RAMON TAMAMES LA REPUBLICA DOMINICANA Y LA INTEGRACION ECONOMICA DE AMERICA LATINA INSTITUTO DE PARA AMERICA B. !. D. LA LATINA INTEGRACION (INTAL) LA REPUBLICA DOMINICANA il Y LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA DE AMERICA LATINA BANCO INTERAMERIC AN O DE DESARROLLO RAMÓN TAMAMES La República Dominicana y la integración económica de América Latina INSTITUTO PARA LA INTEGRACIÓN DE AMÉRICA LATINA (INTAL) B .I.D . Revisión técnica a cargo del in t a l i n t a l , 1968 Instituto para la Integración de América Latina Banco Interamericano de Desarrollo Cerrito 264 - Buenos Aires Impreso en la Argentina Hecho el depósito que previene la ley 11.723 PRÓLOGO Los presidentes latinoamericanos, en su reunión de Punta del Este, en abril de 1967, decidieron constituir, a partir de 1970, un Mercado Común, mediante la convergencia progresiva de los dos esquemas de integración económica existentes en el área —la a l a l c y el Mercado Común Centro­ americano—■y la incorporación de los países todavía no comprometidos. En este último grupo figura la República Dominicana, cuyo presidente fue uno de los signatarios de la histórica Declaración. Las autoridades dominicanas, demostrando la importancia que atri­ buían al compromiso presidencial, consideraron conveniente traer a la dis­ cusión pública, en forma inmediata, el problema de la participación del país en el proceso de integración regional. En ese sentido, entraron en contacto con el i n t a l , con el objeto de conseguir la colaboración del Instituto para la realización de un Curso, en Santo Domingo, destinado a funcionarios de alto nivel de los sectores público y privado, en el cual se pudieran ana­ lizar los diversos aspectos de la problemática dominicana frente a la inte­ gración. El i n t a l dio pronta acogida a la mencionada solicitud, firmando un convenio con el Banco Central de la República Dominicana, para la reali­ zación del Curso, en noviembre de 1967. Para que los objetivos del Curso fueran plenamente alcanzados, sin embargo, se consideró necesario que la actividad docente se basara en un estudio previo, de carácter comprehensivo, sobre las diversas alternativas y problemas con que se enfrenta la República Dominicana respecto a la inte­ gración de América Latina. Con esa finalidad, el i n t a l contrató los servicios del economista Ramón Tamames, profesor de la Universidad de Madrid, conocido especialista en problemas de integración económica y autor de un estudio sobre la proble­ mática panameña frente a la integración, elaborado en 1966, a pedido del Gobierno de Panamá, país que, como en el caso de la República Domini­ cana, todavía permanece al margen de la a l a l c y del Mercado Común Centroamericano. El profesor Tamames, quien en ocasión de su estudio sobre Panamá, había examinado hondamente el proceso de integración en Centroamérica, permaneció, en 1967, por un largo período, en la República Dominicana, en contacto con las autoridades y sectores dirigentes del país, visitando, posteriormente, Puerto Rico, Venezuela, Santiago de Chile, Montevideo, sede de la a l a l c , y Buenos Aires, sede del i n t a l , con el objeto de reunir el máximo de antecedentes para su estudio, II LA REPUBLICA DOMINICANA Y LA INTEGRACION ECONOMICA Como resultado de ese trabajo, se produjo el informe que el INTAL publica, ahora, en forma de libro, v cuya versión preliminar fue discutida durante el Curso realizado en Santo Domingo. En su estudio, el profesor Tamames, partiendo de un diagnóstico glo­ bal de la economía dominicana, analiza en forma particular los problemas del sector externo para concluir en la necesidad de diversificar la composición V la distribución geográfica del comercio exterior dominicano, como forma / o e > de reducir el grado de vulnerabilidad de la economía del país a las fluc­ tuaciones de los precios internacionales. La diversificación de las exporta­ ciones dominicanas, sin embargo, es dificultada sobre todo por la estre­ chez del mercado interno cuya dimensión es insuficiente para la instala­ ción de plantas industriales que puedan explotar debidamente las economías de escala y producir a costos comparables a los del mercado internacio­ nal. En ese sentido, la incorporación de la República Dominicana a uno de los esquemas de integración en marcha en América Latina, podría cons­ truir una solución. Una de las características de mayor importancia del informe es la que vincula la eficacia de una política dominicana de integración a las íeformas que se deben introducir en la estructura productiva interna, con el objeto de reducir las disparidades en la distribución de la riqueza y del ingreso —y con ello propiciar la ampliación del mercado interno— , de aumentar la eficiencia de las empresas públicas v de lograr un mavor grado de racio­ nalización administrativa. El informe tiene en cuenta, además, las peculiaridades de la economía dominicana, tales como su insularidad, su vinculación con los nuevos paí­ ses del Caribe que siguen manteniendo sistemas preferenciales con las anti­ guas metrópolis, las relaciones con Puerto Rico y el intercambio con Venezuela. Todos estos factores llevan al autor del informe a recomendar un estra­ tegia muy flexible para la política dominicana de integración. La característica dominante de esa estrategia es su carácter pluralista, consistente en la exploración simultánea de varias líneas de acción. La principal de ellas sería la adhesión de la República Dominicana a la a l a l c , que encuentra mayor justificación después del ingreso de Venezuela en ese organismo, considerando la importancia potencial del intercambio domini­ cano-venezolano. Por la misma razón, se justificaría el inmediato acerca­ miento dominicano al Grupo Andino, en formación, donde la Corporación Andina de Fomento puede desempeñar una tarea de indiscutible relevan­ cia en la promoción de inversiones, contribuyendo en esa forma a compa­ tibilizar el desarrollo nacional de los países con una distribución equilibrada de los beneficios de la integración. En ambos casos, la República Domini- PRÓLOGO III cana, a ejemplo de Rolivia y Ecuador, podría obtener un tratamiento especial, invocando su condición de país de menor desarrollo económico relativo. La adhesión a los esquemas de integración citados debería ser nego­ ciada de manera que permitiese la concertación de arreglos de cooperación económica entre la República Dominicana por una parte, y Centroamérica y los demás países del Caribe, por otra. Puerto Rico, por ejemplo, puede constituirse en un buen mercado para ciertos productos agrícolas dominicanos al mismo tiempo en que la explotación conjunta del turismo podría resultar beneficiosa para ambas comunidades. La realización conjunta de proyectos de infraestructura con Haití aparece como otra línea de acción de visible conveniencia para dos países que comparten la misma situación insular. Finalmente, la celebración de acuerdos de complementaeión industrial o el otorgamiento de preferencias recíprocas para grupos de productos, entre la República Dominicana y el Mercado Común Centroamericano, constituyen otros tipos de iniciativas per­ fectamente compatibles con los objetivos de la Declaración de Punta del Este. Es cierto que todas esas medidas requieren negociaciones y arreglos de tipo institucional y administrativo entre la República Dominicana y las demás partes interesadas. Se hace necesario un gran esfuerzo de reestruc­ turación interna de varios organismos de la administración pública con el objeto de adecuarlos a las exigencias de la nueva política económica suge­ rida. Obstáculos de tipo legal y técnico deberán ser superados, a nivel na­ cional e internacional. Todo ello, sin embargo, será accesible si existe una clara definición de objetivos y si esos objetivos logran la adhesión consciente de los grandes sectores de la comunidad dominicana. Para ello, es necesario que la integración no sea un producto exógeno al país sino parte integrante del quehacer nacional. Con la publicación de este libro, el i n t a l espera contribuir para que el desarrollo de la nación dominicana pueda realizarse en forma solidaria, como parte de la gran tarea de construir una nueva América Latina. INSTITUTO PARA LA INTEGRACION DE AMÉRICA LATINA CAPÍTULO I OBSERVACIONES PRELIMINARES 1. PRIM E RAS IM PRESIO N ES SOBRE LA REPÚBLICA DO M IN ICAN A Al comenzar mi estudio sobre las alternativas de la República Domini­ cana frente a los proyectos regionales de integración de América Latina, me ha parecido de interés registrar algunas de las primeras impresiones que recibí a poco de llegar al país, y cuya validez tuve ocasión de confirmar después a lo largo de mi estadía en él. En primer lugar, me pareció evidente que la República Dominicana aún se encuentra en pleno proceso de reajuste. Su economía, profundamente transformada durante la “ era de Trujillo” , se vio afectada por los acon­ tecimientos políticos y socioeconómicos subsiguientes a la muerte del dicta­ dor, acaecida en 1961. La falta de una política coherente en los meses y años que siguieron —de acusada inestabilidad política y social— produjo el completo dislocamiento del anterior modelo de crecimiento, que estaba basado en una contención forzada del consumo privado de las clases traba­ jadoras, manteniendo niveles de salarios muy bajos. Esto explica la fuerte ampliación del consumo experimentada a partir de 1961, en un clima de concesiones políticas y sindicales y de creciente desconfianza por parte de los inversionistas privados. La segunda de las impresiones del economista recién llegado al país es aún más evidente, prácticamente tangible. En la República Dominicana se ha sucedido en los últimos cinco años —y aún están presentes en buen número— una extensa gama de misiones de los más diversos organismos y entidades internacionales y del Gobierno de los Estados Unidos. Pueden mencionarse, en el campo concreto de la asistencia técnica económica, varias 2 OBSERVACIONES PRELIMINARES misiones del b id , del Banco Mundial, del grupo tripartito o e a - b i d c e p a l , de la Alianza para el Progreso y el c í e s , de la a i d del Departamento de Es­ tado de los Estados Unidos, del i c a i t i , y de asesores económicos de diversas procedencias. Ésta es una lista no exhaustiva que da una idea de la “ infla­ ción” de estudios y expertos en que se ha incurrido. Habría que agregar, además, numerosos estudios y proyectos concretos de factibilidad, preparados por consultores internacionales (entre ellos A. D. Little, Inc., a d e l a t e c , etc.) y otros consejeros e informantes de la más variada procedencia. Así, pues, es posible afirmar que en el momento presente los principales pro­ blemas de la economía dominicana ya están debidamente identificados. Lo necesario, por tanto, es pasar a las decisiones efectivas y a la imposición de una verdadera disciplina en su aplicación, más allá de las simples me­ didas monetarias o comerciales. Lina situación como la que hoy atraviesa la economía dominicana no puede resolverse simplemente con ayuda económica exterior no discriminada (que se diluye en gran parte -en consumos innecesarios y en gastos suntua­ rios), o con simples medidas monetarias que no atacan el fondo de los ver­ daderos problemas. Buena prueba de ello es lo sucedido entre los años 1961 y 1966. En sólo cinco años, la República Dominicana recibió, por los diversos conceptos de ayuda exterior, casi 300 millones de dólares, a través cíe donaciones de la a i d , créditos del Eximbank, de la Tesorería de los Estados Lfnidos, del b id , del f m i v de la banca comercial extranjera. Esos casi 300 millones financiaron un formidable aumento de la demanda global, lo que se tradujo en una fuerte elevación de las importaciones, desequilibradora a largo plazo de la balanza de pagos. La situación así creada, se ha intentado resolverla recientemente fre­ nando el aumento de la demanda. Primero fue la Ley de Austeridad, de julio de 1966; al expirar ésta, fue hecho público “ un paquete de decisio­ nes” de la Junta Monetaria del Banco Central, sobre régimen de comercio y de pagos, dirigidas a reducir el déficit comercial y a atraer al país los depósitos dominicanos en bancos en el exterior. La efectividad de ambos grupos de medidas ha sido más bien escasa, pues el déficit de la balanza de mercancías es un resultado de la grave situación estructural en que se encuentra el sistema 'productivo, y la vuelta de capitales no se producirá sino con la creación de un clima de confianza que aún parece lejano. Lo que aquí y ahora interesa subrayar es que la fialta de medidas y de ajustes estructurales de fondo ha hecho que el gran flujo de dólares vertidos en la economía dominicana en los últimos cinco años no haya ser­ vido sino para financiar una rápida expansión del consumo. De haberse adoptado las oportunas medidas estructurales (reforma agraria, reforma del sistema fiscal, reorganización decidida de las empresas estatales, etc.) la PRIMERAS IMPRESIONES SOBRE LA REPUBLICA DOMINICANA 3 ampliación del consumo podría haberse traducido en un interesante au­ mento de los niveles de producción del país. La realidad es que el aumento del consumo en los últimos años se ha hecho en base a importaciones, afec­ tando muy poco a los niveles de la producción doméstica. Así, el sistema productivo nacional se encuentra hoy debilitado en todos sus frentes, y espe­ cialmente en el agropecuario, con graves consecuencias para el futuro del comercio exterior. Una tercera impresión recibí a poco de llegar a la República Domini­ cana. Es ésta el escaso interés que todavía suscita el tema de la integración de América Latina. Es cierto que en una serie de informes —según podre­ mos comprobar más adelante— se hace referencia a la cuestión. Y también hay que señalar la existencia de trabajos ya publicados o en curso de ela­ boración sobre este asunto,1 así como la celebración de un seminario sobre el mismo tema. 2 Pero lo que está claro es que ni en las autoridades eco­ nómicas ni en los círculos políticos había calado profundamente la idea a la altura de julio de 1967. El punto de vista más extendido a este respecto era que la República Dominicana había ele fijarse más en sus relaciones económicas con los Estados Unidos en general y con Puerto Rico en par1 m u s i c h , Arnaldo T., La República D om inicana y los sistemas económicos re­ gionales latinoamericanos, a l a l c y m c c a . Santo Domingo, Banco Central de la Repú­ blica Dominicana, 1963. v e g a , Bernardo, La República Dominicana ante el 'proceso de integración eco­ nómica en Latinoam érica. Santo Domingo, Banco Central de la República Domi­ nicana, 1966. La señorita Ana María Bergés está preparando actualmente su tesis doctoral sobre el mismo tema, para su presentación en la Universidad de Lovaina (Bélgica). 2 Sem inario sobre la República Dominicana frente a la integración económica , organizado por la Universidad Católica Madre y Maestra, deSantiago de los Caba­ lleros, República Dominicana; celebrado durante los días 15 y 16 de julio de 1967 en el “Hotel Montaña” de Jarabacoa, República Dominicana. En este seminario se presentaron y discutieron las siguientes ponencias: — Teoría de la integración, por Clara Ravelo. —-Logros de la integración en Latinoam érica, por Manuel José Cabial. —■La República Dominicana hacia la integración con Latinoam érica a través del C a­ ribe , por Ramón Pérez Minaya. — La República Dominicana hacia la integración con Latinoam érica a través de la a l a l c , por Bernardo Vega. — La República Dominicana hacia la integración con Latinoam érica a través del m c c a , por Julio Estrella. Al contenido de estas ponencias hemos de referirnos repetidamente a lo largo de las páginas del presente estudio. En diciembre de 1967 han sido publicadas poi el Banco Central de la República Dominicana, coincidiendo con la celebración del “C urso sobre la República Dominicana y la integración de América Latina”, orga­ nizado por el propio Banco Central y el i n t a l . 4 OBSERVACIONES PRELIMINARES ticular, que no en una incorporación a las agrupaciones continentales ( a l a l c y m c c a ) hoy en marcha. El “ Curso sobre la República Dominicana y la integración de América Latina” —al que nos referimos más adelante— organizado por el Banco Central de la República Dominicana y el Insti­ tuto para la Integración de América Latina ( i n t a l ) en noviembre-diciem­ bre de 1967, había de suponer ya un claro punto de inflexión en esa actitud. La actitud imperante hasta julio de 1967, era el resultado de la estruc­ tura tradicional del comercio exterior dominicano, orientado de forma muy acusada hacia los Estados Unidos, de donde asimismo ha procedido la mayor parte de los fondos con que se ha financiado en los años recientes el déficit de la balanza de pagos dominicana. Sin embargo, como veremos más ade­ lante, el mantenimiento de ese patrón de comercio y de transferencias no ofrece a largo plazo expectativas muy alentadoras, por lo cual el estudio a fondo de las alternativas dominicanas frente a la integración económica no debe considerarse como una cuestión académica susceptible sólo de debate en términos de largo plazo, sino como una de las piezas del marco institu­ cional del desarrollo económico de la República en el futuro inmediato. En síntesis, podría afirmar que la economía dominicana se me apa­ reció inicialmente —y todo ello pude confirmarlo después a lo largo de mi estadía en el país— como situada en un difícil proceso de reajuste que aún habrá de ser largo, en el que la ausencia de reformas estructurales se deja sentir fuertemente en la atmósfera enrarecida de “ sabiduría conven­ cional” monetarista, y dentro del cual la integración económica de la Amé­ rica Latina se ha venido considerando, hasta ahora, como un suceso histó­ rico ajeno y poco atractivo. Las tres circunstancias reseñadas no eran, a primera vista, muy alen­ tadoras para llevar a cabo un estudio sobre las alternativas frente a la inte­ gración. Sin embargo, al terminar el presente informe tengo la firme con­ vicción de que es justamente analizando la actual economía dominicana desde el ángulo de la integración económica como resulta más fácil percibir en toda su dureza la situación de “ insularidad” en que se encuentra el país, no sólo por su estricta condición geográfica, sino especialmente por su aislamiento político y económico-institucional del resto de América La­ tina. Esta situación dramática ya sería, de por sí, un gran argumento para preconizar un futuro integracionista de la República Dominicana. 2. A LG U N A S CO N SIDERACIO NES METODOLÓGICAS Al encomendarme el i n t a l la preparación de este informe, se me pidió la presentación de un esquema expresivo de la forma en que pensaba CONSIDERACIONES METODOLOGICAS 5 desarrollar mi trabajo. Antes de la preparación del esquema, leí atentamente los dos estudios previamente aparecidos sobre el mismo tema, es decir el del economista argentino Arnaldo Musich y el del licenciado Bernardo Vega, del Banco Central de la República Dominicana. Ambos trabajos, y especialmente el segundo, fueron de gran utilidad para la concepción de mi esquema, que tuve oportunidad de discutir en Ginebra durante los días 3 y 4 de julio de 1967 con los señores Gustavo Lagos, director del i n t a l , y José María Aragáo, jefe de la Unidad de Investigación y Adiestramiento del mismo Instituto. De esta forma, y tras la introducción de algunos com­ plementos suscitados en la discusión, fue adoptado el esquema que se trans­ cribe a continuación. El lector podrá apreciar que a lo largo de mi trabajo he introducido una serie de modificaciones en el mismo, debidas al mayor desglose de los epígrafes, y también a la inserción de nuevos temas cuyo interés fui apreciando paulatinamente. Programa de trabajo del 'profesor Tamames para el estudio sobre las alternativas de integración de la República Dominicana 1. El desarrollo económico de la República Dominicana en los últimos años. Dificultades pasadas, problemas actuales y previsiones para el futuro. El factor de la insularidad. 2. Distribución geográfica y composición por productos, del comercio exterior de la República Dominicana. El sector exterior en la economía do­ minicana y su papel en la dinámica del desarrollo. 3. Las instituciones del comercio exterior en la República Dominicana. Arancel de importación, regímenes de comercio y de pagos. Dificultades actuales que plantea la no integración de la República Dominicana en nin­ guna agrupación regional americana. 4. Ventajas generales y dificultades a corto y medio plazo que plan­ tearía a la República Dominicana su integración económica en una agru­ pación regional. Repercusiones previsibles sobre las inversiones, la balanza de pagos y el desarrollo en general. Oportunidades de exportaciones indus­ tríales. 5. Las diferentes alternativas de la República Dominicana ante la integración económica: a) La integración insular, incluyendo la infraestructura; b) Relaciones económicas más estrechas con el resto del área del Caribe; 6 OBSERVACIONES PRELIMINARES c) Aproximación al Mercado Común Centroamericano d) Vinculación a la ( m c c a ); alalc; e) La compatibilidad de dos o más alternativas y la posibilidad de una fórmula mixta; f) El mantenimiento del statu quo . 6. La integración insular. Posibilidades, problemas y limitaciones de una mayor relación económica entre la República Dominicana y Haití. Infraestructura común. 7. Relaciones con el área del Caribe. Los proyectos de integración y cooperación económicas en el área. Exploración in sita de sus posibilidades actuales y de sus ventajas previsibles, 8. La posible aproximación de la República Dominicana al m c c a . Sus diversos problemas: el Arancel del m c c a y el de la República Domi­ nicana. El volumen de los intercambios actuales y su elasticidad previsible. Otros aspectos de lo que prima facie parece difícil aproximación. 9. Vinculación de la República Dominicana a la a l a l c . La República Dominicana como país con menor grado de desarrollo relativo. El procedi­ miento de accesión y sus implicaciones en la regulación comercial domini­ cana (Listas Nacionales v Común). Otros aspectos de la posible vincula­ ción. El problema de las desgravaciones acumuladas ya negociadas. 10. La posibilidad de una fórmula mixta: la República Dominicana como posible primer eslabón entre el m c c a y la a l a l c (y eventualmente la Organización del Caribe). El intento de aprovechar integralmente las ventajas compatibles de las diversas alternativas anunciadas en 5. La Re­ pública Dominicana y el Mercado Común Latinoamericano. 11. El mantenimiento del statu qao y sus posibles consecuencias a me­ diano y largo plazo. Las implicaciones políticas y culturales del aislamiento. 12. Conclusiones sobre la fórmula más adecuada de integración (si ésta parece absolutamente necesaria) y sus previsibles consecuencias sobre el desarrollo económico de la República Dominicana. 13. Recomendaciones sobre el procedimiento de integración (plazos, condiciones, etc.) que se estima más adecuado. 14. Recomendaciones sobre otras cuestiones económicas y sociales rela­ cionadas directa o indirectamente con el tema de la integración. CONSIDERACIONES METODOLOGICAS 7 15. Personas y organizaciones entrevistadas. 16. Bibliografía o informaciones consultadas (en notas a pie de pá­ gina). Nota fin al : Para la realización del estudio se consideran convenientes, además de las conversaciones con técnicos del i n t a l y dominicanos, los si­ guientes contactos personales o por correspondencia: —■Secretaría de la alalc (Montevideo). (Viaje). — siECA (Guatemala). Bastará correspondencia, por haber visitado el autor la sede de la s i e c a en 1966— Organización del Caribe (Hato Rey, Puerto Rico), (Viaje). — Autoridades económicas de Haití. (Viaje). —-Autoridades económicas venezolanas. (Viaje). Creo que el anterior “ programa de trabajo” apenas requiere explica­ ción. Tan sólo me interesa hacer alguna aclaración sobre el punto 1. El sentido de este epígrafe (desarrollado en el capítulo n del informe) no es otro que situar el estudio sobre integración en el contexto actual y pre­ visible de la economía dominicana. No se trata de volver a referir in extenso los diversos aspectos de la economía dominicana, tan pormenorizadamente analizados en múltiples estudios previos. 3 Mi aspiración en este sentido se ha limitado a sintetizar los rasgos o más acusados de la economía dominicana en su evolución de los últimos años, que en buena medida deben ser tomados como datos del problema que nos ocupa. 3 Los más significativos de esos estudios, de los que se hace uso intensivo en los capítulos ii y in del informe, son los siguientes: — r e p ú b l i c a d o m i n i c a n a , Oficina Nacional de Planificación, Secretariado Técnico. Bases para el desarrollo nacional ; análisis de los problemas y perspectivas de la eco­ nom ía dominicana. Santo Domingo, 1965. (Gita abreviada en lo sucesivo: B ases). —•r e p ú b l i c a d o m i n i c a n a , Oficina Nacional de Planificación, Secretariado Técnico. Perspectivas de la economía dominicana para el período 1967/1968. 2 v. Santo Domingo, 1966. (Cita abreviada en lo sucesivo: Perspectivas ). —- r á y e l o , Sebastián R. (Asesor de la Misión Técnica o e a / b i d / c e p a l ) . Proyeccio nes de la balanza de pagos de la República Dominicana 1967-1971. Santo Domingo, 1966. (Cita abreviada en lo sucesivo: Ravelo ). — c i a p , Subcomité sobre República Dominicana, Secretaría. El esfuerzo interno y las necesidades de financiam iento externo para el desarrollo de la R epública Domi­ nicana. Washington, 1967. [Doc. OEA/Ser. H/ x iv /c ia p / 10 5 (español), 18 de enero de 1967]. (Cita abreviada en lo sucesivo: c ia p ). —>re p ú b lic a dominicana, Oficina Nacional de Planificación. L a estrategia del desarrollo y Plan B ienal 1967-1968. Santo Domingo, 1966. 8 OBSERVACIONES PRELIMINARES También será interesante destacar que en el esquema —y subsiguien­ temente en el informe— se trata de tomar en consideración las diferentes alternativas de la República Dominicana frente al tema de la integración. Esas alternativas son, efectivamente, muy numerosas y a primera vista —en contra de lo que puede suceder, por ejemplo, en el caso de Panamá— nin­ guna presenta un peso claramente predominante. De ahí, el interés de estudiarlas no sólo una a una, sino también considerando sus interrelaciones y la posibilidad de una formulación mixta. En este sentido, y a pesar de ser una de las averiguaciones fundamentales del informe, quizá con­ venga aclarar, desde un principio, que —en contra de lo que tal vez pudo suponerse— más que de diferentes alternativas excluyentes entre sí, las opciones estudiadas constituyen posibilidades de actuación plenamente com­ plementarias y compatibles entre sí. En cierto modo —y esto es algo que sólo se percibe con plena claridad al final del informe y que aquí sólo reproducimos como parte de sus con­ clusiones—■es lógico que a una situación compleja como la que caracte­ riza a la República Dominicana corresponda una solución también com­ pleja, resultado de la combinación de las diferentes posibilidades hasta el grado en que sean coherentes y compatibles entre sí. Asimismo, convendrá aclarar por qué en el apartado 5 del esquema presentado al in t a l (yide su fra ) aparecen seis alternativas, en tanto que en el informe sólo se estu­ dian, de manera expresa y pormenorizada, las cuatro primeras (Haití, Ca­ ribe, MCCA y a l a l c ) y no las otras dos (e y f ) . En el caso de la alternativa f ) —'“ El mantenimiento del statu quo ” — la razón de que se omita su tratamiento expreso es bien simple. Todo el informe es, en definitiva, un estudio de fo r qué y corno salir de un statu quo, que no se considera conveniente para el desarrollo futuro de la Repú­ blica Dominicana. Los rasgos más negativos de ese statu quo se ponen de relieve en los capítulos n y m, al estudiar los actuales problemas de base de la economía dominicana y de su sector externo. La opción e ) —‘ ¿La compatibilidad de dos o más alternativas y la po­ sibilidad de una fórmula mixta”— también está tratada a lo largo de todo el informe, cuando insistimos en la necesidad de tomar en consideración las interrelaciones de las distintas alternativas, a fin de integrarlas en una fórmula mixta. En este sentido, el capítulo ix no es más que el resumen operativo de esa alternativa f ). Sus fundamentos se encuentran disemina­ dos en el resto del estudio, si bien existe una cierta concentración de los mismos en los capítulos v a vm. También será preciso —dentro de estas observaciones metodológicas— dedicar algunas palabras al procedimiento seguido en la elaboración del CONSIDERACIONES METODOLOGICAS 9 informe. Ese procedimiento, dentro del esquema presentado al i n t a l , apa­ recía proyectado en la “ Nota final” . Para llevar a cabo el informe permanecí, primeramente, cuatro sema­ nas en la República Dominicana. Allí dispuse de una amplia documen­ tación económica que en cada caso cito a pie de página. Además, me entre­ visté con industriales y comerciantes dominicanos, funcionarios del Gobier­ no y del Banco Central y con una serie de expertos de organizaciones y entidades que al presente se encuentran en Santo Domingo asesorando a ias autoridades de la República en diversas materias. Estas entrevistas fue­ ron de gran utilidad para suministrar a mi trabajo un mayor realismo, va que me proporcionaron una visión directa de la problemática de la econo­ mía dominicana. Traté, además, de obtener un conocimiento lo más amplio posible del propio país, para lo cual visité sus principales ciudades, las zonas rurales de mayor interés y algunos de sus establecimientos industriales más representativos. A los efectos del análisis de la “ Alternativa del Caribe ” , permanecí tres días en Puerto Rico (según detallo en las primeras líneas del capí­ tulo vi), conversando con una serie de funcionarios del Estado Libre Aso­ ciado y con diversos expertos en problemas económicos de la región cari­ beña. La proyectada visita a Haití resultó impracticable por las razones que expongo en el capítulo v. Ulteriormente, en mi viaje desde Santo Domingo a Buenos Aires (sede del i n t a l , donde había de llevar a buen término la redacción del estudio) tuve ocasión de adquirir nuevos elementos de juicio sobre el trasfondo de los problemas de la integración de la República Dominicana. Así, en Vene­ zuela pude conocer la experiencia de un país que ha negociado reciente­ mente su incorporación a la a l a l c . En Perú me fue posible apreciar el sentido que tiene el proyecto del Acuerdo Subregional Andino, que tanto interés podrá tener en el futuro. En Santiago de Chile, pude conversar con un grupo de expertos de la c e p a l , que están ayudando con sus conocimien­ tos al progreso de la integración latinoamericana. En Montevideo, mantuve entrevistas con los funcionarios de la a l a l c , quienes me facilitaron una información muy completa y de primera mano sobre la mecánica que se sigue en la Asociación. Por último en el i n t a l , he tenido ocasión de redac­ tar el informe, y de comentarlo ampliamente con los funcionarios del Ins­ tituto que de esta forma han coadyuvado a perfeccionar su elaboración definitiva. Como ya se dice en la citada “ Nota final” , el viaje a Guatemala para visitar a la s i e c a no se consideró imprescindible, pues estaba muy leciente mi paso por aquel organismo (mayo de 1966). No obstante, y ello se puede apreciar en el capítulo vn, la cooperación de la s i e c a , a través 10 OBSERVACIONES PRELIMINARES de la correspondencia mantenida con su Secretaría, también ha sido de interés. Finalmente, una vez ultimado y publicado el informe en su versión preliminar, tuve ocasión de volver a Santo Domingo, para participar en las últimas jornadas del “ Curso sobre la República Dominicana y la integra­ ción de América Latina ” , en donde expuse el contenido de mi trabajo, para su ulterior discusión con los participantes del curso, representantes del sector público, del sector privado, de los sindicatos y de la prensa. Esa discusión creo que fue muy útil para matizar y desarrollar una serie de puntos concretos. Además, he recibido observaciones específicas muy am­ plias y útiles de los señores Bernardo Vega (del Banco Central de la Repú­ blica Dominicana), John C. Elac (del i n t a l ) y Aaron Segal (de la Uni­ versidad de California), que tuvieron ocasión de leer detenidamente el informe. Todas las personas con quienes he conversado y —de una u otra for­ ma—■ de quienes he obtenido ayuda para preparar este estudio, aparecen citadas sistemáticamente en el anexo n° 11. Desde aquí les expreso mi cordial agradecimiento por su generosa cooperación. Por otra parte, no creo que sea necesario insistir en que su contribución no les compromete en ningún caso respecto de las proposiciones contenidas en este informe, de las que asumo entera responsabilidad. CAPÍTULO II EL DESARROLLO ECONÓMICO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA: LOS PROBLEMAS DE BASE 1. IN TRO D U CCIÓ N Como ya se ha puesto de relieve en el capítulo i del presente estudio, en la generalidad de los informes publicados en los últimos años sobre la economía dominicana, se presta una atención predominante a los problemas monetarios y del sector externo. Esto se debe tal vez a dos razones; la pri­ mera, el hecho de que la Gobernación del Banco Central de la República Dominicana ha sido uno de los raros ejemplos de estabilidad en el agitado período 1963-1967, en tanto que en los departamentos económicos se suce­ dían los ministros con una frecuencia excesiva. Por otro lado, los proble­ mas monetarios y del sector externo son, aparentemente, los que más apre­ mian, y por ello no es extraño que absorban una buena parte de la aten­ ción pública. Pero su solución a largo plazo no puede provenir más que de la superación de los actuales problemas de fondo, que son de acusado carác­ ter estructural, como ya hemos indicado más arriba. En los aludidos estudios (v id e nota 3 del capítulo i) están identifi­ cados la mayoría de los problemas estructurales, pero en mi opinión no se enfatiza suficientemente su importancia primordial y, a la hora de las reco­ mendaciones, se da absoluta prioridad a las medidas monetarias y a las relativas al sector externo. La actual situación de la economía dominicana es el resultado de las relaciones entre una serie de problemas de fondo que se presentan en sus diferentes sectores. Esas relaciones no son simplemente lineales, de causa­ lidad, sino relaciones circulares de causa-efecto. Constituyen, pues, inter- 12 uadro DESARROLLO C i i -1 Evolución de algunas magnitudes macroeconômicas rd$ T p r o d u c t o in t e r n o 1960 ........... 803,8 1961 ........... 768,8 1962 ........... 876.0 4,8 Consumo global •' im p u ta m em a c * • Monto de la h x V °«aciones deuda exterior (h e n e s y d f in d de s cada añ o * fransferen cL ra le s * * 110,2 914,0 652,8 71,0 190,2 96,9 865,7 634,1 56,4 175,2 14,5 14,0 184,2 1.060,'2 773,8 97,2 189,2 36,7 5,9 — 4,3 ........... 919,2 7,2 219,3 1.138,5 833,2 133,5 171,8 66,4 29,2 ........... 976,5 6,1 241,5 1.218,0 871,4 166,9 179,7 139,5 18!,6 1965 ........... 858,8 — 19,2 241,6 1.000,4 798,5 70,0 131,9 138,3 73,6 1966 ........... 920,2 7,2 210,6 1.130,8 869,3 110,0 151,5 171,3 18,0 Fuente: * c ia v r av e l o , , op. cit., p. n-12. op. cit., p. ** lbidem , p. 2. 8. En millones de rd$ corrientes; la cifra correspondiente a 1966 es sólo una estimación. DOMINICANA 1963 1964 DE LA REPUBLICA Importaciones Oferta (bienes y --------------------- % ~dT~ J demanda Total crecimiento servicios) global constantes de 1962) ECONOMICO Çen millones ãe MAGNITUDES MACROECONOMICAS 13 relaciones estructurales clarísimas, donde las causas se ven influidas por sus propios efectos, y a la inversa. Por ello, para tratar de analizar de alguna forma la manera en que el desarrollo reciente y la actual situación de la economía dominicana pueden influir en la elección de una fórmula de vin­ culación al proceso integratorio de América Latina, resulta absolutamente imprescindible contar con una visión global de los principales rasgos estruc­ turales de la economía dominicana en el presente, de sus raíces en el pasado inmediato y de sus expectativas para el futuro próximo. Para tratar de obte­ ner esa visión global, a continuación se desarrollan, sucesivamente, los si­ guientes epígrafes: — Evolución de las principales magnitudes macroeconômicas. —■Situación del sector agrario. —' Problemas y posibilidades del sector industrial. — El marco institucional: fiscalidad, salarios y seguridad social. En este ensayo del sector externo y va j de lleno al tema a la integración, he de síntesis se echará de menos, sin duda, un análisis de los problemas monetarios. Como este punto afecta central de nuestro análisis sobre las alternativas frente preferido tratarlo in extenso en el capítulo m. 2. EVO LUCIÓ N RECIEN TE DE LAS PR IN C IPA LE S M A G N ITU D E S M ACRO ECO N Ô M ICAS En el cuadro n-1 se recoge la evolución de las principales magnitudes macroeconômicas dominicanas entre 1960 y 1966. A la vista de la primera columna, es fácil apreciar las fuertes fluctuaciones habidas en el p i b y su lento crecimiento, dos fenómenos que básicamente se deben a la disminu­ ción de la exportación originada por una serie de causas concretas que se analizan en el capítulo m. El crecimiento del p i b durante el período 1960-66 se produjo a una tasa acumulativa anual sólo ligeramente superior al 2% . Si se tiene en cuenta que la población creció al 3,5 %, se colige inmediatamente que el desarrollo económico interno dominicano, en el lapso indicado, no bastó ni siquiera para compensar el crecimiento demográfico del país. Sin embargo, la financiación de un gran volumen de importación, en buena parte mediante donaciones y crédito exterior (véanse las dos últimas columnas del cuadro), permitió un fuerte incremento de la demanda global, mucho mayor que el puramente derivable del p i b . Ese aumento de la de­ manda global tuvo su génesis, fundamentalmente, en una expansión de C uadro h -2 14 P A I S E S R enta per capita (u s$ ) 976 1 290 4 480 Qen millones trs$) Exportación Importación 277 2 65 4 405 179 3 36 78 192 3 36 224 281 235 194 240 352 187 189 129 144 229 112 201 119 165 178 ALALC: 15 .9 8 0 530 20. 320 5 4 .4 4 0 4 .1 3 0 860 17 .6 0 0 330 2 .0 4 0 1 .2 1 0 5 .890 726 144 254 5 341 236 177 4 12 175 186 455 699 1.4 9 3 107 1.5 9 5 685 539 148 2 1 .1 4 6 57 669 191 2 .7 8 4 1 .1 9 8 126 1 .0 9 6 604 454 171 1 .5 6 0 52 719 151 1.3 6 5 p b i en 1964. 2 Ingreso real por habitante en 1964. Se ha tomado este año, en vez de 1965, por ser el último normal antes de la Guerra Civil. Para 1966 se ha estimado 245 r d $ , véase notaal pie de la página 15. 3Cifras referentes a 1964, por las mismasrazonesexpresadas en la nota nQ 1. 4 Cifras de 1963, últimas disponibles. 5 Cifras de 1964, últimas disponibles. Fuentes: n a c i o n e s u n i d a s . Para la República Dominicana, datos del Boletín M ensual del Banco Central de la República Do­ minicana, enero-diciembre 1966, vol. xix, nos. 1-12. 1 DOMINICANA Argentina .............................................................................. Bolivia .................................................................................. Brasil ....................................................................................... Chile ....................................................................................... Colombia ............................................. .................................. Ecuador .................................................................................. México .................................................................................. Paraguay ................................................................................ Perú ....................................................................................... Uruguay ................................................................................ Venezuela .............................................................................. DE LA REPUBLICA 1.2 5 0 640 440 360 500 COMERCIO EXTERIOR ECONOMICO República D om inicana............................................................. H aití2 .................................................................................. Panamá ........................................... ........................ .. Mercado Común Centroamericano: Guatemala ............................................................................ El Salvador ............................................................................ H onduras................................................................................ Nicaragua .............................................................................. Costa Rica .............................................................................. Renta nacional Qmiles de millones u s$) DESARROLLO Dimensión del mercado y nivel de desarrollo de la República Dominicana y de otros países de América Latina en 1965 MAGNITUDES MACROEOONOMICAS 15 la demanda de bienes de consumo, que creció a una tasa acumulativa del 5 % anual en el período indicado. A pesar de esa adición de las importaciones netas al p ib , el ingreso per cafita dominicano se debió situar en 1966 en torno a unos 245 pesos dominicanos, una cifra extremadamente baja. * Con todo, más que esa cifra de por sí muy significativa, el dato que más duramente expresa la grave­ dad de la situación dominicana en los últimos tiempos, es el erratismo de la variable inversión. Si tenemos en cuenta que en 1958 —último “ año nor­ mal” de la era de Trujillo— la inversión bruta había sido de 138,4 millones de r d $ , es en esta magnitud macroeconômica en la que se aprecian las mayores fluctuaciones. Ello es imputable a la inestabilidad de los últimos años del régimen de Trujillo y a los episodios políticos de 1965 y 1966 (caída del gobierno constitucional de Bosch, comienzo de la Revolución, in­ tervención de la f i p , etcétera). En resumen, se puede afirmar que desde 1960 la economía domini­ cana ha crecido lentamente, con fuertes oscilaciones y con un creciente endeudamiento exterior destinado primordialmente a financiar la amplia­ ción del consumo y sólo en muy escasa medida dirigido a inversiones en el sistema productivo. A partir de esta visión global de la actual situación económica domi­ nicana, ya podemos extraer una conclusión directamente relacionada con el tema de la integración: por su renta fe r ccifita, la República Dominicana puede considerarse como país “ de menor desarrollo relativo” respecto a la a l a l c e incluso respecto a algunos países del m c c a y Panamá, como puede apreciarse a la vísta del cuadro i i - 2 . Esto es especialmente cierto por lo que a la a l a l c se refiere, si se tiene en cuenta que en esta agrupación regio­ nal el nivel de desarrollo se mide, sobre todo, por medio de índices de indus­ trialización, que en la República Dominicana —según veremos en el apar­ tado 4 de este mismo capítulo— son sumamente bajos. Esta característica de menor desarrollo relativo, permitiría a la República Dominicana plan­ tear —en una supuesta vinculación a la a l a l c o al m c c a — la necesidad de un trato más favorable que el ordinario. La visión global de la economía dominicana se complementa con los siguientes cuadros n-3 y n-4. En el cuadro n-3 figura la evolución del producto interno bruto de la República Dominicana (a precios constantes de 1962), con el desglose * Sobre una población prevista para 1966 de 3,75 millones de habitantes y con un p i b calculado de 920,2 millones de pesos dominicanos, el p i b por habitante sería de 245 pesos dominicanos. Datos del p i b del Cuadro n-1 y extrapolación demográfica propia a p artir de los datos de 1964 procedentes <Iel Boletín M en sual del Banco C entral de la República Dominicana, vol. 19, nos. 1-12, enero-diciembre de 1966. 16 Evolución del p ib de la República Dominicana a 'precios de mercado (;precios constantes de 1962, m iles TOTAL . . . 1. 1963 1964* 8 0 3.8 5 8,0 7 6 8 .8 2 6 ,2 8 7 5.9 5 6,4 9 1 9 .2 3 1 ,0 97 6 .4 5 3 ,1 17 9 .3 5 3 ,0 ( 4 1 .9 2 9 ,4 ) ( 1 3 7 .4 2 3 ,6 ) 5 2 .7 5 9 ,2 3.5 0 3 ,9 10 .4 15 ,5 13 9 .800,2 ( 7 8 .2 4 1 ,3 ) ( 6 1 .5 5 8 ,8 ) 2 1.6 4 0 ,7 13 5 .5 6 0 ,0 3 2 .3 2 3 ,1 3.8 4 7 ,4 8 .0 8 8 ,1 12 .9 4 8 ,2 5 2 .3 79 ,9 8 4.904,7 6 6 .3 3 4 ,1 1 5 8 .5 16 ,6 ( 3 0 .9 6 3 ,7 ) (1 2 7 .5 5 2 ,9 ) 5 4 .94 5 ,9 3 .670,3 11.3 9 7 ,4 12 4 .0 8 2 ,0 (5 8 .3 2 8 ,6 ) (6 5 .7 5 3 ,4 ) 19 .8 2 4 ,9 13 3 .16 7 ,8 3 1.5 2 3 ,0 3 .8 3 4 ,2 8 .16 2 ,7 11.9 9 2 ,5 5 3 .10 2 ,0 8 7 .9 8 0 ,2 6 6 .6 2 6 ,6 160 .27 9 ,7 (2 8 .8 6 4 ,6 ) ( 1 3 1 .4 1 5 ,1 ) 56.067,2 4.2 6 7 ,8 9 .6 2 6 ,2 15 1.13 5 ,3 ( 6 1 .2 6 9 ,6 ) (8 9 .8 6 5 ,7 ) 2 9.7 6 7 ,1 15 9 .482,4 4 0.003,8 4 .3 9 7 ,0 9 .3 18 ,1 13 .092,2 5 5 .5 4 6 ,0 109.837,9 7 3 .13 5 ,7 15 9 .6 3 8 ,6 ( 2 5 .1 3 7 ,4 ) ( 1 3 4 .5 0 1 ,2 ) 6 1 .0 0 1 ,1 5.287,8 9 .5 6 8 ,4 15 5 .3 6 7 ,1 (5 5 .1 4 2 ,6 ) (10 0 .2 2 4 ,5 ) 38 .3 10 ,3 16 6 .4 9 9 ,6 4 6 .2 8 4 ,4 4 .7 7 9 ,5 10 .0 9 1,5 14 .0 0 8 ,7 5 9 .8 2 3 ,0 111.9 2 4 ,8 7 6 .6 46 ,2 16 7 .0 1 1 ,4 (2 7 .0 8 5 ,3 ) ( 1 3 9 .9 2 6 ,1 ) 63 .860,4 5.599,3 10 .694,6 160.505,6 ( 5 6 .7 9 6 ,8 ) (1 0 3 .7 0 8 ,8 ) 4 6 .3 17 ,6 176.5^47,0 54.725,2 5.258,8 11.7 9 6 ,7 16 .9 15 ,1 65.4 3 3 ,2 1 11.2 6 5 ,8 8 0 .522,4 * Cifras preliminares. F uente: Boletín Mensual del Banco Central de la República Dominicana, vol. xix, 1966. DOMINICANA 6. 7. 8. 9. 10. 11 . 12. 13. 14. 1962 DE LA REPUBLICA 2. 3. 4. 5. Agricultura .................................................. 1 .1 Caña de azúcar ................................. 1 .2 Otros productos agrícolas ............... Ganadería .................................................... Silvicultura y pesca ................................... Minería ........................................................ Industria ...................................................... 5 .1 Azúcar ................................................ 5 .2 R e sto .................................................... Construcción ................................................ Comercio ...................................................... Transporte .................................................... Comunicaciones ........................................... Electricidad .................................................. Finanzas ........................................................ Propiedad de vivienda .............................. G obiern o........................................................ Otros servicios ............................................. 1961 rd$ ) ECONOMICO 1960 AGRUPACIONES DESARROLLO C uadro ii -3 C uadro ii -4 Estructura de la 'producción y valor agregado, por sectores (En m iles de rd$, precios corrientes ) 1 9 6 0 C O N C E P T O TOTAL . . . 9 8 7 .39 9 ,5 17 4 .9 8 8 ,6 3 0 .0 8 0 ,7 12 .14 7 ,2 132 .7 6 0 ,7 ( 3 1 .4 8 2 ,7 ) ( 1 0 1 .2 7 8 ,0 ) 366.6 63 ,7 14 8 .15 9 ,9 17 4 .5 19 ,8 43 .9 8 4 ,0 8 0 .4 16 ,0 8 .8 10 ,3 7 1.6 0 5 ,7 7 1.6 4 4 ,5 2 9 0 .0 0 7 ,0 12 .13 9 ,1 15 3 .6 8 1,4 56.839,5 6 7 .3 4 7 ,0 3 .6 7 9 ,7 72 2 .9 3 9 ,5 1.5 92 .4 57 ,8 12 5 .3 2 7 ,2 2 6 .8 9 2 ,6 11 .3 3 8 ,7 8 7 .0 9 5 ,9 ( 2 6 .1 9 3 ,6 ) (6 0 .9 0 2 ,3 ) 22 3 .2 6 3 ,3 13 5 .9 9 9 ,1 6 5 .5 2 7 ,3 2 1.7 3 6 ,9 4 0 .7 2 0 ,8 7 .4 8 4 ,2 3 3 .2 3 6 ,6 7 1.6 4 4 ,5 2 5 8 .4 8 0 ,4 10 .2 7 9 ,8 13 3 .4 7 3 ,4 5 0 .5 8 7 ,2 6 4 .14 0 ,0 3 .5 0 3 ,3 2 16 .5 8 0 ,3 5 3 .6 8 8 ,0 11.2 3 9 ,6 15 1.6 5 2 ,7 ( 4 1 .7 3 6 ,6 ) ( 1 0 9 .9 1 6 ,1 ) 6 4 0 .6 3 9 ,6 2 3 5 .5 9 9 ,9 3 0 1.8 13 ,7 10 3 .2 2 6 ,0 16 9 .9 8 4 ,0 13 .9 3 0 ,3 15 5 .9 6 3 ,7 14 4 .6 8 8 ,2 4 14 .6 5 3 ,5 2 1.0 7 0 ,3 2 2 4 .3 9 2 ,2 7 5 .5 0 4 ,2 9 3 .6 8 6 ,8 5 .9 12 ,2 1.085.269,8 15 9 .7 16 ,5 ' 4 7 .9 6 6 ,0 10 .5 5 3 ,2 10 1 .1 9 7 ,3 (3 4 .7 2 4 ,9 ) (6 6 .4 7 2 ,4 ) 327.7 2 8 ,2 166.944,8 10 9.769,1 5 1.0 14 ,3 78.4 9 7 ,8 12 .6 9 7 ,2 6 5 .8 0 0 ,6 14 4 .688,2 369.034,8 18 .4 0 5 ,4 19 4 .2 0 5 ,2 6 7 .19 8 ,7 8 9.225,5 5.6 0 4 ,3 17 Fuente: Boletín Mensual del Banco Central de la República Dominicana, vol. xix, 1966. Valor agregado MACROECONOMICAS c. Servicios básicos .............................................................................. 1. Energía, agua, etc...................................................................... 2. Transporte y comunicaciones .............................................. D. Gobierno ......................................................................................... E . Otros servicios ................................................................................ 1. Finanzas ..................................................................................... 2. Comercio ................................................................................... 3. Propiedad de v iv ie n d a ............................................................. 4 . Servicios personales ............................................................... E. Silvicultura y pesca ........................................................................ Valor agregado MAGNITUDES Sectores productores de bienes de exportación ...................... 1. Agricultura (excepto caña) .................................................... 2. Minería ..................................................................................... 3. Complejo azucarero ............................................................... 3 .1 Caña .............................................................................. 3 .2 Industria azucarera ....................................................... b . Sectores productores de bienes para demanda in te rn a ............. 1. Agricultura (resto agricultura y ganadería) ...................... 2. Industria manufacturera (no azúcar) ................................. A. 19 6 4 Valor producción Valor producción 18 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA por agrupaciones de actividades económicas. A través del cuadro, puede apreciarse la fortísima dependencia en que todavía se encuentra la Repú­ blica Dominicana respecto del sector agrario, tanto directamente (alrededor del 25 % del p i b ) como a través de la producción industrial, que en más de un 35 % consiste en la transformación de la caña de azúcar y sus deri­ vados. Incluso es posible afirmar que la dependencia del sector agrario es en la realidad mayor de lo que expresa ese porcentaje, pues mientras los productos agrícolas —especialmente el azúcar— se encuentran valorados a precios muy bajos (prácticamente los efectivos en el mercado mundial), los productos industriales y los servicios se valoran de acuerdo con los precios del mercado interior. Esos precios internos resultan muy altos en el caso de los productos industriales por el fuerte grado de monopolio existente y por la elevada protección que dispensa el Arancel de Aduanas y, en el caso de los servicios, por el bajo nivel de productividad imperante. En el cuadro ii -4 se refleja la importancia que dentro de la estructura de la producción tiene el sector de bienes para la exportación, que es el que, en definitiva, con su mayor o menor dinamismo, hace pulsar al resto de la economía. Es también interesante apreciar a través del cuadro ii -4 el fuerte peso del sector comercial, casi un 20 %, lo cual es expresión de ¿a amplitud de los márgenes comerciales que permite el fuerte grado de mo­ nopolio, característico de toda la economía dominicana, según podremos comprobar en el apartado 4 de este capítulo al estudiar en detalle algunos de los problemas del sector industria] Tras esta visión de conjunto, a continuación pasamos a analizar los principales rasgos de los sectores del sistema productivo dominicano, pro­ curando resaltar en ese análisis los aspectos más relevantes para el tema de nuestro estudio. 3. SIT U A C IÓ N DEL SECTO R AGRARIO El sector externo constituye el motor básico de la economía domini­ cana (en el país no existió en el pasado más “ industria dinámica” que la azucarera), y dentro de él las exportaciones generan más del 80 % de la capacidad de importar, contribuyendo la agricultura directa o indirecta­ mente con más del 90 % de las exportaciones totales. No hace falta, pues, insistir mucho en la conclusión de que ha sido el desarrollo agrario el que ha posibilitado todo el crecimiento económico dominicano desde 1950, al garantizar a la nación suficientes medios de pago frente al exterior. Actualmente, la agricultura dominicana padece una larga serie de pro­ blemas: desequilibrada distribución de la propiedad de la tierra, escasa SITUACIÓN DEL SECTOR AGRARIO 19 diversificación de la producción que se traduce en la importación de pro­ ductos agrícolas cultivables en el país, deficiente mercadeo, infrautilización del potencial de riego actualmente disponible, estancamiento y aun regre­ sión de la ganadería, escasez de técnicos agrónomos, dieta inadecuada de la mayoría de los campesinos, etcétera.1 Sin embargo, puede afirmarse que el principal problema que hoy pesa sobre el sector agrario dominicano —y uno de los pocos solucionables a corto plazo y sin grandes inversiones— es el confusionismo creado por el exceso de instituciones de intervención. Como se dice en un reciente informe oficial: “Obsérvese que la experimentación agrícola se estatales, que cinco entidades asumen funciones de nismos conceden crédito a les agricultores, y cuatro cola, a la vez que tres se relacionan con las aguas de organismos hacen uso de las tierras del Estado’' .,2 conduce por cuatro entidades extensión agrícola, cinco orga­ intervienen en mercadeo agrí­ riego. Finalmente, siete de esos Aunque esta misma proliferación de organismos pueda darse en otros campos de la actividad económica, no cabe duda de que en el sector agrario la concentración de todas las funciones en servicios coordinados del Minis­ terio de Agricultura sería la operación menos costosa y más productiva a corto plazo. Por otra parte, hay que subrayar que el Estado dominicano es propietario de más de 500.000 Ha. de fértiles tierras de cultivo, que podrían servir de base para una planificación agraria modelo, a poco que se orga­ nizase su explotación. Sin las aludidas coordinación y planificación, dirigidas a elevar el nivel tecnológico, económico y cultural del campo, de nada sirve discurrir sobre las posibles exportaciones de carne y vegetales frescos a Puerto Rico o a las Antillas Menores. Sin ese prerrequisito, también carece de sentido el refle­ xionar sobre el posible ahorro de 40 millones de dólares de importaciones agrícolas que serían fácilmente sustituibles por la producción interna. Esta es, pues, una exigencia primordial para el desarrollo agrario —y económico general— del país, tanto si la República se vincula o no a las agrupaciones regionales del continente. La propia expansión de la economía nacional exige, además, esa coordinación y planificación como mecanismos para pro­ mover la integración interna, la incorporación real de centenares de miles de campesinos a la economía de mercado, lo cual supondría una mejora sustancial de las condiciones de vida de las familias rurales (que aún repre­ sentan más de los dos tercios de la población total) y una ampliación del mercado interno muy por encima de sus posibilidades actuales. Aún podría hacerse referencia a otros muchos problemas del sector agrario, pero puede resultar más correcto y riguroso remitir al lector al 1 Perspectivas, op. c i t p. 21. 2 lbidem , p. 29. 20 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA extenso Informe del Grupo de Estudio sobre la AgriculUira en la República Dominicana, preparado por una misión de la a i d , presidida por E. D. White, y hecho público en español en junio de 1967 (con fecha 14 de febrero de 1966). En ese estudio, de crudo realismo en multitud de pasa­ jes, se hacen consideraciones de gran interés sobre los diversos y graves problemas que hoy confronta la agricultura dominicana. Algo conviene subrayar como nota favorable para el desarrollo agrario dominicano, y de toda la economía en general: el hecho de que su infra­ estructura (carreteras, puertos, aeropuertos, telecomunicaciones, etcétera) se encuentra a un nivel superior al promedio de Iberoamérica. Esto significa que las nuevas inversiones necesarias para aumentar la producción y las exportaciones agropecuarias son mucho menores que en otros países latino­ americanos. Finalmente, como complemento de estas breves líneas dedicadas al sec­ tor agrario, al final del informe figura, en el anexo n° 1, la evolución de la producción agrícola dominicana entre 1961 y 1964, a precios constan­ tes de 1962. Aunque la mencionada relación estadística resulta un tanto amplia, me ha parecido oportuno incluirla, ya que comprende prácticamente la totalidad de los productos agrícolas dominicanos. La lista en cuestión habrá de sernos útil en las consideraciones que hayamos de hacer más adelante en los capítulos vi, vn y vm, al estudiar las relaciones comerciales y de integración de la República Dominicana. Por ahora baste constatar que los productos incluidos en los conceptos i (cereales), m (oleaginosas), iv (textiles), v (leguminosas) y vi (tubérculos, etcétera) se destinan, prác­ ticamente en su totalidad, al consumo interno. Sus precios, superiores a los del mercado internacional, y la falta de ensayos serios de mercadeo, im­ piden la exportación. El principal renglón para las exportaciones al mercado mundial se encuentra en el concepto iv (cultivos industriales) que incluye el azú­ car, al que ya nos hemos referido repetidamente, y sobre el cual insistire­ mos de nuevo en el capítulo vi, apartado 5. 4 - b , al ocuparnos del tema de la cuota azucarera. Finalmente, los conceptos vil (frutas), viii (hortalizas) y ix (varios) ofrecen un interés considerable para el comercio entre la República Domi­ nicana y el resto del área del Caribe y, señaladamente, frente a Puerto Rico. Por otra parte, las posibilidades de ampliación de estos cultivos son muy notables; en los últimos tiempos, se han dedicado a este fin ciertas super­ ficies ocupadas con anterioridad por plantaciones de guineos, que desde 1963 se han visto muy afectadas por el ‘ ‘mal de Panamá SECTOR INDUSTRIAL 21 4. EL SE CTO R IN D U ST R IA L : PRO BLEM AS A C T U A LE S Y POSIBILIDADES F U T U R A S El sector industrial creció en la República Dominicana, durante los años 1950-1961, a un ritmo considerablemente elevado, cifrable en torno al 10 % anual acumulativo. Cierto es que, en buena proporción, ese creci­ miento se debió a la expansión de la industria azucaTera, que aún absorbe más del 60 % de la total ocupación del sector industrial (estimada en su conjunto en unos 120.000 trabajadores en 1964) y el 59 % del capital invertido actualmente en todo el sector (calculado, en 1964, en 310 millo­ nes de r d $ ) . En el cuadro ii -5 se registra la evolución seguida por el índice de indus­ trialización en el lapso 1 9 5 1 -1 9 6 2 , del cual, por razones obvias, se excluye la industria azucarera. Es a ese bajo índice de industrialización al que alu­ díamos en el apartado 2 de este mismo capítulo, al referirnos a la eventual calificación de la República Dominicana como país de menor desarrollo económico relativo dentro de la a l a l c . C uadro ii -5 Indice de industrialización ( millones de rd$ a e . . precios corrientes ) 1950 1956 1962 1975 * a p r e c io s d e m e r c a d o . in d u s tria l ( v a lo r ag re g a d o 351,8 551,6 773,7 1.820,0 del sector no azucarero) . . . 33.9 56,7 100,8 349,0 9,4 10,3 13,0 19,1 pn b pb B — x 100 ................................ A Fuente: Junta Nacional de Planificación y Coordinación. * Proyección. El crecimiento industrial que entre 1950 y 1962 registra el cuadro n-5 se produjo en base al proceso de acumulación realizado por la familia Tru­ jillo, que, en parte, invirtió tales recursos en la instalación de nuevas in­ dustrias, en su mayoría de bienes de consumo sustitutivas de importaciones. Durante la “ era de Trujillo77, tales industrias funcionaron en régimen de 22 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA monopolio, con grandes beneficios, basados no sólo en el aprovechamiento de potenciales costos bajos por el reducido nivel de los salarios, sino, fun­ damentalmente, en la obtención de verdaderos subsidios del sector público transferidos a través del empleo sistemático y gratuito de sus servicios (transportes, mano de obra del ejército, etcétera) y por el mecanismo de la imposición obligatoria de determinados consumos industriales. A la caída del régimen de Trujillo, las empresas controladas por la familia gobernante y sus allegados fueron transferidas al Estado. Esto ex­ plica por qué la participación del sector público en el sistema productivo de bienes y servicios es en la República Dominicana más alta que en cual­ quier otro país de América Latina (salvo Cuba, naturalmente). Esto origina una serie de problemas —y ofrece una serie de posibilidades— muy espe­ ciales en el sector industrial. 4 .1 Las empresas industriales del Estado y su administración Entre 1963 y 1966, las empresas estatales fueron controladas a través de la Corporación de Fomento Industrial. 3 El aumento de los salarios, congelados de hecho durante los largos años de la dictadura de Trujillo, la supresión de los fuertes subsidios encubiertos y, en muchos casos, la pér­ dida de amplios privilegios monopolísticos tras la reapertura de algunas im­ portaciones, hicieron desaparecer en poco tiempo los altos beneficios que habían disfrutado en el anterior régimen las nuevas empresas estatales. Se reveló así la irracionalidad del planteamiento de algunas de ellas y, sobre todo, el extraño y ventajoso método seguido en su administración durante tanto tiempo. Por otra parte, no tardó en apreciarse que la Corporación de Fomento Industrial —por sus objetivos fundacionales y por su capacidad gestora— no resultaba el organismo más adecuado para administrar las empresas estatales. Ésta fue la razón por la cual, en 1966, mediante la ley 289, se crease la “ Corporación de Empresas Estatales” ( c o r d e ) , ver­ dadero Holding, del cual dependen hoy, a efectos de administración directa, la mayoría de las empresas controladas por el Estado y que, asimismo, se ocupa de los intereses públicos en las empresas con participación estatal minoritaria. En líneas generales se puede afirmar que bajo control más o menos fuerte del Estado se encuentran las siguientes industrias y servicios: 3 La Corporación de Fomento Industrial fue creada en 1963, básicamente para promover nuevas empresas. En 1966, se le descargó del control de las empresas pú­ blicas, para permitirle concentrarse en su labor de promoción. SECTOR INDUSTRIAL 23 —■El 60 % del azúcar y el 100 % del algodón. — Electricidad. — Pequeña metalurgia. —•Yeso. — Cemento. — ........ Pinturas. — Industria textil. —• Calzado. ■■■ ' — Sal. '' ' ■...--.■ i'-:-- - — Harinas ele trigo y de otros cereales. — Aceites vegetales. ^ — Tabacos. — Teléfonos. —*Transporte aéreo. Por lo que conversé y pude apreciar en el curso de mis entrevistas con funcionarios, administradores e ingenieros de la c o r d e v de varias de sus empresas que visité personalmente, me atrevería a decir que los problemas básicos de las empresas estatales en este momento pueden resumirse co­ mo sigue: •' : 1. En general, su equipo industrial es muy anticuado, no sólo por el hecho de que su instalación data de las décadas de 1940 o de 1950, sino también porque en el momento de instalarse, buena parte de la maquinaria era usada, procedente de fábricas desmontadas en otros países. El arquetipo de esta deficiente situación es la división textil de la fábrica de sacos. 2. El equipo industrial en muchos casos se encuentra seriamente deteriorado por la falta de reposición sistemática de piezas y elementos vitales. Se puede afirmar que desde 1958 la atención prestada a este capí­ tulo apenas ha cubierto el mínimo indispensable y no es extraño, pues, que incluso una parte del equipo sea hoy inutilizable por esta circunstancia. 3. Exceso de capacidad. La mayoría de las empresas estatales cuentan con capacidad muy superior a la del mercado dominicano. Sin embargo, por su planeamiento escasamente racional y su grave situación técnica y de productividad, no se encuentran en condiciones de emplear su actual capa­ cidad ociosa para trabajar con fines de exportación. Por otra parte, el seña­ lado exceso de capacidad impide la creación de nuevas plantas a niveles 24 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA competitivos en diversos sectores, en los que las empresas estatales disfru­ tan defacto de un monopolio absoluto (casos del cemento, yeso, harinas, etcétera). 4. Prohibiciones de importación. Unas industrias tan defectuosas co­ mo las analizadas no pueden protegerse frente a la competencia extranjera más que mediante las prohibiciones de importación o el régimen de licen­ cia previa. En este caso se encuentran la mayoría de las grandes empre­ sas estatales. 5. La deficiente administración, la continua movilidad y la escasa preparación de la mayoría de los administradores de las empresas estatales hasta 1966 ha sido uno de los más serios obstáculos a su racionalización y mejora. La interferencia entre los factores políticos y los cargos de ejecu­ tivos empresariales ha sido claramente negativa. Parece que este problema se encuentra en clara vía de resolución, y sus efectos ya están siendo muy positivos. El futuro de las empresas estatales. Implicaciones con el tema de la integración 4 .2 En las páginas que en el informe del c i a p se dedican al tema de la eventual privatización de las empresas estatales, figuran dos recomendacio­ nes que comparto casi en un ciento por ciento. “1. De las 47 empresas que el Estado controla total o parcialmente, buena parte podría trabajar eficientemente, dar utilidades y constituirse en un adecuado me­ canismo dé fmandamiento para otras inversiones públicas. ”2. Se considera inoportuno e ineficaz el simple traspaso de la industria estatal a manos privadas, por cuanto ello implicaría regresar al modelo de desarrollo de con­ centración de los ingresos — aunque atenuado— , ya que los treinta años de la dicta­ dura impidieron la creación de una amplia clase empresarial. Por lo tanto, la redu­ cida minoría ya existente controlaría el total de la industria, que de por sí continuaría siendo en gran parte monopolista, por las limitaciones del mercado interno (que a me­ diano plazo continuaría siendo reducido), y por las limitaciones de los ahorros internos que no facilitarían la aparición rápida de nuevos inversionistas. Por otra parte, ésta restaría capacidades empresariales a las posibilidades de nuevas actividades, que es lo que en definitiva necesita el país a fin de crear nuevos empleos, sustituid impor­ taciones y aumentar el ritmo de la actividad interna”. 4 Tres ventajas adicionales habría que señalar en favor del manteni­ miento —o mejor podría decirse, reconversión— de las actuales empresas '* c ia p , o£. ext., pp. i-22 y 1-23. SECTOR INDUSTRIAL C uadro 25 i i -6 Participación de ¡as empresas públicas en el producto bruto interno (a precios de mercado) generado en el sector industrial, y en el empleo en la industria, 1963 Participación de empresas públicas en producto bruto industrial % Participación de empresas públicas en personal ocupado en la industria % 44,6 64,4 Industrias tradicionales ...................... 46,3 67,4 Ingenios y refinerías de azúcar ............. Productos alimenticios, excepto azúcar . Bebidas ...................................................... Tabaco ............................ ........................... Textiles .................................................... Calzado y vestuario ................................. Maderas .................................................... Muebles .................................................... Imprentas y editoriales ............................ Cueros y sus productos ............. ............ Industrias manufactureras diversas 62,4 63,0 1,2 71,2 42,5 6,5 — — —■ 2,6 7,0 79,9 12,3 4,1 33,6 48,7 5,1 Industrias intermedias ............................ 38,1 21,4 Papel y sus productos ............................ Productos de caucho .............................. Productos químicos ................................... Productos de petróleo y carbón ............. Productos minerales no metálicos ......... Industrias metálicas básicas ................... 21,2 18,9 17,3 — 78,9 — 27,5 18,9 9,0 — 47,0 — .............................. 9,7 13,2 Productos metálicos ................................... Artículos eléctricos ................................... Material de transporte ............................ — — 44,2 13,1 43,7 14,3 Total industria manufacturera a. b. c . Industrias mecánicas ........... Fuente: Cuentas Nacionales, Banco Central, ( c ia p , — — — 14,9 3,8 p. n -117 ). 26 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA estatales; esas tres razones son más o menos relación ables con el tema de la integración económica. La primera observación se refiere a la importancia alcanzada por el sector público dentro del sistema productivo nacional, y su trascendencia a los efectos de una planificación. Dentro del sector industrial (incluida la industria azucarera), con un producto bruto total de 155,4 millones de pesos dominicanos y 103.908 personas empleadas en 1963, las empresas públicas representan el 44,6 y 64,4 %, respectivamente. El cuadro n-6 nos propor­ ciona el desglose para los diversos subsectores industriales. Con esas pro­ porciones de participación estatal en el sector industrial, la República Dominicana se encuentra en una posición verdaderamente única para abor­ dar la planificación económica Si ésta se configurara en su día —como todo parece indicarlo— según el modelo de la planificación indicativa, el Pro­ grama de Inversiones Públicas (verdadero armazón del Plan) sería lo sufi­ cientemente importante como para hacer viable el resto de las proyecciones. Por otra parte (2^ observación adicional ), y refiriéndonos más con­ cretamente al tema de la integración económica,7 el contar con una fuerte o participación del sector público en el sistema productivo facilitaría enor­ memente cualquier tipo de negociaciones de desgravación aduanera (frente a la a l a l c o al m c c a ) , al dominar el Estado una buena proporción de las empresas manufactureras. Finalmente (3^ obseriwción adicional ), cabe pensar que las empresas estatales dominicanas, al estar mejor organizadas y administradas que hasta ahora, constituirían una buena base para eventuales acuerdos de complementación industrial con los países miembros de los dos proyectos latino­ americanos de integración económica. A corto y mediano plazo, el principal problema en este campo consiste en que el Gobierno dominicano no cuenta actualmente con una política clara a corto, mediano y largo plazo. Como ya se ha indicado más arriba, en 1966 se creó la Corporación de Empresas Estatales ( c o r d e ) , con el pro­ pósito de centralizar su administración. Durante su primer año de funcio­ namiento efectivo, la c o r d e parece haber esclarecido notablemente el pano­ rama que presentan sus empresas, que han visto reducidas sus pérdidas de forma considerable hasta nivelarse su cuenta global de resultados. 5 Si esto se ha logrado con sólo el esfuerzo inicial, es evidente que el sector público podría obtener en el futuro ingresos de alguna importancia, si logra una explotación racional de las empresas estatales. Sin embargo, a primera vista no parece ser ése el camino por donde discurren las intenciones oficiales, 5 M em oria presentada por la c o r d e y las empresas bajo su control al doctor Joa­ quín Balaguer, honorable señor presidente de la R epública, Santo Domingo, 1967. SECTOR INDUSTRIAL 27 En 1967, el Gobierno dominicano —con financiación de la a id — enco­ mendó a la sociedad de consultores a d e l a t e c un estudio sobre el mecanis­ mo más adecuado para transferir las empresas estatales al sector, privado. Este mandato implicaba, de hecho, dos presunciones: 1. Que las actuales empresas estatales funcionaron con mayor efi­ ciencia tiempo atrás, cuando estaban en manos de administradores privados. 2. Que en la República Dominicana las empresas privadas funcionan actualmente mejor que las empresas estatales. Según el señor Humberto Esteve, jefe de la misión de a d e l a t e c , con quien tuve ocasión de mantener un amplio cambio de impresiones, esas dos presunciones, al tratar de verificarse, quedaron develadas como simples falacias. Se demostró que las empresas estatales que eran rentables antes de su transferencia al Estado lo eran, entre otras razones, por su absoluto o casi total grado de monopolio y por sus posibilidades de imposición obli­ gatoria al consumo de sus productos. 6 Las empresas públicas que hoy se mantienen en esta posición en el mercado, siguen siendo rentables (cemento, molinos, fábrica de sacos, pinturas y tabaco). Por el contrario, las empre­ sas estatales que han perdido el monopolio (por la libertad de importacio­ nes, o por la aparición o mayor actividad de los competidores privados) se encuentran en crisis, y lo mismo les sucede a las empresas privadas de tales sectores. Esto último demuestra (y el sector textil proporciona los ejemplos más evidentes) que, por regla general, no se puede afirmar que la eficien­ cia sea mayor en las empresas privadas que en las públicas. Así, pues, en la República Dominicana se cumple una vez más la ley prácticamente uni­ versal de que las empresas públicas están a un nivel de eficiencia similar al de las privadas o sólo ligeramente inferior. A la vista de las anteriores apreciaciones, el jefe de la misión de me manifestó que existía el propósito de hacer las siguientes recomendaciones: 7 adelatec 1. Que las empresas estatales con fuertes pérdidas y para las cuales el costo de protección sea excesivo, se disuelvan simplemente, sin opción para su transferencia al sector privado. Aparentemente, este planteamiento podría presentar algunas dificultades por razones de orden laboral. Pero 6 Algunas de estas imposiciones al consumo todavía subsisten: en los casos..de sacos, botellas no rellenables, etcétera. 7 El informe final de a d e l a t e c — por razones que se me escapan— parece que contiene modificaciones fundamentales en esas recomendaciones. Hasta el momento de preparar la versión final de mi trabajo no pude disponer de ese infórme» 28 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA de hecho, la mano de obra empleada en estas empresas —-que son las más pequeñas de la c o r d e — es relativamente muy poco importante. 2. Que las empresas estatales no rentables y que no desempeñan una función importante para la economía nacional se transfieran a la inicia­ tiva privada, a cualquier precio. 3. Que la c o r d e siga administrando las restantes empresas introdu­ ciendo las medidas de racionalización necesarias para mejorar su eficiencia. Teniendo en cuenta que actualmente se está en una situación de sobreequipamiento, no se consideran necesarias grandes inversiones a mediano plazo. Cuantitativamente, este grupo de empresas supondría proporciones muy elevadas de la actual actividad v empleo de las empresas estatales, desde luego, muy superiores al 50% del total. 4. La integración de la República Dominicana en alguno de los blo­ ques económicos latinoamericanos debe ser considerada como una de las aspiraciones básicas de política económica. En consecuencia, las empresas estatales deben ponerse en condiciones de resistir la futura competencia que eventualmente resulte de esa integración. Creo que este conjunto de recomendaciones puede ser perfectamente suscrito en relación con la eventualidad de una futura política de integra­ ción de la República Dominicana. 4 .3 El 'problema energético y sus relaciones con la eventual integración El problema energético, que resulta básico en todo proceso de indus­ trialización racional, exige una atención especial en el contexto del pre­ sente estudio. En general, se puede afirmar que la energía eléctrica en la República Dominicana resulta cara en comparación con los precios vigen­ tes en los países más industrializados de América Latina. Los ingenios azucareros generan su propia electricidad, a base de pequeñas centrales térmicas donde el combustible básico es el bagazo de caña. Por el con­ trario, la industria manufacturera se abastece de la energía producida por la Corporación Dominicana de Electricidad, empresa estatal, que funcio­ na con costos considerablemente elevados por la pequeña dimensión de sus plantas térmicas, que emplean como combustibles derivados del pe­ tróleo. 8 8 Los precios de la electricidad en la República Dominicana, como en todos los países del mundo, varían según los bloques de consumo. La tabla básica de tarifas, SECTOR INDUSTRIAL 29 Esta situación podría modificarse sustancialmente con el aprovecha­ miento del potencial hidroeléctrico del país, comparativamente elevado y que ha sido cifrado recientemente en 600.000 Kw. Los principales pro­ yectos en este campo serían los aprovechamientos eléctricos de las presas de Tavera y Valdesia, en cuya construcción habrán de invertirse 44 y 35 millones de pesos, respectivamente. Un caso de falta de aprovechamiento por no estar montados las turbinas y los generadores es la presa haitiana de Peligre sobre el río Artibonito, fronterizo entre Haití y la República Dominicana, que podría ser la base de una creciente cooperación eco­ nómica de los dos países de la isla Hispaniola; este aspecto de la cuestión lo analizamos más ampliamente en el capítulo iv. También en relación con el sector energético, hay que señalar que el proceso de industrialización podría dar un paso considerable con la cons­ trucción de la primera refinería de petróleo, cuyo período (de dos meses) de licitación se abrió oficialmente el 26 de julio de 1967 ( Listín Diario de la misma fecha). La refinería, según las condiciones de la licitación, debería construirse para un consumo de productos petrolíferos diversos de unas 750.000 Tm. (estimado para el año 1967) a 1.500.000 toneladas (previsión para 1972). En mi opinión, en la convocatoria de la aludida licitación se han descuidado algunos extremos de gran interés: 1. La refinería considerada no tiene una dimensión aceptable y desde su licitación tendría que haberse considerado con mayor atención la neceválida para todas las áreas cubiertas por la red de la Corporación Dominicana de Electricidad es la siguiente: rd$ a) Por cada uno de los primeros cien ( 1 0 0 ) 0,04. kilovatios horas consumidos: b) Por cada uno de los próximos novecientos (9 0 0 ) kilovatios horas consu­ midos: r d $ 0,03. c) Por cada uno de los próximos nueve mil (9 .0 0 0 ) kilovatios horas consu­ midos: r d $ 0 , 0 2 . d ) Por cada uno de los próximos quince mil ( 1 5 .0 0 0 ) kilovatios horas consu­ midos: r d $ 0,015. e) Por c a d a k i lo v a t i o h o r a a d i c i o n a l p o r to d o s lo s k i lo v a t i o s h o r a s sen d e v e in tic in c o m il (25.0 0 0 ) k i lo v a t i o s h o r a s c o n s u m id o s : rd$ que s o b re p a ­ 0 ,0 1 . Aparte de la tarifa-base, existen una serie de recargos que elevan considerable­ mente el precio. En una empresa industrial de gran consumo de electricidad (de más de 15.000 Kw h) el precio medio supone 1,4 cts. por Kwih, lo cual sin ser un precio excesivo sí lo es considerable para las empresas con gran consumo energético. (D e la publicación Información y datos industríales de la R epública Dominicana, editad^ por la c f i , Santo Domingo, 1967). 30 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA sidad de generar exportaciones de mayor entidad que las previstas al nivel de la capacidad proyectada. 2. No se ha hecho ningún intento para llegar a un acuerdo con Haití, a fin de construir una única refinería para toda la isla como habría sido lo razonable 3. No se estableció ningún contacto previo con la Corporación Ve­ nezolana de Petróleos, con la cual tal vez podría haberse llegado a un acuerdo para la construcción de una refinería de capital binacional o trinacional (incluyendo a la República Dominicana, Haití y Venezuela), lo que hubiera constituido una sólida base de complementación industrial en la eventual integración de la República Dominicana en la a l a l c . En definitiva, el texto de la licitación de la refinería de petróleo es una clara muestra de la persistente mentalidad obsesiva por la sustitución de importaciones y de la total ausencia de una mínima política frente a las posibilidades de la integración económica. 4 .4 La actual capacidad ociosa de la industria y sus posibilidades en un proceso de integración La subutilización de la capacidad industrial instalada es otro proble­ ma que —como sucede en casi todos los países de mercado insuficiente, proteccionismo, y costos altos— padece de forma muy aguda la economía dominicana. Como ya hemos indicado de pasada, el problema parece ser especialmente grave en las empresas estatales. Una encuesta realizada re­ cientemente, puso de relieve que en 1964-1965 (evidentemente dos años de inestabilidad política y de fuerte aumento de las importaciones) “ de 29 empresas (con 24 líneas de producción) de las cuales fue posible obtener información, sólo 4 están trabajando a capacidad plena. Del resto, 2 tie­ nen entre un 10 % a un 12 % de capacidad desocupada, 7 entre un 40 % V, 50 %, 6 entre un 51 % y un 80 % y 4 están inactivas” . 0 La situación en el sector privado, por lo que pude apreciar en mis conversaciones con los empresarios industriales, no parece ser mucho mejor. . La encuesta sobre capacidad ociosa en la industria y las considera­ ciones adicionales sobre el sector privado, creo que permiten obtener tres conclusiones de algún interés en relación con nuestro tema básico: 9 c ia p , o f . c i t p. I I - 127. SECTOR INDUSTRIAL 31 1. Actualmente, el potencial de aumento de la producción domini cana reside, en buena medida, en la posibilidad de aprovechar íntegra­ mente la capacidad instalada. En este sentido parece que no deberían darse facilidades para nuevas inversiones en líneas de producción subutilizadas, en tanto no se llegue a un aprovechamiento razonable de las mismas. Los posible recelos frente al monopolio derivable de tal actitud, deberían superarse con una adecuada vigilancia de los precios, y con el manteni­ miento de una cierta competencia exterior en el marco de una política de integración. 2. En algunos casos, la capacidad instalada no podrá ser aprove­ chada más que con una ampliación del mercado, operada a través de la exportación. Y ésta resultará indudablemente muy difícil —y cada vez más—■ en tanto que no se obtengan facilidades aduaneras v comerciales por la vía de la integración. 3. El mercado dominicano, por su reducida dimensión, tiene un techo muv bajo para las inversiones industriales puramente autárquicas. Esto no debería perderse de vista en la nueva etapa de desarrollo que pretende realizarse en el período 1968-1971. Consecuentemente, a las empresas por encima de un determinado volumen de inversión v que emplearan crédito oficial o ayuda externa a través del sector público, debería exi­ mírseles : a ) una dimensión mínima razonable que permita costos unitarios competitivos; V) determinadas garantías sobre la posibilidad de dar salida a parte de su producción a través de exportaciones. Naturalmente, esto sería más fácil de exigir en el contexto de una política de vinculación económica a las áreas continentales de integración, que no en el actual marco de aislamiento. 4. 5 Las leyes de fomento industrial Como otros tantos países, la República Dominicana ha intentado ha­ cer lo más atractiva posible la inversión de capitales para el desarrollo de la industria. Pero al no haberse fijado unas ciertas condiciones mínimas a cumplir por parte de las empresas, no es extraño —aparte de la inesta­ bilidad política— que la Ley de Protección e Incentivo Industrial de 1963 10 no haya tenido efectos favorables en la promoción de industrias competitivas y por tanto con posibilidades de exportación. Por el con­ trario, la polarización de esa ley en el único aspecto de las exoneraciones Ley N9 4 de 1963. 32 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA graduables (que pueden llegar a prácticamente el 98 % de todos los im­ puestos durante 8 años) ha venido creando de hecho un paraíso fiscal en donde los márgenes de ganancia unitarios pueden llegar a ser tan grandes en el mercado interior, que tienden a suprimir por completo el estímulo para intentar la exportación. Por otra parte, esas exoneraciones indiscri­ minadas crean tres problemas adicionales que inciden gravemente sobre el futuro desarrollo: 1. Con la renuncia a unos ingresos fiscales de gran volumen, sitúan al presupuesto en una dependencia demasiado fuerte respecto de los im­ puestos de importación (según tendremos ocasión de comprobar en detalle en el apartado 4 de este capítulo y en el siguiente capítulo). Esto, a su vez, es un elemento que ha conducido en los últimos años a un creciente proteccionismo, en razón de los recargos lineales del arancel que con fines puramente recaudatorios se han producido en los momentos de apuros financieros. 