Chico Buarque: sale “o barquinho” entra el contenido político

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Luiz Carlos Maciel
Chico Buarque:
sale
“o barquinho”
entra el
contenido
político
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Cuando Pedro pedreiro composición de Chico Buarque fue
estrenada en el inicio de la década de los 60, reveló no sólo el
talento del joven compositor hasta entonces un desconocido,
como señaló una nueva y poderosa tendencia en el proceso de
modernización de la música popular brasileña que se había
iniciado en la década anterior. La letra retrataba el cotidiano de un
operario en la construcción civil sus preocupaciones y sus
esperanzas; en ella la preocupación social ganaba el primer plano
y apuntaba una naciente conciencia política.
Pedro pedreiro, es el resultado de un fenómeno histórico-social
manifiesto en la experiencia de toda una generación de brasileños
que vivían entonces su juventud. Esa generación estaba
convencida que su destino histórico era promover la
emancipación del Brasil como nación, liberándola del
subdesarrollo; y, también la de su pueblo, asegurándole justicia
social y una vida más humana. La música popular brasileña
pasaba a partir de ese momento a expresar ese proyecto.
La nueva postura rompía con la tradición lírica de la música
popular brasileña, en especial con su vanguardia en la época – La “
bossa nova” original, que pasó a ser caracterizada por la música de
Barquinho, una composición de Menescal y Bôscoli típica de la
poesía graciosa, delicada, innegablemente bella, aunque
políticamente inofensiva, que marcó los primeros tiempos de la
nueva música. Tudo é verão e o amor se faz/num barquinho pelo
mar/que desliza sem parar… – dice la letra de “Barquinho”. Pedro
pedreiro, penseiro/esperando o trem/Manhã parece carece/de
Foto: Mario Thompson
EL CONTENIDO POLÍTICO Y
LA EVOLUCIÓN DE LA MPB
esperar também/para o bem de quem tem bem de quem não tem
vintém... – dice la letra de “Pedro Pedreiro”. El tema de una es el
placer de las clases medias; el de la otra es el trabajo cotidiano del
proletariado.
La “bossa nova” había nacido orientada por un propósito
artístico sin compromisos, un ideal esteticista. Su objetivo era
colocar la música popular brasileña en la vanguardia musical del
planeta. No obstante, en extensa medida ella obedecía a la
tradición. El ritmo básico continuaba a ser el samba aunque
enriquecido por recursos más sofisticados como las síncopas
creadas por João Gilberto; las melodías eran líricas y tiernas; y,
finalmente, las letras aún tenían como principal tema los
problemas de las relaciones afectivas, los dolores del amor, y
preservaban el placer en el sufrimiento que caracteriza
tradicionalmente las canciones románticas. Las novedades por lo
tanto, eran más formales que de contenido. Pero esas
innovaciones formales eran importantes y manifestaban un
nuevo espíritu, urbano, culto y mismo sofisticado.
La modernización de la música popular brasileña había
empezado en los años 50 con lo que se convino a llamar de “prébossa nova”. Su principal motivación fue la necesidad
experimentada por artistas jóvenes – compositores, intérpretes e
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instrumentistas – de hacer una música popular tan sofisticada
cuanto la que se hacía en los países desarrollados, en especial los
Estados Unidos. Ella reflejaba el proyecto nacional de la llamada
era juscelinista, en la cual el país, en un avance de de cincuenta
años en apenas cinco; estaba destinado a ultrapasar los límites del
llamado Tercer Mundo realizando finalmente su vocación para
ser una potencia cultural y posiblemente económica.
De hecho, artistas como Antônio Carlos Jobim y
João Gilberto están entre los mayores y más importantes que la
música popular internacional produzco en el siglo veinte.
Evidentemente, la música popular brasileña tradicional ya era
notable por el lirismo de su invención melódica y, principalmente,
por su vitalidad rítmica. La propuesta fundamental ahora, era de
enriquecerla con un avance en términos de armonía. Cantores de
“pré-bossa nova”como Dick Farney, Lúcio Alves y Dolores
Duran; ya eran influenciados por el esmero de los intérpretes de
la música popular norteamericana; e instrumentistas como el
pianista Johnny Alf por las armonías audaces del jazz moderno;
especialmente el llamado cool/jazz que floreció en la West Coast
norteamericana. Esa asimilación debidamente digerida, habría de
Foto: Folha Imagens
resultar en lo que acabó siendo conocido como “bossa nova”. La
introducción de Bolinha de papel, grabación de João Gilberto, por
ejemplo, parece mismo un arreglo típico de Gery Mulligan.
