabilidad" .' A la luz de estas normas imposibles, tradicionalmente
los hombres no se han interesado en respuestas veraces (y tal vez poco
halagadoras) a sus preguntas acerca de la satisfacción femenina ; incluso cuando estas respuestas se han dado, el hombre ha tenido la
opción de culpar a la mujer por el fracaso de ella (y, por lo tanto, de
él) ."' Algunos autores de consejos médicos -como Caprio- por lo
general han dado incentivos como, por ejemplo, afirmar que "la fijación del instinto sexual" en el clítoris por parte de las mujeres es el
resultado de una "manipulación excesiva" . La mayor parte del resto del
libro de Caprio trata del problema de la "frigidez" de la mujer causada
por tales "fijaciones" patológicas .` Pocas mujeres están preparadas para
exponer su comportamiento íntimo a este tipo de crítica que tiene apoyo social . Para la mayoría de las mujeres, que luchan con problemas
más urgentes de supervivencia económica y armonía familiar, es casi
seguro que el costo de luchar contra la norma androcéntrica habría parecido mayor que la débil posibilidad de una recompensa final ."
En 1848 el francés Auguste Debay escribió que las mujeres deberían fingir el orgasmo porque "al hombre le gusta que su felicidad se
90
Frank S . Caprio, The Adequate Male, Nueva York, Medical Research Press,
1952, P . 70 .
9 1 David Reuben, a pesar de sus opiniones a favor de la penetración
para el
orgasmo durante el coito, toma una posición a favor de la mujer respecto de este
problema . Ver Any Woman Can! Love and Sexual Fulfillment for the Single, Widowed,
Divorced . . . and Married, Nueva York, D . McKay, 1971, pp . 25-56 .
92
Frank S . Caprio, The Sexually Adequate Female, Nueva York, Medical Research
Press, 1953, pp . 77, 83-187; ver especialmente p . 94 sobre la "personalidad histérica" .
93
Este problema está ilustrado en las anécdotas relatadas por Linda Wolfe, The
Cosmo Report, Nueva York, Arbor House, 1981, pp . 121-50 .
213
caliente, caliente
comparta" . 94 No era ni el primero ni el último en tener esta opinión .
Celia Roberts y sus coautoras, al estudiar el fingimiento del orgasmo en
un muestreo de mujeres universitarias, encontraron que "en la entrevista con casi todas estas mujeres, esa práctica se mencionaba como
algo que hacían por lo menos algunas veces" . Casi todos los hombres
entrevistados estaban seguros de que ninguna mujer había fingido el
orgasmo con ellos, observación sobre la cual comentan las autoras :
"Queda claro que la actuación tan refinada que realizan las mujeres es
extremadamente convincente ." Las mujeres informantes explicaron su
comportamiento, refiriéndose a un mayor interés en preservar la estabilidad de sus relaciones que en alcanzar el orgasmo en cada relación sexual . 9'
A pesar de la perpetuación sistemática de la ignorancia y el malentendimiento -por parte de mujeres y de hombres-, la mayoría de los
hombres heterosexuales ha recurrido al orgasmo femenino para reforzar
su autoestima como seres sexuales . Michael Segell dice que "según un
estudio, uno de los cuatro aspectos utilitarios del orgasmo femenino es
el impulso que da al ego de los hombres" . 96 Un hombre de treinta y tres
años, entrevistado por Glamour, aconsejaba a sus semejantes : "Cuando
encuentres a una mujer que pueda llegar al orgasmo mediante la penetración y no sólo la estimulación del clítoris, no la dejes ir . Es algo raro
y maravilloso" . 97 Queda claro que, para este hombre, no importan las
otras características femeninas . Inevitablemente, tales presiones podrían
empujar a las mujeres sólo en una dirección : fingir que alcanzan el
orgasmo cuando esto no ha ocurrido ." Las lectoras de Mademoiselle informaron a principios de la década de 1990 que el 69% de ellas había
fingido el orgasmo por lo menos una vez . 99 Carol Tavris y Susan Sadd,
94 Auguste
9' Celia
Debay, Hygiene du mariage, París, Moquet, 1848 .
Roberts, Susan Kippax, Catherine Waldby y Jane Crawford, "Faking It :
The Story of 'Ohh!"', Women's Studies International Forum 18, 5-6, 1995, pp . 523-25,
528 . Hay una referencia divertida a este comportamiento en la escena del restaurante
de la película When Harry Met Sally .
96
Michael Segell, "Great Performances", Esquire, ene . 1996, p . 30 .
97 Glen Freyer, "What Do Men Know, or Think They Know, about the Female
Orgasm?", Glamour 93, 4, 1995, p . 128 .
98 Para un recuento subjetivo acerca de la dificultad de hablar con la verdad en
estas situaciones, ver el poema de Molly Peacock, "Have You Ever Faked an Orgasm?",
Paris Review 36, 130, 1994, p . 255 .
99 Dolores
Haze, "Faking It", Mademoiselle 100, 1, 1994, p . 125 . Haze señala que
"mientras que las mujeres fingen para resguardar los sentimientos de sus parejas, los
214
Rachel P. Maines
al informar sobre los resultados de una encuesta en 1977, incluyen dos
citas de sus informantes :
He realizado mi propia encuestita y no tengo ni una amiga o conocida que haya
tenido un orgasmo "verdadero" mediante el coito, sino sólo mediante la
estimulación del clítoris . Sin embargo, trata de convencer a un hombre de que no
tienes orgasmos a su manera . No te lo va a creer . ¡Pero desafiarlo de esa manera
puede ponerse muy interesante! Yo nunca he tenido un orgasmo durante el
coito . Para tener un orgasmo, debo tener cunilinguo o estimulación clitórica
manual . Sé de muchas mujeres ahora que fingen el orgasmo durante el coito
porque les da vergüenza decirle a sus maridos o amantes que, independientemente del tiempo que dure su erección, no pueden llevarlas al orgasmo . 100
Robert Francoeur dice acerca de la presión por el orgasmo en las
mujeres en relaciones heterosexuales que "es mucho más probable que
las mujeres finjan que tienen un orgasmo cuando no lo tienen", y señala que tal fingimiento suele resultar en "problemas reales de resentimiento y hasta de rabia contra la pareja" . 101
No todas las mujeres están de acuerdo con esto . Stephanie Alexander,
en su artículo de 1995 en el Cosmopolitan, afirma que fingir el orgasmo es
"sólo un asunto de conveniencia, para no mencionar la simple cortesía" .
Respecto del costo de tratar de explicar por qué una no ha alcanzado el
orgasmo, pregunta : "Cuando te tienes que levantar temprano para ir a
trabajar, ¿quién tiene dos horas libres para hacer que él se sienta mejor
porque no te hizo sentir muy bien a ti?" . 102 En efecto, estos relatos sugieren que se espera que la mitad de la pareja heterosexual sacrifique la
reciprocidad orgásmica con el fin de evitar las tensiones ineludibles en la
relación, provocadas por hacer olas en el barco androcéntrico . Como cultura, seguramente otorgamos un valor muy alto a la norma androcéntrica
para sugerir siquiera que mantenerla vale ese precio .
En la segunda mitad de este siglo, la obra de Masters y Johnson
y sus seguidores ha hecho aún otro sacrificio al modelo androcéntrico
de sexualidad : la objetividad del pensamiento científico . Cuando estos
investigadores eligieron su muestra de informantes, seleccionaron sólo
hombres fingen para conservar el honor" . Desde luego, fingir es mucho menos
común entre los hombres .
100 Carol Tavris y Susan Sadd, The Redbook Report on Female Sexuality, Nueva
York, Delacorte, 1977, p . 79 .
101
Robert T. Francoeur, Becoming a Sexual Person, Nueva York, John Wiley,
1982, p . 588 .
102
Stephanie Alexander, "Was It Good for You Too?", Cosmopolitan 218, 5,
1995, p . 80.
215
caliente, caliente
a mujeres que regularmente alcanzaban el orgasmo en el coito ; cabe
mencionar que este error no fue cometido por su antecesor Alfred Kinsey.
En la época en que Masters y Johnson hicieron su estudio, ya se sabía
que estas mujeres eran una minoría, pero aparentemente se decidió que
estas rarezas representaban la normalidad . Suele afirmarse como principio del uso científico de estadísticas que la experiencia de la mayoría
representa la norma ; es decir, la escala normal es la parte de la curva que
está directamente bajo la campana en una gráfica lineal . Si no fuera por la
tendencia muy fuerte y aparentemente difundida en favor de la norma
androcéntrica, Masters y Johnson habrían hecho el ridículo en la comunidad médica . Esto no sucedió . Sólo cuando Shere Hite atacó los resultados de Masters y Johnson en 1976, se empezaron a plantear preguntas
acerca de sus métodos de selección e interpretación . Errores de este tipo
no sólo nos han impedido entender el orgasmo femenino como un fenómeno fisiológico sino que nos han impedido reconocer plenamente que
el placer sexual individual e idiosincrático es para ambos sexos .
Fig . 11 . Caricatura que representa el dilema de la reciprocidad orgásmica en las
relaciones heterosexuales . El texto dice : "Despierta, mi amor. . . creo que tenemos que
hablar." Por Elizabeth W. Stanley y J . Blumner para Maine Line Company, ca . 1986 .
216
Rachel P. Mains
Las reacciones (y sobresaltos) ante el estudio de Hite también revelan mucho acerca de nuestra fuerte disposición a defender el modelo
androcéntrico . Su trabajo fue severamente criticado sobre la base de que
las participantes se habían autoelegido, problema que había surgido no
sólo con los muestreos de Kinsey y de Masters y Johnson, sino con casi
todas las encuestas sobre prácticas sexuales en este país durante el último siglo . En términos puramente prácticos, no se puede obligar a la
gente a que responda francamente a preguntas sobre su comportamiento íntimo ; los investigadores no tienen más opción que depender de
datos cuya representatividad es y debe permanecer dudosa . Sin embargo, en el caso de Hite, hubo mucho más intentos de hacer de esta dificultad un defecto fatal, que en la obra de sus antecesores . Se ofrecieron
pretextos del tipo más endeble y vergonzosamente machistas para rechazar abiertamente la hipótesis de Hite . En 1986, por ejemplo, los informes
de Hite fueron el tema de una sesión sobre historia de la sexualidad de la
Organización de Historiadores Estadunidenses . Uno de los participantes masculinos criticó la atención que Hite presta al asunto del orgasmo
en las relaciones heterosexuales como "un poco mecanicista" . Ésta es
una crítica muy facilonga por parte de un lado de aquellas relaciones, el
que está teniendo la mayoría de los orgasmos .`
El vibrador como tecnología y como totem
Como hemos visto, la consideración del orgasmo femenino como problema médico en la cultura occidental ha sido un medio para proteger
nuestras cómodas ilusiones respecto del coito . El vibrador y sus tecnologías anteriores -sobre todo el masaje manual y el hidráulico- facilitó a los médicos la tarea de proporcionar a muchas mujeres el alivio
que no era accesible de otras maneras . El vibrador era útil, portátil y
rápido y, por ello, gozó de una popularidad considerable, aunque breve, como instrumento médico antes de que lo descubrieran los consumidores y los que hacían películas eróticas . El mayor inconveniente del
vibrador, desde el punto de vista de la profesión médica, es que era tan
cómodo y fácil de usar que hacía innecesaria toda intervención médica
103 "Changing Sexuality in a Changing Society : The Hite Reports", en
Organization of American Historians and National Council on Public History, 1986
Program, Nueva York, OAH, 1986, p . 50 .
217
caliente, caliente
en el proceso de producir el orgasmo femenino. El equipo hidráulico y
los vibradores caros de consultorio como el Chattanooga por lo menos
mantenían la innovación del masaje en manos de médicos profesionales ; una vez que el vibrador se volvió un aparato relativamente ligero y
barato que podía funcionar con agua o electricidad en el hogar, se volvió
un "instrumento de cuidado personal" y no un instrumento médico .
En la segunda mitad de este siglo, el vibrador se ha convertido en
un aparato abiertamente sexual . Es interesante que, cuando estos aparatos aparecen en películas eróticas, rara vez se muestra el vibrador real ;
lo que se ve es el consolador vibratorio con la forma apaciguadora de un
falo, lo que sugiere que el aparato es sólo un sustituto del pene ."` Edward
Kelly, cuando escribe sobre consoladores vibratorios en 1974, afirma,
con esperanza, que "sin duda, salvo en los casos de lesbianismo, la
visión persistente de algún hombre imaginado se asoma sobre todo uso
del consolador" . 1` Sin embargo, para la mayoría de las mujeres, estos
juguetes de batería de poca potencia son más estimulantes visual que
fisiológicamente ; el vibrador de electricidad con, por lo menos, una
superficie de trabajo en ángulo recto con la manija es el mejor diseñado
para aplicarse en el área del clítoris .
Más allá de la utilidad del vibrador para las consumidoras y para
sus parejas sexuales, el aparato ha adquirido un carácter totémico en la
cultura estadunidense . Algunos hombres escritores han señalado que
el vibrador es una añadidura excelente para el arsenal de juguetes sexuales
de una pareja porque produce el orgasmo en las mujeres (y en algunos
hombres) con muy poco esfuerzo o habilidad . También se ha convertido en un favorito de los terapeutas sexuales por la misma razón ; incluso las mujeres con umbrales orgásmicos muy altos, por lo general,
responderán con el tiempo al masaje vibratorio . Aquellas con umbrales
más bajos pueden usar la máquina para explorar su potencial orgásmico
completo con poco esfuerzo . Estos dos aspectos del vibrador casi inevitablemente lo han hecho el centro del tipo de temores masculinos señalados por chistes como : "¿Cuándo hizo Dios a los hombres? Cuando
104
Esto parece ser cierto incluso en las representaciones visuales de mi investigación . Ver, por ejemplo, el video de John Orentlicher, Misaligned Shafts, Syracuse,
N .Y., Syracuse University Art Department, 1989 .
10'
Edward Kelly, "A New Image for the Naughty Dildo?", Journal of Popular
Culture 7, 4, 1974, p . 808 .
218
Rachel P. Mains
Ella se dio cuenta de que los vibradores no saben bailar" . 106 Desde la
Revolución Industrial, como ha señalado Michael Adas, los hombres
han tendido a medirse en relación con las máquinas, comparación virtualmente garantizada para producir ansiedad .` En el caso de los vibradores, esta tensión es especialmente aguda y a veces ha llevado a los
hombres a tener un resentimiento contra el aparato . Como dijo una de
las informantes de la encuesta de Redbook sobre sus aventuras con el
vibrador : "Mi esposo no lo sabe . Si lo supiera, creo que lo tiraría a la
basura" .`
Melvin Kranzberg, recientemente fallecido, ha sido ampliamente
citado en su observación de que "la tecnología no es buena ni mala ;
tampoco es neutral" .` El vibrador y sus antecesores, como toda tecnología, nos dice mucho acerca de las sociedades que los han producido y
usado . El aparato sigue entre nosotros, elogiado por algunos y denigrado
por otros, ni bueno, ni malo, ni neutral, sino un centro controvertido de
discusión respecto de la sexualidad femenina . Una parte de esta controversia, como hemos visto, tiene raíces muy antiguas en la cultura occidental, ocupa el espacio en que interactúan la sexualidad, la moralidad y
la medicina, y sirve como una línea de defensa externa del modelo androcéntrico de la reciprocidad orgásmica en el coito . Las fisuras en este
antiguo muro siguen parchándose con exhortaciones a las mujeres para
que eviten desafiar la norma, aunque esto signifique fingir el orgasmo y
sacrificar la sinceridad en sus relaciones íntimas con los hombres . En
el pasado hemos estado dispuestas a pagar este precio ; si debemos seguir haciéndolo es una cuestión que debe decidir cada individuo y no
los historiadores .
Traducción : Mónica Mansour
106
Una versión de esto aparece en Roz Warren, Glibquips : Funny Words by Funny
Women, Freedom, Calif ., Crossing Press, 1994, p . 103 .
107
Michael Adas, Machines as the Measure of Men : Science, Technology and Ideologies
of Western Dominance, Ithaca, Cornell University Press, 1989 .
108
Dianne Grosskopf, Sex and the Married Woman, Nueva York, Simon and
Schuster, 1983, p . 119 .
109
Melvin Kranzberg, "Technology and History : 'Kranzberg's Laws"', Technology
and Culture 27, 3, 1986, p . 545 .
219
De vuelta a "El mito del orgasmo vaginal" :
el orgasmo femenino en el
pensamiento sexual estadounidense
y el feminismo de la segunda ola*
Jane Gerhard**
n 1968, Anne Koedt publicó "El mito del orgasmo vaginal" en
Notes from the First Year (Notas del primer año), una revista
mimeografiada de veintinueve páginas publicada por New York
Radical Women . I Para cuando apareció una versión más extensa en
Notes from the Second Year (Notas del segundo año), el artículo de Koedt
ya se había convertido en un clásico del feminismo .' Koedt planteó lo
que serían preocupaciones fundamentales para el movimiento emergente : el significado de la libertad sexual, el significado político del
placer sexual y las raíces psicológicas de la dominación masculina y la
subordinación femenina .' El orgasmo vaginal, alcanzado exclusiva-
E
» Este artículo se publicó originalmente en FEMINIST STUDIES, vol . 26, núm . 2
(verano 2000) . Se reproduce con el permiso de la editorial, FEMINIST STUDIES, Inc .
** La autora agradece a Ruth Feldstein, Elizabeth Francis, Melanie McAlister,
Donna Penn y Jessica Shulbow la invaluable ayuda que le prestaron para la escritura
de este artículo .
I Anne Koedt, "The Myth of the Vaginal Orgasm", Notes from the First Year,
New York Radical Feminists, Nueva York, 1968, p . 11 .
2
Anne Koedt, "The Myth of the Vaginal Orgasm", Notes from the Second Year,
New York Radical Feminists, Nueva York, 1970, pp . 37-41 . El artículo de Koedt también apareció en Radical Feminism, eds . Anne Koedt, Ellen Levine y Anita Rapone,
Quadrangle Books, Nueva York, 1973, pp . 198-207 . Las citas que aparecen a continuación pertenecen a la versión publicada en Radical Feminism .
3 Historias sobre la segunda ola del feminismo incluyen Flora Davis, Moving the
Mountain : The Women's Movement in America since 1960, Simon & Schuster, Nueva
York, 1991 ; Judith Grant, Fundamental Feminism : Contesting the Core Concepts of Feminist
Theory, Routledge, Nueva York, 1993 ; Alice Echols, Daring to Be Bad : Radical Feminism
in America, 1968-1975, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1988 ; Sara Evans,
220
Jane Gerhard
mente mediante el coito, había sido durante mucho tiempo una nota
clave en el clamor de ideas expertas sobre la normalidad femenina y
la salud sexual de las mujeres . Cuando Koedt lo atacó como un mito,
o más exactamente, como una campaña de desinformación fraudulenta que creaba una serie de problemas psicológicos a las mujeres,
pareció que desafiaba el fundamento mismo de la heterosexualidad, tal
y como se entendía en el discurso psicoanalítico, médico y popular .
Aunque el artículo de Koedt se volvió uno de los escritos más
difundidos y conocidos sobre el significado político de la sexualidad,
no fue el suyo el único que tocaba el tema del orgasmo . De hecho,
varias feministas escribieron sobre el significado del placer sexual para
las mujeres en una sociedad patriarcal y sus artículos llenaron antologías y revistas desde 1968 hasta mediados de la década de los setenta .
Ti-Grace Atkinson, Dana Densmore, Roxanne Dunbar, Germaine
Greer, Rita Mae Brown y Martha Shelley, entre otras, pertenecientes
a grupos como Cell 16 de Boston, Redstockings y The Feminists de
Nueva York, o las Furies de Washington D . C ., escribieron artículos
polémicos en los que exploraban la relación entre la sexualidad femenina y la dominación masculina .
Los grupos, de afiliación muy flexible, que constituían el movimiento a fines de los años sesenta y principios de los setenta generaron nuevos recuentos sobre la sexualidad femenina al desafiar y
retrabajar los términos del pensamiento sexual estadounidense . Lo hicieron no a través de una crítica orquestada y coherente, sino a través
de una serie de escritos que partían de puntos de vista diferentes e
incluso, a veces, antitéticos . Durante estos primeros años de la liberación de las mujeres, cuando las feministas alcanzaron la mayoría de
edad en y mediante la retórica de la liberación sexual, el orgasmo
femenino llegó a significar el poder político de la autodeterminación
sexual de las mujeres . Los orígenes de lo que más tarde se convertiría
en la escisión anti-sexo/pro-sexo se perciben claramente en las prime-
Personal Politics: The Roots of Women's Liberation Movement in the Civil Rights Movement
and the New Left, Vintage, Nueva York, 1979 ; Barbara Ryan, Feminism and the Women's
Movement: Dynamics of Change in Social Movement Ideology and Activism, Routledge,
Nueva York, 1992 ; Lauri Umansky, Motherhood Reconceived : Feminism and the Legacy of
the Sixties, New York University Press, Nueva York, 1996, y Winifred Wandersee, On
the Move : American Women in the 1970s, Twayne Publishers, Boston, 1988 .
221
Jane Gerhard
Las feministas como Koedt se encontraban a fines de los años
sesenta ante dos construcciones de la heterosexualidad femenina que
les resultaban especialmente detestables . La primera era la mujer sexualmente pasiva del freudismo estadounidense . La segunda era la mujer
liberada del movimiento contracultural . Aunque la mujer liberada, cuya
característica más significativa era su expresividad sexual, parecía no
Fannr narln an rnmñn rnn la mniar nonvirFnri,na rlni r.n .,,r. .. .+~1 : ., .. —L_.,.
caliente, caliente
ras discusiones feministas sobre el orgasmo, sin embargo, en ese momento no funcionaban como etiquetas ni como rúbricas organizativas . 4
En vez de ser el tema divisivo que llegó a ser en la década de los
ochenta, a fines de los sesenta el placer sexual proporcionó a las feministas un tema productivo que ayudó a generar los principios fundacionales del feminismo moderno .
Por una serie de razones es importante utilizar el artículo de
Koedt como una ventana para asomarse a una época del pensamiento
feminista sobre sexualidad . El texto de Koedt esbozó claramente un
análisis de género del discurso histórico sobre la heterosexualidad
femenina y articuló lo que estaba en juego para las feministas . Comenzando con Freud en 1905, la vagina cargó con la doble misión, en
el discurso especializado, de naturalizar la heterosexualidad y esencializar las bases eróticas de la reproducción . Psicoanalistas, médicos
y expertos en relaciones de pareja que seguían a Freud utilizaban el
diagnóstico de la frigidez, definida como la ausencia de orgasmo durante el coito, para establecer los parámetros de la heterosexualidad
femenina normal . Si los expertos en psicoanálisis habían convertido
la vagina en sinécdoque de la feminidad madura y saludable, las feministas a fines de los sesenta buscaron convertir el clítoris en la
marca de la mujer liberada y autónoma . Para escapar a las nociones
de placer femenino definido por los hombres, Koedt y otras tomaron
el clítoris como un sitio potencialmente no situado de expresión sexual
de las mujeres . Koedt fue una de las primeras feministas que teorizó
sobre la sexualidad clitoridiana como una forma de expresión sexual
no atada ni a la heterosexualidad ni a la homosexualidad, sino a un
tipo de sexualidad femenina que estaba más allá o por debajo de las
designaciones sociales . El "descubrimiento" del clítoris como potencialmente no aliado a ninguna identidad sexual específica resultó ser
extremadamente útil para las teorías sexuales feministas y constituyó
un parteaguas definitivo en el pensamiento éstadounidense sobre
sexualidad .
4
La escisión pro- y anti- sexo en el feminismo data de la Conferencia en Barnard
en 1982, "La académica y la feminista" . Las ponencias de dicha conferencia están
reunidas en Pleasure and Danger : Exploring Female Sexuality, ed . Carol S . Vance, Pandora,
Londres, 1984 .
caliente, caliente
tilo de heterosexualidad . El matrimonio de cómpañeros, con su énfasis en el romance y el placer sexual, desplazó al modelo victoriano
de matrimonio orientado a los hijos y la familia . En este momento de
modernidad sexual, las personas expertas -principalmente psicoanalistas freudianos- establecieron nuevos parámetros para la heterosexualidad femenina "normal" .
ln ol cioln VY 1ac ni rcnnac PYnertac Pn sexn reinventaron la
Jane Gerhard
el clítoris era pasivo y no tenía importancia para la expresión sexual
femenina . Para el siglo xx, la mayoría, incluyendo el texto básico, La
anatomía de Gray, no señalaban el clítoris ni discutían su función .' Así,
cuando Freud ingresó al debate acerca de la naturaleza del deseo
sexual femenino en 1905, lo hizo en un momento en el que la información sobre el orgasmo femenino y el clítoris se discutían, cuando
se hacía, como componentes extraños a la identidad heterosexual esencial de las mujeres .
En Tres ensayos sobre teoría sexual (1905), Freud estableció los términos para la comprensión psicoanalítica de la sexualidad femenina,
específicamente la oposición entre la sexualidad clitoridiana y vaginal
como formas "inmadura" o "madura" del desarrollo de las mujeres .' En
su tercer ensayo, "La metamorfosis de la pubertad", Freud argumentó que la adolescente transfiere su zona genital dominante desde el
clítoris a la vagina . Ella, que previamente (aunque de manera inconsciente) había disfrutado el clítoris como el centro de sus placeres libidinales, ya no lo hacía . El cambio constituía una profunda
metamorfosis . La niña había sido, hasta este momento de su desarrollo, "un pequeño hombre" . Como su hermano, la niña estaba motivada por lo que Freud caracterizó como una libido "masculina" que estaba
fijada a su objeto de amor original, su madre. Sin embargo, el estado
de la niña, de fijación predípica, libidinal, a la madre duraba un corto
tiempo . Rápidamente se daba cuenta de que el tamaño y la función
de su clítoris eran inadecuados en relación con el pene . Freud postuló
que en este momento la niña renunciaba a su madre en favor de su
padre y una poderosa ola de represión la conducía a su periodo de
latencia . Sugirió que al emerger la niña de la latencia, su "transferencia" erótica estaría completa y entonces hallaría su vagina completamente erotizada . En este contexto, el clítoris ya no sería el órgano
sexual dominante de la mujer.
8 Lisa Jean Moore y Adele E . Clarke, "Clitoral Conventions and Transgressions :
Graphic Representations in Anatomy Texts, c . 1900-1991", Feminist Studies 21, verano 1995, pp . 255-301 .
9 Sigmund Freud, Three Essays on the Theory of Sexuality (1905), Standard Edition
of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, ed . y trad . d e James Strachey,
Hogarth Press, Londres, 1953-1974 : t . 7, pp . 73-109 .
225
caliente, caliente
La teoría de la transferencia erótica reconocía al clítoris como un
órgano sexual en términos psicoanalíticos completamente nuevos . Al
mismo tiempo, sin embargo, también lo patologizaba considerándolo
fuera de lugar en la feminidad madura . El clítoris había gozado de un
momento en el que reinó supremo y sin rivales . Pero los imperativos
de la feminidad ordenaban que su reino fuera breve . Idealmente,
escribió Freud, el clítoris llegaría a funcionar como un "haz de ramas
resinosas" que ayudaría "a que se encendiera la leña" . De acuerdo
con su explicación, la transferencia monumental de zonas eróticas de
las mujeres y la modificación de su organización libidinal las ponía en
mayor riesgo que a los hombres de sufrir trastornos psicológicos . Si la
transferencia no era completa y el clítoris permanecía como el centro
de la sexualidad de una mujer, corría el riesgo de sufrir de problemas
psicológicos tales como la envidia del pene, hostilidad contra los hombres, histeria y descontento neurótico .' ()
La teoría de la transferencia erótica introdujo un problema no
expresado pero fundamental en la concepción freudiana de la sexualidad femenina . Como historia del proceso evolutivo, la teoría de la
transferencia erótica creó un momento en el que la joven quedaba
fuera de cualquier categoría sexual ." Su identidad heterosexual estaría consolidada cuando la niña trasladara su libido desde la madre y
el clítoris hacia el padre y la vagina . Irónicamente, este momento tan
freudiano establecía inadvertidamente un espacio liminal en el desarrollo de la identidad (hetero)sexual de la niña . En los términos del
psicoanálisis, la niña, por un breve periodo, existía entre identidades
sexuales, no era puramente femenina ni masculina, tampoco simplemente homosexual o puramente heterosexual, sino que de algún modo
era todo esto a la vez . El resultado de tal liminalidad, de existir temporalmente entre géneros y sexualidades, significaba la inestabilidad
en el corazón de la heterosexualidad de la niña .
10 Ibid ., p . 87.
11
Nancy Chodorow propone que este momento predípico de centramiento
psicológico y libidinal en la madre, que experimentan tanto niñas como niños, debería mejor llamarse "ginesexualidad" o "matrisexualidad" por estar centrado exclusivamente en la madre no en una clasificación de personas . Véase The Reproduction of
Mothering: Psychoanalysis and the Sociology of Gender, University of California Press,
Berkeley, 1978, p . 95 .
226
Jane Gerhard
Los y las freudianas de los años treinta y cuarenta intentaron
resolver este problema enraizando una identidad heterosexual esencial en el cuerpo de la mujer . Con este fin, el orgasmo vaginal y su
sombra, la frigidez vaginal, se convirtieron en dos componentes centrales de la feminidad freudiana. Karl Abraham, Edmund Bergler,
Marie Bonaparte, Helene Deutsch, Karen Horney, Eduard Hitschmann
y Clara Thompson, entre otros, desarrollaron selectivamente el legado de Freud en cuanto al significado psicoanalítico de la sexualidad
femenina para los estadounidenses en los años de entreguerras .12 Estas
expertas y expertos supusieron primero y detallaron después, entre
otras cosas, el carácter masculino del clítoris y su asociación con la
infancia, el cambio desde la sexualidad clitoridiana a la vaginal como
parte de un imperativo biológico hacia la reproducción, y la asociación entre la constitución psicológica de las mujeres y su ingreso en la
heterosexualidad o su rechazo de ella . Así, aunque Koedt ubicó correctamente a Freud como "el padre del orgasmo vaginal", él no fue el
único responsable de los volúmenes de escritos médicos, psiquiátricos
y populares que ella y otras feministas de la segunda ola rechazaron
por resultar opresivos para las mujeres ." Fue más bien este discurso
sobre la sexualidad femenina que circuló ampliamente -generado por
las y los freudianos y al que contribuyeron personas expertas y no- lo
que elevó las nociones gemelas del orgasmo vaginal y la frigidez hasta
las alturas en las que reinaron desde la década de los veinte hasta los
años sesenta .
12
Karl Abraham, "Manifestations of the Female Castration Complex", The Selected
Papers on Psychoanalysis, The Hogarth Press, Londres, 1927 ; Marie Bonaparte, Female
Sexuality, Grove Press, Nueva York, 1953 ; Helene Deutsch, The Psychology of Women : A
Psychoanalytic Interpretation, vols . 1 y 2, Grune and Stratton, Nueva York, 1944 y 1945 ;
Karen Horney, "The Flight from Womanhood : The Masculinity Complex in Women
as Viewed by Men and by Women", International Journal of Psycho-Analysis, núm . 7,
1926, pp . 324-339, y "The Problem of Femenine Masochism", Psychoanalytic Review,
vol . 12, núm . 3, 1935, pp . 241-257; Eduard Hitschmann y Edmund Bergler, Frigidity in
Women : Its Characteristics and Treatment, Nervous and Mental Disease Monographs,
Nueva York, 1936, trad . 1948 ; Clara Thompson, "Penis Envy in Women", Psychiatry,
núm . 6, 1943, pp . 123-125, y "Some Effects of the Derogatory Attitude toward Female
Sexuality", Psychiatry, núm . 13, 1950, pp . 349-354 .
13
Thomas Laqueur también considera a Freud como el inventor del "mito cultural del orgasmo vaginal", en Making Sex : Body and Gender from the Greeks to Freud,
Harvard University Press, Cambridge, 1990, p . 243 .
227
caliente, caliente
Quienes más directamente se centraron en el problema de la
frigidez y el ideal del orgasmo vaginal en los años treinta y cuarenta
fueron la psicoanalista Helene Deutsch y el equipo formado por
Eduard Hitschmann y Edmund Bergler. Deutsch fue la primera en
usar el orgasmo vaginal como metáfora de la mujer saludable . Como
una de las discípulas favoritas de Freud, Deutsch tenía su "bendición" para su trabajo sobre la feminidad ." Deutsch, como su colega
analista Karen Horney, discutió activamente con Freud durante los
años veinte sobre sus teorías acerca del desarrollo de la mujer . Ambas estaban en desacuerdo con las suposiciones masculinas que subyacían a gran parte de su trabajo sobre las mujeres . A diferencia de
Horney, que rompió con Freud, Deutsch encontró una manera de
reconciliar sus ideas sobre la diferencia de las mujeres con la ortodoxia freudiana . Aceptó la teoría de la transferencia erótica, rechazó
la envidia del pene, y añadió una visión de la vagina y sus sensaciones como productoras de una heterosexualidad femenina esencial .'' De
esta manera, Deutsch ubicó el origen de la identidad genérica y
sexual de las mujeres en sus cuerpos . La psicología de las mujeres de
Deutsch (1944), que descansaba en su trabajo previo de la década de
los veinte y los treinta, constituyó su declaración más exhaustiva
sobre los temas de la maternidad, el masoquismo femenino y el
narcisismo, y las vicisitudes de la sexualidad femenina . Para la década de los cincuenta, La psicología de las mujeres se había convertido
en un clásico de la literatura psicológica sobre las mujeres : para 1960
el segundo volumen, sobre el significado psicoanalítico de la maternidad, se había editado once veces .'
14 Paul Roazen, Helene Deutsch: A Psychoanalyst's Life, Doubleday, Nueva York,
1985, cap . 10 ; Edith Kurzweil, Freudians and Feminists, Westview Press, Boulder, 1995,
pp . 26-29, 40-44 .
i' Mari Jo Buhle, Feminism and its Discontents : A Century of Struggle with
Psychoanalysis, Harvard University Press, Harvard University Press, Cambridge, 1998,
Pp . 80-81 .
16 Helene Deutsch, The Psychology of Women : A Psychoanalytic Interpretation, tomo
1 y 2, Grune and Stratton, Nueva York, 1944 y 1945 . Entre los escritos anteriores de
Deutsch están Psychoanalysis of the Sexual Functions of Women, Vienna, 1925; "The
Psychology of Women in Relation to the Functions of Reproduction", International
Journal of Psychoanalysis, núm . 6, 1926; y "The Significance of Masochism in the Mental Life of Women", International Journal of Psycho-Analysis, núm. 11, 1930 .
228
Jane Gerhard
En La psicología de las mujeres, Deutsch teorizó sobre una pulsión
sexual femenina enraizada en la vagina . Como otras freudianas y freudianos, Deutsch imbuyó la sexualidad femenina con los valores de
una "sana" subordinación, pasividad, dependencia y maternidad . En
su obra, la vagina simbólicamente unía las identidades reproductiva y
sexual de las mujeres, dos aspectos de la psicología femenina que el
psicoanálisis buscaba armonizar bajo la rúbrica de la heterosexualidad innata . Al igual que el maestro, Deutsch caracterizó el clítoris
como el amante descartado en este drama sexual de la adultez femenina sana . Ampliando las teorías de Freud, Deutsch escribió que el
cuerpo de la niña simplemente frustraba su sexualidad clitoridiana
activa. Sin un pene, la niña predípica no tenía salida para su sexualidad agresiva . Esto la llevaba, inconscientemente, a reprimir y deslizar
su sexualidad clitoridiana hacia una "disposición" pasiva y silenciosa
para la heterosexualidad vaginal .
Sin embargo, a diferencia de Freud, Deutsch usaba la vagina
como sinécdoque de la madurez femenina . En su trabajo, la mujer
sana era tan "pasiva" y "masoquista" como la vagina que simbolizaba
su feminidad ." Deutsch unía a su recuento de la feminidad pasiva un
profundo sentido de la inocencia e ingenuidad infantil de las mujeres
en todo lo relacionado con cuestiones sexuales . Deutsch explicó, partiendo del cuento de la Bella Durmiente, que la mujer inocente y la
vagina "silenciosa" esperaban pasivamente ser "despertadas" al deseo heterosexual por el pene en una primera experiencia de relación
sexual, idealmente después de un periodo de cortejo y repetidas
muestras de amor. "Así como en los tiempos prehistóricos, las mujeres se sienten más gratificadas cuando conceden la intimidad sexual
sólo después de un largo cortejo [ . . .] la mujer quiere que se luche por
ella y se la conquiste, y aguarda su "derrota" con exultante emoción
[. . .]" . Deutsch explicó que la inocencia de las mujeres en cuestiones
sexuales era de hecho tan grande que "la vagina "ignota" es -en
condiciones favorables- erotizada por el acto de violación [ . . .]" . Este
proceso se manifiesta en la penetración agresiva del hombre, por un
17
Laqueur, T. y Emily Martin, The Woman in the Body : A Cultural Analysis of
Reproduction, Beacon Press, Boston, 1987, explican, de muy diferentes maneras, las
falacias implicadas en la lectura de la vagina como pasiva .
229
caliente, caliente
lado, y en la "subyugación" de la vagina y su transformación en una
zona erógena, por el otro . Las mujeres normales, continuaba, llegan
a vivir como "un acto de placer" lo que experimentaron la primera
vez como "un acto de violencia" . La sexualidad vaginal, a la vez misteriosa y subyugante, transformaría a la niña en mujer mediante su
capacidad de unir el placer sexual y la reproducción . La niña pasiva y
la protomadre productiva se convertirían en una sola ante el placer
heterosexual completo . Deutsch escribió : "En el éxtasis del orgasmo,
la mujer se experimenta a sí misma como una niña incapaz que se
abandona a su pareja amorosa -una experiencia profunda en la que
su ego se convierte en el hijo o hija que concibe en la fantasía y con el
cual seguirá identificándose cuando sus fantasías se vuelvan realidad" ."
El orgasmo vaginal creaba y reflejaba lo que Deutsch denominó
fervorosamente "la mujer femenina" . Las mujeres femeninas, escribió, "se adaptan a sus parejas y las comprenden . Son las compañeras más adorables y menos agresivas y desean permanecer en ese
papel [. . .] . Sexualmente se excitan con mucha facilidad y rara vez son
frígidas [ . . .] demandan amor y deseo ardiente, encontrando en éstos
una compensación satisfactoria al renunciamiento de sus propios deseos activos" .19 En resumen, las mujeres que amaban a sus esposos,
se dedicaban a la maternidad y aceptaban su posición, también disfrutaban de los orgasmos vaginales . Esta cadena de asociaciones también funcionaba hacia atrás : las mujeres que aprendían a tener
orgasmos vaginales también aprenderían a aceptar su posición, a abrazar la maternidad y a estar más enamoradas de sus maridos . Esta
fusión entre el orgasmo y la feminidad, o la sexualidad y el rol social,
era endémica al discurso psicoanalítico sobre la sexualidad vaginal .
El ideal según el cual las mujeres dependían esencialmente de
los hombres resolvió un problema crucial del psicoanálisis freudiano
y de Deutsch en los años treinta y cuarenta . En el freudismo ortodoxo
había persistido un problema molesto : de qué manera la niña, de
orientación sexual clitoridiana y centrada en su objeto amoroso original, la madre, se volvería heterosexual y, más específicamente, con
una orientación vaginal . Dada la fusión realizada en la teoría freudiana
18
Deutsch, Psychology of Women, pp . 195, 79-80, 92 .
19 Ibid ., p .192 .
230
Jane Gerhard
entre heterosexualidad, vagina y salud mental de las mujeres, sus
practicantes debían teorizar un sendero de desarrollo a través del cual
la niña aprendería a dejar de lado los placeres tempranos, placeres
que parecían señalar la capacidad de las mujeres para desear tanto al
padre como a la madre o a alguno de los dos . La teoría de la transferencia erótica, según la cual las mujeres "abandonaban" el clítoris por
la vagina, era el único pasaje conocido para explicar el cambio de
orientación masculina temprana de la niña hacia una heterosexualidad femenina "sana" .
Sin embargo, en las mejores circunstancias, los y las freudianas,
reconocían que la transición de las mujeres hacia la heterosexualidad
estaba repleta de peligros potenciales . Una mujer podía tener éxito en
la transferencia de su libido desde el clítoris a la vagina, pero todavía
corría el riesgo de la frigidez si su fijación original con la madre y su
identificación con el padre no se resolvían totalmente . Debido a esta
preocupación, los y las psicoanalistas buscaron comprender y tratar a
las mujeres que estaban atrapadas, literalmente, en la tierra de nadie
de la frigidez .
