MARTÍNEZ ESQUEDA JOSÉ RAÚL. 28/02/12. SEGUNDO CONTROL DE LECTURA El proceso de evangelización que se llevó a cabo en la Nueva España fue arduo por todas las circunstancias particulares que se presentaban en ese momento. Uno de los mayores problemas a los que se enfrentaron los evangelizadores provenientes del Viejo Mundo fue la diferencia de la lengua entre ellos y los indios, el remedio fue estudiar la forma en que se comunicaban estos pueblos, es decir, aprender su idioma. Los evangelizadores y misioneros pertenecientes a diversas órdenes religiosas se dedicaron a realizar su tarea y una vez asimilada parte de la cultura indígena, comenzaron con la evangelización. Este proceso tuvo que desarrollarse a través de ideas nuevas, aquí es en donde los recursos didácticos jugaron un papel muy importante ya que por medio de jeroglíficos, danzas y carteles pintados es que poco a poco se empezó a instruir a los pueblos a la doctrina religiosa; una vez asimilada la lengua indígena, los evangelizadores comenzaron a realizar escritos religiosos en la lengua de los recién conquistados y eso no fue todo, sino que adoptaron la forma de expresión literaria de tiempos anteriores a la llegada de los españoles. La doctrina fue enseñada más rápidamente por la escritura jeroglífica –mencionada anteriormente- ya que con esta se podían hacer más alusivas las representaciones pictográficas y por ende, más entendibles (como los códices). La creación de lecturas y materiales por frailes y monjes presentaba diferencias notables entre unas ordenes y otras, ya que a pesar de tener la misma creencia, unos la veían de formas diferentes a los otros –obviamente porque no todos pensamos o sentimos por igual- Por ejemplo, los Franciscanos hacían muchas citas en sus documentos, mientras que Agustinos y Dominicos reducían el uso excesivo de las mismas. Retomando la historia de la evolución de la evangelización en el México colonial, después de que un gran número de indios fuese cristianizado y tras los bautizos masivos, sobrevino la idea de poner a prueba la fe de los nuevos cristianos, esto se comprobó mediante los confesionarios que funcionaban con doble utilidad, por un lado su función común de escuchar los pecados de un creyente y darle absolución mediante algún tipo de rito, y por otra, se veía el compromiso de los indígenas con la nueva religión, así como la aceptación de los mandamientos, normas de vivir, etc. El bautismo surgió en consecuencia a lo dicho anteriormente, se temió que los recién evangelizados no encontrarán diferencias entre sus viejas creencias y la nueva que profesaban, así que nació este rito para poder confirmar la capacidad de los indios para asimilar la fe y como formación superior de los nuevos cristianos. Posteriormente se adoptó la penitencia como parte de la forma de vida de los cristianos en la Nueva España, el clero contaba con manuales MARTÍNEZ ESQUEDA JOSÉ RAÚL. 28/02/12. explicativos para poder hacer bien su trabajo; en dichos manuales se encontraba precisado lo que el sacerdote debía de preguntar y lo que el penitente debía hacer antes de exponer sus pecados. Durante el periodo de evangelización se imprimieron diversas publicaciones acorde con temas religiosos con tal de hacer más fácil el proceso, aunque también se realizaron para que cristianos provenientes del viejo mundo mantuvieran su fe en los ritos tradicionales de su creencia en esta nueva tierra. Todas esas impresiones de documentos dan paso a lo que hoy conforman Bibliotecas y Fondos documentales tal como La Biblioteca del Convento de San Francisco de Sales, de la Orden Hospitalaria de Nuestra Señora de Belén que es importante porque es fiel testigo de prácticas religiosas y sociales de los siglos XVII y XVIII, en materia de asistencia a los enfermos y los pobres de la Puebla novohispana. Actualmente posee 487 libros que indican la procedencia del Convento de San Francisco de Sales de la Orden Hospitalaria de Nuestra Señora de Belén, con obras correspondientes a los años 1564-1789.30 De ellos, 13 pertenecen al siglo XVI, 215 al siglo XVII y 259 al siglo XVIII. La identificación se pudo realizar por medio de su marca de fuego. De las 237 obras que conformaron el fondo de origen de la biblioteca betlemita, 109 han sido identificadas sin importar la edición 52 han sido identificadas plenamente y sólo 44 se conservan actualmente en la Biblioteca Lafragua. Por el contrario, 128 obras no han podido ser identificadas. Haciendo un balance de los libros identificados, son muy pocos lo que no están vinculados directamente con el tema religioso. Sólo existe uno referente a medicina. La Biblioteca aborda al mal como la causa de los malestares físicos de las personas enfermas, esta es la temática que surge dentro del contenido del material documental. Durante la colonia, las órdenes religiosas estaban a cargo de la educación por lo que las bibliotecas o centros documentales estaban dentro de conventos o monasterios. El poseer libros antes de la invención de la imprenta, era un privilegio del que solo algunas pocas personas podían gozar. Los Jesuitas como orden religiosa, tuvieron gran poder en España y obviamente en la Nueva España también, ellos contaban con una Biblioteca en Zacatecas en donde comenzaron a hacerse de gran cantidad de materiales documentales, no solo impresos o manuscritos sino otros documentos y correspondencias. Hablando específicamente de la lectura, ellos acostumbraban realizarla a solas para poder tener un momento de reflexión; este hábito se veía claramente en sus aposentos, ya que por una parte tenían su cama y por otra un asiento dotado de una mesa y una ventana por donde entraba el sol con la suficiente luminosidad como para poder tener una lectura agradable. Continuando con el tema de las bibliotecas, podemos mencionar la que perteneció a don José de Peón Valdés, letrado ilustrado ovetense en la intendencia de Zacatecas que viajó desde España con la nada despreciable cantidad de 152 libros que dejó a disposición del Santo Oficio de México para su revisión, esto MARTÍNEZ ESQUEDA JOSÉ RAÚL. 28/02/12. debido al fuerte control ejercido por la Inquisición con respecto a las publicaciones sacrílegas. Dentro de su repertorio bibliográfico, trajo consigo libros con temas variados como: Derecho Canónico, Derecho Real, Práctica, Obras Generales, Filosofía, Historia, Geografía, Literatura y Religión. Lo excepcional de Peón Valdés, a más de la intensa actividad jurisdiccional y de gobierno que le tocó desempeñar en Zacatecas, fue haber transportado hacia el septentrión novohispano biblioteca tan notable, sin duda apenas una parte de la que dejara en su tierra. Por otra parte, dados los títulos registrados, se trataba de un intelectual preocupado por realizar su trabajo profesional con eficiencia. Representa asimismo el perfil clásico de un intelectual seducido por las ideas renovadoras de la Ilustración. Hoy en día, en México aún hay mucho por conocer acerca de la cultura escrita que abarca el periodo colonial, se sabe que hubo gran producción literaria y muy variada ubicada en bibliotecas novohispanas, hablando de bibliotecas monásticas como de las particulares, que también eran grandes colecciones en número y en calidad de documentos, así como también colecciones menos ricas pero no por ellos menos importantes; también es digno de mencionarse las colecciones de otras ordenes religiosas, las de universidades y colegios. Durante este período histórico, se tuvo un apego hacia las bibliotecas particulares aunque esto suponía un registro bibliográfico por parte de la Inquisición para poder transportar y leer libros, esta acción era el realizar inventarios de bibliotecas lo cual a fin de cuentas nos da una noción de la evolución y características particulares de la cultura escrita de ese tiempo, marcando así, una pauta para poder abordar un estudio. Estos inventarios son un testimonio de la memoria bibliográfica de aquellos tiempos.