categorias gramaticales

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LAS CATEGORÍAS GRAMATICALES: indica la categoría gramatical a la que pertenecen
cada una de las palabras que componen los siguientes textos.
Yo me celebro y me canto a mí mismo
y lo que yo poseo, habrá de ser tuyo,
porque todo lo que tengo forma parte de ti,
y hasta cada átomo de mi cuerpo te pertenece.
Me entrego al ocio, junto con mi alma,
y en mi holganza, me tiendo
con mi fantasía, para mirar,
el crecer de las hierbas del verano.
Mi lengua, los átomos de mi sangre, nacieron aquí,
de esta tierra y de este aire.
A los treinta y siete años, y con la salud perfecta,
empiezo con mi canto
que espero no terminar hasta mi muerte.
Dejo a las cismas y escuelas detenidas.
Me aparto solo un momento y no las olvido.
Y ahora aquí, quiero ser el fin del bien y del mal
concedo hablar a todos y resistir todos los peligros.
Naturaleza sin freno y energía original...
Canto a mí mismo, Walt Wiltman
El mar se aquietó, se apaciguó la tempestad y cesó el diluvio.
Observé el tiempo: la calma se había restablecido,
pero toda la humanidad se había convertido en lodo.
El paisaje aparecía liso como un tejado plano,
abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro.
Inclinándome muy bajo me senté a llorar
deslizándose las lágrimas por mis mejillas.
Miré en busca de las lindes de la extensión del mar;
al cabo de doce horas dobles de distancia emergía una isla.
Hacia el monte Nisir se dirigió el barco;
El monte Nisir matuvo sujeta la nave
sin dejar que se moviera.
Al llegar el séptimo día
envié y solté una paloma:
la paloma emprendió el vuelo, pero regresó
puesto que no había encontrado nada donde posarse, volvió.
Después envié y solté un cuervo:
El cuervo emprendió el vuelo y viendo que las aguas había disminuido,
comió, chapoteó, graznó y no regresó.
Entonces dejé que todo saliera a los cuatro vientos y ofrecí un sacrificio.
Vertí una libación en la cima del monte
Siete y siete vasijas de culto preparé,
debajo de sus trípodes amontoné caña, cedro y mirto.
Los dioses percibieron el aroma,
los dioses percibieron el dulce aroma,
y se apiñaron como moscas en torno del sacrificador.
Epopeya de Gilgamesh
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