El diagnóstico de frigidez dramatizaba la fusión entre identidad
y conducta por parte del freudismo y encarnaba, de manera literal, su
profunda ambivalencia ante la expresión sexual femenina . Más que
identificar un problema específico, la frigidez en las décadas de los
treinta y cuarenta se convirtió en un conjunto muy productivo de ideas
hilvanadas que ayudaban a definir a la mujer anormal y a la normal .
Técnicamente, los y las psicoanalistas etiquetaban a una mujer como
frígida cuando no podía tener un orgasmo vaginal mediante el coito .
Pero como diagnóstico, la frigidez también contenía otras preocupaciones anexas sobre lo que constituía la sexualidad femenina normal .
Por ejemplo, si una mujer era demasiado sexual o demasiado agresiva, se la etiquetaba como frígida . De manera similar, si una mujer no
disfrutaba las relaciones sexuales, pero sí otras formas de intercambio
sexual, también era "frígida" . Al mismo tiempo, las mujeres frígidas
también incluían a aquellas consideradas "neuróticamente subsexuales"
o a aquellas que no sentían ningún interés por el placer sexual . La
frigidez se convirtió así en una etiqueta y un diagnóstico que definía
cuánto deseo sexual debía tener una mujer y en qué tipos de conducta sexual debía embarcarse para ser "sana" .
Uno de los indicadores claves de una mujer anormal era su incapacidad para renunciar al clítoris como su órgano sexual dominante .
231
caliente, caliente
Los freudianos dedicaron mucho tiempo y esfuerzo a desacreditar el
clítoris como un sitio patológico de las sensaciones sexuales femeninas y ninguno lo hizo tan tenazmente como el equipo formado por
Hitschmann y Bergler. Ambos se habían entrenado como psicoanalistas en Europa, cerca de Freud y su círculo de analistas, y habían
emigrado a los Estados Unidos a finales de la década de los treinta .
Hitschmann y Deutsch habían trabajado de manera cercana en Viena
durante varios años .` Su monografía La frigidez de las mujeres : sus características y tratamiento (Frigidity in Women : Its Characteristics and
Treatment), escrita en 1936 y traducida al inglés en 1948, fue la primera
que se centró exclusivamente en el papel del clítoris en las neurosis
de mujeres heterosexuales .21 En este texto liminal intentaron aclarar
los criterios diagnósticos según los cuales se consideraba frígida a
una mujer y plantear un plan de tratamiento para curar lo que veían
como una clase floreciente de mujeres frígidas . Hitschmann y Bergier
ofrecían a sus lectores un criterio simple : "No tiene importancia si la
mujer se excita durante el coito o permanece fría, si la excitación es
fuerte o débil, si se detiene al comienzo o al final, lentamente o de
repente, si se disipa en actos preliminares o ha estado ausente desde
el comienzo. El único criterio para la frigidez es la ausencia de orgasmo vaginal" . 22
Mientras que Deutsch basó su trabajo en el poder de la vagina,
Hitschmann y Bergler basaron el suyo en el potencial del clítoris para
minar la feminidad sana . La patología que describían con detalle tenía resonancias de catástrofe social . Hitschmann y Bergler tomaban a
Freud bastante literalmente cuando argumentaban que el clítoris encarnaba el rechazo de las mujeres a aceptar sus roles femeninos . El
clítoris representaba para ellos el caos de las mujeres comportándose
como hombres, o algo peor, oprimiendo a los hombres . El costo social de la frigidez, advertían los autores, era, sin ir más lejos, la destrucción de la familia . Hitschmann y Bergler vinculaban feminismo y
20 Roazen, p . 158 .
21
Hitschmann y Bergier . Entre otros textos están "Frigidity in the Female Misconceptions and Facts", Marriage Hygiene, núm . 1, agosto 1947, pp . 16-21 ;
Hitschmann y Bergler, "Frigidity in Women : Restatement and Renewed Experiences"
Psychoanalytic Review, núm . 36, 1949, pp . 51-55 .
22
Hitschmann y Bergler, "Frigidity in Women", p . 20 .
232
Jane Gerhard
frigidez como formas relacionadas de desórdenes sexuales . Concluyeron que las mujeres frígidas, como las feministas y lesbianas, no
podían tolerar que los hombres fueran los líderes en cuestiones sexuales
y, así, encubrían fantasías neuróticas sobre sus propios poderes . Los
autores llegaron, incluso, a declarar que a medida que el psicoanálisis
curara a las mujeres sexualmente insatisfechas, "las manifestaciones
ridículas del movimiento de mujeres [también] desaparecerían" .23 Para
Hitschmann y Bergler, el clítoris representaba un punto de convergencia entre conductas patológicas e identidades anormales . Implícitamente, la vagina funcionaba como el contrapunto productivo que
hacía a las mujeres femeninas y heterosexuales .
Dicha fusión entre género y sexualidad contribuyó a convertir el
psicoanálisis en una herramienta útil para los analistas sociales y antifeministas del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, quienes insistían en que las mujeres sanas y normales eran sexualmente
pasivas, esencialmente maternales y felizmente devotas de sus hogares y cocinas .` Pocas personas ayudaron más a la popularización del
freudismo que Marynia Farnham y Ferdinand Lundberg, cuyo éxito
de ventas La mujer moderna : el sexo perdido, publicado en 1947, profundizó en el simbolismo del orgasmo vaginal y el antifeminismo implícito en las ideas psicoanalíticas sobre la feminidad normal .` Mediante
la traducción del complicado lenguaje del psicoanálisis freudiano,
particularmente del trabajo de Deutsch, al vernáculo popular, La mujer moderna atacó el feminismo como un desorden de género con origen en una disfunción sexual . El análisis de la autora y el autor sobre
la frigidez y el feminismo contribuyó a la apertura del espacio que
llegó a ocupar la sexualidad vaginal en los relatos dominantes de la
sexualidad femenina en los años treinta y cuarenta . El freudismo popular alcanzó su punto más alto de influencia cultural al mismo tiempo que "emergía un abierto antifeminismo como tópico central" .`
23
Ibid ., p . 5 .
24
Elaine May, Homeward Bound : American Families in the Cold War Era, Basic
Books, Nueva York, 1988 .
23
Marynia Farnham y Ferdinand Lundberg, Modern Woman : The Lost Sex, Harper
& Brothers, Nueva York, 1947 .
26
Buhle, p . 171 .
233
caliente, caliente
Farnham y Lundberg argumentaban que la satisfacción sexual
de las mujeres requería una aceptación de sus roles femeninos como
madres y esposas . Nuevamente fusionaban frigidez y feminismo,
sexualidad y género, considerando el feminismo un producto de la
insatisfacción sexual de las mujeres . Las feministas rechazaban la
maternidad y al hacerlo, empujaban a las mujeres cada vez más lejos
de su sexualidad "normal" . "Para que el acto sexual sea completamente satisfactorio para una mujer, ella debe, en las profundidades
de su mente, desear, entrañable y completamente, ser madre [ . . . ] . La
regla es : mientras menor sea el deseo de una mujer de tener hijos y
mayor sea su deseo de emular al hombre [ . . .] menor será su disfrute
del acto sexual" . Volviendo a la comparación realizada por Freud entre un haz de ramas resinosas y el clítoris, los autores explicaron la
pasividad total de la feminidad : "Para el hombre, el sexo involucra un
objeto de su hechura, pero para la mujer no [. . .] . Su rol es pasivo . No
es tan fácil como traer un leño . Es más fácil . Es tan fácil como ser el
leño mismo" ." Al vincular el placer sexual con la maternidad y la
pasividad, los autores prestaron una importancia enorme a la sexualidad vaginal y ampliaron aún más la visión de la vagina como el
único órgano normal de la mujer y la maternidad como su único
papel social normal .
El ataque de Koedt al concepto de orgasmo vaginal, entonces,
surgió de las formas en que, como paradigma, funcionaba para vigilar
la presencia de un conjunto específico de caracteres de género -dependencia sexual, pasividad, sentimientos maternales- y para denominarlos normales, saludables y esenciales . Los significados que
freudianos y freudianas daban a la sexualidad femenina, particularmente a la subordinación de las mujeres ante los hombres, volvían su
cuestionamiento especialmente importante para las feministas . Algunas de ellas, como Koedt, se propusieron rescatar al clítoris -y su
asociación con la autonomía, la agresión y el feminismo- de las
garras de la patologización freudiana y usarlo para ellas mismas, con
el objeto de reimaginar un nuevo tipo de sexualidad femenina .
27
Farnham y Lundberg, pp . 173, 265, 275 .
234
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Visiones clitoridianas :
la sexología imagina la igualdad sexual, 1953-1966
De acuerdo con Koedt, el diagnóstico psicoanalítico de la frigidez no
sólo perpetuó una visión atrasada de las mujeres sino que tuvo efectos directos sobre la manera en que muchas mujeres se veían a sí
mismas . "El daño más grave fue el que se infligió a la salud mental de
las mujeres", escribió Koedt, "que bien sufrían en silencio culpándose, bien corrían en busca de un psiquiatra tratando desesperadamente de encontrar la represión oculta y terrible que las había mantenido
alejadas de su destino vaginal" .
Esta situación dejó a las mujeres sintiéndose "sexualmente
carentes" e inadecuadas . "Buscar la cura para un problema que no la
tiene puede conducir a una mujer a un camino interminable de inseguridad y odio hacia sí misma, ya que su analista le dice que ni siquiera tiene éxito en el único papel que le permite la sociedad
masculina : el papel de mujer" .` Para Koedt y otras feministas que
rechazaban la experiencia sexual por estar contaminada de sexismo
masculino, estaba en juego ni más ni menos que la salud mental de
las mujeres . Aunque las mujeres individuales no se enfrentaran cara
a cara con el recuento de su sexualidad "desordenada" por parte de
un médico o psicoanalista, como grupo las mujeres encontraban los
mensajes del psicoanálisis en escritos académicos, literarios y populares, en libros sobre el matrimonio y sobre cómo ser buenas madres,
en las películas de Hollywood y en las revistas más populares ."
Koedt basó su rechazo del psicoanálisis freudiano en la nueva
visión del cuerpo femenino sexualmente sensible generada por los
sexólogos en los años cincuenta y sesenta . Se basó en los estudios de
Alfred C . Kinsey (1953) y William Masters y Virginia Johnson (1966) y
en su descripción "científica" de la fisiología y conducta sexual feme-
28 Koedt, pp . 201, 204 .
29 Buhle ; Betty Friedan, The Fenienine Mystique, Basic Books, Nueva York, 1963;
Nathan Hale, The Rise and Crisis of Psychoanalysis in the United States, Oxford University
Press, Nueva York, 1995; Ellen Herman, The Romance of American Psychology : Political
Culture in the Age of Experts, University of California Press, Berkeley, 1995 ; Lunbeck;
Janet Walker, Couching Resistance : Women, Filmn, and Psychoanalytic Psychiatry, University
of Minnesota Press, 1993 .
235
caliente, caliente
pinas, para su visión de la liberación sexual de las mujeres .` Para
Koedt los sexólogos, a diferencia de Freud, comenzaban con los "hechos" sobre los cuerpos de las mujeres y no con ideas sobre la feminidad apropiada .
Koedt adoptó la sexología porque proporcionaba lo que ella veía
como evidencia "neutral" que las feministas podían utilizar para desconstruir la feminidad freudiana . Aunque estos estudios sexológicos
no atacaban el sexismo del psicoanálisis, cuestionaban no obstante la
existencia del orgasmo vaginal y la interpretación de la frigidez como
el rechazo inconsciente, por parte de la mujer, de su papel sexual .
Además, y esto era importante para las feministas de la segunda ola,
los sexólogos rechazaban la patologización psicoanalítica del clítoris
como una forma desviada de sexualidad, y, en un trastocamiento
histórico, lo reclamaban como la pieza central de la respuesta sexual
femenina . Los sexólogos basaban su nueva interpretación de la sexualidad femenina en la analogía entre el clítoris y el pene . Tal analogía
no fue privativa de los sexólogos del periodo de posguerra . Sin embargo, a diferencia de los especialistas en sexo de épocas anteriores,
los sexólogos utilizaban la analogía para impulsar la importancia del
clítoris, no para confirmar su patología . La sexología moderna proporcionó así a las feministas información mediante la cual podían
construir una nueva visión de la sexualidad femenina centrada no en
la vagina ni en la reproducción, sino en una práctica placentera .
Los sexólogos y los psicoanalistas se acercaban al estudio de la
sexualidad de maneras muy diferentes. Ante todo, los sexólogos
modernos veían la sexualidad como algo enraizado primordialmente
en las sensaciones corporales y no en el desarrollo psicológico ni en el
inconsciente . Como resultado de su énfasis en la respuesta corporal,
Kinsey y Masters y Johnson consideraban el orgasmo como el único
indicador del placer sexual . La importancia que los sexólogos prestaban al orgasmo, junto con la analogía positiva entre el clítoris y el
pene, les permitía argumentar que la sexualidad masculina y la femenina tenían más similitudes que diferencias . Por ejemplo, tanto Kinsey
30 Alfred C . Kinsey et al ., Sexual Behavior in the Human Female, W.B . Saunders
Co ., Filadelfia, 1953 ; William Masters y Virginia Johnson, Human Sexual Response,
Little, Brown & Co ., Boston, 1966 .
236
Jane Gerhard
como Masters y Johnson descartaron el diagnóstico de frigidez por la
forma en que confirmaba la visión de las mujeres como menos sexuales que los hombres . En Comportamiento sexual de la hembra humana
(Sexual Behavior in the Human Female) de 1953, Kinsey y sus colegas
explicaban que la frigidez había llegado a connotar en el lenguaje
popular "el rechazo a funcionar sexualmente o la incapacidad para
hacerlo", pero ninguna de estas caracterizaciones, consideraban ellos,
era exacta . Argumentaban, en contraposición, que mujeres y hombres compartían la capacidad fisiológica para responder a la estimulación sexual ." Los investigadores utilizaron un modelo de la especie
humana que consideraba que la respuesta sexual de la mujer se ubicaba en el cuerpo, de manera análoga a otros sistemas fisiológicos, como
aquellos necesarios para la respiración o la digestión . Al localizar -aunque fuera hipotéticamente- a la mujer "naturalmente" orgásmica
dentro de toda mujer así llamada frígida, Kinsey afirmaba que la sensibilidad sexual de las mujeres, como la de los hombres, dependía de
una técnica sexual exacta y placentera . La obra de Masters y Johnson,
Respuesta sexual humana, de 1966, siguió el camino trazado por Kinsey .
Ellos también veían la frigidez como resultado de una técnica sexual
pobre en la pareja y no como algo debido a la ambivalencia de las
mujeres sobre su papel social .
Los sexólogos y los psicoanalistas también sostenían puntos de
vista divergentes acerca de la relación heterosexual y la vagina . Los
sexólogos no sentían una lealtad especial hacia el coito heterosexual
como cumbre de la expresión sexual, ni veían la vagina como particularmente sensible . En una afirmación potencialmente radical que feministas como Koedt utilizaron en su visión de la liberación sexual
femenina, Kinsey el al . sugirieron que el coito vaginal no era necesariamente la forma más placentera de práctica sexual para las mujeres .
Con ilustraciones y diagramas, explicaron que la vagina era "insensible" a las caricias y no tenía la dotación de nervios necesaria para ser
el centro de la respuesta sexual femenina . Incluso sugirieron que la
vagina era "de mínima importancia en la contribución a las respuestas eróticas de la mujer. . . [y] puede que contribuya más a la excitación
31
Kinsey et al ., pp . 373 -374 .
237
caliente, caliente
sexual del hombre que lo que contribuye a la excitación de la mujer" .`
Esta afirmación, enterrada en la página 592 de Comportamiento sexual de
la hembra humana -que consta de más de 800 páginas- contaba con
el potencial para alterar sustancialmente no sólo la práctica heterosexual del sexo, sino también la asociación profundamente arraigada
entre la sexualidad de una mujer y su identidad de género .
Masters y Johnson continuaron con el remapeo de las zonas
erógenas de las mujeres . Como Kinsey et al ., también argumentaron
que la contraparte exacta del pene no era la vagina sino el clítoris .
Masters y Johnson fueron más allá que su predecesor en sus esfuerzos por refinar la comprensión científica del clítoris . A diferencia del
enfoque sociológico de la conducta sexual de Kinsey y colegas, Masters
y Johnson se centraron en la respuesta sexual, observando a mujeres y
hombres mientras se masturbaban o tenían relaciones sexuales . Mediante la graficación de cambios en la presión arterial, pulso, tono
muscular y color de la piel durante la excitación sexual, los investigadores concluyeron que la estimulación clitoridiana (como la estimulación del pene en los hombres) era sin duda la técnica sexual más
placentera para las mujeres y la que ofrecía el nivel más consistente
de orgasmos . Mediante sus hallazgos fisiológicos, Masters y Johnson
pudieron definitivamente descartar la distinción psicoanalítica entre
orgasmo clitoridiano y vaginal . Los investigadores demostraron que
en vez de entidades separadas, el clítoris y la vagina están conectadas
mediante una red de nervios y músculos que unidos dan lugar a la
respuesta sexual femenina . Masters y Johnson fueron los primeros
en observar la retracción del clítoris bajo su capuchón durante la penetración, un movimiento que en algunas mujeres estimulaba el clítoris
lo suficiente como para producir un orgasmo . Esto, explicaron, creaba la idea equivocada de que existía un orgasmo vaginal distinto al
clitoridiano .
Las personas dedicadas a la investigación sexual de esta época
hacían hincapié en las similitudes entre la sexualidad femenina y la
masculina . Gran parte de la conmoción generada por Comportamiento
sexual de la hembra humana provenía del hallazgo de que las mujeres se
32
Ibid ., p . 592 .
238
Jane Gerhard
comportaban sexualmente de modo muy parecido a como lo hacían
los hombres : se masturbaban, se acariciaban, tenían sexo premarital y
relaciones extramatrimoniales . Tales conductas desafiaban abiertamente
los relatos de expertos que por años habían subrayado el desinterés
de las mujeres por cuestiones sexuales . La investigación de Masters y
Johnson también se oponía a la visión prevaleciente de la sexualidad
disminuida de las mujeres . Los investigadores descubrieron que mediante la estimulación apropiada del clítoris, particularmente durante
la masturbación, las mujeres tenían la capacidad para experimentar
orgasmos múltiples . Significativamente, esta capacidad femenina era
algo que no compartían los hombres . En un pasaje notable por su
divergencia de los escritos especializados sobre sexualidad femenina,
los autores presentaban a la mujer como especialmente sensible . "La
hembra humana", escribieron en una cita ya famosa, "con frecuencia
no está satisfecha con una experiencia orgásmica [. . .] . Si no existe distracción psicosocial que reprima su tensión sexual, muchas mujeres
estables disfrutan de un mínimo de tres a cuatro experiencias orgásmicas antes de sentirse aparentemente saciadas" . 33
Masters y Johnson elaboraron un recuento de la sexualidad femenina que sin quererlo cuestionó la visión arraigada de la heterosexualidad como innata y capaz de satisfacerse totalmente mediante
el coito con un pene . Habían descubierto, como los y las freudianas
antes que ellos, una sexualidad femenina que existía independientemente de la relación con un pene . De manera muy parecida a cómo
funcionaba la niña predípica dentro del discurso del psicoanálisis, la
nueva información sexológica sobre el clítoris daba a las mujeres un
potencial para existir tanto adentro como afuera del circuito de la
heterosexualidad históricamente construida . Sin embargo, los sexólogos modernos no estaban interesados en hacer alegatos sobre la "naturalidad" de la heterosexualidad para las mujeres ni en cuestionar
sus propias suposiciones sobre la organización social del género . Sus
metas eran más modestas e inmediatas . Se plantearon restablecer un
campo e, idealmente, abrir la sexualidad humana a la luz esclarecedora
de la ciencia . Buscaban "modernizar" el matrimonio mejorando las
33 Ibid ., pp . 286, 65 .
239
caliente, caliente
experiencias de sexo marital de las mujeres . Correspondería a las feministas reimaginar una heterosexualidad no obligatoria ni atada al
coito dentro del matrimonio .
La política de la libertad sexual:
las feministas teorizan sobre el orgasmo, 1968-1973
Los sexólogos, especialmente Masters y Johnson, se encontraron situados en el epicentro de ideas cambiantes sobre la liberación sexual
a mediados de los años sesenta . El mundo se había transformado en
los años transcurridos entre 1954, el año en que Kinsey perdió el
financiamiento de la Fundación Rockefeller, y 1966, cuando Respuesta
sexual humana se volvió repentinamente un éxito .` Ante todo, se había erosionado el consenso sobre la sexualidad adulta como un asunto marital . La contención de la sexualidad mediante matrimonios
tempranos y tabúes contra el sexo premarital y extramarital, que había prevalecido desde los años cuarenta, ya no parecía tan inconmovible a medida que una generación de adolescentes y personas adultas
jóvenes cuestionaban las categorías sexuales y costumbres de sus
padres .` La visión de Masters y Johnson de las mujeres como atletas
sexuales capaces de experimentar orgasmos múltiples de repente entró en armonía con el espíritu de libertad sexual o, más exactamente,
de experimentación sexual, y arrasó en todo el país .»
34
La primera edición (15 000 ejemplares) de Human Sexual Response se vendió
el mismo día que se puso en venta y estuvo seis meses en la lista de éxitos de venta
del Nezu York Tinies . Se vendieron más de 300 000 ejemplares del libro en pasta dura y
500 000 en rústico . Libros de autoayuda popularizaron sus técnicas entre los lectores
y contribuyeron a extender la influencia de Masters y Johnson sobre la comprensión
estadounidense del sexo y la sexualidad . Véase David Rubin, M . D ., Everything You
Always Wanted to Know About Sex, but Were Afraid to Ask, Bantam, Nueva York, 1969 ;
Helen Singer Kaplan, The New Sex Therapy, Brunner/Mazel, Nueva York, 1972, y
Seymour Fisher, The Female Orgasm : Psychology, Physiology, Fantasy, Basic Books, Nueva
York, 1973 . Véase también Committee on Human Sexuality, Human Sexuality, American
Medical Association, 1972 para un ejemplo de la aceptación de Human Sexual Response
de parte la medicina estadounidense establecida .
3'
May 1988 .
36
John D'Emilio y Estelle Freedman, Intimate Matters: A History of Sexuality in
America, Harper & Row, Nueva York, 1988, pp . 301-26 .
240
Jane Gerhard
Quienes propugnaban la liberación sexual rescataron el sexo
de los confines (retóricos) del matrimonio monógamo y vertieron en
él los valores simbólicos de la autenticidad, empoderamiento y libertad personal . Psicoanalistas radicales como Herbert Marcuse y Norman
O . Brown imbuyeron de significado político a la sexualidad cuando
señalaron los vínculos entre la represión sexual y la social .` Activistas universitarios adoptaron el análisis político del placer de Marcuse
y su papel en el destronamiento de los efectos adormecedores del
conformismo . Promovieron la expresividad sexual, despojada de los
atavismos del romance y la monogamia, como un valor clave de la
nueva sociedad ." Los promotores de la liberación sexual también abrevaron en el movimiento del potencial humano liderado por Abraham
Maslow y Carl Rogers en los años cincuenta y principios de los sesenta ." La "nueva psicología" veía a los seres humanos como dedicados
al crecimiento a lo largo de un "ciclo de vida" . Un aspecto importante
de la nueva psicología era su tolerancia ante los diversas rutas que
podían tomarse en el camino hacia la búsqueda de sí mismo ."
A diferencia de los freudianos, para quienes la sexualidad marcaba el conflicto inconsciente entre placer y realidad, los rebeldes de
los sesenta imbuyeron la sexualidad con los valores de la autonomía,
la completud y la conciencia de sí . El énfasis de la revolución sexual
sobre la autenticidad condujo a una celebración del cuerpo como parte integral de la autoexpresión . El cuerpo liberado llegó a simbolizar
al nuevo ciudadano y ciudadana de las revoluciones contraculturales
de los sesenta : era un cuerpo liberado de los efectos del racismo, el
clasismo, la tecnología y la represión sexual . La tendencia prevale-
37 Herbert Marcuse, Eros and Civilization : A Philosophical Inquiry into Freud, Beacon
Press, Boston, 1955, 1966; Norman O . Brown, Life Against Death : The Psychoanalytic
Meaning of History, Wesleyan University Press, Middletown, Conn ., 1959 .
38 Umansky, pp . 16-52 .
39 Abraham Maslow, Towards a Psychology of Being, Van Nostrand, Nueva York,
1968 ; Carl Rogers, On Becoming a Person : A Therapist's View of Psychotherapy, Houghton
Mifflin Co ., Boston, 1961 . Para el lugar que ocupó el movimiento del potencial humano en la psicología estadounidense, ver Herman, pp . 264-80 . Para el impacto de la
nueva psicología en las ideas sobre la masculinidad, véase Barbara Ehenrecih, The
Hearts of Men : American Dreams and the Flight front Commitment, Anchor, Nueva York,
1983, pp . 88-99 .
40 Ehrenreich, pp . 89-91 .
241
caliente, caliente
ciente hacia la utopía sostenía que la unión de cuerpos auténticos en
libertad y placer proporcionaría el pegamento para la comunidad
amada . En resumen, la liberación sexual se había vuelto política .
El "Mito del orgasmo vaginal" de Anne Koedt apareció cuando
la preocupación por la libertad sexual como arma en la lucha contra la
represión todavía no había sido cuestionada por sus implicaciones en
cuanto al género . Las mujeres que estaban aprendiendo a llamarse
feministas encontraron su grupo inmediato de pares en los estudiantes activistas hombres que vinculaban irreflexivamente las revoluciones sociales con la liberación sexual, sin siquiera pensar un segundo
en el significado que ello podría tener para las mujeres . Como han
señalado las historiadoras del feminismo, muchas mujeres políticas
abandonaron la nueva izquierda al sentirse disminuidas y menospreciadas por su vivencia del sexismo y la cosificación sexual ." La combinación de una retórica revolucionaria que hacía hincapié en la libertad
sexual, por un lado, y la experiencia de las mujeres de ser pasadas
por alto, tratadas paternalistamente y ser sexualmente explotadas,
por otro, resultó terrible para muchas . Las feministas sostenían que
las mujeres tenían derecho tanto a la independencia social como a la
sexual . Los deseos de las mujeres -ya fueran de cercanía emocional
o de más caricias antes del sexo, de sexo con hombres o con mujeres- debían dictar la práctica sexual . En este contexto, las feministas
reconstruyeron el vínculo histórico entre orgasmo y feminidad . En el
feminismo temprano, el orgasmo femenino llegó a simbolizar la autodeterminación sexual de las mujeres . Ésta, a su vez, contenía la promesa de la igualdad completa con los hombres . Las feministas de
fines de los años sesenta unieron la libertad sexual con la liberación
de las mujeres, alegando que las dos tenían que ir de la mano para
que las mujeres dejaran de ser ciudadanas de segunda clase .
Las feministas argumentaban que los expertos hombres nunca
habían comprendido la sexualidad auténtica de las mujeres, no obstante ellas se basaron en y retrabajaron la tradición del pensamiento
sexual estadounidense que tanto criticaban . En primer lugar, las feministas usaron la reciente investigación de Masters y Johnson sobre
41
Evans, Echols .
242
Jane Gerhard
el clítoris para destronar el enfoque freudiano opresivo sobre la dependencia sexual de las mujeres . Irónicamente, la investigación que
Masters y Johnson y sus popularizadores utilizaron para apuntalar la
heterosexualidad en 1966 fue utilizada por las feministas unos cuantos años después para cuestionar el carácter innato de la heterosexualidad . De acuerdo con las feministas, la sexualidad innata de las mujeres
era extremadamente sensible y potencialmente autónoma del coito
con un hombre . La visión sexológica del clítoris permitió a las feministas reclamar y politizar la ambigüedad sexual, introducida primero
por Freud en los años veinte y más tarde patologizada por freudianos
y freudianas en las décadas de los treinta y cuarenta . Las feministas
usaron la salud, ahora inherente, del clítoris para insuflar nueva vida
al recuento de Freud sobre la inestabilidad de la heterosexualidad
femenina . En vez del problema que había significado para freudianos
y freudianas, el difícil pasaje de las mujeres a la heterosexualidad fue
reconstruido por las feministas como prueba de que no era natural .
Al aceptar el potencial radical de la liminalidad, las feministas radicales definieron la autodeterminación sexual de las mujeres como una
forma de trascender los problemas de las clasificaciones sexuales, como
lesbianismo y heterosexualidad, y de solucionar el problema del control patriarcal sobre la sexualidad femenina .
La atención prestada por Koedt al orgasmo femenino se llevó a
cabo en conjunto con otras feministas que estaban igualmente preocupadas por el estatus de la sexualidad femenina en una sociedad dominada por el hombre . La mística femenina (1963) de Betty Friedan,
Política sexual (1970) de Kate Millet y La dialéctica del sexo (1970) de
Shulamith Firestone habían adoptado y transformado la teoría psicoanalítica en sus análisis sobre la intersección entre identidad y
sexualidad . 42 La contribución de Koedt a este discurso consistió en
elaborar el significado simbólico de la vagina en las construcciones de
la feminidad normal . Además, delineó el potencial del clítoris para
socavar la historia secular contada por los expertos sobre cómo las
mujeres dependían de manera esencial de los hombres y el pene para
42 Kate Millet, Sexual Politics, Simon & Schuster, Nueva York, 1970; Shulamith
Firestone, The Dialectic of Sex : The Case for Feminist Revolution, Bantam, Nueva
York, 1970 .
243
caliente, caliente
lograr satisfacción sexual y emocional . Koedt y otras feministas combatieron el interés de los expertos por la vagina con nuevos recuentos
del clítoris como facilitador de la autodeterminación sexual de las
mujeres . Así, parte del impacto del ensayo de Koedt provenía de sus
conexiones con otros escritos feministas sobre el tema y de su ampliación de éste .
En "El mito del orgasmo vaginal", Koedt objetaba el daño hecho
a las mujeres y rechazaba las explicaciones psicoanalíticas de la frigidez que se negaban a ver la disfunción sexual de las mujeres en su
relación con las disfunciones mayores de la sociedad como el sexismo,
la homofobia y la heterosexualidad obligatoria . El psicoanálisis, se
quejaba, había patologizado a las mujeres en vez de abordar el problema de la indiferencia masculina ante los deseos de las mujeres .
"En vez de buscar el origen de la frigidez femenina en suposiciones
falsas sobre la anatomía femenina", escribió Koedt, "nuestros expertos han declarado que la frigidez es un problema psicológico [ . . .]generalmente diagnosticado como el fracaso para ajustarse a su papel
como mujeres" . De acuerdo con Koedt, las mujeres deben volverse
agentes sexuales totales, responsables de reclamar su propio placer .
Koedt escribió : "Debemos descartar los conceptos 'normales' de sexo
y crear nuevas pautas que tomen en cuenta el goce sexual mutuo[ . . .] .
Debemos comenzar a exigir que si ciertas posiciones sexuales que
ahora se califican de 'estándar' no conducen a ambos al orgasmo, ya
no sean calificadas como tales ."43
En "La institución de la relación sexual", Ti-Grace Atkinson, ex
protegida de Betty Friedan, también criticó el ideal psicoanalítico del
orgasmo vaginal." Si las mujeres no encontraban placentera la relación heterosexual, razonó, era porque, como institución del control
patriarcal, la relación heterosexual no era adecuada para estimular o
satisfacer completamente la sexualidad (clitoridiana) de las mujeres .
Como Friedan y Millet, Koedt y Atkinson argumentaron que el psicoanálisis consideraba la "disfunción" sexual femenina un resultado
43
Koedt, p . 38 .
Ti-Grace Atkinson, "The Institution of Sexual Intercourse", en Notes from the
Second Year, p . 42 . Este artículo también se encuentra en los ensayos reunidos de
Atkinson, Amazon Odyssey, Links Books, Nueva York, 1974 . Ver Echols, pp . 167-69 .
44
244
Jane Gerhard
de la incapacidad de las mujeres para ajustarse a sus papeles sociales .
Un análisis feminista, proponía Atkinson, le daba la vuelta a esta
visión e insistía en que los papeles sociales de las mujeres provocaban la "disfunción" sexual . Al liberar a las mujeres de los papeles
sociales opresivos, ellas serían libres para explorarla verdadera naturaleza de sus deseos más allá del coito fálico patriarcal .
Koedt y Atkinson ampliaron el concepto de política sexual de
Millet con sus análisis de la práctica de la relación sexual como promotora
del poder social de los hombres sobre las mujeres . Los expertos hombres, de acuerdo con las feministas radicales, negaban la centralidad
del clítoris en la sexualidad femenina porque se sentían amenazados
por la posibilidad de que las mujeres existieran como sujetos separados
y deseantes . Koedt escribió : "Me queda claro que los hombres, de hecho, temen al clítoris como una amenaza a su masculinidad . [ . . .] El
reconocimiento del orgasmo clitoridiano como un hecho amenazaría la
institución heterosexual . Indicaría que el placer sexual puede obtenerse
tanto de hombres como de mujeres, haciendo, así, de la heterosexualidad no un absoluto sino una opción" .` Koedt articuló de este modo los
vínculos entre patriarcado, expertos varones y explicaciones sobre la
heterosexualidad normal . Arguyó que el espectro de una sexualidad
femenina independiente, significada mediante el clítoris, amenazaba
con alterar el significado mismo del sexo .
Para liberar a las mujeres de la visión freudiana según la cual
éstas son naturalmente maternales, las feministas subrayaron su capacidad para el orgasmo y el disfrute del sexo . La psiquiatra Mary
Jane Sherfey planteaba en 1970 que la "frigidez coital" se debía a la
ausencia de "coitos frecuentes y prolongados" que las mujeres necesitaban para saciar su intensa pulsión biológica de orgasmos múltiples . Planteó que la civilización patriarcal moderna requería la represión
de las "demandas sexuales excesivas de las mujeres" ." Martha Shelley
4'
Koedt, p . 41 .
Mary Jane Sherfey "A Theory on Female Sexuality", en Sisterhood is Powerful :
An Anthology of Writings from the Women's Liberation Movement, ed . Robin Morgan,
Vintage, Nueva York, 1970, p . 249 . Sherfey publicó una versión más larga de este
artículo en el Journal of American Psychoanalytical Association, titulada "The Evolution
and Nature of Female Sexuality in Relation to Psychoanalytic Theory" . Más tarde lo
publicó como libro, The Nature and Evolution of Female Sexuality, Vintage Press, 1972 .
46
245
caliente, caliente
en sus "Notas de una lesbiana radical" de 1970 consideraba que un
cuerpo femenino liberado era un recurso para el feminismo . Escribía
desde el punto de vista de una lesbiana para quien el sexo con las
mujeres fortalecía su autoestima y su sentido de capacidad personal .` En su éxito de ventas de 1970, El eunuco femenino, Germaine
Creer escribió como una heterosexual que veía el sexo positivamente .
De origen australiano, Creer era una radical del sexo comprometida
tanto con la libertad sexual como con la liberación de las mujeres . En
contraste con otras feministas que acentuaban el clítoris, Creer imbuyó
la vagina con el simbolismo del placer corporal y la capacidad sexual
totales . A diferencia de Koedt, que citaba en su ensayo a Freud, Kinsey,
Masters y Johnson y a quienes los popularizaron, Creer retomó a
Helene Deutsch y su concepción de la "mujer vaginal" . Creer alegaba
que aunque Deutsch tenía razón al presentar la vagina como importante para las mujeres, los mensajes culturales con los que vinculó la
vagina estaban equivocados . Según Creer, la "adorable compañera"
descrita por Deutsch era una "engreída, demandante y servil aburrida
[. . .] una mujer nacida para ser abandonada por su ingrato marido" .48 El
mensaje de Creer en El eunuco femenino era simple : las mujeres deben
incorporar el poder del placer sexual al feminismo .
Sin embargo, como descubrieron muchas mujeres, celebrar el placer sexual como clave para la liberación de las mujeres no erradicaba
necesariamente lo que muchas mujeres vivían como el sexismo de la
revolución sexual ." Dana Densmore de Cell 16 de Boston alegaba que
las mujeres estaban tan oprimidas por la liberación sexual como lo
estaban por la represión sexual . Escribió en 1971 que en vez de estar
intimidadas por los psiquiatras debido a su falta de sexualidad vaginal,
ahora se veían oprimidas por un "frenesí orgásmico" . "Nuestro 'derecho' a disfrutar de nuestros cuerpos no sólo nos ha sido concedido",
Martha Shelley, "Notes of a Radical Lesbian" apareció originalmente en Come
se reeditó en Sisterhood is powerful, pp . 306-311 .
48
Germaine Greer, The Female Eunuch, Bantam, Nueva York, 1970, p . 97 .
49
Para críticas feministas de la revolución sexual, ver Dana Densmore,
"Independence from the Sexual Revolution", en No More Fun and Games : A Journal of
Female Liberation, reeditado en Radical Feminism, pp . 107-118 ; Barbara Seaman, "The
Liberated Orgasm", Ms ., núm 1, agosto 1972, pp . 55-59 ; Anselma Dell'Olio, "The
Sexual Revolution Wasn't Our War", Ms ., núm . 1, primavera 1972, pp . 104-109 .
47
Out (1969) y
246
Jane Gerhard
escribía Densmore, "es casi un deber [. . .] . En todos lados somos objetos sexuales, y nuestro propio goce sólo aumenta nuestro atractivo .
Somos lascivas . Usamos minifaldas y camisetas transparentes. Somos
sexys . Somos libres . Andamos por donde queremos y saltamos a la
cama cuando se nos antoja [ . . .] y la gente parece creer que la libertad
sexual (aun cuando es sólo la libertad para ofrecerse activamente como
.'' Otra escritora explicó que a los ojos
un objeto deseoso) es la libertad"
de sus pares hombres, las mujeres estaban "demasiado enfermas para
apreciar los beneficios del amor libre" y necesitaban que alguien las
iluminara . "De repente los hombres empezaron a preocuparse de mis
complejos y a insistir en que aceptara sus ofrecimientos para una liberación instantánea . La explotación sexual estaba ahora disfrazada de
participación en la nueva sociedad" .` Roxanne Dunbar, también de Cell
16, se quejaba de que la liberación sexual había llegado a significar "la
'libertad' para 'hacerlo' con cualquiera, en cualquier momento" . La
liberación de las mujeres, argüía, no podía equipararse con la libertad
sexual porque muchas mujeres experimentaban el sexo no sólo como
un campo de placer sino como "agresión, violación, sumisión, [y]
como la vivencia de alguien que tenía poder sobre.''
ellas"
Algunas feministas recelosas del potencial revolucionario del
placer sexual reintrodujeron la idea de que lo que las mujeres realmente querían del sexo no era el orgasmo sino la intimidad y el amor .
Retrabajando una tradición del pensamiento sexual estadounidense
que ponía más peso en el romance y menos en el orgasmo -presentada y celebrada por Deutsch en la década de los cuarenta- estas
feministas teorizaron sobre la intimidad psicológica como una forma
única y no apreciada de la sexualidad femenina . Al rechazar los conceptos tradicionales del placer sexual, las feministas radicales buscaron plantear todos los sentimientos como sexuales para las mujeres .
Su visión de la liminalidad estructuraba el deseo de intimidad como
auténticamente femenino y el deseo por algo tan tangible como el
' 0 Densmore, p . 110 .
' 1 "Brainwashing and Women", en Radical Therapist, núm . 1, agosto-septiembre
de 1970, p . 5 .
52
Roxanne Dunbar, "Sexual Liberation : More of the Same Thing", No More Fun
and Games, núm . 3, noviembre 1969, pp . 49-56, cita en las pp . 49, 56 .
247
caliente, caliente
orgasmo quedaba como una faceta opresiva de la sociedad dominada
por los hombres .
Feministas como Dunbar y Densmore simbólicamente atribuyeron autonomía al clítoris y después usaron esto con el fin de reinventar
la libertad sexual para las mujeres . Una vez más, el clítoris contribuyó
a crear un lugar entre la heterosexualidad y la homosexualidad, un
lugar ocupado por la "feminista" sexualmente autónoma . Por ejemplo, Densmore planteó que el placer físico no era el aspecto más importante del sexo para las mujeres . Citando la investigación de Masters
y Johnson, escribió, "un orgasmo para una mujer no es un desahogo
en el mismo sentido que lo es para un hombre, puesto que tenemos
la capacidad para tener un sinnúmero de ellos, manteniéndonos excitadas todo el tiempo, y limitadas sólo por el cansancio . El desahogo
que sentimos, por tanto, es psicológico [ . . .]. Sin negar que el sexo
pueda ser placentero, yo sugiero que lo que en realidad buscamos es
cercanía, fusión, tal vez una especie de olvido del yo [. . .]" .i3
El análisis feminista de la autodeterminación sexual de las mujeres, forjado mediante la restructuración simbólica del clítoris, también revolucionó el significado del lesbianismo . Esta nueva versión
del lesbianismo emergió cuando se separaron las amarras que unían
sexualidad femenina y sexo fálico heterosexual . Una vez que las feministas reintrodujeron la idea de que la intimidad psicológica era el
verdadero origen del placer sexual femenino, la línea que dividía a las
mujeres lesbianas y heterosexuales se desdibujó . Si el coito heterosexual era un instrumento de control patriarcal y el orgasmo un mito
masculino, entonces la cercanía emocional se volvió la base para toda
sexualidad . Bajo esta luz, el lesbianismo se convirtió en una forma de
resistencia a la opresión masculina : ya no era una "enfermedad" . Las
Lavender Menace, que más tarde se volvieron las Radicalesbians, ofrecieron en "La mujer identificada con la mujer" un desafío importante
a la homofobia que circulaba en algunos círculos feministas . 54 Este
ensayo teorizaba el lesbianismo como una elección emocional y polí-
'3 Densmore,
pp . 114 .
