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LA POLARIDAD NEGATIVA ENFÁTICA EN ESPAÑOL:
UN ESTUDIO DIACRÓNICO Y COMPARATIVO*
MONTSERRAT BATLLORI
Universitat de Girona
M. LLUÏSA HERNANZ
Universitat Autònoma de Barcelona
0. INTRODUCCIÓN
Esta investigación se centra en el estudio de la polaridad enfática en
español medieval y moderno desde una perspectiva comparativa en que
se aportan asimismo datos relevantes del catalán. Más concretamente, se
abordará el análisis del adverbio poco -así como de su correlato poc en
catalán- en ciertas configuraciones en las que su interpretación ha experimentado una transformación desde su valor básico de carácter cuantitativo al de marcador de polaridad negativa con un cierto matiz enfático. A lo largo de dicho análisis se integrará un conjunto de construcciones que constituyen un contrapunto significativo –en el plano de la
polaridad positiva– del paradigma objeto de estudio. El marco teórico
del que partimos para dar cuenta del fenómeno que nos ocupa se basa
en las recientes propuestas en torno a la periferia izquierda oracional
desarrolladas a partir del trabajo de Rizzi (1997), así como en la noción
de gramaticalización formulada en Roberts y Roussou (2003).
Nuestro eje de atención prioritario va a ser, pues, la polaridad enfática, en particular el análisis de los procesos diacrónicos involucrados en
la expresión de dicho tipo de polaridad, bien sea en su variante negativa o positiva. La idea central que preside este trabajo es que la situación
tipificada por poco en español medieval y moderno no representa sino
una manifestación particular –y en parte difuminada– de un fenómeno
* La investigación que subyace a este trabajo ha sido financiada por los proyectos
BFF2003-08364-CO2-02 (Ministerio de Ciencia y Tecnología, y FEDER), 2001SGR 00150
(DURSI, Generalitat de Catalunya), y 2002 BEAI 00117 (DURSI, Generalitat de Catalunya)
para M.L. Hernanz, y por el MCyT (HUM2005-08149-C02-02/FILO) y por la Generalitat de
Catalunya (2005SGR00568) para M. Batllori.
Análisis del discurso: lengua, cultura, valores (Actas I Congreso)
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de alcance más general y de contornos más precisos si se considera a la
luz de un tratamiento comparativo de la polaridad.
La estructura de este trabajo es como sigue. En la primera sección se
abordarán las nociones de polaridad enfática y de foco contrastivo, así
como las similitudes sintácticas y semánticas existentes entre ambos conceptos. A continuación, se analizará el comportamiento en español
medieval y moderno del cuantificador poco y se argüirá que, en posición
focalizada, dicho elemento tiende a interpretarse como una marca de
polaridad negativa de carácter enfático –fenómeno que en el caso de su
correlato poc en catalán se ha consolidado plenamente. En la sección
tercera se mostrará que la situación tipificada por los citados cuantificadores dispone de un contrapunto llamativo dentro del ámbito de la
polaridad positiva: el adverbio bien en su uso como marca afirmativa
enfática (en español y otras lenguas románicas). Finalmente, en la sección cuarta se defenderá que los datos empíricos presentados pueden
ser objeto de generalizaciones relevantes en el marco de la propuesta de
Roberts y Roussou (2003) sobre el cambio lingüístico, la gramaticalización y el reanálisis.
1. POLARIDAD NO MARCADA Y POLARIDAD ENFÁTICA
Antes de adentrarnos en la discusión pormenorizada de los datos,
conviene detenerse brevemente en la caracterización de la noción
misma de polaridad enfática, noción que ha recibido particular atención
dentro de la moderna teoría lingüística, muy especialmente a partir del
trabajo pionero de Laka (1990). Dicha autora propone, en efecto, subsumir dentro de una única proyección, la categoría funcional SS, tres
tipos de fenómenos estrechamente conectados entre sí, a la vez que relacionados con el valor de verdad de la oración: la negación, la afirmación
y el énfasis (véase Laka, 1990: 103). En lo que respecta a la vinculación
entre negación y afirmación, se trata, como es bien sabido, de los dos
valores que puede adoptar la polaridad de una oración:
(1) a. Hoy no ha llovido
b. Hoy ha llovido
AFIRMACIÓN NEUTRA
El par de ejemplos de (1) ilustra la clásica asimetría entre negación y
afirmación, consistente en el carácter no marcado de la segunda (1b)
–carente de manifestaciones formales específicas– respecto de la primera (1a), presidida por la presencia del adverbio no. Nótese, sin embargo,
que existe una segunda opción para formular una afirmación en español, basada en el recurso al adverbio sí:
(2) Hoy sí ha llovido
AFIRMACIÓN ENFÁTICA
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Tal como ha sido observado por diferentes autores, (2) no representa un mero contrapunto positivo de (1a), sino un caso de afirmación
enfática, cuyas propiedades sintácticas, semánticas y discursivas divergen
netamente de las que posee una afirmación neutra o no marcada como
(1b). Así, desde un punto de vista semántico-discursivo, (2) se caracteriza por poseer un valor contrastivo –en tanto que deniega una negación previa– del que carece una afirmación neutra como (1b). Buena
prueba de ello es que una afirmación enfática, a diferencia de una afirmación neutra, no puede en ningún caso constituir una respuesta adecuada a preguntas del tipo de (3a), que exigen respuestas interpretadas
como información nueva:
(3) a.
b.
c.
d.
