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Año II. N.o 54
1 3 d e NovieiYitore d e 1 S S 1 .
LITERATURA, ARTES Y CIENCIAS
Director-Propietario
LUISTASSO YSERRA
ADMINISTRACIÓN
31-í3-ArcodtiTeatro-21-23
BARCELONA
|-|ÉÍÍiÍi¡T¡i»riiifriíiiriiiiiilíi*ll««
•PRTins. * ^^^ siiscrition, un año: Kn Barcelona, 4 pesetas.—Resto de E s p a ñ a , « id.—Países de la unión postal, J O id.
fH^ulUb: ^ Yor n ú m e r o s sueltos: E s p a ñ a , l O cents, los de 8 págs. y » 0 los de 16.—Union postal, 1.» céntimos los de 8 págs. y * S los de 16 id.
CERCANÍAS DE BARCKLONA; LA TORRE DELS PARDALS.
^
<¥'^6^
LA ILUSTRACIÓN.
I'l
SXTMAK,IO:
TEXTO:
;,Qiié son libros y escritores clásicos? por 11. Jone AI.'
Serrate.—Variedades.—Dolora, [)Ocsia por I). Em'iqnr T.rdon.—Nuestros
grabados,
por / ) . Joíé Fiter é Inglés.—,", poosin por D. Ricardo
Sepúloeda.—
A s t u c i a s de caza, por D. Lui^ Serna.—El capitán Magon 6 una exploración ff*nicia, por Mr. f.eon
Cohu.n.—Anuncios.
GRABADOS:
C e r c a n í a s de Barcelona: la Torre del pardals.—El Otoño.—Niños j u g a n do, según el c u a d r o del mismo titulo de O. S|)erling.
¿QUÉ SON LIBROS Y ESCRITORES CLÁSICOS?
UANDo un idiomii, un orlo, una
ópocn lilcrarin ó Hi'lísticn, han alcanzado un altísimo p;rudo de perfección del Í;U.SIO y pui-eza, y nos
ofrecen numerosos modelos de
esülo pi-odiicidos por aquel idioma, arle, época ó escritor, so dice
que el idioma os clásico, que el
AÍ^)í>^[S
arte es clásico, y que la época y
el escritor son clásicos.
La pureza do la forma y del fondo, la dignidad y brillantez del eslilo, la profundidad
y sabiduría del pensamiento: lié a(|uí las
condiciones que distinjiuon á los aulores
eminentemente clásicos. Son libros clásicos,
aquellos cuyo mérito ba consagi-ado la a[)robacion universal y i|ue ejercen autoi-idad:
as obras ((ue constituyen ó forman la f;loria
de cada nación particular y cuyo conjunto
compono la biblioleca del <¡;énero bumano.
Toda jírande época produce una literatura
que concluye por ser clásica.
El siglo xiT es la edad clásica do !a antigua
lileralura; esto ha dicho Littré, y esto comprueba el estudio
de a([uellos tiempos. La lengua del Pentateuco es el hebreo
clásico; tal afirma Renán. Y todos convienen en que las épocas clásicas más notables son: el siglo de Péneles, el de
Augusto y el de Luis XIV.
La palabra clásico se extiende á diversas acepciones, y es
común oir decir- «tieri-a ó suelo clásico*, significando con
eslo un país o localidad considerados como el centro, el foco,
la p.ilria de una institución, uso ú otra actividad cual(|uiera.
Gi'ecia es la tierra clásica d(! las bollas ar-tes. Alemania
es la liei'iM clásica de lo fantástico, Italia es la tierra clásica
de los macai-rone.s, como España lo es do los garbanzos.
A bien, ([uo en absoluto entendemos por tierras clásicas la
Grecia y la Italia antiguas. Si nos referimos á un escritor.
y según Sainte-Beuvo, será clásico, cuando eslé consagiadü por la admiración, seaantiguo y ejerza autoridad en su
género.
Pero, ¿ qué quiere decir literatui-a clásica ? He a(|uí una
cuestión debatida y que ha sido y os imperfectamente resuelta.
Afoi-tunadamente, boy ya no existo a([uella ardiente y af>'asion;ida lucha entre ro oí (Ínticos y clásicos y puede discurrirse
sin el temor de llevar ni un elemento de perturbación á estas
escuelas (|ue durante tantos siglos lian batallado por el triunfo
do sus principios. Tratemos, pero sin pr(!tension ninguna, do
fijar cuáles deben ser los caracteres distintivos do una literatura clásica.
Por de pronto, ¿de dónde procede esta palabra? L'n autor
clásico, según Aulo-Gelle, es un autor de primera clase, de
primer orden. Esto no es decir nada, porque entendemos que
un autor ó una obra clásica lo son cuando se aproximan lo
más posible á lu perfección del arto. Y ¿qué es perfección en
lit(>ratura? Hé aquí una pregunta natural á la (|uo nos contesta
Hegel diciendo: es la relación adecuada del fondo y de la forma, del pensamiento y la expresión Una obra clásica será,
según esto, a(|uolla donde se encuentre la armonía perfecta,
eso justo equilibrio entre el fondo y la forma, entre los pensamientos', que son como el alma del autor, y la expresión, (|uo
es el cuerpo con que los reviste. Decir buenas cosas, no basta; para que sean inmortales, para (¡ue puedan llegará ser
clásicas, es preciso decirlas bien.
