IV Congreso de la Upec / 1980 - Unión de Periodistas de Cuba

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El periodismo en Cuba: La Revolución (Cap. 44)
Sesión final del IV Congreso en el
Palacio de Convenciones.
IV Congreso de la Upec /
1980
Juan Marrero
Presidido por el lema “Por un
periodismo analítico, militante y
creador” se efectuó el IV
Congreso de la UPEC los días 27,
28 y 29 de marzo de 1980 en el
Palacio de Convenciones, en La
Habana.
Un total de 409 delegados, en
representación de 2 865
miembros de la UPEC, asistieron al Congreso que estuvo precedido de eventos de gran
repercusión como el Salón de Humorismo, la Bienal de Historietas y la exposición “20 años de
prensa revolucionaria”.
El Congreso, en reuniones plenarias y en cuatro comisiones de trabajo, dedicó especial
atención al ejercicio de la crítica, al papel del periodismo en el impulso de la economía y a los
principios éticos.
Previamente hubo un masivo y democrático proceso preparatorio, en el cual participaron muy
activamente en todo el país, en cada medio y en cada territorio, más de 2 000 periodistas. En
estas asambleas se discutió ampliamente el proyecto de Tesis del IV Congreso.
Entre el Tercer y Cuarto Congreso de la UPEC tuvieron lugar acontecimientos importantes para
el país, entre ellos el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, la promulgación de la
Constitución de la República, el XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes y la VI
Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados.
Ernesto Vera, secretario general de la UPEC, presentó a los delegados el Informe Central, en
el cual, entre otros temas, reafirmó que “el periodista cubano no concibe la libertad y capacidad
de creación al margen de la lealtad a la clase obrera y su vanguardia política”; expuso que el
principal problema discutido en las asambleas previas había sido la eliminación del trabajo
periodístico de la tendencia a la apología y trabajar para hacer una prensa analítica, crítica, que
sea activa en sus aportes para contribuir a la solución de los problemas, y, de tal manera,
ayudar al avance de la sociedad socialista.
El contenido de tres documentos –la Tesis y la Resolución “Sobre los medios de difusión
masiva” del primer Congreso del Partido Comunista de Cuba y “Sobre el fortalecimiento del
ejercicio de la crítica en los medios de difusión masiva” del IX Pleno del Comité Central
estuvieron muy presentes en las discusiones del IV Congreso de la UPEC.
En el Informe Central se ofreció un panorama sobre la situación de la prensa en el momento
del IV Congreso:
“La actual edición de 1 100 00 ejemplares diarios de la prensa escrita, representa el 500% de la
tirada de todos los periódicos de 1958, aunque solo ha aumentado la población en alrededor
del 50%; medios y formas periodísticas antes inexistentes en el país han surgido, como Prensa
Latina, Radio Habana Cuba y la Agencia de Información Nacional; la prensa provincial, con la
edición de cantidades de ejemplares que antes hubieran deseado periódicos nacionales, es un
hecho enteramente revolucionario; grandes son las tiradas de nuestras revistas generales o
especializadas; la radio y la televisión son potentes y llegan a cada rincón del país; la función
periodística en el cine nació de hecho con la Revolución y se ha desarrollado. El periodismo
cubano ha alcanzado una amplitud extraordinaria; es más diverso en sus formas, con una
difusión que lo hace realmente de masas, en la medida en que el pueblo organizado participa
en su elaboración con el concurso de miles de corresponsales voluntarios”.
Guillén, Augier y Vera, en el IV Congreso.
Al hacer un balance del trabajo realizado desde el III Congreso, el Informe refirió que el trabajo
de la UPEC se había concentrado más en las tareas de organización, educación, propaganda,
publicaciones, corresponsales voluntarios y relaciones exteriores.
Asuntos como la necesidad de fortalecer el próximo buró ejecutivo de la UPEC con varios
cargos no profesionales, desarrollar iniciativas para aumentar las fuentes propias de ingresos y
un exhaustivo análisis sobre las tareas de superación profesional y cultural de los periodistas
estuvieron presentes en el Informe al Congreso.
Se informó igualmente que “debido a lo que establece la ley que regular el sistema estatal de
condecoración, se hizo una revisión de los galardones de la UPEC, al igual que lo han hecho
las demás instituciones, para ajustarlos a las normas legales”. En ese sentido, la UPEC
presentó al Consejo de Estado la proposición de crear la distinción “Felix Elmusa”, que fue
aprobada y publicada en la Gaceta Oficial de 10 de diciembre de 1979”.
La Distinción Félix Elmusa quedó, desde entonces, como el más alto reconocimiento de la
UPEC, conferible por su dirección nacional a ciudadanos cubanos y extranjeros que en
cumplimiento de la función del periodismo obtuvieren méritos que contribuyan al desarrollo
económico, político, social o cultural de nuestra patria socialista; a la defensa de los principios
del internacionalismo y de la ideología marxista-leninista; al fomento y consolidación de la paz,
la amistad y la solidaridad entre los pueblos”.
