Roj: SAP SE 1839/2014

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Roj: SAP SE 1839/2014 - ECLI:ES:APSE:2014:1839
Id Cendoj: 41091370042014100327
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Sevilla
Sección: 4
Nº de Recurso: 2573/2014
Nº de Resolución: 304/2014
Procedimiento: PENAL - PROCEDIMIENTO ABREVIADO/SUMARIO
Ponente: CARLOS LUIS LLEDO GONZALEZ
Tipo de Resolución: Sentencia
Rollo 2573/2014
Jdo. Instr. Nº 1 de Alcalá de Guadaira
PROA 79/2013
AUDIENCIA PROVINCIAL DE SEVILLA
SECCIÓN CUARTA
SENTENCIA Nº 304/14
MAGISTRADOS: Ilmos. Sres.
DON JOSÉ MANUEL DE PAÚL VELASCO
DON FRANCISCO GUTIÉRREZ LÓPEZ
DON CARLOS L. LLEDÓ GONZÁLEZ
En Sevilla, a seis de junio de dos mil catorce.
La Sección 4ª de la Audiencia Provincial de Sevilla, compuesta por los citados Magistrados, ha visto en
juicio oral y público la causa seguida por delito de agresión sexual contra:
DON Martin , con D.N.I. NUM000 , nacido el NUM001 /1982 en Sevilla, hijo de Ramón y Custodia
, con antecedentes penales, con domicilio en CALLE000 nº NUM002 de Dos Hermanas, en libertad por esta
causa, de la que estuvo privado desde el 16 de septiembre de 2013 hasta el 3 de junio de 2014; le defendió en
el Juicio el Abogado D. José Estanislao López Gutiérrez y le representa el Procurador D. Pedro Gutiérrez Cruz.
DON Victorio , con D.N.I. NUM003 , nacido el NUM004 /1969 en Sevilla, hijo de Jesús Carlos y
de Josefa , con antecedentes penales, con domicilio en CALLE001 nº NUM005 de Alcalá de Guadaira,
en libertad por esta causa, de la que estuvo privado el día 16 de septiembre de 2013 (detención policial); le
defendió en el Juicio el Abogado D. Diego Silva Merchante y le representa el Procurador D. Constantino de
Aquino Molina.
DOÑA Ofelia , con D.N.I. NUM006 , nacida el NUM007 /1976 en Sevilla, hija de Aquilino y de Tarsila
, con antecedentes penales, con domicilio en CALLE001 nº NUM005 de Alcalá de Guadaira, en libertad por
esta causa, de la que estuvo privada el día 16 de septiembre de 2013 (detención policial); la defendió en el
Juicio el Abogado D. Diego Silva Merchante y la representa el Procurador D. Constantino de Aquino Molina.
DON Cirilo , con D.N.I. NUM008 , nacido el NUM009 /1993 en Dos Hermanas, hijo de Evelio
y Custodia , sin antecedentes penales, con domicilio en CALLE002 nº NUM010 de Dos Hermanas, en
libertad por esta causa, de la que estuvo privado los días 16 y 17 de septiembre de 2013 (detención policial); le
defendió en el Juicio la Abogada Dª. Eva Gómez Cunnigham Arévalo y le representa el Procurador D. Manuel
Caro Pradas.
DON Landelino , con D.N.I. NUM000 , nacido el NUM011 /1984 en Sevilla, hijo de Sixto y de Inés ,
con antecedentes penales, con domicilio en CALLE002 nº NUM012 de Dos Hermanas, en libertad por esta
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causa, de la que estuvo privado el día 16 de octubre de 2013 (detención policial); le defendió en el Juicio el
Abogado D. Carlos de Elías Balongo y le representa el Procurador D. Manuel Caro Pradas.
Como acusación particular han intervenido los agentes del Cuerpo Nacional de Policía con números
NUM013 y NUM014 , representados por la Procuradora Dª Rocío López-Fe Moreno y dirigidos por la Letrada
Dª Mª del Carmen Iglesias Alvera.
Ha sido también parte el Ministerio Fiscal, representado por el Ilmo. Sr. D. Norberto Sotomayor Alarcón,
y ponente el Ilmo. Sr. D. CARLOS L. LLEDÓ GONZÁLEZ, quien expresa el parecer de la Sala.
