EáPAlHIÁ i MEIDDCA - Hemeroteca Digital

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Año XXIII
Madrid, Febrero de 1932
NUM.
617
EáPAlHIÁ i MEIDDCA
Revista mensual
iiiiiiiiiii
ilustrada
DIHECTOR-PHOPIETARIO:
José
de
SECRETARIO;
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN:
Eleizegui
Sascripción mensual (Madrid)
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anual (Madrid y provincias)
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.:.: por el inolvidable amigo Gereda. Los especialistas españoles han tenido el V'^'l
acierto de elegir como Presidente al prestigioso y respetable Jiménez Encinas
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I
ÍA
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Y
A
GNTKE LAS LECITINAS
Primera
Primera
Primera
Primera
Primera
en la terapéutica
en prestigio
por su calidad
por su rápida eficacia
por la magnitud de su venta en el mundo
ESPAÑA MEDICA
LA ANTENA
HUMANA^
por el Profesor Vicente Peset Cervera, de Valencia.
E)
Ese fluido maravilloso que descubre, seis siglos
antes de J. C el famoso Thales de Mileto, autor
de la sabia máxima "conócete a, ti mismo", fluido
cuya primera caricia fué para consuelo de enfermos,
porque indios, griegos, etruscos y romanos emplearon
los peces eléctricos contra las nueralgias, según dijeron Scribonio Largo, Dioscórides, Galeno y Plinio,
colma a diario con admirables sorpresas; y por ello
la electrología médica llega también hoy a prodigiosa
altura por ser faro que alumbra la semiótica clínica
y forense, la terapéutica e higiene.
La ola incesante del progreso científico señala ahora la necesidad de reforzar algún capítulo imperfecto
o anticuado de los libros médicos, como ocurre, verbigracia, con el relativo a la electricidad atmosférica,
motivo de estos breves comentarios. En efecto, fuera
de la trágica fulguración por el rayo o de las muertes a distancia por ese choque de retroceso señalado
desde Mahón en 1779, poco se dice; furiosa descarga
mortal a menudo, aunque, como todo en la naturaleza, puede también convertirse en agente curativo,
según ocurrió tras de horripilante conmoción al pastor paralítico Winter, de Kert, en 1762, o a un
reumático de Niort, en 1819, y los casos diversos
citados por Rives de otras enfermedades, incluso de
amaurosis y sordera, reproduciendo el práctico en
miniatura los efectos necrosantes a merced de la fulguración antineoplásica. Basta el terror para curar
alguna vez: lo demstró Boerhaave.
Sábese, además, desde que Lemonníer obtuvo una
chispa del cíelo sereno, del famoso cometa de Franklin o la carga de una botella de Leyden por Dalibar, que la atmósfera está siempre más o menos cargada de electricidad estática, demostrable por los electrómetros, de signo positivo comúnmente y variable
en los tiempos tormentosos, en tanto que tierra y
hombre se cargan de la negativa por influencia; que
sus principales orígenes son la evaporación, los rayos
ultraviolados y manchas del astro magno, las mareas atmosféricas; que aumenta con la altura a modo
de capas horizontales flexuosas con la misma potencial, según demostraron Saussure, Volta, Becquerel, Quetelet, 'y a los seis o siete mil metros está la
atmósfera fuertemente electrizada; conocidas son las
variaciones horarias con un máximo a la salida del
sol y al crepúsculo y los mínimos en el centro del
día y la madrugada, según Lemonnier, Beccaria,
Arago y Schuhler, mayores en estío; tampoco se
ignora que decrece con la latitud, la influencia de los
vientos, humedad, nieblas, brumas, lluvias y tormentas; que se relaciona con las variaciones barométricas, pues la electricidad positiva se halla en razón directa de la altura y la negativa del descenso
(ade la columna, por lo cual barómetro, higrómetro y
brújula señalan los distintos estados eléctricos y se
utilizan en meteorognosia, pareciendo algo paradójico que cuanto más limpio y tranquilo está el cielo
llegue su electrización positiva al máximo. ¡Parvi
referí!, exclamaba Cicerón cuando las cosas no satisfacen bastante.
El hombre es otra antena o punta del haz terrestre (veletas, árboles), perfecta o de doble juego—como se intenta lograr con las demás—pues recoge las
del ambiente y difunde su carga eléctrica originándose acciones fisioterapéuticas forzosas ante el polivalente fluido que es vibración, fuerza, luz, sonido,
acción química... Aunque influyan sin ouda otros
factores cósmicos y sea casi siempre compleja la acción de los modificadores, no puede negarse la primordial de la electricidad silenciosa en la vida sana
y patológica, que al cabo dichos otros factores telúricos también la engendran; excita o deprime, ejerce la hegemonía en la naturaleza y ya De la Rive dijo
que su papel es más importante de lo que. se cree,
de acuerdo con Arnould y tantos higienistas y terapeutas que no viven esclavos solamente del termómetro, del higrómetro o del microscopio más bien
para sorprender la canalla de Pandora.
Un brusco equilibrio de la capa terrestre puede
provocar el rayo ascendente visto por Mafíei, Berthelot y Lequier, la 'fromba o lo que Aristóteles llamó con
propiedad temblor de tierra; si menos intensa y también visible da margen a ciertos brillos de los días
estivales o a los llamados fuegos de San Telmo, llamas o luminosidades que surgen de los mástiles y
picos montañosos, vistos por César en las lanzas de
una legión y por algunos viajeros en sus cabellos y
dedos, luces que suman al drenaje eléctrico otros efectos psicológicos; descargas habituales inapreciables,
microscópicas como quien dice, infinitesimales, como
la que sorprendió un fotógrafo por el trazo negro e
inexplicable de una prueba positiva, son las que modifican en todo momento el organismo.
Tales trastueques mansos, inadvertidos y constantes, ese equilibrio movible eléctrico, oscuro para la
retina, de perpetuo divorcio y recomposición entre la
electricidad atmosférica y la corpórea inducida o producto del quimismo orgánico, de roces y choques, etc.,
constituye un estado perenne de vibración molecular
que colabora en el metabolismo normal o despierta
fenómenos morbosos y abre horizontes para el terapeuta, aunque harto opacos todavía. Algo así como
una especie de sutil soplo o efluviación sin chispa a
lo Dommer, que en la ionización del aiie por los
rayos catódicos, a la postre eléctricos según Danilewski o Freund, puede llegar hasta el estrago; pero en
ESPAÑA MEDICA
su grado mínimo aumenta la capacidad respiratoria
(Arsonval), empuja el coeficiente de oxidación interna, favorece el apetito y las digestiones (Charcot), es
en suma de efecto general tónico, atestiguando Levy,
Lucas y otros autores que tan misteriosos vaivenes
facilitan los fenómenos del organismo humano y no
permanece indiferente la modalidad de la vida animal, hasta se avivan en zootecnia los huevecillos de
los peces comestibles por el efluvio suave. Acredítanlo además los vegetales, pues se favorece el fruto
aun cultivados en la oscuridad, vese la pujanza que
según Berthelot imprime y traduce esa lujuriante flora de los trópicos y penetrando la electricidad en el
suelo laborable vigoriza las descomposiciones orgánicas siendo por añadidura buen abono insecticida en
concepto de Pelletier.
A sabiendas o empíricamente se vale el terapeuta
de una sutil electroterapia sin aparatos cuando aconseja, convencido de que no sólo es la presión causante de hemoptisis o congestiones, ni la humedad de
catarros; cuaado propone discreto la rusticación montaraz o sabiendo que la descarga oscura es capaz de
formar ozono (Cavendish) piensa en la saludable
atmósfera de los pinares o en la talasoterapia que por
su menor tensión eléctrica aquieta el sistema nervioso
de niños y adultos; o prefiere un clima de altura o
de hondonada—aunque está por hacer en climoterapia el detallado mapa electrotopográfico de los distintos países para que cristalicen definitivamente en
la práctica—, un paraje cálido propenso por ende
a las infecciones u otro frío que observaciones del
comandante Peary en su viaje exploratorio de las zonas árticas establecen a su juicio sea "el clima polar
soberano contra la tisis" ( ? ) , pues curaron varios
compañeros con signos de tuberculosis incipiente. Muchas veces espera resignado el clínico que cese una
constitución raédica reinante o cierto giro de la veleta nuncio de un probable asalto por el reuma, que
lo atan de manos, como el paso de esas manchas solares cuyas mudanzas en la radiación suponen la muerte
de millones de seres (Langley) o producen siquiera
las neuralgias por desequilibrio vagosimpático (L. Neuberger), aparte de su influencia en la colectiva aparición de afecciones agudas diversas o el recrudecimiento o la mitigación de cronicismos heterogéneos,
según observa Mauricio Faure, de Niza, y comprueban Vallot y Sardón. (Ac. de Med. de París, julio,
1922.)
Ahora bien, digo antes que debe ampliarse el contenido de los libros sobre esta materia, porque además de la citada electricidad atmosférica estática hay
que ir desflorando ya el imperio de la dinámica. La
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• B CUIIAM::;!
SIEMPRE Y S i
PBKiftito ce
noble ciencia médica, que requiere para su ejercicio
espinoso los ojos de un Argos, los cien brazos de
un Bríarco y la doble mirada de Jano para enlazar
lo pretérito con el presente en aras del provecho humano, viene acumulando las conquistas favorables
desde la negra noche del hacha de sílex paleográfica
o de la astilla de obsidiana empleada por Zipparah,
la viuda de Moisés, para circuncidar al hijo, hasta el
actual avión; ciencia que se afanó en nuestros días
por inquirir el pro y el contra para la patogenia, la
profilaxis o la cura de la velocipedia, la autoconducción, el dirigible, los aeroplanos y deportes—¡incluso los posibles beneficios del fútbol y el boxeo!—esa bienhechora ciencia tiende a investigar ahora los
efectos de las ondas magnetoeléctricas ondulatorias
de Hertz, que imitan en la atmósfera las de la piedra caída en el agua, se propagan veloces a grandísimas distancias impresionando los aparatos radiorreceptores que tropiezan, incluso al hombre, retemblando la atmósfera a su furioso paso que traducen la
admirable telegrafía inalámbrica en que la onda eléctrica sustituye a la línea, hecha práctica por Guillermo
Marconí en 1895 e iniciada antes por el español Salva en su Memoria a la Academia de Ciencias de Barcelona el año 1799—según declara aquel sabio al
disputarle la gloria el ingeniero americano Dolvear—;
la otra moderna sorpresa de la telefonía sin hilos, basada por su creador Graham Bell el año 1880 en las
propiedades fotofónicas de ese extraño metaloide llamado selenio, entrevisto por nuestro Arnaldo de Vilanova, y acrecentando el sonido microfónicamente,
remeda la voz de Stentor; y surge otra maravilla con
Baselga y Torres Quevedo, la telemecánica, dando
el segundo, en 1904, el telekino para dirigir torpedos
y barcos a distancia, sin cables, demostrándolo hace
diez años con el acorazado lowa, de los Estados Unidos; y asoman los rayos incendiarios o diabólicos del
inglés Matthews, señalados ya por Caballé en 1918
y por el ingeniero Sánchez, de Piedrabuena (Ciudad
Real), rayos para provocar a distancia explosiones
e incendios, que alumbran pueblos, como han hecho
el santanderino Iglesias Blanquer en su provincia o
Marconí en Australia desde Marsella. Ante prodigios
tales, que parecen obra de hechicería, no sorprende que
se aspire ya a interviuvar a Marte.
Desde este punto de vista fascinador, nueva escena
del mundo aéreo, se ha realizado otro salto tremendo comparable al que separa el sencillo candil de la
fastuosa luz eléctrica. ¿Estaremos al borde, se dice,
de una revolución en el reino de la dinámica atmosférica? Las numerosas estaciones emisoras encuentran
ya dificultades o sitio para intercalar en la escala de
longitudes de onda, a pesar del reparto equitativo
E S P A Ñ A xMEDíCA
El profesor Carlos von Noorden, del Consejo de Higiene de Viena, que ha celebrado sus bodas de oro
con la profesión.
hecho por los reglamentos de Bruselas, Ginebra y
Praga, y resulta aliora para colmo que no sólo hay
en el mundo mil o mil quinientas estaciones emisoras,
sino millares de millares sin cuento, gracias a las
abejas y otros himenópteros, a los lepidópteros y
múltiples especies de la gran familia entomológica
provistas de emisor en perfecto orden de marcha, descubierto al parecer por los físicos, según escribe J.
Boyer, y cuya longitud de onda se desconoce aún;
portento que funciona secretamente para cuantos seres carecemos de la vista del águila o el olfato de los
insectos y poseen sólo mediocres u obtusas sensibilidades corporales, cuando para apreciar tan diminutas
ondas no bastaría el eretismo estrícnico. Lo antedicho
hace recordar aquel desencanto sufrido en 1894 al descubrirse el argón y otros gases raros, acaso no tan
desprovistos de acción, decía el Dr. Llord en el Congreso de Hidrología de Madrid, demostrándose que
distamos todavía del completo conocimiento del aire
que nos baña, ilusión desvanecida.
Más aún. Recuérdense aquellas vibraciones oscuras de Brondlot (1903), casi olvidadas, penetrantes,
capaces de iluminar la pantalla fluorescente y dar luces cual la luciérnaga y los noctilucos oceánicos, fisiológicos además porque las hallaron en vegetales
(Meyer), en las cimasas (Lambert) y en el cuerpo
humano las obtuvo Charpentier a pocos centímetros
de la frente durante el trabajo mental, radiaciones
que vigorizan los sentidos con promesas terapéuticas
si no fueron espejismos (digo en mi libro de 1 9 0 5 ) ,
alentadas por la contracción muscular y los fenómenos
inhibitorios, que los anestésicos apagan y parecen ser
un fenómeno primordial de la vida (J. Becquerel) ;
ni -se ^Divide tampoco la discutible radioactividad corpórea anunciada por Zwardemarker ("Biochem.
Zeits.", 1923), más probable tras de la administración, de las radiactivas tierras raras (samarío, itrio, etcétera) experimentada por el profesor Ferrua, de T u rín, fenómeno comparable; en virtud de todo ello se
cree que el hombre emite probablemente ondas oriundas del movimiento de los músculos y visceras, la
calorificación, roce de los eritrocitos sobre las paredes vasculares, etc. El cerebro, según insiste ahora
P. Fumouze, es una verdadera máquina sléctrica, su
masa anfractuosa y rica en arterías y venas es asiento de múltiples frotaciones, de choques por los latidos, que engendran un campo eléctrico cuyas ondas
de escasa longitud pueden captarse acaso un día con
aparatos sensibles y transmitidas, por un solo emisor
las recojan millones de receptores, cual la luz de una
estrella alcanza a la muchedumbre; así como ésta
necesita a menudo millares de años para verla, tal
vez las radiaciones de nuestros aborígenes reexpedidas por tantas generaciones, vayan llegando aún para:
acreditar la teoría del "inconsciente colectivo" de
Yung que explicaría por qué se reproducen costum-,
bres remotísimas; pábulo al fin todo ello de la sospechada telepatía.
Sí, como dijo el filósofo Descartes, nadie puedesin peligro ser extraño a las cosas de su tiempo, con
el afán de centuplicar su fruto benéfico emprenderá
sin duda la Medicina el estudio intensivo de lo que
brota embrionario rasgando el velo de dichas ondas
misteriosas para nueva cosecha, con esperanzas de
triunfo, porque no hay misterios definitivos, según
creo haber leído en Taine. Algo sabemos ya de esa
futura y sonable electroterapia natural o espontánea,
como cabe llamarla; sus efectos van abriéndose paso
de entre la manigua de oscuridades y macho de lo
atribuido a la electricidad atmosférica estática sólo
vislumbrada antes, será debido a las ondas hertzianas
conforme parecen expresar esos vagos indicios de la
agitación de la aguja imantada o sus brucos cambios
por el paso de las corrientes, que decían Davy y el
-- -*!'
'
-^
El presidente del Colegio de Médicos
de Segovia, Dr. D. Eudquiano Rebollar, que está realÍ2;andp,. una brillante gestión al frente del mismo.
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ESPAÑA MEDICA
P. Secchi, cual otras rarezas como el chocante desprendimiento de la presa de los imanes vista en algún
gabinete de ¡Física en una de las epidemias coléricas
que afligieron a Valencia a mitad del siglo, último
—¡hasta se ha creído observar la huida de moscas
de los pueblos apestados!—, hechos que denotan
un efecto de tales ciclones electromagnéticos y su influencia no dudosa sobre el reino zoológico, como
cualquiera puede comprobar fácilmente. Si se aisla
de la antena un radiorreceptor telefónico, apenas se
aprecian los sonidos provocados por las ondas captadas por tuberías, objetos y paredes del edificio; si en
tal momento contactamos el enchufe der aparato con
nuestra mano, percíbense reforzados los sonidos, la
antena casi huelga, el hombre la reemplaza o cumple
el papel del erguido palo. Yo realicé repetidas veces
tan curiosa experiencia con un receptor marca "Columbia", de los Estados Unidos. Es decir, que a pesar de la resistencia del cuerpo humano para la penetración de las vibraciones electrodinámicas, variable por las circunstancias y que por térihino medio es
de unos 1.500 ohmios, nos impresionan sin duda.
