carlos acurso patricia sopranzetti

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CARLOS ACURSO
PATRICIA SOPRANZETTI
Historia Sistémica
fragmento
para publicar en
AcursoNet
H
Carlos I
Rey de Inglaterra
ace MÁS DE
TRES SIGLOS…
h
perdía la cabeza frente al hacha del verdugo.
Fue en 1649. Su muerte a manos de los
revolucionarios ingleses a los 49 años de edad
anticipaba el destino de su pariente Luis XVI que
nacería -un siglo después- en Francia en 1754
comenzaría a reinar en 1774 con solo veinte
años y sería guillotinado en 1793 a los 39
durante la Revolución Francesa
acha
1649
Y
1793
g
uillotina
Luis XVI Rey de Francia
La Moda Revolucionaria
Un verdadero circuito revolucionario se iniciaba con la muerte de Carlos I
en Inglaterra. La moda de la revolución se extendería al oeste hacia las
entonces colonias británicas que se independizan y declaran su autonomía
en 1776 de la mano de George Washington. El apoyo francés a esta
independencia “rebotó” y tuvo sus consecuencias en el París
revolucionario de 1789.
El hacha de Carlos I y la revolución americana (del norte) anticipaban la
revolución francesa en cuyo clima puede el lector participar de la mano de
Victor Hugo y Alejandro Dumas leyendo el Apéndice que representa
una selección literaria efectuada por un Sistema Experto de Relaciones que
permite ingresar al ambiente de la mano de dos maestros de la narración,
casi contemporáneos de la revolución y pertenecientes (se diría hoy) a la
izquierda y la derecha del arco ideológico lo cual complementa
maravillosamente la información objetiva que brindan sin ser historiadores
con las sensaciones que “los bandos en pugna” debieron sentir durante los
sucesos. La geografía y la historia se ven así enriquecidas por la
literatura, la política, la inteligencia artificial y aún la sicología.
La revolución francesa no debe interpretarse como un hecho con fecha
definida (la toma de la Bastilla o el guillotinamiento del Rey) sino como un
proceso que se inicia con sus autores intelectuales, se “prueba” en inglaterra
y América del Norte, se favorece por vicios de la monarquia y su entorno que
casi nada tenía ya de aritocrático y encuentra actores para el liderazgo en
idealistas capaces de percibir un mundo diferente y otros actores para la
acción violenta aparecidos en ambos bandos y subbandos como típicos
exponentes de la miseria humana.
Durante años estas fuerzas combatieron en el escenario de una situación
económica mala al punto de resultar difícil afirmar cual fue consecuencia de
cual. La pobreza general de la situación o esta de la pobreza generalizada,
las malas cosechas y el abuso financiero.
Tras estas fuerzas visibles y claras como las olas del mar que van
embraveciendo,
operaban otras fuerzas como vientos antiguos y
poderosos. Menos evidentes, más constantes y sobre todo más
relacionadas con los procesos de la inteligencia se enfrentaban dos “lineas”
de pensamiento.
¿Moda o boga?
Moda en cuanto a las apariencias
porque primaba una verdadera estética
de la revolución con sus actitudes, poses
y factores de imitación en un efecto
dominó, copiándose estilos, frases,
constituciones, himnos y hasta los
uniformes de los héroes.
Boga en su contenido más cargado de
doctrina moral, de dogma de cambio.
Ideales nacidos de los pensadores se
encarnaban pocos años después en
hombres de acción generando
una
sostenida evolución de las estructuras
sociales.
¿A mi manera?
No, a mi Modo
Resulta
conveniente
resaltar
otra
diferencia
conceptual que marca la
distancia (medida en “ideas”) que va
desde una actitud que refleja un
posicionamiento
interior,
intelectual,
moral, ético es decir un Modo de ser
hasta
su mera forma visible
representada por una conducta exterior
expresada en acciones y posiciones, en
fin una forma de actuar que llamamos
manera. * Ver La Actitud en el Sistema
Analítico en Obras Completas.