ANTECEDENTES
PRIMERO .- Las actuaciones se iniciaron en virtud de atestado policial, con lo que el Juzgado de
Instrucción al que correspondió incoó las correspondientes Diligencias Previas y, tras practicar las que estimó
esenciales, las transformó en procedimiento abreviado, tramitándose la fase de preparación del juicio oral,
en la cual el Ministerio Fiscal formuló escrito de acusación por delitos de robo en casa habitada y contra la
salud pública, en tanto que la acusación particular lo hizo únicamente por dos delitos de atentado, abriéndose
juicio oral por todos ellos.
SEGUNDO .- El Ministerio Fiscal, en el acto del Juicio Oral celebrado el dos de junio, calificó
definitivamente los hechos como constitutivos de un delito de robo con violencia en casa habitada con arma o
instrumento peligroso, previsto y penado en los arts. 242.2 y 3 del Código Penal , y otro delito contra la salud
publica en su modalidad de sustancias estupefacientes que causan grave daño a la salud prevista en el art.
368 Código Penal , así como una falta de lesiones prevista y penada en el art. 617.1 Código Penal , reputando
autores del primer delito y de la falta a los acusados Martin y Landelino , y del segundo delito a los también
acusados Victorio y Ofelia , apreciando la agravante de reincidencia en Martin , Landelino y Ofelia ,
solicitando que se impusieran las siguientes penas:
1) A Martin :
- por el delito de robo la pena de CINCO AÑOS DE PRISIÓN y accesoria de inhabilitación especial para
el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante la condena.
- por la falta la pena de DOS MESES DE MULTA con cuota diaria de DIEZ euros y aplicación del art.
53 CP en caso de impago.
2) A Landelino las mismas penas señaladas para el acusado anterior.
3) A Victorio por el delito contra la salud pública la pena de CUATRO AÑOS DE PRISIÓN y accesoria
de inhabilitación para el sufragio pasivo durante la condena, así como MULTA de 390 euros.
4) A Ofelia la pena de SEIS AÑOS DE PRISIÓN y accesoria de inhabilitación par el sufragio pasivo
durante la condena, así como MULTA de 585 euros.
Además, se adhirió a la calificación y penas formuladas por la acusación particular en cuanto a la
existencia de dos delitos de atentado y dos faltas de lesiones.
Solicitó por último se impusieran las costas a los acusados, el comiso y destrucción de las sustancias
aprehendidas, así como el comiso y destrucción de los efectos intervenidos en el lugar de los hechos,
concretamente un terminal móvil marca "Hugiga", camiseta y espada.
La acusación particular, en igual trámite, calificó definitivamente los hechos como constitutivos de dos
delitos de atentado y dos faltas de lesiones, reputando tanto a Martin como a Cirilo autores cada uno de
ellos de uno de los delitos y de ambas faltas, sin circunstancias modificativas, solicitando que se impusiera al
primero por el delito la pena de dos años de prisión y por cada una de las faltas dos meses de multa con cuota
de 12 euros, y al segundo las penas de un año y seis meses de prisión por el delito e idénticas multas por
las faltas, interesando así mismo la imposición de las costas, incluidas las de la acusación particular, y que
indemnicen de forma solidaria al Policía Nacional NUM013 en 1.537'54 euros y al Policía Nacional NUM014
en la cantidad de 1485'95 euros.
Las defensas de todos y cada uno de los acusados interesaron su libre absolución, y sólo la defensa
de Martin , por vía de informe y con carácter subsidiario, postuló la apreciación de un delito de resistencia
y una falta de lesiones.
HECHOS PROBADOS
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PRIMERO .- Sobre las 3'50 horas del día 16 de septiembre de 2013 agentes de la Policía Nacional
advirtieron que Martin y otra persona no identificada corrían por la c/ Eugenio Noel, de Alcalá de Guadaira,
iniciando su persecución y logrando interceptar sólo a Martin ya en la calle José María Pemán, momento en
que éste arrojó al suelo una bolsa térmica de color azul conteniendo 16 bolsitas de plástico con una cantidad
neta total de 19,33 grs de una sustancia vegetal de color verde que resultó ser Cannabis Sativa, 5 papelinas de
una sustancia pulverulenta blanca con un peso neto total de 267 mgs que resultó ser cocaína y un envoltorio de
plástico blanco conteniendo 40 mgs netos de heroína, paracetamol y cafeína; todas esas sustancias hubieran
alcanzado en el mercado ilícito un valor total de 195,38 euros.