Recientemente escribe Ch. Nordmann, del Obserbatorio Astronómico de París, que al Dr. Foveau de
Courmelles, tratando de la acción de la T . S. H. en
los seres vivos, le llamó la atención el efecto observado en Valencia y en el campamento de Paterna y
luego en Krensnach sobre la suelta de palomas mensajeras, cerca de una estación emisora, aun a la distancia de ocho kilómetros, pues las aves no encuentran la dirección y giran mucho tiempo circularmente
desorientadas hasta que cesa la emisión; .lo mismo
ocurre a su regreso, acción perturbadora sobre el sentido de la orientación que es verosímil comparar, dicese, con el efecto de las descargas de electrones en las
corrientes de A. F. de D'Arsonval. Pájaros, mariposas y otros volátiles también se aturden; y el inglés Dr. Avay, dice ahora, que ha apreciado lo mismo
en las personas.
En tal concepto, dado el supuesto símil y mientras que la clínica suministra hechos más concretos,
es presumible la hipótesis de que la electrodinámica atmosférica obre como la arsonvalizacíón por el
método llamado de la comente hertziana o de efluviaciones sin contactos productoras de ondulaciones
en los distintos tejidos que juegan papel de circuito
inducido cerrado sobre sí mismo y sin molestias por
su efecto ínfimo, se soportan intensidades hasta de
3.000 mA. a través del cuerpo, tan dañinas con otras
técnicas, despertándose mayor actividad hemoglobínica característica, se desperezan las defensas íntimas
y refuerza la destrucción de toxinas, beneficios que
señalaron Oudin y Barthelemy con las electrizaciones
de alta tensión y frecuencia.
Y ya en el terreno hipotético o de las lucubraciones, en el antro inescrutable aún de posibles sorpresas victoriosas, ¿quién sabe si a las electricidades atmosféricas en repaso u ondulatoria, bajo , h ironía
de un ciclo lapizlázuli, estará reservado el despejo de
la incógnita de tantos problemas médicos, más o menos mal planteados, pero que desde inmemorial motivaron hondas preocupaciones? Acaso sean el oculto
botafuegos para la espontánea desaparición de los
azotes epidémicos, que atribuyen unos a la microbicida ozonización, otros a las esterilizaciones de las
aguas por sus movimientos y choques, fuentes electrogenéricas al fin, o a la pérdida de la virulencia bacteriana o adaptación al medio en concepto de terceros; tal vez llegue a explicarse el incremento de la
mortalidad a la caída de las hojas, la agravación de
las enfermedades y aumento del número de partos
cuando tras del ocaso alienta el genio de las tinieblas,
las furiosas excitaciones vesánicas globales en los manicomios y quizá el contagio moral de suicidios'en
primavera entre hipocondríacos cansados de la lucha
o por la enervante sugestión ante el espectáculo de iln
eclipse o la cercanía de un cometa, en la ola de sangre
que impele a la perpetración de crímenes y hasta en
las tempestades o conflictos sociales... que a todo
puede contribuir la electricidad en los neuróticos, máxime asociada a otros modificadores pertinentes a la
diáfana envoltura cantada por los poetas.
Hoy mejor que antaño conviene al médico el conotado de físico que se le asignaba—ubi dessinit physicus, incipit medicas—porque el más hipocrático, siguiendo después de todo las enseñanzas del gran mentor griego, ha de preocuparse hondamente de la física y química biológicas en su doctrina e intervenciones, sin la bancarrota de la farmacología profetizada por Hayem en 1902; so pena de recordar, dolorido, que a pocas millas de la Helade encalló la gentil nave en que los argonautas, llevando por caudillo
a Hércules y por mecánico a Orfeo, salieron a la conquista del vellocino de oro; vieja leyenda, que aplicada al tema, advierte la posibilidad de un fracaso a
los descuidados que, asidos al poste ante la avalancha
del progreso, ignoran los escollos y, nuevos derroteros
de la ciencia.
UBRONOUIOI
ESPECIFICO DE LAS VÍAS RESPIRATORIAS
ESPAÑA MEDICA
( 1 LA CASA DE LOS FEOÜEÑOS EN EL IfíSTITüTü J. J. ROUSSEAU | j
Se inicia en España un laudable movimiento de
modernización pedagógica. Es tiempo de que tal
suceda, pues estamos en un atraso inconcebible. Como, además, el fondo de la educación es esencialmente
biológico, tenemos los médicos un preponderante
papel en esta pedagogía, de base experimental, de entraña fisiológica y de técnica higiénica.
Por eso queremos que nuestros lectores conozcan
Los grandes navios.
lo que sucede en países que van a la cabeza del progreso .educativo, y la lectura del folleto de Audermans y Lafeudel, acerca del funcionamiento de la
Casa del pequeño en Ginebra, nos decidió a dar un pequeño extracto del mismo, evidenciando una de las
obras pedagógicas más modernas y de mayor trascendencia.
Los médicos vemos cómo a través de toda esta
actuación palpitan problemas nuestros.
Un inspector japonés definió así la Casa del Niño:
"Esto es el observatorio de la infancia, donde se
descubren las fuerzas del niño y se le cultivan".
Una casita abre sus puertas y ventanas al sol bienhechor; viejos árboles en los que anidan pájaros de
todas clases, un jardín florido en toda estación, al
abrigo de las inclemencias, he aquí donde se preparan a la vida cincuenta niños de tres a nueve años,
y para su futura misión una veintena de jóvenes
maestros. Esto es... la casa del niño pequeño.
El punto básico de la educación es que no solamente porque el grano es grano de él sale la flor,
sino a condición de que sea colocado en el medio favorable a. la germinación y a la floración.
Una observación intensiva del niño pone al educador en carmino de descubrir todas las posibilidades
de crecimiento que hay en él. Es esta observación la
que" impone rigurosamente las leyes a las cuales se
debe adaptar. Es él quien dicta las condiciones del
medio, que debe estar en armonía con estas leyes,
El niño parte de sí mismo para ir a la busca, a la
conquista de todo aquello que le es necesario a la
formación de su ser. Tiene en sí todos los principios del crecimiento; ha nacido experimentador,
constructor y productor.
Demostrado está que ese desarrollo en períodos
sucesivos, la educación tiene que sentirse en ellos.
Toda la primera actividad del niño (tres a cinco
años) es una actividad mecánica y muscular. Es la
edad de la manipulación. Hay que darle elementos.
Su primera preocupación es conocer las cosas naturales: el movimiento por el movimiento. Viene
después su afán de construir. Echa todos los objetos
que caen en sus manos. Según su afición el juego
del mecano le atrae. La razón es bien sencilla. La
construcción es uno de los juegos que ofrece más recursos a la imaginación creadora del niño, que corresponde lo mejor a su espíritu de imitación, a sus
intereses rudimentarios e inestables, a esa necesidad
incesante de cambios que observamos en todas sus
manifestaciones de actividad, manifestaciones que
no pueden reprimir y que hay que saber alimentar.
Se preocupan, pues, de suministrarles material
abundante. Pero como el afán constructivo es tan
deseoso, no sólo en cada niño, sino aun en las diferentes edades del mismo, el material es numeroso
para que palpen, descompongan, eleven, formen sus
construcciones. Durante este período el pensamiento
está oculto por la acción. No pueden faltar los moldeadores, desde la formación de pequeños trozos
de pasta hasta la reproducción más o menos fiel de
animales y plantas.
Allí tenemos también la habitación del lenguaje,
La fuerza del vapor
ESPAÑA MEDICA
I
Ir:.-
~~
Experiencias y descubrimientos.
que contiene juegos numerosos, objetos escogidos
en relación a los intereses del n i ñ o y destinados a
darle nociones precisas y estimularle el satisfacer su
curiosidad. T o d o esto, con las ilustraciones, favorece
el ejercicio del lenguaje. T a m b i é n vemos la sección
de cálculo a base de construcción de casas y máquinas, que acoplando bolos, enfilando discos de t o dos los colores, combinan figuras. Recibe así las
primeras impresiones de dimensiones, de cantidad y
de forma que los conducen a la percepción y concepto de n ú m e r o . Y llegando a la q u i n t a clase se
perciben pequeñas cabezas inclinadas sobre los p u pitres; nada los distrae. C o n s t a n t i n o corta u n cartón
para hacer bloques; Francisco p i n t a las chimeneas
de su vapor; Colette ejecuta u n pequeño m o b i l i a r i o ;
Andrés termina u n vapor. La conversación n o cesa
más que con el dibujo. E n otra mesa, M ó n i c a colorea imitando los colores del j a r d í n ; Jacquelene pinta un narciso recogido la víspera; Gilberta arregla
una rosa para completar su colección. U n pequeño
grupo asocia grabados y n o m b r e s . A q u í está m a n i festándose otra etapa en el desarrollo infantil. Se revela el discernimiento de las dimensiones, de las
formas, del n ú m e r o . Es el m o v i m i e n t o con u n fin.
La acción provoca el pensamiento. Es la formación
de la atención y de los hábitos.
E n otro departamento trabaja el g r u p o de los
buscadores. Es un campo de experiencia más extendido. La comprehensión de las cosas que lo rodean,
las numerosas asociaciones a u m e n t a n su poder de
imitación y su necesidad de crear. Le d o m i n a el impulso de producir, de fabricar, de transformar. E n -
9
rique combina las diferentes piezas de u ñ auto. R o gier ha pasado m u c h o s días transformando un viejo
t e r m ó m e t r o de b a ñ o en otro aparato. Germán llega
a la construcción de u n gran paquebot.
Para ello
se p a r t i ó de esta p r e g u n t a : ¿quién ha hecho d primer
paquebot?
¿ C ó m o era? Ello fué objeto de investigaciones numerosas, que apasionaron a todos los
chicos. Después siguieron todos las referencias de los
imaginarios viajes que iba a hacer el barco oor ellos
construido.
¡
j
|
Y así llegamos a la tercera etapa del desenvolvimiento, cuando el chico se adapta a las exigencias
exteriores sin repugnancia, y es también cuando adquiere conciencia en su y o intelectual. Se establece
entonces el encadenamiento de la disciplina, dé la
atención, de los hábitos. Si la organización de la
escuela es buena será infaliblemente atraído el n i ñ o
al d o m i n i o de las nociones abstractas. Allí se ven los
chicos apasionados por los problemas de n ú m e r o y
de geometría, que han sido provocados p o r sus descubrimientos en los trabajos manuales.
El ú l t i m o g r u p o tiene p o r finalidad trabajar y
ganar para ayudar a la casa del pequeño, organiz a n d o u n almacén de ventas. D u r a n t e todo el año
reina el entusiasmo, siendo confeccionado un n ú m e r o
m u y grande de objetos de todas clases.
E n una palabra. La idea cjue preside la educación
en la casa de los pequeños es la del interés biológico,
considerando al niño como u n colaborador en la
obra de su perfeccionamiento.
El aula de los constructores.
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Termales, c'orurado-sóiiitas,
sulfatadas, vanedadlitinicas
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oesaparecen los
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De venia en Farmacias y Dmsuerias
En Madrid: D. Antonio Urain
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Adoptado en todo el mundo. Es el úaico
(¿ue a su eficacia para curar y evitar las
afecciones de la piel, une ia condición de
ser un producto exquisito de tocador, por
su fino perfume y la abundancia y untosidad de su espuma.
Por su singular dad de disolverse en cualquier fláua, por salitrosa que sea, se tace
indispensable a los señores cirujanos que
pueden utilizar el Jabón de la T O J A , con
soluciones de sublimado, cloruro sódico
y todasUasIsalinas.
^5|)LAZAP[LAflC[L3i
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Dalos y peditlos al Adminialrador;
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CEi/TONÁ
GUIPÚZCOA
para U preparauón de baños en el domicilio del enfermo.
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FORMULA
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Nucleína
2 grs.
Glicero!os!ato de sosa 4 »
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»cal.. 4 »
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»hierro 3 »
Arrhenal
0.3 »
Kola
10 »
Jarate
80 »
Elixir Se vainilla.. 250 »
FÓRMULA
Carbonato de tísmuto
Bicarbonato sódico . .
Magnesia calcinada. .
Polvos de belladona..
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Laboratorio liEREfll
Zurbano, 15-IVlADSID
11
ESPAÑA MEDICA
Teatro privado de Dión Chinelón
Comedia burlesca por JULIO BRAVO
1
(CONTINUACIÓN)
DION
DION
Es cierto. Verdaderamente n o sé cómo h a y t a n t o
m o r t a l que n o quiere morirse ni en broma.
Sí, sí. Me lo encargué hace t i e m p o . Estas cosas encargadas en vida resultan más económicas. Si quieres
un ataúd barato h a z que te m i d a n de pie, n o tendido. El negocio de las funerarias está en los muertos,
no en los vivos.
NARDO
NARDO
P o r miedo a ser t o m a d o en b r o m a al morir en serio.
DION
Veo que eres u n h o m b r e previsor y ducho en los
negocios; pero lo que más me complace es que t u previsión va a facilitarnos extraordinariamente nuestra
estratagema. ¿ T u mujer sabe que tienes ese ataúd?
N o me i m p o r t a r í a . Los únicos interesados en que
me muriesen en serio serían mis herederos... y ya conoces mi testamento,
DION
Entonces quedamos de acuerdo. T ú me tomas a tu
servicio, y u n día...
Sí, y seguramente lamenta que n o lo haya estrenado todavía.
NARDO
NARDO
DION
U n buen día...
NARDO
M u y bien; así n o se le puede ocurrir avisar a la
funeraria para que vengan a tomarte medida. L a n o ticia de tu muerte n o se comunicará a nadie más que
al amante de T ó r t o l a ; p o r supuesto, de una manera
confidencial y rogándole el secreto más absoluto. Y a
me encargaré y o .
DION
DION
A q u í , en el jardín.
NARDO
¿Y mi mujer va a creer que me he m u e r t o de
verdad?
NARDO
Quizá dude que pueda ser verdad t a n t a belleza;
pero n o creo que se acerque ta.nto a ti, que descubra
la farsa.
DION
Tienes razón.
Sí, en el.jardín, para que el m u r m u l l o de las hojas
disimule el de tu respiración; te cubro de flores, enciendo cuatro cirios amarillos y aviso al galán...
DION
Eres genial, querida bruja.
NARDO
NARDO
Sin embargo, ¡quién sabe!; a lo mejor resulta que
te quiere más de lo que imaginas.
DION
¡ Y hasta h a b r á quien te llore! Conozco a unas
lloronas de alquiler, q u e son "inagotables". C u a n d o
la pena n o se puede íni c o m p r a r , se alquila.
DION
Y o n o imagino nada.
¿Y esas desgraciadas lloran a lágrima viva?
NARDO
Nunca tendrás mejor
cómo piensa.
Sí, u n buen día te pones repentinamente enfermo y
te mueres. Y o preparo tu lecho m o r t u o r i o . . .
ocasión
NARDO
para
enterarte
de
C o m o esponjas. Claro que antes h a y que darles de
beber.
ESPAÑA MEDICA
12
DION
NARDO
Aun voy a acabar por morirme de risa en serio.
Señora, al lado de su esposo nada valgo como
poeta.
DION
Eres muy modesto.
NARDO
Ten cuidado. Conserva tu serenidad para resucitar
en el momento oportuno, aprovecharte del espanto y
la confusión y vengarte del osado galán.
NARDO
Soy, simplemente, sincero.
DION
TÓRTOLA
Nardo...
¡Pensar que tenga uno que morirse para matar!
Va a ser una escena graciosísima. Pero, calla, que oigo
acercarse a mi mujer. A ver si cumples como una
buena actriz o, mejor dicho, como un buen actor.
NARDO
Y tú no pierdas la serenidad aunque ella la pierda.
DION
Sí, Nardo. ¿Nombre bonito, verdad?
TÓRTOLA
¡Oh, sí!... {Un silencio.)
¿No le ha invitado mi marido a cenar?
DION
DION
Descuida. Yo sé que todo es una broma. ¡Lo que
me voy a divertir!. (Tórtola entra en escena y, at ver
a Nardo, queda como paralizada g confusa.)
Tórtola, aquí te presento a un gran poeta. ¿Le
conocías?
TÓRTOLA
No, pero.
TÓRTOLA
Le invito yo, con permiso de mi esposo...
DION
No.
DION
Siéntate, hija. Parece que haces mala cara..
te encuentras bien?
