Especialización en Interventoría de la Construcción Objetivo General: Formar especialistas capaces de controlar, supervisar, asesorar, mediar y conciliar el proyecto constructivo. Perfil del interesado: Dirigido a Ingenieros Civiles, Arquitectos, o profesionales Constructores en Arquitectura e Ingeniería. Registro SNIES 1106 de 1992. Metodología: presencial Renovación del Registro Calificado: Resolución 7118 del 30 de septiembre del 2009 Plan de estudios PRIMER SEMESTRE Asignaturas C A R A M A N G A fr. Orlando Rueda Acevedo, O.P. Rector Universidad Santo Tomás fr. Guillermo León Villa Hincapié, O.P. Vicerrector Académico fr. José Rodrigo Arias Duque, O.P. Vicerrector Administrativo-Financiero fr. Guillermo León Villa Hincapié, O.P. Decano de División de Ingenierías y Arquitectura Arq. Claudia Patricia Uribe Rodríguez Decano de Facultad de Arquitectura Sesiones presenciales Programación de obra y Presupuestos 2 Control de actividades y costos Gestión de la Contratación Gestión del Recurso humano Gestión Financiera Sistema de Aseguramiento de la Calidad Sistemas de Seguridad Industrial y Salud Ocupacional. Técnicas y Metodología de la Investigación Electiva 1 2 1 1 1 1 Electiva 3 1 1 Trabajo de Grado 2 TOTAL 16 Fundamentos Teóricos de la Administración y el Control Sistemas de Información Ética U Asignaturas Interventoría Administrativa y Financiera Control y Supervisión Estructural de Edificaciones Obras de Geotécnica Obras de Saneamiento Sistemas de Protección del Medio Ambiente Vías y Puentes Instalaciones en Edificaciones Acabados Electiva 2 Planeamiento y Dirección Estratégica B SEGUNDO SEMESTRE Sesiones presenciales 1 1 1 1 1 2 1 1 1 1 1 2 1 2 1 14 Jornada: Viernes 6,00 p.m. – 10,00 p.m. Sábados: 7,00 a.m. – 12,00 m. – 1,00 p.m. – 4,30 p.m. Personal docente: arquitectos, ingenieros, administradores de empresa, economistas y sociólogos con nivel académico de especialistas, magísteres o doctores con profundo conocimiento del área de enseñanza. Planes de financiación: ICETEX, COOPFUTURO, Banco de Crédito, Inversora Pichincha, Financiera COOMULTRASAN, Universidad Santo Tomás. INFORMES Secretaria Educación Continuada (097) 6800 801 ext. 2246 - 2247. Facultad de Arquitectura. 2° Piso Edificio fray Angélico - Campus de Floridablanca. Correo: [email protected] Contenido Portada: Fachada principal del conjunto conventual sobre la Calle Real, costado oriental del conjunto, posteriormente carrera séptima. Dibujo: Óscar Millán García, 2010. Tomado de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. Rector Universidad Santo Tomás Fray Orlando Rueda Acevedo, O.P. Vicerrector Académico Fray Guillermo León Villa Hincapié, O.P. Vicerrector Administrativo-Financiero Fray José Rodrigo Arias Duque, O.P. Decano de División de Ingenierías y Arquitectura Fray Guillermo León Villa Hincapié, O.P. Decano Facultad de Arquitectura Arq. Claudia Patricia Uribe Rodríguez Editor Arq. Liliana Rueda Cáceres Msc (c) Coordinación Editorial Hist. María Fernanda Reyes Rodríguez Msc (c) Comité Científico Arq. Fabio Restrepo Hernández PhD. Arq. Verónica Mercedes E. Zagare Msc. Arq. Jemay Mosquera Téllez PhD. Arq. Fernando Gaja i Díaz PhD. Arq. Jorge Alberto Galindo Díaz PhD. Comité Editorial Arq. Claudia Patricia Uribe Rodríguez Esp. Hist. Néstor José Rueda Gómez PhD (c) Arq. Mario Andrés Narváez Salas PhD (c) Arq. Liliana Rueda Cáceres Msc (c) Hist. María Fernanda Reyes Rodríguez Msc (c) Arq. Carlos Humberto Gómez Arciniegas PhD. Arq. Jorge Alberto Villamizar Hernández Esp. Pares Académicos Arq. Jemay Mosquera Téllez PhD. Arq. Felipe González Mora Arq. Ruth Marcela Díaz Guerrero PhD. Arq. Jorge Alberto Galindo Díaz PhD. Arq. Susana Jiménez Correa Msc. Arq. Carlos Humberto Gómez Arciniegas PhD. Corrección ortográfica y de estilo Ciro Antonio Rozo Gauta Traducción técnica Departamento de Idiomas Universidad Santo Tomás Bucaramanga Lic. Idiomas Laura Cristina Dueñas Angulo Director Departamento de Publicaciones C.P. Luz Marina Manrique Cáceres Diseño y Diagramación Departamento de Publicaciones USTA Dis. Gráf. Olga Lucía Solano Avellaneda Facultad de Arquitectura Universidad Santo Tomás Campus Floridablanca E-mail: [email protected] Tels: 6800801 Exts: 2500 – 2240 – 2241 REVISTA INDEXADA PUBLINDEX TARIFA POSTAL REDUCIDA No. 2010-6094-72 de la Red Postal de Colombia Contenido 1 Editorial 3 La construcción de puentes colgantes en Colombia durante el siglo XIX: Entre la tradición y la innovación Jorge Galindo Díaz 4 Reconstrucción hipotética del antiguo Convento de Nuestra Señora del Rosario en Santafé de Bogotá Liliana Rueda Cáceres 16 El Convento de Santo Domingo en Cartagena de Indias María Fernanda Reyes Rodríguez 38 Construir colectivamente: El caso de la cooperativa de artistas “Medusa” en la ciudad de Quebec Ruth Marcela Díaz Guerrero 60 Robledo Drews y Castro arquitectos (1954-1960) Criterios formales y valores visuales en el refugio y teatro infantil del Club Los Lagartos (1955) Mario Andrés Narváez Salas - Jorge Alberto Villamizar Hernández La búsqueda de nuevos instrumentos para la defensa y conservación de un “Patrimonio de lo cotidiano”: los “Firewalls Urbanos” y el caso de Ciudad de Guatemala. Ángel González Fractales USA - Ensayo fotográfico Pablo Andrés Jaramillo Romero Quatremere de Quincy. Plaza Instituto Francés de Arquitectura 1984 Traducción Diego Francisco González Rico 82 112 128 136 GUÍA PARA AUTORES DE ARTÍCULOS Para los autores de los artículos de la Revista M de la Universidad Santo Tomás. • • • • • El autor debe garantizar que su artículo no ha sido publicado en ningún medio. Los autores de artículos serán responsables de los mismos y, por tanto, no comprometen ni los principios o políticas de la Universidad ni las del Comité Editorial. Los artículos son sometidos a evaluación por parte de los Árbitros especializados en los campos temáticos cubiertos por la Revista M. El Comité Editorial se reserva el derecho de publicar o no los artículos que no cumplen con los criterios de publicación por parte de la Universidad Santo Tomás. En ningún caso serán ensayos. Los artículos deben contener: • Título (claro y preciso) • Fotografías e imágenes con resolución de 300 DPI como mínimo y bien referenciadas • Breve reseña del autor • Abstract en inglés y resumen en español ejecutivo del artículo (máximo doce renglones a doble espacio). • Palabras clave tanto en español como en inglés • Clasificación Colciencias * • Introducción • Desarrollo • Referencias y notas de pie de página • Conclusiones • Bibliografía o fuentes de información • Extensión: No exceder de 20 páginas en total • Tipo de letra: Arial (o equivalente) fuente No. 12 y con interlineado a doble espacio Es conveniente resaltar los párrafos u oraciones más significativos del contenido del artículo y todo aquello que dé significado a la estructura del mismo. Los artículos se deben redactar en tercera persona, impersonal, contar con adecuada puntuación y redacción, carecer de errores ortográficos. Conservar equilibrio en la estructura de sus párrafos. * Clasificación Colciencias para artículos científicos y tecnológicos: 1. Artículos de investigación científica y de desarrollo tecnológico: documentos que presentan resultados derivados de proyectos de investigación científica y/o desarrollo tecnológico. 2. Artículos de reflexiones originales sobre un problema o tópico particular: documentos que corresponden a resultados de estudios realizados por el o los autores sobre un problema teórico o práctico. 3. Artículos de revisión: estudios hechos por el o los autores con el fin de dar una perspectiva general del estado de un dominio específico de la ciencia y la tecnología, de sus evoluciones durante un espacio de tiempo, y donde se señalan las perspectivas de su desarrollo y de evolución futura. 4. Artículo corto: documento breve que presenta resultados originales preliminares o parciales de una investigación científica o tecnológica que, por lo general, requiere de una pronta difusión. 