Cinco Mentiras y una Canallada del “Mercedes

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Cinco Mentiras y una Canallada del “Mercedes-Benz” de las
Estafas “Ponzi”
Respuesta de CENDA a carta AFP Habitat
Querido Manuel, te reenvío carta del Gerente enviado a los afiliados a las AFP ¿Será posible contestar
públicamente ? JM
Querido Juan Manuel, gracias por tu nota y sugerencia, la que junto al equipo CENDA atendemos
parcialmente en lo que sigue, confiando te sea de utilidad. M.
De:AFPHabitat [mailto:[email protected]]
Enviado el: viernes, 29 de julio de 2016 19:38
Para: Juan
Asunto: Mensaje Gerente General de AFP
Mentira 1: Descalificaciones introductorias
Dicen AFP: Estimado Juan,
Como es de su conocimiento, en el último tiempo se percibe un malestar ciudadano respecto de las
pensiones y del rol de las AFP, que ciertos grupos han exacerbado, muchas veces con verdades a
medias, cifras tergiversadas o lisa y llanamente falsas, con el objeto de buscar reformas al sistema
previsional que no son sostenibles en el tiempo. Observamos con preocupación que gran parte de los
discursos que intentan ser instalados obedecen a conceptos ideologizados e intereses particulares, que
sin duda no son beneficiosos para la gran mayoría de los chilenos, especialmente para la clase media ni
para los más jóvenes.
Dado este escenario es que nos parece oportuno dirigirnos a usted con el único objetivo de entregarle
información responsable, de manera que pueda contar con antecedentes para comprender el sistema,
identificar cuáles son los mitos, como también las falsedades y sus verdades indesmentibles. Tenemos
claridad en que esta carta es extensa, pero el tema es muy relevante como para que los afiliados al
sistema se mantengan al margen, por lo mismo intentaremos ser lo más simple posible.
Los hechos: La ciudadanía está indignada con las AFP y es abrumadoramente partidaria de terminarlas
y restablecer el sistema público de reparto, porque las pensiones que entregan son muy bajas y se da
perfecta cuenta que es un esquema que a lo largo de tres décadas ha venido expropiando las
cotizaciones de los trabajadores y sólo beneficia los intereses particulares de una ínfima minoría que
abusa del poder que le otorga el control de estos recursos para prolongar esta situación, manipulando al
sistema político y los medios, difundiendo conceptos ideologizados, verdades a medias, cifras
tergiversadas o lisa y llanamente falsas.
Mentira 2: Sistema Antiguo era un Desastre
Dicen AFP: Es importante recordar cómo era la situación previsional hace 40 años. El sistema
previsional existente en Chile hasta antes de 1981 contaba con 35 cajas de previsión cuya normativa
estaba distribuida en más de 600 cuerpos legales y alrededor de 150 regímenes previsionales distintos
que respondían a solicitudes de diferentes grupos de presión, pero que para la gran mayoría no otorgaba
una protección mínima. Algunas características de ese sistema se prestaban para que se cometieran
abusos; entre ellos el más común consistía en conseguir un aumento en el sueldo en los últimos meses
que permitía mejorar el cálculo para determinar la pensión, que hoy hemos visto se sigue haciendo en
algunas entidades que mantienen este sistema. Es así como en el año 1968, el presidente Frei Montalva
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presentó un proyecto de ley para terminar con el sistema de reparto. En su mensaje Frei decía "el
esfuerzo que hace Chile se malogra por el pago de beneficios previsionales, de privilegios irritantes” y
agregaba “se ha permitido la selección de grupos, normalmente de más altos ingresos, los que se han
reunido o permanecen reunidos, justamente para repartirse entre ellos mejores beneficios previsionales,
con grave detrimento o perjuicio de la solidaridad nacional y de las efectivas necesidades de los más
desvalidos y pobres”. Sin embargo, esa ley no fue aprobada por el congreso, que gozaba en esa época
de un sistema de pensiones especialmente privilegiado.
Los hechos: No se atrevieron las AFP en esta carta a repetir su monserga propagandística que “el
sistema de reparto estaba quebrado”, pues saben que después de pagar todas las pensiones dejaba un
excedente de un tercio de lo recaudado, como estableció un conocido estudio de la Universidad
Católica encargado por la propia asociación de AFP.
Es falso que al momento de crearse las AFP hubiera muchas cajas. En 1979 la dictadura había
fusionado la administración de todas las antiguas cajas en una sola, el Instituto de Normalización
Previsional, INP. Si bien se mantuvieron hasta hoy los tratamientos particulares de alrededor de una
decena de las antiguas cajas, las más importantes y el Servicio de Seguro Social, se establecieron
pensiones tope y otras normas comunes a todas ellas, corrigiendo la mayor parte de los defectos, reales
o supuestos, que se atribuían al antiguo sistema.
Dicha reforma siguió precisamente los lineamientos del proyecto presentado por el gobierno del
Presidente Frei Montalva. Éste jamás propuso terminar el esquema de reparto como afirman las AFP,
sino muy por el contrario, perfeccionarlo, respetando su venerable historia construida a lo largo de un
siglo a partir de la decisión de grupos de trabajadores y las principales empresas, así como del Estado a
partir la creación del Servicio de Seguro Social en 1925 y sucesivos perfeccionamientos.
Mentira 3: Cotizaciones sistema antiguo eran el doble que el actual
Dicen AFP: Hay muchas cosas que no debemos pasar por alto respecto del antiguo sistema, dentro de
las cuales podemos recordar que la gran mayoría de los chilenos cotizaba más del 20% de su sueldo, (el
doble de lo que se cotiza hoy).