;No
¡No faltaba más! (Aparte a Nardo.)
¿Qué te parece?
TÓRTOLA
Hace mucho que no escribe usted.
TÓRTOLA
NARDO
No sé.
DION
Este señor ardía en deseos de conocerte. Se llama
Leonardo, pero le llaman Nardo. Es un poeta magnífico. Mé gustaría que conocieses alguno de sus madrigales...
Pues no es por falta de inspiración; pero las cosas
•están difíciles...
TÓRTOLA
Nada es difícil cuando uno quiere...
DION
TÓRTOLA
(Aparte a Nardo.)
¿Pero no la oyes?
¿Nardo?... Oh, sí. Conozco algunos.
NARDO
DION
{Aparte a Nardo.)
¿Ves qué cinismo?
Los editores no pueden ver a los poetas. Y de nada
le sirve a uno empeñarse...
(Continuará.)
"SAL DE
FRUTA"
MARCAS
ENO
CFRUIT
SALT")
Purifica layom^re
«60."»
ESPAÑA MEDICA
i EL LIBRO í ík OBRA DE UNA DOCTORA i
Amparo Parrilla ha publicado un libro, "La madre de nuestras maternidades". Es un estudio social
del que se deducen hondas y muy graves consecuencias. La doctora Parrilla recogió la voz de las madres.
Interrogó a sirvientas, asistentas, modistas, obreras
del campo, preguntándolas las intimidades de
^jy^^f-^feífiSs^
í**wrf-
maternidad, el porqué de su proceder con su hijo,
las causas que determinaban su conducta. Hemos
escuchado la voz de las madres—dice la doctora—,
de nuestras Maternidades. Su eco ingresó en nuestro
espíritu; pide, ante todo, una respuesta. Y cumpliendo su mandato, damos la que nuestra conciencia
nos dicta: Los mayores enemigos del niño son: el
"temor" de la madre que le obliga a ocultarte y su
falta de recursos. A estas dos situaciones tristes oponemos dos palabras: conciencia y trabajo.
He aquí la entraña del libro. Es una encuesta que
sangra verdad y dolor. Sobre él debe asentar toda
una obra de acción social.
— ¿Por qué siguió la carrera de Medicina?—preguntamos a la inteligente doctora.
—Cuando decidí la orientación de mis estudios,
lo hice obedeciendo a un impulso que a punto fijo
no sabía explicarme; porque todos los sentimientos
y debilidades que la gente de entonces oponía como
irreconciliables en la mujer con el ejercicio de la
profesión médica, los tenía yo en su más alto grado;
yo escuchaba todas las objeciones que se me hacían
convencida de ellas, y, sin embargo, existía en mí
la convicción íntima de que aquél era el camino que
debía seguir.
y es su padre, ai que profesa intenso cariño, el primer
lector de sus trabajos.
— ¿Por qué escogió la especialidad ginecológica?
—Otro tanto puedo decirle por mi empeño en seguir mi especialidad. Pero esta decisión, hecha en
años posteriores, fué más consciente. Yo veía con
qué facilidad se desviaban de esta orientación compañeras inteligentes, pero sin la vocación necesaria
para vencer en una lucha inevitable, y al mismo
tiempo, comprendía la necesidad evidente de que
la mujer triunfase en una especialidad que debía
pertenecerle casi exclusivamente. Convencida de esto,
decidí contribuir con mis escasas fuerzas a labrar
este camino, sin que acertasen a desorientarme o turbarme los obstáculos con que tropezase. Y hasta
ahora, he logrado, no sólo mantener, sino acrecentar
notablemente mi convicción tras de cada nuevo obstáculo.
14
ESPAÑA MEDICA
—¿Cuál cree usted que será el porvenir de la
mujer médico?
•—Magnífico. La Medicina me parece el campo de
acción más específicamente femenino. En cualquiera
de sus ramas, la colaboración de la mujer será de gran
utilidad. Aquí, como en todas las actividades humanas, creo que la mujer puede aportar un matiz especifico, absolutamente necesario, para la perfección
de toda obra social. Naturalmente, que hay especialidades que pueden encontrar una adaptación más
inmediata en la mujer; pero más adelante, no creo
que llegue a temer ninguna.
—¿'?
—Por fin, se va convenciendo la opinión de que
son absolutamente estériles todos los esfuerzos que
quieran oponerse al avance -femenino; es una fuerza
creada durante siglos de opresión y su energía es
considerable. Pero esta época actual de tránsito es dolorosa; todavía, para algunos sectores, toda mujer
intelectual que esté decidida a seguir valientemente
la trayectoria de su verdadero destino, sin retroceder ni desviarse, ha de sufrir la amargura de verse
juzgada como algo "fuera" de su condición de mujer. Pero también es necesario este dolor de la mujer
de ahora; es una fuerza más que se suma al éxito de
su acción.
—¿-?
— Y o tengo mucha fe en el éxito de la actuación
femenina. Crea usted que. el espectáculo del mundo,
el día en que se surrien íntegramente en la acción las
dos grandes energías humanas, masculina y femenina, será infinitamente más grato.
— ¿Qué quiere que le diga de mi vida? Es tan
sencilla, que no puede ofrecer ningún interés; está
totalmente ocupada por mi casa, mi padre, mi trabajo...
Sí; la vida de la doctora Parrilla es de una intensidad ejemplar. Hace para doctorarse una tesis
de originalidad grande y de investigación personal.
Quiere descubrir las características psíquicas de la.
mujer en la pubertad, y Confeccionando cuestionarios, y repitiendo exámenes y aplicando reactivos,
reúne unos cientos de casos, de los que deduce interesantes nexos orgánico-psíquicos. Medita un libro
sobre el problema de la maternidad y va directamente a las casas cunas, a ponerse en contacto con quien
la ofrezca retazos de la vida. Es que palpita en ella
un gran afán de investigación unido a una honradez experimental, que avala sus trabajos. Porque,
como ella misma dice:
—Sobre mi mesa cuartillas diseminadas. En ellas,
escrita a lápiz el germen de un nuevo trabajo. En
mi pensamiento empiezan a tomar forma las ideas
de muchos días en que recibió el dolor. El eco de
múltiples voces que escuchaban mis oídos se unirán
ofreciéndome su sustancia material para modelarla
armónicamente...
DR. E.
LA TEeiPÉüTICi DEL CLÍNICO
El número de diciembre es interesantísimo,
pues contiene el siguiente sumario:
Tratamiento del eczema agudo, por el profesor
H. Gougerot. Profesor de Clínica de Enfermedades cutáneas y sifilíticas de la Facultad
de Medicina de París.
Tratamiento del síntoma vómito, por el doctor
Constantino Zayas Tristá.
Para la profilaxis de la eclampsia puerperal.
Comunicación presentada al VII Congreso de
la Asociación de Ginecólogos y Obstétricos
de lengua francesa, celebrado en Burdeos del
1 al 3 de octubre, por el Dr. J. M. RuizContreras.
Tratamiento de la tos ferina, por R. Folch Jou,
Médico interno de la Facultad de Medicina
de Madrid.
Páginas dietéticas. Régimen alimenticio del reumático.
Novedades clinicoterapéuticas: Hepatoterapia en
las anemias de la infancia.—^La cura de cebamiento en los visceroptósicos.—Contribución al estudio del tratamiento del ulcus por
las inyecciones hipodérmicas de pepsina.—
Sudores de los tuberculosos.—Tratamiento y
pronóstico de las psicosis con amenorrea.—
Las inyecciones de sangre materna en los vómitos graves del lactante.—El aceite de olivas en la dieta de los niños acetonémicos.—
Tratamiento de la tos nerviosa.—Fisuras
anales. Las ragadías anales.—El tratamiento
de las parálisis diftéricas.—Efectos de la tonsilectomía sobre la inmunidad diftérica.—
La vacunación contra la tuberculosis por el
B. C. G.—Tratamiento esclerosante de las
hemorroides,—La vacunación antidiftérica:
Su empleo y resultados en el hospital de niños Renée-Sabran.—El yodo a pequeñas dosis en el tratamiento de la enfermedad de Basedow y de los estados hipertiroideos.—Nuevo tratamiento de la morfinomanía.—El ergosterol irradiado en el tratamiento de la tuberculosis.—Sobre algunos casos de activación de la cicatrización de las úlceras por las
inyecciones de clorhidrato de colina.—Sobre
los diuréticos a base de mercurio.—^La cura
de la lambliasis intestinal con la naftalina.'—
Sobre anemia perniciosa y sustancia hepática.—Tifus infantil.—^El tratamiento de la
anquilostomiasis por el cloroformo.—Influencia de la alimentación hídrica sobre el
crecimiento corporal y sobre la prénesis del
bocio y de la disfunción tiroidea.—Los colagogos.—Tratamiento del tétanos por el bicarbonato sódico.
Medicamentos más usados: Yodo.
Recetario de especialidades.
La Terapéutica del Clínico es la revista imprescindible para todo médico práctico. Se publica en números de 80 páginas y al final de
cada semestre publica un índice alfabético de
materias, que convierten a la revista en un tomo
de terapéutica de consulta diaria.
Pídanse números de muestra y las condiciones especiales de suscrÍDclón que se hacen a los
abonados a ESPAÑA MÉDICA.
Escriban al señor administrador de La Terapéutica del Clínico. Apartado 5 6 1 . Madrid.
La superioridad del
aceite de hígado
de bacalao para curar la raquitis.
Eminentes autoridades, por
medio de las investigaciones más
escrupulosas, han constado que:
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^¡Sd»vásss»^
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Es de sumo interés leer lo que dice sobre ello el Professor E
Poulsson en su folleto titulado: „La Acción del Aceite de Hígado
de Bacalao y de las Preparaciones Irradiadas en el Raquitismo",
que recientemente ha publicado el Instituto de Vitaminas del
Estado, Oslo, Noruega.
Dirigiéndose Vd. al Instituto de Vitaminas del Estado, Oslo,
Noruega, le será enviado gratis este folleto.
El universalmente renombrado aceite noruego de hígado de
bacalao ha gozado siempre del más alto aprecio, gracias a su calidad
superior La exportación de este aceite está sujeta a inspección por
el Estado Noruego.
ACEITE NORUEGO DE HÍGADO DE BACALAO
KABRIIIUS, O I.,
Entre todos los medicamentos preconiza
dos contra la mayor parte de las cardiopa
tías, figura la Digital. Y eutre todas las pre
paraciones a base de ella, se impone la tin
tura, por su difícil alteración y su constan
: :: :: cía de actividad ::
::
Hoy día se considera como tintura tipo i T
que contiene diez unidades de actividad por
cada diez centímetros cúbicos. Esa es, precisamente, la valoración de Digi-Val, la
cual garantiza la uniformidad y constancia
:: :: terapéuticas del producto :: ::
Sus indicaciones son las mismas de la Digital, pero
: :: su acción es más segura y enérgica :: :
Muestras y literatura a disposición de los señores Médicos.
Laboratorios A. GAMIR. - Valencia
EHOFOSFORINfl SERRfl
o
PLaSMÓGElV©
LÍQüIO©
Es el
TÓNICO REMINERALIZANTE
qu3 ha obtenido éxitos curativos por su composición racional, basada en las modernisimas teorías de la
MINERALOGÍA
BIOLÓGICA
Tomándolo en forma apropiada, da a todos los tejidos
el alimento mineral necesario a su desarrollo, ya que los
medicamentos que componer la
: EIMOFOSFORIIMA :
son toaos fosfominerales y están en las mismas proporciones en que se encuentran las distintas dominantes de
los plasmas que integran el cuerpo humano,
Fálirlca k proJuctos farinacéiiücos U M M M k PAiES
RE
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Se envían muestras y literatura a los señores médicos
que lo soliciten
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ESPAÑA MEDICA
La Sanidad en lo/ distrito/ rurale/
^¿g.
J'.?2...gg3<-g.
—¡Lo del día!...
—Uno que pasa de largo.
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiitiiiiuiniiiiiiiiiniiiniitiinitiiMiiiitiiiiiiiiiiiiMiiitiiiiiiiitiiiii
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
La Asociación oficial de ex alumnos y alumnos de
la Escuela Nacional de Sanidad ha dirigido al jefe del
Gobierno el siguiente escrito:
"Excelentísimo señor: El Gobierno áe toda nación
predominantemente agrícola, como es España, ha de
procurar el mejoramiento de los distritos rurales en
todos los órdenes y dentro de ellos ha de preocuparse
como función primordial de solucionar el problema
sanitario.
Dicho problema alcanzó ya carácter internacional,
habiéndose Interesado por el mismo el Comité de Higiene de la Sociedad de Naciones, y así en la Conferencia celebrada en Budapest en octubre de 1930 se
tomó, el acuerdo de convocar una reunión especialmente consagrada al estudio de la Sanidad rural, conferencia que tuvo lugar en Ginebra en junio de 1931,
siendo presidida honrosamente para España por nuestro delegado el profesor Pittaluga.
A la referida reunión concurrieron sanitarios especializados de todos los países y directores de las Escuelas de Sanidad de Europa y América.
Los acuerdos adoptados fueron, entre otros, procurar se diese un impulso decisivo a la higiene rural.
I iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
para lo cual se sentaron unas bases fundamentales,
entre ellas unificar el funcionamiento de todas las
escuelas de Sanidad existentes en Europa (en número
de doce) y en América y refrendar la preferencia claramente mostrada en la Conferencia de Budapest por
la creación de centros de sanidad rural, con características especiales sanitarias, según las regiones en que
radicasen.
Respondiendo a este criterio internacional y a los
acuerdos recaídos, en cuya conclusión participó nuestra -nación, y para acometer la resolución de nuestra
pavorosa situación sanitaria, se creó en España el
centro docente en que habían de forjarse los sanitarios a quienes encomendar la tarea de urgente realización que demanda la lamentable situación de nuestros campos y de los habitantes de ellos y de las pequeñas aglomeraciones urbanas.
Este centro docente, la Escuela Nacional de Sanidad,
departamento oficial del Estado, ha realizado durante
su actuación una preparación rigurosa de técnicos
especializados en los problemas de la higiene y de la
sanidad públicas.
Actualmente, excelentísimo señor, existen, proce-
18
ESPAÑA
MEDICA
dentes de la mencionada Escuela, 42 oficiales sanitarios. Estos .facultativos han desarrollado durante su
actuación escolar una seria labor de preparación e investigación sanitarias, y están actualmente dispuestos
a emprender con abnegación y cariño la tarea de laborar día tras día para arrebatar vidas a la muerte, y
más aún, por preservar la salud de los ciudadanos
contra la enfermedad.
Por otra parte, el nuevo plan sanitario, trazado
sobre las bases internacionales esbozadas, está siendo
probado, con gran éxito, en zonas como la provincia
de Cáceres, donde ciertas enfermedades infecciosas o
parasitarias, que constituían verdaderas pandemias
(paludismo, tuberculosis, fiebre de Malta, fiebres tifoidea y recurrente, etc., etc.), que diezmaban paulatinamente la población o depauperaban el organismo de sus habitantes, haciéndoles inútiles para el trabajo, gracias al apoyo moral y material de la benemérita fundación Rockefeller van siendo combatidas en
tal proporción, que hoy por hoy puede constituir
dicha organización uno de nuestros legítimos orgullos sanitarios.
Nosotros, excelentísimo señor, pedimos respetuosamente al Gobierno que V. E. tan dignamente preside, se preocupe de los problemas sanitarios de Es-
paña y en especial del problema sanitario rural, porque es triste confesar, pero es absolutamente cierto,
que en nuestra patria mueren al año 30.000 tuberculosos y existen 300.000, no habiendo para asistirles más que unas 2.900 camas entre sanatorios y
dispensarios en toda España y que casi nada se haga
en sentido preventivo.
Que la tifoidea, enfermedad perfectamente evitable, arrebata anualmente 5.500 vidas, que a causa
de ella enferman 60.000 personas, lo que económicamente significa que España paga a la citada enfermedad una contribución anual de 10.000.000 de
pesetas y un tributo luctuoso de 5.500 vidas.
En fin; que distintas enfermedades también evitables hacen que, a causa de nuestra elevada mortalidad infantil, España sea el penúltimo país de Europa
por lo que respecta a la velocidad de crecimiento de
población, a pesar de figurar entre los primeros por
su coeficiente de natalidad.
Excelentísimo señor: los oficiales sanitarios españoles, dispuestos a colaborar con el Gobierno en lo
referente a sanidad y cultura—nuestros dos grandes
ideales—, sólo desean que sus fuerzas sean aprovechadas en bien de la patria."