¿Qué ha sucedido?
Hoy no ha llovido
Hoy ha llovido
#Hoy sí ha llovido
= (1a)
= (1b)
= (2)
En lo que respecta a las diferencias sintácticas entre (1b) y (2), éstas
quedan claramente ilustradas en su comportamiento divergente respecto de los procesos que implican movimiento-qu –interrogativas, exclamativas, focalización, etc. Los contrastes de (4) muestran que dicho
movimiento es, en efecto, incompatible con la polaridad enfática:
(4) a.
b.
(5) a.
b.
¿Por qué (no) ha llovido?
*¿Por qué sí ha llovido?
¿Qué ha comido Julia?
*¿Qué sí ha comido Julia?
La polaridad enfática –positiva o negativa– presenta por lo demás
similitudes notables con los casos de foco contrastivo, cuya característica esencial consiste en poner de relieve un constituyente oracional que
se interpreta como información nueva (véase Zubizarreta, 1999):
(6) a. PEPITO bebe cerveza (y no Julia)
b. CERVEZA bebe Pepito (y no vino tinto)
Siguiendo a Holmberg (2001:154), asumiremos que los fenómenos
de foco contrastivo (6) y de polaridad enfática (2) pueden ser sometidos a un análisis sintáctico y semántico similar. En el plano semántico,
cabría hablar en ambos casos, en efecto, de un operador que toma dos
argumentos, una presuposición y una aserción. Ello se ilustra en (7) para
(6b) y en (8) para (2):
(7) Presuposición: Pepito bebe
Aserción: x es cerveza, no vino tinto
(8) Presuposición: Hoy Polx ha llovido
Aserción: x es afirmativo, no negativo
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Desde un punto de vista sintáctico, lo que caracterizaría a ambos procesos de focalización sería el “movimiento explícito al dominio de SC”
(véase Holmberg 2001:154). Ello queda claramente reflejado, en el caso
de (6b), en la posición del CD cerveza, que se ha visto desplazado desde
su posición básica postverbal a una posición prominente en la periferia
izquierda de la oración, lo que paralelamente conlleva la inversión del
orden sujeto-verbo. Compárese a ese respecto (6b) con su correlato
neutro de (9):
(9) Pepito bebe cerveza
Algo semejante sucede con la polaridad enfática, que –de forma similar a los procesos de traslado de un elemento-qu– induce el movimiento
de V a C, proceso que da lugar a la inversión del orden entre sujeto y
verbo. Compárense a ese respecto (10) y (11):
(10) a.
b
(11) a.
b.
¿Qué ha comido María?
*¿Qué María ha comido?
Sí ha comido María
*Sí María ha comido
Una vez asentadas a grandes rasgos las bases para la caracterización
de la noción de polaridad enfática, cabe referirse al análisis sintáctico que
a ésta le corresponde frente a la polaridad neutra. En consonancia con
las propuestas recientes que subsumen negación y afirmación dentro de
una misma categoría funcional SPol(aridad) o PolP (véase Laka 1990,
entre otros autores), asumiremos que las marcas de polaridad (bien sea
el adverbio negativo no o los rasgos fonéticamente nulos correspondientes a la afirmación neutra) se alojan bajo dicho nudo, que toma
mando-c sobre la oración (ST / IP). Ello se ilustra en (12):
(12) [CP ....[PolP [Pol’ [Pol0 [IP ...]]]]]
La representación de (12) da cuenta de ejemplos como los de (1),
esto es, de la polaridad neutra o no marcada. Ahora bien, en el caso de
la polaridad enfática, ya se ha indicado que –de forma semejante al foco
contrastivo– implica movimiento al dominio de SC (o CP), en concreto
al nudo SFoco (o FocusP), que es el locus, dentro de la periferia izquierda
oracional, que acoge (entre otros) los elementos provistos de rasgos
enfáticos (véase Rizzi 1997). Dicha situación puede esquematizarse de la
forma indicada en (13) (véase Holmberg 2001):
(13) [CP .... [FocusP PolP ... [tPolP [IP ...]]]]
De acuerdo con esta manera de ver las cosas, la forma sí que emerge
en (2) y oraciones similares es un marcador cuyos rasgos de polaridad
positiva se legitimarían en SPol y desde esta posición se movería a SFoco
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para cotejar el rasgo enfático del que asimismo está dotado, lo que arrojaría la representación de (14):
(14) [CP .... [FocusP síi ... [PolP ti [IP ...]]]]
