N.° 106. TOMO in.=1836. Jueves 9 de Jimio, rs 089 Se publica todos los jueves, y se suscribe en Madrid en el despacho de la Imprenta Real, y en las provincias en todas las Administraciones de correos de la Península é Islas adyacentes* Él precio de la suscripción en Madrid será de 28 rs. por trimestre, y en las provincias, franco de porte, 34 rs. La redacción se halla en el despacho de la Imprenta Real, á donde se dirigirán iodos los avisos, comunicados y reclamaciones, teniendo entendido que no serán admitidos sino francos de porte. Como la redacción es responsable de cuanto publique, se hace necesario que los artículos comunicados vengan firmados, aunque si se pide por el interesado no se publicará la firma; y que sean remitidos por el conducto de personas conocidas en esta Corte los que por su naturaleza exijan mayores garantías. . , RESUMEN. MEDICINA PRACTICA. Del histerismo y de sus indica- ciones terapéuticas.=T£aAP£UTJCA. Curación de una peritonitis puerperal con las fricciones mercuriales, por el doctor don Pedro Alcántara de Gúzman.==SoLre el uso de las aguas medicinales de Trillo (manantial de la Piscina) en las enfermedades herpclicas, por el doctor don Mariano José González y Crespo, médico director por S. M. de este Real establecimiento. —Real academia de Medicina y Cirujia de Barcelona. Adjudicación de uno de ios dos premios ofrecidos en el próximo pasado año por dicha Real academia, y anuncio de los programas que »erán objeto de iguales premios en el corriente de i 8 3 6 . = REORGANIZACIÓN MÉDICA. Exposición hecha por los facultativos de la provincia de Barcelona sobre la contribución impuesta á su clase.=SociEDAD MÉDICA GENSRAL DE SOCORROS MUTUOS. Descripción de la Pa- tente de socio y de los sellos de la Sociedad. Medicina práctica. Del histerismo y de sus indicaciones terapéuticas. Poco importaría que la etimología hiciese del histerismo una afección del útero, sino existiesen todavía en la mente de muchos prácticos vestigios de esta hipótesis. Ya no se'dice que el útero es un animal rabioso en otro animal mas rabio- so todavía; tampoco se cree ya que este órgano sube hasta la garganta de las enfermas y las ahoga; ni ya se oye repetir mas que es como un individuo aparte, que goza de una vida particular dentro de la muger viva, que tiene sus apetitos, sus afecciones y sus antipatías; pero aun no es raro en el día hacer'uso en ¡a curación del histerismo de los remedios aconsejados en virtud de estas ideas extravagantes, y aun en obras modernas se encuentran todavía disertaciones sobre las relaciones del histerismo con el útero. • Tan difícil es el desterrar la preocupación una vez admitida! Es verdad que esta afección es mas común en las mujeres que en los hombres, que los accesos se renuevan fácilmente en las épocas de la menstruación, que estallan en la edad de las pasiones, que principian á la edad de la p u bertad y que son mas frecuentes en la edad c r í tica ; pero no por esto debe concluirse que él útero es el asiento de la enfermedad. La reflexión sola de que hay muchos hombres histéricos bastaría para destruir tal suposición. No siendo, pues, el útero, como no lo es, el asiento ni íá causa esencial de esta enfermedad singular, veremos cual es. Las enfermedades no se definen, sino que se describen, y por lo tanto veamos cuáles son los fenómenos propios de la enfermedad á que se ha dado él nombre de histerismo. Se califican de histéricos muchos accidentes de estados patológicos bien diferentes unos de otros y que algunas veces parecen pertenecer á la misma enfermedad, únicamente porque se desarrollan en el mismo sugeto y porqtíe se les ve s u plirse y reemplazarse unos á otros coii la mayor facilidad. Por ejemplo, una señora sé ve atacada de sofocaciones repentinas que la acometen sin motivo apreciable, y que desaparecen después de haberla fatigado por algún tiempo; experimenta dolores mas ó menos intensos, casi siempre movibles, sin acumulación de materia y sin irritación; tiene accesos de risa sin motivo, de llorar ó de bostezar, unas veces sin accidente a l guno precursor, y otras al contrario precedidos de alteraciones diferentes en las funciones, y cuyos accesos parecen como la crisis; con tal que estos accidentes se repitan á épocas más ó menos distantes, dejando entre la renovación de Ids ataques un espacio de tiempo mas ó menos largo de buena salud, se dice que hay histerismo, sobre todo cuando á todo esto se reúne que el sügeto es sensible, irritable, débil de constitución, y de una moral fácil de exaltarse. Con la misma palabra se designan también aquellos sofocos particulares acompañados de convulsiones á los que están expuestas las mujeres, y que pasado el acceso dejan un estado particular de todas las funciones ó apenas tin poco de languidez ó de exaltación eti una de ellas, d bien afee- :r eioncs de apariencia muy diferente y que sirven como de bosquejo á los accidentes propiamente histéricos. Algunas veces resulta simplemente del acceso que acaba de pasar una especie de fatiga ó .de dolor en los miembros; pero en general es,;4os grandes accesos son seguidos de una mejor/a general, y parece que es una crisis en algún moda necesaria para poner término á la incomodidad que atormenta á casi todos estos enfermos muchos días antes. Las sofocaciones histéricas por lo demás no atacan siempre del mismo modo en los mismos individuos : unas veces se presentan después de una afección moral sin que nada las haya anunciado; otras veces no se observan sino después de muchos dias de diferentes incomodidades de que hemos hablado; otras son simples las sofocaciones, es decir, que los pacientes creen sofocarse ó ahogarse sin otra sensación que la constricción de la garganta , y otras al contrario tienen la sensación de una Lola que del epigastrio, y no del vientre, sube á la garganta y obstruye la laringe. Esta sensación suelen también percibirla los hombres. Por último, las nías veces adquieren formas tan extrañas é imitan tantas enfermedades que puede engañarse el práctico sino pone gran cuidado. Entonces se hace un proteo el histerismo, cuyo curso es imposible describir y aun prever todas las formas; felizmente en la incerlidumbre en que puede hallarse el práctico, no deja de descubrirle casi siempre una observación atenta la verdadera naturaleza de la enfermedad ó de los accidentes; así que es raro que el histerismo adquiera en un primer acceso la forma de otra enfermedad ; casi siempre cuando sucede esto la enfermedad dura ya mucho tiempo y se ha manifestado muchas veces con caracteres no dudosos: la existencia de un histerismo anteriormente bien reconocido basta para poner en cuidado al médico. Sin embargo, como una persona histérica puede, lo mismo que otra cualquiera, ser acometida de tal ó tal afección enteramente independiente de su estado histérico, no basta el conocimiento de este antecedente para formar un diagnóstica seguro ; pero examinando de cerca los síntomas presentados por el enfermo se observa, cuando los accidentes dependen del histerismo, alguna cosa extraordinaria ó no acostumbrada para la enfermedad que podría suponerse ; faltan muchos síntomas fundamentales, se manifiestan otros nuevos que no la pertenecen, las lesiones funcionales y las anatómicas que podrían admitirse no se corresponden, y el curso de los accidentes, su sucesión , su intensión y su duración no son lo que les haria suponer la afección presumida. Además, casi siempre, menos la función que parece afectada cuando hay histerismo , todas las demás se conservan con una integridad casi completa y como si no existiese la enferme- dad. Así es que las funciones de relación existen todavía cuando Los funciones individuales y orgánicas faltan, y recíprocamente; la constitución del enfermo y ?u estado genera! parecen sufrir poco ó nada, mientras que sería muy diferente si ¡a enfermedad fuese realmente lo que parece. Finalmente, esta advertencia (que ponemos en último lugar porque no se puede hacer sino al fin y cuando el error del médico hubiera podido ya hacer el mayor mal) es de la mayor importancia ; á saber, que después de una medicación mayor ó menor, y generalmente corta, se disipan completamente los accidentes, ó bien trasportándose rápidamente á olra parte simulan en algún modo otra espocie de enfermedad , aunque siempre con modificaciones mas ó menos grandes en los síntomas. No es posible engañarse ya cuando el histerismo se presenta con todos los caracteres que acabamos de designarle. Esta enfermedad, ó para hablar con mas propiedad, este estado morboso no consiste solamente en convulsiones con sofocos que repiten por accesos mas ó menos frecuentes y de un modo casi siempre idéntico, sino que el histerismo debe considerarse de un modo mas general. Consiste en todos los accidentes que acaban de describirse , porque todos estos accidentes se sostienen y deben referirse, no á la presencia y á la acción de tal ó tal órgano, sino á un estado particular de todo el sistema. La primera de estas dos aserciones propende á dar una idea dei histerismo mas