Los hechos: La cotización en el antiguo sistema era de cargo del empleador y por lo general del orden
de 18 por ciento para pensiones. A ello se agregaban cotizaciones adicionales para accidentes del
trabajo, cuota mortuoria, muchos otros beneficios adicionales dependiendo de la caja, además de salud,
arrojando un total que hoy alcanza a 26,79 por ciento en el Instituto de Previsión Social, ex IPS, sin
considerar el seguro de desempleo.
Ello se compara con un 12,53 por ciento que hoy descuentan las AFP, tasa que fue inicialmente de 13,5
por ciento y superior al 13 por ciento la mayor parte del tiempo antes de la reforma del 2006, por las
elevadas comisiones y primas de seguro de invalidez y sobrevivencia (SIS). Sumado a la cotización de
salud de 7 por ciento, da un total que hoy bordea y antes superaba el 20 por ciento, sin contar con el
seguro de desempleo.
El descuento de las AFP incluye hoy el 10 por ciento que va al “fondo de pensiones” y su comisión de
“administración” de 1,5 por ciento, la que inicialmente era 2,5 por ciento y superaba el 2 por ciento hasta
1990 y se ha reducido significativamente con las licitaciones de cartera establecidas en la reforma de
2006; ambos conceptos son de cargo del trabajador. Adicionalmente se cotiza poco más de uno por ciento
para el seguro de invalidez y sobrevivencia, SIS, que era también administrado por las AFP y de cargo del
trabajador hasta hace un pocos años y hoy en virtud de la reforma del 2006 lo licita el Estado y lo paga el
empleador, lo cual rebajó sustancialmente su costo. Cabe mencionar que el SIS funciona bajo el esquema
de reparto, es decir, con las recaudaciones de cada mes se pagan los beneficios del mismo mes.
Es decir, efectivamente la cotización del sistema antiguo era algo más elevada que en las AFP, pero en
ningún caso el doble como afirman éstas, y además era de cargo del empleador. Precisamente, uno de
los objetivos explícitos de la instalación de las AFP fue bajar el costo laboral a las empresas, rebajando
sus contribuciones a la seguridad social.
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Mentira 4: Sólo en sistema de reparto trabajadores con pocas cotizaciones no recibían pensiones
contributivas
Dicen AFP: Sólo recibían pensión quienes cotizaban por más de 15 años. Quienes no lograban ese
número, simplemente no tenían derecho a recibir pensión alguna, lo que se traducía en que más del
50% de los trabajadores chilenos no lograba alcanzar el período mínimo de cotización, quedando sin
pensión y sin derecho a recibir de vuelta el 20% de sus remuneraciones que había ahorrado. De hecho,
ese ahorro ya no existía pues se había usado para pagar las pensiones de quienes ya estaban jubilados.
Los hechos: Para calcular las pensiones los sistemas de reparto siempre toman en cuenta las últimas
remuneraciones, además del número de años cotizados a lo largo de la vida, de modo de garantizar que
el trabajador mantenga más o menos su nivel de vida tras su retiro. En el IPS, por ejemplo, las
pensiones se calculan dividiendo por 35 el promedio de remuneraciones de los últimos años, tres en el
caso de los EE. PP. y cinco en el caso de los empleados particulares, y multiplicándolo por el número
de años contribuidos, de modo que si alguien tiene 35 años de servicio jubila con su última
remuneración.
Por lo general establecen asimismo límites mínimos de años cotizados, que en el IPS es diez años en la
mayoría de los casos y quince en algunos otros. Las AFP hicieron gran alarde propagandístico, y siguen
haciéndolo en la carta comentada, que todos los “ahorros” de los trabajadores les serían devueltos al
jubilar, así fuere un solo mes de cotizaciones y que establecían una “garantía de pensión mínima” de 65
mil pesos.
No dicen, sin embargo, que la reforma del 2006 fue necesaria precisamente porque tales “ahorros” eran
una burla puesto que para la mayoría de los afiliados se traducían en “pensiones” ridículas, de veinte
mil, diez mil, mil y hasta doscientos pesos mensuales como en un caso que hizo noticia. Las personas
con pensiones inferiores a la “garantía de pensión mínima” alcanzaban a ¡más del 60 por ciento de los
afiliados! La susodicha “garantía” era completamente ineficaz porque la condición de diez años de
cotizaciones para acceder a ella no la satisfacía la mayor parte de quienes la necesitaban. Mediante la
reforma del 2006 el Estado asumió esta situación complementando tales “ahorros” con “aportes
previsionales solidarios, APS” de cargo fiscal.
En junio del 2016, el Estado complementó con APS 770 mil pensiones AFP de edad e invalidez, las que
representan el 87 por ciento del total de pensiones en esas categorías, lo que de paso indica que ese
porcentaje tiene un monto inferior a 300 mil pesos, que es el límite para recibir APS. Ello le significó al
fisco un desembolso en dinero efectivo de 45 mil millones de pesos en el mes, que equivalen a poco
menos de un quinto del valor total de las pensiones pagadas por las AFP ese mes, las que significaron
un desembolso de 232 mil millones de pesos, y poco menos de un cuarto del valor desembolsado en las
categorías respectivas, lo cual significa que su valor se hubiese reducido en un cuarto de no contar con
APS. A ello hay que agregar el desembolso fiscal en bonos de reconocimiento, el que alcanza alrededor
de 100 mil millones de pesos adicionales por mes y equivale generalmente a un tercio fondo de
pensiones acumulado al jubilar, es decir, incrementa el monto de las pensiones en una proporción
similar.