5. Reporte de caso: documento que presenta los resultados de un estudio sobre una situación particular con el fin de dar a conocer las experiencias técnicas y metodológicas consideradas como un caso específico. Incluye una revisión sistemática comentada de la literatura sobre casos análogos. Guía para las reseñas bibliográficas • Tipo de libro reseñado: Debe ser de tipo ejecutivo, no un texto académico • Título del libro: Tomado de la carátula • Autor del libro: Apellidos, nombre (persona del autor, lo relevante) • Nombre del traductor (si lo tuviere) • ISBN • Editorial, ciudad y fecha • Número de páginas • Fortalezas (puntos del por qué el ejecutivo debe leerlo, cómo está estructurado el libro: partes, capítulos) • Extensión entre 700 y 800 palabras (equivalente a página y media, a doble espacio) • Lenguaje ejecutivo (breve, no académico, darle ayuda / consejo práctico para hoy, con ejemplos del texto) 2 EDITORIAL Se preguntaba en 1934 John Dewey “¿Por qué la arquitectura de nuestras grandes ciudades es tan indigna de una bella civilización? Y su respuesta, escueta, directa, asumía como causa el que en ésta, en la arquitectura, “su carácter está determinado por un sistema económico en el que la tierra se utiliza o se mantiene inutilizada por amor al lucro, por el beneficio que deriva”; decía Dewey en su libro Arte como experiencia, que mientras “la tierra no se libere de esta carga económica (…) hay pocas esperanzas de que surja una actividad arquitectónica general digna de una civilización noble (…)”. Ante esta inquietud por una arquitectura digna de una bella civilización nos preguntamos nosotros, ¿A dónde está o estaba acaso la “civilización noble” por la que abogaba Dewey? Si en el sistema económico en el que nos movemos como “mundo”, la arquitectura siempre será el reflejo y sobre todo, un producto, uno más entre tantos, de la sociedad y, salvo casos aislados, muy aislados, privilegiados casi, logrará establecer, y es a lo que se busca darle valor al interior de la academia, supuestos de lo que la arquitectura debería ser para el bienestar de los hombres y la convivencia armónica dentro del mismo planeta, más allá de la inmediatez de los problemas de costo beneficio. Consideramos que así como es la buena arquitectura a la sociedad un tema de excepciones, lo es el patrimonio a la arquitectura: un tema de casos aislados “privilegiados casi”, en los que algunas edificaciones consiguen sobrepasar el rango del valor comercial que recae sobre los lotes en que se encuentran ubicadas y se mantienen en pie más allá incluso de los ciclos propios de sus estructuras físicas y conceptuales. Interesantes ejemplares que, descontextualizados en su entorno inmediato la mayoría de las veces, tienen la capacidad de hablarnos de otras épocas, de otros hombres, de otras maneras de hacer arquitectura. De eso se trata en esta oportunidad la temática que aborda la Revista M. El patrimonio. Ese raro espécimen por el que abogan escasos arquitectos, urbanistas y uno que otro ciudadano. En dos entregas trataremos el tema del patrimonio arquitectónico: Patrimonio como “material del proyecto” es decir, como fuente de conocimiento, como lo analizan los arquitectos Mario Narváez y Jorge Alberto Villamizar en su artículo “Robledo Drews y Castro Arquitectos 1954-1960”, Patrimonio como caso exitoso de recuperación de inmuebles para una cooperativa de artistas en el centro histórico de Québec, en Canadá, artículo de la arquitecta Ruth Marcela Díaz, Patrimonio que permanece en pie restaurado y rehabilitado en Cartagena de Indias, en el antiguo convento dominicano de San José, reconocido como convento de Santo Domingo, que hoy ocupa la Agencia Española de Cooperación Internacional AECI, intervenido en el año 2000 por el arquitecto Alberto Samudio Trallero y cuyo proceso constructivo, ires y devenires nos narra la historiadora María Fernanda Reyes; interpretación hipotética del proceso constructivo y de la estructura física espacial general que tuvo el antiguo convento de Nuestra Señora del Rosario en la ciudad de Santafé de Bogotá, donde permaneció en pie por más de trescientos años antes de su demolición en 1939, la búsqueda de nuevos instrumentos para la defensa y conservación del patrimonio del arquitecto Ángel González y el análisis de la construcción de puentes colgantes en Colombia durante el siglo XIX del arquitecto Jorge Galindo Díaz, son algunos de los temas abordados en esta primera entrega que cuenta, como valor agregado, con un ensayo fotográfico del diseñador Pablo Andrés Jaramillo, docente de la Universidad del Valle y una traducción del arquitecto Diego González Rico. Especímenes raros, que esperamos, contribuyan a que finalmente y siempre, mantengamos un espacio de reflexión, sobre lo que es la arquitectura, la ciudad, y…¿Por qué no? Si se trata de nosotros mismos: reflexión respecto de qué clase de civilización queremos realmente ser. Liliana Rueda Cáceres arquitecta Bucaramanga, 2010 3 LA CONSTRUCCIÓN DE PUENTES COLGANTES EN COLOMBIA DURANTE EL SIGLO XIX: ENTRE LA TRADICIÓN Y LA INNOVACIÓN* Jorge Galindo Díaz** Puente sobre el río Suaza en el Tolima. Del Ingeniero E. G. Barney (grabado de Vargas) Fuente: Papel períodico ilustrado, Bogotá, vol.4 No. 84. febrero 5 de 1885. * Artículo de investigación científica y desarrollo tecnológico. Resultado parcial de la investigación Técnica y poder. Historia de las obras públicas en el Valle del Cauca, financiada por la Dirección de Investigaciones – DIMA de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales. RESUMEN Este artículo explora la manera en que la construcción de puentes en Colombia durante la segunda mitad del siglo XIX se llevó a cabo mediante una mezcla de tradiciones artesanales y sistemas industrializados. Las primeras, tienen sus raíces en tiempos prehispánicos e involucran el trenzado de fibras vegetales utilizadas en la construcción de puentes colgantes. Por su parte, los sistemas industrializados fueron poco a poco introduciéndose al país de la mano de fabricantes extranjeros, que vendían sus estructuras metálicas por todo el mundo a través de catálogos y buscaban siempre adaptarse a las más complejas condiciones locales. A través del estudio de la ingeniería colombiana de este período y sus logros constructivos, se intenta demostrar esta condición. PALABRAS CLAVE Puentes colgantes, tradición constructiva, innovación tecnológica. 4 HANGING BRIDGE CONSTRUCTION IN COLOMBIA ** DURING THE NINE TEENTH CENTURY: BETWEEN TRADITION AND INNOVATION Arquitecto de la Universidad del Valle y Doctor en Arquitectura de la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona. Profesor Titular de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales. Jorge Galindo Díaz Proyecto de Simón Schenherr de un puente con arcos de ladrillo sobre el río Cauca en Popayán. Fuente: Archivo Histórico del Cauca. Cabildo, 1753. ABSTRACT In this presentation, we explore how the construction of bridges in Colombia during the second half of the 19th century was conducted using a mix of artisan tradition and system from the era of industrialization. The first of these date back to Pre-historic times and involve the braiding of vegetable fibers used in the construction of hanging bridges; at the same time, standardized systems were established by foreign manufacturing entities, which sold their metallic structures around the world through catalogs seeking to adapt to the most complex local conditions. Though the study of a Colombian engineer from the period and his construction work, we aim to demonstrate this condition. KEY WORDS Suspension bridges; construction tradition, technological innovation 5 INTRODUCCIÓN Es un hecho reconocido que la figura del ingeniero como la conocemos hoy en día, nació en los siglos XVII y XVIII al compás de la ciencia moderna. Varios autores (Vérin, 1993 y Picón, 1988, principalmente) han explicado la manera en que esta nueva profesión surgió a partir de las necesidades sociales de los nuevos Estados europeos que demandaban entonces no sólo de una regularización de prácticas sino también de una fundamentación y búsqueda de legitimación matemática de muchas actividades tradicionales, todo ello con el fin de superar las de carácter puramente artesanal. En Colombia, un fenómeno similar se reprodujo a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, caracterizado tanto por la institucionalización de la tecnología y los sistemas tecnológicos, como por el ascenso profesional del ingeniero, situado en un lugar intermedio entre el Estado y la empresa privada, sometido, por una parte, a las fuerzas de la necesidad de la estandarización y, por otro, a las presiones del beneficio económico. Su génesis como elite intelectual y como gremio ha sido estudiada en el contexto local (Safford, 1976 y Obregón, 1992), quienes hacen énfasis en el esfuerzo por la cualificación de sus actividades y en las disputas libradas contra el intrusismo profesional. Sin embargo, en Colombia, como en otras naciones americanas, la ingeniería civil tuvo algunos precedentes importantes desarrollados dentro de las civilizaciones precolombinas, los cuales indudablemente forjaron una tradición de artesanos que irían extinguiéndose con el pasar del tiempo, lo que en buena medida puede explicarse por el desdén que las prácticas europeas manifestaron hacia casi todo lo que no fuera parte de su misión civilizadora. La primera parte de este artículo destacará algunos logros concernientes a la construcción de puentes colgantes en suelo americano llevados a cabo por mano de obra indígena. La segunda parte tratará de la construcción de puentes colgantes durante la segunda mitad del siglo XIX bajo la dirección de ingenieros locales y extranjeros, quienes fueron capaces de mezclar algunas prácticas artesanales con innovaciones producidas por el mundo industrializado. PUENTES COLGANTES EN AMÉRICA PREHISPÁNICA En los extensos territorios americanos la construcción primitiva de puentes colgantes tuvo un origen incierto que es además imposible de datar. La falta de escritos entre las comunidades indígenas prehispánicas y la dificultad