justa y conforme á lo que se ve en la práctica , y la que no se tiene generalmente separando ciertos accidentes histéricos de todos los demás para hacer de ellos una enfermedad aparte ; la segunda contiene todas las verdaderas bases do las indicaciones terapéuticas relativas á la enfermedad de que tratamos. Insistiremos sobre una y otra. La primera es incontestable para cualquiera que haya observado personas histéricas. Hay bien pocas personas de estas que en sus accesos no presenten ejemplos de casi todo lo que hemos dibho. Solamente es necesario notar que las convulsiones son mucho menos comunes en los hombres histéricos que en las mujeres, y ademas que estas convulsiones son menos comunes también en las histéricas fuertes que en las débiles. Las afecciones histéricas son poco comunes entre las mujeres de campo y mucho en las grandes poblaciones; y hay pocos médicos á quienes su práctica no haya. presentado ocasión de probar la conexión de todos los accidentes de que hemos hablado. Se les ve suplirse , reemplazarse y sucederse unos á otros en la misma persona, y por decirlo así, en cada acceso de ¡a misma persona como si estuviesen incesantemente en posibilidad de parecer y los accesos no fuesen, por decirlo así, mas que la manifestación de esta potencia ó la exageración del estado habitual del s.ugeto. En cuanto á la segunda proposición ó la que (267) niega la locah'zacion de los accidentes histéricos, esta parece menos fácil de demostrar, y es bien sabido que nada hay mas difícil que luchar con buen éxito contra las preocupaciones antiguas y nuevas, y á las cuales defienden la admiración supersticiosa de lo pasado y el entusiasmo fanático de lo presente. Sin embargo, atrevamonosá preguntar: ¿dónde se podría poner el asiento del hislerismo para colocarle en un órgano? La mayor parte de los prácticos responderá que en el útero; pero estando como están los hombres sujetos también á esta enfermedad, será , pues, necesario suponer en ellos un estado de los órganos genitales análogo al que se supondría en la mujer. jQué de suposiciones! Por otra parte no parece que influye el estado del útero en la existencia de la enfermedad, supuesto que vemos afectadas indiferentemente de ella á solteras, casadas, preñadas ó no preñadas , con alteración ó sin ella en los órganos genitales, y aun con el átero en estados bien diferentes. La mayor frecuencia de los accesos en el tiempo da la menstruación tampoco prueba en favor de la opinión que coloca el asiento del histerismo en el útero, ó bien sería necesario admitir que todas ó casi todas las enfermedades de las mujeres tienen su asiento en este órgano. Esta observación prueba simplemente, tanto en general, como para los casos particulares, que las mujeres se hallan en un estado peculiar en el momenio de la aparición menstrua, y que son susceptibles entonces de afectarse de diferente modo que en otra época. ¿Qué lesión, qué alteración funcional á orgánica presenta el útero en las histéricas, aun durante los accesos mas pronunciados ó caracterizados? Ninguna absolutamente, y esto basta para autorizarnos á no admitir esta idea. En cuanto á los demás órganos es imposible reunir en uno de ellos ninguna probabilidad racional de lesión, en vista de su integridad durante los fenómenos histéricos , de su subordinación á fuerzas superiores y de la insuficiencia completa de la explicación. Un sistema solo, que es e! sistema nervioso sensilivo y motor, es el que podría considerarse como el manantial y origen de esta enfermedad y como su asiento. Pero aun aquí ¡qué de dudas se ocurren ! Primeramente ninguna alteración material en este sistema, después oscuridad completa para explícarsus funciones, y no menores tinieblas acerca de su influencia relativa á las funciones de los órganos. Abandonemos , pues, por último estas hipótesis gratuitas ó inútiles , y busquemos en la observación de las histéricas las luces que no nos dan estas vanas conjeturas. En este estudio solamente es en el que podremos definitivamente encontrar indicaciones terapéuticas positivas, atendiendo á ¡a falta ó privación en que nos han dejado los elementos de la enfermedad que hemos examinado hasta ahora, Al examinar muchas personas histéricas choca una cosa, y es que los accidentes histéricos apenas se observan mas que en personas sensibles , de constitución poco fuerte; no se encuentran en sugetos robustos ocupados de trabajos, de esfuerzos musculares considerables y frecuentes: debilidad para la locomoción y exaltación de la sensibilidad bajo cualquiera acción ó influencia, son las condiciones con que se encuentra el histerismo; asi'es que esta enfermedad es mas común en las mujeres que en los hombres , en las mujeres delicadas de corte y grandes poblaciones que en las de pequeñas poblaciones y trabajadoras del campo, en la proximidad de lamens. truacion que en otro tiempo, y finalmente mas común desde la edad de la pubertad hasta la edad crítica que después de esta. En todos los casos en que se encuentra el histerismo se observa que las condiciones que hemos expuesto son mas 6 menos marcadas, y algunas veces se encuentran dos á un tiempo singularmente exageradas, sobre todo en las personas mas decididamente histéricas. De esta observación á la terapéutica no hay gran distancia, y la constancia de la relación que se observa entre la enfermedad por una parte, y el estado del enfermo por otra, nos conduce rectamente al origen de las mejores indicaciones. Da esta coincidencia constante concluiremos con razón la constancia de la relación, y la terapéutica mas segura contra este estado patológico será la que mejor remediará el estado fisiológico de la persona. Pero no consistiendo el histerismo solamente en un estado patológico variable , y p r e sentándose las mas veces en forma de acceso, es necesaria algunas veces una terapéutica particular cuando estos accesos se verifican , segunda especie de indicación que no debemos descuidar. No terminaremos este articulo sobre el estudio del histerismo, considerado bajo el punto de vista de las indicaciones terapéuticas, sin determinar claramente las que hemos establecido. Definitivamente hemos visto que hay en el histerismo dos especies de indicaciones bien diferentes: primera, la que depende del estado habitual de la persona histérica; segunda, la que se presenta cuando es atacada del acceso histérico. En cuanto al primer punto de vista se percibe claramente lo que debemos hacer: debilidad en la locomoción y exaltación en la sensibilidad son los fenómenos mas comunes que presenta una persona histérica, y estos fenómenos ó accidentes coinciden tan exactamente con la p r e sencia de los accidentes histéricos que podemos, sin ser acusados de temeridad, considerarlos como la causa del mal ó á lo menos como sus mas graves complicaciones. Por lo tanto debemos procurar el remediarlos ante todo; así es que el ejercicio del cuerpo, el habitar el campo , eí trabajo, el uso de sustancias que, tomadas como alimento, aumenten las fuerzas, y de las (268) que tomadas como bebida, las excitan de un modo duradero; los medicamentos tónicos, los amargos, y particularmente los ferruginosos; y en una palabra, lodo lo que pueda contribuir á aumentar las fuerzas, están indicados en este caso. Mas na hasta esto todavía, y se habría hecho poco sino se lograse disminuir la exaltación de la sensibilidad^ la cual no ocasiona menos el mal que la debilidad de las fuerzas musculares. Felizmente los medios que acabamos de mencionar son á un mismo tiempo ios mas eficaces para satisfacer este segundo fin. Se puede decir aquí con verdad, que el huir de Ja poltronería es contener el mal en su origen. Para designar bien el método curativo debe igualmente penetrarse bien el médico de esta verdad, que no debe tratar de entorpecer ó embotar la sensibilidad , como se embota el cerebro con el opio, sino que es necesario tratar de precaver y alejar todo lo que pueda exagerar la sensibilidad física y moral. Ocupar agradablemenle el espíritu y los sentidos y mucho los músculos, y dar por medio de los excitantes interiores mas energía á los órganos internos sin irritarlos y sin excitar de un modo funesto el encéfalo y sus dependencias, tales son las verdaderas indicaciones y los mejores remedios. Por estos medios se llegará con mas seguridad al término deseado, que fatigando á los enfermos con recetas ridiculas llamadas antihistéricas, antiespasmódicas &c. Aquí consiste el arte en escoger bien, y en saber variar y combinar los medios de curación según la disposición de los órganos de la persona que se trata de curar. Es imposible sobre esto dar reglas generales, pues la aplicación de los remedios varía según las personas; pero por paco sabio y experimentado que sea uu médico, no vacilará por largo tiempo, y aun cuando vacile, no solo no ofrece peligro ninguno al enfermo esla vacilación en ningún caso, sino que puede serle provechosa siendo prudente. Suponiendo ahora que estas primeras indicaciones no se hayan satisfecho, ó bien que á pesar del método curativo