12.Diciembre WEB.qxp

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DICIEMBRE
Tejido nazarí,
ca.1350
Por: Lucina Llorente
Lugar: primera planta
Domingos: 12:30 h.
Duración: 30 min.
Asistencia libre y gratuita
Texto
Lucina Llorente
Licenciada en Geografía e Historia, especialidad de
Historia del Arte. Trabaja como técnico especialista en
materiales y técnicas textiles del Museo (desde 2003)
de cuya colección de textiles es la responsable. Ha liderado el proyecto del Área Didáctica y Multisensorial del
Museo y ha contribuido, entre otras, a la preparación
y catalogación de la exposición Inspiraciones. Mariano
Fortuny (2010) y al proyecto expositivo del Museo
Balenciaga de Getaria, Guipúzcoa (2011). Ha comisariado las exposiciones Vidas a puntadas (2014) y
Tejiendo la moda (2014) y dirige e imparte habitualmente las ediciones del Curso sobre estudio de tejidos
del Museo del Traje.
Coordinación
Mª José Pacheco
Corrección de estilo
Ana Guerrero
Maquetación
Amparo García
** Todas las imágenes de este folleto corresponden a piezas de la
colección del Museo del Traje CIPE son imágenes de dominio
público o están liberadas bajo licencias libres.
NIPO: 030-14-006-3
TEJIDO NAZARÍ, CA. 1350
Contextualización
El tejido hispanomusulmán objeto de estudio
pertenece a la colección de tejidos históricos
de Mariano Fortuny y Madrazo. Es una obra
tejida en talleres españoles, probablemente de
Granada, hacia mediados del siglo XIV.
Pertenecería por tanto al grupo de tejidos con
decoración geométrica de estilo almohade,
que vienen a suceder a los de decoración figurativa herederos de los tejidos persas sasánidas. Con la intención de contextualizar la obra,
en particular, y los tejidos hispanomusulmanes
realizados en la Edad Media, en general, describimos brevemente sus antecedentes históricos y la evolución de los materiales de que
están hechos, las técnicas textiles empleadas
en su ejecución y los motivos decorativos que
presentan en superficie.
Todo cambió cuando los árabes omeyas se
instalaron en España desde el año 711, y
transformaron profundamente la manera de
trabajar y comerciar con el textil. Procedentes
de Persia, donde llevaban asentados desde
dos siglos antes, habían aprovechado su
estancia en tierras del imperio sasánida para
aprender la tejeduría, sus técnicas, los materiales empleados y los tintes que debían aplicarse para conseguir los colores más bellos. Y
este oficio aprendido es el que desarrollarían
en España a lo largo de los siglos de su ocupación.
A la lana y al lino nacionales se sumaron la
seda y el algodón, junto con las industrias asociadas a su producción y procesado, lo que
convirtió a España en la gran potencia textil de
la Edad Media. A las novedades técnicas también se unió una influencia profundamente
transformadora desde la perspectiva de la
decoración: el arte persa de época sasánida
ya había combinado sus elementos tradicionales con otros provenientes de China e India,
así como influencias de Bizancio, con toda su
carga helenística. Se logra así una fusión decorativa que fue adaptándose en cada momento
a los nuevos gustos.
I. Antecedentes de los tejidos hispanomusulmanes
Cuando los omeyas llegaron a España, la
industria textil local, como la del resto de
Europa, se limitaba a trabajar el lino y la lana de
producción nacional, para producir tejidos
mediante sistemas de tejeduría y decoración
muy básicos. Se trataba de una labor de subsistencia, sin ninguna pretensión industrial. Ni
siquiera la lana utilizada era de calidad excepcional, pues habría aún que esperar dos siglos
la llegada de la raza merina, procedente del
norte de África.