La hipótesis básica que vamos a defender en este trabajo es que los procesos de focalización son una fuente importante de creación, como consecuencia de un fenómeno de gramaticalización, de términos de polaridad
enfática –positiva y negativa– en español y otras lenguas románicas. En la
sección siguiente vamos a centrarnos en el análisis de poco en español
medieval y moderno, así como de su contrapunto poc en catalán.
2. LA POLARIDAD NEGATIVA ENFÁTICA EN ESPAÑOL Y EN CATALÁN:
DATOS DIACRÓNICOS Y COMPARATIVOS
El cuantificador poco –al igual que mucho, entre otros– es una forma que
aparece normalmente en posición postverbal con la significación propia
de un adverbio de cantidad. Dichos adverbios pueden emerger asimismo
en posición preverbal –posición que no se corresponde con la distribución
canónica de tales cuantificadores1. Desde los inicios, el uso de poco (y
mucho) con valor cuantitativo se documenta tanto en posición postverbal
como preverbal, según se muestra en (15a) y (15b), respectivamente:
(15) a. Et sé que el que bive poco et seguro vale más que el que bive
mucho et con miedo et en lazería. [Calila: p. 308]
b. PARMENO: Pues yo con ellos no biviría contento y tengo por
honesta cosa la pobreza alegre. Y aún más te digo, que no los que
poco tienen son pobres, mas los que mucho desean. Y por esto,
aunque más digas, no te creo en esta parte. [Celestina: p. 123]
La anteposición de poco, sin embargo, no responde a un fenómeno
de reordenación meramente estilística de palabras, sino que se halla
sometida a una restricción interesante, como es el hecho de que exige
contigüidad respecto del verbo (véase Kovacci, 1999: 733). Ello queda
patente tanto en (15b) como en los ejemplos de (16):
(16) a. Que oy los yfantes ami por amo non abran; // Curielos qui quier,
ca dellos poco min cal. [Çid: vv. 2356-2357]
b. Pues, la buena nuestra dicha madre vejota poco curó de guardar
matrimonio, salvo tomar consejo del monico por aver mala vejés.
E ¿sabes por qué non se llama patrimonio salvo matrimonio? Por
los grandes cargos, penas e dolores que la muger soporta ante del
parto encargoso, en el parto doloroso, después del parto, en criar1
El siguiente contraste corrobora la citada afirmación:
(i) a. Tosía mucho últimamente
b. ?Mucho tosía últimamente
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le, enojoso. Por ende, se llama, de parte de la madre, matrimonio, lo qual poco pensó la vieja curtida. ¡Aya, pues, mala vida y
esto deste mundo por depedida! [ CORDE, 1438. Alfonso
Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera (Corbacho), ed. de
Marcella Ciceri, Espasa-Calpe, Madrid, 1990: p. 258]
c. A los huessos de la racheta poco acaesce quebrantamiento: por
cuanto ellos son muy duros. Mas acaesceles apartamiento.
[CORDE: 1493. Anónimo. Traducción del Tratado de cirugía de Guido
de Cauliaco. Madrid, BN 1196]
d. CALISTO: Poco sabes de firmeza. [Fernando de Rojas, Comedia de
Calisto y Melibea, Fadrique Alemán de Basilea, Burgos, 1499, fol. 4r.]
La existencia de la citada restricción, que no rige cuando se tematiza un constituyente2, puede considerarse un indicio inequívoco de que
la anteposición de poco en español medieval y preclásico obedece –al
igual que sucede en español actual– a un proceso de focalización (véase
Kovacci, 1999: 733). Un elemento de juicio adicional a favor de esta
hipótesis nos lo proporciona la posición del sujeto, que en los procesos
de focalización aparece tras el verbo.3 Dicha inversión del orden sujetoverbo se halla explícitamente atestiguada en los ejemplos de (17):
(17) a. CELESTINA: Señora, este es otro y segundo punto, [el qual] si tú
con tu mal sofrimiento no consientes, poco aprovechará mi venida, y si como prometiste lo sufres, tú quedarás sana y sin deubda,
y Calisto sin quexa y pagado. [Celestina: p. 243]
b. [...] dizen aduerbial mente granditer: mas poco esta en vso este
tal aduerbio. [CORDE: 1490. Alfonso de Palencia, Universal vocabulario en latín y en romance: fol. 184v]
c. En una de las últimas entrevistas que me hicieron en Francia, el
periodista, encantado con esta España nuestra tan moderna en la
que los gays se casan y el Gobierno es paritario (poco sabía él que a
una pareja de gays la apalearon en una piscina de la Elipa o de (sic)
que todos los subsecretarios son hombres), me comentó [...] [Lucía
Etxebarria, Ser puta (o puto), La Vanguardia, Magazine, 13/08/06]4
2
Nótese, en efecto, que la tematización del objeto directo a María en (i) no es incompatible con la presencia de elementos (como la semana pasada) que interfieran entre dicho
constituyente y el verbo, contrariamente a lo que sucede con poco en (ii):
(i) a. La semana pasada a María la vimos preocupada
b. A María la semana pasada la vimos preocupada
(ii) a. La semana pasada poco comiste
b. *Poco la semana pasada comiste
3
La agramaticalidad de (ib) y (iib) avala la afirmación precedente:
(i) a. Mucho has madrugado tú hoy
[ej. de Kovacci (1999:734)]
b. *Mucho tú has madrugado hoy
(ii) a. Poco se imagina María lo sucedido
b. *Poco María se imagina lo sucedido
4
Agradecemos a la Profesora Gemma Rigau que nos llamara la atención sobre este ejemplo.