mas sabio se renueven los accidentes, debe el médico tratar de llenar otras indicaciones. Conviene primero que indague en lo posible el primer origen de las indicaciones, aun cuando no sea mas que para DO perderle de vista, y no recurrir, si se lo indujesen temores exagerados, á métodos ventajosos por un instante, pero que secundarían en lo futuro Jps gérmenes del mal. Convenidos en esta primera regla de conducta, la terapéutica del histerismo se deduce principalmente de la naturaleza de ios síntomas. Unas veces son convulsiones las que experimenta la persona enferma , en cuyo caso basta casi siempre el esperar un poco y el acceso se disipa, pues la Medicina no tiene medio de detenerle; , solamente se cuidará de que el enfermo rio se haga daño alguno. Si las convulsiones persistiesen y se cambiasen en contracciones crónicas, ademas de los remedios expuestos se haría uso de los excitantes dirigidos á los órganos de los sentidos, irritaciones de la piel hacia los puntos correspondientes déla médula espinal, y algunas veces, aunque raras, sanguijuelas en la base del cráneo. Si el histerismo se presentase bajo la forma de congojas, convendría excitar la sensibilidad un poco mas vivamente, en cuyo caso serian preferibles los remedios que obren sobre los órganos y particularmente sobre la piel. Si son dolores, fricciones simples ó irritantes, ventosas secas ó sin escarificar; y en los casos en que los dolores seap mas intensos producen pronto y buen efecto las preparaciones calmantes hechas con el opio ó la lechuga. Si la persona enferma, en lugar de los accidentes simples de que acabamos de hablar, presenta también síntomas de otras enfermedades, se indagará qué accidentes han precedido. Unas veces se desarrollan accidentes histeriformes efecto de otra enfermedad, y otras veces el histerismo simula á la afección de algún órgano. En el primer caso, combatiendo el mal primitivo se remediarán suficientemente los accidentes histéricos, los cuales desaparecen por lo común con los otros; y en el segundo caso es necesario tener cuidado con no abusar de la medicina orgánica y localizante, y entonces valdría mas hacer poco que demasiado. Vigilar los accidentes, obrar las mas veces por revulsión sin recurrir jamás á remedios demasiado violentos, sino al contrario, haciendo uso siempre de una medicación suave y expectanle, debe ser el papel de todo médico sabio y prudente, hasta que calmados los accidentes pueda entrarse en las indicaciones generales. Terapéutica. Curación de una peritonitis puerperal con las fricciones mercuriales, por el doctor don Pedro Al~ cántara de Guzman, Señares redactores : La Medicina es ciencia ' de observación ; y aunque un hecho no deja de ser observación, no debe sin embargo considerarse de un modo suficiente para deducir con legitimidad. Por los doctores Velpeaa en 1827 y Delpech «1 1831 llegué á creer que con la mercurializacion se podía combatir la peritonitis puerperal. Pero como mis dignos compañeros nada decían, mi timidez no me permitia decidir á usar del mercurio para su curación, y solo empleaba los medios mas generalmente admitidos, con los que triunfaba, á la par que los demás, de aquellas peritonitis, que sí bien se presentaban agudas y con alguna gravedad, no eran de las mas intensas ; pero en las que se aglomeraba» aquellos síntomas .eminentemente mortales, las enfermas sucumbían á pesar de mi esmero y singular diligencia. En 8 de setiembre do 1833 fui llamado á las doce del día para ver á una mujer como de treinta y cuatro años de edad , que habia parido el dia 3 precedente; fue el parto algo trabajoso, según me dijeron , pero no mas; y siguió con regularidad en los siguientes dias , hasta que en la tarde del j fue acometida de un dolor en el tajo vientre que insensiblemente se fue aumentando. Según pude indagar precedieron calosfríos generales, que hicieron á ¡a enferma acercarse á la lumbre , y progresando el enfriamiento y dolores la obligaron á meterse en cama ; la noche la pasó en una desazón é inquietud suma, y por la mañana, aumentándose en sumo grado su mal-estar, y notándola su marido y demás circunstantes que deliraba, me buscaron á la hora precitada. La enferma era de buena constitución, r o busta, de fibra fuerte y bien nutrida, sin haber padecido mas enfermedades que las incomodidades anejas á cinco buenos partos que habían precedido. Los dolores que principiaron en el hipogastrio se habian extendido ya á todo el vientre, eran insoportables, y no podia sufrir la mas ligera presión, ni el leve contacto de la ropa de la cama , incomodándola hasta la camisa : el vientre se hallaba sumamente distendido en todo su ámbito, timpanítico; y el gran calor acre y picante de toda la periferia, era excesivamente aumentado é insufrible en el abdomen; su postura era supina con las piernas en cabana , ..su fisonomía triste y abatida, la nariz afilada, y el gran fruncimiento de su entrecejo y rostro indicaban el vivo dolor y gran padecer que la atormentaba; la respiración era anhelosa y entrecortada; su voz lánguida , exhalando ayes profundos y trabajosos suspiros, en medio de los cuales trémulamente decía, me muero; la lengua aparecía encendida en toda su extensión, y continuaban las náuseas que habia experimentado ; el pulso era delgado, profundo y excesivamente frecuente, pero con una dureza tal que parecía tocarse allá lejos un delgado y tirante alambre: los pechos se presentaban flojos y como vacíos de leche, y faltaba del todo la purgación puerperal. Todo, pues, parecía indicar el próximo fin de aquella desgraciada, á cuya vista mi perplejidad era suma en la elección de medios, creyendo que su muerte serj'a inevitable. Decidíine á ensayar la mercurializacion , y ordené que cada hora se la hiciesen fricciones con dos dracmas de ungüento de mercurio terciado en las partes interiores de los muslos, piernas y brazos, alternativamente en cada parte de los remos citados, y que se aplicaran treinta sanguijuelas esparcidas en todo el vientre , cubriéndole después de caidas con paños finos mojados en un co- cimiento emoliente templado, y que interiormente se la dieran pequeñas porciones 4e un cocimiento de cebada y arroz. A las tres horas volvía ver á la enferma , y aunque parecía permanecer en el mismo estado, se me figuró sin embargo que su aspecto tenia tendencia coííjo á reanimarse. /Vías seis horas de mi primera visita me permitió reconocer el vientre sin que diese seríales de aquel dolor tao acerbo que le atormentaba , percibiéndose ya alguna flexibilidad, y su semblante eslaba algo mas regularizado Se continuó con el rnismo orden de fricciones y apositos al vientre; y á las diez horas de mi primera visita ya se la pudo reconocer sin estremecimientos ni señales de la viveza del dolor en las pesquisas anteriores, por cuya razón mandé que friccionasen en él con el ungüento de mercurio alternando con las demás partes referidas. La enferma pasó lo restante de la noche sin tanta incomodidad. A las siete de la mañana siguiente ya presentaba sü rostro cierta alegría y regularidad en sus facciones , que denotaban el alivio en que se hallaba : el vientre sumamente flexible podia reconocerse sin incomodidad, notándose una ligera sensación de dolor cuando se hacia alguna presión mas fuerte; el pulso era blando , mas manifiesto, pero aun conservaba bastante frecuencia ; habia podido reconciliar el sueño algún corto rato al venir el dia, y el placer en que se hallaba la hacia prorumpír en las expresiones: Aparece que he resucitado." Continuación con los mismos medios interiores , y que las unturas se hicieran cada dos horas en lugar de cads hora) que estaba prescrito. A las doce de este día, veinte y cuatro horas de mi primera visita, la enferma seguía progresando en el alivio; pero á pesar de esto hice continuar con las fricciones de dos dracmas por vez en el vientre y en los muslos, suspendiendo las de los brazos. En la visita de la tarde seguía en aumento el alivio, y previne que, aun cuando debian continuar con las fricciones en el mismo orden establecido, si la enferma lograba dormir se suspendiesen mientras el sueño, Al dia siguiente por h mañana, tercero de mi visita, me recibió la enferma con fisonomía alegre; ya se hallaba exenta de dolores , y se creía enteramente curada ; había dormido mas de cinco horas, y la piel con un calor suave y grato se presentaba madorosa; el pulso» aunque conservaba alguna frecuencia, era ya regular; se presentó el apetito ; se pusieron los pechos algo duros y turgentes , y aparecieron los loijujos eq regular abundancia. Todo, pues, manifestaba una resolución formal de su anterior y cruel padecer. A vista de tanto alivio mandé que las fricciones se hiciesen cada cuatro horas de drac^ m a , y solo en el vientre, previniendo que nq se la airease á fin de no oponerse al sudor iniciada ya por el mador de la piel precedentemente dicho. Se continuó con el agua de cebada y arroz de que anteriormente había usado, y ordené que se la diesen cuatro yemas hechas en sustancia de arroz, una cada seis horas. El dia