para establecer fechas de sus logros constructivos obliga a recurrir a documentos redactados por los propios españoles durante el período de conquista. Se sabe así que en algunos casos, los españoles se sorprendieron por las técnicas de construcción y por las dimensiones empleadas en el desarrollo de este tipo de estructuras. Por ejemplo, un sacerdote jesuita del siglo XVIII describe de la siguiente manera la existencia de puentes suspendidos en México durante esa época (Clavigero, 1826: 352): El puente más singular de los usados en aquellos países era el que los españoles llamaron hamaca. Era un tejido de cuerdas naturales de cierto árbol más flexible que el mimbre, pero más grueso y fuerte, llamado en América bejuco, cuyas extremidades colgaban de dos árboles de orillas opuestas, quedando el tejido colgando en medio, a guisa de columpio. Todavía se ven puentes de esta especie en algunos ríos. 6 Para entonces, ya otros autores del siglo XVII habían hecho referencia a puentes suspendidos como el del río Apurímac, en Perú, que generaba un fuerte temor entre aquellos que tenían que atravesarlo (Garcilaso, 1984: 108): La [puente] de Apurímac, que es la más larga de todas, tendrá doscientos pasos de largo. No la medí, más tanteándola en España con muchos que la han pasado le dan este largo, y antes más que menos. Muchos españoles vi que no se apeaban para la pasar y algunos la pasaban corriendo a caballo, por mostrar menos temor, que no deja de tener algo de temeridad. Casos como este fueron registrados aún hasta la mitad del siglo XIX a través de ilustraciones que han sido preservadas como acompañamiento de crónicas de expediciones extranjeras a lo profundo de los territorios andinos, tal como se aprecia en la Figura 1. Figura 1. Puente de fibras vegetales sobre el río Pampas (Perú), en una crónica de 1865. Fuente: (Squier, 1877: 558) Es fácil deducir que en estos puentes, como en los que se construirían años más tarde con métodos industrializados, la elección de un sitio apropiado era el primer paso en el proceso de construcción: debido a su forma geométrica, debían quedar protegidos de las corrientes de los ríos, ubicándose en la mayoría de los casos donde el cauce fuese estrecho y permitiendo siempre que la distancia libre entre los extremos fuese a la vez la más corta posible. Existen pruebas, gracias a muchas citas similares a las mencionadas anteriormente, de que los materiales usados en la fabricación de los cables no eran más que fibras vegetales trenzadas las cuales conformaban cuerdas muy gruesas resistentes a la tracción. Las cuerdas, a su vez, se acompañaban de piezas de madera atadas entre sí para dar forma al tablero o piso aunque también estas últimas podían usarse como cuñas allí donde las cuerdas se ataban por sus extremos a bloques naturales de piedra que servían de apoyos. En cualquier caso, la corta vida de los materiales demandaba un constante trabajo de mantenimiento sin que se llegase a contar con una fórmula única para la fabricación de los componentes, dando pie a técnicas que podían variar de un lugar a otro. 7 Lo que sí queda claro es que a lo largo y ancho del territorio americano llegó a existir un delicado trabajo hecho a mano, el cual abarcó desde el secado de fibras extraídas de diferentes variedades de plantas hasta el difícil trabajo de atarlas, unirlas y tejerlas para lograr al fin una pieza de gran longitud y alta resistencia. Así, fue posible para muchas de las comunidades indígenas, viajar a través de una compleja geografía, sobre una vasta red de senderos y salvar difíciles obstáculos naturales. Al mismo tiempo, entre los siglos XVI y XIX los españoles empezaron a construir numerosos puentes de ladrillo y piedra mediante estructuras de arcos (complejos en su proceso de elaboración y pesados en su estructura), que no sólo serían costosos (dada la fuerza de trabajo especializado y la dificultad en la consecución de sus materiales) sino también ineficientes en virtud de sus luces cortas e inestables frente al cauce de los ríos. Sería entonces necesario esperar la llegada de las nuevas técnicas de construcción metálica, utilizadas en América en las postreras décadas del siglo XIX, para ver de nuevo puentes colgantes que cruzaran las montañas de los Andes. PUENTES EN COLOMBIA DURANTE EL SIGLO XIX Desde el comienzo de la colonización española y hasta el término de la primera mitad del siglo XIX, la construcción de puentes en Colombia se desarrolló en torno a dos sistemas: bóvedas de ladrillo y celosías de madera. Así, cuando en 1753 se necesitaba construir un puente sobre el río Cauca, en inmediaciones de Popayán, el sacerdote alemán Simón Schenherr presentó dos proyectos, uno en cada sistema (Figuras 2 y 3), incluyó un análisis de las ventajas y desventajas que ambos presentaban. Finalmente, ninguno de los dos proyectos se llevó a cabo por razones que todavía desconocemos. Figura 2. Proyecto de Simón Schenherr de un puente de madera sobre el río Cauca, en Popayán. Fuente: Archivo Histórico del Cauca, Cabildo, 1753. 8 Figura 3. Proyecto de Simón Schenherr de un puente de arcos de ladrillo sobre el río Cauca, en Popayán Fuente: Archivo Histórico del Cauca, Cabildo, 1753. El sistema de puentes de arco de ladrillo fue ampliamente usado a tal punto que en la región del sur occidente del país -entre 1865 y 1895-, se construyeron por lo menos 40 de ellos (Galindo & Paredes, 2008), muchos de los cuales fueron diseñados y supervisados por sacerdotes y pseudo arquitectos de origen europeo, cuya plena aceptación fue posible gracias a su buena durabilidad y al desarrollo de técnicos locales que progresivamente se fueron cualificando hasta llegar a participar en numerosas construcciones civiles y religiosas en toda la región. Los puentes de madera, por su parte, fueron menos deseados, aunque más baratos y fáciles de hacer por parte de los carpinteros locales, como en el caso del artesano Valentín Cadavid, aclamado por ser el más hábil constructor de puentes bajo la forma del llamado sistema antioqueño que no era más que una estructura rústica de vigas de madera que formaban entramados paralelos, con cubierta a dos aguas y apoyos simples sobre muros de fábrica de piedra o ladrillo. Se trataba de estructuras poco durables que requerían continuas y permanentes reparaciones en medio de senderos difíciles, donde las distancias eran largas y el dinero escaso. Este sistema estaría en uso hasta bien entrado el siglo XX y fue ampliamente usado en diferentes zonas de la región central de Colombia, como lo atestiguan planos y memorias que aún se conservan en el Archivo Histórico Nacional, en Bogotá (Figura 4). Figura 4. Puente según el sistema antioqueño diseñado por Felipe Escobar para salvar el puente sobre el río Guarinocito (Caldas) en 1887 Fuente: Archivo General de la Nación, Bogotá, Sección República, Fondo Ministerio de OOPP, t. 1483, f. 408. 9 Por su parte, la construcción de puentes metálicos en Colombia se vería seriamente retrasada por la ausencia de materias primas: aún en la segunda mitad del siglo XIX el hierro era un material escaso y caro, por lo que las armaduras debían ser compradas casi por entero a casas fabricantes de Londres, Nueva York o Bremen. A pesar de ello, las noticias llegadas de Europa y Norteamérica acerca de los nuevos logros de la ingeniería en torno a la construcción metálica y el fuerte impacto que tuvo en la sociedad local el arribo de la empresa del ferrocarril, serían motivos suficientes para que empresarios nacionales invirtieran esfuerzos y economías en la compra y montaje de puentes con luces antes no imaginadas: el del río Suaza, en el Tolima, a cargo del ingeniero E.G. Barney lograba los 87,78 m de luz en 1884 y bien puede considerarse pionero en este ámbito (Figura 5), seguido del puente que a cargo de José María Villa se levantó sobre el río Cauca en la población de Santafé de Antioquia en 1891, de casi 300 m de luz. Figura 5. Puente sobre el río Suaza, en el Tolima, del ingeniero E.G. Barney (grabado de Vargas). Fuente: Papel periódico ilustrado, Bogotá, vol. 4, No. 84, febrero 5 de 1885. Y aunque en muchos casos podría resumirse la experiencia tecnológica introducida en Colombia a través de la construcción de puentes colgantes por toda su geografía, vale la pena para las intenciones de este artículo detenerse a explicar un reducido número de casos individuales que no son muy lejanos a la norma general experimentada por los nóveles ingenieros al servicio del país. CENÓN CAICEDO, INGENIERO AUTODIDACTA El papel jugado por Cenón Caicedo (1827-1900) brinda un ejemplo interesante de una figura prototípica del ingeniero colombiano durante la segunda mitad del siglo XIX. Se sabe que nació en Cali y realizó sus estudios en el recién creado Colegio de Santa Librada, donde con seguridad recibió clases de literatura, matemáticas y filosofía, aunque de mayor se decantaría por el ejercicio de la contabilidad. Ocupó numerosos cargos, entre los cuales figuran el de Colector de Rentas del Cantón de Cali (1850), Administrador de Correos de la