Yo acuso - Bakovic

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Columnistas
Título:
"Yo acuso"
Autor/medio:
JOSE GRAMUNT DE MORAGAS, S.J.
Fecha:
2006-04-06
Muchos jóvenes no tienen idea de la inmensa resonancia que tuvo en el mundo el
"caso Dreyfus", allá al final del siglo XIX. Recordarlo es oportuno. Una sórdida
conspiración de la derecha antisemita francesa, en campaña política, acusó de espía
al brillante oficial de Estado Mayor, Alfredo Dreyfus. Fue juzgado y condenado a
cadena perpetua por alta traición, degradado públicamente frente a su guarnición,
arrancados los galones de su uniforme, partido en dos su sable, símbolo del honor
militar. La máxima humillación que podía imponerse a un oficial. El famoso escritor
Emilio Zola dirigió un alegato demoledor, titulado "J"accuse", en el que denunciaba la
felonía de la denuncia y la vileza de cada uno de los personajes que contribuyeron a
la caricatura de juicio y sentencia condenatoria.
Copiaré aquí sólo algunos párrafos, que no tienen desperdicio, de la larga carta que
Zola escribió al Presidente francés, Félix Faure: "Señor: ¿Me permitís que, agradecido
por la bondadosa acogida que me dispensasteis, me preocupe de vuestra gloria y os
diga que vuestra estrella, tan feliz hasta hoy, está amenazada por la más vergonzosa
e imborrable mancha? Habéis salido sano y salvo de bajas calumnias, habéis
conquistado los corazones. Aparecisteis radiante en la apoteosis de la fiesta patriótica
(...) ¡Pero qué mancha de cieno sobre vuestro nombre -iba a decir sobre vuestro
reino- puede imprimir este abominable proceso Dreyfus! (...) Francia conserva esta
mancha y la historia consignará que semejante crimen social se cometió al amparo
de vuestra presidencia". (Ver Google)
Años después, la verdad se impuso y Dreyfus fue rehabilitado. Pero ya había tenido
que soportar la injusta ignominia y los sufrimientos del presidio impuestos por una
maquinación de unos jueces sin conciencia ética.
El astuto lector habrá adivinado que estos párrafos de Zola pueden aplicarse al
proceso del ex presidente del Servicio Nacional de Caminos quien, a pesar de una
carrera intachable y de haber pasado de los 65 años de edad, se le encarceló sin
pruebas fehacientes, en las celdas de los delincuentes rematados y siendo así que la
ley prohíbe encerrar a personas mayores de esa edad. Algún aspirante a volver a los
tiempos en los que el SNC era el feudo del partido de Gobierno convocó a un
centenar de personas a la puerta del Tribubal, con ficha de asistencia, gritando
"Bakovic a la cárcel". Un magistrado declaró, fuera de micrófono que "se hará la
voluntad del pueblo". ¿Acaso los jueces y fiscales no juraron fidelidad a la Ley y no al
griterío de la calle?
Pues bien, en este momento histórico en el que nos embaucan con refundar la
República, el caso Bakovic, lo mismo que la renuncia forzada del Presidente de la
Corte Nacional Electoral, la desconfianza manifestada por el propio Evo Morales al
recién posesionado presidente de dicha institución, etc. son un mal principio. Ya
decía el refrán que "un hombre honesto es el más grande estorbo..."
Por mi parte le deseo al Señor Presidente que siga su buena estrella. Pero al mismo
tiempo recojo el clamor público de que se haga justicia con José María Bakovic
restituyéndole el honor vilmente mancillado. ¿No será éste mi atrevimiento un riesgo
que me cueste represalias?
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