L O S LIBROS
Hemorroides y Varicoceles; la segunda, se ocupa de las
flebitis desde el punto de vista etiológico y de su sistematización anatómica (tratamiento), y en la tercera
y última, la presión venosa en estas afecciones. Por
todo ello, puede decirse, sin exagerar, que el médico
de enfermedades generales encontratrá en él cuanto
necesite saber para sentar un diagnóstico acertado y
aplicar a cada caso patológico el tratamiento adecuado
para la curación, y lo que es más importante, en qué
casos excepcionales ha de aconsejar la intervención
del médico especializado.
Esta obrita ha de ser de gran utilidad práctica para
el que se dedique a la medicina en general. Con esta
finalidad fué escrita y estimamos que el propósito ha
sido logrado con el mayor acierto.
Anaphylaxie, por Auguste Lumiere.—Un volumen en 8.°, 158 páginas, con 19 figuras: 18 francos.
"Actualités scientifiques": Lib. J.-B.-Bailliére.
Después de una disquisición histórica, resumen de
la cuestión, el autor estudia en primer lugar los fenómenos de chcc, porque, su intensidad e importancia
dan grandes facilidades para analizar los procesos en
que ellos se presentan. A continuación se ocupa de
las manifestaciones crónicas de la anafilaxia, así como
de los tratamientos capaces de remediar sus efectos.
Pasa revista a los grandes síndromes de esta anafilaxia
crónica, considerada en particular. Estudia la inmunidad, que es para el autor una de las consecuencias de
la anafilaxia en gran número de casos, pero no en
todos.
Sus capítulos son: Historia, Fenómenos de choc.
Trastornos polimorfos de la anafilaxia crónica. Fenómeno de Arthus. Inmunidad. Anafilaxia celular. Anafilaxia local.
Várices y flebitis (colección de A. Cantonnet) por
el Dr. P. Philardeau; versión española del Dr. Joaquín Pi y Arsuaga. Madrid 1931. Un tomo en 12.°
de 150 páginas, en cartoné, 5 pesetas (por correo 0,50
más). Editorial Bailly-Bailliére, Núñez de Balboa,
25, Madrid.
El libro que motiva este comentario, compendia
toda la materia, tras unas breves consideraciones generales, en tres partes. En la primera, trata de todo
cuanto se conoce hoy respecto a la sintomatología,
formas clínicas, complicaciones, diagnóstico y tratamiento de las várices, dedicando un capítulo aparte a
Equinococosis (Quistes hidatídicos), por el doctor Ricardo Lozano, catedrático de Clínica Quirúrgica en la Facultad de Medicina de Zaragoza, Madrid 1931. Un tomo en 8.° de 155 páginas con doce
grabados, 8 pesetas en rústica (por correo 0,50 más).
Editorial Bailly-Bailliére, Núñez de Balboa, 25, Madrid.
El asunto a que se dedica esta publicación es de
extraordinario interés, pues constituye la equinococosis una endemia que necesita el concurso de los
hombres de ciencia y de los que no lo son, pero sufren los riesgos de tan frecuente enfermedad, si ha
de combatirse con acierto, hasta llegar a extinguirla,
para ahorrar dolores a los pacientes y sacrificios económicos en la riqueza pecuaria.
El libro consta de catorce capítulos dedicados a las
distintas localizaciones de la enfermedad en el organismo humano, desde el hígado y el pulmón hasta
ESPAÑA MEDICA
el cerebro y el corazón; mas otras localizaciones en
el riñon, en los huesos, etc., etc. En todos campea la
gran experiencia del autor en esta enfermedad de la
cual ha operado personalmente 200 casos y asistido
muchos más. Ella le permite acertada pauta en el
diagnóstico y en el tratamiento quirúrgico, a la vez
que desarrolla problemas, desde un punto de vista
teórico, sobre cuestiones todavía en litigio, que sólo
la experiencia podrá resolver. Este hermanaje de la
teoría y la práctica mantiene vivo, hasta el fin. el
anhelo de quien lo lee, y sostiene la amenidad en el
texto, aumentada todavía con varios grabados sacados de la casuística del autor.
Además se nota en este libro la consulta de extensa bibliografía, que pone a "punto de actualidad"
cuanto se refiere a equinococosis, constituyendo esta
circunstancia base que servirá de punto de partida a
los investigadores y hacen que la obra sea igualmente
interesante para el hombre de ciencia que para el
médico ¿e, cabecera.
Indicaciones e interpretación de los análisis clinicos,
por el Dr. A. Sobrino Alvarez, farmacéutico y director del laboratorio Kinyo, prologado por el doctor
Teófilo Hernando. Madrid 1931. U n tomo en 8.°
de 190 páginas, con varios gráficos. Rústica, 8 pesetas; en cartón 10 (por correo 0,50 más). Editorial
Bailly-Bailliére, Núñez de Balboa, 25, Madrid.
Este libro responde a una necesidad sentida en la
clase médica por el perfeccionamiento y desarrollo
que ha adquirido la técnica del diagnóstico, enriquecida en estos últimos años con gran cantidad de métodos nuevos. Sabido es que el médico no debe darse
por satisfecho, la mayoría de las veces, con el conocimiento de los síntomas externos observados en el paciente para dar un diagnóstico acertado del caso patológico que tiene a su presencia, sino que necesita
que el laboratorio le suministre datos más precisos,
que él, absorbido en su trabajo profesional, le es imposible adquirir por sí, aparte de que no tiene el
gran dominio de las técnicas, incompatible con su
profesión, por lo que ha de contentarse con saber el
valor científico que cada método tiene y el modo de
interpretar los resultados que le suministre el laboratorio clínico. Facilitar la divulgación y el estudio de
estos conocimientos es el contenido y fin de la obra
que comentamos. En ésta, como dice el insigne doctor Hernando en el prólogo, se expone de manera
escueta, sencilla y ordenada, el valor de la mayoría
de los llamados métodos de laboratorio, para que en
presencia de un caso en que los métodos de exploración usuales no resuelvan el problema del diagnóstico
de la enfermedad, sepa el médico a cuáles otros puede
recurrir y hasta qué punto le pueden ser útiles en cada
momento. Labor que ha llevado a efecto completamente el Dr. Sobrino Alvarez, por lo que merece los
más calurosos elogios.
Memorándum de bacteriología, por el profesor don
Pablo Lefert, versión española. Madrid 1931. Segunda edición, totalmente corregida y revisada por el
Dr. Juan Manuel Remis de Prado, farmacéutico y
profesor del Laboratorio Municipal de Madrid. Un
19
tomo en 12.°, de 287 páginas, en cartón 5 pesetas
(por correo 0,50 más). Editorial Bailly-Bailliére, Núñez de Balboa, 25, Madrid.
La segunda edición de este libro, que forma parte
de la obra del profesor Pablo Lefert, titulada "Novísimo Manual del Estudiante de Medicina", ha sido
tan minuciosamente revisada y adaptada a las teorías
científicas modernas, que puede conceptuarse como
obra nueva, siendo difícil encontrar una página igual
a la de la edición anterior.
Es resumen admirable de todo lo esencial en la
materia, que puede interesar de un modo directo al
médico, facilitándole el estudio que continuamente
tienen que simultanear con el ejercicio de la profesión; y sin necesidad de la lectura de obras de gran
extensión, mantiene vivos, aunque modernizados, los
conocimientos adquiridos en los años de la carrera.
El libro está dividido en tres partes:
L Bacteriología general (historia, inclusión de
las bacterias entre los seres vivos, pleomorfismo, estructura y clasificación de las bacterias).
IL Técnica bacteriológica (medios de cultivo sólidos y líquidos y material empleado en bacteriología,
aislamiento, examen microscópico y teñido de los microbios, microbios anaerobios).
IIL Descripción general de los microbios.
Por su valor científico y por encontrarse adaptada
al plan didáctico de los actuales programas de Medicina, Farmacia y Veterinaria, es obra recomendable
a los estudiantes de esta disciplina, en la que encontrarán un poderoso auxiliar para el estudio.
Metritis y salpingitis (colección de A. Cantonnet).
por el Dr. C. Matry, versión española del Dr. Antonio Soroa y Pineda, del Hospital de San José y Santa
Adela (Cruz Roja), de Madrid. Madrid 1931. Un
tomo en 12.° de 135 páginas. Cartoné, 5 pesetas
(por correo 0,50 más). Casa editorial Bailly-Bailliére,
S. A,, Núñez de Balboa, 25, Madrid.
Los compendios de Medicina y Cirugía de A. Cantonnet, que tan buena acogida les ha dispensado la
clase médica, han sido aumentados con «1 nuevo volumen titulado "Metritis y salpingitis", modelo,
como todos los de esta obra, de concisión y claridad.
Las primeras páginas contienen una breve y acertada introducción seguida de unos consejos prácticos,
conjunto de normas a seguir por el médico en la consulta de las afecciones uteroanexiales e indicación de
las dificultades de orden moral y psicológico con que
se suele tropezar en estos casos.
Después de un primer capítulo dedicado a la semiología (interrogatorio y examen cauteloso de la
paciente), pasa en el segundo al estudio de la metritis
(sintomatología, formas clínicas, diagnóstico, tratamiento, etc.) ; dedica el tercero a la salpingitis (etiología, anatomía patológica y estudio clínico) ; el
cuarto a la perimetro-salpingitis (pelviperitonitís y
flemones y abscesos de la pelvis), y el quinto y último, a las anexitis. Todo ello con un verdadero
alarde de método y sencillez, que dan al libro el máximo valor para el médico y aun para el estudiante
de medicina.
ESPAÑA MEDICA
20
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para darles muy
solemnemente mi
bendición... sin
ponerles a besar
el anillo Pero ya
que carezco de tales atribuciones,
EN EL CONCURSO DE LA AO
¡Los periodistas mi
^.
tengo en cambio bien expeditos gaznate y pluma
para escribir y decir a mis anchas unas cuantas veces:
—¿Conque los periodistas médicos son los que no
sirven para otra cosa? ¿De modo que los plumíferos
son médicos fracasados? Pues, amigo mío, en esta
vez alsaltaron la Academia y se han llevado los premios de mayor importancia. Estamos como chicos con
zapatos nuevos. Vamos por las calles mirándonos en
los escaparates, pues nos parece que hemos crecido
unas pulgadas. Yo ayer encontré a Cuesta y era tal su
prestancia, que parecía decirle al transeúnte:
—Taday, pobrete.
Pero yo además de celebrar a toda fuerza de bombo
y platillo nuestro triunfo, quiero también deciros
algo de la vida activa, intensa, abrumadora de estos
queridos colegas que la Academia ha galardoneado.
Taboada realiza el milagro de la multiplicación de
las horas. Su Hospital de San Juan de Dios, su consulta, los cursillos, la subdelegación,-la beneficencia,
a todo atiende con escrupulosidad laudable y aún le
quedan unas horas por la noche para hacer la sección
Dr. Enrique Noguera, que obtuvo el premio de Moral médica de la Academia por su estudio "Los iattosofistas modernos".
Pocas veces he cogido la pluma dominado por la
satisfacción honda, a "pleno pulmón", diríamos, con
que lo hago en este momento para apostillar la noticia de que en el concurso de la Academia de Medicina
'han obtenido premios Taboada, Noguera, Fernán
Pérez y Cuesta. ¿Ustedes se enteran? Cuatro periodistas. Cuatro de la Asociación de Escritores Médicos, de
ese grupo que hemos formado los que aún no nos
desengañamos de trabajar con finalidades ideológicas.
Yo quisiera poner hoy en estas líneas toda la efusividad de mi complacencia íntima, toda la satisfacción
y orgullo que me produce el hecho, porque el triunfo
de ellos, lo siento como mío, como algo propio, pues
son tan fuertes las afinidades que unen a los que escribimos de cosis médicas, que nos fusionamos en un
solo sentimiento.
— F u i premiado por la Academia, abuelo—me dijo
Taboada, que al darme tal nombre tiene la coquetería de olvidar su partida de bautismo.
—Estoy satisfecho porque triunfamos los de la
Asociación—me escribe Noguera.
—¡Dos, dos premios!—me grita Fernán Pérez por
teléfono con su impetuosidad acostumbrada—; se lo
digo en seguida, porque sé que se alegra.
El Dr. M. Fernández Cuesta, al que concedió la Academia
Y yo siento no tener una investidura episcopal
uno de los premios Abaytúa.
ESPAÑA MEDICA
21
"^
médica de El Liberal, esa sección
donde acoge con
un espíritu amplio y una bondad e x q u i s i t a ,
cuanta n o t i c i a ,
información o queja . le dirigen los compañeros.
La sección de Taboada de El Liberal a mí me parece
el famoso cepillo del pan de San Antonio, donde todos depositaban el papelito referidor de sus cuitas.
Noguera es de una dinastía de médicos ilustres y
laboriosos. Los Noguera decimos, sintetizando la ,
competencia y la actividad. Enrique Noguera trabaja
clínicamente, hace interesantes estudios de laboratorio,
estudia, ve enfermos, no descansa. Y aún tiene tiempo
para ser redactor jefe de la Gaceta Médica Española,
esa magnífica revista, orgullo de la Prensa nuestra y
en cuyos números buscamos siempre con especial afán
la prosa jugosa y fluida del prestigioso médico.
Fernán Pérez es el dinamismo hecho carne. He
perdido el recuerdo de dos cifras: el número de premios que alcanzó y el de periódicos en que escribe. Su
colaboración en A B- C es brillantísima. Polifacético:
escribe, dibuja, pinta, fotografía, da conferencias, hace
estudios médicos para concursos. Y sobre todo ello
planea, proyecta, tiene mil pensamientos en cada minuto y un minuto para cada acción. Cuando hablo con él
AIA NACIONAL DE MEDICINA
eos han triunfado!
M
El Dr. Juan Fernán Pérez, que obtuvo dos premios. El pri-.
mer premio de la Academia por su "Estudio epidemiológico
de la parálisis infantil. Y el premio Roel por m "Geografía
médica del Concejo de Nava.
El Dr. Mario S. Taboada, a quien premió la Academia con
uno de los premios Abaytúa.
me parece que siento el hervor de su cerebro, y su palabra es la espita por donde a torrentes sale el vapor.
Aquello no es cabeza; ¡aquello es una olla exprés!
Y aquí tenéis a Fernández Cuesta, el "benjamín"
de los plumíferos médicos, que cultiva intensamente
y con éxito la especialidad pediátrica; que acude a
dispensarios y consultas y entre la pesada de un bebé
y el plan de una atresia, escribe para El Imparcial su
sección médica, llena de ecuanimidad y buen gusto.
El detalle no pasa inadvertido para Cuesta. Dígalo la
soberbia cartera con la que como secretario acude a
las reuniones de la Asociación, la cual es motivo de
envidia para Cortés Rivas.
Porque estos hombres para los cuales la jornada de
las ocho horas sería un descansó, que se pasan el día
arrastrados por la fiebre del trabajo profesional, que
roban horas (yo no sé a qué pueden robarle horas)
para sus trabajos periodísticos, acuden puntuales (¡hasta Llopis!) a las reuniones de la Asociación, llenos de
optimismos, dispuestos siempre a la acción, con aleteos
de nobleza en el alma y mojando la pluma en en tintero romántico que ¡ay! no se seca nunca para los periodistas médicos.
D R . ELEIZEGUI
a base de Lactocreosota soluble
es una salvaguardia
contra las
COMPLICACIONES
PULMONARES
Deposítanos generales
para
España
Curie!y Moran -Aragón 228 Barcelona
ESPAÑA MEDICA
23
^
« NOTAS DE yN MÉDICO ESPASflL EN VU)E POR ALEMiNU )
t
IV
Dejar el Rhin y lanzarse en busca del Elba. Carreteras de postguerra. Las pequeñas ciudades se suceden incesantes. Atravesamos calles anchas de ensanches, pobres de luz en la noche que corre con nosotros. Gevadeaus hacia Hamburgo, ciudad libre de la
Hansa. La región que atravesamos está tupida de
fábricas. En la noche de luna las chimeneas semejan
un fantasmagórico juego de bolos. Se espera ver de
pronto surgir un bolo gigantesco que, lanzado por
un brazo terrible y desconocido, viniese a chocar
contra aquellas moles inmensas, tumbándolas sin esfuerzo. La velocidad a que marchamos hace chocar
contra nosotros un aire lleno de humedad y de perfumes nuevos. El camino es llano, sin un desnivel. Y?
quedaron atrás las cuestas del Palatinado. En cuanto
se sale de la provincia del Rhin hacia el noroeste,
Alemania se convierte en una llanura cuya monotonía no se rompe hasta llegar al mar. En el camino
no hay tiempo de sentirse solo. Un pueblo continúa
a otro pueblo. Los que en nuestra Castilla hemos
corrido kilómetros y kilómetros sin divisar un penacho de humo, sabemos de esta impresión de caminar
siempre rodeados de civilización. El amanecer nos
sorprende a un par de docenas de kilómetros de
Hamburgo. He visto amanecer en muchos puntos de
Europa y en cada uno de ellos tiene un matiz distinto, especial, esta luz turbia y diáfana al mismo tiempo, que rompe la mañana. Uno de los más bellos
momentos que he vivido ha sido sintiendo un amanecer en el barrio de Santa Cruz, de Sevilla. La luz,
esa luz miedosa que a empujones rompe contra el
quicio de las rejas, se quiebra en mil tonos al difundirse en el aire. Su color es el de una belleza postuma,
pues que se advierte en el instante contiguo, más
intenso. Dijérase que en cada sector retíniano incide
la claridad con un ángulo de reflexión distinto. La
luz va perfilando las cosas tan lentamente, que nos
va dando tiempo a sumergirnos en ellas. De cada
rincón, esos rincones únicos en el mundo del barrio
de Santa Cruz, ¡surge de pronto un color, un matiz,
una irisación tan extraña, tan nueva, que se apodera
de nosotros con esa fuerza de las cosas que rondan
nuestra personalidad más íntima. Para un intelectual
acostumbrado a conceder a las cosas un valor concreto y relativo, estos momentos en los que la corteza se olvida de que es corteza, poseen un encanto
todopoderoso. En Salamanca, el aire se hace rojo.