2. El amplio margen de protección dispensado al sistema productivo nacional a través de las exoneraciones y el arancel, crean una situación tan rígida, que con toda seguridad ha de suponer una barrera difícil de demoler en cualquier proyecto de integración, tanto por la presión privada para mantener ese margen, como por la resistencia por parte de la Ha­ cienda ante el temor de ver reducirse el más importante renglón de sus ingresos. 3. La difícil situación financiera del Estado dominicano a que hemos aludido con anterioridad, también tiene su influencia negativa en el campo de la exportación industrial y, en definitiva, en la ampliación del mer­ cado interno. Me refiero a que defacto , en la República Dominicana no funciona ningún sistema para restituir al exportador los impuestos inter­ nos imputables a mercancías exportadas (desgravación fiscal a la expor­ tación), o para devolver los impuestos que gravan la porción de los ele­ mentos de importación que participan en las mercancías exportadas (dm wback ). De hecho, los industriales dominicanos parecen haber aceptado la tesis de que lo que ingresa en las arcas del Erario es para no salir de ellas nunca más. Las anómalas situaciones creadas en lo referente a incentivos indus­ triales parece que intentarán resolverse con la nueva ley de incentivos industriales que actualmente se encuentra en estudio en la c f i . 11 Con 11 En el momento de la redacción final de este informe (cinco meses después de mi primera estadía en la República Dominicana) este proyecto de ley se encon­ traba de nuevo paralizado, fallando así la anterior previsión sobre su inmediata pu­ blicación. SECTOR INDUSTRIAL 33 ella, pretende sustituirse el actual sistema de exoneraciones graduables discrecionalmente por un sistema más automático, de beneficios fiscales de alcance fijo según el orden de prioridad que se asigne a los diversos sectores de inversión. Dos serios problemas subsisten sin embargo en el planteamiento de la nueva ley: 1. La fijación de la prioridad. En diciembre de 1967 aún se discutía —en el seno de la comisión redactora del anteproyecto— si el orden de prioridades debía figurar en la propia ley, o si debía establecerlo casuísti­ camente una Comisión ad hoc. Esta última solución supondría, natural­ mente, una reducción muy considerable del automatismo inicialmente deseado. 2. El régimen transitorio para las industrias ya establecidas. Entre los industriales dominicanos se ha generalizado el temor de que pueda crearse una situación de falta de equidad entre las industrias nacidas antes y después de la promulgación del nuevo texto legal. Cierto que éste es un problema que inevitablemente se presenta en la modificación de cual­ quier régimen administrativo de fomento. Pero, en el caso que nos ocupa, es evidente que un cambio demasiado radical podría crear una situación difícil de desconcierto y decepción entre los empresarios ya existentes.12 Esta última referencia a la necesidad de un clima de continuidad, segu­ ridad y de equidad nos lleva a una última cuestión que creo de gran interés. Me refiero al tema de la actitud de los empresarios industriales frente al tema de la integración. 4 .6 Los industriales ante la integración . Los frerrequisitos básicos Para conocer la actitud empresarial ante la cuestión de la integración económica, mantuve una larga entrevista con un nutrido grupo de miem­ bros de la Sociedad de Industriales y de la Cámara de Comercio de Santo Domingo en el curso de esa entrevista se puso de relieve: 12 Finalmente, también dentro del sector industrial, haremos una breve refe­ rencia a la capacidad de gestión para aprovechar los recursos ofrecidos por la ayuda externa. Aparte del hecho ya aludido de que la mayor parte de la ayuda externa recibida entre 1960 y 1966 se dedicó a financiar la expansión del consumo, este pro­ blema era especialmente visible en el campo de la mediana y pequeña empresa. Para atacar este problema, en 1965 se creó el Fondo de Inversiones para é l Desarrolld Económico ( p i d e ) , con unos recursos de 1 0 millones de r d $ facilitadlos por e l b i d y ia a i d . Este Fondo, que es administrado directamente por el Banco Central de l a Repú­ blica Dominicana, supone una experiencia muy alentadora. 34 DESARROLLO KCOTStOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA 1. La escasa preocupación que hasta ahora ha suscitado el tema de la integración en los medios industriales, lógicamente por la inexistencia de contactos oficiales entre el Gobierno dominicano y la a l a l c o el m c c a . No es extraño, pues, que los industriales dominicanos, desde un principio, manifiesten honesta y explícitamente su falta de preparación para pro­ nunciarse por el tema antes de contar con un cierto conocimiento de causa.13 2. Una vez adentrados en la discusión del tema —y hecha la acla­ ración de que habida cuenta de las especiales circunstancias de la econo­ mía dominicana su integración no podría producirse sino de forma gra­ dual en el contexto de un trato favorable— los industriales dominicanos reconocen casi unánimemente que su país no puede seguir por mucho tiempo en su actual apartamiento de todos los bloques económicos de América. Ven con perfecta claridad que a largo plazo ésta es una postura difícil de mantener en cualquier caso v, especialmente, con un mercado tan reducido como el dominicano, en el que las posibilidades de sustitu­ ción de importaciones en el sector industrial están llegando ya claramente a techos difíciles de superar. 3. Quizá lo más interesante que la discusión con los industriales y comerciantes puso de relieve fue el reconocimiento de que para entrar en un proceso de integración es preciso que se den unos ciertos prerrequisitos en el marco institucional de la economía dominicana. Concretamente, se criticó duramente: — La inestabilidad política, que detiene todo progreso económico sus­ tancial por el temor a realizar unas inversiones cuyos frutos puedan verse en peligro. —■La ineficiencia de la administración pública, el exceso de requisitos burocráticos de todo tipo, y la acusada movilidad de los funcionarios que altera continuamente los criterios de aplicación de las disposiciones legales. —*La falta de un arancel moderno y adecuado a las necesidades del país. Este punto de la crítica fue minuciosamente abordado. En este informe se trata con detenimiento en el siguiente capítulo ni. 13 “En este sentido , creo que sería del máximo interés que al curso qu e ha de organizar el i n t a l sobre integración económica en Santo Domingo en diciem bre de 1967, debería asistir un a nutrida representación de e m p r e s a r io s Ésta era mi reco­ mendación al nivel de agosto de 1967. En la práctica la asistencia fue muy limitada, y proveniente sólo del sector bancario privado. Los empresarios que asistieron a un Sem inario del Sector Privado , manifestaron encontrarse demasiado ocupados para po­ der emplear en el curso sus jornadas matutinas (todo el curso se celebró entre las 8 y las 12 de la mañana). SECTOR INDUSTRIAL 35 — La falta de cumplimiento y de nueva ordenación de la desgravación fiscal a la exportación y del draw-back. A este tema concreto ya nos hemos referido más arriba, y otro tanto sucede con respecto al proyecto de ley de incentivos industriales. — La falta de continuidad y de seguridad en los beneficios ofrecidos en las leyes industriales. Las exoneraciones sobre materias primas y, por con­ siguiente, el suministro de las mismas, pueden verse alteradas de un día para otro sin que sea fácil obtener su restauración o la compensación adecuada por la vía de la reclamación. — Esta falta de seguridad en el cumplimiento de las concesiones ofrecidas por el Estado, quedó subrayada como uno de los aspectos más negativos. Hasta el punto de que uno de los industriales afirmó en el contexto de la discusión, que 4'‘ el montar una industria en la República Dominicana es algo parecido a jugar a la ruleta7'. Aunque, ciertamente, a las frases hechas no puede dárseles siempre un gran valor, ésta tiene por lo menos la virtud de reflejar un cierto estado de ánimo muy extendido. En suma, los industriales y comerciantes aunque intuyen que por los niveles de sus costos la integración supondría inevitables reajustes, la acep­ tan como algo inevitable. Por ello insisten —en mi opinión con muy buen criterio— en que se den unos ciertos prerrequisitos para la integra­ ción, en los diferentes aspectos examinados: — Continuidad en la política económica general; — reforma de la administración; reforma del Arancel de Aduanas; — nuevas disposiciones efectivas para favorecer la exportación; — mayor efectividad y trato equitativo en los regímenes de fomento in­ dustrial y de comercio exterior. En suma, los prerrequisitos aparecen como algo absolutamente nece­ sario para abordar seriamente el tema de la integración. Al propio tiempo es evidente que el cumplimiento riguroso de los prerrequisitos enunciados sólo podrá darse en un marco de mínima disciplina que obligue al Estado al efectivo cumplimiento de sus compromisos. Y parece estar claro que esa disciplina será difícil de conseguir dentro del actual aislamiento. Por ello, el mayor interés de los industriales y comerciantes por el tema de la integración radica en su calidad de instrumento para disciplinar la polí­ tica económica nacional, y para que les sea garantizada una mayor efi­ ciencia del marco institucional y una cierta continuidad del mismo, . 36 4 .7 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA Posibilidades de nuevas industrias en el marco de la integración Es éste uno de los campos económicos en que más difícil resulta la predicción. Lo que es evidente es que la integración económica “ educa” a los empresarios (y al Estado), les ofrece un mercado mucho más amplio y, por lo tanto —a poco que las autoridades económicas negocien con habi­ lidad— surgen mejores oportunidades para invertir, especialmente en el caso de un país con un mercado interno tan reducido como es el de la República Dominicana. Sin embargo pretenden hacer desde ahora una “ relación o lista de nuevas industrias instalables” en la República Domi­ nicana con vista a la integración, lo cual no sería una labor rigurosa. Por ello, al igual que hicimos en el caso de la producción agrícola, me ha parecido del mayor interés reproducir como anexo n? 2 a este informe, la lista de las agrupaciones de las industrias manufactureras hoy existen­ tes en la República Dominicana, con la evolución de sus respectivas pro­ ducciones entre 1960 y 1963 (últimos datos disponibles). Esta lista de producción habrá de sernos de utilidad en los capítulos vi, vil y vm, al anali­ zar las perspectivas de comercio e integración con el Caribe, el m c c a y la a l a l c . Al mismo tiempo, conviene observar que en el capítulo i i i de­ dicamos un apartado especial a la promoción de exportaciones, que natu­ ralmente se vería facilitada en gran medida por un proceso de creciente integración y cooperación económica con las distintas áreas económicas. 5. FISCALIDAD Aunque tanto en el caso de la a l a l c como en el del m c c a el tema de la armonización fiscal aún no haya sido abordado en forma operativa, parece absolutamente necesario hacer siquiera sea una breve referencia a la fiscalidad en la República Dominicana. La estructura de los ingresos del Gobierno central de la República Dominicana se refleja en el cuadro i i - 7 . Se aprecian inmediatamente dos elementos de interés por lo que afecta a la materia del presente estudio y a los cuales ya hemos aludido con anterioridad: 1. El fuerte peso relativo de los impuestos sobre el comercio exterior, que suponen casi el 50 % de los ingresos tributarios. A las consecuencias de esta situación nos referimos más adelante con algún detalle en el capítulo i i i , al estudiar el sector externo de la economía dominicana. EMPLEO, SALAílIOS Y SÉGtftttDAD SOCÍAL 37 2. El peso relativo también considerable de los restantes impuestos sobre el consumo, que contribuyen sin duda a frenar la expansión del mer­ cado interior. Claro es que esto es una consecuencia de la proporción irri­ soria que representan los impuestos directos y, sobre todo, el impuesto sobre herencias y sucesiones. Así, pues, se puede afirmar que el sistema tributario dominicano es so­ cialmente regresivo. Y, desde el punto de vista estrictamente económico, por la debilidad de la imposición directa, el presupuesto es absolutamente insuficiente. Como nos muestra el cuadro n-7, los ingresos corrientes, y por lo tanto las inversiones públicas, deben ser financiadas con base a la deuda externa y las transferencias del exterior. ¿Hasta cuándo será posible man­ tener el actual sistema de financiación de la inversión pública? La res­ puesta a esta pregunta nos adentraría en uno de los temas que resultan más polémicos hoy en la República Dominicana: cuál es el tope máximo del endeudamiento externo. Lo que creo está bastante claro es la necesidad perentoria —que por otra parte nadie niega en términos teóricos'— de una reforma fiscal que cambie la actual estructura presupuestaria. Los estudios sobre esa eventual reforma ya existen.14 Su aplicación no depende, pues, de falta de conocimientos sino de que verdaderamente se adopte la deci­ sión política de ir hacia una nueva estructura socialmente más justa en el reparto de la carga tributaria. A largo plazo, con la vista puesta en una eventual integración, la refor­ ma fiscal parece especialmente importante, a fin de compensar de algún modo la disminución relativa que podría producirse en los impuestos sobre el comercio exterior como consecuencia de las desgravaciones aduaneras con­ certadas. Éste debería ser un estímulo más para transformar el sistema tri­ butario en un sentido más progresivo. 6. EM PLEO , SALARIOS Y SEGURIDAD SO CIA L Si en los actuales momentos difíciles de la economía dominicana la mayor atención se dirige a los problemas del sector externo, en definitiva, las últimas consecuencias económicas de fondo, y las más humanas, se tra­ ducen en un elevado volumen de desempleo. En un informe oficial de diciembre de 1966 se dice textualmente: “Una vez derribados los muros de contención de la desocupación reprimida, disminuidos los niveles de inversión, y los trastornos propios de una revolución, nos Misión Técnica del Comité de Coordinación o e a / b i d / c e p a l en la Repú­ blica Dominicana, Reforma Fiscal para ¡a República D om inicana , informe prepara­ do por el doctor Jorge f r e y r e , consultor fiscal, agosto de 1965. C uadro i i -7 Ingresos del Gobierno central de la República Dominicana ................. Ingresos corrientes ............................................... .. 1 . Ingresos tributarios ............................................. ................. 1964 149,2 127,7 170,3 148,3 31,5 31,1 0,4 116,8 72,9 38,9 4,2 0,8 22,0 2,7 7,4 9,7 __. —. 2,2 19,9 (— 4,9) 1,9 0,1 6,8 (-) (6 ,8) 9,6 (0 ,3 ) (9 ,3 ) 1,5 190,2 189,2 168,0 34,2 33,4 0,8 133,8 87,9 35,9 5,3 4,7 21,2 2,4 8,2 9,0 ................. . ................ ................. . ................ 18,7 0,4 108,6 68,3 33,4 ......... 3,8 3,1 21,5 ................. 2,0 ................. 5,9 9,2 —. — ............................ 4,4 35,5 ................. ( -8 ,4 ) ................. 1,7 ................. 0.1 ................. 19,3 (5 ,1) ................. (14 ,2 ) ......... 18,9 ... .... (18 ,9 ) ............. (— ) ................. — 4,5 ................. 184,7 * Incluye “depósitos de terceros”. Fuente: Secretaría d e la o e a , según informaciones oficiales, ( c ia p , p. n -15). —. 1,6 24,9 ( -1 5 ,8 ) 1,9 0,2 14,7 (0,5) (14 ,2 ) 0,7 (0 ,7 ) (-) 7,4 214,1 1965 117,1 104,4 23,2 23,1 0,1 81,2 47,1 30,2 3,5 0,4 12,7 3,4 2,7 5,4 __ — 1,2 32,1 ( — 12,7) 1,3 1,1 4,5 (— ) (4 ,5 ) 24,3 ( 0 ,1 ) (24,2) 0,9 149,2 1966 155,9 138,5 34,3 33,8 0,5 104,2 67,5 32,6 3,6 0,5 17,4 2,5 5,4 8,5 __ — 0,6 38,9 C— 3 , 0 1,5 0,3 24,8 (-) (24,8) 12,3 (0,3) (12 ,0 ) 194,8 DOMINICANA 1963 DE LA REPUBLICA 1962 ECONOMICO Rentas ............................................................... Herencias y sucesiones ................................ b. Indirectos ......................................................... Aduanas .............................. ......................... . Consumos ........................................................ Transmisión bienes y negocios ................... Otros ............................................................... 2. Ingresos no tributarios ....................................... Tasas . . . . ............................................................... Lotería Nacional (utilidades) ........................ Venta de bienes y servicios .............................. Intereses y descuentos ......................................... Seguro social (imposiciones) ........................ Propiedades (ingresos) ....................................... Ingresos de capital ...................................................... a-. Superávit en cuenta corriente ............... .. b. Venta de activos.......... .......... .............................. c . Recuperación de préstamos * . ............................. d. Endeudamiento .................................................... Interno ............................................................ Externo ............................................................ e . Transferencias ...................................................... del sector privado (Ley 5785) ................... del sector externo ............. ....................... f . Variaciones de depósitos . . . . ............................ Ingresos totales ......................................................... R D $) DESARROLLO C O N C E P T O S 38 Qen millones de EMPLEO, SALARIOS Y SEGURIDAD SOCIAL 39 enfrentamos a un amplio margen de desocupación que se estima en 168.000 per­ sonas (17 ,7 % de la población activa). Bajo la premisa de que no se modifique la relación existente entre el número de individuos en edad de trabajar y aquél corres­ pondiente a los que efectivamente ingresan al mercado laboral, en el próximo quinquenio se registraría un aumento de 159.000 personas que demandarían ocu­ pación. Si se suma este nuevo contingente al que hoy se estima carece de ocupa­ ción, se requeriría entonces 327.000 empleos adicionales para cubrir la oferta total de trabajo hacia 19 7 1”. 15 En contra de lo que pudiera pensarse, ese amplio ejército de desocu­ pados (además de un volumen muy elevado pero no cifrable de desempleo disfrazado) no ha determinado un nivel de salarios industriales proporcio­ nalmente reducido. Desde 1961, el fenómeno ha sido precisamente el con­ trario: ampliación de la desocupación reprimida y aparición del paro masivo y, simultáneamente, elevación de los salarios industriales en los centros ur­ banos, gracias al resurgimiento de un sindicalismo reivindicante. De está forma, los salarios promedios en la industria son de 2,50 pesos dominicanos para obreros sin calificar, y de 6 a 8 pesos para los trabajadores especiali­ zados, niveles considerablemente elevados en un país con un ingreso per capita en torno a los 250 dólares. Claro es que en las zonas rurales la situación dista mucho de ser la misma. Habida cuenta de la estructura minifundista de la mayoría de las explotaciones agrícolas, no es extraño que más de los 2/3 de los campe­ sinos sean personal no remunerado (en general, componentes de la familia del campesino). Por otra parte, las rentas personales del pequeño agricultor —algo casi completamente equivalente a la retribución de su trabajo— no parece que hayan progresado mucho en los últimos años, pues los pre­ cios agrícolas en origen se han mantenido —o han caído— y la producti­ vidad en general no ha aumentado tampoco. Esta gran proporción de la población activa con tan bajo nivel de ingresos es el factor limitativo deci­ sivo del mercado interior dominicano. Otro dato de interés que conviene subrayar es que el gran volumen de mano de obra disponible en la República Dominicana no se ha com­ portado en los últimos años como un elemento decisivo de atracción de las inversiones exteriores. Las circunstancias políticas, y la casi nula capacita­ ción de esa mano de obra (un 60 % de analfabetismo en la zona rural y un 30 % en la zona urbana) han sido, tal vez, factores adversos impor­ tantes. Pero existe otra circunstancia, en mi opinión, de aún mayor tras­ cendencia: a la hora de invertir en el Caribe —y esto es un factor que no se puede perder de vista al enjuiciar el tema de la integración— el capital internacional prefiere hacerlo en países con mercados preferenciales de gran amplitud (Puerto Rico frente a EE. UU.; Trinidad y Tobago y Jamaica 15 Perspectivas, op. cit., p. 6. 40 DESARROLLO ECONÓMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA frente al Commonwealth británico; Surinam y Guayana Francesa frente a la c e e , m c c a , etcétera). Así, pues, la inversión en la República Dominicana no resulta muy atractiva desde el punto de vista de la mano de obra, ycon muy poco interés en cuanto al potencial de su mercado. Al evaluar las capacidades y costo de la mano de obra, las cargas so­ ciales suponen generalmente una parte considerable. En la República Do­ minicana el organismo básico en este terreno es el Instituto Dominicano de Seguros Sociales ( i d s s ) , cuya esfera de acción abarca a todos los obreros y empleados (de las empresas privadas y estatales) con salarios menores de 200 pesos dominicanos mensuales. El Instituto cubre los riesgos de enfer­ medad, maternidad, invalidez, vejez, muerte y accidentes de trabajo. Para la financiación, los patronos cotizan el 7 %, los trabajadores el 2,5 % y el Estado el 2,5 % de las retribuciones-base. El régimen de accidentes de trabajo se financia con una aportación patronal del 2,5 al 3 %. A la vista de los anteriores porcentajes, se puede pensar que los costos de seguros sociales para los empresarios dominicanos no representan más de un 10 % de la retribución-base, un importe muy bajo en comparación con otros países latinoamericanos. Ahora bien, esto no puede considerarse como un factor favorable para la promoción de las inversiones en la Repú­ blica Dominicana, pues la contrapartida de una seguridad social tan econó­ mica, es un servicio asistencial totalmente inadecuado, lo que redunda, na­ turalmente, en los niveles de productividad. Aparte de los graves problemas por los que atraviesa el id s s (por la falta de pago por parte del Estado de la parte de sus cuotas debidas como patrono en las empresas estatales), el c i a p ha resumido perfectamente los principales fallos actuales del sistema domi­ nicano de seguridad social: “Defectos en el programa. El actual programa de seguridad social adminis­ trado por el i d s s contiene una serie de lagunas y defectos. La familia del asegurado no tiene derecho a los servicios médicos. Sólo la esposa del trabajador amparado por el seguro social recibe atención médica en caso de maternidad. “La legislación actual abarca a to d o s lo s obreros, sin límite de sueldo, pero el monto cotizable está limitado a r d $ 200 mensuales. Con respecto a los empleados, se excluyen los que ganan más de r d $ 200 mensuales. Estas disposiciones impiden la función redistribuidora de la seguridad social. “En caso de muerte de un trabajador asegurado, no se pagan pensiones a la viuda y a los huérfanos; sólo se dan: I) una suma (de r d $ 30 hasta r d $ 120) para cubrir una parte de los gastos de sepelio; y 2 ) una suma por defunción, equi­ valente a un 33 por ciento del salario anual. El monto para gastos de sepelio es inadecuado, y el capital de defunción es un modo anticuado de pagar beneficios a los sobrevivientes. Este último se gasta rápidamente y por lo general no llena el fin para el cual fue establecido. El seguro de accidentes de trabajo tampoco paga pen­ siones; sigue la práctica de indemnizaciones globales”. 16 16 c i a p , oy. cit., pp. 177 y ss. COSTOS INDUSTRIALES 41 Aunque ya sabemos que tanto en el m c c a como en la a l a l c se está todavía muy lejos de llegar a una armonización en el campo de la seguridad social, me ha parecido que era de interés incluir la breve reseña anterior sobre la situación de los asegurados en la República Dominicana. Esta reseña creo que resume la situación claramente negativa de una importante pieza del marco institucional de la economía. APENDICE AL EPÍGRAFE 6 . UNA NOTA SOBRE COSTOS INDUSTRIALES En general, los estudios sobre costos implican una gran dificultad. Para llevarlos a cabo con un mínimo de rigor se precisan amplios equipos de analistas que trabajen largo tiempo en la evaluación de las diversas ope­ raciones de cada proceso de producción. Y el resultado es que una vez obtenida una estimación de los costos nacionales en un sector concreto, para su comparación internacional es necesario que los dos o más elemen­ tos a comparar hayan sido estimados con criterios homogéneos. Por todo ello, sería absurdo que aquí pretendiéramos incluir un estu­ dio comparativo de los costos dominicanos en relación con los vigentes en otros países de la a l a l c , m c c a o Caribe. Ésta es la razón por la cual en eí presente apéndice nos limitemos al estudio de uno de los elementos de mayor importancia en los costos industriales (los salarios), haciendo al­ gunas comparaciones muy someras de sus niveles con los de Puerto Rico, EE. UU. y Centroamérica. El salario mínimo legal por hora en la República Dominicana es de 0,25 pesos dominicanos, si bien el Comité Nacional de Salarios fija míni­ mos para las distintas actividades, desde 0,25 en muchos casos a 0,50 (in­ dustria de pinturas) con saltos a 0,30 (minas), 0,325 (fabricación de ciga­ rrillos), 0,35 (Cía. Dominicana de Teléfonos), 0,40 (industria azucarero). Claro es que estos salarios mínimos están mejorados a través de los pactos colectivos. Sin embargo, los incrementos no son muy fuertes, si se tiene en cuenta que en 1966 el salario promedio fue de 0,61 pesos dominicanos por hora.17 Los salarios dominicanos en la industria y los servicios han experimen­ tado un fuerte crecimiento en términos nominales a partir de la caída del régimen de Trujillo, como puede apreciarse a la vista del cuadro n-8, en donde asimismo se incluye una serie deflactada de salarios reales. Con el alza de un 95 % en sólo seis años no es extraño que los salarios dominica­ 17 Corporación de Fomento Industrial. Informaciones y Datos Industriales de la República Dominicana} Santo Domingo, 1967, pp. 23 y ss. 42 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA nos se sitúen hoy muy por encima de los centroamericanos. Según un estudio de la c e p a l ,, realizado en 1962, para 17 sectores industriales significativos, los niveles medios salariales en los distintos países de América Central eran los que refleja el cuadro n-9, donde se hace la comparación con la República Dominicana. C uadro i i -8 Indices de salarios industriales y de servicios y costo de vida en Santo Domingo índice general de salarios nominales A Ñ O S G B A índice de costo de vida índice de salarios reales A (— x 100) B 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... 100,0 96,1 104,9 113,9 116,3 114,1 114,4 100,0 106,0 144,9 174,4 192,8 195,7 — 100,0 110,3 138,1 153,1 165,8 169,8 — Fuentes 'prim arias : Oficina Nacional de Estadística. C uadro i i -9 Niveles salariales en el istmo centroamericano (1962) y República Dominicana (1966) P A Í S E S Nicaragua .............................................. El Salvador ............................................ Guatemala .............................................. Costa Rica .............................................. Honduras ................................................ República Dominicana ........................ , F uen tes : cepal y c f i. rd , %/hora 0,166 0,190 0,235 0,249 0,285 0,610 índice 100 115 142 150 172 367 COSTOS INDUSTRIALES 43 No pretendemos que la comparación realizada en el cuadro n-9 resulte muy rigurosa pues las diferencias en las fechas de la comparación, y la diversidad de los métodos seguidos en ambas averiguaciones, no nos ase­ guran de que se trate de términos homogéneos. Sin embargo, teniendo en cuenta la estabilidad monetaria de América Central y la base de la misma —la estabilidad salarial— creo que puede asegurarse que los niveles de salarios en los sectores industria y servicios en la Pxepública Dominicana están muy por encima de los centroamericanos. Por el contrarío, las comparaciones con Puerto Rico y EE. UU. son absolutamente inversas. A continuación, y sólo con carácter ilustrativo, se incluye el cuadro ii-lO, donde aparecen estas comparaciones para varios sectores industriales.18 C uadro ii-IO Niveles salariales en algunos sectores seleccionados SALARIOS POR HORA ( R D $ / h o r a ) S E C T O R E S Industrias m etálicas................... Industrias químicas ................... Industria del calzado ............... Material eléctrico ...................... Industria textil .......................... Confecciones .............................. EE. U U . (medio) Puerto Rico (medio) República Dominicana (mínimo) 3,12 3,03 1,85 2,67 2,00 1,93 1,60 1,66 1,10 1,50 1,23 1,18 0,32 0,50 0,40 0,25 0,30 0,30 F u e n t e s : c f i (para la República Dominicana) EE. U U . y Puerto Rico). y Chase Manhattan Bank (para Realmente, las grandes diferencias salariales no hacen sino reflejar parte de las fuertes divergencias de productividad. Son muchas las industrias domi­ nicanas que funcionan a menos del 40 % de la eficiencia técnicamente posi­ 18 En el caso de la República Dominicana, la fuente empleada es la que se cita en la nota 17. Para Puerto Rico y EE. UU. hemos hecho uso del estudio del Chase Manhattan Bank, Industry in Puerto Rico. Nueva York, 1967, pp. 19 y ss. 44 DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA ble para un equipo determinado.19 Ello se debe, naturalmente, a los pro­ blemas de organización del trabajo y de la preparación del personal. Por ello, no debe considerarse que los bajos niveles salariales sean un elemento decisivo para una futura competitividad dominicana. A medida que la pro­ ductividad aumente, los bajos niveles salariales de hoy —bajos en compa­ ración con Puerto Rico y EE. UU., pero muy altos en relación con Centroamérica— subirán inevitablemente. 19 Informaciones facilitadas por la c o r d e . En las empresas privadas la situación no es muy diferente, según las informaciones obtenidas por a d e l a t e c y amablemente facilitadas por el señor Humberto Esteve. CAPÍTULO III EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMÍA DOMINICANA: SU ESTRUCTURA E INSTITUCIONES 1. LA EVOLUCIÓN RECIEN TE DEL SE CTO R EXTERNO; U N A VISIÓN GLOBAL La evolución reciente del sector externo dominicano puede seguirse cla­ ramente a la vista del cuadro m-1, que contiene los datos sobre el período 1962-1966 y que, asimismo, incluye proyecciones para los años 1967-1971. Como puede apreciarse, y en consonancia con lo expuesto en varios pasajes de los capítulos i y n, en los años ulteriores a la caída de Trujillo se produjo un fuerte saldo negativo en la balanza de bienes y servicios, que superó la cifra de 60 millones de pesos dominicanos en 1964 y en 1966, Este saldo negativo se cubrió, en parte, con donaciones (especialmente fuer­ tes en 1965 en que alcanzaron un monto de 73,6 millones de pesos domi­ nicanos), con préstamos exteriores a los sectores privado y oficial y, en último término, con reducciones de las reservas internacionales dominica­ nas (véase columna h del cuadro). La grave crisis de balanza de pagos que para el período 1962-66 regis­ tra el cuadro m-1, se debe básicamente a dos hechos. El primero de ellos, la fuerte caída experimentada en las exportaciones en 1965 y 1966, que han resultado insuficientes para cubrir el pago de las importacionese. Por otra parte, el mantenimiento de un fortísimo saldo negativo de la cuenta de ser­ vicios desde 1962; de niveles entre -1 5 y -2 0 millones de pesos domi­ nicanos para la segunda mitad de la década de 1950, se pasó a niveles ma­ yores de -5 0 millones de pesos dominicanos tras la caída de Trujillo. La explicación no es difícil: después de décadas de dificultades para viajar al extranjero, se desató una verdadera fiebre por el turismo y por las com- C uadro i i i -I Financiamiento de la balanza de pagos de la República. Dominicana 1962 -1971 (E n millones de rd $ ) 1 - NECESIDADES CORRIENTES AÑOS 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 Exporta­ ciones de bienes (a) Importa­ ciones de bienes (b) 169,6 174,3 179,4 125,5 138,5 141,9 160,5 175,0 182,3 190,5 132,3 164,6 192,4 120,7 151,2 150,0 160,0 170,0 170,0 175,0 ............... ............... (P ) (P ) . . . . (E ) (P y) . . . (P y) . . . (P y) . .. (P y) . . . (P y) . . . (P ) Preliminar. (E ) Estimados provisionales. (P y) Proyecciones. Saldo comercial (c) — (a — b) 37,3 9,7 — 13,0 4,8 — 12,7 — 8,1 0,5 5,0 12,3 15,5 Saldo de servicios (d) Saldo de bienes y servicios (e) = fc + d) — 53,6 — 58,3 — 56,9 — 40,7 — 50,7 — 48,3 — 48,9 — 50,6 — 53,8 — 56,0 — 16,3 — 48,6 — 69,9 — 35,9 — 63,4 — 56,4 — 48,4 —4 5 ,6 — 41,5 — 40,5 Dona­ ciones (f) 2 3 4 5 6 7 5,9 29,2 18,6 73,6 18,0 10,0 8,0 5,0 5,0 5,0 Saldo de transacc. corrientes (g) = (e + f) — 10,4 — 19,4 — 51,3 37,7 — 45,4 — 46,4 — 40,4 — 40,6 — 36,5 -3 5 ,5 Saldo Intereses a fin an c . financiar adicional (i) - - (g + h) (h) __ __ __ __ — 0,2 — 0,6 — 1,6 — 2,2 — 2,9 — 10,4 — 19,4 — 51,3 37,7 —4 5 ,4 — 46,6 — 41,0 — 42,2 — 3-8,7 — 38,4 Continuación C u a d r o ih -1 II - FORMAS DE FINANCIAMIENTO Préstamos por recibir AÑOS 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... Privado M O ficial (b) Total (c) = (a + b) 1,1 5,4 6,1 9,1 8,5 22,8 8,1 15,0 16,4 9,1 9,3 33,8 36,2 20,0 16,1 21,8 15,2 18,4 42,3 59,0 28,1 Amortiza­ ciones (d) — 0,9 — 0,7 — 1,7 — 2,3 -3 ,7 — 6,9 — 7,6 -7 ,5 — 7,3 -7 ,6 F inancia­ miento por préstamos (e) — (c 4- d) 15,2 2 1,1 13,5 16,1 38,6 52,1 20,5 - 7,5 — 7,3 — 7,6 Otros capitales monetarios (f) — 10,6 14,0 — 6,0 — 28,8 — 8,5 — 10,0 ** ** ** ** * Errores y omisiones. ** Incluye el financiamiento a corto plazo del y amortizaciones. F uen te : Grupo del Sector Externo. cea, con sus refinanciamientos Total Financia­ Total fin an ­ C apital capitales no miento ciamiento monetario monetarios adicional (j) = (h) (g) = (e + f) (g + h + t) (i) 4,6 35,1 7,5 — 12,7 30,1 42,1 20,5 — 7,5 — 7,3 - 7,6 — 0,4 — 23,5 43,8 — 25,0 15,3 — 13,5 — 16,6 —20,3 — 0,9 6 ,2 * 7 ,8 * _ __ _ 18,0 37,1 70,0 46,9 46,0 10,4 19,4 51,3 — 37,7 45,4 46,6 41,0 42,2 38,7 38,4 48 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMIA DOMINICANA pras en el exterior, especialmente en Puerto Rico, que actúa como un gigan­ tesco foco de 1‘ efecto demostración ’ ’ para una parte de la sociedad domi­ nicana. La llamada cuenta de servicios debió verse engrosada, asimismo, en una medida indeterminable por los movimientos dirigidos a colocar de­ pósitos en los bancos extranjeros ante el temor de una situación revolucio­ naria en la República Dominicana. En estas condiciones, en 1966, el déficit de la balanza de bienes y servicios alcanzó uno de los máximos volúmenes de la historia dominicana (-63,4 millones). Los buenos deseos de resolver la crítica situación de la balanza de pagos descrita más arriba, se manifiestan en las proyecciones (años 1967-1971) del cuadro m-1, que traducen los mecanismos de ajuste idealmente posibles: aumento de las exportaciones, desaceleración en el ritmo de expansión de las importaciones, contención, asimismo, en el saldo negativo de la cuenta de servicios, mantenimiento (cierto que en un nivel muy inferior) de los flujos de donaciones, y práctica desaparición de nuevo endeudamiento ex­ terno a partir de 1968. Tras el fundamento técnico de tales proyecciones 1 se encierra la necesidad de un gran esfuerzo de la República Dominicana, tanto para restablecer la agresividad de sus exportaciones tradicionales y para forzar nuevas líneas de exportación, como para contener la propen­ sión a importar en todas sus manifestaciones. La cuestión que aquí nos interesa fundamentalmente, es determinar si el restablecimiento de una situación saneada de la balanza de pagos v, en definitiva, de toda la economía dominicana, podría lograrse más fácil­ mente si el país se situara en el marco de una vinculación paulatina a los proyectos regionales de integración hoy en curso en las Américas. Para poder responder al anterior interrogante, y antes de entrar en el examen pormenorizado de las diversas opciones de integración, creo que es absolutamente necesario profundizar —desde los ángulos que más pue­ den interesarnos para el tema que nos ocupa— en el conocimiento de la estructura y de las instituciones del sector externo dominicano. Por ello, en este capítulo examinamos sucesivamente la estructura del comercio exte­ rior y la situación actual y la evolución previsible de sus principales insti­ tuciones (arancel de aduanas, régimen de comercio y régimen de pagos). 2. EL CO M ERCIO EXTERIOR La estructura actual del comercio exterior dominicano ha sido bien resumida en un informe reciente con las siguientes palabras: 1 r a v e l o , Sebastián R., Proyecciones de la Balanza de Pagos de la República Dominicana 1967-197L Santo Domingo, Grupo del Sector Externo, 1966, pp. ii y ss. COMERCIO EXTERIOR 49 “ . . . El comercio exterior de la República Dominicana tiene las características de todos los países sub desarrollados en cuanto a su composición y orientación. Las exportaciones están compuestas principalmente de productos básicos, que en el caso dominicano se concentran en el azúcar, café, cacao, tabaco, guineo y bauxita, con más del 90 % de las exportaciones del país, yendo aproximadamente un 60 % hacia EE. U IL Las importaciones están compuestas de la manera siguiente: i) 61 % bienes de con­ sumo, correspondiendo un 20 % a bienes alimenticios; 20 '% a materias primas; üí) 15 % bienes de capital. El mayor proveedor es EE. U U., en un 50 % de la im­ portación total”. 2 A continuación realizamos un estudio detenido del comercio exterior, por productos y por áreas geográficas. Este estudio habrá de servirnos de base para las reflexiones que hemos de hacer en el momento de analizar las diversas alternativas de integración. Por ello, en el desglose de las im­ portaciones y exportaciones, distinguimos, según la procedencia o destino, las siguientes áreas: EE. UU. (excepto Puerto Rico), a l a l c , m c c a , Puerto Rico, Haití y región del Caribe. 2.1 Análisis por mercancías En el cuadro que figura como anexo n*?3 a este informe, incluimos las cifras globales de exportación de diez diferentes categorías de productos para los años 1961-1965, no habiendo todavía datos oficiales definitivos y des­ glosados para 1966. A la vista del cuadro, es posible apreciar la evolución seguida por las exporta dones dominicanas en el quinquenio 1961-1965. Con pequeñas alte­ raciones, la exportación ha mantenido la misma estructura a lo largo de todo ese período, caracterizada por su fuerte concentración en los productos primarios agrícolas tropicales y sus derivados, que en conjunto representan el 80 % del total, sumando la bauxita, se supera ampliamente el 90 %. La exportación de productos industriales manufacturados es prácticamente nula; incluida dentro del apartado “ Varios ” (sección “ otros productos” ) sólo representó el 4,3 % del total en 1965. La concentración de la exportación en unos pocos productos básicos supone un freno decisivo en la expansión de los ingresos de divisas del país, por las especiales circunstancias que hoy afectan al comercio de esas mer­ cancías. En el caso del azúcar, que normalmente representa más del 50 % de la exportación total, se está absolutamente a resultas de las decisiones de los Estados Unidos, dentro del mecanismo de cuotas de la Sugar Act, ya que las exportaciones dominicanas al mercado mundial se han hecho extra2 Ibidem, p. 6. 50 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMÍA DOMINICANA ordinariamente difíciles a partir de 1964. Tras la saturación de la demanda internacional que se alcanzó en ese año, los precios del mercado murdial cayeron al nivel de 2,5 centavos de dólar la libra, siendo así que el costo de producción en la República Dominicana se estima, en las mejores centrales azucareras, en algo más de 4,5 centavos la libra. En el caso del cacao —para el que aún no existe convenio internacio­ nal—■son los precios originados por la fuerte competencia internacional los que determinan el volumen de ingresos por exportación que, a largo plazo, tampoco puede esperarse aumenten de manera importante. Otro tanto su­ cede con el café , donde existen cuotas de exportación difíciles de mejorar dentro de la Organización Internacional del Café. Respecto de los guineos, la causa determinante de la fuerte contracción experimentada por las expor­ taciones ha sido la ya aludida difusión en la isla del llamado “ mal de Pana­ má” , que devastó las plantaciones a partir de 1963, y que indujo a la prin­ cipal compañía productora —filial de la U nited Fruit Company — a aban­ donar sus negocios en la República Dominicana. Aunque la sustitución de las antiguas variedades de bananeras por otras resistentes es factible —v en cierta medida ya se realiza— no parece que este cultivo pueda contribuir de una manera importante al futuro crecimiento de la exportación. Final­ mente, en el caso de la bauxita las expectativas de fuerte progreso de la exportación tampoco son muy brillantes. 3 Los yacimientos de minerales de cobre y de níquel, aún sin explotar en la República Dominicana, ofrecen perspectivas favorables en principio, pero su potencial a plazo medio para la exportación es todavía incierto. En resumen, de persistir las circunstancias actuales, se puede afirmar que a menos que la República Dominicana consiga crear nuevas líneas de exportación, los ingresos de divisas sólo podrán crecer lentamente Claro es que el acceso a nuevos mercados con fórmulas de comercio distintas de las tradicionales (integración económica o mayor aprovechamiento de las ven­ tajas del comercio internacional) supondría nuevas oportunidades de expor­ tación. A ellas nos referimos al analizar las diversas alternativas del cuadro de opciones con que abrimos el siguiente capítulo rv. La concentración de las exportaciones en unos pocos productos bási­ cos, es asimismo, el origen de la situación de la relación real de intercambio, que refleja el cuadro m-2. 3 Esto puede apreciarse a la vista del estudio de Armando P. P. m a r t i j e n a , Perspectivas del desarrollo de la industria del alum inio y América L atina, y posibili­ dades de integración reg io n al Doc. c e p a l s t / e l l a / C o i i í . 23/L. 26, enero de 1966. COMERCIO EXTERIOR 51 C uadro h i -2 Evolución de algunos índices del comercio exterior de la República Dominicana Export. Import. Export. Import. Relación de intercambio Export. Import. 100,0 102,8 105,8 74,0 81,7 100,0 114,8 116,9 102,5 112,6 100,0 89,5 90,5 72,2 72,5 ín d ic e s años 1962 . . . . 1963 1964 . . . . 1965 CP). 1 9 6 6 (E ). del valor 100,0 124,4 145,4 91,2 114,3 ín d ic e s d e p r e c io u n it a r io 100,0 103,1 105,1 107,0 109,0 Ín d i c e s del quantum 100,0 120,7 138,4 85,3 104,8 100,0 111,3 111,2 95,8 103,3 (P ) Preliminar. (E ) Estimado. F uen te : Grupo del Sector Externo. Como se dice en el ya citado informe de Sebastián R, Ravelo, “Cabe señalar que del análisis del cuadro anterior podría inferirse que la rela­ ción de intercambio sólo ¡ha sido desfavorable en 1965. Sin embargo, podemosindicar que aunque en 1966 los precios de exportación son un 10 % superiores a los de 1965 — debido a un alza de un 47 % de los precios del cacao— , el índice de precios de 1966 está aparentando precios unitarios superiores a los de la realidad, pues como no se ha exportado azúcares a precios bajísimos al mercado mundial, el índice de valor unitario no refleja el deterioro de esos precios. Por lo tanto, la relación de inter­ cambio ciertamente está deteriorada en esos dos años.” 4 Pasemos ahora a ver que sucede del lado de la importación. Si las ex­ portaciones se encuentran concentradas en unos pocos productos básicos de origen agrícola y minero, las importaciones dominicanas presentan una enorme diversificación, como puede apreciarse a la vista del cuadro m-3, donde aparecen las cifras de 1964 y 1965. En términos absolutos, los resul­ tados de este último año —en que se produjo la guerra civil— pueden con­ siderarse anómalos, mas no así para los resultados relativos, que son muy parecidos a los de 1964. Las importaciones comprenden una extensa gama de productos alimen­ ticios (27,4 % en 1964), bienes de consumo duradero (32,3% ), insumos industriales y comestibles (15,8 %), y bienes de capital (12,0% ). Esta va­ riedad de productos es una muestra de la forma limitada en que hasta ahora 4 ravelo, Sebastián R., op. cit., p. 6. 52 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMÍA DOMINICANA se ha operado el proceso de sustitución de importaciones. Como ya hemos subrayado anteriormente, las posibilidades de sustitución de importaciones del sector industrial son muy limitadas en condiciones racionales. No obs­ tante, el mecanismo de sustitución aún podría operar de forma considerable en lo referente a alimentos. Una primera exploración de tales posibilidades fue realizada por la Oficina Nacional de Planificación en 1966, llegando a estimarse que con determinados esfuerzos, al final del período 1966-1968 podrían generarse ahorros anuales de importación del orden de 28,7 millo* C uadro i i i -3 Importaciones de la República Dominicana clasificadas por grupos de productos Qen millones de GRUPOS DE PRODUCTOS Algodón y sus manufacturas . . . . Alimentos ....................................... Bebidas ............................................ Automóviles y otros vehículos . . . Caucho y sus manufacturas . . . . Combustibles ................................. Cueros, pieles y sus manufacturas Equipos eléctricos y sus accesorios Fibras vegetales y sus manufacturas Hierro, acero y sus manufacturas . Lana, cerda, pelo, crin y sus manu­ facturas ....................................... Madera y sus manufacturas . . . . Maquinaria y aparato s................. Materiales de construcción de hie­ rro o acero ................................. Piel y sus m anufacturas............... Perfumes y cosméticos, etc............ Pinturas, barnices, etc..................... Productos químicos y farmacéut. Sedas y sus m anufacturas........... Vidrio y cristalería ........................ Otros productos ............................ Total ................................... rd$ ) 19 6 4 % sobre M iles r d $ Total 1 9 6 5 % sobre M iles r d $ Total 11.628,2 38.971,4 2.321,0 20.167,8 4.188,8 13.427,2 1.452,6 11.591,4 2.045,4 11.506,1 6,0 20,2 1,2 10,5 2,2 7,0 0,8 6,0 1,1 6,0 3.694,6 21.142,8 671,6 5.753,6 1.868,2 8.593,6 385,0 4.772,4 1.232,6 5.015,4 4,3 24,4 0,8 6,6 2,2 9,9 0,4 5,5 1,5 5,8 413,6 985,4 23.029,8 0,2 0,5 12,0 145,5 419,3 10.789,0 0,2 0,5 15,4 6.499,8 7.625,8 829.6 1.228,4 16.952,3 2.694,1 1.997,6 12.906,2 3,4 4,0 0,4 0,6 8,8 1,4 1,0 6,7 1.652,9 3.325,1 280,3 534,2 8.701,8 895,8 718,1 6.156,7 1,9 3,8 0,3 0,6 10,0 1,0 0,8 7,1 192.373,4 100,0 86.749,3 100,0 Fuente: Comercio Exterior de la República Dominicana, 1965. Vol. x iii. COMERCIO EXTERIOR 53* nes de pesos en lo relativo a los productos agrícolas (y de 11,07 millones en el campo industrial), lo cual supondría en su conjunto un ahorro total de 39,77 millones de pesos. 5 No obstante, esas posibilidades de sustitución no han sido debidamente instrumentadas con las miedidas pertinentes para cada producto concreto. Lo único que cabe señalar en este sentido son las res­ tricciones cuantitativas adoptadas en julio de 1967, con la finalidad básica de frenar el déficit de la balanza de pagos. Aunque, naturalmente, también se justificó la medida como destinada a fomentar la sustitución de impor­ taciones, si bien ese posible proceso de sustitución quedó a resultas de las actuaciones espontáneas de los empresarios, lo cual hace pensar que los resultados —en el clima económico por el que actualmente atraviesa la República Dominica— no han de ser muy brillantes. En el cuadro m-4 recogemos el esquema elaborado por la Oficina Na­ cional de Planificación donde aparece el “ Programa” de sustitución de im­ portaciones para la ya referida etapa 1966-1968, y para un segundo período 1969-1985. Creo que ese cuadro —y los estudios que permitieron confeccio­ narlo— pueden servir también de base para estimar, en alguna medida, cuáles son los sectores en que la República Dominicana podría aspirar a expandir su exportación futura a las áreas de integración. 2.2 Distribución geográfica del intercambio En el cuadro m-5 figura una primera síntesis de la distribución geo­ gráfica del comercio exterior de la República Dominicana. Puede apreciarse la ya aludida concentración del intercambio: más del 70 % de la exporta­ ción se dirige a los Estados LInidos y más del 50 % de la importación pro­ cede de aquel país. Las relaciones comerciales con el resto del continente americano son muy débiles, tanto con la a l a l c , como con el m c c a ; en el primer caso son cuantitativamente más importantes, lo cual se debe funda­ mentalmente a las importaciones dominicanas de productos petroleros de Venezuela. Esto mismo sucede en las relaciones de la República Domini­ cana con la región del Caribe, pues son las importaciones de petróleo de las Antillas Holandesas y Trinidad las que confieren un cierto significado a las cifras del intercambio. A lo largo de los capítulos iv y siguientes ten­ dremos ocasión de profundizar en estos y otros aspectos del comercio domi­ nicano con las diversas áreas económicas. 5 r e p ú b l i c a d o m i n i c a n a , Oficina Nacional d e Planificación. L a estrategia del desarrollo y Plan Bienal 1967-1968. Cap. ix : El Comercio , tabla 4, sin numera­ ción de páginas. uadro 54 C i i i -4 rd$ SECTOR (V alor en millones de ) Valor 0,87 0,40 1,25 1,38 0,35 0,25 0,20 0,90 2,00 0 ,3 ? 1,20 0,45 0,25 0,30 0,20 0,30 Implementos agrícolas . . . . 0,40 Tabaco ............. Pescado ............. Valor 1,46 Leche procesada................. Productos químicos industr. 3,00 Productos farmacéuticos . . . Grasas y aceites ................. Derivados del petróleo . . . Láminas - cristal ............... Artículos sanitarios ........... Utensilios - elect................. Frutas conservas ............... Produc. algodón ................. Envases de m e ta l............... Pescado procesado ............. Goma y resinas ................. 0,50 Total ........................ 28,70 Gran total ............. 39,77 Total ...................... 11,07 Producto Total 4,46 Total Gran t o t a l ............... 31,86 Valor 5,85 2,00 0,40 0,50 0,50 3,00 0,30 5,00 0,50 0,50 0,20 0,80 0,30 0,60 6,00 0,40 0,30 0,25 ...................... 27,40 D OM IN ICAN A ...................... Carnes procesadas ............. Frutas - conservas ............. Vegetales - conservas . . . . Prod. cereales ...................... Galletitas ............................ Dulces .......................... .. Brebajes .............................. Sopas ................................... Tejidos - algodón ............. Tejidos - m isceláneos......... Cordelería .......................... Cartonería .......................... Alimentos - an im a les......... Porcelana ............................ No m etálicos........................ Curtiembres ........................ Producto ECONOMIA Pescado Valor DE LA Aves de co rra l................... 0,34 Carne fresca ...................... 0,05 Carne de p o llo ................. 0,33 Huevos preservados ......... 0,02 Leche fresca ...................... 0,002 Manteca ............................ 0,05 Huevos secos ................... 0,004 Aceites comestibles ......... 5,55 Aceites A o comestibles . 1,58 Frijoles y vegetales secos . 2,18 A r r o z ................................... 3,48 Granos diversos ............... 2,23 Cebollas ............................ 0,75 Algodón ............................ 11,62 Producto EXTERNO SEGUNDA ETAPA AGRÍCOLA - INDUSTRIAL PRIM ERA ETAPA AGRÍCOLA - INDUSTRIAL Producto EL Productos en los que podría producirse una cierta sustitución de importaciones COMERCIO EXTERIOR 55 Las relaciones de la República Dominicana con Puerto Rico, alentadas por factores geográficos, son mucho más significativas. Esta y otras circuns­ tancias a que hemos de referirnos en el Capítulo vi, son las que precisa­ mente han originado la preocupación de determinados círculos dominicanos por llegar a una más estrecha relación económica con la isla vecina. 2.3 Transportes entre la República Dominicana y el exterior Situada en el corazón del Caribe, la República Dominicana cuenta con comunicaciones aceptablemente buenas con el área caribeña, Sudamérica y América Central, bien sea de forma directa o indirecta, 6 y tanto por vía aérea como marítima, lo cual es un factor inestimable con vistas al futuro intercambio dominicano y a los proyectos de integración. Por lo que se refiere al tráfico aéreo, tienen abiertas oficinas en el país las siguientes compañías de aviación: — Aerovías Quisqueyanas (dominicana). —-Compañía Dominicana de Aviación (de capital estatal dominicano y que opera en asociación con v i a s a ) . —• Caribair (puertorriqueña). — Pan American Airways. —■Venezolana Internacional de Aviación, s. a . ( v ia sa ). — Air France. — Iberia, Líneas Aéreas de España. —• Alitalia. —*Varig. Hay vuelos directos diarios a Nueva York, Miami, Montego Bay (Ja­ maica), Kingston (Jamaica), Puerto Príncipe, Curagao, Caracas y San Juan de Puerto Rico. A través de San Juan, existen comunicaciones con todas las islas del Caribe y a través de la nueva línea de Iberia, Madrid-Santo Domingo-México, comunicación directa con Europa y con América Central. El aeropuerto de Punta Caucedo, situado a casi 30 Kms. de Santo Do­ mingo tiene la gran ventaja, a mediano plazo, de ser uno de los pocos que por su lejanía de grandes poblaciones, y sin necesidad de grandes obras, 6 La información de Lase para la preparación del presente apartado me fue faci­ litada por el señor Espinal, funcionario del Banco Central, tras las oportunas averi­ guaciones sobre las compañías transportadoras. 56 EL uadro SECTOR C i i i -5 (E n miles de MCCA ............................................................... ALALC ............................................................ Otros p a íse s..................................... T otal .................................. 1 9 Im p . Exp . Imp. Exp. 132.603,3 147,2 542,2 11,4 1.991,1 1.437,5 3.581,6 33.821,4 174.136,1 76.816,5 17,0 481,9 236,6 3.811,5 8.442,9 3.512,7 66.966,2 160.285,3 113.131,8 237,9 90,6 3,7 4.697,5 1.350,9 1.839,1 58.037,5 179.389,0 97.171,0 62,9 768,8 274,3 4.527,3 8.937,1 5.394,5 117.133,9 192.373,4 99.081,4 829,5 125,6 — 2.042,7 753,1 844,0 103.676,3 125.521,2 Fuente: Comercio Exterior de la República Dominicana, 1965, Vol. xm . 6 5 Imp. 42.880,1 18,4 745,3 13,2 3.986,2 5.137,5 4.302,5 57.749,2 86.749,3 D OM IN ICAN A Panamá ........................................... Haití ............................................... Puerto R ic o ..................................... Región del Caribe ........................ 1 9 6 4 9 6 3 Exp. ECONOMIA Estados Unidos .............................. R D $) DE LA 7 ÁREAS Y PAÍSES EXTERNO Distribución geográfica del comercio exterior de la República Dominicana COMERCIO EXTERIOR 57 podría servir para el aterrizaje a los reactores supersónicos ( s s t ) , difícil­ mente utilizables en otros puntos de las superpobladas islas del Caribe. Las comunicaciones marítimas regulares se detallan a continuación, con la información que pudo ser obtenida in situ : Compañía Real Holandesa. — Líneas desde Santo Domingo y Puerto Plata a Puerto Cabello (Venezuela), América Central, Kingston, Puerto Príncipe y San Juan. Metes a: Puerto Cabello $ 30,00, a San Juan y Puerto Príncipe, de $ 20,00 a 25,00, siempre por Tm. Flota Mercante Dominicana. — Su línea va desde Santo Domingo y Puerto Plata a Nueva York y Filadelfia. Saguenay Shipping. — Línea desde Santo Domingo a Santa Lucía y Trinidad. Flete a Trinidad $ 30,00 por Tm. Grace hiñe. —■Líneas desde Santo Domingo, a Venezuela y Colom­ bia (Barranquilla), Cristóbal (Panamá), Costa Rica (Puerto Limón). Fletes a: Colombia - Venezuela $ 35,00 a $ 40,00; Panamá-Costa Rica $ 35,00 a $ 40,00. Alcoa Steamship. — Línea de Kingston a Puerto Príncipe, Santo Do­ mingo y San Juan. Trasatlántica Española . — Línea de Santo Domingo a Veracruz, Puer­ to Barrios (Guatemala), Colón, Colombia, La Guaira. Fletes a: Veracruz y Colombia $ 70,00; a La Guaira $ 31,00 a $ 35,00. Hamburg American Line. — Líneas a Santo Domingo, Puerto Plata, Boca Chica, Venezuela. Florida Line. — Haina, Santo Domingo, Boca Chica, Curasao, Ve­ nezuela. Además de las comunicaciones regulares, el área del Caribe, verdadero Mediterráneo de América, y particularmente Santo Domingo, tiene gran­ des posibilidades para la contratación de fletes tramp a precios muy infe­ riores a las tarifas más arriba expresadas, de las líneas regulares. 2 .4 Algunas posibilidades de expansión de las exportaciones El Gobierno dominicano, en vista del déficit de la balanza de pagos, tiene un interés expreso en fomentar las exportaciones del país. Para iden­ 58 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMIA DOMINICANA tificar los problemas en este campo, el Gobierno solicitó asistencia técnica a la aid , la cual contrató con la firma de consultores, Arthur D. Little, Inc. de Cambridge (Massachusetts, EE. U U .) la realización de un estudio ad hoc que fue presentado en febrero de 1967. 7 En las observaciones preliminares de este estudio se ponen en relieve las dificultades con que tuvieron que enfrentarse los analistas de la Arthur D. Little para cubrir tales objetivos. “Antes de presentar nuestras averiguaciones — se dice allí— queremos destacar que raramente hemos encontrado en América Latina una situación tan difícil en lo relativo a la capacidad de promoción como la que se presenta en la República Domi­ nicana. Los grandes problemas de la inestabilidad política, la falta de personal prepa­ rado, la falta de instituciones y de lealtad institucional y la falta de una tradición de preparación de ese personal y de esas instituciones, todo ello nos ha hecho extrema­ damente difícil predecir el futuro”. 8 A pesar de esas dificultades, que evidentemente constituyen una reali­ dad objetiva, el estudio de la A. D. Little, Inc., llegó a esbozar una serie de proyectos de promoción de exportaciones, de cuyo alcance puede propor­ cionar una idea el cuadro m-6. Para cada una de las líneas de promoción de exportaciones que figuran en el cuadro, se incluyó en el estudio de A. D. Little, Inc. un breve análisis de prefactibilidad y del mercado potencial de los productos obtenibles. Es interesante destacar que entre los mercados que más se consideran en el estudio para las exportaciones agropecuarias figuran los del área del Caribe (especialmente Puerto Rico) y EE. UU. Por razones que no se indi­ can, aunque debe ser por el paralelismo en la producción, no se exploraron las posibilidades de exportación a Centro y Sudamérica. Y, desde luego, en el trabajo de referencia no existe ni una sola alusión a las posibilidades que en la promoción de las exportaciones podría abrir una eventual adhe­ sión de la Rjepública Dominicana a uno de los dos sistemas de integración económica en curso. Para la exportación de productos manufacturados, el estudio de A. D. Little, Inc. hace especial hincapié en el concepto de las plantas gemelas Qtwin fla n t concepí) en relación con Puerto Rico y con destino al mercado de los EE. UU. “En general — se afirma en el citado trabajo— el Arancel de los EE. U U . para los productos semiterminados es considerablemente más bajo que para los productos acabados. El acceso al mercado de los EE. UU. para los productos terminados sería practicable para la República Dominicana a través de Puerto Puco. . . La proximidad de la República Dominicana y su más bajo nivel de salarios hacen pensar en la posi7 a u . s . a . i .d . . d . l i t t l e , Accelerating exports of Dominican Products. Dominican Republic, 1967, N9 C-68704. 8 lbidem , p. 3. Reports to the COMERCIO EXTERIOR 59 bilidad de que una parte de las operaciones con oran intensidad de trabajo se trans­ fieran de Puerto Rico (donde los cortos se están elevando rápidamente) a la Repú­ blica Dominicana, lo cual mejoraría el nivel de costos puertorriqueño, especialmente en sectores como la industria de la confección, y pequeña maquinaria eléctrica. Las operaciones típicas en este sentido serían las de corte y cosido de confecciones, el en­ samble de componentes electrónicos en subconjuntos, la preparación de datos para su ulterior proceso,, y la manufactura de perfiles de hierro y acero para muebles de jardín y puertas. De interés especial en este renglón de la producción de semimanu­ factura1' en la República Dominicana es el concepto de las plantas gemelas. Según este Plan, dos plantas, una en la República Dominicana y la otra en Puerto Rico operarían bajo la misma gerencia. La dominicana saría utilizada para las operaciones con gran intensidad de trabajo, y la puertorriqueña para las operaciones de elevada tecnología, de fuerte intensidad de capital y de acabado. La proximidad de la Repú- C uadro iu -6 Proyectos de 'promoción de exportaciones dominicanas CLASES DE PROYECTOS Exportaciones proyectadas para 1970 ( en millones de r d $ ) Empleo proyectado para 1970 (e n unidades ) 10 4 3 800 300 1.000 17 2.100 2 2 1 1 100 100 50 50 6 300 4 5 3 3 1 50 0 50 0 50 17 150 40 2.550 De alta 'probabilidad: Frutas y veg etales...................... Sorgo ........................................... Manufacturas ............................ De probabilidad media: Ganado engordado .................... Cerdos ......................................... Aves .............................................. Caramelos ................................... De baja probabilidad: Ganado vacuno (oxen) ........... Tabaco .......................................... Bauxita ....................................... Yeso ........................................... Sal ................................................ T otal ................................... Fuente: A. D. Litde, Inc., 1967. 60 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMÍA DOMINICANA blica Dominicana a Puerto Rico, y el desarrollo de la comunicación — ya existente— con barcos furgones para servicio rápido de carga, hace pensar en que existe una verdadera posibilidad. Aún más: el elemento clave en el desarrollo de las plantas gemelas, especialmente sus gerentes, podría transferirse con flexibilidad entre la Re­ pública Dominicana y Puerto Rico gracias al excelente servicio aéreo ya existente.” 9 Como complemento, el estudio de A. D. Little, Inc. incluye una rela­ ción muy amplia de posibles plantas gemelas combinando fabricantes domi­ nicanos y puertorriqueños. En el mismo estudio, se propone, para favorecer el sistema de plantas gemelas y la promoción de exportaciones industriales en general, el establecimiento, en Santo Domingo, de un parque industrial con los privilegios de zona franca, análogos a los que en Puerto Rico dis­ fruta la “ LI. S. Foreing Trade Zone” , en Mayagüez. Como veremos en el capítulo vi, al estudiar las relaciones entre Puerto Rico y la República Dominicana, el gobierno de la República va ha abordado la tarea de crear la referida zona franca. Aunque, como indicamos más arriba, en el trabajo de Arthur D. Little no se hacen referencias a las posibilidades que ofrecería la integración, al estar preparado el trabajo teniendo en cuenta las ventajas comparativas de la República Dominicana, no cabe duda de que contiene elementos de inte­ rés para el supuesto de integración. En este sentido, creo que tanto el estudio sobre sustitución de importaciones a que nos hemos referido en el apar­ tado 2 .1 como éste sobre promoción de exportaciones, son dos trabajos de interés para la eventualidad de que la República Dominicana solicitara en su día ventajas especiales no extensivas a los países de la a l a l c . 3. EL A RA N CEL DE A D U AN AS Creo que no será preciso insistir mucho en que en un informe como éste, dedicado a examinar las diversas alternativas frente a la integración, reviste singular importancia el examen detenido del Arancel de Aduanas. En los países con un comercio más o menos libre de trabas cuantitativas, el arancel constituye el principal mecanismo de defensa del sistema pro­ ductivo nacional frente a la competencia extranjera. Al propio tiempo, en los países en vías de desarrollo, es frecuente, y tal sucede en el caso de la República Dominicana, que el arancel sea la principal fuente de recursos tributarios del Estado. Finalmente, el arancel de aduanas, indirectamente 9 Ibidem, p. 82. El tema de las “plantas gemelas” no puede ser tratado más ex­ tensamente en este informe. Quien desee una mayor información puede obtenerla en sendos artículos del W a ll Street Journal , 25 de mayo de 1967, y en Comercio Exte­ rior (México, agosto de 1967). Esta bibliografía se la debo a la amabilidad del señoi Aaron Segal. ARANCEL DE ADUANAS 61 y a través del mecanismo de las exoneraciones, también puede constituir un buen instrumento para el fomento industrial.10 En este apartado, nos ocuparemos del arancel y de la política arancelaria dominicana desde los tres expresados puntos de vista, 3. 1 El arancel como instrumento recaudatorio Como ya hemos observado en el apartado 5 del capítulo n, los im­ puestos de aduanas proporcionaron al Estado dominicano el 40,2% y el 43,3% de sus ingresas corrientes en 1965, y 1966, respectivamente. Y si nos limi­ tamos a establecer esa relación no con el total de los ingresos corrientes (que incluyen ingresos no tributarios tales como tasas, loterías, seguro so­ cial, etc.) sino simplemente con los ingresos tributarios, resultaría que los impuestos de aduanas produjeron en 1965 y 1966 el 45,1 '% y el 48,7 %, respectivamente. La insuficiencia de otros ingresos de más difícil exacción, y la consi­ guiente dependencia del sistema tributario respecto de la Aduana ha ori­ ginado, especialmente a partir de 1961, continuas modificaciones arancela­ rias por razones de recaudación, que han creado un ambiente de confusión tanto para los comerciantes como para los posibles inversionistas en general. En ello estriba precisamente la necesidad de que el arancel sea cada vez más un instrumento para el desarrollo económico, en vez de un mecanismo donde predomine de forma acusada el objetivo recaudatorio. 3.2 Orígenes del arancel vigente El actual Arancel de Importación y Exportación11 de la República Dominicana tiene su origen en una ley dictada en el agitado año 1904. Por aquel entonces, los gobiernos dominicanos — que se sucedían rápida­ mente por los frecuentes pronunciamientos militares— estaban tratando de liquidar las deudas pendientes con la Santo Domingo Improvement Co., una sociedad norteamericana, que durante la dictadura de Horacio Hereux había contribuido a financiar y a instrumentar las numerosas emisiones de la deuda 10 Sobre este tema puede verse el trabajo A nálisis del comportamiento de las exoneraciones en la República Dominicana , del ingeniero M. J. Aybar, presentado al Curso del intal en Santo Domingo, noviembre-diciembre de 1967. 11 Su última edición, que ha sido la manejada en la preparación de este informe» es de la Editorial Handicap, c. a ., Ciudad Trujillo, 1960, 62 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMIA DOMINICANA externa de la República Dominicana.12 Uno de los mecanismos finales pre­ vistos en el “ ajuste ” de las deudas con la Santo Domingo Improvement Co. consistió en la adjudicación para su pago de los derechos de importación recaudados en determinadas aduanas de la isla. Como elemento básico de esa operación de ajuste se publicó el nuevo Arancel de Aduanas, elaborado básicamente para fomentar las importaciones procedentes de los Estados Unidos. No es extraño, pues, que a pesar de ser la República Dominicana un país subdesarrollado, se diera la circunstancia de que en su arancel en mu­ chos casos resultara más gravada la importación de materias primas que la de sus correspondientes productos terminados para el consumo. De hecho, y al menos en parte, esta situación anómala se ha mantenido hasta hoy, debido a la falta de revisión racional del Arancel, que se ha venido modifi­ cando con recargos lineales motivados por exigencias de la Hacienda.13 El Arancel de Importación y Exportación hoy en vigor —proveniente del publicado en 1904— es el autorizado por la ley 1488 de 1947 ( Ga­ ceta Oficial N9 6678, de 19 de agosto de 1947). Este Arancel, con sus mo­ dificaciones hasta 1960 v con el apéndice sobre concesiones otorgadas a las ! o Partes Contratantes del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Co­ mercio, fue publicado en su tercera edición en 1960. Contiene 1.117 posi­ ciones, número relativamente reducido que pone de relieve la estructura pro­ ductiva todavía poco diversificada de la República Dominicana; esto es espe­ cialmente cierto si se recuerda que en algunos países desarrollados el Arancel de Aduanas llega a tener más de 6.000 posiciones. 3. 3 Modificaciones recientes del arancel El Arancel de Aduanas dominicano en su edición de 1960, se ha visto modificado ulteriormente por numerosas leyes y decretos. A continuación hacemos una relación de las principales disposiciones de esta clase.14 A pesar de su carácter enormemente prolijo, creo que esta relación nos pro12 Para el conocimiento a fondo de esta azarosa etapa de la historia económica de la República Dominicana creo que habrá de ser una gran aportación el libro que tiene en preparación el profesor Julio C. Estrella sobre L a Banca, la moneda y las firwnzas en la República Dominicana , del cual amablemente me facilitó el autor los primeros capítulos mimeograíiados. 13 Sobre este punto fueron unánimes los industriales y comerciantes con quienes tuve oportunidad de conversar en una reunión celebrada en la Sociedad de Industria­ les bajo la presidencia del señor Najri, el día 24 de julio de 1967. 14 El resumen que sigua sobre las modificaciones arancelarias se basa en la com­ pilación legislativa de uso interno preparada por el señor Gumersindo del Rosario, actualmente funcionario del Banco Central de la República Dominicana. ARANCEL DE ADUANAS 63 porciona una idea muy concreta del casuismo y la falta de rigor técnico con que se han llevado a cabo las recientes y sucesivas reformas arancelarias. a) Leyes que gravan la importación de mercancías. Hay que mencio­ nar entre ellas, las siguientes: —ley n^ 171 (de marzo de 1964), que grava con un impuesto único del 10 % y el 5 % ad valorem, la importación de determinados productos químicos y farmacéuticos y medicinales que se usan en los laboratorios, y que exonera de derechos la importación de ciertos artículos, maquinarias y equipos para la industria farmacéutica; —-ley n^ 173 (de marzo de 1964) que unifica los impuestos, derechos y cargas sobre mercancías importadas (estableciendo derechos ad valorem , en vez de los derechos específicos y sus diversos recargos), y lev n® 221 (de abril de 1964) que la modifica (y las modificaciones ulteriores de am­ bas). Estas dos leyes afectaron al grueso de las importaciones dominicanas con una elevación considerable de los derechos; — ley n® 361 (de agosto de 1964), que establece, con ciertas excep­ ciones, un impuesto de consumo interno de 15 % ad valorem, sobre todas las mercancías importadas (publicada para un período de seis meses y pro­ rrogada ulteriormente); — ley n? 319 (de julio de 1964), que sujeta a un impuesto único el gas-oil; — ley n? 692 de 1966, que entre otras cosas establece un impuesto de 3 % sobre el monto de los derechos arancelarios v de otros impuestos que recaudan las aduanas. b) Leyes que introducen modificaciones a la ley que establece el Aran­ cel de Importación y Exportación. La mayoría de las leyes agrupables bajo este epígrafe, se refieren a modificaciones de los derechos de importación de artículos muy concretos (explosivos, cemento, cigarrillos, equipajes de viajeros, velloneras, etc.) para ampliarlos o reducirlos según los casos. c) Leyes que liberan del pago de ciertos impuestos la importación de mercancías . Se refieren estas leyes a desgravaciones o exoneraciones casuís­ ticas, por razones de fomento industrial o turístico o de índole aparente­ mente social. Dentro de ellas hay que mencionar los productos medicinales; combustibles y lubricantes para aviación; maquinaria industrial o agrícola; fertilizantes, insecticidas, herbicidas, y sus materias primas; discos de mú­ sica clásica y de idiomas; artículos y útiles deportivos; estufas de combusti­ bles líquidos o gaseosos; determinados insumos de las explotaciones agrícolas y ganaderas; periódicos y revistas; materiales empleados por las compa­ 64 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMÍA DOMINICANA ñías de fumigación aérea; y rifles de aire comprimido para su uso por agri­ cultores. d) Leyes que elim inan, 'parcialmente, los derechos a la exportación. De este grupo de leyes, la más importante ha sido, sin duda, la ley nç 239, de mayo de 1966, conforme a la cual se exceptuaron de impuesto todas las exportaciones de productos agrícolas e industriales, salvo los considerados ‘ 4renglones básicos de exportación ’ ’ : azúcar y sus derivados (incluyendo furfural), guineos, tabaco en xama, bauxita y otros minerales, cemento, alimentos para animales, y madera en bruto. e) Leyes que establecen impuestos adicionales a la importación de de­ terminadas mercancías Se incluyen aquí las leyes que imponen recargos a determinadas importaciones: algunos alimentos, planchas de hierro o acero galvanizado acanalado, ciertos combustibles, aparatos de radio y tocadis­ cos, etcétera. 3.4 Los actuales inconvenientes del arancel. La necesidad de una reforma arancelaria Con una nomenclatura propia muy anticuada y al margen de las uni­ formes ( n a b , n a u c a , c u c i ) , con derechos ad valorem, específicos y mixtos, con recargos e impuestos de consumo interno, con multitud de leyes modi­ ficativas, el Arancel dominicano es hoy un instrumento absolutamente obsoleto. No es extraño, pues, que su aplicación origine numerosos errores de todo tipo. Entre ellos, tal vez los más importantes son los referentes a la correcta clasificación de las mercancías. Según parece, es relativamente fácil clasificar una mercancía en dos o más partidas indistintamente, con derechos muy diferentes. Esto se debe tanto a la ambigüedad de la nomen­ clatura como a la escasa tecnificación con que se aplica (por ejemplo, ni siquiera existe algo tan elemental como un laboratorio para análisis de determinados productos). Tampoco resulta difícil introducir artículos com­ pletos como partes y piezas sueltas (con derechos mucho más bajos) sin más que despiezarlos o desmontarlos. Además, al haber partidas residuales o genéricas enormemente amplias (por ejemplo, la 1116 o la 391), un gran volumen de importaciones quedan sin identificar en las estadísticas de co­ mercio exterior. Una prueba definitiva de la enorme complejidad del manejo del actual arancel dominicano lo constituye el florecimiento de una amplia jurispru­ dencia arancelaria, que hoy cuenta con casi 2.000 fallos, la mayoría —en ARANCEL DE ADUANAS 65 opinión de técnicos en la materia— contradictorios entre sí. Por otra parte, se echa de menos una coordinación entre las cifras de valor declaradas en las aduanas y las referentes a los ingresos y percepciones de divisas en el Banco Central por exportaciones e importaciones. Finalmente, existe una absoluta convicción de que el actual Arancel, por la falta de coherencia económica entre los derechos de sus diversas posi­ ciones, es absolutamente inadecuado para promover un desarrollo económico mínimamente racional. Las autoridades dominicanas son conscientes de las numerosas deficien­ cias de su Arancel y de su Administración de Aduanas. Fue ésta la razón de que dentro de los programas de asistencia técnica se contratara al experto arancelario de las Naciones Unidas, señor Mario Vela (de nacionalidad ecuatoriana). El señor Vela ha de preparar los trabajos de base y ha de asesorar al Grupo Técnico de Trabajo para la Reforma Arancelaria, que está presidido por el secretario técnico de la Presidencia, y del cual forman parte el director general de Aduanas, así como representantes del Banco Central, de la Corporación de Fomento Industrial, de la Secretaría de Indus­ tria y Comercio y de la Secretaría de Economía y Finanzas. A través de mis conversaciones con el señor Vela, pude averiguar que por el momento los trabajos del antes citado Grupo Técnico están dirigidos a la adopción de la Nomenclatura Arancelaria de Bruselas ( n a b ) . La se­ gunda fase sería la conversión de los diversos derechos que actualmente gravan cada partida en una sola columna de gravámenes ad valorem, con lo cual quedaría aclarado el confuso panorama actual de recargos, impues­ tos de consumo interno, etcétera. En un tercer estadio habrían de estudiarse ■ —de forma coherente y coordinada— los nuevos derechos por establecer para cada artículo a fin de proteger la producción nacional de forma razo­ nable, sin crestas arancelarias excesivas, con derechos bajos para los insu­ mes industriales, y con derechos relativamente elevados para los artículos manufacturados considerados de lujo. De esta manera, la República Domi­ nicana pasaría a contar con un arancel de estructura muy distinta de la actual, ajustado a las necesidades de su desarrollo económico, y de la misma nomenclatura ( n a b ) que hoy recomienda la a l a l c a sus Estados miem­ bros (y que incluso el m c c a parece dispuesto a adoptar en un futuro no lejano). La reforma arancelaria integral —de nomenclatura y de revisión de los derechos— es uno de los prerrequisitos ineludibles de la integración a que hemos tenido ocasión de referirnos en el apartado 4 del capítulo n. Ciertamente que la República Dominicana podría solicitar la apertura de negociaciones con el m c c a o con la a l a l c con su actual Arancel. Sin em­ bargo, el caso de Venezuela, que adhirió a la a l a l c con anterioridad a 66 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMIA DOMINICANA su ineludible reforma arancelaria 15 es un precedente que demuestra la con­ veniencia de ordenar y esclarecer el propio sistema arancelario antes de entablar una negociación de acceso a la a l a l c o de establecimiento de un acuerdo preferencial con el m c c a . Insistimos en que en el caso de Venezuela se han presentado numerosas dificultades por no haber realizado esa labor de esclarecimiento interno y previo. En el caso de la República Domini­ cana, la necesidad del reajuste previo es aún más evidente por la sencilla razón de que su arancel es mucho más complejo, más anticuado y desorde­ nado. Sin ese trabajo preliminar llegaría un momento en que ni los propios negociadores dominicanos sabrían lo que estaban negociando realmente. 3. 5 Estimación del grado de protección arancelaria Debemos preguntarnos ahora cuál es el grado de protección del Arancel dominicano. Referido al nivel de los derechos vigentes en el período 19581960, el señor Gumersindo del Rosario, encargado de la Unidad Ingreso Nacional de la Dirección General de Estadística y Censos, preparó en 1963 un Estudio estadístico para una reforma aran celaria 16 en el que determinó la incidencia media ad valorem de las partidas incluidas en una muestra integrada por las de más de 1.000 pesos dominicanos de valor. Del Rosario calculó los promedios aritméticos y ponderados por capítulos, grupos y cate­ gorías. En el cuadro que figura como anexo n M a este informe, se incluye un resumen del citado estudio. Puede comprobarse que los dos promedios difieren muy poco entre sí, alcanzando, ambos, niveles muy considerables: del 73,41 % en el caso del promedio aritmético, y del 65,24 % para el pon­ derado. Estos niveles de protección teóricos calculados por Gumersindo del Ro­ sario, podemos completarlos con el cálculo de la protección media ponde­ rada efectiva, esto es, averiguando el porciento que resulta de la relación entre la total recaudación aduanera efectiva y el valor de las importaciones. Para el período 1958-1960 (el mismo tomado por G. del Rosario), el por­ centaje promedio resultante es del 41,4 %, como muestra el cuadro m-7, un nivel también muy considerable teniendo en cuenta que en él no pesa la incidencia de las mercancías exoneradas o libres de derechos. 15 Sobre este caso particular se hacen algunas consideraciones en el capítulo vin , sobre la base de la información obtenida durante mi permanencia en Caracas. 16 Santo Domingo, 1963, editado por la Sección de Publicaciones de la Direc­ ción General de Estadística y Censos. ARANCEL DE ADUANAS C uadro 67 iii-7 M edia ponderada efectiva de 'protección aduanera en la República Dominicana CEn millones de rd $ ) (1) Arancel de Aduanas AÑOS (2) Otros dere­ chos de importación (3) Total (1 + 2) (4) Importa­ ciones (5) % de protec­ ción efectiva (3/4 x 100) 1958 24,2 31,0 55,2 134,4 1959 19,7 28,5 48,2 126,5 4 1,0 % 38,1 % 16,5 25,5 42,0 90,3 46,5 % 60,4 85,0 145,4 351,2 4 1,4 % 1960 ......... Puente: freyre, Jorge, op. cit., pp. 65 y 6 6 y e la b o r a c ió n p r o p i a . No habiendo términos de comparación globales con la a l a l c , no pode­ mos sino limitarnos a una comparación con el arancel centroamericano: 17 m cca Rep. Dominicana Media aritm ética.................. 131,6% 73,4% Media ponderada efectiva . . 18,0 % 41,4 % Es interesante hacer algunas consideraciones sobre esa comparación. Al estar muy desglosado el Arancel centroamericano, y tener derechos muy elevados todos los productos que se fabrican en su territorio arancelario, esos derechos altos de unos cientos de partidas (a través de las cuales se importa muy poco del exterior) hacen subir enormemente la protección aritmética. Por ello, cuando se pasa a la protección media ponderada efec­ tiva, los bajos derechos existentes para las partidas en que. no existe pro­ ducción centroamericana hacen caer el promedio muy por debajo del nivel dominicano (18,0 % frente al 41,4% ). La conclusión es obvia. Mientras el arancel centroamericano se configura ya como un instrumento para el 17 Los datos sobre el arancel centroamericano son los mismos procedentes de las averiguaciones hechas para mi trabajo Aspectos económicos de la vinculación de Panam á al M ercado Común Centroamericano, Panamá, Ministerio de Relaciones Exteriores, 1966, pp. 23 y ss. 68 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMÍA DOMINICANA desarrollo económico, el dominicano sigue siendo fundamentalmente un instrumento de recaudación fiscal. Ciertamente, podríamos haber intentado llevar a cabo una investiga­ ción propia sobre el grado de proteccionismo del arancel dominicano en el momento actual, es decir más moderna que la utilizada en las anteriores comparaciones. Sin embargo, ello no me pareció aconsejable por las si­ guientes razones: 1. La investigación de G. del Rosario está lo suficientemente próxi­ ma en el tiempo como para que —dentro de sus limitaciones de partida— siga siendo válida en lo fundamental. Si acaso, los recargos lineales y las elevaciones casuísticas de derechos, introducidos en los últimos años, han hecho al arancel dominicano aún más proteccionista de lo que reflejan los cuadros del anexo n® 4 y el m-7. El mismo Del Rosario está actualizando su trabajo con niveles de derechos y datos de comercio más recientes, y a la vez está haciendo más comparables los resultados con los de otras áreas mediante conversiones de la Nomenclatura dominicana a la cuci y a la n a u c a . Estos trabajos, enormemente prolijos, parece que estarán acabados en fecha no lejana. 2. Pero existe una razón aún más importante para no haber hecho un cálculo propio. El intentar llevar a cabo estudios comparativos más refinados sobre la base del actual arancel, cuando se sabe positivamente que es totalmente inservible y que, por consiguiente, debe ser objeto de una total revisión, me pareció que suponía una labor absolutamente esté­ ril cuando no absurda. Lo urgente, lo necesario, es revisar el Arancel, si­ tuarlo a niveles razonables de protección, o eventualmente negociar ese nuevo Arancel con los países de la a l a l c y con el m c c a . Lo demás que se haga en este terreno no pasará de simples ejercicios académicos basa­ dos en un conjunto de datos verdaderamente caóticos, y por tanto con resultados harto dudosos v de escasa utilidad. 