UNIVERSIDAD y desarrollo económico

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UNIVERSIDAD
y desarrollo económico
Discurso del Rector de la Universidad
de Chile, don JUAN
GOMEZ MILLAS, en
el Acto Inaugural de la
XXIII Escuela Internacional de Verano,
en el Salón de Honor.
ENERO 1958
Discursos de ¡os señores
JUAN GOMEZ
MILLAS,
FELIPE HERRERA
y
FRANCISCO
GALDAMES,
pronunciados el día
lunes 6 de enero de 1958, en el
Acto Inaugural de la XXIII Escuela
Internacional de Verano de Santiago.
UNIVERSIDAD Y DESARROLLO
ECONOMICO
Ediciones
del Departamento
de Extensión Cultural
de la Universidad
de Chile
JUAN GOMEZ MILLAS,
Rector de la
Universidad de Chile
"...Esta es la viril respuesta
de la inteligencia chilena al reto de
nuestras graves dificultades
económicas: no resignarse a los
golpes del destino..."
UESTRO Departamento de Extensión organiza cada año diversas Escuelas de Temporada, en las que procuramos coordinar e integrar las diferentes ramas del saber
en torno a temas amplios que no sólo interesen a nuestros docentes y alumnos
regulares, sino también a la opinión pública y sean útiles para la formación superior del ciudadano. Invitamos a nuestros coloquios a personalidades de otros países destacadas en las ciencias, las letras o las artes y ofrecemos las facilidades que podemos a
los alumnos extranjeros a fin de que las cuestiones que aquí se plantean se discutan en
un ambiente abierto, se diluciden variados puntos de vista y se examinen experiencias
diferentes.
Los chilenos vivimos en una de las regiones más distantes de los grandes centros de
las civilizaciones antiguas o modernas; el desafío de la lejanía ha provocado en nosotros
la respuesta de la curiosidad; amamos los viajes y ya que no todos podemos salir, nos
agrada ver llegar a nuestras tierras, viajeros que exhiban otras costumbres, opiniones o
culturas. Los interrogamos, más para saber y dar vuelo a nuestra fantasía anhelosa de
experiencias mundanas y paisajes extraños, que por cualquier otro motivo. Nos gusta
sobremanera estar bien informados acerca de lo que pasa en el exterior y participamos
en cada uno de los incidentes del gran drama del mundo como si estuviéramos ante
una gran escena. Una encuesta que se acaba de realizar: "Situación y perspectiva de Chile en septiembre de 1957" a cargo de los señores Alain Girard y Raúl Samuel os mostrará en varias instancias y en forma estadística algo de lo que os afirmo. Devoramos las
informaciones extranjeras en los periódicos y escuchamos con deleite las noticias de las
emisiones radiales. A menudo debatimos nuestra política interna, en calles y plazas, al
calor y con el sentido de las polémicas internacionales y con frecuencia damos más importancia a ellas que a nuestros asuntos domésticos. Como el buen Solón de Atenas salimos al mundo para verlo y contemplarlo; para gozarnos en la variedad de sus formas y
meditar acerca de las cosas divinas y humanas.
N
Henos aquí, pues, reunidos y ansiosos de comunicarnos nuestros pensamientos y
experiencias acerca del mundo subdesarrollado. Nada diré del significado que tiene esta
expresión poli-valente; el concepto se aclarará en el transcurso de vuestras discusiones
y llegaremos a saber qué entendemos por mundo subdesarrollado, cuáles son sus valores
y dis-valores; que hay en él que conviene conservar y que es lo que hay que destruir o
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mejorar; y, también, las grandes líneas de una política constructiva y optimista. Los
primitivos isleños de las islas Adaman en el Océano Indico, cuando aún no conocían ni
el fuego creían firmemente que sólo ellos eran hombres. ¿No hay restos de esta mentalidad primitiva entre los habitantes de algunos países que se creen muy desarrollados?
Pero en fin, éste es un asunto vuestro y no deseo por ahora mezclarme en él.
Tarea es de la Universidad, como en muchos otros aspectos, también en éste,
abrir caminos al pensamiento y a la acción; formar jóvenes que aprendan a ver y contemplar, inspirándoles confianza en la Humanidad, estimulándoles sus capacidades para
descorrer el velo de sus propias personalidades a fin de que en ellas la flor madure en frutos.
Persuadirlos hay de que el hombre, cualquiera que sea su nivel actual, posee en sí mismo el motor interno de su elaboración vital y de que cada cual puede construirse a sí
mismo en maravillosa obra de arte hasta llegar a descubrir lo que se es en pensamientos,
sentimientos y acción conforme al gran descubrimiento antropológico de los sacerdotes
del Apolo Dèlfico.