En Niza la atmósfera se torna azul más que el mar.
Aquí, en el Norte de Alemania, en medio del campo, el tránsito es más sereno, más frío. Aquí la tierra
no es roja, ni el aire azul. La luz se va descompo-
niendo en haces suaves que van ganando en intensidad rítmicamente.
La onda luminosa que se levanta por Oriente, se
sacude con una precisión casi física hacia Occidente,
colgando sus átomos luminosos en las cosas que encuentra a su paso. Y después, antes de salir el sol,
se le ve grande, frío, pálido, como, una luna inmensa
que madrugase de mala gana. Son las dos y media de
la madrugada. Hamburgo se acerca. Cruzamos sobre
el Elba un puente inmenso. La ciudad está vacía, matemáticamente vacía. Un autobús gigantesco—servicio nocturno—^se cruza con nosotros en un extremo
de la ciudad. Es todo lo que nos habla de la vida.
Nos lanzamos a conocer la vida médica de Hamburgo.
El Hospital Universitario, construido en pabellones por especialidades. AUgemeines Krankenhaus Eppendorf. El profesor Bauer, director, catedrático de
Clínica médica, nos recibe con ese ceremonial que
pone un alemán en todos los actos de su vida. Nos
enseña su servicio y después de firmar en un álbum
ya muy lleno de hojas en el que figuran los visitantes extranjeros, nos encomienda a un subalterno que
nos dirija a través de este vericueto de calles que forman los sesenta y pico edificios del Hospital.
Nonne, muy viejo ya, recostado, nos recibe chapurreando un español incomprensible. Nos habla de
España, de toros, de Andalucía, de todo menos de
Medicina. Nueva firma, esta vez debajo de la del
sabio von Jaureg, ide Viena, y de la del profesor
Bergman, de la Argentina. Recorremos la clínica
neurológica. Recordamos, sin querer, que en la mayor parte de los hospitales españoles no existe la
clínica neurológica como especialidad. Seguimos nuestro paseo a través de la clínicas de Kleinschmidt—^Pediatría—, Sudek—Cirugía—, ScrotmüUer (médica),
Benz—^Oftalmología—. Visitamos la sección de Fisiología, a cargo del profesor Kestner; la de Patología, del profesor Pahr; el Instituto de Inmunología,
bajo la dirección del profesor Much.
Era época de vacaciones la primera vez que visité
el Hospital de Eppendorf. Cuando volví, en pleno
curso, las clínicas de la Universidad se hallaban en
el máximo de trabajo. Conferencias, sesiones científicas, presentación de casos. Y me asombré de observar el crecido número de sudamericanos que vienen
a Hamburgo—luego comprobé que a toda Alemania—a estudiar.
En el centro de la ciudad se halla emplazado otro
de los focos médicos de Hamburgo. Es el viejo Hos-
24
ESPAÑA MEDICA
pital de San Jorge, dirigido por el profesor Megler.
Los servicios de Radiología y Farmacología, a cargo de los profesores Holthusen y Borustein, respectivamente, son dependencias universitarias. De la parte
de Histopatología y Anatomía patológica está encargado el profesor Wohlwiel. Uno de los servicios
más interesantes que vi en el Hospital de San Jorge
fué el servicio de urgencia de profilaxis venérea. Desde uno de los edificios de este Hospital se divisa una
hermosa perspectiva de Hamburgo. Delante se extiende el Alster, que forma un lago colocado en el centro
de la ciudad. En el fondo se ve el puente de los
Lombardos, que divide el lago en dos partes—¡nnereAlster y aupzec Alster—, 'y más allá la torre del senado de Hamburgo y la de 'San Joaquín.
El hospital de construcción más reciente, verdadero
modelo en arquitectura de su tipo, es el Allgemeinen
Staatkrankenhaus Barmbeck, dirigido por el profesor Kanck. Está situado en uno de los más populares
barrios de Hamburgo—Barmbeck—, donde los comunistas resistieron durante una semana en la huelga
revolucionaria de 1927, las acometidas de la policía
alemana.
Como detalle anecdótico de esta huelga es interesante contar que los comunistas, los promotores del
acontecimiento, fueron dueños durante seis horas de
los cuarteles y las comisarías de policía de la ciudad.
Las asaltaron a las once de ila moche, provistos de
toda clase de material de guerra moderno. Hubo que
expulsarlos a cañonazos, después de reñir una batalla terrible. De Alemania es quizá Hamburgo la ciudad en la que el comunismo cuenta con más adeptos.
El ser un gran centro comercial e industrial explican
quizá este hecho. La crisis aguda por la que Alemania
se despeña desde hace un año y pico, se siente por eso
con más intensidad aquí, y esto ha originado un desplazamiento de fuerzas políticas, que pasan en gran
parte a nutrir las filas comunistas. Ver el lujo de
precauciones que toma la policía alemana cuando hay
un mitin comunista, es algo de lo que no se puede
hacer nadie idea en España. Automóviles con ametralladoras y camiones cargados de guardias que rodean la manzana donde está la casa en la que se celebra el mitin. Todas las bocacalles están tomadas.
Con estas medidas no se mueve nadie y están encaminadas principalmente a evitar que después de celebrado el mitin, los concurrentes se organicen en manifestación, con las perturbaciones consiguientes en la
vida urbana.
Durante mi larga estancia en Hamburgo he tenido
ocasión de ver más de una vez la terminación de
estos mítines. Los obreros salen caldeados por el ambiente violento que los discursos de los oradores ha
creado en el local. Los grupos pequeños se dirigen
hacia algún punto de la ciudad ya acordado con antelación y que el jefe de grupo comunica a su sección a la salida del mitin. Los policías, que conocen
la táctica y suelen conocer el lugar de la cita por alguna confidencia se dividen, y mientras unos permanecen en los alrededores del local hasta que ha terminado de vaciarse, otros pasean con sus automóviles
vigilando el trayecto hasta el punto de reunión. Los
gritos que parten de los grupos son incisivos: "¡Hunger!" (hambre), repetido al infinito. Ni un gesto, ni
el menor ademán. Caminan sin prisa, mirando hacia
adelante, rígidos, como autómatas, en grupitos de
ocho o diez.
Un día estaba yo sentado en una tertulia de españoles en el Alster-Pavillon, el café de los extranjeros
en Hamburgo, situado en una orilla del lago, en el
centro de la ciudad. De pronto irrumpieron en el colosal salón—capaz para 3.000 personas—, semivacío,
una treintena de comunistas y se dedicaron a romper
las lunas y volcar mesas y sillas. La escena duró unos
cinco minutos, desapareciendo en seguida los treinta
individuos como, por encanto. Vino la policía, rodeó
el edificio, interrogó a la gente y se marchó sin averiguar nada. Estos asaltos no son frecuentes. Más
corriente es que un grupo de obreros sin trabajo,
comunistas generalmente, penetren en una carnicería
y con toda tranquilidad se pongan a comer salchichas. Lo peor que puede hacer el dueño es protestar,
porque entonces destrozarán la tienda. A los reproches que les dirigen los dependientes contestan con su
interminable cantinela: "¡Hunger!" "¡Hunger!" Sacian su hambre—insuficientemente, claro es—y se
largan con toda tranquilidad.
El problema obrero reviste en Alemania una importancia excepcional. Alemania es el país de las organizaciones, y la férrea disciplina a que se sujetan
hace terribles estas asociaciones, tanto de obreros como de otro tipo de empleados. Baste saber que una
de ellas recaudó en uno de Jos pasados años en calidad de cotizaciones de sus asociados la suma de
50 millones de marcos—ciento cuarenta millones de
pesetas.
La aguda crisis de falta de trabajo, especialmente
sensible en Alemania, país de moneda oro, hace, como decía antes, que el comunismo crezca en proporciones alarmantes. No creo que es exagerado afirmar
que en Centroeuropa está en este momento el porvenir de Europa. El socialismo moderado que sostiene la actual política alemana amenaza con hundirse,
empujado por los partidos extremos.
Pero... las cuartillas necesarias para hablar de.la
situación política alemana no me pertenecen. Volvamos a seguir el hilo de nuestra excursión médica. Vamos a visitar uno de los mejores hospitales psiquiátricos de Alemania. El Staatskrankenstalt Friedichsberg, capaz para 2.000 enfermos mentales.
ANTONIO ABAUNZA
Madrid.
La señora.—Usted me dijo que sacara la lengua,
doctor; pero no la ha mirado ni una sola vez.
Doctor.—No, señora. Quería tan sólo tener tiempo para escribir la receta sin ser interrumpido.
ESPAÑA MEDICA
25
Una encuesta de ESPAÑA MÉDICA
OPINIONES ACERCA DE LA ASAMBLEA PE MÉDICOS TÍTÜLAKES
La cuestión médico-rural es candente. Nuestros compañeros, los que ejercen la medicina más difícil, más ingrata y peor retribuida, piden justicia. Se les ha prometido
siempre. No se le concedió hasta ahora. Oír sa modo de pensar es una actualidad que
con agrado y gran espíritu de imparcialidad recoge EsPAÑA MÉDICA en sus planas.
Como Asamblea en sí, bastante buena, la mejor de
las muchas que he presenciado; orden, brevedad en las
discusiones, trabajo y perfecta sensación de que en el
sentido asambleísta ha marcado esta clase médica su
mayor edad.
Con sinceridad, sin ánimo de molestar a nadie,
no ha surgido en esta Asamblea nada nuevo que haga
concebir esperanzas para el porvenir de nuestra clase;
todo el necesario brío de los compañeros jóvenes se
apagó por la antigua y consabida eterización de las
comisiones, encargadas de redactar las también antiguas y nunca logradas conclusiones; no dudo solamente, afirmo rotundamente, que sufrirán la suerte
de todas..., las archivarán en el cesto de los papeles
viejos... ¡y a vivir como podamos los médicos rurales!
El pleito con los compañeros de Cataluña no existe ante las manifestaciones de su representante, avaladas por la permanencia en el Comité de Martorell,
perfecta sincronización de la unión de los médicos
titulares españoks.
Orientación de la Asamblea fué fatal; en este sentido una más, y como todas, rotundamente fracasada
prácticamente. No conseguiremos de ella ni la más
leve ventaja para nuestra justa emancipación.
El mayor homenaje a la memoria de Sanmiguel
fué el silencio, que salvo contadas excepciones guardaron sus amigos durante la Asamblea.
El voto de censura estuvo bien si fué debido a su
voto en el Congreso en contra de nuestras aspiraciones; yo creo fué este el pretexto, mas la causa fué
debida a pleitos madrileños, y los de los pueblos nos
tragamos el anzuelo y lanzamos el proyectil; no es
poco conseguir que nos entierren a todos juntos.
Las colectividades, cuando van a desaparecer, se
dividen y subdividen; la colectividad médica en España, así está; Colegios, Asociaciones, etc., etc. Esta
división está bien en cuanto a nuestras diversas actividades, mas es funesta para el logro y defensa de
nuestra independencia moral y económica. Formemos
un frente único, ingresemos en los Colegios y que éstos
adapten y amplíen sus reglamentos a estas necesidades;
el triunfo no se hará esperar, y, por lo menos, a los
rurales nos conviene, que somos los más necesitados
los más numerosos; creo no debemos ya dudar que
con la Asociación nada logramos; fracasó hace tiempo
en Zaragoza.
Luis María Bris.
¿Mis impresiones sobre las Asambleas? Tanto la
de libre concurrencia de médicos titulares como la de
Representantes de las Juntas
provinciales de la Asociación,
me han confirmado en la
vieja creencia que tengo de
que los inspectores municipales de Sanidad serán lo que
quieran y como quieran, tan
pronto como se decidan a ser,
dejando a un lado todo
cuanto suponga y pueda suponer contemplaciones y vasallajes; unidos en un firme
propósito de no aguantar
más impertinencias, incomprensiones y desplantes de
quienes, como ya hemos dicho en otro lugar, se creen capacitados para erigirse en
jueces de las actuaciones de los titulares, siendo así,
que de éstos debieran besar las vestiduras.
L. González Soriano
Nuestra última Asamblea. Así, en singular, puesto
que, aunque fueron dos, una libre y otra de Representantes provinciales, unos mismos compañeros la
formaron, la constituyeron. Un mismo espíritu presidió en ambas reuniones y, por fin, idénticas finalidades se desarrollaron en el transcurso de sus sesiones.
Y aunque nosotros no .asistimos más que a la de
Representantes, y ni tan sólo ostentábamos tal oficial
delegación, por expreso acuerdo de nuestras Juntas
provinciales, esto no obstante, pudimos hacernos
cargo del valor intrínseco que tuvieron las Asambleas, tanto como del valor estrictamente espectacular
que las mismas ofrecieron. Más número de asistentes,
más entusiasmo, más vehemencia en las discusiones,
más acometividad en los personalismos y, como visión de conjunto, un evidente nervosismo colectivo
de escaso valor societario y práctico.
Como en nuestras flamantes Cortes Constituyentes
se observaban vetustas representaciones, clásicos parlamentarios explotadores del latiguillo y, por no faltar nada, incluso había jabalíes, que bastante a menudo
brincaban por aquellos viejos escaños del Senado como
para borrar la tradicional austeridad que le imprimie-
26
ESPAÑA MEDICA
ron en ya lejanos tiempos pretéritos aquellos padres
de la patria, viejos y astutos parlamentarios, que al
conducir la nave del Estado la dirigieron fatalmente
hacia la ruina y el deshonor.
Esta visión siniestra y macabra de nuestra nave
social societaria, fué la
que nos sobrecogió en las
últimas horas de la sesión
del martes, cuando por un
maquiavelismo inducido,
nuestros dignos compañeros de las dos Castillas,
después de oir las diáfanas explicaciones de nuesf •
tro excelente compañero
/
.
Dr. Martorell, insistían
tozudamente en hacernos
declarar a los catalanes
1
'
,
una concepción que pug^
-'-- •
na con los ideales profesionales de toda nuestra
vida social, y aún está en abierta contradicción con los
idénticos de carácter político-social de nuestro pueblo,
después, sobre todo, de haber aprobado la Asamblea
la explícita declaración de los compañeros gallegos,
con respecto al hecho, consumado ya, de la futura estructuración política de la Nación.
¿Qué hubiesen dicho nuestros amigos de Castilla
la Vieja si nosotros, en el momento álgido de nuestra
contestación a los requerimientos apremiantes les hubiésemos recordado o evidenciado un mandato depresivo de sus opresores, los Ayuntamientos de aquella
región, reunidos aquellos días en Burgos para protestar del Estatuto Catalán? ¿A qué causa obedece,
como preguntaba nuestro amigo navarro Dr. Asperza,
que a los catalanes se nos tenga siempre por sospechosos de patriotismo? No será por causa de no colaborar
asiduamente en las tareas societarias desde la fundación de nuestra Asociación, pues que si dispusiéramos
de espacio suficiente, podríamos catalogar metódicamente nuestras actividades, aquí en Cataluña, y en
Madrid, y aun fuera de nuestro país, para probar
evidentemente nuestro amor a la clase y a la Asociación. Es la distinta apreciación de los problemas colectivos el que nos separa. Es, quizá, el distinto ambiente en que cada uno de nosotros vivimos; es la potencialidad y equidistancia de los ideales individuales
y colectivos, con respecto al enfoque de nuestras cuestiones, el que nos hace aparecer como díscolos, como
apartados del común sentir de la clase. Mas, aun así
y todo nuestros amigos tienen una idea equivocada
de nuestra actuación. Nosotros, tan idealistas, tan
libres, tan separatistas, como nos llaman algunos, hemos sido en todas ocasiones los más firmes puntales
de la oficialidad de nuestra Asociación. Mas, ¿quiere
decir ello que tengamos la concepción centralista de
nuestra acción societaria? De ninguna manera. En
nuestro Sindicato de Médicos de Cataluña, asociación
completamente libre, tenemos la organización comarcal, y en muchísimas ocasiones pesa tanto la opinión
de una Junta comarcal como la de la Junta de gobierno del Sindicato en su totalidad. Y en las cues-
tiones vitales de nuestras reivindicaciones societarias,
no hemos sido nunca recalcitrantes ni quijotes en despreciar la consecución de una pequeña ventaja social
por la razón de no haber podido conseguir la aspiración suprema. Y seguimos, en esta cuestión, las ideas
del buen comerciante, que prefiere ganarse cien pesetas en cien clientes que en uno solo. Si hubiésemos
seguido el camino, tantas veces indicado por nosotros,
de alcanzar nuestros pequeños objetivos en espera de
nuestra victoria final, en las horas presentes estaríamos ya independizados de nuestros Ayuntamientos
y . o t r o gallo nos cantara.