Momentos antes Martin había estado en el domicilio de Victorio y Ofelia , sito en el nº NUM005 de la
CALLE001 de aquella localidad, muy próximo al lugar en que fue detenido, no constando lo que allí pudiera
ocurrir entre ellos, no constando tampoco cómo pudiera causarse Victorio las erosiones superficiales que
presentaba en región latero-cervical derecha y las que sanó en 4 días sin necesidad de tratamiento médico.
SEGUNDO. - Encontrándose detenido en dependencias policiales y a su petición, Martin fue trasladado
por los agentes del Cuerpo Nacional de Policía NUM013 y NUM014 al Hospital de Valme, a fin de recibir
asistencia médica, y ya al advertir la presencia de su madre en las inmediaciones cuando salía en el patrullero
de la Comisaría, le indicó a gritos hacia dónde lo trasladaban.
Durante el trayecto Martin les decía a los agentes que iban a tener que pedir refuerzos, que era muy
peligroso y que tenía armas de todo tipo; ya en el centro hospitalario, y como quiera que no accedieron a su
petición de salir fuera a fumar un cigarro, llamó chulo, maricón y mierda al agente NUM014 , llegando a decirle
que le iba a pegar un tiro en la cabeza; cuando se dirigían a la sala de radiología, Martin lanzó un cabezazo
con gran violencia al agente que se acaba de mencionar, no alcanzándole, lo que obliga a dichos agentes a
reducirlo arrojándolo al suelo; en ese instante, Cirilo , hermano de Martin que se había desplazado hasta allí
en unión de la madre de ambos, se arroja sobre los agentes propinándoles puñetazos y patadas para tratar
de que soltaran a Martin , logrando que efectivamente los policías se incorporaran del suelo, momento en
que el mencionado Martin también se pone en pie y, pese a estar esposado, se une a Cirilo golpeando
también a los agentes, situación a la que sólo puso fin la intervención de terceros y la ulterior personación
de otros agentes de policía.
El Policía Nacional NUM013 sufrió a consecuencia de los hechos contusiones en miembros superiores
y erosiones varias en brazos y antebrazos, de todo lo cual sanó sin secuelas en 22 días, todos ellos impedido
para sus ocupaciones habituales, no habiendo precisado tratamiento médico o asistencias posteriores a la
primera.
Y el Policía Nacional NUM014 padeció contusiones en cara, cabeza, zona torácica y región dorsal, una
herida inciso-contusa y erosiones en cuello, en ambos brazos y antebrazos, en región torácica, en hombro
izquierdo y en región dorso-lumbar, presentando también dolor con edema a nivel de eminencia tenar de la
mano derecha, de todo lo cual sanó en 7 días, todos ellos impedido para sus ocupaciones habituales, no
habiendo precisado tratamiento médico o asistencias posteriores a la primera y quedándole como secuela
inflamación a nivel de la articulación metacarpofalángica proximal del primer dedo de la mano derecha, con
dolor de intensidad leve al esfuerzo, equiparable a una artritis post- traumática.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO .- Innecesario es recordar que la presunción de inocencia, como regla de juicio que ampara
a los acusados, exige que cualquier condena tenga como soporte una convicción de culpabilidad más allá
de toda duda razonable, racionalmente formada y argumentada de manera convincente a partir de datos
probatorios bien adquiridos; y en el presente supuesto este Tribunal no ha obtenido esa certeza sobre los
hechos nucleares constitutivos de los presuntos delitos de robo y contra la salud pública, persistiendo un
gran vacío probatorio respecto de lo que realmente ocurriera entre todos ellos, lo que nos ha de llevar
necesariamente a un pronunciamiento absolutorio.
