S.E. EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA

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DISCURSO
S.E. EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
EUSr
AFEBTXTBA
CONGRESO NACiONAL,
1890
SANTIAGO DE CHILE
PBEHTA NJi-CI02STA.L, MONEDA 112
1 SOO
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m - Í O T T / f Vlfi^ f f ^ W R K W ^ K í f l f í í W M l f i " ! ) ^
Conciudadanos
d e l S e a a d o i do la C á m a r a
do Diputados:
La República se mantiene en paz con todas las naciones, i continúa dando solucion satisfactoria a las jestiones internacionales pendientes i que pudieran ser causa
de posibles desacuerdos.
El dia 8 de enero del presente año se ajustó una Convención entre los Gobiernos de Chile i el Perú, en virtud de la cual se suministraron recursos a esta República para obtener la completa cancelación de su deuda esterior, representada p o r los empréstitos de 1869,
de 1870 i de 1872, i que alcanzaba a 32.960,706 libras
esterlinas, i ademas los intereses insolutos desde 1876.
Hemos concurrido a la realización de un arreglo útil a
un Estado amigo i a sus acreedores, i probado una vez
mas la equidad a que la Cancillería de Chile ajusta sus
procedimientos.
Aun estaríamos dispuestos a suministrar recursos al
Perú para el arreglo de otras jestiones cuya prudente
solucion le permitiría liquidar reclamacionés sobre
contratos celebrados en época anterior para la esplotacion de los guanos.
>4 APERTURA DEL CONGRESO
En cumplimiento del Convenio suscrito el 20 de agosto de 1888, se lia organizado la comision de peritos que
debe fijar los límites entre Chile i la República A r j e n tina.
Invitados por el Gobierno de Estados Unidos a la
Conferencia internacional de Washington, aceptamos la
invitación, mas por deferencia respetuosa a un gobierno
amigo, que por la esperanza de obtener en ella resultados inmediatos i verdaderamente positivos para el bienestar de ámbas Américas. En conformidad a las declaraciones prévias hechas al ájente especial del Gobierno
que jestionaba la Conferencia, se dieron instrucciones
dirijidas a estimular el desenlace de las cuestiones e c o nómicas o comerciales, que pudieran interesar a la c o munidad de las naciones representadas en la Conferencia.
Creimos que debian ser eliminadas las cuestiones p o líticas o de principios para establecer un derecho especial americano, o que debíamos abstenernos de abrir
controversia sobre ellas.
Las cuestiones llamadas a producir nuestra especial
atención, eran la adopcion del bimetalismo, las comunicaciones entre la América del Norte i la América del
Sur p o r medio de vapores, telégrafos i ferrocarriles, la
uniformidad de los procedimientos aduaneros, i la igualdad práctica de las reglas sanitarias.
Miéntras la Europa mantenga el padrón único del o r o
i la plata sufra las oscilaciones del valor que se le atribuye, con relación a la moneda de oro, i miéntras la
América sea esencialmente productora de plata, habrá
un sério antagonismo de intereses entre el nuevo i el
viejo mundo, i sufriremos las consecuencias de la de-
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DISCURSO PRESIDENCIAL
monetización de la plata en los grandes mercados i de
la alteración constante de los valores. Este problema,
cuya conveniente solucion habria producido inestimables beneficios, no fué resuelto en el Congreso de W a s hington.
Los medios prácticos de comunicación comercial entre la América del Norte i la América del Sur, han sido
enunciados i referidos a estudios sérios i completos que
podrian alcanzarse en nuevas conferencias. Si se considera la estension i topografía de las naciones americanas, su riqueza natural i financiera, i los elementos de
t r a b a j o i de progreso de que dispone cada una de ellas,
se comprenderá sin esfuerzo que, aun con voluntad o
propósitos bien definidos, no seria fácil el acuerdo,
porque los diversos intereses i la suma proporcional de
los gastos que en el respectivo territorio requieran las
obras que se proyecta emprender, no corresponderían
quizá al crédito o a los recursos propios de cada R e pública.
Podemos, sin embargo, anticipar la idea de que Chile
estaría dispuesto a construir por su parte i en su propio
territorio, todas las obras que le correspondieran en
conformidad a un vasto i acabado proyecto de comunicación continental.
Hubo acuerdo parcial en la conferencia para establecer la uniformidad de las nomenclaturas aduaneras, i para la Convención sanitaria. Prevalecieron en materia de
sanidad las bases fijadas por el Congreso especial de
Río Janiero, i no fueron aprobadas las de Lima, que
sostenían los delegados de Chile.
Se propuso i acordó también por algunos represen-
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A P E R T U R A DEL C O N G R E S O
tantes del Congreso el arbitraje internacional, en forma
la mas comprensiva i obligatoria.
