Pelícano ISSN 2469-0775 Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Católica de Córdoba EL VUELO DEL PELÍCANO PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO María Cristina Liendo: Acerca del Pensamiento Latinoamericano Estela Fernández Nadal: El ser humano: infinitud atravesada por la finitud. La dimensión vida-muerte en el pensamiento de Franz Hinkelammert Cecilia Inés Luque: La máquina vs el misterio. Tribulaciones de la modernización desigual y contradictoria en Brasil EL ASALTO DE LO IMPENSADO Mario Rojas Hernández: Crítica ético-racional objetiva del positivismo del poder Juan Ezequiel Rogna: Del snob al gestor: una propuesta kuscheana para re-pensar al sujeto político desde el peronismo Gabriel Luis Bourdin: Marcel Jousse y la antropología del gesto Ana Victoria Britos Castro: Interpelaciones a la dinámica estado/sociedad civil en la lógica de la colonialidad del poder. Una revisión de la Bolivia contemporánea Mateo Paganini: Locura y colonización. Irrupciones autobiográficas en los testimonios del reino de Araucanía y Patagonia Guadalupe Estefanía Arenas Pacheco: Una aproximación al pensamiento inculturado en el itinerario intelectual de Juan Carlos Scannone Victoria Casado Tolosa: Exotismo e indianismo: un sujeto político místico LAS FORMAS DE LA MEMORIA Luis Miguel Baronetto: Angelelli: mártir del Concilio Guillermo Alejandro Barón Del Pópolo: La intuición de una América Latina distinta. Entrevista a Rolando Concatti sobre la revista Alternativa Latinoamericana NUEVAS NARRACIONES Porfirio H. Calsín Zapana: Breve reseña revista AymaraQuechua Volumen 2 – Año 2016 Directora Cecilia Padvalskis (Universidad Católica de Córdoba, Argentina). Editor Octavio Pedoni (Universidad Nacional de Jujuy, CONICET - Universidad Católica de Córdoba, Argentina). Correctora Marcela Bricca (Colegio Nacional de Monserrat, Argentina). Traductor Diego Fonti (CONICET, Universidad Católica de Córdoba, Argentina). Comité editorial Carlos Martínez Ruiz (Universidad Católica de Córdoba - Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Silvia Anderlini (Universidad Católica de Córdoba - Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). José María Bompadre (Universidad Católica de Córdoba - Universidad Nacional de Córdoba – Instituto de Culturas Aborígenes, Argentina). Patricia Scherman (Universidad Católica de Córdoba - Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Carlos Asselborn (Universidad Católica de Córdoba, Argentina). Comité académico Nancy Bedford (Garrett-Evangelical Theological Seminary, USA; e Instituto Universitario ISEDET, Argentina); Horacio Cerutti (Universidad Nacional Autónoma de México, México); Rogelio De La Mora V. (Universidad Veracruzana, México); Carlos Domínguez Morano (Facultad de Teología de Granada, España); Diego Fonti (CONICET, Universidad Católica de Córdoba, Argentina); Francesca Gargallo (Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México); Noemí Girbal (CEAR. Universidad Nacional de Quilmes, Argentina); Marcelo González (Universidad Nacional de San Martín, Argentina); Francis Gonsalves (Vidyajyoti College, India); Michael Löwy (Directeur de Recherche émérite du CNRS, Francia); Eduardo Mattio (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina); Martín Morales (Pontificia Universidad Gregoriana, Italia); Beatriz Moreyra (CONICET, Universidad Nacional de Córdoba, Universidad Católica de Córdoba, Argentina); Guillermo Nieva Ocampo (Universidad Nacional de Salta, Argentina); Gustavo Ortiz (Universidad Católica de Córdoba, Argentina) †; Lila Perren (Universidad Católica de Córdoba, Argentina); Germán Plasencia (Colegio de Saberes, México); Pablo Quintanilla (Pontificia Universidad Católica del Perú, Perú); Eugenio Rubiolo (Universidad Católica de Córdoba, Argentina); Aaron Saal (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina); Héctor Samour (Universidad de Centroamérica José Simeón Cañas, El Salvador); Arturo Sandiano (Universidad Católica de Córdoba, Argentina); Carlos Schickendantz (Universidad Alberto Hurtado, Chile); Daniel Vera (Universidad Nacional de Córdoba. Universidad Católica de Córdoba, Argentina). Revista Pelícano ISSN 2469-0775 Facultad de Filosofía y Humanidades - Universidad Católica de Córdoba Sede Centro. Obispo Trejo 323 Bº Centro. X5000IYG - Córdoba - Argentina Tel. (54) 351 4219000. Correo: [email protected] - Sitio web: pelicano.ucc.edu.ar Volumen 2 – 2016 Revista Pelícano Vol. 2. pelicano.ucc.edu.ar Agosto 2016 – Córdoba. Orientaciones para la presentación de trabajos Esta revista de la Universidad Católica de Córdoba es una publicación periódica anual de artículos de investigación científica, originales y de revisión, sobre temáticas de Historia, Psicología, Filosofía, Letras y Ciencias de las Religiones, escritos por investigadores de la propia institución y externos a ella. Pelícano es una revista plural que sólo exige calidad científica, para lo cual se vale de un sistema de arbitraje basado en dos evaluaciones con reserva de identidad de los autores y evaluadores, estos últimos integrantes del Comité Editorial de la Revista y especialistas externos convocados al efecto. El Consejo de Redacción de la Revista aceptará artículos originales e inéditos con pedido de publicación en idioma español, inglés y portugués. El envío de los artículos puede hacerse durante todo el año, más allá de las convocatorias periódicas que se efectúen y deberán ajustarse a las Instrucciones para los autores. Las contribuciones que se recepten podrán obedecer a la siguiente estructura interna de la publicación: 1) El vuelo del Pelícano. Sección en la que se puede participar sólo por invitación o pedido expreso de la Revista Pelícano. Consiste en un Dossier con artículos (hasta siete) originales que debaten en torno a un tema o eje temático común, y que persiguen objetivos similares entre sí. Estarán supervisados por uno o dos coordinadores como máximo, quienes escribirán una “presentación general” de la propuesta, que rescate los principales aportes individuales. 2) El asalto de lo impensado. De participación libre. Consiste en artículos de revisión e investigación científica que exponen, de manera exhaustiva, los resultados originales de proyectos de investigación individuales o colectivos. Abarca también las investigaciones que analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no publicadas, sobre un campo de las ciencias sociales, humanas y/o teorías y desarrollos conceptuales en el ámbito de la filosofía, psicología, las ciencias de las religiones, la historia y la literatura, con el fin de dar cuenta de los marcos teóricoepistemológicos, metodologías y estados de las investigaciones en cuestión. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica y por su rigor teórico y metodológico. Además por la argumentación reflexiva y crítica sobre nuevos problemas teóricos y prácticos. 3) Las formas de la memoria. De participación libre. Ocasionalmente Pelícano publicará traducciones de documentos relevantes para el estudio de las Humanidades, como así también entrevistas a personalidades destacadas en dichas disciplinas. Como también artículos y/o trabajos en homenaje a algún autor o personalidad destacada. 4) Nuevas narraciones. De participación libre. Consiste en comentarios bibliográficos breves en la que se presentan los aportes científicos de un libro de reciente aparición en el mercado editorial (hasta cuatro años). No se atiene solamente al contenido, sino a una revisión crítica y contextual de su contenido. El Consejo Editorial de la Revista aceptará artículos originales e inéditos con pedido de publicación en idioma español, inglés y portugués. El envío de los artículos puede hacerse durante todo el año, más allá de las convocatorias periódicas que se efectúen. Para más información de los requisitos que deben cumplir los artículos o trabajos que se envíen: http://pelicano.ucc.edu.ar/pdf/autores.pdf Revista Pelícano Vol. 2. ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar Agosto 2016 – Córdoba Índice EL VUELO DEL PELÍCANO PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO Presentación (5-6) María Cristina Liendo: Acerca del Pensamiento Latinoamericano (7-21) Estela Fernández Nadal: El ser humano: infinitud atravesada por la finitud. La dimensión vidamuerte en el pensamiento de Franz Hinkelammert (22-32) Cecilia Inés Luque: La máquina vs el misterio. Tribulaciones de la modernización desigual y contradictoria en Brasil (33-39) EL ASALTO DE LO IMPENSADO Mario Rojas Hernández: Crítica ético-racional objetiva del positivismo del poder (40-59) Juan Ezequiel Rogna: Del snob al gestor: una propuesta kuscheana para re-pensar al sujeto político desde el peronismo (60-68) Gabriel Luis Bourdin: Marcel Jousse y la antropología del gesto (69-81) Ana Victoria Britos Castro: Interpelaciones a la dinámica estado/sociedad civil en la lógica de la colonialidad del poder. Una revisión de la Bolivia contemporánea (82-94) Mateo Paganini: Locura y colonización. Irrupciones autobiográficas en los testimonios del reino de Araucanía y Patagonia (95-105) Guadalupe Estefanía Arenas Pacheco: Una aproximación al pensamiento inculturado en el itinerario intelectual de Juan Carlos Scannone (106-115) Victoria Casado Tolosa: Exotismo e indianismo: un sujeto político místico (116-121) LAS FORMAS DE LA MEMORIA Luis Miguel Baronetto: Angelelli: mártir del Concilio (122-145) Guillermo Alejandro Barón Del Pópolo: La intuición de una América Latina distinta. Entrevista a Rolando Concatti sobre la revista Alternativa Latinoamericana (146-155) NUEVAS NARRACIONES Porfirio H. Calsín Zapana: Breve reseña revista AymaraQuechua (156-159) 4 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar Agosto 2016 – Córdoba Pensamiento crítico latinoamericano construcción histórica se ha desplegado con categorías propias como lo son la pluralidad, la diversidad, la contingencia y la diferencia que, abiertas a la heterogeneidad, permiten constantes recomienzos. Dichos recomienzos asumen “el compromiso existencial con lo pensado”. Al final de su escrito explicita su actual línea de investigación centrada en la colonialidad del deber. Latin American Critical Thought Presentación La historia de los pueblos de Nuestra América es también la historia de los deseos de liberación y emancipación presentes en sus sociedades. Tales deseos han sido un lugar privilegiado de enunciación para prácticas políticas y reflexiones teóricas centradas en “lo posible”: otra historia, otra economía, otro tipo de organización socio-política, otro pensar. En otras palabras, el deseo de lo (im)posible, nunca alcanzado plenamente, pero indispensable para potenciar la emancipación, ha producido una reflexión en la cual se articulan y disputan diversos cruces epistémicos, entre ellos la ideología, la filosofía y las ciencias sociales. Dichos cruces poseen alcance político, expresándose en diversos y opuestos proyectos sociales A continuación, la Dra. Estela Fernández Nadal rescata los aportes del intelectual alemán Franz Hinkelammert; radicado en América Latina desde los años sesenta del siglo pasado. La racionalidad instrumental que guía a las acciones directas y que atraviesa a las instituciones, especialmente el Mercado y el Estado, debe ser subordinada a la racionalidad reproductiva de todos y todas, incluida la naturaleza. La racionalidad reproductiva es posible si se asume una concepción intersubjetiva de sujeto, entendido como infinitud atravesada de finitud. Allí se aloja la capacidad crítica y alternativa a toda institucionalización cuya lógica está atravesada por un potencial de muerte, hoy más que nunca, expresado en el capitalismo global. Diversos movimientos y organizaciones sociales, políticas y culturales a lo largo de Nuestra América o Abya Yala muestran que la “liberación de los pueblos” no se detuvo. La historia de las ideas, la teoría de la dependencia, el socialismo latinoamericano, el indianismo, el feminismo, las filosofías, teologías y psicologías de/para la liberación son algunos ejemplos relevantes de ello. Tales corrientes teóricas intentaron hacerse cargo de la ineludible tarea política de producir nuevas categorías con las cuales decir y pensar la conflictividad histórica, presente en las desiguales sociedades latinoamericanas. Crítica, liberación, emancipación, utopía, política, democracia son, en Nuestra América, algunas de las tantas categorías que han adquirido densidad propia. Por último, desde la crítica literaria, la Dra. Cristina Luque se detiene en los relatos del “ciclo sombrío” de José Jacinto Veiga en los que aparecen trazas del “lado oscuro y deshumanizante de la modernización desigual y contradictoria llevada a cabo por las políticas estatales brasileñas desde la década del ’30”. Así, pondrá en tela de juicio ciertas interpretaciones que se han hecho sobre algunos de los relatos que componen dicha etapa entre los cuales se encuentra “A máquina extraviada”. En su lectura, Luque rescata la capacidad de apropiación, reinterpretación, reformulación y resemantizacion llevado a cabo por los dominados frente a la dominación moderno-occidental. Tres son los artículos que componen el presente Dossier en este nuevo número de Pelícano. La temática del Dossier subyace también a los demás textos que conforman el presente número. En el primero, la Dra. Cristina Liendo describe al pensamiento latinoamericano como una específica tradición crítica al pensamiento occidental dado su profundo legado colonialepistemológico. Pero también el pensamiento latinoamericano es una tradición cuya En contextos de desigualdad, explotación y domesticación de la sensibilidad, el desafío de pensar críticamente se convierte, si se quiere 5 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar Agosto 2016 – Córdoba vivir dignamente, en una necesidad a satisfacer. Valgan estos textos como expresiones de esos deseos de liberación y emancipación. Gustavo R. Cruz, Oscar Pacheco & Carlos Asselborn 6 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba Pensamiento Crítico Latinoamericano Abstract: I consider Latin American thought as a construction of a new tradition, which is expressed as a critical view to the whole of what is usually called Western thought, first and foremost in its dimension of epistemic colonial legacy. This refers to the thought which was imposed in the Americas since the end of the 15th Century by means of the project of imposing an Euro-centrical Modernity. The critical perspective of Latin American thought pays attention to its historical, social and political construction, and thus builds its own tradition using other categories: plurality, which points at the multiplicity of existences; diversity, which shows the variety of those existences; contingency, which denotes the possibility of intervention in human and worldly affairs; and difference, which shows a constitutive hiatus within them. These categories are open to heterogeneity and to the complexity of human historical existences. This categorial opening allows for constant new beginnings of thought, making possible the emergence of contingency and of existential commitment with what is thought. Acerca del Pensamiento Latinoamericano About Latin American Thought María Cristina Liendo1 Universidad Nacional de Córdoba [email protected] Modo de citar: Liendo, M., C. (2016). Acerca del Pensamiento Latinoamericano. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ ojs/index.php/pel/article/view/40/ Resumen Considero al pensamiento latinoamericano como la elaboración de una nueva tradición, que se expresa como mirada crítica al conjunto de lo que convenimos en llamar pensamiento occidental, sobre todo en su dimensión de legado colonial epistémico, es decir, lo que fue impuesto en América desde finales del siglo XV por la vía del proyecto impositivo de una modernidad eurocentrada. Atenta a su construcción histórica, social y política, la mirada crítica del pensamiento latinoamericano va construyendo una tradición propia de pensamiento desde otras categorías: la pluralidad, que señala la multiplicidad de existencias; la diversidad, que lo hace respecto de la variedad de esas existencias; la contingencia, que marca la posibilidad de la intervención en el curso de las cosas humanas y mundanas; la diferencia, que señala el hiato constitutivo de y en ellas. y a la complejidad de las existencias humanas históricas y es esta apertura categorial la que permite los constantes recomienzos del pensar, posibilitando también la emergencia de lo contingente y del compromiso existencial con lo pensado. Palabras clave: tradiciones, recomienzos, juridicidad. Keywords: Traditions, Beginnings, Juridicity. Categories, New 1.- De la dimensión categorial En términos muy generales y como un primer acercamiento, podría especificar al pensamiento latinoamericano como la lenta elaboración de una nueva tradición, que se expresa como mirada crítica al conjunto de lo que convenimos en llamar el pensamiento occidental, sobre todo en sus caracteres de legado colonial epistémico, esto es, lo que fue impuesto en América desde finales del siglo XV por la vía del proyecto impositivo de una modernidad eurocentrada. La imposición se produce no tanto en los contenidos trasmitidos sino mejor en sus modos de saber: análisis racionalista, positivista, excluyente, esencialista, con una fuerte aplicación de los principios lógicos clásicos. El pensamiento latinoamericano es una crítica inicial en tanto implica poner en cuestión las más tradicionales categorías occidentales de pensamiento: las certezas inamovibles de la Unidad, de la Universalidad y de la Necesidad que, desde Parménides hasta Hegel, establecen una categorías, Doctora en Filosofía. Integrante del proyecto de investigación: Re-pensar el sujeto político desde las heterogeneidades latinoamericanas. Aportes críticos a la tradición de la Historia de las Ideas latinoamericana desde el proyecto colonialidad/modernidad. Centro de Investigaciones. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. 1 7 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba continuidad tradicional en tanto es necesario que haya Uno, que éste sea único, no puede haber otros unos porque ya serían el Otro, que sea inmutable o, si se mueve, lo haga en una sola y totalmente previsible dirección. Estas categorías confluyen en la institución de la Originalidad, puesto que la Unidad y la Universalidad se cierran en el único Uno, el cual siendo el Origen, establece la exigencia de lo original y engendra la Verdad única, que se corresponde con la Esencia2. Son categorías cerradas, puesto que no hay espacio para nada más: lo que toma distancia de la unidad es simplemente la otredad, la carencia de universalidad es sólo accidente, lo no necesario es pura eventualidad y azar y lo no verdadero es únicamente falsedad. Atenta a su construcción histórica y social y política, la mirada crítica del pensamiento latinoamericano se ocupa de ir construyendo una tradición propia de pensamiento desde otras categorías: la pluralidad, que señala la multiplicidad de existencias; la diversidad, que lo hace respecto de la variedad de esas existencias; la contingencia, que marca la posibilidad de la intervención en el curso de las cosas humanas y mundanas; la diferencia, que señala el hiato constitutivo de y en ellas. La pluralidad y la diversidad implican y acogen a las particularidades, las especificidades y las localías de tiempo y espacio a la vez que alimentan la inexistencia de un único lugar originario como centro y, consecuentemente, también la inexistencia de las periferias como márgenes. Son categorías abiertas a la heterogeneidad, a la complejidad de las existencias humanas, las que, a su vez, se reconocen en diferentes situacionalidades3; desde allí establecen relaciones muy consistentes con las culturas en donde operan4. Es esta apertura categorial la que permite los constantes recomienzos5 del pensar: puesto que no hay predeterminación de ese ámbito, no está dicho de antemano qué es lo que hay que pensar y mucho menos cómo, también posibilita la emergencia de lo contingente y abre al compromiso existencial con lo pensado. En este contexto, el pensar no es una tarea reservada sólo a los ámbitos académicos ni es exclusivamente una función intelectual, el pensamiento es una “función de la vida y que la vida humana no es algo dado, sino algo por hacerse por parte de quien la va viviendo”6; lo cual nos remite al sujeto pensante que nunca es individual, puesto que el pensar se vive comprometidamente inserto en la vida social, con sus situacionalidades y sus contextos radicales. 2.- De la dimensión histórica Como toda producción humana, el pensamiento latinoamericano va construyendo su historia, lo que nos permite interrogarnos acerca de sus comienzos, en plural. Nos encontramos nuevamente con la contingencia y la responsabilidad de la decisión acerca de qué cuestión va a ser considerada un comienzo y por cuáles razones. Frente a la pregunta por los comienzos del pensamiento latinoamericano, la respuesta nos obliga a pendular entre lo que se entienda más específicamente por ese pensamiento y lo que se entienda por América Latina En primer lugar, apelando a la óptima herramienta del lenguaje, en la ya superada disputa de las preposiciones acerca de si el pensar está en un lugar definitivo (América latina, en este caso), o es de ese lugar más específicamente, o versa sobre un objeto determinado, se considera que las críticas del pensamiento latinoamericano emergen7 desde un lugar de enunciación nuevo8: el espacio de la 6 Ibíd. p.13. El término emergencia está usado aquí en el doble sentido de lo que sale a la luz y de lo que es urgente y lo hace de manera apremiante 8 Considero que esta afirmación coincide, en su intención manifiesta, con la de Juan Obarrio cuando asevera: “Si el Sur es un conjunto de vidas singulares, en los últimos tiempos este espacio y esta vida ha ido generando un pensamiento propio sobre esas formas y texturas. En este sentido resulta más preciso hablar de un pensar „al‟ Sur y no „desde‟ el Sur. La frase „pensar al‟ implica, a la vez, el lugar de producción del teorizar y su objeto”. En cambio, 7 El uso de las mayúsculas es intencional, ellas marcan el uso simbólico de la preeminencia de esos términos sobre otros. 3 El término alude al concepto de situacionalidad, que a su vez comprende otros como empiricidad; axiología, experiencia, mundos, historias, como es usado por el filósofo argentino Arturo Roig en el Cap. XV de su obra Teoría y Critica del Pensamiento Latinoamericano (1981). 4 Ver A., Roig (1993). Cap. 7. 5 Ver A., Roig (1981). Introducción. 2 8 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba voz propia de un sujeto que tiene como “valioso el conocerse a sí mismo”9 y que es siempre un sujeto de discurso10. En este sentido, la construcción de este pensamiento es el trabajo arduo que se realiza como un ejercicio crítico de descentralización discursiva, ya que no hay un centro ni, consecuentemente, una originalidad originaria; hay sí lugares de enunciación que siempre son originales porque son el origen de la palabra propia; también hay un sujeto que habla con otros, desde su lugar enunciativo, con un discurso público y, consecuentemente, político. Así, el pensamiento latinoamericano se va construyendo como una acción, como práctica política que, desde su misma estructura categorial (pluralidad, diversidad, contingencia, diferencia, situacionalidad, heterogeneidad) democratiza el ejercicio del pensar en el modo de una apertura para todos, sin élites privilegiadas para su práctica, haciendo surgir, de esta manera, las condiciones de posibilidad para las transformaciones sociales con anclaje en la dimensión epistémica-existencial. En segundo lugar, el pensamiento latinoamericano se interroga sobre las identidades étnicas de América: ¿es latina, es india, es ibérica, es americana? Las respuestas se pluralizan en la complejidad del sujeto que se siente interpelado, porque la función nominativa es siempre un ejercicio de poder, esto es, algo es nombrado por quien tiene el poder para hacerlo. En este aspecto se cruzan dos espacios epistémicos, el histórico y el lingüístico, desde donde se puede preguntar: ¿qué sujeto nombró a América y la adjetivó como latina?, ¿por qué y cuándo lo hizo?, ¿cómo se llamaba América antes de ser nombrada así?, ¿qué sujeto la nombró Indias Occidentales o Nuevo Mundo?, ¿quién la nombró Abya –Yala? ¿Cuándo y para qué sujeto fue Iberoamérica?, ¿o Indoamérica?11 ¿Cuál de todas es la América que es nuestra?, se pregunta José Martí. Y se responde, todas: Con los pies en el rosario, la cabeza blanca y el cuerpo pinto de indio y criollo, venimos, denodados, al mundo de las naciones. Con el estandarte de la Virgen salimos a la conquista de la libertad. Un cura, unos cuantos tenientes y una mujer alzan en México la república, en hombros de los indios. Un canónigo español, a la sombra de su capa, instruye la libertad francesa a unos cuantos bachilleres magníficos, que ponen de jefe de Centro América contra España al general de España. Con los hábitos monárquicos, y el Sol por pecho, se echaron a levantar pueblos los venezolanos por el Norte y los argentinos por el Sur… (Martí, 1993, p.123).12 La América que es la nuestra de Martí da cuenta más especialmente de la situación contextual del 1998 caribeño, esto es, somos una pluralidad diferente de Estados Unidos de América y también somos una multiplicidad de legados internamente diversos. En ese entramado histórico y político se justifica la explícita binariedad de oprimidos y opresores y un cierto aire mesiánico y pedagógico que permea el texto. Sin embargo, considero que la intención de pensamiento crítico martiano desborda las localías históricas, impregna las transformaciones emancipatorias y libertarias de la historia de nuestra América, las realizadas, las soñadas, las abortadas, las por venir13 y, por fin, extiende la decisión y el compromiso de lo que vamos a considerar como nuestro a los sucesivos futuros de América cuando propone: Con los oprimidos había que hacer una causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la no coincide con la frase siguiente, con la que cierra el párrafo: “La fórmula „desde el Sur‟ parece seguir respondiendo al motivo de un pensamiento que es generado para una audiencia privilegiada situada en otro sitio: en el Norte”. J., Obarrio (2015). “Pensar al Sur” en Intersticios de la cultura y la política. Perspectivas críticas desde América Latina. 9 Ver A., Roig (1981). Introducción. p.11. 10 Ver A., Roig (1981). Cap. II y Roig, A. (1991). 11 Ver A., Roig (1981) Cap. II. 12 “Nuestra América” de José Martí apareció en El Partido Liberal, en México, enero de 1891. En Zea, L. (1993). 13 Horacio Cerutti Guldberg se pregunta: “¿Hasta dónde llega Nuestra América? Quizá hasta donde esté el más alejado de nuestros migrantes, porque lleva consigo su cultura a modo de una segunda piel, siempre y cuando la metáfora no lleve a naturalizar lo que es intrínsecamente histórico”. H., Cerutti Guldberg (2005). 9 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba salud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos (Martí, 1993, p.125). “esencia oriental” (Hegel, 1965, p.193). Empero, son también éstas las condiciones epistemológicas para iniciar en cualquier tiempo, lugar y pueblo la aventura del pensar, cualquiera sea éste y que precisamente Roig retoma para afirmar que: … en la medida en que para Hegel el „comienzo concreto‟ de la filosofía deja de ser un mero dato histórico de carácter erudito y nos plantea antes que eso las condiciones de dicho comienzo, éste resulta ser fundamentalmente un „recomienzo‟ (Roig, 1981, p.11). La dimensión histórica del pensamiento latinoamericano acarrea la ineludible interrogación por los comienzos que, al menos, podrían diferenciarse en dos grandes tipologías: epistemológico y cronológico. Considero que el desplazamiento discursivo que efectúa Roig14, desde su relectura de El comienzo de la Historia de la Filosofía de Hegel15, es un acontecimiento fundante para la historización del pensamiento latinoamericano, puesto que tal lectura habilita al filósofo argentino la elaboración del concepto de los constantes recomienzos del pensar y, consecuentemente, de un pensar nuestro. Afirma Hegel: La historia de la filosofía comienza allí donde el pensamiento logra alcanzar la existencia en su libertad, donde logra arrancarse de su estar sumergido en la Naturaleza, de su unidad con ella, y se constituye para sí, donde el pensar entra en sí mismo y es por sí. (Hegel, 1965, p.190) (…)Este surgir del espíritu se relaciona, por el lado histórico, con el florecimiento de la libertad política; y la libertad política (…) tiene su comienzo allí donde el individuo, donde el sujeto se sabe como tal en la universalidad, o donde la conciencia de la personalidad se manifiesta teniendo en sí un valor infinito, en tanto me pongo para mí y valgo sencillamente para mí (Hegel, 1965, p.191). Si bien el pensamiento latinoamericano es uno de los muchos comienzos del pensamiento humano, también se pueden señalar en su interior diversos recomienzos de sí. Esta afirmación coloca en primer plano la cuestión del tratamiento metodológico de los contenidos que se abordan para su reflexión, porque: “Según sea la metodología, será la historia y aquella metodología, a su vez, dependerá tanto de lo que entendemos como sujeto histórico y, en particular, como sujeto del filosofar” (Roig, 1994, p.97). La metodología más privilegiada resulta en una Historia de las Ideas Latinoamericana16, en el sentido de considerarla “... una historia de todas las formas de objetivación en las que se han puesto en ejercicio actitudes críticas17, aún cuando éstas se muevan dentro del horizonte de la cotidianidad, sin alcanzar propiamente una formulación teorética...” (Roig, A. 1995, 35), y donde aparecen fuertemente implicadas las relaciones de poder que se ponen en juego en los discursos que cruzan ambos espacios. Esta forma metodológica “…extirpa totalmente la idealización y la absolutización de la idea, colocándola en el campo de la ambigüedad y favoreciendo el quiebre de las totalizaciones conceptuales que suelen estar presentes en una Es así como la libertad política aparece cuando el pensar puede darse la “determinación de lo universal” o “pensarse como una esencia libre que se refiere a sí misma”, porque en esto está “contenido el momento de la libertad práctica, política” (Hegel, 1965, p.192). Estas son las condiciones que le permiten a Hegel afirmar que el pueblo griego “es la primera forma de la conciencia de sí, libre, espiritual”, son los griegos los primeros que pueden superar como pueblo la El término Latinoamericana, en este caso, está adjetivando a la totalidad de la expresión Historia de las Ideas y no lo hace sólo con Historia o con Ideas en forma separada. De esta manera pretende sugerir una forma de tratamiento de las ideas, no con un sentido de erudición respecto de su contexto de formulación y de justificación, sino de trabajo respecto de los efectos en la vida social y política habilitando resistencias y transformaciones sociales emancipatorias. 17 El uso de las cursivas es mío, para destacar expresamente la expresión señalada. 16 Ver A., Roig (1981). Introducción. Ver Apartado C: “División General de la Historia de la Filosofía” en Hegel G. F. (1965). 14 15 10 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba historia „interna‟ de la filosofía” (Liendo, 2008, pp.67-68). Intentar historizar el corpus del pensamiento latinoamericano es un trabajo complejo que implica dar cuenta de la dinamicidad interna ínsita en toda actividad humana, capaz de mostrar los procesos de su propia contextualización y localizaciones, privilegiando las diversas formas de autocomprensión de sus sujetos. Es la novedad de la relación sujetos históricos - praxis políticas y socioculturales la que consigue ir señalando algunos hitos importantes que pueden, a su vez, tomarse como recomienzos. En este sentido, Roig apunta que es importante tener en cuenta que toda periodización, por encima de cualquier cronología, remite a una unidad de sentido, y que ésta remite a su vez al sujeto que la otorga, ya que son las diversas rupturas y quiebres con la continuidad de la racionalidad vigente y dominante, las que van marcando los recomienzos.18 Considero que cada recomienzo va surgiendo desde la posibilidad de instalar una pregunta fuerte, en el sentido usado por Santos cuando afirma que: “Las preguntas fuertes se dirigen no sólo a nuestras opciones de vida individual y colectiva sino, sobre todo, a las fundaciones que crean el horizonte de posibilidades entre las cuales es posible escoger” (Santos, 2010, p.52), es decir, son preguntas fuertes las que crean una distancia importante en relación a las tradiciones que han regido unos conocimientos o disciplinas determinadas, abriendo el espacio de la contingencia, de las incertidumbres y de las complejidades que implica avanzar en terrenos poco conocidos. causal. En su lugar, recogiendo parte del pensamiento de Foucault y de Gramsci, habilita un modo de pensar desde nuestra América como “historia subterránea” o “historia secreta” o “historia no historiada” (Roig, 1994, p.102), que pone en cuestión la idea de continuidad histórica: “el gran aporte de Foucault es el de haber establecido la sospecha de que la „continuidad‟ dentro de la historia establecida es cosa cargadamente ideológica a tal punto que puede llegar a marcar a la totalidad del discurso histórico” (Roig, 1994, p.98). La historia “oficial”, periódica y continua queda perturbada por “la historia de las clases subalternas (que) es necesariamente disgregada y episódica” (Roig, 1994, p.102). También considero importante afirmar que los recomienzos que podría señalar en el interior del pensamiento latinoamericano, al momento que rompen los cauces de la racionalidad dominante y en el mismo espacio de esa fractura, descubren y dejan ver lo que estaba allí mismo, subyacente y oculto por ella. *En este sentido, podría pensarse, que es el cauce de la normalización filosófica el que aprisiona el estallido de la Filosofía de la Liberación donde se acentúa, a pesar de sus profundas diferencias internas, la construcción de la relación entre espacio geo histórico, político, cultural y espacio epistémico, como un desafío fuerte al canon establecido con respecto de la libertad del pensamiento y como un saber de compromiso político con la situación contextual de los países latinoamericanos, compromiso que excede largamente el ámbito académico. Respecto de la propuesta de la normalización Horacio Cerutti Guldberg explica: En 1942 ya se ocupa Romero19 de la filosofía hispanoamericana (…) donde explícitamente habla de los “fundadores” y de la “normalización” filosófica (…) Los “fundadores” filosofan por su cuenta (…) La filosofía se convierte en una actividad cultural “normal” de la sociedad y se acorta la distancia que nos separa de los países que hoy llamaríamos centrales (Cerutti Guldberg, 1986, p.90). No se puede desolidarizar la noción de 3.- De los recomienzos Por otro lado, el desplazamiento discursivo que realiza Roig en el texto arriba mencionado, al tiempo que abre la posibilidad de hablar de un comienzo epistemológico del pensamiento latinoamericano, problematiza el tratamiento histórico - cronológico habitual como una serie de hechos historiables que se suceden unos a otros o una línea más o menos continua y A., Roig (1994). Cap. “El método de pensar desde nuestra América”. pp.97-103. 18 19 11 Se refiere a Francisco Romero. Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba “fundadores” y la de “normalización” de la noción de cultura entendida como espíritu, de la filosofía como culminación autoconciente de la cultura, de la noción instrumental de concepción del mundo, del retraso de influencias, de la caracterización de épocas, de la obra como resultado de la creación individual, etc. (1986, p.91).20 pasan a ser categorías de análisis con muy diferentes tratamientos en el interior de esta perspectiva y también con diversas repercusiones en la actualidad en este recomienzo del pensamiento latinoamericano. *La rebelión contra la lógica de la colonia y su racionalidad imperial vigente, anima tanto las luchas de la resistencia india en América, muy anteriores a las independencias del siglo XIX, esto es, tanto la memoria larga de las grandes movilizaciones aymara, qheshwa, guaraní, etc. de hace más de doscientos años como la memoria corta de los proyectos políticos indios para repensar e intervenir en y contra los ideales republicanos23. En 1492, cuando la Europa imperial construye la modernidad conjuntamente con lo que será América, la forma moderna del Estado queda establecida como el espacio privilegiado de la acción y del pensamiento político subsumiendo todas las otras formas de reflexión y de organización sociocultural, que pudieran construir otros procedimientos u otros ordenamientos. También los modos de la resistencia a esta situacionalidad son temporal y regionalmente muy diversos: ellos van desde el choque frontal y el exterminio, pasando por la cooptación y la adaptación a las maneras occidentales para ocupar espacios invadidos, los cercos y las marchas, las formas híbridas de la socialidad y la religiosidad americanas, sobre todo en los actuales países con muy altos porcentajes de poblaciones que se reconocen como indias, hasta la expresión del pensamiento indio, como otro de los recomienzos del pensamiento latinoamericano. Las diversas formas de las luchas se manifiestan en modos de pensar y pensarse, de conocerse y tenerse a sí mismos como valiosos. En una profunda afirmación de sí, en los pueblos indios se fueron generando proposiciones teóricas como la de las dos En tanto, la ruptura epistemológica de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana, también recogiendo las categorías de la pluralidad, la diversidad y la contingencia las hace jugar en otros lugares y con otras funciones para redefinir espacios, sujetos y tareas y lleva a algunos de sus integrantes a postular, en los primeros 70, una función filosófica que se encuentra en las antípodas del pensar normalizado. El documento que se conoce como Manifiesto Salteño contiene 2 partes. La primera es un Manifiesto para una “filosófica” latinoamericana, donde se leen tales afirmaciones: 2. (…) Postulamos, en cambio, una filosófica entendiéndola como una práctica específica dentro de las prácticas conformadoras del todo social. No nos interesa la “imagen” o el rol del filósofo, sino la “función filosófica” exigida y exigible a todos y cada uno de los que integran ese todo social. 3. Esta filosófica incluye la mediación de la política como una de las prácticas que la condicionan y que deberá ser esclarecida en su tensión dialéctica con las restantes prácticas sociales (Cerutti Guldberg, 1983, p.297).21 Respondiendo a una pedagogía de la desprofesionalización del pensamiento, la segunda parte del documento es un Plan de estudios filosóficos en la perspectiva de la constitución de una filosófica latinoamericana, puesto que la filosófica en su función de servicio debe asumir la práctica de la ideología “para que toda la praxis social sea una praxis liberadora” (Cerutti Guldberg, 1983, p.297)22. De esta manera nociones tales como pueblo, discurso, ideología, historia “La síntesis entre la memoria larga (luchas anticoloniales, orden ético prehispánico) y la memoria corta (poder revolucionario de los sindicatos y milicias campesinas a partir de 1952) es en realidad un proceso difícil y contradictorio y sus divergencias se manifiestan a mediados de la década del 70 en una primera diferenciación regional del movimiento campesinoindio”. S. Rivera Cusicanqui (1984). p.212. 23 Ver H.,Cerutti Guldberg (1986). Cap. 6. Cursivas en el original. 22 Cursivas en el original. 20 21 12 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba repúblicas y la de los horizontes del colonialismo interno en Bolivia. Dice Silvia Rivera: Las identidades étnicas plurales que cobijó el Estado multiétnico del Tawantinsuyu, fueron sometidas a un tenaz proceso de homogeneización que creó nuevas identidades: indio, o incluso aymara y qhichwa son identidades que podríamos llamar coloniales, pues llevan ya la huella de la estereotipación racial, la intolerancia cultural y el esfuerzo de “colonización de las almas”. En este sentido, postulamos que las contradicciones coloniales profundas - y aquellas que renovadas, surgen como resultado de las reformas liberales y populistas - son, aún hoy, en una sociedad abigarrada como la boliviana, elementos cruciales en la forja de identidades colectivas (Rivera Cusicanqui, 2010, p.41). experimentadas como la sobreposición desarticulada de diferentes tipos de sociedad, lo que implica varios tiempos históricos, lenguas, diferentes modos de producción, formas de organización social y de gobierno: En una formación social abigarrada no sólo coexisten varias relaciones sociales y jurídicas de producción, sino que básicamente se trata de una heterogeneidad de tiempos históricos. Este es un tipo de diversidad profunda, ya que en la medida en que existe esta diferencia, también hay diferencias en las estructuras políticas y la cultura general, diferencias que son más o menos irreductibles. Otra característica de una formación social abigarrada es la diversidad de formas políticas y de las matrices sociales de generación (Tapia, 2002, p.309). Me parece interesante señalar que la idea de los recomienzos ya está presente en el pensamiento indio de América en las temporalidades cíclicas del Pachakuti que implica la reversibilidad del mundo, la revuelta que busca retomar el equilibrio perdido (Pacha: tiempo-espacio; Kuti: vuelta, turno revolución). Como todo lo andino, tiene sentidos divergentes y/o complementarios, puede significar una cosa y su contrario, sin contradicción, una catástrofe o una renovación. La llegada del blanco europeo fue un pachakuti en el primer sentido. El pachakuti disloca la temporalidad lineal, como la contemporaneidad de lo no pasado, el pasado es hoy y el futuro ya llegó, en una devolución de la armonía al mundo desquiciado. No hay progresión, no hay un ir desde un punto hasta otro en el tiempo. Nayrapacha remite a los tiempos antiguos que son también pasado-futuro, un pasado capaz de emerger como futuro, un modo de estar en el presente, revirtiendo la situación vivida; con la reversibilidad del mundo, el nayrapacha implica la restauración del orden cósmico. Temporalidades y espacialidades no modernas se traman y atraviesan en la concepción de sociedades abigarradas24 También la condición de multisocietalidad remite a distintos tipos de sociedad operando en un espacio delimitado modernamente como Estado nacional, como consecuencia de la colonización. Las luchas indias por las demandas de autonomía para sus organizaciones sociales y políticas arraigan en la concepción integrada de tierra y territorio. La tierra no es un medio de producción y recursos naturales y el territorio no es la delimitación jurídica de los estados nacionales. En la concepción andina: “Ambos tienen connotaciones „sacras‟ y, a la vez, son realidades sociales y económicas fundamentales (…) este conjunto de tierra y territorio es percibido como una forma de expresión del espacio” (Ticona Alejo, 2010, p.63). Por eso la tierra-territorio es propiedad comunitaria que no puede ser dividida ni puede ejercerse ni delimitarse sobre ella propiedades individuales. Ella es Pacha. Las luchas por la tierra tienen este ch‟ixi tiene diversas connotaciones: es un color producto de la yuxtaposición, en pequeños puntos o manchas, de dos colores opuestos o contrastados: el blanco y el negro, el rojo y el verde, etc. Es ese gris jaspeado resultante de la mezcla imperceptible del blanco y el negro, que se confunden para la percepción sin nunca mezclarse del todo. La noción ch‟ixi, como muchas otras (allqa, ayni) obedece a la idea aymara de algo que es y no es a la vez, es decir, a la lógica del tercero incluido”. S., Rivera Cusicanqui (2010). p.69. “… me considero ch’ixi, y considero a ésta la traducción más adecuada de la mezcla abigarrada que somos las y los llamados mestizas y mestizos. La palabra 24 13 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba fundamento filosófico y cobijan una antropología y una teoría del conocimiento andinas25 *La construcción del proyecto independentista criollo, entre fines del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, marca otro de los recomienzos del pensamiento latinoamericano, donde se ponen en juego y en disputa los conceptos políticos de libertad, igualdad, colonia, patria, guerra, independencia, soberanía, pueblo, revolución, entre los más significativos. Juan Bautista Alberdi lo expresa claramente en 1837: Nuestros padres nos dieron una independencia material; a nosotros nos toca la conquista de una forma de civilización propia: la conquista del genio americano. Dos cadenas nos ataban a la Europa: una material que tronó, otra inteligente que vive aún. Nuestros padres rompieron la una por la espada; nosotros romperemos la otra por el pensamiento. Esta nueva conquista deberá consumar nuestra emancipación (…) El pensamiento es llamado hoy por el orden necesario de las cosas (…) pasó el reinado de la acción; entramos en el del pensamiento. Tendremos héroes, pero saldrán del seno de la filosofía (Alberdi, 1955, p.55). dinamicidad histórica en que se inscriben, podría señalar, muy en general, algunos cruces y derivas de los conflictos que potencian las luchas mediante las siguientes oposiciones: -La retroversión de la soberanía al pueblo en oposición a la monarquía establecida por el poder divino, puesto que pensar al pueblo como el sujeto de la revolución es asumir la pregunta por la forma de sustitución del régimen monárquico y por la cualidad de las instituciones con que se llevaría a cabo26. En general, los procesos revolucionarios americanos se caracterizaron por un movimiento hacia la democratización de la vida pública, en el modo del republicanismo, que implica la división de los poderes y la cuestión de la representación, en oposición al ejercicio despótico de la autoridad colonial. Se trata de instalar una nueva legitimidad política bajo el supuesto filosófico de la adecuación al derecho natural, que determina la libertad incondicionada de todos los hombres. Dice Bernardo de Monteagudo en su Oración Patriótica: …cuando la América conozca que el santo código de la naturaleza es uno e invariable en cualquier parte … y que son iguales los derechos …cuando recuerde su antigua dignidad …entonces deducirá …que siendo la soberanía el primer derecho de los pueblos, su primera obligación es sostenerla, y el supremo crimen …la tolerancia de su usurpación (Monteagudo, 1944, p.22). ¿Cuáles fueron los núcleos del pensamiento político de las revoluciones independentistas, que hegemonizaron el pensamiento latinoamericano en este recomienzo y reconsideración de tener como valioso el conocimiento de sí? Esa experiencia histórica se instituye como un momento fundante de la socialidad americana, puesto que en él se interiorizan en el imaginario social determinadas significaciones políticas, cuyos efectos de sentido se manifestarán, también, en los siglos siguientes. A pesar de la existencia de una pluralidad estructural en los procesos independentistas americanos y la gran Para una ampliación de esta temática, entre muchos otros textos, se puede consultar: F., Reinaga (2010); E., Ticona Alejo (2010); Colectivo Katär Uta (2011); S., Soriano Hernández (2009); X., Albó (2003); L., Tapia (2008); M., Mejía Huamán, (2005); C., Lenkersdorf, (2007), (2008). -Las tendencias confederalistas o federalistas en oposición a las centralistas, teniendo en cuenta dos formas de concebir el federalismo, y consecuentemente, la mayor o menor concentración del poder. Las ciudades capitales que fueron asentamiento virreinal durante la colonia (Buenos Aires, Santiago, México, Bogotá, Caracas) tienen tendencias “En general, el término pueblo refería a la ciudad, al ámbito de los cabildos, a la jurisdicción del ayuntamiento. En América, la pluralidad del sustantivo pueblos, alude a la vida económica y social de las Indias, delimitada por las ciudades y sus regiones de influencia. Se apoyaba en la organización de la monarquía española, como un conjunto de reinos o provincias, contraria a la teoría moderna del estado que postulaba la indivisibilidad de la soberanía nacional”. M.C., Liendo (2010). p.44. 26 25 14 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba centralizadoras, mientras que las demás se encaminan hacia la figura de la Confederación con propuestas van desde el autonomismo hasta la independencia total27. Se piensa esta figura como una sociedad de estados independientes, donde cada uno de ellos conforma un Estado soberano, con posibilidades de asociación y la Federación o Estado Federal, como estado nacional soberano, sin perjuicio de las soberanías de los estados miembros28. -La concepción de la divisibilidad de la soberanía opuesta a la imposibilidad de su división, esto es, mientras que para las elites portuarias, la retroversión de la soberanía llega sólo hasta la primera institucionalidad de los antiguos cabildos, en el Río de la Plata, José Gervasio de Artigas piensa en la exclusiva particularidad de su pueblo, el oriental, como uno de los tantos pueblos en los cuales la soberanía debería asentarse legítimamente. Esta posición queda expresada en el Congreso de Tres Cruces, en abril de 1813: “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana”; también cuando firma el acuerdo con Rondeau para unificar tareas frente a los realistas de Montevideo, lo hace sólo como el Jefe de los Orientales. Artigas piensa a la soberanía como divisible y queda inscripto muy claramente dentro de una tendencia confederacionista. Para las tendencias centralistas, en cambio, una representación nacional unificada y entendida como voluntad general no es el vocero de las diversas comunidades de donde provienen los representantes, sino el cuerpo deliberante unificado de un gobierno único. La divisibilidad o indivisibilidad de la soberanía, se establece así como uno de los nudos más conflictivos del proceso revolucionario, que tendrá sus repercusiones en la cuestión de la división de los poderes y la consecuente mayor o menor concentración en el ejercicio del poder29. *El proyecto independentista criollo, sin embargo, no contempla la cuestión de la desesclavización y el gobierno negro como lo concibió la temprana revolución de Haití que, saliendo de su refugio vudú como forma de resistencia a la esclavitud y la muerte, después de muchos años de luchas, consiguió proclamar la República de Haití como un estado libre el 1º de enero de 1804, restableciendo para el lugar su nombre arahuaco original, que hasta entonces se nominaba Saint-Domingue. El antecedente reconocido más remoto de la revolución fue Mackandal, quien comandó una primera revuelta que llegó hasta 175830. La revolución haitiana registra por lo menos dos fases, donde están muy presentes los nombres de François Dominique ToussaintLouverture, Jean-Jacques Dessalines, Henri Cristophe y Alexandre Pétion hasta llegar a proclamar la primera constitución escrita donde se ponía en ejercicio efectivo los principios fundantes de la revolución francesa31. Este proyecto que también puede considerarse otro recomienzo queda claramente expresado por Grüner: La articulación temporal entre la revolución francesa y la haitiana hizo las veces de un radical salto cualitativo en el significado histórico de esos diversos movimientos: ahora ya no se trataba solamente de una puesta en cuestión “objetiva” del sistema esclavista, sino de la voluntad progresivamente consciente de su derrocamiento (…) ya no bastaba con el “retorno a África” sino que emergía la voluntad de una diferente sociedad futura aquí, en “América” (Grüner, 2010, p.290).32 Se puede afirmar que es posible una cierta congruencia entre autonomismo y centralismo. La autonomía de administración local y la afirmación de su autoridad soberana no es incompatible con un estado centralizado, con someter su normatividad ad referéndum del conjunto de los pueblos soberanos reunidos. En el Río de la Plata, todo el proceso de fracturas y alianzas con Buenos Aires, y de las provincias entre sí en contra de ésta, puede entenderse mejor desde la mencionada congruencia. (Por ej.: Jujuy, en 1811 era autonomista más que independentista, pero también centralista, para poder defender su autonomía frente a Salta). 28 Ver J.C., Chiaramonte (2004). Cap. III; M., Ternavasio (2007). Caps. 2, 4 y 5. 27 Ver E., Palti (2007). Cap. 4. Ver A., Carpentier (1999). 31 De la profusa bibliografía sobre el tema sugiero ver Dossier (2009) Estudios. Filosofía Práctica e Historia de las Ideas; S., Castro Gómez (2008); E., Grüner (2010). 32 Las comillas y las cursivas están en el original 29 30 15 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba *Los procesos de globalización, en sus diversidades económicas, tecnológicas, políticas y culturales, en el modo de la interdependencia a nivel mundial, irrumpen en las últimas décadas del siglo XX, particularmente desde el fin de la Guerra Fría, la caída de los regímenes comunistas y la expansión impositiva del capitalismo global, la sociedad de consumo, las democracias liberales y las normativas y ordenamientos jurídicos internacionales. Ellos se manifiestan mediante transformaciones en todos los aspectos de la vida social, intersectando dimensiones locales y globales, esfumando límites geográficos, políticos, históricos, culturales y epistémicos, ya sean ellos reales o simbólicos, revelando nuevos modos de pensar y actuar las subjetividades y de intervenir en el mundo, a partir de la masificación de las tecnologías de la información y de la comunicación. Desde estas plataformas de lanzamiento se producen modificaciones muy importantes en todos los espacios geopolíticos, con el ensanchamiento de las sociedades civiles, el protagonismo creciente de las organizaciones no gubernamentales e intermedias, las diversas formas del multiculturalismo, el accionar de los movimientos sociales, la multipolaridad con el surgimiento de potencias regionales, la expansión de los derechos humanos, entre las más significativas. Estas transformaciones dejan ver otros recomienzos en el espacio del pensamiento latinoamericano, integrados en sus diferencias por unas renovadas críticas al proyecto político, social y epistémico de la modernidad occidentalmente eurocentrada y a sus consecuencias para el Resto del mundo33. El pensamiento contra hegemónico se extiende por América desde México al sur, África y gran parte de Asia y opera no sólo fracturando y fragmentando las totalidades opresivas modernas sino también superando la mirada anticolonial, creando y abriendo espacios y horizontes propios de enunciación poscoloniales, no occidentales, posoccidentales, decoloniales y de la subalternidad, que desarticulan los espacios y formas más reconocidas de representación y acción y las desplazan política y epistémicamente. Tales espacios y horizontes asientan en las luchas por establecer órdenes sociales más solidarios e igualitarios que desafían las regulaciones hegemónicas y producen transformaciones potentes en las subjetividades y en las prácticas34 Así como para Martí, la palabra clave de la tarea, en su contexto, era creación, para este recomienzo del pensamiento latinoamericano esa palabra es descolonización. Aunque desde perspectivas diversas, la densidad textual que produce este recomienzo es la conformación de una política y una epistemología de la descolonización. En este sentido afirma Alejandro de Oto: Descolonizar es un verbo que ha tenido diferentes implicaciones en la historia contemporánea, pero ha adquirido su mayor relevancia en la segunda mitad del siglo XX a la luz de las experiencias de las sociedades africanas, asiáticas y latinoamericanas inmersas en los procesos de crítica en todos los terrenos del colonialismo moderno y de las formas de sujeción históricas caracterizadas como coloniales (…) la crítica del colonialismo, en las configuraciones históricas que alcanzó en los siglos XIX y XX a escala global, tiene un núcleo de sentido situado en la constitución de nuevos sujetos históricos, políticos y sociales (De Oto, 2011, p.41). La complejidad contextual y la diversidad de América Latina en sus procesos sociales, políticos y culturales desde la segunda mitad del siglo XX y en lo transcurrido del XXI, acreditan la diversidad de perspectivas teóricas y horizontes de sentido que postulan sus interpretaciones y que se realimentan en las transformaciones emancipatorias por las que batallan los nuevos sujetos históricos, puesto que: “La idea de descolonización apunta desde el comienzo a un acto de invención histórica Ver S., Hall (2013). Cap. “Occidente y el Resto: discurso y poder”. 33 34 16 Ver S., Hall (2008). Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba que ayuda a comprender la naturaleza de la lucha” (De Oto, 2011, 42). Las luchas se multiplican y diversifican en los múltiples frentes donde se manifiestan los sujetos emergentes y el pensamiento latinoamericano da cuenta de ello en su diversidad textual desde espacios de trabajo crítico como los estudios de la subalternidad, los estudios poscoloniales, los estudios culturales, el proyecto modernidad/ colonialidad, los estudios de género y la racialidad, entre los más significativos35. Ellos van habilitando análisis sociales, históricos, culturales, filosóficos y políticos desde nuevas categorías tales como Frontera, Diferencia, Hibridez, Historias, Temporalidades, Heterogeneidad, Racialidad, Género; marcando las procesuales y dinámicas configuraciones y las nuevas relaciones de poder - saber, que se despliegan como prácticas en el interior del espacio de lo político - epistémico latinoamericano. la estructura de juridicidad que sustenta ese proyecto de regulación normativa de lo social, asociado con el capitalismo, como el sistema socioeconómico que opera en tanto su horizonte global y que exige una normatividad acorde a sus impulsos imperiales. Frente a esta forma de la colonialidad, me pregunto por las posibilidades emancipatorias del derecho para pensar cómo va siendo posible la conformación de otro discurso que posibilite una relocalización y un desplazamiento del sentido canonizado y estereotipado de la representación de lo jurídico. La intención epistemológica es la de abandonar, o por lo menos, debilitar la consideración sustantiva y esencial del derecho para trabajarlo como un agente capaz de impulsar procesos de cambio social, como un espacio de promoción de transformación en una dirección social emancipatoria. Esto implica una relocalización de todos los actores en juego para pensarlo, no como un espacio de sutura final de las grietas sociales y de institucionalización conclusiva de la legalidad, sino de apertura y puesta en debate de la legitimidad de la ley. Como ninguna transformación emancipatoria36 se resuelve sin luchas sociales, los considero conceptos correlativos, en tanto pareciera que siempre se trabaja o se lucha ya sea para concretarlas o para impedirlas. De esta manera, las transformaciones y las luchas se me muestran como ideas y procesos sociales convergentes, puesto que, si bien no es posible una determinación previa de la dirección y/o el resultado de las luchas emancipatorias, aquéllas parecen una condición necesaria de éstas. Es en el lugar de lo político, en tanto forma de construcción de lo público, que considero al afianzamiento en alguna forma de positividad jurídica de aquéllos momentos de insurrección instituyente, puesto que lo jurídicamente establecido no deviene necesariamente en el ocaso de lo político; puede ser también una apertura de transformación puesto que no siempre lo instituido es justificante de la violación de los derechos ni, necesariamente, es legitimante de las muchas formas de la exclusión. Es allí donde me pregunto acerca de 4.- De los itinerarios en camino Para la introducción de estos recorridos más personales, en el contexto del último recomienzo del pensamiento latinoamericano, vuelvo al ya citado texto de Alejandro de Oto, cuando afirma que “descolonizar tiene el carácter de una acción destinada a subvertir cada rincón de las prácticas sociales (…) y se mueve en la dirección de lo que hoy llamamos la creación de nuevas subjetividades en espacios muy concretos” (De Oto, 2011, p.42). El área de investigación que voy transitando es lo que he llamado la colonialidad del deber, esto es, el espacio concreto del derecho, por considerar que la juridicidad establecida, que impregna las praxis políticas, es uno de los ámbitos más privilegiados de la colonialidad. Pretendo profundizar en la relación modernidad/ colonialidad, en la que el derecho aparece como Menciono sólo algunos textos, dentro de las profusas bibliografías temáticas. Estudios poscoloniales: K., Bidaseca (2010); Castro Gómez, S; Mendieta, E (1998); Hall, S. (2008); Estudios culturales: García Canclini, N. (1990); Hall, S.; Du Gay, P. (2003); Hall, S. (2010); Proyecto Modernidad/ Colonialidad: Lander, E. (2000); Mignolo, W. (2003); Quijano, A. (2014); Estudios de género y racialidad: Bidaseca, K.; Vasquez Laba, V. (2011); Cruz, G. (2009); De Oto, A. (2003); Gargallo, F. (2004); Gargallo, F. (2013); Picotti, D. (1998); Prada, G. (2005); Ungo, U. (2000). 35 Por transformaciones emancipatorias entiendo el conjunto de luchas procesuales con un sentido estratégico político de esos procesos. 36 17 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba las posibilidades de sostener una transformación cuando ésta va siendo promovida desde las luchas sociales, me pregunto por el momento de la decisión institucional que, a diferencia del momento de la insurgencia, produce una concentración que puede manifestarse en alguna forma de juridicidad positiva (manifiesto, documento, ley, programa). Ambos momentos corren riesgos: el primero, el de la dispersión, el segundo, el del conservadurismo, pero ninguno de los riesgos vuelve no político a ninguno de los momentos. En este sentido, algunos de los interrogantes que me movilizan podrían formularse así: ¿por qué se lucha por crear espacios nuevos de legalidad?; ¿hay en el derecho una fuerza que también actúa disruptivamente y no sólo conteniendo y conservando los cauces de legalidad ya establecida?; ¿cuándo lo jurídico dejó de pertenecer también al espacio de lo político?; ¿puede el derecho ser instituyente y emancipatorio de manera simultánea?; ¿puede producir nuevas subjetividades políticas?; ¿cómo son posibles las fisuras en el interior de las estructuras jurídicas?. El derecho da cuenta de la construcción de las regulaciones normativas de lo social y, como su contracara, también de los procesos emancipatorios. Esto es un movimiento contingente que depende del predominio de estos últimos, entendidos como creatividad y capacidades de transformación, por sobre los procesos regulatorios y normativos, entendidos como conservación de lo establecido. En este sentido coincido con Santos, cuando afirma que el derecho no sólo es una construcción social sino, también, una construcción de lo social, desde alguna forma de estructuración que las prácticas pueden desestabilizar, desequilibrar y desarticular o, por el contrario, consolidar y fortalecer37. En la construcción de la juridicidad que efectúa un determinado grupo social, se pueden observar momentos puntuales de extrema tensión entre la conservación de las estructuras jurídicas vigentes y las fisuras que los sujetos pueden provocar en ellas a partir de prácticas concretas de contra hegemonía. Es sabido que las fisuras tienden a cerrarse a partir de la consolidación de cualquier cambio; el 37 problema se presenta cuando lo que se cierra es la misma posibilidad de abrir una fisura, de encajar una cuña, porque esto es la cerrazón totalitaria de la estructura. En épocas de transición, cambios de época, o momentos de bifurcación en la dirección del cambio la contingencia suele sobrepasar a la determinación, es decir, la emergencia de las posibilidades emancipatorias de creación, invención y transformación, son más potentes que las normativas, regulativas, de lo ya establecido38. Estas tendencias pueden variar según como los sujetos sociales vayan tomando posiciones diferenciadas, según como ellos vayan modificando la producción de sentidos en sus procesos de significación. Tales variaciones no son instantáneas, son resultados que obedecen a plazos más largos, son derivaciones de tendencias y procesos39 que se van articulando y promoviendo desde el subsuelo de lo político.40 De esta manera se habilita el espacio de la utopía. La relación entre transformaciones sociales y derecho autoriza a postular utopías no modernas, que conservan el sentido de una operatividad concreta y de una voluntad de transformación hacia la posibilidad política de mundos mejores, pero sin poder anticipar cuál es el rumbo y cuáles son los sujetos privilegiados para esa concreción; cuestiones señaladas no como carencias a ser remediadas sino como un plus vigorizante que abre más el horizonte de las posibilidades utópicas. Una pregunta asoma, entonces, acerca de las capacidades de transformación de esa apertura, es decir, cuán abierto es ese horizonte. La modernidad tiene y trae problemas para los que la modernidad - entendida como el proyecto de Idem. Entre nosotros, en la Argentina, se puede pensar por ejemplo, cómo fue posible el madrinazgo presidencial de una niña, hija de un matrimonio igualitario de dos mujeres y preguntarse cuántas grietas se abrieron en estas estructuras institucionales: madrinazgo y no padrinazgo, de una niña y no de un séptimo niño de la misma pareja, hija de dos mujeres lesbianas, que implica la doble grieta de la aceptación de la homosexualidad y de la homosexualidad parental. Página 12 (2014, 6 de abril). “Primer bautismo de un bebé de dos mujeres. Con madrina presidenta” [en línea] www.pagina12.com.ar (consulta: 17 de octubre de 2014). 40 Ver L., Tapia (2011). Cap. “Subsuelo político”. 38 39 Ver B., Santos (1998). Cap. 2. 18 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba predominancia y hegemonía de la regulación por sobre los procesos emancipatorios - ya no tiene respuestas adecuadas, las respuestas modernas son insuficientes. Por ejemplo, ya no hay una respuesta moderna satisfactoria para los desarrollos económicos y los problemas que acarrea: altos índices de contaminación, problemas de desarraigo y desempleo, empleos insalubres, pobreza, etc. Estos problemas, o bien tienden a ser resueltos con más desarrollo, lo que podría multiplicarlos, o bien hay que plantear la cuestión de otra manera. Paradójicamente, son las comunidades científicas las que vienen alertando desde hace bastante tiempo acerca del no reconocimiento de los límites de la conjunción del conocimiento científico con las conquistas desarrollistas del capitalismo. Las poblaciones que se enfrentan con el avance constante de la frontera agropecuaria, la contaminación con agroquímicos y el desarrollo de la minería a cielo abierto se encuentran en esta disyuntiva. La respuesta moderna a la mercantilización de la vida humana y a la colonización capitalista del deseo es más mercantilización y más colonización estética (Asselborn, Cruz y Pacheco, 2009, pp.47-54). Idéntica situación sucede respecto de la reducción de la naturaleza a las condiciones de producción. Promediando la segunda década del siglo XXI vemos cómo se acentúa la contradicción del capital y su tendencia a la reproducción infinita, con la naturaleza que es finita y agotable, a la que ese capital toma como proveedora de recursos naturales y como condición de producción capitalista. Plantear la cuestión de otra manera implica pensar nuestro planeta Tierra y su satélite no sólo como un bien común, sino también como un sujeto y como un sujeto de derechos. Podemos pensar esta subjetivación de la naturaleza como una condición para la subjetivación del trabajo humano y dentro de un horizonte de posibilidades al que Santos llama “la utopía ecológica de un futuro para todos” (Santos, 2006, 45-49), que no implica que todos tengamos la misma vida porque no todos asumimos las mismas memorias, ni historias ni moramos en el mismo ambiente físico vital. La utopía ecológica que es también una práctica utópica de democratización, presupone una transformación global que reconoce límites muy fuertes a la regulación capitalista y que involucra también la cuestión de los Derechos Humanos. Ellos pueden ser revisitados41, atendiendo a la posibilidad de pensar en su desantropologización, esto es, poniendo entre paréntesis el adjetivo humanos, que está implicado de manera fuerte en la noción de simetría entre un sujeto de derechos y un sujeto de obligaciones, de manera que pudieran tener derechos solamente los sujetos que pueden comprometerse con un deber correspondiente. Esto dejaría fuera de la consideración sujetiva a los i-rresponsables de toda clase, incluida la que los humanos llamamos Naturaleza.42 Referencias bibliográficas ACOSTA, Y. (2008). Filosofía Latinoamericana y democracia en clave de derechos humanos. Montevideo: Nordan-Comunidad ALBERDI, J. B. (1955). Fragmento preliminar al estudio del derecho. Buenos Aires: Hachette. ALBÓ, X. (2003) Pueblos indios en la política. La Paz: Plural. ASSELBORN, C; CRUZ, R. & PACHECO, O (2009). Liberación; Estética y Política. Aproximaciones filosóficas desde el sur. Córdoba: Universidad Católica de Córdoba. Ver Y., Acosta (2008). Caps. 3 y 19 La preocupación seria a nivel político acerca del cambio climático comenzó muy tardíamente, en la última década del siglo. El Protocolo de Kyoto sobre el cambio Climático de 1997, tuvo su primera confirmación y seguimiento en el año 2005 (Montreal, Canadá), seguido de otros encuentros (2007 Bali, Indonesia; 2009, Copenhagen, Dinamarca; 2010, Cancún, México), con un espíritu altamente declarativo más que efectivo de mitigación de los daños y de cooperación entre los países parte. Se ha extendido la vigencia del Protocolo hasta el 2020, pero se sigue manteniendo la debilidad del compromiso de los países más industrializados y contaminantes. La XX Conferencia Internacional sobre Cambio Climático o XX Conferencia de las Partes (COP 20) se celebró en Lima, a capital del Perú desde el 1 al 12 de diciembre de 2014, con el principal objetivo de consolidar el acuerdo definitivo para sustituir el protocolo de Kyoto y debatir la conclusión del mecanismo de los fondos para enfrentar el cambio climático y el compromiso de cada país en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La conferencia obtuvo acuerdos muy escasos re relación a las expectativas 41 42 19 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 7 – 21 Agosto 2016 – Córdoba BIDASECA, K. (2010). Perturbando el texto colonial. Los estudios (pos) coloniales en América Latina. Buenos Aires: SB. BIDASECA, K. & VASQUEZ LABA, V. (comps.) (2011). Feminismos y poscolonialidad. Descolonizando el feminismo desde y en América Latina. Buenos Aires: Godot. BRITOS, A; GRAMAGLIA, P. & FONTENLA, M. (comps.) (2015). 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Para evitar que el potencial de muerte que encierran las instituciones creadas, objetivadas y autonomizadas (particularmente las dos macroinstituciones: Estado y mercado) termine destruyendo la vida humana y de la naturaleza es necesario poner en marcha una alternativa al capitalismo global, que garantice la primacía de la racionalidad reproductiva sobre la racionalidad instrumental. El ser humano: infinitud atravesada por la finitud. La dimensión vida-muerte en el pensamiento de Franz Hinkelammert The Human Being: Infinitude Traversed by Finitude. Life-Death Dimension in the Thought of Franz Hinkelammert Estela Fernández Nadal1 Universidad Nacional de Cuyo/CONICET [email protected] Palabras clave: racionalidad instrumental, racionalidad reproductiva, infinitud, finitud, instituciones, fetichismo. Modo de citar: Fernández Nadal, E. (2016). El ser humano: infinitud atravesada por la finitud. La dimensión vida-muerte en el pensamiento de Franz Hinkelammert. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/ article/view/33/ Abstract Franz Hinkelammert holds that life is the fundamental criterion of truth and rationality. This implies subordinating instrumental rationality −that guides direct actions−, to reproductive rationality −which ensures the reproduction of life of everyone, including nature−. From this principle derives an intersubjective conception of the subject. Thanks to the development of instrumental rationality, the human being (corporal, physical, natural and social be) is able to overcome the fragmentation of their personal experience and create abstract worlds (language, science, institutions) that allow you to develop your life. However, these objectified creations also threaten and undermine life as well as promote it. In this human capacity is present its paradoxical condition of finitude crossed infinitude. To prevent the potential death that enclose the institutions created, objectified and autonomized (particularly the two macroinstitutions: State and market ) fron finished destroying human life and nature, it is necessary to launch an alternative to global capitalism, to ensure the primacy of reproductive rationality on instrumental rationality. Resumen Franz Hinkelammert sostiene que la vida es el criterio fundamental de verdad y racionalidad. Ello supone subordinar la racionalidad instrumental −que guía las acciones directas− a la racionalidad reproductiva −que asegura la reproducción de la vida de todos y todas, incluida la naturaleza−. De este principio se deriva una concepción intersubjetiva del sujeto. Gracias al desarrollo de la racionalidad instrumental, el ser humano (ser corporal, natural y social) es capaz de superar la fragmentariedad de su experiencia personal y crear mundos abstractos (lenguaje, ciencia, instituciones) que le permiten desarrollar su vida. Sin embargo, estas creaciones objetivadas también amenazan y socavan la vida tanto Profesora en Filosofía y Dra. en Filosofía por la UNCuyo (1983 y 1996). Investigadora Principal del CONICET, con lugar de trabajo en el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA), Centro Científico Tecnológico de Mendoza. Profesora Titular Efectiva de la cátedra “Problemática Filosófica”, carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNCuyo. Directora Coordinadora del Programa I+D+i (2016-2019) “Arte y Cultura en Mendoza: la construcción de identidades en las prácticas y discursos locales. 2º Etapa”, financiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo. Docente de las Maestrías en Arte Latinoamericano y en Interpretación de Música Latinoamericana, ambas de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo. 1 Keywords: instrumental rationality, reproductive rationality, infinitude, finitude, institutions, fetishism. 22 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba Para Hinkelammert el criterio de verdad y de racionalidad de toda realidad es la vida misma: la afirmación de la vida colectiva, de todos y todas, incluida la naturaleza. Es racional y verdadero lo que afirma la vida, lo que garantiza la reproducción de la vida de todos. De allí se desprende el concepto de “racionalidad reproductiva”: siendo la tierra redonda y finita – y no una planicie infinita donde la destrucción de una parte no afecta la existencia de recursos naturales necesarios disponibles en otro rincón, para la satisfacción de las necesidades humanas y de la naturaleza−, y siendo humanidad una especie natural y corporal −que no tiene garantizada su reproducción en forma milagrosa, y que, para no morir, debe satisfacer sus necesidades, sin que exista nada que pueda reemplazar su fuerza de trabajo−, cualquier organización social que pretenda lograr su sustentabilidad, debe proteger y asegurar la reproducción de la naturaleza y el ser humano. Establecer la racionalidad de la vida de todos y todas, incluida la naturaleza, como forma superior de cualquier otra razón o justificación, significa reconocer que lo que niega la vida, aunque arguya sustentarse en una supuesta racionalidad, es irracional y falso: ha sido ficticiamente “racionalizado”, pero es esencialmente irracional. Sin embargo, expresiones de esta “irracionalidad racionalizada” existen desde siempre y desde el advenimiento de la Modernidad extienden su radio de acción cada vez más. Modernidad, puede conducir a escamotear el sentido y valor de la existencia humana. La referencia a la Modernidad se entiende si se considera que el meollo del problema radica en la generalización y totalización de la racionalidad medio-fin, operación de la razón moderna por excelencia, que alcanza su máxima expresión en las sociedades capitalistas, y más aún, en el capitalismo global de nuestra época. La crítica de Hinkelammert no consiste en poner en cuestión todo vestigio de razón en la racionalidad instrumental, sino en entender que el alcance de esa razón es limitado, y que fuera de sus límites propios, produce irracionalidad y destrucción. Su validez está naturalmente acotada a la acción directa, a la elección de los medios más eficaces para el logro de objetivos particulares por medio de la acción directa. Pero, una vez extrapolada de ese ámbito y aplicada a toda la realidad como criterio de racionalidad supremo y último –esto es, su entronización como única forma legítima de racionalidad− hace olvidar que la eficiencia de la acción directa, muy necesaria sin duda, no es el fin ni el sentido de la vida. Hinkelammert reconoce el papel indispensable de esta racionalidad para el desarrollo de la vida, pues gracias a su despliegue el ser humano, sin tener garantizada su supervivencia espontáneamente en la tierra, ha podido construir una visión coherente del mundo y desarrollar, en función de ella, las acciones instrumentales específicas para poder sobrevivir2. Sin embargo, advierte que su alcance es acotado y debe mantenerse dentro de sus límites propios, pues, por el hecho de no ser capaz de medir sus efectos más allá de la fragmentariedad de la relación instrumental, produce necesariamente efectos indirectos, muchas veces destructivos, sobre el entorno natural y social de la acción directa. Por esa vía, la totalización de la racionalidad medito-fin llega a amenazar la reproducción de la vida, esto es, pone en peligro la racionalidad reproductiva, que debe prevalecer para asegurar la Vida, racionalidad reproductiva e intersubjetividad: “yo soy si tú eres” Con su denuncia del poder y prevalencia de lo “irracional racionalizado”, Hinkelammert apunta a la (siniestra, pero palpable hoy por todas partes) posibilidad de que lo irracional pueda revestirse de “razones” y, en su nombre, se pretenda fundar sobre bases lógicas una falsa y excluyente racionalidad, que, precisamente por esa pretensión de exclusividad, atente contra la vida, la aplaste y termine por eliminarla de la faz de la tierra. La tremenda confusión generada por el dominio de lo “irracional racionalizado”, devenida racionalidad suprema en la Cf.. “Excurso: Causalidad y proceso de producción”, en Hinkelammert (2007, pp.192-216). También, el capítulo 19 (“Sobre la concepción de mecanismos de funcionamiento perfecto en la metodología de las ciencias económicas” de Hinkelammert, F y Mora Jiménez, H (2009, pp.731-785). 