Desarrollo Institucional y Valores en los Partidos Políticos

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1
Desarrollo Institucional y Valores en los Partidos Políticos Mexicanos. *
Víctor Alarcón Olguín.**
I.
Un contexto introductorio de la investigación.
Es lugar común presentar el argumento de que sabemos poco de los
partidos políticos “por dentro” y quizás algo más en lo que respecta a los efectos
que poseen en torno a lo que (o a quienes) representan a partir de los resultados
electorales, o cuando nos proponemos revisar las consecuencias y efectos de las
leyes y actos de gobierno que emanan de sus acciones en general. Las
tradiciones de Michels, Weber u Ostrogorski siguen siendo piedras angulares en
materia del estudio interno de los partidos. Pero hasta la fecha, seguimos siendo
deudores de alentar un estudio organizativo de los partidos “desde adentro”, si
bien hasta el momento, lo que conocemos desde afuera de los mismos nos
permite generar algunas hipótesis que permiten darnos ideas aunque sea
parciales acerca de cómo se manifiestan las decisiones principales que los
articulan.
En esta oportunidad, pensando en abrirse camino por esta ruta de análisis, lo que
se intenta presentar es el resultado de un ejercicio1 que nos servirá para ver la
interacción de valores culturales y las prácticas políticas prevalecientes entre los
militantes de los partidos políticos dentro del caso mexicano, así como establecer
de qué manera dichas actitudes cívicas influyen o no en el sentido y grado de
institucionalidad partidaria (entendido este concepto como el respeto u apego a las
reglas que pretenden guiar a sus militantes hacia definir los procesos elementales
de su participación política).
*
Material preparado para el Seminario “Elecciones y Partidos Políticos en México. Retos y
escenarios para el 2012”, patrocinado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
México y el Instituto de Iberoamérica, Universidad de Salamanca, España, 29-30 de noviembre de
2011. Versión preliminar. Prohibido citar sin el consentimiento del autor y del PNUD-México.
**
Politólogo. Profesor-Investigador Titular “C”, Departamento de Sociología / Área de Procesos
Políticos. UAM-Iztapalapa. Contacto. [email protected]
1
Esto se realiza bajo el patrocinio del proyecto de investigación UAM-PNUD/ México “Valores,
Instituciones y Desarrollo Humano en México”, en proceso y cuyos resultados se presentan aquí a
manera de primer avance.
2
A diferencia de ejercicios que ponen acento en el estudio de las elites partidarias
(tanto en los grupos parlamentarios como en los liderazgos dirigentes, en términos
de su cohesión o la disciplina), la intención subyacente aquí se remite a conocer
opiniones y tendencias manifestadas por militantes y simpatizantes “de a pié”,
cuyos alcances nos permitan tomar un pulso distinto acerca de cómo atestiguan y
perciben las estrategias del partido en que militan, cuáles son sus motivaciones
para acercarse y permanecer dentro de la organización; y asimismo, cuáles son
las áreas en donde identifican obstáculos u oportunidades para la persistencia y
continuidad de la organización.
El ejercicio intenta ser representativo en tanto considera a las tres principales
fuerzas partidarias del país, mismas que igualmente condensan la diversidad
ideológica dentro de un esquema de alineamiento izquierda-derecha. En
consecuencia, los partidos de la Revolución Democrática (PRD), Revolucionario
Institucional (PRI) y de Acción Nacional (PAN), son las unidades de estudio que
configuran justamente el universo del sistema partidario que se abordará en estas
páginas. Dicha selección de casos se justifica adicionalmente por el componente
mayoritario que éstos 3 partidos representan en términos de preferencias dentro
del electorado, Desde luego, ello no debe hacer desdeñar la importancia que
implica estudiar los ambientes organizativos y de participación existentes dentro
de los llamados partidos emergentes o minoritarios.
Si bien las disposiciones electorales en México establecen que los partidos
políticos deben acreditar mediante asambleas constitutivas la afiliación individual y
voluntaria de sus militantes en un equivalente del 0.26% del listado nominal de los
electores registrados, en realidad las organizaciones partidarias no tienen
obligaciones sustantivas en términos de refrendar dicho registro de afiliados y
éstos sólo se sostienen a través de los votos (2%). Otra parte de la legislación
señala que los partidos deben tener actividades asociadas con la educación y
formación continua de sus afiliados, pero son disposiciones generales que
3
mencionan como obligación global destinar un 2% de su presupuesto anual
ordinario para promover cursos, investigaciones y / o publicaciones, junto con un
3% adicional que se deberá orientarse hacia la construcción y empoderamiento de
liderazgos femeninos.
Sin embargo, pese a la existencia de dichas previsiones legales, los partidos
políticos mexicanos son constantemente multados por las autoridades electorales
por el incumplimiento de dichas actividades, lo cual denota el escaso interés que
éstos poseen respecto a generar acciones educativas o de formación que hagan
primero atractiva su cercanía y vinculación con los ciudadanos, y que debe
sumarse al compromiso de promover la capacitación y trayectorias internas que
sirvan para el desarrollo de carreras políticas sustentadas en una preparación
tendiente hacia la adquisición de conocimientos y habilidades que antecedan al
acceso de responsabilidades legislativas o administrativas en los espacios
públicos.