No prestamos asentimiento a este proyecto, por creerlo ineficaz, i porque Chile no necesita para el ejercicio
de su soberanía en el mundo culto otra lei que la jeneral
de las naciones. Los pueblos como el nuestro, que viven
de su trabajo i que cumplen fielmente sus obligaciones i
compromisos internacionales, habrán de ocurrir al arbitraje en los casos especiales i concretos en que a§! lo
aconseje la justicia pública, la prudencia i el recíproco
respeto de los estados soberanos. Pero juzgo que a nosotros no nos seria lícito limitar la libertad de acción de
las jeneraciones venideras para vindicar el derecho por
los medios que autorizan las leyes internacionales, en
las emerjencias que a ellas únicamente corresponde apreciar i resolver. Toda restricción de los derechos del Estado, por procedimientos de escqpcion, no se aviene con
la libertad que para toda eventualidad deseo reservar a
los poderes públicos de mi patria i a mis conciudadanos.
Las entradas ordinarias en 1889 llegaron a 54.803,464
pesos, i los gastos ordinarios i estraordinarios del mismo
año alcanzaron a 59.387,209 pesos. Hubo, pues, sobre
las rentas ordinarias un mayor gasto de 4.583,745 pesos.
Esta suma fué invertida de la existencia disponible i sobrante en caja.
La existencia disponible en 1.° de enero del presente
año, era de 31.258,526 pesos, sin incluir la deuda del
Perú ni la existencia en plata acumulada para dar c u m plimiento a la lei de 14 de marzo de 1887, i estimado el
producto del empréstito del año último al tipo de 26
peniques.
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DISCURSO PRESIDENCIAL
El comercio de importación fué de 65.090,013 pesos,
i el de esportacion llegó a 65.963,100 pesos. Hubo en
1889 una m a y o r importación de 4.372,315 pesos i una
menor esportacion de 7.126,835 pesos, comparadas estas
cifras con las de 1888.
Estas cantidades comprueban la causa de la depresión
sufrida en el cambio. Si la importación ha sido mayor i la
esportacion ha sido menor que en 1888, el cambio ha
debido sufrir las oscilaciones de la balanza comercial.
La baja en el precio de los cobres i la relativa esterilidad del año agrícola, p r o d u j e r o n aquellos resultados.
Miéntras no se facilite i abarate la m a y o r producción
agrícola, i miéntras no se dé a las provincias de Atacama
i Coquimbo estímulo a la minería i trasporte fácil i e c o nómico a sus producciones, no será posible restablecerla
circulación metálica, t o s procedimientos artificiales no
darán resultados estables ni positivos.
Es un h e c h o c o m p r o b a d o por la existencia de caja de
los bancos i por el desarrollo de los negocios, que hai
escasez de numerario, i que la situación económica viene
constreñida por falta de medio circulante i por las limitaciones que orijina en las operaciones económicas. Es
urjente dictar la lei que regularice un estado de cosas
dañoso para los intereses particulares i la renta fiscal.
En los ramos del Interior, de Colonizacion, de Justicia
e Instrucción Pública, de Industria i de Guerra i Marina,
se han emprendido i se continúan trabajos de la mayor
importancia. P o r el exámen detenido de las Memorias de
los respectivos Ministerios se podrá apreciar en todos sus
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A P E R T U R A DEL C O N G R E S O
detalles la activa labor a que está consagrada la A d m i nistración.
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Se ha aumentado el armamento del ejército, i en el
presente año quedarán concluidos los dos cruceros i las
dos caza-torpederos en construcción. A mediados del año
entrante quedará concluido el blindado Prat.
Aun se necesitan recursos para concluir el armamento
de tierra i aumentar la Armada en forma adecuada a la
estension de nuestras costas i a la riqueza que d e b e m o s
resguardar en ellas.
Estimo que una de las mejores garantías de la paz consiste en poseer los medios suficientes para mantenerla.
Entre los muchos proyectos de lei pendientes de vuestras deliberaciones, hai algunos que debo recomendaros
especialmente, en cumplimiento de un estricto deber.
La administración de justicia está débilmente r e m u n e rada. Las incompatibilidades que la r o d e a n i las exijencias actuales de la vida, la colocan en situación digna de
ser correjida. De vosotros depende la satisfacción de
esta necesidad justificada i premiosa.
No es ménos debida la reforma de los sueldos del
Ejército, la de los empleados de aduana que recolectan
la renta fiscal, i la de los empleados de instrucción pública.
Espero que encuentren acojida estas recomendaciones
aconsejadas por la justicia distributiva i la conveniencia
pública.
DISCURSO P R E S I D E N C I A L
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C o n c i u d a d a n o s d e l S e n a d o I d e la C á n t a r a
d e Diputados:
Asistimos a una h o r a de quietud pública, de actividad
en los círculos políticos del Congreso, i de anhelos de
libertad cuya lejítima satisfacción hace necesaria la ref o r m a de la Constitución del Estado.