Todo lo que ocurre en el cosmos o en el ser humano interesa en igual nivel a los
universitarios; todo saber asciende a un igual valor, el de las cosas pequeñas, como el de
las mayores; sólo por razones prácticas o motivos históricos establecemos jerarquías en
el saber, que luego en el decurso de nuestros trabajos abandonamos, porque como jerarquías reales no funcionan y el más humilde proyecto se levanta de súbito a las más altas
cimas de la explicación científica o de la realización tecnológica. Nadie aquí en la Universidad puede solicitar para su tarea un rango especial predeterminado; el matemático,
el físico teórico, el laboratorista experimental, el tecnòlogo, todos se ocupan de objetos
ideales que en la vida del pensamiento y de la acción están íntimamente ligados para la
tarea de construir el mundo cultural en que nacemos, vivimos, creamos y morimos. El filósofo, el poeta, el pintor, como el economista ocupan el rango que les da únicamente la
excelencia singular de la obra realizada y el amor y sacrificios que su autor ha puesto en
ella. Cosa muy diferente es la apreciación con que la recibimos o la utilidad que le damos en relación actual y sólo actual y pasajera con nuestra felicidad, con el bienestar humano o con el poder que nos concede sobre la naturaleza.
Todo saber alcanza una aplicación: la teología en la teodicea, la psicología, entre
otras, en el psico-análisis terapéutico; la economía en la política económica; las formas
más extrañas del pensamiento matemático, aquellas que aparecen como meros juegos del
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espíritu, en las meditaciones de otros matemáticos o en las de un físico o químico que, gracias a ellas puede descubrir métodos insospechados para realizar un nuevo y fértil análisis de la realidad. Pero consideremos situaciones concretas y que han sido muy discutidas en los últimos meses. Hay quienes creen ver un divorcio entre tecnología y ciencia
pura; como si ambas pudieran vivir hoy día separadas en una sociedad de alto desarrollo
y se citan a veces a los Estados Unidos y otras a la Unión Soviética como ejemplos. Hace
unos cuantos días el conocido físico francés Jean Perrin, guiado por el profesor Wexler
visitó la ciudad científica de Dubna próxima al canal Moskaw-Volga, pudiendo constatar
la enorme importancia que en ese país de admirables realizaciones tecnológicas se da a
las especulaciones científicas fundamentales. He aquí lo que Perrin declaró textualmente
al periódico "Le Monde" el 26 de noviembre de 1957:
"He podido constatar por mí mismo un hecho que ya conocíamos desde la Conferencia de Ginebra de 1955 sobre las "Aplicaciones pacíficas de la energía atómica" consistente en el hecho de que los soviéticos realizan en el dominio científico un esfuerzo inmenso para desarrollar la investigación fundamental con un espíritu lo más alejado de
las aplicaciones prácticas. El Synchrophasotron de Dubna, la máquina más grande del
mundo para el estudio de las partículas de alta energía, tiene como único objeto el conocimiento de la estructura de la materia, sin pretender ninguna utilización práctica. Nada
hay más apasionante que esto desde el punto de vista teórico y también filosófico. Durante un período de edificación económica como por el que pasa actualmente la Unión Soviética; este esfuerzo en la investigación fundamental es desde todo punto de vista
extraordinario".
Esta máquina destinada a investigaciones teóricas ha costado la inversión de 500
millones de rublos; tan sólo su anillo central está formado por una masa de 35.000 toneladas de acero dulce especialmente preparado. Las grandes universidades americanas
han instalado, y lo siguen haciendo, aparatos altamente costosos y complicados sólo para
realizar difíciles e importantes investigaciones teóricas. La utilidad práctica que resulta
de todos estos esfuerzos es cosa que no siempre preocupa a los sabios.
Una de las características, justamente de los países llamados subdesarrollados es la
carencia de ideas claras en sus círculos dirigentes para apreciar la importancia de las
investigaciones en ciencia fundamental y en ciencias aplicadas o tecnologías. Cada uno de
estos grupos de especulaciones requieren capacidades especiales, que no siempre se dan
en las mismas personas; ambos exigen dedicación y apoyo y unas y otras no pueden desarrollarse sin ayudarse mutua y constantemente. Durante la etapa del desarrollo técnico,
llamada de invención, anterior a la actual etapa científica, la ciencia y la invención técnica marchaban paralelas, coincidiendo a veces y dependiendo una de otra en contadas
ocasiones; hoy día, en cambio, la tecnología y la técnica se fundamentan en las ciencias y
día a día la ciencia pura lanza a la preocupación de los tecnólogos nuevos elementos que
revolucionan fábricas, campos, producción, movilización, comunicaciones y también, trato humano, organización social y económica. La influencia de la ciencia, de esta manera,
se convierte en una revolución permanente e irrefrenable, sólo paralizada por la eventual
fuga de los intelectuales.