provincia de Buenaventura (1851-1853), Tesorero General de Guerra del Ejército, Administrador de Hacienda de la provincia de Cali, miembro de la Junta Directiva del Camino de Cali a Palmira (1871-1876) y contador al servicio del ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros durante la construcción de algunos tramos ferroviarios entre Buenaventura y Cali. Ya como empresario independiente se dedicó al estudio de las construcciones y maquinarias 10 recibió el privilegio para montar en Cali la primera fábrica de materiales de construcción (ladrillo y adobes principalmente) domiciliada en el sector de Santa Mónica. Al final de sus años se consagró a la construcción de puentes metálicos colgantes. Su carácter de autodidacta fue bien destacado mientras ejerció su actividad como técnico y recientemente refrendado por Safford (1976: 330) y Poveda (1993: 152/II). Su primera incursión dentro del campo de la construcción de puentes colgantes tuvo lugar en 1883 cuando fue comisionado por el gobierno provincial para construir un puente de 34,26 m de luz sobre el río Palo, destinado a reemplazar una estructura de madera construida en 1879 y arrasada por una creciente del río un año después. La obra debería quedar garantizada en su solidez por un espacio de 20 años y el plazo para su construcción era de 6 meses, a un costo global de $9.900 pesos. Se deduce que la estructura metálica era importada puesto que en el contrato (publicado en Registro Oficial del Cauca, No 172, febrero 11de 1882) se hacía referencia a que el dinero del anticipo lo invertiría Caicedo en el transporte de las piezas desde el puerto marítimo de Buenaventura. Sin embargo, los trabajos no serían fáciles. Un año después de encargadas las obras, y mediante Decreto, se dispuso por parte de las autoridades del Estado una visita de inspección al puente: Teniendo en consideración que al construir el puente de hierro sobre el río Palo, por ser la primera obra de esta clase que se construye en el país, se le han presentado al contratista algunas dificultades para concluirla dentro del término fijado en el respectivo contrato, dificultades que no podrán vencerse sin la presencia del Gobierno en el lugar de la obra ... Decreta: Art. 1º. Señálase el día 19 del presente para practicar la visita de inspección en la obra del puente de hierro sobre el río Palo (En Registro Oficial del Cauca, No. 241, abril 21 de 1883). Para esta visita el Gobierno decidió contratar la opinión de un experto, el ingeniero italiano Gaspare Mazza, residente en Cali y cuyo informe, fechado el mayo 26 de 1883 contenía el siguiente concepto: El puente sobre el río Palo que se está construyendo es de buen tipo, y se ve que los detalles fueron estudiados por persona práctica en el arte. Los materiales de hierro fueron trabajados en la fábrica con la precisión que se requiere. Los de madera que yo ví, son también de buena calidad y cortados con precisión. Los ladrillos en acopio son de buena calidad, y bien hechos, y la parte aparente de la mampostería la encontré bien hecha también (...) Haciendo el cálculo de la resistencia de la cadena de fierro que sostiene el puente, se encuentra que el hierro queda bajo el esfuerzo mínimo de cerca de 4,50 por metro cuadrado, cuando el puente está sin carga, y bajo carga de 130 kilogramos por metro cuadrado de superficie, el esfuerzo queda de 9 kilogramos para medio metro cuadrado, lo que puede ser aún tolerable para un esfuerzo accidental y no permanente (...) El esfuerzo que deben soportar los tirantes verticales es menor en los dos casos, y el puente podrá resistir al pasaje de carros comunes (En Registro Oficial del Cauca, No 250, junio 15 de 1883). 11 Frente al temor y la duda que brindaba la nueva tipología constructiva, el análisis matemático parecía dar la razón a la obra y a su constructor. Además, fue una práctica común para este tipo de proyectos la clara división de dos actividades diferentes: la construcción de las obras de albañilería (cimientos, bases de sujeción y todo tipo de obras accesorias) y el ensamblaje propiamente dicho de la estructura metálica importada. Finalmente, el puente puesto en servicio en 1884, causó la admiración de los habitantes de la región y llevó a que el ingeniero Caicedo fuese casi inmediatamente comisionado en la delicada tarea de levantar nuevos puentes a fin de modernizar los caminos de una región que buscaba desesperadamente el transporte de sus productos agrícolas hacia el puerto marítimo de Buenaventura, punto intermedio en el transporte comercial entre Panamá y Lima. Entre 1888 y 1889 Cenón Caicedo dirigió simultáneamente la construcción del puente colgante sobre el río Tuluá (Figura 6) y el puente sobre el río Amaime en un punto intermedio a las ciudades de Palmira y Buga. En ambos casos las estructuras metálicas fueron compradas a la casa de los hijos de John Roebling, en Trenton (New Jersey, USA). Figura 6. Puente colgante sobre el río Tuluá a la entrada de la población por el lado norte. Fuente: Cromos, Bogotá, No. 11, marzo 26 de 1916; p. 173. En 1890 Cenón Caicedo inició la construcción de otro puente metálico colgante sobre el río Amaime, pero esta vez en el llamado camino de La Torre, que desde la población de El Cerrito cruzaba el río Cauca en un punto cercano a Yumbo y desde allí llegaba por el norte a Cali. Sus características constructivas han quedado consignadas en el acta de entrega de la obra, firmada un año más tarde: Las pilastras tienen, de un extremo á otro, una extensión de cinco metros cincuenta y cuatro centímetros, y la entrada ó sea la distancia comprendida entre una pilastra y otra, es de dos metros cuarenta y cinco centímetros. Altura de las torres, cinco metros siete centímetros, fuera del asiento de las cadenas; la extensión del puente, obra de madera, es de treinta y ocho metros 12 noventa y cinco centímetros. La extensión de los estribos es de ocho metros cuarenta y cuatro centímetros, y el espesor es de cinco metros cincuenta y cinco centímetros. La altura del puente sobre el nivel de las aguas es de cuatro metros veintiséis centímetros ... Los estribos están separados de la orilla de las aguas, el del Norte que queda en la playa, once metros cincuenta centímetros y el del Sur, cinco metros noventa y cinco centímetros, estando en este lado la peña del río (En Registro Oficial del Cauca, sn, septiembre 4 de 1891). Sin embargo, de todos sus puentes, el del paso de Aganche sobre el río Ovejas fue el que mayor admiración despertó, tal y como lo registra una nota especial publicada en Anales de Ingeniería que incluye la trascripción del acta de recibo de la obra en la cual se describen sus aspectos constructivos: - Fundación de los cimientos de los estribos: (...) la de la orilla derecha á una profundidad de 3 metros bajo el nivel ordinario del agua, sobre terreno incomprensible y tenaz, con piedras grandes del río, dispuestas en capas horizontales y calzadas con hormigón, hasta la altura de 2 metros; de allí para arriba se construyó con calicanto hasta la altura de 3 metros sobre el mismo nivel (...) - Estribos: Estos se han levantado sobre una base de 8m.40 de largo por 5m.80 de frente, con sus correspondientes zarpas, y sobre el cual se levantaron los muros en que van aseguradas las anclas que sostienen las cadenas, hasta una altura de 4m.45 por 8m.23 de largo y un espesor de 1m.56. En los paramentos que dan frente al río, y sobre los muros descritos, se han levantado las cuatro torres que soportan los galápagos colocados sobre piedras de cantera talladas. Estas torres tienen una base cuadrada de 1m.56 y una altura de 2m. - Materiales de hierro: La catenaria de cada lado está formada por trece pares de eslabones de acero de 2m.55 de largo, 0m.90 de ancho y 0m.016 de espesor, unidos en sus extremidades por tornillos de acero de 0m.038 de diámetro, de los cuales están suspendidos los colgantes de hierro apareados, de longitudes decrecientes de los estribos al centro y un diámetro de 0m.02 de espesor, los que soportan las doce vigas que sostienen el tablero del puente. El peso de estos materiales es de 3581 kilogramos. - Obras de madera: Esta está apoyada sobre las doce vigas colocadas de canto de que se habla en el punto anterior, y que tienen 5m.48 de largo, 0m.20 de ancho y 0m.055 de grueso, unidas una á otra por cruces de San Andrés, que sirven de contra vientos (...) (En Anales de Ingeniería, vol. V, No. 57, abril de 1892; p. 277-278). El puente tenía 30,48 m de longitud, y estaba situado a 100 m del paso público, pues en el punto elegido, el cauce del río apenas alcanzaba los 26 m de ancho y se recostaba sobre la orilla izquierda, la que además de ser capaz de resistir á la fuerza de la corriente, llegaba a una altura de más de 10 m; la orilla opuesta, aun cuando mucho más baja, no alcanzaba a ser anegada por el río en sus grandes avenidas. Y pese a las altas especificaciones del puente, lo que más interés causó entre quienes lo conocieron fue el uso de cable trenzado para telegrafía en la construcción de las curvas parabólicas. En