Prólogo - Narrativas Visibles

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NARRATIVAS
VISIBLES
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Narrativas Visibles 2010.
La historia detrás de estos ojos.
Narrativas sobre el conflicto armado en Colombia.
Volumen Uno
Colección Narrativas Visibles
Volmar Pérez Ortiz
Wilson Herney Chavarro Jiménez
Defensor del Pueblo
República de Colombia
Responsable Proyecto Narrativas Visibles
Darío Vásquez Sánchez
Gloria Inés Beltrán Serrano
María del Pilar Muñoz
Jenny Galvis
Eduardo González Pardo
Santiago Salazar Fonnegra
José Joaquín Quevedo Jara
Gobernador
Departamento del Meta
Eduardo Gonzalez Pardo
Defensor del Pueblo
Regional Meta
Patricia Luna Paredes
Unidad de Atención Integral a Víctimas
Defensoría del Pueblo
ISBN: 978-958-44-7521-3
Portada: Matilde Rivera
Participante “Concurso Expresiones Artisticas de la
Memoria 2010”, Puerto Gaitan
Diagramación: Juan Esteban Sierra
Revisión de Estilo: Carlos Pachón
Impresión: Ingenio + Creatividad
Primera Edición: 1000 ejemplares.
Equipo del Proyecto Narrativas Visibles:
Colaboradores:
Sandra Liliana Barrera Muñoz
Katherine López Rojas
Giovanni Iván Vélez
Hebert Romero Bobadilla
Esta edición se imprimió gracias al apoyo de:
Gobernación del Meta.
ART REDES - Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo - Oficina Territorial Meta.
e-mail: [email protected]
www.narrativasvisibles.org
Villavicencio, Meta, 2010
Autores
Fernando Iván Méndez
Martha Diani Vargas
Julia Consuelo Yanquen Salgado
Ana Elvira Perales
Guillermo Bonilla
Gloristelly Marín García
Manuel de Jesús Ariza Angulo
Marleny Quintero Cano
Ana Yolanda Aragón
Lina María Osorio
Shirley Wilches
Ana Elvia Hurtado
Edilia Ríos Sanabria
Ingrid Viviana Vargas
Rosa Ismenia Cárdenas
Cennedy González de Valcarcel
Inés Gutierrez
Ana Elvia Hurtado
María Dolly Zabala
Marisol Valencia
Fabio Moreno
María Eloina Moreno
María Elena Roa Tolosa
Luz Nelsy Tibabija
Eleaudice Gacharná Gutierrez
María Nelsy Buitrago Roa
María Flora Tovar
Flor García Calderón
Elsa Castaño García
Senaida Humus
Carlos Julio Sosa
María Floralba Guitierrez
María Gloria Rentería Marín
Elda Reyes
María Eugenia López
Orlando Rojas Marizancen
Scarleth Giovanna Cubillos Delgado
María Nelly Moreno Lavado
María del Carmen Quevedo Toro
Luis Jaime Vogoya
María Inés Rodríguez Aya
María Luz Dary Vanegas de Quiroga
María Delia Montealegre
María Leonor García Garzón
Flor Edith Vente Osorio
Milton Jara Sanchez
Angel Franco Castro
María Elba Daleman
Blanca Miriam Linares
Evidalia Lesmes Celix
Amparo Buzato González
Luz Estela Esguerra
Ciro Galindo
Luz Marina Beltrán
Raquel Cecilia Hoyos
Blanca Doris Velásquez
Dain Antonio Heraque
Leticia Sogamoso
Eulalia Reyes Reyes
Flor Jiménez
Nul Marina Gualdrón y Eduardo Gualdrón Silva
María Edilma Oviedo de Oviedo
Mariz Elena Bermudez
Ana Cecilia Viuche Yate
María inés Bonilla de Rojas
María Gladys Garavito
Sandra Irene Villamizar Vanegas
Luz Dary Ospina Ciro
Martha Gaitán Barrera
José Antonio Cortés Restrepo
María Consuelo Ceballos
Ana Silvia Loaiza
Eulalia Rodríguez Parra
Isabel Giraldo
Azucena Godoy Diaz
Rosalba Betancourt
Blanca Esneda Murillo
Licenia Arango de Arango
Fanny Londoño Londoño
Francy Enith MartínezVásquez
Gloria Amparo Llanos
Marina González
Edilma Alape Torres
Gladys Consuelo Zapata Vargas
Betulia Culma
Elvira Bohorquez de Martinez
Flor Enriqueta Godoy Diaz
Luz Edith García Hernández
Mariela Arango Betancort
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NARRATIVAS
VISIBLES
Prólogo
R
Reina una aparente calma: el ambiente es tranquilo y sombrío. Todo transcurre con la quietud propia de la llanura colombiana, sin prisa y sin brisa. Los zancudos bajo los mangos
permanecen casi inmóviles, como si estuvieran colgados con
hilos invisibles, como si fueran los adornos de un árbol de festividades decembrinas. Mientras tanto y desde hace varias décadas, esa quietud propia del ambiente no guarda semejanza
con la paz de los corazones de quienes habitan estas tierras.
Siendo las ocho de la noche, se apagan inesperadamente
las luces del pueblo y todos comienzan a sospechar lo que va
a pasar. La matrona, como una gallina con sus pollos, recoge
de la calle a sus hijos y a sus nietos y los lleva a la casa. Está
prohibido jugar más. Se escuchan los cerrojos, los negocios
cierran sus puertas a la clientela.
Pasa una motocicleta por la calle principal, detrás de ella
pasan otras dos. El ruido de los motores altera el ambiente,
le dan otro color, un color a miedo, a dolor. Todas las mujeres
piensan: esta noche alguna de nosotras llorará a su hijo o a
su esposo, ojalá esa no sea yo.
Vuelven a sonar las motocicletas, pasan de nuevo por las
calles. Algunos de quienes las han visto dicen que botan fuego por los tubos de escape, pero otros dicen que los que
botan fuego son los ojos de sus ocupantes. Se escuchan disparos al aire, el látigo del diablo busca su presa. En la noche
nadie ve nada, sólo la luna desde arriba es testigo del juego
de la muerte que ya ha lanzado los dados. La ley también se
esconde entre las tinieblas, todo puede pasar y todo pasa.
Desde las ventanas sin fondo, como agujeros negros que
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se posan sobre las fachadas de las casas, se ven algunos luceros, son los ojos temerosos de los habitantes que vigilan sus
puertas y sus almas.
Se acerca el carruaje, la camioneta roja que todos saben
quien la ocupa, así nunca lo hayan visto. La camioneta se desplaza como una canoa sobre las calles obscuras e inertes, sin
hacer ruido, con calma.
Se interna en uno de los barrios de invasión, donde la gente es más pobre y más vulnerable a la injusticia, al dolor y al
hambre. La canoa escoltada por las motocicletas de fuego se
posan frente a una casa sin forma, mitad de lona, mitad de
lata. Tumban la puerta con un golpe, con un azote. Se oye el
látigo, dos, tres disparos, los niños lloran, la gente desaparece
por completo ante las tinieblas de la noche. Se oye ladrar a
los perros.
La lancha se va con su corte demencial: la luz llega, las lágrimas se hacen visibles, los cerrojos suenan, las puertas de
los negocios se abren, mientras tanto la familia del muerto
queda peor que nunca, sola, estigmatizada y aislada. A los
pocos días vuelve y sucede e indefinidamente, la historia se
repite, y al pasar los meses y los años, parece que nunca hubiera pasado nada.
Este ha sido el diario vivir de muchas comunidades metenses a lo largo de las últimas décadas. Familias, indefensas ante
la violencia, han hecho de ésta, parte de su cotidianidad, se
han acostumbrado a ella, mientras que en las grandes ciudades se desconoce la tragedia y desde diversos discursos se
continúa legitimando la guerra.
La historia detrás de estos ojos reúne 96 testimonios de
sobrevivientes y familiares de víctimas del conflicto armado,
que en su mayoría son oriundos del departamento del Meta.
Sin embargo, también hay relatos de personas que han encontrado refugio en esta región del país, después de desarraigarse de su lugar de origen a causa de la violencia.
En este libro se presenta la historia contada por las mismas
voces de quienes la vivieron, sin ninguna intervención técnica ni intelectual y sin manipulaciones políticas ni ideológicas.
No se planearon entrevistas dirigidas a obtener respuestas específicas, tampoco hubo intelectuales ayudando a redactar
y construir las narrativas. Las historias que aqui se presentan,
son las voces reales de las víctimas, con su lenguaje, su sentir
y su manera de ver las cosas.
Narrativas Visibles
Prólogo
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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A partir de la lectura de estos 96 testimonios, el lector logrará comprender la complejidad del conflicto armado que
atraviesan las familias víctimas del fuego cruzado en el departamento del Meta. La selección de los relatos no obedece al
accionar de un grupo armado determinado, sea este legal o
ilegal, sino que convencidos de que las víctimas no pueden
dividirse por categorías cuando es bien sabido por todos que
el dolor es igual. Queremos presentar al lector en una misma
publicación, casos de delitos cometidos por los grupos subversivos, los grupos de autodefensas, las fuerzas armadas del
Estado y la delincuencia generada por el narcotráfico.
La Historia detrás de estos ojos es un producto pensado y
desarrollado en el marco del proyecto de Memoria Histórica,
Narrativas Visibles, el cual busca construir, a partir de la cotidianidad de las comunidades, un archivo oral, para de esta
forma facilitar un proceso mediante el cual las víctimas puedan contribuir a la construcción de la verdad histórica. Este
proyecto, creado por la Defensoría del Pueblo, se viene implementando en el departamento del Meta desde el año 2008 y
es una iniciativa que ha contado con el acompañamiento de
la agencia alemana Inwent - Internationale Weiterbildung und
Entwicklung gGmbH, con el apoyo de la agencia USAID - United Agency for International Development, el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD y con la asesoría del
Archivo Oral Villa Grimaldi de Santiago de Chile. Localmente
este proyecto ha articulado su trabajo con la Gobernación del
Meta, el proyecto ART Redes del PNUD, el sector de víctimas
de la Mesa Humanitaria, el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado MOVICE, el Proyecto Banco de Datos del CINEP,
el Movimiento de Hijos e Hijas por la Memoria, la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, el Comité Cívico por los
Derechos Humanos, entre otras organizaciones que trabajan
localmente facilitando el acceso de las víctimas a su derecho
a hacer memoria, a no ser olvidadas y a contribuir a la construcción colectiva de la verdad.
El proceso de construcción de esta publicación ha implicado un esfuerzo valiente de más de cien familias durante dos
años. La tarea de hacer memoria puede agudizar el dolor y revivir muchas emociones, sin embargo, esta misma tarea le ha
permitido a las víctimas salir del cajón del olvido al que habían
estado condenados durante los últimos años, les ha dado la
posibilidad de contar la historia que hay detrás de las cifras e
identificarse como sujetos de derechos. Algunos participantes a lo largo del proceso sintieron tristeza y otros, miedo.
Muchos decidieron no seguir y se fueron. Ninguna etapa del
proceso fue fácil.
Estimado lector, si en sus manos está evitar que se repita alguno de los hechos que aquí se describen, estos testimonios no habrán sido escritos en vano. También es decisión
suya pensar en un mejor futuro para nuestros hijos, sin más
héroes ni más mártires, un país donde el horror cese y donde
el dolor no se repita.
Wilson Herney Chavarro Jiménez
Responsable Proyecto Narrativas Visibles
Narrativas Visibles
Prologo
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Prologo .............................................................................................. 4
San Martín........................................................................................... 10
Puerto Gaitán ..................................................................................... 112
Villavicencio ........................................................................................ 168
Puerto López ...................................................................................... 268
Granada .............................................................................................. 318
Glosario ............................................................................................... 390
Narrativas Visibles
Contenido
General
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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San
Martín
-Meta
El municipio de San Martín se encuentra situado a 64
km de la ciudad de Villavicencio a una altura de 420 metros sobre el nivel del mar, tiene una población cercana a los
21.350 habitantes, el área rural se encuentra integrada por
27 veredas.
Históricamente, la economía del municipio de San Martín
se ha concentrado en el sector agropecuario, encontrándose
entre sus principales actividades la ganadería bovina extensiva
y de doble propósito, predominando la cría, el levante y la
ceba. La producción de palma de aceite se destaca en el sector agrícola, siguiendo en importancia los cultivos de arroz,
patilla, cítricos, yuca y plátano. Adicionalmente, se destaca
en el área de la agroindustria el procesamiento de aceite y la
industria molinera.
S
on tradicionales en el aspecto
cultural Las Cuadrillas de San Martín, consideradas como patrimonio
Histórico y Cultural de la Nación,
las cuales intentan representar de
una forma auténtica la fusión de
razas ocurrida en suelo americano.
Los factores de orden público, la
pobreza rural, la falta de inversión
e iniciativas para las fuentes primarias de producción inciden en la
economía sanmartinera, la cual se
concentra en el sector agropecuario, afectándola profundamente.
La presencia de grupos armados al margen de la ley que operan
desde el municipio de San Martín,
es conocida ampliamente. Se reconocen el dominio y despliegue de
acciones de las autodefensas unidas de Colombia AUC, ejerciendo
su dominio en la región del Ariari,
hasta el sur del Meta y el norte del
Guaviare. Luego de la desmovilización de las AUC, iniciada en el año
2005, la presencia de estos grupos
al margen de la ley es ejercida por
una nueva generación de autodefensa denominada ERPAC, liderada
por alias “Cuchillo”, quien despliega
su influencia y accionar en la región.
Sin embargo y teniendo en cuenta
la fuerte presencia de autodefensas en el municipio, la presencia
de las FARC se ha hecho sentir y el
frente 26 de esta organización ha
tenido incursiones en el municipio
afectando la cabecera municipal
mediante la utilización de artefactos explosivos que provocaron bastante daño a la población civil en
los años 2001 y 2002.
San Martín - Meta
Prólogo
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010
0
NARRATIVAS
VISIBLES
Contenido
San Martín
Jorge Enrique Rodríguez Barbosa .........................................................70
Rubiela Wilches .....................................................................................74
Historia de Jaime Enrique Rivera Ríos
Por: Edilia Ríos ...........................................................................................76
Historia de Jhon Freddy Vargas
Por: Ingrid Viviana Vargas ..............................................................................78
Historia de Ismael
Por: Rosa Ismenia Cárdenas
............................................................................82
Mi Historia
Los inocentes pagan en la guerra y mi familia lo vivió
Por: Cennedy González de Valcarcel ...................................................................84
Mi hijo Leonardo
Historia de José Albertino Gutierrez
Por: Inés Gutierrez ................................................................................98
Mi historia personal a causa de la violencia
Historia de Cristian, Rodrigo y Rubiela Wilches
Por: Ana Elvia Hurtado .................................................................................102
Por: Fernando Iván Méndez.............................................................................14
Contenido San Martín
0 13
Por: Diani Hernández....................................................................................18
Por: Arturo ................................................................................................22
Escucho la lluvia...
Por: Consuelo Yanquen ..................................................................................24
Sneider Trujillo Perales (1985-2008) ......................................................28
Luis Fernando Bonilla Castellanos
Por: Guillermo Bonilla Vergara y Luisa Fernanda Bonilla ...........................................30
Historia de Hernán Marín Marín
Por: Gloria Marín García y Stevan Hernán Marín Martínez
.......................................34
Algo que nunca se podrá borrar de mi mente, de mi vida
Por: Manuel de Jesús Ariza .............................................................................40
Mauricio y Juan Carlos ..........................................................................46
Historia de Wilson Ramiro Quintero Aragón ..........................................56
Luchando para vivir por Lina María Osorio .............................................64
Historia de Victor Manuel Cano Zabala .................................................106
Historia de Jhon Fernando Valencia
Por: Marisol Valencia ...................................................................................108
San Martín - Meta
012
NARRATIVAS
VISIBLES
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Mi
Historia
Prólogo
por Fernando Iván Méndez
Nací el tres de abril de 1953. Laboré como detective rural
del Departamento Administrativo de Seguridad DAS.
Los hechos que voy a narrar sucedieron el día dos de noviembre de 1987 en la región del Doradal (Antioquia), donde fue dado de baja el detective Oswaldo Buitrago Huertas y
donde yo, el detective Fernando Iván Méndez, fui herido.
E
se día, el señor Jefe del Grupo
Móvil de Seguridad Rural del DAS
de Puerto Boyacá, Eliecer Villanueva Aguilar, nos autorizó un permiso
para que nos trasladáramos junto
con nuestras familias a la ciudad de
Doradal y conociéramos el zoológico Nápoles; también nos autorizó
el vehículo perteneciente a la institución para que nos trasladáramos
hasta allí. Este permiso de descanso
nos lo dieron por haber efectuado
el día 31 de octubre la celebración
de la fiesta del DAS.
Una vez concedido el permiso
nos trasladamos al zoológico Nápoles que se encuentra ubicado a las
afueras de la ciudad de Doradal,
Antioquia; éste traslado se efectuó en compañía de los detectives
Oswaldo Buitrago Huertas, Orlando
Melo Mora, Benítez de quien no
recuerdo su nombre, el conductor
del servicio, las esposas o compañeras de cada uno de nosotros y
nuestros hijos.
En el zoológico tomamos fotos
de los animales, posteriormente y
al cabo de un buen rato nos trasladamos al perímetro urbano de Doradal con el ánimo de tomar alguna
bebida, ya que todos teníamos sed.
NARRATIVAS
VISIBLES
0 15
Por el camino nos estacionamos a
nuestra derecha frente a un corredor amplio y allí tomamos asiento
cerca del vehículo. Acto seguido,
una persona que estaba conduciendo una moto pasó por el espacio que había entre nosotros y
el vehículo en forma despaciosa, lo
que me pareció un poco ofensivo.
Hicimos caso omiso de este hecho.
Recolectamos el dinero para
efectuar el pago de lo que allí se
había consumido. Como yo era la
persona que estaba recogiendo el
dinero me entretuve en esa labor.
Alcancé a darme cuenta que también llegó una camioneta Willis de
color azul, se estacionó frente al
vehículo de nosotros, pero no me
di cuenta qué mas pasó porque
me encontraba pagando la cuenta. Inmediatamente me fui hacia
mis compañeros y les dije Vamos.
Noté que ya se había ido la camioneta azul y la moto. Mi compañero
Oswaldo se encontraba un poco
molesto pero no me dijo nada.
Una vez iniciada la marcha,
aproximadamente a una o dos cuadras, mi compañero dijo, Pare el
carro, y se bajó. Le pregunté ¿Qué
pasó?, y él respondió con firmeza,
San Martín - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
0 17
Tras de ladrón bufón, rayó el carro
y se bajó berraco. Inmediatamente se dirigió hacia el otro carro que
se encontraba atrás de nosotros.
Ahí también estaba el señor que se
movilizaba en la moto, quien inmediatamente se fue.
Yo me bajé también para ir con
mi compañero que se ubicó frente a la ventanilla del conductor y
yo me ubiqué en la ventanilla del
acompañante. Acto seguido, uno
de los señores que se encontraba
cerca al vehículo en mención se me
acercó y me preguntó, ¿Qué pasa?,
y yo le contesté, Estamos dialogando con el señor, refiriéndome al
señor que se encontraba en el vehículo. Seguidamente se alejó y se
ubicó atrás del carro Willis. Mientras
tanto mi compañero hablaba con el
conductor del carro pero desconocía lo que dialogaban.
Inmediatamente observé que
llegó el conductor de nosotros y se
puso a hablar con el mismo señor.
Yo nuevamente desconocía lo que
hablaban allí, pero vi que la persona que se encontraba adentro del
Willis muy sigilosamente estaba
sacando un arma de su cintura.
Procedí a decirle, Amigo no vaya a
sacar el arma que somos del DAS,
se lo dije con el fin de no hacer ninguna provocación.
Me contestó, De parte del DAS,
e inmediatamente sacó su arma y
me disparó. Yo logré esquivar ese
primer disparo y me trasladé hacia
el frente del vehículo desde donde
inmediatamente contesté la agresión rompiendo su parabrisas de un
disparo. Él se acostó en el cojín y
pudo esquivar la bala, seguidamente me ubiqué frente a la ventanilla. Al momento me llegó por detrás un hombre, me encañonó en
la cabeza y luego disparó. En ese
momento caí pesadamente dentro
de una cuneta y perdí toda clase
de movimientos, pero no perdí el
conocimiento. Inmediatamente mi
compañero Oswaldo vino corriendo y me dio la mano para que me
levantara pero yo no respondía, no
tenía fuerza ni podía realizar movimientos. Él me soltó nuevamente
y se fue hacia el vehículo de nosotros, sacó su arma y se fue en busca de los agresores.
Dicen mis compañeros que
Oswaldo los persiguió por un callejón y allí lo emboscaron y lo acribillaron. En ese mismo momento
me recogieron mis otros compañeros y me trasladaron a un centro
hospitalario del zoológico Nápoles.
Al cabo de unos minutos llevaron
también a Oswaldo agonizando y a
los pocos minutos falleció. Acto seguido, ordenaron mi traslado para
el hospital de La Dorada, Caldas, en
la ambulancia que allí se encontraba.
En el recorrido hacia La Dorada
el vehículo en el que nos trasladábamos se estrelló contra una vaca
y casi nos volcamos. Momentos
después de estar allí, llegaron dos
o tres camionetas con gente armada procedentes de Puerto Boyacá,
quienes decían ser de las Autodefensas Unidas de Colombia. El jefe
de ellos, de nombre Henry Pérez,
me buscó y me pidió que le contara lo sucedido. Así, le narré toda la
historia y al terminar de escucharla,
él inmediatamente dijo en voz alta,
Se cometió un error. Esos hombres
enseguida improvisaron una colchoneta y me subieron a una de las
camionetas de ellos y me llevaron
hasta la Dorada. Y una vez en el
hospital de La Dorada los médicos
ordenaron mi traslado a Bogotá a
la Clínica Santa Rosa de la Caja Nacional de Previsión Social donde estuve internado aproximadamente
seis meses.
Quedé discapacitado para toda la
vida, expuesto a humillaciones, a la
lástima de los demás, ya nadie me
da un trabajo. Abandonado por mi
esposa que se cansó de mi. Yo no
era paciente sino que era un hombre muy amargado y muy chocho.
Mi tristeza era tanta que si yo no
podía hacer algo lloraba y me castigaba a mi mismo con los bastones. Hoy en día trato de darme una
alegría que no existe. Experimento
que si una mujer quiere acercárseme es por si tengo dinero, porque
como dice el refrán “interés cuanto
vales”.
Cuando mi hijo estaba pequeño era mi bastón, era mis pies: mi
apoyo. Hoy en día mis hijos se crecieron y formaron ya sus hogares.
Me siento solo. Hasta el día de hoy
las fuerzas no me han abandonado
gracias a Dios, mas yo me pregunto
¿El día de mañana cuando ya mis
fuerzas comiencen a dar muestras
de cansancio, a quién me le voy a
poder recostar?, ¿será que mi hijo
y mi nuera lidiarán conmigo? ¿Será
que mi hija y mi yerno tendrán un
poco de paciencia conmigo o se les
agotará como me sucedió a mi?,
¿me enviarán a un ancianato?
Todos estos interrogantes los llevo en mi mente y me torturan cada
vez más y más, me llevan a pensar
en cosas descabelladas que me
mortifican. Por esto que les narro
pensarán ustedes que necesito psicólogo, pero no, estoy bien mentalmente, solo trato de dejarles esta
inquietud por si alguna vez tienen
un familiar en una situación similar
a la mía: por favor no lo marginen,
no lo humillen, no lo desprecien,
no le echen en cara lo que le dan.
Uno es bien recibido en la casa
de algún pariente máximo ocho
días, después ya se pone aburridor,
lo hacen a uno a un lado como un
vejestorio, no le dan a uno ni siquiera el derecho a opinar. Le dan la
habitación más fea para que viva, si
llega alguna visita no tiene derecho
a presentarse. Estos son algunas de
las cosas que le pueden suceder a
un discapacitado o a una persona
de la tercera edad.
La pregunta del millón es: ¿Ustedes son capaces de ponerse en
el pellejo mío o de alguna persona
que esté en esas condiciones?, ¿se
han puesto alguna vez mis zapatos?, ¿saben cómo se ve el mundo
detrás de estos ojos?
San Martín - Meta
Mi Historia
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Mi hijo
Leonardo
por: Martha Diani Vargas
Mi Historia
Nací en un hogar muy humilde. Hasta los nueve años
de edad estuve al cuidado de mi madre. Ella desde pequeñita me mandó a trabajar a una casa de familia de un pueblo cercano a donde habitábamos. De allí me llevaron para
Tunja, Boyacá, donde sufrí mucho pero aprendí a trabajar.
NARRATIVAS
VISIBLES
0 19
P
or la misericordia de Dios me di
estudio yo misma hasta octavo,
es decir, hasta tercero de bachillerato. Después volví a mi pueblo
natal: Miraflores, Boyacá, donde
trabajé en haciendas. Luego me
casé con un joven que parecía ser
un buen hombre pero me equivoqué. Con él tuve cuatro hijos:
Helbert, Leonardo, María y Jenny.
Siendo ellos aún muy pequeños
mi esposo se fue y nos dejó por
otras mujeres. Con la ayuda de Dios
y mi trabajo les di la primaria a mis
hijos y parte del bachillerato. Yo no
tengo familia en el llano aparte de
mis hijos. Hay un dicho que dice
que en cada hogar hay una oveja
negra, y en mi familia esa soy yo.
Ahora dependo de Dios primeramente y de mi buena fe en él.
Hablemos de
Leonardo
Cuando niño fue tierno y cariñoso como todos los niños, inocente y hermoso. Fue a la escuela
como muchos niños lo suelen hacer. Como su padre me pegaba, él
empezó a aborrecerlo, yo nunca le
infundí odio contra ese señor, al
contrario, le exigía respeto porque
era su padre, sin embargo este problema era cada día peor, Leonardo
decía que no podía soportar que
ese hombre me maltratara.
Cumpliendo quince años empezó a trabajar en construcción y en
oficios varios y desde ahí me comenzó a ayudar. Desde entonces
se convirtió en mi apoyo, él fue
una bendición. A los diecisiete años
las malas amistades (los paras) empezaron a enredarlo, se lo llevaron
una y otra vez y yo con la ayuda de
Dios lo traía de nuevo a casa. Cuando eso, los paras eran los dueños y
señores de este pueblo y hacían lo
que bien les parecía. A los muchachos les ofrecían esta vida y la otra
y los engañaban tan sagazmente,
que una noche Leonardo se comprometió con ellos y se fue.
Duré diez meses sin saber nada
de él, para mí fue duro. Cumplidos los diez meses me mandó una
cartita más doscientos mil pesos y
seguimos comunicándonos. Yo le
suplicaba, le decía que se saliera de
eso. Él me decía, Ya no puedo porque
nos dicen que el que se salga o se vuele es hombre muerto. A pesar de que
él me ayudaba económicamente
yo sufrí mucho porque allí ellos están expuestos a todo.
San Martín - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Oportunidad
Frustrada
Cuando tuvo la oportunidad de
desmovilizarse, él lo hizo, me llamó
y me dijo que se había desmovilizado porque estaba cansado de esa
vida, que por favor le dijera a los
tíos, o sea a mis hermanos, que le
buscaran trabajo o que ellos por
allá donde estaban le dieran empleo, él quería irse del llano porque
los paras le insistían todo el tiempo
que volviera a trabajar con ellos. Mi
familia nos dio la espalda, no nos
extendieron la mano, según ellos
porque él era un para y les podía
traer problemas.
Trampa Mortal
Cuando él se desmovilizó los paras le salieron a deber una plata y
como Leonardo no quería trabajar
más con ellos le insistieron que fuera por esa plata a Puerto Gaitán. Mi
hijo me decía Me han llamado varias veces para que vaya por la plata, y yo muchas veces le dije, No
vaya deje que esa plata se pierda,
que más se perdió en el diluvio. Estas palabras se las dije el quince de
septiembre, los malvados asesinos
0 21
lo convencieron después de que
fuera solo a que le entregaran la
plata. El dieciséis de septiembre se
fue por esa maldita plata sin yo saber nada. Lo citaban no para darle
la plata sino para darle muerte. El
diecinueve me llamaron para avisarme del occiso y para reconocer
el cadáver.
Destruyeron
mi bastón
Era él quien estaba pendiente
de mi, era él quien a la hora que
fuera me llamaba para saber cómo
estaba, era con él con quien contaba cuando necesitaba algo, puesto
que desde hace diez años me enfermé de la columna y no puedo
trabajar. Leonardo me sostenía y
aunque no era excelente era único,
ninguno de mis otros hijos se asemeja a él, así como los dedos de la
mano nunca son iguales.
Esto me ha afectado mucho y
más me afectará si queda impune,
si la ley, si el gobierno o a los que
les corresponde no hacen nada.
Queda uno tan confundido que no
sabe ni quien es quien, o si todos
están de un solo lado. Yo si perdí
más de lo que se perdió en el diluvio, soy madre y perdí a mi hijo.
San Martín - Meta
Mi Hijo Leonardo
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Mi historia
personal
a causa de
la violencia
Por: Arturo
M
i nombre es Arturo, tengo veinte años y nací acá en San Martín,
Meta el día 29 de junio de 1989.
Aprovecho y le doy gracias a Dios
y a mi mamá por darme la vida.
Desde entonces me crié con mi
mamá, mi abuelita y demás familiares. Cuando yo tenía cinco años de
edad mi mamá fue asesinada delante de una multitud de gente en
unas festividades que se realizaban
en este municipio, por cierto grupo
ilegal. Desde entonces quedé en
manos de mi abuelita a quien siempre le daré las gracias por haberme
dado su cariño, apoyo, sustento y
muchas cosas buenas para mi educación, estudio y bienestar.
Mi abuelita siempre se esforzó
por mi cuidado hasta el día en que
desafortunadamente falleció. Yo sé
que mi Dios la cuida, ella debe estar muy bien al lado de él y de mis
otros familiares que ya no están en
este mundo. También le doy gracias a la mayoría de mis tías, mejor
dicho, a todas mis tías por parte de
mi mamá, por el apoyo, consejos y
por permitirme convivir juntos con
ellas por temporadas, de verdad le
doy muchas gracias a todos.
En cuanto a mi supuesto papá,
no respondió por mí y ni siquiera
el apellido me dio. Tiempo atrás en
mi niñez y desde que tengo uso de
razón, abuelos, tíos y tías por parte
de papá me buscaban y me hacían
invitaciones a sus casas para tener
un mejor vínculo y una buena comunicación conmigo, pero al paso
del tiempo crecí y ni siquiera volví
por allá. Si al caso hablo de vez en
cuando con supuestas tías por parte de papá.
En este momento estoy mejor
y siempre estaré mejor con mi familia materna, le doy gracias a Dios
por ellos y ellas. Resumiendo lo de
mi familia paterna, según dicen mi
papá biológico fue asesinado hace
más o menos siete u ocho años. Los
rumores de la gente es que fueron los grupos ilegales los autores
de ese crimen contra mi supuesto
papá.
San Martín - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
Escucho
la lluvia...
Por: Consuelo Yanquen
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E
scucho la lluvia y me encuentro con mi pensamiento, con su voz, su risa, su figura. Todo está aquí grabado en mi cabeza.
Tengo una inmensa tristeza sumida por el dolor, por
la ausencia de mi motor, de mi aire, de mi todo.
Se apagó. Siento que la vida se detuvo bruscamente, nunca lo esperé.
Aún no logro entender como sucedió, por qué
pasó. Mi muñeco ya no está, ya no sonará nunca más
el teléfono para escuchar esa maravillosa voz cargada
de alegría, de entusiasmo, siempre con una excelente
broma.
Él quería que todo el tiempo fuera bueno, que todo
fuera perfecto, nunca existía dialogo maluco así él estuviera en aprietos.
Él, mi hijito querido, se me fue. Tan corta su vida,
llena de miles de ilusiones, siempre con el ánimo de
ser cada vez mejor, en la lucha de superación.
Quería darnos una mejor calidad de vida, quería
hacernos sentir muy bien, protegidos, quería suplir la
falta de un padre o un esposo responsable. Él, siempre pendiente de todos nuestros momentos, el mejor
hijo.
El excelente hermanito y un padre ejemplar, tenía
muchos planes para su pequeño hijito, era su vida, su
todo.
San Martín - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Mi hijo era un amigo de verdad,
era descomplicado y con su corazón noble siempre listo a servir al
joven, al anciano, a todos. Dejó muchos recuerdos lindos en la gente.
Encuentro personas que me comentan de sus vivencias compartidas con mi hijito y me alegra saber
que dejó una huella buena, imborrable, todo es un bonito recuerdo.
En este momento pienso y repaso su niñez, su colegio, su servicio
militar, su lucha de superación, el
afán de surgir, pero lamentablemente unas balas asesinas terminaron con su vida y con todas nuestras ilusiones.
¿Qué pasó?, no lo entiendo.
Cenamos juntos, nos reímos, hicimos bromas y salí en busca de mi
otro hijo. Quedamos de hablar dentro de un momento, momento que
ya nunca será.
Es muy duro recordar ese momento. Una llamada, te necesitan
urgente en el hospital, pensé en
todo menos en una tragedia para
mí, para mi familia.
¡Ay!, cómo me duele escribir este
momento difícil, encontrarse frente a esta escena es cruel, cuando
tus manos ayudan a salvar vidas
pero no funcionaron para nada
cuando más las necesitabas.
Mi hijo se había ido y ya nunca
jamás escucharé su linda voz. Sus
manos frías, su rostro pálido y en
su cabeza hilos de sangre que salían por los orificios de los proyectiles que le arrancaron su vida, sus
ilusiones y lo separaron de las personas que lo amábamos.
Él, mi muñeco, nunca nos comentó que tuviera líos ni conflictos
ni nada. No sabemos nada, revisamos sus escritos ya que él escribía,
llevaba una agenda. Todo lo escrito
eran planes y más planes, siempre
con la ilusión de surgir, de darnos
una vida armoniosa, alegre.
En el momento previo a lo acontecido estaba de visita en nuestra
casa planificando y dejando todo
en orden, organizando porque en
escasos ocho días su mamá cumpliría años y él le preparaba una
serenata, la que ella siempre soñó.
La contrató. Músicos. Pensaba que
todo sería hermoso. Me comentó
esto su hermano, el delegado para
que todo saliera bien, puesto que
él tenía que regresar a Bogotá para
continuar trabajando y estudiando,
eso era lo que hacía en esta época
de su corta vida.
Dejar listo y llegar de sorpresa el
día de mi cumpleaños.
En unos segundos todo esto se
terminó trágicamente, su vida acabó y nosotros quedamos sumidos
en la tristeza y en el dolor. Estoy
frente a su tumba y me duele mi
alma, mi todo. No entiendo, cada
día duele más, cada vez siento más
su vacío, su espacio. Ya no podemos compartir ni acordar nada.
Me siento muy sola y vacía. ¿Hijito mío dónde estás? Te amo mi
vida.
Quisiera que todo esto fuera una
pesadilla y despertar ya.
San Martín - Meta
Escucho la lluvia
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NARRATIVAS
VISIBLES
Sneider
Trujillo Perales
(1985-2008)
Por: Ana Elvira Perales
E
l 03 de octubre de 1985 nuestra madre dio a luz a su
noveno hijo, Sneider, en el Hato Punto Cemento que se
encuentra ubicado a ocho horas de San Martín. El niño
pesó siete libras y medía, era un bebé hermoso.
Pasados cinco años nuestros padres decidieron trasladarse a San Martín, lugar en el que Sneider empezó sus
estudios en la escuela Antonio Nariño donde cursó toda su
primaria. Luego hizo su sexto grado en el Colegio Nacional Integrado, es allí donde decide dejar sus estudios para
dedicarse a manejar una volqueta. A la edad de once años
ya era conductor. Duró trabajando ocho años para las Palmeras Barbascal, después decide conducir un camión que
viajaba cada ocho días para el Mielón. Allí duró cuatro años.
A los veintidos años se fue a trabajar al Vichada y estando allá tomó en arriendo un billar. Mi hermano estaba
contento trabajando en su negocio y faltando como dos
días para la navidad de 2008 decidió venir a pasar las festividades con nosotros, pero antes de venirse, un supuesto
amigo que era del ejército le pidió prestados quinientos
mil pesos y a cambio le dejó un arma empeñada. Y es a raíz
de esto como esta persona acaba con la vida de mi hermano para siempre. Él cuerpo sin vida fue hallado al frente de
un internado llamado “Mielón Piramiri”, totalmente irreconocible. Se pudo identificar después por su ropa y algunas
partecitas de su cara.
Es muy injusto que personas como éstas anden por el
mundo sin que nadie los juzgue. Sneider fue un gran hermano, buen hijo y buen padre, colaboró mucho en su casa
y se ha ido dejándonos un vacío en nuestros corazones.
¡Por favor!, queremos que se haga justicia.
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San Martín - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Luis Fernando
Bonilla
Castellanos
por Guillermo Bonilla Vergara y Luisa Fernanda Bonilla
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Q
uerido hijo Luis Fernando Bonilla Castellanos, fuiste el primer hijo
que gracias a la buena voluntad de
Dios y de la Madre Naturaleza tuve
el honor de conocer, y al mismo
tiempo, el primero al que pude
sentir en carne y hueso, y ver con
mis propios ojos. Desde pequeñín
siempre fuiste demostrando las
grandes capacidades intelectuales
y físicas que tenías y con el largo
transcurrir del tiempo las fuiste
moldeando hasta los últimos días
de tu vida. Fercho, como todas las
cosas de la vida están compenetradas de una u otra forma en el mismo camino largo y dispendioso de
la vida, siempre y en cada momento te encuentras reinando y gobernando un espacio en mi corazón,
espacio que tú te ganaste y del cual
seguramente siempre serás el dueño, pase lo que pase.
Tantos recuerdos transitan por
mi mente, como cuando vivíamos
en Medellín, Antioquia, como el
viaje que hicimos a Carmen del Viboral, en compañía de tu hermano y de tu mamá, disfrutamos de
un delicioso almuerzo al aire libre
acompañados por una tibia brisa.
Los ratos agradables que pasamos
en las diferentes piscinas de los sitios recreativos de la hermosa ciudad de Medellín, donde diste los
primeros pinitos del conocimiento
de la natación y que con el transcurrir de los años se plasmaron y
maduraron, y que sirvieron para
trasladar sobre el agua a tus dos
hermosas hijas, las cuales en este
momento te recuerdan como lo
más importante para el desarrollo
de su vida infantil.
Recuerdo los ratos tan interesantes que viví contigo y que dis-
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NARRATIVAS
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NARRATIVAS
VISIBLES
fruté en el caño de Pozo Azul y el
Charquito, donde tuve la fortuna
de lanzarte lejos y hacia arriba para
que luego cayeras en el pozo salpicando grandes cantidades de agua
hacia los lados. También cuando
fuiste a Puerto Berrío con tu mami
y tu hermano Fredy, o cuando viajaste con ellos mismos a la ciudad
de Cali en donde pasamos ratos
muy chéveres y ensoñadores. El
rato que paseamos por el centro
de la ciudad de Cali, la grata estadía en la plaza de Caicedo. Siempre
tu compañía fue muy especial. Recuerdo que siempre durante el viaje estabas preguntando que como
se llamaba tal cosa o tal otra. En fin,
siempre estabas interrogando. Recuerdo mucho cuando te visité en
Cáqueza, donde hacías tus primeros pinitos en la Fuerza Policiaca.
Luego te trasladaron para Bogotá,
y luego para Pacho, Cundinamarca,
donde pasé un rato increíble con tu
pequeño grupo familiar.
Los días pasan y pasan y las hojas
del calendario van cayendo, pero
los recuerdos quedan y son difíciles
de olvidar, pues los seres queridos
siempre están en la memoria. No
sé, pero tengo el presentimiento
de que quizás en el más allá algún
día nos encontraremos y que pase
lo que tenga que pasar. Una nueva
etapa de la vida siempre será interesante.
Carta de Luisa Fernanda a su padre
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12 de julio de 2009
El final
Diez y quince de la mañana del
día 19 de noviembre de 2005. Yo
me encontraba en la cafetería social compartiendo con mis amigos
de siempre sobre los temas de juego, ciencia, cuando de pronto se
dejó escuchar el timbre del viejo
celular. Lo accioné y escuché la voz
ronca de mi segundo hijo Fredy,
quien me dijo Le tengo una mala
noticia, mataron a Fernando. En
ese momento la moral se me fue
para el piso y de allí para adelante
los momentos fueron terribles.
Hoy me encuentro participando
en este proceso con todos ustedes
y le pido a Dios que nos fortalezca
a todos y que nos dé energía para
continuar con esto. Gracias a todos
mis compañeros, que el todo poderoso los proteja de las garras de
la maldad.
Bonny
Esta carta va dedicada al mejor papá de este mundo; al esposo más comprensivo, amoroso y responsable, al buen hermano que siempre estaba ahí para cuando lo necesitáramos;
al hijo respetuoso, educado y sincero, al mejor amigo. En pocas palabras a la persona más interesante que uno pudiera
conocer: Mi papito.
No me alcanzan las palabras para decir todo lo que siento
y sentiré por mi papá. En fin, no hay palabras que definan a
esa persona que siempre estaba ahí conmigo, apoyándome,
educándome, amándome, haciéndome respetar, tolerándome, dándome todo lo que pidiera, aunque esto último es lo
de menos. Enseñándome y aconsejándome acerca de lo dura
que es la vida y diciéndome lo bueno que es vivir los momentos agradables y desagradables con las personas que más nos
quieren.
Mi héroe, la persona más perfecta que he podido conocer,
ese es mi papá, era tan interesante. De primera impresión era
bravo, déspota y sobre todo guapo, pero en su interior, sus
sentimientos eran tan nobles y tan puros que se hacía coger
aprecio y cariño de las personas.
Las ironías de la vida: ver a una persona tan sana y tan buena como era mi papá, y que acabara de la forma más ruin y
maligna que puede existir en este planeta. Mi papá era muy
joven pero con alma de viejo, tenía una perspectiva del mundo tan madura. Era además excelente consejero. Uno de sus
consejos que recuerdo con mayor precisión y que jamás se
me va a olvidar, y que a pesar del tiempo que ha pasado todavía retumba en mis oídos, era una frasecita muy corta que él
repetía: Hay que ser mierda en esta vida, para que lo respeten
a uno, jajajajaja, yo sé que no fui a la única que le dio ese consejo, y nos ha servido a muchos para salir adelante.
De la hija que te recordará toda la vida,
Luisa Fernanda.
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Luis Fernando Bonilla
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NARRATIVAS
VISIBLES
Historia
de Hernán
Marín Marín,
Por Gloristelly Marín García y
Stevan Hernán Marín Martínez
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V
oy a relatar la historia de mi hijo
Hernán Marín Marín, de cuando era
bebé y de su juventud. Nació el 30
de diciembre de 1979 a la una y
veinte de la mañana en San Martín,
Meta. Blanco, cabello castaño, ojos
cafecitos, pesó 7 libras y media, y
midió 46 centímetros, era un niño
alegre. Sus primeros dos años los
vivimos los dos solos. Luego conocí una persona muy buena que
se convirtió en su papá, quien de
verdad se preocupó por él y fue
el mejor papá para mi hijo. Mi hijo
decía, Papá no es el que engendra
sino el que cría, lo quería mucho,
para Hernán fue su padre modelo,
su apoyo, su mano derecha, nunca
me le negó nada.
Nos fuimos para una finca llamada Laureles, era un niño alegre,
juguetón, hablaba mucho, cantaba, se divertía mucho en la finca.
Cuando ya tenía 6 años, me vine
para el pueblo a ponerlo a estudiar y viajábamos para la finca cada
vez que tenía vacaciones a visitar
al papá que se había quedado trabajando allá. Mi hijo era muy buen
estudiante, sacaba buenas calificaciones, ganaba diplomas cada
año, estuvo en la banda del colegio
donde tocaba la trompeta y la caja.
Le gustaba también hacer presentaciones cuando celebraban el día
de las madres.
Recuerdo cuando pasó a hacer
primero de bachillerato. Ese año
salió a cantar la canción “Lamento
Guaquirí” con la banda del colegio.
También me regaló un ramo de flores, eso para mí fue motivo de mu-
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VISIBLES
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cho orgullo y alegría. Pasó a cursar
segundo de bachillerato, pero para
ese tiempo nació mi hija y me tocó
irme para la finca. Mi hijo quedó
solo acá en el pueblo y no terminó el curso porque se había vuelto
muy recochero.
Como no siguió estudiando, el
papá vino por él y se lo llevó para
la finca a enseñarle a trabajar, para
que fuera alguien en la vida. Él era
el único hijo varón que yo tenía.
No había cumplido los quince años
cuando consiguió mujer. Como
a los dos o tres años tuvieron un
niño que se llamó Stevan Hernán
Marín Martínez. Mi hijo se organizó con la mujer y siguió trabajando
allá mismo donde nos encontrábamos. Tiempo después se vino para
el pueblo con la mujer. Mi esposo
y yo nos vinimos también para el
pueblo y pusimos una panadería y
allí mi hijo comenzó a trabajar con
nosotros como panadero.
A mi hijo me le dañaron el cerebro para que cogiera para el monte a trabajar, lo cual fue muy duro
para mí. Cuando él se fue lloré mucho, pensaba que a cualquier momento tendría una mala noticia, yo
sufría mucho. De vez en cuando él
me mandaba platica y me ayudaba, y en la medida de lo posible se
mantenía pendiente de nosotros.
Luego la panadería se puso mal y
nos tocó acabar con ella e irnos.
Él vivía pendiente en diciembre, en los cumpleaños del papá,
del hijo y de los míos. Tuvo otro
niño llamado Adrian Camilo Marín
Guerrero que no fue con la misma
mujer. Él a los hijos les compraba
siempre lo mejor.
En abril del 2006 se incorporó a
la vida civil en el Guaviare, lo que
fue un motivo de mucha alegría,
de ver que ya no estaba arriesgando la vida. Antes de desmovilizarse había tenido un accidente en la
casa, cuando se le disparó una pistola y a raíz de eso le quedo torcida la cara. Estuvo muy grave y los
médicos decían que no se salvaría.
Yo le pedía mucho al señor de los
milagros que me lo salvara. Eso fue
el primero de diciembre de 2005
que llamaron a mi esposo como a
las cinco de la tarde a decirle que
él estaba grave en el hospital de Villavicencio.
Ya en el programa de reincorporación hizo un curso en el Sena y
estaba pensando seguir el bachillerato apenas volviera de una operación de oído que le iban a hacer en
mayo en Bogotá. En la operación le
iban a sacar la bala, aunque el médico decía que era muy arriesgado
y que se podía morir. A raíz del riesgo de la operación él no quiso ir a
Bogotá y vino y me dijo Mamita,
yo no me voy a mandar a operar
porque el médico dijo que la bala
estaba al pie de la vena aorta. Mamita aquí esta su hijo, con la cara
torcida, pero lo tiene vivo, yo voy a
durar otros 20 años más.
Entonces yo me pregunto, ¿por
qué me lo quitaron tan joven?,
¿por qué no me lo dejaron vivir
más?, ¿acaso no tienen hijos, no
tienen mamá?, ¿es que acaso no
piensan que quitarle la vida a un
hijo es matarlo a uno por dentro,
sabiendo que le quitan un pedacito
del alma, sabiendo que le quitan a
uno media vida o más? Le pido a
toda la gente que mata, que desaparecen, que por favor no haya
más guerra, que piensen en la paz,
que no acaben con más mamás, no
más hijos huérfanos. Les pregunto,
¿acaso no les da pesar?, ¿acaso ustedes no tienen hijos? Yo lo único
que pido es que no haya más violencia, no queremos más odios,
queremos que Dios haga justicia.
Para mí fue muy duro la muerte
de mi hijo. Ese día 30 de septiembre fue la última vez que hablé con
él como a las seis y media de la
noche. Él estaba repartiendo unos
tamales en la moto, estaba contento por ahí haciendo recocha, él era
muy recochero. A la hora que dijo
vino y me trajo a la casa. Como a
las siete volvió a pasar y me pitó.
Después de eso nunca más lo volví
a ver, ni lo volveré a ver. Dicen que
lo mataron a las diez y cuarenta y
cinco de la noche. Yo me enteré a
las dos de la mañana. El domingo
me lo entregaron a las cinco de la
tarde, para velarlo. El lunes del entierro, los familiares y amigos le llevaron El Mariachi Páramo, en un sitio llamado Arena. Él cuando estaba
vivo pidió que le pusieran un disco
cuando se muriera y así lo hicieron
sus amigos.
No sé si él presentía la muerte.
Tres días antes había traído una
foto que mando a hacer con una
leyenda, me dijo: Mami, no le parece que este pecho de hijo es muy
lindo, y yo le dije, La foto está muy
linda, pero no me gusta la leyenda, porque parece que fuera como
cuando una persona está muerta. A
él le dio risa. También por esos días
le dijo a la muchacha con quien estaba viviendo últimamente, Usted
va a sufrir mucho porque está mal
acostumbrada, pero mi mamá no,
porque ahí le dejo a mi hijo, ella
va a hacer de cuenta que me está
criando porque él es mi retrato.
Uno sabe que la persona que
más sufre es la mamá porque a un
hijo no lo repone nadie, nunca lo
olvida, a cada momento lo está recordando. Cada vez que uno va a
comer se acuerda de lo que le gustaba de joven, de bebé, a los veintiséis años, le quedan a uno muchos
recuerdos que nunca se pueden
olvidar. Cuando voy a llevarle flores, porque a él le gustaban las
flores, me acuerdo que él siempre
me decía, Mami, las flores no son
en la casa sino en el cementerio, él
era el que me tenía que llevar flores a mi tumba, no yo a él. Mi hijo,
una persona tan joven que perdió
la vida así, mi Diosito se la quitó a
través de otra persona. No es justo que hagan eso, todo el mundo
San Martín - Meta
Historia de Hernan Marín Marín
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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tiene derecho a vivir. Espero que
no sigan haciendo más daño, nadie siente el dolor de una madre,
sólo uno lo vive en carne propia. Lo
único que digo es que amigos hay
muy pocos, en las borracheras si les
llueven, después son muy pocos los
que se vuelven a acordar de ellos,
en cambió la mamá siempre va a
estar en las buenas y en las malas.
Se despide una madre destrozada que aparenta vivir con alegría,
pero a quien por dentro le hicieron
un daño muy grande. Vivo por el
esposo, porque en él tuve todo el
apoyo que necesité, fue mi bordón
y seguirá siéndolo, y me siento muy
alegre de tenerlo a mi lado. Lo mismo, mis dos nietos y mi hija, por
ellos sigo adelante trabajando para
mi hogar, le doy gracias a Dios por
haberme salvado mi esposo, dámelo Señor otros años más por favor.
Vivo agradecida con mi familia
y amigos, en especial los que me
apoyaron cuando más lo necesité,
como por ejemplo Sugel, su prima,
que lo quería tanto, con quien estuvieron siempre juntos. En toda su
infancia no se separaban.
A él le gustaban mucho las canciones, cuando pequeño le gustaba
entrar a bañarse y mientras tanto
cantar “Predestinación” y otras
más. Le gustaban los vallenatos,
las llaneras, últimamente también
le gustaban “Más Trabajo por mi
Cuenta”, “Egoísmo”, “Eres mi droga”, “La creída”, “Mi gran Colombia”
y me “Salió maestra”. Le gustaba
mucho la música y bailar. Sus comidas especiales eran los frijoles, los
tamales, los huevos revueltos con
arroz, siempre yo le guardaba un
bocadito.
En esos días me había dicho,
Mamá, no le compre el anillo de
grado a la niña de los 15 años que
yo se lo doy y le voy a hacer una
fiesta de cumpleaños, yo le dije:
Ella no quiere fiesta, entonces me
contestó, Mamita, 15 años no se
cumplen si no una sola vez, yo se la
voy a hacer. Desafortunadamente
no alcanzó a hacerla.
Un corazón marchito, triste y
adolorido soy hoy en día. Se acabó
la alegría de las navidades, las fiestas. Mi hijo era muy alegre, le gustaban muchos las fiestas y bailar.
Todavía conservo los tenis que le
regaló su tía Marina. Conservo también la última blusa que me dio de
cumpleaños el 10 de septiembre
de ese año. Hay mucho por contar, pero en este momento no me
acuerdo de más.
Carta de Stevan Hernán Marín
Martínez, hijo de Hernan Marín
Marín
En el momento tengo 10 años, el 4 de septiembre cumplo
11. Cuando mi papá murió, yo tenía 8 años, andaba con mi
mamá y mi tía Milena. Cuando yo llegué a mi casa, estaba
mi abuela, mi abuelo y los amigos de mi papá llorando. Mi
abuela me dijo que mi papá había muerto la noche anterior
a las 10:45.
Mi papá me hacía muy feliz, íbamos al caño, al parque y
a Granada, a Villavicencio o a donde él fuera. Mi hermanito
Camilo Marín Guerrero, tenía 3 años cuando mi papá murió.
Mi papá le daba lo mejor y quería lo mejor para los dos. Él era
muy sonriente. Nos llevaba en la moto.
El día que falleció, a mi me dio muy duro porque él me quería mucho. Mis amigos me acompañaron al entierro. Ahorita
último he tenido sueños con mi papá. Lo veo en mi pieza y
le pido que le dé lo mejor a toda mi familia y nos cuide, nos
proteja y nos desee lo mejor, y que lo queremos mucho. Nunca lo olvidaremos, siempre está en mi corazón y en el de los
familiares. Te queremos mucho.
De tu hijo
Stevan Hernán Marín Martínez
San Martín - Meta
Historia de Hernan Marín Marín
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NARRATIVAS
VISIBLES
Algo que nunca se
podrá borrar de
mi mente,
de mi vida
Por: Manuel de Jesús Ariza
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sta es mi historia, algo que nunca se podrá borrar de mi mente,
de mi vida. Sucedió el 29 de junio
de 1998. Eran aproximadamente
las siete y cuarenta de la noche del
veintinueve de junio del año 1998,
aquel fatídico día que me dejaría
marcado con huellas imborrables
en mi cuerpo para siempre, como
una pesadilla que nunca nada ni
nadie podrá borrar de mi memoria
ni de mi vida, algo real que nunca
imaginé que me podría suceder.
Algo que también tuvo que sufrir
mi familia, más o igual que yo.
Me encontraba hablando con
mi amigo Pablo del Basto acerca
de cosas de trabajo. Pablo, quien
se encontraba trabajando en el
campo, hacía como ocho días que
había cumplido años. Ese día junto
con mi esposa y mis hijos le íbamos
a celebrar el cumpleaños, pero por
causas desconocidas no pudimos
terminar la charla, él interrumpió
la conversación y me dijo mirando
hacia la puerta asustado, Manuel
en la puerta hay dos manes y están
armados. Me levanté de la cama,
fui hacia la puerta, la abrí y la sostuve con las manos. Vi que había dos
personas encapuchadas, la primera
de baja estatura y moreno portaba
una escopeta tipo changón, se le
veía el color en los brazos donde
portaba el arma. El otro era alto,
fornido y portaba en su mano derecha un revolver, con el cual me
apuntaba. Me preguntaron ¿Quién
es Tarzán? hable y se salva, y yo les
contesté ¿Es que ese señor tiene
problemas o qué?, a lo que ellos
contestaron, Camine y nos dice
dónde vive. Yo les contesté, Él vive
en una casa con puertas verdes y
voltee esa vaina para allá que me
asusta a los niños, y con mi mano
izquierda le moví la escopeta hacia
un lado. Se miraron entre sí, el de
la escopeta la levantó y disparó, al
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VISIBLES
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mismo tiempo yo le lancé la puerta
y me tiré al piso, recostado contra
la puerta. Les grite, ¿Es que nos
piensan matar o qué?, al momento
escuché un disparo que le pegó a la
puerta, y la pintura de ésta me cayó
en la cara, me levanté del piso, la
habitación se encontraba llena de
humo a causa del escopetazo, sostuve la puerta con la mano derecha
recostado contra la pared.
En ese momento hizo su aparición el tipo alto que portaba el
revolver, quien hizo dos disparos
tras la puerta pero se desconcertó por que no me vio. Me llené de
valor porque mi vida dependía de
mi mismo y me lancé encima de él,
forcejeamos por un rato, pero la
suerte estuvo de mi lado, uno de
mis dedos quedo tras el gatillo del
arma, él lo volteaba hacia mí y gatillaba apuntándome a la cabeza, yo
lo golpeé varias veces en la cara y
en la cabeza con mi puño izquierdo, pero él no caía. Me encontraba
asustado y también pendiente del
otro atacante que estaba afuera,
escuché un ruido que venía de
afuera, lo golpeé duro y se me soltó cayéndose en la cama, me disparó a la altura del abdomen, sentí
el dolor y me toqué con la mano.
Él se levantó disparando de nuevo, me lancé al suelo dando botes
y siguió disparando hasta agotar la
carga y salió. Yo corrí hacia dentro
de la casa adonde estaba mi esposa y le dije, Denme algo con qué
defenderme porque nos van a matar, y ella me dijo, Por aquí no hay
nada. Salí nuevamente, apagué la
luz y me agaché con miedo de reci-
bir otro ataque. Miré hacia abajo y
hacia arriba, cuando los vi estaban
como a cincuenta o sesenta metros
prendiendo una moto DT y luego
se fueron. Después entré a la casa
más calmado, encontré a Pablo en
el piso junto a una puerta y le dije,
Pablo camine me lleva al hospital
porque me hirieron, él abrazaba a
su hermano y a mis hijos de siete
y cinco años. Pablo me contestó, A
mi también me hirieron, y le dije,
Entonces vamos porque aquí nadie nos va a llevar. Como pudimos
lo levantamos del piso junto con
mi esposa que sólo gritaba y pedía
auxilio a los vecinos. No podíamos
esperar a nadie, lo subimos a mi
motocicleta y nos fuimos. El hospital estaba ubicado en la calle cuarta
con carrera séptima, yo iba lo más
rápido que andaba la motocicleta.
En la avenida por poco nos arrolla
un bus que pasaba.
Llegamos al hospital, los celadores nos vieron heridos y nos ayudaron. Adentro me pude dar cuenta
de las heridas que tenía: un tiro de
revolver en el costado y en el cuello, y tenía el roce no profundo de
un tiro de escopeta. Los médicos
nos atendieron colocándonos suero y unos vendajes en las heridas y
nos remitieron para Granada.
En Granada nos demoraron un
poco. Se fue la luz. Al cabo de un
tiempo, se nos acercó un médico y
dijo, Usted se va para Villavicencio
y el otro se queda. Me llevaron en
la misma ambulancia de San Martín.
La enfermera Berenice y el conductor que eran mis amigos se notaban preocupados por mi salud, ella
decía, Rubén ándele rápido porque
este muchacho se nos va a morir.
Nunca nada ni nadie me hará olvidar lo que sentí cuando me trasladaron a Villavicencio, todo mi cuerpo se enfrió, la pérdida de sangre,
los líquidos del intestino perforado
por el proyectil se regaron en mi
estómago, fue un dolor indescriptible, como si me clavaran mil
agujas en el cuerpo. Un dolor tan
desesperante que me sentía morir
a cada frenazo que hacía el vehículo en el viaje, viaje que me pareció
una eternidad.
No sé cómo se mide el sufrimiento, ni qué tanto esperé. A medida
que pasaba el tiempo ese dolor se
hacía más intenso. La enfermera
Berenice no sé cuánto sufrió con
mi dolor, pero de que sufrió, sufrió. Cuando llegamos al hospital
bajaron la camilla rápido. El piso era
lleno de baches y fue ese el último
grito de dolor que sentí. Ya dentro
del hospital sólo oraba, pidiéndole
a Dios que no me dejara morir porque yo quería vivir para ver crecer
a mis hijos al lado mío. En ese momento llegó una tía llamada Cruz
María que practicaba el evangelio
y me dijo, Mijito debe entregarle
su alma a nuestro señor Jesucristo,
vamos a decir esta oración, como
pude, entre gemidos de dolor dije
la oración, luego perdí el conocimiento.
Les pregunto, ¿alguno de ustedes ha escuchado hablar del túnel?
No sé cómo sucedió pero viví esa
experiencia, es como un sueño. Me
encontré como volando en la oscuridad, la meta de uno es un pun-
to blanco, que a medida que uno
avanza se hace más y más grande, tan grande que cuando me di
cuenta, vi un resplandor grandísimo a mi alrededor. Entre sombras
vi una imagen del señor Jesucristo
con el manto sagrado, me dijo unas
palabras que no logro recordar
bien. Hablé con él por espacio no
sé si minutos o segundos. Él hizo
un movimiento con su mano, no
sé si era de despedida dándome a
entender que no era el momento,
ni la hora, ni el día de reunirme definitivamente con él. No sé cuánto
tiempo transcurrió pero cuando
desperté, los médicos me estaban
reanimando, dándome choques
eléctricos. Luego me subieron a cirugía donde estuve no sé cuánto
tiempo. Cuando volví en sí, sentí
hinchada la cara, los brazos, realmente había engordado en cirugía.
Mi madre que sufrió en carne
propia todo lo sucedido conmigo
se alegró mucho, cuando volví. Ella
lloraba, no sé si de la emoción de
verme vivo o del dolor que sentía
de verme como estaba. Me preguntó, ¿Qué paso mijo?, ¿quién
me le hizo todo esto que tiene?,
¿por qué le hicieron daño? No podía hablar, sólo la miraba llorando y
yo también lloraba con ella de verla sufrir por mí. Estuvo pendiente
todos los días conmigo junto a mi
esposa y mi hermana, a quienes les
debo tanto. No sé cómo pagarles
todo este sufrimiento vivido por mí
y por mi familia, no sé cuándo se va
a olvidar o si nunca se borrará.
Estuve por espacio de siete
días en el hospital, y por temor a
San Martín - Meta
algo que nunca se podrá borrar de
mi mente, de mi vida
042
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
0 45
un nuevo ataque me fui a vivir al
barrio San Benito en Villavicencio
donde estuve por el tiempo de la
convalecencia. En ese entonces tenía un dinero ahorrado para comprar una casa para mi familia pero
todo se fue gastando en medicamentos y tratamientos. Duré ciento veintitrés días con una caraya,
haciendo popó en una bolsa, luego
fui sometido a una nueva cirugía
donde iban a cerrar la colostomía
pero resulté con un problema en
un uréter. Según el cirujano había
que hacer una cirugía en el riñón izquierdo con el fin de reemplazar el
uréter que había sido averiado por
el disparo que había recibido.
Nuevamente estuve hospitalizado un tiempo quedando con un
catéter reemplazando mi uréter.
Todavía lo conservo en mi riñón
izquierdo. He estado varias veces
donde el especialista quien dice
que hay que operar de nuevo, pero
por falta de recursos no he podido hacerme esta nueva cirugía. He
tenido varias recaídas. Hace unos
días estuve en Granada hospitalizado por un problema de riñón y no
sé hasta cuando pueda estar bien
de salud. De sólo pensar en tener
que estar uno o dos meses hospitalizado sin poder trabajar para poder sacar a mis hijos adelante con
el estudio, me comienza la preocupación. No cuento con la ayuda de
nadie porque lamentablemente,
un colombiano está jodido y a los
otros colombianos no les importa.
No sé cuánto durará esta larga espera, ni a quién acudir para pedir
ayuda porque el orgullo me lo impi-
de, pero ya son once años que han
pasado con esta difícil situación.
Este veintinueve de junio pasado
los cumplí. Cada vez que llega esa
fecha vuelvo a vivir esa dura experiencia, que no ha sido nada fácil
para mí, no me ha sido posible olvidar esa pesadilla.
San Martín - Meta
algo que nunca se podrá borrar de
mi mente, de mi vida
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
0 47
Mauricio y
Juan Carlos
Por: Marleny Quintero Cano
E
l día 19 de diciembre de 2007
me llamó mi hijo y mi sobrino para
avisarme que llegaban al otro día
a pasar la navidad con toda la familia, yo me puse muy feliz. Le preparé la comida que más le gustaba,
pero esta felicidad que sentí en un
principio después se convirtió en
angustia. Solo Dios sabe mi tristeza
y mi dolor, es un vacío inmenso, no
pierdo la esperanza de que algún
día pueda tener noticias de ellos
o que ellos aparezcan, ya que para
Dios no hay nada imposible. Hijo
te sigo esperando con los brazos
abiertos, yo solo le pido a Dios que
donde estén me los protejan.
Todos los días hablaba con mi hijo a
las cinco de la tarde y algunas veces
también hablaba con mi sobrino, yo
había preparado un buen sancocho
porque era lo que a él más le gus-
taba. La espera se hizo más larga y
él no llegaba. Era tanta mi ansiedad
de verlo que comencé a llamarlo,
pero su celular lo tenía apagado. Mi
angustia se incrementó al ver que
él no aparecía, me desplacé por los
Llanos Orientales para tener alguna
noticia pero desde entonces han
pasado los días y no tengo una sola
noticia de él. Todavía no pierdo mis
esperanzas de volverlos a ver, porque yo siento que están vivos. En
mis oraciones le pido a Dios, que
donde se encuentren me los cuide,
porque es tanta la tristeza que no
paro de llorar.
Los extraño mucho.
San Martín - Meta
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046
0
NARRATIVAS
VISIBLES
Habla Germania
Mauricio y Juan Carlos
Mi mamá fue más que una
abuela para ellos. Desde que ellos
llegaron a este mundo, se convirtió en un bastón y el ser más maravilloso que los acompañó desde y
hasta siempre. En realidad, mi vieja
con el alma llena de cicatrices sobrevive con esa fe inmensa de verlos llegar de nuevo. Mis hijos tratan
de disimular sólo para no alimentar
mi dolor de la tragedia que llegó
a nuestras vidas, arrasando consigo toda nuestra felicidad. Lo único
que no nos pueden quitar es la fe
de verlos llegar otra vez.
Habla Andrea
Desde el 20 de diciembre de
2007, que desaparecieron, hemos
pasado dos navidades vacías, con
incertidumbre, en espera de aquellas dos personas tan alegres, dos
personas que permanecían juntas,
que prendían la fiesta con la chispa que siempre los caracterizaba.
Son personas que dejan huella. La
navidad siempre me había parecido la fecha más anhelada y esperada, desde ese año ya no sé si es
la fecha que más espero. Estos dos
años ya no ha sido una fiesta, si no
una fecha memorable, otro año
que pasa, pero otro año sin ellos. La
esperanza es la que no perdemos.
Siempre tratamos de estar unidos
y pasar esa fecha en fiesta porque
sabemos que donde ellos se encuentren, desearían vernos así. Sin
embargo no dejan de ser navidades
vacías.
Habla Laura
Todo comenzó cuando recibimos una llamada el día 19 de
diciembre del 2007, llamaron
diciendo que venían el 20 de diciembre para estar con la familia.
Todos los esperábamos con alegría
para pasar unidos la navidad, con
la compañía de mi primo Mauricio
y mi tío Juan Carlos. Llegó el 24 de
diciembre y no llegó ninguno de
los dos. Empezaron las preocupaciones pensando que algo malo les
había pasado porque no llamaban
y nosotros los llamábamos pero
tenían el teléfono apagado. Desde
esa llamada no volvimos a saber
nada de ellos, desde ese momento
comenzó la tristeza, las angustias
de dónde estaban, de si tenían o
no comida. Yo me sentía muy triste
sin saber qué había pasado. Nadie
nos daba razón de ellos. Nosotros
teníamos la esperanza de verlos el
31 de diciembre, y acabar con la
angustia que nos estaba matando.
No perdemos la esperanza de que
algún día aparezcan o tan siquiera
nos den razones de ellos. Los extraño mucho y Dios nos dará el milagro de quitarnos esta angustia que
mantenemos todos.
Habla Jairo
En realidad hablar de eso me
perturba puesto que el tema es
muy triste, él no era un tío cualquiera, ni era un primo cualquiera,
éramos amigos y compañeros de
trabajo, nos contábamos las cosas.
0 49
Eran dos personas fundamentales
para mi vida y todos los días de
mi vida los recuerdo, es muy difícil
no hacerlo. Éramos fanáticos de la
música clásica. La situación económica nos hizo separarnos, se fueron por allá y yo me quedé acá en
la ladrillera. Me acuerdo tanto que
Mauricio me decía: Jairito, yo quiero que usted sea el padrino de mi
hijo, cosa que no se pudo por las
circunstancias y es aún más triste
cuando la hija de mi tío pregunta
inocentemente por su papá y le tenemos que decir mentiras, porque
sencillamente son palabras muy
duras para ella. Estoy seguro de
que a ninguna persona le gustaría
escribir la historia que nos trae un
pasado irreversible. La gente dice
que la esperanza es lo último que
se pierde, ¿dígame si yo puedo decir eso, después de casi dos años?
Habla Luisa
Fernanda
Esta historia se debe comenzar
diciendo “antes y después de”.
Antes de respirar y vivir en carne
propia la cruel violencia de nuestro
país, la desaparición de mi tío Juan
Carlos y mi primo Mauricio, luego la
muerte violenta de mi primo Morocho. Cualquier gripa o no tener un
almuerzo era una calamidad, tal vez
ver el sufrimiento de alguien atropellado por la violencia no pasaba
de causarnos lástima por dos minu-
tos, luego seguíamos sonriéndole a
la vida como si nada, era más importante la novela que el resumen
de la liberación de un secuestrado,
todas esas cosas horribles sólo pasaban para nosotros en las noticias.
Nos sentíamos como si tuviéramos
una barrera en contra de la crueldad del destino, hasta que llegó “el
después de”.
Después de ese día en que el
vacío se apoderó de nuestra familia pasamos los días a la espera de
una noticia, como mínimo, pero en
realidad queremos verlos entrar a la
casa y tomar esto como una enseñanza a todo ese egoísmo y a ese
corazón de piedra que teníamos.
Pero pasa y pasa el tiempo dejándonos solo la magia de los recuerdos, el desconsuelo de ver cómo
la llama de la esperanza desfallece
y la impotencia de seguir adelante con nuestras vidas. Nos atrapó
esta espera de la verdad, aunque
no lo crean la incertidumbre asfixia
la mente y congela el alma, son
tantos sentimientos revueltos que
nos llevan a un sólo fin, sufrir por
su ausencia, extrañar su compañía
y soñar con que regresen sanos y
salvos.
Más que un tío y unos primos
eran mis amigos y los quiero de
vuelta. Te quiero tío, además los
necesitamos aquí. Vuelvan pronto,
que el señor los acompañe y los
proteja siempre.
San Martín - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Habla Jhon Jairo
Cortés
Soy una persona de muy pocas palabras, pero con muy buenos sentimientos. No comparto la
maldad, ni la crueldad de las personas sin sentimientos. Me pregunto, ¿con tanta perversidad qué
les nace en el corazón?
La verdad el no saber nada de
Juan Carlos que es mi padrino y mi
compadre me da mucha tristeza.
Además con Mauricio hacíamos un
buen equipo de trabajo, éramos
serios y responsables cuando de
obligaciones se trataba.
Los tres como familia nos entendíamos muy bien. Esperamos su
pronto regreso, sanos y salvos. En
realidad el ver a sus familias y en
especial al observar la mirada triste
de sus madres sufriendo en su larga espera es algo difícil. Esperamos
poder abrazarlos y poder desahogar todo ese sufrimiento en alegría, besos, abrazos, risas y llanto,
pero llanto de emoción y gratitud
con Dios por su pronta llegada.
Habla Lida
El 19 de diciembre del 2007 recibí una llamada de mi hermano
diciéndome que quería que fuera
a San Juan de Arama a pasar navidad con él y toda la familia. Yo estaba planeando cómo lo iba a hacer
con mi trabajo. El veinte me llamó
mi mamá a eso del mediodía preguntándome si mi hermano y mi
0 51
primo habían llegado a mi casa. Yo
sentí una angustia tremenda pero
fingí que estaba tranquila. Mi corazón comenzó a palpitar fuerte y no
me pude concentrar en mi trabajo.
Yo llamaba cada diez minutos a mis
hijas para saber si de pronto ellos
habían llamado o de pronto habían
llegado. Yo sabía en el fondo que
ellos primero llegaban a San Juan.
Después llamé a mi mamá cerca de
las seis de la tarde, a esa hora era
más fuerte la angustia cuando me
informaban que no lo habían hecho y cuando me enteré de que mi
madre estaba llorando. Nuestra angustia por ellos era muy fuerte ya
que ellos nunca se quedaban fuera
de casa. Después de eso cada día
era más largo y angustioso. El veinticuatro de diciembre nos reunimos
todos en una oración para ver si el
niño Dios nos devolvía nuestros
hermanos pero eso era una forma
de ignorar realmente lo que nos estaba sucediendo.
El 31 de diciembre actué como
un payaso que ríe por no llorar. Yo
trataba de hacerles creer que ellos
en cualquier momento llegaban,
fue una noche llena de tristeza y así
han pasado casi dos años. Es muy
triste ver o hablar con Valentina,
la hija de Juan Carlos. Cuando nos
pregunta dónde está el papá, nosotros con un nudo en la garganta
la engañamos diciendo que él está
trabajando lejos. Personalmente yo
en silencio sufro y lloro y le pregunto a Dios qué pasó, dónde están
mis hermanos. No solo la falta de
ellos sino la amargura de mi mamá
y lo sola y triste que está la niña. En
realidad en lo que nos ha afectado
es en la estabilidad emocional. Tengo muchas cosas qué escribir pero
no es fácil. Es muy triste escribir y
sentir que no están presentes para
poder expresarles todo lo que ellos
significan para mí y para nosotros.
Mauricio y Juan Carlos, mis hermanos. Juanka Te amo, Mauricio Te
quiero. Espero tenerlos pronto con
nosotros. Donde estén Dios los está
cuidando y protegiendo. Qué Dios
los bendiga. Un beso.
Habla Jamile Aley
El día que se desaparecieron
mis tíos, sentí una gran nostalgia
porqué pensé que sería la primera navidad que iba a pasar con
toda mi familia y era la oportunidad para que mis tíos conocieran a
mis hijas, pero ese día nunca llegó.
Ver cómo todos los sueños de mis
tíos, de mi abuela, se derrumbaron.
También ver la tristeza de mi hermano mayor que lloraba como un
niño pequeño.
Como quisiera devolver el tiempo y compartir de nuevo momentos que se olvidan. Es triste ver
cómo pasan los meses y no sabemos nada de ellos. Como quisiera
que ellos llegaran para terminar
con la nostalgia e incertidumbre de
toda mi familia; volver a compartir
aquellos momentos en que mi tío
recién llegó de Manizales cuando
yo tan solo era una niña, o cuando
llegó a mi casa con el pelo largo y
crespo, me encantaba peinárselo.
El día en que se lo hizo cortar yo
guardé todo el pelo que le habían
quitado. También recuerdo a mi tío
con una canción que se llama “Tren
al Sur”.
Los extraño mucho.
Habla María Doris
Quintero
Pues yo me enteré de la desaparición de mi hermanito y de mi
primo el veintidós de diciembre,
porque yo vivo en una finca muy
lejos de San Martín y ahí no hay
comunicación sino cuando uno va
a un cerro para poder tener señal
telefónica. Yo llamé a mi madre, le
pregunté si mi hermano ya había
llegado y ella estaba llorando desconsolada, le pregunté qué había
pasado y ella me dijo que mi hermanito no aparecía ni contestaba el
teléfono y le dije que no se preocupara que de pronto ellos se habían
quedado por ahí tomando y ella me
contestó que él no tenía esa costumbre, que cuando decía llegaba
tal día, él llegaba. Además la hijita
lo esperaba con la ilusión de hablar
con mi papito, como ella decía.
A pesar de todo lo que estaba
sucediendo yo le dije a mi mamá
que esperáramos un poquito; espera que se convirtió en casi dos
años de incertidumbre y de mucha tristeza porque yo me acuesto todos los días con ellos en mi
San Martín - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Mauricio y Juan Carlos
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mente y me levanto igual. Eso sí,
nunca pierdo la fe y todos los días
les llevo en mis oraciones. Tengo la
ilusión de que algún día mi hermanito y mi primo aparezcan. Mi hijo
mayor quiere a ese tío con toda el
alma y mis otros tres hijos también
lo extrañan mucho, en especial lo
extraña mi hijo mayor que en estos
momentos tiene leucemia y lucha
para vivir y cada día estar mejor. Él
tiene muchos deseos de vivir y no
pierde la fe en que volverá a abrazar a su tío para ir a pescar con él.
Hace tres meses mi hijo estuvo en
estado de coma por la gravedad de
su enfermedad y cuando Dios me
lo resucitó y mi hijo pudo abrir sus
ojos y pudo hablar, él me dijo, Mamita, yo vi a mi tío Juan Carlos, vino
a visitarme pero no me hablaba,
y agregó, Yo tengo fe en el señor
porque si él me devolvió la vida a
mí, también nos va a devolver a mi
tío Juan Carlos y a mi primo Mauricio. Mi hijo tiene 26 años y todos
los días me dice que no pierde la
fe, que ya nosotros conocemos la
misericordia de Dios y sabemos que
él nos ama.
Tozo, Alejandra, Yamile y Jhon,
sus sobrinos, los extrañan mucho
y yo también extraño a mi hermano porque es el niño de la casa y la
adoración de todos nosotros. A mí
me duele mucho la desaparición de
mi hermanito y tengo que seguir
luchando por mis dos hijos menores, por sacarlos adelante y por la
recuperación de mi hijo.
Habla Diana María
Vanegas
Para mí es muy duro hablar de
ésto, pero las circunstancias nos
obligan a hablar de lo que sentimos. No lo podemos ocultar porque perder a un ser querido y sobre
todo a unas personas tan especiales y tan llenas de vida como lo eran
ellos dos es muy duro, porque cada
que uno hablaba con ellos irradiaban ganas de vivir y luchar por lo
que uno quería. Yo me acuerdo
cuando mi hermanito Juan Carlos
me decía, Langaruta, no llore ni
se preocupe por eso que mientras
haya vida hay esperanza, y eso es
lo que nos sobra a nosotras. Es verdad lo que decía mi hermanito porque nosotras tenemos mucha fe
en que Dios nos los va a devolver.