2 23 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba sustentabilidad de la tierra y del ser humano. De allí que el autor considera la “irracionalidad de lo racionalizado” como “el problema fundamental de la modernidad de hoy”: Nuestra racionalidad produce irracionalidades, inclusive monstruos. Cuanto más hemos racionalizado y nos hemos hecho más eficientes, tanto más aparece la irracionalidad de esta misma acción racional. Ha aparecido una racionalidad que se ha impuesto universalmente, que no es racional y que hoy cada vez más visiblemente amenaza la propia sobrevivencia de la humanidad (2013, p. 334). intervenciones sociales, producidas en un determinado momento de la historia de la humanidad y de la historia personal3. Paralelamente, también la sociedad humana está íntimamente unida a la naturaleza, con la que debe establecer un metabolismo a fin de someterla a las trasformaciones que le permitan asegurar los insumos y producir los objetos necesarios para la satisfacción de las necesidades sociales e individuales. La vida humana, por tanto, es parte de un circuito natural completo y colectivo de la vida en general. El ser humano nace vulnerable y necesitado. Por el sólo hecho de ser corporal, necesita de los otros y de la naturaleza: para sobrevivir y desarrollarse requiere del intercambio con ellos. Por ser corporal es, entonces, ser natural y ser social. Necesita básicamente integrarse al circuito natural de la vida colectiva, de la cual la vida humana en general y su vida individual forman parte, y que siempre está objetivamente constituida como sociedad humana. A ella pertenecen todos los seres humanos y de ella todos dependen: todos deben integrarse a la división social del trabajo para asegurar la reproducción de su vida. Hay, por tanto, una interdependencia de todos los productores entre sí y con la naturaleza; hay una intersubjetividad del género humano que incluye a todos y todas, y tanto a la sociedad como a la naturaleza. Que, como cuerpos necesitados, somos seres sociales, significa que debemos integrarnos a la división social del trabajo para no morir, esto es, que necesitamos de los otros seres humanos para subsistir. Que además somos seres naturales, significa que requerimos igualmente del sol, el aire, el agua y los demás elementos que tomamos del medio ambiente. En consecuencia, tanto la vida del otro como la de la naturaleza es condición de posibilidad de nuestra propia vida. La concepción de que, de la lucha individual entre los seres humanos, resulta un beneficio general, es un mito burgués que busca justificar la competencia despiadada y la destrucción En consonancia con su función de criterio de racionalidad y de verdad, la vida es también principio ético de discernimiento: frente a todas las situaciones y circunstancias que se puedan presentar, es necesario elegir el camino que asegura la reproducción de la vida, que facilita su desenvolvimiento, que levanta los obstáculos que la amenazan, que decide transformar las instituciones que la aplastan. La afirmación de la vida es, entonces, principio de discernimiento y criterio de verdad y racionalidad. No hay un sentido de la vida más allá de ella misma, su sentido es “vivirla”, lo más y mejor posible, gozarla y disfrutarla. Desde luego, no cabe en este punto una interpretación en sentido egoísta o individualista, pues la afirmación de la vida como criterio y principio remite a las condiciones de posibilidad de todas las formas de la vida y, dentro de ellas, de la vida humana, entre las cuales la individualidad es sólo una forma histórica, desarrollada tal como la conocemos en el marco de la Modernidad occidental. La vida individual de cada uno no está excluida de la concepción de Hinkelammert (“el sentido de la vida es vivirla”), pero está integrada dentro de la vida colectiva, de la que participan todos y todas, incluida la naturaleza. Para Hinkelammert toda vida tiene lugar en el “circuito natural de la vida”. En efecto, en el caso de los seres humanos, cada individuo vive en la sociedad, depende de ella para desarrollar y satisfacer sus necesidades y, más aún, como individuo es el resultado de una serie de “El ser humano como sujeto no es una instancia individual. La intersubjetividad es condición para que el ser humano llegue a ser sujeto” (Hinkelammert, 2002a, p. 348). 3 24 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba humana y natural. El interés egoísta y la utilidad calculada son productos de la racionalidad medio-fin; sus correlatos imaginarios son las ilusiones ya referidas de una naturaleza infinita y una humanidad incorpórea, que ejerce su libertad eligiendo entre preferencias, sin que sea condición para ello el tener antes satisfechas sus necesidades. El resultado de su generalización es el asesinato del otro (natural y social), que conduce a su propia autodestrucción, al suicidio. Desde esta perspectiva, la naturaleza y el otro ser humano no son cosas disponibles para fines particulares de la acción directa. Su existencia es parte de la nuestra; nuestra vida depende de su vida: ésta última es la condición de posibilidad de la primera. La experiencia fundamental de todo hombre en tanto viviente y corporal despeja una dimensión fundamental de la sujetividad: el hombre es un cuerpo que convive con otros cuerpos y necesita de ellos para reproducir la vida (individual y colectiva), en el seno de un mundo natural compartido, que todos deben enfrentar y transformar si quieren continuar existiendo. Para Hinkelammert la condición de posibilidad de la vida, como bien aseveró Marx, se asienta en la preservación de las dos fuentes originarles de toda riqueza: la naturaleza como reservorio vital y el hombre como fuerza de trabajo capaz de transformarla4. De esa interdependencia social y de ese metabolismo con la naturaleza, entendidos como condición de posibilidad de la vida individual y colectiva, da cuenta la consigna hinkelammertiana “asesinato es suicidio”. Su significado es que el hombre pertenece a una totalidad socio-natural, que necesita de los demás hombres y de la naturaleza. En definitiva, como ya se indicó, significa sostener el carácter intersubjetivo del sujeto. Esta intersubjetividad social y natural puede expresarse con el aserto: “yo soy si tú eres”. No es otro el significado del amor al prójimo que proclama el primer mandamiento (“ama a tu prójimo como a ti mismo”), expresión de una sabiduría ancestral que está presente con otras formulaciones en numerosas culturas, y que, siguiendo a Rosenzweig, Buber y Levinas, Hinkelammert prefiere traducir de un modo que denota más claramente su profundo significado: “ama a tu prójimo, tú eres él”5. Con esta traducción/interpretación, lo que Hinkelammert pone en el centro de la atención es el hecho básico, elemental, casi obvio, de que la vida del otro es necesaria para mi vida: dado mi carácter corporal y finito, no puedo vivir si el otro no vive, entendiendo por “otro” los demás seres humanos y la naturaleza en su conjunto6. En este sentido, la concepción del autor no se funda en una argumentación caritativa, basada en el amor al prójimo como sacrificio, conmiseración o solidaridad. El ser humano como sujeto no se mortifica por otros, no renuncia a su interés en aras de una consideración del otro en términos de entrega o generosidad: descubre que solamente puede vivir con los otros, y que para vivir es necesario no sacrificar a otros. El ser humano: infinitud atravesada de finitud Para desplegar las potencialidades inherentes a su condición, el ser humano debe producir un mundo abstracto, de instituciones, leyes y conocimientos, que trascienden el mundo de la experiencia fragmentaria de cada individuo y permiten pensar y actuar en términos de universalidad, esto es, abarcar una generalidad de situaciones muy por encima de las pocas y concretas efectivamente vividas, de las cuales se puede tener experiencia y observación directa. Ese mundo abstracto es lo que le permite desarrollar la sociedad y la cultura. Las construcciones teóricas (el lenguaje, las ciencias, los mitos) y las instituciones (las tres fundamentales: familia, mercado y Estado, pero también todas las demás: escuela, empresa, universidad, sistema científico, etc.) conforman un mundo objetivo abstracto creado por el hombre a partir de la abstracción de la realidad cotidiana concreta. Ese mundo como totalidad cumple una función de orientación para el Cfr. Marx, K. (1966, I, pp.423-423). Hinkelammert traduce: “por tanto, la producción capitalista sólo sabe desarrollar la técnica y la combinación del proceso social de producción socavando al mismo tiempo las dos fuentes originales de toda riqueza: la tierra y el hombre” (2013, p.185). Subrayado suyo. 4 5 6 25 Cfr. Fernández Nadal. E. y G. Silnik (2012, pp.70-76). Cfr. Fernández Nadal, E. (2003, pp.21-40). Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba conocimiento y la acción; es un constructo, ordenado y racional, donde la contingencia real de la vida no tiene lugar: ha sido abstraída. Efectivamente, sin su abstracción, sería imposible contar con regularidades, hacer previsiones, establecer un orden. El proceso de institucionalización supone el surgimiento y despliegue de relaciones abstractas, en las que las formas concretas y directas de producción de valores de uso y de relación personal se ausentan, se esfuman y son reemplazadas por vínculos impersonales entre individuos formalmente iguales: propietarios de mercancías equivalentes u ocupantes de determinados roles o lugares sociales. Esta abstracción institucional obtura la corporalidad mortal y necesitada, y produce un mundo de relaciones formales donde el cuerpo, la contingencia y la muerte no cuentan. En consecuencia, se produce la paradoja de que los sujetos solo pueden tratarse entre sí a través de dispositivos abstractos, que median esas relaciones y que los objetivizan en el acto. Hay una inadecuación entre el lenguaje, las teorías y las instituciones, por una parte, y el sujeto, por otra. En todas esas mediaciones, hay un tratamiento del sujeto como objeto, que no corresponde a la sujetividad del sujeto; éste, como tal, es trascendente a todas sus objetivaciones, pero sólo resulta aprehensible a través de ellas y siempre de un modo inadecuado e imperfecto. La razón de todo ello se encuentra en que la condición humana es en sí misma paradójica, como se aprecia si se enfoca la tensa relación entre parcialidad y totalidad que la atraviesa. Las instituciones y los demás dispositivos abstractos creados por el ser humano son consecuencia, por una parte, del carácter parcial, fragmentario y acotado de las relaciones humanas y de la experiencia directa que podemos tener con el mundo circundante y, por otra, de la posibilidad de que disponemos de trascender esa experiencia inmediata a través de procesos de abstracción, que dan lugar a totalidades abstractas, con alcance general: conceptos, lenguaje, filosofía, ciencias, códigos, leyes, esto es todo el mundo abstracto de lo que en términos generales llamamos “instituciones”. En tal sentido, esas construcciones abstractas – las instituciones tal como las hemos definido− representan una marca de la finitud y, simultáneamente, expresan el anhelo de infinitud de nuestra existencia. Como seres finitos, tenemos experiencia sólo de una parte del mundo y de un momento del tiempo, pero podemos inferir que ese momento es una secuencia de otros, y esa parte se integra a otras, formando una totalidad, que no es accesible a nosotros a través de la experiencia; en palabras de Hinkelammert es una “totalidad ausente”. Del contraste de nuestra experiencia inmediata con esa totalidad ausente, inaccesible empíricamente, surge la conciencia de nuestra finitud. Pero, justo porque sabemos de nuestra finitud, es que somos seres infinitos: en consecuencia, se trata de una infinitud atravesada por la finitud. Es conocida la imagen del “junco pensante” a la que apela Blas Pascal para expresar lo arriba señalado: El hombre no es más que un junco, el más débil de la naturaleza; pero es un junco pensante. No es necesario que el universo entero se arme para aplastarlo: un vapor, una gota de agua basta para matarlo. Pero, aun cuando el universo lo aniquilara, el hombre sería todavía más noble que lo que lo mata, porque él sabe que muere y conoce la ventaja que el universo tiene sobre él; el universo no sabe nada. Toda nuestra dignidad consiste, pues, en el pensamiento… (Pascal, 1971, I, p.215). En efecto, el sabernos finitos nos diferencia de los demás seres vivos, que son finitos y mortales como nosotros, pero que no lo saben. La conciencia de la mortalidad, el saber de la finitud es una traza inherente a la condición humana, propia y específica de la única especie en el planeta que es infinitud atravesada de finitud. Sabernos finitos nos devela nuestra debilidad, nuestra mortalidad, que nos iguala en un sentido con todos los demás seres. Sin embargo, al mismo tiempo nos diferencia, pues hace de la muerte humana un fenómeno particular, no compartido con ninguna otra especie: una muerte que, por ser sabida desde que se toma conciencia de la finitud de la condición humana, se configura como una experiencia existencial intransferible más allá de 26 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba la humanidad misma. Todos los animales son finitos y mueren, pero sólo el animal humano sabe de su condición mortal, y por eso su muerte, imaginada, proyectada, negada incluso, es una experiencia existencial específica, distintiva. Probablemente inspirado en la reflexión pascaliana ya citada, Hinkelammert sostiene la misma imbricación de infinitud y finitud en la condición humana, con estos términos: Decir solamente que el ser humano es finito, es falso. Es infinito atravesado por la finitud. La finitud significa que la infinitud como totalidad está presente por su ausencia. Podemos decir que somos finitos por el hecho de que concluimos esa finitud de nuestra experiencia. Pero si fuéramos solamente finitos y nada más, no podríamos saber que somos finitos. Al poder saberlo, somos infinitos atravesados por la finitud: por la ausencia presente de la infinitud (2007, p.188). libertad, imponen sacrificios, posponen la realización del goce y la satisfacción de necesidades; esto es: administran la vida a través de amenazas y castigos. Administran la vida administrando la muerte. Manuel Cuervo Sola, señala con claridad la raigambre corporal última que explica la función administradora de la muerte de las instituciones: La operatividad de estas sanciones descansa justamente en la condición finita de la corporalidad humana: si fuésemos seres incorpóreos e infinitos la amenaza de sanción no tendría ningún efecto en nuestro accionar. El temor al castigo opera sobre nuestra condición finita, por ello para Hinkelammert las instituciones son siempre, en última instancia administración de la muerte; pues en toda amenaza está sugerida la posibilidad de la muerte (Cuervo Sola, 2016, p.192).7 En definitiva, las mediaciones institucionales creadas por el ser humano socavan la vida, de cuyo suelo y para cuyo desarrollo y protección han surgido. Vehículos para el despliegue de una vida mejor posible, son también vehículos de negación de la vida, de sacrificios, de sanciones y de muerte. El no acceso a la totalidad es índice de la finitud, pues es una totalidad ausente para nosotros. Sin embargo su ausencia está presente en la medida que la pensamos como el marco general de la experiencia directa; en tal sentido es índice de infinitud. Las instituciones son el resultado en el que cuaja esa conjunción paradójica de finitud e infinitud, parcialidad y totalidad. Su creación es una respuesta compensatoria de la finitud que atraviesa la existencia humana, y simultáneamente son expresión de la infinitud como anhelo de totalidad de esa existencia. Como resultado de la paradójica condición humana, hay en las instituciones una radical ambigüedad: necesarias para el desarrollo de las infinitas potencialidades humanas, siempre encierran, al mismo tiempo, un peligro: el de la muerte. Sin ellas no es posible el despliegue de la vida humana más allá de las relaciones fragmentarias directas en una comunidad mínima, de tipo familiar o tribal. Pero, por su propia lógica, tienden a amenazar la vida. Esto sucede porque, una vez creadas, se objetivan y separan de sus creadores, se autonomizan y terminan por gobernarlos en función de intereses sistémicos. Así devenidas en “fetiches”, obligan a cumplir normas, coartan la El desarrollo de la vida y la administración de la muerte: las instituciones Todo este proceso de institucionalidad de las relaciones humanas es, para Hinkelammert, inevitable, pues resulta de la finitud humana, al tiempo que expresa su infinitud. Pero su inevitabilidad no significa que sus consecuencias sean neutras para la vida. Por el contrario, se trata de un proceso ciertamente amenazador, que no debe ser librado nunca a su propia lógica. En efecto, las instituciones creadas para permitir el desarrollo humano, He tenido muy en cuenta, para la redacción de esta parte del artículo, la Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales con Mención en Ciencia Política, aún inédita, de Manuel Cuervo Sola (2016), “Sujeto, ontología política y Estado: elementos para una teoría política en clave emancipatoria a partir de Alain Badiou, Ernesto Laclau y Franz Hinkelammert”, defendida en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo en marzo pasado, y aprobada con la calificación máxima (sobresaliente, cum laude). 7 27 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba tienden a independizarse del hombre, a someterlo e, incluso, se convierten irremediablemente en poderes que amenazan matar o directamente matan. Este fenómeno, que Hinkelammert, siguiendo a Marx, llama “fetichismo”8, es inherente a todas las instituciones, pero son las dos macroinstituciones por antonomasia −el mercado y el Estado− las que develan prototípicamente esa extraña dialéctica donde el movimiento que surge habilitar el despliegue de la vida se entreteje con la permanente amenaza de la muerte. En el caso del mercado, cabe señalar que, para Hinkelammert, su emergencia no es un hecho histórico contingente, sino que arraiga en la condición humana misma. Sin él no sería posible trascender el mundo limitado de la experiencia inmediata que supone una división social del trabajo de tipo tribal, donde la asignación de recursos y de tareas puede ser coordinada con un criterio de transparencia, mediante una planificación consciente, que asegure a priori la satisfacción de las necesidades de todos. La institución mercado permite el desarrollo de una sociedad compleja, en la que se establecen relaciones abstractas entre los individuos, y surgen y se despliegan infinidad de potencialidades; pero introduce una coordinación del trabajo automática, a través de las reglas abstractas de la oferta y la demanda, que se imponen de forma a posteriori y a espaldas de los productores directos. De allí que la relación entre mercado y muerte esté opacada e invisibilizada: la vida y la muerte parecen ser distribuidas arbitrariamente por la naturaleza misma, sin que tenga algo que ver en esa distribución la responsabilidad humana. Lo cierto es que, al hacerse abstracción de las necesidades (de la corporalidad mortal y necesitada de los seres humanos), se deja librada al mercado la decisión acerca de quién vivirá y quién no vivirá, quién permanecerá integrado al circuito natural de la vida humana y quién será excluido y condenado a muerte. Entonces, la institución mercado, a través de la ley de la oferta y la demanda, se cobra sus deudas en vidas. El “dejar hacer, dejar pasar” como ley del mercado es también un “dejar morir”. En el caso del Estado, su papel de administrador de la muerte es mucho más evidente. Lo que define al Estado, como señaló Weber y es admitido universalmente, es el ejercicio del monopolio de la violencia legítima, que, para resultar operativo descansa necesariamente en la coerción y la amenaza de castigo. Sabemos además que, en el límite, el mayor castigo posible es la muerte. Frente al modo pasivo de administrar la muerte propio del mercado (“dejar morir”), el método estatal de cumplir esa administración es activo, posee la facultad de dar muerte. Toda su autoridad se sostiene en su capacidad y legitimidad para “hacer morir”. Dice Hinkelammert: “El poder económico deja morir, el poder político ejecuta. Ambos matan, pero con métodos diferentes” (2007, p.82). Y Cuervo Sola agrega: […] entre el hacer morir estatal y el dejar morir mercantil no hay contradicción. Por el contrario, estas dos lógicas de administración de la muerte se acoplan perfectamente y su trabajo conjunto logra brindar una sólida consistencia a las formaciones sociales por medio de la coerción y los constreñimientos que ejercen sobre los impulsos vitales de los seres humanos (Cuervo Sola, 2016, p.193 y ss.). En ese juego de ambas lógicas, el Estado, en tanto su método de administración de la muerte implica la posibilidad efectiva de ejecución, siempre es la garantía última de la obediencia y sujeción al orden. Aunque en menor medida, lo mismo sucede con todas las instituciones y objetivaciones de la actividad humana. La ciencia, la técnica, el lenguaje, la escuela, la universidad, la empresa, los aparatos estatales, el hospital, el sindicato, los códigos legales, etc., todos ellos son conjuntos de dispositivos abstractos, que favorecen el desarrollo humano, al tiempo que coartan la vida, la restringen, la ordenan y la socaban. La institucionalización impone reglas […] Pero como, dada la contingencia del mundo, estas reglas no se cumplen espontáneamente, la institución Cf. Marx, K (1866, I, pp.36-47) y Hinkelammert, F. (1977, pp.9-64). 8 28 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba presupone el ejercicio del poder. Este poder tiene que imponerse, lo que hace, en última instancia por la amenaza de muerte […] Por tanto, la institución resulta ser administración de la muerte en función del orden (Hinkelammert, 2007, p.76). directa, socavando las posibilidades de esta misma, y haciendo valer el peso de la contingencia que está al acecho. Cuando esto último acontece, todo el edificio de la racionalidad instrumental se tambalea, poniendo de relieve los límites de toda construcción abstracta, su inconsistencia fundamental, su dependencia cabal respecto de designios no predecibles ni calculables, que, si irrumpen, terminan con todos los cálculos y previsiones racionales. El mundo abstracto abstrae la muerte y es resultado de esa abstracción misma. Es un mundo de relaciones matemáticas, de cálculos exactos y de progreso infinito, donde toda la dimensión concreta de la vida es ignorada, empezando por el carácter corporal, vulnerable y finito de todas sus formas, que las hace básicamente interdependientes entre ellas e integrantes de una totalidad compleja. Es un mundo donde la dimensión vida-muerte ha sido suprimida, negada, obliterada. En efecto, decidimos suspender su presencia y construir una escena como si no existiera. Esta operación es una racionalización. Nuestra condición corporal y finita, nuestras necesidades biológicas, psicológicas y sociales, y la muerte misma son “racionalizadas”. Dentro de la construcción racional edificada sobre su negación, no tienen cabida: son lo “irracional” excluido. Como si la corporalidad concreta no fuera una dimensión insustituible e irrenunciable, el mundo abstracto se sustrae a ella y se desentiende de ella. En abierta contrastación con ese mecanismo, la experiencia cotidiana nos enseña que la dimensión vida-muerte siempre está presente, y que, por eso, la muerte y la contingencia están siempre al acecho; que lo no previsto sucede aunque no se lo desee ni se lo espere. Sabemos que los cálculos suelen fallar, las instituciones perfectas suelen descomponerse y las aspiraciones de perfección pueden estrellarse, y que lo hacen periódicamente en el suelo de la imperfección e imprevisibilidad radicales de la existencia. Por algo dice un refrán popular: “si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Cuando lo irracional –que ha sido racionalizado para ser contenido dentro de la lógica del cálculo y la previsión– sucede, rompe ¿Cuál es la razón de esa tendencia contradictoria a desarrollar y al mismo tiempo a socavar la vida? En el mundo abstracto de las instituciones todo funciona a la perfección, según cálculos matemáticos rigurosamente establecidos, con una sola condición: que se haga abstracción de la muerte. En efecto, para que un funcionamiento tal se verifique, es necesario poner entre paréntesis la contingencia de la realidad y la finitud de la vida: no considerar que podemos morir en cualquier momento, que cualquier dispositivo puede de repente fallar, que un error humano o un desastre natural puede terminar de golpe con cualquier proyecto. Solo a condición de abstraer la muerte como lo no previsible que empero acontece, es que es posible levantar ese edificio racional. Por tanto, el desarrollo de la racionalidad instrumental es resultado de esa operación de abstracción de la muerte. Ahora bien, que haya sido abstraída no significa que haya sido superada por la vía de su eliminación. Al contrario, al igual que sucede con lo inconsciente que es reprimido de la estructura psíquica consciente, la muerte abstraída vuelve, retorna como el síntoma. Se expresa entonces como imposibilidad de una comunicación plena, transparente, total, que debe resignarse constantemente a favor de vínculos acotados y encauzados a través de las mediaciones producidas a ese fin. Vuelve también en forma de la falta que clama por plenitud, de anhelos de expresión, de reconocimiento, de exigencias de satisfacción o de encuentro con el otro, que no pueden ser contenidas en los marcos de la abstracción. También la finitud y la muerte vuelven como “efectos indirectos” de la acción directa, no calculados ni previstos por la racionalidad medio-fin, que surgen “a espaldas de los sujetos”, sin que estos se lo propongan, y que afectan el entorno natural y social de la acción 29 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba ese dique y se expresa como razón mítica. Los mitos buscan suplir la insuficiencia de la racionalidad instrumental para dar cuenta de la realidad como totalidad compleja, no reductible al cálculo medio-fin. En tal sentido, razón mítica no es opuesta a razón instrumental; son más bien dos dimensiones complementarias de la razón. La razón mítica desarrolla la percepción de la vida humana bajo el punto de vista vida-muerte que es excluido de la racionalidad instrumental, y proporciona respuestas mágicas que sirven para que nos orientemos frente a las amenazas que se ciernen sobre nosotros. Esa orientación, empero, no tiene un sentido unívoco: los mitos pueden cumplir una función transformadora de la realidad, poniendo en evidencia la dimensión de infinitud y trascendencia de la vida humana, pero también pueden cumplir una función justificadora del aplastamiento del sujeto por parte del mundo abstracto que él mismo ha creado. Tampoco tienen necesariamente una orientación religiosa, los hay de índole profana, tal como lo prueban los mitos surgidos en el marco de la Modernidad, no sólo más allá de la racionalidad instrumental, sino incluso (y sobre todo) dentro de ella, más precisamente dentro de las ciencias (llamadas “empíricas”) modernas: “equilibrio general”, “interés general”, “neutralidad valorativa”, “progreso científico”, “desarrollo económico-social”, etc. Todos estos son mitos modernos profanos, puestos al servicio de la sacralización de instituciones inmanentes absolutizadas y divinizadas, que aplastan toda posibilidad de emancipación hoy. Todos derivan del gran mito de la Modernidad: el del progreso indefinido, producto de la secularización del mito pre-moderno de la reconciliación plena del hombre con Dios en el cielo trascendente, más allá de esta vida, y su reemplazo por las utopías modernas, nuevo cielo trascendental, construido por abstracción y proyectado al futuro como sociedades de funcionamiento perfecto9. Someter a crítica todos estos mitos modernos, poner en evidencia su carácter teológico profano es para Hinkelammert una función fundamental del pensamiento crítico. La tendencia a trascender la finitud a partir del desarrollo de la racionalidad instrumental por la vía de la creación de un mundo institucional abstracto es inherente al ser humano, tanto como lo es la tendencia de ese mundo a independizarse y volverse contra la vida (de la que ha hecho abstracción). El mundo real empírico está sujeto a las leyes de la necesidad: somos seres corporales, cuyas necesidades exigen satisfacción. El mundo abstracto institucional (“cuasi-empírico” lo llama Hinkelammert) está sujeto a las leyes de la inevitabilidad: surge sin que podamos evitarlo, como efecto no intencional de la acción humana. Como responde a una lógica puramente abstracta, subordina a la vida y a las necesidades humanas, y tiende por su propia inercia a negarlas y reprimirlas. Su inevitabilidad significa que no puede abolirse; su tendencia a aplastar la vida significa que debe ser permanentemente interpelado y subordinado a las necesidades humanas, a la corporalidad humana y natural, sometida y olvidada en la raíz misma de la institucionalidad. Capitalismo global = crisis globales. La necesidad de una alternativa Todo el proceso arriba descripto es, para Hinkelammert, conditio humana. Por lo tanto, no es nuevo, ha estado presente siempre en la historia de la humanidad. La infinitud transida de finitud de lo humano siempre se ha manifestado como capacidad de abstracción y creación de mediaciones institucionales, que una vez objetivadas se rigen por lógicas autónomas. Pero es en el marco del sistema capitalista global actual, con el desarrollo científico tecnológico alcanzado, que esa destructividad alcanza un carácter crítico: la depredación irreversible de la naturaleza, la pauperización de masas crecientes de población y la deshumanización del otro en el marco de la convivencia social, son hoy situaciones gravísimas10, en las cuales se evidencia que la 10 Son “las tres crisis globales” que señala Hinkelammert, de las cuales sostiene que la peor es la tercera, pues sólo sobre la base de una convivencia humana sana, donde reina el reconocimiento entre los seres humanos como sujetos de derechos y de dignidad, sería posible revertir Cf. Hinkelammert, F. (1984; 2002b); también puede verse: Fernández Nadal, E. (2004, p.733 y ss.). 9 30 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba objetivación de los seres humanos y de la naturaleza ha avanzado hasta la negación total de la dignidad de los sujetos vivos, lo que nos hace vislumbrar un panorama catastrófico para la humanidad y el planeta tierra. Ya no es posible dejar librado al tratamiento objetivo y objetivante de las instituciones el futuro de la humanidad. El universo creado por la racionalidad instrumental debe ser subordinado a las necesidades de la reproducción de la vida. Deben ser abandonados los mitos secularizados de “progreso”, “desarrollo” y “crecimiento”, que nos están conduciendo hacia una catástrofe, anunciada ya, a esta altura de los tiempos, con toda evidencia y notoriedad. Es necesario volver sobre la base material en la que descansa el mundo abstracto e instrumental que nos domina. No son viables más dilaciones; es necesario recuperar para la reflexión científica y filosófica el significado del lema hinkelammertiano: “asesinato es suicidio”. Matar o dejar morir al otro social y/o a la naturaleza es socavar las bases de la vida humana misma, esto es, producir, a la larga o a la corta, el suicidio colectivo. Hay una interdependencia de los seres humanos entre ellos y con la naturaleza. Ni la naturaleza ni el otro social son meros objetos que yacen frente a nosotros, sino que constituyen la condición de posibilidad de la vida. Esta se asienta en la preservación de las dos fuentes originarles de toda riqueza: la naturaleza como reservorio vital y el hombre como fuerza de trabajo capaz de transformarla. Precisamente, esas dos fuentes que la producción capitalista, cuando cree estar produciendo riqueza, no hace más que socavar. De este modo, la vida como criterio de racionalidad, en la medida en que lleva a plantear la exigencia de satisfacción de las necesidades de todos, conduce también a cuestionar las relaciones capitalistas de producción, en el campo económico. Contra el predominio de esas relaciones sobre la vida, Hinkelammert postula una forma de organización de la sociedad que admita un criterio de delimitación entre planificación y mercado. Esta perspectiva abre un abanico amplio de sociedades posibles, y sólo excluye aquellas formas de institucionalidad que, por su carácter sacralizado, ponen en peligro el circuito natural de la vida humana y conducen hacia el suicidio colectivo de la humanidad. La mundialización del capital mercantil, industrial y financiero, es la expresión extrema de la totalización del mercado y de la correlativa funcionalización del Estado al papel de garante de esa totalización. Ambas macro-instituciones legitiman al extremo sus respectivos papeles de “dejar morir” y “hacer morir”, preparando deliberadamente una encerrona trágica para la vida humana y la naturaleza. Por eso el establecimiento de la reproducción de la vida como criterio de delimitación entre plan y mercado y de regulación de la convivencia social es un principio que apunta en una dirección completamente opuesta al desarrollo de la estrategia de acumulación capitalista actual. De allí las dificultades que implica; sin embargo no existe ninguna posibilidad de sobrevivencia de la humanidad más allá de ese principio. Sólo un consenso generalizado en torno a la necesidad de limitar la lógica abstracta de las instituciones fetichizadas por las exigencias de la racionalidad reproductiva, un consenso basado en la afirmación de la vida de todos y todas, en todas sus dimensiones, puede obligar a un cambio de dirección en el rumbo acelerado hacia la autodestrucción. 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El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 22 – 32 Agosto 2016 – Córdoba Época, 1 (97), 21-40. . (2004). Crítica y utopía en la filosofía de Franz Hinkelammert. Realidad. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 102, 729-745. HINKELAMMERT, F. (1977). Las armas ideológicas de la muerte. El discernimiento de los fetiches: capitalismo y cristianismo. San José: EDUCA. . (1984). Crítica a la razón utópica. San José: DEI, 275 pp. . (2002a). El retorno del sujeto reprimido. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. . (2002b). Crítica de la razón utópica, ed. ampliada y revisada. Bilbao: Desclée de Brouwer. . (2007). Hacia una crítica de la razón mítica. El laberinto de la modernidad. Materiales para la discusión. San José: Arlekín. . (2013). La maldición que pesa sobre la ley. Las raíces del pensamiento crítico en Pablo de Tarso, 2º ed. ampliada. San José: Arlekín. HINKELAMMERT, F. & MORA JIMÉNEZ, H. (2009). Hacia una economía para la vida. 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Cecilia Inés Luque1 Universidad Nacional de Córdoba [email protected] Abstract Many Brazilian literary critics have interpreted the stories of Jacinto Jose Veiga‟s “dark cycle” as bleak and dehumanizing allegories of the unequal and contradictory modernization carried out by Brazil‟s government policies since the early '30s. An example of these fenomenon are the interpretations of the short story “A máquina extraviada” (1968), which tells how a machine is unexpectedly deposited and installed in the main square of an hinterland town without anyone explaining what it is or who commissioned it. This event has been interpreted as a sign of incoherent social processes that oppress the population, such as technological progress, state bureaucracy and totalitarianism. I believe that not enougth attention has been paid to the meaning of some key words in the text, which link "machine" with the figure of “mystery” and prevent associating it with the issue of oppression of man by technology and / or the State. In my view, this story shows how, in certain situations, a rural, conservative, premodern worldview plastically incorporates technological objects and transforms their original meaning into a different one in order to protect itself from being devastated by progress‟ advances. Modo de citar: Luque, C. (2016). La máquina vs el misterio. Tribulaciones de la modernización desigual y contradictoria en Brasil. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/ article/view/32/ Resumen Gran parte de la crítica literaria brasileña lee los relatos del “ciclo sombrío” de José Jacinto Veiga como alegorías del lado oscuro y deshumanizante de la modernización desigual y contradictoria llevada a cabo por las políticas estatales brasileñas desde la década del „30. Un ejemplo de ello son las interpretaciones del argumento del cuento “A máquina extraviada” (1968), en el cual el aparato es descargado sorpresivamente en la plaza de una ciudad del sertón y es instalado sin que nadie explique para qué sirve ni quién lo encargó. Se ha dicho que este evento es signo de incoherentes procesos sociales que oprimen al pueblo, tales como el progreso tecnológico, la burocracia y el totalitarismo estatales. Considero que no se ha prestado atención al significado de algunas palabras clave del texto, las cuales asocian “la máquina” con la figura de “el misterio” e impiden asociarla con el tema de la opresión del hombre por la tecnología y/o el Estado. A mi juicio, este cuento muestra cómo, en ciertas Keywords: literary criticism, filological analysis, modernization, popular culture, transculturation. Doctora en Hispanic and Luso-Brazilian Literature and Linguistics por la University of Minnesota, EE.UU. Docente sobre literaturas latinoamericanas en la Facultad de Lenguas y en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, especializada en Estudios de Género, los Estudios Culturales y los Estudios Poscoloniales. Ejerce la investigación en el Área Feminismos, Género y Sexualidades del Centro de Investigaciones de la FFyH, UNC.. 1 33 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 33 – 39 Agosto 2016 – Córdoba Ver com olhos livres. Qualquer esforço natural nesse sentido será bom. de los relatos del “ciclo sombrío” de Veiga se refieren de una u otra manera a este eje, considero que es un error leer todos y cada uno de ellos como alegorías del lado oscuro y deshumanizante del desarrollo: esto fuerza la interpretación de algunos textos para encontrar en ellos significados similares a los de otros textos de la misma antologia o del mismo período, sin prestar atención a elementos textuales que señalan otras avenidas de significación. Tomemos por caso el cuento “A máquina extraviada”, de la antología A extraha máquina extraviada (1968). En varios estudios académicos el artefacto en cuestión ha sido interpretado como objeto icónico de procesos sociales que oprimen al pueblo, sea que se trate del progreso tecnológico (Dantas, 2005; Turchi, 2003), de la burocracia o el totalitarismo estatal (Dantas, 2005), de empresas extranjeras que invaden poblados y alteran su rutina (Barreiros Gravina, 2009) o incluso de la dictadura militar instaurada en Brasil en 1964 (Barreiros Gravina, 2009; Gasparini Fernandes, 2007). El cuento finaliza diciendo que si alguna vez alguien llegase al pueblo y pusiese a andar la máquina “estará quebrado o encanto e não existirá mais máquina” (Veiga, 2008, p.94).4 Para algunos autores esto es una declaración de esperanza del narrador en una posible futura desmitificación, ya sea del simulacro paternalista del Estado dictatorial (Barreiros Gravina, 2009), ya sea de la adoración supersticiosa y reificadora de lo nuevo (Tridapalli, 2004). Sin embargo, estas críticas no reparan en las connotaciones negativas de la palabra “receio” (recelo) con que el narrador califica la posible llegada de alguien así. Esta palabra significa “tener miedo o aprensión de algo”, por lo cual no puede ser asociada a la esperanza. Y lo que el narrador teme es que alguien devele la función utilitaria de la máquina y destruya así el misterio que la rodea, el encanto que tiene para la gente del pueblo. La noción clave de toda la historia -pasada por alto en otros análisis- es Manifesto da Poesia Pau - Brasil El análisis de cualquiera de las características de los textos del brasileño José Jacinto Veiga (Goiás, 1915-1999) es una excelente vía de entrada a la interpretación de su narrativa. Se la puede considerar como literatura infantil en razón de la perspectiva inocente de sus narradores niños; también se la puede estudiar como literatura regional, continuadora de la estética realista de los años ‟30, porque registra lenguajes, costumbres y escenas del interior de Brasil; asimismo se puede leer a Veiga como a uno de los pocos cultores brasileños de la literatura fantástica (o mágico-realista, según los autores) porque “encrava situações de estranheza em un contexto familiar” (Alfredo Bosi, cit. en Quelhas, 2005, p.2).2 El problema para la crítica literaria y cultural comienza cuando una de esas características es aislada y generalizada como rasgo distintivo de su obra como un todo, porque esto obviamente genera lecturas parciales de la propuesta narrativa de Veiga, las cuales que no iluminan la manera rica y sugerente en que todas esas características se entrecruzan y sobredeterminan. Esto ocurre cuando se leen los relatos del “ciclo sombrío” de Veiga, publicados en los años 60 y 70, con anterioridad a Torvelinho dia e noite de 1985. Se suele considerar que el eje recurrente de este ciclo es la crítica a los cambios acelerados que se fueron dando en el Brasil desde la década del ‟30 debido a las políticas estatales –muchas veces autoritarias– para instaurar el orden y el progreso tecnológicos. Asimismo, se suele decir que la crítica de Veiga a dichos cambios consiste en denunciar que éstos reforzaron la modernización desigual y contradictoria que ha vivido América Latina en general –y Brasil en particular- en el período de la segunda Modernidad.3 Si bien es cierto que la mayoría modernizadores (como la industrialización y el desarrollo de vías de comunicaciones y transporte) que derivan de la apropiación latinoamericana de las ideas iluministas europeas. 4“[E]stará quebrado el encanto y no existirá más máquina”. “[E]nclava situaciones de extrañeza en un contexto familiar”. Todas las traducciones del portugués son mías. 3 Según Mabel Moraña (2007), la “segunda modernidad” latinoamericana comienza con la consolidación de los Estados-nación y la implementación de procesos 2 34 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 33 – 39 Agosto 2016 – Córdoba ésa: el misterio. Voy, entonces, a presentar otra interpretación de este cuento basándome en esa característica fundamental. Debido a su aspecto (engranajes y ruedas de metal dorado), el objeto al que alude el título del cuento de Veiga recibe el nombre genérico de máquina.5 Si bien la máquina es un ícono del progreso (que en Brasil toma diversas formas, como los “50 anos em 5 anos de mandato” del gobierno de Juscelino Kubitschek, por ejemplo), la manera sigilosa y casi caprichosa en que ha sido instalado en el pueblo lo descontextualiza de su sistema de origen (racionalismo, industrialización, modernización capitalista) y lo despoja de su función instrumental, convirtiéndolo en una cosa insólita. El propio narrador informa que la máquina nunca fue usada como herramienta, y su discurso nunca asocia el extraño artefacto con semas propios de la idea de progreso tecnológico.6 Es cierto que los pobladores desconocen cómo hacerla funcionar porque nadie se ha ocupado de instruirlos, lo cual remite a las incoherencias de las políticas estatales populistas de modernización. Pero la gente no desea convertirse en usuarios de la máquina, no quiere aprender a hacer funcionar el artefacto, porque eso le haría perder su aura de misterio cultural y espiritual: “O meu receio é que, quando menos esperarmos, desembarque aqui un moço de fora, (. . .) e sem ligar a nossos protestos (. . .) desande a apertar, martelar, engatar, e a máquina conece a trabalhar. Se isso acontecer, estará quebrado o encanto e não existirá mais máquina,” (Veiga, 2008, p.94).7 Por lo tanto, la intención de restaurar la función instrumental de la máquina se vive como posibilidad no sólo ilógica y absurda sino también indeseable. Para algunos críticos como Finger do Prado (2009), la resistencia generalizada de los pobladores a averiguar la función utilitaria de la máquina y echarla a andar se debe a la prevalencia del sentido común por sobre el espíritu crítico.8 El sentido común puede ser definido como la capacidad de una comunidad para asignar a personas, objetos o situaciones un sentido que resulte obvio desde el código simbólico compartido por los integrantes de esa comunidad.9 El código simbólico compartido por la gente del poblado sería la reificación: una forma de alienación característica de la sociedad capitalista moderna según la cual un objeto se independiza respecto de su función para el ser humano y pasa a ser tratado como si poseyera vida propia o como si fuese un hecho natural. Sin embargo, los habitantes del pueblito no se rigen ni por el sentido común ni por la reificación. En primer lugar, lo que permite que cada quien tenga su propia interpretación sobre la máquina es justamente la falta de un código simbólico compartido con el cual otorgarle un sentido con el que todos estén obviamente de acuerdo. Por eso no ha prosperado hasta el momento la propuesta de convertir la máquina en monumento: no se tiene en claro qué representaría ese monumento. En segundo lugar, no considero que la máquina esté totalmente reificada: si bien está independizada de su condición de herramienta, el pueblo no la ha humanizado ni divinizado (aunque algunos le rindan homenaje) ni la acepta como hecho natural (aunque la haya incorporado al paisaje Una máquina es un conjunto de piezas acopladas entre sí con las cuales se transforma mecánicamente una forma de energía en otra para hacer un trabajo determinado. 6 Desarrollo de técnicas que permiten a una sociedad el aprovechamiento práctico del conocimiento científico, el cual general cambios graduales e indefinidos de sus condiciones materiales, culturales, intelectuales y morales de existencia hacia estados cada vez más avanzados. 7 Subrayado mío. “Mi recelo es que, cuando menos nos lo esperemos, desembarque aquí un muchacho de afuera, ( . . . ) y sin prestar atención a nuestras protestas ( . . . ) comience a apretar, martillar, engranar, y la máquina comience a trabajar. Si eso ocurriese, estará quebrado el encanto y no existirá más máquina.” Esta interpretación se basa en el significado de las expresiones utilizadas por el propio narrador que he resaltado. Ya dijimos qué significa “receio”. “Protestos”significa “declaração formal pela 5 qual se reclama contra alguma coisa” (declaración formal por la cual se queja contra alguna cosa). “Encanto” significa “sedução irresistível” (seducción irresistible). 8 Según Finger do Prado (2009), en “A extranha máquina extraviada” “temos a invasão da tecnologia e do progresso, aos quais „o homem cordial‟ brasileiro, forjado ( . . . ) pelo pensamento patriarcal e rural ( . . .), acomodase, aceitando sem entender, na maioria das vezes,” (1112). (“tenemos la invasión de la tecnología y del progreso, a los cuales el „hombre cordial‟ brasileño, forjado ( . . . ) por el pensamiento patriarcal y rural ( . . . ), se acomoda, aceptando sin entender, en la mayoría de las veces”.) 9 Concepto tomado de la Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Sentido_com%C3%BAn, consultada el 19 de abril de 2013. 35 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 33 – 39 Agosto 2016 – Córdoba máquina12 ni la borradura de la especificidad cultural regional por la occidentalización asociada a la modernización.13 Por el contrario, el cuento relata cómo en ese pueblito del interior se ha operado la resignificación del artefacto tecnológico desde una racionalidad otra -¿premoderna? ¿no occidental?- y se lo ha asimilado a la cosmosivión propia de las sociedades del sertão mediante un proceso de transculturación: La aculturación (adquisición de elementos de uma cultura ajena) no implicó la esperable desculturación (pérdida de elementos propios) sino una imprevista reculturación (la reafirmación de las estructuras propias). La cultura foránea –supuestamente pujante y prestigiosa- no logró desplazar a la cultura local –supuestamente vulnerableporque la penetración tecnológica fue incompleta y no estuvo acompañada por valores e ideas; esto permitió que la cultura de su cotidianeidad). En lugar de sentido común o reificación, lo que ocurre es un proceso muy particular, del cual da cuenta el relato del narrador: al haber quedado la máquina desprovista de función y significado propios, la gente le va dando usos que la desvinculan de cualquier forma de trabajo mecánico para vincularla a realidades sociales o culturales. En los términos de Laclau (2001), la máquina se ha convertido en un significante flotante10 y los diversos grupos sociales compiten por el derecho de fijar el significado y convertir la máquina en símbolo.11 Por un lado, están quienes quieren obtener de ella algún tipo –no especificado– de capital simbólico: políticos, funcionarios del Estado, bravucones. Y también quienes la sienten como símbolo de alguna Idea (las viejitas que la saludan con una inclinación de cabeza, quienes quieren transformarla en monumento municipal, quienes creen que ha hecho milagros). Por otro lado, están aquellos para quienes la máquina es catalizadora de emociones: los niños, capaces de aceptar lo nuevo con una mente abierta y libre de preconceptos, se divierten con ella; los adultos que no esperan de ella nada en particular la ven como una presencia que los alegra, inspira y consuela. La anécdota de este cuento, como la de otros del ciclo sombrío de Veiga, se refiere a la inserción forzada y reificada de la tecnología en la vida cotidiana de los pueblos latinoamericanos en el marco de procesos de modernización que se implementaron de manera desigual en las diversas regiones. Pero a diferencia de lo representado en otros relatos del ciclo –como “O galo impertinente”-, el resultado de esa inserción no es en “A máquina extraviada” el avasallamiento del espíritu humano mediante su subordinación a la Finger do Prado (2009) y Tridapalli (2004) sostienen esta interpretación del cuento a partir del relato que el narrador hace del episodio del hombre herido al encaramarse borracho a la máquina: “a culpa é do homem que foi ter com a máquina, de modo algum da máquina que feriu o homem. Uma inversão de valores é proposta pela adoração da tecnologia em detrimento do humano,” (“la culpa es del hombre que se metió con la máquina, de ningún modo es de la máquina que hirió al hombre. Una inversión de valores es propuesta por la adoración de la tecnología en detrimento del ser humano”, Finger do Prado, 2009, p.11). Barreiras Gravina (2009) llega a decir que se trata de un acto de tortura ejercido por la máquina (cf. p.84). Sin embargo, tal como el narrador cuenta el episodio, el evento es un accidente en el cual la máquina es parte pasiva y el hombre la parte que actúa irresponsablemente, haciendo un uso inapropiado y potencialmente peligroso de la máquina. En este sentido, el episodio podría ser interpretado como ejemplo de la actitud moralizante del pueblo frente a la estupidez humana, y eventualmente frente al mal uso de la tecnología. No veo yo en el relato del narrador una adoración de la tecnología en detrimento de lo humano sino un afán–poco caritativo, eso sí- de este personaje por preservar el patrimonio público del vandalismo en detrimento de su empatía por un vecino tarambana. 13 Uso aquí la categoría occidentalización como cosmovisión que articula el etnocentrismo cultural con la modernización industrial (cf. Mignolo, 1996). Una cosmovisión es el conjunto integrado de percepciones, conceptuaciones y valoraciones mediante el cual una sociedad da sentido a “la existencia”, “la realidad” o “el mundo” en sus diversas áreas, desde la política, la economía o la ciencia hasta la religión, la moral o la filosofía. 12 Significante flotante: un símbolo que puede articular en una cadena de equivalencias un amplio conjunto de demandas pero cuyo significado está siendo contestado en una lucha entre grupos por la significación. 11 Por eso desacuerdo con Tridapalli (2004) cuando dice que bajo la influencia mistificadora de la máquina los pobladores van “sucumbindo a uma uniformização do pensamento, de um pensamento intolerante que vai se revelando automaticamente autoritário,” (“sucumbiendo a una uniformización del pensamiento, de un pensamiento intolerante que se va revelando automáticamente autoritario”, 16). 10 36 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 33 – 39 Agosto 2016 – Córdoba local asimilara el símbolo de la foránea y neutralizara su penetración mediante estrategias de plasticidad cultural.14 De este modo, la máquina se ve convertida en un monstrum. La palabra tiene varias fuentes en el latín, que se han ido combinando a lo largo de los años. La combinación que me interesa es la de monstrare -algo digno de ser visto- con monere señal de algo excepcional que debe ser interpretada- y con mirari –lo que maravilla la vista-. Al igual que mirabilia y portentum, el término monstrum remite al gusto por lo extraordinario que promete realidades aún por descubrir, como así también a la nominación que recibía durante la Edad Media cualquier tipo de ser fantástico. En otros relatos del “ciclo sombrío” de Veiga el progreso tecnológico puede asumir el significado siniestro del término monstruo, asociado a la tan temida pura alteridad de lo artificial respecto de la naturalidad y organicidad del ser humano (pensemos, por ejemplo, en su cuento “A usina atrás do morro”). Sin embargo, esto no ocurre en “A máquina extraviada”. Aquí, la máquina -punta de lanza de la avanzada industrial y occidentalizante, cuya razón de ser se basa exclusivamente en su función instrumental- es antropofagocitada por la cosmovisión del interior rural brasileño15 y transformado en monstrum -señal del único significado en el que todos los pobladores coinciden, en el que todas las demandas se encuentran: el misterio de un porvenir desvinculado del progreso material y orientado hacia el bienestar espiritual. Esta interpretación se sostiene en el texto mismo del cuento: ¿cómo, si no, se entendería que, al descubrirse la función instrumental del misterioso artefacto, “estará quebrado o encanto e não existirá mais máquina,” (Veiga, 2008, p. 94)?16 Cabe recordar que “A máquina extraviada” no es un relato aislado. El cuento “O galo impertinente” de la misma antología de Veiga es similar. Allí se presenta la historia de una carretera asediada por un extraño animal. La carretera debía ser símbolo del triunfo de la tecnología modernizadora sobre la agreste naturaleza del interior rural del país y de hecho los procesos de su construcción maravillan a los lugareños. Sin embargo, un extraño acontecimiento la inutiliza: al día siguiente de su inauguración, la carretera es invadida por un gallo de poderes casi mágicos que ataca autos y pasajeros por igual. Ni los lugareños con sus armas rudimentarias ni el mismo ejército logran derrotar al misterioso animal y el temor a sus ataques hace que la gente deje de usar la carretera. Entonces, esa supuesta muestra de modernización tecnológica es progresivamente abandonada y termina desapareciendo tragada por el monte. Con argumentos y una metodología similares a los empleados en el análisis de “A máquina extraviada” se podría argumentar que el monstrum-gallo es la manifestación mágico-realista de la “expulsión” de la tecnología “foránea” por parte de la cultura de los habitantes del interior rural brasileño. La conversión de la máquina en monstrum abierto radicalmente al misterio de la vida no manifiesta la práctica supersticiosa “de uma população pacata, ingênua, capaz de se admirar com toda a sorte de assuntos tolos,” (Tridapalli, 2004, p.14)17 sino la capacidad de los habitantes del interior brasileño para la adaptación y la supervivencia de su universo cultural. Por eso, para la gente del pueblo, “basta que ela fique La plasticidad cultural es, según Ángel Rama (1982), la capacidad de desarrollar respuestas inventivas y creativas al enfrentamiento entre las tradiciones y las novedades foráneas. Un tipo de respuestas incorpora lo foráneo rearticulando toda la estructura cultural propia; otro tipo de respuestas recupera e intensifica las fuentes culturales propias. 15 Retomo en clave hermenéutica la propuesta artísticointelectual del Modernismo brasileño y veo en funcionamiento aquí un proceso de devoración crítica del legado cultural occidental y occidentalizador sostenido por las burguesías nacionales latinoamericanas, devoración con el objetivo de recuperar el valor del pensamiento y de las culturas regionales pre-modernas, devoración caníbal que es a la vez resistencia y manifestación de resiliencia cultural, devoración que revierte las relaciones interculturales centro/periferia y resemantiza la identidad local como diferencia positiva. 14 Subrayado mío. Asimismo, esta interpretación explica coherentemente la afirmación que para Tridapalli (2004) es una paradoja sin sentido por parte de un narrador supersticioso e infantilizado (cf. p.17). 17 “[D]e una población tranquila, ingenua, capaz de admirarse de toda suerte de asuntos tontos”. 16 37 Revista Pelícano Vol. 2. El vuelo del Pelícano ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 33 – 39 Agosto 2016 – Córdoba onde está, nos alegrando, nos inspirando, nos consolando,” (Veiga, 2008, p. 94).18 Los estudios culturales y poscoloniales latinoamericanos privilegian el desenmascaramiento de las relaciones de dominación instauradas por los procesos de modernización y occidentalización de las sociedades latinoamericanas porque, como bien dice Mabel Moraña, “denunciar el hecho y las repercusiones de la occidentalización es parte de la construcción de un pensamiento emancipatorio en América Latina” (2007, p. 31). Pero a veces los pares antitéticos inherentes al marco teórico con los que se aborda el análisis de tales relaciones de dominación –“los opresores y los oprimidos, los poderosos y los desposeídos, el centro y la periferia, la civilización y la barbarie” (Castro-Gómez, 1998, p. 4)– juegan una mala pasada al investigador: lo llevan a presuponer en toda situación conflictiva la inevitabilidad del triunfo de las fuerzas hegemónicas y el resultante sometimiento del pueblo al estado de ente subordinado despojado de su propia cultura. En otras palabras, lo pueden llevar a “reforzar el sistema binario de categorizaciones vigente en los aparatos metropolitanos de producción del saber” (Castro-Gómez, 1998, p. 4). Hay una riquísima tradición de pensamiento latinoamericano (desde Antonio Cornejo Polar y Ángel Rama hasta Néstor García Canclini, Hugo Achugar y muchxs otrxs) que reconoce que las culturas regionales no se dejan someter y borrar sin más ni más. Estos pensadores proponen pensar al pueblo como receptor activo que no se limita a contemplar el vaciamiento de su tradición sino que lleva a cabo complejos procesos de reformulaci6n y resemantizacion para ofrecer eficaz resistencia a las fuerzas de la modernización y la occidentalización. Por eso, es necesario tomar en cuenta las peculiaridades de cada caso particular, de cada texto particular, para poder percibir –y luego interpretar adecuadamentelas estrategias de adaptación plástica desplegadas por las culturas subalternas. Referencias bibliográficas “Los estudios latinoamericanos en la encrucijada.” Entrevista a Mabel Moraña. (2007). Itinerarios, 5, 9-31. Recuperado el 15 de enero de 2013 de http://itinerarios.uw.edu.pl/wpcontent/uploads/2014/12/01_entrevista_Mora na.pdf BARREIROS GRAVINA, P., O. (2009). Leituras do fantástico: Un estudo de caso – J.J. Veiga. Tesis de Maestría, PUC-Río. 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El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba Crítica ético-racional positivismo del poder objetiva del Palabras clave: Positivismo del poder, crítica, autocontradicción performativa, principios éticos. Objective Ethical-Rational Critique of the Positivism of Power Abstract This paper describes in first place the thesis of “positivism of power” along with some concerns and questions that give rise to the critique and philosophical analysis of this thesis. In second place, special conceptions that represent immanent complements of the socalled thesis of the positivism of power will be exposed. In third place, some of the disastrous and ethically blameworthy practical consequences of this thesis will be extracted. Finally, transcendental arguments will be provided to defend, on the one hand, that this position, when it is subject to hard-nosed criticism, becomes entangled in a “performative self-contradiction”, and therefore it becomes self-refuted as long as it contradicts herself, thus showing that it is false. This proves that they do exist strictly ethical norms, criteria and principles that are the constitutive basis of certain moral or ethical actions, and therefore, that there are indeed fundamental actions that are not reduced to the positivism of power nor the mere exercise of the politics of power, and this leads to prove that there are normative principles which allow to make a rationalethical criticism of this type of ilegitimate display of power. On the other hand, there will be exposed only some of these fundamental ethical principles that are necessarily presupposed for whom seriously argues to defend the so-called thesis. Mario Rojas Hernández1 Universidad Autónoma de la Ciudad de México [email protected] Modo de citar: Rojas Hernández, M. (2016). Crítica ético-racional objetiva del positivismo del poder. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/ article/view/30/ Resumen Este trabajo expone en primer lugar la tesis del “positivismo del poder” y algunas preocupaciones y preguntas que motivan el análisis y crítica filosóficos de esta tesis. En segundo lugar, se exponen concepciones que representan complementos inmanentes del positivismo del poder. En tercer lugar, se extraen algunas de las consecuencias prácticas desastrosas y éticamente reprochables de la tesis en cuestión. Por último se aportan argumentos trascendentales para defender, por un lado, que la posición sometida a crítica se enreda en una “autocontradicción performativa”, por lo cual se refuta a sí misma –en cuanto autocontradictoria–, y es por lo tanto falsa. Esto demuestra a la vez que sí existen normas, criterios y principios estrictamente éticos que son base constitutiva de determinadas acciones morales o éticas, y por rende, que sí hay acciones fundamentales que no se reducen al positivismo del poder ni consisten en el ejercicio de la política del poder, y a la vez, que hay principios normativos con base en los cuales se puede ejercer la crítica éticoracional legítima de éstos. Se exponen, por otro lado, sólo algunos de esos principios éticos fundamentales ya siempre presupuestos por quien argumenta seriamente para defender la tesis aquí puesta en cuestión. Keywords: Positivism of power, Critic, Performative Self-Contradiction, Ethical Principles. Profesor-investigador de tiempo completo de la Academia de Filosofía e Historia de las ideas. Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 1 40 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba En este trabajo expongo en primer lugar (I) la tesis del “positivismo del poder” y algunas de las preocupaciones y preguntas principales e irrecusables que motivan el análisis y crítica filosóficos de la tesis expuesta. En segundo lugar (II) expongo las que considero son concepciones también típicas de nuestra época en diversos ámbitos de la sociedad (mundial) actual y que representan complementos inmanentes de la concepción del positivismo del poder. En tercer lugar (III) extraigo algunas de las que considero son consecuencias prácticas desastrosas y éticamente reprochables de la tesis en cuestión, vinculando esto con la mentalidad, las actitudes y formas de acción orientadas por las concepciones o enfoques expuestos en I y II; aquí continúo con la presentación de preocupaciones que motivan el análisis y la crítica de esta tesis. Por último (IV) aporto argumentos trascendentales para defender argumentativamente lo siguiente: por un lado, que la posición aquí sometida a crítica se enreda en una “autocontradicción performativa” (K.-O. Apel, W. Kuhlmann) en cuanto que ella misma, como posición que debe ser argumentada, contiene y presupone lógicamente determinados principios éticos, es decir, que la acción de afirmar esa tesis, comunicarla a otros y de argumentar (aportar razones) a favor de ella ante los otros, de defenderla de objeciones y críticas por parte de los otros, presupone lógicamente –i.e. de modo necesario, en sentido trascendental (Kant) – determinados principios éticos. Esto significa concretamente que quien así habla, comunica y argumenta no actúa en el sentido de la tesis del positivismo del poder ni se trata en ello del mero ejercicio de la política del poder, sino que actúa propiamente en sentido moral, o ético. De lo que se sigue que esa tesis no es sostenible, pues se refuta a sí misma –en cuanto autocontradictoria–, y es por lo tanto falsa. Esto demuestra al mismo tiempo que sí existen normas y valores morales, criterios y principios estrictamente éticos que son base constitutiva de determinadas acciones morales o éticas, y acorde con esto, que hay acciones morales o éticas que pueden llegar a justificarse como objetivamente válidas con base en ellos. Se demuestra por ende que hay acciones fundamentales que no se reducen al positivismo del poder ni consisten en el ejercicio de la política del poder, y a la vez, que hay criterios, parámetros o principios normativos con base en los cuales se puede ejercer la crítica ético-racional legítima de éstos. Con base en esto desarrollo, por otro lado, sólo algunos de esos principios éticos fundamentales ya siempre presupuestos por quien argumenta seriamente para defender la tesis aquí puesta en cuestión. I. El positivismo del poder Para poder entender lo que se va a exponer y criticar aquí como “positivismo del poder” es preciso primeramente explicitar lo que se ha entendido por “poder”; y para ello es necesario a su vez recurrir el concepto clásico de Max Weber: “Poder significa la probabilidad (Chance) de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esta probabilidad” (Weber, 1997, p. 43). Vittorio Hösle por su parte, después de analizar varios características de lo que se piensa como “poder” resalta dos puntos problemáticos en la definición dada por Weber y propone una definición transformada: “Influencia (poder en sentido amplio) es toda oportunidad (Chance) de una persona o asociación –de quien posee la influencia– de imponer la propia voluntad contra la resistencia de una persona o asociación –del sometido a la influencia– o de impedir que el sometido a la influencia ejerza resistencia” (Hösle, 1997, p.339; para las características del poder analizadas por Hösle, ibid., pp.394-396). Ahora bien, para el “positivismo del poder”, como puntualiza Hösle, no existen pretensiones de validez, mucho menos normativas, “por encima de las relaciones de poder” (Hösle, 1996, p. 129; también Hösle, 1990, p. 244; 1997, p. 90, 113). En el caso extremo se puede derivar de lo anterior, y de hecho se ha derivado –pues es forma típica de pensar de muchos–, la posición de que en la comunidad política, en la interacción humana, todo es luchas por el poder; todo se reduce a la mera manipulación de las fuerzas políticas de la situación con el fin de ganar en la lucha por la imposición de mis o nuestros (del grupo) intereses, metas y preferencias; el “conocimiento” lo es sólo de lo necesario y útil para la conservación y ampliación del poder; y las acciones dirigidas a 41 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba la lucha y búsqueda del poder, y la comprensión que se tiene de las mismas, no requieren ni recurren a consideraciones morales. Es con base en lo anterior que se puede llegar a sostener entonces que la “política del poder” tiene la última palabra, esto es, la idea de que una comunidad política tiene que buscar obtener, conservar y acrecentar el propio poder y tiene que buscar imponerlo a los otros –sin considerar los derechos de éstos, pues tales no existen. El “poder” se convierte de este modo en el fin en sí mismo de una comunidad política o de un individuo o de grupos dentro de ésta. De manera que tanto en el ámbito de la práctica, acción y organización políticas como en el de la teorización científico-social y filosófica nada puede o podría impedir afirmar la violencia como fin en sí mismo, último, y como razón última (¡?) de la política, de la acción individual y colectiva. En este contexto se puede escuchar –por ahora sólo brevemente– algunas de las cosas que ha planteado Nietzsche y que considero se conectan estrechamente con el asunto aquí tratado, y de las que de hecho se derivado posiciones como la criticada aquí. Conforme a la “moral de los más fuertes” de Nietzsche “es inmoral decir, en un entendimiento más profundo: tú no debes matar” (F. Nietzsche, de los manuscritos de 1888, cit. en Schröder, 2005, p.54). Para Nietzsche la prohibición de dañar o herir a los otros se muestra como “voluntad de negación de la vida, como principio de disolución y de decadencia” (Nietzsche, 1967a, §259, p. 147). De forma más radical aún: “Vivir es esencialmente apoderamiento, daño, sometimiento de los extraños y los débiles, subyugación, dureza, despojo, imposición de las propias formas, anexión, y como mínimo, del modo más suave, explotación (…) (y en cuanto) un cuerpo es un cuerpo viviente y no uno moribundo (…) deberá ser la voluntad viviente de poder (…) porque vive y porque la vida es justo voluntad de poder” (Ibid., pp.147-148). Todo lo cual resulta claro –lo cual no significa objetivamente válido– si se ha partido – infundada, dogmáticamente– de que: “Nada es verdadero, todo está permitido” (Nietzsche, 1967b, §24, p. 280), y de que: “Lo que es bueno para mí, es bueno en sí: lo que no puede ser sino el juicio del poderoso, acostumbrado a prescribir valores” (de la Voluntad de poder, cit. en Reboul, 1993, p.81). A lo que se suman además otras linduras: el principio fundamental de la “moral de los poderosos” sostiene que “se está permitido actuar a discreción, o „como quiera el corazón‟, contra seres de rango inferior, contra todo lo extraño, y de todas formas „más allá del bien y del mal‟” (Nietzsche, 1967a, §260, p.150); la idea de que “cada voluntad tiene que tomar como igual a cada voluntad es un principio enemigo de la vida” (Nietzsche, 1967b, II, §11, p.222). No es entonces nada raro llegar a esto: “Lo que asegura a un pueblo dominio, victoria y esplendor, para horror y envidia del vecino, es lo que pasa por noble, primordial, criterio y sentido de todas las cosas” (de Así hablo Zaratustra, cit. en Reboul, 1993, p.95). Conforme a todo esto, como bien puntualiza Schröder, la prohibición de causar daño y hasta de matar a los que –según Nietzsche– valen menos no está sólo permitida sino mandada por mor de la elevación del tipo “ser humano” (Schröder, 2005, p.54).2 Como es sabido Carl Schmitt concibe y determina la esencia de “lo político” como la relación amigo-enemigo. El problema fundamental es: cómo se determina o decide quién es el enemigo. Schmitt responde a esto lapidariamente: “sólo cada uno de ellos (de los participantes) puede decidir por sí mismo si la alteridad del extraño representa en el caso de conflicto concreto actual la negación del propio modo de existencia, y si es por eso rechazado o combatido para preservar la propia forma esencial de vida” (Schmitt, 1996a, p.27 (paréntesis míos), véase pp.66-67). Ante esto se tiene que preguntar: ¿cuál es el criterio –o existe alguno– para determinar y decidir correctamente quién o si alguien es enemigo o que otro grupo humano distinto al propio ha de ser visto y Véase sobre estas afirmaciones de Nietzsche los excelentes análisis hermenéuticos y críticos de Reboul; Schröder, cap. II; Hösle, 2013, cap. 10; también Habermas, 1989, cap. 4. No puede dejar aquí de mencionarse que estos análisis críticos de Nietzsche ponen de manifiesto que sus tesis no se sostienen. Así, Schröder sostiene: “Cuando Nietzsche se precia de haber „dirigido y enjuiciado la moral desde la vida‟ da a conocer que habla en nombre de una instancia normativa objetiva más elevada. Pero Nietzsche meramente decreta lo que él debiera haber hecho comprensible”, 2005, p.55. 2 42 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba tratado como enemigo? La respuesta de Schmitt es: porque el otro amenaza la propia existencia. Pero esto ¿en qué sentido?, ¿se trata de una lucha o guerra de legítima defensa? No es así para Schmitt. Pienso que aquí se trata simplemente de que el Estado puede llegar a pensarse, sentirse o verse a sí mismo amenazado en cuanto a lo que constituyen sus principios de organización, sus normas, valores, costumbres, territorio, bienes técnicos y materiales, honor, sentido de identidad, su memoria histórica, necesidades, intereses, como quiera que él defina o conciba todo esto. Que sea amenazado, cómo, dónde y cuándo, eso sólo lo decide el Estado mismo. ¿Con base en qué? La respuesta de Schmitt es terrible: en la sola y pura –no fundamentada ni fundamentable– decisión. Para más precisión: “La decisión, considerada normativamente, ha nacido desde una nada” (Schmitt, 1996b, pp.3738; cf. von Krockow, 2001, pp.106, 116). ¡La decisión es fundamento último sin fundamento normativo¡ Su valor se lo da el ser tomada, efectuada. No hay un más atrás al que retrotraer la decisión como fundamento de validez. Ella se justifica (?) en cuanto que es necesaria en el caso extremo, caso que es fijado como tal por la decisión misma. Como interpreta Krockow, el apelar a normas generales nos arrebataría – según Schmitt– la posibilidad de la decisión; por ello, para Schmitt, “la auténtica decisión tiene que estar libre de toda normativa” (von Krockow, 2001, pp.103-104).3 En relación con el actuar en la política y lo que se llama propiamente la “Realpolitik”, explica bien Meyer que para quienes ejercen o buscan el poder “lo importante es que el diagnóstico de la realidad le sea útil como instrumento para legitimar su posición y deslegitimar la de sus adversarios. Para el político, es un asunto secundario que los argumentos que explican la naturaleza de un problema o situación sean falsos o verdaderos, acertados o erróneos: lo importante es si respaldan o perjudican su discurso político, si son o no de utilidad en la lucha por el poder. Aquí, la verdad sólo es útil en la medida en que se le puede instrumentar” (Meyer, 2013, p.42). De acuerdo con el realismo político los principios de la moral y el derecho internacional no tienen sentido si no están respaldados por elementos de poder (véase Morgenthau, 2001, caps. 2, especialmente el 3 y 8; también Meyer, 2013, p.404). Ahora bien, considero que la concepción aquí expuesta y que será objeto de crítica está estrechamente vinculada con otras concepciones típicas de nuestra época en los ámbitos políticos, económicos, culturales, educativos, académicos, militares, y de mucho de la mentalidad común y corriente –en los medios de comunicación por ejemplo–. Considero que cada una de ellas se apoya en las otras, es apoyada por las otras, y a su vez apoya a las demás, en diversos grados o niveles de entrelazamiento entre ellas. Me interesa principalmente remarcar que todos estos enfoques articulan y conforman una –para decirlo de forma muy general– manera de comprender el mundo, enfrentarlo, actuar en él y ante los demás sujetos, intentar conformarlo. A partir de ellos se llega a que, problemas, contenidos y fines del análisis y la teoría, y la forma de abordar la realidad, enfrentarla, responder a ella, se planteen y orienten de ciertas formas muy específicas. Sostengo que existe en diversas formas y en diversos grados de conexión inmanente, derivación y dependencia recíproca, y alcance, una trabazón entre estos enfoques que hace aún más complicado su reconstrucción y crítica racionales; ella dificulta escudriñar el peso que tiene cada uno y las relaciones entre ellos a la hora de plantear problemas y soluciones a ellos en las ciencias sociales y las humanidades. Decisivo es que con base en ellos se estructura y conforma una muy específica manera de concebir, orientar, organizar y ejercer el “poder” en la comunidad política y entre las comunidades políticas –y que en los ámbitos académicos (i.e. educativos) ha conducido a desastres–.4 Sin embargo, no es objetivo de este trabajo entrar a exponer y analizar en detalle las diversas formas de conexiones y trabazones entre ellas; me interesa por ahora sólo lo que tiene que ver con el positivismo del poder. Así, antes de plantear aun sea sólo algunos aspectos Véase sobre esto Hösle, 2013, p. 280; sobre Schmitt, von Krockow, cap. II.2, III.2.; Lilla, cap. 2; Hösle, 2013, pp. 278-281. 