1. El cambio social: conceptos básicos

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1. El cambio social: conceptos básicos
Se puede definir el cambio social como las transformaciones de las condiciones de vida de los grupos
humanos, de su estructura y de su sistema de valores.
Cuando se analiza un proceso de cambio social es preciso responder a ciertas preguntas: ¿qué es lo que
cambia? ¿Cómo cambia? ¿Cuál es el ritmo de cambio? ¿En qué dirección se produce? ¿Cuáles son los
factores objetivos y subjetivos del cambio?
Así, tomando como ejemplo el cambio ocurrido en la familia desde los tiempos primitivos hasta los actuales,
desde la familia extensa a la familia nuclear, podemos observar el distinto ritmo en los timpos antiguos, más
lento, y en los modernos, más rápido, sobre todo desde la revolución industrial, que implicó el que se
incorporasen las mujeres al mundo del trabajo y que decreciera, de manera correspondiente el número de
hijos. A lo que también contribuyó el desplazamiento geográfico y la emigración, etc.
Dentro de los procesos de cambio social hay que distinguir varios conceptos: desarrollo, progreso, evolución
social y revolución.
• Desarrollo: significa un incremento en la dimensión y en la complejidad de un fenómeno social o
económico. Va muy unido a un proceso cuantitativo.
• Progreso: va muy unido a un proceso cualitativo. Es un incremento en la riqueza cualitativa de la
vida social, en el mejoramiento de las condiciones de vida de una sociedad. Así, podría darse
desarrollo y no progreso.
• Evolución social: conjunto de transformaciones que conoce una sociedad durante un largo período de
tiempo. Se asocia a un cambio lento. Ej.: la evolución de la familia o del trabajo desde los tiempos
prehistóricos hasta hoy.
• Revolución: se asocia a un cambio rápido. Es la ruptura violenta y rápida con la situación establecida.
Desde el punto de vista político, será la ruptura violenta con el orden político y social vigente (p.e., la
Revolución Francesa). Pueden producirse revoluciones incruentas, otras pueden ser científicas,
técnicas, religiosas, etc., cuando los conocimientos, innovaciones y creencias producen un cambio
radical en los diferentes espacios donde se opera (ej: la ciencia y la revolución que supuso la teoría de
la relatividad).
Tanto el desarrollo, como el progreso, la evolución social y la revolución; como sus contrarios: el retroceso, la
regresión, la involución social y la contrarrevolución son aspectos que se incluyen en el cambio social, ya sea
en una dirección hacia delante o hacia atrás en el proceso.
2. La sociedad moderna como sistema de cambio. Historia de vida, Historia social y Generaciones.
2.1. La sociedad moderna como sistema de cambio.
En los dos últimos siglos, período que se ha dado en llamar de la modernidad, se ha producido una gran
aceleración en la velocidad del cambio social.
El análisis de este fenómeno es muy complejo, pero pueden indicarse tres factores implicados en este hecho:
a) Las influencias económicas
En el nivel económico, la influencia de más largo alcance es el efecto del capitalismo industrial, porque éste
implica la expansión constante, de la producción y la siempre creciente acumulación de riqueza. El desarrollo
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capitalista promueve la revisión constante de la tecnología de la producción, en la cual, la ciencia se emplea
de forma progresiva.
El desarrollo de la industria moderna acabó con el carácter local de la producción tradicional, integrando a
productores y consumidores en una división del trabajo que ha llegado a ser verdaderamente mundial por su
alcance en la actualidad.
El desarrollo del capitalismo industrial alteró los modos de vida de las gentes, incrementando la vida en las
ciudades como consecuencia del éxodo rural.
b) Las influencias políticas
La lucha entre las naciones por la expansión de su poder, el incremento de su riqueza, y el triunfo militar de
unas sobre otras, han sido causas importantes del cambio durante los dos o tres siglos anteriores. Las dos
guerras mundiales producidas en el siglo XX son un buen ejemplo de la devastación de países, de su
reconstrucción, de cambios institucionales, de ampliación de nuevas tecnologías de guerra y de cambios
internos y externos en la economía y en la política.