Yo todos los días en las mañanas
cuando abro los ojos, lo primero
que pienso es en ellos y le doy gracias a Dios por tener un nuevo día
para esperar noticias, pero cuando
llega la noche me entra la angustia
de pensar si tienen en donde dormir, si comieron bien o simplemente si tienen frío y si nos recuerdan
tanto como nosotros a ellos. La verdad uno es muy egoísta cuando ve
a otra persona sufriendo por un ser
querido que se le perdió, pero sólo
cuando uno lo vive en carne propia
sabe realmente lo que se siente. No
sé qué va a ser de nosotros cuando
tengamos que decirles a los hijos
de ellos que personas sin corazón,
sin que estuvieran haciendo daño,
tomaron justicia por sus propias
manos y se los llevaron. Para dónde y porqué no sabemos, solo Dios
y ellos lo saben y quizás algún día
nosotras también. Sólo pido a Dios
nos dé la suficiente fuerza para
poder seguir en este sufrimiento
que sentimos al no tener noticias
de ellos. Más tristeza me da al ver
a mi mamá, a mi tía, a mi abuelita
y sobre todo, ver a la niña de mi
hermano cuando nos pregunta,
Cuándo es que llega mi papito, que
no le importa que traiga plata pero
que quiere volver a verlo. Hoy es
treinta de junio del 2009 y aún no
tenemos noticia alguna de ellos. Ya
llevamos quinientos cuarenta y seis
días de angustia y zozobra.
Dios mío, cuánto daño nos hacen sin razón alguna, hoy que nos
toca revivir todo lo que hemos pasado y se nos llenan de lagrimas
los ojos y la cabeza de recuerdos
inolvidables que nunca volverán,
por eso cada vez que estoy con mi
familia trato de disfrutar al máximo
porque uno no tiene la vida comprada y no sabe cuándo se nos va.
Cada día cuando miro a mi familia
y veo que no falta ningún otro ser
amado, le doy gracias a Dios por estar juntos y por la fe que tenemos
en que ellos van a llegar a la casa.
Hermanitos, nuestros brazos están
vacíos y esperan la llegada de ustedes para poder llenar ese vacío.
Los amamos y extrañamos mucho,
regresen pronto, Dios los bendiga
donde quiera que estén.
Habla Gloria Lucero Vanegas
Antes nos reuníamos en familia
constantemente, hacíamos paseos,
jugábamos en el sitio de trabajo
que era en la ladrillera mía, dialogábamos y compartíamos los problemas y los resolvíamos en familia.
Pero un día, una incertidumbre se
apoderó de mí cuando eran las siete de la mañana del día veinte de
diciembre y decidí hacer una llamada pero los teléfonos ya no sonaban. Ahí sentí una tristeza inmensa
que trataba de evitar. Todos empezaron a estar intranquilos entonces
yo los invité a piscina para que se
tranquilizaran. Ya siendo las siete
de la noche empecé a hacer llamadas y fue cuando me di cuenta que
mi mamá tenía razón y que algo
malo había pasado con ellos. Desde
ahí ha sido una pesadilla de la cual
no puedo despertar. Me ha afectado mucho como ser humano, me
ha quitado el deseo de seguir construyendo un futuro. No he podido
tener estabilidad, me falta todo.
La felicidad llegaría si estuviéramos
reunidos. Siempre veo ese vacío. Si
estoy en la ladrillera me parece verlos que regresan, si escucho música
es un recuerdo que me causa daño.
Lo único que me llena de alegría
es saber que Dios está con nosotros
y que pronto regresarán. Los amo
mucho, espero su regreso, Dios los
ama, que Dios los bendiga.
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San Martín - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
Habla Aleyda
Cuadros
Yo soy una amiga de Diana,
la hermana de Juan Carlos, y he
llegado a ser muy cercana a la
familia. La verdad a mí siempre
me gustó Juanca. Me parecía una
persona muy noble y hermosa por
dentro y por fuera. Nunca tuvimos
nada porque no se nos presentó
la oportunidad, ya que él tenía su
mujer y su hija y él respetaba mucho el compromiso.
A Mauricio también tuve la oportunidad de distinguirlo, un muchacho sencillo, recochero, alegre y
sobre todo echado pa`lante. Yo llevaba unos meses sin verlos porque
ellos vivían en San Juan y trabajaban lejos. Un día en diciembre del
año 2007 mi amiga Diana me dijo
que su hermano y su primo no llegaban y que hacía más de tres días
que los estaban esperando y que
doña Marleny estaba muy preocupada, al igual que todos sus hermanos. Los días fueron pasando y ellos
nada que aparecían. Yo me sentía
tan impotente al ver el dolor de esa
madre y de las hermanas, al ver que
ellos no aparecían me daba tristeza,
al ver cómo su hija deseaba que su
padre regresara.
Yo sé que todos los que los queríamos sentimos soledad al sólo
pensar que no los volveremos a
ver. Sólo lo sabe Dios. Ojalá aparezcan sanos y salvos para disfrutar de
su presencia.
Habla Yised Jimeno
Dios los ama.
Cuando yo me di cuenta de lo
que le pasó a mis tíos, sentí mucha tristeza y perdí mi esperanza
de tener una navidad con ellos.
Sentí un vacío en mi corazón, pero
yo tengo la esperanza de tenerlos
de vuelta en casa. También me di
cuenta que la familia estaba derrumbada y destrozada por una
desgracia, unidos por una desgracia, y eso me hizo feliz al verlos
juntos, pero no dejaba de pensar
cómo estaban mis tíos, con frío
quizás, sólo quería saber de ellos.
Cuando recibimos llamadas del
celular de ellos se enciende una
esperanza en mi corazón. A veces
pensaba que quizás todo fuera un
sueño y que al despertar ellos estarían como siempre. Le pido a Dios
que me los cuide y me los proteja
de todo mal y peligro, que me los
devuelva como sea menos muertos, sólo quiero que me los devuelva sanos y salvos.
Mauricio y
Juan Carlos
La historia de ellos empieza desde
el vientre de sus madres porque
fueron procreados casi al mismo
tiempo, sólo se llevaban siete días
de diferencia, pues Juanki nació el
cuatro de enero de 1975 y Mauricio
el once de enero del mismo año,
y desde entonces siempre estuvieron juntos, estudiaron, jugaron,
pertenecieron a una pandilla, compartieron farras, aventuras, amigos. Siempre decían que el que se
metiera con el uno tenía que ver
con el otro, y no sabemos por qué,
pero una vez Juan Carlos nos dijo
que ellos habían hecho un pacto
de hermanos, éste se trataba de
que el día que a alguno le pasara
algo o incluso se muriera, iban a
estar siempre juntos, y ese sí que
fue un juramento porque hasta el
día de hoy lo han cumplido. Ellos
todo lo han hecho casi al mismo
tiempo, por ejemplo fueron padres
casi al mismo tiempo. En la vida
ellos siempre han estado juntos,
trabajando juntos y están perdidos
juntos. Por tal razón, siempre que
pensamos en ellos, pensamos en
una sola persona, porque ellos son
almas gemelas y si Dios nos los devuelve, que es lo más seguro, nos
los va a devolver juntos.
Hijos, padre, hermanos, tíos primos, tu familia, espera con los brazos abiertos.
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San Martín - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Historia de
Wilson
Ramiro
Historia de Wilson Ramiro
Quintero Aragón
Quintero Aragón
Por: Ana Yolanda Aragón
R
elato de Ginna
Recordar hoy lo que sucedió
hace nueve años y cuatro meses
con algunos días, me produce tanto dolor y tristeza como aquel desafortunado día en el que me enteré
que mi hermano había desaparecido. De esto me enteré pasados
ocho días cuando en ese momento
me llamó quien era mi novio, y gracias a Dios hoy es mi esposo, para
decirme, Amor, Ramiro desapareció. No sabía de qué me hablaba,
yo ya había viajado a Mitú a trabajar
y él, mi hermano, había quedado
en Villavicencio. El día de mi viaje
me fui triste porque por cosas de la
vida él no alcanzó a llegar al aeropuerto y no nos despedimos.
Volviendo al día de la noticia, no
sabía de qué me hablaban, yo no
lo podía creer, pues generalmente
“esas cosas” pensamos que no nos
tocan.
Hacía cuatro días habíamos firmado mi posicionamiento como
enfermera del municipio de Taraira, Vaupés y no sabía qué hacer. Mi
mamá me necesitaba y yo estaba
demasiado lejos. Los días y las noches eran un infierno porque no
podía saber qué mas estaba sucediendo en mi casa. Soñaba mucho
viéndolo llegar, diciéndome, Boba
porque llora si yo ya estoy aquí.
Siempre me aferré a la idea de que
él estaba vivo porque en mis sueños era así como lo veía. Pasó así
como un año. Lo esperé el primero
de julio del 2000 para mi matrimo-
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Ahora cuando pienso en él, sólo
sueño con no defraudarlo y sacar
adelante a mis sobrinos Jonathan y
Jaime. Aunque hoy tengo dos hijas, sé que mis hijos son cuatro y
que ellos nunca van a estar solos
porque sé que él hubiera hecho lo
mismo si la situación hubiese sido
al contrario. Doy gracias a Dios porque me permitió tener un hermano maravilloso con el que conté en
los momentos difíciles de mi vida.
Siempre me hizo saber lo mucho
que me quería.
Te extraño mucho y me gustaría que estuvieras.
Relato de Yolanda
Mi hija Ginna Lorena encabezó
está historia el día 30 de mayo de
2009. Para mi hija fue muy duro revivir estos recuerdos pues ella había viajado a Mitú, Vaupés a trabajar
con la Secretaría de Salud. Por eso
quise que ella empezara la historia,
la cual no pudo terminar. Me tocó
quitarle el cuaderno porque tuvo
una crisis de llanto al revivir estos
hechos. Ustedes entenderán cómo
se veía ella escribiendo y atacada
llorando.
Mi hijo Wilson nació el día primero de julio de 1969, su cédula
de ciudadanía era la 17345400.
Cuando sucedieron estos hechos él
contaba con treinta y un años de
edad. Estudió en la escuela Atanasio Girardot. Esta fatal historia sucedió el día 17 de febrero del año
2000. Eran las seis y cuarenta y cinco minutos de la mañana cuando
llegó mi hijo Wilson a mi casa, en
la carrera quinta número veinte,
cuarenta y cinco del barrio Once de
Noviembre. Llegaba a recoger a su
hijo Jhonatan Alirio para llevarlo al
colegio a estudiar. El niño cursaba
primero y estudiaba en el colegio El
Libertador.
Mi hijo dejó al niño en el colegio
y se fue para la casa de la abuela
materna, mi mamá. Ella vivía en la
carrera sexta número ocho, ochenta y dos; con mi mamá vivía mi
hermano Luis Henry quien estaba
muy enfermo. Mi hermano, dueño de una carpintería, tenía unos
trabajos que debía entregar ligero
y como mi hijo era carpintero estaba ayudando al tío a terminar esos
trabajos urgentes. Mi hijo entró a la
casa y mi mamá le dijo, Mijo vaya
me trae una bolsa de agua para
prepararle un remedio a su tío. Mi
mamá le dio unas monedas y él
salió a comprar la bolsa de agua
pero todo estaba cerrado y le tocó
ir hasta la panadería La Reina, que
en esa época estaba en la esquina
del semáforo Punto Rojo. Mi hijo
entró a comprar el agua, pero ¿Qué
sucedió?, nadie da razón. Mi mamá
me mandó razón preguntándome
que por qué no había vuelto Wilson, que le avisaran para que no se
le olvidara que el niño salía del colegio a las once de la mañana. Eso
sucedió el mismo viernes diecisiete
de febrero de dos mil.
Wilson dormía en la casa de la
hermana Marisol, en el barrio La
Campiña. En ese tiempo mi hija y el
esposo trabajaban en San Juan de
Arama como docentes. Ellos viajaban de lunes a viernes, y ese viernes diecisiete de febrero de dos mil,
ellos llegaron a las tres de la tarde.
Apenas los vi les dije que fueran a
buscarlo por allá en los tomaderos
y residencias, pensando que se hubiera encontrado con alguna novia,
pero nada, por ninguna parte estaba, nadie daba razón de él.
Ese día él andaba en la bicicleta
del cuñado, que se encontró estacionada en la Panadería La Reina.
Eso fue a las diez de la noche que
la vimos ahí, el mismo diecisiete de
febrero. Ahí empieza el calvario:
busque, vaya, reconocer cadáveres aquí y allá; así pasaron más de
cinco años hasta que yo misma dije
NO MÁS, de qué sirvió esa angustia,
esa zozobra que viví en ese tiempo.
Hoy en día cuento con 63 años, soy
diabética, hipertensa y tengo problemas cardiacos y como si fuera
poco, tengo una úlcera varicosa en
el pie derecho.
Soy pensionada por el Instituto
de Seguro Social, pero si no fuera
así no sé qué sería de mi vida, pues
yo tengo muchos gastos personales, en gasas, pastas, microporo, en
medicinas como Lanitop, Jozartán
y otras como lo demuestra mi historia clínica. Tengo que comprar las
agujas, láminas para el glucómetro,
etc.
Ustedes dirán, y a qué viene esa
historia. Hago énfasis en esto porque ustedes dirán: ella no necesita,
¿verdad?. Les sigo contando: Después de buscar, preguntar, reconocer cadáveres, ¿qué me pasó?
Muchas noches me levanté a
abrir la puerta de la calle porque yo
dormida escuchaba a mi hijo que
me llamaba. Cuando me despertaba iba hasta la calle sola y mi hijo
no estaba. También muchas veces
abrí la puerta del solar y nada, mi
hijo no estaba. Pero como si fuera
poco, muchas veces me llamaron
por teléfono para decirme “Cállese
la jeta, no lo busque más o aténgase a las consecuencias”. Esa fue
una de las causas por las que yo
estuve mucho tiempo en silencio
sobre este caso.
Mi hijo terminó la primaria y trabajó como ayudante de mecánica
con el señor Pedro Castro, quien
actualmente es el que maneja el
ancianato de aquí de San Martín.
San Martín - Meta
Historia de Wilson Ramiro
Quintero Aragón
nio, pero no llegó. Mi abuelita en
el lecho de muerte me dijo que
estaba tranquila porque en el cielo
se iba a encontrar con Ramiro, sólo
ahí en ese momento y con gran dolor lo dejé de esperar.
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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En conclusión, mi hijo me hace
falta y lo que más me pesa es no
haber tenido la dicha de tenerlo
en un cementerio a donde visitarlo, hablar con él o llevarle una flor.
Esto es parte de lo vivido desde ese
diecisiete de febrero del año dos
mil.
El 31 de diciembre de 1999 fuimos al Río Ariari con unos familiares
que vinieron de Bogotá. Ellos traían
una buseta en la que pudimos ir
todos los de la familia. En esa época mi mamá vivía y la llevamos, y
mi hijo se portó como nunca con
la abuelita, demasiado especial y
atento con mi mamá. Él era el segundo dentro de cinco hermanos,
era muy especial y detallista en fechas como cumpleaños, fiesta de la
madre, etc.
Cuando estudió y estaba en la
casa no fue peliador, ni en la casa,
ni en la escuela, posteriormente
tampoco. Nunca estuvo detenido
para que ahora digan los señores
equis de los grupos armados, “Fue
una equivocación, o nosotros no
fuimos”. Con esa respuesta ellos
piensan que está todo saneado,
como Pilatos se lavaron las manos.
Les cuento cuáles han sido las
consecuencias de todo esto que
sucedió. La tensión por las nubes,
mi corazón ya se cansó y estuve
en la unidad de cuidados intensivos del Seguro Social, veintinueve
días hospitalizada. Por ese motivo,
el niño actualmente vive con la tía
Ginna en Bogotá y cursa el año décimo de bachillerato. Yo siempre
colaboro en lo que puedo.
Pero les cuento que el niño cuando pequeño dormía y comía con el
papá, o sea que él no comía sin el
papá ni se acostaba sin el papá, no
lo hacía. Al principio fue un trauma
muy cruel, pues él salía a la puerta
y miraba hacia el centro y me preguntaba, Abuelita qué pasa que mi
papá que no viene, y yo le contestaba, Después viene.
Así pasaron muchos días, hasta
que un día el niño me preguntó y
yo no lo pude contestar. Fui hasta
donde tengo un altar a la Virgen,
recé y luego salí y le contesté, Su
papá no viene porque se fue a trabajar muy lejos, pero un día va a
venir. Él me contestó preguntándome, Y nos trae platica, y yo le
dije, Sí, él nos va a traer platica para
comprar lo que nos hace falta.
Esa mentira duró mucho tiempo.
Hasta que un día, cuando él tenía
doce años resolvimos contarle la
historia o la verdad de lo que había
pasado y le mostré una copia de
la denuncia y él la leyó. Ahorita ya
está enterado de todo lo sucedido
y de las vueltas que he hecho. Actualmente él cuenta con dieciséis
años y sabe que si algún día nos
dan algo de lo de la reparación de
las víctimas, eso nos lo repartimos.
Lo único que si es cierto de esta
historia es que toda la familia lleva
una marca imborrable, pues marcó
a los hermanos, tíos y sobrinos. Son
tantas cosas que quisiera compartir pero creo que con esto basta.
Solo me resta seguir recordando
aquellos momentos cuando vivimos juntos y compartíamos tantas
cosas bonitas y tantas necesidades
que pudimos haber pasado, pero
lo más hermoso fue aquellos lindos
días en familia.
Seguimos esperando que los
“señores equis” de los grupos armados, algún día nos entreguen
los huesos para darles cristiana sepultura.
Yo quiero decirle a mi hijo donde esté, que por favor siempre nos
acompañe y nos ayude a solucionar nuestros problemas, los que
siempre se nos presentan. Aunque
hasta hoy veintiséis de junio de
2009 no sabemos dónde reposan
sus restos, yo creo que no están
lejos de San Martín. Toda la familia
espera que algún día se nos haga
el milagro y los “señores equis” de
los grupos armados, los que le qui-
taron la vida a mi hijo Wilson, nos
entreguen aunque sea los huesos
para así acabar de cerrar ese ciclo
de zozobra, este capítulo de la vida
de mi hijo Wilson.
Algún día un señor equis dijo,
“Mátenlo”. Esta realidad de la vida
no se la deseo a nadie, pero desgraciadamente es una verdad que
todos los días vivimos muchas familias en todas partes de Colombia.
Desgraciadamente no soy solamente yo o los míos los que tenemos este problema o esta marca de
la violencia.
A esos señores que se llevaron
a mi hijo Wilson yo les digo, Ustedes también son seres humanos,
tienen una familia, una mamá, una
esposa, unos hijos a los cuales ustedes no quieren que les pase nada, a
pesar de que ellos tienen dos o tres
escoltas las veinticuatro horas del
día, todos los días. Por favor ya no
maten más, no más violencia, basta
ya por favor, entréguenos nuestros
hijos, nuestros huesos que fueron
sangre de nuestra sangre. Yo no
soy nadie para juzgarlos y mucho
menos para condenarlos por esto,
pero sí quisiera preguntarle al señor
equis, qué fue eso tan grave que
cometió mi hijo para que le hicieran lo que le hicieron.
De todas maneras les cuento, yo
le pido a Dios, el único dueño de
nuestra vida, de lo que somos, porque por voluntad de Dios todo se
San Martín - Meta
Historia de Wilson Ramiro
Quintero Aragón
De allí salió a pagar el servicio militar, él fue soldado profesional.
Cuando salió del ejército vino muy
cambiado y se había vuelto muy
responsable en la casa. Cuando yo
me enfermaba, él conseguía lo que
necesitaba, fuera droga o plata, y
si él tenía que hacer la comida, la
preparaba y me servía.
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VISIBLES
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VISIBLES
mueve y todo tiene vida, que por
favor perdone a todos aquellos que
de una u otra forma tienen la culpa de la muerte de mi hijo y que
no se han parado a pensar en que
dejan viudas y niños huérfanos.
Quizás algunos de estos niños no
van a tener la dicha de tener un familiar o una abuela que les dé un
pan, un techo. Quién sabe cuántos
no han tenido esta dicha, muchos
quizás murieron de hambre o frío,
o quizás hoy están en la cárcel, en
la calle, o son delincuentes por la
maldita guerra, guerra maldita que
nos ha marcado a muchos colombianos, porque como seres que somos tenemos derecho a tener un
familiar, un papá, una mamá, porque si nos falta uno ya hay un vacío
en el hogar, más cuando es por la
guerra.
Lo que dicen los “señores equis”
de los grupos armados es que fue
una equivocación, pero tremenda
equivocación. En conclusión se nos
llevaron a un ser querido del hogar
que nunca más va a volver a estar
con nosotros, ni volverá a compartir aquellos años en familia, un ser
que no va a tener la dicha de ver
crecer a sus hijos para poder guiarlos en la vida, para que sean personas de bien y no cometan errores.
He terminado esta historia
el día 15 de julio de 2009.
Habla Jhonatan
Alirio Quintero
Bernal
En el año dos mil, el señor Wilson Ramiro Quintero Aragón desapareció en el departamento del
Meta, en el municipio de San Martín, padre de dos hijos que son Jain
Hans Guirleidy Quintero Bernal, hija
menor, y yo, Jhonnatan Alirio Quintero Bernal, el hijo mayor. En este
momento me gustaría tenerlo a
mi lado, enseñándome qué cosas
están bien o mal, apoyándome en
mis metas, en mis estudios, ayudándome con las tareas, compartiendo con la familia, pasando una
navidad feliz junto a mí, festejar el
año nuevo, ir a las fiestas, viajar,
que me comprara lo que yo necesitara, ir a comprar el mercado para
la casa y muchas otras cosas más
quisiera compartir.
Todas estas cosas no tuvimos la
oportunidad de hacerlas realidad,
ya que él está desaparecido. No
pudimos compartir mucho tiempo como padre e hijo. Lo que si les
digo es que yo nunca pierdo las
esperanzas de que él vuelva y de
poder volverlo a ver, así me digan
que él está muerto, pero yo como
hijo mayor, siempre lo voy a querer,
aunque no tuve la oportunidad de
compartir con él.
Tengo dieciséis años de edad, en
los cuales los últimos nueve años
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no he tenido noticias de él. Toda
mi infancia la tuve con la mujer
que más me apreció, que me enseñó muchas cosas, esa mujer se
llama Ana Yolanda Aragón, que es
mi abuelita. Gracias a ella aprendí
muchas cosas que mi padre no me
pudo enseñar.
Gracias por escucharme y por
entender lo que necesita uno de
un padre como Wilson Ramiro
Quintero Aragón.
San Martín - Meta
Historia de Wilson Ramiro
Quintero Aragón
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NARRATIVAS
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NARRATIVAS
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Luchando
para Vivir
Historia de Wilson Ramiro
Quintero Aragón
Por: Lina María Osorio
L
a verdad es que desde que yo
nací mi vida fue muy triste porque
mi mamá era muy pobre y mi papá
la abandonó con cuatro hijos pequeños, estando embarazada de
mí. Mamá me tuvo en una situación
muy precaria, ya que nací en un
rancho donde comían los caballos
en la finca de mi abuela.
Cuando nací, al poco tiempo
mamá conoció a un hombre y se
fue a vivir con él y ese fue el peor
error que ella pudo haber cometido. Ese hombre le pegaba a ella y
a mis hermanos y por supuesto a
mí. Pasaron los años y él nos llevó
para la Uribe, Meta, a una finca que
había comprado y que quedaba a
dos días del municipio. Ahí comenzó el peor de los calvarios, porque
estábamos solos con mi mamá en
esas tierras lejanas, distanciados del
resto de la familia. Él hacía lo que
quería con nosotros, nos maltrataba, nos amenazaba todos los días
diciendo que nos iba a matar a mis
hermanos y a mí, y por supuesto a
mi mamá también le decía lo mismo. Nunca voy a olvidar un día que
iba a matar a mi mamá ahogándola
en un río, la misericordia de Dios es
tan grande que no lo pudo hacer
de esa manera porque todos nosotros le gritábamos que no lo hiciera.
Bueno, así pasó el tiempo
aguantando maltratos, amenazas y
abusos sexuales porque él abusaba
de mis hermanas y de mí. Para él
no había ley porque allá tan alejados del municipio no existía ningún
tipo de autoridad. Pasaron diez
años, no recuerdo la fecha exacta,
lo único que nunca voy a olvidar es
que por culpa de ese monstruo, de
tanto barrer la casa con el cabello
de mi mamá y maltratarla tanto y
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por no tener ni para un médico que
la ayudara, a mi mamá se le formó
un cáncer a causa de tantos golpes
recibidos. Esa enfermedad la mató
y nosotros quedamos solos con él.
Quedaron tres hijos que mi
mamá le tuvo a él y los otros hermanos se fueron con mi abuela. A
mí me mandaron con una amiga de
mi mamá que vivía en Santa Marta
y ahí comenzó otra historia de mi
vida. Yo pensé que irme con esa
mujer era lo mejor pero la verdad
no fue así. Era muy niña, solo tenía
diez años y no sabía bien lo que iba
a pasar conmigo, sólo quería saber
si mi vida iba a ser tan triste como
lo había sido hasta ese entonces.
Así llegué a otra ciudad, a comenzar de nuevo, pero la vida no
fue tan fácil porque la señora que
me llevó se cansó conmigo y a los
seis meses me echó de la casa, no
porque yo no le ayudara, porque
mi mamá me había enseñado a
trabajar y yo le colaboraba y le hacía caso en todo, sino porque ella
empezó a tener problemas con el
esposo por mí.
La verdad me fui de esa casa y
otra vecina que era la esposa de un
militar me recibió y me puso como
su empleada. De pago me daba la
comida y el techo. Mi vida no era
fácil. Pasaron unos meses y un día
le dejé caer a la señora un frasco
de Nescafé vacío y me pegó una
cachetada y yo me fui para la calle.
Otra señora esposa de un sargento
me recogió, ellos tenían cuatro hijos, me adoptaron y me dieron estudio, comida, ropa y todo lo que
ellos me podían dar porque tenían
más hijos. Pasaron los años y anduve con ellos de traslado en traslado
hasta que cumplí como dieciséis
años y me fui a buscar a una tía
que vivía en Bogotá. Allí llegué y
busqué trabajo en un lavadero de
carros donde trabajé como un año
y me perdí de mi familia adoptiva.
Allí conocí al papá de mi hija.
Duramos muy poco de novios y
nos fuimos a vivir juntos. Con él me
sentía la mujer más feliz del mundo
porque ambos éramos jóvenes, yo
sentía que la felicidad había llegado
a mi vida. La verdad no había conocido a otra persona que me quisiera tanto, aparte de mi mamá.
A los tres años de vivir juntos
quedé embarazada de mi hija.
Todo era hermoso. Esperábamos a
nuestra hija, era la primera vez que
íbamos a ser padres. Todo paso así
y nació ella y todos éramos felices
con la niña. Él le daba lo que ella
necesitaba y a mí me regalaba detalles en todas las ocasiones que
tuviera o lo que yo necesitaba. La
verdad después de haber sufrido
tanto, después de no tener mamá
y mi papá haberme abandonado
cuando mamá tenía seis meses de
embarazo de mí, era lo mejor que
yo había tenido en mi vida. Yo me
sentía la mujer más feliz del mundo
porque yo sentía que con él tenía
todo lo que nunca había tenido. Él
llenaba todos los vacíos que yo tenía porque era muy buen esposo.
Nunca voy a olvidar el veintitrés
de diciembre de mil novecientos
noventa y seis. Ya mi hija tenía quince meses. Él nos estaba haciendo
las compras para el otro día que era
navidad. Llegó a la casa como a las
ocho y media de la noche y compartimos como todos los días.
Ese día fue el último día de felicidad que yo tuve en mi vida. Nunca
se me pasaba por la cabeza que ese
día me iba a quedar sola otra vez
enfrentándome al mundo con una
hija. Esa noche eran como las nueve y a él se le dio por salirse a arreglar una moto que había comprado
hacia como dos meses. Estábamos
ahí afuera con unos vecinos pero
la única mujer que había era yo. Al
lado de arriba se miraba como un
cerro y a mí se me hacía raro que
había cinco hombres fumando.
Bueno, mi hija se puso a llorar y
yo me entré a ver qué pasaba con
ella. Era eso lo que ellos estaban
esperando, que yo me entrara para
ellos bajarse y empezar a disparar.
Cuando yo estaba con mi hija escuché los disparos y pensé en él,
aunque él no tenía enemigos, era
un muchacho de escasos recursos
pero muy trabajador. Él estaba trabajando en un almacén y no tenía
enemigo como para que me le fueran disparando. En ese momento
lo dejaron herido y los vecinos lo
metieron en la casa de ellos. Cuando yo salí a ver qué había pasado
fui a abrir la puerta de la calle que
el viento me la había cerrado. Algo
no me dejaba abrirla, entonces yo
me asomé por una ventana y miré
a los cinco hombres que tenían pasamontañas y no se les miraba la
cara, yo llamé rápido a la policía y
alcanzaron a coger a uno de ellos.
Bueno, pasó esa noche y a mi
marido lo llevamos al hospital más
cercano, allí lo dejaron una hora antes de trasladarlo a otra clínica para
que lo operaran. Él resistió la operación y cuando fue llevado a cuidados intensivos le dio un infarto
y murió. Había perdido mucha sangre porque lo tuvieron demasiado
tiempo en el primer hospital botado en una camilla y sin prestarle
ninguna ayuda; el cuento era que
no había una ambulancia, y eso que
vivíamos en Bogotá.
Él murió a eso de las tres de la
madrugada y hasta ahí llegó mi felicidad. Ese día era veinticuatro de
diciembre, me dirigí a la estación a
realizar el denuncio de la persona
que había sido arrestada y también
me dirigí a Paloquemao para asesorarme y que no fueran a dejar salir
a uno de los asesinos de mi compañero.
Pasó el entierro, yo estaba destrozada por lo que me había pasado y se me había olvidado que ese
hombre estaba preso. Me dirigí a la
estación donde lo tenían y la sorpresa que me llevé fue que lo habían soltado porque era menor de
edad. Yo no podía creer que la ley
fuera tan injusta, dejar ir a un asesino después de tenerlo detenido sabiendo que también hay sitios para
los menores. Ese joven debe estar
libre con los demás que cometieron ese asesinato.
La verdad es que después de su
muerte nada volvió a ser igual,
porque nosotras dependíamos de
él. Me tocó buscar trabajo y meter
mi hija a un hogar de Bienestar Familiar. La verdad yo era muy joven
sin experiencia para trabajar y sufrí
San Martín - Meta
Luchando para vivir
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mucho. A veces no tenía para la leche de mi hija y me tocaba darle
gelatina como tetero. Así pasamos
muchas necesidades. A veces no
teníamos ni para la comida. Mi hija
me sufría de bronquitits y fuera
de eso estaba desnutrida y casi se
me muere. Pero mi Dios es grande
y no me desamparó y después de
un tiempo nos vinimos para acá,
para los Llanos, ya que por acá nosotras teníamos familia. Gracias al
apoyo que nos brindaron, por lo
menos hoy en día tenemos aunque
sea una estabilidad, pero nunca
vamos a olvidar lo que nos pasó y
nunca voy a olvidar a ese hombre
que me hizo tan feliz y me dejó el
regalo más grande de mi vida, que
es mi hija. Ya ella tiene trece años y
a pesar de que él no está, ella me
habla de él y de cómo era él con
nosotras, ella era sólo una bebecita
a quien los violentos le robaron la
dicha de disfrutar a un papá.
Hoy en día yo le pido a Dios que
me dé las fuerzas para seguir y para
poder perdonar a las personas que
tanto daño nos hicieron. Lo mismo
a mi padrastro que hoy en día vive
como un rey de un lado para otro,
porque no hubo las pruebas suficientes para que él pagara lo que
nos hizo. Yo le dejo todo a mi Dios,
que si la ley de la tierra no hizo
nada por castigar esas personas, el
Dios del cielo tarde o temprano les
cobrará lo que nos hicieron. Yo me
pregunto, ¿por qué vivimos en un
mundo donde la ley es para el más
pendejo, por qué hay tanta gente
inocente en las cárceles pagando lo que otro hace, mientras los
que cometen delitos están sueltos
y disfrutando de todo lo que han
hecho?
Yo quiero mandarle un mensaje
a todas las personas que han sido
víctimas de la violencia, que aunque nuestros seres queridos ya no
estén con nosotros sigamos siempre adelante, que tenemos el mejor abogado de todos y él es el que
pelea la batalla por nosotros y se
llama Jesucristo, y pido disculpas o
mejor perdón, si en este cuaderno
ofendo a alguien.
Gracias por leer mi historia.
San Martín - Meta
Luchando para vivir
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Jorge
Enrique
Rodríguez Barbosa
Por: Shirley Wilches
M
i esposo era comerciante de
ropa. Era un buen esposo, me quería, me apoyaba tanto sentimentalmente como económicamente.
Era un hombre que cualquier mujer desearía tener. Tenía cinco meses de embarazo de mi segunda
hija, cuando todo se vino abajo. Mi
esposo viajó a Bogotá el veintidós
de diciembre a cuadrar unos compromisos que tenía pendientes. El
veintitrés de diciembre fue temprano donde un compadre, quien
también era comerciante de ropa.
Estaban mi esposo con él, cuando
por robar al compadre, los mataron
a los dos. Desde ese 23 de diciembre de 1996 me cambió completamente mi vida. Mi esposo estaba
muerto y yo ni siquiera sabía por
qué. Yo vivía acá en San Martín,
Meta y él fue asesinado en Bogotá.
Nadie se atrevía a darme esa noticia, sobre todo por mi estado de
embarazo, pero el 24 de diciembre
de 1996 me llamó la esposa de un
sobrino de mi esposo para darme
la noticia. Lo más triste del caso es
saber que no pude ir al entierro
porque había estado muy enferma del “abrazo del pato” y estuve
a punto de perder el bebé. Esa fue
la principal causa de no haber ido
al entierro. El segundo motivo era
que él había tenido otro hogar hacía unos años atrás y había dejado
hijos grandes y ellos no habrían
aceptado que yo hubiera ido.
Desde ese día que recibí la noticia sentí que la vida se me había
acabado, sentía que la tierra se me
hundía, que estaba sin piernas, sin
brazos, que el aire que respiraba no
me alcanzaba. Sólo sé que si la gente que le quita la vida a una persona, supiera el daño que le hace
a la familia, nunca lo haría, porque
el que se muere se va a descansar,
pero el que se queda es el que queda sufriendo.
San Martín - Meta
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NARRATIVAS
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NARRATIVAS
VISIBLES
Para mí ha sido muy triste criar
a mis hijas sin papá, especialmente
la pequeña que no tuvo la dicha de
haber tenido a su papito ni un sólo
día, ni para haberle comprado un
paquete de pañales, ni para darle
el apellido. Desde entonces nunca
me ha gustado que lleguen los diciembres ni mucho menos las navidades. Llevo doce años de viuda,
nunca volví a rehacer mi vida, la
verdad me da miedo por mis hijos,
porque uno mira caras pero no corazones. Por eso me ha tocado muy
duro, la niña de 18 años ni siquiera
la he podido poner a estudiar en la
universidad porque no tengo recursos económicos. La pequeña,
la que tiene doce añitos está estudiando en séptimo de bachillerato
en un colegio público.
El trauma psicológico, emocional
y económico ha sido muy duro. Haciendo el papel de papá y de mamá
tanto sentimental como económicamente. Esto de volver a recordar
lo que uno ha vivido es muy duro.
Para mí una de las cosas mas duras
es cuando la niña pequeña me pregunta por su papá y me dice que
por qué a ella, que ella quisiera ser
como los otros niños, tener a su
papá vivo. En todo momento hay
mucha tristeza, especialmente en
los cumpleaños. En los diciembres
nos hace mucha falta su presencia,
especialmente a mí, que día tras día
el trabajo se ha puesto muy malo
y a veces ya no hace uno ni para
la comida. Si él estuviera vivo todo
sería diferente, a mí no me tocaría
tan duro.
Habla Julieth
Andrea Rodríguez
Yo he sentido un vacío sin mi papito. Yo quisiera ser como son los
otros niños que tienen a su papá
vivo, al menos para que me dijera
cosas positivas o negativas. Ustedes no saben lo mal que yo, Julieth, me siento sin mi papito. Cuando
mis compañeros hablan de los papás yo me siento muy mal porque
yo no tengo el mío. Al menos sentir
el amor que le da un papa a su hija,
ser celoso cuando algún muchacho
o joven se acerca a su hija, ahí es
donde nosotras las niñas miramos
cuánto los papás nos quieren. Yo
quisiera que mi papá estuviera porque yo me siento muy sola, mirando a mi mamita luchando por sacarme adelante, por mantener en
alto el apellido de mi papá. Me hace
tanta falta en los cumpleaños, en la
navidad.
A mi mamita le toca muy duro
para traer la comida a la casa, para
darme el estudio. Si mi papá estuviera, mi mamá no tendría que pasar tantas necesidades. Pobrecita,
ella prefiere trabajar para comprarnos a nosotras, o sea a mi hermana
y a mí, todo lo que necesitemos.
Nunca pensé que hubiera tanta
gente mala. Acabar con la vida de
un hombre que no le debía a nadie
ni se metía con nadie. No sé cómo
pudieron acabar con su vida.
Para mi abuelita Margarita Barbosa fue muy duro, porque era el
hijo menor. Siempre que yo iba a
Bogotá a visitar a mi abuela, cuando ella me miraba se ponía a llorar
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y me decía que yo me parecía mucho a mi papá. Ella me abrazaba y
me consentía, me hacía mi comida
favorita: changua con chocolate,
pero desgraciadamente se murió
mi abuelita. Les voy a contar la historia.
Una vez llegó mi tía con un
mercado a la casa de mi abuelita.
Cuando ella llegó preciso se le había olvidado una cosa, entonces se
devolvió y dejó el mercadito que
le llevaba a mi abuelita. Mi abuela
destapó y sacó un tarro y como a
ella le fallaba la vista se lo tomó y
era un ácido para limpiar la estufa.
Cuando llegó mi tía la encontró en
el piso tirada, ella comenzó a gritar
desesperada sin saber qué hacer,
luego se la llevaron para el hospital, la hospitalizaron y después llamaron a mi mamita y le contaron
que mi abuela estaba grave. Nos
tocó irnos como a las diez de la noche para Bogotá, llegamos como a
la madrugada y fuimos a visitarla
y estaba muy grave, pero se mejoró. Cuando yo fui la última vez
a visitarla estaba muy mal, estaba
recaída, casi no podía hablar. Allá
llamó a mi mamá, yo me salí para
afuera llorando y yo me decía para
mí misma que mi abuelita se me
iba a morir. Mi abuela le dijo a mi
mamá que me cuidara mucho, que
nunca me fuera a dejar sola. Luego
nosotros nos vinimos para San Martín, llegamos como a las once de la
noche y mi primo Danilo Rodríguez
nos llamó y nos dijo que mi abuela
había fallecido. Nos tocó otra vez
devolvernos para Bogotá para el
entierro. Eso fue muy duro, fuimos
todos los nietos, nos abrazamos y
comenzamos a llorar y a gritar. Para
mi fue muy duro porque yo quería
demasiado a mi abuelita. Ella era
muy alegre y chistosa.
Cuando yo iba a la casa de mi
abuelita, en una pieza mantenían
a mi tío Lizardo encerrado porque
él no era normal. Si él se salía de la
pieza comenzaba a hacer daños.
Mi tío Lizardo me quiere mucho
porque cuando yo me le acercaba
me decía por gestos que él me
quería mucho y que mi papito estaba en el cielo. Dios quiera que mi
familia esté muy bien, en especial
mi tío Lizardo, ojalá que esté bien
en el ancianato. Gracias a Dios ya
hemos superado lo de mi papá,
pero para mi mami y para mí fue
muy duro.
Habla de nuevo la
esposa
Ahí mi hijita Yulieth les cuenta
un poco de lo que nos ha pasado y
de lo que se acuerda, porque para
mí desde tenerla en mi vientre ha
sido muy duro todo. Yo lo único
que le pido a la persona que algún
día lea estas palabras, es que nunca se olviden de nosotros.
San Martín - Meta
Jorge Enrique Rodríguez Barbosa
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T
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Rubiela
Wilches
Por: Ana Elvia Hurtado
eníamos una finca en la vereda
San Miguel desde hacía 40 años,
donde íbamos a pasar nuestras alegrías, nuestras tristezas, pero un
día todo cambió. Mi hermana se
fue a prestar el servicio militar, fue
lo mejor que pudo haber pasado;
pero un día llegó a la finca y la guerrilla la mató. Mi mamá como las
ocho de la noche corrió para donde un vecino, y el vecino la encerró
hasta el otro día. Como a eso de las
cinco de la mañana ella se fue a ver
qué había pasado con el cuerpo de
mi hermana y lo encontró botado
en el camellón. Como ella tenía
que ordeñar, soltó los becerros y
vino corriendo a salir a la carretera
de Cubarral. A la mitad del trayecto
había una finca y le dijo a los vecinos que vinieran y acompañaran el
cuerpo de mi hermana hasta que
ella iba a Cubarral a avisarle a la policía.
Cuando llegó a Cubarral como a
las seis de la mañana a pasar el informe de lo sucedido, la policía de
Cubarral llamó a la policía de San
Martín e informaron sobre la muerte de mi hermana. Yo busqué a un
amigo que tenía moto y vine hasta
Cubarral a averiguar por lo sucedido. Cuando llegué, mi madre había
pedido colaboración para que le
prestaran la ambulancia para ir a
NARRATIVAS
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recoger el cuerpo de mi hermana;
ella ya venía de regreso con los restos. Llegamos a Cubarral y no había inspector y nos tocó irnos para
Acacías a que le hicieran el levantamiento. Hasta las seis de la tarde
la funeraria tomó el cuerpo de mi
hermana para embalsamarla. Nos
la entregaron a la una de la tarde,
nos fuimos para Guamal a velarla.
Después me tocó venirme para San
Martín a recoger a mis hijas, que eso
fue lo más triste, decirle a mis hijas
que a la tía la habían matado. Después nos devolvimos para Guamal
al velorio y al otro día la enterramos
a las cuatro de la tarde, el día dieciséis de enero de 2002. Después nos
vinimos con mi mamá para la casa
porque yo vivía acá en el pueblo.
Como a los cinco días conseguimos
un camión para ir a traer el trasteo
de la finca. Fue muy duro salir de
la finca como si fuéramos ladrones.
Me traje a mi mamá para acá,
para San Martín. El trauma psicológico ha sido terrible. Siento que
mi madre no lo ha superado porque para ella es sagrado todos los
lunes ir a visitar la tumba de mi hermana. Desde entonces nunca ha
sido igual. Se llevaron la alegría de
la casa y lo peor del caso, la única
hermana que tenía.
San Martín - Meta
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NARRATIVAS
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Historia de
Jaime
Enrique
Rivera Ríos
Por: Edilia Ríos
El día 24 de abril de 1982
a las seis y treinta de la tarde
nació un niño hermoso que se
llamaría Jaime Enrique Rivera
Ríos. Fue criado en una familia humilde pero de muy buenas costumbres, con muchísimo amor por ser el único hijo
varón en una familia de tres
hermanos. A los cinco añitos
ingresó a la escuela a realizar
su primaria sin ninguna dificultad, siguiendo la secundaria hasta noveno. Por falta de
recursos económicos le tocó
abandonar sus estudios.
U
n día, unos supuestos amigos le
ofrecieron trabajar en una finca,
según ellos, era muy buen empleo,
sin imaginar qué clase de trabajo
era. Nosotros como padres le preguntamos acerca del trabajo, pero
él decía que no, que era bueno y
que era en el campo. Un día sacó la
ropa y se fue, pasados los días nos
enteramos que el famoso trabajo
era con las Autodefensas Unidas de
Colombia. Para nosotros como padres fue muy duro porque ya nos
habían comentado el peligro que
corrían. Además no entendíamos
en qué momento como padres
habíamos fallado, nosotros sufríamos mucho, sin saber de la vida de
nuestro hijo.
Pero en esta situación qué podíamos hacer, solo clamar a Dios, desafortunadamente muchas veces la
vida de los hijos se nos sale de las
manos. Bueno, así en ires y venires
fue pasando el tiempo, cuando el
día menos pensado llegó nuevamente a nuestro hogar. Sentimos
mucha alegría de volverlo a ver, le
preguntamos que si se iba a quedar, pero él nos dijo que no podía.
Nos dejó unos pesos y se fue de
nuevo. Al tiempo nos dijeron que
lo tenían en Granada, Meta. Con el
transcurrir del tiempo, el gobierno
ofreció la amnistía para la mayoría
de los miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia. En Abril 16
de 2005 se desmovilizó del bloque
Héroes del Llano, saliendo con su
identificación personal al día, con
cédula de ciudadanía y pasado judicial. Nosotros como familia estuvimos contentos. Así estuvo en la
casa unos días juicioso.
El día dos de agosto de 2006 salió
de la casa de nosotros, sus padres,
a las nueve y treinta de la mañana hacia el municipio de Granada,
Meta a una cita de ortodoncia. Al
lugar llegó un hombre y entró al
consultorio y sin medir palabras
le disparó en repetidas ocasiones,
quitándole la vida. Desde ese momento para nosotros, los padres,
ha sido una lucha para que el gobierno nos responda por la pérdida
de nuestro hijo, aunque sabemos
que con la ayuda o beneficios que
recibamos nunca lo vamos a tener
nuevamente con vida.
San Martín - Meta
Mauricio y Juan Carlos
076
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Historia de
Jhon Freddy
Vargas
Mauricio y Juan Carlos
Por: Ingrid Viviana Vargas
M
i nombre es Ingrid y esto es lo
que he vivido desde que era muy
pequeña. En este pueblo siempre
se ha vivido la violencia, los grupos
armados eran los que mandaban.
En más de una ocasión miré cómo
dejaban a las personas muertas en
las mismas casas, fueran hijos o
esposos. Pasaban en moto y le disparaban a las personas. Mi abuelo
trabajaba en el municipio manejando volqueta y en muchas ocasiones
llegaba con más de dos muertos,
que encontraban en el camino
cuando iban al río a recoger arena.
En una ocasión nos fuimos con
él para el río y de camino nos encontramos dos hombres jóvenes
muertos, uno de los cuales ya se
estaba descomponiendo. Eran demasiados los muertos que se veían
en esos tiempos, cuando empezó a
comandar el grupo de paramilitares que se hacían llamar los Gachas.
En ese tiempo casi matan a tres
tíos, uno porque decían que era informante de los guerrilleros; igualmente lo golpearon, lo amarraron,
pero de ver que no les dijo nada
de lo que ellos querían escuchar,
lo golpearon con la cacha de una
pistola. Él casi se vuelve loco por el
golpe. Al otro casi lo matan por estar trabajando con personas que a
ellos no les caían bien, y el tercero
por líos de faldas. Llegó el hombre,
acompañado de otros, al taller donde mi tío trabajaba y lo preguntó, él
se dio cuenta que eran paracos y
le dijo que a quien necesitaban y le
dijeron que a un tal Pedro, que lo
necesitaban para arreglar un problema, entonces él dijo qué Pedro
no se encontraba y se fueron. Un
tío habló con el hombre después y
le dijo que si a él le pasaba algo ya
sabíamos quien había sido.
San Martín - Meta
078
NARRATIVAS
VISIBLES
Jhon Freddy Vargas
080
Mi mamá abuela siempre ora por
nosotros y le rogaba a Dios que estas amenazas nunca se volvieran a
presentar en mi familia, pero desafortunadamente si sucedió con
un hijo que yo tenía llamado Jhon.
A él desde pequeño le gustaban
las motos y esa gente le enseñó a
manejar desde los nueve años. Él
se me fue enviciando a las motos y
comenzó a coger lo que no era de
él. Esa gente no le decía nada porque era pequeño, por el contrario
le preguntaban que si a él le gustaría manejar un arma alguna vez. Él
me contó que le habían dicho que
ellos lo recibían si él mataba a un
primo que iba con él ese día. El otro
niño al ver a mi hijo con el arma
apuntándole en la cabeza salió corriendo. El arma no tenía balas.
En muchas ocasiones tuve problemas porque mi hijo se la pasaba con ellos. Más grande, a mi hijo
se le ocurrió llevarse un celular y
unos papeles de un tal Ronald, este
hombre llegó a la casa de mi abuelo
y los amenazó. Dijo que lo iba a matar si no le aparecían los papeles. Él
estuvo en la discoteca Pepe bailando y de ahí lo sacaron y lo dejaron
botado por el lado del basurero. Yo
lo entregue al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar de ver que
me lo tenían amenazado, donde lo
protegieron. Él cambió su forma
de pensar y se puso a trabajar, lo
hizo en muchas partes hasta que
en septiembre de 2007 una moto
lo atropelló, él estaba conmigo en
la casa.
En las festividades él salió a bailar
el domingo y el lunes no volvió. Lo
esperé martes, miércoles y no aparecía, me puse a preguntarlo hasta que di con él, lo habían matado
vilmente. No les importó que estuviera bajo protección de Bienestar
Familiar, lo sacaron del pueblo y lo
botaron como a un animalito en la
carretera vía a Granada, lo apuñalearon, lo golpearon y lo degollaron.
Mi familia y yo hemos sufrido mucho por esto, porque él
estaba juicioso trabajando.
Habla la hermana
Yurani
Mi nombre es Yurani y extraño
mucho a mi hermanito y sé que él
no se merecía que lo mataran tan
vilmente. Le pido a Dios que los
que lo mataron paguen por lo que
hicieron. Cuánto quisiera que él estuviera vivo para que a mi mamá no
le hiciera falta y que estuviera cerca
de nosotros.
Habla Katherine
Mi nombre es Katherine y extraño mucho a mi hermanito. Sólo
tengo siete años pero siento rabia
con los que lo mataron.
Habla Michell
Mi nombre es Michell y extraño a
mi hermano.
Habla Johana
Mi nombre es Johana y yo extraño mucho a mi hermano porque él
era muy lindo conmigo. Lo extraño
demasiado y ojalá esos señores paguen por lo que hicieron.
Habla Jhon
Extraño mucho a mi sobrino porque él era muy divertido. De los
grupos armados pienso que ellos
no piensan para hacer las cosas a
las personas inocentes. Ojalá cambien de proceder y no les hagan
daño a las personas.
Habla Neyder
Mi nombre es Neyder y soy el
padrastro de Jhon. No tuve una
relación muy cercana con él, pero
me dolió mucho su muerte porque
era un joven con muchas metas. A
ninguna persona nadie tiene el derecho de quitarle la vida, y menos
de esa manera tan cobarde.
Habla de nuevo la
mamá
Esto es lo que piensan mi familia e hijas, que es diferente a lo
que piensan los demás, que dicen
que yo me hago la mártir porque
yo deseaba que mataran a mi hijo,
que yo lo despreciaba. Pero nadie
sabe el dolor que yo estoy sintiendo porque ninguna madre le desea
mal a un hijo; siempre deseamos lo
mejor no importa lo que piensen
los demás o digan. Solo Dios sabe
la verdad y ojalá que Dios les dé su
recompensa y no tengan que sentir
el dolor que estoy sintiendo yo, de
ver que no pude ni siquiera ver a
mi hijo por última vez porque me
lo entregaron en un ataúd sellado.
Dios perdone alguna vez a
los que me lo mataron porque
yo no creo poder hacerlo. Paren con tanto dolor que nos hacen padecer. No queremos más
muertes.
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San Martín - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
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VISIBLES
NARRATIVAS
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Historia de
Ismael
Mauricio y Juan Carlos
Por: Rosa Ismenia Cárdenas
M
e llamo Rosa Ismenia Cárdenas.
Soy nacida el 28 de noviembre de
1948 en Santander. Me ha tocado
trabajar desde niña. Murieron mis
padres, quedé sola porque mis hermanos temían allí. Aburrida me vine
con una amiga a trabajar a Acacías,
Meta. Ahí trabajé hasta que me fui
a vivir con el que fue el papá de mis
tres hijos, Héctor, Ismael y Gonzalo. Me daba una vida pésima, me
maltrataba, hasta que decidí irme
de su lado con mis tres hijos. Luché por ellos, a veces me tocaba
trabajar para la comida. Así los saque adelante y luego crecieron y se
abrieron a trabajar. Mi hijo Ismael se
fue a sembrar patilla a Puerto López. Se fue con una muchacha que
llevaba de compañera, estaba embarazada y él la dejó acá, Ismael no
alcanzó a conocer a su hijo.
El 18 de febrero de 1992, ella se
enfermó y la llevé al hospital. Ella
se mejoró a las seis y veinte de la
tarde, y lo más triste y doloroso fue
que como a las once de la noche
me llamaron a decir que mi hijo Ismael había sido tiroteado. Nos fuimos para allá, cuando llegamos al
hospital nos pidieron sangre. Fue
demasiado tarde y murió a las tres
y treinta de la mañana. Me dijeron
que había sido por robarle la patilla,
cosa que no creo. El dictamen médico dice lo contrario, lo que para
mí ha sido duro porque yo no he
podido superar esa tragedia. Me ha
quedado su hijo, mi nieto, al que
he tenido que darle todo. Lo más
triste es que a la edad que tiene el
muchacho aún no tiene el apellido
de mi hijo.
Recientemente fui a todas partes y le negaron el apellido. De todas maneras esa es parte de la historia de mi vida, la pérdida de mi
hijo. Me perdonan lo mal escrito y
la mala ortografía.
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Los inocentes
pagan en la
guerra
Mauricio y Juan Carlos
y mi familia lo vivió
Por: Cennedy González de Valcarcel
A
sí está conformada mi familia.
El 18 de junio del 78, fue mi matrimonio en la parroquia de San
Juan de Arama, al tiempo nacieron mis dos hijos, Oscar Giovanny y Harod Edisson. Mi esposo
Óscar Valcárcel era un luchador,
le gustaba mucho la política, velar por los ancianos, niños y gente humilde, no solamente en el
momento de hacer política, sino
porque le nacía ser humanitario con todo mundo, de una y
otra forma se las ingeniaba para
ayudarle a la gente humilde con
remesa, medicina, cuadernos,
uniformes, etc. Contaba con
amigos que le ayudaban para
entregar las donaciones y de
esta forma, él soñaba aspirar a la
Alcaldía de San Juan de Arama.
Así luchaba, ayudando a la gente humilde, trabajando en trochas, carreteras y donaciones.
Transcurrió el tiempo, y para
unas elecciones él dijo, Es el
tiempo mío, ahora o nunca. El
11 de junio de 1998, mi esposo
aspiraba a la alcaldía del pueblo y
pese a las circunstancias, le quitaron la vida. Nos encontramos
con muchas dificultades, en estos momentos nadie nos valora
porque no estamos relacionados con ellos, sin embargo, nos
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VISIBLES
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señalaron culpables sin antes haber
sido escuchados. Hoy el destino se
llevó a mi esposo que quiso luchar
por los suyos, que quiso vencer el
obstáculo más grande de su vida: el
miedo. Pero sin ninguna esperanza
le troncaron su ilusión, que hoy cerró su vida para siempre.
El 10 de junio de 1998 a media
noche, me hicieron una llamada,
me levante, contesté, era la voz
de una persona joven y me dijo,
Duerma tranquila que lo que va a
suceder es una pesadilla, ja, ja, ja,
inmediatamente colgué y le conté
a mi esposo, él me dijo Eso es envidia porque estoy haciendo política.
El día 11 por la mañana, mi esposo se bañó, se vistió, se acercó
al espejo a pulirse el bigote, en
ese momento llegó la mascota de
la casa que era un perro, su nombre era Motas. El perro le cogía las
botas del pantalón y aulló por tres
veces, lo jalaba, él dijo, A quien irán
a matar. Entonces salimos para la
registraduría a verificar cuántos aspirantes se habían escrito a la Alcaldía, estábamos ahí cuando llegó un
joven aproximadamente entre 18
y 19 años: bajito, tez blanca, con
un tatuaje en el brazo, mechudo,
con corte debajo, y los ojos colorados y sonreía como malicioso,
burletero. Mi esposo me dijo, Vá-
San Martín - Meta
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VISIBLES
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VISIBLES
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monos, estuvimos hablando con el
hijo del señor Julio para ver si él se
escribía a la lista del Concejo y en
ese momento llegó nuevamente
el joven. Nos fuimos para la calle,
para constatar si una amiga, Milena,
nos acompañaba en la lista para el
Concejo, y luego nuevamente llegó el joven. Nos despedimos y se
nos adelantó paso a paso y entró a
un salón de belleza. Llegamos a la
casa, era aproximadamente la 1:20
p.m y mi esposo me dijo, Sírvame
el almuerzo que me voy para Villavo. Le serví y lo acompañe mientras almorzaba, en ese momento
golpearon la puerta y salí, era una
señora llamada Mila, y le dije, ¿A la
orden?, y me dijo, ¿Don Oscar?, le
dije, Si está, pero está almorzando
o si gusta siga, ella miraba a lado
y lado, pálida y sacándose la yuca
de los dedos y me dijo: Yo espero,
sin embargo mi esposo se levantó y
ella le dijo, Lo necesitan en mi casa,
él le dijo, ¿Quién?, ella le dijo, Un
señor. Salieron y yo entré a sacar
unos platos para tapar el almuerzo.
Salí nuevamente, cuando volteé a
mirar hacia la carretera ya lo llevaban en una moto, me miró y con
sus manitas me decía Adiós, y corrí
a la esquina y él volteaba a mirar
hacia atrás, me decía adiós con sus
manitas. Crucé la carretera y le pregunté a la señora Mila, ¿Quién se
lo llevó?, y me dijo, Gomelo, el pistolero de Costa Rica, le dije, ¿Pero
qué dijo?, ella me contestó, Él dijo
que no se demoraban, en ese momento llegó mi hijo mayor, ¿Qué
paso mamá?, le contesté: A su
papá, se lo llevo “gomelo” en una
moto, él me dijo, Mami yo presiento que a mi papá lo van a matar,
mírame mamá como me brinca la
cara y comenzó a darle puños a las
paredes, y pata y gritaba, y corrió a
la carretera a ver si estaba su papá
y gritaba, Yo me voy a buscarlo, me
colgué del brazo y le dije, Hijo no
vaya que él no se demora, y me decía, Mamá que no le vaya a pasar
nada a mi papá por esa política. Mi
hermanito se fue para el paseo de
despedida, nos encontramos afuera de la casa, cuando llegó un señor
grande, mono, ojos claros, canoso y me dijo Le voy a contar algo,
pero no vaya a decir quien le dijo,
le conteste ¿Pero qué?, era aproximadamente la 1:30 p.m, Su esposo
está muerto al pie de los corrales
de Alipio, vía los micos. Arranque a
correr como una loca sin zapatos,
no sentía nada en mis pies, hasta
llegar al puesto de policía, gritaba
¡Mi esposo lo mataron!, me devolví
a la Alcaldía, y pregunté ¿Quién le
va a hacer el levantamiento? Nadie
contestaba, se miraban los unos
con los otros, y me decían, Que tal
que sea una trampa para matar a
más de uno, me devolví a buscar
quien me llevaba hasta el sitio, en
ese momento llegó un señor y dijo,
Hay mucha gente donde está él y
su sobrino se quitó la camisa y le
tapó la cara. El taxista al escuchar
está versión dijo, Yo la llevo. Llegué
al sitio, me arrojé hacia él, le golpeaba el pecho, gritando Al fin lo
mataron por la política, me parecía
mentiras que estuviera muerto. Al
momento llegaron a hacer el levantamiento, me ayudaron a alzarlo, a
subirlo al baúl. Llegamos a la casa
y lo coloqué en el centro del salón, cogí una toalla y lo limpiaba y
limpiaba por todos los lados y más
sangre le vertía, me parecía que estaba vivo, en ese momento levanté
la mirada hacia las puertas de mi
casa que estaban cerradas, y había
mucha gente afuera: Policía, D.A.S,
Ejército, la juez, reaccioné y acepté
la realidad de lo que estaba sucediendo allí.
Llegó el carro fúnebre, donde
lo trasladaron para hacerle la necropsia. A las 6 de la tarde me lo
entregaron, esa noche fue para
nosotros una mentira, más tarde
se reunieron las amigas de la academia folclórica, donde él manejaba sus maracas, lo despidieron con
las melodías que a él le gustaban:
Egoísmo por Reinaldo Armas, La
ley de la vida por Los Tigres, aquí
quedaron todas las ilusiones enterradas, lo que él soñaba para sacar
adelante su familia, dejando lamentos de sus hijos, donde uno no
sabe qué hacer.
Después de dos meses murió mi
hermano Hernán González, el 8 de
agosto del 98, coleando en la pista
de Acacias, el caballo lo arrastro y
lo desnucó. Era la persona que le
podía colaborar financieramente a
toda mi familia, esta muerte no fue
tan dolorosa, no le quitaron la vida,
fue un accidente, fue llamado por
Dios.
El 1 de septiembre de 1998 me
ofrecieron trabajo como auxiliar de
odontología, ya tenía mi tarjeta de
profesional, y podía desempeñar
el cargo, gracias a mi esposo que
siempre me decía, Prepárese porque yo no voy a ser eterno. Mi sueldo era de cuatrocientos cincuenta
mil pesos moneda corriente, con
eso me sentí capacitada para darles estudio a mis hijos en el año
de 1999. Empecé a llamar a mis
amigas en Villavo, a mis hermanas
en San Martín para ver si ellas me
podían tener a mis hijos, ellas me
ofrecieron la estadía, ésto lo hice
con el fin de que ellos olvidaran lo
sucedido, pero no fue posible. A
Oscar Giovanny me le dio parálisis
facial, con terapias logró recuperarse. Mis amigas Lola y Sandra me
decían, que Giovanny se encerraba
a llorar y no salía de la pieza, ellas le
daban mucha fuerza y moral pero
él no escuchaba nada. También le
consiguió un trabajo de ayudante
de construcción, donde se mezclaba arena y cemento a punta de
pala, eso era en el día y en la noche
estudiaba, pero él no soporto esto.
Un día llego a mi casa y me dijo Me
voy a prestar servicio militar para
salir adelante y poderla ayudar,
siempre lo que tenía en la mente,
desde pequeño, era ayudarme a mí
y a su padre. En las horas libres escuchaba melodías, mucha música
vallenata, especialmente Los Caminos de la Vida y Mi Ahijado. Es un
joven divertido, después él cambio
de casa, fue un cambio extremo,
dejó su pueblo donde se mantenía con sus deportes, danzas y su
academia folclórica, la academia de
Karatecas donde ya estaba participando. Es un joven activo, le gustan mucho las danzas folclóricas y
su arte de las maracas, yo lo apoyé
para que se fuera a prestar su servicio militar. Desde el momento en
que se fue se lo entregué a la Virgen del Carmen, con lagrimas pero
lo apoyé.
A los tres meses juró bandera y
regresó a mi casa, de vacaciones.
Estuvimos reunidos, le contaba a su
hermanito que era muy duro pero
que había que salir adelante, salió
San Martín - Meta
Los inocentes pagan en la guerra y
mi familia lo vivió
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a saludar a sus abuelos, lo miraron
en el centro y en ese momento me
hicieron una llamada donde me
decían, Yo la estimo mucho pero
saque a su hijo de acá porque Pitufo dio la orden de matarlo por
ir a prestar servicio voluntario, y
colgaron, quedé suspendida, con
rabia y salí a buscar a mi hijo y le
conté. Se estuvo en la casa encerrado mientras yo averiguaba esta
situación, busqué a una amiga para
que preguntara si él tenía problemas y ella me dijo vamos a donde
Costa Rica y pregúntele personalmente. Lo hice, allí comandaba alias
Pitufo con el frente 27 de las FARC.
Él fue muy descortés rehusándose a escucharme y en forma enfática me dijo, Viene a poner cara
de madre, no paga sino matarla,
mandó a su hijo a prestar servicio
militar y al otro para donde los paracos, le conteste, No tengo plata
para comprarle la libreta y el otro
está estudiando, me contestó, No
paga sino amarrarla, me llevó por
delante de dos guerrilleros, Eche
para allí, párese al pie de ese árbol,
me corrí y dijo Amarren a esa hijueputa, se quitó un fusil del hombro
y lo hizo sonar, sentí un nudo en
mi garganta, mis rodillas las sentí
dobladas, desgonzadas completamente, no contesté nada, mi
mente estaba en blanco, me dijo:
Le doy 3 horas para que desocupe
el pueblo, porque sino le pasa igual
que a su esposo. Llegué a mi casa y
mi hijo se había tomado una botella
de aguardiente, le conté la mitad,
lo otro me lo reservé, enseguida
conseguí un carro y le pagué el expreso para sacarlo del pueblo y al
otro día seguí en mis labores como
si nada me hubiera pasado. A los
pocos días le hicieron una llamada a
mi querida madre donde le decían:
Dígale a su hija que renuncie si no
la pistoliamos; mi madre se asustó
y se fue a la oficina a buscarme y
fuimos a denunciar y colocamos
la demanda, eso quedó así; al otro
día conseguí un amigo promotor y
le conté lo sucedido, y él me dijo:
Yo la llevo, pero hable con Jaime
el Calvo, me llevo a Peñasblancas y
él me dijo, Si usted no debe nada,
no desocupe el pueblo, sin embargo seguí cumpliendo mis labores,
como si nada hubiera pasado. A los
días llamaron al director del hospital y le dijeron que no me diera más
trabajo, él me llamó la atención y
yo le contesté, No debo nada por
lo tanto no renuncio y seguí laborando hasta que el alcalde me pidió
la renuncia y me comentó que si no
renunciaba me iban a pistoliar. A los
ocho días llegó un muchacho moreno y me dijo, Desaloje el pueblo y
venda esa mecha de casa sino se la
tumbamos, la verdad sentí miedo y
renuncié.
A los ocho días me tocaba una
operación que ya estaba programada, fui a la operación y luche sola
en mi casa, me costó lágrimas porque me tocaba sola. Como a los 3
días mataron al inspector de policía,
su nombre era Willinton Mendieta,
la oficina era a una cuadra de mi
casa. Ese día me encontraba recostada en mi cama cuando escuché
lamentos y me asomé a la ventana,
al frente estaban los dos guerrilleros cargando otra vez las pistolas.
No me vieron, me agaché y me corrí hacia un closet, me estuve quietica, pensaba que me iban a matar,
sentí temor. A los cuatro días ofrecí
a la venta nuestra casa, la vendí por
cuatro millones, pero el negocio se
cerraba hasta que le hiciera la sucesión. No sabía qué hacer, porque
en la alcaldía me debían tres meses
de sueldo y no había forma de pagarme la liquidación, entonces me
conseguí lo del transporte y llorando saqué mis cositas de la casa con
mi querido padre que me ayudaba.
Cuando llegué a San Martin a
donde me ubique y donde iba a
estar con mi hijo Harold, empecé a
pensar en lo del arriendo que eran
150 mil, fuera de agua y luz, para
mí era muy duro. Siempre le pedía
a Dios que me diera mucha fuerza
de salir adelante, me gasté cuatro
días arreglando la casa. Yo estaba
recién operada y me encontraba
delicada de salud, con fiebre, con
el estomago hinchado. Mi hijo me
decía, Mami vaya al médico o le
compro algo, le contesté, No tengo plata, él me dijo, Mami yo tengo
ahorrado de lo que usted me mandaba semanal, en la cuenta tengo
cien mil pesos, fue y retiró y me
compró unas pastas, yo a nadie le
contaba de mi situación y a veces
aguantaba necesidades.
Un día me encontré a una amiga y le conté la situación por la que
estaba pasando, ella me dijo: La voy
a llevar a donde un señor Jorge Pirata, ese señor le puede colaborar,
ella madrugó a recogerme en una
moto grande, y me llevó lejos de
San Martín. Llegamos al punto en
donde se encontraba el señor, lo
saludé y él me dijo: Patroncita en
qué le puedo servir, le comenté la
situación económica y él me dijo,
Yo le puedo ayudar dándole 500
mil para que pague dos meses de
arriendo y el resto en remesa, me
dijo, Acá se le colabora a la gente
en una forma y otra, a mi me gusta
colaborar pero que no se malgaste la plata, que trabajen, estudien,
entonces cogí puerta a puerta a
ofrecer tamales y productos de revistas. Gracias a Dios me iba bien, a
los ocho días, repartí hojas de vida
en el centro de salud y me llamaron
para que me presentara en Servimédicos. Al siguiente día entré a
laborar como auxiliar de odontología, allí tenía un sueldo de 350 mil,
menos que en San Juan de Arama,
pero mi vida cambió. Así terminamos de darle el estudio a mi Harold
Edisson, mi hijo terminó su bachillerato en el colegio Colintegrado
en el año 2001 de 16 años, era un
niño. Salí yo a trabajar, él se quedaba en la casa y la arreglaba, y a
veces lavaba su ropa, a él no le gustaba la cocina. Pasó el tiempo. En
el año 2002 él me dijo, Mami quiero meterme a la policía pero tengo
unos tatuajes, ya pregunté cuánto
vale la ingresada, en gastos se va
como dos millones, le dije, Pero no
tenemos quien nos ayude, le pedí
ayuda a los políticos haber si me
podían colaborar pero no conseguí nada con ellos, no hicieron sino
prometer y no cumplieron nada.
Pasó el tiempo y Harold consiguió amigos que llegaban a la casa
fumando cigarrillos, él me pedía
permiso para escuchar vallenatos.
Yo tenía que regresar a mi labor a
las 2 p.m y él se quedaba allí en la
casa solo y yo no sabía qué hacía
después del mediodía. Mis amigas
me contaban que lo miraban en el
caño bañándose con amigos y me
decían que uno de ellos se llamaba
San Martín - Meta
Los inocentes pagan en la guerra y
mi familia lo vivió
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NARRATIVAS
VISIBLES
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Juan, después llegaba nuevamente a la casa a poner música a todo
volumen. El 1 de mayo del 2002
al mirar la situación económica de
nosotros y al no poder ingresar a la
policía me dijo, Me voy para las autodefensas, y le contesté, Usted no
piensa sino en manejar armas, para
eso estudió, por qué no esperamos
unos días para ver qué hago, me
contestó, No hablemos más, hasta luego mami. No sacó sino una
bolsita en la mano donde llevaba
unos interiores, para mí todo se me
fue al piso, no hacía sino llorar día
y noche, no sabía cómo contarle al
hermano que se encontraba como
soldado profesional. Siempre le pedía a Dios que me lo protegiera y
que me lo regresara a la casa con
vida. Al mes completico recibí una
notica donde me decía, Mami no
me llores, me encuentro con moral
y me he comido la mierdita. Feliz
día de la madre, tardecito pero con
amor, chao. Pasaron los meses y recibí una llamada, me decía, Mamita
no llore, salga, tengo mucha moral
pero usted me la baja cuando la escucho llorar y cuando me cuentan,
“su mama esta flaca”, usted de esa
forma me baja la moral, por favor
salga, distráigase con sus amigos,
yo te voy ayudar mucho y lucharé hasta la muerte. Chao mamita
suerte.
A mitad de julio me le dieron
vacaciones a mi otro hijo que se
encontraba como soldado profesional. Llegó a la casa y no hacía
sino tomar porque no encontró a
su querido hermano. Fueron muy
unidos hasta la muerte, compartieron lo malo y lo bueno, así fueron
ellos desde niños, mis dos hijos que
compartieron obras de teatro, los
amo mucho Oscar Giovanny y Harold Edison.
Pasaron los quince días de vacaciones y me decía, Yo me voy a
buscar a mi hermano, cuésteme lo
que me cueste. Los últimos de julio
tenía que presentarse en el batallón para regresar a su profesión,
se llevó todo el equipo y pidió la
baja. Fue y se presentó a las filas
de las autodefensas sin yo saberlo.
A los ocho días empezó el batallón
a hacer llamadas a mi casa, que qué
pasaba con Oscar Giovanny que no
se presentaba en el batallón, yo le
pregunté al comandante que si él
había entregado el equipaje y él me
contestó que sí, que él había entregado el equipo pero que como
le faltaban dos días para terminar
sus vacaciones, él no había vuelto
a presentarse. En ese momento de
angustia comencé a llamar a los
amigos del batallón, uno que era
lanza de él me dijo, Señora búsquelo en la escuela de la autodefensas porque él estaba muy preocupado por su hermano, me dijo
que allí él iba a vengar la muerte de
su padre, porque allá sí se peleaba
con la guerrilla, mientras que en el
ejército había que esperar que los
provocaran para poder reaccionar,
sin hacerle mal al enemigo sino sólo
capturarlos, mientras la guerrilla no
pensaba en eso, sino acabarlos uno
por uno.
Pasaron quince días y él me regaló una llamada donde me dijo,
Mamita perdóname por todo el sufrimiento que le estoy causando a
mi familia especialmente a usted,
yo no pensé que esto fuera tan
duro, mi hermanito casi que me
pega, duró enojado conmigo como
cuatro días y me dijo, “por qué fue
tan güevón de haber pedido la baja
o de haberse venido para acá, porque acá es donde se valora a los padres de uno”, yo le decía a él todo
“bien” ya cometí esa locura salgamos adelante para sacar a mi madre de la mala economía. A él me lo
mandaron para San José del Guaviare y Harold tenía que ir a abrir
zona a un sitio llamado el Trinche,
a la siguiente semana me encontré
en el consultorio una joven llamada
Rubiela, me contó que había visto
a mi hijo Harold el 9 de septiembre
me dijo, Hablé con él y me dijo que
estaba muy enfermo, que tenia hepatitis, una vista colorada, flaco y
pálido. Era la última paciente que
teníamos para atender en el consultorio, el odontólogo salió y yo
seguí hablando con ella y le pregunté que en dónde se encontraba
mi hijo y ella me contestó que en
Pueblo Seco, ella decía que ese día
él había recordado mucho su casa,
Porque mi mamá me hacía reuniones pobremente con mis amigos, y
le pregunté qué cuántos años estaba cumpliendo y él me dijo que
17 años, También me encuentro
aburrido porque mi hermano cogió
este destino, mi Dios si llegamos a
fracasar los dos, mi mamá queda sin
ningún respaldo. Chinita le pido un
favor, que no le vaya a contar nada
a mi madre, ella que termina de
contar y se despidió, yo seguí esterilizando las pinzas, no terminé de
realizar mis labores cuando entró el
odontólogo y me pregunta, ¿Qué
pasó?, ¿por que llora?, le contesté
que tenía muchos problemas con
mis dos hijos, Necesito tres días de
permiso. El odontólogo me dijo,
Pase por escrito, los solicité y me
los concedieron y conseguí un expreso para que me llevara hasta un
sitio llamado Copelom, allí me bajé
y tomé gaseosa junto con el conductor y le pregunte a él, ¿Quién es
el señor Jorge y Chente?, me contestó, El que está debajo del mango, hable con él, y en esas llegó un
señor que le decían el Paisa Andrés
y me dijo, Señora si usted viene a
que le den la baja a sus dos hijos,
no se la damos, solté el llanto y le
contesté, Es que a mí me contaron
que mi hijo Harold Edisson estaba
sufriendo de hepatitis, de lógico lo
creo porque desde pequeño sufría
de esa enfermedad, él me contestó, Si quiere lo traslado para este
lado, le conteste, ¿Pero cuándo?,
él me contestó, Venga el domingo
que él ya está acá, y así quedamos.
El domingo tenía que trabajar y
ordené que mi hermana fuera hasta el sitio a verificar si estaba mi
hijo y cómo se encontraba, ella fue
y habló con él, si estaba un poco
enfermo, estaba delgado, de una
le dieron permiso para que visitara
a su madre y que regresara al otro
día, y así ocurrió. Lo dejaron trabajando con el señor apodado el Policía, siguió en las filas de las autodefensas a pesar de que era un
menor de edad, fue muy responsable en su labor.
Pasaron los años, se enamoró de
una joven con la cual tuvo un hijo
llamado Estiven Felipe. A los pocos
meses supe que mi otro hijo, el mayor, se encontraba en San José del
Guaviare cumpliendo con su labor
en las mismas autodefensas, se comunicó con su hermano. Harold le
comentó que estaba cerca de San
San Martín - Meta
Los inocentes pagan en la guerra y
mi familia lo vivió
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VISIBLES
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Martin y el otro le contestó: Dile a
mi mami que espere llamada a las
2:00 p.m. Así fue, me saludo y me
dijo que en las vacaciones de él había tenido un goce con una joven
y que ella lo había llamado y le había dicho que estaba embarazada,
así pasó el mes completico, llamó a
la joven y ella le dijo, Ya tengo dos
meses de embarazo de su hijo, pasaron los meses cuando llegó una
joven con una niña de quince días,
Mire la hija de su hijo. Mi padre y
hermanos cuando miraron la bebé
de inmediato dijeron que era la
misma fotografía del papá cuando
era pequeño.
En ese momento y para completar ya se me había vencido el contrato en Servimédicos desde el 1 de
marzo del 2003. La joven se tomó
la molestia, y me preguntó que si
podía tenerle la niña en el día, que
le diera tetero en el día y que ella le
daba seno en la noche. Yo le acepté la propuesta para darle un bienestar a mi nieta, pasaron los días y
me dijo, Yo le dejo la niña y vuelvo
dentro de un mes, como era mi primera nieta ya me encontraba encariñada con ella, a los pocos días
hablé para que me le dieran permiso a mi hijo mayor para registrarla,
y si se lo dieron y enseguida pidió
su traslado más cerca para estar
pendiente de la bebé. La niña tenía tres meses, su madre ni siquiera
había vuelto a saber de la niña y mi
hijo me colaboraba mucho con los
pañales y la leche, entre los tres sacamos adelante la niña, mostramos
lo unidos que somos para la bebé,
también me colaboraba mucho mi
hermana Danira y yo me ayudaba
con las ventas por revista.
Como a los 15 días, llegó la
mamá de la niña y me dijo que no
se hacía cargo de la bebé porque
no tenía la forma de sostenerla, en
ese momento llegó mi hijo y le dijo
que él tampoco se la iba a entregar
porque ella la había dejado abandonada, ella le contestó: Róbense
esa hijueputa china, dio la espalda y
se fue y nunca más volvió. En estos
momentos la niña tiene seis años y
se llama Maria Paula, una niña muy
inteligente pero se desconcentra
muy fácilmente, es muy hiperactiva y participa en obras de teatro,
danzas y modelaje.