4. EL RÉGIMEN DE COM ERCIO Y DE PAGOS A continuación, se ofrece una visión del régimen de comercio y de pagos actualmente en vigencia en la República Dominicana,18 para tratar de llegar a algunas conclusiones sobre cuáles son los prerrequisitos que en 18 Parte de la información aquí contenida procede del cuidadoso estudio que anualmente prepara la M organ G uaranty T rust Conqpany de Nueva York, comple­ tada con información facilitada por funcionarios del Banco Central de la República Dominicana. RÉGIMEN DE COMERCIO Y DE PAGOS 69 ambos casos deberían asegurarse con vistas a la eventual participación del país en un proceso de integración. 4.1 Moneda nacional y paridad Como es sabido, la unidad monetaria en la República Dominicana es el peso dominicano ( r d $ ) , equivalente a 100 centavos. El peso fue crea­ do por una ley de 1947, que paulatinamente estableció el sistema moneta­ rio nacional, simultáneamente con el retiro del dólar norteamericano de la circulación interna. El peso dominicano tiene una paridad declarada en el Fondo Mone­ tario Internacional de 1 r d $ = 1 u$s. Hasta 1958, y aparentemente sin mayores problemas, esta paridad se mantuvo de manera efectiva, con pleno convertibilidad para todas las operaciones. Desde ese año, y especialmente a partir de 1961 se ha desarrollado un mercado paralelo ilegal con fuertes fluctuaciones del cambio, habiendo llegado a cotizarse el dólar en algunas ocasiones con un 40 % de prima sobre la par. Según mis noticias, durante julio-agosto de 1967, la cotización del dólar en el mercado paralelo osci­ laba entre 1,10 y 1,15 r d $ . El Banco Central, en virtud de la citada ley de 1947, cuenta con poderes suficientes para organizar un mercado libre de divisas con fluc­ tuación de cambio, pero hasta ahora esa facultad no ha sido ejercitada, entre otras razones por haber suscrito la República Dominicana en 1953 el artículo v i i i del Fondo Monetario. No obstante, el Banco Central tam­ poco ha intentado —salvo en determinados momentos en 1963— suprimir el mercado negro o seguir estadísticamente sus fluctuaciones con una cierta aproximación. Se ha preferido ignorar prácticamente su existencia, tole­ rándolo, a fin de no tener que recurrir a medidas atentatorias del 41pres­ tigio de la moneda nacional” . Lo cual no deja de ser una política irrealista, pues el situar el tipo de cambio a un nivel en correspondencia con los pre­ cios internos y la situación de la balanza de pagos, es un prerrequisito para cualquier política económica racional. De hecho, el tipo de cambio oficial de la moneda dominicana se encuentra en la actualidad muy sobrevaluado. Esto es lo que precisamente origina el ‘ ‘ mercado negro” de divi­ sas (véase el siguiente punto 4 .3 ), lo que en cierta medida puede estar frenando algunas exportaciones y haciendo ampliamente atractivas las im­ portaciones; y lo que es más importante, está fomentando la evasión de capitales que, de otra formia, podrían invertirse en el país. Sin embargo, en ningún momento parece haberse planteado seriamente una alternativa saludable para la situación imperante. La paridad con el dólar se convierte 70 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMÍA DOMINICANA así en un dogma que puede ser muy negativo para el desarrollo econó­ mico del país. Es evidente que una operación devaluatoria tendría que ser seriamente considerada en el supuesto que la República Dominicana se decidiera a entrar en la vía de la integración. 4.2 Régimen de importaciones En principio, las importaciones en la República Dominicana se reali­ zan sin necesidad de licencia previa, salvo en algunos casos especiales: trigo, harina de trigo, arroz, fertilizantes, cementos, yeso, sal, radiotrasmisores, etcétera. A los importadores de mercaderías de lujo * se les exige un depósito previo en el Banco Central —por seis meses— del 80 % del valor f o b de las mercancías, como requisito para su despacho por la adua­ na. Para los artículos no considerados ni de lujo ni de necesidad primor­ dial, el depósito se reduce al 40 %. Para los de necesidad primordial ** no se requiere depósito previo. Por otra parte, para determinadas importaciones sólo se conceden las divisas necesarias cuando su pago se realiza mediante cartas de crédito (créditos documentários irrevocables en la terminología europea), y cuan­ do en el momento de su apertura se deposita el contravalor en r d $ en el Banco Central. Inicialmente con carácter transitorio para el segundo semiestre de 1967 (pero muy probablemente la medida se prorrogará por lo menos por otro semestre), en julio de 1967 se establecieron determinadas prohibi­ ciones y cuotas a la importación, al objeto de forzar la sustitución de im­ portaciones y reducir el déficit previsto —de 40 millones de dólares— de la balanza de pagos en 1967. Simultáneamente se amplió el número de artículos para los cuales se exige la apertura de cartas de crédito como requisito para la cesión de divisas.19 En suma, se puede afirmar que de persistir el actual régimen de comercio de la República Dominicana, en caso de ingresar en la a l a l c , se vería incluida en alguna medida en los preceptos de la resolución 66, * Automóviles de turismo, vestimenta, artículos de piel, joyas, bebidas alcohóli­ cas, cigarrillos, etcétera. ** Alimentos, medicinas, equipo científico, reproductores ganaderos, equipo agrí­ cola, insecticidas, equipo industrial, materias primas, petróleo, obras impresas, etcétera. 19 Las medidas básicas fueron hechas públicas en la prensa diaria de Santo Do­ mingo (E l C aribe y El Listín D iario ), el 12 de julio de 1967. Los reglamentos apa­ recieron en días sucesivos. RÉGIMEN DE COMERCIO Y DE PAGOS 71 que impone la remoción de las restricciones cuantitativas que afecten a las mercancías comprendidas en las Listas Nacionales. A esta cuestión se alu­ dirá nuevamente en el capítulo vm, 4. 3 Regulación de las transacciones en divisas En la República Dominicana todas las transacciones en divisas requie­ ren autorización del Banco Central. Antes de vender divisas, los bancos comerciales20 deben presentar una solicitud al Banco Central declarando la moneda que se precisa, la cantidad, el tipo de operación, y los nombres del destinatario y del adjudicatario de las divisas. Los importadores y todos los demás residentes que perciben fondos en divisas por cualquier concepto, tienen la obligación de cambiarlas por moneda nacional; la te­ nencia de moneda extranjera está terminantemente prohibida. En la prác­ tica, estas reglas no se cumplen. Generalmente, según opinión muy exten­ dida, los exportadores tratan de infravalorar sus exportaciones a los efectos de la declaración en la Aduana, a fin de retener depósitos en el exterior. En muchos casos, los alquileres de viviendas en la capital se pactan en dólares, especialmente cuando los inquilinos son extranjeros. Todos los fondos así obtenidos y no declarados son los que proveen al mercado negro, o los que sufragan directamente los gastos de viajeros para el exterior. Incluso en la prensa diaria se ha sostenido la tesis de que el mercado negro es plenamente legal defacto , pues si se niega la concesión de divi­ sas para viajes y, no obstante, se autoriza a viajar al extranjero, de alguna fuente han de obtenerse —lógicamente— los dólares precisos para ello. Por otra parte, a poco de dictarse las medidas restrictivas de la impor­ tación de julio de 1967, se estableció que quedarían exceptuadas del régi­ men de cuotas y prohibiciones las importaciones financiadas con cargo a divisas depositadas por los dominicanos en el exterior. Esto, naturalmente, ha sido un nuevo incentivo para recurrir al mercado negro, a fin de cons­ tituir tales depósitos. 20 siguientes: Los bancos comerciales que operan en la República Dominicana son los — Banco de Reservas de la República Dominicana. — The Royal Bank of Cañada. — Banco de Crédito y Ahorros. — The Bank of Nova Scotia. —• The Chase Manhattan Bank. — First National City Bank. -— Banco Popular Dominicano. 72 4.4 EL SECTOR EXTERNO DE LA ECONOMIA DOMINICANA Algunas conclusiones sobre el régimen de comercio y de fagos En resumen, y por lo que aquí nos interesa ahora, se puede afirmar que el tradicional régimen dominicano de libre importación y convertibi­ lidad prácticamente ilimitada con el dólar se ha visto profundamente alte­ rado en los últimos años, y sobre todo en 1967. Aunque oficialmente esta situación se considera de carácter transitorio —claro es que la transición podría ser muy larga— podemos extraer las siguientes conclusiones: 1. Las autoridades dominicanas deberían establecer el mecanismo ade­ cuado (mediante declaraciones de importación) para coordinar toda la docu­ mentación referente a peticiones de moneda y despachos de aduana. Todo el ciclo burocrático de la operación podría ser cubierto por un solo docu­ mento, con el número de copias suficientes para el Banco Central (peti­ ción o entrega de divisas), la Aduana, el banco comercial que participe en la transacción, y el interesado. Cierto que el organizar un circuito admi­ nistrativo de esta clase puede entrañar algunas dificultades, pero no cabe duda de que, mientras este sistema no se establezca, continuará el actual drenaje de fondos al mercado negro y a los depósitos en el exterior, produ­ ciéndose los desfases actualmente observables entre la balanza de pagos estimada y la balanza cambiaría controlada por el Banco Central. Se podrá objetar que el montaje de un sistema de documento único de comercio y de pagos para controlar las transacciones con el exterior equivale a establecer oficialmente licencias de importación. Aparte de que de hecho tal régimen de documentos ya existe —aunque, como hemos visto, de forma fraccionada e incoordinada—, la aludida argumentación crítica no puede sostenerse realmente. Una cosa es prohibir o restringir las importaciones —para lo cual se establecen normalmente las licencias de importación en sentido estricto— y otra cosa bien diferente es centralizar rigurosamente todos los movimientos de divisas en el Banco Central, y coordinar tales mo­ vimientos con los de mercancías bajo un control efectivo que permita la supresión del activo mercado negro. Este propósito sólo puede conseguirse —simultáneamente con una serie de medidas de estabilización— por medio de una perfecta coordinación de todo el circuito, basada en un documento de “ declaración de importación'7 como es el propuesto más arriba. Por otra parte, es evidente que una reorganización administrativa del comercio y los pagos como la que aquí se propone es un frerrequisito ante cualquier proyecto de integración, análogamente a lo ya visto para el caso del Arancel de Aduanas. 2. En la República Dominicana, como en cualquier otro país en que se apliquen de forma poco sistemática y premeditada determinadas restric- RÉGIMEN DE COMERCIO Y DE PAGOS 73 dones de carácter cuantitativo —prohibiciones de importación y cuotas— , estas producen alteraciones bruscas en los precios de los artículos de impor­ tación. Ello obliga, como sucedió en la segunda quincena de julio de 1967 en la República Dominicana, a recurrir al control de los precios mino­ ristas, un propósito que, naturalmente, no puede hacerse efectivo en un clima de general desconcierto económico y de especulación. Al propio tiem­ po, las medidas restrictivas crean entre los industriales un clima de poca seguridad; aparte de que pueden originar dificultades en la importación de determinadas materias primas, las restricciones son una auténtica “ contra­ garantía 7’ —ya que se dicen coyunturales— para cualquier esfuerzo a largo plazo para la producción de sustitutivos de la importación. La conclusión es obvia: el mecanismo más conveniente para canalizar las importaciones precisas y fomentar las sustituciones necesarias es la revisión del Arancel, en la dirección apuntada en el apartado 3.3 de este capítulo. CAPÍTULO IV LAS VENTAJAS GENERALES DE LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA Y EL CASO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA 1. IN TRO D U CCIÓ N Los argumentos empleados por los teóricos en apoyo de la integración económica forman hoy un amplio repertorio de razonamientos. De ellos podemos seleccionar los siguientes: 1 las economías derivadas de la pro­ ducción en gran escala (o abreviadamente, economías de escala); la inten­ sificación de la competencia dentro del nuevo mercado ampliado; la ate­ nuación de los problemas de balanza de pagos por el ahorro de divisas con­ vertibles; la posibilidad de desarrollar —mediante acuerdos de complementación— actividades difícilmente abordables por parte de determinados paí­ ses individualmente debido a la insuficiencia de su mercado; el aumento del poder de negociación frente a países terceros o frente a otras agrupa­ ciones regionales; una formulación más coherente de la política económica, así como la ineludible necesidad a plazo mediano o largo, de introducir re­ formas estructurales que en el contexto de un statu qno nacional podrían aplazarse sine die; y finalmente, la posibilidad de conseguir, sobre la base 1 Para un estudio más detenido de las ventajas teóricas de la integración, puede verse mi obra Formación y desarrollo del M ercado Com ún Europeo , Madrid, IberAmer, 1965, pp. 24 y ss., con abundante bibliografía a la cual me remito. Entre las publicaciones más recientes sobre este tema en relación con los países en vías de desarrollo hay que citar los trabajos de la Secretaría de la u n c t a d , T rade Expansión and Economic Integration among develofing countries (Doc. t d / b/85,, agosto de 1966) y e l d e j o s é m a r í a a r a g a o , La teoría económica y los 'procesos de integración entre naciones en vías de desarrollo, i n t a l , Buenos Aires, junio de 1967. ECONOMÍAS DE ESCALA 75 de un rápido proceso de integración, una aceleración del desarrollo econó­ mico (no simplemente del crecimiento). 2 En las páginas que siguen, se tratará de desarrollar los anteriores argu­ mentos, refiriéndolos concretamente al caso de la República Dominicana, y sometiéndolos al mismo tiempo a un análisis crítico. Creo que ésta será la forma más correcta de responder a las dos siguientes proposiciones: —¿Integración para qué? —La integración per se no resuelve nada. Lo primero son las trans­ formaciones de carácter nacional y el aprovechamiento al máximo de las ven­ tajas del comercio internacional. Antes de entrar en el análisis de las posibles ventajas de la integración, convendrá subrayar que ésta es ante todo una técnica, cargada, eso sí, de una mística o una ideología, que la realza por encima de otras técnicas eco­ nómicas puramente instrumentales. Pero está claro que la integración no puede considerarse como una panacea, como el camino que lleva a superar todos los males de las economías subdesarrolladas. Para alcanzar esa meta del desarrollo integral, la integración económica debe ser completada con toda una serie de medidas de transformación económica. 2. LAS ECONOMIAS DE ESCALA Las economías de escala son el resultado de una mayor eficiencia, ba­ sada en una dimensión adecuada de la planta que permite costos medios unitarios mínimos y que posibilita la competencia en el mercado interna­ cional. Las economías de escala sólo son posibles cuando la producción se lleva a cabo masivamente, esto es, en plantas de gran dimensión y en gran­ des series. Para que las economías de escala se den en la realidad, son nece­ sarias grandes empresas, que únicamente pueden surgir con vistas a mer­ cados muy amplios (nacionales o internacionales), o como consecuencia de la concentración de empresas preexistentes dentro de un área en proceso de integración. Podrá decirse (contraargumento) que las economías de escala en las áreas de integración sólo están en condiciones de aprovecharlas, por lo me­ nos en su fase inicial, las grandes empresas de capital internacional. 2 A los efectos semánticos, cuando empleamos la palabra crecimiento significa­ mos que el pnb está aumentando, independientemente de que falten transformaciones estructurales y de que los desequilibrios vayan en aumento dentro de ese crecimiento. Al hacer uso de la voz desarrollo le damos la connotación de crecimiento con trans­ formaciones favorables a la generalidad de la sociedad y con intentos de atenuar el desequilibrio. 76 VENTAJAS DE LA INTEGRACION Y LA REPUBLICA DOMINICANA En el caso de América Latina, muchas de estas empresas, casi siempre norteamericanas, cuentan ya con plantas industriales en los distintos países en curso de integración; coordinando o concentrando esas plantas, se facili­ taría efectivamente el aprovechamiento más racional del nuevo mercado integrado. Esta favorable situación del capital extranjero, que ciertamente se presenta en la práctica, no puede tomarse, sin embargo, como argumento para concluir que la integración sólo favorece a los grandes trusts extran­ jeros. Más bien habría que afirmar que esto está sucediendo precisamente porque la integración no ha progresado suficientemente. Mientras —y pen­ samos en la a l a l c — no exista una tarifa exterior común, una unión mone­ taria, un mismo derecho de sociedades anónimas, un mercado de valores integrado (con plena movilidad de capitales) y un estatuto supranacional sobre las inversiones extranjeras, el área en curso de integración no podrá contrarrestar de manera racional el aprovechamiento por terceros del efecto tleconomías de escala” . Así pues, el posible defecto arriba imputado no puede ser atribuido a los avances de la integración, sino, precisamente, a todo lo contrario: a la escasa y lenta integración . En lo que respecta a la economía dominicana, el argumento de las economías de escala es importante. Con un mercado interno reducido —de alrededor de 1.000 millones de dólares de gasto nacional— y faltando otras condiciones de tecnología, capacitación de la mano de obra, etcétera, las inversiones industriales, y también las agropecuarias, se materializan en em­ presas o explotaciones de dimensión mínima, con elevados costos medios unitarios, lo que de hecho hace inviable la exportación de casi todo lo que no sean productos agrarios tradicionales. 3 La integración interna 4 que mu­ chos preconizan —y que es absolutamente necesaria— podrá ser un gran avance para países como Perú, Brasil o México. Pero en el caso de la Re­ pública Dominicana, incluso en el supuesto de que la gran masa de familias campesinas entraran en una economía de consumo del tipo de la urbana (y para ello sería preciso mejorar los rendimientos y las exportaciones), el mercado interno seguiría siendo muy limitado, y, desde luego, absoluta­ 3 En el apartado 2 .1 del capítulo n i hemos expuesto algunas de las dificul­ tades, por cierto muy considerables, que se presentan en la expansión de las expor­ taciones tradicionales de la República Dominicana. 4 En este capítulo hacemos bastantes referencias a la “integración interna”. Con esta expresión, que contraponemos a la de “integración externa” (o simplemente integración económica) se conceptúa la aspiración oficial de hacer entrar en el cir­ cuito básico “producción-mercado-consumo-ahorro-inversión” a toda la población de un país. En los países citados, y en otros de Iberoamérica, gran parte de la pobla­ ción se encuentra más o menos al margen del señalado circuito básico, por lo cual puede hablarse de una falta de integración del mercado nacional, y en consecuencia de la acuciante necesidad de una “integración interna”, no sólo por razones econó­ micas sino también de otros órdenes. ECONOMIAS DE ESCALA 77 mente insuficiente como para hacer atractiva la inversión en grandes plan­ tas industriales con nuevas líneas de producción. Si el m c c a , con un p n b global de casi 4.000 millones de dólares aún se considera insuficiente para muchas inversiones industriales ¿qué se podría decir de la República Domi­ nicana aunque con esa integración interna (de todos sus consumidores po­ tenciales) se llegara a una capacidad de gasto de 1.500 a 2.000 millones de pesos dominicanos? Por lo tanto, en lo relativo a las economías de escala, la integración económica externa ofrece para la República Dominicana grandes posibili­ dades comparativas. Sin renunciar a esa ‘ ‘ integración interna” , la integra­ ción en sentido estricto, supondría un atractivo importante de nuevas inver­ siones, tanto de capital extranjero como del nacional que hoy se encuentra en buena parte, y en colocaciones muy diversas, en el extranjero. En suma, el más fácil acceso a nuevos mercados, merced a las desgravaciones aran­ celarias obtenidas en la a l a l c o en el m c c a , representaría una ampliación del mercado potencial de los productos dominicanos, y permitiría nuevas líneas de producción que de proseguir el actual aislamiento de la Repú­ blica Dominicana no serían pensables ni siquiera a largo plazo al estar situa­ das por encima del techo de sustitución de importaciones. En lo relativo a economías de escala, prima jacte la a l a l c parece la opción más interesante dentro de las alternativas que se le ofrecen a la Repú­ blica Dominicana, pues su mercado global de más de 200 millones de habi­ tantes, y de más de 80.000 millones de dólares de producto bruto global representa una amplitud 15 veces en población y 2 0 veces e n p b de la del m c c a . Claro es que existen contraargumentos que más adelante examina­ remos: mayor grado de desarrollo de los países miembros, mayor diferencia en la dimensión de los mercados, etcétera. Que la República Dominicana pueda aprovechar en la práctica como atracción para las inversiones el estímulo de las economías de escala poten­ ciales derivables de su integración económica es naturalmente un tema muy complejo. 5 Como sucede siempre, el aprovechamiento de las nuevas opor­ tunidades dependerá de la capacidad de las autoridades económicas para negociar con las áreas de integración, para crear el marco institucional local 5 Evidentemente, no habiendo llegado a sus últimos objetivos la integración económica en el m c c a , y sobre todo en la a l a l c , la importancia del mercado nacio­ nal es aún absolutamente decisiva en el momento de adoptar decisiones sobre loca­ lización de inversiones. En igualdad de otras condiciones, un inversionista preferirá invertir, por ejemplo, en Argentina en vez de en Uruguay, para aprovechar las ventajas del mayor consumo del mercado argentino. No puede ocultarse, pues, que por mucho tiempo, la República Dominicana tendría que hacer todo lo posible por contrarrestar con u n a política inteligente la desventaja muy importante de SU redu­ cido mercado interno. 78 VENTAJAS DE LA INTEGRACION Y LA REPUBLICA DOMINICANA más adecuado v, asimismo, de la capacidad de gestión para formular pro­ yectos concretos y saber atraer hacia ellos los recursos de capital necesarios. 3. LA IN TEN SIFICA CIÓ N DE LA CO M PETEN CIA La ampliación del mercado es resultante de la integración, y puede conducir a una cierta intensificación de la competencia. En un mercado nacional estrecho, determinadas producciones para ser rentables han de ser realizadas por una sola firma; por el contrario, en un vasto mercado común pueden ser varias las empresas que trabajen con una dimensión óptima compitiendo entre sí, v con una serie de favorables efec­ tos para el consumidor: precios más bajos, mejor calidad, aceleración del proceso tecnológico, etcétera. Es cierto (contraargumento) que la eventual intensificación de la competencia subsiguiente a la creación de una zona de integración puede ir sucedida de un estado de cartelización al amparo de una alta tarifa externa común. Pero, aparte de que esa cartelización puede ser combatida l)or las autoridades zonales si ello se juzga necesario, lo cierto es que la cartelización a escala del mercado común, y no a una reducida escala nacio­ nal, puede representar un progreso comparativo considerable. Normalmente la cartelización se producirá a un nivel de productividad mucho más alto, alcanzado precisamente en el período inicial de intensificación de la com­ petencia. En todo caso, parece que se infravaloran los efectos de la mayor compe­ tencia v se exageran los de la cartelización. Creo que el caso del Mercado Común Centroamericano es grandemente ilustrativo a este respecto. En un principio, el establecimiento del Arancel Aduanero Común hizo pensar que sus altos gravámenes permitirían una elevación general de los precios, al tratar de aprovechar los industriales el nuevo margen de protección aran­ celaria mediante un proceso de cartelización a escala centroamericana. La realidad, en general, ha sido muy distinta. Aparte de que el índice de costo de la vida se ha mantenido en Centroamérica con una estabilidad asom­ brosa en casi toda el área, ha habido ocasión de comprobar que en muchos casos (especialmente en el campo de las industrias de la alimentación) la competencia ha forzado la baja de precios, y la mejora de la calidad. De esta forma, hoy son muchos los productos centroamericanos (pastas alimen­ ticias, sopas envasadas, jugos de frutas, jabones y detergentes, confeccio­ nes textiles, etcétera) que se encuentran a precios inferiores y en calidad análoga a los de procedencia extranjera ofrecidos al consumidor con ante­ rioridad a la creación del Mercado Común. Desde luego, se han producido ATENUACIÓN DE PROBLEMAS DE PAGOS INTERNACIONALES 79 algunos fenómenos de cartelización; pero el caso más importante que puede señalarse —industria cervecera-— corresponde al tipo de productos de poco valor por unidad de peso, para los cuales casi invariablemente se plantea el reparto de zonas de venta en todos los mercados nacionales de alguna extensión geográfica. En el caso concreto de la República Dominicana, no cabe duda de que !a intensificación de la competencia subsiguiente a una reducción gradual de los gravámenes a la importación, en el marco de un proceso integracionista, sería ampliamente beneficiosa. En la actualidad, los consumidores dominicanos de hecho se ven obligados a adquirir productos nacionales con márgenes comerciales exorbitantes (cierto que garantizados no sólo por la elevada protección aduanera sino también por la escasez de puntos de pro­ ducción y de venta). 6 La reducción del margen de beneficio no afectaría gravemente a los industriales, pues podría compensarse con la ampliación del mercado interno (no cabe duda de que la elasticidad-precio de la demanda es muy alta para gran cantidad de los artículos producidos en el país) y con las nuevas posi­ bilidades que ofrecería la exportación. 4. LA A TEN UA CIÓ N DE LOS PROBLEM AS DE PAGOS IN TERN ACIO N ALES En el área iberoamericana, éste es uno de los aspectos más interesan­ tes de la integración económica. En general los problemas de balanza de pagos comienzan a conside­ rarse o graves cuando conducen a la contracción de las reservas de divisas . convertibles y, fundamentalmente, de dólares. Por ello, todo lo que suponga un mejor aprovechamiento de esas divisas (merced al empleo de mecanis­ mos de compensación de pagos) puede ser de gran utilidad en el esfuerzo por mantener un nivel de reservas adecuado y sobre todo para agilizar el comercio intrazonal, lo cual constituye un prerrequisito para acelerar la inte­ gración. Así lo han comprendido los dos esquemas de integración econó­ mica hoy en curso en América, tanto el m c c a con la Cámara de CompenG En el apartado 4 del capítulo n nos hemos referido al tema de los amplios márgenes de beneficios obtenidos merced a los precios altos (en muchos casos de monopolio) y por el efecto de las exoneraciones y de la evasión fiscal. Claro es que en muchos casos el ‘ margen de beneficio” potencial de unos precios altos se pier­ de en el derroche de todo tipo (en la planificación de las inversiones) que permite precisam ente la falta de competencia. Por tanto, una intensificación de la com petencia también tendría favorables efectos en este sentido. 80 VENTAJAS DE LA INTEGRACION Y LA REPUBLICA DOMINICANA sación Centroamericana, como la a l a l c que creó su propio sistema de com­ pensación conforme a la resolución 101, del 8 de diciembre de 1964. En los capítulos vu y vm nos referiremos con detalle a los avances logrados por ambas instituciones en ese terreno de la compensación multilateral. Lo que interesa subrayar aquí es que los problemas de balanza de pagos de la República Dominicana podrían amortiguarse en buena medida con la des­ viación de una parte de su comiercio a las áreas de integración, liquidando los pagos a través de los dos aludidos sistemas de compensación. 5. LA POSIBILIDAD DE DESARRO LLAR N U E VA S ACTIVIDADES DIFICILES DE EM PREN DER POR LA REPÚ BLICA D O M IN ICAN A AISLAD A M EN TE La cooperación y la integración económica ofrecen numerosos ejem­ plos de la posibilidad de desarrollar nuevas actividades en el campo tecno­ lógico e industrial, prácticamente impensables a escala nacional. Las gran­ des obras hidroeléctricas, las nuevas industrias (electrónica, etc.), el des­ arrollo de la petroquímica hasta sus últimas ramificaciones, la participación en la moderna tecnología, son todas ellas emipresas que normalmente los países más pequeños no pueden desarrollar por sí mismos de forma indi­ vidual. En esta situación se encuentra la República Dominicana. Actual­ mente, la realización de proyectos de este tipo —e incluso de otros más mo­ destos— en suelo dominicano sólo es pensable en el marco de un proceso de integración, pues el mercado dominicano no ofrece suficientes alicientes y, por otra parte, los recursos propios son notoriamente escasos. Por ejem­ plo, el aprovechamiento integral de las posibilidades que ofrecen los yaci­ mientos dominicanos de bauxita parece más viable a través de la fórmula de integración, o como mínimo de cooperación. El establecimiento de una refinería de petróleo en la isla sería una empresa mucho más racional pen­ sando no sólo en la República Dominicana, sino en un mercado más amplio que incluyese también a Haití; y probablemente habría que contar, además, con la cooperación de Venezuela. A estos proyectos concretos hemos de referirnos más adelante pormenorizadamente, en los capítulos v (Haití) y V III ( a l a l c ) . 6. EL A U M E N T O DEL PODER DE NEGOCIACIÓN En un intento de medir el poder de negociación de un país, haciendo abstracción de su fuerza militar, pueden tomarse algunos índices formados AUMENTO DEL PODER DE NEGOCIACION 81 a base del p n b , el volumen de comercio, y la capacidad de financiación exterior. Normalmente, un país tiene mayor poder de negociación en sus relaciones económicas internacionales cuanto mayores son las tres magni­ tudes citadas. Pero también podría afirmarse que el poder de negociación no crece proporcionalmente con el incremento de esas tres magnitudes. Dentro de las líneas imaginarias que pudieran describir su evolución, la correspondiente al poder de negociación crecería más que proporcional­ mente en una determinada región, en la hipótesis de un crecimiento lineal de las tres magnitudes antes citadas. El poder de negociación también puede hacerse crecer más que pro­ porcionalmente por medio de la integración. Por lo pronto, la unión de es­ fuerzos —o la adhesión de esos esfuerzos en marcha— (como sucedería eventualmente en el caso de la República Dominicana) es algo que de por sí ya inspira un movimiento de interés, de admiración y de ayuda. Ello ha sido evidente, por ejemplo, en el caso de Centroamérica. 7 Por otra parte, en los organismos y conferencias internacionales que hoy se celebran tan frecuentemente, un grupo de países en curso de inte­ gración ■ —cada país con un voto— con una actitud común pensada y resuelta frente a los problemas debatidos, tiene sin duda una fuerza mucho mayor que la de un país cualquiera cuya potencia económica sea equivalente a lo que suma en conjunto el grupo de países en curso de integración. Es indudable que hoy la fuerza de negociación de la República Domi­ nicana es prácticamente nula por sí sola. Su incorporación a un área de integración supondría un argumento de gran fuerza en la captación de ayu­ da externa, en forma de créditos a largo plazo, para financiar inversiones productivas y para resolver los problemas de reajuste que pudieran surgir. Por otra parte, a la inversión extranjera en el país, al contar con nue­ vos alicientes (el acceso a un mercado mucho mayor) se le podrían imponer determinadas condiciones mínimas (dimensión de la planta, valor agregado, compromisos de exportación, etc) que hoy son prácticamente inaceptables por las condiciones poco atractivas del estrecho mercado interno y por el aislamiento del país de cualquier clase de bloque económico. Finalmente, en lo referente a las exportaciones tradicionales, la Repú­ blica Dominicana podría adoptar una postura más agresiva en las confe­ rencias y reuniones internacionales, dentro de esfuerzos mancomunados con sus nuevos socios. 7 A este respecto, pueden verse las consideraciones que hago en mi estudio Aspectos económicos de la vinculación de Panam á al M ercado C om ún Centroam e­ ricano, Panamá, Ministerio de Relaciones Exteriores, 1966, pp. 122 y ss. 82 VENTAJAS DE LA INTEGRACION Y LA REPUBLICA DOMINICANA 7. LA FO RM U LA CIÓ N M Á S CO H ERENTE DE LA PO LITICA ECO NÓ M ICA N ACIO N AL Éste es un elemento que con frecuencia se olvida al estimar las ven­ tajas de la integración económica, no obstante ser uno de los que tienen mayor relevancia a corto o mediano plazo. Mientras se desenvuelve al margen de toda clase de cooperación o inte­ gración, un país puede llevar a cabo la política que mejor le parezca, en tanto que sea compatible con sus aspiraciones reales y unilaterales. La participación en determinados organismos internacionales o la adhesión a acuerdos del mismo tipo ( f m i , g a t t , etcétera) supone ya la aceptación de una cierta disciplina monetaria, arancelaria v comercial, etcétera. Sin em­ bargo, la integración económica por los mayores compromisos que entraña, y por los mayores riesgos que implica, generalmente obliga de forma más acusada al mejoramiento de la propia política económica, y a la realización de transformaciones importantes en la estructura económica nacional. La necesidad de esas mejoras se hace tanto más patente cuanto más profundo sea el proceso de integración. Hasta ahora, el caso más ilustra­ tivo en este sentido ha sido el de Francia. En diciembre de 1958, el gobierno francés procedió a un reajuste de fondo de toda su política económica, con vistas a contrarrestar los efectos de la entrada en vigencia del Tratado de Roma; y en marzo de 1967, nuevamente el Gobierno del general De Gaulle consiguió poderes especiales, durante el plazo de seis meses, para llevar a cabo un serie de reformas (fundamentalmente en la estructura de las em­ presas y en el sector público) ante el inminente perfeccionamiento del Mer­ cado Común Europeo en julio de 1968. En el caso de los países iberoamericanos, los ejemplos tal vez no podrían ser tan numerosos ni tan relevantes como en Europa, en especial en el caso de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio. 8 Pero incluso en ésta, tampoco faltan ejemplos: las reformas arancelarias de Argentina, Ecuador v México, por ejemplo, han sido promovidas, en buena medida, por su participación en la a l a l c . El aprovechamiento de las regiones inexplotadas de la América mediterránea se está planeando en base a proyectos multinacionales (carretera Marginal de la Selva, desde Colombia a Boli­ via; aprovechamiento en común de las posibilidades de la Cuenca del Plata, etcétera). Y no cabe duda de que, a medida que la a l a l c se vaya perfec8 Esto se debe, naturalmente, al distinto carácter de la integración. Mientras en Europa el Tratado de Roma contiene una serie de cláusulas que confieren pode­ res supranacionales al Consejo de Ministros y a la Comisión, en el área latinoame­ ricana no se Ha pasado de instituciones intergubernamentales que no cuentan con poderes supranacionales. TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES 83 donando, las políticas económicas nacionales se harán más racionales, en coherencia con las necesidades de la integración. La inestabilidad en los tipos de cambio de las monedas tendrá que desaparecer, la planificación no podrá permitir el actual derroche de inversiones nacionales antieconó­ micas, etcétera. Buena muestra de ello son los avances logrados o que em­ piezan a apuntarse en todos estos campos en el área centroamericana, verda­ dero laboratorio de lo que en muchos aspectos ha de suceder en la a l a l c . 8. LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA Y LAS TRAN SFO RM A CIO N ES E ST R U C T U R A L E S Respecto de la incidencia de la integración sobre las transformaciones estructurales, las perspectivas, ciertamente, no están tan claras, como en el caso de la influencia sobre la política económica nacional. ¿Determina el proceso de integración una aceleración de las reformas agrarias, del cambio en las estructuras tributarias, en la redistribución del ingreso nacional? ¿Contribuye la integración externa a hacer viable la integración interna, tan necesaria en muchas Repúblicas de América? Ya hemos expuesto anteriormente nuestro punto de vista —por lo de­ más muy generalizado— de que la integración (externa) no puede consi­ derarse como una panacea; no puede pensarse que per se la integración vaya a suponer la demolición de los atavismos estructurales de las econo­ mías latinoamericanas. Pero no cabe duda de que contribuye a hacer esos atavismos todavía más atávicos, valga la frase. La integración supone una mayor movilidad de políticos, economistas, intelectuales y líderes sindicales El mantenimiento, marginadas del circuito monetario, social y cultu­ ral, de masas importantes de la población va a ser cada vez más difícil, al acentuarse el contraste entre los países más y los menos evolucionados. Los grandes cambios tienden a producirse precisamente cuando las diferencias se hacen más visibles, y por ello más insoportables, cuando el pueblo y sus dirigentes verdaderos toman conciencia de ellas. No existe, pues, contradicción entre integración externa e integración interna. Carece de sentido atribuir a los grupos industriales y urbanos el liderazgo de la integración (evidentemente son los primeros en apoyarla) para, sobre esa base, atacar los proyectos en curso, infravalorando las posi­ bilidades que ofrecen para la integración interna. La promoción de trans­ formaciones estructurales es algo que, a la larga, necesariamente habrán de apoyar los grupos integracionistas. La integración se hace fundamen­ talmente para posibilitar una industrialización competitiva. A su vez, la in­ 84 VENTAJAS DE LA INTEGRACION Y LA REPUBLICA DOMINICANA dustrialización no es posible sin un sector agrario que garantice el abaste­ cimiento de alimentos a bajo costo. Y esto último sólo es posible con una política agraria (tal vez alejada de los patrones clásicos y más o menos ‘ ‘ nostálgicos ’ 7 de lo que muchos entienden por reforma agraria) que cana­ lice hacia el campo los recursos necesarios para introducir en él la nece­ saria revolución tecnológica y la reestructuración de las explotaciones. Otro tanto se puede decir que habrá de suceder en las demás áreas de la transformación estructural —fiscalidad, crédito, educación, Adminis­ tración Pública, etcétera— que habrán de verse conmovidas en un futuro 110 lejano, y no sólo por el crecimiento demográfico y la industrialización, sino también por la competencia creciente en el área integrada y por la propia dinámica de la integración. En el curso de ella, los Estados miembros menos desarrollados habrán de actuar de forma que gradualmente se reduz­ can las distancias que les separan de los países más avanzados. En otras palabras, en un área en vías de integración tiende a imponerse el patrón más evolucionado de los vigentes en cada materia: el sistema fiscal más perfeccionado, el educacional más completo, el de seguridad social más avanzado. De hecho, esto es enteramente lógico, pues nadie se une para retroceder, sino para avanzar. Por ello, todo hace pensar que si la Repú­ blica Dominicana no se integra, las posibilidades de transformación estruc­ tural —y la presión que realmente se ejerza en su favor— serán mucho menores que en el supuesto de integración. Y creo que no es preciso insistir en el hecho de que en casi todas las áreas de transformación estructural a que nos hemos referido, existen dentro de la a l a l c , e incluso dentro del m c c a , patrones más evolucionados que los hoy vigentes en la República Dominicana. 9. ACELERACIÓN DEL R ITM O DE DESARROLLO Y EL LOGRO DE U N A LTO NIVEL DE EMPLEO La mejor prueba de la eficacia de la integración, se puede afirmar, incurriendo tal vez en el clásico tópico del crecimiento, estriba en deter­ minar si acelera o no el desarrollo económico y en si contribuye o no a mantener altos niveles de empleo. Sobre este punto, la discusión podría ser inacabable. Así ha sucedido entre los críticos de la integración económica europea que han sustentado dos tesis abiertamente contrapuestas: 9 “ La integración 9 La polémica sobre cuál es la relación causa-efecto en el crecimiento europeo a partir de 1957 se suscitó en 1961 por un artículo del economista belga Alexander Ac eleración del r it m o de desarrollo 85 económica en Europa ( c e e ) —dicen unos— ha sido posible gracias a que su comienzo contó con una excelente fase de la coyuntura” . La tesis con­ traria: “ La integración económica ha contribuido a acelerar el desarrollo de la economía europea” . Las pruebas que pueden aducirse en defensa de cada una de esas dos tesis tienen fuerza considerable; pero, en fin de cuen­ tas, es evidente que la Europa de hoy no sería la misma sin la e f t a y la c e e , y también está claro que esa Europa de hoy asombra por su desarrollo, a un conocedor cualquiera de la Europa de 1948, o, incluso, de 1956. En las economías latinoamericanas, pueden hacerse —cierto que a otra escala—■ reflexiones parecidas. La América Central de hoy sin el m c c a sería algo tan inconcebible que sobran todas las cifras. Desde luego, no se puede decir exactamente lo mismo en relación a la a l a l c , pero es precisa­ mente porque la integración ha avanzado menos entre los países de la Aso­ ciación que entre los del Mercado Común. En el caso de la República Dominicana, es absolutamente imposible hacer un pronóstico sobre cuál sería el ritmo de crecimiento en el supuesto de vinculación a una de las dos áreas de integración. Pero sí conviene subrayar que: 1. Históricamente, la única “ industria dinámica” que la República Dominicana ha poseído en el pasado es la azucarera. Y hemos visto (en el apartado 2 .1 del capítulo n i) que, tras el incremento experimentado entre 1960 y 1965, no cabe esperar de la industria azucarera nuevos efectos diná­ micos verdaderamente sustanciales. Por lo tanto, siguiendo su patrón tradi­ cional de crecimiento, la República Dominicana entraría —o tal vez mejor dicho, se mantendría— en una fase de aumento muy lento del p n b . Las únicas expectativas autónomas que hoy se vislumbran al margen de un proyecto de integración son las derivables de un aprovechamiento de los yacimientos de minerales de níquel (por los cuales parece estar interesada la sociedad norteamericana* FaZccw Bridge ) y de cobre (que están siendo estudiados por una corporación japonesa). 2. La única forma de implantar en el país nuevas industrias transfor­ madoras realmente dinámicas, es haciendo atractiva la inversión con un mercado más amplio. Esto sólo resulta posible a través de la integración, una operación más concreta —y menos difícil— que el intento de crear una economía competitiva en el plano mundial. l a m f a l u s s y , titulado Europe is due to Common M arket? aparecido en la Lloyds Bank Review , octubre de 1961. Los artículos suscitados por el citado trabajo de Lamfalussy fueron recogidos en la obra editada por Lawrence B. k r a u s e , T h e Common M arket, Progress and Controversy, Nueva Jersey, 1964. U n resumen de esta polé­ mica puede verse en mi ya citada obra Formación y desarrollo del M ercado Com ún Europeo, pp. 324 y ss. 86 VENTAJAS DE LA INTEGRACION Y LA REPUBLICA DOMÍNÍCANA La última posibilidad señalada parece irrealizable incluso a largo plazo, habida cuenta de las actuales bases humanas, tecnológicas, y los recursos reales y financieros de la República Dominicana. Tendría que producirse un verdadero trastrocamiento en todas esas manifestaciones de la actividad humana, para poder crear esa nueva situación de capacidad de competir a escala mundial. El esfuerzo frente a un área de integración —gradual, debidamente planeado, etcétera— sería incomparablemente menor y7 con mayor garantía en la seguridad de los resultados. 10. SÍN T E SIS DE LAS POSIBLES VEN TAJAS DE LA IN TEG RACIÓ N ECO NÓ M ICA PARA LA REPÚBLICA D O M IN ICAN A Como oportunamente vimos en los capítulos i y u, en los últimos años, la República Dominicana ha atravesado un período de dislocación de su anterior sistema político v económico. Es posible que ya esté en marcha el reajuste a una nueva situación de equilibrio mínimamente aceptable; pero no cabe duda de que ese reajuste aún habrá de insumir algún tiempo. Por otra parte, y para hacerlo realmente posible, parece necesario que la nueva situación de equilibrio a que se aspira, se ligue a algún objetivo a plazo mediano y largo suficientemente atractivo. Ese objetivo, cabría de­ cir, puede ser el desarrollo. Pero el desarrollo exige una serie de proyectos concretos de inversión, de saneamiento financiero y administrativo, de transformaciones estructurales, que pueden ser más fáciles de plantear en el contexto de una política de integración de la República Dominicana con el resto de América Latina. Esa ligazón de desarrollo económico e integra­ ción puede ser un excelente objetivo a plazos mediano v largo. En un intento de sintetizar los aspectos positivos que la integración puede presentar para la República Dominicana y que se ha tratado de desarrollar ampliamente a lo largo de este capítulo, podría afirmarse todo lo que sigue: 1. Las economías de escala en el sector industrial en la República Do­ minicana no pueden alcanzarse más que por la vía de la integración. La inversión extranjera en la industria se mostrará poco interesada por la Re­ pública Dominicana en tanto no se vincule a un provecto concreto de integración. 2. La intensificación de la competencia en el mercado dominicano, saliendo de su alto grado de monopolio de hoy, podría lograrse de la forma más favorable a través de la integración, en un proceso paulatino que per- SÍNTESIS 87 mitiera el reajuste de los márgenes de ganancia sin por ello desanimar a la inversión a mediano y largo plazos. 3. La integración puede constituir, a mediano y largo plazos, un factor interesante en el saneamiento de la balanza de pagos, al amortiguar la presión sobre las reservas de divisas, desviando en buena parte el inter­ cambio hacia las áreas de integración con aprovechamiento al máximo de los sistemas de compensación de pagos. 4. La realización en la República Dominicana de algunos grandes proyectos industriales, sólo será factible dentro de un proceso de integración. 5. Incorporándose a un área de integración, el poder de negociación de la República Dominicana frente a terceros, tanto para las cuestiones financieras como para los productos de exportación tradicional, podrá ser mucho mayor que permaneciendo aislada. 6. Para ser congruentes con sus propósitos, los promotores de la inte­ gración económica de la República Dominicana habrían de promover en la política económica dominicana una serie de transformacionese básicas (reformas arancelaria, fiscal, cambiaria, agraria) que hoy están aplazadas sine die , o que avanzan muy lentamente en el vigente marco aislacionista. 7. En definitiva, sin ser una panacea, la integración podría acelerar el desarrollo económico dominicano y mejorar el nivel de empleo. Aún se pueden hacer algunas consideraciones no derivadas directa­ mente de los ocho primeros apartados de este capítulo. Habría que poner de relieve, en primer término, que la integración no sería un obstáculo para el aprovechamiento de una serie de posibilidades de cooperación o, simplemente, de comercio bilateral. Por otra parte —y esto va dirigido a los críticos de la integración que se apoyan en el eterno temor a lo desconocido o lo mal conocido por ellos—, la integración es un proyecto en el cual existen una serie de cláusulas de salvaguardia para, en casos críticos, pro­ teger los intereses nacionales amenazados. La integración en ningún texto —Tratados de Roma, de Estocolmo, de Managua, de Montevideo— se configura como algo absolutamente rígido. Se admiten excepciones, cláu­ sulas de escape particulares, e, in extremis, siempre queda la posibilidad de que un país abandone el proyecto (artículo 64 del Tratado de Montevideo). Aparentemente, Francia estuvo a punto de hacerlo el 30 de junio de 1965 cuando abandonó los órganos de la Comisión de la c e e , a cuyas reuniones dejó de asistir durante casi seis meses. . . y, naturalmente, volvió, porque la integración una vez que ha avanzado seriamente, se convierte en un pro­ ceso irreversible. 88 VENTAJAS DE LA INTEGRACION Y LA REPUBLICA DOMINICANA Finalmente, viendo el problema con un sentido histórico, se puede afir­ mar que la integración económica de nuestro tiempo es muy diferente de la del siglo xix, y particularmente de la Unión Aduanera Italiana tan acerba —y justificadamente— criticada por Gunnar M yrdal.10 Aquella fue, ciertamente, una integración dolorosa para la mitad sur de Italia, pues la hegemonía del Piamonte se impuso duramente sobre el reino de las Dos Sicilias, Pero ahora, la integración no se realiza en un marco de sumisión a un poder hegemónico, sino mediante una negociación entre naciones so­ beranas, dentro de un marco legal preestablecido (los Tratados de Mana­ gua y de Montevideo y sus desarrollos ulteriores) y siguiendo sus reglas de juego. Claro que mucho dependería de la habilidad de los negociadores dominicanos y de la forma en que eventualmente sepan aprovechar el trato a que puede aspirar el país en virtud de su menor desarrollo relativo. Así, pues, la primera conclusión operativa de este informe es que a la República Dominicana le conviene integrarse. En términos generales las ventajas potenciales son grandes, y los inconvenientes podrían ser obvia­ dos con un trato favorable, haciendo uso oportunamente de las cláusulas de escape, y operando inteligentemente en el complejo mundo de la inte­ gración económica. Creo, pues, que ya estamos en condiciones de abordar la segunda parte de este capítulo. Aceptado el supuesto de que interesa la integración, hay que preguntarse ahora: ¿cuál es la alternativa más favorable? 11. LAS A LTE R N A TIV A S DE LA REPÚ BLICA D O M IN ICAN A FREN TE A LA IN TEG RACIÓ N ECO NÓ M ICA Hasta el momento de suscribir el presidente Balaguer la Declaración de Punta del Este de abril de 1967, la República Dominicana no había adquirido ningún compromiso formal de integración. De hecho, todavía hoy sigue siendo un país virgen en materia de integración, el único de las Américas junto con Haití. En este sentido podría pensarse que el factor de la insularidad pesa de forma no despreciable. Al fin y al cabo, la inte­ gración tiene un ambiente más propicio entre países contiguos o próximos geográficamente en un área continental. Por otra parte, las luchas pasadas y la situación política en los dos países de la Isla Española impidieron cual­ quier acercamiento de sus economías. Sin embargo, es evidente que a la ausencia de la República Domini10 T eoría económica y regiones subdesarrolladas, Fondo de Cultura Económica, 1965. versión española, México, ALTERNATIVAS 89 cana de todo proyecto de integración ha contribuido de forma decisiva la dictadura de Trujillo, interesada siempre —y marcadamente desde 1957— en mantener el país al margen de los movimientos multinacionales, pues ese contacto habría hecho demasiado ostensible su particular explotación de la economía dominicana. Y, ulteriormente, tras la caída del régimen de Trujillo, los acontecimientos políticos absorbieron de tal forma el interés de todos los dominicanos, que los procesos de integración continentales — m c c a y a l a l c — siguieron siendo ignorados de hecho. Hoy el interés por los problemas de la integración económica ya parece definitivamente despertado en la República Dominicana aunque ese inte­ rés todavía se circunscriba a círculos de radio limitado, de economistas, sociólogos, profesores universitarios y funcionarios de la administración, conocedores de los trabajos de A. Musich y B. Vega, o que han sabido apreciar el alcance de la Declaración de Presidentes. Una prueba más re­ ciente de ese avance pude vivirla personalmente a poco de llegar a la Repú­ blica Dominicana, durante el Seminario sobre Integración11 celebrado en Jarabacoa, bajo los auspicios de la Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago de los Caballeros. Más recientemente el Curso del i n t a l en Santo Domingo (noviembre-diciembre de 1967) llevó el tema de la integración más allá: al sector privado, a la prensa, a la televisión, a todo el público que se interesa por los temas que afectan al país. Tal vez otro de los factores que más han contribuido al aislamiento de la República Dominicana de los proyectos de integración, ha sido la multiplicidad de las alternativas teóricamente existentes. En Sudamérica, en los casos de Venezuela y Bolivia, podrá discutirse si la integración es o no deseable. Pero, una vez resuelta esa premisa, la integración sólo pre­ sentaba una oportunidad realista: la a l a l c . Lo que en esos países se ha dis­ cutido es, por tanto, un tema tan concreto como el de cuándo y en qué forma se integrarían en la a l a l c . El caso de la República Dominicana es más complejo; el repertorio de posibilidades es teóricamente muy amplio. En el programa de trabajo que presenté al i n t a l —y que fue aprobado por el mismo (véase capítulo i) — enumeré las siguientes alternativas: a) La integración insular con Haití. b) Relaciones económicas más estrechas con el resto del área del Caribe. c) Aproximación al Mercado Común Centroamericano. 11 La relación completa de las ponencias discutidas en el Seminario puede verse en la nota n° 2 del capítulo i, de este informe. 90 VENTAJAS DE LA INTEGRACION Y LA d) Vinculación REPUBLICA DOMINICANA a la a l a l c . e) La compatibilidad de dos o más alternativas y la posibilidad de una fórmula mixta. f) El mantenimiento del statu quo . En los capítulos que siguen al v v al ix, se examinan estas difierentes alternativas, analizando ia situación actual de cada uno de los procesos señalados, tratando de apreciar las posibles ventajas e inconvenientes que para la economía dominicana podrían derivarse de su participación en cada uno de ellos. Así, pues, en cada uno de esos capítulos hay una parte des­ criptiva en la cual se intenta sintetizar la situación actual de cada proceso, y una parte de análisis sobre la forma, ventajas e inconvenientes que para la República Dominicana podrían resultar de su participación o relación con ellos. CAPÍTULO V POSIBILIDADES, PROBLEMAS Y LIMITACIONES DE UNA MAYOR RELACIÓN ECONÓMICA ENTRE LA REPÚBLICA DOMINICANA Y HAITÍ 1. IN TRO D U C CIÓ N Como puede apreciarse a la vista del esquema previo de este informe, Cvide supra, cap. i, 1), entre mis propósitos iniciales se encontraba el de visitar a Haití, para conocer en forma directa los proyectos y puntos de vista de las autoridades haitianas respecto de la integración económica en ge­ neral y frente a la República Dominicana en particular. Sin embargo, una serie de problemas políticos internos hicieron muy poco propicio el am­ biente para plantear en Puerto Príncipe, a la altura de julio-agosto de 1967, un tema de conversación en apariencia tan poco urgente como el de la integración económica. Esta falta de contacto con las autoridades haitia­ nas en la fase de elaboración del informe no me parece que sea algo dema­ siado negativo; por el contrario, creo que las conversaciones que puedan mantenerse con los funcionarios de Puerto Príncipe en un próximo futuro podrán ser más positivas cuando los expertos haitianos hayan analizado el presente informe, a fin de extraer de él las implicaciones que para su propio país presentan las alternativas de la República Dominicana frente a la integración. Me ha parecido necesario hacer este preámbulo para explicar por qué en este trabajo no figura ninguna aportación nueva y vivida sobre el tema de las relaciones económicas entre Haití y la República Dominicana, V por qué —por el momento— he tenido que limitarme a tomar en con­ sideración una serie de estudios de organismos internacionales, de pronuncia­ mientos oficiales dominicanos sobre la cuestión, y de proyectos de coopera­ 92 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y HAITÍ ción entre los dos países vecinos, pendientes hace largo tiempo, y que en estos momentos se encuentran faltos de la instrumentación necesaria. 2. VISIÓN GENERAL DE LA ECO NO M IA H AITIAN A Como ponía de relieve el propio secretario de Estado de Agricultura haitiano, en mayo de 1967, en un Seminario celebrado en Santo Domingo sobre programación y desarrollo agrícola de las Antillas, “ la República de Haití cuenta con 27.700 km2 de territorio para una población estimada a esta fecha de 4.600.000 habitantes aproximadamente. El ingreso anual per capita es de 63 dólares, y oculta en realidad la diferencia que existe entre el ingreso urbano y el ingreso rural. Este último se cifraría aproxi­ madamente en 33 dólares per capita por año, contra un ingreso de 246 dolares para el sector no agrícola. Estos datos hacen va resaltar la inmen­ sidad del esfuerzo a desarrollar para hacer progresar la economía agrícola del país. ” 1 El bajo nivel del producto social en Haití tiene su traducción en una si­ tuación cultural muy grave (más del 90 % de analfabetismo) y en una situa­ ción sanitaria alarmante, a pesar de la cual la población sigue creciendo a un ritmo muy fuerte. Si en algún país cabe hablar de explosión demo­ gráfica con un sentido casi literal, es precisamente en Haití: una densidad de 173,2 habitantes por km2 v un crecimiento del 2,4 % anual, sobre un territorio con escasos recursos naturales sin explotar, con los servicios pú­ blicos y la infraestructura en un alto grado de abandono, etcétera. Anecdó­ ticamente puede referirse que en los últimos años el servicio telefónico general dejó de funcionar en el país (a pesar de que Puerto Príncipe fue una de las primeras ciudades de América con central automática), v el suministro de energía eléctrica lleva el mismo camino de colapso, a menos que algo inesperado le ponga remedio. Por otra parte, los sistemas de trans­ porte se encuentran en un estado muy deficiente, los ferrocarriles de pasaieros han desaparecido completamente, y los únicos trenes de carga que aún funcionan son los que sirven las plantaciones más importantes de caña y sisal. Asimismo, la red vial ha llegado a un punto que hace imperativa su reconstrucción. Sin embargo, no se puede decir que la situación actual de Haití, sea el resultado de una falta de análisis sobre lo que sucede y de que no se hayan identificado sus problemas y esbozado sus soluciones. En cierto 1 b l a n c h e t , Louisr Evolución y orientación de la 'planificación agrícola ert H aití, intervención en el Primer Seminario sobre Programación y desarrollo agrí­ cola en las Antillas, Santo Domingo, Secretaría de Estado de Agricultura, 1967. VISION GENERAL DE LA ECONOMÍA HAITIANA 93 modo, la economía haitiana está suficientemente estudiada. Concretamente, en 1962, una Misión Tripartita o e a / b i d / c e p a l realizó un primer estu­ dio; en 1964 y 1965 le correspondió el turno al Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso; y en 1965 visitaron el país sendas misiones del b i d y del b i r f . 2 El deterioro de la situación radica, pues, en profundas causas de orden interno, y de naturaleza política fundamentalmente, en las que no vamos a entrar aquí. La economía haitiana se basa en la agricultura y la minería, que pro­ veen prácticamente el 100 % de sus exportaciones. 3 Buena parte del suelo —al igual que en la República Dominicana— es originariamente de una gran fertilidad natural, pero se encuentra esquilmado por la falta de alter­ nativas convenientes de cultivos, y por la casi total ausencia del empleo de fertilizantes. La deforestación y su secuela de la erosión son otros dos graves problemas. “ La importancia de la agricultura —se dice en un re­ ciente informe del b i d — se constata al observar que ese sector emplea el 87 % de la población económicamente activa, mientras el Gobierno em­ plea el 3,6 %, la industria el 2,7 %, el comercio el 2,9 % y el resto se dis­ tribuye en distintas ocupaciones. ’ ’ 4 En el sector minero, la sociedad norteamericana Reynolds explota los yacimientos de bauxita, y una compañía canadiense hace lo propio con el cobre. Se cree que los recursos mineros —inexplorados o inexplotados— son de cierta consideración. La única industria que merece el nombre de tal es la del azúcar y sus derivados (alcohol y ron), en la que tiene un fuerte control la H aytianAmerican Sugar Co. que explota unas 100.000 ha. de plantaciones de caña en el área de Puerto Príncipe. Las restantes industrias también están ínti­ mamente relacionadas con la agricultura: desmotadoras de algodón, textilera, y molinos de sisal. Sólo tras la publicación de la nueva ley de Fomento Industrial de 1963, con numerosas facilidades fiscales y arancelarias, se han establecido algunas nuevas industrias: cemento, frutas enlatadas, ja­ bón, detergentes, insecticidas, confecciones y bebidas no alcohólicas. 2 Discurso del señor M arcel Antoine, embajador de H aití, pronunciado en la segunda sesión plenaria de la C uarta Reunión del c í e s , al nivel m inisterial, cele­ brada el 28 de marzo de 1966, Doc. c í e s / 1.041, m a r z o d e 1966 y a n e x o Informe presentado por el Gobierno de la República de H aití a las cuartas reuniones anuales del c í e s . ^ Datos obtenidos del W est Indies and C aribbean Y ear Booh 1967, Londres, Thomas Skinner & Co. (Publishers) Ltd., 1967, p. 645. 4 b i d , Progreso socioeconómico de Am érica L atin a * Fondo Fiduciario de Pro­ greso Social. Informe A n ual 6, 1966, Washington, 1967, p. 254, 94 LA REPUBLICA DOMINICANA Y HAITÍ Las últimas cifras disponibles sobre comercio exterior, expresadas en miles de gonrdes (1 gourde = 0,20 dólares), son las siguientes: Años Importaciones Exportaciones 1962-1963 180.070 216.059 1963-1964 179.504 189.808 Por orden de importancia, las principales exportaciones haitianas son: café (más del 50 %), bauxita (casi el 10 %), fibra de sisal (7,5 % ), azúcar crudo (7,5 %), seguidas del henequén, aceites esenciales y melazas. La im­ portación está lógicamente muy diversificada, con una elevada propor­ ción para los artículos de uso corriente (textiles, etcétera). El turismo, que en años pasados representó un aporte interesante, y que en circunstancias normales sería un gran capítulo, se encuentra en la actualidad duramente afectado por la inestable situación política por la que atraviesa el país. 3. LA S A C T U A LE S RELACIONES ECO NÓ M ICAS ENTRE LA R E P Ü B U C A D O M IN ICA N A Y H A ITI Las relaciones económicas entre las dos repúblicas de la isla son extre­ madamente reducidas. Como bien ha subrayado Bernardo Vega: “La República Dominicana y Haití comparten una misma isla pero, paradóji­ camente, las cifras de su intercambio comercial dan la sensación de que están a miles de kilómetros de distancia. Inclusive dicho intercambio de $ 278.000 (en 1964) es inferior al que mantenemos con Jamaica y Surinam. Nuestras exportaciones ascen­ dieron a tan sólo $ 3.791. Sintetizando, podríamos decir que aunque compartimos una misma isla vivimos aislados el uno del otro, tanto en lo económico como en To social y cultural. Esta extraordinaria situación, absurda e injustificada, tiene su expli­ cación si se analiza la historia de ambos países, sus conflictos bélicos y sus diferen­ cias culturales y sociales”. 5 El comercio entre las dos naciones ha evolucionado en los últimos años de la forma que expresa el cuadro v-1. 5 v e g a , Bernardo, La República D om inicana ante el proceso de integración económica en Latinoam érica, op. cit.f p. 75. A C T U A LE S RELACIO N ES ECO N O M ICAS C u a d ro v 95 -1 Comercio de la República Dominicana con H aití (e n 1961 1962 1963 1964 1965 ............................... ............................... ............................... .............................. ............................... rd$ ) Exportación c Importación r „ ^ . . n ep . Dominicana 2 4 .8 7 0 1 3 .1 6 5 — 3 .7 9 1 — 5 5 .5 5 9 17 3 .7 9 4 1 2 7 4 .3 5 5 13 .2 0 2 — 3 0 .6 8 9 — 16 0 .6 2 9 — 1 — 2 7 0 .5 6 4 — 13 .2 0 2 Fuente: Comercio Exterior de la República Dom inicana. En 1964, las únicas importaciones dominicanas de Haití de alguna importancia fueron las manufacturas de fibras vegetales (237.363 r d $ ) , sacos de yute (13.462 r d $ ) e hilos de fibras vegetales (13.462 r d $ ) , que en su conjunto supusieron más del 95 % del total. En 1965, alcanzaron una proporción análoga, a pesar de que en ese año el comercio en términos absolutos, se vio totalmente distorsionado por los sucesos político-bélicos de Santo Domingo. En 1964, el 100 % de la exportación dominicana registrada estuvo constituido por yeso (900 Tm). En 1965 no se anotó ninguna clase de exportaciones por parte de las adua­ nas de la República Dominicana. El escaso intercambio que reflejan las cifras examinadas no es de ex­ trañar, pues ambos países tienen producciones agropecuarias muy simila­ res, y en ninguno de ellos ha habido un desarrollo industrial significativo fuera de ciertas líneas de bienes de consumo. Dentro de las relaciones económicas dominico-haitianas la transac­ ción de mayor envergadura ha sido siempre el aporte de mano de obra haitiana a las labores de la zafra azucarera en la República Dominicana. Como pone de relieve el reciente informe de la a i d sobre la agricultura dominicana, 6 '“ prácticamente todo el corte de caña se hace con trabajas El texto entrecomillado y las cifras básicas para el cálculo del cuadro v-2, se han tomado del Informe del Grupo de Estudio sobre la A gricultu ra en la R epública Dom inicana, preparado por una Misión de la a i d encabezada por E. d . w h i t e , y pre­ sentado con fecha 14 de marzo de 1966, edición multicopiada. Santo Domingo, 1967, pp. 91 y ss. 96 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y HAITÍ dores haitianos, ya que los dominicanos no quieren hacer este tipo de tra­ bajo. Se estima que hay unos 20.000 haitianos que viven y trabajan per­ manentemente en las plantaciones Para calcular el contravalor en pagos por salarios que el referido aporte representa para la República Dominicana debemos tomar en consideración: a ) las producciones de caña de las tres grandes empresas azucareras (obte­ nidas en el cuadro v-2 multiplicando el tonelaje de azúcar producido por cada una de ellas por el coeficiente 8,7 %, que corresponde a un rendi­ miento tipo de 11,5 % de azúcar); I?) los promedios de corte y carga por obrero y día (véase columna b del cuadro); c) el salario por tonelada cor­ dada y cargada (1 r d $ ) . De todos esos datos, resulta que las operaciones de corte y carga suponen 7,3 millones de pesos. C uadro v -2 Estimación de los pagos a los obreros haitianos en la zafra azucarera de la República Dominicana (A ) EM PRESAS AZUCARERAS (Estatal) ............... Central R om an a ........... Casa V ic in i.................... cea ( to n s . c) ( b) CAÑA M ILE S TON. C ( a x 8,7) 5 6 7 .0 0 0 2 0 9 .0 0 0 6 5 .0 0 0 4 .9 3 2 1 .8 1 8 565 2 .9 0 1 .0 0 0 2 1 .4 5 2 .0 0 0 3 37 3 .0 0 0 4 8 4 1.0 0 0 7 .3 1 5 4 .7 2 6 .0 0 0 AZÚCAR PRODUCIDA (c) UTH1 1 u t h : Unidades de trabajo humano medidas en jornadas. 2 Con un rendimiento promedio: de 1,7 tons./días hombre. 3 Idem , 1,25 tons. 4 Idem , 1,5 tons. Así, pues, la fuerza de trabajo es, con mucho, la más significativa im­ portación dominicana de Haití, y todo parece indicar que esta situación habrá de mantenerse, sin modificaciones sustanciales, por mucho tiempo. Si las relaciones comerciales entre las dos repúblicas de la isla son tan menguadas, y con un saldo tan deficitario para la República Domi­ nicana, hay que preguntarse qué puede hacerse realmente para aprovechar ACTITUD DOMINICANA 97 en términos económicos la contigüidad geográfica de los dos países de La Española. Una afirmación tiene hoy absoluta validez: mientras la situa­ ción política en Haití no se estabilice, nada podrá hacerse. Las relaciones económicas entre las dos naciones se mantendrán a su bajo nivel actual. Por ello, el apartado que sigue, en donde analizamos las actitudes domini­ canas sobre la cuestión y los posibles proyectos comunes para los dos paí­ ses, no pasan de ser —por ahora— declaraciones o programas de inten­ ciones. Esto creo que no es una postura pesimista, sino simplemente realista. 4. LA A C T IT U D D O M IN ICAN A RESPECTO DE H A ITI En su discurso en la Reunión de Presidentes Americanos celebrada en Punta del Este en abril de 1967, el jefe del Estado dominicano, doc­ tor Balaguer, planteó el caso de la República Dominicana paralelamente al de Haití, como dos naciones con un rápido crecimiento demográfico, con graves dificultades en su desarrollo, y en un área donde la Cuba socialista supone un punto neurálgico de irradiación política. En esta ocasión, el pre­ sidente dominicano, como podrá apreciarse por la transcripción que sigue de algunos pasajes de su discurso, se refirió a Haití en términos genéricos y basando su argumentación en la proximidad de Cuba, y en los peli­ gros de la tensa situación socioeconómica de los dos países de la Isla Española. " “La caída de Cuba en la órbita soviética — afirmó el doctor Balaguer— y el becbo de que en nuestra pequeña isla coexisten dios nacionalidades, ambas con his­ toria y fisonomía diferentes pero con un mismo drama y con un mismo futuro, nos coloca no sólo en el punto de convergencia de dos océanos, sino también en el centro nervioso de la política continental v en el meridiano de la historia hemisférica. . . La amenaza comunista constituye en la República Dominicana un peligro mayor que en cualquier otra nación del continente. Nuestra cercanía a Cuba no es el único hecho que contribuye a hacer ese peligro particularmente grave. Lo que en mayor grado contribuye a aumentar esa amenaza es la circunstancia de que un terri­ torio de apenas 78.000 km2, con sus costas en gran parte desguarnecidas y con la mayoría de sus recursos todavía inexplotados, se halla repartido entre dos pueblos prolíficos en donde la explosión demográfica alcanza proporcionalmente una intensidad superior a la que tienen todas las demás naciones del mundo. Ese largo drama y esa vieja tragedia de siglos vienen acompañados de un vasto séquito de calamidades; hambre, desnudez, depauperización y enfermedades con su secuela lógica al par aue inevitable. Los resultados de esa situación no pueden ser otros que la lucha de cla­ ses, la agitación permanente, la violencia sistematizada y, en fin de cuentas, la revo­ lución proletaria. “De ahí, pues, la urgencia de que Santo Domingo, al igual que Haití, halle solución rápida al más angustioso de sus problemas, que es el de acelerar el desarro­ llo de su economía para atender a las necesidades de sus poblaciones subalimentadas, V para conjurar el grave peligro de una explosión demográfica de enormes propor­ ciones, con recursos que les permitan superar las tareas resultantes no sólo de la 98 LA REPUBLICA DOMINICANA Y HAITÍ patología sino también de las deficiencias educativas. . “La peculiaridad de nues­ tro caso exige soluciones urgentes y un tratamiento especial donde quiera que los pueblos de América se reúnan para bacer un examen de sus problemas y de sus urgencias a la luz de sus destinos comunes”. 7 Respecto de las anteriores palabras del presidente Balaguer, está claro que, ante todo, fueron un llamamiento a fin de captar para los dos países vecinos una fuerte ayuda al desarrollo económico. Todavía no se podía apreciar en esas palabras pronunciadas en Punta del Este en abril de 1967 ninguna referencia a la posible cooperación o integración insular. Fue al­ gunos meses después —el 7 de julio de 1967— , en ocasión de una cenahomenaje del cuerpo diplomático acreditado en Santo Domingo, cuando el presidente se ocupó del tema. He aquí el pasaje completo en que alude a las relaciones con Haití: “Hay entre los países americanos, uno que debe atraer especialmente nuestra atención: Haití. Se trata no sólo del más próximo geográficamente a nosotros de todos los pueblos del mundo, sino también del más necesitado de avuda entre todos los países del hemisferio. El hecho de que en Haití impere un gobierno con cuyo carácter e ideología no conm utan muchos dominicanos, no debe ser óbice para que olvidemos que la República Dominicana y Haití sor», quiérase o no, dos hermanos siameses, v que el destino del uno no miede ser indiferente al otro. Nos referimos a lo que hav de permanente en la política y en la historia de los dos países. Los oobiernos, todos los pobiernos del mundo, son simples accidentes en la vida de la humanidad, v están llamados a desvanecerse fugazmente en la historia, como se des­ vanecen en el cielo las nubes de verano. Lo eme siempre queda son los pueblos, única realidad incontrastable de la oue no es posible prescindir y a la que hay que tomar en cuenta a despecho de todas las disidencias ideológicas v de todos los intereses adjetivos. Por eso creo que debemos tender a unirnos a Haití y cultivar la amistad de su pueblo con un sentimiento cada vez más fervoroso. Las dos naciones, cada una dentro de sus propias fronteras, deben tender a incrementar su comercio, a for­ talecer sus lazos de vecindad y a buscar, con espíritu solidario, la solución de mu­ chos de sus problemas comunes. . . No debemos seguir viendo, pues, en Haití, a un adversario secular, a un enemigo al que hay aue temer y cuya prosperidad debe inspirarnos desconfianza ahora o en el futuro. Debemos recibir, por el contrario, el ascenso de Haití en la ardua escala del progreso, sobre todo en el de la econo mía y en el de la educación, como una garantía para la paz de nuestro país, y para la supervivencia en la isla de las dos naciones”. 8 Aunque en estas palabras del presidente dominicano ya se habla de “ incrementar el comercio’ ’, de (‘ fortalecer los lazos de vecindad ’ 9 y de la solución de “ problemas comunes” , no contienen un esquema mínimo de coo­ peración o integración. Y también conviene subrayar que? sin duda por las dificultades políticas internas de Haití> en los meses siguientes no se ha hecho, ni en uno ni en otro de los dos países de la isla, ningún movimiento dirigido a poner en marcha un cierto mecanismo de consultas al respecto. Por ello, en el apartado siguiente, además de incluir un diseño de las posi­ 7 Texto tomado del Listín Diario , 14 de abril de 1967. 8 Texto tomado de El C aribe , 8 de julio de 1967. POSIBILIDADES DE COOPERACION E INTEGRACION 99 bilidades de cooperación e integración entre las dos repúblicas, sugerimos un mecanismo de futuras consultas en torno a los problemas de coopera­ ción e integración económicas. 5. DISEÑO DE LAS POSIBILIDADES DE COOPERACIÓN E IN TEG RACIÓ N Hasta ahora, el diseño más completo de las posibilidades de coopera­ ción económica de la República Dominicana y Haití es el que, referido fundamentalmente al ámbito de la infraestructura preparó el licenciado Bernardo Vega para su presentación en el Seminario de Integración de la Universidad Católica Madre y Maestra celebrado en julio de 1967 en la República Dominicana. Creo que en esta comunicación —que reprodu­ cimos íntegra a continuación— se encuentran resumidos todos los proyec­ tos de algún interés a plazo medio: “ 1. Proyectos hidroeléctricos comunes. V enta de energía hidroeléctrica a la Re­ pública Dominicana originada en el embalse del río Artibonito por la Presa de P e li­ gre. Hace ya varios años que la presa está completa a un costo de más de u$s 20 millones y sólo faltan las turbinas, las líneas de transporte de energía y la red de canales. La presa fue diseñada para generar 60.000 kilovatios que es igual al consu­ mo actual de energía en Haití. Como en los próximos cinco años probablemente no habrá demanda en Haití para absorber esa energía adicional, y como nuestros proyectos hidroeléctricos no estarán listos a corto plazo, la Corporación Dominicana de Electricidad podría comprar más o menos 30.000 kilovatios a la República de Haití y utilizaría dicha energía para cubrir la demanda de la zona oeste del país, específicamente Barahona, San Juan de la Maguana y Monte Cristi, incluyendo proyectos industriales en estudio en dicha región tales como la planta de alúmina y la planta de soda cáustica. Dicha región se suple actualmente de energía térmica que es transportada desde Santo Domingo y Puerto Plata, lo cual origina una merma notable debido a la distancia. Alternativamente, la República Dominicana podría financiar ella misma las turbinas y prestarlas al Gobierno de Haití, el cual amor­ tizaría el préstamo por medio de pagos en forma de energía. En este caso, la admi­ nistración de la presa podría estar supervigilada por un organismo internacional como se está pensando hacer en otros casos de proyectos hidroeléctricos multinacionales. El fondo para proyectos multinacionales del b i d podría financiar estas turbinas. “El embalse del río Artibonito ha creado un lago artificial de un tamaño igual a una tercera parte del lago Enriquillo y que termina apenas a cinco kilómetros de la frontera dominicana, cerca del poblado de Elias Pinas. El uso de energía haitiana también disminuiría el temor por parte de los haitianos del desvío o canalización del río Artibonito por parte de las autoridades dominicanas ya que no existe acuerdo internacional al respecto. “2 . C arretera de primer orden entre Puerto Príncipe y Jim ani. La misma tendría el doble propósito de incrementar el turismo a la isla y el intercambio de mercancías entre ambos países. Actualmente el turismo solamente puede ir de un país a otro por la vía aérea mientras que si existiera una carretera como la descripta podrían viajar por una ruta rica en atractivos turísticos como lo son los dos lagos haitianos, el lago Enriquillo y la zona Barahona-Oviedo. El principal factor que 100 LA REPUBLICA DOMINICANA Y HAITI limita el intercambio de mercaderías con Haití es también la falta de una carretera de primer orden. Entre los productos dominicanos que se podrían exportar a Haití, pues no se producen allá sino que se importan, se encuentran la cerveza, pinturas, papel, envases de cartón, fósforos, alimentos para animales, medias, jabón, envases plásticos y abonos químicos. En un futuro cercano también podría exportarse produc­ tos de metalúrgica menor (Complejo Camer), arroz, mantequilla, aceite comesti­ ble, etc. Nuestro país, a su vez, podría comprar de Haití sisal y semillas de algodon. “3. Programa conjunto de investigación sobre 'posibilidades turísticas y cam­ paña conjunta de propaganda turística financiada conjuntam ente ( “Visite la Isla Española”). Enfatizar el contraste entre ambas repúblicas, dentro de un “paquete” turístico. “4. Auspicios por parte del fondo especial de las Naciones U nidas para un estudio de los recursos m inerales de la isla . “5. Programas de reforestación que abarquen la isla entera . U n caso especí­ fico de desperdicio de recursos es la falta de extensión de los actuales trabajos de fotografía aérea de la República Dominicana para que abarquen también a Haití. Incluso algunos de estos trabajos de fotografía aérea son para fines forestales. “6. Estudio de la posibilidad de que los recursos de moneda extranjera que paga el país a cortadores de caña haitianos tengan que ser utilizados por ese país en la compra de productos dominicanos. “7. Campaña para la erradicación de enfermedades y pestes que abarque la isla entera (malaria, garrapata, etc.). “8. Desarrollo de un programa pesquero conjunto. “9. Coordinación de la experimentación agrícola e intercambio de resultados. “10. Desarrollo conjunto de la bahía de Manzanillo. Como antecedente está el caso del golfo de Fonseca que pertenece a tres países centroamericanos y cuyo desarrollo internacional está siendo estudiado por el b i d ” . Por mi parte, es muy poco lo que tengo que agregar al anterior esque­ ma de proyectos de infraestructura. Tan sólo insistir en el tema de la refi­ nería de petróleo, del que me ocupé en el apartado 4 .2 del capítulo h, y subrayar también las posibilidades de coordinación en torno al posible establecimiento de una planta común para la producción de alúmina calci­ nada, a partir de los yacimientos de bauxita que ambos países poseen. Lo interesante del anterior esquema de proyectos de coordinación de infraestructura y de industrias, reside en el hecho de que es perfectamente compatible con la integración de la República Dominicana con otras áreas. Aunque la República Dominicana se embarcase en uno de los dos pro­ yectos de integración económica continental, la coordinación económica con Haití no tropezaría, por su propia naturaleza, con ningún obstáculo de tipo jurídico procedente de los Tratados de Montevideo o de Managua. Y por otra parte —como también señala B. Vega— siendo los dos países miem­ bros del g a t t , el tráfico fronterizo con reducciones arancelarias sería facti­ ble, incluso en el supuesto de que el único país que entrase en el proceso de integración fuese la República Dominicana. POSIBILIDADES DE COOPERACION E INTEGRACION 101 Sin embargo, tal vez lo más interesante en relación con el tema que nos ocupa, consiste en subrayar que por su diferente situación política, la República Dominicana se encuentra hoy en mejor situación que Haití para poder escoger el proyecto de integración que mejor le parezca, sea a l a l c , o m c c a , o una fórmula que tome en consideración a las dos áreas. Y si la República Dominicana diese el paso integratorio en una dirección concreta, cuando Haití estuviera en disposición de darlo no tendría ya, de hecho, el margen de libertad que hoy tiene la República Dominicana para poder optar. Por razones obvias, Haití habría de seguir el mismo ca­ mino emprendido por la República Dominicana. De ahí, la última conclu­ sión. La verdadera integración entre la República Dominicana y Haití, con supresión de las barreras comerciales y arancelarias entre los dos países, po­ drá producirse cuando los dos países se engarcen con un mismo bloque económico. Y no hay que ser muy optimista para pensar que los pasos iniciales en esa dirección integracionista podrá darlos primeramente la Re­ pública Dominicana. La anterior conclusión puede llevarnos a una recomendación que creo clel mayor interés, y a la cual se aludía al final del apartado 4 del presente capítulo. Para comenzar a instrumentar la solidaridad insular de la que repetidamente se ha ocupado el presidente dominicano en sus recientes dis­ cursos, en el momento en que la República Dominicana tuviera su propio esquema de intenciones frente a las áreas continentales de integración, po­ dría entrar en comunicación con el Gobierno de Puerto Príncipe para hacerle partícipe de sus proyectos. Aparte de que la República Dominicana mantendría en todo momento su libertad para decidir, la referida gestión diplomática representaría una buena base para el futuro estrechamiento de las relaciones de los dos países en el plano económico. Incluso cabe pen­ sar que tras las consultas pertinentes que las dos repúblicas llevarán a cabo (en una Comisión Mixta formada por las correspondientes Comisiones ad hoc nacionales), podrían hacer una presentación conjunta, o al menos rela­ cionándolas entre sí, de las solicitudes de incorporación al Tratado de Montevideo, así como del planteamiento de una relación preferencial con el m c c a . Incluso podría plantearse de forma inmediata al Gobierno hai­ tiano la solicitud de ayuda al b i d para estudios de integración fronteriza, con cargo a su Fondo de Estudios de Preinversión para la Integración Fronteriza. 