No ahondemos más en este camino poco agradable por lo
abstracto y, consultando la historia, veamos si los hechos se
dcsarroUon acordes con nuestras teorías. l!,\¡sten tres siglos
reputados como clásicos. ¿Cuál es el carácter dominante en
las obras que produjeron los siglos de Pericles, do Augusto
y de Luis XIV? La armonía, la relación adecuada entre el
fondo y lu forma. S()focles y Platón, Vir.Liilio y Horacio, Bossuet. Hacine, La Fontaine, Moliere, Calderón y Cervantes
¿no son inmortales, porcjue en sus obras so encuentran siempre hermanadas y á la misma altura la brillantez del estilo y
la profundidad del pensamiento? Elstos son, y asi entendemos
que deben ser los escritores y la literatura clásica.
Nadie negará ijue han existido pueblos que no han alcanzado jamás asa relación entre el fondo y la foi'ma, es decir,
i|ue hay que convenir que existen y han existido pueblos que
no tuvieron ni tendrán nunca clásicos. Y lo que sucede en
las letras sucede en el arte: existe un arte clásico, como una
literatura clásica, y ni lo uno ni lo otro han alcanzado cientos de pueblos. Fijaos en los e.gipcios: su arte ha sido siempre imperfecto, nunca se han combinado sus concepciones
para obtener una forma acal)ada. Han tenido el sontino de lo
gigantesco y de lo terrible, han construido colosos como los
asirlos, pero nunca han liocliü estáluas como los griegos. E s tos, al contrario, en todo han alcanzado la perféc<'ion del arte,
es decir, la proporción, han dado al mármol todas las bellezas
del cuerpo iiumano, sin exagorarlo en sus medidas. «Nada de
más», tal fué su divisa, «Mcdon a</an». Lo mismo han hecho
en literatura: nunca se han separado de la verdad. ¿Quiere
decir esto (¡ue fuera de Grecia no hayan (existido grandes
inspiraciones y naturalezas privilegiadas? No; 'pero otros
pueiilos han tenido el genio y no poseían el arte, no sabían
traducir sus ideas, sea por lo imperfecto y grosero del idioma, sea también poripie los procedimientos d(d [arte no les
fueron bien conocidos. Esto jiasó á Ennius y Ncrius y á los
poetas de la lídad media. Es necesario buscar el justo medio
sin rebasarlo, que es lo que puede reprobárseles á las épocas
llamadas románticas ó de decadencia. Lucano no se contenta
con la expresión sencilla y justa que responde exactamente
á su pensamiento: quiere más, i|UÍoro la exageración, (|uiere
el exceso. Algo do eslo mismo se oliscrva en Lope de Vega,
Byron, Shakspeare y Viclor Hugo.
No divaguemos y busi|uemüs otros caracteres de la literatura clásica. Si la ai'monía de la forma y el fondo es indispensable, el equilibrio entre la razón y la imaginación no es
menos necesario. No basta concebir grandes cosas , es preciso
(|ue sean verosímiles y sensatas. Tal época, pueblo ó autor
han tenido imaginación, pero les ha faltado la razón y han producido obras que encantan, que interesan, pero (luo no son clásicas. Eslo ni más ni menos les pasa á las bellísimas epopeyas
de la India , MaliahaTcitlia y Itumai/aitia. ¡Qué riqueza de
concepción! ¡qué abundancia! |>ero también ¡qué desorden y
([ué extravagancia á veces! Es una lectura i|ue fatiga, y cierra
uno el libro desilusionado ; allí no hay razón y la verdad no
existe.
(.)tro de los caracteres de las épocas y literaturas clásicas
es el reconocerla soberanía del gusto. El gusto, es decir, el
sentido de lo bello , de la proporción , de la medida, no existe
en las épocas do formación , como tampoco se la descubre
en las de dí'cadencia. En la época de Ennius, en la Edad media,
el gusto no estaba formado ; en tiemjio de Lucano estaba degradado y pervertido. Al contrario , en el siglo de Augusto,
como durante Luis XIV, existían el mal gusto y el gusto exipiisito refinado ; y los escritores, esclavos de uno ú otro, se
oomelían al fallo del público, quien los condenaba ó absolvía
en nombre del gusto.
El amor á la verdad y al bien es otra de las preocupaciones de los clásicos. Pero la verdad que persiguen no es, como
pudiera creerse, la reproducion exacta do la realidad , ó como
sódico ahora, del realismo: no, el arte, como la literatura clásica , consisten en una sabia alianza de lo ideal y de lo real;
lo ideal solo no basta. En los personajes de Rafael hay, á no
dudarlo, una parte de ideal, pero nada valdrían ni serían sin la
parte de realidad que los anima y da vida. En el arte, como en la
literatura, para ser clásico no es necesario pintar la naturaleza
tal cual es , como lo haría la fotografía , sinij (]ue basta con presentar sus rasgos y líneas generales y principales. Esto es lo
que constituye el amorá la verdad en literatura. «Que lo bueno sea siempre compañero de lo bello», ha dicho La Fontaine.
Es raro, rarísimo (|ue una obi-a inmoral sea realmente
bella; una obra inmoral no será nunca clásica.
Talos, á nuesti-o entender, son loscaractéres que constituyen una literatura clásica. Armonía del fondo y la forma; equilibrio entre la imaginación y la razón; proporción y medida
respecto del gusto ; amor á lo verdadero y á lo bueno : hé
aquí las cualidades que resplandecen en los grandes escritores de Atenas y Roma , como en las grandes lumbreras de
nuestro siglo de oro en literatura, y que se llaman : Cervantes, Tirso, Calderón , Moratin , etc., etc.