efecto, a causa de la pérdida de los cables originales de acero durante el transporte de las piezas desde el puerto de Buenaventura hasta el sitio de construcción, Caicedo se vio en la obligación de prescindir de las piezas importadas desde Trenton y echar mano de 13 artesanos locales, quienes a la manera de sus ancestros indígenas, trenzaron manualmente trozos de cable de telégrafo, ajustándolas con anillos de cobre para ponerse así al servicio de la estructura. No hay certeza de que Caicedo haya aplicado con anterioridad este mismo tipo de procedimiento en otros puentes construidos bajo su dirección; pero lo que sí es claro, en virtud de la evidencia documental de este caso, es que durante las últimas décadas del siglo XIX, la milenaria tradición artesanal se asoció con los sistemas industrializados recién llegados al país. Figura 7. Lugares en donde Cenón Caicedo construyó puentes. Fuente: elaboración propia 14 El ingeniero Cenón Caicedo falleció en 1900, dejando por lo menos seis puentes colgantes en operación por toda la región (Figura 7). Su figura se convirtió en un modelo para las siguientes generaciones, hasta que fue relegado al olvido al mismo tiempo que llegaban, poco a poco, estructuras de hormigón armado que sumían en la indiferencia a los puentes metálicos colgantes. CONCLUSIÓN El breve caso expuesto aquí permite identificar una mezcla de tradición e innovación utilizada por los ingenieros colombianos durante el advenimiento de su profesión en la segunda mitad del siglo XIX. Es posible pensar que ellos decidieron ser parte del mundo de la tecnología industrializada aunque las limitaciones impuestas por el tiempo y la distancia les obligaron en muchos casos a hacer uso de tradiciones artesanales propias de los habitantes de la región. Pese a ello, los conocimientos ancestrales empleados en la construcción de muchos puentes colgantes durante el período precolombino no fueron considerados parte de su utillaje cultural y, por el contrario, fueron relegados y olvidados pese a que en ocasiones, emergían como útiles y necesarios. El universo de la técnica parecía no ser consciente de las claras fronteras entre conocimientos dominantes y dominados. REFERENCIAS Clavigero, F.S. (1826): Historia antigua de México (traducido del italiano por José Joaquín de Mora). Londres: R. Ackermann. Galindo, J. & Paredes, J. (2008): Puentes de arco de ladrillo en la región del alto Cauca. Una tradición constructiva olvidada. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Garcilaso de la Vega, F. (1984): Comentarios reales. México: Porrúa. Obregón, D. (1992): Sociedades científicas en Colombia. Bogotá: Banco de la República. Picón, A. (1988): Architectes et ingénieurs au siècle des lumiéres. Marsella: Parenthèses. Poveda, G. (1993): Ingeniería e historia de las técnicas (vols. I y II). Bogotá: Colciencias. Safford, F. (1976): The ideal of the Practical. Colombia’s Struggle to Form a Technical Elite. Austin: University of Texas. Squier, E.G. (1877): Peru: Incidents of Travel and Exploration in the Land of the Incas. New York: Harper & Brothers. Vérin, H. (1993): La gloire des ingénieurs. L’intelligence technique du XVI au XVII siécle. París: Albin Michel. 15 RECONSTRUCCIÓN HIPOTÉTICA DEL ANTIGUO CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO EN SANTAFÉ DE BOGOTÁ Liliana Rueda Cáceres* “...Todo discurso puede ser entendido como una`metamorfosis de afectos,´ que produce, a partir de sí misma, otra forma de discurso: la historia. La historia, en este caso, se refiere menos al conjunto de hechos ocurridos en el espacio y en el tiempo que a la`nueva realidad´, reinstaurada por aquellos que narran los hechos...” Jean-Francois Lyotard Interpretación hipotética de la fachada principal del conjunto conventual sobre la Calle Real, costado oriental del conjunto, posteriormente carrera séptima. Dibujo: Óscar Millán García, 2010. Tomado de Conventos Dominicanos que Construyeron un País. Bucaramanga, USTA, 2010 Resumen Resultado de una indagación de fuente primaria y secundaria realizada para una investigación referida a la participación de la comunidad dominicana en la construcción de una nación finalmente denominada Colombia, este artículo se centra en la narración del proceso de construcción del antiguo convento de Nuestra Señora del Rosario localizado en la ciudad de Santafé de Bogotá. Así mismo, se realiza la reconstrucción hipotética de la configuración espacial general de este conjunto conventual que ocupó por más de trescientos años la manzana comprendida entre las calles 12 y 13 y las carreras 7ª y 8ª de la actual nomenclatura de la ciudad. Procesos lentos y burocráticos, orgánicos y humanos, demasiado humanos, son los que se reflejan como producto de esta enriquecedora indagación de la fuente primaria, que bien puede ser hasta ahora, un primer acercamiento a futuros procesos de investigación que permitan reconstruir la totalidad de la obra construida de esta comunidad en este territorio llamado Colombia. Palabras clave Dominicos, arquitectura conventual, Convento Nuestra Señora del Rosario, Santafé de Bogotá, Bogotá. 16 HYPOTHETICAL RECONSTRUCTION OF THE ANTIQUE CONVENT OF NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO IN SANTA FE DE BOGOTA Liliana Rueda Cáceres* * Arquitecta egresada de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga. Actualmente cursa Maestría en Historia en la Escuela de Historia de la Universidad Industrial de Santander de Bucaramanga. Docente del área de Historia e integrante del grupo de investigaciones de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga. Interpretación hipotética de la fachada sobre la Calle de Florían, costado occidental del conjunto, posteriormente carrera octava, sobre la que quedaba el acceso a la Universidad. Dibujo: Óscar Millán García, 2010. Tomado de Conventos Dominicanos que Construyeron un País. Bucaramanga, USTA, 2010 ABSTRACT Results of an inquiry of primary and secondary source conducted for an investigation on the participation of the Dominican community, Order of Preachers (O.P.), in the construction of a nation finally named Colombia, this article focuses on the narrative of the construction process of the antique convent of Nuestra Señora del Rosario located in the city of Santafé de Bogotá, even in the hypothetical reconstruction of the general spatial configuration of the whole convent located for more than three hundred years in the block between calles 13th and 12th and carreras seventh and eighth of the current nomenclature of the city. Slow and bureaucratic, organic and human, too human processes, which are reflected as a result of this enriching investigation of the primary source , which may be well so far, as a first approach to future research processes that allow to reconstruct the whole of the built work of this community in this territory named Colombia. Keywords Dominican, convent architecture, convent of Nuestra Señora del Rosario, Santafé de Bogotá, Bogotá. 17 INTRODUCCIÓN Este artículo es uno de los productos resultado de la investigación “Arquitectura Conventual Dominicana y la formación religiosa, social y cultural de Colombia a doscientos años de la Independencia”1 realizada conjuntamente entre las Facultades de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga, Tunja y Medellín, entre enero de 2009 y febrero de 2010. Investigación que contó con la dirección del Historiador William Elvis Plata Quezada. Con el fin de narrar cómo fue el rol jugado por esta comunidad en la construcción de la sociedad Neogranadina del Nuevo Mundo, la investigación tomó como punto de referencia e hilo conductor los más representativos vestigios arquitectónicos que constituyen la herencia visible de la Orden de Predicadores, que se asentó a partir del siglo XVI en este territorio hoy denominado Colombia. Así, dentro de los 27 conventos que alcanzó a erigir la Orden, se seleccionaron los cinco considerados como principales y protagónicos al momento del proceso de Independencia, es decir, a principios del siglo XIX. El alcance de la mirada arquitectónica sobre los cinco conventos seleccionados se determinó en tres etapas así: Análisis y selección de fuente primaria y secundaria utilizada en el desarrollo de la misma. Clasificación de la información seleccionada. Elaboración del documento final con la descripción de los procesos constructivos y características generales de las estructuras físicas de cada conjunto conventual estudiado. Para los conventos que no se encontraban en pie (Santafé de Bogotá y Chiquinquirá) se determinó realizar, con la información seleccionada, una interpretación hipotética de cuál fue su estructura física espacial general a principios del siglo XIX. Metodología y fuentes Se tomó así, el convento en pie como fuente primaria principal y se intentó obtener de éste como objeto arquitectónico, la mayor cantidad de información, en la conciencia de que, como lo expresa el arquitecto Germán Téllez, “(...) no podía haberla, ni hubo, grande arquitectura en la Nueva Granada, durante los tres siglos de dominio español. Todos los factores imaginables -sociales, políticos, económicos y geográficos- conspiraron para que la Nueva Granada no tuviera el equivalente de las iglesias barrocas brasileñas, los conventos mexicanos, los palacios limeños(...).”2 Sin embargo, el convento de Nuestra Señora del Rosario, levantado en el siglo XVI en la ciudad de Santafé, y que fue el principal de todos los conventos dominicanos de la Nueva Granada: el convento “Mayor” de la Orden en este territorio bien hubiera podido haber representado una excepción a este enunciado de Téllez; tan sólo existía, en términos de nuestra investigación, un “único” inconveniente: fue demolido en 1939 y aparentemente no existía materialmente el más mínimo vestigio arquitectónico del mismo. 