Diferentes delegaciones extranjeras participaron en los trabajos del Congreso, entre ellas la
Organización Internacional de Periodistas, encabezada por su presidente Kaarle Nordenstreng
y su secretario general Jiri Kubka; la Unión de Periodistas Soviéticos, presidida por Ianis
Britans; la Federación Latinoamericana de Periodistas, presidida por el veterano luchador y
biógrafo de José Carlos Mariátegui, Genaro Carnero Checa; y la Unión de Periodistas de
Nicaragua, encabezada por Danilo Aguirre.
Antonio Núñez Jiménez, presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, leyó una
resolución declarando Monumento Nacional la cueva de la loma del Cacao, en las
inmediaciones del río Canapú, en Sao Corona, municipio de Cueto, provincia de Holguín,
donde se instaló la redacción del periódico mambí El Cubano Libre, tras el inicio de la Guerra
de 1895 por la independencia de Cuba.
La revista Bohemia, en una crónica publicada en su edición del 10 de abril de 1980, consignó
ese momento con estas palabras: “Mientras se daba lectura a la emotiva resolución de la
Comisión Nacional de Monumentos, los reporteros de Bohemia no pudieron sustraerse a la
tentación de observar a los invitados. Allí visiblemente impresionado, se encontraba Luis
Orlando Rodríguez, uno de nuestros más acreditados exponentes de la prensa inclaudicable,
quien fuera el último editor de El Cubano Libre durante la guerra de liberación que, con la
expedición del Granma, reiniciara Fidel en 1956, hasta lograr nuestra total independencia. El
sugerente acápite de las evocaciones no se cancelaba en una sola coincidencia. Muy cerca
estaba Melba Hernández y, a unos metros, Gloria Cuadra. Junto a Montané y Haydée –en la
presidencia--, Melba había integrado hace 28 años el equipo de Son los Mismos y El Acusador
con que, al igual que Céspedes con El Cubano Libre y José Martí con Patria en el siglo XIX, en
su momento Fidel iniciara la prensa revolucionaria clandestina como arma de combate contra
la opresión...La presencia de este grupo en el congreso se asociaba, de igual modo, a las
imágenes de Abel Santnaría, Raúl Gómez García, Juan Manuel Márquez, Félix Elmusa y
Ernesto Che Guevara, entre los más elevados símbolos de la prensa revolucionaria en el más
reciente pasado.”
Tres grandes del periodismo cubano fueron galardonados durante el Congreso: Jorge Timossi,
quien recibió el Premio Internacional de la OIP, por su sostenida y brillante labor periodística
que tuvo su punto cumbre en la cobertura que dio a los acontecimientos en Chile durante el
gobierno de la Unidad Popular y el golpe fascista en ese país: Luis Gómez Wangüermert, con
una trayectoria periodística sobresaliente de más de seis décadas, y José Zacarías Tallet,
compañero de Rubén Martínez Villena, y con un quehacer profesional muy destacado en la
prensa cubana e internacional. Wangüermert y Tallet recibieron la medalla Julius Fucik,
conferida por el Comité Ejecutivo de la OIP.
El IV Congreso también aprobó las tesis “Por un periodismo analítico, militante y creador” y los
nuevos Estatutos de la organización., así como doce resoluciones. Una de ellas estableció
once principios de la ética profesional. En otra se dio apoyo al acuerdo del IX Pleno del Comité
Central del Partido sobre el fortalecimiento de la crítica en los medios de difusión masiva.
Se eligió, por voto secreto, el nuevo Buró Ejecutivo de la UPEC, el cual quedó integrado así:
Ernesto Vera Méndez, Secretario General
Baldomero Álvarez Ríos, Vicesecretario General, atenderá relaciones exteriores.
José Antonio Benítez Cruz, Vicesecretario general
Carlos Mora Hermann, Vicesecretario general
Elio E. Constantín Alfonso, Vicesecretario general
Tomás Lapique Becali, Secretario de organizaciones y finanzas
Elson Concepción Pérez, Secretario de Educación y cultura
Irma Armas Fonseca, Secretaria de propaganda, publicaciones, corresponsales voluntarios y
colaboradores.
Fue aprobada también una Declaración Final y Raúl Castro, Segundo Secretario del Comité
Central del Partido Comunista de Cuba, pronunció el discurso de clausura del IV Congreso.
Aspectos puntualizados en la Declaración Final del IV Congreso de la UPEC:
*El periodista es sobre todo revolucionario y su trabajo profesional es válido en la medida que
contribuye a hacer avanzar la Revolución y es fiel a sus sagrados intereses.
*Todavía no hacemos, de conjunto, el periodismo que dé respuesta plena a los problemas del
desarrollo del país... y que contribuya, en especial, de modo inteligente y eficaz, a dar la batalla
a fenómenos negativos de carácter subjetivo que obstaculizan el complejo y abnegado
esfuerzo de la construcción del socialismo.