Mis esfuerzos p o r el mejoramiento moral i material
de la República, i p o r reformas constitucionales dirijidas a reducir el número de representantes en el Congreso, a facilitar la aplicación de procedimientos electorales mas perfeccionados, a simplificar el escrutinio d e
la elección presidencial i a consagrar las incompatibilidades parlamentarias, no han producido el concierto
patriótico i la unificación de la familia liberal desde hace
tantos años dividida.
Exaltado por el voto de mis conciudadanos a la primera majistratura, olvidé pasadas disidencias, i llamé a
todos los círculos que profesan las ideas liberales al ejercicio del poder. He gobernado con t o d o s ellos, i he adquirido el convencimiento de que en Chile no se alcanzará l a unificación de la familia liberal p o r obra d e
los individuos o de los círculos políticos. I.os recíprocos recelos i l a s exijencias personales i de g r u p o ,
hacen imposible la cohesion que procede de la doctrina, de la abnegación personal i d e una sola dirección
política. Podrán obtenerse acuerdos transitorios, pero
nunca la unidad de dirección i de disciplina que d e l o s
diferentes círculos exije la estabilidad de un partido apto
para gobernar el Estado, afirmar su existencia i el merecimiento de' los h o m b r e s ' q u e lo componen.
Estas antiguas divisiones i fraccionamientos de la fa-
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milia liberal, no obstante su dilatada permanencia en el
gobierno, me hicieron temer por su suerte futura, i por
eso he procurado durante tres años producir su acuerdo
en la práctica de una política sin odios, de trabajo i de
constante reforma de las instituciones. No h e omitido
sacrificios que pudieran influir en el concierto tan reclamado p o r el vasto plan de obras de t o d o jénero a que
viene consagrada la Administración. Pero la misma participación dada a los círculos políticos en la dirección
del Gobierno ha sido causa de nuevas i penosas desagregaciones.
Una prolongada esperiencia de los h o m b r e s , de los
partidos i de los negocios públicos de Chile, me hace
creer que los fraccionamientos del partido liberal i la
instabilidad d é l o s caudillos que dirijen los diversos círculos, son el resultado inevitable de un progreso i de
aspiraciones de reforma inconciliables con las instituciones fundamentales que nos rijen. Ni los deseos del pais,
ni los de los partidos o de los círculos en acción, se
avienen al réjimen centralizado i de autoridad que consagró la Constitución de 1833.
El estatuto vijente, observado durante mas de medio
siglo, puso término a la anarquía i a la desorganización
administrativa, a las ajitaciones sociales i al desquiciamiento político producido b a j o el imperio de las Constituciones de 1823 i de 1828. La Constitución que organizó la República unitaria, centralizada i absorbente, fué
dictada para garantir el órden público i el principio de
autoridad. Su espíritu i sus disposiciones han sido cumplidas con fuerza en el interior i verdadero prestijio en
el esterior. Chile ha sido en el período de su organización una escepcion entre las Repúblicas fundadas en el
siglo XIX; i en los últimos treinta años ofrece un e j e m plo sin igual en los continentes de ámbas Américas, i
DISCURSO PRESIDENCIAL <5
acaso sin paralelo en el resto del m u n d o . Miéntras las
naciones han sufrido graves ajitaciones sociales i políticas, cambios imprevistos de gobierno i profundas revoluciones, la República de Chile no ha sufrido, a pesar
de la situación estraordinaria creada p o r una formidable
guerra esterior, ni un solo trastorno político, ni un solo
motín militar. Ni por un instante se ha perturbado la
marcha de sólido progreso realizado p o r una i otra jeneracion.
Los hombres i las instituciones tienen, sin embargo, su
época. El estado social político i económico d é l a República ha cambiado profundamente desde 1833. Hoi
necesitamos otras condiciones de vida pública, pues las
leyes de otra edad se vuelven ineficaces o caducas. Las
atribuciones conferidas al jefe del P o d e r Ejecutivo, el
debilitamiento de la iniciativa i de las fuerzas locales p o r
exceso de vigor en el poder central, la parte que al
Ejecutivo corresponde en la formación del Poder Judicial, su influencia en la elección i funcionamiento del
P o d e r Lejislativo, la centralización administrativa i de
las obras jeneradoras del progreso material, i la concentración de la vitalidad nacional en la capital de la R e p ú blica, han producido ya t o d o s los bienes que podian derivarse razonablemente del gobierno centralizado i de
autoridad. Este órden de cosas levanta resistencias, embaraza nuestro p r o g r e s o político, i hace imposible el réjimen descentralizado i de libertad que muchos anhelan i
que considero la solucion impuesta a nuestra previsión i
patriotismo.
Las r e f o r m a s secundarias o los arbitrios de ocasion
no modificarán eficazmente las irregularidades de actualidad. Toda r e f o r m a que atenúe o desnaturalice el réjimen constitucional de 1833, conservando, sin e m b a r g o ,
el sistema mismo de la Constitución, será una obra
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imperfecta i sin estabilidad. El ensanche de atribuciones en favor de poderes subalternos o de alguno
de los poderes constitucionales, influirá sobre los otros
i no se alcanzará el equilibrio legal i político de que voluntariamente prescindieron los constituyentes de 1833.