1 2 La Universidad Santo Tomás editó el libro “Conventos Dominicanos que construyeron un país”, Bucaramanga, 2010, ISBN 978-958-8477-12-1. Se diseñaron cinco afiches con la cronología de cada convento, y se realizó una maqueta de reconstrucción hipotética del antiguo Convento Nuestra Señora del Rosario de Santafé de Bogotá TÉLLEZ, Germán. “De joyas y realidades” en: Crítica e imagen. Tomo I. Bogotá, ESCALA, 1977, pp. 141-147 18 Dada la importancia que tuvo el conjunto conventual al interior de la comunidad y a que existe un amplio material de archivo fotográfico en el Archivo de Provincia O.P.3, APCOP (Bogotá), se consideró la posibilidad de rastrear información adicional existente que pudiera llevar a generar un conocimiento bastante cercano de lo que fue su estructura física general y proponer así, una reconstrucción hipotética del mismo que permitiera hacer un mínimo acercamiento de análisis. ¿Cómo fue físicamente la estructura espacial de este convento? Es la pregunta que se intentó responder en esta parte del ejercicio de investigación. Planos, fotografías y descripciones de quienes fueron contemporáneos del mismo fueron materia prima importante para emprender este cometido. Aún cuando no se encontró ni un sólo plano de los que debieron existir para realizar la construcción del mismo, ni para este convento ni para ninguno de los otros cuatro conventos analizados en esta investigación, el material específico obtenido para este conjunto conventual permitió suponer que era factible realizar una interpretación hipotética de la estructura física del mismo, existente en el período analizado, es decir, a principios del siglo XIX. Dos elementos fueron centrales para tomar esta decisión: El plano de “(...) evaluación de los daños producidos por el terremoto a la antigua iglesia del convento de Nuestra Señora del Rosario de Santafé...” elaborado en 1787 por el ingeniero Domingo Esquiaqui. Que fue localizado por el historiador William Elvis Plata, en el Archivo de Indias en Sevilla. (Imagen 1) El análisis cuidadoso de lo que allí consignó el ingeniero Esquiaqui en 1787, permitió entender que aunque éste era un plano parcial referido principalmente al templo (que sería finalmente demolido y reemplazado por otro, presumiblemente dirigido por Fray Domingo de Petrés) consignaba información respecto a medidas importantes tenidas en cuenta para la interpretación general del conjunto conventual así: • Cada uno de los lados, de dos de los claustros principales del convento, el principal del convento propiamente dicho, localizado sobre la Calle Real, y el claustro perteneciente a la Universidad de Santo Tomás, o Tomística, localizado sobre la carrera octava o de Florián. • Altura de entrepiso en el claustro sur, adosado al templo. • Dimensiones del atrio localizado al frente de la iglesia. El segundo elemento que aportaba información importante para nuestra tarea fue una aerofotografía realizada en un vuelo del IGAC4 sobre Bogotá en el año 1938, un año antes de ser demolido el convento en su sector nororiental y noroccidental5, para realizar en éste la construcción del “Palacio de Comunicaciones”. El más rico archivo fotográfico existente en Colombia sobre este convento muy seguramente que lo es el APCOP, que cuenta con una cantidad respetable de imágenes fotográficas del convento, referidas especialmente al claustro principal y al templo; adicional a este, se 3 4 5 Archivo de Provincia San Luis Bertrán, Bogotá, Colombia Instituto Geográfico Agustín Codazzi El templo y el claustro correspondiente a la Universidad Santo Tomás, sobre la carrera octava, serían demolidos en 1947, ocho años después. 19 IMAGEN 1 Plano y perfil geométrico de la Iglesia de “Nuestro Padre Santo Domingo” levantado en 1787 por Domingo Esquiaqui posterior al terremoto del 12 de julio de 1785 ocurrido en Santa Fé de Bogotá. Contiene la evaluación de los daños ocurridos en la Iglesia y el presupuesto de los arreglos necesarios “de lo que pertenece sólo a mampostería y carpintería por sus legítimos valores” Fuente: Archivo General de Indias. MP. Panamá, 268. rastreó información en el Centro de documentación del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, el Museo de Bogotá, el Museo de Desarrollo Urbano, el Archivo Distrital, la Biblioteca Nacional de Colombia, el Archivo General de la Nación y el Instituto Geográfico Agustín Codazzi. La información recogida se pudo clasificar en dos grupos diferenciados así: el material gráfico y el material escrito. • La información gráfica adicional mostraba un estado específico del convento en un tiempo específico (décadas del 20 al 40 del siglo XX aproximadamente) • El material escrito permitió elaborar una interpretación del proceso constructivo e identificar gestores y artífices. La interpretación gráfica Con esta materia prima, o fuente primaria, que se puede considerar realmente básica a nivel de planos y un poco más rica a nivel de fotografías, se consideró viable emprender la tarea de materializar gráficamente ambos aspectos, el proceso constructivo y la estructura espacial general del conjunto conventual en un punto de tiempo específico. Los estudiantes de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga, Jorge Báez Gómez (hoy arquitecto) y Óscar Millán García fueron partícipes y protagonistas principales de esta etapa de interpretación y dibujo que tomó más de tres meses de ardua labor de dibujo, revisión, reinterpretación y redefinición: el conjunto conventual no sólo se dibujó hipotéticamente, en verdad se “reconstruyó” hipotéticamente; las paredes, los vanos, las cubiertas, se levantaron y se fueron a tierra una y tantas veces como fue necesario hasta encontrar el punto de equilibrio entre lo que decía el plano de Esquiaqui, de 1787, la aerofotografía del IGAC de 1938, las imágenes fotográficas del APCOP, el relato del cronista de la Orden en el siglo XVIII, fray Alonso de Zamora y las voces de fray Enrique Báez y fray Alberto Ariza, entre muchas otras que reposan en los manuscritos de los archivos del APCOP y del AGN. Se presenta a continuación, la interpretación hipotética tanto del proceso constructivo como de la estructura física general del convento a finales del siglo XIX, que los vestigios documentales encontrados permitieron elaborar. ASENTAMIENTOS Y PROCESO CONSTRUCTIVO La fuente primaria analizada permitió identificar tres períodos así: Antecedentes a la fundación del convento definitivo Siglo XVI: Primer asentamiento. 1550-1557 Siete años permanecieron los primeros dominicos asentados en la llamada Plaza de las Hierbas, actual Parque Santander, antes de posicionarse en el lugar definitivo que los acogería por más de trescientos años. La fundación oficial del convento coincide con el establecimiento de la Real Audiencia en la ciudad de Santafé, han avanzado 950 kilómetros “tierra adentro” respecto de sus primeras fundaciones, han establecido ya, cuatro conventos (Santa Marta en 1529, y Cartagena en 1539, Tocaima en 1544 y Vélez en 1547) y han transcurrido 21 años desde 20 IMAGEN 2. Plano de la primera localización del convento en la “Plazuela del Mercado” o de las Hierbas, hoy parque Santander. Dibujo: Jorge Báez Gómez y Óscar Millán García. 