9 9 Esta sugerencia la debo a la amabilidad del señor Aaron Segal- CAPÍTULO VI LAS RELACIONES ECONÓMICAS DE LA REPÚBLICA DOMINICANA CON EL ÁREA DEL CARIBE 1. IN T RO D U C CIÓ N Y ZON1FICAC1ÓN DEL ÁREA A mediados de 1966, al llevar a cabo mi trabajo sobre los Aspectos económicos de la vinculación de Panam á al m c c a , tuve mi primera oca­ sión de estudiar el área del Caribe. A lo largo de mi permanencia en la República Dominicana y en Puerto Rico, he podido confirmar algunos de mis puntos de vista anteriores, si bien creo haber ampliado considera­ blemente mi visión del tema. El área del Caribe, geográficamente muy amplia, está formada políti­ camente por un gran número de países con toda clase de regímenes polí­ ticos. Desde naciones soberanas a colonias, pasando por Estados miembros del Commonwealth, departamentos franceses, y un Estado Libre Asociado, el más raro espécimen de la actual tipología política. El área se aparece al observador como un verdadero mosaico de pequeños unidades políticas y de mercados locales muy reducidos pero más o menos ligados a sistemas económicos de fuera del Caribe. La raíz básica de esta situación es fundamentalmente histórica. En un m om ento dado, cronológicamente dilatado, casi toda el área se encontró sometida a una misma soberanía, la de España. Pero ello tiene hoy un inte­ rés meramente histórico, pues a través de una serie de mutaciones polí­ ticas que tuvieron su salida final en los sucesivos movimientos de inde­ pendencia, fueron surgiendo países etnológicamente muy diversos, con len­ guas y culturas muy distintas, y con instituciones económicas diferentes. Esta diversidad, condiciona por completo el futuro desarrollo económico del área, según podremos comprobar. ZONIFICACIÓN DEL AREA 103 Aparte de las Bahamas, que sólo en 1966 con el cambio de gobierno empezaron a ocuparse por su contorno geográfico, en el área del Caribe pueden distinguirse los siguientes grupos de países: 1. Países independientes y no asociados a ningún bloque enomómico: —■Cuba —■Haití —• República Dominicana 2. Países independientes que forman parte del Commonwealth: —■Jamaica — Trinidad yJ Tobago o —■Guyana — Barbados 3. Islas que formaban parte de la extinguida Federación de las Indias Occidentales y que actualmente tienen régimen individualizado de auto­ gobierno, bajo responsabilidad internacional del Reino Unido: * —■Indias Vírgenes Británicas —■Grenada —• Santa Lucía — San Vicente — Antigua —■Dominica — St. Kitts, Nevis, Anguilla ** — Montserrat 4. Puerto Rico (Estado Libre Asociado a EE. U U .). 5. Islas Vírgenes de EE. LILI. (Territorio de E E .U U .). 6. Partes federadas del Reino de Holanda. — Surinam. * Generalmente conocidas con el nombre de T h e L ittle Eight, o de 'T itile Severi ” cuando se excluye a las Islas Vírgenes. ** En 1967, Anguilla se separó de St. Kitts y de Nevis y proclamó unilateral­ mente su independencia. 104 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE —-Antillas Neerlandesas (Curação, Aruba, Bonaire, St. Marteen, St. Eusta tius, Saba) 7. Departamentos Franceses de Ultramar: — Martinica — Guadalupe — Guayana El principal problema en cualquier proyecto de integración econó­ mica de tan extenso número de países como coexisten en el área del Ca­ ribe, reside en la estructura de su intercambio comercial. Como han puesto de relieve los economistas Fuat Andic y Elias Gutiérrez en un trabajo sobre el tema,1 la estructura del comercio de las economías del Caribe no ha experimentado cambios sustanciales a lo largo de las últimas déca­ das. Tradicionalmente, el área ha exportado, y sigue exportando hoy, pro­ ductos petrolíferos, azúcar y sus derivados, bauxita, alúmina y una gama no muy variada de frutas frescas y en conserva. Con el contravalor de sus exportaciones, los países caribeños compran alimentos y una gran variedad de productos manufacturados. En otras palabras, las economías del Ca­ ribe no han sido capaces de diversificar su vieja estructura económica, prác­ ticamente colonial, al no haber roto con su dependencia de la producción de un número muy reducido de productos. Así, la minería de la bauxita que provee casi un tercio de la producción total del Surinam, contribuye con un 80 % al total de los ingresos en divisas. En Guadalupe el 99 % de las exportaciones consisten en azúcar, ron, melaza y bananas. En las Antillas Holandesas, alredor del 98 % de las mercancías exportadas son productos petrolíferos. En Trinidad y Tobago, la dependencia del petróleo se sitúa casi en la misma cota (el 80% ). Jamaica presenta un panorama muy similar, con casi un 50 % de sus exportaciones constituidas por la bauxita. La relación de ‘ ‘oligoexportaciones” podría ser más larga, pero carecería de sentido el seguir con ella. Lo cierto es que Puerto Rico es el único país del Caribe donde se ha producido una profunda diversifica­ ción de la producción y de las exportaciones en los últimos quince años: todavía en 1953, el azúcar y sus derivados supusieron un 53 % del total exportado; en 1962 la proporción había caído al 15,5 %, y en los últimos años ha sido aún menor. Por otra parte, en la balanza de pagos de Puerto 1 “C aribbean Trade Patterns”, en Caribbean Studies, Vol. 6, n° 2, julio de 1966, pp. 4 6 y ss. ZONIFICACIÓN DEL AREA 105 Rico, el turismo ha pasado a ser una de las partidas básicas, con más de 100 millones de dólares de ingresos. 2 Con esta estructura de producción y de exportaciones, no es extraño que el comercio intrarregional en el Caribe no sea muy intenso. Se puede decir que, con excepción de Guyana y las Antillas Menores, las expor­ taciones o importaciones a o del resto del Caribe nunca representan más del 10 % de su respectivo comercio total y en su conjunto el comercio intrarregional no representa más del 4 % del total. Esto queda muy gráfi­ camente expuesto en la matriz importaciones-exportaciones construida en 1966 por Andic y Gutiérrez para la zona; la mayoría de las casillas apa­ recen en blanco, como verdaderas “ cajas vacías” . 3 Claro es que la estructura de la producción y del comercio de los países del Caribe no se ha modificado, salvo en los casos de Puerto Rico y de Cuba, por la estrecha dependencia institucional — a través del sistema arancelario y de las áreas monetarias— de los diferentes mercados metro­ politanos o asociados. A continuación, y como trasfondo de las considera­ ciones que hemos de hacer más adelante, se incluye un somero estudio de los vínculos que unen a cada uno de los grupos de países del Caribe con las diferentes metrópolis o bloques económicos. 1. 1 Países independientes no asociados a ningún bloque económico Dentro de esta categoría incluimos a Cuba, Haití y la República Do­ minicana. A la República Dominicana, por razones obvias, no nos refe­ riremos en este apartado. A Haití y a sus relaciones con la República Do­ minicana se le ha dedicado todo el capítulo v. Por ello, en este apartado se centrará la atención en Cuba. Cuba es por extensión, población, y volumen de comercio exterior, el país más importante del Caribe. A partir de 1960 su comercio con el resto del área caribeña se ha hecho prácticamente nulo. El bloqueo económico de la isla por los Estados Unidos y todos los demás países de la o e a , ex­ cepto México, ha conducido a esta situación. Así, Cuba tiene orientado hoy su intercambio hacia Canadá, Gran Bretaña, Francia, España, otros 2 Claro es que las salidas por este concepto (viajes a EE. U U. de residentes en Puerto Rico) son casi tan importantes como las entradas o incluso mayores. Véase a este respecto el Discurso pronunciado por el Dr. L uis A , Passalacqua ante los miembros de la Cám ara de Comercio de Puerto Rico, San Juan, 8 de diciembre de 1966, edición mimeografiada de la c o d e c a . 3 Trabajo citado en la nota n9 1, p. 104. 106 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE países de Europa occidental, y sobre todo, hacia la Unión Soviética y los países del Este. Cuba, incluso ha llegado a enviar observadores a las reunio­ nes del c o m e c o n , si bien no ha llegado a incorporarse al mismo. La República de Cuba ha mostrado un cierto interés por los movi­ mientos de cooperación e integración económica en el hemisferio. Con­ cretamente, en 1962 solicitó oficialmente su admisión en la a l a l c , lo cual le fue denegado en base a las resoluciones 36 (3-9-1962) y 37 (20-9-1962), que declararon la “ incompatibilidad absoluta entre el sistema económico de Cuba y el Tratado de Montevideo” . Respecto del área del Caribe, las autoridades cubanas no se han pro­ nunciado nunca, entre otras razones porque en esta región los proyectos de cooperación e integración están muy poco avanzados. En parte, esta última circunstancia se debe a la u ausencia” de Cuba provocada por razo­ nes políticas, y que, inevitablemente, crea un gran vacío en cualquier proyecto de cooperación o integración económica en el área del Caribe. Éste es el punto de vista de casi todos los economistas con quienes he tenido ocasión de comentar el tema, incluso en Puerto Rico. A este res­ pecto, creo que será de interés reproducir aquí algunas referencias públi­ cas a la cuestión, entre ellas la hecha por el primer ministro de Barbados, con ocasión de la “ Conferencia sobre Coordinación Económica en el Ca­ ribe” celebrada en 1965: “Para mí — afirmó— la solución obvia es que Puerto Rico y las Indias Occi­ dentales Británicas tendrán que ponerse en contacto con Cuba en lo relativo a los acuerdos sobre productos básicos. No me cabe ninguna duda sobre ello. El próximo mes se celebrará en La Habana una conferencia de la u n e s c o . Si La Habana es lo suficientemente respetable como para que allí se celebren conferencias de la u n e s c o , me parece que no debe ser un lugar inadecuado para concertar una confe­ rencia sobre el azúcar con los Gobiernos de las Indias Occidentales: de esta forma, la fuerza de negociación colectiva de Cuba, el Caribe británico y Puerto Rico daría un gran paso adelante en el camino que ba de llevar a precios más estables para el azúcar en el mercado mundial. Porque los siete, ocho, nueve o diez millones de tone­ ladas de azúcar que Cuba puede producir, derrumbando con ello los precios mun­ diales en el contexto del presente acuerdo internacional, junto con nuestra produc­ ción, nos daría mucba voz a la bom de fijar los precios que percibimos por nuestro azúcar. Éste es un asunto puramente de nuestro propio interés, no es un asunto de ideología solamente. Pero de nuevo tropezamos con el problema de la política exte­ rior de los EE. U U .” 4 Otro punto de vista, expuesto por un profesor de la Universidad de Puerto Rico que visitó recientemente la Gran Antilla y no menos expresivo: 4 Palabras del Honorable Errol W . b a r r o w , primer ministro de Barbados, Con­ férence of Economie Coordination in the C aribbean , held at San Germán, Puerto Rico , 17/19 de mayo de 1965, O fficial Records , c o d e c a , p. 101, edición mimeografiada. ZONIFICACIÓN DEL AREA 10 7 “Cuba — afirma Manuel Maldonado Denis en el número de julio de 1967 del Carihbean M onthly B ulletin — está allí. . . en el Caribe. Ningún exorcismo será capaz de hacerla desaparecer como por acto de magia. . . Pretender ignorar este hecho y continuar con el aislamiento y el bloqueo a que se somete a la isla sólo contri­ buye a hacer a ésta más intransigente y más determinada a resistir”. En definitiva, se trata de reconocer los hechos. La historia debería servir de enseñanza. México, durante los primeros años de su Revolución fue un país que no disfrutó de ningún afecto oficial en las Américas, y hoy constituye precisamente todo lo contrario. La Unión Soviética fue durante muchos años en la EE. LIU. algo asícomo el “ origen de todos los males del mundo” , y hoy se lo considera un país respetable con el cual se puede comerciar, y tratar. Cuba, a pocos años que pasen, y con un poco más de realismo, será reconocida como el primer país insular del Caribe. Entonces, tal vez empezará el Caribe a dejar de ser el confuso mosaico de países que es hoy. 5 1.2 Países del Commonwealth Los países independientes del Commomvealth en el Caribe son Ja­ maica, Trinidad y Tobago, Guyana y Barbados, por orden cronológico de su descolonización. Estos cuatro países y las “ pequeñas ocho” islas, for­ maron entre 1958 y 1962 la “ Federación de las Indias Occidentales” . El Reino Unido, antes de iniciar la descolonización del Caribe, aspiró a mantener entre sus territorios alguna forma de unión política y económica. En el trasfondo de este proyecto estaba la idea de transferir a sus Antillas Mayores (Jamaica y Trinidad) la carga de los déficit fiscales de las subdesarrolladas pequeñas Antillas. Así, en 1958, el Reino Unido organizó la “ Federación de las Indias Occidentales Británicas” . Sin embargo, el Reino Unido, durante el período 1958-1962 hubo de aumentar sus subsi­ dios a las “ pequeñas ocho” , ante la negativa de Trinidad y Jamaica de 5 A este propósito será bueno recordar que el procer puertorriqueño Hostos “a los 21 años, siendo aún estudiante de Derecho, en España, se vincula al movi­ miento liberal y republicano ele la época, con Pi y Margall, Castelar y Francisco Giner, y aboga por una Federación Igualitaria de Hispanoamérica y España. Sufre entonces su primera gran desilusión cuando sus compañeros españoles de lucha le dejan a solas con su sueño de independencia de Puerto Rico y Cuba. Con su sueño emprende su odisea que le lleva a Francia, España, Estados Unidos, Perú, Chile, Argentina, Brasil, y de nuevo las Antillas. En esos años evoluciona y madura su pensamiento. Aboga por la Federación Antillana, formada por Puerto Rico, Cuba y República Dominicana, que con otras confederacionese similares, llegará finalmente a conformar una América Latina Confederada”. De Felips h e r r e r a , Eugenio María de Hostos : educador , sociólogo y am ericanista, b i d , Washington, 1965. 108 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE cooperar en ese sentido. Y en 1962, al acceder a su independencia, Jamaica abandonó la Federación. Poco después, al seguir su ejemplo Trinidad y Tobago, la Federación quedó disuelta. El único resto de aquel proyecto federal es la Universidad de las Indias Occidentales que agrupa una serie de centros de enseñanza superior en el área (salvo Guyana). Los intentos por reconstruir la Federación han sido poco menos que nulos y las únicas muestras de cooperación que hoy subsisten entre las anti­ guas colonias británicas en el área son las siguientes: 1 . Servicios regionales comunes de meteorología v de asistencia a la o o aviación civil. 2. Propiedad mancomunada de dos pequeños barcos mercantes dedi­ cados al tráfico interinsular, que fueron donados por el Canadá a la anti­ gua Federación. 3. Algunos acuerdos preferenciales, muy limitados, sobre determina­ das mercancías (arroz, madera, etc.). 4. La existencia de una Asociación de Productores de Azúcar de la Comunidad Británica de Naciones en el Caribe que negocia como un solo bloque en el Comnwmvealth Silgar Agreem ent . Las sucesivas independencias v la disolución de la Federación, incluso conllevaron la desaparición del dólar de las Indias Occidentales, que fue sustituido por monedas locales, si bien todas ellas dentro del área de la libra. Aparte de los puntos de cooperación reseñados, hay que citar que en 1965, Antigua, Barbados y Guyana acordaron formar una zona de libre cambio, sin que hasta ahora se hava ratificado el tratado al respecto. Los cuatro países citados y las “ pequeñas ocho” se mantienen dentro del sistema de preferencias del Commoítwealth, y el grueso de su comer­ cio se realiza con el Reino Unido y el Canadá, país este último que mues­ tra un interés cada vez mayor por el área del Caribe 6 Aarón s e g a l , “La integración económica en el Caribe”, en Comercio Exterior, México, Banco Nacional de Comercio Exterior, s. a ., junio de 1966, p. 406. Debo a la amabilidad del señor Segal la información de que en los últimos tiempos se están haciendo nuevos estudios sobre integración económica entre los antiguos miembros de la Federación de las Indias Occidentales Británicas, bajo los auspicios del Institute of Economic and Social Research , University of the W est Indies, Mona, Jamaica, cuyo director es el profesor Alister Mclntyre. El más importante de esos trabajos hasta ahora aparecidos es el de h . b r e w s t e r v c . t h o m a s , T he Dynamics of the W est h id ian Integm tion , Jamaica, 1967. ZONIFICACIÓN DEL ÁREA 1. 3 109 Puerto Rico En 1952, Puerto Rico, se convirtió en “ Estado Libre Asociado” a EE. UU., con autogobierno, salvo en los asuntos relacionados con moneda, correos, defensa, comercio exterior y relaciones exteriores. A los efectos del comercio exterior, Puerto Rico funciona práctica­ mente como un Estado más de la Unión. El arancel de aduanas de los EE. UU. es el que rige para todas las importaciones del exterior. El co­ mercio entre Puerto Rico y el territorio continental de EE. UU. es absolu­ tamente libre salvo en tres casos. Conforme a la Silgar Act, Puerto Rico tiene asignada una cuota máxima de importación de azúcar; sin embargo, esa cuota está fijada a un alto nivel que, de hecho, nunca se alcanza. Para el resto de los productos, solamente hay que señalar que los automóviles de EE. UU. cuentan con un impuesto especial de importación en Puerto Rico, v que otro tanto sucede con el ron puertorriqueño a su entrada en EE. UU., cuyo importe es devuelto por el Gobierno Federal de los EE. LTU. al Gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. El desarrollo de Puerto Rico a partir de 1941 ha constituido en todo el área del Caribe un motivo de discusión, de admiración 17 o incluso de irritación. Pero lo cierto es que ese desarrollo no se ha producido simple­ mente por encontrarse Puerto Rico dentro del territorio aduanero de los EE. UU. Conviene recordar que Puerto Rico ya venía disfrutando de tales ventajas arancelarias desde principios de siglo, sin que hasta la década de 1940 se apreciaran resultados realmente favorables para su economía, que seguía basada en el monocultivo azucarero. Y es que, sencillamente, J. C? no fue sólo la circunstancia arancelaria lo que animó al desarrollo econó­ mico puertorriqueño. Desde luego, avudó mucho a partir de un momento dado, pero lo realmente decisivo fue la aplicación a la isla de una variante local del N ew Deál, durante el mandato del Gobernador Tugwell; ello se tradujo en amplias exenciones fiscales, y en la concesión de créditos a largo plazo y bajo tipo de interés para promover la industrialización v aprovechar el mercado continental de EE. LILI. Casi simultáneamente, la escasez en el suministro de artículos de consumo norteamericanos que provocó la Segunda Guerra Mundial supuso un nuevo factor de desarro­ llo. Por último, con la era de la aviación a reacción, Puerto Rjóo recibió a través del turismo el impulso definitivo para superar los 1.000 dólares de producto bruto por habitante. 7 Pueden verse dos muestras recientes de ello en el artículo de Aaron s e g a l “La lección del desarrollo económico de Puerto Rico”, en Comercio Exterior , abril de 1967, p p . 293 y ss., y en el estudio de t h e c h a s e M a n h a t t a n b a n k , n . a .? Industry in Puerto Rico, Nueva York, julio de 1967, 110 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE Puesto que es el país más desarrollado del Caribe, y constituye parte integrante de los EE. UU., no es de extrañar que Puerto Rico sea hoy una de las entidades políticas más interesadas del área en promover una cierta cooperación económica. 8 E incluso, a largo plazo, los puertorri­ queños aspiran a algún tipo de integración comercial, si bien reconocen, de antemano, las grandes dificultades de tal meta. Se tendrá ocasión de comprobar esto más adelante, en el apartado 7 de este mismo capítulo, al referirnos a los diversos proyectos de coordinación, cooperación e inte­ gración que actualmente preconiza Puerto Rico en el área. 1 .4 Surinam y Antillas Neerlandesas Surinam y las Antillas Neerlandesas constituyen hoy sendas provin­ cias federadas del Reino Unido de Holanda, en pie de igualdad con la parte europea del mismo. Este planteamiento político proporciona a ambos territorios una autonomía frente al exterior mucho más amplia que la de Puerto Rico respecto de EE. UU. Así, en el Tratado de Roma, Surinam y las Antillas no pasaron a formar parte integrante de la Comunidad Econó­ mica Europea —en abierto contraste con la política seguida por Francia respecto de sus dependencias del Caribe—, sino que simplemente se les ofreció la posibilidad de optar por el status de asociados 9 tras las oportu­ nas negociaciones ad hoc . La asociación del Surinam a la Comunidad Económica Europea en­ tró en vigencia el 1 ® de setiembre de 1962. Pocos meses después, en 1963, se hizo efectiva la de Antillas, con un régimen para sus productos petro­ líferos refinados que les garantiza su participación en el mercado de la c e e . En el caso de Surinam no parece haber sido tan provechosa la aso­ ciación a la c e e . Aunque Surinam ha recibido importantes donaciones de la Comunidad, sus exportaciones al Mercado Común no han aumentado sensiblemente. Ello se debe a la estructura de su exportación que, como ya apuntamos anteriormente, está integrada en más del 80 % por la bauxita. Además de que los precios de ésta se han elevado notablemente en 8 Claro que para las pequeñas islas del Caribe el problema de la cooperación y/o integración económica en el área puede ser más decisivo. Éste es el caso, por ejemplo, d e Barbados, sobre el cual puede verse el artículo de Aaron s e g a l “El des­ arrollo económico de Barbados”, en Comercio Exterior, México, mayo de 1967. 9 Véase el “Protocolo relativo a la aplicación del Tratado que estableae la Co­ m unidad Económica Europea a ¡as partes no europeas del Reino de los Países Bajos”, y la “Declaración de intención con vistas a la asociación del Surinam y las A ntillas N eerlandesas a la Com unidad Económica Europea”. Ambos documentos figuran como anexos al Tratado de Roma. ZONIFICACIÓN DEL AREA 1 11 el Surinam debido a presiones inflacionistas internas, y de que existe una fuerte competencia en el comercio de este mineral, lo cierto es que por ser una materia prima para la industria, las preferencias de la c e e resultan inefectivas en la práctica. 10 1. 5 Los departamentos franceses del Caribe Los tres departamentos francesas de Ultramar en el área del Caribe son Martinica, Guadalupe y Guayana. Constitucionalmente, cuentan con los mismos derechos y obligaciones que los departamentos de la Francia metropolitana, pero en la práctica la situación real dista mucho de la igual­ dad, como de forma sintética lo refleja la fuerte diferencia en los ingresos per capita. Precisamente, aludiendo a esa aparente igualdad de derechos con la metrópoli, y refiriéndose a la aspiración de algunos puertorrique­ ños de conseguir la estadidad, el alcalde de Pointe-á-Pitre manifestó en una reunión de representantes de los países del Caribe: “Preocupado por los problemas constitucionales planteados por el eventual cam­ bio del estatuto de mi país, he leído el texto en cuestión (un estudio presentado por la Universidad de Puerto Rico) y no me he quedado poco sorprendido al ver que se menciona como solución para Puerto Rico, su representación en el Congreso norteame­ ricano. No puedo por menos de sorprenderme, pues desde 1851 — y salvo algunas pequeñas interrupciones— , los guadalupeños hemos contado con dos senadores en el Senado francés y con tres diputados en la Asamblea Nacional. Y en manera alguna nos parece que esta representación haya modificado los datos esenciales de los vínculos económicos de dependencia existentes entre Guadalupe y Francia”. 11 Por otra parte, está clara la actitud de Francia de mantener a sus de­ partamentos antillanos estrechamente ligados a su propio interés, y sin posibilidad de tomar iniciativas de un mínimo alcance en lo referente a cooperación o integración económica del Caribe. Los antillanos de expre­ sión francesa son plenamente conscientes de que 4‘ las diferentes tentativas hechas hasta ahora por la Organización del Caribe fracasaron en buena medida por la actitud aislacionista del Gobierno francés” . 12 No sería, pues, extraño que las tensiones autonomistas e independentistas que se 10 Véase d o n n e r , W alther R. W ., “El efecto económico de la asociación de Surinam con el Mercado Común Europeo', en C aribbean Studies, vol. 6, N9 2, julio de 1966, gp. 3 y ss. 11 “Address by Dr. Henri Bangon”, en Conference on economic coordination in the C aribbean, Official Records, c o d e c a , Hato Rey, Puerto Rico, 1965, p. 59. 12 Palabras de Gerald l a t o r t u e , profesor haitiano hoy exiliado en Puerto Rico, Conference on economic coordination in the C aribbeany loe. c i t n9 9, p, 50. 112 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE manifiestan con alguna frecuencia en los tres departamentos, adoptaran algún día la bandera de una mayor relación de cooperación o integración económica en el área del Caribe. Mientras tanto, la actitud de Francia ante este tema se balancea entre un aparentemente absoluto desinterés y un evidente recelo. 2 . IN T E N T O S DE COOPERACIÓN E IN TEG RACIÓ N ECO N Ó M ICAS EN EL CARIBE Tras el examen casuístico del status político y de las relaciones econó­ micas institucionales de los diferentes países del Caribe, a continuación se trata de ofrecer una visión de los esfuerzos realizados hasta ahora para pro­ mover una mayor cooperación económica en el área. Esos esfuerzos, que por el momento han tenido muy menguados frutos, se han desplegado en tres intentos sucesivos: la Comisión del Caribe, la Organización del Caribe v las iniciativas de la Corporación de Desarrollo del Caribe ( c o d e c a ) . 2 .1 L a Comisión del Caribe Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos tomaron en arrendamiento una serie de bases militares en el Caribe británico. Para dar a esta nueva situación algún trasfondo económico y político, fue creada en 1942 la Comisión Angloamericana del Caribe. Más tarde, al terminar la contienda, los angloamericanos invitaron a Francia v a Holanda a adherirse a la Comisión, la cual se transformó en 1946 en la Comisión del Caribe. Sin embargo, la nueva Comisión no pasó nunca de ser una especie de Co­ mité de enlace de las cuatro potencias coloniales en el área. Unos años después de finalizar la Guerra Mundial, el status político de los países de la región comenzó a transformarse. En 1946, las colonias francesas se convirtieron en departamentos; en 1954 las holandesas en terri­ torios federados; a partir de 1956 las británicas ganaron el autogobierno interno; v en 1952 Puerto Rico adquirió la calidad de Estado Libre Aso­ ciado. Todos estos cambios promovieron en los citados territorios un inte­ rés positivo por la cordinación en el Caribe. Por ello, en 1960, las poten­ cias metropolitanas decidieron negociar un nuevo acuerdo, dando partici­ pación en él a los gobiernos locales. Nació así la Organización del Caribe. COOPERACIÓN E INTEGRACION EN EL CARIBE 2 .2 113 La Organización del Caribe Esta Organización era una especie de foro consultivo, que se ocupaba de deliberar y de proponer medidas sobre asuntos sociales, culturales y eco­ nómicos de interés común para todos los países del área, que en 1962 reunían en su conjunto unos 8 millones de habitantes y un comercio exterior de 5.200 millones de dólares (2.900 de importaciones). Sin embargo, el comer­ cio intracaribe sólo representaba un 4 % de ese total. Tan escaso desarrollo del comercio intrarregional se atribuía por parte de la Organización del Caribe a los siguientes obstáculos: a) falta de información sobre producción y posibilidades comerciales entre los distintos países; b) dificultades en las comunicaciones y en los transportes en la zona; c) barreras comerciales, especialmente arancelarias, de carácter discri­ minatorio; d) falta de una legislación comercial uniforme. La Organización del Caribe, desde su establecimiento efectivo en 1961, con sede en Hato Rey (Puerto Rico) esbozó varios mecanismos para promocionar el comercio intrarregional. Entre ellos cabe señalar: 13 1. La creación de una Clearing House on Trade and Tourism , editora de un boletín semanal, y otro mensual, en donde se difundían toda clase de informaciones sobre aranceles, controles de moneda, etcétera. 2 . Estudios de mercados. En mayo de 1963, la Organización del Ca­ ribe inició la preparación de una serie de estudios de mercados sobre sec­ tores concretos. El primero, referente al mercado de hortalizas y frutas fres­ cas de la zona, fue elaborado por el analista holandés De Beer. 14 Con base en este trabajo, la Organización del Caribe tenía intención de montar un M arket Information Service on Fruit and Vegetables, que no llegó a mate­ rializarse antes de la disolución de la Organización en 1965. 3. Entre otros proyectos adicionales, la Organización del Caribe pre­ vio: la creación de una Permanent Trade E xhibition , para exponer los productos de la zona; la preparación de un estudio (que se encomendó al pro­ 13 c a r ib b e a n ORGANIZACION, Central Secrétariat, Intracaribbean T rade Statisti.cs, Hato Rey, Puerto Rico, 1964. Puede verse también O rganization des caraibes , Rapport A nnuel 1963. D euxième Confrontation des P lans de Development des Pays servis par VOrganization des Caraïbes, H'ato Rsv, Puerto Rico, 1964. 11 d e b e e r , c. n . ; Promotion of intra-carïbbean trade on fruits and vegetables f La Haya, Ministry of Foreign Affairs, 1964. 114 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE fesor B. Stipec, del Departamento de Comercio de Puerto Rico) sobre T ariff barriers and trade in the Caribbean; el establecimiento de una Trade Pro­ motion U nit; la financiación de una campaña Bay Caribbean; y la publi­ cación de un Directorio Comercial de la zona más completo que el W est Indies Yearboók. 4. Además, la Organización del Caribe logró formar en su sede en Puerto Rico una excelente Biblioteca Regional del Caribe, sin duda la me­ jor existente hoy sobre problemas económicos, sociales y culturales del área. Esta Biblioteca, al disolverse la Organización, quedó en régimen de fidei­ comiso en manos de la c o d e c a . En mi visita a esa Corporación en julio de 1967, tuve ocasión de apreciar que ha sido celosamente guardada y am­ pliada por la c o d e c a , y hoy sus fondos documentales ascienden a unas 4.000 monografías y alrededor de 50.000 informes oficiales relativos al área del Caribe. La Organización del Caribe quedó definitiva y oficialmente disuelta el 30 de junio de 1965. La causa inmediata de su disolución fue una cues­ tión de procedimiento. En 1962, al abandonarse el proyecto británico de la Federación de las Indias Occidentales, hubo una propuesta para que sus diferentes partes ingresaran en la Organización con un total de 10 votos, a lo cual se opuso rotundamente Francia, que quiso retener el derecho de veto en la formulación de las decisiones. Se estuvo discutiendo esta espi­ nosa cuestión durante más de dos años, y va, a finales de 1964, viendo que no se llegaba a ninguna solución de compromiso, se acordó la disolución de la Organización que se llevó a cabo seis meses después. De esta forma se creó un vacío institucional en la región que desde entonces no se ha conse­ guido llenar. Hoy día, el país más interesado en la cooperación e integración en el área del Caribe es Puerto Rico, que ha adoptado posturas propias muy claras ( c o d e c a ) , y que ha hecho propuestas muy completas sobre coordinación v cooperación económica. A continuación se examinará con algún deteni­ miento en qué consiste la c o d e c a y cuáles son las aludidas prbpuestas de Puerto Rico para la región. 15 15 En lo que sigue, hago extenso uso de las conversaciones que mantuve durante mi estancia en Puerto Rico, durante la cual tuve ocasión de entrevistarme con las siguientes personalidades : — Señor Jenaro Baquero, secretario del Departamento de Comercio del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. —■Señor García Passalacqua, jefe de la Oficina de Planificación, Departamento de Comercio. —• Señor Luis Passalacqua, d i r e c t o r d e la c o d e c a . — Señora Andic^ Instituto de Estudios del Caribe, Universidad de Puerto Rico. COOPERACIÓN E INTEGRACION EN EL CARIBE 2.3 La 115 co d eca La Corporación de Desarrollo del Caribe ( c o d e c a ) es un organismo autónomo del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, creado por la ley n° 37 del 15 de junio de 1965. Con personalidad jurídica propia, el objietivo fundacional de la Corporación consiste en que “ sus actividades bene­ ficien a los habitantes de Puerto Rico, así como a los habitantes de las comunidades democráticas de la región del Caribe, mediante la mejor uti­ lización y desarrollo, al más alto grado posible, de los recursos de todos sus pueblos, de acuerdo con los principios de la más estrecha cooperación entre tales países, dirigida a la promoción del comercio, la cultura y educación” . La Corporación ejerce sus poderes v facultades a través de un Con­ sejo de Directores, compuesto por los siguientes funcionarios del Estado Libre Asociado de Puerto Rico: el secretario de Estado, que actúa como presidente del Consejo, el secretario de Comercio y el administrador de Fomento (que eventualmente sustituyen al presidente), y dos miembros nombrados por el Gobernador del Estado Libre Asociado, de los cuales uno por lo menos ha de provenir del sector privado. Las facultades o poderes de la c o d e c a son los siguientes: 1. Promover el intercambio y la cooperación entre los países de la región del Caribe. 2 . Llevar a cabo estudios e investigaciones en los campos económico, social, cultural, etcétera. 3. Administrar programas dirigidos a un mayor intercambio de per­ sonas e ideas entre los países del Caribe, incluyendo el desarrollo y la ad­ ministración de programas de becas de los EE. UU . en el área. 4. Desarrollar programas y actividades que tengan como fin el aumen­ to del comercio y de las producciones agrícola e industrial en toda la región del Caribe. 5. Facilitar servicios, incentivos económicos, créditos y asistencia téc­ nica para aquellos proyectos de interés para los que se solicite. 6 . Recibir fondos y préstamos, y emitir bonos para financiar sus acti­ vidades. 7. Participar, tomando valores o concediendo créditos, en la promoción de empresas coherentes con los fines fundacionales de la corporación. Éstas son, en síntesis, las actividades encomendadas a la c o d e c a , que en cierto modo aspira a cubrir, en colaboración con instituciones análogas de 116 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE los demás países del Caribe, el hueco dejado por la disolución de la Orga­ nización del Caribe. Sin embargo, por una serie de razones que se verán inmediatamente, la c o d e c a no ha desplegado todavía una actividad externa realmente importante. Tal vez sus mayores logros hasta ahora hayan sido la Conferencia de 1965 sobre coordinación en el Caribe, y la preparación de una serie de proyectos concretos a los que nos referimos a continuación. 3. PRO PU ESTA S PU E RTO RRIQ U E Ñ A S DE COORDINACIÓN ECO NÓ M ICA EN EL CARIBE En la Conferencia sobre Coordinación Económica en el Caribe, cele­ brada en San Germán, Puerto Rico, del 17 al 19 de mayo de 1965 (unas semanas antes de hacerse efectiva la disolución oficial de la Organización del Caribe, y unos días antes de la creación de la c o d e c a ) , Puerto Rico presentó una propuesta para coordinar informalmente la región del Caribe. En el esquema puertorriqueño figura como órgano máximo un Con­ sejo de Ministros, formado por los ministros de Economía o de Comercio de los diversos países del área. Este Consejo se reuniría cuando fuese nece­ sario, para discutir y resolver los problemas de la cooperación regional que pudieran presentarse (por ejemplo el desarrollo de un sistema normalizado de la información estadística o la coordinación legislativa en otros campos), con el objeto de enfocar de manera uniforme programas económicos regio­ nales concretos. Otra función del Consejo de Ministros consistiría en el establecimiento de planes generales a largo plazo, y de metas y calendarios para el desarrollo y la coordinación regionales. El estudio detenido de estos asuntos se confiaría a un Consejo Socio-Económico, para su elaboración y oportuna instrumentación a través de Comités Técnicos. El Consejo Socio-Económico se reuniría por lo menos una vez al año, para estudiar las necesidades y los avances alcanzados, y para preparar un programa de acción para el año siguiente. La discusión in extenso de los temas concretos de que se ocupa el Consejo, recaería sobre sus Comités Técnicos, formados por los especialistas de los diversos países del área inte­ resados en cada asunto específico. Aunque a primera vista resulte paradójico, este mecanismo institucio­ nal diseñado por la c o d e c a ha empezado a funcionar precisamente por su base, esto es, por los Comités Técnicos. El Consejo de Ministros y el Con­ sejo Socio-Económico no han llegado a configurarse todavía. Ello se debe en cierto modo a que Puerto Rico, como protagonista de los proyectos regio­ nales, no se encontraba en 1966 y 1967 en disposición de presionar para reuniones de este tipo, hasta que el plebiscito sobre el status político de la PROPUESTAS PUERTORRIQUEÑAS 117 isla no se celebrase. Una vez confirmado en el plebiscito del 23 de julio de 1967 el estatuto de Estado Libre Asociado, parece ser que el Gobierno de Puerto Rico tiene intención de solicitar a los EE. UU . la autorización para una mayor autonomía en sus relaciones comerciales exteriores. El interés de Puerto Rico en hallar fórmulas de coordinación econó­ mica, y tal vez a la postre de integración, en el área caribeña estriba en el deseo de llenar el vacío político creado por el debilitamiento de los anti­ guos vínculos coloniales entre las islas y sus metrópolis. Se aspira a crear una atmósfera de estabilidad política y económica en la región, que se ha visto sacudida en los últimos diez años por la Revolución Cubana primero, por las tensiones políticas de la Guayana Británica después, y finalmente por la guerra civil y la intervención armada en la República Dominicana. En su lógica de país relativamente desarrollado, bajo la bandera de los EE. UU., Puerto Rico parece intentar que también el área en su conjunto se estabilice; según esta concepción, lo que suceda en cualquier lugar del Caribe afecta a Puerto Rico de forma más o menos directa y en todos los órdenes. 3.1 Proyectos concretos En el proceso de estrechamiento de relaciones económicas en el área, las autoridades puertorriqueñas prevén tres fases sucesivas: coordinación, cooperación, y sólo a muy largo plazo, integración comercial y arancelaria. Con este método informalista, que sólo exigiría un mínimo de instituciones, podrían irse llenando paulatinamente las “ cajas vacías” del intercambio económico intracaribe. Para ello tendrían que formularse e instrumentarse una serie de proyectos concretos de coordinación y cooperación. En lo que sigue se detallan algunos de los que actualmente son objeto de discusión. Para facilitar su estudio, los agruparemos en tres categorías: proyectos sec­ toriales, proyectos financieros, y otros proyectos. a ) P r o y e c t o s s e c t o r ia l e s Entre ellos cabe señalar: a) La posible creación de una Autoridad Regional de Puertos (inclu­ yendo los aeropuertos) que, entre otros beneficios, permitiría designar y financiar proyectos comunes que resultan individualmente demasiado pe­ 118 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE queños para que puedan ser considerados tan seriamente. 16 Hasta ahora, no se ha realizado ningún progreso en este sentido. b) Para la economía en general, pero en particular para el sector agra­ rio parece interesante — aunque a primera vista sólo resulte pintoresco— la creación de un seguro contra huracanes. “ Cuando el huracán azota en el Caribe —dice Alvin Mayne, de la Universidad Inter-Americana de Puerto Rico— se produce una gran pérdida en todas las propiedades, en las insta­ laciones productivas, en las cosechas pendientes. Muy pocos gobiernos han tomado en consideración la posibilidad del seguro contra los efectos de los huracanes. Podría crearse, pues, un sistema de compañías de seguros de huracanes, con una compañía en cada isla, que a su vez se reaseguraría en una única “ All Caribbean Insurance Company ” . 17 Que se sepa, tam­ poco se ha hecho nada para avanzar en este proyecto. c) Un estudio sobre el potencial de pesca en el área del Caribe, por una firma de consultores internacionales, y al cual tengan acceso los demás países de la región. Este proyecto se ha iniciado en 1967, con cargo al Spécial Fund de las Naciones Unidas. Afecta a un total de dieciséis go­ biernos del área caribeña. d) Turismo. El boom turístico experimentado por Puerto Rjico podría extenderse —según las propias y reiteradas propuestas de las autoridades del Estado Libre Asociado— a otras isias del Caribe, a través de viajes de­ bidamente planeados con estadía en dos o más islas. Para este propósito, y para sus diversas implicaciones en el transporte, se ha pensado en crear dos Comités Técnicos Regionales, uno sobre Turismo, y otro sobre Trans­ porte. En la ya aludida Conferencia de Coordinación de 1965, los países participantes acordaron, además, solicitar solidariamente al Gobierno de Washington la supresión de las restricciones de orden arancelario impues­ tas en EE. UU. a los turistas norteamericanos que regresan a su país (esta última gestión no tuvo ningún resultado). Conviene recordar, asimismo, que desde hace algunos años existe una Caribbean Tourist and Travel As­ sociation ( c t t a ) , que promueve en forma conjunta el turismo hacia el Caribe de acuerdo con las diversas agencias gubernamentales sobre Turismo. Sin embargo, sus actuaciones hasta el presente han sido muy limitadas. p a s s a l a c q u a , Luis, A N ew Course for the C aribbean , 1966, edición mimeografiada. codeca, Puerto Rico, 17 maynEj Alvin, Address to the Conference on economic coordination in the C aribbean7 op. cit., p. 78. PROPUESTAS PUERTORRIQUEÑAS b ) 119 P r o y e c t o s f in a n c ie r o s En este campo hay que reseñar diversos proyectos: un banco de des­ arrollo ( c a r i b a n k ) , una compañía de inversiones ( c a r i n c o ) y un banco hipotecario; las tres instituciones se conciben con alcance regional. a) c a r i b a n k . El Caribbean Development Bank es un proyecto al cual está prestando especial atención el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas. 18 Este banco canalizaría recursos internos y externos a proyectos públicos y privados en el área del Caribe, para los más diversos propó­ sitos: desarrollo de la agricultura, comunicaciones, educación, pesca, salud pública, vivienda, industria, música y artes, bienestar social, y comercio. Por el alcance de sus actividades, el c a r i b a n k sería un verdadero banco regional, del estilo del Banco Interamericano de Desarrollo o del Banco Centroamericano de Integración Económica. En el proyecto se indica que también podrían participar las antiguas metrópolis, si bien como miembros asociados y con derechos limitados, a fin de que el control fuese efectiva­ mente ejercido por los países del Caribe. Los países que pidieron la formación del Banco fueron los antiguos partícipes de la Federación de Indias Occidentales, más las Bahamas. Entre todas estas islas, la aportación subiría a 7,17 millones de dólares de EE, UU. (el 5 o/oo de su renta nacional). Como otros posibles miembros, el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas considera los siguientes: Islas Vírge­ nes Británicas, República Dominicana, Guayana Francesa, Guadalupe, Mar­ tinica, Haití, Antillas Neerlandesas, Puerto Rico, Surinam, e Islas Vírgenes de EE.UU . Estos “ otros posibles miembros” tendrían que aportar (tam­ bién según la regla del 5 o/oo) 19,54 millones de dólares de EE. UU., lo que subiría el total del capital del Banco a 26,71 millones de dólares. La aportación que en principio se ha previsto que habría de hacer la Repú­ blica Dominicana asciende a 4,003 millones de dólares de EE. UU. y sería Ja más importante después de la de Puerto Rico. b) c a r i n c o . El proyecto de la Caribbean Regional Investment Company, también parece ir adelantado, c a r i n c o se configuraría como una com­ pañía privada de inversiones a escala regional. A diferencia de c a r i b a n k , se piensa que el capital de esta empresa debería provenir predominante­ 18 Sobre este tema me ha servido de información el memorándum del 8 de mayo de 1967 dirigido por el señor Luis Passailacqua, director de la c o d e c a , a A. N. HJames, jefe de la Misión del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas, prepara­ toria del proyectado banco de desarrollo regional del Caribe. Este proyecto de c a r i b a n k — según me aclaró amablemente Aaaron Segal— fue hecho con el propósito especí­ fico de promover la integración dfe las Indias Occidentales. 120 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE mente del sector privado. La institución habría de tener una actitud agre­ siva en el desarrollo de la región, y no servir simplemente como fuente de recursos, papel éste que le está reservado al c a r ib a n k . En esa línea de acción, CARiNCO habría de identificar las áreas más prometedoras de inver­ sión, movilizando hacia ellas los ahorros necesarios, en combinación con conocimientos técnicos externos. En principio, c a r in c o participaría como accionista en las empresas promovidas por ella, pero una vez en marcha se desprendería de sus acciones a fin de poder invertir su capital en nue­ vas iniciativas. Como actividad complementaria de c a r in c o , la c o d e c a prevé la nece­ sidad de un Centro Regional de Productividad del Caribe, destinado a adies­ trar y asesorar al personal de las empresas promovidas por c a r in c o , a fin de obtener el máximo rendimiento del capital invertido.19 c) Finalmente, relacionada con los eventuales trabajos de c a r ib a n k y se -ha discutido también la posibilidad de crear un Banco Hipo­ tecario Regional —un proyecto mucho menos avanzado— y un Fondo de Garantía de las Inversiones (análogo al creado por U nited States Invest­ ment Guarantee Program ) para asegurar a los inversionistas norteamerica­ nos contra las medidas de confiscación o expropiación de sus inversiones. 20 El Fondo de Garantía sería un aliciente de interés para atraer las inver­ siones de capital extranjero, pero el proyecto como tal no se ha configu­ rado todavía. c a r in c o , c ) O tros proyectos De entre ellos, por estar en general muy poco perfilados, bastará citar tres: el cesco, la Carta Mensual de codeca, y la Asociación de Univer­ sidades del Caribe. a) cesco. En la Conferencia sobre coordinación económica en el Ca­ ribe a que hemos venido refiriéndonos repetidamente a lo largo de este ca­ pítulo, se adoptó la recomendación n? 8 según la cual il debería crearse un Cuerpo de Servicio Educacional del Caribe ” ( cesco), con el propó­ sito de conseguir un impacto inmediato en demostración de la cooperación del Caribe, cesco estaría básicamente formado por voluntarios facilitados 19 Sobre c a r i n c o y el Centro Regional de Productividad del Caribe, puede verse el trabajo de Luis p a s s a l a c q u a , El financiam iento del desarrollo regional en el C a­ ribe , c o d e c a , 1967, edición mimeografiada. Puede verse además el proyecto d e c a r i n c o e n e l Ap. m , loe. cit., nota n9 4 . 20 m ayne, Alvin, loe . cit., nota n9 16, pp. 76 y 77. EL CARIBE EN LA DECLARACION DE PRESIDENTES 121 por cada uno de los territorios partícipes de esta Conferencia Regional. Que se sepa, este proyecto tampoco se ha llevado a cabo. b) el otro proyecto, el de la publicación de una Carta Mensual que la c o d e c a circularía entre los gobiernos y periódicos del área, tampoco se ha realizado hasta el momento presente. c) Finalmente, hay que mencionar la existencia de una Asociación de las Universidades del Caribe, a la cual se encuentran adheridas tres Uni­ versidades de la República Dominicana. 3. 2 Síntesis de las realizaciones y proyectos En líneas anteriores se ha tratado de proporcionar una visión de los intentos de cooperación económica en el área del Caribe, y de los proyectos concretos esbozados hasta ahora, consignando su diverso grado de elaboración. En un intento de síntesis, podría afirmarse que tras el fracaso de la Organización del Caribe, Puerto Rico —bajo la bandera de EE. UU.— está tratando de llenar el actual vacío político y económico, con un programa de acción realista para la región. 21 Al decir realista queremos significar que en ese programa no se plantea la necesidad de crear a priori institu­ ciones multinacionales rígidas y solemnes, sino que se trata de identificar los problemas en cu va solución podrían trabajar mancomunadamente todos los países del Caribe. Sin embargo, la existencia de influencias metropoli­ tanas en el área es una fuerte barrera para el progreso de los proyectos concretos. Lo que en el futuro se pueda hacer en materia de coordinación y cooperación económicas y en expansión del comercio intrarregional, de­ pende, pues, de cómo las autoridadees puertorriqueñas —y fundamental­ mente la c o d e c a — puedan obviar esa barrera a través de proyectos poco politizados v que económicamente resulten verdaderamente atractivos. 4 . EL CARIBE EN LA DECLARACIÓN DE PRESID EN TES AM ERICAN O S En la Conferencia de Punta del Este de abril de 1967, el único repre­ sentante del Caribe en sentido estricto —por ser el único país del área que 21 Ello se debe, sin duda, a la buena organización del Departamento de Comer­ cio del Estado Libre Asociado, que en el transcurso de poco más de un año ha enviado misiones comerciales a Guyana, Trinidad y Tobago, Martinica y Guadalupe, Anti* lias. Haití y República Dominicana; prepara otras dos a Jamaica y Costa Rica. 12 2 RELACIONES ECONOMICAS CON ÉL CARIBE es miembro directo de la o e a — fue el primer ministro de Trinidad y Tobago. No es extraño, pues, que en la Declaración de Presidentes, la única referencia al Caribe es la que muy marginalmente aparece en la Parte n, Capítulo i, punto 3. c., que dice lo siguiente: “3. Medidas con respecto al Programa de Integración Económica Centro­ americana. “Los presidentes de los Estados miembros del Mercado Común Centroamericano se comprometen a: “c) Propiciar una creciente vinculación de Panamá al Mercado Común Centro­ americano, así como una rápida expansión de las relaciones comerciales y de inversión con países vecinos de la región centroamericana y del C aribe, aprovechando para ello las ventajas de su proximidad geográfica y las posibilidades de complementación eco­ nómica.” Como puede apreciarse, la alusión al Caribe no puede ser ni más breve ni más ambigua. Se limita a esbozar la posibilidad de expandir las relacio­ nes de comercio y de inversión entre el m c c a y el Caribe, en base a la geografía y a la complementación industrial. En su momento trataremos de apurar al máximo las posibilidades que ese escueto marco puede ofrecer en la realidad para la República Dominicana. 5. LAS RELACION ES DE LA REPÚ BLICA D O M IN ICA N A CON EL CARIBE Y EN ESPECIAL CON PUERTO RICO 5. 1 Estructura del intercambio actual El cuadro vi-1 nos permite apreciar la existencia de una balanza de comercio deficitaria para la República Dominicana en su comercio con el Caribe. Pero lo que fundamentalmente nos expresa este cuadro es lo relati­ vamente reducido del comercio con el área. La exportación en ningún año ha representado más allá del 3,5 %, y en la importación apenas ha sobre­ pasado el 10 %. Además, si de las importaciones totales se deducen las de productos derivados del petróleo, la cifra residual representaría menos del 5 % de toda la importación dominicana. Y yendo aún más allá en el aná­ lisis del comercio (excluido el petróleo y sus derivados) se puede apreciar que más del 60 % de las exportaciones, y una proporción todavía más ele­ vada de las importaciones, corresponden al intercambio con Puerto Rico. Por esta razón, en el análisis de las relaciones de la República Dominicana con el área del Caribe debemos prestar una atención primordial, por no decir casi exclusiva, a las relaciones con Puerto Rico. C uadro v i -1 Comercio de la República Dominicana don el área del Caribe (en miles de kd$ ) Exportación 1 9 6 5 1 9 6 4 1 9 6 3 PAÍSES Y ÁREAS Importación Exportación Importación Exportación Importación 1.999,1 88,3 184,1 103,5 841,9 208,0 3.881,5 2,1 122,3 6 41,9 7.660,4 18,3 4.697,5 127,7 215,9 138,4 815,1 171,7 4.527,3 35,4 397,2 135,9 8.398,2 1,8 2.042,7 19,7 30,4 112,6 550,3 59,8 3.986,2 6,4 207,6 138,2 4.789,5 2,2 Total Caribe ........................................... 3.524,9 12.326,5 6.176,1 13.499,8 2.815,5 9.130,1 174.136,1 160.285,3 179.389,0 192.373,4 125.521,2 86.749,3 2,03 % 7,5 1% 3,47% 7,03% 2,24% total r e p ú b l ic a d o m in ic a n a ............... % Caribe s/total ..................................... 10,61 % — — 8.200,9 — 4.808,3 Total Caribe sin p e tró le o ...................... — — — 6.298,9 — 4.321,8 % Caribe sin t o t a l................................... PR s/total Caribe * .......................... 56,89 % — — 3,47 % 77,0 % 3,27 % 2,24% 67,7 % 72,6 % 5,02 % 92,3 % rico % 2,03 % puerto — con Imp. de petróleos y sus derivados . . . . r e l a c io n e s Puerto Rico .............................................. Islas Vírgenes (EE. U U .) .................... Jamaica ...................................................... Trinidad y Tobago ................................. Antillas Neerlandesas ............................ Resto del área ......................................... * Total Caribe sin petróleo. 123 F u en te : Comercio Exterior de la República Dominicana 124 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE Si se toman las estadísticas de Puerto Rlico como base para medir la importancia del comercio, el intercambio dominico-puertorriqueño se realza considerablemente, pues frente a una cifra dominicana ele 6.028,9 miles de dólares de intercambio (importación + exportación) en 1965, la estadís­ tica puertorriqueña se sitúa en 12.414,7 miles de dólares. Esa enorme dife­ rencia se debe probablemente a la subvaluación de las exportaciones domi­ nicanas (para retener divisas fuera) v a las importaciones dominicanas de Puerto Rico entradas sin pasar por la aduana (contrabando, etcétera) o no registradas estadísticamente. Tampoco es ajena a esa enorme diferencia la cuestión del origen. Claro es que las cifras de 1965 estuvieron decisiva­ mente afectadas por los suministros extraordinarios que originó la inter­ vención de las f i p , que en muchos casos (alimentos, combustibles, etcétera) no fueron debidamente contabilizados en la República Dominicana a causa de los trastornos provocados por la guerra civil. El análisis pormenorizado del intercambio entre Puerto Rico v la Repú­ blica Dominicana, nos permite hacer algunas apreciaciones. La importa­ ción dominicana de Puerto Rico está enormemente diversificada, incluvendo en la estadística dominicana unos 150 epígrafes que comprenden miles de artículos, casi todos ellos manufacturados, v es imposible discernir en el total qué procede de la producción puertorriqueña propiamente dicha y lo que llega procedente del área continental de los Estados Unidos. Por lo que se refiere a las exportaciones de la República Dominicana a. Puerto Rico, el cuadro vi -2 nos ofrece una visión de los principales ar­ tículos exportados en 1964 y 1965. Puede apreciarse la gran importancia relativa de las exportaciones de tabaco dentro del total, seguido del veso v de los vegetales frescos. De los 66 epígrafes no incluidos en el cuadro vi -2 la mayoría son también vegetales frescos. Cabe suponer que en todos ellos existen posibilidades de expansión de las exportaciones. 5. 2 La actitud oficial dominicana frente a Puerto Rico En los últimos meses, el Gobierno dominicano ha prestado al tema de la cooperación económica con Puerto Rico una atención mucho mayor que a cualquier otro aspecto de las relaciones económicas internacionales del país. Ello se puso bien de manifiesto en la intervención del doctor Balaguer en la Reunión de Presidentes en Punta del Este, en abril de 1967, en donde se refirió ampliamente a las relaciones dominico-puertorriqueñas. Como esa intervención significa —salvo en algunos aspectos terminológi- 125 RELACIO N ES CON PUERTO RICO C u a d ro v i-2 Importaciones puertorriqueñas de la R epiíblica Dominicana Cen rd$ ) Principales artículos Crustáceos y moluscos frescos o refrigerados...................... Dulce de g u ayab a...................................................................... Guandules frescos ...................................................................... Guandules secos ........................................................................ Ajíes o pimientos ...................................................................... Tomate ....................................................................................... Batata ......................................................................................... Yantía ......................................................................................... Confites y caramelos ............................................................... Chocolate ................................................................................... Achiote (bija) .......................................................................... Orégano ........... ......................................................................... Afrecho de trigo ...................................................................... Substancias alimenticias no previstas ................................... Tabaco en r a m a ........................................................................ Traviesas ................................................................................... Yeso .............................................................................................. Muebles de madera ................................................................. Otros objetos manufacturados ................................................ Reexportaciones ........................................................................ 1964 1 0 .6 0 8 9 .4 5 5 1 2 .1 0 0 3 0 .1 6 1 2 5 .2 4 6 1 4 .1 8 2 7 .8 0 7 5 .5 9 1 10 .2 2 0 1 1 1 .7 3 3 2 7 .2 6 2 5 .9 0 5 1 5 .4 1 0 1 1 6 .5 0 4 3 .8 2 0 .9 7 2 2 2 .2 9 0 2 7 2 .6 0 3 10 .5 9 0 5 .0 1 9 1 1 9 .1 4 5 1965 2 5 .2 6 4 1 .4 9 1 3 .9 8 6 12 .2 7 9 3 1 .3 7 8 14 .0 5 4 1 .4 9 3 2 .1 9 5 2 1 .3 7 3 6 0 .3 5 3 4 2 .4 7 0 4 .0 8 5 3 1 .4 8 0 8 4 .9 6 0 6 9 7 .1 8 2 7 .2 8 0 16 2 .8 5 5 10 .2 4 8 3 .2 2 6 1 3 1 .5 7 2 Total 21 epígrafes con más de $ 5.000 ............................................... 4 .6 5 2 .8 0 3 1 .3 4 9 .4 2 4 Otros 56 epígrafes arancelarios ......................................................................... 4 4 .7 5 1 6 9 3 .3 4 1 total ............................................................................ 4 .6 9 7 .5 5 4 2 .0 4 2 .7 6 5 Puente: Comercio Exterior de la República Dominicana. eos—• la postura dominicana inicial sobre la cuestión, me ha parecido de interés transcribir algunos pasajes del referido discurso. 22 “Algunos de los puntos básicos del temario de esta reunión, tales como el de la integración económica y el relativo a la modificación de los derechos aduaneros para facilitar el acceso de los productos latinoamericanos a los mercados mundiales, sólo pueden favorecer a la República Dominicana y a Haití si se toma en cuenta la situación especial en que estos países se encuentran dentro de la economía latino­ americana. La integración de la economía de Santo Domingo y la de Haití, tendría que hacerse por fuerza con las de sus vecinos de la misma área geográfica. Espe- 22 Transcrito de El Listín Diariof Santo Domingo, 14 de abril de 1967, 12 6 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE cialmente con Puerto Rico. Creemos que los Estados Unidos podrían favorecer cierto grado de integración entre ]a economía dominicana y la puertorriqueña. Ambos paí' ses, debido a un conjunto de circunstancias que ban afectado profundamente su desarrollo económico, podrían coordinar admirablemente su comercio de importación y de exportación y beneficiarse recíprocamente mediante un acuerdo bilateral aue permita a Santo Domingo suplir los déficit de Puerto Rico en diferentes campos, como el de la industria azucarera y el del comercio de exportación de vegetales, bajo la condición de que se acuerde a su vez a Puerto Rico cierto tratamiento preferencial en el mercado de la República Dominicana. “Es obvio que una solución de esta clase supondría la introducción de algu­ nos cambios en la legislación federal americana. La norma vigente hoy en los Estados Unidos sobre tratados comerciales es la denominada ley de expansión comercial de 1962 (T rad e Expansión Act of 1 9 6 2 ) . . . La ley de expansión comercial expi­ rará el 30 de junio de 1967 y existe, en consecuencia, la posibilidad de que la nueva legislación favorezca la adopción de una política como la que aquí esbozamos. Fal­ taría sólo la aprobación del gatt para hacer viable este acuerdo ajustando sus dis­ posiciones a las del artículo xxiv de ese instrum ento, y resolver, dentro del espíritu de solidaridad hemisférica que sirva de base a esta reunión, los conflictos que pudie ren eventualmente surgir como consecuencia de la organización de mercados eco­ nómicos comunes en la América Latina. Nuestro país ha recibido repetidos testi­ monios de la simpatía del actual gobierno de los Estados Unidos y de su noble inte­ rés en solucionar los problemas dominicanos. Por eso abrigamos la esperanza de aue en esta reunión se dé algún paso positivo que favorezca a la República Dominicana v que podría consistir, entre otras providencias, en la adopción de una tarifa redu­ cida para algunos de nuestros productos en Puerto Rico, especialmente para los agrí­ colas y pecuarios, con sujeción a cuotas de importación v a la certificación del origen del producto, requisito que evitaría que los artículos de nuestro país puedan entrar indirectamente en los Estados Unidos continentales bajo el amparo de tarifas privile­ giadas; en la cesión a la República Dominicana de los déficit de la 'producción azu­ carera de Puerto Rico, en concesiones arancelarias a ciertos productos manufactura­ dos de Puerto Rico para su importación a la República Dominicana; en la elabora­ ción de un estatuto especial para promover las inversiones dominicanas gracias a una serie de franquicias y de exoneraciones que incluyan alorún tipo de garantía en relación con la transferencia de los beneficios; en una política que facilite amplia­ mente la contratación por la República Dominicana de técnicos puertorriqueños y de trabajadores puertorriqueños especializados*, y finalmente, un convenio sobre trans­ porte aéreo y marítimo entre Santo Domingo y Puerto Rico para estimular en ese campo la inversión de capitales en los dos países”. En resumen, en su discurso de Punta del Este, el presidente domi­ nicano planteó de hecho un esquema de integración entre la República Dominicana v Puerto Rico —véanse los subrayados del texto— basado en una especie de unión aduanera limitada y en una serie de acuerdos adicio­ nales concretos. Esta postura integracionista tropieza con la falta de auto­ nomía de Puerto Rico. La falta de reacción de EE. UU. ante el discurso es una buena prueba de ello, y la postura de los propios puertorriqueños, hablando por el momento sólo de coordinación y cooperación, es una mues­ tra aún más concreta y terminante. RELACIONES CON PUERTO RICO 5. 3 127 H acia una institucionalización de las relaciones económicas entre la República Dominicana y Puerto Rico Pasando del terreno de las declaraciones al de las realidades concretas, se puede afirmar que la aspiración de conseguir un incremento en el inter­ cambio de la República Dominicana y Puerto Rico, ha venido instrumen­ tándose desde el último cuatrimestre de 1966. Entre el 18 y el 25 de setiem­ bre de 1966, una Misión Comercial de Puerto Rico visitó a la República Do­ minicana para investigar las posibilidades de un aumento del intercambio. 23 Ulteriormente, una misión dominicana devolvió la visita, y estudió la posi­ bilidad de establecer en San Juan una Oficina Comercial con carácter permanente para facilitar el comercio entre los dos países. Posteriormente, los contactos entre los dos países han proseguido, aun­ que a ritmo lento, en cierto modo por el deseo —sobre todo de Puerto Rico— de caminar de forma pausada y por un solo cauce, evitando tanto el con­ fusionismo como el excesivo entusiasmo inicial que más tarde pudiera tra­ ducirse en frustraciones más o menos difíciles de superar. A estos efectos, a principios de 1967 se constituyó en la República Do­ minicana ( sin publicación en la Gaceta ), una Comisión Coordinadora para el programa de incremento de las relaciones económicas y comerciales con Puerto Rico y el área del Caribe. Como anexo n? 5 a este informe, se trans­ criben las c<áreas de trabajo del programa de incremento de las relaciones económicas y comerciales con Puerto Rico” y los organismos encargados de su ejecución. 24 Ulteriormente, el 18 de octubre de 1967 se comunicó ofi­ 23 Los propósitos y las averiguaciones de esta misión figuran en sendos infor­ mes del Departamento de Comercio de Puerto Rico, que me fueron amablemente facilitados en ocasión de mi visita al Secretario de Comercio del Estado Libre Aso­ ciado de Puerto Rico; — Informe sobre la República Dominicana como m ercado potencial para los pro­ ductos de Puerto Rico, setiembre de 1966. —• Informe sobre la M isión Com ercial de Puerto Rico a la R epública D om inicana , octubre de 1966. 24 Copio el texto que me fue facilitado por el secretario técnico de la Presi­ dencia, señor Eudoro Sánchez. A este mismo punto y en términos análogos se refie­ ren dos recientes — y muy breves— estudios sobre el tema República Dominicana y Puerto Rico: —>s e g a l , Aaron, La República Dominicana y Puerto R ico : él camino hacia la bue­ na vecindad, texto presentado al Seminario de la ucmm sobre Integración. Jarabacoa, 1967. — balassa, Bela, M em orándum ( para el Gobierno dom inicano ) sobre las posibili- 128 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE cialmente la constitución de una Comisión Económica Conjunta DominicoPuertorriqueña, que celebró en Santo Domingo, entre los días 9 y 11 de noviembre, la Primera Conferencia para el Incremento de las Relaciones Eco­ nómicas y Comerciales entre Puerto Rico y la República Dominicana. (Pue­ de verse la Declaración Conjunta publicada por la Secretaría Técnica de la Presidencia, Santo Domingo, noviembre de 1967.) 5. 4 Las 'posibilidades de un reforzamiento de las relaciones eco­ nómicas entre la República Dominicana y Puerto Rico A la vista del esquema preparado por la Comisión Coordinadora (véase anexo n^ 5), se puede afirmar que, en síntesis, la República Dominicana tiene interés en conseguir, respecto de Puerto Rico, lo siguiente: a ) U n AU M E N TO DE L AS EXPORTACIONES ( y FU N D AM E N T ALM E N T E DE VEGE­ TALE S FRESCO S, Y PROCESADOS, LECHE Y S U S DERIVADOS, Y C A R N E ) Para conseguir este objetivo, la República Dominicana cuenta con tie­ rras abundantes y fértiles, pero es preciso organizar la producción para ga­ rantizar suministros regulares v con las calidades que demanda el mercado puertorriqueño. Para esto último sería absolutamente necesario establecer una comercialización adecuada. Podría pensarse, por ejemplo, en la posibi­ lidad de establecer una o más cooperativas de agricultores dominicanos, con una representación comercial en San Juan, que se ocupara de los contactos y de asegurar el flujo normal de los pedidos a los supermercados y mercados de las poblaciones puertorriqueñas. Naturalmente, existe el obstáculo del arancel de los EE. UU., que grava las importaciones de la República Dominicana poniéndolas en prin­ cipio en situación desventajosa frente a las procedentes de Florida o Cali­ dades de intensificar las relaciones económicas entre la R epública Dominicana y Puerto Rico, Washington, marzo de 1967. Los componentes de la citada Comisión Coordinadora (agosto de 1967) son los siguientes: Dr. Eudoro Sánchez y Sánchez, secretario técnico de la Presidencia, enlace oficial designado con la Gobernación de Puerto Rico; Lic. Fernando Á lvarez Bogaert, secre­ tario de Estado de Agricultura; Sr. José Brea Peña, secretario de Estado de Industria y Comercio; Dr. Diógenes Fernández , gobernador del Banco Central de la Repú­ blica; Dr. Ju lio C. Estrella, director nacional de Planificación; Arq. Leopoldo A . Espaillat N ., ayudante para Proyectos del Sec. Técnico; Sr. S ach a Volm an, asesor del Secretariado Técnico de la Presidencia. RELACIONES OON PUERTO RICO 129 fornia. Pero este problema podría amortiguarse mucho por el menor costo de los fletes y la mayor proximidad de la República Dominicana, especial­ mente si el transporte se hace —como ya es frecuente— por vía aérea. Por otra parte, al igual que en muchos países europeos o sudamericanos —e in­ dependientemente de sus compromisos en el g a t t o en los acuerdos de inte­ gración— , si el Estado Libre Asociado de Puerto Rico quisiera aumentar sustancialmente su comercio de alimentos con la República Dominicana, tal vez podría conseguir para los tres referidos grupos de productos (vege­ tales frescos, leche y carne) el trato de comercio fronterizo, con derechos más bajos que los normales del arancel de Estados Unidos. Por supuesto, esto es una mera sugerencia para estudio cuya viabilidad no parece fácil, pues el artículo xxiv, 3, a) del Acuerdo General es muy escueto a este res­ pecto ( “ Las disposiciones del presente Acuerdo no deben interpretarse en el sentido de obstaculizar las ventajas concedidas por una parte contratante a países limítrofes con el fin de facilitar el tráfico fronterizo” )- Es evi­ dente, por tanto, que en principio no se previo el supuesto del comercio entre dos países insulares próximos. b) La c u o ta a z u c a re ra En la campaña 1966-67, las cuotas básicas asignadas por EE. UU. a Puerto Rico y la República Dominicana fueron, respectivamente, de 1.200.000 v 393.000 toneladas cortas. Puerto Rico sólo la empleó para 725.000 toneladas, quedando el resto para su redistribución por las auto­ ridades norteamericanas entre otros países que se benefician del régimen de cuotas. La República Dominicana, al igual que Panamá, y algunos países cen­ troamericanos, aspira a que se le asigne una parte de ese excedente de la cuota de Puerto Rico. Como me señaló el secretario de Comercio de Puerto Rico en la entrevista que sostuve con él, esto entraña dos tipos de dificul­ tades muy serias: 1 . El sector azucarero sigue siendo muy sensible en Puerto Rico. La industria azucarera, a pesar de los costos crecientes del cultivo debido a la elevación de los salarios y de los precios de la tierra en la isla (por las superficies asignadas a desarrollos urbanos y a proyectos turísticos y por la falta de una ordenación clara que deje el suelo agrícola al margen de la especulación), se resiste a que se reduzca la cuota. 2 . La cesión de una parte de la cuota puertorriqueña para su asigna­ ción en firme a otro u otros países es una cuestión para la cual no tiene 130 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE facultades el Gobierno de Puerto Rico, sino que es materia de la compe­ tencia exclusiva del Gobierno de los Estados Unidos. Lo importante, realmente, es calibrar qué sentido tiene la proposición dominicana. En los tres cuadros (i, n v m ) que figuran en el anexo n9 6 a este informe se resume la situación en términos estadísticos. Básicamente se puede apreciar que: a) Los altos niveles de exportación dominicana alcanzados en los años 1962-1964 (con precios muy interesantes, especialmente los del mercado mundial en 1964), se debieron a la coyuntura creada por un rápido aumento de la demanda y una brusca caída de la producción en Cuba. A plazo corto o mediano es impensable que puedan alcanzarse de nuevo esas exportacio­ nes y esos precios. b) Si bien la cuota básica asignada por los EE. UU. a la República Do­ minicana ha fluctuado entre 1964 y 1967, lo cierto es que con las asigna­ ciones suplementarias discrecionales que hace el presidente de los EE. UU. (a la vista de los fallos de producción en los diversos países con cuotas) el total de los envíos dominicanos al mercado estadounidense ha crecido notablemente entre 1964 y 1967. Ese incremento sobre la cuota básica original tiene su origen en la insuficiencia de producción de Puerto Rico y Filipinas, que no alcanzaron a cubrir las cuotas fijadas para ambos países. c) La cuota efectiva asignada a la República Dominicana por los EE. UU. fue en 1967 la mayor, excepto las de los estados norteamericanos (que incluyen a Puerto Rico) y Filipinas. Y, en definitiva, cabe suponer que el futuro de la cuota dominicana dependerá de las relaciones políticas entre la República Dominicana y EE. UU., así como de la capacidad de incremento de la producción en las áreas internas norteamericanas v en Filipinas. c.) I n c r e m e n t o d el t u r is m o Como ya se ha puesto de relieve al referirse a la c o d e c a y a las demás iniciativas puertorriqueñas en el campo turístico caribeño, en Puerto Rico se entiende que el mayor aprovechamiento de un turismo itinerante por las Antillas no perjudicaría al actual desarrollo turístico de Puerto Rico, sino todo lo contrario. La República Dominicana cuenta con buenas condiciones naturales pa­ ra el turismo (buen clima, excelentes playas, existencia de algunos monu­ mentos históricos, etcétera). Pero también presenta grandes inconvenien­ RELACIONES CON PUERTO RICO 131 tes que no pueden infravalorarse: ausencia de una infraestructura adecuada, falta de hoteles adecuados, servicio muy mediocre de los actuales, situación de abandono en que se encuentran algunas ciudades de la isla, enorme carestía de precios (restaurantes, alquiler de automóviles, etcétera), gravá­ menes fiscales muy elevados para pasajes de avión, etcétera. En mi opinión, el Instituto Dominicano de Turismo y las restantes autoridades del país ha­ brán de ir resolviendo todos estos problemas si se desea que realmente el turismo afluya a la isla. Aparte de que la inestabilidad política de los últi­ mos años, y la falta de publicidad en el exterior, hacen muy poco atractivo para el turista internacional visitar la República Dominicana frente a las excelencias de Puerto Rico, Jamaica, Trinidad, Islas Vírgenes, Bahamas, etcétera. Mientras la situación descrita para la República Dominicana no se altere, no creo que los contactos entre Puerto Rico y la República Domi­ nicana puedan tener efectividad en el campo turístico, por muchas refle­ xiones que se hagan sobre el potencial teórico del turismo de clase media de Puerto Rico o de los Estados Unidos. d ) A t r a c c ió n d e in d u s t r ia s Éste es un capítulo bastante problemático. Los atractivos para estable­ cer industrias norteamericanas o puertorriqueñas en Puerto Rico son tan grandes bajo el estatuto fiscal de que disfruta el Estado Libre Asociado, y el mercado interno de Puerto Rico es ya tan considerable (2,5 veces el de la República Dominicana), que no parece probable que los inversio­ nistas se decidan a acudir a la República Dominicana. El que aquí la mano de obra sea más barata es un factor que en mi opinión se suprjavalora, (recuérdese lo indicado en la comparación de salarios que figura en el capítulo n ). Por otra parte, en lo referente al establecimiento de industrias en la República Dominicana, también se presenta —como en el caso del turis­ mo—■el problema de los prerrequisitos. En el capítulo m hicimos una serie de consideraciones sobre tales prerrequisitos y tuvimos ocasión de poner de relieve la falta absoluta de una política industrial auténticamente racional. En estas condiciones, no creo haya muchos inversionistas decididos a pasar de Puerto R¡ico a la República Dominicana, como no sea por razones muy concretas de aprovechamiento de producciones agrícolas de base, que cada vez son más costosas en Puerto Rico (tomates, frutas, leche, etcétera). Con intención de promover esa tendencia, en 1967 el Gobierno domi­ nicano decidió crear una zona franca industrial. Efectivamente, el decreto 132 RELACIONES ECONOMICAS CON EL CARIBE n? 1005 del 23 de febrero de 1967 (G aceta Oficial, 9024, del 28 de febrero) designó una comisión para estudiar y someter al Poder Ejecutivo un estudio completo sobre el establecimiento de una zona franca industrial y comercial en el Distrito Nacional. Esta Comisión, que está presidida por el secretario de Estado de Finanzas, todavía no ha hecho público su informe. El propósito de esta zona franca que se establecería en las proximida­ des del aeropuerto de Punta Caucedo, o en otro lugar cualquiera del Dis­ trito Nacional que se considere conveniente, ‘ ‘consiste en dar facilidades a las industrias que deseen instalarse en el país para las líneas de ensam­ blaje, acabado, reenvasado, limpiado, manufacturado o terminado de pro­ ductos semimanufacturados, con el propósito de abaratar su costo de produc­ ción’ 7. El proyecto es interesante. Todo reside en cómo se lleve final­ mente a la práctica. 6 . SIN T E SIS SOBRE LA REPÚ BLICA D O M IN ICAN A Y EL ÁREA DEL CARIBE Creo que ahora ya estamos en condiciones de extraer algunas conclu­ siones sobre el tema del estrechamiento de las relaciones entre la República Dominicana y el área del Caribe, y en especial con Puerto Rico. 1 . Los proyectos de coordinación y cooperación en el área del Caribe están muy poco avanzados. Por ello, no constituyen una alternativa frente a la eventual participación de la República Dominicana en los procesos de integración de la a l a l c y el m c c a . En realidad, se trata de posibilidades totalmente diferentes y compatibles entre sí, pues los proyectos de coor­ dinación y cooperación caribeños que auspicia Puerto Rico, por su propia naturaleza —no contemplan la posibilidad de integración comercial—, no constituyen ningún obstáculo para la adhesión de la República Dominicana a la a l a l c o al m c c a . 2 . La República Dominicana debería incorporarse decididamente al movimiento de coordinación y cooperación económicas del Caribe, y en es­ pecial a los proyectos del tipo c a r i b a n k , c a r i n c o , y a los Comités Técnicos de Transporte, Turismo, etcétera. De esta forma, la República comenzaría a aparecer efectivamente como un verdadero país del Caribe, lo cual no es el caso actualmente. 3. El fortalecimiento de las relaciones económicas con Puerto Rico parece estar bien instrumentado a través de los contactos entre los Go­ SÍNTESIS 13 3 biernos de Puerto Rico y la República Dominicana que han sido descritos en detalle anteriormente. Debería mantenerse el actual interés, pasando a realizaciones prácticas inmediatas a fin de evitar que se produzcan discon­ tinuidades que luego serían difíciles de superar. 4. Debería profundizarse en el estudio sobre la posibilidad de ampliar a corto plazo las exportaciones de alimentos frescos y en conserva no sólo a Puerto Rico, sino también a otras áreas del Caribe, tales como Trinidad, Barbados, Antillas Neerlandesas, etcétera. A estos efectos, sería del máximo interés el envío de una misión de la Secretaría de Agricultura dominicana a esos países. CAPÍTULO VII LA APROXIMACIÓN DE LA REPÚBLICA DOMINICANA AL MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO 1. EL M ERCADO C O M Ú N CEN TRO AM ERICAN O AL NIVEL DE 1967 Dedicamos este capítulo a l examen de lo que puede representar el como alternativa de integración para l a República Dominicana. m cca Las opiniones son unánimes sobre el hecho de que el m c c a es el pro­ yecto latinoamericano de integración económica que se encuentra en un estadio más avanzado de perfeccionamiento. Sin embargo, esa aseveración tan generalizada es preciso situarla en su verdadero contexto, para subrayar que en el examen de la opción m c c a desde el ángulo de los intereses domi­ nicanos, no podemos perder de vista en ningún momento que el m c c a ya no constituye hoy un objetivo final por sí mismo. Actualmente, y sobre la base de lo establecido en la Declaración de Presidentes Americanos, y ulte­ riormente en la reunión a l a l c - m c c a celebrada en julio de 1967, en San José de Costa Ríica 1 y en la Conferencia de Asunción, en setiembre del mismo año, está claro que la convergencia entre los dos esquemas latino­ americanos de integración habrá de producirse en un futuro no demasiado lejano, para configurar conjuntamente el proyecto mucho más amplio del Mercado Común Latinoamericano a través de un proceso de convergencia de ambos esquemas. 1 V id . Acta de la Reunión de la Comisión ad hoc de la Asociación Latinoam e­ ricana de Libre Comercio y los órganos Ejecutivos del M ercado Com ún Centro­ americano, San José, Costa Rica, 24 y 25 de julio de 1967. Texto que me fue ama* blemente facilitado en la División de Política Comercial de la c e p a l durante m i visita a la misma el día 11 de agosto de 1967. MERCADO COMUN CENTROAMERICANO: 1 9 6 7 135 Es importante hacer esta observación de partida, para comprender que el plantear la aproximación de la República Dominicana al m c c a ya no significa simplemente una propuesta de vinculación a una agrupación eco­ nómica aislada (y desde luego mucho más reducida que la a l a l c ) , sino que debe ser interpretada como una de las dos posibles formas de acercamiento al futuro Mercado Común Latinoamericano o, incluso, como uno de los dos frentes de una operación combinada con el m c c a y la a l a l c . Tras esta aclaración previa, creo que es necesaria una breve revisión de en qué momento se encuentra hoy el proceso integratorio de Centroamérica. No vamos a hacer aquí, una vez más, la historia del Mercado Común Centroamericano. Tan sólo nos fijaremos en la situación actual de los dis­ tintos mecanismos de la integración económica de los cinco países del istmo. Con esta base será más fácil considerar la posible actitud de la Repú­ blica Dominicana ante el m c c a . 1. 1 Libre circulación de mercancías Actualmente, las barreras arancelarias intracentroamericanas están su­ primidas prácticamente para la totalidad de las partidas de la n a u c a . Sólo subsisten derechos de importación para una treintena de productos, la ma­ yoría de ellos de tradicional exportación agrícola hacia el exterior del área y de muy exiguo comercio entre los cinco países de la zona. Por ello, el grado en que estas barreras residuales afectan al intercambio intracomunitario es realmente mínimo. Impulsado por el desarme arancelario y por el Arancel Aduanero Co­ mún, el comercio intracentroamericano se ha expandido de una forma espectacular desde la creación del mercado común en 1960. El cuadro vn-1 nos muestra ese crecimiento, desde 32,6 millones de pesos centroamerica­ nos en 1960 (unidad de cuenta equivalente al dólar de los EE. U U .) a 176,2 millones en 1966, con crecimientos acumulativos sorprendentes, espe­ cialmente el de 1966 con respecto a 1965 (42,1 %), lo cual demuestra que, en contra de muchos críticos del m c c a , las posibilidades de aumento del comercio intracomunitario están muy lejos de haberse agotado. Claro que no todo es felicidad en el campo de las relaciones comer­ ciales centroamericanas. Así lo destacó el propio secretario general de la s i e c a , Pedro Abelardo Delgado, en el discurso de despedida de su cargo, el 12 de octubre de 1966. “En los últimos meses — afirmó— he visto con inquietud ciertas medidas uni­ laterales que obstaculizan el libre intercambio garantizado por el Tratado General. C uadro v ii -1 Evolución del comercio intracentroamericano M illones $ C. A. AÑOS índice base 1958 = 100 Crecimiento acum ulativo an ual en % % sobre las exportaciones totales de los 5 países TRANSACCIONES LIQUIDADAS A TRAVÉS DE LA CAM ARA DE COMPENSACIÓN C. A. M iles $ c. a . % sobre total 1960 ............... 32.6 75 100 — 7,5 — 1961 ............... 3 6 .8 0 2 113 15,0 8,2 — — — 1962 ............... 5 0 .4 0 7 154 36,9 9,9 2 4 .5 5 7 48,0 1963 ............... 7 2 .0 9 8 221 43,0 11,3 5 0 .7 1 2 70,4 1964 ............... 10 6 .3 9 4 326 47,7 16,2 7 7 .6 1 6 73,2 1965 ............... 12 4.9 95 383 17,9 18,0 1 1 2 .2 4 4 90,5 1966 ............... 17 6 .2 5 0 543 42,1 — 15 0 .0 0 0 85,3 Fuente: sie c a . MERCADO COMUN CENTROAMERICANO: 1 9 6 7 137 Al no agotarse los procedimientos que el mismo Tratado establece para resolver controversias, tales medidas han dado por resultado represalias de las otras partes contratantes, que podrían convertirse en una cadena de efectos negativos insospe­ chables, con la consiguiente pérdida de confianza en la vigencia del libre comercio consagrado en dicho instrumento y en general en la eficacia de los convenios de integración ecqnómica. Ello me ha hecho pensar en la conveniencia de que el refe­ rido Consejo, haciendo uso de la facultad que le confiere el párrafo segundo del artículo 24 del Tratado General, pudiera delegar algunos de los aspectos de la admi­ nistración del Mercado Común, en un organismo regional de carácter permanente como la s i e c a , en donde el enfoque y , por ende, las soluciones fueran también de carácter regional.” 12 En otras palabras, lo que se pone de relieve en el discurso del ex secre­ tario general de la s i e c a es la necesidad de que, para el perfeccionamiento de la libre circulación de mercancías, pieza básica del mercado común (junto con el Arancel Aduanero Centroamericano), es absolutamente nece­ saria la transferencia de unos ciertos poderes supranacionales a la s i e c a . En el apartado 2 de este mismo capítulo, al considerar el m c c a a la luz de la Declaración de Presidentes americanos, tendremos ocasión de insistir en este aspecto institucional del proceso centroamericano de integración eco­ nómica. 