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La anteposición de los adverbios cuantitativos aparece también
documentada en catalán medieval, según se muestra en los ejemplos de
(18):
(18) a. Mas poc profitara si érem enseyatz e no érem reemutz, on per
assò demanam per El ésser resemutz quant cridam cantan la segona antífena diens: “O Adonay, e duc, so és guisador, de la casa
d’Irael, veni a reebre-nos ab lo bras estès!”. [CICA: Vides de Sants
Rosselloneses: p. 14]
‘Pero poco aprovechará si [...]’
b. Per la qual causa se plorà mot fortment, e pensà-se que poc li profitaria la sua probretat volenterossa si ab Sen Gregori recebia
gasardó, qui era tan ric-hom en lo món. [CICA: Vides de Sants
Rosselloneses: p. 301]
‘[…] y se pensó que poco le aprovecharía su [...]’
c. La segona rasó és per so car la Glesa dejuna e ora: per so que poc
aya de la carn, e per so que la carn sia amagrida, e que gasayn a
sí les àn [CICA: Vides de Sants Rosselloneses: p. 471]
‘[...] para que poco/no tome de la carne [...]’
d. E nós dixem a la regina: “Avets esguardat què han feit aquests
sarraïns, con són entrats alegrament denant nós e no·s són esquivats del nostre mal, sinó que s’o han passat leugerament?” E ela
dix: “No m’i havia pensat, mas bé entén que ver deÿts que poca
cura n’an, e poch dixeren que us en venjarien ne us pregaren que
us en venjàssets”. [ Jaume I, Crònica: p. 362.16-21]5
‘[...] y no dijeron que os vengarían (de ellos), ni os rogaron que
os vengaseis’
En estos y otros ejemplos, poco/poc adoptan diferentes matices que
oscilan entre una interpretación focalizada en que persiste su valor
inherentemente cuantitativo –en estrecha conexión con el significado
del verbo al que modifican– y una interpretación negativa, como en
(18d), cuyo desencadenante último hay que buscarlo en un fenómeno
de ámbito. Formulado en términos más precisos, el movimiento de
poco/poc al nudo SFoco –posición desde la que tales adverbios poseen
ámbito oracional– acarrearía un progresivo debilitamiento de la relación originaria que éstos mantenían con el verbo en su ubicación básica en ST/IP 6:
5
Agradecemos al Profesor Jordi Bruguera, editor de la Crònica de Jaume I, que nos haya
facilitado este ejemplo del catalán medieval en que poch presenta el mismo valor negativo
que se documenta en algunas variantes del catalán actual.
6
Las causas que propician dicho deslizamiento semántico exigen un análisis más detallado del que podemos ofrecer aquí. Cabe observar, no obstante, que la relación entre modificación cuantitativa y polaridad enfática es un fenómeno atestiguado más allá del caso que
nos ocupa (véase Bosque 1999; Rodríguez Ramalle 2005, entre otros autores). Esa misma
situación es extensible, en efecto, a ciertos adverbios de manera cuando emergen en posición preverbal, como sucede con bien, según veremos en la sección § 3.
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(19) [CP .... [FocusP pocoi ... [PolP ti [IP ... ti ...]]]]
Dicha valencia negativa queda netamente atestiguada –tal como
anota Llorens (1929:83)– en aquellos casos en que poco –de forma semejante a la marca negativa no (véase Bosque 1994)– legitima la presencia
de un término de polaridad negativa7. Así sucede con ninguno (véase
Martins, 2000) y nada en (20a) y (20b), respectivamente:
(20) a. La carne syn el anima a ninguno poco aprouecha et non es ninguna cosa [Filiberto 56,16. (Wagenaar 1930:38), citado en Llorens
(1929:83) y Camus (2006: 43a)]
b. Poco vos cumple a vos saber de mi fidalguía nada. [PCG.