A partir del anterior punto, puede afirmarse como hipótesis inicial de este trabajo
que, debido a la carencia de políticas puntuales y continuas en materia de
formación y capacitación cívica, el desarrollo institucional de los partidos políticos
mexicanos se ve notoriamente afectado en materia de apego y respeto a las
reglas internas, lo que provoca que sus militantes no tengan valores o actitudes
culturales comprometidas con la democracia. Esta situación incluso es una de la
cual están conscientes y que ha terminado por ser aceptado como un rasgo
estructural y cotidiano dentro de la dinámica misma de las organizaciones, y
respecto del cual poco o nada puede hacerse. Visto de esta forma, las
expectativas de tener partidos con valores y actitudes modernos, apegados a los
principios democráticos, hace relevante la idea de que los partidos políticos no son
vistos como actores de cambio, sino de estancamiento y oposición misma a la
democracia, especialmente entre las generaciones más jóvenes, a pesar de que
éstas gozan en apariencia de un espacio político de participación más amplio
después de la alternancia de poder en el año 2000. (Moreno, 2011: 95-110)
4
En materia de capacitación u educación de los militantes, las organizaciones
partidarias en México han tenido la presencia de secretarias, institutos o más
recientemente fundaciones, a las cuales se les han tratado de encargar los
trabajos de educación y capacitación de la militancia, a la par de que funcionen
como espacios de asesoría y / o reflexión doctrinaria, aunque en los hechos, sus
actividades son oscilantes y adquieren cierto dinamismo durante las etapas de
campaña electoral, por cuanto se les emplea como instancias de legitimación en la
elaboración de las plataformas que deben ser registradas ante la autoridad
electoral, a la par de que se les encarga el desarrollo de sistematizar dichas
propuestas mediante la realización de consultas o foros (de alcance nacional o
regional) que tienen la función de permitir la libre expresión de la militancia (siendo
ésta
regularmente
los líderes
regionales,
cuadros
intelectuales,
o
bien
profesionales administrativos asociados con el partido). 2
La descripción de esta serie de elementos constantes dentro de la actividad
partidaria prevaleciente en México curiosamente no tiene muchos asideros de
apoyo empírico directo. Hasta ahora, el medio de acercamiento al estudio de esta
problemática dentro del desarrollo institucional de los partidos ha sido a partir de
ejercicios de encuesta que en forma general, nos indican los aspectos de
desconfianza e insatisfacción que manifiestan los ciudadanos respecto de las
acciones y resultados generados por los partidos políticos, especialmente a partir
del contexto del cambio y la alternancia de gobierno.
A partir de estos instrumentos demoscópicos, podemos darnos cuenta que los
partidos políticos no han hecho inversión alguna en términos sustantivos en la
promoción de valores o comportamientos democráticos, lo cual se traduzca en un
mayor compromiso de los militantes por comunicarse e interactuar con la
2
El PRI por ejemplo, ha tenido instancias como el ICADEP o la Fundación Colosio (a partir de
1994); el PAN posee la Fundación Rafael Preciado Hernández desde 1993, ambas reconocidas
como estructuras orgánicas de los mismos. Por su parte, el PRD posee al IERD, aunque hay otras
instancias informales dentro de dicho partido, activas alrededor de personajes centrales del dicho
partido.
5
ciudadanía, más allá del ámbito mismo de la acción electoral, o mediante la
pretensión de conocer, polemizar y construir las opiniones respecto al desempeño
partidario en general, y el de los funcionarios, líderes o legisladores en lo
particular. En cierto sentido, si tomamos en consideración aspectos de una
tipología de la militancia partidista, como recién ha llamado la atención Pasquino
(2011: 96-101) se ha transformado un proceso de vinculación cada vez más
precisa, pero al mismo tiempo que “carteliza” y especializa a los partidos a ser
más renuente a presentarse bajo los esquemas de militancia pasiva y de
asociación con organizaciones de masas, como ocurrió en sus orígenes.
Paradójicamente, la modernización partidaria es una de corte más vertical en la
estructura de mandos, aunque poderosamente más mediática y simple en sus
discursos y oferta ideológica.
Esta falsa entrada a la modernidad democrática nos indica más bien la presencia
de militancia débiles y con escasas capacidades de crítica o cambio, o por lo
menos de que éstos perciban que poseen influencia, lo cual nos ha regresado a
un momento de fuerte oligarquización expresado en el escaso alcance que se
tiene con los medios de comunicación, o como se ha dado una clara
concentración de recursos que hacen poco factible derrotar a los barones de la
política, quienes gracias a esquemas reeleccionistas pueden afianzar estructuras
de poder e intercambio duraderas..