Sinónimos?
La sutil diferencia entre estos palabras
(modo y manera) u otras, no debe
interpretarse como un tema menor pues
cada palabra es una idea, cada idea un
producto del pensar y quien confunde
las palabras confunde las ideas.
Conviene recordar que los sinónimos si
bien son iguales, no son idénticos
pues cada palabra tiene su sentido
único.
CIRCUITO
REVOLUCIONARIO
Sistemas:
Lingüístico,
Lógico y
Matemático
(relaciones)
Los sinónimos expresan relaciones
de igualdad entre palabras que
sintetizan ideas.
Distinguimos las cosas diferentes,
parecidas y aún iguales entre sí pero
por definición de principios lógicos
sabemos que un ente solo es idéntico
a si mismo.
La identidad de las cosas, de todas
las cosas, consigo mismas no debe
confundirse con su posible igualdad
con otras.
Ejemplo: 4 es igual a 3+1 a 2+2 y a 9-5
pero solo es idéntico a 4.
Un hombre es diferente de una
tortuga, parecido a otros hombres,
igual a su hermano gemelo e idéntico
solamente a si mismo.
Lo mismo ocurre con las revoluciones
y quienes en ellas intervienen. Como
toda cosa, como todo hecho solo son
idénticos a si mismos pero estudiar
sus relaciones de igualdad y génesis
puede
orientar
acerca
de
las
pulsiones que las crearon y que ellas
mismas originaron después.
Nobleza
Aristocrática
Noble: notable, virtuoso, excelente.
Aristocracia: de aristos, óptimo,
superior y de krateia, poder. El poder
óptimo,
superior,
supremo.
El
gobierno de los mejores para el
beneficio de todos.
Es claro que este sentido fue
cambiado para confundirlo con el del
mercantilismo
oligárquico
más
relacionado con la usura y el abuso.
La monarquía decae en dictadura, la
aristocracia en oligarquía y la
democracia en demagogia.
Nada que ver con el noble caballero
de nuestro Quijote.
Los poderosos
vientos de la
Revolución
Unos de estos Vientos lo constituía la familia real europea que era un
sistema de relaciones políticas con una ideología compartida y disputas
familiares frecuentes. Con ellos los beneficiarios de esta estructura familiar
de poder: parientes, funcionarios, empresarios allegados al poder,
financistas de guerras y obras públicas, proveedores del estado
monárquico, favoritas y porque no favoritos de todos ellos.
Algunos representaban formas decadentes de familias con antepasados
aristocráticos en el verdadero sentido de la palabra y ellos hacían
“portación de apellido” ante terceros, pues aquellos que conservaban las
virtudes de la nobleza eran sin dudas los mejores calificados para
detectarlos, juzgarlos y depreciarlos, cosa que hacían.
Otros venían del resto de las clases sociales pues su mérito era haber
llegado cerca de alguno de los anteriores y haberse “pegado” a el por algún
motivo.
También estaban las fuerzas productivas de operadores capaces, honestos
y trabajadores que llevaron adelante la maquinaria estatal, privada y del
tercer sector de la época y también estaban los Nobles, que haciendo
honor a esta calificación, representaban todo aquello que fuera sinónimo de
caballero y veían como decaía su ambiente en manos de un nuevo espíritu
de avaricia donde los valores de Dios y Honor se desdibujaban ante el del
dinero ya no tanto de tierras y trabajo sino de usura y negociados.
Otro Viento era el espíritu de estos caballeros rescatado en acciones
individuales o de grupos que a cielo abierto o encubiertamente rescataban
valores de los cruzados y la época feudal adecuándolos a la tendencia
cultural del momento que pretendía un retorno al pensamiento de la anciana
Grecia y aún de la Magna Grecia o Reino de las Dos Sicilias cuyo rey el
duque D’Anjou (hermano del rey de Francia )lo fuera también de Jerusalén
en asociación con los Caballeros del Temple y los Hospitalarios. De estos
grupos relacionados con la masonería tuvieron destacada actuación
Cagliostro (ver Apéndice) y Miranda, el primero trabajando en los
preparativos revolucionarios de Francia y el segundo sirviendo de puente
con las “petit revoluciones” de la América del Sur recibiendo,
recomendando y enviando a muchos de quienes fueran después héroes
americanos.