(Wagenaar 1930:53), citado en Llorens (1923:83) y en Camus
(2006: 43c)]
En síntesis, a la vista de estos datos parece plausible sugerir que poco
habría sufrido un proceso de gramaticalización consistente en un debilitamiento de su valor como cuantificador asociado a la denotación verbal (véase Bosque y Masullo, 1998) y su posterior reanálisis como marca
de negación con un matiz enfático. Con todo, por razones en las que no
vamos a adentrarnos aquí, dicho proceso no se ha consolidado en español8,contrariamente a lo que sucedió en catalán.
Frente a lo que ocurre en español, en efecto, en donde la ambivalencia de poco persiste hasta nuestros días, en algunas variantes dialectales del catalán –i.e. el catalán de Girona, del Rosselló, del Vallespir y del
Conflent–9 la gramaticalización de su equivalente poc se ha consumado
plenamente. Así se observa en los ejemplos de (21), en los que poc legitima los términos de polaridad negativa que aparecen subrayados:
(21) a. Los manestrals poch tenian feyna, molts dias se morian gent de
miseria [Cròn. Guerra Indep. Penedès]
Los trabajadores poco tenían trabajo, muchos días moría gente de
miseria
‘Los trabajadores no tenía trabajo […]’
b. Poc hi he estat mai, a Barcelona
Poco he estado nunca, en Barcelona
‘No he estado nunca, en Barcelona’
7
El paradigma de (i) aporta evidencia empírica adicional a favor del paralelismo existente
entre poco y no en cuanto a su capacidad para legitimar términos de polaridad negativa:
(i) a. Poco le importa a nadie mi vida privada
b. No le importa a nadie mi vida privada
c. *Le importa a nadie mi vida privada
8
Nótese que el fenómeno de gramaticalización plena que no se llega a consolidar con
poco sí aparece atestiguado en el caso del compuesto tampoco, cuyo significado originario ha
derivado en una valencia inequívocamente negativa. Véase al respecto Llorens (1929:83), de
quien tomamos el ejemplo que sigue:
(i) La y griega tan poco io no veo de que sirve. [Nebrija, 1,5]
9
Véase Rossich (1996) para un estudio de esta construcción en catalán.
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c. Poc he vist ningú a la biblioteca de la facultat
Poco he visto a nadie en la biblioteca de la facultad
‘No he visto a nadie en la biblioteca de la facultad’
d. Poc ha fet res avui
Poco ha hecho nada hoy
‘No ha hecho nada hoy’
Tal como muestran las traducciones literales de (21), la particularidad de estos ejemplos respecto de los datos del español reside en el
hecho de que poc ha perdido en ellos toda relación con el verbo, por lo
que dicho adverbio no puede ser analizado como un elemento focalizado. Nótese, en efecto, que si semejante opción fuera factible, se prediría erróneamente la buena formación de secuencias como (22):
(22) a. *Hi he estat poc mai, a Barcelona
He estado poco nunca, en Barcelona
b. *He vist poc ningú a la biblioteca de la facultat
He visto poco a nadie en la biblioteca de la facultad
De forma similar, postular un proceso de focalización para dar cuenta de las construcciones de (21) prediría erróneamente, una vez más,
que (a) y (b) en (23)-(24) son construcciones sinónimas, lo que dista
de ser cierto, según muestran las glosas:
(23) a. Poc he vist la Maria aquest estiu
No he visto a María este verano
b. He vist poc la Maria aquest estiu
He visto poco a María este verano
(24) a. Poc he treballat avui
No he trabajado hoy
b. He treballat poc avui
He trabajado poco hoy
(23a) ≠ (23b)
(24a) ≠ (24b)
Ahora bien, si en las construcciones de (21) poc no nace como modificador del SV dentro de IP/ST, de ello se sigue necesariamente que la
representación de (19) es a todas luces inadecuada para dar cuenta del
comportamiento de dicho adverbio, cuyo funcionamiento hemos mostrado que se corresponde con el de un marcador negativo. Dicha valencia negativa (y enfática) quedaría correctamente reflejada en el análisis
de (25):
(25) [CP .... [FocusP poci ... [PolP ti [IP...]]]]
La comparación entre (19) y (25) revela la existencia de una asimetría llamativa entre poco en español y poc en algunas variantes dialectales
del catalán. Así las cosas, cabe preguntarse si el proceso de gramaticalización experimentado por poc es inédito en español. En contra de lo
que a primera vista pudiera parecer, existen pruebas empíricas conclu-
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yentes para sostener que la situación tipificada por poc es extensible, en
el ámbito de la polaridad positiva, al español. Tal como vamos a ver a
continuación, la gramaticalización sufrida por la forma bien desde su
valor básico como adverbio de manera al de marcador de polaridad
positiva enfática constituye un contrapunto interesante al fenómeno
discutido más arriba.