Una consecuencia significativa de que los militantes de los partidos no debatan de
manera regular es que muestrean actitudes cada más pasivas (o en el caso
contrario, de rechazo expresado incluso en conductas violentas) que los terminan
por reducir a ser simplemente piezas de acarreo que alientan a la presencia de
mecanismos clientelares o corporativos, lo cual evita en los hechos la presencia
de una militancia con capacidades críticas e innovadoras en sus procesos
internos. La presencia de la intimidación o la fuerza se manifiestan entonces como
una opción menos atractiva que la posibilidad de que a cambio de su voto se le
6
otorguen pagos, acceso a ser beneficiarios de programas sociales o incluso
abiertamente, de que no serán molestados en su integridad física,
La literatura sobre el desarrollo institucional de los partidos en términos de la
cultura política de los militantes resulta escasa, si bien dentro del ámbito
internacional podemos acercarnos a trabajos como los de Kay Lawson, quien ha
sido un referente para poder determinar las bases de los “vínculos” (linkage
theory). Otra vertiente importante se despliega en la propuesta del análisis de
redes (network theory) y una tercera que se ha referido al concepto de identidad
partidaria, en tanto opciones de comprensión disponibles para analizar problemas
básicos como el reclutamiento, desenvolvimiento y retención de los militantes
dentro de los partidos.
Se podría argumentar que las diferencias entre estos tres importantes cuerpos
teóricos no son factores marginales o residuales en el estudio de los partidos, Por
el contrario, permiten hablar precisamente de los niveles de integración y
concentración a partir de los cuales se van dando las características de la
“estructura” (Duverger) el “modelo” (Panebianco) o la “matriz partidaria” (Monroe)
que caracteriza a la organización política.
Por ejemplo, cabe recordar que la teoría del vínculo se caracteriza esencialmente
por ubicar las interacciones de tipo vertical en términos de influencia y autoridad
existentes entre patrón y cliente. En el caso de la presencia de las redes, las
mismas son más horizontales y difusas, teniendo aquí la posibilidad de que los
actores se encuentren interactuando en varios ámbitos simultáneos a la vez, lo
cual la vuelve más compleja en sus implicaciones y en las rutas posibles que
pueden ser tomadas por los propios actores.
En cambio, la teoría de la identidad partidaria se desplaza por contextos diversos,
tales como la presencia de las divisiones sociales (que alientan al estudio de la
auto-ubicación y la posible polarización de creencias dentro de los propios
7
militantes), o bien abiertamente se orientan al estudio de los incentivos o la
distribución al sistema de bienes comunes y de recompensas a partir del cual se
articulan las expectativas de participación y reconocimiento que son buscados en
mayor o menor medida, por la racionalidad y expectativas de beneficios por parte
de los individuos, aun incluso en sus formas de manifestación más elementales.
Al hacer esta precisión de alcance teórico, se pretende colocar sobre la mesa de
discusión la carencia de trabajos que aborden a la cultura partidaria de base en el
caso mexicano, sus mecanismos de sociabilidad y construcción de creencias.
Hasta ahora lo hemos hecho pensando por extensión y analogía, que las
inquietudes de un militante son similares a las del ciudadano común. Sin embargo,
esto no es tan fácil de extrapolar, pese a la importancia de trabajos históricos
comparativos como los que recientemente han hecho regresar al estudio pionero
de la cultura cívica de Almond y Verba, donde la posibilidad de analizar actitudes
políticas en los ciudadanos tocaban aspectos vinculados con el desempeño de los
partidos y su apoyo para avanzar en la consecución de las decisiones públicas.
Sin este tipo de ejercicios, la insistencia en promover reformas procesales e
institucionales será ciertamente un déficit significativo que impide avanzar en la
posibilidad de modificar sustancialmente el ambiente de comportamientos y
actitudes que hagan más aceptable la presencia regular de prácticas democráticas
en el accionar cotidiano de los partidos políticos, en lugar de seguir aceptando la
reproducción de mecanismos autoritarios e impositivos.
II.
El universo investigado
El propósito de nuestro ejercicio de análisis de la cultura partidaria de los
militantes de base se apoya en el levantamiento de una pequeña encuesta que se
compuso de un cuestionario de 30 preguntas de tipo estructurado y con opciones
cerradas, las cuales fueron aplicadas con militantes de los tres principales partidos
políticos. El universo observado fue de 400 personas en cada partido y dichos
8
cuestionarios se aplicaron al azar en el lapso de dos meses (septiembre-octubre
de 2011) a las afueras de las sedes nacionales de los partidos situadas en la
Ciudad de México, a efecto de garantizar una certeza de que los encuestados
fueran miembros de dichos partidos, pero considerando que su adscripción
territorial fuese al azar. Entre las variables de control consideradas destaca que la
encuesta no se aplicara a individuos que tuvieran responsabilidades directivas al
momento de realizarla y que al menos hubiera un tercio de las encuestas
contestadas por mujeres y por jóvenes, lo cual implicó que los encuestadores
tuvieran particular cuidado en el abordaje a las personas seleccionadas siguiendo
estas premisas.
