Cogeneración eléctrica

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Cogeneración eléctrica, ¿beneficio o perjuicio para los costarricenses?
Quizás no muchos tengan conocimiento acerca de la cogeneración
eléctrica,
o para el caso más específico, no todos saben cuáles son las
implicaciones de la misma para nuestro país.
Actualmente existe toda una legislación para el control de la
cogeneración eléctrica, la cual no escapa a las criticas sobre el buen o mal uso
de los recursos eléctricos del país planteados por dicha normativa.
Si bien es cierto, la cogeneración eléctrica puede ser entendida como un
medio auxiliar de abastecimiento eléctrico para el país, es decir, empresas
privadas cuyo objetivo se centra en dar una entrada de energía extra a cambio
de altas divisas por parte del Instituto Costarricense de Electricidad.
Según la ley de cogeneración eléctrica, el ICE está en la obligación y es
el encargado de estudiar los proyectos de cogeneración de electricidad que se
pretendan desarrollar en el país, lo cual implica consecuentemente dos
variantes; la primera, es que la mencionada institución es quien debe llevar
acabo los estudios de impacto ambiental para el desarrollo de proyectos,
dentro de lo cual se toman en consideración rubros tales como planes de
contingencia, efectos sobre la población de la zona, erosión de suelos y
deforestación; la segunda consiste en que toda la energía producida debe ser
comprada por quien ejerce el “monopolio” de producción eléctrica – para el
caso costarricense, el Instituto Costarricense de Electricidad-, en razón de que
es una producción alternativa q sustenta en gran medida el sistema eléctrico
nacional, sin la necesidad de que la institución mencionada incurra en gastos
excesivos; lo que es seriamente cuestionado por muchos.
El punto en discusión recae en el hecho de que tanto el país cuenta con
recursos hídricos suficientes, como la institución encargada de generación
eléctrica cuenta con los medios para abastecerse a sí misma. Y es que al
realizar una escatimación acerca de cuánto gasta el ICE en la contratación y
pago a las empresas privadas de producción, se concluye que el gasto
realizado es
suficiente para que la institución nacional invierta en
infraestructura propia y desarrolle por sí los proyectos necesarios para su
funcionamiento en relación a la demanda nacional.
No es que se quiera ser negativos en relación a la inversión privada,
sino que sus repercusiones para el país recaen en diversos ámbitos, por
ejemplo servir al juego de la estafa privada institucionalizada, puesto que los
intereses en juego son bastante poderosos y atractivos tanto para inversión
extranjera como para reconocidos políticos de nuestro país. Suena bastante
llamativo el hecho de que a través de la iniciativa privada se obtengan
beneficios al igual que aquellas iniciativas estructuradas para captar el
bienestar público, puesto que los cogeneradores privados gozan de las mismas
exoneraciones de las cuales goza el ICE, ello en relación a impuestos,
maquinaria, entre otros, además de tener segura la venta de su producción.
La Ley 7200 de Cogeneración Eléctrica, cita dentro de sus artículos que
el capital privado para desarrollar ese tipo de proyectos debe pertenecer en su
mayoría a nacionales, y no a extranjeros; sin embargo como es sabido y
acostumbrado en nuestro país, ese tipo de normas son palabra menuda en la
práctica; ya que en realidad el capital extranjero sobresale en gran escala en
este tipo de proyectos.
Un aspecto de especial relevancia esta dado por aquellas regulaciones
acerca del impacto ambiental de tales proyectos, como se menciono líneas
atrás, se debe realizar un “minucioso” estudio acerca de las condiciones del
lugar así como sus efectos. No obstante lo anterior, en la práctica es fácil
determinar si ello verdaderamente esta surtiendo sus efectos, debido a que son
exactamente aquellos detalles que apelan por la conservación del medio
ambiente los que son dejados en el olvido, y a los cuales no se les presta
atención. Por ejemplo, cómo es posible que se le de curso a un proyecto de
generación eléctrica el cual no cuenta con terrenos aptos para su realización;
para ser más específicos, cómo se permite que las tuberías de un proyecto
pasen por debajo de carreteras públicas, y peor aún, cómo dichas tuberías
fueron construidas con cierta curva, teniéndose en cuenta que la presión y la
velocidad del agua son bastante potentes obligándose a ser conducidas por
pendientes rectas para evitar una tragedia.
La respuesta a ese ¿cómo es posible?, es fácil de encontrar, ya que en
primera instancia, no constituyen una mayoría quienes conocen acerca del
tema y saben las implicaciones de un mal manejo; atribuido a ello en segunda
instancia, está la falta de denuncia por parte de la población ante fenómenos
irregulares que se plantean desde la administración hasta su falta de interés en
relación a estos temas, y por último y no por ser el menos importante la falta de
vitalidad de tantísimas normas creadas con el fin de proteger el ambiente y de
poner pautas de conducta en relación al mismo, puesto que de nada sirve tener
los instrumentos si no se tiene la intención de aplicarlos.
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