Su padre Óscar Giovanny siguió
trabajando en la Autodefensas hasta el día de la desmovilización, que
fue el día 26 de abril de 2006, junto con su hermano Harold Edisson.
Óscar llegó al pueblo, empezó a
devengar un sueldo de trescientos
mil pesos del programa de desmovilizados, a terminar sus estudios y
consiguió una moto para vender
leche puerta a puerta. Después
hizo un préstamo en el Banco Agrario de seis millones y su hermano
también otro de seis millones y
trabajaron su plata. Oscar Giovanny
buscó trabajo como conductor de
un taxi de servicio público y siguió
luchando para conseguir el sustento de la casa. En esas se enamoró
de una joven, actualmente vive con
juntos. Ella trabaja en la oficina de
taxis, y por casualidad de la vida un
día lo llamaron a hacer una carrera
a la Guardiana para que llevara tres
sardinos hasta esa finca, él contestó, Es que ustedes pagan muy barato y acabé de sacar el carro del
taller, entonces le dijeron, Consígame tres comidas para esos mucha-
chos. Eran aproximadamente las
cinco de la tarde, le pareció mejor
llevarlos a la casa y les vendió la comida a los jóvenes, luego se fue a
estudiar a las seis de la tarde mientras su señora salía de una reunión
política. Los jóvenes en la casa colocaron música a todo volumen y los
vecinos llamaron a la policía, entonces los jóvenes corrieron y se encerraron inmediatamente. La policía
le dio pata a la puerta, rompieron
el vidrio, los sacaron y se los llevaron, los investigaron y los dejaron
libres. Estos hechos ocurrieron en
septiembre 2007.
El 23 de noviembre estuvieron
celebrando unos cumpleaños en
la casa, con música vallenata colocada en el carro de un amigo rico,
junto con mis dos hijos y nietos. El
25 de noviembre capturaron a mi
hijo Oscar Giovanny y a su esposa,
los trasladaron a la Fiscalía de Villavicencio y después para la cárcel donde les dictaron medida de
aseguramiento. A continuación la
compañera de mi hijo Óscar Giovanny empieza a narrar los hechos
sucedidos dentro de una cárcel:
Hola mi nombre es Martha Gonzales, esposa de Oscar Giovanny,
conozco su vida que ha sido lleno
de sufrimientos. Ya hace 4 años
que convivimos, en los cuales hemos tenido que pasar por dificultades, por momentos duros, como lo
fue caer a una cárcel injustamente.
Para el día 25 de noviembre que se
realizó nuestra captura, nos cambió
la vida totalmente, porque para mí
era como si fuera el fin del mundo; en lo primero que pensé es que
allí me moriría, creo que ha sido lo
peor que me ha pasado en mi vida,
fue lágrima tras lágrima y desvelada, porque me encontraba tras
unas rejas, porque se me estaban
violando los derechos de vivir en
libertad, de gozar de lo más lindo
que Dios nos puede brindar, aparte
de vivir nuestra vida.
Fue duro acostumbrarme a ese
cambio duro, alejado de mi esposo, que me tenía tan mal acostumbrada y consentida. Pasaban los
meses y no veía ni la esperanza de
salir de allí, pareciera que mi Dios
se hubiera olvidado de mí, decía en
medio de mi desesperación. A los
tres meses me concedieron poder
ver a mi esposo y luego cada mes.
Hasta que en tres meses resulté
embarazada, ahí vi mas mi desesperación, entré en depresión profunda, porque me preguntaba el
por qué en esas circunstancias, tras
unas rejas, lejos de mi libertad y de
mis seres queridos y sobre todo de
su padre. Yo oraba demasiado y en
mis oraciones pedía una lucecita a
mi altísimo, y sé que en medio de
mi llanto, Dios me dio la sabiduría
de entender que esa era la lucecita
para poder salir de allí. Reaccioné
y me di cuenta de que tenía que
aceptarlo así. A mis siete meses
de embarazo, me dieron libertad
provisional, hoy por hoy, ya mi hermosa reina tiene seis mesesitos, y
es mi corazón. Sé que eso fue lo
más lindo que me pudo pasar entre esas cuatro paredes, así como
poder ver a mi cuñado junto con
su hijo y sus dos sobrinas, que era
la persona que nos podía colaborar
económicamente. Mi niña nació el
21 de enero de 2009, a los nueve
días de nacida, tuvo una fuerte infección umbilical que casi la lleva a
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Los inocentes pagan en la guerra y
mi familia lo vivió
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la muerte, duro hospitalizada por
siete días, donde mi cuñado preocupado por la situación de la niña,
me llamaba constantemente, hasta
que el viernes 30 de enero me llamó por última vez.
Mi hijo Harold era una persona orgullosa, le gustaba mantener
bien vestido y así mismo le gustaba tener a su hijo. Él era una persona muy seria para sus negocios,
correcto, desde pequeño siempre anhelaba tener plata, moto,
carro y ganado, lo logró pero por
ser muy divertido con sus amigos,
fue acabando poco a poco con su
suerte. Mis dos hijos siempre habían respondido por mí y por mi
nieta, en lo del arriendo, la comida.
Mi hijo Harold llegó a verse en una
situación económicamente mal,
se encontraba preocupado por su
hermano, él me decía: Mami viene
otro gasto más de mi otra sobrina
y hay que colaborarle a mi hermano por el motivo que como se encuentra detrás de unas rejas, mami
me va a tocar recibir un trabajo que
me ofrecieron porque la plata que
había se perdió toda en DMG, no
hay que esperar nada de eso, era la
plata que sea movía en una forma
y otra forma, ¿qué vamos a hacer?,
de todas formas me aprobaron el
proyecto de ají y también voy a estudiar los sábados Ingeniería de Petróleos, voy a recibir ese cargo pero
con ese compromiso. A los 4 días
me dijo: Mami me voy a trabajar
nuevamente a San Juan de Arama,
y me dan permiso de estudiar, haber como resuelvo la situación económica con ese sueldo de un Millón
de pesos, salimos otra vez adelante, hablando con él le dije: ¿Papi
por qué le ofrecieron un trabajo
para San Juan de Arama?, ¿no será
que me lo piensan matar, así como
están matando uno por uno?, él
me contesto: Yo no debo nada, no
estoy robando, no estoy extorsionando, no estoy manejando platas,
no estoy matando sin orden y entonces, ¿por qué pensar eso?, yo
recibo ese puesto, no se ponga tan
pesada a pensar en cosas malas. Así
pasó todo el día 29 de enero, me
dijo: Mamá yo recibí la remesa y usted no tiene surtido, por qué no me
había dicho, le contesté: Hijo para
que lo voy a preocupar, si usted se
encuentra mal, si hay arroz, arroz
se come, me contestó: No mamá,
por nosotros podemos aguantar,
pero los niños no, vaya y empeñe
esta gargantilla por cuatrocientos
mil pesos, compra doscientos mil
en remesa y el resto me lo da. Así
fue lo sucedido, nos sentamos en
el comedor y me dijo, Mami, mire
que me dijeron que ya no había
más trabajo y que los viáticos se
habían quedado, Pepito me estaba
convidando para Mesetas a dar una
vuelta y que fuéramos de paseo y
que mañana sábado no fuera a trabajar, que madrugaran el domingo,
y también me convidó a jugar billar
en Granada, le dije que sí. Llegaron
al billar y había dos muchachos y
él se puso a jugar con ellos, en ese
momento él dijo que iba a almorzar
y que ya regresaba, pero mentiras,
no se sintió bien y se vino, el amigo
se quedó allá en el billar.
El sábado 31 de enero, se encontraba el primo cumpliendo años, ya
por la tarde Caliche lo llamó y le dijo
que si lo acompañaba un rato, él le
contestó que no tenía plata, y Ca-
liche le dijo: primo yo le gasto, no
se preocupe; así pasó, estuvo hasta las dos de la mañana y se vino
a dormir. El domingo se levantó y
me dijo, Cómo amaneció, yo le dije,
Muy enferma, tengo un dolor en el
pecho, así llevo ocho días enferma,
me cogió las mejillas, y me dijo:
Yo la necesito alentada mamá, me
voy para San Juan, antes voy a ir
a traerle unas hayacas para los niños para que desayunen, las colocó
encima de la mesa y me dijo, Chao
mami ya me voy con Pepito usted
ya sabe.
A las seis de la tarde me encontraba acostada porque me sentía
muy enferma, en ese momento
golpearon la ventana y me asomé,
cuando la novia me dijo, Mataron a
Harold, no creía nada, ¿Pero quién
le dijo?, me contestó, Pepito me
avisó y fue a la casa a buscarme él
personalmente. Esa persona fue incapaz de avisarme porque se sentía
con el pecado encima, todo esto
me cayó como un baldado de agua
fría. Lo único que puedo decir es
que de la muerte de mi esposo, la
de mi hermano y la de mi padre, no
encuentro palabras para expresarlo,
pero me duele mucho más la de mi
hijo, no la soporto, me encuentro
día por día sola, únicamente con la
fuerza que Dios me da. En este momento tengo que responder por mi
hijo que se encuentra en la cárcel,
por mis nietos, arriendo, comida,
agua, luz, aquí quedaron todas las
ilusiones de mi hijo.
Murió en lo que a él le gustaba,
cuando él estaba pequeño le gustaba mucho el baile y participar en
obras de teatro, todas las reuniones las hacía en la casa, contando
con el apoyo de sus padres. En
este momento me dejó un niño
que me pregunta, ¿Usted extraña
a mi papá?, me dice, ¿Cuándo viene mi papá?, a todo momento lo
recuerda. Lo que más duele es que
el mejor amigo lo mate a uno, lo
entregó sin poder decir nada, antes verlos calle arriba y calle abajo
muertos de la risa, sin pensar qué
le espera más adelante. Nunca olvido la muerte de mi hijo, porque un
hijo nunca lo recuperaré, con toda
mi fuerza sacaré adelante este niño
que dejó, siendo la misma fotografía de él. A Dios le pido que me dé
mucha salud, sé que me encuentro
muy enferma, solamente lo sé yo,
aquí termino ni narración.
Relato de Oscar
Giovanny Valcarcel
Mi nombre es Óscar Giovanny
Valcárcel González, nacido en Puerto Inírida (Guainía) y criado en el
Meta en el municipio de San Juan
de Arama. Desde que tengo uso
de razón, en mi vida éramos una
familia unida. Miraba a mi madre y
mi padre que luchaban con mucho
sacrificio para sacar adelante a sus
dos hijos para que no les faltaran
nada, mi madre se superó un poco
en su estudio, hizo un técnico en
auxiliar de odontología, se desempeñó en el hospital de San Juan de
Arama.
Mi papá vivía en el mundo de la
política, era un hombre muy inteligente, que tenía sus errores, sí,
como cualquier ser humano, pero
era un buen padre. Me he sentido
orgulloso todavía de mi padre porque él era un hombre muy solidario
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Los inocentes pagan en la guerra y
mi familia lo vivió
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con la población necesitada, y a pesar de que los ingresos económicos
de nosotros no eran muy buenos,
él se las ingeniaba pidiendo colaboración a los políticos, como sillas
de ruedas, mercados y brigadas de
salud. Así se fue ganando su gente,
colaborándoles de corazón. Hasta
que en el año de 1998 para un mes
de junio, decidió lanzarse de candidato a la alcaldía del pueblo. Tenía
el apoyo de un ganadero y de un diputado llamado Hernán Rojas, para
ese tiempo la guerrilla tenía mucho
poder sobre la población, todo se
hacía a las ordenes de ellos. Los
que tenían el poder en ese tiempo decidieron hacerle la guerra a
papá, la parte contraria y enemiga
para muchos era mi padre y como
en Colombia vivimos, la palabra
del pobre no vale nada, después
sucedió lo acontecido con papá.
El 11 de junio de 1998, cuando él
decidió inscribirse para las elecciones de la alcaldía, a pesar de que
había muchas amenazas dirigidas a
él, no alcanzó a inscribirse cuando
a la una y veinticinco de la tarde
vino una mujer y le trajo un mensaje, que había una reunión con la
guerrilla para organizar las inscripciones. Lo recogió un individuo al
que le decían “gomelo”, éste se lo
llevó en una moto. Yo corrí hasta la
avenida y lo miré pero su mirada no
era normal, era como nostálgica,
como si estuviera despidiéndose
ya de nosotros. Yo en ese tiempo
tenía 17 años y mi querido hermano tenía 13 años, él se encontraba
en su despedida de año porque ese
día terminaba su primaria. El mismo
día a la una y media de la tarde llegó un señor de un carro azul, creo
que se llamaba Ubaldino, y le dijo a
mi mamá que dónde estaba Oscar y
ella le dijo que había salido para una
reunión. Él la miró fijamente a los
ojos y le dijo que lo habían matado,
que estaba a la entrada para el lado
los Micos, botado, unos vaqueros
que bajaban le taparon la carita con
unas matas de guayabo. Un primo
mío fue el primero en ir a verlo,
fue el solo para asegurarnos que si
fuera él, volvió y cuando confirmó
yo decidí ir con él hasta donde mi
papá estaba. Sentí un dolor muy
grande al ver a mi papá ahí botado
en la carretera como un perro, con
la carita destruida, una parte de
la cara reflejaba, en su ojo que le
quedó abierto, que él imploró piedad. Yo desde ese día me llené de
mucha rabia contra todo el mundo,
para mi eran todos culpables y dije
que algún día me las pagarían. Yo
pasé todo entero, tratando de asimilar qué sería de nuestras vidas sin
nuestro papá.
Mi hermano inició su bachillerato, curso hasta octavo en San Juan,
y yo decidí irme para las fuerzas
militares a buscar nuevos rumbos,
presté mi servicio militar en San
José del Guaviare. A mi hermano,
mi mamá lo mandó para San Martín
a terminar su bachillerato, donde
vivía con una tía mientras mamá siguió trabajando en el hospital para
su sustento y estudios. Mientras él
terminaba su bachillerato yo terminaba de prestar mi servicio militar,
cuando un día esos perros de la guerrilla se llevaron a mi madre, me la
amarraron y me la humillaron, que
le daban tres días para abandonar
el pueblo y que le dijera a sus hijos
que ni volvieran al pueblo, sino nos
pasaba lo que le pasó mi papá. Ahí
fue otro disgusto para mi familia,
tocó dejar el ranchito botado y con
el tiempo regalarlo, lo vendimos a
un precio regalado. Mamá se vino
para San Martin a vivir y a tratar de
subsistir como fuera vendiendo tamales, lociones, y ropa de revistas,
para darle el estudio a mi hermano.
Yo terminé mi servicio militar y seguí en la profesional en el Batallón
de Contraguerrilla No. 32 Libertadores de Uribe, Meta. Mientras, en
el año del 2001 al 2002, mi hermano terminó su bachillerato y en su
mente llevaba la muerte de papá,
decidió irse para las autodefensas
con el fin de trabajar y vengar la
muerte de papá. Me acuerdo que
salí de permiso, para un mes de
mayo cuando mi hermano decidió
irse, llegué y sentí una soledad tan
inmensa de no ver a mi hermano,
estaba aburrido y desilusionado de
mi vida, yo que le colaboré con lo
que más pude para que se superara
y sin embargo él tomó esa decisión,
entonces yo tomé la decisión más
absurda de mi vida, haberme retirado de mi glorioso ejército para
irme adonde estaba mi hermano.
Para mí esa vida no fue nada dura,
lo duro era acoplarme a esa vida
donde uno no vale nada y no tiene
ningún rumbo, ni futuro para nosotros, allí se miraron tantas cosas
que ahí era donde le daban a uno
la fórmula para vengar la muerte
de papá, ahí nos dejaban emplumar en distintos trabajos pero nunca nos cortaban las alas. Se miraba
mucho egoísmo, envidia y todo lo
que se ve en las diversas sociedades colombianas.
Pasaron los años y tuve una hija
que se llama María Paula, luchaba
por ella, pero soy consciente que
no había madurado lo suficiente,
no tenía ninguna proyección, en mi
vida no pensaba en nada. Pasaron
dos años más cuando empezaron
a cambiar las vidas de mi hermano y la mía, él salió a trabajar a los
pueblos, estaba bien ubicado, consiguió mujer, se dio todos los lujos
que quería y soñaba tener desde
niño, pero faltó lo más importante, el amor de padre, para que lo
hubiera hecho proyectar un futuro
y para que ahorrara, pero él nunca vio eso. Mientras yo empezaba
a ubicarme, conocí a la mujer más
hermosa y bella, noble, generosa,
que llenó mi vida de amor y con la
cual llevó cuatro años viviendo y le
he brindado todo mi apoyo, hasta
donde alcanzo. Lo más importante
es que me regaló otra hermosa niña
llamada Samara, pero lo más triste
de esta historia, empieza ahora con
la muerte de mi hermano, el único
que tenía y con quien contaba para
que me apoyara, mientras yo pagaba estos tres años de cárcel.
Tengo rabia porque el destino
de nuestras vidas está marcado de
estas formas, de tanto sufrimiento
y llanto, conflictos familiares y desigualdades entre familias. Lo más
triste es sentirme solo, estar entre
estas cuatro paredes, deben saber
que no estoy pagando un delito
grave, fue por ganarme el sustento diario de la casa de mi familia.
De esta misma forma hay muchas
familias que están viviendo esta situación por el conflicto armado en
Colombia. Hasta la fecha desde el
2003 al 2009, somos desplazados
y nunca hemos podido tener algún
beneficio del estado.
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mi familia lo vivió
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Historia de
José Albertino
Mauricio y Juan Carlos
Gutiérrez
Por: Inés Gutiérrez
Y
o me llamo Inés Gutiérrez, nací el
6 de octubre de 1948 en Melgar,
Tolima. Mi madre se llamaba Betsabe Gutiérrez. Murió el 24 de julio de
1993 de 85 años de edad. Mi vida
transcurrió hasta los 11 de edad
en la región de Melgar, Tolima. A
los seis años mi madre me dejó
con mis padrinos y estudié hasta
primero de primaria. A la edad de
once años me vine con mi madre
para los Llanos del Meta, a la región
de Medellín del Ariari. A esta edad
de once años, como no conocíamos a nadie en el Ariari nos fuimos
a trabajar con mi mamá en fincas
cocinándoles a los obreros, pero mi
mamá se enfermó y a mí con once
años me tocó desempeñar las labores que hacía ella. Los mismos trabajadores me subían y bajaban las
ollas del fogón. Lo que ganaba era
para la droga de mi mamá y de una
hermanita de brazos.
A los 13 años nos fuimos para
una finca llamada la Cima que colindaba con el Río Viejo. Ahí estuve trabajando hasta que conocí el
papá de mi hijo, que fue bautizado como José Albertino Gutiérrez.
Quedé embarazada cuando tenía
quince años. El papá nunca res-
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pondió por el hijo que tuvimos y
me tocó enfrentar la vida sola con
mi hijo, mi mamá y mi hermana. Mi
hijo se crió al lado mío, como pobre
le pude dar lo necesario. Él nació
el 29 de noviembre de 1964, en la
finca la Cima de Rio Viejo y fue bautizado en Medellín del Ariari. Allí no
había iglesia, la misa la hacia el padre de El Castillo, Meta en la caseta
de acción comunal. Los padrinos
de bautizo fueron Alcides Barragán
y Candelaria Tique. La ceremonia se
celebró el 21 de marzo de 1965, el
nombre del padre que lo bautizó es
Waldino Castillo.
Del Ariari partimos para la vereda La Reforma de San Martín, Meta
a trabajar en fincas, en trabajo de
material y trabajo pesado, sembrando yuca, plátano, maíz, arroz,
desyerbando cultivos, haciendo
cercas y ordeñando. Después de la
Reforma me vine para San Martín
a trabajar en un hotel llamado San
José. Mi hijo tenía siete años y medio de edad.
Estando trabajando en ese hotel
fue conocí al papá de mis siete hijos que tengo vivos. Duramos tres
meses de novios y nos fuimos a vivir. Él me dijo que me ayudaría con
San Martín - Meta
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mi hijo, mi hermana y mi mamá.
Yo tenía diecisiete años y él tenía
cuarenta y tres años. La gente creía
que él era mi papá y le decían, Suegro cuide la muchacha, mi viejo era
muy celoso, pero muy decente con
los demás y conmigo. Él le dio estudio a mi hijo, pero el muchacho
se me volaba de la escuela porque
había conseguido malas amistades.
Yo lo reprendía hablándole y dándole consejos, pero él no entendía. Opté por darle fuete y más se
me salió de los manos. Lo mandé
a estudiar y me dejó los libros botados en la escuela, los profesores
me avisaron y ellos me ayudaron a
corregirlo hasta que él dijo que no
quería estudiar más y se voló para
Mapiripán a trabajar donde unos
tíos a los doce años de edad. Yo me
sentía mal porque aunque ya tenía
más hijos con mi viejo, él era el descarriadito. Me hacía mucha falta y
me hacia sufrir mucho.
Mi viejito esposo lo mandó a traer
y lo aconsejó para que estudiara de
noche. Se quedó trabajando aquí
en el pueblo, estuvo lavando carros
en la bomba Triana y estuvo trabajando de mensual en la finca de los
gringos, Loma Linda de Puerto Lleras. Él venía cada mes o cada dos
meses, era muy colaborador en la
casa con los hermanos, con el papá
de crianza y conmigo. Era muy detallista para las fechas especiales.
Así duró como unos cuatro años,
trabajando y viniendo, hasta cuando tuvo como diecisiete años. Después duró unos meses sin trabajar
aquí en la casa paterna, hasta que
cumplió los dieciocho años y lo
presentamos al servicio militar en
Apiay, Meta. De allí se voló cuando
llevaba dos meses de servicio militar. Volvió a la casa y le dijimos que
se presentará al ejército y dijo que
no le gustaba. Como todos los muchachos cuando no están trabajando, él era uno de los que se juntaba
con amigos de la niñez del pueblo
que tenían problemas sociales. Mi
hijo varias veces llegó corriendo a
la casa y a mí me tocaba salir a defenderlo, por ejemplo cuando llegaron unos señores del DAS ó de la
Policía a sacarlo para llevárselo. Yo
no permitía que se lo llevaran y mis
hijos pequeños salían y se ponían a
llorar. Muchas veces estos señores
hacían tiros al aire, afuera en la calle
para amedrentarlo, porque supuestamente él era un delincuente.
Nunca comprobaron nada a pesar
de que nos hicieron dos allanamientos en la casa, nos agredieron
en forma física. Esto sucedió más o
menos entre 1987 y 1989.
A causa de que en San Martín
el ambiente de seguridad para los
muchachos jóvenes se puso de mal
en peor, le aconsejamos a mi hijo
que se fuera a trabajar fuera del
pueblo y se regresó para la región
de Puerto Lleras a la vereda Loma
Linda. Al tiempo volvió más o menos para la fecha de 1991, entre
los días 11 y 14 de noviembre. Recuerdo esta fecha porque eran los
festivales patronales del pueblo.
Él estuvo en la casa hablando con
nosotros, yo estaba embarazada de
mi hija menor y él me dijo que ojalá
fuera un niño, hablamos harto rato
y dijo que se tenía que regresar
para el trabajo, que estaba en una
finca en Puerto Lleras. Se despidió
del papá y de todos sus hermanitos. Dijo que en cualquier momen-
to volvería y hasta el día hoy no ha
llegado el momento de saber de él,
no sabemos si está todavía vivo o
muerto.
Yo, como madre le oro a Dios y a
la Virgen para que algún día regrese
a casa, o por lo menos para saber
la suerte que corre o corrió mi hijo
que tanto extraño y adoro en todo
momento. Después de la última visita que nos hizo, han transcurrido
hasta hoy veinte años sin saber qué
pasó con José Albertino Gutierrez,
mi hijo. Todos los hermanos lo esperan.
Habla José Idelio
Campos Gutiérrez
Yo soy José Idelio Campos Gutiérrez, hermano de José Albertino
“Tino” como cariñosamente recuerdo que le decíamos. Lo extraño
porque él era un buen hermano e
hijo con mis dos padres, muy trabajador y juicioso. El día que volvió
por última vez a casa, yo estaba
con mi hermana Martha cuidando
la casa y mis padres estaban afuera, llevando a mis otros hermanos a
ver el festival. Lo recuerdo y lo extrañamos, ojalá nos pudieran ayudar a tener noticias de él.
Habla Francy
Yomara Campos
Gutiérrez
Yo, Francy Yomara Campos Gutiérrez, identificada con número
de cédula 40.422.426 de San Mar-
tín, soy hermana de José Albertino
“Tino” como cariñosamente le decíamos. Él era muy buen hermano,
yo estaba muy pequeña porque
soy una de las menores, lo que recuerdo de él es muy poco. De todo
corazón le pido a Dios y a la Virgen
que a donde esté, esté bien y que
lo proteja de todo mal y peligro, y
que mi mayor anhelo es que pronto vuelva a nuestro lado.
Habla Martha
Janeth Campos
Gutiérrez
Yo, Martha Janeth Campos Gutiérrez, identificada con la C.C. No.
40.420.856 de San Martín de los
Llanos, recuerdo mucho a mi hermano Tino, en nuestros juegos de
la infancia y también porque él era
un buen hermano e hijo. Aunque
en algunas ocasiones hacia tener preocupaciones a mis padres,
porque en un tiempo anduvo con
malas compañías, razón por la
cual era corregido por mis papás.
En un tiempo se retiró de la casa,
pero nos visitaba esporádicamente
y después de un tiempo dejó de
hacerlo, es por esta razón nuestra
preocupación. La última vez que
nos visitó fue para unos festivales
de noviembre, después de esa visita no hemos vuelto a saber de él,
por lo tanto le pedimos su ayuda
y colaboración en que nos puedan
dar alguna información de él o mucho mejor un pronto reencuentro
con nuestro hermano. De antemano, le agradecemos todo lo que
puedan hacer por nosotros.
San Martín - Meta
José Albertino Gutiérrez
100
NARRATIVAS
VISIBLES
103
Historia de
Cristian, Rodrigo
y Rubiela
Mauricio y Juan Carlos
Wilches
Por: Ana Elvia Hurtado
P
rimera víctima
Cristian Wilches
Segunda víctima
Rodrigo Wilches
La primera víctima fue mi esposo
llamado Cristian Wilches. Él trabajaba para mantener cinco hijos que
tuvimos en nuestro matrimonio,
Arcesio, Shirley, Rodrigo, Henry y
Rubiela. Él era comerciante, viajaba para San José del Guaviare y el
Vichada. Él se encontraba en Villavicencio cargando el camión para
irse, lo acompañaba el hijo mayor
Arcesio. Él mandó a Arcesio el día
27 para la casa donde yo vivía, que
estaba situada en la vereda San Miguel del municipio de Cubarral. El
día 28 de julio de 1989 me llegó
la razón que había sido asesinado
mi esposo y desde ahí comenzó mi
calvario, me tocaba trabajar en la
finca para mantener mis 5 hijos.
A los cuatro años de la muerte
de mi esposo, uno de mis hijos se
fue a trabajar a caño Jabón para
ayudarme, pero allí no duró mucho porque a los siete meses fue
asesinado. El día 6 de noviembre
de 1993 recibí una llamada donde
me dijeron que mi hijo había sido
asesinado, me preguntaron qué iba
a hacer, que si lo traía o lo dejaba
por allá. Yo como pude contraté
una avioneta para traer el cadáver
a Villavicencio y luego trasladarlo a
Guamal, donde está sepultado. De
la muerte de él no se sabe nada.
San Martín - Meta
1102
0
02
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Tercera víctima
Rubiela Wilches
Mi hija Rubiela decidió ir a prestar el servicio militar para conseguir buenos papeles para trabajar
y ayudarme. Ella bregó a hacer un
curso en el ejército pero no pudo
porque estaban congelados para
las mujeres. Ella buscó en todas las
instituciones del gobierno a ver si la
recibían y así fue como viajó a Bogotá y habló con el Jefe del Estado
Mayor pero le fue imposible prestar
el servicio militar. Lo único que le
ofrecieron fue un curso de enfermería para enviarla a curar enfermos a Estados Unidos cuando lo de
las Torres Gemelas en el año 2001,
pero no le gustó mucho porque no
quería retirarse mucho de mi lado.
Después de eso pasó papeles al DAS
en Villavicencio pero allí no fue seleccionada, entonces decidió viajar
a Bogotá para hablar con el director
del DAS pero no fue posible encontrarlo. Ese día cuando se encontró
con uno de los escoltas de él, el
tipo le dijo que él la podía ayudar,
pero empezó a chantajearla, cuando ella vio que era un chantaje se
sentó a llorar, y llegó otro señor de
los mismos del DAS de nombre Silvio y le dijo a mi hija Rubiela, que no
se afanara que él si la iba a ayudar
y así fue. Él si la presentó con el director y él si le dio posibilidades de
trabajo en la Institución. Fue citada
para que empezara hacer el curso
el 5 de febrero de 2002. Cuando
regresó a la finca estaba muy feliz,
porque trabajando allí me compra-
105
ría una casita en el pueblo y me
sacaría de la finca para que no me
tocara trabajar, pero qué manera
de sacarme del pueblo, ese sueño
no se le cumplió.
El día 14 de enero del 2002 viajé
a Villavicencio a hacer una gestión
sobre la luz de la vereda y cuando
regresé había tres hombres armados en la casa. Cuando llegué me
preguntaron que si había ejército cerquita, yo les dije que cerca
a Villavo. En un descuido de esos
hombres ella me dijo que la iban a
matar pero yo no lo creí, ella había logrado lo que tanto anhelaba y
no entendía el porqué, nosotros lo
único que hemos hecho en la vida
es trabajar y sufrir. Cuando lo hombres terminaron de ver las noticias,
uno de ellos se fue y quedaron dos
en la casa. Uno de esos tipos le dijo
a mi hija, Mona vaya que la necesita
el comandante, yo le pregunté por
qué el comandante no venía, sin
embargo, ella se fue con el hombre que le trajo la razón y yo me
fui detrás. El otro hombre me tenía
para que no caminara rápido, yo
me di cuenta que ya no la miraba
a pesar de que ella tenía una camiseta blanca. Cuando ya no la vi, la
llamé y le grité dos veces para que
me contestara, de pronto escuché
dos tiros.
Yo me devolví corriendo para la
casa, apagué el televisor, y me fui
para donde un vecino a ver si me
acompañaba a ver qué había ocurrido, pero no me quisieron acompañar. Al otro día a lo que aclaró, fui
a mirar y sí, donde habían hecho los
tiros estaba muerta mi hija, entonces me fui para Cubarral a buscar
ayuda pero fue poca la que encontré. Me acompañaron los obreros
del municipio a sacar el cadáver de
mi hija porque en esos días estaba
muy pesada la situación y no se podía ir al campo.
Desde ese día soy desplazada
por la violencia, pues me salí para
el pueblo y a pesar de que dicen
que hay muchas ayudas para los
desplazados hasta el día de hoy no
he recibido ninguna. Ya conocieron la historia de una mujer que
quería salir adelante para ayudar a
su familia.
San Martín - Meta
Cristian, Rodrigo y Rubiela Wilches
104
NARRATIVAS
VISIBLES
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0
06
NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
Víctor Manuel
Cano Zabala
Mauricio y Juan Carlos
Por: María Dolly Zabala
Mi hermano Víctor Manuel era el mensual de la finca la
Guarumera, vereda La Amistad. A las nueve de la mañana
del 23 de marzo de 1991 lo sacaron unos hombres con
engaños y mentiras, diciéndole camine con nosotros que
su mamá está muerta, y él llorando salió con ellos y como
a los doscientos metros de haberse retirado de la casa se
escucharon siete disparos. El encargado y el tractorista
fueron a mirar qué había pasado y encontraron que Víctor
estaba muerto sin saber por qué. Ellos fueron a poner el
denuncio a las autoridades.
Cuando mataron a Víctor, mi
mamá estaba hospitalizada y ahí
fue cuando más se agravó del corazón. Unos días después yo me puse
a averiguar por qué y quién lo había
matado, pero casi me matan a mí y
a mis cuatro hijos. Supuestamente
dicen que era la guerrilla, pero no
estoy segura. Lo que sí sé es que
me vinieron a buscar a la casa de
una manera muy cruel, que me sabían hasta el nombre, pero yo no
pude saber quién me vino a buscar pues me fui para Bogotá por
tres años y medio. Después volví,
me persiguieron, me fui y puse el
denuncio pero la embarré pues yo
pensé que con decirle a los paracos
también era lo mejor pero no, me
persiguieron más.
Mi hermano era alegre y cuando
no silbaba, cantaba. El sobrenombre de él era Víctor Bullar. Era muy
amigable y humanitario, servicial y
noble, buen hermano y buen amigo, tenía un hermano que lo amaba mucho, parecían gemelos, era
sencillo y no se metía con nadie.
Habla José Asunción Cano Morales
El día 22 de marzo de 1991 saqué a mi esposa del hospital, ella
es la mamá de Víctor Manuel Cano
Zabala, y el día 23 nos llegó la noticia de que nos habían matado a
nuestro hijo, era un joven de 23
años. Apenas supimos la noticia
nos fuimos para Puerto Lleras, allá
le dimos sepultura y hasta el día de
hoy no sabemos quién y ni por qué
lo mataron.
Habla Yine Cano
Zabala
Víctor Manuel Cano Zabala, mi
hermano, era amable, buen trabajador, juicioso, descomplicado, cariñoso, muy amable con mi mamá y
con mi papá, y con todos nosotros,
no se metía con nadie. Nosotros
todavía nos preguntamos por qué
lo mataron si él no se metía con nadie, no le conocíamos enemigos. Yo
supe la noticia el día 24 de marzo
de 1991, que lo habían matado. Yo
estaba en Bogotá trabajando. La última vez que nos vimos con él, fue
en diciembre de 1990, en la casa
con mis padres y mis otros hermanos, pero nosotros nos estábamos
comunicando por medio de cartas,
o una que otra llamada telefónica.
El día domingo 24 de marzo de
1991 a las once de la mañana me
llamó un hijo del señor Teófilo Barreto a decirme que a Víctor Manuel
Cano lo habían asesinado en la Güarumera, donde él trabajaba. Yo me
vine enseguida, llegué a San Martin
a las cuatro de la tarde y me encontré con dos hermanos que estaban
esperando el bus para Puerto Lleras, ellos trabajaban en las Palmeras. Al llegar allá estaba mi mamá,
mi papá, mi hermano menor y un
sobrino. Nosotros llegamos a la una
de la mañana. A mi hermano Víctor
Manuel ya lo habían sepultado el
domingo 24 de marzo a las cuatro
de la tarde y no lo pudimos ver por
última vez. Esta es la fecha en que
no sabemos quiénes lo asesinaron.
107
San Martín - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Historia de
Mauricio y Juan Carlos
Jhon Fernando
Valencia
Por: Marisol Valencia
P
Con el corazón en la mano
escribo estas letras, para mí es
demasiado duro recordar esos
momentos tan difíciles en que
a mis hijos me los arrebataron
de mi seno. Son cosas que uno
como madre nunca olvidará.
Yo vivía muy feliz a pesar de
las necesidades que tiene uno
como pobre, pero nosotros éramos una familia muy unida, en
las buenas y en las malas. Mi hijo
Jhon Fernando se desapareció
el 8 de marzo del 2007. Fue la
última vez que me llamó para
felicitarme por ser el día de la
mujer. Él era muy detallista conmigo y a mí me da una tristeza
muy grande en las fechas especiales porque él era el primero
que me felicitaba, pero cuando
las AUC se me lo llevaron también se llevaron la mitad de mi
corazón, para mí él era un bebé,
sólo tenía 20 añitos, él era un niño
muy juicioso.
Al poco tiempo el ejército me
mató al otro hijo y así acabaron con
la mitad de corazón que me quedaba, eso sucedió el día 31 de julio
del 2007. Fueron dos golpes que
mi Dios me dio y él mismo me dio
el valor de seguir adelante con mis
otros dos hijos, pero no es igual
porque ese vacío no lo llena nadie.
Mi hijo José Luis sólo tenía 18
añitos. Para mí mis hijos eran unos
niños. Sólo le pido a la justicia divina y a la justicia suprema que esos
crímenes no queden impunes, por
eso me acogí a los Derechos Humanos, porque sé que por medio de
ellos aliviaré un poco mi dolor y mi
tristeza. Cuántas madres como yo
están en esta misma agonía, porque lo único que uno desea es mo-
San Martín - Meta
1108
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
111
rir, ver su ropa, sus fotos, eso es un
dolor que no se supera ni estando
en medio de miles de personas, el
vacío es igual.
Yo nunca pensé que mi Dios me
fuera a dar esa tristeza de ver a uno
de mis hijos en un ataúd, ya que yo
tenía la esperanza de morirme primero y se lo pedí a mi Dios, que primero me muriera yo, pero no fue
así. Llevo dos años con este dolor y
día por día siento más el vacío, yo
vivo con la esperanza de que ellos,
algún día me llamen o lleguen a la
casa. Cuando yo sueño con ellos y
cuando voy al cementerio me reconforto, pero al mismo tiempo la
tristeza es grande porque del otro
no supe ni siquiera dónde quedaron sus restos, esos malditos de las
AUC se lo comieron. Ellos no tenían
vínculos con esas gentes porque
el papá y yo los enseñamos fue a
trabajar honradamente como hacemos nosotros, trabajando en
el campo de sol a sol para criarlos
dignamente. Gracias a Dios no tenemos nada, pero no le debemos
nada a nadie. Mi apoyo son los dos
hijos que nos quedaron, que son la
fuerza para seguir luchando, es lo
único que nos queda, la mitad de la
vida la perdimos con la muerte de
mis dos hijos.
Para mí como para todas las madres, mis hijos son lo más sagrado y
mi esposo se ha sumergido en una
tristeza muy grande, eso es otro
tormento que le suma uno a tanto dolor que lleva por dentro. Ese
vacío en el comedor, en la casa,
cuando llega navidad, la fecha de
los cumpleaños, que pobremen-
te acostumbrábamos a hacer un
almuerzo que nos comíamos con
tanta armonía porque estábamos
los seis, nos sentíamos felices, estábamos completos. Ahora somos
una familia incompleta y triste
porque faltan mis dos hijos. No sé
cómo vaya a superar este dolor tan
grande, sólo me queda vivir con
mis dos hijitos y mi esposo, ellos
me necesitan como yo los necesito a ellos, y que Dios haga su santa
voluntad.
Pediré a la justicia que hagan
todo lo que puedan por nosotras,
somos unas madres que queremos
justicia por crímenes cometidos
por grupos insurgentes y del gobierno, ellos creen que tienen el
poder de hacer con la vida de la
gente lo que ellos quieran porque
tienen un arma. Confiando en Dios,
yo sé que los gestores de Justicia
y de la Paz, nos darán un poco de
alivio a este dolor que nos quiere
terminar la ilusión de vivir.
Ahora, en lo económico y espiritual ellos eran mi apoyo y en todo
me colaboraban. Los dos hijos que
me quedan, el mayor tiene 24 años
y lleva 5 años en el ejército y el menor tiene 15 años y lleva 9 años estudiando en un internado de Pueblo Nuevo, al pie de Puerto Gaitán,
por lo tanto en estos momentos
vivo sola en San Martín y mis hijos
están lejos, el mayor en Quibdó,
Chocó, y el menor pues cerca de
Puerto Gaitán y mi esposo está trabajando en El Castillo, Meta.
Ahí les dejo esta inquietud. Gracias.
San Martín - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
Puerto
Gaitán
Mauricio y Juan Carlos
113
- Meta
El municipio de Puerto Gaitán se encuentra localizado al
oriente del departamento del Meta, a una distancia de
194 km de la capital Villavicencio y a una altitud de 149
metros sobre el nivel del mar. La población es aproximadamente de 17.306 habitantes siendo este el municipio con
mayor población aborigen en el departamento con habitantes pertenecientes a los grupos Sikuani, Sáliva, Achagua
y Pioapoco, comunidades que a lo largo de la historia han
sido desplazados de las sabanas que tradicionalmente habitaban. Se estima que la población indígena es superior a
los diez mil habitantes y están agrupados en 9 resguardos,
a saber: Wacoyo, Vencedor Piriri, El Tigre, Awaliwá, Unuma
Meta, Iwiwi, Walianai Y Corosal Tapaojo.
El municipio cuenta con una riqueza paisajística y aborigen
muy importante, que se constituyen en pilares para el
desarrollo del etnoturismo y el ecoturismo.
En el municipio de Puerto Gaitán se han mantenido sistemas tradicionales agrícolas mediante la roza y quema de
sabanas, las cuales son utilizadas extensivamente para la
explotación del ganado bovino. Se encuentran establecidas pequeñas parcelas de yuca brava la cual es utilizada
para la alimentación de la población aborigen, quienes
además practican la caza, la pesca y la recolección de ali-
mentos. Algunos indígenas obtienen ingresos económicos desempeñando labores en empresas de explotación
petrolera, otros trabajando como jornaleros en fincas de
colonos y ocasionalmente mediante la venta de artesanías
como bolsos y chinchorros fabricados de fibras obtenidas
de la palma de cumare.
La economía en el municipio de Puerto Gaitán actualmente
gira en torno a la explotación petrolera de pozos como el
de Rubiales, lo que ha contribuido a la llegada de muchos
ciudadanos de otras partes del país, en busca de oportunidades, pero de manera simultánea, ocasionando problemas sociales en el casco urbano debido a la falta de infraestructura y a la falta de oportunidades para satisfacer las
expectativas laborales de quienes llegan al municipio.
Hoy en día la explotación ganadera denota un crecimiento
al igual que el establecimiento de megaproyectos de palma africana; muchos moradores de la región sustentan su
diario vivir desempeñándose en las actividades de pesca
artesanal y comercial.
El sector cultural gira alrededor de bailes ancestrales practicados por las comunidades indígenas.
En el municipio de Puerto Gaitán, antes del proceso de
desmovilizacion, desarrollaban su accionar las autodefensas campesinas del Meta y Vichada, el frente Vichada y el
grupo Centauros. Actualmente se reconoce la incursión de
la nueva generación de autodefensas denominadas ERPAC
en cabeza de alias “Cuchillo”; en la parte sur del municipio
de Puerto Gaitán hace presencia la guerrilla de las FARC
con el frente 37.
Actualmente se conoce de disputas de tierras entre colonos y entre éstos e indígenas, dado el incremento del
valor de la tierra y la urgencia de su posesión para la implementación de megaproyectos agroindustriales y por la
explotación petrolera y sus potencialidades.
Puerto Gaitán - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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NARRATIVAS
VISIBLES
Contenido
Puerto Gaitán
115
Relato de Senaida Humus ....................................................................152
Familia triste pero con una esperanza
Por: Carlos Julio Sossa .................................................................................154
Historia de José Hugo García
Por: María Floralba Gutierrez Rojas ..................................................................158
La Historia de Arley de Jesús Rentería
Por: Gloria Rentería .....................................................................................162
Historia de Edwin Roberto Martínez Reyes (Q.E.P.D) 1980 - 1999
...........................................................................................166
Por Elda Reyes
Muertes en silencio .............................................................................116
Historia de José Vicente Rojas Guayara
Por: María Eloina Moreno ............................................................................124
Mi primer y mi segundo esposo
Por: María Elena Roa Toloza ..........................................................................126
Historia del señor Elmer Ibarra
.....................................................................132
Por: Luz Nelcy Tivavija Afanador
Historia del Finaito Alvaro Pérez
Por: Elaudice Gacharná ................................................................................134
Historia de Guadalupe Caballero Bautista
Por: María Nelsy Buitrago Roa ........................................................................................................136
Valeriano Daza Tovar
Por: Flora Tovar .........................................................................................140
Historia de José Hostibo Castaño Carvajal
..............................................................................144
Por: Flor García Calderón
Otra historia de José Hostibo Castaño Carvajal
..............................................................................148
Por: Elsa Castaño García
Puerto Gaitán - Meta
Contenido Puerto Gaitán
Edilson, Cesar Augusto y José Milciades
Por: Fabio Moreno .....................................................................................120
NARRATIVAS
VISIBLES
Muertes en
silencio
D
Desde hace aproximadamente 40 años hemos vivido en el
municipio de Puerto Gaitán, Meta, éste se caracteriza por ser
el municipio más grande del departamento. En toda su extensión no ha llegado la cobertura básica en salud, educación
y vivienda. Siempre hemos sido pobres, pero de esto fue de lo
que se enamoraron los paramilitares y la guerrilla, del terreno
y de las necesidades de la población.
117
La población en general es de
estrato 0, 1 y 2, todos con necesidades y con pocas oportunidades
de surgir. No se vivía sino que se
sobrevivía. Nuestra familia existía
gracias a la pesca y yo sustentaba
a mi familia como cabeza de hogar, lavando, planchando ropas en
diferentes casas, mientras mi madre cuidaba de mis hijos menores.
Quién iba a pensar que ella alcanzó
a sobrevivir por 119 años, siempre
entre la pobreza y la humildad y
también en el analfabetismo, como
yo que no sabía ni leer ni escribir.
Sólo hasta el año de 1984 yo inicié
mi primaria en la noche, aprendí a
leer y firmar, para ese entonces mis
hijos se encontraban estudiando
y los dos mayores trabajando por
los lados de Puerto López, municipio también del departamento del
Meta.
Nunca pensábamos en el dolor o el sufrimiento que causaría la tristeza más adelante en
mi vida.
Para ese entonces Puerto
Gaitán y sus alrededores eran
sanos, con inconvenientes por
el transporte puesto que el ca-
mino era de trochas de difícil
acceso, uno gastaba de siete a
ocho horas para llegar a la capital del Meta.
En esta zona del departamento existen resguardos indígenas que poco a poco han
tenido que civilizarse, morir o
abandonar sus tierras para sobrevivir.
Para los años 90, mi hijo Jorge
trabajaba en una empresa de navegación que transportaba desde el rio Meta hasta el Orinoco. Él
fue hasta Venezuela varias veces.
Mi hija Martha estaba terminando
su primaria y Puerto Gaitán no era
nada de lo que fue después, cuando de un momento a otro apareció inundado de paramilitares y
guerrilla. Constantemente había
enfrentamientos entre ellos por
el territorio, empezaron las muertes violentas, desapariciones, reclutamiento de menores, hacían
retenes, sacaban de los vehículos
a las personas y más adelante las
asesinaban, cambiaron las costumbres del pueblo, por ejemplo, no
se podía salir después de las siete
de la noche y yo con mis tres hijos
Puerto Gaitán - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
118
119
Recuerdo el rostro de una de
esas madres, pues se habían
llevado dos de sus hijos.
Así siguieron transcurriendo más
muertes y desapariciones hasta
el año 1997 aproximadamente.
Cuando un día, de repente, mi hija
menor no volvió a la casa, la busqué por todo el pueblo hasta que
alguien me dijo que se la había llevado esa gente. Yo no podía del
dolor, pero me sucedió a mí como
a muchas madres de este pueblo.
Pasaron unos meses y supe de ella
por una nota en la que decía que
estaba bien, que pronto vendría.
Pasaron varios meses y no sabía
nada, hasta que un día, estando en
mi casa como de costumbre, me
avisaron que había habido un enfrentamiento entre paramilitares
y guerrilleros y que eran muchos
los muertos y heridos y que mi hija
estaba herida. La verdad, yo presentía que algo malo pasaba, hasta
que no los entregaron en la caseta
comunal, me encontré nuevamente con mi hija, pero ahora muerta.
Después de dos años la vi, con sus
ojos cerrados para siempre.
Así siguió mi vida, llena de dolor.
Para ese entonces mi hijo Jorge se
cansó de esa rutina de navegación
y se instaló cerca a un caserío que
se llama San Pedro de Arimena,
sembrando cultivos de plátano,
arroz y yuca, con gallinas, cerdos
y unas vaquitas, en sus ratos libres
pescaba, vivía con un tío, humilde
pero feliz.
Había más fundos cerca y familias que vivían de la pesca, pero
para su desgracia existían grupos
al margen de la ley, como paramilitares y guerrilla, que por esa época sostenían grandes combates y
como siempre, los paganos eran
los civiles.
Y como para continuar con mi
vida de dolor, llegó el día fatal. Se
celebraban las festividades de año
nuevo en el caserío de San Pedro
de Arimena, varios amigos viajaron
para allá. Mi hijo Jorge estaba muy
contento y lleno de ilusiones porque le estaba funcionando bien su
finquita. Con gran sorpresa a los
dos días me llamó un amigo de él
y me preguntó por él, me dijo que
había regresado de la finca y que
nadie daba razón alguna de Jorge,
que no lo habían visto.
Emprendimos la búsqueda, varios amigos y sus otros hermanos,
por agua y por tierra. Lo más triste era que todos sabíamos lo que
pasaba, pero nadie decía nada por
miedo de ser asesinados, como sucedió con un primo, por decir que
él si sabía a quién mataron, a los
dos meses le llegaron a su fundo
y lo asesinaron y no se supo nada
de lo sucedido, sólo se encontraron
sus prendas ensangrentadas.
De mi hijo Jorge no se supo nada
hasta el cuarto día, mis hijos lo encontraron. Nos encontramos con
la sorpresa de que lo habían asesinado y lo habían botado al río, así
sucedía siempre con el que caía en
manos de esos grupos. El río Meta,
Yucao y Manacacías son testigos
de todos los cadáveres que fueron
arrojados a sus turbulentas aguas
sin dejar rastro alguno y así era muy
difícil encontrarlos. Por esa época
no había ley, solamente ellos. Existía sólo la ley del silencio, algunas
familias eran asesinadas, dejando
viudas y niños huérfanos.
Mi hijo Jorge murió sin saber el
por qué o a manos de qué grupo,
con él todas mis ilusiones se desaparecieron, ya que él era mi mano
derecha. Sólo quedó el recuerdo
de su sonrisa, de sus frases amorosas. Por ejemplo, cuando llegaba
de viaje me decía: Madre estás muy
bonita, pues eres la más linda.
Sólo vivo del recuerdo, en la
ley del silencio.
Puerto Gaitán - Meta
Muertes en Silencio
menores temíamos todo el tiempo,
uno de ellos ya culminaba su bachillerato y se destacaba como buen
estudiante en el colegio. Los otros
dos, entre ellos Martha, aún estaban en la escuela.
Había mucha gente extraña en
el pueblo y los que éramos de origen estábamos temerosos, un día
cualquiera, que no recuerdo, se
nos desaparecieron varios muchachos del pueblo, no se sabía nada
de ellos, sólo que los habían visto
hablando con un hombre de una
camioneta, eso nos generó mucho
temor y preocupación. Gracias a
Dios no paso nada con ellos.
NARRATIVAS
VISIBLES
Edilson,
Cesar Augusto
y José Milciades
Mauricio y Juan Carlos
Por: Fabio Moreno
121
E
n la década de los setenta fue
cuando nos conocimos y salimos a
convivir nuestras vidas con Ana Delia, quien actualmente es mi esposa. Así comenzó nuestro feliz hogar,
del cual nacieron seis hijos quienes
tuvieron por nombre: Cesar Augusto, Edilson, José Milciades, Carmín
Sildana, Lola, Esperanza y Fabio. Todos ellos nacieron en una humilde
vivienda en la inspección de San
Pedro de Arimena.
A finales de los ochenta nos trasladamos a una finca a la salida de
San Pedro de Arimena, la cual se
llamaba “La Pradera Santa Lucia”,
donde vivimos varios años. Cuando
los niños comenzaron a estudiar se
trasladaban desde allí en bicicleta
hasta San Pedro, para ir a la escuela.
En el año de 1991 comenzó a
aparecer un grupo armado no identificado que acabó con la tranquilidad de la vereda y sus alrededores.
En el año de 1994, exactamente el
28 de noviembre, me trasladé con
mi familia al municipio de Puerto
Gaitán, donde continué viviendo
con mi familia en el Barrio Popular.
Logré conseguir un lote de terreno baldío por medio de la alcaldía,
siendo entonces alcalde de este
municipio el señor Mauro Cristóbal
Niño, allí construí mi casa.
Siempre viví de mi trabajo en
fincas y en ganadería, al igual que
mis hijos. En el año de 1996 comenzó mi pesadilla, cuando desapareció mi primer hijo llamado
Edilson Moreno Romero, quien en
esos días tenía aproximadamente
18 años. Salió de mi casa en un bus
de servicio público perteneciente
a la empresa Flota la Macarena, la
cual llevaba como destino el departamento de Vichada, él trabajaba
como ayudante del conductor. Es
de aclarar que no recuerdo el nombre del patrón de mi hijo. Ese día
fue la última vez que vi a mi hijo,
pues nunca regreso a mi casa y
cuatro días después me enteré por
Puerto Gaitán - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
123
parte de la gente del pueblo que
comentaban que al “Mono”, como
le decían a mi hijo, lo habían bajado del bus las Autodefensas Unidas
Campesinas del Meta y Vichada
(AUCMV). Según lo que me contaron esto sucedió cerca de la finca
“Cuatro Ases” y hasta la fecha de
hoy no ha regresado y nunca han
dado noticias de él.
Yo continué viviendo en este
municipio. Un año después desapareció mi segundo hijo llamado
Cesar Augusto Moreno Romero. El
día 9 de marzo de 1997 llegó mi
hijo con otro amigo, venían de trabajar, pues se desempeñaba como
jornalero de construcción en la finca “El Cacho”, esa tarde salió a la
calle como siempre acostumbraba
a hacer los fines de semana, la gente que lo conocía dijo que lo habían
sacado en horas de la madrugada
de la discoteca “Candela”, que en
ese entonces estaba ubicada donde actualmente es Agro Campo. Dicen que lo sacó un sujeto apodado
con el alias de “El Lobo” y otro sujeto con el alias de “El Águila” quienes trabajaban para las Autodefensas Unidas Campesinas del Meta y
Vichada, encabezadas por el señor
Guillermo Torres, comandante de
este grupo armado ilegal.
De ahí en adelante y hasta la fecha no supe mas de mi hijo, ni las
razones de por qué se lo llevaron.
Mi hijo contaba con 25 años de
edad en el momento de la desaparición.
Nueve años después desapareció mi tercer hijo, José Milciades
Moreno Romero, él salió el día vier-
nes 14 de octubre de 2005, de la
escuela Luis Carlos Galán, donde
en ese entonces se encontraba el
albergue de los invasores. Allá vivía
con la mujer, que se llamaba Yudi
Higuera Cavarte, ese día salió a las
siete de la mañana a ver un trabajo donde los desplazados de Santa Bárbara, tenían que trabajar en
una cerca, se fue en compañía de
un señor que se llama Octavio, que
vivía también en el albergue y que
vendía leche, le decían “el lechero”.
Habían quedado de regresar en
la tarde y hasta el día de hoy no han
llegado, ni tenemos razón, salieron
en una moto Yamaha 125 de color
blanco, propiedad de Octavio. Después de la desaparición se escucharon muchos rumores de muertos
de aquí para abajo y por eso sospecho que los hayan matado cerca
de la finca “Santa Isabel” o en “La
Santafé”, también se ha escuchado que los mataron en La Cristalina,
una inspección del municipio, otros
dicen que vieron que los llevaban
por los lados de la finca “Poco a
poco”, que iban como discutiendo.
El día que mi hijo desapareció
vestía un pantalón corto en dril
de color verde, un viejo buso negro, una cachucha con cremalleras
azul con gris, unas sandalias de esas
que les llaman “Carlos Vives” y un
cuchillo pequeño cinteado en la
cintura. Él es de contextura gruesa, moreno, de cabello liso, corte
bajito, de estatura alta, frente cuadrada, ojos negros, cejas pobladas,
orejas medianas, boca grande, de
labios gruesos, barbilla cuadrada,
nariz recta. Como señales particula-
res tenía un corazón al vacío, en el
dedo índice de la mano izquierda.
Él trabajaba en oficios varios, en lo
que le saliera. Ahora últimamente
estaba trabajando en una zorra de
tracción animal y hasta la fecha no
he sabido noticias de mi hijo.
Un año después murió mi otro
hijo, por muerte natural, actualmente vivo aquí en Puerto Gaitán
porque no tengo para donde ir,
vivo en compañía de mis dos hijos que me cuidan y aunque cada
uno ya conformó su familia, están
acompañándome.
Puerto Gaitán - Meta
Edilson, Cesar Augusto y José
Milciades
122
NARRATIVAS
VISIBLES
Historia
de José
Vicente
Rojas
Guayara
Por: María
Eloina Moreno
125
J
osé Vicente Rojas Guayara nació
el 31 de diciembre de 1931 y desapareció el 10 de Septiembre de
1998.
El señor José Vicente Rojas era
un padre ejemplar, muy cariñoso
con todos los hijos, muy respetuoso, aunque han pasado más de 10
años desde su desaparición, aún lo
extrañamos mucho.
Él con su familia era muy alegre
y con todas las personas que lo rodeaban, tenía muchos amigos que
lo querían por su forma de ser, el
tiempo que le quedaba libre se lo
dedicaba a su familia, esposa e hijos.
Cuando desapareció sufrimos
mucho por la pérdida de un padre
y un esposo ejemplar, esperamos
que se haga justicia por este hecho.
El 10 de septiembre de 1998 a las
3:00 pm en la finca “Los Venados”
luego de regresar de sembrar yuca,
llegaron unos individuos a invitarlo
a una reunión y le dijeron que se
alistara rápido y que se fuera con
ellos. Esa fue la última vez que lo
vimos, desde ese día no volvimos a
tener razón de él.
El día que se lo llevaron iba vestido con una camisa a cuadros, el
pantalón de tela color gris, botas Brahma negras y un sombrero
blanco. Tenía los dientes de oro, de
estatura más o menos 1,80 cm, de
piel blanca, cabello medio rubio,
crespo, delgado, orejas grandes,
ojos pequeños, bigote y labios delgados.
Puerto Gaitán - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
127
Mauricio y Juan Carlos
Mi primer y
mi segundo
esposo
Por: María Elena Roa Toloza
I
parte Mi primer esposo
Ésto sucedió el 1 de diciembre
de 1991. Nosotros vivíamos en una
finca ubicada en la vereda Santa
Catalina, al otro lado del río Planas, jurisdicción de Puerto Gaitán.
En esa finca convivía con mis cuatro hijos, mi esposo, mi mamá, dos
hermanos y un compadre con su
esposa y cuatro hijos.
En la noche del primero de diciembre llegaron seis tipos armados, algunos de ellos disparando al
aire y gritando que todos se tiraran
al piso, con el susto que teníamos
hicimos lo que ellos dijeron, mientras que mi esposo salió corriendo
y uno de mis hijos que tenía seis
años de edad salió corriendo detrás
de él. A mi esposo le tocó devolverse porque el niño se había perdido en el monte, mi esposo al no
ver al niño se devolvió hasta la casa
para mirar si el niño estaba ahí, los
hombres armados todavía estaban
y nos tenían a todos en el piso.
Cuando mi esposo llegó a la casa lo
acostaron en el suelo y lo amarraron con las manos hacia atrás, delante de todos mis hijos, hermanos
y compadres. Mis hijos tenían: 9, 7,
6 y 4 años la niña menor.
Luego levantaron a mi esposo, a
mi compadre y a otro muchacho,
primo de mi esposo, que se encontraba esa noche en la casa, dijeron
que eran policías de Puerto Gaitán
y se los llevaron a los tres. Los supuestos policías dijeron que ellos
ya regresarían, entonces yo me fui
hasta cierta parte con ellos y con los
niños agarrados de los bolsillos del
pantalón del papá, los tipos tiraban
a los niños a un lado, para que no
siguieran más a su papá. También
nos dijeron que si los seguíamos
nos mataban a todos. Ellos estaban todos enfusilados, a mi esposo
se lo llevaron descalzo, le robaron
Puerto Gaitán - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
lo que tenía de valor y le quitaron
los papeles. Luego, como a las dos
de la mañana, soltaron al primo
de mi esposo, él llegó a la casa y
nos dijo que ellos habían mandado a decir que nos fuéramos, que
desocupáramos la casa, él estaba
muy asustado y casi no podía hablar, entonces yo le pasé un vaso
de agua para que pudiera hablar. A
las 3:30 de la mañana escuchamos
cinco disparos. Pensamos que de
pronto habían matado a mi esposo
y al compadre. Desde esa noche mi
esposo y mi compadre nunca más
aparecieron, hasta el sol de hoy.
Cuando amaneció yo ensillé un
caballo para venirme hasta Puerto
Gaitán, cuyo trayecto duraba diez
horas. En ese momento se levantó
el primo de mi esposo y me llamó
a solas y me dijo que no me viniera
porque de camino me podían matar, porque los tipos le habían dicho
a él que no fueran a decir quiénes
eran ellos. Al primo le dijeron que
ellos eran de la guerrilla, después
de que el primo de mi esposo me
dijo eso, a mi me dio mucho miedo
y me quedé.
Al segundo día le pagué a un vecino para que me trajera a Puerto
Gaitán, cuando llegué, lo primero
que hice fue ir a la Policía, porque
ellos habían dicho que eran policías. Pero al llegar a la estación de
policía a preguntar por lo sucedido, los policías quedaron aterrados
pues ellos no habían ido a ningún
lado y en la estación de policía
había varios amigos de mi esposo
que se habían criado en la misma
vereda. Coloqué el denuncio en la
estación de policía, pero ellos decían que por allá no iban, que era
muy peligroso porque era zona roja
y los podían emboscar. Lo único
que hizo la policía en esos días fue
que nos colaboraron con comida,
porque eran 8 niños pequeños y
6 personas adultas. Después, el alcalde que había en ese entonces,
me regaló gasolina para ir a recoger las cosas: la ropa de los niños,
una estufa y dos camas, que era lo
único que le cabía al carro porque
era muy pequeño, el resto de cosas
nos tocó dejarlas botadas.
Llegamos a Puerto Gaitán sin
un peso, no teníamos para pagar
ni una habitación. Nos tocó pasar
varios días debajo de un árbol en
el parque mientras conseguíamos
algo, pero hubo un señor de buena
fe que nos dejó una casita para que
se la cuidáramos. Ahí estuvimos un
tiempo mientras conseguíamos
trabajo, hasta que un día me ofrecieron trabajar en una finca, mi madre me cuidaba los niños mientras
yo trabajaba y por otro lado nada
que aparecía mi esposo.
Desde ahí me ha tocado muy
duro para poder sacar a mis hijos
adelante con lo poco que les he
podido dar. Hasta el sol de hoy
nunca he sabido en dónde quedó
mi esposo, la persona con la que
me casé en 1979. Mis hijos, que
ya están grandes, todavía lo siguen
esperando. Al menos quisiéramos
saber en dónde se encuentran los
restos de mi esposo, el señor Segundo Adolfo Villalobos Barrera.
II parte Mi segundo
marido el señor
Alfonso González
Después de haber enviudado
conocí al señor Alfonso González,
habían pasado 3 años de no saber
nada de mi anterior esposo. Este
señor me ayudó a levantar a mis
cuatro hijos. A los tres meses de conocerlo me fui a vivir con él, era un
señor muy bueno y muy trabajador,
en ese entonces nos fuimos a vivir
a una finca que yo estaba cuidando. Al poco tiempo pensamos en
colocar algo para vender, entonces
fue cuando decidimos poner una
caseta a la orilla de la carretera, ahí
vendíamos gaseosas, tinto y otras
galgerías, era una caseta de Cocacola, que un señor nos había traído
para que trabajáramos ahí.
En ese sitio, que hoy en día se
llama el Alto de Neblinas, ubicado a
5 kilómetros de Puerto Gaitán, nos
instalamos en 1996, nos había dado
permiso un administrador que había en la hacienda “Neblinas”. Allí
mi marido sembró yuca, plátano
y otros árboles. En ese sitio nacieron mis dos hijos del señor Alfonso
González, una niña llamada Luz Brillit González y Alfonso González.
Por esa época empezaron a llegar las Autodefensas, ellos transitaban mucho en esa zona y llegaban al negocio a tomar gaseosa. Al
pasar un tiempo de estar viviendo
ahí, ya teníamos un rancho y una
caseta. Llevábamos ocho años en
ese sitio cuando se empezaron a
129
escuchar comentarios de los mismos muchachos de las AUC, que
el patrón de ellos nos iba a sacar
de ahí. Así duraron los comentarios
por mucho tiempo, pero nosotros
no lo podíamos creer, hasta que un
día del año 2004, ya cerca de diciembre, llegó el juez del Juzgado
de Puerto Gaitán, con su secretario,
un perito y supuestamente el señor
que nos iba a pagar las mejoras,
nosotros nunca pensamos que eso
llegaría a suceder. Mi marido llegó a
un acuerdo con ellos y los del Juzgado, negociaron las mejoras y nos
dieron un tiempo para desalojar,
ellos negociaron todo lo que había
por 30 millones de pesos.
El día que hicieron el arreglo le
dieron 10 millones y dijeron que al
mes le entregaban los otros 20 millones. Llegado el día, vino un muchacho en una moto y le dijo a don
Alfonso que fuera a Puerto Gaitán,
que le iban a dar los 20 millones
que le habían quedado debiendo.
Él se alistó y se trajo a un hermano,
que vivía con nosotros, ellos dos se
fueron para Puerto Gaitán, llegaron al Juzgado a firmar los papeles
con el señor que había comprado
las mejoras, que se llamaba Álvaro
Cruz Arenas. También se encontraba el perito, firmaron los papeles y
luego le dieron la plata, eso fue lo
que me dijo mi cuñado, porque yo
no estaba con ellos.
Se vinieron para Puerto Gaitán a
las 6:30 de la mañana, ese día don
Alfonso estaba esperando a otro
hermano, con el que hacía años no
Puerto Gaitán - Meta
Mi primer y mi segundo esposo
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
131
se veía. Cuando ya hicieron todas las
vueltas pagaron un expreso que los
llevara al Alto de Neblinas. Alfonso
iba con dos hermanos y cuando pasaron el puente del río Manacacías,
no más de un kilómetro, salieron
dos tipos encapuchados. Cuando
ellos pasaron el puente la Policía se
encontraba allí haciendo un retén.
Cuando salieron los encapuchados
pararon el carro y mi marido les dijo
a los hermanos y al chofer del carro, Ésto es cuestión del jefe de los
paracos que manda en la región,
porque mi marido conocía a los dos
encapuchados, los tipos los bajaron
del carro y le dijeron: Don Alfonso
necesitamos hablar con usted. Ahí
mismo Alfonso les dijo: Pero hermano yo sé quienes son ustedes y
ellos le contestaron que no se preocupara, entonces ellos se lo llevaron por una trocha donde se veía
el puente donde estaban los policías. Un tipo de éstos se fue con mi
marido y el otro se quedó con los
hermanos de Alfonso y al chofer
le dijeron que se fuera, pero que
no cogiera para Puerto Gaitán sino
para el Alto de Neblinas. El señor
llegó todo asustado, no me quiso
decir nada, únicamente llamó a un
soldado y le dijo que por el camino
le habían salido unos encapuchados y los habían parado.
Cuando bajaron del carro a Alfonso, uno de los encapuchados
sacó la pistola y se la puso en la sien
izquierda y lo mató, los hermanos
de Alfonso vieron el momento en
que lo mataban. Los encapuchados
les dijeron a los dos hermanos que
no se fueran a mover de ahí, ellos
del susto salieron corriendo para el
puente donde estaban los policías
a pedir ayuda. Lo bueno del caso es
que lo matan en medio de la Policía
y del Ejército, porque hacia como
diez minutos había llegado una camioneta del Ejército.
Cuando los hermanos llegaron a
donde la Policía ellos los subieron al
carro a recorrer el pueblo para ver
si reconocían a los tipos que habían
matado a Alfonso. En ese momento yo me encontraba en el Alto de
Neblinas con mis dos niños, cuando
un hermano del difunto llamó a la
esposa y le confirmó la noticia, en
ese momento llegó un amigo y me
trajo hasta el sitio de los hechos,
donde ya se encontraba un policía,
pero él no me dejó pasar hasta que
llegaron a levantar el cadáver; al
rato vinieron a buscarme para que
fuera a dar unos datos. Yo al ver el
cuerpo sin vida y un pozo de sangre, no pude decir nada de lo que
me preguntaban y me desmayé,
el fiscal me llevó hasta el hospital.
Cuando desperté, el fiscal me dijo
que estuviera tranquila que ya lo
traían. Esto ocurrió el 28 de enero
de 2005.
No he tenido nunca una ayuda,
me ha tocado duro con estos dos
fracasos y sobre todo que mis dos
últimos hijos todavía están muy pequeños.
Puerto Gaitán - Meta
Mi primer y mi segundo esposo
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NARRATIVAS
VISIBLES
Historia del señor
Elmer
Mauricio y Juan Carlos
Ibarra
Por: Luz Nelcy Tivavija Afanador
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M
Mi esposo mide 1,70, es de piel
trigueña y su tipo sangre es O positivo. Nació el 27 de junio de 1968
en Puerto Gaitán.
La historia del señor Elmer comienza el 27 de junio de 1968,
fecha en que nació. A los nueve
meses le salieron los dos primeros dientes, al año ya tenía una
dentadura completa y comenzó a
caminar sin gatear. A los 6 años el
señor Elmer le colaboraba a su padre, a los 7 años empezó a estudiar
primero de primaria y durante su
tiempo de estudio él era el consentido de la mamá. Después de los estudios comerció con su padre por
el río Meta, el Pauto y el Casanare.
Cuando tuvo su edad para pagar
el servicio militar se presentó y lo
pagó en el batallón Serviez. Una
vez salió, comenzó a trabajar con
su padre, don Juan, ayudándole en
la pesca. A los 22 años consiguió su
compañera que fue la que dejó en
la casa hasta el día que se fue y no
ha regresado.
Nosotros nos enamoramos y
luego formamos un hogar donde
nació una niña que se llama Johana Andrea Ibarra Tibavija. Nosotros
nos compartíamos muchas cosas
y siempre nos apoyábamos el uno
al otro en las buenas y en las malas. Era un hombre trabajador y
muy hogareño, se preocupaba por
nosotras para que no nos faltara
nada, pues éramos un hogar unido y siempre ha continuado así. La
desaparición de Elmer fue un vacío
muy grande para toda la familia. Le
gustaba la pesca y trabajaba transportando turistas a pescar.
El 13 de julio del 2007 él se preparaba para ir a una pesca con un
primo que se llamaba José Darío.
Cuando estaba echando gasolina al
bote me llamó y me dijo: Por la tarde vengo, pero tampoco me dijo
para dónde iba, entonces desde
ese día no tengo ninguna razón de
él hasta el momento.
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Mauricio y Juan Carlos
finaito Álvaro
Pérez
Por: Elaudice Gacharná
F
ue víctima mi esposo Álvaro Pérez, a las 2 de la tarde, el 2 de mayo
de 1992. Mi esposo era pescador.
Llegaron dos tipos uniformados,
lo llamaron al pie de la ranchería y
ahí lo mataron. Me dijeron que no
me diera miedo, que no me iban a
hacer nada a mí ni a mis hijos, que
en vez de darme miedo le avisara
mejor a la familia, para que le diéramos la sepultura.
En ese momento yo no sabía
qué hacer con mis 10 hijitos, pues
acababan de matar la cabeza mayor de la casa, el que respondía por
todos nosotros. Los que lo mataron
me dijeron que eran parte de las
FARC, que no les preguntara más
y mejor llamara rápido a la familia
del finadito Álvaro Pérez, esa es mi
triste historia.
24 de febrero de
2008
Hoy en día volvemos a padecer
los rigores de la violencia en mi familia. El 24 de febrero del 2008 me
mataron a uno de mis hijos en extrañas circunstancias y motivos que
desconocemos. Tampoco sabemos
quién fue, ni por qué fue, sólo sabemos que la violencia es el pan de
cada día y que ya me han quitado a
dos seres que amo y siempre amaré.
MENSAJE
Hoy juntos, como miembros de
una familia que fue desintegrada
a causa de la violencia, queremos
invitarlos a que nos hagamos solidarios frente a todo tipo de violencia que tenemos que padecer los
colombianos. Por eso, queremos
decirles a todos los generadores
de violencia, que tengan en cuenta
que no sólo están destruyendo una
vida sino a una familia entera.
Puerto Gaitán - Meta
Historia del
NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
Guadalupe
Caballero
Bautista
Por: María Nelsy Buitrago Roa
137
S
iendo el mes de diciembre del
año 1998 comencé a convivir con
el señor Guadalupe Caballero Bautista, quien laboraba como comerciante de víveres en la vereda El
Paraíso. Dos años después nos trasladamos de vivienda dentro de la
misma vereda, vivienda que ya era
propiedad de nosotros y en donde
montamos de nuevo la tienda en
la que trabajamos para el sostenimiento de nuestro propio hogar.
En el mes de mayo del año 2000
decidimos vender la tienda y con
ese dinero darle un mejoramiento a
la vivienda y trabajar en agricultura.
Después de haber sembrado y haber arreglado la casa, decidió el señor Guadalupe, que en ese tiempo
era mi esposo, ponerse a trabajar
como obrero en la misma vereda,
para el sostenimiento de nuestra
hija Yarli Yulieth Caballero Buitrago,
nacida en el año 1999.
Así transcurrieron los meses nor-
malmente y quedé en embarazo. El
12 de julio de 2001 nació el niño
Yohan Stiven Caballero Buitrago,
de tal manera que continuamos
viviendo y laborando en la misma
vereda, sin ningún inconveniente
con el frente de la guerrilla que habitaba en ese lugar.
Por el mes de abril de 2003 llegaron personas que conformaban el
grupo de paramilitares, eran mandados por un tal “Cuchillo” y otro
llamado “Richard”, entraron en las
veredas matando a personas que
tuvieran que ver con la guerrilla,
milicianos y entre ellos población
civil inocente, diciendo que estaban haciendo limpieza. Los vecinos
cercanos y lejanos tuvieron que ir
abandonando sus fincas y sus cultivos para no ser afectados por los
grupos armados. La mayor cantidad de familias se fueron al municipio de Puerto Concordia (Meta), ya
que era el más cercano
Puerto Gaitán - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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VISIBLES
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VISIBLES
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Nosotros nunca nos fuimos porque nada debíamos y pues nada
temíamos y porque también nos
daba pesar dejar la finca y todo
lo que habíamos trabajado. Después de unos días se retiraron las
autodefensas, de tal manera que
se volvieron a acercar los señores
guerrilleros, los cuales llegaron a
la finca de nosotros una tarde del
mes de mayo, siendo las 6, nos dijeron que nos daban una hora para
desocupar la finca y que si no nos
íbamos nos mataban. Ellos decían
que al parecer mi esposo tenía que
ver con las autodefensas, porque
no nos había dado miedo como a
las demás personas que habían huido de por ahí, entonces nos tocó
desocupar esa tarde dejando todo,
ropa, gallinas, las camas, entre otras
cosas. Salimos sólo con lo puesto y
con los dos hijos, nos embarcamos
por agua en una canoa de motor
para salvar nuestras vidas, llegamos al otro día a Puerto Concordia
como desplazados y nos radicamos
de nuevo donde mi mamá Flor María, junto con los niños y mi esposo,
quien se puso a trabajar en oficios
varios dentro del mismo pueblo.
Me puse también a trabajar en
un restaurante para ver si salíamos
adelante otra vez. Mi trabajo era
cercano a la casa de mi mamá, lo
que me permitía de vez en cuando
estar pendiente de mis hijos. Así seguimos laborando humildemente,
transcurrieron 5 meses de estar en
el pueblo donde permanecían los
que se decían llamar urbanos del
pueblo, en ese mismo tiempo la
gente de las veredas salía al pueblo
de Puerto Concordia a hacer sus
compras y tenían que pasar el río
en canoas con motor para poder
llegar al pueblo.
Las autodefensas que frecuentemente llegaban al pueblo mataron
a todos los motoristas que hacían
la línea con la gente de las veredas, diciendo que venían al pueblo
a hacerle favores a la guerrilla. Mi
esposo solía conversar en el pueblo
con los amigos que venían de las
veredas, él era muy conocido por la
gente de las veredas desde que vivíamos por allá, entonces los urbanos del pueblo le llamaron la atención a mi esposo porque lo vieron
conversando con las personas que
venían del campo, decían que tal
vez era informante de la guerrilla y
lo empezaron a perseguir disimuladamente.
Llegada la fecha del 11 de noviembre de 2003 mi esposo se encontraba en la casa de mi mamá
descansando, eran las cinco de la
tarde y yo me encontraba trabajando en el restaurante. Cuando
regresé a las seis de la tarde a la
casa, mi mamá me da la dolorosa
noticia, que llegaron unas personas
en un carro negro, con vidrios oscuros tipo camioneta, lo convidaron a que los acompañara y como
él se negó lo cogieron a las malas y
lo montaron en el carro, mi mamá
preguntó que para dónde lo llevaban y le contestaron: Por allí, más
tarde lo traemos.
Nunca más regresó, tampoco
supimos ninguna noticia de él. Después de unos días les pregunté a
los urbanos que permanecían ahí
que para dónde lo habían llevado o
dónde lo tenían, y me respondieron
que no preguntara nada o que me
pasaba lo mismo que a él. Después
de lo sucedido seguí trabajando y
viviendo en el mismo pueblo de
Puerto Concordia durante 3 años
más y luego decidí viajar a Puerto
Gaitán en busca de un mejor bienestar para mí y mis dos hijos. Hasta la fecha me encuentro radicada
en Puerto Gaitán luchando por mis
hijos. Nunca más he tenido razón
alguna de mi esposo.
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Valeriano
Daza Tovar
Mauricio y Juan Carlos
Por. Flora Tovar
H
ace 18 años tuvimos que dejar
nuestras propiedades abandonadas por culpa de grupos armados
al margen de la ley. Ellos acabaron
con la felicidad que albergaba nuestra familia, dejamos nuestras cosas
abandonadas por el temor de que
nos quitaran nuestras vidas, como
lo habían hecho con nuestros hijos
y demás familiares. Desde ese momento tenemos que vivir con un
gran recuerdo de las personas que
tuvimos que perder por culpa de
un conflicto en que no teníamos
nada que ver, pero tuvimos que
caer en el conflicto donde nosotros no teníamos ningún problema
y donde perdimos a nuestros seres
queridos.