La intención de tener estos mecanismos de control permitió situar elementos
básicos respecto al compromiso e interés existente dentro de los partidos sobre
promover
y
desarrollar
oportunidades
participativas
para
dos
sectores
nominalmente reconocidos como de alta prioridad para las estrategias y los
niveles de oportunidad como son precisamente las mujeres y los jóvenes.
El esquema del cuestionario aborda cinco dimensiones concretas de estudio. Para
los efectos analíticos correspondientes éstas se dividieron en:
a) Perfil socio-demográfico. En las preguntas 1 a 5, se cuestionaron aspectos
de orden general como edad, sexo, año máximo de estudios, si laboraba o
no, y si lo hacía dentro del partido.
b) Perfil de vinculación. En las preguntas 6 a 10, los intereses se dirigieron a
sondear cuanto tiempo tenía como militante; quién lo había inducido a
formar parte de la organización (amigo, familiar, interés propio): cuál era la
idea previa (si la tenía) sobre dicho partido antes de su vinculación con el
mismo; cuáles fueron las actividades iniciales con las que comenzó a
cooperar con las organización y si éstas siguen siendo las mismas al
momento actual.
9
c) Perfil de formación básica. En las preguntas 11 a 15, la motivación que
persigue nuestro registro de preferencias es saber qué tipo de educación y
valores adquieren los militantes, lo cual permite situar las condiciones y
rutas de socialización y cultura cívica de los militantes. Destacan al efecto
los siguientes puntos: si conoce o no la existencia de los documentos
básicos de su partido (plataforma, estatutos y programa de acción,
debiendo mencionarlos de manera correcta); si conoce el nombre de su
líder nacional; si conoce la fecha de fundación de su partido; si conoce la
estructura básica de la organización (debiendo mencionar al menos las 3
instancias esenciales, Presidencia, Secretaria General y Consejo Político
Nacional u equivalente; y si conoce la existencia de alguna instancia de
capacitación o formación política que les permita cultivarse, coexistir y
enterarse de las principales discusiones de su partido,
d) Perfil de trayectoria y permanencia. En las preguntas 16 a 20 se pretende
identificar las razones que aducen los propios militantes de base como
propicias para lograr una movilidad ascendente dentro de la organización.
Aquí de manera especial, se maneja una pregunta que presenta variantes
de respuesta para el caso de mujeres y jóvenes, respecto a ubicar si
precisamente la condición de ser mujer o joven prevalece como un
obstáculo para su desarrollo dentro de la organización partidaria. De tal
suerte que los aspectos restantes a considerar son si el militante se
encuentra o no afiliado con alguna de las agrupaciones o corrientes
internas del partido; si valora que dicha pertenencia a grupos determina o
no el avance en posiciones de la estructura, o bien son las habilidades y
méritos los mecanismos para intentar acceder a puestos o candidaturas.
Como se indicaba previamente, se preguntó si había impedimentos
concretos debido a la edad, condición de género u estereotipo racial. Otra
línea de análisis es saber si consideran que su impreparación facilita la
permanencia de las elites partidarias. Finalmente, un último factor a
10
preguntar es si ha valido la pena permanecer en el partido todo este tiempo
y si tuviera la oportunidad de hacerlo migraría o no a otro partido donde le
reconocieran mejor su trabajo.
e) Perfil de críticas sobre la vida partidaria. En este rubro, las preguntas 21 a
25 están ligadas con aspectos en los cuales el militante indique o no de que
si para sobrevivir su partido, éste acepta que se deban hacer coaliciones de
gobierno, incluso si éstas se contraponen a los principios generales del
partido y sacrifique a candidatos de su propio partido; también se pregunta
al militante si existe o no un orden democrático en la definición de los
procesos internos de selección de candidatos y dirigentes, pese a que dicha
situación implicará la derrota de su corriente o una afectación directa a sus
intereses personales. También se cuestiona si los militantes conocen
regularmente los espacios jurisdiccionales del partido para resolver sus
conflictos internos, y finalmente, si los militantes deban tener una mayor
involucramiento en la fijación de reglas competitivas y representativas.
Establecidos los parámetros y las condiciones de estudio a partir de las cuales se
puede encarar a este primer campo de diagnóstico alrededor de los militantes de
base encuestados, cabría decir que los resultados que se exponen a continuación
marcan desafíos sustantivos para lograr un primer conocimiento para entender
algunas de las causas con que se sustenta la cultura partidaria, y al mismo tiempo
permitan la generación de posibles reformas no sólo aplicables para los casos
específicos aquí evaluados, sino que también permitan aportar condiciones para
retomar una veta de credibilidad para el sistema de partidos en su dimensión de
desempeño más general.
III.
La evidencia y que nos ofrece en primera instancia.
Una primera gran aproximación a los resultados arrojados por el ejercicio de
encuestas nos muestra que pese a sus aparentes disimilitudes ideológicas, los
11
militantes de los 3 principales partidos políticos mexicanos reproducen de manera
significativa problemas comunes respecto a la inexistencia de una auténtica vida
partidaria.