El Ministerio Fiscal enumeró diversas fuentes de prueba que, a su decir, permiten alcanzar la conclusión
fáctica que recoge en su escrito de conclusiones elevadas a definitivas, pero la Sala entiende que no tienen
en realidad tal fuerza de convicción al punto de que no llegan a constituir verdadera prueba de cargo. Así,
mencionó en primer lugar la testifical de los agentes del patrullero que detuvieron a Martin , pero lo cierto es
que los mismos tan sólo declararon que salieron tras él al verlo correr en hora y lugar que permitían sospechar
algo irregular, que se les escapó otra persona que también corría, que unos supuestos testigos -que no han
sido examinados en el plenario- dijeron que acababan de robar en una casa y que arrojó al suelo una bolsa
con la droga -aunque curiosamente a Martin no se le acusa de delito contra la salud pública-, es decir, nada
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que permita afirmar ni de lejos quienes fueren los propietarios de la sustancia estupefaciente intervenida ni
que otros acusados se la arrebataran tras acceder violentamente a su domicilio e intimidarlos.
Por esas mismas razones y de forma más contundente si cabe, tampoco puede erigirse en prueba
de cargo el hecho objetivo reflejado en el atestado de que el Sr. Martin fuera detenido portando una bolsa
con cierta cantidad, no muy elevada, de droga, pues persiste la duda acerca de la procedencia de tales
sustancias, quien fuere su auténtico propietario y el destino que tuviera pensado darle, resultando llamativo que
las pequeñas cantidades intervenidas ni siquiera superan las ordinariamente destinadas al propio consumo
por un consumidor habitual, por lo que existe un mayor vacío probatorio si cabe respecto de ese elemento del
tipo pues nada permite sostener que los Sres. Victorio y Ofelia , caso de ser sus propietarios, pensaran
destinarlas al tráfico, propósito que sin embargo la acusación descarta en el acusado en cuyo poder fueron
intervenidas las drogas, pues no formula acusación por tal delito.
Se invocan igualmente como prueba de cargo las anteriores declaraciones de los distintos coimputados
en las que recíprocamente se incriminaron, los unos por el pretendido robo y los otros por dedicarse a la
venta de drogas, pero al respecto y como recuerda la recentísima sentencia del Tribunal Supremo nº 421/14,
de 16 de mayo , es doctrina consolidada del Tribunal Constitucional (sentencia 68/2010, de 18 de octubre )
que " la posibilidad de tomar en cuenta declaraciones prestadas extramuros del juicio oral no alcanza a las
declaraciones prestadas en sede policial. Al respecto, ya en la STC 31/1981 afirmamos que dicha declaración,
al formar parte del atestado tiene, en principio, únicamente valor de denuncia, como señala el art. 297 de
la LECrim , por lo que, considerado en sí mismo, el atestado se erige en objeto de prueba y no en medio
de prueba, con el resultado de que los hechos que en él se afirman por funcionarios, testigos o imputados
han de ser introducidos en el juicio oral a través de auténticos medios probatorios ", concluyéndose de forma
contundente que " en la STC 79/1994 , ..., manifestamos que 'tratándose de las declaraciones efectuadas ante
la policía no hay excepción posible. Este Tribunal ha establecido muy claramente que "las manifestaciones
que constan en el atestado no constituyen verdaderos actos de prueba susceptibles de ser apreciados por los
órganos judiciales' ( STC 217/1989 ). Por consiguiente, 'únicamente las declaraciones realizadas en el acto
del juicio o ante el Juez de Instrucción como realización anticipada de la prueba y, consiguientemente, previa
la instauración del contradictorio, pueden ser consideradas por los Tribunales penales como fundamento de
la sentencia condenatoria' ".