M. Cañáis Comas
Mi opinión sobre la Asamblea de Titulares celebrada en Madrid, es que seguimos mirándonos como
enemigos, que no podemos con estas normas llegar
a la verdadera unión y, que sin ella, sobran las arrogancias, los desplantes y
el que pretendamos convencernos de que haremos
esto y lo de más allá; toio ello es una autosugestión, que dura el tiempo
jiue tardamos en reflexio.lar seriamente, persuadiéndonos entonces que
los médicos no tendrán
nunca un gesto gallardo,
de rebeldía colectiva, aunque otra cosa crean los
que pusieron sobre el tapete sus arrebatos, por
otra parte muy dignos de
encomio, ya que nos muestra un elemento sano y
confiado.
En cuanto a la Asociación de Médicos Titulares
e I. M. L. S., creo que juega su última carta. La cantidad de cosas nuevas vistas en la Asamblea y el ambiente en que se desarrolló, hace pensar que, si aquélla
no consigue ahora de los Poderes públicos un mínimo
de aspiraciones, morirá por consunción, ya que su
prestigio está en entredicho y su fin práctico resultará
nulo.
César Borrachero
En estos momentos se desconoce aún su resultado
final. Si la Asamble se concreta al examen de proposiciones viables, encauzando la discusión sin lirismos
pasionales y aprobando conclusiones lógicas que no
estén en pugna con realidades biológicas, podrán tener eficacia sus determinaciones; todo esto, compatible con las legítimas aspiraciones de la clase, cuyo
nervosismo justifica sus continuadas voces en el
vacío.
No hay nada más sencillo que llevar a una masa,
aunque sea culta, por derroteros equivocados ganándose populacheros aplausos; esto lo vemos también
ESPAÑA MEDICA
en otros sectores sociales. Sí la Asamblea se obstina
en acuerdos y posturas incompatibles con el sentido
ético y con desconocimiento del dinamismo de la
clase, el fracaso será rotundo. Hay siempre, entre el
entusiasmo vehemente que nace del contacto circunsfrío raciocionio de cada día normal, un abismo que
tancial de espíritus con las mismas inquietudes y el
es necesario salvar.
Asambleas.
Esperemos, pues, que la Asamblea se desenvuelva
en tonos de energía, pero con serenidad en los juicios,
en las actitudes y en los propósitos.
Por lo demás, mucho entusiasmo, muchas ansias legítimas de renovación, que contrasta con una falta
absoluta de organización en la celebración de las
Asambleas.
Nicasio Cimas Leal
27
He visto con gran satisfacción una unión íntima
de la clase médica, al proclamar unánimemente que
nuestra Asociación ha de ser Nacional, oficial y obligatoria.
Es verdad que algún asambleísta defendió la asociación libre, que yo, respetuoso con todas las ideas,
la impugné por las razones que allí expuse y porque,
' concediendo que pudiera ser libre, tenían que tener
estas asociaciones o sindicatos que ser regionales,
pero todos con reglamentos uniformes, íntimamente
ligados, para entre todos constituir un medio de defensa, lo cual vendría 9 ser, todas las asociaciones
libres ligadas a un reglamento general, "que es la
asociación que hoy tenemos".
Esto es todo lo que he sacado de la Asamblea
últimamente celebrada.
Le envía un saludo afectuc)so,
Cándido Ayena
Acaso por el interés y el cariño que tengo a la
Asociación de Médicos Titulares inspectores municipales de Sanidad, la opinión que tengo sobre la Asamblea es muy buena; he
salido satisfecho de esta
'.
memorable jornada médica, y las razones que
tengo para ello son las siguientes:
Hemos visto todos los
que hemos acudido, que
existe y sienten los médicos rurales y todos los
titulares, espíritu de clase, como demuestra el haber acudido a la convo. catoria más de 700 médicos y estar representados
más de 4.000.
Todos, unánimemente, hemos reflejado un solo
criterio, una sola aspiración, que se condensa en dos
palabras, "Hacer Sanidad", la cual hoy no la podemos
hacer en el medio rural.
De aquí, lógicamente se deduce que no pudiendo
ejercer en la actualidad como se debe esta primordial
función del médico titular, acudamos a los Poderes
públicos para que el médico titular dependa en sus
funciones sanitarias de nuestra autoridad superior
sanitaria, que mientras no se cree el Ministerio de
Sanidad será la Dirección general de Sanidad. Esta es
la que tiene que dar normas, medios y garantías para
que todos ejerzamos debidamente la función sanitaria
que se nos ha confiado.
Debido a la falta de cohesión entre la autoridad
superior sanitaria en sus relaciones hasta el médico
rural, hubo alguna nota discordante, que la mayoría
sentimos que se produjera; pero en ella no se hace
otra cosa que manifestar el entusiasmo íntimo de la
clase por los atropellos y vejaciones que viene sufriendo el médico rural, y que tantas y tan repetidas
veces y por tantos medios hemos rogado que se corrigieran.
Mi impresión de las dos Asambleas pasadas es tan
dolorosa, que si fuese a decir todo lo que pienso,
podría ser tachado de derrotista.
Me pareció bien su brevedad, conseguida principalmente, por encomendar el
,^
estudio de los asuntos a
/-'
"*-»_
Comisiones; si así se hiciera en todas las asambleas, nos evitaríamos un
sinnúmero de discusiones
bizantinas, que no con-,
ducen a nada práctico.
Bien, también, el voto
de confianza al Comité,
que evitó toda lucha personalista. Y .hasta es posible que haya sido un
acierto el no haber elegído presidente, porque la
vicepresídencia está en
buenas manos, y en la Asamblea próxima nos evitaremos tener que hablar de reelección, porque el cargo
continúa vacante.
Me pareció injusta la conducta de la Asamblea con
el Director general, y excesivamente suspicaz con los
catalanes, cuya actitud, dígase lo que se quiera, es
la única posible en la hora actual.
Lo que más me preocupa es que se confirmen los
rumores de que, desaparecidas las luchas por la presidencia, comiencen ahora en torno a la secretaría y
que hayamos asistido a los primeros ejercicios de oposición a la misma. El tiempo dirá qué hay de cierto
en ello; si se confirmasen dichos rumores, estaremos
muy cerca del fin de la Asociación.
Alejo Diz Jurado
La Asamblea de Titulares celebrada recientemente,
puede ser el punto inicial de una nueva etapa en la
historia de nuestras reivindicaciones profesionales.
28
ESPAÑA MEDICA
si los elementos directivos modifican los procedimientos de actuación y los adaptan a la realidad política
y social del país.
Si no recordamos mal, fué el propio Sr. Ossório
quien declaró en una de
las sesiones q u e esta
'Isamblea representaba para la Asosiación nacer o
morir. La expresión no
puede ser más exacta, porque da a entender que todo podía admitirse menos la continuación del
anterior estado de cosas.
Hasta ahora, la Asociación ha sido un cónclave de treinta o cuarenta personas, con ausencia
completa de la masa general de asociados. Hay
provincias, como la de Teruel y otras, donde no se ha
celebrado una asamblea provincial desde que se fundó
la Asociación. Esto no puede continuar. El régimen
democrático es esencial para la vida de las colectivi-
dades. De lo contrario, llevarán una existencia lánguida y morirán de anemia progresiva. Esta consideración
es la primera que deben tener en cuenta las ilustres
personalidades en cuyas manos ha quedado la dirección de nuestros destinos.
Por otra parte, es preciso apreciar con la mayor
exactitud posible, el estado político-social del momento, para sacar de él todo el provecho posible,
huyendo de extremismos que a nada conducen, porque
lo mejor es siempre enemigo de lo bueno y la fórmula
"del todo o nada" ha dado siempre muy malos resultados.
El haber celebrado una Asamblea libre, a la que
han podido asistir todos los titulares de España con
voz y voto, parece indicar el comienzo de nuevas
prácticas y la terminación de aquel régimen de recinto cerrado, al cual sólo tenían acceso unos cuantos
privilegiados. El sistema es halagüeño y hace concebir esperanzas en un radical cambio de táctica,
más a tono con las circunstancias y más adecuado
para la consecución de nuestras aspiraciones.
Que así sea y no quede todo reducido a una bella
ilusión.
Vicente Iranzo
"
Diputado a Cortes
ÍODALOSE GALBRUN
IODO FISIOLÓGICO, SOLUBLE, ASIMIUBLE
•
» » <
LA IODALOSE ES LA ONICA SOLUCIÓN TITULADA DEL PEPTONIOOB
Primera Combinación directa y completamente estable del lodo con la Peptonm
D E S C U B I E R T A E N I 8 9 6 P O R E . GALBRUN, D O C T O R E N F A R M A C I A
(Comunicación al XIJl' Congreso Internacional de Medicina, Paria 1900)
• > 1
Sustituye lo&o é loduros en todas sus aplicaciones
SEN
iODtSMO
Ártritismo, Gota, Reumatismo, Arterío-esclerosis^EnfenDedades de! Corazón
y de bs Vasos, Asma, Eafísema, Linfatismo, Escrófulas,
Afecciones Glandulares, Raquitismo, Paperas, Sifílis, Obesidad.
Veinte gotas IODALOSE obran como un gramo lodura alcahno
DOSIS MEDIAS : Cinco & veinte gotas para Nijfios; diez á cincuenta gotas para Adultos
PEDIR FOLLETO BObre la l O O O T C R A P I A F I S I O L Ó G I C A P O R El. P E P T O N I O D E .
TtJLBOXtATOiaxo
G S - . A . Z a B X K T T N ' , 8 & 10, Rué du Petit Muse, PARÍS
Ningún similar puede recomendarse con esta fórmula; por consiguiente, toda declaración
contraria será una afirmación falsa que nadie debe aceptar.
»••••••••••••••«
•••••••••••••••••#••••••••#••••••••«••••••••••••*•••***•**•**
»••••••••••••«
LA T O N S I L I T I S y muy particularmente la tonsilitis
folicular, es a menudo indomable y tenaz, con marcada tendencia a desarrollarse ^en forma supurativa.
TONSILITIS EN TODAS
SUS FORMAS
Cuando la supuración parece inevitable, las aplicaciones calientes puestas alrededor d< la garganta, para activar su proceso, es el tratamiento más aceptado.
Debido a su potencia termogenética y su acció n bacteriostática, la
produce en la parte afectada una hiperemia activa, que dilata y precipita las superficies capilares,
estimulando la leucocitosis, promoviendo la proliferación de las bacterias en la sangre para ser destruidas. La Antiphilogistine tiene la ventaja de no fermentar y ser
bacteriostática, y se adhiere al contorno del cuello, cuando se hace
difícil retener en ese lugar otras aplicaciones.
-"
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y (te exlraetos de glandulares-? secreción interna
y de b pubertad
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Astenia
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COMFOSiaON
de
INDICACIONES
Acido
FOáXOL
(Solución)
UROPHILE
(Cranutado
cferveicente)
THEINOL
glicerofoi'
EiUdo* de depreiión.
fAríeo»
Debilidad general,
Nucleinatoa d e
TttstocDoi del ciccimiento
Mangaaeio
y de f oí [nación.
y de hierro,
Neurastenia, Anemia,
Metilarsinatot d e
Debilidad senil.
•OM ; potasa.
Convalecencia
Hejcametileno
TctramÍDa,
Diilesii arlrílic».
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Litina e n combi-
Calculoiii úrica,
nación benzoica.
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A c i d o timínico
Reumatismos. Cistitis.
Theina e n combi-
Jaquecas. Neuralgias,
nación benzoica,
Dolor» reuma tóldeos.
Salicilato d e
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Toi cWfliul. Laringitii.
Broaquiti>,
lato d« cal,
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Bdciloiii
antiptrina
Crisis gastío-intcslinaleí,
Dismeoorrca
Vna cucharadÜM
<ie lat de ca/é,
mañano y noche o
«n lat principaUi I
comldat,
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poca de igua
vino. •
Una a ¡Joa cu- ,
charaditat dt ca/¿. I
itgún la edad, en I
tai dat principales I
comida», en agua, I
vino o un líquido I
cualquiera.
Una cucharada I
«opera en un poco I
</e agua. Jo* veca
el ala, tnire la» comida».
Dot cucharada»
de p9»lrea eon una \
hora d< intérnalo
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S a n u l o l /y.
Cedro!,
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Salicilato d e
f¿n¡lo, Lupulino,
Formina
Blenorragia,
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Ciititis,
Sel» a doce gragea» en (ú* 24 he-
Píostatitis
ocUaíe/tdf Jíliiedraó u -¿Uerntura
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Extracto h e p ^ i c o t
Hepatitis, Ictericia,
C/na Q dos gra- ,
Sale» biliares,
Colecistitis. Litiasis biliar,
gea» deapuít dm ¡ai \
Enterocolitis,
Boldo f
comida».
Estreñimiento crónico,
Combrettii
DispepsM gasiio-mt'eittnBl.
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!""*~^ EL
91LIOR
PURGANTE
flMm.m4m.m.mM.sLtí^ksffsiitKSlB
ESPAÑA MEDICA
DEL DR. lEKÍLL í MR. HÍDE
EL EXT
POR R, L. STEViNSON
•.:•.••
31
CONTINUACIÓN
Desde aquel día comenzó míster Utterson a rondar
la travesía de las tiendas. Por la mañana, antes de las
horas de oficina; a mediodía, cuando eran mayores sus
ocupaciones y ell tiempo más escaso; de noche, bajo
la brumosa faz de la luna londinense; a todas luces
y a todas las horas de soledad o de tráfago se encontraba el abogado en el puesto que había escogido.
"Si él es míster Hyde—^se había dicho—, yo seré
míster Seek" (1) . .
Y al fin vio su paciencia recompensada. Fué una
noche fría, pero serena; la atmósfera parecía helada;
las calles, limpias como un salón de baile; las luces
de gas, inmóviles en el aire tranquilo, proyectaban
dibujos regulares de claridades y sombras. A las diez,
cuando se cerraban los comercios, quedábase la calle
muy solitaria y silenciosa, a pesar del sordo fragor de
Londres, que llegaba a todas partes. Se percibían de
lejos hasta los sonidos más tenues; ilos ruidos domésticos de las casas vecinas se oían con claridad desde
ambas aceras, y el rumor de los pasos de un transeúnte que se acercaba le precedía largo rato. Míster
Utterson llevaba algunos minutos en su puesto cuando se dió^ cuenta de un ruido de pasos raros y ligeros que se iba aproximando. En el transcurso de sus
guardias nocturnas se había acostumbrado al curioso
efecto con que las pisadas de una sola persona, muy
lejana aún, se aislan y destacan de pronto del vasto
zumbido rumoroso de la ciudad, y, sin embargo, nunca había atraído su atención de aquel modo tan definido y enérgico, y por eso, con un supersticioso presentimiento de triunfo, se guareció en la entrada del callejón.
Los pasos.se acercaban rápidamente, y su rumor
creció de repente cuando doblaron la esquina. Míster
Utterson, atisbando desde su escondite, pudo ver en
seguida la clase de hombre con quien tenía que habérselas. Era de corta estatura y de muy modesto pergeño, y, aun desde aquella distancia, produjo en el
vigilante una inexplicable repulsión. Se dirigió en
derechura hacia la puerta, cruzando la calle para ganar tiempo. Al acercarse sacó la llave del bolsillo como
quien llega a su casa.
Míster Utterson se adellantó y le tocó en el hombro al pasar.
—^¿Es usted míster Hyde?
Míster Hyde se echó hacia atrás sobresaltado; pero
el temor fué sólo momentáneo, y, aunque sin mirar
al abogado a la cara, contestó con cierto desparpajo:
•—^Así me llamo. ¿Qué quiere usted?