El Tercer Viento lo representaba el espíritu de los nuevos ricos que teniendo
recursos no tenían tradición, que compraban títulos y tierras que no podían
heredar y deseaban un nuevo orden que los reposicionara socialmente
El Choque de los Vientos
Washington
Napoleón
El escenario es Francia, los actores y
fuerzas compiten en algo que conocemos
como La Revolución. Luego vendrá la
difusión de dicha revolución mediante la
gesta napoleónica que llegará a España y
América. Bolívar y San Martín serán sus
principales motores en esta última. Las
olas impulsadas por los vientos llegan a
otras costas. Buenos Aires es una de ellas
Caballeros
Vs.
Ciudadanos
La estirpe de los Cid Campeador, los San Luis, los
Ricardo Corazón de León, caballeros de honor, de
palabra y de corazón enfrentaba la decadencia de una
época representada por oligarcas ambiciosos que ya
nada tenían de aristócratas o nobles pero que aún
permanecían mezclados en la filas de la tradición.
Con esta carga de incertidumbre en sus propias filas
daba batalla a los defensores de una Idea que
demostraron que además de saber matar en su
nombre tuvieron la convicción de dejarse matar por
ella cuando hizo falta. Esto los acercaba a los nobles
caballeros.
En este segundo equipo también había miserias, los
ambiciosos de toda laya, los pequeños artesanos de la
intriga y el escalamiento.
Caballeros A y B vs. Ciudadanos A y B en la realidad
el resultado fue una combinación de los intereses por
ellos representados y subsisten Caballeros y
Ciudadanos de tipo A y B. Cada uno puede estimar en
que medida y con que consecuencias para todos.
Don Quijote fue “el loco” defensor de la caballería
terminada en la representación literaria pero el Cid fue
la encarnadura del caballero real que combatió a los
moros y al lado de ellos cuando sus principios le
indicaron que así correspondía.
En Argentina hubo otro Quijote, un criollo, Martín
Fierro hijo literario de otro masón José Hernández.
Quien ante una circunstancia terrible de su héroe a
punto de ser abatido por la policía hace surgir de esas
misma partida un personaje que dice “Cruz no
conciente que se cometa el delito de matar así a un
valiente” y con esa frase, con esa actitud rescata toda
la herencia de la caballería, de la nobleza de la
aristocracia y la pone en la mano de los miembros de
esa raza cuyo personajes mitológicos estaba creando.
Ahora los criollos podían soñar con ser semidioses
porque Cruz los redimía como una especie de
Prometeo Cetrino
Miranda
Bolivar
La Revolución
mata al Rey
San Martín
Este conjunto de fuerzas seguramente no eran fáciles de
distinguir por los actores. Uno de ellos, principal pero no
necesariamente más lúcido o mejor informado fue el Rey,
Luis XVI, nieto del Rey Sol, esposo de la Archiduquesa de
Austria, familiarmente María Antonieta y padre del Delfín de
Francia y futuro Luis XVII y de una niña.
Sorprendido por los acontecimientos pretendió permanecer al
margen gozando de un pasar de pequeño burgués que sentaba
mejor a su perfil que la grandilocuencia de la realeza francesa.
Posiblemente hubiera sido más feliz siendo barón de alguna
pequeña tierra en la campiña. Sin las presiones del gobierno, de
los miembros de la realeza, de los burgueses, de la iglesia, del
pueblo, de su mujer más fuerte y ambiciosa, de sus familiares
en el extranjero. Todos presionaron al Rey y cuando no
respondió como debía, como El Rey, entonces lo
presionaron más y cuando ya no respondía casi de ninguna
manera lo mataron.