Pero no fue apenas en el plano musical que se verificó una
evolución. Al contrario de los antiguos artistas de la música
popular brasileña tradicional, venidos de las camadas más pobres
de la población brasileña, de instrucción modesta e información
escasa; los nuevos artistas tenían frecuentemente formación
universitaria, eran informados y hasta cultos. Las letras de las
canciones pasaron a manifestar una inédita intención literaria,
haciendo con que muchos de esos compositores terminasen
siendo considerados “poetas” hasta mismo por criterios
académicos. No fue por acaso que Vinícius de Moraes, el
principal letrista de la “bossa nova” y que era un poeta consagrado
conforme los padrones estéticos más exigentes; terminase siendo
considerado uno de los nombres más importantes de la poesía
brasileña moderna. Vinícius fue uno de los responsables por hacer
de la belleza de los encantos de la mujer brasileña, uno de los
principales temas de la “bossa nova”.
El tercer salto de la nueva música fue finalmente en el sentido de
la participación social y política – el momento de la transición de
Barquinho para Pedro pedreiro. Ni todos los artistas de la “bossa
nova” lo acompañaron, dividiendo el movimiento por un lado en
una tendencia tradicionalista, esteticista; y por el otro, en una
nueva tendencia política y participante. En un primer momento
hubo inclusive un cierto enfrentamiento entre los partidarios de
las dos tendencias; con los políticos llamando los esteticistas de
“alienados” y estos calificando a los primeros como “hipócritas”.
Los nuevos temas de la tendencia participante, abordaban
directamente los problemas del subdesarrollo y de la pobreza en
un país del llamado Tercer Mundo. Las dificultades del cotidiano
de las poblaciones menos favorecidas, que de vez en cuando
surgían en la música popular tradicional, en general en la forma
de queja o lamento; recibían ahora un tratamiento más agresivo,
simbolizado en los versos de una composición tradicional, la
Opinião, de Zé Keti que en tono de desafío declaraba que podem
me baster/podem me prender/ podem até deixar-me sem
comer/que eu não mudo de opinião…
Opinião… Se hablaba también como nunca antes de los
problemas del campo, principalmente en el Nordeste, discutiendo
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la posesión de la tierra y reclamando la necesidad de una reforma
agraria – y también acompañando un movimiento de protesta y
reivindicación que, a pesar de duramente reprimido durante la
dictadura militar; volvió a emerger y a alcanzar nuestros días. El
Carcará de João do Vale es la canción emblema de esta tendencia;
la letra se refiere a un pájaro depredador del Nordeste que mata
para comer. Carcará/pega, mata e come/carcará não vai morrer
de fome/carcará/mais coragem do que homem... – dice la letra.
La canción de protesta que emergió en el Brasil en el inicio
de los años 60, coincidió con el surgimiento de la protest song
norteamericana. No hubo sin embargo, una influencia
directa, pero sí, una sincronía histórica. Sin ningún tipo de
programación ideológica se multiplicaban en la época,
las manifestaciones de rebeldía juvenil; esas manifestaciones
irían a aumentar en número e intensidad en el correr de la década
hasta el climax de 1968.
Antes de eso, en el inicio del proceso, un show musical era
presentado en Copacabana, Río de Janeiro, con el título
“Opinião”y la presencia de tres artistas de orígenes diversos.
El primero era el propio Zé Keti, un negro de las “favelas”
de Río y compositor de sambas en estilo tradicional popular;
el segundo era otro negro pobre, João do Vale, pero venido
del Nordeste y compositor de canciones con los ritmos típicos
de su región de origen; el elenco era completado por una cantante
Foto: Mario Thompson
Zé Kéti
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blanca, Nara Leão, nacida en la alta clase media,
con educación, información y gustos sofisticados.
La importancia de Nara en la vertiente participante de la nueva
música popular brasileña en los años 60, no debe ser
subestimada. Dueña de un hilo de voz, en contraste
con la voz poderosa de las cantantes tradicionales, ella había
aprendido a cantar con los primeros “bossanovistas”; en especial el
maestro de todos ellos, João Gilberto. Se volvió muy popular y el
show Opinião fue, sin duda, un marco en la historia y la música
popular brasileña.