Descartadas las declaraciones policiales, tampoco las prestadas en sede judicial durante la fase de
instrucción pueden reputarse eficaces a esos efectos; la propia sentencia del Tribunal Constitucional antes
mencionada ha " condicionado la validez como prueba de cargo preconstituida de las declaraciones prestadas
en fase sumarial al cumplimiento de una serie de presupuestos y requisitos que hemos clasificado como:
a) Materiales: que exista una causa legítima que impida reproducir la declaración en el juicio oral.
b) Subjetivos: la necesaria intervención del Juez de Instrucción.
c) Objetivos: que se garantice la posibilidad de contradicción, para lo cual ha de haber sido convocado
el Abogado del imputado, a fin de que pueda participar en el interrogatorio sumarial del testigo.
d) Formales: la introducción del contenido de la declaración sumarial a través de la lectura del acta en
que se documenta, conforme a lo ordenado por el art. 730 LECrim , o a través de los interrogatorios, lo que
posibilita que su contenido acceda al debate procesal público y se someta a confrontación con las demás
declaraciones de quienes sí intervinieron en el juicio oral ".
Ningunas de esas exigencias se cumplen en el caso de autos, no ya sólo porque es cuestionable que
el ejercicio del derecho a no prestar declaración pueda interpretarse como causa legítima que autorice a
acudir a la declaración de un coimputado prestada en fase de instrucción, sino también y sobre todo porque
para su práctica no fueron citados los Letrados de quienes ya habían resultado igualmente imputados desde
el atestado inicial, impidiéndoles así la defensa por vía de la debida contradicción acerca de extremos tan
relevante como los móviles que alimentaran esas acusaciones de quienes habían sido instruidos de que no
estaban obligados a decir verdad, sin olvidar por último que tampoco fueron formalmente introducidas aquellas
declaraciones en el plenario -no se hubiera podido, en realidad, por esa irregularidad formal evidente-.
El último de los indicios o elementos probatorios que mencionó el Ministerio Fiscal fue el informe de
ADN obrante a los folios 685 y siguientes de las actuaciones, pero amén del escaso significado que por sí solo
tendría dicha pericia, lo cierto es que no consta con las mínimas garantías el momento o lugar en que fuera
recogida la espada de la que se toma la muestra luego identificada, pues la misma fue entregada a la Policía
por Victorio -supuesta víctima del robo- horas después de ocurridos los hechos (vid. folio 61 de la causa)
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afirmando haberla recogido en la calle (sin más explicaciones), de tal modo que aun aceptando que en la
empuñadura hubiera una mezcla de perfiles de ADN a la que hubiera contribuido el acusado Landelino , ello no
implica ni permite suponer que por esa sola razón hubiere participado en un supuesto robo de cuyo desarrollo
nada se sabe y en el que ni siquiera consta que interviniera o se utilizara de algún modo esa concreta espada.
Obligada conclusión de los anteriores razonamiento es la absolución de Martin y Landelino por el
supuesto delito de robo del que venían acusados, así como también de Victorio y Ofelia respecto de delito
contra la salud pública de que a su vez venían acusados, pues así deriva de las reglas de enjuiciamiento
al principio enunciadas y de las garantías que deben presidir el proceso penal de un Estado democrático
de Derecho; como ha dicho el Tribunal Constitucional en múltiples ocasiones, el acusado llega al juicio
como inocente y sólo puede salir de él como culpable si su primitiva condición es desvirtuada plenamente a
partir de las pruebas aportadas por las acusaciones, carga probatoria que en el presente no han solventado
positivamente, desde luego no hasta el punto de permitir a este tribunal afirmar su culpabilidad "más allá de
toda duda razonable" ( STC nº 81/1998 ).
SEGUNDO .- A distinta conclusión hemos de llegar respecto del violento acometimiento físico por parte
de Martin y Cirilo a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que custodiaban al primero, por encontrarse
detenido, en el Hospital de Valme y que, en consecuencia, se encontraban en el ejercicio de las funciones
propias de su cargo, los cuales llegaron a sufrir leves menoscabos físicos.