Las ramas puramente teóricas de la economía son tan importantes para el desarrollo de las aplicaciones económicas como son la física teórica, la química teórica para
los desarrollos tecnológicos, las construcciones de aparatos o las realizaciones de procesos industriales. Es natural que en las comunidades subdesarrolladas entusiasmen y maravillen las adquisiciones espectaculares de la técnica moderna y crean que por ahí deban
comenzar las etapas de su mejoramiento; pero la verdad es que, tanto desde un punto de
vista histórico como orgánico y de la formación docente de hombres capaces, ambas tareas deben realizarse con el máximo de simultaneidad. No podemos desconocer, por otra
parte, que para alcanzar ciertos niveles en la ciencia fundamental se necesitan recursos
industriales permanentes y de fácil acceso a las universidades y centros científicos y que
conviene iniciar investigaciones fundamentales lo más cerca posible a los problemas reales que plantea cada comunidad. Pero mientras el desarrollo total armónico se produce
impulsado desde diversos ángulos de visión, estados e industrias deben proporcionar a los
centros de formación científica el máximo de apoyo espiritual y material y prestar a los
hombres que se consagran a ellos confianza, rodeándolos de una atmósfera de simpatía
pública y de comprensión a sus desvelos. Desde hace mucho tiempo las sociedades que
han querido progresar han rodeado la labor del sabio y del artista de consideraciones y
honores especiales. Cuando Napoleón Bonaparte volvía de la Isla de Elba cargado de preocupaciones y afrontando mil dificultades y cada minuto era precioso para sus proyectos, al pasar por Grenoble supo que allí se encontraba el sabio egiptólogo Champollion
ocupado en descifrar los jeroglíficos egipcios, lo fue a visitar, con él pasó tres horas en-
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tretenido en las cuestiones que interesaban al sabio. Hermoso homenaje que el poder rendía a la humilde sabiduría.
La inteligencia científica es muy sensible al medio exterior y a sus presiones y
busca siempre los ambientes más favorables y estimulantes para desenvolverse y crear. A
este respecto quiero hacer una reflección nacida del análisis de muy variadas situaciones
históricas. Se observa que en aquellos momentos en que la libertad humana tiene escaso
margen de expresión política o social, la inteligencia huye hacia otras formas de vida espiritual y en especial hacia zonas de especulación menos afectadas por los controles vigentes; es el fenómeno del anacoretismo religioso, científico o artístico. La palabra fue
usada por vez primera en el siglo III A. de C. por los helenos para calificar la actitud de
los intelectuales egipcios ante la presión de los conquistadores greco-macedonios sobre la
cultura tradicional egipcia. Numerosos intelectuales, fieles a la tradición autóctona preferían huir hacia el campo (ana-corei) antes que someterse a la culturización forzada
que trataban de imponer los primeros Ptolomeos. Durante los períodos de persecuciones
romanas en la zona egipcio-sirio-arábiga muchos intelectuales cristianos se refugiaron
como anacoretas en la Tebaida y otros lugares distanciados de los centros urbanos. Este movimiento durante los siglos IV y V D. de C. adquirió las formas de "estilitas" y
"monjes". Gran número de los intelectuales que elaboraron el cristianismo durante estos siglos en Oriente pertenecían a esos grupos. Fenómenos semejantes se presentan también en otras sociedades tales como la china y la hindú antiguas. Los renacimientos no
son otra cosa que la vuelta de los intelectuales al goce de la libertad y del aprecio de los
grupos dirigentes de las sociedades y Estados y su participación activa y responsable en
la vida ordinaria de esas comunidades: Erasmo de Roterdam consejero de Carlos V, Tomás Moro y Bacon ministros de la monarquía Tudor, etc.
Durante nuestro tiempo hemos percibido en diversos momentos, tanto en Europa
como en América, rebrotes del anacoretismo o fuga de los intelectuales hacia actividades
o lugares más libres o más favorables a sus especulaciones. Ningún mal puede ser más
grave para una sociedad que el de la fuga espiritual de sus intelectuales y el alejamiento
de sus tareas prácticas. La vida económica de una sociedad es mucho más sensible de
lo que se cree a la influencia de los hechos espirituales y morales, como lo han demostrado con abundancia de argumentos Werner Sombart, Max Weber y Tawney, y no sólo
en el sentido de lo que recientemente hemos observado, que un descubrimiento tecnoló-
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gico afecte los precios de los valores en los grandes mercados del mundo, sino en el mucho más profundo y sostenido de la emigración dentro de una misma sociedad de los intelectuales de una actividad a otra. A las guerras religiosas de la época moderna, a la
aplicación del principio: "cujus regio, ejus religio", a las luchas nacionales y político partidistas del siglo XIX, a las guerras sociales del siglo XX; a las guerras totales de nuestros días, han seguido las traslaciones en masa de poblaciones, el reclutamiento más o
menos forzado de intelectuales, unas veces por el poder, otras por dinero y por último el
hecho bien conocido en Europa y América de la pugna entre universidades, industrias
y departamentos estatales para disponer de los mejores científicos y tecnólogos; hechos
todos que constituyen y producen un desajuste entre las verdaderas y legítimas necesidades del progreso humano, de sus auténticas raíces y las necesidades masivas; pero de
menor importancia del consumo mundial. El mundo antiguo y la época moderna no conocieron la propiedad intelectual; hoy día se ha llegado tan lejos como es al monopolio de
la capacidad intelectual del empleado por parte del empleador.