Hoy es como hablar de símbolos, murió el Rey –casi de ajedrez
o de cuento- pero Luis tenía 39 años, le gustaba componer los
complicados engranajes de los relojes de la época que
correspondían a la avanzada tecnológica del momento (simil
quizás del computador de hoy). Sus hijos eran pequeños e
incluso intentó huir con ellos y su mujer al extranjero pero
fracasó. Cuando intentó huir era todavía el Rey de Francia y
dejaba este rol para ir al exilio con su familia.
Sin duda cabe su juicio como hombre público, tampoco puede
negarse su condición simbólica de Rey pero es conveniente a
nuestros fines rescatar a Luis el hombre.
Tuvo una buena vida al principio, una mala vida luego y un
pésimo final, preso los últimos años en El Temple muere
decapitado en la guillotina. Su mujer María Antonieta corre
igual suerte.
Sus hijos permanecen en prisión y luego la historia es
confusa como la revolución en esos momentos. Para
algunos mueren tiempo después para otros no.
María Antonieta
El Delfín de Francia y futuro Luis XVII
prisionero en el Temple
Luis XVI
Los Mares del Sur esconden al Delfín
Muy al Sur, en otras tierras todo era posible, Pedro huyó de Portugal y fundó su imperio
en Brasil donde hoy un Braganza amigo de Guillermo Piernes Borbolla (* ver Escuela
Sistémica Brasil) aún tendría oportunidad de ejercer sus derechos si la república
decidiera ser monarquía constitucional cambiando “hacia atrás” como lo hizo
España. El mismo Napoleón que difundiera por el mundo la revolución y peleara con
toda la familia monarquica europea unida contra el con la dirección inglesa encontró su
último refugio en la carcel que los mismos ingleses dispusieron en una de sus islas
del atlántico sur “Santa Elena” frente a las costas brasileñas. Era un lugar apartado
donde el emperador Pedro se considero a distancia razonable de Napoleón y los
ingleses coincidiendo lo encarcelaron en la región. Lejos, muy lejos del mundo, de la
civilización, allí donde estaban las actuales “marcas” que en el medioevo asignaban el
título de Marqués a quien las defendía en las fronteras de los reinos.
Un lugar apartado, lejano, rumbo al faro que Julio Verne bautizara como del fin del
mundo tenía una ciudad de tipo europeo. Posiblemente la más europea de América
por aspecto, por costumbres, pero sobre todo por vocación. Buenos Aires siempre
quiso ser europea, siempre se sintió más unida a Europa que al resto de los
americanos. Sin embargo que extraño contrasentido esa ciudad es capital de un país,
de un estado al que también Buenos Aires dio la espalda por mirar al mar.
Un mar que el primero de julio de 1818 trajo a la goleta francesa La Chiffon. A su
bordo el delfín de Francia, Luis XVII, el niño del temple, salvado milagrosamente a
costa de otro niño muerto en su lugar según la historia o la leyenda. Pero junto a
otros franceses decididos a radicarse en Buenos Aires llega Luis quien
desembarca con el nombre de Pierre Benoit.
Vivió 34 años en Argentina donde desarrolló intensa actividad profesional casando con
María de las Mercedes Leyes Espinosa (argentina) y teniendo dos hijos: Petrona (sin
descendencia) y Pedro (la razón de esta historia) cuya hija primogénita Dolores Cándida
Benoit casó con José Matías de Zapiola constituyendo la familia Zapiola Benoit heredera
del legado histórico del Luis XVII.
De profesión ingeniero civil y naval, con manejo de cinco idiomas entre ellos latín y
griego , dibujante y pintor, con conocimientos de botánica, astronomía y geodesia
destacó fácilmente y cubrió numerosos cargos públicos haciéndose cargo de
construcciones importantes tales como el Cementerio de la Recoleta y el frente de la
catedral de Buenos Aires.
Había arribado a la Argentina con una carta de recomendación para Simón Bolivar
donde los masones identificaban en clave a Benoit como Bolivar II.