Desde ese momento hemos tenido que vivir nuestros problemas,
en unión con mis hijos, en el municipio de Puerto Gaitán, donde
tuvimos la oportunidad de resguardarnos para sobrevivir con nuestra
familia. Le damos gracias a Dios por
nuestra fortaleza, a nuestras familias y demás personas, ya que tuvimos la oportunidad de tener una
vivienda donde refugiarnos con mi
familia. Tuve el apoyo de mis amigos que me han dado fortaleza
para vivir muchos años, pero desde
ese momento he tenido que dejar
de ser la persona que era, porque
me faltan unos miembros de la familia.
Nunca he tenido ayuda del Estado por ser persona desplazada,
porque cuando ésto sucedió no
teníamos ayuda, pero espero que
por medio de ustedes tengamos
algunas ayudas para seguir pasando nuestros años y el resto de vida
que nos queda. Espero que algún
día pueda tener algo por medio de
ustedes y recibir mucha felicidad.
Gracias por tenerme en este grupo
que tiene mucho éxito para nuestras vidas. Tenemos muchas ganas
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ADIVINANZAS
Tome mi buen rey esta flor,
de la mano de este niño, que es
mi hijo, es mi nieto, hermano
de mi marido.
Cinco baritas en un barital,
ni secas, ni verdes, se pueden
contar.
Llegué a mi casa, cogí mi
moza, la senté en las piernas y
le toque la cosa.
Ahí lloró todo el día, perdió lo
que más quería.
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer
y el hombre elegante lo lleva
adelante.
Soy bella, soy muy fuerte,
cuando hablo todos me oyen y
tengo un sólo diente que muevo constantemente.
COPLAS
Una me dijo que sí
otra me dijo que no
yo me quedé sin saber
cuál de las dos me engañó
Me subí en una lomita
para ver si la divisaba
tan sólo topé las quimbas
del indio que la llevaba
Lloraba la Margarita
la muerte de su marido
y en el llanto preguntaba
si el otro ya había venido
Tus ojos son dos corozos
tu nariz es una olleta
tu boca es una hamaca
tus orejas dos chancletas
Puerto Gaitán - Meta
Mauricio y Juan Carlos
de que todo este programa salga
adelante y tengamos el beneficio
del Estado.
Como todo desplazado he tenido que vivir muchas necesidades,
de las cuales nunca he recibido
una ayuda, pero con nuestros hijos
hemos tenido que salir adelante,
teniendo en cuenta que si no hacemos nada por sobrevivir nunca
tendremos nada. Es algo que es
muy fuerte pero lo tenemos que
soportar. Un caso de estos nos
pasa a muchos y tenemos que seguir adelante a costa de cualquier
cosa. No he tenido que estar muy
mal, pero tampoco bien, está uno
regular, pero eso sí, muy feliz.
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VISIBLES
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Historia de
José Hostibo
Castaño
Carvajal
Mauricio y Juan Carlos
Por: Flor García Calderón
H
Yo fui la señora de José Hostibo Castaño Carvajal. Nosotros
estábamos trabajando en la finca “El Vergel” de la señora Rosario Ortiz. El sueldito que nosotros estábamos ganando era un
sueldito que no valía gran cosa.
El que pagaba era el sobrino de
ella. Ella le pidió el favor a mi
marido que fuera a hacerle una
cerca colindando con la finca
“Siveria” de Alberto Botero.
La costumbre de él, de toda
la vida, era salir para el trabajo a las siete de la mañana. Mi
marido me dijo que le llevara
limonada a las diez de la mañana, antes de yo salir de la casa
oí una conversa en la otra casa,
cuando pasé por el frente de la
casa y ya estaba retirada volteé
a mirar, lo primero que miré fue
al viejo Miguel Jiménez, también
vi a doña Rosario que estaba
sentada en una sillita de palo,
ella tenía un pantaloncito azul, una
camisita blanca, unas botas negras
y un sombrero blanco.
De la casa a donde él estaba se
gastaba media hora. Donde Rosario
yo me estuve una hora ayudándole
a cargar unos estantillos, para que
entienda más clarito. A las dos horas ella me dijo: Flor vaya a dejarle
limonada a José, y yo le contesté: Si
señora, luego ella me dijo: Eso está
bien.
Allá yo le dije a mi viejo que Miguel Jiménez se había quedado
conversando con Rosario y le dije
que yo alcancé a oír al viejo preguntándole a Rosario que para dónde
se iba y ella le contestó que iba a
buscar dos marranos que se le habían ido para el monte a dar cría y
él le dijo que iba a ir a acompañarla.
Cuando yo llegué a la casa ya
no estaban los dos, estaba el viejo y tenía una peinilla en la cintura,
Rosario se había perdido. Yo llegué
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del trabajo a la casa y me puse
por derecho a hacer el almuerzo,
lo dejé hecho para que cuando él
llegara ya estuviera frío, luego yo
me fui para el caño a lavar, siempre me quedaba retirado. Cuando
yo me vine del caño para la casa oí
en el patio algo y luego miré cuatro
hombres de vestido pintado. Yo llegué con un baldado de agua y un
baldado de ropa, de una vez me
hicieron descargar los baldes y me
hicieron arrodillar en el suelo, en las
raíces de la cepa de un mango, a mi
viejo lo tenían en medio de ellos. Yo
les dije que por qué humillaban a
mi viejo así, sin ningún motivo, que
él no debía nada.
Nos tuvieron hasta que se les
dio la gana, culpaban al viejo de la
desaparición de doña Rosario, yo
les dije que por qué cometían ese
error, que investigaran primero y
les dije muy clarito llorando que no
me fueran a matar. Nos insultaron
lo más que pudieron y se fueron.
Al otro día volvieron y me preguntaron si no había venido ese
viejo hijueputa de Miguel, me preguntaron otra vez: ¿Seguro?, y yo
les contesté que no, entonces le
dijo el uno al otro: Para dónde partiría ese viejo desgraciado, hijueputa, malparido, ese viejo no se nos
va de las uñas.
A mi viejo se lo llevaron. Esa carga le queda a Javier Murcia, que
vive en Planas, él mismo los trajo,
él se sentía dichoso y feliz de la
pelota. También nos robaron trece
reces y un caballo castaño. Me robaron y me dejaron con los brazos
cruzados y me robaron el trasteo.
Uno le dijo al otro: Ahora pues
no, ahora qué hacemos, nos dejamos pichar guevón porque llegan los plagos y nos matan, los del
“Chanchiras”.
Dos meses después, el viejito
que llaman el cura Ignacio fue a recoger esos cuatro huesos y nos los
llevó a la finca “San Manuel” y nos
dijo: Aquí les traigo estos huesos
en una bolsa negra. Llegó asustado y nos dijo a mí y a mi hija que
no fuéramos a decir que él era el
que los había traído, llegó afanado
y dijo que hiciéramos un hoyo en
la cepa de un mango y que no lo
fuéramos a divulgar y que estuviéramos callados.
Ésto da mucha tristeza, yo
soy una víctima.
Puerto Gaitán - Meta
José Hostibo Castaño Carvajal
146
NARRATIVAS
VISIBLES
Otra Historia de
José Hostibo
Castaño
Carvajal
Mauricio y Juan Carlos
Por: Elsa Castaño García
149
L
os hechos sucedieron en marzo 17 de 2002 siendo las 6 y 20
de la tarde, yo no me encontraba en esa finca sino que cuento
por lo que vivió mi mamá, que
se encontraba en la finca “El
Vergel”.
Ella se encontraba lavando en
el caño, cuando iba llegando al
patio de la casa vio unos hombres vestidos de ropas militares y
botas negras de caucho y cuando mi mamá vio eso, descargó
el balde que traía en la cabeza
con ropa y otro balde que traía
en la mano con agua. Vio a mi
papá que estaba acostado en un
chinchorro y al lado de él había
dos hombres armados con fusiles y le dijeron a mi mamá que le
alcanzara una camisa y la linterna porque él estaba sin camisa y
sin botas.
A mi mamá le dijeron: Tranquila señora que ahora él vuel-
ve, pero fue mentira. Cuando se lo
llevaron mi papá le dijo a mi mamá:
Hasta luego vieja, pero al otro día
volvieron a la finca y le preguntaron
a ella que si por allá no había ido
el hijueputa viejo Miguel Jimenez y
mamá les contestó que no. Fueron
cuatro hombres armados, uno de
ellos dijo: Ese hijueputa no se nos
va de las manos y ese mismo día le
dijeron a mamá que se tenía que
ir de ahí sin derecho a sacar nada.
También le dijeron a mamá que si
llegaban el sábado o el domingo y
la encontraban ahí, se la llevaban
también.
El día jueves santo me llegó una
razón a la casa del pueblo donde
se encontraba mi hermano Jairo
Castaño viviendo con sus cuatro
hijos y la mujer Dallis Sofia Mariño,
en el barrio Galán en la calle 15 No.
7-48. Allí llegó una señora amiga de
la familia y tocó la puerta y le preguntó a la señora Dallis que si esta-
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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ba Jairo y ella le dijo que sí. Luego
dijo que ella nos había mandado a
decir que vinieran a la casa de su
hija y nos avisaron que a mi papá se
lo habían llevado y que a la señora
Rosario Ortiz la habían matado y le
cargaban el pato de que había sido
papá quien la había matado. También nos dijo que fuéramos rápido
a recoger a mi mamá de allá.
Cuando mi hermano supo eso
fue fatal para él, la misma tardecita
que recibió la razón, de afán se fue
para la finca “San Manuel” donde
yo estaba trabajando de encargada. En esos días yo me encontraba muy enferma, yo oí que alguien
lloraba en la entrada del portón en
el callejón, pero yo no sabía todavía nada de los hechos. Eran las 7
de la noche cuando mi hermano
y mi cuñada Dallis Sofía llegaron
al patio, dijeron: Buenas noches,
en esos momentos yo estaba en
el baño cuando mi cuñada le dijo
a mi marido Libardo Ruiz: Libardo,
¿dónde está Elsa?, él le dijo: En el
baño. Yo alcancé a oír cuando ella
le dijo a Libardo: No sé cómo decirle ésto Libardo, luego me dijo a
mí: A don José se lo llevaron y no
se sabe nada de él, doña Flor mandó razón de que fueran a recogerla
rápido porque le habían dicho que
si no se iba del sábado al domingo,
la mataban a ella también.
Esa noche hablamos y planeamos que yo me iba por mi mamá
a recogerla. Me fui el sábado santo en la chiva que bajaba ese día a
las 5 de la mañana, llegué a las 11
de la mañana a Planas, me bajé de
esa chiva y llegué al restaurante “El
Amigo” donde Javier y Julieta Sánchez y les pregunté sobre el caso y
ellos me dijeron: Eso dicen, pero no
me aclararon nada más.
Almorcé ahí y me fui en chiva
hasta la finca “Siberia”, allí me bajé
y me fui a pie hasta que llegué a
la finca “El Vergel”. Desde el broche llamaba a mi mamá y nadie me
contestaba, sólo había unos gallos
que cantaban tristes en el patio. Al
no ver a mi mamá me dio un poco
de miedo, yo oraba y me tranquilizaba, me asomé a una pieza que
estaba medio cerrada con una cabuya y vi el trasteo de mis padres y
no vi a mi mamá, pensé que ya se la
habían llevado y la habían matado.
Luego comencé a caminar por el
potrero cuando vi el caballo colorado de propiedad de mi papá y vi
unas reses de mis padres. El caballo
me vio y lo llamé: Resorte, porque
así se llamaba, y él relinchó y llegó
a mi lado y le dije: Resorte, ¿dónde
está su dueño? Luego busqué por
un camino raro que había hacia el
monte y mientras caminaba buscando el caño pensé que allí estaría
mi mamá bañándose o trayendo
agua, porque no había agua ni para
tomar en esa casa.
Ese día fue tan fatal para mí, yo
ya había caminado como 300 metros y no encontraba el agua, ni el
caño. Paré, de repente escuché una
bulla en el monte y era tal el susto
que comencé a retroceder y cuando me vi alcanzada del ruido me escondí a la pata de un árbol grande
y grueso. Cuando vi lo que era pues
un poco el miedo me fue pasando,
eran unos marranos a toda carrera
y como ese monte estaba muy tostado, el ruido era espantoso.
Yo tenía la esperanza de volver a
ver a mi papá con vida, pero cuál
sería la sorpresa cuando a los dos
meses llegó el señor cura de Gaitán, Ignacio Flores, llevando en una
bolsa negra unos huesos y una silla
de caballo a la finca “San Manuel”;
en la finca se encontraba mi mamá
y mi esposo, eso fue como entre
las 10 y 11 de la mañana, yo me
encontraba en una diligencia en
la inspección de Policía ese día y a
esa hora, cuando llegó el padre al
patio donde yo trabajaba. Luego
llegué yo y cuando mi esposo salió a abrirme el broche del solar lo
vi raro, con los ojos llorosos, alcé la
mirada buscando a mi mamá y me
di cuenta que ella también lloraba,
luego vi la silla de mi papá y la reconocí y una bolsa negra, después
mi marido me dijo: Mire mija donde
está su papá, lo que queda de don
José. Al bajarme de la cicla sentí
que el mundo para mí había acabado y me dio tristeza, coraje, rabia.
Cuando vi los huesos del cuerpo y
el cráneo roto en tres pedazos y me
di cuenta que faltaban unos huesos
más, me dio ira, inclusive con ese
padre de Gaitán.
Yo dudo de ese padre porque
él nos dijo que nos estuviéramos
callados y que no dijéramos nada.
También nos dijo que lo enterráramos en la finca y mandáramos
a hacer un cajón o una urna. Nos
decía de forma entrecortada que a
él no lo dejaban sacar de la finca.
El día sábado mi mamá y yo estuvimos en la misa del fuego santo
y me sorprendió el cura cuando
hablaba de la hermana Rosario Ortiz y de su muerte y pedía perdón
por el sujeto y el reo que había
matado a doña Rosario, que era
una señora tan buena.
Yo sé que en el fondo de los hechos hay algo más oculto en este
caso, porque en esos momentos
se encontraba el sobrino de doña
Rosario que se llamaba Rodolfo,
quien me miraba y fingía su mirada, porque ellos saben en Planas
que yo conozco más de un caso.
Ahí dude, yo oí el domingo santo
cuando ellos dos, Rodolfo y Javier,
hablaban y decían: No les vamos a
decir nada. Yo los estaba mirando
por las rendijas de las tablas.
Cuando Rodolfo fue a poner el
denuncio en la Fiscalía de la muerte de su tía, nos pidió que no fuéramos a hablar más de la cuenta.
¡Cuidado!, yo le dije que así como
él había recogido el cuerpo y los
huesos de su tía para darle sepultura cristiana, así yo también pedía
que me entregaran el cuerpo de
José Castaño ó si no que se atuvieran a las consecuencias, porque la
familia de papá también era grande y poderosa. Les dije que él sabía
a qué atenerse con los Castaño,
familiares de nosotros, ¿por qué
ahí si a los dos meses pudo el cura
traer esos huesos de esa manera
tan extraña? Hubo un día en que
yo por hacer más fui hasta la casa
cural a darle las gracias y él estaba
sacando unas maquinas. Me habló
de una manera muy extraña y casi
puedo decir que me iba sacando
con sus manos.
Puerto Gaitán - Meta
José Hostibo Castaño Carvajal
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NARRATIVAS
VISIBLES
Relato de
Senaida
Humus
Mauricio y Juan Carlos
153
Por: Senaida Humus
S
Se desapareció el joven Yohman
Wilson Barreto Humos, tenía 26
años, fue desaparecido del Choncho. Vestía un jean azul oscuro,
buso azul y zapatos vinotinto, ese
día había llegado del Vichada.
Él era un joven muy cariñoso con
los demás y era muy trabajador, el
fútbol le gustaba mucho, en una
ocasión fue a jugar fútbol al Huila.
Conmigo era muy buen hijo en
sano juicio, borracho era un poco
pesado.
Al otro día que él había llegado
lo mandé a buscar con el sobrino
y no lo encontró, entonces me fui
yo misma para el alto y le pregunté a cuatro comandantes llamados
“Pajita”, “El Guajibo”, “Guacamayo”
y el “Aguila”.
Mi hijo era muy especial conmigo. Él me invitaba a salir en las
fiestas y me decía que fuéramos un
ratico a mirar y a tomar gaseosa.
Cuando pescaba me llevaba pescado a la casa.
Era católico y le gustaba ir a
misa. En tiempo de navidad a él le
gustaba comprar su muda de ropa
y le gustaba bailar y compartir esos
días especiales en familia. Cuando
él tenía plata compraba para todos.
Mi hijo desapareció a las siete de
la noche cuando salió de la casa,
desde entonces fue cuando yo comencé a llorar por él, porque nadie
en esos días me daba razón, sufrí
mucho por él y estoy esperando alguna noticia de su paradero.
También le pido mucho al todo
poderoso Dios que se haga justicia
divina por este caso y los de las demás personas que fuimos víctimas.
Gracias a las autoridades por lo
que están haciendo, a los señores
del CTI y la Defensoría del Pueblo.
Dios los guarde a ellos y también a
los abogados.
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Familia
triste pero
con una
esperanza
Por: Carlos Julio Sossa
T
engo un hogar que amo. Teniendo yo 18 años me uní a mi mujer de
23 años, así salimos los dos a trabajar y a luchar en la vida, camino que
nos conduce hasta hoy.
En todo este trayecto tuvimos
cinco hijos: tres hijas y dos hijos.
De estos cinco hijos quedan cuatro
y una desaparecida. Los nombres
de ellos son: Mi esposa Flor Ángela Molina, mis hijos Luz Nelly Sossa
Molina de 25 años, Wilson Albeiro
Sossa Molina de 20 años, Mayi Esperanza de 17 años, Carlos Adrián
de 10 años, Flor Lineth Sossa Molina de 8 años. La desaparecida es
Mayi Esperanza, la tercera.
En todo lo que hemos pasado lo
más duro que hemos enfrentado
ha sido la historia de la pérdida.
El día siete de octubre del 2004,
dicen los que vieron, que a las dos
de la tarde la metieron en un carro
unos hombres con otras niñas. No-
155
sotros no estábamos, trabajábamos
en una finca a dos horas de Gaitán,
nos llegó la razón al otro día. Nosotros pensamos que tal vez como
aquí los paramilitares acostumbran
a castigar a las personas cuando
hacen algo indebido, pensamos
que pudiera haber sido eso, pero
no fue así, fue algo grave, algo nos
impidió volverla a ver. Los que miraron no quisieron hablar.
Siete meses después se oían rumores de que la habían matado,
pero ni así apareció, mientras tanto
nosotros nos hundíamos más en la
tristeza y el desespero, pensando
qué sería de ella, preguntándonos
si estaría viva o muerta. Cuando
eso, nos amenazaron, nos dijeron
que no se nos ocurriera hablar con
la Policía o con la Fiscalía si no queríamos que nos pasara como le había pasado a ella. Sentimos mucho
miedo, quisimos irnos pero no tuvimos cómo hacerlo. Entre la fami-
Puerto Gaitán - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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lia algunos no querían, finalmente
aquí nos quedamos esperando a
ver qué pasaba. Cuando sucedió
lo de los desmovilizados fuimos a
La María a preguntar allí con una
foto y el registro civil de ella, allí
nos dijeron que sí, que ella estaba
con un grupo que le decían “Centauros” y que se iba a desmovilizar
en Yopal (Casanare), en un punto
llamado Corinto, también nos dijeron que a ella le decían en el grupo
“La Gaviota” y que nos viniéramos
tranquilos a esperarla que ella nos
iba a dar una sorpresa cuando llegara a la casa, pero a los dos días
de haber llegado hicieron una llamada a la vecina para decirnos que
no la esperáramos porque estaba
muerta y que no iba a llegar, que la
habían matado en un combate en
San Juan del Morro (Vichada), que
esa era la vida del combatiente. Se
nos desgarró el alma porque para
un padre o para una madre no hay
hijo malo. Uno ama a sus hijos por
encima de todo lo demás. Pensamos, un niña con tan temprana
edad había podido tener una carrera, un esposo, unos hijos y ser muy
feliz, pero personas que no aman la
vida le quitan la vida a muchas personas. Hay que tenerles más miedo
a las personas que a los animales.
Los hombres deciden quién debe
vivir y quien debe morir, como si
fueran dioses. Somos cristianos y
sabemos que el único que quita la
vida es Dios.
Hay momentos que no soportamos las lagrimas cuando vemos
por televisión marchas por la paz,
porque nosotros conocemos ese
dolor que se siente estar con un
ser querido así. Esto es para fuertes. Pareciera que esta gente que
hace ésto no tuviera mamá, hijos,
familia, tampoco corazón.
Somos cristianos y hemos aprendido a amar y a conocer los valores,
por eso amo mi hogar, mis hijos, mi
esposa y también la creación. Las
escrituras dicen que nosotros vivimos como ovejas en medio de lobos, habla del humilde y del soberbio. Yo pienso que la desaparición
de un hijo nunca se olvida porque
es algo que anda con uno.
Hablando con una cuñada, que a
ella le mataron el papá también en
el 2004, ella me decía muerta de ira
y de dolor: Mi padre tenía 50 años
pero era sano, casi nunca iba al médico porque no se enfermaba y sí
lo mataron. Ella decía que su padre
había podido vivir muchos años
más y si eso pensaba ella, ¿qué
creen que pensamos nosotros de
nuestra hija que tan sólo tenía trece años?.
Algo que me impresionaba era
pensar en un niño frente a una
guerra, frente a la muerte causada
por un disparo, por un arma blanca o qué sabemos, frente al miedo,
un niño en tan temprana edad enfrentado a algo tan determinante.
Cuando como padres pensamos
ésto nos duele mucho. Gracias a
Dios que somos cristianos y Dios
nos ayudó con nuestras fuerzas.
Tristes pero con una esperanza y
es esa fe en Dios, que él nos seguirá
ayudando en todos nuestros pasos
en la tierra. Hemos sido consolados y así seguimos viviendo. Hace
poco sufrí una hernia en la columna y para colmo salí incapacitado,
pero aun así, sé que la vida sigue,
que mi familia me necesita y que
mi presencia en mi familia es muy
importante.
No todos los momentos son de
tristeza, hay momentos muy felices
que podemos compartir. Cuando
estamos todos echamos cuentos,
chistes, jugamos, vamos a baño o
a un paseo de integración, esto es
algo sano. Cuando vamos al culto
con nuestros hijos a algunos les
gusta, a otros no, pero mi esposa
y yo si somos miembros de una
iglesia.
En todo lo que vivimos y pasamos Dios tiene la última palabra.
Tenemos un país muy lindo, muy
rico, un panorama hermoso que
Dios nos regaló, pero miremos que
el hombre que no tiene a Dios no
hace lo bueno y quiere acabar con
todo lo que está a su alrededor. La
maldad es algo destructivo. Miremos muchas familias que lloran por
una misma causa, quien hace esto
es el hombre que no tiene a Dios
en su Corazón. No puede ver lo lindo que es mi país, no puede ver lo
linda que es la familia y no puede
ver lo linda que es la vida.
Puerto Gaitán - Meta
Familia triste pero con una
esperanza
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Mauricio y Juan Carlos
Historia de
José Hugo
García
Por: María Floralba Gutierrez
F
amilia feliz
Siendo las 7:30 p.m. de un día
sábado de 1991 yo me encontraba cuidando a mi hermano menor,
cuando a mi casa llegó un amigo
llamado Esteban, me saludó, estuvimos hablando un rato, cuando
me dijo: Le voy a presentar a un
amigo, yo le conteste burlándome: ¿Acaso usted tiene amigos?, él
me contesto en broma: Es que le
voy a presentar a su novio, ahí fue
cuando me presentaron a José, así
se llamaba mi esposo. Nos hicimos
muy buenos amigos y cuando teníamos 15 días de amigos me dijo
que me invitaba a salir, yo le pedí
permiso a mi mamá y ella me dejo
ir, cuando estábamos en el parque
central de Acacias, siendo las 8:00
p.m. se me declaró, ahí nos hicimos
novios.
Fue un noviazgo muy bonito,
en ese momento él para mí era el
mejor amigo que yo tenía, porque
yo pasaba muy mala vida en mi
casa, porque no me entendía muy
bien con mi padrastro. A pesar de
la corta edad que yo tenía en ese
momento yo no dependía de mi
mamá, porque yo trabajaba en un
restaurante, desde las 5:00 a.m.
hasta las 2:00 p.m. Cuando salía del
trabajo me tocaba llegar a ver a mi
hermano menor y hacer mis tareas,
porque yo misma me costeaba mis
estudios y ni con todo eso yo tenía
a mi familia contenta.
Mi novio miraba todo lo que yo
sufría, así estuvimos un mes y nos
salimos a vivir juntos, ahí comenzó
nuestro romance, con el tiempo
quedé embarazada. Él se puso feliz
con la noticia, empezamos a hacer
planes con nuestra hija, cuando
llegó la hora de tener a mi bebé
fue el momento más feliz para los
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
dos, siendo las 10:30 a.m. del 24
de septiembre nació mi hija, fue la
felicidad para todos en la casa. Pasado un tiempo quedé embarazada
de mi segundo hijo, él nació el 19
de octubre a las 4:15 de la tarde.
Nosotros éramos una familia
muy feliz, pero como todo no puede ser felicidad en la vida, teniendo mi hijo dos años empezamos a
tener problemas en nuestro hogar,
problemas que gracias a Dios pudimos solucionar. Algo que recuerdo con mucha alegría fue nuestro
matrimonio, cuando mi hija estaba
cumpliendo un mes de nacida nos
casamos por la iglesia católica, fue
algo tan bonito que si él estuviera
vivo el 24 de octubre cumpliríamos
16 años de casados, por esta época
mi esposo me celebraba el día del
amor y amistad. Cuando son fechas
importantes me da mucha tristeza,
porque él era muy detallista conmigo y con mis hijos, nos íbamos de
paseo, lo más lindo era el amor que
él tenía para nosotros, porque él
era un padre cariñoso y un esposo
muy lindo, aunque nunca faltan los
problemas en un hogar, pero eran
cositas que se podían arreglar.
Esta es la historia feliz de nuestras vidas, mi hija cumple 16 años
el 24 de septiembre, ella ha sufrido mucho por la falta del papá, ella
prefiere callar y llorar en silencio,
no quiso aportar nada para esta
historia y mi hijo cumple 14 años el
29 de octubre, él me dice que no
recuerda mucho de su papá, por
eso no opina nada. Ahora empiezan
las amarguras, esta es la historia de
una familia intranquila y triste.
Familia intranquila
y triste
Así comienza nuestra triste historia. El día sábado 1 de septiembre
de 2001, a las 8.45 p.m comenzó
nuestra pesadilla, fue cuando cobardemente mataron al padre de
mis hijos. ¿Quién fue?, no sabemos, ¿por qué fue?, supuestamente confundidos, eso fue lo que nos
hicieron saber. Nombres… no los
quiero nombrar, porque realmente no los se, fue algo tan duro para
mí y mis hijos porque yo no sabía
cómo decírselos a ellos.
Él les había prometido ir al parque mecánico que había llegado al
barrio el domingo y nos había invitado a almorzar porque ya comenzaba el mes de amor y amistad. Yo
lloraba desesperada, porque como
le decía a mis hijos: Su papá no va a
poder venir por ustedes.
Como Dios no deja solo a sus hijos me llené de valentía y les conté. Mi niña no me creía, ella en el
fondo de su corazoncito guardaba
la esperanza de que su papá estuviera vivo. Mi niño como era más
pequeño no entendía nada. Mi niña
cuando la llevé donde el papá miró
ese cajón, salió corriendo llorando
y gritando: ¡Mi papito no! Eso fue
un golpe tan duro que yo casi no
alcanzo a mi niña y por poco me la
mata un carro. Mi niña se me enfermó, casi la pierdo también. Ha sido
duro, me ha tocado luchar en esta
vida por ellos, por sacarlos adelante.
Ahora tengo dos hijos más, que
son de un muchacho que distinguí,
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con el cual vivimos un tiempo bien,
pero ahora tenemos muchas dificultades que ya no tienen solución.
Pero algo que si me llena de orgullo
es que mis hijos ya están grandes
y gracias a Dios, hasta el momento
no me ha tocado aprender de nadie para sacarlos adelante, porque
a mí me ha gustado trabajar para
no depender de ninguno, porque a
mí no me gustaría que de pronto
me le echen en cara la comida o lo
que le den a mis hijos, mucho menos que se crean de pronto con derecho de irlos a regañar o a pegar.
Han pasado 9 años después de
la muerte de mi esposo y aún no
nos hemos podido recuperar de
este dolor. Aunque yo haya tenido
otra persona eso no significa que
yo haya olvidado a mi esposo y así
diga la gente que el muerto al hoyo
y el vivo al baile y que la mujer olvida con otra persona, eso es una
gran mentira, porque aunque pasen los años yo no puedo olvidar
y teniendo esos dos hijos que él
me dejó, mucho menos. ¿Qué me
queda ahora?, seguir adelante, yo
sé que él donde quiera que esté se
debe sentir orgulloso de sus dos hijos. Gracias a Dios y a la Santísima
Virgen mi niña todavía vive conmigo en la casa y mi niño hasta el
momento no me ha cogido malas
mañas.
Día a día le pido a Dios y a la Santísima Virgen que perdone a esas
personas que hicieron eso con
nosotros, por causarnos ese dolor
tan grande a toda la familia, porque aparte de que nosotros sufrimos quedó una mamá muy triste y
unos hermanos muy acongojados.
Él, aparte ser un buen padre también era un buen hijo, él era el que
veía por la mamá en ese momento
y por unos hermanos. Ya se imaginarán que consecuencias trajo esa
tragedia.
Dios mío, Santísima Vrgen, ilumina esos corazones que aún siguen
haciendo daño. Por favor, no más
muertes, nosotros no somos nadie para juzgar, ni para desearle
la muerte a una persona. Todo el
mundo tiene derecho a vivir hasta cuando mi Dios lo decida. Señor
mío, madre mía, ablándales el corazón a aquellas personas que todavía piensan en hacer daño. A pesar
de todo el daño que nos han hecho yo no le guardo rencor a nadie
y siento que ya perdoné a aquellas
personas.
Gracias señores de la Defensoría
del Pueblo, por acordarse de todas
estas familias que estamos pasando por un amargo proceso. Gracias
a que ustedes nos escuchan hemos
podido superar un poquito esta
amargura, yo lo siento así. Gracias
a ustedes yo he podido desahogarme un poco y siento una tranquilidad en mi corazón. Que mi Dios y
la Santísima Virgen me los proteja
siempre, que los llene de bendiciones cada día más.
Puerto Gaitán - Meta
José Hugo García
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Mauricio y Juan Carlos
La Historia de
Arley de
Jesús
Rentería
Por: Gloria Rentería
E
Era un hermoso niño que nació
el día 12, en el mes de octubre de
1976.
Al saber que estaba en embarazo de ese hermoso bebé me sentí
muy contenta. No me cambiaba
por nada en el mundo. El día de su
nacimiento fue muy duro, pero no
me importó el dolor, sabiendo que
iba a llegar a mi vida algo muy apreciado, mi vida cambiaria tanto que
uno ni se imagina.
En su crecimiento era muy inteligente, quería sobresalir sobre todas la cosas y aprendía muy rápido,
tan así, que caminó a los 8 meses
y habló al añito muy bien. Cuando
uno lo dejaba solito quería dañar,
desarmar y armar cualquier cosa
que encontraba en su camino.
Cuando tenía 6 añitos entró a
primero de primaria, era un niño
muy aplicado, ponía atención en
sus cosas, a lo que le decían, le
dejaban mucho que hacer y trata-
ba de hacerlo, nunca me pusieron
quejas por su comportamiento y
de eso me siento muy orgullosa.
Un día un niño le rasgó el cuaderno y a él le dio tanta rabia que
llegó y le rompió la cabeza al niño,
me citaron, hablamos y arreglamos
el problema. Después de todo esto
me llamaban era para felicitarme,
porque le gustaba mucho las matemáticas y lo premiaban.
Cuando estaba en cuarto de
primaria, comenzó a cambiar, a
portarse muy mal y me decía que
no quería estudiar. Cuando pasó a
quinto me decía y me repetía que
no quería estudiar, se me escapaba
del colegio para ir a esos talleres a
trabajar. Le gustaba mucho trabajar y sobre todo si era en un taller,
porque cogía plata y hacía lo que le
gustaba. Así siguió en eso por mucho tiempo hasta que mi hermano
se lo llevó para que trabajara con él
y no cogiera mañas, yo por no te-
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VISIBLES
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ner problemas con él lo dejé. Tenía
12 añitos cuando se fue a trabajar,
le dije que siguiera y consiguiera
sus cositas y se ayudara.
Cada vez que llegaba le gustaba comer carne asada, ensalada y
patacones. Era muy juicioso en sus
cosas, se cuidaba, era muy amoroso con su abuela y conmigo.
Después de los 19 años comenzó
a tomar y a salir. Muy pocas veces
llegaba a la casa, por ese motivo
manteníamos en discusión, por las
llegadas tarde y la forma como se
comportaba conmigo. Era grosero,
pero mi amor como madre era tan
grande que me aguantaba todo.
De esa manera siguió hasta que
cumplió 23 años.
El 25 de mayo de 1998 mi hijo
estaba en un bañadero llamado “El
Bailongo”, ubicado en el municipio
de La Dorada (Caldas), cuando llegó un amigo de mi hijo y lo invitó a
que fueran a un punto llamado “La
Treinta” del mismo municipio. De
ahí en adelante nunca más lo volvimos a ver.
Cuando me avisaron de lo sucedido salí a buscarlo. Al ver que no
aparecía me dirigí a un lugar llamado “El Doradal” y hablé con el señor
Ramon Isaza, jefe paramilitar de esa
zona y le pregunté por mi hijo y la
respuesta que él me dio fue que si
quería seguir comiendo arroz, que
me quedara callada. Después de
esa respuesta me dio tanto susto
que me dirigí a Puerto Nare (Antioquia) a colocar el denuncio por
desaparición, pero eso de nada me
sirvió porque hasta el día de hoy no
sé nada de mi hijo.
Para mí es muy duro renovar y
recordar esta historia, saber que el
ser que tanto quería no lo volví a
ver. Sólo queda el recuerdo de que
era un joven rumbero, que cuando estaba en la casa permanecía
bailando, escuchando música a
todo volumen, cantando alegre
como todos los días. Era un joven
muy enamorador y conquistador,
también tenía muchos amigos y le
gustaba salir a manejar moto con
ellos; en una de esas salidas llegó
a la casa todo accidentado y quemado, sentí tanto susto cuando lo
mire así. Todo eso era por andar
como loco en esa moto. Una vez
me senté con él y le pregunté qué
era lo que pensaba o sentía, él me
contestó que quería salir a conocer
muchas partes de Colombia y que
también quería tener mucha plata
para sacarnos de pobres y darle a la
abuelita todo lo que ella necesitara, porque él a quien más adoraba
y respetaba era a su abuela, a ella la
mantenía abrazando, cargándola y
haciéndole cosquillas.
En ese momento él estaba muy
contento porque la hermana estaba esperando bebé y decía que por
fin iba a ser tío para jugar y sacar
a pasear al sobrino. Pero su sueño
nunca se cumplió. Una vez me dijo
que quería estar conmigo cuando
llegara a viejita para poderme cuidar y recompensar todas las locuras de su juventud. Otra cosa que
me llamaba la atención de mi hijo
es que era muy detallista. Nunca se
le olvidaban las fechas del día de
las madres, de mi cumpleaños y el
de su abuelita, siempre nos aparecía con muchos regalos para todas
las madres de la familia. Lo que más
me preocupaba de mi hijo era que
le gustaba salir mucho a discotecas
y tener muchas novias, sin saberse
con quien se pudiera enredar por
ahí. Toda esta historia me hubiera
gustado que él mismo la contara a
sus nietos, como si fuera un cuento
infantil de pesadillas y locuras.
Puerto Gaitán - Meta
La Historia de Arley de
Jesús Renteria
164
NARRATIVAS
VISIBLES
167
Historia de
Edwin Roberto
Mauricio y Juan Carlos
Martínez Reyes (Q.E.P.D)
1980 - 1999
Por: Elda Reyes
E
dwin Roberto nació en Puerto
Gaitán el 25 de enero de 1980. Sus
primeros años de estudio los realizó en el colegio Antonio Nariño, de
aquí de Puerto Gaitán, luego pasó
a la escuela Hogar Juvenil Camilo
Torres, donde terminó su primaria,
el bachillerato hasta noveno lo hizo
en el colegio Jorge E. Gaitán.
Sus padres son Emiliano Martínez
y Elda Reyes. Fue el octavo de los
hijos del matrimonio y el menor de
todos. “Negro”, como le decíamos,
era moreno, de ojos claros y medía
1,68 de estatura, le gustaba mucho
el inglés, viajar y bailar.
El 25 de noviembre de 1999,
aproximadamente a las 8:00 de la
noche, después de ver las noticias
en la televisión, salió de la casa hacia el centro y no regresó más a
la casa. Esa noche fue sacado del
pueblo hacia el lado del puente sobre el río Yucao y allí lo mataron y lo
botaron al río.
Nosotros desde el 26 de noviembre, que era un viernes, empezamos a buscarlo y a preguntarlo por
todas partes, pero nadie nos daba
razón. El lunes una vecina nos informó que había visto un cadáver
en el río e inmediatamente buscamos la Inspección de Policía, con
tan mala suerte que no había servicio. Luego hablamos con el señor
fiscal y él mandó a la Policía y la
Defensa Civil y efectivamente había
un cadáver. Lo trajeron en horas de
la tarde al anfiteatro municipal, allí
fuimos casi toda la familia a reconocerlo y allí quedó hasta el otro
día. El martes hacia las 4 de la tarde
se le dio sepultura.
De este tiempo a la fecha todo
ha sido silencio e impunidad, porque nunca hemos sabido nada.
Puerto Gaitán - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Villavicencio
- Meta
V
illavicencio es la capital de departamento del Meta, se
encuentra situada en el piedemonte de la Cordillera Oriental, al norte del departamento y a la margen derecha del
río Guatiquía. Tiene un clima cálido y muy húmedo, con
temperaturas medias de 27 °C y a una altitud de 467 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra a 89,9 km al sur
de la capital de Colombia, Bogotá.
La división política de Villavicencio comprende, en lo
que respecta al área urbana 8 comunas, 235 barrios, 101
asentamientos subnormales y 2 zonas de asentamientos;
con relación al área rural comprende 60 veredas.
Villavicencio se conecta con otras regiones del país mediante excelentes vías como las que conducen a Bogotá,
Yopal capital del Casanare y San José capital del Guaviare.
En buenas condiciones climáticas también se llega por vía
terrestre a Puerto Carreño capital del Vichada y por vía fluvial tiene corredores hacia Puerto López, Puerto Gaitán y
Puerto Carreño.
169
La dinámica de población del municipio ha sido en su
mayoría de personas provenientes de otros municipios del
Meta o de otras regiones del país. Si bien la mayor parte
del territorio es ocupada todavía por personas provenientes de fuera del municipio, la proporción de oriundos del
mismo ha aumentado, llegando, según el censo del 2005,
a ser del 48% de la totalidad de habitantes.
Villavicencio tiene una población de 410.700, lo que representa el 49,16% del total de los habitantes del departamento del Meta.
En cuanto al área económica, el 87% del territorio del
municipio se encuentra destinado a actividades agropecuarias en su mayoría cultivos, en donde, se utiliza el 50%
del total del territorio municipal, el 36% se destina a la ganadería y el 13.42% a otras. Los cultivos tradicionales del
municipio son: plátano, palma africana, yuca, arroz y soya.
La producción de hidrocarburos en la región representa
una importante fuente de ingresos económicos por las regalías de la extracción y producción de petróleo.
Villavicencio, como capital del Meta, gracias a su desarrollo económico y por ser la puerta de entrada a los llanos,
se constituye en un centro estratégico en la región por
lo que es lugar de confluencia de personas provenientes
de los diferentes municipios del departamento y de otros
municipios de departamentos de la región de la Orinoquia,
razón por la cual la ciudad no es ajena a la presencia de
miembros de grupos armados al margen de la ley –Guerrilla de las FARC y grupos de paramilitares ERPAC-, adicionalmente se presenta un alto índice de delincuencia común.
La expresión del conflicto armado en Villavicencio es notable toda vez que podemos encontrar un elevado número de familias desplazadas de otros municipios por el accionar de los grupos armados al margen de la ley. También
se presenta un alto número de desapariciones forzadas,
homicidios y es común la práctica de reclutamiento ilegal
de menores para que hagan parte de alguno de los grupos
armados.
Villavicencio
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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NARRATIVAS
VISIBLES
Contenido
Villavicencio
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Historia de William Osorio
Por: Flor Edith Vente Osorio ..........................................................................226
Relato de Milton Jara Sanchez .............................................................228
Historia de Wilson Franco Castro
Por Relato de Angel Franco Castro ...................................................................230
Relato de María Elba Daleman .............................................................234
Relato de Blanca Miriam Linares ...........................................................236
Relato de Evidalia Lesmes Celix ............................................................240
Mauricio y Juan Carlos
El conflicto armado en Colombia, sus actores y las secuelas que nos han
sembrado
Por: Orlando Rojas Marizancen .......................................................................192
Historia de Gabriel Alberto Cubillos
Por: Scarleth Cubillos Delgado .......................................................................196
José Aníbal Herrera Umaña
Por: María Nelly Moreno Lavado .....................................................................200
Harold Mauricio López
Por: María del Carmen Quevedo Toro
Relato de Amparo y Tania Buzato Camelo ............................................242
Historia de Sara Estella Hernández Esguerra
.............................................................................246
Por: Luz Estella Esguerra
Relatos de memoria y dignidad ...........................................................248
Relato de Luz Marina Beltrán ................................................................252
Relato de Raquel Cecilia Hoyos ............................................................254
Relato de Blanca Doris Velázquez .........................................................262
................................................................202
Luis Jaime Vigoya Rodríguez
................................................................................206
Por: Luis Jaime Vigoya
Relato de María Inés Rodríguez Aya .....................................................208
Sin título ..............................................................................................212
Narración de María Luz Dari Vanegas de Quiroga .................................214
Historia de Omar Fernando Carrillo Rojas
y Juan Fernando Carrillo Meneses .......................................................218
Relato de María Delia Montealegre ......................................................220
Relato de María Leonor García .............................................................224
Villavicencio
Historia de María Eugenia ....................................................................172
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Historia de
María
Eugenia
Mauricio y Juan Carlos
Por: María Eugenia López
F
ebrero 22 de 2009
“Quiero contar mi historia,
algo que a mí me pasó y me
sigue pasando. Desde muy pequeña, he sido y me considero
una persona buena.
De pequeñita me crié en los
internados de Bienestar Familiar, porque me perdí cuando
tenía un añito y vagaba por las
calles de Villavo, no me acuerdo por cuánto tiempo, hasta
que me recogieron; estuve con
más niños de mi edad. Después,
más grandecita, pasé a otro grupo. Yo estudiaba pero siempre
con tristeza de no tener a mis
padres. Me tocó ir entendiendo las cosas de la vida, que no
sólo hay cosas buenas. Después
pasé a otro grupo ya más grande, teníamos de 10 a 12 años.
Tuve muchos viajes en los que
nos llevaban de Bogotá a Villavo
para poder encontrar a mis padres,
pero todo era imposible, no los hallamos por ningún lado. Yo sentía
una alegría cuando una de las niñas
encontraba a su papá o a su mamá,
yo lloraba porque era una alegría
para todos en el internado, yo la
pasaba bien, pero siempre pensaba
en la hora de poder encontrar a alguien de mi familia.
Fui criada con monjas y no es
nada agradable, esas monjas eran
muy malas conmigo.
Cuando cumplí 14 años quería
tener muchas cosas, como a mi
familia, pero tuve muchas amigas
que me querían y jugábamos con
muñecas, hablábamos de cosas del
internado y de las diabluras que
hacíamos. Me acuerdo que le dije
a una amiga que le iba a pegar a
una monja porque me la tenía dedicada, me castigaba casi todos los
días, pero siempre me la aguantaba
y no le hacía nada.
Villavicencio - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Cuando nos trasladaron a Usaquén que fue el último internado donde estuve, nos castigaban
peor, nos ponían en el patio con
las manos arriba y no las podíamos
bajar y tampoco nos dejaban ir al
baño, así lloviera toda la noche nos
tenían así, y fue cuando pensé en
no dejarme más. Con el tiempo
le pegué a una monja con otras
compañeras. Nosotras teníamos
muchas profesoras, había una de
ellas que nos enseñaba inglés y me
quería mucho y era mi madrina de
confirmación.
Cuando me sacaron del internado, me tocó pasar una carta y decir
el motivo. Conté con el apoyo de
mi madrina, se hizo cargo de mí y
me llevó a vivir con ella. Se llama
Margarita Perdigón y vivía en Chapinero. Ella fue muy buena conmigo
y la quiero mucho.
Con el tiempo le comenté que
me quería ir para Villavo a buscar
a mis padres. Ella no quería perderme pues ella sabía que yo no tenía
a nadie, pero no me amañaba con
ella, entonces me fui para Villavo.
Siempre ella estuvo pendiente de
mí.
Cuando llegué a Villavo, me recogió la secretaria que se llama
Elsa, era secretaria del colegio de la
Sabiduría. Con ella estuve como un
año, aprendí muchas cosas, como
hacer aseo, cocinar, barrer, porque
no sabía hacer nada.
Después empecé a trabajar en
casas de familia, trabajaba de día,
de noche estudiaba, pues en el internado no terminé mis estudios.
Con el tiempo conocí un mucha-
cho que me ayudaba mucho, me
daba consejos y me hacia las tareas. Él trabajaba en construcción
con el papá, en la casa donde yo
también trabajaba. Con el tiempo
fuimos novios, nos íbamos a casar.
Yo tenía 18 años y lo quería mucho,
pero él se fue para Miraflores a que
le dieran una plata para podernos
casar, entonces supe la noticia que
lo habían matado, para mí fue un
dolor grande porque estaba embarazada y no sabía qué hacer.
Empecé a trabajar juiciosa en
una casa grande donde la patrona
me pegaba y me trataba mal.
Tuve mi primer hijo, yo era muy
joven, no tenía experiencia de ser
madre pero fui aprendiendo con el
tiempo. Sufrí mucho, yo siempre
he pensado que hay que tener mucha fe para salir adelante.
Cuando tuve mi hijito trabajé interna en una casa, la pareja no tenía niños y por eso se encariñaron
con mi bebé y conmigo. Me daban
todo para ambos, yo he sido muy
juiciosa. Doña Aurora dijo que bautizáramos al niño y que Alfredo le
daba el apellido, quedaba con el
apellido de él y el mío, como lo
querían mucho yo les dije que sí.
Lo bautizamos y ellos me le daban
todo. Cuando empezó a estudiar,
don Alfredo lo llevaba al jardín, para
ellos mi hijo era el hijo que nunca
tuvieron, el niño era muy hermoso,
yo adoro mucho a mi hijo porque
es el único varón que tengo.
Después distinguí a un señor que
me molestaba y me visitaba, era
amigo de ellos. Al mucho tiempo
decidí tener una relación con él,
nos fuimos a vivir pero no me dejaron llevar el niño, pues me decían
que él iba a sufrir con Jairo.
Entonces sacamos una pieza en
el mismo barrio y al pie de la casa
porque yo seguía trabajando con
ellos. De esa unión con Jairo tuve
a mi segunda hija. Él trabajaba en
una droguería todo el día, entonces
yo me iba para donde doña Aurora
a trabajar y además para estar presente en todo lo de mi hijo, cuando
jugábamos, cuando me hacía males, cuando le salieron sus primeros
dientes. Estuve con él hasta que
cumplió siete años, porque nos fuimos para otro lado a pagar arriendo. Yo no vivía muy bueno con él,
porque él era una persona muy estricta, yo le decía que trajéramos a
Javier mi hijo, pero él no lo permitía porque la pieza era tan pequeña
que hasta yo cocinaba ahí mismo.
La niña estaba muy pequeña, no
corría ningún peligro porque yo
mantenía pendiente de ella. Después quedé embarazada de Angélica María, otra niña hermosa, rubia y
de ojitos verdes. Nosotros vivíamos
al frente de Bienestar Familiar, un
día casi me roban a la mona pues
ella permanecía jugando afuera y
yo mantenía lavando ropas ajenas,
cuando me avisaron, me dio mucho miedo. Así pasaron los días, un
día me fui para la Cruz Roja y también me pasó lo mismo, entonces
fue cuando nos trasladamos para el
barrio el Popular.
Yo seguía visitando a Javier, él
ya estaba grandecito pero no me
decía mamá, le fueron inculcando
que yo no era la mamá de él, que
la mamá era doña Aurora. Ella cometió ese error conmigo, cuando
yo iba era grosera, tuvo un cambio grande, yo le decía que si era
porque estaba con Jairo. Yo tenía
las dos niñas y trabajaba en lo que
fuera, lavando ropas y lo que saliera. Cuando yo tuve la mona ellos no
me dieron más trabajo, entonces
toqué puertas por otro lado. Pensé que ya no me querían ni ellos ni
mi hijo, Javier era otro conmigo, no
me saludaba, no me recibía nada
de lo que yo le llevaba. Yo le decía,
Papi: ¿por qué es así conmigo?, yo
no tengo la culpa de que no esté
al lado mío, porque yo le rogué a
doña Aurora que me lo dejara llevar
y siempre me salían con disculpas.
Había veces que me quedaba allá
hasta cuatro días para compartir
cosas con él y con las niñas. Un día
me separé de Jairo para poder estar con mi hijo pero ellos me decían
que me fuera para la casa que el
niño estaba bien, yo sabía que estaba bien y que no le faltaba nada,
pero me dolía que fueran así conmigo; Jairo también luchó por tenerlo pero fue imposible, entonces
dejé que las cosas pasaran así, pero
nunca me olvidé de mi hijo.
Con Jairo tuve una vida muy
triste porque él tomaba y cuando
llegaba a la casa me pegaba, y eso
que era una persona estudiada. Un
día me llevó a conocer a su familia, que por cierto son muchos, me
invitaron a un almuerzo donde conocí a la mamá, al papá y a sus 14
hermanos.
Con la señora Teresa tuve una
buena amistad, les caí bien y em-
Villavicencio - Meta
María Eugenia
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
177
pezaron a quererme. Con el abuelo, que se llama Eutimio, también
la iba bien, a pesar de que era una
persona muy rígida, me estimaba
mucho. El abuelo decía que me casara con Jairo pero nunca me llamó la atención el matrimonio. Mis
cuñados eran bacanos, todos me
decían “la loca” por cariño y aún todavía me dicen así. Ellos dicen que
me quieren mucho.
Yo viví con Jairo 14 años y de
esa unión tuve tres hijas: Diana,
Angélica María y Yulieth. Ya me
sentía cansada de ver que él era
malo conmigo, me pegaba mucho;
siempre que lo hacía me iba para
donde doña Aurora, pero me daba
pena porque ya tenía las niñas. Él
iba y me buscaba y siempre regresaba con él porque no tenía para
donde coger, no me gusta tener
amigas, me gusta estar sola y no
contar con nadie.
Jairo tomaba mucho y me ponía
mozas cuando él quería, la mamá
nunca se enteraba de lo de nosotros, mis hijas ya estaban grandecitas y entendían. Con el tiempo,
no sé por qué, cuando yo tenía
problemas con Jairo, mis cuñados
se unían con él y me pegaban, después me pedían perdón, habían cogido esa maña.
Jairo toda la vida ha trabajado
en droguerías. Yo me acuerdo que
trabajaba en drogas La Rebaja, en
la Mejor Esquina, a veces hacía turnos.
Una vez me acuerdo que se quedó sin trabajo por mucho tiempo,
casi por siete años, no sé por qué
mi suegra y mi suegro se entera-
ron, ellos nos ayudaron con la comida y con el arriendo pero no por
mucho tiempo. Siempre nos colaboraban, les daban ropa a las niñas
y por eso yo siempre callaba lo de
mis cuñados.
Cuando miré que él no conseguía nada, me puse a trabajar en lo
que fuera. Fue muy duro pues me
tocó asumir la responsabilidad de la
casa. Yo trabajaba en casas de familia, duré mucho tiempo trabajando porque pagábamos el arriendo
y la comida. Mientras yo trabajaba,
Jairo se la pasaba tomando, no sé
de dónde sacaba plata para beber.
Gracias a Dios di con unos patrones
que me ayudaban, me regalaban
remesa, ropa para los diciembres,
me daban buenos regalos para mí
y para mis hijas. Un día llegó Jairo
todo borracho a donde yo estaba
trabajando, me formó un escándalo y me pegó, entonces me tocó
salirme de ahí porque me dio mucha pena. Ellos no querían que me
fuera, pero me puse a pensar que
él hiciera otra vez lo mismo y empeoraran las cosas. Fui y hablé con
la mamá y le comenté el problema,
ella viendo que yo era la que estaba
trabajando, lo regañó, mi suegro
también se puso bravo.
Volví a conseguir trabajo en un
restaurante, me tocaba muy duro
porque yo mandaba las niñas al colegio, dejaba la casa arreglada y me
iba, entraba a las 6:30 de la mañana
y salía a las 7:00 de la noche, a mi
me mandaban con comida para la
casa. Tener que llegar cansada de
trabajar, ponerme a lavar, planchar
y el señor tomando.
Así duré mucho tiempo, casi seis
años, no ganaba mucho pero hacía alcanzar la plata. Me acuerdo
que para un diciembre yo tuve un
sueño con una señora que vendía
chance y en el sueño ella me dio
el número. Un día estaba sentada
en el andén de la casa cuando miré
la viejita, porque era una señora de
edad, me causó asombro cuando la
vi pues no la conocía, la llamé y le
dije que me había soñado con ella y
le dije, Hágame el chance, la señora lo hizo y me lo entregó doblado
y me dijo que no lo fuera a abrir.
Cuando ella se fue me puse a pensar si el número era el mismo que
me había dado en el sueño. Como
yo trabajaba todo el día sólo supe
que me lo había ganado como a los
ocho días cuando me encontré a
la viejita y me dijo: ¡Mija, se ganó
el chance!, me puse muy contenta
y le dije: Camine me acompaña a
cobrarlo hasta los Centauros. Cobré mi chance, la invité a almorzar
y le regalé plata para que fuera al
médico. Yo pensaba en mi situación y le di gracias a Dios. Llegué a
la casa y le dije a mis hijas: Vámonos a hacer una remesa, también
pagué el arriendo y les compré
ropita. Menos mal hice la remesa,
pues cuando ese señor llegó en un
jinchera, me dijo hasta de qué me
iba a morir, me trató mal, me pegó
y me decía que le diera plata, no le
contesté nada y se fue. Yo les decía
a mis hijas que estaba cansada de
su papá, ellas miraban como era él
conmigo, aun así ellas sacaban mucho la cara por el papá, todo lo que
él hacía era bueno, así tomara y me
pegara, ellas no decían nada.
Diana estaba en bachillerato y
Mona en quinto de primaria, tuve
a Yuli cuando Mona tenía 12 años.
Seguí llevando del arrume con todos y además vivíamos muy mal,
yo sola trabajando, no tenía el apoyo de Jairo, un día me cansé y me
puse a pensar que no me querían,
los reuní a todos, a Jairo y a mis
hijas, hablamos de la situación en
que nos encontrábamos y les dije
que me iba a ir. Jairo me dijo: Váyase. Yo tenia una amiga que sabía de
mis problemas y me dijo: Si quiere
yo le doy trabajo pero no en Villavo, yo le dije que sí y decidí irme
con Marina para Miraflores. Vi que
a Jairo no se le dio nada, yo tenía
a Yuli pequeña y me la iba a llevar
pero él no quiso, me dijo: Déjeme
la niña y me la quitó de los brazos,
eso fue en el aeropuerto a donde
todos fueron a acompañarme. No
se les dio nada, me fui muy aburrida y triste, pensando mucho en mis
hijas. Cuando iba en el avión lloré y
pensé en cómo me iba a ir por allá,
pues nunca había trabajado en fincas, pero siempre he dicho que hay
que tener fe para salir adelante.
Cuando llegué a Miraflores le dije
a Marina que me ayudara, tenía
mucho miedo pues era muy grande esa finca y había mucha gente.
Ella me presentó a don Jesús, su
esposo, y le dijo que yo era como
de la familia y que me iba a colaborar dándome trabajo. Ella era muy
buena gente.
Marina sabía de mis problemas
porque éramos amigas desde Villavo, yo iba mucho a donde su mamá
y tenía una amistad muy bonita con
Villavicencio - Meta
María Eugenia
176
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
179
esa familia. A los ocho días de estar
con ellos me dio paludismo, casi me
muero, me llevaron al médico y me
dieron lo que yo necesitaba, ellos
se portaron muy bien. Duré veinte
días en cama, no podía ni pararme. En ese momento don Jesús
me prestó una plata para mandar
a Villavo pues yo sabía que estaban
mal en la casa y que Jairo no estaba
trabajando. Así duré un mes hasta
que me tocó coger la cocina. Me
asusté cuando supe que me tocaba
cocinar para cien hombres, me pegué una chillada que ¡ay! Dios, me
tocó resignarme y hacerle. Marina
siempre me ayudaba, lo hizo por
un largo tiempo hasta que aprendí
y lo hacía sola. Fue una experiencia
porque me ganaba un buen sueldo, me tocaba duro pero le hacía.
Mandé como seis giros para Villavo, yo se los enviaba a doña Teresa
pues ella tenía cuenta bancaria. Un
día Jairo me llamó y me trató mal y
me dijo un poco de cosas. No volví
a mandarle ni un peso porque doña
Teresa me había comentado que él
se tomaba la plata. Yo seguí trabajando juiciosa, tenía buena plata
ahorrada pues cuando me quedaba tiempo yo raspaba y les lavaba la
ropa a los químicos.
Conocer a José fue un proceso,
pues yo era como de la familia y me
cuidaban mucho. Ellos tenían una
bodega donde vendían jabón, crema, cigarrillos, galletas y de todo
un poquito. Un día llegó un muchacho a comprar unos jabones y
le preguntó a Marina que quién era
yo, ella le contestó que era una sobrina, entonces él empezó a man-
darme saludos con Yorli, la hija de
Marina, que estaba en la finca. A mí
me pasaron tantas cosas que doy
gracias a Dios por estar viva.
Un día don Jesús iba para Miraflores y yo le pasé un tinto, eran
como las cinco de la mañana. Él tenía una tula color vinotinto y la dejó
encima de una silla. Yo miré la tula
y pensé que si la dejaba ahí alguno
de los obreros la podría coger, entonces la llevé para mi pieza, cerré
la puerta y me fui para la cocina.
Pasó el día, don Jesús llegó a las 12
de la noche muy aburrido, yo me
levanté y le calenté la comida. Él estaba en el comedor con la mujer y
yo escuché cuando él le dijo que lo
habían robado, que le habían metido la mano por la ventana del carro
y le habían sacado la tula, ese señor
lloraba porque era la plata ahorrada como de diez raspas que había
hecho. A mí no se me dio por mirar
qué era lo que había entre la tula.
Después de escuchar los lamentos
de don Jesús, llamé a Marina y le
dije que yo había guardado la tula
y ellos no lo podían creer, entonces
les dije: Allá está en la pieza. Marina
la vio y dijo: Jesús aquí está la tula.
Ese señor me abrazaba, me daba
picos y me decía que yo era una
mujer muy honrada, me cogieron
mucha confianza. Con el tiempo
les dije que si me dejaban tener un
amigo. Ellos conocían a José hacía
mucho tiempo y dijeron que sí, entonces le dieron la entrada a él.
José era uno de los empleados
de más confianza que ellos tenían
en esa finca, nos hicimos buenos
amigos, me daba consejos y me
decía cosas bonitas, algo que Jairo
nunca hizo. Yo le comenté algo de
mis problemas y él me comprendió
y me aconsejó que trabajara. Me
tocó muy pesado, sufría pensando
en mis hijas que habían quedado
en Villavo, me acuerdo que hablé
con Jairo por teléfono y le pregunté por las niñas y lo único que hizo
fue tratarme mal, decía que yo estaba trabajando en un putiadero.
Me dijo cosas horribles mientras
que José me decía que yo era juiciosa y trabajadora. Con el tiempo
tuvimos una relación muy bonita,
José me ayudaba mucho en la cocina los domingos, hacía que los
trabajadores llevaran la leña, los
plátanos y la yuca para hacerles de
comer en la semana. Fue una persona muy especial en todo, en él
había encontrado no sólo un amor,
si no un amigo ya que nos contábamos todo.
Quedé embarazada. José me decía que cuando yo tuviera mi niña
me iba a llevar al Tolima a conocer
a sus padres, pero la vida nos tenía una mala jugada. Él me cuidaba
mucho, a veces se venía de donde
estuviera trabajando para ayudarme en la cocina, los domingos no
me dejaba trabajar. Él le decía a Marina: Mari no cocina hoy, Marina no
decía nada, ella fue para mí como
una hermana. Un día Jesús se levantó como a las cuatro de la mañana y me dijo: Flaca, hágame un
tinto, yo se lo preparé y se lo llevé
al comedor, él estaba con Marina y
escuché cuando él le dijo que le habían fumigado la otra finca, porque
él tenía dos fincas, entonces llame
a José y le comenté. Don Jesús nos
dijo: Pues si quieren irse a trabajar
a otro lado, háganlo, porque ya no
les puedo pagar lo mismo, Mari,
cuando quieran venir esta es su
casa y le dijo a José lo mismo. Yo
lloré porque ellos fueron muy especiales y los quería mucho, sabía
que tenía a alguien con quien contar y por ese lado sentí que estaba
más tranquila, don Jesús le dijo a
José que me cuidara mucho y que
cuando se le compusiera la situación nos buscaba.
Nos fuimos para otra finca, allá
miré cosas horribles, la guerrilla
sacaba a la gente de las fincas y
la mataban enfrente de uno, o la
mataban y la botaban al río. Eso
fue en 1998, nos decían que miráramos pero que no fuéramos a
hablar. Eso duró como tres meses,
después fue la toma de Miraflores.
Nos sacaron a todos y nos trajeron
a San José del Guaviare. Yo no conocía, entonces le dije José: ¿qué
vamos a hacer? y él me respondió: Nos vamos para El Retorno. Al
otro día nos fuimos, llegamos a ese
pueblo, él ya había trabajado allá y
me dijo: No se preocupe que aquí
conseguimos trabajo. Se encontró
con un señor que se llama Miguel
Sanabria, quien le dijo que nos fuéramos para la finca que quedaba en
la vereda Palmeras Uno. José me
dijo: Allá le toca cocinar para más
poquitos, el sueldo era muy poco
pero yo acepté y nos fuimos.
Llegamos a la finca, y empezamos a trabajar. Yo ya iba para los
cinco meses de embarazo, completé en esa finca los nueve meses,
Villavicencio - Meta
María Eugenia
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
181
pero antes de eso yo me empecé
a hinchar toda, entonces José me
llevó al hospital de El Retorno y de
allí me mandaron para San José
porque me tenía que hacer una
ecografía. Nos fuimos para la finca
y José le comentó a don Miguel, y
él le contestó que nos fuéramos,
pero que eso era peligroso porque
estábamos recién llegados y estaban matando mucha gente. Como
el cucho tenía los hijos internados
en el colegio CODER, él iba los viernes y los traía a la finca y los domingos los llevaba. Él tenía carro
y todos en San José lo conocían,
entonces él nos dijo que si queríamos nos llevaba y nos traía, pero yo
tenía la cita entre semana. José le
dijo a don Miguel que no, que me
iba a llevar porque yo estaba muy
hinchada y que no podía dejarme
así. José me dijo que me arreglara y que nos fuéramos y le dijo a
Joaquín y a Teófilo que nos íbamos
para San José y ellos le dijeron Nosotros también vamos con ustedes.
Don Miguel nos llamó y nos pagó a
todos y nos dijo que nos cuidáramos, que no nos fuéramos, nos lo
repitió una y otra vez, nosotros no
le hicimos caso.
Salimos de la finca y cogimos un
carro hasta El Retorno y allí José
compró los tiquetes para San José.
Llegamos a San José del Guaviare
y nos pusimos a hacer las vueltas,
fuimos al hospital y como estaba lleno nos mandaron a ir por la
tarde. Fuimos a almorzar y lo más
chistoso de todo era que andábamos los cuatro para todos lados,
entrábamos a las joyerías porque
Joaquín tenía joyas empeñadas y
Teófilo también, fuimos al parque
y volvimos al hospital. Ese día nos
tocó quedarnos pues ya eran las
cinco de la tarde y no salían carros
para El Retorno, nos dijeron que no
podían llevarnos, que nos quedáramos y que madrugáramos a irnos
al otro día. Me acuerdo mucho que
José estaba callado y no decía nada.
Llamé a Joaquín y le pregunté qué
le pasaba a José y no me dijo nada.
Así pasamos ese día, ellos no se tomaron ni una cerveza, se me hizo
raro. Llegó la noche y nos fuimos a
comer, nos quedamos en el hotel
El Triunfo. Ya eran como las ocho
y media de la noche, José dijo: Vámonos a dormir por que mañana
toca madrugar. Qué nos íbamos a
imaginar lo que nos esperaba, yo
digo que no le deseo ni a mi peor
enemigo algo así, ¿por qué la vida
es tan injusta con uno?
Nos levantamos a la cinco de la
mañana y llamamos a Joaquín y a
Teófilo, José les dijo: Levántense,
nos vamos toca ir a trabajar, debe
estar bravo el patrón. Nosotros salimos del hotel y José me compró
un perico y un buñuelo. Yo comí
eso mientras llegábamos a la finca
a desayunar, los muchachos se fueron a comprar carne y frutas para
llevar. José les dijo: Nos encontramos en el paradero de los carros.
Al rato estábamos reunidos los
cuatro y José había comprado los
tiquetes para El Retorno, entonces
el señor conductor dijo: Súbanse y
nos fuimos. Llegamos a una bomba a tanquear, ahí yo vi pasar una
caravana de motos, iban muchos.
El señor nos dijo: Nos vamos ya, yo
era la única mujer que iba, estaba
sentada adelante. Pasamos Agua
Bonita, ahí se subieron dos tipos
a cada lado y miraban, después se
bajaron. El carro siguió, al rato se
subieron otros dos, miraban y se
comunicaban por radio, después le
dijeron al conductor que se metiera por esa vía que conduce a la trocha ganadera, abrieron un broche y
el carro anduvo siempre harto, entonces empezaron a salir por todos
lados paramilitares y dijeron: Abajo
todo el mundo y empezaron a decir
muchas groserías. A mí me dijeron
que me hiciera a un lado del carro
y no me dejaban acercarme a ellos.
Empezaron a bajar las maletas que
estaban arriba del carro, veníamos
doce personas, fue algo muy horrible que nunca se me va a olvidar,
siempre los llevo en mi corazón.
A todos les pidieron papeles y los
esculcaban, me llamaron y me hacían preguntas que yo no entendía,
me decían que en Palmeras habían
matado a un duro de ellos, y que
la gente no quería colaborar. Yo
les contestaba: Yo no sé nada, me
amenazaban y me decía groserías
y volvían y me preguntaban, yo les
dije que no sabíamos nada, que nosotros estábamos trabajando, entonces me preguntaron que quiénes eran nuestros patrones, yo les
contesté que eran doña Jerly y don
Miguel Sanabria, me preguntaron
de qué vereda era, y yo les dije que
de Palmeras. Nos amarraron con las
manos hacia atrás, caminábamos y
esa gente nos amenazaba, a Teófilo
le pegaban patadas, lo insultaban y
le decían que si tenía mucho miedo
ellos se lo iban a quitar, yo les decía
que para qué le pegaban y ellos me
mandaban callar. A lo último nos
dijeron que nos iban a matar a todos y yo les dije que por qué, que
al menos nos dijeran el porqué. Así
nos tuvieron como media hora, eso
fue temprano como a las 6 y media, era el primer carro de línea que
salía rumbo a El Retorno. Después
de todo eso se me acercó esa gente y me dijeron que a ellos los iban
a matar. Yo gritaba y lloraba y decía
que no los fueran a matar, tampoco me dejaban acercarme a José.
Yo les preguntaba a ellos: Muchachos ¿qué hicieron?, cuéntenme,
¿por qué los van a matar? A José le
pregunté muchas veces, pero él se
quedaba callado y apenas me decía que no llorara porque eso me
hacía daño. Yo me lancé encima de
él llorando y los tipos me agarraron
y me quitaron. No podía abrazarlo
porque estaba amarrada. A ellos los
amarraron de los pies con una cabuya, y a lo último me confirmaron
que los iban a matar.
Yo sentí un dolor agudo en mi
corazón y sentí que las piernas se
me doblaban, entonces fue cuando me encañonaron y me tocó
presenciar la muerte de ellos. Los
acostaron boca abajo y les dieron
dos tiros a cada uno. Después de
que los mataron me agarraron dos
tipos y me subieron a una moto.
Yo no hacía sino mirar hacia atrás,
quería correr hacia ellos. Por un
momento también pensé que me
iban a matar en otro lado, yo les
gritaba que me soltaran. Cuando
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las motos salieron de ese pedazo me mandaron de cabeza hacia
el carro y el comandante me dijo:
De mil una y de cien ninguna, y le
dijeron al conductor que se largara
y que no lo querían ver haciendo
más línea, entonces el carro arrancó y yo le decía al conductor que
parara y él me decía que no podía.
Todos los que iban en el carro iban
muy asustados.
Llegamos a El Retorno, yo me
desmayé y me recogieron los dueños de una panadería. Cuando yo
entré en uso de razón me acordé
de lo que había pasado y empecé
a pedir un carro para poder ir a la
finca a avisarle a don Miguel que
los habían matado, pero nadie me
quería hacer el favor. Entré a un supermercado y le comenté a Piquiña
lo que pasaba, él me dijo que ya sabía y le dijo a un empleado que me
llevara hasta la finca. El muchacho
sacó la moto y me fui con él hasta
allá. Yo no me acordaba que estaba
embarazada y a punto de dar a luz.
Cuando llegué a la finca don Miguel estaba desayunando, él me vio
y me preguntó por los muchachos,
yo no podía ni hablar, el muchacho
le contó que los habían matado,
entonces don Miguel se subió al
carro y me dijo que me subiera, me
subí y arrancamos para el pueblo.
Me dijo que se iba para San José y
que lo esperara en el Retorno. Él
se fue, buscó a los paramilitares y
les dijo que iba por los muchachos
que habían bajado esta mañana.
El comandante le contestó que ya
estaban muertos, que si no quería
correr con la misma suerte que se
fuera y que le dijera a esa vieja, o
sea a mí, que me iban a matar. Don
Miguel se fue para el pueblo y llegó
donde yo estaba y se puso a llorar
y me dijo: No Mari, yo le pregunte
qué había pasado, y él me contestó
que no los habían querido entregar. Yo me sentí muy mal, quería
que la tierra me tragara y le pregunté qué iba a pasar conmigo. Él
me contestó que me fuera para la
finca y que me quedara allá mientras me alentaba, yo le pedí el favor
que me ayudara a salir por Calamar
para venirme a Villavo, él me dijo
que no, que le daba miedo, que
me quedará en esa finca, pero yo
me sentía mal, no podía dormir, no
comía, sentía que me iba a morir.
El patrón les dio las nueve noches.
Duró como dos meses sin conseguir obreros, mientras tanto a mi
me cambió la vida totalmente porque me duplicaron el trabajo, me
tocaba ordeñar, lavar y llevarles la
comida a los obreros sin conocer
las chagras, a veces me perdía y
cuando llegaba me regañaba la señora, no me respetaban.
Ya tenían catorce días de muertos cuando yo me enferme de los
dolores. Eso fue el ocho de diciembre, había unos bautizos en una vereda lejos de donde yo trabajaba. La
guerrilla había dado la orden de que
carro que vieran por la carretera, lo
cogían a plomo y eso pasó. Venía
un carro lleno de gente, la mayoría
eran niños, cuando se formó la balacera y los helicópteros también,
yo me asusté mucho y llamé a doña
Jerly y le pregunté qué era lo que
pasaba. Me dieron los dolores más
fuertes y no me aguantaba, ellos
me contestaron que no podían hacer nada por mí y yo les decía que
por favor me ayudaran o que llamaran a alguien, pero ellos estaban
llenos de miedo. Decidí salir como
fuera, tenía mucho miedo, aun con
esos dolores pasé como dos potreros y un broche, esas balas me
pasaban cerquita, hasta que al fin
llegué a una finca. Cuál sería la sorpresa cuando miré el carro, parecía
un colador, estaba lleno de tiros y
la gente estaba en esa finca. Don
Jerry cuando me vio se asustó y me
dijo: ¿Qué hace aquí?, mire como
está esto, yo le pedí que me ayudara porque no me aguantaba esos
dolores, entonces él busco unos
fósforos y alumbró, había una señora que estaba borracha y dijo: Yo
soy partera, don Jerry le dijo que
yo estaba que me alentaba y que
no había nadie quien me asistiera.
Yo le dije que por favor fuéramos
a la finca donde yo estaba, ella dijo
que sí, pero cuando íbamos pasando el potrero se me vino la niña, no
alcancé a llegar a la finca, la señora
recibió la niña, se fue y me dejo ahí
botada. No sé cuánto tiempo estuve, al otro día me encontraron, la
niña casi se muere, eso fue como a
las tres de la mañana. Cuando amaneció llegaron unos señores y me
recogieron y me llevaron a la finca,
estaba muy mal, la señora cogió
la niña y la vistió pero no se le vio
preocupación por mí, ni por la niña.
Yo no podía salir de la pieza, pues
había quedado muy mal. Eran las
ocho de la mañana cuando llegó la
guerrilla y preguntó por mí, pues la
señora que me asistió el parto me
echo la culpa de que yo la había llamado y que por culpa mía le habían
cogido el carro a plomo, entonces
don Miguel les dijo que yo no tenía
nada que ver, que antes me había
arriesgado a que me mataran, entonces estuvieron un rato hablando y después le sacaron una plata,
porque ellos me iban a llevar, fue
cuando el cucho se puso bravo, me
regañó y me dijo que eso se lo tenía que pagar.
Yo seguía muy enferma, le dije a
doña Jerly que me diera algo para
esa fiebre y el dolor. Ellos llevaron
la niña a El Retorno donde el doctor Güio, allá la tuvieron tres días y
después me la llevaron, el doctor
les preguntó que dónde estaba la
mamá de la niña, porque yo también necesitaba de cuidados. A mí
se me hacia raro que cuando ellos
llegaban a la finca, me le llevaban
muchas cosas, como leche, ropa,
pañales, yo les decía que no tenía
como pagarles lo que hacían por mi
hija, pero ellos decían que todo era
comprado, que no me preocupara.
Pasaron los días y tuvieron que
llevarme al médico, eso fue para
problemas porque me tocó quedarme y yo no quería por la niña,
me colocaron suero y droga, y un
poco de inyecciones. Esa señora se
puso que se la llevaba el diablo porque no le gustaba cocinar y hacía
las cosas de mala gana. En el hospital me tuvieron como cuatro días y
me dieron la salida, el doctor sabía
que yo era la señora que había quedado viuda, yo le comenté todo y
me dijo que tranquila, que no me
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cobraba nada, me regaló la droga
y me dijo que me cuidara mucho.
En esos momentos llamaron a doña
Jerly y le dijeron que me cuidara
mucho la dieta, mientras estábamos allá me decía que si me iba a
cuidar, pero eso era pura mentira.
Cuando llegué a la finca busque a
mi bebita y la apreté entre mis brazos y lloré porque me sentía muy
sola, le juré que pasara lo que pasara siempre estaríamos juntas,
porque fue el tesoro más lindo que
me dejó el finado. Amo mucho a
mi niña después de todo lo que me
pasó.
No cumplí la dieta, me toco coger la cocina, tenía veinte días de
haberme alentado, fueron los peores días de mi vida porque me tocaba lavarle la ropa a todos y cocinarle como a cuarenta obreros. Un día
estábamos en la cocina cuando un
chino pequeño me levantó la pijama, y yo le dije: ¿Olé que le pasa?,
y la hermana Yaneth le pegó una
palmada y le dijo que me respetara. Ese señor se vino furioso y me
pegó, me puse a llorar y dije: No
me quedo más en esta finca. Llamé a doña Jerly y le dije que me
iba y ella no me contestó nada, a
las hijas les daba pesar porque ellas
querían mucho a la niña, pero yo
no tenía porque aguantarme esas
cosas y menos que me pegaran sin
hacer nada. Lo pensé porque sabía
que no tenía a donde llegar y no
conocía a nadie, pero sabía que no
estaba sola, que había un Dios conmigo y no lo pensé más, alisté a mi
hija y mi ropa que no era mucha, le
dije a don Miguel que me iba y ni
siquiera me pagó, salí a la calle y le
dije a un señor que me hiciera el favor de llevarme al pueblo, pero que
no tenía con que pagarle. El señor
me llevó y le di las gracias, llegué
al parque y me senté con mi hija
en mis brazos y le pedí mucho a mi
Dios que me ayudara y que me diera fuerza para salir adelante.