Desglosamos a continuación las aportaciones
de los tejidos hispanomusulmanes en cuanto
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MODELO DEL MES DE DICIEMBRE
tud y un clima templado, en un terreno fino y
fresco. Estas condiciones idóneas se cumplen
en las regiones montañosas de la China central y oriental, donde se conseguía la seda de
mayor calidad.
Por su parte, la fabricación de tejidos de algodón se empezó a realizar en la zona del
Indostán desde la antigüedad más remota. En
tiempo de Herodoto, hacia el año 443 a. C.,
la indumentaria de los indios se basaba en
dicha fibra. Dice el historiador griego: "encuéntranse allí ciertos árboles agrestes que en vez
de fruta llevan una especie de lana, que no solo
en belleza sino también en bondad aventaja a
la de las ovejas, y sirve a los indios para hacer
sus vestidos".
La aportación persa a las materias textiles proviene de su oveja, Ovis orientalis, de época
neolítica, originada a partir de la domesticación
del muflón en Oriente Próximo hacia el IX milenio a. C. La lana que ya empezaron a utilizar los
persas por presentar la mejor calidad es la
extraída de las paletillas y los costados de la
oveja, y se llama “kurk”. Con ella elaboraba la
indumentaria de la clase alta así como las
alfombras imperiales.
Fragmento de tejido sasánida, s. IV,
catedral de Aquisgrán, Alemania.
se refiere a los materiales o fibras textiles, los
tintes, las técnicas de tejeduría y los motivos
decorativos que los identifican.
Fibras textiles
En el intercambio de materias textiles verificado
en el "triángulo de oro", China-India-Persia,
todas las culturas contribuyeron decisivamente:
China aportó la seda; India, el algodón; y
Persia, la lana.
Finalmente, el lino, procedente de la región de
los ríos Nilo, Éufrates y Tigris, completaba el
cuarteto de las fibras naturales utilizadas en
tejeduría. Se podría añadir a esta lista el biso
mediterráneo, extraído del Pinnan nobilis, como
fibra empleada en piezas de lujo.
La obtención del hilo de seda existió en China
desde el período neolítico. La cría del gusano
de seda, la especie Bombyx morix, y el cultivo
de la morera blanca, imprescindible para su
manutención, necesitan una determinada alti-
Tintes en los tejidos persas sasánidas
Los colores empleados en estos tejidos
extraordinarios eran principalmente los prima-
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rios, aunque también se utilizaban algunos
otros. Destacan:
también reservados para regalos institucionales. Basados en sedas de extrema calidad,
tenían prohibida su venta.
- El rojo, obtenido a partir de la raíz de la
granza o rubia, que crece silvestre en una
gran parte de Irán, o de insectos como el
quermes y la cochinilla de Armenia.
Otras telas más sencillas, aunque no por ello
menos bellas, se tejían en los talleres públicos,
que se agrupaban en gremios. Las sedas de
menor calidad se vendían a los habitantes más
pudientes y a mercaderes que comerciaban
con ellas fuera de sus fronteras.
- El azul, color aportado por India, gran productor de índigo, cuyas hojas proporcionaban un azul que podía ser muy oscuro, casi
negro.
En cuanto a los telares empleados en la ejecución de las sedas, además de los más sencillos utilizados para tejer ligamentos básicos, se
contaba con el telar de tiro, creado especialmente para la confección de telas labradas. De
entre los tejidos que salían de estos talleres
destacan el damasco, el taquete, el samito y el
lampás.
- El amarillo más perfecto venía de China, de
la región de Jorasán, y se conseguía con
azafrán. Cuando no se podía pagar este
tinte tan caro se recurría a las hojas de la
vid, que proporcionaban gran variedad de
tonos amarillos.
- El verde se obtenía mezclando azul y amarillo con sulfato de cobre.
- El púrpura se extraía del múrex, molusco
gasterópodo de la familia Muricidae. Las
superficies interiores de sus conchas a
menudo presentan una coloración vistosa,
que se empleaba en la elaboración del púrpura de Tiro o púrpura real, un tinte usado
en prendas utilizadas por la realeza.