Adicionalmente, el Estado creó el 2006 un esquema moderno aunque muy mezquino de pensiones no
contributivas, el así llamado “primer pilar de pensiones básicas solidarias, PBS”, para atender a quienes
nunca contribuyeron. Este sistema existía desde la década de 1930, en diferentes formas y administrado
por una serie de organismos, precisamente para atender a quienes quedaban al margen del antiguo
sistema de reparto, pero sus beneficios habían sido suspendidos o reducidos al mínimo por la dictadura.
Mentira 5: El sistema de reparto no es viable en Chile por el envejecimiento de la población
Dicen AFP: El envejecimiento de la población y la disminución en el número de hijos hace que el
sistema de reparto no se pueda mantener en el largo plazo ya que no tendremos una base de
trabajadores suficiente para soportar las pensiones de los pensionados. De hecho, según el INE en 1980
había 7 chilenos entre 18 y 65 años por cada mayor de 65, hoy hay menos de 5 y en el año 2050, sólo
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serán 2,1. Es decir que para pagar una pensión a los mayores de 65 años, equivalente por ejemplo, al
70% del sueldo, cada chileno activo debería entregar el 35% de su sueldo. Sin duda, esta no es la carga
que queremos dejar a nuestros hijos.
Los hechos: El manido argumento que el envejecimiento hace inviable el sistema de reparto y no a la
capitalización individual, no sólo es falso porque exagera groseramente la tasa de cotización requerida
por aquel. Es completamente irracional puesto que pasa por alto el hecho evidente que en cualquier
época y con cualquier sistema de pensiones, solo los que trabajan pueden y deben mantener a los que
no pueden trabajar, quienes además de los viejos incluyen a niños, jóvenes e inválidos. Es un
argumento canalla que al afirmar que “en el largo plazo ya que no tendremos una base de trabajadores
suficiente para soportar las pensiones de los pensionados”, justifica la “solución” implícita de las AFP
al aumento en la proporción de adultos mayores: ¡empobrecerlos cada vez que detectan un aumento en
la esperanza de vida, y más todavía a las mujeres!
AFP exageran la tasa de cotización requerida por el sistema de reparto
El argumento que el envejecimiento hace inviable el reparto es falso porque exagera groseramente el
cálculo de la supuesta cotización requerida en el mismo, suponiendo que sólo en dicho esquema todos
los adultos mayores se sostienen exclusivamente mediante el sistema contributivo, y que permanece sin
cambios la edad de jubilación.
Los adultos mayores nunca se sostienen sólo con las cotizaciones descontadas a los salarios. Ellos
mismos y sus familias siempre han contribuido a su sustento y los Estados modernos se hacen cargo
además de quienes no participaron significativamente en la fuerza laboral a lo largo de su vida activa.
Ello se verifica especialmente con el sistema de AFP. Actualmente en Chile las pensiones AFP son tan
bajas que más de 300 mil adultos mayores tienen que continuar sosteniéndose con su propio trabajo.
Ellos representan un 40 por ciento de los actuales jubilados por edad en las AFP y son casi todas
mujeres. Por este motivo la edad de jubilación efectiva es cercana a los 70 años para hombres y
mujeres, como han estimado la OCDE y la Comisión Bravo. De paso, ello comprueba que aumentar la
edad de retiro, la otra “solución” de las AFP a las bajas pensiones ¡es una burla!
Las familias chilenas, que no son canallas, se ven forzadas a su vez a aportar un oneroso “copago” al
sustento de sus mayores, puesto que las pensiones AFP que no les alcanzan para vivir.
El sistema público no contributivo, por su parte, debe pagar pensiones al 62 por ciento de los adultos
mayores que no reciben nada de las AFP. Éstas incluyen a junio del 2016 poco menos de 700 mil
pensiones del sistema antiguo y cerca de 600 mil pensiones básicas solidarias, casi todas a adultos
mayores y dos tercios a mujeres, además de otras hasta completar poco menos de 1,4 millones de
beneficios, sin contar los APS. Las AFP y cías. de seguros pagaron en junio 2016 un total de 763 mil
pensiones por edad, a las que se suman pensiones de invalidez, viudez, hijos y otras, hasta completar
1.148.602 beneficios pagados millones ese mes. Es decir, en Chile el Estado paga más del doble de
pensiones civiles no contributivas que las contributivas pagadas por las AFP a adultos mayores.
En la propuesta C de la Comisión Bravo, preparada por la profesora Leokadia Oręziak, la proporción
de adultos mayores con pensiones no contributivas que hoy es casi dos tercios, en un escenario se
reduce rápidamente a un 40 por ciento, no se aumenta la actual edad de jubilación y se fija la tasa de
reemplazo en un 60 por ciento de las remuneraciones imponibles; en junio del 2016 dicha tasa fue
inferior a un tercio, puesto que las pensiones y remuneraciones promedio fueron $205 y $695 mil pesos
mensuales, respectivamente. Con esos parámetros, la tasa requerida para equilibrar las recaudaciones
de cotizaciones con el gasto en pensiones contributivas en el año 2050 resulta ser 24,6 por ciento.