Los mejores hombres en algunas economías nacionales emigran atraídos por las
ofertas económicas, hacia tareas de menor valor general y los centros de formación e investigación se ven privados de las capacidades que requieren para prosperar. Este es un
hecho que afecta más de lo que se supone a la economía total de los países y es un tema
de honda preocupación en los círculos universitarios. El progreso de la ciencia está en
abierta oposición con el sistema del secreto instaurado en las investigaciones de algunas
industrias y de algunos estados, como asimismo con la dignidad del trabajo científico.
Dentro del sistema económico-social de Occidente, puede ser un paliativo a estos
males, la concertación de un sistema de convenios de trabajo entre universidades y empresas en virtud del cual una parte importante de la actividad de los intelectuales esté
al servicio de la docencia y la investigación abierta y libre de las universidades y centros
científicos superiores.
Una de las misiones de la Universidad como conciencia superior del pueblo, es
atraer a la juventud bien dotada al estudio de la ciencia económica y al conocimiento real
y objetivo de nuestra situación. La labor que en los países subdesarrollados ella está llamada a desempeñar es de primera categoría. Los problemas económicos y sociales que
plantea el mundo subdesarrollado a la curiosidad intelectual y a la capacidad inventiva
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de las generaciones jóvenes, son de una gran variedad y de un interés apasionante. Pero
para atraer y estimular la imaginación de la juventud es necesario que maestros e investigadores muestren la amplitud de los horizontes que se abren, y expliquen la posibilidad y utilidad que tiene coordinar, integrar y planificar una enorme variedad de investigaciones de las diversas ciencias particulares en torno a un tema de alta significación
nacional o internacional. Un tema típico en este sentido es el de la incorporación de las
zonas áridas como nuestros desiertos del norte; o el no menos atrayente de la conservación y desarrollo de los recursos naturales.
Durante la época del capitalismo moderno naciente, la relación entre países de mayor desarrollo y menor potencial estaba regulada simple y llanamente por el uso de la
violencia del más fuerte. Las formas colonizadoras europeas imponían una subordinación total sobre los tesoros, recursos naturales y valor del trabajo. Durante el período del
capitalismo industrial este criterio cambió y comenzó a pensarse en una relación económica más compensatoria y racional. Se produjeron las independencias y el trato de la libre competencia entre las grandes potencias sobre las regiones hasta entonces sometidas
a monopolios comerciales. Las antiguas colonias se han convertido en productoras, no
sólo de materias primas destinadas al consumo de los grandes mercados, sino también
han pasado al rango de importantes consumidores de la industria capitalista Euro-americana. Pero además se divisa en lontananza con angustia, aparecer un creciente desequilibrio entre la fuerza de producción de los viejos centros mundiales y el aumento vertiginoso de las poblaciones consumidoras. Ha surgido el interés en estimular la capacidad
adquisitiva de las zonas aún subdesarrolladas de modo que se pueda contar con ellas para
una economía mundial acelerada. En estas condiciones generales se puede calcular sobre
la base de los recursos de las altas economías para realizar planes y proyectos de mejoramiento de las zonas subdesarrolladas en las distintas esferas de influencia mundial.
La ciencia económica no es una mera tecnología; no es un conjunto de aplicaciones de diversas ciencias particulares sin autonomía fenomenológica propia. Ella adquirió su autonomía durante el siglo XIX; y sufrió la misma evolución que todas las ciencias y también pasó por las etapas de aplicación prematura y por tanto fallidas, que en
su caso fueron más espectaculares debido a su temprana alianza con las ideologías y
las actividades de la política práctica. También en este aspecto tiene la Universidad una
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labor importante y cuidadosa que realizar fijando a la economía con severidad y rigor, los
límites de la verdadera ciencia y atacando sin piedad el charlatanismo económico, tan peligroso y funesto como cualquiera de los otros intentos pseudo-científicos.
Nadie puede decir que el período de formación de las ciencias ha terminado; en todas se producen cambios importantes en sus métodos de trabajo; ninguna puede sostener
que la trama de sus principios ha alcanzado una elaboración estable; en todos los campos del acontecer mil fenómenos escapan a toda explicación racional suficiente y muchas
cosas que ocurren en la naturaleza o en el hombre, aún somos incapaces de dominar.