1.2 Arancel Aduanero Común y comercio exterior A finales de 1965 solamente quedaban por equiparar 38 rubros del Arancel Aduanero Común. A través de esos 38 rubros, entró en 1965 el 17 % del valor de las importaciones extracomunitarias (que en total ascen­ dieron a 890,5 millones de $ c a ) , lo cual es una proporción mucho más elevada que el porcentaje que los 38 rubros representan dentro del total de posiciones arancelarias de la n a u c a . Lo mismo sucede respecto de la recau­ dación, pues a través de los repetidos 38 rubros se generó más del 25 % de la renta de aduanas de los Estados miembros. La falta de perfeccionamiento en la equiparación arancelaria obedece a razones muy concretas y bien conocidas. Diez rubros constituyen más del 80 % del valor de las importaciones extrazonales no equiparadas y com­ prenden 3 grandes grupos, a saber: alimentos sin elaboración o de elabora­ ción muy primaria (trigo y harina de trigo), combustibles de distinto tipo y grado de elaboración, y vehículos. El trigo y la harina son importados casi en su totalidad del resto del mundo. En la región, solamente Guate­ mala produce trigo en cantidades sustanciales. Los combustibles presentan 2 Palabras de despedida del secretario general de la s i e c a , doctor Pedro Abe­ lardo Delgado, San Salvador, 12 de octubre de 1966, texto mimeografiado por la propia s i e c a . 138 LA REPUBLICA DOMINICANA Y EL MOCA un panorama más complejo; Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Nica­ ragua cuentan con refinerías de petróleo, lo cual explica la protección que estos países establecieron para los productos derivados. En cuanto a los automotores, teniendo en cuenta que casi el 100 % es provisto desde ter­ ceros países, es de suponer que las razones fiscales constituyen el factor principal a superar en el proceso de equiparación. En cualquier caso, para la mayoría de los rubros aludidos, los países miembros han fijado ya sus actitudes respectivas, 3 y no parece difícil que su equiparación pueda llevarse a cabo en un futuro próximo. Pero lo más importante por señalar con respecto al comercio de los países del m c c a con el resto del mundo estriba en la circunstancia de que la tarifa externa no ha conllevado una disminución del intercambio. No obstante los altos derechos del Arancel Común, las importaciones de v las exportaciones a terceros países han seguido progresando a buen ritmo, como puede apreciarse a la vista del cuadro vu- 2 , lo cual parece significar cla­ ramente que el Mercado Común no ha tenido efectos negativos en el co­ mercio exterior del área en curso de integración. Tal vez el mayor defecto del programa de integración en este campo sea la falta de una polftica comercial común frente al exterior en relación con los productos básicos de la zona. C u a d r o v ii-2 Importaciones y exportaciones, de y a terceros países, del en el período 1960-1965 A Ñ O S Fuente: , M ILLARES DE PESOS CENTROAMERICANOS -------------------------------------------------------------------- ---- ------- Importación 1960 ............................................................. 1961 ............................................................. 1962 ............................................................. 1963 ............................................................. 1964 ............................................................. 1965 ............................................................. m cca 5 1 4 .1 4 1 4 9 5 .7 8 8 5 5 2 .12 6 6 5 2 .5 8 2 7 7 0 .4 4 4 8 9 0 .5 9 0 Exportación 4 4 0 .0 7 4 4 5 4 .0 7 7 5 13 .7 4 6 5 8 9 .0 7 0 6 7 4 .1 6 2 7 5 4 .7 8 9 sie c a . 3 s i e c a , Comentarios sobre los rubros pendientes de equiparación , Nota de la Secretaríat Guatemala, junio de 1965, p. 2. MERCADO COMUN CENTROAMERICANO: 1 9 6 7 1.3 La compensación de pagos dentro del Monetaria m c c a 139 y la Unión La Cámara Centroamericana de Compensación, que actúa como clearing multilateral, ha facilitado extraordinariamente el comercio intracomunitario. El volumen de los pagos liquidados a través de la Cámara, como refleja el cuadro vu- 1 , ha seguido una trayectoria muy similar a la del comercio intrazonal. En 1966 algo más de un 85 % del total del comercio intrazonal fue liquidado a través de la Cámara. 4 Por otra parte, el Consejo Monetario Centroamericano prosigue sus trabajos con la intención de llegar a una unión monetaria —introduciendo el peso centroamericano como moneda común— en la década de 1970. 1. 4 Política industrial Esto es, sin duda, el aspecto más criticado del proceso de integración de Centroamérica. En la preparación de mi trabajo sobre los Aspectos eco­ nómicos de la vinculación económica de Panam á al Mercado Común Cen­ troamericano , me ocupé de estudiar detenidamente los problemas surgidos en este campo. Creo que será de utilidad reproducir aquí parte de ese aná­ lisis, porque no sólo refleja la experiencia centroamericana, sino que pone de relieve los problemas que surgen cuando en una unión económica se trata de crear mecanismos especiales para promover la industrialización de forma racional y equilibrada dentro del área de la unión. El análisis lo divi­ dimos en cuatro partes: Banco Centroamericano de Integración; Régimen de Industrias Centroamericanas de Integración; incentivos fiscales uniformes; e industrias de ensamble. Además, incluimos consideraciones generales sobre los efectos de la integración económica en la industrialización de los países del m c c a . a) El B anco C e n tro a m e ric a n o de In te g ra c ió n Como institución regional de inversión en proyectos regionales, el Banco Centroamericano viene desempeñando un papel importante en la finan­ ciación del desarrollo industrial y de la infraestructura, para ello, el b c i e ha sabido captar recursos internacionales de consideración. 4 Dato obtenido por el Compensación. in ta l directamente de la Cámara Centroamericana de 140 k ) LA REPUBLICA DOMINICANA Y EL MCCA R é g im e n de In d u s t r ia s C e n t r o a m e r i c a n a s r >e I n t e g r a c i ó n En febrero de 1965 entró en vigencia el primer protocolo al Convenio sobre el Régimen de Industrias de Integración. Las dos primeras activi­ dades declaradas de integración centroamericana fueron una planta de llan­ tas y neumáticos para Guatemala, y una fábrica de soda cáustica e insec­ ticidas clorados para Nicaragua. Ulteriormente, en noviembre de 1965, los cinco gobierno firmaron un segundo protocolo en el que asignan los bene­ ficios del Régimen de Industrias a una planta de vidrio plano que habrá de operar en Honduras. 5 En la actualidad, se encuentran pendientes de apro­ bación otros tres proyectos: una segunda fábrica de llantas y una siderúr­ gica en Costa Rica, así como una factoría de filamentos de nylon y cerdas sintéticas en Guatemala. El simple hecho de que en los ocho años de vigencia del Régimen de Industrias Centroamericanas de Integración (1958-1966) no se hayan auto­ rizado conforme a él nada más que tres proyectos, es un claro indicio de que su funcionamiento no ha sido satisfactorio. Aún más, a lo largo de mi viaje por Centroamérica en 1966 pude recoger la impresión casi unánime dr que en vez de ser un estímulo para la industrialización equilibrada, el régimen centroamericano se ha convertido en un verdadero obstáculo en el mecanismo de la distribución espacial de la industria. ¿Cuáles son las causas de que se haya producido este fenómeno*? En 1958, cuando se firmó el Convenio, sus propósitos tenían cierta razón de ser, pues por entonces no existía un proyecto general de Mercado Común. Con el régimen de industrias centroamericanas de integración se pretendía distribuir la industria de forma espacialmente equilibrada, a fin de evitar los efectos de una polarización excesiva de la inversión, que habría acen­ tuado las ya fuertes diferencias que median entre los niveles de renta de los Estados miembros. Técnicamente, este propósito había de traducirse en la creación paulatina de una serie de pequeños mercados comunes secto­ riales, con plena libertad de movimientos para sus productos, con derechos bajos para la importación de materias primas, y con equiparación arance­ laria (a un alto nivel) para los productos acabados. Por esta razón, cuando en 1960 se firmó el Tratado General de Integración Económica, el Con­ venio sobre industrias perdió buena parte de su atractivo desde el punto de vista técnico, pues tiene muv poco sentido el establecimiento de peque­ ños mercados comunes cuando se está creando paulatinamente un mercado común global. Y al debilitarse técnicamente, el Convenio sobre industrias no llegó a ser el instrumento equilibrador de la inversión. 5 Vid. COMITÉ DE COOPERACIÓN ECONOMICA DEL ISTM O CENTROAMERICANO, Informe de la novena reunión del c c e ; Doc. e / c n . 1 2 / c c e 351/Rev. MERCADO COMUN CENTROAMERICANO: 1 9 6 7 141 Aparte de la crítica de carácter general ya apuntada, el régimen de industrias centroamericanas de integración tiene otros varios inconvenientes que resumimos seguidamente: 1 . Lentitud en los trámites administrativos de elaboración de los conespóndientes protocolos (uno para cada empresa), que adicionalmente deben ser ratificados por los Congresos de los cinco países miembros. Esta circunstancia ha desalentado a muchos inversionistas. 2 . Interferencia del Convenio de Industrias de Integración con el espinoso tema del desarrollo equilibrado. Conforme a este principio, no es posible autorizar en un mismo país una segunda fábrica de una determi­ nada clase en tanto que los otros cuatro países no cuenten cada uno con la suya propia, o hasta que la demanda del Mercado Común no sea supe­ rior a la capacidad de la primera fábrica que se instaló. Esto significa un freno para los empresarios más dinámicos, y puede originar —de hecho ya ha sucedido con la fabricación de vidrio hueco— un exceso de inversio­ nes en un mismo sector. Ya sabemos que la finalidad última del Convenio no consiste en evitar el derroche de inversiones, pero su efecto en ese sen­ tido no deja de ser inquietante en un área con recursos financieros muy limitados. 3. Excesivo intervencionismo en la marcha de la empresa, pues las autoridades comunitarias están facultades para fijar precios, calidades y cantidades de cada clase de producto. 4. Tendencia al monopolio. Ésta ha sido, por parte de los Estados Unidos, la principal crítica al sistema, por lo cual las empresas han encon­ trado dificultades muy considerables en su financiación. Para soslayar las enormes trabas que supone el Régimen de Industrias Centroamericanas de Integración, las instituciones del Mercado Común idearon un mecanismo más ágil, oficialmente conocido con el nombre de 11 sistema arancelario especial de promoción de actividades productivas ’ ’, y que en general los industriales centroamericanos denominan “ régimen eté­ reo” . Básicamente, el procedimiehto es el siguiente. Cuando un industrial quiere acogerse al régimen “ etéreo” informa de ello a las autoridades eco­ nómicas de su propio país. Al mismo tiempo, les plantea el aforo que aspira que se establezca en el Arancel Centroamericano con fines de pro­ tección. El Gobierno nacional en cuestión, estudia el asunto, y si lo en­ cuentra aceptable lo presenta al Consejo Ejecutivo del Tratado General de Integración Económica, el cual decide tras consultar con la s i e c a , y even­ tualmente con el iC A iT i. Si la decisión es favorable, el Consejo Ejecutivo 142 LA REPUBLICA DOMINICANA Y EL MCCA prepara el correspondiente protocolo de Equiparación Arancelaria, que pre­ senta al Consejo Económico del Tratado General de Integración Econó­ mica para su firma. Ulteriormente, el protocolo debe ser ratificado por los Congresos de los cinco países miembros. Una vez ratificado el protocolo, el aforo equiparado no entra automáticamente en vigencia; para ello es pre­ ciso que la producción centroamericana del artículo en cuestión haya alcan­ zado el 50 % de la demanda del Mercado Común Centroamericano. Cuando esta condición se cumple, el derecho equiparado entra en vigencia. Así, pues, el procedimiento del “ régimen etéreo” también es bas­ tante largo, pero en la práctica resulta incomparablemente menos enojoso que el de las industrias de integración, pues lo que se plantea no es el supuesto de una empresa concreta de localización controvertida, sino el trato favorable de una línea de fabricación determinada. Después de examinar la mecánica de los dos regímenes de integración industrial, debemos hacer una última consideración sobre su futuro en el m c c a . Desde luego, la creación del mercado común ha dado un poderoso impulso a la actividad manufacturera en Centroamérica, pero como pone de relieve el propio Comité de Cooperación Económica del Istmo Centro­ americano ( c c e ) , ese impulso adolece de apreciables imperfecciones en cier­ tos aspectos “ v no penetra todavía en el campo de las industrias básicas, de cuyo establecimiento depende la transformación que hace falta realizar en la pauta manufacturera existente. Dichas imperfecciones se deben en gran medida a la ausencia de una política industrial coordinada al nivel regional, y al hecho de que los instrumentos legales convenidos desde hace tiempo —fundamentalmente el Convenio sobre Régimen de Industrias Cen­ troamericanas de Integración— no han sido objeto de aplicación vigorosa, o no han sido complementados con los adecuados mecanismos operativos” . 6 o) I n c e n t iv o s f isc a l e s u n if o r m e s Como es sabido, el 31 de julio de 1962, los países del Mercado Común Centroamericano suscribieron un Convenio Centroamericano de Incentivos Fiscales al Desarrollo Industrial. Con ese Convenio se pretende uniformar las exenciones y bonificaciones fiscales destinadas a facilitar la implanta­ ción de industrias dentro del área regional. Para ello, las inversiones reali­ zadas se clasifican en tres categorías, a , b y c , que por su mayor o menor interés en ese mismo orden reciben mayores o menores facilidades fiscales. El Convenio de 1962 todavía no ha sido ratificado por uno de los 6 cce, Informe de la novena reunión , loe. c i t nota 6, p. 41. MERCADO COMUN CENTROAMERICANO: 1 9 6 7 143 países —Honduras— y por esta razón no ha podido entrar en vigencia. Hon­ duras pretende que se le conceda una situación preferente dentro del Convenio, habida cuenta de su menor grado de desarrollo en compara­ ción con los otros países del Mercado Común. Básicamente, las preferencias a que aspira Honduras se concretan en tres puntos: 1 . Posibilidad de que se clasifique como industrias de la categoría a a todas las que se instalen de nueva planta en Honduras, aunque no reúnan los requisitos de ser mayores de 100 puestos de trabajo; aunque tengan me­ nos del 50 % de capital centroamericano y aunque más del 50 % de las mate­ rias primas y elementos que empleen sean de origen no centroamericano. 2 . Disminución en un 20 % de los gravámenes del Arancel Centroame­ ricano para las primeras materias y productos semitransformados que requie­ ran las industrias de la categoría a radicadas en Honduras. 3 . Deducción del impuesto sobre la renta en la parte de los beneficios dedicados a inversiones realizadas en nuevas industrias a en Honduras, tanto si los accionistas son de este país como si son del resto del Mercado Común Centroamericano. En enero de 1966, el Comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano adoptó una resolución, que en el contexto de su funcio­ namiento no es más que una recomendación al m c c a sobre el desarrollo equilibrado de Honduras 7, que no significa más que un primer paso para establecer el aludido sistema prefereneial. El problema de fondo es algo más complejo. Radica en que otros países de Centroamérica —y funda­ mentalmente Nicaragua— tampoco se muestran satisfechos con el grado de equilibrio del desarrollo mantenido hasta ahora dentro del Mercado Co­ mún. En definitiva, el m c c a se ha topado con un auténtico nudo gor­ diano: intentar encontrar un mecanismo para que el desarrollo de los cinco países se produzca de forma equilibrada. No existen fórmulas mágicas para resolver ese problema, y los mecanismos ideados en otras áreas de integra­ ción —tales como el Fondo Social Europeo, o los.4‘ polos de desarrollo eu­ ropeo” del sur de Italia— son difícilmente aplicables en países con tan escasos recursos financieros como los de Centroamérica. n) I n d u s t r ia s de e n s a m b l e En el artículo transitorio séptimo del Convenio Centroamericano de Incentivos Fiscales al Desarrollo Industrial, los Estados contratantes se 7 cee, Resolución aprobada el 29 de enero de 1966, Doc. e/cn. 12/c c e /345. 14 4 LA REPUBLICA DOMINICANA Y EL MCCA comprometieron a suscribir un protocolo adicional en el cual habían de determinarse: a) las actividades de ensamble que podrán acogerse al Convenio; b) el sistema especial de incentivos fiscales que se aplicará a las em­ presas ensambladoras, incluyendo detalles sobre el monto y el plazo de los beneficios fiscales aplicables; c) los requisitos y obligaciones a que estarán sujetas las empresas en­ sambladoras en cuanto a la producción o utilización de partes de origen regional; d) el régimen de intercambio a que estarán sujetos los respectivos ar­ tículos ensamblados dentro del Mercado Común Centroamericano. Con motivo de la Sexta Reunión Extraordinaria del Consejo Econó­ mico Centroamericano (San José de Costa Rica, del 29 de enero al l 9 de febrero de 1964), la c e p a l y la s i e c a presentaron una nota conjunta acerca de Los problemas de la política industrial centroamericana , 8 en cuyo capí­ tulo 5 figuran las directivas generales sobre lo que podrían ser las bases del referido protocolo de ensamble. En la citada nota se sugería que el protocolo se limitase a una serie de normas amplias que lo caracterizasen como un convenio de bases, de manera que las disposiciones específicas para cada actividad pudieran formularse progresivamente a través de regla­ mentos particulares. Ulteriormente, en su novena reunión extraordinaria (Guatemala, 30 de julio - 1 ^ de agosto de 1964), el Consejo Económico del Mercado Común Centroamericano encargó a la s i e c a que en colaboración con el i c a i t i pre­ parase el anteproyecto de protocolo sobre industrias de ensamble, 9 que quedó efectivamente ultimado pocos meses después. 10 A pesar de que el anteproyecto se sometió a la consideración de los países miembros en 1964, lo cierto es que no se ha avanzado en su ela­ boración final. Ello puede atribuirse a que si bien existe unanimidad en que debe haber un porcentaje máximo de piezas de fabricación exterior, y un “ calendario de integración” que paulatinamente vaya proporcionando más trabajo a la industria auxiliar centroamericana, no hay acuerdo sobre el nivel a que se deben fijar tales porcentajes y sobre la cadencia de la integración. "^ 8 D oc. 9 s ie c a , s i e c a / c c e -i i i /30. Nota sobre las actividades de ensamble en Centroamérica, s i e g a / r s i e n s / 52. G u a tem a la , 9 / x ri/ 6 4 , p. D o c u m e n to 2. 1 0 s i e c a , Anteproyecto de protocolo a l convenio centroamericano de incenti­ vos fiscales al desarrollo industrial (P r o t o c o lo d e e n s a m b le ) s/n. y s/f. MERCADO COMÚN CENTROAMERICANO: 1 9 6 7 145 Así, pues, el porvenir de las industrias de ensamble se encuentra aún pendiente del acuerdo comunitario final: si bien existe ya unanimidad en la forma en que deben fomentarse, todavía no existe acuerdo en cuanto al grado en que debe hacerse. e ) E f e c t o s d e l a in t e g r a c ió n e c o n ó m ic a en la in d u s t r ia l iz a c ió n DE LOS P A ÍSE S DEL M C C A A lo largo del viaje que realicé por Centroamérica en abril-mayo de 1966, me ocupé de averiguar en forma directa, en las entrevistas mante­ nidas con autoridades, funcionarios y hombres de empresa, los efectos ge­ nerales de la integración en el desarrollo industrial de los cinco países miem­ bros del Mercado Común. A continuación resumo las impresiones recogidas. a) Criterios de inversión. Unánimemente se me manifestó que al estu­ diar las inversiones de alguna importancia en el sector industrial, los empre­ sarios centroamericanos ya tienen en cuenta casi siempre la existencia de un mercado regional mucho más amplio que los mercados nacionales pre­ existentes. b) Cierre de fabricas. Al iniciarse la construcción del Mercado Común se pensó que la integración sería la causa del cierre de buen número de instalaciones fabriles, como resultado de la competencia intracomunitaria. De hecho, no ha sucedido así. Las únicas empresas afectadas por la inte­ gración han sido las claramente marginales (fundamentalmente las de nivel artesanal), y las que ya antes de la integración tenían problemas econó­ micos serios derivados de una administración deficiente. c) C alidad , precios y cartelización del mercado . 11 Estos son dos pro­ blemas que preocupan en el Mercado Común, y sobre los cuales se ha pro­ nunciado abiertamente el Comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano, del cual recogemos el pasaje siguiente que resume per­ fectamente la situación: “ . . . Desde los primeros años de funcionamiento del Mercado Común ha em­ pezado a manifestarse una apreeiable tendencia entre los productores a adoptar acuerdos destinados a limitar la competencia dentro de la región y que no favo­ recen la reducción de los precios, ni la mejora de la calidad u otras características del abastecimiento. Tales acuerdos, al eliminar por completo la competencia, resul­ 11 Es el propio Comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano ( cce ) el que ha señalado los principales problemas en este campo. Las líneas que siguen arriba, son transcripción casi textual de la publicación Evaluación de la inte­ gración económica en Centroam érica ( e /cn . 12/ ce e / 3 2 7 ), pp. 51 y 52. 146 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL MCCA tan en algunos casos en la desaparición de las corrientes de intercambio de deter­ minados productos entre países. En otros casos parece que consisten en permitir la exportación de ciertos tipos específicos del producto, eliminando la de otros, a cam­ bio de un tratamiento recíproco de parte de los productores de los demás países. Los análisis también iniciales de la situación en otras industrias dejan la impresión de que hay modalidades adicionales referentes a acuerdos sobre niveles de precios e incluso a la distribución de mercados por cuotas”. En su tercera reunión extraordinaria, el Comité de Cooperación Eco­ nómica del Istmo Centroamericano se ocupó por primera vez de este pro­ blema. Considerando que los arreglos tendientes a limitar la competencia y a restringir el intercambio intracentroamericano son contrarios a los fines de la integración económica, decidió formular un proyecto de protocolo al Tratado General para delimitar una serie de prácticas restrictivas y dictar las sanciones aplicables cuando se constate su existencia y, con ese objeto solicitó a la s i e c a y a la c e p a l , los estudios necesarios. Aparte de los efectos concretos a que hemos aludido hasta aquí, lo que es seguro es que el Mercado Común Centroamericano ha tenido una esti­ mulante incidencia sobre la inversión bruta. Aunque con los datos dispo­ nibles es imposible desglosar en qué parte el incremento de la inversión es imputable a la integración, no cabe duda de que es grande. A partir de 1960 la inversión bruta ha crecido muy satisfactoriamente, como puede apreciarse a la vista del cuadro v i i - 3 . C uadro v i i -3 Inversión bruta total en Centroamérica años 1950-1955 3' 1960-1964 M illones de pesos c. a . 19 5 0 1 ............................ 1955 2 ............................ 1960 ............................... 1961 ............................... 1962 ............................... 1963 ............................... 1964 ............................... 206,6 313,2 362,7 343,4 376,7 446,5 527,8 1 1950-1955 para la 4* columna. 2 1955-1960 para la 4 a columna. F uen te: ccE/327/Rev. 1, p. 12* índice 1960 — 100 56,9 86,3 100,0 94,6 103,8 123,1 145,5 Tasas acum ulativas por período 8,7 3,0 ^ f 9,9 ! MERCADO c o m ú n c e n t r o a m e r ic a n o : 1 9 6 7 147 Otro de los aspectos que se puede criticar en el proceso de industria­ lización promovido por el m c c a es el de su polarización en los dos merca­ dos nacionales de mayor importancia, esto es, en Guatemala y El Salvador, en cuyo eje ciudad de Guatemala-San Salvador, se despliega el máximo de actividad económica y de intercambio intrarregional. Este efecto de polari­ zación, duramente criticado por Honduras y Nicaragua en la forma que ya hemos visto, parece que preocupa menos en Costa Rica. En este país (y en cierto grado también en Nicaragua) se tienen puestas grandes espe­ ranzas en que la asociación o la incorporación de Panamá al m c c a podría dar más peso económico a la zona sur del Mercado Común Centroamericano. Como final de este apartado, incluimos dos testimonios recientes (31 de julio de 1967) de la agencia panameña de noticias Orbelat, sobre la incidencia favorable del mercado común en las inversiones y el comercio de El Salvador y Guatemala: 12 “SAN SALVADOR. — Más empresas continúan amparándose en los benefi­ cios que concede la Ley de Fomento Industrial, para instalar nuevas plantas que al mismo tiempo que coadyuvan al incremento de la producción nacional representan importantes fuentes de trabajo. Recientemente se dio a conocer que desde julio de 1962 hasta abril del corriente año, la cantidad de empresas a las cuales se había concedido las facilidades de la ley de la materia, era superior al doble de las que la recibieron en los 10 años precedentes a dicho período. En efecto, de 1962 a 1967 se concedie­ ron los referidos beneficios a 534 empresas, que significaron una inversión de 366 millones de colones, mientras que de 1951 a julio de 1962, las empresas favorecidas alcanzaron la cifra de 250, con una inversión de 178 millones de colones. Lo anterior incidió lógicamente en lo que toca con la utilización de la mano de obra disponible, puesto que las 534 empresas de los últimos años dieron ocupación a 28.660 trabajado­ res por sólo 13.700 de las 250 empresas del decenio precedente. “GUATEM ALA. — Las exportaciones de Guatemala es muy posible que se aumenten en aproximadamente 100 millones de quetzales, cantidad superior en 42 millones a la registrada en 1965. Es muy posible que durante el presente año las inver­ siones sufran cierta retracción debido a las condiciones políticas imperantes. Sin em­ bargo, se estima que el ritmo de crecimiento no se alterará debido al interés que muestra el gobierno de Méndez Montenegro por atraer capital foráneo y a los incen­ tivos del Mercado Común Centroamericano”. 1. 5 Infraestructura y 'planificación conjunta La integración de la infraestructura —redes viales, comunicaciones, obras hidráulicas comunes, sistema eléctrico, etcétera— sólo tiene interés para los países geográficamente contiguos. Por ello, desde el punto de vista de las alternativas de la República Dominicana frente a la integración, lo que se haya hecho en este vasto campo en el Mercado Común Centro12 Textos tomados de El Listín Diario , Santo Domingo, 31 de julio de 1967, p. 13. 148 LA REPUBLICA DOMINICANA Y ÉL MCCA americano aparentemente ofrece muy poco interés, habida cuenta de la con­ dición insular de la República Dominicana. Sin embargo, sí conviene subra­ yar que el ritmo de integración de la infraestructura es un síntoma de la celeridad con que se produce el proceso general de integración; y en este sentido, los avances realizados en el m c c a son muy considerables en el transporte terrestre, en materia de puertos, en navegación aérea y en pro­ yectos hidráulicos.13 ; ¡ ; 1.6 Aspectos sociales y fiscales A l igual que sucede en el proyecto de integración económica hoy más avanzado en el mundo —la Comunidad Económica Europea—, éste es el campo donde menos se ha progresado hasta ahora en el Mercado Común Centroamericano. El marco fiscal y social (y fundamentalmente todo lo relacionado con salarios, seguridad social, y movilidad de la mano de obra) sólo puede uniformarse tras prolijos estudios, que en el m c c a están rela­ tivamente adelantados, pero que previsiblemente aún tardarán en tradu­ cirse en una normativa común.14 2. EL M ERCAD O C O M Ú N CEN TRO A M ERICA N O EN LA DECLARACIÓN DE PRESID EN TES A M E RICA N O S: N U E V A S VIAS Y POSIBILIDADES Casi se ha convertido en un tópico afirmar que el Mercado Común Centroamericano constituye un verdadero ejemplo en el área latinoame­ ricana. 15 Su funcionamiento ha sido más satisfactorio que el de la a l a l c , fundamentalmente por el automatismo con que se ha llevado a cabo la crea­ ción de la unión aduanera. No obstante, y tal como lo indicábamos en el apartado 1 de este capítulo, el m c c a hay que verlo hoy, no ya como un pro­ yecto autónomo de integración relativamente perfeccionado, sino como una 13 Sobre los problemas y realizaciones concretas en el campo de la infraestruc­ tura en Centroamiérica, me remito al Capítulo vn de mi estudio Aspectos económicos de la vinculación de Panam á al m c c a , op cit., pp. 108 a 122, con abundante biblio­ grafía. Ibidem , caps, ix y x; pp. 136 a 156. 15 Así se pone de relieve, por ejemplo, en las diferentes referencias a sus avan­ ce s que pueden verse en la obra d e h e r r e r a , m a y o b r e , p r e b i s c h y s a n z d e s a n ­ t a m a r í a , Proposiciones a los presidentes latinoam ericanos, incluida en el volumen H acia la integración de Am érica Latina, México, Fondo de Cultura Económica, 1967. EL MCCA Y LA DECLARACION DE PRESIDENTES 149 de las piezas básicas del futuro Mercado Común Latinoamericano cuya cons­ trucción se acordó en la Declaración de Punta del Este (abril de 1967). Por su interés —y por su relativa brevedad— a continuación reproducimos el pasaje que en la Declaración se dedicó específicamente al Mercado Co­ mún Centroamericano (Parte n, cap. 1 . 3 ) dejando para más adelante la referencia a las relaciones entre el m c c a y la a l a l c . “3. Medidas con respecto al Programa de Integración Centroamericana. ”Los presidentes de los Estados miembros del Mercado Común Cfentroamericano se comprometen a: ” a ) Ejecutar un programa de acción que comprenda, entre otras, las siguien­ tes medidas: ” 1. Perfeccionar la Unión Aduanera y crear la Unión Monetaria Centroamericana. ”2. Completar la red regional de obras de infraestructura. ”3. Propiciar la realización de una política comercial externa común. ”4. Perfeccionar el mercado común de productos agropecuarios y llevar a la práctica una política industrial conjunta y coordinada. ”5. Acelerar el proceso de libre movilidad de la mano de obra y del capital dentro del área. ”6. Armonizar la legislación básica necesaria para el proceso de integración eco­ nómica. ” b ) Aplicar, en la ejecución de las anteriores medidas y en la medida pertinente, el trato preferential transitorio ya establecido o que llegue a establecerse conforme al principio de desarrollo equilibrado entre países. ”c ) Propiciar una creciente vinculación de Panamá al Mercado Común Centro­ americano, así como una rápida expansión de las relaciones comerciales y de inver­ sión con países vecinos de la región centroamericana y del Caribe, aprovechando para ello las ventajas de su proximidad geográfica y las posibilidades de complementación económica. Asimismo, buscar la celebración de acuerdos subregionales, y acuerdos de complementación industrial entre Centroamérica y otros países latinoamericanos”. El pasaje transcrito en las anteriores líneas es un compromiso entre los jefes de Estado de los cinco países centroamericanos en el que pueden señalarse tres partes bien diferenciadas. En el punto a , se incluyen las medidas que llevarían a un perfeccio­ namiento del Mercado Común según sus actuales mecanismos de desarro­ llo, sin más que mejorar su funcionamiento en las direcciones apuntadas más arriba (apartado 1 de este capítulo). El punto b es una alusión al tema quizá más controvertido actual­ mente en el interior del Mercado Común, es decir, el diferente grado de desarrollo que caracteriza a los diversos Estados miembros, y a la aspiración de que esos márgenes de diferencia se vean atenuados en el futuro a tra­ vés de medidas de todo tipo. De esta cuestión también nos hemos ocupado ya en el punto 1 .4 del presente capítulo. Finalmente, el punto c del pasaje que comentamos contiene una breve referencia a la región del Caribe (a la que ya se dedicó algún espacio en el capítulo vi de este informe) seguida de sendas alusiones al caso de Pana­ 15 0 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL MCCA má y a los posibles acuerdos con los países vecinos de la región centroame­ ricana. Por su gran interés como elemento de juicio para la consideración de la eventual postura de la República Dominicana, a continuación ana­ lizamos con algún detenimiento esas relaciones, centrando la atención en los casos de Panamá y de México. 2 .1 E l caso de P a n a m á Panamá ha sido, hasta ahora, el único país que ha solicitado formal­ mente la apertura de negociaciones con el Mercado Común Centroameri­ cano con vistas a su vinculación económica al mismo. Esto sucedió en 1963, pocos meses después de acordarse así en la Conferencia celebrada por los presidentes de América Central y de Estados Unidos en San José de Costa Rica. Sin embargo, las bases de negociación acordadas inicialmente no fue­ ron seguidas en la práctica. Por el contrario, Panamá y Centroamérica con­ vinieron en realizar sendos estudios —conforme a un mismo esquema— a fin de analizar más profundamente las posibles consecuencias de esa vinculación. El estudio por parte de Panamá fue preparado por el mismo autor de estas líneas, y se presentó al Gobierno panameño en junio de 1966, y a la s i e c a en el siguiente mes de julio. Por su parte, el estudio centro­ americano fue entregado al secretario general de la s i e c a en julio de 1967. Este último trabajo,16 al haberse confeccionado por tres centroamericanos relevantes, se puede suponer que representa de hecho la postura del Mer­ cado Común Centroamericano ante la solicitud panameña, y por ello creo que merece un detenido análisis como único precedente de reacción ante una solicitud de vinculación al m c c a . De hecho, los tres expertos centroamericanos citados se muestran de acuerdo en que Panamá debe llegar a la plena vinculación con el Mercado Común Centroamericano de forma gradual. “ Panamá y el m c c a —se dice en las conclusiones de su informe— se pondrían de acuerdo en un pro­ grama de trabajo mediante el cual el primer país ingresaría progresiva­ mente al proceso de integración. Existiría un calendario fijado de antemano que obligaría a ambas partes a adoptar ciertas medidas en determinadas ■fechas” . 17 Más adelante, en el mismo informe se dice textualmente: 16 Enrique d e l g a d o , Francisco de s o l a , Eduardo l i z a n o , L a 'participación de Panam á en el programa de integración económica centroam ericana , Guatemala, s i e c a , 1967 (efectivamente aparecido en julio de 1967). 17 La participación de P a n a m á ..., op. cit., p. 153. EL MCCA Y LA DECLARACION DE PRESIDENTES 151 “El programa de vinculación de Panamá y el m c c a debe necesariamente tener ciertas metas finales a las cuales se desea llegar. Éstas deberían ser: ”a) El libre comercio entre los territorios de todos los países participantes. ”b) Establecimiento de un arancel común para terceros países. Ésta sería una de las partes más importantes de las negociaciones en vista de que el arancel pana­ meño es más bajo que el del m c c a , por cuanto corresponde a un país tradicional­ mente dedicado más al comercio que a la manufactura. El m c c a tiene que plantearse la posibilidad —y la conveniencia— de reducir un tanto su arancel externo; esto no sólo para facilitar su vinculación con Panamá, sino también para capacitar paulati­ namente su agricultura y su industria a competir en mercados más amplios con países de mayor desarrollo relativo, por ejemplo con México. ”c) Participación plena de Panamá en todos los organismos del el Banco Centroamericano, la Cámara de Compensación, etcétera. m cca tales como ”d) Aceptación de los principales instrumentos de salvaguardia y promoción del desarrollo, entre ellos especialmente el régimen de industrias de integración, el sistema especial de promoción de actividades productivas, el protocolo de incentivos fiscales, etcétera. ”e) Colaboración de Panamá en las labores de planeamiento y programación al nivel regional. ”Sin embargo, todo esto no puede lograrse desde el inicio y en forma súbita. Es por ello que el programa de vinculación, una vez establecidos los objetivos a alcan­ zar, debería dividirlos en dos grupos: aquellos que se lograrán de inmediato y los otros que estarán sujetos al calendario aceptado por ambas partes. La etapa inicial de medidas inmediatas debería incluir: rfa) Un tratado multilateral de libre comercio e integración económica. Este tra­ tado contemplará la inclusión de todos los artículos de posible comercio intrazona! clasificados en listas, cada una de las cuales tendría fecha cierta para su entrada en vigor. ”b) Una armonización progresiva del arancel común, que guarde relación con los plazos de liberalización del comeicio establecidos en el Tratado a que se refiere el ordinal anterior. ”c) La incorporación de Panamá a los organismos superiores y ejecutivos del Programa de Integración Económica Centroamericana, tales como el Consejo Econó­ m ic o , Consejo Ejecutivo, s i e c a , etcétera. ”d} El ingreso de Panamá al Banco Centroamericano, Consejo Monetario Cen­ troamericano y Cámara de Compensación. ”e) La obtención para los productos centroamericanos de un tratamiento igual al de los panameños en la Zona del Canal. ”f) Incluir otros aspectos de menor significación pero de no poca práctica, tales c o m o : i ) la nomenclatura uniforme n a u c a ; t i ) vehículos « i) señales de carreteras, etcétera. importancia en tránsito; "Los plazos de vigencia del Tratado y de los convenios complementarios debe­ rán ser al menos iguales a los fijados en los correspondientes acuerdos centroamerica­ nos. El período de perfeccionamiento del libre comercio y equiparación arancelaria no deberá exceder a un quinquenio”. 18 18 La participación de Panam á. . op . cit., p. 155. 152 LA REPUBLICA DOMINICANA Y EL MCCA Así, pues, queda claro que en el caso ele Panamá el Mercado Común Centroamericano está bien dispuesto a aceptar la plena integración, de forma gradual, e incluso realizando reformas importantes en su marco ins­ titucional y sobre todo en el Arancel Común. En cierto modo, esto último es mucho más de lo que los panameños pudieron pensar inicialmente que el m c c a estuviera dispuesto a proponer. A la hora de extraer conclusiones sobre el eventual precedente de Panamá, no se puede olvidar, y en ello insistimos en el apartado 3, que Panamá está en América Central y que la República Dominicana está en las Antillas. La situación geográfica, el volumen de comercio, las rela­ ciones políticas y personales existentes, son, pues, muy diversos. No obs­ tante, el caso de Panamá es un precedente de gran interés cuando se trata de analizar el supuesto de la República Dominicana, pues nos expresa claramente la gran envergadura de las negociaciones de la integración de pleno derecho de un nuevo país al m c c a . 2.2 El caso de México La referencia que figura en la Declaración de Presidentes sobre el “ estrechamiento de las relaciones comerciales y de inversión entre los países vecinos de la región centroamericana” es una clara alusión a Mé­ xico. Como es sabido, México mantiene un alto grado de interés por todo lo que concierne a Centroamérica. Concretamente, es el único país que a través de su Banco Central tiene suscrito un acuerdo con la Cámara de Compensación Centroamericana. Por otra parte, México ha venido pres­ tando cierta asistencia técnica a países centroamericanos, y numerosas mi­ siones comerciales y de hombres de negocios mexicanos han recorrido el istmo recientemente en varias ocasiones. La frase entrecomillada recogida más arriba registra, por tanto, la aspiración mexicana a una relación mu­ cho mayor y debidamente institucionalizada con las economías centroame­ ricanas. Ello está en plena concordancia con el tema (suscitado en el ante­ rior punto 2 . 1 ) de la modificación del Arancel Centroamericano, no sólo con vistas a Panamá sino tam bién de cara a las relaciones con México. Este nuevo planteamiento de las relaciones económicas centroamericanas-mexicanas, tiene sus precedentes en las diversas gestiones realizadas por ambas partes. Buena muestra de ello puede encontrarse en las pala­ bras del doctor Castillo en su discurso — 12 de octubre de 1966— de toma de posesión de su cargo de secretario de la s i e c a : 4‘Vemos también con interés —dijo en aquella ocasión— las posibilidades de que, en su mo­ mento, se den nuevos impulsos a nuestro comercio en el marco de conce- EL MCCA Y LA DECLARACION DE PRESIDENTES 15 3 siones recíprocas, lo mismo que las oportunidades para explorar formas de complementación industrial, que siendo congruentes con los intereses de México, pudieran hacer viable el desarrollo de algunas ramas industriales centroamericanas. Y ciframos esperanzas de que la experiencia conjunta con México, pudiera hacer viable el desarrollo de algunas ramas indus­ triales cen troamericanas ’ \ 19 Se puede afirmar que las aspiraciones a un estrechamiento de las rela­ ciones económicas entre México y Centroamérica ya han empezado a con­ cretarse, al plantear México en la a l a l c la posibilidad de conceder a los países del istmo preferencias arancelarias sin reciprocidad. La resolución 168 ( c m - i / i i i - 2 ) ya prestó una cierta atención a esta propuesta, que fue debi­ damente dictaminada por el Comité Ejecutivo Permanente de la Asocia­ ción. 20 Con base en ese dictamen, en la Conferencia de Cancilleres de la a l a l c celebrada en Asunción a fines de agosto de 1967, se adoptó la resolución 196 ( c m - i i / v i - e ) sobre “ otorgamiento de preferencias aran­ celarias, sin reciprocidad, a los países centroamericanos y Panamá*’. En esa resolución se decidió: “ P r i m e r o . — Requerir al Comité Ejecutivo Permanente de la a l a l c que, pre­ vios los estudies complementarios que se necesiten, proponga al Consejo de Ministros, en su tercera reunión, la política de la Asociación sobre preferencias que los países de la a l a l c podrían otorgar a Centroamérica y Panamá, extensivas únicamente a los países de menor desarrollo económico relativo. " S e g u n d o . — Cuando lo estime del caso, el Consejo someterá esta materia a la Comisión Coordinadora a l a l c - m c c a '\ Es interesante hacer algunos comentarios a la resolución 196: 1. En el tema de las preferencias sin reciprocidad a Centroamérica y Panamá, la a l a l c está dispuesta a adoptar una política común. Ello significará probablemente una cierta demora en la materialización de los propósitos mexicanos, pero proporcionará un carácter más global a esas preferencias. En otras palabras, serán tal vez varios los miembros de la a l a l c que concedan preferencias a los países del istmo centroamericano, sobre la base de lo que se discuta y decida en la Comisión Coordinadora AL A L C -M C C A . 2. La República Dominicana ha quedado al margen del proyecto, por no pertenecer (o por no estar en vías de accesión como es el caso de Panamá frente al m c c a ) a ninguno de los dos sistemas regionales de inte19 Discurso del doctor Carlos M. Castillo al tomar posesión <M carao de secre­ tario general de la s i e c a , San Salvador, 12 de octubre de 1966, p. 20, texto mimeogra fiado de la s i e c a . 20 Documento C E p / d t. 50. 154 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL MCCA gración económica. Aunque las autoridades dominicanas, a través de su representación en las reuniones de la Comisión Coordinadora de a l a l c m c c a , tal vez podrían plantear la extensión de las concesiones sin recipro­ cidad a la República Dominicana en razón a su menor desarrollo relativo. Pero lo cierto es que de adoptar simplemente esta postura minimalista frente al tema de la integración (y en el dudoso supuesto de que fuera aceptada), los resultados serían probablemente muy poco apreciables. 3. Tanto perteneciendo al m c c a como a la a l a l c , la República Do­ minicana pasaría a disfrutar de las preferencias sin reciprocidad a que venimos refiriéndonos. En el primer caso por su simple calidad de Estado miembro del Mercado Común; en el segundo por su eventual calificación de país de menor desarrollo económico relativo. 2. 3 Centroamérica y los acuerdos subregionales Las últimas líneas del párrafo c del pasaje de la Declaración de Pre­ sidentes que se ha transcrito al comienzo de este apartado 2 , son igual­ mente significativas respecto a la posibilidad de que se establezcan acuer­ dos transitorios de carácter subregional y compatibles con los tratados de Montevideo y de Managua. Los “ acuerdos subregionales y acuerdos de complementación industrial entre Centroamérica y otros países latinoameri­ canos” a que en el citado pasaje se alude no pueden ser a estas alturas más que: a) Acuerdos entre Centroamérica y uno o más Estados miembros de la a l a l c . b) Acuerdos entre Centroamérica y la República Dominicana v/o Haití. La posibilidad a) adquiere actualmente una cierta viabilidad tras la puesta en marcha dentro de la a l a l c de una doctrina sobre acuerdos sub­ regionales conforme a los principios de la resolución 202 emanada de la Conferencia de Asunción de agosto de 1967. Como oportunamente vere­ mos con algún detalle en el siguiente capítulo (v m ), la Asociación ha aceptado in genere la posibilidad de concertar acuerdos subregionales de carácter transitorio dentro de la a l a l c ; e incluso ha aprobado ya las bases de un mercado subregional andino (resolución 203). Teniendo en cuenta la contigüidad geográfica —a través de Panamá— de ese futuro mercado sub­ regional y del m c c a , no es en manera alguna desechable la idea de que en algún momento pudieran establecerse acuerdos entre ambos sistemas. EL MCCA Y LA DECLARACION DE PRESIDENTES 15 5 Sin embargo, cualquier consideración que pudiéramos hacer ahora sobre el alcance de esos eventuales acuerdos resultaría absolutamente prematura. La posibilidad de acuerdos del tipo í?) —entre Centroamérica y la F.epública Dominicana y/o Haití— plantea una alternativa concreta que procuramos estudiar en el apartado 3 de este capítulo. Sin embargo, antes de entrar en el análisis de esa alternativa de la República Dominicana frente al Mercado Común Centroamericano, creo que debemos dedicar algún espacio al tema de la convergencia a l a l c - m c c a , que comenzó a ins­ titucionalizarse con la creación de una Comisión Coordinadora de ambos sistemas. 2.4 La convergencia a l a l c -m c c a . La Comisión Coordinadora En la Declaración de Presidentes americanos (Capítulo i, numeral 4 , inciso g) del Programa de Acción) se postuló la construcción de un Mer­ cado Común Latinoamericano mediante la convergencia de los dos siste­ mas actuales de integración. Para iniciar ese proceso de convergencia, en julio de 1967 se reunie­ ron en San José de Costa Rica representantes de la a l a l c y de la s i e c a . Tras las oportunas deliberaciones acordaron dar un primer paso, en la di­ rección señalada, constituyendo una Comisión Coordinadora de la Aso­ ciación Latinoamericana de Libre Comercio y el Mercado Común Cen­ troamericano. Esta Comisión fue oficialmente creada un mes después, me­ diante un acuerdo suscrito en la primera reunión conjunta celebrada por los cancilleres de la a l a l c y del m c c a , en Asunción, los días l 9 y 2 de setiembre de 1967. Previamente, los países de la a l a l c ya se habían puesto de acuerdo entre sí sobre el texto de la resolución 190 ( c m - i i / v i - e ) , donde quedó aprobado el proyecto de acuerdo con Centroamérica. Por su interés, reproducimos su texto completo como anexo n^ 7 a este informe. La creación de la Comisión Coordinadora a l a l c - m c c a , tiene una importancia trascendental, pues es el órgano paritario (véase su compo­ sición en el artículo 2 ^ del Acuerdo) que ha de recomendar1 a la Aso­ ciación y al m c c a “ las medidas que considere adecuadas para impulsar el proceso de convergencia entre ambos sistemas” (art. 7°). Asimismo, es la Comisión la que ha de propiciar reuniones para “ entrar en la nego­ ciación de un tratado general o los protocolos necesarios para crear un Mercado Común Latinoamericano ’ ’ (art. 8 9). Por tanto, la Comisión Coordinadora ha quedado encargada de tra­ zar el camino de la convergencia y de crear las condiciones para hacer viable el Mercado Común Latinoamericano. Así, pues, y como se subrayó 156 LA r e p ú b l i c a d o m i n i c a n a y e l m c c a al comenzar este capítulo, en el caso de un país externo a los dos sistemas actuales de integración, quizá ya no resulte realista pensar en la a l a l c o en el m c c a por separado, sin tener en cuenta la interrelacion que ha em­ pezado a hacer convergentes a amhas entidades. Por otra parte, ese interesante subrayar que el Acuerdo de coordi­ nación entre la a l a l c y el m c c a no olvida a los 4‘países externos” . En su artículo 2? se establece textualmente que “ a las reuniones de la Comi­ sión Coordinadora se invitará a los representantes de los países latino­ americanos miembros de la o e a que no formen parte de la a l a l c o del m c c a ” . Este precepto afecta muy positivamente a la República Domini­ cana, ya que, de no modificarse su actual status , le permitiría seguir de cerca el proceso de convergencia que se inicia, e incluso le daría la posi­ bilidad (art. 59) de participar activamente en el mismo. Podría pensarse, a la vista del alentador Acuerdo a l a l o m c c a que para los países latinoamericanos de la o e a que no sean miembros de nin­ guno de los dos sistemas de integración, lo mejor sería conformarse sim­ plemente con asistir a las reuniones de la Comisión Coordinadora y entrar así en el proceso de integración no por la vía de la a l a l c o del m c c a pro­ piamente, sino siguiendo el “ camino nuevo de la convergencia” . Sin em­ bargo, creo que esta postura minimalista frente a la integración presenta algunas desventajas: 1. Lógicamente, en la Comisión Coordinadora, aunque los países ex­ ternos tengan voz v voto en cierta medida, serán las representaciones de la a l a l c v del m c c a las que verdaderamente tracen la política de ajuste de sus mecanismos, hasta ahora totalmente autónomos. 2. Defacto , la invitación a los países externos para que participen en los trabajos de la Comisión Coordinadora constituye un toque de aten­ ción muv cortés a fin de que en breve plazo se incorporen como miembros a uno de los sistemas actuales de integración. Aunque no puede recha­ zarse la idea de que la Comisión pudiera diseñar una especie de estatuto para los “ países externos” , esto por ahora sólo es una posibilidad remota. Hay que suponer que en un principio la Comisión se concentrará en los temas concretos de la convergencia, tales como el ya señalado de las pre­ ferencias sin reciprocidad, el Arancel Externo Común, la compensación de pagos, etcétera. Por todo ello, en el análisis que se realiza en las páginas siguientes de las alternativas de la República Dominicana frente al Mercado Común Centroamericano, sin olvidar que ya está en marcha el proceso de con­ vergencia, se hace abstracción de él como elemento base para una inte- ALTERNATIVAS FORMALES 15 7 gración minimalista centrada en la simple participación en los trabajos de la Comisión Coordinadora. 3. LAS A LTE RN A TIV AS FORM ALES DE LA REPÚ BLICA DO M IN ICAN A FRENTE AL M C C A Conviene aclarar desde un principio que adoptamos la hipótesis básica de que el único medio hoy previsible para estrechar las relaciones eco­ nómicas entre el Mercado Común Centroamericano y la República Do­ minicana sería el establecimiento entre las dos partes de un acuerdo pre­ ferencial. Conviene hacer aquí una observación terminológica. En la a l a l c ya se ha empezado a crear una doctrina de los acuerdos subregionales me­ diante las resoluciones 202 y 203 adoptadas en Asunción. Sin embargo, no es éste el tipo de acuerdo que parece más conveniente para regular unas relaciones provechosas entre la República Dominicana y el m c c a a me­ diano plazo, pues su instrumentación sería compleja y se interferiría gran­ demente con la plena incorporación de la República Dominicana a la a l a l c . El método más apropiado sería el de un acuerdo preferencial de doble vía, es decir, más amplio que el sistema de preferencias sin recipro­ cidad que ya se apunta desde la Asociación Latinoamericana de Libre Co­ mercio al Mercado Común Centroamericano en las resoluciones de la a l a l c 168 y 196 que se han estudiado en el punto 2 .2 de este c'apítulo. Se podrá preguntar por qué desde un principio concedo la preemi­ nencia a un simple “ acuerdo preferencial’ ’ en vez de preconizar la par­ ticipación en plenitud de derechos de la República Dominicana en el m c c a . La contestación, por lo que yo puedo apreciar, no es difícil. El ingreso de la República Dominicana como Estado miembro al m c c a no parece viable a corto plazo por razones de índole constitucional; en el Tratado de Managua, y concretamente en su artículo xxxin se dice tex­ tualmente: “ El presente Tratado, queda abierto a la adhesión de cual­ quier Estado centroamericano que no lo hubiere suscrito originalmente” . Así, pues, en principio, la adhesión pura y simple al m c c a sólo es factible para los Estados centroamericanos. Por otra parte, en diversas constitu­ ciones centroamericanas existen cláusulas en donde se acepta la transmi­ sión de facultades nacionales a órganos formados por los países centro­ americanos, pero no a los constituidos con países de fuera del área. En suma, para. que la República Dominicana pudiera ser admitida como país miembro en el Mercado Común Centroamericano habría que modificar el Tratado de Managua y asimismo algunos textos constitucionales de paí­ ses de Centrosmérica, Ya sé que éste es un razonamiento estrictamente 15 8 LA REPUBLICA DOMINICANA Y EL MCCA fo rm a lis ta , p e ro e l fo rm a lis m o ju ríd ic o c e n tro a m e ric a n o n o d e b e se r in fr a ­ v a lo ra d o e n m a n e ra a lg u n a . Pero lo más importante es que. económicamente, a la República Do­ minicana no le interesa integrarse plenamente en el Mercado Común Cen­ troamericano. Como podremos apreciar en el siguiente apartado, la base actual de relaciones económicas República Dominicana-Centroamérica, es demasiado exigua, casi inexistente, y no ofrece en una visión más diná­ mica unas posibilidades mínimamente alentadoras a mediano plazo. Por todo ello, pensamos que un acuerdo preferencial limitado y tran­ sitorio entre el Mercado Común Centroamericano y la República Domi­ nicana es la fórmula más positiva (por no decir la única) para estrechar las relaciones comerciales y de inversión entre ambas áreas. Esas relacio­ nes son muy inferiores a la que ya existe, entre la República Dominicana y los países de la a l a l c e, incluso p a s a n d o del análisis estático al diná­ mico. la extrapolación frente a la a l a l c se presenta más favorable no sólo en el terreno comercial sino también en los demás campos de la actividad económica. P asem o s, a h o ra , a n te s d e e n tr a r en e l d e ta lle d e la fó r m u la d e “ a c u e r­ d o p re fe r e n c ia l M C C A -R epública Dominicana” frente al b a sta a h o ra la s a c titu d e s d o m in ic a n a s a a n a liz a r c u á le s h a n sido m cca. 4. LA APRO XIM ACIÓN DE LA REPÚ BLICA DO M IN ICAN A A L M C C A V IST A POR LOS D O M IN ICAN O S. EXPOSICIÓN Y A N Á LISIS C RÍTICO Cuando en la República Dominicana se pregunta que, en caso de integrarse el país, en cuál de los dos bloques latinoamericanos debería ha­ cerlo, la generalidad manifiesta su preferencia por la a l a l c . Los más in­ formados, fundamentan su contestación en los datos de comercio exterior, que muestran una mayor intensidad de intercambios entre la República Dominicana y la a l a l c , v especialmente con Venezuela. Los menos cono­ cedores del problema —y entre ellos están incluidos un buen número de industriales y comerciantes— se fijan en la separación geográfica entre Centroamérica y su país, y sobre todo toman en consideración la mayor envergadura económica de la a l a l c . Como ya subrayábamos en el capítulo vi, el Gobierno dominicano se ha expresado oficialmente acerca de sus posibles relaciones económicas futuras con respecto a Puerto Rico, pero hasta ahora no se ha pronun­ ciado respecto de la disyuntiva a l a l c - m c c a . Sin embargo, por las escasas manifestaciones oficiosas disponibles, se puede afirmar que se han tomado LA APROXIMACIÓN VISTA POR LOS DOMINICANOS 15 9 más iniciativas en pro de los contactos con el Mercado Común Centro­ americano que en relación con la a la lc . Según manifestaciones de un alto funcionario dominicano —confir­ madas, después, en el curso de una entrevista en el Ministerio de Rela­ ciones Exteriores—■, la República Dominicana ha realizado algunas ges­ tiones para la apertura de conversaciones con el m c c a . Según la misma fuente, esta iniciativa fue apoyada por Costa Rica y Guatemala. El can­ ciller de este último país incluso llegó a tener previsto viajar a Santo Do­ mingo, para mayo de 1967, a fin de tratar del asunto con detenimiento. La visita fue aplazada sitie diey a última hora, por razones que no hacen al caso. También hay que registrar aquí algunas conversaciones habidas entre funcionarios dominicanos y el doctor Carlos Manuel Castillo, secretario general de la s i e c a , que asimismo tuvo en proyecto visitar a Santo Domingo en 1967, sin que este proyecto llegara a realizarse. Por otra parte, es interesante subrayar las palabras del embajador dominicano en Washington, señor Héctor García Godoy, quien en una conferencia de prensa celebrada en mayo de 1967 “ indicó que se estudia a cuál bloque, centroamericano, del área del Caribe, o latinoamericano en general, se integrará el país. El embajador expresó que al mismo tiempo es objeto de estudio si la República Dominicana debe reintegrarse fsic) en un bloque primero y en el otro después. El doctor García Godoy con­ sideró que es más práctico para el país integrarse al Mercado Común Cen­ troamericano primero que a la organización económica latinoamericana ’ \ 21 Creo que también será interesante recoger aquí la postura del profe­ sor Julio C. Estrella en favor de la tesis que antepone el acercamiento al m c c a respecto de la vinculación a la a l a l c . En su ponencia en el ya citado Seminario de la Universidad Católica Madre y Maestra, 22 el se­ ñor Estrella fundamentó su tesis con las siguientes palabras: “La mayoría de los componentes de la a l a l c tienen un grado de desarrollo mucho más avanzado que el de la República Dominicana, especialmente en el campo industrial, y la unión de nuestro país a dicho sistema no creo que brinde mucho mar­ gen al fomento de nuestra producción industrial, aun con la excepción del Tratado de Montevideo referente a los países de menor desarrollo relativo. . . "'Si partimos del principio de que gran parte de las ventajas que nos puede brindar la integración económica sería a través de un aumento del comercio intrarregional, y se establece que para la República Dominicana esa posibilidad hay que de­ tectarla en el sector de la exportación de manufacturas o semimanufacturas, entonces es razonable pensar que podamos hacer arreglos de mutua conveniencia con el grupo centroamericano. - i Transcripción del diario El Caribe, Santo Domingo, 25 de mayo de 1967. 22 e s t r e l l a , Julio C., L a República D om inicana hacia la integración con L ati­ noamérica a través del M ercado Com ún Centroam ericano, op cit., pp. 9 y ss. 160 LA REPUBLICA DOMINICANA Y EL MCCA ’'Esta conveniencia se deriva de las siguientes circunstancias: ”a) Los países centroamericanos tienen características muy similares a las de la República Dominicana, y sus etapas de desarrollo se encuentran también en niveles muy parecidos. Existe también una cercanía física que facilitaría el acercamiento; ”b) El Mercado Común Centroamericano dispone de un organismo especiali­ zado para promover el desarrollo industrial, y cuenta, además, con una institución financiera especializada para promover proyectos de integración, con un sistema espe­ cial de incentivos fiscales en este sentido; ”c) El Mercado Común Centroamericano cuenta también con un mecanismo de compensación para facilitar los pagos del comercio intrarregional. Eventualmente, el régimen de los pagos intrarregionales se facilitará aún más cuando se concrete la inte­ gración monetaria, ahora en proceso muy avanzado; y ”a ) Finalmente, hay razones prácticas inmediatas que deben ser bien pondera­ das. La República Dominicana cuenta en la actualidad con un equipo industrial que funciona por debajo de su capacidad, y, en ocasiones, es comercialmente deficitario, por falta precisamente de más altos volúmenes de consumo. La asociación de nuestro país a zonas que no están todavía en una etapa de desarrollo industrial muy avan­ zada, brinda oportunidad para negociar la repartición de los mercados de consumo, a través del mecanismo de la integración, todo con el fin de hacer uso más intensivo del equipo industrial y aun hacer nuevas instalaciones de plantas.” La postura del licenciado Bernardo Vega, el dominicano que más a fondo ha estudiado la implicación de una política de integración de su propio país, es menos favorable al acercamiento al m c c a . Si bien acepta básicamente las mismas ventajas del Mercado Común Centroamericano que expone J. C. Estrella —además de subrayar la estabilidad monetaria del área, v la posibilidad de la ampliación de sus relaciones con México, Ve­ nezuela, y Colombia— , Vega se fija también en lo que él considera posibles desventajas del acercamiento de la República Dominicana al m c c a ; s u s tesis a este respecto podrían resumirse como sigue: 1. El Arancel Común tiene una incidencia ad valorem inferior a la del dominicano; por tanto7 con su adopción los ingresos fiscales de la Re­ pública Dominicana se verían gravemente afectados, ya que (como hemos comprobado en el capítulo n ) casi en un 50 % dependen de los derechos de importación. 2. Tendría que aceptarse asimismo la política industrial centroame­ ricana y eventualmente el régimen que allí se establezca para las inversio­ nes extranjeras, materias todas ellas en cuya elaboración la República Do­ minicana no ha intervenido. Y otro tanto sucedería respecto de la unión monetaria ya próxima a crearse. 3. La libre circulación de mercancías ya casi totalmente conseguida en el m c c a , al extenderse a la República Dominicana, produciría un fuerte impacto de competencia sobre el sistema productivo dominicano. Esta com­ petencia tan sólo se vería amortiguada por los costos de transporte, consi- LA APROXIMACIÓN VISTA POR LOS DOMINICANOS 161 derablemcnte altos tanto por la incidencia del paso del canal de Panamá como por la escasez de las líneas marítimas. Este factor, a su vez, dificul­ taría la entrada de productos dominicanos en Centroamérica. Si a continuación someto a crítica los argumentos expuestos por Vega no es por la forma en que afectan al supuesto de una integración plena oe la República Dominicana en el m c c a , eventualidad que en este in­ forme hemos descartado ya, tanto por lo argumentos de índole constitu­ cional expuestos más arriba, como por otros de carácter económico a que me refiero en el siguiente apartado. Creo que es interesante someter a crítica los argumentos de Vega por la sencilla razón de que, en definitiva, también pueden afectar a cualquier proyecto de acercamiento económico de la República Dominicana frente al m c c a , en forma de acuerdo pre­ ferencial. Ad. I. En primer lugar, creo que en un acuerdo preferencial y con mayor razón en un supuesto de integración plena, las rebajas arancelarias se producirían a lo largo de un cierto período de años. O si se quiere, puesto de otra forma, las listas de productos con derechos preferenciales serían progresivamente ampliadas. (El caso de Panamá, examinado más arriba, sería el precedente claro de todo ello.) De este modo, se daría tiempo a que la reforma del sistema tributario se llevara a cabo, a fin de reducir la fuerte dependencia actual del presupuesto respecto de los im­ puestos aduaneros, situación política que ya hemos preconizado en el capítulo ni de este informe como verdaderamente deseable. Ad. 2 . La no conveniencia de aceptar la política industrial del Mer­ cado Común Centroamericano, por el hecho de no haber participado en su elaboración es, en mi opinión, una proposición con poco fundamento. El problema estriba en saber si esa política es buena o mala y más aún, si es adecuada o no al caso de la República Dominicana. Ya hemos visto (en el apartado 1 .4 de este capítulo) que la referida política industrial resulta prácticamente inaplicable, que de hecho sólo se ha aplicado en casos muy contados, y que, en consecuencia, será preciso reformarla en un futuro no lejano. Así, pues, en caso de plena integración con el Mercado Común Centroamericano, la República Dominicana se encontraría en la situación de estar sometida a una política industrial que prácticamente no se aplica, y cuando se pasara a reformarla, tal vez podría la República Dominicana participar en su revisión si para entonces fuese Estado miembro del m c c a . Pero, centrándonos en nuestro supuesto de acuerdo preferencial, el hecho es que circunscrito éste a unos márgenes aduaneros preferenciales en la forma que se postula en el apaitado 6 de este capítulo, la República D o 162 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL MCCA minicana no se vería afectada en absoluto por la política industrial del Mercado Común Centroamericano. El problema de la unión monetaria suscita aún menos preocupación. Los países centroamericanos han dado muestras de una estabilidad mone­ taria asombrosa, y su Cámara de Compensación ha funcionado sin proble­ mas. Por ello, en el supuesto de plena integración, la adhesión a la Cámara Centroamericana sería el único paso obligado a corto plazo. Por añadidura, la República Dominicana aún se encontraría en condiciones de participar en la elaboración de la unión monetaria, que todavía tardará algunos años en formarse. En el caso de un simple acuerdo preferencial —que, repetimos, es nuestro planteamiento— la situación sería todavía más clara; bastaría con la simple adhesión del Banco Central de la República Dominicana a la Cámara de Compensación Centroamericana. Ad. 3. El argumento sobre la intensificación de la competencia para el sistema productivo dominicano es igualmente criticable. Precisamente lo que necesita la producción dominicana es una mayor competencia en su propio mercado interior, que fuerce realmente un aumento sustancial de su eficiencia. Si esa competencia se va introduciendo progresivamente, entre otros resortes, a través de un acuerdo subregional preferencial, la efi­ ciencia podría alcanzarse también en forma paulatina, sin graves conse­ cuencias para las industrias dominicanas ya establecidas. En este sentido, la experiencia del propio Mercado Común Centroamericano ha sido suma­ mente ilustrativa (recuérdese a este respecto lo expuesto en el aparta­ do 1.4. e de este capítulo). Finalmente, por lo que se refiere a la situación de las comunicaciones marítimas, la situación no es tan grave. En el capítulo n, apartado 2 , he­ mos visto que actualmente están en explotación varias líneas regulares en­ tre Santo Domingo y América Central y México. Y sobre todo en Cristóbal (Zona del Canal de Panamá) siempre existe, por el continuo tráfico, la posibilidad de fletes tramp hacia la costa Este de los EE. UU. o hacia Eu­ ropa, que podrían ser contratados para envíos desde Centroamérica a Santo Domingo. Y en dirección contraria sucede lo mismo, aunque cierto que con menores facilidades en el momento presente. En suma, creo que si los argumentos de Vega contra una adhesión plena al Mercado Común Centroamericano son en buena medida rebati­ bles, aún lo son más cuando en vez de referirnos a una integración total nos centramos en un supuesto de acuerdo preferencial República Dominicana-Mercado Común Centroamericano, compatible con el ingreso de la República Dominicana en la a l a l c . Tras el examen de los puntos de vista dominicanos respecto del even- INTERCAMBIO COMERCIAL ACTUAL 163 tual acercamiento de su país al Mercado Común Centroamericano, a con­ tinuación se analizan las actuales relaciones económicas Mercado Común República Dominicana, para esbozar, inmediatamente después, de manera explícita, las posibles bases del acuerdo preferencia!. 5. PANORAM A A C T U A L DEL IN TERC A M BIO CO M ERCIAL DE LA R E P Ü B U C A D O M IN ICAN A C O N EL M C C A En el cuadro vii-4 se registran las cifras de importación y exporta­ ción de los países del Mercado Común Centroamericano y a ellos, en los años 1963, 1964 y 1965. Como puede apreciarse, el intercambio es extre­ madamente reducido y fluctúa de manera considerable. En ninguno de los años llega al 1 % del total del comercio exterior de la República Domi­ nicana tomando en cuenta el intercambio con Panamá como posible Estado miembro o asociado del Mercado Común Centroamerican en un plazo más o menos largo. C uadro vii-4 Comercio entre la República Dominicana y los países del Mercado Común Centroamericano (E n $ rd ) 19 6 3 19 6 4 19 6 5 PAISES Exp. .... 3.773 El Salvador . . . . 90 Guatemala Imp . Exp. Imp. Exp. Imp. 7.505 5.861 45.464 11.313 9.394 12.602 2.115 15.556 ......... 6.316 33.475 679.755 299 1.652 300 183.463 Nicaragua . . . . . 95 350 779 157 Costa R ic a ......... 137.058 1.876 9.106 355 8.676 66.936 97 Honduras M CCA . . . . 148.436 17.194 238.158 Panamá ............. 542.266 481.905 90.687 63.213 768.856 759.243 125.653 18.704 745.309 Panamá 690.702 499.099 328.845 832.069 884.896 764.013 Total m cca -f F uen te : Comercio Exterior de la República Dominicana, 1965. 164 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL MCCA La situación que reflejan las cifras, no es de extrañar en absoluto. Las principales causas que cabe señalar son el paralelismo en las produc­ ciones agrarias tradicionales de Centroamérica y la República Dominicana, la escasa industrialización dominicana; y del lado de las importaciones dominicanas, el todavía insuficiente desarrollo de la industria centroame­ ricana, difícilmente competitiva en el mercado internacional, que es de donde se abastece la República Dominicana. Los principales artículos que la República Dominicana importó de Centroamérica durante 1964 y 1965 fueron los siguientes: — De G uatem ala: 3 automóviles, productos minerales, químicos v farma­ céuticos, tablas y vigas de madera y muebles de madera. — De El Salvador : 1 automóvil, hilaza y manufacturas de algodón, v cuer­ pos minerales químicos y farmacéuticos. - - De H onduras : Maquinarias y aparatos en cantidades mínimas (139 y 779 $ r d , respectivamente). - - D e N icaragua: Artículos de asta o de plástico, y alhajas plateadas v doradas. — De Costa R ica: Instrumentos quirúrgicos, y tablas de madera. ■ —■De Panam á: La importación está mucho más diversificada, y en su ma­ yoría son productos no panameños por su origen. Ello nos lleva a la con­ clusión de que la casi totalidad de las importaciones dominicanas de Pa­ namá proceden de la Zona Libre de Colón, aunque esto no conste en las estadísticas. Se trata, pues, de artículos reexportados desde Panamá —desde su Zona Libre de Colón— y que, por tanto, son mercaderías de las más diversas procedencias (Japón, Hong-Kong, etcétera). Aunque en mucho menor medida, lo mismo puede decirse de las importaciones de Centro­ américa. Ni Costa R.ica produce instrumentos quirúrgicos ni Guatemala automóviles. Se trata, pues, de reexportaciones seguramente de carácter ocasional, y que, por tanto, no dan pie para afirmar que por lo menos existe ya un mínimo de comercio de importación de Centroamérica que podría incrementarse en el futuro. Esto será muy difícil, a menos que se cree un marco institucional nuevo (como el acuerdo preferencial que aquí se propone) que aliente la promoción de exportaciones desde Cen­ troamérica. Lo mismo, incluso más acusadamente —o tal vez porque en las esta­ dísticas se refleja de una manera más clara— sucede en el caso de las ex­ portaciones de la República Dominicana a Centroamérica. Éstas se hallan integradas por reexportaciones como cabalmente puede apreciarse a la vista del cuadro vn-5. El coeficiente de las exportaciones sobre la total expor- INTERCAMBIO COMERCIAL ACTUAL 165 tación dominicana a Centroamérica en los años 1 9 6 4 y 19 6 5 ascendió al 9 9 ,9 % y al 7 5 ,4 %, respectivamente. Incluyendo las cifras correspondientes a Panamá, esos coeficientes suponen el 9 2 ,6 % y el 7 2 ,3 %, respectiva­ mente, es decir, no se alteran de forma sensible. En suma, se puede afirmar que el comercio entre la República Domi­ nicana y Centroamérica es muy poco significativo, cuantitativamente ha­ blando. Cualitativamente, por estar compuesto en su mayor parte por re­ exportaciones en las dos direcciones, las menguadas cifras de comercio no pueden ser tomadas como base para colegir que de forma espontánea pueda producirse en el futuro una cierta expansión del intercambio. C u a d ro vii -5 Detalle de las exportaciones dominicanas a Centroamérica ( En $ r d ) PAÍSES Y ÁREAS 19 64 196 5 4 5 .4 6 4 12 .6 0 2 1 1 .9 4 3 659 6 7 9 .7 7 5 11 6 .3 8 3 — 5 6 3 .3 9 2 350 Cueros y pieles preparados ................................. Pulpa de guineos (puré) ..................................... Reexportaciones .................................................... Discos fonográficos ................................................ Libros y folletos .................................................... Reexportaciones .............................. ..................... Reexportaciones .................................................... T otal m c c a ..................................................................... % Reexportaciones ....................................... Pulpa de guineos.................................................... Substancias alimenticias n. e. p............................ Sal ............................................................................ % Reexportaciones ....................................... Total m c c a + Panamá .......................................................... % Reexportaciones .................................................... 4 5 .4 6 4 18 3 .4 6 3 — 170 18 3 .2 9 3 95 35 — 60 9 .1 0 6 9 .1 0 6 2 0 8 .1 5 8 99,9 % 9 0 .6 8 7 — 3 .8 1 2 — 2 0 .9 6 8 6 5 .9 0 7 72,6 % 8 2 8 .8 4 5 92,6 % Fuente: Comercio Exterior de la República D om inicana, 1965- — 350 — 6 6 .9 3 6 9 .1 0 6 7 5 9 .2 4 3 75,4% 12 5 .6 5 3 4 8 .4 6 1 2 .9 1 6 2 .3 0 0 6 .3 8 6 6 5 .5 9 1 52,2 % 8 8 4 .8 9 6 72,3 % 166 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL MCCA Lo menguado y el particular carácter del intercambio entre la Repú­ blica Dominicana y Centroamérica, y la limitación en las líneas de oferta industrial por ambas partes, no dan pie para aceptar la integración de la República Dominicana como una opción plausible. En mi opinión,cuando no existe ya una cierta base de intercambio, real (y no simplemente de reexportación) es preferible adherirse a un área de integración: — más amplia y que ofrezca un mayor mercado; — de producciones agropecuarias no tan similares; — con más oportunidades de importación de productos no fabricados en la República Dominicana y que por tanto permitan una desviación sus­ tancial de importaciones, que permitan una salida más fácil —a través de negociación de concesiones especiales no extensivas— para ciertos produc­ tos dominicanos de exportación tradicional; — con menor automatismo en la supresión de las barreras arancelarias, lo cual haría posible una selección en las reducciones de gravámenes. Estas cuatro condiciones se cumplen en la a l a l c y no en el Mercado Común Centroamericano. Por ello, para expandir el comercio entre la Re­ pública Dominicana y el Mercado Común Centroamericano —y no cabe duda que a la República Dominicana le conviene aumentar su comercio exterior (como elemento dinámico de su economía)— , creo que habría que buscar una fórmula distinta de la integración plena. La fórmula que aquí se propone es un acuerdo preferencial, al cual dedicamos el restante espacio del presente capítulo. 6 . EL POSIBLE ACUERD O PREFEREN CIAL MERCADO C O M Ú N CEN TRO AM ERICAN O -REPÚBLICA D O M IN ICAN A En mi opinión, la República Dominicana por su situación geográfica en la encrucijada del Mercado Común Centroamericano, la a l a l c y el Caribe, tendría que hacer en los próximos años un esfuerzo inteligente de política comercial y de integración. Por su posición geográfica, esa polí­ tica no puede ser en una sola dirección; ello equivaldría a olvidar o des­ aprovechar las posibles ventajas de una acción múltiple y coherente. En el capítulo v hemos examinado las posibilidades de estrechar las relaciones con Haití, con acuerdos binacionales, y eventualmente, en un futuro a más largo plazo, en el contexto de la inserción de los dos países en la a l a l o . En el capítulo vi hemos explorado las posibilidades de un estrechamiento de las relaciones económicas con el área del Caribe, y se­ POSIBLE ACUERDO PREFERENCIAL 167 ñaladamente con Puerto Rico. En este capítulo proponemos un acerca­ miento de la República Dominicana al Mercado Común Centroamericano, a través de un acuerdo preferencial transitorio y limitado, en el contexto de la convergencia iniciada entre el Mercado Común Centroamericano V la a l a l c y siendo ya la República Dominicana un Estado miembro de esta última Asociación. Tal como yo lo veo, el Acuerdo preferencial podría configurarse por medio de dos listas positivas: la de concesiones de la República Domi­ nicana a Centroamérica, y la de Centroamérica a la República Domini­ cana. El Mercado Común Centroamericano podría ver con interés una propuesta de este tipo, no sólo porque está dentro de la letra y el espíritu de la Declaración de Presidentes, sino también por el hecho de que para Centroamérica sería un primer experimento — sin grandes riesgos— de política comercial común con concesiones, esto es, diferente de las ven­ tajas obtenibles a través del mecanismo de preferencias sin reciprocidad estudiado en el apartado 2 .4 de este capítulo. Veamos ahora cómo podría estructurarse el Acuerdo Preferencial: 1 . En las listas, cada una de las partes podría incluir inicialmente la totalidad de los artículos industriales y agropecuarios que produce ac­ tualmente. La lista dominicana podría confeccionarse según las listas de productos que aparecen en los cuadros de los anexos 1 y 2 de este informe, donde figuran los detalles de las producciones agropecuarias e industriales del país. 2 . Una vez cotejadas ambas listas, los productos podrían clasificarse en dos categorías: A. Productos que solamente se obtienen en una de las dos partes. b. Productos que se producen en ambas partes. 3. Para los productos de la categoría a , la preferencia podría llegar a la total supresión de derechos, pues no tendría ningún sentido defender una producción nacional inexistente. El que ulteriormente se iniciara una de estas fabricaciones en cualquiera de las partes no debería permitir la revisión de las concesiones. Éstas deberían tener ya una incidencia en la dimensión y dirección de las inversiones planeadas y en su eficiencia. 4 . Para los productos de la categoría de decisiones: b , podrían tomarse dos tipos B - l : Para aquellos artículos en que la producción nacional abaste­ ciese todo el mercado nacional o comunitario, podrían establecerse prefe­ rencias arancelarias para una cantidad o cuota determinada, de, por ejem- 168 LA REPÚBLICA DOMINICANA Y EL MCCA pío, el 20 % del consumo nacional. A la vista de lo que sucediera, podría irse ampliando gradualmente este tipo de cuotas. b - 2 : Para aquellos artículos en que la producción nacional no abas­ tece todas las necesidades nacionales, la preferencia debería fijarse sin limitaciones de cantidad. 5. Tanto para el caso b - 1 como para el b - 2 debería preverse un sis­ tema de preferencias crecientes para llegar (por ejemplo, a los cinco años de firmarse el acuerdo) a una rebaja del 75 % (15 % cada año) sobre los derechos de partida. Un acuerdo de menor alcance que el indicado carecería de sentido. Sobre una base como la actual de tan menguado intercambio, si no se crean verdaderos incentivos en amplitud de las listas (todo lo que se pro­ duce en Centroamérica y en la República Dominicana), y en intensidad (un 75 % de reducción en los aranceles de cada parte en cinco años), el comercio no se activaría. Un “ acuerdo limitado” sería de hecho inoperante. 6. Anualmente, ambas partes podrían reunirse para vigilar el fun­ cionamiento del acuerdo y su eficacia. Con ocasión de estas reuniones anuales, podrían incluirse como productos a , b - 1 o b - 2 , según los casos, las nuevas producciones de cada parte no incluidas en las listas iniciales. Asimismo, en el acuerdo debería haber una cláusula dirigida a dificultar la retirada por cualquiera de las partes, de sus concesiones anteriores. 7. Podrá objetarse que siendo la República Dominicana de un lado, y Nicaragua del otro, partes contratantes del g a t t , un acuerdo preferencial del tipo que aquí se propone resultaría imposible, ya que el artículo i del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio impide que una Parte Contratante haga concesiones a un país sin extendérselas a todas las demás Partes Contratantes del g a t t , a menos que se trate de una unión aduanera o una zona de libre comercio (artículo xxiv del g a t t ) , lo cual no es realmente el caso en este momento. Una objeción de este tipo podrá resultar muy reflexiva y ponderada, pero no pasa de ser académica. Pasamos a explicar la anterior aseveración. En primer lugar, cualquier acuerdo p referen cia l puede ser aceptado por las Partes Contratantes del g a t t mediante una excepción ( w aiver ) al artículo i del Acuerdo General. Y es evidente que esa aceptación será más fácil teniendo en cuenta: a) Que el Acuerdo se celebra entre países que, salvo Nicaragua y la República Dominicana, no son Partes Contratantes del g a t t . b) Que todos los signatarios del acuerdo serían países en desarrollo. POSIBLE ACUERDO PREFERENCIAL 169 A este respecto conviene recordar que la Parte iv del Acuerdo Gene­ ral, aprobada en 1964, permite medidas excepcionales para expandir el comercio entre países en desarrollo. Adicionalmente, con ocasión de la Rueda Kennedy, las Partes Contratantes del g a t t , adoptaron una resolu­ ción por la que autorizaban las negociaciones entre países en desarrollo, sin necesidad de que las preferencias concedidas se extiendan a los des­ arrollados, ni a los subdesarrollados que no participen en tales nego­ ciaciones. c) El Acuerdo Preferencial se presentaría al g a t t —tal vez después de ratificado por todos sus signatarios— como una pieza más en el largo camino por recorrer para la creación del Mercado Común Latinoameri­ cano previsto en la Declaración de Punta del Este, y más concretamente como un primer eslabón entre el Mercado Común Centroamericano y la a l a l c , al ser ya la República Dominicana un miembro de la a l a l c . Con los razonamientos expuestos, y creando previamente una atmós­ fera propicia para el Acuerdo Preferencial, no creo que se opusiera en el g a t t una resistencia muy fuerte al mismo y en último extremo, el asunto podría quedar sub Índice sin ninguna decisión adversa, indefinidamente, al igual que ha sucedido con la propia a l a l c , o con los reglamentos agrí­ colas de la c e e , a pesar de lo cual ambas manifestaciones se desarrollen activamente. 8. En cuanto al posible “ calendario” , en mi opinión, la República Dominicana debería plantear previamente su incorporación a la a l a l c , y sólo después de haber sido aceptada ésta, debería pedir autorización a las Partes Contratantes del Tratado de Montevideo para llegar a un acuerdo con el Mercado Común Centroamericano en los términos indicados. Es de suponer que la a l a l c remitiría tal solicitud para estudio a la Comisión Coordinadora a l a l c - m c c a . 