Con el inicio de la dictadura militar en l964, los teatros
de las principales ciudades brasileñas fueron
transformados en trincheras de la resistencia democrática – y los
shows musicales eran su vanguardia. Liberdade, Liberdade,
montado en Río de Janeiro en el teatro que terminó bautizado
con el mismo nombre de su show de estreno,“Opinião”y
Arena conta Zumbi, en São Paulo, por el Teatro de Arena; fueron
dos eventos igualmente importantes. El compositor Geraldo
Vandré que había tenido una de sus canciones, Caminhando,
censurada por el gobierno militar;
presentaba en su show en vivo, una nueva composición hecha
sobre los mismos acordes de la canción prohibida; el artista
tocaba su guitarra pero callaba, bajando la cabeza,
dejando que la propia platea cantase en coro a plenos pulmones la
letra de Caminhando.
La supresión de las libertades democráticas por el régimen
autoritario, manifiesto abiertamente en la actividad de la censura a
todas las formas de expresión; creaba un clima de asfixia que
tornaba vitalmente necesaria la invención de alguna manera de
respirar. La música popular suministró ese respiradero.
Chico Buarque, en particular, mantuvo un enfrentamiento con la
censura dictatorial durante prácticamente toda su carrera, desde
el inicio hasta el momento momento de la redemocratización del
país, ya en los años 90. Él fue, sin duda, uno de los más
censurados artistas brasileños tanto como compositor cuanto
como escritor y dramaturgo. Sus canciones fueron prohibidas, sus
piezas teatrales mutiladas. Para esquivar la censura fue inclusive
obligado a crear un compositor popular llamado Julinho da
Adelaida, a quien atribuía sus sambas más populares. Pero, dio al
poder dictatorial una respuesta incisiva en A pesar de você
,música que fue cantada por millones de brasileños en todos los
rincones del país, unidos por la esperanza anunciada en la letra de
la canción de que “amanhã há de ser outro dia”…
Como el resto de su generación de brillantes compositores
(Caetano Veloso, Gilberto Gil, Milton Nascimento,
Edu Lobo, etc.), Chico quedó nacionalmente conocido a través
de los festivales de música realizados en el final de la
década de los 60. Con A Banda, cantada por Nara Leão,
él ganó el Festival de la Record, en São Paulo, y una gran
popularidad en todo Brasil. Es una marchita simple, delicada y
poética, cuya posible referencia a la protesta social, es sutil
de más. … a minha gente sofrida/despediu-se da dor/pra ver a
banda passar/cantando coisas de amor … – decía la letra.
Chico ganó también el Festival Internacional de la Canción en
Río de Janeiro con “Sabiá”, una bellísima canción, hecha en
sociedad con Antônio Carlos Jobim, que sin embargo,
fue silbada por razones políticas! La favorita del público era
Caminhando, de Geraldo Vandré, considerada una protesta
más frontal contra el poder militar. La hinchada por las canciones
era apasionada, ardiente, insensata; como la del fútbol.
La música popular siempre tuvo, a través de la Historia, una
importancia muy grande en la vida brasileña. Cada una de sus
diferentes manifestaciones capta no solamente algún aspecto
esencial de la propia alma del país, como también el espíritu del
tiempo en que fue creada. El momento de pasaje y, en seguida, el
de convivencia de la poética original de la “bossa nova” y del
advenimiento del compromiso político; marcan fuertemente la
experiencia de la generación. Pero, con el pasar de los años
las diferencias se atenuaron, la oposición pareció más superficial
que significativa, y los artistas de las dos tendencias se
reencontraron en terreno común – el rico y múltiple universo de
la música popular brasileña.
Luiz Carlos Maciel es del signo de Piscis con ascendente Géminis. Su
naturaleza, por así decirlo cuádruple, lo lleva a desempeñar muchas actividades
diferentes. Es guionista, periodista, escritor, profesor, director, actor y muchas
cosas más. Ya trabajó en periódico, en teatro, en cine, en televisión, etc. Publicó
varios libros, siendo los dos últimos Geração em Transe, donde trata sobre el
Tropicalismo en el cine, en el teatro y en la música popular y As Quatro
Estações, donde traza su trayectoria intelectual en las últimas cuatro décadas.
Actualmente, tiene en fase de impresión, por la editora Record, O Poder do
Clímax – Fundamentos do Roteiro para Cinema y TV, en el cual trata de
registrar en el papel la metodología de los cursos de guión que viene
impartiendo desde hace muchos años.
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