Pensemos que hace sólo 150 años comenzó a estructurarse la ciencia actual y que podemos prever infinidad de años al trabajo intelectual del hombre. Cada ciencia inventa su
propio lenguaje para definir los fenómenos que ocurren en el campo de sus indagaciones
y preocupaciones; el lenguaje de la Economía está en plena formación, como ocurre con
el de muchas otras disciplinas. La historia económica de un autor tan concienzudo como
Cunningham, por ejemplo, hoy día ya resulta un balbuceo; una obra como la Historia de
la Mesta, de Julius Klein, el jefe de la Misión Klein-Saks, que colabora con el Gobierno
chileno, escrita hace más de treinta años, si el mismo autor la quisiera reemprender, estoy seguro que lo haría con métodos completamente distintos. Por todo esto, la misión de
la Universidad es llevar un criterio de prudencia y humildad no sólo al trabajo de formación y organización de la Ciencia, sino también a sus aplicaciones, sobre todo cuando se
trata de actuar sobre fenómenos que tienen una profunda repercusión en toda la comunidad.
Hace sólo 22 años fue organizada en nuestra Universidad la Facultad de Ciencias
Económicas, gracias al impulso de un gran político, don Pedro Aguirre Cerda y con el apoyo entusiasta de mi ilustre antecesor, don Juvenal Hernández. Hermosa labor ha realizado en este tiempo; ha formado muchos de los economistas y expertos en organización y
administración de empresas que actúan hoy con criterio científico en la vida pública y
privada del país. En ella estudia un crecido número de extranjeros, latinoamericanos, que
reconocen la alta calidad de nuestra enseñanza y vuelven a sus países respectivos a ocupar cargos importantes en la docencia y en la investigación económica. El año recién pasado organizamos la Escuela de Estudios Económicos Latinoamericanos para graduados,
a fin de preparar futuros profesores e investigadores de las Escuelas de Economía en
América Latina, como asimismo a profesionales especialmente calificados para actuar en
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la Administración Pública y en las empresas privadas. Esta es la primera Escuela de Economía para graduados que funciona en América Latina. Los Institutos de Economía y
Organización de Empresas completan el cuadro de la estructura de nuestros estudios
económicos superiores en la Universidad de Chile.
Hemos realizado verdaderos sacrificios para cumplir con la recomendación del Segundo Congreso de Facultades Latinoamericanas de Ciencias Económicas, de organizar
un Centro de Estudios Superiores para graduados. La Fundación Rockefeller ha reconocido el valor de nuestros esfuerzos al iniciar su programa de Ciencias Sociales en la América Latina prestando su apoyo tanto a la Escuela Latinoamericana como al Instituto
de Economía.
El Instituto de Organización y Administración de Empresas ha logrado para el año
1958 contratos de trabajo por valor de más de 170 millones de pesos con empresas públicas y privadas, a los cuales llevará la ciencia y técnica modernas de la administración eficiente. Es uno de los pocos institutos universitarios de esta materia en el mundo que ha
logrado un éxito parecido.
No puedo terminar sin aplaudir públicamente los esfuerzos valiosos y progresistas
que realizan las Universidades Católica de Chile, Católica de Valparaíso y la de Concepción en tareas de formación e investigación económica similares a la nuestra. El prestigio
que han logrado contribuirá poderosamente a atraer a nuestro país un gran número de
buenos estudiantes de economía de América Latina. Esta es la viril respuesta de la inteligencia chilena al reto de nuestras graves dificultades económicas: no resignarse a los
golpes del destino; sino levantarse animosos para crear un mundo mejor en que puedan
vivir nuestros compatriotas y regalar a nuestros amigos de todo el mundo el fruto de
nuestras experiencias y los resultados positivos de nuestros sacrificios.
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FELIPE HERRERA,
Director de la XXIII
Escuela Internacional
de Verano.
"... Nos ha correspondido
las profundas
convivir
transformaciones
de estructura
y de funciones de la Universidad de Chile
en el último cuarto de siglo..."
EÑOR Ministro de Educación Pública, señor Rector de la Universidad de Chile, señoras y señores:
Me corresponde el señalado honor de declarar inaugurada la Escuela de Verano de
la Universidad de Chile para 1958. Es esta la vigésima tercera oportunidad en que
nuestra casa de estudios aporta a la cultura nacional una experiencia altamente valorizada en el país y en el extranjero.
Nos ha correspondido convivir las profundas transformaciones de estructura y de
funciones de la Universidad de Chile en el último cuarto de siglo. Y en estos cambios, junto a iniciativas y creaciones del vuelo de las nuevas Facultades, Institutos y Centros de
Investigación, de la labor artística y publicitaria, de la difusión del saber en el ámbito
nacional y regional, le corresponde una posición destacada a las Escuelas de Temporada.
Lo que en 1936 se iniciara como un tímido ensayo, a semejanzas de otros centros universitarios de mayor antigüedad y experiencia, constituye hoy en día uno de los hitos permanentes de la labor de nuestra Universidad, de mayor repercusión, de mayor interés y de
mayores reflejos dentro y fuera de las fronteras chilenas.