A esa resultante fáctica llegamos teniendo en cuenta que ambos agentes de Policía fueron
contundentes, claros y contestes al relatar en el juicio cómo desde el primer momento Martin observó
una conducta verbal harto agresiva que derivó en el acometimiento físico ya en el centro hospitalario, y
cómo también su hermano Vidal , que se había desplazado hasta allí, hizo lo propio acometiendo a tales
Policías precisamente cuando estos tenían ya reducido a Martin en el suelo, logrando que hubieran de
ocuparse de él, lo que permitió a Martin incorporarse y nuevamente golpear a los agentes; tal versión de los
Policías viene confirmada por los respectivos partes médicos e informes del Forense, que describen lesiones
plenamente compatibles con aquel relato incriminatorio, sin olvidar por último que los propios acusados
admiten la producción de un cierto incidente - Cirilo incluso acepta que llegó a empujar a los agentes para
que soltaran a su hermano- y ni siquiera dan una explicación razonable de lo que pudiera haber ocurrido, pues
ningún sentido tiene que unos policías de custodia decidan inopinadamente golpear a un detenido en un lugar
público como un hospital al que lo han trasladado para recibir asistencia.
Tales hechos, en la forma en que se han declarado probados, son constitutivos de un delito de atentado
contra agente de la autoridad previsto y penado en los artículos 550 y 551.1 del Código Penal, así como de
dos faltas de lesiones del artículo 617 del mismo Código . Ninguna cuestión hay respecto de la condición de
funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que se encontraban de uniforme en el ejercicio de las funciones
propias de su cargo, sin que la Sala albergue tampoco ninguna duda en el ámbito subjetivo pues ambos
acusados eran conscientes de esa condición de agentes y el propósito de su proceder no era sino perturbar el
normal funcionamiento del servicio público que prestaban al tiempo que comprometían el principio de autoridad
encarnado en los agentes; como señala la sentencia del Tribunal Supremo de 25-10-2002 , " acometer equivale
a agredir y basta para que tal conducta se dé con una acción directamente dirigida a atacar a la autoridad,
a sus agentes o a los funcionarios, como sucede, entre otros casos, cuando se les empuja fuertemente,
se les propina un puñetazo o una bofetada ", por lo que obviamente el proceder de los acusados colma
sobradamente la descripción típica, al punto de que llegaron a causarles los menoscabos físicos que quedan
descritos en los hechos probados, causación deliberada de menoscabos físicos a los agentes que debe ser
también sancionada como sendas faltas de lesiones del artículo 617.1 del Código Penal , atendido su resultado
y que no precisaron para su curación más que la primera asistencia facultativa.
No podemos aceptar la tesis de la defensa de Martin de degradar los hechos a resistencia y, menos aún,
a una falta de desobediencia; como enseña la reciente sentencia del Tribunal Supremo de 16 diciembre 2013 ,
en el art. 556 C.P . se contemplan la resistencia activa no grave, la resistencia pasiva grave y la desobediencia
grave, en tanto que la resistencia pasiva no grave y la desobediencia también calificada de no grave integrarían
la correspondiente falta, de tal modo que la eventual resistencia torna en atentado cuando se produce una
conducta activa de enfrentamiento y empleo de fuerza física, sin que sea necesario siquiera que se traduzca
en agresión, por lo que obviamente el proceder de ambos acusados tal y como queda expuesto se incardina
de lleno en el artículo 550 del Código Penal , pues incluso se produjeron agresiones físicas a los agentes,
produciéndoles lesiones, sin que existiera ni se invoque siquiera formalmente ninguna extralimitación de los
agentes, menos aún que pueda ser tildada de "notoria", ya que primero el detenido y después el hermano
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acometieron violentamente a los Policías, que no tuvieron más remedio que repeler esos comportamientos
agresivos y violentos de los acusados.
Por último hemos de aclarar que la acusación particular acusó a cada uno de los procesados por un
delito de atentado (pero no por dos delitos en función del número de sujetos pasivos, como llegó a plantearse
la defensa, lo que no podría aceptarse), y así se comprueba simplemente advirtiendo la petición de una única
pena a cada uno de ellos, y aunque carezca de toda repercusión penológica o práctica, lo cierto es que
la Sala estima técnicamente más adecuado apreciar un solo delito de que son autores ambos acusados,
entendiendo que Cirilo se une e incorpora al delito cuya ejecución ha iniciado ya su hermano Martin , por lo
que ambos contribuyen causalmente en los términos del artículo 14.3 del Código Penal , entendiendo como
tal toda aportación que haya posibilitado, facilitado, intensificado o asegurado la realización del tipo penal.