2010. Realizado a partir del “PLANO DE SANTAFÉ A FINALES DEL SIGLO XVI”, publicado en MARTINEZ, Carlos. “Bogotá, sinopsis sobre su evolución urbana”, Bogotá, ESCALA, s.f., p.45. Tomado de Conventos Dominicanos que Construyeron un País. Bucaramanga, USTA, 2010. que los primeros dominicos pisaron territorio americano allí donde se fundó la ciudad de Santa Marta y el primer convento dominicano. Dificultades, conflictos y pobreza material fue lo que caracterizó este primer periodo de fundación de conventos de la Orden de Predicadores. El de Santafé, a pesar de estar en la que sería a partir de ahora, la ciudad principal del Nuevo Reino, no estuvo exento de estas dificultades, y fue partícipe, como los demás, de lo que constituyó la tarea de evangelización que se habían propuesto desarrollar de este lado del mundo, lo que contribuyó a su vez a ampliar el marco físico del posicionamiento territorial de la corona española. Primer convento dominicano de viviendas pajizas en Santafé En 1549 Gonzalo Jiménez de Quesada había solicitado, entre otras providencias, al Real Consejo de Indias “(...) que Vuestra Majestad sea servido de enviar con muy grande brevedad religiosos de las órdenes observantes que Vuestra Majestad acostumbra mandar, que allá pasen, y que vayan juntos para que puedan hacer y edificar un monasterio o dos(...)”6 trámites que se iniciaron en1550 cuando los dominicos, fray Francisco de la Resurrección concretamente, se presentó ante el Cabildo. “(...) con petición con un traslado de Cédula de su Majestad (...) a lo cual se designó a los alcaldes Gonzalo García Zorro y Capitán Juan Muñoz (...) que se junten con el dicho Fray Francisco de la Resurrección y vean el sitio que pide, para que siendo en lo principal de la ciudad y sin perjuicio de tercero, (...) para proveer lo que más convenga al servicio de Dios y de su Majestad(...).”7 El sitio escogido fue el ubicado en la Plazuela del Mercado “(...) por el gran concurso de indios que ocurrían y tenían en ella sus mercados y juntamente tenían un oratorio que es hoy la capilla del Humilladero, en que les decían misa y predicaban(…)” donde decidieron continuar en la “casa antigua que tenían” a la que, con el aval del anterior decreto nombraron oficialmente como convento de Nuestra Señora del Rosario. 6 7 ARIZA Alberto. Los Dominicos en Colombia, t.1. Bogotá, Provincia de San Luis Bertrán, 1993, p.367 ZAMORA Alonso de. Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada. Caracas. Parra León Hermanos, 1930, p.33 21 A partir de este convento, ya oficializado, y con esta Real Provisión, se nombraron priores de los conventos ya fundados y salieron otros frailes a fundar el convento de Tunja en 1551 y el de Popayán en 1552. Posicionamiento definitivo: Siglos XVI al XVIII 1557-1785 Estos doscientos veintiocho años, se pueden subdividir en tres períodos de acuerdo al proceso constructivo: se puede hablar de una primera etapa de asentamiento en el nuevo emplazamiento, entre 1557 y 1576, en la que el “convento”, que no es tanto el espacio físico como el hecho simbólico de la reunión de los frailes, está conformado por un templo de tapia cubierto de paja y nueve celdas que resultan insuficientes cuando se reúnen en él todos los frailes que normalmente se encuentran dispersos en las diferentes doctrinas, que para 1571, según Zamora, son treinta y cuatro (34) reducciones.8 Entre 1577 y 1646 se identifica un segundo período, que va desde la postura de la primera piedra del nuevo templo de cal y canto, hasta 1646, cuando Nuestra Señora del Rosario del convento de Santafé fue proclamada patrona del Reino y el Rey ordenó celebrar una fiesta oficial anual en su honor. En este período, el tema de la construcción del convento y su templo y las condiciones materiales en general en que se encuentra la comunidad empieza a aparecer como un factor importante para la comunidad, tanto así que el Procurador General de la provincia de San Antonino, Fray Pedro Riquelme presenta en 1579 ante el “Consejo de Indias” unas informaciones sobre “(...) el estado de las casas y monasterios de (la) orden de esta provincia y la necesidad grande que tienen de las acabar, reparar y edificar(...)”9 manifestando la incapacidad de la comunidad para hacerlo por su propia cuenta, dada su “gran pobreza”10, documento extenso y muy rico en información en el que claramente se expone, además, una propuesta de solución para acabar la obra en diez años, la cual tenía que ver con la distribución equitativa de la carga económica que generaba la construcción entre la “caja de su majestad” , “esta ciudad” “(…) y los naturales (que) contribuyesen respectivamente o con servicio personal o con oro( ...)”11. Riquelme recalca además el valor de la obra de evangelización y predicación que se está llevando a cabo por parte de la comunidad, “(...) que los frailes del dicho convento hacen mu__ con su doctrina y exemplo ansi en la ciudad como en muchos repartimientos de los naturales della y ansi el edificio dela dicha iglesia y convento es mui necesario no solamente para que los dichos frailes tengan su recogimiento y vivan religiosamente sino también para el bien común ansi ____ a dicha ciudad (...)”12 El patronazgo asignado en 1646 por el Rey a Nuestra Señora del Rosario como “Patrona y Protectora” del Reino permite inferir un posicionamiento importante frente a la ciudad y la sociedad que la conforma. 8 Es importante tener en cuenta lo que esto significa en términos de “apropiación” o posicionamiento territorial, que apoyaba directamente el proceso de “colonización” impuesto por la corona española. 9 Informe del Procurador de la Orden de Predicadores sobre el estado de casas y conventos y sus necesidades. Santafé (?), 1579. Archivo General de la Nación. (Bogotá, en adelante AGN) Colonia-Conventos Legajo 41 folios 707-742 10 “Informe del Procurador...” doc. cit., f. 707 11 “Informe del Procurador...” doc. cit., f. 708 12 “Informe del Procurador...” doc. cit., f. 709 22 Y, finalmente, el tercer periodo, definido entre 1647 y 1785, que va desde 1647, cuando el padre Provincial recién electo, el criollo Fray Alonso de la Bandera “(...)emprendió cosas arduas siendo la de no menor importancia para este convento del Rosario, la fábrica de su claustro, que llamamos de la Calle Real, donde derribando el antiguo de obra tosca y muy inútil, empezó y acabó los corredores y celdas muy capaces(...)”13, hasta 1785, fecha del terremoto que arruinó totalmente el templo Nuestra Señora del Rosario. 1557-1576: etapa de asentamiento o de la austeridad de los inicios IMAGEN 3. Plano de la segunda y definitiva localización del convento sobre la “Calle Real”. Dibujo: Óscar Millán García. 2010. Realizado a partir del “PLANO DE SANTAFÉ A FINALES DEL SIGLO XVI”, publicado en MARTÍNEZ, Carlos. “Bogotá, sinopsis sobre su evolución urbana”, Bogotá, ESCALA, s.f., p.45. Tomado de Conventos Dominicanos que Construyeron un País. Bucaramanga, USTA, 2010 Si la permanencia en la Plazuela del Mercado fue conflictiva, sobretodo con el Cabildo de la ciudad, no menos lo fue el traslado del convento a su segundo y definitivo emplazamiento sobre la Calle Real de la ciudad, pero esta vez, la discordia se generó principalmente con el Obispo de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada, fray Juan de los Barrios, apoyado por el Oidor Alonso de Grajeda, el Cabildo y el relator de la Audiencia, Pedro Núñez del Águila y los oficiales Cristóbal de San Miguel y Pedro Colmenares quienes escribieron al Rey en 1559, dos años después del traslado del convento: “(...) y han venido en tanto las cosas de ellos que, por estar más a su ____ propósito y señorear a su gusto y apetito, dejaron un asiento, el mejor que había y hay en Indias para su propósito que estaba fuera del pueblo como se usa en vuestros Reinos, y métense en medio de la ciudad entre sastres y carpinteros y compran casas en más de cinco mil pesos, porque son las mejores que hay, y hacen echar tributo en vuestros vasallos para acrecentarlas más, y a vuestra Real caja, habiendo pagado antes para el monasterio que tenían(…)”14 Situación que contrasta fuertemente con las peticiones de mercedes que el procurador de la Orden, fray Francisco Carvajal, hace al Rey Felipe II, diez años después, para los “mon13 14 ZAMORA, Op. cit., Tomo IV. p. 44 LÓPEZ RODRÍGUEZ, Mercedes. Los hombres de Dios en el nuevo reino: curas y frailes doctrineros en Tunja y Santafé, en Historia Crítica No 19, Bogotá, Universidad de los Andes, 2001, p. 142 23 asterios” de su comunidad, los que considera: “(...) los más pobres que hay hoy en todo el mundo, (...) ( y son) todas las iglesias de nuestros conventos hechas solo de cañas por paredes y cubiertas de paja(…)” 15 Habida cuenta que se trataba del convento de la ciudad principal de ese reino, donde además se asentó la Real Audiencia, llama la atención que, a cincuenta años de la llegada de los primeros frailes a Santa Marta, veintiséis años después de fundado oficialmente el convento, el espacio físico real era aún una serie de espacios acomodados en casas de tapia existentes y la iglesia, también de tapia y cubierta de paja, lo que contrastaba con el hecho de que para 1571, cuando se realizó el nombramiento de provincial en el convento de Santafé, éste contaba con treinta y cuatro (34) reducciones, y a nivel de “todo el territorio de la Audiencia, (los dominicos tenían) unas 176 doctrinas y tres parroquias y curatos”16, lo que implicaba una ardua y amplia labor a nivel de posicionamiento geográfico, y de posicionamiento como comunidad sustentado en una importante cantidad de frailes dispersos en el territorio en general, cuyas reducciones se habían convertido en un factor económico importante, en “(...) un centro de recursos económicos nada despreciable para los conventos y comunidades religiosas que las administraban (...)”17. Así, sabemos que la tarea se llevaba a cabo, recordemos que este era el sentido de la existencia del convento de Nuestra Señora del Rosario en Santafé y, en general, de la comunidad en este Nuevo Reino: la evangelización en estas doctrinas o reducciones por parte de los religiosos “(...) los cuales su Majestad envió a estas partes para la conversión de los naturales de ellas y para el buen ejemplo y doctrina de los españoles que en este Reino viven(...)”18. Pero: ¿Estaban acaso tan abstraídos los frailes en su tarea evangelizadora que de los asuntos materiales no se ocupaban más que en mínima parte? Se puede inferir, entonces, que: ¿Se cumplía tan a cabalidad la Real Cédula de 1565 de Felipe II, en la que disponía que “(...)teniendo intento a que las casas sean humildes y que no haya en ellas superfluidad(...)”