fue placentero para la enferma, y la noche la pasó en descanso, durmiendo su mayor parle. Al siguiente dia , cuarto de mi visita , quinto de su enfermedad, seguía en progreso el alivio. El pulso distaba poco del estado natura!; los pedios estaban sobrecargados de leche, los loquios seguian, y el apetito se aumentaba. Prescripción de caldos blancos, y unturas de dracma cada seis horas. Dia quinto de asistencia , sexto de enfermedad : ninguna señal de padecer: se amplió la dieta , concediéndola dos sopas del arroz del caldo dicho; y solo se la hicieron dos unturas dé dracma del ungüento de mercurio, una por la mañana y otra por la noche. Dia sexto: convalecencia formal; suspensión de unturas, y se ¡a permitió chupar un popo de pichón. Sucesivamente en los siguientes dias se la fue permitiendo entrar en el uso de alimentos regulares hasta el dia noveno de mi visita, y décimo de enfermedad, en que hallándose la enferma buena , cese' de visitarla. Es de notar que á pesar de tanta, fricción de mercurio no dio señales de ptialismo , apareciendo tan solo en los últimos dias de asistencia un ligero ardor en las encías , que cedió con enjuagatorios emolientes. Llegó á absorver casi nueve onzas de ungüento de mercurio terciado; y aunque algunos prácticos recomiendan lavar con agua de jabón las partes friccionadas para la mejor absorción , yo no quise incomodar á la paciente con semejantes lavatorios por haber observado en los que han sufrido esta medicación , aunque por otras causas, que haciéndola con exactitud, queda la parte muy bien limpia, y en esta enferma no quise ni aun que se la mudara la camisa, para que impregnada del ungüento que redundase, sirviese como de una atmósfera mercurial que favoreciese su absorción por todos los puntos de contacto; aun cuando no deban reprobarse las lociones con el agua jabonada, porque efectivamente limpiando la piel será mas fácil la absorción de cualquiera sustancia empleada á este fin, no puede menos de observarse que previniendo que las friccionesrner* curiales se hagan por cortas porciones con una fricción suave y continuada en dirección opuesta á la escama epidérmica, además de lograrse la introducción completa de la porción que se emplea, la parte sobre que se ejecuta queda tan limpia como si se lavase: el estimulo que se producé con semejante proceder , pone á la piel en un estado de escitacion suficiente para aumentar su acción absorvente, trasmitiéndose aquella á los conductos inferentes, quedando en disposición de continuar en una.acción inha'nníe, por. lo que no debe remudarse el lienzo que cubra al cuerpo después de empezada la primera fricción: además que si se présenla la piel en disposición de avocar, el sudor, es fácil que con el aire que es indispensable para lavar la parte con sgoa jabonada se pierda en un momento aquella precisa disposición , se rclropela al sitio de la enferme-i dad que se trata de combatir, y esia aumente los grados de intensidad que debieron, disminuirse con la acción escéntrica que apareció ; y aunque quiera decirse que para hacer la untura es preciso airear á la enferma, esto se.niega, porque conduciendo en la palma de la mano la porción de untura que cada vez debe emplearse, puede friccionarse todo un dia en una parte sin levan-» tar, siquiera la ropa. Asi es como previne que se hiciesen las fricciones para evitar, como tenia premeditado, la exposición reiterada al ambiente común de la paciente, cosa muy expuesta en todas épocas; pero especialmente en las de hielo i y singularmente en casas de infelices donde no hay estufas; sus habitaciones suelen ser aposentos en los que por todas partes sopla el viento ; carecen de medios para librarse de las injurias de la atmósfera , y aun de lumbre suficiente para poderse templar los asistentes. He referido el hecho y resultados de la prudente observación á los comprofesores comarcanos en nuestras entrevistas,'por si tenían á bien comunicarme el partido que sacasen de semejante medicación, sin que hasta de presente rne hayan noticiado observación alguna, lo que me hace creer, ó que no han tenido proporción de ensayar la mercurializacion para la enfermedad en cuestión, ó que si tienen alguna la conservan para sí. Sería , pues, muy úlil que se publicasen estas observaciones bien, detalladas para que del conjunto de todas ellas pudiese sacar la Medicina práctica testimonios irrecusables en favor de la humanidad afligida y contra una enfermedad tan mortífera y devastadora del bello sexo. Y aun cuando yo también conservaba para mí la que acabo de describir, discúlpeme mi delicadeza ó cobardía en dar al público noticia de un hecho de que hasta ahora no se había hablado sino en los papeles extranjeros , si se exceptúa lo trasmi— tido á nuestro idioma en el primer torno del Repertorio Médico, extranjero, pág. i85. Luego que ustedes, señores redactores, tuvieron la bondad de insertar en su apreciable periódico, número 92 , el aso de la mercurial!— zacion para la curación de la peritonitis y metroperitonitis puerperal, y que en el número 100 nuestro digno compañero don José Abades y Re* zano ha manifestado su observación , me he determinado á remitir á ustedes la que precede, por si la conceptúan de alguna utilidad, para q.ue hagan el uso que crean mas oportuno de su contenido, sin mas interés que el que pueda re-; ,(>71) .tribuir á la práciica de la ciencia los pequeños •trabajos que la ofrece su afeólo suscritor O. Jfi. S. M. Müdioa de! Campo 6 tic mayo de i836.== Doctor Pedro Alcántara de .(inzuían. Saine el uso Je las agrias medicínales de Trillo '•"(manantial de la Piscina) en las enfermedades herpéiieas, por el doctor don Mariano José González y Crc?po.,..médico director por S. M. de este Real establecimiento. . ARTÍCULO III. •'• Es tan marcada y decisiva la acción cíe, los taíios minerales de la Piscina (l)para combatir las enfermedades eruptivas por envejecidas que .sean y por rebeldes que hayan sido á otros auxilios medicinales, que sin duda alguna por causa de los felices efectos que se observaron desde el descubrimiento de este salutífero manantial se Je dio aquel, nombre ó el de Leprosa^ con que laminen le designan los habitantes'del pais. Efectivamente sorprenden las curaciones que se logran todos los años en los herpes, á pesar, de ser poca la concurrencia, relativamente al crecido número de los que padecen una 'enfermedad tan común y extendida eu la sociedad , y esto es un resultado inmediato de que por lo general se con-: funden bajo la denominación de aguas minerales de Trillo las cuatro fuentesque brotan en el ameno recinto de este establecimiento (2), cuyas aguas» si Lien es cierto presentan al nacer algunas propiedades físicas y químicas que les son coínunes , no obstante son de distinta naturaleza y temperatura , ofreciendo así variados usos terapéuticos é infinitos recursos al médico director para tratar diversas enfermedades. El confundir , pues, estas aguas por la equivocada creencia de que todas ellas son de una misma.especie^ ocasiona que muchos enfermos sean mandados ó se dirijan á manantiales lejanos, teniendo que emprender dilatados viajes , que hacer grandes dispendios, y su(1) E¡ manantial de la Piscina es el nías distante del pueblo, pues brola á 0222 varas yá 100 de |a orilla izquierda d('J rio Tajo, en la parte mas- sep^ tontrional del reciulo del. establecimiento, é inmediato al edificio de baños, que contiene dos pilas erí dos habitaciones muy capaces. Estas aguas son claras, cristalinas, extremadamente delgadas y porcoiisiguiente de menor gravedad específica que las destiladas; parecen inodoras é insípidas, pero un olfato y paladar delicados perciben un olor y sabor de aziifie ; su temperatura at grados R. Sirven para la vejelacion. y cuecen mal las legumbres, no depositan ningún poso ó sedimento; pero tienen las paredes de Jos cauces por donde corren de un color amarillento^ y ennegrecen los surtidores de metal, á diferencia de las otras fuentes. Están mineralizadas por el gas oxigeno y una pequeña cantidad, de ázoe y ácido h¡^ dro-sulfúricQ,,,y por los.hidro-.sulfato é'hidro-clorato de cal, el hidro-clorato de magnesia y el sulfato de cal. , ....-;.. • (2) Hay siete manantiales ;: pero las aguas de tres son de igual naturaleza que las del Rey. . -.