'4 Radicalesbians, "The Woman-Identified Woman", en Notes from the Third Year :
Women's Liberation, New York Radical Feminists, Nueva York, 1971, reeditado en Radical Feminism, p . 243 . Ver Echols, pp . 214-15 .
248
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tica en vez de como una elección (desviada) de objeto sexual . Una
mujer identificada con la mujer, explicaba el ensayo, no colocaba la
hetero- u homosexualidad en el centro de su identidad, sino que ponía sus relaciones emocionales con otras mujeres en primer lugar .
"Sólo las mujeres pueden darse una a otra un nuevo sentido del yo .
Tenemos que desarrollar esa identidad con respecto de nosotras, no
en relación con los hombres .` 5
Las feministas que sostenían que la intimidad, y no el orgasmo,
era el centro de la sexualidad femenina retrabajaron otra vez el discurso experto en sexualidad . Radicalizaron lo que en la superficie se
asemejaba a un retorno a la mujer victoriana asexual . Sin embargo, a
diferencia de los expertos sexuales, las feministas explicaron que la
cercanía emocional era sexualidad para las mujeres, o era una parte
tan legítima de la sexualidad como el orgasmo . A diferencia de otros
grupos de feministas radicales, estas feministas minimizaron el clítoris
como parte de un sistema sexual obsesivamente preocupado por el
orgasmo y estrechamente centrado en los genitales . El análisis feminista de la cercanía emocional como sexual, entonces, fue un gesto
tendiente a liberar a las mujeres de los confines de un discurso de
expertos que, pensaban muchas feministas identificadas con la mujer, había malentendido deliberadamente la sexualidad femenina durante gran parte del siglo .
Dentro del feminismo de la segunda ola, la discusión sobre la
naturaleza de la sexualidad de las mujeres y el significado del orgasmo femenino creó un cuerpo radical de textos que formó parte de la
comprensión estadounidense de la sexualidad y que generó nuevos
recuentos del cuerpo femenino . La productividad de este periodo del
feminismo temprano, entre 1968 y 1973, descansaba en el rechazo de
las feministas a enredarse en lo que consideraban una división artificial entre lesbianismo y heterosexualidad . Al afirmar que la autodefinición sexual era fundamental para el empoderamiento sexual y social
de las mujeres, las feministas de principios de los años sesenta escogieron transitar por un camino que iba más allá del de los expertos
con sus descripciones de la patología del lesbianismo y la histeria
"
Radicalesbians, p . 224 .
249
caliente, caliente
neurótica de la heterosexualidad femenina . Optaron, en cambio, por
utilizar la ambigüedad para desestabilizar los vínculos entre género y
sexualidad, específicamente aquellos establecidos entre las mujeres
sanas y los orgasmos vaginales por freudianos y freudianas a principios de siglo, y los vínculos establecidos por los rebeldes de la contracultura de los sesenta entre las mujeres modernas y el sexo liberado .
Decididamente en contra de ambos modelos, las feministas reformularon el clítoris y sus placeres como símbolos de la autodeterminación
sexual de las mujeres .
La teoría sexual del feminismo radical se opuso a los discursos
anteriores -a la vez que abrevaba en ellos- en los que la sexualidad
femenina había sido definida de manera tal que justificaba la subordinación social de las mujeres . En los años de entreguerras, los y las
freudianas habían destilado en sus teorías sobre sexualidad una visión de las mujeres como fundamentalmente dependientes de los
hombres, emocionalmente pasivas e ingenuas y esencialmente maternales . Armadas con los estudios sobre sexo de Kinsey et al . y Masters
y Johnson, las feministas se dispusieron a desenredar los lazos simbólicos entre la subordinación social y la sexual . Asumiendo también
los cuestionamientos al freudismo y sus nuevas investiduras simbólicas en la idea de la liberación sexual realizadas por críticos de la contracultura, las feministas ofrecieron un modelo contradiscursivo de la
sexualidad femenina construido con los nuevos valores de la autodeterminación, la autonomía y la igualdad .
Sin embargo, el acento en la libertad sexual y las posibilidades
contrahegemónicas de una sexualidad femenina liberada no fue adoptado por todas las feministas radicales . Para las mujeres radicales de
color, el énfasis en la sexualidad era problemático . Francis M. Beal,
por ejemplo, argumentó en 1969 que los grupos de mujeres blancas
deberían definir las formas estructurales de opresión racial y sexual
que se traslapaban y dejar de conceptualizar la opresión sólo como el
"placer vicario" que los hombres obtienen del "consumo de los cuerpos [de las mujeres] por razones de explotación" .5' Otras mujeres
negras radicales descartaron la posibilidad revolucionaria del femi-
'6 Francis
M . Beal, "Double jeopardy : To Be Black and Female", en Sisterhood is
Powerful, p . 351 .
250
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nismo blanco precisamente debido a su dependencia de la ficción de
la mujer "universal" . Para mediados de los años setenta, las mujeres
negras radicales, que se enfrentaban al sexismo y la homofobia de sus
colegas negros en los movimientos por los derechos civiles y el poder
negro, por un lado, y al racismo de las feministas blancas, por otro,
se encontraron sumergidas en una paradoja innegable en la que "todos los hombres son negros, todas las mujeres son blancas" .'' Aunque
las feministas negras sostenían que el placer sexual era un derecho y
que era importante para el empoderamiento de las mujeres, su afirmación partía de sus experiencias de explotación sexual y de la negación violentamente racista de su privacidad e integridad corporal . Esta
historia dio forma al feminismo negro cuando emergió en los años
.''
ochenta
En los años entre 1967 y 1973, muchas feministas radicales buscaron involucrarse con mujeres diferentes a las mujeres blancas de
clase media que constituían la mayoría de los grupos . Pero no tuvieron mucho éxito . Parte de su incapacidad para crear grupos más racialmente diversos se hallaba en la misma metodología que utilizaban
para revolucionar la categoría de "mujer" . Basar la nueva especialización feminista en experiencias vividas, en grupos de autoconciencia
que funcionaban como filtros debido a su énfasis en la sexualidad,
era en sí mismo excluyente, aunque esto no fuera intencional . No
todas las mujeres se sentían cómodas discutiendo abiertamente sobre
sexo, ni todas las mujeres se sentían con facilidad para hablar a la
manera de las mujeres blancas universitarias que predominaban en
los grupos . Las diferencias de clase, raza y orientación sexual dividieron a las mujeres dentro del movimiento a medida que las radicales
de todo tipo buscaron grupos de mujeres que compartían visiones
del mundo y agendas políticas similares . Esto creó desde el principio
mismo del feminismo radical diferentes grupos con diferentes trayectorias, y todos ellos reclamaban para sí el manto del feminismo .
'' Gloria Hull, Patricia Bell Scott y Barbara Smith, eds ., All the Men are Black, All
the Women are White, but Some of us are Brave : Black Women's Studies, Feminist Press, 1982 .
' s Ver, por ejemplo, bell hooks, "Feminism : A Movement to End Sex Oppression"
y "Ending Female Sexual Oppression", en su Feminist Thought : From Margin to Center,
South End Press, boston, 1984 .
251
caliente, caliente
Los debates entre las feministas sobre el significado de la libertad sexual para las mujeres entre los años de 1968 y 1973 presagiaban
las tensiones entre las feministas radicales y las "culturales" a fines
de los años setenta, y las líneas de batalla entre las radicales del sexo
y las feministas antipornografía a comienzos de los años ochenta . El
surgimiento del feminismo cultural, representado por el movimiento
antipornografía a mediados de los setenta, las nuevas teorías psicológicas sobre las diferencias esenciales de las mujeres y el feminismo
lesbiano cambiaron la dirección de las teorías sexuales feministas . Las
críticas históricas sobre la violencia sexual realizadas por las feministas culturales dejaron atrás el interés previo por el orgasmo .i9 Para
fines de los años setenta, se volvió dominante la visión de la sexualidad femenina como definitivamente diferente a la sexualidad masculina : en vez de placer, las mujeres buscaban una conexión ; en vez de
orgasmo, las mujeres se centraban en la intimidad ; en vez de fálico, el
sexo se volvió tocarse, mirarse y besarse . Esta descripción de la sexualidad femenina auténtica no era compartida por todas las feministas a
fines de los setenta y durante los ochenta . En reacción a lo que algunas descartaban como "sexo políticamente correcto", las radicales del
sexo, feministas anticensura y aquellas que sostenían el legado de la
celebración de la expresión sexual por parte del feminismo radical, se
movilizaron a principios de los años ochenta para retomar la posibilidad radical de la libertad sexual para las mujeres . Las tensiones entre
los grupos rivales de feministas explotaron en la conferencia "La académica y la feminista" (The Scholar and the Feminist) sobre sexualidad femenina que se llevó a cabo en Barnard College en 1982, y que
llegó a ser conocida como "las guerras del sexo" (the Sex Wars) . 60
'9 Susan Brownmiller, Against Our Will, Women and Rape, Simon & Schuster, Nueva York, 1975 ; Susan Griffin, Rape : The Politics of Consciousness, Harper & Row, Nueva
York, 1979; Andrea Dworkin, "Pornography and Grief", en Take Back the Night :
Women on Pornography, ed . Laura Lederer, William Morrow & Co ., Nueva York,
1980, pp . 286-91 .
60
Carole S . Vance, "Pleasures and Dangers : Towards a Politics of Sexuality", en
Pleasure and Danger : Exploring Female Sexuality, pp . 1-28 . Para historias de este periodo,
ver Lisa Duggan y Nan Hunter, Sex Wars : Sexual Dissent and Political Culture, Routledge,
Nueva York, 1995 y Lilian Faderman, Odd Girls and Twilight Lovers : A History of Lesbian
Life in Twentieth Century America, Penguin, Nueva York, 1991, pp . 249-274 .
252
Jane Gerhard
A pesar de las divisiones y el dolor que causaron, las etiquetas
pro-sexo/anti-sexo heredadas de las guerras feministas del sexo no
deberían ser utilizadas como paradigmas históricos para leer el feminismo radical . Hacerlo así es olvidar que existieron simultáneamente
múltiples análisis de la sexualidad dentro del feminismo radical . La
celebración de la libertad sexual y la crítica a la liberación sexual, el
sexo como placer y como peligro, como liberación y como explotación, coexistieron entre 1968 y 1973 . Gran parte de la vitalidad política de las feministas culturales y radicales, feministas antipornografía
y anticensura, separatistas lesbianas y radicales del sexo que lucharon a fines de los setenta y durante la década de los años ochenta,
provino de este momento de radicalismo sexual del feminismo temprano cuando las mujeres se atrevieron a reinventar la sexualidad
femenina . Nuestras historias deben recordar que el radicalismo del
feminismo de la segunda ola surgió, en un grado nada desdeñable,
de un estado de desconocimiento de las fronteras del placer sexual
femenino . Después de desmantelar lo que consideraban construcciones opresivas que reinaban en el ámbito de la sexualidad femenina, las feministas de los últimos años de la década de los sesenta
adoptaron la posición radical de cuestionar todo, confiar en los deseos de las mujeres a dondequiera que se dirigieran, y de sabotear
cualquier teoría que propusiera asegurar, finalmente, la verdadera
naturaleza del placer sexual femenino .
Traducción : Cecilia Olivares Mansuy
253
El mito del orgasmo vaginal
Anne Koedt
iempre que se discute sobre el orgasmo y la frigidez femenina
se hace una falsa distinción entre el orgasmo vaginal y el
litoridiano . La frigidez ha sido generalmente definida por los
hombres como el fracaso de la mujer para obtener orgasmos vaginales .
En realidad, la vagina no es un área de alta sensibilidad y no está preparada para lograr orgasmos . Es el clítoris el centro de la sensibilidad
sexual y el que constituye el equivalente femenino del pene .
Pienso que esto explica muchas cosas : primero que nada, el hecho
de que la tasa de la llamada frigidez sea tremendamente alta entre las
mujeres . En vez de buscar el origen de la frigidez femenina en suposiciones falsas sobre la anatomía femenina, nuestros "expertos" han declarado que la frigidez es un problema psicológico de las mujeres . A
aquellas que se quejaron de sufrirla se les recomendó consultar al psiquiatra, de manera que pudieran descubrir su "problema", generalmente
diagnosticado como el fracaso para ajustarse a su papel como mujeres .
Los hechos sobre la anatomía femenina y la respuesta sexual cuentan una historia diferente . Aunque hay muchas zonas erógenas, sólo
existe una para el clímax : el clítoris . Todos los orgasmos son extensiones de la sensación en esta zona . Debido a que el clítoris no es necesariamente estimulado de manera suficiente en las posiciones sexuales
convencionales, se nos deja "frígidas" .
Además de la estimulación física, que constituye la causa más
común de orgasmo para la mayoría de las personas, también existe la
estimulación a través de procesos mentales . Algunas mujeres, por ejemplo, pueden alcanzar un orgasmo mediante fantasías sexuales o fetiches .
De cualquier manera, aunque la estimulación sea psicológica, el orgasmo se manifiesta físicamente . Así, aun cuando la causa sea psicológica, el efecto sigue siendo físico, y el orgasmo necesariamente tiene lugar
en el órgano sexual equipado para el clímax sexual : el clítoris . La experiencia del orgasmo puede variar en grados de intensidad, algunos más
Sc
254
Anne Koedt
localizados, y otros más difusos y sensibles, pero a todos se les llama
orgasmos clitoridianos .
Todo esto conduce a algunas preguntas interesantes sobre el sexo
convencional y nuestro papel en él . Los hombres llegan al orgasmo
esencialmente debido a la fricción con la vagina, no con la zona
clitoridiana que es externa e incapaz de causar fricción como lo hace la
penetración . Las mujeres han sido, así, definidas sexualmente en términos de lo que complace a los hombres ; nuestra propia biología no ha
sido analizada correctamente . En lugar de ello, se nos alimenta con el
mito de la mujer liberada y su orgasmo vaginal, un orgasmo que de
hecho no existe .
Lo que debemos hacer es redefinir nuestra sexualidad . Debemos
descartar los conceptos "normales" de sexo y crear nuevas pautas que
tomen en cuenta el goce sexual mutuo . Aun cuando la idea del goce
sexual mutuo es liberalmente aplaudida en los manuales sobre el matrimonio, ésta no se sigue hasta su conclusión lógica . Debemos comenzar
a exigir que si ciertas posiciones, que ahora se califican de "estándar",
no conducen a ambos al orgasmo, ya no sean calificadas como tales .
Deben usarse o inventarse nuevas técnicas para transformar este aspecto particular de nuestra explotación sexual presente .
Freud: padre del orgasmo vaginal
Freud sostenía que el orgasmo clitoridiano era adolescente y que en la
pubertad, cuando las mujeres comenzaban a tener relaciones sexuales
con los hombres, debían transferir el centro del orgasmo a la vagina . Se
daba por hecho que la vagina era capaz de producir un orgasmo paralelo, pero más maduro que el clítoris . Se trabajó mucho en la elaboración
de esta teoría, pero se ha hecho poco por disputar sus suposiciones
básicas .
Para comprender por completo esta increíble invención, quizá se
debiera recordar primero la actitud general de Freud hacia las mujeres .
Mary Ellman en Thinking About Women lo resume de esta manera :
Toda la actitud condescendiente y temerosa de Freud hacia las mujeres proviene de que carecen de pene, pero es únicamente en su ensayo "La psicología de
las mujeres", que Freud hace explícita . . . su desaprobación ya implícita en su
obra . Es entonces cuando prescribe para ellas el abandono de la vida de la
mente, que interferiría con su función sexual . Cuando el paciente psicoanalizado
es un hombre, el analista se propone la tarea de desarrollar sus capacidades ;
255
caliente, caliente
pero con las pacientes, la labor es ayudarlas a resignarse a los límites de su
sexualidad . Como lo plantea Mr. Rieff: para Freud, "el análisis no puede estimular en las mujeres nuevas energías para el logro y el éxito, sólo puede
enseñar la lección de la resignación racional" .
Fueron los sentimientos de Freud sobre la relación secundaria e inferior
de las mujeres con los hombres los que constituyeron la base para sus
teorías acerca de la sexualidad femenina .
Una vez establecida la ley sobre la naturaleza de nuestra sexualidad, Freud descubrió, nada casualmente, un tremendo problema de
frigidez en las mujeres . La cura que él recomendaba para una mujer
frígida era la atención psiquiátrica, puesto que sufría de incapacidad
para ajustarse mentalmente a su rol "natural" como mujer . Frank S .
Caprio, un seguidor contemporáneo de estas ideas, afirmaba :
cuando una mujer sea incapaz de lograr un orgasmo vía coito, a condición de
que su marido sea una pareja adecuada, y prefiera la estimulación clitoridiana
a cualquier otra forma de actividad sexual, se la puede considerar frígida y
requiere ayuda psiquiátrica (The Sexual Adequate Female, p . 64) .
La explicación dada era que las mujeres tenían envidia de los hombres :
"renunciación a la feminidad" . De este modo, la frigidez fue diagnosticada como un fenómeno antimasculino .
Es importante enfatizar que Freud no basó su teoría en el estudio
de la anatomía femenina, sino más bien en sus ideas sobre la mujer
como un apéndice del hombre, y su consecuente rol social y psicológico . En sus intentos por lidiar con el problema de la frigidez masiva, los
freudianos se embarcaron en elaboradas gimnasias mentales . Marie
Bonaparte, en Female Sexuality, llegó incluso a sugerir la cirugía para
ayudar a las mujeres a regresar al camino correcto . Habiendo descubierto una extraña conexión entre la mujer no frígida y la localización
del clítoris cerca de la vagina,
después se me ocurrió que en los casos en que, en ciertas mujeres, este espacio
era excesivo y la fijación clitoridiana obstinada, podía efectuarse una reconciliación clitoridiana-vaginal por medios quirúrgicos, lo que beneficiaría la función erótica normal . El profesor Halban, de Viena, biólogo y cirujano, se interesó
en el problema y desarrolló una técnica quirúrgica sencilla . En ésta, se cortaba
el ligamento suspensorio del clítoris y el clítoris se prendía a las estructuras
subyacentes, fijándolo así, en una posición más baja, con una eventual reducción de los labios menores (p . 148) .
Pero el daño más severo no se daba en el área de la cirugía, en la
que los freudianos daban absurdas vueltas en círculos intentando cambiar la anatomía femenina para que cuadrara con sus suposiciones
256
Anne Koedt
básicas . El daño más grave fue el que se infligió a la salud mental de
las mujeres, que bien sufrían en silencio culpándose, bien corrían en
busca de un psiquiatra tratando desesperadamente de encontrar la oculta y terrible represión que las había mantenido alejadas de su destino
vaginal.
Falta de evidencia
Se podría afirmar en un principio que éstas son áreas desconocidas e
inexploradas, pero si se realiza un examen más profundo esto es sin
lugar a dudas falso, tal como lo era en el pasado . Por ejemplo, los
hombres sabían que las mujeres sufrían de frigidez con frecuencia durante el coito . Así que el problema ahí estaba . Además, hay mucha
evidencia específica . Los hombres sabían que el clítoris era y es el órgano esencial para la masturbación, ya fuera en niñas o en mujeres adultas . Así que evidentemente las mujeres dejaron en claro en dónde
pensaban ellas que se localizaba su sexualidad . Los hombres también
parecen estar sospechosamente conscientes de los poderes clitoridianos
durante el "juego previo" al coito, cuando desean excitar a las mujeres
y producir la suficiente lubricación para la penetración . El "juego previo" es un concepto creado para fines masculinos y trabaja en desventaja de muchas mujeres, ya que una vez que la mujer se encuentra excitada
el hombre cambia a la estimulación vaginal, dejándola así tan excitada
como insatisfecha .
También se sabe que las mujeres no necesitan de anestesia en el
interior de la vagina durante la cirugía, lo que apunta al hecho de que la
vagina no es un área altamente sensible .
Hoy, con un conocimiento amplio de anatomía, con Kelly, Kinsey y
Masters y Johnson, por mencionar sólo algunas fuentes, ya no hay ignorancia en la materia . Hay, sin embargo, razones sociales por las que este
conocimiento no ha sido popularizado . Estamos viviendo en una sociedad masculina que no ha buscado cambios en el rol de las mujeres .
Evidencia anatómica
En lugar de comenzar con lo que las mujeres debieran sentir, sería lógico
iniciar con los hechos anatómicos con respecto al clítoris y la vagina .
257
caliente, caliente
El clítoris es un equivalente pequeño del pene, excepto por el hecho
de que la uretra no lo atraviesa como lo hace con el pene del hombre . Su
erección es similar a la erección masculina, y la cabeza del clítoris tiene el
mismo tipo de estructura y función que la cabeza del pene . G . Lombard
Kelly, en Sexual Feeling in Married Men and Women, dice :
La cabeza del clítoris también está compuesta de tejido eréctil, y posee un
epitelio o cubierta muy sensible, dotada de terminaciones nerviosas especiales
llamadas corpúsculos genitales y particularmente adaptadas a la estimulación
sensorial, que bajo condiciones mentales adecuadas termina en el orgasmo
sexual . Ninguna otra parte del tracto reproductivo femenino posee dichos
corpúsculos (p . 35) .
El clítoris no tiene otra función que la del placer sexual .
La vagina . Sus funciones están relacionadas con la función reproductiva . Principalmente, 1) menstruación, 2) recepción del pene, 3) retención del semen y 4) canal de parto . El interior de la vagina, que de
acuerdo con los defensores del orgasmo vaginal es el centro y productor del orgasmo, está, "como casi todas las demás estructuras corporales internas, pobremente abastecida de órganos terminales sensoriales .
El origen endodérmico interno del recubrimiento vaginal la hace similar al recto y a otras partes del tracto digestivo" (Kinsey, Sexual Behavior
in the Human Female, p . 580) .
El grado de insensibilidad dentro de la vagina es tan alto que "Entre las mujeres que fueron examinadas en nuestra muestra ginecológica,
menos del 14% estaba consciente de haber sido tocada" (Kinsey, p . 580) .
Incluso la importancia de la vagina como un centro erógeno (en oposición a un centro orgásmico) es menor .
Otras áreas . Los labios menores y el vestíbulo de la vagina . Estas dos
áreas sensibles pueden disparar un orgasmo clitoridiano, porque pueden
ser efectivamente estimuladas durante el coito "normal" ; aunque escasa,
este tipo de estimulación se considera de manera incorrecta un orgasmo
vaginal. De cualquier manera, es importante distinguir entre áreas que
pueden estimular el clítoris, incapaces de producir un orgasmo por sí
mismas, y el clítoris: "Sin importar qué medio de excitación se usa para
llevar al individuo a un estado de clímax sexual, la sensación es percibida
por los corpúsculos genitales y se localiza donde ellos están situados : en
la cabeza del clítoris o del pene (Kelly, p . 49) .
El orgasmo psicológicamente estimulado . Además de las estimulaciones directas e indirectas del clítoris anteriormente mencionadas, existe
una tercera forma en la que se puede disparar un orgasmo . Ésta es a
258
Anne Koedt
través de la estimulación mental (cortical), donde la imaginación estimula a la mente, que a su vez estimula a los corpúsculos genitales del
glande para producir un orgasmo .
Las mujeres que dicen tener orgasmos vaginales
Confusión . Debido a la falta de conocimiento de su propia anatomía, algu-
nas mujeres aceptan la idea de que un orgasmo experimentado durante
una relación sexual "normal" fue ocasionado por la vagina : Esta confusión se debe a la combinación de dos factores . El primero, la falla en la
localización del centro del orgasmo, y el segundo, por un deseo de adecuar su experiencia a la idea masculina de normalidad sexual . Considerando que las mujeres saben poco de su anatomía, es fácil confundirse .
Engaño . La gran mayoría de las mujeres que aparentan tener un
orgasmo vaginal ante su hombre, lo están fingiendo para "conseguir el
trabajo" . En un nuevo éxito de ventas danés, I Accuse, Mette Ejlersen trata
de manera específica este problema común, al que llama "la comedia
sexual" y que tiene muchas causas . Primero que nada, la mujer debe
soportar una gran presión aportada por el hombre, quien considera que
su habilidad como amante está puesta en juego . Así, para no ofender su
ego, las mujeres obedecen el papel que se les designa y pasan por un
éxtasis simulado . Otras de las danesas mencionadas, mujeres a las que
se dejó frígidas e indiferentes al sexo, aparentaban tener orgasmos
vaginales con el fin de apresurar el acto sexual . Algunas más admitían
haber fingido orgasmos vaginales para atrapar a un hombre . En uno de
los casos, la mujer aparentó tener un orgasmo vaginal para hacer que el
hombre dejara a su primera esposa, quién había admitido ser vaginalmente frígida . Más adelante le fue forzoso continuar el engaño, ya que
no podía pedirle que la estimulara clitoridiamente .
Muchas otras mujeres simplemente temen establecer su derecho a
la igualdad de goce, percibiendo el acto sexual como un beneficio principalmente para los hombres, y cualquier placer obtenido por la mujer
como un extra .
Algunas mujeres, con ego suficiente para rechazar la idea masculina de necesitar atención psiquiátrica, se negaron a admitir su frigidez .
No aceptaban autoculparse, pero no encontraban cómo solucionar el
problema, no conociendo sus propias características fisiológicas, por lo
que quedaron en un limbo especial .
259
caliente, caliente
Quizá uno de los resultados más enfadosos y dañinos de toda esta
charada sea el que a mujeres sexualmente sanas les fue enseñado que
no lo eran . Así que además de estar sexualmente privadas se las aleccionó para autoculparse, aun cuando no eran culpables . Buscar la cura
para un problema que no la tiene puede conducir a una mujer a un
camino interminable de inseguridad y odio hacia sí misma, ya que su
analista le dice que ni siquiera tiene éxito en el único papel que le permite la sociedad masculina : el papel de mujer. Se la pone a la defensiva,
con datos falsos como evidencia de que debe intentar ser aún más femenina, pensar de manera más femenina, rechazar su envidia por los hombres . Es decir, muévele más duro, mi reina .
Por qué los hombres mantienen el mito
1 . Preferencia por la penetración sexual . El mejor estimulante físico para el
pene es la vagina de la mujer . Provee la fricción y lubricación necesarias . Desde un punto de vista estrictamente técnico esta posición ofrece
las mejores condiciones físicas, aunque el hombre puede probar otras
posiciones por variar.
2 . La mujer invisible . Uno de los elementos del chauvinismo masculino es la negación o la inhabilidad de ver a las mujeres como seres
humanos totales y separados . En su lugar, los hombres han escogido
definir a las mujeres sólo en términos de cómo han beneficiado sus
vidas . Sexualmente, una mujer no era vista como un individuo que
deseara compartir equitativamente el acto sexual, de la misma manera
que no se la percibía como una persona con deseos independientes
cuando realizaba cualquier otra actividad en la sociedad . Así, era fácil
inventar lo que era conveniente sobre las mujeres; encima de esto, la
sociedad ha sido una función de los intereses masculinos, y las mujeres no estaban organizadas para formar ni siquiera una oposición verbal
a la de los hombres expertos .
3 . El pene como epítome de la masculinidad . Los hombres definen su
vida principalmente en términos de masculinidad . Es una forma universal de levantar el ego . Esto es, en toda sociedad, por muy homogénea que sea (por ejemplo, cuando no existen grandes diferencias raciales,
étnicas o económicas) siempre hay un grupo que oprimir, las mujeres .
La esencia del chauvinismo masculino está en la superioridad
psicológica que los hombres ejercen sobre las mujeres . Este tipo de
260
Anne Koedt
definición superior-inferior del sí mismo, en lugar de una definición
positiva basada en el propio desarrollo y los logros personales, ha encadenado tanto a la víctima como al opresor . Sin embargo, quien ha llevado la peor parte ha sido la víctima .
Una analogía es el racismo, en el que el racista de color blanco
compensa sus sentimientos de desmerecimiento creando una imagen
del hombre negro como biológicamente inferior a él (tal imagen obedece principalmente a una lucha masculina) . Debido a su posición
dentro de una estructura de poder blanca y masculina, el hombre blanco
puede reforzar esta división mítica .
Mientras los hombres traten de racionalizar y justificar la superioridad masculina a través de la diferenciación física, la masculinidad
podrá ser simbolizada por ser el más musculoso, el más velludo ; por
tener la voz más grave y el pene más grande . Las mujeres, por el contrario, son aprobadas (llamadas femeninas) si son débiles, pequeñas ; se
rasuran las piernas ; tienen voces agudas y suaves .
Ya que el clítoris es casi idéntico al pene, se encuentra mucha
evidencia de que hombres, de diversas sociedades, tratan de ignorar el
clítoris y enfatizar la vagina, como lo hizo Freud, o como en algunos
lugares de Medio Oriente en donde practican la clitoridectomía . Freud
veía esta antigua y todavía vigente costumbre, como una manera de
"feminizar" aún más a la mujer al removerle este vestigio cardinal de su
masculinidad. También cabe destacar que un clítoris grande es considerado feo y masculino . Algunas culturas se dan a la práctica de verter un
químico sobre el clítoris para que se encoja al tamaño "adecuado" .
Me queda claro que los hombres, de hecho, temen al clítoris como
una amenaza a su masculinidad .
4 . El hombre sexualmente prescindible . Los hombres temen llegar a
ser sexualmente prescindibles si la vagina es sustituida por el clítoris
como el centro de placer para las mujeres . De hecho, esto es de gran
validez si sólo consideramos la anatomía . La posición del pene dentro
de la vagina, aunque perfecta para la reproducción, no estimula necesariamente un orgasmo en la mujer debido a que el clítoris está localizado
en el exterior y más arriba . Las mujeres dependen de la estimulación
indirecta en la posición "normal" .
La sexualidad lésbica podría constituir un excelente caso, basado
en información anatómica, para la irrelevancia del orgasmo masculino .
Albert Ellis menciona algo en el sentido de que un hombre sin pene
puede ser un excelente amante de una mujer .
261
caliente, caliente
Considerando que la vagina es de lo más deseable desde el punto
de vista del hombre, solamente en términos físicos, una comienza a ver
el dilema masculino . También nos fuerza a descartar muchos argumentos "físicos" que explican por qué las mujeres se van a la cama con los
hombres . Lo que queda, me parece, son razones principalmente psicológicas para dar cuenta de por qué las mujeres eligen a los hombres, y
excluyen a las mujeres, como parejas sexuales .
5 . Control de las mujeres . Una razón que se da para explicar la práctica de la clitoridectomía en el Medio Oriente es que evitará que las
mujeres se pierdan . Al remover el órgano sexual con capacidad para el
orgasmo, debe suponerse que su impulso sexual disminuirá . Considerando que los hombres ven a las mujeres como una propiedad, particularmente en naciones muy atrasadas, debiéramos comenzar a considerar
mucho más por qué es que no está en el interés de los hombres que las
mujeres sean totalmente libres sexualmente . La doble moral, que por
ejemplo se practica en América Latina, está hecha para mantener a las
mujeres como total propiedad del marido, mientras que él es libre de
tener las aventuras que desee .
6 . Lesbianismo y bisexualidad . Además de las razones estrictamente
anatómicas por las que las mujeres puedan igualmente buscar a otras
mujeres como amantes, hay un miedo por parte de los hombres de que
las mujeres buscarán la compaiMa de otras mujeres sobre una base completamente humana . De hecho, el reconocimiento del orgasmo clitoridiano amenazaría la institución heterosexual, puesto que indicaría que el
placer sexual es obtenible tanto de hombres como de mujeres, haciendo
así de la heterosexualidad no un absoluto, sino una opción . El tema de
las relaciones sexuales humanas se ampliaría de este modo para ir más
allá de los presentes confines del sistema de roles masculino-femenino .
Traducción : Daniela Ramos Mingo
Libros mencionados en este ensayo
Bonaparte, Marie, 1953, Female Sexuality, Grove Press.
Caprio, Frank S ., 1953 y 1966, The Sexually Adequate Female, Fawcett Gold
Medal Books .
262
Anne Koedt
Ejlersen, Mette, 1968, 1 Accuse (leg Anklager), Chr. Erichsens Forlag (danés) .
Ellis, Albert, 1958 y 1956, Sex Without Guilt, Grove Press .
Ellman, Mary, 1968, Thinking About Women, Harcourt, Brace y World .
Kelly, G . Lombard, 1951 y 1965, Sexual Feelings in Married Men and Women,
Pocketbooks .
Kinsey, Alfred C ., 1953, Sexual Behavior in the Human Female, Pocketbooks .
Masters y Johnson, 1966, Human Sexual Response, Little Brown .
263
poesía
Poemas
Coral Bracho
En los valles despiertos
Tus caricias,
sus caudales desatan esta flama, este viento,
abren con sus luces los campos, los despliegan,
los bañan. Las aves rompen el vuelo .
Sus alas, claros cristales,
sus picos suaves y finos, rasgan y dibujan
-en la yerba ; en los valles despiertos
que recorren y habitan- paisajes ígneos,
higueras, flores de savias vivas y luminosas,
páramos,
brotes de arena espesa, yermos que la sed,
lenta noche de sal, que el deseo
regeneran : Los ciervos cruzan por los linderos .
(de La
voluntad del ámbar)
Mariposa
Como una moneda girando
bajo el hilo del sol
267
desde la poesía
cruza la mariposa encendida
ante la flor de albahaca .
(de La voluntad del ámbar)
Detrás de la cortina
Detrás de la cortina hay un mundo de calma,
detrás del verde espeso
el remanso,
la profunda quietud .
Es un reino intocado, su silencio .
Desde el espectro líquido
de otro mundo,
desde otra realidad de sonidos dispersos ; desde otro tiempo
enmarailable, me llaman .
(de La voluntad del ámbar)
Esto que ves aquí no es
Esto que ves aquí no es .
Alguien te oculta una pieza .
Es el fragmento
que da el sentido . Es la palabra
que altera el orden
del furtivo universo . El eje
oculto
sobre el que gira . Este recuerdo
que articulas
no es . Falta el espacio
268
Coral Bracho
que ajusta
el caos .
Alguien jala los hilos . Alguien
te incita a actuar . Cambia los escenarios,
los reacomoda . Sustrae objetos .
Cruzas de nuevo
el laberinto a oscuras . El hilo
que en él te dan
no te ayuda a salir.
(de La voluntad del ámbar)
Tus lindes : grietas que me develan
We must have died alone,
a Long long time ago .
D. B.
Has pulsado,
has templado mi carne
en tu diafanidad, mis sentidos (hombre de contornos
levísimos, de ojos suaves y limpios) ;
en la vasta desnudez que derrama,
que desgaja y ofrece ;
(Como una esbelta ventana al mar ; como el roce delicado,
insistente,
de tu voz .)
Las aguas : sendas que te reflejan (celaje inmerso),
tu afluencia, tus lindes :
grietas que me develan .
269
desde la poesía
-Porque un barniz, una palabra espesa, vivos y muertos,
una acritud fungosa, de cordajes,
de limo, de carroña frutal, una baba lechosa nos recorre,
nos pliega, ¿alguien;
alguien hablaba aquí?
Renazco, como un albino, a ese sol :
distancia dolorosa a lo neutro que me mira, que miro .
Ven, acércate ; ven a mirar sus manos, gotas recientes en
este fango ; ven a rodearme .
(Sabor nocturno, fulgor de tierras erguidas, de pasajes
sedosos, arborescentes, semiocultos ;
el mar :
sobre esta playa, entre rumores dispersos y vítreos .) Has
deslumbrado,
reblandecido
¿En quién revienta esta luz?
-Has forjado, delineado mi cuerpo a tus emanaciones,
a sus trazos escuetos . Has colmado
de raíces, de espacios ;
has ahondado, desollado, vuelto vulnerables (porque tus
yemas tensan
y desprenden,
porque tu luz arranca -gubia suavísima- con su lengua,
su roce,
mis membranas -en tus aguas ; ceiba luminosa de espesuras
abiertas,
de parajes fluctuantes, excedidos ; tu relente) mis miembros .
270
Coral Bracho
Oye; siente en ese fallo luctuoso, en ese intento segado,
delicuescente
¿A quién unge, a quién refracta, a quién desdobla? en su
miasma
Miro con ojos sin pigmento ese ruido ceroso
que me es ajeno .
(En mi cuerpo tu piel yergue una selva dúctil que fecunda
sus bordes ;
una pregunta, viña que se interna, que envuelve los pasillos
rastreados .
-De sus tramas, de sus cimas : la afluencia incontenible .
Un cristal que penetra, resinoso, candente, en las vastas
pupilas ocres
del deseo, las transparenta; un lenguaje minucioso .)
Me has preñado, has urdido entre mi piel ;
¿y quién se desplaza aquí?
¿quién desliza por sus dedos?
Bajo esa noche : ¿quién musita entre las tumbas, las zanjas?
Su flama, siempre multiplicada, siempre henchida y secreta,
tus lindes ;
Has ahondado, has vertido, me has abierto hasta exhumar;
¿Y quién,
quién lo amortaja aquí? ¿Quién lo estrecha, quién lo besa?
¿Quién lo habita?
(de El ser que va a morir)
271
desde la poesía
Dame, tierra, tu noche
En tus aguas profundas,
en su quietud
de jade, acógeme, tierra espectral .
Tierra de silencios
y brillos,
de sueños breves como constelaciones,
como vetas de sol
en un ojo de tigre . Dame tu oscuro rostro,
tu tiempo terso para cubrirme,
tu suave voz . Con trazos finos
hablaría .
Con arenas de cuarzo trazaría este rumor,
este venero entre cristales .
Dame tu noche;
el ígneo gesto de tu noche
para entrever.
Dame tu abismo y tu negro espejo .
Hondos parajes se abren
como fruto estelar, como universos
de amatista bajo la luz . Dame su ardor,
dame su cielo efímero,
su verde oculto : algún sendero
se abrirá para mí, algún matiz
entre sus costas de agua .
Entre tus bosques de tiniebla,
tierra, dame el silencio y la ebriedad ;
dame la oblea del tiempo ; la brasa tenue
y azorada del tiempo ; su exultante
raíz ; su fuego, el eco
bajo el ahondado laberinto . Dame
272
Coral Bracho
tu soledad .
Y en ella,
bajo tu celo de obsidiana,
desde tus muros, y antes del nuevo día,
dame en una grieta el umbral
y su esplendor furtivo .
(de Trazo del tiempo)
Yeguas de luz
Yeguas de luz volcando su lisura, su compacta
cadencia, lava
rotunda y áurea, desbordado
cristal . La fuerza del ámbar comba
en su cardumen la red del tiempo, sustrae las formas
de su cerco,
de su quieto brocal
y las inunda . Un ascenso de fuego es el rapto del ámbar,
y su oceáno,
su montada solar se adentra, se encabrita,
lame el relieve de las cosas,
su oscuro cuenco .
Un delirio sin sesgo es su deleite;
un arrastre sin lindes
su trazo abierto .
Es también vendaval, ira encendida ; espectro .
Abre las rejas
de par en par.
(de Trazo del tiempo)
273
mesa redonda
¿Arte feminista?
Asistentes : Carlos Arias
Maris Bustamante
Mónica Castillo
Lourdes Grobet
Magali Lara
Mónica Mayer
Lorena Wolffer
agali Lara: Yo seleccioné a las invitadas de esta mesa pen
sando si el trabajo o la actividad de ciertos artistas tenía o
no que ver con el tema del feminismo . Hay una generación
que sí crecimos muy cerca del discurso feminista . Sí hubo una conversación constante sobre si éramos o no feministas ; y el trabajo traducía esas inquietudes (Mónica Mayer, Lourdes Grobet y Maris
Bustamante) . Los invité a ustedes, Mónica Castillo, Lorena Wolffer y
Carlos Arias, porque yo creo que ustedes no estuvieron tan cerca de
estas discusiones, aunque su trabajo y sus actitudes, o inclusive algunas de sus declaraciones o posturas públicas sí tienen que ver con el
discurso feminista . Que te invitáramos a ti, Carlos, es porque yo estaba enterada de que tu trabajo tiene muchas semejanzas con algunas
de las búsquedas de cierto tipo de artistas de los años setenta .