En un escenario alternativo de la propuesta C, la proporción de adultos mayores en el sistema no
contributivo se reduce a sólo un tercio de los adultos mayores y la edad de jubilación se iguala en 66
años para hombres y mujeres en la década de 2040, lo que permite sostener una elevación de la tasa de
reemplazo a dos tercios, es decir 66 por ciento de la remuneraciones imponibles, que al año 2050 se
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sostiene asimismo sólo con las cotizaciones a una tasa de 24,6 por ciento. En ambos casos, la tasa
requerida es razonable y muy inferior al 35 por ciento que estima la propaganda de las AFP ¡y basta
para sostener sin subsidios pensiones que son el doble de las actuales en proporción a los salarios, al
año 2050!
Concepción del envejecimiento difundida por propaganda AFP es irracional y canallesca
El espantajo de la catástrofe demográfica que agita la propaganda de las AFP es completamente
irracional, puesto que olvida el hecho evidente que en cualquier sociedad y en cualquier momento, sólo
los que trabajan pueden y deben sostener a los que no trabajan. Si no lo hacen ellos se mueren al cabo
de pocos días. Ello es independiente de los sistema de pensiones, que sólo son mecanismos de cálculo
de la proporción del tiempo de trabajo y los bienes y servicios que los trabajadores activos producen en
cada momento, que ellos deben destinar a sostener a sus viejos.
Al decir que el aumento en la esperanza de vida de la población afecta solo al sistema de reparto, las
AFP ocultan el hecho que el mismo fenómeno implica que el método de cálculo de sus pensiones las
reducen automáticamente en proporción inversa a dicho aumento. Tal es la canallesca “solución” de las
AFP al “problema” del “envejecimiento” ¡hambrear cada vez más a los adultos mayores y a la mujeres
todavía más!
La propaganda de las AFP olvida asimismo que los trabajadores activos no sólo deben sostener a sus
viejos sino también a sus niños, jóvenes y también a sus inválidos. La proporción de personas pasivas
que debe sostener cada persona en edad activa se denomina “tasa de dependencia” en la ciencia
demográfica.
Usando la imagen de la mesa de una familia trabajadora, actualmente se sentarían en la misma seis
personas en edad activa, tres hombres y tres mujeres, las que con su trabajo deben alimentarse
diariamente ellos mismos y a otros tres comensales, uno de sus padres, su madre en dos tercios de las
familias y su padre en el tercio restante, y dos niños. La población trabajadora chilena actual se puede
representar como si estuviese compuesta por poco menos de dos millones de familias como ésta, de
nueve comensales en promedio.
Si suponemos que lo único que necesitan para vivir es pan —es decir, que este pan representa todos los
bienes y servicios que consume una familia trabajadora promedio y que el Instituto Nacional de
Estadísticas cuantifica en la llamada “canasta de consumo familiar”— y que todos comen la misma
cantidad, cada trabajador activo tendría que producir nueve panes, de los cuales él comería seis y
entregaría uno a su madre o padre y uno a cada uno de sus hijos. De este modo, todos comerían seis
panes y se satisface la tasa de dependencia de 0,5 pasivos por cada persona en edad activa, vigente en
el 2016 cuando ha alcanzado su mínimo secular, es decir, es la más liviana que soportará nuestra
sociedad a lo largo de toda su historia pasada y futura.
Poco después del año 2050, la mesa familiar tendrá solo dos personas en edad activa, una mujer y un
hombre, uno de sus padres, también la madre en dos tercios de las mesas, y solo un niño o niña en la
mitad de las familias y ninguno en la mitad restante. La población chilena en ese momento podría
representarse por aproximadamente 5,7 millones de familias de 3,5 personas cada una en promedio,
como ésta.
Cada persona activa necesitará producir siete panes, de los cuales se comerá cuatro y dará dos a su
vieja o viejo y uno a su niño o niña si lo tiene, o al de su vecino si no ha tenido descendencia. De ese
modo todos comerían cuatro panes cada uno, que suponemos tienen el mismo contenido nutritivo de
los seis panes que se ha supuesto que cada miembro de la familia trabajadora consume hoy día.
Se satisface así la tasa de dependencia que se estima en las proyecciones demográficas más
conservadoras, que en al año 2050 alcanzaría a 0,75 personas pasivas por cada persona activa.
Por cierto, el tiempo de trabajo que deberán destinar los trabajadores activos de entonces para producir
los siete panes requeridos para sostener a toda su familia, incluidos sus viejos, será mucho menor el año
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2050 que el que se requiere en la actualidad. En efecto, como es bien sabido, la productividad del
trabajo, es decir la cantidad de bienes y servicios producidos por cada día por persona, se incrementa
constantemente y a una tasa geométrica.
En 1970 la cosa era muchísimo más esforzada. La mesa principal tenía doce sillas para seis hombres y
seis mujeres, y una en la cabecera para la madre o padre. Pero necesitaban además una “mesa del
pellejo” para sentar ¡a 14 niños y niñas! La población de ese momento se podía representar por 370 mil
familias de 27 miembros en promedio, como ésta.
Cada persona activa debía producir 27 panes, dejando 12 para sí y dar uno a cada niño y uno a su vieja o
viejo. De ese modo todos comían 12 panes. Así se cumple la tasa de dependencia que en ese momento era
un poco más de 1,2, la más elevada de la historia de nuestra sociedad, antes o después. Es decir, cada uno
de nuestros activos y esforzados padres o abuelos debía sostener a poco más de 1,2 pasivos, la mayoría de
los cuales eran los niños y jóvenes que son los chilenas y chilenos activos de hoy.