Lloré y lloré mucho, otra vez había quedado sola y sin contar con
nadie, era como si la vida se encargara de castigarme, pero siempre
he dicho que el que persevera alcanza. De pronto vi una heladería
al frente de un colegio, llegue allí
y le dije a la señora que me regalara un vaso de agua, la señora me
lo dio y nos pusimos a hablar. Ella
me preguntó qué me pasaba y yo
empecé a contarle todo lo que me
había sucedido, ella comprendió
que yo era la viuda, entonces me
dijo: Usted es la señora que vivía
en una finca, cuando le dije que sí,
empezó a contarme cosas, como
la plata que me mandaba la gente
del pueblo, inclusive ella me había
mandado cuatro mil pesos, toda
la ropa que la gente me mandaba, pañales, leche, compotas, fue
mucha la ayuda que tuve por parte del pueblo, entonces me puse a
llorar de ver cómo me engañaron,
me mintieron. Me sentí mal porque
doña Jerly y don Miguel me decían
otras cosas, pero Amanda, así se llama la señora que me dio la mano y
me ayudó, me dijo que nunca era
tarde para volver a empezar y que
me fuera para la casa de ella, que
me daba trabajo y que me portara
juiciosa, entonces llamó a su hijo
Hernán. Él estaba pequeño, me
ayudó a llevar la ropa, que de por sí
no era mucha, la traía en un cajita.
Siempre me persiguió la mala
suerte. Llevaba como veinte días
con ella, muy buena persona y
quería mucho a la niña. Un día estaba haciendo el aseo afuera y se
me acercó un vecino, me llamó y
me preguntó si yo era la viuda, yo
le pregunté por qué, él me contestó que me fuera porque me iban
a matar y le pregunté quién había
dicho eso y me dijo que el conductor de un carro que hacía línea de
El Retorno a San José había escuchado eso. Amanda estaba en la
heladería y yo fui y le conté que
me tocaba irme, ella me dijo: ¿Y la
niña?, yo le dije que me la llevaba.
Entre muchas cosas que me pasaron, me acordé que yo una vez
había hablado con Navarro, porque
trabajamos juntos en la finca y nos
hicimos amigos. Él estaba trabajando en otra finca cerca a donde yo
estaba y me dijo que cuando necesitara un favor contara con él.
Entonces me fui para donde él,
llegué a la finca y lo pregunté, salió y le conté las cosas. Navarro me
dijo que iba a hablar con el patrón,
el viejo le dijo que sí, pero que no
me daba la comida. Hubo un tiempo en que ese viejo también iba a
la finca y me molestaba, yo nunca
le paré bolas. Cuando vi que era el
patrón de Navarro me dio como
vaina, entonces me dijo que me
quedara en esa pieza, olía horrible,
allí guardaban todo lo de los caballos y dormían todos los obreros, le
dije que si no había otro lugar para
quedarme, pero no hubo. Abigail,
la señora de Don Alfonso, me pasaba comida a escondidas y la leche
para la niña. Yo no sabía qué hacer,
yo le decía a la señora que si le ayudaba con los oficios de la cocina o
de la casa, pero ella me decía que
no saliera de la pieza pues el viejo
era una porquería con ella y con todos. Me sentía desesperada, aburrida, lloraba todos los días de pensar,
¿por qué me pasaba todo esto?, lo
único que valía para mí era mi hija.
Yo la abrazaba y la apretaba entre
mis brazos y me llenaba de valor
para poder salir adelante.
Navarro era químico de esa finca, él salía temprano y llegaba
muy tarde, yo me la pasaba sola,
no podía ni hablar con la señora por que el viejo mantenía en la
casa. Un día el viejo me dijo que
me subiera a un zarzo a bajar unos
bultos de maíz, cuando lo pillé mirándome con malicia los calzones,
saqué una patada, se la puse y le
dije: ¡Respéteme, viejo verde! , de
ahí en adelante, me cogió una rabia que no me podía ver. Cuando él
se iba, la señora me llamaba y me
decía coma todo lo que quiera, yo
escondía la comida y le ayudaba a
hacer aseo. Ella me contaba que
ese señor le pegaba mucho y era
muy grosero, entonces le pedí el
favor de que me ayudara a conseguir trabajo en algún lado, menos a
donde doña Jerly. Yo les mantenía
esa pieza donde dormían todos los
obreros, bien arreglada y les lavaba
la ropa, pues a ellos no les quedaba
tiempo.
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Con Navarro éramos amigos, él
me contaba que varias veces me
vio cuando estaba embarazada y
la verdad yo nunca lo había visto.
En diciembre él hablaba conmigo y
me contaba sus cosas, él era amigo
de José pero nunca pensé en tener
una relación con este señor. Yo creo
que ha sido una gran pesadilla porque no dejó de sufrir. Tengo diez
años de estar viviendo con Navarro,
no ha sido nada fácil, hoy en día reconoció lo guache que es conmigo,
tener que llegar al extremo de ir a
una comisaría de familia para caer
en cuenta de tantos errores que
ha cometido. Tengo mucho resentimiento hacia él, no sé si es bueno o malo, es difícil olvidar lo malo
que ha sido, son muchas cosas que
tengo guardadas, yo me pongo a
pensar en mis hijas y no quiero que
ellas vayan a sufrir como me tocó
a mí. Navarro es una persona muy
materialista, en varias ocasiones,
todavía lo hace, me humilla por un
plato de comida, no me viste, dice
que no compra ropa para él por no
darme a mí. No sé, él vive con muchos complejos porque cuando era
pequeño lo trataban mal, pero muy
mal y creo que él hace eso conmigo. Cuando estábamos en el Guaviare me dio una vida muy amarga,
me trataba mal, se emborrachaba y
cuando llegaba a la casa me pegaba, a las niñas también, me humillaba de la peor manera.
Yo creo que a uno se le devuelven todas las cosas que uno hace,
lo digo porque él hablaba mal de la
mamá y juraba que nunca la iba a
tener a su lado y mire, ella lleva un
año con nosotros porque le dije recójala, porque ella es una persona
muy enferma y los hijos que tiene
ninguno la quiere, le han pegado,
no le dan de comer y no mantienen
pendiente de ella. Yo le digo a Navarro que por lo que está haciendo
con la mamá mi Dios lo va a bendecir por tenerla a su lado, él debería
sentirse orgulloso pero lamentablemente no es así porque él la maltrata verbalmente. Yo soy la que saca
la cara por ella, porque una madre
se debe respetar sea lo que sea, la
estimo y la respeto, pero no hay
nada completo en esta vida. A mí
me da como esa nostalgia de ver
que hay personas que tienen a sus
padres y no los valoran, lástima yo
no tener los míos. Ella parece una
niña, porque me pide permiso para
salir, definitivamente a mí me toca
hacer el papel de mamá de ella. Ella
llora mucho, me busca, me abraza
y me cuenta cosas, ella no parece
que fuera mi suegra.
Navarro dice que ella lo echó
desde muy pequeño de la casa,
le echa la culpa de todo a Yolanda. Le pregunté por su papá y me
dijo: Ese señor fue más malo que
mi mamá. Me dice que no quiere a
la mamá, pero que da la vida por el
papá. Yolanda es una persona muy
temperamental, es muy amargada y no le gusta nada. Me acuerdo
mucho la primera vez que Navarro
llevó a Yolanda a El Retorno, donde
nosotros vivíamos, la llevaba para
que se quedara con nosotros. Ese
día no sé qué le pasó a ella pero
perdió el control por completo, me
pegó, me tiraba sillas y me reventó
la boca. No es justo que uno sufra
de esa manera, pero algún día pararé de sufrir.
Allá en El Retorno quedó la casa
que compró, me dice que no tengo derecho a nada, viendo que yo
le ayudé cuidando pollos para que
fuera comprando las herramientas
y trabajé con él. Yo le ayudo mucho, pero él es una persona muy
desagradecida, no valora a las mujeres porque él habla mal de todas.
Del único que no habla mal es del
papi. Yo he tratado a Chucho un
par de veces, pero no me gustó
nada porque él le da malos consejos a Navarro.
No me gusta meterme en las cosas de los demás, nunca pregunto
por la vida de la familia de Navarro. Cuando hablan por celular yo
me doy cuenta que se tratan muy
feo, lo que sí sé es que no son nada
buenos.
Cuando me separé de Jairo y
me fui para Miraflores, dure 7 años
que nadie sabía nada de mi, todos
pensaban que yo estaba muerta,
no quería saber nada de nadie y
hoy en día me pesa haber vuelto
porque no encontré nada. Ahora
pienso casi lo mismo, pero me detienen mis hijas porque qué futuro
pueden tener al lado de su papá, si
en una ocasión yo me fui y las dejé,
él consiguió una moza y la vieja les
pegaba a las niñas. Por eso me le
aguanto tanto a este señor, por mis
hijas, porque si yo tuviera una casa
que fuera mía me había ido hace
mucho tiempo.
Navarro nunca ha sido detallista,
amoroso ni nada. Es muy triste por-
que en vez de él darme consejos,
yo se los doy, le doy a veces cariño. Yo quisiera que hubiera respeto, confianza, principios, pero no
los hay, esos talleres que estamos
recibiendo a mi me han ayudado
mucho en cómo educar las niñas,
a mi marido. Si yo hubiera tenido a
alguien que me hubiera dado consejos, o algún apoyo, yo no viviría
así, pero bueno, la vida hay que llevarla con calma.
Yolanda llamaba mucho a Navarro y le contaba que estaba mal y
que nadie la quería, empezamos a
mandarle cincuenta mil pesos semanales para que comprara la droga y lo que necesitara, pero nunca
cogió un peso porque el que reclamaba la plata era el papá de Navarro, hasta que un día le dije que la
trajera y que la tuviera en la casa.
Con gusto la recibí, pero es difícil
convivir con una persona enferma.
Yo le pido a Dios que la cuide mucho.
Uno todos los días aprende cosas
nuevas, la vida hay que llevarla con
calma.
En Cumaral llevamos diez meses.
Para mí fue algo muy difícil, a uno
siempre le hacen el feo y la gente
no es humanitaria. Me doy cuenta
que todos están por su lado y no
les interesan los demás. Me gustaría tener un negocio por cuenta
mía para poder sobrevivir y darle
a mis hijas una vida mejor ya que
cuando uno depende de otra persona, siempre está dispuesto a que
lo humillen y lo traten mal.
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He sufrido mucho, hay muchos
que callan pero a mí me dieron la
oportunidad de escribir estas páginas. Me considero noble y buena
gente, si miro que alguien necesita de mi ayuda lo hago de corazón
porque sé que es pasar necesidades. Ahora me encuentro aquí en
Cumaral, quisiera tener la oportunidad de un buen trabajo. Vivo aquí
en esta casa pero llueve más adentro que afuera, se me moja todo y el
arriendo es muy caro. Extraño mucho la gente de El Retorno porque
son muy amigables y muy unidos,
aquí es muy distinto, todavía no me
he adaptado. Estoy en Familias en
Acción y me eligieron como madre
líder. Represento el barrio del centro y el barrio Simón Bolívar que es
el barrio donde vivo. Me gusta lo
que hago, es un servicio gratuito,
no recibo ningún pago pero tengo
muchas mamitas que me estiman
mucho. He recibido capacitaciones,
voy a hacer unos cursos de sistemas y salón de belleza, y otros por
parte de la Alcaldía. Yo llevo como
dos meses, tengo amigas, la secretaria del personero y Carolina la de
Familias de Acción, son muy buenas conmigo.
He venido sufriendo mucho de
un dolor de cabeza por el que me
tienen que hospitalizar, creo que es
a causa de tantos golpes que recibí. Sufro también del corazón, pues
ya me han dado dos infartos y he
estado muchas veces hospitalizada,
los médicos me dicen que me cuide mucho pero veo que cada vez
son más fuertes esas picadas que
me dan en el pecho y los dolores
de cabeza.
Soy una persona que le pide mucho a mi Dios, que me dé fuerzas
para salir adelante, pienso mucho
en mis hijas pues es lo único que
tengo y no quiero que me pase
algo y queden solitas. Las amo mucho.
No aguanto hambre pero si necesito de muchas cosas, pues lo
que gano no me alcanza para los
gastos. Yo lavo ropas y aplancho,
pero tampoco es mucho lo que
pagan. Muchas veces me han dado
tres mil pesos por hacer un aseo,
aquí no valoran el trabajo de la mujeres.
Cuando me vine de El Retorno
llegué como desplazada pero no
he tenido por el momento ninguna
ayuda. Mis niñas se me enferman
cada nada, mantienen con mucha
gripa.
Mi relación con Navarro no es
muy buena, él es una persona que
quiere que las cosas se hagan como
él dice. Me quita los derechos que
tengo, me lleva la contraria, me
humilla todos los días, me echa en
cara la comida. Dice que va a quedar en la ruina, me dice que me
largue porque él es el que paga el
arriendo y que no soy sino una arrimada. A las niñas me las trata muy
feo, ellas le piden cosas y les dice:
Pues trabajen. A mí cada nadita me
echa, pero no me voy porque no
tengo para donde irme, me ofende
muy horrible, peor que a una mujer
de la calle porque me grita que no
soy una mujer para nadie, me dice
que ojalá me muriera y me trata de
lo peor, se burla de mí. La verdad
estoy muy aburrida porque no tengo una ayuda para poder irme.
Él tenía un trabajador y le dio
mucha confianza, fue así que hasta le pagaba el arriendo. Fue tanto
que el trabajador me escupía y se
ponían a hablar mal de mí, ambos
lo hacían, hasta que me di cuenta
de eso y de muchas cosas más. Un
día el tonto ese me trató mal delante de Navarro y él escuchando
llegó y me dijo: Yo de él le doy una
golpiza, y se lo saqué del taller, ese
día Navarro me pegó. Ya van tres
veces que me pega aquí.
Navarro es odioso, grosero, materialista, bocón, vulgar, para mí es
tenaz irme con mis hijas, no tengo
un trabajo donde gane lo suficiente. Aquí los arriendos son muy caros.
Otra cosa, yo le colaboro en el
taller lijando y pintando, me dice
que me paga y después sale con el
cuento que para eso me da la tragadera y que antes le salgo debiendo. Él ya no cambia, ahora cogió el
vicio de irse a tomar todos los sábados y llega tarde en la noche y
me dice que él hace lo que se le da
la gana.
Las niñas se dan cuenta de que
todos los días es una pelea con ese
señor y me dicen: Mamita por qué
no nos vamos. Ellas le han perdido
mucho el cariño al papá por ser
conmigo mala gente y me da risa
que cuando llega alguien al taller,
él es un amor. Me he dado cuenta
que es una persona de doble cara.
Le pido mucho a la virgencita que
tenga misericordia de mí, pues soy
una de tantas mujeres ultrajadas de
todas las formas.
He buscado ayuda de una y otra
forma pero él no cambia. Tenía un
vicio muy feo, después de que peleamos buscaba estar conmigo,
pero las cosas cambiaron. Antes yo
era muy sumisa, era de las mujeres
que si le pegaban ponía el otro cachete, pero las cosas han cambiado, no soy la misma. Me he dado
cuenta hasta donde un hombre
puede dañar a una mujer, no me
lo aguanto más. Yo tenía a mi hija
Yuli y me la sacó corriendo porque él dijo que no tenía obligaciones con otras personas y le decía
groserías. La trataba de perra, dice
que nosotras somos unas putas,
que así como soy yo son todas mis
hijas. Desgraciadamente esa es la
vida que llevo con este señor, hay
muchas cosas más que las tengo
guardadas en mi corazón y por las
cuales no lo perdono.
A mí no me gusta que me toque, ni que se me arrime y empiece a decirme: ¿Para qué la tengo?.
Muchas veces me he sentido ultrajada por él, que la cojan a una
a las malas. Él es un tipo posesivo,
quiere tener todo a como dé lugar.
Muchas veces he pensado en quitarme la vida, pero pienso en mis
hijas, en que ellas están muy pequeñas. Mis hijas comparten todo
mi sufrimiento, me abrazan y lloran
conmigo al ver todo esto que yo
estoy viviendo. No quiero que sufran, yo les hablo mucho. He llorado diciéndoles las cosas y les digo
Villavicencio - Meta
María Eugenia
188
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
191
que estudien, que cuando sean
grandes se cuiden, a pesar que son
pequeñas piensan como grandes y
se le enfrentan al papá.
Él, si compra la comida empieza
a maldecir y a decir cualquier cantidad de groserías, dice que tiene
que verme en la calle pidiendo limosna así como hizo el papá con
Yolanda, que ahora se encuentra
en Guacavía pidiendo remesa regalada. Después de tantos años de
vivir juntos, cogió el vicio de que
cuando peleamos le dice a Ana y a
Yuli que Dayana no es hija de él y
que no es hermana de ellas. Nunca
lo obligué a que le diera el apellido, él lo hizo por voluntad, pero me
grita que le ha pesado.
La verdad no entiendo por qué
la está cogiendo con las niñas, ellas
no tienen que pagar los errores de
nosotros, lo cierto es que no me lo
aguanto más, a toda hora me grita
que no sirvo para nada, me ha prohibido meterme al taller, la verdad
entro para hacerle aseo pero él desconfía de mi que de pronto le robe
alguna herramienta y se la venda.
Él se las da de mucho porque tiene
una caja fuerte que compró para
guardar las cosas de él, hasta guarda un paquete de galletas para que
las niñas no se las coman. A mí me
da mal genio porque él trabaja y lo
único que les da para recreo son
cien pesos y dice que eso es mucho. Me puso una cuota de diez mil
pesos para la comida y dice que no
me da más, con eso me toca comprar el desayuno, el almuerzo, el jabón, el fab y somos ocho personas
las que estamos comiendo.
Hoy treinta de julio no quiso darme para el almuerzo, tenía unas
yucas, un arroz y me tocó sacar
prestado dos mil pesos para comprar unos huevos. Él llegó y dijo:
¡Sírvame el almuerzo!, de mala
gana, cuando le serví el arroz y las
yucas, me dijo: ¡Yo no quiero esa
mierda!, dijo que eso era una lavaza. Muchas veces me deja servido
el desayuno y el almuerzo.
Las señoras que trabajan conmigo vienen a visitarme y él las trata
mal. Más de una vez me han dicho
que ese señor es muy grosero. Yo
he intentado de una u otra manera
conseguir una pieza pero son muy
caros los arriendos y pagan poquito
en una casa de familia. Hace como
tres días Navarro metió dos empleados más. De Yuli me ha dado
muy duro que se me haya ido de
la casa.
Navarro siempre habla mal de
mis hijas, nunca tuve el apoyo de
él, me decía: Menos mal se largó y
que así yo debería hacer lo mismo.
Él me grita en la cara que soy una
puta y que así son todas mis hijas.
Nunca le cuento nada porque eso
es caso perdido. En vez de darme
un consejo me reprocha, me grita,
me ignora y lo único que hacemos
es pelear, eso es todos los días. Me
he puesto a pensar y analizar que
nunca he tenido nada agradable
con este señor, porque él es guache, vulgar, machista, eso es lo que
me demuestra a mí, pero con las
demás personas es un amor. Siempre confió en Dios.
Las niñas van a misa y participan
en unos coros, yo las apoyo pero él
las amenaza diciéndoles que no las
quiere ver lambiendo paredes, que
la iglesia es lo peor y entonces me
pregunto: ¿Este señor no siente
temor de Dios?, porque habla muy
mal de la iglesia. Las niñas no saben
qué hacer, porque para él todo es
malo. Me ha tocado ir a acompañarlas.
Otra cosa es que aquí donde vivimos se va a caer la plancha del
salón y le digo: Hable con el señor
de la casa para que le haga un pequeño arreglo, ya que se moja más
adentro que afuera; y lo primero
que me dice es que si no me gusta
que me largue. Las niñas mantienen enfermas por ese frío, nunca
participa en un dialogo con las niñas ni les pregunta cómo les fue en
el colegio.
Mis sufrimientos no paran. Cada
día me enfrento a nuevas cosas terribles. Me mantengo viva y con la
esperanza de algún día poder vivir
tranquila, en paz y feliz cuidando
de mis hijas y dándoles lo que ellas
se merecen.
Villavicencio - Meta
María Eugenia
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NARRATIVAS
VISIBLES
El conflicto armado
en Colombia, sus
actores y las
secuelas
que nos han sembrado
Por: Orlando Rojas Marizancen
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L
a presente es una narrativa superflua sobre como el conflicto armado que vive nuestro país nos ha
afectado a todos los colombianos,
pero en especial a quienes hemos
sido tocados directamente por estos aparatos destructores de la felicidad humana.
En el caso personal, como víctima directa he vivido en carne propia los horrores de esta descomposición social y conflicto armado por
distintas generaciones.
El sueño de cada ser humano
colombiano es tener una estabilidad económica, laboral, emocional y tratar de buscar la felicidad
en unión con su núcleo familiar,
sin importar la posición geográfica donde nos encontremos. Y esta
felicidad obtenida, compartirla con
otras personas, que sirva de contagio para así disfrutar en armonía
con nuestros ciudadanos.
Pero cuando estos sueños de
felicidad se ven interrumpidos por
aquellos aparatos destructores
de felicidad, en especial aquellos
grupos armados al margen de la
ley que se enamoran del bienestar económico ajeno y cuando no
se comparte con ellos lo que se ha
obtenido, lo que se ha logrado con
mucha dignidad, esfuerzo y sacrificio, somos amenazados y obligados
a abandonar nuestras tierras de
arraigo, dejándolo todo y como si
fuera poco, somos declarados objetivo militar.
Pero esto no es todo, cuando
quienes deben velar por nuestra seguridad y garantizarnos protección
integral no lo hacen y en vez de eso
somos perseguidos y atropellados
de forma arbitraria e inhumana. Y
de la noche a la mañana resultamos
involucrados injustamente en procesos judiciales y conflicto armado
interno sin que nadie haga algo
para evitarlo.
Villavicencio - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
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VISIBLES
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VISIBLES
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Cada día vemos como a las víctimas nos miran y tratan con desprecio, ignorando el dolor ajeno, actuando con dureza, insensibilidad e
incomprensión. Ya es hora de humanizar y concientizar a quienes les
compete administrar justicia social,
de ponerse las manos en el corazón
y actuar con verdadero sentimiento humano.
En este río revuelto de descomposición social y conflicto armado,
el estado cumple al igual su función vinculando a personas inocentes en procesos judiciales y conflicto armado, lacerando la estabilidad
familiar, utilizándolas como instrumentos o ratas de laboratorio para
propósitos y justificación de guerra en este accionar, quedando un
manto de dudas sobre el verdadero
respeto a los Derechos Humanos.
Es este el pensamiento y dolor
de una persona padre de familia,
que está viviendo las secuelas del
conflicto armado que nos destruye
la tranquilidad, paz y armonía interna. Ya nos tocó vivirla en carne
propia y ahora quienes reciben esta
herencia guerrerista son nuestros
hijos, que aún son víctimas de la
misma y seguirán siendo víctimas,
hasta que en nuestro país amado Colombia exista un verdadero
modelo de vida acompañado de
verdadera sensibilidad, humanización y un visible y palpable corazón
grande. Para frenar un poco este
río de dolor, tristeza y odio el cual
siembra con su paso esta pesadilla
de conflicto.
Los colombianos queremos volver a creer en todo lo que gira a
nuestro alrededor, en las instituciones, en los organismos del Estado,
pero es muy difícil creer cuando no
se atiende, escucha y se dan soluciones que mengüen al menos un
poco las situaciones difíciles que a
diario vivimos, y sólo Dios sabe con
la paciencia y nobleza y humildad
como las enfrentamos.
Le hago un llamado al gobierno
central para no seguir destinando
la mayor parte del presupuesto
general para la guerra, que se dedique a generar más eventos culturales. Eduquemos a la niñez para
no castigar mañana al hombre, que
se apliquen proyectos acompañados de una verdadera política social
justa y equilibrada, donde todas las
víctimas de este conflicto armado
que vivimos día a día podamos ir
olvidando las secuelas que nos han
dejado todos los actores de esta
guerra, donde a unos los empobrece más y a otros los enriquece
mucho más.
Villavicencio - Meta
El Conflicto Armado en Colombia, sus Actores y las Secuelas que nos han Sembrado
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NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
Gabriel
Alberto
Cubillos
Por: Scarleth Cubillos Delgado
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C
uando recordamos a una persona que ha sido importante en
nuestras vidas, tratamos de hacerlo
siempre añorando volver a ver su
sonrisa, volver a encontrar en cada
una de sus palabras el aliento que
nos inspiraba, cada frase que decía
con cariño intentando guiarnos por
el sendero correcto y en general,
todas aquellas cosas buenas mientras estuvo con nosotros. Así intentamos recordar en mi familia a un
ser maravillosos como lo es Gabriel
Alberto Cubillos García, mi papá.
Sin embargo, lamentablemente ahora no lo tenemos a nuestro
lado “gracias” a la violencia que sufre nuestro país. Aún recordamos
con gran dolor aquellos momentos
en donde nos enteramos de lo que
había sucedido, un 11 de diciembre
del año 2002, cuando era transportado en una ambulancia a causa de
un pre-infarto, varios hombres lo
bajaron del vehículo, pues tenían la
orden de… aún no se sabe, si acabar con su vida o desaparecerlo definitivamente.
Mi papá y para las personas que
aquí nos acompañan, el hermano,
el sobrino, el primo, el tío, el amigo, era quien por su cargo tenía la
función de protección de los Derechos Humanos en la zona donde sucedieron los hechos. Él era el
Personero Municipal de San Carlos
de Guaroa. Es paradójico que justamente la persona que es la encargada de velar por dichos derechos
sea una víctima “ejemplar” de la
violación de los mismos.
Mañana se cumplen siete largos,
tristes y vacíos años desde que no
está entre nosotros y quiero aprovechar esta oportunidad para que
su memoria no quede en el olvido,
ni este crimen impune.
Aún no entiendo qué pasó, ni
cómo fue que me cambió la vida
Villavicencio- Meta
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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de un momento a otro, aunque, es
justo reconocerlo, no solamente a mí
sino a los integrantes de mi familia.
Ver que ya nada es igual, que a muchas cosas no les encuentro sentido y
que sigo preguntándome: ¿Por qué?,
¿para qué? y sobre todo, ¿por qué
a mí? Esta última pregunta creo que
todas las personas que hemos vivido
situaciones como éstas nos la repetimos día a día, porque uno nunca piensa que le va a tocar.
A veces es como si no creyéramos
en Dios y pensamos que las cosas
van a ser como uno las espera, pero
lamentablemente, muchas veces las
cosas que Dios quiere para nosotros
no son las mismas que esperamos.
Nosotros hemos puesto nuestra vida
y nuestro futuro en manos de Dios y
creo firmemente en que gracias a ello
es que hemos salido adelante y no nos
hemos dejado derrumbar por la nostalgia que todos los días nos embarga.
Solamente sé y tengo la convicción de
que Dios, a todos nosotros y no hablo
únicamente de mi familia, nos tiene
preparadas cosas muy buenas y lindas
que al final sabremos agradecerle aunque a veces reneguemos de las cosas
duras por las que hemos tenido que
pasar. Desde que acontecen situaciones como las que todos acá hemos
afrontado, por ello es que Dios no nos
impone cargas más grandes de las que
él sabe que somos capaces de confrontar.
Pese a las múltiples dificultades que
hemos tenido que enfrentar desde
aquel día funesto y que de una u otra
forma nos han vuelto más fuertes, sigo
sintiendo cómo se desgarra mi corazón, como en ocasiones siento como
si tuviera espinas dentro y que la
herida no cicatriza al pensar en la
suerte de mi papá, en si estará vivo
o no, en que si llega a estar vivo en
dónde estará, si estará soportando
sufrimientos, si siente que lo extrañamos, que lo queremos, que
yo lo amo con todo mi corazón y
que anhelo tenerlo de nuevo a mi
lado, que me hace falta su cariño,
sus abrazos, sus consejos, sus palabras, sus regaños, su ternura para
hablarme, su entendimiento, su sabiduría, en fin, me hace falta todo
de él. Para mí, el mejor papá del
mundo.
Tal vez todas estas vivencias nos
ayudan a valorar más a las personas que tenemos a nuestro lado y
a no esperar que suceda de nuevo una desgracia de tal magnitud
para decir: ¿Por qué no se lo dije?,
o ¿por qué no lo hice? Aprovechemos cada instante que la vida nos
ofrece con las personas que amamos y no despreciemos las cosas
lindas de la vida que Dios nos regala con el acontecer diario. Es maravilloso tener nuestros dos brazos,
con sus manos y dedos completos,
tener nuestras dos piernas con sus
pies, poder caminar, correr, ver y
muchas cosas que son tan simples
pero fundamentales para nosotros
y que no valoramos sino hasta que
las perdemos.
Quiero hacer un llamado especial
a las entidades estatales encargadas de los temas relacionados con
Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, ya que
sé que el mío no es el único caso
y si bien es cierto que por causa
de la situación de orden público
que se vive actualmente y en mayor proporción algunos años atrás,
son muchas las familias en nuestro
país que han sufrido el flagelo del
secuestro, la desaparición forzada
como es mi caso, homicidios, lesiones en sus cuerpos, para cada
persona es su mundo el que se ve
destruido poco a poco.
No basta con decir simplemente: Sí, se les va a ayudar o frases de
consolación para tranquilizar o alejar a estas familias víctimas, la ayuda debe ser efectiva y lo primordial
es que no se dejen estas historias
en el olvido, como algo que pasó
y se considera como una tragedia
a nivel personal de quien la sufre y
nada más. El Estado está en la obligación de ver por la seguridad y sobre todo, dejarles ver a las víctimas
la verdad de lo que ha sucedido.
Es preciso que todas las personas y en especial quienes laboran
en este campo entiendan que es
el mundo de una familia entera el
que se ve envuelto y sumido en la
tristeza al tener que soportar esta
carga absurda de la guerra, esta lucha de poderes sin sentido, porque
ya ni siquiera unos ideales se están
siguiendo, lo único que se está consiguiendo por parte de los grupos
armados es la destrucción de familias y bienes materiales, la pobreza
y el surgimiento de secuelas en las
personas que sufren todos estos
flagelos, de los cuales seguramente no se repondrán jamás. Se podrá
hacer un duelo, tener la ayuda de
psicólogos, pero los vacios quedan,
las lágrimas que se han derramado
ya no volverán a su origen, sencillamente el dolor ya se causó y ya se
ha sentido.
Ojalá esta marcha y estas palabras sirvan para que todos reflexionemos acerca de la situación que
atravesamos y para que cada uno
sea un granito de arena y contribuyamos para el fin más perseguido
por todos los colombianos: la paz y
esta paz empieza por casa, por una
educación adecuada por parte de
los padres, por la promoción de la
no violencia entre hermanos, esposos y entre sí mismos, porque entiendan que el dinero no lo es todo,
que con amor y en el amor de Dios
todo se logra, siendo correctos,
honestos, amables, cariñosos.
Gracias a la Defensoría del Pueblo por brindarnos la oportunidad
a las víctimas de expresar nuestros sentimientos y de que se oiga
nuestra voz, esa voz que hoy grita
de parte de todos los que estamos
en este lugar reunidos: ¡Libertad! y
de mi parte: Te amo papá……
Villavicencio - Meta
Gabriel Alberto Cubillos
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NARRATIVAS
VISIBLES
José Aníbal
Herrera
Umaña
Mauricio y Juan Carlos
Por: María Nelly Moreno Lavado
201
El 2 de agosto de 2007 mi esposo viajó hacía Villavicencio (Meta)
con el fin de llevar a cabo el negocio de un tractor. El 3 de agosto mi
compañero se reunió con amigos
y familiares en un evento de una
casa comercial donde él sacaba insumos para el cultivo de arroz. El
sábado 4 de agosto él viajó hacia
Granada (Meta) para encontrarse
con el vendedor del tractor que lo
había citado ese día. Mi esposo me
llamó sobre las 7:00 p.m y me dijo
que se encontraba en Granada, que
estaba esperando al vendedor del
tractor que no había llegado todavía, me preguntó por sus hijos, que
cómo se encontraban y le contesté
que ellos estaban bien. Mi compañero me dijo que él me llamaría el
día siguiente para comunicarme
cómo les había ido, pero pasó el
domingo y no se comunicó y me
comenzó la preocupación al ver
que no llamaba, porque él siempre
se comunicaba conmigo mañana y
tarde.
Le pregunté a uno de mis cuñados que si su hermano se había comunicado con él y él me respondió
que no, pero que no me preocupara que ellos estaban bien, pero sin
embargo yo seguía insistiendo en
comunicarme con él, pero su celular seguía apagado. Pasó el lunes
sin saber nada de ellos. Llamé a la
hermana de Luis Jaime para saber
si ella se había comunicado con su
hermano, pero ella no sabía nada
de él, le pregunté por el número
del dueño del tractor, porque su
hermana sabía comunicarse con
él, pero no me dio el número y me
dijo que no lo sabía. Llamé también
a Luis Hermes Herrera, hermano de
José Aníbal Herrera, mi esposo, le
pregunté que si se había comunicado con él o con sus primos Edgar
Vicente Herrera Vigoya o Luis Jaime
Vigoya Rodríguez y él me contestó
que en cualquier momento se iban
a reportar.
El martes 7 de agosto de 2007
llegó la triste e inolvidable noticia:
que habían aparecido muertos en
Granada (Meta). El batallón 21 Pantano de Vargas los había reportado
como guerrilleros muertos en combate, según el reporte que dieron
ellos. Quedamos sorprendidos por
semejante noticia, pero lo más grave fue que no se encontraron sus
documentos de identidad, sus celulares, ni el dinero que llevaban, la
suma de 17 millones.
Les colocaron armas, mi esposo
era zurdo y le colocaron el arma en
la mano derecha, mis hijas Camila
Yulied y Jair Estiven preguntaron
por su papá y les comenté lo sucedido, pero ellas no aceptan lo que
pasó, se sienten unos niños menos
que los otros porque no tienen
a su papá. La tristeza cada vez es
más grande. Pasa el tiempo, pero
en nuestros corazones hay un vacío inmenso, nunca se llenará ese
vacío infinito.
José Anibal Herrera Umaña, una
persona maravillosa, muy responsable con su hogar y los deberes
que él desempeñaba, que era su
cultivo de arroz, compartir con sus
amigos, sus hermanos y familiares.
La falta que él nos hace es algo
que no se puede escribir. Estos
años que han pasado han sido muy
amargos porque él era una persona
que nos daba todo.
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Harold
Mauricio
López
Mauricio y Juan Carlos
Por: María del Carmen Quevedo Toro
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i nombre es María del Carmen
Quevedo Toro y mi vida no ha sido
la mejor. En 1973 salimos del Vaupés, con toda mi familia que éramos 14 en total, mis padres compraron una finquita en San José del
Guaviare. Allí teníamos toda clase
de cultivos y animales, era lo único
que teníamos. Nosotros estudiamos la primaria en la concentración de desarrollo rural.
En 1983 apareció la guerrilla reclutando a todos los niños del campo y del pueblo, llegaron a la finca
y amenazaron a mi papá y le dijeron
que tenía que dejarnos ir a la guerra y si no quería, que desocupara.
Papá sin pensarlo mucho nos dijo
que teníamos que irnos. Así fue
que salimos con lo que teníamos
puesto y una maleta rumbo a Villavicencio, con los pasajes fiados.
Llegar al pueblo sin conocer a
nadie no fue fácil; papá consiguió
una casa en arriendo y salió para el
campo a trabajar, ellos no denunciaron este atropello porque no
sabían que podían hacerlo. Aquí se
nos complicó el estudio porque no
teníamos plata y no teníamos cupos, por lo que perdimos ese año.
Casi no podemos terminar el bachillerato, así que crecimos y ya nos
tocaba trabajar para poder estudiar
y terminar el bachillerato. Unos lo
logramos, otros no.
Por eso no pudimos estudiar en
la universidad, yo si hice unos cursos en el SENA y estudié enfermería y pude trabajar unos años hasta
que llegó mi primer hijo. Me salió
una oportunidad para viajar como
comerciante y montar mi negocito en un pueblito llamado Puerto
Trujillo, me marché y trabajé unos
años. Cuando estaba saliendo adelante llegó la guerrilla, me sacó de
la zona y se quedó con todo lo que
yo había hecho en esos años.
Villavicencio - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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En 1999 nos vinimos de nuevo
para Villavicencio, desplazados con
mi hijo, a rebuscar. En el pueblo
como es tan difícil el trabajo duré
unos años volteando hasta que me
cansé, ya tenía 2 hijos y la carga era
más pesada, ya estaba separada,
luchando sola.
Se me presentó la oportunidad
de irme de nuevo para un caserío
que se estaba formando que se llamaba La Jungla o Merecure, salí con
cien mil pesos, que me los prestó
un amigo. Llegué vendiendo comidas rápidas, progresé muy rápido por mi constancia, dedicación,
amabilidad, nobleza, esfuerzo y
mucho sacrificio. En tres años que
duré allá conseguí mi propio restaurante, un almacén de víveres y
abarrotes y un bus de 30 pasajeros,
que hacía la línea semanalmente de
Villavicencio, Acacias, Granada, Casibare, La Jungla, Cooperativa, Mapiripán y viceversa.
En 2005 se formó una guerra
entre paramilitares del Bloque del
Guaviare contra “Los Buitrago” y
siempre llevamos las de perder los
civiles. No sé qué se inventaron
contra mí y me dijeron que me matarían si no abandonaba la zona, no
me dejaron llegar ni siquiera al pueblo, gracias a los amigos que me
avisaron antes de llegar al caserío y
si no, estaría muerta.
De nuevo fui desplazada, quedándose ellos con todo lo mío: el
bus, los almacenes, entre otras cosas, y sin derecho hablar porque
quedaron dos hermanos en la zona
sin poder salir; al final se pudo venir
uno, sin nada también, quedó uno
y yo aquí todo ese año, aguantando hambre, sin donde vivir, pagando arriendo y llena de deudas.
El 20 de diciembre de 2006 mataron a mi hermano Hermes Caicedo Toro, el que había quedado allá.
Vilmente lo mataron delante de los
niños y la esposa. 38 impactos de
bala le metieron, le destruyeron
medio cuerpo, de la cintura para
arriba. Pude declarar en el 2007
ante la fiscalía lo sucedido y la injusticia cometida.
También “Los Carranza” se llevaron a mi hermano adoptivo Harol
Mauricio López, que vivía en Puerto Gaitán (Meta). Él era un hombre
trabajador, buen hermano, buen
hijo. El 1 de marzo, me llamó y hablé con él, me contó para donde
iba, pero no sabía que no volvería.
Este muchacho quedó huérfano a
la edad de 3 años, mi mamá y nosotros lo criamos y le dimos estudio. Ayúdenme a esclarecer este
hecho.
Quiero que se haga justicia
con todos estos crímenes:
1.
Se investigue qué pasó con mi hermano Harol Mauricio López.
2.
Que paguen por los asesi-
natos.
3.
Que me paguen mis cosas, como el bus y los almace-
nes.
4.
Que se cumplan las ayudas humanitarias, porque hasta ahora no hemos tenido ninguna ayuda de vivienda, mercado, estudios, los cur-
sos para los proyectos pro-
ductivos y muchas más co-
sas.
5.
Como madre cabeza de hogar les pido que nos
tengan en cuenta porque no nos están ayudando.
Gracias
Villavicencio - Meta
Harol Mauricio López
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NARRATIVAS
VISIBLES
Luis Jaime
Vigoya
Rodríguez
Mauricio y Juan Carlos
Por: Luis Jaime Vigoya
M
Mi hijo estaba trabajando, volteando arroz donde el señor Luis
Hermes Herrera, luego sus primos
lo llamaron por celular para que
fuera a acompañarlos porque iban
a comprar un tractor o a negociarlo. Aníbal llevaba el dinero para ese
negocio y mi hijo se vino a acompañarlos.
Salió de la finca a las doce y media en un camión que le estaba
montando la carga, luego llegó a
Villavo donde lo estaban esperando sus dos primos, se fueron a las
tres. Ellos se estimaban mucho, por
eso se convidaban e iban acompañados.
El esposo de Mariela al irse les
dijo que les prepararan comida que
ellos iban a ver si podían hacer su
negocio y regresaban lo más pronto posible. Ella quedó esperando
a que volvieran, hasta que le dio
preocupación porque les hizo llamadas a todos tres y ningún celular respondía. La señora Mariela se
preocupó y nos llamó por celular
a la casa a decirnos que su esposo se había ido con Aníbal y Luis a
hacer el negocio y que le habían
dicho que no se demoraban, pero
que no aparecían y no respondían
a los celulares que ellos cargaban.
Luego me preocupé y seguimos comunicándonos para investigar qué
pasaba.
Mariela se valió de una señora
que era amiga y que le dijo que había escuchado en las noticias que
207
habían dado de baja a tres guerrilleros y extorsionistas y ahí mismo se
le grabó eso a ella. Se fue a donde
había escuchado el caso, en Fuente
de Oro (Meta), los encontró en Granada y los conoció, eran ellos y ahí
mismo nos llamó a los familiares.
Les habían quitado la plata que llevaban y los documentos que ellos
cargaban, cédulas y demás papeles
de importancia.
Nosotros, los familiares, compramos el periódico y ahí decía que el
ejército les dio de baja como guerrilleros y extorsionistas, luego nos
toco buscar documentos para que
los entregaran.
Le quitaron su vida a los veinticinco años. Él era un muchacho de
trabajo, tenía compañerismo con
sus familiares, quería mucho a sus
hermanos y sobrinos. Estimaba y
quería y respetaba a sus padres, él
habitaba en las fincas donde trabajaba, los jornales que ganaba los
ocupaba en mercado y nos llevaba
al médico. Nosotros en nuestro hogar tenemos muy pocos recursos.
Como padre de mi hijo quisiera
tenerlo a mi lado porque era el bordón de mi vejez y me da pesar que
se hayan equivocado, lo sacaron
en el periódico diciendo que era
guerrillero y extorsionista. Quisiera
que el ejército comprobara cuántas extorsiones hizo o en qué grupo guerrillero militaba, no portaba
ninguna especie de armas, no había tenido ni siquiera un problema.
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NARRATIVAS
VISIBLES
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Relato de
María Inés
Rodríguez Aya
Por: María Inés Rodríguez Aya
M
Mi hijo Luis Jaime Vigoya Rodríguez estaba trabajando en el
cultivo, volteando arroz donde
Don Luis Hermes Herrera. Luego
sus primos lo llamaron al celular
para que fuera a acompañarlos
porque iban a comprar o negociar un tractor. Luego mi hijo Luis
Jaime se vino a acompañarlos,
salió de la finca a las 2 en un camión que les estaba cargando,
luego mi hijo Luis Jaime llegó a
Villavicencio donde los primos
lo estaban esperando, ellos se
convidaban porque se querían y
se estimaban mucho, Edgar el
primo de mi hijo Luis Jaime y el
otro primo. Antes de irse le dijo
a Édgar a su esposa Mariela que
les preparara la comida que ellos
iban a ver si podían hacer su negocio rápido y se regresaban los
más pronto posible.
Mariela se quedó esperando a
que volvieran, pero entre más se
hacía tarde ella más se preocupaba,
porque ella hizo llamadas a los tres
celulares y ninguno respondió. La
señora Mariela se preocupó y llamó
a mi marido y a mi hija, porque en
esos momentos nos encontrábamos en la finca de Cundinamarca.
Claro, en esos momentos no me
querían contar nada de lo sucedido
porque todavía esa tarde no sabían
nada, sólo sabían que la señora Mariela había llamado y que ningún
celular contestaba. Mi hija Luz Dary
y mi esposo Luis Jaime también se
preocuparon al ver que ningún celular contestaba y comenzaron a
timbrarles, insistiéndoles cada vez
más a ver si contestaban.
Esa noche me soñé con mi hijo
Luis Jaime, que algo le iría a pasar,
entonces encendí una veladora y
me puse a rezar con mucha devoción para que me lo protegiera.
De pronto, mi hija Luz Dary se dio
cuenta de que yo estaba llorando
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NARRATIVAS
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y como con un desespero como si
algo le fuera a pasar, se levantó y
vino y me preguntó: Mamita, ¿por
qué lloras?, y yo le dije: Mija es que
yo me soñé con mi hijo Luis Jaime
como si algo le fuera a pasar, pero
mi hija sólo me dijo con esa cara de
tristeza: Mamita eso fue de pronto
una pesadilla, pero yo la miraba con
esa preocupación y yo le pregunté a mi hija que qué tenía ella. Ella
me dijo: Nada mamita, acuéstese a
dormir que mañana a primera hora
le marco a mi hermano Luis Jaime
para que hable con usted. Pero mi
hija al ver que no contestaba ningún celular estaba muy preocupada y tenía los ojos llorosos.
Al día siguiente, mi hija y mi esposo hacían lo posible por no angustiarse delante de mí para que
yo no me enterara de lo sucedido,
hasta que de pronto le entró una
llamada a mi hija Luz Dary de la señora Mariela, ella decía que nos viniéramos para Villavicencio, que se
había valido de una señora amiga
para que le ayudara a investigar el
caso. Esa señora había escuchado
en las noticias que habían dado de
baja a tres guerrilleros y extorsionistas y que ahí mismo se le grabó
a ella, ella se fue a donde había escuchado el caso en Fuente de Oro
(Meta) y los encontró en Granada y
se dio cuenta que eran ellos y ahí
mismo llamó a todos los familiares.
Ahí fue cuando mi esposo Luis
Jaime me contó la verdad. Sólo me
pregunté, ¿por qué?, pero no hay
una respuesta. El caso es que también les quitaron la plata y los papeles de importancia que llevaban.
Mi hija Luz Dary ya se había ido
para Villavicencio. En ese momento
ella no tenía plata pero dio con la
suerte de que había un amigo que
le prestó. Ella decía que llegaba a
Granada con las esperanzas de que
no fueran a ser ellos. Obviamente
ella no creía que fueran ellos, porque como decían que era guerrilleros.
De inmediato que nos confirmaron nos fuimos para Villavicencio.
Se me destrozó el corazón en mil
pedacitos. Después llegamos a Villavicencio, todavía no lo creía, sólo
volvía y preguntaba, ¿por qué?, si
no hay una respuesta, sólo le pedía
a mi Diosito que me diera fuerza.
Villavicencio - Meta
María Inés Rodríguez Aya
210
NARRATIVAS
VISIBLES
Sin título
Sábado 4 de agosto del año 2007, una fecha inolvidable
por todo el dolor que nos causaron. Mi compañero salió de
la casa en Villavicencio junto con dos primos a las 4 de la tarde para Granada (Meta) a negociar un tractor que pensaban
comprar. Salieron a esa hora porque mi compañero estaba
haciendo una fumigación para la última aplicación de la espiga del arroz en un terreno que tenían en arriendo en Paratebueno (Cundinamarca).
213
A las 9:30 de la noche Édgar me
llamó para avisarme que en una
hora estaban en la casa, que les
tuviera comida a los tres, colgué y
volvió a timbrar para decirme que
me quería mucho, lo cual no era su
costumbre. Pasó toda la noche del
sábado y no llegaron, yo me empecé a preocupar y llamé a un policía
amigo y le comenté lo que estaba
pasando. Él llamó al puesto de Policía de Granada y les comentó de
los tres muchachos que llevaban
plata y pensábamos que los habían
robado y que estuviesen en algún
hospital, pero la respuesta fue:
No, anoche las únicas novedades
ocurridas, fueron 2 accidentes en
moto y 3 guerrilleros dados de baja
por tropas del Batallón 21 Pantano
de Vargas del Ejercito, en hechos
ocurridos en la Vereda Puerto Aljure de Fuente de Oro.
Tres días después de su desaparición, el martes a las 7:30 de la
mañana, nos enteramos que los
supuestos guerrilleros eran ellos y
que además a las 9:00 a.m los iban
a votar a una fosa común como
“NN”.
Viajé para Granada y no me permitieron verlos. Realmente no sé si
estaban en la morgue del cementerio o en el hospital, lo único que
vi fueron las fotos que me mostraron los del CTI para reconocerlos.
Estaban los tres con armas en las
manos, las cuales nunca portaban y
curiosamente José Aníbal era zurdo
y le colocaron el arma en la mano
derecha. Parecía como si hubieran
ido de la mano los tres. Nos entregaron los cuerpos a las 5:30 de la
tarde, frente al CTI en Granada.
El 21 de agosto se publicó en el
periódico y los titularon como guerrilleros muertos en combate. El
General Francisco Ardila Uribe dio
su versión, que se trataba de extorsionistas, que estaban extorsionando a finqueros y cuando las unidades del Ejercito los requirieron se
presentó un choque armado en el
que murieron y dijo que pese a que
nosotros los familiares sostenemos
que eran campesinos y mostramos
documentos, en muchas ocasiones
las familias no están enteradas de
las acciones que realizan sus parientes.
Nunca aparecieron los celulares,
sus documentos y 17 millones de
pesos que llevaban. Después de
seis meses de ese triple crimen,
estaba entrando yo a la fiscalía de
Granada y me timbraron del celular
que él llevaba el día que lo asesinaron y me llamaron a un celular que
yo tenía hacía apenas un mes.
Nos destruyeron nuestras vidas, llenando a mis pequeñas hijas
de rencor y de odio. Ellas van a la
tumba del papá y le dejan escritos
diciéndole que lo extrañan mucho.
Laurita de 4 años dice que quiere morir para ir a encontrarse con
su papito porque lo extraña mucho. Lo único que yo pido es que
se haga justicia y no permitan que
sigan haciendo más daño a personas inocentes sin tener nada que
ver con la delincuencia, cuando los
verdaderos asesinos y delincuentes
andan tranquilos destruyendo familias y además enlodando el gran
nombre de las instituciones.
Villavicencio - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Narración de
María Luz Dari
Vanegas de
Quiroga
Por: María Luz Dari Vanegas de Quiroga
E
Esto sucedió el 20 de marzo del
año 2005, en el municipio de Puerto Lleras (Meta), vereda El Canadá,
finca “El Prado”, lugar de vivienda
de Arley Quiroga.
Durante ese día Arley estuvo con
su familia compuesta por siete hijos, a las tres de la tarde aperó un
caballo y salió para la carretera al
lugar donde se mercaba, a comprar
panela. En la finca hay un lugar que
lo llaman “tres esquinas” donde lo
esperaban los paramilitares, lo bajaron del caballo y se lo llevaron.
Apareció el caballo en el potrero.
Emilsen, hermana de Arley, fue
a la casa de él para avisarle que el
caballo estaba en el potrero con
los aperos y Yolanda la esposa de
Arley dijo que él había salido en el
caballo para la carretera a comprar
unas panelas. Se fueron a buscarlo
pero no encontraron rastro de él y
le dieron aviso a la junta de acción
comunal de la vereda.
Los vecinos lo buscaron en la vereda, potreros, lagunas, montañas,
caminos y en las veredas vecinas,
215
nadie sabía nada de él. Incluso, fuimos con los vecinos de la vereda a
hablar con el comandante de los
paramilitares, pero ellos no daban
razón, sólo nos dijeron que dejaran tanto alboroto, que si insistían
con preguntas podríamos correr la
misma suerte. Volvimos a la finca
a buscarlo pero no encontramos
nada.
Los siete hijos, su esposa, yo su
madre, sus hermanas y el papá, nos
aferramos a Dios orando y pidiéndole que estuviera vivo. Fueron
muy tristes esos días en que sólo
eran rumores de cómo lo habían
matado, porque uno de los paramilitares le dijo a Yolanda la esposa
que estaba enterrado como a 200
metros de la casa de su suegro, que
quedaba dentro de la finca donde
Arley vivía.
Fue muy profundo mi dolor al
ver que los días pasaban y no sabía nada, sólo que los vecinos decían que lo habían torturado, que
lo descuartizaron para enterrarlo,
pero en fin, sólo el Dios poderoso
sabe la verdad.
Villavicencio - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
217
Marcelino, su papá, y yo, su
mamá, nos enfermamos debido
a la desesperación por la desaparición de mi hijo. El único hombre
que tuve, era mi niño, aunque ya
tenía 33 años nunca para mí fue
adulto, él era el que arreglaba el
día, cuando llegaba a la casa sólo
eran risas con todo lo que decía,
aún me parece escucharlo, me decía molestando que me parecía a
Sergio Vargas por el cabello crespo.
Bueno, son tantas cosas buenas,
bonitas, que quisiera que nunca
me las hubieran quitado. Mi hijo se
desapareció y mis ilusiones de tenerlo en mis brazos hasta el día de
mi muerte. Quería que fuera él el
que me llevara la última flor. Pero
es un dolor, me falta el aire cuando
lo recuerdo, que son todos los días
de dolor y de tristeza al ver los nietos solos con la mamá.
No sería lo mismo si él estuviera, a ellos les hace tanta falta, aún
son todos menores de edad, viven
en la finca de los abuelitos que ya
murieron. Bueno, la mamá trabaja
haciendo de comer donde le den
trabajo y los niños quedan solos,
debido a esto la niña que tiene
quince años ya tiene una hija. Son
tres mujeres y cuatro hombres.
Los niños sobreviven con lo que la
mamá y nosotros podemos darle,
no es mucho lo que yo les colaboro.
Soy una mujer de 58 años, sufro de artrosis y esto me impide
trabajar, me preocupa la situación
de mis nietos, no tienen lo que
un niño debe gozar: ropa, zapatos, una buena alimentación. Una
vecina me dijo que fuera a buscar
ayuda a Acción Social, a la Defensoría del Pueblo, donde lo único que
hicieron fue recibir los registros de
los niños. También he ido al Palacio
de Justicia, Procuraduría, Gobernación, en la Fiscalía puse el denuncio
de la desaparición de mi hijo hace
cuatro años y nueve meses. No he
recibido respuesta de ninguna entidad donde he acudido, sólo espero
la verdad, cualquiera que sea. Estos
cuatro años y nueve meses para mí
han sido muy tristes porque espero
que él esté vivo. Cuando suena el
celular siempre espero que sea mi
hijo, cuando llegan encomiendas
espero cartas de él, miro las noticias en televisión y espero mirarlo,
en fin son muchas esperanzas de
tenerlo de nuevo en mis brazos, de
hacerle su arroz con leche y las tortas de harina de trigo que le gustaban tanto.
Hay muchos recuerdos cuando
era un niño de siete años, era travieso con sus hermanas. Como fue
el único hombre de mis hijos, era
el consentido, le gustaba montar
a caballo en pantaloncillos, era un
payasito, son maravillosos esos recuerdos. Él fue y seguirá siendo mi
gran tesoro.
Lo que hoy en día me preocupa
también son mis nietos porque se
encuentran desprotegidos, porque
la mamá sale a trabajar y ellos quedan en la casa solos en el día. No
tienen un lugar estable para vivir
y como son siete, todos de escasa
edad, pues Yolanda no los puede
llevar a trabajar donde ella trabaja para poder tenerlos durante el
día. La hermanita mayor que tiene
quince años está embarazada y las
otras dos que son de trece y doce
años son las que ahora me dan dolor de cabeza, porque son niñas
de poca educación y hay hombres
aprovechados y mis nietas son las
que sufren al caer en manos de
personas malas.
Todos estudian en una escuela de la vereda vecina, tienen que
caminar durante dos horas y pasar
por una montaña para llegar a la
escuela, debido a esto a veces no
van a la escuela porque mantienen
enfermos de gripa, no tienen uniformes, ni zapatos adecuados para
ir a la escuela, aunque gracias al gobierno en la escuela les dan almuerzo y con lo de Familias en Acción la
mamá les ha mejorado un poco la
alimentación. Es que en el pueblo
la comida o mercado es más caro
que aquí en Villavo y el transporte
para llevarlos hasta la casa también
cuesta, pero muy agradecida con
Dios y el gobierno del presidente
Álvaro Uribe, ya que ahora hay una
ayuda. Los siete hijos de mi hijo son
los que ahora necesitan de una vivienda, educación, vestidos, pero
sobre todo que Dios no los abandone porque los paramilitares hicieron que su papá los abandonara,
un hogar es de papá, mamá e hijos.
Nosotros, Marcelino el papá de
Arley y yo, vivimos hace tres años
aquí en Villavicencio debido a que
no pudimos seguir viviendo en la
finca por temor y por la ausencia
de nuestro hijo. Aquí en Villavicencio todo ha sido difícil económicamente ya que ninguno de los dos
trabajamos, ya que no sabemos
trabajar en la ciudad pues toda la
vida hemos vivido en el campo. A
Marcelino le dio trombosis y quedó
con discapacidad para caminar y sin
habla. El cambio y la preocupación
llevó a que le sucediera ésto y a mí
me diagnosticaron artrosis y tengo
dificultad en los brazos.
Mis hijas son las que nos ayudan, pero cada uno tiene su hogar
y también es difícil para ellas ayudarnos, pero le doy gracias a Dios,
ya que hoy tenemos una vivienda
que mi mamá nos dejó para vivir.
Aquí mis nietos e hijas nos visitan
con dificultades, pero también con
esperanza de que pronto me den
noticias de Arley, ojalá sean las mejores. Que esta navidad sea para
mí la mejor, con todos mis hijos
y nietos, doy gracias a dios y a la
Defensoría del Pueblo que me han
prestado atención y me han dado
importancia con el taller que tuvimos en Cofrem. Que fue muy rico
todo, muy agradecida con todos
los funcionarios que hicieron ese
día muy especial.
Lo que he escrito es un poco de
lo que he vivido después de la desaparición de mi hijo. Lo que pido a
la buena voluntad de los funcionarios de la Defensoría del Pueblo, lo
que esté al alcance de sus manos
para colaborarles a mis siete nietos
en lo posible. Gracias.
Villavicencio - Meta
Luz Dary Vanegas Quiroga
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NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
Ómar Fernando
Carrillo Rojas y
Juan Fernando
Carrillo Meneses
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Ómar Fernando
Carrillo Rojas
Nacido el 10 de abril de 1967
en la ciudad de Acacías (Meta).
Sus padres fueron Carlos Enrique Carrillo Nieto y Emelina
Rojas Rojas, oriundos de Cáqueza (Cundinamarca) y Restrepo
(Meta). Fueron una familia de
doce hermanos, Omar Fernando
era el número once.
Los padres de Ómar siempre desempeñaron labores en
la finca, tales como la siembra
de café, cítricos y piscicultura.
Omar Fernando a los 18 años
prestó servicio militar, al terminar salió a trabajar en construcción y después en fincas
ganaderas. A los 23 años entró
a trabajar en la empresa Manuelita S.A, a los 25 formó hogar
con María Yanet Meneses, con
quien tuvo 3 hijos hombres, en
1996 se retiró de Manuelita para
trabajar independiente, ese era
su sueño y lo logró gracias a que
él era un hombre muy trabajador, muy ahorrador, siempre
tuvo el buen hábito del ahorro.
Él era un hombre muy disciplinado, organizado, colaborador
y caritativo. En 1996 empezó a
trabajar por su cuenta, llevando
bebidas y víveres para Santo Domingo (Meta).
Ómar Fernando, a parte de
su trabajo practicaba ciclismo,
pertenecía a un club de ciclistas
muy bien conformado y competitivo.
Ómar era un hombre dedicado a
su hogar, amaba a sus hijos, siempre les dio buen ejemplo y les recalcaba la importancia de trabajar y
ahorrar para vivir dignamente. Fue
un hombre muy correcto, siempre
tuvo al día impuestos y requisitos
que le exigían para poder trabajar.
El 25 de noviembre de 2008 murió a manos de paramilitares, junto
con su pequeño hijito de cuatro
años entre San Juan de Arama y
Vistahermosa.
Juan Fernando
Carrillo Meneses
Nació el 31 de diciembre de
2003, en la ciudad de Villavicencio
(Meta). Sus padres fueron María
Yanet Meneses y Omar Fernando
Carrillo Rojas. Sus dos hermanos:
Iván Alexis Carrillo Meneses y Ómar
Albeiro Carrillo Meneses eran oriundos de Acacías (Meta). Sus padres
se desempeñaban en labores independientes, tales como el comercio con bebidas y víveres.
Juan Fernando fue un niño muy
alegre, muy pero muy juguetón,
le gustaba competir, le gustaba el
ciclismo. Su bicicletica la dejó muy
desgastada de tanto jugar. A los 3
añitos entró al jardín, cursaba pre
jardín, lo único malo que hizo fue
acompañar a su papito ese día,
para que aquellos asesinos me le
destruyeran la vida. Murió el 25 de
noviembre del año 2008 a manos
de los paramilitares entre Vistahermosa y San Juan de Arama.
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Mauricio y Juan Carlos
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Relato de
María Delia
Montealegre
Por: María Delia Montealegre
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É
sta fue mi vida. Nací el día 19 de
marzo del año 1978 en San José del
Guaviare. Allí crecí y estudié hasta
quinto de primaria, trabajé como
proveedor de víveres. Fui un joven
ordenado, juicioso, honrado y trabajador. Estuve en el campo, en la
vereda El Capricho, con mi madre,
trabajando en una finca, luego salimos de nuevo a San José del Guaviare.
En ese tiempo que estuve en el
campo conocí a José Vicente Rivera Mendoza, estuvimos trabajando
mucho tiempo juntos como amigos
y luego nos distanciamos el uno del
otro. Cuando salimos con mi madre de San José nos fuimos para
la Macarena (Meta), allí trabajé por
mi cuenta vendiendo ropa, de allí
tuve que salir para Villavicencio en
compañía de mi madre, mi señora y
mis hijos porque me vi amenazado
por los subversivos, aquí estuve un
tiempo, no conseguí trabajo.
Tenía una plata y la trabajé en
“gota gota”, pero no me alcanzaba
para sostener a mi familia, de pronto un vecino me ofreció trabajo en
la vereda Villa la Paz, en una finca.
No me gustó mucho la oferta pero
tuve que aceptarla, me fui con el
señor de apellido Urrea, allí trabajé
cuatro meses, cada mes y medio
me pagaba y salía a Villavo a visitar
a mi familia, era muy dura mi situación, ya que todos dependían de
mí. Mi señora estuvo visitándome y
ayudándome a desyerbar plataneras. Ya me estaba acostumbrando a
esta situación.
Me gustaba mucho el fútbol
y donde estaba se presentaba la
oportunidad de jugar, ya que todos los de la vereda nos reuníamos
por las tardes a jugar y me gustaba
pescar en un caño que había cerca.
Mis sueños eran pescar para llevarle
pescado a mi madre y allí fue que
volví a ver al señor José Vicente Ri-
Villavicencio - Meta
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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vera, el viejo compañero de trabajo. Él conocía a mi familia y me preguntaba por ellos. Un día me dijo
que era para. Seguíamos hablando
cuando nos encontrábamos.
Pero el día 28 de marzo del 2005,
él mismo, me quitó la vida a mí y
a mi patrón. Ese día me desplazaba de la finca al caserío Villa la Paz.
En el retén nos pidieron papeles,
seguimos y cuando regresábamos
para la finca a las 5:00 p.m. nos pararon en el mismo retén.
hijo. El señor “Pirabán” ordenó y el
señor soldado disparó, ésto sucedió el mismo día 28 de marzo que
lo llevaron y no me dieron razón
ninguna.
Hoy declaran una parte de la
verdad, la otra no la sé, pero pido
a Dios que ellos, los culpables, me
entreguen el cuerpo de mi hijo para
darle cristiana sepultura y le pido a
Dios de todo corazón que les dé el
perdón y la salvación. De antemano
yo les doy el perdón.
Habla María Delia
Yo, María Delia Montealegre, me
desplacé al sitio, les pregunté a las
autodefensas por mi hijo y no me
dieron ninguna razón, pasaron cuatro días para que hiciera presencia
el Ejército en Villa la Paz, les supliqué que por favor me ayudaran a
buscar a mi hijo. ¿Usted se imagina
el desespero de una madre por saber de su hijo?, pero no me ayudaron.
A los ocho días me dijo el jefe:
Vaya búsquelo, me fui, lo busqué y
no encontré nada, desde ese día mi
vida ha sido muy llena de incertidumbre, pues sólo Dios sabe los sufrimientos de la desaparición de mi
hijo, pasaron cuatro años esperando la respuesta divina, la verdad, la
justicia. El día 17 de septiembre en
el periódico miré la noticia de mi
Villavicencio - Meta
María Delia Montealegre
María Delia Montealegre, mi madre,
no pudo volver a saber nada de mí.
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Relato de
Mauricio y Juan Carlos
María Leonor
García
Por: María Leonor García Garzón
E
l día 29 de septiembre de 2005,
a las nueve y media de la noche llegaron tres hombres en un taxi preguntando por la mamá de Fidel, yo
estaba arreglando la cocina cuando
el niño menor me llamó: Mamá la
necesitan y salí yo y me dijeron:
¿Señora, usted es la mamá de Fidel?, contesté: Sí señor, ¿qué pasó
con él? , me dijeron: Señora, siento
tener que darle una mala noticia,
señora a su hijo se lo mataron las
autodefensas.
Yo sentí un remolino en mi cabeza y caí, me echaban agua y me
movían los brazos y me llamaban
los otros hijos y mi mamá, yo volví
en mí y pregunté: ¿Qué pasó con
mi hijo?, ¿por qué a él?, los que me
trajeron la mala noticia ya se habían
ido en el mismo taxi y dejaron dicho
que no abriéramos la boca o si no,
que no respondían y así empezó mi
sufrimiento por la falta de mi hijo.
Duré meses callada la boca y
pensé que la muerte de mi hijo no
podía quedar impune. Yo pensaba
poner la denuncia y fui a la inspección de Policía del Popular y ahí me
dijeron que tenía que ir a la vereda
donde había ocurrido el hecho y
traer el acta de levantamiento del
cadáver. Entonces fui allí y me dieron el acta de los tres que habían
asesinado ese día. El uno era José
Fidel Daza García, otro era Manuel
Carvajal y el otro era Giovanni Sánchez. Entonces a mí me tocó pedir para el pasaje para devolverme
hasta Puerto Rico a poner el denuncio en la inspección, porque
esa vereda pertenece a Puerto Rico
y de ahí me mandaron para la fiscalía 39 de San Martín y me empezó el
calvario, porque me mandan de un
lado para el otro, hasta que llegué
a la fiscalía de Justicia y Paz y ahí
comenzó el trámite de reparación
de víctimas por muertes violentas.
Desde el día 26 de septiembre del
2005 perdí a mi hijo.
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William
Osorio
Por: Flor Edith Vente Osorio
M
i hermano William Osorio salió el
10 de agosto del año 2002 de la
casa para el campo, por los lados
de Puerto López, él se comunicaba
con mi mamá cada 15 días, la última llamada fue en mayo de 2003,
el día de la madre y desde entonces no se volvió a saber nada de él
hasta el día 15 de octubre del 2009
cuando me fui para la Fiscalía y allá
una doctora me sacó un cuaderno
y me dijo que mi hermano estaba
muerto y que se encontraba como
“NN”. Ella me dio un papel y me
dijo que fuera a medicina legal y
que hablara con el médico. Cuando
llegué, el médico me sacó unos papeles donde decía que mi hermano
se encontraba muerto y enterrado
en el cementerio central y que para
reclamar el cuerpo de mi hermano
tenía que contratar un servicio fúnebre para proceder a hacer la entrega.
Desde entonces no he podido
reclamar el cuerpo de mi hermano,
siendo él un muchacho trabajador,
que le gustaba el trabajo del campo y también trabajaba en la construcción en el pueblo. Él no tenía
ninguna clase de vicios; sólo le gustaba jugar fútbol, billar y tejo, eran
sus juegos favoritos.
Él no tenía esposa ni hijos, sólo
era un muchacho soltero que veía
por mi mamá que tiene 66 años de
edad y ahora se encuentra muy enferma por la triste noticia.
Villavicencio - Meta
Historia de
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Relato de
Milton Jara
Sánchez
M
iguel Ángel Jara Ramírez (Q.E.P.D)
nació en Tunja (Boyacá) el 11 de
junio de 1982, creció y estudio en
el Meta. Su hogar está conformado
por sus padres: Milton Jara, María
Teresa Ramírez y tres hermanos:
Milton Andrés Jara Ramírez, Jenny
Patricia Jara Ramírez y Sandra Paola
Jara Ramírez.
Su infancia fue la de un niño
normal. Al empezar sus estudios
fue un niño muy inteligente y muy
organizado, su inclinación fue hacia
el dibujo, lo hacía excelentemente
bien; Avanzó en sus estudios, llegó
hasta noveno, luego empezó a trabajar en construcción, hasta el momento en que fue reclutado prestando su servicio militar obligatorio
en el Batallón Joaquín Paris de San
José del Guaviare.
Al año de estar en las filas militares fue invitado a seguir como soldado profesional, a lo que se negó
porque no le gustaban las armas.
Reanudó la vida civil y su trabajo
de construcción, donde ascendió a
maestro de dirección de obra. Tenía la aspiración de estudiar ingeniería civil, hasta que fue vilmente
asesinado por los paramilitares del
Bloque Héroes del Llano, el día 1
de septiembre a las 7:00 p.m del
año 2004, entre la calle 58 y 59 de
Ciudad Porfía del municipio de Villavicencio, con 4 disparos de arma
de fuego por la espalda. En el momento de su muerte tenía 22 años.
Se caracterizaba por ser buen hijo y
buen hermano.
Medía 1,70 cm, color de piel trigueña, ojos negros, cabello castaño, boca mediana, nariz recta y no
tenía ninguna señal en particular.
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Historia de
Wilson
Franco Castro
Por: Relato de Ángel Franco Castro
L
La víctima es mi hermano Wilson
Franco Castro. Mi hermano estaba
empezando a trabajar como profesor en nuestra comunidad, porque
había 130 niños para enseñarles. El
subía para San José del Guaviare a
hacer unos papeles que le pedían
de la Secretaría de Educación y no
era informante, ni guerrillero.
El día más triste para nosotros
fue el 14 de agosto del 2004, en
este día mi hermano Wilson Franco fue llevado por paramilitares, él
estaba regresando para la comunidad, ya estaba embarcándose
en el bote con más pasajeros y un
conocido motorista, ya llevaba una
vuelta bajando del pueblo y desde
ese momento venía una voladora
acercándose hacia el bote de ellos.
Uno de ellos de la voladora dijo
que pararan el bote y que lo arrimaran a la orilla para revisarlo, luego vieron a mi hermano Wilson y
le dijeron: Éste es el guerrillero, y
el motorista dijo: Señores, él no es
ningún guerrillero, es un muchacho bien conocido mío, pero a ellos
no les importó lo que dijo el señor
motorista, lo sacaron, le quitaron la
ropa que él tenía puesta y lo echaron a la voladora en calzoncillos y
atado de las manos y los pies, como
si él fuera un animal o el peor enemigo de ellos.
Lo llevaron para arriba de San
José del Guaviare, ellos, los que
estaban en la voladora, eran tres
hombres armados, todos los pasajeros sabían que ellos eran paramilitares. En esos años comandaban
alias “Cuchillo” y “Richar”. Ese día
14 de agosto a las 6:00 p.m llegó la
esposa de Wilson llorando, con una
niña bajo el brazo y dijo: A Wilson
se lo llevaron los paracos sin ropa y
amarrado.
Desde ese día nosotros los familiares no sabemos nada de él,
aunque pusimos denuncia ante la
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VISIBLES
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SIJIN. Esta desaparición de mi hermano quedó así, nada más, sin ninguna noticia, ni de las autoridades
ni los paracos.
Nosotros, su familia, queremos
saber cuál fue la razón o motivo
para que se lo llevaran y dónde lo
tienen, si lo botaron y necesitamos
saber de él para calmar un poco
nuestra gran tristeza. Las niñas crecen sin escuchar la voz de su padre
y cada día preguntan cuándo llegará el papá, algo que nosotros no
podemos responder. La pregunta
de las niñas: ¿Cuándo…?.
Antes éramos nosotros los adultos, pero ahora las niñas han crecido y también les causa tristeza. Los
padres de Wilson lloran día y noche,
incluso más tristeza les da en esta
época que estamos en navidad y
año nuevo, siempre se acuerdan de
él en ocasiones especiales.
También yo salí en el mismo año
para acá para Villavicencio, por
una sola razón: Fui amenazado de
muerte igual que mi hermano. Esta
amenaza me la hicieron porque yo
puse denuncia sobre mi hermano
Wilson ante la SIJIN y la Defensoría
del Pueblo allá en San José del Guaviare. Mientras yo estaba haciendo
la vuelta sobre esta desaparición
de mi hermano, los paracos me
seguían a donde yo iba y algunas
veces le habían preguntado a unos
de mis paisanos y le decían que yo
debía saber con quién me estaba
metiendo y que ojalá supiera lo que
hacía. Entonces, esta noticia y los
seguimientos se los hice saber a los
señores de la Defensoría del Pueblo y ellos me recomendaron que
no debía andar sólo ni en el día y
menos en las noches, si yo iba para
pesca y casería siempre debía ir en
grupo.
Desde 2004 y hasta ahora estoy
aquí en Villavo, siempre con ganas
de regresar a mi tierra y tener mi
propio cultivo, mi casa y vivir con
mi gente y mi cultura que hace
tanta falta.
También yo hice una declaración
ante la Defensoría del Pueblo como
desplazado, pero no fui declarado
como desplazado o sea, no salí favorecido. Entonces yo me pregunto: ¿Cómo es posible que a pesar
de que perdí a mi hermano y mis
padres andan en otro lugar para
que no les pase lo mismo que ya
pasó con un hijo, también tuve que
alejarme de ellos, es más mis padres no quieren perder a otro hijo
varón y aún así me dicen que no
soy desplazado y que no fue válida
mi declaración?.
Mensaje para mi hermano Wilson
Querido hermano: Donde quiera
que esté, nosotros sus familiares
siempre lo amamos y tenemos la
esperanza que de pronto algún día
estemos juntos. Sus hijas Ivonne y
Vanessa ya están grandecitas: Ivonne tiene 7 años y Vanessa tiene 5
años.
Señores Paramilitares AUC y Guerrilleros: Estas niñas necesitan saber
la verdad de su padre, solamente
ustedes les pueden dar la respuesta
que ellas esperan saber.
Señores Jefes de las AUC, alias
“Richard” y “Cuchillo”: Esta pareja
de indígenas les pide con todo su
corazón entristecido, que desean
saber de su hijo Wilson Franco Castro, ustedes se lo llevaron y ¿qué
hicieron con él?
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Wilson Franco Castro
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NARRATIVAS
VISIBLES
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Relato de
María Elba
Daleman
Mauricio y Juan Carlos
Por: María Elba Daleman
E
l anhelo de un hijo es poder
compartir con sus padres, en nuestro caso fue poco el tiempo que
compartió con nosotros, porque
todo el tiempo estaba trabajando.
Han pasado 9 años y no conoció
a ninguno de mis hijos, no estuvo
conmigo en los momentos más
difíciles, como en la muerte de mi
abuela, la muerte del papá de mis
hijos, tantas cosas que pasan y uno
necesita del apoyo y de la compañía de su padre y de sus seres queridos.
La ausencia de mi papá económicamente nos afectó a todos,
porque era el sostén de la familia,
nos perjudicó en el estudió a mí y
a mis hermanos, porque en este
momento yo si quisiera haber estudiado. De pronto lo que nos duele
es no haber podido tener el cuerpo
de mi papá y poder haberle hecho
un entierro como se merece cada
ser humano, saber que se encuentra ahí y poder llevarle flores.
Deseo que ninguna familia pase
por una tristeza parecida, porque
esos conflictos con guerrilla y paramilitares tocan a familias que no
tienen ni quieren tener nada que
ver con eso, personas desplazadas,
personas mutiladas, viudas, tanta
pobreza.
Yo soy una persona que no expresa muy bien sus sentimientos,
pero espero poder hacerme entender con lo poco que escribí, Muchas gracias.
El calvario para mi familia empezó el día 18 de octubre de 2003,
cuando por culpa de una mina
quiebra patas mi hermano Julio Armando Linares perdió la vida por el
artefacto puesto por el frente 27
de las FARC.
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NARRATIVAS
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Relato de
Blanca
Miriam Linares
Mauricio y Juan Carlos
Por: Blanca Miriam Linares
E
Esto sucedió un día cuando mi
hermano salió a arreglar la tubería
del agua de la vereda La Albania.
Cuando terminó dicha labor, siendo la 1:30 p.m, se devolvió para su
casa y ya habían minado el camino
y desafortunadamente mi hermano piso ese artefacto. Una vecina
me avisó que mi hermano había
sido el que pisó la mina, en ese
momento yo salí corriendo hacia
donde él estaba, cuando llegué lo
encontré tirado en la playa desangrándose, con su pierna izquierda
mutilada. En ese momento sentí
que me moría al verlo tirado con
su cuerpo lleno de esquirlas. En el
momento yo reaccioné y con un
vecino lo sacamos hasta la carretera en un pedazo de hamaca mientras mi hermano Daniel buscaba un
carro para llevarlo al hospital de Vista Hermosa.
Cuando llegamos al hospital me
sentí segura, porque dije: Mi hermano ya no se me morirá, a las
4:30 p.m nos remitieron al hospital de Villavicencio. Cuando llega-
237
mos, el doctor que lo atendió me
dijo que su estado era muy crítico,
esa noche lo remitieron a cirugía
para lo de su pierna, al otro día, el
doctor muy temprano me pidió 12
bolsas de sangre, las conseguimos,
ellos le pusieron la sangre pero no
se dieron cuenta de que él venía reventado por dentro y la sangre que
conseguimos no sirvió para nada
porque le paso derecho y no le hizo
ningún efecto.
Ellos se dieron cuenta a las 12:30
p.m porque llegó el cirujano que le
practicó la cirugía en la pierna y lo
revisó y al hacerlo se dio cuenta de
que lo estaban dejando morir. Me
llamó y me mandó corriendo a una
clínica llamada Servimédicos para
hacerle un examen a la sangre que
le extrajeron.
Cuando llegué ya lo tenían listo
para cirugía, a él lo rajaron desde la
punta de la garganta hasta la punta
de la pelvis. Para mí, esa cirugía fue
demasiado tarde porque ya habían
pasado 24 horas, él salió de cirugía
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VISIBLES
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a las 5:00 p.m. El doctor me dio el
diagnóstico y me dio una esperanza de vida muy pequeña, él me dijo
que en la cirugía le habían arreglado los vasitos que estaban reventados en la espalda.
Lo bajaron a cuidados intensivos
y yo no me separaba de él. En ese
momento llegó mi mamá y me pidió que la dejara entrar a verlo pero
yo no quería dejarla entrar, porque
sabía que iba a ser muy duro para
ella ver su hijo así, con esos aparatos y a punto de morir. El doctor
me dijo que la dejara seguir, para
mi mamá fue muy duro y la sacamos al momentico.