- fi'ir infinitas molestias y privaciones j cuando podían encontrar el alivio y consuelo en sus pade.cimientos sin necesidad de: aquellos sacrificios concurriendo á !os ba.nos.de. ia Piscina, cuyo influjo terapéutico en las afeccione:- herpélicas no diré que excede, pero sí que iguala pdf* lo m e iios á las fuentes medicinales de España de mas crédito y mas recomendadas para combatirlas.. Entre otros muchos, los Casos siguientes demostrarán la realidad de esta proposición. Caso i." Uu andaluz, sevillano, vecino de Madrid j edad cuarenta y seis años, temperamento bilioso, jornalero. En él año de 1828 le salieron unos herpes costraceos húmedos sobre la parte superior de los carpos ó muñecas, íjíie desaparecieron coií la aplicación de diversos remedios. Eu la primavera de 1829 se volvió á presentar la erupción coii mucha mas Violencia , situándose 110 solo en las partes indicadas, sino también sobre los tarsos ó empeines de arbbos pies. Las costras berpéticas, de aspecto muy asqueroso, de bastante-grueso y de extensión de dos •a tres pulgadas» formaban grietas de mayor ó menor profundidad, destilaban en abundancia tin hütñoí puriforme, untuoso, amarillo, acre y de rrtáí olor^ cansaban una picazón muy incómoda'é impedían el movimiento de las articulaciones de los pies y de las 'manos; por manera que este desgraciado enfermo se hallaba-imposibilitado. En estos términos después de diez y seis meses de Continuo padecer fue" conducido á las aguas medicinales, y con beberías y los baños á chorro principió á mitigarse el prurito, á reblandecerse las costras, á disminuir la cantidad de humor-que se hizo menos consistente y acre , y á poder el paciente andar y. servirse de las nianos j siendo después con el uso de los baños generales "tan notable el alivio, que al mes y medio se hallaba sin la menor lesión y en el mejor estado dé salud (i) 4 2.° Un pastor, natural de Torrejon de Ve/asco( temperamento sanguíneo gastro-hcpáíico , edad veinte y seis años. En i8sS le salió una erupción herpe-» tica en atóbás piernas1, y á poco se extendía á los muslos, Causándole un ardor y comezón insufribles; se formaron costras gruesas de color ceniciento y oscuro, y hendiduras profundas que destilaban un humor acre, pegajoso, amarillento y de muy mal olor, á lo que siguieron la exulceracion corrosiva é hinchazón de las extremidades , que apenaá podía xno\rr el enfermo, y presentaban nn aspecto horrible y asqueroso. En esta deplorable situación, después de tres anos de sufrir está dolencia, vino al establecimiento , bebió las aguas y lomó los baños parciales y generales de la Piscina, y á los veiáfe días casi se habian cicatrizado las úlceras y desaparecido la erupción; el calor del cutis distaba poco del natural y el enfermo andaba con agilidad. 3.*?; Un sacerdote dé Madrid, edad cuarenta y dos años , idiosincrasia- gastro-hepáüca/ constitución r o (í) ' Debo advertir que la necesidad me obliga á presentar en compendio todas estas historias) porque si se insertasen con' la extensión que están recogidas, y se hiciesen las reflexiones (jue arrojan de sí serian necesarios tomos; además que las consecuencias : prácticas que pueden deducirse ' tanto de ellas cómo del crecido número que dejo de publicar están contenidas en las seis memorias que tengo presentadas á la inspección, y dirección de aguas minerales del Reino¡ las que espero vean algún dia la luz p;íbiicá, y de este, modo no quedará la mas mínima duda de los efectos que producen las de Trillo ea eí tratamiento de varias enfermedades crónicas. (a 7 a) bosta. En el año de 1814, después de haber padecido unas intermitentes perniciosas, se bañó en las aguas termales de Arnedillo , y al mes y medio se le presentaron anos herpes escamosos, primero en las muñecas y después en las piernas. Esta erupción que lejos de disminuir se aumentaba cada dia, llegó casi á quitarse con los baños de la Piscinal 4." Una viuda^ natural deTarancon, vecina de Madrid, edad cuarenta y cinco años, temperamento nervioso* En abril del año de 1828 tuvo una erisipela que se quitó repentinamente, y á pocos dias le salieron unos herpes húmedos en los brazos, que llegaron & exulcerarse. Después de emplear sin fruto varios remedios y de sufrir por dos años infinitas incomodidades, con beber las aguas y bañarse casi se obtuvo una curación radical. 5." Una joven de veinte y cuatro años , natural y vecina de Madrid, temperamento sanguíneo-nervioso, casada. En el año 24 habia principiado á incomodarla una molesta comezón en los conductos auditivos externos, saliéndole después en estas partes y en las orejas una erupción berpética húmeda que 110 cedió á la aplicación de ningún remedio, y solo sí á las aguas y baños de la Piscina que usó en el 27, En 1829 sufrió una fuerte pasión de ánimo deprimente, y se reprodujo la erupción con mayor energía; con el remedio mineral se lograron los venturosos electos que en la primera vez. 6.° Una señora de treinta y cinco años", natural de Guadalajara, vecina de Madrid, temperamento nervioso. Hacia ocho meses le habían salido unos herpes farináceos secos en los brazos y piernas, acompañados de debilidad y temblores en estas partes; sin efecto lomó varios remedios; pero con el uso de las aguas medicinales desapareció la erupción, se fortificaron las extremidades, pero sin quitárselos temblores. j . * Una señora de cuarenta y seis años, alcarreña, temperamento sanguíneo-bilioso, casada. Des» de la edad de treinta y dos años hasta la de cuarenta, en que desaparecieron las reglas, padeció casi continuamente dolores en los brazos, que se quitaron de pronto; pero siguió una erupción erisipelatosa infebril, que terminó en unos herpes pustulosos. Estos se fijaron en la cara , y causaban una comezón insufrible, y no encontrando la enferma por muchos años ningún consuelo debió á los baños de la Piscina la terminación de este molesto achaque, sin quedarla nías que algunas manchas en el semblante. 8," Un tejedor , natural de Brihuega , edad treinta y nueve años, temperamento sanguíneo-bilioso, casado. Por mas de dos años cubrían la pierna izquierda unos herpes costraceos húmedos que trasudaban un líquido purulento de mal olor, y presentaban un aspecto asqueroso y un color amarillento. Este enfermo se bañó en la Piscina , y el alivio al marchar del pueblo era tan notable que los herpes se habían desprendido; apenas le incomodaba la comezón, y el color de Jas partes del cutis que padecía era casi natural. 9." Una joven, edad veinte y seis años, natural de Brihuega, temperamento sanguíneo-bilioso, casa» da. Por mas de seis años le incomodaban unos herpes escamosos, que habiendo principiado á saiirle en el cuello se aumentaron notablemente , extendiéndose á otras parles del cuerpo, con especialidad á las tablas de los muslos. Cansada de aplicarse infinidad de remedios, se dirigió á las aguas medicinales, y con su uso interno y externo al regresar á su pueblo casi habia desaparecido la erupción. 10. Un religioso del ex-convento del Carmen cal«ado de Madrid, natural de Lupiana, edad veinte y cinco año», temperamento bilioso-nervioso, consti- • tucion muy deteriorada, organista. Hacia tres años le habian salido en ambas manos unos herpes escamosos húmedos, de aspecto asqueroso. Este desgraciado, que padecía insufribles molestias, no podia servirse de sus manos y no hallaba consuelo en sus males , se curó y se repuso el deterioro de su máquina con los baños de la Piscina. xi. Una señora de cuarenta y cuatro años, natural y vecina de Madrid, temperamento bilioso, casada. Hacía once años habia padecido unos herpes escamosos, que se curaron con las aguas de la Piscina. En el verano de i83o tuvo un gran disgusto, y se volvieron á presentar los herpes, causándole mucha molestia; el remedio mineral produjo segunda vez venturosos efectos. 1 a. Un fabricante de carbón, natura! de Brihuega, edad sesenta años, temperamento sanguíneo-linlático, obeso, constitución robusta , casado. Por macho tiempo padecía unos herpes escamosos, húmedos, de muy mal aspecto y de naturaleza corrosiva en la pierna derecha, con hinchazón edematosa de esta parte y varias ulceritas superliciales. Se quitó el edema , cicatrizaron las úlceras y desapareció la erupción con los baños de la Piscina. Al año siguiente de usar este remedio disfrutaba de la mas completa salud. 1 3. Un teniente coronel de infantería , edad cuarenta y seis años, temperamento bilioso-nervioso, soltero. Después de haber padecido una lúe sifilítica general, y haberle suprimido intempestivamente una blenuorragia, le salieron unos herpes escamosos en ambas piernas de muy feo aspecto y carácter, y tau rebeldes que no habian cedido á la aplicación de varios remedios , entre ellos el sublimado corrosivo. Este enfermo, habiendo estado dos meses postrado en cama á causa de la inflamación de las partes que ocupaba la erupción, le mandaron á Trillo en una situación muy lastimosa, bebió las aguas y tomó lo* baños de la Piscina con éxito tan venturoso, que desaparecieron las incomodidades que sufria , cicatrizaron algunas ulceritas que habian formado ios herpes y estos casi se quitaron, adquiriendo las piernas su estado natural, 14. Una viuda de treinta y cinco anos, aragonesa , vecina de Madrid, temperamento sanguíneo. Por cuatro años le incomodaba una erupción herpéticá escamosa, que no habia conseguido curar con infinitos medicamentos. La enferma se mejoró notablemente con beber las aguas minerales y bañarse ea la Piscina. i5 Un jornalero, natural deMadrid, edad treinta y seis años, temperamento bilioso, constitución robusta , casado. Le incomodaban por mas de un año unos herpes costraceos que ocupaban las piernas,dorso y palmas de Jas manos. Al marchar del pueblo, después de lomar los baños de la Piscina, habia disminuido mucho la erupción, 16. Un hombre natural de Arjofrin, edad cincuenta y ocho años, temperamento linfático, obeso, casado. Hacia bastantes años le habian salido en varias partes del cuerpo unos herpes escamosos , los que no se mitigaron con la aplicación de varios remedios, entre ellos los baños medicinales de los hervideros de la Fuensanta y Sacedon; mas con los de la Piscina tuvo el enfermo tan notable mejoría que casi habia desaparecido la erupción al concluir de tomarlos. 