Enunciar los nombres de los clásicos sería una empresa
I.A ILUSTRACIÓN.
c|uiméricn ; ¡idemás quo p r e s e n t a pTiindísimas dificulladcs,
p u e s t o q u e existen autoi'es q u e pasan plaza de tales y no lo
s o n . m i e n t r a s que otros ([ue lo son hay quien les disputa su
gloria. C o n s t r u i r un templo del gusto es también dificilísimo;
sin e m b a r g o , alguien lo ha i n t e n t a d o . M r . S a i n t o - B e u v e nos da
una m u e s i r a de s e m e j a n t e proyecto: o i g á m o s l e : « H o m e r o ,
dice, será s i e m p r e y para todos el p r i m e r o y el m á s s e m e j a n t e
á un dios : pero tras ó l , y como el cortejo do los reyes m a g o s
de O r i e n t e , d e b e r e m o s colocar esos tres H o m e r o s , largo
tiempo i g n o r a d o s y (|ue han realizado g r a n d e s e p o p e v a s en
los viejos pueblos del Asia , esos poetas v e n e r a d o s (jue se llam a n Valmiki y Vyasa e n t r e los indios . y Fií'dourc e n t r e los
p e r s a s . . . S o b r e la colina más visible, sobre la p r o m i n e n c i a ni;is
accesil)le, p o n d r e m o s á Vii-gilio, seguido de M e n a n d r o Tibulo , T e r e n c i o , F e n e l o n . f o r m a n d o un g r u p o e n c a n t a d o r . . . »
¿ P o r o á qué s e g u i r si el a u t o r de este g r a n d i o s o templo c o n funde y mezcla los h o m b r e s de genio con los clásicos, lo cual
no resolvería el proyecto de la ar(|uiteclura clásica? J a m á s
s e r á n clásicos V a l m i k i . Vyasa y F i r d o u r e . sin ([ue (\sto
quiera decir (|ue los n e g a m o s su i n m e n s o valimiento.
Los clásicos de lodus los tiempos y de todas las edades,
a q u e l l o s (jue la h u m a n i d a d ha c o n s a g r a d o y ([lio constituyen
ese templo que S a i n t e - B e u v e no supo c o n s l r u i r , s o l l a m a n
H o m e r o . Virgilio , H o r a c i o , La F o n t a i n e , C e r v a n t e s , M o liere, S h a k s p e a r e . M o r a t i n , etc., e t c .
En este siglo y en esta época en que vivimos, época en (¡ue
todo se confunde y se mal interprela . se da el p o m p o s o titulo
de clásico á cual(|nier pelcli' lilerario, y así es como se estraga el gusto y so pierden los b u e n o s hábitos y la b u e n a literatura.
La sociedad de hoy e n t i e n d e í|ue los (dásicos de la a n t i g ü e dad fueron A r q u í m e d e s . Euclidos y Pitágoi'as. los de los
siglos medios se l l a m a r o n N e w t o n , *Leil)nitz, e t c . y hoy se
llaman Edisson, Maxsin, S i e m e n s , etc.. etc.
iQué cfmtraslo enti'e lu Iliada y la T e o r í a de la lr;isniis¡on
de la fuei'za eléctrica!
JOSÉ
M.'
S E R B A I I:.
V-A.I^IH1ID-A.DES.
Kl Ür. Guillermo Kobolt, ((uicn ha visitado las costas de la pai'tc
occidental del Mediterráneo durante la jirunavera y el verano de este
ano, estudiando la fauna inoli'isi/uira de aquella parte, dice (|ue con
bastante seguridad se puede añi'uiar que la unión terrestre de l^spíiña
con Marruecos, in illa toiriporc, no se lia limitado á las columnas
de Hércules, sino (]ue lia llegado hasta el meridiano de Oran y Cartagena. IAIS pormenores de las ¡nvestii;acioncs d<d Dr. Kobelt se
publicarán en su Rccista inalaco ;:ooló(/ír<t.
1MI Palermo está i-ausando una viva emoción una causa criminal
de la que se sabiai ijor ahora los siguientes hiH-hos: En marzo de
esto año varios estudiantes de medicina, faltos de dinero, auncpie
pertenecientes á buenas familias, concibieroLi el plan do secuestrar
a uno de sus compañíTOS, hijo de un rico propietario, para po(br un
rescate de 12."3,0l)t) lii'ns, y íuéno, en ve/, de soltar al secuestrado,
ipierían matarle y esconder el cadáver á pedazos jioripie temían que,
á pesar de todas las |)rocauciones y juramiMitos, la feclioria se descubriera. Uno de los secuestradores en ci,-rnes. de a()ellidü Merendante, intimo amigo de la victima, se encargí'i (i(> conducirle á la
casa que habían alipiilado ¡lara el objeto, so pretexto de una operación quirúrgica. Mas otro do los conqiromelidos, llamado Zoi'im', se
arredró ante la idea de cooperar en im asesinato y avisó oportunamente al padi'o del conijiañero Pizzo, c[uien al recibir la advertencia,
dio conocimiento del hecho á la policía, combinando con la
misma el plan de prender á los secuestradores reunidos. Kl día
determinado Pizzo fué con su aniitro Merendante á presenciar la
operación, ¡lara la cual bailó dispuesta toda clase de instrumentos de
disecación, sierras, escalpelos, etc., destinados á servir para destrozarle á él tan pronto como hubiera escrito la carta ú su padre para
pedirle el rescato exigido. I,os carabinieri (guardias civiles) no so
hicieron esperar y prendieron á todos los que encontraron en la casa,
entre ellos ú un estudiante rico, Mattino, de vida morigerada, cuya
participación en el proyecto infame se cree encierra un misterio.