El tiempo de trabajo que nuestros padres y abuelos debían dedicar a producir el pan requerido por toda
la familia trabajadora de entonces, incluidos sus viejos, era mucho mayor que el que requiere hoy en
día, puesto que se utilizaban tecnologías de mucho menor productividad.
Solo por dar un ejemplo, en ese tiempo todavía en muchos lugares se cosechaba el trigo segando con hoz
o hechona como se la llamaba, acarreando las gavillas en carreta de bueyes hasta una máquina trilladora
de la cual se sacaba el grano en sacos que se cargaban a hombro en camiones para ser enviados al molino.
Trabajaban en esta faena varias decenas de campesinos de sol a sol y durante semanas. Hoy día hace lo
mismo en pocas horas un sólo asalariado agrícola manejando una cosechadora automotriz que siega,
trilla, almacena y descarga el trigo en el camión que lo lleva al molino.
La carga de los pasivos sobre los activos será mucho más aliviada en el futuro
De este modo queda al descubierto la irracionalidad del espantajo del “envejecimiento” agitado por las
AFP y la canallesca insinuación que ”en el largo plazo ya que no tendremos una base de trabajadores
suficiente para soportar las pensiones de los pensionados”, que justifica su canallesco método de
cálculo de pensiones, que las reduce automáticamente cada vez que se detecta un aunmento en la
“esperanza de vida” de la población; y más aún en el caso de las mujeres, único grupo al que
discriminan por este motivo.
Según las proyecciones de población más conservadoras, todavía al fin del siglo el número de pasivos
que cada persona activa deberá sostener en condiciones dignas y adecuadas será menor a la que
secularmente han sostenido todas las sociedades humanas, que es de uno cada uno.
A mediados del siglo la “base de trabajadores” podrá soportar “las pensiones de los pensionados” —
como mal se expresan las AFP— de entonces en general en condiciones muy aliviadas, porque se habrá
reducido considerablemente la carga de los niños y jóvenes.
Y la carga que representarán los pasivos será muchísimo menor que la que tuvieron que sostener
nuestros padres y abuelos en 1970, en el punto más alto de la explosión demográfica que nuestro país
experimentó junto a su proceso de urbanización, como todas las sociedades que han transitado antes o
atraviesan ahora por dicho trance épocal.
En realidad la carga de los pasivos será considerablemente menor para los hijos y nietos de los
trabajadores de hoy, si se considera el hecho que la productividad del trabajo aumenta sin cesar. Es lo
que sucede hoy en los países desarrollados con élites modernas legítimas, donde con jornadas más
reducidas los trabajadores sostienen hoy muy dignamente una proporción de adultos mayores parecida
a la que Chile tendrá a mediados del siglo.
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“Administradoras de Fondos Ponzi (AFPonzi)”, el “Mercedes-Benz” de estas estafas
Mes a mes pagan pensiones con capital fresco de cotizaciones y subsidios y se embolsan un
enorme excedente que no devolverán jamás
Dicen AFP: “Entendemos que los bajos montos de las pensiones en muchos casos son una realidad, sin
embargo, es necesario comprender que estos valores tienen su origen en diversos factores que no están
relacionados con la gestión de las AFP.”
“El rol principal de las AFP es resguardar y multiplicar los ahorros que los chilenos generan cada mes.
A diferencia del sistema de reparto, en el sistema actual la propiedad de los fondos es de cada uno de
los afiliados.”
Los hechos: La causa principal de las bajas pensiones son las propias AFP, que son un inmoral
mecanismo de expropiación de cotizaciones de los trabajadores por parte de los grandes grupos
financieros. Operan del mismo modo que las estafas llamadas “Ponzi”, en recuerdo del estafador
estadounidense de principios del siglo XX que fue su creador. Éste consiste en captar supuestos
“ahorros” prometiendo beneficios que son pagados con el capital fresco de los nuevos “ahorrantes”,
mientras los estafadores se embolsan el grueso de lo recaudado.
Ponzi, Madoff, Chang y sus imitadores estafan a algunos codiciosos incautos, mientras no los pillen y
las recaudaciones superen a los retiros. El engendro de “Pepito” Piñera —que merece ascender junto
con su críatura al podio de los más grandes embaucadores de la historia—, en cambio, estafa a millones
de trabajadores en virtud de un Decreto Ley de la República, dictado por Pinochet y que sucesivos
gobiernos han mantenido intacto y reforzado. Los obliga a cotizar en mes a mes en las AFP un
porcentaje siempre creciente de sus salarios, mientras disminuye continuamente las pensiones,
especialmente a las mujeres, y prohíbe retirar los fondos, garantizando de este modo un excedente
creciente ¡hasta el fin de los tiempos!
Verdaderamente un mecanismo perfecto, un “Mercedes-Benz” como dijo su creador, pero de las estafas
“Ponzi”, que amerita denominarse ““AFPonzi” o algo así.
La AFP expropian mes a mes casi todas las cotizaciones
Según datos de la Superintendencia de Pensiones que CENDA publica mes a mes en sus índices de
actividad económica, IMACEI, en abril del 2016 un total de 5.733.438 personas cotizaron
obligatoriamente en las AFP un 12,54 por ciento de sus remuneraciones de marzo, las que en ese mes
promediaron $709.244, lo que arroja una recaudación de 509.640 millones de pesos. En el mismo mes
las AFP y compañías de seguros pagaron un total de 1.134.567 pensiones con un monto promedio de
$203.238, lo que les significó un desembolso de 230.587 millones de pesos.