En ese momento el médico me
llamó y me abrazó y me dio la noticia que mi hermano había fallecido
debido a un paro cardiaco, esa noticia para mí fue la peor de mi vida,
no sabía cómo decirle a mi mamá
que su hijo había fallecido.
Mi conclusión y mi pensar es que
la cirugía se la hicieron demasiado
tarde. Para mí fue negligencia de
los médicos, porque el doctor mismo me dijo que lo estaban dejando
morir, porque ellos no se percataron de tomarle placas para revisarlo
por dentro, solo se dieron cuenta
de lo externo y sólo se ocuparon
de su pierna izquierda, por eso creo
que ellos lo dejaron morir.
Después del entierro, con mi
hermano Julio nos devolvimos para
Vista Hermosa con miedo de que la
guerrilla nos quitara las tierras. Al
llegar a la vereda nos dimos cuenta
que todo el camino a la finca estaba minado y por eso no podíamos
ya trabajar tranquilos.
Al mes de haber llegado, la guerrilla me citó al otro lado del río
Guapara y me dio mucho miedo y
no fui, después me citaron dos veces más y tampoco fui, entonces
me amenazaron diciendo que si no
iba, ellos venían por mí.
Entonces tomé la decisión de
venir a Villavicencio, por temor a
que me mataran o peor aún que se
llevaran mis hijos. A esta ciudad llegué el 22 de diciembre de 2003, mi
mamá y mi hermano se devolvieron para la finca el día 3 de enero
de 2004. Mi hermano me llamó el
10 de febrero y me dijo que él se
venía a vivir aquí conmigo ya que
en eso habíamos quedado. Hasta
ese día yo llamaba seguido para saber de mi familia.
El 7 de marzo de 2004 me llamaron para avisarme que el día antes
la guerrilla se había llevado a mi
hermano Daniel, el menor de nosotros. Se lo llevaron de la escuela La Albania, donde se encontraba jugando fútbol. El sábado 6 de
marzo yo salí hacia Vista Hermosa
y al llegar a la finca donde vivía mi
mamá la encontré casi loca, lloraba,
corría, gritaba de la desesperación.
Al día siguiente las familias de los
muchachos que se habían llevado y
yo, hablamos con el presidente de
la Junta para salir a buscarlos y no
obtuvimos ninguna noticia. Tristes
nos devolvimos, al otro día segui-
mos en la búsqueda y nos fuimos
a La Cooperativa para que nos dejaran hablar con el señor Bertulfo
Caicedo alias “Pitufo”, el cual se
encuentra actualmente recluido en
la cárcel de Cómbita. Mi mamá se
le arrodilló y le decía que por favor
le soltara a su hijo, él la cogió de
los hombros y la hizo parar y le dijo
que Daniel era un buen muchacho
y que en esos días se lo devolvían,
pero eso era mentira.
Después volvimos y “Pitufo” nos
dijo que si seguíamos jodiendo nos
amarraba a todos para que dejáramos de molestar. Desde ese día no
sabemos nada de él, no sabemos
si lo mataron o lo reclutaron o qué
pasó. Eran dos jóvenes nacidos y
criados en la vereda y no entendemos el motivo por el cual les hicieron tanto daño.
No entiendo por qué el gobierno
nacional y departamental y los medios de comunicación sólo se ocupan y preocupan por las personas
que tienen un cargo importante
como policías, militares, políticos
y no se dan cuenta que hay familias pobres que sufren el flagelo de
tener a sus seres queridos secuestrados. Nosotros también queremos que algún día sean liberados
y puedan volver a su hogar con sus
familiares.
Es muy injusto que las familias
desplazadas tengamos que estar
rogándole a las entidades que nos
ayuden para poder subsistir en la
ciudad y darle estudio a nuestros
hijos y unas personas que han hecho tanto daño como guerrilleros
y paramilitares tengan un sueldo
estable, estudio, casa, y hasta los
mandan a otros países. Mientras
ellos gozan de esos beneficios nosotros los desplazados tenemos
que pedir limosna y sufrir por las injusticias y las muertes de nuestros
familiares víctimas de los crímenes
que esos grupos subversivos cometieron y cometen día a día.
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Blanca Miriam Linares
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Evidalia
Lesmes Celix
Mauricio y Juan Carlos
Por: Evidalia Lesmes Celix
Siendo las cuatro y treinta
de la mañana aproximadamente del domingo 8 de junio de
1990, un grupo armado que decía ser del frente 32 de las FARC,
llegó a la casa donde vivíamos,
ubicada en la vereda La Libertad
Santa María, Alto Cuembi del
municipio de Puerto Asis (Putumayo), golpeando la puerta diciendo: ¡Que salga Silvio!. Como
dormíamos, no escuchamos,
entonces le dijeron al vecino
que era carnicero que fuera a la
casa y llamara que a él le ponían
atención.
Él fue a la casa y llamó duro diciendo: ¡Que se levante Silvio, que
lo necesitan! Silvio era mi esposo.
Como la casa era de dos pisos en
madera, yo miraba por medio de
las tablas a mucha gente armada
vestida de verde, con ropa como
de la Policía y que gritaban: ¡Salga
rápido Silvio, que lo necesitamos,
es la Policía!.
Al fin se bajó del segundo piso y
bajando las escaleras le dijeron: Manos a la nuca y no mire a ninguna
parte.
Al ver eso grité: ¡Yo ya voy!, al ir
bajando las escaleras escuché y vi
que le dijeron: Siga callado, con las
manos en la nuca y no diga nada.
Lo llevaron a la orilla del río Cuembi y lo subieron a una canoa, entonces él dijo que necesitaba unas
botas porque estaba descalzo, ellos
mandaron gente a la casa y le dijeron a mi hijo que le llevara unas botas al papá, él fue y llevó las botas
y la chaqueta, como vio la gente
armada no habló ni se despidió del
papá, al parecer por miedo al grupo
armado.
Después se lo llevaron río abajo,
yo me fui como a los 20 minutos a
buscarlo y encontré la canoa sola, a
un señor que estaba por el camino
le pregunté sí sabía algo de Silvio y
dijo que lo llevaban montaña adentro. Cuando hablábamos se escucharon unos tiros.
Me quedé un rato esperando a
ver si lo veía, estuve como media
hora esperando. No se vio nada,
luego me fui para la casa.
A los quince días vinieron a la
vereda de La Libertad, hicieron una
reunión para decirme que a Silvio
lo habían acabado y les pedí que
me entregaran el cuerpo para darle
santa sepultura en un cementerio y
ellos me contestaron: Nosotros lo
enterramos bien.
Luego me dirigí a la casa y me
puse triste y duré dos meses ahí,
porque ellos dijeron que si llegaba
el ejército era culpa mía, a mi me
dio miedo cuando me preguntaron qué pensaba el hijo mío y yo
les contesté que él no decía nada,
ellos vigilaban. Duré dos años en
Armenia (Quindio) y luego me vine
para Villavicencio, luego a Granada
donde viví un año y luego me dirigí
a Puerto López donde viví tres años
y decidí volver a Villavicencio.
Desde esa época no regresé a la
Vereda Santa María Alto Cuembi,
municipio de Puerto Asis (Putumayo) porque me decían que si conseguía otro cónyuge, me mataban.
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Relato de
NARRATIVAS
VISIBLES
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Relato de
Relato de la madre:
Amparo y
Amparo
Buzato.
Mauricio y Juan Carlos
Tania Buzato
Camelo
Por: Amparo Buzato González
Pues la partida de mi mamá me
dolió demasiado y todavía me duele, porque yo me siento sola en
todo sentido de la palabra, me hacen falta sus caricias, sus regaños,
dormir con ella y hablar, y el amor
que ella me daba cuando jugábamos o cuando ella me hablaba,
o cuando me veía llorando y me
abrazaba y me daba un beso.
Ella lo es todo para mi, ella es mi
vida y después de que no la volví a
ver se murió una mitad mía, ya que
no es lo mismo. Vivo con ese rencor de no tenerla conmigo.
Me gustaría que se hiciera justicia, porque ella era buena con las
personas y no le hacía mal a nadie,
sólo quiero que piensen en los familiares y pues más en mí, porque
desde muy niña he sufrido por no
tenerla y no tener quien me defienda.
La muerte de mi mamá me dejó
sola, me volví amargada, no me
gusta que me consientan, ni que
me digan palabras bonitas, no se lo
permito a nadie, ni mucho menos
que se comparen con ella. Me da
mucha ira y mal genio.
Y tengo muchas cosas más que
decir, pero no quiero escribir más
porque me dan ganas de llorar y no
quiero. Sólo me hubiera gustado
decirle a mi mamá que la amaba y
la sigo amando por el resto de mi
vida. Eres lo mejor que hay en este
mundo para mí. MAMÁ TE AMO POR
SIEMPRE.
Tania.
Para mí como madre de Zuly ha
sido muy triste su ausencia, porque
en mi corazón hay un vacío que nadie llenará jamás, porque la partida
de un hijo son huellas imborrables
del alma.
Estar uno con el corazón de un
hilo pensando si de pronto está
viva o muerta y sin respuesta alguna, eso no se le desea a nadie,
porque es muy duro vivir con esos
tormentos que nos dejan los conflictos armados.
De las cosas buenas que compartimos como familia recuerdo que le
gustaba mucho la rumba, viajar y
trabajar, era muy regañona, pero
hermosa para mí y para los que la
rodeaban. Tenía muchas amistades
que aún me preguntan: ¿Qué ha
sabido de ella? y yo como siempre
les respondo: Nada.
Yo deseo recordarla para siempre
y pedirle a Dios que me dé fuerzas
para seguir este viacrucis. También
ruego a Dios para que se haga justicia para todos los que estamos
necesitando mucha fuerza.
En medio de todo le doy gracias
a Dios por esta niña que me dejó,
es el sol de la casa, en medio de todos los problemas ella es una bendición de Dios.
Que donde quiera que se encuentre se sienta orgullosa de su
hija y de su familia, que aunque nos
duele su ausencia ella está siempre
entre nosotros.
Pido a Dios que me dé fuerzas
para seguir guiando a esta niña
hasta donde yo pueda, pido a Dios
poder seguir con mi vida cotidiana,
con Norma, Lida y mis otros hijos y
mis nietos.
Dios, gracias por la fortaleza que
me das. Hija, te amamos por siempre, tu mamá y tu abuela te están
acompañando.
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Relato del
Amparo y Tania Buzato Camelo
hermano
Bueno, pues yo como hermano,
siento la necesidad de volver a verla, abrazarla y sentirla.
Aún todavía me parece que a
cualquier momento va a llegar,
pero sigue pasando el tiempo y el
hecho de no ver realizado mi deseo me duele mucho. Además del
hecho de ver a mi sobrina que no
tiene la guía y el consejo que sólo
una madre puede dar a sus hijos y
en especial a la niña que ya es una
señorita y aunque aquí en la familia
todos hemos estado pendientes de
ella, no es lo mismo la guía que sólo
una madre puede dar a una niña
que se convierte en mujer.
Sí, es bastante dolorosa esta incertidumbre, no saber lo que pasó
en realidad, porque cuando un ser
querido muere, uno lo entierra y
lo llora y el dolor se va asimilando,
porque ya uno sabe con certeza
que no lo va a volver a ver, pero en
este caso, uno sigue esperando ese
día en el que ella aparezca.
Yo creo que todos los seres humanos tenemos errores y ninguno
es un santo, pero para eso está la
justicia divina y la del hombre y
nadie se puede atribuir cualidades
para juzgar o castigar a una persona, ya sea quitándole la vida o
privándola de la libertad y mucho
menos privarla de la dicha de compartir la vida con sus seres queridos.
Me gustaría que se hiciera justicia, claro que para mí lo máximo
sería verla llegar a la casa. Pero
como no sé si eso vaya a suceder
por lo menos me gustaría que la
justicia colombiana se encargara
de asegurarle a mi sobrina el acceso a la educación superior. Sé que
en donde esté mi hermana estaría
agradecida y de hecho eso era lo
que ella buscaba con irse por allá
a trabajar: el deseo de que su hija
tuviera un mejor futuro y mejores
oportunidades que las que ella y yo
hemos tenido en la vida.
La verdad les digo o mejor les
pido que hagan lo que esté en sus
manos y hasta más por el futuro de
mi sobrina. Aunque ella no vuelva
a ver a su mamá por lo menos que
pueda tener más opciones a través
de la educación, para que tenga
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mejor calidad de vida que la que
tuvo mi hermana. Que la niña llegue a ser una profesional y así pueda, como dije, tener en sus propias
manos las herramientas y capacidades necesarias para darse una mejor vida.
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NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
Sara Estella
Mauricio y Juan Carlos
Hernández
Esguerra
Por: Luz Estella Esguerra
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M
e llamo Luz Estella Esguerra, mi
historia es muy triste porque desde 2005 en La Cooperativa (Meta),
mi hija cuyo nombre es Sara Estella Hernández Esguerra, madre de
cuatro hijos fue desaparecida. Nunca he sabido nada de ella.
Como madre, me fui a buscarla a
La Cooperativa y me hallé con una
historia tan triste, que desde ahí mi
vida cambió. Me dijeron que a mi
hija la habían amarrado, amordazado y que la habían llevado en una
camioneta de color rojo.
Como madre, quiero que me
ayuden a preguntarle al comandante de esos tiempos, ¿qué paso
con mi hija?. Quiero saber o tener
una respuesta positiva o real. Yo
como madre todos los días pienso:
¿Dónde está mi hija?, ¿qué pasó
con ella? Y me pregunto: ¿Qué hizo
mi hija para no volver, siendo una
madre de 4 hijos de catorce, once,
cuatro y dos años? Los niños me
preguntan todos los días por ella y
no he encontrado la respuesta.
Soy madre y abuela cabeza de
hogar, todos los días pienso en el
sustento de mis nietos, en cómo
hago para mandarlos al colegio,
para darles de comer porque no
tengo recursos ni tampoco empleo,
porque soy de la tercera edad. Por
tal motivo me veo muy triste porque no puedo brindarles una mejor
vida a mis nietos, pues yo no soy
desplazada y por tal motivo el gobierno no me presta atención, pero
mis nietos son víctimas del conflicto armado y por eso hago parte de
esta marcha, porque no descansaré
hasta no saber algo de ella. Si eso
que me contaron de mi hija fue
así, quiero que me devuelvan así
sea los puros huesos para yo poder
darle una explicación a sus hijos.
No puedo escribir más, estoy
sintiendo un gran dolor, es como
vivirlo de nuevo, espero que estas
palabras o mensaje que escribo me
ayude de algo en encontrar respuesta positiva. De antemano muchas gracias, por permitirme expresar esto ante ustedes.
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Relatos de
Memoria y
Dignidad
Mauricio y Juan Carlos
Por: Ciro Galindo
H
abía nacido en La Macarena
(Meta) en el año 1986, tenía 17
años de edad, le gustaba leer mucho, jugar ping pong, visitaba
Internet con frecuencia y le compartía todas sus experiencias a su
familia.
Las FARC lo reclutaron a los 13
años de edad. Después se acogió al
programa de reinserción. El 14 de
diciembre de 2001 en Bogotá lo remitieron al ICBF por ser menor de
edad y quedó bajo su custodia, debía estar en el albergue hasta que
cumpliera los 18 años. Luego me
informaron que había sido indemnizado y salió del albergue siendo
aún menor de edad.
En Bogotá una camioneta gris
extra larga lo visitaba frecuentemente y el conductor le decía que
lo necesitaba mi coronel. Nos vimos
obligados a cambiar de residencia
y nos vinimos a Villavicencio en el
año 2003.
Acá también lo seguían buscando. En una ocasión se lo llevaron en
una moto y se lo entregaron a los
paras. Ese día llegó a la casa muy
aburrido y me dijo que hablara con
esa gente, que no quería caer preso o muerto. Con la mamá nos fuimos a hablar con ellos y les dijimos
que ella estaba muy enferma por la
situación del hijo. La contestación
fue: El que entra aquí es berraco y
al que se retire le acabamos hasta
con los huevos, al final de hablar
nos dijeron que se podía ir y que
quedaba por cuenta de nosotros,
que no le iba a pasar nada.
Nosotros nos vinimos y le comentamos a él pero no quedó muy contento, entonces viajamos a Bogotá
para poner esto en conocimiento
del programa de reinserción, pero
no fuimos escuchados, nos tocó
devolvernos. Cuando llegamos a
Villavicencio nos dijeron que lo habían venido a buscar dos hombres
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en una moto y que lo necesitaban.
Me dijo: Papá, camine los llamamos
para ver que necesitan.
Hicimos la llamada y le dijeron
que se tenía que presentar ese
mismo día 21 de abril de 2003, él
les dijo: Está lloviendo y no puedo
salir, entonces le dijeron: Listo, lo
esperamos mañana. Lo recogieron
más o menos de 10 a 11 de la mañana en el colegio Carranza del barrio Popular. Eso fue el 22 de abril
de 2003. Desde ese momento me
quedé muy preocupado porque no
sabía exactamente qué iba a pasar
con él.
Nunca me imaginé que ese llamado que le hicieron era para matarlo a los 2 días.
Hice una llamada al número que
él había llamado antes y me contestaron: Su hijo se lo entregamos
nosotros y no sabemos nada de él.
Entonces me imaginé lo peor y salí
a pedir ayuda a la Defensoría del
Pueblo, quienes me dijeron que
fuera a la Fiscalía a poner la denuncia, cuando llegué a la Fiscalía
me dijeron: Nosotros recogimos el
cuerpo de una persona como de
35 años, me lo mostraron en una
cámara, pero yo no lo reconocí en
el momento, me dijeron: Vaya a
la morgue y lo mira para ver si de
pronto es su hijo.
Yo me fui con la esperanza de
que no fuera él, pero la sorpresa
más grande que me llevé cuando
vi el cuerpo y efectivamente era mi
hijo.
Desde ese momento empezó
la tortura para nosotros, el 24 de
abril cuando estábamos gestionando para enterrarlo, esos señores
que lo mataron nos buscaron para
matarnos también. Pedimos ayuda
a la Defensoría del Pueblo y ellos
oficiaron a la Policía, para darnos
seguridad mientras podíamos salir
de Villavicencio.
El día miércoles la Cruz Roja Internacional nos ayudo con los pasajes para Bogotá donde estuvimos
por espacio de dos años y luego regresamos nuevamente a Villavicencio, donde seguimos luchando para
sobrevivir con la esperanza de que
esta guerra tan cruel pare y que en
el futuro no hayan más familias con
los sufrimientos que hemos tenido
nosotros.
Este relato queremos que lo tengan en cuenta y que sirva para darle un mensaje a quienes creen que
matando gente inocente se van a
tomar el poder y lo único que hacen es destruir a todas las personas
que de alguna manera quieren salir
adelante. Exigimos que haya una
reparación integral y por encima de
todo que algún día se sepa la verdad de todas las personas del Estado que están detrás de todos estos
crímenes.
Verdad, Justicia y Reparación Integral.
Nota: a él lo mataron en el barrio
Covisan, en la ciudad de Villavicencio (Meta).
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Relatos de Memoria y Dignidad
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Relato de
Luz Marina
Beltrán
Mauricio y Juan Carlos
Por: Luz Marina Beltrán
M
i hijo fue desaparecido el día 10
de febrero de 2004, en Polo Cabildo (Tolima) por grupos al margen
de la ley. Era un hijo muy trabajador, trabajaba para darme de comer. Yo, Luz Marina Beltrán, madre
del desaparecido pido que se haga
justicia por este delito.
COPLAS
Clavelito colorado
de la mata lo cogí
la mata quedó llorando
como yo lloró por ti.
Las palomas piden paz
y yo para ti
pido que se haga justicia.
Las uvas nacieron verdes
el tiempo las maduró
mi corazón nació libre
y el tuyo lo conquistó.
Los peces piden agua
los peces libertad
Y yo paz y libertad.
Los pajaritos en la torre
se mantienen con mosquitos
así me mantengo yo
con abrazos y besitos.
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Relato de
Raquel
Cecilia Hoyos
Por: Raquel Cecilia Hoyos
Mi nombre era Asdrúbal Triana,
nací el 2 de octubre de 1949.
Padre: Ricardo Castañeda.
Madre: Ester Julia Triana
Esposa: Raquel Cecilia Hoyos
Hijos: José Albeiro Triana Hoyos,
Mayerly Triana Hoyos y Asdrúbal
Triana Hoyos.
Muerte: 27 de agosto 1982
M
i nombre es Raquel Cecilia Hoyos Salazar, nacida en el municipio de Yacopí, Cundinamarca.
Vivía en la Vereda de Palmichales con mis padres y hermanos, cuando cumplí los 17
años en el año 1974 conocí a un
muchacho que se llamaba Asdrúbal Triana. Para esa época él
tenía 24 años, era un muchacho
que se dedicaba a las labores de
campo. Era el único hermano de
5 mujeres y por ende él era el
que trabajaba para sostener el
hogar, ya que sus papás estaban
viejitos.
Él era trabajador de mi papá,
allá nos conocimos y comenzamos una relación de noviazgo
que duró tres años. Nos fuimos
a vivir juntos a una finca que él
sacó. Viviendo allí nació mi primer hijo, a quien llamamos José
Albeiro, esto ocurrió el 20 de
enero de 1977. Para él fue su
mayor alegría tener su primer hijo
en sus brazos y también era su motivación para seguir luchando, brindarle un gran futuro y darle lo que
nosotros no habíamos tenido.
Él trabajaba con mucho esmero en la finca y con ayuda de Dios
pudimos colocar una tiendita en
la casa y unas canchas de tejo. Yo
trabajaba y él jornaleaba en fincas
cercanas porque tenía que seguir
ayudando económicamente a sus
padres. En la finca se cultivaba
café, chocolate, caña de azúcar,
yuca, plátano y pasto. Con nuestro
trabajo, pudimos ahorrar una plática y compramos unas vacas, también criaba gallinas y cerdos.
Al pasar dos años de estar allí en
la finca, Dios nos regaló otra bendición que fue mi segundo hijo. Para
nuestra alegría el 6 de julio nació la
hija que llamamos Mayerly. Con su
nacimiento nuestro hogar se fortalecía y allí crecía el amor, trabajá-
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bamos con mucho empeño ya que
nuestro sueño era irnos a Bogotá y
colocar una cigarrería porque queríamos que cuando nuestros hijos
entraran a estudiar lo hicieran en
un buen colegio, por eso día a día
nos empeñábamos en hacer crecer
nuestro porvenir y gracias a Dios
nuestro ganado iba creciendo y la
finca producía en abundancia.
A mi esposo le gustaba el baile, para la época de navidad en la
vereda se celebraban estas fiestas
con los vecinos como una sola familia y se hacían fiestas que duraban hasta tres días, eran épocas de
paz y alegría, todos compartíamos.
También venía gente de otras veredas a trabajar, nos ayudaban en
la finca y así transcurrían los años.
Poco a poco nosotros ya teníamos
varías cabezas de ganado. El patio
de la casa tenía como unas 200 gallinas, también teníamos cerdos y
dos caballos. Los vecinos nos buscaban para sacar café y venderlo en
el pueblo.
Así pasaron cinco años de nuestra unión, éramos muy felices para
la época. Nació nuestro tercer hijo
el 30 de mayo de 1982, y lo llamamos Asdrúbal.
Para la época ya pensábamos
vender lo que teníamos para comprar una casa en Bogotá y poner
nuestro primer hijo a estudiar. Pero
para desgracia de mi hogar, gente
envidiosa se llenó de resentimiento
al ver que para diciembre nos iríamos, decidieron inventar chismes
sobre mi esposo y decir que era
sapo del ejército, porque en esa
época todas las personas tenían
que presentarse al ejército. Hablaron con gente al margen de la ley
y les dijeron que él le llevaba información al ejército, entonces, asesinos sin piedad decidieron ir a tomar
represalias sobre gente inocente.
El 27 de agosto de 1982 fue un
día fatídico y triste en mi familia,
ocurrió lo inesperado. El día había
transcurrido en calma, mi esposo
había cumplido con sus obligaciones de campo y yo con mis oficios
del hogar. A las siete de la noche
nos encontrábamos descansando
cuando tocaron nuestra puerta.
Eran unos vecinos que venían a
buscarnos para que les prestáramos un caballo para llevar unas
arrobas de café al pueblo. Estaban
sentados en la banca hablando
cuando llegó un grupo de hombres
armados y preguntaron por él con
papel en mano.
Él se presentó y preguntó que
para qué lo necesitaban. Le dijeron que tenía que acompañarlos
hasta un pueblo que se llamaba
Cabo Verde, para presentarse ante
el ejército. A los vecinos que se
encontraban presentes también
les dijeron lo mismo, pero ellos se
preguntaban por qué tenían que ir
de noche, que por qué no se iban
al otro día, pero estos hombres decían que era esa noche que los necesitaban.
A uno de los muchachos le dijeron que él no podía ir con ellos
porque tenía que ir al otro día al
pueblo a vender un café para comprarle una droga a la mamá, entonces uno de esos hombres le dijo
que se fuera, que con uno solo que
cuidara a su mamá era suficiente y
al otro lo dejaron ahí con mi esposo.
A mi esposo lo amarraron mientras otros hombres se metían a las
piezas y esculcaban todo, debajo
de los colchones y por todo lado
preguntando que en dónde estaba
la plata que teníamos. Yo al ver que
amarraban a mi esposo y al vecino les preguntaba que por qué lo
amarraban que él no había matado
a nadie, que por qué lo amarraban,
pero ellos sólo decían que tenían
que acompañarlos, que el ejército
los necesitaba. Yo les dije que si se
lo iban a llevar yo los acompañaba
y me llevaba a mis hijos, pero uno
de esos me dijo que no, que me
quedara tranquila en la casa, pero
yo al mirar ésto le dije al niño mayor que tenía cinco años que fuera
y le avisara a mi papá que habían
llegado unos hombres armados a
llevarse a mi esposo, mi papá vivía
a cinco minutos de la casa. El niño
se fue asustado, mientras tanto yo
les suplicaba que lo soltaran, pero
uno de esos asesinos se dio cuenta que el niño no estaba, entonces
comenzaron a sacarlos de la casa.
Yo envolví a mi bebe de tres mesecitos y cogí mi hija y se la coloqué
en las manitos a mi esposo, que
llevaba sus manitos atrás amarradas con un lazo largo y un maldito de esos llevaba la otra punta, lo
llevaba como si fuera un animal.
Cuando se acercaron dos de esos
hombres y se hablaron yo iba pegada al lado de él, entonces el que
llevaba el lazo me pegó en la cara
y al agacharme los desgraciados le
dispararon por la espalda dos tiros
a mi esposo, quien cayó encima de
mi hija.
A mí se me quemó la cara con
la pólvora de los disparos, también
mataron al otro muchacho. Yo les
gritaba que me mataran a mí también y a mis hijos que no nos dejaran sufriendo, pero los cobardes
esos se largaron rápido dejándole
unos papeles debajo del cuerpo.
En ese momento me quería
morir. Para mí no existía nada, mi
mundo se acababa de derrumbar,
gritaba, pedía auxilio pero nadie me
ayudaba. Al rato llegó mi hermana
y mi sobrina a mirar qué era lo que
había pasado pero ya no se podía
hacer nada. Ese día se llevaron a mi
esposo, mis ilusiones y el futuro de
mis hijos. Ese día dejaron a una mujer viuda, a unos niños huérfanos y
a unos padres sin un hijo el cual era
su único apoyo.
Mi suegro no soportó la pérdida
de su único hijo varón. Al pasar los
días sumido en su tristeza enfermó
y murió. A mí me tocó coger mi dolor y mirar a mis hijos, coger fuerza
y tratar de sobreponerme para poder seguir adelante con los niños.
Al salir a poner el denuncio de la
muerte llegaron las amenazas, que
me quedara callada o me mataban
o que algo les pasaba a mis hijos o a
mi familia. Al ver ésto me tocó salir
de la noche a la mañana dejando
todo botado y lo que tenia se lo
robaron dejándome sin nada. Me
tocó salir a la carrera para salvar mi
vida. Me llevé a mi hijo pequeño y
a los otros dos los dejé con mis padres, me fui para Miraflores (Gua-
Villavicencio - Meta
Raquel Cecilia Hoyos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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viare) a cocinar, por allá pase miles
de necesidades pero luchaba para
poder darle lo necesario a mis hijos.
Mis padres me ayudaron a cuidar
a mis hijitos hasta que me los pude
traer a vivir a Villavicencio. Mi hijo
el mayor estudió hasta séptimo de
bachillerato, de ahí se fue a trabajar
al Guaviare. Mi hija a los once años
trabajaba en casas de familia, mi
otro hijo estudió hasta sexto y se
dedicó al trabajo en el campo porque yo no contaba con recursos
para poder darle estudio.
Hoy en día ellos trabajan y me
ayudan en lo que pueden, porque
el mayor tiene su hogar y mi hija
también. Mi otro hijo es soldado
profesional.
Ese día de la muerte de mi esposo
destrozaron mi vida y el futuro de mis
hijos.
Relato de Albeiro
Triana Hoyos
Mi nombre es Albeiro Triana Hoyos, nací el 20 de enero de 1977
en un humilde hogar donde había
mucho amor. Mis padres eran unos
campesinos trabajadores y honrados.
Mi madre dedicada al hogar y mi
padre un humilde trabajador. Era
un hombre amoroso y responsable, el cual vivía y trabajaba por la
familia. Esto lo digo porque es lo
que siempre he escuchado cada
vez que pronuncian el nombre de
mi padre, porque en mis recuerdos
no tengo una imagen de él, por-
que unas manos despiadadas decidieron truncarle la vida llevándose
un buen hombre y robándose a un
buen padre.
A mí me cuentan que mis padres
trabajaban con la ilusión de venirse a vivir a Bogotá, pero una noche
llegaron unos hombres armados y
mataron a mi padre. Mi madre se
fue lejos a un pueblo llamado Miraflores a trabajar. Yo me crié con
mis abuelos, mis tíos y mi hermanita. Mis abuelos me brindaban cariño pero yo miraba a mis primos y
vecinos con un papá y una mamá y
yo preguntaba por mis papás y mis
abuelitos decían que mi papá se
había muerto y mi madre se había
ido a trabajar para poder comprarnos ropa.
Mi infancia fue triste, nunca conocí un juguete y menos que me
dijeran un feliz cumpleaños. Nunca tuve la bendición de mi padre,
el consejo de un amigo. Mi pobre
madre hacía lo posible por brindarnos un porvenir pero para ella era
difícil, una obligación de tres y ella
sola luchando con su dolor, pero
cada vez que podía nos brindaba
su amor, sus caricias, nos demostraba su afecto y nos decía que ella
lucharía lo que más pudiera para
que no nos sintiéramos tristes, que
nuestro papito nos estaba acompañando desde el cielo. De mi madre no tengo sino agradecimientos
y bendiciones, porque ella es una
gran amiga y madre. Pero mi corazón siempre tiene un gran vacío
que nadie lo podrá llenar.
A mi padre lo mataron y a nosotros nos quitaron nuestro porvenir,
porque mi madre con esfuerzos
nos trataba de dar estudio pero
había épocas que a mí me tocaba
llevar mis pantalones remendados,
mis zapatos despegados. Yo lloraba
de mirar a mis compañeros con sus
cuadernos bien bonitos, sus uniformes buenos y yo me esforzaba por
estudiar porque yo quería ser un
gran teniente, pero mi madre no
tenía los recursos y yo me sentaba
a llorar y a preguntarle a Dios por
qué se había llevado a mi papá. Al
ver esta situación me salí de estudiar y me fui para Miraflores a donde una tía. Allí aprendí a trabajar
en el campo, pero también allí los
amigos me invitaban a tomar. Allí
borracho lloraba por mi situación.
Lo único que yo puedo decir es
que el mal que nos hicieron esos
asesinos nunca tendrá una explicación. Hoy en día tengo un hijo
de siete años y día a día le pido a
Dios que me permita vivir para poder brindarle amor, protección y
poder darle el afecto de un padre
para que no sienta lo que yo siento
en mi pecho, un vacío que aunque
tenga esposa y un hijo y consiga
cosas materiales nunca llenaré: la
ausencia de mi padre.
Por eso le digo: PADRE TE AMO Y TE
EXTRAÑO.
Relato de Mayerlli
Triana Hoyos
Nací el 6 de julio de 1979, mi madre se llama Raquel Cecilia Hoyos y
mi padre se llamaba Asdrúbal Triana.
Mi infancia la pasé con mis abuelos. mis tíos y mi hermano mayor,
porque mi madre y mi hermano
menor se habían ido para Miraflores (Guaviare) a trabajar, huyéndole a unos asesinos que nos habían
quitado a nuestro padre. Una noche, sólo por envidia habían venido
y cobardemente le arrebataron la
vida, lo que me cuenta mi madre es
que lo amarraron y por la espalda le
dispararon.
A mí me cuentan que mi padre
era muy trabajador y también le
gustaba el baile. Era muy hogareño
y cariñoso con los hijos. Mi mente
no recuerda sus caricias ni sus palabras de amor, sólo he contado con
la dicha de tener una madre que ha
dado su vida por sus hijos y por eso
hoy en día le doy gracias a Dios por
permitirme contar con la dicha de
tener mi madre viva.
Aunque tengo mi madre viva a
mi lado, también tengo un vacío en
mi pecho por la falta de mi padre.
Porque hoy en día sería completamente feliz y no tendría resentimientos su hubiera tenido la dicha
de tener a mi papito a mi lado. No
habría sufrido la soledad y la tristeza de no haber tenido un juguete,
poder decirle: Papi, cómpreme un
vestido o celébreme un cumpleaños. Mi infancia la pasé al lado de
mi abuelo, a quien tengo que agradecerle mucho, porque él fue esa
figura de padre que toda persona
quisiera tener, pero eso no es suficiente.
Mi madre trabajaba duro para suplir nuestras necesidades. Al cumplir mis diez años mi madre ya vivía
Villavicencio - Meta
Raquel Cecilia Hoyos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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en Villavicencio y decidió traernos a
vivir con ella, pero no contaba con
los recursos suficientes, entonces
cuando cursaba quinto de primaria conseguí trabajo en una casa de
familia de niñera y así me ganaba
unos pesos. Yo quería ahorrar para
poder estudiar, porque yo quería
ser secretaria o médica, pero los
pobres no podemos contar con
esa dicha y así me la fui pasando
de casa en casa de familia trabajando. A veces daba con buenas
patronas, pero a veces había unas
patronas que me humillaban y yo
me encerraba en una pieza a llorar
y me preguntaba por qué mi papito no estaba conmigo, por qué yo
tenía que trabajar. Yo quería que mi
padre estuviera a mi lado, yo quería que me celebraran mis quince
años, pero mi madre no tenía plata para celebrármelos. Cuando comencé a trabajar me empezaron a
cambiar mis pensamientos sobre el
estudio, porque ya me tocaba era
estudiar de noche y ya no seguí estudiando para poder trabajar.
Sólo puedo decir que si los asesinos despiadados que nos robaron
a nuestro padre no lo hubieran hecho, nosotros no hubiéramos sufrido como lo hemos hecho hasta
el momento, pero yo creo que mi
papá desde el cielo nos está cuidando. Mi vida ha tenido muchos
sufrimientos, pero también la máxima alegría que ha sigo contar con
mi madre. Día tras día le doy gracias
a Dios por mi hija, mi esposo y mis
hermanitos que han sido una bendición y un apoyo.
Para mi padre sólo tengo palabras
de agradecimiento y de mucho amor:
TE AMO PAPÁ.
Relato de Asdrúbal
Triana
Tengo 27 años. Nací el 30 de
mayo de 1982, soy el tercer hijo de
un hogar donde había mucho amor
y respeto.
Mi padre era un hombre trabajador y honrado. Mi madre una mujer hogareña y cariñosa. Mi familia
vivía como buenos pobres en una
finca en una vereda llamada Palmichales en el municipio de Yacopí.
Una noche sucedió algo que nunca hubiera querido que sucediera:
unos asesinos le arrebataron la vida
a mi padre. Esto lo digo porque es
lo que siempre me han contado,
porque para esa época yo contaba
con escasos tres meses de vida. Esa
noche no sólo mataron a nuestro
padre, también al esposo y amigo
de nosotros, así hubiéramos querido que fuera nuestro padre.
Al matar a mi papá, mi madre
quedó destrozada por la pérdida y
no sabía qué hacer, pero no contentos con matar a mi papá, también desterraron a mi madre, que
tuvo que salir conmigo para la selva
del Guaviare, dejando a mis hermanos con mis abuelos. Yo no tuve la
dicha de tener a mi padre ni a mis
hermanos. En esa selva yo no tenía
con que jugar, sino con palos porque mi madre trabajaba en fincas,
lejos de los pueblos y no le alcanzaba para comprarme un juguete.
No tuve el cariño ni el consejo de
mi padre, siempre me he preguntado por qué lo hicieron si era un
buen hombre. Estos hombres no se
dieron cuenta del mal que causaron
a mi hogar, mi vida ha sido dura. Al
pasar los años pudimos volver donde mis abuelos, allí mi abuelito nos
acogió y él ha sido el único que nos
ha brindado amor de padre, pero
me hubiera gustado compartir con
mi verdadero padre.
Mi abuelo me decía que estudiara, que me formara como un hombre de bien, pero en la ciudad todo
es caro. Desde muy niño, cuando
mi madre viajaba en avión para Miraflores me gustaban los aviones y
yo quería ser piloto, ese era mi sueño, pero sólo eran sueños porque
una mujer sola como mi madre no
podía ofrecerles a tres niños lo que
ellos querían ser.
Mi hermano mayor decía que
quería ser teniente, mi hermana
secretaria y yo piloto. Cómo es la
vida, ésto eran sólo sueños porque mi hermano solo estudió hasta
séptimo, mi hermana hasta octavo
y yo hasta sexto, ninguno pudo hacer lo que quería.
Hoy en día sufrimos la ausencia
de un padre pero contamos con
una gran madre y para ella sólo tengo mis grandes agradecimientos y
todo mi amor, por eso te digo: Madre te amo. A mi padre tengo que
decirle: padre me hubiera gustado
que estuvieras a mi lado para que
fueras mi amigo y mi confidente,
que me dieras un consejo, que fueras mi ejemplo a seguir.
Hoy en día soy un soldado y trabajo para ayudar a mi madre. Me
hubiera gustado que alguna autoridad hubiera hecho algo, pero hasta
el momento nadie ha hecho nada
y así es la vida, asesinos van por ahí
dejando padres sin hijos, esposas
viudas e hijos huérfanos y sin futuro. Papá te quiero mucho, aunque
no compartí nada contigo, sé que
desde el cielo me acompañas. Gracias por haberme dado la vida.
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Raquel Cecilia Hoyos
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Relato de
Blanca Doris
Velázquez
Por: Blanca Doris Velázquez
Y
o vivía muy feliz junto a mi esposo y mis hijitos. Un día un vecino
llamó a mi esposo y le dijo: ¡Cuídese mucho porque escuché algo, a
mi me parece que lo mejor es que
se vayan!. Él le contestó: Yo no le
debo nada a nadie, ¿por qué me
voy a ir?, y yo le dije: Amor, ¿por
qué no se va y yo después me voy
con los niños?, a lo que contestó:
¡No!, ¿cómo los voy a dejar solos,
cuando no debo nada?
Ahí se me acabó toda mi alegría,
pasaron cuatro meses, después lo
mandaron llamar y él me dijo: Mujer, si me pasa algo váyase de por
aquí con mis hijos, porque usted
sabe que por cuentos los matan a
ellos. Él fue y lo tuvieron dos días
y lo soltaron. Pasaron dos meses y
ellos lo visitaban todos los días. Un
día me citaron y yo fui, ellos me
dijeron: Ustedes son auxiliares de
los Paracos, porque ellos habían
encontrado una caleta y me preguntaron si nosotros sabíamos de
eso. Yo le dije que sí, que nosotros
sí sabíamos de eso, pero nosotros
no le contamos nada a nadie. Me
tuvieron un día y llegué a la casa
muy asustada, no habíamos hecho
nada pero sentía miedo. Le dije a
mi esposo: ¡Vámonos de por aquí, y
él me contestó: Si nos vamos van a
decir que eso que dicen si es cierto.
Así pasamos muchos días y un
día que nosotros nunca lo esperábamos llegó el ejército y duró todo
el día en la finca, como a las cuatro
de la tarde se fueron y se oscureció. A las 11 de la noche llegaron
cuatro hombres armados, nos llamaron y nos dijeron: Nada de luz
y los papeles en la mano. Entonces
nosotros pensamos que era el ejército, pero cuando abrí la puerta yo
alumbré y los conocí, en especial a
uno de los cuatro. Me tocó apagar
rápido, pero yo sabía quiénes eran.
Él salió, yo me quedé parada en la
puerta esperándolo, pasaron 10
minutos, prendí una vela y alumbraba con linterna para todo lado
y no les veía, empecé a llamarlo y
nada que me respondía. Yo me lo
imaginé, me puse a llorar, mis hijos
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estaban mirando por la ventana y
me preguntaron: ¿Qué pasa mamita?, y yo les contesté: Se llevaron a
su papá. Ellos se confundieron mucho, lloraban y lloraban, gritaban y
gritaban. No sabíamos qué hacer.
Es una situación muy pero muy
dura y sentía que no quería seguir
viviendo. Tanto sería mi dolor que
llegué a pensar en matar a mis hijos
y matarme yo. No sé cómo se dieron cuenta ellos y me preguntaban:
¿Mamá, qué vamos a hacer?. Estaban muy asustados al ver lo que
yo estaba preparando. Yo les contesté: ¡Nos vamos para donde está
Papá!, me dice mi hijo Juan: mamá,
yo creo que papá está muerto, entonces nos vamos a morir todos,
si mamita, yo me tomo lo que usted está preparando, mi otro hijito
dijo: ¡No! y se arrodilló diciéndome:
¡Mamita no nos hagamos eso por
favor!, ni les demos a mis hermanitos, mamita usted está loca, no lo
haga porque mi papito va a volver
y entonces cuando él vuelva nosotros no lo vamos a ver.
Esas palabras me devolvieron la
vida, caí en cuenta que todavía me
quedaba mucho por qué luchar y
seguir viviendo. Todos los días y noches las palabras de mis dos hijitos
me hacían caer en cuenta de las
cosas y por fin reaccioné y me fui
a muchas partes a buscarlo y nunca
me lo entregaron. Un día ellos me
dijeron la verdad, que no lo buscara
más porque ellos lo habían matado
y les pedí que me lo dejaran sacar
de donde lo habían dejado y ellos
me dijeron que no, porque ese era
el lugar al que él pertenecía.
Pasaron muchos meses, no pude
vivir con mis hijitos en esa finca, me
vine para Villavicencio a donde un
hermano, pero eso fue peor. Pasaron varios meses y decidí devolverme para la finca porque no pude
con mi obligación. Cuando llegué a
la vereda me fui, hablé con ellos y
me dijeron: Siga trabajando.
Días después salí al pueblo y hablando con una señora del pueblo,
ella me dijo: Vaya, ponga la demanda y yo les contesté que me daba
miedo. Ella me volvió a decir y pues
me fui y puse la demanda. Allá donde uno pone la demanda, le entregan a uno un papel y yo le dije al
doctor que me atendió que no fuera a contar porque la guerrilla me
mataba. Él me dijo que no me preocupara y como a los 20 días por
la emisora ese doctor me citó a la
fiscalía y con un señor que pertenecía a la junta de la vereda mandó
una citación. Me asusté mucho, la
guerrilla llegó a la casa y me preguntó qué pasaba. Les dije mentiras, que yo había ido pero para que
me ayudaran con remesa para mis
hijitos. Ellos me dijeron que fuera
a la cita. Asistí y le dije a la Fiscalía
que ellos se habían puesto a llamar
por la emisora y me mandaron ese
papel con los de la junta, que cómo
hacía para retirar la demanda. Ellos
me contestaron que no se podía.
Resulta que yo para donde iba cargaba ese papel.
Ya salí en canoa de la finca, me
provocaba no volver, pero como
no me habían dejado llevar los niños, por obligación tenía que volver. Me monté a la canoa, había-
mos navegado como dos horas,
cuando apareció un retén. Menos
mal que era de noche y dijeron que
ellos llamaban solamente a los que
se tenían que quedar, empezaron
a llamar, llamaron a tres personas
y luego me llamaron. Dijeron: Los
que nombremos se quedan. Yo me
acordé del papel, logré sacarlo y
lo eché al agua bien envuelto. Me
preguntaron por ese papel, pero
les juré que eso era mentira, que
yo nunca había ido por allá, que a
mí me habían llamado era del Bienestar Familiar por los niños.
Así pasó, esa noche mataron a
una de las que dejaron. A las cinco de la mañana en una lancha me
mandaron para la casa.
Allí pasamos 2 meses y fue cuando mandé a mi hijo Fernando para
la bodega por una linterna y así fue
como la guerrilla de las FARC reclutó a mi hijo, se lo llevaron. Anduve
tras de ellos mucho tiempo. Ellos
me decían que cuánto necesitaba para que pusiera un negocio y
me saliera de por allá. Pero para mí
nada ni nadie podía llenar ese vacío
tan grande, sólo sí me entregaban
a mi hijito. Pero eso no lo querían
hacer. Mandé muchas cartas al Secretariado y siempre era imposible,
donde me decían que fuera, yo iba.
Pero la única respuesta que siempre me daban era que no me preocupara que él estaba bien.
Así pasé muchos meses. Un día
que yo tanto esperaba me mandaron una nota, me citaban. Yo muy
feliz cumplí la cita pero en medio
de la buena noticia había una noticia mala; mi hijo estaba muy enfer-
mo. No podía caminar y el ejército estaba cerca de ellos, entonces
les tocaba dejarlo pero él seguía
pidiendo a su madre. Ellos necesitaban que yo me comprometiera a
aplicarle unas medicinas y a no sacarlo para el pueblo. Si yo me comprometía a eso ellos me lo dejaban
por 8 días mientras se recuperaba
un poco. Dijeron: Si quiera hasta
que pueda caminar. Yo acepté, me
comprometí con ellos a cumplirles
con tal de poder ver y tener a mi
hijo.
Después del compromiso me dijeron que estuviera muy pendiente,
a cualquier momento me volvían a
citar para entregarme al niño. Pasaron unos días, para mí fueron
muchos años y llegó el día. Me volvieron a citar pero que fuera sin niños, me necesitaban era a mi sola.
Con la esperanza de ver a mi hijo yo
no sentí nada de miedo, eso que
fue de noche, pero yo más bien iba
muy feliz. Llegando a donde tenía
que ir, escuché: ¡Mamita!, yo sentí
algo que no podía entender si era
alegría o tristeza. Cuando lo vi, mi
pobre hijito tan bebé, tan bebé y
con ese uniforme. Él me decía:
¡Mamita, mamita!, ¿ya no me conoce? Yo no podía hablar, él vino,
me abrazó y me dijo: Mamá,soy
Fernando. Ahí pasé como una hora
con ese dolor tan grande, tan grande. Me dijeron: Venga, sea fuerte
para que podamos dejarlo con usted. Yo reaccioné y les pedí disculpas.
Ellos me dijeron: No hay mucho
tiempo, de hoy en 8 días lo recogemos. Le quitaron el arma y el unifor-
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Blanca Doris Velzquez
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me y le dijeron: Bueno zarco, vaya,
pero ya sabe, cuando vengamos o
mandemos por usted no se maree,
porque ya sabe nada de pueblo. Y
me dejaron con mi hijo y una bestia para que lo llevara, porque él no
podía caminar.
Él pensaba que llegando a la casa
ya no iba a pasar por más tristezas, pero resulta que él primero se
fue a saludar a su hermanito y el
hermanito no lo quiso saludar porque él creía que Fernando se había
ido porque había querido, Juan no
quería entender que a él se lo habían llevado engañado. Él seguía
culpándolo de la muerte del papá.
Juan decía que él era amigo de los
que habían matado al papá. Fernando muy triste me decía: Apenas
me mejore me voy mamita, porque
mi hermano no me quiere. Él no sabía qué hacer. Le propuse que nos
voláramos y él me dijo: ¡No mamita!, no podemos porque ellos nos
matan a todos.
Así fue la situación hasta que yo
tenía 4 días de tener el niño, ya
faltaba muy poco para que se lo
volvieran a llevar y un día les dije:
Pónganse unos zapatos que no
les cansen mucho que nos vamos.
Fernando me dijo: ¡Yo no me voy!,
porque donde vayamos nos buscan
y nos van a matar. Pues me tocó
echarle mentiras, que íbamos para
la bodega. Bueno, así me los llevé a
la bodega y había una voladora de
salida para el pueblo y yo le dije al
señor de la voladora que yo tenía el
niño muy enfermo y claro, como en
realidad estaba enfermo, dijo que
sí. Fui y les dije a mis hijitos: Vamos,
me preguntaron: Para ¿dónde? No
les contesté, entonces nos fuimos,
pero cuando el niño vio para donde lo llevaba, él no hacía sino llorar
y yo estaba muy asustada pues las
otras personas lo regañaban.
Llegamos al pueblo, de ahí cogimos un bus directo a Villavicencio y
llegamos donde mi hermanito, pero
ahí sí que fue peor para Fernando,
porque yo le conté a mi hermano lo
que había pasado con el niño. Eso
fue peor, porque decían que por
haberme traído un guerrillero los
iban a matar. Todos los días lo repetían. Con eso el niño sufría mucho
porque el hermanito también lo
trataba mal y él me decía: ¡Mamita,
por qué no nos devolvemos, les pedimos perdón y yo me voy con ellos
y verá mamita que no nos matan,
estoy muy aburrido! Cuando él me
decía esas palabras yo me confundía tanto que no sabía qué hacer,
pero no me animaba a contarle a
la policía ni a nadie más porque el
miedo no me dejaba.
Un día una señora me brindó
tanta confianza que le conté, ella
me dijo que fuera a la Defensoría
del Pueblo. Desesperada lo hice
porque yo pensaba en devolvernos
y eso era peor. Fui a la Defensoría
del Pueblo, de ahí me llevaron a la
UAO y de ahí para el Bienestar Familiar. Me fui para la casa pero no le
contaba nada a nadie, así pasaron
varios días.
Un día llegó la visita de Katherine
y Santiago del Bienestar Familiar.
Ellos nos abrieron el camino, ese
camino lleno de vida, de esperanza y de alegría. Gracias a Dios y a
ellos, nosotros somos una familia
muy feliz. Mi hijo ya no piensa en
volver por allá y gracias al Bienestar Familiar, mis hijos ya no pelean.
Ellos superaron todos esos problemas que tenían los dos, ahora ellos
se quieren mucho y especialmente
queremos mucho, pero mucho, a
Santiago y Katherine del Bienestar
Familiar.
Villavicencio - Meta
Blanca Doris Velzquez
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NARRATIVAS
VISIBLES
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VISIBLES
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Puerto
López
- Meta
Se encuentra ubicado en el centro del departamento, a 78 km de Villavicencio con una
altitud de 181 metros sobre el nivel del mar,
tiene una población estimada de 28.790 habitantes y su división territorial de este municipio comprende 24 veredas y 2 resguardos
pertenecientes a comunidades indígenas,
Humapo y La Victoria, de las etnias Sikuani y
Achagua y algunos clanes conformados entre éstas.
E
l principal renglón de su economía gira en torno a las explotaciones agropecuarias destacándose actividades como
la ganadería bovina y cultivos como arroz y soya. Una de
las actividades más significativas es la explotación de pesca
artesanal y comercial.
El municipio de Puerto López se ubica en el centro geográfico del país y su riqueza paisajística hace adicionalmente que el municipio tenga una buena perspectiva en el
desarrollo turístico.
La presencia de actores al margen de la ley en el municipio de Puerto López antes del proceso de desmovilización,
estaba marcado por la influencia de las autodefensas campesinas del Meta y Vichada, el frente Vichada y el bloque
Centauros, y al igual que en sus municipios vecinos se presenta la incursión de la nueva generación de autodefensas
denominadas ERPAC, en cabeza de alias “Cuchillo”.
Puerto López - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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Contenido
Puerto Lopéz
Biografía de Naydi Heraque Noguera ...................................................272
Biografía de María Teresa Hernández
y Juan de la Cruz Viasus .......................................................................278
Emilio Reyes Reyes
Por: Relato de Eulalia Reyes
...........................................................................282
Relato de Flor Jiménez ........................................................................284
Historia de Heyler Gualdrón Gaona ......................................................286
Historia de María Edilma Oviedo Oviedo..............................................288
Historia de Sabaraín Torres Bermudez
Por: Mariz Elena Bermudez ..........................................................................292
Carlos Hernándo Ducuara Viuché
.........................................................................296
Por: Familia Ducuara Viuché
Relato de Inés .....................................................................................302
Vida y obra de Manuel Ángel Pinzón Garavito .....................................304
Relato de Sandra Camila y su madre ...................................................310
Relato de Luz Day Osorio .....................................................................312
Martha Gaitán Barrera .........................................................................314
Puerto López - Meta
Contenido Puerto Lopéz
Diario de Ernesto Pérez Sogamoso y Roque Pérez
Por: Leticia Sogamoso .................................................................................276
NARRATIVAS
VISIBLES
Biografía de
Naydi Heraque
Noguera
Mauricio y Juan Carlos
Por: Dain Antonio Heraque
273
N
Nació el 12 de octubre de
1978 a las dos de la tarde, pesó
doce libras, se alimentó con
leche materna por tres años
y algún tiempo con tetero. A
los ocho días la registraron mis
padres en la registraduría de El
Castillo (Meta), con el nombre
de Naydi Heraque Noguera.
Era una niña gordita, blanca,
cabello largo, ojos negros, muy
bonita, alta y seria. Los padrinos
de bautismo fueron Eugenio Peralta y María Eduarda Martínez.
El cuidado de ella siempre estuvo a cargo de mi mamá, nunca
estuvo a cargo de otra persona.
Estudió hasta quinto de primaria en la Institución Educativa
Clemente Naranjo del municipio
de Puerto López. Su profesor
fue el licenciado Raúl Herrera.
No siguió sus estudios por nuestra situación económica.
Naydi hizo la primera comunión en la iglesia central de
Puerto López con el padre Luis
Bool, una persona muy conoci-
da en la región por su servicio a la
comunidad. Le festejamos los quince años, fue a la única hermana a
la que se los festejamos. La pasó
muy contenta con sus padres, hermanos y amigos quienes le trajeron
muchos regalos.
Ella era una niña a la que poco
le gustaba tener amigas o amistades porque era muy tímida, no le
gustaba salir a pasear, ni le gustaba
la rumba. Siempre que un hombre
le proponía que fuera la novia lo
miraba de arriba abajo y le decía:
Compre ropa, vístase bien y ahí sí
puede hablarle a una mujer.
Le gustaba mucho ayudar en los
oficios caseros. Viendo la situación
económica por la que atravesábamos, porque pagábamos arriendo
y ninguno estaba trabajando, solicitó trabajo en el billar de la señora
Evangelina Pinto Jiménez. La contrató como administradora general, a ella no le gustaba tratar con
borrachos, por esa razón vivía muy
aburrida en el trabajo, allí duró algún tiempo.
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Algo que recuerdo fue que siempre durmió con mi mamá, hasta
que se la llevaron con el cuento de
un trabajo donde ganaría mucho
más que en ese billar. Un tal José,
la convenció para viajar más abajo
de Puerto Gaitán, donde supuestamente tenía que hacer comidas
para trabajadores de una finca. Esta
persona era conocida en ese lugar
y además era padrastro de otros
jóvenes como Álvaro Rodríguez y
William Rodríguez, quien era amigo
de Naydi. Con ellos iba otra muchacha que desconozco quien era.
Un mes antes de su desaparición,
Naydi llamo a mi mamá para decirle
que estaba muy aburrida, se quería
venir para Puerto López. La habían
engañado porque el trabajo no era
el que le habían ofrecido, un grupo
armado la tenía retenida, le habían
quitado los papeles y no la dejaban
salir de aquel sitio. Eso fue lo único
que supimos de Naydi.
A ella no le gustaba que nosotros tomáramos cerveza, se enojaba mucho. El anhelo que ella tenía
era comprarle una casa a mi mamá
donde nadie la incomodara. Mi padre nos dejó en la calle por las borracheras, por eso ella le guardaba
rencor.
A ella le gustaba acostarse a
chuparse un dedo, por eso los hermanos le decíamos con cariño: “la
mama dedo”. La queríamos mucho
porque era la única que estaba
sola, las otras dos ya tenían esposo, nosotros no le conocimos sino
como dos novios. Criticaba mucho
a las otras hermanas porque los es-
posos tomaban cerveza y las regañaba por algunas cosas.
La adoración para ella era mi
mamá, por eso ella decía que trabajada de seis de la mañana a ocho
de la noche, para cumplirle el sueño de comprarle la casa.
Con la desaparición de ella mi
mamá sufrió mucho, lloró hasta
que se agotaron sus lágrimas. Lo
mismo nosotros como hermanos y
mi papá, también lloramos mucho,
el desconsuelo fue total de sólo
pensar que nunca más la volveríamos a ver sin saber qué le pasó, si
está viva o muerta.
El apoyo que ella le brindaba a
mi mamá era muy necesario para
subsistir, con su desaparición mi
mamá se vio obligada a trabajar en
una casa de familia para ganarse el
dinero para pagar el arriendo y la
comida.
A ella le tocó solita, porque los
otros hijos ya tenían conformados
sus hogares. Se averiguó por todos
los medios que estaban a nuestro
alcance qué pasó con ella, se le preguntó a las personas que supimos
que venían de ese pueblo como al
señor Álvaro Nelson Sánchez, Germán Guzmán Albadán y a Euclides
Soto Botero, pero la respuesta fue
la misma que nos dio la fiscalía: La
búsqueda ha sido nula.
Hasta el día de hoy lo único que
se sabe es que a ella la mató la guerrilla, por orden del “Negro Acacio”
y que la botaron a un río de Puerto
Príncipe (Vichada), supuestamente porque era paramilitar, pero a
nosotros nos han quedado dudas,
¿por qué a Naydi y no a los otros jóvenes que andaban con ella?, ¿por
qué los otros jóvenes aparecieron
menos ella? Y los que aparecieron
no saben claramente qué pasó, si
estaban con ella en el mismo sitio.
Son interrogantes que han permanecido en nuestras mentes y seguirán allí por mucho tiempo, buscando una respuesta, mientras tanto
en nuestros corazones quedó un
vacío de una hija, de una hermana
que jamás volveremos a ver y que
no volverá a darnos alegría con sus
sonrisas y a reprocharnos cuando
tomábamos cerveza, a consolar a
una madre que en sus noches de
soledad e incertidumbre sobre el
futuro incierto se pregunta: ¿Qué
pasa con la paz de nuestra Colombia?, ¿hasta cuando esta guerra
que ha marcado nuestros corazones para toda la vida y a muchas
familias?
Naydi Heraque Noguera fue desaparecida el 22 de noviembre de
1997, en Puerto Príncipe (Vichada).
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NAydi Heraque Noguera
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VISIBLES
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Diario de
Ernesto Pérez
Mauricio y Juan Carlos
Sogamoso y
Roque Pérez
Por: Leticia Sogamoso
Ernesto Pérez Sogamoso nació
el 10 de octubre de 1980. Creció
en un hogar humilde y sencillo. Hijo
de Roque Pérez y Leticia Sogamoso. Terminó todos sus estudios y
empezó a trabajar en los diferentes
trabajos que le ofrecían en el municipio, siempre y cuando pudiera
hacerlo en compañía de sus hermanas. Mientras tanto sus padres
trabajaban en barcos de transporte
fluvial del adinerado Ramón Plata.
El padre era capitán de navío y su
señora madre, en otro barco, era la
alimentadora de la tripulación.
En ciertas ocasiones, mi hijo Ernesto Pérez Sogamoso viajaba también como tripulante del navío de
transportes fluviales. Cuando no
viajaba con el papá, viajaba conmigo, su mamá.
Viajábamos de Puerto López a
Puerto Carreño y a Venezuela. No
se conocía queja alguna de los patrones ni de las amistades que tenía. En el año 2002, mi hijo Ernesto
Pérez Sogamoso se encontraba sin
trabajo en Puerto López y precisamente el 24 de diciembre de este
mismo año mi hijo fue desaparecido entre las cuatro y media y las
cinco de la tarde, por un grupo al
margen de la ley (paramilitares). El
expediente se encuentra en la SIJIN, la Fiscalía y el CTI del municipio
de Puerto López.
A las 12 de la noche del 24 de
diciembre del mismo año, mi hija
Marleny fue a darle la feliz navidad
a donde la señora Inés Rojas, creía
que se encontraba allí su hermano
porque Inés era como la segunda
madre para él, pero en ese momento llegó la noticia de que Farid
Hunda, alias “Gavilán”, que era el
comandante urbano de los para-
militares del municipio de Puerto
López se lo había llevado.
Mi hija Marleny, esa misma noche, en compañía de la señora Inés,
fue a casa de “Gavilán,” pero no se
encontraba allí. Al segundo día, mi
hija Marleny habló con “Gavilán” y
le preguntó si él se lo había llevado,
después mandó a uno de sus hombres llamado “Chepe” a hablar conmigo, para que me dijera que no
fuera a la Fiscalía a poner denuncio.
En el 2006 llegó la noticia de
que habían matado a “Gavilán” en
la ciudad de Villavicencio y yo fui a
muchas partes buscando a mi hijo,
pero fue inútil.
Era mi único hijo varón, ya ustedes comprenden que es muy duro
para una madre no encontrar a su
hijo, ni vivo ni muerto. Espero que
a ustedes no les pase lo mismo.
Al principio, “Gavilán” perseguía
a mi hija Marleny, a donde ella iba
se encontraba con él, pero nunca
entendimos qué pretendía hacer.
El 11 de noviembre de 2005,
Roque Pérez, el padre de mis hijos, recibió una llamada a las 7:30
de la noche, él le dijo a la persona
con la que hablaba con quiénes vivía, y a nosotros nos dijo que salía
y ya regresaba, pero nunca regresó. A los cinco días las autoridades
encontraron el cuerpo, había sido
asesinado por grupos al margen de
la ley. Hasta el día de hoy mis tres
hijas y yo no sabemos por qué y
quiénes lo hicieron.
Esta es la triste historia del padre
y el hermano de mis hijas. Hoy estamos a la espera de noticias positivas de parte de las autoridades
judiciales a las cuales se les hizo notificación de las dos desapariciones.
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Biografía de
Mauricio y Juan Carlos
María Teresa
Hernández
y Juan de la
Cruz Viasus
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Y
o, María Teresa, era una joven
alegre y muy feliz en mi hogar. Mi
mamá tenía un pequeño restaurante en la carrera tercera, en Ibagué, al lado de la Policía, donde mi
mamá vendía la comida a los agentes que llegaban trasladados de
otros pueblos y departamentos. Yo
me quedaba ayudando en la casa
con los oficios de la cocina y el comedor y salía a la Policía a cobrar en
los días de pagos, al quinto día de
cada mes.
Estando en el cuartel se me acercaron unos policías amigos y un señor que venía trasladado de Bogotá. Ellos me saludaron y me dijeron:
Oye sardina, que si le puedes regalar el almuerzo al amigo que viene
trasladado de la capital, me lo presentaron como Juan Carlos. Yo les
contesté que no, porque teníamos
el cupo completo y a mi mamá le
quedaba muy pesado y él me dijo
que si no aceptaba iba a hablar con
mi mamá y así fue.
Al llegar allá, la saludó y muchos
hablaron por él. Mi mamá le dijo
que sí y le pasó el cuaderno y él se
inscribió con documento y todo.
Cuando llegué mi mamá me dijo
que un señor se había inscrito para
la alimentación y yo me disgusté
porque yo no quería que él fuera
comensal.
Comencé a tratarlo y él comenzó a cortejarme, pero yo tenía un
novio, era el sargento García y en
ese momento empezaron los problemas entre Juan de la Cruz Viasus
y mi novio. Viasus siguió insistiendo
hasta que nos hicimos novios y yo
terminé con mi novio, que se enfadó y me agredió con la moto, me
golpeó en la pierna. Yo fui al comando y me quejé con el coronel
y entonces le dijeron que dejara de
molestarme o de agredirme. Yo seguí con Juan de la Cruz, salíamos a
pasear, me llevó a Santa Marta una
vez en un viaje de café. Yo era sobrina del chofer. Para poder viajar
duramos 15 días en Santa Martha
y allí pasó lo que tenía que pasar
y de ahí seguí teniendo relaciones
con él.
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Mi mamá le daba permiso de
descansar en el puesto que pagábamos ahí mismo. Duramos 2 años
en ese local porque a él lo trasladaron a Cajamarca (Tolima). Dejamos
de vernos por un tiempo, estamos
hablando del año 1985. Nos volvimos a ver en 1991, ya yo tenía otro
novio con quien tuve a mi hijo Carlos Andrés.
Él llegó trasladado desde Ibagué
y se disgustó porque yo tenía problemas.
Él siempre estaba al tanto de mis
problemas, me ayudaba, económicamente estaba muy pendiente
de mí. Me decía que me separara
del papá de mi hijo y que volviera
con él porque él me seguía amando, que me perdonaba por todo lo
que yo había hecho por despecho
y porque él no me había dicho que
era casado.
Yo como lo amaba le dije que sí,
continuamos nuestra relación otra
vez. Él era muy cariñoso, me daba
regalos, salíamos a pasear, me llevaba a fiestas y transcurrió el tiempo hasta que lo trasladaron a Chaparral (Tolima). Él se fue y yo volví a
quedar sola. Él venía cada vez que
podía, hasta que un día llegó, era
1 de mayo de 1992 y salimos a pasear y a bailar. Me quedé por fuera
de la casa con él, porque él se iba
para puesto de combate y esa noche quedé embarazada de mi hijo
Chayanne Junior Viasus.
Cuando yo me enteré que estaba embarazada lo fui a buscar
al puesto y me dijo que lo habían
vuelto a trasladar para Río Blanco,
que si a él no le pasaba nada volvía
para responder.
Pasaron los días, los meses y no
volví a saber de él, porque donde
él estaba era puesto de castigo. No
podía comunicarse conmigo. Nació
mi hijo el 24 de enero de 1993 a
las 12 de la noche, con la doctora
Gaviria. Yo pedí hacer una llamada
en el hospital Federico Lleras a la
Policía y pregunté por él y me dijeron que él no se encontraba en Río
Blanco, sino en La Herrera (Tolima).
El niño nació enfermo y yo estaba mal económicamente. Mi mamá
tenía un restaurantico en la 21, en
la plaza. Cuando yo fui y hablé con
la teniente Luz Marina y un coronel,
ellos le enviaron un telegrama a Rio
Blanco, para que se presentara en
el término de la distancia.
Él acudió al llamado y llegó un
sábado a la placita, cuando yo llegue él ya estaba ahí con mi mamá.
Él me vio y me recibió el niño y
fuimos a una cafetería donde lo
examinó. Dijo que el niño era su
hijo, que se parecía más que los de
matrimonio y hablamos de que él
me iba a colaborar con plata, comida y droga, porque el niño estaba
enfermo. Me dio plata para llevarlo
al médico y lo hospitalizaron unos
ocho días.
Él iba para Santander a ver a la
mamá que estaba enferma también. Volvimos a vernos cuando
lo trasladaron para Ibagué. Yo me
trasladé para poder ayudarle, pero
la Señora de dio cuenta de la existencia de mi hijo y se formó el problema.
Ya casi no me podía ayudar y él
me dijo que lo demandara para que
el niño no se quedara sin nada de
apoyo, porque así no lo podía reconocer y él quería darle el apellido.
Me dejaba plata, leche y mercado
con amigos.
Yo no sabía cómo demandarlo y
él le dijo a un cabo policía que me
ayudara, porque yo no era capaz
de demandarlo y que él necesitaba
que yo lo demandara por medio del
juzgado. Me citó para darme plata y
yo llegué, pero él no llegó y el cabo
me dijo que fuera al juzgado y me
subí a la patrulla y fue cuando lo
demandé hasta el día de hoy.
Pasaron los años entre juzgados,
ir y venir, yo me trasladé a Puerto
López, a él lo trasladaron a Villavicencio y de Villavicencio a Barranca
de Upía, El Castillo y Mesetas. Yo sabía de él por el comisario.
El niño fue creciendo, en el colegio de Uribe entró haciendo grado
cero y entonces él vino a verlo con
un policía de apellido Salamanca,
que tenia la niña en grado cero en
el mismo curso. Le dijo: Hola nene,
yo soy un amigo muy especial de
su mamá y algún día usted va a conocer a su papá biológico. El niño
dijo: Sí, porque mi mamá dice que
si tengo papá, pero que está viajando muy lejos y por eso no lo conozco. Él le preguntó al niño: ¿Con
quién vive su mamá? Y el niño contestó: Mamá Lolita, Carlitos y yo, él
trabaja en electricidad. Después, él
le dijo que no se preocupara, que
él le prometía que algún día iba a
ver el papá, muy pronto, porqué él
le iba a dar un regalo: iba a tener el
apellido del papá.
Pasaron los años, mi hijo fue reconocido como él se lo había prometido. Él quería que a los 8 años
le llevara el niño a Villavicencio y le
dijo a un policía de apellido Chivatá
y a la esposa, pero cuando él venía
para Puerto López fue interceptado
en un sitio conocido como “Chorillano” por un hombre y una mujer
que vestía de enfermera. Él había
tenido un altercado con la esposa
por mi hijo: él dijo que si yo no me
iba con él, se llevaba el niño y ella
le dijo que no se lo fuera a llevar a
la casa de ella. Él le dijo: No se preocupe mi señora que yo ya tengo
para donde llevarlo y él salió rumbo a Puerto López, pero antes de
salir recibió una llamada, contestó
y dijo que se veían en “Chorillano”
porque él venía para Puerto López.
Hasta ahí se sabe de él.
INFORMACIONES:
Los otros policías dicen que a él
le hicieron varios atentados, siempre se salvó y salió ileso y que le
habían dejado pasquines, dizque
por sapo, que él había sapiado un
cargamento grande de un vehículo
en El Castillo y que la ley se lo había
llevado todo y él no se había querido transar con plata. Por hijueputa
y sapo soplón se tenía que morir,
por orden del Jefe, dijeron.
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María Teresa Hernández y
Juan de la Cruz Viasus
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Emilio
Reyes
Mauricio y Juan Carlos
Reyes
Por: Eulalia Reyes Reyes
E
El 5 de julio de 1970 nació en Puerto Gaitán (Meta) un
niño muy hermoso, quien fue registrado con el nombre de
Emilio Reyes Reyes, allí vivió con sus padres hasta la edad
de 12 años. Luego se vino a vivir con su mamá y sus cinco
hermanos a Puerto López, a causa de la separación de sus
padres. Desde esa edad él trabajó para poder salir adelante, era un joven muy trabajador, honesto, tratable con
todo el mundo. Prestó el servicio militar en Leticia (Amazonas), volvió acá a Puerto López cuando terminó de pagar
el servicio militar.
El 20 de octubre de 1993 salió a dar una vuelta al centro
a eso de las 10 de la noche y no volvió a la casa ese día. Él
desapareció y hasta la presente no hemos sabido nada de
él, nuestras vidas como hermanos y la de mi mamá ha sido
una completa incertidumbre y ha estado llena de preguntas: ¿Qué sería la vida de él?, ¿qué pasaría?, ¿por qué le
sucedió ésto?
Una serie de preguntas sin respuestas, ésto es algo muy
desesperante y terrible que uno no sabe qué hacer. Dios
quiera que algún día sepamos que sucedió con él.
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Relato de
Flor
Jiménez
E
sta historia ocurrió en el año
2001. Me fui de Puerto Carreño (Vichada) para Cumaral (Meta), llevándome a mi hijo menor. Quedaron
cuatro hijos, me dicen que como
a los tres meses de haberme ido,
José dijo: Me voy a trabajar al Placer (Vichada) y se fue.
El hermano se encontró con un
señor que trabajaba por allá y le
preguntó si él había visto a José
por allá. Él le dijo que el día que él
salía se encontró con José, que iba
entrando, que se habían despedido
y que allá adelantico venía un carro
con unos uniformados, se habían
bajado y lo habían agarrado por los
brazos y lo habían obligado a subirse.
Juber Antonio, el 12 de septiembre de 2006 a las doce y media salió
de la casa de donde él vivía y como
de costumbre dijo: Ya vengo y se
fue y no volvió más nunca.
Llegó el hermano y le contaron
lo ocurrido, él se fue a poner el
denuncio y empezó a buscarlo y a
preguntarlo por una parte y otra.
Ahí fue cuando le tocó venirse porque empezaron a pasar a la casa
donde él estaba, a distintas horas,
a preguntarlo con nombre propio.
Lo aconsejaron, que se viniera más
bien, porque él estaba revolcando
todo ese caso y quizás harían algo
en contra de él.
Abel Cristóbal, mi hijito menor
dijo que él se iba para Puerto Carreño, que él se ponía a trabajar
por ahí, callado, y algo tenía que oír
acerca del hermano y no alcanzó a
llegar a Carreño cuando lo mataron.
Esa es la triste historia de mis hijitos.
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Historia de
Heyler Gualdrón
Mauricio y Juan Carlos
Gaona
Por: Nul Marina Gualdrón y
Eduardo Gualdrón Silva
E
Heyler Gualdrón Gaona tenía 23
años cuando desapareció aquel
14 de enero del 2000. Él era alto,
delgado, 1,72 m de estatura, color trigueño, cabello lacio, negro,
le gustaban las motos y su música
favorita eran los vallenatos.
Era mi hermano menor, compartí muy poco tiempo con él, por
ser el último de los once hermanos. Era un poco callado, pero era
buen hermano, tenía sus buenos
sentimientos para con nosotros. A
los 18 años fue al ejército a prestar
su servicio militar obligatorio, luego
decidió seguir como soldado profesional. Fue un buen soldado, según
comentaban sus compañeros, consiguió su libreta de conducta y su
diploma.
Duró más o menos como cuatro
años y optó por retirarse. Fue fatal porque sólo duro cuatro meses
después de haberse retirado de la
institución y fue entonces cuando
aquel 14 de enero del año 2000
desapareció como por arte de magia. Nadie nos dio razón de él. Por
eso les pedimos la colaboración a
todos ustedes y al gobierno nacional, que nos ayuden a investigar:
¿Qué pasó?, ¿con qué personas
está?
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VISIBLES
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Relato de la madre
Hoy no se sabe nada y queremos
que cuanto antes nos digan la verdad, por duro que sea el relato de
la desaparición de mi hijo Heyler
Gualdrón Gaona. Heyler era nuestro
hijo menor, era buen hijo, muy trabajador. Su niñez la pasó con nosotros por los lados de La Primavera
(Vichada).
Se había venido para Puerto López cuando tenía 17 años al lado de
su hermana. Pagó servicio, fue soldado profesional, se retiró y como
a los cuatro meses ocurrió su desaparición. Por eso Señor Presidente
le pedimos y a todo el gremio que
trabaja con estos casos, nos colaboren y nos aclaren esta pesadilla
que parece no terminar nunca. Somos personas humildes, como lo
fue el Señor Jesucristo cuando vino
al mundo, tenemos la esperanza
de que si está muerto lo veremos
en el día de la resurrección, porque
esa es la promesa de Dios para con
buenos y malos, dice la Biblia en el
libro de Hechos, capítulo 24, versículo 15. Esa es la realidad que nos
promete nuestro padre Jehová.
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Historia de
María Edilma
Oviedo Oviedo
Mauricio y Juan Carlos
Por: María Edilma Oviedo de Oviedo
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E
Era época de verano. El día 29
de diciembre de 1940 nace de un
humilde hogar una niña a quien
llamaron sus padres: María Edilma
Oviedo Oviedo. Creció en un hogar
conformado por padre, madre, seis
hermanos varones y nueve hermosas mujeres, todas parecidas entre
ellas. En esa época era poco el estudio que recibíamos en planteles
educativos, en casa nos enseñaban
las primeras letras y números y a los
10 años íbamos a un plantel educativo. De ahí que terminé la primaria
cuando tenía 15 años, en la vereda de San Antonio (Tolima). Luego
nos preparaban para el trabajo y los
quehaceres de la casa, pero no podíamos tener novio.
Esperábamos a que llegaran las 4
de la mañana para hacer el trabajo
de campo y de la casa. Hasta las 11
de la noche nos acostábamos. Así
fue durante 5 años, yo ya tenía 20
años. Pensando en tener una mejor
vida y en un futuro, me volé de la
casa con un muchacho de 17 años
y nos casamos a las escondidas. De
esta unión de 4 años nacieron 3
hijos, 2 varones y una niña, quien
a los 11 meses de vida, por enfermedad desconocida falleció. Más
adelante mi esposo se enamoró de
una mujer de avanzada de edad y
decidió abandonarme y dejarme
con los hijos.
Allí empieza mi lucha por sacar
mis hijos adelante. Me fui a trabajar
de alimentadora de trabajadores en
una finca, me fue bien pero mataron al patrón. Al ver todo ésto y mi
sufrimiento, conocí a un señor de
40 años, quien me prometió ayuda
y una mejor vida. Me fui a vivir con
él y vivimos 40 años, que fueron de
más sufrimientos por los malos tratos, ya que era un alcohólico y bajo
el efecto del vicio era un atarbán.
Teníamos un hijo a quien llamamos José Alexander, lo adorába-
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mos y queríamos mucho, ya que
era fruto de ese amor, cuando el
niño tenía 9 años quedé viuda de
nuevo, esta vez por enfermedad.
La situación para mí fue difícil,
pero contaba con la ayuda de mis
dos hijos mayores y el menor de
9 años, por quién tenía que continuar mi lucha y batalla para sacarlo
adelante. Solo le di la primaria por
falta de recursos. A los 14 años salió
de la escuela y se fue a trabajar en
lo que le saliera. Un señor le enseñó
a trabajar en un taller donde aprendió la mecánica y a hacer reparaciones. Allí duró 7 años trabajando y
era mi ayuda incondicional, ya que
mi trabajo era tenerle la ropa y los
alimentos y él me daba lo que necesitaba y pagaba mis deudas.