denl(^ de Chicago; lo abren y encuentran un lío do valores piiblicos
<[iie todos carecen de su niimero corres|)ündieiite. ¿Será un nuevo
género de estafa esto de cortar cuidadosamente los números de los
títulos y cupones? pregúntanse con asombro los empleados; ninguno
atina en explicarse la significación del raro proceder. Al din
siguiente reciben una carta de Nueva York . comunicándoles el
dueño de atpiollos papeles (pie había escrito á su esposa queeníiara
á Washington las láminas y á él los números de las mismas, lo cual,
según parecía, ésta había cumplido al pié de la letra.
lin veterinario de Cliarleville ha ]>racticado la amputación de una
pierna en una vaca con muy buen ri>sultado, y lo ipie es mus, ha
sabido suplirla con una ])ierna postiza, sobre la cual la vaca ]>iiode
sostenerse perfectamente.
Sefíiin el censo ipie acaba de hacerse en Coiistantinopla, la ¡loblacion de la ciqiital de Tur(|uía es do Ii.">0,0ü0 habitantes, cifra (¡ue
concuei'da perf'ctaniente con la de 327,750 haliitantes que Constantinoplatonia en 187:),seu:un una estadística turca publicada en Beli;ra(io.
I.os jierii'idieos turcos dicen (pío los datos no ]iueden ser e.Kaetos y
(pie el .•Mmana(pie de Gotha señala 000,000 habitantes según vniüiin(•i<i/irs recientos.
'
El día 4 de este mes, el doctor Mi/.iüifS ha presentado á sran
número de catedráticos y médicos de Viena su ;)aí^ti'oscv/)i(j, es
decir, iin instrumento ideado ]KU' él y construido por el instrumentista Líuter para la inspecei(ui del estómago. VA gastroscopio (.'onsta
deun tubodi» 65 ciii. de largo y ! t mm. de diámetro, en cuyoextn iiio
inferior hay un apnijito (•)pti(;o muy ingenioso y de una batería eléctrica. Mikiilicz inti-odujo este i^astroscopio con suma facilidad (>n el
estómago do una enferma y todos los presentes se convencieron de la
posibilidad de estudiar ú beneficio del instrumento todas las jiartes
de la mucosa estomacal. La paciente no experimentó ninguna molestia por la presencia del instrumento en sus vías digestivas durante
los veinte minutos ([ue duró la sesión. El barón Nataniel de Hothschild lia regalado á la Policlínica general de N'iena un aparato
electro-endosc(ipico completo.
Eas numerosas falsiticacionos á (pie })or su elevado precio so halla
expuesto uno de los condimentos más agradables, la vainilla, habían
sido motivo de múltiples tentativas do prejiarar artilicialmente y
barato el principio activo, la rditilt/ia. Becientomente los procedimientos (Miipleados para preparar la madera á fin de .utilizarla en la
fabricación del]>apel, han conducido al descubrimiento del hecfo (jue
las coniferas indígenas pueden suministrar la materia que comunica
su especial aroma :\ las vainas seminíferas de la enredadora tropical.
Este descubrimiento ha sido explotado en los últimos años ¡lara la
fabricación artificial do la vanilina pura por los industriales Haarmann y Beimer do Halzminden. F.l punto de partida de su método
de preparación, cuyo producto ha encontrado la merecida aprobación
de ios inteligentes on la Exposición de Frankfort, es la coiii/iri/ici,
sustancia <|ue se obtiene en forma cristalina del jugo del tronco jirivado do su corteza. La vanilina artilicial no se distingue en nada de
la vanilina natural (> sea procedente de la vainilla, sobre la cual tiene
la ventaja de la fácil conservación y cómoda dosiíicacion. Además
de la vanilina pura la fábrica expende una esencia de vanilina, corros]iondientc á la tintura alcohólica de vainilla y un azúcar de vanilina, do la misma fuerza que el usado en la fabricación del chocolate
de vainilla que, como se sabe, es el (pie pretieren los alemanes y
franceses.
DOLORA.
C o n s u l t a r con los r s t r o s quise u n día
el g r a d o y la v e r d a d de tu pasión,
y en á u r e o s c a r a c t e r e s leer p u d e :
Grande amor.
¡Mas t a m b i é n las e s t r e l l a s son m u d a b l e s !
lo m i s m o consulté en otra ocasión,
y en las d o r a d a s cifras leí e n t o n c e s :
¡Te olvido!
ENRIQUE
El ministro de la Gobernación de 'J'urqiiia ha recibiilo una petieion
firmada por 150 jiKX'.es de la provincia de .\le[)0 , suplicándole i|ue
dejara cesante al fíobernador Djemil Bajá, porque (>slo señor, metiéndose en camisa de once varas, pretíaidia obligarles á cumplir
con su deber teniendo horas lijas de despacho y fallando las causas
sin miramientos y sin dejarse sobornar.
Cierto día reciben en el Banco de Washington un paipiete proce-
LEDON.
Setiembre 18!<1.
NUESTROS GRABADOS.
CERCANÍAS DH BARGHLONA.—LA TOHIUÍ UEI.S PAHUAI.S.
Encantador conjunto donde rebosan con sus halagadoras manifestaciones las poéticas bellezas de la selvática naturaleza, donde como
lü
LA ÍLUSTRACION.