Motivos decorativos
Referente a los motivos que decoran la superficie de estos tejidos son la suma de los elementos propios de cada uno los componentes
del triangulo de oro. Así, de la cultura persa
dominan los diseños con motivos simétricos,
que simplificaban su ejecución y reducían a la
mitad el número de cuerdas que necesitaban
para elevar los hilos de la urdimbre de una sola
vez. Dibujan figuras geométricas con muy
diversos motivos inscritos en su interior: personas, animales, plantas, objetos inanimados
e inscripciones.
Técnicas textiles
Los tejidos que se trabajaban en los talleres
imperiales de Persia destacaban por su belleza
y complejidad, que los hacían ser escogidos
por la familia imperial, la corte y la iglesia, y eran
Bajo el nombre de Chah Abbasi se agrupan
toda una serie de dibujos inventados durante
el reinado del Sah Abbas. Se trata de decoraciones a base de flores, inspiradas en la flor de
lis. Imprescindible mencionar una de las deco-
- Los grises y marrones se producían a partir de la cáscara de nuez.
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raciones más comunes, el hom o "árbol de la
vida", que representa la fertilidad y la continuidad, y sirve de enlace entre el subsuelo, la tierra y lo divino.
Los gobernantes españoles cristianos muy
pronto supieron apreciar el valor de lo que
habían heredado, y decidieron impulsar la
industria textil y disfrutar de sus creaciones. Por
ello favorecieron la búsqueda de nuevos territorios en que producir fibras y materias tintóreas con las que seguir trabajando los tejidos
al modo de los persas. Así, por ejemplo, hallaron las zonas donde era más propicio el crecimiento de las moreras para alimentar los
gusanos de seda, o la plantación de algodón.
Fue Abd al-Rahman II (822-852) quien creó el
primer taller "de tiraz" junto al palacio residencia de Córdoba, una adaptación de los talleres
persas. Los tejedores cualificados eran obligados a trabajar incluso en contra de su voluntad
y siempre sometidos a controles de calidad.
Después de Córdoba se montaron talleres "de
tiraz" en Málaga, Murcia, Jaén, Valencia,
Chinchilla, Lérida y Toledo.
De entre los animales simbólicos destacan el
grifo (león con cabeza de águila) y el caballo
alado (cuyas primeras representaciones se
remontan, según Marc-André Wagner, al siglo
XIX a. C., con los proto-hititas; posiblemente
este mito se propagó a los asirios, para después llegar a Asia Menor y a Grecia). También
se encuentra el grifón o simurgh, que aparece
como un pavo real con la cabeza de un perro
y garras de león, aunque a veces el rostro es
humano.
II. Tejidos hispanomusulmanes en la España
medieval
Con la llegada de los árabes, España se convirtió en parte del mundo de Oriente, y su desarrollo político, comercial y cultural fue muy
diferente del ocurrido en el resto de Europa.
Esta influencia también afectó a los tejidos
fabricados en la Península ibérica.
Materiales
Las cuatro fibras naturales por excelencia se
producían en distintos lugares de la España
medieval:
En un primer momento los tejedores omeyas
importaban la seda cruda de Oriente, tanto de
Constantinopla como de Bagdad. Sin
embargo, ya desde el siglo X existe en España
una floreciente industria de sericultura, y
Córdoba se convierte en el primer centro de
producción de seda en España. Después de
Córdoba, también Almería llegó a ser un importante proveedor desde el que se exportaba
seda hacia la Europa cristiana y otros países
musulmanes; contaba con 800 talleres para los
tirazi y un centenar más para los tejidos brochados con oro y plata.
- El lino y el algodón se cultivaban en la zona
de Valencia, Almería y Granada.
- La seda se fabricaba en Málaga, Murcia,
Jaén, Valencia, Chinchilla, Lérida y Toledo.
