LOS ÓRDENES EN LA FAMILIA INTRODUCCIÓN Aquel que conoce los órdenes de la familia puede desplegarse en su familia de origen. También puede, en el momento oportuno, desligarse de ella para formar su propia familia y asumir la responsabilidad por ésta. Este capítulo es una introducción a los órdenes del amor y muestra cómo la familia, conociendo esos órdenes, puede encarar incluso situaciones difíciles y golpes del destino. El derecho de pertenencia Quiero decir algo más sobre el orden en las familias. En los sistemas familiares reina en la profundidad una ley fundamental. Lo que exige esta ley se ve a través del efecto. La ley dice: Todo aquel que pertenece tiene el mismo derecho a pertenecer. Cada uno, incluso los muertos. Porque los muertos no se salen del sistema, están presentes de una manera especial. Cuando los muertos fueron excluidos u olvidados y luego son nuevamente integrados a la familia, los demás lo viven como plenitud. Cuando están todos, los vivos se sienten plenos y al mismo tiempo libres. ¿Quiénes pertenecen al sistema familiar? También quiero decir quiénes pertenecen al sistema familiar, es decir a quiénes también se refiere la plenitud. A la familia pertenecen los hermanos, vivos y muertos, los padres y sus hermanos, también aquí los vivos y los muertos. Y pertenecen los abuelos, a veces incluso algún bisabuelo, pero rara vez. Cuando una bisabuela murió en el parto siempre pertenece. Y pertenecen todos aquellos que hicieron lugar para otro en el sistema, por ejemplo un marido anterior o una mujer anterior de los padres o los abuelos. Si todos ellos son reconocidos y yo les doy un lugar honroso en mi corazón, yo me siento pleno. Así al mismo tiempo soy liberado de las cadenas del sistema. Ya no me encadena nada pendiente de solución. Los miembros de la familia me acompañan como una fuerza buena, pero ya no estoy atado a nada grave. Así entonces me puedo incorporar. A menudo alguien también se siente atado a otros y debe concederles un lugar en su corazón, por ejemplo compañeros de infortunio que fallecieron. Eso se puede ver en los sobrevivientes del holocausto frente aquellos que murieron, pero también en soldados frente a sus compañeros caídos y frente a los enemigos caídos. Y se ve en los asesinos frente a sus víctimas. Tomar a los padres Un hijo sólo puede sentirse bien consigo mismo si ha tomado a ambos padres. Tomado, dije. Eso significa los tomo tal como son y los respeto tal como son, sin querer otra cosa o desear otra cosa. Exactamente tal como son están bien. Aquel que ha tomado a los padres de esa manera está bien consigo mismo, se siente completo, en él ambos padres están presentes con toda su fuerza. Algunas personas piensan que tomando a sus padres también les llegan las cualidades malas. Todavía no lo he visto nunca. La persona que toma a sus padres siempre tiene toda la fuerza de ellos, y lo que infunde miedo en el destino de los padres, por ejemplo de que la madre está enferma, en ese caso ya no tiene importancia. Es como que hubiera desaparecido. Los padres no pueden elegir qué es lo que le dan a sus hijos y los hijos no pueden elegir lo que toman de los padres. No pueden quitar algo de lo que los padres les han dado ni pueden agregar algo, porque los hijos son sus padres. La persona que lo reconoce así está en sintonía con algo grande. Padre e hijo El padre siempre está presente en el hijo. Si yo rechazo a su padre, con eso rechazo también al hijo. El hijo lo percibe y queda partido. No puede completarse. La vida es más grande que los padres. Muchas dificultades surgen porque alguien trata a la madre o al padre como si ellos dieran la vida. Como que, por así decirlo, estuviera en manos de los padres dar la vida, de que la tienen y la dan. Eso en realidad es un concepto loco. A menudo impide poder desprenderse de los padres. Mirar a la distancia, al lugar desde el cual la vida viene de lejos, por un lado quita poder a los padres y libera al hijo para tomar plenamente la vida de ellos, tal como a través de los padres le llega a él. Por el otro lado este proceso a los padres les da más dignidad porque están integrados en una larga cadena de generaciones hasta aquí. Eso libera a ambos, tanto a los padres como al hijo. Tomar la vida de ese modo es un acto religioso. Es como inclinarse y luego tomarla. En ese instante renuncio a todo reproche hacia mis padres. Lo que haya existido de culpa o inocencia, ya no es importante. Esos actos profundos solamente se logran partiendo de una actitud de respeto ante el secreto de la vida. En cambio, si yo le hago reproches a los padres, trato a la vida como si yo pudiera manejarla según mi agrado o como si pudiera pagar por ella, por ejemplo mediante una enfermedad. En los casos en los que esta entrega a la grandeza de la vida es negada, la terapia no puede ayudar. Estaría moviéndose como en un círculo. Los órdenes del amor entre padres e hijos Quiero decir algo acerca de órdenes del amor entre padres e hijos. El hijo recibe la vida de sus padres y toma a sus padres y a la vida de ellos con amor. Ese es el orden. Lo que hacen los padres más allá de eso, por ejemplo como aquí que evidentemente estaban tan vinculados a sus familias de origen que no podían ocuparse del hijo propio y que no podían respaldarlo plenamente, y que a sus padres les hayan permitido prohibir el matrimonio, eso es culpa de los padres. Eso deben llevarlo los padres. Un hijo no debe inmiscuirse ahí. A la paciente Eso es lo que se quiere decir cuando se te pide que al padre y a la madre le digas: "Permito que sigas tu camino". De esa manera toda la responsabilidad queda con ellos. Tú has recibido lo esencial de ellos. Hubo otros que se ocuparon de ti, por ejemplo el futuro marido de tu madre y tus hermanos. Te ubicas entre ellos. Es un gran regalo para ti que ellos estén. A tus padres se los entregas a su destino. De ese modo también demuestras tu respeto por ellos. Y así estás libre. Si ahora tú estás bien, le alivias la carga a tus padres. Eso sería una señal adicional del amor hacia tus padres, que te permitas estar bien, por ejemplo sanándote y que estés mejor. De esa forma los padres ya no necesitan tener una mala conciencia. Bibliografía Hellinger, Bert. El manantial no tiene que preguntar por el camino. Edit Alma Lepik. 2007