Vivía muy feliz con él. Mis otros
hijos se alejaron porque tenían su
hogar e hijos y los ingresos eran
mínimos. No alcanzaban con la
obligación, por ese motivo no me
ayudaron más, pero Alexander era
mi mano derecha y mi apoyo incondicional.
Historia de Alexander
Él era mi hijo único de la unión
de Edilma Oviedo y su segundo esposo, Manuel Oviedo. Era muy consentido, inició estudios a los 9 años
en la escuela Clemente Naranjo del
municipio de Puerto López, luego
por la dificultad y la institución que
quedaba lejos, lo trasladé a la capital, donde terminó la primaria. A los
14 años inició a trabajar en un taller
del municipio, donde duró 7 años y
se destacó por su responsabilidad
y buen trabajo. Allí, con lo poco
vivíamos muy felices y nunca nos
acostamos sin comer. Allí conoció
a un señor dueño de una finca al
que nunca conocí ni lo llegué a ver,
pero le ofreció un mejor sueldo y
menos trabajo. Él no quería ir a trabajar con él porque era en el campo y lejos y no quería dejarme sola,
pero este señor empezó a buscarlo
y cada vez le prometía más cosas.
Al fin y al cabo empezó a invitarlo, a
tomar con él y un día ya bien tomado le prometió que iba a ir a trabajar a su finca. Después de llegar allá,
ya no pudo volver como le habían
prometido, sino como hasta los 3
años. Eso sí, mensualmente me llegaba el sustento para mí, aunque
casi no nos veíamos. Una vez que
él vino me contó que era un señor
paramilitar y que el contrato de trabajo era por 5 años y que tan pronto lo cumpliera, él volvía.
Al cabo de esa época, él se reinsertó en una oportunidad que les
dieron en el municipio de Puerto
Gaitán. De aquí en adelante volvimos a ser felices, los dos, pero esta
dicha sólo nos duró 6 meses.
Días antes de salir de la casa, me
contó que él patrón lo llamaba y le
decía que tenía trabajo como conductor de su carro y que se fuera.
Pero él no quería y me decía que
él nunca volvía a trabajar con él
porque de todo lo que le prometieron la primera vez, no le habían
cumplido lo que le decían, era una
vida muy dura. Se vivía con mucho
estrés y vivir en el monte no era
bueno y ya que Dios le había dado
la oportunidad de estar junto a mí,
nunca me dejaría sola otra vez.
Cuando él llegó me encontró muy
acabada, yo le decía que vivir sin él
era una incertidumbre, que no podía estar tranquila y que nunca me
hiciera sufrir. Él me prometió, estar
conmigo. Pero dichas promesas
y felicidad se acabaron el día que
supe que le arrebataron la vida, de
ahí en adelante comienza mi sufrimiento, mi incertidumbre, pienso:
¿Cómo sería el sufrimiento al morir? ¿Qué le harían y por qué?
Pensé en conseguir información
con los amigos que él llevó una
vez a la casa, que en vez de darme
voz de aliento, me alimentaron la
angustia y sufrimiento al decirme:
Eso deje las cosas así, que no hiciera nada, porque yo también podía
morir o mis nietos, si tenía.
Cuando a uno le matan un hijo,
uno cree que la vida se acaba, pero
me preocupé por mis nietos y otros
hijos, por eso no quería decir nada
más. Pero como madre decidí hablar, contarles a las autoridades
para saber qué sabían ellos del asesinato. Aún continúo con esta incertidumbre y no sé hasta cuándo.
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María Edilma Oviedo Oviedo
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NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
Sabaraín Torres
Bermúdez
Por: Mariz Elena Bermúdez
L
a riqueza de las rosas
La riqueza es el sentido de las rosas
es la riqueza de tu corazón
desátala como ella en su sendero
es toda tu aflicción
desátala con tu canto
en un tremendo de amor
no desprecies la rosa
en un tremendo de amor
De una madre para
un hijo
Hoy sólo te siento
cerca me abrazas
me cuidas me amas
ya no puedo estar
contigo al menos
por el momento
Me duele pensar
que ya no estás
a mi lado
te extraño
me haces mucha falta
Siempre te llevaré
en mi corazón
siempre te recordaré
con mucho amor y cariño
T.Q.M
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Historia
Cuando mi hijo tenía 12 años me
empezó a decir que quería trabajar, que cuando él estuviera grande él me quería ayudar. Se llegó
el día que a él se le cumplieran los
deseos y se fue a trabajar. Me dijo
que se iba para una finca a cargar
madera para una cerca y de ahí no
supe para qué finca se iría. Me dijo:
Mamita dentro de 15 días vengo a
traerle plata, yo me quedé esperando los 15 días que mi hijo me
prometió que vendría y yo no volví
a saber más de él hasta cuando tenía 8 meses de haberse ido. Me llamó y me dijo que estaba bien, que
no me preocupara, que él estaba
bien y pronto vendría a visitarme.
Después, a los 8 meses y medio
vino a visitarme. Desde el momento en que me llamó yo empecé a
sufrir, porque yo lo único que pensaba era que él no iba a volver más
a mi lado. Luego vino, me visitó y
se volvió a ir, no me dijo nada de su
situación, porque se lo habían llevado con engaños. Cuando él vino
yo supe que se lo habían llevado
con engaño.
Puerto López - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Estuvo 8 años ausente de la casa,
fue el tiempo que lo tuvieron por
allá, lo cogieron y lo tuvieron 3 años
en la cárcel y de allá salió, y se lo
llevaron otra vez, se fue llorando,
muy triste. A los 17 días de que se
lo habían llevado me avisaron que
me lo habían matado. Eso fue en
el 2005, mes 4, del día 6, él era mi
mano derecha, yo dependía de él,
porque yo soy muy pobre, no tengo casa ni en qué vivir. Mi esposo,
el papá de mi hijo, Sabaran Torres,
vive muy enfermo y casi no puede
trabajar.
Yo dependía de él, él era el que
me apoyaba en las buenas y en las
malas, él era mi mano derecha, él
era mi corazón, mi vida, mi adoración. Tocó viajar a Puerto Gaitán a
reconocer el cuerpo, su hermano
William Alexander Torres Bermúdez
fue a reconocerlo y por el momento no quiero hablar más de eso
porque me duele hablar.
Coplas
Señora véndame un pan
porque aquí llego en ayunas
que yo después se lo pago
cuando la rana eche plumas
Cuando la vi venir
con el sombrero en la mano
sentí nacer el amor
tan grande como el sol del llano.
Puerto López - Meta
Sabaraín Tores Bermudez
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NARRATIVAS
VISIBLES
Carlos
Hernado
Ducuara
Viuché
Por: Familia Ducuara Viuché
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L
a infancia la vivió en Puerto López (Meta), hijo de una familia de
pescadores, realizó la primaria en
el Colegio Uribe Uribe. El grado
sexto en el Colegio Departamental
Agropecuario, destacándose como
buen alumno y por tener un muy
buen compañerismo. Ese mismo
año decidió retirarse para ir a vivir
con su padre a Puerto Carreño, en
la temporada de pesca seca.
En 1995 ingresó al ejército donde
prestó su servicio militar, desempeñándose como buen soldado. Salió
de prestar el servicio en 1996 y ese
mismo año ingresó como soldado
profesional, porque el sueño de él
era colaborarnos a mí y a sus hermanos a tener casa en unas condiciones más bonitas, cosa que hizo.
Familia Ducuara
Viuche
Padres: Jacinto Ducuara Briñez y
Ana Cecilia Viuche Yate. De esa
unión nacieron 6 hijos, incluyendo
a Carlos Hernando Ducuara Viuche
Fecha de nacimiento: 8/10/1975
El 22 de noviembre de 1996
sufrió un accidente con una mina
quiebra patas en El Castillo (Meta),
afectando su mano izquierda, tuvieron que amputar dos dedos, el
dedo corazón y el dedo anular y la
pierna izquierda donde le colocaron
tutores de platino. La pierna derecha no salió tan afectada. De este
accidente quedó cojo, después de
una intensa rehabilitación comenzó
a llevar una vida menos agitada y
quedó pensionado debido al accidente. Él no dejo de ser buen hijo,
siempre estuvo pendiente de nosotros y luego decidió hacer su propia
familia.
Puerto López - Meta
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Familia Ducuara
Díaz
Carlos Hernando Ducuara Viuché
Padres : Carlos Hernando Ducuara
Viuche y Zenaida Díaz
Yeison Alexander Ducuara Díaz,
nacido el 30/05/1998.
El nacimiento de Yeison fue una
maravillosa noticia para mi hijo,
que se dedicó a cuidarlo junto a su
esposa, mientras que ellos estuvieron vivos se dedicaron en cuerpo y
alma a darle lo mejor que tenían,
amor y protección. Él no trabajaba debido a las condiciones de su
cuerpo y demás lesiones. La pensión le dio para vivir bien hasta el
día 5 de febrero de 2000.
La señora madre
relata cómo sucedieron los hechos
El día 5 de febrero de 2000 a
las 7:00 am ellos salieron como de
costumbre en el carro que tenía mi
hijo: iba mi nuera Zenaida, mi nieto
Yeison, el suegro de mi hijo y el señor que iba manejando. No se despidieron de mí, ni de ninguno de la
casa, creí que iban al centro y no
se demoraban porque siempre se
despedía de mí cuando salía de paseo. Me quedé ese día esperando el
regreso de mi hijo y su familia. Así
pasaron días, al tercer día se escucharon rumores de que los habían
cogido los paramilitares, de ahí en
adelante me he quedado esperando el regreso de mi hijo pero no ha
299
llegado ese día. Sólo sé que en una
audiencia de Justicia y Paz, el señor
Guillermo Torres habló y dijo que él
había dado la orden de que mataran a mi hijo y su familia, el único
que se salvó extrañamente fue el
conductor del carro, pero él no
da la cara para explicarnos lo que
pasó, es todo un misterio.
Mi nieto está vivo, es lo que ya
sabemos, el caso está con el ICBF
para acercamiento a la familia de
origen o sea nosotros, que lo estamos esperando con los brazos
abiertos para darle el amor que tenemos para él.
Quisiera que ustedes me le
transmitieran una pregunta al señor Guillermo Torres: Si es usted
quien sabe donde esta mi hijo y su
familia ¿Por qué no me hace el favor y habla claro y me entrega los
restos óseos? Cosa que le agradecería para poderles dar cristiana sepultura.
Yeison tenía 4 meses de nacido
Insomnio
Tengo el mal de los recuerdos
que me aniquilan y me matan, en
mis noches de insomnio que agolpase mi alma, con las penas del
presente, las angustias del futuro,
van llegando los fantasmas de los
recuerdos dolorosos y sombríos,
cual banda de gaviotas que al empuje de los vientos, encontrados
moribundos que se dirigen a la
playa, esparciendo densas gotas
de sus plumas como lágrimas y en-
tre los recuerdos, siempre el tuyo
se levanta dulce, triste y cariñoso,
prodigándome sonrisas y enjugando con sus alas gruesas gotas de mi
llanto que me humedecen la almohada.
Este poema es sacado del libro
“Castellano y perspectiva”, fue
una manera de expresar un poco
el sentimiento de mi mamá, pero
nosotros estamos muy al pendiente de ella para hacerle la vida más
amena, ella ha sabido enfrentar los
golpes de la vida.
Son las 6:30 de la mañana, la naturaleza hoy luce triste y el sol aún
no sale, el verde de las plantas es
intenso y suave a los ojos del sur,
Almirante.
Intento dibujarte en mi pensamiento, en tu cara, tus ojos, tu
cara, tu voz… más gris se pone esta
mañana que apenas despierta.
Vuelvo al recuerdo de tus gestos
de niño, tus sueños, tus esperanzas sigo observando, la brisa empieza a agitar las plantas, mueve
sus esqueléticos cuerpos, empieza
a sonar la música, todo entra en
un ritmo lúgubre; si, ahora lo veo
con más claridad, mi conciencia
ha viajado hasta mi inconsciencia
para encontrarte, ya puedo oír tu
voz y si la sigo hallo tu sonrisa, ha
penetrado a mí tu existencia, le
puedo ver caminar la calle siguiente y perderte al doblar la esquina,
al perseguir tus sueños porque estoy llorando y este sentimiento de
ausencia llega de repente hasta mí,
porque ya no puedo verte y esa lágrima se desliza otra vez de mi cara
y la siento caliente, ¿dónde está?,
es mi pregunta constante, alguien
dijo el otro día que habías muerto,
recuerdo sus palabras como una
pesadilla, he esperado tanto tiempo tu regreso pero esta realidad
supera mis sueños, ha empezado
a llover, sólo escucho el sonar de
las gotas al chocar con las tejas de
eternit y a un escandaloso pájaro
que no para de cantar. Mamá, no
te ha olvidado, todos los días vives
en ella, puedo ver sus ojitos llenos
de agua, tu recuerdo paseándose
por su mente una y otra vez, ha
dejado de llover y la calma vuelve a
despejarte, sólo puedo decirte algo
mamá: papá y mis hermanos nunca
te dejaran olvidar, por siempre existimos en mí.
Apenas cambié la ortografía de
algunas palabras, pero nada más,
en vista de que es un texto de creación y desconozco su estructura
emocional
Carta de despedida
(Atribuida al escritor argentino Jorge Luis Borges)
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de
trapo y me regalara un trozo de
vida, aprovecharía ese tiempo lo
que más pudiera. Posiblemente no
diría todo lo que pienso, pero definitivamente pensaría todo lo que
digo. Daría valor a las cosas, no por
lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría mas,
entiendo que por cada minuto que
cerramos los ojos perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando
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VISIBLES
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VISIBLES
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VISIBLES
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los demás se detienen, despertaría
cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo
de vida vestiría sencillo, me tiraría
de bruces al sol, dejando descubierto no solamente mi cuerpo sino mi
alma, a los hombres les podría decir
cuan equivocados están al pensar
que dejan de enamorarse cuando
envejecen, sin saber que se envejecen cuando dejan de enamorarse,
a un niño le daría alas, pero dejaría
que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la
muerte no llega con la vejez, si no
con el olvido de tantas cosas que
he aprendido de ustedes los hombres… He aprendido que todo el
mundo quiere vivir en la cima de la
montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en subir la verdadera escarpada, he aprendido que
cuando uno es un recién nacido
aprieta con su pequeño dedo a su
padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre
sólo tiene derecho a mirar a otro
hacia abajo cuando ha de ayudarle
a levantarse. Son tantas cosas las
que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no
habrán de servir porque cuando
me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo
que piensas, si supiera que hoy es la
última vez que te voy a ver dormir
te abrazaría fuertemente y rezaría
al señor para poder ser algún día tu
alma, si supiera que estos son los
últimos minutos que te veo diría te
quiero y no asumiría tontamente
que ya lo sabes, siempre hay una
mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien,
pero por si me equivoco y hoy es
todo lo que nos queda me gustaría
decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no está asegurado
a nadie, joven o viejo, hoy puede
ser la última vez que veas a los que
amas, por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca
llega seguramente lamentarás el
día que no tomaste tiempo para
una sonrisa, un abrazo, un beso y
que estuviste muy ocupado para
concederles un último deseo, mantén a los que amas cerca de ti, diles
al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma
tiempo para decirles: lo siento, perdóname, por favor, gracias y todas
las palabras de amor que conoces,
nadie te recordara por tus pensamientos secretos, pide al señor la
fuerza y la sabiduría para expresarlos, demuestra a tus amigos y a tus
seres queridos lo tanto que te importan.
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Carlos Hernando Ducuara Viuché
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NARRATIVAS
VISIBLES
Relato de
Inés
Por: María Inés Bonilla de Rojas
Q
uiero decirles que para mí, mi
hijo me hace mucha falta, que no
he podido calmar ese vacío tan
grande que quedo en este hogar.
Porque para mí, era un hijo que me
colaboraba con el estudio de mi
hija y también cuando yo necesitaba algo, conmigo no fue grosero
y ambos nos colaborábamos. Mis
otros hijos me dieron mucho valor,
pero siempre recuerdo ese momento cuando lo encontré botado
en ese negocio como si él fuera un
animal y nadie hizo nada por temor
a que de pronto pasara lo mismo
con sus hijos. Por eso agradezco a
la Defensoría del Pueblo de Justicia y Paz, que nos dieron una voz
de aliento para poder hacer lo que
estamos haciendo y también para
podernos desahogar y de pronto
decir lo que nunca habríamos dicho desde este hogar: el dolor tan
grande que tenemos dentro del
corazón porque a pesar de todo
nunca recuperamos a ese hijo que
se fue y que tanta falta me hace,
les agradezco que hayan hecho
303
este proyecto, nos ha dado el valor
y la confianza de hablar sin temor.
Gracias a ustedes por permitirnos
decir lo que sentimos, porque mucha gente murió inocente, cuántos
hijos huérfanos quedaron, cuántas
madres lloran y cuántos hermanos
aún recuerdan.
Recuerdo el momento en el que
quedaron mis hijos pequeños, sufrí
con ellos, él era el mayor, me ayudaba y me dio valor cuando perdimos al papá, así pude darles calor,
amor. Cuando me lo mataron tan
grande, de 29 años, tanto sufre
uno para criarlo, para que venga
otro y lo mate y quede la cosa así,
porque ellos son ellos.
También recordar que por donde
uno ande muchas veces va a ver a
alguien parecido a su hijo muerto,
va a estar en la comida que le gustaba y en todo lo que a él le gustaba, en lo que él hacía, la música,
los discos, siempre estaré con él, le
pido a Dios que me dé el valor.
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Vida y obra de
Manuel Ángel
Pinzón Garavito
Por: María Gladys Garavito
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M
Manuel Ángel Pinzón Garavito
nació un 23 de enero de 1974, en
la ciudad de Villavicencio. No fue
un parto normal, resulta que en
vez de nacer él solo, nació acompañado. Nació en compañía con
una hermana, dicen se comió todo
lo de él, porque ella nació gordita y
él no. Otro dato chistoso de ese día
es que nació de siete meses y no a
los nueve como es normal.
Así transcurrieron los días y a la
edad de cuatro años su familia y
Manuel Ángel se vinieron a vivir a
Puerto López.
Su vida fue como la de un niño
común y corriente: juegos, escuela
y amigos. Por ser el menor se creía
con más derecho y a sus hermanos los hacía salir corriendo de la
casa diciendo que la casa era de él.
Ésta era una de sus bromas favoritas. Cuando cumplió 5 años ingresó al jardín infantil San José, junto
con su hermana. Manuel siempre
se destacó entre los demás niños
porque sus ojos azules y su cabello
rubio lo hacían ver como si fuera
un niño gringo, hasta tal punto que
llegaron a decir que era hijo del padre Luis Boll.
En este lugar estudiaron los grados de pre-kínder, kínder y primero. Después pasaron a la escuela
Uribe y a la escuela Lara, respectivamente. Luego, al pasar los años
ingresó al colegio Enrique Olaya Herrera y sin razón justificada dijo que
no quería estudiar más. Su madre,
pensando en su futuro y como ella
siempre le decía que el estudio era
la única herencia que le podía dejar
y que no se acabaría, le insistió para
que siguiera estudiando. Él ya había
tomado la decisión de no estudiar
más y como su mamá lo obligaba
a ir, él decidió coger de ruana a un
profesor, razón por la que lo expulsaron. Hasta aquí llegó el estudio
de Manuel. Cabe anotar que tiem-
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po después se arrepintió por no haber terminado con los estudios.
Como no quiso estudiar, su mamá
lo ponía a cargar desperdicios para
los marranitos que ella cuidaba en
el patio de su casa. Cuando cumplió sus 17 años Manuel se fue de
la casa, sin rumbo fijo ni dirección,
pero no fue iniciativa de él, si no
aconsejado por un amigo. Siempre
se ha dicho que “la aguapanela de
la casa es más dulce” y que “no hay
como el hotel Mama”, por esta razón días después (1 mes aproximadamente) Manuel volvió a casa.
Todo fue normal hasta que un
día decidió irse a aventurar, como
decía él. Así pasaron muchos años.
Se iba y volvía. Duraba unos días en
su casa y cuando menos se pensaba arrancaba y se iba nuevamente.
Eran meses enteros sin saber nada
de él, volvía a aparecer y llegaba a
su casa como si nada, se levantaba
temprano y como era su costumbre se sentaba bajo los árboles que
hay en frente de su casa a tomar
tinto. Este era tal vez el único vicio
que tenía. Porque el día que él no
tomaba tinto se ponía de mal genio, siempre decía que el tinto lo
trasnochaba… pero el que se quedaba en la olleta.
En estos años su vida transcurrió
normalmente, en el año de 1996,
un 6 de enero, se murió el señor
Segundo Manuel Pinzón Barbosa,
padre de Manuel Ángel. Como era
de suponer, su madre, sus hermanos y él se dirigieron a la ciudad de
Villavicencio, al velorio de su padre,
allí se encontraron con la sorpresa,
de conocer a unos hermanos por
parte de padre. Digo sorpresa porque entre los hermanos había unos
más viejos que la madre de Manuel.
Esos días se conocieron con unos
hermanos que no conocían, en total los “Pinzones” eran doce. Al repartir la herencia Manuel se volvió
millonario. Así se volvió “loco”, en
sentido figurado. Compró moto y
se la pasaba paseando. Más adelante la moto no le gustó, hizo un
cambalache y se compró un carro.
Se dedicó a la farra, la rumba y la
vagancia. Sólo tomaba trago fino
y así le resultaron “amigos”. Pero
como es sabido, “donde se saca y
no se echa, se acaba la cosecha” y
la plata se acaba y los amigos también. Después de esto “andaba del
timbo al tambo”, como dicen.
Un día le preguntaron por qué él
no ahorraba y contestó: Yo hago lo
mismo que Diomedes Díaz, la plata
que cae en mis manos la gasto en
mujeres, bebida y bailando. Que él
no iba a dejar plata para que otro la
disfrutara.
Aquí abrimos un espacio para algunos datos importantes sobre la
vida de Manuel:
Algo que el siempre decía era: Es
mejor que digan, aquí corrió, que
aquí quedó.
Como hermano fue una persona
incomparable. Cuando su hermana
quedó embarazada, él se iba a buscar chatarra para luego ir a venderla
y llevarle a su hermana una malta y
una tajada de ponqué o el ponqué
entero según las ganancias del día.
Este es un detalle que su hermana
nunca va a olvidar.
Su amor platónico fue Amparo
Grisales.
Cuando aprendió a jugar billar
se la pasaba hasta tarde en los billares, después ya se volvió casi un
profesional y eran contados lo que
jugaban con él, por temor a perder
su platica.
Cuando alguien le pedía plata
prestada le decía: Si quiere plata
trabaje.
Como bailarín era un profesional. Como sería que en el matrimonio de su hermano mayor, el cual
se realizó en Palmira (Valle), fue el
centro de atracción por la forma en
que bailaba, sobre todo salsa.
A Manuel no le gustaban los
términos medios, en cuestión de
comida. Si era de sal tenía que ser
salado y si era de dulce tenía que
ser dulce.
Algo típico de Manuel era verlo
descalzo y con la camisa al hombro.
Un día una amiga le preguntó: ¿Manuel por qué anda descalzo?, y él le
contestó: Es que se me perdieron
los zapatos y los estoy buscando.
Un día que no amaneció en la
casa, su mamá le preguntó que
dónde había amanecido, que ella
estaba preocupada. Él muy tranquilo le contestó: Estaba durmiendo
en el cementerio, acompañando a
Campo Elías, le lleve un par de cervezas. Para que entiendan Campo
Elías fue el padre que nunca tuvo
Manuel. Fue la persona más maravillosa y comprensiva de todas, fue
el padre que todos quisieron haber
tenido.
Como tío, Manuel era muy alca-
hueta. A sus sobrinos, desde que
tuviera plata, les gastaba lo que pidieran. A su sobrina mayor le decía
“Titis”, se llama Tatiana.
Cierto día la hermana de Manuel
lo convidó de paseo a Granada, ella
iba a pagar una deuda que tenían
en una finca de ese municipio y no
quería ir sola. Al llegar a la finca el
carro no los acercó hasta el sitio
exacto, sino que los dejó en un sitio apartado, así que les tocó caminar un buen tramo. Al pasar unos
30 minutos, él se desesperó y dijo
que tenía sed. Como es de esperar
en este lugar no había ni una tienda
y Manuel abrió la boca para decir
algo muy cierto: Uno con plata y
no tener donde gastarla, con sed y
no haber que tomar, eso sí es muy
duro.
Su hermana tuvo los hijos siendo muy joven y un día el salió con
la hermana y sus sobrinos, la gente
los miraba y decía: Esos muchachos
tan jovencitos y con esos niños tan
chiquitos, pobrecitos cómo harán.
Manuel Ángel, aunque no hizo
cursos de ninguna clase era experto en instalaciones eléctricas,
reparaba ventiladores, grabadoras
y todo lo que tuviera que ver con
electrodomésticos.
Cuando quería escuchar música,
lo hacía a todo volumen, era un
apasionado por la música de Diomedes Díaz, los merengues (pero
los viejos), la música norteña y las
rancheras.
A la edad de 6 años, su madre
le compró el primer jean. Como era
de suponerse, después de eso no
Puerto López - Meta
Vida y Obra de Miguel Angel
Pinzón Garavito
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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tenía más que ponerse, ya que el
gusto por el pantalón era tanto que
así estuviera mojado lo cogía de la
cuerda y se lo ponía. Su madre lo
regañaba y le decía que si era que
no tenía más y él simplemente le
contestaba que el pantalón ya estaba seco y que estaba muy bonito.
Una vez, Manuel convidó a un
amigo a pasear, le dijo que ya era
hora de que conociera el mundo.
Se lo llevó hasta Santander, estando por allá se les acabó la plata que
llevaban y no tenían ni para devolverse, muchas noches durmieron
en una estación de servicio arropados por una hoja de periódico. Para
Manuel era algo normal, pero para
su amigo no. Al devolverse el amigo
le dijo que no lo volviera a convidar
a esos paseos.
Manuel era un muchacho muy
echado pa`lante. Le gustaba mucho arreglar ciclas, pescar, recoger
chatarra. Él no le negaba un favor
a nadie.
Manuel era un aventurero por
naturaleza. Con los años que tenía
al momento de su desaparición,
se había dado el gusto de conocer la Zeca y la Meca. Había estado
en Medellín, Santander, Arauca, la
Costa, en fin, había recorrido buena parte del territorio colombiano
y no contento con eso estuvo en la
frontera con Venezuela e ingresó a
dicho país como un turista más.
Manuel era muy amante de los
conciertos y como era de suponerse no tenía dinero para ingresar,
pero él se las ingeniaba y cuando
menos se esperaba ya estaba tomándose fotos con los artistas.
Su habilidad para los asuntos de la
electricidad era su boleta de entrada.
Él se hacía pasar por técnico de
sonido y cuando uno menos pensaba ya estaba en la tarima.
Otra cosa que Manuel odiaba
eran los “sapos”, él siempre decía:
De mi pueden decir lo que sea, menos que soy un sapo, yo chismoso
no soy.
Ya retomando la historia, el 12
de marzo, dos días antes de su desaparición Manuel había ido a pescar
y a bañarse al caño La Venturosa. El
14 de marzo del 2000, Manuel se
bañó como de costumbre, se vistió
a medias y se puso un jean azul y
sus botas cafés marca Brahma y su
camisa a cuadros (pequeños) color
azul claro y se la echó al hombro.
Salió a las 3:30 de la tarde y le dijo a
su madre Ya vengo, de esa fecha a
ésta no se sabe nada de él.
Así pasaban los días y su madre
guardaba la esperanza de que algún día apareciera. Su hijo mayor la
visitó en esos días y le dijo que no
se preocupara que apenas le dieran
vacaciones, él se venía y se ponía al
frente de la investigación.
El 14 de junio de 2002, la guerrilla, en San Luis de Antioquia, mató a
Carlos Alcides Pinzón Garavito, hermano de Manuel Ángel y allí quedo
la esperanza de averiguar por Manuel. Éste fue otro duro golpe para
su madre.
Ella no ponía ninguna denuncia
porque siempre le decían: A él lo
vimos en Pueblo Nuevo, estaba por
ahí andando con la camisa al hom-
bro o lo vimos en tal parte y entonces ella se confiaba de eso y seguía
guardando esperanzas.
Después de la muerte de su hijo
mayor, quien era sargento del Ejército, Doña Gladys quedó totalmente desamparada, ya que este hijo
era el que veía por ella. Ya que de
la indemnización que da el gobierno en estos casos a ella no le tocó
ni un peso, todo se lo dieron a la
esposa.
Ya con el pasar de los años, Doña
Gladys se decidió a poner la denuncia y hoy en día está en trámites.
María Gladys Garavito.
Puerto López - Meta
Vida y Obra de Miguel Angel
Pinzón Garavito
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NARRATIVAS
VISIBLES
Relato de
Mauricio y Juan Carlos
Sandra
Camila y su
madre
Por: Sandra Irene Villamizar Vanegas
M
El 14 de mayo del año 2005 siendo las 6:10 de la mañana mataron a
mi esposo estando conmigo; con él
y con mi hija pasé los últimos cuatro días y esos últimos momentos
con nosotras fueron tan maravillosos. Yo nunca pensé que a él le
fuera a pasar nada.
Yo fui una persona muy consciente, cuando empecé a vivir con
él sabía del trabajo que él tenía,
pero así lo acepté y nunca le reproché nada. Siempre fui una persona
que lo apoyé hasta el último momento en que me lo quitaron.
Cuando quedé tan sola con mi
hija, pensé que nunca podría soportar y superar todas las cosas, no
encontraba solución a nada, todo
me parecía tan difícil sin él, sentía
que mi vida no tenía sentido, él era
ese bastón en el que yo me apoyaba.
Pero en el cielo hay un Dios tan
grande, que es la única persona
que nos da esa fuerza y ese valor
para aceptar las cosas por más difíciles que sean y para seguir adelante. Haber perdido a mi esposo fue
algo muy duro, al igual para mi niña
que tan solo tenía 2 años y medio,
y no lo podía asimilar muy bien. Yo
311
sé que a ella le hace falta su papito,
yo he tratado de brindarle todo lo
mejor de mí para que ella no sienta ese vacío de su papito. Nuevamente le doy gracias a Dios porque
hasta el día de hoy he sabido salir
adelante, también a mi esposo porque me dejó un techo para vivir,
por lo menos fue una persona que
pensó en nosotras, en no dejarnos desamparadas. Hoy en día vivo
con una persona que me ha sabido
comprender y que sobre todo ha
tratado de brindarle a mi niña afecto y cariño, es algo que veo en él y
me motiva.
Con él hemos compartido momentos maravillosos, hemos sabido
soportar los momentos duros que
muy pocas veces hemos pasado. El
recuerdo más bonito de mi esposo
es mi hija, cada día me siento más
orgullosa de ella porque la he visto
crecer desde el momento en que
su padre partió.
Dedicatoria a la memoria del ser
que medio la vida que es mi padre
Papito lindo: ya tú no estás con
nosotras, pero quiero que sepas
que tú sigues en nuestra mente y
en nuestros corazones.
De tu hija, Sandra Camila
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Relato de
Luz Day
Osorio
Por: Luz Dary Ospina Ciro
E
n el año de 1994 me fui a trabajar junto con mi esposo Jorge
Rojas y mis hijos Mary Sogamoso, Rogelio Sogamoso, Esmeralda Sogamoso, Carmen Luz Rojas
y Jorge Andrés Rojas, estos dos
últimos eran hijos de Jorge Rojas y los otros él me los había
ayudado a criar.
Nosotros nos fuimos a trabajar como encargados de la finca
“La Carolina” en la vereda Marayal del municipio de Puerto López (Meta).
Llevábamos cerca de nueve
años trabajando en la finca, pero
el día 21 de agosto de 2001, a la
una de la mañana llegaron varios hombres armados, vestidos
de camuflado. Dos de ellos entraron a la casa y nos acostaron
boca abajo en el patio, a mí y a
tres de mis hijos, Carmen, Jorge
y Rogelio. Dos de los tipos cogieron a mi esposo, lo amarraron y lo sacaron. Le decían que
él era el que mantenía a los paramilitares y mi esposo les respondió
que no, que averiguaran bien, que
los únicos que venían eran los que
cobraban la vacuna.
No pudimos hablar con Jorge, se
lo llevaron amarrado, se fueron por
el callejón de la finca hasta llegar
a la carretera y hasta la fecha desconozco su paradero. No sé si está
vivo o muerto.
Ese mismo día, como a las seis de
la mañana puse el denuncio en la
fiscalía. Alcancé a durar tres años y
medio más trabajando en la finca,
sola con mis tres hijos. Carmen, que
en ese entonces tenía nueve años,
Jorge diez años y Rogelio que tenía
14 años. Me salí de la finca porque
el patrón la vendió en el año 2005.
No supe quienes fueron los que
se llevaron a mi esposo, porque
cuando ellos llegaron a la finca y
tocaron a la puerta se identificaron
como guerrilleros, pero no sé nada
más.
Puerto López - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Martha
Gaitán
Barrera
Por: María Gaitán Barrera
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E
sta es mi historia desde que distinguí al señor Ómar Moreno. Lo
distinguí en el año 1991, por medio
de la familia de la esposa. Desde
entonces nos hicimos amigos, tuvimos una buena relación de amistad.
En ese entonces yo era soltera y
él vivía con la señora Alix Ochoa, él
era padre de dos niñas.
Al poco tiempo formalicé un
hogar con el señor Ferley Payan,
con quien viví 5 años, durante ese
tiempo nos distanciamos un poco
con el señor Ómar, pero continuó
nuestra amistad. En el transcurso
de esos 5 años falleció la esposa, él
se fue a trabajar a una finca llamada Valdivia.
Entonces mi esposo, el señor
Ferley, se fue dejándome por otra
mujer, dejándome dos hijas. Me
tocó ponerme a buscar trabajo
pero en el pueblo no me daban
trabajo, porque las niñas estaban
muy pequeñas y me tocó buscar
trabajo en una finca. Por cosas del
destino al llegar a esa finca, nos encontramos nuevamente con Omar,
nos sorprendimos. Entonces él me
preguntó qué hacía yo por allá, entonces yo le conté que Ferley me
había abandonado y no me colaboraba con las niñas. Él me dijo que
era bienvenida, eso fue en diciembre de 1996, él se vino el 29 de
diciembre del mismo año por que
le habían pagado el preaviso. Yo
me quedé allá cocinando durante dos meses, luego me vine para
Puerto López y él estaba viviendo
donde la ex suegra. Nos volvimos
a encontrar al poco tiempo, tuvimos una relación de pareja por 5
meses y luego formamos un hogar.
Puerto López - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Nos fuimos a trabajar a una finca
llamada Cambras, al poco tiempo
quedé embarazada del niño que
falleció junto con él. Allá duramos
dos años, luego nos vinimos para
el pueblo vivimos donde mi mamá
cerca de dos meses. Luego nos
fuimos a vivir a la casa de las hijas
de él, se puso a trabajar en oficios
varios: pescaba, hacía contratos de
cercas, sembraba pasto; con eso
nos sostenía, nos pagaba la comida
y los gastos. Posteriormente quedé
embarazada del niño Ómar Adolfo,
seguimos viviendo en el pueblo.
Entonces la hija menor de él, Diana
Moreno se casó con el señor Álvaro
Plata, era mucho mayor que ella,
pero se enamoró de él y se fue a vivir al barrio La Laguna. No sabíamos
los problemas que el señor Plata tenía, él había trabajado en la Armada
Nacional pero ya se había retirado
del cargo. Ellos duraron viviendo un
año, cuando nos enteramos que él
tenía problemas pero no sabíamos
con quiénes.
Un día nos contaron que le habían hecho un atentado al pie de la
bomba de gasolina, cuando eso se
llamaba el Edén, ahora se llama la
Brío. Como él había trabajado en la
Armada Nacional, pidió protección
para él y dejó la esposa viviendo en
la casa sola, pero llegó una hija suya
llamada Susana y se quedó viviendo
con Diana. Susana tenía una moto
80 Suzuki roja, entonces Diana le
regaló unos busos que utilizaba el
esposo, Álvaro Plata.
Mi esposo Omar, trabajaba en
una finca del señor Pablo Garzón, le
ordeñaba las vacas y luego se venía
para el pueblo. Con ese problema
de Álvaro Plata, a la hija de Ómar le
daba miedo quedarse sola y le dijo
al papá que fuera a acompañarla
de noche. Él se iba a acompañarla
y se llevaba el niño David. A la segunda noche de haberse quedado
madrugó a las 5:30 a.m. para irse a
ordeñar entonces la hija de Álvaro,
Susana, sacó la moto V80 y le dijo
a Ómar que ella lo llevaba hasta la
casa para dejar el niño y luego irse
a ordeñar. Salieron de la casa de la
hija y a las dos cuadras, salieron los
sicarios y le dispararon confundiéndolo con señor Álvaro Plata, porque
él tenía un buzo rojo y portaba un
casco grande negro. Así fue como
dieron muerte al señor Ómar Moreno y al niño David Moreno, a ellos
los llevaron al hospital , pero Ómar
ya estaba muerto y el niño está
muy grave. Inmediatamente el
niño fue trasladado a Villavicencio,
a mi me avisaron y corrí al hospital
pero cuando llegue mi esposo estaba muerto y mi hijo lo llevaban. Mi
hermana Carmenza se fue con el
bebé porque yo estaba muy mal y
no sabía qué hacer. A las 10:30 de
la mañana me llamaron para informarme que mi hijo había fallecido.
A mi esposo lo llevaron para Villavicencio a la funeraria y regresaron a
Puerto López a las 7p.m. al barrio
la Victoria, donde fueron velados
los dos cuerpos, el de mi hijo y mi
esposo. Al día siguiente fue un día
muy desesperante porque no los
iba a volver a ver nunca más, pero
siempre los llevo en mi corazón.
El sepelio fue a las 3 p.m. en el
cementerio local de Puerto López,
ahí fue la última vez que los vi, eso
fue el 2 de junio del 2000. Desde
ese momento empecé a luchar sola
con mis hijos, luego con el tiempo
conseguí un compañero, convivimos dos años pero por varias circunstancias nos separamos, tengo
un bebecito de él.
Ésta es mi historia y mi tragedia,
Gracias a Dios he podido salir adelante con mis hijos.
Puerto López - Meta
Martha Gaitan Barrera
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NARRATIVAS
VISIBLES
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Mauricio y Juan Carlos
Granada
- Meta
Este municipio se encuentra
localizado en la región del Ariari,
siendo su puerta de entrada para
la misma. Se considera un polo de
desarrollo regional. Granada está
ubicada a 86 km de la capital del
departamento del Meta con una altitud de 332 metros sobre el nivel
del mar. Su población es de 50.172
habitantes y su territorio está constituido por 30 veredas.
L
a agricultura es la base principal de la economía del municipio de Granada contándose, entre los más importantes
cultivos, los de arroz, plátano, palma de aceite, yuca y cítricos. Las explotaciones de ganadería bovina constituyen
un renglón importante en la actividad de la municipalidad,
y su comercio es fuerte ya que como polo de desarrollo
congrega a más de 13 municipios de la zona.
La posición estratégica del municipio de Granada en la
región del Ariari ha provocado que sea lugar de congregación de personas provenientes de municipios aledaños, incluyendo familias de municipios del vecino departamento
del Guaviare.
Se refleja en este municipio la presencia y accionar de
grupos armados al margen de la ley, los que han aportado
una alta cuota de víctimas en el marco del conflicto armado. Históricamente ha hecho presencia y tiene su influencia directa la guerrilla de las FARC en las zonas urbanas y
rurales, y los grupos de autodefensas con el bloque Centauros. Después de la desmovilización de las Autodefensas
Unidas de Colombia ha hecho presencia la nueva generación de autodefensas denominadas ERPAC en cabeza de
alias “Cuchillo”.
El municipio de Granada ha sido fuertemente azotado
por la violencia protagonizada por los grupos armados al
margen de la ley, la cual se refleja en prácticas como la
desaparición forzada, asesinatos selectivos, reclutamiento
forzado de menores, desplazamiento forzado, torturas y
tratos degradantes a población civil, extorsiones, pago de
vacunas, entre otros delitos.
319
Granada - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Contenido
Granada
321
Historia de José Jesús López Castrillón
Por: Fanny Londoño ...................................................................................350
Tres víctimas
Por: Francy Enic Martínez Vásquez
..................................................................352
Gloria Amparo Llanos ...........................................................................356
Historia de mi relación con Guillermo León Zamora Tafur
..................................................................................360
Por: Marina González
Miller Torres Alope ................................................................................364
Relato de José Antonio Cortés ............................................................322
Historia de Isidro Hernández
Por: Paula Andrea Hernández .......................................................................366
Historia de Gambeiro De Jesús Calderón
Por: María Consuelo Ceballos........................................................................328
El Finado Raúl Garzón ..........................................................................372
Historia de Manuel
Por: Ana Silvia Loaiza ..................................................................................330
Historia de Armando Sanchez Caicedo ................................................332
Historia de José Joaquín Gómez Ardila
Por: Eulalia Rodríguez Parra .........................................................................334
Historia de Luz Stella Rojas Giraldo
......................................................................................336
Por: Isabel Giraldo
Historia de Jamilson Ramírez Godoy
Por: Azucena Godoy Díaz .............................................................................338
Historia de José Orlando Bolansio
.................................................................................340
Por: Rosalba Betancur
25 – 5 - 2010 .......................................................................................342
Historia de Yesica María Molina Murillo
...........................................................................346
Por: Blanca Esneda Murillo
Historia de Luis Ernesto Arango
Por: Bisenia Arango de Arango ......................................................................348
Historia de Arnulfo Martínez Bohorquez
Por: Elvira Bohorquez de Martínez ..................................................................374
La Vida de Mi hijo
Por: Flor Enriqueta Godoy
............................................................................376
Historia de mamá Floralba Hernández Ceballos
y mi papá Jairo Henao Arias .................................................................382
Historia de José Edilsón Ochoa ............................................................386
Granada - Meta
Contenido Granada
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NARRATIVAS
VISIBLES
Relato de
José Antonio
Cortés
Por: José Antonio Cortés Restrepo
323
Habla don José
Antonio
Tuve una vida muy difícil, pues
me tocaba a las 3 de la mañana levantarme a hacer comida para mis
hijitos, para poderme ir a trabajar
a las 5 de la mañana. A las 6 de la
tarde estaba llegando para hacerles
la comidita y me tocaba lavarles la
ropita, bañarlos, darles la comidita
y acostarlos a dormir. Fue una vida
muy dura, pues me tocaba dejarlos
solitos donde vivíamos.
Ellos se fueron formando y ya
grandecitos fueron solucionando
un poquito más las cosas. Sufrí
mucho porque me tocó irme de
celador de noche y dejarlos solos
en la casa. Me llevaba los dos más
pequeñitos y los acostaba en una
caja de cartón en la parte donde
me tocaba celar. Me tocaba estar
muy pendiente para no dejarlos picar de los zancudos.
Dentro de los hechos que nos
han ocurrido a nosotros, están que
a mi tío lo encontraron a las dos
de la tarde en el andén de unos
billares, golpeado en el cráneo. El
levantamiento del cuerpo lo hizo
la Policía. Después fue el caso de
mi abuela que falleció por un paro
cardíaco, fue un momento crítico
y con muchos problemas económicos. Muy seguida a esta tragedia
fue el caso de mi madre que llegaron y me la asesinaron cuando ella
estaba fumigando.
Cuando se me fue mi esposa yo
no estaba, cuando regresé me encontré con la sorpresa de que se
había ido esa noche anterior dejándome los cuatro hijos de los dos.
Entre los cuatro se encontraba una
niña de brazos, uno de dos años,
otro de quince meses y la mayor estaba como de cinco añitos. Mis nietas desde ahí para acá siempre han
vivido solas, hasta este momento
que me encuentro nuevamente levantando mis nietas, ellas son mis
compañeras de convivencia.
Granada - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Hablan las nietas
Nosotros llegamos al pueblito
de Circasia y ya mi abuelito le daba
algo de sustento a mi mamá, cuando estaba viva. Nosotras vendíamos maní en una choza. Después
de ésto le dieron una tierrita a mi
abuelito para que la disfrutara, y
sembrara comida, para que la cuidara y para que hiciera un ranchito,
para que pudiera cuidar la finca “Villa Andrea” en el corregimiento de
Salento (Quindío) vía a Juan Bosco.
Ahí fue donde mataron a nuestra
madrecita llamada Luz Elena Cortés
Echeverri, ahí quedamos huerfanitas siguiendo los sufrimientos de
mi abuelito.
Mi mamá se encontraba fumigando cuando llegaron a preguntar
por ella, para darle una razón que
había mandado el papá de nosotras. Fue cuando ella le dijo al tipo
que entrara y tomaran tintico mientras ella desocupaba la fumigadora
con la que estaba fumigando veneno para la plaga, ahí fue cuando él
le dijo: Tranquila monita que yo no
la voy a demorar tanto, mientras
mi mamá le echaba aire a la fumigadora le dijo, Cuál sería la razón,
él estaba ahí cerquita en la puerta
de troncos con una mano encima
de la talanquera y tenía una mano
por detrás de la cintura. Cuando mi
mamá le dijo que le diera la razón
fue cuando el hombre sacó un revólver y le disparó. Mi mamá cayó al
suelo pegada a nosotros, al instante corrió la gente y mi tío William a
ver qué era lo que había pasado, él
se encontraba lavando la ropa que
se había quitado. El tipo, cuando
325
mi mamá cayó, salió corriendo y se
escapó.
Esos hechos ocurrieron a la una
pasada, en la tarde, mi tía comenzó
a llorar y a gritar cuando mataron
a mi mamá. En esas llegó mi abuelito que estaba llevando una hoja
de vida para trabajar, él miro a mi
mamá tirada en el piso y a nosotros
gritando. Venía con mi hermanita
Angie Paola de la manito porque
estaba muy pequeñita, él la cargó
y corrió a ver qué era lo que había
pasado. Cuando él miró a mi mamá
así en el suelo, la alzó y la colocó
encima de sus piernas, empezó a
llorar moviéndola para ver si ella
le respondía, lo único que ella hizo
fue suspirar tres veces con los ojitos abiertos mirando hacia el cielo.
Mi abuelito desesperado la agarró
y gritaba: ¡Ay! Dios mío ayúdame,
Señor bendito ayúdame, en ese
momento pasaba un carro particular y mi abuelito le pidió ayuda para
llevarla al hospital pensando que le
podíamos salvar la vida. El señor se
negó y ahí fue donde llamamos al
cuerpo de bomberos para que me
llevara a mí al pueblo a buscar una
ambulancia. A la ambulancia que yo
conseguí le tocó devolverse a llevar
a un niño al que se le reventó la boquita y se le zafaron tres dientes,
la ambulancia tuvo que ir a atender
esa emergencia y por eso se demoraron para ir auxiliar a mi mamá.
Mi abuelito se vio tan desesperado porque lo encontró esa tragedia con veinte mil pesos, que era
lo único que lo acompañaba para
comprar alguna cosita de comida.
Él muy desesperado gritaba pidien-
do ayuda a Dios, que lo ayudara,
que él qué iba a hacer, porque no
tenía con que comprar el ataúd.
En medio de la desesperación un
señor me ayudó y me llevó a la alcaldía de Circasia, habló con la personería y me consiguieron el ataúd,
el señor me escuchó esas súplicas
de clamor que yo le hacía y todo
gracias a Dios, nos cuenta hoy mi
abuelito.
Habla don José
Antonio
En ese momento la llevamos a
un cambuche de la finca donde
vivíamos, ahí fue velada mi hija.
Al otro día del velorio la llevamos
a darle cristiana sepultura, para
mí fue muy doloroso pensar que
había quedado sólo en el mundo,
pero mis nietas me ayudaron mucho. Ellas estaban muy pequeñitas, vieron el desespero mío de ver
que ellas no hacían sino llorar a la
mamá y preguntarme por ella, me
agarraba la depresión, sentía morirme, no sabía qué decirles ni cómo
consolarlas, pero gracias a Dios, el
Señor me ha dado fortaleza para
luchar con ellas y salir adelante en
ese momento.
Para no vivir ese recuerdo decidimos irnos unos días para el pueblo
mientras podíamos olvidar un poco
lo sucedido. Ahí fue donde hicimos en la personería un derecho
de petición para ver si nos ayudaban y nos hacíamos a un lotecito
para nosotros hacer un cambuche,
para evitarlos la pagada de arriendo
puesto que no teníamos quien nos
ayudará económicamente donde estábamos. Yo no tenía ningún
sueldo.
Hablan las nietas
Nos tocó regresarnos al pueblo porque no teníamos forma de
pagar un arriendo. Nos tocó irnos
para la finquita y de ahí para acá
fue cuando mi abuelito comenzó a escuchar amenazas, que nos
tocaba irnos de ahí de ese lugar
donde estábamos nosotros. Sentimos mucho miedo puesto que ahí
fue donde mataron a mi mamita. A
pesar de que nosotras estábamos
tan pequeñitas sentíamos mucho,
comenzamos a decirle a mi abuelito que nos fuéramos de ahí porque nosotros lo queríamos mucho,
él es la única familia que nosotros
tenemos. Él es quien ha luchado y
ha sufrido con nosotras, más aun
cuando él está haciendo el papel
de papá, abuelito y mamá.
Nosotros sufrimos mucho cuando estamos mal económicamente,
vemos preocupado a mi abuelito
cuando se mira mal nuestra comidita. Yo sé que él tiene muchos
gastos con nosotras y por eso nosotras tenemos que ver con eso,
gracias a Dios tenemos a un abuelito responsable, además, yo tengo
un deber con mis hermanas, con
ellas soy como su mamá consejera.
Yo soy la que les hago de comer, les
lavo, pero me duele que no pueda
estar con mi mamá, pero por ellas
Granada - Meta
José Antonio Cortéz
324
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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voy para adelante, porque ellas son
mi motivo de vida. Por eso le pido
a Dios que siempre me ayude, que
cuando me muera ellas estén grandes para que no sufran por mi culpa, espero poder cumplir ese deseo de tener una casita junto a mis
hermanas y a mi abuelito le pueda
salir lo que le está pidiendo a Dios
por la falta de mi mamá.
Nosotros la recordamos mucho,
por lo buena mamá y por enseñarnos la palabra respeto. Dios
perdóname por no hacerle caso a
mi abuelo, por eso te ruego que
tengas a mi mamá descansando en
tu reino y también te pido por mi
abuelito que lo ayudes físicamente.
Por eso te pido que no te lo lleves
sin cumplir el deseo de dejarnos la
casita, pero para eso necesitamos
tu bendición y te pido que eso salga adelante y te pido que me ayudes en mi estudio.
A todos, les saludamos en compañía de todas mis hermanitas y les
deseamos que estén bien y que Dios
los bendiga por siempre. Perdonen
lo mal que escribimos en este libro,
ayúdenos para que llegue lo de mi
mamá, tener una forma de vida
para nosotros, para no sufrir tanto,
no piensen que estamos acosando,
solo ayúdenos. Gracias.
Yeimi Viviana Cortez Buitagro
Carta de amor escrita por nuestra mamá para el novio. Nunca se
entregó al destinatario.
Amor, hoy que no me has llamado mi corazón se desespera al no
saber de ti, mi amor estoy muy triste por no saber nada, cuánto diera
por escuchar tu voz y poder decirte
cuanto te amo y te extraño. Amor
donde estés deseo que estés bien
y le pido a Dios que te bendiga a
todo momento, donde estés quiero que sepas que te quiero mucho,
aunque no sé si tú piensas en mi
como yo pienso en ti, a cada momento de mi vida. Por favor, nunca
olvides que extraño tus besos y tus
caricias, aunque fueron muy pocas
para mí. Deseo que estés aquí mi
amor, para abrazarte con todo mi
corazón y decirte cuanto te quiero, deseo estar contigo, junto a ti
y besarte tú boca, dulce tan dulce
que parece un bombón. Mi amor
no estás a mi lado, siento una tristeza inmensa por no estar contigo,
para poder decirle cuanto te amo
y pienso en ti a cada momento de
mi vida. Quisiera que me abraces
muy fuerte y me digas cuanto me
amas, si me amas de verdad, mi corazón desespera al no saber nada
de ti amor, cuánto diera para que
estuvieras aquí conmigo y contarte
mis problemas y que tú me ayudaras, no sé si tú también piensas
en mi todo el tiempo, pues tú tienes cosas más importantes en que
pensar, creo que yo si pienso en ti
a cada momento, yo quisiera oír tu
voz y tu sonrisa, pareces un bebé
muy bello. Tú no te me quitas de
mi mente, mi amor te quiero, te
amo, te extraño mi amor. Mi amor,
no estás a mi lado, mi amor esto
sólo para ti, mi amor, te extraño, mi
amor, me flechaste el corazón.
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José Antonio Cortéz
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NARRATIVAS
VISIBLES
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Historia de
Gambeiro
de Jesús
Calderón
Por: María Consuelo Ceballos
A
Así fue la historia de Gambeiro y
Consuelo. Nos conocimos y nos fuimos a vivir muy felices, tuvimos un
hermoso niño a quien le dimos el
nombre de Frederick, por quien luchamos para tenerle un hogar lleno
de amor y mucha ternura. A los dos
años tuvimos una hermosa hija a la
que le dimos el nombre de Yuredsy. Ya eran dos niños a los que amábamos con todo nuestro corazón.
Gambeiro siempre trabajaba en
lo que podía para ofrecerle a los
niños un futuro mejor a lo que nosotros tuvimos en nuestra infancia,
siempre luchábamos juntos por lo
que queríamos. A los cuatro años
tuvimos otro hermoso niño a quien
le dimos el nombre de Deivi, ya
eran tres hijos por quienes sentirse
muy orgullosos, tenía planes para el
futuro de ellos.
Debido a las malas personas que
existen, todo lo bonito que teníamos nos lo quitaron, de la noche
a la mañana quedamos solos con
un futuro incierto. Ahí empecé sola
a luchar por mis tres hijos y la verdad es muy difícil enfrentar la vida
así. Éramos muy felices, habíamos
convivido catorce años hasta que
manos criminales acabaron con su
vida.
El día sábado 15 de diciembre del
año 2001, salió por la mañana para
su trabajo a las 7:00 a.m y nunca
llegó. Ese mismo día a las 11:00 me
avisaron que lo encontraron muerto en el barrio Brisas de Irike.
Granada - Meta
Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Historia de
Manuel
Por: Ana Silvia Loaiza
gos por su buen humor y responsabilidad, sacó su negocio adelante gracias a todas sus virtudes, era
muy conocido en la región.
Al momento de su homicidio
dejó una hija de tres años que no
pudo compartir mucho tiempo
con su padre, todo por la intolerancia de algunas personas. Lo poco
que pudo compartir con su hija
ella lo recuerda y lo guarda en su
memoria como si fuera un tesoro.
Manuel era una persona responsable, cariñosa y soñadora. Tenía muchos sueños con su familia que en
ese momento, eran su esposa y su
hija. Soñaba en cómo las iba a sacar adelante, cómo iba a ser su hija
cuando estuviera grande, cómo la
iba a educar y a proteger, porque
para él era su prioridad.
El día de su muerte se levantó como todos los días, se despidió de su esposa y su hija sin
ni siquiera sospechar que era
la última vez que lo verían con
vida.
Manuel murió el 27
de febrero de 1986, era
una persona emprendedora, creció
al lado de su familia en un hogar rodeado de mucho amor, acogedor y
con mucha paz. Desde su niñez fue
una persona sobresaliente, buen
estudiante, buen hijo, excelente
hermano, buen padre y esposo.
Su vida transcurrió entre su trabajo, su familia y sus amigos, salió
adelante gracias a su trabajo y a
que era una persona emprendedora. Al momento de su muerte se
desempeñaba como administrador
de un negocio familiar. Aparte de
esto negociaba con caballos y ganado.
En Mesetas, Meta, su diario vivir
se dividía entre su trabajo, su familia y amigos. Tenía ocho hermanos,
era muy coqueto, era una persona
agradable, sobresalía entre sus ami-
Se dirigió al municipio de San
Martín a llevar unas papeletas de un
ganado que había vendido, iba con
la persona que se las había comprado y con un muy buen amigo que
lo consideraba como un hermano.
Iban muy contentos escuchando
música y haciendo planes, al pasar
por un sitio llamado la “Batea” vieron algo muy raro, había piedras en
el camino. Se bajaron y al instante aparecieron muchos hombres
encapuchados, ellos preguntaron,
que qué querían, pero los hombres
sin contestar nada los amarraron a
unos árboles y les preguntaban que
dónde estaba la plata, ellos contestaron que no traían nada y que
iban era a firmar unos papeles en
San Martín, los golpearon y les qui-
taron todas sus pertenencias y de
la manera más vil mataron a Manuel
y a su mejor amigo, a cada uno con
un tiro de gracia. Luego se robaron
el carro en que venían y huyeron.
La otra persona que iba con ellos
fue la que narró estos hechos porqué a él no le hicieron nada, sólo
le dijeron que fuera a avisar lo que
había sucedido y que se diera por
bien servido porque él no era de
la región y que después de esto se
perdiera o ellos lo buscaban donde
fuera.
Estas personas no saben el dolor que dejaron en esta familia,
dejar una niña huérfana, una esposa sola y un dolor inmenso que
ni con el pasar de los años se ha
podido superar. Fue un dolor tan
duro que su madre murió al poco
tiempo porque no pudo soportar
tanta tristeza. Su familia se fue de
la región, su hija salió adelante con
la ayuda de su mamá pero con un
dolor que nunca se supera, de no
haber sido por estos hechos había
podido compartir más tiempo con
su padre.
Es un dolor indescriptible, perder
un ser querido de la manera más
humillante que se puede acabar
con la vida de un ser humano, él
no tenía nada que ver con la gente absurda, esa gente que no sabe
contra quién ni para qué lo hacen.
Apagaron la luz de la vida de una
persona inocente y opacaron la de
toda su familia, porque aunque sigamos nuestro diario vivir nada volverá a ser igual que antes.
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Historia de
Armando
Sánchez
Caicedo
Armando nació el 28 de enero del año 1973
en el municipio de Granada, vereda Puerto
Nuevo, inspección de Canaguaro. Inició sus
estudios en el colegio Antonio Nariño de la
vereda de Puerto Nuevo donde cursó hasta
tercer grado.
V
ivió toda su adolescencia en la
vereda donde se empleaba trabajando en fincas al jornal. Fue una
persona muy responsable, respetuosa y alejada de los vicios. Su
afición era escuchar música, hacer
deporte y además asistía a una iglesia pentecostal.
Después de un tiempo, él viajo a
Puerto Concordia en el Guaviare a
trabajar con el papá en el campo.
Luego de cinco años volvió y siguió
trabajando en Canaguaro. Después
se fue a prestar servicio militar en la
ciudad de Villavicencio y luego volvió a Canaguaro y siguió trabajando
en el campo.
El trabajo estaba escaso, él estaba planeando volver al Guaviare a
trabajar. Cierto día por Canaguaro
pasaron un grupo de paramilitares
hacia la trocha siete, Armando estaba saliendo de viaje para San José
del Guaviare, estaba esperando el
transporte, y al momento en que
pasaron estos paramilitares, Armando desapareció. Se indagó sobre el paradero de Armando y todo
indicaba que los paras se lo habían
llevado.
No se realizaron las diligencias de
denuncia por temor a represalias
que pudieran tomar estos señores
contra Armando o cualquier integrante de la familia. Se escucharon
rumores de que se lo habían llevado para San José por que él conocía por allá.
NARRATIVAS
VISIBLES
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Pasado un tiempo se escuchó
también el rumor de qué había
muerto en una emboscada de la
guerrilla por los lados del Retorno
en el Guaviare. Se trató de averiguar si eso era cierto pero fue muy
difícil llegar a la verdad, nadie daba
razón. Al paso de los años apareció
la ley de Justicia y Paz con lo cual
se apoyaría a las familias víctimas
del conflicto armado y que tuvieran seres queridos desaparecidos.
Viendo nosotros este apoyo decidimos poner la denuncia respectiva
en Justicia y Paz, con la esperanza
de que se nos diera alguna solución
o respuesta sobre Armando. Luego
de ésto esperamos un tiempo y
fue evolucionando el proceso hasta
que se llegó a las audiencias con los
comandantes de los paramilitares
que operaban en la región.
Nos citaron cierto día a una audiencia con el comandante que se
había llevado a Armando, nosotros
le dimos los datos de él a los de
Justicia y Paz y en la audiencia él
corroboró esos datos y confirmo
que sí había reclutado a Armando en Canaguaro, que lo habían
mandado para San José y que a él
lo apodaban “Sisi”, que ellos habían sido emboscados en San José
del Guaviare y que Armando había
muerto, que habían sido llevado
para San José y que lo habían enterrado como N.N, porque no tenía
los documentos de identidad.
Granada - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
José Joquín
Gómez Ardila
Mauricio y Juan Carlos
Por: Eulalia Rodríguez Parra
335
Y
o, Eulalia Rodríguez, escribo este
relato en memoria de mi esposo
José Joaquín Gómez Ardila. Yo viví
diez años con él, tengo una hija
que se llama Andrea Milena Gómez
Rodríguez. Él era celador de Bancafé y ese era el trabajo con el que
nosotros nos sosteníamos y hasta
hora no sé por qué lo mataron si
él no se metía con nadies. El apodo
de él era “chichipato” y su papá y
su mamá ya murieron también, y
solamente tiene las hermanas.
Él nació en Guamal y después se
trasladaron a Granada, Meta, donde su servicio militar. Después de
pagar su servicio militar comenzó
a trabajar de celador y lo mataron por los lados de El Amparo y la
troncal, en la mitad de la carretera.
Él era un hombre muy juicioso con
los deberes de la casa, de corazón
estaré acompañándote hoy mañana y siempre.
Habla la hija
Yo extraño mucho pero mucho
a mi papá, recuerdo los poquitos
momentos que estuvimos juntos y
compartimos cosas bonitas. Quisiera tenerlo todavía, la desgracia que
le pasó a mi papá todavía lo creo, a
veces pienso que es mentira, pero
no. Cada vez que me acuerdo me
dan ganas de llorar o cuando se
ponen a contar su historia. Me dolió mucho la muerte de mi papá, al
habérmelo matado siento mucho
dolor en mi corazón. Tengo 14 años
y lo extraño mucho aunque yo sé
que él en cualquier lado estará conmigo en las buenas y en las malas.
Quiero que por el crimen de mi
papá se haga justicia, pero mucha
justicia, a veces lo pienso mucho y
sé que él siempre estará a mi lado.
En el colegio me preguntan por mi
papá yo les digo a mis compañeros
que él está muerto, ellos me comprenden y todos me quieren mucho.
Aquí cuento la historia junto a
mi mamá, lo queremos demasiado,
todavía no aceptamos la muerte de
él. Ella dice que todavía lo extraña
mucho y yo también. Gracias.
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Historia de
Luz Stella
Rojas Giraldo
Por: Isabel Giraldo
Mauricio y Juan Carlos
Yo, Isabel Giraldo, hago este relato
en memoria de mi hija Luz Stella Rojas Giraldo. Luz Stella nació en Fresno, Tolima el día 2 de agosto de 1956, en el hogar
conformado por Eduardo Rojas y Isabel Giraldo. Allí pasó sus
primeros dos años de vida, pues por motivos económicos nos
trasladamos con nuestra familia en el año de 1958 para Granada, Meta. Allí pasó su juventud en un hogar donde, que
aunque pobre, había mucho cariño y amor.
Mi esposo murió a mediados del
año 1966 quedando la familia a mi
cargo, tuve que trabajar con tesón
para darles lo mejor. Los saqué adelante con mucho esfuerzo.
Luz Stella estudió su primaria en
la escuela Valentín García, cursó
hasta quinto de primaria, no estudió más por motivos económicos,
luego se dedicó a ayudarme a los
quehaceres de la casa. Para mí era
una gran ayuda, ya era una niña
obediente, de buenos principios
morales. En medio de nuestra pobreza vivíamos en un mundo feliz.
Luego nos trasladamos para una
finca en Puerto Caldas, allí estuvimos un tiempo. En ese tramo de
vida conoció a un joven llamado
José Reinel Yuste.
Stella en ese tiempo ya tenía 15
años, al poco tiempo contrajeron
matrimonio, unión de la cual nacieron cuatro hijos. Con su esposo
se fueron a hacer sus vidas a otro
lado, luego de un tiempo volvieron
a Granada. Para ese entonces yo
también me había ido de la finca y
me vine a vivir a Granada, aquí había conseguido mi casita. Ella volvió
a vivir conmigo, pues ella sabía que
en el campo había pocas posibilidades para educar a sus hijos. Poco
después su esposo se fue a buscar
suerte en otro lado. Ella quedó haciendo frente con la suerte de sus
hijos, trabajo con esmero para hacer de sus hijos personas de bien.
Yo catalogaba a mi hija como una
gran mujer, una gran hija y una
buena madre.
Para ver si podía cumplir la meta
que se había propuesto, se trasladó
de Granada a Puerto Poveda, Meta
en agosto de 1994. Sin embargo,
su ilusión de encontrar nuevos horizontes fueron en vano porque un
domingo 20 de noviembre de 1994
manos criminales acabaron con su
vida en medio de sus pequeñas hijas, quienes no sabían por qué tenían que soportar tanto dolor. Fue
un día fatídico para nosotros que
no entendíamos por qué o quienes habían sido los cobardes. Fue
una terrible pérdida para sus hijos,
hermana y para mí, había perdido a
una gran hija.
Pasada toda esta tragedia, mi
hija menor y yo quedamos a cargo
de mis nietas y con la ayuda de Dios
las sacamos adelante. Acabaron sus
estudios de bachiller con mucho
esfuerzo de parte de todos. Cuando todo ésto paso vivíamos en el
barrio Belén, en la carrera 16 N. 11
– 66, allí éramos queridos por toda
la comunidad, que también lloraba
la muerte de mi hija.
Gracias a Dios que nos dio fortaleza para seguir adelante, pues mis
nietas, mi hija menor y toda la familia vivimos en armonía haciendo
honor a la memoria de mi hija, esperando la justicia divina. Que Dios
bendiga y ayude a todos los que
están con nosotros en esta lucha
para que algún día reparen tantos
crímenes que han dejando desolación en tantos hogares.
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Historia de
Jamilson
Ramírez Godoy
Por: Azucena Godoy Díaz
Este es un relato o biografía de uno de los tantos desaparecidos que
hay en este hermoso país que se llama Colombia.
Jamilson Ramírez Godoy nació en el municipio de Vistahermosa el día 6
de marzo de 1982. Fue el segundo de mis hijos. Fue un niño muy saludable gracias a Dios. Cuando llegó la época de estudio fue un poco rebelde
porque no le gustó el colegio, le gustaba trabajar con ganado y montar
a caballo y así fue creciendo hasta la época de los ocho años. También
recuerdo que le gustaba hacer travesuras con los demás hermanos. De
tantos ruegos para que estudiara al fin logró ir al colegio en los años 1992,
1993 y 1994. Después no quiso estudiar más, él decía que para trabajar
no necesitaba estudio, que el estudio era para los “burros”.
Fue un muchacho poco fiestero, a la época que él desapareció no sabía bailar. Los juegos que
a Jamilson le gustaban era jugar
bolinche, jugar billar, también era
muy aficionado a montar caballo y
a hacer vaquerías. También le gustaba participar en paseos, ir al río
a baño o a pesca, o las caminatas
de los Viernes Santos, participaba
mucho a la hora de organizar la
casa en navidad o año nuevo. No
le gustaba que se le celebrara los
cumpleaños porque decía que era
celebrar la vejez.
Habla María Esther
Yo, María Esther Ramírez, soy
hermana del desaparecido, mi hermano Jamilson Ramírez, lo recuerdo con mucho cariño en la niñez.
A pesar de que éramos pobres fue
una niñez muy bonita y vivimos
tranquilos. Él era algo de mal genio
pero buen hermano, jugábamos
mucho en la adolescencia, nos tocaba trabajar un poco y colaborar
con los quehaceres de la casa.
Llegó el tiempo en que yo me
independicé de la casa, me fui y él
quedó al lado de mi mamá. Cuando
yo volví a visitarlos él ya estaba formándose hombre, tenia diecisiete
años de edad, eso fue para una
navidad y como recuerdo nos hicimos tomar esta foto, también fue
la última vez que lo vi porque a los
pocos meses desapareció.
Habla Nerfy Yamile
Tamayo Godoy
Estas pocas palabras que voy a
escribir me vienen de las pocas fotos que he visto de mi hermano y
que mi mamá y mi hermana Esther
me han dicho de cómo era él. Yo
era una niña de un año, por eso no
recuerdo bien. Que dicha fuera yo
tener a mi hermano vivo, tendría
el apoyo de mi hermano, así como
tengo el de mis dos hermanas y mi
hermano Azael, pero desgraciadamente desapareció y esta es la fecha que no se sabe nada y quién
sabe si se sabrá algo de mi hermano algún día, espero que sí.
Yo quisiera que en este querido
país de Colombia se acabara esa
palabra desaparición, para así tener
una familia completa y feliz ya que
la mía no lo es.
Habla Leidy Viviana
Cortés Godoy
Yo, Leidy Viviana Cortes Godoy,
hermana del desaparecido, mi hermano Jamilson Ramírez, lo recuerdo con mucho cariño, en la niñez
jugábamos y también peleábamos
un poquito, pero así lo recuerdo
mucho. Lo último que viví con él
fue la navidad de 1998, compartimos muchas cosas, de él quedo esa
foto.
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Historia de
José Orlando
Valencia
Por: Rosalba Betancour
Y
o, Rosalba, soy la madre de José
Orlando Bolansio. Mi hijo nació el 15
de agosto de 1957, él trabajaba en
el campo y después se fue a pagar
servicio en Villavo en el batallón de
Apiay. Después salió de allá y consiguió trabajo y me ayudaba para
la comida porque yo era una mujer sola. Yo trabajaba en el campo
arrancando yuca, cogiendo arroz,
tirando azadón y tenía una hija pequeña que era la que me acompañaba en la finca y también mantenía conmigo Arnobio, otro hijo.
Después mi hijo Orlando se fue
para Granada y le salió el trabajo en
coca cola, él lo que ganaba lo compartía conmigo, yo vivía para los lados del internado Macanal, mi hijo
me visitaba cada vez que tenía descanso. Él me decía que me fuera
para el pueblo a vivir, él estaba con
mi hija Rubi que le ayudaba mucho
a mi hijo. Él la quería mucho porque ella lo ayudaba a salir adelante.
Yo no me podía ir porque tenía una
tierrita que nos había regalado el
señor don Antonio Hernández.
Yo había subido a Granada hacía
quince días a ver los hijos, Orlando
sacaba la remesa donde una señora
que le decía la Agüela, era la mamá
de doña Adiela, una señora de Granada.
Un día 28 de febrero por la mañana llegó el amigo de mi hijo, Or-
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VISIBLES
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lando Daza, en un carro con la noticia de que mi hijo estaba enfermo.
Yo me encontraba muy enferma y
entonces todos los otros hijos se
reunieron y me dijeron que nos
fuéramos para Granada, me sacaron cargada de la casa hasta donde
estaba el carro. Todos nos vinimos
para Granada, mis hijos no sabían
cómo me iban a contar esta noticia
porque yo me encontraba enferma, entonces cuando llegamos a
donde mi hija Rubi, ya lo tenían en
la sala de la casa. Cuando llegué vi
un ataúd y me puse a llorar inconsolablemente. Cuando me acerqué
vi a mi hijo en la caja, entonces sentí un dolor de madre muy duro, un
dolor que nos puede pasar a todos
los humanos.
Yo le pregunté a Dios por qué
esos criminales hacían esto con la
gente que no le hacía daño a nadies. El daño de mi hijo era trabajar. Espero que estos criminales
sean castigados tarde o temprano
por todos los crímenes que han cometido, nunca tendrán perdón de
Dios, este es un dolor muy grande
que le puede pasar a cualquier madre, si les arrebatan los seres queridos. No tengo más qué narrarles
por el momento, ellos nunca tendrán el perdón de Dios.
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E
ste es el relato de lo que fue mi
vida con mi esposo, en los quince
años que duró nuestro matrimonio. Nos conocimos desde muy
jóvenes, pues éramos del mismo
pueblo ubicado en el Valle.
Un día cualquiera comenzamos
por primera vez, de ahí en adelante
surgió la amistad, luego nos hicimos novios. Luego llegó el día en
que nos casamos, vivíamos donde
sus padres. Ahí tuvimos a nuestra
primera niña, después de un año
nos fuimos a vivir solos, mas adelante tuvimos la segunda niña. Más
adelante tuvimos la tercera niña,
quien falleció a los pocos meses de
nacida.
Cuando las niñas tenían 4 y 2
años, un día cualquiera se comunicó mi esposo con un primo que
tenía en Bogotá y él le comentó
que si quería que podía irse para
Acacias, que él tenía una finca que
había comprado hacia poco con un
amigo y que había quedado sola.
Entonces él no lo dudo porque en
esa época había pasado la cosecha
de café, vivíamos en un lugar cafetero.
Luego se puso pesada la situación, nos vinimos todos para Acacias, vivimos tres años ahí en esa
finca. Pero como el primo y el socio no tenían un buen capital que
les permitiera poner a producir la
finca, mi esposo resolvió que nos
devolviéramos para el Valle. Ellos
lo recomendaron con un amigo en
Granada, Meta. En una finca vivimos cuatro años, luego pasamos a
otra finca donde no compensaba
el sueldo con el trabajo. Luego nos
salimos a vivir en Granada, al pueblo.
Después de un tiempo volvimos
al campo y lo que pagaban era muy
poco, no le daban a uno la oportunidad siquiera de tener un patio
para hacer cría de gallinas o tener
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cerdos. Yo tenía un lotecito de unas
cuadras que mi papá me había
dado en ese entonces, el lote estaba en un proyecto en Canagüaro,
un caserío de Granada. Nos pareció
fácil, además la cuota que tocaba
dar no era alta y él trabajaba ahí
mismo en la obra.
También hacíamos comidas con
las compañeras de las otras casas,
nos ayudábamos unos a otros y así
hasta que teníamos las cosas. Así
fue como nos salimos de esa finca
y nos vinimos a vivir a la casita que
no estaba terminada del todo, entonces él se iba a jornalear. Luego
le resultó un trabajo en Canaguaro,
de celador en un colegio de monjas, pero por unos días para hacer
un reemplazo. Después él hizo
amistad con un señor que era fundador de esa misma región, se cogieron mucho cariño tanto el uno
como el otro y él señor miró que mi
esposo no podía organizarse bien
pues le quedaba pesado completar las cuotas de la casita, más los
gastos de las dos niñas que teníamos estudiando. El amigo viendo
la situación de mi esposo le dijo,
Mario yo hace muchos años estoy
trabajando en esta caseta, me siento cansado y quiero descansar, entonces quiero ayudarlo a usted, le
propongo que la coja por un año y
me paga arriendo. Como la caseta
era la única que había en ese caserío se vendía mucha fritanga, tinto,
era muy buena la venta, no había
competencia.
Él trabajó juicioso, hizo un ahorro
y compró un pedacito de tierra en
Mesetas. Más adelante se cumplió
el tiempo de entregar la caseta, la
entregó y volvió a quedar viviendo
de lo que ganaba, trabajando en lo
que saliera. Él mismo dueño de la
caseta, el amigo, tenía una comadre fundadora de esta región, ella
tenía una casa y la habían desocupado o la iban a desocupar, entonces el amigo le dijo a Mari, Si usted quiere yo lo recomiendo con
la comadre para que le arriende la
casa. Mario le dijo, Si deseo. Así fue
como nos salimos de la casita, la
arrendamos y nos pasamos para la
otra y como siempre había existido
allí una pequeña tienda, entonces
Mario también siguió con lo mismo
y nos fue bien gracias a Dios.
Como lo dije antes, Orlando había comprado un pedacito de tierra
en Mesetas, él iba cada quince días
a darle vuelta, se iba por la mañana
y venía por la tarde, le llevaba galletas, pan, al vecino más cercano
en agradecimiento por darle vuelta
a la finquita. Para ese mismo año,
el 25 de diciembre estábamos toda
la familia de paseo, pasamos muy
bueno, él estaba feliz con la finquita pues la gente era muy sana,
trabajadores, él tenía muchos proyectos, pues le gustaba mucho el
campo. Nunca tuvo problemas ni
antecedentes, tenía su hoja de vida
limpia, era un hombre trabajador y
honrado.
Hasta aquí llega mi relato de lo
que vivimos, porque desde ese 25
de diciembre ya quedamos solas,
hace 20 años.
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Historia de
Yesica María
Molina Murillo
Por: Blanca Esneda Murillo
Yesica María Molina Murillo
era un niña muy linda, tanto por
dentro como por fuera, ella era
muy noble. El trato de ella era
por igual, fueran jóvenes o viejos. Ella trabajaba en una caseta
de coca cola, llevaba tres días de
trabajo, siempre había trabajado
con una hermana, cuidándole al
niño. Ella le pagaba doscientos
mil por lo del niño, y me colaboraba siempre con la mitad. El
trato para mí siendo su mama,
era siempre muy hermoso. Ella
me decía “mamotas” esa era la
palabra de cariño. Yesica llevaba
nueve días viviendo con la hermana, que vivía con el marido y
el niño.
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Resulta y sucede que yo salí un
viernes por la noche y me la encontré, la saludé y le dije que porqué no había ido a verme a la casa,
entonces ella me dijo, Mamotas es
que he estado muy ocupada, ese
día llevaba una bolsa de jabón Rey,
un cepillo de dientes y una crema,
me dijo, Mamotas le saque plata
prestada a la patrona para poder
comprar estas cosas. Yo me despedí y le di un beso y le dije, Chao
hija que el señor me la bendiga, juiciosa. Esa fue la última vez que yo
la miré viva.