Es decir, la recaudación de ese mes fue 2,2 veces mayor que el desembolso en pensiones, sólo
considerando las cotizaciones obligatorias. El monto recaudado varía de un mes a otro por factores
estacionales del empleo del mes precedente, es mayor en enero y más bajo en febrero, por ejemplo,
pero en los últimos doce meses a junio del 2016 la recaudación fue asimismo 2,2 veces mayor que el
desembolso en pensiones, sólo considerando las cotizaciones obligatorias.
Eso no es todo. Debido al monto cada vez más bajo de las pensiones autofinanciadas por las AFP —que
se reducen automáticamente cada vez que se detecta un aumento en la esperanza de vida—, el Estado
ha venido entregando subsidios monetarios directos al pago de las mismas, que en la actualidad
representan aproximadamente 150.000 millones de pesos por mes, e incluyen $45 mil millones en
aportes previsionales solidarios (APS) y unos 100.000 millones adicionales en bonos de
reconocimiento y otros subsidios monetarios directos.
Ello sin considerar los planes de retiro y otros subsidios monetarios indirectos, que suman 70.000
millones de pesos adicionales por mes, o los subsidios no monetarios como los descuentos de
impuestos que financian casi todos los llamados “ahorros previsionales voluntarios” de las personas
con altos ingresos.
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Aparte de lo anterior, el fisco tuvo que asumir desde 1981 el pago de casi todas las pensiones del
sistema antiguo, y a partir del 2008 las “pensiones básicas solidarias”, que en conjunto sostienen al
doble de adultos mayores que las AFP.
Sumando a las cotizaciones sólo los subsidios monetarios directos a las pensiones pagadas por las AFP,
éstas han expropiado un excedente neto de unos 5 billones de pesos en los últimos 12 meses, es decir,
de un monto que se aproxima al total de las cotizaciones, las que sumaron poco menos de 6 billones de
pesos en doce meses a junio del 2016.
El fondo de pensiones es solo un registro de los excedentes expropiados, que no
serán devueltos jamás
La expropiación de excedentes de cotizaciones y subsidios monetarios directos, netos de pensiones
pagadas por AFP y Cías de seguros, se viene repitiendo mes a mes, año a año, desde la creación de este
esquema en 1981. Durante la primera década, los subsidios de hecho eran mayores que las pensiones
pagadas, por lo cual las AFP se embolsaron todas las cotizaciones y más.
Si se suman los excedentes netos expropiados de este modo por las AFP, año tras año desde 1982 (ver
propuesta C Comisión Bravo), los mismos alcanzan a dos tercios del valor registrado en el fondo de
pensiones si la comparación se hace al día de hoy. A fines del 2008, tras perder un tercio de su valor en
la crisis, los excedentes expropiados acumulados desde 1982 equivalían a más de tres cuartos del fondo
registrado a fines de ese año.
Es decir, la tan mentada “rentabilidad” efectiva de los aportes en dinero efectivo de los afiliados y el
fisco al sistema de AFP en su conjunto, descontados todos los beneficios pagados por éste, acumuló
hasta el 2008 solo un 25 por ciento ¡en más de un cuarto de siglo!
Resulta ilustrativo observar que los excedentes netos de cotizaciones y subsidios después de pagar las
pensiones, expropiados por las AFP sólo en los últimos doce meses suman unos 5 billones de pesos
como se ha visto, lo que equivale a poco menos de un 4 por ciento del fondo de pensiones, que al 18 de
agosto del 2016 registraba un valor de 114 billones de pesos. A este ritmo, cada diez años el excedente
expropiado suma un 40 por ciento del fondo.
El fondo de pensiones registra estos excedentes y sus gananciales como “propiedad” de los afiliados
vivos y no jubilados por renta vitalicia, en un momento dado. Sin embargo, dicha “propiedad” es tan
ilusoria como la que registran los “ahorros” de las incautas víctimas de Ponzi, Madoff o Arcano, todos
los cuales recibían asimismo detalladas y elegantes cartolas mensuales que registraban abultados saldos
y pingües ganancias en sus cuentas individuales.
En uno y otro caso, el dinero registrado en tales saldos ha pasado hace mucho tiempo a los bolsillos de
los estafadores, de donde no se va a recuperar jamás puesto que el excedente acumulado solo crece, con
los excedentes netos expropiados mes tras mes. En uno y otro caso los beneficios se pagan con el
capital fresco recaudado mes a mes y el estafador se embolsa el excedente.
El fondo de pensiones (FOP) se parece mucho al fondo de utilidades tributables (FUT), es decir, es un
registro acucioso de fondos adeudados que, puesto que crecen mes a mes, no se van a devolver jamás,
como acertadamente acotó un ex ministro de Hacienda refiriéndose a este último.
Una gran empresa que recibe un millonario préstamo del fondo de pensiones deberá pagarlo a su
vencimiento, pero las AFP se lo renuevan de inmediato con un préstamo mayor. Los fondos que reciben
aportados como capital accionario no necesitan devolverlos jamás.
La única incidencia del “ahorro” acumulado en la cuenta individual al momento de jubilar es que dicha
cifra sirve de base —del todo incierta puesto que está sometida a los constantes vaivenes de los
mercados internacionales— para calcular el exiguo monto de las pensiones que recibirán sus
“propietarios”.
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Sin embargo, éstas serán pagadas con las cotizaciones recaudadas mes a mes sin tocar un peso de los
excedentes expropiados antes, los que por el contrario se incrementarán con los del mes en cuestión.