•—-He visto que iba usted a entrar. Soy un anti, , ( ' ) , Hide—que , se pronuncia como Hyde—significa
gles esconder", y Seek significa "buscar".
en in
K\:
guo amigo del doctor Jckyll, míster Utterson, el de
la calle de Gaunt; ya me habrá usted oído nombrar. ., y encontrándole a usted tan a tiempo, he pensado que me permitiría pasar a la vez.
— N o hallará usted al doctor Jekyll; no está en
casa—respondió míster Hyde soplando en el caflón
de la llave, pero sin levantar aún la vista—. ¿Gomo
me ha conocido usted?—preguntó.
— A su vez—-dijo míster Utterson—, ¿quiere usted hacerme un favor?
—Gon mucho gusto. ¿Qué es ello?
—¿Quiere usted permitirme que fe vea la cara?
Míster Hyde pareció vacilar, y luego, como obedeciendo a una súbita reflexión, irguió la cabeza con
aire de desafío; y los dos se estuvieron mirando fijamente durante unos segundos.
—Ahora ya le reconoceré a usted—dijo míster
Utterson—. Puede ser de utilidad.
.—Sí—afirmó míster Hyde—. Está bien que nos
hayamos conocido. Y á ptopos. quiero que sepa usted mi dirección.
E indicó al abogado un número y el nombre de
una calle en Soho.
"¡Santo Dios!—^exclamó para sí míster Utterson-—: ¡Si también habrá estado pensando én el testamento !"
Pero se guardó sus pensamientos y se limitó a balbucear las gracias.
— Y ahora—dijo el otro—, ¿cómo me ha conocido usted?
—^Por descripción.
—^¿Hecha por quién?
—-Tenemos amigos comunes.
—¡Amigos comunes!—^^repitió míster H y d e — .
¿Quienes son?
—^Jekyll, por ejemplo.
—^i Nunca le ha hablado a usted de mí-—exclamó
míster Hyde rojo de ira—. No le creía a usted capaz
de mentir.
—Vamos..,—dijo míster Utterson—, ese no es
un leguaje decoroso.
Dio el otro un gruñido, que acabó en una salvaje
risotada, y en un instante, con rapidez pasmosa, había
abierto la puerta y desapareció dentro de la casa.
Al quedarse solo el abogado permaneció inmóvil en
el sitio en que le dejó míster Hyde, como imagen de
la ansiedad. Después echó a andar pausadamente calle
arriba, deteniéndose cada dos pasos y llevándose la
mano a la frente, como sumido en honda perplejidad. El problema que así iba debatiendo mientras se
alejaba era del género de los qeu rara vez se resuelven
Míster Hyde era pálido y desmedrado; producía una
impresión de deformidad, sin que se pudiera precisar
ningún defecto de conformación; tenía una sonrisa desagradable; se había conducido con no sé qué mezcla
ESPAÑA MEDICA
32
homicida de cobardía y de audacia, y hablaba con una
voz opaca, baja y entrecortada. Todas estas cosas iban
en su contra; pero todas ellas juntas no bastaban para
explicar la nunca sentida aversión, el odio y el espanto
con que míster Utterson lo recordaba. "Tiene que haber algo más—se decía perplejo—. Hay algo más, aunque no encuentre palabra que aplicarle. ¡Si ese hombre
no parece cosa humana! ¿Diremos que tiene algo de
troglodítico? ¿O será la mera emanación de un alma
inundada que rezuma a través deil barro que la contiene y lo transfigura? Quizá sea eso, porque si alguna
vez, ¡ay, mi pobre Harry (1) Jekyll!, he leído en una
cara la firma de Satán, ha sido en la de tu nuevo
amigo."
de metal que lo protegía. Este hall, en que se quedó
sdlo, era un capricho favorito de su amigo el doctor,
y el mismo Utterson hablaba de él como la habitación más agradable de Londres. Pero aquella noche
sentía escalofríos que le helaban la sangre; la cara de
Hyde persistía, obstinada, en su memoria; experimentaba, cosa rara en él, como una náusea y desgana de
la vida; y en la negrura de su humor le parecía ver
algo amenazador en los reflejos trémulos del fuego
sobre el pulimento de los muebles y en los inquietos
saltos de las sombras proyectadas sobre el techo. Se
sintió avergonzado de la tranquilidad que le produjo
la. vuelta de Poole para anunciarle que el doctor Jekyll había salido.
A la vuelta de la esquina, saliendo de la travesía,
había una plaza de bellas casas antiguas, ya decaídas
por la mayor parte de su pasada grandeza, y que se
alquilaban por pisos y cuartos a toda clase y condición de gentes: grabadores de mapas, arquitectos,
oscuros abogados y agentes de empresas no menos
oscuras. Una de ellas, sin embargo, la segunda desde
Ea esquina, estaba todavía ocupada por entero, y a la
puerta de aquella mansión—que ostentaba un gran
aspecto de regalo y riqueza, aun sumida como estaba
en la oscuridad, sin otra luz que la que salía por el
montante de la entrada—se detuvo y llamó míster
Utterson. Abrió un sirviente anciano muy bien trajeado.
—^Poole—dijo el abogado—, ¿está el doctor
Jekyll?
—^Voy a ver, míster Utterson—contestó Poole
haciendo pasar al visitante a un espacioso y confortable hall, bajo ce techo, con pavimento de losas,
calentado, a estilo de casa de campo, por una resplandeciente chimenea abierta y alhajado con costosos muebles de roble—. ¿Quiere el señor aguardar
aquí, junto a la lumbre, a que encienda la luz en el
comedor?
—Aquí, muchas gracias—contestó míster Utterson.
Y acercándose ál fuego, se apoyó en la alta verja
—He visto entrar a m,íster Hyde por la puerta de
la antigua sala de disección. ¿Está eso bien, Poole,
cuando no se halla en casa el doctor Jekyll?
—Perfectamente, míster Uttejrson. Míster Hyde
tiene la llave.
— A l parecer, Poole, el amo tiene gran confianza
en ese joven—prosiguió el otro, abstraído.
—Sí, señor, mucha. Todos tenemos orden de obedecerle.
— N o creo haberme nunca encontrado aquí con
míster Hyde, ¿verdad?
—Ca, no, señor. No come aquí nunca—replicó el
mayordomo—-. A decir verdad, por esta parte de la
casa lo vemos muy poco; casi siempre entra y sale
por el laboratorio.
—^Buenas noches, Poole.
—^Buenas noches, míster Utterson.
Y el abogado echó a andar hacia su casa con el
corazón oprimido. "¡Pobre Henry Jekyll!—pensaba—. ¡Me temo que andas en malos pasos! Era alocado en su mocedad; cierto es que ya hace mucho
tiempo de eso; pero en la ley de Dios no existe el
capítulo de las prescripciones. ¡Ay! Eso debe de ser;
el espectro de algún viejo pecado, el cáncer de alguna vergüenza oculta, el castigo que llega, ped^ ciado, cuando la memoria ha olvidado ya y nuestra
propia indulgencia ha perdonado la falta."
(I)
Diminutivo familiar de Henry (Enrique).
(Continuará.)
I O N - C A L C I N A p^'-'-^'^"
FR.ASCO.—Cloruro de calcio en especial asociación sintéticd al escipiente orgánico (0,30 gramos
por cucharada.)
AMPOLLAS.—Cloruro de calcio en solución esterilizada isotónica de los líquidos orgánicos.
JTROPHANTIUM
PALIAREÍ
Tintura de estrotanto, desprovista de sustancias irritantes y exactamente dosificada.
XV gotas contienen '¡.¿ miligramo de estrofantina.
Pídanse muestras y literatura al Laboratorio M. PALLARES
Plaza de Sorell, 6. — VALENCIA
ESPAÑA MEDICA
<<..
La tertulia de los ministriles establecida en la tienda
de la plaza, estaba cada vez más animada.
Según definición de los
"hombres machos" de
Guadarites, los ministriles son gente de barba fina
(los "hombres machos" tienen cada pelo de barba de
un deo de gordos), han dejado de usar los calzoncillos largos, "y por lo tanto", se afeitan más de dos
veces por semana.
Además, es gente muy leída, y según gráfica expresión de los del pueblo (que se lavan en las jofainas de porcelana sostenidas por un modesto y cimbreante trípode de alambre, cuando no sobre una
no muy alta silla de espadaña), tienen unos "lavabos"
a manera de pesebres, empotraos en la paré.
Constituyen la tertulia don Néstor, maestro nacional, ""enemigo instintivo"i—que no declarado—de
Antonio el tendero. Don Pifa, cura párroco, bonachón a ratos, enfadado a veces y diabético siempre.
Braulio, abogado en seco, poeta local, rubio, en
cuyo rostro habían anidado las pecas con tal profusión, que sus hermanos, durante la infancia le amargaban la existencia apredreándole con improperios
como éste: "Huevo de pava." Y por si fuera poco,
le acusaban de delitos tan graves como el de haberse
pasado la vida en los alambres de la luz, como lo
den.ostraban—¡esto más!, ¡oh, musas!—claramente las señales irrespetuosas que las moscas dejaron en
su cara.
Se acreditó de poeta con la frasecílla siguiente (¡casi
nada!): "una muchacha guapa sin novio, es algo
tan incompleto como unas vinagreras sin tapón." Y
desde entonces escribió sonetos, dejando para gentes
más vulgares las oposiciones a notarios que estaba
preparando.
Otro contertulio era el médico, don Cecilio, que
ostentaba una calva escandalosa del color de la cara.
Cierta niña que le vio una tarde, excepcionalmente
descubierto, corrió a ocultarse entre las faldas de su
madre.
—Mamá, don Cecilio tiene la cabeza de carne...
Completaban el corro don Julio, el veterinario,
hombre inteligente y práctico, pero algo dado a la
fantasía, y Antonio, el tendero, ingenioso, basto pero
simpaticote, que elogiaba al veterinario casi insultándole: — "en Guadarites no hay cuadras pa él"—, y
que aludía a cada paso al maestro, con cuyo empaque
no acababa de transigir, y al ique acusaba de haberse
"asevillanaclo" al regresar de la reciente Exposición
de la que constantemente hablaba. Hasta el punto
—según él, aunque la verdad, es que nadie se lo ha-
33
bía o í d o ) ^ d e que en cierta ocasión, inmediata al
regreso, vino a comprar "media docena de libras de
zocólate". Hoy se notaba en el corro gana de discutir. Le había tocado el turno a los nacimientos.
—^¡Bah! Nacer en Madrid, donde nace tanta gente, no tiene importancia—sentenció don Julio.
•—^No sé quién—apoyó don Néstor, que por las
señas debía haber nacido "hacia" la provincia de
Toledo—dijo que, cuando no se tiene donde nacer,
se nace en Madrid.
— ¡ Y a ! Vaya un mérito—aceptó Antonio, tendero y socarrón al por mayor y al detall—, el caso
está en afinar la puntería pa nacer en un pueblecito
de doscientos vecinos como éste, que a lo mejor tiene
ya el cupo cubierto.
Y encarándose con don Néstor, que según él presumía de toledano por presumir de algo, le disparó:
— ¿A que no sabe usté nacer en Guadarites? .
—Hombre—terció el galeno—, don Néstor tiene
ya derechos adquiridos por su pueblo.
—Si dieran quince días pa reclamaciones como
está mandao, cuántos mudarían dz nacencia.
— ¡ N o seré yo!
—^Pues entonces se mudaba el pueblo de sitio—rezongó por lo bajo Antonio, que no se resignaba a
dejar pasar ocasión sin dispararle un cohete.
Cuenta Cide Hamate Benengelí, que don Néstor
no se dio por aludido, y sintiéndose atacado súbi-
tamente de una sordera muy puesta en su punto,
cambió de conversación, con lo que el incidente no
revistió caracteres excesivamente graves.
La tertulia, animadísima, deslizó otro tema de
menos peligros para la paz de sus componentes.
Don Cecilio cayó en uno de sus ensimismamientos; tan frecuentes en él de un tiempo a esta parte.
Y mientras los demás charlaban por los codos, el
34
ESPAÑA MEDICA
viejo galeno dejaba deslizar vertiginosamente por su
imaginación escenas pasadas de la lejana mocedad,
en la que Antonio, el tendero—¿quién le bautizó
con aquello de "noble bruto" que le caía tan pintiparado?—, y la buena camarada (ya de blanca cabeza) que compartía con él tristezas y alegrías, llenaban por completo sus vacaciones de estudiante.
Recordaba muy bien..
Asomado a la barandilla de la terraza todo eran
ojos para la casa de enfrente.
Oía las voces de dentro como el que oye llover.
—¡Que se te enfría el desayuno, hombre!
Y al cabo de un rato la misma voz rezongaba,
dejándole por imposible.
—^Bueno. Eres de lo que no hay.
Por fin el ensimismado se dignaba dar explicaciones:
—Mira, un café caliente lo puedo tomar en Madrid a cualquier hora, pero la satisfacción de estar
viendo recién levantada a una novia bonita y que
me quiere, no creas tú que se tiene todos los días.
Sonrió ante la admiración ruda de Antonio.
No soñaba todavía verse tras el mostrador, cuando
su amigo de juegos le sorprendió extasiado contemplando un retrato.
—Bueno, si así te pones con el cacho de papel,
qué iserá cuando tengas a tu disposición el cacho de
carne...
El "Noble Bruto" acertó con su áspero decir a
expresar todo lo que en aquel momento estaba sintiendo. Y hasta le pareció desde el instante que lo dijo
que se había convertido en un poco menos bruto y
— ¡ o h ley de las compensaciones!—en cambio tenía
bastante más de noble.
Entornó sus ojos enamorados, y ante ellos revivieron aún más lejanas escenas.
Jugaban siempre a los enfermos El—¡claro! —
era el médico, ella la enfermera, y Antonio—arropado hasta los ojos con la manta vieja de la plancha—indefectiblemente el enfermo.
En cierta ocasión el médico llegó, tomó muy serio
el pulso mirando la hora en una caja de betún de
"El Eclipse", y sentenció poniendo la cara de circunstancias:
—Está muy malo. Hay que hacerle en seguida
una taza de té.
El "enfermo" escuchó impertérrito la sentencia.
Y la enfermera se dispuso a cumplir a rajatabla aquella orden del doctor.
Pero sus buenos propósitos se estrellaron ante la
realidad. No había té. El caso es que las órdenes había que cumplirlas, no había, cierto, pero eso era lo
de menos. T o m ó una resolución heroica: haría un
cocimiento de té sin té.
Entró muy decidida en el despacho de su padre.
Sobre la mesa, una libra empezada de tabaco habano; tomó un buen puñado y volvió a la cocina, donde el agua estaba ya a punto de hervir.
Antonio, que se había seriamente identificado con
su papel—^¡los juegos son los juegos!—-, apuró de un
trago aguantando la respiración y sin rechistar, todo
el cocimiento. Pero, apenas pasó por la garganta, un
alarido sobrecogió de terror a los facultativos. Ella,
escondida detrás de su médico, seguía con mirada
desorbitada y curiosa la marcha del experimento.
Los alaridos, cada vez más fuertes, atronaban el
espacio; la manta cayó hecha un guiñapo al primer
brinco del escandaloso enfermo. Y el "Noble Bruto"
arremetió—más bruto que noble, entonces—contra
el grupo atónito de los representantes dé la ciencia.
Las puñadas se sucedían en admirable sincronismo con los retortijones, repartiéindosé equitativamente entre recetador y enfermera, hasta que en un
rapto caballeroso, Cecilio salió en defensa de su dama y de su honor; buscó precipitadamente las dos
espadas de madera que había fabricado con tablas
arrancadas de la celosía del gallinero. Una la arrojó
a los pies de su enemigo y empuñando la otra furioso,
gritó tronitronante recordando el folletón de "El
Diablo en Palacio", que por aquel entonces leía:
—¡Defiéndete, Mancino!
Mancino (o sea Antonio) se quedó boquiabierto,
y miró para atrás para ver si al que de aquel modo
apostrofaban era realmente a él. Pausa que el otro
aprovechó para asestarle un feroz mandoble en la
cabeza.
El pobre "Mancino", viéndose perdido, ya que el
segundo cintarazo estaba más próximo que el que
acababa de recibir, olvidóse lamentablemente de las
leyes del honor. Vio ante sí la puerta del desván
abierta, puerta que a él se le antojó la de la mismísima gloria, y con una mano en el dolorido cuerpo y
otra en la mal ferida cabeza, escapó a todo correr
escaleras arriba.
Con los ojos brillantes por el triunfo, el vencedor de "Mancino" se volvió a contemplar a su dama,
que admirada de la proeza de su caballero sonrió.
Y desde entonces ..
Parece ser que desde entonces ..
La conversación, que había sido hasta ahora
neral y animada, languideció.
— D o n Cecilio, ¡está usted ensimismado!
ESPAÑA MEDICA
35
—Sí, es cierto; estoy algo molesto. No me encuentro bien.
—¿Quieres que diga que te hagan una taza de
tila?
