FICHA DEL CONCIERTO Concierto del 27 de marzo de 2012 (Auditorio Nacional, Sala Sinfónica) Orquesta de la Comunidad de Madrid Benjamin Schmid, violín Leopold Hager, director CONCIERTO PARA VIOLIN Y ORQUESTA ORQUESTA en re menor, Op. 61., de Ludwig van Beethoven (Bonn 1770 – Viena 1827) • • Estreno: Viena, Theater an der Wien, 23 de Diciembre de 1806. Primeros intérpretes: Franz Clement, violín. Orquesta del teatro. Pese a la atención dispensada por Beethoven al violín, de lo que da idea el corpus de sus DIEZ SONATAS para este instrumento con acompañamiento de piano, le dedicó sólo un CONCIERTO con orquesta y aún en esa ocasión, concediendo una importancia inusitada para la época a la parte orquestal, cuyo amplio desarrollo fue en parte motivo del desinterés de muchos violinistas de la época del compositor y aún de los de más de dos décadas posteriores al fallecimiento de Beethoven. La decisión de escribir un CONCIERTO para violín y orquesta tuvo causas extramusicales, como puede deducirse de la fecha de su composición, bien alejada del período en que el instrumento reclamó mayor atención del genio de Bonn: entre 1798 y 1803 compuso nueve de las diez SONATAS para violín y piano y las dos ROMANZAS para violín y orquesta, al parecer basadas en los bocetos de un abandonado CONCIERTO para el instrumento y orquesta, son de la última década del siglo XVIII. Tras el regreso a Viena después de abandonar airadamente el palacio del Príncipe Lichnowsky (“Príncipes hay muchos, Beethoven hay sólo uno” escribiría a su anfitrión), el compositor recibió de su amigo, el violinista y director de la Ópera de Viena Franz Clement, el encargo de escribir para él un concierto para violín y orquesta que habría de interpretarse en un concierto benéfico en la navidad de ese mismo año, en el Theater an der Wien. Beethoven, ligado a Clement desde hacía varios años – Clement fue el director del estreno de la SINFONIA Nº 3 “HEROICA” en 1804 – aceptó el encargo, pero entregó la obra en el último momento. Ya fuese por la extraordinaria e inusitada dificultad de la parte solística, ya por la escasez de tiempo de preparación por parte de Clement, lo cierto es que la nueva obra fue muy mal recibida por los críticos vieneses y algo mejor por parte del público, que pudo en cambio disfrutar del virtuosismo de Clement quien, según práctica habitual de la época, interpretó entre dos movimientos de la página beethoveniana una breve composición propia, tocada sobre una sola cuerda del violín y 1 con el instrumento del revés. Los violinistas del momento directamente ignoraron la nueva obra, en parte, como se ha dicho más arriba, por el según ellos, escaso protagonismo concedido al violín, en parte por la extrema dificultad antes aludida. Lo cierto es que el CONCIERTO EN RE MENOR op.61 hubo de esperar a 1844 para su recuperación, por parte del virtuoso Joseph Joachim, quien lo interpretó acompañado por Félix Mendelssohn en concierto de la London Philarmonic Society. El pianista, compositor y editor Muzio Clementi pidió a Beethoven que realizara una versión de esta obra para piano y orquesta, a lo que el compositor accedió, añadiendo algunas cadencias ausentes en la versión original. En ellas se basaron varios músicos, violinistas la mayoría de ellos, para componer una cadencia para el violín. La más difundida a lo largo de dos siglos ha sido la de Fritz Kreisler, aunque existen muchas otras, como la de Schneiderhan y más recientemente la firmada por el compositor Alfred Schnittke. SINFONIA Nº 4 en mi menor, Op.98, de Johannes Brahms (Hamburgo 1833 – Viena 1897) • Estreno: Octubre 1885. Orquesta de Meiningen dirigida por el autor. No sólo la mera línea sucesoria une las figuras de Ludwig van Beethoven y Johannes Brahms. Varias otras circunstancias sirven de nexo de unión entre el compositor y pianista hamburgués y el músico de Bonn por el que Brahms profesaba una admiración que se manifestaba exteriormente en la presencia de un busto del compositor de la Heroica en la sala de trabajo del autor del Réquiem Alemán. El joven Johannes Barahms, con