El 21 de agosto de 1852 llegó un barco procedente de Francia del cual bajó un “doctor”
que solicito verlo. Lo atendió desde la cama pues estaba enfermo. Mercedes la esposa
los dejo a solas al darse cuenta que se onocian. Un rato después se retiro el visitante.
Benoit fue encontradomuerto, envenenado. El asesino había partido inmediatamente
para Europa. Una muerte misteriosa como su vida.
Su hijo Pedro Benoit nace el 18 de febrero de 1836, fue Jefe de Ingenieros de la
Provincia de Buenos Aires, uno de los diseñadores del trazado de la Ciudad de La Plata
De la que fue intendente. También fue Director del Banco Hipotecario, Coronel del
Ejército y Catedrático de la Universidad. En 1872 fue uno de los fundadores de la
Sociedad Científica Argentina (*Ver trabajos Universidad de Córdoba relacionados).
El Delfín
El Delfín
transformado en
Pierre Benoit en Buenos Aires
Pedro Benoit (h)
El nieto argentino de Luis XVI
El nieto de Luis XVI construye una Catedral
Pronto se vincula con el Dr. Dardo Rocha iniciado como masón por su padre el Coronel
Juan José Rocha en el año 1858 (Logia Constancia N° 7,próximo en el tiempo a la llegada
del ferrocarril a Mar del Plata y a la construcción de la residencia Rocha a una cuadra de la
actual terminal de ómnibus de esa ciudad (Garay y Lamadrid) que en ese momento lo era
de trenes.
Benoit también había sido iniciado el 26 de octubre de 1858 así como muchos otros de los
diseñadores de la capital de provincia, tanto así que son innumerables las relaciones con
la geometría sagrada que se conocen o imaginan.
A su muerte el 4 de abril de 1897 sus restos son trasladados desde Mar del Plata a
Buenos Aires descansando en el cementerio de la Recoleta. El monumento fue realizado
por encargo de sus amigos entre los que figuraba el masón Rafael Hernández hermano del
autor del Martín Fierro (también masón) quienes posteriormente tuvieron sepultura a solo
5 metros de Benoit y a escasa distancia todos ellos de la bóveda del Dr. Dardo Rocha y
familia.
El día de su muerte encuentra al nieto de Luis XVI realizando las obras por el proyectadas
de la Catedral de Mar del Plata cuya piedra fundamental se colocó en 1893 dándose por
terminada la obra en 1919.
El nieto argentino de Maria Antonieta muere en Mar del Plata
Es así como la Archiduquesa de Austria que llegara a Francia en condición de delfina en vida de Luis XV y se casara y
reinara posteriormente junto a Luis XVI crió dos hijos en sus años felices y disfruto de todos los halagos de la vida.
Tuvo su propio teatro “El Trianón” (origen del boliche y letra del tango “sos del Trianón, del Trianón de Villa Crespo,
milonguerita pebeta de arrabal”) y hasta algún romance casto o no con quien después fuera Rey de Suecia quien
arriesgó la vida para rescatarla sin éxito en los últimos tiempos de su cautiverio.
Su hijo Pedro era un niño cuando vio primero partir a su padre y luego a su madre hacia la guillotina, soportó prisión y
fue probablemente reemplazado por familiar o parecido, ocultado en territorio francés primero y enviado a lugar seguro
y amigo después. Allí la vida le devolvió algo de lo cobrado por adelantado mediante el éxito familiar y profesional pero
nuevamente lo alcanzó el destino y murió envenenado. Su hijo, el nieto argentino de María Antonieta y Luis XVI
también conoció el éxito y finalmente lo coronó muriendo mientras concretaba una casa donde honrar al Señor. Quiera
Dios estén juntos haciendo iglesias, practicando teatro y arreglando los relojes del Cielo.
Catedral
de los Santos
Pedro y Cecilia
Mar del Plata
Argentina
Historia Sistémica de Mar del Plata
FIN DEL CAPÍTULO I: “La Cabeza del Rey”
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