4 En Rojas Hernández (b) he planteado los problemas que considero surgen o provocan en el ámbito educativo desde la trabazón de estos enfoques. 3 43 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba esenciales de este vínculo (III) es necesario exponer de qué concepciones estoy hablando (II).5 Las preguntas filosóficas que se pueden plantear en relación con lo anterior son: ¿en verdad consiste o se reduce la inter-acción humana en la comunidad política a acciones estratégicas de poder, a la lucha por el poder?, ¿es sólo esto lo que articula, estructura y posibilita la acción y organización sociopolítica?, ¿en verdad actuamos todos los individuos sólo con base en la búsqueda y el ejercicio del poder?, ¿es ésta realmente la única forma de buscar y ejercer el poder político?, ¿la política, o lo político, se reduce a eso?, ¿no se puede entonces distinguir racionalmente entre usos legítimo e ilegítimo del poder? El gran problema ético es aquí que si no hay criterios ni principios morales, normativos, objetivamente válidos –y si no existen criterio ni parámetros conceptuales, lógicos, teóricos, de validez objetiva–, entonces no hay modo de poder determinar qué es legítimo o ilegítimo, justo o injusto, racional o irracional ni diferenciar y decidir así de modo igualmente racional entre ellos. No hay así modo de criticar estrictamente (i.e. filosóficamente y de modo objetivamente válido) ni de decidir en torno a si lo fácticamente dado (económico, social, político, educativo, religioso, cultural) es bueno o malo, legítimo o ilegítimo, racional o irracional. Todo juicio, acción, y meta se puede hacer depender entonces de valoraciones y decisiones subjetivas (individuales o de grupo) no más fundamentables, y esto quiere decir, en el caso extremo, arbitrarias. Así, a fin de cuentas, nada puede impedir ir a parar, justo, en el mero “decisionismo”, el cual tiene que afirmar lapidariamente que sólo cada uno puede decidir por sí mismo sin más criterios para determinar si lo que decidió es correcto (legítimo, justo, racional) –como ya vimos arriba. Es la decisión pura liberada de todo momento o componente normativo. Para el “decisionismo” no se puede fundamentar racionalmente (i.e. mediante argumentos) la opción y decisión por una determinada norma moral o por otra, por una determinada acción o por otra cualquiera, por un medio y una meta u otros: “el decisionismo sólo aparece cuando la fundamentación última es sustituida por la decisión última” (K.-O. Apel, cit. en Cortina, 1985, p.44). Ante lo expuesto es preciso no pasar por alto de ninguna manera que, por un lado, el enfoque del positivismo del poder, vinculado de diferentes formas y grados con los otros enfoques expuestos, sí ha(n) ejercido y sigue(n) ejerciendo una enorme influencia en la conformación o estructuración del pensar, querer y actuar humanos en los diferentes ámbitos económicos, sociales, políticos, educativos, militares, incluido el religioso. Considero que hoy en día esto se ha radicalizado aún más, en especial en los ámbitos de la economía y la política. Esas concepción están realmente presentes en el mundo actual, siguen siendo de enorme peso e influencia, se siguen imponiendo y propagando. Por otro lado, con ellos no se trata de meras elucubraciones hueras de unos individuos encerrados en sus cubículos, oficinas, empresas, laboratorios, sino de formas de pensar, sentir y actuar muy arraigadas en nuestras sociedades. Defiendo por eso que no se puede simplemente separar la manera en que un individuo piensa y concibe el mundo de la forma en que lleva su vida individualmente y en grupo, y en que actúa e interactúa en la academia, el parlamento, la empresa, como amigo/a, como profesionista, etc.; innumerables individuos y grupos piensan y conciben el mundo en la manera expuesta y, acorde con ello, actúan, luchan, buscan alcanzar sus metas y satisfacer sus gustos, preferencias, intereses de las formas más agresivas, egoístas, despiadadas, 5 No es meta de este trabajo la crítica argumentativa a los enfoques que expongo en seguida. El presente es parte de una serie de trabajos en los que me abocaré a la crítica de cada uno de ellos, en el intento de fijarlos como representantes de un cierto tipo de racionalidad –muy limitado y desastroso– al que opondré, como necesario y legítimo, otro tipo de racionalidad desde el que es posible y efectiva la crítica y refutación de aquéllos. Hay afortunadamente mucho trabajo crítico sobre este asunto; pero aun así, hay todavía cosas a desarrollar en este sentido crítico. Remito por ahora a las referencias bibliográficas de mi artículo Rojas Hernández (b), donde se indican trabajos que han llevado a cabo crítica fundamental de estas concepciones. Con mucho de lo que se va a exponer se puede vincular todavía la concepción económica del individuo egoísta, la tesis del egoísmo universal, pero por cuestiones de espacio no abordo este asunto que trato ampliamente en Rojas Hernández (d), (e), y en otro artículo en preparación sobre la crítica de la racionalidad económica. 44 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba excluyentes, aniquiladoras. Todo ello actualmente, sostengo, en el marco general de un sistema económico capitalista que se asienta en inmensa medida justo en un enfoque como el del positivismo del poder, la política del poder derivada de él, y en sus vínculos con los demás enfoques expuestos, sistema económico que por su parte promueve y refuerza al mismo tiempo la inculcación y el mantenimiento en el pensar y sentir humanos actuales de las creencias, principios, valores, ideales, fines, constitutivos de, e implicados en esos enfoques.6 Terrorífica es la defensa de todo eso, como teórico formado y de modo consciente, cuando se afirma que así se defiende y realiza lo racional, la libertad y la justicia.7 Aporte fundamental contra tal posición (tesis) y las posibles consecuencias que puede tener, y que de hecho ha tenido, es, para empezar, la refutación filosófica de la misma. De capital importancia para la reflexión ético-crítica es también poder abrir posibilidades para plantear seriamente qué pensar y hacer, i.e cómo poder proyectar formas de pensar, querer y actuar individual y colectivo que de modo legítimo se opongan a la tesis aquí puesta en cuestión, de manera que esto pueda permitir a su vez proyectar posibles soluciones a los terribles problemas de un país como el nuestro, México, caracterizado por enormes carencias, rezagos, defectos, opresión, explotación, ignorancia, jerarquías, exclusiones, pobreza, corrupción, ejercicio indiscriminado del poder político y económico, un país en donde tal parece que esa mentalidad de poder y la “cultura del chingar” son endémicos.8 De acuerdo con el concepto moderno de la ciencia empírica de la naturaleza y con la filosofía cientificista-positivista que lo pretende sustentar-apuntalar se niega validez cognitiva y universal al conocimiento práctico, a la moral o la ética, de la forma siguiente: i) Se afirma que la ciencia (empírica de la naturaleza) trata y tiene que ver con “hechos”; sólo ella proporciona conocimiento y éste lo es sólo de hechos empíricos, constatables empíricamente. Ella describe y explica la realidad (empírica, física, material). La ciencia intenta conocer cómo es el mundo, la realidad. ii) El concepto de “real” o “realidad” aquí presupuesto o afirmado es el de la realidad objetiva empírica (física, material). iii) Por ende, la ciencia nada tiene que ver con la moral, con lo normativo, ella es neutral valorativamente: ella no valora ni prescribe normas ni establece valores; la ciencia es independiente de valores. La ciencia se ocupa de, y con, lo que es, no con lo que debe ser. El mundo o la realidad es como es, en el mundo no hay valores. iv) Decisivo para este enfoque es que –de modo lógico– a partir de hechos no es posible derivar ninguna norma moral, ningún principio normativo. Más precisamente: a partir de proposiciones descriptivas sobre lo que es no es posible derivar proposiciones prescriptivas sobre lo que debe ser. Pretender efectuar esto es caer en una “falacia naturalista”, i.e. en un razonamiento falaz en cuanto se cree poder pasar lógica, legítimamente, de enunciados descriptivos a enunciados normativos o prescriptivos. Pero un tal paso es lógicamente incorrecto. No se puede pasar entonces lógicamente del nivel descriptivo (del ser) al nivel normativo (del deber). A este principio se le llama el “principio de Hume”. v) De lo anterior se pretende derivar que la moral o la ética, los juicios morales y de valor, no son conocimiento, y no se puede fundamentar científicamente, más aún, de modo racional, la validez universal la ética; no es posible demostrar que hay normas morales o principios normativos racionales, universalmente válidos. De ahí que ningún juicio, enjuiciamiento o crítica sobre el carácter bueno o malo de los actos humanos, ni sobre las normas y valores que los rigen, regulan y orientan, puede II. Enfoques complementarios del positivismo del poder A. La “falacia naturalista” y la presunta neutralidad valorativa de las ciencias (de la ciencia empírica de la naturaleza y de las ciencias sociales basadas en positivismo) Sobre esta tesis mía, véase mis trabajos Rojas Hernández, 2008; 2011b, cap. 24; también (d) y (e). 7 Remito a la exposición de muchas de estas manifestaciones terroríficas de muchos individuos en variados ámbitos de reflexión, acción y organización socio-política, en Rojas Hernández (b), (d), (e). 8 Véase sobre esto Rojas Hernández (c), de próxima publicación. 6 45 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba pretender validez racional ni ser conocimiento de la realidad. vi) De manera que sólo la ciencia proporciona “conocimiento objetivo”, válido universalmente, el cual es “conocimiento intersubjetivo”, su validez es “validez intersubjetiva”. Como conocimiento objetivo sólo puede valer –como expone Apel–: l. las constataciones empíricas, valorativamente neutras de la ciencia, formuladas en juicios de hecho comprobables empíricamente, y 2. las inferencias lógicas realizados a partir de aquéllas (Apel, 1999c, p.127; véase Apel, 1985, T. II, pp.359 y ss0). vii) Que el conocimiento científico (natural, y social en sentido amplio) es objetivo es lo mismo que decir que es valorativamente neutral. La “neutralidad valorativa” es pensada entonces como condición sine qua non del conocimiento racional, i.e. científico, y justo esta “idea de objetividad científica priva a las normas y juicios de valor de toda pretensión de validez intersubjetiva” (Cortina, 1985, p.40). De manera que –concuerdo por completo aquí con Apel y Cortina–: “El irracionalismo ético constituye, pues, en buena medida una consecuencia del cientificismo” (Ibídem). Sólo es racional entonces el discurso sobre los hechos, y el discurso sobre las normas es irracional. Un juicio moral que establezca que tal y tal acto, actitud, fin, es inmoral, más precisamente, moralmente ilegítimo, injusto, malo, es, para la concepción científica del mundo y para el cientificismo positivista, incapaz de verdad o falsedad. Los juicios morales –según tal enfoque– no expresan ni son conocimiento; los juicios morales carecen de sentido; los juicios de valor son sólo subjetivamente válidos, están basados en los sentimientos subjetivos de los individuos y son algo acerca de los cual sólo caben decisiones irracionales, pues no hay fundamentos racionales (objetivamente válidos) para su aceptación. Éste es el enfoque ha permeado y sigue permeando también las ciencias humanas y sociales. Así, se afirma que tampoco en éstas hay que involucrar –por anti-científico– proposiciones normativas o juicios de valor sobre el objeto de estudio. En ellas se trata sólo de observar, describir y explicar, sin involucrar valoración ni juicio moral –en el peor de los casos, mucho menos un juicio ético crítico– sobre lo observado y fácticamente dado. Si las ciencias humanas y sociales quieren obtener estatuto de ciencias tienen que adoptar, o tienen que amoldarse, a los cánones de las ciencias empíricas de la naturaleza.9 B. El relativismo y el escepticismo (teóricos y prácticos) Se sostiene que no existen criterios teóricos ni prácticos universales (de validez objetiva) y/o que es imposible demostrarlos como tales, o sea: i) No hay criterios, principios, estándares de evaluación cognoscitiva y moral absolutos, universales. ii) La validez de los mismos es siempre relativa a determinados esquemas conceptuales, marcos teóricos o contextos socioculturales particulares. Su validez es relativa ya sea a la sociedad o cultura de que se trate, a la teoría o concepción defendida, a la época histórica, incluso al o los grupos de poder en turno o a las preferencias e intereses de los grupos dominadores en turno, etc. iii) Las pretensiones de conocimiento (teórico y práctico) se hacen, o deben hacerse, siempre desde el marco conceptual o teórico, o el contexto histórico-sociocultural (horizonte de comprensión) al que pertenece quien plantea una pretensión de validez, evalúa, juzga y crítica teóricamente otros sistemas de creencias o normas morales. iv) Hay sólo una pluralidad de marcos conceptuales, teóricos o contextos socioculturales u horizontes de comprensión. v) Por todo lo anterior se llega afirmar – como expresión del relativismo moral-cultural radical–, que cualquier sistema de creencias o sistema moral es tan bueno o igualmente válido como cualquier otro. vi) O como expresión del escepticismo radical, se afirma que no hay tales categorías ni Sobre la asunción y el desarrollo de esta concepción de “ciencia” en las ciencias sociales y humanas, y para la crítica de la misma cf. Miranda, 1996; Wellmer, 1991; Habermas, 1993, cap. 4; Hollis, 1998, cap. 3; Hösle, 1997, 3.4; 1999b; Wallerstein, 2005, cap. 2. (Véase nota a pie 4 arriba). 9 46 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba principios teóricos y prácticos ni puede nuestra razón demostrarlos ni se necesitan.10 para la determinación y elección de los medios. Sólo así se efectúa reflexión científica, racional. El establecimiento de los fines de nuestras acciones queda remitido al subjetivismo o a la arbitrariedad de cada quien, o de un grupo de sujetos, pues a fin de cuentas dependen de preferencias e intereses subjetivos, acerca de los cuales, nuevamente, no se puede discutir ni determinar cuál es más valioso, racional, o si son racionales como tales. Los fines y su contenido pueden ser los que sean, los que se quiera, el asunto es que uno se ponga un fin; puesto (postulado, formulado, representado, afirmado) un determinado fin, lo decisivo es la búsqueda de los medios más adecuados para alcanzarlo. La razón no es entonces razón sobre fines (con respecto a fines) sino sólo sobre medios. Así, la razón es reducida así a razón técnicoinstrumental: si quieres lograr o conseguir tal y tal cosa, entonces haz tal y tal, o sea, utiliza los medios más apropiados para lograr más eficientemente la meta que te hayas propuesto. Y esto significa que se es más racional o propiamente racional en cuanto se utiliza los mejores medios en el menor tiempo y con el menor gasto o desperdicio de trabajo y recursos posibles, en el logro del fin propuesto. Esto es expresión de un mero “imperativo hipotético”: si quieres X entonces haz (tienes que hacer) Y. Ésta es una mera recomendación en torno a los medios. Como se ve, con ello se deja fuera de la reflexión y discusión –por irracional supuestamente– la cuestión de si los fines propuestos son en sí mismos racionales, objetivamente válidos, relevantes, los mejores y más apropiados, y en el ámbito práctico, si son buenos, justos, moralmente legítimos, moralmente correctos. Esto ya no importa, lo que importa es actuar técnico-instrumentalmente, lo que importa (?) es lograr la meta. La razón no consiste en responder a aquello, sino en la respuesta con respecto a los medios necesarios. Racional es entonces la afirmación (Hösle, 1987, 14, n. 6; también, Hösle, 1997, cap. 3.3): si se quiere X, entonces se debe Y; y no es racional la afirmación sobre si Y es como tal moralmente legítima, justa, racional. Esto último no puede ser –supuestamente– decidido mediante la razón. Ahora bien, se habla de “racionalidad estratégica” cuando lo que se utiliza como C. Racionalidad técnico-instrumental y estratégico-instrumental La tesis es aquí que nuestra racionalidad consiste única y exclusivamente en, y se reduce a la racionalidad técnico-instrumental y estratégico-instrumental. Una racionalidad ética o valorativa no cabe en esta concepción. Se trata con esto a la vez de la reducción completa de la racionalidad de la interacción social a la racionalidad estratégica. Se puede hablar propiamente de “racionalidad teleológica” “racionalidad con arreglo a fines” o “racionalidad medio-fin”, y es ésta la que a su vez se divide en las dos formas de racionalidad señaladas. La “racionalidad técnico-instrumental” consiste en que se es racional (o más racional) en cuanto se encuentren y apliquen los mejores medios, es decir, los más adecuados y eficientes, para lograr o alcanzar determinados fines. En la idea de esta racionalidad está implicado el que no se puede discutir ni decidir racionalmente (mediante argumentación) sobre “fines” ni “valores últimos” de nuestras creencias, hipótesis, teorías, métodos, o de nuestras acciones, normas, sistemas de normas, planes, proyectos, ideales, etc. Ellos no son ni pueden ser objeto de las ciencias (naturales y sociales), es decir más precisamente, que no se puede determinar ni decidir de modo racional entre varios de ellos cuál es el mejor, más valioso, preferible, a fin de cuentas, cuál es el más racional. Se trata de que simplemente se establecen (postulan) ciertos fines, y entonces la reflexión, la investigación, el sujeto o grupo en cuestión, se dedican a encontrar los mejores medios para conseguirlos. Establecer, ponerse, un fin es una actividad subjetiva que no requiere de más fundamentación; los fines se eligen, se deciden, y para tal elección-decisión no hay más razones. La decisión a favor de uno u otro posee el mismo valor o estatus (?), ambas decisiones son equivalentes; las razones son Para la crítica y refutación filosófica del relativismo moral-cultural, véase mi libro Rojas Hernández, 2011b; para el ámbito estrictamente teórico, Rojas Hernández (a) por aparecer. 10 47 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba instrumento o medio, para lograr los propios fines personales, son las expectativas de los otros sujetos actuantes, es decir, se trata de ser capaz de captar cuáles son los planes de acción de los otros sujetos, qué persiguen éstos y cómo piensan lograrlo, para poder aprovecharse de eso y de la situación, y ser uno el que logre imponer sus intereses, alcanzar sus fines, lograr el beneficio; y esto porque todos saben que todos los demás están pensando y planeando hacer lo mismo. Como precisa Habermas, la acción es estratégica cuando se la considera “bajo el aspecto de observancia de reglas de elección racional y evaluamos su grado de influencia sobre las decisiones de un opositor racional” (Habermas, 1987 I, p.367), es decir, cuando consideramos los posibles planes, decisiones y modos de acción de otros sujetos y tratamos de manejar a nuestra conveniencia la situación y lo que podemos obtener del conocimiento del posible curso de los planes de acción de los otros. Se trata así de una instrumentalización recíproca: “los actores, en tanto sujetos de la racionalidad teleológica aplican su pensamiento medio-fin a objetos acerca de los cuales ellos saben que, en tanto sujetos de la racionalidad teleológica, hacen lo mismo con respecto a ellos mismos” (Apel, 1999b, p.36). Preguntas de suma relevancia para una concepción de la racionalidad ética serían por el contrario éstas: ¿en verdad no es posible reflexionar, determinar y decidir racionalmente si lo fines últimos propuestos son racionales, legítimos, ni decidir de la misma forma cuáles de entre una variedad son mejores, más racionales, más adecuados o superiores? ¿Por qué es preferible elegir y decidirse por estos y no por tales o cuales? ¿Con base en qué determinar esto? Pero de acuerdo con el enfoque aquí expuesto, estas preguntas propiamente no tienen sentido, no se pueden plantear ni responder de modo racional, o sea, apelando a razones, argumentos; y esto es así porque, desde este enfoque, es claro que al plantearse fines se está llevando a cabo una valoración, es decir, se están ponderando alternativas, se está de entrada decidiendo por determinados cursos de acción, ideales, metas, objetivos, proyectos, planes (individuales o colectivos), sobre los cuales se efectúa aun sea implícitamente una valoración, una ponderación, un enjuiciamiento crítico, una evaluación. Pero como ya se partió de todas las tesis, premisas o supuestos expuestos arriba, entonces es fácil pasar a que reflexionar, pensar, razonar, sobre los fines es cuestión metafísica (no científica) y dejar fuera tranquilamente cualquier reflexión (filosófica) sobre los fines. Este enfoque parte de la creencia o tesis de Weber de que los axiomas últimos de valor de los individuos no son justificables argumentativamente, y esto quiere decir que para aceptarlos o rechazarlos se efectúa un acto de fe pre-racional.11 III. Consecuencias para la interacción práctica, la comunidad política y la interacción entre comunidades políticas En este contexto es de suma importancia sacar las consecuencias prácticas que efectivamente se siguen de defender la posición expuesta, más aún en cuanto que es típico que enfoques como los expuestos arriba no llevan a cabo esta reflexión. Se trata de llevar hasta sus últimas consecuencias esa posición, pues la reflexión no se puede quedar simplemente en el mero observar desde lejos, neutralmente, lo afirmado por ella, enfrentándoles de modo meramente externo otra posición, superficial e irrelevante por no entrar a la crítica inmanente. Me interesa en este contexto mostrar algo realmente desastroso. Defender la posición, tesis o enfoque aquí puesta en cuestión lleva, y tiene que llevar, a consecuencias en verdad desastrosas para el pensar y la acción humanos, y por ende para la organización y estructuración de la comunidad política, en el sentido siguiente: como se sostiene (a) que sólo la ciencia empírica de la naturaleza es en verdad conocimiento, que (b) las ciencias sociales se En otro trabajo reconstruyo y analizo la crítica fundamental de Habermas y Apel a esta concepción. En el ámbito del conocimiento teórico (científico), en referencia a la elección del objetivo epistémico último de la ciencia, sostiene Reichenbach esto: “Hay ciertas bifurcaciones volitivas de gran importancia que se encuentran a la entrada misma de la ciencia. Se trata de decisiones relativas al objetivo de la ciencia. ¿Cuál es el propósito de la indagación científica? Ésta, desde el punto de vista lógico, no es una cuestión de verdad, sino de decisión volitiva” (cit. en Rodríguez Alcázar, 2000, p.167, v. ss.); es decir, que esos fines nos vienen dados, o los ponen los teóricos mediante un acto de decisión. 11 48 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba tienen que amoldar a los conceptos y métodos de éstas para ser consideradas ciencias, que (c) la(s) ciencia(s) son y tienen que ser valorativamente neutrales, (d) que sólo existe la racionalidad técnico-instrumental y la estratégico-instrumental, (e) y que no hay normas y valores morales ni principios normativos de validez objetiva (universal), sino que son relativos (a la sociedad, a la teoría o concepción defendida, al o los grupos de poder en turno, a la época, etc.), entonces f) no queda más que –y no es anticientífico– defender teóricamente el “positivismo del poder” y, en referencia a la acción e interacción humana, ejercer la “política del poder”. Lo grave y terrible es que con base en todo esto no se puede plantear ni exigir siquiera apuntar a evitar, eliminar, erradicar, la posibilidad, pero en el caso extremo, la realidad de una o de cualquiera concepción con pretensión “científica” y cualesquiera acciones y medios efectivos que apunten a mantener el mundo tal como está, a buscar y defender (pretender legitimar) el logro y uso del poder por el poder mismo, a imponer y (pretender) legitimar ciertas estructuras sociopolíticas jerárquicas, autoritarias, inequitativas, excluyentes, y a (pretender) justificar (?) un sistema económico por completo inequitativo, desigual, enajenante, explotador. Considero que se puede sostener que la idea general tras todo esto es la de que así es el mundo, así ha sido siempre, y así seguirá siendo, y no tiene caso cambiarlo, ni siquiera intentar cambiarlo, pues esto no es posible ni necesario como tal. A fin de cuentas, aquí están implicados –e implícitos– juicios de valor o morales como éstos: lo que hay está bien así como está, es lo mejor que tenemos, es aceptable o bueno mantenerlo así. Si la única base para la planeación, organización, elección de metas y medios, interacción, es el provecho personal (o sea, la negación de normas y valores racionales, intersubjetivamente reconocidos y aceptados) – como sostienen los defensores del hommo oeconomicus– (véase sobre esto mis artículos, Rojas Hernández (d) y (e)), el decisionismo (o sea, la decisión ciega, el irracionalismo) y la búsqueda del poder (o sea, la negación de ideales de emancipación, derechos fundamentales, justicia, libertad, Estado racional) –con base en lo expuesto arriba–, todo ello apoyado a su vez por una idea de ciencia valorativamente neutral que remite desde sus trincheras los ámbitos normativos mencionados al terreno de la ideología irracional, o por un relativismo moral y un posmodernismo irracional que en el extremo dan permiso a todo, no es de extrañar entonces que la violencia, la dominación, el autoritarismo, el egoísmo-individualismo, el interés por la supervivencia y dominación individual o de grupo, las solas luchas por el poder, la búsqueda y ejercicio indiscriminado del poder, hayan jugado y sigan jugando todavía más actualmente –sostengo enfáticamente– roles fundamentales en la conformación de nuestras sociedades, que formen y estructuren la mentalidad quizá de poblaciones enteras, de grupos de poder (económico y político), así como – desgraciadamente– contenidos y fines de programas y prácticas educativos (sin la teoría éticamente adecuada) y de instituciones educativas (públicas y privadas). Con base en un enfoque tal del positivismo del poder, y en la mentalidad y las formas de inter-acción que promueve, tampoco se podría encontrar ni se podría ni habría razón para estar moralmente obligado a proponer criterios normativos, racionales, intersubjetivamente compartidos para solucionar los conflictos interhumanos de otro modo que mediante la lucha y la violencia; en el caso extremo ni se podría plantear como problema la posibilidad y necesidad de solucionarlos. ¿De manera que lo que queda entonces en el ámbito de la acción es, en el peor de los casos, amoldarse a lo meramente fáctico y valerse de todos los medios a disposición para imponer las propias metas, fines, intereses, ideales (individuales y de grupo), sea el contenido de los mismos el que sea, en situaciones de conflicto, y a como dé lugar, i.e. poniendo en juego incluso la violencia extrema y la aniquilación de otros seres humanos (el asesinato)?, ¿no queda entonces más que intentar por todos los medios ganar en la lucha por la supervivencia, en contra y aún a costa de otros –miles de millones– de seres humanos? Con base en aquél, una propuesta ética solidaria, igualitaria, emancipadora, a favor de todos –aunque claro, estos conceptos requieren de contenido concreto y justificación– resulta hasta irrisoria, pues ante ella se puede simplemente replicar: si te 49 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba conviene, esto es, si de ella sacas provecho personal –estrictamente individual, o si quieres incluso para tu pequeño grupo–, pues apóyala, si no, pues no la apoyes; a fin de cuentas se trata del bien subjetivo de cada quien, y este lo define, justo, cada quien. La idea de racionalidad ética, crítica, socio-políticamente comprometida, responsable, solidaria, que puede ser concretada como emancipadora, liberadora, puede también muy bien ser tachada de ideología y entonces desecharse sosteniendo que eso es también un mero enfoque subjetivo (mejor, subjetivista); que una toma de posición de esa índole depende a fin de cuentas de una mera decisión individual (con base en preferencias e intereses personales) ya no más justificable científica o racionalmente. En este sentido se trataría, según el enfoque en cuestión, de una mera opción o meta a elegir, como cualquier otra, que depende de la decisión de cada quien y está en el mismo nivel que cualesquiera otras. Una réplica típica y muy común frente a las críticas expuestas es en este contexto la de tachar a todo discurso contra la racionalidad científica, técnicoinstrumental y estratégica de “ideológico” en tanto que sólo busca también –supuestamente– defender posiciones de poder y satisfacer intereses no justificados científicamente. Ante el enfoque de la racionalidad técnicoinstrumental –vinculado a su vez con el positivismo del poder– quiero plantear el siguiente problema ético: si alguien (algunos) se pone(n) como fin (individual y/o de su grupo) eliminar de la faz de la tierra a los débiles mentales, a las personas de color negro y de color blanco –supongamos que ahora es un moreno el que se propone eso–, a los revoltosos, a los gays, a las lesbianas, a la mitad de los pobres del mundo (para poner a trabajar a la otra mitad bajo las condiciones del capitalismo salvaje), etc., etc., todo ello con el fin (¿último?) de lograr la sociedad perfecta del ultra-capitalismo de los ricos, bellos, poderosos y pocos amos de la tierra, ¿es todo eso más racional, o racional como tal, si encuentra y aplica los mejores medios –que conlleven el menor gasto y costo, el menor tiempo– para lograr ese su fin?, ¿es racional como tal la acción que logra ese fin?, ¿es racional como tal ese fin? De acuerdo con las concepciones expuestas, es un dechado de racionalidad quien así piense, decida, actúe, persiga sus fines de ese modo y los alcance. Y constatar –desde fuera y desde lejitos– de modo valorativamente neutral que alguien logra eso y cómo lo logra, y que así se logra mantener y reproducir la sociedad –como sea que ésta esté estructurada–, ¿es racional? Tal parece que así es el caso, según el entramado de esos enfoques. Hay que acentuar de la manera más enfática que la renuncia a toda posibilidad de fundamentación racional de la propia posición, de las bases, principios o premisas que la sustentan, y de los fines últimos que se persiguen, pero vinculado ello a la afirmación – o aseveración– de la validez y el carácter vinculante, o la superioridad, mayor relevancia, mayor importancia, cientificidad propia –o como se le quiera llamar, y nótese que todos estos son juicios de valor– de la propia posición o concepción, todo eso representa más bien propiamente un burdo “dogmatismo ideológico” (Como muy bien arguye Jermann en contra del positivismo jurídico: Jermann, prólogo a 1987, p.9). Simplemente se afirma que no importa que no haya fundamentos de justificación, sino sólo que yo o nosotros (un cierto nosotros) afirmamos y asumimos esto y esto como lo vinculante, lo superior, lo científico, por ende, como lo que se tiene (se debe) imponer, lo que todos tienen que aceptar y realizar. Por eso estoy por completo de acuerdo con Hösle cuando sostiene que la expansión de las convicciones de que sólo existe la racionalidad medios-fines y que es absurdo considerar cuestiones de valor como objetivas, posibilitó la ejecución de los crímenes del siglo pasado: “El fenómeno del Tercer Reich no se puede explicar sin el vínculo de irracionalismo nihilista y de racionalidad con arreglo a fines funcional” (Hösle, 1990, p.80). Sin embargo, con lo argumentado no se pretende establecer algo así como un determinismo en el sentido de que las tesis y enfoques expuestos llevan ineluctablemente a todo agente, humanista, político, científico natural y social, filósofo, a pensar, sentir, decidir y actuar de las maneras desastrosas y criminales expuestas al llevar el enfoque del positivismo del poder –vinculado con los demás enfoques expuestos– a sus últimas consecuencias prácticas. Esto querría decir además que esas 50 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba formas de pensar, sentir, decidir y actuar no pueden ser erradicadas, o al menos, transformadas, ni tampoco las estructuras e instituciones a que han dado lugar; por el contrario, defiendo que esto es éticamente necesario y posible. Es más bien como lo plantea Hösle: si bien la absolutización de la racionalidad con respecto a fines no significa que es por fuerza una opción para la elección de fines criminales, sí significa que “si se ha tomado la decisión por tales fines, no se les puede oponer nada, sino sólo queda trabajar en su realización técnica acabada” (ibid., p. 80); para quien ha tomado la decisión por tales fines, preciso y agrego yo, p.e. de dominación, exclusión, explotación, aniquilación, destrucción–, no hay entonces nada –racional, preciso yo– que se les pueda oponer, sino que queda sólo trabajar en su realización técnica. Sin embargo, considero que la mentalidad del positivista del poder sí que se ha decidido, y se puede decidir y se sigue decidiendo con mucha más probabilidad por fines como los apuntados. justificada –en el mejor de los casos– mediante argumentos explícitos. Con base en esto se puede sostener que no hay ningún otro modo que no sea mediante argumentación seria y estricta para poder siquiera formular, comunicar, defender, y en caso dado, intentar justificar esa tesis, o tan siquiera mostrar que no hay problema (teórico, científico, ético, humano como tal) en optar por, decidirse por ella y actuar en consecuencia. Decisivo en este momento es que esa tesis, en cuanto es formulada, comunicada y defendida, entabla pretensión de validez objetiva y se coloca así ya de inicio en el ámbito de la argumentación, del discurso argumentativo. Quien así habla, comunica y defiende su tesis no puede negar, por un lado – so pena de autocontradicción–, que la posible justificación (legitimación) de su tesis sólo es posible mediante argumentación racional en un discurso argumentativo; y por otro lado, tampoco puede negar –so pena de autocontradicción– que está ya siempre involucrado en un proceso de interacción con otros para llegar a determinar la validez o no de su tesis. 2. Lo decisivo es en este momento que quien así argumenta seriamente ante otros en un diálogo o discurso argumentativo ha reconocido y cumplido ya siempre (muchos) principios éticos fundamentales –y teóricos, lógico-conceptuales, que no serán explicitados aquí–, sin los cuales no sería posible siquiera la formulación proposicional –implícita o explícita– de esa tesis ni la comunicación de la misma a (todos) otros argumentantes-destinatarios ni la –posible y necesaria– defensa argumentativa –aun sea mínima– de la misma ni la comprensión de la misma como tal tesis por parte de (todos) los otros argumentantes-destinatarios. ¿Cuáles son esos principios éticos ya siempre reconocidos por quien sostiene y pretende justificar argumentativamente las tesis del positivismo del poder? Esto es lo que vamos a ver ahora. 3. Quien afirma y argumenta a favor de las tesis del positivismo del poder (y la política del poder), y quien argumenta con sentido como tal, ha de hecho reconocido ya siempre in actu –i.e. de modo necesario en el acto mismo de argumentar–, es decir, como condición de posibilidad del sentido y la posible validez (en esto consiste su IV. La razón ética contra el positivismo del poder: argumentación trascendental contra la tesis en defensa del actuar orientado y dirigido sólo por el poder 1. Ya expuse en la parte (I) la tesis del positivismo del poder. Y en la introducción expuse la línea argumentativa principal contra esta tesis; para no repetir eso remito a lo dicho ahí. Ahora bien, para iniciar con el argumento en contra de la tesis del positivismo del poder precisemos lo siguiente. La tesis se presenta y expone como una creencia verdadera, más precisamente, como cualquier teoría, enfoque, afirmación, aseveración, ella es una tesis con pretensión de validez universal (objetiva), es decir, entabla de hecho implícita o explícitamente pretensión de validez universal en el sentido de que lo que sostiene es verdadero, correcto, o legítimo. En este sentido, la tesis del positivismo del poder no puede excluirse siquiera de pretender entablar legitimidad para sus tesis. La tesis del positivismo del poder es articulada, formulada, afirmada de modo proposicional, es comunicada a todos los demás argumentantes (actuales y posibles) y es defendida ante la crítica y tiene que ser 51 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba carácter trascendental) de su propia argumentación, lo siguiente: i. Ha reconocido a todos aquellos a quienes dirige su tesis y argumentación como sujetos con los mismos derechos, es decir, a todo otro destinatario-argumentante (real y posible) como un ser capaz de acción, de lenguaje y comunicación, de conocimiento, de comprensión, de argumentación, de verdad, poseedor ya –como quiera que sea– de cierta concepción o conocimiento moral y por ende como ser capaz de juicio moral y de responder de sus actos (o sea responsable), y libre, lo cual significa en un sentido más general –puesto por ahora de modo resumido–, como sujeto al que se dirigen esas pretensiones, que puede entender la lógica de lo afirmado y de las razones aportadas, que puede reconocerlo y –en caso dado– aceptarlo de modo reflexivo como válido o no válido. Y por su parte, quien argumenta es del mismo modo sujeto, es decir, él/ella debe comprenderse a sí mismo como sujeto y ser visto por los demás como sujeto. Comunicamos y argumentamos unos/as con otros/as como sujetos. Se puede comprender aquí por tanto quien argumenta que ha reconocido ya siempre la norma moral (deber) del respeto a todos los otros argumentantes (reales y posibles) como sujetos iguales, lo que significa, con los mismos derechos, ha reconocido la igualdad de derechos de todo sujeto humano, i.e. su derecho a igual trato, respeto y consideración en tanto sujeto (para la argumentación completa sobre esto, Rojas Hernández, 2011, cap. 12). ii. Ha reconocido un principio ético fundamental: la obligación de sinceridad al afirmar y comunicar algo, aducir y discutir razones, o sea, al argumentar seriamente en la empresa a favor de encontrar la verdad (teórica o práctica). Es decir: no se debe mentir, se debe comunicar lo que realmente se piensa y cree. Quien así argumenta, entonces habla, comunica y argumenta de modo sincero y debe hacer todo esto de modo sincero. Esto significa que se guía por una norma o principio fundamental. Quien así argumenta, actúa y tiene que actuar sinceramente, o sea, lleva a cabo y ha llevado a cabo necesariamente un acto moral, o más concretamente, un acto ético: un acto de no ejercicio de poder, fuerza, violencia, pues lo que aquí interesa solamente es llegar a saber, por parte de todos, si la tesis es verdadera o no. En este contexto se tiene que comprender que la mentira eliminaría por principio la posibilidad de encontrar la verdad (tanto en el ámbito teórico –científico, filosófico– como en el práctico –moral, ético, político–), pues eliminaría la posibilidad de la comunicación e interacción, y así, de la argumentación misma con sentido. Esto significa que sin el seguimiento de normas morales absolutamente válidas, sin presuponer necesariamente que se es y debe ser sincero, o sea, que no se miente, que realmente se dice, comunica y argumenta lo que se piensa, que se está interesado en la solución argumentativa de la disputa teórica para determinar la validez de la tesis en cuestión, que se está dispuesto a escuchar, tomar en serio, atender sincera y seriamente las razones, objeciones y críticas de los otros y responder a ellas de modo acorde con ello, sin todo esto, ninguna actividad científica y filosófica sería posible. –Incluso para la reflexión personal, si se quiere, a solas, se requiere ser sincero consigo mismo–. Sería imposible por principio la comunicación y discusión críticas serias entre sujetos, pues no se podrían tomar en serio ni asumir expresiones lingüísticas, afirmaciones y razones de nadie como algo con sentido y pretensión de validez por cuanto no se sabría exactamente qué se trata de hacer con todo ello, ya que muy bien es posible que se intente engañar, instrumentalizar, manipular, sacar provecho personal, dominar; la sospecha destrozaría la confianza, y así la comunicación y consiguientemente la argumentación. Se podría objetar a lo anterior que ese principio es un mero imperativo hipotético, en cuanto que sólo si quiero (queremos) buscar la verdad, hacer ciencia y filosofía, argumentar con otros, entonces debo ser sincero (debemos ser sinceros), pero si no quiero, entonces no tengo que actuar de esta forma; y que el principio aducido es falso porque lo que realmente funciona en la comunicación, interacción y argumentación, en la sociedad, es sólo el interés por y el ejercicio del poder –así como el egoísmo (la búsqueda del provecho personal)–: por tanto, no hay y es imposible la argumentación seria, sincera, ética. A esto se puede replicar lo siguiente: 52 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba a. Proponer y asumir p.e. la práctica de la mentira como norma (universal) de acción conduce necesariamente, por razones estrictamente lógicas, a su propia autodestrucción como principio de acciones posibles con sentido, pues si se practicara la mentira como norma, la acción de mentir no podría funcionar como tal, no cumpliría su objetivo, no sería efectiva, ya que yo sabría que todos los otros mienten y los todos otros sabrían que yo mismo les miento, de tal manera que ni les creería ni me creerían, ni los engañaría ni me engañarían. La mentira perdería entonces su sentido, no se podría hablar con sentido de “mentira”. La norma moral de mentir carecería así de sentido, se anularía como norma de acción. Y lo más grave es que esto impediría por lo tanto asumir las afirmaciones y pretensiones de los otros y las de nosotros por parte de ellos con seriedad, interés, como algo digno de tomarse en cuenta, que puede contener verdad o poner de manifiesto algo decisivo para la interacción humana; esto conduciría a la desconfianza generalizada, pues ni me fiaría de los otros ni ellos se fiarían de mí. b. La mentira presupone más bien como condición de posibilidad de su propio sentido – para que pueda funcionar como tal, ser efectiva, lograr su cometido– algo normativo fundamental, precisamente el deber de no mentir o de ser sincero: sólo porque ya se cree en esta norma moral o se la asume implícitamente, en general porque confiamos en los otros o nos fiamos de ellos, porque partimos implícitamente de que son sinceros y serios al dirigirse comunicativa y argumentativamente a nosotros –presupuesto que los otros en caso dado hacen igualmente en relación conmigo–, es posible y llega a ser efectivamente real que nos engañen –o que los engañe. El acto y la intención de mentir presuponen por ende buena intención, seriedad, confianza, intención de dar a entender, de entender y establecer sinceramente vínculos, por parte del hablante en referencia al oyente, i.e. presuponen que el oyente sabe o supone todo lo señalado (buena intención, seriedad, etc.) en el hablante, si no, éste no podría engañarlo; y todo esto es algo estrictamente moral, normativo. iii. Ha reconocido y asumido también la responsabilidad por el acto de argumentar en el sentido de que éste se plantea y efectúa (a) como un acto responsable por llevar a buen término la búsqueda de la verdad, la resolución de la controversia, (b) responsable por lo afirmado (el contenido proposicional defendido), es decir, por lo que se siga de él (teórica y prácticamente), y por ende, (c) responsable por las consecuencias, es decir, que exige y ante el que se puede exigir actuar en consecuencia con lo que resulte de la argumentación, con lo que se demuestre en ésta. 4. Ha reconocido el principio éticodiscursivo de Apel y Kuhlmann en el sentido de que quien argumenta seriamente y con pretensión de validez ha reconocido ya siempre por consiguiente, in actu, el principio prácticodiscursivo del deber de argumentar racionalmente como tal, más específicamente, el deber de resolver pretensiones de validez controvertidas, así como problemas morales y conflictos de intereses concretos entre los seres humanos, mediante argumentación racional y no mediante intimidación, amenaza, engaño, o el ejercicio de la fuerza, la violencia, el mero poder –si es que a la anulación o aniquilación de la argumentación mediante éstos se le pudiera llamar “resolución” de la disputa, lo que de ninguna manera se puede afirmar. Esto significa que se ha reconocido ya siempre que se debe (que estamos moralmente obligados a, o que es una obligación moral universalmente válida) argumentar racionalmente para solucionar las disputas teóricas, los conflictos interhumanos y para determinar la validez objetiva (verdad) de una tesis o teoría.12 Ha reconocido, como precisa Kuhlmann, que las pretensiones y los intereses de todos los otros sujetos deben ser tratadas como pretensiones e intereses propios y ser por tanto considerados y resueltos mediante argumentos (Kuhlmann, 1985, p.199; 1993, p.25). Las pretensiones de validez, objeciones y Sobre todo esto véase Apel, 1973 II, p.400 y ss., 415 y ss.; cf. pp.424-425; 1986b, p.163; 1992, p.353; Kuhlmann, 1985, cap. 5; 1993; 1998. Esto lo he defendido siempre aun cuando he también siempre criticado la concepción formalista y consensualista de la ética discursiva de Apel y Kuhlmann; en Rojas Hernández (2005) critico la posición de Habermas. 12 53 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba propuestas de todos los otros sujetos argumentantes (reales o posibles) son tan respetables como las propias y deben por tanto ser escuchadas, comprendidas adecuadamente, tomadas en serio, atendidas, analizadas, sometidas a enjuiciamiento crítico, y en caso dado aceptadas o rechazadas con base en la contundencia (la lógica) de las razones aducidas. De manera que en tanto argumentación seria –y la de quien defiende el positivismo del poder no puede plantearse más que en este sentido– se ha reconocido por tanto como válidas objetivamente las normas procedimentales referentes a la participación de todos los afectados en la discusión sobre tesis, problemas y conflictos teóricos y prácticos y sobre las consecuencias de nuestras decisiones y acciones individuales y colectivas: igual derecho a participar en la argumentación, a poner en cuestión pretensiones de validez, a hacer preguntas, a hacer propuestas, a replicar, a contradecir, a interrumpir, a exigir la continuación de la argumentación, a exponer deseos, necesidades e intereses, a problematizar cualquier afirmación, a introducir cualquier afirmación en la discusión (véase Kuhlmann, 1985, p.198; 1993; Miranda, 1983, p.374 y ss.). El teórico del positivismo del poder ha reconocido necesariamente entonces determinados –y lo mismos– derechos a todos los argumentantes destinatario (reales y posibles): a hablar-expresarse, participar, argumentar (aportar razones), preguntar, criticar, replicar, objetar. El/la defensor/a de la tesis aquí en cuestión se adjudican y reconocen estos derechos para sí mismos. O sea que se actúa con base en derechos, en normas morales o principios éticos. De forma más concreta, el/la argumentante ha presupuesto ya siempre necesariamente y ha reconocido a todos los demás y a sí mismos como sujetos en el sentido –mínimo o máximo– de que (a) existen razones que justifican (i.e. con las que se pretende justificar) el contenido de la tesis sostenida, las cuales él/ella puede y debe aportar ante todos los otros; (b) que todo destinatario (argumentante real o posible) las puede conocer, comprender, analizar, evaluar, criticar, y en caso dado, aceptar o rechazar –también con base en argumentos– y que tiene irrecusablemente derecho a todo esto; (c) que todo destinatario- argumentante tiene derecho a y puede exigir legítimamente que le sean aportadas razones, argumentos, a favor de la tesis en cuestión para que las pueda analizar, evaluar, etc.; y que (d) existe el derecho a que a nadie, a ningún sujeto, le sean impuestas creencias, prácticas, valores y normas por la fuerza bruta, la mentira, el engaño, el desnudo poder, y que ningún individuo tiene el derecho a efectuar esto –o de otra forma: existe la obligación ética de aportar razones y reconocer y asumir la validez de las razones realmente justificadoras, independientemente de la fuerza y los poderes fácticos. Se trata de normas constitutivas de una discusión racional igualitaria, de la “comunidad ideal de comunicación” (Apel). 5. Fundamental es ahora poner de manifiesto que existe una contradicción performativa en la comunicación o transmisión a otros, más en específico, en la argumentación a favor de la tesis del positivismo del poder. El/la teórico/a, el/la defensor/a de esta tesis sólo puede defender su tesis mediante el acto argumentativo que no es ejercicio del poder o la violencia y cae por consiguiente en autocontradicción, pues afirma, propone y defiende argumentativamente una determinada forma de ser y actuar –que plantea como necesaria y la única posible–, pero al mismo tiempo lleva a cabo (efectúa) la acción misma de hablar con, comunicar a los otros con la sincera intención, i.e. de modo veraz, de argumentar con ellos y contra ellos (a favor de su tesis) e interactuar así de modo fundamental con ellos, todo lo cual es una forma de actuar o tipo de acción que en modo alguno está basada en y no se reduce al ejercicio del poder y la violencia. De manera que se afirma y defiende (teóricamente) el ejercicio del poder, las intenciones y acciones orientadas por éste, pero se efectúan actos que –de acuerdo con su sentido y con sus condiciones normativas de posibilidad– no se basan ni estriban en él y no pueden ser mero ejercicio de poder en tanto se trata de determinar –seria, responsable y estrictamente, respetando a la vez a los otros como sujetos– si la tesis del positivismo del poder es verdadera; y no se trata ni se puede tratar aquí de otra cosa más que de llegar a saber esto. Se trata así de una contradicción entre el contenido de la tesis o teoría afirmada y el acto de 54 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba su afirmación, comunicación (transmisión) y defensa argumentativa ante –implícitamente todos los– otros sujetos destinatariosargumentantes, como la única forma en que tal teoría puede existir para éstos; entre el contenido afirmado y lo que presupone de modo normativo como acto de argumentar; entre el contenido afirmado y el acto argumentarlo ante y con los otros a quienes se le ha reconocido como iguales, y así, con los mismos derechos en esta acción, tarea y actividad.13 6. En este momento quiero presentar y desarrollar el contundente argumento de Apel contra la defensa irrestricta del poder. Es estrictamente autocontradictorio afirmar lo siguiente: “Afirmo con pretensión de validez objetiva frente a todo otro destinatarioargumentante (real o posible), ser capaz de convencerlos mediante la argumentación de que la argumentación es, como tal, o consiste exclusivamente en, usar la fuerza, violencia, más concretamente, el poder, que argumentar, hacer uso de la razón argumentativa, es sólo ejercer violencia y poder contra todo otro sujeto argumentante real o posible”.14 Muy importante es aquí comprender que ésta es la tesis del positivista del poder puesta de modo explícito, es decir, es esto lo que implícitamente afirma o sostiene. Contra lo anterior, el argumento trascendental es el siguiente: quien así argumenta está entablando pretensiones de validez, y no tiene otro modo –y no existe otro modo– más que el de formular, comunicar y defender su teoría con argumentos ante otros reales y posibles argumentantes (es la misma situación ya desarrollada arriba). De lo que resulta que con esa tesis y su posible argumentación, con su acto de argumentar ante otros, el positivista del poder o ejerce poder, fuerza y violencia o no la ejerce. El punto decisivo es que quien así argumenta no puede pretender racionalmente que con la argumentación está ejerciendo desnudo poder, ni que toda creencia y acción humana consisten única y exclusivamente en poder y violencia, pues en tanto argumentante intenta, persigue, convencer a los otros con razones (argumentos), obtener la aceptación de su tesis como verdadera con base en lo que puede aducir, y reconoce así por tanto a los otros como capaces de conocimiento, verdad, argumentación y todos los derechos ya desarrollados arriba. En breve, está reconociendo y aceptando, aun sea de modo implícito, las determinaciones normativas fundamentales desarrolladas antes. Por consiguiente, la igualación o identificación entre “argumentación” y “violencia” o “imposición” o “ejercicio de poder”, o hasta “autoritarismo”, “absolutismo” (propiamente “totalitarismo”) es descabellada. Quien así habla y argumenta ante los otros, no sabe lo que dice ni lo que de hecho hace. 7. En relación con la contradicción puesta de manifiesto Hösle pregunta por su parte, por un lado, si es consecuente y consistente trasmitir, comunicar, una teoría cuya idea fundamental es la de que la propia subjetividad está por encima de los otros. Por otro lado: “¿Puede ser del interés de un positivista del poder el que también otros compartan su convicción, o tan sólo que en general se sepan que él es un positivista del poder?” (Hösle, 1990, pp.244-245). El asunto es que, como argumenta Hösle, ninguno de estos casos es favorable para la defensa argumentativa del positivismo del poder, pues quien así plantee las cosas a) se arriesga a que los otros lo traten y dañen en la misma forma en que él/ella plantea estar por encima de los otros, tratarlos y dañarlos; b) o bien, los demás están de entrada avisados de qué se trata con este positivista del poder, quien entonces ya no los podría manipular, engañar, instrumentalizar o explotar tan fácil, o quizá en absoluto. Así que: “Una posición que rehúsa por principio el reconocimiento a los otros, no es compartible porque este compartir hace participar a los otros ya siempre en la misma medida en la propia –real o supuesta– posesión de la verdad. Quien por principio no estima al otro como igualmente valioso que uno mismo, debe ocultar esta su creencia al otro, que es lo más costoso para él/ella, porque constituye la propiedad subyacente a todo lo demás. El positivista del poder realmente consecuente no Cf. sobre la contradicción performativa los textos de Apel y Kuhlmann; Hösle, 1990; Rojas Hernández (a). 14 Me baso en Apel, 1988, 1991; cf. también Habermas, 1989b, cap. 10. Con esta formulación retomo los elementos fundamentales de la argumentación pragmático-trascendental de Apel, pero sí pretendo precisarla y ampliarla. 13 55 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba habla sobre su posición; sobre ella no se puede hablar, sobre ella se debe callar” (ibíd., p.245). Lo decisivo es que existe una autocontradicción performativa en la comunicación a otros de la negativa o del rechazo a reconocerlos por principio como iguales (Ibíd.). Yo quisiera agregar lo siguiente: la posición aquí criticada niega de modo explícito, por un lado, el reconocimiento a los otros, pero por otro lado pretende –implícitamente– que los otros sepan y reconozcan que no se los reconoce como iguales y que acepten la creencia del negador de reconocimiento –que él/ella es superior a ellos– como verdadera, de modo que así se los reconoce a la vez como capaces de verdad y como merecedores o dignos de conocer la verdad, igual que el defensor positivista del poder. Esto es autocontradictorio porque al mismo tiempo se afirma y defiende, y se lleva a cabo en la acción misma –y en la intención– de hablar con, comunicar a los otros e interactuar con ellos, el no-reconocimiento y el reconocimiento de los otros. 8. Quien sostiene la tesis aquí en cuestión se enreda además en otra forma de la misma autocontradicción, situación que puede llegar a romper con toda posibilidad de diálogo e interacción, pues, por un lado, se pretende argumentar en serio a favor de su tesis, o sea, entabla la pretensión y manifiesta la intención sincera de comunicar y dialogar/discutir argumentativamente para resolver la cuestión/el problema teórico/filosófico –forma en la que tiene que proceder necesariamente, en cuanto argumentación, como resultó antes–, pero por otro lado, lo que defiende con su tesis –aun sea de modo implícito– es que su propio acto es a fin de cuentas un acto con el que busca y tiene la intención de dominar, someter, sojuzgar a (todos) los otros. Se trata de un acto entonces que se puede comprender como un acto con el que no pretende encontrar la verdad, que no se interesa por los argumentos de los demás, que no va a hacer caso de éstos, a fin de cuentas manipulador en referencia a (todos) los otros sujetos, con el que en caso extremo se intentará vencer, controlar, someter y dominar –no sólo teórica sino psicológica y físicamente– a los demás. En contra de lo anterior se tiene que argumentar que, evidentemente, de esta manera no se consigue demostrar la validez objetiva de la tesis sino solamente caer en una autocontradicción. Y además, esa situación pone más bien de manifiesto abiertamente las reales intenciones de quien eso defiende y es esto lo que puede conducir, o mejor, si el oyente (argumentante-destinatario) es lo mínimamente perspicaz, conducirá a la cancelación de todo vínculo, pues con alguien así no se puede comunicar, argumentar, interactuar, sino sólo o alejarse o defenderse. No es entonces que todos estemos orientados por la búsqueda del poder ni que todo acto de comunicar y argumentar esté orientado por el afán de poder y se ejercicio de poder, sino que un tal defensor de la tesis en cuestión abre contradictoriamente su actitud, intenciones, creencia, ante todos. 9. Es de suma importancia tomar en cuenta que la argumentación trascendental demuestra que en el acto de argumentar a favor de la tesis del positivismo del poder está también implicado lo siguiente: i. existen y se articulan condiciones normativas de posibilidad del sentido y la (posible) validez de las tesis y argumentos, que representan presupuestos normativos irremontables de la acción misma efectuada en cuanto sin ellos no sería posible siquiera hablar, comunicar y argumentar-interactuar con sentido; ii. tales presupuestos normativos son normas, valores y principios éticos (los desarrollados arriba) cuyo sentido y contenido es justo el opuesto a toda regla o principio de acción definido por o basado en el poder, fuerza, violencia; iii. por ende, esos presupuestos normativos –en tanto irremontables– son válidos de modo objetivo, y la validez objetiva de los mismos no se identifica con ni se reduce a la burda y sola imposición de creencias, valores, normas, prácticas, por la fuerza, el engaño, la intimidación, a fin de cuentas por el desnudo poder; iv. todo lo cual no excluye de ninguna manera la posibilidad y necesidad de hablar, defender y argumentar a favor de tipos o formas legítimas, válidos, éticos, racionales, de articulación y ejercicio del poder por parte de individuos y grupos en una comunidad política. Pero esto es un tema por sí mismo. 10. Los argumentos anteriores muestran y demuestran que lo ético (principios éticos 56 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 40 – 59 Agosto 2016 – Córdoba fundamentales) es condición a priori de posibilidad de la realización efectiva de la comunicación, interacción y argumentación con sentido, por ende de la ciencia (las ciencias) y la filosofía como tales, esto es, como actividades o empresas serias encaminadas a la búsqueda de la verdad (teórica o práctica), a descubrir lo que realmente es el caso mediante discusión y argumentación racionales en la comunidad de los seres hablantes, actuantes, argumentantes. Tales condiciones de posibilidad representan los presupuestos normativos trascendentales del discurso argumentativo, y éstos son más concretamente determinados principios éticos fundamentales.15 Éstos son así justo condiciones a priori de posibilidad de la formulación, afirmación, comunicación y defensa argumentativa ante otros de tesis, enfoques, teorías, en cuanto posiciones teóricas que pueden pretender siquiera ser comprendidas, discutidas, criticadas y, en caso dado, aceptadas. Y los defensores de la tesis aquí en cuestión argumentan y no pueden otra cosa más que argumentar. Lo que demuestra esta argumentación trascendental es entonces la existencia tanto de principios como de actos éticos, existencia que se demuestra precisamente en el nivel fundamental (el discurso argumentativo) sólo en el cual es posible plantear y tener el problema como tal y llegar a establecer, determinar, saber, si es realmente el caso que hay o que no hay tales actos consistentes solo en aplicación y ejercicio de poder. Por un lado, se demuestra que existen determinados principios éticos fundamentales que no pueden ser negados, impugnados ni rechazados de manera consistente e intersubjetiva, concretamente, de modo argumentativo, pues tal intento de impugnarlos los presupone ya siempre necesariamente. Por otro lado, se demuestra que hay actos estrictamente éticos, pues, en contra de la tesis del positivismo del poder basta con que se demuestra la existencia de un solo principio y acto ético para que esa tesis sea falsa. Y como se ha puesto de manifiesto, quien argumente realmente de modo serio a favor o en contra de la tesis en cuestión –y no hay otra forma de hacerlo– actúa y tiene que actuar bajo los presupuestos normativos puestos de manifiesto, lo que significa que actúa y tiene que actuar de un modo que no es ejercicio de poder. De esta manera, se demuestra que sí hay actos éticos y que están justificados o se los puede justificar (legitimar) argumentativamente. Decisivo es que esta argumentación permite a la vez distinguir entre actos éticos y actos orientados por/al poder, y que por consiguiente lo que se debe defender de modo ético-racional es que el ejercicio burdo, arbitrario, autoritario, ilegítimo, destructor y aniquilador del poder, no debe ser, no es moralmente correcto, es lo moralmente malo, que eso es justo la negación y el abandono de lo ético: negación –y hasta aniquilación– de los otros sujetos. Referencias bibliográficas ALBERT, H. (1973). Tratado sobre la razón crítica. 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(2016). Del snob al gestor: una propuesta kuscheana para repensar al sujeto político desde el peronismo. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/ article/view/34/ Abstract Rodolfo Kusch (1922-1979) was part of the “Generation Contorno”, which was centred around the magazine directed by brothers Ismael and David Viñas. His early departure from the magazine, however, allowed him to attempt alternative responses to the questions as to what was the revolutionary historical subject enabled by Peronism and what was, in turn, the counter-revolutionary subject informed by the concrete historical experience in Argentina. For the purposes of this work, we deem as both feasible and productive the comparison and contrast between some parts of his thinking and the respective stances taken by Jorge Abelardo Ramos, Juan José Hernández Arregui and Arturo Jauretche. Specifically, here we propose a review of each one‟s characterization of the petty bourgeoisie, of which the learned or intellectual subject forms part. In our view, Kusch‟s efforts were focused, to a great extent, on reflecting upon the construction of a philosophical and political subject which would match the conciliation of classes proposed by Justicialism. In this sense, Perón‟s doctrine, which tended towards the creation of a policlassist amalgam with “national consciousness” as the bonding element, was for Kusch an interesting political bet involving an existential problem of the highest order. Resumen Rodolfo Kusch (1922-1979) formó parte de la “generación Contorno” nucleada alrededor de la revista dirigida por los hermanos Ismael y David Viñas. Sin embargo, su temprano alejamiento le permitió ensayar respuestas alternativas en relación a cuál era el sujeto histórico revolucionario habilitado por el peronismo y cuál era, a la vez, el sujeto contrarrevolucionario alumbrado por la concreta experiencia histórica de nuestro país. A los fines del presente trabajo, consideramos factible y productivo el cotejo de algunos filones de su pensamiento con las posiciones desarrolladas contemporáneamente por Jorge Abelardo Ramos, Juan José Hernández Arregui y Arturo Jauretche. De manera específica, proponemos un recorrido por sus respectivas caracterizaciones de la pequeña burguesía, en la que participa el sujeto letrado o intelectual. Por nuestra parte, entendemos que el pensamiento de Kusch estuvo volcado, en buena medida, a reflexionar sobre la constitución de un sujeto filosófico y político Dr. en Letras. Profesor adscripto en las cátedras Pensamiento Latinoamericano y Literatura Argentina II y profesor invitado en el Seminario del Cono Sur (Escuela de Letras, FFyH, U.N.C.). Becario del CONICET y miembro del equipo de investigación nucleado en el proyecto “Literatura y política: construcciones de lo popular y representaciones sociales en la literatura argentina”. 1 Keywords: Rodolfo Kusch, peronism, political subject, people, petty bourgeoisie. 60 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 60 – 68 Agosto 2016 – Córdoba Introducción: el peronismo revisitado Luego del derrocamiento de Perón en septiembre de 1955, comenzaron a aparecer una serie de publicaciones que proyectaron al plano discursivo el enfrentamiento entre la autoproclamada Revolución Libertadora y la naciente Resistencia Peronista. Esto se plasmó, por un lado, en el número especial de la revista Sur editado en diciembre de ese año. Fundada en 1931 y bajo la constante dirección de Victoria Ocampo, la publicación nucleaba a los más importantes intelectuales y escritores liberales de nuestro país. A contrapelo de su habitual línea editorial, la edición 237 tomaba distancia de la literatura y de la crítica estética para “meter las patas” en las fuentes de la política, celebrando la caída del tirano prófugo y ensalzando la misión de la Revolución antiperonista. En consonancia con esta posición, aunque con sus matices, durante los meses subsiguientes aparecieron ensayos como Qué es esto (1956) de Ezequiel Martínez Estrada o El otro rostro del peronismo (1956) de Ernesto Sabato. Por otra parte, la caída de Perón y la proscripción del peronismo a partir del „56 impulsaron la consolidación de un frente político-intelectual que salió a la palestra con intenciones de polemizar con aquellos agentes de la cultura que volvían a ocupar su histórica posición hegemónica. Para ello, en numerosas ocasiones se sirvieron de textos publicados por los propios políticos e intelectuales “libertadores” con la finalidad de desmenuzarlos y añadirle espesor histórico a sus planteos. Los integrantes de este frente afirmaban, por entonces, que en el antiperonismo subyacía una larga tradición intelectual anti-popular derivada de la colonización pedagógica, y en contraposición, interpretaron al peronismo como la reemergencia de las masas populares en la historia de nuestro país. Este frente reunía, entre otros, a Jorge Abelardo Ramos, Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Fermín Chávez, John William Cooke, Juan José Hernández Arregui, José María Rosa y Rodolfo Puigróss. Confluían allí tendencias políticas e intelectuales que iban desde F.O.R.J.A. y el radicalismo yrigoyenista hasta el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y el revisionismo histórico, pasando por una flamante izquierda nacional que intentaba conjugar marxismo e interpretación de la realidad nacional.2 Por otra parte, en esos años floreció la llamada “generación Contorno”, es decir, jóvenes con formación preeminentemente de izquierda que emergieron al campo intelectual a través de la revista dirigida por los hermanos Ismael y David Viñas. Pero más allá de su matriz de pensamiento, Contorno no se diferenció sustancialmente de Sur en la defenestración del peronismo y en su autoconfiguración como portadora de una “racionalidad” inexistente en aquel “régimen” demagógico. En este sentido, seguimos a Pablo Heredia cuando identifica a ambas publicaciones como constructoras del imaginario antiperonista que se explicitó con la Revolución Libertadora.3 En Peronismo y pensamiento nacional (1955-1973) Pablo José Hernández recordaba al editor Arturo Peña Lillo cuando, en sus Memorias de papel, afirmó que los actores de este frente se sintieron llamados “a explicitar, tanto a los libertadores como a los propios partidarios, qué fue el peronismo. A la tesis de que era un estado emocional, era preciso oponerle la categoría racional de proyecto de nación soberana, había que repensar la historia social y económica.” (Hernández, 1997, p.43.) Más adelante, Hernández agregaba que este tipo de reflexión se vio posibilitado por el hecho de que en esos años “(…) era el peronismo y su posición ante él, y no las diversidades ideológicas, lo que marcaba la divisoria de aguas.” (p.76.) 3 Heredia cotejó el número 237 de Sur con el número 7-8 de Contorno (julio de 1956) y sostuvo que: Si bien los intelectuales que escribieron en este número de Contorno no „alinean‟ sus discursos a un homogéneo antiperonismo como en el caso de Sur, comparten, de modo heterogéneo, el interrogante que abre la tesis de que el peronismo, si bien no fue un movimiento revolucionario, movilizó al proletariado otorgándole, sin esfuerzos para él, derechos y beneficios que nunca antes en la historia había tenido. El antiperonismo se presenta menguado de esta manera y apunta a un principio intelectual que persigue el registro de una cristalización „sincera‟ del lugar que ocupan los intelectuales con respecto al proletariado peronista. (Heredia, 2014, p.92.) 2 En el análisis de los artículos, se destaca la lectura de León Rozitchner sobre la manipulación de las masas por parte del peronismo, al que calificaba como un movimiento burgués. Heredia señala: “(Rozitchner) describe el gobierno peronista a través de la corrupción, el fraude y la tortura, pero le agrega que si sucedió se debió a que esa política represiva ya existía „en nosotros‟, la burguesía bien-pensante.” (p.123.) Esta posición, como veremos, abre una dimensión psicológica sobre la 61 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 60 – 68 Agosto 2016 – Córdoba En el caso del filósofo Rodolfo Kusch, cuyo grupo de pertenencia inicial fue Contorno, su temprano alejamiento le permitió ensayar respuestas alternativas en relación a cuál era el sujeto histórico revolucionario habilitado por el peronismo y cuál era, a la vez, el sujeto contrarrevolucionario alumbrado por la concreta experiencia histórica de nuestro país. Este recorrido permanentemente transicional ubicó a Kusch en el lugar incómodo donde aún hoy se mantiene: dentro de nuestro campo intelectual, por un lado se perfila como predecesor de la Filosofía de la Liberación, movimiento que a la vez co-fundó a principios de los „70; pero también puede ser considerado como piedra de toque para el pensamiento ecologista de nuestro país; y también como forjador de una particular línea de crítica y creación estéticas; y además –y eso es lo que nos interesa en el presente trabajo- resulta factible comparar algunos filones de su pensamiento con las ideas desarrolladas por Jauretche o Scalabrini Ortiz, Ramos o Hernández Arregui. En este sentido, consideramos factible y provechoso examinar sus caracterizaciones de la pequeña burguesía en la que participa el sujeto letrado o intelectual. De Jorge Abelardo Ramos, recordemos el carácter de garantes del statu quo imperial que le atribuyó a los sujetos civilizados-cultos-letrados que, en los países semi-coloniales como el nuestro, ven moldeada su subjetividad por los dispositivos de la colonización pedagógica. En otros términos, estos sujetos, a través de su accionar específico, en la Argentina representan una fuerza contrarrevolucionaria de primer orden. En el apartado “La cultura satélite bilingüe” de Crisis y resurrección de la literatura argentina, lo expresaba de la siguiente manera: Los seudointelectuales de nuestro país, educados en esta escuela de imitación, expresan invariablemente su aversión a una teoría de lo nacional que los explica y los niega. De ahí que acepten el nacionalismo de los europeos, esto es el nacionalismo imperialista de un Eliot o un Valery, cuyo tema constante es la averiguación de las hazañas culturales o históricas de su propio país. Pero rechazan al mismo tiempo el derecho de reivindicar o desarrollar nuestra propia tradición nacional, sin cuya afirmación no puede probarse el derecho de un país a pertenecerse (Ramos, 1954, p.13). El tercero en discordia Bajo el dualismo civilización/barbarie encarnado en sendos paradigmas culturales a los que podríamos llamar letrado-culto e iletrado-popular, se conformó la matriz de comprensión política y valoración estética en nuestro país. Sin embargo, este dualismo puede ser complejizado si nos detenemos en la constitución subjetiva de los individuos identificados como pequeños burgueses. Éste fue un desvelo que en cierta manera Kusch compartió con otros intelectuales de Contorno, pero creemos que puede desmarcarse de aquel espíritu “autocrítico” si lo asociamos con otros pensadores contemporáneos como Ramos, Jauretche o Hernández Arregui. Repasemos sus respectivas caracterizaciones de la pequeña burguesía y pongámoslas en cotejo con la propuesta kuscheana. A pesar de la constatación de ese estado de cosas, o quizás a raíz de la misma, hacia el final de la obra Ramos propugnaba por una “resurrección” de nuestra literatura dentro del marco ampliado por una perspectiva latinoamericanista. Sin embargo, al efectuar un movimiento desdoblado entre la crítica a un oponente político-intelectual que comparte su misma condición de clase y un postrero sesgo propositivo y esperanzador, dejó sin explicitar el camino que propiciaría el desarrollo de una conciencia nacional. En otras palabras, lo que no se alcanza a ver con claridad en el libro de Ramos es cómo superar por la vía del marxismo ese condicionamiento “seudointelectual” que porta el pequeño burgués, más allá de las disputas en torno a la configuración del canon intelectual desde una u otra tradición. Por el contrario, quedaban disgregadas allí dos esferas, una europeizante y otra nacional, que en la práctica estaban imbricadas, aunque los pequeños burgueses liberales y los pequeños burgueses nacionalistas, con sus miradas clase media que bien podría contrapuntearse con la de Kusch. 