A esto hay que unir las series de revoluciones que se han producido en los dos últimos siglos: la Revolución
Francesa, la de los EE.UU., la Revolución Rusa, la Revolución China, etc.
c) Las influencias culturales
También han sido importantes en los procesos de cambio de la sociedad moderna; el desarrollo de la ciencia y
la secularización del pensamiento han constituido factores decisivos e innovadores en el cambio de la
mentalidad moderna. Ya no se supone, como en el pasado, que la costumbre, la tradición, o la autoridad, son
fuentes seguras de conocimiento. Por el contrario, se recurre a un fundamento racional, a pruebas y
experimentos que demuestran las afirmaciones.
El contenido de las ideas y valores va cambiando también considerablemente. Los ideales de mejora personal,
de libertad, igualdad y participación democrática son ideas vitales desarrolladas en los dos últimos siglos, y
tales ideas y valores han movilizado procesos de cambio político y social de gran alcance, promoviendo
incluso revoluciones trascendentales (ej.: las ideas de Rousseau y Montesquieu están en la base de la
Revolución Francesa).
Aunque estas ideas y valores se han desarrollado inicialmente en occidente, han llegado a tener un alcance
universal en su aceptación y en su aplicación, promoviendo el cambio socio−político en la mayoría de las
regiones del mundo.
2.2. Historia de Vida. Historia Social. Generaciones
Los procesos de cambio social pueden observarse en diferentes planos: en la vida individual de una persona,
en la vida colectiva de una generación y en la historia social de un pueblo o de una sociedad.
a) La Historia de Vida
Recoge la biografía o autobiografía de una persona. Sociológicamente puede conocerse a través de entrevistas
personales, cartas, fotografías, vídeos, etc.
La autobiografía suele estar cargada de una visión subjetiva, pero interesa por recoger vivencias que reflejan
el protagonismo o las consecuencias experimentadas ante determinados fenómenos.
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b) Las generaciones
Son conjuntos de personas que nacen en un mismo tiempo, o con diferencias de pocos años (de 1 a 5). Ortega
y Gasset, en su Teoría de la Historia, elevó el concepto de generación a categoría de primer orden al sostener
que la Historia se compone intrínsecamente de generaciones, entendidas como configuraciones culturales
con unidad propia y sujetas a un ritmo específico. Según él, cada generación aporta una sensibilidad vital
propia a los cambios históricos.
Karl MANNHEIM (marxista) se acercó tambien al problema del cambio generacional. Para él, la coincidencia
de nacer en el mismo tiempo como hecho biológico no es suficiente para dar constancia de su importancia en
la Historia. Sólo cuando en determinadas conyunturas históricas se producen acontecimientos decisivos, las
generaciones pueden tomar conciencia de compartir unas vivencias colectivas de cambios singualres (p.e., la
generación del 98 y la pérdida de las últimas colonias).
c) La Historia Social
El cambio social no es ahistórico (no está fuera de la Historia). Se da en un espacio socio−temporal concreto.
En el estudio del pasado de las sociedades humanas convergen la Sociología y la Historiografía, aunque la
Sociología tiende a captar los procesos generales de cambio, y la Historiografía se centra más en los
acontecimientos concretos. Pero las fronteras entre ambas no son claras, y lo propio es que se interconecten y
ayuden recíprocamente.
Desde la persepctiva sociológica, interesa destacar el fenómeno de la acción histórica, que es el conjunto de
actividades de los miembros de una sociedad destinados a provocar, intensificar, frenar o impedir
transformaciones de la organización social en su totalidad o en alguna de sus partes.
Sin embargo, no todos los miembros de una sociedad se comprometen en la acción histórica (p.e., hay
colectivos más y menos activos en los acontecimientos que vienen ocurriendo en el País Vasco).
Por regla general, sólo ciertas pesonas o líderes, grupos o movimientos concretos, influyen en un momento
dado sobre la orientación de una sociedad. Son los llamados agentes del cambio (filósofos, profetas, etc.).
Algunos agentes proporcionan ideas, innovaciones, valores nuevos, mientras que otros contribuyen más bien a
su propagación e intensificación en el ritmo del cambio. Pero los agentes pueden representar asimismo un
papel negativo: cuando se oponen activamente a la novedad, a su aceptación, o cuando retrasan su aplicación.
3. Teorías clásicas de la Evolución Social
Con el fin de clasificar las diferentes interpretacines del cambio o evolución social se suelen distinguir dos
tipos generales de teorías: lineales y cíclicas.