E L OTOÑO.
NIÑOS JUGANDO (SEGÚN EL CUADRO DEL MISMO TÍTULO DE O. SPERLING)
LA ILUSTRACIÓN.
H
trascritos en los muros se consignan los recuerdos de antiguas
épocas, esculpidos en las paredes que se unen ú modernos y sunsuntuosos edificios; forman las cercanías de Barcelona. Las vías de
comunicación abiertas en su perímetro, las i|uintas levantadas, los
verjeles que á sus plantas crecieron, lejos do debilitar el aspecto simpático de las casas solariegas que suponen más ó mi''nos remota
construcción, de los templos, si sencillos en su estructura, notables
por su historia, han contribuido poderosamente á imprimir un
característico colorido ú la porción de terreno comprendido entre
la ciudad de los condes y el muro de montañas que cierra el llano.
Hacia la parte donde limita la zona, la plácida corriente del río
Besos, no son ya tan sólo las fincas de recreo, las pintorescas alamedas y los antiguos edificios dignos de admirarse, que á su lado
brotan los monumentos industriales ])roduciendo, si cabe, una impresión más honda, porque contribuyen á completar la armonía
de aquel cuadro con el concepto «pie la obra de la civilización
formula.
Allí está emplazada la casa solariega de que da perfecta idea el
grabado que hoy publicamos. Situada en el plano (pie constituyen
las vertientes de los vecinos montes, en el término de la activa y
próspera población de San Andrés del Palomar, acusa su forma
una edificación algo lejana, por más que las restauraciones do
tiempos posteriores trasformaron el trazado de sus ventanales. FJ
torreón cuadrado que se levanta en uno de los ángulos de la finca
suponer permite fundadamente que su construcción jiorteneco a|
siglo XVI. Escasa importancia histórica tiene la casa, denominada
daispardalx (gorriones), quizás originándolo que en sus lindanles
arboledas se guarecieran las aves, cuyo sosiego pono en constante
peligro la codicia de los adolescentes. Construida quizás con los
despojos do los arruinados edificios que ya á últimos del siglo .\iv
allí estaban emplazados,—según consigna una loacion librada en
abril de 1389, á favor de Bernardo r i a s s ó , q u e los poseía como á
tutor de su sobrino.—su situación topográfica la puso en inmiiKMitc
riesgo cuando los sitios que sufrió Barcelona durante el siglo xvii.
Posteriormente, la lucha titánica sostenida por los barceloneses
contra Felipe V, dio ocasión á que la torre deis pardal':, como la
del Fanr.h y el manso Guinardó, cobraran relativo renombro. Kl
archiduque de Austria, proclamado conde de Barcelona, residió ]ior
algún tiempo en Horta , cuando las victorias obtenidas parecían
haber sentado robustamente los cimientos de su trono, y en un memorial de aquella excursión campestre , escrito por el sacerdote (pie
desempeñaba entóneos el curato del modesto pueblo, se consignan con
minuciosidad extremada sus detalles más prolijos, dando á suponer que los aclamados por el voto del pueblo visitaron las carnctorísticas viviendas á que nos hemos referido.
Cuando más adelante quedó establecido por las tropas del primer
Borbon el asedio de la plaza, en 2 de abril de 1714, algunos ingenieros franceses reoonociíiron el terreno donde radica la casa que
describimos, formando en él una batería de diez morteros que más
tarde obligaron á desmontar los fusileros de Barcelona, trabando
untes, en 8 de acpiel mes, una sangrienta escaramuza al pié del
edificio.
Un siglo después, otra epopeya, capaz por sí sola de probar el
ardimiento de una raza heroica, se desenvolvía en nuestra patria.
Los franceses ocupaban el pueblo di^ San Andrés y el valeroso
guerrillero Milans del Bosch en 2 de setiembre de 18Ü8, d(>scendiendo
del monte vecino, apareció con sus denodadas fuerzas por la parte
de la torre del Pardals, sosteniendo con los invasores un prolongado
combate.
La casa conserva su asjjecto, resaltado por el tinte rojizo ipie en
sus muros exteriores imprimieron los siglos. Hace pocos mese» que
se pretendió instalar en aquellos terrenos la necrópolis de Barcelona;
pero con buen acierto so ha desistido de ^semejante propósito,
teniendo en cuenta las consecuencias perjudiciales (pie producir
podía el paso del manantial de aguas potables en ([ue hubieran
podido Infiltrarse los miasmas de la descomposición cadavérica v
atendiendo también á las pocas condiciones que para el emplazamiento de la fúnebre morada reúne a(piel terreno.
JOSK F l T H l l I'; I N Í U . K S .
N I Ñ O S .IUGANDO.
El nombre que el pintoi- ha dado á su cuadro, revela (|uc su intención es alegórica, ilustrando la diversidad de los genios en los
diferentes hijos de una madre. Mientras que unos se divierten jugando, otro prefiere dormir ó estarse (|uieto al lado do mamá.
¿Qué liabrá m á s allá del cielo
q u e n u e s t r o s ojos divisan?
¿Qué s e r á n c s a s e s t r e l l n s
([uc tan Icniblorosus brillan?
¿ P o r qu(5, afanoso, deseo
c r u z a r la región vacía,
y tongo en la i n m e n s a bóveda
s i e m p r e la m i r a d a tija?
¿ P o r qué s i e m p r e que me a c e r c o
á la r e g i ó n inlinita
vuelvo á c a e r c o m o Sisifo
con la p e ñ a de la vida?