62 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 60 – 68 Agosto 2016 – Córdoba constreñidas por las coyunturas, no estuviesen en condiciones de asumirlo. Por los mismos senderos de la izquierda nacional anduvo Juan José Hernández Arregui. Al igual que Ramos, Jauretche o Kusch, en Imperialismo y cultura (1957) adoptó como blanco principal de sus críticas a la facción liberal que aplaudió desde las páginas de Sur la llegada de la Revolución Libertadora. Apuntando especialmente a sus plumas más representativas, fueron forjando una lista que de modo casi invariable incluía a Martínez Estrada, a Borges y a Sábato. El texto de Hernández Arregui, además, hacía explícito el paralelismo entre el “retorno al coloniaje” derivado del Plan Prebisch y el simultáneo retorno a las primeras planas de los intelectuales y profesores universitarios que habían surgido a la vida pública entre 1930 y 1943. De manera particular en el capítulo titulado “El Imperialismo y la pequeño-burguesía en los países dependientes”, y de manera aún más explícita en el pasaje “La clase media como fuerza de control”, el autor analizó el temor al cambio sobre el que se asentaban los resortes psicológicos de un sector social que: (…) a diferencia de la burguesía y el proletariado muy homogéneas en su composición de clase y en sus valorizaciones sociales, ofrece desigualdades de composición, asimetrías de nivel y diversidades ideológicas en sus diversos estratos componentes (…) y esta diversidad de composición se expresa en una forma extrema de individualismo y en cierta resistencia a la solidaridad social organizada (…) (Hernández Arregui, 1973, p.212). social”, el autor arrojaba una distinción fundamental al señalar que: (…) al mismo tiempo, los sectores menos favorecidos de la pequeño burguesía, amenazados de pauperización real, se incorporan a la lucha del proletariado, aportando una conciencia política derivada de la mejor comprensión teóricas de las contradicciones del proceso social en su conjunto (p.214). Como vemos, aquí se explicita el dinamismo presentado por un sector de esa pequeña burguesía que no sólo podía desligarse del rol de “fuerza de control” y la imitación de clases superiores, sino que también podía generar empatía con la clase proletaria, asumiéndose como su vanguardia ideológica. Ahora bien: ¿cómo es posible que justamente las franjas “menos favorecidas” de una pequeño burguesía que teme parecerse a las clases bajas fueran las llamadas a generar empatía? O en otros términos, extraídos del mismo autor: ¿de qué manera los individuos allí identificados evitarían el “encandilamiento” de “su encumbramiento material” y “la posibilidad de adquirir una cultura superior” según una “actitud mental que acentúa su separación del pueblo, es decir, de sus cercanos orígenes” (p.214)? No hay respuesta a tal dilema en estas páginas de Hernández Arregui, que tienen el mérito no menor de dejarlo planteado. Respecto de Arturo Jauretche, desde una posición inscripta en el llamado pensamiento nacional retomó y desarrolló el concepto de colonización pedagógica enunciado por Ramos. A la vez, destinó una de sus obras más emblemáticas al tratamiento de El medio pelo en la sociedad argentina (1966). En ese libro, por otra parte uno de los más orgánicos de su legado bibliográfico, Jauretche dirigió su exégesis nacional hacia una revisión histórica, política y económica que permitiese comprender cómo se fue constituyendo y consolidando un sector que, a diferencia de la clase alta, de los trabajadores y “el grueso de la clase media”, detentaba “una posición equívoca en la sociedad” (Jauretche, 2010a, p.16). Como vemos, en este punto la sintonía con Hernández Arregui es total. Ahora bien, siguiendo a Jauretche, dicha posición derivaría Más allá del molde un tanto estereotípico en el que se asentaba su apreciación sobre la burguesía y el proletariado como un todo monolítico, lo que nos interesa destacar en Arregui es la novedad dada por el carácter errático de la “clase media”. En este sentido, más allá de ser una fuerza de control impelida por el miedo a la propia inestabilidad, por sus preceptos morales como anhelo de estabilidad, por su individualismo como certeza de superioridad y por su idealismo como “interpretación engañosa de la propia situación 63 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 60 – 68 Agosto 2016 – Córdoba de “la situación forzada de quien trata de aparentar un status superior al que en realidad posee” (p.16). En este sentido, el “medio pelo” vendría a constituirse como una traducción vernácula del snob. Detengámonos sobre este término. Si bien existen diversas teorías sobre el origen del vocablo, todas apuntan a señalar que es una contracción de la expresión latina sine nobilitate (“sin nobleza”) y que su tradición literaria más nutrida proviene de Inglaterra. Es interesante observar que el filósofo español José Ortega y Gasset, en el Prólogo para franceses de La rebelión de las masas4, atribuyó el esnobismo al “hombre-masa”, es decir, al obrero que atacaba al “viejo liberalismo” y defendía las “disciplinas llamadas „internacionales‟” (Ortega y Gasset, 1983, p. 17). Para Ortega y Gasset, cuyo pensamiento debe ser revisado si queremos comprender el sustrato ideológico del grupo Sur, este hombremasa “tiene sólo apetitos, cree que tiene sólo derechos y no cree que tiene obligaciones: es el hombre sin la nobleza que obliga –sine nobilitate- snob”5. Es posible entrever, ya en esta brevísima reseña, que el dilema se instauraba entre el individuo y el hombre-masa, o bien entre una selecta minoría y la muchedumbre. Simultáneamente, el autor identificaba al snob con este segundo grupo y señalaba que la mayor amenaza, ahora que “de pronto” se había hecho “visible” instaurándose “en los lugares preferentes de la sociedad” (p.41), era la creciente hegemonía de lo vulgar que “no siente que existe sobre el planeta para hacer algo determinado e incanjeable, (y) es incapaz de entender que hay misiones particulares y especiales mensajes.” (p.18) Las consideraciones que brindó José Donoso en su Prólogo a El libro de los snobs de William Makepeace Thackeray vienen a complejizar sus caracterizaciones posibles. En principio, porque Donoso leía a través de la tradición literaria inglesa que halló en Thackeray una certera definición: “El snob es aquel que mezquinamente admira cosas mezquinas.” (Thackeray, 1976, p.7) Dentro de esta tradición, marcaba en dicho Prólogo, pueden encontrarse numerosos ejemplos que se remontan hasta el retrato de la abadesa Sor Eglantina que Chaucer hizo en sus Cuentos de Canterbury, así como también diferentes orígenes del vocablo que se distancian de aquél que Ortega y Gasset daba por seguro. Por otra parte sostenía que, aunque resultase molesto, debía admitirse el snobismo que fluye de uno mismo, ya que “seguramente existen escasos seres en cualquier capa social cuya conducta no haya sido definida alguna vez por esta peculiar forma de envidia que es el esnobismo, ya sea consciente y reconocido, ya sea oculto y vergonzante.” (p.7) Asimismo, destacaba la ironía practicada por el autor victoriano, quien podía reírse a través de su propia identificación con los snobs e incluirse simbólicamente dentro de la condena moral que desprendían sus ridículas semblanzas. Por su parte, el propio Thackeray, en la serie de artículos dedicados a retratar a los snobs ingleses desde su irónica auto-asunción, dibujó un friso social que abarcaba a snobs aristócratas, mercaderes, militares, eclesiásticos, universitarios, literarios, sibaritas, viajeros, rurales, clubistas, jugadores, etc.; un friso cuya amplitud habilitaba la tesis de Donoso acerca del snobismo como “una manifestación de la personalidad en su comportamiento social, no privativa de la alta burguesía” (p.13). Volviendo a Jauretche, podemos decir que su concepción del medio pelo no concuerda con el hombre-masa de Ortega y Gasset ni, a la manera de Donoso, sus cualidades resultan consideradas como “un rasgo del comportamiento humano” (pp.7-8). A diferencia del chileno, el linqueño lo identificaba con un sector específico de la sociedad; y a diferencia del español, ese sector era la pequeña burguesía argentina. La “posición equívoca” del snob en nuestra sociedad se daría, entonces, en “el ambiguo perfil de una burguesía en ascenso y sectores ya desclasados de la alta sociedad” (Jauretche, 2010a, p.17). A raíz de su ambigüedad, el medio pelo entendido como snob no encarna cabalmente ni al paradigma cultural letrado- El libro fue publicado en 1929, pero el mencionado prólogo data de la edición francesa de 1937. 5 Acto seguido, el autor colocaba una nota al pie de página en la que, sin citar fuentes, aseguraba que “el origen de la palabra snob” se dio en Inglaterra, cuando en “las listas de vecinos (que) indicaban junto a cada nombre el oficio y el rango de la persona”, la abreviatura s. nob. se utilizó para identificar a “los simples burgueses” (p.17). 4 64 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 60 – 68 Agosto 2016 – Córdoba civilizado ni al iletrado-popular; mas en su afán por adquirir la alta cultura que admira y diferenciarse de aquel sector de la sociedad al que desprecia por bárbaro e inculto, recae en consumos culturales específicos. En Filo, contrafilo y punta (1964) Jauretche había empleado los términos tilingo y guarango para diferenciar los perfiles sociales que podrían haber derivado de la burguesía que emergió con la industrialización pre y propiamente peronista. De haber reconocido su procedencia popular, ese sector social habría sido guarango, es decir, la oligarquía lo habría acusado de tener “mal gusto” pero habría tenido un gusto propio. Sin embargo, al negarla, quiso imitar a esa oligarquía y se convirtió en tilingo, refinando sus modales al precio de “desnacionalizar” su conciencia. De allí que el objetivo principal de la prédica jauretcheana haya sido “nacionalizar la conciencia” de los sectores medios. Por otra parte, en esa misma obra había distinguido entre “snobs auténticos” y “snobs de magoya”, tomando a Victoria Ocampo y a Jorge Luis Borges como ejemplos paradigmáticos de los primeros y a “todos (los) hijos de tanos, gallegos, vascos, turcos, judíos y criollos secos, que se amontonaron en la SADE, en Sur y en La Nación de los domingos” (Jauretche, 2010b, p. 12) como encarnaciones de los segundos. Repasado este antecedente, permítasenos rectificarnos: el medio pelo no sería el snob a secas sino el “snob de magoya”, y su postura constituiría, según el autor, “una traición deliberada, una evasión del país y de la responsabilidad nacional al precio del prestigio, la fama, la consagración” (p.12). Por su parte, los “snobs auténticos” responderían a su condición aristocrática, orientada históricamente a desarrollarse “al margen de la vida real” y de acuerdo a modelos importados. Por último, creemos que es interesante señalar cierto lazo congénito entre el surgimiento del “snob de magoya” o medio pelo, así como también de su función social en los países semi-coloniales, y el desarrollo de la cultura de masas. Es decir que, así como el pequeño burgués resulta el “tercero en discordia” que rompe con el dualismo establecido entre las clases “alta” y “baja”, la cultura de masas es “la tercera en discordia” que viene a modificar la relación bipolar entre lo que llamamos paradigmas letrado-culto e iletrado-popular. Éste es, justamente, el modo que Ana María Zubieta y otros autores (2000) eligieron para denominarla en su recorrido por las genealogías de conceptos tales como: cultura dominante, burguesa, legítima, culta y/o letrada, por un lado; cultura dominada, popular, proletaria y/o contracultura, por el otro; y cultura de masas como la tercera esfera a indagar. Vayamos ahora a Kusch, en cuya obra el término pueblo, como señalaba el propio autor, era empleado para designar al “hombre real” de la América actual que “no es totalmente moderno ni totalmente indígena” (Kusch, 2007b, p.225). En este sentido, Kusch excluía a la clase media “estéril” que se desvive por “ser alguien”, es decir, por concretar la imagen que tiene de sí a través de un determinado quehacer. Pero al no suscribir teóricamente al marxismo, no discriminaba al sujeto americano en términos de clase social y en su definición de pueblo incluía también a los sectores medios. Esto resultaba posible dentro de su planteo porque, más allá de la colonización pedagógica ejercida fundamentalmente sobre los sujetos pequeño-burgueses, existiría una “popularidad interior” subyacente a la inculcada cultura europea. Cabe aclarar que, de manera semejante a los autores anteriormente reseñados, Kusch atacó en sus primeros escritos a los sostenedores de un estado de “neurastenia literaria”. Pero todos ellos luego comprendieron que la literatura era sólo una expresión significativa de fenómenos culturales más amplios en los cuales se enmarcaba. Por ello, sus respectivos senderos teóricos y críticos fueron escudriñando mecanismos políticos y culturales de implicancias fundamentales para la interpretación de la realidad argentina. Del planteo filosófico de Kusch, queremos remarcar su distinción entre dos modalidades de pensamiento, el pensar causal y el pensar seminal, así como también el carácter complementario que les asignó al comprenderlos como partes de un pensar total. Debemos hacer hincapié, a la vez, en la correspondencia entre el primer tipo de pensar y el paradigma cultural civilizado-letrado-culto asentado, de acuerdo al desarrollo filosófico moderno occidental, en el vector causal que busca generar soluciones desde la racionalidad 65 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 60 – 68 Agosto 2016 – Córdoba pragmática. Por su parte, el pensar seminal vendría a corresponderse con el paradigma bárbaro-iletrado-popular- que, de acuerdo a ese mismo desarrollo filosófico moderno occidental, se asienta en el vector seminal que persigue la salvación más allá de las cosas nombrables.6 Ahora bien, decíamos que uno de los principales desvelos de Kusch, así como también de otros pensadores contemporáneos preocupados por la nacionalización de la conciencia argentina (y, por extensión, “latinoamericana” o “americana”) era identificar tanto al sujeto revolucionario como contrarrevolucionario de su época. Siguiendo este desvelo, Kusch descendió de toda voluntad metafísica para tratar con los hombres concretos de su tiempo. En este sentido, la relación dicotómica que estableció en un principio entre indios y porteños como si fuesen un negro y un blanco absolutos, fue transmutando en una suerte de yin yang budista en el que cada uno de los elementos contiene en su interior el germen o la “semilla” del término opuesto.7 De acuerdo con este nuevo emplazamiento, Kusch planteó (contrariamente a lo que afirman algunos de sus críticos), que una existencia asentada en el vector afectivo no rechaza por principio al vector causal y sus “soluciones técnicas” (lo cual sería un absurdo, puesto que todas las culturas indígenas desarrollaron las propias) pero sí lo hace si esta “solución” no se consagra, es decir, no participa del horizonte de salvación sin el cual se desfonda el molde vital donde se asienta toda cultura. Paralelamente, comprendió que algo de bárbaro indio cundía bajo la piel del civilizado porteño, curtida por libros y datos que tendían a escindirlo de su contexto vital; y a la vez, sostuvo que ese punto negro sobre blanco pleno no conseguía salir de su estado infantil (“seminalidad infantil”) porque no lograba romper con ese miedo a ser bárbaro que subyace en las consciencias occidentalizadas y su “pobre individualismo”.8 Aquí, como en tantos otros aspectos, Kusch se mostraba deudor de las investigaciones de Carl Jung en torno a la psicología profunda y los arquetipos compartidos por la especie humana. Pero a diferencia de la tradición europea, por un lado se propuso identificar ambos paradigmas con sujetos históricos de su lugar y su tiempo; por otro lado, su reflexión filosófica –devenida antropológica y a la vez política- trascendió tempranamente la dualidad para proponer la tensa convivencia entre ambos polos o vectores a manera de motor de la historia. Entonces, observó el peligro de que ese motor pudiera “descomponerse” o “paralizarse” si se imponía un proyecto existencial que escindiera al vector racional del vector emocional, a la solución de la salvación, al cuerpo del espíritu, a la cabeza del corazón. El pensar total, afirmó entonces, debía implicar necesariamente a ambos Tomamos la expresión del ensayo escrito por Jorge Luis Borges entre 1945 y 1946. Actualizaba allí los principios liberales que señalamos en Ortega y Gasset, enfrentándose a un nacionalismo que “quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto” (Borges, 1998, p.58). Entonces calificaba a ese nacionalismo de “ilusorio” e “imaginario” y deslizaba comparaciones entre los argentinos y “los americanos del Norte”, o entre los argentinos y “casi todos los europeos”. A partir de este cotejo apuntaba, por ejemplo, que el argentino no se identifica con el Estado (puesto que “es un individuo, no un ciudadano”) y que “el mundo”, según la cosmovisión argenta, no es “un cosmos” sino “un caos”. Sobre el final, consumado su diagnóstico, disparaba: Se dirá que los rasgos que he señalado son meramente negativos o anárquicos, se añadirá que no son capaces de explicación política. Me atrevo a sugerir lo contrario. El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha con ese mal, cuyos nombres son el comunismo y el nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes (p.59). 8 En las investigaciones de Mircea Eliade -con quien Kusch muestra importantes puntos de contacto- esta dualidad se traduce en dos matrices culturales, la “tradicional” y la “moderna”, que implican o bien un cierre o bien una apertura hacia lo sagrado. (Eliade, 1998, p.42) 7 En la cosmovisión del indio Santacruz Pachacuti estudiada por Kusch en América profunda (1962), este tipo de integración de la dualidad puede asimilarse con la unión de los sexos en el dios Viracocha (2007b, p.34). La similitud, sin embargo, fue explicitada posteriormente, cuando en el apartado “Introducción a la Puna” de Indios, porteños y dioses (1966), señaló: “los antiguos quichuas (…) pensaban (…) que el sentido del mundo se repartía entre lo masculino y lo femenino, el cari y el huarmi, de la misma manera como los chinos distinguían entre el yin y el yang.” (2007a, p.152) 6 66 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 60 – 68 Agosto 2016 – Córdoba vectores. Frente a esta necesidad, comprobó que los proyectos políticos fundacionales de nuestra región, bajo el influjo del positivismo, se erigieron anulando la dimensión sagrada de la existencia; y que esta anulación trajo aparejada la mutilación de un hombre que rechazó al mito y acabó negando, en los desarrollos más avanzados del pensamiento (pos)moderno, la existencia misma de la historia como posibilidad de tramar relatos que otorguen significado a la experiencia compartida por los miembros de una comunidad. Asimismo, de acuerdo con lo expresado, la caracterización que Kusch hizo del pequeño burgués en tanto “intelectual” no fue unilateral como en Ramos sino más bien ambivalente, como se daba en el caso de Hernández Arregui. Pero a diferencia de éste, en el planteo kuscheano existe un principio de explicación acerca del porqué un mismo sujeto puede generar empatía o rechazo hacia los “sectores más desfavorecidos” o “clases inferiores” –por decirlo de algún modo- que Arregui identificaba con el término proletariado. Dicho principio, creemos, se deriva a su vez de la posibilidad de integrar o negar la propia seminalidad por parte de los sujetos letrados. En caso de ser negada, el individuo se encapsula en su miedo a ser ese bárbaro Otro que lo habita y, paradójicamente, no llega a ser plenamente él mismo. Si la integra, el individuo puede adentrarse en el horizonte simbólico que provee el salvacionismo emocional. El pueblo, en el pensamiento de Kusch, resulta así el símbolo que encierra los conceptos de lo masivo, de lo segregado, de la invalidez ontológica y de lo arraigado que, aunque se comprenda como lo opuesto a uno mismo de acuerdo a connotaciones de tipo cultural, participa desde lo más profundo de todo individuo. Kusch sostuvo, entonces, que el sujeto letrado también podía ser un gestor: una “semilla” “regada” y “abonada” que, adoptando palabras de Jorge Torres Roggero, ya no es un “sujeto biográfico” o una “inteligencia individual” sino el “sujeto de una acción en que el pueblo agota el fenómeno cultural como puro proyecto.” (Torres Roggero, 2005, p.75) La condición indispensable, agregamos nosotros recurriendo a la célebre expresión de Eduardo Galeano, es que no divorcie a la cabeza del cuerpo e intente una “fusión contradictoria, difícil pero necesaria, entre lo que se siente y lo que se piensa.”9 El tercero en discordia como posibilidad de concordia Podemos arriesgar, sin temor a exagerar o a deformarlo, que el pensamiento de Kusch estuvo volcado en buena medida a reflexionar sobre la constitución de un sujeto filosófico y político que se correspondiera con la conciliación de clases propuesta por el peronismo. En la doctrina de Perón, capitalismo y comunismo eran las dos caras de una misma cultura imperial materialista.10 Consecuentemente, los gobiernos justicialistas descartaron la lucha de clases para habilitar una tercera posición anti-imperialista asentada en una amalgama policlasista que tuviera como elemento aglutinante a la llamada conciencia nacional. Ya hemos visto que Kusch, como muchos pensadores de su tiempo, vio allí una sugestiva apuesta que encerraba otro problema de primer orden, pues no sólo la estructura económica del país se había constituido sobre un modelo agroexportador que acotaba el surgimiento y la consolidación de esa burguesía, sino también porque la superestructura cultural había instaurado un paradigma racionalista que llevaba a los sujetos pertenecientes a esa clase a abjurar del vector afectivo y renegar del Otro. Para Kusch, el núcleo del problema radicaba en que esa abjuración cercenaba una cualidad profundamente humana: la de inteligir con el corazón. En este sentido, sostuvo que si el único vector que cincelaba a una cultura resultaba ser el causal, quedaría abolida la posibilidad de generar empatía y las Citado en: Russo, 2015. Reuniendo textos producidos en años precedentes, en el libro La hora de los pueblos (1973) Perón repasó los principios de su doctrina política para ubicarla como pionera de los movimientos de liberación del Tercer Mundo. En ese marco, sostenía que: (el) desarrollo intenso de la política internacional, dentro y fuera de los países, ha impuesto la necesidad de crear los instrumentos para manejarla y así han surgido las “Grandes Internacionales”. El capitalismo y el comunismo soviético no son sino dos de ellas, aparentemente contrapuestas pero, en realidad de verdad perfectamente unidas y coordinadas (Perón, 1982, p.28). 9 10 67 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 60 – 68 Agosto 2016 – Córdoba comunidades humanas estarían condenadas a su extinción. A la vez, se distanció de las tendencias hegemónicas en el pensamiento occidental y sus diversos epifenómenos locales para advertir, en una primera instancia, que las sociedades (latino)americanas no habían atravesado procesos de híper-tecnificación; por este motivo, la negación del vector afectivo se correspondería con una pequeña porción poblacional reconocible en los civilizados sujetos urbanos. Pero luego observó que este vector afectivo también se encontraba latente en los sectores minoritarios que corrían tras la “ficción ciudadana”. Entonces, comprendió que el histórico rechazo de esos sectores en relación a la bárbara otredad popular era la traducción política del rechazo a su propia dimensión afectiva. Sin embargo, tanto la presencia física de esa otredad popular como del vector afectivo en la constitución subjetiva de los sujetos “civilizados” se obstinaban en permanecer. Al constatarlo, Kusch propuso que para “ganar la salud”11 (equilibrio psíquico de sujeto social) y “simular naciones”12 (equilibrio político de la comunidad) era necesario conciliar ambos vectores. Lo cual era, ni más ni menos, una propuesta filosófico-antropológica que pretendía correr en fructífero paralelo con la conciliación de clases del justicialismo. HERNÁNDEZ, P.J. (1997). Peronismo y pensamiento nacional. 1955-1973. Buenos Aires: Biblos. JAURETCHE, A. (2010a). El medio pelo en la sociedad argentina. Buenos Aires: Corregidor. . (2010b). Filo, contrafilo y punta. Buenos Aires: Corregidor. KUSCH, R. (2007a). Obras completas. Tomo I. Rosario: Fundación Ross. . (2007b). Obras completas. Tomo II. Rosario: Fundación Ross. . (2007c). Obras completas. Tomo III. Rosario: Fundación Ross. ORTEGA Y GASSET, José. (1983). La rebelión de las masas. Buenos Aires: Hyspamérica. PERÓN, J. D. (1982). La hora de los pueblos. Buenos Aires: Unidad Editora. RAMOS, J. A. (1954). 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Tomamos la expresión del Exordio de América profunda, en donde planteó el problema de la “integridad mental” americana y su solución, consistente en “retomar el antiguo mundo para ganar en salud. Si no se hace así, agregaba- el antiguo mundo continuará siendo autónomo y, por lo tanto, será una fuente de traumas para nuestra vida psíquica y social” (Kusch, 2007b, p.4). 12 Extraemos estos términos de La negación en el pensamiento popular, obra publicada en 1975 (ver Kusch, 2007c, p.628). 11 68 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba Marcel Jousse y la antropologia del gesto Abstract The work of the french Jesuit, anthropologist and linguist Marcel Jousse (1886-1961) is one of the most significant and unique creations of anthropological thought of the twentieth century, and, curiously, one of the least known to the skilled reader in anthropology topics and language sciences. The objective of this presentation is to witness the perennial validity of the new science of gesture and mimism, created by Jousse in the first part of the twentieth century. L'anthropologie du geste (1974) is a compilation of three essays that epitomize Jousse’s thinking and research. It was composed on the basis of a draft systematization of Jousse scientific teaching, which is primarily oral. They were incorporated into that synthesis several of his memoirs, first published separately. This article refers another main source for the study of the work of Jousse, which are called the oral Courses, that were stenotyped by professionals in this type of recording and later transcribed in french by G. Baron. These courses were taught by Jousse between 1931 and 1957 at Sorbonne, the School of Anthropology and other important institutions of higher education in France. Marcel Jousse and the Anthropology of Gesture Gabriel Luis Bourdin1 Universidad Nacional Autónoma de México [email protected] Modo de citar: Bourdin, G., L. (2016). Marcel Jousse y la antropología del gesto. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ ojs/index.php/pel/article/view/38/ Resumen La obra de Marcel Jousse, jesuita, antropólogo y lingüista francés (1886-1961), es una de las más trascendentes y singulares creaciones del pensamiento antropológico del siglo XX y es, curiosamente, una de las menos conocidas por el lector especializado en temas de antropología y ciencias del lenguaje, sin mencionar a un público más general. El objetivo de esta presentación es testimoniar la perenne vigencia de la nueva ciencia del gesto y del mimismo inaugurada por Jousse, en la primera mitad del siglo XX. L’anthropologie du geste es la obra que compendia el pensamiento y las investigaciones de Jousse. Fue compuesta partiendo de un proyecto de sistematización de su enseñanza científica, que es principalmente oral. Se incorporaron a esa síntesis varias de sus memorias, publicadas inicialmente en forma separada. El presente artículo hace referencia a otra fuente principal para el estudio de la obra de Jousse, que son los llamados Cursos orales, impartidos por Jousse entre 1931 y 1957 en la Sorbona, la Escuela de Antropología y otras importantes casas de altos estudios de Francia, cursos taquigrafiados por profesionales en este tipo de registro y transcriptos posteriormente por G. Baron. Keywords: Anthropology, gesture, mimism. Palabras clave: Antropología, gesto, mimismo. Investigador titular de tiempo completo, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT México. Doctor en Antropología. Principales áreas de investigación: Antropología del Cuerpo, Antropología del Gesto, Antropología Lingüística. Libros publicados: El cuerpo humano entre los mayas, una aproximación lingüística (2007). Las emociones entre los mayas. El léxico de las emociones en maya yucateco (2014). 1 69 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba Apuntes biográficos sobre un antropólogo (casi) desconocido Jousse poseyó un genio singular. Lejos del estereotipo del investigador científico y del catedrático universitario, dos profesiones, por así decirlo, “urbanas”, que a lo largo de tres décadas ejerció fecundamente, Jousse se remitía continuamente a sus raíces campesinas (de la región del Sarthe), reflexionando acerca de la influencia que esta matriz cultural -el habla, los saberes y el estilo étnico sarthois- había tenido en la conformación de su obra científica y de su trayectoria vital. La infancia campesina fue el fundamento vivencial de una distinción que Jousse consideraba de enorme importancia antropológica, cual es la que puede establecerse entre la visión del mundo y el modo de existencia campesino (paysannisme), por una parte, y el modo de existencia citadino (bourgeoisisme), por la otra. Esta dualidad no se limita a la diferenciación de las prácticas culturales específicas, correspondientes a uno y otro medio, el rural y el urbano. Atañe más bien a lo que podrían llamarse dos modalidades diferentes que el Anthropos (es decir, el compuesto humano, en terminología joussiana) es capaz de adoptar como pautas de comportamiento preponderantes de su hacer práctico, expresivo y situado en un mundo más o menos humanizado. Rémy Guérinel, quien forma parte de un grupo de estudiosos, preservadores, sistematizadores y continuadores contemporáneos de la obra joussiana nucleados en la Asociación Marcel Jousse, con sede en Francia, ha señalado que en Jousse la biografía y la obra se funden una en la otra y es desde este ángulo que debemos abordarlas: Marcel Jousse afirmó: “La historia de mi vida es la de mi obra y la historia de mi obra es la de mi vida”. Es, pues, desde este ángulo que vamos a entrar en nuestro tema. El diálogo con su obra es primero un diálogo con su vida (Guérinel, 2009, p.37)2. corpórea entre el hombre y su entorno natural y social, no mediatizada por formas de simbolización y comunicación demasiado abstractas, como la escritura fonética o las formulaciones algebrizadas, que -en contraste con el cosalismo paisano- fundan el verbalismo y la disociación del citadino. Despegándose progresiva e indefinidamente de la cosmovisión paisana, el modo de vida citadino está caracterizado por las fórmulas abstractas, por una relación entre el individuo, sus semejantes y el medio nohumano circundante gobernada por el cálculo y por la abstracción des-corporeizada, o por la asimilación y retransmisión de fórmulas algebrizadas, presentadas por escrito. Nuestra civilización recae así en un desecado intelectualismo burocrático, en una desfalleciente vitalidad de la existencia y la expresión global espontánea. Su lengua materna fue el parler sarthois, el habla o dialecto del Sarthe; recién en la escuela primaria conoció el parler parisien, el francés parisino y con él, la escritura. Se consideraba afortunado de que su maestro de primeras letras lo haya iniciado en la cultura escolar francesa sin ejercer violencia en desmedro de su habla materna y su cultura campesina del Sarthe, ambas marcadas por la oralidad, la gestualidad, la espontaneidad, el formulismo y el ritmo. Gracias a ello, fue más tarde capaz de desarrollar un segundo aspecto de su identidad, la cultura escolar, científica o universitaria, sin alejarse de sí mismo ni renunciar a la visión del mundo campesina, de la cual decía conservar siempre todo su peso y su sabor. Gracias a que se inició en la cultura escrita y en el aprendizaje escolar sin haber tenido que abandonar traumáticamente las raíces lingüísticas y culturales de su región natal, Jousse se constituyó en un penetrante observador reflexivo de su propia doble identidad cultural: erudito y de hombre de la oralidad. Y en su cultura rural de orígenes iletrados no es un ignorante; es un conocedor, un sabio que funciona con reglas distintas a las del mundo de la escritura (Guérinel, 2009, p.39). El modo de existencia campesino se caracteriza por la expresividad gestual y oral y por una vinculación “espontánea”, sensorial y En la obra, esto resultará en una diferenciación de orden metodológico, la que Jousse estableció entre distintos estilos Las citas de obras escritas en francés e inglés son traducción del autor del presente artículo. 2 70 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba culturales y expresivos: el estilo manual-gestual, el estilo oral, el estilo escrito y su algebrosis. Su formación clásica comenzó a los doce años con el estudio del griego, lengua que en aquel tiempo y en aquel medio se enseñaba con un método basado en el análisis de las raíces. Posteriormente aprendería latín, hebreo, arameo, inglés, alemán y otras lenguas. Años más tarde, al recordar estas experiencias de aprendizaje de una lengua clásica, dirá que una de las más importantes fuentes de inspiración para su antropología del gesto y del mimismo fue este método de enseñanza del griego, aprendido en su niñez, debido a su enfoque centrado en la significación gestual y mimismológica de las raíces. Al igual que la sugestiva gestualidad de los signos iconográfícos y los jeroglíficos egipcios dibujados en el sarcófago de una momia que, siendo niño, pudo contemplar en el museo de Le Mans, Jousse observó tempranamente que las raíces griegas, que aprendía con el método de Maunoury, tenían el sentido de gestos vocales, es decir, eran expresiones o formas lingüísticas asociadas a contenidos que en su esencia eran gestos (en el sentido de: alguien hace algo), algo que en otra terminología equivaldría a las dimensiones praxeológica y narrativa del significado lingüístico: En un momento dado, me dije: “Es raro, estas raíces griegas son siempre una especie de gestos vocales.” ¿ Tiene usted un sonido? Siempre hay un sentido. Significan tomar, arañar, empujar, etc., al igual que esos pequeños gestos o dibujos que yo había visto alrededor de la momia. ¿No se podría hacer, con respecto a las palabras, la misma observación que había hecho para esos diminutos dibujos? (Jousse, 2011, Conferencia en la Sorbona, 10/02/19553). el lenguaje es en primer lugar un mimaje. Es mimograma cuando se lo proyecta y es fonograma cuando lo escribimos en el estado de pronunciación. (Jousse, 2011, Conferencia en la Sorbona, 01/02/1934). Era por así decirlo una especie de ligazón de dos ideas que comenzaba a establecerse en mí, sin mí, sin que yo supiera que iba a darnos las dos primeras etapas de la expresión: el estadio del estilo manual: gesto expresivo viviente que se proyecta en sombras chinas mimismológicas, las que, estabilizadas sobre una pared, forman mimogramas. Y después, el paso de estos gestos a la forma de raíces orales, laringo-bucales que van a desarrollarse hasta formar un medio de intercomunicación, y tendremos así el estilo oral. Veremos que todo eso termina en una algebrización que da como resultado el estilo escrito. (Jousse, 2011, Conferencia en la Sorbona, 01/02/1934). Como puede inferirse a partir de estas citas, Jousse no eludió enfrentarse a la complicada -y algunas veces censurada- problemática de los orígenes del lenguaje humano. Antes bien, la misma ocupa un lugar fundamental en su teoría del lenguaje y la expresión humana. Claro que Jousse no abordó este problema como lo haría el prehistoriador o el paleoantropólogo de su tiempo, sino a partir de su propia teoría antropológica, basada en el principio o ley antropológica del mimismo. Del griego y latín clásicos, el joven Jousse pasa al estudio del hebreo y el arameo. Antes de ingresar al colegio, a la edad de trece años, toma contacto con los Targum, textos religiosos, que son transcripciones, en la lengua aramea, de la interpretación oral de la Torah o del Antiguo Testamento hebreo. El adolescente Jousse les preguntaba en aquel entonces a sus maestros: ¿en qué lengua habló Jesús?. La respuesta a esta cuestión le llegaría por la vía del estudio de las lenguas semíticas, a las que dedicó gran parte de su vida. Casi toda la posterior antropología joussiana del gesto, el mimismo, el ritmo y el formulismo se basará en la aplicación de estos De modo que la temprana experiencia del aprendizaje del griego desembocó más tarde, junto a otros afluentes de su pensamiento, en la teoría del mimismo: Lo que se buscaba en mí sin llegar a elaborarse aún es el gran principio con el que vamos a encontrarnos más adelante: Las citas tomadas de los Cours de Marcel Jousse se mencionan en este artículo sin referencia de página, aludiendo solamente al lugar y fecha de la conferencia. 3 71 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba gesto y el mimismo4. De acuerdo con Titus Jacquignon, otro de los estudiosos contemporáneos de la teoría del gesto y el mimismo, Jousse trató siempre de alcanzar la unión interdisciplinaria de las fuerzas científicas: Sobre todo, está su obra fundacional El estilo oral rítmico y mnemotécnico de los verbomotores, escrita en 1925. Este libro pone en marcha su carrera científica. Se compone de citas extraídas de 500 libros. Jousse las sintetiza y las orienta de acuerdo con su propia lógica; por medio de este método singular, Jousse quiere demostrar que su tesis, tan original como es, se apoya sin embargo en las disciplinas científicas y en las observaciones de su tiempo. También quiere demostrar la conveniencia de vincular entre sí los trabajos de especialistas muy diversos a fin de comprender al “compuesto humano” en toda su complejidad. Una sola ciencia no basta y la división de las fuerzas es una debilidad, un error epistemológico y metodológico. Así, toda su vida, Jousse, el oficial de artillería (14/18) investigará la vinculación de las armas, con el fin de conquistar un saber más vasto y más profundo, que la especialización a ultranza es incapaz de alcanzar. (Jacquignon, 2011, pp.33-34). conceptos al medio étnico palestino y a sus modos de comunicación y significación. En 1912 Marcel Jousse se ordena sacerdote y en 1913 ingresa a la Compañía de Jesús. En el mismo año de 1913 obtuvo su Licence de Lettres Classiques en la Facultad de Letras de la Universidad de Caen, con un análisis de la célebre inscripción de Delfos: Conócete a tí mismo. Esta consigna, que había sido adoptada como divisa por la Escuela de Antropología de París, donde años más tarde dictaría muchos de sus cursos, da expresión al tema central de sus investigaciones: la toma de conciencia por parte del hombre acerca de su propio funcionamiento (Guérinel, 2009, p.40). Durante la Primera Guerra Mundial (19141918) Jousse fue reclutado y se desempeñó como oficial de artillería. Siendo herido en combate, tras su recuperación se trasladó a los Estados Unidos, al servicio del estado francés. Permaneció en aquel país alrededor de dos años, como instructor en materia de artillería y como representante de Francia en actividades de tipo diplomático y comercial. En ese tiempo, se puso en contacto con pobladores indígenas norteamericanos, visitando con frecuencia cotidiana una de las reservas donde esta población había sido confinada. Entre los indígenas norteamericanos investigó sus muy desarrolladas formas de expresión y comunicación gestual. Regresó a París en 1922, donde emprendió estudios de filosofía, lingüística, etnología, psicología y fisiología. Sus maestros fueron los grandes sabios franceses de la época: Jean-Pierre Rousselot (fonética), Pierre Janet (psiquiatría), Marcel Mauss, Lucien Lévy-Brühl (etnología y antropología). Mientras tanto, desarrolla su estudio sobre las leyes antropológicas fundamentales. En 1925, publica en los Archives de philosophie su memoria Études de psychologie linguistique. Le style oral rythmique et mnémotechnique chez les verbo-moteurs. Se trata de la obra fundadora, que inaugura su carrera científica. Como todo en Jousse, es también en este caso una obra singularísima, elaborada en base a una compleja articulación de citas procedentes de libros y artículos dedicados a muy diversos campos del saber científico y humanístico, citas que son hilvanadas coherentemente por Jousse a modo de una primera aproximación a la antropología del Entre 1931 y 1957 impartió su enseñanza a través de una enorme cantidad de cursos libres en la Sorbonne. En 1932 se incorporó a la École d'Anthropologie de Paris, donde ocupó hasta 1951 la cátedra de Antropología Lingüística. Al mismo tiempo enseñó historia del cristianismo en la École Pratique des Hautes Études (19331945). De 1932 a 1940, dirigió el Laboratoire de rythmo-pédagogie de París. Durante todo este período publica un conjunto de memorias científicas más o menos breves. Su obra más conocida, L’anthropologie du geste, basada en los cursos orales, inicialmente estenotipeados por profesionales en este tipo de registro y luego transcriptos por su colaboradora y biógrafa 4 El autor de este escrito prepara actualmente una traducción al español de Le Style Oral, que irá acompañada de algunos comentarios acerca de la visión joussiana de la antropología lingüística. 72 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba Gabrielle Baron, fue publicada en 1974, varios años después de su muerte. A semejanza del Curso de Lingüística General de F. de Saussure, la enseñanza de Jousse fue recogida por sus alumnos a partir de clases y cursos orales. A diferencia de Saussure, para Jousse el objeto central de la investigación no es la lengua en tanto estructura del lenguaje, sino más bien la palabra viva, el habla como parte de la expresividad global y gestual del ser humano. Es por ello que algunos autores no dudan en calificarlo como un oralista, es decir, un estudioso de la expresión, la creación y la cultura orales. Así también lo sugiere, desde el título, su obra de 1925, Le style oral. Sin embargo, la concepción joussiana del lenguaje y la expresión humana va mucho más allá de lo puramente oral, ya que involucra, junto a la comunicación verbal, toda la amplitud del psiquismo, que se concibe fusionado de modo indisociable con el cuerpo, en una totalidad compleja, dinámica y global de dimensión antropológica. De allí que el llamado estilo oral, predominante en aquellos pueblos y tradiciones culturales no mediatizados por la escritura fonética, que Jousse llamaba los verbo-motores, se caracterice por ser también corporalmente rítmico y funcionalmente mnemotécnico. registrar y asimilar las interacciones energéticas y materiales del mundo circundante, los juegos del macrocosmos, atesorando y asimilando las impresiones sensibles en la intimidad de su singular microcosmos. Esto es, según la terminología de Jousse, intu-suscepcionando la actividad de lo real, a través de una función o propiedad mimística o mimismológica que le es innata. Aunado a lo anterior, el anthropos está dotado de la facultad de recrear (rejouer) estas impresiones nacidas del permanente contacto sensorial e interaccional con el mundo -que son almacenadas en su memoria psicofísica, sensorial y rítmica- mediante formas semióticogestuales de naturaleza mimismológica, a las que Jousse denomina mimemas y gestos proposicionales trifásicos. Es también propio y exclusivo del hombre el espontáneo y natural impulso hacia la expresión, que transforma -sin solución de continuidad entre las distintas modalidades- a los mimemas en acciones y gestos manuales y corporales (mimodramas), en representaciones gráficas (mimogramas), en grupos de sonidos articulados, o en palabras y frases escritas. Como ha señalado T. Jacquignon (2011), el anthropos conoce y se expresa a través de su cuerpo, sede material de sus mimemas y de su memoria mimismológica: El cuerpo (en el sentido global de compuesto físico y psicológico dinámico) es la sede de todas nuestras experiencias del mundo. Nos impregnamos de todo lo que sucede a nuestro alrededor desde el vientre materno. Todo esto se convierte en un tesoro dormido, en un capital inconsciente. Es nuestra memoria que espera ser despertada. Ha obtenido estos conocimientos potenciales en forma de mimemas. Luego, el ser humano en su globalidad ha de devenir capaz de comunicarlos y de transmitirlos a los demás. (Jacquignon, 2011, p.35). El Anthropos El Anthropos joussiano es un irreductible e inseparable compuesto humano de espíritu y materia, concebido como ser viviente, sintiente, expresivo, pensante y actuante. La epistemología cosmológica que enmarca a la antropología joussiana concibe la realidad como devenir innumerable e interminable de acciones e interacciones energéticas concretas. En la antropología joussiana del gesto y del mimismo, el hombre no es solamente, como para Aristóteles, el más mimético de los animales, sino más bien el único dotado de la facultad de engendrar y producir en sí mimemas y gestos proposicionales a partir de su experiencia y su interacción con el mundo circundante, de atesorarlos en su memoria, de recrearlos, recombinarlos y expresarlos de acuerdo con una modalidad global (corporal, verbal y gráfica). El psiquismo consciente, privilegio exclusivo de la especie, es la capacidad humana de La antropología joussiana del gesto y del mimismo concibe al anthropos como un compuesto inseparable de cuerpo y psiquismo: A Jousse le gustaba citar a su maestro Janet quien decía: “La acción depende a la vez del cerebro y del músculo. En realidad, el hombre piensa con todo su cuerpo; piensa con sus manos, sus pies, 73 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba sus orejas, tanto como con su cerebro”. El tema del cuerpo ocupa de hecho un lugar completamente central en el trabajo de investigación y enseñanza del autor de La Antropología del Gesto, como él mismo lo señaló y reiteró en numerosas ocasiones. Así por ejemplo, en la lección que dio en la Escuela de Antropología de París, el 3 de marzo de 1933, Jousse declaró: “Cuando estudiamos el pensamiento humano, nunca se menciona lo que constituye su centro de irradiación: el cuerpo”. (De Monvallier, 2008, p.1). vida reorientaba y al mismo tiempo superaba a la ciencia de la modernidad: Esta es la muerte anunciada de la mecánica clásica; el universo está vivo, es vibrante y complejo. Panta rei murmura nuevamente Heráclito desde el fondo de su tumba. Las separaciones y las certezas de los tres siglos precedentes se derrumban y el trabajo fundamental debe ser retomado. Además, es tal vez allí donde realmente nace la llamada “posmodernidad”, y la onda de choque aún continúa. El pensamiento cuántico vuelve a habilitar al sujeto humano en la observación y la experiencia científica; rompe con el positivismo dominante, que en nombre de la objetividad había descalificado y desterrado al Sujeto. Ahora sabemos hasta qué punto el científico interfiere con el fenómeno observado. Todo está conectado. Todo vive (Jacquignon, 2011, p.43). El anthropos es un ser vivo capaz de percibir, concebir, conservar y expresar las propiedades, las formas, los movimientos e interacciones del cosmos a través de formas y fórmulas mimismológicas porque está dotado de facultades derivadas de un breve conjunto de principios o leyes antropológicas. Las leyes antropológicas de Marcel Jousse La antropología del gesto y del mimismo postula un mínimo conjunto de leyes o principios antropológicos fundamentales: el globalismo; el mimismo; el bilateralismo; el ritmismo (o ritmo-melodismo); el formulismo (Jacquignon, 2011, p.42). En conformidad con su globalismo cosmológico, el anthropos, unidad indisociable de cuerpo y espíritu, vive, siente y piensa con todo su cuerpo, y se expresa, al menos en los contextos étnicos espontáneos, de acuerdo con un estilo de expresión también global. ¿Ven ustedes con sus ojos? Vuestro mecanismo se pone en juego como un todo. ¿Oyen con sus oídos? Todo vuestro organismo entra en escena. Saborean con su lengua. Se pone en juego todo el organismo. Es un hecho bien conocido, que uno no escucha la música sólo con los oídos. Como también que uno no ve sólo con los ojos. Toda intususcepción ocular tiende a irradiarse, tiende a jugar a través de todo el cuerpo. Es el efecto del globalismo. Existe entonces, ya en el mismo momento de la intususcepción, una tendencia a la exteriorización, dado que aquéllo que ha entrado en nosotros no puede mantenerse en un único y pequeño rincón. Tiene que diseminarse a través de todo el cuerpo. Esto es lo que he llamado la equivalencia entre irradiación y globalismo. (…) El pensamiento nunca se desarrolla en una sola parte del cuerpo. De hecho, la palabra globalismo no significa Globalismo La ley joussiana del globalismo coincide en espíritu con el paradigma holístico vigente en la ciencia de su época, donde regía el reconocimiento de la globalidad y la complejidad de los procesos estudiados. Este holismo epistemológico se había iniciado en un conjunto de descubrimientos y modelos explicativos que revolucionaron la física teórica a fines del siglo XIX. En aquellos tiempos la clásica ciencia newtoniana venía siendo rápidamente desplazada por la novedosa mecánica cuántica. El movimiento del todo y las dinámicas especiales integradas en su seno reemplazaban al análisis lineal y al cálculo aislado de las partes inorgánicas. Retornaba así, al pensamiento científico, la lucidez -que había perdido en los tiempos de predominio positivista y de una excesiva subordinación a las aplicaciones técnicas inmediatas. Una cosmología más amigable con los procesos de la 74 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba absolutamente nada, es una tautología. El hombre sólo puede ser uno, no puede ser otra cosa que global. No hay división en el anthropos. Es como un todo que todo el ser se entrega al todo. (Jousse, 2011, Conferencia en Laboratorio de RitmoPedagogía, 11/03/33) regula la conexión del anthropos con el acontecer del cosmos. En el mimaje, que es la manifestación activa del principio del mimismo, los gestos característicos de las cosas mundanas se irradian desde los órganos sensoriales a la totalidad global del individuo o compuesto humano, se integran a la memoria neuromuscular, y así resulta que el anthropos es una musculatura inteligida. En su última fase, los movimientos y gestos de las cosas, sus interacciones y el juego que han impresionado al anthropos mimístico, son reactuados sobre el mundo, devolviendo –ya transformados- esos gestos característicos de las cosas y los seres hacia el exterior, expresándolos como gestos mimísticos significativos: (…) jugar, es decir, intususcepcionar y expresar lo real. (…) El juego es lo exterior desconocido que se inflige en nosotros, que se inserta en nosotros y después de haberse impreso nos fuerza a que lo expresemos. El juego es lo que recibimos y lo que nos modela. (Jousse, 2011, Conferencia en Sorbona 18/02/54). Mimismo La ley del Mimismo especifica el principio antropológico fundamental: “en el comienzo fue el mimismo” (Sienaert, 2014). La teoría joussiana concibe la realidad objetiva como manifestación de una misma y única energía cósmica, cuyos infinitos movimientos e interacciones se consolidan en tres paquetes o esferas de algún modo concebibles como concéntricas: la física, la biológica, la antropológica. Esta última, que es la esfera de la vida inteligente o de la conciencia, está regida por la ley del mimismo. En esta esfera, las acciones del cosmos son aprehendidas en un sistema que es exclusivo del compuesto humano, capaz de capturar el juego cósmico (jeu) en su propio ser y de almacenarlo para una posible replicación (rejeu). Mimar es ex-presar, replicar (rejouer) afuera las im-presiones, es decir, lo que primero obró desde el mundo externo hacia nuestros adentros. Las impresiones del mundo, captadas como interacciones, son transformadas, modeladas y expresadas como gestos antropológicos. El pincipio del mimismo describe la singular relación del hombre con el mundo. En virtud del mimismo humano, las interacciones del cosmos se transforman en gesto antropológico. Su modo característico es el del juego infantil, un comportamiento de mímesis a través del cual las cosas del mundo circundante se captan imitándolas, esto es, transfiriendo sobre el sujeto las formas, los rasgos y el movimiento de los objetos, sus gestos característicos. Jousse desarrolla un descubrimiento antropológico realizado en la antigüedad por Aristóteles, quien en su Poética caracterizó al hombre como el más mimético de todos los animales y al conocimiento humano como el fruto de la imitación. El mimismo es exclusivamente humano, lo humano es inherentemente mimístico. El mimismo, facultad original y emergente, de modo exclusivo, en la especie humana, organiza y Como veremos más adelante, al tratar el principio o ley del formulismo, la noción joussiana de mimema describe al mimaje (manifestación actual y particular del mimismo) como un mecanismo o fórmula interaccional de tres fases (un Actuante -Actuando en- un Actuado), algo que se denomina el gesto proposicional, al que se atribuye el carácter de unidad observable del gesto humano, como si se tratase de “ladrillos” con los que está construido el compuesto humano: El gesto proposicional es las transposición antropológica de la actividad interaccional cósmica. (Jousse, 2011, Conferencia en Hautes Études, 05/11/41). …fuera de nosotros, sólo hay acciones. Pero estas acciones devendrán gestos en el humano que las recibe y las replica. (Jousse, 2011, Conferencia en Escuela de Antropología, 01/02/39). De lo que está fuera de nosotros, sólo sabemos lo que se replica [rejoue] en nosotros y que podemos expresar. ¿Qué es el humo? El niño que traje aquí hace 75 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba pocos años para hacer una experiencia me dijo: “El humo es algo que hace esto (gesto)”. Y efectivamente, hablamos de las volutas de humo. (Jousse, 2011, Conferencia en Laboratorio de RitmoPedagogía, 08/12/37). Ninguna actividad de la materia puede escapar al ritmo (….). En la naturaleza psíquica, los fenómenos toman muy frecuentemente, si no universalmente, la forma rítmica. (…) Si nos elevamos de la existencia inorgánica a la vida orgánica y animada, el ritmo aparece allí como una condición esencial, ritmo intensivo [explosiones sucesivas de]… la energía vital [que] sube y baja en oleadas iguales [o por lo menos equivalentes]. (…) En fisiología, en efecto, la ritmicidad significa la alternancia [no ya matemáticamente, sino, podría decirse, vitalmente] regular de períodos de actividad y períodos de reposo o de menor actividad…. (Jousse, 1925, p.10) Al enfrentarnos al mundo mediante todo nuestro ser global y al replicar las cosas y los eventos a través del gesto antropológico, los humanos participamos del mimaje con anterioridad a todo lenguaje y es posible decir que “en el comienzo fue el gesto”: ¿A qué llamo gesto? Específicamente, a todo movimiento en el compuesto humano. Pequeño o grande, microscópico o macroscópico, total o parcial, incoativo o completo, yo llamo gesto a todo movimiento humano. (Jousse, 2011, Conferencia en Escuela de Antropología, 06/12/43). Esta cualidad rítmica de la realidad es aprehendida y descripta siempre desde la perspectiva de un anthropos global y por lo tanto gestual-verbal que es mimismológico-rítmico y también –como se verá más adelante– bilateralizado y formulaico. En tiempos de Jousse el tema del ritmo recibía especial atención por parte de psicólogos, psiquiatras, fisiólogos, neurofisiólogos y demás estudiosos del funcionamiento del sistema o unidad global de lo que nuestro autor llamaba el indisociable compuesto humano. En la segunda parte de la obra en cuestión, Jousse presenta e interpreta los contextos socioculturales y sociolingüísticos en que se insertan los esquemas rítmicos tradicionales, en diversas culturas del Cercano Oriente, África y otras regiones. Presenta y sistematiza, de acuerdo con su propia terminología y forma de notación, esquemas rítmicos bimembres y trimembres, correspondientes a géneros litúrgicos y también populares o propios de las artes creativas en el orden profano, depositarios de las formas de conocimiento que hoy en día llamaríamos las etnociencias. Emplea, principalmente, para ello, numerosas descripciones etnográficas realizadas por viajeros y agentes coloniales, etnógrafos, misioneros y otros observadores y estudiosos, interesados en las tradiciones orales, rituales, melódicas y rítmicas y en las formas y fórmulas tradicionales de la improvisación y la creación, en los géneros orales, recitativos y dramáticos Los mimemas incorporados y retenidos por el compuesto humano constituyen la calidad y amplitud de su conocimiento del mundo, y de sí mismo, su auténtica riqueza, su tesoro en experiencia personal y directa con lo que es real. Ritmismo El anthropos está sometido, como todo ser vivo, a una multiplicidad de ritmos, de variaciones periódicas de la energía biopsíquica, que adoptan una cadencia ondulatoria. Ellas son de naturaleza automática e involuntaria. Al igual que los procesos de la fisiología, la expresión y la comunicación humanas son, en sus formas espontáneas, básicamente rítmicas. La gesticulación expresiva, la conversación y el diálogo, la poesía y la oratoria, el canto, la escritura, la plástica y las artes visuales, finalmente, la música, son -todas ellasactividades rítmicas. En Le style oral rythmique et mnémotechnique chez les verbo-moteurs, obra inaugural y en cierto modo programática de la antropología del gesto y del mimismo, que fue publicada en 1925, Jousse comienza su particular argumentación, basada en citas de numerosos autores, con un análisis del ritmo. Lo presenta allí como una cualidad fundamental de todo lo que es real y en particular de todo lo que está vivo: 76 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba de los pueblos y culturas de Oriente. Quienes estudian las tradiciones orales o los aspectos semántico-pragmáticos, fonéticos o prosódicos de las lenguas, en las culturas llamadas étnicas, por ser no-occidentales, se ven obligados a atender al componente rítmico de los discursos, a sus esquemas rítmicos (casi siempre de dos tiempos o fases, excepcionalmente tres). Las diversas piezas o composiciones que integran los repertorios etnomusicales y etnolingüísticos de este tipo han sido originalmente representaciones rituales, es decir, movimientos de tipo gestual y escénico acompañados de palabras y otros gestos vocales, formando conjuntos con función performativa, esto es, provistos de eficacia y dotados de un mayor o menor valor emotivo de sacralidad. La comunicación ritual es, pues, entre otros aspectos, una actividad pautada por diferentes ritmos vivientes expresivos. El ritmo tiene una función estética, vinculada con el placer proporcionado por los movimientos pulsátiles automáticos y más o menos isocrónicos del sistema neuromuscular, de manera que su fundamento último está en los procesos automáticos e involuntarios que caracterizan a los tejidos vivos. Sin embargo, la principal función del ritmo en la expresión humana no es estética, sino, de acuerdo con Jousse, mnemotécnica. En efecto, la distribución de los discursos expresivos en unidades y variaciones rítmicas constituye la trama que subyace y que organiza, en el tiempo, a los contenidos de la memoria oral étnica o tradicional. Siempre antes y siempre subyacentes a los discursos verbales puestos por escrito -y susceptibles así de una lectura fonética y morfosintáctica segmentable, encontraremos las cadencias y los tiempos rítmicos de la improvisación tradicional, es decir, las flexibles reglas y las variaciones graduadas del estilo oral. La acción del universo es continua, y la energía cósmica fluye ininterrumpidamente dentro del ser humano. Este flujo de acciones provoca un reflujo de reacciones. Es este incesante movimiento de la interacción cosmosanthropos lo que el hombre necesita canalizar si es que va a dominarlo. El ritmo es un mecanismo de redistribución del flujo continuo del tiempo, en tiempo medido. El ritmo deriva y da forma al flujo de las intususcepciones, de modo que el ser humano pueda entender a su propio ser y al cosmos. La herramienta de solidificación que el hombre encuentra en sí mismo es el ritmo: es una canalización, un diqueado y un amansamiento. El ritmo proporciona tanto el flujo que energiza la recepción y la integración, como la lógica, el orden, con que el hombre almacena y conserva los mimemas formados por sus impresiones intususcepcionadas. El ritmo es lo que luego va a permitirle preservarlos y transmitirlos. El hombre los replica para construirse a sí mismo como individuo –porque cuando los expresa, éstos se imprimen nuevamente en él. El hombre los reactúa con el fin de transmitirlos a otros seres humanos –como individuos o como miembros de una comunidad. Por lo tanto, el origen y propósito del ritmo es práctico (sirve para captar en uno mismo y para conservar), comunicativo y pedagógico (sirve para expresar y transmitir). El juego mimísmico del anthropos en el cosmos se expresa en el tiempo; el tiempo es ritmo, rhythmos, flujo, corriente. Rítmicamente quiere decir temporalmente. La fluidez es el pensamiento obrante en el hombre de estilo manual: el gesto, con su fluidez, permite captar los múltiples significados de las cosas, pero la (misma) fluidez los vuelve frágiles y transitorios. Es por esto que el hombre rápidamente se dio cuenta de que el bronce líquido de sus gestos puede solidificarse con la inserción del ritmo… El ritmo endurece el gesto humano, fijando su flexibilidad en forma inalterable. (Jousse, 2011, Conferencia en la Escuela de Antropología, 19-03-34) Bilateralismo La categoría del espacio es concebida por Jousse de acuerdo con un principio de movimiento oscilante o bilateral. La simetría bilateral del cuerpo humano y sus movimientos de balanceo constituyen un principio de motivación somático, espacial, kinético y alternante para la organización de los gestos expresivos y de las resultantes estructuras esquemáticas, como son las que se encarnan en el orden de la semiosis social, sean de naturaleza conceptual, lógica, lingüística o gráfica. Esta idea de que el cuerpo humano, de acuerdo a su configuración externa y visible, es 77 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba la base de la conceptualización del espacio, la planteó Kant en un opúsculo previo a la Crítica de la razón pura, titulado “Acerca del primer fundamento de la distinción de regiones en el espacio” (Kant, [1768]1991; ver también Levinson and Brown 1994), concebimos el espacio “antropocéntricamente”, esto es, diferenciando sus diversas regiones en virtud de la natural asimetría de nuestro cuerpo; la espacialidad, en tanto forma a-priori de la intuición (percepción), se organiza en torno a un esquema ortogonal tridimensional, que tiene por centro al sujeto cognoscente y, como términos u orientaciones, los movimientos que pueden extenderse o proyectarse en las direcciones de arriba y abajo, izquierda y derecha, delante y detrás. De este modo, la organización de la categoría espacial, marco de toda representación perceptual y temporal y de cualquier aprehensión coherente de la realidad, está regida, según Jousse, por la ley antropológica del bilateralismo. De acuerdo con este principio bilateral, la percepción, la memoria y la actividad expresiva son tanto rítmicas como alternantes. Para dominar su cosmos, el Hombre se ubica en el centro y divide el espacio en un triple bilateralismo: izquierda-derecha; arriba-abajo; frente-detrás. Con base en la organización triplemente bilateral del espacio, se hace posible una conceptuación de las coordenadas de tiempo: por ejemplo, el destacado caso de las metáforas temporales en aymara, donde el pasado se representa al frente versus el futuro como algo que está detrás, lo que aparentemente contradice la ideología occidental del progreso. También son bilaterales las actividades ligadas al movimiento fundamental del balanceo y la cadencia del arrullo y las cantinelas maternas, campesinas y étnicas, un tema que es pieza fundamental de la antropología psicolingüística joussiana. El ritmo, que requiere de un cuerpo para, por así decirlo, encarnarse, manifestarse y expresarse, es triplemente bilateral y así el ritmo del hombre va a ser bilateral como lo serán también sus expresiones en el plano de las fórmulas étnicas rítmicas y mnemotécnicas que caracterizan a toda tradición étnica o cultural. Las composiciones narrativas, los mitos, leyendas, poemas y canciones de la tradición sagrada o profana de los pueblos tradicionales, son siempre orales y mimodramáticas. Mucho antes de ser -en algunos casos- puesta por escrito, la expresión verbal es siempre estilo verbo-motor bilateralmente rítmico y mnemotécnico, está fundada en el balanceo, en la cadencia. En resumen, en la expresión humana espontánea, que es gestual, corporal y manual, verbal y gráfica, el ritmo y el bilateralismo tienen funciones fundamentales de naturaleza estética, lógica y mnemotécnica. Este fundamental balanceo bilateral del Anthropos viviente determina la bilateralidad de sus concomitantes expresivas: el canto, la recitación, la danza y la improvisación escénicomusical de los cultores de las artes sagradas y profanas en los medios étnicos donde predomina el estilo oral rítmico y mnemotécnico, poseen una esquemática rítmica básicamente bilateral. El bilateralismo está presente en las plegarias y oraciones de cualquier tradición y liturgia. Los esquemas bilaterales del movimiento corporal espontáneo o de las formas del ritual trascienden hacia niveles abstractos del pensamiento, alcanzando el estado de la formulación algebraica. El mimismo es la capacidad humana de buscar y hallar la analogía universal e inacabable. De acuerdo con Jousse, la herramienta humana de la metáfora es, en esencia, una comparación que el anthropos interpone –como mediación creada por su gesto– entre su propio ser y el mundo que lo rodea y se impresiona en él. El bilateralismo, por su parte, es la base esquemática bimembre de toda comparación y de toda metáfora. Al igual que en una pareja de versos o unidades rítmicas puestos en un contrapunto espacial, una ecuación y una idea metafórica desarrollan esquemáticamente el gesto o mimema alegórico de la equidad o justicia, que sostiene en equilibrio los platillos de su balanza: En el Principio fue el Gesto La Luna es una banana Derecha Izquierda Grande Pequeño X = Y2 Formulismo En la experiencia humana, espontánea y concreta, el fluir de las sensaciones e imágenes intususcepcionadas, esto es, “recibidas-dentro”, por la captación global de los eventos que se 78 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba suceden en el tiempo, como igualmente, el decurso inacabable de la expresión, se regulan y modulan por influencia del ritmo y el bilateralismo, pero también lo hacen mediante la creación de fórmulas, es decir, de disposiciones regulares y reiteradas de unidades o ciclos equivalentes. El formulismo responde a un deseo de establilidad, tan espontáneo en el hombre como su conciencia de que “todo fluye”. El fluido discurrir del pensamiento, el curso interminable de las imágenes y las sensaciones, finalmente se solidifican, fijándose en mimemas proposionales. Las diversas tradiciones étnicas se valen del formulismo como de un útil gestual de la memoria: El “formulismo” es el útil viviente de cristalización por excelencia. Los gestos del hombre, ya sean conscientes o inconscientes, tienden a “replicarse” [se rejouer], y marchan por sí solos hacia la estereotipia, que facilita la expresión. La estereotipia de las fórmulas verbales es sólo un caso especial de esta tendencia fundamental. (...) En todos los medios étnicos encontramos este formulismo gestual y oral, en la base de las tradiciones y de todas las liturgias. Las “fórmulas” de la expresión están hechas de gestos esenciales tradicionalmente conservados y transmitidos. (Jousse 2008 [1974], p.329). orientado a mantener la firmeza de la enseñanza y su fundamento en la fidelidad a las tradiciones. En el estilo oral, las fórmulas estereotipadas se adaptan flexiblemente a la realidad concreta, ya que las fórmulas tradicionales pueden ser yuxtapuestas de nuevas maneras, en combinaciones más o menos originales, aunque estas dependerán de las leyes físicas del cuerpo del que hayan surgido. Estas tres leyes antropológicas apuntalan el estilo oral, que está profundamente enraizado en el cuerpo, de ahí su gran eficacia desde el punto de vista mnemotécnico, porque en el movimiento y en la voz, el cuerpo contribuye a la conformación del pensamiento con formas memorizables. Jousse estudió en particular las leyes antropológicas del estilo oral y sus múltiples relaciones con el medio étnico del Antiguo y el Nuevo Testamento. (Sienaert, 1990, p.97). De modo espontáneo y en virtud del formulismo, el anthropos moldea sus pensamientos en fórmulas espaciotemporales, rítmicas y bilaterales, que tienen el sentido de facilitar su asimilación y su conservación en la memoria, su expresión pública y su comunicación o transporte intergeneracional. La fórmula más general y abstracta de todas es aquélla que Jousse denomina gesto proposicional. El gesto proposicional es la unidad formulaica del sentido, en la que el mimismo, concretado en mimaje, se expresa y se realiza. El gesto proposicional es unidad de tres fases: un actuante-la acción-un actuado. Lo real objetivo se manifiesta al anthropos como totalidad compleja descomponible en unidades mimodramáticas: El elemento esencial del cosmos es una Acción que actúa sobre otra Acción. Es lo que hemos llamado el Trifasismo. El paquete de energía que llamamos Agente actúa de cierta manera sobre otro paquete de energía que llamamos el Actuado. (Jousse, 1974 [2008], p.46) …es allí donde radica la gran creación humana: Debo ser capaz de apropiarme del mundo como totalidad para luego reutilizarlo en forma de fragmentos proposicionales. (Jousse, 2011, Las proezas de memorización e improvisación que pueden observarse –cada vez con menor frecuencia– en los medios étnicos no letrados, tienen como vehículo el llamado estilo oral; las fórmulas tradicionales son su principal recurso. Edgard Sienaert, miembro destacado de la Asociación Marcel Jousse, ha dicho lo siguiente, respecto del formulismo: El formulismo: La ley del formulismo. La tendencia biológica hacia la estereotipificación de los gestos crea hábitos, que aseguran una inmediata, fácil y segura repetición; se trata de un dispositivo de facilitación psicofisiológica, que organiza la intususcepción y la repetición mnemónica de los automatismos –esto es, de los dispositivos adquiridos, necesarios para tener una base firme en la acción. El formulismo es un almacén, vinculado con la memoria, 79 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba Conferencia en Escuela de Antropología, 03/12/33). …mimemas trifásicos que constituyen lo que he denominado el gesto proposicional. (Jousse, 2011, Conferencia en Escuela de Antropología, 30/11/50). estandarizadas, fórmulas mnemotécnicasmotoras que estabilizan el sentido, fórmulas al servicio de la recitación y la improvisación, fórmulas que regulan el pensamiento, la memoria, la creación y la comunicación no escrita, en los medios étnicos de estilo oral. El formulismo es nuestra tendencia natural a la estereotipia de los gestos, es el hábito: Se trata aquí, en efecto, de otra ley antropológica fundamental. El hombre no podría vivir en una perpetua espontaneidad naciente. Puede decirse que el Formulismo es la tendencia biológica, misteriosa pero irresistible, a la estereotipia de los gestos del Anthropos. Es esta tendencia la que empuja a la expresión humana desde el “concretismo” hacia el “algebrismo” y, con ayuda de la pereza, hacia la “algebrosis” (algébrose). Pero es también por ella que se creó el armazón de la trama que establece el enlace entre generaciones y que constituye mentalidades y culturas. A este respecto, el Formulismo es a la vez fuente de vida para un pueblo, cuando da lugar a fórmulas vivas, portadoras de realidades. Pero puede también ser causa de resecación y de esterilidad en la medida en que la estereotipia ha desembocado en la “algebrosis”, y en la necrosis de las fórmulas sociales, religiosas, litúrgicas, artísticas, etc. Esta ambivalencia es una de las leyes de la vida; ella está constantemente presente en este libro. Siempre hay un actuante – actuando sobre – un actuado: como pan, bebo agua. Cualquiera sea nuestra forma de escritura y cualquiera sea nuestra forma de hablar, las expresiones humanas tomarán siempre la forma del gesto proposicional, en espejo y eco de la actividad interaccional cósmica. Siempre vemos el mundo externo diseminado en gestos humanos trifásicos, y esto es la estructura básica de la ciencia humana, la memoria humana y la lógica humana. (Jousse, 2011, Conferencia en Escuela de Antropología, 06/03/33). El conocimiento y la expresión humana se desarrollan como proceso mimístico ininterrumpido, que fluye a través del encadenamiento inacabable de infinidad de gestos proposicionales, combinaciones de tres fases que siguen siempre la antes aludida fórmula general. ACTUANDO ACTUANTE (…) la fórmula es la herramienta para su conservación, memorización y recitación. Las proposiciones, unidades de pensamiento, están hechas para llevarse a término de modo fácil y confiable. La fórmula posibilita este traslado, este transporte, esta transmisión. (…) En un comienzo, para estar más en resonancia con el medio social, [Jousse] habló de «Estilo de clichés». Pero este término no le permitía ninguna extensión de su vocabulario y se prestaba a enojosas confusiones. Para reemplazarlo, toma de la exactitud matemática la palabra « fórmula », de donde derivarán « Ley del Formulismo, « Estilo formulario », « ACTUADO Esquema interaccional del gesto proposicional trifásico. A consecuencia de ello y en virtud del automatismo replicante de las estructuras vivas5, todos los productos expresivos de la actividad humana tienden a organizarse como fórmulas 5 Esta noción de replicación o iteración automática de los procesos biológicos, emparentada con lo que actualmente se entiende como una propiedad de distribución fractal de los fenómenos complejos, es concomitante de la alternancia rítmica y del bilateralismo que Jousse toma de la fisiología, la neuropsiquiatría y la filosofía de los grandes maestros de su época, como P. Janet y H. Bergson. Ver Le style oral, caps I y II. 80 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 69 – 81 Agosto 2016 – Córdoba Formulaciones étnicas », etcétera. (Jousse [1974] 2008, 17. Del Prólogo del Comité de Estudios Marcel Jousse). Referencias bibliográficas DE MONVALLIER, H. (2008) Le corps chez Jousse et Merleau-Ponty. Actes du Colloque annuel de l’Association Marcel Jousse, novembre 15. Paris: Association Marcel Jousse. GUÉRINEL, R. (2009). L’apprentissage du grec par Auguste-François Maunoury (18111898) en dialogue avec l’oeuvre de Marcel Jousse (1886-1961). Translatio, La transmission du grec entre tradition et modernité, Paris: Philologicum, 35-51. HOLLAND, D. & N. QUINN, eds. (1987). Cultural models in language and thought. Cambridge: Cambridge University Press. JACQUIGNON, T. Marcel Jousse (2011) Pour un itinéraire biographique et intellectuel. Dossier Marcel Jousse, Nunc, 25, 23-35. JOUSSE, M. (1925). Le style oral rithmyque et mnémotechnique chez les verbo-moteurs. Archives de Philosophie, II, Cahier IV. Études de psychologie linguistique. Paris: Beauchesne. . ([1974] 2008). L’Anthropologie du Geste. Paris: Gallimard. . (2011). Les Cours de Marcel Jousse. CDRom 1-2. Transcription des sténotypies des cours donnés para le Professur Marcel Jousse. Paris: Association Marcel Jousse. KANT, I. 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Las modernas investigaciones acerca de los discursos sociales, culturales e ideológicos convencionalizados, que realizan la semántica y la antropología cognitivas, han enfocado diversos discursos culturales y étnicos describiendo la presencia de fórmulas esquemáticas, ancladas en las constricciones de la organización y la interacción social. Distintos autores se refieren a este tipo de fórmulas como guiones cognitivos y culturales o modelos culturales internalizados (Holland and Quinn, 1987; Lakoff and Kövecses, 1987). A nuestro entender, la ley joussiana del formulismo anticipa estas investigaciones y en gran medida supera sus presupuestos teóricos y metodológicos, pues toma como objeto no ya a la mente o a la cognición humanas, desarrolladas como esquemática e imaginística cultural y lingüística, sino al Antropos viviente en toda su dinámica global de interacción sensitiva, comprensiva, volitiva y expresiva, con respecto a la realidad. La “nueva ciencia” de la antropología del gesto y el mimismo Este sucinto resumen biográfico y teórico de Marcel Jousse y su obra puede ayudar al lector especializado en temas etnológicos y etnolingüísticos en lengua española, y más en general a estudiantes e investigadores en el área de las ciencias sociales y las humanidades, a tomar contacto con un novedoso enfoque epistemológico y metodológico, de incalculable valor científico, que hasta el momento permanece siendo desconocido en nuestra comunidad académica. El modelo joussiano ofrece instrumentos transdisciplinarios para la investigación antropológica, semiológica, psicológica, lingüística y pedagógica, entre otras disciplinas sociales y humanísticas. Su difusión en lengua española es incipiente, pues, al parecer, se reduce a un Seminario Permanente en la Universidad de México. Este seminario desarrolla actualmente un proyecto de difusión de la obra joussiana en Latinoamérica, junto a un ensayo de aplicación de la antropología del mimismo a las tradiciones culturales y lingüísticas indoamericanas. 81 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba Interpelaciones a la dinámica estado/sociedad civil en la lógica de la colonialidad del poder. Una revisión de la Bolivia contemporánea1 en los procesos de lucha desde el 2000 en adelante en dicha sociedad. En este sentido, considero central los conceptos de sociedad abigarrada y entramados comunitarios para re-pensar y re-articular las relaciones presentes entre el Estado y los heterogéneos sujetos políticos que exceden a la sociedad civil moderna colonial. Desde aquí es que indagar en torno a estas cuestiones se inscribe en el marco de hacer filosofía política latinoamericana y específicamente boliviana ya que implica prestar atención a ciertos procesos democráticos y descoloniazadores donde la lucha social y política funciona como un modo de relacionarse con la realidad y con un pensamiento colectivo, es decir, nutrir la pregunta por las condiciones de posibilidad de las diferentes sujetividades políticas. Interpellations by the Dynamics State/Civil Society in the Logic of Coloniality of Power. A Review of Contemporary Bolivia Ana Victoria Britos Castro2 Universidad Nacional de Córdoba/CONICET [email protected] Modo de citar: Britos Castro, A., V. (2016). Interpelaciones a la dinámica estado/sociedad civil en la lógica de la colonialidad del poder. Una revisión de la Bolivia contemporánea. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/ article/view/36/ Palabras clave: Filosofía política boliviana, sociedad abigarrada, entramados comunitarios, Estado Plurinacional. Resumen Este artículo pretende, desde las herramientas epistémicas brindadas por la perspectiva de la colonialidad del poder, interrogar sobre el horizonte de sentido que produce la idea de un Estado plurinacional en la Bolivia contemporánea. A partir de las lecturas de Aníbal Quijano y de ciertos autores bolivianos/bolivianistas como René Zavaleta Mercado, Luis Tapia y Raquel Gutiérrez Aguilar resulta relevante trazar puentes que posibiliten indagar la problemática filosófico-política que se inscribe Abstract This article expects, from the epistemic tools provided by the perspective of the coloniality of power, to ask about the horizon of meaning that produces the idea of a plurinational state in contemporary Bolivia. From readings of Aníbal Quijano and certain Bolivian/ bolivianistas authors as René Zavaleta Mercado, Luis Tapia, Raquel and Gutierrez Aguilar, it’s important to devise bridges that allow inquire into the philosophical-political problems reflected in the process of struggle from 2000 onwards in this society. In this sense, I consider central the concepts of sociedad abigarrada and entramados comunitarios to rethink and re-articulate the present relations between the State and the heterogeneous political subjects that exceed colonial modern civil society. From here, inquire about these questions is gravely embedded in the political philosophy frame of Latin American, specifically Bolivia, since it implies paying attention to certain demographic and decolonializing processes where social and political struggles work as way to interact with reality and collective thinking, Este artículo forma parte de mi investigación Doctoral en Filosofía, titulada Indagaciones en torno a las condiciones de posibilidad de las sujetividades políticas para las emancipaciones en las democracias latinoamericanas. Dicha tesis doctoral está financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONICET) y enmarcada en el proyecto de investigación “Re-pensar el sujeto político desde las heterogeneidades latinoamericanas. Aportes críticos a la tradición de la Historia de las Ideas latinoamericana desde el proyecto colonialidad/modernidad.” Radicado en el Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH) de la UNC-Córdoba. 2 Lic. en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC-Argentina). Investigadora del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH-UNC-Argentina). Doctoranda en Filosofía por la UNC, Becaria CONICET. Editora de la Revista Intersticios de la política y la cultura. Intervenciones latinoamericanas. 1 82 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba which means to nurture the question of the conditions of posibility from different political subjectivities. Keywords: Bolivian political sociedad abigarrada, entramados Plurinational State. sociedades modernas se expresan como un conjunto desordenado de fragmentos confrontados y antagónicos subordinados por el capital, unificados ilusoriamente en totalidades aparentes. Totalidades que se constituyen a sí mismas como Estados-nación mediante la articulación de dispositivos políticos posibilitadores de estructuras de tiempo y espacio que funcionan conteniendo los conflictos internos. philosophy, comunitarios, En este escrito pretendo, leyendo a Aníbal Quijano, reconstruir la perspectiva de la colonialidad del poder como una herramienta epistémica para interrogar sobre el horizonte de sentido que produce la idea de un Estado plurinacional en la Bolivia contemporánea. Siguiendo las lecturas de René Zavaleta Mercado, Luis Tapia y Raquel Gutiérrez Aguilar me animo a preguntar por los sujetos políticos, sus entramados sociales, económicos y culturales que irrumpen fisurando el patrón de poder capitalista, colonial y eurocentrado. Por ello, es necesario explicitar la mirada de Quijano en relación a la lógica de la modernidad colonial y sus patrones de poder para aportar alternativas al debate que se arma en torno a la dominación y explotación de los sujetos políticos capitalismo actual. Considero que los conceptos de sociedad abigarrada y entramados comunitarios permiten re-pensar y re-articular las relaciones presentes entre el Estado y los heterogéneos sujetos políticos que exceden a la sociedad civil moderna colonial. Indagar en torno a estas cuestiones se inscribe en el marco de hacer filosofía política latinoamericana y específicamente boliviana ya que implica prestar atención a ciertos procesos democráticos y descolonizadores, donde la lucha social y política funciona como un modo de relacionarse con la realidad y con un pensamiento colectivo. Es decir, nutrir la pregunta por las condiciones de posibilidad de las diferentes sujetividades políticas. Es preciso sostener el interrogante por las condiciones de posibilidad de los sujetos políticos ya que significa volver a preguntar por aquel sujeto político que acuñó la modernidad política occidental, capitalista y colonial e indagar por los supuestos filosóficos allí presentes. En este marco, la modernidad política colonial ha configurado el discurso en el cuál las Aportes para pensar Latinoamérica desde la perspectiva de la colonialidad del poder. La perspectiva de análisis que brinda la obra de Aníbal Quijano posibilita pensar la especificidad latinoamericana desde una matriz global donde es posible ubicar los horizontes de sentido que atraviesan aún las prácticas modernas y coloniales que configuran los Estados-nación en el Siglo XXI. Quijano argumenta cómo la globalización actual es la culminación de un proceso que se inició con la constitución de América y con el capitalismo colonial/moderno y eurocentrado como un nuevo patrón de poder mundial. En el texto “Colonialidad de poder, eurocentrismo y América Latina” deshilvana este argumento y presenta la clasificación social de la población mundial sobre la idea de “raza” como uno de los ejes fundamentales de ese patrón de poder. La “raza” dice Quijano (2000) es “una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial y que desde entonces permea las dimensiones más importantes del poder mundial, incluyendo su racionalidad específica, el eurocentrismo.” (Quijano, 2000, p.201). El autor sostiene que dicho eje tiene origen y carácter colonial y se ha continuado históricamente más allá del colonialismo en cuya matriz fue acuñado. Es por esto, que implica un elemento de colonialidad dentro del actual patrón de poder hegemónico. Sumaré al análisis la conferencia “Heterogeneidad Histórico Estructural” que diera el autor, en el IV Encuentro de la Cátedra América Latina en Río de Janeiro en agosto de 2013. Desde estos recursos bibliográficos busco complejizar los diversos momentos políticos/coloniales y a los sujetos en la configuración del Estado-nación boliviano. 83 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba En dicha conferencia, Quijano sostiene que a partir del siglo XV se pueden pensar tres ejes fundamentales de este nuevo patrón de poder. En primer lugar, la idea de “raza” como primera forma universal de clasificación de la población que se expresa a través de la lógica del racismo-patriarcalismo-etnicismo como modo básico de dominación. En segundo lugar, la lógica que se sostiene desde la secuencia servidumbre-esclavismo-pequeña producción mercantil simple-reciprocidad-capital que trama todos los modos producidos y conocidos bajo la forma del control del trabajo y la hegemonía del capital y en consecuencia la formación y desarrollo del capitalismo colonial global. Y en tercer lugar, un específico horizonte histórico de sentido: colonial-modernidad, un sistema de producción y control de conocimiento de la memoria social y del imaginario de toda la intersubjetividad. Profundizando, en “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, el autor muestra en primer lugar como la idea de “raza” en América fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la conquista. La codificación de las diferencias entre conquistadores y conquistados a través de la idea de “raza” naturalizó una supuesta estructura biológica de superiores/inferiores. La “raza” opera como una categoría mental de la modernidad, esto significa que todas las relaciones fundadas a partir de esta idea produjeron identidades nuevas en América, indios, negros y mestizos y al mismo tiempo redefinió otras: español, portugués y europeo. Tal como entiende Quijano el poder, toda relación social específica que se articula en una copresencia de dominación, explotación y conflicto, configura identidades que fueron asociadas a cuestiones de jerarquías, lugares y roles sociales correspondientes al dominio colonial que se imponía. Así es cómo, afirma el autor, “raza” e identidad racial fueron determinadas como instrumentos de clasificación social básica universal de la población mundial. En segundo lugar, muestra cómo el capitalismo se transforma en la nueva estructura de control del trabajo. Todas las formas de control y de explotación del trabajo y de control de la producción, la apropiación y la distribución de productos fueron articuladas sobre la relación capital-salario y mercado mundial. Los modos de la esclavitud, la servidumbre, la pequeña producción mercantil, la reciprocidad y el salario fueron deliberadamente establecidos y organizados para producir mercaderías en el mercado mundial. Dichos modos entramaron un nuevo patrón global de control del trabajo ya que existían de manera simultánea en el mismo tiempo/espacio del capital y su mercado. En la medida en que aquella estructura de control del trabajo, de recursos y de productos, consistía en la articulación conjunta de todas las respectivas formas históricamente conocidas, se establecía, por primera vez en la historia conocida, un patrón global de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos. Y en tanto que se constituía en torno a y en función del capital, su carácter de conjunto se establecía también con carácter capitalista. De este modo se establecía una nueva, original y singular estructura de relaciones de producción en la experiencia histórica del mundo: el capitalismo mundial. (Quijano, 2000, p.204) Siguiendo al autor lo que se trama en la operación de la colonialidad del poder es la estricta relación entre la idea de “raza” y división del trabajo. Se impuso una sistemática división racial del trabajo, cada forma de control del trabajo estuvo articulada con una “raza” particular. En consecuencia, sostiene Quijano, el control de una forma específica de trabajo podía ser también control de un grupo específico de sujetos dominados. Por ejemplo los mestizos de españoles y mujeres indias que formaban parte de un estrato social importante en la sociedad colonial se acercaron a formas mercantiles las cuales ejercían los españoles no nobles, los indios dejaron de ser exterminados para ser confinados a la servidumbre y los negros a la esclavitud. Se diseña una nueva tecnología de la dominación/explotación bajo la relación “raza”/trabajo que se naturaliza y continúa operando hasta la actualidad. Complejizando aún más, la clasificación racial que se expresa en la relación superior/inferior 84 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba socava la lógica misma del capital y los mecanismos del mercado mundial, determinando formas de control no pago o no asalariado del trabajo. Así se sostiene un privilegio de los “blancos” por sobre las otras “razas” para obtener un salario por la labor realizada. El control del trabajo en el nuevo patrón de poder mundial se constituyó, así articulando todas las formas históricas de control del trabajo en torno de la relación capital-trabajo asalariado, y de ese modo bajo el dominio de ésta. Pero dicha articulación fue constitutivamente colonial, pues se fundó primero, en la adscripción de todas las formas de trabajo no pagadas a las razas colonizadas, originalmente indios, negros y de modo más complejo, los mestizos, en América y más tarde en las demás razas colonizadas en el resto del mundo, oliváceos y amarillos. Y segundo, en la adscripción del trabajo pagado, asalariado, a la raza colonizadora, los blancos. (Quijano, 2000, p.208).3 diferencias de naturaleza (racial) y no de historia del poder.” (Quijano, 2000, p.211). La pretensión eurocéntrica de ser la exclusiva productora y protagonista de la modernidad y por lo tanto que toda modernización de las poblaciones no-europeas es una “europeización”, es una pretensión etnocéntrica. Más aún si se admite que el concepto de modernidad hace referencia a la racionalidad, a la ciencia, a la tecnología y al progreso occidental estaríamos afirmando que la experiencia histórica no sería otra cosa que la propuesta por el etnocentrismo europeo. Sin embargo, existe un conjunto de elementos demostrables que apuntan a un concepto de modernidad diferente, que da cuenta de los procesos históricos específicos dentro del actual moderno sistema-mundo4. Desde la perspectiva del moderno sistemamundo, afirma Quijano, es necesario admitir que América y sus consecuencias en el mercado mundial y en la formación de un nuevo patrón de poder mundial son un cambio histórico, “se trata del cambio del mundo como tal” (Quijano, 2000, p.216). Lo que implica una nueva subjetividad: la percepción del cambio histórico5. De esta manera, el autor muestra cómo el capitalismo mundial fue desde su comienzo colonial/moderno y eurocentrado. Esto llevó a la incorporación de diversas y heterogéneas historias culturales al único mundo posible: Europa. Significó para ese mundo la configuración cultural, intelectual, intersubjetiva entramada por todas las formas de control del trabajo en torno al capital. Es decir, todas las experiencias, historias, recursos y productos quedaron determinados en un solo orden mundial: la hegemonía europea u occidental. En este sentido es que la modernidad y la racionalidad fueron inventadas como experiencias y productos exclusivamente occidentales. Así surge la noción del eurocentrismo como la perspectiva hegemónica de conocimiento, la versión eurocéntrica de la modernidad y sus dos mitos principales, sostiene el autor: “uno, la idea-imagen de la historia de la civilización humana como una trayectoria que parte de un estado de naturaleza y culmina en Europa. Y dos, otorgar sentido a las diferencias entre Europa y no-Europa como 3 Cursivas Quijano trabaja y cita al concepto “moderno sistemamundo” desarrollado por Immanuel Wallerstein. Esta discusión se encuentra presente ya en el texto que escribieran juntos Quijano, A.; Wallerstein, I. (1992). Sin embargo en Quijano (2000) se plantea una línea de desarrollo teórico que va desde la imagen “CentroPeriferia” acuñada por Raúl Prebisch. Dicha imagen fue pensada para describir la configuración mundial del capitalismo después de la Segunda Guerra Mundial, afirma Quijano, con la cuál Prebisch apuntó al núcleo principal del carácter histórico del patrón de control del trabajo, sus recursos y sus productos, que cómo bien describe Quijano, forman parte central del nuevo patrón mundial de poder construido a partir de América. Para mayor información sobre Prebisch y la crítica al capitalismo periférico véase Presbich, R. (1976) Crítica al capitalismo periférico. Revista de la CEPAL. Naciones Unidas. Comisión económica para América Lartina. Santiago de Chile. Recuperado en http://archivo.cepal.org/pdfs/revistaCepal/Sp/0010070 73.pdf. Para mayor información sobre Wallerstein principalmente ver Wallerstein, I. (1974-1989), The Modern Word-System, vol.3, Academic Press Inc, Nueva York, 3 vols. 5 La percepción del cambio histórico, sostiene Quijano, articula una nueva perspectiva sobre el tiempo y la historia, lleva a la idea de futuro, dado que es el único territorio del tiempo donde pueden ocurrir los cambios. 4 del autor. 85 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba En este sentido con América, se inicia un nuevo universo de relaciones materiales e intersubjetivas. El autor advierte que el concepto de modernidad no refiere solamente a la subjetividad y a los procesos que acuña el hombre moderno individual racional y universal, sino también a la dimensión material de las relaciones sociales, es decir, los cambios que ocurren en todos los ámbitos de la existencia de los pueblos en tanto sujetos plurales y colectivos. En otras palabras, América se constituye como un nuevo espacio/tiempo material y subjetivo. El capitalismo moderno/colonial, como nuevo patrón de poder mundial, no deja de asentar sus bases en las relaciones de explotación y dominación de los procesos sociales, materiales e intersubjetivos. De esta manera, el mercado es el piso de dichas relaciones pero es también el límite de las posibles relaciones de igualdad entre los sujetos políticos. Para los explotados del capital y en general para los dominados del patrón de poder, la modernidad generó un horizonte de liberación de las gentes de toda relación, estructura o institución vinculada a la dominación y a la explotación, pero también las condiciones sociales para avanzar en dirección a ese horizonte. (Quijano, 2000, p.217). inferiores, capaces de producir sólo cultura inferior, en adelante eran el pasado. Esto significa que el patrón de poder arraigado en la colonialidad implicaba e implica también un patrón cognitivo, una perspectiva de conocimiento donde lo no-europeo era el pasado, inferior y primitivo. Sin embargo, esta perspectiva eurocéntrica del conocimiento entra en crisis. La idea de cambio histórico, como proceso en el cual una entidad o unidad se transforma de manera continua, homogénea y completa en otra cosa, muestra cómo pueden intercalarse estas diversas entidades dándose una cadena secuencial. De esta manera, es que la historia no tiene sentido como evolución unilineal y unidireccional. Cada unidad diferenciada, una “economía/sociedad” o un “modo de producción” o una “raza/civilización” son una entidad/identidad homogéneos, es decir, son estructuras de elementos totalizadores relacionados de manera continua y sistémica. Abonando a la idea de la crisis de la perspectiva eurocéntrica y del capitalismo mundial como patrón de poder, la experiencia histórica de este último está lejos de ser una totalidad homogénea y continua. Por el contrario, América Latina muestra cómo este patrón de poder mundial es una estructura de elementos heterogéneos, tanto en formas de control del trabajo-recurso-productos, como en términos de pueblos e historias. Por ende, cada uno de los elementos se relaciona entre sí de manera también heterogénea, discontinua incluso conflictiva configurándose dentro de esta dinámica. En este sentido dicha heterogeneidad no está simplemente basada en elementos coetáneos, sino que cada una de estas historias diversas fueron articuladas en una sola estructura de poder, de allí el carácter histórico-estructural de esa heterogeneidad. A esta perspectiva histórico-epistemológica Quijano la denomina heterogeneidad históricoestructural. Quisiera puntualizar un tópico más que trabaja Quijano (2000) y el cual se inserta dentro de esta perspectiva epistemológica: la cuestión del Estado-nación, o dicho de otro modo el problema del moderno Estado-nación en Latinoamérica. El Estado-nación es una experiencia muy específica, implica las Quijano apunta un párrafo exquisito para seguir pensando, sostiene que el resultado de la historia del poder colonial tuvo dos implicancias: la primera, que todos los pueblos fueron despojados de sus propias, singulares y heterogéneas identidades históricas; y la segunda, el nacimiento de una nueva identidad racial, colonial y negativa, que implicó el despojo de cada uno de estos pueblos de la historia de la producción cultural de la humanidad. Quedaron definidos como “razas” El futuro es abierto y en este sentido la historia ya no puede ser percibida sólo como algo que ocurre naturalmente o producida por las decisiones divinas o míticas como el destino, sino todo lo contrario, como algo que puede ser producido por los diversos sujetos y sus acciones, sus intenciones, sus decisiones y por lo tanto algo que puede ser proyectado y tener sentido (Quijano, 1988). 86 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba instituciones modernas de ciudadanía y democracia política. Involucra un cierto proceso democrático ya que cada uno de los momentos de nacionalización que han ocurrido en América Latina condensa experiencias históricas específicas del capitalismo, experiencias específicas del control del trabajo y de los recursos producidos. Es decir, los límites de este patrón de poder. El control de la generación y la gestión de las instituciones políticas también se introducen marcando un límite al capitalismo, dice Quijano “la ciudadanía puede llegar a servir como igualdad legal, civil y política para gentes socialmente desiguales” (Quijano, 2000, p.226). En el texto “Estado-nación, ciudadanía y democracia. Cuestiones abiertas” (Quijano, 2014), afirma que la ciudadanía y la democracia son asuntos de la modernidad y en ese sentido, han ubicado a la heterogeneidad social latinoamericana en la historia unilineal y unidireccional de Europa. Sin embargo, como mencioné anteriormente la modernidad no es un término unívoco, por el contrario implica cuestiones y fenómenos discontinuos y heterogéneos. Es imprescindible diferenciar modernidad de modernización, la primera implica la racionalidad humana históricamente practicada y modificada en cada tiempo y espacio, en cada contexto histórico; la segunda, la legitimación de la idea de que todos somos individuos con foro propio, libres y de la igualdad social entre estos individuos. En este marco, la historia de la ciudadanía y de la democracia no es posible de pensar si no es en relación a la historia de la modernidad. Esta última sostiene el autor puede ser entendida como la tensión conflictiva y permanente entre la disputa de dos asociaciones de ideas e intereses. Por un lado, el del capital, el individualismo y la racionalidad instrumental; por el otro, el del trabajo, la igualdad social y la racionalidad histórica. Afirma “Antes de la modernidad esa oposición no existe, explícitamente, en las relaciones intersubjetivas y quizás tampoco en la subjetividad individual de la mayoría. Las jerarquías sociales proveían la autoridad y el conocimiento en las relaciones sociales.” (Quijano, 2014, p.615). En este marco, el autor define lo que implica el Estado-nación moderno: un determinado espacio de dominación; un patrón de explotación-dominación-discriminación que está asentado sobre la contradictoria articulación entre el individualismo/razón instrumental e igualdad social/razón histórica, esto no es otra cosa el patrón de poder capitalista. Un Estado como condición y como resultado de la delimitación y la definición del dicho espacio de dominación y de dicho patrón de poder; un proceso de larga duración durante el cual se van particularizando, especificando los elementos universales de ese patrón de explotación-dominación y en consecuencia sus ejes históricos de movimiento y desenvolvimiento. Y una “identidad nacional”, una relación intersubjetiva que opera en dicho patrón de poder. Así llega el autor a sostener que la nación moderna no existe sino como un Estado-nación. 6 Es por ello que, la nacionalización de las sociedades y los Estados se configuraron a partir de procesos de democratización del control de recursos de producción en el área privada y de mecanismos institucionales en el espacio público. De ese modo, sin lograrse una igualdad social plena o sea manteniendo las desigualdades, aún así las relaciones sociales pudieron ser más democráticas y distribuidoras entre ellas del control del poder privado y público. Sin esta distribución democrática sólo serían procesos formales e inestables. Los procesos de nacionalización tanto social como estatal pudieron ser duraderos cuanto más democrática El Estado-nación moderno afirma el autor, en “Estado nación, ciudadanía y democracia. Cuestiones abiertas”, se fue constituyendo en Europa desde finales del Siglo V hasta fines del Siglo XVIII y desde entonces hasta hoy. Por otra parte en el texto “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina” sostiene que los procesos de formación de los Estados-nación en Europa Occidental se dieron simultáneamente con la dominación colonial de América Latina. “El proceso tiene, pues, un doble movimiento histórico. Comenzó como una colonización interna de pueblos con identidades diferentes, pero que habitaban los mismos territorios de los futuros Estados-nación. Y siguió paralelamente a la colonización imperial o externa de pueblos que no sólo tenían identidades diferentes a las de los colonizadores, sino que habitaban territorios que no eran considerados como los espacios de dominación interna de los colonizadores, es decir no eran los mismos territorios de los futuros Estados-nación de los colonizadores” (Quijano, 2000, pp.227-228). 6 87 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba pudo ser la distribución del control del poder. Sin embargo vale la pena indagar, porqué estos procesos fueron mucho más exitosos en Europa que en el mundo colonizado. La historia muestra, según el autor que la operación de homogenización “racial” siempre ha sido una condición necesaria y fundamental para los procesos de nacionalización y democratización. Así es cómo se consolida la clasificación social y mundial en torno a la idea de “razas” en todo el mundo del capitalismo. Esta clasificación no parte del lugar que ocupan las personas en el poder históricamente determinante, sino por el contrario, las diferencias de lugar en el poder son las que se determinan según las clasificaciones raciales y sociales. América Latina ha sido, sin duda el espacio/tiempo más complejo de la actuación de las diferencias “raciales” dentro de la cuestión nacional. Quijano (2000) afirma que las condiciones de posibilidad de los Estadosnación en el Cono Sur latinoamericano no fueron gestadas por la operación de la descolonización de las relaciones sociales y políticas entre los diversos sujetos de la sociedad, sino por la eliminación masiva de uno de ellos (indios, negros y mestizos). Es decir, no por una democratización de las relaciones sociales sino por la exclusión de una de las partes de la sociedad. Por ello, las democracias alcanzadas y los Estados-nación nunca serán afirmados y estables. A través de los procesos de formación de los Estados-nación modernos es que pudo preservarse la hegemonía de los intereses del capital, teniendo a la ciudadanía como herramienta institucionalizada, condensada entre la asociación del individualismo y la razón instrumental y la idea básica de la igualdad social de los individuos. De esta manera, sostiene Quijano se expresa la imagen virtual de una sociedad de iguales, como meta histórica y utópica pero también como exigencia social real. Fue esta ciudadanía la base sobre la cual se exigió una amplia y democrática distribución del control de recursos de producción, de acceso a bienes y servicios, de control de los mecanismos de decisiones societales. Así la noción de Estado se convirtió en la aspiración universal de todos los individuos del mundo del capital, funcionando como imitación, dice el autor, de los atributos del dominador, en otras palabras, se consolidó dentro del patrón eurocéntrico de poder como un modelo para las sociedades latinoamericanas. Sin embargo, la existencia fuerte del Estado no fue ni es suficiente para producir un proceso de homogenización sobre sociedades diversas y heterogéneas, y difícilmente puede producir una identidad común duradera como síntesis de su proceso político. Si la modernidad en su máxima expresión individualismo/racionalidad instrumental logra imponerse a la idea de la desigualdad social y solidaridad social, veríamos a la democracia limitada a las necesidades del mercado y a la ciudadanía como institución bisagra entre el individuo libre y la sociedad de iguales, ambos engranajes fundamentales del mecanismo central de los Estados-nación modernos. El predominio absoluto de la acumulación financiera conjuntamente con el agotamiento de la relación salarial capital-trabajo evidencia que el capital ya no requiere de los Estados-nación, ni de los ciudadanos, ni de la democracia, ni de los individuos libres, ni de las sociedades iguales. Globalización mediante, afirma Quijano estamos en medio de una crisis de fenómenos políticos, sociales, subjetivos e intersubjetivos que son el resultado de enfrentamientos y derrotas del mundo del trabajo frente al capital. Crisis que se expresa en la concentración máxima del control por un extremo de la sociedad y en el otro, la fragmentación total. Sin embargo afirma el autor en la conferencia de Río de Janeiro en 2013, cada vez es mayor la cantidad de gente que reconoce esta crisis, que reconoce las trampas de no poder vivir sin mercado pero tampoco sólo con el mercado; de no poder vivir sin Estado pero tampoco sólo con el Estado. Si vivimos sólo con el mercado y con un Estado al servicio de este último vemos reducidas cada vez más las condiciones democráticas. Llegando al final del texto, Quijano (2000) plantea que toda democratización es posible siempre que ocurra como una práctica descolonizadora y como una redistribución del poder, como una redistribución del radical poder, dice el autor. Las “clases sociales” en Latinoamérica tienen una especificidad 88 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba fundamental, el “color”, cualquier “color” que pueda encontrarse en cualquier país y en cualquier momento. Desde esta perspectiva la clasificación social de los sujetos no acaba solamente en el ámbito del poder, sino en cada uno de los ámbitos en los que se juega lo sociocultural. En palabras del autor, “La dominación es el requisito de la explotación, y la raza es el más eficaz instrumento de dominación que, asociado a la explotación, sirve como clasificador universal en el actual patrón de poder capitalista.” (Quijano, 2000, p.241). Quisiera cerrar este apartado resaltando que sólo a través de los procesos de democratización de lo social es que puede ser posible la construcción de un Estado-nación. Sin embargo se vuelve urgente revisar los aportes y los límites de elementos como la ciudadanía y la representación política a la hora de construir lo que llamamos, junto con el autor la “cuestión nacional”. con claridad múltiples revueltas las cuales no estaban orientadas a la ocupación del Estadonación moderno, sino que estaban encausadas en la reapropiación social de la riqueza material disponible (Gutiérrez Aguilar, 2015), que posibilitó poner en el centro de la discusión el carácter de lo común –no privado– de esas riquezas. Estas manifestaciones sociales, siguiendo a Luis Tapia, no estuvieron pensadas en términos de una revolución o un cambio macro del poder político y el orden social, por el contrario tenían fines puntuales que, a raíz del movimiento masivo de demandas comunes tensionaron cuestiones macropolíticas y económicas. Como sostiene Quijano, la meta histórica de una sociedad de iguales, con igualdad de derechos funciona traccionando entre la utopía y la exigencia real. Las luchas bolivianas en el siglo XXI, fueron un momento de irrupción en la realidad social, con un potencial de lucha creativo y emancipatorio, que desordenó lo que el patrón de poder capitalista construyó como “sentido común”. Común en tanto, manteniendo las desigualdades, las relaciones sociales pudieron ser más democráticas. Una clara invención del orden vigente de lo real desde capitalismo que funciona a la perfección en nuestros sures. Pensar específicamente la Guerra del Agua, uno de los levantamientos populares de insurrección y resistencia, conforma un modo de conocimiento de lo local que politiza y pone en tensión el alcance y sentido de las democracias representativas. En consecuencia, estas movilizaciones marcaron un quiebre en la historia boliviana de las últimas décadas.7 En estos momentos de conflicto social resulta interesante reflexionar sobre las Sociedad abigarrada, entramados comunitarios. Tensiones en la Bolivia contemporánea En este segundo momento del escrito y a partir de la perspectiva de Quijano, remarcando sobretodo las reflexiones finales, es que quiero esbozar un análisis de las posibilidades y limitaciones que tiene pensar un Estado plurinacional en la Bolivia contemporánea. ¿Qué significa eso?, ¿cuánta distancia hay entre este Estado plurinacional y los modos en que se han desarrollado y se desarrollan aún en Latinoamérica los Estados-nación modernos?, ¿cómo se comportan los sujetos políticos de “color” dentro de la división de “clases sociales” en la Bolivia de hoy?, ¿cómo se explican procesos de democratización y descolonización del poder como fueron por ejemplo, la Guerra del Agua en Cochabamba en el 2000, la Guerra del Gas en el 2003, el Pacto de Unidad y la Asamblea Constituyente en el 2006, entre otros? Pensar una sociedad como la boliviana constitutivamente heterogénea, es decir, a partir de la diversidad socioeconómica, política y cultural, en el marco de las luchas del 2000 en adelante, las cuales dieron lugar al Estado Plurinacional pone en tensión ciertas cuestiones. Durante esos años se expresaron Es preciso remarcar dos elementos centrales que hicieron eco en la insubordinación popular y en el cuestionamiento del orden instituido. Por un lado, el deseo de los hombres y las mujeres movilizadas de poner un límite a las privatizaciones de los bienes comunes y repropiarse de la capacidad colectiva de autogestión para decidir sobre el futuro de sus territorios y de sus vidas. Por otro lado, el posicionamiento de una otra forma de entender y hacer política, el asambleísmo, cuyos principales criterios fueron la deliberación abierta y polifónica y la horizontalidad en la toma de decisiones, con el fin de articular la pluralidad de fuerzas movilizadas. Para mayor información véase Britos Castro (2016); Linsalata (2015). 7 89 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba capacidades auto-organizativas de los entramados comunitarios (Gutiérrez Aguilar, 2015), heterogéneas multiplicidades de mundos de la vida, según la autora, que se expresan en la superficie política bajo la forma de asambleas locales o barriales. Este tipo de sujeto político polimorfo y polifónico que opera desplazándose del subsuelo político (Tapia, 2008) hacia la superficie discursiva hegemónica y dominante provoca un tipo de composición o articulación de reconocimiento, explicación, reflexividad, valoración y proyección de estas realidades que se configura como episteme. Lo local opera como una condición de posibilidad de dichos sujetos protagonistas de estas luchas emancipatorias (Britos Castro, 2015). En este sentido, ciertas experiencias de resistencia de la Bolivia contemporánea , como la Guerra del Agua y la conformación de la Coordinadora en defensa del Agua y de la Vida, es preciso pensarlas, desde Zavaleta Mercado como momentos constitutivos de un quiebre social. Zavaleta Mercado afirma “hay un momento en que las cosas comienzan a ser lo que son y es a eso a lo que llamamos el momento constitutivo ancestral o arcano”. (1990[1984]). Ampliando lo que refiere en esta cita: El momento económico de la formación nacional y su momento ideológico o cultural son paralelos y se fundan ambos en el contexto dado por el momento constitutivo (…) a este momento causal no se le debe dar un contenido metafísico porque es lógico que cada sociedad vive varios momentos constitutivos de diferente intensidad. (Zavaleta Mercado, 1990 [1981]a:, p.51). por un largo período. La interpelación en la hora de la disponibilidad general, que es la del momento constitutivo, está destinada a sobrevivir como una suerte de inconsciente o fondo de esta sociedad (Zavaleta, 1986, p.45). Se articula la historia y el análisis de la sociedad a partir de momentos de crisis, de rebeliones y en este sentido, de transformaciones significativas de la dirección de sus procesos sociales. Es indudable que no hay una sola forma posible de conocer cada cosa, la crisis adquiere con relación a estas sociedades innumerables e incógnitas como la boliviana una connotación particular. Es la propia necesidad la que hace que cada modo de ser convoque a una forma de conocimiento con lo cual sostenemos que será discutible hablar de un método de conocimiento general a todas las sociedades. En ésta, en lo específico, la crisis actúa no como una forma de violencia sobre el orden de la rutina sino como una aparición patética de las puntas de las sociedades que de otra manera se mantendrían sumergidas y gelatinosas (...) es en la crisis o su equivalente (la instancia de intensidad) donde se puede ver en sus resultantes o síntesis, pues se trata de la única fase de concentración o centralización, a una formación que de otra manera no puede ser sino como un archipiélago (…) porque acá el grado de revelación es también proporcional al grado de generalidad de la crisis (Zavaleta, 2008[1986], pp.21-22). Los momentos constitutivos se gestan como un momento de crisis y descomposición política que requieren de un debate, de una reflexión, es decir, de la circulación del conocimiento político local, con el afán de colectar, trazar y proyectar elementos que pusieran en jaque al poder de turno. Siguiendo a Zavaleta Mercado, estos momentos constitutivos: Son ciertos acontecimientos profundos, ciertos procesos indefectibles, incluso ciertas instancias de psicología común que fundan el modo de ser de una sociedad En este sentido, las crisis son los momentos más adecuados para estudiar las sociedades abigarradas que pensó Zavaleta Mercado (2009[1983]). Es a través de ellas que, dicho análisis social e histórico posibilita comprender, tanto procesos de avance en relación a la conquista de derechos en los diversos entramados de desigualdades culturales, como retrocesos, es decir, procesos constantes de obturación y subalternización de los sujetos políticos. 90 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba Estos momentos de crisis se erosionan y agrietan las formas de dominación/explotación consolidadas, en la Bolivia contemporánea, por los gobiernos neoliberales de la década de 1990. Una crisis política genera fundamentalmente un tiempo que es de fluidez en el cual la imaginación y la experiencia son acción. Así los procesos de democratización y descolonización del poder de los cuales habla Quijano, y desde el aporte de Gutiérrez Aguilar, argumentan el esfuerzo sistemático por la desmonopolización del derecho a decidir (Gutiérrez Aguilar, 2015) sobre aquellos asuntos generales que incumben a toda la sociedad. En este manco, pensar a Bolivia como una formación social abigarrada posibilita entender al tiempo histórico, a los modos de producción, a las diversas concepciones de mundo, lenguas, culturas y a las diferentes estructuras de autoridad política, como una coexistencia y sobreposición desarticulada. Zavaleta Mercado muestra cómo la noción tradicional de formación económico-social en tiempos modernos se define por el modo de producción capitalista, el cual domina y ejerce presión sobre los demás modos de lo socio-económico. El modo del capital funciona como una totalidad que subsume y crea un patrón de poder sobre la producción y la reproducción de los bienes y los recursos naturales. Este proceso de apropiación ha tenido la pretensión, universalista, de dar cuenta de la co-existencia de los múltiples modos de producción. En este sentido, lo abigarrado es configurado, al mismo tiempo, como crítica y como ampliación de la noción de formación económico-social. Esto se debe a que no pone su énfasis en la articulación y refuncionalización de la diversidad social hacia una totalidad que subsume y crea un patrón de poder sobre la producción y reproducción de los recursos naturales, sino que posibilita pensar el margen que no llegó a transformarse por la expansión del capitalismo. Re-pensar en estos términos, los modos de lo político-local posibilita cuestionar a dicho patrón de poder capitalista. Afirma Tapia (2002a) que en sociedades como la boliviana donde el capitalismo se ha desarrollado por partes, las transformaciones y articulaciones sociales, culturales y políticas son también parciales. Pensar una formación social de manera abigarrada tensiona el imaginario socio-político y cultural representado en la binariedad Estados-nación/sociedad civil de la modernidad política colonial capitalista. Esto conlleva a preguntar necesariamente por el resultado histórico del desarrollo de los procesos de colonización que se cristalizan en prácticas propias del modelo capitalista. Un rasgo potente del abigarramiento es que posibilita pensar a los sujetos políticos desde la lógica de la diferencia. Es decir, desde ese espacio-tiempo específico de reciprocidad territorial propio del ayllu. Esta diferencia o heterogeneidad cultural protagonizan un escenario político que se construye en la articulación de estructuras de autoridad o de autogobierno. Se nuclean otras formas políticas comunitarias que coexisten socavando la pretensión de homogeneidad social inventada por el Estado-nación y la factualidad del monopolio de la política. Considero que esta dinámica de la diferencia o heterogeneidad cultural es central a la hora de pensar un modo político que permee, fisure, agriete la lógica de la colonialidad del poder de la cual habla Quijano. De esta manera, el abigarramiento es una condición de posibilidad de las sociedades latinoamericanas, más precisamente andinas y aún más concreta, bolivianas. Posibilitan pensar la diversidad conflictiva y contradictoria producida por la colonialidad del poder. Aquí no sólo co-habitan variadas formas políticas, jurídicas y culturales de producción, sino también la dinámica de una heterogeneidad de tiempos históricos, “este es un tipo de diversidad profunda” (Tapia, 2002a)8. Existe aquí una dificultad que al mismo tiempo nutre permite una irrupción en la lógica moderna y colonial. Se da una sobreposición entre un Estado político nacional o pretendidamente nacional con rasgos jurídicos formales modernos y coloniales con un conjunto de estructuras locales de autoridad diversas que no Una sociedad abigarrada es define como la confluencia de varias matrices sociales y culturales, como una confluencia de varias historias; es decir, de los movimientos de esas sociedades, del tipo de encuentros y desencuentros que han tenido, y de las formas de dominación que se han estructurado a partir de todas esas relaciones.(Tapia, 2002a). 8 91 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba corresponden a la representación local del gobierno nacional. El sentido de la representación toca aquí su límite ya que las formas políticas locales, son modos endógenos de la organización de la vida y por ende no son, ni requirieren ser designadas por dichos Estados-nación. Considero central volver a Quijano en relación a la noción de Estado-nación, la cual se convirtió en la aspiración universal de todos los individuos del mundo del capital. Como sostuve en el apartado anterior, dicho Estadonación funciona como imitación de los atributos del dominador. Sin embargo, la dinámica de lo abigarrado pone en tención la existencia fuerte de este Estado. La lógica moderna Estado-nación/sociedad civil no fue ni es suficiente para producir un proceso de homogenización sobre sociedades diversas y heterogéneas. Produce sin duda, aquello que definimos como la “cuestión nacional” pero permanentemente incompleta y parcial. Es en este sentido, que una formación social abigarrada es un proceso que puede pensarse a partir de dos fases: por un lado, desde el lugar de producción dominante que reinscribe bajo su lógica otras formas productivas, y en la medida en que avanzan unifica y transforma las diversidades histórico-sociales; y por otro, un espacio de unificación aparente, “todo aquello que no ha sido transformado en términos de estructura de tiempo histórico y de homogeneización de la sustancia social, se unifica aparentemente al nivel superestructural del estado político.” (Tapia, 2002a, p.310). La “cuestión nacional” debe ser pensada como una forma de integración política que tiene la potencialidad de producir identidad política, que se expresa como una relación intersubjetiva entre los sujetos ligada al patrón de poder y a la pertenencia en común a él, es a eso a lo que Quijano denomina “identidad nacional”. Tanto en Zavaleta Mercado como en Tapia, la cuestión de la nación y la “identidad nacional” se plasman en un sentimiento de pertenencia, aunque ese sentimiento esté atravesado por prácticas de desigualdad y dominación al interior de cada colectividad o comunidad. Existe una complejidad que se presenta al analizar los procesos políticos de diversas naciones en territorios donde hay sobreposición de sociedades en disputa por la legitimidad, es decir, en territorios donde lo abigarrado es potente. En otras palabras, en la construcción de una “identidad nacional” es que crece la tensión existente entre las diversas sociedades. Considero entonces que resulta heurísticamente fértil indagar por estos procesos políticos, ideológicos, económicos, sociales y culturales que atraviesan al Estado Plurinacional de Bolivia, en términos de formaciones políticas comunitarias, asamblearias, los entramados comunitarios de los que habla Gutiérrez Aguilar (2015) que son lógicas disruptivas de las formas políticas modernas y coloniales. En esa línea sigue siendo relevante preguntarse por ¿cómo se construyen los Estados-nación en condiciones de abigarramiento?, ¿cómo se problematiza la cuestión de lo nacional y de lo nacional-popular heterogénea y multisocietal (Tapia, 2002b)9? Para finalizar quisiera remarcar que la crisis que vive hoy el capitalismo, como sostiene Quijano se explica debido a la agudización de las relaciones de explotación, que ha obligado a cambiar el foco y centrar las relaciones en la reciprocidad. Por un, lado como intercambio directo, no pasa por el mercado de la fuerza del trabajo y de ahí a trabajo realizado/producido y, por el otro, se da entre sujetos socialmente iguales, en un entramado comunitario. Como un modo de organización y gestión colectiva donde la horizontalidad es una clave para pensar la “cuestión del poder” y en este sentido, avanzar sobre la autonomía, la autoderminación y la auto-emancipación. Aquí son posibles de pensar economías populares, espacios donde se pueda emprender un modo, un intercambio económico alternativo al mercado global del capitalismo. Los espacios locales, sus economías de subsistencia y empoderamiento de los sujetos políticos son centrales en este desafío. El concepto de multisocietal se articula a partir del concepto de lo abigarrado que pensó Zavaleta Mercado para explicar la complejidad de Bolivia. Lo multisocietal contiene, dice Tapia, el primer rasgo de lo abigarrado: la coexitencia y sobreposición de diferentes formas sociales de diversa cualidad y tiempo histórico, pero no necesariamente la desarticulación y la operación de dominación colonial que de ella deriva en espacios de sobreposición. 9 92 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 82 – 94 Agosto 2016 – Córdoba En este sentido mirar el proceso político específico de la Coordinadora en defensa del Agua y de la Vida, desde su emergencia hasta pasada la Guerra del Agua en Cochabamba evidencia cómo, bajo la consigna “el agua es vida, no mercancía” (Linsalata, 2015)10, los cochabambinos y cochabambinas marcharon buscando poner en entredicho el principio central de la lógica mercantil-capitalista bajo la cual se imponía el modelo neoliberal a comienzos del Siglo XXI. Desde aquí es que puedo sostener que existen sobrados y variados momentos políticos, sociales y culturales que se expresan en diversas prácticas democratizadoras y descolonizadoras que apuntan a permear la lógica de la colonialidad del poder y el patrón de poder capitalista eurocentrado. Por ello, es preciso seguir poniendo entre signos de interrogación el alcance y sentido de las dinámicas políticas del actual Estado Plurinacional boliviano. Intercátedras de Pensamiento Latinoamericano, UNC, Córdoba. . (2015c, agosto). Lecturas desde una filosofía política boliviana. Lo nacional-popular como problemática política actual. Ponencia presentada en el Panel: La Filosofía Latinoamericana Contemporánea en la Teoría Social en el I Congreso Latinoamericano de Teoría Social. ¿Por qué la Teoría Social? Las posibilidades críticas de los abordajes clásicos, contemporáneos y emergentes. Organizado por el Grupo de Estudios sobre Estructuralismo y Postestructuralismo. 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The text will be investigated from the conjecture that was the interpellation of Justice (which at first accused of being a “criminal” that threatens the sovereignty of Chile, then considers it as a “crazy”) that drives a script with autobiographical irruptions; times when the speech loses the apologetic argument and fragments of his life prior to trial appear. Will be put into consideration also different interpretations raised its history and the contrast with the testimony that you leave this failed project of a constitutional monarchy in South America; considering that the figure of “crazy” or “patagónico Quixote” can approach an allegorical image on colonization. Mateo Paganini1 Universidad Nacional de Córdoba [email protected] Modo de citar: Paganini, M. (2016). Locura y colonización. Irrupciones autobiográficas en los testimonios del reino de Araucanía y Patagonia. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/ article/view/42/ Resumen Antoine de Tounens deja el testimonio de lo que vivió en Chile al proclamarse rey de Araucanía y Patagonia, plasmado en un texto que abre un espacio problemático y fronterizo entre autobiografía, testimonio y memorias; al tratarse de una escritura que intenta documentar su tragedia personal. El texto será indagado a partir de la conjetura de que fue la interpelación de la Justicia (que en un primer momento lo acusa de ser un “criminal” que atenta contra la soberanía de Chile, para luego considerarlo como un “loco”) la que impulsa una escritura con irrupciones autobiográficas, momentos en que el discurso pierde el argumento apologético y aparecen fragmentos de su vida anteriores al proceso judicial. Se pondrán en consideración, también, las distintas interpretaciones que suscitó su historia y se las contrastará con el testimonio que deja este proyecto fallido de una monarquía constitucional en Sudamérica; teniendo en cuenta que la figura del “loco” o del “Quijote patagónico”, puede acercarnos a una imagen alegórica sobre la colonización. Keywords: Antoine de Tounens, autobiography, testimony, memories, colonization. Licenciado en Psicología, doctorando en Letras (FFyHUNC). Integra el proyecto de investigación “Utopías del yo. El devenir alegórico del discurso autobiográfico” (CIFFyH-UNC). Becario de doctorado del CONICET. Su línea de investigación son las identidades narrativas marginales de la colonización en Latinoamérica. 1 95 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba Introducción La historia del reino de Araucanía y Patagonia ha dejado las más diversas huellas, desde acuñación de monedas, títulos de nobleza, mapas, vestuarios, manifiestos, banderas y numerosos documentos. Entre todos estos diferentes registros que podrían generar consideraciones de índole histórica, psicológica, antropológica o jurídica, nos limitaremos, al abordaje de algunas de las particularidades del texto que dejó Orllie-Antoine sobre su reino y buscaremos ponerlas en diálogo con las interpretaciones que generó en los críticos latinoamericanos. Por considerar que el contraste entre los modos de enunciación que encontró Orllie para relatar su historia y las interpretaciones que ha suscitado, nos permitirá generar nuevos modos de indagación sobre los testimonios del colonialismo en Latinoamérica. Cabe aclarar que Orllie-Antoine se proclamó rey de Araucanía y Patagonia en 1860, al internarse en Arauco y tener un contacto directo con los caciques mapuches, difícil es saber el grado de reconocimiento que obtuvo por parte de éstos, pero sabemos que se volvió peligroso a la soberanía de Chile, por lo cual fue apresado y se inició un proceso en su contra. Su empresa anacrónica de fundar una monarquía constitucional en América cuando la mayoría de su territorio ya se ha independizado y ha fundado repúblicas independientes, se presenta como un colonialismo tardío. Orllie percibe esta dislocación de su empresa, pero la justifica argumentando que los territorios de Araucanía y Patagonia no están realmente gobernados por Chile y Argentina a mediados del siglo XIX, además, de postular una supuesta nostalgia de los araucanos por la monarquía española: Se me reprochará quizás no haber fundado mejor una república en vez de un reinado, en un país rodeado de repúblicas. Yo respondo de entrada que esta forma de gobierno fue rechazada por los araucanos, quienes guardan un buen recuerdo de la realeza española, escrupulosa observadora de los tratados cerrados con sus padres, y para quienes la palabra república, por el caso de Chile, devino sinónimo de deslealtad. (Tounens, 1863ª, III-IV).2 Este supuesto “buen recuerdo” de los araucanos por los españoles es el que Orllie viene a encarnar y a anunciarse como el defensor de sus derechos, sin embargo, no se presenta al modo de un colonizador español, sino bajo los ropajes de un cacique mapuche. Se ha enfatizado mucho sobre la “megalomanía” o el “delirio de grandeza” de Orllie, quizás con cierta preponderancia de una explicación psiquiátrica de su empresa, pero esta consideración parece perder de vista que se trata del relato de un vencido, que no llegó a desplegar su proyecto y gran parte de las proclamas del reino las escribió desde un calabozo. Orllie-Antoine Ier, la lucha por el nombre propio El texto Orllie-Antoine Ier, roi d'Araucanie et de Patagonie, son avénement au trône et sa captivité au Chili, relation écrite par lui-même (1863) ya había sido catalogado como una “rareza”,3 por uno de los primeros investigadores latinoamericanos que se interesa por la vida de Orllie. Un espécimen reticente a toda clasificación que abre un espacio problemático y fronterizo entre autobiografía, testimonios y memorias; al tratarse de una escritura que intenta documentar su tragedia personal. El mismo Orllie se ofrece como testigo del juicio que se le realizó en Chile, además de recopilar todas las versiones de quienes testificaron en su contra. Si intentáramos pensar el escrito como una autobiografía de acuerdo con los parámetros de Philippe Lejeune, la identidad entre el autor, el narrador y el personaje no parece garantizada en el texto; ya por el solo hecho de que el “abajo firmante”(Lejeune, 1994, p.52) no es el mismo nombre que figura en una partida de bautismo en Francia. El escrito posee cierto 2 Las traducciones de los textos de Antoine de Tounens que aparecen en este artículo fueron realizadas por mí. 3 El historiador chileno Armando Braun Menéndez describe su encuentro con el libro de Orllie como un hallazgo desconcertante que mueve a la elucubración y la escritura: “La posesión de esta rareza, que me revelaba la existencia de tan raro personaje, me incitó a escribir” (Braun Menéndez, 1945, p.83). 96 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba valor performativo y de autoconstrucción del nombre propio. Estas rupturas del contrato autobiográfico han emparentado el texto a la locura, como si el autor se viera afectado por un extravío fundamental entre quién es y quién dice ser. De un modo semejante la justicia de Chile, luego de varios interrogatorios y elucubraciones sobre el caso, termina por dictaminar que solo se trata de un “loco”. Gran parte de la riqueza de este texto y las problemáticas que puede aportar sobre la escritura autorreferencial, se obturan si nos apresuramos a sentenciar “solo se trata de un loco”. Por tal motivo debiéramos pensar el texto como un casus, en el sentido que da a esta palabra André Jolles, en tanto se trata de una pequeña historia que nos plantea la pregunta sin proporcionarnos la respuesta: En el casus, la forma surge de una medida de valoración de las acciones, pero en la realización se encuentra la pregunta acerca del valor de la norma. Vigencia, validez y alcance de diferentes normas son ponderados, pero la ponderación encierra la pregunta: ¿dónde reside el peso que ha de valorarse y según qué forma ha de hacerse la valoración? (Jolles, 1972, p.174). “Aguardando la publicación de mis Memorias [Mémories], que preparo en este momento, creo deber dar, desde hoy, una exposición rápida de las principales circunstancias que han precedido y seguido mi advenimiento al trono de la Araucanía y de la Patagonia” (Tounens, 1863a, III). Orllie presenta el escrito como un caso o, siendo más precisos, su caso. Es esta autoreferencialidad la que hace las cosas más complejas a la hora de una diferenciación genérica, y nos acerca al testimonio y la autobiografía. Si se lo considerara como una autobiografía se tendría la impresión de que el texto comienza, al modo de las tragedias griegas, in medias res: no posee un relato sobre su nacimiento, su lugar de origen, de quienes fueron sus padres, etc.; sino que comienza por hablar de las propiedades climáticas y regionales de Araucanía, de las costumbres de los araucanos y del modo en que éstos lo reconocieron como rey. El relato de su vida es el relato del reino. Solo cuando hemos pasado por varias páginas del texto, podemos diferenciar entre un sujeto civil llamado Antoine de Tounens (que nace en una pequeña aldea llamada La Chèze, el 12 de mayo de 1825) y Orllie-Antoine Ier Rey de Araucanía y Patagonia, quien firma el escrito que hoy conocemos. Esta firma no se trata de un simple sobrenombre, sino que opera como una transformación onomástica, similar a las que Michael De Certeau analiza en los relatos de vida de los místicos.5 El sujeto civil que había nacido en Francia abandona su nombre para que pueda renacer en Orllie-Antoine Ier, y esta transformación tiene un carácter radical e irreversible. Aquel hombre que trabajaba en una Otra particularidad del casus “es que deja de ser él mismo allí donde se neutraliza la responsabilidad de la decisión mediante una decisión definitiva” (Jolles, 1972, pp.174-175), lo cual nos obliga abstenernos de una sentencia sobre la supuesta naturaleza de Orllie (se trata de un loco, un fabulador, un mitómano, etc.) para acercarnos al planteo de Paul de Man sobre la incertidumbre de la escritura autobiográfica. La vacilación entre ficciónrealidad, verdad-mentira, locura-normalidad, se mantendrá como una constante en el abordaje del texto. Desde el inicio Orllie diferencia su escrito de –lo que desde una perspectiva de géneros literarios– podría llamarse “memorias”:4 escrito parece tener el carácter de un mémoire, el memorándum, las actas del reino en las que cuenta los pormenores de su proceso judicial. 5 Michael de Certeau desarrolla la noción de transformación onomástica en la vida de los místicos, por ejemplo, en la sustitución que se da entre “Juan de Yepes” a “Juan de la Cruz”, nos dice: “En estas sustituciones onomásticas, la denominación nueva se da como programa de ser, un programa claro es puesto en el lugar del oscuro que lo precedía – todo nombre „propio‟ impone al sujeto un deber ser no sabido que es un querer del otro; introduce una filiación de sentido en el lugar de una filiación de nacimiento” (De Certeau, 2007, p.129). Jaques Derrida realiza un juego polisémico con las diferencias que toma en la lengua francesa el término mémoire, según se presente en femenino une mémoire, la mémorie (facultad de recordar); en masculino singular un mémoire (documento, informe, acta); en plural mémoires (memorias) (Derrida, 2008, pp.110-111). Si bien OrllieAntoine Ier diferencia su texto de la palabra mémoires, su 4 97 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba modesta oficina como empleado de un notario y cuya actividad principal fue la causa jurídica del reconocimiento de una supuesta nobleza de su apellido paterno, ha devenido otro. A tal punto, que el regreso a su ciudad natal se convierte en el exilio del monarca; ya no se reconoce en su antiguo oficio y la supuesta familiaridad de su lugar de origen se le ha vuelto extraña. Su nueva firma es una operación que no permite vuelta atrás y se distingue de una simple parodia o seudónimo al poner su vida en juego en numerosas oportunidades; Orllie dedica su nueva vida a la incansable tarea de reclamar su reino, a los sucesivos retornos a Araucanía y Patagonia, a la compulsiva escritura de nuevos tratados. Su vida ya es inseparable del reino. Mucho de los críticos han pensado que esta transformación fue posibilitada por la literatura y la locura, al modo en que Alonso Quijano se convierte en Don Quijote de la Mancha. Se piensa en la literatura como génesis de la locura: un exceso de lectura que provoca una confusión (o sustitución) entre lo que se vive y lo que se lee. Bajo este paradigma cervantino de la locura, Armando Braun Menéndez explica la situación de Orllie: Por aquel entonces fue cuando nuestro francés enfermó de geografía. Los primeros síntomas pudieron advertirse en su afición inmoderada por los libros que traían el relato maravilloso de la Pérouse, Cook, Dumont D´Urville y otros navegantes que incitaron la ilusión inmigratoria de las generaciones europeas del siglo pasado. (Braun Menéndez, 1945, pp.9-10). novela no lo es: “no vaya a creerse que he abandonado el campo de la historia para adentrarme en el reino de la fantasía” (Braun Menéndez, 1945, p.83). Se apoya en la función histórica y en la documentación para mantenerse en su oficio y no atravesar hacia el espacio literario. Sin embargo, otros investigadores han optado por incrementar la cercanía entre el relato de Orllie y la literatura: mediante la figura de un “Quijote patagónico” Gerardo Mauger de la Brannière explora la empresa de Orllie. Esta semejanza, entre el Quijote y Orllie, no pertenece solo a este autor, sino que muchos de los que se han dedicado a estudiar al rey la comparten, y se basa fundamentalmente en dos analogías. La primera de índole temporal e histórica: así como el Quijote había llegado tarde a la caballería, Orllie llega tarde al colonialismo al tratar de fundar un reino en un territorio rodeado de repúblicas. La segunda analogía con la que fue emparentado al Quijote se da por la confusión entre el espacio de la vida y el espacio literario, de tanto leer novelas de aventura sobre América se embarcó hacia el “Nuevo Mundo” creyéndose un colonizador. Estos dos extravíos con los que se lo emparentó al Quijote muestran dos facetas del colonialismo: la del nuevo mundo que solo puede ser pensada a partir de una llegada tardía –en caso contrario implicaría la no existencia previa de esta parte del mundo al descubrimiento europeo– y una inspiración literaria del viaje, un territorio que existe en la literatura aunque todavía no haya sido visto. La figura de un “Quijote patagónico” puede servir a la hora de pensar el colonialismo en América, aunque rápidamente podría objetarse ¿Cómo es posible que un intruso, un francés que dice ser representante de los araucanos, pueda decirnos algo sobre el colonialismo de América? En la mejor de las consideraciones parecería solo una anécdota de manicomio. Sin embargo, la figura de un «Quijote patagónico» puede llevarnos a una aprehensión figurativa de la colonización. Miguel de Cervantes realiza un diagnóstico de la idiosincrasia de la caballería, llevando al absurdo a Alonso Quijano y mostrando lo perenne de aquellos ideales de caballería, insostenibles ya en los tiempos modernos. Del mismo modo, el colonialismo tardío de Orllie podría mostrarse como una Por su parte, Enrique Oliva (bajo el seudónimo de François Lepot) continúa la analogía entre Orllie y el Quijote, pero agrega un detalle más al decir que se trata de un “Quijote sin Sancho ni Dulcinea” (Lepot, 1995, p.8) remarca la soledad de esta empresa, que suele ser habitual en los considerados como locos. Locura y colonización Ante las dificultades que planteó el escrito de Orllie, el historiador chileno Braun Menéndez recurre a decir que aunque esto parezca una 98 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba hipérbole de viejos ideales, de un modo tan claro que lo asemejan a una parodia. Al considerar esta figura de la colonización debiéramos tener en cuenta la noción que Marx toma de Hegel “los grandes hechos y personajes de la historia aparecen dos veces”, para agregar “una vez como tragedia y otra vez como farsa” (Marx, 2014, p.103). Un recuerdo de épocas pasadas que solo puede reaparecer a modo de teatro, cuidando el vestuario y exagerando los gestos de antaño. Es así que los gestores de la revolución francesa se vistieron de romanos para emprender su tarea o Lutero se disfraza de San Pablo para llevar a cabo la reforma protestante. Pero ya en estas analogías de la repetición se percibe una pequeña diferencia: Orllie en lugar de vestirse de colonizador se disfraza de araucano, busca mimetizarse con el paisaje. De aquí puede desprenderse la sospecha de que este ropaje se tratara de un camuflaje y que el atuendo de araucano sea lo que le permita colonizar mejor, que ejecute una tarea persuasiva por carecer de medios bélicos, y convenciendo a los araucanos de sus buenas intenciones, los utilice como su ejército contra Chile. Sin embargo, en la insistencia con la que Orllie reclama su reino durante toda su vida parece haber algo que excede a la estafa, que lo involucra en su subjetividad, como si ya no pudiera mudar su atuendo y hasta su nombre propio queda perdido o devenido otro. Algo que ha sido llamado “locura” nos invita a pensar en la transformación subjetiva que se produce en Orllie, una operación que se inscribe mediante su nueva firma en la incesante producción de tratados del reino, que en su mayoría no fueron leídos ni escuchados, perpetuándolo como su único testigo. A partir de esta soledad del monarca podríamos indagar en la necesidad de un otro que reconozca, en una primera instancia, al rey –este es el lugar que da Orllie en su relato al araucano–, la transformación onomástica de Antoine de Tounens a Orllie-Antoine Ier depende de que el araucano lo reconozca como rey, y el escrito de Orllie no solo relata este suceso, sino que también se encarga de mostrar la afinidad que los araucanos tenían con los gobiernos monárquicos. El primer capítulo que escribe Orllie se parece a una descripción etnográfica sobre las costumbres de los araucanos, que pone el acento sobre la necesidad que éstos tenían de un rey; casi como si sembrara el terreno para su renacimiento y viniera a encarnar el deseo araucano de un rey. En segunda instancia, hay un otro lector al que se dedica el escrito y que debe prestar atención al relato que Orllie hace de su vida y de su caso judicial. A este lector francés Orllie se dirige mostrándole los privilegios económicos del reino y del partido que podría sacarle Francia a esta nueva colonia. En lo que respecta a la transformación onomástica, resulta sugerente la cercanía homofónica en francés entre el sobrenombre de su infancia “Orélie”, la firma del monarca “Orllie” y la palabra oreja en francés (oreille); realmente parece tratarse de otro francés que preste oído a su nueva vida. Por último, hay un otro que lo desconoce como rey pero que es fundante en el relato de Orllie, la justicia del gobierno de Chile, que lleva a cabo el juicio contra él y que tiene a un tenaz perseguidor del monarca, el General Cornelio Saavedra. Paradójicamente este otro que lo desconoce, es quien más toma en serio a Orllie, considerándolo un peligro para la soberanía de Chile y solo, luego de un largo rodeo, puede pasar de tenerlo como un “criminal” a un “loco”. Es este otro el que impulsa el escrito de Orllie, a modo de un descargo sobre las acusaciones que realizó en su contra el gobierno de Chile, y el que otorga al relato un carácter jurídico, que se presente como un testigo de su propia causa. Por esta razón creemos que la forma en que se abordó el texto, al modo de una novela de aventuras y en las analogías con el Quijote, esquiva uno de sus puntos principales: el hecho de que el relato se origina en una interpelación del otro (la justicia de Chile) que lo acusa de ser un “criminal” y luego un “loco”. Desde sus primeras líneas el escrito anticipa esta temática: “Para aclarar las ideas del público, en el juicio al que fui llamado, pondré bajo sus ojos una cantidad de pruebas oficiales emanadas de mí o dirigidas contra mí” (Tounens, 1863a, III); lo cual le otorga un carácter mucho más jurídico que de aventura, una sinfonía de varios testimonios orquestados por él mismo, que contarán la vida de Orllie-Antoine Ier, para que 99 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba el lector decida si se trataba de un criminal, de un loco o de un rey. A nuestro entender, sería más adecuado pensar que fue la interpelación del otro jurídico la que impulsó una escritura con irrupciones autobiográficas, momentos en que el discurso pierde el argumento apologético y aparecen fragmentos de su vida, el modo en que él vivió la cautividad, e incluso, vestigios de su pasado anteriores al proceso judicial. Se trataría de una autobiografía indirecta, una escritura que al intentar argumentar su inocencia y desmentir las acusaciones, termina por relatar su vida, posicionándose como un testigo que debe recurrir a sus vivencias para mostrar que no es ése que dice el otro. conservada intacta. Le fue imposible dar una información cierta sobre este tema, algunos días después, supe que había perdido su proceso. (Tounens, 1863a, p. 8). Aunque quizás suene extraño en el relato la yuxtaposición de versiones entre el demandante y el testigo, al decir: “Según el dueño, un testigo señalaba”; este aspecto hace a la singularidad del proceso y Orllie lo aclara en una nota al pie: Los testigos no aparecen jamás; permanecen en la sombra, y por buenas razones: la parte contraria, si lo supiera, les quitaría sus medios para declarar nuevamente. Los litigantes pagan los testigos - el propietario del buey, de quien es cuestión, me dijo que había pagado 50 francos para saber cómo había muerto su buey, y que tendría que dar más para saber lo que se había hecho de su cuero. (Tounens, 1863a, p.8). El testigo real y las voces conspiratorias de la corte En el primer capítulo realiza toda una descripción casi etnográfica de los araucanos, fiel al subtítulo del capítulo comenta «sus costumbres, sus usos y sus leyes», como si se tratara de un antropólogo que presenta al araucano a los franceses. Al llegar el momento de hablar de sus leyes, la descripción deja de aparecer en términos generales y por primera vez en el escrito, Orllie aparece como testigo: “Cuando estaba en la orilla del Cautén, tuve la oportunidad de seguir un proceso que voy a citar para caracterizarlo.” (Tounens, 1863a, pp. 7-8) Nos remite directamente a su experiencia en estas tierras, al impacto que le generó lo que tuvo oportunidad de presenciar, más allá de la descripción del araucano, toca una implicancia subjetiva y justamente lo que se problematiza es el lugar del testigo. El proceso que caracteriza es el siguiente: Un buey había sido robado. Según el dueño, un testigo señalaba como ladrón a tal individuo, declarando que le había visto desangrar el animal y a la mujer de él recibir la sangre en un vaso; había oído al ladrón, devorando un pedazo del buey, alabar la excelencia de su carne, lo cual probaba que no había llevado el yugo. Este testimonio no fue suficientemente detallado para determinar la pena; aún faltaba que el propietario perjudicado indicara lo que se había hecho con la piel de su buey, recortada en correas o El perjudicado se convierte en portavoz de sus testigos, ya que estos no se hacen presentes en la querella. Quizás lo que resulta extraño es que el testigo no se presenta ante el jurado a declarar. Además que en el buen sentido de la justicia, resulta sugerente que se trate de un testigo rentado como un proceder legítimo dentro de este proceso; hay que pagar un precio para saber toda la verdad que puede proporcionar el testigo. Más allá de las comparaciones posibles con el sistema judicial de occidente y de cómo se llevaban a cabo estos procesos en las costumbres de los araucanos (lo cual implicaría detenerse en un estudio antropológico mucho más exhaustivo) lo que nos interesa acá es el modo en que Orllie percibe este suceso, con todos los matices subjetivos que impone al relato. Hay dos particularidades en este proceso que parecen llamar la atención de Orllie: una, que el testigo permanezca “en la sombra”, si bien el testigo para ser tal debe haber presenciado el suceso que se busca reconstruir, no puede hacerse presente en el juicio; la otra, que se trate de un testigo rentado. ¿De qué modo este pequeño relato sobre el juicio nos ilustra sobre el extenso juicio que se le realizó en Chile? 