3. LA POLARIDAD POSITIVA ENFÁTICA EN ESPAÑOL
Tal como se acaba de indicar, bien es un adverbio que en su acepción
básica funciona como un modificador de manera asociado a la denotación del verbo. Tanto en español actual como en español medieval y
moderno, bien aparece habitualmente en posición postverbal:
(26) a. Et yo sabía bien tu malvestad et tu loçanía [Calila: p. 169]
b. Oy una gallina e antier un gallo: yo veo bien mi duelo, aunque me
lo callo. [CORDE, 1438. Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de
Talavera (Corbacho), ed. de Marcella Ciceri, Espasa-Calpe, Madrid,
1990: p. 166]
c. Tú dices bien, Sancho. [CE: Cervantes, Don Quijote de la Mancha]
De forma semejante a lo que se ha reseñado a propósito de los cuantificadores poco, mucho en (15b), (16) y de los constituyentes oracionales en general –véase (6)-, bien puede asimismo aparecer en posición
preverbal y adoptar una interpretación enfática:
(27) a.
b.
c.
d.
Bien lo sabedes que yo non puedo mas [Çid, v.:3311]
El Çid que bien nos quiere nada non perdera [Çid, v.:1389]
Si del campo bien salides, grand ondra auredes vos [Çid, v.: 3565]
Pues, bien puede e deue ser notada la locura de cada uno...
[CORDE, 1438. Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera
(Corbacho), ed. de Marcella Ciceri, Espasa-Calpe, Madrid, 1990: p.
57]
Que la anteposición de bien obedece en estos y otros ejemplos a un
proceso de focalización canónico y no a una mera reordenación estilística de elementos es un hecho que viene avalado por la posición del
sujeto, que tiende a situarse en posición postverbal, como resultado del
movimiento de V a C. Nótese a ese respecto el paralelismo entre los
ejemplos de (28) y los de (17):
(28) a. Bien sepa el abbat que buen galardon dello pendra [Çid, v.:386]
b. Si Dios quisiere que desta bien salgamos nos [Çid, v.:3461]
c. Pero bien sé yo, señor, que Tú eres tan misericordioso... [CORDE,
1438. Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera
(Corbacho), ed. de Marcella Ciceri, Espasa-Calpe, Madrid, 1990: p.
112]
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Si esta manera de ver las cosas es acertada, cabe suponer que el análisis que corresponde a bien en (27) y (28) no difiere sustancialmente
del análisis postulado para poco en (19). En otras palabras, bien se habría
trasladado a SFoco desde su posición básica en ST / IP, según se ilustra
en (29):
(29) [CP .... [FocusP bieni ... [PolP ti [IP ... ti ...]]]]
La representación de (29) capta adecuadamente las diferencias
interpretativas entre los enunciados de (26) y los de (27)-(28): en el primer caso, bien se comporta como un adverbial de manera vinculado al
verbo, mientras que en el segundo a esa función básica se le superpone
un matiz enfático, cuya traducción semántica, de carácter presuposicional, se ha formulado en (7), y que sintácticamente se manifiesta
mediante el movimiento del citado adverbio a la periferia oracional.
Al igual que sucede con poco/poc, la focalización de bien abre el camino hacia una paulatina relajación de la relación originaria entre verbo
y adverbio, y la subsiguiente adopción de un matiz intensivo por parte
de éste, cuyo ámbito pasa a ser toda la oración. Bajo esa nueva interpretación, bien, más que denotar la manera como se produce el evento
verbal, denota que dicho evento realmente tuvo lugar10. Se trata, por consiguiente, de una intensificación de la polaridad positiva del enunciado,
que en lo esencial mantiene notables similitudes con el proceso experimentado –en el plano de la polaridad negativa– por el cuantificador
poco/poc.
La aparición de bien en posición preverbal –como se ha reseñado
más arriba a propósito de poco– provoca asimismo frecuentes fluctuaciones entre la lectura adverbial y la polar. Con todo, existen factores
gramaticales, amén de los puramente contextuales, que favorecen una
u otra interpretación. Así, en los ejemplos siguientes, la lectura adverbial de manera resulta inequívocamente favorecida en detrimento de la
10
Conviene precisar que el contraste entre ambas interpretaciones resulta más o menos
acusado en función de las características léxico-semánticas del verbo. Nótese, en efecto, que
en el caso del par mínimo de (i) la interpretación que resulta favorecida en (ib) no es la
enfática, sino la intensiva:
(i) a. Los niños han comido bien
b. Bien han comido los niños
Por lo demás, es importante señalar que el fenómeno que nos ocupa es una manifestación particular de un fenómeno de alcance muy general, cuyas raíces hay que buscarlas en
la forma de significar de los adverbios de manera. Éstos –tal como señala Bosque (1999:
220)– “son implícitamente gradativos”, es decir, tienden a cuantificar sobre las propiedades
que los predicados denotan. Así, por ejemplo, cuando afirmamos que “María es tremendamente feliz” no nos estamos refiriendo a una determinada manera de ser feliz, sino más bien
al hecho –sigue observando Bosque (1999: 220) – de que la felicidad se manifiesta en grado
extremo. Por razones de espacio, no podemos profundizar aquí en esta cuestión. En relación
con el ejemplo anteriomente anteriormente mencionado, véase también Rodríguez-Ramalle
(2005: 517).