apenas veinte años, conoció durante una gira como pianista al grandísimo violinista Joseph Joachim.. Ocurrió en Hannover y fue una amistad de larga duración, a la que no resultó ajena la admiración compartida por el genio de Bonn, cuyo CONCIERTO PARA VIOLIN Y ORQUESTA, como hemos visto más arriba, recuperó Joachim del olvido. Brahms, en su actitud vital, resultó verdaderamente un innovador: lo fue al ser uno de los primeros casos, si no el inaugural, de compositor estudioso de la historia, musicólogo, en una palabra, como lo acreditan sus gustos y estudios de la música coral renacentista, especialmente de Palestrina, de la obra de Johann Sebastian Bach a la que accedió directamente a través de manuscritos, de su devoción por Beethoven. Y todo ello sin demérito de otra de las características esenciales de Brahms: su desinterés por componer siguiendo pautas de época en sentido estricto, si ello le apartaba de su idea personal y abstracta, basada en el uso de la forma acrisolada a lo largo de décadas de historia de la música. Sin embargo esa fidelidad a la forma, unida a las consideraciones respecto a su música de uno de los grandes nombres de la crítica de todos los tiempos, Edward Hanslick, paladín del conservadurismo musical de la segunda mitad del siglo XIX, han obrado en muchas ocasiones en contra de la fama de Brahms, quien hubo de ser “rescatado” para la modernidad por Arnold Schoenberg, en su artículo “Brahms el progresista”, en el que resaltaba los rasgos novedosos, no por más recónditos menos profundos, de la obra del compositor de Hamburgo. 2 Pero volviendo a la SINFONIA Nº 4, última de las compuestas por Brahms, podemos afirmar que se hallan en ella rasgos precisamente de esa veneración del músico a la figura de Beethoven y a la historia de la música en general. Prueba de ello es esa especie de guiño a quienes no habían dudado en rebautizar su SINFONIA Nº1 como “Décima Sinfonía de Beethoven” , al basar el primer tema del movimiento inaugural en el uso de un intervalo de sexta y su inversión a modo de célula que, si bien denota un sentido de la economía claramente haydniano, es una vuelta de tuerca a la concisión beethoveniana cuya máxima manifestación se produce en las cuatro notas constitutivas de la célula generadora de todo el primer movimiento de la SINFONIA Nº 5. Pero hay más: la forma adoptada por Brahms en el movimiento de cierre de la cuarta es el de variaciones, para lo cual se basa en un bajo a modo de pasacaglia, una forma de danza de amplia difusión desde el barroco y lo hace recurriendo a un modelo procedente de la Cantata nº 150 de Johann Sebastian Bach, levemente modificado. Brahms, habitual director de sus propias obras, no disponía de una técnica directorial consistente y tras el estreno de la CUARTA SINFONIA confió su dirección para una gira de la orquesta a raíz del estreno al director titular de la formación de Meiningen, Hans von Bülow, todo un símbolo por lo que la figura del director suponía de personificación de la gran tradición musical alemana. Discografía recomendada: CONCIERTO PARA VIOLIN Y ORQUESTA en re menor op.61, de Ludwig van Beehoven Yehudi Menuhin, violin. Philharmonia Orchestra.Director: Otto Klemperer. Sello: EMI Anne Sophie Mutter, violin. Orquesta Filarmonica de Berlin.Director: Herbert von Karajan Sello: DGG Liza Ferschtman, violín. Netherlands Symphony Orchestra. Director: Jan Willem de Vriend. Sello: CHALLENGE CLASSICS 3 SINFONIA Nº 4 en mi menor op.98, de Johannes Brahms Staatskapelle de Dresde Director: Kurt Sanderling Sello: RCA Orquesta Filarmónica de Viena Director: Carlos Kleiber. Sello: DGG Orquesta Filarmónica de Berlín. Director: Herbert von Karajan Sello: DGG Orquesta Filarmónica de Berlín. Director: Simon Rattle Sello: EMI Orquesta Filarmónica de Berlín: Director: Nikolaus Harnoncourt Sello: TELDEC Orquesta Revolucionaria y Romántica Director: John Elliot Gardiner Sello: Southbank Center Bibliografía: Ludwig van Beethoven: CUADERNOS DE CONVERSACIONES Ellago Ediciones S.L. Arnold Schoenberg: EL ESTILO Y LA IDEA Editorial Idea Musica J. R. E. 4