- La lana de oveja merina, procedente del
norte de África, pasaría a buena parte del
reino de Castilla, donde se adoptaría con
rapidez por el poderoso Concejo de la
Mesta. El origen del nombre de esta raza
ovina y la lana que produce es incierto. Una
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escaso, aunque de muy buena calidad (incluso
fue calificado por algún autor como el mejor del
mundo). La mayor producción, en forma de
hojas, se obtenía entre el Puente de los
Pescadores y el Puente del Cadí, al pie de la
Alhambra, en pleno centro de Granada.
Tintes
El teñido era muy importante para la calidad de
los productos textiles, por lo que se promulgaron ordenanzas dirigidas a los tintoreros -la
mayoría de los cuales eran judíos, lo que era
frecuente en todas las provincias del Islam. De
las ordenanzas del Zoco hablan Al-Saqati de
Málaga (siglos XI y XII) y Ibn 'Abdun (siglo XII).
Los colores utilizados fundamentalmente fueron el azul, el rojo y el amarillo:
Capullos de seda, Pedro Laguna Roquero, Certamen
Nacional de Fotografía sobre Artes y Tradiciones
Populares, edición de 1983, Museo del Traje.
Madrid (MT-FD000253)
- El rojo o grana se obtenía en Sevilla a
partir del quermes, aunque también se
consigue a partir del cártamo o alazor. Las
flores del alazor al-usfur o Carthamus tinctorius, también llamado zafranillo o azafrán
bastardo, daban un rojo anaranjado que
tomaban como referencia los poetas: "el
sol a su túnica tiñe de rojo alazor". De sus
raíces trituradas se obtenía un color amarillo anaranjado.
historia tradicional lo hace proceder de los
benimerines (Banu marin) de Marruecos,
que invadieron Cádiz en el siglo XIV; posiblemente la denominación merino derive
del árabe marin, que significa 'suave'. No
obstante, ya se tenía noticia de la raza
antes de la llegada del los benimerines;
quizá provenga entonces de los merinos o
cobradores de impuestos del Reino de
León, quienes percibirían los diezmos en
lana, cecina y queso.
- Los amarillos se conseguían con diferentes
plantas, aunque fundamentalmente a partir del azafrán de Toledo. Mezclado con
índigo generaba tonos verdes. También se
producía a base de mezclar vinagre y cobre
o plomo.
Junto a estas materias orgánicas, también se
utilizó una fibra mineral, el oropel, oro de Chipre
o lámina entorchada. Llamado dahab o tibr, se
hallaba principalmente en las arenas auríferas
de los ríos Segre, Tajo y Darro, en forma de
pepitas u hojas. Según las fuentes árabes citadas por Vallvé (1980), el oro rojizo del Darro era
- El azul se obtiene de las hojas de la Isatis
tinctoria o hierba pastel. Ibn al-Awwam la
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llamaba nil al-bustani, el índigo de los jardines. El nombre de pastel viene de la pasta
que se hace con las hojas para obtener el
colorante. La planta se criaba en varias
zonas, especialmente en Toledo y Granada.
Los telares y los tejidos
Los telares empleados en la ejecución de los
textiles eran de distinta complejidad, y se distinguen los de bajo lizo, alto lizo y el telar de tiro.
El telar de bajo lizo es el más básico.
Accionado por pedales, servía para elaborar
los tejidos más sencillos, con los ligamentos
básicos. El telar de alto lizo se utilizaba para las
piezas de mayor tamaño, alfombras y tapices.
Por su parte, el telar de tiro fue creado para la
confección de telas labradas, donde los efectos del dibujo se logran por medio de una tracción sobre las cuerdas del ramo, en las cuales
vienen relacionados los hilos de urdimbre por
medio de arcadas y de mallones.