El orgánico proceso de nuestra tradición universitaria, incubado en los ricos moldes de medioevo occidental expresados en la Universidad Colonial de San Felipe, proseguido en la bienaventurada tradición clásica que nos dejara Andrés Bello, que luego, inexorablemente superada, en la segunda mitad del siglo XIX por la Universidad de Domeyko
y Barros Arana, empapada de espíritu científico y de investigación, se vacia, desde Valentín Letelier, en las actuales formas de un centro superior de cultura enraizado vitalmente a los requerimientos colectivos de la nacionalidad.
Han sido las 102 Escuelas de Temporada que han funcionado en los últimos 20
años, con su matrícula cercana a los 70 mil alumnos (de los cuales 3.000 son extranjeros)
y en la que han cooperado cientos de distinguidos catedráticos de todas las nacionalidades, una afirmación de lo que en Chile se puede hacer, con escasos recursos, pero con vocación, con espíritu de organización y con sensibilidad de lo que el país espera de su principal Universidad.
En el espíritu de esta Escuela, es más que justo el recuerdo de los distinguidos universitarios Juvenal Hernández, Amanda Labarca, Aníbal Bascuñán y Norberto Pinilla, por
S
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su visión y aporte a esta labor, en cuya consecución, la Escuela de Verano N? 23 que hoy
se inaugura, es sólo un eslabón más.
La gentileza de mis estimados amigos, el Rector de la Universidad de Chile, don
Juan Gómez Millas y del Jefe del Departamento de Extensión Cultural, don Francisco
Galdames, ha querido que sea este año un profesor de las Facultades de Derecho y de
Economía quien tome a su cargo la dirección de estas jornadas. Se ha querido así proseguir con la rotación, entre profesores de distintas facultades, en la dirección de las Escuelas de Verano, lo que ha permitido darle anualmente a su plan de estudios y cursos una
diferente orientación, con énfasis cambiante entre los diversos segmentos de la cultura.
Hemos destacado este año el tema "El Mundo Subdesarrollado", aprovechando el
valioso aporte de especialistas chilenos y extranjeros, en un ciclo de conferencias que por
primera vez se organiza en el país.
Más de algún observador de nuestro medio ha hecho resaltar las características insulares del chileno, provenientes de nuestra particular ubicación y configuración geográficas, y de definidas características históricas. Sin embargo, los hechos acelerados, ya no
sólo de las ciencias físicas y de la técnica, sino que también, y fundamentalmente, el devenir intensificado de la vida económica y política contemporáneas, han hecho surgir,
notoriamente, una inquieta preocupación por el acontecer de otros escenarios. Nos habíamos acostumbrado a una comprensión y valoración esquemática ya clásica del mundo,
sólo a través del desarrollo espiritual y material de las principales comunidades de la
civilización occidental. Ha surgido ahora, para nuestro hombre medio, como una interrogante, el fundamento de los problemas y tendencias que agitan a comunidades a cuyo
conocimiento no estábamos mentalmente acostumbrados. Al preparar estas líneas, comparaba el Atlas geográfico en que yo había estudiado, con aquel que han principiado a
utilizar mis hijos en sus primeras lecciones de geografía política, y debo reconocer que
aprecié debidamente su esfuerzo en el año escolar que finalizaba, al comprobar que sólo
en los últimos años han surgido 25 estados soberanos en el mundo.
Solamente hace dos días, en nuestro propio hemisferio, ha nacido oficialmente una
nueva agrupación autónoma basada en las antiguas posesiones inglesas del Caribe, e integrada en la Comunidad Británica de Naciones en forma de la Federación de las Indias Occidentales.
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Sabido es que este proceso, cuya expresión formal constatamos numéricamente, es
la resultante de un despertar nacionalista, pujante, lleno de vitalidad, impregnado de serias tensiones raciales, religiosas y político-económicas. Este nacionalismo ha madurado, paradójicamente, en un mundo que técnica y objetivamente pareciera tender cada
vez más hacia su integración, lo que hacía decir a mi amigo y colaborador de esta Escuela, doctor Raúl Prebisch, que el mundo no está ya siendo separado por distancias o espacios físicos o geográficos, sino que fundamentalmente por incomprensiones y alejamientos mentales y espirituales.
Son precisamente las interrogantes de este proceso, las características que él ha
tomado en diversas regiones del mundo, la política de las naciones de mayor gravitación
internacional en relación a él, las dificultosas cuestiones económicas y técnicas que emergen de la presión de una población mundial rápidamente creciente, con mayores aspiraciones, las que queremos enfocar y visualizar en el ciclo que ha merecido la particular
atención de la Escuela que hoy se instala.
Bien sabemos que en este intento distamos mucho de haber podido ser exhaustivos,
fuere por las limitaciones propias de su organización y por la carencia en algunos casos,
de especialistas en nuestro medio; sin embargo, dentro del objetivo de divulgación y respuesta a la inquietud que hemos señalado, creemos que el ciclo programado puede dar
una visión de conjunto de los aspectos más salientes del mundo contemporáneo en la esfera de sus preocupaciones políticas y económicas.