Los hechos son, además, constitutivos de dos faltas de lesiones del artículo 617.1 del Código Penal ,
atendido el resultado lesivo producido en los agentes, siendo ambos acusados coautores de cada una de
las faltas.
TERCERO. - En el expresado delito no concurren circunstancias modificativas de la responsabilidad
criminal. La defensa de Cirilo habló en su informe de la atenuante de obcecación, pero en realidad debía estar
pensando en el arrebato, pues así como este es considerado una circunstancia emocional, fulgurante y rápida,
la obcecación se viene describiendo como mas pasional, de aparición más lenta pero de mayor duración.
Enseña la Jurisprudencia que tal atenuante precisa para su estimación que haya en su origen un
determinante poderoso de carácter exógeno o exterior y de entidad suficiente para desencadenar un estado
anímico de perturbación y oscurecimiento de sus facultades psíquicas con disminución de las cognoscitivas
o volitivas del agente, de modo que sin alcanzar la cualidad propia del trastorno mental transitorio completo
o incompleto, exceda del leve aturdimiento que suele acompañar a ciertas infracciones; por ello, el estímulo
ha de ser tan importante que permita explicar (que no justificar) la reacción concreta que se produjo, de
modo que si la reacción es algo absolutamente discordante por exceso notorio, respecto del hecho motivador,
no cabe aplicar la atenuación, pues el derecho no puede amparar reacciones meramente coléricas, Y eso
es precisamente lo que ocurre en las presentes, pues no existe estímulo suficiente como para provocar el
disturbio emocional que se pretende por la defensa, pues no puede tenerse por tal la adecuada respuesta de
los agentes de Policía a la agresión procedente del detenido al que custodian, y desde luego la reacción es
desproporcionada al agredir violentamente a ambos agentes. En consecuencia, no cabe apreciarla.
CUARTO. - En trance de individualizar las penas, el artículo 551 del Código Penal establece para el
delito de atentado a que nos venimos refiriendo una pena de prisión de uno a tres años, no apreciándose
circunstancias modificativas de la responsabilidad, lo que conforme al artículo 66.1.6ª del Código Penal permite
recorrer toda la extensión atendiendo a las circunstancias personales del delincuente y a la mayor o menor
gravedad del hecho. Desde esa óptica, la conducta de Martin debe reputarse más grave en la medida en que
comienza a insultar e incluso intimidar a los agentes ya desde el comienzo de su traslado al hospital, siendo
el que inicia la conducta típica a la que luego se sumó su hermano Cirilo , por lo que estimamos adecuada
la pena de un año y tres meses, pena que respecto del segundo acusado se fija en el mínimo legal. Ese
mínimo legal se impone para ambos acusados en las faltas, por ser similar su contribución y leve el resultado
producido, estableciendo además la cuota en seis euros atendido que no se trata de personas indigentes;
procede también imponer, conforme a lo dispuesto en el artículo 56 del Código Penal , la pena accesoria de
inhabilitación especial del derecho de sufragio pasivo durante la condena.
QUINTO .- Toda persona criminalmente responsable lo es también civilmente ex artículo 116 del Código
Penal por los daños y perjuicios que deriven de su acción. Realmente en el presente la cuestión no ha sido
objeto de verdadero debate, entendiendo el Tribunal que pese a que se trata de una conducta dolosa cabe
acudir a la orientadora aplicación de la Resolución de 5 de marzo de 2014, de la Dirección General de Seguros
y Fondos de Pensiones, por la que se publican las cuantías de las indemnizaciones por muerte, lesiones
permanentes e incapacidad temporal, que resultarán de aplicar durante 2014 el sistema para valoración de
los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación, pues lo cierto es que por razones
incluso de seguridad jurídica el daño corporal es uno y el mismo cualquiera que sea su etiología, por más
que en los menoscabos causados de forma intencionada es razonable incrementar ligeramente las cuantías
resultantes por razón del plus de aflicción que precisamente supone ese origen doloso para la víctima; así,
cada uno de los días impeditivos se valoran a razón de 58,41 euros y la secuela del Policía Nacional NUM014
debe valorarse en un punto; de este modo, al agente NUM013 le corresponderían 1413 euros por los días
impeditivos una vez aplicado el 10 % de factor de corrección por perjuicios económicos, cantidad que elevamos
hasta los 1.500 euros por el plus de aflictividad que supone la causación dolosa de las lesiones; y el Policía
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Nacional NUM014 le corresponderían 449 euros por los días impeditivos y 789 euros por la secuela, lo que
incrementado en el 10 % del factor de corrección mencionado totalizan 1361 euros, que por esa misma razón
de la mayor aflictividad de su origen intencional elevamos también a 1.450 euros, daño corporal al que habrán
de sumarse los 52,60 euros de los daños materiales por rotura de los cristales de las gafas..