De entre los tejidos que salían de estos talleres
destacan el damasco, el lampás, el samito, la
- Por su parte, el negro y el marrón se obtenían a partir del zumaque, de las agallas o
de la corteza del nogal, de la cáscara de
nuez (Junglans nigra) y de las raíces de
acoro falso (Iris pseuracorus).
- Los colores beis se fabricaban a base de
taninos.
El resto de los colores se obtenían mezclando
las citadas materias tintóreas.
Dibujos del manual de Enrique Nuere, La carpintería de lo blanco. Lectura del primer manuscrito de
Diego López de arenas (1633). Ed. Ministerio de Cultura, 1981.
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tapicería y el taqueté, que detallamos a continuación.
El segundo período tiene como protagonista al
pueblo almohade, que domina el norte de
África y el sur de la Península ibérica desde
1147 a 1269. De origen bereber, se instalan en
España donde ejercerían una gran influencia,
incluyendo la de su industria textil. Sus tejidos
se caracterizan por ser simples y austeros, y
prescindían del empleo del oro siempre y
cuando no eran encargos en los que se especificara su uso. La decoración está inspirada
esencialmente en la figura geométrica, cuya
distribución y combinación sobre la superficie
textil se atiene a cálculos matemáticos,
siguiendo el mismo esquema decorativo que
otras manifestaciones artísticas como las
alfombras o las cubiertas de madera.
El damasco procedía de China, aunque se
comercializó a través de Damasco. Es un raso
de seda con alternancia de dicho ligamento
por urdimbre o por trama, que forma una
decoración brillante-mate a dos caras.
El lampás es un tejido originario de China o
Persia, que trabaja con más de una urdimbre
y más de una trama. El ligamento del fondo es
raso, y en la decoración utiliza otro ligamento
con tramas de colores creando motivos polícromos.
Por su parte, el tejido samito trabaja con dos
juegos de urdimbre: una interior cuya misión es
separar las distintas áreas de color y dar
cuerpo al tejido, y un segundo juego que trabaja con las tramas de decoración en sarga.
En la técnica de tapicería las tramas no van de
orillo a orillo, sino que conforman zonas decorativas.
Finalmente, el taqueté es un tejido similar al
samito, pero liga en tafetán.
Elementos decorativos
Al analizar los tejidos trabajados en la España
musulmana se pueden establecer dos períodos claramente diferenciados: el omeya y el
almohade; este último se prolonga hasta la
época nazarí.
El periodo omeya cubre desde la llegada de los
árabes a España a principios del siglo VIII hasta
mediados del XII. Se caracteriza por la reproducción de tejidos de clara referencia a los persas sasánidas.
Lampás, finales del s. XV. Colección del Museo del
Traje, Madrid (MT009394)
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Se trata de un bellísimo ejemplo de tejido
nazarí, trabajado en Granada, en torno a 1350.
Es un lampás brochado con láminas de oro
entorchadas sobre alma de seda. La decoración es la propia del segundo período de los
tejidos hispanomusulmanes, protagonizada por
las figuras geométricas. La compartimentación
espacial a base de rosetas inscritas en figuras
geométricas (en este caso, cuadrados), conseguidas a base de largas bastas por trama
sobre fondo de raso, cubren la superficie decorativa. La alternancia de los colores rojo y azul
crean la ilusión de diferentes motivos, siendo
uno solo. La decoración recuerda a la que
cubre las paredes de la Alhambra, trabajadas
precisamente en época nazarí. Los tejidos de
Finalmente, el periodo nazarí se desarrolla
como una continuación de la etapa almohade,
hasta finales del siglo XV. La nueva dinastía no
alteró la marcha de los talleres, más identificados con los temas que decoran los palacios
nazaríes y sus artes suntuarias. Hay pocas
variaciones en la ligera evolución de los motivos, entre los que abundan los geométricos,
atauriques y epigráficos.
III. Pieza objeto de estudio
El fragmento textil objeto de estudio perteneció a la colección de tejidos históricos que iniciaran Mariano Fortuny y Marsal y Cecilia
Madrazo, y que heredó y siguió ampliando su
hijo, Mariano Fortuny y Madrazo.