100 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba Orllie intenta hacer presentes las voces de quienes declararon, pretende que el lector tenga ante sí todas las versiones para luego poder emitir un juicio. En este sentido, opera del mismo modo que el dueño del buey, aunque lo que se afirma robado sea un reino, y el precio por la verdad en este caso lo debe pagar el lector: en la tapa del libro bajo el título aparece la siguiente leyenda: “Se puede procurar la presente obra, por correo, al precio de 3 Fr. 80 c. […] Dirigirse al autor (Sr. de Tounens)”. Estos desplazamientos que se observan entre el juicio del buey robado y el que se realizó a Orllie, abren a la posibilidad de encontrar una complicidad en el lector de su obra. La tarifa al lector es un precio en un sentido demasiado literal por la verdad, que a lo sumo quizás servía para sustentar los gastos de la impresión; o como atestiguan algunos de sus Manifiestos, el precio de estos escritos servirían a la financiación de una nueva campaña para recuperar el reino. Varias de las notas al pie que agrega Orllie al escrito alertan al lector sobre los privilegios económicos que estas tierras podrían significar para Francia, traslada al monto en francos el precio de la lana y de otros recursos que posee la región. Todos estos señalamientos son, sin duda, un intento de seducir al lector con la bonanza de estas tierras que desconoce. Hay una diferencia radical entre el juicio del buey robado y el juicio de Orllie. El propietario del buey, quizás defraudado por la justicia o por carecer de medios para pagar al testigo, puede renunciar a su propiedad; para Orllie, en cambio, el resultado del juicio se vuelve inaceptable, esta imposibilidad de la renuncia se convierte en el motor de su escritura que busca encontrar en los lectores un juicio diferente al que ya se le realizó en Chile. Aquí el que debe pagar un precio por sostener su verdad es Orllie y lo paga con la cárcel –si no es con su vida–; a pesar de todos los intentos disuasivos y de arrepentimiento que le sugiere la justicia de Chile, Orllie permanece en la misma afirmación. A tal punto, que cuando le anuncian que va a ser fusilado se preocupa solo por dejar un nuevo testimonio del reino, su testamento y las sucesivas trasferencias hereditarias de la corona. La vida sin el reino carece absolutamente de valor, la monarquía constitucional de Orllie-Antoine Ier debe continuar a pesar de su muerte. La vida como hecho biológico ha perdido su significación y lo que debe permanecer son las leyes redactadas y el modo en que pensó la nueva organización de estas tierras. Ante la proximidad de la muerte se siente en la necesidad imperiosa de redactar su testamento, “Como a mi alrededor solo se hablaba sobre mi próxima ejecución, creí que debía redactar mi testamento político” (Tounens, 1863a, p.96): Orllie-Antoine I, soltero, nacido el 12 de mayo de 1825 en un lugar llamado La Chèze, municipio de Chourgnac, cantón de Hautefort, distrito de Périgueux, departamento de Dordoña, (Francia), por la gracia de Dios y la voluntad nacional, rey de los Araucanos y los Patagones (Tounens, 1863a, p.96). Aparece por primera vez en el escrito el sujeto civil que había nacido en Francia y que devino rey de Araucanía y Patagonia; además Orllie, al carecer de un hijo que ocupe el lugar de descendiente del reino, da noticia de todos sus familiares comenzando por su padre, primero a sucederlo en la corona, y luego, en orden cronológico todos sus hermanos, hermanas y hasta sobrinos que podrían ocupar el trono. Fiel a la familiaridad de la monarquía organiza esta larga lista de descendientes, pero más allá de este esquema casi protocolar del reino, aparece una irrupción autobiográfica en una nota al pie del testamento: Esperaba, en mi regreso a Francia, encontrar en las alegrías de la familia el olvido de los avatares que la traición me había hecho pasar; pero allí me di con una doble desgracia: mi padre y uno de mis hermanos ya no estaban. (Tounens, 1863a, p.99). Queriendo hablar de su propia muerte termina por hablar de la muerte de su padre y de su hermano. Este agregado que se adjunta al testamento como nota al pie, quizás, con cierta culpabilidad por haber descuidado su familia al viajar a América, nos da un indicio del precio subjetivo que a Orllie significó su empresa; y que se muestran como irrupciones 101 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba autobiográficas, como cavilaciones entre la escritura burocrática de los tratados del reino. Es en las notas a pie, en estos suplementos al texto, donde Orllie muestra sus cavilaciones; aparece una de sus mayores inquietudes por el testigo “en la sombra”, aquel que parece evocado por el demandante. Luego de citar los testimonios de quienes declararon en su contra, agrega otra nota al pie: Hoy que soy libre, renuevo la misma protesta. Esta es una invención de los traidores que se dejó oír en calidad de testigos. Había visto hasta entonces muy temibles los procesos basados en el testimonio de los hombres; creo ahora que se debe temer a toda prueba testimonial (Tounens, 1863a, p.102). explica en su libro su interés por Orllie de un modo autobiográfico y a partir de una descendencia en común, ambos son gascones: “harán comprensible algunos de los aspectos de la personalidad de nuestro analizado: extrovertido, imaginativo, independiente y valiente […] Para el autor, también esencialmente gascón –de allí nuestra simpatía personal al personaje–”. (Sarramone, 2005, p.62). Esta incidencia autobiográfica del personaje en los críticos, ha opacado la consideración sobre la empresa de Orllie en función de la narración de su vida, como si el libro respondiera a la pregunta por ¿Cómo se escribe la vida de un loco? Las elucubraciones psicológicas sobre su biografía son las que más atractivo han tenido para los críticos; convirtiendo a Orllie solo en el testigo de su propia locura. Entre las irrupciones autobiográficas que aparecen en el alegato de Orllie y las incidencias autobiográficas que el personaje tuvo en sus críticos, encontramos un punto medio que nos acerca a la tesis de Paul de Man sobre la autobiografía: Lo que resulta demasiado paradójico en el alegato de Orllie es que se trate de un testigo que desconfía de “toda prueba testimonial”, su intento de construcción de un gran archivo del reino que contenga todos los testimonios de por sí parece condenado a una desconfianza permanente en la palabra; y es justamente esta vacilación la que constituye la incertidumbre del caso. Ante la perplejidad y la sospecha permanente en el testimonio que genera el texto, los críticos y comentadores de la vida de Orllie, han optado por justificar de un modo autobiográfico su “obsesión por el personaje”. Desde Braun Menéndez, quien se siente en la necesidad de fundamentar su interés por el “absurdo aparente del tema” (Braun Menéndez, 1945, p.83) y relatar su experiencia a partir de encontrarse con el libro de Orllie, en el remate de una biblioteca particular, un hallazgo que instaura un enigma en su vida. O el modo en que Enrique Oliva, luego de que llega a sus manos el libro de Braun Menéndez, se apasiona con su “increíble contenido” (Lepot, 1995, p.7) y comienza a publicar artículos sobre la historia de Orllie, hasta que una demanda potencial de uno de los herederos del rey, lo conduce a publicar un libro bajo el seudónimo de “François Lepot”: “En previsión a una posible demanda del „Príncipe‟, amplié mis investigaciones sobre el tema. Con ello comprendí la necesidad de escribir este libro” (Lepot, 1995, p.12). Alberto Sarramone también La autobiografía, entonces, no es un género o un modo, sino una figura de lectura y de entendimiento que se da, hasta cierto punto, en todo texto. El momento autobiográfico tiene lugar como una alienación entre los dos sujetos implicados en el proceso de lectura, en el cual se determinan mutuamente por una sustitución reflexiva mutua (De Man, 2007, p.68). Bajo esta perspectiva podríamos decir que el texto de Orllie solo es autobiográfico en sus puntos críticos, como lo son la redacción de su testamento o los momentos en que el escrito pierde el hilo argumental y aparecen fragmentos de su pasado. Respecto a la implicancia autobiográfica con la que los críticos justifican su texto sobre Orllie, hay que considerar una oscilación en estos casos: u optan por la empatía con el personaje o el simple rechazo, o lo consideran un libertario que intentó construir una forma de gobierno junto a los araucanos, o un estafador que intentó embaucar a los araucanos ocultando el proyecto puramente 102 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba individualista de un reinado. Estas lecturas implican una racionalización de la locura que termina por mostrar la posición del crítico frente a la disputa entre americanismo y colonización, Orllie se convierte en un espacio de proyección donde algunos han visto al libertario y otros al estafador. Más bien, habría que conservar cierta distancia respecto a la imagen de Orllie para poder verlo como una alegoría. Si tuviéramos en cuenta la contraposición que Walter Benjamin realiza entre el símbolo, como expresión de la totalidad y lo atemporal, y la alegoría como lo histórico y lo fragmentario (Benjamin, 2007), podríamos ver a los testimonios de Orllie como los vestigios o las ruinas del reino que nunca sucedió, pero que refleja los valores de una época, exagerando sus rasgos al punto de que sea considerado un loco. El Reino de Araucanía y Patagonia que fue tomado en un principio como una locura con cierta comicidad. Los diarios publican la proclama del reino para el día de los inocentes y festejan la ocurrencia por su extravagancia, hasta que se percibe el riesgo de la adhesión de los mapuches, y es esto lo que determina la detención de Orllie, de la cual cometa Cornelio Saavedra: “Aunque a simple vista se puede creer que sea un demente el dicho Rey, sin embargo, hay motivos para juzgarlo como un aventurero bien criminal, pues no cesó durante su permanencia en el territorio araucano, de seducir y halagar los instintos de los salvajes para atacar las plazas de frontera, a cuya invitación se prestaron muy gustosas las diversas tribus.” (Saavedra, 2009, p.53). La denuncia que pone en juego Orllie es el no reconocimiento del gobierno de Chile por los habitantes de Arauco y su posible independencia. El riesgo se percibe en la supuesta ignorancia del pueblo que darían crédito a esta versión delirante, se teme a un “delirio” que produzca efectos de subversión. Lo que implica en ese contexto histórico es el no reconocimiento por parte de los araucanos del gobierno de Chile, y éste es el peligro que reconocen quienes se encargan de encerrarlo. Aquí parece fundamental la función que cumple Saavedra, porque es quien sanciona como peligroso eso que solo parecía un delirio. Se trata de un relato sancionado como verdad por la censura que produce, el riesgo no está puesto solamente en Orllie, sino en la pareja Orlliearaucano, la cual se resuelve incomunicando uno de sus términos. En las explicaciones que se han ensayado sobre su locura está implicado un consumo excesivo de los valores de la época, de novelas de aventura o en la ambición desmedida de “hacerse la América” en el “Nuevo mundo”. En estas explicaciones más que un loco es un exagerado, alguien que no tuvo la cautela para poder diferenciar entre el mundo y el espacio literario. Orllie se muestra como un testigo de lo colonial, en uno de los sentidos etimológicos que tiene la palabra testigo superstes,6 su vida es la supervivencia de los valores coloniales enfrentado a un mundo que ya no era tan nuevo y que quería emprender sus propias formas de gobierno; precipitándolo en el abismo de la locura como a un fantasma retrospectivo que ha llegado demasiado tarde a América. En tanto se buscó aprehender a Orllie como un ícono cultural, las irrupciones autobiográficas se presentan como líneas de fuga, interferencias subjetivas que arruinan la imagen total y conclusa. El plano genérico de las analogías en las que se intentó emparentarlo con la figura del Quijote, se ve perturbado por estas intrusiones que muestran el lado más singular e irrepetible de Orllie-Antoine Ier, son las diferencias que se resisten a un análisis figurativo de su vida; dejando al enigma vivo entre una tumba cuyo epitafio reza: “Ici repose De Tounens Orllie-Antoine Ier, Roi d’Araucanie et de Patagonie”7 y los ecos, que por estas tierras, resuenan de su historia. Conclusiones En el pequeño recorrido que realizamos sobre el texto de Orllie y las interpretaciones que Emile Benveniste realiza un estudio filológico de las palabras “superstición” y “testigo”, en el que este último término deriva del latín superstes: “aquél que ha franqueado un peligro, una prueba, un período difícil, y ha sobrevivido es superstes”, o también, “superstes describe al “testigo”, bien como aquel que “subsiste más allá”, testigo al mismo tiempo que superviviente, bien como “aquel que está sobre la cosa”, que está presente en ella” (Benveniste, 1983, p.404). 7 Monumento fúnebre en el cementerio de Tourtoirac, Dordoña, donde yace Orllie-Antoine Ier. 6 103 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba suscitó en sus críticos latinoamericanos, hemos procurado resaltar que la locura suele generar la incertidumbre que necesita una explicación, para comprender la empresa de Orllie se apeló al paradigma cervantino del delirio provocado por un exceso de lectura. Desde la interpretación de Braun Menéndez, que ya la menciona como una “enfermedad” con síntomas de una “afición inmoderada por los libros”, y en sus sucesores que la enfatizaron hasta encontrar su expresión más cristalizada en el “Quijote patagónico” de Mauger de la Brannière. Esta concepción de un origen literario de la locura es solidaria a la explicación según la cual su proyecto colonial hubiera tenido origen en los libros de aventuras, al modo en que las lecturas de Marco Polo inspiran los viajes de Cristóbal Colón. Tanto la locura como la colonización han sido explicadas mediante el “germen” literario que hubiera suscitado la travesía hacía otro mundo. A nuestro entender la repetición del canon literario en las tierras patagónicas encubre lo más significativo que tiene el texto de Orllie. Este dista bastante de presentar las aventuras de un caballero andante, se basa en argumentos en los que destaca la necesidad de una unificación de las distintas tribus en una sola fuerza, además de la legítima soberanía que los pueblos araucanos tenían sobre esas tierras. Su proyecto colonial podría resumirse, de un modo muy esquemático, de la siguiente forma: otorgar un reconocimiento al otro (el araucano) para que éste a su vez lo reconozca como rey. La paradoja en su argumento es que el pueblo solo pueda ser libre sometido a un monarca, la implicancia autobiográfica de un hombre que se siente el liberador en su único lugar posible: el de rey. Ya desde el prefacio a sus memorias advierte esta paradoja (“Se me reprochará quizás no haber fundado mejor una república en vez de un reinado, en un país rodeado de repúblicas”) y encuentra como respuesta a ésta, la supuesta simpatía que los araucanos tenían hacia esta forma de gobierno. Un modus operandi en el que no era innovador: adjudicar al otro la necesidad de que lo gobierne. Un otro que no es capaz de hacerse cargo de sí mismo y que necesita de un extraño que lo conduzca. Este es quizás el modo argumentativo por excelencia del colonialismo (llamativamente el considerado como “loco” comparte el destino del sujeto colonizado, alguien que no puede hacerse cargo de sí mismo y que necesita que otro tome la potestad de su persona). Pero el de Orllie no es un relato convencional sobre la colonización, dado que se escribe desde el fracaso, luego del paso por los calabozos y el manicomio, una empresa que comienza a ser narrada cuando ha tocado lo imposible de su realización. Es a partir de este momento cuando Orllie se encarga de recopilar todos los testimonios y da lugar a otras voces en su escrito que refieren a los mismos hechos que él ha vivido, transcribe estos testimonios que formaron parte de su enjuiciamiento, contentándose en muchas ocasiones, con agregar una nota al pie en la que da su versión de lo ocurrido. Configura una trama peculiar en que aparecen las voces que lo acusan y sus alegatos. Da a la configuración de una memoria colectiva sobre lo ocurrido, de carácter jurídico, un juicio sobre el reino que invita al lector a transformarse en fiscal de este acontecimiento. El fracaso de su empresa lo ubica en el mismo lugar que él había postulado al araucano, una soberanía sin tierras, un rey sin reino. Su lugar de enunciación parte de una primera negación de la acusación de la justicia (“no estoy loco”, “no soy un criminal”), que lo impulsa un argumento apologético en el cual es el derecho y el reconocimiento del araucano el que garantiza que su proyecto no sea un desvarío. En este discurso apologético son las irrupciones autobiográficas las que aparecen cuando el argumento parece haber perdido el hilo, un testigo que duda de “toda prueba testimonial”, y que presenta las paradojas y las contradicciones irresolubles de su empresa. Si bien estas cavilaciones en el texto son las que muestran el lado más subjetivo de Orllie y las que menos se prestan a la generalización o a la aprehensión figurativa, son también las que muestran la contradicción de su proyecto. Esta nueva versión del colonizador que aparece en su escrito presenta un doble discurso: mediante una transgresión jurídica (proclamarse rey con el reconocimiento de los caciques mapuches, a los que Chile no consideraba sujetos de derecho) muestra las dos caras del colonizador, ante los franceses se presenta emulando la imagen de un 104 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 95 – 105 Agosto 2016 – Córdoba Napoleón8 y ante los araucanos se presenta en ropajes mapuches. En este sentido, podríamos decir que el proyecto fallido del reino tiene un basamento o una denuncia real que es el no reconocimiento por parte de los araucanos del gobierno de Chile, si bien esto no significa que fuera un legítimo representante, personifica esta denuncia, como un fragmento suelto o una ruina histórica que interpela nuestro presente en Latinoamérica. RASPAIL, J. (1983) Yo, Antoine de Tounens, rey de la Patagonia. Buenos Aires: Emecé. SAAVEDRA, C. 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These previous topics, specially the one related to inculturation of faith, are the key to understand some of the theologico-pastoral proposals advanced by Pope Francis. Above all, the relationship between faith and culture discussed by the Supreme Pontiff is heavily influenced by his reading of the works of one of his teachers and closest of friends: the jesuit Juan Carlos Scannone. An Approach to Inculturated Thought in Juan Carlos Scannone’s Intellectual Itinerary Guadalupe Estefanía Arenas Pacheco1 Universidad Nacional Autónoma de México [email protected] Modo de citar: Arenas Pacheco, G., E. (2016). Una aproximación al pensamiento inculturado en el itinerario intelectual de Juan Carlos Scannone. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/ article/view/45/ Resumen El presente artículo es una propuesta metodológica para abordar el pensamiento y la obra de Juan Carlos Scannone (1931), quien es una de las figuras más representativas de la filosofía de la liberación y de la teología argentina del pueblo, a partir del estudio cronológico y temático de los rasgos principales de cada una de las etapas de su pensamiento, haciendo un énfasis especial en su tercera etapa, en la cual se destaca la preocupación por la inculturación de la fe y del pensamiento filosófico en América Latina. Los temas anteriores, sobre todo el referente a la inculturación de la fe, sirven de base para entender algunas de las propuestas teológicopastorales del Papa Francisco. Sobre todo, la relación entre fe y cultura ha sido abordada por el Sumo Pontífice a partir de la lectura de las obras de uno de sus maestros y amigos más cercanos: el jesuita Juan Carlos Scannone. Keywords: Inculturation, Latin philosophy, theology, popular wisdom. Palabras clave: Inculturación, América Latina, filosofía, teología, sabiduría popular. Abstract This paper proposes a methodological approach to study the thought and writings of Egresada de la Licenciatura en Estudios Latinoamericanos (UNAM-FFyL). Especialidad: Teología latinoamericana, en especial, la teología argentina del pueblo y el pensamiento de Juan Carlos Scannone. 1 106 America, Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba Las siguientes líneas son un aporte metodológico para abordar el pensamiento de uno de los teólogos y filósofos de la liberación más destacados en la región latinoamericana: Juan Carlos Scannone (1931). Para entender el trabajo intelectual del autor es necesario conocer, a muy grandes rasgos, cuál ha sido la trayectoria intelectual del filósofo argentino, así como sus principales obras. Por otra parte, tenemos la intención de realizar un acercamiento a lo que podemos llamar las “etapas” que se pueden identificar en el pensamiento del jesuita. Consideramos importantes sus aportes intelectuales para América Latina ya que: Scannone es el exponente más ilustre y más significativo de la teología en Argentina y una de las mentes filosóficoteológicas más lúcidas y más penetrantes del continente latinoamericano […] Los temas dominantes de la teología de la liberación de Scannone son los mismos de los otros teólogos de esta orientación: la opción por los pobres y por la misión social de la Iglesia. Pero Scannone elabora estos temas con originalidad propia, que consiste sobre todo en la singularidad de su instrumento hermenéutico, que no es en primer lugar, como en los otros teólogos de la liberación, el análisis socio-político u otros instrumentos de la filosofía “culta”, sino de la filosofía del sentido común, que él identifica con la “sabiduría popular. (Mondin, 1992, pp.526-527; Rosolino, 2004, p.303). A pesar de estos cambios en su desarrollo intelectual, hay un elemento que ha permanecido constante y que ha sido tematizado en el apotegma blondeliano “viviendo en cristiano, pensar como filósofo”, reformulado en la perspectiva de la inculturación: “viviendo en cristiano-latinoamericano, pensar como filósofo” (Rosolino, 2004, p.305). Es decir, partir desde un enfoque cristiano comprometido y permanecer en él, manteniendo un pensamiento crítico, analítico y estructurado. El teólogo argentino Carlos Galli (1957), ha ampliado dicha concepción de Blondel dentro de la reflexión scannoniana diciendo que también implica “pensar como teólogo y como pastor” (Galli, 1991, p.206). De esta manera, pretendemos recorrer los temas principales dentro de las distintas “etapas” del pensamiento de Juan Carlos Scannone, así como mencionar sólo algunos acontecimientos relevantes que suscitaron la construcción de ciertos tópicos problemáticos, además de hacer referencia a algunas de sus obras más importantes. Deseamos hacer énfasis en lo que, más adelante, presentaremos como la tercera “etapa” en su reflexión filosóficoteológica, esto es, el pensamiento inculturado. Trataremos de realizar una reconstrucción de su itinerario intelectual a partir de dos tipos de fuentes principales. Las primeras, corresponden a dos escritos del jesuita argentino que son propiamente autobiografías intelectuales (Scannone, 2001, pp.559-572; 2013, pp.19-39), donde brinda importantes datos sobre su obra y pensamiento y donde, además, realiza una clasificación propia de su itinerario intelectual en “horizontes” o “etapas”. El segundo tipos de fuentes son escritos de algunos filósofos y teólogos que han realizado su propia interpretación sobre el desarrollo de la obra scannoniana. Tomando en cuenta lo que la mayoría de los autores consultados e incluso lo que el mismo Scannone reconoce, se pueden identificar, a muy grandes rasgos, tres etapas definidas en el pensamiento scannoniano, tomando en cuenta que también existe una “etapa previa” de formación filosófico-teológica tanto dentro de la región como en el extranjero. Dicho momento de formación, según la perspectiva del mismo jesuita argentino como de gran parte Es así como Scannone (1931), a lo largo de su itinerario intelectual, toma tanto el pensamiento filosófico como el teológico (en conjunto con otras ciencias humanas y sociales) para analizar y explicar, también desde un horizonte cristiano, la cultura latinoamericana. Dicha cultura es expresada a partir de la sabiduría popular o racionalidad sapiencial, con los símbolos propios que la identifican. Su pensamiento, por ello, trata de mantenerse siempre enraizado en la historia particular del subcontinente (Rosolino, 2004, p.304). Sin embargo, como veremos más adelante, su obra no ha sido siempre la misma, sino que ha ido incorporando, con el tiempo, diversos temas y perspectivas. 107 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba de los autores, no la consideran propiamente una etapa sino, como ya dijimos, un “etapa previa”. Esto porque, según nuestra interpretación, la gran mayoría de los escritores que tratan el pensamiento del filósofo argentino toman en cuenta el inicio de la primera etapa con su inserción en la problemática latinoamericana. Con el momento de formación, es que se consolidan únicamente sus estudios profesionales tanto en filosofía como en teología, pero sin haber contemplado antes el enfoque latinoamericano y latinoamericanista. Coincidimos en esta forma de retomar el itinerario intelectual de Scannone por lo que, también nosotros, consideramos esa “etapa previa” más tres etapas existentes en su pensamiento. Así, tenemos lo siguiente: a) Etapa previa: Formación filosóficoteológica de J.C.Scannone (Scannone, 2013, pp.19-39; Seibold, 2012, pp.41-52) (de 1949 con el inicio de su noviciado en la Compañía de Jesús en Córdoba, Argentina, hasta 1967, con su regreso a la Argentina tras su estancia en el extranjero). b) Primera etapa: en el horizonte de la filosofía y la teología de la liberación, (de 1967 cuando, con su regreso a Argentina, comienza a interesarse por la problemática latinoamericana, a 1976, cuando se publica su libro Teología de la liberación y praxis popular. Aportes críticos para una teología de la liberación). c) Segunda etapa: filosofía y teología pastoral de la cultura (de 1976 a 1981, con el Coloquio de París, sobre sabiduría y símbolo popular). d) Tercera etapa: filosofía y teología inculturadas de la liberación (de 1981, con la formación del Equipo Jesuita de Reflexión Filosófica y el ya mencionado Coloquio de París, hasta la actualidad). Pese a que su obra y pensamiento puedan dividirse o clasificarse de esta manera, hay que aclarar que, para nosotros, no hay un rompimiento temático ni metodológico tajante entre un momento y otro, sino que “las mismas (las etapas) no han de comprenderse como cambios de rumbo (en ningún momento Scannone califica de este modo alguna de sus etapas), sino más bien como un rumbo que se ahonda, se enriquece y se especifica. De hecho, el rumbo tiene un “nuevo punto de partida”, ligado al pensamiento latinoamericano, y se mantiene en dicha dirección” (Rosolino, 2004, p.208). En este sentido, cuatro son los tópicos centrales en el pensamiento de Scannone que recorren las tres etapas de su pensamiento: la opción preferencial por los pobres, la preocupación por la sabiduría y la cultura popular y la liberación. Itinerario intelectual de J.C.Scannone Etapa previa de formación filosófico-teológica (19491967) El joven Scannone, desde temprana edad, sintió el llamado a la vida religiosa: “Entonces, primero me decidí por la vocación religiosa y, luego, por la Compañía de Jesús, para seguir a Cristo en todo, tanto en la acción como en la contemplación” (Sánchez, 2007, p.268). De esta forma, ingresó al noviciado en la Compañía en 1949, en Córdoba y, posteriormente, de 1951 a 1956 realizó sus estudios filosóficos en la Facultad de Filosofía jesuita de San Miguel, hoy Facultad de Filosofía de la Universidad del Salvador (Área San Miguel), Buenos Aires. En ese período, fue perfilándose de manera profunda su inclinación hacia la filosofía, con el visto bueno de su superior el P. Fiorito quien, posteriormente, fue su director de tesis de licenciatura la cual trató sobre el tema del amor en Santo Tomás. Incluso, aún antes de graduarse en filosofía, logró publicar su primer escrito en la revista de los jesuitas Ciencia y fe (posteriormente llamada Stromata). Dicha publicación (1954) fue una reseña de la obra El fin de los tiempos modernos de Romano Guardini. Fue hasta 1959 que hizo su primera publicación de un texto extenso: un artículo comentario sobre la obra Insight del teólogo canadiense Bernard Lonergan (1904-1984). Durante sus primeros estudios filosóficos y teológicos, tuvo un gran interés por este pensador, al igual que por Joseph Maréchal (1878-1944), en tanto ambos tratan de conciliar un tomismo sólido y renovado con la filosofía y teología contemporáneas. Igualmente, en 1959, el joven Scannnone partió hacia la Universidad de Innsbruck, Austria, a realizar sus estudios teológicos y estuvo allí hasta 1963. En dicha Universidad, tuvo como maestro a uno de los teólogos más célebres y destacados del siglo XX: Karl Rahner 108 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba (1904-1984), cuya influencia fue decisiva para el pensamiento del jesuita argentino. Allí mismo, en Innsbruck, compartió clases con dos de los mártires del Salvador: Ignacio Ellacuría y Segundo Montes (Scannone, 2001, p.21). De Rahner retomó su entusiasmo por la renovación eclesial a partir de la realización del Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965). Scannone, al estar en Europa durante la realización del mismo, tuvo la oportunidad de relacionarse tempranamente con estos “nuevos aires” dentro de la Iglesia que, posteriormente, serían fundamentales para la formulación de una teología desde una perspectiva latinoamericana, a partir de dicha renovación y su aplicación en la región. En 1962 recibió la ordenación sacerdotal. Posteriormente de 1964 a 1967 le otorgaron una beca para estudiar su doctorado en Filosofía en Munich, Alemania donde tuvo la oportunidad de ahondar en el pensamiento de Maurice Blondel (1861-1949), que le era de mucho interés porque en su obra se relacionaban íntimamente el horizonte cristiano y el filosófico. Además estudió y profundizó en los escritos de algunos pensadores que resultarían relevantes para toda su formación intelectual, tales como Heidegger y Levinás. Del primero, le interesó la pregunta por el ser y el enfoque fenomenológico para abordar la realidad y del segundo, la noción sobre la alteridad (Seibold, 1991, p.195). Además, Scannone recibió de su amigo (y entonces, codiscípulo y compañero en Innsbruck y en Münich) Lorenzo Bruno Puntel el influjo sobre el tema de la analogía que “será uno de los accesos que permita traducir lo dicho en la sabiduría popular de nuestra América a un lenguaje especulativo. Este recurso a la analogía será también una de las dimensiones permanentes del pensar inculturado de J.C.Scannone” (Seibold, 1991, p.195), como posteriormente se podrá ver con mayor detalle en la “tercera etapa” del pensamiento scannoniano. Su tesis de doctorado, bajo la dirección de Max Müller, se presentó con el título El vínculo entre el ser y los entes en la acción. El trasfondo ontológico de los primeros escritos de Maurice Blondel. Posteriormente, en 1968, se publicó como libro en idioma alemán con un título distinto: Zun ontologischen Hintergrund der Frühschriften Maurice Blondel (Ser y encarnación. El trasfondo ontológico de los primeros escritos de Maurice Blondel). Primera etapa: en el horizonte de la filosofía y la teología de la liberación (1967-1976) Al regresar a la Argentina, en 1967, Scannone se encuentra con un acontecimiento importante en su país y en la región en general, no sólo en un ámbito meramente eclesial sino también en el filosófico. La organización de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín (que se llevaría a cabo en 1968), plantearía, por una parte, la renovación de la Iglesia latinoamericana pero, sobre todo, un acercamiento crítico a los problemas estructurales de pobreza, injusticia, dependencia y subdesarrollo vistos desde un enfoque de compromiso social de la iglesia con los pueblos de la región. En esas circunstancias, se vuelve patente la necesidad de un pensamiento de y para la liberación, que va aunado con un deseo de formular una filosofía propia. De modo muy particular en la Argentina, inició el trabajo del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, así como, a la cabeza de Lucio Gera (1924-2012), se dieron las primeras formulaciones e inquietudes para construir una “teología alternativa” que tuviera como centro a los pobres de América Latina: la “teología del pueblo”, cuyos inicios se dieron a partir de la labor teológica y pastoral de la Comisión Episcopal de Pastoral (COEPAL).Su trabajo, tuvo como finalidad principal el adecuar a la realidad argentina, por una parte, la renovación conciliar y, por otra, lo discutido en Medellín. Todo esto tuvo gran influencia en el desarrollo intelectual de Scannone, como se verá más adelante. Ante este contexto eclesial, teológico y filosófico, “el ideario blondeliano de vivir la vida de fe, elaborando al mismo tiempo un pensar que brote de esa vida, estaba allí latente en el joven Scannone. Sólo buscaba la forma de concretarse” (Recanati, 2013, p.14). Un dato relevante en el itinerario intelectual de nuestro autor es que, antes de su partida hacia Innsbruck fue nombrado como profesor de la Facultad de Filosofía de San Miguel. Allí, fungió como maestro de griego y literatura 109 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba (aproximadamente entre 1967 y 1970) de Jorge Mario Bergoglio (en ese entonces seminarista diocesano), hoy Papa Francisco. Desde entonces (y es notoria hoy en día), Scannone tuvo notable influencia sobre Bergoglio2, sobre todo en lo que corresponde a su visión pastoral y teológica desde los pobres y las periferias del mundo. La concreción y madurez del pensamiento scannoniano dio sus primeros pasos cuando el jesuita argentino empezó a preocuparse por las problemáticas latinoamericanas. Sin embargo, es hasta el año de 1970 cuando, tras su encuentro en San Miguel con Enrique Dussel (1934), inició formalmente el enfoque latinoamericano en su pensamiento. El filósofo argentino nos dice de esto lo siguiente: “Mirando atrás, estimo que fue sobre todo el encuentro con Dussel el que me hizo explicitar el interés por un pensamiento en perspectiva latinoamericana” (Scannone, 2013, p.56). De esa reunión, Scannone y Dussel planearon realizar unas Jornadas para hablar, de manera interdisciplinaria (historia, ciencias sociales, filosofía, teología), sobre la situación latinoamericana de la época. Así es como surgen las primeras Jornadas Académicas de San Miguel (1970). Posteriormente, se llevaron a cabo de 1971 a 1975. En „76 su realización se vio truncada por el Golpe de Estado en la Argentina. Por otra parte, Dussel invitó a Scannone (en 1971) a reunirse en Santa Rosa de Calamuchita (Córdoba) con jóvenes filósofos de Santa Fe para discutir el polémico libro de Augusto Salazar Bondy, ¿Existe una filosofía de nuestra América? (1968) y, “en consecuencia, la cuestión de una filosofía latinoamericana” (Scannone, 2013, p.562). Para Scannone, ese encuentro en Calamuchita inauguró “los primeros pasos hacia una filosofía de la liberación” (Scannone, 2013, p.562). Consideramos que el aporte más valioso del jesuita argentino en dicho evento fue la introducción (probablemente por primera vez en la Argentina y en América Latina) del pensamiento de Emmanuel Lévinas (Scannone, 2013, p.562; Recanati, 2013, p.15; Beorlegui, 2004, pp.706-707; Seibold, 1991, pp.196-197; Scannone, 2013, p.24), cuya obra fue fundamental para pensar la alteridad de los pueblos de la región y, por ello, para comenzar a elaborar una filosofía propia desde el horizonte de los pobres, es decir, una filosofía de la liberación. En posteriores formulaciones, inspirándose en Lévinas, “se propone […] una „metafísica de la alteridad‟. Y frente a la „dialéctica‟ de Hegel, la „ana-léctica‟ de la liberación” (Beorlegui, 2004, p.708). Cabe destacar que es J.C.Scannone quien introduce y aporta la noción de analéctica para abordar la realidad latinoamericana, tomándola de B. Lakebrink, aunque dándole un sentido distinto. Después, fue Enrique Dussel quien se encargó de propagar esta categoría, muchas veces sin remitirse a los aportes de Scannone al respecto. Del mismo modo, en 1971, se llevó a cabo el Segundo Congreso Nacional de Filosofía en Alta Gracia, donde se reunieron una gran cantidad de filósofos interesados en la filosofía latinoamericana. Los trabajos de Dussel y Scannone se presentaron en el Simposio “América como problema”, dentro de dicho evento. Algunos de los participantes en el mismo fueron Mario Casalla, Osvaldo Ardiles y Rodolfo Kusch. Este último, a partir de entonces, se convirtió en un referente intelectual constante en el pensamiento scannoniano, ya que Kusch (aún antes de dicho encuentro) trabajaba el tema de la sabiduría popular desde lo que el denominaba la América profunda (libro publicado en 1962), es decir, desde los sectores olvidados, sobre todo haciendo referencia al pensamiento indígena. En agosto de ese mismo año, se llevaron a cabo las Segundas Jornadas Académicas de San Miguel, donde Scannone presentó uno de sus trabajos más elaborados y sugerentes de su pensamiento: “La liberación latinoamericana. Ontología del proceso auténticamente liberador”.3 En él, hacía una crítica a los proyectos socio-políticos liberadores de la 2 Según nuestro autor, la influencia que pudo tener su pensamiento sobre Bergoglio, se debe a que Francisco, ya como jesuita, convivió con el filósofo argentino durante más de diez años en la misma comunidad, ya que fue su provincial, su rector y leía constantemente sus escritos. Dicha información nos fue amablemente proporcionada por Juan Carlos Scannone vía correo electrónico, el día 11 de diciembre de 2015. 3 Este trabajo fue posteriormente publicado, en 1972, en Stromata, 28, pp.107-150 110 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba región, valiéndose de las herramientas teóricas de Heidegger y Lévinas. Carlos Cullen realizó una crítica fecunda al trabajo de Scannone, argumentando que este se quedaba encasillado en lo que Paul Ricoeur llama la “vía corta” de la fenomenología y se omitía la “vía larga”, esto es, el análisis de los símbolos, la narrativa y las instituciones. “Según Cullen, esta última era más favorable a la hora de elaborar una filosofía latinoamericana, en contacto directo con el sentir popular. Desde allí, se podría abordar mejor el tema de la liberación” (Recanati, 2013, p.16). Dicha crítica fue fundamental para el desarrollo posterior de la obra de Scannone, sobre todo en la segunda etapa de su pensamiento, a partir de 1976. Las observaciones de Cullen llevaron al jesuita a argentino a plantearse la problemática de la cultura popular en América Latina, pasando así de un abordaje meramente fenomenológico a una hermenéutica de la cultura, a partir de Hegel y Ricoeur (Recanati, 2013, p.16). En el ámbito teológico, en 1972, se llevó a cabo el encuentro “Fe cristiana y cambio social en América Latina” en El Escorial, Universidad de Comillas (España), el cual “constituyó la primera presentación de la teología de la liberación en Europa” (Scannone, 2013, p.26).Allí, Scannone fue llamado para suplir a Lucio Gera (quien se encontraba enfermo) y presentar una ponencia sobre el lenguaje de liberación. A partir de entonces y, sin esperarlo, se le empezó a nombrar como “teólogo de la liberación”4 (Scannone, 2013, p.26). Desde entonces, comenzó a sostener intercambios pastorales e intelectuales con algunos teólogos de la liberación, particularmente con Gustavo Gutiérrez. Por otra parte, con ese encuentro en El Escorial, se le invitó a participar en reuniones sobre América Latina organizadas por el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), en las cuales, dice Scannone, “pude hacer aportes metodológicos a la teología latinoamericana” (Scannone, 2013, p.27). En 1976 se publicó el libro del jesuita argentino titulado Teología de la liberación y praxis popular. Aportes críticos para una teología de la liberación. Con él, comienzan a vislumbrarse nuevos enfoques y preocupaciones en su pensamiento, tomando en cuenta siempre la preocupación por el desarrollo de la teología en la región, pero sin descuidar la centralidad de la filosofía en su obra, ya que como el mismo jesuita nos dice: “Para mí es un honor y motivo de agradecimiento y alegría que se me considere teólogo, aunque más bien soy un filósofo de profesión, que hace sus contribuciones a la teología” (Scannone, 2001, p.559). Segunda etapa. Filosofía y teología pastoral de la cultura (1976-1981) Esta etapa está marcada, propiamente, por el inicio de la aplicación de la hermenéutica de la cultura, es decir, la llamada “vía larga” de Paul Ricoeur, con el fin de problematizar y explicar la realidad latinoamericana. La preocupación de Scannone por la cultura fue tomando forma cuando, a raíz de su participación en 1975 en el encuentro del Movimiento Internacional de Intelectuales Católicos, de Pax Romana, se le pidió al jesuita argentino que hiciera una síntesis de los informes presentados por los representantes de diferentes continentes allí presentes, desde un punto de vista teológico-pastoral. Originalmente, el encargado de ese trabajo tuvo que haber sido Gustavo Gutiérrez pero, no pudiendo asistir, se le pidió a Scannone que se hiciera cargo de cerrar el encuentro. Su exposición titulada “Hacia una pastoral de la cultura”, tuvo gran impacto no sólo entre sus colegas, sino en él mismo, de manera que fue un aliciente para continuar y profundizar en el tema de la cultura popular, tal como antes se lo había sugerido Cullen. Principalmente, además de la influencia de Cullen y Kusch (en el ámbito filosófico), en un enfoque teológico una fue las fuente de inspiración para abordar tal tópico fue la teología del pueblo. Dicha teología, considerada por Scannone como una “corriente” de la teología de la liberación, tendría como centro (al igual que las otras corrientes) la opción preferencial por los También, esta información se nos ha proporcionado gracias a la amable disposición de Juan Carlos Scannone, quien nos concedió una entrevista, aún inédita. Dicha entrevista se llevó a cabo en la Residencia Jesuita en la Ciudad de México, el 12 de noviembre de 2014. Agradezco enormemente la gentileza del P. Scannone para responder a nuestras preguntas e inquietudes. 4 111 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba pobres. Sin embargo, tuvo características muy peculiares, entre las que destacan su carácter, primeramente, nacional, hablando así del protagonismo del pueblo argentino (y posteriormente, latinomericano en general) en el proceso de liberación, la centralidad del análisis histórico-cultural de la realidad del subcontinente alejándose, así, de un mero análisis socio-analítico de corte marxista (aunque no despreciaba algunos de sus aportes). De esta manera, Scannone asume su papel como teólogo de la liberación, pero siempre considerándose como parte de la “corriente argentina”, cuyo principal exponente, como ya se dijo, fue Lucio Gera. Además, cabe destacar, que el peronismo argentino tuvo una gran influencia en dicha teología, sobre todo para pensar desde y para el “pueblo”. Por otra parte, en 1975, el jesuita argentino tuvo la oportunidad de participar en la formación de equipos de investigación sobre filosofía de la religión auspiciados por la Fundación Thyssen, de Alemania. Es así como, en Argentina, el filósofo jesuita comenzó a formar un equipo para estudiar el tema “Religión, lenguaje y sabiduría de los pueblos” donde participaron, desde el inicio, Gera, Carlos Cullen, Ricardo Ferrara y, posteriormente, Rodolfo Kusch. Tras el Golpe Militar de 1976 en la Argentina, muchos de sus colegas tuvieron que exiliarse y se dejaron de reunir los participantes tanto de las Jornadas Académicas, como de los encuentros realizados por los filósofos de la liberación, así como las sesiones del grupo de investigación coordinado por Scannone. Entre los filósofos argentinos exiliados estuvieron Enrique Dussel, Horacio Cerutti, Osvaldo Ardiles, entre otros. Scannone fue de los pocos pensadores de la liberación que lograron quedarse dentro del país, pero bajo vigilancia y acoso constante. El jesuita lo explica con lo siguiente: “Fue el tiempo en que, sobre todo en el barrio popular donde trabajaba pastoralmente entre los pobres, y en mi actividad de escritor, era observado de cerca, y me sabía amenazado” (Scannone, 2001, p.565). Este año, propiamente, puede considerase como un “cambio” en el pensamiento scannoniano, que se perfiló desde entonces en una perspectiva popular desde la cultura, la sabiduría y la religiosidad del pueblo pobre latinoamericano. A partir de entonces, consideramos que se empiezan a dar las primeras luces de un pensamiento inculturado en América Latina desde la perspectiva del jesuita argentino. Sin embargo, es hasta la tercera etapa (1981) que se concretiza y profundiza dicho enfoque. Scannone mismo dice que en esos años, “aunque todavía no hablaba de inculturación del pensamiento teológico y filosófico, el camino hacia ésta se iba insinuando avant la lettre” (Scannone, 2001, p.566). Es hasta 1978 que Scannone continuó con el grupo de investigación auspiciado por la Fundación Thyssen y sus trabajos se desarrollaron hasta dos años después, a pesar de la repentina muerte de Kusch en 1979. Al mismo tiempo, seguía escribiendo y colaborando en el medio teológico de la liberación, particularmente desde la “escuela argentina”. De esta forma, notamos como el pensamiento scannoniano ha ido avanzando, paralelamente, tanto en el ámbito filosófico como en el teológico, relacionando ambas disciplinas, pero sin mezclarlas ni confundirlas. A grandes rasgos, este pensamiento inculturado filosófico-teológico que iba vislumbrándose, tomó a la sabiduría popular como lugar hermenéutico desde el cual se integraban los símbolos y narrativas populares para después “‟ser llevada a concepto‟ en el nivel reflexivo, crítico, metódico y sistemático de la ciencia (filosófica o teológica)” (Scannone, 2001, p.566; Rosolino, 2004, p.314). En 1981, que marca el término de la segunda etapa y el inicio de la tercera y última, se llevó a cabo el Encuentro de París, organizado por la misma Fundación alemana antes mencionada. En él, Scannone profundizó en la hermenéutica de la cultura popular latinoamericana. Fue de ayuda para el jesuita la presencia en el coloquio de pensadores europeos como Lévinas, Hünermann, Casper y Olivetti. Por otra parte, en dicho evento, el jesuita argentino presentó un trabajo titulado “Sabiduría popular y pensamiento especulativo”,5 texto que marca 5 Los trabajos del Coloquio fueron publicados en un volumen llamado Sabiduría popular, símbolo y filosofía. Diálogo internacional en torno de una interpretación latinoamericana, Buenos Aires: Guadalupe, 1984. 112 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba claramente su inserción en el núcleo del pensamiento inculturado, desde la “vía larga” ricoeuriana. Otro de los grupos de investigación donde Scannone ha trabajado es el de Doctrina Social de la Iglesia en Latinoamérica (formado por varios grupos: alemán, peruano, argentino, brasileño y chileno), con el apoyo de la Conferencia Episcopal Alemana y dirigido por Peter Hünermann, cuyos trabajos dieron inicio en 1987. Fruto de esas reflexiones interdisciplinarias sobre la aplicación y estudio de la Doctrina Social de la Iglesia en América Latina, se publicaron seis volúmenes en castellano y tres en lengua alemana (entre 1992 y 1993). Posteriormente, el equipo argentino siguió trabajando interdisciplinariamente por su cuenta y ha publicado ya otras 6 obras. En 1982, Scannone escribió un artículo titulado “La teología de la liberación. Caracterización, corrientes, etapas”7, cuyo aporte fue muy importante para distinguir las diferentes corrientes o “ramas” dentro de la teología de la liberación, resaltando así que no se trataba de una “escuela” teológica, sino de un movimiento teológico que, pese a ello, no era homogéneo, sino que se podían distinguir distintas vertientes. Sobre todo, este texto del jesuita argentino pudo haber influido para que, tras la propagación de la Instrucción Libertatis Nuntius (1984) (y posteriormente la Libertatis conscientia, de 1986) de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se comenzara a hablar de “teologías de la liberación” así, en plural, cuya denominación fue usada tanto por aquellos que criticaban la instrucción como aquellos que la defendían (Scannone, 2013, p.33). Ello, pues, fue tomado de la clasificación hecha por Scannone, en la cual distinguía cuatro vertientes de la TL: una propiamente marxista (la de Hugo Assman, por ejemplo); otra enfocada en el análisis del devenir histórico latinoamericano (Gustavo Gutiérrez), otra encaminada a la expansión de la idea de liberación únicamente de manera bíblica y espiritual, sin utilizar la mediación de las ciencias humanas y sociales y, finalmente, una cuarta que correspondería a la teología del pueblo o también llamada “escuela argentina” o “teología desde la praxis de los pueblos latinoamericanos”, en la cual Scannone sitúa su pensamiento teológico. Tercera etapa. Pensamiento filosófico y teológico inculturado de la liberación (1981-hasta hoy) En esta etapa (que es la última en el pensamiento de Scannone y en la cual se centra la tesis que estamos realizando), comienza con el Coloquio de París y sigue hasta hoy. Según nuestro autor, es una etapa que no tiene claros los temas, ni posee fronteras bien definidas (Scannone, 2001, p.569) y cuya problemática de la inculturación se ha ido extendiendo, abarcando varias temáticas como son la filosofía de la religión, los estudios sobre Doctrina Social de la Iglesia, la profundización en la teoría de la acción comunicativa de Habermas y Otto Apel, la reflexión sobre la “pasión” y la “acción” históricas (esta última es una categoría tomada de M. Blondel y que sería, posteriormente, el centro de uno de sus libros6 y que daría comienzo a lo que Scannone llama como “un nuevo modo de hacer filosofía de la historia”), entre otros aspectos. Aquí, lo que trataremos de hacer es una exposición breve sobre los trabajos conjuntos que ha ido haciendo en los últimos años y lo que Scannone ha planteado en sus obras principales sobre la inculturación. En 1981, año en que comienza esta etapa, se formó uno de los equipos de trabajo en los que Scannone ha participado y que ha resultado relevante para ahondar en el tema de la inculturación. Me refiero al Equipo Jesuita de Reflexión Filosófica que fue motivado por el P. Arrupe, superior de los jesuitas en esos años, con la finalidad de estudiar y analizar distintas problemáticas filosóficas a la luz del horizonte cristiano. Respondiendo así al interés de nuestro autor por formular una “filosofía inculturada y sistemática que pueda responder a las inquietudes de una teología y pastoral adecuadas a este Continente” (Seibold, 2013, p.48). Actualmente, el trabajo del Equipo sigue en pie, con aportaciones fecundas para el pensamiento inculturado. 6Nos referimos a a Discernimiento de la acción y pasión históricas. Planteo para el mundo global desde América Latina, Barcelona-México: Anthropos / Universidad Iberoamericana, 2009. 7 113 Publicado en Stromata 38 (1982) pp.3-40. Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba El trabajo anteriormente citado, fue incluido en el primer volumen de su “trilogía”: Teología de la liberación y Doctrina Social de la Iglesia, publicado en 1984. Los textos allí reunidos, son una selección de sus artículos más sobresalientes sobre teología de la liberación, por una parte, y por otra, sobre la Doctrina Social de la Iglesia en América Latina. Los otros dos libros de su trilogía se centran propiamente en la temática de la inculturación y ambos fueron publicados en la Argentina en 1990. El primero, Evangelización, cultura y teología es de carácter teológico y tiene como centro la sabiduría de los pueblos expresada en sus símbolos religiosos, haciendo un énfasis especial en el papel de la religiosidad popular de los pueblos latinoamericanos. La sabiduría popular, así, actuaría como mediadora entre la teología como disciplina y la religiosidad popular. Scannone, como ya se mencionó anteriormente, intenta realizar una conciliación entre el pensamiento tradicional y el moderno, así como expresar en concepto aquello propio de la racionalidad sapiencial. Por ello, propone categorías como la de “mestizaje cultural”, “pueblo”, “nosotros ético-histórico”, etc., para explicar la manera en que el pensamiento de la fe, en la teología, puede trasladarse a la inteligencia y viceversa, además de exponer la centralidad de la sabiduría popular en la evangelización de la cultura, noción que se encuentra muy presente en la teología del pueblo, pero que también es retomada de la exhortación Evangelii Nuntiandi (1976) de Pablo VI. En esta línea, el jesuita argentino trata de formular una propuesta pastoral que responda a las necesidades y problemas sociales tanto en Argentina como en América Latina en general. Su enfoque teológico sobre la inculturación, a grandes rasgos, parte de las reflexiones de la teología del pueblo. Por ello su preocupación constante por la cultura y la religiosidad popular. De allí, que también pretenda una “relación indivisa (e inconfusa) entre la razón y la fe” (Galli, 1991, pp.190-191). El último libro de la trilogía es Nuevo punto de partida en la filosofía latinoamericana, el cual es netamente filosófico aunque no desprecia los aportes de la teología en el tema. Al igual que en la obra anterior, tiene como lugar hermenéutico a la sabiduría popular que sirve así “de mediación entre cultura, religiosidad, símbolos, narrativa populares, por un lado, y pensar filosófico, por otro” (Rosolino, 2004, p.325). Así, la tarea de una filosofía inculturada en América Latina tiene como labor el articular conceptualmente la lógica propia o racionalidad sapiencial de los pueblos latinoamericanos. Precisamente el título del libro es muy sugerente. Ese “nuevo punto de partida” hace referencia a un nuevo aporte dentro de la filosofía de la región: la inculturación, que proporciona una “novedad de sentido” al poner a América Latina (y en especial a los sectores pobres) como lugar desde el cual se interpreta la realidad. De esta forma: “La novedad de sentido aportada por la sabiduría popular permitió ir elaborando ciertas categorías básicas como el “nosotros”, el “estar”, la “mediación simbólica”, etc.; se trata de categorías de validez universal, peros situadas” (Rosolino, 2004, p.326). Entonces, al igual que las categorías, la filosofía y la teología inculturadas pretenden ser saberes universales, pero siempre enraizados en la historia, la cultura y la religiosidad propias de la región. El “nosotros ético-histórico” del que habla el jesuita argentino, es el sujeto que posee su propia lógica o racionalidad sapiencial a partir de la cual elaboran sus propios símbolos, narrativas, mitos e historias que explican su realidad. Desde el pensamiento inculturado, es decir, desde aquella reflexión situada, crítica, autocrítica y cristiana, el sujeto también puede ser capaz de transformar su realidad y, así, lograr su liberación. Se trata de inculturar la fe (en teología), así como el pensamiento científico o disciplinario (en filosofía) en la historia concreta de los pueblos. Cada uno de los libros de Scannone, pese a ser autónomo en su lectura, también se percibe en ellos una continuidad y coherencia metodológica, temática y de “punto de partida”, puesto que los tres arrancan y se mantienen dentro de un horizonte cristiano y latinoamericano, los cuales enmarcan su reflexión (Galli, 1991, p.206). En continuidad con su pensamiento inculturado, uno de sus últimos libros Religión y nuevo pensamiento. Hacia una filosofía de la religión 114 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 106 – 115 Agosto 2016 – Córdoba para nuestro tiempo desde América Latina8, trata de hacer una serie de aportes para construir una filosofía de la región enraizada en el subcontinente y que se construya a partir de la reflexión de Dios desde las víctimas. Scannone ha seguido trabajando desde el enfoque inculturado y de liberación, aportando nuevas ideas. En el último año, ha sido llamado como colaborador de la revista La Civiltá Cattolica, en Roma, sobre todo para estudiar y divulgar las raíces teológico-pastorales del Papa Francisco, su alumno en el seminario. Por ello, es que en los últimos años (de la elección de Francisco en 2013 hasta hoy), el filósofo argentino ha privilegiado escribir sobre la relación entre el Papa Francisco con la teología del pueblo, así como de otros asuntos relacionados, lo que no limita su constante reflexión sobre otros temas. De esta manera, el sucesor de Pedro ha retomado nociones de la teología del pueblo para sus acciones evangelizadoras. Por ello, no es de sorprenderse que en su exhortación Evangelli Gaudium, así como en sus acciones pastorales, uno de los temas centrales sea, precisamente, la inculturación de la fe y del pensamiento. De ello, Scannone ha escrito ya un artículo sobre la inculturación en la ya mencionada exhortación apostólica9 e hizo una exposición sobre inculturación y pobreza en la reforma de la Iglesia.10 Así es como nuestro autor continúa con su trabajo en torno al tema de la inculturación, sobre todo en su vertiente teológica, yendo de la mano de la comprensión y reflexión de la actividad teológico-pastoral del Papa Francisco. Su trabajo, como hemos visto, es amplio y brinda una enorme aportación al pensamiento latinoamericano. A continuación, trataremos con una mayor profundidad su pertenencia tanto a la teología como a la filosofía de la liberación. Referencias bibliográficas ARENAS PACHECO, G., E. (2014) “Entrevista a Juan Carlos Scannone”, Inédita. BEORLEGUI, C. (2004). Historia del pensamiento filosófico latinoamericano. Una búsqueda incesante de la identidad. Bilbao: Universidad de Deusto. GALLI, C., M. (1991). Evangelización, cultura y teología. El aporte de J.C. Scannone a una teología inculturada. Stromata, 47 (1/2), 205216. MONDIN, B. (1992). Dizionario dei Teologi, Bologna: Edizioni Studio Domenicano. RECANATI, G., C. (2013). Filosofía inculturada. Una aproximación a la obra de Juan Carlos Scannone. Río Cuarto: Ediciones del ICALA. ROSOLINO, G. (2004). La teología como historia. Aportes recientes a la relación entre teología e historia. Córdoba: Universidad Católica de Córdoba. SÁNCHEZ, F., X. (2007). Juan Carlos Scannone, s.j. “Filosofía de la liberación, religión y nuevo pensamiento”. Entrevista. Efemérides Mexicana, 74, 267-287. SEIBOLD, J. (1991). Nuevo punto de partida en la filosofía latinoamericana. 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Dicho texto fue publicado primero en lengua italiana bajo el título de “L‟inculturazione nell‟Evangelii Gaudium: Chiavi di Lettura” en Humberto Miguel Ñañez [coord.] (2014). Evangelii Gaudium: il testo ci interroga. Chiavi di lettura, testimonianze e prospettive. Roma: Gregorian & Biblical Press. Posteriormente, fue publicado en español en Jorge Benedetti [et. al] (2015). Francisco, la alegría que brota del pueblo. Una reflexión compartida de Evangelii Gaudim, Buenos Aires: Santa María. 10 El mencionado texto lleva como título: “Encarnación, kénosis, inculturación y pobreza”. Aún no ha sido publicado, pero tenemos conocimiento y acceso a él gracias a que nos ha sido compartido por el mismo Scannone. 9 115 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 116 – 121 Agosto 2016 – Córdoba Exotismo e indianismo: un sujeto político místico Exoticism and Indianism: a Political Subject objetivo de analizar el esquema indianismo y exotismo, y el lugar del sujeto indio en el mismo. Mystical Palabras clave: Eurindia, indigenismo, indianismo, exotismo, estética nacional. Victoria Casado Tolosa1 Universidad Católica de Córdoba [email protected] Abstract In the early twentieth century, from the concern over new immigration flows and the integration of Argentina into the world capitalist market arises the “first Argentine nationalism” (Payá y Cardenas, 1978). Ricardo Rojas (1882-1957), an exponent of it, was concerned in building a political-aesthetic ideal of a national Argentine. This contains the ideal of building a national aesthetic; which allows find the “native genius” and the “Argentine ideal” and Hispanic. Such aesthetics is called “Eurindia”, myth that emerges from Europe and the Indies, but, despite being of both, it is no longer of any of them. Tradition of the Euríndica School is based on the art and aesthetics of the American nations. This ideal is rooted in the “indianism and exoticism” historical scheme. This allowed the author the development of its indigenous nationalist proposal. In this sense, the question that runs through this writing is in what place Rojas has subscribed to Indian political subject in the construction of the Argentine nation-state. Therefore I address the preliminary news of Martin Fierro written by Rojas (1919) and the essay “Eurindia” (1924) with the aim of analyzing the indianism and exoticism scheme, and the place of the Indian subject in it. Modo de citar: Casado Tolosa, V. (2016). Exotismo e indianismo: un sujeto político místico. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/ article/view/41/ Resumen En los albores del siglo XX, a partir de la preocupación por las nuevas corrientes inmigratorias y la integración de la Argentina al mercado capitalista mundial, surge el “primer nacionalismo argentino” (Payá y Cardenas, 1978). Ricardo Rojas (1882-1957), un exponente del mismo, se preocupó en la construcción de un ideal político-estético del ser nacional argentino. Ello contiene el ideal de construir una estética nacional; la cual permita descubrir el “genio nativo” y el “ideal argentino” e hispanoamericano. Dicha estética recibe el nombre de “Eurindia”, mito que surge de Europa y las Indias, pero que, a pesar de ser de ambas, ya no es de ninguna de ellas. La tradición de la escuela euríndica se funda en el arte y la estética de los pueblos americanos. Este ideal se cimienta en el esquema histórico “indianismo y exotismo”, que permitieron al autor la elaboración de su propuesta nacionalista indigenista. En este sentido, la pregunta que recorre este escrito es el lugar que Rojas le suscribe al sujeto político indio en la construcción del EstadoNación argentino. Por ello abordo la noticia preliminar del Martín Fierro escrita por Rojas (1919), y el ensayo “Eurindia” (1924) con el Keywords: Eurindia, indigenism, exoticism, national aesthetics. 1Estudiante avanzada de Ciencia Política (UCC). Ayudante de alumna del equipo de investigación “Pensamiento crítico latinoamericano: Subjetivación política en las prácticas y pensamientos indígenas en Argentina y Bolivia (1945-1994)”, de la Unidad Asociada de Ciencias Humanas y Sociales del CONICET de la Universidad Católica de Córdoba. 116 indianism, Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 116 – 121 Agosto 2016 – Córdoba Indianismo e Indigenismo: la propuesta político-estética de Ricardo Rojas. Luego de declarada la Independencia en Latinoamérica, las emergentes élites nacionales emprenderán la ardua tarea de montar las bases para conformar y consolidar modernos Estados-Nación. Este proceso plantea un componente en común a lo largo del continente. El mismo, nos permite ver que durante el siglo XIX y XX (extendiéndose hasta nuestros días), las élites gobernantes se enfrentaron (enfrentan) a la persistencia de la indianidad en las poblaciones; a esto se le asignó el nombre del “problema indio”. Los conflictos que sitúan al sujeto indio en el centro de la formación de la nacionalidad llevaron a que los Estados sistematicen una serie de medidas e ideas como solución al “problema indio‟‟. Esta solución encontrada por los Estados-Nación, es lo que entenderemos por indigenismo (Favre, 1999), situando la propuesta político-estética de Ricardo Rojas como una forma del mismo. Siguiendo a Henri Favre (1999), ubicamos a Rojas como un exponente del indigenismo telúrico, ésta es una “una corriente difusa del indigenismo que atribuye la formación de la nación a la acción de fuerzas de la naturaleza que hace del indio, producto original de esas fuerzas a las que está sometido, el más auténtico representante de la nacionalidad” (p.59).2 En este sentido, el propio Rojas entiende que su propuesta, Eurindia, surge de los ritmos históricos que se dan entre “indianismo y exotismo”; lo cual, “no rechaza lo europeo: lo asimila; no reverencia lo americano: lo supera” (Rojas, 1980 [1924], p.89). Dicha formulación supone la fundición de la argentinidad, el indianismo y una conciencia continental, que “se funda en las fuerzas creadoras de la tierra y penetra, por la raza, en la historia de la civilización humana” (Ibid, p.88). En este punto, es preciso aclarar conceptualmente los términos indigenismo e indianismo. Entendemos al primero, “como teoría y práctica de los gobiernos latinoamericanos para „resolver‟ el llamado problema de los indígenas, sin la participación de éstos (…) [se trata] de una política de estado 2 (…) el indigenismo es la política que se formula unilateralmente desde el estado (por los no indios) para ser aplicada a los considerados otros”3 (Díaz Polanco, 2009, p.647). En el otro extremo se sitúa el indianismo, que surge como ideología a fines de los setenta de la mano de dirigentes e intelectuales indígenas. Su nombre es una apuesta política a invertir el uso colonial y denigrante de la palabra indio; entendiendo que si la dominación fue en tanto indios, indios es como deben liberarse.4 Esta ideología surge en Bolivia, de la mano de intelectuales aymaras y quechuas; su tesis central se basa en la existencia de dos Bolivias, una que es “india mayoritaria oprimida” y la otra “blanca minoritaria opresora” (Cruz, 2009; 2014). Teniendo presente estas diferencias es como analizo la propuesta político-estética de Rojas y en particular el acento que el mismo hace a la “cuestión india”. Retomando las palabras de Perosio en el prólogo de Eurindia (1980 [1924], II), la obra de Rojas “se inscribe en la línea del descubrimiento del genio nativo y del ideal argentino e hispanoamericano5”. En este desarrollo se interesa por las manifestaciones de la conciencia nacional a través de la cultura. La argentinidad integral, es al horizonte que apunta en su doctrina euríndica. De esta última, entiende que se derivan la ciencia, la economía, la política y la didáctica propias de la nacionalidad. En este sentido, la elección de los documentos: noticia preliminar del Martín Fierro escrita por Rojas (1919), y el ensayo de estética “Eurindia” (1924),6 dan luz del pensamiento integral desarrollado por el autor para pensar la nacionalidad. Entiendo que Eurindia es la cúlmine y síntesis de la argentinidad por él propuesta, por lo que centraré el análisis en el esquema allí descripto, valiéndome del otro escrito para ampliar su visión. Cursivas del autor En palabras textuales: “Indios nos dominaron, indios nos liberaremos” (Cruz, 2009, p.108). 5 Cursivas propias. 6 Esta es la fecha de la primera edición del ensayo. En esta oportunidad, trabajaré con la edición de 1980 (Eurindia); mientras que el prólogo al Martín Fierro será trabajado en su primera edición. 3 4 Cursivas propias. 117 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 116 – 121 Agosto 2016 – Córdoba Los ciclos de la cultura argentina terreno es lo que permite que, en el esquema histórico, el “indianismo” superase al exotismo extranjero. De esta forma, Rojas entiende que en el momento en que los colonos reconocen que necesitan del indio al que combaten, de sus enseñanzas sobre la tierra, su indumentaria y sus formas de vivir, es que su adaptación al nuevo medio se hace posible. De allí nació el gaucho “quien fue el producto de una nueva adaptación inteligente del europeo a la vida indígena en el desierto” (Rojas, 1919, LXIX). A juicio de Rojas, Hernández capta en su obra9 lo que representan en tanto hijos de la tierra, el sujeto indio y el sujeto gaucho. Ahora bien, en la noticia preliminar, en el apartado de “estética del poema”, su preocupación radica en cómo sostener el valor estético y político de un poema que no puede ser clasificado en su género literario por los valores de la retórica tradicional. En esto mismo, él sostuvo que radica la originalidad y valor de la obra: “esta pintoresca payada se ha de considerar en la rusticidad de su forma y en la ingenuidad de su fondo, como una voz elemental de la naturaleza” (Rojas, 1919, LXXVIII). Vemos en este pequeño extracto inmiscuida la metáfora de la tierra nuevamente, en tanto cuna desde la cual pensar la cultura nacional. Seguido a eso, expone que el M.F. es “el espíritu de la tierra natal” en la que se recupera la génesis de la civilización que se debe enfrentar a la bravía del desierto; reconociendo por ello, que en su originalidad el M.F. se acerca a la epopeya. La asimilación a este género literario no es menor, principalmente por varios motivos. El primero de ellos, es el concepto de estética y la función que Rojas le asigna a la estética de Eurindia. Entiende por estética, a una filosofía de la sensibilidad, que implica contemplación y creación de lo bello; Eurindia es una estética de la acción, como tal funda los contenidos de la conciencia nacional y de sus formas sociales, infundiendo su espíritu en la acción colectiva. Por ello mismo la política, la economía y la educación deberán canalizarse hacia los principios definidos por Eurindia (Rojas, 1980 En la génesis del pueblo argentino, tres tipos étnicos personifican las fases de su evolución nacional: el indio, el gaucho, el conquistador, y los tres aportan influencias características a nuestra literatura (Rojas, 1919, LXVIII). Rojas dedica un ensayo de 8 tomos a la literatura nacional7, y luego de asumir que esta no puede ser analizada desde las escuelas estéticas propias de la literatura europea, propone una nueva escuela. La misma, le permitió analizar la cultura argentina en lo que reconoce como sus cuatro ciclos: los gauchescos (o primitivos), los coloniales, los proscriptos (o patricios) y los modernos. Los gauchescos-primitivos, están directamente emparentados con la tierra. Ésta es la que engendra al genio nativo; genio que Rojas intenta despertar para, desde allí, cimentar la cultura nacional. A la misma la construye metafóricamente a partir de tres símbolos: la tierra, el árbol y el templo. Reconoce que este primer símbolo puede reflejarse en el arte: como visión del paisaje. Desde este lugar el artista y el territorio, que este describe en su producción, se funden para trasmitir y recrear a los sujetos que le habitan. De esta manera, las obras lograrán transmitir los sentimientos de “nuestro paisaje”, aquel que entrega caracteres particulares en la formación de la conciencia nacional. En este sentido, el arte8, en tanto legitimador de un conciencia nacional, recupera al indio y al gaucho, hombres en los que “la tierra plasma una religión, una política, una ciencia, una industria, una música y una literatura espontáneas” (Rojas, 1980 [1924], p.69). En el primero de estos hombres, reconoce la herencia genuina de la naturaleza argentina. El indio, es el “hijo legítimo del cielo y la tierra”, como tal es el sujeto apto para habitar este suelo. Se le reconoce al indio una capacidad única de resistencia, por lo cual es capaz de superar vicisitudes que el “nuevo mundo” plantea para el extranjero. Esta resistencia a lo agreste del Historia de la Literatura Argentina (1917). Al pensar en la formación de una estética nacional, Rojas incluye a todas las artes, aunque su producción verse sobre la producción literaria. 7 8 Nos referiremos de aquí en más a la obra de Hernández por sus siglas M.F. 9 118 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 116 – 121 Agosto 2016 – Córdoba [1924]). Segundo, porque el género „epopeya‟ significa, desde la concepción literaria del autor, “el tronco de la literatura, y cuando la raza a la que pertenece se civiliza, suele servir para fecundar a los otros géneros, con su levadura social” (Rojas, 1919, LXXXV), en este sentido ambas fundamentaciones se encuentran íntimamente relacionadas. Salvado el valor estético de esta obra, su valor político viene dado por añadidura. En ello encontramos en tercer lugar que -valiéndome de la metáfora de la cultura expresada por Rojas- para poder aspirar al templo, debemos ir primero de la tierra al árbol y por este ascender a la síntesis espiritual del templo construido: “una sola norma estética fundada en la experiencia de la historia” (Rojas, 1980 [1924], p.119). En el autor hay una preocupación constante por universalizar la cultura argentina primero, y por ella, la americana después. Pero hasta tanto el ciclo de la argentinidad integral se complete, la preocupación estará en cómo cultivar la nacionalidad. Para ello, exige fundamentalmente que la cultura argentina no se deje avasallar por los movimientos migratorios europeos que llegan al país por ese entonces y que, constantemente, plantean y llevan al despojo de lo aborigen, de “lo bárbaro” que Sarmiento plantea. Postura que Rojas critica en varias partes de Eurindia. En este sentido, este extracto condensa un mandato imperativo del ideal cultural que está pensando: El indio que pereció vive en el gaucho; el gaucho, que está pereciendo, sobrevive en el criollo actual, y los tres vivirán en el argentino futuro. Este no será la negación de sus precursores, será su perfección. El gaucho marca un paso de ascensión sobre el indio: el argentino del porvenir lo marcará sobre el gaucho. Si así no fuese, habría fracasado por retardo anacrónico nuestra civilización (…) El pueblo argentino será una síntesis de esos tipos humanos anteriores, en acorde con las nuevas influencias europeas, extranjeras, cosmopolitas; pero no puede ser un europeo, un extranjero, un cosmopolita, porque entonces ya no sería un argentino. De ahí que sobreviviendo en nosotros, los verdaderos argentinos, el gaucho y el indio, nos podemos reconocer, sin dolor para nuestra cultura clásica, en los protagonistas del Martín Fierro, que son indios y gauchos (…)10 (Rojas, 1919, LXXXV). Como podemos observar la estética, para el autor, condensa múltiples y polifacéticos ámbitos de la cultura nacional. Por ello, la preocupación por abarcar en sus ensayos tan disimiles temáticas11, viene de la mano con entender que para generar una conciencia nacional, las disciplinas humanas12 deben procurar, desde sus instituciones, acciones tendientes a gestar una cultura “propiamente argentina”. La misma tiene potenciales muy grandes según lo ve el autor, porque en cuanto la argentinidad integral llega a su cúlmine, ésta puede ir primero a América toda y desde allí expandirse al mundo. He dicho que concibo la personalidad nacional del mismo modo que la personalidad individual. Estas son dos identidades gemelas, la una es psicología individual, la otra es psicología colectiva, o bien, esta última, un simple desarrollo metafísico de aquella (…) Los pueblos creadores de la cultura tienen alma colectiva, y a la cultura por ellas creada no es sino la manifestación histórica del numen angélico que las anima (Rojas, 1980 [1924], p.68). 10 Cursivas propias. Victoria del Hombre (1903); El país de la Selva (1907); Cartas de Europa (1908); El Alma Española (1908); Cosmópolis (1908); La Restauración Nacionalista (1909); Bibliografía de Sarmiento (1911); Los Lises del Blasón (1911); Blasón de Plata (1912); Archivo Capitular de Jujuy (1913/1944); La Universidad de Tucumán (1915); La Argentinidad (1916); Poesías de Cervantes (1916); Historia de la literatura argentina, 8 tomos. Los Arquetipos (1922); Poesías (1923); Facultad de Filosofía y Letras (1924); Discursos (1924); Eurindia (1924); La Guerra de las Naciones (1924); Las Provincias (1927); El Cristo Invisible (1927); Elelín (1929); Discursos del Rector (1930); Silabario de la Decoración Americana (1930); La Historia de las Escuelas (1930); Memoria del Rector (1930); El Radicalismo de Mañana (1932); El Santo de la Espada (1933); Cervantes (1935); Retablo Español (1938); Un Titán de los Andes (1939); Ollantay (1939); El Pensamiento vivo de Sarmiento (1941); Archipiélago (1942); La Salamanca (1943); El Profeta de la Pampa (1945); La Entrevista de Guayaquil (1947); La Victoria del Hombre y otros cantos (1951); Ensayo de crítica histórica sobre Episodios de la vida internacional Argentina (1951); Oda Latina (1954). 12 Historia, política, economía, filosofía, arte, etc. 11 119 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 116 – 121 Agosto 2016 – Córdoba La analogía entre ambas psicologías expresa esta intención globalizadora que persigue Rojas. “Las nacionalidades son entidades superorgánicas semejantes, en su misterio de vida, a lo que son los árboles; la civilización humana, en su conjunto, una selva” (Rojas, 1980 [1924], p.78). Ante el contexto de comienzos de siglo XX, los intelectuales del momento discuten sobre la nacionalidad que debe asumir el Estado centenario. Y ahí mismo se encuentran los motivos que inspiran a Rojas, él mira con aberración el contexto cosmopolita, individualista y positivista en el que vive. Ahora bien, la pregunta que me surge es si esto implicaría para el autor una vuelta atrás hacia un pasado indígena. Tal cosa resulta inverosímil sostener, pero a diferencia de Sarmiento, con quien directamente discute en los escritos abordados, la idea de un progreso lineal en el cual se irá superando cualquier pasado indio o gaucho no están presentes. En cambio podemos observar cómo construyó una dialéctica que le permite volver a lo indio y desde el espíritu que la tierra le insufla a éste, encontrar las fuerzas para el argentino supere este nuevo contexto de exotismo. En el esquema histórico de indianismo y exotismo, el sujeto indio adquiere un lugar espiritual y es la negación que se afirma a sí misma para sintetizarse en un nuevo sujeto, el ser argentino. movimientos dialécticos supera al indio, al gaucho e incluso al extranjero. Por lo que en la recuperación de lo indio, este sólo tiene posibilidad política en tanto “espíritu de fuerzas creadoras de la tierra” y no ya como un sujeto político. Lo indígena, en tanto espiritualidad o forma de vida es a lo que el autor considera se debe volver, para darle especificidad a la formación de la nación y que ella no sea un espejo de las formas cosmopolitas que llegan al país por esos tiempos. Para lograr esto, llama a que desde las disciplinas humanísticas se estudie sus formas de vida, su literatura, las tradiciones y junto a ellas, la “civilización europea” pueda fundirse en una forma nueva que permita gestar una nación argentina. Nación que guardará bastante de los aires modernos europeos, pero que a su vez, mira a Europa desde América y no viceversa. Retomando la primera distinción conceptual que hemos hecho, podemos observar claramente por qué la propuesta de Rojas es indigenista y las características que este indigenismo telúrico asume. El cual, ampliando la caracterización que Favre (1999) realiza, es un indigenismo telúrico culturalista. Esto debido a que en Rojas la concepción de cultura no se encuentra escindida del genio nativo que el sujeto indio representa (o por lo menos del espíritu indígena que busca recuperar). Por otro lado, la recuperación de lo indígena no es sino desde un mito, aquel en el cual “las Indias” y Europa se encuentran para dar nacimiento a Eurindia. Ésta, en tanto apuesta político-estética no se aleja de los aires modernos que abrazan a los compañeros de Sarmiento. Eurindia es la doctrina estética que se debe recuperar no sólo desde el arte, sino desde la política, la economía y la educación. Esta doctrina, en tanto estética de la acción encargada de fundar los contenidos de la conciencia nacional y de sus formas sociales, es la fuerza rectora en la que Rojas pone sus expectativas para situarnos como EstadoNación frente a América primero, y luego frente a Europa. ¿Qué tan lejana esta pretensión de la de sus coetáneos? Quizás no tanto como a primera vista pudiese parecer. Consideraciones El indigenismo en Rojas resulta interesante para pensarlo en la época, porque éste no niega el pasado indígena. Por el contrario, es el espíritu del sujeto indígena el que conserva para sí el potencial político de construcción de nacionalidad. A diferencia de otras estrategias estatales, como ser la llamada “conquista del desierto”, en donde explícitamente se buscaba el exterminio del indio, la estrategia de Rojas se asemeja a las ideas de asimilación. Pero la misma contiene la característica distintiva de que no pretende una aculturación de los indios para asumir la cultura de los no indios, aunque en este punto el lugar del sujeto indígena queda esfumado. En el esquema histórico que propone el autor, en los movimientos entre indianismo y exotismo, un solo sujeto tiene lugar político; este sujeto ser argentino por los 120 Revista Pelícano Vol. 2. El asalto de lo impensado ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 116 – 121 Agosto 2016 – Córdoba Reseñas bibliográficas CRUZ, G., R. (2014). “Indianismo: historia, tesis, desafíos”. En R. Mondragón Y D. Fuentes (coord.), Pensar crítico y crítica del pensar. Coordenadas de una generación. México: Cuaderno de Consideraciones/STUNAM/UNAM. pp. 133-169. . (2009). La liberación indígena contemporánea en Bolivia. Crítica filosófica a una política-estética racializada. Córdoba: EDUCC. DÍAZ POLANCO, H. (2009). “El indigenismo: de la integración a la autonomía”. En Enrique Dussel, Eduardo Mendieta y Carmén Bohórquez (eds.), El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino” (1300-2000). México: CREFAL/Siglo XXI. pp.647-658. FAVRÉ, H. (1999). El Indigenismo. México: FCE PAYÁ, C. & CÁRDENAS, A. (1978). El primer nacionalismo argentino. Buenos Aires: Peña Lillo. ROJAS, R. (2010). La restauración nacionalista. La Plata: UNIPE. . (1980 [1924]). Eurindia, ensayo de estética sobre las culturas americanas. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina S.A. . (1919). Historia Preliminar. En Hernández, J., Martín Fierro. Buenos Aires: Librería La Facultad. 121 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba Angelelli: mártir del Concilio dimension of all pastoral action inserted in a particular community, Mgr. Angelelli play and made explicit pro-poor their status as bishop of the Catholic Church reaffirming the Bible and the Magisterium. As it is well defined what was bishop of the Council. And consistency in the commitment to make it happen was martyred. The text explicitly this commitment, placing it historically and tells the long and winding road of the judicial process which condemned the masterminds of his murder. Angelelli: Martyr Council Luis Miguel Baronetto 1 Director de la Revista Tiempo Latinoamericano [email protected] Modo de citar: Baronetto, L., M. (2016). Angelelli: mártir del concilio. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ ojs/index.php/pel/article/view/43/ Keywords: Bishop Angelelli, option for the poor, martyrdom, Second Vatican Council, Argentinian Church. Resumen: El homicidio del obispo Angelelli no fue una equivocación, ni un exabrupto de los asesinos. Eligieron su objetivo porque conocían su trayectoria. Si había que aniquilar a los que procuraban un cambio de fondo respecto a las situaciones de injusticias, el obispo Enrique Angelelli debía ser eliminado. Sin desconocer la dimensión política de toda actuación pastoral inserta en una comunidad concreta, Mons. Angelelli explicitó e hizo jugar a favor de los pobres su condición de obispo de la Iglesia Católica reafirmándose en la Biblia y su Magisterio. Como bien se lo ha definido fue obispo del Concilio. Y por su coherencia en el compromiso asumido para hacerlo realidad fue martirizado. El texto explicita este compromiso, ubicándolo históricamente y narra el largo y sinuoso camino del proceso judicial que condenó a los autores intelectuales de su asesinato. Aniversario de una unción Un gesto maduró el Misterio en un hombre Y ungió una vida para una misión; Un Cayado y un libro iluminaron el camino Para que el pueblo encontrara el Amor. Fueron jornadas con sabor a Cruz, Fueron racimos maduros para Ti, Señor. La Unción se hizo Misterio En la Carne y en la Sangre de Dios. El Cayado animó la marcha, El Libro encendió la Luz, Las manos abrieron los surcos Para el hombre necesitado de amor. ¡Doce jornadas…son tuyas, Señor! Me llamaste para que fuera testigo… Soy débil, soy pobre y con temor Palabras clave: Obispo Angelelli, opción por los pobres, martirio, Concilio Vaticano II, Iglesia argentina. Tú me dices: “¡No temas!...mi Amor Te Ungió; No es tuyo lo que llevas…apura la marcha… Te basta mi Palabra…lo demás es ilusión”. Abstract The murder of Bishop Angelelli was not a mistake or an outburst of murderers . They chose their target because they knew his career. If you had to annihilate those who sought a fundamental change regarding the situations of injustice, Bishop Enrique Angelelli should be eliminated. Without ignoring the political (….) Enrique Angelelli -En el duodécimo aniversario de mi consagración episcopal – 12 de marzo de 1973. Versos inspirados al despuntar el amanecer de este día. 1Querellante por el Centro Tiempo Latinoamericano en la causa 97000411/2012: Lesa Humanidad “Monseñor Enrique Angelelli”, Tribunal Oral Federal 1, La Rioja, Argentina. 122 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba La opción de la pobreza El homicidio del obispo Angelelli no fue una equivocación, ni un exabrupto de los asesinos. Eligieron su objetivo porque conocían su trayectoria. Si había que aniquilar a los que procuraban un cambio de fondo a las situaciones de injusticias, el obispo Enrique Angelelli debía ser eliminado. En las razones de su peligrosidad se conjugan varios factores. No asumió su compromiso con los pobres por snobismo. Lo encarnaba desde sus primeros años de sacerdote. Su opción personal, consustancial a su origen familiar y social, implicó hacerse cargo del destino colectivo. Su cristianismo de vida evangélica, no se redujo a la práctica individual del rito. Lo fue descubriendo con lo que muchos años después definiría: “con un oído en el Evangelio y el otro al pueblo” (Cf. Angelelli, 2010, p.98). “En nosotros hay una presencia viva de un Dios que es Padre que nos hace jugar la misma vida por los demás hasta la muerte si es necesario” (Angelelli, 2014, p.142) Pero además, consciente de lo difícil de la tarea, se ubicó en el lugar desde donde abrir las puertas y promover la participación. No fue una misión individual. Esa opción personal se profundizó en su función de Obispo de la Iglesia Católica, en extremada fidelidad a la institución. La teología y la enormidad de la tarea exigían un ámbito colectivo. Desde su rol episcopal, un espacio de poder no desdeñable en la realidad religioso-cultural de Argentina. Pero no lo hubiese podido hacer si no hubiese sido fiel hasta el fin de sus días a la misma institución. Asumiendo plenamente su propio rol jerárquico planteó iniciativas y posturas no siempre compartidas por sus pares en el orden nacional, que en momentos martiriales lo dejaron sólo. Ante esto demostró fidelidad a la Iglesia renovada en el Concilio y experimentó el apoyo explícito del Papa Pablo VI. La doble faceta de la Iglesia en su constante histórica tuvo manifestaciones más o menos atenuadas según la época, pero más visibles en sus contradicciones durante y después del Concilio. Desde las diferentes posturas se procuró no explicitarlas hacia fuera priorizando la unidad eclesial. Angelelli lo vivió con profunda espiritualidad, sin resignar su rol profético, padeciendo –diríamos así– con alegría y esperanza. Sin especulaciones, ni falsas prudencias, según sus palabras. Hacia adentro de la institución como pregonero de la renovación para mejor servicio al mundo. Y hacia fuera cuando la interpelación de ese mundo, especialmente el de los pobres, requería convicción y generosidad. Al hacerse voz para que hablaran los enmudecidos; y más aún cuando esa palabra recuperada por los pobres se transformó en acción, el obispo se constituyó en el peligro principal para el orden establecido por los poderosos. En la disputa eclesial por el modelo y la misión de la Iglesia, los preconciliares tenían coincidencias e intereses comunes con los actores sociales sostenedores del sistema capitalista. En este contexto la pobreza fue –y es- la subversión, que cuestiona y plantea la radicalidad del cambio. En sus dos vertientes. Como opción de vida evangélica, hacia el interior de la institución eclesiástica; y como realidad de injusticias sociales que cuestionan las estructuras económicas y políticas. También doblemente provocadora de conflictos. Postulada como opción de vida según el modelo de Jesús el Carpintero (Cf. Gauthier, 1965), no reducido a determinadas asociaciones religiosas, sino como imperativo de la estructura eclesial en su conjunto, implicaba profundizar en una concepción de iglesia cuestionadora de su estructura de poder, de su ubicación en la sociedad, de sus riquezas y de modalidades principescas y medievales, que la mayoría de los obispos no estaban dispuestos a resignar. Se demostraría al finalizar el Concilio, cuando a pesar de la insistencia de un reducido grupo de cardenales2, obispos y de teólogos, biblistas y pastoralistas, no se vieron reflejadas estas propuestas en los documentos finalmente aprobados. Tocaban fibras íntimas e intereses de las estructuras eclesiásticas y de quienes ocupaban sus principales lugares. Pero además no era difícil advertir que al responder a las dos preguntas fundamentales del Concilio: ¿Iglesia, que dices de ti misma? Y 2Los cardenales que plantearon el tema de la pobreza en el aula conciliar fueron Giacomo Lercaro, de Bolonia (Italia), León José Suenens de Bruselas (Bélgica), Pedro María Gerlier de Lyon (Francia) y Juan Bautista Montini de Milán (Italia), quien después sería el Papa Pablo VI. 123 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba ¿Cuál es tu misión?, desde esta perspectiva, necesariamente la virtud de la pobreza debía expresarse en el compromiso con una acción transformadora de las injusticias sociales. Y esto afectaba una de las bases sustanciales de la estructura eclesiástica, que desde el Emperador Constantino, se confundió con el poder temporal, dándole la legitimidad “divina”. Y así siguió gozando de poderío social, económico y político hasta constituirse en la referencia exclusiva de la civilización occidental y cristiana, sustentada en la propiedad privada. El sistema de explotación del hombre y de la naturaleza para la acumulación lucrativa de los bienes, resumido en el capitalismo, adquirió el carácter sagrado. Y quienes se atrevieran a cuestionarlo debían ser los herejes y cismáticos a eliminar. Coincidente en los años, la Conferencia de Ejércitos Americanos, hegemonizada por los EEUU realizada en West Point en 1964 explicitó la doctrina de las fronteras ideológicas. Sería misión de los ejércitos de estos continentes no ya la defensa de las fronteras geográficas, sino las ideológicas. Lo que implicaba identificar el enemigo a combatir al interior de los propios países. Defender la civilización occidental y cristiana ante la agresión del comunismo. Fueron los términos ideológicoreligiosos del sistema capitalista con su régimen de propiedad privada, contra el socialismo y la propiedad estatizada. Allí se sustentaron en 1973 los terratenientes de Anillaco para argumentar las violentas agresiones que expulsaron al obispo diocesano. Era en defensa de las tradiciones católicas reclamando la remoción de Mons. Angelelli por comunista, tercermundista. No lograron la remoción, pero cuando las fuerzas armadas usurparon el gobierno en 1976 lo eliminaron. En la Argentina Católica, con la ancestral y profunda gravitación social de la institución religiosa que la representa, no resultaba fácil eliminar a un obispo. Pero “los militares no podrían haber matado a un Obispo sin complicidad civil y clerical” (Baronetto y Baronetto, 2015, p.172). La necesidad de hacerlo estuvo en relación a la relevancia de una práctica promotora de activa participación en el proceso social, desde motivaciones religiosas. De allí las características específicas en la planificación y ejecución del atentado criminal, con las maniobras de ocultamiento y el activo rol de los servicios de inteligencia, aún en los años posteriores. No sólo para preservar la impunidad de los autores sino para no entorpecer las relaciones especialmente cultivadas por la Junta Militar con la cúpula del Episcopado argentino y anular cualquier intento de investigación institucional. Hombre de la Iglesia Católica El hecho de que la memoria del obispo Angelelli haya sido recuperada y mantenida con mayor persistencia por sectores cristianos de base, organizaciones populares o instituciones, muchas de ellas no ligadas a la estructura de la Iglesia restó importancia a su condición episcopal, como miembro pleno de la Iglesia Católica. A ello contribuyó enormemente la complicidad desde sus inicios de la jerarquía católica con el terrorismo de estado, no sólo negando su asesinato sino diferenciándose de su pastoral ante cada situación de conflicto que le tocó enfrentar: los cuestionamientos ante los planteos renovadores del clero cordobés en 1964, el silencio del episcopado ante la prohibición de la misa radial en 1971, el apoyo explícito a los terratenientes sancionados de Anillaco en 1973 del presidente del episcopado Adolfo Tortolo con informes adversos al Vaticano, la negativa a concederle la palabra en la última Asamblea de la Conferencia Episcopal de la que participó en mayo de 1976, el silencio y la no investigación de las circunstancias de su muerte, sospechada de asesinato desde el primer momento, la descalificación a quienes reivindicaron su martirio. Todo ello alejó su memoria del seno de la iglesia institucional restando la trascendencia de su rol como obispo de la Iglesia Católica, institución con poder social que Enrique Angelelli puso al servicio de los pobres, colocándolos en el centro de la pastoral diocesana. El juicio que condenó a los responsables del asesinato se abocó a reconstruir la materialidad del crimen. Pero la investigación judicial para sustentar las pruebas del accidente planificado e intencionalmente provocado, se extendió en el largo recorrido del martirio que testimoniaron quienes fueron considerados por el Tribunal como testigos directos por haber padecido conjuntamente la persecución a la pastoral 124 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba diocesana, que era el peligro mayor a eliminar. Es decir, para devolverle la muerte, se requirió rememorar su vida, colectivamente vivida, que le quitaron. Con el Angelelli asesinado tratamos ahora de recorrer un camino del martirio, que se inició en su práctica como sacerdote y obispo en Córdoba, siguió en la pastoral diocesana de La Rioja y no terminó el 4 de agosto, cuando lo mataron. Treinta ocho años después los tribunales judiciales esclarecieron los hechos y condenaron a los homicidas. Con la documentación conocida hasta el presente pretendemos hacer ese recorrido. vocación hacia los pobres. Desde 1891 la Iglesia Católica, con la Rerum Novarum del Papa León XIII reinstaló a los pobres en su mensaje.3 Si bien lo hizo para disputarle al modernismo la rectoría del mundo, y en especial la clase obrera al marxismo, la cuestión social – como se la denominó - se introdujo con fuerza en la doctrina católica. Además, su predicación y su penitencia tuvieron en el horizonte la dignidad de los pobres. Ese fue su compromiso martirial. En fidelidad a su origen, desde los inicios de su sacerdocio mostró predilección por la cuestión social: los pobres y los trabajadores. Se manifestó en el contacto con las villas miserias de Alto Alberdi y los enfermos del Hospital Clínicas, del que fue capellán. Luego dando contención a las familias indigentes ocupantes de los galpones de la antigua “Barraca de Soria” o bajo los puentes en la desembocadura de La Cañada y el Río Suquía, cuando se hizo cargo de la Capilla Cristo Obrero, de la ciudad de Córdoba, en 1953 (Cf. Archivo del Arzobispado de Córdoba, Protocolo 2122/53).4 Su preocupación por los trabajadores, que se oficializó al ser designado Asesor Federal de la JOC (Juventud Obrera Católica), tuvo avances al compás de las nuevas realidades sociales del mundo moderno. El sacerdote belga José Cardjin fundó la JOC en 1925 para recristianizar a la clase obrera. Esta concepción de neocristiandad predominante en la época fue cediendo a medida que la Iglesia también era penetrada por las realidades modernas, hasta que el Concilio Vaticano II (1962-1965) institucionalizó nuevas definiciones y modos de presencia y relación de la Iglesia con el mundo.5 Pero en 1954 el P. Angelelli expresaba las líneas rectoras del Magisterio de la época, con el germen de un diagnóstico explicitado años después en diversos documentos pontificios o episcopales: Enrique Ángel Angelelli Enrique Angelelli, hijo de labriegos radicados en las afueras de la ciudad Córdoba, hizo la carrera eclesiástica sin considerarla como modo de ascenso social, aspiración compartida por familias inmigrantes que procuraban un futuro mejor para sus hijos. Terminó de cursar sus estudios de teología en Roma, en el Colegio Pío Latinoamericano, concebido después de la segunda guerra mundial como una necesidad para universalizar las directivas de la Iglesia Católica y homogeneizar su presencia. Los estudios allí realizados eran considerados un antecedente sólido para acceder al episcopado. Para la iglesia católica era una forma de garantizar la fidelidad. El P. Angelelli regresó de Roma con la licenciatura en Derecho Canónico aprobada. Para la institución eclesiástica de la época el derecho canónico era tan o más importante que la teología o los estudios bíblicos, porque allí residía una de las bases de la obediencia a las normas establecidas por una estructura rígida y piramidal. Apenas arribó a Córdoba, en septiembre de 1951, el clero le brindó un agasajo, oportunidad en la que el joven sacerdote – ordenado en octubre de 1949 – transmitió un mensaje del Papa Pio XII: “Dígales a los sacerdotes que cultiven la vida interior, sean fieles a la Iglesia y a su doctrina, sean caritativos con los demás, sean penitentes y prediquen” (Angelelli, 1951, pp.225-226). Características que en lo personal asumió hasta el martirio. La fidelidad a la Iglesia y su doctrina y a la caridad la vivió y promovió desde su temprana Dice el teólogo José Comblin: “RerumNovarum asume la defensa de los derechos de los trabajadores y de esta manera reintroduce la pobreza en el mensaje cristiano. No se trata de la práctica de la asistencia, sino del contenido de la enseñanza cristiana.” (1995, p.32). 4 La capilla Cristo Obrero pertenecía a la jurisdicción de la Parroquia de la Catedral. El decreto designaba al P. Angelelli vicario cooperador de la Catedral, con residencia en la Capilla de Cristo Obrero. 5 Gaudium et Spes fue la Constitución Conciliar que concentró las conclusiones de esta temática. 3 125 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba El movimiento obrero exige hoy como réplica al sistema liberal, que redujo al obrero a una simple mercancía sujeta a la ley de la oferta y la demanda, una valorización de su propia dignidad. (…) Si el Vicario de Cristo no duda en afirmar que „la clase obrera está llamada a asumir responsabilidades que nunca había conocido en el pasado‟, un movimiento obrero apostólico que entrañe la misión de devolverle a la Iglesia la Clase Obrera perdida, merecerá toda la atención y el estudio para que se encarne en nuestras parroquias de ambiente obrero (Angelelli, 1954, pp.34-35). presentado ante ella como una iglesia burguesa (Angelelli, 1958a, pp.113-114).6 Como expresión práctica al finalizar el debate los ciento cincuenta sacerdotes participantes solicitaron “Al Honorable Congreso de la Nación […] “La más urgente vigencia de una auténtica unidad y libertad obreras fundamentadas en la libre determinación de los propios trabajadores…” [...] Y “se arbitren para esto los medios legales que correspondan a fin de que los obreros elijan libremente sus autoridades...” (Angelelli, 1958b, pp.54-55). Que los jóvenes obreros tuvieran su espacio en la Iglesia produjo resquemores. La J.O.C. – dice un dirigente de esos años– “era tolerada, más que aceptada” (Baronetto, 2006, p.27). Traer la realidad del mundo obrero al ámbito de un movimiento eclesial con el método jocista de Ver-Juzgar-Obrar significó introducir un análisis socio-económico que ponía al desnudo las causas de los bajos salarios y las precarias condiciones laborales. Una sensibilidad que fue profundizándose con los aportes de las ciencias sociales. Si esta dinámica era acompañada de cerca por la práctica pastoral del P. Angelelli como Asesor, que se trasladaba en su moto Puma a las Secciones de la JOC en las parroquias periféricas de la ciudad, aquel movimiento se Esta mirada eclesiocéntrica tuvo en Argentina un primer viraje después del derrocamiento del presidente Perón, en el que la Iglesia Católica institucionalmente participó de modo activo. La dura persecución padecida por los trabajadores a partir de noviembre de 1955, produjo la reacción de los sacerdotes de Córdoba, que sintieron el rechazo obrero y declararon: “no estamos en contra de los obreros. Muchos de nosotros venimos precisamente del mundo obrero…” (Cf. Criterio, 1955, pp.964-965). El P. Angelelli lo expuso en la IV Semana Nacional de Estudios de los Asesores de la JOC: No hemos sabido ver, por las razones que ellas sean, que la clase obrera configuraba un serio problema de Iglesia, al mismo tiempo que iba gestándose una conciencia tal, dentro de la misma masa, de su ubicación junto a las demás clases sociales, la participación en la vida y en el quehacer nacional, la fisonomía que imprimía a una Argentina anterior al „43. Y a la Argentina durante y después del fenómeno peronista. Debemos confesar humildemente que hemos estado alejados de la clase obrera; no hemos penetrado en el corazón de la misma; no hemos estado presentes como Iglesia en sus momentos tristes, duros y de posibilidad para una promoción auténtica. Ante la clase obrera hemos aparecido como extranjeros; no hubo diálogo materno y filial; hemos usado lenguaje distinto y nos hemos 6No es objeto de este escrito desarrollar el pensamiento renovador que se expresaba en esa revista, donde el P. Angelelli integraba el equipo de redacción junto a otros sacerdotes que años después tendrían protagonismo como obispos, teólogos o sociólogos. Entre ellos Eduardo Pironio, Enrique Rau, Lucio Gera, Joaquín Aduriz, MilanViscovich, Enrique Rau, Miguel Ramondetti, Justino O‟Farrel, quienes a su vez hacían presente a europeos como K. Rhaner, H. de Lubac, Francisco Hourtat y otros, que serían peritos teólogos y sociólogos del Concilio Vaticano II. A estas voces renovadoras, la jerarquía eclesiástica le puso límites. De hecho esta edición fue la última. Los responsables de la Redacción hicieron saber que: “Notas de Pastoral Jocista dejará de aparecer. Repetidas insinuaciones de su Emcia. Rvma el Cardenal Antonio Caggiano en el sentido que Notas de Pastoral Jocista está en el elevado plano que competiría a la Revista Eclesiástica Argentina y debiera reducirse exclusivamente a la temática propia de la JOC, nos han llevado a tomar esta resolución (…). La Redacción”, p.5. Más que “insinuaciones” en realidad fue “clausura”. Así lo calificó el P. Gerardo Farrel, historiador, en una entrevista en 1989; cf. Martín, 2013, p.279. 126 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba potenciaba. Eran tiempos de búsqueda de renovación en la evangelización del mundo moderno. Se trataba de un compromiso asumido personal y colectivamente de vivir la pobreza, de mostrar el rostro de una Iglesia servidora y pobre, y de trabajar para “la adopción de estructuras económicas y culturales que no fabriquen naciones pobres en un mundo cada vez más rico, sino que permitan que las mayorías pobres salgan de la miseria.”(Pikaza y Antunes da Silva, 2015, p.23). En el Pacto de las Catacumbas la mayor parte de las cláusulas expresaban la decisión de los obispos por un modo de vida en la pobreza, “para ser fieles al espíritu de Jesús”, acompañando a “los trabajadores y económicamente débiles”. Lo primero era un testimonio hacia el interior de la Iglesia: “ni oro ni plata, no posesión de bienes muebles e inmuebles, ni cuentas en los bancos, eliminación de títulos de poder, como Eminencia, Excelencia…” (Cf. Pikaza y Antunes da Silva, 2015, p.21) Este “Pacto” fue precursor de otro documento colectivo firmado el 15 de agosto de 1967. El Manifiesto de 18 obispos del Tercer Mundo7, encabezado por el Arzobispo brasileño Hélder Cámara, tuvo repercusión mundial, especialmente en nuestro país porque dio origen en 1968 a lo que luego se llamó Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Los cristianos – dijeron los obispos en ese Manifiesto – tienen el deber de mostrar que el verdadero socialismo es el cristianismo integralmente vivido, en el justo reparto de los bienes y la igualdad fundamental de todos. Lejos de contrariarse con él, sepamos adherirlo con alegría, como a una forma de vida social mejor adaptada a nuestro tiempo y más conforme con el espíritu del Evangelio. Así evitaremos que algunos confundan Dios y la religión con los opresores del mundo de los pobres y de los trabajadores, que son, en efecto el La Iglesia del Concilio En 1958 asumió como Papa un hijo de campesinos italianos. Elegido a los 77 años como de transición, sorprendió al mundo convocando al Concilio Ecuménico Vaticano II. Juan XXIII abrió las ventanas de la Iglesia para que entraran aires nuevos. Y habló de “la Iglesia de los pobres” (Juan XXIII, 1962). De la actitud apologética, la Iglesia fue dando pasos en el siglo XX hacia el diálogo con el mundo. De maestra quiso ser servidora. De sociedad perfecta a santa y pecadora. Esto que ganó terreno en el Concilio Vaticano II contuvo un proceso de transformación que al obispo Angelelli lo reafirmó en sus opciones, pero fundamentalmente lo expresaría sin medias tintas ni mezquinas especulaciones en su práctica pastoral. El 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de clausurarse el Concilio Ecuménico Vaticano II, 42 obispos de diversos países concelebraron la misa en las Catacumbas de Santa Domitila (Roma) y sellaron su compromiso en el Pacto de las Catacumbas, que tuvo escasa difusión. Entre esos pocos obispos estuvo Enrique Angelelli, que con Alberto Devoto, de Goya fueron los únicos firmantes de Argentina (Beozzo, 2015; Pikaza y Antunes da Silva, 2015): 1 – Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población en lo que concierne a casa, comida, medios de locomoción, y a todo lo que de ahí se desprende. Mt. 5,3; 6,33-34; 8,20. (…) 10 – Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos decidan y pongan en práctica las leyes, estructuras e instituciones sociales que son necesarias para la justicia, la igualdad y el desarrollo armónico y total de todo el hombre y de todos los hombres, y, así para el advenimiento de un orden social, nuevo, digno de hijos de hombres y de hijos de Dios. Hech. 2, 44-45; 4,32-35; 5,4; 2 Cor. 8 y 9; 1 Tim. 5,16 (Pikaza y Antunes da Silva, 2015, p.21). 7El teólogo y filósofo José Pablo Martín relata: “En septiembre de 1973 le hice una entrevista a Angelelli; me contó que él había pasado un mal trago con la redacción de ese manifiesto. (…) Angelelli me decía que a él le hubiera gustado otro tono, participar en la redacción y, sobre todo, que se extendiera el número de los firmantes que podían haber sido 70, y hasta más de 100, con un poco de tiempo.” Cf. Op. Cit. p.397. 127 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba feudalismo, el capitalismo y imperialismo. (AAVV, 1968, p. 17).8 el (Angelelli, 1963). Este accionar y su activa propagación de la renovación del Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965)10, apoyando al clero que reclamaba cambios, le provocó la adversa reacción del tradicionalismo católico de Córdoba, que atrajo la intervención de la Nunciatura Apostólica en 1964. Mons. Angelelli quedó “desorientado y hasta escandalizado, al ver que se ha impostado toda una reunión del clero, sobre una realidad inexistente, cual es la rebeldía” al Arzobispo, mientras en privado el Nuncio le pedía que tratara de “calmar al clero durante cinco meses, porque la Santa Sede necesita ese tiempo para solucionar el problema. (…) Me cuesta ver un proceder evangélico” (Cf. Angelelli, 1964), concluía el informe del obispo auxiliar que quedó acusado arbitrariamente de rebelde, mientras asumía la responsabilidad de cumplir el pedido de la autoridad vaticana de ser puente entre el clero y su máxima jerarquía local. Al renunciar el Arzobispo Castellano en 1965 fue relegado del gobierno eclesiástico. Aunque el nuevo Arzobispo Raúl Primatesta se vio en la necesidad de rehabilitarlo, el rol asignado le restó protagonismo; y las versiones sobre su renuncia publicadas en la prensa debieron ser desmentidas por el mismo Arzobispo. Tramos martiriales que reafirmaron sus opciones evangélicas. El efecto de su compromiso con los trabajadores y los pobres quedó reflejado en la prensa de Córdoba, cuando comentó su designación como titular diocesano en La Rioja: “es considerado una de las figuras eclesiásticas de real gravitación en los medios obreros y gremiales del país”. (Diario Córdoba, 27 de Junio de 1968). Al clausurar la última sesión del Concilio, el 7 de diciembre de 1965, el Papa Pablo VI dijo: “La Iglesia se ha declarado en cierto modo la sirvienta de la humanidad” (Paulo VI, 1966, p. 829). La propuesta era cambiar la ubicación social de la Iglesia, más allá de que en los documentos conciliares quedaron expresadas las diversas perspectivas predominantes, sin que los pobres lograran el lugar central asignado en el mensaje evangélico.9 Para el obispo Angelelli las definiciones fueron claras. Antes de partir de Roma escribió sus extensas reflexiones que cruzó como reservadas: La elaboración conciliar nos lleva a una Iglesia, apostólica, misionera, universal, abierta, santa, evangélica, pobre, signo, rostro, sacramento del Dios escondido; a una Iglesia que siendo de Hoy quiere y siente la necesidad de dialogar y comprender al hombre actual; que no está puesta para condenar, sino para sanar y salvar; que quienes están constituidos en autoridad en el Pueblo de Dios, son servidores…si la autoridad es esencial en la Iglesia no es fin en sí misma sino servicio de la Ecclesia para que todos conozcan al Padre por el Hijo en el Espíritu Santo (Angelelli, 1996). Como obispo auxiliar de Córdoba, desde fines de 1960, Mons. Angelelli impregnó sus opciones en la pastoral arquidiocesana. Intervino apoyando conflictos obreros y convocó a la solidaridad con los pobres en la crisis económico-social de fines de 1963 1968: El concilio en La Rioja La Constitución Lumen Gentium, con la Gaudium et Spes fueron los documentos más destacados y debatidos del Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965). En el primero los padres conciliares intentaron una definición sobre la naturaleza y misión de la Iglesia. Que no hubo un consenso absoluto quedó expresado en su redacción con dos capítulos donde cada uno 8Dicho manifiesto fue publicado en el semanario francés Temoignage Chrétien, el 31/8/67, Pf. 14, b. (Traducido por el CIDOC – Centro Intercultural de Información, Doc. 67/35, Cuernavaca, México, 1967). 9El teólogo e historiador brasilero José Oscar Beozzo afirma que los padres conciliares “al plantear la modernidad no diferenciaron entre su cara atractiva de ciencia y técnica,…con una modernidad que representaba colonización, rapiña, guerras”. Revista Vida Nueva, 9 de marzo de 2012, España. Recuperado el 1 de mayo de 2016 de http://www.vidanueva.es/2012/03/09/joseoscar-beozzo-teologo-brasileno-tenemos-que-alentar-yno-matar-la-profecia-dentro-de-la-iglesia/ 10Enrique Angelelli participó de la primera sesión del Concilio en 1962. Y de la tercera (1964) y cuarta (1965). Durante el desarrollo de la segunda, en 1963, quedó a cargo de la Arquidiócesis de Córdoba. 128 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba resaltó el aspecto que consideraba sustancial. Sin ser antagónicos entendían a la Iglesia de distinto modo: unos acentuaban su constitución jerárquica y otros como Pueblo de Dios. La redacción final intentó compatibilizar ambos aspectos. Cuando estas definiciones se irradiaron por el mundo, cada sujeto eclesial le puso el acento a la definición que estimaba corresponder. Para unos se trató de mantener la Iglesia como expresión visible del reino de Dios y para otros fue el instrumento de su construcción en este mundo, lo que implicaba mirar más hacia fuera, adecuando su organización interna. La Iglesia del Concilio quedó entendida con el acento puesto en sus características repetidas por Angelelli de servidora y misionera. Su razón de ser era aportar a una sociedad fraterna y solidaria. Pero la concepción de Pueblo de Dios también implicaba destacar la importancia de los diferentes roles de sus miembros, considerados en su adultez y con responsabilidades a asumir. La corresponsabilidad fue la expresión concreta de esta participación que Mons. Angelelli aplicó en La Rioja. Esto no sólo definió una pastoral de conjunto sino especialmente su implementación, extendiendo la acción a los más diversos actores sociales, que incluyeron a quienes no se consideraban miembros de la Iglesia o no se definían cristianos. Eran lo que los mismos documentos conciliares mencionaban como hombres de buena voluntad. Esta fue la concepción eclesial profundizada con la participación activa de los agentes pastorales. “A las ideas madres del Concilio las recalqué hasta que fueran penetrando en la carne y en la sangre de esta Iglesia…Hoy se mezclan las voces de „crucifícale‟ con las voces de „esperanza‟”, dijo Mons. Angelelli (2012, p.160).cuando ya la pastoral soportaba la oposición de quienes veían afectados sus intereses. Cuando el 24 de agosto de 1968 Enrique Angelelli asumió como titular de la diócesis de La Rioja, la provincia tenía 150.000 habitantes diseminados en 94.000 kms2. Compartía con las provincias norteñas la postergación de sus economías regionales, causada por el centralismo portuario de Buenos Aires. Y sus riquezas naturales acumuladas en pocas familias por un proceso de despojo a la mayoría empobrecida, cuya juventud emigraba o subsistía del empleo público. “Deben caer – dijo en su primer reportaje – una serie de sistemas que son causantes de las injusticias, de los desencuentros” (Baronetto, 1988, p.3).Lo decía en consonancia con las bases de los documentos, que en esos días discutían los obispos latinoamericanos en Medellín, para poner en práctica las disposiciones del Concilio. El primer síntoma de las dificultades que le tocaría enfrentar en sus ocho años de pastoreo riojano fue el envío por correspondencia de la página central del diario con el reportaje y una nota sobre escrita a máquina que le advertía: “Querido Angelelli: Eres muy supersónico para La Rioja en tu presentación…no hay que entrar con demasía ínfula (sic)…” (p.9). Los pobres y los cambios sociales Después de recorrer la provincia en camioneta, carruajes tirados por animales, montado en caballos o mulas por senderos sinuosos y escarpados, de llanuras y montañas (Cf. Angelelli, 1974 p.11), Monseñor Angelelli convocó a una Semana de Pastoral para diagnosticar la realidad a evangelizar. El documento final sintetizó “una situación de injusticia y violencia que constituye un pecado institucionalizado que degrada, esclaviza y frustra a nuestro pueblo en sus legítimas aspiraciones” (Baronetto, 2006, p.72). En el Informe ad limina de 1974, entregado al Papa Pablo VI, el obispo puntualizó la grave situación socio-política en los cuatro decanatos de la diócesis: En la ciudad capital, con un tercio de la población, señaló el radio céntrico con residencias “de familias acomodadas, individualistas, arraigadas a costumbres tradicionalmente clasistas” (Angelelli, 1974, p.57). En los barrios, “obreros, peones y familias pobres venidas del interior;…poseen casas precarias o ranchos”. En la zona rural cercana hay muy pocos que poseen tierras extensas, éstas pertenecen a personas con todas las posibilidades económicas que le permiten explotar la tierra y a quienes la trabajan… (que) carecen de organismos que los representen y defiendan sus 129 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba derechos, siendo uno de los sectores más explotados” (p.59) autoridad por indígenas en rebeldía y aceptado por conquistadores españoles, volvía cada año en la procesión del Tinkunaco a reinstalar el mensaje de la fraternidad, de la igualdad constitutiva de los humanos. En todo el territorio diocesano sacerdotes, religiosas y laicos promovieron iniciativas comunitarias. Se realizaron jornadas de reflexión de jóvenes, maestros, mujeres, etc. de donde surgían los diagnósticos y la planificación de iniciativas a concretar: Desde las específicamente religiosas, como las fiestas patronales, la renovación litúrgica y la organización de la catequesis hasta las sociales, entendidas como constituyentes de la misión de la Iglesia. Las empleadas domésticas se sindicalizaron. Otras mujeres formaron las cooperativas de Teleras para el trabajo artesanal. Los obreros y pequeños productores de nueces y aceitunas se organizaron en cooperativas de trabajo y comercialización; y se formó el sindicato de mineros. Igual sucedió en la zona norte, donde en 1973 se produjo el principal conflicto con los latifundistas de Anillaco y Aminga al constituirse la cooperativa CODETRAL que reclamó la expropiación del abandonado y apetecido latifundio Azzalini, el más rico en aguas. Que los peones se organizaran en el sindicato rural y cooperativas, provocaría en las fincas de los poderosos, escasez de mano de obra como la que venían explotando hasta entonces. Esos cambios sociales no fueron tolerados. El pueblo pobre tomaba conciencia del poder de su organización; y la Iglesia, tradicionalmente legitimadora del orden establecido, acompañaba ese proceso liberador. Desde las entrañas de la propia cultura, con el sincretismo consustancial al proceso histórico latinoamericano, expresado en la honda religiosidad popular riojana, se potenciaba la voz liberadora de los pobres contra el sistema de explotación. La peligrosidad del obispo no estuvo sólo en sus palabras sin medias tintas, denunciando las distintas realidades de injusticias desde el Evangelio y el Magisterio, en cada misa radial de los domingos o en reportajes periodísticos; sino en la multiplicidad y variedad de organizaciones diseminadas a lo largo y a lo ancho de la geografía riojana. Esa pastoral de conjunto incluía a sectores no eclesiales e instituciones partícipes de aquella realidad. Y la Después de visitar Los Llanos, el obispo en 1972 denunció: “Personas que se dicen integrantes de servicios de informaciones han esquilmado, con la complicidad de testaferros, a la pobre gente” (Baronetto, 1988, p.56), especialmente en la compra del ganado a bajo precio. Y también las maniobras de estos grupos, que incluían a militares de la Fuerza Aérea, para apropiarse de grandes extensiones de tierras, amenazando con el desalojo a los antiguos poseedores y habitantes del lugar. En el decanato del Oeste: “Unos pocos propietarios de viñedos, nogales y olivos, dueños del pueblo, no pagan el salario justo, ni beneficios sociales…La mayoría, peones que son explotados por los patrones…y empleadas domésticas…” (Angelelli, 1974, p.72). En el norte describió el círculo de la pobreza: “Los muchos tienen que servir a los dueños de la tierra y del agua por una remuneración injusta…Existen grandes latifundios…la comercialización está en manos de los industriales dueños de los establecimientos aceituneros…” (p.78). Esta realidad de profundas y ancestrales injusticias sociales se transformó en denuncia profética: Si frecuentemente he debido señalar problemas y situaciones irritantes y que no son conformes al Plan de Dios, ha sido después de haberlos constatado personalmente en el contacto directo con esos problemas y de haber escuchado de la gente la realidad de sus vidas…”(pp.1011). De la palabra se pasó a la acción. El obispo dinamizó una pastoral de conjunto, potenciando la fe cristiana en sus manifestaciones de religiosidad popular, que traducida a las exigencias de la vida cotidiana subvertía el orden explotador, injusto y bendecido durante siglos por creencias alienantes. Un obispo católico, jerarquía de la misma iglesia que tantas veces se benefició de esos poderes establecidos, vino a desestabilizar la tranquilidad ordenada de la alta sociedad riojana. El mismo Niño Alcalde, constituido en 130 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba confluencia plural podía generar una relación de fuerzas diferente poniendo en disputa la hegemonía de los poderes en una sociedad clasista y de tradiciones feudales. El peligro era social. La iglesia conciliar expresada en la pastoral promovida por el obispo Angelelli se constituyó en el principal enemigo. La Iglesia en La Rioja fue especialmente la Iglesia de los pobres, como la había propuesto el Papa Juan XXIII. Un poder institucional, arraigado en la historia argentina, que había legitimado la dominación y los privilegios de una clase social, cambió de lugar y se ubicó a la par de los dominados. Angelelli se convirtió en el hombre zorro disfrazado de oveja. Así lo definió el Vicecomdoro Fernando Luis Estrella –condenado por su homicidio– el 25 de mayo de 1976: Como dignos hijos nacidos bajo el signo de la Cruz y la Espada…hay que ser fieles a los principios de nuestra religión aunque ellos nos enfrente a los hombres…Debemos adherirnos al occidentalismo cristiano como Cristo quiere al mundo y no como el hombre zorro disfrazado de oveja quiere que sea Cristo…Y muchas veces el enemigo está entre nosotros (Diario El Independiente, 26 de mayo de 1976). ambos sustentados en distintas concepciones de la fe cristiana y de la misión de la Iglesia. El obispo diocesano aplicó la sanción canónica del entredicho personal a los 13 promotores de las violentas agresiones. Estos elevaron al Nuncio Apostólico y al Arzobispo Adolfo Tortolo, presidente del Episcopado –después Vicario Castrense– las acusaciones de tercermundista y de querer destruir “las sagradas tradiciones católicas” (Diario El Sol, 14 de Junio de 1973). Mons. Angelelli solicitó al Vaticano un representante que llegó a fines de ese año y ratificó la fidelidad de la pastoral al Evangelio y a la Iglesia. El arzobispo Vicente Zazpe informó al Papa que el problema no era religioso, como pretendían presentarlo los latifundistas; sino socio-económico, ante el impulso a la expropiación de tierras para trabajadores cooperativizados y las denuncias del Obispo a los factores de poder vigentes en la provincia que manejaban la usura, la droga, la prostitución y la trata de personas, entre los que se encontraba el propietario del diario El Sol. El núcleo del problema socio-económico fue la propiedad privada de la tierra y su proceso de producción en riesgo. “Con CODETRAL – había dicho el obispo Angelelli– iniciaremos, realmente, la reforma agraria en La Rioja” (Baronetto, 1988, p. 78). En octubre de 1973 el capellán militar Felipe Antonio Pelanda López informó al Jefe de la Policía Federal “sobre la situación que creaban las actividades disociadoras y subversivas de Mons. Angelelli.” (Baronetto y Baronetto, 2015, p.163) Así quedó anotado en los archivos de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. El representante de Pablo VI Mons. Zazpe expresó su preocupación. Declaró a la prensa: “Para el futuro temo cualquier cosa. Uno de los sancionados me dijo: o Angelelli se va por las buenas o por las malas, y si no es por las malas será por lo peor.” (Nuevo Diario, Santa Fe, 28 de Diciembre de 1973; Diario El Independiente, La Rioja, 7 de Enero de 1974). Era de vida o muerte. Estaban amenazados los intereses de la clase beneficiaria del sistema social vigente En 1970 dirigentes conservadores anquilosados en las instituciones laicales católicas, a las que el obispo había declarado en estado de asamblea, acusaron a la pastoral diocesana de haberse “desviado hacia el comunismo...” (Cf. Obispado de La Rioja. 5 años de vida. Iglesia en La Rioja, Argentina, 1968-1973, (mimeo), p. 4.). Autodefinidos como “los verdaderos católicos, que siempre trabajamos para la Iglesia”, este mismo grupo constituido en los Cruzados de la Fe, acompañó en 1973 a los terratenientes de Anillaco provocando la expulsión del obispo en las fiestas patronales de San Antonio. Tomando como bandera al anciano párroco del lugar plantearon la disyuntiva entre la iglesia de Angelelli y la Iglesia del Padre Virgilio. La defensa de una fe sin implicancias sociales se unía a la oposición de los terratenientes a los proyectos de organización cooperativa para la producción agrícola alentados por la pastoral diocesana. Dos proyectos político- sociales opuestos; y 131 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba Iglesia martirizada “Cuando una Iglesia es fiel a su misión confiada por Cristo debe ser perseguida y ser signo de contradicción” (Angelelli, 2014, p.154). Se incrementó la campaña de calumnias y difamaciones, para generar sospechas y desconfianzas en la gente sencilla de la población, a través del diario El Sol, creado a mediados de 1972, cuando gobernaban los militares. Hubo encarcelamiento de sacerdotes y laicos. En el período democrático de 1973 a 1976, los poderes fácticos siguieron usufructuando la situación. El feudalismo se molestó por la pastoral diocesana, pero no modificó sus hábitos de opresión a los pobres. El proceso político que fue frustrando las expectativas de liberación votadas el 11 de marzo de 1973, agudizó su descomposición. Y desde el seno mismo del peronismo los sectores más reaccionarios fueron adquiriendo mayor protagonismo. El Consejo Superior del Justicialismo emitió un documento reservado11 lanzando la persecución a los infiltrados, expresados en los sectores más dinámicos de la juventud y afines a los procesos de cambios revolucionarios que despertaban en varios países de Latinoamérica y otros continentes del tercer mundo. En La Rioja fue utilizado para perseguir especialmente al laicado que encarnaba la pastoral diocesana. Y el obispo Angelelli figuró en una lista de dirigentes nacionales amenazados de muerte por las 3 A (Alianza Anticomunista Argentina).12 Debo decir que los hechos vividos en estos días por detenciones y allanamientos realizados en nuestra provincia, han sembrado sufrimiento en hogares riojanos y miedo en la población. Este hecho llega hasta sembrar la desconfianza con quien se habla, a no saber a quién recurrir, a crear una psicosis en el pueblo y hacer correr los rumores más inverosímiles. Se llega a dudar de enviar a la catequesis. (Angelelli, 2014, p.233). Fue la denuncia del obispo en la misa radial del 27 de abril de 1975. Con la dictadura militar de 1976 el terrorismo de estado mostró su rostro más cruel. En La Rioja, donde no se produjeron hechos de subversión armada, las detenciones y torturas se masificaron en jóvenes, catequistas, maestros rurales y dirigentes sociales vinculados a la pastoral. Los militares en el gobierno, que decían defender la civilización occidental y cristiana, señalaron al obispo como cabeza de la subversión y adoptaron medidas en su contra: Prohibieron otra vez la misa radial. Grabaron homilías e infiltraron servicios de inteligencia en las prácticas religiosas (catequesis, procesiones). Detuvieron a curas párrocos, hostigaron a las religiosas, requisaron sus viviendas y automóviles; encarcelaron a mujeres y hombres miembros de las cooperativas y de los sindicatos. El obispo denunció públicamente: Se busca separar a la Iglesia de su pueblo…se intenta contraponer a la Iglesia de Pío XII con la de Juan XXIII y Pablo VI para que el Concilio Vaticano quede en letra muerta. Se intenta hacer aparecer a la Diócesis de La Rioja como si no fuera católica… (Angelelli, 2014, p.371). La legitimación ideológico-religiosa que acompañó el accionar represivo para salvar la nacionalidad, el ser nacional o el estilo de vida occidental y cristiano fue expresada en el escenario mismo de la represión: …la autodefensa exige tomar determinadas actitudes y, en este caso, habrá de respetarse el derecho hasta donde se puede. (…) La causa de la violencia existente en el país es de origen ideológico. El país tiene una ideología tradicional y cuando alguien pretende imponer otro ideario diferente y extraño, la nación reacciona como un organismo, generándose la violencia” (Cf. Pío Laghi, Diario El Independiente, 27 de junio de 1976). 11Cf. Diario La Opinión, 2 de octubre de 1973, Bs. As. 3 A o AAA (Alianza Anticomunista Argentina) fue una organización paramilitar clandestina organizada por el Comisario de la Policía Federal José López Rega, siendo Ministro de Bienestar Social. Actuó con amenazas, secuestros y asesinatos desde fines de 1973 hasta mediados de 1975. Muchos de sus miembros fueron incorporados luego a la represión ilegal de las Fuerzas Armadas. 12Las 132 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba El Nuncio Pío Laghi completó su pensamiento antes de emprender el regreso: La Patria no es solamente el territorio y sus fronteras, es un conjunto de valores (…). Es también el espíritu nacional, la fe en Dios, el respeto de los derechos y el desarrollo en orden, signado por la justicia y la paz”. ametrallado en la puerta de su vivienda. El 4 de agosto de 1976, en la soledad de la ruta de Chamical a la ciudad de La Rioja, un auto blanco interceptó la marcha de la camioneta del obispo Angelelli que iba acompañado del sacerdote Arturo Pinto, provocando su vuelco fatal. El sobreviviente Pinto testimonió reiteradas veces en el proceso judicial relatando estos hechos. Otros testigos que asistieron a Pinto en grave estado de semiinconsciencia afirmaron la mención de un vehículo del mismo color. Y tanto el policía Pío Tanquía de Punta de Los Llanos como ocasionales automovilistas que pasaron por la ruta en esas circunstancias, declararon en el expediente haber visto un auto Peugeot blanco. Los jueces cotejando múltiples y diversas pruebas determinaron que el accidente había sido planificado, intencional y provocado. Y condenaron a dos de los responsables del crimen, el ex general Luciano B. Menéndez y el vicecomodoro Fernando Estrella. Otros altos jefes quedaron en la impunidad. La investigación judicial había procesado a seis militares y apartó al ex jefe de policía el mayor Edilio Cristóbal Di Césaris por demencia senil. Antes de que la causa se elevara a juicio en el 2012 falleció el general Albano Harguindeguy. Además de los dos condenados, fueron imputados Jorge Rafael Videla y el comisario de inteligencia Juan Carlos Romero, que fallecieron antes de iniciarse el juicio a fines del 2013. No llegaron aser procesados por haber fallecido los coroneles de La Rioja Osvaldo Pérez Battaglia y Pedro Jorge Malagamba; y el comodoro Lázaro Aguirre, de Chamical. Todos acusados de autoría mediata. La modalidad del atentado criminal ocultó la verdad de los hechos. Y esto, al momento del juicio, impidió identificar a los autores materiales. La co-autoría civil no fue investigada judicialmente. En el veredicto del año 2014, el Tribunal dijo que “las actuaciones se encuentran a disposición de las partes a los fines que estimaren corresponder” y consignó los nombres de las personas que habían sido señaladas por las querellas (Baronetto y Baronetto, 2015, p.224).13 En el aeropuerto el jefe de operaciones contra la subversión en Tucumán, general Antonio Domingo Bussi, al despedirlo concretó: “Los soldados están empeñados en una misión de defensa de los valores de la Iglesia, de la Familia y de la Patria” (Diario El Independiente, 28 de junio de 1976) Tradición, Familia y Propiedad, enarbolando el lema Dios, Patria y Hogar, con los Cruzados de la Fe, fueron señalados como los promotores de los ataques al obispo riojano. Mons. Angelelli le escribió al arzobispo Zazpe: “…La „caza de brujas‟ anda en toda su euforia. Los protagonistas de La Costa son los mentores, consejeros y quienes confeccionan listas de gente para la cárcel y para ser puestos en el index…” (Angelelli, 1986, p.10). Dos meses antes había escrito a las máximas autoridades del episcopado: “Necesitamos urgentemente clarificar la misión que corresponde a las Diócesis y a la Vicaría Castrense…Es hora que abramos los ojos y no dejemos que Generales del Ejército usurpen la misión de velar por la Fe Católica” (Baronetto, 1988, p.135; Cf. Angelelli, Carta al Episcopado Argentino, 25 de febrero de 1976). En su diario personal el Pro Vicario Castrense, Victorio Bonamín, pocos días después registró la conversación con Mons. Tortolo, titular de la Vicaría: “Me refiere lo de una carta desorbitada de Angelelli contra los militares de La Rioja (por las detenciones). (DVB 5/3/1976)” (Bilbao y Lede, 2016, p.373). Bonamín no se quedó en palabras. El 27 de junio concurrió a Chamical (La Rioja) y en la Base Aérea predicó: “Carecéis de una asistencia espiritual a la que tenéis derecho y a la que todos deberemos venir en auxilio” (Diario El Sol, 28 de junio de 1976, p.8). El 18 de julio en Chamical secuestraron y asesinaron a los sacerdotes Gabriel Longueville y Fray Carlos Murias. Pocos días después el dirigente campesino Wenceslao Pedernera fue 13Mencionó a algunos militares: Cnel. Maximiano Payba, capitán Juan Carlos Muller, Cap. Cerutti y capitán Hugo Norberto Maggi. Los trece entredichados: Juan Fanor del Moral, Juan C. Cisterna, Amado Menem, Carlos Orellana, 133 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba Conductas de los obispos La hegemonía de los obispos conservadores en la cúpula del episcopado argentino la padeció el obispo Angelelli desde los primeros años de su función pastoral en La Rioja y se prolongó. El presidente del episcopado y vicario castrense Adolfo Tortolo, días después de la instauración de la dictadura de 1976 declaró: “Ha comenzado la hora del gran renacer de la nación”. E instó a trabajar “codo a codo con Nuestro Señor en la restauración del ser nacional” (Diario El Independiente, 4 de abril de 1976, p. 6).Los pocos obispos de mayor fidelidad a la renovación conciliar, no lograron hacer mella en una mayoría silenciosa, que en general siguió la orientación impuesta por la máxima conducción. La actitud hegemónica de prescindencia y silencio se mantuvo cuando ante el incremento de la persecución desde comienzos del año 1976, el obispo riojano y sus sacerdotes requirieron la intervención de la máxima autoridad católica en Argentina. Así lo revelan las cartas del obispo a Mons. Zazpe, con quien mantenía especial relación, al cardenal Primatesta y al Nuncio Pío Laghi. Obtuvo respuestas formales, que no llegaron a ser expresión pública de apoyo, lo que contribuyó a un aislamiento que fue fatal, porque favoreció la mano ejecutora del crimen. Esa situación se prolongó por treinta años, cuando institucionalmente se produjeron hechos diferentes. La causa judicial del asesinato de Mons. Angelelli tuvo como característica específica la participación de la Iglesia Católica. Lo hizo de dos maneras: 1) El obispado de La Rioja se constituyó en querellante. 2) El Papa Francisco aportó documentación del archivo vaticano. En el primer caso, en el 2006 el obispo Roberto Rodríguez ejecutó una decisión del episcopado argentino impulsada por el cardenal Jorge Bergoglio. En la 90 Asamblea Plenaria de noviembre del 2005 la Conferencia Episcopal Argentina (C.E.A) había resuelto “que la Comisión Ejecutiva determine el modo más conveniente para solicitar la investigación y la resolución judicial definitiva acerca de las circunstancias de la muerte de Mons. Angelelli”. Y el cardenal Bergoglio, le encomendó al arzobispo emérito Carmelo Giaquinta “que estudies el modo de implementar la Resolución N°75” (Cf. Carpeta C.E.A. Comisión “Giaquinta”, Tribunal Oral Federal de La Rioja 11-6-2014 (TOF), F.3, Carta del 20 de diciembre de 2005). En el primer informe parcial al presidente de la C.E.A. –que éste le pidió, leyese en la Asamblea de mayo de 2006– el arzobispo Giaquinta instó a: Que la Conferencia Episcopal Argentina a través de la Comisión Ejecutiva procure subsanar pasos que pienso tuvieron que haberse dado mucho antes y colabore al máximo con la investigación que está llevando a cabo la Justicia Federal. Y a tal fin: a) solicite a los Obispos de las sedes que, en su momento, denunciaron el accidente como asesinato de Mons. Angelelli, que presenten a la CEA los testimonios en los se han basado, especialmente a los Obispos de Neuquén, Quilmes y Viedma, y que, para ello faciliten la consulta a los archivos de las respectivas Curias.” (Ibíd. F. 34, Carta al Card. Jorge Bergoglio) Y “que se estudie la conveniencia de que la CEA se constituya o no en querellante del caso… Además le compartió a Bergoglio algunas “impresiones”: Hemos de reconocer, con humildad, que en este caso doloroso, como cuerpo episcopal llegamos muy tarde. Y ello, a pesar de que el Papa Pablo VI manifestó públicamente su extrañeza por el accidente, y con ello abrió la posibilidad de que el Episcopado abriese una querella.(…) La CEA nunca pidió formalmente la investigación de los hechos, ni siquiera cuando el Juez de Instrucción, en 1986, declaró que se trató de un homicidio (Ibíd. F. 35). El 10 de julio de 2006 Mons. Giaquinta, después de recorrer distintos lugares donde podría encontrar elementos útiles, propuso una serie de acciones concretas, que comenzaban Fiore Ciccone, Manuel Menem, César Menem, Manuel Yañez, Roberto Pastor Ávila, Simón Navarro, José Alejandro Lucero, Luis María de la Puente y Humberto Páez. También a los periodistas del diario El Sol José Ricardo Furey, Luis Saavedra y Tomás Álvarez Saavedra. 134 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba con la conformación de la Comisión Ad Hoc, incluía la posibilidad de constituirse en querellantes y proponía recurrir al Papa por documentación “que estuviese en la Nunciatura o en Roma”. Hacía expresa mención a que “el Papa Pablo VI aludió a esa muerte en un discurso público” (Ibíd. F. 17). En realidad se refería a dos menciones del diario del Vaticano L’Osservatore Romano. La primera, del 22 de agosto de 1976, que aludía al “misterioso accidente automovilístico” al dar cuenta del fallecimiento de Mons. Angelelli; y la segunda, transcribía el discurso del Papa al dar el “placet” al embajador argentino Dr. Rubén Víctor Manuel Blanco designado por el dictador Jorge R. Videla, el 27 de septiembre de 1976. …La Iglesia en Argentina –dijo el Papa– no desea privilegio alguno; se contenta con poder servir a los fieles y a la comunidad civil en un clima de serenidad, de respeto y de seguridad para todos. A este respecto, como Padre común, no podemos dejar de participar intensamente en la pena de todos aquellos que han quedado consternados ante los recientes episodios, que han costado la pérdida de valiosas vidas humanas, incluidas las de diversas personas eclesiásticas. Hechos estos, acaecidos en circunstancias que todavía esperan una explicación adecuada. Al mismo tiempo deploramos vivamente este aumento de ciega violencia que en los últimos tiempos ha turbado de manera grave la vida del pueblo argentino (L’osservatore Romano, 3 de octubre de 1976, p.2; 450). Santa Sede (Cf. Carpeta C.E.A. Comisión “Giaquinta”, F. 326). En base a información recabada u ofrecida por algunos obispos, Giaquinta envió a todos, especialmente a quienes ya eran obispos en agosto de 1976 un cuestionario para que informaran lo que estuviese en su conocimiento sobre la muerte de Mons. Angelelli, ya fuese en un sentido u otro (Ibíd., F. 48, Consulta a los Obispos Argentinos). El obispo de San Rafael (Mendoza) Mons. Eduardo M. Taussig – si bien no era obispo en esos años - relató por escrito que cuando realizaba estudios en Roma, tuvo ocasión de asistir a una actividad organizada por el embajador argentino Dr. Santiago de Estrada (h) para escuchar un panel de obispos sobre el Sínodo de Laicos que se estaba realizando. Entre ellos estaba el cardenal Primatesta: Al término de las exposiciones hubo un tiempo de diálogo….En ese contexto,…un sacerdote religioso, más joven que yo,…de un modo intemperante preguntó, cuestionando a la mesa del panel por qué el episcopado argentino no había hecho más o no había tenido una actitud más firme en relación al „asesinato‟ de Mons. Angelelli, callando o no denunciando el crimen cometido por los militares del proceso. Recuerdo vivamente que el Cardenal Primatesta con un gesto adusto, un ademán enérgico, casi podría decir golpeando sobre la mesa con la mano, respondió palabras más o palabras menos „¡No le permito! Su afirmación está poniendo en duda el buen nombre o la honestidad de uno de los hombres más inobjetables del episcopado argentino., S.E.R. Mons. Vicente Zazpe, a quien la Conferencia Episcopal le encomendó investigar lo sucedido y quien nos ha informado que no se podía probar o establecer que haya sido un crimen‟. Además de revisar las carpetas sobre Mons. Angelelli en los archivos del episcopado argentino, Giaquinta exploró posibilidades en la sede de la representación diplomática del Vaticano. Pero el 19 de marzo de 2007 le informó al Card. Bergoglio: en la Nunciatura es imposible consultar nada, por dos razones: a) porque cada 25 años se remite todo el Archivo local a la Santa Sede (y ya han pasado más de 25 años de la muerte de Mons. Angelelli); b) No se puede consultar nada en la Nunciatura dado que todo pertenece a la El obispo Taussig agregó que: luego de la finalización de la conferencia, en el coctel o refrigerio que seguía a continuación, tuve ocasión de acercarme a un círculo en el cual el Cardenal Primatesta reiteró estos conceptos y se 135 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba criticó como desubicada o ideologizada, además de irrespetuosa en el modo, la intervención del sacerdote que había hecho la pregunta en la ocasión detallada (Ibíd., F. 40-41, Prot. N° 110/06, Carta de Mons. Taussig al Secret. Gral. de la CEA, 31 de julio de 2006). veces la palabra martirio que De Nevares incluía en su misiva (Ibíd. F. 153, Carta de Mons. De Nevares al Cardenal Primatesta, 22 de junio de 1983). Con el mismo motivo, a una consulta del obispo Rubén Di Monte el cardenal Primatesta le respondió: Personalmente recibí la circular a que haces referencias, lo mismo Roldán, y pensamos no contestar porque no sólo aparece fuera de lugar, sino que inconcientemente se está haciendo el juego a otra gente que pretende usar la memoria de Mons. Angelelli. Si en Córdoba la Arquidiócesis juzga oportuno y conveniente hacer un recuerdo de Mons. Angelelli lo hará como cosa propia y sin otras connotaciones…pero aún no hemos decidido nada porque es necesario pesar bien las circunstancias.” Tanto pesaron que ni ese año ni en los posteriores mientras fue arzobispo de Córdoba organizó ningún “recuerdo de Mons. Angelelli”. Las palabras de Primatesta en esa ocasión, a principios de la década del ochenta, afirmaban dar por realizada la respuesta que en agosto de 1976 les dio a los sacerdotes riojanos. Cuando estos le transmitieron sus sospechas del asesinato, el cardenal les respondió: “Vamos a aceptar la teoría del accidente, para averiguar tranquilos”. Así lo declaró en la causa judicial el exsecretario de la curia Juan A. Ortiz (Baronetto y Baronetto, 2015, p.78). Sin embargo nunca se conoció nada al respecto. No obra en los archivos del episcopado, ni en otros lugares que rastreó Giaquinta. No hay constancias de ninguna investigación promovida por la Comisión Ejecutiva en esos años, ni que la haya realizado Mons. Zazpe. Y no parece posible que un hecho de tal magnitud no haya quedado registrado al menos en las actas habituales de la cúpula eclesiástica, como se ha conocido en otro caso muy sensible vinculado a las consultas efectuadas por la Junta Militar sobre los desaparecidos14. Además el mismo Mons. Giaquinta le informó al Card. Bergoglio que “la C.E.A. nunca pidió formalmente la investigación de los hechos, ni siquiera cuando el Juez de Instrucción, en 1986, declaró que se trató de un homicidio” (Cf. Carpeta C.E.A. Comisión “Giaquinta”, Carta del 8 de mayo de 2006, F. 35). Entre la documentación recogida por el Arzobispo Giaquinta se archivó una carta de Mons. Jaime De Nevares invitando al Cardenal Raúl Primatesta para los homenajes al obispo mártir, que se realizarían en Neuquén el 4 de agosto de 1983, donde se reclamó investigar su asesinato. El Arzobispo de Córdoba anotó al pié de la misma en forma manuscrita: “No contestar! Parece imprudente en sus afirmaciones y fuera de lugar…”; y subrayó dos Y le agregaba a Di Monte: En cuanto a tu carta a Mons. De Nevares me parece bien que la envíes. Yo sólo corregiría un punto en la pág. 2, donde dices que „si hubiera alguna prueba concreta tendría que pasarla a la Justicia…‟, pienso que deberían ser presentadas al Episcopado para que asumiera su responsabilidad e iniciara las acciones que correspondan como justicia…aunque en ese extremo caso si fuera cierto, el Episcopado ahora tendría que hablar de perdón (Ibíd. F. 154, Carta del Cardenal Primatesta al Obispo Di Monte, 11 de julio de 1983. El subrayado corresponde al texto original). En agosto de 1983 los obispos presentes en la celebración del martirio de Mons. Angelellien Neuquén fueron cuatro. Acompañaron al titular de la Diócesis Mons. De Nevares, los obispos Jorge Novak, Miguel Hesayne y el uruguayo Marcelo Mendiharat, de Salto. En la oportunidad se distribuyó una gacetilla de prensa donde se relataba el asesinato de Mons. Angelelli según los datos conocidos hasta entonces. Tuvo fuerte repercusión pública, al 14Cf. Informe sobre la entrevista de la comisión ejecutiva de la C.E.A. con el presidente de la República del día 10 de abril de 1978. 136 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba punto que la Fiscalía del lugar se hizo eco de la denuncia y derivó la investigación al Juzgado de Instrucción de La Rioja. Fue la primera reapertura de la causa judicial. En 1986 el Juez Aldo Morales resolvió que la muerte de Angelelli había sido un “homicidio fríamente premeditado y esperado por la víctima”. La causa se archivó en 1989 al aplicarse la ley de obediencia debida a los militares imputados en ese momento. Pero al anularse las leyes de impunidad, se reiniciaron las actuaciones por delitos de lesa humanidad. Y esta investigación en el 2006 quedó a cargo del Juez Federal de La Rioja, Daniel Herrera Piedrabuena. Fue el mismo año que se creó la Comisión Episcopal Ad Hoc para solicitar la investigación judicial de la muerte de Mons. Angelelli. La posibilidad de constituirse en querellantesque el Arzobispo Giaquinta propuso al Card. Bergoglio, condujo a solicitar un dictamen al Instituto de Derecho Eclesiástico de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina. Éste respondió que “La ley (art. 82, 3er párrafo del Código Penal) no prevé que la Iglesia Católica o la Conferencia Episcopal Argentina, puedan presentarse como querellante, en la investigación donde uno de sus miembros fue asesinado” (Ibíd. Fs. 25-26-27). Sin embargo como “son persona jurídica de carácter público…es posible que la Iglesia pueda asumir el rol de querellante”. Pero “la decisión de constituirse debe ser tratada también internamente, de acuerdo al derecho propio”. En los siete últimos ítems de un total de trece, el dictamen abordó las implicancias del rol de querellante: “justificar el pedido, llevándose a cabo algunas valoraciones sobre el hecho a investigar”. “Se deberá también considerar „la extinción de la acción penal‟ (arts. 59, 62 inc. 1° y ss del Código Penal). En el caso de Mons. Angelelli el hecho sucedió hace 30 años y, por lo tanto, se encuentra sujeto a la prescripción correspondiente” (Ídem.). Advirtió: Si alguno de los sospechosos en este caso es una persona que se encuentra abarcada en las leyes de obediencia debida o punto final, el querellante (es decir la Conferencia Episcopal Argentina), deberá expresar públicamente su opinión oficial acerca de la inconstitucionalidad de ambas leyes y, por qué no son aplicables en este caso. Se tomaría por ello una postura jurídica determinada a favor de este fallo de la Suprema Corte, sobre una controversia acerca de la retroactividad de las leyes penales… (Ídem.). El ítem 11 del dictamen explicaba: Los fines de la querella son investigar un hecho y encontrar a sus responsables sancionándolos con pena de prisión para que cumplan su castigo, por lo que hicieron. Esto apunta a señalar que si se individualizan a los responsables, serán acusados y, en caso de juicio y acusación, se deberá efectuar un expreso pedido de pena de prisión en cantidad de años. Salvo que ulteriormente se desista de la querella. (Ídem.). Entre paréntesis les recordaba a los obispos: “(En este caso, casi con seguridad, estaríamos juzgando a una persona mayor de edad, es decir de más de 70 años, con las consecuencias penales correspondientes.)” (Ídem.). También, que “existen dificultades probatorias” por un hecho ocurrido hace 30 años. El consejo final era buscar alternativas para presentar pruebas sin “dejar sentada una opinión respecto a temas controvertidos” (Ídem). En suma, aunque se podía, los inconvenientes no eran pocos. La conducta mayoritaria de los miembros del Episcopado en el 2006 no había variado la de los hermanos mayores de la época dictatorial. Por eso el Cardenal Bergoglio terminó aconsejando que fuese el obispado de La Rioja el que se constituyera. La participación del obispado en la causa judicial fue importante, porque más allá de lo simbólico en el sentido reparatorio, fue la primera vez que la Iglesia Católica se involucró directamente en la investigación judicial del obispo asesinado, lo que además facilitó contar con documentación surgida de sus propios archivos. Aunque localmente, comenzaba a revertirse una conducta de silencio y complicidad de la institución eclesiástica argentina con el terrorismo de estado. El impulso favorable a transparentar la conducta del Episcopado quedó trunco cuando 137 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba en el 2011 falleció el arzobispo Giaquinta. Su investigación no terminó en un informe final. Cuando el Tribunal Oral Federal de La Rioja supo de la existencia de la Comisión Ad Hoc creada por la Conferencia Episcopal Argentina referida a la muerte de Mons. Angelelli, solicitó a la CEA se le remitiera “en un plazo de tres (3) días el expediente ORIGINAL de la investigación de esa Comisión presidida por Mons. Carmelo Giaquinta.” El oficio judicial estaba fechado el 30 de mayo de 2014. Once días después, el 10 de junio, el Secretario de la C.E.A. obispo Enrique Eguía Seguí respondió que no contamos con expediente propiamente dicho, pero sí con un conjunto de comunicaciones intercambiadas por el presidente de la Comisión Ad Hoc y esta Secretaría General con sus respectivas respuestas, la cual cuenta con múltiples adjuntos fruto de la investigación (Cf. Conferencia Episcopal Argentina, Prot. 125/14, 10 de junio de 2014. TOF 1, La Rioja). Explicó que se trataba de dos textos suscriptos por el obispo Angelelli: Una carta al Nuncio Apostólico Pío Laghi, del 5 de julio de 1976, de cuatro fojas. Y transcribió un extracto de la extensa carta de Mons. Angelelli: Estamos permanentemente obstaculizados para cumplir la misión de la Iglesia. Personalmente, los sacerdotes y las religiosas somos humillados, requisados y allanados por la policía con orden del ejército. Ya no es fácil hacer una reunión con los catequistas, con los sacerdotes o las religiosas. Las celebraciones son impedidas u obstaculizadas. Todo este proceder surge principalmente de ejército y de la persona del jefe y del segundo jefe Pérez Bataglia y Malagamba. El Jefe de Policía, Mayor Di Césari, al „demorar‟ a seis religiosas entre las cuales estaba la Provincial de las Azules, Madre María Eugenia, públicamente se les dijo que eran sospechadas y que el mayor ideólogo marxista era el obispo (ridículo) pero hasta esto llegamos. Me aconsejan que se lo diga: nuevamente he sido amenazado de muerte. Al Señor y la Virgen me encomiendo. Sólo se lo digo para que lo sepa (…) (Cf. Colombo, 2013). Con su respuesta las autoridades eclesiásticas enviaron una carpeta con cuatrocientos diecinueve folios, dos días antes de que el Tribunal recibiera la documentación enviada por el Papa Bergoglio. La información sobre la existencia de documentación en Roma había sido relatada por Fray Miguel A. López, franciscano conventual, en el 2008 ante la Comisión que presidía Giaquinta. Aunque el período de pruebas había concluido, al saberlo como querellante en representación del Centro Tiempo Latinoamericano consideré imprescindible poner en conocimiento al actual obispo de La Rioja Marcelo Colombo. Más cuando la declaración, que estaba en conocimiento del episcopado aún no había sido aportada a la causa y contenía detalles ignorados que hacían al objeto de la causa. El obispo Colombo, graduado en abogacía, dimensionó su importancia y actuó con rápido reflejo. Envió un correo al Papa Francisco, y a la mañana siguiente éste le anticipó por teléfono que le enviaba lo que el escaso tiempo le había permitido encontrar. El 13 de junio, previo a los alegatos, llegó a manos del Tribunal la presentación del obispo Colombo con la documentación vaticana. El segundo era una “Crónica de los hechos relacionados con el asesinato de los PP. Longueville y Murias, así como la consigna de último momento de la muerte del laico Pedernera” de cuatro fojas. Explicó el actual obispo de La Rioja que “la crónica dice en dos oportunidades que se omiten consignar ‘datos delicados y comprometedores’. El obispo se reveló en esos dramáticos momentos como el testigo fiel que da cuenta de todo lo que se vive al instante” (Ibíd.). Ambos textos tenían su ingreso con número de protocolo en la Nunciatura Apostólica de Argentina. El segundo llegó el 30 de julio de 1976, cuatro días antes de que asesinaran a su autor. Más allá de cualquier valoración política, para una estructura piramidal y verticalista, que de todos modos no oculta sus diferencias, la actitud del Papa Francisco fue un claro mensaje a las reticencias que en general demostró la cúpula episcopal argentina. Fue la primera vez 138 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba que el Vaticano abrió sus archivos para aportar a una causa por delitos de lesa humanidad, en este caso por el asesinato de un obispo. Tuvo mucha trascendencia ya que la cúpula del Episcopado argentino desde el mismo día del trágico atentado mantuvo silencio, y nunca promovió investigación sobre el crimen de uno de sus miembros, aún sabiendo por boca del mismo Angelelli las persecuciones y amenazas de muerte de las que era objeto por parte de los militares. La carpeta que Pío Laghi no envió a Roma en 1976, y llegó veinticinco años después – según las normativas vaticanas averiguadas por el Arzobispo Giaquinta–, pudo ser encontrada por el Papa Francisco en archivos que concentran envíos de todos los países del mundo. Que el Nuncio no había informado al Vaticano se supo el 9 de noviembre del 2008 cuando Fray Miguel Ángel López, de la misma orden religiosa del asesinado Fray Carlos de Dios Murias, respondió a consultas del Arzobispo Giaquinta. El extenso relato historiaba la amistad del testimoniante con Fray Carlos Murias, brindando detalles de la antigua y estrecha relación de éste con Mons. Angelelli, quien lo había ordenado sacerdote en 1972; y fundamentalmente lo ocurrido inmediatamente después del asesinato de aquel. Merece leerse. A quien Monseñor Angelelli confió lo hablado en la noche del velatorio fue a mí15. –Escribió el fraile– Me llamó aparte y me dijo: „Chango, anoche, durante el velorio, me visitaron y me dijeron: Mire yo no comparto su línea y su modus operandi, pero tampoco comparto esto (la muerte de los curas), y me narró todo lo que pasó y quienes estaban detrás de todo esto‟. Te voy a pedir un favor. Tienes que hacer llegar a tu general, a Roma, un sobre que te voy a dar cuando te vayas. Que nadie se entere. Que nadie sepa nada. Y hacelo llegar a tu general, por gente de tu confianza. Dale privacidad y no digas de qué se trata. Voy a enviar dos más, uno al Nuncio y otro a Monseñor Zaspe. Los voy a enviar antes de salir para La Rioja, para que lleguen antes que yo salga. Me voy a quedar para la novena de las ánimas. (…)‟. Lo que más le dolió a monseñor fue que el encuentro (de la Comisión Ejecutiva del Episcopado) con Videla fue a la misma hora del entierro de los Padres. Angelelli interpretaba que esto había sido una táctica del gobierno para aislarlo de todo contacto. El gobierno ya sabía que él estaba informado de todo. De hecho me dijo: „Chango, si me dejan llegar a Buenos Aires, varios birretes van a caer‟. Solo después me di cuenta de la gravedad y del peso de esas palabras. Monseñor tenía la sospecha de que no lo dejarían llegar con vida a Buenos Aires. Por eso se cercioró de informar todo antes de viajar. Y por eso la preocupación –creo yo– de retener el portafolio del obispo muerto (…). En el año 1985 –relató Fray López– fui nombrado Asistente General para América Latina. (…). Me entrevisté con el ministro general Monseñor Vitale Bonnmarco, que era en esos años, arzobispo de Aquileia. Fue él quien me relató los hechos: a- El recibió el material que le envió Monseñor Angelelli. Ignoraba que había sido a través mío. bEstaba en La Alvernia (el monte donde San Francisco recibió los estigmas) el día que lo llaman de la Secretaría de Estado para preguntarle si había recibido alguna información de lo sucedido en Argentina, ya que estaba involucrado un fraile conventual. El responde que sí. Le solicitan en nombre del Papa que lo acerque urgentemente, porque el Santo Padre debe recibir a un nuevo embajador argentino y necesita informarse para hacer el discurso. Le informan que el Santo Padre parece estar muy preocupado por lo sucedido. Ante el desconcierto por la falta de información en la Santa Sede, ya que él estaba directamente informado por el obispo, le responden, que de la Nunciatura de Argentina no ha llegado ninguna información al respecto, y esto urge al Santo Padre que debe recibir al embajador. Envía entonces a Roma, al 15Lo resaltado en el texto de Fray Miguel Ángel López pertenece al original. 139 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba Asistente para las Misiones (…), para que tome el sobre que estaba sobre el escritorio del Padre General y lo lleve a la Secretaría de Estado. (Lamentablemente dado que lo solicitaba nada menos que el mismo Papa en persona, no se le ocurrió sacar fotocopia del material).” Al poco tiempo –continuó– el Ministro General viene a Argentina y se entrevista conel Sr. Nuncio, Monseñor Pío Laghi. Al inicio, éste intentó negar todo lo que nuestro general sugería sobre los hechos. Pero frente a la contundente información, inclusive de que Nunciatura no había informado con rapidez y objetividad a la Santa Sede sobre los hechos, el Nuncio cambió de actitud y llegó a querer hacerle entender, que no se podía hacer otra cosa, dado la difícil situación que se estaba atravesando. En fin quiso suavizar todo, aceptando sin embargo las informaciones que nuestro Padre General conocía (Cf. Carpeta C.E.A. Comisión “Giaquinta”, F. 397-400, Testimonio de Fray Miguel A. López). Los 32 cuerpos del expediente judicial se iniciaron el mismo 4 de agosto de 1976 con las actuaciones del sumario policial a cargo de policías venidos de la capital riojana. Acompañados de militares “fuertemente armados” reemplazaron a los policías del lugar del hecho. Esa misma noche hicieron firmar actas al oficial Pío Tanquia de Punta de Los Llanos, sin permitirle leerlas (Cf. Baronetto y Baronetto, 2015, p.107). El Tribunal calificó de sumamente extraña la participación del Juez Rodolfo Nicolás Vigo. Auditor de la policía federal, llegado poco antes a La Rioja, fijó domicilio en el Hotel Emperador y fue designado en la función judicial por interventores militares a escasos días previos del atentado criminal, abandonando el cargo poco después. Ordenó hacer tres copias del sumario: la primera para su expediente y las otras dos para enviar al Ministerio del Interior y al Tercer Cuerpo de Ejército, según declaró el secretario de actuaciones el policía Luna Moreyra. También ordenó “allanar las habitaciones privadas del obispo Angelelli” (Ibíd., p. 108), que no se concretó por la oposición del Vicario Esteban Inestal Entre otras irregularidades verificadas, la fundamentación de la sentencia judicial señaló que la misma noche del accidente estando internado el P. Arturo Pinto en Chamical, los sumariantes fraguaron una declaración del acompañante que sobrevivió. Según los médicos que lo atendieron, no podía declarar porque estaba “muy shoqueado” y apenas emitía sonidos por la inflamación de la lengua y la fractura del maxilar (Cf. Ibíd, p.115). El Tribunal también dejó asentada la manipulación del cadáver antes de la autopsia definitiva al obispo; y la anormal presencia de militares en ese lugar donde sólo se realizaba un trámite propio de un accidente automovilístico; en este caso por el reventón de un neumático, según había ordenado publicar en la prensa el jefe del Batallón Coronel Pérez Battaglia, aunque la misma pericia mecánica policial había descartado esa causa. El 31 de ese mismo mes la causa fue archivada. En la investigación que se reabrió por segunda vez en el 2005, después de anuladas las leyes de impunidad, declaró el 6 de abril de 2011 el imputado Jorge Rafael Videla. Dijo que Cuando la Curia franciscana en Roma quiso recuperar la documentación entregada al Papa, Mons. Benelli acusó recibo del pedido, quedando registrado con número de protocolo. Pero la documentación no le fue devuelta. Fray López hizo gestiones personales ante el Cardenal Casaroli, Secretario de Estado del Vaticano, quien ante la insistencia del reclamo le dijo: “Mire Padre en el archivo del Vaticano no se pierde nada, al máximo se traspapela, quédese tranquilo, algún día aparecerá” (Ídem). El camino de la impunidad Una de las particularidades del juicio por el homicidio de Mons. Angelelli –a diferencia de otros por delitos de lesa humanidad– fue que había que probar que el crimen había sido encubierto como un accidente vial fortuito. Y a partir de allí identificar a los autores penalmente responsables. Después de más de 35 años había que desmontar no sólo las irregularidades iniciales, sino las maniobras de ocultamiento de la verdad realizadas por los servicios de inteligencia. 