9. La autorización de un acuerdo preferencial como el que aquí se propone no pienso que creará serios problemas a la a l a l c . Si se tiene en cuenta que ya está previsto el otorgamiento de ventajas sin reciprocidad por algunos de sus países miembros a Centroamérica y Panamá, no se ve qué razones podría haber para que se impidiera a uno de los países miem­ bros de la a l a l c de menor desarrollo relativo —la República Dominicana— que acordara unas concesiones especiales recíprocas con el Mercado Co­ mún Centroamericano. La única condición que tal vez se impondría a ese acuerdo preferencial podría consistir en que la República Dominicana 170 LA REPUBLICA DOMINICANA Y ÉL MCCA hiciese extensiva su lista de concesiones a Centroamérica a los países de menor desarrollo relativo de la a l a l c (Ecuador, Bolivia, y Paraguay). Pero esto, por el momento, apenas tendría efectos reales en la importación do­ minicana, y, por lo tanto, una condición de este tipo podría ser aceptada sin mayor discusión. CAPÍTULO VIII LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC 1. IN TRO D U CCIÓ N No es un hecho casual que dentro del análisis de las diversas alter­ nativas de la Ríepública Dominicana frente a la integración económica, hayamos dejado la opción alalc para su estudio en último lugar. La razón de ello reside en la evidencia de la enorme complejidad de la alalc , acen­ tuada hoy por su posible transformación de zona de libre comercio en mercado común. La afirmación de que la Asociación Latinoamericana de Libre Co­ mercio es un proceso de integración de gran complejidad, creo que es una aseveración incontestable. Nace la Asociación en febrero de 1960, con la firma del Tratado de Montevideo. La posibilidad de llegar a un acuerdo creador de una zona de libre comercio se suscitó, en buena medida, como un intento de superar las dificultades planteadas por la inminente expi­ ración de las preferencias arancelarias recíprocas existentes entre Brasil y Argentina y otros países del Cono Sur, y cuya modificación y amplia­ ción tropezaban con serios obstáculos en el gatt. Por otra parte, una serie de trabajos previos de la cepal impulsaban a metas más ambiciosas. Así, en torno a un proyecto minimalista se configuró, en pocos meses, algo de gran envergadura: una zona de libre comercio constituida por nueve paí­ ses y a la que andando el tiempo se habían de incorporar otros dos (Vene­ zuela y Bolivia), para cubrir prácticamente toda el área continental al sur del Río Grande, con la sola disolución de continuidad del Mercado Común Centroamericano y de Panamá. Pero la complejidad de la alalc no radica solamente en su enorme extensión y en los problemas que originan los diferentes grados de desarro* 172 LA r e p ú b l i c a d o m i n i c a n a a n t e l a a l a l c lio de los países que la componen, sino que, esencialmente, reside en el hecho de que es un organismo vivo, en continua transformación. Esto se hizo evidente con mayor fuerza en 1964, al adoptarse la resolución n® 100, en la que ya quedó perfectamente claro que la Zona de Libre Comercio originalmente planeada habría de transformarse, de modo gradual en un verdadero Mercado Común Latinoamericano. Para ello, y a partir de ese hito cronológico constituido por la resolución 100, se han ido diseñando una serie de mecanismos institucionales nuevos, que van desde la com­ pensación multilateral de los pagos intrazonales al Arancel Externo y a la creación de una política comercial común frente a terceros. Al propio tiempo, al hacerse más relevantes los problemas particula­ res de los diferentes países ante el proyecto de un gran mercado común, comenzó a elaborarse toda una rica temática sobre mercados subregionales, tratos preferenciales, acuerdos de integración sectorial, etcétera. En pocas palabras, la a l a l c ha ido creando o proyectando, paso a paso, un con­ junto de arreglos institucionales enormemente diversificados para atender a sus variados problemas. En el momento de redactar estas líneas ese con­ junto institucional está muy lejos de haberse configurado plenamente. Cierto que la Declaración de Presidentes americanos, de abril de 1967, y la Conferencia de Cancilleres de la a l a l c , celebrada en Asunción del 28 de agosto al 3 de septiembre, han esclarecido el panorama hasta un punto que habría parecido casi inverosímil sólo un año antes. Sin embargo, los puntos pendientes por resolver, los calendarios por fijar, los proyectos par­ ciales por instrumentar, etcétera, son todavía muy numerosos. Mas, por encima de todas las incertidumbres y cuestiones pendientes, lo que está claro, es que la a l a l c ya ha superado el “ punto sin retorno” . Es un hecho irreversible, en cuanto que la Asociación ha ganado fuerza al tecnificarse, al reunir a sus once miembros para todos los asuntos económicos de inte­ rés común, al representar en definitiva un proyecto común con el que, reconociendo las inevitables dificultades concretas, todos se sienten soli­ darios. Esta nueva conciencia de solidaridad en el proyecto es una realidad casi tangible, fácil de percibir cuando el economista tiene la ocasión de conversar con las autoridades económicas de los países miembros. Al me­ nos, así me pareció a mí en Caracas y Lima, o en la propia Comisión Económica para América Latina, que mira a la a l a l c con el orgullo de haber contribuido a gestar un organismo que ya está demostrando cotidia­ namente su gran utilidad, su rentabilidad macrosocial y que, sobre todo, es una de las bases de esperanza común de todos los pueblos iberoameri­ canos. Pero, tal vez cuando uno llega a aprehender de forma más clara esa impresión de optimismo ante el futuro, es en la visita a la propia sede de ALALC 1 9 6 7 : LOGROS Y DIFICULTADES 173 la Asociación en Montevideo, donde los representantes permanentes y fun­ cionarios de la organización, desde el secretario ejecutivo hasta el último experto, tienen clara conciencia de su responsabilidad; saben que están tra­ bajando en algo serio y que, a pesar de todas las dificultades que el pro­ ceso conlleva, están contribuyendo decisivamente a forjar la integración eco­ nómica de sus once países, por tanto tiempo separados, fraccionados, de­ bilitados. Para analizar a fondo las implicaciones de la opción a l a l c para la República (Dominicana, haremos primeramente un análisis de la situación en que se encuentra la zona al comenzar 1967, ocupándonos brevemente cíe los avances logrados hasta ese momento. Creo que este análisis inicial es desde todo punto indispensable para saber cuál ha sido hasta ahora, real­ mente, el sistema de integración al cual la República Dominicana tiene la opción de adherirse. En segundo término , trataremos de sintetizar, de alguna manera, los mecanismos institucionales de integración en funcionamiento o en pro­ ceso de elaboración. El estudio de tales mecanismos nos servirá de base para determinar con alguna exactitud los compromisos que eventualmente habría de adoptar la República Dominicana al convertirse en Estado miem­ bro de la Asociación. En tercer lugar , hemos de examinar la actual estructura del intercam­ bio económico entre la República Dominicana y los países de la a l a l c . Sobre esa base creo que podremos explorar las posibilidades que a la Repú­ blica Dominicana ofrecería su entrada en la Zona, y la forma en que mejor podría aprovechar los diversos mecanismos creados en la Asociación: listas nacionales, listas especiales, mercados subregionales, acuerdos de complementación, asesoramiento técnico, etcétera. Por últim o , al final del capítulo haremos una síntesis de las diversas operaciones que habría de encarar la República Dominicana en su even­ tual ingreso en la a l a l c . 2. LA A LA LC AL COM ENZAR 1967: LOGROS Y D IFICU LTA D ES En el Tratado de Montevideo quedó previsto un mecanismo de libe­ ración del intercambio intrazonal, básicamente a través de la negociación de listas nacionales y de la consolidación de una serie de concesiones a largo plazo en la Lista Común. En los subapartados que siguen estudia­ mos ambos mecanismos, tratando de apreciar sus diversas facetas, 174 2.1 LA r e p ú b l ic a d o m in ic a n a an te l a a l a l c El mecanismo general de la negociación de las listas nacionales El programa de liberación del intercambio se lleva a cabo a lo largo de un período transitorio de 12 años (1961-1973). Para cumplimentarlo, las partes contratantes del Tratado de Montevideo entablaron, a partir del año 1961, negociaciones de “ listas nacionales” , cuyo objetivo consiste en reducir gradualmente las barreras arancelarias intrazonales. Le negociación de las listas nacionales se hace, anualmente, sobre la base de la Nomenclatura Uniforme de la a l a l c ( n a b a l a l c ) . En el curso de esas negociaciones, cada Parte Contratante debe conceder a las demás ‘ ‘ reducciones de gravámenes equivalentes por lo menos al 8 % de la media ponderada de los gravámenes vigentes para terceros países (al 31 de diciembre anterior a la negociación), hasta alcanzar (a los 12 años) su eliminación para lo esencial de sus importaciones de la zona” . 1 Para regular la negociación de las listas nacionales, se incorporó al Tratado el “ Protocolo sobre normas y procedimientos para las negocia­ ciones” , cuyo título i contiene las indicaciones para el cálculo de las me­ dias ponderadas, que permiten determinar si los compromisos se están o no cumpliendo. Creo que será interesante detenerse en el problema del cálculo de las medias ponderadas, pues éste es uno de los que actualmente tiene en consideración la a l a l c , no sólo para los países miembros recientemente adheridos (Venezuela, que aún está negociando, y Bolivia, que todavía no ha empezado su negociación), sino también respecto de los demás. 2 El problema tiene, por lo tanto, una gran interés para culaquier país —cómo es la República Dominicana— que eventualmente aspire a ingresar en la Asociación. El cálculo de las medias ponderadas presenta serias dificultades, por una serie de razones entre las cuales las más importantes son: 1. En los aranceles nacionales de los países de la a l a l c , no todos los derechos son ad valorem . Aunque así está previsto y resuelto que sea en el futuro, en algunos de esos aranceles subsisten derechos específicos y mixtos (lo eual es precisamente el caso de la República Dominicana, 1 Tratado de Montevideo, edición de la a l a l c , Serie de Instrumentos, artículo 5. En lo sucesivo, en muchas ocasiones, el Tratado de Montevideo se citará simple­ mente T M . 2 En el esclarecimiento de este aspecto del mecanismo de liberación del comer­ cio de la a l a l c estoy en deuda con el señor Néstor Ruocco, funcionario de la Aso­ ciación, quien me facilitó el Papel de Trabajo 463 sobre el cálculo de la media pon­ derada, donde está perfectamente explicado todo el sistema de cálculo. ALALC 1 9 6 7 : LOGROS Y DIFICULTADES 175 según vimos en el capítulo m ). Por ello, para poder aplicar la fórmula de cálculo de las medias ponderadas, cuando nos encontramos con dere­ chos específicos es preciso determinar casuísticamente los precios de las mercaderías, y sobre esos precios averiguar la incidencia ad valorem de los correspondientes derechos. Esto plantea el problema, técnicamente muy arduo, de cuál es el precio que debe tomarse. Normalmente, en los cálculos que está elaborando la Sección del Programa de Liberación de la a l a l c , se toman como más fiables los precios mexicanos, por ser México el país que dentro de la Asociación cuenta, según parece, con el servicio de valora­ ciones aduaneras mejor organizado. 2 . El problema de la conversión de derechos específicos en ad valo­ rem se complica aún más por la necesidad de tener en cuenta en el cómputo no sólo los derechos a la importación, sino también los de efecto equiva­ lente, tales como derechos consulares, recargos cambiarios, etcétera. 3 . En muchos casos, en el momento de negociar las listas naciona­ les, las concesiones no se refieren a la totalidad de una posición o item del Arancel Nacional en cuestión (aunque sea una posición completa de la n a b a l a l c ) , sino que se limita a uno de los productos incluidos en la bolsa” de una posición concreta del Arancel Nacional. Por tanto, se plantea con frecuencia el problema de la determinación del valor estadís­ tico que dentro de la bolsa en su conjunto corresponde al producto nego­ ciado. Este escollo no puede resolverse más que con investigaciones casuís­ ticas y muy prolijas, en colaboración con los respectivos servicios de esta­ dísticas de aduanas, o a través de estimaciones más o menos fundamentadas. Estas y otras dificultades —por ejemplo, la necesidad de tomar como cifras base las del trienio anterior a la negociación— que se presentan en h. determinación de la media ponderada, hicieron que en las primeras negociaciones no se abordase efectivamente su cálculo. A ello contribuyó la certeza intuitiva de que las ventajas recíprocas otorgadas superaban en mucho los compromisos mínimos exigidos por el Tratado. Fue con oca­ sión de la tercera rueda de negociaciones de las listas nacionales (en 1963) cuando, al hacerse más difícil el otorgamiento de nuevas ventajas se apre­ ció la absoluta necesidad de controlar el efectivo cumplimiento de los com­ promisos. La Secretaría de la Asociación abordó la realización de los cálcu­ los necesarios para ello. Aunque ese trabajo ya se encuentra relativamente avanzado, su conclusión aún tardará algún tiempo. Tan pronto como la a l a l c conozca los resultados de ese cálculo sobre cumplimiento de los com­ promisos, comunicará confidencialmente a cada país miembro su respec­ tivo porcentaje (que a comienzos de 1968, y habiéndose celebrado ya siete 176 LA r e p ú b l ic a d o m in ic a n a ante la a l a l c conferencias arancelarias, debería alcanzar por lo menos el 56 % respecto de los gravámenes aplicados a terceros países). A la vista de las reaccio­ nes de los países miembros, se operará en consecuencia. Aparte de las barreras arancelarias, en el “ programa de liberación del intercambio” de la a l a l c se ha planteado el tema de las restricciones cuantitativas que puedan anular o disminuir los efectos de las concesio­ nes arancelarias incluidas en las listas nacionales. Al no estar suficiente­ mente reglamentada esta cuestión en el Tratado, fue el objeto de la resolución 66 (19-XI-1962) en la que se acordó que “ por ser incompati­ ble con los principios del Tratado de Montevideo, no se deberán incluir en el programa de liberación productos sujetos a cualquier restricción?\ No obstante, atendiendo al sistema de restricciones existentes en los regí­ menes de comercio de algunos países miembros (sobre todo México y Co­ lombia), se aceptó una situación transitoria, de forma que las Partes que mantuvieren tales restriccionees se comprometen a eliminarlas en el más breve plazo posible. En la Secretaría de la Asociación se estima que esos compromisos se están cumpliendo aceptablemente. La resolución 66 tiene un interés evidente para la República Domi­ nicana desde el momento en que (como quedó registrado en el capítulo i í i ) en julio de 1967 se ampliaron de manera considerable las restricciones cuantitativas a la importación. 2.2 Los casos particulares de las Listas Nacionales de los nuevos países miembros (Venezuela y Bolivia) Puede ser de interés para el caso de la República Dominicana que dediquemos algún espacio al análisis de cómo plantearon concretamente Venezuela y Bolivia la negociación de sus Listas Nacionales para dar cum­ plimiento al precepto contenido en el artículo 59 del Tratado de Mon­ tevideo. ’ :1 W W l'W W ^I En el caso de Venezuela, los servicios de la a l a l c intentaron realizar los cálculos simultáneamente con la propia negociación, de forma que la delegación venezolana fuese conociendo en todo momento cómo se iba acercando a su compromiso del 48 % (ya que su entrada se hizo coinci­ dir con la sexta conferencia). Sin embargo, el cómputo hubo de inte­ rrumpirse, al no llegar Venezuela a un acuerdo con todos los Estados miembros de la Asociación. Mientras las negociaciones no se completen —en agosto de 1967 faltaban los acuerdos finales con Argentina, Brasil y Ecuador, que se concluirían previsiblemente en la séptima rueda de nego­ ciaciones en diciembre de 1967— no será posible terminar el cálculo, ya ALALC 1 9 6 7 : LOGROS Y DIFICULTADES 177 que no tendría sentido realizarlo tan sólo para una parte de lo que lian de ser las concesiones finales de la Lista Nacional venezolana. Del caso de Venezuela es interesante destacar que aún sin haber cumplido enteramente los requisitos del artículo 59 del Tratado de Mon­ tevideo, la resolución 187 autorizó a que se aplicaran de inmediato las ventajas recíprocas entre Venezuela y las Partes Contratantes de la a l a l c , con las que sí hubiese terminado su negociación (México, Colombia, Perú, Chile, Paraguay y Uruguay). El caso de Venezuela puede tener interés como ilustración de difi­ cultades concretas surgidas en el proceso de accesión; el caso de Bolivia creo que tiene un interés mucho mayor para la Rlepública Dominicana puesto que el citado país andino es el último que ha ingresado en la a l a l c con la calificación de menor desarrollo económico relativo. La a l a l c ha tratado a Bolivia con amplia generosidad en el campo de las reducciones arancelarias intrazonales. Para que pueda apreciarse en qué consiste ese trato especialmente favorable, creo que lo más sencillo será reproducir a continuación el primer artículo de la resolución 194 (2-9-67), conforme al cual, el Consejo de Ministros de la a l a l c decidió: “Primero : L os compromisos acumulados de Bolivia comprendidos en el artículo 59 del Tratado de Montevideo, quedarán satisfechos mediante la presentación al Sép­ timo Período de Sesiones Ordinarias de la Conferencia, de una primera nómina de productos que representen parte de los compromisos mínimos establecidos por el Tra­ tado de Montevideo, seleccionados y desgravados por dicho país, de acuerdo con las condiciones compatibles con su posición económica y las proyecciones de su desarrollo nacional.” Aunque el grado de desarrollo de Bolivia es muy inferior al de la República Dominicana (véase cuadro n-1), no cabe duda de que el caso boliviano constituye un precedente que la República Dominicana podría invocar en su día. 2. 3 Listas nacionales y expansión del comercio intrazonal Los resultados que hasta ahora han tenido las reducciones arance­ larias que figuran en las listas nacionales, pueden medirse a través de la evolución que ha seguido el intercambio entre los países miembros. Sin embargo, antes de entrar en ese análisis, debemos hacer una breve refe­ rencia cuantitativa —véase cuadro vin- 1 — al volumen de las concesio­ nes recíprocas y a su distribución por países, tras la última negociación ultimada en diciembre de 1966. 3 3 “Análisis de las negociaciones en 1966”, de alalc , Síntesis M en sual, nú­ mero 21, marzo de 1967, pp. 114 y ss. 178 LA REPUBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC C uadro v i i i -1 Estructura cuantitativa de las listas nacionales de la AÑOS Total concesiones Nuevas concesiones 3 .2 4 6 7 .5 9 3 8 .2 4 8 8 .4 7 4 9 .0 5 4 9 .3 9 3 ........... ........... ........... ........... ........... ........... 3 .2 4 6 4 .3 4 7 655 226 580 339 Argentina ......... Brasil ............... Colombia ......... Chile ............... Ecuador ........... México ............. Paraguay Perú ............. Uruauav . . . . TOTAL Ftiente: alalc en 1967 CONCESIONES QUE FIGURAN EN LAS LISTAS NACIONALES País 1962 1963 1964 1965 1966 1967 alalc .... Total % 1.6 2 1 1.6 0 3 751 917 1.6 8 9 1.0 3 0 691 402 689 17,3 17,1 8,0 9,7 18,0 11,0 7,3 4,3 7,3 9 .3 9 3 100,0 . Claro es que el cuadro vm -1 nada nos dice sobre el valor real de las concesiones; de hecho puede suceder que un país haya otorgado un gran número de concesiones de pequeña incidencia en su mayoría, en tanto que otro se haya limitado a un menor número de posiciones de la n a b a l a l c , pero con un esfuerzo reductor más intenso en las mismas. En oirás palabras, caemos de nuevo en el tema del control de los compromisos examinado anteriormente y que como vimos aún está por resolver. A la pregunta de cómo ha evolucionado el intercambio entre los países cíe la a l a l c a partir de la entrada en vigencia del Tratado de Montevideo, responde el cuadro vm- 2 , donde se puede apreciar la evolución de las transacciones comerciales dentro de la zona desde 1962 a 1966. 4 Sobre la base de esos datos, la propia Secretaría de la a l a l c ha extraído las con­ clusiones que reproducimos: “ 1. Con la vigencia del Tratado de Montevideo y hasta 1966, el comercio intrazonal mostró una tendencia siempre creciente. Durante 1966, si bien se man­ tuvo la misma tendencia, disminuyó en términos relativos como consecuencia de un mayor incremento del comercio con terceros países. 4 Hemos tomado como base, los datos contenidos en el artículo: “Influencia de] Tratado de Montevideo en el comercio intrazonal”, aparecido en alalc , Síntesis M ensual, número 26, agosto de 1967, p. 383. ALALC 1 9 6 7 : LOGROS Y DIFICULTADES 179 ”2 . Casi el 60 por ciento del comercio intrazonal del trienio 63/65 está repre­ sentado por materias primas y productos intermedios para la industria, fundamen­ talmente por productos alimenticios primarios, productos agropecuarios no alimenti­ cios y productos mineros semielaborados. El 22 por ciento de dicho comercio está constituido por importaciones de combustibles y lubricantes, principalmente combus­ tibles primarios (petróleo crudo) y combustibles elaborados. Un 11 por ciento se ori­ ginó en la importación de bienes de consumo no duraderos; casi el 3 por ciento en materias primas y productos intermedios para la agricultura y algo más del 1 por ciento en bienes de capital para la industria y equipos de transporte, respectiva­ mente. ”3. La mayor parte del comercio de importación entre las Partes Contratantes recae sobre productos incorporados en el programa de liberación. Salvo en el caso de Paraguay, las importaciones de productos negociados representan desde el 70 hasta el 90 por ciento de las compras totales realizadas por las Partes Contratantes en la Zona. ”4. De las cifras analizadas surge que los 1.700 millones de dólares correspon­ dientes a importaciones de productos negociados durante el trienio 63/65, se realiza­ ron a través de la utilización del 34 por ciento de las concesiones incluidas en el programa de liberación. ”5. Si se agrupan los productos según su grado de manufactura, la composi­ ción de las concesiones incluidas en el programa de liberación se distribuye de la siguiente forma: productos primarios 1.563 concesiones, o sea el 16,7 por ciento; productos semielaborados 2.840 concesiones, o sea el 30,2 por ciento; productos ela­ borados 4.962 concesiones, o sea el 52,8 por ciento; desechos y desperdicios 28 con­ cesiones, o sea el 0,3 por ciento.” La conclusión básica —y por demás obvia— consiste, en que el pro­ ceso de liberación ha animado de forma muy alentadora el comercio intra­ zonal, y que éste puede aumentar aún de forma muy rápida a medida que se desgraven una serie de mercancías en las que hasta ahora se ha apre­ ciado una fuerte resistencia a hacer concesiones. Esta resistencia se apre­ cia fundamentalmente en el sector de las manufacturas. Cierto es que dentro del mismo se han hecho ya muchas concesiones, pero fundamen­ talmente para aquellos productos en que no hay fabricaciones nacionales. Por el contrario, para artículos en que existen en los diferentes países capacidades instaladas suficientes para atender a los respectivos mercados nacionales, el proceso de liberación se encuentra casi paralizado. Se tiene intención de resolver esta situación —creada por haberse adoptado el mé­ todo de desgravación selectiva en vez del automático— con los proyectos que analizamos más adelante sobre desgravación programada. 2 .4 Las listas nacionales y la eventual incorporación de la República Dominicana Debemos hacer ahora algunas consideraciones sobre la forma en que las actuales concesiones de las listas nacionales podrían afectar a las ex- C uadro v iii -2 180 Comercio intrazonal 1952-1966 1965 1966 34,8 77,0 — 42,2 34,8 94,5 — 59,7 Tratado de Montevideo 39,4 141,4 75,8 7,3 128,6 103,2 80,5 12,5 2 + 38,2 — 52,8 -5 ,2 — 41,1 49,3 76,0 6,1 185,0 101,6 120,3 163,9 2 1,* + 83,6 — 70,7 — 87,9 — 15,3 54,5 218,4 132,8 10,9 128,9 168,0 33,1 170,7 — 74,4 + 47,7 — 35,2 — 22,2 53,2 231,1 197,4 16,0 121,6 190,4 255,7 38,0 — 24,6 — 68,4 + 7,0 — 22,9 51,7 242,7 181,5 29,1 167,0 123,9 226,7 56,0 — 72,2 + 16,0 + 14,5 — 26,9 6,7 3,5 + 3,2 7,5 4,1 + 3,4 3 8,0 5,2 + 2,8 13,3 8,0 — 5,3 13,1 8,9 + 4,2 12,5 8,3 + 4,2 U ruguay 6,1 3,9 + 2,2 7,9 4,1 + 3,8 8,7 9,0 — 0,3 9,9 9,8 + 0,1 3*8,5 26,7 + 11,8 31,5 31,8 — 0,3 4,0 31,5 — 27,5 5,8 34,5 ■ — 28,7 16,7 6,1 + 10,6 26,0 10,9 + 15,1 34,0 17,3 + 16,7 36,3 29,7 + 6,7 56,7 33,7 + 23,0 10,9 6,1 + 4,8 10,7 8,4 + 2,3 14,9 11,6 + 3,3 17,5 11,4 + 6,1 20,0 14,3 + 5,7 48,8 45,2 + 3,6 49,1 62,0 — 12,9 63,8 58,9 + 4,9 54,0 80,9 — 26,9 52,3 91,5 — 39,2 8,0 34,0 — 26,0 15,0 31,8 — 16,8 15,0 49,3 — 34,315,6 32,1 — 16,5 26,8 46,0 — 19,2 Total ALALC 322,3 363,6 índices (1959-61 = = 100) 100 100 298,7 360,2 92,4 98,7 348,3 416,2 108,1 115,2 425,2 525,3 132,0 144,7 557,6 645,8 173,1 177,9 634,2 769,6 196,9 185,5 673,3 767,4 209,1 208,5 1 Las cifras registradas en el período 1959/61 responden al promedio anual. 2 Colombia negoció como miembro operativo de la alalc en el mes de marzo de 1962, por cuyo motivo los beneficios otor­ gados por dicho país comenzaron presumiblemente a hacerse efectivos durante el segundo semestre de dicho año. 3 Ecuador ingresó a la Zona en 1962, año en que realizó las primeras negociaciones. F uente : a la lc . AL A L C 1964 4,5 8,5 — 4,0 6,1 10,2 — 4,1 Paraguay ' Perú LA 1963 Exp. FOB Imp. c i f Saldo Exp. FOB Imp. c i f Saldo Exp. FOB Imp. c i f Saldo Exp. FOB Imp. c i f Saldo Exp. FOB Imp. c i f Saldo 85,6 90,2 — 4,6 95,2 45,2 + 50,0 México ANTE 1S62 133,4 113,3 + 20,1 100,0 126,0 — 26,0 C hile Ecuador DOMINICANA 1959/61 1 Exp. FOB Imp. c i f Saldo 1961 Exp. FOB Imp. c i f Saldo Brasil Colombia REPUBLICA Argentina LA ( en millones de dólares ) ALALC 1 9 6 7 : LOGROS Y DIFICULTADES 181 portaciones de la República Dominicana en la eventualidad de su acce­ sión a la A L A L C . Para explorar tales posibilidades será preciso analizar primeramente, y con algún detalle, la estructura actual —por productos y por distribución geográfica— del comercio de la República Dominicana con los países de la A L A L C , análisis que llevamos a cabo en el apartado 4 de este mismo capí­ tulo. Asimismo, será preciso tener en cuenta el margen de preferencia de la AL A L C ya existente para tales productos en las listas nacionales de los Estados miembros de la Asociación, operación que resulta más fácilmente practicable a través de la “ Lista consolidada de Concesiones ’ ’, en la cual están codificadas según la nomenclatura n a b a l a l c las ventajas otorgadas por todos los Estados miembros. 5 El estudio, en cualquier caso, será inevi­ tablemente incompleto, en tanto que Venezuela no perfeccione su propia lista nacional tras sus negociaciones todavía pendientes de ultimar —en setiembre de 1967— con Brasil, Argentina y Ecuador. Lo que está claro, por tanto, es que una vez cumplidos los requisitos del artículo 59 del Tratado de Montevideo (perfeccionamiento de la nego­ ciación de su lista nacional), o eximida de ellos al igual que Bolivia, la República Dominicana estaría en condiciones de obtener todas las ventajas de la A L A L C existentes en ese momento, y que en 1968 supondrán, teórica­ mente un 56 % de reducción arancelaria (promedio ponderado) respecto del trato aplicado a terceros países. Esto representaría un estímulo muy considerable para algunas exportaciones dominicanas. De hecho, renunciamos al cálculo exhaustivo de las posibles ventajas potenciales conforme a la Lista Consolidada, no sólo por las razones ya aducidas sobre Venezuela, sino fundamentalmente porque la República Dominicana —en su futura calidad de “ país miembro de menor desarro­ llo económico relativo”— debería aspirar a obtener una serie de ventajas especiales no extensivas, que habrían de ser solicitadas específicamente. En este sentido, creo que la preparación del proyecto de petición de tales ventajas es algo que cae de lleno en la competencia de las autoridades dominicanas y no en el contexto de este informe. Por todo ello, en este tema concreto nos limitamos a exponer, en el Anexo n? 8 de este informe, una relación de “ algunos productos incluidos en la lista consolidada de la A L A L C de interés para la exportación de la República Dominicana’ ’. En esa relación aparecen sucesivamente la clave numérica de la n a b a l a l c , la designación del producto y los países otorgantes de concesiones para cada posición. 5 Tomo i, Montevideo, 1966, edición de la a la l c . El tomo n comprende las concesiones especiales a Ecuador y Paraguay, y el tomo n i las concesiones no exten­ sivas otorgadas a esos dos mismos países. 182 2 .5 LA REPÚBLICA d o m in ic a n a ante l a a l a l c ha Lista Común y svis insuficiencias actuales Pasamos ahora a ocuparnos de la “ Lista Común” , que es el segundo instrumento básico previsto en la a l a l c para llevar a cabo el programa de liberación. La Lista Común es un instrumento de desgravación arancelario abso­ lutamente peculiar de la a l a l c , con características propias en cuanto a su alcance. La Lista Común se forma progresivamente a lo largo del período transitorio, con la relación de los productos cuyos gravámenes y demás restricciones han de estar íntegramente eliminados para el comercio intra­ zonal 6 a los doce años de la entrada en vigencia del Tratado. 7 Así, pues, en principio, los productos incluidos en la Lista Común no tienen que desgravarse necesariamente por los países miembros de la a l a l c en los años 1964-1973, aunque de hecho, esto pueda suceder en buena medida al ampliarse sucesivamente las listas nacionales. El interés de la Lista Co­ mún radica en el conocimiento, con una gran antelación, de que los pro­ ductos en ella incluidos ya no pueden retirarse —a diferencia de la opción que existe para ello en las listas nacionales— v que habrán de estar total­ mente libres de barreras aduaneras y de restricciones intrazonales en 1973. Según el Tratado, la Lista Común se constituye por productos cuya participación en el valor global del comercio entre las partes contratantes alcance, por lo menos, los siguientes porcentajes: — 25 % en el curso del primer trienio; — 50 % en el curso del segundo trienio; — 75 % en el curso del tercer trienio; —■lo esencial de ese comercio en el curso del cuarto trienio. 8 Así, pues, la medida en que aumente la Lista Común de un trienio para otro depende de que se cumplan efectivamente los compromisos de desgravación a través de las listas nacionales, y de que tales desgravaciones tengan como resultado un incremento rápido y sostenido del inter­ cambio intrazonal. Si los compromisos se retrasaran y si las transacciones comerciales no respondiesen activamente a la ampliación de las listas na­ cionales, podría suceder que la Lista Común en 1973 cubriese efectiva­ mente lo esencial del intercambio intrazonal, pero que éste fuese reducido, v por tanto que la lista fuera relativamente breve. En definitiva, el proG Tratado de Montevideo, art. 4. 7 Tratado de Montevideo, art. 2. 8 Tratado de Montevideo, art. 7. ALALC 1 9 6 7 : LOGROS Y DIFICULTADES 183 greso de la Lista Común dependen del avance y de los efectos de las listas nacionales. Y también conviene agregar que su redacción final en 1973, queda en la penumbra de las palabras ambiguas, ya que no está cla­ ramente determinado en qué consiste “ lo esencial del comercio” aunque en el examen de la a l a l c ante el g a t t se declaró que lo sustancial ha de suponer algo más del 75 %. Resulta, pues, que ni la desgravación de las listas nacionales (por la inseguridad sobre si efectivamente se están cumpliendo los compromisos, y también por la alusión a “ lo esencial” que aparece en el artículo 5) ni la ampliación de la Lista Común, garantizan hoy que en 1973 el inter­ cambio dentro de la a l a l c vaya a estar para entonces libre de derechos en todas las posiciones de los diferentes aranceles nacionales. Ésa es la dife­ rencia básica entre la a l a l c y la otra zona de libre comercio más impor­ tante hoy en marcha, es decir, la e f t a . En la e f t a , salvo para la agricul­ tura, la creación de la zona es automática y lineal, y la desgravación será total al terminar el período transitorio. Por el contrario, en el caso de la a l a l c se sigue un sistema selectivo, no lineal, y con un simple compromiso de liberar “ lo esencial” del intercambio. Los escollos que esto significa, unidos a una serie de factores adicionales, han sido la causa de que en la a l a l c se haya abandonado ya el proyecto de alcanzar sólo una simple zona de libre comercio, para aspirar a un verdadero mercado común. ¿Cuá­ les han sido esos otros factores impulsores del cambio a que acabamos de aludir? Esquemáticamente, pueden exponerse como sigue: 1. La complejidad en el cálculo de los compromisos de las listas na­ cionales a que ya nos hemos referido en el apartado 2 .1 de este capítulo, y que podría encubrir una lentitud creciente en el otorgamiento de nue­ vas concesiones. 2. Las grandes diferencias en los aranceles de los países miembros. De mantenerse sine die, esas diferencias acabarían por provocar graves di­ ficultades en el comercio intrazonal, derivadas de la diversidad de tratos frente a terceros y de problemas prácticamente irresolubles en la cues­ tión del origen. 3. Las grandes diferencias en los niveles de desarrollo de los países miembros, que suponen dificultades para los de menor desarrollo econó­ mico relativo o de mercado insuficiente, que no resultan solucionables con los mecanismos de desarme aduanero previstos en el Tratado de Mon­ tevideo. Las dificultades señaladas en los tres puntos anteriores han origi­ nado su propia respuesta, en el seno de la Asociación. La a l a l c parece 184 LA REPUBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC decidida a atacarlas a través de tres tipos de medidas, respectivamente: una desgravación programada intrazonal, la elaboración de un Arancel Externo Común, y la autorización para establecer mercados subregionales. Estos tres tipos de medidas —y las que necesariamente deben comple­ mentarlas: armonización de las legislaciones, etcétera— hace algún tiem­ po que empezaron a configurarse, pero fue en la Declaración de Presi­ dentes, en Punta del Este, y en su ulterior intento de instrumentación en la Conferencia de Asunción (28 de agosto a 3 de setiembre de 1967) cuando se tomó plena conciencia de su necesidad. Así, pues, en la consideración de la opción a l a l c para la República Dominicana, es preciso tener en cuenta que la a l a l c de 1967 no es sim­ plemente la del Tratado de Montevideo de 1960, sino que es un Mer­ cado Común en gestación. Por ello, si queremos determinar las implica­ ciones que ese nuevo rumbo puede tener en la vinculación de la Repú­ blica Dominicana a la a l a l c , debemos examinar —en la medida que lo permiten los proyectos todavía en discusión— cómo se va a construir ese Mercado Común. A este tema dedicamos el siguiente apartado. 3. LA C O N ST R U C C IÓ N DEL M ERCAD O C O M Ú N LATIN O AM ERICAN O A PA RT IR DE LA A LALC En el capítulo i, cardinal 2 del Programa de Acción de la Declara­ ción de los Presidentes de América, en Punta del Este, se establecieron esquemáticamente las bases sobre las que deberá asentarse el futuro Mer­ cado Común Latinoamericano: 9 — Aceleración del proceso de integración para convertir a la a l a l c en un mercado común, mediante la elim inación 'programada de los gravámenes intrazonales y el esta­ blecimiento progresivo de un arancel externo común. — Coordinación progresiva de las políticas e instrumentos económicos y aproxima­ ción de las legislaciones económicas en la medida requerida por el proceso de inte­ gración. — Concertación de acuerdos sectoriales de complementación industrial, procurando la participación en ellos de los países de menor desarrollo relativo. — Concertación de acuerdos subregionales , de carácter transitorio., con regímenes de desgravación internos y de armonización de tratamientos con terceros, en forma más acelerada que los compromisos generales y que sean compatibles con el objetivo de la integración regional. 9 Los bases que se detallan a continuación aparecen en la Declaración de los Presidentes de Am érica, y de manera casi textual se registran en un proyecto de reso­ lución presentado al Consejo de Ministros de la a l a l c en su reunión de Asunción (28 de agosto - 3 de setiembre de 1967) como Documento alalc/cm -ii/vi-e/ de. 3/Rev. 2, 23 de agosto de 1967. MERCADO COMUN LATINOAMERICANO 185 —■Consideración especial de los problemas de los países de menor desarrollo relativo, de los de mercado insuficiente, y de aquellos países latinoamericanos que todavía no participen en el proceso de integración. A continuación examinamos las expectativas de cada uno de los aspec­ tos señalados, empezando por la desgravación programada. Eliminación programada de los gravámenes intrazonales 3. 1 El tema de la desgravación programada fue tratado por primera vez por el Consejo de Ministros de la a l a l c en la resolución 170 adoptada en diciembre de 1966.10 En esa resolución, los acuerdos fundamenta­ les fueron: “Prim ero. — Las Partes Contratantes se comprometen a establecer un régimen de desgravación programada que asegure un ritmo más acelerado en el proceso de reducción de .gravámenes y de eliminación de todas las restricciones, incluso las admi­ nistrativas y cambiarías. "Segundo. — Encomendar al Comité Ejecutivo Permanente que, asesorado por expertos de las Partes Contratantes, presente a más tardar el 30 de junio de 1967, el proyecto de un régimen específico de desgravación programada que será considerado en la próxima reunión del Consejo de Ministros”. Ulteriormente, en la Declaración de Presidentes, se incluyeron otras decisiones: suprimir por completo los gravámenes intrazonales entre 1970 y 1985, no crear nuevas restricciones al comercio recíproco, y establecer un margen de preferencia para intercambios intrazonales. Conforme a ese esquema, en agosto de 1967, el c e p de la a l a l c pre­ sentó un proyecto de bases de la desgravación programada al Consejo de Ministros, para su consideración en la Conferencia de Asunción. 11 El tiempo con que contaron los especialistas nacionales y los cancilleres para estudiar el referido proyecto de bases fue a todas luces insuficiente, por lo cual a nadie puede extrañar que no fueran aprobadas de inmediato. El Consejo de Ministros se limitó a adoptar la resolución 191 (2-9-1967) en la que se encomienda al c e p “que continúe el estudio y la consideración de los siguientes asuntos: ” 1. Medidas de liberación del comercio recíproco: 1(1 a la lc /Resolución 170 (cm -i/iii-e), 10 de diciembre de 1966. 11 Doc. a la lc / c e p /dt. 46, s e c re ta ría , 5 de agosto de 1967. En este docu­ mento, de 37 páginas de gran densidad, se hace una exposición de los antecedentes, problemas y métodos alternativos de desgravación programada, proponiéndose al final unas bases para llevarla a cabo. En el texto principal trato de ofrecer una síntesis de las citadas bases. Reconociendo de antemano la dificultad de tal síntesis, reco­ miendo al lector interesado la lectura completa del documento de referencia. 186 ”a) ’*b) ”c) ”d) LA r e p ú b l ic a d o m in ic a n a an te l a a l a l c regímenes de desgravación programada; consolidación de gravámenes y restricciones; desgravación de los productos incluidos en la lista común; y establecimiento de un margen de preferencia zonal”. Así, pues, la Conferencia de Asunción no adoptó decisiones de fondo; pero sí dejó ya claramente sistematizados los temas de la liberación intrazonal en el mismo sentido propuesto por el c e p . Por ello, y pensando que el proyecto del c e p no ha de experimentar en el futuro transformaciones sustanciales, a continuación recogemos lo más interesante de su contenido en relación con los cuatro frentes señalados. En cada caso, procuraremos hacer los comentarios pertinentes por lo que se refiere a la eventualidad de la incorporación de la República Dominicana a la a l a l c . a ) C o n s o l id a c ió n de gravám enes y otras r e st r ic c io n e s Los principios básicos diseñados respecto de esta materia son dos, referentes a los gravámenes y a las restricciones: “ 1. Ninguna modificación que introduzca una Parte Contratante en el régi­ men de imposición de gravámenes a la importación de productos originarios de la Zona podrá significar un nivel de gravámenes menos favorable que el vigente al 31 de diciembre de 1967. ”2. Las Partes Contratantes no introducirán nuevas restricciones, incluso efe carácter administrativo, financiero o cambiario, a la importación de productos origi­ narios de la Zona, ni intensificarán las existentes, en ambos casos a partir del l 9 de enero de 1968°. *2 Aunque las fechas del 31 de diciembre de 1967 y del 1° de enero de 1968 no se confirmaron, lo que sí está claro es que, de aceptarse esta recomendación antes de que la República Dominicana solicite formal­ mente su ingreso en la a l a l c , las autoridades dominicanas deberían pu­ blicar previamente su nuevo arancel, pues, tras su incorporación al Tra­ tado de Montevideo, el Arancel dominicano quedaría incurso en la obli­ gación de la consolidación QsUmdstill) . 12 Doc. c E p / D t. 4 6 / s e c r e t a r í a , 5 de agosto de 1967, p. 27. Las bases con­ tenidas en este documento fueron presentadas ya en forma de proyecto de resolución a la Reunión del Consejo de Ministros de la a l a l c en Asunción, como Documento a l a l c / c m - i i / v i - e / de. 17/Rev. 1, 23 de agosto de 1967. En cierto modo, los dos cita­ dos documentos fueron preparados en colaboración con la c e p a l , que redactó una Nota 'preliminar sobre un esquem a de desgravación programada para la a l a l c ( D o c . a l a l c / c m -i i / v i - e /de. 28, delegación de la c e p a l , 23 de agosto de 1967). MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO b ) E stab lecim ien to de u n 187 m argen p r e fe r e n c ia l z o n a l Las bases propuestas por el cep para este fin son cuatro:13 "1. A partir del l 9 de enero de 1968 (la fecha no se confirmó) las Partes Con­ tratantes se otorgarán recíprocamente un margen de preferencia para todos los pro­ ductos originarios de la zona. ”2. Para hacer efectiva tal preferencia, se procederá en el momento de la liqui­ dación a una reducción porcentual de los gravámenes aplicados a la importación de cada producto, de acuerdo con la siguiente escala (a título ilustrativo): Argentina, Brasil y México ........................................ Países de mercado insuficiente.................................. Países de menor desarrollo económico relativo . . . 20% 12 % 8% ”3. En el caso de los productos incluidos en las listas nacionales se procederá en la siguiente forma: ”a) Si como respectiva, para el relación a terceros indicados en consecuencia de los gravámenes consolidados en la lista nacional producto de que se trate existe un margen de preferencia con países mayor o igual que el porcentaje que corresponda de los el numeral 2, no se hará reducciónalguna*,y ”b) Si de la diferencia entre los gravámenesconsolidados en la lista nacional y los vigentes para terceros países resulta un margen de preferencia menor que el porcentaje correspondiente, se aplicará exclusivamente la reducción que corresponde al mecanismo del margen de preferencia. ” 4 . Se habilitaría un procedimiento especial para los productos sometidos a restricciones cuantitativas. No vamos a entrar en su detalle, pues el procedimiento está aún poco elaborado. ”5. En las licitaciones o concursos de ofertas realizadas por organismos del Estado, al procederse a las adjudicaciones, las Partes Contratantes, al enjuiciar los precios tendrán en cuenta el margen de preferencia a favor de los países de la Zona que participen en los mismos." La preferencia zonal —según el esbozo anterior— tiene el interés de que a partir de su establecimiento ya habría algún tipo de ventajas intrazonales en todas las posiciones de los aranceles de los países miem­ bros, en contra de lo que sucede con el proceso de desgravación seguido hasta ahora, que permite mantener vírgenes de desgravación a sectores muy considerables. La aprobación, en su día, por el Consejo de Ministros del proyecto de desgravación intrazonal que hemos expuesto, significaría, pues, que como mínimo, la República Dominicana, en el momento de incorporarse a la alalc tendría que ofrecer una rebaja lineal, en calidad de preferencia zonal, del tipo del 8 %, lo cual, en mi opinión, sería algo muy positivo como 4‘ aviso” absolutamente a todos los empresarios de que la integración había empezado a producirse efectivamente, 13 D o c . C EP/D t. 46, citado, p. 29. 188 LA REPUBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC c ) D e s g r a v a c ió n de lo s productos in c l u id o s en la L ist a C omún En el apartado 2 .1 de este capítulo hemos examinado el papel que desempeña la Lista Común en el proceso de liberación intrazonal, desta­ cando las indudables limitaciones que presenta en su concepción actual. Al acordarse en la Reunión de Presidentes marchar, a partir de 1970, hacia el establecimiento de un mercado común mediante la desgravación programada, podría haberse pensado que la Lista Común tendería a que­ dar olvidada. Sin embargo, no ha sido así. Por el contrario, la Secretaría de la a l a l c ha propuesto avanzar en la utilización de este instrumento poniéndolo a pleno rendimiento entre 1968 y 1973, año este último en el que todos los productos incluidos en la Lista Común deberían quedar to­ talmente desgravados y absolutamente liberados de cualquier clase de res­ tricciones. En este sentido, el Comité Ejecutivo Permanente ha señalado “ la conveniencia de proceder ordenadamente a esta desgravación, para evi­ tar los problemas que aparejaría la liberación en un solo acto de dichos productos al finalizar el período de transición. En cambio, si se estable­ ciera un régimen sistemático y gradual para este proceso, cada actividad productiva podría ir ajustándose paulatinamente a las nuevas condiciones de competencia” . Las bases concretas de las reducciones se reproducen a continuación tal como figuran en el proyecto: 14 “1. Durante el Séptimo Período de Sesiones Ordinarias de la Conferencia, las Partes Contratantes incluirán en sus respectivas listas nacionales los productos que figuren en la Lista Común al 31 de diciembre de 1967, con el nivel de gravámenes oue resulte del establecimiento del margen de preferencia zonal previsto por la Resolución . . . (que como hemos visto más arriba no llegó a aprobarse). í,2 . A partir del l 9 de enero de 1969, cada Parte Contratante reducirá anual­ mente los gravámenes aplicados a la importación de dichos productos, desde los ni­ veles resultantes del establecimiento del margen de preferencia zonal dispuesto por la Resolución . . . y ajustándose a la siguiente escala: l9 l9 l9 l9 l9 de de de de de enero de enero de enero de enero de enero de 1969: 1970: 1971: 1972: 1973: el 10% el 15% el 20% el 25 % el 30% ”3. Los productos que se incorporen en la Lista Común en la tercera etapa de negociación de dicha lista, quedarán automáticamente incluidos en las listas na­ cionales a partir del l 9 de enero de 1971. ”4 . A Gdntratante anualmente rencia zonal partir del l 9 de enero de 1971, los gravámenes aplicados por cada Parte a los productos mencionados en el numeral anterior serán reducidos desde los niveles resultantes del establecimiento del margen de prefe­ dispuesto por la Resolución. . . y ajustándose a la siguiente escala: *4 Ibidem, p. 32. MERCADO COMUN LATINOAMERICANO l 9 de enero de 19 71: l 9 de enero de 1972: l 9 de enero de 1973: 189 el 2 0 % el 35 % el 45 % ”5. Los productos que se incorporen a la Lista Común en la última etapa de su negociación quedarán automáticamente incluidos en las listas nacionales total­ mente liberados de gravámenes y restricciones. ”6 . Las Partes Contratantes eliminarán todas las restricciones, inclusive las administrativas, financieras y cambiarías, aplicadas a la importación de productos de la Lista Común.” Las bases que acabamos de exponer, sobre desgravación de los pro­ ductos incluidos en la Lista Común, no fueron aprobadas en la Confe­ rencia de Asunción, pero no cabe duda de que por las insuficiencias ya subrayadas del actual método de la Lista Común, acabarán por aceptarse en un plazo más o menos breve. Como la Lista Común afecta a todos los países de la Asociación, es de suponer que la República Dominicana se vería afectada por sus disposiciones generales tras su incorporación a la a l a l c . Por esa razón, me ha parecido interesante incluir el texto com­ pleto de la Lista Común como anexo ^ 9 a este informe. d) Ré g im e n de d e sg r a v a c ió n program ad a a p a r t ir de 1970 En relación con el sistema de desgravación, aplicable a partir de 1970, para crear el Mercado Común Latinoamericano, el Comité Ejecutivo Per­ manente de la a l a l c consideró conveniente no someter a la aprobación del Consejo de Ministros en su reunión de Asunción una fórmula totalmente elaborada, “ sino presentar a la consideración de los cancilleres un con­ junto de bases que constituyen una definición lo más precisa posible de las modalidades y de los mecanismos a utilizar. En una etapa posterior, se complementarían dichos mecanismos mediante la fijación de los ritmos y porcentajes de desgravación que se estimen más convenientes. Ello per­ mitiría recoger mayor experiencia y analizar más detenidamente ciertos aspectos de interés, así como dar más tiempo a las partes contratantes para definir sus puntos de vista en forma más precisa antes de proceder a la aprobación definitiva y en detalle del régimen’ \ 15 Las bases a que se refiere el texto anterior, y en cuyo detalle no vamos a entrar aquí por su todavía escaso grado de elaboración, son las siguientes: 1. campo de aplicación del sistema; 2. trato especial para los productos agropecuarios; 3. consolidación de gravámenes como punto de partida; 15 Ibidem, p. 5. 19 0 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC 4. eliminación de restricciones; 5. ritmos de desgravación; 6. acción inmediata en favor de los países de menor desarrollo econó­ mico relativo; 7. cláusulas de salvaguardia; 8. principio de reciprocidad; 9. adopción de la Nomenclatura Arancelaria de Bruselas; 10. adopción de un sistema de gravámenes unificados ad valorem; 11. adopción de la Definición del Valor de Bruselas y sus Notas Inter­ pretativas. La sola lectura de los epígrafes anteriores da una cierta idea del con­ tenido de las bases, de entre las cuales tal vez la más interesante para el caso de la República Dominicana es el número 6, sobre “ acción inmediata en favor de los países de menor desarrollo económico relativo ” , cuyo texto transcribimos a continuación: “El l 9 de enero de 1970, las Partes Contratantes procederán a eliminar total­ mente los gravámenes y restricciones para los productos originarios de los países de menor desarrollo económico relativo en los sectores de producción que serán conve­ nidos y que ofrezcan posibilidades para el desarrollo de las economías de exportación de esos países”. 1<3 Es interesante destacar que dicho texto es mucho menos generoso que el propuesto por los propios países de menor desarrollo económico relativo, que aspiraban a “ eliminar totalmente los gravámenes y restricciones, in­ cluso las administrativas y cam biarias...” . Con todo, esta futura cláu­ sula en favor de los países de menor desarrollo económico relativo es otro elemento a tener en cuenta en el platillo de los hechos positivos de la balanza imaginaria de la vinculación dominicana a la a l a l c . Finalmente, las bases 9 a 11 ( n a b , derechos ad valorem , y Defini­ ción del Valor y Notas Interpretativas de la n a b ) corresponden a los prei requisitos de la vinculación de la República Dominicana a la Asociación, a los que hemos tenido ocasión de referirnos en el capítulo m de este informe; además, están íntimamente relacionados con otro aspecto de la formación del Mercado Común Latinoamericano —el Arancel Externo— del cual pasamos a ocuparnos de inmediato. 3. 2 La construcción del Arancel Externo Común Aunque fue en 1967, con la Declaración de Presidentes, cuando se dio la máxima publicidad a la intención de la a l a l c de construir un 16 Ibidem, p. 36. MERCADO COMUN LATINOAMERICANO 19 1 Arancel Externo Común, lo cierto es que fue en la resolución 75 de las Partes Contratantes donde por primera vez se hizo referencia al tema y se tomaron las primeras decisiones para acometer ese proyecto. Ulteriormente, la resolución n? 5 7 del Comité Ejecutivo Permanente ( 1 1 - 2 - 1 9 6 5 ) creó la Comisión Asesora de Política Comercial, a la cual se le encargó más tarde ( 1 8 - 8 - 1 9 6 6 , por medio de la resolución c e p - 9 8 ) , la elaboración de un proyecto de Arancel Externo Común, con fecha tope en 3 1 de diciembre de 1 9 7 0 para la terminación de los trabajos. Sobre la base de los trabajos de la Comisión Asesora de Política Comercial, se expidió la resolución 104 (20-10-1966) del c e p , estable­ ciendo un Grupo de Estudio sobre Arancel Externo Común, constituido por expertos designados por todas las Partes Contratantes. Este Grupo de Estudio ha celebrado ya dos reuniones; la primera, del 24 de abril al 12 de mayo de 1967,17 y la segunda, del 10 de julio al 2 de agosto del mismo año. 18 Como resultado de estas dos reuniones,7 o el Grupo se fijó unos objetivos concretos para una primera etapa. Estos objetivos constituyen una excelente síntesis de las finalidades y mecanis­ mos de funcionamiento del Arancel Externo Común, y por ello creo que será útil transcribirlos a continuación: “ 1. L a p rim era etapa, q u e con stitu irá e l p e r ío d o d e tran sición , estará co m ­ p ren d id a en tre 1970 y 1985, y tend rá co m o fin a lid a d , ig u a la r, al n iv e l m ás e fic ie n te d en tro de la Z o n a , la p ro d u c tiv id a d d e las industrias ex isten tes e n la r e g ió n . Piara este efec to , se d ete rm in a rá el g ra v a m en a ra n cela rio c o m ú n q u e se aplicará a cada prod u cto, al term in ar e l p e río d o de tra n sición en 1985. ” 2 . S in em b argo, la e x p erie n cia q u e se o b te n g a d u ra n te e l transcurso d e la ap lica ció n d e l aec d eterm in ará la c o n ve n ien c ia d e a p lica r e l g ra v a m en a ra n cela rio co m ú n antes de fin a liz a r e l p e río d o d e transición. A s im is m o , la e x p e r ie n c ia d e te r­ m in a rá a qu ellos casos e n q u e la a p lica ció n se rea liza rá desp ués d e transcu rrid o d ic h o períod o. ” 3. El req u ie ra la p eten cia . gra v a m en a ra n cela rio co m ú n rep resen ta rá la ind u stria zon a l m ás e fic ie n te para desarrollarse p ro te c c ió n m ín im a que e n co n d ic io n es d e co m ­ ” 4 . In ic ia lm e n te se establecerá u n n iv e l ta rifa rio m á x im o y otro m ín im o , a p a r­ tir de los cuales com enzará, en 1970, la a p r o x im a c ió n p a u la tin a para lle g a r, al fin a l d e l p e río d o de transición, e n 1985, al res p ec tiv o g r a v a m e n ara n cela rio co m ú n , q u e será d e te rm in a d o sim u ltá n eam en te con los n iv e le s m á x im o y m ín im o . D ic h o s n iv e le s m á x im o y m ín im o po d rán ser igu a les o distin tos para todos los países. ” 5 . D e n tr o d e los lím ite s establecidos p o r los n iv e le s m á x im o y m ín im o , los países p o d rá n ten er, d e a cu erd o con los criterios q u e al resp ecto se a dop tan , la 17 V éa se , g a ra m ás d e ta lle, e l Informe fin al de la prim era reunión del Grupo de Estudio sobre Arancel Externo Com ún, D o c . a l a l c / c e p / g e . a e c / i, I n fo r m e , 12 d e m a y o d e 1967. 18 Informe fin al de la segunda reunión del Grupo de Estudio sobre A rancel Externo Com ún, D o c . a l a l c / c e p . a e c / n / In fo r m e , 2 d e agosto d e 1967. 192 LA REPUBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC flexibilidad necesaria para mover sus gravámenes en forma de adecuarse al programa de aproximación paulatina Hacia el gravamen arancelario común. ”6 . El gravamen arancelario común podrá ser adecuado en el transcurso del período de transición, cuando las necesidades lo determinen en función de los obje­ tivos del aec. En tales casos corresponderá ajustar debidamente los niveles máximo v mínimo. ”7. Para el caso de restricciones de cualquier naturaleza utilizadas por las Partes Contratantes se establecerá un procedimiento para la eliminación paulatina, cuyos principios tendrán analogía con el establecido para la adopción de los gra­ vámenes arancelarios comunes. ”8. En el análisis que se realíce para la determinación del gravamen aran­ celario común de cada producto, se tendrán muy en cuenta aquellos casos de los productos que no se produzcan en la Zona o que no se produzcan en condiciones adecuadas de calidad, precio y abastecimiento. En el caso de los productos agrope­ cuarios se considerarán las condiciones peculiares que los caracterizan En relación con la marcha de los trabajos de elaboración del a e c y de sus implicaciones en el eventual ingreso de la República Dominicana en la a l a l c , es preciso tener en cuenta dos circunstancias concretas: 1 . Los trabajos preparatorios de la Nomenclatura ( n a b ) del nuevo Arancel, conforme a lo dispuesto en la resolución c e p - 9 8 deberán estar terminados el 3 0 de setiembre de 1 9 6 7 , v este plazo será previsiblemente, respetado, pues los trabajos se encuentran ya muy avanzados (habiéndose utilizado en ellos el Documento m - 3 7 de las Naciones Unidas, que es un encaje de las Nomenclaturas n a b y cuci). Básicamente, la nomen­ clatura del a e c será n a b , con un mayor detalle obtenido en lo funda­ mental con el desglose de las posiciones n a b en subposiciones derivadas del encaje n a b -c u c i . 19 Este primer provecto de Nomenclatura del a e c será estudiado por la Comisión Asesora de Nomenclatura de la a l a l c entre febrero y mayo de 1 9 6 8 . Paralelamente, el Grupo de Estudio sobre el a e c trabajará en la fija­ ción de los gravámenes finales, así como en los niveles máximo y mínimo en el que ha de comenzar la aDroximación desde los aranceles nacionales. Por razones obvias, si el 1 ^ de enero de 1970 ha de comenzar la aproxi­ mación de éstos al a e c , éste habrá de estar establecido, a más tardar, a mediados de 1969. En consecuencia, si la República Dominicana ingresara en la a l a l c en 1968, podría aún participar en los trabajos preparatorios del Arancel Externo Común. Si retrasa su incorporación para 1969, esa participación sería ya prácticamente inoperante a estos efectos, y si ingresa en 1970 19 Esta información, así como los documentos a l a l c referentes al aec, me fue­ ron gentilmente facilitados por el señor Alfredo Blum Flor, funcionario dé la a l a l c que actúa como coordinador del Grupo de Estudios sobre Arancel Externo Común. MERCADO COMUN LATINOAMERICANO 193 tendría que aceptar plenamente el dicho Arancel, pues es dudoso que tra s una elaboración tan pormenorizada y trabajosa se avinieran las Partes Con­ tratantes de la a l a l c a modificar sus derechos en virtud del ingreso de o un nuevo socio. Claro es que esta circunstancia del momento de la acce­ sión, en lo relativo al a e c no debe constituir seria preocupación, pues toda la gama de los actuales y previsibles productos dominicanos se encuen­ tra en los 11 miembros de la a l a l c , y cabe esperar que serán debidamente protegidos. El que esta protección se sitúe efectivamente al nivel “ que requiera la industria zonal más eficiente para desarrollarse en condiciones de competencia ’ ’ es, por tanto, lo que realmente debe preocupar a los do­ minicanos, que naturalmente tendrían que hacer un serio esfuerzo de racio­ nalización v reestructuración de su sistema productivo, a fin de resistir el paso —cierto que paulatino a lo larao de un período transitorio de 15 años— de su actual arancel altamente proteccionista a otro que, de mantenerse el criterio señalado, será sin duda mucho más bajo. 2. La segunda circunstancia especial en relación con el Arancel Ex­ terno Común que es preciso tener en cuenta respecto de la República Do­ minicana, es su condición de país de menor desarrollo económico relativo. Aún no está suficientemente clara la incidencia que tal calificación habrá de tener en este importante provecto del a e c . La única apreciación que ñor el momento oodemos hacer a este respecto es que, en la primera reunión del Grupo de Estudio sobre el a e c , el tema fue suscitado por algunos expertos, v que como consecuencia de ello, entre las *‘Características prin­ cipales del a e c ” se incluyó la siguiente: “h ) Contener elementos flexibles que permitan ajustar el régimen propuesto a la situación especial de los países amparados en las disposiciones del Capítulo vm del Tratado. (Medidas en favor de países de menor desarrollo económico relativo.)” 20 Siendo la República Dominicana —como eventual miembro de la susceptible de la calificación de país de menor desarrollo econó­ mico relativo, no cabe duda de que las cláusulas especiales que en el futuro se configuren en el a e c para tener en cuenta esas dos circunstan­ cias, podrán ser de aplicación a la República Dominicana. Tal vez, la fo r ­ ma en que se traduzca ese trato favorable residirá en la posibilidad d e alargar el proceso de aproximación del arancel nacional a l a e c d u r a n te u n lapso adicional después d e los 1 5 añ o s d e la p rim e r a e ta p a . alalc— 20 Loe. cXt.j n ota 18, p. 6. 19 4 3. 3 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC Coordinación de las 'políticas económicas y aproximación de las legislaciones nacionales Como en tantos otros aspectos del proceso de integración, la Decla­ ración de los Presidentes de América, del 14 de abril de 1967, se ocupó del problema de la coordinación y armonización de políticas económicas y le­ gislaciones. Así, en el párrafo 2.1?) de su programa de acción, figura la decisión de “ coordinar progresivamente las políticas e instrumentos eco­ nómicos, y aproximar las legislaciones nacionales en la medida requerida por el proceso de integración. Estas medidas se adoptarán simultáneamente con el perfeccionamiento del proceso de integración’ \ Claro es que el problema de la necesaria armonización ya se había hecho patente con anterioridad a la Declaración de Presidentes, sobre todo en el campo de las reglamentaciones del comercio exterior y de las aduanas. Concretamente, en la resolución 100 (8-12-1964), la armoniza­ ción de las legislaciones aduaneras nacionales se situó en el mismo plano de importancia que la propia elaboración del arancel externo común. Con todo, fue con vistas a la Reunión de Cancilleres de la a l a l c en Asunción (28 de agosto a 2 de setiembre de 1967) cuando se prestó al tema de la coordinación y la armonización toda la importancia que merece —punto 11 de la Agenda— 21 en justa correspondencia a la envergadura del proyecto de Mercado Común Latinoamericano cuya construcción se ha acometido. Aunque en la resolución 193 (2-9-1967) emanada de la conferencia de Asunción se limitó a encomendar al c e p proseguir los estudios inicia­ dos, creo que será interesante reseñar, todo lo brevemente que una ma­ teria tan amplia nos lo permite, los campos de coordinación y armoniza­ ción identificados por la Secretaria de la a l a l c , aprovechando para seña­ lar en cada caso sus posibles implicaciones en el eventual proceso de incorporación de la República Dominicana a la Asociación. Las áreas de coordinación y armonización a que vamos a referirnos son las siguien­ tes: a ) Legislación aduanera; b ) sector industrial; c) política agrícola; i>) políticas financiera y monetaria; e ) políticas de transporte; y f ) legis­ lación laboral. Informe sobre la coordinación progresiva de las políticas e instrumentos eco­ 21 nómicos y la aproximación de las legislaciones nacionales en la m edida requerida por el proceso de integración, alalc/cm -ii/vi-e,/ de. 8, Secretaría, 21 de agosto de 1967. En lo que sigue, hacemos extenso uso del documento reverenciado, al cual nos remi­ timos para los detalles. MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO a ) A r m o n iz a c ió n de las l e g is l a c io n e s 195 ad uan eras Éste es probablemente el campo en que, por razones obvias, más rápi­ damente se está avanzando. En la resolución 98 del Comité Ejecutivo Per­ manente se fijó un calendario de realizaciones. En él se incluyeron las siguientes cuestiones: 1. Regímenes aduaneros especiales. 1 . 1 Para la promoción de exportaciones (admisión temporal, draw-back, etcétera). 1 .2 Admisión de muestras comerciales. .3 Otros regímenes aduaneros especiales (admisiones temporales, trán­ sito, etcétera). 1 . Normalización y unificación de documentos aduaneros y no aduaneros utilizados en las operaciones de comercio exterior. 2 3. Definición de términos aduaneros. 4. Capacitación técnica de los funcionarios aduaneros. 5. Esquema dematerias de un código aduanero uniforme de los trabajos necesarios para su elaboración. 6 y metodología . Elaboración de un código aduanero uniforme. Todos los trabajos mencionados más arriba, debenrealizarse en el período que finaliza el 31 de diciembre de 1970. De su elaboración se encargó a la Comisión Asesora de Política Comercial, que, a su vez, ha establecido hasta ahora dos grupos ad hoc: el Grupo de Expertos de T éc­ nica Aduanera 22 y el Grupo de Expertos sobre estímulos a las exporta­ ciones. 23 No podemos entrar aquí en los detalles de la armonización de los países de la a l a l c en el campo aduanero, pero sí conviene subrayar el impulso que está recibiendo, y sus consecuencias para la República Do­ minicana en la eventualidad de su ingreso en la Asociación. Como pusi­ mos de relieve en el capítulo m de este informe, una de las grandes debi­ lidades de la administración dominicana radica, precisamente, en las insti22 S ob re e l p rogra m a de trabajo y la m e to d o lo g ía fija d o s p o r este gru p o, p u e d e verse e l Informe fin al de la prim era reunión del Grupo de Expertos de Política Co­ m ercial, D o c . a l a lc / c a p c / g e / i/ I n f o r m e , 22 d e ju n io d e 1966. 23 S ob re e l program a d e tra ba jo y la m eto d o lo g ía fija d o s p o r este gru p o, p u e d e verse e l Informe fin al de la segunda reunión del Grupo de Expertos en Técnidfl A duanera, D oc. a la lc / c a p c / g e / ii/ In fo r m e , 20 d e ju n io de 1967. LA REPUBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC 196 tuciones de su sector externo y, concretamente, en el manejo del Arancel Nacional y de sus instrumentos complementarios. Así, pues, en el supuesto de ingreso en la Asociación, las normas comunes de la a l a l c en el campo aduanero, tendrían un efecto muy positivo para la República Domini­ cana, al someter a sus aduanas a un régimen uniforme latinoamericano que, por la minuciosidad con que se está elaborando, cabe esperar que sea altamente perfeccionado. Este ingreso de la República Dominicana en un sistema uniforme moderno podría tener grandes ventajas para lograr una mayor agilidad en las operaciones de comercio exterior y, especial­ mente, a lo que, en la terminología europea, se conoce con el nombre de tráfico de perfeccionamiento, gracias a las medidas previstas en la a l a l c sobre admisiones temporales y draw-back, que hoy, en el plano nacional dominicano, son inexistentes o inoperantes, como ya tuvimos ocasión de apreciar en el capítulo iii del presente estudio. Así, pues, como recomen­ dación en este punto concreto, podría indicarse que la República Domini­ cana debería seguir ya, desde ahora, los trabajos de armonización adua­ nera en la a l a l c , a fin de adaptarse gradualmente a las metas fijadas en los mismos para 1970. b) C o o r d in a c ió n de p o l ít ic a s y l e g is l a c io n e s r e l a t i v a s AL SECTOR IN D U STRIAL Tras la resolución 100 de la Conferencia (8-12-1964) en donde se abordó por primera vez, a escala a l a l c , el tema de las legislaciones indus­ triales, la resolución 90 del c e p estableció el detalle de los campos en que debería tenderse a una cierta armonización: políticas nacionales de des­ arrollo económico, industrias de carácter zonal, grupos de estudio secto­ riales, etcétera. En lo relativo a la confrontación de políticas nacionales de desarrollo, hay que mencionar aquí la reunión de representantes de los organismos de planificación, fomento y orientación del desarrollo industrial de los paí­ ses de la a l a l c , celebrada en Lima, en abril de 1963. En esa reunión se aprobó —entre otros puntos— una recomendación sobre “ la conveniencia de utilizar métodos de programación cuyos resultados sean susceptibles de comparación zonal” . Asimismo, se acordó “ solicitar al Instituto Latino­ americano de Planificación Económica y Social ( i l p e s ) que, tanto en sus cursos de capacitación como en sus labores de asesoría a los países que son Partes Contratantes del Tratado de Montevideo, considere las alternati­ vas y técnicas para una programación zonal y una coordinación de los pro­ MERCADO COMUN LATINOAMERICANO 197 gramas nacionales” . 24 En el curso de 1967 está previsto un segundo encuentro de los organismos de planificación de los Estados miembros de la Asociación. Por otra parte, la atención por las industrias de interés zonal, que se apuntaba en la resolución 100, ha disminuido grandemente en los últimos tiempos, debido a la preeminencia que han ganado los acuer­ dos subregionales a los que nos referimos in extenso en el punto 3 .5 de este capítulo. Así, pues, en relación con los temas de la confrontación de planes nacionales y de la planificación zonal, poco es lo que hasta ahora se ha avanzado dentro de la a l a l c . N o obstante, conviene hacer la obser­ vación de que en octubre de 1967, el i l p e s tiene prevista la celebración de un curso sobre planificación económica en la República Dominicana. 25 1 al vez en esta ocasión, además de insistir en la necesidad de una cierta pJanificación en la República Dominicana,2€ surjan los referidos temas de la confrontación de planes nacionales y de la planificación zonal. Otros muchos aspectos de la armonización industrial se están explo­ rando a través de los grupos de estudio creados por la resolución 50 del c e p . En el caso de las industrias siderúrgica y del petróleo, incluso llegó a confeccionarse un proyecto de tarifa externa común que ha tomado como antecedente el Grupo de Estudios sobre el a e c , creado por la resolución 104 del c e p (y al cual ya hemos hecho alusión en el apartado 3 .2 de este mismo capítulo). Hay que mencionar, asimismo, que en los últimos cinco años se han celebrado numerosas reuniones sectoriales de empresarios de la a l a l c . La Conferencia de las Partes Contratantes y el c e p han recogido de ellas diversas recomendaciones tendientes a incorporar productos a las listas nacionales, proyectos de acuerdos de complementación, v propuestas para lograr la armonización de legislaciones. Entre estas últimas propuestas, pueden citarse las referentes al establecimiento de normas técnicas uni­ formes que están siendo estudiadas por el Comité Panamericano de Nor­ mas Técnicas ( c o p a n t ) . 27 Asimismo, en el curso del presente año se 24 Loe. cit., nota 24, p. 33. 25 Esta información me fue amablemente facilitada por el director de la Divi­ sión de Asesoría del i l p e s , señor Matus, en el curso de la entrevista que mantu­ vimos en la sede de la c e p a l , el 11 de agosto de 1967. Oficialmente, en la República Dominicana existe un plan para el bienio 1967-1968, citado en el capítulo i y en otros lugares de este informe. Y existe también, en la República Dominicana, una Oficina de Planificación. Pero hasta ahora no se ha pasado de -las visiones generales de la economía dominicana y sus problemas y del estudio algo más pormenorizado de algunos proyectos concretos, para el asesoramiento del Gobierno. No puede hablarse, pués, en sentido estricto, de que exista una política efectiva de planificación. 27 Loe . cit., nota 22, p. 36. 198 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC ha iniciado un trabajo de comparación de los regímenes de marcas y pa­ tentes en las Partes Contratantes, con vistas a llegar algún día a normas uniformes, y se ha insistido en el tema de las licitaciones a que ya aludi­ mos en el punto 3 . 1 . 28 Como se ve, lo realizado en la a l a l c en el campo de la armonización del sector industrial es todavía bien poco. Pero no cabe duda de que los trabajos emprendidos y las reuniones sectoriales de empresarios, están crean­ do una nueva mentalidad entre los empresarios latinoamericanos quienes, en tales encuentros, adquieren el hábito de comentar sus problemas co­ munes. De esa aproximación humana saldrán resultados beneficiosos. Ésta es, tal vez, la conclusión más interesante por el momento en este campo de la política económica y, por ello, la recomendación que a este respecto puede hacerse en el caso de la República Dominicana es casi obvia: que sus empresarios comiencen a asistir a las reuniones sectoriales de la a l a l c tan pronto como sea posible. Para terminar con este apartado sobre coordinación y armonización en el sector industrial, es preciso aludir a lo que todavía constituye un importante vacío: la falta de un estudio serio sobre los instrumentos jurí­ dicos necesarios, a escala de la a l a l c , para fomentar las empresas latino­ americanas de ámbito multinacional. Claro que para realizar un estudio jurídico serio de esta clase, es absolutamente necesario conocer la situa­ ción real en que hoy se encuentran las empresas de ámbito multinacional en el área de la Asociación. Éste ha sido el enfoque con que el Instituto para la Integración de América Latina ( i n t a l ) ha abordado el tema. Ac­ tualmente, el Instituto está preparando un trabajo sobre aproximada­ mente un centenar de empresas que operan a la vez en varios países de la a l a l c ; de ellas, parece ser que sólo una cuarta parte son de capital netamente latinoamericano. 29 Este análisis podría servir de base para pro­ mover las resoluciones necesarias a fin de que esa proporción de empre­ sas latinoamericanas multinacionales aumente de forma sustancial. Sólo de esta forma podrá combatirse con éxito la tesis —muy extendida— de que la integración latinoamericana está resultando especialmente venta­ josa para las grandes empresas extranjeras ubicadas en la región, tesis que, como vimos en el capítulo iv, contiene una gran dosis de realidad hasta el presente. 28 Ibidem, p. 40. 29 Esta información se la debo al señor Gustavo Lagos, director del i n t a l , quien me expuso las líneas generales del desarrollo del citado trabajo. MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO c ) C o o r d in a c ió n de l a s p o l ít ic a s 199 a g r íc o l a s Al igual que en la creación de la c e e y de la e f t a , en la construc­ ción de la a l a l c se está prestando una atención específica al sector agro­ pecuario. En el Tratado de Montevideo hay referencias a la racionaliza­ ción de las producciones agrícolas, a los aspectos socioeconómicos vincu­ lados a las actividades del sector, y a la necesidad de no desarticular las producciones nacionales a través de la abolición indiscriminada de las ba­ rreras al comercio. Éste fue el propósito por el que surgió el artículo 27 del Tratado, según el cual “ las Partes Contratantes procurarán coordi­ nar sus políticas de desarrollo agrícola y de intercambio de productos agropecuarios ’ \ Adicionalmente, se previeron acuerdos especiales por pro­ ductos, tomando en consideración las corrientes tradicionales del comer­ cio intrazonal (artículo 29), y medidas especiales de salvaguardia (ar­ tículo 28). Los criterios establecidos en el Tratado no permitieron, empero, una acción dinámica en relación con el sector agrario, de tal forma que en diciembre de 1964, en la importante resolución 100 —que tan repetida­ mente citamos— se trató de nuevo la cuestión. Como directiva básica se estableció que “ el objetivo de la Asociación en materia agropecuaria es alcanzar, en el más breve plazo posible, la coordinación y armonización de las respectivas políticas de las Partes Contratantes, y la fijación de las normas de ordenamiento del comercio de tales productos En cumpli­ miento de este propósito, el c e p , en su resolución 77, decidió crear la Comisión Asesora de Productos Agropecuarios, integrada por los respon­ sables inmediatos de la elaboración y ejecución de las respectivas polí­ ticas nacionales de las Partes Contratantes en este campo. Los esfuerzos de esta Comisión han demostrado las grandes dificultades de la tarea. “ La mayor de ellas —se ha afirmado— consiste en que no es fácil iden­ tificar con precisión un cuerpo coherente de disposiciones que conforman una política nacional en la materia. Ello se debe en buena parte al hecho de que los programas de desarrollo de los distintos paires se encuentran en diferentes etapas de elaboración, o carecen de sanción legislativa. Ade­ más, en muchos casos, las metas y los objetivos no presentan bases ade­ cuadas para su evaluación comparada, ya que generalmente en dichos pla­ nes no ha sido contemplada la perspectiva de la integración zonal ’ \ 30 Las anteriores líneas entrecomilladas explican por qué, últimamen­ te, se han abordado una serie de temas agrícolas de ámbito mucho más concreto. En ese sentido se han celebrado, en el seno de la a l a l c , diver­ 30 Loe. cit., nota 22, p. 43. 200 LA REPUBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC sas reuniones de expertos de las Partes Contratantes sobre los siguientes asuntos: sanidad vegetal, tabaco, frutas y comercialización de productos agropecuarios. En resumen, es muy poco lo que todavía se ha hecho dentro de la a l a l c en el campo de la armonización en el sector agrícola. d) P o l ít ic a f in a n c ie r a y m o n e t a r ia La casi total ausencia de disposiciones sobre materias financieras y monetarias que puede apreciarse en el Tratado de Montevideo se suplió en la resolución 100 (8-12-1964), que dispuso la creación de la “ Comi­ sión Asesora de Asuntos Monetariosr\ Desde entonces, la Comisión ha procedido al análisis de una serie de cuestiones, aunque todavía no se ha llegado a resultados concretos en la mayoría de los asuntos examinados. Sin embargo sí se han podido identificar los problemas de mayor interés. He aquí algunos de ellos: 31 1 . Disposiciones vigentes en cada uno de los países de la a l a l c sobre los tratamientos aplicables a los capitales extranjeros: como consecuencia del intercambio de informaciones que se ha producido, y habida cuenta de que el cumplimiento progresivo del programa de liberación ha de au­ mentar en forma considerable las perspectivas de inversiones privadas extran­ jeras en los países de la a l a l c , se ha considerado necesario establecer prác­ ticas de colaboración y consulta, a fin de obtener de la inversión extrazonal los mejores beneficios para la región en su conjunto. 2. La influencia de los tipos de cambio sobre las corrientes de comercio. 3. La aplicación de la cláusula de salvaguardia por razones de ba­ lanza de pagos. 4. Las restricciones monetarias nacionales que dificultan el inter­ cambio intrazonal. 5. Los problemas del crédito en relación con el financiamiento del capital extranjero. del co m e rc io intra-ALALC y re sp e c to Como puede apreciarse, los cinco puntos señalados abarcan un cúmulo de problemas de importancia decisiva, que la Asociación deberá encarar en los próximos años en el proceso de perfeccionamiento de la integración. Hasta ahora los únicos avances registrados en el terreno monetario se 3* Ibidem, p. 47. MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO 201 refieren al problema más intimamente relacionado con el comercio intra­ zonal, esto es, a la compensación de pagos. A este respecto, la resolu­ ción 101 (8-12-1964) creó el Consejo de Política Financiera y Mone­ taria, integrado por los presidentes, gerentes o directores generales de los bancos centrales o similares de los países miembros. Constituido en mayo de 1965, el Consejo consiguió la casi inmediata conclusión de un Acuerdo entre Bancos Centrales de la a l a l c , que funciona sobre la base del esta­ blecimiento de líneas ordinarias de crédito recíproco convenidas entre ban­ cos centrales, en dólares de los Estados Unidos. Hasta la fecha se han concertado 16 convenios de créditos recíprocos entre siete bancos centra­ les. Al ser voluntario el acogerse al Acuerdo, los Bancos Centrales de Uru­ guay, Brasil, Venezuela y Bolivia no lo han hecho todavía. 32 El Acuerdo de Compensación no constituye una unión de pagos, sino que establece simplemente un mecanismo de compensación de pagos, entre pares de bancos centrales, que reposa sobre líneas de créditos esta­ blecidas en los respectivos convenios bilaterales. Los saldos de esas cuentas por pares de bancos se liquidan multilateralmente cada dos meses (por el Agente del Sistema que es el Banco Central de Reserva del Perú) con lo cual el volumen de dólares de los Estados Unidos efectivamente empleados en el comercio intrazonal es más reducido de lo que sería nece­ sario de cualquier otra forma. Ciertamente, la falta de un sistema de cré­ dito multilateral y de un Fondo para situaciones especiales resta agilidad al sistema, pero como primer paso el Acuerdo de Compensación es de un gran interés y al parecer está funcionando satisfactoriamente. 33 Es interesante señalar que la resolución 148 (18-11-1966) abrió el sis­ tema del Acuerdo de Compensación a la entrada de los bancos centrales de cualesquiera otros países latinoamericanos que reúnan las condiciones para ser Parte Contratante de la a l a l c . L o s nuevos miembros del Acuerdo conforme a este status especial, serían invitados a participar como obser­ vadores en las reuniones del Consejo de Política Financiera y Monetaria v de la Comisión Asesora de Asuntos Monetarios. Esta resolución 148 fue adoptada pensando fundamentalmente en la República Dominicana y Haití, puesto que los países centroamericanos individualmente no están en condiciones de entrar en la a l a l c , y Panamá parece definitivamente inclinado hacia el Mercado Común Centroameri­ cano. No obstante, por el momento, la resolución 148 no pasa de ser un 32 Ibidem, p. 84. 33 Sobre el Acuerdo de Compensación, pueden verse los siguientes documen­ tos: “Acuerdo entre los Bancos Centrales de los países miembros de la a l a l c ” y "Reglamento del sistema de compensación multilateral de saldos entre Bancos Cen­ trales de los países de la a l a l c ” , en a l a l c , Síntesis M en su al , n9 6, diciembre de 1965. 202 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC gesto de cortesía, habida cuenta del escaso intercambio entre las dos Re­ públicas de la isla Española y los países de la a l a l c . Concretamente, y según veremos más adelante, en las condiciones actuales, la República Dominicana podría estar interesada en acuerdos bancarios con Venezuela y Chile, sus dos principales socios comerciales en la región ( y de hecho ya existe un proyecto de Acuerdo de este tipo entre el Banco Central de Venezuela y el de la República Dominicana, según veremos en el apar­ tado 4 del presente capítulo). Sin embargo, en caso de vincularse a la a la lc , la República Domi­ nicana debería entrar en el sistema de compensación multilateral. Una vez adherido al Acuerdo, el Banco Central de la República Dominicana podría renegociar su actual convenio con el de Venezuela, y se podría pensar en abrir otros convenios de este tipo, para aprovechar a fondo las ventajas que ofrece el Acuerdo de Compensación. e) C o o r d in a c ió n de p o l í t i c a s de t r a n s p o r t e Aunque en el Tratado de Montevideo no existen referencias concre­ tas al tema de los transportes, lo cierto es que en la a l a l c se ha prestado una atención creciente a esta cuestión, a través de su Consejo de Trans­ portes y Comunicaciones y de su Comisión Asesora de Transporte, cuyos esfuerzos se han materializado ya en la conclusión del Convenio de Trans­ porte por agua de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, suscrito el 30 de setiembre de 1966. 