Quizás este punto no cabría ser sorpresivo, e incluso hasta previsible, a la luz de
otros trabajos previos como los condensados a nivel ciudadano por las Encuestas
Nacionales de Cultura Política (ENCUP) promovidas desde inicios de la década
pasada por la Secretaria de Gobernación en México, así como los resultados que
nos muestran los sondeos del Latinobarómetro hechos también en años recientes,
o incluso la repetición hecha de la encuesta de la Cultura Cívica de 1959
cincuenta años después por parte de la UNAM, y que abordan los aspectos
relativos al papel e influencia de los partidos en temas como la desafección y el
desinterés mostrados en militar o confiar siquiera en los partidos políticos, siendo
México uno de los casos más agudos de deterioro sobre este particular.
Para dar realce a nuestros propios hallazgos en la materia yendo desde el otro
lado de la problemática, como lo es abordar direcmente a los militantes, conviene
contrastar nuestros resultados con los arrojados por un reciente sondeo hecho por
la empresa mexicana Parametría 3, cuyo interés se centra precisamente en el
tema de la identidad partidaria, la misma indica que de su población encuestada
presenta un nivel relativamente bajo de personas (apenas un 28%) que no se
consideran vinculadas a ningún partido; pero al mismo tiempo se hace notorio que
los porcentajes de identificación fuerte alrededor de los partidos son igualmente
bajos
3
Sus
resultados
se
pueden
consultar
en
el
siguiente
http://www.parametria.com.mx/DetalleEstudio.php?E=4324 (Identificación partidista)
vínculo:
12
Nivel de identificación dura y blanda. Partidos Políticos en México
Partido
Identificación Dura (%)
Identificación Blanda (%)
PRI
23
10
PAN
11
10
PRD
7
5
Fuente: Parametría (nov. 2011)
Un dato relevante que se decidió incorporar de esta encuesta es el relativo a la
declaración pública de membresía en torno a los partidos políticos y otro tipo de
organizaciones civiles en el país. El dato de la pertenencia a partidos apenas
ronda en el 3% de la población. No es un consuelo constatar que dicho nivel es
similar a lo declarado respecto a si pertenecen o no a otro tipo de asociaciones
(profesionales, sindicatos, organizaciones de trabajo humanitario), ya que se
ubican en proporciones similares. De esta manera, la única excepción importante
es la adhesión activa a cultos religiosos e iglesias que ronda en el 27%.
Como podrá advertirse, es significativo que en un país como México, la llamada
sociedad civil se encuentra mucho más compactada de lo que se piensa y ello se
convierte en un factor muy importante que posterga las posibilidades de hallar
individuos capaces de encarar un nivel de responsabilidad y participación política
sustantivo, mismo que impacte en la transformación democrática del régimen y en
la presencia efectiva de una sociedad protegida bajo el amparo de las leyes y con
actitudes de convivencia colaborativas
Teniendo en cuenta dicho contexto de estar enfrente a una sociedad escasamente
organizada y con un nexo extremadamente débil con los partidos, los escenarios
que se pudieron rastrear dentro de los propios partidos, como se verá a
continuación, constatan de manera contundente estas apreciaciones ya existentes
respecto a su falta de eficacia y representatividad para desarrollar una cultura
política democrática.
13
a. Perfil socio-demográfico
Como se mencionó líneas atrás, el propósito de esta primera sección de la
encuesta era averiguar aspectos de orden general de los militantes, tales como la
edad, el sexo, año máximo de estudios, si laboraba o no, y si lo hacía dentro del
partido. Dentro de la población encuestada, nos damos cuenta los perfiles de
militantes de base se encuentran promediando niveles de educación preparatoria
(esto es, un nivel de educación promedio cercana a los 12 años en números
redondos para ambos sexos), siendo el primer lugar el PAN, seguido muy de
cerca por el PRD y el PRI en el último lugar.
Partido
Edad promedio
Nivel educativo máximo
Trabaja como cuadro
Político
(Años)
(Años)
en el partido
(% de los encuestados)
H
M
H
M
H
M
PRI
43
34
11
10
3
1
PAN
47
43
14
12
4
1
PRD
41
33
13
13
3
1
Fuente: Elaboración propia.
También cabe resaltar que los militantes promedian una edad madura en los tres
partidos, signo de que hay una suerte de distribución demográfica que indica la
ausencia de jóvenes dedicados a una militancia continua. Esto es un serio
indicador sobre la necesidad de renovar cuadros, aunque resalta que las mujeres
promedian niveles de edad más bajos, lo cual permite asumir que ello ocurre en
función de que las mujeres participan más en etapas tempranas, aunque son
retenidas menos tiempo que los hombres, debido a las cuestiones laborales o de
familia, lo cual hace ver que las mujeres “abandonan” a los partidos conforme
avanza la edad, mientras que los hombres intentan permanecer dentro de los
mismos más tiempo, denotando así un primer signo de diferencia respecto a la
14
estructura de oportunidades existente dentro de los partidos, lo cual también se
expresa en los porcentajes por sexo de las personas que declararon estar al
servicio del partido como cuadros de base regularmente pagados. Sólo se percibe
un retorno de las mujeres en las etapas maduras, colocándose en niveles un poco
más altos pero sin igualar la participación masculina.
b. Perfil de vinculación.