Ha querido un poco el azar, y principalmente la gentileza del Servicio Informativo
de los Estados Unidos, que podamos contar para nuestra Escuela con la renombrada exposición de selecciones fotográficas conocida como "La Familia del Hombre" ("The Family of Man") y de cuya atracción y reflejo en nuestro ambiente, estoy cierto, quedará una honda impresión. Mencionaba el azar como factor que había permitido la simultaneidad de una extraordinaria presentación fotográfica junto al estudio teórico de los
problemas colectivos de nuestro tiempo. En realidad, nada podía ser más complementario a un análisis de aspectos económicos y políticos, que la presentación visual de lo que
es el hombre, de cómo en las distintas latitudes y continentes labora, se organiza, se divierte; de cómo sucede la transformación, a la vez tan primaria y a la vez tan compleja,
de la infancia a la vejez. Nada ilustra mejor el sentido de esta exposición —selección de
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500 fotos de 68 países entre 10.000 consideradas— que las palabras del poeta Sandburg
que sirven como su prólogo: "en todas partes, el sol, la luna y las estrellas, el clima y el
tiempo, tienen sentido para los hombres. A pesar de que la interpretación pueda diferir,
somos iguales en todos los países y clanes al tratar de leer el mensaje que el cielo, la tierra y el mar nos han dirigido. Igual, y reiteradamente iguales, somos en todos los continentes en la necesidad por amor, por alimentos, por vestuario, por trabajo, por diálogo,
por emoción religiosa, por sueños, por juegos y goces. Desde los trópicos a los árticos, la
humanidad vive con similares necesidades, inexorablemente similares".
El conocimiento de Chile, materia que pareciera siempre repetida en nuestras Escuelas de Verano, y que nunca se agota dada la naturaleza de los cursillos y charlas incluidos, será también este año otro de sus capítulos fundamentales. Hemos detenido nuestro programa en las principales facetas del desarrollo económico del país, en su evolución
política e histórica, en su preocupación literaria y musical, para terminarlo con una novedosa "Introducción a la Vida de Santiago", que espero, pueda, más allá de un análisis
teóricamente sociológico, ser de utilidad práctica inmediata para los cientos de nuestros
amigos extranjeros que desean ambientarse con mayor rapidez en los rincones y recodos
de la capital; es un buen augurio, en este sentido, el hecho de que el curso se inicie con
una nutrida matrícula de alumnos de la propia ciudad, que seguramente desearán informarse si hay algo del ámbito santiaguino que aún se les haya escapado...
La segunda Exposición de la Escuela será la presentación en el Museo de Arte Moderno de la Universidad —que funciona hace diez años en la Quinta Normal— de una
selección de los mejores pintores chilenos del presente siglo, completando así el capítulo
acerca de nuestro país. Una explicación y descripción de las escuelas y tendencias pictóricas y plásticas que han influido en este período será dada, en base a este valioso material, por los distinguidos artistas señores Marco Bontá y Waldo Vila.
En el programa se incluyen luego 45 cursos de Cultura General, sugeridos por todas las Facultades Universitarias y a cargo de catedráticos nacionales y extranjeros. Como otros años, se han cubierto temas históricos, jurídicos, científicos, pedagógicos, literarios y artísticos, simultáneamente con un programa de divulgación de las técnicas del
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periodismo, de la organización de empresas, y de algunos aspectos agrícolas. El estudio
de estas materias, de acuerdo con la naturaleza misma de las jornadas, que no sólo son
de temporadas, sino que también limitadamente temporales, están precedidas por el difícil y esquivo signo de la síntesis —utilizando las palabras de Kant—, "el arte de unir
una a otra diversas representaciones, y de concebir su multiplicidad en la forma de un
conocimiento único".
El Teatro Experimental, la Orquesta Sinfónica, el Ballet y el Coro Universitarios,
prestarán también su cooperación para enmarcar con la repetición de algunas de sus realizaciones más señaladas de 1957, el ambiente y espíritu que se ha tratado de dar a la Escuela como un cercano reflejo de la polifacética actividad de la Universidad de Chile.
Al terminar, y al dejar a nuestro Rector en el uso de la palabra acerca de la función
de la Universidad en la evolución económica y social de una comunidad, quiero dar a todos ustedes los más expresivos agradecimientos; a profesores, a alumnos, y a los cientos
de amigos de la Universidad, que como ustedes esta tarde, sienten como propias las palabras del gran Martí: "Hombres recogerá quien siembra Escuelas".
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FRANCISCO GALDAMES,
Director del Departamento
de Extensión Cultural.
"...No sólo los seleccionados por
la Universidad reciben su enseñanza,
sino que el ciudadano
común,
agitado por los interrogantes que
plantea el mundo de hoy,
logra la oportuna
respuesta a sus inquietudes
vitales..."