17. LTna viuda, natural de Aranzueque, edad cincuenta y cuatro años, temperamento bilioso. Hacia siete meses* le habia principiado á molestar una erupción herpéticá costracea que cada dia iba en aumento. Usó las aguas medicinales interior y este3'iormente con tan feliz resultado que casi te quitaron los herpes. ( 37 3) 18. Un aragonés, vecino de Madrid, edad <:incueula y cinco años, temperamento bilioso, empleado. En la primavera del año de 1 833 le salieron en la cara y cabeza unos herpes farináceos que le causaban un ardor y comezón insufribles* Con el uso interno de las aguas medicinales y los baños de la Piscina estas molestias se quitaron, y los herpes casi desaparecieron. 19. Un capitán de caballería , vecino de Madrid, edad veinte y cinco años, temperamento bilioso-nervioso, constitución reseca. Padecía por mas de dos años unos herpes escamosos, que ocupaban casi toda la superficie del cuerpo , haciéndole sufrir esta erupción enormes padecimientos. Este enfermo, que á causa de los herpes estaba en ana continua inquietud, tenia la máquina enflaquecida y su situación era muy delicada por estar padeciendo un catarro pulmonal crónico. A pesar de esto con las precauciones imaginables se le administraron las aguas en bebida y baños, y a los dos meses de permanecer en el establecimiento y seguir un método higiénico adecuado , no solo se robusteció, sino que consiguió un notable alivio en sus padecimientos. 20. Una mujer de treinta y cuatro años, natural de Anchados, temperamento bilioso, casada. Hacia siete años se le había suprimido la evacuación menstrual, y al poco tiempo le salió una erupción herpética general de lan mal aspecto, que las costras que formaba tenían un color tostado y arrojaban con frecuencia un líquido puriforme. Fue inútil la aplicación de varios remedios, entre ellos los baños minerales de la Fuensanta. Esta enferma solo conseguía mitigar alguna cosa los efectos de su terrible mal con bebidas dulcificantes : mas ¡a mejoría fue prodigiosa con el uso interno y externo de las aguas de la Piscina , aunque al marchar no habían aparecido las reglas. _ 21. Un jornalero, natural de Orche, edad veinte y cinco años, idiosincrasia gastro-hepática. Pordos años consecutivos padecía unos herpes costráceos, situados en ambos brazos, que le causaban un prurito molestísimo, acompañado de mucha resecación y aspereza del cutis. Estas incomodidades casi se quitaron, y la erupción se miligó en extremo con las aguas y los baños medicinales. OL2. Un brigadier de infantería, natural de Mayorca, edad cuarenta y siete años, temperamento bilioso-nervioso, soltero. Hacia seis meses padecía unas herpes cosí ráceas en toda la extensión de la pierna derecha, que le habian salido á consecuencia de un n;al tratamiento y de la aplicación imprudente de una cantárida a una pequeña rozadura que se hizo como una pulgada por encima del tobillo interno. El aspecto de la pierna al presentarse este enfermo en el establecimiento era bastante malo; estaba hinchada , tenia un color erisipelatoso, y se hallaba toda cubierta de costras herméticas, que en algunos sitios formaban úlceras mas ó menos profundas. El espesor de aquellas costras era tal que causaba la rigidez del cutis y de las partes carnosas, é impidiendo el movimiento, hacia que el paciente cojease mucho, y en ocasiones rjne no pudiese andar, pues al menor ejercicio se exacerbaban lodos sus padecimientos. Estos desaparecieron absolutamente con los baños parciales y generales de la Piscina; antes de dos meses la pierna estaba del lodo buena: en el día disfruta este sugelo del estado mas lisonjero de salud (i). (1) En general á casi todos estos enfermos se les prescribe el uso de alimentos mas bien extraídos del reino vejeta! que del animal, y seles atempera algunos días antes de usar las aguas medicinales con líquidos frescos y dulcificantes, tisanas emolientes, Estos son liga resultados que se obtienen con el uso de las aguas medicinales de la Piscina en e) tratamiento de los herpes, y así el doctor Guarnerio y Allavena hablando de esía importante materia, decia afirmativamente: «En los afectos herpélicos es tan segura su curación que á los ocho dias de agua empiezan á experimentar los pacientes un alivio muy notable." Esta proposición es tan cierta como evidente ; puedo asegurar que de los ciento cuatro enfermos que han concurrido en los seis años que tengo el honor de dirigir esle establecimento, ni uno solóse ha empeorado, y si se exceptúa una niña de diez años que no consiguió el mas mínimo efecto (í) todos han logrado ó curarse, ó aliviarse, ó impedir lo» progresos de un mal insufrible y pertinaz que coa frecuencia se burla del saber y esfuerzos de los mas diestros y experimentados profesores. Madrid 2 de junio de i836.=Director Mariano José González y Crespo. sueros, leche mezclada con agua, cocimiento de cebada, zarzaparrilla, taraxacon, dulcamara &c., y además algunos ligeros diaforéticos con objetó de llamar la acción á la piel y predisponer mas y mas este órgano á recibir el influjo del remedio mineral. Hay ocasiones en que la excesiva irritación que producen los primeros baños en los sitios que ocupa la erupción obliga á interrumpirlos por algunos dias, y á veces para que cese esta incomodidad se administran cuatro ó cinco baños en el edificio de la Condesa, mezclando el agua mineral con la del Tajo, y después se continúan los de la Piscina. El edificio de la Condesa, que dista del pueblo 2690 varas, está construido sobre la misma orilla del Tajo, cuyas aguas lamen sus cimientos, y así las avenidas le inundan y á veces casi le cubren, burlándose su solidez delr furor de las corrientes. El agua mineral, de igual naturaleza que la del Rey, nace á vara y media de la del Tajo en el fondo de la única pila que contiene dicho edificio; posición ventajosísima, pues con la mayor facilidad á voluntad del director se puede mezclar el agua común con la mineral en todos los casos en que es necesario disminuir mas ó menos su actividad , de lo (jue resultan infinitos beneficios á los concurrentes. (1) Esta desgraciada, enya erupción podía considerarse como una fatal reliquia que sacó del vientre de su madre, presentaba el aspecto mas horrible: á los quince dias de su nacimiento ya principió á manifestarse en la cabeza, extendiéndose consecutivamente por toda la superficie del cuerpo hasta constituir á esta infeliz en una situación la mas deplorable. Todo el cutis aparecía sembrado de costras secas, blandas y algo amarillas, de media á una pulgada de diámetro , circuidas por areolas muy encendidas ó algo lívidas. Estas costras,que á primera vista parecía eran otros tantos parches de lienzo sucio que tapaban infinitos granos, y que examinadas con mas detención y por el laclo se venia en conocimiento de su verdadera naturaleza, tenían la aspereza y sequedad de las conchas; se caian en ocasiones y se volvian á reproducir; sentía la enferma debajo de ellas una comezón insoportable (sin tener aun el pasajero consuelo de que rascándose se mitigase algo, pues no lo permitia su extremada dureza) y en el cutis un dolor muy incómodo, que le hacia estar en una continua inquietud y en un estado espantoso; sin que el uso interno y externo de las aguas de la Piscina hubiese producido mas que alivios de corta duración , pues á los dos meses y al año volví á ver á esta infeliz, y se hallaba en la mas lastimosa situación. Real academia de Medicina y Cirujia de Barcelona. Adjudicación de uno de Iqs dos premios ofrecidos en el próximo pasado año por la Real academia de Medicina y Cirujia de esta Ciudad , y anuncio de los programas que serán objeto de iguales premios en el de 1836. Este cuerpo literario empeñado con el mayor gusto en cumplimentar todos los años la disposición testamentaria del benemérito hijo de esta Ciudad el doctor don Francisco Salva y Campillo, médico honorario de la Real cámara, socio decano de esta corporación literaria, primer catedrático de clínica &c. &c., á cuyo zelo , ilustración y filantropía debe una gran parte de sus progresos y de su gloria, después de haber examinado las dos memorias que se han presentado hasta el 3 r de diciembre del ario pasado, y oido el dictamen de la comisión especial de premios de su seno acerca de dichos trabajos , que corresponden únicamente al primero de los programas anunciados á los 3o de marzo de iS35 en el periódico de esta Capital y en otros del Reino, y que se halla concebido en los términos siguientes: "Describir la puntual y exacta observación de una epidemia ocurrida en España", acordó en la sesión literaria del 18 de febrero último distinguir con una de las dos