Yo quisiera preguntar, primero que nada, si el trabajo que están
haciendo ustedes está relacionado con un pensamiento feminista ; si
se conoce la historia del feminismo en México y de las y los artistas
que han tenido que ver o se han llamado a sí mismos feministas .
Maris Bustamante : Yo no sé si a veces hablar del pasado puede
ayudar o desayudar. Precisamente hace un rato venía platicando con
Mónica Mayer que ya la nostalgia me agota . Cada vez que afloran
recuerdos del pasado -donde además, por mi edad, casi todo lo que
digo lo remito a veinte años atrás o más- entonces de repente dice
una : bueno, a lo mejor habría ya que cortar con esos pasados y con
esas nostalgias .
M
277
mesa redonda
Sobre el planteamiento de la mesa, yo creo que sería interesante
que Mónica Mayer o yo platicáramos cómo orientamos nuestro interés al tratar de reconocernos en una actitud feminista, en un país
donde, bueno, todos sabemos que es como la cuna del machismo .
Las condiciones van cambiando mucho porque hoy en día suceden
muchas cosas incluso en el recuerdo .
Lo que nosotras hicimos sustancialmente durante diez años, de
1983 a 1993, fue organizar un grupo para incidir en los medios masivos de comunicación (o más bien dicho, de desinformación) para tratar de modificar ahí la imagen de las mujeres . Este planteamiento,
obviamente, no había sido formulado por nosotras, pero como artistas visuales sí teníamos ese interés .
Durante diez años yo tengo la idea de que no sucedió nada,
nadie comentó nada, ni los teóricos ni los críticos ni otros artistas .
Nosotras hicimos una serie de envíos postales cada mes -que llegaron a ser como 300 o más- en donde hablábamos de todos los eventos que organizábamos, lo que teníamos programado ; incidíamos en
la televisión, la radio, revistas, impresos y periódicos ; y lo que a mí se
me hizo muy sorprendente es que durante diez años estuvimos haciendo muchas cosas .
Cuando decidimos hacer este grupo invitamos a muchas artistas . Nos reunimos en el departamento que tenía entonces Mónica y
al final de la reunión nadie quiso formar parte del grupo, con excepción de Herminia Dosal, que estuvo muy poco tiempo . Había tres
razones fundamentales para no querer estar en el grupo . Primero
porque ellas como mujeres no tenían ningún problema en nuestra
sociedad ; por lo tanto, no necesitaban estar en un grupo que iba a
trabajar así . El segundo argumento era que en aquel tiempo todas
las galerías y museos estaban manejados por hombres y muchas
dijeron que tenían miedo de que hubiera represalias contra ellas y
ya no tuvieran las mismas facilidades para exponer su trabajo . Quién
sabe si existían esas facilidades, pero digamos que en la fantasía
estaba que por pertenecer al grupo habría limitaciones en la exhibición de sus trabajos . La tercera de las objeciones era que muchas de
ellas estaban casadas o estaban viviendo con sus compañeros y no
querían tener conflictos con ellos .
Después de la junta, Mónica y yo nos vimos la una a la otra y
dijimos : "Bueno, ¿entonces qué hacemos? Quedan dos caminos : olvidamos la cosa o le seguimos" ; y entonces decidimos pasar, en una
278
¿arte feminista?
actitud muy humorística, del grupo exogámico al grupo endogámico .
Decidimos quedarnos solas en el grupo y durante diez años estuvimos trabajando solas, cosa que se prestaba a muchas bromas bien
curiosas. Entre ellas, por ejemplo, llegar a algún programa de televisión y decir que el grupo completo estaba presente en ese momento
porque las integrantes éramos dos, y cosas por el estilo .
Este tipo de actitudes, una actitud antisolemne y humorística
que empezamos a reforzar juntas durante mucho tiempo nos hizo
calibrar que las feministas que no eran artistas visuales o que no procedían de las artes eran muy solemnes .
Ahí yo me aventaba un rollo bastante grosero diciendo que, en
general, la sociedad mexicana es analfabeta visual y que esto era un
problema social de higiene ; no era un insulto sino simplemente una
calificación : la gente podía tener un repertorio de cultura visual o no .
Yo me quejaba adicionalmente, como artista feminista, de que las
feministas en general participaban de esta misma enfermedad de analfabetismo visual ; muchas veces nos dimos cuenta de que nuestro
trabajo tampoco tenía eco en las feministas, porque no entendían o
no les interesaba . Las feministas no se acercan a las o los artistas .
Mónica Mayer : Quiero agregar a tu comentario acerca de que las
artistas no querían entrar en el grupo . Yo creo que había otro tipo de
razones o de ideas ; para muchas no era sencillo identificar su trabajo
con una labor políticamente feminista . Creo que había muchas mujeres que podían tener simpatía personalmente por ciertas cosas, pero
en el trabajo no se notaba y entonces para muchas era motivo de
orgullo que no hubiera una huella, una mano o una voz . . . ¿cómo se
podría decir . . .?, femenina .
Y para muchas otras era el mismo problema que entrar en un
grupo feminista durante los setenta ; muchas de ellas hubieran estado interesadas en formular un plan de acción, pero querían hacer
un trabajo más personal, un poco más azaroso, si se quiere . Creo
que la construcción de un grupo feminista como tal sí se parecía
mucho a las construcciones de los grupos de los años setenta .
Magali Lara: Me gustaría ahondar en la separación que señala
Maris . Yo siento que ha habido una separación muy grande entre los
grupos políticos feministas y los artistas, excepto entre la gente que
trabaja en los medios de comunicación, con quienes siempre tuvimos
mucho contacto . Por ejemplo, en ninguno de los lugares donde se
hacen estudios de género hay alguien que estudie artes plásticas ; hay
279
mesa redonda
cine, literatura, pero en las artes plásticas siempre ha habido como un
bloqueo : no ha habido una sistematización teórica ni por parte de
quienes estudian cuestiones de género ni por parte de quienes se
dedican a la crítica de arte . A mí me parece muy curioso, porque veo
que ha habido una tremenda influencia del feminismo en la crítica de
arte a nivel internacional, pero acá no llega . Aquí de repente esos
críticos no se conocen . Entonces no hay manera de analizar el trabajo
desde ese punto de vista . Y cuando llega a entrar -lo ves en la Ibero,
donde ya están estudiando la representación y todo esto, o en exposiciones como la del Munal sobre el cuerpo-, llega con veinte años
de retraso ; ahí viene el análisis del cuerpo, refriteado y sin tomar en
cuenta nada de lo que ha pasado aquí .
Creo que la construcción de un grupo feminista como tal sí planteaba problemas semejantes a los de los grupos de los setenta como
Proceso Pentágono, No-grupo, al que también pertenecimos .
Lorena Wolffer : Esa reticencia a identificarse como feminista en
el arte es una actitud que continúa y que cada día es más fuerte . Y
hablando de refritear, me da la impresión de que hay una falta de
documentación del trabajo que ustedes hicieron, ¿no? Aunque, como
sucede con la mayoría del arte contemporáneo mexicano, una se entera de oídas de lo que ustedes hicieron o de lo que fue Proceso
Pentágono . En realidad no hay información accesible para saber exactamente qué sucedió .
Me da la impresión de que existe una tendencia a adoptar posturas gringas antifeministas ; en Estados Unidos, por ejemplo, entre
gente de mi generación, existe la actitud de que : "ya sucedió, no
funcionó, chingue a su madre, yo no quiero ser parte de eso, ya me
di cuenta de que las propuestas feministas no funcionaron, entonces
mejor no las suscribo" .
Y aquí en México, en el mundo del arte existe esa pretensión
de que no hay problema de género; por lo tanto, nadie tiene que
asumir ninguna postura . Mucha gente lo justifica diciendo que el
mundo del arte es una élite educada y que ahí no existen este tipo
de problemas . Hay una reticencia a identificarse como feministas y
la percepción de que el mundo del arte es una burbuja que existe de
manera separada de la vida cotidiana : si mi marido me trata mal o si
subió el precio de la leche, eso no tiene porque afectar mi obra .
Marta Lamas : ¿Tú te identificas como feminista?
280
Carlos Arias
Autorretrato de encaje
170 x 130 cm .
1998
¿arte feminista?
Lorena Wolffer : Sí, a pesar de las connotaciones negativas que
esa palabra puede tener, porque está totalmente estigmatizada . La
onda de los noventa es : si eres mujer y eres artista, no puedes llamarte feminista .
Mónica Castillo : Creo que en el mundo del arte vivimos una
situación específica ; en mi caso particular, y siendo completamente
honesta, no creo que haya vivido una situación especial por el hecho de ser mujer ; no en el medio ni en el manejo del medio respecto
de mi trabajo. A lo mejor alguien de afuera me puede dar más información de la que tengo, pero yo creo que a estas alturas, existe una
distancia generacional inclusive con Mónica y Maris . Yo las conocí
cuando era adolescente y se me hacían como . . .
Marta Lamas : ¿Cuántos años tienes?
Mónica Castillo : 38 .
Marta : ¿Y tú, Lorena?
Lorena Wolffer : 27 .
Maris Bustamante : Yo este año cumplo 50, el 20 de noviembre .
Mónica Mayer : Y yo, 45 .
Mónica Castillo : Bueno, yo las recuerdo a ustedes dos cuando
yo era adolescente como un par de ñoras maravillosas, divertidísimas .
Crecí con una idea mítica del asunto, en lugar de haber participado,
¿no? Creo que hay mucho prejuicio respecto' del feminismo y de alguna manera yo lo viví con simpatía porque tengo dos hermanas de la
edad de ustedes y lo vi a través de ése contacto .
Creo que para una artista, ser mujer -y realmente estoy tratando
de ser muy honesta- es una característica más entre otras, como si
naciste con el pelo rizado o eres vegetariana, una característica más con
la que una tiene que cargar o gozar o como quieras enfocarlo . El discurso mismo se arma por el simple hecho de la acción . Estoy de acuerdo
en que dentro de mi trabajo muchas veces ha habido constelaciones
que se han leído con un enfoque feminista que no me molesta, o sea,
forma parte de la tradición y del mundo en que crecí . Pero tengo muchas dificultades para pensar la creación como una actividad sexuada .
Mónica Mayer : En mi familia somos tres hermanos varones y
yo . A todos nos trataban igual . No había esa diferencia . Hasta que
entré a San Carlos se me prendió el foco . Un día, en una conferencia
de una compañera sobre artistas mujeres, tema del que no se hablaba
mucho en aquel momento, mis cuates argumentaron que las mujeres
no podíamos ser iguales de creativas que los hombres, porque tenía281
mesa redonda
mos hijos . Antes no había percibido que hubiera broncas, pero las
vas detectando . Ahorita, por ejemplo, aunque hay el mismo número
de mujeres que de hombres estudiando o incluso hay más mujeres
artistas activas, de todas maneras se sigue escribiendo un texto crítico
sobre una mujer por cada diez de artistas varones .
A lo mejor las estadísticas son absurdas, a lo mejor no tienen
nada que ver con la realidad, pero cuando Alfredo Matus recientemente hace su tesis de maestría en sociología sobre la condición de
los artistas contemporáneos (su clase social, de dónde vienen, su
nivel de estudios) y entre 100 artistas estudiados solo incluye tres
mujeres, yo deduzco que algo anda mal .
Carlos Arias : Cuando era chico, en Chile, sí había una idea del
feminismo; yo sí oí hablar de feminismo a los cinco o siete años, y
vengo de una familia donde había realmente igualdad . Aunque siempre, de alguna manera, existía la noción de que el hombre tenía más
campo de libertad que la mujer. Yo sí siento que el feminismo es un
asunto básicamente político, y en México no hay un campo político
fuerte, es decir, primero, no hay una tradición de conciencia política .
Yo llegué a México en 1975, muy chico -ahora tengo casi 35 años- ;
tenía 10 años en esa época . El arte en México siempre ha sido absorbido por el estado y, después ... si nunca se analizó el 68, nunca se
analizó el problema indígena y estalla en Chiapas, entonces dices :
bueno, no es que no me importe el feminismo, sino que el feminismo
viene a ser como el pelo en la sopa de un problema mayor . No estoy
culpando a las feministas mexicanas de que no irrumpieran políticamente, pero de alguna manera, es extraño que hayan pasado treinta
años del 68 y no haya habido en todos esos años una irrupción de
violencia, aunque fuera verbal, más que en pequeños círculos . Yo
creo que este problema viene de que no hay una tradición de
concientización política . No hay un partido político que realmente
ayude a canalizar toda esta situación y a darnos la unidad a la problemática de ser mujer, ser hombre, qué pasa con lo doméstico, qué
pasa con lo cotidiano . Después viene el neomexicanismo, que ensalza
el mito, y el mito de alguna manera está ligado a una cosa doméstica
que es traspasada por las mujeres, las mujeres son quienes se encargan socialmente de transmitir ese mito, esa idea de la religión y todas
estas cosas . Pero no se desarrolla hacia un ámbito que yo entendería
como feminismo, es decir, cuando pienso en feminismo, pienso en
una postura de género y pienso en una definición de forma y en
282
¿arte feminista?
aceptarte a tí mismo como un hacedor que parte de una visión particular que va más allá de tu postura social o política .
Marta Lamas : Lo que yo percibo aquí son dos discusiones . Una
tiene que ver con la vida, con percibir o no la opresión, y la otra tiene
que ver con si te asumes o no como un sujeto sexuado en la producción del arte . Habría muchos artistas que a lo mejor tienen un discurso
feminista porque se dan cuenta de que allá en el mundo hay esta cosa
política . Son dos discusiones ; no sé sobre cuál quieran intervenir.
Maris Bustamante : Yo creo que lo que sucedió en los años setenta
es que eliminamos las diferencias . O sea, hay un tiempo social y hay
un tiempo individual . Creo que en el tiempo individual, los artistas
podemos decidir qué es lo que queremos porque, además, no somos
nosotros los que decidimos todo, sino que al final son las estructuras
las que van a validar o no una serie de cosas . A veces, los artistas están
tan encerrados en sí mismos que creen que nada más porque ellos lo
dicen, es así . En el campo de las artes visuales, Mónica Mayer y yo
tratamos de romper esa situación de un tiempo social que estaba allá
afuera y un tiempo individual como artistas . Los tratamos de juntar y
eso fue lo que le causó ruido a tantas otras personas . Porque obviamente en aquel momento era diferente lo que sucedía ; mucha gente no
aceptaba estar en el grupo porque se sentía que el grupo le iba a quitar
esa "libertad" con la que el artista siempre quiere trabajar . La paradoja
está en que muchas veces, a mayor exigencia de libertad, se tiene menor libertad para trabajar y se siente un peso mayor de las estructuras .
Yo creo que no fue una cosa de inteligencia como individuos, de honestidad como artistas o de talento personal, sino una percepción histórica donde tratábamos de hacer esa ruptura entre lo individual y lo
social . Mónica y yo tuvimos una situación afortunada, porque nos lanzamos tratando de encontrar complicidades que no encontramos . Muchos y muchas no sabían si esta situación les iba a obligar a pintar
mujercitas en todos sus cuadros ; muchas personas decían : "no, yo
¿reconocerme como feminista? ¿Para que al rato haga yo puro retrato
de señoras?" . La elementalidad está en que no había antecedentes .
Somos individuos que queremos estar en cajones diferentes y en el
momento en que se tratan de juntar las cosas, como que lo primero que
da es miedo . Y en ese sentido yo nada más diría que Mónica y yo
comprobamos una cosa que para mí ha sido muy importante : que la
realidad sí es penetrable y se puede incidir en ella . Para mí fue un gran
descubrimiento . No importa si nadie lo sabe, se abren permisos socia283
mesa redonda
les para todo . Es una cuestión de integrar lo que está fragmentado en
todos lados y que, por condiciones culturales, sociales e incluso del
movimiento de los grupos artísticos, Mónica y yo tuvimos las cualidades para juntar cosas durante diez años .
Mónica Castillo : Por supuesto, una se cuestiona qué importancia tiene vivir como una vive o crear o pensar en crear como lo hace
una . Por supuesto, una se pregunta toda esa serie de cosas, y más
por las características de la plástica, en que te pasas el tiempo en el
taller sóla trabajando . Lo que yo creo, y ahí difiero contigo, es que
para mí, mi trabajo es mi vida . Por ejemplo, a nivel de pareja, Carlos
es el que borda en la casa todo el día y yo tengo mi taller fuera ; a mí
me interesa la tecnología . Esto se da a un nivel individual y doméstico, pero creo que a la larga acaba trascediendo ese nivel . De repente
se dan situaciones muy interesantes porque surgen todos esos clichés
de género, porque el señor borda . . . y mucho más allá, inclusive cómo
se fue desarrollando el bordado de Carlos : yo empecé, luego lo retomó
él, luego lo dejó, luego lo retomé yo . . . Creo que se ha vuelto más
flexible esto de poderse mover dentro de los aspectos de la definición
de lo femenino o no femenino ; en su momento fue un arma política,
no creo que hoy tenga que ser a nivel comunitario . Gracias al aporte
feminista, yo sí estoy muy consciente de que la generación anterior
nos permitió a nosotros crecer en una naturalidad al respecto, podemos nosotras no pensar en el arte como un arma de acción, sino
como algo que puedes tomar o no, y ser más flexible al respecto .
Carlos Arias : Yo estoy dando clases ahorita y tengo más alumnas que alumnos ; en los ejemplos que tienes del arte de los setenta
y los ochenta, casi hay puras mujeres . Todos mis alumnos, hombres
y mujeres, están influidos por lo que las mujeres plantearon en los
setenta y los ochenta, desde Rebecca Horn hasta Ann Hamilton . El
alumnado mexicano está mirando al extranjero y está mirando un
80% de arte de mujeres, de arte feminista . Además, también hay un
cambio, es decir, la generación joven actual, los que tienen entre 22
y 24 años, están en un despertar de la conciencia y pueden entender
realmente lo que pasó en México en los años sesenta, setenta y
ochenta . Desde los años sesenta hay una fuerte influencia de las
mujeres en el arte internacional; esto crea un marco que cambia el
panorama radicalmente .
Mónica Mayer : Además de los ejes que marcabas, Marta, hay
otros dos un poco desfazaditos de esos : uno es el de la influencia de
284
Maris Bustamante
2000
"La aplastadora de academias"
madrina de : "Argenis el Ángel Enmascarado"
Fotografía : Lourdes Almedia
¿arte feminista?
las cuestiones feministas en el arte (aunque no se asuman como tales)
que tiene que ver con las estrategias que se adoptan en la forma de
producción, los temas que se trabajan, los medios que se usan (como
los medios masivos) . Esto se ve en la influencia que han tenido las
artistas feministas, principalmente las de Estados Unidos, a pesar de
que ni siquiera sus seguidores las identifiquen como tales . El otro eje
es el de "el arte de mujeres", que es un poco terrible ; tiene que ver
con la práctica de juntar a las mujeres artistas solo por su condición
biológica y sin ninguna propuesta artística de por medio . Esto frecuentemente termina en unos engendros de exposición espantosos .
Hace poco más de 20 años, en 1977, hubo una exposición en el Museo
Carrillo Gil, ¿te acuerdas Marta?, en la que se reunió el trabajo de 80
artistas . Fue la exposición paralela al Primer simposio mexicano centroamericano de estudios sobre la mujer y fue realmente extraordinaria porque nunca antes se había hecho en México una muestra así .
Pero veinte años después se siguen organizando exposiciones iguales . No ha habido un avance en términos de curaduría o conceputalización .
Lorena Wolffer : A mí lo que me preocupa es que se deja totalmente de lado cualquier tipo de problema feminista o de género; me
preocupa más la postura que el resultado de la producción . O sea,
se juega a que no hay problema, a que "hablar de eso, a mí no me
compete y por lo tanto lo excluyo totalmente" . Magali decía hace
rato que hay estrategias que no necesariamente son directas o abiertas, pero de alguna manera son el resultado de cosas que sucedieron antes . . . Me preocupa que no se quiera asumir una postura,
porque repercute en el arte . Por ejemplo, en el momento en que
estás hablando de representación de la mujer, no puedes ignorar lo
que significa ser mujer en México, no puedes ignorar lo que significa el cuerpo de la mujer . ¿Qué significa entonces eso de que "quiero
meterme en un discurso puramente artístico" y decir que te salió del
corazón pintar a una mujer sin preocuparte por lo que representa
eso que estás haciendo?
Mónica Castillo : Es como el asunto de si eres mexicano o no, lo
cual ya está muy discutido . Creo que no lo puedes dejar a un lado : en
el momento en que eres mujer y haces algo, ese objeto que vas a
poner en un contexto, forzosamente, a la hora de la lectura, va a tener
una serie de connotaciones, quieras o no, aunque no hayas pensado
en ellas .
285
mesa redonda
Lorena Wolffer : Precisamente por eso lo decía : porque sí las
tiene . . .
Mónica Castillo : Creo que algo más importante que la conciencia
de feminismo o de neomexicanismo o de cualquier posición política, es
crear un trabajo que vivencialmente corresponda -es decir, como una
respuesta completamente vivencial al respecto- con tu identidad .
Lorena Wolffer : Tal vez ahí también hay una diferencia entre
disciplinas . Yo me dedico a trabajar con el performance, es decir, con la
representación femenina, la cual ha significado una cosa que no puedo ignorar, porque esas connotaciones existen . Inicialmente, cuando
empecé a hacer performances hacía ciertas cosas, por ejemplo, desnudos, y en cierto momento me di cuenta de que no me gustaba la
lectura que se les daba . Entonces empecé a problematizar por qué
ocurría aquello, y me metí a investigar cómo se construía . Mónica
Castillo habla del artista plástico en su estudio ; en cambio, mi experiencia es otra : soy yo frente a un público . Es totalmente vivencial .
Mónica Castillo : Obviamente, tú tienes el contacto con el exterior, porque haces performance, pero yo voy y muestro los objetos y
tengo una respuesta al respecto también . Yo más bien me refería a lo
vivencial como una especie de pruebas que le haces al trabajo en el
momento en que estás creando .
Carlos Arias : Es muy importante definir si algo es sexuado o no .
Es decir, hay que tomar conciencia, por ejemplo, de que Picasso o
Rivera eran unos grandes machos, porque no se trata solamente del
machismo individual, sino del machismo del estado, de todo el aparato que está ahí . Por ejemplo, ahora que hablaban del neomexicanismo, yo creo que hay muchas mujeres artistas en el neomexicanismo
que en su mayoría fueron absorbidas por el machismo estatal, por el
aparato priísta machista . Es súper importante tener una conciencia
sexuada en el trabajo . Yo la tengo y me importa muchísimo . Ahora,
creo que hay toda una generación del sida, una generación asexuada
(que no es mi generación) la cual está más cercana a la de Lorena,
donde hay mucho más conflicto para hablar del cuerpo o usar el cuerpo, porque empezaron mucho más tarde y con mucho más miedo .
Mi generación llegó al cuerpo y al sexo así nomás, en cambio ahora se
llega con todo un aparato que está protegiendo, con el condón, con
no sé cuánta cosa . De alguna manera, creo que ahorita es súper importante hablar de lo sexuado, porque hay una generación de artistas
que han obviado esa situación y son artistas que, sin darse cuenta, se
286
¿arte feminista?
han acercado al feminismo por la vía del arte gay o por la vía de otro
tipo de trabajo . . . hay toda una generación de gente entre los 25 y los
35 años que tiene un trabajo más bien infantil y eso es lo que critica
Lorena, creo . La generación más joven, de chicas de ahora, a pesar
de que pueden estar en la ignorancia, están más conscientes de que
hay una cosa que se llama sexo, que es una postura frente a la vida la
cual tienes que asumir en algún momento, ¿no?
Lorena Wolffer : De pronto también es un cliché que ahora las
artistas, las mujeres, utilicen su propio cuerpo . Hay una especie de
ambigüedad muy particular, una tipificación, una especie de
formalización : "ése es el tipo de trabajo que hacen las mujeres" . En el
performance hay ciertos lugares comunes que tienen que revisarse en
forma constante, porque se convierten fácilmente en clichés . Hay una
especie de nueva escuela mexicana donde el desnudo femenino hecho por mujeres tiene ciertas características y, bueno, yo quisiera preguntar sobre las diferencias o la estrategia del performance . . .
Maris Bustamante : La realidad siempre es muy compleja . En las
artes, como en cualquier otra profesión, los humanos están tratando de
hacer algo de acuerdo con la manera en que ven las cosas . Ni todo aquel
que quiera hacer performance va a poder hacerlo bien ni todo aquel que
incluya el nivel de lo político en su obra va a trabajar realmente lo político . No es una cuestión particular del campo artístico . . . hay mucha
gente que dice que es artista y no lo es, así como a otras personas en
otras profesiones -no lo califico de manera negativa- les tocó estar ahí
de manera oportunista . Todos inventamos ciertas consignas para acometer la realidad que es tan compleja y siempre se quedan muchas
cosas afuera . No todo mundo que quiso hacer la revolución, nada más
por querer hacerla, logró algo . Pero todos los que sí lo lograron, sabían
lo que estaban haciendo .
La realidad es como promiscua : ahí está todo, pero no todo el
que está ahí la va a hacer como cree con las premisas desde las que
trabaja . Esa es una de las grandes dificultades : en la cuestión artística, no porque una diga que es feminista o performancera que trabaja cuestiones de género y de cuerpo, ya lo está una haciendo
como para ayudar a esos temas o a esos campos .
Creo que la cuestión del performance al final se puso de moda y
una de las cosas complicadas cuando algo se pone de moda es que a
lo mejor no hay seriedad en las propuestas . Cuando algo se populariza, se comercializa, se utiliza, se pierden de vista ciertas estructu287
mesa redonda
ras . Por ejemplo, en relación con el cuerpo y el desnudo, a mí realmente me aburre mucho ; el hecho de que una persona te obligue a
ver su cuerpo desnudo, si no está bien armado con la estructura del
performance, puede resultar muy aburrido .
Todavía recuerdo en los años sesenta cuando Isela Vega hacía
aquellos desnudos impactantes y radicales ; hoy día creo que no por
desnudarse se hace una cosa virulenta, y menos en el performance .
Todo depende de qué estructuras se manejen, qué es lo que decimos
cuando hablamos de un concepto o un sistema bien armado .
El paso sustancial que se dio no es que el performance sea un
incremento en el repertorio técnico con que contábamos los y las artistas visuales o de otras artes, quienes decidimos pasar a lo escénico
sin hacer teatro ; nosotros no tenemos estructuras teatrales, como en
España, donde quienes hacen performance proceden del teatro de vanguardia .
El performance no es una técnica más . Desde que formamos el
grupo de arte feminista que se llamaba Polvo de Gallina Negra, he
defendido esta cuestión de los no objetualismos como las nuevas formas de pensar la realidad desde las artes . El feminismo me importaba
porque contribuía a nuevas formas de pensar la realidad que en ese
momento no nos gustaba a muchas personas .
La mayor parte de la gente no estaba interesada en eso ; lo que a
mí me sorprende es cómo en un momento dado, ejercer o reconocerse como feministas implica querer alterar y contribuir a nuevas formas de pensar, considerando que la situación tal y como está ya no le
hace un favor a nadie .
Por eso los estudios y propuestas sobre masculinidad son tan
importantes : para que se elimine esa idea de que las feministas avanzaron mucho . Se avanzó mucho, pero no nada más para las mujeres, sino con todos .
Bueno, el performance lo defiendo, como defiendo la instalación,
la ambientación y muchas otras cosas, porque los no objetualismos
son más que esos tres géneros que se han ido diferenciando, etiquetando y distinguiendo ; hay muchos otros y yo los defiendo como
parte de estas formas diferentes que son inéditas en la forma de pensar, que son formas de pensar alternas a las que había .
Tiene que haber una estructura donde no importa que la gente
que está frente a ese soporte o esa propuesta carezca de los elementos
para descodificar esas narrativas, esas estructuras narrativas . Si está
288
Mónica Castillo
Autorretratos femenino (+ -) masculino, 1995
¿arte feminista?
bien armado, se avanza aunque sea desde un circuito restringido . El
problema es cuántos de todos los que en este momento practican eso
manejan una propuesta estructural realmente seria . Esto a veces se
convierte en un problema grande .
Yo por eso he estado desarrollando una cosa que he llamado "las
alógicas" . Para tratar de simplificar diré que las formas tradicionales
de pensar son "las lógicas", derivadas del racionalismo europeo en el
mundo occidental, y todos sabemos desmontar estas estructuras . En
el momento que hay "alógicas", estamos hablando de otro orden,
otra forma de pensar que no es "ilógica" . Lo curioso del caso es que
en el performance, en la instalación y en todas esas cosas hay muchas
ilógicas que se aceptan simplemente porque no se cuenta con los
elementos para entender propuestas estructurales .
Lorena Wolffer : Volviendo a lo que decía Maris, yo creo que el
performance mexicano está lleno de clichés . Estoy de acuerdo con Maris
en que hay una estructura de la que carece la mayor parte del performance que se hace . Volvemos un poco a lo mismo, que es la falta de
historia, documentos . . . la gente no sabe lo que se ha hecho antes ni
cómo se ha llegado a ciertos procesos . . . es un problema estructural .
Cuando yo hablaba de la representación del cuerpo femenino,
hablaba de eso porque me parece que es una de las tantas cosas que
tengo que abordar como alguien que utiliza el cuerpo como principal
herramienta . Pero definitivamente no es la única, y sí creo que construir un buen performance es mucho más complicado que el arte de la
ocurrencia .
Mónica Mayer : Hay muy poca gente que se dedica al performance ; no hay cursos, no existen lugares donde se pueda presentar. Yo diría que la aceptación es un poco ficticia . Creo que es lo
mismo que pasó con el feminismo : de repente hizo ¡bum!, pero
sólo eran unas cuantas personas haciendo mucho ruido, como cuando íbamos veinte feministas a la Cámara de Senadores a hacer una
manifestación sobre el aborto en los setenta .
También hay nostalgia . Maris habla de utilizar el feminismo porque correspondía a las formas artísticas y a la forma de pensar el
mundo . Como yo lo viví en Los Angeles, se trataba de inventar el
performance porque esa forma correspondía a las ideas políticas que
estábamos planteando las artistas feministas . Ese juego se me hace
muy interesante : tanto er de inventar formas artísticas de acuerdo con
lo que una quería decir, salga lo que salga, como el de ir viendo cuáles
289
mesa redonda
son los contenidos adecuados a las formas artísticas que una quiere
trabajar.
Lourdes Grobet: Yo tengo una situación muy elemental : nací en
un gimnasio . Mi educación fue hacer ejercicio . Fui entrenada para
levantar pesas . Mi cultura corporal se dio desde que nací . En cierto
momento la detesté, porque en mi casa los valores eran los del cuerpo
y se descuidaba el intelecto. Tuve que hacer un trabajo posterior para
desarrollar y alimentar la otra parte .
Ahora la agradezco profundamente, porque esta conciencia del
cuerpo, más allá de ser hombre o mujer, tenerla, es importantísimo .
Esta fuerza física y mental, me dio una perspectiva amplia para
asumirme como mujer.
El tema del cuerpo en mi trabajo artístico ha sido una constante;
la he manejado de dos maneras : la formal (imágenes de desnudo) y la
conceptual, donde mi propio cuerpo ha sido el medio y el contenido .
He sido muy cuidadosa con la fotografía de desnudo porque se le ha
llevado al extremo del cliché .
Marta Lamas : Pero para las lectoras de debate feminista ¿podrías
echarte un rollo explicativo?
Lourdes Grobet : Entre algunas de mis acciones o performances
donde mi cuerpo ha sido el instrumento me viene a la mente "Hora y
media" . En esta me convertí en el elemento de la imagen . Fui fotografiada saliendo de una caja de papel metálico, esas imágenes las imprimí frente al público pero no las metí al baño fijador (la galería estaba
acondicionada como cuarto oscuro) . Ya impresas, las colgué en la
pared y prendí la luz, duraron unos segundos y desaparecieron .
En un espectáculo teatral, hecho por siete mujeres artistas, llamado de "Mugir a Mujer", el tema del feminismo fue el hilo conductor. Ahí presenté un strip tease .
Fui fotografiada haciendo el strip tease, después imprimí doce
fotos a tamaño natural, me las colgué y frente al público me las fui
quitando hasta quedar totalmente desnuda .
"Walking Exhibition", en inglés porque fue hecha en Inglaterra,
en esa, me puse las fotos sobre mi cuerpo y así caminé por la galería .
El trabajo documental sobre la lucha libre que he hecho por varios años me enseñó no sólo el valor y uso del cuerpo sino que las
mujeres luchadoras me dieron otra perspectiva sobre el feminismo .
Aprendí que la mujer mexicana no clasemediera tiene otras expectativas sobre su género .
290
¿arte feminista?
Es claro que para ellas na'a tiene de familiar el feminismo importado de Europa y Norteamérica .
Maris Bustamante : Una cosa es estar callada y luego tener oportunidad de hablar, pero también se habla de lo mismo que ya se ha
hablado . Lo que me parece muy interesante de lo que dice Lourdes es
que en un momento dado las personas se pueden reunir con el interés de cambiar o alterar estructuras y no se altera nada ; pero de repente hay condiciones externas; de pronto esa reunión de individuos
efectivamente produce algo nuevo . Yo digo que no todo aquel que
trabaja con pinturas es un artista ; puede ser pintor o escultor, pero
para mí un artista es el que realmente arma un sistema nuevo completo y a partir de ese momento las cosas se van a dar de otra manera .
Carlos Arias : Yo sí me considero de la contrapropuesta, la que
dice Lourdes ; siempre he pensado que mi trabajo tiene que ver con el
feminismo, porque es "masculinista" . Es penoso que se piense que el
bordado es un asunto de mujeres (y esto se da hasta con gente que
entre comillas se dice feminista) . El bordado es un asunto de gente
marginal y es un asunto comunitario ; si sacas un cálculo de cuánta
gente borda en el mundo, son más hombres que mujeres ; son más
bien comunidades pobres las que bordan . El cliché que hay en México
es el de la señora que borda, la señora de una élite . Esta idea cursi de
que el bordado es hecho por mujeres corresponde a una clase social
acomodada y alta mientras que a nivel popular tiene que ver mucho
más con un trabajo comunitario . A mí lo que me parecía interesante
era que coincidiera con intereses míos personales, más allá de posturas políticas . Para mí este asunto del feminismo era más un asunto
comunitario que un asunto de género . El feminismo vino a ser una
especie de segundo marxismo ; como hablar no sólo de un asunto de los
obreros y la cosa social, sino también hablar de la comunidad, de un
entendimiento que surge en lo doméstico . Yo no siento que haga un trabajo que tenga que ver con el género, pero evidentemente me interesa
el asunto sexual; por ese lado se relaciona con el género . Pero lo penoso es que mucha gente aborda la crítica desde el punto de vista de
decir : "bueno, es que estás haciendo un trabajo que está irrumpiendo,
porque es un trabajo de mujeres y tú eres hombre" . Yo, como hombre,
reconozco perfectamente cuándo un trabajo es de mujer o de hombre,
como reconozco perfectamente cuándo es latinoamericano y cuándo
no lo es ; se nota a la legua . No creo que sea una falsa postura pensar
que el arte es universal o que el arte es de los artistas o de los seres
291
mesa redonda
creadores ; pero hay que reconocer también que el arte sí es sexuado, sí
pasa por una élite, sí pasa por un filtro . De alguna manera, lo que no
está pasando por el filtro es la crítica . Mónica Mayer tiene mucha
razón en decir que la crítica no vio lo que pasó ; están criticando el
trabajo de los jóvenes sin ningún conocimiento de los cambios . A mí
lo que me interesa son los márgenes, los bordes, el asunto de lo comunitario, y de lo no comunitario ; me interesa el tiempo invertido en
el bordado, esta labor cotidiana, este acto doméstico que me permite
pertenecer como artista . Cuando no tengo tiempo libre para bordar no
estoy en México, estoy en un tiempo europeo y gringo . De alguna
manera hay un enjambre filosófico que tiene que ver con una modernidad que rebasa el fin de siglo, que rebasa el asunto tecnológico, que
tiene que ver con el tiempo libre, con la economía que me permite
bordar. El feminismo en esas sociedades está mucho más integrado
de lo que uno se da cuenta . En México también muchas veces está
más integrado de lo que uno cree ; por decir un ejemplo, un hombre
no iba a psicoanálisis antes ; ¿cuándo un hombre iba a ir análisis, si no
es porque el feminismo empieza a hablar de que hay un problema? Y
ahora los hombres van a psicoanálisis .
Mónica Castillo : A mí más que tratar de hacer definiciones acerca
de una identidad feminista, me interesaría poder enfocar esto desde
una perspectiva de lo que son los márgenes y lo que es el poder ; por
ejemplo, yo veo los performances de Lorena y digo : "qué guapa está
Lorena" . No lo meto dentro del ámbito del poder, pero sí lo leo como
una actitud de poderío de su parte . Se me hizo muy interesante la
descripción que hace Lorena en relación con el cuerpo, o sea que gracias a esta constelación específica que te toca tienes entrada a un cierto
ámbito en donde formas parte de un poder del cuerpo, independientemente de si eres o no eres mujer. Hay que enfrentar o tomar como una
realidad esta ambigüedad de la definición . A mí me interesa mucho la
generación de ustedes, que pensó que existía una cierta definición de
poder, o corrígeme si no estoy bien, porque creo que estas ideas de
margen y poder vienen de los años setenta . ¿Cómo se ha modificado
a través de estos 20 años la posición que ustedes han tenido al respecto? Porque se me hace difícil imaginarme que siga siendo tan prístina
como en ese momento ; yo creo que después de 20 años han llegado
también a enfrentar un ámbito de ambigüedad mucho mayor, ¿no?
Mónica Mayer : Ambigüedad en todos sentidos, incluso ante las
mil posturas que hay dentro del feminismo y la relación que una tiene
292
Lourdes Grobet
"Hora y media"
Performance
1975
¿arte feminista?
con las imágenes o con la sociedad . Eso nos ha pasado en todos los
campos . Ya no se puede seguir una línea marxista, una línea de izquierda, una línea feminista . Antes el mundo sí era más claro . Se sabía lo que
estaba bien y lo que estaba mal . Pero hoy no . Lo que entonces era marginal, ahora es lo más sofisticado del arte . Lo que antes era contestatario, de
repente ya no lo es . Ha habido un cambio radical .
También he visto cambios en las posturas extremas del feminismo . Una tendencia del feminismo, principalmente en Estados Unidos, planteaba un rollo grueso en contra del hombre, en contra de
cualquier imagen que tuviera que ver con ellos, en contra del pene,
y por otra parte estaba el feminismo que seguía la línea de : "déjalo
fluir y déjalo que salga y deja que todo se vea" .
Algo que a mí me preocupa mucho en el arte es la censura y un
grupo importante de feministas, las que trabajaban en contra de la
pornografía, se inclinó peligrosamente hacia la censura . En este sentido, ¿qué podemos hacer los creadores de imágenes (aunque nuestro
ámbito sea tan limitado) ante el atiborramiento de imágenes en los
medios de comunicación? La saturación de imágenes es terrible . Son
imágenes que aceptamos sin chistar y nos construyen la identidad a
todas las mujeres, pero no las analizamos . Hay un bombardeo constante a través de los comerciales, telenovelas, etc . ¿Qué hacer? ¿Te
quejas de esas imágenes, haces obra contra ellas, defiendes el derecho de crear imágenes, pero las criticas? ¿Por dónde se va una? Me
preocupa también el abandono en el que están los grandes temas de
las mujeres . A fin de cuentas, tus problemas y los míos como artistas
parecen menores por la clase a la que pertenecemos, comparadas con
las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, la cantidad de chavas que
violan en los peseros y ¿dónde estamos las artistas? Eso me angustia
mucho, porque no nos clavamos en lo que está pasando, y en el caso
específico de las mujeres son cuestiones realmente espeluznantes .
Marta Lamas : A mí me gustaría que Mónica Mayer contestara
una cosa que preguntó Mónica Castillo : ¿cómo ha cambiado tu producción de los setenta a la fecha? Tú te definiste como artista feminista en los setenta o en los ochenta muy claramente . Ahorita, en
1999, en términos de la expresión, ¿qué es lo que ha cambiado?
Mónica Mayer : En cuanto a mi obra hay dos partes : una, que
son mis dibujos, es la parte más íntima, yo diría incluso hasta la más
feminista, porque tiene que ver con lo personal y por ende lo político .