Lampás brochado en oro, mediados del s. XIV. Colección “Mariano Fortuny y Madrazo”
del Museo del Traje, Madrid (MT088659)
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siglo XIII vive más de lo nuestro sin apenas
influencia extranjera en las artes suntuarias.
este tipo son reconocibles por su riqueza de
colorido, que conserva toda su viveza e intensidad, lo que indica la buena calidad de los tintes naturales, que permanecen inalterables a
través del tiempo.
En el estudio de este tipo de materiales nos
encontramos con la falta de fuentes documentales que hablen directamente sobre los tejidos
realizados en la Granada nazarí. Sin embargo,
sí existen textos que de forma tangencial mencionan la producción textil y su comercio, además de hablar de las costumbres e
instituciones ligadas a ellos como la del "tiraz",
los tintes o los gustos sobre la indumentaria.
Desafortunadamente, solo en raras ocasiones
(como es el caso del tejido de Muhammad V)
aparecen textos que nos ayudan a datar la
pieza. También contamos con algunas, aunque
Este tejido, junto con el resto de la colección
de Mariano Fortuny Madrazo, llega al Museo
del Traje como dación de Inditex S. A. en el año
2003.
Para estudiar los textiles nazaríes debemos
remontarnos al menos al siglo XIII, en que
encontramos una evolución lenta del aspecto
ornamental con respecto al período final almohade. Por ello afirma Gómez-Moreno que el
Lampás español, s. XV. Colección del Museo del Traje, Madrid (MT009395)
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del monasterio de Las Huelgas de Burgos,
donde además de las formas de las prendas
podemos disfrutar de los magníficos tejidos.
escasas, representaciones de miniaturas,
como las de las Cantigas de Santa María o el
Libro de los juegos, ambos del último cuarto
del siglo XIII, que muestran a los musulmanes
conviviendo con los cristianos. También las
representaciones del Patio de los Leones, pintados un siglo después, nos permiten reconstruir la vida en el Reino Nazarí, incluyendo el
uso de los textiles. Hay que destacar las piezas de indumentaria conservadas en el museo
Después de la marcha de los árabes de la
Península ibérica se seguirán haciendo tejidos,
trabajados al modo de los anteriores, tanto
figurativos como geométricos; piezas que convivirán con los nuevos tejidos italianos que
sucederán en liderazgo a los anteriores.
Terciopelo labrado y brochado en oro, finales del s. XV.
Colección del Museo del Traje, Madrid (MT 009388)
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Bibliografía
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VV.AA.: Catálogo de la exposición Inspiraciones. Mariano Fortvny y Madrazo. Ministerio de Cultura,
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MODELO DEL MES. CICLO 2014
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analizará e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asistentes se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
Domingos: 12:30 h.
Duración: 30 min.
Asistencia libre
ENERO
Vestido de Manuel Piña
Concha Herranz
FEBRERO
Cierre de pulsera. París, 1775-1781
Mª Antonia Herradón
MARZO
Vestido de Jeanne Lanvin, ca. 1930
Lorena Delgado
ABRIL
Vestido de Jean Paul Gaultier
Juan Gutiérrez
MAYO
Vestido Madame Grès
Rodrigo de la Fuente
JUNIO
Vestido de Jacques Heim
María Azcona
SEPTIEMBRE
Abanico con su caja, 1800-1809
Elena Vázquez
Descubre más sobre la programación del Modelo del mes.
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OCTUBRE
Traje con polisón, ca. 1870-1875
Elvira González
NOVIEMBRE
Peto de Montehermoso (Cáceres)
Ana Guerrero y Américo Frutos
DICIEMBRE
Tejido nazarí, ca.1350
Lucina Llorente
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MUSEO DEL TRAJE. CIPE
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Tel. 915504700 Fax. 915504704
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