electorales de vender detergente a interactuar con los ciudadanos

Anuncio
16 Septiembre,
Viernes
16.09.16
EL DIARIO VASCO
PAÍS: España
FRECUENCIA: Diario
PÁGINAS: 31
O.J.D.: 51720
TARIFA: 9787 €
E.G.M.: 209000
ÁREA: 1148 CM² - 100%
SECCIÓN: POLITICA
2016
TRIBUNA
CARTA A LOS
CANDIDATOS
EL SENTIDO DE
LAS CAMPAÑAS
ELECTORALES
25S
POLÍTICA
DE VENDER DETERGENTE
A INTERACTUAR CON
LOS CIUDADANOS
FÉLIX ARRIETA FRUTOS
‘PROFESOR DEL
DEPARTAMENTO DE
TRABAJO SOCIAL
DE LA UNIVERSIDAD
DE DEUSTO’
ESTIMADOS
CANDIDATOS:
Que sí, que ya estamos en campaña. Aunque parezca mentira,
después de un año en que los
dimes y diretes han sido permanentes, en el que preparándonos para las elecciones vascas
nos hemos pasado todo 2016
observando y analizando cómo
os tirabais los trastos en
Madrid, hemos entrado en esos
quince días que oficialmente se
denominan ‘campaña electoral’
y que finalizarán tras la ‘jornada de reflexión’ (una entelequia) en eso que comúnmente
se llama ‘la fiesta de la democracia’.
Durante todos estos días os
veremos hacer deporte, cocinar,
repartir obsequios, sonrisas, gritar, reír… y lanzar mensajes,
consignas y eslóganes. Todas
ellas acciones propias de tiempo de campaña que tienen sentido (o no) solo durante estos
días y que pasarán al cajón del
olvido hasta las siguientes elecciones.
Las campañas electorales son
un fenómeno en sí mismas. Y
han ido cambiando (modulando) de la misma forma en que
hemos ido avanzando en las
contiendas electorales. ¿Quién
se fija ahora en los carteles electorales que adornan las calles?
El famoso acto de pegada de
carteles no es mucho más que
una liturgia de la que cuesta
desprenderse casi tanto como
de todos esos actos que convertimos en tradición y de los que,
olvidado su origen, se justifican
ya en sí mismos. La arena electoral no es ya (desde hace
mucho tiempo) una y única, se
juega a la vez, y a varias bandas:
en la calle, en los medios de
comunicación y en las redes
sociales.
La calle hace mucho que dejó
de ser espacio de interacción
para convertirse en el escenario
de la campaña. Un escenario
que se convierte en noticia precisamente cuando sucede lo
que debería de ser habitual, la
interacción, pero que en lo
demás, sirve como contenedor
de mensajes y plataforma de lo
que luego sucederá en el resto
de ‘arenas’ o espacios de campaña. Poco importa cuál sea el
espacio en el que se desarrolla
la acción: un paseo, una plaza,
una fábrica o el aula magna de
una universidad. Siempre estará supeditada al mensaje que
conviene ‘colocar’. ¿Y los mítines? Si la pegada de carteles formaba parte de la liturgia de
comienzo de campaña, los mítines son la misa dominical: el
lugar adonde acude la parroquia
de convencidos para convencerse de que está en lo cierto. La
calle es pues el decorado para
los actores secundarios que
voluntaria o involuntariamente
representan un papel.
Es en los medios de comunicación y en las redes sociales
donde se juegan realmente las
bazas de la campaña. En los
informativos, en los debates y
en los programas de moda a los
que acuden los candidatos a
demostrarnos que son personas
normales, que tienen aficiones,
casa y hasta un pantalón corto
y zapatillas deportivas que se
ponen de vez en cuando. Los
medios determinan la agenda
de campaña y los temas que
aparecen o desaparecen de la
misma. Son los guionistas.
En las redes sociales se produce debate, pero una vez más,
poca interacción. Grupos de
convencidos de uno u otro partido interactúan entre ellos tratando de (con)vencer al adversario político y de captar, tal
vez, a alguna persona despistada que navegue por la red en
busca de referencias. Pero un
tuit exitoso o incluso una campaña viral tienen poco efecto
directo en el voto, aunque ayuda, claro está.
Los manuales clásicos de
comunicación afirman que para
que haya comunicación es
necesaria, imprescindible, la
interacción. Y en una campaña
electoral no es suficiente la
interacción entre las personas
que se presentan a optar a un
cargo público. Ni siquiera la que
se pueda producir entre éstos y
su parroquia de convencidos.
Esa está, existe. Es absolutamente imprescindible la interacción con las personas indecisas, las que votan por primera
vez, las alejadas de la política;
incluso las que por criterio personal propio son abstencionis-
tas convencidas. ¿Cómo se va a
conseguir eso siguiendo los formatos de comunicación unidireccional tradicionales?
La democracia representativa
‘schumpeteriana’ nos ha llevado a pensar en partidos y candidatos en clave de consumo,
como si de marcas de detergente se tratara. En EAJ-PNV nos
ofrecen seriedad, es el detergente que funciona. El PSE-EE,
tratando de demostrar que es el
único fijador de color imprescindible para que las prendas,
esté quien esté en el poder, no
destiñan. El PP quiere que gane
quien gane necesite de su producto para todos los lavados y
C’s vende que es el único que
puede actuar en las manchas
más concentradas de nacionalismo vasco. Finalmente, están
A los mítines acude
la parroquia de
convencidos para
convencerse de
que está en lo cierto
Creo que ustedes
deben ilusionar.
Que deben acercarse
con sinceridad a las
personas que dudan
Elkarrekin Podemos haciendo
ver que no es la marca blanca
del superdetergente Iglesias y
EH Bildu que por devoción u
obligación nos ofrece tres al
precio de uno.
El último DeustoBarómetro,
el de junio de 2016, nos aporta
algunos datos muy reveladores.
El 53% de las personas encuestadas afirma que la situación
política en la CAE es regular.
Pero sube al 78% la cifra de
aquellas personas que piensan
que la situación política será
igual dentro de un año. Este es
un dato, además, que se ha
mantenido constante desde
hace tres años, fecha de nacimiento del DeustoBarómetro.
¿No será que no se ilusiona lo
suficiente? Es cierto que los
niveles de participación en las
elecciones al Parlamento Vasco
suelen ser tradicionalmente
altos. ¿Pero cómo hacer para
establecer esa conexión entre
votantes y representantes? ¿No
habrá terminado la nueva política siendo la nueva vieja política, tanto en estructuras de partido como en formas de hacer?
Estimados candidatos y candidatas: creo que deben ilusionar. Que deben acercarse con
sinceridad a los lugares donde
están las personas que dudan,
que se acercan por primera vez
a la arena electoral. A las fronteras. Para hablar, pero, sobre
todo, para escuchar. Para establecer interacción. No hay nada
más sano y necesario para la
‘fiesta de la democracia’, que si
de algo necesita es de un poco
más de flexibilidad y de alegría
para descubrir aquello que está,
como dirían aquellos, ahí fuera.
Eskerrik asko.
31
Descargar