Son un proceso, como un diario en el que enfrento los distintos mo293
mesa redonda
mentos de mi vida desde el descubrimiento de la sexualidad, la maternidad o la muerte . De repente, hace unos meses me dejó de interesar lo
autobiográfico y desapareció mi presencia de mis propias obras (lo cual
me sorprendió) y empezaron a entrar otras cosas . Creo que por primera
vez en ese tipo de trabajo más íntimo (a diferencia de lo que hacíamos
Maris y yo como Polvo de Gallina Negra, que implicaba un trabajo de
grupo y sobre temáticas feministas obvias) aparecen cuestiones externas
como son las telenovelas . Por otro lado, he seguido trabajando en forma
colectiva y con propuestas que si bien en contenido no son feministas,
sí lo son en forma e implícitamente . Más o menos cuando acabó Polvo
de Gallina Negra, en los ochenta, comencé a trabajar con Víctor Lerma,
mi esposo (ayer cumplimos 24 años de estar juntos) . Curiosamente antes no habíamos trabajado juntos ; empezamos a trabajar performance en
torno al sistema artístico . Yo sigo diciendo que soy artista feminista
(creo que ya no habría manera de evitarlo) y ahora hasta me gusta de
nuevo porque el término volvió a ser tan irritante como hace 20 años .
Marta Lamas : Lorena, te vamos a pedir que hables un poquito
de tu performance, pues varias de las lectoras de debate y yo no
hemos visto tu trabajo .
Lorena Wolffer : Acabo de presentar el primer boceto de lo que yo
llamo una contracampaña a la publicidad de El Palacio de Hierro . La
idea es apropiarme totalmente del formato, utilizar sus frases y alterarlas para que signifiquen cosas muy distintas . Lo que me llamó mucho
la atención fue que ésta es una de tantas campañas que funcionan en
la construcción de identidad y por otro lado es una campaña bastante
única, porque en el resto de la publicidad se asume la domesticación
de la mujer y aquí es la propia mujer quien la plantea ; es como darle
el micrófono a la mujer y ella misma dice : "a mí lo que me gusta es
llorar y comprar zapatos" . Esto me parece bastante dramático . Yo abogo por diferentes planteamientos de lo que una mujer puede ser hoy,
más allá de una sola definición . No creo en censurar, sino simplemente en proponer otras opciones . Eso es lo que estoy tratando de
hacer con "Soy totalmente de hierro" y espero que no sea un rollo
dogmático ni de mujer encabronada . Una de las frases es : "cada vez
hay menos príncipes, por fortuna cada vez hay más palacios", y la
mía es : "cada vez hay más palacios, por fortuna no todas queremos
ser princesas" . Pero quiero volver al performance y al comentario de
Mónica Castillo que dice que me ve muy guapa . Una de mis estrategias ha sido precisamente metasexualizar el cuerpo femenino, o sea,
294
¿arte feminista?
realmente llevarlo al extremo . En este performance en particular el cuerpo significa una cosa totalmente distinta . Yo me transformo en una
especie de modelo, hay una pasarela y modelo diferentes vestidos,
pero la onda es que tengo un maquillista de efectos especiales que me
hace un maquillaje perfecto en la cara y me "madrea" el resto del
cuerpo : me hace heridas y moretones en el cuerpo . Yo establezco una
especie de analogía con este país, que está un tanto madreado y se
rehúsa a aceptarlo y, por el contrario, se plantea como un rostro perfecto y en un bienestar absoluto . Este trabajo se llama : "If she is Mexico,
who beats her up"? Y lo conceptualicé cuando viví en San Francisco .
Mi estrategia ha sido jugar con el cuerpo, con los estereotipos de sexualidad y darles una connotación total, absoluta y explícitamente radical .
Yo he hecho piezas que inicialmente parecen un rollo de sadomasoquismo y en realidad son un pretexto para hablar de otro tipo de cosas, de situaciones políticas .
Lourdes Grobet : Creo que en estos últimos 20 años han sucedido
tantas cosas que han cambiado nuestras luchas . Nuestro feminismo es
diferente . Lorena está mostrando otra imagen de la mujer ; ya no es la
misma imagen que a nosotras nos tocó combatir . Cambia la expresión,
pero ¿por qué cambia el concepto? Ya no es posible combatir con los
mismos elementos que se usaron en la década de los setenta
La vida ha cambiado no solo la situación de género sino la artística . En este momento estoy trabajando para un video instalación
donde la imagen principal es Prometeo . Le llamé Prometeo Unisex,
Me cuestioné si hacía una Prometea o un Prometeo y la solución
correcta fue trabajar con un personaje andrógino como la representación del ser del siglo xx .
Es un momento histórico, donde la parte sexuada hombremujer está a flor de piel ; de repente veo que hay una cantidad
impresionante de propuestas de andróginos, de homosexualismos .
La vida se siente, el momento histórico lo provoca ; todo esto nos
tiene que cambiar el punto de vista a las mujeres y a los hombres .
Es un momento de mucha convulsión ; no podemos seguir llevando la línea del feminismo de los setenta .
Mónica Mayer: Me preocupa que estemos en un momento en el
que todo se vale y todo es plural, pero acaba siendo como la estrategia
en Estados Unidos del multiculturalismo, donde aparentemente todo
se vale, pero ya nada importa . Estoy leyendo la segunda parte de la
autobiografía de Judy Chicago que me regaló Maris y digo : híjole, ella
295
mesa redonda
era la super heroína, la que abrió el camino, pero cuando trató de instalar su maravillosa pieza The Dinner Party permanentemente en un museo, a pesar de incluso haber conseguido los fondos para ello, acabaron
rechazándola dizque por pornográfica . Ahora está embodegada por ahí,
y encima la mujer no tiene un quinto . Las que fueron mis heroínas
feministas están todas perdidas, abandonadas en el espacio . Se supone
que ya se vale todo, pero ¿cuántas de sus propuestas están en museos o
han sido publicadas? Son gente que ha trabajado toda la vida, pero no
tienen nada . Yo sigo viendo que, aunque todo se vale, casualmente los
que antes se quedaban sin nada, son los mismos que se siguen quedando sin nada .
Carlos Arias : Ese es un problema general, de asimilación ; muchos artistas hombres nunca están en los museos o sólo llegan algunos, 40, 50 años después . Entre la obra de Judy Chicago, la de Rebecca
Horn o la de Marina Abramovicz, la de Marina es un tipo de trabajo
que es más fácil que acceda a un museo, porque es un trabajo que
está partiendo de la base, de no pararse en la postura de puro romper; cualquier trabajo que asume la postura del rompimiento se va a
tardar mucho más tiempo en llegar a un museo . Ahora, una acotación a lo que se decía sobre los anuncios ; yo, como hombre, me doy
cuenta respecto de los anuncios que hay de mujeres que ahora no los
siento realmente peyorativos, sino que los siento irónicos . Ahora lo
erótico es masculino . Ha habido un juego de anuncios donde la
eroticidad está en el cuerpo del hombre, en las películas, en la tele,
son los hombres, en el cine, por ejemplo, los acercamientos y los close
up a la piel de un hombre son mucho más notorios que los que hacen
a una mujer. A partir de los ochenta empezó a formularse mucho más
en la publicidad y en la foto toda esta idea del cuerpo del hombre .
A lo mejor es una respuesta o contrarrespuesta al movimiento
feminista .
Marta Lamas: El feminismo de los noventa tendría ahora muchas propuestas sobre el poder y la representación, en especial
desde los márgenes .
Carlos Arias : Lo que está pasando en los márgenes es un tema
que puede romper con esta noción de lo que decía Mónica Mayer : si
todo se vale, al final de cuentas nada vale . Los gringos han querido
tomar el problema de los márgenes como exclusivamente el problema
de la gente marginada : los homosexuales, los negros, las lesbianas,
los latinos . Pero el problema de los márgenes también tiene que ver con
296
Magali Lara
"Hazlo"
Cerámica, 35 cm . de diámetro
1999
¿arte feminista?
la relación de lo comunitario, de lo doméstico con lo social . En lo social
es donde irrumpe tu obra como artista, pero donde está inserta tu situación es en lo doméstico . Creo que la ruta la planteó el feminismo ; fueron pioneras, pero esa ruta no han empezado a caminarla aún . Creo que
ha sido planteamiento tras planteamiento y no conozco ningún trabajo
plástico actual donde realmente se empiece a caminar seriamente en la
relación de los márgenes con el poder, quizás porque el arte está todavía
demasiado inserto en la élite y está demasiado institucionalizado . Mientras no se rompa con la academia o con otro tipo de situaciones formales va a ser muy difícil que el arte mismo pueda captar todas estas
propuestas . Si las propuestas las está captando en servicio de lo novedoso, en servicio de la información que te agobia, entonces ya da lo
mismo arte o publicidad . Realmente, yo no veo que la sociedad esté
captando este ritmo acelerado de producción, sobre todo lo que es la
situación más analítica de lo que podía ser una producción más politizada .
Maxis Bustamante : En esos dos niveles que se comentaban, el de
lo personal y el de lo social, yo he visto una transformación en mi obra
y en mí en estos veinte años . La obra es como una, porque una asume
la actividad artística como una forma de vida, no como una profesión o
como una actividad a realizar ciertos ratos . Lo que he visto de cambio
sustancial en mí, me interesa verlo en esta especie humana que hace lo
que puede por dizque avanzar. Yo creo que ni el feminismo ni el arte o
la cultura en sí mismos son un fin, sino que son instrumentos, pretextos para ver qué es lo que los distintos sujetos en su relación de autonomía relativa con sus estructuras pueden hacer . Por ejemplo, en el
movimiento de los grupos, cuando nos conocimos, uno de los pocos
comunes denominadores que había era que visuabilizábamos la posibilidad de cambios que se venían en ese momento . Hace casi treinta años
era muy diferente de ahorita . Ejercer o reconocerse como artista feminista no era un fin en sí mismo, era un'instrumento para seguir sacando de la realidad estas pistas con las que una podía seguir trabajando y
encontrarse con sus iguales . Los cambios que hay hoy en día desorientan a tantas personas, no necesariamente profesionales como nosotros,
que somos un circuito muy pequeño . Incluso en este circuito hay desorientación . Esto aunado a la situación de una pauperación galopante .
Recuerdo un día en que se hablaba de si el feminismo había pasado de
moda; Mónica Mayer dijo muy lúcidamente : "es un tener que, como el
hambre, no puede pasar de moda" . El feminismo era un pretexto, era
un instrumento para seguir encontrando guías en estas relaciones so297
mesa redonda
ciales . Todavía estamos encontrando en estos pretextos o instrumentos
guías para avanzar o estar más cerca de los cambios en las estructuras o
desde las estructuras . Hay cambios de todo tipo . Los sentidos de tiempo y espacio han sido sustancialmente alterados . Los políticos descubren el performance, se lo apropian y lo desprestigian, porque cuando
Salinas salió con su botellita de Evian y su chamarra de cuero, lo que
estaba haciendo era un performance, involuntario desde luego, pero creaba una condición de involucramiento con el objeto, que era él mismo .
A mí me interesa en este momento continuar con esta exploración
de no objetualismos, entendidos como formas diferentes de pensar la
realidad desde las artes . A mí me ha interesado meterme más a la cuestión de estructura, y materializarla en propuestas concretas, pero sobre
todo, no perder de vista que el conocimiento ha estado separado tradicionalmente entre ciencias y artes, y hoy día entre humanidades y arte,
ciencias y tecnologías ; esta separación está proyectada en los individuos : se puede decir que los hombres piensan, que las mujeres sienten, etc . A mí me interesa integrar estas dos cosas, y estoy haciendo
propuestas para juntar artistas interesados en las cuestiones no
objetuales, en llegar al límite de nuestro campo, acabar con las disciplinas . . . fracturar este concepto de la frontera que tanto se ha trabajado y
que también se refleja en las fronteras entre disciplinas del conocimiento . Quiero llegar al límite del campo, cruzarlo y encontrarme con nuestros iguales del otro lado, que serían los científicos . A mí personalmente
me interesa mucho algo que a las feministas de los setenta les hacía
mucho ruido : la pornografía . A mí me interesa mucho la pornografía
porque detona el distanciamiento para entender qué es el cuerpo . Nosotras nos vemos en general por fuera, pero también somos por dentro, y
todas estas relaciones de cuerpo y género son las que a mí me interesan . Además las artistas mujeres siempre hemos trabajado las cuestiones eróticas y sexuales, con un montón de falitos y vaginitas que muchas
veces no decían nada pero digamos que eran parte de una producción
de pornografía artística seria . Me interesa mucho porque sigo creyendo
que no es gratuito que en nuestro país todo eso esté tan limitado y
censurado y autocensurado . Yo creo que la sexualidad hace pensar mejor a la gente y en ese sentido a mí me sigue interesando la subversión
en campos que todavía hoy siguen siendo muy difíciles .
Mónica Mayer : Lo que se me hace interesante de lo que ha surgido ahorita es que se puede hablar de que en los setenta el feminismo
representaba el paso necesario o la actitud necesaria para crear un ámbi298
¿arte feminista?
to de libertad . A mí, dentro del arte, eso es algo que me interesa muchísimo . El feminismo era la herramienta necesaria para hacer prevalecer
en ese momento ese ámbito de la libertad . Pero viéndolo veinte o treinta
años después, a mí me interesa mucho lo que dice Lourdes en cuanto a
(se me ocurre una palabra) la transdefinición : ya no estamos en un momento en donde se puede hablar claramente . Siempre me llamó muchísimo la atención que Carlos tenía posiciones políticas increíblemente
definidas, obviamente por chileno, ¿verdad? Pero ahorita estamos en un
momento en donde ni ellos pueden hablar así . A mí lo que me interesa
es que el ámbito de la libertad, que, por lo menos para mí sigue siendo
muy actual, viene siendo exactamente una búsqueda de intersticios o
sea, los espacios que quedan sin definición en medio . A estas alturas, el
pensamiento feminista, de este nivel social, el de los setenta, el de los
derechos, ya lo tenemos integrado ; yo creo que esta amplitud está precisamente en la búsqueda de las ambigüedades y en su enfrentamiento .
Marta Lamas : ¿Y la influencia del pensamiento feminista de los
noventa en los artistas? ¿Cómo los afecta o inspira?
Carlos Arias : Hay un pensamiento feminista que salió a flote
con mayor fuerza después del 68 en Europa y en Estados Unidos . Lo
que planteaba ese feminismo era generar un ámbito de libertad, donde se pudiera discutir que existía realmente el derecho de ser un
individuo pero no solamente un individuo dentro de una máquina de
poder, sino también un individuo dentro de una relación de cuerpo,
una relación de cabeza, una relación de sexo . Como soy muy joven a
mí no me tocó la pelea feminista del derecho a ganar espacios, sino
que más bien me tocó la idea de un feminismo que ya había planteado una ganancia de espacios y ahora había que hablar de igualdad . Yo
siento que actualmente sí está muy fuerte la influencia feminista en el
arte, pero en otros términos, en términos plásticos . Es cierto que
podemos caer en la trampa de pensar que hay una actitud feminista a
lo mejor en obras que hablan de sexo o de identidad o de cuerpo ; yo
no creo que ahí haya feminismo . El pensamiento feminista se está
dado en el terreno de la representación ; ahorita sí podemos decir, a
fin de milenio, que por fin se está entendiendo el aporte que fue la
abstracción del siglo xx, todo el aporte que fue el no objetualismo, para
poder realmente rebasar eso y empezar a romper estas delimitantes . El
pensamiento feminista es un pensamiento de rompimiento, de punta,
el último pensamiento de punta que ha habido en el siglo ; actualmente
lo podemos ver reflejado en los problemas de las representaciones . Los
299
mesa redonda
artistas (hombres y mujeres, da igual) están planteando qué hacer con
la representación tradicional de la imagen, del cuerpo, del lenguaje, de
lo que es la narrativa ; en la pintura, qué hacer con el problema plástico,
cómo usar la superficie, cómo usar el material, cómo desarrollar el problema de la ambigüedad de representación . Ahí es donde yo veo más
claro este pensamiento feminista . Yo lo veo completamente claro en
obras como la de Eduardo Abaroa o en obras de artistas jóvenes en
México, para referirnos a México nada más : sí hay claridad en esta idea
de quebrar y crear zonas de libertad, de hablar de ambigüedad y también de presentar este enfrentamiento . . .
Lourdes Grobet : Si preguntas dónde está el pensamiento feminista de los noventa, yo pondría como ejemplo a las zapatistas .
Marta Lamas : Eso es el feminismo espontáneo, pero yo pregunté por la influencia del feminismo en las y los artistas .
Lourdes Grobet: Hablando de usos y costumbres, se ha visto un
gran cambio en las mujeres indígenas, sobre todo las zapatistas . Ellas,
en una forma totalmente diferente a nosotras, mujeres de ciudad, han
tenido una evolución considerable más allá del feminismo occidental .
No sé cómo se podrían insertar las nuevas formas de pensamiento de
estas mujeres, pero se están oyendo nuevas voces, yo por ahí es por
donde vería el nuevo pensamiento feminista de los noventa .
Marta Lamas : Para mí el feminismo es una vivencia y su
teorización ha llevado a propuestas políticas, intelectuales, artísticas,
etc . Esa teorización se caracterizó en los setenta por tratar de responder una pregunta que era : ¿por qué la diferencia sexual se traduce en
desigualdad? Y a partir de ahí pasa todo lo que dice Carlos . Pero el
feminismo de los noventa tiene otras preguntas, por ejemplo ¿qué es
la diferencia sexual? Los hombres que nacieron en nuestra generación había una serie de cosas que ni se las planteaban, por ejemplo,
no podían lavar los pañales ; hoy un chavo ni se plantea esas pendejadas, primero porque hay pañales desechables y segundo porque la
repartición del trabajo doméstico empieza a ser un hecho . Pero esas
cuestiones en un momento determinado tuvieron resonancia en el campo de la producción artística o de la expresión artística ; las preguntas
de ahora tienen que ver con cómo se construye el sujeto y ahí aparece el
cuerpo de una forma brutal, es decir : ¿realmente tener cuerpos distintos produce subjetividades distintas? Esto, ¿cómo se formula en términos de producción artística? Me parece muy refrescante el tipo de performance
que está haciendo Lorena, yo ahí veo una expresión de resistencia y
300
Mónica Mayer
"Casa sola"
Gráfica digital
1999
¿arte feminista?
enfrentamiento . Pero sigo sin ver quiénes entre los artistas se están
preguntando por cómo impacta la diferencia sexual en términos subjetivos y simbólicos . Tengo la hipótesis de que no son solamente los
grupos feministas de finales de los noventa, sino que también son sectores mucho más amplios ; por eso a lo mejor la pregunta se ha diluido .
Pareceria que era más fácil un arte comprometido políticamente con la
pregunta " .por qué la diferencia se traduce en desigualdad?" que un
arte comprometido con la pregunta "¿qué es la diferencia sexual?", ¿no?
Mónica Castillo : Espérate . Yo creo que ahora la pregunta no es
qué es la diferenciación sino qué es lo no diferenciado . Yo creo que
lo que está implícito en el trabajo de los más jóvenes y que llama la
atención en cuanto a la definición sexual es precisamente eso, o sea,
yo me voy a presentar como un individuo, hasta donde pueda,
asexuado, y eso lo hacen tanto hombres como mujeres .
Marta Lamas : Pero aunque tú te presentes así, la diferencia sexual
existe, y en lo simbólico de la cultura está marcado : todas las culturas
se estructuran con masculino y femenino, con estereotipos, lo que tú
quieras ; pero llegas a un lugar y hay baños de hombres y de mujeres .
O sea, tú como artista puedes intentar "neutralizar" tu mirada, pero
tu mirada tiene también que registrar la diferencia sexual y, cómo se
está elaborando culturalmente .
Mónica Castillo : A mí cada vez me llama más la atención, no
tanto aquí en México, efectivamente, pero sí por ejemplo en Europa,
que precisamente lo que tú estás diciendo de la diferenciación de
baños de hombres y mujeres cada vez es menos frecuente . Realmente
se está conformando una sociedad de individuos asexuados, en donde de alguna manera el único punto de diferenciación es la cuestión
biológica de que ellas pueden tener hijos y ellos no . Pero la sociedad
sigue apoyando esta idea de los individuos asexuados .
Mónica Mayer : Cada quien tiene que hacer obra para atender a
su sociedad, y ésa no es la nuestra . A mí me preocupa que estamos
trabajando en función de lo que sucede en otros lados o pensando en
función de lo que sucede por allá . Yo todavía veo que viene el primo de
mi esposo de 14 años a visitar a su abuelita y no es capaz de pararse a
lavar un plato porque se le cae el pito, y cuando Víctor participa en el
trabajo doméstico, todo mundo se me queda viendo a mí como diciendo "ah, la pinche feminista" .
Carlos Arias : Estamos hablando de los güeritos y los güeritos pertenecemos a una élite . Volviendo a qué es un pensamiento feminista en el
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mesa redonda
arte, qué pasa, que a lo mejor tú sí puedes ser muy analítica en la parte
formal de lo que está pasando en la plástica . Evidentemente la plástica
está rebasando con mucho lo que está pasando en la sociedad actualmente, porque de alguna manera el pensamiento artístico siempre está un
poquito más adelantado de lo que es la sociedad en ese momento . Por
ejemplo, ¿qué pasa en la sociedad con la guerra fría? La guerra fría estanca un crecimiento y cuando se rompe la guerra fría empieza una globalización, pero la globalización en arte comenzó en los cincuenta en medio
de la guerra fría . De alguna manera en el arte sí hay un pensamiento que
está más allá . Ahora, lo interesante del pensamiento feminista para el arte
y para la sociedad es que es el último aporte intelectual donde se pone un
debate del límite y se habla de este asunto de frontera . Como dice Mónica
Castillo, yo creo que en el arte actualmente hay un rompimiento, aparte
de lo formal, con el problema de la representación, también hay una idea
de que en vez de ver las diferencias entre los sexos veamos en qué somos
iguales . Me doy cuenta de que en México sí está muy presente eso en la
gente joven, por ejemplo, en los alumnos que yo tengo ocurre que se
"prestan" sexualmente para satisfacerse, para realmente pasársela bien,
pero ya no en conflicto, ya no hay enamoramiento, sino, "estoy caliente y
necesito un acostón" . Lo dicen con toda tranquilidad las chavas y los
chavos, están ahí los ofrecimientos y ahí nomás el hacer cita .
Lorena Wolffer : Estoy básicamente bastante en desacuerdo contigo Mónica Castillo, y estoy de acuerdo con Mónica Mayer . Hay una
distancia dramática entre la realidad de este lugar y la de otros lugares . Pareciera que esta conversación se está viviendo en Estados Unidos . Allá sucede muchísimo, pues como ya se habló, ciertas cosas se
piensa que se resolvieron . Pero eso no es verdad en México y aunque
yo sea una "güerita" de una cierta clase social, a la fecha sufro de
ciertas consecuencias por ser mujer. Esa es mi realidad y me pregunto ¿si esta es mi realidad, cómo será la de otra gente que esta en
situación más desventajosa? Por eso me parece profundamente importante contextualizar lo que ocurre en México . Siento que hay una tendencia en el arte mexicano a apropiarse discursos de otros lados, es una
cosa que hacemos todo el tiempo . Por otro lado, con tu pregunta Marta,
yo creo que hay demasiadas preguntas, ligadas entre sí, *que borran la
línea de lo que es nada más feminista o es nada más democrático o es
mexicano . Como se dan una serie de preguntas al mismo tiempo, se
hace muy difícil poder decir esta es una pregunta "feminista" . Creo
que es un momento de preguntas culturales, y que el asunto es infi302
¿arte feminista?
nitamente más complejo, porque ya no es un rollo en el que tú puedas apuntar claramente y detectar cuál es el problema . El problema
son muchos problemas que están juntos, y entonces son muchas
preguntas .
Carlos Arias : Lo que planteó el feminismo fue una manera de
teorizar también las cosas, en ese sentido . Yo creo que no hay tanta
pregunta, hay demasiada contaminación, que ese es otro asunto . Ha
habido muchos problemas coyunturales que nos han retrasado . Lo
del sida, por ejemplo, es un problema que nos puso en estado de
emergencia a todo el planeta, nos retrasó y adelantó otras cosas . Pero
si nos volvemos un poco más fríos al hablar al nivel del teórico, por
ejemplo, yo me siento también un güerito y sí creo que como mujer
hay muchas cosas que te pueden afectar en México, pero sí realmente
lo pensamos a nivel intelectual, quizá ya hay muchas cosas que realmente no te afectan a ti como generación como le afectaron a la generación de Mónica Mayer .
Mónica Mayer : Yo no sé como andan los feminismos de los noventa, pero siento que las cosas van yendo y retrocediendo . Es lo
mismo que está pasando con la tecnología . A mí me pasó una cosa
bien interesante : me pasé diez años nadando contracorriente con todo
lo del arte feminista y luego diez años de gloria con la tecnología y el
arte digital trabajando en proyectos artísticos que todo mundo quería
financiar, que la prensa cubría, etc . Quizá por eso una de las principales estrategias de las artistas feministas de otros países también ha
sido apropiarse de la tecnología . Pero ¡aguas! Supuestamente estamos
en plena globalización y todos hablamos el mismo idioma . Supuestamente esa globalización es bien bonita, pero conlleva lo que está pasando en todo el mundo : una fragmentación cada vez más fuerte .
Supuestamente ya todos somos cyborgs carentes de identidad por
nuestra sexualidad, nacionalidad, raza, color, tamaño o peso . Pero,
entonces ¿por qué carajos a quien violan es a las mujeres y por qué
carajos el arte mexicano no es tan aceptado en estrangia y se sigue
perdiendo la historia de muchos países? ¿Por qué sigue ocurriendo eso?
Maris Bustamante : Yo quería decir que realmente aquí la discusión ha sido muy teórica, pero es muy obvio que estamos enfrentando nuevos paradigmas . Me acuerdo también de la primera oleada del
feminismo, por ahí de los ochenta, se puso de moda todo lo que hacían
las mujeres, y me recuerda muchísimo lo que está pasando ahora . No
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mesa redonda
digo que las artistas de ahora no sean mejores que las de hace algunos
años o que no sean la mayoría o que no sean representativas, pero ciertamente la estrategia oficial, la estrategia de la ley del trabajo, me parece
que a veces es muy grosera, como si el trabajo de una mujer fuera por sí
mismo mucho más trivial, mucho más leve, mucho más adecuado .
Aunque tú seas una artista maldita hay una especie de levedad, hay una
valoración de que no tienes la suficiente consistencia . Eso se nota claramente en los textos que escriben sobre las artistas mujeres . Hay una
dificultad que tiene esta pequeña connotación : de la "princesita" . No
hay exposiciones grandes individuales de mujeres artistas, sino que
siempre expones con quién sabe quién . Sigue habiendo una estrategia
donde estás de "princesita", de niña mona o no sé de que . No hay una
manera de ver el trabajo con seriedad . Recuerdo muchísimo a Helen
Escobedo y Marta Palau, que eran las únicas mujeres que estaban con
los geométricos . Hay una separación, un nudo, una dificultad para poder
irte abriendo camino, y la sigue habiendo .
Marta Lamas : No creo que el arte para nada tenga que tener mensaje político, pero me sorprende mucho que en momentos en donde
hay cuestiones gruesísimas, como las muertas de Juárez, no se filtre eso
en algunos de los artistas . Cuando tú ves épocas enteras en donde sólo
se pinta de cierta manera, te preguntas por qué en los márgenes o en los
resquicios de ese arte mayoritario, comercial, exitoso no están saliendo
otras cosas . Yo no pretendo que la gente haga panfletos, ni que todos
los artistas estén preocupados por la diferencia sexual, pero que ninguno de una generación joven esté preocupado sí me parece un indicador
político . Mí pregunta se refería a la cuestión del feminismo, que yo
agrupé bajo la sombrilla de qué es la diferencia sexual . Aquí en la mesa
la que más me lo ha contestado es Lourdes, cuando dice que su trabajo
es un "Prometeo andrógino" eso tendría mucho que ver con lo que es
ahorita la punta de esa discusión teórica del feminismo, yo no estoy al
día, pero mis amigos que más o menos hablan de arte me dicen que eso
no se está filtrando .
Mónica Castillo : A una alumna mía de La Esmeralda le hice la
pregunta de qué, para ella, era lo marginal y creo que me dio una
respuesta que cabe perfecto y que está relacionada también con lo que
dice Marta; ella me dijo : "para mí lo marginal es un estado de conciencia" . Creo que eso expresa una cuestión generacional muy clara .
Marta Lamas: Marginal en el arte, me imagino, porque en la
realidad es un estado muy concreto .
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Lorena Wolffer
"Alienation" (performance)
Jenn Joy Gallery
San Francisco, CA
1998
¿arte feminista?
Mónica Castillo : Sí, en el arte . Pero conectándolo con este comentario que hiciste, yo me considero o no marginal dentro de mi
arte si logro ingresar en la constelación de no ser marginal .
Marta Lamas : Pero eso también depende de si el mercado te
responde . Si no te responde el mercado, si no tienes lugar donde
exponer, no hay una serie de apoyos aunque tú te consideres no
marginal, sí lo eres .
Mónica Castillo : Pero eso ocurre con cualquier otra posición,
Marta, no nada más con el arte .
Marta Lamas : El punto es ¿qué usas como centro? Eres marginal
con respecto a algo ; ¿eres marginal con respecto a lo que se está produciendo en Europa? Tú puedes considerar que no . En México hay
mucha gente que no es marginal respecto a eso . ¿Eres marginal con
respecto a lo que se supone que es el arte? Si le preguntas a la chava
qué considera marginal, y te dice qué es un estado de conciencia, con
respecto a qué es marginal, ¿en relación con la definición que los
otros dan de ti, en relación con el mercado, en relación con el reconocimiento público?
Mónica Mayer : Creo que hay varios problemas muy específicos
en el arte . Yo no pierdo la esperanza de que, en efecto, haya arte
político entre los artistas jóvenes . Lo que sí creo es que estamos en un
momento en el que el medio está atiborrado de concursos . Entonces,
hay que estar haciendo obra para tratar de ganar . Por otro lado, tenemos esa bronca muy fuerte de la separación entre lo teórico y lo práctico : no hay curadoras, historiadoras o críticas que estén haciendo ese
trabajo de decir : "éstas son las preguntas" ; aunque el trabajo seguramente está ahí, no hay quien agrupe el trabajo . A mí como artista me
cuesta mucho trabajo lograr el distanciamiento necesario de mi obra y
la de otros para decir que va por tal o cual camino . Veo, por ejemplo,
que las jóvenes performanceras están haciendo un trabajo padrísimo, un
trabajo muy fuerte, no todo necesariamente dentro de lo que llamaríamos feminismo, pero muy interesante . Pero aunque yo logro verlo desde cierta distancia y entender la relación que tiene con el feminismo, no
hay críticas que lo hayan analizado desde esta perspectiva . Los "importantes" de la cultura, los que dictan por dónde va la cosa, son los
curadores . Ha habido una manipulación de las artes tremenda por parte de los curadores que usan el trabajo de los artistas para ejemplificar
sus propias ideas más que para descubrir lo que existe en la realidad .
No se trata de ver si el arte responde a las preguntas de las feministas o
305
mesa redonda
no, o a las ideas de los gringos y los europeos, sino de ver de que están
hablando los artistas realmente . Lo que urge a gritos son críticos y teóricos que hagan este trabajo .
Marta Lamas: El eje de esta mesa fue el feminismo y en ese
sentido la pregunta es, en este momento, lo que el arte hoy en México se está preguntando sobre la diferencia sexual y cómo se está expresando el feminismo en el arte . No digo que todo el arte tenga
que expresarse con rollo feminista ; pero sí me intriga cómo están
ahora los artistas de otras generaciones retomando las preguntas del
feminismo que claramente Maris y Mónica Mayer retomaron en los
ochenta .
Magali Lara : Creo que el tema de la sexualización o del género,
sí está presente ; digamos que está llevado a un extremo . Son el cuerpo, el sexo, o el deseo, fuerzas fundamentales para descomponer las
partes ideológicas de las que estamos rodeados . En definitiva, yo sí
veo un cuerpo que quiere descubrir su género, o su identidad sexual,
abriéndose quizá como en los setenta a otras posibilidades que las
contempladas socialmente . Pero aquí está de una manera distinta,
sin carne, como si toda esta parte femenina en el sentido mítico no
existiera o estuviera oculta en un discurso sobre el lenguaje . Esto lo
hace interesante y al mismo tiempo difícil de comprender . Es como
si no tuviéramos carne, como si la voz, la emoción, la misma sexualidad no tuviera peso, pero repito, está oculta dentro de un discurso
estético aparentemente lejano de estos temas .
Maris Bustamante : Yo siento que no es gratuita la palabra ambigüedad que ha surgido aquí tantas veces . Ahí siento muy claramente
una diferencia : hace treinta años nunca hablábamos de ambigüedad .
Ambigüedad era lo que no había : había incertidumbre de la realidad,
pero tomábamos posiciones . Nosotras seguimos todavía en activo,
las que no se han muerto o han decidido continuar con la pelea, no
tenemos problemas de ambigüedad . Hay mucho de la producción actual que para mí presenta altos niveles de ambigüedad, lo cual es muy
interesante . Tal vez algo que se le parece es la incertidumbre, pero considero que hay una gran diferencia entre ambigüedad e incertidumbre .
Pienso que una de las preguntas fuertes para las artistas que estuvimos
desde hace 30 años es : ¿vamos a tener que volver a empezar? Porque
hablando de la censura, hablando de ir contra las instituciones, hablando de tantas cosas, nosotras éramos activas, siempre nos financiamos,
nunca necesitamos ni de instituciones ni de teóricos ni de nada de eso .
306
¿arte feminista?
Tal vez hoy a Mónica le interesa todo eso porque ve que hay un trabajo
que hay que hacer para que se conozca y ya sabemos que, a partir de los
setenta, tuvimos que integrar en nosotras muchos papeles y roles que
antes no tenían las artistas tradicionales . Las artistas tradicionales trabajaban, esperaban que un día viniera alguien del Olimpo y si la tocaba
con el dedo pues a lo mejor ya se le resolvió el problema . Nosotras
sabíamos que teníamos que escribir, teníamos que investigar, teníamos
que defender nuestro proyecto, armarlo, divulgarlo, hacerlo, financiarlo,
etc . El papel de los críticos y los teóricos del mercado quedó por fuera .
A nosotras nos dio tiempo de armar unas propuestas que seguimos
explotando y viendo cómo las conectamos, pero a los chavos más jóvenes les interesa la galería, el crítico, el curador, les importa la lana para
el catálogo, producirlo acá, la fayuca conceptual, la lana, la lana, la
lana . . . a lo mejor el intercambio sexual, porque tienen la necesidad de
acabar con el calentón . . .
Carlos Arias : Cuando oigo a Maris, me digo "cuidado Maris",
porque parece al borde de caer en la amargura . También cuando oigo
a Lourdes, me parece que no es un asunto generacional . Yo creo que
el asunto hoy más bien es un problema de la globalización . De alguna
manera, yo veo el trabajo mío por ejemplo y lo encuentro tremendamente político, y el trabajo de Vargas Lugo también lo encuentro tremendamente político, pero tal vez lo encuentro tremendamente político
porque yo ya mandé a la mierda el asunto de la política de los setenta, porque me tocó la dictadura militar . Tenemos que tener mucho
cuidado en esta mesa de no caer en la maldita costumbre de usar una
lupa anticuada para pensar si el arte es realmente o no político . Creo
que hay un arte muy político y en eso discrepo de Guillermo Santamarina y muchas otras gentes que piensan que en México no está
pasando nada . No porque no se esté hablando de Chiapas ni de las
masacres no estamos hablando de política . El problema es que la
política de ahora es otra política . Entonces tenemos que aprender a
madurar con la crítica y en la visualidad . Creo, por ejemplo, que lo
del sida fue algo súper importante dentro de la relación con lo del
sexo y el feminismo, y creo que a partir de ahí podemos entender
dónde hay una politización . Hay mucho trabajo, por ejemplo, cuando Lorena cuenta su performance yo sí siento que está ligado al neomexicanismo . Hay que decir que hay un problema que es de México,
que eso es otro asunto, un problema de marginación, un problema de la
cultura del pasado, del asunto indígena, de la falta de una política de
307
mesa redonda
vanguardia crítica y consciente . Pero si nos olvidamos un momento de
este problema y vemos el trabajo en sí, siento que toda una generación
joven, muy asexuada, trabaja sobre el problema de la unidad de los
sexos y eso en sí mismo es una postura muy definida políticamente .
Maris Bustamante : Eso sí es una tesis y no hay vuelta de hoja .
Todo arte es político . Una cosa es panfletaria, pero para mí el arte es
política, y la política es un compromiso en nuestro tiempo .
Carlos Arias : Sí, pero el problema es cómo hacer la denuncia .
Maris Bustamante : Lo que pasa además es que todo trabajo que
sea político se distribuye por el poder, por las galerías, por las becas,
y no por lo que es la estructura popular . Dentro de ese contexto, a
veces es muy difícil entenderlo como trabajo político . . .
Magali Lara : Bueno, nos hemos pasado del tiempo convenido y
apenas entramos en calor . Esta discusión merecería una segunda mesa .
Muchas gracias a todes, y nos vemos en la próxima .
308
desde los márgenes
Psicoanálisis y geografía . Una excursión al
discurso de Giddens
Juan Besse
Introducción
dvertir que la vida sigue ciertas frases o se enquista en una
palabra, nos recuerda la postulación lacaniana sobre el carácter del significante . Desprenderse de la ilusión de que el significante cumple la función de representar al significado (Lacan 1966a)
y desterritorializar al sujeto de la ciencia, a través de la diferenciación
conceptual que permite despegarlo de las nociones de persona o la
más sustantivante de individuo, abre la posibilidad de indagar las
relaciones potenciales entre un campo académico y profesional como
el de la geografía y la teoría psicoanalítica .
No se trata de forzar la relación entre una "disciplina científica" y
una "corriente teórica", o de pensar al psicoanálisis como un saber que
puede ser anexado o subordinado al proyecto de una disciplina en un
sentido instrumental como lo postula la misma denominación psicoanálisis aplicado, sino más bien de construir la relación como psicoanálisis
en extensión, ya que "la relación entre psicoanálisis e investigación
social debería situarse en la reflexividad y no en la instrumentalidad"
(Recio 1994 : 488) .
En el ejercicio de lectura que propongo, la relación entre geografía y psicoanálisis se ancla en el discurso de Giddens . Pero más que
una incursión, pienso que se trata de excursiones ; esas que uno hace
para volver, aunque más no sea por un rato, a casa .
Estas notas quieren provocar una aproximación en ese sentido . Tal
vez también, quieran sustraerme de los sentimientos controvertidos que
me produce la crítica a un autor que si bien no es "padre fundador" de
disciplina alguna, ha oficiado de padre sustituto . No porque la crítica
A
311
desde los márgenes
no pueda ser enunciada. La crítica es una operación de distanciamiento, que -presuntamente- excluye al sujeto de la enunciación de la
lógica de los enunciados, sin embargo, toda lógica se imbrica con una
ética, o en todo caso es la ética la que permite contraponer una lógica
con otra ; y es en esa vuelta que la crítica se fagocita al crítico y lo resitúa,
aunque de modo diferente, en ese mundo del que quiso distanciarse .
Intuir que son los propios fantasmas los que se agitan detrás de la crítica querellante permite comenzar a investir al ejercicio de la crítica, que
se nutre -como diría Weber- de una ética de la convicción, con los
atributos de la responsabilidad .
Es en medio de este intento de instituir una relación, mediante
la escritura, que "sería bueno comenzar -como Freud le propuso a
Dora- por reconocer el lugar que se ocupa en el desorden del que uno se
queja, descubrir cómo se vive del caos que se denuncia . Luego recordar que
lo real es imposible mientras lo simbólico produce equívocos y lo
imaginario siempre encuentra un sentido" (García 1980 : 122, las cursivas son mías) .
Las notas críticas de Giddens : un lugar para Freud y la geografía
Anthony Giddens es uno de los pensadores sociales que más ha gravitado en el campo académico de la geografía durante la última década . A través de sus escritos., el discurso universitario de la geografía
encontró un interlocutor que imaginariamente posiciona al campo
geográfico en la palestra de los grandes debates de los años ochenta,'
como hace décadas lo hiciera Lucien Febvre . Febvre y Giddens constituyen nombres propios de un discurso que insiste en construir un
1 En La constitución de la sociedad, la recuperación de la geografía como campo
disciplinario e identidad profesional adquiere el carácter de declaración pública, allí
Giddens (1984 : 388) sienta las bases de un pacto, no carente de advertencias sobre los
presupuestos del mismo, uno de cuyos momentos claves, en la enunciación de los
límites de la contraprestación, comienza con la pregunta "¿Y qué, en devolución,
pueden aprender los geógrafos de los sociólogos? Quizá bien poco, puesto que en los
últimos años los geógrafos han tomado buena nota de los debates y los problemas
actuales de la sociología . Pero un aporte posible es ayudar a quebrar el supuesto de
que pudiera existir una 'ciencia del espacio' separada . En geografía humana formas
espaciales son siempre formas sociales" .
312
Juan Besse
linaje que entronque el conjunto de la disciplina con las humanidades
y las ciencias sociales . Son los pensadores -Febvre lo es para el mismo
Giddens- que supieron ver lo que para otros estaba velado,' la contracara
de aquellas respuestas de Michel Foucault a las, ya míticas, preguntas
sobre la geografía que le formularan los muchachos de Lacoste, nucleados
en torno de la revista Hérodote .