Las teorías lineales mantienen la idea de que todos los aspectos de la sociedad cambian continuamente en
cierta dirección sin repetirse. Son optimistas, puesto que creen en el continuo progreso.
Las teorías cíclicas mantienen que los fenómenos sociales vuelven a repetirse una y otra vez, exactamente
como antes. Son pesimistas. No creen en el progreso continuado.
3.1. Teorías lineales: Spencer, Comte, Morgan, Marx y Weber
a) Herbert SPENCER (1.820−1.903)
Pertenece a una línea evolucionista y organicista de la sociedad. En su ley universal de la evolución
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mantiene que ésta se caracteriza por el paso de lo homogéneo a lo heterogéneo; de lo uniforme a lo múltiple, y
de lo inestable a lo estable. Esta ley también se cumple en la evolución de la sociedad humana. Al referirse a
la historia humana habla de dos etapas sucesivas: la sociedad militar y la sociedad industrial.
En la sociedad militar predomina la competencia. Existe un fuerte control centralizado e identidad de
mando para la guerra y para la paz. En este tipo de sociedades, la religión es militante; el orden eclesiástico se
parece al militar (pensemos en la Edad Media). Toda la vida se sujeta a disciplina; el individuo se encuentra
subordinado al todo; la vida está coordinadada de manera obligatoria.
En la sociedad industrial el comercio tiene más importancia que la guerra. Se desarrollan las instituciones
políticas libres, la libertad se extiende a las estructuras religiosas e industriales. La cooperación se hace
voluntaria; el individuo adquiere más libertad respecto del Estado, incluso cree que llegará el tiempo en que
se creará una comunidad global con la superación de las fronteras nacionales.
b) Augusto COMTE (1.798−1.857)
Augusto COMTE distinguió entre estática y dinámica social:
La estática debe estudiar aquellos componentes sociales que permiten el orden y el consenso (familia,
matrimonio, Estado, etc.)
La dinámica debe estudiar el desarrollo o evolución de la sociedad humana. Para Comte el desarrollo de la
Historia, lo que forma el progreso, tiene como centro el desenvolvimiento de la inteligencia humana o del
espíritu.
El progreso necesario del espíritu es el mismo desarrollo del espíritu científico desde Tales de Mileto a
nuestros días. En su obra Curso de Filosofía Positiva expone la ley de los tres estadios o fases del espíritu
humano, que él llama teológica, metafísica y positiva:
−Fase teológica: el espíritu humano explica la realidad que le rodea recurriendo a fuerzas invisibles. Es decir,
a los espíritus, los dioses o Dios (fetichismo, politeísmo y monoteísmo).
−Fase metafísica: corresponde a una época crítica o de transformación revolucionaria que conduce a la
anarquía intelectual. Comprende una fase que comienza en los siglos XV y XVI y se prolonga en el s. XVIII,
manifestándose con el Renacimiento, la Reforma Protestante, la Ilustración y la Revolución Francesa. Se
recurre para explicar la realidad a entes abstractos, como p.e., el Espíritu (Hegel), la Razón (Kant) o la
Naturaleza (Rousseau).
−Fase positiva: se caracteriza por la explicación científica. El hombre se limita a observar los fenómenos y a
establecer los vínculos regulares que puedan existir entre ellos. Renuncia a descubrir las causas últimas de los
hechos, y se contenta con establecer las leyes que los rigen. Esta fase, en su estado de madurez entraña la
unidad entre Ciencia, Filosofía y Fe, que en adelante irán enteramente confundidas.
c) Lewis Henry MORGAN (1.818−1.857)
Antropólogo estadounidense. Uno de los principales representantes de la escuela evolucionista. Distinguió tres
etapas por las que inevitablemente debían pasar todos los pueblos. Para hacer esta clasificación se basó en la
importancia de los factores tecnológicos de cada sociedad. Distingue tres períodos: salvajismo, barbarie y
civilización. Que se podrían identificar respectivamente con el paleolítico, el neolítico (metal) y los imperios
antiguos (escritura).