•—¿No me la darás de tabaco?—interrogó sonriendo.
•—¡Calla, no me lo digas! Todavía me duele el
estómago cuando lo recuerdo... ¡Y pensar que encima me llamaste "Mancino".
Lentas y solemnes, cayeron en la noche las nueve
campanadas desprendidas del reloj (atrasado) de la
villa. Antonio se alzó con la vara de echar el cierre,
tirando de paso una indirectilla con pimienta:
—Vaya, voy a cerrar, que estos señores querrán
marcharse...
Los ministriles, sonriendo, se pusieron en pie. Y
dicen—no sé si será verdad—que el poeta local to-
LAS UVAS
todos los días"—el subrayado es de González—, me
fui, al salir de la oficina, a la frutería de enfrente a
comprar mi cena: medio kilo de nueces y medio kilo
de uvas. Pues bien: "como tomo todos los días también", llevaba un paquete en cada mano: el de las
uvas en la derecha, en la izquierda el de las nueces.
Pero en esto veo venir hacia mí a doña Mariquita,
una antigua amiga de casa, a quien hacía tiempo que
no veía. Naturalmente tenía que darle la mano, para
lo cual había que dejar los paquetes en algún sitio.
En la precipitación metí uno en el bolsillo de la americana y el otro en el pantalón. Doña Mariquita no
tenía prisa. Habló, habló... Y yo la escuchaba atento. Pero, de pronto, ¡ah!—aquí un gesto de.asco—,
un líquido pegajoso y frío que empieza a resbalar a
todo lo largo de mi pierna.
—^Las uvas...
—Las uvas, que con la presión se habrían aplastado, empapándome el bolsillo. ¡Oh! Y doña Mariquita sin callar. Y yo.., sin oiría, sin poder moverme, y—lo que era peor—sin poder sacar el paquete
estrujado. Y entre tanto, el jugo resbalando viscosamente por mi pierna. ¡Una tragedia! Por fin me despedí de doña Mariquita, y maldiciendo y cojeando
llegué aquí a casa. Me meto la mano y...
:—Una plasta.
— N o , no, señora. ¡El medio kilo de nueces!...
— ¿Qué me dice usted, González?
— L o que usted oye. ¡Y las uvas en el bolsillo de la
americana perfectamente conservadas!
—Pero ¿entonces?
— ¡ A h ! Ese "entonces" es el que me tiene loco.
No he dormido, no comí ni las nueces ni las u-vas,
no viví pensando en cómo pude yo sentir la auténtica impresión del líquido viscoso resbalar por mi pierna, siendo así que no existía. Hasta que ya he dad.-^
con la causa.
—^¿Autosugestión ?
—Algo así debe ser. Pero la culJDa es mía por haber leído unos libros... Sí, sí, unos libros de un tal
Freud, que acabo de hacer trizas allá arriba. ¿Volverme yo a sugestionar? No, no; ni por todos los
Freuds del mundo.
Me sorprendió encontrar ayer a mi vecino Isidro
González a deshora en la escalera con el lacito de la
corbata imperfectamente hecho, sin bastón y con rodilleras en los pantalones; cosa inaudita en él, tan
atildado, tan pulcro, tan "cronómetro". Lo saludé
con un:
—^¿Usted por aquí a las diez, señor González?
¿Qué fiesta es hoy?
—^No, no, señora. No es fiesta. Pero no voy a
trabajar porque he pasado una noche infame, horrible.
—^¿Dolor de muelas? ¿De estómago?
— N o , no. Nada de eso.
—Ah, vamos. Entonces... ¿juerguecita. ?
Isidro González lanzó un "¡oh!" acompañado de
una sonrisita despectiva; una sonrisa de esas que
pueden significar muchas cosas; entre ellas: "No me
conoce usted", o "No sabe usted quién soy". Después me lo aclaró por completo:
—¿De juerga? No, señora. Las juergas están fuera
de mi "método invariable de vida". Soy vegetariano,
como usted sabe; tengo racionalizada mi existencia, y,
por tanto, todos mis minutos y todos mis pasos están
previstos, programados.
Conocía este "método de vida" de Isidro González, mi vecino, y naturalmente deseché la idea de la
"juerguecita". Pero por lo mismo tampoco atinaba
con la causa de esta variación en su indumentaria y
en su programa. ¿Qué le ha podido acontecer—pensé—a Isidro González para que haya modificado su
existencia "cronométrica" ?
Pero González, viendo mi perplejidad, quiso sacarme de dudas, refiriéndome el suceso:
— Y a le he dicho que soy vegetariano, ¿verdad?...
—Sí.
— ¿Y que mi cerebro funcionaba normalmente?
No. Eso no se lo he dicho. Pues bien: sí. Mi cerebro
funcionaba normalmente. Hasta ayer. Desde las ocho
de ayer noche mi cerebro ya no trabaja con regularidad.
—Pero, hombre...
•—Sí, sí; déjeme que le explique. Ayer, "como
mó buena nota de la frase para incluirla en uno de
sus poemas.
CORTÉS RIVAS
ROSA ARCINIEGA.
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GRAN T Ó N I C O U T E R I N O
bajo forma de Elixir aáradable al paladar
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E s una feliz asociación de los P R I N C I P I O S Ú T I L E S T O T A L E S de la A L E T R I S F A R I N O S A de los S E N E C I O JACOBCEA y B U L G A R I S y de la Í N U L A H E L E N I U M .
Obra eficazmente en las A M E N O R R E A S varias. D I S M E N O R R E A , L E U C O R R E A , P R O -
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37
ESPAÑA MEDICA
EN
LA
LABOR
SEVIuLA
DE
UN
MEDICO
La pleitesía es lógica.
José María de Fuelles
Desde que Fuelles tomó
es un excelente camarada,
posesión del puesto, no
^ue a sus grandes cualituvo más que un objetidades de clínico, une los,
vo:
la perfección de los
para -nosotros muy afecservicios
y la buena dotatuosas, de periodista méción de los mismos. Condico. Es 'del gremio. Sus
siguió aumentos de suelArchivos
sevillanos de
do muy considerables a
Medicina y Cirugía es
médicos, practicantes y
una magnífica revista,
matronas; fijar en 4.000
puesto que hermana su
pesetas el sueldo de entradirector la doble personaaumentar en dos plazas
lidad científica y literade médicos rurales; dotar
ria.
con 50.000 pesetas más
la consignación en eL preY tan vinculados con
supuesto de 200.000 peel amigo Fuelles, al que
setas para la construcción
estimamos desde su niñez
de una Casa de Socorro
(patrimonio de los muy
en el barrio del Nervíón;
canosos el poder hacer
dotación a los servicios
arrancar los sentimientos
tológicos con material exdesde tan atrás), es lógicelente y completo; peseco nos sumemos al hotas 25.000 anuales para
El Dr. Fuelles
menajei quci sus colegas
la instalación en el Equile han tributado en Sevilla, como gratitud y aplauso en su gestión como pre- po quirúrgico del Frado de los servicios de radiolosidente de la Comisión de asistencia pública en aquel gía, radiodiagnóstico clínico, terapia profunda,, electroterapia, diatermia y luz ultravioleta, que trae apaMunicipio.
Banquete homenaje con que lo obsequio la clase méaica sevillana.
38
ESPAÑA MEDICA
rejada la ampliación del local con dos nuevas salas,
donde irán, además de estos servicios y sala de cirugía de urgencia, biblioteca, cochera y aumento de seis
camas en la actual enfermería.
Hasta aquí, lo que en cinco meses ha realizado el
amigo Fuelles. Pero para él, esto es poco. Se propone
llevar a efecto el sueldo de entrada de 5.000 pesetas, con quinquenios de 1.000; la creación del servicio de especialidades, el hospital municipal y el de
infecciosos.
Por eso, en el homenaje dijo el alcalde, Sr. La
Bandera lo siguiente, que es la palmaria demostración de la gran obra que se propone realizar nuestro
querido amigo:
"El amigo Fuelles—dijo—, hombre vehemente,
de buenos deseos y con un gran afecto a la clase médica, quiso hacer una revolución en lo que atañe
a Beneficencia. Lo merece el asunto, y yo fui el muro
de contención, el que truncara las aspiraciones del
querido camarada. No se ha hecho todo lo que él
pretendía por mi culpa. No adulo; digo la verdad,
lo que pienso. Yo fui quien frenó sus aspiraciones,
porque los hombres públicos debemos actuar a la
clara luz del día y no decir mentiras. No se podía
hacer más. Cuando entramos en el Ayuntamiento, éste
estaba en completa bancarrota, a causa de la postExposición. El cambio de régimen trajo también sus
perturbaciones, y la administración camina aún de
tropiezo en tropiezo. Yo soy el ordenador de pagos
y el que lucha a diario con la escasez. Sólo yo sé de
las amarguras del no tener, de no poder cumplir
con mi deber. Por eso frené a Fuelles, que quería para
la Asistencia pública todo el dinero del presupuesto."
por supreMin
brusca de morfina
En la época en que era alumno de los hospitales,
en la clínica del profesor Potain, en la Charité, vimos
un día la llegada de un "hombre débil y amarillo" —
como dijo Baudelaire del escultor Puget—, que era
el ilustre clínico alemán Westphal, autor del reflejo
que lleva su nombre. Pocos reflejos se conocían en
aquel entonces, y el de Westphal nos era grato y precioso. "No tiene cara de pascuas el Dr. Westphal", dije
a mi queridísimo maestro. Y éste me contestó: "Es
un morfinómano inveterado". Estaba entonces Westphal preparando un gran trabajo sobre el "Opiumsucht" y sus sucedáneos.
Y sucedió lo siguiente, que es muy alemán. Westphal tenía un alumno que se llamaba Levinstein,
discípulo grato entre todos, que se ocupaba de quitarles la manía a los intoxicados, y que había imaginado suprimirles bruscamente el veneno a los morfinómanos, previamente encerrados en un calabozo
acolchado. La oportunidad era buena para experimentar el método en su principal. Westphal, a quien
el vicio morfínico disgustaba, se dejó convencer. Levinstein lo, encerró en un reducto especial, sin más
muebles que una cama cubierta con sábanas y sin más
compañero que un jarro de agua. Allí lo dejó—a
pesar de sus gritos durante cuarenta y ocho horas
implacablemente contadas, el tiempo necesario y suficiente, según él, para la supresión. Cuando pasado
el plazo abrieron la puerta al pobre profesor Westphal
estaba extendido, muerto, de boca al suelo. Todavía
aprisionaba en sus mandíbulas encogidas, unos pedazos de sábana que, en el exceso de sus espantosa
tortura, había hecho añicos, no sin haber probado
en vano, de abrirse las venas con los pedazos del jarro roto.
( L E Ó N DAUDET,
"El hombre y el veneno".)
El presidente de la Asociación de Titulares
En la reciente Asamblea .celebrada por esta Asociación, fué elegido presidente de la misma D. Antonio Osorio Bolaños,
médico titular de • MériJa (Badajoz).
Son momentos estos
de verdadera actividad
para la Asociación y su
gente. Alrededor de los
titulares se ciernen problemas graves, que habrán de tener muy pronto solución. ¿Será favorable para los intereses
colectivos? ¿Conducirán
a una nueva situación de
la esclavitud?
La Asociación de Titulares tiene que enfrentarlos.
A ella atañe lo que se derive de los estatutos regionales,
de seguros de enfermedad y de la ley de Sanidad, que
habrá de promulgarse.
Como nunca, debemos estar todos íntima y sinceramente unidos a nuestros colegas, los que hacen la
medicina y la higene rural.
Desde hace bastante tiempo es corriente oír en boca
de médicos distinguidos el término P. H. como
símbolo del equilibrio acidobásico de la sangre, de
gran interés clínico por su importancia vital.
En tiempos de la Dictadura estaba reunido el Consejo de Sanidad, en el que figuraban algunos miembros que no son médicos; como entretenimiento,
mientras acudían los demás, habían planteado los
reunidos el tema del P. H., dando lugar a una animada discusión, sin que, por incompetencia, se consiguiera llegar a un acuerdo.
En aquel momento penetró en el salón donde se
reunía el Consejo el Dr. Royo Villanova, y uno de
los concurrentes se dirige a él y le dice:
—Doctor, usted como técnico nos va a aclarar eso
del P. H.
'
— M u y sencillo—contestó el Sr. Royo Villanova—. El F . H, es un truco que han inventado los
médicos de postín para tener un H. P .
ESPAÑA MEDICA
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MEDICINA M U M O I t i ^ T I C A
Vamos revisando
¡Caramba! Los ánimos
inquietos están.
¡Qué tremenda lucha!
¡Cuánta agitación!
La gente se mueve
con febril afán
y alarmantes pródromos
de revolución.
Labores de zapa
no es difícil ver
que, con las del topo,
tiene parangón,
y la zancadilla
puede aparecer
en cualquier momento,
sitio y ocasión.
¡Cuánto merodeo!
¡Qué intenso bullir
llevando por lema
la renovación,
con cuyo señuelo
se va a convertir
en lucha de lobos
nuestra profesión.
Ya no hay un instante
de tranquilidad,
nadie está seguro
en su posición;
fuera privilegios
de aptitud y edad
y a buscar postura
que esta es la ocasión.
Vengan asambleas,
juntas a granel
de un pintoresquismo
que causa emoción
en las que, al empuje
de un asalto cruel,
todo lo existente
sufra conmoción.
¡Qué afán de dar normas
nuevas a seguir!
¡Qué pujos insanos
de gobernación!
¡Qué prurito intenso
de sobresalir
y, armando jaleo,
llamar la atención!
Sufre en estos días
lo profesional
sacudidas sísmicas
de terrible acción;
lo de abajo arriba
ahora es lo habitual
con el lindo disco
de la revisión.
Así es que se vive,
por lo qu se vé,
con un neurosismo
y una excitación,
que no hay de seguro
un sedante que
pueda en esta crisis
tener actuación.
En el fondo, todos
deben convenir
que estos nuevos brotes
de estructuración
son sólo el problema
de que hay que vivir,
siendo crematística
toda solución.
El santo cocido
y el diario pan
son tan perentorios
en su imposición,
que los tiros siempre
derechitos van
en pos del mendrugo
sin vacilación.
No es puritanismo,
no es todo virtud.
RE 11M A T I ^ MO
ENFRI
39
TOS
ni
ni
ni
ni
ni
ni
ansias de progreso
de perfección;
culto a la ciencia,
de la salud,
mejoramiento
depuración.
Es, en los rivales,
ganas de dañar,
intrigas y celos
de aviesa intención;
al sexto sentido
hay que atrepellar
con el móvil único
de la sinrazón.
El revisionismo
se sabe que ahora es
el grito de guerra,
la enseña o pendón
que, con la careta
del desinterés,
oculta en sus pliegues
lleva la ambición.
X. Y. Z .
LA G R I P E
—Veo con satisfacción que su señora no pasa de los
treinta y siete.
—¡Qué más quisiera ella, doctor!...
(De "A B C".)
" EB]PÍ5LJNAV
IVll ] E ] D > I O i \ \ "
Oficinas: VALENZUELA, 10
Teléfono 15121.
Apartado 561.
ELLIMAM
ESPAÑA MEDICA
40
pero yo duro muy poco.
Tan oportuno es Marcial
hasta para sufrir males,
que siempre que hay temporal
le duelen los temporales.
El el circo el acróbata Lucrecio
cayó desde un trapecio algo elevado,
y dicen que, aunque el golpe fué tan recio,
sólo un músculo tiene relajado,
y es justamente un músculo trapecio.
El director del Manicomio.—¿Han
cogido ustedes a los
tres locos que se escaparon?
El loquero.—¿Pero eran tres? ¡Pues traemos trece!
(De "Passing Show", de Londres.)
Por presumir de culta Rosalía,
que irritada la piel siempre tenía,
decía a todas horas muy formal
que tenía pielitis general.
En la Microbiología
tan torpe estaba Cirilo,
que al ir a examen decía:
—Si me enseñan un bacilo,
yo vacilo todavía.
Tantos achaques tenía
y estaba tan harto Arturo
de tratarse con yoduro
sin encontrar mejoría,
que una tarde me decía
entre sofoco y sofoco:
— Y a las consecuencias toco
del tratamiento nefasto;
yo tomo el yoduro a pasto,
Los leucocitos, sin dubitación,
guardias de asalto en nuestro cuerpo son
cuya actuación a veces, al final,
resulta chapucera y... funeral.
LOTE.
TODAS NEURÁ
N a l ESTABILIZADO
EBELOES
HI PER A C T I V O
invecciones^ indolorev.^aMi ^ o c c
por
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en ampollase d e
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Laboratoires J.106EAIS 22'''*Rue dc 5 i l l y - BOULOGNEsurSEme
Muestras y literatura: JUAN MARTIN.—Madrid-liarcelona.
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