Si la época es diversa, si las circunstancias políticas
aconsejan la reforma, si el pais ha progresado i la quietud nacional reclama la reconstrucción de n u e s t i o organismo político, debemos cambiar el sistema constitucional i emprender su reforma radical i completa.
No caben compensaciones arregladas a la ciencia i a
la conveniencia nacional dentro de la Constitución vijente; p o r q u e toda compensación convencional que se busque al réjimen actual, exajerando prácticamente las influencias del P o d e r Lejislativo o dictando leyes ocasionales i que sirvan a intereses o a poderes determinados,
agravará la situación política sin correjirla, i acusará
falta de doctrina i de cautela en los lejisladores de
Chile.
Al través de los años se ha venido debilitando la influencia constitucional del P o d e r Ejecutivo por la práctica i las influencias del P o d e r Lejislativo, i h e m o s llegado a creer, ya sea p o r el ejemplo de otros paises o p o r
el deseo mui jeneral de hacer menos centralizada la acción
del Poder Ejecutivo, en un pretendido réjimen parlamentario. Para que estas tendencias consentidas o toleradas en favor de la armonía o del m e j o r funcionamiento
de ambos poderes, tuvieran asidero legal en el estatuto
vijente, seria necesario que el jefe del Poder Ejecutivo
fuese irresponsable o elejido p o r el Poder Lejislativo,
que no existiera el veto relativo ni el veto absoluto i
que, en caso de conflicto entre el P o d e r Ejecutivo i el
P o d e r Lejislativo, pudiera el Presidente disolver el Congreso i apelar al veredicto popular. No concurren en
D I S C U R S O P R E S I D E N C I A L <5
nuestra estructura constitucional las condiciones esenciales del gobierno parlamentario.
La esperiencia de los estados con réjimen parlamentario i la de los paises con réjimen representativo i nuestra propia esperiencia, prueban la necesidad en que estam o s de alejarnos del réjimen parlamentario, c o m o de
una de esas organizaciones anarquizadoras, en las cuales
los círculos personales se dividen i subdividen, ora para
levantar o derribar ministerios, ora para servir intereses
que no son los del pueblo, ni los de los partidos con
doctrina i adhesiones eficaces en las corrientes puras de
la opinion pública. El gobierno representativo con p o deres independientes i responsables, enteramente libres
en el ejercicio de las atribuciones conferidas por las leyes,
es el solo que corresponde a la República i el único dentro del cual los partidos históricos, esto es, los liberales
i los conservadores, pueden tener una organización propia, capaz del bien i de dar sólida base a la perfectibilidad política i social.
El pretendido gobierno parlamentario en la República
tiende inevitablemente a la dictadura del Congreso, así
como el gobierno unitario, centralizado i con influencias
poderosas para vigorizar el principio de autoridad, tiende a la consagración de la dictadura legal. Yo no acepto
para mi patria la dictadura del Congreso, ni sostengo la
dictadura del P o d e r Ejecutivo: quiero un réjimen de libertad i de independencia de los poderes públicos,
en el cual cada uno de ellos pueda ejercer la plenitud
de las atribuciones necesarias para sus fines propios,
pero sin invadir jamas los derechos del pueblo, ni la
esfera de acción trazada legalmente a la actividad de
los otros poderes.
El réjimen severo del gobierno centralizado i de autoridad fué en todos los tiempos el fundamento de los
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A P E R T U R A DEL C O N G R E S O
gobiernos de represión, el principio de existencia de los
partidos personales, la causa de gravísimas revueltas, de
la dictadura de hecho o de la dictadura sancionada p o r
leyes nacidas del rigor de los acontecimientos. Si queremos instituciones verdaderamente republicanas, gobiernos sóbrios que sean una constante garantía de libertad
i de cumplimiento de las leyes, i parlamentos discretos
que llenen su misión sagrada de lejislar; si q u e r e m o s la
república como espresion de la ciencia i de la esperiencia
del gobierno de libertad, es necesario reformar desde su
base la Constitución de 1833.
Juzgo que el progreso moral, político i material de
Chile, con sus hábitos de orden i sus lejítimas aspiraciones de libertad, nos conducen a la fundación de la República con poderes constitucionales libres i responsables, caracterizados p o r una clara i bien definida división
de los poderes, de manera que el Ejecutivo no pueda
influir ni debilitar la acción del Lejislativo, ni éste pueda
influir, invadir o paralizar la misión del Ejecutivo, ni estos
poderes, separados o unidos, invadir o establecer dependencias en el P o d e r Judicial, ni, finalmente, que el P o d e r
Judicial pueda frustrar o entorpecer el ejercicio de las
atribuciones de los poderes políticos.