Como se planteó en los objetivos de la encuesta se recuperó que preguntar
cuanto tiempo tenía como militante fue significativo hallar trayectorias más
prolongadas en el PRI, seguidas luego por las del PAN y finalmente el PRD. Las
causas pueden ser varias: los dos primeros partidos muestran a un militante más
vinculado en términos históricos u bien mejor controlado en términos de
recompensas, mientras que el militante perredista aparece con menos años en
función de la antigüedad que guarda con los otros dos.
Partido
Político
Militancia
(Años)
H
M
Modo de ingreso al partido
% de menciones
Amigo
PRI
18
14
56
PAN
13
9
45
PRD
9
7
54
Fuente: Elaboración propia.
Familiar Interés Conocía
propio
al PP
antes
32
34
27
12
21
19
15
22
18
Posición y
actividad en el
PP
Realiza la
misma función
Sí
No
91
88
93
9
12
7
Resalta que los militantes de los partidos PAN y PRD posean grados de
conocimiento previo un poco mayores antes de decidir entrar al mismo, si bien
buena parte de los factores de influencia e impulso se manifiesten en torno a
amigos y familiares, lo cual también explicaría por qué, a pesar de no haber tenido
alguna modificación en su trayectoria, dichos militantes realizan el mismo tipo de
actividad de apoyo al partido político en los tres casos revisados. Podría sugerirse
como explicación de ello que los panistas y perredistas son reclutados más
15
habitualmente en los medios universitarios o en los movimientos sociales. Pero
por otra parte, los antecedentes familiares o barriales de militancia alrededor de un
partido, también permite pensar que la sanción social, la tradición y el sentido de
pertenencia juegan un papel muy importante dentro de dicha identidad partidista
de base. En este sentido destaca otra pregunta que se hizo respecto a si se siente
orgulloso de pertenecer al partido político en que milita.
Partido
Político
Identificación partidaria
¿Te sientes orgulloso de militar en tu PP?
(% de respuestas)
Sí
No
No sé / Prefiero no opinar
PRI
78
PAN
63
PRD
70
Fuente: Elaboración propia.
9
7
6
13
30
24
Como se puede ver, los resultados se pueden interpretar a la luz del desgaste
sufrido por el PAN después de dos sexenios de estar en el poder federal, incluso
manifestándose en la evasiva por contestar, mientras que los partidos opositores,
particularmente el PRI y de manera más moderada el PRD, presentan menos
ambigüedades en tanto puede interpretarse que tienen mejores expectativas sobre
desempeños electorales y acceso al gobierno en el futuro inmediato, lo cual será
importante refinar con nuevas preguntas que permitan comparar dicha perspectiva
con la situación que tenían hace 10 años al inicio de la alternancia.
c. Perfil de formación básica.
Como se mencionó, el interés que persigue esta sección deseaba saber qué tipo
de educación y valores poseen los militantes respecto a la estructura y reglas del
partido político. Esta parte del análisis nos permite considerar el carácter de
información general que se posee respecto a los espacios de legalidad y
16
organización institucional del partido, así como de las instancias responsables de
la preparación de los militantes.
Partido
Político
Conoce la organización actual del PP
(% de menciones)
Menciona
Sabe
Conoce Año
Menciona
correctamente quién es de fundación correctamente
las 3
el líder
del PP
los
estructuras de del PP
documentos
poder
básicos del PP
PRI
12
89
67
11
PAN
14
91
78
15
PRD
11
88
73
10
Fuente: Elaboración propia.
Conoce la
existencia de
instancia de
capacitación
9
12
6
Los elementos aquí recuperados nos permiten ver de manera general que los
militantes desconocen la existencia de los documentos básicos que rigen a su
partido, evidenciado en los porcentajes bajos con que mencionan la plataforma,
los estatutos y programa de acción, lo cual hace resaltar que no hay una
capacitación o inducción básica eficaz, reflejado además en el grado bajo de
conocimiento que también se posee en torno a las organizaciones del partido en la
materia, o incluso mencionar con precisión el año concreto de la fundación de su
partido. En cambio, el sentido práctico de los militantes se denota en el alto nivel
de conocimiento que poseen sobre quién es el dirigente actual de su partido.
d. Perfil de trayectoria y permanencia.
En los cuestionamientos que realizaron en esta parte de la encuesta se
encontraron valoraciones muy significativas respecto al desarrollo y auto-ubicación
de los militantes dentro de la organización. Como se mencionó, el foco de interés
se concentra en ubicar la situación de mujeres, jóvenes e indígenas, a efecto de
ver en qué condiciones se presenta o no una estructura de oportunidades dentro
de los propios partidos para estos grupos sociales, cuyos avances han sido
formalmente enunciados tanto por términos de ley (como ocurre en el caso de las
17
mujeres respecto a la asignación obligatoria de cuotas en materia de candidaturas
a la Cámara de Diputados) así como dentro de los partidos, cuyo ejemplo son las
disposiciones reglamentarias internas sobre indígenas y jóvenes (en el caso del
PRI y el PRD).