Por cierto, las pensiones del mes se descontarán religiosamente del saldo de los pensionados en “retiro
programado” hasta que no le quede un solo peso y pase a depender exclusivamente del sistema
solidario, lo que sucederá con la mitad de los pensionados cuya sobrevida excede el promedio.
Las “Rentas Vitalicias” del sistema AFP operan asimismo como estafas “Ponzi”.
Los únicos que pueden “retirar” de una vez la totalidad de su fondo de pensiones son quienes jubilan
con renta vitalicia… a condición que lo traspasen de inmediato a una compañía de seguros, usualmente
relacionada con la AFP. Ésta lo recibe en dinero efectivo y en propiedad plena, disponiendo del mismo
como se le venga en gana.
Las pensiones vitalicias funcionan asimismo como una estafa “Ponzi”, puesto que las compañías de
seguros pagan todas las pensiones de un mes con el capital fresco de las “primas únicas” que expropian
a los nuevos pensionados vitalicios ese mismo mes, embolsándose el excedente.
Esta expropiación no es solo de hecho, como la que hacen las AFP con los excedentes de cotizaciones y
subsidios que recaudan mes a mes, sino de derecho puesto que la “propiedad” del fondo del flamante
pensionado vitalicio pasa íntegramente a la compañía de seguros. CENDA demostró que este es el
principal mecanismo mediante el cual los “administradores”, es decir, las AFP y cías. de seguros, se
embolsaron poco menos de la mitad del excedente neto de cotizaciones y subsidios directos acumulado
desde 1982.
La mentada “propiedad” de los afiliados sobre sus fondos es una ficción
La mentada “propiedad” de los afiliados sobre sus “ahorros” no es más que una ficción. No los pueden
retirar nunca, tampoco decidir sobre sus destinos de inversión más allá del juego distractivo de
cambiarlos de un tipo de fondo a otro o de una AFP a otra. No tienen injerencia en el nombramiento de
directores en las empresas donde parte del mismo se invierte como capital accionario.
No pueden evitar los “propietarios” que las AFP paguen groseras comisiones a intermediarios
financieros, muchos de ellos relacionados con ellas mismas, por cierto con cargo al fondo de pensiones.
Según registra la Superintendencia de Pensiones, en los últimos 12 meses se pagaron comisiones de
este tipo equivalentes a más de un mes de pensiones. Cabe recordar que en esos doce meses el fondo A,
que es el que paga más comisiones a operadores bursátiles, perdió mucho dinero.
Tampoco opinan los “ahorrantes” sobre las obscenas remuneraciones de directores especialmente los
altos ejecutivos de las AFP, que en promedio perciben decenas de millones al mes mientras pagan
pensiones que promedian doscientos mil pesos.
Tampoco tienen injerencia estos “propietarios” sobre los insultantes gastos de las AFP en publicidad
acerca de sus virtudes, rubro donde gastan más que las bebidas gaseosas, o en la influencia de la misma
y de los opacos aportes de las AFP a políticos, o la contratación de ex autoridades en diversos cargos,
como pago de favores o para que ejerzan de lobbistas no regulados del sistema.
Propuesta del gobierno debe ser rechazada tajantemente
Reconoce que sólo el reparto puede mejorar pensiones, pero ¡pretende restablecerlo con cargo a las
PYMEs mientras deja intacta la inmoral estafa “AFPonzi”!
Dicen AFP: “Nuestra esperanza de vida va aumentando y se debe contribuir más, ya que tendremos
más años por delante y necesitamos tener más ahorros para poder vivirlos dignamente. Es necesario
aumentar la tasa de cotización lo que debería ser de cargo del empleador y extender a los
independientes la obligación de imponer. Es necesario retrasar la edad de jubilación”.
Dice el gobierno:
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“Con cargo exclusivo al empleador, aumentaremos gradualmente en 5 puntos porcentuales la tasa de
cotización en un plazo máximo de 10 años; y el Estado hará su parte, pues es el principal empleador del
país. Este aumento en la cotización, nos permitirá crear un pilar de ahorro colectivo solidario. Una
parte de él permitirá aumentar las actuales pensiones y otra parte será destinada a lograr más equidad
en las pensiones futuras de los actuales trabajadores que cotizan.”
Los hechos: Las bajas pensiones, el problema de fondo como lo ha llamado la Presidenta, no tiene
solución dentro del sistema de AFP, que es la causa del mismo. Sus propuestas no las mejoran en
absoluto, ni a los jubilados actuales ni los de las dos décadas siguientes. Subir la edad legal de
jubilación es una burla, especialmente para las mujeres. Tampoco se resuelve con nuevos subsidios que
dicen no estar hoy en condiciones de dar.
El gobierno así lo ha reconocido al proponer cotizaciones adicionales destinadas a reparto, pero dilata
las mejoras a lo largo de una década y carga el costo de ellas a las PYME, mientras deja intacta la
estafa AFPonzi.
La solución es aplicar la propuesta C de la Comisión Bravo, que demuestra que al terminar las AFP y
restablecer el sistema público de reparto se puede reducir la edad efectiva de jubilación a la legal y no
elevar ésta por muchas décadas, duplicar todas las pensiones y reajustarlas en lo sucesivo al ritmo de
las remuneraciones y al mismo tiempo ahorrar al fisco todos los subsidios directos e indirectos a las
AFP, puesto que los beneficios se pueden sustentar sólo con las cotizaciones, sin subir su tasa actual
por décadas.