140 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba en esta causa iba a declarar porque se trataba de la muerte de Mons. Angelelli en un accidente automovilístico y se limitó a mencionar tres aspectos: 1- Que en audiencia concedida, el Nuncio Pío Laghi le dijo: “Presidente, la Iglesia tiene asumido que el fallecimiento de Mons. Angelelli fue producto (sic) por un accidente. Ud. puede dormir tranquilo respecto de este asunto.” (Ibíd., p. 150). 2- Que hacía entrega al juez de documentación recibida de un ex colaborador (69 fojas en fotocopias). Y 3- Que ese ex colaborador era el coronel (R)Eduardo De Casas. Lo que no agregó Videla es que ese militar retirado había trabajado en la Policía Federal de La Rioja y era enlace con Inteligencia del Ejército. La “documentación” de Videla, en fotocopias sin firmas, era una recopilación de informes de la inteligencia militar que pretendía instalar la versión del accidente fatal. El Juez Herrera Piedrabuena desestimó el valor de esos anónimos por no reunir requisitos de prueba indiciaria y calificó la maniobra como ‘operación’ tendiente a desviar la investigación. Pero esos papeles revelaron el activo rol de la inteligencia militar, su preocupación ante el desvelamiento de la verdad sobre el asesinato de Mons. Angelelli y el objetivo de mantener en el convencimiento de los obispos católicos la versión del accidente fortuito. La actuación del colaborador de Videla, coronel Eduardo De Casas empezó en julio de 1986, poco después que el Juez Aldo Morales – que actuó luego de la reapertura judicial promovida por Mons. De Nevares– resolvió que la muerte del obispo obedecía a un “homicidio fríamente premeditado”. Y ante el público interés de colaborar en el esclarecimiento por parte del entonces obispo de La Rioja Bernardo Witte, elaboró una estrategia para hacerle llegar un supuesto testigo directo que afirmaba la versión del accidente vial. Raúl Antonio Nacuzzi, empleado de la Empresa de Energía de La Rioja, declaró ante el obispo Witte –sin hacerlo ante la Justicia– que el conductor era el P. Pinto, y el obispo Angelelli había sido despedido por la puerta del acompañante al volcar. Nacuzzi, fallecido, mantenía vinculaciones con el Batallón Militar de Ingenieros de La Rioja, declaró en audiencia judicial su segunda esposa en mayo de 2014. La generosa colaboración de los servicios de inteligencia con el obispo Witte avanzó con el peritaje mecánico extrajudicial realizado en 1988 por el coronel Héctor Maximiano Payba, Dir. Tec., EMGE (Estado Mayor General del Ejército), que lo hizo en base a una copia del sumario inicial y fotos originales del hecho. Siguiendo la versión militar, dio por supuesto que Angelelli no conducía la camioneta. Según los papeles de Videla ese peritaje había sido elaborado a pedido del obispo de La Rioja, Mons. Witte. Así lo decía el título manuscrito de un largo informe mecanografiado. Pero cuando el Cnel. Payba fue preguntado durante el juicio, por pedido de quien había elaborado ese peritaje declaró que se lo habían ordenado desde el Estado Mayor General del Ejército. Y no mencionó al obispo Witte. Añadió que lo hizo en base a un expediente con fotos que le facilitaron. Aunque la maniobra se desbarató en el juicio del 2014 con las declaraciones del militar autor del fraude, en 1988 alcanzó para modificar la postura del entonces sucesor del obispo Angelelli, quien terminó afirmando en su libro de memorias Mi vida misionera la hipótesis del accidente. Y esta postura sirvió para mantener la actitud de silencio de la mayoría del episcopado, sin reclamar el esclarecimiento del hecho. Se agregaron otros informes, que el Tribunal supuso elaborados por el Cnel. De Casas, donde se pormenorizaban los actos recordatorios del martirio desde 1977 en adelante, señalando presencia de participantes y organizadores, a quienes sindicaban como tercermundistas o delincuentes subversivos. Con estas calificaciones pretendieron –y en gran medida, lograron– mantener alejada a la mayoría episcopal, ante la presunción de ser utilizados para fines políticos del marxismo. La meticulosa labor del Arzobispo Giaquinta en la Comisión Episcopal Ad Hoc, informando de cada paso al cardenal Bergoglio, no pasó desapercibida para los servicios de inteligencia del Ejército. Y justificó la segunda ofensivaen el 2006, cuando el expediente judicial había sido reactivado y se conmemoraron los treinta años del crimen. El Presidente Néstor Kirchner con motivo de los homenajes afirmó en Chamical que lo habían asesinado los militares. Y el Cardenal Jorge Bergoglio, revestido con la 141 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba casulla roja martirial, dijo en la homilía en la catedral riojana ese 4 de agosto que Angelelli: “Fue testigo de la fe derramando su sangre” (Bergoglio, 2014, p.19). Un nuevo Informe sin firma ni fecha calificó de “marxista-tercermundista” el impulso judicial de los querellantes. En esta nueva etapa además del coronel De Casas, que mostró poseer un verdadero expediente paralelo, con “actuaciones en copias y otras en originales,…(y) las fotografías de Angelelli en el accidente” –declaró un testigo en el juicio (Baronetto y Baronetto, 2015, pp.57-58)–, actuó el general Jorge Norberto Apa, detenido y procesado en mayo del 2014, por 85 desapariciones y 20 secuestros en una investigación judicial a cargo de la Jueza Federal Alicia Vence, de San Martín (Bs. As.). El general Apa fue jefe de Inteligencia Subversiva Terrorista del Departamento Interior de la Jefatura de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército en los años 1979 y 1980. Y siguió trabajando en su especialidad aportando en la elaboración de otro informe sobre la investigación efectuada por el fallecimiento de Monseñor Enrique Angelelli, bastante similar al anterior, según la carta de Mons. Giaquinta al coronel De Casas. Pero además desarrolló una intensa actividad hacia miembros destacados del Episcopado Argentino. El 2 de agosto del 2006 le envió al Cardenal Bergoglio una nota con el epígrafe de presidente - sin especificar de qué -, con material adjunto, según el acuse de recibo que firmó el obispo Sergio Fenoy, secretario de la C.E.A. El texto decía: Nos dirigimos a S.E.R., en cumplimiento de un deber de elemental prioridad ética, ante lo que consideramos una clara maniobra para involucrar a la Iglesia Católica en un hecho de evidente falsedad. Nos referimos a la muerte de Monseñor Enrique Angelelli, que se está instrumentando como martirio, ubicando como autores de su muerte a miembros de las FFAA. Adjuntamos para su conocimiento la información documentada (copia fiel del original) que demuestra que la muerte fue claramente un accidente. Si la jerarquía católica desconociese esa circunstancia sería víctima de una maniobra perversa y, como tal, plena de injusticia. Hemos considerado que la magnitud y gravedad del hecho en análisis, amerita su conocimiento por las más altas autoridades de la Iglesia (Cf. Baronetto y Baronetto, 2015, pp.133-134). Revelando no desconocer internas episcopales, pero además sospechando manipulación de esa información por parte del presidente de la C.E.A, envió igual texto con la documentación, en la misma fecha, al Arzobispo de La Plata Mons. Héctor Aguer, agregando: “En consonancia con esto le hacemos saber que esta información le fue entregada al Sr. Cardenal Primado, Monseñor Jorge Bergoglio con fecha 3 del corriente”(Cf. Ibíd., p.134).Cabe agregar que el texto similar de la nota a dos destinatarios del episcopado llegó al Tribunal por distintas vías. El dirigido al cardenal Bergoglio estuvo incluido en la Carpeta de la C.E.A. y el enviado al arzobispo Aguer fue entregado por el imputado Videla. Pero además el general Apa se presentó ante la Comisión Episcopal Ad Hoc sin identificarse como militar, sino como “Sr. Jorge Norberto Apa, presidente del Centro de Estudios Históricos Verdad y Dignidad”. Y fue mencionado por el arzobispo Giaquinta en la carta al coronel De Casas. En esa carta, cuya copia obra en los papeles de Videla, también le agradeció la visita para reunirse con la mencionada Comisión en “El Cenáculo-La Montonera”, previa a la Asamblea Episcopal del 9 de abril de 2008. Esta intensa actividad de inteligencia logró ingresar a la Asamblea Episcopal (Ibíd., pp.131137), además de haber sido usada en el juicio por los defensores de los imputados, influyó sobre la mayoría de los miembros del episcopado, que después de la sentencia judicial no se pronunció públicamente. El martirio por la fe y la justicia La misión de producir cambios portadores de justicia, fraternidad y paz es para todos los que asumiendo con fidelidad el compromiso se juegan hasta el final. “No basta llenar la boca con la palabra pueblo –decía Angelelli–; sino que exige ayudarle a caminar con el mayor 142 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba desinterés y jugarse hasta la sangre, si es preciso” (2012, p.46). El martirio es la consecuencia, inevitable a veces, de las opciones de vida que se mantienen con coherencia, provocando la ira de los poderosos, cuando es al servicio de los empobrecidos. Es no bajar los brazos ante las adversidades, enfrentando los oprobios y las difamaciones, poniendo primero el destino y la vida de la comunidad, antes que el propio pellejo. “Siendo vasos de barro –dijo el obispo– , en nosotros hay una presencia viva de un Dios que es Padre que nos hace jugar la misma vida por los demás hasta la muerte si es necesario” (Angelelli, 2014, p.142). El Mensaje de Mons. Angelelli –palabra y acción– provocó la persecución, la difamación y las amenazas, que provenían de quienes se autodenominaron defensores de las tradiciones católicas y defendían sus posiciones socioeconómicas de privilegio. Y se llegó al asesinato en 1976. Jorge Rafael Videla, presidente de la Junta Militar declaró en esos años: Consideramos que es un delito grave atentar contra el estilo de vida occidental y cristiano,(…) y en este tipo de lucha no solamente es considerado agresor el que agrede a través de una bomba, sino el que quiere cambiar nuestro sistema de vida a través de ideas que son justamente subversivas (Diario La Prensa, 18 de diciembre de 1977). pomposos y distantes, donde la salvación se obtenía por la formalidad de las reglas que nada tenían que ver con el cristianismo originario. La de Angelelli fue una fe profunda en el amor que se compromete por la justicia, aún a riesgo de la propia vida en defensa de los más débiles. Más peligrosa cuando esa búsqueda de la justicia fue junto a los que no pueden sostenerse por sí mismos y necesitan de la solidaridad para caminar como pueblo organizado. La fe que propuso Angelelli fue una apuesta a la esperanza, como proceso viviente en un camino que se sabe dificultoso pero posible; y con las fuerzas necesarias para seguir avanzando. La misma fe de Jesús, el Dios encarnado que asume la condición humana, con sus grandezas y debilidades, haciendo explícita su misión: “He venido para que tengan vida, y vida en abundancia” (Jn. 10,10). Una fe que para ser auténtica exige vivirse en comunidad, compartiendo bienes, sufriendo padecimientos, celebrando los triunfos de la vida sobre la muerte, en cada lucha ganada, en cada encuentro de pueblo. Esa fue la fe de la Iglesia católica en La Rioja que él presidió. La Iglesia al autorizar en el 2015 el proceso de beatificación propone el reconocimiento del martirio al haber sido eliminado in odium fidei. En Latinoamérica, donde la histórica composición religiosa y cultural de su identidad cristiana ha traspasado las diferentes clases sociales, se dio la particularidad de que las dictaduras que reprimieron las luchas de los pueblos se reivindicaron como defensoras de la civilización occidental y cristiana. En esa persecución, las mayorías populares por su parte, se sintieron motivadas por creencias religiosas de igual signo. Fue la fe cristiana – no entendida ni practicada de la misma manera - la que motorizó las luchas por los valores evangélicos de la solidaridad y la justicia. Mártires en la fe por la justicia y la paz. En este contexto no resulta un detalle menor que los jueces, –que no son teólogos, ni corresponde que lo sean– en el fallo del juicio por el homicidio a Angelelli no aplicaron la figura penal del “odio religioso” (Código Penal, art.80, inc.4), solicitada por las querellas, porque –dice la sentencia– …si bien ambos sacerdotes –Enrique Angelelli y Arturo Pinto– eran ministros Más directo y cercano fue el Cnel. Pérez Battaglia, Jefe del Batallón de La Rioja: …La ciudadanía toda debe combatir al delincuente…que caracterizado de representante de Dios, ora por la integridad o el descanso de los traidores a la patria…La acción disolvente y antinacional será destruida; la subversión al servicio de una causa esclavista, será totalmente aniquilada Diario El Independiente, 9 de julio de 1976, págs. 1 y 2 (Diario El Independiente, 9 de julio de 1976, pp. 1-2). La Iglesia del Concilio, fiel al Evangelio, que se expresó en el obispo Angelelli y su comunidad diocesana, no se sustentó en una fe individualista, en una religión de ritos fríos, 143 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba de la religión católica, apostólica y romana, se dio la paradoja que también proclamaban públicamente su pertenencia a dicha religión los más altos dirigentes del régimen cívico-militar que había usurpado el poder el 24 de marzo de 1976, que – entre los objetivos que se había trazado– señalaba como uno de los más destacados el de defender el estilo de vida „occidental y cristiano‟ de la sociedad argentina. En realidad, Enrique Angelelli y Arturo Pinto fueron víctimas del „terrorismo de Estado‟ por haber sido catalogados en los informes de inteligencia como pertenecientes al movimiento de „Sacerdotes del Tercer Mundo‟, que en varios documentos oficiales de la época eran tildados de „marxistas‟ o „comunistas‟, y se les adjudicaba una ideología que los hacía peligrosos y eran ubicados entre los sectores de opositores políticos del régimen dictatorial, encuadrados en la flexible categoría de „elementos subversivos‟, donde cabían militantes de partidos políticos, movimientos estudiantiles, sindicales, religiosos, etc., que eran considerados „enemigos‟, seleccionados como „blancos‟ u „objetivos‟ y debían ser aniquilados por el plan sistemático de eliminación instrumentado por el „terrorismo de Estado‟ (Baronetto y Baronetto, 2015, p. 211). hombres y de todos los pueblos, de modo que los bienes creados deben llegar en forma justa, según la regla de la justicia, inseparable de la caridad. (GS, 69). Esta desacralización de la propiedad privada (De Zan, 2012)16 como derecho natural resultaba atentatoria contra la “civilización occidental y cristiana” sustentadora del sistema capitalista. Quienes pregonaban la igualdad de derechos de los pobres debían ser aniquilados. Sin desconocer la dimensión política de toda actuación pastoral inserta en una comunidad concreta, Mons. Angelelli explicitó e hizo jugar a favor de los pobres su condición de obispo de la Iglesia Católica reafirmándose en la Biblia y su Magisterio. Como bien se lo ha definido fue obispo del Concilio. Y por su coherencia en el compromiso asumido para hacerlo realidad fue martirizado. Referencias bibliográficas: AAVV. (1955). Declaración de sacerdotes cordobeses. Revista Criterio, 1249-50, 964-965. AAVV. (1968). Manifiesto de los Obispos del Tercer Mundo. Respuesta al clamor de los pobres. Comentado por Alberto Devoto, obispo de Goya, con reflexiones sobre el tema de Helder Camara, obispo de Recife, Argentina: Ediciones Búsqueda. ANGELELLI, E. (1951). Revista Eclesiástica del Arzobispado de Córdoba y Diócesis Sufragáneas, Publicación Oficial, Septiembre-Octubre, 15. . (1954). J.O.C. y Parroquia. Revista Notas de Pastoral Jocista, Julio-Agosto, 22-38. . (1958a). Revisión y Plan en la J.O.C. Notas de Pastoral Jocista, Año XII, JulioDiciembre, Buenos Aires, 111-134. . (1958b). Diagnóstico en lo social. Notas de Pastoral Jocista, Julio-Diciembre de 1958. Buenos Aires. 54-55. . (1963). Exhortación Pastoral. Boletín Oficial del Arzobispado de Córdoba. Noviembrediciembre, 124-125. . (1964). Pro-memoria de la situación imperante en la Arquidiócesis de Córdoba a Pretendieron deslegitimar su función episcopal, calificando su pastoral evangélica con etiquetas ideológicas ajenas a su identidad. Son muchas las menciones del mismo obispo, en homilías y reportajes, denunciando estas difamaciones y advirtiéndolas como maniobras para confundir la fe sencilla del pueblo y descalificar su obra evangelizadora. Pero su accionar como obispo de la Iglesia Católica dinamizando la participación del pueblo por una transformación de fondo de sistemas y estructuras provocadoras de la desigualdad social, respondía a la más estricta y antigua doctrina en relación a la destinación universal de los bienes, así lo resume el Concilio: Dios ha destinado la tierra, y todo lo que en ella se contiene, para uso de todos los 16En el prólogo de 1973a esta obra el teólogo Arturo Paoli se preguntó: “Por qué lugar preciso de la historia ha entrado este dogma intruso de la propiedad privada y por qué caminos ha logrado revestirse de un aura de temor reverencial.” (p.18). 144 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 122 – 145 Agosto 2016 – Córdoba Mons. Angelo Dell‟Acqua, Vaticano, 30 de octubre de 1964. . (1974). Informe ad limina 1974, (mimeo). S/d. . (1986). Carta a Mons. Zazpe, 26 de abril de 1976. Revista Tiempo Latinoamericano, 25, Córdoba, 10. . (1996). Reflexionando mientras concluye el Concilio, Roma, Diciembre 1965. Revista Tiempo Latinoamericano, 53. Córdoba. 1518. . (2012). Misas Radiales de Mons. Angelelli, 1972-1973, T. III. Córdoba: Tiempo Latinoamericano. . (2014). Misas Radiales de Mons. Angelelli, 1974-1975-1976, T. IV. Córdoba: Tiempo Latinoamericano. ARCHIVO DEL ARZOBISPADO DE CÓRDOBA, Protocolo 2122/53. BARONETTO, L. (Comp.).(1988) Reportajes a Mons. Angelelli, 1ª edición. Córdoba: Ediciones Tiempo Latinoamericano. . (2006). Vida y Martirio de Mons. Angelelli. Córdoba: Tiempo Latinoamericano, 2da. Ed. BARONETTO L. M. & BARONETTO E. N. (Comp.). (2015). Sentencia Judicial. Homicidio del obispo Angelelli. Córdoba: Tiempo Latinoamericano. BEOZZO, J. (2015). Pacto das Catacumbas. Por una Igreja Servidora e Pobre. 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Rolando Concatti Interviewed on Alternativa Latinoamericana Magazine Abstract What follows it‟s an interview with Rolando Concatti, argentine intellectual and former Third World priest, about the Alternativa Latinoamericana magazine, published in Mendoza, Argentina from 1985 to 1990, and directed by him. The beginnings of liberationist Christianity in Argentina are treated in the interview, narrated in first person by one of its main characters, there‟s also a description of the Latin American intellectual circuits of the 60‟s, 70‟s and 80‟s. The Alternativa Latinoamericana magazine receives a special treatment, as well as its production and circulation contexts. The interview allows us to dilucidate a developing Latin Americanism which seemed to be stubbornly against history in times of the Alfonsín administration and the dawn of neoliberal cultural hegemony. On the other hand, the strong links between social and political activism and theoretical and intellectual reflection that characterized the emergence and development of such thought currents as Latin American Philosophy of Liberation and what would become engulfed under the label of New Latin American Social Movements are made explicit in this interview. Guillermo Alejandro Barón Del Pópolo1 INCIHUSA - CCT CONICET Mendoza [email protected] Modo de citar: Barón del Pópolo, G., A. (2016). La intuición de una América Latina. Entrevista a Rolando concatti sobre la revista Alternativa Latinoamericana. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ ojs/index.php/pel/article/view/31/ Resumen La siguiente es una entrevista a Rolando Concatti, intelectual argentino y antiguo sacerdote tercermundista, sobre la revista Alternativa Latinoamericana, editada en Mendoza, Argentina, de 1985 a 1990, y dirigida por él. En la entrevista se habla de los inicios del cristianismo liberacionista en la Argentina, narrados en primera persona por uno de sus protagonistas, y de los ambientes y circuitos intelectuales latinoamericanos de las décadas del „60, „70 y „80. También se trata específicamente de la revista Alternativa Latinoamericana, de su contexto de producción y circulación. De esta manera, la entrevista nos permite dilucidar el desarrollo de un latinoamericanismo que, en épocas del gobierno radical de Raúl Alfonsín y en los albores de la hegemonía cultural neoliberal, parecía ir obstinadamente a contramano de la historia. Por otra parte, se explicitan en esta entrevista los fuertes lazos existentes entre la militancia social y política y la reflexión teórica e intelectual que caracterizaron al surgimiento y desarrollo de corrientes de pensamiento tales como la Filosofía de la Liberación Latinoamericana y de lo que luego sería Keywords: Latin Americanism, Ecumenism, Liberation theology, magazines of politics and culture. 1Becario doctoral del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales. Que es una Unidad Ejecutora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas que conforma, con otras cinco, el Centro Científico Tecnológico CONICET Mendoza. 146 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba Rolando Concatti es una figura paradigmática de un mundo en el cual la reflexión intelectual y la acción social y política estaban tan profundamente entrelazadas que era imposible distinguirlas. Nacido en 1933 en el seno de una familia humilde, Concatti hizo sus primeras armas en la arena política como parte de la Juventud Demócrata Cristiana. Allí compartiría militancia con el que fuera el presidente del centro de estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, Enrique Dussel.2 Luego de recibirse de Contador Público Nacional, ingresaría a los 23 años al Seminario Menor de Lunlunta (Mendoza) y luego, en 1957, al Mayor de Córdoba. En 1965 participaría, junto a su gran compañero Oscar “Braquio” Bracelis, del conflicto de los “27 curas rebeldes” (Lanusse, 2007; Concatti, 2009). Posteriormente, adheriría al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y se convertiría en uno de sus principales líderes ideológicos. Así, redactaría uno de los documentos clave de este movimiento y de toda la izquierda peronista: Nuestra opción por el peronismo (Concatti, 1972). De una manera mucho menos visible, sin embargo, contribuiría luego con la organización del exilio chileno en Mendoza y en la fundación del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH).3 A ello siguieron largos años de exilio interno durante la dictadura de 1976. Al terminar la dictadura, Concatti organizaría, junto a Oscar Bracelis, Norma Fernández, Horacio Barri, Ricardo Rojo, Alberto Parisí y un grupo extenso y renombrado de colaboradores, la publicación de la revista Alternativa Latinoamericana. Durante cinco años (1985-1990) y en once números, la revista-libro albergó y difundió debates e ideas sobre temáticas tan variadas como la educación popular y la Teología de la Liberación; las problemáticas económico-sociales abordadas desde teorías críticas y la reconfiguración de movimientos políticos y sociales en forma de organizaciones no gubernamentales. La Alternativa se propuso reconstruir las redes intelectuales y sociales que la dictadura había desmantelado, cumpliendo un rol no sólo “comunicacional”, sino también contribuyendo a la subsistencia física de sus colaboradores. Fue punto de encuentro para diversas corrientes intelectuales: la Filosofía de la Liberación (colaboraron en ella Arturo Roig, Enrique Dussel, Osvaldo Ardiles, Horacio Cerutti), el peronismo de la Renovación (Salvador Ferla, Hugo Chumbita), el viejo grupo de las Cátedras Nacionales y la Antropología 3er Mundo (Guillermo Gutiérrez, Horacio González, Aníbal Ford, Alcira Argumedo). También fue frecuente en ella la reproducción de artículos provenientes de distintas revistas latinoamericanas, como por ejemplo Socialismo y Participación de Perú, la revista Pasos del DEI de Costa Rica, Tempo &Presença de Brasil, entre otras. Para hablar de estos y otros temas, Rolando me recibió una tarde de lluvia en el despacho de su casa. La conversación es la que sigue: Entrevistador: ¿Qué necesidad viene a cubrir o a responder la revista Alternativa Latinoamericana? Rolando Concatti: Uno de los importantes acontecimientos de los años „70, y en realidad de algunos años antes, fue una suerte de explosión intelectual, no sólo en la Argentina sino también en el mundo. Los años „60 fueron muy importantes, fueron años de efervescencia, pero yo siempre digo que acá no hay mucha consciencia de lo pesados que fueron los años „50 como momento de estupor de lo que había pasado en la guerra del „45. Se empezaron a revelar las monstruosidades de un lado y de otro, surgieron todas las corrientes existencialistas más pesimistas. A nosotros mucho no nos pegaba, porque en la Argentina en ese momento se vivía una cierta euforia, estábamos en el primer peronismo: fue el De esta época, Concatti ha recordado el primer encuentro que ambos tuvieron con Mauricio López, motivado más por el afán de la polémica que del entendimiento ecuménico: “Pasó lo irremediable: nos dejó en silencio pero sin humillarnos; nos ilustró sobre la Biblia, su mensaje abierto, sobre el porvenir de la fe y el diálogo de los creyentes. Siempre sonriente, dialogal, sin posturas de maestro. Después de algunos intentos ya no volvimos, cerriles en nuestro empeño. Pero lo que él representaba ya nos había herido, y en el andar de nuestros propios azares, con los años, otras dentelladas de la misma estirpe, dulces y terribles, no harían sino terminar de cambiarnos, o al menos, de erosionar poco a poco el confortable edificio de los dogmas baratos” (Concatti, 2002). 3 Sobre la acogida a los exiliados chilenos ver el trabajo de Alejandro Paredes (2007; 2012). 2 147 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba primer salto hacia delante de inclusión, de participación política de la gente. Pero de todas formas, los círculos más intelectuales no podíamos dejar de estar impactados por esta corriente de ideas. Yo era muy joven, te imaginarás que yo terminaba el secundario y empezaba la universidad, fui muy chico a la universidad. En la universidad corrían más estas ideas, si bien yo estaba en Ciencias Económicas que no tenía nada que ver, pero había un ambiente más en [la Facultad de] Filosofía [y Letras de la UNCuyo], que tenía una influencia fuerte en Mendoza que no tiene ahora. Lo que te llegaba era esta especie de situación de estupor y de pesimismo. Había pasado una cosa que así la Humanidad no la había conocido. Aunque hubieran sido más graves [las guerras] no habían sido así de colectivas: millones de personas asesinadas, el nazismo, el franquismo… Y además, después, la gran oportunidad del avance yanqui. Todo eso traía críticas, traía discusiones… Hubo acá incluso una ola, por llamarlo así, existencialista “kafkiana”… Se empezó a leer mucho a Kafka y todo eso. Yo creo, contra otros que olvidan esto, que a [Antonio] Di Benedetto por ejemplo, no se lo puede leer sino en este contexto, el contexto de enorme pesimismo. Y otros, por el contrario, en una actitud de decir “no todo está perdido”. Yo creo que mi aproximación al cristianismo, al catolicismo, tuvo que ver con eso, porque éramos unos jóvenes que no queríamos que ese mensaje tan autodestructivo, tan pesimista, nos agarrara. Que por otra parte era de una esfera intelectual, de una esfera que se sentía muy agredida por el peronismo. En ese entonces “ser intelectual” equivalía a “no tener nada que ver con estos negros”. El „60 fue una especie de reversión en el mundo, donde se siguieron ahondado algunas líneas, pero una década en la que en realidad hubo una fuerte reacción: un salgamos de acá, escrutemos los vicios que nos han llevado a esta situación, hay que pensar un mundo distinto, es la oportunidad para construir un mundo distinto. Aun los más grandes clásicos, Sartre por ejemplo, encontraban la vuelta para decir “acá hay una gran cosa nueva, por primera vez en la historia podemos construir una historia distinta”… y así multiplicando, ¿no? Es muy interesante estudiar ese prolegómeno de los „60 en la Argentina, en el que empezaron a salir muchas cosas orientadoras, nacionalistas (del bueno). En conclusión, esto generó lo que finalmente iban a ser los últimos años „60 y principios de los „70 –Yo viví en París tres años, viví el París „68–. Esto era “basta de lo viejo, de lo que ha probado su inutilidad, su deshumanización. Con otra pluralidad, con otro respeto a las ideas, tenemos para construir un mundo distinto”. Un gran NO a las tradiciones y una gran apuesta a construir un futuro distinto. Por otra parte, la casi improvisación, infantilismo, de esta propuesta generó la represión de después del ‟58, ya que el orden establecido advirtió que esto no era una tontera, no era una cosa superficial, y que se iría profundizando terminando en las dictaduras nuestras: primero Onganía, que no pudo frenar esto –que terminó expresándose en la expectativa de la vuelta de Perón, un momento en el que virtualmente todos nos peronizamos– y los poderes centrales que se dieron cuenta de que esta vuelta la cosa venía en serio y por eso las represiones que la sucederían [a la dictadura de Onganía] serían mucho más feroces. Lo aplicaron en Argelia, lo aplicaron en las revoluciones africanas. También se intentaron soluciones alternativas, por decirlo así: la Alianza para el Progreso, ese gran proyecto de Kennedy (pero a Kennedy lo asesinaron). Bueno, fracasó entonces el último gobierno peronista y fue la oportunidad para ponerse firmes y para aplastar todo lo que pudieron aplastar. Entonces, aquel tiempo que había sido un tiempo de euforia, de publicaciones (algunas que todavía conservamos, a nosotros nos pegaba mucho una revista que se llamaba Antropología 3er Mundo,4 que es más o menos contemporánea de Cristianismo y Revolución. Vos fíjate que yo no era simpatizante de Cristianismo y Revolución, ni de Juan García Elorrio, que lo conocí personalmente, además también fue la aparición de las organizaciones armadas, muy 4El equipo editor de Alternativa Latinoamericana buscó restablecer el contacto y dar un espacio en la revista a varios de los antiguos integrantes de la revista Antropología 3er Mundo. Guillermo Gutiérrez formó parte de su staff, mientras que Alcira Argumedo y Aníbal Ford aparecieron en sendas entrevistas realizadas por Norma Fernández. 148 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba influidas por el proceso revolucionario cubano y el guevarismo. Pero bueno, 24 de marzo del „76 le puso una tapa a todo esto, nos escondimos, la mayoría se fue, aunque muchos de nosotros no nos pudimos ir porque casualmente, en la Fundación [Ecuménica de Cuyo], lateralmente a la Fundación, organizamos la acogida a los chilenos. En Testimonio Cristiano5 hay una parte en la que se va historiando todo esto. Fue otra forma de resistencia. Un grupo de nosotros, que habíamos organizado la acogida a los chilenos, no nos podíamos ir. Aparte de que, en nuestras estancias en Europa, habíamos visto las dramáticas condiciones en las que vivían los exiliados (españoles, portugueses y otros que iban llegando). Tanto [Oscar] Bracelis como yo teníamos terror a eso. Además ya estábamos decididos a casarnos, y nos terminamos casando en esos años („73). Aunque nosotros representábamos un papel detrás de bambalinas con el tema de los chilenos (porque fue una condición de la gente del ACNUR,6 que no querían que hubiera ningún nombre urticante a primera vista) nos quedamos, cagándonos de miedo y mascando impotencia, pero siempre con una especie de sueño que nos había quedado en el garguero, de hacer una revista distinta. La fantasía nuestra, y el dolor nuestro, era la desaparición de la revista Crisis, que había sido fantástica y que estiró el diálogo bastante más allá de lo posible y que tuvo, a mi juicio, un impacto muy saludable en el colectivo intelectual de la Argentina, porque se hizo cargo de todos los temas más progresistas, más avanzados, los fogoneó, pero lo hizo en un tono de mucha audacia pero también de mucha ponderación, de mucho diálogo con opiniones diferentes. Escribieron todos los grandes intelectuales, [Aníbal] Ford, [Eduardo] Galeano… pero desapareció. Entonces la Fundación y sobre todo un grupo en el que yo, junto a Bracelis, pertenecíamos a la dirección nacional de APE (Acción Popular Ecuménica), que tenía recursos, a los que nos encomendaron, entre otras cosas, los del ACNUR también, que pusieron plata, que intentáramos ser un sostén del refugio interno, es decir, de la gente que se había tenido que quedar, que estaba escondida y que sobre todo estaba cagada de hambre. Es decir, con poquitos recursos, eran 300 dólares por mes. Pero en ese momento el dólar estaba caro y en la desesperación que se vivía significaba, no sé, 2500 pesos para cada uno. Eso nos puso en mucho riesgo, nos detectaron más de una vez pero, en fin, con Bracelis también sosteníamos esto. ¿Y qué era lo que uno descubría ahí? Que muchos eran intelectuales, aunque la idea era apoyar a todos y apoyar particularmente a los sectores más pobres. Los más pobres en ese momento eran probablemente los intelectuales, que se habían quedado sin cátedra, que se habían quedado sin nada, y que era un crimen que desaparecieran. Y nos dimos cuenta que había un potencial de pensamiento muy grande. Además muchos se habían ido a diferentes países latinoamericanos. Hubo una mayoría que se fue a Europa, pero hubo mucha gente que se fue a Ecuador, que se fue a Perú, que fue a Colombia y que fue a México. México acogió a muchos, todavía algunos como Enrique Dussel siguen allá, o Arturo Roig, que después de irse a México hizo una obra extraordinaria en Ecuador. Así juntamos material y también juntamos la ilusión de hacer una revista lo suficientemente aséptica en apariencia, y lo suficientemente profunda y, de algún modo, revolucionaria. Sacamos toda una serie de revistitas, en formato rotaprint, fotocopias. Pero claro, la ambición era hacer una revista de envergadura, de envergadura plásticamente. Y bueno… yo era secretario de publicaciones de APE. Entonces tenía un puñado de plata, no desdeñable, 16.000/18.000 dólares por año. Los convencí a todos que pusiéramos esa guita en hacer algunos encuentros y en sacar una revista. La condición era que fuera rentable, que se recuperara la plata. Conseguimos colaboraciones importantes, contactos en toda Latinoamérica, y, como la fundación en aquel momento tenía una imprenta, Alfa se llamaba, empezamos a publicar muchas cositas. Estamos hablando del „79-„80, ya la represión se relajaba en algunos aspectos, y ni te digo „81-„82 y después de 5Se refiere a Concatti, R. (2009). Testimonio cristiano y resistencia en las dictaduras argentinas. El movimiento ecuménico en Mendoza 1963-1983. Buenos Aires: Centro Nueva Tierra. 6 Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados 149 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba Malvinas, que ya sabíamos todos que tiraban la esponja. El otro aspecto que fue un gran acierto fue el aspecto estético, porque hay excelentes publicaciones, pero todo como se ha hecho siempre desde los sectores populares, de una forma elemental y vergonzosa. Hay que tener mucho empeño para leer el contenido y que te guste, pero por fuera… También ahí tuvimos suerte, la secretaría de redacción era una cordobesa, con mucha experiencia periodística: Norma Fernández. Ella se movía, trabajó en los reportajes (casi todos los reportajes los hicimos juntos). Le sabía dar forma, tenía idea de cómo tenía que ser una revista, el placer de hacerla… y sabía más que yo en el aspecto visual. Estos chicos la imprimían, y conseguimos, porque estaba trabajando en Córdoba, al que había sido el diseñador de la Revista Crisis7. Por eso es que formalmente la revista tiene la impronta, el estilo de Crisis. Lo otro que nos jugó muy bien es que, con relativa facilidad, conseguimos colaboraciones de toda América latina. E: En relación con lo que acabás de decir, lo que me llama la atención es que si bien era una producción local, la revista tenía proyección continental. ¿Dónde y cómo se distribuía entonces la revista para haber logrado esto? RC: Una cosa era fácil, que era hacerla. Fácil porque, a pesar de todas las dificultades que pudiera haber, había muchísima gente en América Latina que estaba acostumbrada a las dictaduras, las represiones y que más o menos se sabía mover en ese ambiente y no llamaban la atención. A nosotros dos tipos nos dieron un espaldarazo sensacional. Uno fue Darcy Ribeiro. De hecho aparece en reportajes.8 Un hombre grande ya, requete conocido. Perseguido por la dictadura brasileña, pero él se cagaba de la risa de eso. Además era un hombre que tenía espalda, no le podían pegar muy fuerte a Darcy Ribeiro. Él se entusiasmó muy mucho, y nos estimuló y nos dio motivaciones. Era un hombre de un carácter expansivo. Muy, muy interesante Darcy Ribeiro. También Paulo Freire se entusiasmó, tenía muchísimas cosas. Él cambiaba de países… en ese momento había estado en Chile y después no sé dónde estaba. Se hizo… no amigo, pero se vieron varias veces con Bracelis. Y después el mexicano Guillermo Bonfil Batalla,9 al que conocimos en la casa de Darcy Ribeiro… Bahhh… no en la casa de Darcy Ribeiro, sino que un mendocino, un empresario mendocino, que un día resolvió largar todo a la mierda, romper con la familia y con todo, se juntó con una muchachita montonera mendocina, y se fueron a vivir a Buenos Aires, y con la plata que él más o menos tenía acumulada apechugaron e hicieron una casa de reuniones, de intelectuales. Nos invitaban y había oportunidades en las que venía gente de verdad importante. Ahí también lo conocimos a Fernández Retamar10, a Ernesto Cardenal… Era una posibilidad para nosotros, de viajar y de conocer a esa gente. E: Venían todos ellos a Buenos Aires y entonces ahí ustedes… RC: Venían todos a Buenos Aires por una razón o por otra, Buenos Aires seguía siendo un polo importante. Y cuando venían a Buenos Aires este hombre armaba una juntada. Se juntaban 50, 60 personas, en un aire de fiesta… y también los que iban ahí eran gente muy interesante de la Argentina, y cada uno daba una charla sobre su visión del país del que venía, o de lo que escribía. Era un foco de revitalización revolucionaria que la policía tenía perfectamente identificado [risas], pero tampoco eran boludos y no se iban a meter a… Y bueno, nos toleraban, sabían que no tenía gran repercusión en la sociedad, porque tenían los medios totalmente controlados. Y bueno, todo esto nos llevó a preguntarnos ¿cómo nosotros no tenemos una revista que fije posiciones? Sobre dos o tres temas claros en América latina y acá en la Argentina, de los que no se hablan, que están más o menos prohibidos, que sea suficientemente crítica de También Bonfil Batalla fue entrevistado para la revista, ver Fernández, N. (1990). Las sociedades plurales. Entrevista a Guillermo Bonfil Batalla. Alternativa Latinoamericana, 10, 55-63. 10 Una entrevista a Fernández Retamar aparece en el número 6. Ver Fernández, N. (1987). “Estamos intentando soñar y creer en nuestros sueños”. Entrevista a Roberto Fernández Retamar. Alternativa Latinoamericana, 6, 61-66. 9 Se refiere a Eduardo Williams Hermes Ruccio “Sarlanga”. El histórico diseñador gráfico argentino fue invitado a participar en la revista por Norma Fernández. 8 Fernández, N. (1985). “Hay que prohibir que la historia se repita, hay que inventar el futuro” Reportaje a Darcy Ribeiro. Alternativa Latinoamericana, 1, 31-40. 7 150 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba todo lo que pasó, pero que sea esencialmente positiva, prometedora de un futuro distinto, que lograra definir a este bajón terrible más como una oportunidad. En fin, todo lo que el optimismo de la voluntad le puede poner a una situación tan desagradable. Y bueno, hicimos como dos años de proyectos, de cosas, discutíamos muchísimo los artículos que íbamos a publicar, los que sí, los que no. Ticio Escobar11, un paraguayo que hasta hace poco, con Lugo, ha sido Ministro de Cultura de Paraguay. Era muy joven entonces, creo que es un escultor, un tipo interesantísimo. Y bueno… así también…. Y finalmente nos animamos, nos demoró bastante, y sacamos, que costó muchísimo, el primer número, que visto desde hoy te diría que tuvo algunos defectos. El artículo mío para empezar. Muchísimas de las cosas que dijimos (¿eso hace cuánto ya? ¿30 años?) no las diría ahora. Pero epocalmente hay que respetar en qué momento salía. Fueron un poquito largos los artículos… Pero aparecieron las líneas de lo que más o menos queríamos estimular. Y nos empezaron a mandar. Por ejemplo, Roig, que tenía unas vinculaciones… Don Arturo Roig, que había sido medio amigo de nosotros, pero poquito amigo, no éramos íntimos ni nada por el estilo. E: Era más grande que ustedes… RC: Mucho más grande que nosotros, era por lo menos diez años más grande que nosotros, de otra época, de la Universidad… pero se entusiasmó mucho. Fue uno de nuestros grandes promotores Arturo. Yo lo he dicho veinte veces cuando he hablado en público sobre Roig. Porque, cuando finalmente él vino, antes de que regresara definitivamente, nos incitó, nos llenó de tantos elogios, estaba tan entusiasmado Roig. Y estaba entusiasmado por dos cosas que él decía: “esta revista se hace en Mendoza, y más” –decía Don Arturo–“esta revista se hace en Luján de Cuyo”, porque la dirección que tenía era la del estudio [contable] que yo tenía que era en donde en definitiva la hacíamos. Él se ofreció si queríamos que estuviera en el comité de redacción, advirtiendo que él iba a estar muy pocas veces, nos explicaba. Pero a nosotros nos daba un espaldarazo el nombre de Roig. La revista tuvo la tragedia que, con esto de enviarla a diferentes lugares de América latina, el recupero es cero, porque además en todos los países nuestros había procesos inflacionarios. En la Argentina tuvimos una experiencia penosa con el incumplimiento de los libreros. En Mendoza teóricamente vendíamos 120, 150 ejemplares. Los vendíamos prácticamente al costo, porque era una revista carísima. Y bueno, acá el “Flaco” Salgado12, creó una movida muy interesante. Él terminaba recibiendo 100, 120 ejemplares. Nunca nos pagó nada, nada. El petiso [Ricardo] Rojo era el encargado de distribuírselas a él… Y bueno, en tiempos de muchísima inflación, si había costado 100 retornaba 5. Entonces se hacía una enorme dificultad la continuidad. Entonces resolvimos, que no fue un error, hacer de cada número un número autónomo. Así que empezamos a sacar, creo que el primer año, con más entusiasmo, sacamos tres ejemplares, después sacamos dos ejemplares por año… y nos fuimos muriendo de a poco. Pero por razones estrictamente económicas, porque creo que fue un éxito, aun hasta el día de hoy. Y además, inmodestamente, nos prestigió a muchos de nosotros, que éramos apenas conocidos, nos transformó en referentes, en figuras. Fue el tiempo en el que empezó a salir la revista Unidos13, poco tiempo después. Todos nosotros fuimos amigos y colaboradores de Unidos, casi todo a través de lo que había sido Alternativa Latinoamericana, ¿no? Era una revista que quizá tendría que existir hoy, lo que tuvo esta revista fue la intuición de una América Latina distinta, posible, fraternal, en un momento en el que, al contrario, todas Librero mendocino. revista Unidos era la revista de la Renovación Peronista, la dirigió Carlos “Chacho” Álvarez y luego Mario Wainfeld (quién todavía mantiene una relación amistosa muy fuerte con el grupo de intelectuales vinculados a la Asociación Ecuménica de Cuyo en Mendoza). De los “unidos” que colaboraron con la Alternativa podemos citar a Horacio González, Hugo Chumbita, Salvador Ferla, etc. A su vez, Concatti fue también colaborador ocasional de la revista Unidos. 12 13La Ticio Escobar contribuyó con un artículo en el número 10 (ver Escobar, T. (1990). El mito de la dominación en el arte. Alternativa Latinoamericana, 10, 87-93).Norma Fernández nos informó en una entrevista personal que muchos de los contactos del mundo de las artes plásticas venían también de parte de Ricardo Carpani, quien también figuró brevemente en el staff de la revista. 11 151 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba las fuerzas de las oligarquías locales y todas las fuerzas exteriores querían justamente romper y presentar mucho más los enfrentamientos, ¿no? Bueno, en ese contexto y en ese salpiconeo está el material. Si hay que hacer una crítica, dijéramos, que se excluyera de las dificilísimas condiciones en que nos movíamos, podría encontrarle mil defectos, yo el primero ¿no? Pero bastante meritoria y bastante sacudidora. Mucha gente la agradecía, como decir, “pucha, un tono distinto, un grito diferente, en un momento de pesimismo, de pesadilla” porque se venía lo que ya después ha sido todo el pensamiento únic E: Me llama la atención que eso está muy claro en la revista. O sea, si bien es del ‟85, ya está todo eso advertido, como si dijeran “esto es lo que se viene” y muy bien dibujado. No sé qué grado de clarividencia haya habido, porque en una de esas era algo que ya se veía, o… RC: Sí, te voy a decir que se deseaba. Todas esas cosas que el deseo es tan fuerte que te vuelve profético. Aunque en algunas cosas puedas decir disparates, era muy claro que la boa constrictora del pensamiento único y del imperialismo yanqui no se podía soportar. No era soportable en el Brasil, que ya desde Getulio Vargas y mucho tiempo después, había tenido experiencias populistas. No lo podía ser en la Argentina, con las experiencias del peronismo y aun del frondizismo. Así también Chile con Allende, todo el proceso que había llevado al poder a Allende… y en Perú, Velasco Alvarado, un militar también, pero realmente una figura de envergadura. Venezuela y Colombia, que tuvieron también sus procesos de nacionalismo muy fuerte. El tiempo de Torrijos en Panamá, uno de los tipos de verdad extraordinarios, sobre todo por el papel que cumplió en el momento. Un tipo que se les plantó a los yanquis y les ganó la parada… en fin… Y un proceso también en los propios Estados Unidos de discusión entre ellos…, estuvo Kennedy…Y Kennedy, mierda!… Obama, tres veces mejor. Entonces teníamos también, por decir así, nuestros beneficios. Una lástima que se murió, se murió de inanición realmente, se murió de hambre… de no tener plata para hacer el próximo número. Porque teníamos puntualmente el compromiso de pagarle una insignificancia, pero de pagarle algo a los que colaboraban. Un mínimo, doscientos dólares… para no caer en el puro amiguismo y en el puro espontaneísmo y pagarle a gente que escribía y estaba muerta de hambre. En fin… darle un tono profesional a la cosa, que jamás se hace eso con facilidad. Después yo creo que se puede ver, se pueden secuenciar las etapas, se puede leer entre líneas las discrepancias entre nosotros, pero respecto a las etapas… hay un número 6, me parece, en el que no tenía ganas de escribir y finalmente me convencieron e hice una suerte de evaluación, como diciendo “estamos en un momento bisagra”14, porque efectivamente lo era, ¿no? Era para nosotros acá en la Argentina, después de la caída de estos que ya se derrumbaban ¿qué?, entonces empieza a aparecer el tema: ¿quiénes vuelven? Pero bueno, fue un esfuerzo menor, perdido probablemente, pero tan singular que llamaba la atención. E: ¿Y qué devolución hubo, a nivel continental? Vos me decías que hubo grupos en América latina que se entusiasmaron mucho con la revista. ¿Qué hubo de vuelta de gente que mandará artículos, que mandará experiencias? RC: Hubo, hubo bastante. No lo que podríamos tener hoy, porque todavía, imagínate, las comunicaciones nuestras eran por cartas de correo, los envíos eran por correo. Nosotros tuvimos una buena iniciativa, también para no caer exclusivamente en el perverso sistema de distribución de las librerías o de los kioscos (que si no lo vende a la primer semana te lo arrumba, te lo arruina o te lo pierde), hicimos lo que se llama “grupos de referencia”. Entonces eran efectivamente grupos que tenían una vida, o que se estaban armando, entonces les mandábamos veinte, treinta, quince ejemplares. Hacíamos nada más que dos mil ejemplares, que ya era mucho, pero bueno, también se agotaban pronto. Te diría que, si hubiera que hablar de eso, creo que fue más notable las discusiones, los grupos de estudio, que estuvieron y que, frecuentemente de una manera tardía, nosotros nos enterábamos que en tal lado, o que tal figura, o que tal tipo lo había utilizado y que le servía. Y que nos 14Concatti, R. (1987). ¿Podemos ser alternativos? Alternativa Latinoamericana, 6, 4-5. 152 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba mandaban a decir que sacáramos uno nuevo porque “esto ha interesado muchísimo”, pero, francamente, no podríamos hablar de una organicidad, ni tampoco de un tan fluido ida y vuelta. Ni Crisis lo consiguió eso, que era en todos los órdenes muy superior. Pero bueno, fue una buena experiencia, también los mismos que nos ayudaban… Porque APE tenía diferentes secretarías, Bracelis era secretario de Educación Popular, yo era de Estudios y Publicaciones, pero los recursos venían de agencias internacionales, fundamentalmente protestantes, que tenían en su mentalidad, consciente o inconscientemente, la idea de que ellos ponían plata pero era para difundir el cristianismo, y si era posible el protestantismo ¿no? Y bueno, los que la relojeaban, les parecía que era un despilfarro hacer una cosa lujosa, como ellos decían, y en segundo lugar los temas que ellos creían que eran los más importantes no existían, sino que existía todo este tipo de discusión política tierra – tierra ¿no? Pero bueno, fue una gran, gran satisfacción, todavía hoy yo tengo reconocimientos que tienen que ver con la Alternativa. A la larga la hacíamos muy poquita gente, aunque había colaboraciones y todo eso. La hacíamos yo, Bracelis, Norma Fernández, Horacio Barri, su marido, y algunos colaboradores. Después teníamos entusiastas, Ricardo Rojo, que es un tipo muy interesante, que escribía siempre alguna cosita de economía y también colaboraba mucho en la distribución. Había además otros intentos, en la misma Fundación (FEC) y en la misma imprenta se hacía una revista, La Lupa, que fue importante para Mendoza, que la condujo el León Repetur, muy inteligente. Y a esto se sumaba que la librería entró a publicarle a todos los escritorcitos y poetas de Mendoza. En fin… contribuyó a un sacudón ¿no? Creo que si los que podían tener recursos, o una editorial mínimamente inteligente, se hubieran interesado más, poniendo parte de la plata ellos (tuvimos algunas charlas) y, dijéramos, ir sosteniéndola y aprovechando la redistribución, podría haber sido de muchísimo más impacto, pero bueno… E: Hojeando la revista he notado una ausencia de la coyuntura nacional. ¿Corresponde esto con la idea de darle a la revista una proyección continental? RC: Así es. Al revés de lo que habíamos hecho tanto antes, de trabajar siempre sobre la coyuntura y sacar muchas revistitas y revistuchas, pero que se las consume el fragor de la lucha y pierden interés a los quince días. Y además, uno en la pelea cree que ahí se está jugando todo, y luego adquiere cierta perspectiva y te das cuenta que era una peripecia más. Entonces acá dijimos “no, hagamos una cosa distinta, hagamos una cosa que de ser posible permanezca”, en una línea. Podrá ser refutada, pero su objetivo es hacer progresar el pensamiento latinoamericano hacia un, para muchos imposible o improbable, proyecto común, que tenía mucha resistencia. Había gente importante que escribía riéndose de este tipo de propuesta. Pero sí, una cosa que tuviera más el valor de un libro. Una cosa es cuando uno se pone a escribir para un periódico o una revista y otra cosa es cuando uno se pone a escribir un libro. Vos te ponés a escribir un libro y decís “bueno, quiero escribir cosas esenciales, permanentes, que vayan recogiendo las de los de antes y que puedan servir de algo para el futuro”. Esa era la idea de la revista. E: En relación con la etapa del alfonsinismo. ¿Cómo se paraban ustedes frente al alfonsinismo? ¿Había algún tipo de diálogo o era algo que transcurría lateralmente? RC: Nosotros, creo que muchos, tuvimos, en el terreno que estamos hablando, una especie de gran desilusión. El alfonsinismo fue una promesa. Nosotros habíamos estado tan comprometidos con el peronismo que nos resultaba una deserción, de algún modo, pero si hay que decir la verdad (como sintieron la mayoría de los argentinos en el fondo del corazón) queríamos que ganara Alfonsín. Porque el peronismo no sólo no ofrecía nada, sino que lo que ofrecía, lo que ya se veía, eran las terribles luchas que lo despedazaron al final del mandato de Isabel. Y se empezó a ver que era lo de siempre. Luder, que era el candidato, era un pescado pecho-frío, que no iba a gobernar a nadie. Y por el otro lado ya lo veías vos a Herminio Iglesias, y el otro, y el otro… Y entonces, como posibilidad para la Argentina era muy mala. En cambio el radicalismo (no 153 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba tanto por el radicalismo, que los que somos más grandes y los que hemos estudiado algo sabemos que siempre defraudó) tenía más chances. Y convengamos que pronto aparecieron, como cabezas pensantes, gente interesante: De Ípola, Portantiero, todos esos (creo que le terminaron haciendo mal, en definitiva, porque eran muy orgullosos, muy cerrados en lo de ellos). El día de las elecciones, fue una de las elecciones no digo calientes, pero estremecidas de la Argentina. La elección de Alfonsín. Mi mujer se ríe, porque yo estaba escuchando la radio y al lado del teléfono (porque nos hablábamos con los amigos y todo eso), y me decía “¿pero qué te pasa?”. Porque yo, cada vez que iban aumentando los votos de Alfonsín me ponía más contento. [risas] Había vivido con tantos nervios toda la situación, que cuando me veía me decía “¿Qué? ¿Estás contento con el triunfo de Alfonsín?” Al principio no me animé a decirle, hasta que le dije, “¡Sí!, porque esta es una oportunidad para la Argentina… Y además, si gana bien…” (porque si no tenés el drama de que quedan todas las cámaras chicas). Y de hecho, convengamos que arrancó bien. Arrancó con buenas intenciones. Después, como siempre, mucho que hacer no sabía. E: No fueron suficientes las buenas intenciones… RC: No, no. Y además, la verdadera tragedia del radicalismo es que se pelean entre ellos a los tres meses y ya están perdidos. Para mí el crimen más grande en la historia argentina es el abandono a Frondizi, que fueron ellos los que lo abandonaron. Frondizi fue una oportunidad, después del peronismo fue una oportunidad, por capacidad de él y de la gente que lo acompañaba. Pero ellos lo abandonaron, se partieron. Los radicales tradicionales hicieron la UCRP. Y después, es terrible, se han hecho estudios, algunos muy antiguos como el de [Alain] Rouquié, que hizo la tesis de él para Francia sobre el alfonsinismo. Hay que ver las cosas que pone ahí Rouquié… Fue quedando [Alfonsín] más o menos solo sin consciencia de eso. Al contrario, como las elecciones le daban, fue subiendo y engañándose. Y bueno, ahí ves lo que me parece grave del discurso de Parque Norte, que fue emblemático. Borraban la historia, desaparecían la historia, todo lo anterior había sido nefasto, ahora iban a empezar una cosa nueva. Enorme error. Ni ellos ni nadie, por mucho tiempo, podrán prescindir del peronismo. Y la otra es que, lo digan o no, son anti-obreristas. Y además los obreros se les pusieron en contra ¿no? Que se iba a hacer una gran reforma de las leyes de los sindicatos (tal vez necesaria, todavía hoy en la Argentina), pero demasiado imprudente en un momento de recuperación, de reivindicación de lo que habían sido las mejores cosas, el poder obrero, aun con todos los defectos del sindicalismo. Lograron que se les pusieran en frente los sindicatos, y que les empezaran a hacer huelgas. Además como siempre pésimos economistas, hicieron una tras otra. Una pena ¿no? Y propiciaron lo peor en todo este periodo posterior que fue Menem. Menem hubiera sido impensable sin el estridente fracaso de Alfonsín. Pero bueno… entre las cosas para mí chocantes, fue que hicieron permanentemente un discurso sobre la cultura, sobre las ayudas que iban a hacer. Lo tenían a Marcos Aguinis de Secretario de Cultura de la Nación. Todo hablaba bastante bien… particularmente algunas novelitas (una que a mí me tocaba muy cerca, La Cruz Invertida), después hicieron un congreso nacional, no sé a cuanta gente juntaron… y la propuesta era tan tonta, tan chirle… y a la vez tan revelando la intención de, dijéramos, “queremos fundar una cultura distinta”. No sólo nos resultó antipático, sino que… E: ¿Fueron convocados ustedes? RC: Sí, claro, fuimos convocados. A nosotros casualmente (después me trajeron un grave problema), a través de una gran figura que me la presentaron y se entusiasmó con la revista, nos dieron mil pesos, que en aquella época era mucha plata. Y bueno, cumplimos, mandamos las acreditaciones de en qué lo habíamos gastado y qué sé yo cuanto… ¡Y no! ¡Qué cagada! A los dos años me hicieron una denuncia, y ¡un riesgo de tener un juicio de la gran puta! Yo estaba más asustado que la mierda. Carlos La Rosa (en ese momento era el gobierno de [Octavio] Bordón) me mandó a hablar con los administradores. Ya cuando hablé con los propios administradores me di cuenta de que la cosa era otra, que los tipos 154 Revista Pelícano Vol. 2. Las formas de la memoria ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 146 – 155 Agosto 2016 – Córdoba estaban aplicando con rigor porque si no todo el mundo se farreaba la guita. Bueno… una cosa totalmente lateral… como para decir también las angustias que pasamos con la revista, ¿no? Ojo, tuvimos denuncias… Teníamos un senador muy amigo, que se metió en los documentos de los servicios de seguridad y me dijo “Muchachos, anden con cuidado porque todo lo de ustedes, todo lo de la Fundación, está más que controlado. De hecho, en la jerga [policial] le han puesto a la Fundación “la cueva de ratas” [risas]. Y uno de los puntos muy mirado era el de la Alternativa Latinoamericana. Pero bueno, no prosperó. Vos te imaginás, hubiéramos podido tener una continuidad. Cuando Menem ya la revista estaba suspendida . (2007). Santiago de Chile y Mendoza, Argentina: La red social que apoyó a exiliados chilenos (1973-1976). REDES Revista Hispana para el Análisis de Redes Sociales , 13. Reseñas bibliográficas CONCATTI, R. (1987). ¿Podemos ser alternativos? Alternativa Latinoamericana, 6, 4-5. . (1972). Nuestra opción por el peronismo. Mendoza: Sacerdotes para el Tercer Mundo. . (3 de febrero de 2002). Retrato de un hombre fraterno. Los Andes . . (2009). Testimonio cristiano y resistencia en las dictaduras argentinas. El movimiento ecuménico en Mendoza 1963-1983. Buenos Aires: Centro Nueva Tierra. ESCOBAR, T. (1990). El mito de la dominación en el arte. Alternativa Latinoamericana, 10, 87-93. FERNÁNDEZ, N. (1987). "Estamos intentando soñar y creer en nuestros sueños". Entrevista a Roberto Fernández Retamar. Alternativa Latinoamericana, 6, 61-66. . (1985). "Hay que prohibir que la historia se repita, hay que inventar el futuro" Reportaje a Darcy Ribeiro. Alternativa Latinoamericana, 1, 31-40. . (1990). Las sociedades plurales. Entrevista a Guillermo Bonfil Batalla. Alternativa Latinoamericana, 10, 55-63. LANUSSE, L. (2007). Cristo revolucionario. La Iglesia militante. Buenos Aires: Javier Vergara Editor. PAREDES, A. (2012). La organización de los refugiados políticos chilenos asistidos por el Comité Ecuménico de Acción Social (Mendoza-Argentina) y la huelga de hambre de Julio de 1976. ANOS '90 , 19 (35), 191-208. 155 Revista Pelícano Vol. 2. Nuevas narraciones ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 156 – 159 Agosto 2016 – Córdoba Historia de la revista AymaraQuechua altiplano andino y de la selva amazónica (alrededor de 40 lenguas): sus conocimientos y pensamientos, visiones y virtudes de las costumbres sociales de los pueblos indígenas. En cada número en sus páginas entrega diversos temas de artículos escritos: tradiciones y costumbres de los pueblos aymara y quechua, testimonios y conocimientos de sabidurías, enfoque de los pueblos amazonenses, pluriculturalismo y multilingüe como sociocultural, experiencias de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) sobre la enseñanza lingüística nativa en las escuelas como una necesidad, emergente de los indígena-urbanos en las ciudades, medicina andina y sus tratamientos en las enfermedades, los sagrados sitios naturales, literatura en los Andes, relatos y narraciones populares de la tradición oral aymara y quechua (bilingüe), ensayos, investigaciones con datos de amplia reseña información sobre comunicación para el desarrollo, radiodifusora rural en las comunidades campesinas, agro y cultura, historia y cultura, sitios arqueológicos y turismo andino como chulpas funerarias de Quepa Pukará (AQ-3) o Tanka-tanka (AQ-17), lingüística histórica sobre las lenguas andinas, historia de movimientos luchas sociales de los pueblos quechua y aymara por la escuela en el altiplano puneño (18601930), entre otros temas. La revista AymaraQuechua, a un inicio empieza como primer director con la dirección del comunicador Mg. Bartolomé Mamani Humpiri (hoy director de la revista Thaki), en la coordinación el comunicador Mg. Paulino Machaca Ari (hoy docente de la Escuela de Comunicación UNA-Puno); en la fotografía el profesor y comunicador David Quispe Machaca, en la corrección el escritor Luís Gallegos Arreola5, en la redacción Fortunata Mamani Humpiri (hoy profesora), traducción al inglés Mary Louise Stone; en la plantilla comité de colaboradores Dr. Adolfo del Condor Condori (docente de la UNA-Puno) y el Lic. Rolando Gómez Poma (comunicador). En el diseño gráfico Luís Enrique Aguilar Janto (Lima), y el artista Felipe Cahuana emplea sus History of the AymaraQuechua magazine Porfirio H. Calsín Zapana1 [email protected] Modo de citar: Calsín Zapana, P., H. (2016). Historia de la revista AymaraQuechua. Pelícano, 2. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ ojs/index.php/pel/article/view/44/ El presente artículo retrata sobre la historia de la revista intercultural AymaraQuechua (AQ), lo que sucedió en un momento dada su trayectoria y cómo fue vista junto a sus protagonistas, su relación con la producción intelectual y encarar los dificultades problemas clásicos; en si es una historia de contribución intelectual e información cultural. El primer número de la edición de revista AQ sale a la luz en el mes de septiembre de 1995 en la ciudad de Puno-Perú, tierra de culturas y lenguas milenarias ancestrales (aymara, quechua, urus y pukina), a iniciativa del Centro de Preservación de la Cultura y Literatura Aymara Quechua (CEPCLA) bajo la coordinación ejecutiva del Dr. Daniel Quispe Machaca (profesor, abogado y ex-diputado)2; en el que se suman a la plantilla la ayuda del ingeniero economista Dr. Luís Huarachi Coila (docente de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno)3, el profesor Dr. Oscar Mamani Aguilar (Tacna), y la colaboración del investigador antropólogo Dr. Rodolfo Sánchez Garrafa (Universidad Nacional Mayor de San Marcos-Lima)4 quien aún colabora en las siguientes ediciones. En realidad la revista expresa posiciones en la contribución afirmación cultural de los pueblos aymara y quechua del extenso territorio área andina, así como de los pueblos del Editor de la revista AyamaraQuechua de Puno, Perú. Autor del libro El territorio y los pueblos de Puno. Ed. Puno-Perú, 1999. Palabra aymara (1999). 3 Miembro fundador y directivo de CEPCLA. Es autor de numerosos artículos publicados en diversas revistas: Revista Presencia, Revista AymaraQuechua (AQ), Revista GritoAYMARA, entre otras. 4 Autor del libro Apus de los cuatro suyus Ed. Lima-Perú, 2015. Y las obras de poesías: Paralelo 70, Séptima columna, Sueños, Las calles, entre otras. 1 2 Autor de las novelas: Manuel Z. Camacho y su escuela de Utawilaya, Lorenzo Cotillo y su tiempo, La fiesta de la tía Braulia, El coronel de la espada virgen, Memorias de un profesor, Agonía y muerte de José Salcedo, Los paredes y la fiesta de la vicuña, entre otras. 5 156 Revista Pelícano Vol. 2. Nuevas narraciones ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 156 – 159 Agosto 2016 – Córdoba pinturas para ornamentar las carátulas de la revista AQ hasta el quinto número. En sus números la revista traduce con una serie de artículos que ilustra al lector orientado en las lenguas vernaculares, Educación Bilingüe Intercultural (EBI), las grafías del idioma aymara y quechua, las mujeres aymaras, las balsas de totora del lago Titikaka, cultura y etnodesarrollo, entre otros temas. A partir del quinto número (1997), asume como segundo director de la revista el profesor y comunicador David Quispe Machaca, en la coordinación el comunicador Lic. Humberto Copa Chipana (hasta el número 9). En asuntos de redacción y corrección se encarga el poeta y escritor, periodista y profesor de lengua Alberto Cáceres Gómez (Pacha J. Willka6, quien residió en Francia y España 1999-2014), en el diseño gráfico y diagramación se encarga el Lic. Alfredo Calderón Vilca (hoy director del diario Los Andes de Puno); quienes continúan con la publicación de revista AQ hasta el número 11 (septiembre de 1999) con mucho esfuerzo y voluntad. A partir de ahí entra en receso interrupción temporal su publicación hasta el año 2003, se suspende la publicación de la revista con sus lectores. A inicios del siglo XXI (2003), reaparece la revista AQ como segunda etapa con el número 12 mes de febrero, reanudada con una nueva edición y diseño bastante moderno bajo la coordinación general y edición de Porfirio H. Calsín Zapana7 (editor de la revista AMUPRAUN, director de la revista Presencia), quien asume editar la revista AQ dedicada a difundir informaciones generales y temas culturales con artículos escritos de eminentes autores intelectos: investigadores, ensayistas, escritores, poetas, literatos, narradores, educadores, lingüistas, historiadores, antropólogos, ingenieros y políticos, además de contar como sus colaboradores (ellos se unen al esfuerzo sin pertenecer a la plantilla de redactores en cada número); de este modo la revista entra con un nuevo estilo innovadora diseño gráfico y difusión en dos versiones: impreso y en su versión electrónica PDF. En torno a la cual, el comité de publicación se agrupa a participar decididamente: coordinación ejecutiva Dr. Daniel Quispe Machaca, Ing. Luís Huarachi Coila, en el comité consultivo Dr. Rodolfo Sánchez Garrafa, en la dirección el profesor y comunicador David Quispe Machaca. El editor para publicar la revista AQ, se ocupa de múltiples procesos desde redacción y corrección, coordinar con colaboradores articulistas invitados especiales, fotografía, editor gráfico y maquetación, depósito legal (DL), taller de imprenta offset (prensa), archivar los ejemplares, pre-prensa digital y envíos automáticas en el Internet en su versión electrónica PDF: E-mails, Facebook o página Web; en el que se difunde vía Internet redsocial difusión cultural. Por un lado, el editor de manera particular paralelamente realiza otras publicaciones de revistas y diseño gráfico: Revista de AMUPRAUN8, Revista Presencia9, Autor de publicaciones poesías: “Invenciones” Puno1998, “Luz de lluvia” Lima-1998. Y las obras de cuentos: “Wayrita” Madrid-España, 2004; y “La máquina de gobernar” Madrid-España, 2009; entre otras. 7 Miembro de AMUPRAUN (World Association of UNESCO Professional Animators). Estudió comunicación, estudió “A. UNESCO expertos en desarrollo” en el CDFAUN/UNESCO Florida Eskola-San Sebastián (Donostia-España). Desempeña trabajos de campo en el agro, comunicación para el desarrollo, videografía (documental), fotografía, y en investigación (comunicación para el desarrollo, radio rural, filología-hispánica). Edición de revista AMUPRAUN, Presencia, AymaraQuechua (AQ), GritoAymara, EIB y boletín técnico, pronto la revista “The voices of the earth”. Es más, laboró en UNICEF, IGD, Tierra Sur, CADES (Sucre-Bolivia), Trasntel de Alemania (documental “Sal de los Andes”), TV-UNA (CECUNA), CEPCLA, Red-Titikaka, AGR y entre otras organizaciones NGO. 8 Revista impreso en Pamplona Navarra–España “World Association of UNESCO Professional Leaders” con difusión en el escenario internacional, temas de “educación, ciencia y cultura”. 9 Uno de los artículos en esta revista Presencia “Historias de un tiempo lejano: aspecto histórico-cultural de los pueblos quechua, aymara, urus y pukina en el altiplano andino”, reúne una información de amplia fuente documental y reseña de apuntes históricos sobre las lenguas ancestrales del altiplano andino: quechua, aymara, urus y pukina (Perú, Bolivia, Chile, norte de Argentina, Ecuador y Colombia), así como de las culturas remotas pre-incas que existieron en tiempos pasados. En la próxima edición ampliará con más datos nuevos sobre estas lenguas; así como de la lengua “Kunza” (Chichas) que existió en la región suroriental del altiplano andino (Bolivia y norte de Chile), muy difundida en su época por sus hablantes hoy desaparecida. La historia de las lenguas en el altiplano andino es larga y compleja, algunas desaparecieron y 6 157 Revista Pelícano Vol. 2. Nuevas narraciones ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 156 – 159 Agosto 2016 – Córdoba Revista EIB10, Revista GritoAYMARA, Boletín Técnico, entre otras publicaciones. Todas estas revistas (además de impreso), en su versión electrónica PDF vía Internet su difusión llega a escenas internacionales con una acogida crecimiento numerosa de sus lectores y resonancia de interés plural, quienes toman parte según su preferencia y gusto por tal o cual revista (o por los artículos); cada revista tiene su propia línea de tendencia enfoque característico, es decir para todo los gustos del lector que entretiene e informa destinada a saciar la curiosidad del lector. En esta etapa, a iniciativa del editor la revista AQ se difunde vía Internet en su versión electrónica PDF a partir del mes de mayo 2008, trasciende las fronteras su divulgación y pronto crece el interés de los amigos lectores hispanohablantes, quienes de un sector nos hacen llegar sus apreciaciones, opiniones, alcances y críticas, comentarios y felicitaciones, preferencias de cada artículo por los temas que les satisface su curiosidad, entre otros detalles; sus mensajes son enviadas al e-mail desde diversas latitudes de países: Chile (pueblos aymara y mapuche), Bolivia (La Paz, Sucre, Cochabamba, Santa Cruz), Argentina (Río Negro, Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero), Brasil (Copacabana), Ecuador (Otavalo), Colombia, Guatemala, Nicaragua, México, Cuba, Canadá (Ontario), EE.UU. de América (Florida, Western Illinois University, Los Ángeles-California), Inglaterra (Londres), España (Zaragoza-Aragón, Guipúzcoa Donostia-San Sebastián), Bélgica (Lovaina), Australia, África (Marruecos, Túnez, Egipto, Costa de Marfil), entre otros países. De esta manera, la revista AQ con humildad obtiene un reconocimiento meritorio de sus lectores los “artículos y el diseño gráfico”, una tras otra de sus ediciones con gran interés acogida atención resonancia local y regional de Puno, nacional del Perú e internacional; son diversas las experiencias y anécdotas (preferencias, gustos personales de cada lector por tal o cual tema y diseño gráfico, apreciaciones, opiniones), algunos de los lectores nos indican: “Estamos haciendo historia, esto es hacer cultura y que ya forma parte de la historia la revista” (Puno, 2015), otros nos piden colecciones completas de AQ para su fuente de información en su trabajo de investigación. La AMUPRAUN/UNESCO por su presidente José Eworo Ondó reedita la revista en Zaragoza-España los números de AQ-14, 15 y 17 para su difusión en tres idiomas (español, francés e inglés), la cual es distribuida y difundida en Europa y África Subsahariana (Marruecos, Costa de Marfil), envíos a las embajadas y organizaciones; de esta manera en África los lectores tienen alguna referencia de los pueblos quechuas quienes señalan: Es hermoso al leer y oír el quechua…. Durante a lo largo del tiempo no fue fácil continuar con las siguientes ediciones, pero se hizo posible un esfuerzo en proseguir publicando a pedido de nuestros amigos lectores quienes nos siguen una tras otra edición de entre muchas revistas que existe y muy competitivas (un sector selecto de lectores nos reclaman cuando sale la otra revista). Los problemas son múltiples, financiar una revista siempre ha sido una tarea difícil, pues no se cuenta con el financiamiento apoyo de nadie y por ello la revista es sin los anunciantes de publicidad que aparece sus publicaciones en intervalo regular de tiempo anual; además de su distribución. En la coordinación ejecutiva de la edición revista AQ fue decisivo el apoyo fundamental del Dr. Daniel Quispe Machaca desde Lima, y, el Dr. Rodolfo Sánchez Garrafa (comité consultivo); el nexo apoyo de los colaboradores articulistas de renombre quienes nos alcanzan temas escritos en cada edición de la revista, así como de los lectores que nos hacen llegar sus comentarios y apreciaciones alentadoras, o de algunos medios de prensa “diarios” que difunden algún artículo publicado bajo expresa autorización u opiniones apreciativas y análisis. El 2011 la revista AQ fue comentada ampliamente en dos estaciones de televisión local de Puno, por panelistas invitados de renombre Dr. Adolfo del Cóndor otros aun permanecen vigentes en el tiempo con mucha vitalidad su uso por sus hablantes en la comunicación oral (quechua y aymara). Es más, la revista Presencia en sus páginas ofrece variados artículos, ensayos que contienen de suma importancia información y datos, relatos vivénciales y experiencias de contextos distintos para todo gusto y preferencia de los lectores. El ejemplar de esta revista se ha presentado en Bruselas-Bélgica 2016 por la AMUPRAUN/UNESCO. 10 Revista impreso en Pamplona Navarra–España sobre las experiencias de “Educación Intercultural Bilingüe” (zona quechua de Juliaca). 158 Revista Pelícano Vol. 2. Nuevas narraciones ISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar – Pp. 156 – 159 Agosto 2016 – Córdoba Condori y el Dr. José Luís Velásquez Garambel (escritor e investigador con varias publicaciones de libros). Por ello, es fruto de un paciente trabajo que llegamos a muchos números de edición hasta AQ-17 (2015), presentada en Lima con panelistas comentaristas Gilberto Muñiz Caparó y el escritor José Luís Ayala. La revista dejó atrás un primer periodo y quedaba claro que se requería renovar para seguir continuando en la labor de publicación hasta donde fuera posible; en el curso de su trayectoria diversas son las experiencias y las situaciones de historia, pero, la más gratificante fue recibir las opiniones de los lectores y eso es muy alentador estímulo galardón, incluso algunos lectores hacen reenvíos a sus contactos de diversos puntos y latitudes del mundo creando como una red de redes, y como respuesta nos hacen llegar sus opiniones a nuestro E-mail; a todos aquellos lectores nuestro reconocimiento gratitud por divulgar en esta comunicación escrita cuya colaboración nos ha permitido llegar, uno mismo no podría lograr trascender a diversos puntos sin la ayuda de los amigos lectores. Aun se tiene la intención de continuar publicando los siguientes números, y, elaborar un libro con la colección recopilada de los artículos escogidos dignos de ser destacado resalte (desde el primer número hasta el reciente); esperamos lograr nuestro propósito. La revista AQ en su versión impreso se encuentra en las bibliotecas de: Biblioteca Nacional de Lima, algunas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM-Lima), otras en la Universidad Mayor de San Simón PROEIBAndes (Cochabamba-Bolivia), o en el Instituto Pedagógico de Ichuña (Moquegua), entre otras instituciones; y, en su versión electrónica PDF en el Internet. 159