Esta clasificación y estudio sirvió de ejemplo para Engels en su obra El origen de la familia, la propiedad
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privada y el Estado, e influyó en general en la teoría marxista, que considera el factor económico como el más
determinante.
d) Karl MARX (1.818−1.883)
El mecanismo de cambio que emplea Marx es fruto del esquema dialéctico tomado de Hegel
(tesis−antítesis−síntesis. La tesis provoca la aparición de una antítesis de donde surge una síntesis que con el
tiempo se convierte en tesis, y así sucesivamente). Marx sostiene que todo sistema de producción económica
comienza por ser el más adecuado en su momento inicial, pero una vez que el sistema se ha atrincherado
socialmente se convierte en un obstáculo para la aplicación de nuevas tecnologías y de avances sociales. El
desarrollo histórico no puede detenerse en esa etapa, por lo tanto el sistema socialmente atrincherado tiene que
ser destruido por una revolución social que cree un nuevo sistema de producción.
En toda sociedad hay dos clases fundamentales: una que representa el sistema de producción anticuado y
otra que representa el sistema naciente. La sociedad, pasa de una a otra etapa por medio de la lucha de clases
(la Historia humana es la Historia de la lucha de clases −Manifiesto Comunista−).
Carlos Marx ve la dirección de la evolución histórica desde el comunismo primitivo de las sociedades
prehistóricas a la esclavitud, y de ésta al feudalismo y después al capitalismo y, a su debido tiempo, hasta el
comunismo.
El final del cambio social será la sociedad sin clases. Planteamiento que resulta ser profético, ya que no se
sabe cuándo se cumplirá.
Una pregunta crítica que se le hace a Marx es por qué se tiene que producir el fin del cambio histórico −el
fin de la Historia−, habida cuenta de que hay un proceso dialéctico constante.
Algunos autores consideran que la teoría marxista no es de progreso lineal, puesto que defiende que una vez
suprimida la propiedad privada y las clases sociales se volverá al comunismo de las sociedades primitivas. Lo
que resulta un proceso cíclico, de comienzo y, al final, vuelta al comienza.
Puede decirse en este sentido que es una teoría mixta, aunque predominantemente lineal y de progreso.
e) Max WEBER
Expone una teoría mixta, aunque predominantemente lineal. Para él, cuando se agota la legitimidad de una
vieja estructura histórica, aparece un jefe carismático (es decir, un individuo con cualidades excepcionales o
especiales) que al tomar el poder construye una nueva estructura sobre las ruinas de la antigua. Pero cuando la
autoridad carismática se rutiniza puede caer en una falta de justificación o de legitimidad, provocando otra
subversión carismática que la venza y sustituya. Haciéndose ese proceso cíclico.
Sin embargo, Weber defiende también la teoría de que en la historia se da un proceso de racionalización
creciente; una tendencia permanente a organizar la sociedad con criterios científicos. Tendencia ésta de
carácter lineal y progresivo.
Aunque Weber no aclaró ese doble aspecto cíclico y lineal de su teoría, hay tratadistas que entienden que el
avance racionalizador se produce sobre todo en los períodos carismáticos. Y que aunque a veces se da un
cierto retroceso, la tendencia general es lineal y progresiva.
3.2. Teorías cíclicas del cambio social
Estas teorías tienen su origen en la antigüedad, en Egipto, en Grecia, en Roma, donde se tomaba la metáfora
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de la semilla con su génesis, crecimiento, decadencia y muerte como ejemplo de todo cuanto acontece en el
mundo. Pero las más acabadas de estas teorías nacieron con el desarrollo de la I Guerra Mundial, en un
momento en el que se habría perdido la euforia del progreso y el pesimismo de la guerra se hacía sentir
profundamente.
a) Oswald SPENGLER (1.880−1.936)
Historiador y filósofo alemán, en una amplia Filosofía de la Historia de determinismo absoluto, describe en su
obra La decadencia de Occidente ocho grandes culturas, que son: la de Egipto Antiguo, India, Babilónica,
china, Griega Clásica, el Islam, la Occidental y la Precolombina.
Cada una de ellas se encuentra animada de una vida propia con su juventud, madurez, decadencia y muerte.
Distingue cultura de civilización: la cultura es autenticidad y espontaneidad del alma; la civilización, en
cambio, se constituye cuando la inteligencia reemplaza al alma; la técnica a la autenticidad. Por eso, cuando
una cultura entra en su última fase por la creación de su civilización comienza su decadencia. Así sucede con
Occidente, que finaliza su proceso y no tiene otro devenir posible que el progreso material (téngase en cuenta
que esta obra la concluye en 1.918), incapaz de recrear dioses o de resucitar los suyos propios, abandona su
futuro en manos de los ingenieros.