¿ P o r (|ué el ave m á s p e q u e ñ a
llega á p e r d e r s e de vista
p o r el cielo, y yo n o p u e d o
ni podr(J n u n c a seguirla?
¿ P o r ([ué este d e s p r e c i o g r a n d e
que la existencia mu inspira?
¿ P o r quó deseo q u e c o r r a n
a c e l e r a d o s los días
y tiemblo por los que faltan
y c u e n t o los ([ue t e r m i n a n ?
E s í¡uo el alma que en mí llevo
tras esc cielo adivina
el m u n d o de que procede
y al (|ue codiciosa a s p i r a ;
es q u e á t r a v é s de ese m a n t o ,
q u e oculta la e t e r n a dicha,
ve mi espíritu otro m u n d o
donde ella e s p e r a t r a n q u i l a ;
es q u e la h o r a de mi t r a n s i t o
no ha llegado todavía
y n o o b s t a n t e , oigo q u e a l g u n o
me llama d e s d e allá a r r i b a !
RICARDO SEPÚLVEDA.
ASTUCIAS DE CAZA.
L o s indios, m á s que al valor p e r s o n a l q u e despliegan en la
caza, deben lu fama que como á c a z a d o r e s gozan, 6 su habilidad y á su astucia en e v i t a r los p e l i g r o s á ella i n h e r e n t e s .
P a r a a p o d e r a r s e de los tigres y do los leopardos, p o r ejemplo,
h a n ideado u n a e s p e c i e de t r a m p a de g r a n d e s d i m e n s i o n e s ,
la cual ceban con un cabrito vivo, colocándolo de modo que
no ]iueda s e r fácilmente alcanzado y p o r c o n s i g u i e n t e d e v o rado; o bien sitúan un r o b u s t o a r c o d e b a m b ú M i r a n t e , d e l a n t e
de la guarida del a n i m a l , y cuyo a r c o , a r m a d o de a g u d a ,
larga y dentada Hecha, lleva alado A la c u e r d a un b i l o q u e cruza
el sitio por d o n d e debe p a s a r la fiera, y cuyo hilo, vibrado al
e n r e d a r s e en él ésta al salir de su cubil', d e t e r m i n a el d i s p a r o
del a r m a , (|uo p a r t e con furiosa velocidad y r a r a vez deja de
d a r en el b l a n c o .
H a n o b s e r v a d o los indios, que c u a n d o uh g a m o (> un pavo
ven á un tigre p a r e c e n q u e d a r s u b y u g a d o s p o r el brillo de s u s
ojos, a u n m á s fulgurantes a n t e su p r e s a : y esto origina la
c r e e n c i a , e n t r o ellos, de que este feroz habitante do las selvas
ejerce cierta fascinación sobre d e t e r m i n a d o s a n i m a l e s .
En a l g u n a s c o m a r c a s cazan al elefante de dos m a n e r a s .
R e ú n e n t r e s ó c u a t r o de estos p a q u i d e r m o s , d o m e s t i c a d o s y
a m a e s t r a d o s , una h e m b r a y un elefante j o v e n , y los c o n d u c e n
& la e n t r a d a de un bosiiue, d o n d e , a t r a í d o s p o r s u s grilos, los
elefantes m o n t a r a c e s a c u d e n y se m e z c l a n c o n ellos. E n t o n c e s
se a p e a n dos ó tros g u í a s y les t r a b a n las patas con c u e r d a s
q u e atan á una eslaca ó á un árbol, hasta q u e r e n d i d o por el
h a m b r e ó fatigado por s u s inútiles esfuerzos p o r r e c o b r a r la
libertad, el elefante salvaje se suaviza y pacifica. Consiste
el otro m e d i o , en c e r c a r con e s t a c a s y r a m a s un espacio de
t e r r e n o do a l g u n a c a p a c i d a d pnjximo al sitio q u e suelen f r e c u e n t a r : t e n i e n d o cuidado de dejar en el c e r c a d o dos a b e r t u r a s p r a c l i c a d a s fronteras u n a de o t r a . L u e g o s u e l t a n m u c h o s
elefantes j ó v e n e s p a r a que a t r a i g a n al lazo á los elefantes salvajes, (|ue a c u d e n en g r a n n ú m e r o : y c u a n d o los hoy r e unidos en cantidad que los c a z a d o r e s j u z g a n suficiente, á una
señal de los g u í a s las l i e m b r a s a v a n z a n hacia el c e r c a d o y
p e n e t r a n en él llevando en pos á los elefantes silvestres, que
de este modo se hallan p r i s i o n e r o s , p u e s se les impide salir
c e r r a n d o con t r o n c o s las a b e r t u r a s del c e r c a d o . E n tal situación les dejan d u r a n t e a l g u n o s días, con un poco de a l i m e n t o ,
h a s t a q u e p u e d e sujetárseles, lo q u e n o exige m u c h o tiempo,
p u e s el elefante es por n a t u r a l e z a obediente y dócil.
P a r a la caza al tigre y al buey silvestre (el m á s c o r p u l e n l o
de los a n i m a l e s d e s p u é s del elefante) s í r v e n s e de elefantes,
al r e d e d o r de las c u a l e s se a g r u p a n m u c h o s ginotes a r m a d o s
de fusiles, e s t a c a s , a r c o s y flechas, y a m o n u d o cubierto el pecho con una coraza.