medallas de oro debidas á la generosidad de dicho ilustrado profesor, á don José Faura y Casáis, socio correspondiente de esla academia y de otras del ileino, por haber satisfecho completamente el objeto indicado en el programa. Su apreciable escrito que tiene por epígrafe: Sedulix, meditationis effe.ctum in charlula milto; tu pro sapientia qua excellis in arte, expende si quid boni haljeat,=^Boerhaa. consult. medie., consiste en ¡a descripción de una grave epidemia de pertussis 6 coqueluche , que se manifestó en el pueblo del Hospitalet de Llobregat en mayo de i83/}.. La erudición que brilla en este interesante trabajo, la exactitud histórica con que enei mismo se describen los principios , progresos y término de la ciiada epidemia, sus diferentes fases y modificaciones, y el espíritu analítico que como antorcha reluciente guia al observador para descubrir y apreciar del modo debido la relación de las causas productoras de la enfermedad con la enfermedad misma, el valor de cada uno de los síntomas y la eficacia relativa de los varios métodos curativos que en distintas épocas se han puesto en uso para combatirla, harian por sisólos acreedor á su autor al premio que con tanta justicia acaba de dispensarle la Real academia. Realza el mérito de esta producción científica la bella descripción topográfica que la principia del país en que se manifestó la epidemia, como igualmente las nuevas é interesantes pinceladas que en la parte terapéutica da el observador acerca de la aplicación y buenos electos que ha obtenido del cocimiento del musgo ó liquen del pino (Pirtus sylvesiris), ó sea de la Physcía pinas- tri de De-Candolle, eficacia que ser/a muy útil confirmar con hechos repetidos, por lo mucho que podría quizá contribuir á minorar los peligros é incomodidades de una dolencia tenaz y refractaria á los métodos mas racionales. No habiéndose presentado memoria alguna acerca del segundo programa que dice: "Describir las causas y demás que se crea conducente para aclarar la desaparición del trismus nascenlium , que dichosamente no se observa por los prácticos de algún tiempo á esta parte", la academia se ha visto privada de la satisfacción de poder conferir el segundo premio que tenia ofrecido. Acto continuo se quemó, segun es de costumbre, la cubierta cerrada que incluía el nombre del autor de Ja segunda memoria, y se dispuso se archivasen dichos escritos conforme está prevenido en el reglamento vigente. La corporación en su junta literaria del día 3o de marzo último acordó publicar los dos programas siguientes con la adjudicación de otros tantos premios, que consisten en dos medallas de oro del peso de una onza cada una, siendo el primero de aquellos , segun la disposición testamentaria del citado doctor don Francisco Salva , el "Describir la puntual y exacta observación de una epidemia ocurrida en España"; y el segundo,que está al arbitrio de este cuerpo científico, el que se halla concebido en los términos siguientes : "Del tifo castrense, su curación, y de la policía médicomilitar para evitar su desarrollo y propagación." Los sensibles estragos que en el norte de España y en otros varios puntos del Reino ha hecho esta enfermedad , por efecto de las deplorables circunstancias que son á todos demasiado conocidas , han excitado el zelo de esta Sociedad, que no ha podido menos de fijar en ellos seriamente su atención, deseando con toda eficacia se presenten á la misma útiles trabajos sobre el particular, que puedan quizá hacernos dar un paso progresivo en el tratamiento profiláctico y terapéutico de esta dolencia, Las memorias que se presenten sobre el primer programa deben ser escritas en español; pero las que versen acerca del segundo, las admitirá la academia en latin , italiano, portugués, alemán, francés é inglés, dirigiéndolas francas de porte por todo el próximo mes de diciembre al infrascrito secretario de gobierno, ó al suplente de correspondencias extranjeras doctor don José Castell. Se previene á los profesores , cuya letra puede ser conocida en la academia, manden copiar sus escritos de mano agena , observando las formalidades de ocultar su nombre en cubierta cerrada , y demás de estilo académico. Quedan excluidos de entrar en el concursólos socios numerarios , pero no los de las demás clases. Barcelona i5 de abril de i836.=Juan Francisco de Bahí, vice-presidente.=Vicente Grassei, secretario de gobierno. (275) Reorganización médica. Exposición hecha á S* M. por los facultativos de la provincia de Barcelona sobre la- contribución impuesta á su clase* SEÑORA: Los profesores de la ciencia de curar de la provincia de Barcelona, puestos á los reales pies de V. M., y con la sumisión y respeto debidos, hacen la exposición siguiente: Cuando en 1834 se publicó en los periódicos oficiales una Real instrucción adicional á las Reales órdenes relativas al pago del subsidio de comercio, en ]a que se incluía á los profesores de la ciencia decurar en el pago de dicho subsidio , señalándoles ademas cuotas excesivas y de ningún modo arregladas al estado en que desde muchísimo tiempo se encuentra la profesión médica ; todos los facultativos se resintieron de semejante disposición, y 110 hubieran dejado desde luego de recurrir á V. M. y exponer la escasez de medios en que generalmente ss hallan y las justas razones que tienen para continuar exentos de semejante tributo, sí vuestro ministro de Hacienda no hubiese manifestado poco después reconocer que la referida Real instrucción exigia el consentimiento y cooperación de las Corles, con arreglo al artículo 34 del Estatuto Rea!. Calmáronse con esta resolución los ánimos de ¡os facultativos, y concibieron desde luego fundadas esperanzas de que haciéndose cargo !as Corles del verdadero estado en que comunmente se encuentran unos profesores dignos de mejor suerte, no dejarían de excluirles del número de los contribuyentes y declararles libres de este tributo, del mismo modo que lo eran por la citada Real instrucción varias otras clases del Estado, mas protegidas algunas y tal vez menos interesantes. Pero lejos de ver realizadas sus esperanzas, y á pesar de no haberse dado todavía á dicha instrucción la fuerza de ley, ni haberse siquiera discutido las reformas de que es susceptible y el mejor modo de ponerla en ejecacion; los facultativos de la ciencia de curar de Barcelona se vea invitados por el ilustrísifflo señor intendente áe esta provincia para concurrir al pago del subsidio comercial, conforme á lo que en la referida Real instrucción se previene. En estas circunstancias, Señora, elxuerpo de facultativos de esta provincia ha creído deber manifestar á Y. M. el verdadero estado de abatimiento y pobreza de la profesión médica particularmente en esla provincia, esperando del bondadoso corazón de V. M., que. no desconociendo las justas razones que les asisten para implorar su protección , tendrá á bien eximirles de un cargo, que á mas de ser poco honroso á la profesión, es incompatible con oí estado en que hoy dia se encuentra. Querer comparar el ejercicio de la ciencia de curar con cualquier ramo de comercio ó industria, sería desconocer lo mas noble y sagrado de esta benéfica profesión, y confundirla con el vil tráfico que en perjuicio de la verdadera Medicina y de los mismos enfermos ejercen los charlatanes y curanderos. En electo, ¿qué especie de comercio ejerce , ó en qué clase de industria se ejercita un profesor, que después de haber consumido la tercera parte de su vida y la mayor desús intereses ó los de su familia en los estudios y grados correspondientes, consagra lo restante, de su existencia a! alivio y conservación de sus semejantes, asiste gratuitamente á los pobres, y sin imponer un precio á sus servicios, lejos de recibir siempre como debiera de los ricos sus bien merecidos honorarios, no halla muchas veces en estos sino la ingratitud, y se contenta con la dulce pero estéril satisfacción de haber obrado bien, que le proporciona el testimonio de su conciencia ?