34 En esencia, este convenio consa­ gra el derecho a la reserva de las cargas del intercambio entre las Partes Contratantes a favor de los buques nacionales de todas ellas. Este dere­ cho se ejercerá de forma multilateral y gradual, y con una serie de excep­ ciones que reflejan de forma realista el todavía muy agudo déficitdela balanza de fletes global de la zona. Hasta ahora, el convenio ha sido ratificado sólo por México, siendo precisa la ratificación de por lo menos cinco Estados signatarios para que entre en vigencia respecto de ellos. Por otra parte, la aprobación del regla­ mento —elaborado con el asesoramiento de la c e p a l y de la Asociación Latinoamericana de Armadores ( a l a m a r ) — parece que encontrará serias dificultades. Todo parece indicar, pues, que el Convenio, no obstante sus exceps4 El texto del convenio puede verse en a l a l c , Síntesis M en sual, n9 14, agosto de 1966, pp. 14 y ss. En el n9 12 de la misma revista (pp. 21 y ss.) se publicó un estudio sobre “Antecedentes y espíritu del convenio acuático de la a l a l c ” . MERCADO COMUN LATINOAMERICANO 203 dones “ se ha adelantado a su tiempo” . Cabe suponer asimismo que los países con mayores flotas en la región no tienen un gran interés por un acuerdo que da a las potencias marítimas menores una favorable posibi­ lidad para promover su crecimiento. Puesto que todavía está confuso el porvenir efectivo del Convenio de Transporte por Agua d e la a l a l c , creo que carecería de sentido entrar en consideraciones sobre su posible incidencia en el contexto de una even­ tual incorporación de la República Dominicana a la Asociación. Y si ésta es la situación presente en el caso del transporte por agua, para el eme ya hay un convenio firmado, menos sentido tendría aun que entrára­ mos en el tema de los contactos ya habidos en el marco de la a l a l c con vistas a construir un mercado común para el transporte aéreo. r) A p r o x i m a c ió n de las l e g is l a c io n e s labo rales El Tratado de Montevideo, aunque implícitamente está lleno de refe­ rencias a problemas con repercusiones sociales, no cuenta con una nor­ mativa de base sobre los temas laborales. Como en tantos otros aspectos, en la resolución 100 08-12^1964), se dispuso la iniciación de las tareas tendientes a compilar los antecedentes sobre condiciones laborales en las Partes Contratantes. El proposito último es la preparación de un progra­ ma de estudios sistemáticos sobre esas materias, a fin de establecer posi­ bles bases de armonización. En este sentido, la Asociación, por mandato de la Primera Reunión de Cancilleres, convocó al sector laboral, y se creó a esos efectos una Comisión Consultiva, como foro adecuado para recibir el asesoramiento indispensable que facilite el conocimiento efectivo de la situación existente en la Zona. En principio, la Secretaría de la a l a l c ha estimado que es tarea pri­ mordial coordinar las legislaciones nacionales asegurando, entre otras, las siguientes metas: i) El derecho al trabajo libremente escogido en condiciones equita­ tivas v dentro de un nivel de remuneración que asegure un nivel de vida digno; it) La nivelación de las condiciones laborales y de la seguridad social y otros beneficios sociales; n i) La obtención de un nivel elevado y estable de empleo, procu­ rándose la plena ocupación; 204 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC iv') La estructuración de una política común de orientación, forma­ ción v readaptación profesional y tecnológica; a0 El reconocimiento que el contacto directo y colectivo entre los ele­ mentos del trabajo y la empresa es esencial para la marcha armónica del desarrollo económico y que, por lo tanto, debe promoverse el ejercicio efec­ tivo de la negociación colectiva; vt) El establecimiento de un régimen eficaz que solucione problemas de cesantía y de reconversión industrial dentro de la a l a l c , mediante el establecimiento de fondos sociales destinados a esos efectos; v il) La adopción de bases que permitan la movilidad de la mano de obra, •procurándose la formación de un verdadero mercado común del em­ pleo dentro de la Asociación; y v iii) El libre funcionamiento de organismos sindicales en el plano nacional, ciue puedan adoptar formas cooperativas con miras a extender su campo de acción en forma coordinada con la a l a l c , transformándose en organismos de carácter multinacional que complementen armónicamente los esfuerzos de la Asociación. En una primera etapa, las tareas se dirigirán al relevamiento de los datos legislativos, estadísticos y económicos que ilustran acerca de la actual situación del sector en los países de la Asociación. Con la información obtenida se procurará estructurar bases de armonización de políticas y le­ gislaciones, en consultas con el sector laboral. Los aspectos seleccionados como prioritarios, atendiendo a la inci­ dencia económica y social de los mismos, son los siguientes: a) Condiciones de trabajo en la región: b) Seguridad social y otros beneficios sociales; y c) Circulación de trabajadores. Como el programa de arción está sólo esbozado, me parece innece­ sario entrar en consideración de sus posibles implicaciones sobre el even­ tual ingreso de la República Dominicana en la a l a l c . 3 .4 Acuerdos de comf le mentación industrial Los acuerdos sectoriales en la term ino lo gía de la alalc p u eden ser de dos clases: acuerdos de com p lem en tación in d u strial, y acuerdos de inte- MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO 205 gración sectorial. En el Tratado de Montevideo, se señala que “ con el objeto de intensificar la integración y complementación, las Partes Con­ tratantes podrán celebrar entre sí acuerdos de complementación indus­ trial por sectores económicos. ” 35 La reglamentación expresa de los acuer­ dos aparece en el artículo 17 del Tratado: “Los Acuerdos. . . — se dice allí— establecerán el programa de liberación aue regirá para los productos del respectivo sector, pudiendo contener, entre otras, cláu­ sulas destinadas a armonizar los tratamientos que se aplicarán a las materias primas v a las partes complementarias empleadas en la fabricación de tales productos. Las negociaciones de esos acuerdos estarán abiertas a la participación de cualnwer Parte Contratante interesada en los programas de complementación. Los resultados de las negociaciones serán objeto, en cada caso, de protocolos que entrarán en visor después de que, por decisión de las Partes Contratantes, se baya ad'mitido su com­ patibilidad con los principios y objetivos generales del presente Tratado”. En un principio, los países de la a l a l c pusieron grandes esperanzas en los acuerdos de complementación, pensándose que, en cierto modo, sería más fácil caminar hacia la integración global promoviendo una serie de avances yuxtapuestos de carácter sectorial. Sin embargo, tales espe­ ranzas se vieron frustradas. Aparte ya de la enorme compleiidad que en cualquier caso conlleva la preparación de un acuerdo de complementa­ ción, el hecho de que estaban afectados por la cláusula de nación más favorecida, hizo aue la mavoría de los proyectos iniciales terminaran con la desgravación de los productos inicialmente interesados dentro de las listas nacionales, como mecanismo mucho más fácil para obtener resul­ tados análogos a los que se buscaban a través de los acuerdos de com­ plementación. El mecanismo de los acuerdos de complementación industrial pare­ ció cobrar nueva vida cuando por medio de la resolución 99 (rO de di­ ciembre de 1964, se suprimió la cláusula de nación más favorecida en los acuerdos, ofreciéndose, por consiguiente, la posibilidad de acuerdos “ ce­ rrados” , constitutivos de verdaderos mercados sectoriales subregionales. 3(5 De los cuatro únicos acuerdos sectoriales, hoy vigentes, dos son ante­ riores a la resolución 99 y dos posteriores. Los dos anteriores son: — Acuerdo de complementación sobre máquinas de contabilidad, ne35 Tratado de M ontevideo, artículo 16. Artículo vigésimo primero de la resolución 99 ( i v ) : “Las Partes Contratantes convienen expresamente que aquellas que no participen de u n Acuerdo de Complementación, sólo se beneficiarán de las franquicias recíprocam ente pactadas entre las Partes que intervengan en el Acuerdo, m ediante el otorgamiento de adecuada compensaçion\ 206 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC gociado por Argentina, Brasil, Chile v Uruguay y suscripto el 20 de julio de 1962. 37 — Acuerdo de complementación sobre válvulas electrónicas, negocia­ do por Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay, y suscripto el 18 de febrero de 1964. 38 La experiencia a partir de la resolución 99 no ha podido ser más de­ cepcionante. Sólo dos acuerdos fueron suscritos, los dos entre Brasil y Uruguay, y en los cuales las concesiones de apertura del mercado son uni­ lateralmente brasileñas, lo que de hecho significa que no pasan de ser una forma especial de preferencias brasileñas a Uruguay: —-Acuerdo de complementación sobre productos de la industria elec­ trónica y de comunicaciones eléctricas, suscripto el 2 de junio de 1966. 39 — Acuerdo de complementación sobre productos de la industria de aparatos eléctricos, mecánicos v térmicos de uso doméstico.40 “De cualquier modo — como se dice en el documento preparado para la Con­ ferencia de Asunción— los resultados obtenidos en materia de acuerdos de comple­ mentación pueden ser calificados como poco satisfactorios. Hasta el presente, fian sido elevados a las Partes Contratantes, a través del Comité Ejecutivo Permanente, 38 proyectos de acuerdos, de los cuales sólo cuatro fueron suscriptos y dos están corriendo los plazos previstos en la resolución 99 ( i v ) ”. 41 En el citado informe se añade (p. 7) que las normas vigentes por la resolución 99 (rv ) contienen instru­ mentos para la concertación de acuerdos de complementación que hasta la fecha 130 han sido utilizados, o lo han sido muy poco. Entre esos mecanismos pueden señalarse los siguientes: ”a) Armonización de los tratamientos aplicados a las importaciones proceden­ tes de terceros países con respecto a los productos comprendidos en el sector, asi como a las m a t e r ia s p r im a s y p a r t e s c o m p le m e n t a r i a s empleadas en la respectiva fabricación; ¡ ”b) Coordinación de programas y estímulos gubernamentales, con vistas a facilitar la complementación sectorial y a armonizar los tratamientos aplicados a los capitales y servicios procedentes de dentro o fuera de la Zona, vinculados al sector correspondliente; y ”c) Tratamientos especiales en aplicación del Capítulo vm del Tratado y ar­ tículo segundo de la resolución 71 (m ). 37 Puede verse su Protocolo en la Lista Consolidada de Concesiones, Montevideo, 1966, p. v a vm . Tomo i, alalc, 38 Puede verse su protocolo en loe. c it., nota 38, p. vm a xm. Puede verse en la Lista Consolidada de Concesiones, Suplem ento , Montevideo, 1967, p. v a ix. 30 40 Puede verse en loe. cit., nota 40, p. x 41 ción de reunión cretaría, a a la lc , xv. Acuerdos sectoriales de complementación industrial procurando la participa­ los países de menor desarrollo relativo (Punto 9 de la agenda de la segunda del Consejo de M inistros de la a l a l c ) , Doc. a l a l c / c m -t i /v i - e /de. 5, Se­ 21 de agosto de 1967, p. 6. MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO 207 ”Además, cabría ¿estacar el contenido del artículo séptimo de la resolución 99 (iv ), mediante el cual, dentro de un acuerdo, pueden otorgarse a los países de menor desarrollo económico relativo concesiones no extensivas, adicionalmente a la extensión automática de las concesiones pactadas dentro de un acuerdo, tal como lo dispone el artículo vigésimo quinto de la resolución 99 ( iv ) . "Realmente — y como era de esperar por la gran complejidad del tema— en k reunión del Consejo de Ministros en Asunción (2 8 de agosto - 2 de setiembre de 1967) no se avanzó mucbo en esta materia. La resolución 193 (2-9-1967) se limitó a “encomendar al Comité Ejecutivo Permanente que, con la asistencia téc­ nica de la Comisión Asesora de Desarrollo Industrial, estudie y apruebe, antes del l 9 de julio de 1968, fórmulas concretas tendientes a propiciar la concertación de acuerdos sectoriales de complementación industrial procurando la participación de los países de menor desarrollo relativo”. Se acordó asimismo que la Comisión Asesora examinaría “el tema en su próxima reunión, la cual deberá iniciarse a más tardar el l 9 de noviembre de 1967”. Al dedicar a los acuerdos de complementación un espacio que real­ mente podrá parecer excesivo, mi intención no ha sido otra que poner de relieve las enormes dificultades de su perfeccionamiento. Por ello, si en la práctica, después de siete años de vida de la a l a l c , la experiencia ha sido tan poco favorable, es difícil sustentar aquí que la República Dominicana pueda obtener grandes ventajas de su eventual participación en futuros acuerdos de complementación. En cierto modo, sucede con este tipo de acuerdos en la a l a l c algo parecido a lo que ocurre con las industrias de integración en Centroamérica. En ambos casos, se plantea el proble­ ma de un conjunto de países que tienen que ponerse de acuerdo sobre la forma en que han de repartirse las inversiones destinadas a un sector industrial concreto. El llegar a un acuerdo, cuando en todos los países se aspira a la localización de por lo menos una planta del sector, lleoa a convertirse en un propósito muy difícil de alcanzar. Por todo ello, el fu­ turo de los acuerdos de complementación industrial, a pesar de los esfuer­ zos hechos por la Secretaría de la a l a l c de encontrar nuevas fórmulas para su conclusión,42 no parece que haya de ser más brillante que su pasado. Esto parece todavía más cierto si se tienen en cuenta los procesos de desgravación programada y de construcción del Arancel Externo Co­ mún en que se ha embarcado la a l a l c ; y sobre todo si se consideran los esfuerzos que se están realizando en lo tocante a acuerdos subregionales. Estos últimos no cabe duda de que en buena medida vienen a reem­ plazar a los acuerdos de complementación en las formulaciones conocidas hasta ahora. 42 Loe. cit.} nota 42, p. 7. 208 3. 5 LA r e p ú b l ic a d o m in ic a n a an te l a a l a l c Acuerdos suhregionales Aprovechando su encuentro con ocasión de posesionarse de su cargo el presidente Lleras Restrepo de Colombia, el 16 de agosto de 1966 los presidentes de Chile, Colombia y Venezuela, y los delegados presiden­ ciales de Ecuador y Perú firmaron la llamada Declaración de Bogotá, don­ de los cinco países andinos plantearon claramente su propósito de crear dentro de la a l a l c un mercado subregional dentro del cual la integración pudiera progresar más rápidamente que en el resto de la a l a l c . Como argumentos para justificar esta importante decisión, en la Declaración de Bogotá se alude a las características de los países firmantes: de menor desarrollo relativo los unos, y de mercado insuficiente los otros. La Declaración de Bogotá tuvo una gran resonancia en todo el ám­ bito interamericano, como lo demuestra el hecho de que al celebrarse la Reunión de Presidentes en Punta del Este en abril de 1967, se recono­ ció el derecho de los Estados miembros de la a l a l c a formar mercados subregionales, y más concretamente (literal 2 -d del Programa de Acción) se acordó “ propiciar la concertación de acuerdos subregion ales de carácter transitorio, con regímenes de desgravación internos y armonización de tratamientos hacia terceros, en forma más acelerada que los compromisos generales, y que sean compatibles con el objetivo de la integración region a l” . Animados por el apoyo recibido de la Reunión de Presidentes en Punta del Este, los cinco países de la Declaración de Bogotá avanzaron en los trabajos preparatorios de su acuerdo subregional, v tras dos reunio­ nes (Viña del Mar y Quito), en la mantenida en Caracas en agosto de 1967 ultimaron las Bases de un Acuerdo Subregional, elaboradas por Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela. 43 Es de señalar que tras la reunión de Caracas — a la que había asistido como observador— Boli­ via hizo conocer su intención de adherirse también al Acuerdo Sub­ regional Andino. Evidentemente, la formación de un mercado subregional a lo largo de toda la cordillera, desde Venezuela a Chile, y siguiendo la línea de navegación La Guaira, Barranquilla, Guayaquil, El Callao, Valparaíso, a través del Canal de Panamá, creó una cierta inquietud por parte de otros países de la a l a l c , que creyeron ver en el futuro acuerdo subregional un posible origen de fricciones e incumplimientos del Tratado de Monte­ video. No otra es la actitud que muestra la resolución 202 (2-9-1967), emanada de la Conferencia de Asunción, en la que se encomienda que en 43 Publicado como documento alalc / c m - i i / v i - e / de. 26, 22 de agosto de 1967, MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO 209 el séptimo período de sesiones ordinarias se establezcan las normas a que deberán someterse los acuerdos subregionales, sobre la base de unos prin­ cipios muy detallados que por su interés transcribimos a continuación: “1. Los acuerdos subregionales podrán ser celebrados por dos o más Partes Contratantes y se ajustarán en sus términos al texto de la Declaración de los Presi­ dentes de América, contenido en el Capítulo i, numeral 2. v2 . Cada acuerdo subregional establecerá los términos de aceleración de su política comercial en relación con la liberación programada y con la adopción, de un arancel externo cormin. Asimismo establecerá las medidas para intensificar la industrialización y la forma de aproximar las correspondientes legislaciones na­ cionales. ”3. El programa de liberación deberá ser generalizado y no restringido a secto­ res específicos. ”4 . Las estipulaciones de los acuerdos subregionales deberán tomar en cuenta los compromisos de guienes los suscriban en relación con sus listas nacionales, con las listas especiales, con la lista común y con las decisiones aplicables adloptadas en la Decla­ ración de los Presidentes de América. ”5. Los acuerdos de complementación industrial que celebren los participantes en los acuerdos subregionales se ajustarán a las disposiciones aplicables del Tra­ tado de Montevideo y de las resoluciones de la Conferencia, y quedarán abiertos a todas las demás Partes Contratantes, en los mismos términos de las citadas dispo­ siciones. ”6 . Los acuerdos subregionales serán de carácter transitorio y, a tal efecto, debe­ rán establecer la fecha de entrada en vigor y su díuración. ”7. Las Partes Contratantes participantes en un acuerdo subregional designarán el órgano ejecutivo que se encargue de la administración del acuerdo. ”8. Todo acuerdo subregional requerirá, para que pueda ser puesto en ejecu­ ción, la aprobación previa die las Partes Contratantes, las cuales delegan esta facultad en el Comité Ejecutivo Permanente. La Conferencia analizará anualmente, en sus Períodos de Sesiones Ordinarias, la marcha de tales acuerdos. ”9. Las disposiciones de los acuerdos subregionales no afectarán los derechos y obligaciones resultantes del Tratado de Montevideo y de las resoluciones de la a l a l c , que se aplicarán en lo que no esté previsto en dichos acuerdos. ” 10. Los acuerdos subregionales contendrán normas de adhesión compatibles con los objetivos def Tratado de Montevideo.” Congruentemente con la resolución 20 2 , el Consejo de Ministros de la a l a l c aprobó las bases del Acuerdo Subregional presentadas por los paí­ ses andinos, si bien al propio tiempo aprobó un procedimiento muy con­ creto para su examen e información. La resolución 203 creo que es suficien­ temente breve y expresiva como para no requerir más comentarios: “ P r i m e r o . — Aprobar las bases de un acuerdo subregional presentadas por Co­ lombia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela, que constan en el documento anexo a la presente resolución. " S e g u n d o . — Delegar en el Comité Ejecutivo Permanente la facultad de cons­ tatar la compatibilidad del acuerdo subregional que se suscriba, con las bases que se 210 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC a p r u e b e n en el artículo primero d e e s t a r e s o lu c i ó n d e l 1 a l 1 0 en el artículo s e g u n d o d e l a r e s o lu c i ó n r e u n i ó n del Consejo de Ministros. y c o n lo s p r in c i p i o s e n u m e r a d o s 2 0 2 ( c m -i i / v i - e ) d e l a s e g u n d a " T e r c e r o . — La Conferencia de las Partes Contratantes analizará en sus Perío­ dos de Sesiones Ordinarias la marcha del acuerdo subregional y su adecuación a los objetivos principales del Tratado de Montevideo”. Pasemos ahora a referirnos más concretamente al mercado subregional va en formación, que tiene un oran interés para la eventual incorporación de la República Dominicana al proceso integra torio. Las Bases del Acuerdo Subregional presentadas por los cinco países andinos, proporcionan una idea clara del alcance considerable del provecto. Como puede apreciarse a la vista del cuadro vm-3 equivale a crear un mercado de 5.4 millones de km2, casi 60 millones de personas, con un producto interior bruto global fpara 1964) de alrededor de 20.000 millones de dólares, superior al de Brasil por esas fechas (véase cuadro n~l) . 44 La liberación dentro del mercado subregional se hará en forma mu­ cho más rápida que la prevista en principio para el Mercado Común Lati­ noamericano y con un régimen muy favorable para el Ecuador. Para los productos liberados en el comercio subregional, se establecerá un arancel externo mínimo común. Serán aplicables los mismos requisitos de origen que en la a l a l c *, e igualmente, entrarán en vigencia cláusulas de salvaguar' O ■ O dia análogas. Finalmente se prevé una política de competencia en el mer­ cado, y de coordinación en los campos del desarrollo, moneda y cambio, comercio exterior, sistema fiscal e inversiones. Especial interés tienen los párrafos de las bases del Acuerdo Subre­ gional que se dedican a los acuerdos de complementación, en donde figura una lista de los posibles sectores que habrán de verse incluidos en ellos: metalurgia básica; minerales no metálicos; química y petroquímica, con es­ pecial atención a los fertilizantes; madera; celulosa y papel; manufacturas metalmecánicas, en especial partes de la industria automotriz y bienes de capital; industria eléctrica y electrónica; industria alimenticia; y aquellos otros sectores que los países consideren apropiados para acuerdos de com­ plementación industrial. 44 Por otra parte, como afirmó el delegado chileno a la reunión de Caracas, en agosto de 1967, en la que se prepararon las bases del Acuerdo Subregional que días después habían de presentarse en Asunción, “no sólo se crea u n mercado con un a po­ blación de 54 m illones (aún no incluía a Bolivia) sino que en cuanto a Latinoam érica, este tipo de asociación tiene el 80 % de la producción del petróleo, el 42 % del carbón, más del 50 % del m ineral de hierro, el 100% del yodo, más reservas de azufre en Ecua­ dor, C hile y Perú, y hay todos los elementos para un a industria quím ica, petroquí­ m ica, siderúrgica y de m etales ”. Del texto reproducido en el diario C larín de Buenos Aires, 16 de agosto de 1967, p. 4. MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO C 211 u a d r o v i i i -3 Cifras globales seleccionadas del futuro Mercado Subregional Andino 0 0 , Población en millones a mediados de 1966 (a) Superficie en miles de Km2 PAÍSES Bolivia ........... Colombia . . . . Chile ............. Ecuador ......... Perú ............... Venezuela . . . . 1.098,5 1.138,3 741,7 270,7 1.280,2 898,8 3.748 18.617 8.790 5.110 12.012 9.030 5.428,2 57.307 Ce) en m illo­ nes de dólares en 1964 p ib 505 4.075 i 3.755 2 949 3.151 7.991 19.931 G>) per capita en dólares en 1965 p ib 145 265 4 10 215 285 835 — 1 Cifra de 1958. 2 C ifr a d e Fuentes : 1963. b id para c o lu m n a s a , b y d. n a c io n e s u n id a s p a r a c o lu m n a c . Todos los productos señalados quedarían por tanto al margen del pro­ ceso general de liberación intrasubregional y de inclusión en el arancel externo mínimo común. Ambos aspectos quedarían casuísticamente esta­ blecidos en los respectivos acuerdos. Los proyectos de acuerdos de complementación industrial dentro del mercado regional están íntimamente relacionados con otro proyecto ya abordado, la Corporación Andina de Fomento, creada por los Estados de la subregión para promover empresas multinacionales, materializar iniciati­ vas de interés común, y proveer la financiación necesaria captando mancomunadamente los recursos internos o externos precisos. Evidentemente, de prosperar el mercado subregional andino, v todo parece que éste ha de ser el caso, la República Dominicana se encontraría en una situación “ nueva” frente a la a l a l c porque: 1 . Los países de la a l a l c con los que la República Dominicana man­ tiene un mayor volumen de intercambio (Chile y Venezuela) están los dos en el proyecto subregional. 2 . El frente de la a l a l c en el Caribe (Venezuela y Colombia) que­ daría completamente dentro del mercado subregional. 212 LA r e p ú b l ic a d o m in ic a n a an te l a a l a l c 3. Dentro de las bases del acuerdo subregional, el trato favorable ofrecido a Ecuador y Bolivia, podría hacerse extensivo a la República Dominicana. Las tres circunstancias apuntadas marcan ya la posibilidad de que al plantear la República Dominicana su ingreso en la a l a l c , debería hacerlo especificando al propio tiempo que aspira a incorporarse al Acuerdo Sublegional Andino. Sobre esta cuestión, tendremos ocasión de insistir más adelante. 4. LAS A C T U A LE S RELACIONES ENTRE LA REPÚ BLICA D O M IN ICA N A Y LOS PAISES DE LA A LALC En los cuadros vm-4 y vm-5 se ofrece el resumen cifrado del comer­ cio de la República Dominicana con los países de la a l a l c en los años 1963-1965, así como el detalle por productos de las exportaciones domi­ nicanas a la Zona en los años 1964 y 1965. No se incluye el detalle de las importaciones, por encontrarse éstas muy diversificadas, si bien más ade­ lante haremos algunos comentarios sobre su composición. El cuadro vm-4 nos muestra el porcentaje muy reducido que dentro de su comercio total representa el intercambio con la a l a l c para la Repú­ blica Dominicana: en el trienio examinado, llega como máximo al 2,0b % del lado de la exportación y al 5 % en cuanto a la importación. En otras palabras, el intercambio de la República Dominicana con el conjunto de los países de la a l a l c no alcanza ni siquiera las cifras de sus transacciones con Puerto Rico. Esto se debe, naturalmente, a los rasgos ya señalados en el capítulo ni como caracterizantes del comercio exterior de la República Dominicana: fortísima concentración de las exportaciones en dirección a los Estados Unidos, e igualmente elevada proporción de este país y de otros industrializados en el caso de la importación. Configurado este patrón de comercio desde hace muchos decenios, no es extraño que, por la escasa capacidad de competencia de los países de la a l a l c , no se hayan observado alteraciones en las cifras relativas de comercio. De hecho, el intercambio de la República Dominicana a través de los mecanismos del desarrollo espontáneo se ha orientado naturalmente hacia Estados Unidos y Europa de manera fundamental. 45 4 5 B/NCO CENTRAL DE LA REPUBLICA DOMINICANA, GlUpO d fil Sector Externo. Comercio exterior de la República D om inicana , Santo Domingo, 1966. C uadro v iii-4 Comercio exterior de la República Dominicana con los países de la alalc (en $ rd) 19 6 3 PAÍSES Export. Import. 19 6 5 19 6 4 Salão Export. Import. Saldo Export. Import. Saldo México ................... Colombia ............... Ecuador ................. Venezuela ............. Brasil ...................... Uruguay ............... Argentina ............... Bolivia ................... Paraguay ............... Perú ........................ Chile ...................... 1.200 264.351 4.030 117.605 — — — — — — 3.194.516 368.810 — 367.610 28.584 235.767 18.361 — 14.331 2.819.753 --2 .7 0 2 .14 8 4.027 — 4.027 2.263 — 2.263 73.538 — 73.538 — — — — 197.732 — 193.732 3 --3 .1 9 4 .5 1 3 9.500 371.803 10 562.008 — 51.223 115 200 — 8.075 836.313 566.444 — 566.944 479.999 — 108.196 7.062 — 7.052 4.108.504 --3 .5 4 6 .4 9 6 17.754 — 17.754 1.011 50.212 61.890 — 61.775 85 115 1.580 — 1.580 128.811 — 120.736 21.947 814.366 1.000 6.983 __ 829.463 1.755 — — __ ___ __ 5.000 319.979 — 318.979 311.375 — 304.392 63 — 63 2.059.801 --1 .2 3 0 .3 3 8 37.210 — 35.435 2.124 — 2.124 1.552.203 -- 1 .5 5 2 .2 0 3 — __ — __ 20.009 — 20.009 18 4.982 Total A L A L C ............... % s/comercio total . 3.581.602 2,5 % 3.512.781 2 ,19 % 68.821 — 1.839.147 1,02% 5.394.197 --3 .5 5 5 .0 5 0 2,80 % — 844.001 0 ,6 7 % 4.302.586 --3 .4 5 8 .5 8 5 5,00% — Grupo A ndino1 . .. 3.580.402 3.064.143 516.259 1.778.309 4.745.518 --2 .9 6 7 .2 0 9 842.246 2.391.070 --1 .5 4 8 .8 2 4 1 Incluye Colombia, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Perú y Chile. Fuente: Comercio Exterior de la República Dominicana, 1967. 214 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC Conviene destacar otro dato a la vista del cuadro viii-4: dentro del co­ mercio dominicano con la a l a l c , el mayor intercambio se concentra respecto de los que hemos llamado países andinos, y especialmente con Colombia, Ve­ nezuela y Chile. En los dos primeros casos sin duda por una mayor proxi­ midad geográfica, y en el tercero por la complementariedad de las produc­ ciones. En esas dos circunstancias y en las posibilidades de una mayor explotación de las mismas, reside la base para que aquí se preconice el acercamiento de la República Dominicana a la a l a l c vía la subregión andina. El cuadro vm-5 nos ofrece el desglose, por productos, de las exporta­ ciones dominicanas a los países de la a l a l c . En el caso de Colombia, los dos productos básicos son la copra y el yeso; en los dos existe en la República Dominicana potencial para man­ tener y expandir ese comercio. En el caso de Venezuela, aparte de peque­ ños volúmenes de frutas y hortalizas —que son muy significativos no como cifras actuales sino como base para una posible expansión en el futuro—, los dos productos más importantes son la copra, nuevamente, y el furfural, que como es sabido tiene numerosas aplicaciones como materia prima para la industria química que precisamente en Venezuela está experimentando un importante desarrollo en los últimos años. Por lo que se refiere a Chile, la principal mercancía dominicana de exportación es el azúcar de caña sin refinar, de la cual este país es normalmente deficitario. El resto de la exportación dominicana en los años indicados, únicos para los que contamos con cifras oficiales, son reexportaciones. Esto es, no existe una verdadera exportación de productos originarios del país, sino que el único tráfico comercial deriva de los trasbordos de mercancías im­ puestos por las conexiones y escalas de barcos mercantes que se producen en el puerto de Santo Domingo. Como decíamos más arriba, las importaciones dominicanas de los paí­ ses de la a l a l c se encuentran muy diversificadas, por lo cual no incluimos aquí el detalle exhaustivo de las mismas, si bien en el cuadro v i i i que figura en el anexo n? 10 a este informe hemos seleccionado los artículos cuyo monto en valor resulta más importante. El criterio de selección ha consis­ tido en tomar aquellos artículos cuyo valor representa por lo menos el 5 % de lo importado de cada uno de los países en cualquiera de los dos años. El cuadro del anexo n 9 9 creo que deja en claro que son muy pocos los pro­ ductos con cifras realmente importantes: los derivados del petróleo y los aceites vegetales; el resto son “ bolsas” arancelarias de una multitud de productos con trascendencia muy limitada. Así, pues, hasta ahora, las relaciones económicas entre la República Dominicana y los países de la a l a l c se limitan prácticamente a las de ín- C uadro v iii -5 Exportaciones de la República Dominicana a los países de la alalc ( en $ r d ) c u c i Grupo, Partida y Sub-Panida 0Ü1 122 221 272 231 04 01 02 11 02 04 01 02 01 01 931 02 01 001 051 051 051 054 054 354 054 054 054 121 221 242 292 292 292 292 04 03 03 06 03 09 09 09 09 09 01 02 03 03 05 06 07 04 01 02 99 03 08 10 13 16 28 01 02 19 01 01 01 02 512 821 892 899 931 09 01 01 21 02 01 01 01 01 01 931 02 01 121 01 01 931 02 01 931 02 01 931 02 01 061 931 01 02 01 01 931 02 01 ” p a ís e s y a r t íc u l o s Colombia: Gallos de lidia (núm.cab.) Cigarros (núm. de piezas) Copra .............................. Yeso ................................. Reexportaciones ............. Ecuador: Reexportaciones ............. Venezuela: Gallos de lidia (núm.cab.) Guineo (núm. de racimos) Plátanos (núm. de piezas) Otras frutas .................... Yuca ................................. Ajíes y pim ientos........... Pepinos y cohombros . Tomate ............................ Auyama .......................... Yautía .............................. Tabaco en r a m a ............. Copra .............................. Guaya cán ........................ Cogollos de caña ........... Semillas p/siembra n.e.p. Plantas vivas .................... Partes de plantas, n.e.p. (incluye pencas de caña) Furfural .......................... Muebles de madera . .. Libros y folletos impresos Objetos arte y colecciones Reexportaciones ............. Brasil: Reexportaciones ............. U ruguay: Tabaco en r a m a ............. A rgentina: Reexportaciones ............. Bolivia: Reexportaciones ............. Perú: Reexportaciones . . . . . . . C hile: Azúcar de caña sin refinar Reexportaciones .............. Méocico: Reexportaciones ............. Paraguay 1 9 6 4 ^ ..* i Kilos CanUdad brutos 2 400 — — — 6.441.781 10 10 1.941.751 4.500.000 10 2 2 2.999.356 — — — — — — — — — — 1.966 1.775.631 19.064 — 500 9.000 218.314 930.465 24 _ $RD 371.803 10 32 356.675 15.075 11 10 ‘ 10 562.008 — — — — — — — — — 3.300 328.478 1.631 — 250 1.080 21.831 187.224 20 — 75 18 .119 — 8 44.384 — — 94.404 94.404 11 11 47 47 3.343 3.343 5.048.103 5.047.093 1.010 — 51.223 51.223 115 115 200 200 8.075 8.075 8 36.313 832.313 4.000 1.283 — 9.500 — 1.839.747 n , CaMííJaÍ — — 1 9 6 5 Kilos fcrutos 1.750.000 — ;----1.750.000 — — — 4.091.75 7 11 1 30.844 1.677 16.590 40.200 2.295 21.630 126 6.675 485 1.863 3.450 — 3.667.852 — 139.671 — — — 198.564 12 23 — 1.666 1.133 1.133 — — — — — — — — 2.189 — 2.189 1.060 — $RD 6.983 — — — 6.983 — — — 829.463 70 971 774 65 734 8 267 29 81 150 — 774.832 — 6.984 — — — 39.936 32 50 — 4.480 1.775 1.775 — — — — — — — — 5.000 — 5.000 1.000 — 844.22 i 216 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC cióle comercial que acabamos de describir, y aunque su importancia dentro del total intercambio de la República Dominicana no sea muy elevado, tampoco se puede olvidar que es 3 ó 4 veces el realizado con el otro siste­ ma continental de integración ( m c c a ) , y sobre todo, que su saldo y sus posibilidades parecen más favorables dentro de la a l a l c . A esas posibili­ dades haremos referencia de inmediato. Sin embargo, antes conviene subra­ yar que además de las transacciones comerciales, la República Dominicana mantiene relaciones de cooperación económica en algunos campos con Ve­ nezuela, miembro de la Asociación. Estas relaciones se manifiestan en los tres siguientes puntos concretos: 1. Asistencia técnica, en el sector agropecuario y más concretamente en lo relativo a bancos agrarios de desarrollo, sanidad, y comunidades rurales. Aunque aún no hay un programa definido, una misión venezo lana visitó la República Dominicana en el primer semestre de 1967 y el convenio parece próximo a firmarse. 46 2. Convenio entre los Bancos Centrales de Venezuela y de la Repú­ blica Dominicana, a fin de facilitar los pagos por transacciones económi­ cas de todo tipo entre los dos países. Este acuerdo aún no ha sido suscrito. 46 En breve comenzará el programa de asistencia técnica a la República Domi­ nicana; bajo este título apareció recientemente en el semanario oficial venezolano C arta de V enezuela (n 9 126, 26 de junio de 1967) el texto que a continuación transbrimos: “El Primer Magistrado Nacional, recibió una comunicación oficial enviada por el Presidente de la República Dominicana doctor Joaquín Balaguer, que le fue entre­ gada por el Embajador de ese país en Venezuela, señor Buenaventura Sánchez. ”La carta diel mandatario dominicano expresa el agradecimiento del pueblo y gobierno de la República Dominicana por la labor realizada por los integrantes de la misión técnica venezolana que, presidida por el Ministro de Agricultura y Cría, doctor Alejandro Osorio, viajó recientemente a ese país. "La Comisión realizó estudios en Santo Domingo sobre varios aspectos, entre ellos el desarrollo de la agricultura, el otorgamiento de créditos agrícolas, la organiza­ ción de Bancos de Desarrollo Agropecuario y de comunidades agrícolas. ’’La Comisión presentó el informe, el cual contempla una apreciación general sobre la situación dominicana en el campo educativo, sanitario asistencial y agrope­ cuario, y recomendaciones sobre la asistencia técnica en esas materias. Se estima que en el lapso de dios meses, una vez que los Presidentes Leoni y Balaguer aprue­ ben el convenio, esa asistencia podrá iniciarse. ”La asistencia técnica comprende, también, el entrenamiento de funcionarios del gobierno dominicano que visitarían nuestro país para conocer la experiencia ve­ nezolana y adquirir la técnica y la metodología aquí aplicadas en la agricultura, la educación, en salud y planificación y en desarrollo comunal. ’’Señala, además, el informe, la asesoría directa mediante el envío a la Repú­ blica Dominicana de expertos venezolanos, en misiones cortas, para mejorar los tra­ bajos en marcha, aconsejar los que se consideren necesarios iniciar, sugiriendo las modificaciones y recomendaciones del caso” RELACIONES ACTUALES CON LOS PAÍSES 217 3. Convenio entre las compañías aéreas Dominicana de Aviación, de control estatal, y la compañía Venezolana Internacional de Aviación, s.A. ( v i a s a ) , en la que el Estado venezolano cuenta con un importante paquete de acciones, v i a s a presta a Dominicana de Aviación asistencia técnica, le arrienda material de vuelo y de aeropuerto, y explotan en pool la línea Santo Domingo-Caracas. Aparte de estas relaciones de cooperación entre la República Domi­ nicana y uno de los países de la a l a l c con más alto ritmo de desarrollo, no hay que olvidar tampoco la multiplicidad de relaciones personales exis­ tentes entre los dos países en base a la emigración política dominicana radi­ cada en Venezuela a fines del siglo pasado, y durante la era de Trujillo. Finalmente, debemos hacer mención —para su ulterior desarrollo— de las nuevas posibilidades de cooperación dominico-venezolana que abri­ ría el montaje de la refinería de petróleo en Santo Domingo por una socie­ dad mixta de los dos países, así como el empleo de bauxita dominicana en la planta de aluminio que la Corporación de Guayana tiene actual­ mente en construcción. A ambos temas nos hemos referido en el capítulo II de este informe. Todos los señalados son elementos de gran interés para auspiciar la vinculación de la República Dominicana con la a l a l c . Lo que resulta más difícil —por no decir imposible— es el intento de evaluar de forma cuantitativa las posibles ventajas que a la economía y a las sociedades dominicanas proporcionaría el ingreso del país en la Asociación. La dificultad —o imposibilidad— de ello estriba en el hecho de que la a l a l c está evolucionando rápidamente en el proceso de su transfor­ mación de una zona de libre comercio en mercado común, cambio que hemos tratado de registrar a lo largo de todo el presente capítulo. Por ello, el mero cotejo de las producciones actuales de la República Dominicana con las listas nacionales de los países miembros de la Asociación, tendría i dativamente poco sentido —como ya apuntábamos en el apartado 2 .3 — en función de las ventajas especiales que la República Dominicana puede aspirar a conseguir, por su eventual calificación de país de menor desarrollo relativo, y como resultado de su posible participación en el Acuerdo Sub­ regional Andino. Creo, por consiguiente, que las posibilidades que pueda ofrecer el ingreso de la República Dominicana dependerán de la forma en que se negocie el acceso y de las ventajas especiales que se consigan ccn él. (No obstante, el ya citado anexo 7 a este informe contiene una primera exploración de la lista consolidada de la a l a l c desde el punto de vista de los intereses dominicanos de exportación). La anterior con­ clusión parece un truismo , pero no es así, puesto que la forma de nego­ ciación que puede resultar más ventajosa para la Rjepública Dominicana 218 LA REPUBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC sí puede ser esquematizada. Esto es lo que intentamos hacer en el siguiente y último apartado de este capítulo. 5. EL INGRESO DE LA REPÚ BLICA D O M IN ICA N A EN LA A L A L C : M E C A N ISM O S Y POSIBILIDADES El ingreso en la a l a l c no se plantea en este informe como una posi­ ble actuación aislada de la República Dominicana sin tener en cuenta el resto de su política económica. Se plantea sencillamente como una pieza más —por muy importante que sea— de una política económica que debe ser orquestada lo mejor posible, y en la cual no pueden perderse de vista los diversos frentes de actuación: relaciones económicas con Haití, coordina­ ción y cooperación económica con el área del Caribe, intensificación del intercambio con Centroamérica a través de un acuerdo preferencial, e ingreso en la a l a l c . En suma, se trataría de que en la República Domi­ nicana se creara un nuevo marco para sus relaciones económicas interna­ cionales, saliendo de su actual aislamiento institucional dentro de un am­ biente de laissez faire (cierto que alterado últimamente) en sus relacio­ nes comerciales, que ha llevado al país a un patrón de intercambio que, como vimos en el capítulo iii, no parece el más adecuado para facilitar su futuro desarrollo económico, social, cultural y político. En el capítulo iv hicimos un estudio bastante detallado de las ven­ tajas generales de la integración, y aunque tratamos de situar los argu­ mentos y contraargumentos en un marco relativamente abstracto, lo cierto es que en él figuraban ya algunas alusiones especialmente favorables a la incorporación de la República Dominicana a la a l a l c . Si tratamos ahora de sintetizar las posibilidades que el ingreso en la a l a l c podrían reportar a la República Dominicana, puede afirmarse: 1. La a l a l c es hoy el núcleo del futuro Mercado Común Latino­ americano, por razón de su mucha mayor envergadura en comparación con el m c c a . La convergencia entre ambos sistemas para construir el Mer­ cado Común Latinoamericano estará durante mucho tiempo asentada en el desarrollo de las posibilidades del Tratado de Montevideo. Por ello, in­ gresando directamente en la a l a l c , la República Dominicana estará ínti­ mamente ligada desde un principio a toda la puesta en marcha del Mer­ cado Común Latinoamericano. 2. Cierto que manteniendo su actual statu quo, la República Domi­ nicana podría seguir ese movimiento integratorio, pues como establece el artículo 4? de la resolución 190 ( c m - i i / v i -e ) que crea la Comisión Coor- INGRESO: MECANISMOS Y POSIBILIDADES 219 timadora de la a l a l c y el Mercado Común Centroamericano, “ a las reunio­ nes de la Comisión Coordinadora se invitará a los representantes de los países latinoamericanos miembros de la o e a que no formen parte de la a l a l c o del m o c a ” . Pero como hemos puesto de relieve en el apartado 24 del capítulo vn, no es posible hacerse demasiadas ilusiones; en el debate en k Comisión para crear progresivamente el Mercado Común Latinoame­ ricano cada vez tendrá menos interés la opinión de los países que no par­ ticipen en ninguno de los dos actuales sistemas de integración. En defi­ nitiva, del aislamiento sólo se sale con la participación, y cuanto más activa sea ésta, más fructíferos cabe pensar que podrán ser los resultados. 3. Las bases actuales del intercambio de la República Dominicana — aunque mínimas en ambos casos— son más amplias respecto de la a l a l c que frente al Mercado Común Centroamericano, y las posibilidades de coo­ peración en otros campos —asistencia técnica, etcétera— son también ma­ yores, especialmente entre la República Dominicana y Venezuela. Resu­ miendo mucho, podría decirse que ese intercambio se basa hoy simplemente en productos primarios: copra y azúcar de la República Dominicana contra derivados del petróleo v aceites vegetales de la a l a l c . Pero esta situación podrá modificarse sensiblemente por ambas -partes, por los efectos diná­ micos de la liberación comercial progresiva. No debe olvidarse que en el m cca el intercambio intrarregional en 1960 no era superior al 4 ^ del total, v que aun fue menor dentro de la a l a l c en ese año. La República Dominicana podría sustituir muchas de sus importaciones de terceros paí­ ses por importaciones a l a l c . La posibilidad de sustitución parece clara en toda clase de manufacturas, desde textiles y calzado, hasta aparatos electro­ domésticos v productos alimenticios preparados que aún no se producen en la República Dominicana. Por su parte, la penetración de los productos dominicanos tradicionales en los países de la a l a l c podría mejorar, no sólo a través de las desgravaciones especiales y de las ventajas no exten­ sivas que la República Dominicana habría de obtener de sus socios, sino también por gestiones directas de venta de azúcar v sus derivados, café, cacao, etcétera, en los países del cono sur y de vegetales frescos v productos pecuarios en los países del norte, y especialmente en Venezuela. Es difícil hacer previsiones sobre lo que ese aumento del comercio podría representar. No sólo depende del intercambio actual y de las cláu­ sulas del trato entre la República Dominicana y el resto de la a l a l c , sino, fundamentalmente, de cómo se organicen todas las actuaciones relaciona­ das con la política dominicana de comercio exterior. En el siguiente capí­ tulo de conclusiones y recomendaciones hacemos una referencia concreta al tema de esa organización. 220 LA REPÚBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC 4. La entrada en la a l a l c con un sistema de preferencias especiales derivadas de su calificación de país de menor desarrollo relativo, animaría la inversión en la República Dominicana. Sólo con la potencial amplia­ ción del mercado podrán establecerse en el país una serie de industrias que hoy tropiezan con el obstáculo insalvable de lo reducido de su mer­ cado interior. En este sentido, las ventajas de la entrada en la vía de la integración por la puerta de la a l a l c en vez de a través del Mercado Co­ mún Centroamericano son, por lo demás, evidentes: un mercado mucho más amplio, y, sobre todo, unas facilidades mucho mayores y más claras para los países de menor desarrollo relativo. Mientras en el Mercado Co­ mún Centroamericano, Honduras y Nicaragua siguen luchando por con­ seguir un trato más ventajoso, en la a l a l c , Ecuador y Paraguay lo han ob­ tenido en Forma muy expresiva a través de las listas especiales y de las ventajas no extensivas. La República Dominicana es de suponer que podría obtener concesiones análogas, y creo que en virtud de su posición geográ­ fica muy favorable frente a México y el norte de la a l a l c , esas facilidades supondrían un estímulo importante para animar la inversión en la Repú­ blica Dominicana, tanto de los propios dominicanos como del capital extranjero. 5. La negociación de la lista nacional de la República Dominicana tras su adhesión al Tratado de Montevideo, no parece que haya de plan­ tear mayores complicaciones. Como se ha puesto de relieve anteriormente en este mismo capítulo (véase apartado 2 .2 ), el verdadero precedente en este sentido no es Venezuela sino Bolivia, que ha pasado a disfrutar ya de las concesiones contenidas en las listas nacionales de los otros países miembros de la Asociación, sin más que el compromiso de presentar en la próxima rueda arancelaria una lista positiva de sus concesiones máxi­ mas. En este caso, las facilidades de acceso en contraste con el m c c a también deben ser puestas de relieve. Aparte ya de los problemas de orden constitucional frente a Centroamérica a que hicimos alusión oportuna­ mente en el capítulo vil, la entrada como miembro de pleno derecho en el m c c a originaría una negociación de considerable envergadura, como ya es previsible que ha de ser el caso de Panamá. Esta negociación puede soslayarse en el caso de la República Dominicana frente a la a l a l c por el sistema ya citado de la lista positiva. 6. Previsiblemente, en la a l a l c parece que se va a dar a la situación de los países de menor desarrollo económico relativo un nuevo enfoque, INGRESO: MECANISMOS Y POSIBILIDADES 221 que podrá ser altamente fructífero. 47 Concretamente, en la reciente Con­ ferencia de Asunción, se aprobó la resolución 195 (2-9-1967) en la que se encomienda a la Secretaría Ejecutiva que “ gestione los apoyos nece­ sarios de los organismos asesores regionales para crear dentro de su orga­ nización funcional una unidad operativa de carácter técnico, con el come­ tido de asistir a los países de menor desarrollo económico relativo en el estudio y determinación de las posibilidades que les ofrezca el mercado zonal, y la aplicación de las medidas previstas en su favor en las resolu­ ciones de la Conferencia9\ No será preciso insistir mucho en la importancia que la creación de esta '“ unidad operativa técnica” —título por demás afortunado— ha de tener para los países de menor desarrollo relativo. Demuestra que en la Asociación se ha tomado conciencia de que para que esos países aprove­ chen sus ventajas hay que dar otros muchos pasos concretos además de la concesión de las listas especiales, las ventajas no extensivas o la declara­ ción de industrias zonales. Para la República Dominicana, esta unidad ope­ rativa técnica podría ser de una enorme utilidad. 7. Finalmente, está el Acuerdo Subregional Andino. La aprobación de sus Bases en la Conferencia de Asunción abre un nuevo campo de posi­ bilidades a la integración de la República Dominicana; como vimos en el apartado 4 de este mismo capítulo, el mayor volumen de intercambio —y el más prometedor— de la República Dominicana con los países de la Aso­ ciación se refiere precisamente a la subregión andina. Aún será preciso esperar para ver cómo se desarrollarán en la realidad los diversos provec­ tos agrupados dentro del futuro Acuerdo Subregional del que hov sólo conocemos las bases. Pero no cabe duda de que la creación de ese mercado subregional ha de producirse de forma más rápida que el progreso de la a l a l c y la construcción del Mercado Común Latinoamericano. Por todo ello, si la República Dominicana tras ingresar en la a l a l c se incorpora al grupo andino, cabe pensar que los compromisos pactados dentro de él harán que los prerrequisitos de la integración de la Repú­ blica Dominicana se perfeccionen con mayor celeridad que con la sola adhesión al Tratado de Montevideo. Por otra parte, y éste es otro gran aliciente, en las bases del Acuerdo Subregional se ha reconocido ya plena­ mente la necesidad de un trato de favor a los países de menor desarrollo económico relativo de la subregión. Esto supondría para la República Do­ 47 Me refiero a los trabajos del señor René Ortuño como asesor alalc-bid a Ecuador, Bolivia y Paraguay, los tres países de menor desarrollo relativo de la zona, listos trabajos se iniciaron a principios de 1967, 222 LA REPUBLICA DOMINICANA ANTE LA ALALC minicana, si las ventajas se ‘ ‘ operativizan ’ ’, una expectativa de gran inte­ rés, sobre todo frente a los países del norte de la subregión. 8. En resumen, si bien el ingreso de la República Dominicana en la a l a l c debe considerarse como una pieza de su política comercial externa, no cabe duda de que es la pieza básica. A cómo se puede instrumentar el montaje de todo ese mecanismo de diversas piezas que sería la política económica externa de la República Dominicana, a sintetizar en pocas palabras las conclusiones de este informe, dedicamos el siguiente y últi­ mo capítulo. CAPÍTULO IX RESUMEN Y CONCLUSIONES 1. IN T R O D U C C IÓ N A lo largo de este informe hemos examinado las alternativas de la República Dominicana frente a la integración de América Latina, tomando en consideración la estructura e instituciones económicas del país, las ca­ racterísticas de los dos procesos regionales de integración ( a l a l c y m c c a ) y el tipo de relaciones que podrían mantenerse con Haití y el área del Caribe. En los diversos capítulos hemos ido exponiendo con detalle la problemática de las diferentes alternativas, las posibilidades que cada una de ellas parece ofrecer, y los ajustes de política económica e institucionales que sería preciso introducir en la República Dominicana para tratar de aprovecharlas. En las páginas que siguen intento ofrecer una síntesis de las principales averiguaciones, y formulo, en forma esquemática, el bos­ quejo de un posible Programa de acción para la integración , que básica­ mente contiene las conclusiones operativas que derivan del presente informe. i Este capítulo final de resumen y conclusiones no pretende, pues, evi­ tar la lectura de los precedentes. Tan sólo es un ensayo de caracterizar en pocos párrafos el funcionamiento del actual sistema económico domini­ cano, y de señalar las vías de su posible engarce en el proceso de integra­ ción. Forzosamente, estas últimas páginas contienen afirmaciones o reco­ mendaciones que pueden parecer demasiado rotundas, para quien no haya leído las precedentes; pero creo que esas afirmaciones y recomendaciones están fundamentadas en el texto de los ocho capítulos anteriores, 224 RESUMEN Y CONCLUSIONES 2. CO N CLU SIO N E S 1. Por el nivel de su renta per capita y por el escaso grado de su in­ dustrialización, la República Dominicana, a los efectos de la integración, puede ser calificada como “ país de menor desarrollo económico relativo” . El bajo nivel de renta per capita —que hace difícil una tasa de ahorro elevada— y lo reducido del mercado interno son los dos factores limitati­ vos más importantes en el desarrollo económico de la nación. 2. En el pasado, el desarrollo económico dominicano ha tenido su base en la producción azucarera —y, en menor medida, en otros produc­ tos primarios—■cuvas posibilidades dinámicas a plazo medio resultan hoy poco prometedoras. La expansión de esa producción primaria, origen de la casi totalidad de las exportaciones dominicanas, permitió, a partir de la década de 1940, un cierto proceso de sustitución de importaciones —casi siempre de bienes de amplio consumo— que fue realizado en términos de escasa racionalidad, y que sólo ha podido salvaguardarse con un fuerte grado de proteccionismo. El avance en ese proceso de sustitución, de man­ tenerse el actual patrón de comercio exterior será cada vez más difícil; sólo podría proseguir, hasta un cierto límite, si se aceptara el costo social creciente que vendría impuesto por la limitación del propio mercado in­ terno y por los elevados costos de producción que no permiten aprovechar las ventajas del comercio internacional. 3. Por las razones aludidas, el desarrollo dominicano tiene su freno más fuerte en el sector externo. Esa situación no parece que pueda modi­ ficarse sustancialmente con la simple aplicación de ayuda externa. En las condiciones económicas actuales la ayuda externa —que la República Do­ minicana ha recibido en cantidades relativamente importantes en los últi­ mos años— se traducirá inevitablemente, como ha venido sucediendo des­ de 1961, en una rápida ampliación del consumo con muy pocos efectos saludables sobre el sistema productivo. Paulatinamente, la falta de reac­ ción del sistema productivo acabaría por hacer poco atractivo al país como perceptor de la ayuda, y cada vez menos fiable como deudor internacional. 4. Ciertamente, la República Dominicana ha padecido, desde 1961, una seria inestabilidad política que ha deteriorado todo su sistema econó­ mico y que ha afectado fundamentalmente a la variable inversión y a la cotización de la moneda nacional. Sin embargo, habrá que empezar a pen­ sar que no todos los males económicos que hoy sigue atravesando la eco­ nomía dominicana son simplemente una herencia del pasado, una conse­ cuencia del desmoronamiento del régimen autocrático y del dislocamiento CONCLUSIONES 225 de su especial modelo de desarrollo. Cada vez se verá más claramente que esos males tienen su causa en la desequilibrada estructura actual (en los campos fiscal, agrario, social, etcétera), en la falta de una política deci­ dida para transformar esa estructura, y en una situación deficiente de las principales instituciones económicas, en especial —por lo que afecta a este estudio—■ de las correspondientes al sector externo (arancel de aduanas, régimen de comercio y de pagos). Podría pensarse que con una vuelta a la estabilidad política los males podrían remediarse. Pero creo que sería más justa la proposición de que la estabilidad política sólo podrá garan­ tizarse con una reforma de las estructuras y con un perfeccionamiento de las instituciones económicas. 5. Uno de los factores que sin duda más negativamente han inci­ dido en la economía y en la política económica dominicana en los últimos años es el aislamiento en que se encuentra la República respecto de los dos proyectos latinoamericanos de integración regional. Ese alejamiento contribuye a mantener un patrón de comercio exterior poco deseable v a hacer escasamente atractiva la inversión en el país, incluso para los pro­ pios dominicanos. A largo plazo, el aislamiento tendría consecuencias muy desfavorables, no sólo económicas sino también políticas y culturales. 6. La decisión de cambiar el rumbo hacia la integración ya ha sido oficialmente adoptada —aunque todavía en términos muv generales— des­ de el momento en que el presidente dominicano firmó la Declaración de Punta del Este del 14 de abril de 1967. Este informe es, en cierto modo, un resultado de esa decisión inicial, y ha sido preparado con la inten­ ción de contribuir a facilitar la elección de la fórmula integratoria que más pudiera favorecer el desarrollo económico en la República Dominicana. 7. La economía dominicana no es ninguna excepción en cuanto a la posibilidad de percibir muchas de las ventajas generales de la integración. En el capítulo iv de este informe, se ha puesto de relieve que el país po­ dría beneficiarse de las principales de esas ventajas: economías de escala frente a los inevitables altos costos actuales, intensificación de la compe­ tencia frente al fuerte grado de monopolio de hoy, posibilidad de desarro­ llar nuevas actividades económicas que en las circunstancias actuales re­ sultan imposibles de emprender, mayor fuerza de negociación que hasta ahora, y estímulos importantes para una formulación más coherente de la política económica nacional sobre la base de los compromisos ineludibles' que conllevaría la integración. Asimismo, creo haber aportado algunos ar­ gumentos de peso en favor de la tesis de que la integración no en torpe- 226 RESUMEN Y CONCLUSIONES cería, sino que, por el contrario, podría impulsar las reformas estructurales que hay resultan necesarias en el sistema económico dominicano. 8. Finalmente, a lo largo de los capítulos v a v i i he examinado, en detalle, las diferentes alternativas de integración. Mi conclusión es que la incorporación a la a l a l c debe ser la opción básica, pero sin olvidar que existen una serie de posibilidades —plenamente compatibles con la a l a l c a raíz de la Declaración de Presidentes y de la Conferencia de Asunción—• para incrementar el intercambio de la República Dominicana con otras áreas próximas (Mercado Común Centroamericano, Haití, Caribe), que no pueden ser olvidadas, precisamente por la condición de insularidad y por la propia posición geográfica del país. 3. U N ESQ U EM A DE PROG RAM A DE ACCIÓ N PARA LA IN TEG RACIÓ N DE LA REPÚ BLICA D O M IN ICAN A Sobre la base de las investigaciones realizadas, cuyas conclusiones fun­ damentales quedan expuestas en el anterior apartado, y como colofón a este informe, me atrevo a presentar un esquema de lo que podría ser un “ programa de acción para la integración’ ’ que incluiría los 16 pun­ tos siguientes: 1. Resolver, o poner en vías de definitiva resolución, una serie de prerrequisitos a que nos hemos referido én los capítulos n y m de este informe. Concretamente, se treta de ultimar la reforma arancelaria, reor­ ganizar y coordinar los regímenes de comercio y de pagos (incluidos los estímulos a la exportación) y definir claramente la política a largo plazo en relación con las empresas estatales. Ya vimos que será mucho más fac­ tible cumplir estos prerrequisitos en el marco de una integración econó­ mica, que no en una continuación del statu quo de aislamiento de los sistemas a l a l c y m c c a . 2. No sería imprescindible esperar a que los tres prerrequisitos bási­ cos estén plenamente perfeccionados para plantear la solicitud de incor­ poración a la a l a l c y para resolver la línea a seguir en los otros frentes de las relaciones económicas en el exterior. Sin embargo, antes de depo­ sitar el instrumento de adhesión al Tratado de Montevideo, deberían fijar­ se fechas topes {a modo de compromisos unilaterales) para cumplimentar los mencionados prerrequisitos. En mi opinión, y siempre que exista vo­ luntad política para ello, en el lapso de un año como máximo, los prerrequi­ sitos podrían quedar perfectamente esclarecidos en el plano técnico. PROGRAMA DE ACCION PARA LA INTEGRACION 227 3. La solicitud de admisión de la República Dominicana en la a l a l c no interferiría, en absoluto, con su participación en los programas de coor­ dinación y de cooperación económica que se esbocen en el Caribe en las direcciones apuntadas en el capítulo vi. Creo que en ese espacio del infor­ me quedó suficientemente claro que, incluso a largo plazo, las posibilida­ des de una verdadera integración económica (en términos aduaneros y comerciales) en el Caribe son mínimas. Ello no debe hacer menospreciar los importantes beneficios que pueden derivarse de la coordinación y coope­ ración económicas, especialmente con Puerto Rico. En este sentido, la Comisión de Alto Nivel Dominico-Puertorriqueña debería trabajar más ac­ tivamente en los próximos meses, para llegar a resultados prácticos. A este respecto creo que puede ser de gran interés el establecimiento de una Ofi­ cina Dominicana de Comercio y Turismo en San Juan, como agente y promotor permanente de toda clase de iniciativas de intercambio comer­ cial y turístico entre las dos islas. 4. Al mismo tiempo, podría ponerse en marcha —si para entonces las circunstancias lo permiten— un programa de intercambios dominico-hai­ tianos sobre asuntos de integración. Antes de solicitar su ingreso en la a l a l c , la República Dominicana podría mostrar cierta solidaridad insular hacia Haití, haciendo partícipe al Gobierno del país vecino de su propó­ sito. Incluso podría ofrecerse la posibilidad de plantear la solicitud simul­ táneamente para, de este modo, facilitar desde un principio la gradual integración de las economías nacionales existentes en la isla. Otro tanto debería hacerse en el frente de las relaciones con el Mercado Común Cen­ troamericano. 5. Si por las circunstancias políticas imperantes no fuera practicable un acercamiento a corto plazo a Haití, en lo relativo a una actitud común ante la a l a l c y el m c c a , la República Dominicana debería promover la preparación del terreno para una futura integración insular, proponiendo un programa común de infraestructura y turismo en los términos expues­ tos en el capítulo v de este informe. Para posibilitar ese futuro trabajo en común, podría formarse una comisión mixta de los dos países, que em­ pezara a ocuparse seriamente de estas cuestiones y, eventualmente, de las resultantes del anterior punto 4. 6. Por una serie de razones que han quedado detenidamente expues­ tas en el capítulo vn de este informe, no me parece aconsejable el ingreso de la República Dominicana en el Mercado Común Centroamericano co­ mo miembro de pleno derecho. La expansión del comercio entre ambas áreas —hoy prácticamente nulo— debería intentarse más bien por medio 228 r e s u m e n y c o n c lu s io n e s del otorgamiento recíproco de preferencias para los productos de que existe producción nacional en ambas partes. Este sistema de concesiones preferenciales se podría plantear como un régimen transitorio dentro del pro­ yecto mucho más amplio de creación del Mercado Común Latinoameri­ cano, sobre la base de los dos sistemas de integración hoy en curso. De hecho, la participación de la República Dominicana como miembro pleno en la a l a l c y con un acuerdo preferencial con el m c c a , supondría una experiencia sin peligros especiales y del más alto interés en el proceso de convergencia de los dos sistemas continentales de integración. 7. En el supuesto de que se aceptara la fórmula sugerida en el punto anterior no habría sino que instrumentarla adecuadamente mediante un acuerdo preferencial en términos aproximados a los que se propone en detalle en el capítulo vu de este informe. La decisión favorable de la Comisión Coordinadora a l a l c - m c c a —órgano que presumiblemente ha­ bría de estudiar la propuesta— parece más que segura. La anterior aseve­ ración tiene su fundamento en la resolución 196, emanada de la conferen­ cia de Asunción, y que crea las condiciones para permitir, en su día, a los miembros de la a l a l c la concesión de preferencias sin reciprocidad a Centroamérica y a Panamá. No se ve, pues, cuáles podrían ser las razo­ nes para que, en el futuro —y ya como miembro de la a l a l c — , no se le pudiera autorizar a la República Dominicana la concesión de un margen preferencial al Mercado Común Centroamericano a cambio de recibir ven­ tajas equivalentes de esa región. No obstante, en el supuesto de que la Comisión Coordinadora a l a l c - m c c a no se aviniese a una fórmula que compatibilizase las relaciones dominicanas con la a l a l c y el m c c a simul­ táneamente, la opción a l a l c parece mucho más clara. Pero insisto en que la fórmula dual, de acceso a las dos áreas de integración a través de dife­ rentes vías institucionales, es perfectamente viable a la luz de la Decla­ ración de Presidentes y de lo que permite prever la resolución 196. 8. La República Dominicana, como Estado latinoamericano que es, y en virtud del artículo 58 del Tratado de Montevideo, puede adherir al mismo en cualquier momento, sin más que depositar el correspondiente instrumento de adhesión ante el Gobierno de la República Oriental del Uruguay. A los 30 días de esa gestión diplomática, la Rlepública Domini­ cana se convertiría en miembro de pleno derecho. No obstante, en prin­ cipio, la República Dominicana no comenzaría a disfrutar de las ventajas arancelarias de las listas nacionales de la a l a l c en tanto que no nego­ ciara su propia Lista Nacional en la Conferencia inmediatamente poste­ rior a la fecha de depósito del instrumento de adhesión. PROGRAMA DE ACCION PARA LA INTEGRACION 229 9. Respecto de su propia Lista Nacional frente a la a l a l c , la Repú­ blica Dominicana podría suscitar el precedente de Bolivia (resolución 192, analizada en el apartado 2 .2 del capítulo vm ) invocando su situación de país de menor desarrollo relativo. De esta forma, la República Domini­ cana podría empezar a disfrutar, de inmediato, de las ventajas derivables de las listas nacionales, sin más contrapartida, por el momento, que pre­ sentar una lista positiva de ventajas otorgables. De prosperar esta solici­ tud, y todo parece indicar que éste habría de ser el caso, la República Do­ minicana no estaría obligada a realizar de inmediato la desgravación del 56% en su Arancel, compromiso que, en principio, le sería teóricamente exigible como consecuencia de las rebajas acumulables por los siete años que han transcurrido desde la firma del Tratado de Montevideo. 10. Al celebrarse la primera conferencia arancelaria que se convo­ cara tras su ingreso en la a l a l c , y al tiempo que presentara la lista posi­ tiva citada en el anterior punto 9, la República Dominicana podría dirigir a los demás países miembros de la Asociación peticiones concretas de listas especiales de ventajas no extensivas; en su calidad de país de menor desa­ rrollo relativo, con toda seguridad, esta solicitud sería atendida, análoga­ mente a lo sucedido con Paraguay y Ecuador y como parece que habrá de suceder respecto de Bolivia en la rueda arancelaria que se celebrará en el último cuatrimestre de 1967. 11. Tras convertirse en miembro de pleno derecho de la a l a l c (30 días después de presentar su instrumento de adhesión), la República Do­ minicana podría plantear su incorporación al Acuerdo Subregional An­ dino, subárea de la a l a l c , con la cual (según vimos en el capítulo vm ) es mucho más intenso el intercambio dominicano. Dentro del Acuerdo Subregional, la Riepública Dominicana, análogamente a lo ya prometido a Ecuador y Bolivia, podría obtener un trato especialmente favorable en virtud de su menor desarrollo económico relativo. Esto se traduciría en un ritmo más lento de desgravación frente a los demás países del Acuerdo Subregional y, consiguientemente, en una más lenta aproximación al aran­ cel externo mínimo común. 12. Dentro del Acuerdo Subregional, la República Dominicana po­ dría participar en una serie de proyectos concretos de gran interés, para el proceso de integración —más lento— con el resto del área de la a l a l c . En otras palabras, la participación en el Acuerdo Subregional prepararía a la República Dominicana —con menor riesgo, y con mayores posibili­ dades a corto plazo— para los efectos a largo plazo de su integración en 230 RESUMEN Y CONCLUSIONES el conjunto de la dizaje ’ \ alalc . Sería, pues, un excelente “ período de apren­ 13. El problema fundamental para adoptar “ un programa de acción para la integración ’ ’ como el que aquí se propone, estriba en la falta de agilidad que hoy pesa sobre la administración pública de la República Do­ minicana en general, como una secuela más de los largos años de auto­ cracia y del subsiguiente período de inestabilidad y conflictos. En mi opi­ nión, para superar esta situación, por lo que afecta al posible “ programa de acción para la integración” debería crearse una unidad administrativa de integración, de no más de 8 ó 10 funcionarios técnicos de plantilla, cuidadosamente seleccionados, para dar cumplimiento detallado a los com­ promisos adquiridos por la República Dominicana en Punta del Este en abril de 1967. 14. Esa división administrativa de economía exterior e integración debería ocuparse de los siguientes temas básicos: a) El estudio y la ejecución de las relaciones de cooperación econó­ mica con el Caribe se centralizarían en la Unidad de Integración. Uno de sus funcionarios podría desempeñar la Secretaría Ejecutiva de la Co­ misión ad hoc que se ha constituido en la República Dominicana para estrechar las relaciones con Puerto Rico a que nos hemos referido en el capítulo vi y cuyo presidente, por parte dominicana, es el secretario téc­ nico de la Presidencia de la República. b) Relaciones económicas con Haití. Igual que para el Caribe. Un funcionario de la División desempeñaría, asimismo, la Secretaría Ejecu­ tiva de la “ Comisión ad hoc ” que podría formarse para instrumentar las relaciones con Haití. c) Acuerdo preferencial con el Mercado Común Centroamericano. La sección económica de la Embajada de la República Dominicana en Guatemala (reforzada técnicamente para seguir la ejecución del Acuerdo Preferencial República D o m i n i c a n a - M C C A y los progresos, en general, de la s i e c a ) , dependería funcionalmente de la división de economía exterior e integración. d) Integración general en la a l a l c . Esta sección se ocuparía de todas las implicaciones generales de la adhesión de la República Dominicana al Tratado de Montevideo. e) Integración subregional. Igual que la sección anterior, para el mercado subregional andino. PROGRAMA DE ACCION PARA LA INTEGRACION 231 f) Aduanas, régimen de comercio y g a t t . Esta sección habría de lle­ var el control efectivo de la adaptación y aplicación del Arancel de Aduanas y de los regímenes de comercio y de pagos de la República Dominicana a las necesidades de sus compromisos internacionales y, más concretamente, en todo lo relacionado con la integración. g) Otras áreas económicas y otros problemas comerciales. 15. Finalmente, queda la cuestión del calendario. Naturalmente, to­ dos los movimientos expuestos anteriormente guardan unas ciertas rela­ ciones entre sí, aunque no tiene que haber entre ellas, necesariamente, la relación cronológica del orden correlativo seguido en la exposición de estas conclusiones. Lo que sí parece necesario es iniciar, cuanto antes, el proceso de acercamiento a los dos sistemas de integración. Esto, en mi opinión, podría hacerse perfectamente a principios de 1968, a fin de con­ tar con un margen de tiempo suficiente para dar los pasos ulteriores antes de la rueda arancelaria de la a l a l c , del último cuatrimestre de ese año. 16. Es evidente que cuanto más se demore la República Dominicana en decidir su posición ante la integración, más difícil será, eventualmente, su incorporación al referido proceso. ANEXOS AL INFORME N° 1. Producción agrícola de la República Do­ minicana (1961-1964). N9 2. Producción industrial de la República Do­ minicana (1960-1963). N° 3. Exportaciones dominicanas por grupos de productos (1961-1965). N9 4. Resumen general de niveles promedio de incidencia arancelaria en la República Dominicana. N° 5. Áreas de trabajo del programa de incre­ mento de las relaciones económicas y co­ merciales entre la República Dominicana y Puerto Rico. N° 6. Algunos datos estadísticos sobre exporta­ ciones dominicanas de azúcar y el tema de la cuota azucarera. N? 7. Acuerdo para el establecimiento de la Co­ misión Coordinadora de la a l a l c y el M CCA. N° 8. Algunos productos incluidos en la Lista Consolidada de la a l a l c de interés para la exportación de la República Dominicana. N® 9. Lista Común de la alalc . N? 10. Principales productos importados por la Re­ pública Dominicana de los países de la ALALC. N° 11. Listas de personas entrevistadas en el cur­ so de la elaboración del presente informe. 234 A nexo N ° 1 Producción agrícola de la República Dominicana Qen miles de $rd , a 'precios de 1962 ) 1961 1962 1963 1964 .................. 177.154,9 179.136,3 178.397,6 186.926,8 ................................... 21.697,2 21.344,2 22.313,5 26.479,8 1. Arroz ....................................... 2 . Maíz (en grano) .................. 19.185,5 2.511,7 18.921,0 2.423,2 20.034,3 2.279,2 24.319,9 2.159,2 Cultivos industriales de expor­ tación ....................................... 74.665,8 73.972,7 72.746,4 78.048,0 Caña de azúcar .................... Tabaco ................................... Café (en cerezos) ............... Cacao ..................................... 37.216.0 11.786,6 15.208,2 10.455.0 34.693.0 10.004.1 19.306,6 9.969,0 30.213,2 12.313,5 18.808,9 11.410,8 32.554,5 11.297,4 21.829,1 12.367,0 ............................. 7.691,0 9.230,4 8.513,8 8.830,8 1. Maní ....................................... 2. Ajonjolí ................................. 3. Higuereta ............................... 7.599,3 78,0 13,7 9.133,3 82,9 14,2 8.411,0 88,1 14,7 8.728,6 87,5 14,7 CONCEPTOS TOTAL i. — Cereales ii . — 1. 2. 3. 4. iii . — Oleaginosos ................................... 4.367,6 4.428,1 5.533,0 2.933,2 1. Algodón ................................. 2. Cabuya o sisal ...................... 3.940,7 427,0 4.192,4 235,7 5.303,7 229,3 2.781,1 152,1 .......................... 7.158,0 7.027,3 7.197,3 8.385,2 Frijoles o habichuelas ......... Guandíules ............................... Otras clases de fr ijo le s ......... Garbanzos ............................... Habas ..................................... Arvejas ................................... 4.470,0 1.614,6 197,2 28,5 828,0 19,7 4.296,6 1.579,5 226,2 30,4 874,0 20,0 4.370,0 1.618,5 240,0 32,0 915,4 21,4 5.348,9 1.621,2 237,5 23.7 1.136,2 17.7 vi — Tubérculos, bulbos y raíces .. 20.816,5 22.257,9 23.399,4 23.990,6 492,1 3.589.6 5.784.1 1.913.2 1.164.7 1.806,0 5.882,4 132,9 51,4 620,7 3.825.0 6.097,6 2.142.0 1.350.0 1.862.0 6.179,0 133,0 48,6 583,7 3.735.0 6.056.4 2.142.0 1.200.0 2.016,0 6.473.5 140,0 52,8 1.188,6 3.869.8 6.307,5 2.079.9 1.295,1 2.288,7 6.770,0 135,0 56,0 iv. — Textiles v. — Leguminosas 1. 2. 3. 4. 5. 6. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Papas ..................................... Batatas ................................... Yuca ....................................... Ñame ..................................... Yautía ..................................... Cebolla y cebollín ................ Ajo .......................................... Mapuey ................................... Jengibre ................................. 235 CONCEPTOS vii.— Frutas ............... 3. Piñas ............... 4. Naranjas dulces ...... 5. Aguacates ........... 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. Lechosas ............ Limones dulces ....... Limones agrios ....... Naranjas agrias....... Tamarindos ......... Zapotes ............. Cajuiles ............ Jaguas .............. Nísperos ............ vm. — Hortalizas 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. ........... Zanahorias .......... Tomates ............ Repollos ............ Remolachas .......... Rábanos ............. Pepinos ............. Molondrones ......... Lechugas ............ Auyamas ............ Ajíes o pimientos .... Oréganos ............ Ghayotes ............ Berenjenas .......... ix. — Varios ............... 1. Plátanos ............ 3. Achiote (bija) ....... 1961 1962 1963 1964 30.817,3 30.703,4 29.433,8 27.461,9 13.086,8 7.4 251,9 457,5 2.051,5 11.755,4 1.266,0 425,0 387,7 86,2 40,0 183,6 277,6 9,3 249,3 66,0 216,1 12.700,4 10,5 260,0 490,5 2.083,2 11.936,4 1.304,0 430,0 413,8 91,6 40,6 185,7 221,8 9,2 237,5 68,2 220,0 10.979,5 16,9 400,0 507,0 2.115,2 12.122,7 1.344,0 435,0 423,0 88,4 41,2 187,8 215,8 8,8 250,0 70,5 228,0 8.901,6 17,7 269,9 500,8 2.234,3 12.051,1 1.456,5 437,5 473,5 92,4 41,3 201,0 217,2 10,7 252,3 72,8 231,3 1.904,4 1.962,7 1.897,8 2.016,1 45,3 386,1 111,8 171,6 20,2 12,7 12,9 298,2 46,4 134,5 138,2 227,3 357,5 46,8 266,1 116,0 177,1 20,8 13,2 13,3 307,3 45,6 151,7 134,6 235,3 370,0 49,3 302,5 116,2 186,5 21,9 28,0 13,3 308,3 46,7 177,6 140,0 243,5 382,3 8.037,1 8.209,6 8.362,6 8.583,2 6.715,0 304,0 73,3 944,8 6.900,0 320,0 44,5 945,1 — 7.050,0 328,0 39,2 945,4 7.089,1 504,0 44,4 945,7 44,3 375,5 107,6 167,8 19,7 13,0 15,2 289,5 43,0 133,4 130,2 219,7 345,5 Fuente: Dirección General de Estadística y Censos, 236 A nexo N ° 2 Producción industrial de la República Dominicana ( en m iles de $Ri>) 1960 1961 1962 1963 ........................ 275.797,8 257.684,6 337.099,4 372.278,5 Industrias manufactureras .................. 273.162,0 255.045,7 334.401,3 369.482,1 20. Productos alimenticios, excepto bebidas .......................................... 193.128,1 170.303,1 210.882,5 228.242,4 2 0 1 . Carnes y sus preparaciones 18.977,9 18.929,9 17.059,6 21.970,0 2 02. Fabricación de productos lácteos ................................. 1.746,4 1.731,5 2.432,2 2.737,1 203. Envases y conservación de frutas y legum bres........... 669.9 658,1 486,2 864,1 2 0 5 . Manufacturas de productos de molinos ........................ 41.221,3 41.020,8 50.745,6 50.385,6 206. Manufacturas de productos de panadería ...................... 2.780,4 2.632,5 3.177,3 3.694,1 207. Ingenios y refinerías de azúcar ................................. 101.278,0 77.235,9 103.710,6 108.142,6 208. Fabricación de cacao, cho­ colate y confituras ........... 8.309,9 8.068,8 6.623,9 7.509,3 2 09. Industrias alimenticias di­ versas ................................... 18.144,3 20.025,6 26.647,1 28.939,6 .......................................... 18.986,7 20.088,7 38.567,2 46.077,6 2 1 1 . Destilación, rectificación y mezclas de bebidas espiri­ tuosas ................................. 11 947,1 AGRUPACIONES TOTAL 2 1 . Bebidas 13.791,7 22.773,6 24.769,7 2 1 2 . Industrias v in íc o las........... 2 1 3 . Cervecería y fabricación de malta ................................... 2 14 . Fabricación de bebidas no alcohólicas y aguas gaseosas 254,0 243,0 673,8 1.032,7 5.270,0 4.848,4 12.035,3 15.222,7 1.515,6 1.205,6 3.084,5 5.052,5 22. Industria del tabaco .................. 9.324,3 9.487,0 14.665,7 19.391,0 220. Cigarros y cigarrillos . . . . 9.324,3 6.529,2 9.487,0 14.665.7 19.391,0 8.783,2 9.022,8 9.184,1 3.234,6 5.402,9 5.862,1 5.614,6 1.288,8 1.883,7 1.758,5 2.442,0 23 . Fabricación de textiles ................ 2 3 1. Hilado, tejido y acabado de textiles ................................. 232. Fábrica de tejidos de punto 237 1960 1961 1962 1963 233. Fábrica de cordaje, soga y cordel ............... 1.884,4 1.324,6 1.161,6 1.025 2 239. Artículos de fibra ... ... 121,4 172,0 240,6 102,3 7.089,7 6.581,8 9.254,0 10.426,4 241. Fabricación de calzado ex­ ceptuando calzado de goma 1.843,9 1.871,0 2.396,7 2.761,3 243. Fabricación de prendas de vestir exceptuando calzado 4.508,6 3.984,9 5.583,3 6.212,3 244. Artículos conf. con mate­ rias textiles, exceptuando prendas de vestir ...... 737,2 725,9 1.274,0 1.452,8 . Industria de la madera y diel corcho, exceptuando fabricación de muebles ................. 2.971,2 2.881,1 3.136,7 4.318,1 . Fabricación de muebles y acce­ sorios ...................... 1.032,9 946,9 1.278,9 1.449,1 . Fabricación de papel y productos de papel ................... 2.802,5 3.530,0 6.145,3 6.938,1 271. Fabricación de pulpa de madera, papel y cartón .. 678,0 1.076,9 2 .2 1 0 ,6 2.348,0 272. Fabricación de artículos de pulpa de madera, papel y cartón ............... 2.124,5 2.453,1 3.934,7 4.590,1 Imprentas, Editoriales e indus­ trias conexas ............... 2.251,5 2.610,2 3.612,4 4.007,8 Industria de cuero y productos d e cuero, exceptuando el calzado .. 1.348,1 1.737,1 2.470,2 2.416,6 291. Curtiduría y talleres de acabado .............. 1.267,0 1.583,2 2.306,6 2.244,5 81,1 153,9 163,6 172,1 1.551,8 1.798,7 2.085,5 2.192,0 Fabricación de substancias y pro­ ductos químicos ............ 12.498,0 13.325,6 18.172,5 17.285,8 311. Productos químicos indus­ triales esenciales, inclusive fertilizantes ............ 4.829,7 5.432,8 6.940,5 5.120,3 AGRUPACIONES . Fabricación de calzados ...... 292. Manufacturas de artículos de cuero, exceptuando cal­ zado y otras prendas de Fabricación de productos de cau- 238 AGRUPACIONES 1960 1961 1963 1962 312. Aceites y grasas: vegetales y animales ........... 366,2 397,2 516,9 572,2 319. Fabricación de productos químicos diversos ...... 7.302,1 7.495,6 10.715,1 11.593,3 32. Derivados del petróleo y del car­ bón ....................... 870,7 100,7 33. Fabricación de productos mine­ rales, no metálicos, exceptuando los derivados del carbón y del petróleo .................... 8.489,1 8.066,7 9.247,9 10.151,4 331. Fabricación de productos de arcilla para construcción 125,1 102,7 95,2 210,6 332. Vidrio y productos de vi­ drio .................. 2.335,3 1.693,0 2.457,2 2.275,5 1,6 — 333. Alfarería .............. 2,2 1 ,6 334. Fabricación de cemento . . 3.701,5 4.121,4 4.454,7 5.111,0 339. Fabricación de productos minerales no metálicos . .. 2.325,0 2.148,0 2.239,2 2.554,3 34. Industrias metálicas básicas .... 642,2 1.036,9 591,0 400,7 341. Industrias básicas de hierro y acero ............... 642,2 1.036,9 591,0 400,7 35. Fabricación de productos metáli­ cos exceptuando maquinaria y equipo de transporte ........ 1.967,5 1.798,8 2.597,5 3.506,8 37. Construcción de maquinarias, apa­ ratos, accesorios y artículos eléc­ tricos ...................... 207,8 200,3 327,2 581,0 370. Baterías, placas para bate­ rías ................... 207,8 200,3 327,2 581,0 38 . Construcción y reparación de m a ­ terial de transporte.......... 1.091,3 1.108,8 1.540,9 2.066,9 39 . Industrias manufactureras diver­ sas ........................ 379,4 660,1 803,1 846,3 395. Fabricación de joyas y ar­ tículos conexos ...... 18,8 9,3 7,8 12,8 399. Industrias manufactureras no clasificadas en otra parte 360,6 650,8 795,3 833,7 2.635,8 2.638,9 2.698,1 2.796,4 Industria Artesanal Rural ........ Fuente: Cuentas Nacionales. A nexo N ? 3 Exportación dominicana por grupos de productos 2 6 9 2 1 9 6 1 $RD T O T A L E S ...... . D erivados de la c añ a de azúcar ( excluyendo c o n fitu ra s ) ................... Azúcar de caña sin refinar .... Azúcar de caña refinada. . . . . . . Sirop de azúcar . . . . . . . . . . . . . . . . . Azúcar de caña, sin refinar para alimento de ganado. . . . . . . . . . . . . Café tostado en grano. . . . . . . . . . Tabaco en rama . . . . . . . . . . . . . . . . . Guineos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Piña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Naranja dulce y mandarina ... M in e rales m etalífero s y 'productos % $RD I9 6 4 1 9 6 5 % $RD $RD % 143.147.623 100,0 172.434.165 100,0 174.136.174 100,0 179.383.067 100,0 125.521.217 100,0 67.131.858 46,9 96.763.346 56,4 99.197.456 57,0 91.966.898 51,3 61.830.071 49,2 88.250.718 1.159.012 4.403.207 2.502.707 51,8 0,7 2,5 1,4 88.719.912 560.678 6.691.127 2.925.739 51,0 0,3 4,0 1,7 86.064.274 518.585 5.384.039 — 48,0 0,3 3,0 — 57.644.187 45,9 — 2,1 1,2 58.952.688 1.748.064 5.553.892 — . 