Al lobo y al oso cázanlos valiéndose de p e r r o s r a p o s e r o s , á
los que siguen los c a z a d o r e s , a r m a d o s de pislolas y l a n z a s .
LA lL.l'STKAClUi^.
Para la caza á la liebre y al antílope, que es uno de los mayores placeres i|\ic se danlos iiiilios y (1U(> esliniai] Laiilu conio
ía al cliacal vía de una especie de zorra peiiueña, adióstranse
lel.r.'les.
Los liaU'Oiies, ;;randes y chicos. apUcanlos á la caza á la
[lerdiz y á la de las codornices, grullas, j^arzas reales, cigüeñas y Idda clase de aves acuáticas. Mientras los halcones
cliicos azonlan con sus alas la suportieio de los lagos, los
mayores vuelan por la orilla y cogen la pi-esa (|ue huye de los
primeros.
Ad(>más délos halconeros, pajareros, picadores, pescadores
y guardamontes, los indios opulentos tienen asueldo hombres
que han hecho un estudio especial del arte de tender lazos á
los animales, y que emplean, según, la fuerza, la astucia ó la
maño.
Cuando ([uioren cazar vivos á los chacales, dos indios so
acercan al cubil de la tiera é imitan el grito que los chacales
pcíiuoños mezclan en sus juegos y holgorios, con cuyos gritos engañan y atraen ai punto al mucho, que cogen en la
ti'ampa" tendida al electo. Pi'osiguiendo el mismo sistema,
sigue pronto la hembra, que cae prisionera del mismo modo.
En ciertas ocasiones, para cazar aves silvestres, van de
noche a los sitios pantanosos ó cubiertos de juncos, donde
alj;unijs hombres, colocados delante de muchas barijuichuelas, blandón antorchas y sacuden á porfío muchas campanillas,
espantando con eso á los pájaros, (|ue \'i\n á caer en las mismas manos de sus perseguidores. Los patos silvestres cázanlos también á vado ó nadando en los lagos con un cacharro en
la cabeza (|ue rennda ia foi-ma de uno de esos animales.
Igual eslralagema usan con éxito contra los gansos, alcaravanes y cercetas: acércase el cazador ó ellos hasta el punto
decogerlosportas jiatas. y después que de los tales ha llenado
una red ([ue lleva al rededor del cuerpo, ([uiebra un ala á los
(lueno puede llevarse ])ara ir por ellos otro día.
Basta lo dicho para dar una ideo de cuantos medios se vale
el hombre, en Asia, para apoderarse de los animales, así de
aijuellos que tome como de los ([ue pueden serle útiles o nutrn'le.
Lns
SERRA
EL CAPITÁN MAGON
ó
XJITA.
E32CFXjOK--A.CI01<r
IfESN-IOIA.
\ni. AÑOS ANTES DE I.A EHA CRISTIANA
por LEÓN CAHUN.
I.
Por qué Bodmilcar, marino de Tiro, odió á Hannon,
escriba de Sidou.
Tres años hacía que Hiram ocupaba el trono de Tii-o, cuando
este rey, sabedor de mis viajes á Malta la Redonda, á Botsra,
fundado por los sidonios yo lo que los tirios dan hoy el nombre de Carthado, como á Gades en la tierra de Tarsis. y diputándome por marino experimentado, mandóme ó llamar. Vivía
yo entonces en Sidon, el esplendor de lo cual caminalja á su
ocaso, muy al revés do Tiro, cuyos barcos cubrían los mares,
así como sus coravanos lo tierra. Los tirios habían fundado
la monarquía, y su rey, con ayuda délos sufetas, gobernaba
las demás ciudades fenicias nuestras. El poderío de Tiro iba
creciendo sin cesar, y muchos marinos y mercaderes de Sidon,
de Guebal, de Arvad y de Byblos so ponían al servicio de los
poderosas compañías de este reino.
Hirom me manifestó (jue su aliado y amigo David, rey de
los judíos, acopiaba materiales para erigir en Jerusalen un
templo á su Dios, al que los hijos de Israel llaman
Adonaió
Nuestro Señor, y me propuso equipar olgunos noves por
cuenta de aquél, á cuyo sueldo debía emprender un viaje á
Tarsis al objeto de troer plata y demás útiles raros y preciosos necesarios al odorno del templo en proyecto. Yo, que
deseobo visitar de nuevo n T:irsis y los países del Oeste,
acepté gustoso las ofertas del rey Hiram, o quien signifiqué
hallarme pronto á ponerme en camino tan luego hubiese
reunido mis tripulaciones y construido y equipado mis barcos.
Faltaban todavía dos meses para lo fiesta délo Primovera, época
de la apertura de lo navegación; por lo que me sobraba tiempo
para llevar á cabo mis preparativos, ya que sólo debia ocuparme de las embarcaciones y de los tripulantes: ideando
nocer los acopios y reclutar la gente de guerra en la fértil y
belicosa Judea.
Holgóse Hiram de mi aceptación, hizo que sil tesorero me
entrefgase inmediatamente mil sidos de plata con (]ue subvenir ó los primeros gastos, y ordenó á los gobernadores de los
arsenales que me proporcionasen la madero, cobre y cáñamo
que yo les pidiese.
Despedime del rey, y á la puerta de palacio, donde me
aguardaban sentados en el banco situado al lado de la misma,
me reuní do nuevo ú mi escriba Hannon y al piloto Himilcon,
esto último compañero mío en mis precedentes viajes. Ambos
mostraban comezón de saber por qué el rey de Tiro nos había mandado á Homar á los tres desde Sidon, auníjue los dos
sospechaban el motivo. Así es que Hannon, al notar la alegría
cjue rebosaba mi semblante, exclamo;
—Mucho me engaño, señor, ó el rey te ha dado lo que tu
corazón anhela.