La vejez de una cultura se caracteriza por un rápido desarrollo de la organización, y por el predominio de las
masas. Spengler, más que un sociólogo o historiador, es un visionario romántico y pesimista.
b) Arnold TOYNBEE (1.889−1.975)
Historiador inglés, elaboró una monumental obra denominada Estudio de la Historia. En esta obra, Toynbee
intenta descubrir uniformidades históricas en la evolución de las civilizaciones. Parte del convencimiento de
que las civilizaciones nacen, crecen, decaen y se desintegran. Reconoce seis civilizaciones que carecen de
mutuas relaciones y que pertenecen a la infancia de la humanidad: egipcia, sumeria, minoica, sínica, maya y
andina. El resto, hasta 21, descienden de un modo u otro de las anteriores, y algunas de éstas no han recorrido
el ciclo natural completo, porque han sido detenidas en su evolución.
El proceso del ciclo es el siguiente: una civilización nace cuando surge una incitación o reto que le obliga a
dar una respuesta. El reto proviene del entorno, pueden ser, por ejemplo, fuerzas naturales (como un clima
duro) o unos vecinos belicosos. Dicha civilización, sin embargo, nace y se desarrolla si el reto no es
demasiado riguroso, y si existe una minoría inteligente que encuentre la respuesta adecuada a ese reto; un
nivel suficiente de dificultad dará fuerza y cohesión a la civilización; pero si sobrepasa su capacidad de
respuesta producirá su decadencia.
La civilización tiene una minoría creadora, a la que sigue la mayoría del pueblo. Cuando la minoría dirigente
no encuentra respuesta adecuada al reto, comienza el colapso; y después la desintegración; hechos que surgen
del mismo interior de la civilización.
Durante el periodo de decadencia de la civilización, la minoría dirigente, incapaz ya de dar respuestas
adecuadas y perdiendo su facultad creadora, se convierte en una minoría que se impone por la fuerza. El
pueblo o proletariado interno se separa de esa minoría y se suceden las guerras internas. Entonces, los
vecinos belicosos o proletariado externo puede aprovechar la situación para liquidarla (ej.: Roma y su caída
a manos de los pueblos bárbaros).
c) Vilfredo PARETO (1.848−1.923)
En su obra Tratado de Sociología General, expuso su teoría de la circulación de las elites como explicación
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del cambio sociohistórico. Si en la Sociología de Carlos Marx es fundamental la distinción entre clases
sociales, en la de Pareto la distinción fundamental es entre masas y elites.
La masa, aun teniendo que ver algo con el cambio, apenas si tiene importancia para este autor.
Forman parte de la elite un reducido número de individuos que, cada uno en su esfera de actividad, ha tenido
éxito y ha logrado alcanzar un escalafón elevado en la jerarquía profesional y social.
Distingue Pareto entre elite gubernamental: los que representan un papel destacado en el gobierno, y elite no
gubernamental, que destaca en otras esferas de la vida.
Las sociedades están caracterizadas por la naturaleza de sus elites, y sobre todo por las elites gobernantes
(mejores, peores, etc.). La teoría de las elites gobernantes se aproxima a la tesis que había expuesto un poco
antes que Pareto otro autor italiano, Gaetano MOSCA.
Pareto, siguiendo a Nicolás MAQUIAVELO, distingue dos tipos de elites gobernantes: los zorros y los
leones.
−Los zorros prefieren la astucia y la sutileza, y se esfuerzan por mantener su poder mediante la propaganda,
multiplicando las combinaciones político−financieras. Estas elites son características de regímenes
democráticos.
−Los leones: prefieren el empleo de la fuerza, y su régimen político suele ser el autoritarismo y la
dictadura.
Para Pareto, el fenómeno históricamente más importante es el de la vida y la muerte de las minorías
gobernantes. Dice: la Historia es un cementerio de aristócratas, la Historia de las sociedades humanas es en
gran parte la Historia de la sucesión de las aristocracias. El fenómeno de las nuevas elites se produce por un
movimiento incesante de circulación, que asciende desde las capas inferiores de la sociedad, se desarrolla,
decae, son aniquiladas y desaparecen.
