Administración Contemporánea revista de

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Administración Contemporánea. Revista de Investigación
I
con sus funciones, ocupación, nivel cultural, pautas de comportamiento, costumbres,
situación económica y de poder:
Baja-baja: 35% de la población (de un total de más 12 millones de mexicanos).
Desempleados o trabajadores informales o temporales.
Baja alta: obreros y campesinos, 25 % de la población.
Media baja: 20 % de la población. Oficinistas, técnicos, artesanos.
Media alta: 14 % de la población. Hombre de negocios y profesionales que han
triunfado (sic).
Alta baja: 5 % de la población. Familias recientemente ricas.
Alta alta. 1 % de la población. Familias ricas por varias generaciones.
El INEGI (2013) estableció 3 clases: alta, 2%, media, 39, baja, 59 %. Mientras que
la AMAI (2011) considera seis clases sociales tomando en cuenta aspectos como
estudios, acceso a servicios y bienes:
A/B, clase alta: individuos con niveles superiores de estudios con vivienda propia de
lujo que cuenta con todas las comodidades. 6.8 % de la población.
C+, clase media alta. Estudios superiores, vivienda propia que puedes ser de lujo y
acceso a comodidades. 14.2%.
C, clase media. Estudios de preparatoria. Vivienda propia o rentada con algunas
comodidades. 17%
C-, 17.1%, menores ingresos que la categoría C, pero superiores a la D.
D+: Clase Media Baja – Ingresos menores a la clase anterior. Niveles medios d
estudios, casa propia, rentada o de interés social. 18.5 %.
D: Clase Baja – Educación básica, vivienda propia sin lujos o rentada de interés
social. 28.4
E. Clase más baja. Sin vivienda y tiende a no ser considerada para fines de
segmentación de mercados. 5%.
Las exigencias del consumidor y sus características –incluyendo las físicas,
psicológicas y de poder adquisitivo, estilo de vida, clase social, afiliaciones sociales e
incluso religiosas-, las distintas concepciones de las empresas dedicadas a la moda y
otros factores, entre los que se incluyen aspectos comerciales -que favorecen el uso
de ciertos materiales y no de otros-, legales –que permiten el tránsito de mercancías
en el mundo y determinan, en muchas regiones lo permitido y lo no permitido- y de
manera muy importante aspectos relacionados con el clima característico de cada
estación del año en distintas regiones geográficas favorecen una característica
distintiva de la moda: su alto nivel de fragmentación. Adicionalmente, de acuerdo
con los sistemas de producción –hoy más globalizados que nunca- los productos de la
moda presentan una marcada y fácilmente detectable rotación (Corbellini, 2009.
Rueda et al, 2004).
La tendencia en moda marcada para una élite que estaría en posibilidades de adquirir
ciertos productos que perecen pronto, influye en mayor o menor medida en la moda
que impera, finalmente, en las calles. Sin embargo esta influencia es cuestionable en
ámbitos alejados de las urbes o bien, en decisiones de compra determinadas por bajos
poderes adquisitivos (Fletcher y Grose, 2012).
Las condiciones de competencia que enfrenta la industria de la moda a nivel mundial
son radicalmente diferentes a las que imperaron el siglo pasado. Basta considerar la
oferta de productos de esta industria que, por medio del comercio en Internet, ha
venido creciendo en los últimos años. De acuerdo con la revista Forbes (2013), la
venta de ropa y accesorios en MercadoLibre.com, en México, creció 23% en el primer
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Mayo del 2016 Volumen VIII, Número 27
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