El sábado salió con su hermana a
comer hamburguesa. Yesica le dijo
a la hermana que fueran a un sitio
a tomar gaseosa, ellas fueron y al
rato llegaron dos paracos. A uno de
ellos le decían alias “El tigre”, él les
mandó dos cervezas a la mesa, Yuri,
la hermana le dijo a mi niña, Vamos
para la casa que llega el mono,
entonces ella le contestó, ¿Qué?
váyase que ahora voy yo. Camine
vamos le dijo la hermana, entonces
Yesica dijo que no, porque estaba
aburrida con Juan David, el niño
que ella estaba cuidando.
Al otro día el comentario fue que
había una muchacha joven asesinada a piedra, que era una muchacha
de los bares. Resulta que yo salí a
comprar la carne y me dicen, Que
pesar, mataron a una muchacha,
y yo contesté, Que pesar de esa
madre cuando sepa. Al momentito
llegó el carro de la funeraria de Ve-
racruz, llegó con un muchacho que
esa noche la miró con la ropa que la
mataron. Yo no sabía con qué ropa
había salido ella. El muchacho entró y nos dijo, primero le dijo a una
hija mía, a la mayor, Yesica estaba
herida en el hospital, entonces subió mi hija y me dijo, Mamá tenga
paciencia que a Yesica la hirieron y
está en el hospital, y yo me puse a
gritar y le dije, Que herida ni que
hijueputas.
Entonces me fui para el hospital,
me la mostraron en una bandeja de
una nevera porque a mi hija le hicieron el levantamiento a las 6 de la
mañana y yo supe a las 7: 22 de la
mañana. Gracias le doy a Dios que
no la vi botada donde la mataron,
yo me hubiera enloquecido viendo
a una hija en ese estado. A mí no
me la dejaron ver toda, apenas de
la cintura para abajo. La doctora de
la fiscalía no dejó que la viera toda,
dijo que si yo era la mama me podía
enloquecer.
Después dejaron entrar a mi
hija, la mayor, para que la mirara.
Cuando se la mostraron a ella se la
dejaron ver toda, a mí me sacaron,
entonces yo miré desde afuera y vi
que mi hija había quedado con un
ojo afuera, le metieron tres puñaladas, primero le dieron las puñaladas
y ella no murió, entonces cuenta
la gente que ella pedía auxilio y el
desgraciado se devolvió y la mató
a piedra.
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Historia de
Luis Ernesto
Arango
Mauricio y Juan Carlos
Por: Lisenia Arango de Arango
E
n 1966 me conocí con el señor Luis Ernesto Arango en Puerto
Gaitán, Meta, nos casamos y de tal
unión nacieron nueve hijos.
Fue un hogar muy hermoso y
de buen entendimiento, pasaron
los años y por motivos de trabajo
recorrimos muchos lugares de este
mismo departamento, pasando
necesidades económicas para la alimentación, vestuario, educación.
Debido a estas circunstancias y a la
falta de atención médica se murió
uno de mis hijos. Luego pasaron los
meses y por circunstancias de la
vida falleció otro de mis hijos, pasábamos el tiempo unas veces con
tristeza, y otras veces con alegría.
Fue pasando el tiempo hasta
que un día que los esperaba como
todos los días ya no llegó, me dieron la desagradable noticia que
lo habían matado, quedando con
un hijo discapacitado de 33 años
de edad. No puedo trabajar largo
tiempo porque no lo puedo dejar
solo. Él es como un niño menor de
edad, toca bañarlo, vestirlo y darle
la comida y la droga a sus debidas
horas.
Después de la muerte de mi esposo, la vida para mí ha sido un
dolor ya que tengo que ser padre
y madre a la vez. He pasado muchas necesidades como la falta de
vivienda, no puedo trabajar lejos
de mi hijo porque no puedo dejarlo con otras personas, me falta mi
esposo. La vida cambió para mí por
ser mujer cabeza de hogar.
El día de la muerte de él fue el
nueve de septiembre del 2006, hacer memoria es muy triste, recordar es volver a vivir el pasado. Estos
últimos años han sido difíciles pero
he podido salir adelante con la obligación que me quedó. Como mujer
cabeza de hogar son tristes los días
que pasan, con un poco de dificultad, pero poco a poco voy soportando la soledad.
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Historia de
José Jesús
López Castrillón
Por: Fanny Londoño Londoño
M
ayo 2 del 2010
Yo testifico mi relación con José
Jesús López Castrillón, nos conocimos cuando yo tenía 19 años y
duramos diez meses de novios. Me
fui a vivir con él y de esa relación
tuvimos una hermosa niña que se
llama Yery López Londoño, que hoy
en día tiene 34 años y está conmigo. Les cuento que mi hija tiene
problemas del corazón y ha sido
operada dos veces, además es sorda muda. Todo ese tropel me tocó
sola porque él decía que se le moría
si la operábamos, él la quería mucho y no estaba de acuerdo con la
operación. Yo me fui para Bogotá,
para donde la madrina de ella y me
puse a hacer vueltas para la cirugía,
trabajé hasta que la mandé a operar. De ahí dependió la separación
de nosotros, después me regresé
para Villavo a estarme donde una
hermana de él, tía de la niña. Allí estuve seis meses y después me vine
para Granada y me puse a trabajar.
Con el tiempo él consiguió mujer
y después se consiguió una novia y
se casó. Al año de casado se le ahogó la señora en el río Guayuriba. Él
era muy responsable con mi hija a
pesar de que ya no viviéramos juntos. Yo también formalicé otra vez
en un hogar con un muchacho, de
esa unión tuve dos hijos que son
Mónica y Miguel. Con él viví ocho
años y me separe y volví a vivir con
NARRATIVAS
VISIBLES
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José Jesús López Castrillón, diez
años después. Durante ese tiempo
celebramos los 15 años de mi hija
Yery. Duramos tres años y medio
antes de que lo desaparecieran.
Eso ocurrió el 2 de enero de 1993,
un sábado a las 5 de la tarde salió
de la casa para Villavicencio, no regresó a Granada, se había ido a llevar la familia a Villavicencio. Yo lo
esperé ese sábado, el domingo me
llamó el hermano como a las 10 de
la mañana y me dijo que cómo estaba José, yo le dije que él no había
venido, no me creía, entonces yo
me asusté y me fui a preguntar por
él a la empresa donde trabajaba y
me dijeron que él no se reportaba
desde el sábado por la mañana.
El lunes puse la denuncia de desaparecido y empecé a buscarlo y
empezaron a hacerme llamadas
anónimas. Me tocó irme de donde
vivía porque me amenazaron con
la hija, de ahí empieza la pesadilla y
el miedo por las amenazas que nos
hacían. Eso fue terrible, de ahí en
adelante mantenía llena de miedo,
no quisiera recordar todo lo que
nos tocó soportar y seguía con la
lucha con mi hija por el problema
del corazón. Me tocaba mandarla
operar del corazón, pero bueno, se
logró gracias a Dios. De ahí no quiero contar más, hasta que llegué a
Justicia y paz y pasé papeles y en
eso estoy, ahí vamos. Hasta aquí
cuento lo sucedido.
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Tres
Víctimas
Por: Francy Enic Martínez Vásquez
Jorge Iván Mosquera Vásquez
De pequeño era un niño noble,
alegre solidario y un poquito llorón, delgado, de piel morena, ojos
oscuros, con muchos sueños que
cumplir. Era muy colaborador con
los vecinos, buen hermano, buen
tío, buen padre, buen hijo. Prestó
su servicio militar a sus 19 años,
luego se dedicó a trabajar en oficios varios. Era un joven lleno de
vida, de expectativas con su futu-
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ro, y sus sueños, sus metas fueron
troncadas con su trágico asesinato
a manos de personas inescrupulosas que no pensaron en el daño
que nos hacían cuando decidieron
terminar con su vida. Lo dejaron
botado a las afueras de Granada,
Meta, en el río que queda entre la
vía Granada - El Castillo, estaba sin
cabeza y torturado.
Isidro Romero Martínez
Un joven que de niño era inquieto, juguetón, un poquito caprichoso como cualquier niño normal. No
fue un niño enfermo, era un niño
sano, no era egoísta, era inteligente en el estudio, cursó hasta cuarto
de primaria. Por motivos económicos no pudo seguir estudiando,
se relacionaba fácilmente con las
personas, era compañerista y amigo incondicional, un excelente hermano. Como sobrino no hay ni habrá otro igual, como hijo adoraba a
su madre por encima de todas las
cosas del mundo. Detallista, compasivo, daba la vida por su familia,
era un bailarín incansable, un muchacho que apenas con 17 años de
vida le apagaron las ganas de superarse que vivían en él en cada segundo de su vida. Lo mataron con
un disparo en la cabeza. Le sacaron
a la fuerza del pueblo en un taxi y
vilmente lo asesinaron acabando
con la alegría de una familia humilde pero unida.
Fecha de nacimiento: 14 de septiembre de 1987
Fecha de fallecido: 25 de enero 2005
Granada - Meta
Mauricio y Juan Carlos
Fecha de nacimiento: 30 de marzo de 1979
Fecha de fallecido: 30 de enero de 2003
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Un niño monito que de niño era alegre, inquieto, tanto
que en la casa lo colocamos de apodo “pelusa”, por cariño.
Su sueño era prestar servicio militar. El estudio le gustaba
poco, pero aun así era un niño muy inteligente. Se convirtió en un muchacho bien presentado y con muchas ambiciones a muy temprana edad, se enamoró perdidamente
de la madre de sus hijas Angie Carolina y Desly Daritza, a las
cuales adoraba. Un ser humano excepcional, comprensivo
como ninguno, un hermano irremplazable, un hijo como
ningún otro, como sobrino uno de los favoritos de los tíos
y primos, muy dado a las amistades. Después tuvo muchos
problemas con la madre de sus hijas por culpa de una chica
que se convirtió en su compañera y que lo acompañó hasta el día de su desaparición forzosa, realizada por el grupo
denominado “Los macacos”. Esta desaparición ocurrió el
día 26 de agosto de 2005 y hasta la presente no hemos
sabido de él.
Fecha de nacimiento: 20 de diciembre de 1985
Fecha de desaparecido: 26 de agosto de 2005
Señores miembros de la
organización Justicia y Paz:
Con este pequeño resumen de la vida de mi hermanito y
mis dos queridos hijos, pueden ver la triste realidad reflejada en una madre amorosa. Que ha perdido a su hijo, y con
el corazón lleno de tristeza, dolor e impotencia al haber
perdido en tan poco tiempo a sus más queridos seres.
Muchas gracias por su atención y me quedo a la espera
de una respuesta positiva.
Francy Enic Martínez Vázquez.
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Tres Victimas
David Romero Martínez
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Gloria
Amparo
Llanos
Mauricio y Juan Carlos
Por: Gloria Amparo Llanos
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G
ranada 22 de abril de 2010.
Les cuento como fue la vida
mía con mi esposo, fue estupenda, vivíamos muy bueno, la
pasábamos bien por allá, trabajábamos todos juntos. Nos
fuimos para el Piñal, dos horas
hacia la llanura a la finca de Don
Buitrago, que ahora está muerto. Ahí en esa finca del finado
estuvimos trabajando, duramos
un año, de ahí salimos bien para
donde el hermano de mi esposo, donde duramos dos años, le
decían “pichón de danta”. De
ahí salimos para puerto Toledo,
duramos dos años, estuvimos
en Santa Lucía que era una vereda. De allí nos fuimos otra vez
para donde mi cuñado, y ahí nos
estuvimos, viviendo y trabajando
para ganarnos la comida y la plata
para ahorrar para comprar la tierra.
Cuando nosotros tuvimos el dinero
para comprar la tierra y la compramos, trabajé tumbando montañas
para hacer la casita para vivir con
mi esposo, mis hijos y mi persona. Hicimos la casa y nos pusimos
a trabajar, le sembramos plátano,
yuca, maíz, arroz, frijol, teníamos
gallinas, teníamos un caballo.
Estuvimos harto tiempo, los hijos: uno trabajaba y la otra estudiaba. Vivíamos bien, ellos iban
poniéndose ya grandecitos, los de
los grupos ya miraban que ellos estaban para llevárselos, iban al corte
a donde nosotros estábamos tra-
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bajando con ellos y se arrimaban
y les hablaban, decían que iban a
esperar a que estuvieran mas grandecitos para llevárselos. Ellos me
decían y yo le contaba a él de eso y
él me decía que tocaba mandarlos
para Granada para que acabaran de
estudiar. Ellos le ayudaban mucho
a él y a mí a traer la madera para
acabar de hacer la casa. De un momento a otro llegó un guerrillero a
la finca para llevárselos, entonces
yo lloré para que no se los llevaran,
él nos dijo que venía a los ocho días,
nosotros los sacamos un martes
a Piñal, los montamos al bus y los
mandamos para donde mi mamá.
Ella los matriculó y se pusieron a estudiar, ella tenía 13 años, la otra 15
años y el varón tenía 18 años.
Luego de sacarlos nos devolvimos para la finca, estuvimos los
dos trabajando, luchando para tener el sustento cuando de un momento a otro pasaron los helicópteros por la vereda los Laureles y se
formó la balacera entre la guerrilla
y el ejército. Eso fue un diciembre
y terminó empezando un febrero.
Cogían a los campesinos y los metían en la escuela de los Laureles. El
ejército de la móvil número cinco
eran de muy mala clase, duraron
dos meses en los laureles y después se fueron. Entonces llegó la
guerrilla a los Laureles y a las fincas
sacando a la gente de las casas y
se los llevaban, la guerrilla decía
que nosotros éramos auxiliadores
del ejército y eso no era así, ellos
lo decían y nos investigaban. Había un sapo de la guerrilla que era
un campesino, para que a él no se
lo llevaran él decía esas cosas. Se
formó el revolcón, se llevaban la
gente para matarla y otros se salvaban, los soltaban. La guerrilla llegó
a la finca de nosotros y convidaron
a mi marido y se lo llevaron, luego
lo soltaron y el llegó a la casa por la
tarde. Al otro día se madrugó para
venirse para adonde la mamá y me
dijo que lo esperara en la casa.
Yo me desesperé tres días esperándolo y no llegaba a la finca. Esperé y esperé cuando llegó la guerrilla y me dijo que tenía que salir
de la finca y que si no salía yo de la
finca ese mismo día ellos me mataban. ¿Qué me toco que hacer?,
venirme con las meras mechitas
nada mas, ellos cogían a la gente
los amarraban como un perro y les
ponía una cosa en la cara para que
no vieran cuando los subían en las
camionetas. Cuando me sacaron de
allá, me vine para donde mi mamá,
duré seis meses sin salir a la calle
ni a la tienda. Me aconsejaron que
fuera a la Alcaldía, yo no fui pero
llegó mi cuñada a regañarme y me
llevó para Villavicencio y pusimos el
denuncio de los tres hermanos, los
dos cuñados y mi esposo.
De allá me vine y me puse a
trabajar en Consuerte, vendiendo
chance, y ahí estoy ganándome
el sustento para la comida. Hace
como dos años me dijo una señora que mi esposo lo habían matado
y que el que hizo esa fechoría que
estaba en la cárcel de Villavicencio.
Me dijeron que fuera a denunciarlo
en la fiscalía de aquí de Granada y
yo no he ido porque me da mucho
miedo de que de pronto salga y me
haga alguna cosa a mí o a mis hijos.
Ya por el momento se termina todo, soy una mujer desplazada, tengo personas que se dieron
cuenta de todo, de cuando yo vine
de por allá, de cuando me quitaron
todo y me vine solamente con la
ropa, nada más.
Granada - Meta
Gloria Amparo Llanos
358
NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
Mauricio y Juan Carlos
mi relación
con Guillermo
León Zamora Tafur
Por: Marina González
N
os conocimos en el año 79,
para ese entonces yo tenía 25
años y él 35 años. Tuvimos un
noviazgo de tres meses, luego
nos fuimos a vivir en unión libre
y tuvimos 4 hijos, dos mujeres
y dos hombres y los llamamos
Julio Cesar, Marilyn, Guillermo y
Marina. Nos radicamos en Granada, allí montamos una pequeña
granja que yo atendía mientras
él trabajaba en construcción,
con ésto nos complementábamos para sostener nuestro hogar.
Recuerdo que le gustaba mucho llevar los niños el domingo
a misa, las fechas especiales
como cumpleaños, navidades y
otras nos reuníamos y preparábamos comidas especiales. En
los 26 años que vivimos juntos
en ocasiones hubo disgustos
pero nunca estuvimos separados, siempre arreglábamos los
pequeños problemas. Cuando
ya se crecieron los muchachos
vinieron los nietos y siempre nos
reuníamos todos para las fechas
especiales, hablábamos y la pasábamos muy bien.
En la foto estamos todos,
fue el bautismo de los 4 niños.
361
Narración de los hechos de la muerte de
Guillermo Zamora Tafur contado por uno de
sus hijos
Todo empezó en enero de 2005,
no recuerdo el día exactamente
cuando llegaron dos hombres a
casa de mi papá, yo me encontraba ese día ahí. Hablaron con él y
se identificaron como miembros
de las autodefensas, dijeron que
el jefe le mandaba a decir que si le
colaboraba con un cerdo y mi papá
se los dio. Los días pasaron y ya era
20 de marzo cuando llegó un papel
a la casa de mi papá donde decía
que tenía que dar un millón de pesos para las autodefensas. Mi papá
nos dijo que él no iba a dar nada de
lo que él con tanto esfuerzo se ganaba. El 27 de marzo siendo las 3
p.m., le salió un hombre y le cobró
el dinero, mi papá le dijo que no les
iba a dar nada, el hombre no le dijo
nada y se fue. Ya eran las 5:00 pm.
y papá salió de la casa a traer una
comida para los cerdos, cuando iba
de camino a casa siendo las 6 de la
tarde y faltándole dos cuadras para
llegar los cerraron unos hombres
Granada - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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en un taxi, se bajaron y forcejearon
con él y luego lo echaron en carro
y se lo llevaron. Nos dimos cuenta
al instante pero ya no había nada
qué hacer, dimos aviso a la policía y
esperamos toda la noche noticias.
Ya siendo 28 de marzo a las 10:00
am., trajeron el cuerpo sin vida de
mi papá con 39 puñaladas.
Mi relación con Guillermo
León Zamora Tafur
Mi papá fue un hombre
trabajador toda la vida y fue
un excelente padre y esposo,
siempre estuvo con nosotros
apoyándonos y dándonos lo
mejor de él.
Habla Marilyn
Zamora González
Para mí como hija, siempre fue
un hombre que se preocupaba
por sus hijos. Para él no importaba que ya estuviéramos grandes
pues siempre estuvo pendiente de
nosotros, de las necesidades que
pudiéramos tener, tanto que yo sé
que mi papá hubiera dado la vida
por cualquiera de nosotros. Es por
eso que a mí como hija que lo veía
trabajando a sus 60 años, me duele
la forma como se ensañaron con él.
Nadie sabe cómo me dolió ver su
cuerpo y mirar el tronco en la parte
delantera destrozado a puro puñal,
ver hilachas de su piel abdominal
colgando, eso es algo que nunca
se me va a borrar de mi mente.
Cuando llega el silencio de la noche
y recuerdo estas imágenes siento
ganas de salir corriendo, de jalarme
el pelo y pienso en lo que haría si
los tuviera frente a mí, pero luego
le pido a Dios que por favor me de
fuerza para perdonar algún día, y
es que perdonar no es fácil porque
aparte de todo lo que he contado,
hay más.
No habían entregado su cuerpo
cuando mi hermana menor salió
hacia la casa a donde ella vivía a
traer ropa y un tetero para su hija
de un año, cuando al llegar a la casa
ella vio el papel que pega la funeraria donde informan fecha y hora
del entierro, no pudo contener su
llanto. Ella venía con una sobrina
de 7 años y dos tipos en una moto
se le acercaron y le dijeron, ¿Por
qué llora?, y ella pensó en decirles,
Porque mataron a mi papá, cuando
empezaron a hacer un campo en la
moto y el tipo de adelante le dijo
al de atrás échele mano ligero, entonces la niña grito, ¡No!, y la jaló
de la mano duro y corriendo entraron a la casa y cerraron la puerta. Mi
hermana cuenta que ella lo único
que hizo fue decirle a una señora
Claudia que vivía también ahí, Claudia por favor no me deje sacar de
aquí, por favor me van a matar, llame a la policía, y ella dice que se
metió debajo de la cama de la señora. La señora entonces escuchó
la moto afuera, abrió una ventana
y les dijo a los tipos, A la orden qué
se les ofrece, fue entonces cuando
uno le dijo al otro, Vamos, se daño
la vuelta, y arrancaron. Ahí vimos el
miedo, nosotros habíamos pedido
que el cuerpo de mi papá fuera llevado a la casa donde nos criamos
todos, donde estaba la marranera,
pues allá lo queríamos velar porque esperábamos la compañía de
los vecinos, pero no fue así, empezaron a rondar motos con gente
extraña ajena al barrio. Entonces
todos los vecinos se empezaron a
ir, quedamos casi solos, cerramos y
atemorizados llamamos a la funeraria y pedimos adelantar el entie-
rro para el día 29 de marzo a las 3
P.M. La gente nos aconsejó que nos
fuéramos de ahí porque nos iban a
matar por haber dado aviso a la policía y a la fiscalía al momento que
se lo llevaron, nosotros nunca sentamos demanda por miedo.
Después del entierro nos fuimos para el Espinal, Tolima, pues
allí teníamos unos familiares, nos
tocó abandonar todo. A la casa no
le pasó nada, pero la marranera si
se dejó encargada, nos tocó vender esos cerdos como si hubieran
sido robados, de afán, no nos dieron ni la mitad de lo que realmente
valían. Los niños míos y la niña de
mi hermano fueron retiradas de la
escuela, ella, mi hermana se quedó
en San Martín, Meta, cerca de Granada de donde se dice que estaba
el jefe de ellos, pero allá no le dijeron nada de las razones para matar
a mi papá.
Luego de quince días en el Espinal ya decidí regresar con mucho
miedo pero de la mano con Dios,
entonces dos de mis hermanos se
regresaron conmigo. Al principio
teníamos mucho miedo, tratábamos de estar comunicados unos
con otros. Pasados tres meses llegó mi hermana, quien pese a las
amenazas contra su vida, no pudo
ni siquiera ir al entierro de mi papá
y mucho menos verlo. Yo me pregunto aún, ¿por qué nos hicieron
ésto?, ¿por qué si mi papá a nadie
le quitaba ni le debía, era un hombre ya de 60 años?, ¿por qué se le
quitó el derecho a mis hijos de tener un abuelo?, ¿por qué?, yo espero obtener respuestas por medio
de la ley de Justicia y Paz.
Habla otro de
los hijos
Papá era oficial de construcción,
pero ya por sus vejez se dedicó a
la cría y engorde de cerdos, llevaba aproximadamente unos 4 años
dedicado a los cerdos. Cierto día
se parecieron en la casa unos tipos
y dijeron que venían de parte del
comandante y que necesitaban un
cerdo, papá le dijo que lo escogieran y que se lo llevaran. Después
vinieron otra vez a pedirle plata
pero papá les dijo que él plata no
les daba, que si querían plata que
la sudaran como él la sudaba, ellos
se fueron. El 27 de marzo de 2005
papá salió a recoger la comida para
los cerdos, yo estaba en la casa
cuando una amiga me dijo que a
mi papá unos tipos lo querían meter en un taxi. Me dirigí hasta el lugar pero mi papá ya no estaba, vi
el triciclo volteado donde mi papá
cargaba la comida de los cerdos. El
28 de marzo apareció muerto con
39 puñaladas, asesinado por cobardes que quieren vivir a costa de la
gente que trabaja.
Para mi es duro porque no pude
estar ni en el velorio de mi papá
ni en el entierro. Por reclamar su
muerte nos tocó irnos del pueblo
con toda la familia, como si fuéramos ladrones.
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Granada - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Miller
Torres
Alope
Nació un 26 de
febrero de 1981,
siendo un jueves a
las 10:00 am, en Granada, Meta.
Por: Edilma Alape Torres
Creció al lado de su madre, mujer soltera. Su padre lo abandonó
teniendo dos meses de nacido, yo
sola lo saqué adelante, criándolo y
dándole sus respectivos estudios.
Fue un hijo responsable y trabajador, con buenos principios: respetuoso, honesto, amigable y sobre
todo un buen hijo. Le gustaba la
ganadería y el fútbol, era hincha
de Millonarios.
Cuando tenía 16 años se fue
para Bogotá a buscar trabajo y a su
papá para que lo ayudara. Días después de encontrarlo se hablaron,
Miller le dijo que le ayudara porque
él nunca le había colaborado con
nada, el papá le dijo que antes Miller tenía que trabajar para que le
colaborara a él. La única ayuda que
le dio fueron mil pesos, entonces
él no volvió a buscarlo porque no
encontró ningún apoyo.
Llego a Granada en búsqueda
de trabajo, ahí fue donde cumplió
los 18 años. La mamá hizo todo el
esfuerzo para comprarle la tarjeta
militar, porque él era el único hombre que le ayudaba. A los 19 años
consiguió una compañera y tuvieron un hijo, con el tiempo entró a
trabajar en bomberos, donde duró
de tres a cuatro años. En el 2004
terminaron con su vida en este
mundo dejándonos con este sufrimiento tan grande.
Siendo el 24 de octubre del 2004
a las 5:00 am, él estaba trabajando
365
en el cuerpo de bomberos, cuando nos comunicaron que él estaba
muerto. Lo más triste fue que dijeron mentiras, porque con el transcurso del tiempo los comentarios
era que a él lo habían matado los
paramilitares. Ahí fue donde me
puse las pilas y me fui para la fiscalía de Villavicencio, expuse el caso
en el 2007 y me puse a hacer las
vueltas. En el 2008 llené formularios de Reparación de Víctimas y
otro para Justicia y Paz.
En el 2009, la Fiscalía de Bogotá
mandó una carta para que fuera a
las versiones de Bogotá. Yo llamé a
la Fiscalía porque no tenía recursos,
ellos me dijeron que tranquila, que
fuera a la Casa del Libro porque ahí
pasaban la entrevistaba en video. El
día 11 de noviembre del 2009 en
la Casa del Libro en Granada, Meta,
me presentaron las versiones libres
y me di cuenta que certificaron los
asesinos de mi hijo. En la versión
que dio Manuel de Jesús Pirabán,
alias, “Jorge Pirata”, dijo que él le
dio la orden a Chatarro para que
asesinaran a mi hijo. Ahí fue donde me di cuenta de toda la verdad,
porque me ocultaron eso por cinco
años. Antes en todos los papeles
estaba escrito que era una muerte
accidental. Si no hubiera sido por
las versiones todo seguiría oculto.
Todos los días me pregunto, ¿por
qué me ocultaron la verdad?
Ésta fue la historia de mi
hijo.
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Mauricio y Juan Carlos
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
Isidro
Hernández
Mauricio y Juan Carlos
Por: Gladys Consuelo Zapata Vargas
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E
sta es parte de mi vida con
ese maravilloso hombre, hoy
desaparecido, Isidro Hernández
Rincón.
Lo nuestro empezó muy casual, no nos conocíamos, había
coleo y yo iba con una amiga,
llegamos muy temprano y él era
el único que estaba en ese lugar.
Me acerqué y le pregunté qué a
qué horas comenzaba el evento
y él me respondió, no fue más lo
que hablamos. Lo sorprendente
fue que no sé cómo se averiguó
dónde trabajaba yo, porque a
mi trabajo llegó con vaso de frutas con crema.
Yo administraba una prendería y él se las ingenió y me conquistó con esas fresas, al poco
tiempo ya estábamos viviendo
juntos. Por amor a este hombre
desprecié ofertas de trabajo en
el Putumayo, de irme a administrar
otras prenderías. Pero le doy gracias
a Dios porque de ese gran amor me
quedó la bendición de mi hija, Paula Andrea Hernández Zapata.
Con mi liquidación, mis ahorros, un préstamo y una casita en
la plaza que le compré a mi papá,
además con lo que él ganó al vender una moto y los ahorros de él,
surtimos la casita de mercancía.
Ahí fue donde él decidió viajar a
los pueblos para aumentar nuestras ventas, surtía a los negocios y
vendía puerta a puerta y daba créditos. Cuando mi hija nació, él me
dijo que le estaba yendo muy bien,
entonces decidimos vender la casita para aumentar más mercancía.
Vendimos la casa y yo me dediqué
a estar muy pendiente de la niña.
Isidro era muy echado pa´ lante, de muchas aspiraciones, decía,
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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VISIBLES
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A mi bebe no le va a faltar nada
en la vida mientras que yo viva, él
anhelaba una niña porque decía
que las niñas eran más amorosas y
atentas con el papá. La gente nos
decía que íbamos a tener un niño
y como no me mandé a tomar ecografías nos comimos el cuento y
compramos todo para niño.
Pero cuando llegó la hora él estaba pálido, blanco como un papel,
más asustado que yo. Pero el susto
se pasó cuando nació el bebe y el
médico dijo, Se quedó sin piernas
la niña, casi me desmayo de la felicidad y él la cargo lleno de felicidad, muy contento. Cuando ya estábamos en casa con la bebé, yo
me le burlaba y le decía, Se acuerda cuando se despedía de mí y de
mi barriga y le decía al bebé, chao
güevoncito, ahora te toca pedirle
perdón a la niña, él se reía, Hijita tú
sabes que en el fondo de mi corazón siempre anhelaba una niña, y la
cogía a picos. Sólo alcanzó a disfrutar de su hija 18 meses, cosa que
mi hija no recuerda.
Como él viajaba tanto no se dio
cuenta que la niña comenzó a caminar y cada que llegaba me preguntaba, ¿Ya camina?, y esa vez
que mi niña ya caminaba, él no sabía y nos invitó a almorzar a Puente
Caído, tenía a nuestra hija cargada
y cuando él se dio la espalda para
mirar el río, la bajé y le dije que se
fuera para donde el papá y ella se
fue y lo abrazó en las piernas. Fue
tremenda sorpresa y alegría para él,
nunca se me borrará esa imagen
tan dulce.
Aunque fue muy poco lo que vivimos y compartimos, fueron tres
hermosos años de intenso amor y
compañía inolvidables que me dejaron marcada para siempre, tengo
la satisfacción de haber amado y vivido muy bien durante ese tiempo.
Doy gracias a Dios por mi hija,
aunque mi anhelo y el anhelo de
él era que tuviéramos tres hijos,
este fue otro gran daño que me hicieron, me frustraron el sueño de
darle hermanitos a Paula, ya que
no quise volver a enamorarme, me
cerré al amor, no quería ponerle
padrastro a Paula y tampoco quería hijos de otro hombre. Yo miraba a amigas con hasta cinco hijos
de diferente papá porque ninguno
les respondió, yo decía, Qué tal me
quede sola de nuevo, mejor no.
Recuerdos
Él me hacía reír cuando cantaba
la canción, Mándale una carta a tu
marido, me decía, Consuelo, mándale un sicario a tu marido pero ya.
Me preguntaba, ¿Si tú me pillaras con otra tú que me harías?,
y yo le respondía, Pues cuando
vuelvas encontrarás tus chiros en
la puerta y te largas y ya, y él contestaba, ¡Uy si, ya te creo! Me la
imagino cogiendo tremenda piedra
y descargándomela en la cabeza y
a la mujer mechoniándola, sé que
tú eres muy buena y cariñosa pero
eres muy brava.
Él era muy juicioso, cuando estaba en la casa se levantaba y hacía
el desayuno, lavaba los baños, el
patio, y me decía, No te malacostumbres, ésto es de vez en cuando,
y yo le decía, Fresco ojalá se repita
todos los días, y él decía, Cuando
quieras. Isidro sabía que a Paula
le gustaba la música de Margarita
Rosa de Francisco, o sea de la caponera, cuando eso daban la telenovela Café, Paula tenía ocho meses y él fue y le compró el cassette.
Todavía lo tengo, son detalles que
una nunca olvida, yo sé que para
otros es algo insignificante. Él era
de muy mal gusto para darme
ropa, para un cumpleaños mío me
trajo un conjunto tan feo que yo
creo que se lo compró a una ecuatoriana, a mi me importaba era el
detalle, entonces se lo recibí y me
lo colocaba solo cuando él estaba
en casa para que mirara que sí me
había gustado. Ocho días antes de
la desaparición le trajo a la niña una
cadenita de oro y un anillo.
Nosotros hacíamos planes de
comprar un lote y construir nuestra casa. Volver a comprar una
casita para mí y él seguiría viajando y también decía que él tenía
que comprarse un carro, así fuera un Renault 4, para poder llevar
la mercancía más cómoda. Yo sé
que todo se nos hubiera realizado.
Su mayor anhelo era ver crecer a
su hija y verla convertida en toda
una profesional, ese 29 de junio del
1995 cuando salió de Granada a Piñalito a vender y a cobrar cartera,
él me dijo, Me demoro ocho días y
vuelvo, nunca más lo volví a ver .
Ese primer año de separación fue
lo más duro que he podido enfrentar, no podía dormir, me parecía
oírle silbar cuando salía y llegaba, lo
escuchaba como abría la ventana.
Me puse gorda, mi peso normal es
de 68 kilos y llegué a pesar 78 kilos, sentía envidia de ver a las parejas juntas con sus hijos y mi hija
me preguntaba por el papá y yo le
decía, Él pronto vendrá, aún con
la esperanza de que algún día Dios
nos lo trajera, cuando el abuelo la
regañaba Paula decía, Que venga
mi papito, yo lloraba abrazada con
ella.
Nosotras volvimos a vivir con mi
papá, mi papá lo quería mucho a
él, me decía, Espéralo, es el papá
de la niña, y él alimentaba cada día
más mi espera. Mi papá murió en el
2003 y no volvió a ver a Isidro, para
él fue duro morir dejándonos solas,
me lo dijo antes de morir.
A los tres años falleció mi madre
en el año 2006 y definitivamente
me quede sola, yo vi por mis viejos
hasta que Dios se los llevó.
Por eso si nos reparan o ayudan
en lo económico se les agradece.
La pérdida de cada ser querido es
muy difícil y nadie podrá devolver
la felicidad, por eso mi gran refugio
es Dios y mi hija, le doy gracias a
Granada - Meta
Isidro Hernández
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NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Dios por mi hija, por ustedes, mi familia, porque siempre contaremos
con gente como ustedes prestos a
ayudar y brindar esa mano amiga
y que Dios los bendiga porque así
como yo, hay muchas mujeres solas en la vida, buscando esa mano
amiga. Uno de los grades anhelos
de Isidro era ver crecer a su hija y
verla profesional, porque nosotros
planeamos muy bien el futuro de
Paula.
Anhelábamos comprar un lote y
construir nuestra casa, también decíamos que volveríamos a comprar
otra casita o local y lo surtiríamos
igual o mejor que la otra. Teníamos
muchos proyectos pero se quedaron en el aire, nunca supe nada
de la familia de él, puesto que me
contó que desde los nueve años se
vino para el Meta y nunca más volvió a verla. Prácticamente se crió
solo y por eso siempre me daba las
gracias, por darle una familia, se
sentía feliz de tener un hogar. Decía, Tan rico saber que alguien me
espera. Planeábamos casarnos, en
esos días estaba haciendo las vueltas de la partida de bautismo. Él
fue muy trabajador y muy emprendedor desde muy niño, me contó
que vendía mazamorra por todos
los barrios cuando pequeño. Si él
me hubiera hecho caso de no volver a esos lugares aquí estaría con
nosotras, viendo que había recibido
ya amenazas pero todo por querer
salir adelante, por querer tener una
mejor vida.
Yo creo que nadie ha esperado
a que una persona aparezca, tanto
como yo lo esperé a él hasta los 15
años de mi hija. Yo hasta el 2009
guardaba la esperanza de que no
estuviera muerto y ese día dije, No
más, lo voy a enterrar, no me seguiré martirizando, le daré sepultura hoy, porque si él estuviera vivo
hubiera venido a celebrar los 15
años de mi hija, no tuve ni con qué
hacerle un almuerzo, nos la pasamos solas encerradas llorando todo
el día, fue muy triste.
Ahora me preocupa el estudio de
Paula, ya este año en el 2010 se
gradúa de bachiller y como he podido le he ido dando el estudio,
pero estoy sin trabajo, tengo ya 48
años, ya es muy difícil que me den
trabajo. Paula es una niña muy inteligente, desde la edad de tres años
le gusta la medicina, una de las carreras más costosas, eso es uno de
los motivos que me pone triste.
Les doy gracias de darnos la oportunidad de contar un poco nuestra
vida y que ojalá el gobierno busque
la forma de ayudar más a los hijos de las mujeres madre cabeza de
familia. Mi refugio es caminar de la
mano de mi hija con Cristo Jesús, él
es mi fuerza, mi sustento, mi todo.
Escribo esto “el corazón del hombre traza su rumbo pero sus pasos
los dirige el Señor” proverbios 16,9.
Que Dios los bendiga y de parte de
mi hija Paula, también un gracias y
un abrazo.
Granada - Meta
Isidro Hernández
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NARRATIVAS
VISIBLES
El Finado
Mauricio y Juan Carlos
Raúl
Garzón
Habla Alonso Garzón
Culma
Por: Betulia Culma
Me llamo Alonso Garzón Culma, un hermano cansado de
tanta guerra y maldad. En el año
1998 perdí a un gran hermano.
Papá estuvo muy poco tiempo, no porque se haya muerto
si no porque nos abandonó. En
el tiempo en que unos cobardes me quitaron a mi hermano
yo tenía quince años. Los dos
hermanos éramos ciclistas muy
buenos, pero ya se acabaron todas las ilusiones que teníamos,
hasta se acabó mi vida como
deportista porque mi gran hermano Raúl a sus pocos 24 años
de edad nos dejó solos, a mi familia, amigos y a mí. Yo soy un
hermano que escribe en memoria unas pocas palabras para
Raúl Miguel Garzón Culma.
Habla Betulia Culma
Me llamo Betulia Culma, Raúl
fue lindo, respetuoso, fue un
gran ser para mí como hijo, fue
muy atento y excelente hermano, se relacionaba bien con todos los que lo rodeaban. Hasta el
momento en que falleció era un
ciclista profesional, no pensaba
si no en salir adelante. Cuando falleció estaba preparándose para ir a la Vuelta Colombia,
pero manos criminales acabaron
con la ilusión y no le permitieron cumplir uno de sus sueños.
Su muerte fue en el años 1998,
lo mataron el 15 de julio y en la
tarde me trajeron la razón. Él se
encontraba trabajando, porque
él era uno de mis colaboradores
de la casa.
Habla Dovelos Nober
Pricindo Zuluaga
Mi nombre es Dovelos Nober
Pricindo Zuluaga, identificado con
CC No 7´252.015 de Puerto Boyacá
Llegué a Granada, Meta, en el
año 85, con los años me distinguí
con un gran muchacho, joven, con
un buen futuro, con muy buena
disciplina, muy educado, buen hijo,
muy buen hermano y sobre todo,
muy buen amigo, respetuoso y
muy servicial.
Lástima de esta gran pérdida, de
este gran amigo, porque a todos
los que lo conocieron les dejó un
gran vacío en su corazón. El día 15
de julio del año 1998 llegó la noticia
a Granada, Meta, de que al popular
amigo y ciclista apodado “Pony Malta”, Raúl Miguel Garzón, lo habían
acribillado cobardes asesinos que le
hacen daño a el país y a muchas familias como la de Miguel, que quedaron sufriendo por la pérdida de
este tan querido amigo. Por mucho
que pasen los años siempre lo recordaremos, por su forma de ser,
por su simpatía, alegría y entusiasmo de salir adelante.
Habla Jair Ochoa
Mi nombre es Jair Ochoa, en
una época distinguí al finado Raúl
Garzón, él trabajaba como vendedor informal en la época. Lo traté,
buen muchacho, buen vecino, alegre, deportista y buen hijo. Un día
se fue a trabajar y no volvió, lo encontraron después muerto en una
zanja y no se supo quién lo mató.
Lo siento por su familia porque lo
querían mucho, pero bueno, algún
día se sabrá quién lo hizo. Gracias .
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Granada - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
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Historia de
Arnulfo
Martínez Bohorquez
Por: Elvira Bohorquez de Martínez
Yo, Elvira Bohórquez de Martínez, soy la mamá de Arnulfo
Martínez Bohórquez. Soy separada hace 25 años. Mi hijo era
un bebé rebelde, él fue creciendo en un ambiente desagradable porque el papá nos humillaba mucho, no nos daba nada.
Así fue creciendo mi hijo, de los tres a los cuatro añitos lo tuvimos en las fincas de aquí para allá, yo trabajaba. De los cinco
añitos a los siete vivimos en el pueblo, no quiso estudiar, se
iba a acompañar al papá. En el pueblo me tocaba trabajar y
me tocaba dejarlo solito con mis otros hijitos.
Después me tocaba abandonarlos todos los días porque me tocaba trabajar ya que el papá de ellos
me obligaba a salir a trabajar. De los
8 a los 9 años él se quedó con el
papá porque yo me fui del lado de
él porque me daba muy mala vida,
me humillaba, me pegaba en la
cara, me ponía la cara negra.
Arnulfo no quiso irse conmigo,
decidió quedarse con el papá, él no
le dio estudio, no le hizo Primera
Comunión, lo dejaba acá en el pueblo y él se fue llenando de malas
costumbres y de malos vicios. De
diez y once añitos cuando yo volví a verlo no hacía caso porque él
decía que el papá no le decía nada.
De doce y trece años no se dejaba
mandar, el decir de él era que no
lo mandaba nadie. De los catorce y
quince años ya cogió malos vicios,
se volvió vicioso, en esos tiempos
volvió al lado mío pero no pudimos
vivir porque él me quitaba las cosas
para venderlas para conseguir el vicio. Yo le dije que así no podíamos
vivir porque yo trabajaba para conseguir las cosas, no para que él me
las quitara y me las vendiera para
vicio. De los quince a los diecisiete años se dedicó a andar para una
parte y otra, trabajaba unos días en
un lado y después se iba para otra
parte. De los diecisiete y dieciocho
años se iba, trabajaba unos días
aquí y otros días allí. De dieciocho
y diecinueve años se iba por allá
para Bogotá a donde un hermano
a trabajar pero después no se quiso
quedar. Salió de Bogotá para Granada, Meta, después se fue más
abajo a trabajar.
De los veintiuno a los 24 años estuvo un tiempo en Bogotá, luego
se fue para el Retorno, Guaviare, no
sé qué fue a hacer por allá, yo creo
que por el maldito vicio, tal vez, se
puso a hacer maldades o de pronto
empezó a quitarse las cosas a otras
personas, y por eso lo mataron
cuando tenía los 24 años.
No volvimos a saber nada más
de él, la última llamada se la hizo
a un hermano que vive en Bogotá,
le dijo que le iba a mandar una plata pero no mando nada, esa fue la
última llamada que él hizo. Desde
ahí para adelante nunca volvimos a
saber nada más de él, de eso hace
12 años. Ésto sucedió en el 1998,
no sé exactamente la fecha porque
a mí no me llamaba seguido sino
a mi otro hijo que fue el que me
dijo mucho después y me comentó
sobre su desaparición. De eso hace
12 años que no volvió a aparecer,
se desapareció, nunca volvimos a
saber nada.
Granada - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
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La Vida
de mi hijo
Mauricio y Juan Carlos
Por: Flor Enriqueta Godoy
Él es el sexto de mis hijos, cuando nació fue la alegría
más grande porque él fue muy deseado. Mi hijo fue una
felicidad, fue un niño muy alegre, travieso y querido por
toda la familia.
E
Empezó a estudiar a los 6 años
en la Finca, que era una escuela
fundada por toda la comunidad de
la vereda. Él estudió el primerito y
por cosas de la vida no pudo estudiar más. Después decidí venirme a
Vista Hermosa, aquí en este pueblito estudió toda la primaria. Ahí luego estudio dos años en un colegio
adventista, después lo pasé al Colegio los Centauros, donde estudió
hasta noveno. Más tarde empezó
a trabajar. A los 15 años empezó a
hacer cursos por el SENA.
Al correr el tiempo entró a estudiar en el colegio Antonio Nariño,
no alcanzó a terminar el colegio
por problemas con el papá y la situación económica. A pesar de
todo éramos muy felices con mi
niño porque él era todo para mí,
era muy buen hijo, muy buen hermano, compartía todo lo que se
podía ganar, salíamos a paseo, a
tomar los dos.
Él era muy alegre, muy chistoso,
hacía bromas, pero en el fondo, yo
su madre, era su único apoyo.
Hay una foto donde estábamos
muy contentos porque mi esposo
había comprado ese carrito verde,
eso era frente a mi casa, éramos
NARRATIVAS
VISIBLES
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tan felices. Hasta aquí no sabía que
iba a sufrir tanto dolor al saber que
no lo volvería a ver, pero él vive en
mi corazón y en mi hogar.
En otra foto estábamos en un
paseo que hicimos a Bogotá donde
unos amigos, mi niño es el de buso
rojo, en ese entonces yo vivía muy
feliz porque mi hijo era mi todo, mi
diario vivir. Yo para estar y sentirme
bien me hago la idea de que está
vivo.
En otra foto está solo, se había
ido a trabajar y no pudo pasar el
año con nosotros, estaba muy borracho y triste por no haber podido
venir a la casa. Esa foto representa
la tristeza de mi hijo, pero estaba
bien, todo era bonito, yo aquí en
mi casa lo estaba esperando, al
igual estábamos muy bien, nunca
discutíamos, él me reprochaba cositas muy simples pero éramos el
uno para el otro.
En la foto donde está de corbata ya se hizo hombre, tenía 18 añitos, cuando me lo desaparecieron,
desde ese momento empezó mi
calvario. Se acabó la alegría en el
hogar, especialmente para mí, soy
una persona que ha sufrido mucho
y sigue sufriendo
Granada - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Habla Patricia Díaz
Mi hermano era Ferney Henao,
fue muy especial conmigo, fue
una persona muy alegre y esté en
donde esté, siempre vivirá en nuestra vida. Siempre nos contábamos
todo lo que pasaba, jugábamos
mucho cuando éramos niños, después en la adolescencia entramos
a estudiar. Siempre fue una persona muy inteligente, recochero, con
una personalidad excelente. Se fue
a trabajar el 17 de febrero del 2006
y se desapareció el 28 de abril del
2006 y no supo nada más de él. Allí
mi vida cambio totalmente, todo
ha sido muy diferente para toda la
familia porque nos hace mucha falta, hoy no perdemos la esperanza
de que algún día nos volvamos a
encontrar, volver a pasar momentos juntos y nunca, nunca separarnos jamás.
Habla Nohora Lucía
Díaz Godoy
Soy una de las hermanas mayores de Ferney Henao Godoy, yo
compartí la niñez y la poca adolescencia que vivió. Para mí fue un
hermano muy especial, estuve con
él hasta que tenía nueve años de
edad, en esos momentos éramos
niños y compartimos parte del colegio, juegos, paseos. Era un niño
muy activo, alegre, éramos una familia muy unida y alegre.
Cuando ya era todo un hombre
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era muy trabajador y muy buen
estudiante, buen hijo, hermano y
tío. Tenía muchos amigos. Cuando
él decidió alejarse de la casa para
buscar un futuro mejor yo no estaba de acuerdo, pero fue su decisión. Se fue el 17 de febrero del
2006 a trabajar. Él siempre estaba pendiente de la casa, llamaba
continuamente, la última vez que
hablamos fue el 20 de abril y me
comentó que regresaba, pero no
regresó, nos quedamos con los
brazos vacíos porque nunca regresó, ese día se apagó una luz de mi
casa.
Desde ese momento hemos
querido alegrar nuestro corazón,
pero no es posible porque alguien
apagó el sueño y las ilusiones de un
ser querido como lo es un hermano. Te extrañamos mucho, queremos algún día reunirnos otra vez y
llenar el vacío que nos invade.
Habla Andrea
Henao Godoy
Primero que todo para mí fue
un hermano maravilloso, aunque
fue muy poco lo que convivimos,
siempre fue buen hermano con
nosotros, conmigo y mis hermanos. Hubo una que otra travesura
porque era muy mamón, él a toda
hora estaba molestado y a veces
nos ponía sobrenombres. Siempre
nos hacía reír mucho, a pesar de
eso tuvimos buena relación como
hermanos. Cuando a mí me dejaban tareas difíciles él era el que me
ayudaba, también jugaba mucho
con mis hermanos mayores pues
yo soy la menor de todos. Cuando
él estaba estudiando prácticamente él era el mejor de su clase, a él
le gustaba mucho jugar fútbol y
siempre ganaba medallas.
Era muy noviero, tenia novias
por todos lados, la verdad mi hermano no era feo porque era bien
simpático. Cuando se salió de estudiar comenzó a trabajar y cuando llegaba los fines de semana le
ayudaba mucho a mi mama. Mi
hermano siempre fue muy responsable y colaborador en la casa, ante
cualquier cosa que necesitara ella,
él lo conseguía de cualquier forma.
Mi mamá lo quiso y quiere mucho,
yo tengo la esperanza de que este
vivo y si no, vivirá dentro de mí
siempre, pues va a estar dentro de
nuestra mente y nuestro corazón.
A veces me pongo a pensar qué
sería si él estuviera aquí con nosotros, yo creo que sería maravilloso,
le contaría cada día de mi vida y las
horas que no lo pude ver ni sentir
aquí con nosotros, me duele que
nunca pude compartir secretos
con él. Me llenaría de alegría saber
que ha vuelto y que toda la pesadilla ya pasó, yo le diría que lo quiero
y tal vez que lo amo con todo mi
corazón y que siempre pero siempre estuvo en mi mente y mi corazón. Que lo he pensado, soñado
y querido por todo el tiempo que
no ha estado con nosotros, porque
no hay persona a quien olvidar,
tampoco olvido lo que vivimos con
felicidad ni pensamos que se tenga
que olvidar.
Lo extrañamos demasiado y lo
queremos mucho, te quiero mucho.
Habla Natalia Díaz
Godoy
Tengo 13 años, vivo en Vista Hermosa. Cuando mi tío desapareció
yo tenía nueve años. Con mi tío
compartí momentos muy bonitos,
lo que más me recuerdo de él es
lo recochero y su sonrisa. Cuando
iba de paseo con mi familia, él era
el que alegraba la reunión, todavía no me acostumbro a estar sin
mi tío por que día a día, noche a
noche, cada segundo, lo recuerdo
con mucha tristeza. Él era un muchacho muy alegre, tenía muchas
amistades. Para una ocasión en mis
cumpleaños me regaló un peluche.
Fue un ser importante para nuestras vidas, me acuerdo que había
una pareja de loros y él tenía una
cauchera y con ella mató a la lorita y a mi casi me pega. Cuando
íbamos al río me cogía para que
me consumiera en el agua. Cuando pintamos la casa, es lo que más
recuerdo, porque le ayudé a pintar
la pieza de él. Él me pintó la cara y
luego nos pintamos la ropa, a los
dos nos regañaron. Ese día fuimos
a desayunar todos y él me quitaba
el plato o se comía mi carne o se la
daba al perro, todo eso sólo lo hacía para molestar y hacerme llorar,
todos se burlaban en el comedor. A
veces me alzaba en los hombros y
me tiraba hacia arriba, en una ocasión casi me caigo, y cuando se iba
a jugar fútbol con los amigos al par-
Granada - Meta
La Vida de mi Hijo
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NARRATIVAS
VISIBLES
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VISIBLES
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VISIBLES
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que, llegaba a la casa todo sudado,
se quitaba el buso todo mojado y
me lo ponía en la cara, o cuando
uno estaba viendo televisión él le
quitaba a uno el control.
Yo reconozco que todo esto ha
sido muy duro, sobre todo en Navidad para despedir o recibir el año
o en algún cumpleaños de algún
miembro de la familia o en los cumpleaños de él. Quisiera que estuviera aquí para ser muy feliz como antes, cuánta falta me haces a mí, a
mi abuelita, a mis tíos
Mensaje: Yo, Natalia, a ninguna
familia le deseo ese mal porque es
una situación muy difícil de vivir,
uno se siente morir de la tristeza
de que hace falta un miembro de
la familia y sin mentir sé que en mi
familia nadie lo ha olvidado porque
es una persona, un ser muy valioso,
porque esa persona no se puede
olvidar de la noche a la mañana ni
de un día para otro.
Habla Tatiana
Román Díaz
Tengo once años y vivo en Vista
Hermosa, soy sobrina de Ferney y
son pocos los recuerdos que guardo de él, porque estaba muy niña
cuando desapareció.
Lo poco que recuerdo de mi tío
es que él era muy alegre, chistoso,
muy inteligente. Le gustaba llamarnos por sobrenombres sobre todo
a mis otros primos, y le gustaba dibujarnos en los cuadernos. En los
paseos en familia él era el que nos
contaba chistes, cuando íbamos al
río nos hacía tomar agua, y cuando
uno de los miembros de la familia
estaba de cumpleaños le echaba
maizena. Cuando compartíamos la
mesa, le gustaba robarnos la carne
o lo que estuviéramos comiendo.
Son los pocos recuerdos que tengo
de él porque casi no compartía con
él, sólo el tiempo que estaba en la
casa de mi abuelita. Pero el día que
el quedó de venir a la casa de mi
abuelita y no llegó jamás, desde ese
entonces no sé nada de él, ninguna respuesta acerca de su desaparición.
Mensaje: Le pido a Dios que donde él se encuentre, que esté bien,
que yo desde aquí lo seguiré esperando y en un rinconcito de mi
corazón guardo la esperanza de
volverlo a ver, que aparezca sano y
salvo.
Granada - Meta
La Vida de mi Hijo
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NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
mi mamá Floralba
Hernández Ceballos
y mi papá
Jairo Henao Arias
Por: Luz Edith García Hernández
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E
Éramos una familia muy alegre,
gracias a Dios no nos faltaba nada,
mi mami ama de casa cumplida con
su hogar, honesta, amable, sincera, sonriente, recochera, amable,
trabajadora, vendía flores, hacía almuerzos, entre otras cosas. Era una
señora que no se metía con nadie,
se preocupaba por las cosas, por lo
que había que hacer, por mi hermanito Alejandro Henao, para que
estudiara y fuera alguien en la vida,
para sacarnos adelante, pero las
cosas no fueron así
Edith García Hernández como
hija era excelente. Yo trabajaba en
Bogotá y venia a visitarlos para el
día de los cumpleaños, el día de la
madre o en navidad. Nos reuníamos hacíamos almuerzos, nos divertíamos mucho, por último en el
año 2000 la pasamos rico, chévere, de maravilla. Al mes de enero,
el 26 del año 2001, nos llenamos
de tristezas dolor y amargura y no
podemos olvidar a mi padrastro, él
era muy trabajador, como agricultor. Era un señor que no se metía
con nadie, no tomaba, no fumaba,
de la casa al trabajo y del trabajo
a la casa, responsable en el hogar,
él adoraba a su hijo que tenía once
años llamado Alejandro Henao
Hernández. Alejandro estudiaba
y cuando sucedió lo de mis papas
él no siguió estudiando, me tocó
luchar mucho para que él siguiera
adelante. Gracias por escuchar esta
historia que es amarga para mí.
En una foto aparezco en un
cumpleaños con mi mami, cuando
vine un día de Bogotá, se lo celebramos con unos amigos y mi padrastro. Casi no se tomaban fotos,
no les gustaban. Esa era mi madrecita, linda por siempre, nunca la olvidaré, siempre estaba con ella, nos
divertíamos mucho jugando como
hija y mamá, la pasamos de maravillas. No cuento más. Gracias por
escucharme.
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Mamá Floralba Hernandez Ceballos
y mi papá Jairo Henao Arias
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En otra foto aparecemos Alejandro y Edith, él con once años y yo
con veinticuatro, eso fue cuando
quedamos solos, no sabíamos qué
hacer después de lo sucedido con
nuestros papas, no entendemos
qué pasó, hablamos y nos preguntamos, ¿por qué nos hicieron eso?,
quedamos desamparados con mi
mamá abuelita. Ella también nos
acompañó un tiempo pero ella
también murió, y que tristeza, Dios
mío.
Después del proceso no sabíamos qué hacer, todo eran recuerdos y mucho dolor. Nos fuimos
para Bogotá para donde unos familiares, nos echaban en cara las cosas, sufríamos, nos hacían mucha
falta nuestros papas. Un tiempo
estuvimos así hasta que nos vinimos a Fuente de Oro. A vivir otra
vez el pueblito, era amañador. Ahí
fue cuando me salió trabajo en el
hospital de Fuente de Oro por medio de la política. Empecé a trabajar
para seguir viviendo con mi hermanito, hasta que él fuera mayor de
edad para que me ayudara, yo creía
que no era capaz de salir adelante
como mamá, papá y hermana. He
sido capaz, y ahí voy para delante,
pasamos por muchas dificultades,
trabajé por un tiempo, mi hermanito estudiaba y así sucesivamente.
Después no vinimos para Granada, para donde una tía hermana de
mi mami, todo era lo mismo que
antes, todo no lo echaban en cara,
bendito mi Dios, qué tristeza. Hasta que conseguí un trabajo en un
restaurante y ahí comenzamos de
nuevo otra vez
Los hechos
sucedieron así
El día 26 de enero del 2001 a las
seis de la tarde, llegaron dos motos
con cuatro tipos y nos dijeron a mí,
a mi mami, abuelita y hermanito,
que eran de la fiscalía, le preguntaron a mi mami por mi padrastro,
qué dónde estaba Jairo. Mi mami
le contestó a uno que él estaba
por llegar de trabajar, entraron, reburujaron todo y empujaron a mi
mami, ella contestó, ¿Qué pasa?,
nosotros estábamos asustados, lo
tipos entraron bien vestidos, con
cachucha, poncho y mi mamá les
preguntó de nuevo, ¿Qué buscan?
y no contestaron.
Esperaron a que llegara mi padrastro, él llegó a los quince minutos en la bicicleta, no alcanzó a
sentarse cuando uno de adentro
le hizo señas para que entrara, él
entró y dijo, ¿Qué pasa?, el tipo lo
empujó hacia la cocina y le dispararon. Él cayó, mi mami se le lanzó al tipo y también le dispararon,
mi hermanito salió corriendo para
donde una vecina y yo quedé muy
mal. Después llegó la policía, estábamos aterrados, ¿por qué sucedió? eso nos preguntamos.
Mi padrastro usaba ese día una
camisa roja viejita y un pantalón
blanco y cotizas; mi mami tenía un
short de jean y blusa blanca en esqueleto.
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Granada - Meta
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
Historia de
José Edilson
Ochoa
Por: Mariela Arango Beancourt
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E
El 26 de marzo de 1974 nació mi
hijo José Edilson Ochoa, era un hijo
muy especial, muy buena persona.
Él no se metía con nadie era muy
trabajador y le servía a la gente.
A mi hijo le gustaba jugar futbol y
el deporte para él era lo primero.
Todos los amigos lo querían mucho
porque era buen jugador y ganaba
trofeos de goleador. Él tenía una
hija que se llamaba Jenny Paola y
la adoraba, siempre se la llevaba
cuando él iba a jugar partidos a San
Juan de Arama y Campo Alegre.
La niña tenía dos años cuando lo
mataron, fue el 26 de agosto a las
nueve de la mañana. Llego un compañero con el que jugaba futbol,
quien le dijo que fueran a donde
un familiar a cambiar la escopeta
por la perra. Mi hijo había llegado
de Villao de trabajar con el señor
Eliseo, estaban trayendo la verdura
para el negocio. Mi hijo le contestó
a Jhon que él estaba cansado y en-
tonces el otro le contestó, Chiqui
yo vengo por usted a la una, mi hijo
no le contesto nada y el amigo se
fue. Mi hijo me dijo, mamá yo estoy
cansado, y yo le contesté, no vaya.
Yo en ese entonces trabajaba con
los médicos del hospital le dejé el
almuerzo, en la casa también quedaba mi hijo Sandro.
Cuando Edilson estaba almorzando llegó el amigo en la moto
y entonces mi hijo se arregló y se
fueron para el lado del internado
Monacal. Hasta ese momento no
nos dimos cuenta más de mi hijo
hasta el jueves que yo lo esperaba, cuando llegó la funeraria preguntando por la familia de Chiqui,
así le decían todos los amigos.
Cuando yo salí vi a mi hijo Robinson junto al carro de la funeraria,
estaba el señor Gilberto Torres y
le estaba contando a mi otro hijo
que lamentablemente a su hermano lo habían matado y que esta-
Granada - Meta
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NARRATIVAS
VISIBLES
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VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
ba en el cementerio, entonces yo
salí corriendo para el cementerio a
verlo, allí nos reunimos con toda la
familia. Cuando eso el sepulturero
era el señor Alonso, el chulo, quien
abrió la puerta y estaban ambos en
el mesón, el compañero y mi hijo.
Yo sentí morirme al ver a mi hijo en
esa forma como estaba, le pedí a
Dios que me ayudara a tener valor.
Dios nos dió el valor a todos, eso
hizo que la mamá de la niña de mi
hijo me la entregara, eso hace que
yo la tengo bajo el poder mío, voy
con ella para adelante. La niña esta
en sexto grado de bachiller y ya
tiene 12 años. Yo trabajo vendiendo ropa para las fincas para sacar
adelante a mi nieta y lavo ropas ajenas. No más tengo para contarles,
pero es un dolor muy grande que le
puede suceder a todas las madres.
El que hizo este daño no tiene perdón de Dios ni el de Mariela Arango.
Habla Edilson y
Sandra
Cuando mi hermano Edilson estaba vivo nosotros la íbamos harto,
cuando él iba a salir me preguntaba
qué ropa se ponía, cuál le quedaba mejor y me contaba cosas de él
con la novia que tenía y también
me pedía muchas veces plata prestada. Cuando tenía partidos lejos
del pueblo, en veredas o en otros
pueblos me llevaba a que lo acompañara y para que conociera.
Meses antes de que lo mataran,
él me había prometido que para mi
cumpleaños me iba a regalar una
cadena de oro porque yo le ayudé
a comprar una a él para su novia,
entonces como ya cumplia mis 15
años en septiembre y mi mamá ya
me estaba preparando la fiesta, ese
iba a ser mi regalo.
Lo único malo que tenía mi hermanito era jugar futbol y trabajar
y querernos a todos porque él era
un buen hijo, un buen hermano y
un buen amigo y padre porque él
amaba a su hija. Pero todo no era
tan bonito porque no faltó que
unos malditos desgraciados nos lo
mataran, fue un golpe tan duro y
doloroso para todos, que en estos
momentos todavía no lo hemos
podido asimilar totalmente y lo extrañamos tanto y nos hace mucha
falta. Yo creo que eso es un golpe y
un dolor tan grande que nadie absolutamente nadie lo puede superar y mucho menos mi madre porque a ella es a la que más duro le
dio esa perdida y aun no lo supera,
llora y piensa mucho en él, porque
de por sí, era el hijo que ella más
quería por su forma de ser, decente, callado, culto y era el mayor. Él
nunca le contestaba a ella, lo único
que le contestaba era, si señora, y
se iba o se acostaba. Para mí era el
mejor hermano mío, yo lo quería
mucho y él a mí. Es tan duro expresar todo lo que uno vivía con él
y lo que siente uno por lo sucedido, ese dolor no se lo desea uno a
nadie. Hay veces que siento como
si él no estuviera muerto y siguiera aquí con nosotros, lo quiero y lo
seguiremos queriendo mucho muchísimo……….
Habla la hija
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Afortunadamente cuando mi
papá falleció cuento con mi abuelita y mi tía de mi papá. Si mi papá
estuviera vivo yo y mi tía y mi abuelita estuvieramos felices. En esos
tiempos mi mamá y mi papá estaban separados. Como estuviera tan
feliz en estos tiempos con mi papá,
en este momento estuviéramos
jugando o sino paseando, cuantas
medallas tendría mi papá jugando
futbol y yo lo estaría acompañando
en las buenas y en las malas.
Granada - Meta
Historia de José Edilson ochoa
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NARRATIVAS
VISIBLES
Glosario
Glosario
A
Abrazo del Pato: Virosis de sintomatología similar al del Dengue con dolor de huesos.
Aclarar: Amanecer
Adventista: Secta cristiana
Afoto: Fotografía.
Alentarse: Tener la cría, dar a luz.
Amañador: lugar en el que le gusta a uno
estar.
Ancianato: Casa de albergue a las personas
de la tercera edad
Aperó: Poner monturas al caballo
Apiay: Base militar ubicada en el Departamento del Meta.
Aplancho: Alizar la ropa, tener relaciones
sexuales, hacer el amor.
Ataúl: Ataúd
B
Balacera: Fuego cruzado.
Bañadero: Balneario
Bancafé: Banco Cafetero de Colombia.
Bebecita: Femenino de bebé
Bestia: Animal, Termino para referirse a un
caballo.
Bomba: Artefacto hecho para causar daño a
las personas y bienes, sitio de venta de ga-
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solina, estación de gasolina.
Broche: Parte de una cercar de alambre que
se puede mover para dar paso.
Bienestar Familiar: Tener lo suficiente y necesario para subsistir con toda mi familia,
Instituto Colombiano de bienestar Familiar.
Buñuelo: Persona que está comenzando
una actividad u oficio. Alimento de maíz.
Burletero: Bromista
Bus: vehículo de transporte para más de
30 pasajeros
Buseta: Vehículo de transporte para más o
menos 20 personas
Buso: Camiseta sin cuello
C
Cabuya: Cuerda hecha de fique.
Calamar: Municipio del Guaviare.
Cambuche: Lugar improvisado para dormir
Camellón: camino rural carreteable (Carros)
o trocha carreteable
Canagüaro: Inspección de Granada Meta.
Caño: Río pequeño –riachuelo
Cargar el pato: echar la culpa o tenerla
Caraya: (costra- caracha) capa gruesa de la
piel cuando ha sufrido una herida
Carmen de Viboral: Población en el Departamento de Antioquia
Caserío: Centro poblado de pocas viviendas.
Caseta: Tienda
Caseta Comunal: Las que hay en Las veredas
para reuniones y eventos de la comunidad
Celador: Vigilante, que cuida.
Cinteado: Colgado, pegado
Circasia: Municipio del departamento del
Quindío
Charquito: caño de escaso recorrido de
aguas
Chinchorro: Hamaca, cama colgante.
Chinita: refiere a una hija/ niña
Colostomia: cirugía del intestino grueso.
Comandantes: Hace referencia a persona
de alto mando en un grupo armado ilegal
Compadre: Amigo cercano
Copelom: Caserío cerca a San José del Guaviare
Conversa: Conversación
Corozos: Fruto
Criado: crecido juntos
Cuatro huesos: Restos humanos
Cubarral: Municipio del Departamento del
Meta
Cucho: Apodo cariñoso o despectivo hacia
una persona de mayor edad, cambio de
nombre para actuar ilícitamente.
Cumaral: Municipio del Meta. Sitio de referenciación hechos victimizantes.
Cuneta: Zanja a la ladera de una vía o camino donde aparecen las personas muertas.
Chagras: Terreno cultivado con matas Ilicitas.
Chancletas: Chola o cotiza, son sandalias
para descansar los pies
Changón: Escopeta de fabricación artesanal
Chao: despedida, contrario a hola.
Chiva: Transporte, noticia
D
Dañar el Cerebro: incentivar el mal actuar.
DAS: Departamento Administrativo de Seguridad, entidad del estado.
Dentrar: Entrar.
Descarriadito: persona que actúa fuera de
las reglas familiares
Descomplicado: Sin complicaciones, que resuelve algo fácilmente
Despaciosa: que se mueve con lentitud
Desplazado: Persona que es sacada a la fuerza del lugar donde vive por el conflicto armado. Víctima del desplazamiento forzado.
Distinguir: conocer a alguien, haberlo visto
DMG: Captadora ilegal de dinero, se refieren
al nombre del creador de la captadora, David Murcia Guzman
Doradal: Municipio de Antioquía.
Duro: Termino empleado despectivamente
con miedo y odio que se da a una persona,
mafioso o jefe.
E
Enfermarse de Dolores: Dar a Luz.
Enfusilados: Armados con fusil
Enviudado: Cuando ha muerto el esposo(a).
Estantillos: Poste para cerca
Estrato social: Hace referencia al nivel económico de las personas
Expreso: Transporte exclusivo contratado
(fluvial o terrestre)
F
Fab: Detergente en polvo para lavar ropa.
FARC-EP: Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia, Ejercito del Pueblo.
Finado: Persona sin vida, muerta o asesinada.
Finaito: Persona sin vida, muerta o asesinada.
Frente: Un grupo de hombres de la guerrilla
que opera en una región especifica
Fresno: Municipio del Departamento de To-
Glosario
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VISIBLES
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Glosario
G
Gachas: Grupo armado ilegal de las autodefensas que asumió este nombre.
Galguerías: Dulces, galletas
Gatillar: acción de disparar arma de fuego
Goce: Una aventura/amor pasajero
Gota Gota: Persona que presta plata a interés diario
Guacavía: Vereda jurisdicción del municipio
de cumaral. Sitio referenciado de hechos
victimizantes.
Guache: Tosco, atrevido, persona que actúa
sin sentimientos.
Guamal: Municipio del Departamento del
Meta
Güevon: Lento ,estúpido, persona sin carácter
H
Hamaca: Lona o red que se ata a dos puntos
firmes , producto artesanal utilizado para
dormir den la mayoría de los aborígenes,
también utilizado para pescar.
Hato: Finca de gran extensión y mucho ganado.
Hayacas: plato típico llanero (tamalito)
Hijita: de hija
I
J
Ires y venires: avatares de la vida.
Jabón Rey: Típico jabón en forma de cubo
para lavar ropa.
Jodido: Con mala suerte
Jornalear: Trabajar por días en agricultura.
Juanca: Juan Carlos
Juanki: Juan Carlos
Juguetón: le gusta el juego y las bromas
Junta de Acción Comunal: Son organizaciones civiles que proponen una participación
ciudadana
Justicia y Paz: Ley Colombiana que facilita la
desmovilización de grupos armados y plantea la reparación de las víctimas.
L
La Ley: Expresión para referirse que alguien
pertenece a la policía o ejército Nacional
Langaruta: calificativo despreciativo./ persona de poda edad o bajo de peso
Lanza: amigo/ compañero/ acompañante
Lavaza: Comida para los cerdo, marranos.
Línea: Transporte público que puede ser
terrestre o fluvial de las veredas hacia poblaciones y ciudades
Llaneras: Refiere a los ritmos de música llanera: joropo, pasaje, coplas, San Rafael.
Los Micos: Vereda San Juan de Arama
Los Tigres: grupo de Música Ranchera
Lote, lotecito: espacio de tierra propio para
edificar o construir.
M
Maizena: Harina de maíz.
Mamón: Persona fastidiosa y persistente.
Maracas: Instrumento musical
Mariachi: cantante de música mexicana./
refiere a un homosexual
Marranera: Establo para cría de cerdos.
Mechoniar: Jalar del cabello a otro (a).
Medellín: capital del Dpto. de Antioquia o
Población del Meta (Medellin del ariari)
Mejorarse: dar a luz./ también le dicen alentarse del bebe.
Mercadito: Mercado de pocos artículos
Mi mano derecha: Persona imprescindible
Mielón: Vereda, sitio de grupos ilegales.
Mierdita: refiere a pasar trabajos / vivir situaciones difíciles
Mija: Esposa
Mina: Artefacto hecho para causar daño o
muerte a una persona. Mina Antipersonal.
(MAP).
Mina Antipersonal: (MAP): Son artefactos
explosivos diseñados para herir, mutilar
o matar personas. Se ubican debajo de la
tierra, sobre o cerca de ella y se activan o
funcionan con la presencia, proximidad o
contacto de una persona o animal. Las minas antipersonal pueden ser de diferentes
colores y varias formas. También pueden estar escondidas en objetos llamativos como:
Latas de gaseosas, paquetes de cigarrillos,
muñecas, cofres.
Miraflores: Municipio del Departamento del
Guaviare. Referenciado con hechos victimizantes.
Mitú: Capital del Departamento de Vaupés.
Mono: Persona rubia.
Monte: Extensión de tierra que no ha sido
trabajada por el hombre
Moza: Mujer que se mete con hombre casado. La segunda.
N
Nadies: Nadie
N.N: sin identificación
Nueve Noches: Novenario, rezo para pedir
por el difunto.
O
Opacar: que le quita la luz a algo, lo hace
mas opaco.
P
Pa lante: Hacia adelante, hacia el futuro.
Paganos: De pagar
Pagar servicio: Obligación de todo joven
hombre a trabajar durante un año con las
fuerzas armadas o policía.
Glosario
lima
Fuete: correa/ mandador o amansador de
caballos
Fuicioso: Juicioso, Juicio.
Fundos: Extensión de tierra pequeña
NARRATIVAS
VISIBLES
NARRATIVAS
VISIBLES
395
Paloquemao: Barrio de Bogotá donde están
las oficinas de la Fiscalía y el DAS
Papi: diminutivo de las madres a los hijos de
de la esposa hacia su esposo.
Paracos: Hace referencia a los Paramilitares.
Paras: Hace referencia a los Paramilitares.
Patrón: Jefe
Patroncita: calificativo de respeto al referirse
a una mujer.
Pauto: Río que nace en Boyaca, atraviesa
el departamento de Casanare y desemboca
en el río Meta.
Peinilla: Machete
Peliador: persona agresiva
Pentecostal: Secta cristiana
Pepe: discoteca en el Municipio de San Martin-Meta
Pinitos: inicio de algo
Piñal: Vereda de Vista Hermosa Meta.
Plaza Caicedo, :
Sitio histórico ubicado
en la Capital del departamento de Valle del
Cauca
Prendería: Casa prestadora de dinero, compra venta.
Posicionamiento: tomar posesión de un
cargo
Pozo Azul: Nombre de Balneario, sitio para
ir de baño
Prestar servicio: Obligación de todo joven
hombre a trabajar durante un año con las
fuerzas armadas o policía.
Pueblo Seco: Caserío del Departamento del
Guaviare
Puerto Berrio: Población en el departamento de Antioquia
Punto Rojo: sitio de comercio o comidas en
el Municipio de San Martin.
agar el servicio militar: Servicio obligatorio
que prestan los jóvenes en el ejército o la
Policía
Palmeras: Cultivos, sitio de estadía de personas fuera de la ley.
Para bolas: Sapo, el que todo lo quiere oír.
Paratabueno: Municipio de Cundinamarca
Pata de un árbol: Es la raíz
Patrón: Persona que da órdenes y tiene a
cargo varios hombres, Jefe
Pellejo: Dícese del cuidado u perdida de la
vida, cuello.
Perico: Terminación del procesamiento de la
coca, Café con leche pequeño.
Pieza: Lugar de habitación
Plancha: Segundo piso.
Planos: Lugar geográfico
Plomo: Bala, munición de arma de fuego.
Puerto Aljure: Vereda de fuente de oro Meta
Putiadero: Casa de prostitución, sitio de
atención de mujeres.
Q
Quehaceres: Tareas propias del hogar.
Quimbas: Hace referencia a lo que se use
en los pies para caminar (Cotizas- Botas
..otros) pies patas ….
Químicos: Los utilizados para procesar la
coca.
R
Ranchería: Caserío de población indígena
por familias
Ranchito: lugar de habitación rudimentario
Raspar: Recoger hoja de coca
Raspas: Persona que hace la recogida de la
hoja de coca.
Reburujar: Revolver, alborotar, desordenar.
Rebuscarme: De rebusque, conseguir algo.
Recochero: Persona que le gusta hacer jue-
gos y chistes, extrovertida.
Reinaldo Armas: Cantante Venezolano de
Música Llanera
Remesa: Mercado
Restos: cuerpo humanos en descomposición.
Retorno: Municipio del departamento del
Guaviare.
S
Sacarse la yuca: acción de obtener sonido
de las articulaciones de los dedos
San Miguel: Vereda, población del Municipio
de Cubarral Meta
San Pedro de Arimena: Es una Inspección
del Municipio de puerto Gaitán (Meta)
Sardinos: jóvenes adolescentes
Sapo: Hace referencia a un informante.
Secretariado: Hace referencia al secretariado
de las FARC-EP. grupo subversivo.
Separada: Separación temporal de una pareja, por ejemplo, la conocí durante una separada.
San José: Municipio, Ciudad capital del Departamento del Guaviare.
Se llueve: Penetra el agua por el techo.
Sicario: Persona que comete homicidios con
armas de fuego.
T
Toma: Ocupación violenta de personas que
pertenecen a grupos Ilegales a un sitio o lugar del país.
Talanquera: Tranca de un establo, tranquera.
Tamales: Plato típico envuelto en hoja de la
mata del plátano.
Tanquear: Equiparse o almacenar combustibles y químicos, echar gasolina a un vehículo, ingerir alimentos.
Techo: Parte alta de la vivienda.
Tipos: Personas ajenas o desconocidas en el
lugar.
Tiros: Disparos
Tolima: Departamento de Colombia.
Tragadera: Ansia de comer. Comer mucho.
Trochas: Rutas para llegas a las diferentes
veredas o caseríos en una región.
Tula: Billetes con valor, plata.
U
UAO: Unidad de Apoyo y Orientación al desplazado.
Urbanos: Combatientes de grupos armados
ilegales que permanecen dentro de las ciudades o municipios.
Uribe: Municipio del Departamento del Meta
V
Vallenatos: Música de Valledupar, típica de la
costa atlántica colombiana.
Vamos a baño: Bañarse en un río o piscina
Vasitos: Hace referencia a los vasos sanguíneos.
Vergel: Especie de árbol nativo
Viernes Santo: Viernes del año donde se
conmemora la muerte de Jesucristo
Glosario
Glosario
394
NARRATIVAS
VISIBLES
396
Villavo: Villavicencio, Ciudad capital del Departamento del Meta.
Voladora: Lancha rápida.
Volqueta: Vehículo, carro de transporte.
Vuelta Colombia: Certamen ciclístico Colombiano
Vueltas: Orden dada para asesinar a una
persona, llevar o transportar la coca, Acción
realizada como delito.
Glosario
Z
Zarco: Hace referencia a una persona de
ojos claros.
Zona Roja: Sitio donde se presentan habitualmente hostigamientos o enfrentamientos de grupos armados.
Zorra: Vehículo de tracción animal / mujer
de la que se dice es infiel.
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