• El facultativo no puede, cómo el artesano, poner de maní-' fiesta el valor y extensión dé sus conocimientos, & fin de proporcionarse un mayor lucro: ni por mas que esté dotado de un talento calculador ó de un espirita especulador podrá como el comerciante acrecentar con él sus intereses , pues los escasos que generalmente proporciona su profesión son siempre dehi- : dos á la tan caprichosa corno variable opinión pública. Si, pues, es evidente que la profesión médica no tiene la menor relación con ningún ramo de comercio ni industria, si es bien claro que de confundir el ejercicio de la Medicina con un ramo de industria cualquiera resultarían consecuencias tan provechosas á la codicia del charlatanismo corno funestas á los intereses de la sociedad; ¿habrá ninguna razón para que los médicos y cirujanos contribuyan con esta ó la otra cantidad en clase de subsidio comercial ó industrial? Es claro que no puede haber ninguna , y que por lo mismo debe anularse una disposición tomada quizá con poca madurez, y que si persistiese en los términos en que está concebida haria muy poco favor á un Gobierno , qne lejos de proteger una ciencia la mas útil y necesaria á la Nación, coníribuiria á su decadencia y abatimienlo. Intimamente convencidos de la verdad de estos principios los médicos y cirujanos de esta provincia, se. verían obligados á renunciar antes al ejercicio de su profesión que consentir en pagar un tributo que destruiría lo mas noble y sagrado de la bienhechora ciencia que con tanto zelo cultivan. No se crea por eslo que. los facultativos pretenden eximirse dé contribuir á las cargas del Estado, principalmente en las actuales circunstancias, pues cuando no fuesen suficientes á desvanecer esta sospecha los sacrificios á que en todos tiempos se han prestado y prestan gustosa y voluntariamente por él, lo patentizan muy bien las lisias de los donativos patrióticos,.de lasque claramente se deduce que nunca se han hecho sordos á las necesidades, de una Patria que han llegado á defender hasta con las armas en la mano. ¿Y cómo podrían olvidarse de ella unos profesores acostumbrados á su socorro y alivio con la mas completa abnegación de sí mismos en medio de las mayores calamidades que la afligen y desoían , como son las crueles y devastadoras epidemias ? Pero si bien están persuadidos de que todos los individuos que componen el Estado deben contribuir en proporción de sus haberes á los gastos necesarios para su conservación, no lo están menos de que mientras exista una sola excepción debe recaer esta á favor de la profesión médica. A mas de que, aun cuando estas excepciones no existiesen, á lo menos en el estado de abatimiento en que se encuentra el ejercicio de la Medicina, seria sumamente injusto recargarla con impuestos y contribuciones. El ejercicio de la Medicina y Grujía en España dista mucho del grado de dignidad y aprecio que le compete, y que no deja de tener en otras naciones civilizadas; y esta falta de dignidad y consideración debe seguramente atribuirse mas al estado de pobreza de los profesores que á la falta de sus conocimientos. Los médicos y cirujanos , principalmente en esta provincia, se hallan por lo común en un estado de abatimiento tal que apenas pueden procurarse una escasa subsistencia ; y lo que es mas doloroso aun , des-: pues de haber pasado una vida trabajosa, miserable y llena de mil disgustos y sinsabores; después de haber consumido sus días en aliviar los niales de sus. semejantes y enjugar sus lágrimas, llegan por fin á su último trance, viéndose con el cruelísimo disgusto de dejar á su infeliz familia huérfana, triste, desamparada y sin tener medios de que subsistir. Estos ca- (276) sos, que por desgracia son demasiado frecuentes,, y qae seguramente son los que en, lodos tiempos bal» hecho sentir mas.la falta de una piadosa institución que.en- el día , gracias á las felices disposiciones del Gobierno de V. M., bajo el título de Sociedad Médica genera! de socorros mutuos se va á establecer, parecerán sin duda exagerados á los ojos de aquellos que miden la fortuna pecuniaria general de los facultativos por la de unos pocos que la gozan regular, y, que por lo mismo les proporciona alguna representación. Pero, por poco que quieran reflexionarlo, por poco que se detengan en examinar el estado de penuria de los facultativos, principalmente en Jas medianas y pequeñas poblaciones y aun de muchísimos en ¡as populosas, se convencerán de la verdad de semejante aserto, y conocerán lo difícil y aun á veces imposible que realmente es el poderse proporcionar «na fortuna regular , y por lo común á pesar de un continuo y excesivo trabajo. Hasta aquellos profesores que afortunadamente gozan de unas medianas conveniencias, les falla con frecuencia lo necesario para hacer gastos indispensables en libros, instrumentos y otras cosas útiles al desempeño de su profesión y por consiguiente á la sociedad. Da lástima verdaderamente el pensar que, este estado de pobreza, debido en gran parU; á su generoso desprendimiento, lejos de hacerlos rnas dignos del aprecio y estimación general, haga que sean mirados con indiferencia y aun con desprecio hasta por aquellos que han contribuido mas á aumentársela, dejándoles de recompensar ó recompensándoles mal su asistencia y servicios. En vista, pues, de lo expuesto, bien penetrados los exponentes de las benéficas intenciones que ha manifestado ya V. M., y de los vehementes deseos que la animan de mejorar la suerte de los profesores de la ciencia saludable, no pueden menos de esperar de sn bondadoso corazón que tendrá á bien eximirles de semejante impuesto, y que removiendo este como ha hecho ya con otros obstáculos que se oponian á sn perfección , continuará protegiéndola á fin de que pueda prestar á la sociedad y al Estado toda la utilidad y ventajas de que es susceptible. Sin embargo, si en los apuros en que por razón de las circunstancias se encuentra hoy dia la Nación, es absolutamente indispensable un nuevo impuesto, no serán los profesores de la ciencia de curar los que se opongan á que se efectúe, y V. M. los hallará siempre dispuestos en cuanto sus haberes lo pcrfnitan á contribuir de todas maneras ol sosten del Trono de vuestra augusta Hija la Reina doña Isabel II y al triunfo de la justa causa de la libertad. Pero en este caso, si en clase de un impuesto extraordinario se trata de señalarles alguna contribución, no pueden menos de suplicar á V. M. se digne dar las disposiciones convenientes á fin de que en Ja asignación de las cuotas se tenga presente el estado del ejercicio de la profesión en cada provincia, y el de cada p r o fesor en particular, y no s<; incurra de nuevo en el error de tomar por tipo la fortuna que disfrutan los mas acreditados de la Corte, y sin mas consideración señalar la de otros muchos que apenas pueden subsistir en ella, sucediendo lo mismo en las capitales de provincia y demás poblaciones del Reino. Gracia que imploran del justo, magnánimo y paternal ánimo de V. M. Barcelona 17 de abril de 1836. — Señora , A. L. R. P. de V, M.=S¡gui-n las firmas. SOCIEDAD MÉDICA GENERA!.. DE SOCOBROS MUTUOS. Como creemos <juc á nuestros lectores les será grata el saber la forma de Ja Patente desocio y de los sellos de la Sociedad adoptados por la comisión central, vamos á darles una idea, de amibos instrumentos. La patente de socio esfá iropresa en un pliego de papel bien fino, que, á la circunstancia de ser á propósito'para estampar y escribir en él, réííne la de ser delg-ido á fin de!qúe pueda sufrir sin averiarse cuantos dobleces sean necesarios para ir en carta. Al frente del escrito hay una viñeta dibujada y litografiada por el acreditado profesor don Vicente Cantaron, que representa una matrona, coronada de hojas de encina y laurel, llevando en la mano derecha un bastón nudoso (símbolo de la dificultad de la ciencia y en el cual se enrosca una serpiente) acogiendo á dos genios, y esparcidos por el terrazo algunos de los atributos de la Medicina y ciencias naturales, y divisándose á lo lejos el templo de Minerva ; he aquí la explicación que del asunto de esta viñeta ha dado el mismo don Vicente Camarón: "La Medicina rodeada de todos sus atributos y de los de las ciencias naturales de que se auxilia para aliviar al hombre en el dolor y la enfermedad , ejerce la beneficencia , acogiendo benigna— líienleá la horfandad, representada en dos genios qae son al mismo tiempo emblema de los hijos de su divina ciencia desvalidos , y los cuales poseidos de reconocimiento y gratitud la ofrecen un ramo de oliva y mirto (1), símbolos de ia fraternidad y unión tan necesarias para el adelanto y progresos de los conocimiehtosiiiiinanos, como perturbadas en las ciencias naturales, va por la variedad de opiniones ó sistemas , ya también por el influjo de las pasiones." Los sellos de la sociedad fiemen por emblema 6 armas una amphora egipcia rodeada por una serpiente, de cuya boca se desprende una guirnalda de yerbas medicinales que igualmente circunda el cuerpo del vaso ; al rededor se icen las iniciales S. M. G. I). S. M. (Sociedad Médica general de socorros mutuos) y Comisión central en el sello de esta; las mismas iniciales y Comisión provincial de Madrid &c. forman la leyenda de los sellos de las provincias, sin mas diferencia que el de la. Central tiene una orla al rededor para distinguirle á primera vista de los demás y que la hace algo mayor. (i) Cesar Hipa, autor italiano, en su Tratado del modo de representar las pasiones , ciencias, virtudes &c. dice en la parte tercera de su obra: U E1 olivo enlazado con el mirto es símbolo del placer que. nace de la unión y paz entre los ciudadanos, porque son árboles que la naturaleza ha unido con un amor recíproco, y sus raices se enlajan con mutuos abrazos; las ramas del mirto se extienden por las del olivo , y reciben protección del fruto de este, que las defiende de la demasiada fuerza del sol y de las injurias del viento hasta que adquieran su tierna y dulce madurez, como refiere Teofrasto en. la historia de las plantas, lib. 3 , cap. iS. El encargado de la redacción MADRID: Imprenta t/ue fue de Fuentcncbro.