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lectura polar, debido a la presencia del subjuntivo en (30a), el nexo
subordinante si en (30b) y la marca de gradación muy en (30c)11:
(30) a. Bien sepa el abbat que buen galardon dello pendra
(28a)
b. Si del campo bien salides, grand ondra auredes vos
(27c)
c. E muy bien sabes tu que ... [CE: General Estoria IV]
=
=
Algo más tenue resulta, por el contrario, el valor de manera en ejemplos como los de (31) o incluso los de (32), en donde la existencia de
un proceso de tematización podría considerarse –en este segundo caso–
un indicio a favor de la interpretación polar:
(31) a. Pues, bien puede e deue ser notada la locura de cada uno =
(27d)
=
b. Pues bien sé yo, señor, que Tú eres tan misericordioso...
(28c)
c. Este tal bien ve que non sale tal ganançia de rrueca ... [CORDE,
1438. Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera
(Corbacho), ed. de Marcella Ciceri, Espasa-Calpe, Madrid, 1990: p.
150]
(32) a. Bien lo sabedes que yo non puedo mas [Çid, v.:3311]
=
(27a)
b. Bien lo sabemos que el algo gaño [Çid, v.:2576]
c. Nos bien la sabemos aquesta Razon [Çid, v.:3229]
Por último, la lectura de polaridad enfática se impone netamente a
la adverbial en ejemplos como los de (33), dado que los predicados que
en ellos aparecen son incompatibles con la presencia de un modificador de manera:
(33) a. Con tantas lágrimas acompañaba la enamorada pastora las palabras que decía, que bien tuviera corazón de acero quien de ellas
no se doliera. [Cerv. Gal. Cuervo (1886), s.v. bien]
b. Bien viene a verme cuando me necesita [M. Moliner (1975), s.v.
bien]
c. Éste fue su atento regalo al terminar ingeniería. Nada más justo.
Esto bien me lo debía en pago de la educación y de los buenos
principios que yo le inculqué, como quien dice, a pie de cuna.
[CREA: Francisco Nieva, La señora tártara. Junta de Castilla-La
Mancha, Toledo, 1991]
Los datos de (33) resultan particularmente relevantes a los efectos
de este trabajo, por cuanto atestiguan de forma inequívoca la ruptura
de la relación semántica entre bien y el predicado verbal, y por ende el
11
Para un análisis de las restricciones sintácticas asociadas a la interpretación intensiva de
bien, véase Hernanz (2006).
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funcionamiento de dicho adverbio como marcador de polaridad positiva enfática. Está claro, en efecto, que si bien se hubiera trasladado en
ellos desde su posición básica dentro del SV a SFoco –véase (29)–, se prediría erróneamente la gramaticalidad de (34). Nótese el paralelismo
entre las secuencias mal formadas de (34) y las de (22):
(34) a. *Tiene bien corazón de acero
b. *Viene bien a verme cuando me necesita
c. *Esto me lo debía bien
Llegados a este punto, podemos concluir que el proceso de gramaticalización experimentado por bien en español12, frente a lo que sucede
con el adverbio poco, es comparable –en el campo de la polaridad positiva– al del marcador de polaridad negativa enfática poc en catalán, tal
como se pretendía demostrar. Si ello es así, la representación que capta
adecuadamente la situación tipificada en los datos de (33) no puede ser
la de (29), sino la que se recoge en (35):
(35) [CP .... [FocusP bieni ... [PolP ti [IP...]]]]
4. DE LA FOCALIZACIÓN A LA POLARIDAD ENFÁTICA: LA TRAYECTORIA DE LA
GRAMATICALIZACIÓN13
En esta última sección se analizarán los mecanismos implicados en la
creación de marcadores de polaridad enfática a partir de un proceso de
focalización previo. Antes de examinarlos, sin embargo, cabe recordar
que dentro de la GGT se establece un estrecho paralelismo entre el
cambio lingüístico y el proceso de adquisición del lenguaje, en tanto
que ambos son concebidos como el resultado de la fijación de valores
paramétricos (véase Lightfoot, 1991 y 1999; Kroch, 2000, entre otros
autores). Así, el cambio lingüístico se relaciona directamente con la
modificación en la fijación de los valores de los parámetros establecidos
en la Gramática Universal (GU), lo cual concierne también a la distribución de las categorías funcionales (véase Cinque 1999) en las distintas lenguas naturales o en los distintos estadios de una misma lengua.
Esta manera de ver las cosas abre el camino a la comparación de lenguas –y con ello al análisis (micro)paramétrico– como método eficaz
para obtener generalizaciones relevantes, por cuanto la noción de parámetro es translingüística.