La independencia de los poderes constitucionales i el
funcionamiento regular de cada uno de ellos, constituirán siempre la m e j o r garantía de las libertades públicas.
Así los derechos electorales se ejercitarán fuera de t o d a
tendencia de absorcion política, i los partidos no derivarán su fuerza o su existencia de los p o d e r e s constituidos, sino del pueblo en donde deben encarnar su oríjen, su fuerza moral i su lejítimo mandato. Cuando los
poderes fundamentales se jeneren mas regularmente i
cuando ninguno de ellos pueda ser invadido o p e r t u r b a d o
por los otros, se producirá la recíproca libertad i el re-
,
,
DISCURSO P R E S I D E N C I A L
<5
cíproco respeto, no serán posibles los conflictos de poderes, no serán fructíferas las invasiones de autoridad, i se
habrá obtenido el equilibrio legal de p o d e r e s que concurran armónicamente a consagrar la libertad lejislativa,
la independencia del Ejecutivo para la administración
del Estado i el cumplimiento de las leyes, la mayor
seriedad i la perfecta respetabilidad de la justicia.
Siendo el Ejecutivo un poder esencialmente activo,
con mando superior en el ejército i en la armada, depositario de las rentas i director de grandes servicios nacionales, encargado del orden público i con vasta esfera
de actividad, su propia organización lo convertiría en
un p o d e r invasor, si sus atribuciones no espirasen allí en
donde principia la existencia del poder local. Al Ejecutivo debe estar encomendado el gobierno esclusivo de
los intereses jenerales, i al poder local, ya sea en la
provincia, en el departamento, o en la circunscripción
comunal, el gobierno de todos los intereses locales. La
diversidad de estos intereses, que fluye de la naturaleza
de las cosas, descentraliza el P o d e r Ejecutivo, i constituye la mas sólida garantía de los derechos populares,
a la vez que levanta una barrera poderosa contra los p o sibles desvíos del p o d e r jeneral. Estas restricciones al
Poder Ejecutivo lo aplican a sus fines esclusivos, i le
imponen la necesidad de buscar en la opinion e intereses
v e r d a d e r a m e n t e nacionales, la regla de conducta que, sin
aquellas limitaciones, podría derivarse de la pasión o de
la influencia siempre funesta del exceso de poder o de
los partidos personales.
El Cuerpo Lejislativo, en el réjimen de los poderes independientes i divididos, tiene estas dos altas funciones:
la de consagrar el derecho p o r medio de leyes justas,
dirijidas al bien social i a la conservación del órden
político, i la de constituirse en tribunal para juzgar a
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A P E R T U R A DEL CONGRESO
los altos majistrados del Poder Ejecutivo i del P o d e r
Judicial. La facultad de lejislar no debe tener mas límites que los señalados por los derechos imprescriptibles
del orden natural, i las reglas fijadas a los procedimientos para sancionar las leyes. Pero el derecho de acusación i de juzgamiento de los primeros majistrados de
los poderes Ejecutivo i Judicial, no debe llegar hasta
autorizar invasiones del P o d e r Lejislativo en los otros
poderes, o influencias que los subordinen, o procedimientos que los desprestijien. Toda invasión o influencia de un poder en el ejercicio de las atribuciones de
los otros, entraña un principio de desequilibrio legal, de
absorcion i despotismo. En consecuencia, el Congreso,
como tribunal para juzgar a determinados funcionarios
públicos, debe perseguir la responsabilidad de los otros
poderes solo en el modo i forma i por las causas que
espresamente autorice la lei fundamental.
La organización del poder judicial debe orresponder
a su objeto capital de aplicar las leyes, amparar el derecho, respetar la Constitución, i funcionar i decidir con
entera independencia sobre todo jénero de intereses i
de personas, sin tribunales especiales, sin privilejios,
sin favores contrarios a la razón i a la equidad. La elección de sus miembros debe hacerse en condiciones que
garanticen el acierto, i los juzgados i tribunales deben
crearse en proporcion suficiente para que la justicia sea
espedita, pronta i económica. Debe estar defendida contra todo jénero de usurpaciones, e imposibilitada para
usurpar las atribuciones de los otros poderes. Así su
acción será eficaz i ajustada a las leyes i a los intereses
de la comunidad.
Una reforma constitucional que así organice los poderes públicos de Chile, que los haga funcionar con una
libertad proporcionada a su responsabilidad, que los
DISCURSO PRESIDENCIAL
<5
divida i separe para el ejercicio de las atribuciones que
a cada poder corresponden, que haga imposible la invasión o la absorcion de ninguno de ellos, abriría a la presente i a las futuras jeneraciones una era de libertad, de
verdadera opinion pública, de organización definitiva
de los partidos de ideas, de progreso político i de felicidad nacional, que nos honraría a todos, i que pondría
término a desacuerdos ya antiguos i estériles.