AS preocupaciones de difusión cultural han ocupado en los últimos años sitial de
primera importancia en las tareas de las universidades nacionales. Un proceso de
gradual crecimiento ha ido mostrando al público investigaciones y experiencias que
antes eran conocidas sólo en los círculos especializados. En las distintas Facultades y en cada uno de los centros y laboratorios universitarios existe la tendencia a mirar
hacia afuera, a buscar formas de contacto con el ciudadano medio. Diríamos que la
Universidad está cumpliendo la doble misión de impartir enseñanza sistemática y de constituirse en factor fundamental de la educación refleja. El ideal de la democratización de
la cultura alcanza así un sentido real y práctico; no sólo los seleccionados por la Universidad reciben su enseñanza, sino que el ciudadano común, agitado por los interrogantes
que plantea el mundo de hoy, logra la oportuna respuesta a sus inquietudes vitales.
En su política de extensión la Universidad de Chile recién pone término a un año
de trabajo orientado hacia el conocimiento y difusión de las grandes necesidades nacionales; no fue fácil mantener la actitud serena, objetiva y neutral ante la urgente solicitud de los grupos humanos de resolver innumerables problemas. Muchos sectores de nuestra sociedad han mirado como una nueva esperanza la decidida actitud universitaria
frente al desarrollo del país. Es evidente que en Chile también está en proceso de formación una distinta mentalidad para enfocar la realidad nacional. A la tarea orientadora
de las universidades se suman la acción de varios organismos técnicos, privados y estatales, que están planteando puntos de vista a base de estudios y trabajos de investigación
que nada tienen que ver con el afán, por desgracia muy arraigado en sectores ciudadanos, de buscar soluciones simplistas, intrascendentes y parciales.
Tendrá que llegar el momento en que el hombre de la calle, en gran proporción reticente e incrédulo, se acerque a las instituciones que cumplen la misión histórica de colocar nuevos elementos en la permanente tarea de construir un país.
La Universidad de Chile abre hoy un nuevo camino en su trayectoria de difusión
cultural. Consciente de la importancia de la perspectiva internacional para enfocar decisivos problemas locales, centra el interés de su XXIII Escuela de Verano en el conocimiento del desarrollo de varias regiones del mundo. Desde el actual rectorado del señor
Juan Gómez Millas, las jornadas de temporada se han efectuado con un programa de
cursos generales y un tema especializado que constituye la característica de la Escuela,
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en cuyo desarrollo trabajan profesores nacionales y valores extranjeros contratados. Para
estos efectos, se ha puesto en práctica la política de entregar la responsabilidad de la Dirección de cada Escuela a un catedrático universitario de reconocido prestigio. En esta
forma, la difusión cultural se ha mantenido en un constante proceso de renovación, cuyo resultado es fácil medir por el creciente interés demostrado por los estudiosos del país
y de la mayoría de las repúblicas del continente.
La Universidad tiene plena confianza en el éxito de sus nuevas jornadas de verano
en la ciudad de Santiago, porque la dirección de ellas está a cargo de uno de los más brillantes de sus catedráticos y porque la personalidad del cuerpo de profesores nacionales
y extranjeros constituye la mejor garantía para los alumnos de esta XXIII Escuela Internacional.
El Departamento de Extensión Cultural desea expresar públicamente sus más sinceros agradecimientos a todas las instituciones y personas que han hecho posible iniciar
los trabajos de esta Escuela con una matrícula superior al millar de alumnos. La colaboración de nuestra representación diplomática, de instituciones culturales y de la prensa
y radio de países americanos, ha permitido estimular la venida de numerosas delegaciones de estudiosos extranjeros a quienes recibimos con la cordialidad de los viejos amigos.
Efectivamente, a través de los años se ha ido consolidando el ideal panamericano con
perspectivas siempre promisoras. Existen vínculos permanentes entre los más importantes centros universitarios del continente y los programas de intercambio cultural recibirán un nuevo impulso con motivo de la próxima celebración en nuestra ciudad de la primera Conferencia Latinoamericana de Extensión Universitaria. Las Escuelas de Verano
pueden exhibirse como ejemplos elocuentes del común deseo de los pueblos de abrir paso
a una mayor confraternidad.
En estos mismos instantes, la Universidad de Chile inaugura su X Escuela Internacional de Verano de Valparaíso y en algunas semanas la primera Escuela de Verano de
Constitución. Nuestra casa de estudios afirma así una política de nivel nacional en el
campo de la extensión; sus cursos de temporada, seminarios de problemas regionales, ciclos de conferencias y misiones culturales se mantienen en la mayor parte del territorio,
promoviendo siempre el interés y estímulo de todos los sectores.
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La Universidad celebra con satisfacción sus 23 años de labor en el campo de los cursos de temporada; comprende que la confianza dispensada por la opinión ciudadana constituye estímulo y obligación. Es por ello que en este solemne acto reitera su decisión de
continuar su esfuerzo para entregar al país nuevos programas de trabajo en los diferentes rubros de la extensión universitaria.
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Presentación de
Galvarino Rodríguez C.
Impreso en los
Talleres Gráficos
Lautaro
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