*Estamos conscientes que el futuro es de lucha y de esfuerzo. Tendremos que seguir
venciendo dificultades, pero no habrá obstáculo que pueda cerrar el pueblo a nuestro pueblo
en marcha. El IV Congreso de la UPEC ratifica que como parte del pueblo trabajador,
avanzamos y avanzaremos también los periodistas cubanos.
Raúl Castro clausura del IV Congreso de los periodistas cubanos.
Del discurso de clausura pronunciado por Raúl Castro:
*Necesitamos un periodismo que sea más profundo en todas sus
apreciaciones, más certero en la divulgación, que no solo refleje pasivamente
las realidades de nuestra sociedad, sino que sea un reflejo activo que procure y
aporte soluciones.
*No se trata de atiborrar nuestra prensa con datos y cifras en un idioma
complicado, rutinario y gris, sino de colaborar –con fresca técnica periodística,
dedicación militante y lenguaje claro y directo—en el esfuerzo para contribuir a
la eficiencia de la producción social, elevar la calidad de los productos,
aumentar la productividad del trabajo, impulsar el ahorro, estimular el desarrollo
de nuevas formas de producción, mejorar los abastecimientos y el acopio, y
propiciar el auge de la fuerzas productivas.
*Hay que decir con toda claridad que tanto en el pueblo en general como en el
Partido, existe insatisfacción acerca de nuestros órganos de difusión masiva,
no tanto por lo que hacen, que sin dudas muchas veces lo han hecho con
acierto y en ocasiones han resultado significativamente eficaces, sino por lo
que a veces dejan de hacer.
*Hemos meditado acerca del porqué muchos de nuestros amigos en el exterior,
gente franca y conocedora, que sinceramente se alegran de nuestros éxitos,
tienen con frecuencia palabras de recriminación para la prensa cubana, y no
paran mientes en calificarla de aburrida y machacona. No podemos ser sordos
y dar la callada por respuesta, y tampoco debemos rechazar de plano tales
críticas, porque lo cierto es que en ellas hay elementos de veracidad.
*Naturalmente, sabemos que los periodistas no son los únicos ni los mayores
responsables de las deficiencias que originan juicios desfavorables sobre
nuestra prensa, porque para lograr un criterio verdaderamente justo tenemos
que comenzar por establecer con qué grado de eficiencia se han materializado
por acuerdos del Primer Congreso del Partido respecto al tema...Continúa aún
siendo insuficiente el nivel de comprensión alcanzado por muchos de nuestros
cuadros partidistas y estatales sobre la vinculación orgánica que debe existir
entre el fomento y desarrollo de la economía nacional y la gestión periodística,
la medida en que para esta resulta imprescindible el apoyo de los dirigentes a
todos los niveles, para enriquecer el flujo temático a desarrollar, acceder a las
fuentes de información, formular atinadamente las prioridades, penetrar en la
esencia de los problemas, y promover la comprensión y la conducta que exijan
las circunstancias.
*Para la prensa socialista el ejercicio de la crítica no es algo transitorio,
esporádico, discontinuo. La crítica tiene que ser el estilo de la prensa, o mejor
aún, su modo de ser.
La prensa socialista debe ser crítica por esencia. El periodista debe asumir esa
posición e todos los momentos de su actividad profesional.
*La crítica entre nosotros constituye un deber político y una responsabilidad
social. Es legítima y fecunda cuando se ejerce de modo riguroso y
comprometido, es decir: justo y equilibrado, oportuno, optimista y, sobre todo,
fraternal; tiene además que ser profunda y por todo ello responde, en cada
caso, tanto el periodista como el director que, en última instancia, la aprueba.
*En nuestro país murió para siempre la llamada “libertad de prensa” burguesa...
En nuestra sociedad no hay libertad de prensa para defender la explotación
capitalista, la ideología que sustenta ese modo de producción, no hay libertad
para mentir, para engañar, para corromper.
*Un periodista es, por el solo hecho de su profesión, un reproductor de
ideología, un hombre que multiplica sus apreciaciones por millones de
ejemplares, o se hace escuchar por centenares de miles de receptores de radio
y televisión, en millares de salas cinematográficas, que llega con sus puntos de
vista a la ciudadanos de todas las profesiones y edad, y que puede hacer
mucho por su correcta orientación.
*Marx, Engels, Lenin y Martí no solo tuvieron del periodismo ideas, fueron ellos
mismos periodistas. En sus vidas y en la forma peculiar en que ejercieron esta
profesión está la esencia de la ética del periodismo revolucionario, porque toda
ética es, ante todo, una convicción que necesariamente debe traducirse en una
conducta.
Terminadas las palabras de Raúl Castro, todos los delegados, de pie, cantaron
La Internacional. Al final, Raúl, desde su presidencia, sin usar el micrófono,
conminaba, en un tono estimulador, a los presentes: “periodistas escriban
críticas, el Partido los apoyará”.
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