Dice: toda elite que no está dispuesta a librar batalla para defender sus posiciones, se encuentra en plena
decadencia, y sólo le resta dejar el lugar a otra elite que posea las cualidades viriles que le faltan.
3.3. Los problemas de la DIRECCIÓN y de la CAUSACIÓN del cambio social
La DIRECCIÓN
En las teorías cíclicas de la dirección del cambio se sigue una línea circular: las civilizaciones nacen y
desaparecen después de un periodo más o menos largo de vida.
En las teorías lineales se sostiene que el cambio social sigue una dirección determinada, es decir, un
progreso. La idea del progreso tuvo su punto culminante en el siglo XIX, cuando el optimismo dominaba la
actividad intelectual y científica. Estas teorías lineales que incluyen el progreso contienen una síntesis del
pasado y una previsión del futuro. Una interpretación de la Historia en la que la civilización se mueve en una
dirección definida y deseable hacia la constante mejora de sus condiciones de vida.
Esta dinámica continuará indefinidamente y está destinada a dar solución al problema máximo del hombre:
alcanzar la felicidad algún día. Y en ello radica la fuerza de esta fe laica que sustituye de alguna manera a las
religiones, y que inspira las utopías sociales que han aparecido a lo largo de la Historia.
Sin embargo, la idea del progreso continuo ha sufrido en el s. XX un cierto descrédito al comprobar que los
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avances científicos y técnicos no han impedido, sino que a veces han ayudado a la destrucción masiva y a la
involución de las relaciones entre los pueblos (recuérdense las dos guerras mundiales). De hecho, la dirección
del cambio social sólo puede relacionarse con el concepto de proceso. El proceso indica la idea de
continuidad, en un cambio continuo cuya dirección puede ser el crecimiento o el decrecimiento, el desarrollo
o el retroceso, el progreso o la decadencia.
La CAUSACIÓN
Al tratar de los procesos que dan lugar a cambios sociales, nos encontramos también con el problema de la
causación. Cuáles son las causas que producen el cambio, resumidamente, hemos visto:
Autor
H. SPENCER
A. COMTE
L. H. MORGAN
K. MARX
M. WEBER
O. SPENGLER
A. TOYNBEE
V. PARETO
Causa del cambio social
Evolución natural de lo simple a lo complejo
Progreso el espíritu humano
Factores tecnológicos
Lucha de clases
Racionalización creciente
Tránsito natural de la cultura a la civilización
Ciclo de retos y respuestas a los mismos
Circulación de las elites
Todos estos casos de explicación causal resultan unilaterales (salvo WEBER), al elegir como razón del
cambio un factor dominante en todo el proceso histórico. Actualmente, en la Ciencia Social se considera que
la causación es de carácter múltiple. Es decir, que un cierto número de factores interactúan en la producción
del cambio social. Por ello, hay que afirmar que ninguna teoría del cambio social fundamentada en un factor
único puede dar cuenta del desarrollo social humano.
4. Sociedad de la Infocomunicación
4.1. Basamento Tecnológico
El término sociedad de la infocomunicación trata de relacionar información y comunicación como los
fenómenos tecnológicos que, al unirse, definen el paradigma o modelo de sociedad que se está configurando a
escala mundial. La sociedad de la infocomunicación es aquella que utiliza tanto intensiva como
extensivamente los ordenadores informáticos y las redes telemáticas, es decir, la combinación de
ordenador y red.
Los tres componentes o claves que ponen de manifiesto el éxito del ordenador son: la lingüística, la
operatividad y su alcance social:
• La lingüística: se deriva de la digitalización o capacidad de transformar el lenguaje informativo en un
lenguaje sencillo y universal.
• La operatividad: nos muestra la enorme velocidad de computación que no hace más que crecer
exponencialmente desde el nacimiento del chip o microprocesador en 1.958. Las operaciones que hace años
tardaban días en realizarse, hoy se hacen en segundos, y ese proceso se acelerará.
• Su alcance social: se deriva de la extensión del ordenador personal, que desde su aparición en 1.981
permite que el individuo esté conectado a la red de informatización social.
El carácter esencial de la red telemática es que puede transportar información digitalizada a la velocidad de la
luz. La red se puede considerar en un triple aspecto:
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Primero como infraestructura para la comunicación. Es la telemática.
Segundo, como territorio donde se puede comprar, vender, relacionarse, aprender, etc. Es el ciberespacio.