SEXTO .- El responsable de un delito está obligado a pagar las costas del juicio, tal como establece el
art. 123 del Código penal , lo que obliga a distribuirlas proporcionalmente entre los acusados en atención a los
delitos que han sido objeto de acusación y condena, pues deben declararse de oficio las correspondientes a las
absoluciones, incluyendo la condena las correspondientes a la acusación particular, cuya actuación no puede
reputarse superflua, inútil o perturbadora sino, por el contrario, proporcionada y casi necesaria respuesta al
proceder del acusado, siendo precisamente dicha acusación la única que formuló inicialmente acusación por
el delito de atentado.
Vistos los preceptos legales citados, concordantes y demás de general y pertinente aplicación, es por
lo que
FALLAMOS
Que debemos absolver y absolvemos libremente a los acusados DON Martin y DON Landelino
del delito de robo en casa habitada de que venían acusados en esta causa.
Que debemos absolver y absolvemos libremente a los acusados DON Victorio y DOÑA Ofelia del
delito contra la salud pública de que venían acusados en esta causa.
Declaramos de oficio cuatro sextas partes de las costas causadas.
Debemos condenar y condenamos a DON Martin , como autor penalmente responsable de un delito
de atentado a agente de la autoridad, ya definido y circunstanciado, a la pena de UN AÑO Y TRES MESES
DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación especial del derecho de sufragio pasivo durante la condena, y
como autor penalmente responsable de dos faltas de lesiones a las penas de UN MES DE MULTA por cada
una de ellas A RAZÓN DE SEIS EUROS DE CUOTA DIARIA , con la responsabilidad personal subsidiaria
de un día de privación de libertad por cada dos cuotas diarias no satisfechas, condenándole igualmente al
pago de una sexta partes de las costas.
Debemos condenar y condenamos a DON Cirilo , como autor penalmente responsable de un delito
de atentado a agente de la autoridad, ya definido y circunstanciado, a la pena de UN AÑO DE PRISIÓN,
con la accesoria de inhabilitación especial del derecho de sufragio pasivo durante la condena, y como autor
penalmente responsable de dos faltas de lesiones a las penas de UN MES DE MULTA por cada una de
ellas A RAZÓN DE SEIS EUROS DE CUOTA DIARIA , con la responsabilidad personal subsidiaria de un
día de privación de libertad por cada dos cuotas diarias no satisfechas, condenándole igualmente al pago de
una sexta partes de las costas.
Por vía de responsabilidad civil DON Martin y DON Cirilo indemnizarán conjunta y solidariamente
al agente de Policía Nacional número NUM013 en la cantidad de MIL QUINIENTOS EUROS (1.500 €) y
al agente de Policía Nacional NUM014 en la cantidad de MIL QUINIENTOS DOS EUROS CON SESENTA
CÉNTIMOS (1.502,60 euros), cantidades que devengarán los intereses prevenidos en la Ley de Enjuiciamiento
Civil.
Decretamos el comiso de la droga intervenida, que será destruida en lo que no lo hubiere sido ya,
decretándose así mismo el comiso y destrucción del teléfono móvil, camiseta y espada intervenidos.
Para el cumplimiento de las penas privativas de libertad se abonará el tiempo de detención y prisión
provisional.
Así por esta nuestra sentencia, contra la que cabe recurso de casación a preparar ante este mismo
Tribunal en plazo de cinco días a contar desde la última notificación, definitivamente juzgando lo pronunciamos,
mandamos y firmamos.
Publicación.- La anterior sentencia ha sido publicada por el Magistrado Ponente en el día de la fecha.
Doy fe.
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