—¿Y qué crees tú que anhelo mi corazón? le objeté.
—Una nave con la cual reemplozor la que pei'diste en los
escollos de la gran Sirte, y artefactos con que cargarla.
¿Puede apetecer más un hijo de Sidon?
—Ciertamente que no, amigo; y por el beneficio que recibimos los tres por mano del rey, vayamos al templo de Astoi'te,
á dor gracias á la diosa, de la que impetraremos al mismo
tiempo su amparo para (]ue guie á buen término la construcción de las naves (¡ue nos llevarán primero Jala, adonde recibiremos instrucciones del rey David, y luego á la lejana
Tarsis.
— ¡Tarsis! exclamó Himilcon levantando al cielo su ojo único,
pues el otro so lo vaciaron en un combale; ¡Tarsis! Oh dioses
Cabires, á vosotros á (luien contemplo de noche desde mi
barco; á vosotros, que guiáis la proa de las embarcaciones sidonios, os ofi'ezco sacrificaros veinte sidos de plato que me
quedan, y además unbuey más liermosoque Apis, el dios délos
imbéciles egipcios, si permitís que en Tarsis vuelva á dar con
el maldito (¡ue me boia'ó y (]uitó el ojo con su lanza y le acaricie con la ])unta de una buena espado de Chaléis.
—Yo me contentaré, dijo Hannon, con vender álos salvajes
de Tarsis mal vino de ,)udea y alguna pacotilla de Sidon á
cambio de pialo, con la cual mandaré construir un palacio á
orillas del mai-y un barco de recreo, de madera de cedro y
velas de púrpura, á bordo del que se deslizarán mis días en
medio de báquicos festines.
—De aquí ó que levantes tu palacio, díjele, más de una vez
dormiremos todavía bajo el frío cielo del Oeste; y de aquí á
que nos recreemos el paladar con los manjares de tus festines, algunas malas comidas digeriremos.
— Esto, repuso Hannon, aumentará nuestro placer al recordarlas cuando, medio tendidos en sillones adornados de pinturas, al rededor de una mesa de madera preciosa, nuestros
oleares comensoles olvidarán los suculentos manjares escuchando el relato de las cosas extraordinarios que habremos
visto.
En esto llegamos al bosque de cipreses entre cuyas empidadas copas yergue el templo de Astarte su argentada cubierta. El sol caminaba á su ocaso y sus oblicuos rayos arrancaban brillantes chispos de los dorados y pintados capiteles
de las columnas que sostienen la techumbre del lemplo.
Bandadas de blancas palomas consogradas á la diosa batían
sus niveas alas por el sagrado bosque, ó iban á posarse sobre los
dorados barrotes que unen unos á otras las columnas. Grupos
de esbeltas doncellas con luengos ropajes de lino orlados de
púrpura y ploteodos hilos, cubierta la cabeza con tendidos
velos osimismo de púrpura bordados do plata, venían á hacer
sus ofrendos á Astarte ó á pasearse por sus jardines. De la
abierta puerta del templo, envueltos en fragantes perfumes
se escapaban el murmullo de los sistros ylosmdódicos sonidos
de las flautas y de los tamboriles que los sacerdotes y las sacerdotisas tocaban en honor de la diosa, ó cuya música se mezclaba el arrullo de las palomos, las voces y las frescas y sonoras
carcajadas de las doncellas, formando el todo un rumor confuso, suave y deleitoso al oido d(! los que, cual nosotros, sólo
están acostumbrados al fragoroso estruendo de las olas, á los
crujidos do las embarcaciones y al hórrido silbido de los
vendábalos.
Dirigimonos Himilcon y yo á leer la tarifadelos sacrificios
que está colocada entre los pies de una gran paloma de
mármol, á la derecha d é l a puerta principal del templo, y
escogí una oblación de frutas y tortas, del valor de un siclo; y
al volverme para llamar á Himilcon, di de manos á boca con
un hombre pobrísima y suciamente vestido de marinero, que
caminaba deprisa y murmurando entre dientes.
—¡Baal Chamaiin, señor de los cielos! exclamé, ¿no es ése
Bodmilcar el tirio?
Detúvose el hombre, fijó en mi su mirada, y reconociéndome
a su vez, ambosnos abrazamos. Bodmilcar era mi más antiguo
compañero, y varias veces comandó un buque a mis inmediatas órdenes, guerreando ó haciendo el comercio. Reconocióle asimismo Himilcon, y éste, conmigo, experimentó
profundo dolor al verle en tan mísero estado.
—¿Qué desgracias te han sucedido, lo pregunté, pues te veo
con este roto kitonct, tú que eras dueño y señor de dos gauls
y cuatro galei-as en el puerto de Tiro?
(Sü continuará.)
LA ILUSTRACIÓN,
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H.WXdN KXTKNDK) Kl. CONTKATO
(!{' la noNeln).
ANUNCIOS Á PESETA LA LlNEA CORTA
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GALERÍA D' ESQUITXOS LITERARIS.
DE
ESQUITX PRIMER
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PERRETERÍA I QUINCALU
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En v e n t a en las principfils llihrerías y kioskos.
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IioadUlen, 24, 2« ; 2S Administració: Basea, 36. 3.°, 2."
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