Tercero, como organización, que sumada a la burocracia y al mercado, genera un nuevo modo de relación
social: la interacción a escala planetaria o aldea global.
4.2. Cultura del conocimiento y de la expresión
El nuevo paradigma tecnológico de la infocomunicación mediatiza la cultura social, recreándola o creando
nuevos modos de pensar, de percibir y de expresar.
Si ordenadores y redes son los vectores tecnológicos de la nueva sociedad, el conocimiento y la expresión
pueden considerarse sus vectores culturales.
Nuevas formas de comunicación han generado nuevas formas de expresión, nuevos valores, una nueva
cultura global. Pero junto a esa nueva forma de comunicación y de expresión comunicativa se está
desarrollando una nueva forma revolucionaria de conocimiento.
Daniel BELL, en su obra El advenimiento de la sociedad postindustrial relaciona como características
esenciales de la nueva sociedad la información¸ la formación y el conocimiento. El conocimiento científico
y tecnológico vertebra a esta sociedad.
La cibernética, como ciencia que estudia el funcionamiento de las máquinas automáticas y la inteligencia
artificial que desarrollan los cerebros electrónicos, son aspectos claves de la nueva tecnología, que
revoluciona el conocimiento y el poder que todo conocimiento comporta.
4.3. La sociedad de la sociedad de la información
La infocomunicación se ha convertido en el principal motor de cambio de las sociedades desarrolladas
contemporáneas. No quiere ello decir que monopolice todas las fuerzas del cambio, pero sí que se está
convirtiendo en el factor hegemónico en la estructura económica y social, pero sólo cuando se haya asentado
plenamente en esa estructura, podrá decirse que nos encontramos de verdad en la nueva sociedad.
Alvin TOFFLER, en su obra La tercera ola describía esta nueva sociedad asegurando que las audiencias
televisivas, radiofónicas, impresas, etc., se fragmentarán. Las cantidades de información disponible crecerán
exponencialmente; el conocimiento científico impulsará un alto ritmo de innovación. La sociedad
interconectada a una red o cerebro mundial experimentará una nueva socialización.
Y. MASUDA, dejándose llevar por un optimismo exagerado, en su obra Computopía nos describe un mundo
ideal y sin conflictos, donde gracias a la nueva tecnología nacerá un nuevo mundo comunitario e informado,
donde la democracia directa y participativa será posible, no sólo por la facilidad de consultar a los ciudadanos
en tiempo real o inmediato, sino por el desarrollo de una sociedad civil, voluntaria, más allá de la sociedad de
clases.
Añade este autor, que esa sociedad clableada e interconectada, de interacción comunicativa global, recuperará
el espíritu de convivencia local, haciendo compatible la sociedad local y global.
Jordi BORJA y Manuel CASTELLS (Sociedad local y global). Castells es un sociólogo de prestigio
internacional, autor también de La era de la información. Economía, sociedad y cultura, más realista que
Masuda, analiza en su trabajo los componentes sociopolíticos y económicos de una sociedad cada vez más
interrelacionada a través de la red digital, y muy especialmente a través de internet. Para él, la era digital
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supone la aparición de una nueva forma de Estado, que llama el Estado red.
Los Estados−nación no controlan ya los flujos de riqueza y de información, ni siquiera los grandes problemas
internacionales. Para tener capacidad de actuar, los Estados tienen que perder soberanía y organizarse en la
red supranacional. Al mismo tiempo, para cimentar su legitimidad interior, los Estados nacionales tienen que
llevar a cabo políticas descentralizadoras, potenciando la gestión local y regional, así como políticas urbanas
tendentes a crear ciudades ecológicas a escala humana.
Juan Luis CEBRIÁN (La red) nos dice que los cambios fundamentales de la nueva sociedad de la información
vienen determinados por la velocidad a la que se producen. La velocidad es lo que convierte al fenómeno en
revolucionario. Muchos cambios en poco tiempo impiden llevar a cabo una evolución ordenada. Parece que la
velocidad de la luz a la que se trasladan películas, datos, imágenes o música por las autopistas de la
información ha hecho desaparecer el tiempo y el espacio. Pero la velocidad es contraria a la reflexión. Por eso
va creciendo una gran sensación de inestabilidad y de caos.
SOCIOLOGÍA
TEMA 7: EL CAMBIO SOCIAL
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