Partido
La experiencia sí
El partido si ofrece
El partido si ofrece
El partido sí
Político
importa para
oportunidades a
oportunidades a los
ofrece
obtener
ambos géneros
jóvenes
oportunidad
oportunidades en
(%)
(%)
es a los
el PP (%)
militantes
indígenas
H
M
H
M
H
M
Total
PRI
65
35
75
23
56
28
27
PAN
63
32
78
20
48
23
15
PRD
55
38
81
26
59
34
24
Fuente: Elaboración propia.
Como se podrá advertir, los partidos tienen claros quiebres de percepción en
materia de género y edad, en tanto se identifican serios impedimentos de conjunto
para el avance de las mujeres y los jóvenes. Adicionalmente, hay un
reconocimiento puntual a que los grupos indígenas no se encuentran incorporados
dentro de las oportunidades a ser ofrecidas por dichas organizaciones.
En segundo aspecto que se pretende analizar se refiere a los elementos de
valoración que poseen los militantes respecto a cuál es la percepción sobre el
nivel de reconocimiento e incentivos que les ofrece el PP para militar dentro del
mismo. Como se verá en los siguientes cuadros, los miembros de los partidos no
confían de inicio en los méritos personales, y admiten que resulta necesario estar
18
“protegido” por una estructura o corriente interna si desean ver incrementadas sus
posibilidades de ascenso y movilidad dentro del partido.
Es también significativo que los militantes señalan una suerte de vinculación
“negativa” con el partido en que militan, en tanto se da un alto nivel de posibilidad
de desertar si hubiera posibilidades reales de ser reconocido en términos de
oportunidad o acceso a beneficios si éstos le fueran ofrecidos por otra
organización.
Partido
Participa o está
Pertenecer a una
El partido
¿Si te
Político
afiliado dentro de
corriente o sector facilita
ofrece
conviniera,
una corriente u
avanzar en el PP o
estímulos
te irías a
organización
cuentan más los méritos
que alientan
otro
interna del PP
individuales
mi
partido
permanencia
político?
Si
No
Pertenecer
Méritos
a corriente
propios
PRI
43
57
77
23
36
58
PAN
24
76
72
28
33
46
PRD
68
32
82
18
41
62
Fuente: Elaboración propia.
Los datos que aquí se encuentran denotan un nivel muy significativo de
pragmatismo respecto a qué alienta la permanencia de los militantes dentro de un
partido político. Especialmente resulta sintomático el convencimiento de los
militantes que estar dentro de un grupo político ofrece ventajas comparativas
respecto a la simple expectativa de trayectorias individuales. Sin embargo, sigue
siendo clara la diferencia entre un partido menos cohesionado en corrientes o
19
grupos como se presenta en el PAN, respecto al nivel que muestran partidos más
clientelares o corporativos, como suelen ser el PRI o el PRD.
Finalmente, en otro bloque de valoraciones podemos identificar un contraste de
estimaciones hechas por los militantes respecto a sus expectativas directamente
personales.
Partido
¿Ha valido la pena
Me siento valorado y
Si estuviéramos más
Político
quedarse en el
reconocido por mi
preparados
PP?
partido
tendríamos mejores
dirigentes y no los
mismos de siempre
Si
No
Si
No
Si
No
PRI
48
52
42
58
87
13
PAN
47
53
45
55
79
21
PRD
44
56
38
62
83
17
Fuente: Elaboración propia.
Este cuadro es muy sintomático respecto a la insatisfacción y sensación de
bloqueo que poseen los militantes de cara a las dirigencias. En buena medida hay
una coincidencia generalizada de que los partidos políticos son poco permisivos
del cambio; incluso es notable que ello acontezca casi por igual en todos los casos
revisados.
e. Perfil de críticas sobre la vida partidaria.
Las dinámicas de vida partidaria regularmente mencionan la necesidad por
emprender importantes procesos de reforma que puedan beneficiar en forma
directa a los militantes y / o al desempeño general del partido. En el tiempo
reciente, los partidos políticos mexicanos se han articulado alrededor de
20
coaliciones partidarias parciales o totales, en el afán de beneficiarse de los votos
potenciales de otras fuerzas o bajo el supuesto de que se trata de evitar el avance
de alguna fuerza en específico. Sin embargo, la militancia de base no siempre
comprende
ese
tipo
de
negociaciones
que
implican
en
los
hechos
desplazamientos o postergar sus propias oportunidades a manos de otros actores
con nula militancia o de otros grupos políticos. Es significativo este punto en la
medida que podemos señalar que los militantes encuestados de los tres partidos
curiosamente piensan que no existe una correlación nítida entre la identidad
ideológica y la práctica manifestada en sus dimensiones parlamentaria y de
gobierno.
Partido
Político
¿El partido es congruente en su ideología respecto a?
(% de respuestas)
Su acción de gobierno
Su acción parlamentaria
PRI
PAN
PRD
Fuente: Elaboración propia.