En La constitución de la sociedad, Giddens organiza la exposición
de la teoría de la estructuración mediante un mix con la técnica del
comentario . Estos comentarios ad-hoc -denominados Notas críticas- remiten a los fundamentos de una perspectiva sociológica crítica como la teoría de la estructuración, a la ligazón estructural -valga
la redundancia- de las relaciones sociales (objeto del saber sociológico/teórico social) con los registros de la temporalidad y la espacialidad, y como un subrogado con los de la historia y la geografía reales .
El correlato natural de esta articulación teórica pareciera ser dirigir la mirada hacia las disciplinas que reclaman para sí la competencia
o el patrimonio de la reflexión sobre lo temporal o lo espacial, tales
como la historia y la geografía . De este modo, parecieran sentarse las
bases para la constitución de una sociedad entre los campos de la sociología y la geografía, en un contexto que -parafraseando a Geertzse redefine produciendo esos géneros confusos que corroen las identidades y socavan la construcción de las tradiciones y de los linajes
disciplinarios.
En las notas críticas se tributan homenajes y se enlaza la teoría de
la estructuración, sobre cuya coherencia interna no hay nada que objetar, con focos intelectuales estimulantes como Foucault o relecturas de
pensadores controvertidos para la teoría social crítica como Parsons. La
primera lleva como título "Freud sobre deslices del habla", la última
2
Escolar (1991 : 6-7) sostiene que las condiciones ideológicas y epistemológicas
"contribuyeron a solidificar el naturalismo social que se impuso en la disciplina, y a
explicar la protección que la benefició a posteriori de la ruptura producida en el
periodo 1915-1925 . En esta época la geografía sufrió los sistemáticos embates de la
sociología e indirectamente de la historia, y pasó a transformarse en una 'modesta'
disciplina aislada y sin consideración por parte de las demás ciencias sociales . La
geografía hegemónica quedó casi excluida del concierto del discurso social francés
salvo por las alusiones de los historiadores de la Escuela de los Anales, pero en
cambio, su influencia siguió dictándose -parsimoniosamente- en los espacios
curriculares tradicionalmente suyos de la escuela primaria y media" .
313
desde los márgenes
"Ciencia social, historia y geografía" . A pesar de haberme prometido
evitar la interpretación psicoanalítica,' me invadió el orden de las notas -que obviamente se corresponde con un orden de la exposición de
los capítulos- y decidí empecinarme en establecer una relación con el
carácter declaratorio y táctico que destila el libro .
En términos teóricos, la teoría de la estructuración consuma un
derrotero marcado por la revisión sistemática de la teoría social . El
germen implantado en Las nuevas reglas del método sociológico, a través
de sugestivas glosas y comentarios, adquiere en La constitución de la
sociedad el cariz de una teoría global, sistemática y transdisciplinaria .'
La crítica al funcionalismo que se iniciara en los albores de su producción como pensador, mediante el estilo de la deconstrucción, asume
en 1984 el tono de un discurso positivo . A la manera del mismo, y
vapuleado, Parsons, que reconociera entre sus principales fuentes de
inspiración perspectivas y conceptos tan heteróclitos en ciertos sentidos como los esbozados por Durkheim, Weber, Pareto, Marshall y
Freud ; Giddens propone una teoría social que parece -al menos en
el plano de los enunciados- nutrirse de fuentes teóricas disciplinarias .
Habla de la sociología, la historia o la geografía como matrices dadoras de saberes útiles . Es cierto que Giddens puede, si así lo quiere,
apelar a una perspectiva "émica" o del actor, mediante un concepto
de identidad, y hablar de geógrafos y sociólogos sin que esto implique rubricar el patrimonialismo de objeto en la definición de las dis-
3 Que como bien señala Recio (1994 : 488) "no es lo mismo teoría psicoanalítica
e investigación social que 'interpretación psicoanalítica' en la investigación social .
[ . . .1 . El 'psicoanálisis aplicado' a la investigación social es una forma de contribuir no
sólo a la retórica sociológica, sino también a la vulgarización psicoanalítica . Más pertinente es pensar la investigación social a través de la teoría psicoanalítica . Esto nos
permite entender mucho mejor, no sólo la propia investigación, sino lo social mismo" .
4 Tal vez de allí provenga la advocación de la figura de Talcott Parsons a través
de un concepto como el de evolución, si no reñido con la teoría funcionalista, al
menos difícil de incluir en una perspectiva que privilegia lo sincrónico-estructural
sobre lo diacrónico-procesual . Uno de los asertos de Giddens en Las nuevas reglas . . .,
que da para pensar -y que permitió reducir el estigma anti-histórico que pesa si no
sobre los funcionalismos al menos sobre el análisis funcional- consiste en la
postulación de una dimensión procesual en la realización de la función social . De
todos modos, el evolucionismo tardío de Parsons como modo de contrarrestar los
embates de la sociología crítica, no es más que la explicitación de los supuestos del
funcionalismo en relación con la historia y el cambio social .
314
Juan Besse
ciplinas, pero una empresa teórica de esa envergadura ¿no ameritaría
romper también los imaginarios que los discursos construyen acerca
de las discutidas comunidades científicas? (Knorr-Cetina 1992) . Por
otro lado, las consecuencias teóricas de los procesos de reproducción
y normalización de los grupos de científicos y sus marcos teóricometodológicos de referencia debieran constituir un tema de atención .'
Resulta impensable creer que Giddens desconoce el principio de
enrarecimiento de los discursos .' El final de la nota crítica sobre la
sociedad entre ciencia social, historia y geografía, lo dice con todas
las palabras, "la misma tesis sostenida en relación con la historia se
aplica a la geografía (humana) : ¡no existen diferencias lógicas o metodológicas entre geografía humana y sociología!" (Giddens 1984 : 389) .
Por lo tanto, si las diferencias no son de orden lógico o metodológico,
refieren a otro registro .
Giddens parece querer posicionarse en campos académicos que
perviven en torno al mantenimiento del imaginario sobre las disciplinas como comunidades científicas estructuradas sobre una competencia de enfoque/objeto . La apelación a la geografía -o la más atenuada
a los geógrafos- como fuente indiferenciada de nutrición, se inserta en
este proyecto político institucional que, desde un núcleo reducido de
innovadores,' quiso, y quiere, desarticular los dispositivos de control
social asociados con los procesos de institucionalización académica de
' Sobre todo hacia mediados de la década del ochenta, cuando en la misma
Gran Bretaña o en los Estados Unidos el debate epistemológico iniciado por el
programa fuerte de la sociología del conocimiento y continuado por la etnografía de
la ciencia ponía de manifiesto los riesgos de traslapar la naturalización de la disciplina en la figura kuhniana de la comunidad científica .
6 Para Foucault (1970 : 43) "Allí donde, según la tradición, se cree reconocer la
fuente de los discursos, el principio de su abundancia y de su continuidad, en esas
figuras que parecen jugar una función positiva, como la del autor, la disciplina, la
voluntad de verdad, se hace necesario, antes bien, reconocer el juego negativo de un
corte y de un enrarecimiento del discurso" .
' A principios de los noventa, Glick (1994a : 35) describió las coincidencias
tácticas entre los teóricos sociales y quienes impulsan desde el campo de la geografía
la "reteorización de la espacialidad", movimiento que "desde el punto de vista del
conocimiento, está relacionado con la obra de un número de teóricos sociales, entre
los que Anthony Giddens es el más preeminente -aunque también se encuentren
otros : Goffman, Poulantzas, Castells . Institucionalmente, es un fenómeno de
Cambridge con unos pocos centros universitarios ; por ejemplo la UCLA, vinculados a
aquella universidad ; el 'grupo' distintivo de geógrafos comprometidos en ese proyecto puede ser conocido por sus representantes en la revista que caracteriza el movi315
desde los márgenes
la geografía en cada contexto nacional .
Los geógrafos de Cambridge encontraron en Giddens a un teórico social relevante que reunía la preocupación por el registro espacial
de la estructuración de lo social con una formación marxista cara a las
preocupaciones teóricas de la geografía crítica, fogueada en el marxismo, durante los años setenta . Para Glick (1994a : 36) "así como los geógrafos llegaron a Giddens desde Marx, Giddens encontró la geografía a
través de Hágerstrand y su time-geography . Tanto Giddens como Gregory
emprendieron la reelaboración del concepto de geografía tiempo, sin
olvidar que se le debía dotar de una psicología social adecuada" (las cursivas
son mías) . Por eso tal vez, la presencia significante de Freud en el espectro teórico de Giddens . Un discurso que, por ser político, en la búsqueda de su eficacia simbólica se convierte en pedagógico y queda
entrampado en la fascinación que produce el discurso universitario .
La entrada de Freud en el discurso de Giddens, que pudiera haberse dado por la puerta de sus escritos más sociológicos, se produce
mediante la fórmula de los deslices en el habla, un título que refiere a la
técnica psicoanalítica, o en, todo caso, al abordaje de la psicopatología
de la vida cotidiana; tal vez, a los propios deslices de Giddens evocando un nombre por entonces prácticamente inexplorado por la geografía
académica . Sería abusivo pensar que Freud y el psicoanálisis comenzaron a ser objeto de atención en el discurso geográfico, a partir de su
inclusión en los ejercicios teóricos de Giddens, pero sí cabe marcar la
coincidencia entre la publicación de La constitución de la sociedad en 1984,
y el incremento de indagaciones sobre el psicoanálisis en las nuevas
teorizaciones de los geógrafos . Como señala Pile (1991 : 460), a excepción
del artículo innovador de Lowenthal sobre geografía, experiencia e imaginación -publicado en 1961- donde revisa algunos desarrollos del
miento, Environment and Planning D : Society and Space . El encuentro entre la geografía humana y la teoría social era esperado desde hacía mucho tiempo y su importancia es indudable . Realmente, la honra de la disciplina depende del éxito del
proyecto . . ." .
s El artículo pone de manifiesto el conocimiento de las relaciones entre la
psicología y la antropología cultural propias del campo académico norteamericano
de comienzos de la década del sesenta . Entre los autores asociados al psicoanálisis
norteamericano, Lowenthal (1961 : 252) cita a Erik Erikson y su libro Childhood and
Society que "reaparecerá" en el discurso de Giddens que intento analizar.
316
Juan Besse
psicoanálisis, y más recientemente en 1980, la utilización que hiciera
Sack de La interpretación de los sueños en su exploración de las relaciones
entre subjetividad y significación del espacio, la teoría psicoanalítica
no estuvo presente hasta la segunda mitad de los años ochenta . Más
adelante, la relación entre la teoría psicoanalítica y las líneas de investigación en geografía traspasará el carácter de islas en el tiempo .
Algunos pensadores como Pile (1991) explorarán las potencialidades metodológicas del psicoanálisis para la investigación social e
intentarán su incorporación a los estudios sobre las relaciones entre
el cuerpo y la vida cotidiana (Pile 1996), también se producirán diálogos fallidos, como los que se entablan en el marco de algunas
perspectivas feministas 9 (por ejmplo, Blum y Nast 1996) . El mismo
Harvey le imputará a Gregory (1995) no escudriñar las potencialidades del psicoanálisis para su conceptualización de las prácticas visuales .
Pero volviendo a la relación entre la geografía de Cambridge y
Giddens, hemos visto cómo la geografía humana es construida como
matriz disciplinar por los propios promotores de su apertura a las perspectivas críticas de las ciencias sociales ;10 en particular me interesa cómo
adquiere en el discurso de Giddens el carácter de una categoría de interpelación política, que sabe de la entusiasta acogida de la teoría de la
9
La afirmación se sustenta en la confusión que esas perspectivas feministas
han producido entre el nivel de la identidad sexual y la identidad genérica . Como
señala Lamas (1995 : 40-1), "Scott dice que 'si la identidad genérica se basa sólo y
universalmente en el miedo a la castración, se niega lo esencial de la investigación
histórica' . Scott tiene razón al señalar que conceptualizar la identidad genérica sólo
con base en el factor psíquico es negar la historicidad . Pero, ¿quién sostiene eso? Ni
los psicoanalistas ni las feministas que trabajan con perspectiva psicoanalítica . La
identidad genérica de las personas varía, de cultura en cultura, en cada momento
histórico . Cambia la manera en como se simboliza e interpreta la diferencia sexual
como referencia universal que da pie tanto a la simbolización del género como a la
estructuración psíquica . ( . . .) Muchas personas comparten el error de Scott de confundir construcción cultural de la identidad genérica y estructuración psíquica de la identidad sexual" . El mismo Giddens (1992 : 106 y ss .) en un libro donde sus prevenciones
contra el psicoanálisis son manifiestas refrenda esta confusión de ciertas perspectivas feministas con relación al psicoanálisis .
1o
Un analizador de esto es, tal como señala Glick (1994b : 20), que la geografía
académica, "la última de las ciencias sociales que ha profesionalizado su propia
historia", "entre 1984 y 1990 ha ingresado en un periodo de autoanálisis [ . . .1 excepcionalmente creativo" .
317
desde los márgenes
estructuración en un campo académico como el de la geografía con
posibilidades de proyección en el mundo anglosajón . Sin embargo, lo
más interesante es horadar la imagen de asimetría entre la geografía de
Cambridge y la sociología encarnada en Giddens .
Al contrario de lo que sucede en el mundo académico norteamericano o francés, históricamente la sociología no fue, y con dificultades lo
es hoy, una disciplina central en Gran Bretaña . Como señala Anderson
(1969 : 31), Gran Bretaña es la única de las potencias europeas que no
logró constituir una sociología clásica ." Y no sería exagerado distinguir
que Giddens es uno de los primeros teóricos sociales de renombre asociado al campo académico de la sociología, en un contexto nacional que
en las últimas tres décadas no ha sido precisamente infértil desde el
punto de vista de su producción intelectual . Uno de los puntos notables es que el movimiento de renovación de la cultura académica británica estuvo a cargo de los miembros de la New Left Review (cf . Bassett
1996 : 512 y ss .) y se generó, primordialmente, en el campo académico
de la historia . Una renovación que no se circunscribe al contexto nacional británico, sino que la historia social inglesa -sobre todo la revisión
historiográfica que propugnó- y ciertos desarrollos de la crítica literaria han repercutido durante las dos últimas décadas en la cultura intelectual a escala mundial . Una cultura intelectual, ya sea en lo académico
o en el ejercicio de divulgación y formación de opinión pública, cada
vez más afín a la postulación de -por lo menos en el nivel discursivouna práctica transdisciplinaria como la que se instituye mediante los
grupos de estudio, en torno a áreas temáticas, tales como los estudios
de género, urbanos o culturales, cuyo género disciplinario es cada vez
más "confuso" .
El recurso de Giddens a la interdisciplina para construir una
teoría social transdisciplinaria tiene una inteligibilidad de carácter
1i Anderson (1969 : 31) nos dice "nada es más familiar que la inexistencia de un
Durkheim, un Pareto o un Weber inglés : pero nada es más difícil de captar . Y, sin
embargo, la no aparición de una sociología clásica en Inglaterra, y su consecuencia,
la mezquina semivida que lleva actualmente esta materia, son acontecimientos históricos de enorme importancia" . Para Anderson, Parsons es el gran heredero de la
tradición sociológica europea y la sociología se constituirá como disciplina en el
mundo anglosajón a través del impulso norteamericano . Asimismo la carencia de
una tradición sociológica se verá complementada por la inexistencia de una tradición
marxista nacional y temprana como en Italia, Alemania o Francia .
318
Juan Besse
político y se asienta en la construcción de legitimidad en el campo
intelectual británico . La apelación a la historia y a la geografía, mediante una serie de rodeos que reinstalan en el centro de la escena
argumental las vinculaciones históricas entre historia y geografía (en
general a través de ejemplos referidos al campo académico francés, cf .
n . 2) y de éstas con la sociología, no es sólo un canto de sirenas dirigido a los ávidos geógrafos de Cambridge, sino que puede ser leída
como una estrategia de posicionamiento de la relativamente nueva y
pujante sociología inglesa . O con mayor precisión, de esa categoría
relativamente ausente en el panorama intelectual británico, el analista
social .
Retorno a Freud . Giddens está preocupado por la estructuración
de lo social y desea recuperar, para abordar esa empresa teórica, la dimensión estructurante de la vida cotidiana . Para ello uno de los ejes de
su propuesta consiste en romper las concepciones tradicionales que
naturalizan los niveles micro y macro sociales y que terminan asociando lo cotidiano con lo micro . A su vez, la discusión sobre el abordaje
teórico-metodológico en torno a la construcción de lo micro y lo macro
está atravesada por la tensión entre lo individual y lo social, y presentada como una disputa entre la "sociología estructural" y el "individualismo metodológico" . Para abordar la dimensión cotidiana de la
estructuración social, Giddens apela a la propuesta del interaccionismo
simbólico de Goffman que como heredero del interaccionismo social de
George Mead, fundó las bases para la construcción de un encuadre
teórico que articula lo psíquico y lo social, en la noción de persona, sin
privilegiar epistemológicamente ninguno de los dos niveles de análisis
(aunque habría que preguntarse qué sucede si se convierten los niveles
de análisis en registros ónticos) .
Todo este rodeo es necesario para situar el sustrato táctico de la
inclusión de Freud . Es sabido que los estudios sobre la vida cotidiana
se consolidaron como línea de reflexión teórica bastante después de
que Freud escribiera su Psicopatología de la vida cotidiana en 1901 . El
nexo entre el escrito de Freud y las teorías que tienen como objeto las
prácticas cotidianas no es lineal, ni se fundamenta en una correspondencia conceptual . Pero sí, es evidente el impacto que causó la atención prestada a los olvidos de palabras y series de palabras o de
impresiones, a las equivocaciones orales, a los errores de lectura o a
los actos casuales ; es decir un repertorio de pequeños acontecimien319
desde los márgenes
tos, hasta el momento invisibles a los ojos de la reflexión académica,
con algunas excepciones como la de Simmel, quien abordara desde la
novísima sociología académica temas como la mentira o el secreto .`
Estudios sobre las teorías de la vida cotidiana contemporáneos a la
consolidación de Giddens como teórico social, como el de Wolf (1979) 13
recorren los principales tópicos y vertientes sobre el tema sin hacer
mención a antecedentes históricos o a resonancias significantes como
la obra de Freud . Sin embargo, Freud está allí encabezando con su patronímico la nota crítica, o para dar la nota . El tema es cuál nota y para
qué . O como sugiriera Foucault, cómo . Lo cierto, es que Giddens se
diferencia de la perspectiva de Freud, aunque ésta no se proponga a sí
misma como una perspectiva sociológica, y por lo tanto al actuar en un
registro distinto al que le interesa a Giddens, no sea incompatible con
la búsqueda de un concepto que articule la dimensión consciente de
la vida psíquica con lo social . Sin embargo, un concepto como el de
memoria que quiere ser comprendido en el propio proceso histórico de
construcción de la espacialidad y la temporalidad por parte de los agentes, no es fácil de abordar sin deslindar posiciones . La memoria no
puede ser fácilmente escindida de los procesos inconscientes ; a su vez
"lo inconsciente" se distribuye entre la institución freudiana de su descubrimiento y el "dimensionamiento" de un dominio no transparente
para la persona o al menos no perceptible por la conciencia inmediata,
tales como el inconsciente social de cuño durkheimniano o el cultural
asociado al estructuralismo de Lévi-Strauss . Las consecuencias de ese
deslinde, las presento como interrogante .
La crítica a Freud y la mención del psicoanálisis no se reducen a
las notas críticas . Tampoco allí queda la relación con la geografía .
Veremos, hacia el final del próximo apartado, cómo la yuxtaposición
se desliza hacia la rutilante comparación .
12 Una coincidencia con Freud es que "las formalizaciones del lazo social microscópico despojan en Simmel de todo impulso trágico a la acción interhumana"
(González 1992 : 24) .
13 Casualmente el estudio de Mauro Wolf, profesor de Bolonia, en su breve
introducción reproduce dos citas de Giddens tomadas de Las nuevas reglas del
método .
320
Juan Besse
El Freud que escoge Giddens
En el capítulo que preludia la nota sobre Freud, titulado "Conciencia,
propio-ser y encuentros sociales", Giddens (1984 : 77) señala los objetivos que pretende alcanzar, "en primer lugar examinar[é] algunos problemas básicos conceptuales que nacen de conectar los principales
conceptos de la teoría de la estructuración con una interpretación de la
naturaleza de lo inconsciente" . Para esto recurrirá a los escritos de Erikson,
los cuales le permitirán mostrar que "el registro reflexivo de encuentros
en circunstancias de co-presencia se coordina de ordinario con componentes inconscientes de personalidad", camino que, como se vio en el
apartado anterior, lo llevará a la sociología de Goffman .
El primer subtítulo del capítulo mencionado comienza haciendo
referencia al esquema freudiano de la "organización psíquica del individuo" constituido por los conceptos de ello, yo y super-yo, frente a
los cuales escancia una serie de críticas que imputan inconsistencias a Freud y
que precisamente se relacionan con los aciertos de la ruptura epistemológica que
el psicoanálisis freudiano produjo frente a las psicologías de la conciencia, has-
ta ese momento incapaces de articular teoría, método y técnica en un
proyecto de intervención clínica eficaz desde el punto de vista de la cura .
Por otro lado, la posibilidad o no de "anexionar" la teoría freudiana a su
propia teoría, entiendo que debe ser independiente del juicio que le merezca la coherencia interna de la teoría psicoanalítica .
Giddens se mete en un campo en el que parece no haber profundizado," o al menos que conoce por medio de interpretaciones como
las que fueron desarrolladas en el psicoanálisis norteamericano y en
14 Un desarrollo como el que sigue refuerza mi argumentación : "Freud, desde
luego, entendió al individuo como agente, pero también, con frecuencia, mencionó a
ello, yo y superyó como instancias en el interior del individuo . En sus escritos anteriores a 1920, Freud solía usar el termino das Ich para denotar la persona total y también
una parte del alma ( . . .) Inconsistencias terminológicas y transiciones parecen aquí
indicios de dificultades conceptuales bastante más expresivas . Supongamos que das
Ich sea una subdivisión del alma . ¿Cómo puede entonces decir Freud cosas tales
como que el yo 'se decide a desestimar la idea inconciliable'? ¿El decidir por el yo es
algún proceso en miniatura del decidir por el agente? Indudablemente, esto no tiene
mucho sentido . Freud además escribe, por ejemplo sobre el 'deseo de dormir' del yo,
aunque mientras se duerme él 'se mantiene alerta' para proteger el dormir del soñante .
Surge la misma clase de preguntas . ¿El dormir de quién desea el yo? ¿el del agente? ¿El
de él mismo? ¿el despertar de quién debe impedir el guardián? Y así sucesivamente .
321
desde los márgenes
menor medida inglés . O, al menos, entiende la relación entre el psicoanálisis y la ciencia social en términos de aplicación instrumental y no
de articulación teórica en el plano de la reflexividad . Como afirma Recio
(1994 : 487) "producir otra modalidad de relación consiste en pensar que el
estatuto del psicoanálisis es semejante al de la lingüística . Es decir, lingüística y psicoanálisis son teoría generales de las ciencias sociales porque a partir de ellas, se puede dar cuenta de lo social . Diferentes saberes,
como la semiología o la antropología, la historia de las mentalidades o la
investigación sociológica de textos y discursos, pueden remitirse a la
lingüística o el psicoanálisis, mientras que la lingüística o el psicoanálisis
no son abordables a partir de estos saberes" (las cursivas son mías) .
De este modo, frente a lo que interpreta como inconsistencias propias de la teoría psicoanalítica, sugiere -en contraposición, más argumental que teórica, a la tríada que Freud' 5 propone para abordar la
complejidad del aparato psíquico- los conceptos (también una
tríada) propuestos por el "modelo de la estratificación" : sistema de
seguridad básica, conciencia práctica y conciencia discursiva . Donde
las reminiscencias de la lectura que hiciera Parsons de Freud, son
manifiestas . De este modo el concepto de inconsciente regresa al plano de lo preconsciente del que Freud lo había sacado, y queda inscrito en un plano poscartesiano, aunque prefreudiano, 16 para cuya
postulación no es necesaria la polémica con Freud . Los siguientes extractos del discurso de Giddens circunscriben el malentendido que intento señalar.
Al definir los conceptos mencionados, Giddens (1984 : 84-5) sostiene que "en un plano de definición conceptual, estos apuntes son bas-
Considérese, por último, la caracterización más general de Freud sobre las tareas del
yo . El yo tiene la tarea de 'autoconservación', que lleva a cabo 'aprendiendo a producir cambios en el mundo exterior en beneficio propio' . ¿Pero qué propio-ser defiende el yo? ¿Es su beneficio también mi beneficio?" (Giddens 1984 : 78; las cursivas son
mías) . Por otro lado cabe preguntarse por qué Giddens refiere a los escritos anteriores a 1920, cuando precisamente alrededor de esos años se inicia una de las rupturas
epistemológicas más fructíferas de Freud mediante la centralidad del concepto de
pulsión de muerte en su dispositivo teórico .
'' Una versión final sobre la articulación conceptual entre ello, yo y super-yo
puede verse en Freud (1940) .
16
Una referencia ineludible sobre la institución epistémica del campo psicoanalítico, a través del concepto de inconsciente puede verse en La ciencia y la verdad de
Lacan (1966b) .
322
Juan Besse
tante acordes con el uso característico que hace Freud de 'lo consciente'
y 'lo inconsciente' . Pero la tesis de que la mayor parte de las actividades
cotidianas carece de motivación lleva a cuestionar el modelo de motivación con el que Freud trabajó en general . Para Freud, todas las actividades humanas están motivadas, incluidos (por ejemplo) aparentes
casualidades o 'errores' como el trastrabarse al hablar . Freud se empeñó
mucho precisamente en demostrar que fenómenos que se supondrían
"accidentales" tienen de hecho su origen en motivos (inconscientes) .
No parece haber razón para cuestionar la calidad esclarecedora de las
intuiciones de Freud en estos temas . . . [pero] En lugar de suponer que
todo 'acto' tiene su correspondiente 'motivo', debemos entender la correspondiente 'motivación' por referencia a procesos . Lo cual significa,
en concreto, que lo inconsciente sólo rara vez hace intrusión directa en
el registro reflexivo de una conducta . Tampoco las conexiones en cuestión se originan en mecanismos psicológicos interiores a la personalidad del actor individual ; están mediadas por las relaciones sociales que
los individuos mantienen en las prácticas de rutina de su vida diaria" .
El fragmento pone de manifiesto la imposibilidad de Giddens
para entender el registro propio del psicoanálisis, como así también la
confusión entre la noción de individuo y el concepto de sujeto en la teoría
freudiana . Algo así como una interdicción, que el empirismo propio
de cierto pensamiento británico impone a la consideración de la complejidad de la articulación entre lenguaje, discurso y subjetividad en
la estructuración del psiquismo humano y en otro nivel, pero inescindible del anterior, de lo social mismo . A Giddens (1984 : 150) parece no
faltarle lo mismo que le critica a la geografía histórica de Hágerstrand ;
es decir, que "incluye una tenuemente elaborada teoría del poder" ." A
lo que yo agregaría, la falta de una teoría adecuada sobre como alguien
deviene sujeto mediante la entrada en la estructura del lenguaje y la
ley, por lo tanto en el orden simbólico de la cultura y en el orden
práctico de la sociedad .
17 En ese sentido parece paradójico, cómo Harvey (Gregory 1995) que como
antes señalé, le reclama a Gregory su timidez o displicencia frente al psicoanálisis, le
sugiera re-leer "a Giddens para así recordar el doble sentido del poder a los fines que
pudiera reflexionar sobre el 'para qué y para quienes se va usar el poder' . No creo
que la concepción del poder de Giddens sea satisfactoria, pero en todo caso Giddens
no menciona las cuestiones de representación y autorización" (Gregory 1995) .
323
desde los márgenes
La asociación que realiza Giddens (1984 : 86) entre las perspectivas
objetivistas y la teoría lacaniana es procaz, y endeble por lo mismo que
afirmé anteriormente . Dice que no es muy difícil ver por qué se produce esa asociación, ya que "el objetivismo, como muchos relatos de lo
inconsciente, considera el registro reflexivo de la acción como mera
espuma sobre la superficie de la actividad humana, cuyos verdaderos
orígenes están en otra parte . Para confeccionar un relato de (algunos
rasgos de) lo inconsciente y las relaciones sociales, no seguiré esas versiones del psicoanálisis estructuralista, asociadas en particular con Lacan
que hoy gozan de favor en ciertos círculos . Aunque es innegable que
los escritos de Lacan contienen ideas de gran interés, en mi opinión
expresan una concepción empobrecida del agente" . Respecto a esto último, es necesario señalar que la asociación entre el objetivismo y la
teoría lacaniana, se inscribe en una evaluación política -más generalde Giddens que excede las particularidades del psicoanálisis de Lacan,
y que en algún punto subsume dicha perspectiva en un conjunto construido como filosofía contemporánea francesa, la cual se asocia con el
"neoconservadurismo de Gran Bretaña y los Estados Unidos" (Sauquillo González 1989 : 305) .' $
Si seguimos la última afirmación de Giddens, vemos que para
evitar el empobrecimiento del agente apela a quienes precisamente
fueron atacados por Lacan (dicho por él mismo), los psicólogos del
yo (Sullivan, Horney, Eriyson, Kardiner son los nombres que menciona), que -aunque ensombrecidos por esas polémicas- pueden
aportar elementos conceptuales interesantes para su perspectiva .
Los adherentes a la psicología del yo se nuclearon en dos grupos
frente a "las formulaciones 'clásicas' [ergo Freud y lo que el mismo
18
Sauquillo González (1989 : 305) sostiene basándose en un artículo de Giddens
denominado Fron : Marx to Nietzsche? Neo-conservatism, Foucault, and problems in
contemporany political theory, publicado dos años antes de La constitución de la sociedad
en 1982, que "para Giddens, los nuevos filósofos [franceses] son los desilusionados
supervivientes de los acontecimientos de mayo del 68, que se deslizan de Marx a
Nietzsche . Existe una antítesis entre Marx (la radicalización de la propiedad) y Nietzsche
(la radicalización del poder) que abre la puerta a los desilusionados . Tal viraje teórico,
en realidad, solamente afectó a quienes vieron desde adentro la crisis del marxismo
y buscaron urgentemente en el pensamiento nietzscheano una solución de recambio . De hecho el pensamiento francés recogía la reflexión de Nietzsche, con absoluta
originalidad, mucho antes de que se produjese el mayo francés" .
324
Juan Besse
entendía como la fertilidad de sus aportes a la clínica] del psicoanálisis" . Por un lado, como dice Giddens (1984 : 87), "los que hicieron
propia la perspectiva de Anna Freud . A saber argumentaron que la
absorción de Freud en la represión y lo inconsciente lo condujo a
descuidar los componentes más cognitivos, racionales, del agente" .
Un grupo al que podemos denominar los pedagogistas y que se entronca
con uno de los desarrollos del psicoanálisis en Gran Bretaña, el de la
misma Anna Freud y el ambientalismo de Glover. Por otra parte los
que "se vieron influidos .por los escritos de analistas de la sociedad,
en especial antropólogos, demostraban la extrema diversidad de los
modos de vida social humana" (idem .) . Allí, Giddens recurre a la ya
trillada argucia crítica de reconocer la importancia de los escritos de
Freud (1927, 1930 entre otros) sobre temas culturales o sociales, pero
no dejar de señalar su adscripción al evolucionismo decimonónico ; y
marcar que reconocer la diversidad cultural lleva a reconocer la diversidad que la socialización temprana implica, como si eso, por ejemplo, alterara un universal como la castración . 19 Este segundo grupo al
que podemos denominar los culturalistas operó una reducción de la
especificidad del nivel psíquico a la cultura, que si bien redundó en
un beneficio frente a perspectivas como el biologicismo médico anterior al advenimiento del psicoanálisis y las ciencias sociales, se constituyó en un obstáculo para el desarrollo de la clínica y la consideración
de la teoría psicoanalítica como una teoría general .
Giddens (1984 : 94) entiende que en la teoría psicoanalítica el "término identidad del yo" tiene un carácter polisémico, ya que según la
lectura de Erik Erikson tiene por lo menos cuatro connotaciones y un
"excesivo trabajo conceptual" . Por eso opta por Erikson20 que "junto con
19 Una buena síntesis de la conceptualización lacaniana sobre la castración nos
la da Recio (1994 : 489), "la inserción del viviente en el lenguaje implica una pérdida
de goce . Hablar es perder satisfacción autoerótica y dirigir la demanda al Otro [campo
del Otro] (sexo) . La castración no es la prohibición de un padre (imaginario), sino la
ley simbólica . Lo que castra es el lenguaje . La castración es el paso de la satisfacción
muda de la demanda del Otro . Un operador que transforma al viviente en un sujeto" .
220 Michel de Certeau (1987 : 88) al analizar las derivas nacionales del psicoanálisis
afirma que "la adopción de los métodos vieneses [en E .U .A .] deja intacta la confianza
estadounidense en los recurso profundos del ego y en la capacidad que tiene la
sociedad de garantizar la self expression de los individuos al integrarlos . [ . . .] . El
privilegio, concedido a la historia personal apunta, en consecuencia, menos a una
reducción del psicoanálisis a una terapia individual, que a una representación de un
325
desde los márgenes
Sullivan, son quizá las dos personalidades que sobresalen entre los escritores que han preservado ciertos elementos universales del relato original
de Freud sobre los estadios del desarrollo psico-sexual al mismo tiempo
que adoptaban contribuciones provenientes de las ciencias sociales"
(Giddens 1984 : 87) . El párrafo muestra una de las confusiones de Giddens .
Freud no ignoró las ciencias sociales de su tiempo y menos aún desconoció la importancia del contexto sociocultural en el proceso analítico, tal
como lo demuestra la importancia que asignó al lenguaje, pero no por
eso se precipitó en un culturalismo, como los adherentes a la ego-psychology
que lo hubiera desviado de la legalidad propia del objeto y la práctica del
psicoanálisis que el mismo fue construyendo mediante un trabajo sostenido en el tiempo .`
Tal vez por eso, Erikson le satisface a Giddens, porque le facilita
una teoría de la dinámica psíquica que se encuentra en el mismo
registro de la máxima durkheimniana de que lo social debe ser explicado por lo social . Un presupuesto en términos históricos, inobjetable,
ya que permitió en los periodos de su formación, definir el estatuto
de las ciencias sociales ; pero que enrarece la argumentación si se lo
utiliza para imputarle a Freud, como tiro por elevación, una perspectiva que postula la idea de un sujeto individual gobernado por oscuras
pasiones o instintos que afloran de su interior y la falta de un suplemento social que complemente el énfasis puesto en lo individual . Cuando por el contrario "las intervenciones de Freud en la historiografía [sus
aportes epistemológicos] son casi quirúrgicas (. . .) )[ya que] invalidan la
ruptura entre psicología individual y psicología colectiva [y] consideran lo 'patológico' como una región donde los funcionamientos estruc-
tipo de sociedad . Así, las sutiles biografías de E . H . Erikson presentan el modelo
social, medio político, medio religioso, del pionero que, liberado de la ley del padre,
supera la antinomia entre rebelión y sumisión . En esos espejos de una mítica LISA, la
separación con relación a Freud tiende, primeramente, a la reestructuración de una transmisión psicoanalítica por una experiencia nacional . La relación que estos textos mantienen
con la historia no se mide solamente en el conocimiento (insuficiente) de los archivos,
sino en el hecho de que ellos simbolizan una historicidad americana (aun si no son
pensados como tales)" .
21 El trabajo de Freud como organizador de un espacio epistémico es encomiable, ya que para construir la legitimidad del psicoanálisis como teoría y práctica de la
clínica tuvo que diseñar estrategias políticas que evitaran su destrucción por vías tan
diversas como la prohibición lisa y llana hasta la integración sutil en otros dominios
de saber .
326
Juan Besse
turales de la experiencia humana se exacerban y se revelan" (de Certeau
1987 : 80) .
Me atrevo a decir que el Freud de Giddens es una invención que se
revela productiva sólo a través de la primacía de una lógica política . Es
cierto que Erikson le permite una articulación simple en el plano de la
teoría, ya que su esquema conceptual facilita una anexión instrumental ;
pero, como señalé anteriormente, contraponer a Erikson y a Freud es
un movimiento argumental del que hubiera podido prescindir para lograr la articulación teórica que pretende . Entonces, parece que se trata
de insistir en los límites .
Otra escena de la escritura . ¿Por qué Freud? Como señalé con
anterioridad, hubiera bastado basarse en Erikson sin contraponerlo a
Freud . Pero, por un deslizamiento metonímico, Freud es un nombre
intercambiable con el psicoanálisis (hasta podemos decir que se trata
de una operación metonímica que ha devenido un territorio de sentido asimilable a un emblema), a diferencia de Erikson que, por los
caminos que ha transitado el psicoanálisis norteamericano, quedó
inscrito en otro lugar. 22
22 Lacan (1966a : 386) cuenta en relación al viaje de Freud a los Estados Unidos,
una anécdota que le permite ilustrar el derrotero del psicoanálisis en aquel país . "Así es
como la frase de Freud a Jung, de cuya boca la conozco, cuando invitados los dos en la
Clark University, tuvieron a la vista el puerto de Nueva York y la célebre estatua que
alumbra al universo : 'No saben que les traemos la peste', le es enviada de rebote como
sanción de un hybris cuyo turbio resplandor no apagan la antífrasis y su negrura . La
Némesis, para agarrar en la trampa a su autor, sólo tuvo que tomarle la palabra . Podríamos temer que hubiese añadido un billete de regreso en primera clase . [ . . .] . En verdad,
si tal cosa sucedió sólo a nosotros tendremos que reprochárnoslo . Porque Europa parece más bien haberse sustraído a la preocupación lo mismo que al estilo, si no a la
memoria, de los que salieron de ella, con la represión de sus recuerdos" .
La mordacidad de Lacan obedece al viraje que dio el psicoanálisis norteamericano hacia la psicología del yo, rumbo que no puede dejar de relacionarse con el
desarrollo de las teorías de la desviación . La articulación entre las teorías psicológicas inspiradas en el psicoanálisis y la teoría sociológica en la conceptualización
de la desviación produjo un efecto de psiquiatrización del análisis social . A la
vez, en los años cincuenta el impacto del psicoanálisis en la psiquiatría norteamericana coadyuvó a la medicalización de la clínica psicoanalítica . Como señala Hale
(1978 : 15) "aun cuando los psicoanalistas norteamericanos eran más moralistas
que los europeos, seguían siendo más iconoclastas que la psiquiatría de su país .
Dado que los psiquiatras incorporaron el psicoanálisis mayormente en los años
cincuenta, las teorías de Freud se volvieron en sus manos más blandas y normativas . El divorcio, la falta de hijos y la soltería quedaron mezclados con los signos
327
desde los márgenes
Otra escena de la respuesta . A fines de la primavera de 1938, después de la invasión alemana y en medio de los acontecimientos que
llevaron a la conformación del Anschluss, Freud se exilió en Londres .
La propia gravitación de su nombre le hace pensar que Londres se ha
convertido en el centro del movimiento psicoanalítico ; es más, ese era
su anhelo ." Como en buena parte de las humanidades y las ciencias
sociales -con excepción de la economía y la crítica literaria, y en cierto
modo la antropología- en Gran Bretaña, el psicoanálisis fue desarro-
más evidentes de los desórdenes nerviosos . Una terapéutica psiquiátrica diluida se
volvió equivalente a una corrección de la desviación . Y ya que la psiquiatría incorporaba al psicoanálisis, ¿cómo el público común norteamericano podía distinguirlos?
Identificada con el establishment moral y social, produjo una ruidosa confusión en
los avisos de periódicos, las revistas femeninas y la prensa popular" (traducción de
la Cátedra de Historia de la Psicología, Fac . de Psicología, UBA) . En relación con los
debates sobre el análisis profano (es decir ejercido por los no médicos), el mismo Freud
insistió en la profundización de la política de promoverlo ; en 1938 frente a los rumores que se generaron en los Estados Unidos sobre su cambio de opinión afirmó que
"lo cierto es que nunca he negado esos puntos de vista, e insisto en ellos incluso con
más fuerza que antes frente a la clara tendencia americana a convertir al psicoanálisis
en una mera sirvienta de la psiquiatría" (Freud citado en Vicens, 1983 : 16) .
Destellos interesantes sobre el impacto de Freud en el pensamiento sociológico
norteamericano y sus derivaciones en la teoría y la operativa del control social pueden
verse en Melossi (1990) . El mismo autor recupera en el texto la propuesta de Giddens
sobre una investigación reflexiva, donde la estructura normativa de la ciencia no debe
reemplazar el trabajo reflexivo de los miembros de la sociedad .