En conformidad a estas ideas, el P o d e r Ejecutivo
estaría radicado en un Presidente de la República i
en un vice-Presidente, elejidos por seis años en votación
directa. El vice-Presidente, sería presidente del Senado.
Habría los Ministros que determine la lei, i éstos serian solidariamente responsables con el Presidente de
todos los actos que ejecutaren en contravención a sus deberes o a las leyes. La responsabilidad del Presidente i
de sus Ministros podría hacerse efectiva desde el día en
que inicien sus funciones hasta cien dias despues de terminadas, acusándolos la Cámara de Diputados ante el
Senado. Siendo el Presidente i los Ministros responsables, se suprimiría el Consejo de Estado.
Las funciones del P o d e r Ejecutivo se aplicarían a las
relaciones estertores i a la hacienda pública, al ejército i
a la armada, a los correos i telégrafos, a la instrucción
pública, a los ferrocarriles i a las obras materiales costeadas con fondos nacionales.
Las atribuciones del P o d e r Ejecutivo deben estar limitadas a los objetos de administración jeneral a que ellas
se aplican, i cesar en los límites en donde principia la
organización de la provincia.
Para consagrar la autonomía provincial, conviene
>4 A P E R T U R A DEL C O N G R E S O
que haya en la provincia poblacion considerable, sociabilidad i los elementos que constituyen la opinion pública, intereses económicos distintos, todas las condiciones morales i políticas que den fisonomía propia a la rejion provincial. Los intereses rejionales en un territorio
tan prolongado i de diversos climas como el nuestro,
deben ser especialmente contemplados. La eficacia del
gobierno provincial autónomo requiere también h o m b r e s
capaces de gobernarse por sí mismos.
Las provincias serian ocho. La de Tarapacá comprendería toda la rejion del salitre; la de C o q u i m b o la que
produce la plata, el cobre i otros minerales; la de Valparaíso seria la metrópoli comercial, con la rejion
que vierte en ella sus productos; la de Santiago se formaría con todas las industrias, capitales e intereses diversos relacionados con ella; las de Talca i Chillan constituirían las provincias agrícolas centrales; la de Concepción seria formada por su riqueza agrícola, industrial
i carbonífera, i por el comercio que afluye a los puertos
de la bahía de Talcahuano; i la de Valdivia comprendería la rejion de los bosques i de la ganadería. Cada p r o vincia representaría en estas condiciones un centro rejional de verdadera actividad social i de positiva riqueza.
La provincia seria rejida por un Intendente n o m b r a d o
por el Presidente de la República, por una Asamblea elejida por el pueblo en votacion directa, por una Municipalidad autónoma en cada departamento, i p o r Juntas Comunales autónomas en la rejion rural. El departamento
seria presididido p o r un Gobernador n o m b r a d o p o r el
Intendente de entre los municipales que le presente en
lista la respectiva Municipalidad, i éste seria a la vez el
alcalde de ella. El G o b e r n a d o r no podrá ser removido
sino p o r el Intendente con acuerdo de la Asamblea provincial. Las Juntas Comunales elejirán cada año de en-
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DISCURSO
PRESIDENCIAL
tre sus miembros un alcalde que será el jefe administrativo de todos los servicios locales.
El departamento de la cabecera de la provincia será
rejido por el Gobernador-alcalde en la misma forma i
condiciones que lo serán los demás departamentos. El
gobierno municipal i comunal será perfectamente igual
en t o d o s ellos.
Corresponderá al Intendente promulgar las ordenanzas i resoluciones de la Asamblea provincial, nombrar
los gobernadores de departamento, i los empleados de
su propia secretaría; velar por la observancia de la
Constitución i las leyes i la conservación del orden público; presentar a la Asamblea los p r o y e c t o s de ordenanza que estimare adecuados al bienestar de la provincia,
i vijilar los servicios nacionales.
La Asamblea se c o m p o n d r á de no menos de quince i
de no mas de treinta miembros.
C o r r e s p o n d e r á a la Asamblea provincial determinar los
límites de las poblaciones para la elección de municipalidades en las cabeceras de departamento; fijar el n ú m e ro i los límites de las circunscripciones comunales en
que debe dividirse el departamento; aprobar o modificar los presupuestos de gastos que deben presentarle
anualmente las Municipalidades departamentales i las
Juntas Comunales, i aprobar o reprobar las cuentas de
inversión de las mismas; determinar la cuota que debe
pagarse p o r los usos i servicios municipales i comunales;
imponer contribuciones hasta el máximum que autorice
la lei, sobre las industrias, los haberes mobiliarios, las
herencias, la propiedad rústica i urbana, el papel sellado,
los tabacos, los alcoholes i demás ramos que determine
la lei orgánica; aprobar la contratación de empréstitos
acordados por las Municipalidades o Juntas Comunales, i
enviarlos al Senado para su ratificación, si fueren apio-
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APERTURA
DEL
CONGRESO
bados; autorizar la construcción de ferrocarriles particulares i de caminos, i las espropiaciones consiguientes;
dictar las ordenanzas de organización i aplicación jeneral
en la provincia sobre la policía de seguridad, salubridad,
comodidad i ornato, beneficencia pública, i, en jeneral
sobre las materias que la Constitución o la lei le encomienden; dirijir al Intendente o al Presidente de la R e p ú blica peticiones que tengan p o r objeto el bien jeneral del
Estado o el particular de la provincia.