56
62
73
54
60
75
Por otra parte, resulta interesante saber en qué medida los militantes hacen uso
de sus derechos y recurren a la justicia partidaria o incluso a los tribunales
electorales para defenderse respecto a las anomalías realizadas por parte de los
dirigentes en materia de conculcar los acuerdos o simular el cumplimiento de la
reglas en los procesos internos..
En este sentido, destaca sobremanera el convencimiento formal de los militantes
de que dentro de sus partidos se carece de democracia interna y se requiere por
tanto de reformas concretas que vayan a favor del empoderamiento de las reglas y
de los derechos de la militancia. De esta manera, los militantes consideran ser
recurrentemente desplazados y ello es otro incentivo más para la desafección o
bien para la exigencia abierta de intercambio de beneficios, en tanto es la única
instancia “razonable” que hace factible la utilidad en torno a su voto o el trabajo
21
que se invierte para “enganchar” o vincular a otros individuos dentro dela órbita del
partido.
Partido
Las
¿Existe
¿Conoce y / o ha
El partido requiere
Político
coaliciones
democracia
usado las
de reformas para
con otras
interna en el PP
instancias de
otorgar derechos
fuerzas se
para elegir a
justicia
más reales a la
justifican si
candidatos y
partidaria?
militancia
benefician a
dirigentes?
mi partido
Si
No
Si
No
Las
Las
conoce
ha
Si
No
usado
PRI
58
42
45
55
27
5
89
11
PAN
56
44
56
44
35
6
92
8
PRD
62
38
43
57
37
4
94
6
Fuente: Elaboración propia.
Como puede verse, el confinamiento e insatisfacción subsistente entre los
militantes de base en los partidos políticos mexicanos es muy elocuente y muestra
la esclerosis en la cual se mueven a pesar de ser actores sustanciales en el
proceso de negociación parlamentaria y de gobierno. Desconfían de las
coaliciones, pero no poseen bases informativas suficientes respecto a la
protección de sus derechos a partir del uso de las instancias de justicia partidaria.
De igual manera, es interesante ver el carácter abrumador con que coinciden
respecto a la necesidad de emprender reformas para ampliar la participación e
intentar remover a los políticos de siempre mediante el uso de más atribuciones y
derechos.
22
Conclusiones provisionales.
Lo que se ha presentado de manera apretada en estas páginas abre un
interesante camino para el estudio de los partidos políticos y sus formas
organización. Sin duda, la percepción reciente en la literatura respecto a los
problemas del tipo de activismo mostrado por los militantes de los partidos en
muchas partes del mundo han hecho llegar a la conclusión de que los partidos
están sin partidarios (“parties without partisans”). (Wattenberg,
Si bien esta condición abreva en las tesis comunes de la oligarquización y
centralización que están constantemente vigentes en los partidos, resulta en
particular relevante ver dichos problemas a la luz de la permanencia de agendas
pendientes en materia de institucionalidad y funcionamiento adecuado de dichos
partidos en un contexto formalmente democrático. Como comienza a ser visto con
más claridad, la persistencia de estas prácticas (sean de tipo clientelar en los
contextos tradicionales, o bien de tecnocratización y cartelización dentro de los
partidos
segmentados, hacen poco factible poder afirmar que haya una
consolidación efectiva de un sistema de partidos en un sentido cabalmente
democrático, en tanto éstos no sean los primeros capaces de hacer respetar la ley
y a la vez mantengan importantes niveles de adaptación coyuntural y que los
llevan a esquivar disposiciones o bien simular reglas.
De esta manera, el acercamiento inicial de los militantes de base, a partir de una
experiencia de caso como la realizada en este ejercicio de opinión, hace
importante que se pueda proseguir bajo esta dirección, y con la expectativa de que
se puedan ofrecer mayores pistas interpretativas respecto a los entornos de
participación que caracterizan a los partidos políticos, especialmente dentro de sus
“contextos institucionales”, si bien éstos deben verse bajo una lógica de
dinamismo y cambio constante, si hacemos caso puntualmente a las ideas de
autores como Nohlen (2004). Es por ello que para un caso como el mexicano,
23
comenzar con el estudio de los partidos “desde abajo” y “desde adentro” sin duda
será una perspectiva de trabajo importante a desarrollar en los próximos años.
Referencias.
-Dalton, Russell y Wattenberg, Martin P. (eds.) (2000): Parties without partisans:
political change in advanced industrial democracies. Oxford, Oxford University
Press.
-Moreno, Alejandro (2011): “Diferencias intergeneracionales en la cultura cívica de
los mexicanos”, en Julia Isabel Flores (coord.): A 50 años de La Cultura Cívica,
Pensamientos y reflexiones en honor al profesor Sidney Verba / Seminario
Nacional. México, IIJ-UNAM / TEPJF, pp.95-111.
-Pasquino, Gianfranco (2011); Nuevo curso de Ciencia Política, México, FCE. Ver
cap.3: “La participación política”, pp.70-101.
-Nohlen, Dieter (2004): Sistemas electorales y partidos políticos. México, FCE.
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