En este marco, de acuerdo con Roberts y Roussou (2003), la gramaticalización consiste en un reanálisis “hacia arriba” –’upward’ reanalysis–
12
Y lo mismo cabe decir de sus correlatos románicos (bé / ben en catalán, bien en francés,
ben en italiano, etc.), tal como ha sido anotado por diversos autores: véase Hernanz (2006).
13
“Grammaticalization path”, en términos de Roberts y Roussou (2003).
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y, por consiguiente, en una modificación en la asignación del valor de
un determinado parámetro, que mantiene correlación a su vez con la
expresión de una proyección funcional. Además, la gramaticalización,
cuyo reflejo evidente es el desgaste semántico o cambio de significado,
puede comportar la pérdida de un movimiento –Move– y la inserción
léxica o fusión –Merge– de la forma gramaticalizada en la proyección
funcional que marca la variación paramétrica.
Así las cosas, desde esta perspectiva teórica, podemos afirmar que
poc/bien, al ser reanalizados como palabras negativas o positivas enfáticas, sufren un proceso de gramaticalización que comporta una modificación en el valor de un determinado parámetro y, como consecuencia,
en la expresión de una proyección funcional SPol.
Como se ha visto, en el caso de la gramaticalización de poc, del catalán, y de bien, del español, caracterizado en (25) y (35), respectivamente, este proceso presenta notables similitudes. En lo sustancial comporta la pérdida del movimiento del adverbio desde la posición interna en
el SV hasta el SPol y, como consecuencia, la subsiguiente fusión (Merge)
en SPol. En términos de Roberts y Roussou (2003), dicho proceso de
gramaticalización se expresaría de la siguiente forma:
(36) Bien / poc
CAMBIO ESTRUCTURAL:
[CP .... [FocusP bieni / poci... [PolP ti [IP ... ti ...]]]] >
> [CP .... [FocusP bieni / poci... [PolP ti [IP...]]]]
CAMBIO PARAMÉTRICO:
Pol* Move > Pol* Merge
CAUSAS:
Desgaste semántico –pérdida del valor de manera de bien y del valor
cuantitativo de poc– y reanálisis como marcas de polaridad positiva y
negativa, respectivamente.
En virtud del rasgo enfático de que están dotados, los citados elementos sufrirán posteriormente un desplazamiento al nudo funcional SFoco
para cotejar dicho rasgo. Dado que se trata de un movimiento de Pol a
Focus, el resultado tiene una lectura de polaridad enfática (véase 8).
En contraposición, la polaridad negativa enfática del español –i.e. el
caso de poco– constituye un proceso más costoso, por cuanto supone el
mantenimiento del movimiento a SFoco por parte de un adverbio cuantitativo cuyo estatuto originario es el de un minimizador14 interno al
predicado –véase (19), repetido como (37)–15, lo que va en detrimento
de la operación más económica de fusión (véase Roberts y Roussou
2003: cap. 5):
14
Véase el caso de point en francés, mica del italiano, etc.
Recuérdese que en su traslado a SFoco el adverbio poco pasa por SPol, lo que le faculta
para legitimar términos de polaridad negativa, tal como se ilustra en (20).
15
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(37) Poco
[CP .... [FocusP pocoi ... [PolP ti [IP ... ti ...]]]]
Nos hallamos, pues, ante un proceso aparentemente semejante al
anterior, en tanto que también aquí se produce un movimiento a SFoco.
Sin embargo, en este segundo caso, el punto de partida del movimiento no es SPol, sino una posición interna dentro del SV en ST/IP. Por
tanto, el énfasis no recaerá en la polaridad sino en el propio elemento
desplazado (véase 7); de ahí que las construcciones de poco en español
diverjan crucialmente en su interpretación de las de bien en esta lengua
y de las de poc en catalán.
Observamos, por tanto, que aun cuando en algunas variantes dialectales del catalán la gramaticalización afecta tanto a la polaridad afirmativa enfática (bé, ben) como a la polaridad negativa enfática (poc), en
español solamente se atestigua en la polaridad afirmativa enfática
(bien). Dejamos para futuros trabajos dilucidar el porqué de dicha asimetría e investigar la posibilidad de que exista alguna variante hispanoamericana que haya consolidado la gramaticalización de la polaridad
negativa enfática de la misma forma que el catalán.
5. CONCLUSIÓN
En este estudio se conjuga la propuesta sobre la estructura de la periferia izquierda oracional de Rizzi (1997) con la teoría de la gramaticalización postulada por Roberts y Roussou (2003), con el objetivo de
demostrar que la focalización constituye una fuente de creación de marcas de negación o afirmación con valor enfático. Se observa que en ocasiones la polaridad negativa enfática sigue el mismo proceso de gramaticalización que se da en la expresión de la polaridad afirmativa enfática (véase Hernanz, 1999 y 2006). En otros casos, como en español, en
cambio, se mantiene un proceso más costoso en que el adverbio cuantitativo o minimizador no llega a gramaticalizarse, a pesar de poder legitimar términos de polaridad negativa.
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