Las resoluciones u ordenanzas que acordare la Asamblea i que el Intendente estimase contrarias a las leyes
o al órden público, podrán ser observadas. Si la A s a m blea insistiere por los dos tercios de los v o t o s de sus
miembros presentes i la insistencia versare sobre resoluciones contrarias a las leyes, se enviarán los antecedentes a la Corte Suprema para que decida definitivam e n t e ; ! si solo se refiriesen a medidas de órden o
conveniencia pública, les dará cumplimiento.
A las Municipalidades corresponderá, en sus respectivos territorios, cuidar i organizar la policía de seguridad,
salubridad, comodidad, ornato i recreo; promover la
educación, la agricultura, la industria i el comercio;
cuidar de todos los establecimientos de instrucción que
se paguen con fondos municipales; cuidar i organizar
todos los establecimientos de beneficencia, la construcción i reparación de los caminos, calzadas, puentes i demas obras públicas de necesidad, utilidad u ornato; administrar e invertir sus caudales; p r o p o n e r a la Asamblea
provincial las medidas convenientes al departamento, i
formar las ordenanzas i reglamentos municipales sobre
los ramos que les están confiados.
El G o b e r n a d o r podrá observar las resoluciones u ordenanzas municipales. Si las resoluciones fueren contrarias a las leyes, se procederá c o m o en el caso previsto
DISCURSO
PRESIDENCIAL
<5
peí Intendente con la Asamblea provincial; i si fueren
contrarias al bien público, bastará la simple insistencia,
despues de reconsideradas, para que sean cumplidas.
La Junta Comunal será compuesta de no m é n o s de
cinco i de no mas de nueve personas. Elejirá de entre
sus miembros al alcalde que será el jefe administrativo
de la localidad, i que cumplirá las instrucciones del Gobernador en todo lo relativo al orden público i a la administración jeneral del país. La lei reglará las atribuciones de las Juntas Comunales.
P o r fin, los Intendentes i Gobernadores no tendrán
f u e r o s especiales, i serán en todo momento acusables
ante la Corte de Apelaciones de la provincia, con apelación a la Corte Suprema. Si los acusados resultaren
absueltos, tendrán acción civil i criminal contra los acusadores.
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El P o d e r Lejislativo se compondría de Diputados i
Senadores elejidos en la forma que determine la lei.
Cada provincia elejíria cuatro Senadores, debiendo éstos
renovarse cada tres años por mitad. Para ser Senador se
requiere ser habitante o residente de la provincia respectiva.
Esta es una reforma cardinal i necesaria, porque en el
sistema de gobierno con provincias autónomas, es indispensable la representación del Ínteres particular de las
provincias, i el del ínteres jeneral i colectivo que todas
ellas representan en el Congreso, p o r sus naturales i
lejítimos mandatarios. La naturaleza misma de las funciones judiciales que el Senado está llamado a desempeñar respecto de los mas altos majistrados de la República, exije la fox'macion de una Asamblea con carácter
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APERTURA
DEL
CONGRESO
propiamente nacional. El Senado, en su f o r m a actual, es
una oligarquía derivada del imperio mismo de las instituciones que nos rijen. Es todavía una de las manifestaciones mas enérjicas del gobierno centralizado i de la
influencia preponderante de los intereses de la capital.
Las atribuciones del Congreso deberán ser ámplias i
completas para sus tareas lejislativas. Funcionará desde el
dia i.° de mayo hasta el i.° de setiembre, i se suprimiría la
Comision Conservadora, pues en todo tiempo la mayoría
absoluta de ámbas Cámaras tendría derecho para convocarse i funcionar libremente. Cada Cámara podría
también reunirse p o r acuerdo de la mayoría de sus miemb r o s para iniciar las acusaciones que autoriza la Constitución, i para fallarlas por la rama a la cual corresponde esta atribución.
Es correlativa de la absoluta libertad e independencia del Congreso, la que corresponde al P o d e r Ejecutivo;
i, en consecuencia, la autorización para el cobro de las
contribuciones debería ser permanente, i los presupuestos anuales podrían ser modificados, correjidos o aumentados; pero en ningún caso negados o suspendidos. La
responsabilidad del P o d e r Ejecutivo queda establecida
p o r el derecho de acusación i de juzgamiento de sus
jefes, i, por lo mismo, no seria lícito establecer dependencias que amengüen o que perturben su existencia
lejítima.