41,2 1,2 3,9 — — 2.692.240 1.493.644 877.214 0,6 447.702 0,3 — — — — — — 14.055.397 9,8 13.310.651 7,7 16.573.647 9,5 16.098.234 9,0 6.498.657 5,2 5.025.208 5.572.463 3.457.726 3,5 3,9 2,4 7.611.212 3.572.964 2.126.475 4,4 2,1 1,2 11.157.959 2.978.626 2.437.062 6,4 1,7 1,4 10.569.273 3.903.530 1.565.431 5,9 2,2 0,9 6.343.051 155.606 — 5,1 0,1 — 14.353.321 10,0 19.886.047 11,6 18.456.320 10,6 30.494.575 17,0 21.099.012 16,8 14.353.05S 263 10,0 0,0 19.884.004 2.043 11,6 0,0 17,0 — 21.099.012 — 16,8 6,6 10.068.852 5,8 10,6 — 4,8 30.494.575 — 9.468.809 18.456.320 — 8.435.627 14.747.324 8,2 9.298.327 7,4 9.462.066 5.793 950 6,6 0,0 0,0 10.027.440 41.298 114 5,8 0,0 0,0 8.421.129 14.198 300 4,8 0,0 0,0 14.735.622 10.662 1.140 8,2 0,0 0,0 9.293.790 4.457 80 7,4 0,0 0,0 11.407.287 8,0 11.613.287 6,8 8.873.195 5,1 5.254.970 2,9 3.462.533 2,8 11.328.912 19.663 25.384 16.609 9.076 7.643 8,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 11.534.015 19.820 24.806 14.244 14.503 5.899 6,8 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 8.610.610 9.086 191.257 36.237 6.923 19.082 5,0 0,0 0,1 0,0 0,0 0,0 5.187.309 11.682 10.229 8.551 6.520 30.679 2,9 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 3.376.614 27.895 1.159 4.880 1.654 50.331 2,7 0,0 0,0 0,0 0,0 0,1 9.701.082 6,8 8.867.838 5,1 9.438.388 5,4 9.069.130 5,1 11.774.602 9,4 0,0 5,4 96.160 115.595 8.857.375 0,1 0,1 4,9 96.841 11.677.761 0,1 9,3 — ch atarra Mineral de hierro . . . . . . . . . . . . . . Hierro y otros metales viejos ... Otros % (19 6 1-19 6 5 ) I 9 6 3 $R D % ............................... Furfural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tortas de residuos de maní ... Copra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Miel fina (miel de purga) ..• Pulpa de guineos (puré). . . . . . . Coco seco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Varios ...... ..... ...... ..... ...... . _ _ _ 500 333.827 9.366.755 0,0 0,2 6,6 150.144 8.717.694 0,1 5,0 45.373 9.393.015 17.029.869 11,9 11.924.144 6,9 13.161.541 7,6 11.751.936 6,5 11.558.015 9,2 2.365.271 1.163.282 911.240 115.214 661.184 207.772 11.605.906 1,7 0,8 0,6 0,1 05 0,1 8,1 2.636.353 970.498 553.432 118.890 1 , 5 0,6 0,3 0,1 143.285 7.501.686 0,1 4,3 4.157.156 971.939 1.225.001 1.808.261 799.288 303,100 3.896.796 2,4 0,6 0,7 1,0 0,5 0,2 2*2 3.257.614 1.474.739 1.305.428 783.529 738.302 416.872 3.775.452 1, 8 0,8 0,7 0,5 0,4 0,2 2,1 2.429.525 254.827 1.179.446 595.508 1.376.291 311.974 5.410.444 1 ,9 0,2 0,9 0,5 1,1 0,3 4,3 — F u en te: Comercio Exterior de la República Dominicana, 1965. — A nexo N ? 4 Resumen general de niveles promedios de incidencia\ arancelaria en la República Dominicana ( M uestra correspondiente al período 1958 a 1960 ) PROMEDIOS ARITMÉTICOS CLASIFICACIÓN ECONOMICA Categoría I Bienes p rim a rio s ........................................... Grupo 1. — Productos alimenticios sin elaborar .............................. Grupo 2. — Materias p rim a s................. Grupo 3. — Combustibles sin elaborar . Categoría II Bienes de capital , productos intermedios y bienes de consumo duradero .................... Grupo 1. — Productos intermedios . . . Grupo 2- — Combustibles elaborados . . Grupo 3. — Bienes de capital ............. Grupo 4. — Bienes de consumo duradero Categoría 111 Bienes m anufacturados de consumo corriente Valor total (0 0 0 $ rd ) % sobre la muestra Promedios ponderados (% ) Recaudación Sum as de las aduanera in cid en c ias Prom edio N úm ero estimada aritm ético ad valorem de de los (00 0 $Ri>) los productos productos C%) (%) 7.183,7 7,73 53,30 3.829.162 3.750,11 57 65,79 5.368,7 1.798,8 16,2 5,77 1,94 0,02 40,84 90,69 32,48 2.192.491 1.631.409 5.262 2.136,09 1.581,54 32,48 30 26 1 71,20 60,83 32,48 54.708,3 58,85 51,05 27.926.125 24.408.10 440 55,47 14.344,2 9.102,0 18.696,3 6.309,3 22,16 9,79 20,11 6,79 48,21 97,04 42,91 65,88 6.914.780 8.832.659 8.021.970 4.156.716 11.547,43 683,63 7.282,86 4.894.18 201 12 157 70 57,45 56,97 46,39 69,92 31.220,4 33,42 92,85 28.988.430 54.426,30 628 86,67 145,53 9.684.858 14.993,44 108 138,83 62,91 1.534.235 5.210,05 71 73,38 80,41 65,24 17.769.337 60.743.717 ■ 34.222,81 82.584,51 — Grupo 1. — Productos alimenticios y ta­ 7,16 baco, elaborados.................. 6.654,7 Grupo 2. — Productos de las industrias 2.466,2 2,65 químicas y farmacéuticas . . Grupo 3. — Otros productos manufactu­ 23,61 22.099,5 rados de consumo corriente 93.112,4 100,00 Total general de la muestra (1.125 partidas) Importación total p ro m e d io ............................ 111.360,1 N ota: La muestra representa 83,6 % del valor promedio importado. Fuente: Gumersindo del Rosario, op . cit., en el capítulo m de este informe. 449 1.125 —• 76,22 73,41 2 41 A nexo N 9 5 Áreas de trabajo del programa de incremento de las relaciones económicas y comerciales entre la República Dominicana y Puerto Rico i. A g r ic u l t u r a Secretaría de Estado de Agricultura. Instituto Agrario Dominicano. Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo. Banco Agrícola de la República Dominicana. Programa tentativo: a) Exportación de renglones agrícolas y pecuarios existentes: vegetales frescos, frutos frescos y semiprocesados, leche y derivados, flores, carne. b) Promover la producción de nuevos renglones agrícolas y ampliar la existente. c ) Estudiar y remover las barreras legales y técnicas para la exportación de: carne; frutos y vegetales en general (adopción de normas mínimas de la producción agropecuaria de exportación). d) Facilidades de transporte: furgones refrigerados; transporte marítimo y aéreo fletes). e) Identificación de áreas inmediatas de consumo en Puerto Rico, a través y con la ayuda de los organismos oficiales y semioficiales, para colocar la producción de la República Dominicana. ii. C o m e r c io Secretaría de Estado de Industria y Comercio. Cámara Oficial de Comercio, Agricultura e Industria del Distrito Nacional. Program a tentativo: a) Importación desde Puerto Rico de artículos y materias primas que actual­ mente proceden de otros países. b) Exportación a Puerto Rico de renglones de nuestra actual producción indus­ trial (intensificación de producción). c) Posibilidad de trueque. n i. In d u st r ia Secretaría de Estado de Industria y Comercio. Corporación de Fomento Industrial. Corporación Dominicana de Empresas Estatales. Cámara Oficial de Comercio, Agricultura e Industria del Distrito Nacional. Programa tentativo: a) Oportunidades de inversión de capitales de Puerto Rico en nuevas indus­ trias o en ampliación de existentes en la República Dominicana (mixto capital domi­ nicano). Determinación de incentivos y garantías. b) Traslado de industrias de Puerto Rico a la República Dominicana. Industrias completas. Segmentos de industrias. c) Exportación de renglones semiprocesados a Puerto Rico para completar su procesamiento allí. d) Establecimiento de nuevas industrias orientadas al mercado de Puerto Rico. 242 iv . E stud io a r a n c e la r io y p o sib l e t r a t a m ie n t o A LOS PRODUCTOS DOMINICANOS EN PUERTO pr e f e r e n c ia l RlCO Secretariado Técnico de la Presidencia. Oficina Nacional de Planificación. Banco Central de la República. Programa tentativo: a) Gestiones previas dentro del actual marco institucional y jurídico de Puerto Rico; b) Gestiones y negociaciones ulteriores para consagrar el trato preferencial (no recíproco) de Puerto Rico a los productos dominicanos. v. T urismo Dirección General de Turismo. Centro Nacional de Artesanía. Programa tentativo: a) Coordinar con su programa de turismo interno y turismo extranjero de clase media, el portorriqueño especialmente en las zonas montañosas de la isla. b) Coordinar con su programa de turismo extranjero de primera categoría, la extensión de las cadenas turísticas de Puerto Rico de este nivel. vi. A s i s t e n c i a t é c n i c a o e P u e r t o R ic o a l a R e p ú b lic a D o m in ic a n a Secretariado Técnico de la Presidencia. Oficina Nacional de Planificación. Programa tentativo: a) Establecimiento de necesidades de asistencia técnica no cubiertas por los pro­ gramas existentes; b) Establecimiento de prioridades; c) Gestiones. Fuente: Secretaría Técnica de la Presidencia. A nexo N ? 6 Algunos datos estadísticos sobre exportaciones dominicanas de azúcar y el tema de la cuota azucarera C D atos e s t a d ís t ic o s I uadro acerca de e x p o r t a c io n e s de azúcar 1 9 6 2 -1 9 6 6 1. Exportaciones de azúcar — Toneladas cortas de 2.000 libras. 1962 1963 1964 1965 1966 Mercado americano 8 6 8 .2 3 8 565 .95 5 3 9 6 .4 7 7 4 8 6 .5 5 0 6 0 6 .3 6 5 ........................ ........................ ........................ .......................... .......................... 2. Valor de las exportaciones de azúcar — en 1962 1963 1964 1965 1966 3. Precios obtenidos, por quintal — en 1962 1963 1964 1965 1966 C C uotas an uales de M ercado m undial 1 .5 4 6 .9 8 7 1 5 .9 5 7 .3 4 8 3 9 .2 6 8 .0 1 5 4 .7 5 3 .0 4 9 2 4 9 .0 6 3 T otal 9 5 .9 4 2 .3 1 0 8 7 .2 5 1 .4 3 6 8 5 .9 9 6 .5 6 2 5 8 .3 4 1 .2 0 3 7 3 .8 1 8 .7 0 6 T otal $ rd Mercado americano 5,44 6,30 5,89 5,51 6,07 .......................... .......................... .......................... .......................... .......................... 8 9 3 .3 3 8 7 1 0 .9 0 2 7 0 0 .7 4 1 5 6 7 .4 9 2 6 1 2 .0 3 0 $RD M ercado americano 9 4 .3 9 5 .3 2 3 7 1 .2 9 4 .0 8 8 4 6 .7 2 8 .5 4 7 5 3 .5 8 8 .1 5 4 7 3 .5 6 9 .6 4 4 ........................ ........................ .......................... .......................... .......................... M ercado m undial 2 5 .1 0 0 14 4 .9 4 7 3 0 4 .2 6 4 8 0 .9 4 2 5 .6 6 5 uadro azúcar en M ercado m undial T otal 3,08 5,50 6,45 2,94 2,20 5,37 6,16 6,14 5,14 6,03 II el m ercado a m e r ic a n o 19 6 2 - 1967 Toneladas cortas Años 1962 1963 1964 1965 1966 1967 Cuota básica ................................. ................................. ............................ .... ................................. ................................. ................................. 3 6 4 .1 5 8 4 0 7 .5 4 5 3 7 1 .0 5 6 4 1 3 .2 5 6 5 3 5 .6 8 3 39 3 .6 4 8 Otras Total 4 9 8 .3 1 6 19 7 .5 5 8 3 1 .7 6 6 5 5 .9 8 8 6 7 .2 4 8 2 2 1 .7 1 9 8 6 2 .4 7 4 6 0 5 .1 0 3 4 0 2 .8 2 2 4 6 9 .2 4 4 6 0 2 .9 3 1 6 1 5 .3 6 7 244 C u a d ro C o m p r o m iso s azucareros de III los ee. u u . para 1967 CEI 29-9-1967; en toneladas cortas, valores brutos ) Á r e a s Área doméstica de remolacha . Área continental de caña Puerto Rico ............................... Islas Vírgenes .......................... T otal áreas domésticas México ....................................... República Dominicana ........... Perú ............................................ Indias Occidentales Británicas Ecuador ....................................... Indias Occidentales Francesas Argentina ................................... Costa Rica ................................. Nicaragua ................................... Colombia ................................... Guatemala ................................... Panamá ....................................... El Salvador ............................... Haití ............................................ Venezuela ................................... Honduras Británica ................. Bolivia ......................................... Honduras ................................... Australia ..................................... China (Taiwan) ...................... India ............................................ Sudáfrica ................................... Islas Fiji ..................................... Thailandia . ............................... Mauricio ..................................... República Malgache ............... Swazilandia ................................. Irlanda ....................................... GRAN total .................... .. Aumento del 23 de junio Aumento del 29 de junio 4 7 .6 6 7 1 7 .3 3 3 — — — 4 7 .6 6 7 17 .3 3 3 — — — 3 .2 1 5 .6 6 7 1 .1 6 9 .3 3 3 1 .2 5 2 .5 4 3 * 7 2 5 .0 0 0 * 0 6 5 .0 0 0 6 5 .0 0 0 6 .3 6 2 .5 4 3 __ 6 .4 3 7 6 .2 9 8 6 .2 9 6 5 .0 2 2 1 .0 6 0 915 333 774 742 742 666 624 467 458 349 315 77 76 76 1 .2 6 0 525 504 370 277 116 116 60 45 — __ 6 .4 3 8 6 .2 9 8 6 .2 9 6 5 .0 2 2 1 .0 6 0 916 334 775 740 740 666 625 467 459 350 317 77 74 74 1 .2 6 0 525 504 372 276 115 115 59 46 1 0 0 .0 0 0 100 000 — Cuotas totales 1 .1 2 6 .0 2 0 * 5 2 1 .8 3 7 6 1 5 .3 6 7 5 10 .3 5 9 4 0 7 .0 7 3 18 2 .8 2 0 7 4 .2 5 7 5 7 .5 0 9 6 2 .7 8 2 6 0 .0 8 7 6 0 .0 8 7 5 4 .0 0 6 5 0 .6 3 6 3 7 .8 0 4 * 3 7 .13 4 2 8 .3 5 3 2 5 .6 5 2 1 3 .3 1 8 6 .0 7 5 6 .0 5 8 19 0 .5 3 9 7 9 .3 9 1 7 6 .2 1 6 5 6 .10 3 4 1 .8 1 3 17 .4 6 6 17 .4 6 6 8 .9 9 7 6 .8 8 1 5 .3 5 1 * 1 0 .8 0 0 .0 0 0 * Partes dedicadas al consumo directo: Hawai, 36.936 toneladas; Paerto Rico, 162.000; Filipinas, 59.920; Panamá, 3.817; Irlanda, 5.351. F uen te : Instituto Azucarero Dominicano. A nexo N ? 7 Acuerdo para el establecimiento de la Comisión Coordinadora de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y el\ Mercado Común Centroamericano prevista en la Declaración de Presidentes de América suscrita en Punta del Este, U ruguay, el 14 de abril de 1967 QAfrobado fo r la resolución n Q 19 0 ) P arte d e c l a r a t iv a C o n s i d e r a n d o que en la Declaración de los Presidentes de América, suscrita en Punta del Este, Uruguay, el 14 de abril de 1967, los Presidentes latinoamericanos dispusieron que se estableciera una Comisión compuesta por los órganos ejecutivos de la a l a l c y del m c c a , para coordinar la ejecución de las medidas tendientes a facilitar la formación del mercado común latinoamericano; Que en la misma Declaración los Presidentes convinieron en que el mercado común latinoamericano se basará en el perfeccionamiento de los dos sistemas de inte­ gración existentes y simultáneamente en un proceso de convergencia de ambos en etapas de cooperación, vinculación e integración. Que el Comité Ejecutivo Permanente de la a l a l c creó una Comisión ad hoc de contacto con el m c c a , integrada por tres miembros del propio Comité y su Secre­ tario Ejecutivo; Que dicha Comisión ad hoc se reunió en la ciudad de San José, Costa Rica, durante los días 24 y 25 de julio de 1967, con el Consejo Ejecutivo y el Secre­ tario del Tratado General de Integración Económica Centroamericana a fin de estu­ diar y formular recomendaciones sobre la creación y el funcionamiento de la Comi­ sión Coordinadora; y Que como resultado de aquella reunión y otros contactos posteriores se han lo ­ grado los acuerdos necesarios para el establecimiento de dicha Comisión Coordinadora, P arte r e s o l u t iv a Artículo 1Q — Crear la Comisión Coordinadora de la Asociación Latinoameri­ cana de Libre Comercio y el Mercado Común Centroamericano (en adelante la Comisión Coordinadora) a que se refiere el capítulo i, numeral 4, inciso g) del Programa de Acción adoptado por los Presidentes de América en su Declaración de Punta del Este, Uruguay. A rtículo 2 Q — La Comisión Coordinadora estará compuesta por el Comité Eje­ cutivo Permanente de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (en ade lante el Comité Ejecutivo Permanente) y el Consejo Ejecutivo del Tratado General de Integración Económica Centroamericana (en adelante el Consejo Ejecutivo). For­ marán parte de ella el Secretario Ejecutivo de la a l a l c y el Secretario General de la SIECA. La representación centroamericana en la Comisión Coordinadora podrá integrar­ se además con los directores de otros organismos regionales del m c c a cuando la n a­ turaleza de los temas a tratar así lo requiera, correspondiéndole a la a l a l c la misma facultad cuando lo considere necesario. Artículo 3 ? — Tanto la parte de la a l a l c como la parte del m c c a podrán dele­ gar en alguno o algunos de sus miembros su representación en la Comisión Coor­ dinadora. 246 Artículo 4 9 — A las reuniones de la Comisión Coordinadora se invitará a los representantes de los países latinoamericanos miembros de la Organización de Esta­ dos Americanos que no formen parte de la a l a l c o del m c c a . Artículo 59 — Las decisiones de la Comisión se tomarán por consenso de am­ bas partes y, en su caso, de los países directamente interesados que no formen parte de alguno de los dos sistemas de integración. A rtículo 69 — La Comisión Coordinadora orientará sus actividades conforme a los principios, objetivos y metas enunciadas en el capítulo i, numeral 1, del Pro­ grama de Acción de la Declaración de los Presidentes de América. Artículo 7 9 — La Comisión Coordinadora tendrá como principal cometido reco­ mendar a los órganos de la a l a l c y del m c c a las medidas que considere adecuadas para impulsar el proceso de convergencia entre ambos sistemas y llevar a la práctica los puntos a que se refiere el numeral 4 del capítulo i de la Declaración de los Presidentes. Asimismo, l a Cbmisión Coordinadora deberá considerar los demás asuntos que le sean sometidos de común acuerdo por los órganos superiores de la a l a l c y d e l m c c a o por las reuniones ministeriales a que se refiere el artículo 89 siguiente. Artículo 89 — La Comisión Coordinadora propiciará reuniones a nivel minis­ terial a fin de asegurar la máxima rapidez en el proceso de integración latinoame­ ricana y oportunamente entrar en la negociación de un tratado general o los proto­ colos necesarios para crear el mercado común latinoamericano. A rtículo 99 — La Secretaría de las reuniones de la Comisión Coordinadora estará a cargo de la Secretaría de la a l a l c o de la Secretaría Permanente del m c c a , según que la reunión tenga lugar en un país de la a l a l c o en uno de Centroamérica, res­ pectivamente, o por la que designe la propia Comisión Coordinadora si se efectúa en un país latinoamericano que no forme parte de ninguno de los dos sistemas de integración. A rtículo 109 — Para la realización de los estudios que requiera el mejor desem­ peño de su cometido, la Comisión Coordinadora se apoyará en la Secretaría Ejecu­ tiva de la a l a l c y en la Secretaría Permanente del m c c a . Además, cuando lo estime necesario, la Comisión Coordinadora solicitará el asesoramiento técnico de la Comi­ sión Económica para América Latina ( c e p a l ) , del Consejo Interamericano Econó­ mico y Social ( c í e s ) y del Banco Interamericano de Desarrollo ( b i d ) , así como de otros organismos internacionales, conforme a las modalidades que se establezcan en consulta con dichas instituciones y siguiendo los lincamientos que apruebe la pro­ pia Comisión Coordinadora. La Comisión Coordinadora estará facultada para invitar a los organismos aseso­ res, así como a otras entidades, a fin de que se hagan representar en sus reuniones como observadores, de acuerdo con lo que al respecto disponga el reglamento. Artículo l l 9 — La Comisión Coordinadora elaborará su propio reglamento. Artículo 12 9 — El presente acuerdo entrará en vigor una vez intercambiados los instrumentos de aprobación. Transitorio, — La sede y fecha de la primera reunión de la Comisión Coordi­ nadora serán establecidas mediante consultas entre las Secretarías de la a l a l c y del m c c a . La convocatoria respectiva, a nombre de ambas organizaciones, será cursada por la Secretaría que corresponda de acuerdo con el artículo 99 anterior. Dei presente documento se hicieron dos copias con la misma redacción e igual validez, cada una de las cuales queda depositada en la Secretaría de la a l a l c y en la Secretaría Permanente del m c c a . A nexo 8 Algunos -productos incluidos en la Lista Consolidada de la a l a l c , de interés para la exportación de la República Dominicana Países que figuran en O D U C T O S 7r - . o i - J J laP RLista Consolidada NAB ALALC 0 1 .0 2 .1 .9 1 0 1 .0 2 .1 .9 2 0 3 . 0 3 .1 .0 1 0 3 .0 3 .1 .0 2 0 3 . 0 3 .1 .9 9 0 3 .0 3 .2 .0 1 0 3 . 0 3 .2 .0 2 0 3 . 0 3 .2 .9 9 0 7 . 0 1 . 0 .0 2 0 7 . 0 1 . 0 .4 3 0 7 . 0 1 . 0 .9 9 0 7 . 0 5 .1 .0 1 Bra-Par. Arg-Bra-Chi-Par-Per. Arg-Bra-Par-Per-Uru. Arg-Bra-Ghi-Par-Uru. Arg.'Bra-Col-Chi-Par-Per'Uru. Arg-Bra-Par-Per-Uru. Arg-Bra-Chi-Par-Per-Uru. Arg.-Bra-ColOhi-Par-Per-Uru. Frutos cítricos ......................................... Melones frescos ..................................... Sandías frescas ....................................... Las demás frutas frescas ........................ Café crudo (café verde, en grano) . . . . Aceite de algodón en bruto .................... Aceite de cacahuete o maní en bruto . . Aceite de coco (copra) en b r u t o ......... Los demás aceites vegetales en bruto . . Aceite de algodón purificado ............... Arg. Arg-Bra-Col-Par. Arg-Bra-Col-Par. Bra-Chi. Arg-Chi. Chi-Uru. Chi. Arg-Chi-Uru. Arg-Bra-Chi-Méx-Per. Uru. . 0 7 . 0 5 .1 .0 9 0 7 .0 5 .1 .1 1 0 7 . 0 5 .1 .1 9 0 7 .0 5 .1 .3 1 0 7 .0 5 .1 .3 2 07 .0 5 .1 . 39 0 8 . 0 1 . 0 .0 2 Terneros y vaquillonas sin pedigrée . . Vacunos para consum o.......................... Langostas frescas o refrigeradas ........... Langostinos frescos o refrigerados. . . . Los demás mariscos frescos o refrigerados Langostas congeladas ............................ . Langostinos congelados ........................ Los demás mariscos congelados........... Patatas o papas para consumo, fresca.» o refrigeradas ................................................ Tomates frescos o refrigerados ........... Las demás legumbres y hortalizas frescas o refrigeradas ............................................ Arvejas (arvejas, chicharros, guisantes) ( P siembra) .............................................. Las demás arvejas ................................. Garbanzos para siembra ...................... Los demás garbanzos ............................ Porotos (frijoles) para siembra ......... Porotos negros ....................................... Los demás porotos ................................. Plátanos (bananas, guineos, etc. frescos o secos, con cáscara o sin ella) Ananás (piñas) frescos o secos, con cás­ cara o sin ella ............................................ Mangos, frescos o secos, con cáscara o sin ella ...................................................... Aguacates, frescos o secos, con cáscara o sin ella ...................................................... Cocos, frescos o secos, con cáscara o sin ella ...................................................... Las demás frutas comestibles ............... 0 8 . 0 1 . 0 .0 3 0 8 .0 1 . 0 .0 4 0 8 . 0 1 . 0 .0 5 0 8 . 0 1 . 0 .0 7 0 8 . 0 1 . 0 .9 9 0 8 .0 2 .0 .1 . -3 .5 6 0 8 .0 9 .0 .0 1 0 8 .0 9 .0 .0 2 0 8 .0 9 .0 .9 9 0 9 .0 1 .1 .0 1 1 5 .0 7 .1 .0 2 1 5 .0 7 .1 .0 3 1 5 .0 7 .1 .1 1 15 . 0 7 .1 .9 9 •15 .0 7 .2 .0 2 Arg. Arg-Bra. Col. Bra. Bra-Ptr. Arg-Bra-Col-Par-Uru. Arg-Bra-Col-Uru. Arg-Bra-Par. Arg-Bra-Méx. Arg-Bra-Méx. Arg-Col-Chi-Ecu-Uru. Arg-Col-Chi. Arg-Col-Chi. Arg-Col-Uru. Arg-Col-Uru. Arg-Chi. 248 NABALALC 1 7 .0 1 .0 .0 2 1 5 . 0 7 . 2 .1 1 1 7 .0 1 .1 .0 3 1 7 .0 1 .1 .9 9 1 7 .0 1 .2 .0 2 1 7 .0 2 .4 .0 1 P R O D U C T O S Azúcar de merara y cristal ................... Aceite de coco (copra) p u rificad o......... Azúcar con 85 a 97 % de sacarosa . . . . Los demás tipos de azúcar en bruto . . Azúcar con más de 97 % de sacarosa . . Caramelos (azúcar caramelizada, azúcar quemada) .................................................. 1 7 .0 3 .0 .0 1 Melazas, incluso decoloradas ............... 1 7 .0 4 .0 .0 2 Caramelos sin cacao .............................. 1 7 .0 4 .0 .0 3 Confites que no contengan cacao . . . . . 1 7 .0 5 .1 .0 1 Melazas aromatizadas de caña ............. 1 8 .0 1 .0 .0 1 Cacao en grano, entero o partido, crudo 1 8 . 0 1 . 0 . 0 2 Cacao en grano, entero o partido, tostado 1 8 .0 2 .0 .0 1 Cáscaras, cascarillas y películas de cacao 1 8 .0 3 .0 .0 1 Pasta de cacao con el 14% o menos de grasa ..................................................... 1 8 .0 3 .0 .0 2 ídem, más del 14% ............................ .. 8 1 .0 4 . 0 .0 1 Manteca de c a c a o ..................................... 1 8 .0 5 .0 .0 1 Cacao en polvo sin azúcar ...................... 1 8 .0 6 .0 .0 1 Chocolate en cualquier forma ............. 1 8 .0 6 .0 .0 2 Cacao en polvo azucarado ...................... 1 8 .0 6 .0 .9 9 Los demás preparados alimenticios que contengan cacao o chocolate .................. 2 4 . 0 1 . 1 . 0 1 Tabaco en rama ..................................... 2 4 . 0 1 . 1 . 0 2 Tabaco en hojas ..................................... 2 4 . 0 1 . 1 . 0 3 Tabaco tipo capa ..................................... 2 4 . 0 2 .1 .0 1 Cigarros ....................................................... 2 4 .0 2 .1 .0 2 Cigarrillos .................................................. 2 4 .0 2 .1 .0 5 Tabaco picado en hebras ...................... 2 5 . 0 1 . 0 .0 1 Sal común .................................................. 2 5 .0 1 .0 .0 2 Cloruro de sodio con mínimo 99,5% pureza ......................................................... .5 . . 0 .0 .0 1 Yeso en bruto o crudo ............................ 2 5 .2 0 .0 .0 3 Yeso calcinado .......................................... 2 5 .2 0 .0 .9 9 Los demás tipos de y e s o .......................... 2 5 .2 3 .0 .0 1 Klinkers (cemento sin pulverizar) . . . . 2 5 .2 3 .0 .2 3 Cemento Portland .................................. 2 6 .0 1 .1 .3 1 Bauxita ...................................................... 2 6 . 0 1 . 1 . 32 Bauxita calcinada .................................. 3 4 . 0 1 . 0 .0 1 Jabones industriales ................................. 3 4 .0 1 .0 .0 2 Jabones de tocador ................................... 3 4 .0 1 .0 .9 9 Los demás jabones ................................... 6 2 .0 3 .0 .0 1 Sacos y talegas para envasar, de hene­ quén ........................................................... 6 2 .0 3 .0 .9 9 ídem de otras fib r a s ................................. Varios textiles. Varias manufacturas. Países que figuran en ^ ^ C ' J $o U d ad a Bra-Uru. Arg-Chi-Uru. Bra-Chi. Ghi-Uru. Bra. Bra. Bra. Bra. Bra. Bra. Arg-Bra-Col-Chi-Ecu-Par-Uru. Bra-Par. Par. Arg-Uru. Arg. Chi-Uru. Bra-Uru. Bra. Bra. Bra. Uru. Uru. Arg.-Bra. Arg. Bra. Bra. Bra-Uru. Col-Ecu. Arg-Bra-Col-'Ecu-Par. Arg-Bra-Par. Arg-Bra-Par. Chi. Arg-Bra-Méx-Uru. Arg-Bra-Col.Chi-Ecu-Méx-Ur. Arg-Bra-Col-Ecu-Méx. Arg. Uru. Ecu. Bra-Chi. Bra-Chi. A nexo N ? 9 Lista Común de la alalc (Acta de Negociación de la Lista Común) En cumplimiento del numeral 5 d) de la Agenda del Cuarto Período de Sesiones Ordinarias de la Conferencia de las Partes Contratantes del Tratado de Montevideo y conforme a lo dispuesto en el artículo 5 del referido Tratado, se realizaron en la ciudad de Bogotá las negociaciones para la formación de la Lista Común correspon­ diente al primer trienio de vigencia del programa de liberación previsto por dicho instrumento. Las mencionadas negociaciones fueron continuación de las celebradas en M on­ tevideo a partir del veintiséis de mayo de mil novecientos sesenta y cuatro, durante el transcurso del Segundo Período de Sesiones Extraordinarias de la Conferencia. Como resultado de las negociaciones, las Partes Contratantes resolvieron aprobar la Lista Común que se transcribe a continuación: P R O D U C T O n abalalc 01 .01 .1 .01 Oi .02 .1 .01 01 .02 .1 .09 01,.04 . 1 .01 02 .01 .2 .03 02 .01 .2,.99 02,.01,.2 .99 03 .02 .0 .04 05 .0 ., . 1 .01 05 .04 . 2 .01 07,.01..0 .04 07 .0 4 .0 .4 2 07 .05 .1 .1 1 07 .05 . 1 .21 07,.05, . 1 , .29 08 .01, . 0 .02 08,.01..0..08 08. 0 1 . 0 . 09 08..05..0..01 09.,01.,1.,01 09. .04..0.,01 09..10. .0..03 10. 04. 0 . 0 1 11. 04. 0 . 01 12. 03. 1 . 0 1 12. 03. 2. 01 12.,03. 3. 01 i 2 .03. 3.,02 12. 03. 3. 03 12. ,03. 3.,04 12. 03. 3. 99 (0 5 ) (0 5 ) (0 5 ) (03) (0 1) (02) (0 2 ) (01) Caballos de pedigrée Terneras y vaquillonas de pedigrée Los demás vacunos de pedigrée Ovinos de pedigrée Lenguas frescas, refrigeradas o congeladas Riñones vacunos frescos, refrigerados o congelados. Corazones vacunos frescos, refrigerados o congelados ■ Harina de pescado propia para el consumo humano Mondongos (cuajos, guatitas) frescos, refrigerados y congelados Mondongos (cuajos, guatitas) salados o secos Ajos frescos o refrigerados Hongos (callampas, setas), desecados Garbanzos para siembra Lentejas para siembra Las demás lentejas Plátanos (banana, butuco, guineo, jagoncho) Nueces o castañas del Brasil (nueces de Pará, Bacurí) :Nueces o castañas de Cajú (nueces de Anacardos, Marañones) Almendras Café crudo (café verde) en grano ; Pimienta (del género “piper”) Azafrán en rama Avena Harina de banano (polvo de banano y banano soluble) Semillas de árboles frutales o forestales (para siembra) (certificadas) Semillas de flores para siembra (certificadas) Semillas de cebollas para siembra (certificadas) i Semillas de lechugas para siembra (certificadas) i Semillas de tomates para siembra (certificadas) i Semillas de zanahorias para siembra (certificadas) i Semillas de las demás hortalizas para siembra (certificadas) 250 P R O D U C T O NABALALC i 2.03.4.01 1 2 .0 3 .4 .9 9 1 2 . 0 3 .9 .0 1 1 2 .0 7 .0 .0 1 1 2 .0 7 .0 .0 2 i 2 . 0 7 .0 .0 3 1 2 .0 7 .0 .0 4 1 2 .0 7 .0 .0 5 1 2 .0 7 .0 .0 6 1 2 .0 7 .0 .0 9 1 2 . 0 7 . 0 .1 0 1 2 . 0 7 . 0 .1 1 1 2 . 0 7 . 0 .1 2 12.07.0.13 1 3 .0 2 .1 .0 1 1 3 .0 2 .4 .0 2 1 3 .0 3 .1 .0 2 1 3 . 0 3 .3 .0 1 1 4 .0 3 .3 .0 1 1 4 . 0 3 .4 .0 1 1 4 .0 3 .4 .9 9 1 5 .0 4 .2 .2 1 1 5 .0 4 .2 .2 2 1 5 .0 4 .2 .9 1 1 5 .0 4 .2 .9 2 1 5 . 0 7 . 1 . 1 0 (0 8 ) 1 5 .0 7 .1 .1 2 (10 ) 1 5 .0 7 .1 .1 7 (12 ) 1 5 . 0 7 . 2 .1 0 (0 8 ) 3 5 .0 7 .2 .1 2 ( 1 0 ) 1 5 . 0 7 . 2 .1 7 1 6 .0 2 .1 .0 5 1 8 .0 1 .0 .0 1 1 8 .0 4 .0 .0 1 1 8 .0 5 .0 .0 1 2 0 .0 6 .1 .1 0 2 0 . 0 6 .2 . 1 0 2 0 .0 7 .1 .9 9 2 3 .0 1 .1 .0 1 2 3 .0 1 .1 .0 2 ¿ 5 .0 5 . 1 . 0 1 2 5 .0 7 .0 .0 1 2 5 .0 7 .0 .0 2 2 5 . 1 5 . 2 .0 1 2 5 . 1 2 . 2 .0 2 2 5 . 1 5 . 2 .0 3 2 6 .0 1 .1 .0 1 2 6 .0 1 .1 .0 2 2 6 .0 1 .1 .0 3 2 6 .0 1 .1 .0 4 2 6 .0 1 .1 .0 5 (12 ) Semillas de alfalfa para siembra (certificadas) Las demás semillas de prados y pastizales (certificadas) Semillas de tabaco para siembra (certificadas) Araroba Boldo Cumarú (haba tonca, haba de sarapia; sarapia) Ipecacuana (poaia) Jaborandí Jalape Polígala Ruibarbo Guaraná (en polvo o en semilla) Múscula militaris, morío y semejantes para producción de salep Tamarindo Goma laca Bálsamo del Perú Extracto de piretro (pelitre) Agar-agar Ixtle de lechugilla, en bruto Zacatón en bruto Zacatón excepto en bruto Aceite de ballena en bruto Aceite de ballena refinado Aceites de pescado en bruto Aceites de pescado refinados Aceite de palma (o de la pulpa del fruto de la palma o cocotero) en bruto Aceite de almendra de palma (o de la almendra del fruto de la palma o cocotero), en bruto Aceite de tung en bruto Aceite de palma (o de la pulpa del fruto de la palma o cocotero), purificado o refinado Aceite de almendra de palma (o de la almendra del fruto de la palma o cocotero), purificado o refinado Aceite de tung purificado o refinado Lenguas preparadas y conservadas Cacao en grano crudo Manteca de cacao (incluido la grasa y el aceite) Cacao en polvo sin azúcar Conservas de papaya tropical al natural Conservas de papaya tropical en almíbar Jugos de papaya tropical Harina de carne de ballena y harina de solubles de ballena Harina de pescado A rena gruesa para construcción (01) (01) (0 1) (01) (01) Bentonita Caolín Mármol en bruto (en bloques, en trozos) Mármol aserrado hasta 5 cm. de espesor inclusive Mármol aserrado de más de 5 cm. de espesor Hematites rojas (óxidos de hierro rojo) Hematites pardos (óxidos hidratados de hierro con carbonatos) Limonita (óxido hidratado de hierro) Magnetita (óxido magnético de hierro) Siderita o siderosa (carbonato natural de hierro) 2 51 NABALALC 26..01..1 .06 26..01,.1 .09 26 .01 .1 .11 26..01 .1 .12 26 .01 .1 .13 26 .01 .1 .14 26,.01 .1 .15 26..01 .1 .16 26,.01 .1 .17 26,.01..1 .18 26..01,.1 .19 27 .15 .0 .01 28..01,.4,.01 28 .01 .4 .02 28. 04.,9..05 28..04,.9,.07 28..40..3,.05 29..05..1,.06 29 .05 .1 .10 29..13,.4,.03 29,.13 .4 .99 29..15,.2,.01 29.,22 .2,.02 29. 27..1.,03 29.,34..0,.01 29.,37..0..99 29..39,.3 .01 29..39,.3,.02 2 9 ,.39 .3 .99 29..39,.3,.99 29.,39,.4,.03 30.,02..1..03 31.,02,.0,.01 31..05,.1..01 32.,01..0..01 32.,01..0..02 32,.01,.0,.99 33,.01 .1 .06 33..01..1,.13 33.,01.,1.,99 33..01,.1,.99 38.,08..1..01 38..11..1..01 38,.14,.0 .01 P R O D U C T O (02) (01) (03) (03) (03) (03) (03) (03) (03) (03) (03) (02) (02) (04) (04) (01) 39 .02,.1,.02 39..02..2.,02 44. 02. 0. 01 44. 23. 0.,01 46. 02. 1. 01 47. 01. 3. 02 (04) Piritas de hierro tostadas (cenizas de piritas) Los demás minerales de hierro Atacamita (cloruro básico) Azurita (carbonato básico) Bornita (sulfuro de cobre y hierro) Calcosina (sulfuro) Calcopirita (pirita de cobre) (sulfuro de cobre y hierro) Cuprita (óxido cuproso) Malaquita (carbonato básico) Tenorita (óxido cúprico) Los demás minerales de cobre Asfaltita natural (rafaelita) Yodo en bruto Yodo sublimado Selenio Teluro Tripolifosfato de sodio Mentol Metilandrostenediol (Mestenediol, Stenediol) Pregnonolona Fnoxi pregnonolona Ácido tereftáJlco Adipato de hexometilenodiamina (sal H) Acrilonitrilo Plomo tetraetilo Caprolactama (sal de nylon 6) Corticosterona Hidiroxicorticosterona (hidrocortisona) Acetato de desoxicorticosterona Acetato de cloroprednisona Estradiol Suero antiofídico Nitrato de sodio Nitrato sódico-potásico (salitre) Extracto de acacia negra Extracto de quebracho Extracto de mangle y dividivi Aceite esencial de citronela Aceite esencial de petit-grain Aceite esencial de palo santo Aceite esencial de cedrón Colofonias Insecticidas a base de piretro Mezclas antidetonantes (para utilización exclusiva como aditivos de combustibles derivados del petróleo) Poliestireno líquido o pastoso (inclusive emulsiones, dispersiones o soluciones) Poliestireno en polvo, gránulos,escamas, trozos irregulares, blo­ ques, masas no coherentes y formassimilares(inclusive desechos y desperdicios) Carbón vegetal Mosaicos para pisos (parquets) demadera zonal Tejidos planos de paja toquilla y de pajamocora Pastas químicas de madera a la soda y al sulfato sin blanquear, de coniferas 252 NABALALC 47.01.3.04 P R O D U C T O ( 05 ) Pastas químicas de madera a la soda y al sulfato blanqueadas, de coniferas 4 7 . 0 1 . 3 . 0 6 (0 6 ) Pastas químicas demadera alsulfito sinblanquear, de coniferas 4 7 . 0 1 . 3 . 0 8 (0 7 ) Pastas químicas demadera alsulfito blanqueadas,de coniferas 49.01.1.01 Libros técnicos y científicos y de enseñanza 49.01.1.02 Libros litúrgicos 49.01.1.03 Libros de sistema Braille y semejantes 4 9 . 0 1 . 1 . 99 Los demás libros 49.01.9.01 Otros libros 49.02.0.01 Diarios 55 . 0 1 . 0 . 0 1 Algodón sin cardar nipeinar de fibra de32 mm. omás de longitud ^6 . 0 2 . 2 . 0 2 (0 2 ) Mechas de acetato decelulosa parafiltros decigarrillos 57.03.0.01 Yute en rama C5 . 0 2 . 0 . 9 9 Cascos para somíbreros (cloches) de paja toquilla y de paja mocora 69.02.3.01 Ladrillos refractarios magnesianos o conteniendo dolomita o cro­ mita 69.02.4.01 Ladrillos refractarios de carburo de silicio 7 1 . 0 5 .1 .01 Plata en bruto 7 4 . 0 1 . 1 . 0 1 ( 0 1 ) Matas cobrizas 7 4 . 0 1 . 2 . 0 1 ( 0 3 ) Cobre blíster 7 4 . 0 1 . 2 . 0 2 (0 3 ) Cobre negro 7 4 . 0 1 . 2 . 0 3 ( 0 3 ) Cobre cementación 7 4 . 0 1 . 3 . 0 1 (0 4 ) Cobre refinado electrolítico en todas sus formas de presentación [barras, lingotes, paralelepípedos (cakes), cilindros (bülets), etc.], excepto w ire bars v las granallas. 7 4 . 0 1 . 3 . 0 2 (0 4 ) Cobre refinado a fuego en todas sus formas de presentación [ba­ rras, lingotes, paralelepípedos (cakes), cilindros (billets), etc.], evcentn w ire hars v las granallas 74 . 01 . 3 . 03 ( 0 4 ) W ire bars 7 4 . 0 1 . 3 . 0 4 ( 0 4 ) Granallas 8 1 . 0 4 . 2 . 0 1 (0 2 ) Bismuto en bruto 8 1 . 0 4 . 2 . 0 2 (0 2 ) Cadmio en bruto 8 1 . 0 4 . 4 . 0 2 (0 2 ) Antimonio en bruto 8 4 . 1 8 . 1 . 9 9 (0 2 ) Aparatos centrífugos centricleaners para limpieza de masa de ce­ lulosa y papel 84.29.3.01 Maquinaria para clasificación y separación de las harinas y demás productos de la molienda 84.41.1.99 Máquinas de coser exclusivamente industriales 84.45.5.01 Taladradoras radiales y perforadoras para taladrar más de 55 mm. de diámetro en acero y más de 65 mm. de diámetro en fun­ dición y distancia útil de la columna al centro de husillos de más de 1600 mm. 84.45.6.01 Tornos a revólver 84.45.6.02 Tornos paralelo universal 8 4. 45 . 6 . 9 9 Tornos verticales 84.48.0.01 Aparatos neumáticos hidráulicos y sus controles eléctricos em­ pleados exclusivamente para automatizar el funcionamiento de máquinas, aparatos y artefactos mecánicos. 84.48.0.02 Aparatos neumáticos hidráulicos y sus controles eléctricos em­ pleados exclusivamente para automatizar el funcionamiento de máquinas, aparatos y artefactos mecánicos 84.48.0.03 Aparatos neumáticos hidráulicos y sus controles eléctricos em­ pleados exclusivamente para automatizar el funcionamiento de máquinas, aparatos y artefactos mecánicos 84.49.9.01 Motosierras a cadena y motosierras tronzaderas 253 NABALALC 84.57.8.01 8 4 . 5 9 . 9 . 9 9 (0 2 ) 84.61.9.99 85.21.1.01 85.24.0.01 P R O D U C T O Dosificadores de vidrio fundido (chorreadores) Aparatos neumáticos hidráulicos y sus controles eléctricos em­ pleados exclusivamente para automatizar el funcionamiento de máquinas, aparatos y artefactos mecánicos. Válvulas automáticas y sus controles eléctricos empleados ex­ clusivamente para automatizar el funcionamiento de instalacio­ nes, máquinas, aparatos y artefactos mecánicos Tubos d e imagen para t v en colores Electrodos de carbón grafitico para hornos eléctricos Los Plenipotenciarios que suscriben la presente Acta declaran que la participa­ ción de los productos incluidos en dicha Lista en el comercio intrazonal, cumple con los requerimientos establecidos en el artículo 7 del Tratado de Montevideo. La Delegación de México deja constancia de que los Estados Unidos Mexica­ nos tienen establecida una legislación sanitaria y han suscrito convenios internacio­ nales para la protección de la vida y la salud de los animales y los vegetales. Tales legislaciones y convenios, de conformidad a lo establecido en elartículo 53 del 7 ratado de Montevideo, constriñen a la observancia estricta de las limitaciones y obligaciones impuestas por cuanto al control, trasmisión, difusión, propagación y com­ bate de enfermedades infectocontagiosas y plagas. Por virtud de dicho control no se permite la introducción a territorio mexicano de productos que puedan ser agentes trasmisores de la fiebre aftosa y otras enfer­ medades infectocontagiosas o plagas de los ganados y los pastos, así como de aque­ llos productos agrícolas y forestales ciue nuedan considerarse portadores del gorgojo Kapra, mosca del Mediterráneo y demás plagas o enfermedades que afectan a la agri­ cultura y a los bosques. En consecuencia, la Delegación mexicana declara que los productos agropecua­ rios y forestales comprendidos en la Lista Común y a los cuales les son aplicables lo dispuesto en la legislación y convenios ya señalados, no podrán ser embarcados con destino a puertos mexicanos, en tanto no se hayan erradicado satisfactoria y definitivamente en el país de procedencia todas aquellas plagas o enfermedades res­ pecto de las cuales México se encuentra libre v/o tiene establecidas cuarentenas y campañas especiales y permanentes para su erradicación total. En fe de lo cual, los respectivos Plenipotenciarios debidamente acreditados fir­ man la presente Acta de Negociación de la Lista Común en la ciudad de Bogotá a los siete días del mes de diciembre de mil novecientos sesenta y cuatro en un críginal en idioma español one formará parte del Acta Final del Cuarto Período de Sesiones Ordinarias de la Conferencia. A nexo 10 Principales productos importados por la República Dominicana de los 'países de la a l a l c Qen $ rd) 1964 1965 M éxico ............................ .......................................................... 5 6 6 .4 4 4 3 19 .9 7 9 Libros y demás impresos ......................................................... Cuerpos simples y productos minerales, medicinales, quí­ micos y farmacéuticos ....................................................... Hilos, hilazas, sogas, etc........................................................... Preparación a base de cereales .............................................. Todas las demás maquinarias ....................................... .. ídem, eléctricos .......................................................................... Estaño, plomo, cinc, otros metales y sus manufacturas . . Total 9 grupos de artículos seleccionados .......................... Otros 52/41 grupos de artículos1 ......................................... % s/total de los productos seleccionados............................... 2 9 .4 7 3 4 .3 1 7 9 7 .5 6 3 — 8 2 .6 6 8 1 1 3 .1 1 7 3 .8 9 9 2 9 .1 4 5 3 5 5 .86 8 2 1 0 .5 7 6 62,7 % 5 8 .5 0 5 3 9 .7 3 3 4 .3 3 9 4 2 .2 6 8 19 .0 9 9 3 0 .3 0 1 2 3 9 .5 7 0 8 0 .4 0 9 75,0% Colombia ................................................................................... 4 7 9 .9 9 9 3 1 1 .3 7 5 15 .8 4 3 4 1 9 .2 1 9 6 0 .7 8 0 87,5 % 13 .6 8 1 5 7 .3 8 0 2 0 6 .0 6 0 18 .4 0 2 2 9 5 .5 0 3 15 ,8 7 2 95,0 % Ecuador ..................................................................................... 7 .0 6 2 63 Todos los demás productos químicos ................................... Ropa de algodón ...................................................................... Todas los demás maquinarias y aparatos ............................ Total 3 productos seleccionados ............................................ Otros 6/2 grupos de productos . ......................................... % que representan los productos seleccionados . . . . . . . . . 1 .5 8 7 5 .4 3 8 Cuerpos simples y productos minerales, medicinales, quí­ micos y farmacéuticos ......................................................... Aceite crudo p/comestible .................................................... Gasolina ..................................................................................... Petróleo para alumbrado ......................................................... Total 4 productos seleccionados ......................................... Otros 27/14 productos seleccionados ................................... % s/total de los artículos seleccionados ............................... ____ 4 0 3 .3 7 6 — ____ 7 .0 2 5 37 99,5 % — — 55 55 8 87,3 % 4 .1 0 8 .5 0 4 2 .0 5 9 .8 0 1 4 7 4 .1 9 7 2 .7 1 8 .9 0 9 4 3 0 .3 7 7 3 .6 2 3 .4 8 3 4 8 5 .0 2 1 88,3 % 13 7 .9 0 0 1 .5 0 7 .5 6 9 2 0 7 .2 1 1 1 .8 5 2 .6 8 0 2 0 7 .1 2 1 90,3 % ....................................................................................... 17 .7 5 4 3 7 .2 1 0 Libros y demás impresos ......................................................... C ortezas, extractos vegetales, etc............................................. 1 .1 6 2 974 V enezuela ............................................................................... Todos los demás productos químicos incluidos los abonos artificiales .............................................................................. Aceite crudo para combustible .............................................. Aceite lubricante ...................................................................... Total 3 grupos de productos seleccionados .......................... Otros 103/50 grupos de productos ..................................... % de los grupos seleccionados sobre el total ...................... Brasil 90 — 255 1964 Todas las demás manufacturas de fibras vegetales Calderas de vapor, motores, etc.............................. .. i odos los demás artículos no previstos ................. Total 5 grupos de productos seleccionados ........... Otros 21 grupos de productos ................................... % de los grupos seleccionados sobre el t o t a l......... 1965 _ 1.0 2 3 313 8 .5 9 9 10 .9 0 9 6 .8 4 5 64,1 % 3 2 .0 3 3 2 .9 2 6 3 4 .9 5 9 2 .2 5 1 94,5 % 1 .0 1 1 2 .1 2 4 Cuerpos simples y productos minerales ............... Cueros y pieles ........................................................... Total 2 productos seleccionados .............................. Otros 3/1 productos .................................................. % de los grupos seleccionados sobre el total ......... 334 640 974 37 96,0 % 2 .1 2 3 2 .1 2 3 1 99,9 % A rgentina ................................................................... 6 1 .8 9 0 1 .5 5 2 .2 0 3 Libros y demás impresos ............................................ Cortezas, extractos vegetales ..................................... Todas las demás manufacturas de algodón ........... Cebollas y ajos ............................................................. Todos los demás aceites para la mesa . . . ............. Carne en lata ............................................................. Todas las demás maquinarias y aparatos ............... Total 7 grupos de productos seleccionados ........... Otros 13/5 grupos de productos .............................. % de los grupos seleccionados sobre el t o t a l......... 3 .7 9 9 2 .5 6 1 6 .4 2 9 __ 6 .4 6 3 2 7 .2 8 6 4 6 .5 3 8 15 .3 5 2 77,2 % 2 0 .5 9 6 1 .5 0 8 .8 9 5 1 .0 3 8 6 .1 5 1 1 .5 3 6 .6 8 0 1 5 .5 2 3 99,0 % U ruguay ...................................................................... — — Bolivia ( 4 productos) .............................................. 85 — P araguay ..................................... ................................ 1 .5 8 0 — Pigmentos, pinturas, tintes y colores .................... 1 .5 8 0 — Perú .............................................................................. 12 8 .8 1 1 2 0 .0 0 9 Cobre, sus aleaciones y manufacturas .................... Semillas de hortalizas y florales ............................... Todos los demás granos y vegetales ...................... Estaño, plomo, cinc y sus manufacturas ............... Total 4 grupos de productos seleccionados ........... Otros 14/1 grupos de productos ............................... % de los grupos seleccionados sobre el t o t a l ......... 2 1 .2 0 7 13 .5 0 0 3 4 .7 6 1 5 4 .7 3 8 12 4 .2 0 6 4 .6 0 5 97,0% 6 .8 2 2 — 1 3 .1 8 1 2 0 .0 0 3 6 99,9% 2 1 .9 4 7 18 1 5 .5 5 5 5 .5 4 4 52 21.151 796 96,0 % _ C hile ............................................................................ Cobre, sus aleaciones y manufacturas .................... Frijoles, guisantes y legumbres .............................. Todas las demás maquinarias y ap arato s............... Total 3 grupos de productos seleccionados ........... Otros 4/3 grupos de productos ................................ % de los grupos seleccionados sobre el t o t a l ......... — — 11 11 7 6 1,0 % N o ta : En la rúbrica otros 52/41 grupos de productos o de artículos y en las análogas de los demás países, los términos de la expresión indican los demás grupos de productos importados en los años 1964 y 1965, respectivamente. Fuente: Comercio Exterior de la República Dominicana, 1966. A nexo N 9 11 Lista de personas entrevistadas i. En S a n t o D o m in g o (R e p ú b lic a D o m in ic a n a ) a) Industriales y comerciantes dominicanos del sector privado: Sr. Antonio Najri Sr. J. García Mompó Sr. Frank Columna Sr. Horacio Álvarez Sr. José E. García Aybar Sr. Ricardo Hernández Sr. José Manuel Armenteros Sr. Enrique Armenteros Sr. Miguel Guerra b) Directivos, administradores y otro personal de ¡a Sr. Garrigó Ing. Fausto González Lic. Nelson G. Sánchez. Sr. Epifanio Guerrero Ing. Varela Sr. William Castillo corde y de las empresas estatales: c) Funcionarios del Banco C entral de la República Dominicana: Sr. Diógenes Fernández (Gobernador) Lie, Bernardo Vega Sr. Camilo Lluberes Sr. Juan Esteban Hernández Sr. Santiago Santana Srtn. Maritza A. Gr^rrero Sr, Andrés Espinal Sr. Sócrates Cabral Sr. Gumersindo del Rosario Sr. Mufid Khoury Srta. Lillian Pimentel d) Asesores del Gobierno procedentes de diversos organismos internacionales: Sr. Sebastián R. Ravelo ( o e a / b i d / c e p a l ) Sr. Andrés Avilés G. ( o e a ) Sr. Mario Vela (Naciones Unidas) Sr. Humberto Esteve Abril ( a d e l a t e c ) Sr. Milton Messina (asesor de Planificación) Sr. Sacha Vollman (asesor de la Secretaría de la Presidencia) Sra. Clara de Ravelo (asesora Corporación de Fomento Industrial) Dr. Emilio G. Barreto (director de Estudios Económicos del Banco Central de Reserva del Perú) e) Altos funcionarios Sr. Sr. Sr. Sr. del Gobierno: Eudoro Sánchez y Sánchez (secretario técnico de la Presidencia) Julio C. Estrella (director de la Oficina de Planificación) Espaillat (Secretaría Técnica de la Presidencia) Casanovas Garrido (secretario de Estado sin cartera) 257 Sr. Pablo Jaime Viñas (subsecretario de Relaciones Exteriores) Embajador Bancalari Sr. Salvador Ortiz (Instituto Azucarero) Sr. Gómez Pilter (Secretaría de Comercio e Industria) f) Participantes activos en el Sem inario sobre Integración Económica de la R epú­ blica Dominicana organizado por la Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago de los Caballeros: Sr. Manuel Aybar (coordinador técnico c f i ) Sr. Manuel Oabrsl, decano de la Facultad de Economía, Universidad Católica Madre y Maestra ( u c m m ) Sr. Tomás A. Pastoriza, profesor de la u c m m Sr. Marcio Mejía Ricart, director de la Facultad de Economía, Universidad Autónoma de Santo Domingo ( u a s d ) Sr. Ramón Pérez Minaya, u c m m Sr. Andrés Lockward, u a s d Sr. Gerardo Taveras, economista Sr. Bolívar Batista, u a s d Sr. Pedro Manuel Casals, u a s d Sr. Delío Canela, Banco Popular Dominicano Sr. Hugo Guilliani, c o r d e Sr. Wenceslao Vega, abogado-notario Srta. Ana Rosa Berges, doctora en Ciencias Sociales y Políticas rr. A u t o r id a d e s y p e r s o n a l id a d e s Sr. Sr. Sr. Sr. Sra. Sr. Sr. n i. En C ar ac as, V en P uerto R ic o Jesús Davison, Banco Popular de Puerto Rico Jenaro Baquero, secretario de Comercio ( e l a ) Julio M. García Passalacqua, Oficina de Planificación ( e l a ) Luis Passalacqua, director de c o d e c a Andic, Instituto de Estudios del Caribe Jorge Enjuto, decano de la Facultad de Humanidades, Universidad de Puerto Rico García Echevarría, decano de la Facultad de Estudios Generales, Universidad de Puerto Rico en ezuela Dr. Samuel Rieber, asistente del Gobernador del Banco Central de Venezuela Dr. Diego Luis Castellanos, Banco Central y Ministerio de Hacienda Sr. José Ramón Bustelo, jefe de la Oficina Comercial de España iv. En L ima , P erú Ing. Remolina, gerente general del Banco de Fomento Agropecuario, v representante de Perú en las conversaciones preparatorias del Acuerdo Subregional Andino Dr. Juan de la Piedra, secretario general de Asuntos Económicos del Ministerio de Relaciones Exteriores Dr. Rodolfo Salcedo, economista, Cámara de Industria Dr. Castañón, economista, consultor técnico Sr. Moncloa, editor y publicista Sr. Agustín Hidalgo de la Quintana, jefe de la Oficina Comercial de España v. F u n c io n a r io s de Sr. Sr. Sr. Sr. la cepal, S a n t ia g o de C h il e Santiaoo Macario, División de Política Comercial J. P. Amestoy, ídem Salazar, ídem Nuno Figueiredo, División de Política Industrial 258 Sr. v i. F u n c io n a r io s Matus, director del Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social ( i l p E s ) del Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Dr. Sr. Sr. Sr. v ii. F u n c io n a r io s en Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sr. Sres. Sr. in t a l ( b id ) y otras pe r so n as en Buenos A ir e s Gustavo Lagos, Director d e l i n t a l José M. Aragáo, i n t a l Alberto Calvo, i n t a l Fernando Mateo, i n t a l Silvio Henao, i n t a l Oscar Cornblitt, Director del i d e s Aldo Ferrer, economista Aráoz, economista Mario S. Brodersohn, Instituto Torcuato Di Telia Nelson López del Carril, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires Alberto Solá, ministro de Comercio de Argentina y ex secretario Ejecutivo del c e p , a l a l c Aaron Segal, Universidad de California (correspondencia) John C. Elac, i n t a l (correspondencia) la alalc, M o n t e v id e o Santiago Magariños, secretario ejecutivo, a l a l c Elio Baldinelli, secretario ejecutivo adjunto, a l a l c César Venegas, secretario ejecutivo adjunto, a l a l c Hugo Opazo, técnico aduanero, a l a l c Alfredo Blum Flor, técnico aduanero, a l a l c Néstor Ruocco, Sección de Liberación Comercial, a l a l c Pené Ortuño v Fabini, asesores de los países de menor desarrollo relativo, a l a l c -b i d Armando Pruge, representante permanente del b i d ante la a l a l c SIGLAS UTILIZADAS aec a id alalc b c ie b id e ir f c a r ib a n k c a r in c o cce cee cep cepal c e sc o cfi c ia p c íe s codeca com econ co pan t corde ctta ouci efta p id e f ip fm i gatt ic a it i Arancel Externo Común Agencia para el Desarrollo Internacional Asociación Latinoamericana de Libre Comercio Banco Centroamericano de Integración Económica Banco Interamericano de Desarrollo Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial) Caribbean Development Bank Caribbean Regional Investment Company Comité de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano Comunidad Económica Europea Comité Ejecutivo Permanente de la a l a l c Comisión Económica para América Latina (de las Naciones Unidas) Cuerpo de Servicio Educacional del Caribe Corporación de Fomento Industrial Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso Consejo Interamericano Económico y Social Corporación del Desarrollo del Caribe Consejo de Asistencia Económica Mutua Comité Panamericano de Normas Técnicas Corporación de Empresas Estatales Caribbean Tourist Travel Association Código Uniforme de Comercio Internacional Asociación Europea de Libre Comercio Fondo de Inversiones para el Desarrollo Económico Fuerza Interamericana de Paz Fondo Monetario Internacional Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial 260 IDSS ILPES INTAL MCCA NAB NABALALC NAUCA OEA PB PIB PNB SIEGA TAI UNESCO VIASA Instituto Dominicano de Seguros Sociales Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social Instituto para la Integración de América Latina Mercado Común Centroamericano Nomenclatura Arancelaria de Bruselas Nomenclatura Arancelaria de Bruselas para la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio Nomenclatura Arancelaria Universal de Centroamérica Organización de los Estados Americanos Producto Bruto Producto Interno Bruto Producto Nacional Bruto Secretaría Permanente del Tratado General de Integración Económica Centroamericana Tratado de Montevideo Organización de las Naciones LInidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura Venezolana Internacional de Aviación, s. a . INDICE ANALÍTICO Las palabras que el autor u tiliza obligadam ente por la índole del tem a a lo largo de toda la obra (como, por ejemplo, a l a l c , m c c a y demás instituciones, R epública Dominicana, economía, integración, etcétera), se in clu yen cada vez que tienen destacada importancia en el contexto . El asterisco de las siglas rem ite a la lista de siglas utilizadas, pág. 259. Se desarro­ llan las siglas — a excepción de a l a l c y m c c a , por demasiado conocidas — que por omisión de vocal no se leen. Los países se in cluyen sólo ocasionalmente, ya que el autor los m enciona separa­ damente en el índice gen eral . acuerdo de Compensación 201/ 2. de Pagos, ------ Transportes 202 . subregionales, 154, 197, 208/9, 212, 217, 221. ADELATEC, 2, 27. acuerdos administración, 65. — arancel, 18, 35, 60/2. — legislación, 195. aduan a, desarrollo, 18/9. — inversiones, 76. — política, 199. — producción, 20, 95. a i d , 2, 20, 58, 95. a g r ic u l t u r a , * , 21, 26, 30, 36, 53, 60, 65, 68, 70, 76, 80, 82/5, 89, 101, 106, 132/5, 153, 166, 172, 176, 182/4, 188, 193, 216/22. — Acuerdo entre Bancos Centrales, 1965. 201. — c e p , 188/91, 194/9. ------ Comisión Coordinadora de a l a l c y m c c a , 155/6, 169, 218. — 'Comisión Asesora de Asuntos Mo­ netarios, 200/1. ------ Desarrollo Industrial, 207. ------ Nomenclatura, 174, 181, 192. ------ -Política Comercial, 191, 195. ------ Productos agrarios, 199. ------ Transportes, 202/3. — Consejo de Ministros. Reunión. Asunción, 1967, 153/5, 172, 184/5, 194, 207/9, 221. —Consejo de Política Financiera y Mo­ netaria, 201. Comunicaciones, — Convergencia con el m c c a , 134, 155/6, 167/9, 218. — Grupo de Estudios sobre el Arancel Externo Común, 191. ------ Expertos sobre Estímulo a las Ex­ portaciones, 195. ----- ---- de Técnica Aduanera, 195. —Programa de liberación, 175. — r e p ú b l ic a d o m in ic a n a , ingreso, 218. —'Reunión de Organismos de Planifi­ cación, Fomento y Orientación del Desarrollo Industrial de los Países de la a l a l c . Lima, abril 1963, 196. — y m c c a , 167. ------ Acuerdo de Coordinación, 158. ------ Comisión ad hoc, 134. ------ Comisión Coordinadora, 155, 169, 218. — General sobre Aranceles Aduaneros, 162, 168, * y alalc * alam ar , 202. común, 160. — de aduanas, 18, 35, 60/2. — desgravación, 182, 189. — equiparación, 137, 142. —legislación, 6, 63, 195. — nacional, 174, 192/3, 196. — protección, 78. — reforma, 63/4. arancel arancel aduanero com ún 137. ------ de importación 61/2, y , 78, 135^ exportación, externo co m ú n , 184, 190/3, 197, 207. ----------Grupo de estudio* 191* arancel 262 cuota, 129. — industria, 21, 85, 129. — Sugar Act, 49, 109. — transformación de la caña, 18. — zafra, 95/6. b a n c o Central, 71. -------de Reserva del Perú, 201. ------ México, 152. — r—República Dominicana, 162. — Centroamericano de Integración, 139, 151. — Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco M undial), 93. AZÚCAR, d e p a g o s , 45, 48, 53, 57, 69, 79, 87. ------ bienes y servicios, 45, 48. balan za 50, 80, 100, 110. 2, 93, 101. BAUXITA, * b id , e c o n ó m ic o s , 81, 101, 105. -------de América, 34. ------ latinoamericanos, 28. c a c a o , 50. bloques café, 50. c a l e n d a r io de in t e g r a c ió n , 144, 169, 195. c a r ib a n k , 119/20, 132. t o u r i s t and Travel Associa­ tion, 118. c a r i b e , 36, 39, 58, 116/7. —(Departamentos franceses, 111. — Relaciones con la República Domi­ nicana, 122. Ca r ib b e a n * c a r i n c o , 119/20, 123, 132. , 78/9, 145. c a r t e l iz a c ió n Regional de Productividad del Caribe, 120. * c e p a l 2, 144, 202. * CESCO, 120. * c iA P , 24, 40. c in t r o , * c íe s , 2. c l e a r in g * * 50, 85. 112, 114/6, 121, 130. COMECON, 106. codeca, c o m u n id a d e c o n ó m ic a e u r o p e a , 85, 87, 110, 199. c o n f e r e n c ia ver alalc , de Cancilleres de la a l a l c , Consejo de Ministros. de Presidentes de América Central y e e . u u ,, San José (Costa Rica), 1963, 150. —para el Incremento de las Relacio­ nes Económicas y Comerciales entre Puerto Rico y la República Domini­ cana, 1. Santo Domingo, noviembre 1967, 128. — sobre Coordinación Económica en el Caribe. San Germán (Puerto Rico), m ayo 1965, 106, 116, 118, 121. c o n f e r e n c ia c o n s e jo m o n e t a r io Centroamericano, 139. , bienes de, 15, 90. —economía de, 76. — interno, 20. c o n v e n i o Centroamericano de Incentivos Fiscales de Des3rrollo de la Indus­ tria, 1962, 142/3. co n su m o House on Trade and Tourism, 113. cobre, industrial, 153/4, 204. — acuerdos de, 153/4, 204/7, 210. — sectorial, 206. c g m p l e m e n t a c ió n Centroamericana d e Compensa­ ción, 139. — de Comercio de Santo Domingo, 33. -— —Competencia Centroamericana, 78. cám ara * bilateral, 87. — exterior, 35/7, 48/9, 94, 137, 158, 219. ------ impuestos, 36. ------ régimen de — intercambio, 104, 122, 163, 166. — intracomunitario, 139, 146. — intrazonal, 138, 165, 173, 183, 201. — política, 149, 167. — promoción del, 113. — régimen de, 68. ad hoc. Reunión. San José c o m is ió n (Costa Rica), julio 1967, 134. — Angloamericana del Caribe, 112. — Asesora de nomenclatura, 192. — del Caribe, 112. — Económica Conjunta DominicanaPortorriqueña, 128. c o m it é de Cooperación Económica del Istmo Centroamericano, 142/6, 169. — Nacional de Salarios de la Repúbli­ ca Dominicana, 41. c o m m o n w e a l t h , 40, 107. c o m p e n s a c i ó n de pagos, 139, 201/2. c o m p e t e n c i a , 78, 84, 86, 145/6. c o m e r c io 263 — 'Sobre Régimen de Industrias Cen­ troamericanas de Integración, 1958. 140/3. * COPANT, 197. * c o r d e , 22/3, 26, 28. Andina de Fomento, 2 1 1 . — de Fomento Industrial, 22, 32. — —Guayana, 217. — Dominicana de Electricidad, 28. — Venezolana de Petróleo, 30. c r é d i t o , cartas de, 70. — recíproco, 201. c r é d i t o s , 81. * c u d , 64, 68, 192. •------ ensamble, 144. — estatales, 23, 27/8. — privadas, 24, 27. , industria de, 143/5. — protocolo de, 144. e n sam b le c o r p o r a c ió n del Plata, 82. cuenca 23, 28/9. e n e r g ía , , 32, 35, 45, 49, 53 57, 138, 146, 164, 181. — agropecuaria, 58. — aumento de la, 128. — promoción, 58. — proyectos de, 60. f e d e r a c ió n de las Indias Occidentales Británicas, 107. f l e t e s , 57. — balanza de, 202. e x p o r t a c ió n d e c l a r a c ió n de Bogotá, 208. —de los Presidentes Americanos. Pun­ ta del Este, 1967. 88/9, 134, 137, 148/9, 152, 172, 185, 187, 190, 194. — Idem, ídem. Programa de acción, 155, 184. d é f i c i t , 53, 70. — comercial, 2. — de dólares, 71. de Desarrollo de las Naciones Unidas, 119. — — de Estudios de Preinversión para la Integración Fronteriza, 101. — Monetario Internacional, 2, 69, 82. — Social Europeo, 143. * GATT, 82, 100, 129, 168/9, 183. g r a v a m e n , reducción, 174, 176. — intrazonal, 185. dem anda, grupo 2. fo n d o Técnico de Trabajo para la Reforma Arancelaria, 65. Ver, además, a r a n c e l - reforma. — global, 13. — internacional, 50. d e m o g r a f ía , crecimiento, 84, 97. niveles de, 183. — política nacional, 191, 196. — programas de, 199. d e sa r r o l l o , d e se m ple o deuda , 37, 39, 84. externa, 37. 49, 72/3, 79. e c o n o m í a competitiva, 85. — cooperación, 80, 110, 112, 121, 124, 128. — de consumo, 76. ------ escala, 75, 76. ------ mercado, 19. — desarrollo, 13, 32, 61, 75, 84, 87, 98. — estructura de la, 82. — integración, 26, 33, 74. — intercambio, 173. — política, 28, 32, 35, 82, 194. * e f t a , 85, 183, 199. e m p r e s a s , 31, 75. — azucareras, 96. — de América Latina, 76. d iv isa s, * ic a it i, 2, 141, 144. * il p e s , 196/7. 45, 52, 72, 95, 138, 163/4, 170, 185. — combustibles, 51 . — cuotas, 70. — derechos de, 62. — licencias de, 60. — materias primas, 62. —prohibición, 24. — régimen de, 70. — restricciones, 71/2, 176. — sustitución de, 60. im p u e s t o s , 36/7, 60/1, 66, 68, 161. — estructura, 83. im p o r t a c io n e s , in d u st r ia azucarera, 21. azúcar 126, 144, Ver, además, . — complementación, 153/4, 204. Ver, además, c o m p l e m e n t a c i ó n . —Corporación de Fomento, 22, 32. — costos, 41. — de ensamble, ver e n s a m b l e . 264 — de integración, 142. — dominicana, 33. —inversiones, 31, 76. — legislación, 196. — Ley de Fomento Industrial - El Sal­ vador, 147. ------------- Haití, 93. — plantas, 76. — promoción, 61, 139, 144. —proyectos, 87. — transportadora, 85. — zona franca, 131. i n d u s t r i a l e s dominicanos, 34. i n f r a e s t r u c t u r a , 6, 20, 99, 147/9. 36, 61. — de divisas, 49. — fiscales, 32, 160. — volumen de, 50. in g r e so s, — volumen de, 31. aduanera, 195. — industrial, 196. — laboral, 203. — nacional, 194, 203. ley de Austeridad, Santo Domingo, 1966, 2. ------ Fomento Industrial, El Salvador, ver i n d u s t r i a . ------------- Haití, ver i n d u s t r i a . ------ Protección e Incentivo Industrial. Santo Domingo, 1963, 31. ------ Reforma Arancelaria, 63. l i b r e c o m e r c i o , zona de, 183, 185. — circulación de mercaderías, 135, 137. — importación, 72. l e g isl a c ió n 71, 174/9, 183, 217, 220. — Consolidada de concesiones, 181. — Común, 182. — de desgravación, 188. l is t a s n a c io n a l e s , Dominicano de Seguros So­ ciales, 40. ----------Turismo, 131. in s t it u t o * in t a l , 4/10, 89, 198. 6, INTEGRACIÓN. — centroamericana, 139/41, 158, 198. — comercial y arancelaria, 117. — c o m p le m e n t a c i ó n , v e r TACIÓN INDUSTRIAL. co m plem en - — continental, 1, 3, 89. — económica, 26, 33, 74, 78/82, 88, 100 , 112 . -------del Caribe, 114. — global, 205. — in d u s t r i a , v e r c ió n . institucional, m arco 2.4, 30, 35, 60, 126, 134, 200, 208. — Acuerdo Sectorial, 204. — calendario de, ver c a l e n d a r i o d e in t e g r a c ió n , in d u s t r ia * 220. — Acuerdo Preferencial. República Do­ minicana, 158, 161, 166/9. — Consejo Económico. Reunión extra­ ordinaria, 6. San José (Costa Rica), 1964, 144. -----------------, 9. Guatemala, 1964, 144. ------ Ejecutivo. Comisión Coordinadora de a l a l c y m c c a , 155/6, 169, 218. ponderadas, 66/7, 174/5. m e d ia s - in t e g r a ­ — insular, 98. — latinoamericana, 198. — proceso de, 6, 9, 13, 80, 135, 156. — programa de, 138. — proyecto de, 32, 55, 72, 80, 85, 101, 104, 106. — zona de, 78. i n t e r c a m b i o , 50, 104, 122/4, 174, 176. — intercomunitario, 146. — intrazonal, 138, 158, 173, 182. — liberación del, 135, 137, 160. i n v e r s i ó n , 40, 76/7, 81, 141/5, 200. — extranjera, 86. — privada, 200. — pública, 37. 13, 35. 15, 26, 36, 53, 65, 68, 77, 84, 89, 101, 122, 133, 139, 144, 148, 152, 159, 166, 169, 201, 216, 218, m cca, c o m ú n del empleo, 204. ------ Europeo, 82, 110. ------ Latinoamericano, 134/5, 155, 169, 184, 189/90, 194, 210, 218/9. ------ sectorial, 140. •—— subregional, 184, 208, 210, 217, m ercado 221 . — internacional, 75. — interno, 19, 32, 76. — negro, 69, 71/2. —preferencial, 39. centroamericana, 139. — estabilidad de la, 43. — nacional, 69. — restricciones, 200. * n a b , 64/5, 192. m oneda 265 * 174/5, 181, 192. 192. NABALALC, NAB - * CU CI, * 64, 68, 133, 137. 50, 85. nauca, NÍQUEL, * — de Jefes de Estado Americanos. Pun­ ta del Este, abril 1967, 97, 124, 208. sa n t o 2, 105, 122. OEA, Nacional de Planificación, 52/3. del Caribe, 14, 112/3. — Internacional del Café, 50. c o m p e n s a c ió n d e , v e r DE PAGOS. c o m pe n sa ­ s e g u r id a d 29/30. — importación, 53. —'productos, 104, 110. — refinería, 80, 100, 137. p r e c i o s , 18, 145. petróleo, , a g r íc o la , 2 0 , de Integración de la Univer­ sidad Católica Madre y Maestra, 89/9, 159. * r e a ju s t e , de 137, 141, 144. s ie c a , arancelario especial de activida­ des productivas, ver r é g i m e n e t é r e o . sist e m a 31, 53. — alimenticia, 51. — manufacturada, 58. — nacional, 65. — nivel de, 3, 18, 46. — proceso de, 41. — protección de la, 65. — sistema de, 3, 19, 32, 60, 62, 162. producto Nacional Bruto ( p n b ) , 77, 81, 85. p r o g r a m a de asistencia técnica, 65. ------ -desarrollo, 199. ------ liberación, 179, 182, 200. r é g im e n social, 41. se m in a r io 32, 37. pr e su pu e sto p r o d u c c ió n Improvement Co., 61/2. agrario, 13, 18/9, 118, 199, 200. — externo, 18, 48, 196. — industrial, 13, 21/2, 26, 52, 196. — privado, 27. — público, 26. o f ic in a c ió n d o m in g o se c t o r o r g a n iz a c ió n pag o s, nivel de, 43/4. sa l a r io proceso de, 1, 4, 65. d e in d u s tria s c e n tro a m e ric a n a s i n t e g r a c ió n , 1958-1966, 140/1, 151. — etéreo, 142. d o m i n i c a n a . Acuerdo preferencial. m c c a , 158, 161, 166, 169. ---------- m c c a . Relaciones económicas, 157. r e p ú b l ic a de Cancilleres de la a l a l c . Ver a l a l c . Consejo de Ministros. so c ie d a d t a r if a de Industriales, 33. externa, 78. t e c n o l o g ía , 80. 55, 203. — comunicaciones marítimas, 162. — política de, 102. t r an spo r t e , de Estocolmo, 87. -------Managua, 87/8, 100/1, 157, 159. — — Montevideo, 87, 100, 106, 169, 171, 176/8, 181/6, 196, 200/3, 208, 218, 220, 221. ---------- . Protocolo sobre normas y pro* cedimientos para las negocia­ ciones, 174. ------ Roma, 82, 87, 110. — General de Integración Económica, 1960, 140/2. ------------- . Proyecto de protocolo, 146. tratado t u r is m o , 118, 130. Ingreso Nacional de Dirección General de Estadística y Censos, 66. u n id a d , r e u n ió n u n ió n Aduanera Italiana, 88. ÍNDICE GENERAL PAC*. PRÓLOGO ............................................................................................................... .... . i CAPÍTULO I Observaciones 'preliminares 1. 2. Primeras impresiones sobre la República Dominicana .................................... Algunas consideraciones metodológicas .............................................................. 1 4 CAPÍTULO II El desarrollo económico de la República Dominicana. Los problemas de base 1. 2. 3. 4 Introducción .............................................................................................................. Evolución reciente de las principales magnitudes macroeconômicas ............ Situación del sector agrario .................................................................................. El sector industrial: problemas actuales y posibilidades fu tu ra s ....................... 4 . 1 . Las empresas industriales del Estado y su administración ..................... 4 .2 . El futuro de las empresas estatales. Implicaciones con el tema de la integración ....................................................................................................... 4 . 3. El problema energético y sus relaciones con la eventual integración .. 4 .4 . La actual capacidad ociosa de la industria y sus posibilidades en un proceso de integración ................................................................................. 4. 5. Las leyes de fomento in d u strial.................................................................... 4. 6. Los industriales ante la integración. Los prerrequisitos básicos......... 4. 7. Posibilidades de nuevas industrias en el marco de la integración . . . 5. Fiscalidad ................................................................................................................... 6 Empleo, salarios y seguridad s o c ia l....................................................................... Apéndice al epígrafe 6. Una nota sobre costos industriales............... ............... 11 13 18 21 22 24 28 30 31 33 36 36 37 41 CAPÍTULO III El sector externo de la economía dominicana. Sn estructura e instituciones 1. La evolución reciente del sector externo. Una visión global .......................... 2. El comercio exterior ................................................................................................ 2 . 1 . Análisis por mercancías ............................................................................. 2. 2. Distribución geográfica del intercambio ................................................. 2. 3. Transportes entre la República Dominicana y el e x te rio r.................... 2. 4. Algunas posibilidades de expansión de las exportaciones...................... 3. El Arancel de Aduanas .......................................................................................... 3. 1 . El Arancel como instrumento recaudatorio ............................................ 3. 2. Orígenes del Arancel vigente .................................................................... 3. 3. Modificaciones recientes del Arancel ..................................................... 3. 4. Los actuales inconvenientes del Arancel. La necesidad de una Reforma Arancelaria ..................................................................................................... 3. 5. Estimación del grado de protección arancelaria ...................................... 4. El régimen de comercio y de pagos ...................................................................... 4. 1 . Moneda nacional y paridad ........................................................................ 4. 2 . Régimen de importaciones ......................................................................... 4. 3. Regulación de las transacciones en divisas .............................................. 4 . 4. Algunas conclusiones sobre el régimen de comercio y de pagos ....... 45 48 49 53 55 57 60 61 61 62 64 66 68 69 70 71 72 267 CAPITULO IV Las ventajas generales de la integración económica y el caso de la República Dominicana pag. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Introducción ............................................................................................................ Las economías de escala ................................ ...................................................... La intensificación de la com petencia................................................................. La atenuación de los problemas de pagos internacionales .......................... La posibilidad de emprender nuevas actividades.......................... ............... El aumento del poder de negociación................................................................. La formulación más coherente de la políticaeconómica n a cio n al.................. La integración económica y las transformaciones estructurales ................ La aceleración del ritmo de desarrollo y el logro de un alto niveldeempleo Síntesis de las posibles ventajas de la integración económica para la Repú blica Dominicana ..................................................................................................... 11. 'Las alternativas de la República Dominicana frente a la integración eco­ nómica 74 75 78 79 80 80 82 83 84 86 88 CAPÍTULO V Posibilidades, problemas y lim itaciones de una m ayor relación entre la República Dominicana y H aití 1. Introducción .............................................................................................................. 2. Visión general de la economía haitiana ............................................................ 3 Las actuales relaciones económicas entre la República Dominicana y Haití . . 4. La actitud dominicana respecto de H a i t í ............ ............................................... 5. Diseño de las posibilidades de cooperación e integración ............................ . . 91 9*1 94 97 99 CAPÍTULO VI Las relaciones económicas de la República D om inicana con el área del Caribe 1. 2. 3. 4. 5. Introducción y zonificación del área ................................................................... 1.1. Países independientes no asociados a ningún bloque económico ......... 1.2 . Países del Commonwealth .......................................................................... 1.3 . Puerto Rico .................................................................................................... 1 .4 . Surinam y Antillas Holandesas ................................................................. 1 .5 . Los departamentos franceses delCaribe ...................................................... Intentos de cooperación e integración económicas en el Caribe ..................... 2 .1 . La Comisión del Caribe ...................................................... ........... . 2 .2 . La Organización del Caribe ........................................................................ 2 .3 . La codeca ...................................................................................................... Propuestas puertorriqueñas de coordinación económica en el C a r ib e .......... 3 .1 . Proyectos concretos ...................................................................................... a ) Proyectos sectoriales ................................................................................. b ) Proyectos financieros ............................................................................... c ) Otros proyectos ........................................................................................ 3 .2 . Síntesis de las realizaciones y proyectos ............................... ............... El Caribe en la Declaración de Presidentes A m ericanos................................ Las relaciones de la República Dominicana con el Caribe y en especial con Puerto Rico ...................................................................... ......................................... 5 .1 . Estructura del intercambio actual .................. ......................................... 5 .2 . La actitud oficial dominicana frente aPuerto R i c o ................................... 102 105 107 109 110 111 112 112 113 115 116 117 117 119 120 121 121 122 122 124 268 PAG. 5. 3. Hacia una institudonalización de las relaciones económicas entre la República Dominicana y Puerto Rico ......................................... 5. 4. Las posibilidades de un reforzamiento de las relaciones económicas entre la República Dominicana y Puerto Rico .......................... a ) Aumento de las exportaciones ............................................................ b ) La cuota azucarera.................................................................................. c ) Incremento del turismo ....................................................................... d) Atracción de industrias ......................................................................... 6. Síntesis sobre la República Dominicana y el área del Caribe ............. 127 128 128 129 130 131 132 CAPÍTULO VII La aproximación de la R epública D om inicana al M ercado Com ún C entroamericano 1. 2. 3. 4. 5 6. El Mercado Común Centroamericano al nivel de 1967 ..................... 1 . 1 . Libre circulación de mercancías .................................................. 1. 2. Arancel Aduanero Común y comercio exterior .......................... 1 . 3. La compensación de pagos dentro del Mercado Común Centroameri­ cano y la Unión M o n eta ria .......................................................................... 1. 4. Política industrial ......................................................................................... a ) El Banco Centroamericano de Integración Económica .................... b ) Régimen de industrias centroamericanas de integración................. c ) Incentivos fiscales uniformes ................................................................. d) Industrias de ensamble .......................................................................... e ) Efectos de la integración económica en la industrialización de los países del Mercado Común Centroamericano..................................... 1. 5. Infraestructura y planificación conjunta ................................................. 1. 6. Aspectos sociales y fiscales ....................................................................... El Mercado Común Centroamericano en la Declaración de Presidentes Ame­ ricanos: nuevas vías y posibilidades ........................................................ 2. 1 . El caso de Panamá ...................................................................................... 2. 2. El caso de México ....................................................................................... 2. 3. Centroamérica y los acuerdos subregionales............................................. 2. 4. La convergencia alalc-mcca . La Comisión Coordinadora ................... Las alternativas formales de la República Dominicana frente al Mercado Común Centroamericano ............................................................................ La aproximación de la República Dominicana al Mercado Común Centro­ americano, vista por los dominicanos. Exposición y análisis crítico ...... Panorama actual del intercambio comercial de la República Dominicana con el Mercado Común Centroam ericano...................................................... El posible acuerdo preferencial Mercado Común Centroamericano-República Dominicana .................................................................................................. 134 135 137 139 139 139 140 142 143 145 147 148 148 150 152 154 155 157 158 163 166 CAPÍTULO VIII La R epública D om inicana ante la a l a l c 1. 2. Introducción ................................................................................................ La alalc al comenzar 1967: logros y dificultades................................ 2 . 1 . El mecanismo general de la negociación de las listas nacionales........ 2. 2. Los casos particulares de las listas nacionales de los nuevos países miembros (Venezuela y Bolivia) ............................................................... 2. 3. Listas nacionales y expansión del comercio intrazon al............................ 2. 4. Las listas nacionales y la eventual incorporación de la República Do­ minicana ............... ....................... ................................................................ .. 171 173 174 176 177 179 269 PAG. 2 .5 . La Lista Común y sus insuficiencias actuales .......................................... 182 3. La construcción del Mercado Común Latinoamericano a partir de la alalc 184 3 .1 . Eliminación programada de los gravámenes in trazon ales............................. 185 a ) Consolidación de gravámenes y otras restricciones .......................... 186 b ) Establecimiento de un margen de preferencia zonal ..................... 187 c ) Desgravación de los productos incluidos en la ListaComún ........... 188 d) Régimen de desgravación programada a partir de 1970 .................. 189 3 .2 . La construcción del Arancel Común Externo .......................................... 190 3 .3 . Coordinación de las políticas económicas y aproximación de las legis­ laciones nacionales .......................................................................................... 194 a ) Armonización de las legislaciones aduaneras ..................................... 195 b ) Coordinación de políticas y legislaciones relativas al sector industrial 196 c ) Coordinación de las políticas agrícolas ................................................ 199 d) Políticas financieras y monetarias ....................................................... 200 e ) Coordinación de políticas de transporte.............................................. 202 f ) Aproximación de las legislaciones laborales ..................................... 203 3 .4 . Acuerdos de complementación industrial .................................................. 204 3 .5 . Acuerdos subregionales ................................................................................. 208 4. Las actuales relaciones entre la República Dominicana y los países de la alalc ........................................................................................................................... 212 5. El ingreso de la República Dominicana en la alalc : mecanismos y posi­ bilidades ...................................................................................................................... 218 CAPÍTULO IX Resum en y conclusiones 1. Introducción ............................................................................................................... 2. Conclusiones ................. .............................................................................................. 3. U n esquema de programa de acción para la integración de la República Dominicana ................................................................................................................ 223 224 226 ANEXOS N9 N9 1. 2. 3. 4. Producción agrícola de la República Dominicana (19 6 1-19 6 4 ) ......... Producción industrial de la República Dominicana (19 6 0 -19 6 3 ) . . . . Exportaciones dominicanas por grupos de productos (19 6 1-19 6 5 ) . . . N9 Resumen general de niveles promedio de incidencia arancelaria en la República Dominicana ................................................................................... N9 5. Áreas de trabajo del programa de incremento de las relaciones econó­ micas y comerciales entre la República Dominicana y Puerto Rico . . Ng 6. Algunos datos estadísticos sobre exportaciones dominicanas de azúcar y el tema de la cuota azucarera.................................................................. N9 7. Acuerdo para el establecimiento de la Comisión Coordinadora de la alalc y el Mercado Común Centroamericano ....................................... N9 8. Algunos productos incluidos en la lista de la alalc de interés para la exportación de la República Dominicana ............................................ N9 9. Lista Común de la alalc ........................................................................... N9 10. Principales productos importados por la República Dominicana de los países de la alalc .......................................................................................... N9 11. Lista de personas entrevistadas en el curso de la elaboración del pre­ sente informe ................................................................................................... Siglas utilizadas ................................................................................................................ Indice analítico ..................................................• .......................................................... índice general ....................................................................................................... - - . . 234 236 239 240 241 243 245 247 249 254 256 259 261 266 Este libro s e terminó de imprimir e l día 22 de agosto del año 1968 en PLANTIÉ, Talleres Gráficos S . A. Avenida Juan Bautista Alberdi 571, Buenos Aires, República Argentina