El gobierno debe destinar hoy, las cotizaciones actuales, a mejorar las pensiones. Cada uno por ciento
de descuento a las remuneraciones representa una recaudación de 40 mil millones de pesos al mes, que
hoy son expropiados por la estafa “AFPonzi” y que permitirían reajustar las pensiones actuales ¡en 20
por ciento!
Las solas comisiones de 1,5 por ciento que cobran las AFP representan 60 mil millones de pesos al mes
y permitirían reajustar las pensiones ¡un 30 por ciento! Al destinar un 5 por ciento a reparto se pueden
reajustar las pensiones ¡en un 100 por ciento! Y el 5 por ciento restante significaría un beneficio fiscal
neto de 200 mil millones de pesos por mes ¡el doble de lo que costaría la gratuidad universal en
educación superior!
Es una solución inmediata y adecuada, probada con éxito internacionalmente por todos los paises que
han terminado los similes de AFP, beneficia ahora a un millón y medio de adultos mayores afiliados a
las AFP, jubilados y que no han podido retirarse. Es espectacularmente efectiva desde el punto de vista
económico y fiscal, especialmente en momentos de dificultades económicas.
Terminar con este abuso ahora ayudará más que nada a recuperar la confianza de la ciudadanía en el
sistema político democrático, que es el deber principal del sistema político en el momento presente. No
hacerlo es una enorme irresponsabilidad que puede tener consecuencias muy graves.
La responsabilidad de la estafa “AFPonzi” no es sólo de su creador, sino de la élite ilegítima que
lo prohijó
Pero el asunto es aún más profundo. La responsabilidad de la estafa “AFPonzi” no es sólo del gran embaucador
que la inventó, sino de la élite ilegítima que lo prohijó y pretende eternizarlo hasta el fin de los tiempos.
El pueblo exige NO+AFP porque quiere terminar con el abuso más inmoral de la actual élite chilena, que
consiste en apropiarse no sólo del excedente social, sino también parte de los salarios. Es decir, de aquella parte
de la jornada que los trabajadores, cuyas manos y mentes son el origen y naturaleza de la moderna riqueza de las
naciones como decía Adam Smith, necesitan para mantenerse ellos y sus familias, incluidos sus viejos.
Los excedentes de cotizaciones y subsidios expropiados en un año por las AFP equivalen actualmente a
casi un 4 por ciento del producto interno bruto, PIB, que se traspasan a un puñado de grandes grupos
financieros desde los salarios e impuestos pagados mayormente por los trabajadores. Es uno de los
mayores abusos a que se somete al pueblo.
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La regla moral esencial de cualquier élite legítima es que, para tener derecho a apropiarse el excedente
social, no puede meter mano a está parte de la jornada, que ha sido siempre el derecho primordial de
los trabajadores en cualquier época.
Pero la elite chilena es ilegítima no sólo por esta inmoralidad esencial. Las AFP justifican su canallesca
recomendación que los trabajadores de hoy deben abandonar a sus padres, y a los hijos de éstos les
recomendarán que los abandonen a ellos y así sucesivamente, diciendo que lo hacen ”para no dejar una
carga a sus hijos quienes no podrán soportar las pensiones de los pensionados”.
Sin embargo, como se ha visto, cada generación de trabajadores a lo largo del siglo requerirá destinar
menos tiempo a sostener a su familia no sólo porque en todo momento la proporción de activos y
pasivos será más favorable que lo que ha sido secularmente y especialmente a fines del siglo pasado en
plena explosión demográfica.
Además, la carga se hace cada vez más aliviada por el continuo incremento de la productividad del
trabajo. Éste es fruto de la verdadera herencia que cada generación tiene la obligación de dejar a la
siguiente, legado que consiste en un nivel de educación más elevado y una inmensa inversión en
ciencia, tecnología, salubridad, infraestructura, industrias, cuidado del medio ambiente y desarrollo
institucional, artístico y cultural, es decir, una sociedad más civilizada. Esta herencia disminuye
constantemente la cantidad de tiempo que cada trabajador o trabajadora debe destinar para producir lo
necesario para sostenerse él o ella y su familia, incluidos sus viejos.
Destinar siempre a este propósito una parte importante del excedente social es el primer deber de
cualquier élite que quiere legitimar su apropiación de éste. La ilegítima élite chilena actual no ha sido
capaz de cumplir con este deber primordial.
No han sido capaces de organizar la producción social a la manera moderna, contratando masivamente
la fuerza de trabajo urbana que es el legado de un siglo de transformaciones conducidas por el Estado,
para generar valor agregado produciendo todo tipo de bienes y servicios que se venden en condiciones
competitivas. Tampoco han sido capaces de organizar la reproducción social a la manera moderna,
destinando a ello la parte que corresponde del excedente.
Los “Hijos de Pinochet” como los bautizó un periodista talentoso, son una élite ilegítima que vive de la renta de
los recursos naturales del país, los que se han apropiado sin pagar un peso y exportan en bruto ocupando una
ínfima cantidad de trabajadores. Asimismo, de las rentas que obtienen de su control monopólico de todos los
demás mercados. Viven de la sobre explotación de los recursos naturales y el trabajo, en lo cual la expropiación
de parte de los salarios del pueblo trabajador mediante la estafa “AFPonzi” cumple un rol muy importante.
Es lo que debe terminar, está terminando y pronto terminará. El pueblo y la ciudadanía toda no lo tolerará más.
CENDA, agosto 2016
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