23 En carta a Ernest Jones, fechada en Londres el 7/3/39, Freud (1988 : 507) le
escribe "habré de contentarme con enviar a su Sociedad en esta ocasión un saludo
cordial y mis deseos más sinceros desde tan lejos y, sin embargo, tan cerca . Los
acontecimientos de los últimos años han convertido a Londres en sede principal y
centro del movimiento psicoanalítico" . En relación con las motivaciones de Freud
para mantener a Jones en la presidencia de la IPA (Asociu,:ión Psicoanalítica Internacional), Mannoni (1968 : 147) nos cuenta que "Freud era y siempre permaneció partidario del análisis profano . Jones era entonces presidente de la Asociación ; Freud lo
mantenía no tanto por su competencia doctrinal (que era real, aunque Ferenczi o
Abraham lo habrían hecho mejor), sino porque deseaba un presidente no judío y
extranjero . Jones estaba de total acuerdo con Freud sobre el principio del análisis
profano pero también pensaba en preservar la Asociación . . ." .
Otra anécdota me lleva a Buenos Aires, lugar desde el cual escribo . En 1943 se
funda la Asociación Psicoanalítica Argentina, "el saludo de Ernest Jones a los argentinos que fundan la Asociación Psicoanalítica es revelador ('¡olviden el alemán, hay
que saber inglés!') . Los deseos de Jones fueron satisfechos, quizá por un sesgo
diferente al esperado : en pocos años el discurso de Melanie Klein había sustituido
completamente al de Freud . También el psicoanálisis norteamericano propuso alguna superación y el mito del progreso embargó al grupo .[ . . .] Lo que es posible que no
estuviese en los cálculos de nadie es que vía Francia el discurso de Lacan mandaría de
328
Juan Besse
liado por "expatriados" . 24 Más allá de la labor de Anna Freud, el impulso del psicoanálisis se debió a Melanie Klein (y sus discípulos Winnicott,
Bion, Isaacs entre otros), la cual desarrolló una vertiente que en muchos
sentidos se alejó de los principales presupuestos freudianos . Pero más
allá del rumbo que adquirió la teoría psicoanalítica kleiniana, 25 el psicoanálisis no incidió en la producción cultural británica, y en términos generales "ha permanecido cerrado y aislado, se le trata de enclave técnico,
esotérico y especializado, sin relación alguna con los objetivos de la corriente central de la cultura 'humanista` (Anderson 1969 : 96), a diferencia de lo que ocurrió en el "continente" o en los Estados Unidos .`
Uno de los casos aislados que constituyó un intento de diálogo
entre el psicoanálisis y la teoría social es la lectura que Bronislaw
vuelta al lugar excluido : Alemania . Si es necesario comprender alguna cosa del pensamiento moderno, hay que partir de que el mismo es inseparable de la producción
alemana : Kant, Hegel, Nietzsche, Heidegger, el mismo Freud . Incluso, la producción cultural de Francia es -en lo que va del siglo- una lectura del pensamiento
alemán (que a su vez lee, con Marx, la economía inglesa para encontrar lo forcluido
del discurso de la Revolución Francesa, es decir, la plusvalía)" (García 1980 : 58) .
24
Un grupo al que Anderson (1969 : 48-55) denomina la emigración "blanca"
por provenir de los países de habla alemana o los del este de Europa .
25
Octave Mannoni (1968 : 154) sostenía en un libro contemporáneo al de
Anderson que si los psicoanalistas ingleses "se alejan del campo simbólico y del
lenguaje lo suficiente para perderlo totalmente de vista y si se comprometen sin
remisión en los caminos biologizantes, corren el riesgo de suprimir al psicoanálisis
británico sus únicas fuentes de inspiración y esterilizarlo" . El caso de Donald Winnicott merece una mención especial, ya que mantuvo una posición intermedia en la
disputa entre Anna Freud y Melanie Klein, sin por ello lograr constituir "escuela"' en
torno a la originalidad de su conceptualización .
26
Giddens (1990 : 95) en una obra más reciente, Consecuencias de la modernidad,
al indagar en vertientes psicológicas para analizar la constitución de los sujetos y las
relaciones de objeto en la producción de la cultura, opta por el psicoanálisis de la
escuela inglesa en la figura de Winnicott . En nota al pie, con indiferencia sutil, deja
entrever que más allá de la recuperación que la ciencia social está realizando de la obra
de Lacan, ésta no se ajusta a su esquema conceptual .
El mismo Anderson señala que el aislamiento del psicoanálisis en Gran Bretaña obedece a la política que los mismos psicoanalistas, como Jones y Glover, se
dieron para evitar una vulgarización del pensamiento de Freud, la cual llevó a una
difusión insular de sus escritos . Aunque ese fue sólo uno de los factores ya que el
primordial parece haber sido la recepción en el contexto intelectual inglés . Por ejemplo, "¿Cuál ha sido la recepción de los filósofos ingleses frente al psicoanálisis? En
general han reprimido toda conciencia de su existencia . Ninguno de ellos se ha
enfrentado a la presencia del psicoanálisis y sus consecuencias para su propia filosofía . Unos pocos han tratado de hablar de él como si se tratara de una anomalía o caso
especial" (Anderson 1969 : 99-100) . Allí están las invectivas de Popper (otro expatriado proveniente de esa "patria chica" que fue Viena en el fin de siglo) .
329
desde los márgenes
Malinowski -otro expatriado- Z ' hace de la teorización freudiana del
complejo de Edipo . Donde Malinowski confunde el nivel de los procesos de estructuración psíquica de carácter universal, tal como lo habilita el descubrimiento del inconsciente, con el nivel de las instituciones
socioculturales y por lo tanto colige que en ciertas modalidades culturales de organización del parentesco, que presentan instituciones como el
avunculado -que él "verifica" en Trobriand- el complejo de Edipo es
inexistente . Una confusión, que le impide distinguir en toda su magnitud entre las posiciones determinadas por la biología ("tío" "padre",
entendidos como lazos consanguíneos), y las funciones simbólicas (materna, paterna), eventualmente asumidas por diferentes personas según
las distintas culturas o grupos domésticos . Paradójicamente, posturas
como las de Malinowski, que entendía a las instituciones sociales como
respuestas a necesidades orgánicas` tendrían su cara complementaria
en un cierto biologicismo que la deriva del psicoanálisis inglés instituiría, mediante una normativa lectura de Freud, como propio del freudismo . A corregir la peculiar lectura de lo pulsional que realizara Klein
vendría otra postura reductora pero hacia lo "ambiental", típica de la
pedagogía y la psicología educacional de la posguerra, en las figuras de
Anna Freud y Ernest Llover. A corregir la teoría de la cultura como
27 Malinowski había nacido en esa porción de Polonia que tras las particiones
del siglo xviii quedó bajo el dominio del imperio austríaco . Si bien "quisiera dejar
expresado aquí que ningún polaco honesto y sincero no puede sino alabar el régimen
político de la antigua monarquía dual . La Austria anterior a la [primera] guerra
presentaba en su constitución federal, a mi juicio una excelente solución a los problemas de las minorías" (Malinowski citado en Gellner, 1985 : 69), no se sabe, como diría
Gellner "si deseaba permanecer leal a Polonia o al Imperator" . Lo cierto es que antes
de comenzar la guerra, luego de pasar por Leipzig y estudiar con el psicólogo experimental W . Wundt, Malinowski se fue a Inglaterra, y en 1914 como colaborador de
Seligman partió hacia Melanesia, donde se iniciaría ese trabajo de campo mítico que
convertiría a Malinowski en el antropólogo laureado del imperio británico" . Años
más tarde los habitantes de esas islas le permitirían a Malinowski poner "a prueba las teorías de Freud .
28
Un análisis sobre las tensiones presentes entre los presupuestos positivistas
y el "pragmatismo biologizante" (inspirado en Ernest Mach) en el discurso de
Malinowski puede verse en "Zenón de Cracovia o Revolución en Nemi o El desquite
polaco" Gellner (1985 : 58-85) . El recorrido resulta interesante ya que trama las dimensiones política y epistémica de la producción del discurso, e intenta relacionarlas con
aspectos biográficos de la trayectoria intelectual de Malinowski .
330
Juan Besse
satisfacción de necesidades básicas de Malinowski, 29 vendría el estructural funcionalismo británico con una teoría de la interacción social de
carácter normativo que subsume a la persona (o al individuo) en la
lógica de la matriz social .
Así las derivas del psicoanálisis en Gran Bretaña, entre la visión
del individuo gobernado por lo instintivo y la visión del individuo modelado
por la cultura y la sociedad, presa en definitiva en el dilema que opone
con ella la posibilidad de entroncar el análisis social con un psicoanálisis que, sin deslizarse por la
reducción de su objeto específico, pudiera nutrir -en el trabajo reflexivo de su extensión- a la investigación social .
A su llegada a Londres, Freud retorna, o decide publicar, una
serie de trabajos en los que profundiza la línea de análisis que estableciera a principios de la década anterior con la postulación del concepto de pulsión de muerte o destrucción 30 en Más allá del principio del
placer . Uno de ellos reúne una serie de notas breves escritas en 1938 .
La penúltima, fechada el 22 de agosto, muestra la densidad conceptual de ese sujeto del inconsciente, objeto del psicoanálisis que, como
señalara Lacan (1966b) tuvo y tiene como condición necesaria, mas no
suficiente, al sujeto de la ciencia . Pero que instituyó, con la fuerza de
esos hiatos epistemológicos que constituyen puntos de no retorno en
el saber, el encuentro definitivo del hombre con lo ominoso -como
diría Kristeva el ser extranjeros para nosotros mismos- es decir con
su propia extranjería ontológica .
Entre la pregunta y la afirmación, Freud (1941 : 302) dice que "la
espacialidad acaso sea la proyección del carácter extenso del aparato
psíquico . Ninguna otra derivación es verosímil . En lugar de las condiciones a priori de Kant, nuestro aparato psíquico . Psique es extensa,
nada sabe de eso" . En una dirección similar, un programa de investigación que eluda la extranjería ontológica de lo humano -esa inquietante
instinto a razón, se extravió la pulsión, y
29 Como ya lo señalara Geertz en El antropólogo corno autor, la obra de Malinowski
presenta el signo de la paradoja . Y lo intersante es no entender la distancia entre sus
afirmaciones como contradicciones sino como las vacilaciones de una travesía, sin
que por ello, claro está, quede descartada la crítica a las inconsistencias de cualquier
discurso de investigación .
30
La última teorización de Freud sobre el concepto de pulsión puedé verse en
Esquema del psicoanálisis (1940) .
331
desde los márgenes
extrañeza que instala como supuesto teórico la escisión del sujeto- es
entonces el anhelo de una perspectiva que desconoce lo que ya no tiene
que ser "probado" . Defender al psicoanálisis, cuyo desarrollo teórico
resulta imprescindible para el trabajo de conocimiento de lo social, no
es entonces una tarea exclusivamente epistémica sino también política
pero que debe ser resuelta en el terreno del debate epistemológico que
se desprende de los aportes ineludibles que ha realizado y no en el de la
mera convicción .
El derrotero teórico del psicoanálisis no es ajeno a las vicisitudes
políticas que llevaron a Freud hacia ese, por entonces, centro de los asuntos mundiales . Como en las pantallas del cine, todavía en 1938, muchas
cosas giraban en torno de Trafalgar Square . Aunque, como dice García
(1980) pocos se imaginaban que el retorno a Freud se produciría a partir
de Lacan . Con el encanto de las sorpresas, inesperadamente, para hablar
de la regionalización del cuerpo, Giddens se ve compelido a mencionar
al psicoanálisis y a Lacan, en una mise en scene respaldada por la fuerza de
nobleza obliga, aunque esas "versiones" le provoquen una aversión que
lo hace perderse en la columna de Nelson .
Así, al finalizar esta excursión, podemos ver que en uno de los
capítulos donde construye la sociedad con la geografía -"Tiempo, espacio y regionalización"- una asociación, aparentemente libre, devuelve, como señalé, el psicoanálisis ¡lacaniano! a su discurso ; y Giddens
que se muestra tan reacio a sondear la utilidad cognoscitiva de las metáforas energéticas en el proceso de intelección que realiza Freud sobre
el psiquismo, no renuncia a las imágenes que refuercen la trama de su
propia argumentación . De este modo, "la regionalización del cuerpo,
tan importante en psicoanálisis -que, según afü na Lacan, investiga
'aberturas sobre la superficie' del cuerpo-, tiene una contrapartida espacial en la regionalización de los contextos de interacción . La regionalización cerca zonas de espacio-tiempo, un cercamiento que permite
sostener relaciones diferenciadas entre regiones 'anteriores' y 'posteriores' que los actores emplean para organizar la contextualidad de una
acción y el mantenimiento de una seguridad ontológica" (Giddens 1984 :
156) . ¿Será por aquello de que Londres 31 bien vale una misa?
31
O Nueva York . Claro está que -como diría Lévi-Strauss, sólo si aíslo los
extremos la contradicción permanece- he forzado los discursos y construido algo así
332
Juan Besse
Exoducción
ni los mismos seguidores de Freud le perdonan
eso que en definitiva Freud venía a decirnos :
que lo serio del hombre consiste en que
el hombre está estructurado como un chiste .
OSCAR MASOTTA
Freud constituye una marca que le permitió estructurar a Giddens la
diferencia de la teoría de la estructuración respecto de otras teorías y
posicionar la sociología en el campo académico británico . Es a través
de Giddens, aunque en el regazo de la crítica, que se produce -con
garantía de resonancia intelectual- uno de los retornos de Freud a la
sociología inglesa y el ingreso con la fuerza de una lectura ineludible
en el discurso geográfico, o al menos en los soportes materiales de un
discurso que circula en los medios académicos geográficos ; a no ser
que se salteen las páginas (cf . Giddens 1984 : 36) .
El nombre de Freud pero también el de la geografía, deben ser
analizados e interrogados a partir de su productividad táctica y su integración estratégica . Aquí la pregunta no es por el sentido, sino por los
efectos de poder que los usos del lenguaje producen a través del discurso. Tal como sugiriera Foucault (1976 : 124) "a los discursos no hay que
preguntarles ante todo de cuál teoría implícita derivan o qué divisiones
morales acompañan o qué ideología -dominante o dominada- representan, sino que hay que interrogarlos en dos niveles : su productividad táctica (qué efectos recíprocos de poder y saber aseguran), y su
integración estratégica (cuál coyuntura y cuál relación de fuerzas vuelve
necesaria su utilización en tal o cual episodio de los diversos enfrentamientos que se producen)" .
como el estereotipo de "una lectura anglosajona" del psicoanálisis de Lacan de la que
Giddens sería una versión exacerbada . Sin duda, las dos últimas décadas han visto
emerger formaciones de pensamiento heterogéneas y productivas con buena recepción en el mundo de habla inglesa como las de Laclau, Jameson o Zizek, sin embargo
las prevenciones contra lo que el psicoanálisis tiene de irreductible para los abordajes
historicistas, siguen vigentes, y allí radica buena parte de la eficacia discursiva que
los discursos, como el de Giddens, tienen en el campo universistario de las ciencias
sociales . Un ejemplo más reciente de esta afirmación es el libro de Elliot (1992) Teoría
social y psicoanálisis en transición, en el cual la línea que debe separar normatividad y
normativismo, relatividad y relativismo está desdibujada .
333
desde los márgenes
El mismo Foucault (1970) nos dice que los discursos deben abordarse como prácticas discontinuas que pueden entrecruzarse, yuxtaponerse pero también excluirse o ignorarse . Una concepción del discurso
como relación o lazo social como la que comparten Foucault y Lacan
(Recio 1994) plantea que el discurso carece de referente, es decir que el
referente mismo es producido por el discurso, no porque no haya un
mundo material más allá de la relación sino porque este adquiere el
estatuto referencial cuando es bordeado por la criba de la significación .
A más de quince años de aquella publicación, psicoanálisis y geografía siguen coexistiendo en el no lugar del discurso de Giddens, en
una yuxtaposición que muestra una estrategia política -acaso sin estratega pero no por eso menos responsable- que se inscribe como efecto
teórico . Tal vez por lo mismo yo esté escribiendo estas notas y, en el
envés de perseguir obstinadamente un efecto de poder, me encuentre
con la posibilidad de "transmitir" las potencialidades de una teoría -el
psicoanálisis- para la investigación de lo social o de la práctica que
permite analizarlo .
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336
desde el cuerpo
Los monólogos de la vagina*
María Teresa Priego
es un libro de Julia Kristeva . Me apasionan el título y sus implicaciones : el ser humano vive en esa
continua revuelta ante el exterior y sobre todo ante sí mismo .
La revuelta de la fuerza del deseo (en su sentido de motor de vida) y de
la necesidad de realizar el deseo, contra todos los inevitables contradeseos generados en el camino por el sujeto mismo . Ese repetido : ¿qué
demonios quiero realmente? "Quiero pero no quiero" . "Quiero pero
creo que no puedo" . "Deseo, pero ¿cómo evaluar la legitimidad de mi
deseo"? De allí una reflexión que recorre la obra de Kristeva : si yo soy
yo y aquellos que me habitan, cada persona es a sus horas extranjera de
sí misma . Entre yo y yo existe un desacuerdo de principio a resolver en
toda una vida . Partiendo de allí, Kristeva retoma una descripción de
Proust: el escritor como un traductor de sí mismo y de sus "otros"
interiores . El ser humano vive -escribe Kristeva- en ese "extrañarse
de sí mismo" . Un escritor sería entonces, aquel que acepta convertirse
"en el intermediario de su propia extrañeza" . Están interiorizadas las
voces de tantos . Basta con saber escucharlas .
Es en este contexto, en el del principio de la revuelta y en el de la
revuelta como principio, en este contexto de la lucha entre el deseo y el
contra-deseo, que puedo entender y me conmueve la obra de Eve Ensler:
Los monólogos de la vagina (The vagina monologues, prefacio de Gloria
Steinem, Villards Books, Nueva York, 1997) y su versión mexicana puesta en escena por Abby Epstein . El desencuentro entre una persona y su
cuerpo es un fenómeno que existe . Se da con más frecuencia en el caso
de las mujeres . El cuerpo de la realidad porta deseos . El cuerpo del
imaginario puede asumirlos o silenciarlos . Nombrar el cuerpo femeni-
E
1 principio de la revuelta
* Publicado en Milenio Diario, 9 de enero, 2001 .
339
desde el cuerpo
no, su especificidad, el deseo de una mujer por un hombre, de una
mujer por otra mujer. Nombrar a través de la metáfora de dos órganos
sexuales : el clítoris y la vagina, la existencia contundente del deseo sexual
femenino es reivindicar a las mujeres como sujetos deseantes . Como
sujetos . La sexualidad y el placer nos importan . Nuestro cuerpo es -o
debería ser- nuestro . Y habrá quien se pregunte altivo y desdeñoso si
"a estas alturas", es necesario aún reivindicar lo que pareciera una evidencia . La respuesta es cabrona y dolorosamente sí . Porque la autonomía del sujeto femenino está lejos de ser una evidencia . La sexualidad
femenina sigue siendo amenazante y misteriosa hasta para nosotras
mismas . El cuerpo femenino continúa significando -con demasiada
frecuencia- esa mezcla confusa entre el espacio maternal y el espacio
erótico . Esa mezcla entre el cuerpo femenino de la realidad y ese imaginario individual y colectivo que tantas veces lo reduce y lo niega . Supongo que un cuerpo femenino -exactamente como un cuerpo
masculino- tendería a ser activo y deseante . Algo sucede en el camino .
En el de la educación, en el del aprendizaje que una niña, que una
adolescente hace de la manera de mirarse a sí misma . Hay en algún
lugar una ruptura . La construcción cultural de todos esos contra-deseos
y extrañamientos que fabrican la distancia entre una mujer y su propio
cuerpo . Entre un hombre y una mujer . Eve Ensler y Abby Esptein aceptaron ser las "traductoras" de un "extrañamiento" femenino .
Los Monólogos no son sólo un acercamiento a las posibilidades del
placer femenino, sino también una denuncia de la violencia contra las
mujeres . En ambos sentidos, no hablamos nada más de una obra de
teatro, sino de un acto político indispensable . ¿Cuál es la relación entre
nombrar a la vagina y al clítoris, repitiendo a voz en cuello : "tenemos
derecho" y nombrar en el mismo contexto (en la versión mexicana de la
obra) los asesinatos tras violación y tortura de los que han sido víctimas
más de doscientas mujeres en Ciudad Juárez? ¿Cuál es la relación entre
la incapacidad de una cultura para reconocer la especificidad de los
derechos femeninos y el horror de la violación sistemática de las mujeres bosnias, como parte de un proyecto de guerra? Llevada a su extremo, la negación de la mujer como sujeto, la negación de la autonomía
del cuerpo femenino, se transforma en violencia contra las mujeres .
Donde no se reconoce a la persona, se cosifica a la persona .
En términos de equidad y de justicia, un cuerpo femenino no
podría sino pertenecer a la mujer misma . El cuerpo es algo tan inme340
María Teresa Priego
diato . Pero la concepción del propio cuerpo está inevitablemente atravesada por las palabras . La historia del cuerpo femenino es una historia
de palabras que reprimen y de silencios que llaman al castigo . La historia del cuerpo es la historia del imaginario -en lo individual y en lo
colectivo- que designa al cuerpo . Una mujer puede -porque la cultura así lo dicta- convertirse en una extranjera ante su piel . Como si
entre su piel y ella existiera una frontera . Para atravesarla haría falta
un pasaporte. No lo encuentra, o no se permite buscarlo . ¿Quién otorga el pasaporte? ¿La sociedad? ¿La cultura? ¿El Gran Otro interior que
autoriza y castiga? La suma papa-mamá-religión-"decencia"-"honor"ser "femenina" a como se debe, etc . ¿Quién decide la relación que cada
mujer establece con su cuerpo? Sería maravilloso poder decir que ella
misma en toda libertad . En ese panorama feliz, una obra como Los monólogos de la vagina no tendría razón de existir. Pero existe y pareciera
que urgía. La han perseguido -a través del mundo- la censura y la
risa nerviosa y catártica del público . Pienso en esa expresión a la que
recurren tantas mujeres en México para referirse al acto sexual : "anoche
mi marido me usó" . He escuchado testimonios de mujeres a quienes
sus ginecólogos les han preguntado si su marido las "usa" con frecuencia . ¿Qué idea de feminidad subyace en una cultura donde el encuentro
sexual puede ser concebido como un acto donde una persona "usa" a la
otra? ¿Qué idea de sí misma tiene una mujer que se acepta como "la
usada"? ¿Qué sentimientos esconde "la usada" ante el hombre que "la
usa"? ¿Cómo puede un médico referirse al acto sexual como al encuentro
entre un amo que dispone y una esclava de la cual se dispone?
Los monólogos surgen de una incomodidad de Eve Ensler, que
tiene que ver con su propio cuerpo . Sin esa extrañeza interior bien instalada, a nadie se le ocurriría invertirse en hablar de vaginas, hacer entrevistas acerca de los sentimientos de más de doscientas mujeres con
respecto a sus vaginas y llevar después el resultado al teatro . Ensler
aceptó ser "la traductora" de su propio extrañamiento y del de tantas
mujeres . Mujeres de culturas, educaciones, razas y religiones distintas .
En 1993 Ensler encontró la foto de seis mujeres bosnias que habían sido
violadas . La golpeó la desolación de la imagen . Viajó a los campos de
refugiados bosnios en Croacia y Pakistán para entrevistar a las mujeres .
Su "traducción" de la experiencia de las víctimas es el monólogo : "Mi
vagina era mi aldea" . La relación de una mujer bosnia con su cuerpo
antes y después . Después de un secuestro de siete días sometida a la
341
desde el cuerpo
violación tumultuaria . Otro monólogo es el producto del encuentro de
Ensler con una mujer violada, que años más tarde, aprende a recuperar
su cuerpo en los brazos de una vecina . Juntas lavan ese cuerpo herido .
Lo re-inventan . Así va la obra . Entre que te ríes y entre que lloras . Aparece una mujer de más de setenta años : "pertenezco a la generación del
'allí abajo`, cuando nombrar a los órganos sexuales femeninos era impensable . Hay un monólogo que describe los talleres de sexualidad de
Betty Dodson, donde se trabaja el contacto de cada mujer con su cuerpo .
Una mujer se mira en un espejo . Se acaricia . Aprende a tener orgasmos .
Un monólogo perturbador e hilarante : la abogada especialista en
derecho corporativo, que se decide a cambiar de vida y convertirse en
sexo-servidora para mujeres . Está obsesionada por los gemidos . Su
misión en la vida es provocarlos, con la mayor intensidad posible . En
la función a la que asistimos, ese monólogo estaba a cargo de Karina
Guevara . Incluye una larga -y gozosa- gama de los ruidos y jadeos
que acompañan un orgasmo femenino . No hay manera de escuchar a
Karina sin caer en un trance auto-analítico : ¿soy así? ¿seré así? Suena
rico, la verdad . ¿Cómo se le hace para ser así? ¿se vale? . . . Pues tan se
vale que hasta sucede en un escenario . Tan se vale, que un asunto
privado : el deseo de una mujer de reconocerse en su cuerpo y en las
posibilidades de su cuerpo, se convierte, a través de la obra, en un
asunto público, el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio
cuerpo . Se evidencia la necesidad de construir una relación más democrática entre los sexos . La de transformar la cultura hasta ese punto
donde el encuentro sexual entre un hombre y una mujer no pueda ser
más que incluyente .
En la puesta en escena -imaginativa y valiente- de Abby Epstein
participan : Sofía Álvarez, Lilia Aragón, Pilar Boliver, Ana Karina Guevara,
Andrea Legarreta, Anabel Ochoa, Adriana Roel y Stephanie Salas . Se
alternan según el día . Valen la pena . Me resistí a asistir a la obra durante
dos meses . Me irritaba la imagen de una vagina parlante . Me chocaba la
idea de una visión fragmentada del cuerpo : por un lado el cerebro, por
otro la vesícula y más allá la vagina, que de repente habla . Temí una
especie de reivindicación mujerista al estilo : "lo maravillosas que somos nosotras todas y lo horripilantes que son ellos todos" . Para nada es
el tono, ni la intención de la obra . No es un universo de malos y buenas . Es el análisis cómico o dramático según el caso, de la desigualdad
-que por el momento- separa a los sexos . "Pero qué hueva -le dije a
342
Maria Teresa Priego
una amiga- imagínate tú si pagarías por escuchar algo que se llamara
Los monólogos del pene" . Ella me contestó : "para eso no tengo que desplazarme, los escucho todo el tiempo" . Es verdad . Todavía es así . Todavía
es preciso pasar de la revuelta íntima a esa revuelta pública que nos
permita construir una cultura más justa y habitable para ambos sexos .
Los gemidos de Ana Karina son un acto político .
343
desde el espejo
Sobre la memoria
Sandra Lorenzano
Para Yiyí
Quisiera dedicarle estas páginas al grupo HIJOS,
"Hijos por la Identidad y la justicia
contra el Olvido y el Silencio", de México .
Lo que Ulises salva del loto, de las drogas de Circe,
del canto de las sirenas, no es sólo el pasado o el futuro .
La memoria sólo cuenta verdaderamente
-para los individuos, las colectividades, las civilizacionessi reúne la impronta del pasado y el proyecto del futuro,
si permite hacer sin olvidar lo que se quería hacer ;
devenir sin dejar de ser, ser sin dejar de devenir .
ITALO CALVINO
¿Es posible que el antónimo del olvido
no sea la memoria sino la justicia?
YOSEF YERUSHALMI
a memoria -la nuestra, la de ustedes, la de Ulises- es no sólo
recuperación del pasado, sino fundamentalmente una apuesta al
futuro . Para los griegos, memoria e imaginación pertenecían a la
misma parte del alma . ¿Cómo seríamos capaces entonces de imaginar
un futuro posible si canceláramos la memoria? Es decir que recordar no
significa volver la cabeza hacia atrás como Jano, porque lo que corremos
el riesgo de olvidar se sitúa también en el porvenir . Y para los indivi-
L
Texto leído en la presentación de debate feminista, número 22 .
347
desde el espejo
duos y las comunidades es tan importante el recuerdo no amputado del
presente, como la memoria no amputada del futuro .
¿Para qué otra cosa sirven los genocidios sino para borrar la memoria del futuro? Múltiples futuros posibles son los que han sido "desaparecidos" de la memoria oficial a lo largo de los siglos ; algunas
cicatrices aún permiten, sin embargo, imaginar las historias que no
fueron . Si "amnesia" y "amnistía" tienen un origen etimológico común
que refiere a un campo semántico compartido, rescatar la memoria de
su posible caída en el agujero negro del olvido es un gesto político
opuesto al perdón, la reconciliación o el intento de hacer tábula rasa
que buscan imponerse por decreto .
Hablando del origen del pañuelo blanco que usan las Madres de
Plaza de Mayo, en Argentina„ cuenta Hebe de Bonafini, su presidenta :
Nuestro pañuelo tiene su propia historia . Cuando se hizo la Marcha a Luján,
principalmente de estudiantes, decidimos ir .
Pensamos entonces en la forma de encontrarnos y reconocernos ; es cierto que
muchas nos conocíamos las caras, en el rostro llevábamos la tragedia de la
desaparición de nuestros hijos, pero ¿cómo íbamos a reconocernos en medio
de la multitud? Entonces decidimos llevar algo que nos identificara . Así una
madre sugirió que nos pudiéramos un pañal de nuestro hijo, porque ¿qué
madre no guarda un pañal de su hijo? Y así lo hicimos .'
¿Qué madre no guarda un pañal de su hijo? Y este pañal es hoy el
símbolo, precisamente, de la lucha por la memoria . Y por eso propongo pensarlo para todos, ya que como todo símbolo, debería ser incluyente; y por eso propongo pensar hoy en la memoria, porque sabemos
que el olvido sería una segunda desaparición de la gente querida . La
primera, la más cruel, no pudimos evitarla ; para evitar la segunda "Es
necesario reconstruir sus historias, contar y contarnos que todos fueron
antes que víctimas, personas, y que tenían mucho antes, mucho mejor
que sus muertes, una vida ." (Buena memoria, p . 12) .
Ni olvido ni perdón para Cavallo, ni olvido ni perdón para los que
dispararon en la Plaza de las tres culturas, ni olvido ni perdón para un
general chileno (cuyo nombre no se me antoja para nada pronunciar),
ni olvido ni perdón para los asesinos de Alaíde .
t En Liliana Caraballo, Noemí Charlier, Liliana Garulli,
La dictadura (1976-1983)
Oficina de Publicaciones Ciclo Básico Común (Universidad de Buenos Aires), Buenos Aires, 1996, p .128 .
Testimonios y documentos,
348
Sandra Lorenzano
Sabemos, como lo supieron Primo Levi y Walter Benjamin, que
sólo la memoria nos salva del silencio, que sólo la memoria nos salva
de la muerte . En un momento de la historia en que la velocidad tecnológica y una mirada que anquilosa el pasado a través de su "musealización" ; en un momento en que la propia palabra memoria ha perdido
densidad y espesor conceptual, y nada hay más fácil que apretar la tecla
"delete", defender la posibilidad del recuerdo es un acto ético .
Y este número de debate es una apuesta a la memoria, como siempre a contrapelo de las tendencias dominantes, lejos de la inmediatez y
de la lógica arrasadora de lo instantáneo . Por eso, Alaíde Foppa nos
sonríe desde cada una de las fotos que aparecen, nos habla en cada uno
de los poemas, nos conmueve en cada uno de los testimonios de sus
hijos, en la carta de su nieta . . . ¿Cómo podríamos pensar en los 30 años
del movimiento sin recordar la entrega y el compromiso, la alegría y el
entusiasmo con los que Alaíde asumió su feminismo? ¿Cómo podríamos separar la celebración de las tres décadas del recuerdo dolido por
los 20 años de su desaparición? Sabemos, como lo escribe Francesca
Gargallo -citando a El¡ Bartra- en el inicio de su reseña sobre el libro
Feminismo en México . Ayer y hoy, que "30 años son muchos para nuestras vidas pero muy pocos para la historia ( . . .) No obstante, en nuestras
vidas y en la vida de millones de mujeres son tan protagónicos como
no lo han sido los últimos cinco milenios ." (p . 325) Por eso, les juro
que quisiera haber escrito un texto festivo, jocoso, en el que hablara de
la llegada a los 30 años -momento crítico en el que las mujeres nos
preguntamos por qué ahora que la experiencia nos vuelve "interesantes" los estudiantes empiezan a tratarnos "de usted? ¿por qué a las ganas de embarcarnos en nuevos y prometedores proyectos se le suma la
caída -más lenta que antaño, gracias al gimnasio, pero sin duda igualmente irreversible- de las carnes? Me gustaría haberles hablado del
desasosiego que signa los 30 años, el mismo que se agudiza asquerosamente -si me permiten el adverbio- a los 40 (y lamentablemente lo
digo por experiencia), y hacer con todo esto una canto a la edad, a la que
tiene el movimiento feminista en México y a la que alguna vez tuvimos
o tendremos todas nosotras ; un canto que partiera, por supuesto, del
tango porque "Si 20 años no es nada", 30 sí lo son y estamos muy
orgullosas de que así sea . Pero van a tener que perdonarme : los ojos de
Alaíde me miraban desde cada una de las palabras que intentaba escribir . Aunque yo, como el poeta que nunca entró en Granada, nunca
conocí a Alaíde, adentrarme en el trabajo que preparamos juntas Lucero
349
desde el espejo
y yo, fue un regalo que me hizo la vida, no por doloroso menos significativo . Escribió Alaíde :
Cayó una piedra
en el lago .
Sordo viaje
la lleva al fondo .
Cuerpo muerto
en el hondo
silencio,
como la pena
que yo escondo .
El regalo fue el permiso que me dieron Laura y Mariana, una de
las hijas y la nieta de Alaíde, para deambular junto con ellas por los
caminos de la memoria . Las cuatro -ellas dos, Lucero y yo- fuimos
en realidad 5, 6, 7 en esas maratónicas proyecciones de diapositivas familiares que convocaron los recuerdos, las bromas y las lágrimas . Estábamos nosotras cuatro, pero estaban también Alaíde y Alfonso, Juan Pablo
y Mario -los hijos asesinados por el ejército guatemalteco-, Silvia y
Julio, y una historia que, a pesar de los despiadados intentos de algunos, no se canceló ni se terminó el 18 de diciembre de 1980, día del
secuestro de Alaíde .
¿Cómo guardar intacto
tu recuerdo?
Ya no encuentro
todas tus palabras,
y del cálido contacto
de tu mano,
casi no me acuerdo .
Fue tan breve nuestra hora
que mientras transcurría,
mi corazón no pudo
contener entera la alegría
de tu presencia .
350
Sandra Lorenzano
Busco en vano
el bien que no cabía
entre mis manos .
Y mi amor no halla reposo
en los pálidos destellos
de un tiempo pasado,
que no llegó a ser dichoso .
Además del collage que se nos volvió acordeón dentro de las páginas de la revista -yo diría más bien que se volvió bandoneón pero no
quiero que me consideren excesiva-, dos textos recuerdan a Alaíde
Foppa : uno es la semblanza que de ella hace Annunziata Rossi ; sobria,
contenida, aunque se percibe la emoción en la escritura, sobre todo al
comienzo cuando habla de sus propios rodeos por las calles de la colonia Florida "para evitar la casa de la esquina de Camelia y Hortensia,
donde Alaíde vivió largos años con su familia" (p . 104) . El segundo
texto es de Nathalie Ludec quien reconstruye, a partir de datos reunidos por internet, la vida de Alaíde Foppa . Pero, sin duda, lo más conmovedor son las palabras de su propia familia, de los sobrevivientes
del doloroso naufragio .
Ella se siente a veces
como cosa olvidada
en el rincón oscuro de la casa,
como fruto devorado adentro
por pájaros rapaces,
como sombra sin rostro
y sin peso .
Su presencia es apenas
vibración leve
en el aire inmóvil .
Siente que la traspasan
las miradas
y que se vuelve niebla
entre los torpes brazos
que intentan circundarla .
351
desde el espejo
Quisiera ser siquiera
una naranja jugosa
en la mano de un niño
-no corteza vacíauna imagen que brilla
en el espejo
-no sombra que se esfumay una voz clara
-no pesado silencioalguna vez escuchada .
En debate, como en una familia, como en una casa (y aprovecho para
destacar el excelente y foucaultiano trabajo de María Inés García Canal
"La casa : lugar de la escena familiar"), cada uno busca fortalecer el conjunto y a la vez su propia parcela . Y debate da para todos (en realidad,
decir debate es una abstracción, en este caso se trata realmente de Marta
Lamas que, generosa y tolerante, escucha y da chance) . Alguna vez
Lucero González decía (como lo ha dicho muchísimas veces Carlos
Aguirre) que habría que darle más peso a los trabajos visuales . Creo que
de a poco, aunque reconozco que a veces es demasiado "de a poco", lo
vamos haciendo . Por eso me interesa subrayar el trabajo con las fotografías que Lucero propuso para el acordeón .
También la poesía parecía haber sido olvidada por debate, y Mónica
Mansour que era una de las amigas que con más persistencia lo reclamaba, ha comenzado a hacerse cargo de esta sección habitada hoy por la
palabra poética de Alaíde . Si quisimos que este número diera cuenta,
entre otras cosas, de algunas de las deudas del feminismo, también
empezamos a intentar saldar nuestras propias deudas .
Hay que reconocer que esta vez no fui la única que dejó de lado el
espíritu jocoso, salvo honrosas excepciones (gracias Liliana y Jesusa) ;
me acompaña en esta sensación la excepcional portada . Si los diseños
de Carlos Aguirre me resultan siempre sumamente atractivos, tengo
que confesarles que ésta, con su contundente sobriedad, es una de mis
favoritas . Me quiebra por dentro el sutil quiebre de la palabra servicios
que alude entre otras cosas a uno de los temas pendientes del feminismo: el trabajo doméstico . Voy a dejar que Mary Goldsmith y Hortensia
Moreno se ocupen de ese territorio, mientras que yo me abismo en la
superficie hipnotizante de esas planchas que me golpean la cara . Por
primera vez, Carlos Aguirre no sólo diseña sino que dice con palabras lo
352
Sandra Lorenzano
que piensa -implacable y lúcidamente- de nuestro querido ladrillo . Y
termina hablando de la creciente censura producto de la derechización de
la sociedad . Sin duda, debate es frente a esto una opción de ruptura . "El
único problema (estoy citando la entrevista que le hizo Lucero) es que no
lo vendan en Sanborns, pero dudo, termina Carlos -Aguirre, no Slimque alguien lo compre en Sanborns" (p . 244) .
Las planchas son también una suerte de imposible espejo. Allí
donde quisiéramos no vernos y mucho menos -dolidas Alicias- que
exista lo que nos espera del otro lado . Porque allí está Paulina con el
asombro de la infancia aún en el rostro, ese rostro que nos hizo ver
Maricarmen de Lara en el video proyectado el jueves pasado en el Centro Cultural San Angel (por cierto, otro espacio perdido frente al PAN) .
Y Paulina es la lucha y la valentía, el orgullo y la fuerza . El rostro de
Paulina, las palabras de Paulina denuncian el horror y la intolerancia
de nuestra sociedad, la negligencia y el autoritarismo . Con la publicación de ese texto, querida Paulina, todas las que hacemos debate queremos mandarte un inmensísimo abrazo, tibio y apapachón . El abrazo va
también para la valiente Socorro Maya y para las mujeres del grupo
Alaíde Foppa (qué bueno Alaíde que tú estés también por ahí) . Por
supuesto -¿acaso hace falta aclararlo?- esas páginas las firma Elena
Poniatowska, y otra vez gracias a Jesusa y a Liliana por esa canción
genial que cierra la sección Argüende y que espero que canten ellas
mismas, porque si lo hago yo corro el riesgo de no ser invitada nunca
más a una presentación .
Me gustaría por último, hacer referencia a dos documentos que aparecen en la revista . Uno es la fuerte y conmovedora "Declaración política"
leída en abril de este año por Gina Vargas en la conferencia Beijing+5 a
nombre de las organizaciones civiles de mujeres de América Latina y El
Caribe . ¿Me permitirían leerles la primera parte?
Señora Presidenta :
No sé si decir "buenas tardes" Sra . Presidenta . No sé si decir buenas tardes
señores y señoras delegadas .
¿Se puede decir "buenas tardes" a tardes como ésta?
¿Son buenos los días en que una sola palabra puede hacernos perder de vista
que tras ella está la vida de millones de mujeres?
¿Qué palabra puede valer más que los propios conceptos que representa?
¿Cuál vale más que las traficadas?, ¿qué el valor que en este mismo instante
están produciendo las horas del trabajo infantil? ¿Qué palabra vale más que el
353
desde el espejo
miedo de las mujeres que viven en las zonas de conflictos? ¿Y mucho más
cuando ese territorio de conflicto es el propio cuerpo de esas mismas mujeres?