El veto, ya relativo o absoluto, que hoi constituye
una de las mas vigorosas atribuciones del Presidente de
la República, debe reducirse a un simple veto suspensivo.
Las leyes observadas p o r el Presidente deberían pro—
mulgaise siempre que, despues de reconsideradas, lo
acuerden las dos terceras partes de los miembros p r e sentes de cada una de las Cámaras. Así el veto tendría el
DISCURSO
PRESIDENCIAL <5
carácter de una juiciosa i prudente reconsideración de
las leyes observadas por el Jefe del Estado.
La administración de justicia seria ejercida por una
Corte Suprema o de Casación, con jurisdicción en toda
la República; p o r una Corte de Apelaciones en cada
provincia, pudiendo dividirse en el número de salas que
autorice la lei; p o r jueces de letras en los departamentos, i por jueces de paz en las circunscripciones municipales i comunales:
Los Ministros i Fiscales propietarios de la Corte Suprema o de Casación i de las Cortes de Apelaciones serán
nombrados p o r el Presidente de la República, de entre
las personas propuestas en dos ternas, formada la una
por el Senado i la otra por la Corte Suprema.
Los jueces de letras propietarios serán nombrados también por el Presidente de la República, de entre dos ternas, formadas p o r la C o r t e de Apelaciones respectiva i
por la Asambla provincial.
El Intendente nombrará los jueces propietarios de paz,
ya sea de la terna formada p o r la Corte de Apelaciones
0 de la que le presente la Asamblea provincial.
El Presidente de la República nombrará los Ministros
1 Fiscales interinos i suplentes de la Corte Suprema, de
una lista de cinco personas formada p o r la misma C o r t e .
Los nombramientos de igual naturaleza para Ministros i
Fiscales de las Cortes de Apelaciones, se harán p o r
la C o r t e Suprema; los de jueces de departamento, p o r
la Corte de Apelaciones respectiva; i los de jueces de
paz, p o r el juez de letras mas antiguo de la cabecera de
la provincia.
Los Ministros, Fiscales i Jueces Letrados del
Poder
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A P E R T U R A DEL C O N G R E S O
Judicial, permanecerán durante su buena comportacion.
Los jueces de paz serán nombrados p o r el tiempo que
fije la lei, pudiendo ser reelejidos.
I.a Corte Suprema resolverá sobre t o d a cuestión que
se suscite entre los ajentes del P o d e r Ejecutivo i los del
Provincial, i entre éstos i los del P o d e r Judicial.
La organización de los Tribunales y las atribuciones
de los juzgados de letras y de paz, las calidades de los
elejibles, i los medios de hacer efectiva la responsabilidad de los majistrados del P o d e r Judicial, se reglarán
p o r las leyes.
Hai todavia dos reformas necesarias i de índole jeneral, que interesan sériamente a la sociedad i al bienestar
público.
Estimo que la Constitución debe garantir la libertad
de publicar todas las opiniones por la imprenta, sin censura prévia, i que todo abuso de esta libertad debe ser
juzgado por la justicia ordinaria i castigado en c o n f o r midad al Código Penal.
La unidad de nuestras leyes i la correcta aplicación
del derecho común a la libertad de la palabra, ya sea
ésta escrita o hablada, es la m e j o r i la mas sólida garantía de los derechos individuales i del órden social.
P o r último, conviene suprimir la parte final del artículo 4.°, que escluye el ejercicio público de los cultos,
i el n ú m e r o 14 del artículo 73, que da al patronato formas innecesarias para su ejercicio, i ocasionadas a contradicciones frecuentes con las autoridades de la Iglesia.
La libertad de los cultos es un hecho consumado entre
DISCURSO P R E S I D E N C I A L <5
nosotros; i para el ejercicio del p a t r o n a t o nacional basta la prescripción constitucional que lo establece resp e c t o de las iglesias, beneficios i personas eclesiásticas,
con arreglo a las leyes.
Las relaciones de la Iglesia i el Estado son las mas
delicadas p o r los sentimientos i las pasiones sociales
que despiertan. Si a la reforma política, radical i c o m pleta de la Constitución, uniéramos también la reforma
relijiosa o social, seguramente perturbaríamos la una i
la otra, i aumentaríamos las causas que p r o d u c e n los
d e s a c u e r d o s políticos de actualidad. Este procedimiento
está a c o n s e j a d o por la prudencia i el recto propósito de
p l a n t e a r la reforma en condiciones que pueda ser realizada p o r el esfuerzo patriótico de todos los h o m b r e s
honrados.
Entrego la r e f o r m a de la Constitución a vuestra sabiduría i patriotismo, haciendo votos por que la P r o v i dencia, que p r o t e j e los destinos de Chile, vele p o r el
acierto de vuestras deliberaciones.
Santiago, i.° de Junio de 1890.
J. M .
BALMACEDA.
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