¿Es que hay una sola palabra que valga más que las mujeres migrantes trabajando sin derechos y sin horarios?
¿Con una sola palabra se puede ocultar la discriminacióm y la exclusión? ¿Qué
colores tienen las palabras? ¿En qué lengua, en qué cultura, se originaron las
mejores y las peores palabras? Con qué lengua o con qué cultura se pretende
devaluar la diversidad de rostros, razas, etnias, historias y luchas de nuestras
mujeres?
¿Se puede llamar buenas a las tardes, a los días, en que los gobiernps se hacen
sordos a los compromisos que nosotras asumimos y ustedes no respetaron?
El segundo documento al que quiero referirme es el acta de nacimiento
de Epikeia que, como ustedes seguramente lo saben quiere decir "equidad" en griego . Y no es poca cosa nacer bajo tal amparo, y querer vivir en
"una sociedad justa y democrática . En una sociedad donde ser mujer u
hombre no determine toda la vida . En una sociedad de diferentes pero
iguales en derechos . . . Nuestro campo es la sexualidad y la reproducción .
Nuestra herramienta son los derechos . Y fundamentalmente el derecho a
decidir sobre el propio cuerpo como derecho constitucional y como derecho humano a la intimidad y a la integridad corporal . Como derecho a la
vida" (p . 293) . Bienvenida al mundo Epikeia, ojalá tengas toda la suerte
que te mereces también ustedes, los padres de la niña : Adriana Ortega,
Verónica Rodríguez, Isabel Vericat, Federico Campbell, Mónica Mansour
y Elena Poniatowska .
Sospecho que no es casual que Epikeia nazca junto con debate feminista número 22, ya que, y cito el Diccionario de Los Símbolos de Jean
Chevalier, "este número simboliza la manifestación del ser en su diversidad y en su historia . ( . . .) Es -sin ir más lejos y les juro que no se
trata de un juego borgeano sino que de verdad es una cita- es la conclusión de la obra del creador, del término de las palabras, de la cifra
del universo" (p . 1051)
¿Qué mejor número, entonces, para recordar a la entrañable Alaíde, para celebrar nuestros 30 años, para acompañar a Paulina? ¿Qué
mejor número para hacer de la memoria un compromiso ético, para imaginar un futuro que no nos pueda ser amputado?
Sabemos, junto con Yosef Yerushalmi y varios miles más -¿quizás
millones?- que el antónimo del olvido es, por supuesto, la justicia .
354
lecturas
Vivir la vida
a verosimilitud no es una re-
L lación que se establezca entre
un texto y la realidad, sino entre un
texto y su lectora . Quien lee es
quien le confiere a una narración
su carácter de realista, descabellada o imposible . Sólo en la medida
en que se entabla cierto acuerdo
entre lectora y texto es factible la
fruición de la lectura en los terrenos pantanosos de la ficción .
Este curioso acuerdo puede
concebirse como una especial disposición de ánimo en quien lee
para aceptar sin cuestionamiento
ni protesta todo aquello que el texto le propone, sin importar sus
características concretas de factibilidad, probabilidad o existencia .
A esta disposición se le ha llamado suspension of disbelief y consiste en una especie de amortiguación
del sentido crítico; este sentido más
o menos común es lo que nos permite, en condiciones cotidianas,
discriminar de manera más o menos eficiente entre la información
confiable y aquella que adolece de
fracturas lógicas .
El sentido crítico nos pone en
guardia frente a las historias y
cuentos con que a menudo nos trata de estafar la vida ; gracias a él,
podemos distinguir con alguna claridad entre los "hechos" y lo que
se dice acerca de los hechos ; es a
su abrigo como tomamos distancia ante las mentiras, invenciones,
supersticiones, alucinaciones o
distorsiones de que está lleno nuestro trato con el mundo social y
material .
Digamos que, la mayor parte del
tiempo -en la medida, desde luego, que nos lo permite nuestra ingenuidad ante el mundo-, ese
disbelief actúa como una desconfianza ante las historias que carecen de evidencia sensible, prueba
documental o consistencia racional . Es así como mostramos un
sano escepticismo ante la charlatanería con que a menudo se nos
quiere vender alguna solución
mágica o alguna respuesta sobrenatural para nuestras preguntas y
problemas . .
El acuerdo con el texto de ficción funciona de otra manera ; o
precisamente de la manera contraria: la posibilidad de leer un relato
ficticio depende de que hagamos a
un lado la desconfianza : todo parecería indicar que, en alguna medida, las personas necesitamos a
veces vencer el escepticismo y entregarnos con absoluta candidez a
la creencia irracional de que nos
haría bien una limpia con los brujos de Catemaco o una conferencia
de ultratumba con algún antepasa357
lecturas
do o una visita guiada a las profundidades de nuestros propios
abismos . Es un hecho : la magia no
existe, pero cura .
Tal vez sea ésta la capacidad curativa de los relatos : el espacio que
nos abren para olvidar el orden
predominante . En la ficción, por
lo tanto, las reglas del mundo real
están puestas entre paréntesis y
Remedios la Bella puede vulnerar
la ley de la gravitación universal
para elevarse por los aires sin que,
hasta la fecha, ningún lector indignado refute el engaño .
Esta complicidad nos dice algo
acerca de la ilusión de libertad que
el narrador comparte con quienes
leen : no hay libertad igual a la que
se instituye en el texto, donde una
voluntad soberana decide de manera relativamente arbitraria que
todo lo que ocurra se caracterice por
su total desapego de la normalidad .
Hay un disfrute en la escritura y
hay un disfrute en la lectura de esta
transgresión .
La novela de Sara Sefchovich
Vivir la vida pareciera acogerse a esta
licencia para explotar de manera
flagrante la simplicidad de un público supuestamente dispuesto a
aceptar sin reparo el uso repetido
e indiscriminado del recurso al
absurdo, al exceso, al sinsentido .
Con el pretexto de una supuesta
tradición que no permite a la recién casada desnudarse por su pro-
pia mano, el relato arranca para
presentarnos a la narradora y
personaja principal de lo que se
convertirá en una vertiginosa sucesión de acontecimientos cuya
marca común es la improbabilidad .
Como para sumirnos en el
asombro y la consternación, la protagonista transitará desde el desconcierto inicial hacia vías de
escape que la llevarán a la desgracia sólo para reconducirla más adelante hacia el éxito aleatorio sin
mediar ninguna clase de reflexión
que nos indique bien a bien hacia
dónde va la trama, aunque se teme
el peligro de que caiga en los lugares comunes habituales de cierta novelística muy conocida y muy
vendida .
Sin embargo, conforme avanza
la narración, el texto irá imponiendo su propia lógica, su propia congruencia interior : el plan es llevar
el absurdo a tales proporciones
que el proyecto narrativo caiga por
su propio peso y adquiera volumen de parodia : de ahí en adelante,
los lugares comunes servirán como
punto de apoyo para una deconstrucción minuciosa del género .
Sin grandes artificios técnicos y
con un lenguaje sencillo, casi coloquial, el texto se va armando de
manera lineal en fragmentos breves
hilvanados por la primera persona
del singular; no hay introspección
de la narradora ni exploración de
358
Hortensia Moreno
la subjetividad de los otros personajes, sino tan sólo un registro incontenible de hechos, lugares,
caracteres . Cambios abruptos de estado civil, viajes, confrontaciones
con la violencia, coqueteos con la
locura, felices coincidencias, gestos insensatos que conducen a la
fama, encuentros, desencuentros :
todo esto fluye desde la primera
página en sucesión abrumadora .
Sin embargo, no me acaba de quedar clara la necesidad narrativa de
rematar con un epílogo donde esta
lógica del relato se rompe para introducir una justificación escritural
algo forzada .
En interesante contraste con sus
dos novelas anteriores (Demasiado
amor y La señora de los sueños), Vivir la vida pareciera romper con la
afición de la autora por "los grandes temas" ; esta vez, Sefchovich
opta por los temas pequeños : lo
cotidiano, lo trivial, la familia, lo común y lo corriente, lo vulgar.
Como se recordará, en Demasiado amor, la protagonista se sometía
a un cambio de vida radical en la
reivindicación del uso de su cuerpo, al tiempo que una mirada paralela iba recorriendo la geografía de
México en un encuentro obsesivo
con lo otro : lo distinto, lo pintoresco, lo autóctono, ¿lo auténtico? ;
mientras que en La señora de los
sueños, el hecho de leer conducía a
la personaja principal en un arduo
359
proceso de perfeccionamiento que
la obligaba a asumir transfiguraciones cada vez más profundas y extensas, en una especie de búsqueda
de la esencia interior, de la verdad
de sí misma .
En cambio ahora la autenticidad
y la verdad han dejado de ser una
preocupación básica, porque la
protagonista de Vivir la vida está por
encima de esas búsquedas de lo
sublime; como ella misma lo explica en esa primera persona cuya
enunciación se justifica de manera
ambigua, la narradora no vive de
manera activa, como agente de su
propia historia, sino que se deja vivir pasivamente .
Si las otras protagonistas se habían propuesto como agentes de sus
propias existencias, si habían reivindicado el albedrío como fuente de
descubrimiento y realización, en
ésta impera el sentimiento contrario : el éxito, el reconocimiento, el
amor, el dinero -al igual que la
desgracia, la depresión, la anomia,
la soledad o el abuso- son circunstancias puramente azarosas donde
no intervienen ni la identidad ni la
búsqueda de afirmación ni el empeño ni el talento personales . Como
tales, ocurren sin consecuencias
notables; la vida es solamente transcurrir y no deriva en destinos ni
grandiosos ni infames .
Creo que una de las mayores
virtudes del texto es su profusión
lecturas
de historias : cada planteamiento
tiene en el siguiente episodio su
resolución inesperada y su superación en un desenlace que se encadena sucesivamente a otro y otro
y otro : del éxito al fracaso, de la
notoriedad al anonimato . No hay
una meta definida : solamente el
transcurrir inevitable . Los personajes pasan de la vida desahogada a
la miseria más absoluta para regresar por un golpe de suerte de nuevo a la abundancia . La protagonista
se afana en labores insulsas sólo
para descubrir que el dinero no se
gana, sino que se encuentra en el
lugar menos pensado . Las relaciones se tejen y se destejen de manera caprichosa como para señalar que
el matrimonio y la familia son
asociaciones tan contingentes y
frágiles como cualquier encuentro
fortuito ; y que este último puede
tener mucha mayor solidez que una
relación sancionada por la ley, la
sangre, la sociedad o la costumbre .
Otro elemento atinado es sin
duda el humor : más allá de todo
sentido crítico y toda pretensión de
filosofar acerca del significado profundo de la vida, la novela se deja
leer insensiblemente, como un
divertimiento .
Hortensia Moreno
Sara Sefchovich, Vivir la vida, Alfaguara, México, 2000, 243 pp .
360
Escritura y poder
femenino
ontaré la historia de la forma
más breve que sea posible .
A través de un discurso de más
de quinientas páginas, el libro que
reseño sostiene que el uso de la
escritura alfabética enajena el poder femenino de la sociedad . Tal
cual : como lo viene diciendo ya
mucha gente, este tipo de escritura produce -¿de forma inconsciente?- una conducta social que
sobreexplota el trabajo de las mujeres .
Resulta difícil establecer qué fue
exactamente primero en la historia . Pero el hecho es que, en Occidente, la escritura alfabética y el
predominio social de los varones
sobre las mujeres van juntos desde hace unos tres mil años, cuando menos ; pero de forma muy
intensa desde la invención de la
imprenta, hace quinientos años .
Tal cosa ocurre, digámoslo rápido, por la manera en que nuestras
actuales formaciones socioculturales operan a través de conductas
impuestas por medio de actos de
escritura . Comenzando, por supuesto, con las constituciones
políticas de los actuales estados
nacionales . Aunque no debemos
olvidar entonces el lugar de la
poesía escrita dentro de la cons-
C
361
trucción de nuestras conductas
amorosas, por ejemplo . No importa que tan cerca se esté del
dominio de esta escritura, todo
el mundo se ve afectado por ella,
en forma sistemática y rigurosa .
Entonces resulta grave que favorezca, ¿sin querer?, a los varones .
Leonard Shlain, en El alfabeto
contra la diosa, demuestra con
muchos argumentos que buena
parte del problema del alfabeto
como injusticia de género está en
la forma como esta escritura especializa y espacializa el uso de
los hemisferios cerebrales . La forma en que este medio de comunicación organiza la conducta
neurobiológica del aparato psíquico, favoreciendo en forma inequitativa la conducta masculina viril
falogocéntrica, de forma inconsciente pero férrea, física y metafísica. Pues el dominio de esta
escritura lo ejerce el hemisferio
izquierdo, sitio donde se ubican
los elementos base de la conducta viril, lógica, masculinizante .
Mientras que la pintura y ahora
el cine y la televisión constituyen
formas de escritura que favorecen
el uso del lado derecho del cerebro, el lado de la conducta femenil, intuitiva, feminizante .
Claro, nada impide que las personas del sexo femenino dominen
la escritura alfabética con éxito
social . Tampoco ello significa que
tengan que volverse masculinas o
lecturas
viriles . Pero sí quiere decir que les
costará más trabajo hacerlo de esa
manera, conservando su diferencia .
De hecho, el avance del feminismo ha sido en buena parte a
través del modo como las mujeres dominan la escritura alfabética, especialmente cuando ello lo
han enfocado a la transformación
de la opinión pública . Pero también es cierto que el pensamiento
y el movimiento feministas han
avanzado cada vez más rápido y
con mucho mayor éxito real desde la aparición de la fotografía y
las otras formas de escritura ; por
ejemplo, ya resulta invaluable el
significado del cine, cualquier tipo
de cine, para activar y aumentar
la autoconciencia liberadora de las
mujeres y otros grupos oprimidos .
Ya por último . La Biblia y sobre todo el Nuevo Testamento de
San Pablo han desempeñado un
papel sobredeterminante en la
construcción alfabética del cautiverio de las mujeres . El problema
del alfabeto es cosa grave porque
comienza en la teología y no termina en la política, es cosa grave
porque enajena la idea de la divi-
nidad y confunde el sentido de la
historia, todo lo enreda con el
egoísmo que funda la herencia patriarcal de la propiedad privada .
Por tanto, desconstruir las trampas de la Biblia no es una cuestión de religión, sino de liberación
feminista de la humanidad . Hay
que desconstruir el metarrelato
falogocéntrico de la Biblia, ese
gran sistema de engaños que hace
que hoy día existan leyes contra
la sodomía nada más porque, según la mitología bíblica, eso era
un pecado contra-natura que se
ejercía en la ciudad legendaria de
Sodoma . Ya no se diga todo lo que
debemos hacer contra la creencia
de que la mujer es una costilla del
varón y su imposibilidad ontológica para ser sacerdotisa . Cosas
que afectan en forma extrema los
problemas sobre la legislación del
aborto, por ejemplo .
Salvador Mendiola
Leonard Shlain. El alfabeto contra
la diosa . El conflicto entre la palabra
y la imagen, el poder masculino y el
poder femenino, Debate pensamien-
to, Barcelona, 2000, traducción de
Rafael Fontes .
362
Virginidad e
iniciación sexual :
experiencias y
significados
e leído este libro, y elaborado
mis comentarios al respecto,
no como especialista en la investigación sobre sexualidad humana -no lo soy- sino con mis
propios sesgos de sociólogo de la
salud y mi interés por la investigación cualitativa .
El libro se propone analizar la
manera en que los relatos de la primera experiencia coital se vinculan
con diversos discursos locales y
sociales en términos de sumisión
o resistencia, mediante la presencia de saberes alternativos o subyugados ; así, el libro examina la
manera en que los entrevistados
articulan tales discursos y negocian
la producción de narrativas significativas en su interacción con la
propia investigadora .
Se trata de un formidable objeto
de estudio que Ana construye sistemáticamente . En los primeros capítulos la autora plantea su marco
teórico de manera bien documentada, lo que le permite abrir cauces lo
mismo para una revisión de las diferentes conceptualizaciones sobre
la sexualidad, que para una discusión rica y controversial sobre la
"modernidad" de México . Y, sin
embargo, aquí hay que señalar uno
H
363
de los costos en que incurre la autora al optar por hacer de la "modernidad" una categoría central de
su análisis : si bien el tema está planteado con claridad, uno se pregunta si no hubiese sido necesario
incursionar con más profundidad
sobre el sentido y las consecuencias
de eso que llamamos modernidad .
Autores como Habermas, Touraine
o Wagner, por mencionar sólo a algunos, son dejados al margen en
esta discusión, cuando es posible
que su inclusión hubiera significado un planteamiento más sólido de
toda esta cuestión . Por otra parte,
Ana se distancia críticamente de las
aportaciones que sobre la modernidad mexicana han formulado autores como Octavio Paz y Carlos
Fuentes, y lo hace con la virtud de
la claridad, lo que permite que quede al juicio del lector determinar el
grado de rigor con el que opta por
este camino .
Junto con su propia visión sobre la cuestión de la modernidad
de México, la autora nos ofrece también una rica reconstrucción de la
historia de la sexualidad en este
país, así como un desglose de los
principales actores públicos contemporáneos que funcionan como
verdaderos "generadores de discursos" sobre la sexualidad .
Y es en torno al análisis de los
discursos -que nombran, norman,
y normalizan a su modo los saberes y las experiencias que los in-
lecturas
dividuos tienen de la sexualidaddonde reside uno de los aportes
más ricos e interesantes de este
libro . Ana construye a estos discursos como auténticas fuerzas
sociales que, con autonomía y lógica propia, influyen en la manera en que los individuos articulan
y expresan su subjetividad sexualizada. Admito que al leer el texto, al mismo tiempo que me iba
fascinando por el admirable entramado conceptual que despliega la
autora, me preguntaba si no estaríamos frente a un enfoque demasiado determinista, es decir, frente
a un estudio que por rescatar la
importancia de los discursos estuviera sacrificando la capacidad
de acción interpretativa de las personas de carne y hueso . Ana formula su propia propuesta de
resolución al dilema de la articulación entre las fuerzas sociales
que nos determinan y la capacidad creativa de los actores : los
sujetos son constituidos por los
discursos, sostiene la autora, al
mismo tiempo que preservan su
capacidad de maniobrar y de tomar posición frente a dichos discursos. La autora no lo menciona
directamente, pero en realidad su
trabajo remite al debate que se ha
suscitado en las últimas dos décadas sobre este problema y que
es, a la vez, uno de los problemas
teóricos centrales de la sociología
contemporánea .
Me atrevo a decir que este que
acabo de mencionar -la capacidad
de evocar diversas corrientes y autores (así sea implícitamente)- es
uno de los principales atractivos de
este libro, si bien también es uno
de los aspectos más intrigantes del
mismo . Por ejemplo : Ana aborda
la cuestión de la identidad como
problema teórico inescapable en la
construcción de sus sujetos . El lector puede apreciar aquí que la autora elabora su propia propuesta de
análisis de la identidad y sin embargo no es posible dejar de advertir su silencio frente a otras
corrientes que han explorado este
problema -como Mead y los
interaccionistas simbólicos . Otro
ejemplo : Ana dedica una larga sección a describir el método de análisis de las entrevistas que realizó
para este proyecto . Pero no deja de
sorprender que no haga explícita
su distancia frente a los desarrollos alcanzados por autores como
Harvey Sacks o John Heritage, y
todo aquel fantástico grupo que
impulsó y desarrolló el análisis
conversacional moderno en las
décadas pasadas .
La explicitación de su método
de análisis es otro atributo de enorme valor en este trabajo . Toda la
segunda parte del texto contiene el
desglose de los hallazgos, a partir
del análisis de las conversaciones
que la autora sostuvo con diversas
personas . Como bien lo dice Ana,
364
Roberto Castro
el proceso de análisis interpretativo
de textos de entrevistas suele permanecer oculto a los lectores (y, ella
no lo dice pero yo sí, este proceso
a veces queda oculto incluso a los
propios autores) . Ella, en cambio,
opta por razonar todos y cada uno
de los pasos que va dando en su
interpretación en cada segmento de
conversación que incluye en el libro . Esta estrategia presenta un
doble mérito : por una parte, hace
público su método de análisis, y
recordemos que Popper tenía razón
cuando argumentaba que el carácter público del método es constitutivo de su objetividad, elemento
a su vez sine qua non de su cientificidad . Y por otra parte, permite
que el lector la acompañe en muchas ocasiones en su análisis, pero
difiera del mismo en otras . Se establece así una fuente adicional del
diálogo que este libro suscita : no
ya con otros autores de gran renombre, ni tampoco con otras respetables corrientes teóricas, sino entre
Ana y sus lectores . Me impresionan la valentía y la elegancia con
las que Ana, al final del libro, reta a
otros investigadores a utilizar este
método abierto : "Si al realizar investigaciones similares otros autores
llegaran a conclusiones diferentes
-dice la autora- sería deseable
que realizaran el mismo proceso de
análisis, de forma que se pudieran
entender las bases de sus interpretaciones" .
Es éste un trabajo de filigrana
que encierra en este atributo la clave de su agudeza para descifrar con
profundidad los discursos contenidos en lo que al ojo no advertido
podrían parecer meras descripciones de la iniciación sexual de las
personas entrevistadas . Estamos
también frente a un libro que suscita inquietudes, que genera preguntas. . . vamos : que nos hace
reflexionar y nos deja cavilando .
Pienso por ejemplo en el análisis
que hace Ana de los ritos de iniciación sexual -la llamada primera comunión- que narran algunos
de sus entrevistados, y que consisten en llevar en grupo a un no iniciado con una trabajadora del sexo
comercial y esperarlo a que termine, para ponerse después a comentar y a celebrar el hecho . Rito de
pasaje que confirma, como dice
Ana, la virilidad y la heterosexualidad del sujeto en cuestión, en
medio de un mar de paradojas y
contradicciones que ella identifica
y desglosa ordenadamente . La
propia autora señala que "quedan
varias preguntas acerca de las condiciones que permiten tal iniciación, así como de sus efectos
subjetivos en términos de la identidad masculina" . Y no le falta razón, habida cuenta de que no todos
los hombres mexicanos, y posiblemente ni siquiera la mayoría, pasan por estos rituales de afirmación
de la masculinidad . Lo cual obliga
365
lecturas
a preguntarse por lo menos dos
cosas: por una parte, cuáles son los
rituales equivalentes que viven estos otros hombres, y por otra, qué
papel desempeña en el imaginario
colectivo -y por ende en la construcción de las masculinidades- la
historia del grupo que lleva casi a
la fuerza a un muchacho a un burdel por primera vez, esa sí ampliamente conocida en los diversos
estratos de la población de este país .
Como éste, el libro aborda y desmenuza al detalle otras cuestiones
de las que solemos tener noticia,
pero que no necesariamente han
sido documentadas sistemáticamente desde las ciencias sociales
en este país. La cuestión, por ejemplo, de la imagen colectiva de la
sexualidad masculina-que la concibe como un impulso natural casi
irrefrenable- junto con la de la
sexualidad femenina -que es concebida como incipiente, inexistente, controlable, o francamente
dañina para la salud de las propias
mujeres . Está también la cuestión
del doble estándar que exige a muchos hombres afirmarse como
hombres mediante el ejercicio de
su heterosexualidad, al mismo
tiempo que obliga a muchas mujeres no sólo a mantenerse vírgenes
hasta el matrimonio sino incluso a
ignorar -o a fingir que ignorantodo lo relativo a su cuerpo y su
sexualidad, so pena de parecer que
366
ya han "andado por ahí" y tener que
asumir las consecuencias concomitantes en un mundo que no quiere
mujeres libres y con iguales derechos y disfrutes que los hombres .
Está también el tema del origen
de los diversos discursos que coexisten en las narrativas de los individuos sobre su sexualidad,
cuestión que remite a la autora a
rastrear tanto en el pasado colonial
de México, como en el contenido
ideológico represor del cristianismo, así como en diversas tradiciones prehispánicas que aún es
posible identificar .
En fin, están muchos otros temas
que por falta de espacio no puedo
mencionar en detalle, pero que hacen del trabajo de Ana una obra interesante, profunda y sugerente .
Concluyo afirmando mi convicción de que el libro de Ana es, desde ya, lectura obligada tanto para
los estudiosos de la sexualidad
desde una perspectiva social, como
para los interesados en aprender
métodos cualitativos de análisis,
independientemente del tema específico al que se apliquen .
Roberto Castro
Ana Amuchástegui Herrera, Virginidad e iniciación sexual : experiencias
y significados, Population Council,
Edamex, México, 2001 .
argüende
Ni frío ni caliente, ni negro ni blanco, ni
hombres ni mujeres : la revolución genética
(monólogo de la soldadera autógena)
Jesusa Rodríguez
'
M os ora sí jijos de su incubadora, ya está aquí, su soldadera y ay
del que se me arrejunte porque se la paso a bibipartir!
uy buenas las tengan y si no, pos lástima .
Voy a leer este documento mal que les pese mi analfabetizadez,
que al cabo su presidente Fois no tiene mejor verbabulario .
Aquí desde este tribunal que mi regimiento y yo hemos tomado,
porque ya nos cansamos de que el poder se mantenga depositado a
plazo fijo y en cajas permanentes ; ¡por eso!, para liberar al pueblo de la
estupidización, el consumio, la multimedia y toda esa parafranela, hemos hecho, provocado y por consabido conseguido el triunfo de nuestra Revolución Genética . ¡ No a la represión! ¡Viva la revolución, genética
y sexual! ¡Viva el proyecto genoma y la transexualización retrotractiva!
Como dijo Guiliam Burrougs : "Las revoluciones cambian algunas costumbres pero dejan la mierda intacta, no tienen sentido, creo que un
cambio verdadero debe implicar un cambio drástico como cuando los
peces comenzaron a salir del agua" .
Y si las piedras se volvieron amibas, por qué nosotros no ibamos
a trasmutarnos, qué caray .
Hoy por hoy, gen por gen, hemos transustantivado nuestro ácido
desrribosoxinucleido y se nota a simple vista que los auténticos revolucionarios de hoy sernos Autógenos, porque nos generamos a nosotros
mismos y semos Andróginos, o sease que ni hombres ni mujeres, sino
que sernos mujeres y hombres al mismo tiempo, dos presentaciones en
el mismo envase, dos personas en un solo cuerpo, un solo cuerpo convertido en pareja . Sernos todos hermafroditas y esto nos congratula y
nos llena de regocijo . ¡Se acabó el machismo y el feminismo!, ¡se acabaron esas babosadas de las geyerías y las bugueses!, ¡se acabó la des-
P
369
argüende
igualdad entre mujeres y hombres! ¡Ora sernos una y otra, al mismo
tiempo y decretamos la abolición de la familia! ¡Viva el libre albedrío!
¡Viva la cópula de autoservicio! ¡Sernos el futuro, mal que les güelva a
pesar!
Y en revisionando la historia del pasado, notaremos que la gran
mayoría de nuestros hegrues jueron andróginos como nosotroas, a saber: Morelos . . . .José María, Miguel Hidalgo y . . . Costilla, Guadalupe . . .
Victoria, Emiliano Zapata . Y semos todos producto de esta revolufia
que hoy celebramos y cuyo máximo logro se consolida en su naturaleza
violenta y traviesa, amarga y dulzona . Ni fría, fría, ni caliente, caliente .
Hoy nos hacemos el manicure mientras nos rasuramos el bigote .
Cambiamos pañales mientras arreglamos el mofle .
Hoy comemos mazapanes sopeados en chamoys y jugamos a las
matatenas en mitad de las charriadas .
Compañeras y compañeros al mismo tiempo : albergo en mi seno
-ambos miembros- al chofer de combi y a la doncella de Orleans, a
la edecán y al guarura, al Popo y la Izta .
Al activar el doble espíritu motor, en el vientre de nuestra humanidá,
y pésimamente mal que les vuelva a pesar, no cederemos, no daremos
ni un paso atrás, en lo que a retractación se refiere, porque yo conmigo,
sernos marido y mujer únicos e indivisibles y todo aquel que quiera
sumarse a las güestes andróginas hermafroditas, preséntese inmediatamitsmo de Tehuantepé, onde se le concederá la doble sexualidá instmofacto, mediante la presentación de tres corcholatas de pecsi, su genoma
desdoblado, y la convicción de que está dispuestao a evolucionar a una
etapa superior de desarrollo humano .
Y ora sí, todos a gozar este bonito corrido :
Año del siglo veintiuno, presente lo tengo yo
en un cabaret sureño, Rosita se transexuó, Rosita se transexuó .. .
Su mamá se lo decía, Rosa esta noche no sales .
Mamá yo que culpa tengo que a mí me gusten los bares,
que a mí me gusten los bares .
Hipólito llegó al baile y a Rosa se dirigió . ..
Como era la más culina Rosita lo desaigró .
Rosita no me desaigres la gente lo va a notar .
Pos que digan lo que quieran contigo no he de bailar .
Echó mano a la bragueta
370
Jesusa Rodriguez
y una pistola sacó
y a la pobre de Rosita
de un tiro se la injertó .
Rosita ya tiene pito
e Hipólito tiene chiches
ora son hermafroditas
y viven rete felices .
Ya con esta me despido
dándole cuenta al criador
andróginos somos todos
¡Viva la revolución!
371
Doña Chavela (119) 31 .XII .1990
Letra : Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe
Música: Liliana Felipe
Bebió todo
Lo bueno de la vida .
Tomó todo
lo bueno del amor .
Vivió como
si se viviera un día .
Cantó como
cantan las ballenas
en las aguas más profundas
un mensaje, una canción de amor,
lanzada a los abismos .
Señora, si la luna está en vela
es pa'oirla cantar, Doña Chavela .
Que las noches son largas que ya va a amanecer
pa' que cante otra vez Chavela Vargas .
Por ella
las manos se pusieron en su sitio .
Por ella las frutas maduraron en la boca .
Por ella las piedras se volvieron las estrellas .
Por ella
los vientos confundieron sus cabellos
sus amores se agitaron en las aguas
más profundas del amar.
372
Liliana Felipe y Jesusa Rodriguez
Señora, si la luna está en vela
es pa'oirla cantar, Doña Chavela .
Que las noches son largas que ya van a cerrar
pos que vuelva a cantar Chavela Vargas .
373
Doña Chavela
119
Jesusa Rodriguez y Liliana Felipe
3 74
3 75
376
377
colaboradores
Colaboraron en este número
Carlos Aguirre . Artista visual .
Carlos Arias . 1964. Artista plástico, chileno residente en México . Estudió Artes Plasticas en la Universidad de Chile y una maestría en la
ENAP, UNAM, México . Ha participado en colecciones individuales y
colectivas en México y en el extranjero . Actualmente participa en "Soles
de México" en el Petit Palais, París . Desde hace 6 años ha dejado la
pintura por el bordado . Es profesor de tiempo completo en el Departamento de Artes de la Universidad de Las Américas, Puebla .
Juan Besse . Docente regular de Metodología de la investigación y
Epistemología de la geografía, Departamento de Geografía, e Investigador del Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires .
Velia Cecilia Bobes . Doctora en Ciencia Social con especialidad en Sociología por el Colegio de México, 1997 . Maestra en Ciencias Sociales
por FLACSO-México, 1994 . Ha publicado numerosos artículos en revistas y libros sobre los temas de movimientos sociales, acción colectiva,
ciudadanía . Su publicación más reciente es el libro Los laberintos de la
imaginación . Repertorio simbólico, identidades y actores del cambio social en
Cuba, COLMEX, México, 2000 .
Carmen Boullosa . Novelista y poeta . Acaba de terminar una novela -De
un salto descabalga la reina- en la que Cleopatra visita la ciudad mítica de
las amazonas, y ha publicado otras cuantas, Duerme, Treinta años, Antes .
Tuvo la suerte de haber sido la mamá de Juan y María Aura, y de seguirlo
siendo . Este verano ocupa la Cátedra Reyes en La Sorbona, y en septiembre dará clases en Harvard . El resto del tiempo se le va en leer . Sus últimas publicaciones son : Ser el esclavo que perdió su cuerpo, de la serie Voz
Viva de la UNAM, y Prosa Rota, ambas recopilaciones, la primera mayormente de poemas, la segunda de textos narrativos . Está radicalmente en
contra de todo tipo de cortes de cabello .
381
colaboradores
Coral Bracho . 1951 . Desde su primer libro, Peces de piel fugaz (1977), la
obra de Coral Bracho ha destacado en la poesía mexicana por su calidad
extremadamente depurada y sus imágenes inéditas de gran sensualidad en movimiento . Además de los reconocimientos públicos, como el
Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes en 1981 por el libro El ser
que va a morir, la poesía de Coral Bracho ha recibido el reconocimiento
de un público que la lee y relee con constante deleite e interés .
Maris Bustamante . 1949 . Se considera una productora visual neopostransconceptualista estridente . Ha presentado su obra en museos de
México, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Alemania e Inglaterra . En
su taller de producción plástica, La araña de peluches, produce utilerías
plásticas para televisión, teatro y publicidad . Desde 1971 ha desarrollado 250 performances, instalaciones y ambientaciones, así como contraespectáculos . Fue co-curadora del proyecto binacional México-Canadá
(FONCA-BANFF) 1997-2000 y coordina y dirige las labores de investigación y ordenamiento de datos del Primer Inventario de las Formas PIAS
en México (performance, instalación y ambientación) 1922-1992 . Es profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana- Atzcapotzalco .
Mónica Castillo . 1961 . Estudió arte en Italia y Alemania . Ha expuesto
individual y colectivamente en México, Cuba, Estados Unidos, Chile,
Colombia, Alemania y Francia . Ha sido becaria del gobierno alemán y
dos veces de CONACULTA . Ha impartido clases de artes plásticas en
México, San Antonio y Cali .
Roberto Castro Pérez . 1960 . Sociólogo (UNAM), Maestro en Estudios de
Población (Exeter, Inglaterra), y Doctor en Sociología Médica (Toronto) .
Es investigador titular definitivo del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM (en Cuernavaca) donde coordina el
Programa de Sociedad, Salud y Violencia . Actualmente realiza investigación sobre las características de los hombres violentos ; violencia contra mujeres embarazadas ; violencia contra mujeres durante la atención
del parto/cesárea, y aborto y redes sociales .
Liliana Felipe . Argentina, música, cabaretera y agricultora .
382
Jane Gerhard : Actualmente es profesora visitante de historia en la Universidad de Rhode Island . Su libro sobre la sexualidad en el feminismo
de la segunda ola está por salir, editado por Columbia University Press .
Lourdes Grobet . 1940 . Fotógrafa ; su trabajo tiene dos ramas : la documental y la experimental .
Griselda Gutiérrez Castañeda . Doctora en Filosofía . Profesora investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM . Especializada en
Filosofía política y Filosofía política con perspectiva de género . Ha publicado Democracia posible : el diseño político de Max Weber y La constitución
del sujeto de la política . Discurso político y producción simbólica . Como compiladora tiene en prensa : Democracia y luchas de género : la construcción de
un nuevo campo teórico y político . También como compiladora ha presentado para su publicación : Feminismo en México . Revisión histórico crítica
del siglo que termina y como autora : Cruce de caminos y nuevos ejes interpretativos . Ensayos de filosofía, feminismo y política .
Anne Koedt . Fue fundadora del movimiento feminista radical en Nueva York (New York Radical Women, The Feminists y New York Radical
Feminists) . Trabajó con Notes desde sus inicios como periódico mimeografiado (Notes From the First Year), y fue editora de Notes From the Second
y Third Years .
Marta Lamas . Antropóloga y periodista . Directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida .
Magali Lara . Nació en la ciudad de México en 1956 . Estudió, sin terminar, la carrera de artes visuales en la ENAP . En 1977 tuvo su primera
exposición individual titulada Tijeras, donde mezclaba imagen con texto . Le interesan los libros de artista y es una lectora compulsiva . Ha
trabajado en diferentes proyectos de colaboración con artistas -casi
todas mujeres- de diferentes disciplinas .
Sandra Lorenzano . "Argen-mex" por convicción . Especialista en narrativa latinoamericana contemporánea, profesora en la Facultad de Filosofía de la UNAM y profesora-investigadora de la Universidad Autónoma
Metropolitana.
383
colaboradores
Rachel P. Maines . Académica independiente y empresaria . Su compañia Maines and Associates da servicios de catalogación, inventario e
investigación a museos y archivos . Es autora de numerosos artículos y
publicaciones populares .
Mónica Mansour. Escritora mexicana, maestra en Letras por la UNAM ;
se dedica a la crítica literaria, la investigación y la traducción . Autora de
varios libros de poesía, cuento y novela .
Mónica Mayer. México, 1954 . Es artista visual . Su obra, que incluye el
dibujo, la gráfica digital y el performance, se ha presentado en diversas
sedes en México, Estados Unidos, Europa, el Caribe y Sudamérica . Junto
con Maris Bustamante fundó Polvo de Gallina Negra, el primer grupo
de arte feminista en México en 1983 . Con Víctor Lerma, fundó el espacio conceptual Pinto mi Raya en 1989 . Mayer es columnista en El Universal desde 1988 .
Salvador Mendiola . 1952 . Profesor e investigador en la ENEP-Aragón y
en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM . Ha publicado, junto con otras autoras, Theoría Hermeneútica, México, 1987 . Actualmente investiga sobre las mujeres creadoras de imágenes y la ciencia
neobarroca hispanoamericana .
Maxine Molyneux . Especialista en teoría feminista, sociología política
y estudios sobre desarrollo . Sus publicaciones recientes incluyen Women's
Movements in International Perspective : Latin America and Beyond y Hidden
Histories of Gender and the State in Latin America (coeditado con E . Dore) .
Es profesora en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Londres, y actualmente trabaja como consultora para el Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social
(UNRISD) en un proyecto de un año titulado Gender Justice, Rights and
Development .
Hortensia Moreno . Escritora, Adolescentes (1996), Ideas fijas (1997), Julia
(1999) y UNAM : La huelga del fin del mundo (1999, con Carlos
Amador) .
y el león
Azul Morris . Diseñadora gráfica .
384
Cecilia Olivares Mansuy : Traductora y editora .
Félix Ortega . Profesor de Sociología en la Universidad Complutense de
Madrid .
María Teresa Priego . Nació en Villahermosa, Tabasco . Estudió Letras
Hispánicas y una maestría en Estudios de Género en París 8 . Es coordinadora del eje de subjetividad del Instituto Simone de Beauvoir . Escribe en Nexos y en Milenio .
Daniela Ramos Mingo . Comunicóloga y traductora .
Jesusa Rodríguez . Actriz y directora de teatro . Fundadora de la compañía Divas, A . C . Su verdadera profesión es conductora de eventos de
solidaridad y su verdadera vocación es jugadora de póker .
Isabel Vericat. Abogada y traductora . Fundadora de Epikeia,
con equidad .
JUSTICIA
Lorena Wolffer. México D . F., 1997 . Es una de las artistas de performance y activistas culturales mexicanas más destacadas . Ha presentado su
obra de performance en museos, galerías, teatros y espacios alternativos de Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Irlanda y México .
Como curadora independiente, ha organizado más de viente eventos
artísticos tanto en México como en el extranjero . Fue co-fundadora de
Ex-Teresa, Arte Alternativo, espacio que dirigió hasta 1996 . Actualmente
forma parte del consejo consultivo del Festival del Centro Histórico en
la ciudad de México . Ha sido jurado del Fondo Nacional para la Cultura
y las Artes e integrante del consejo editorial del periódico Reforma . Sus
textos sobre performance han sido publicados en distintas revistas culturales y periódicos .
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B
A
R
EL HABITO
T
E
A
T
R
O
LA CAPILLA
MADRID 13 COYOACAN
5 659 11 39
9
5 659 63 05
www : e lhabito .com .m x
debate feminista,
NÚM . 23, ABRIL, 2001
FRÍO, FRÍO, CALIENTE, CALIENTE
REVISTA SEMESTRAL (ABRIL Y OCTUBRE)
CERTIFICADO DE RESERVA DE TÍTULO 04-1999-091414233200-102
CERTIFICADO DE LICITUD DE TÍTULO, NÚM . 11127
CERTIFICADO DE LICITUD DE CONTENIDO, NÚM . 7759
DOMICILIO DE LA PUBLICACIÓN : METIS, PRODUCTOS CULTURALES, S . A . DE
C .V .
CALLEJÓN CORREGIDORA 6 . COL . TLACOPAC, SAN ANGEL
DELEGACIÓN ALVARO OBREGÓN, C . P. 01040, MÉXICO, D . F .
SE TÉRMINO DE IMPRIMIR EN EL MES DE ABRIL DEL 2001
CON UN TIRAJE DE 1500 EJEMPLARES
EN IMPRETEI, S . A . DE C . V.
ALMERÍA 17, COL . POSTAL, C . P. 03410, MÉXICO, D . F.
DISTRIBUCIÓN : PRINCIPALES LIBRERÍAS DEL SUR DE LA CD . D E MÉXICO
Y LOCALES CERRADOS
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