?19 Nos inclinamos a creer que la razón de la austeridad en la fábrica del templo y convento estaba dada sobretodo por la falta de quien diera una directriz y aportara una mano de obra suficientemente calificada, y la lentitud que denotaba todo el trámite de solicitudes y autorizaciones necesarias para hacer los aportes en dinero y mano de obra que se requerían. Será en el siglo siguiente, y como resultado de una construcción fraccionada literalmente por etapas, que se consiga terminar el convento como esa unidad arquitectónica que bien conocían ellos de Europa, pero que incluso allí, también requería de lentos procesos que se alargaban en el tiempo. La decisión de trasladarse de un lugar del primer asentamiento para comprar “casas en más de cinco mil pesos, porque son las mejores que hay” denota en realidad una visión estratégica en el sentido económico por parte de los frailes, que físicamente los acercó a una cuadra 15 ARAÚJO, Angelina. Las órdenes mendicantes en el Nuevo Reino de Granada y Felipe II. Peticiones y mercedes según documentos inéditos del AGI. Trabajo de Grado, Bogotá, Universidad Javeriana,1980 16 PLATA QUEZADA, William Elvis. Religiosos y sociedad en Nueva Granada (Colombia) Vida y muerte del convento dominicano de Nuestra Señora del Rosario, Santafé de Bogotá, siglos XVI-XIX. Inédito. Namur, Bélgica, Tesis presentada para la obtención del título de doctor en Historia, Arte y Arqueología, 2008 17 PLATA QUEZADA, Op. cit., p. 53 18 ZAMORA, Op. cit., Tomo II, p. 34 19 Ibid., pp. 72-173 24 de la verdadera plaza principal de la ciudad, insertos en el corazón de la ciudad misma, y donde, con el tiempo, construyeron quince tiendas que les generaron importantes ingresos por concepto de arrendamientos, igual que en el convento de San José de Cartagena de Indias, y de Santo Domingo de Tunja. 1577-1646: nuevo templo de cal y canto y una nueva Patrona del Reino: Nuestra Señora del Rosario IMAGEN 4. Estado de las obras del convento en 1579 según las informaciones de Fray Pedro Riquelme de ese año: “(...) el dicho monasterio no tiene iglesia sino es un boio cubierta con paja el que esta para caerse y en el se sazen los oficios divinos los frailes del dicho convento(…) (y la) yglesia nueva que tienen comenzada los dichos frailes aun no tiene mas edificio que parte de los cimientos sacados y unos xilares comenzados a asentar”. Dibujo: Óscar Millán García. 2010. Tomado de Conventos Dominicanos que Construyeron un País. Bucaramanga, USTA, 2010. Tres años después del informe presentado por la Real Audiencia, se denota la presión ejercida por la comunidad para mejorar las condiciones físicas de sus conventos reflejada en las “Informaciones (de) los Conventos de la Orden de Santo Domingo” que presentó ante el “Consejo de las Indias” el Procurador General de la Provincia de San Antonino, Fray Pedro Riquelme en 1579, en las que propone un interrogatorio que ha de responder la Real Audiencia, sobre nueve conventos de la Orden existentes en ese momento en el Nuevo Reino. Por considerarlo un documento de importancia e interés, transcribimos la parte legible del documento referida al Convento de Santafé : “Frai Pedro Riquelme Procurador General desta Provincia de Santo Antonino de la Orden de los Predicadores, digo que para que conste (---) Real persona en el vro. Real Consejo de las Indias. El estado de las casas y monasterios de (---) orden de esta provincia. y la necesidad grande que tienen de las acabar, reparar y edificar, y que no lo podemos saser (---) ni sustentar por nra. gran pobreza, presento en esta Real Audiencia interrogatorio general por el qual tengo sedha mi provincia, la qual pido y (---) a (---) mande se me de en su forma para ocurrir con ella al dicho vro. Real Consejo de las Indias poniendo esta mi persona por cabeza y sobre todo den vro. Presidente oidores su parecer como lo tengo pedido y pido justicia y para ello (---) frai (manchado) folio 709: Por las preguntas siguientes sean preguntado los (---) Convento de santaffe 1Primeramente si saben el convento y monasterio que la Orden de Santo Domingo tiene en esta ciudad de santaffe el qual se intitula de Nuestra Señora del Rosario. 2 Y ten si saben que el dicho monasterio no tiene iglesia sino es un boio cubierta con paja el que esta para caerse y en el se sazen los oficios divinos los frailes del dicho convento. 25 3 Y ten si saben que una yglesia nueva que tienen comenzada los dichos frailes aun no tiene mas edificio que parte de los cimientos sacados y unos xilares comenzados a asentar y a muchos (---) días que no se labra en ellos por no tener los dichos frailes que gastar. 4 Y ten si saben quel dichoi monasterio no tiene tampoco el claustro ni dormitorio ni refectorio ni una (---) oficina de las que un convento a de tener mas de un quarto de una casa que fue de un secular (---) de los frailes en las piezas que ay en el están en cada una dos religiosos y en otras tres (---) quatro. 5 Y ten si saben que según (---) poco posible que el convento tiene la dicha iglesia y claustro y las demás oficinas necesarias no es posible acabarse en sinquenta ni en sesenta años si su mag. y los Vzs. desta ciudad y los naturales no ayudan para ello. 6 Y ten si saben que si en cada un año de la caja de su mag. se disesen y (¿?) la dicha obra quinientos (---)s y esta ciudad diese otros quinientos y los naturales contribuyesen respectivamente o con servicio personal o con oro (---) hasta en cantidad de otros quinientos (---) en cada año se pudria acabar toda la dicha obra con lo que convento ayudaría con otras limosnas en menos de diez años. 7 Y ten si saben que los frailes del dicho convento hacen mu (---) con su doctrina y exemplo ansi en la ciudad como en muchos repartimientos de los naturales della y ansi el edificio dela dicha iglesia y convento es mui necesario no solamente para que los dichos frailes tengan su recogimiento y vivan religiosamente sino también para el bien común ansi (---) a dicha ciudad...”20 Se necesitaron sesenta y nueve (69) años para que, desde la fecha de fundación del convento, los dominicos, el 4 de agosto de 1619 celebraran con solemnidad la bendición de un “suntuoso edificio, (de la Iglesia) siendo de las más grandes y capaces que hay en esta ciudad sin que se haya sentido aprieto en los mayores concursos...”21, de cuyo artífice, arquitecto o maestro constructor desafortunadamente no tenemos aún noticia, Zamora escasamente menciona “...los maestros de albañilería y carpintería que la fabricaron, murieron dentro de pocos días y la estrenaron con sus cuerpos muertos(...)”, sin embargo ARIZA refiere que el templo se consagró “todavía sin concluir la obra”. Suntuoso edificio22 que, con la cantidad y calidad especial de los retablos, altares e imágenes de santos que contenía en su interior, conseguía crear un aura especial al interior del espacio23, espacio de silencio y de oración abierto especialmente hacia una sociedad urbana e inmediata, la que estaba allí en la ciudad, conformada sobre todo por criollos y españoles que necesitaban no de la evangelización como se dirigió a los “naturales” del reino, sino del alimento espiritual de una religión que no les era ajena, al contrario, que les era muy propia y a la cual les interesaba sustentar y en la que se apoyaban a su vez. Ejemplo de ello da fe el hecho de que tan sólo un año después de instalarse en el que sería el lugar definitivo de asentamiento del convento, se fundó la Cofradía del Santísimo Rosario, con “veinticuatro caballeros y cincuenta y cinco señoras principales” y las acciones personales 20 21 22 “Informe del Procurador...” doc. cit., f. 708-709 ZAMORA, Op. cit., Tomo III, p. 123 Construido con la fuerza de las manos de los indios, pues el provincial fray Leandro de Garcías “(...) obtuvo de la Real Audiencia que los indios ayudaran con días de trabajo a la terminación del templo de Santo Domingo (...)” ARIZA, Op. cit.,, p. 410 23 Ver ANEXO 1, descripción de ZAMORA del templo y claustro que se encontraba en pie en el siglo XVII 26 puntuales, como la de Francisco de Tordehumos que había sido uno de los soldados que logró llegar vivo a este Reino en la expedición de Jiménez de Quesada de 1538, encomendero de cota, quien dotó en el templo la capilla del Santo Cristo de la Expiración o el interés de los vecinos de enterrar sus cuerpos dentro de las iglesias mismas, además de las que, con el tiempo, se volverían múltiples donaciones a favor del convento. Se tenía el apoyo de los vecinos de la ciudad y para solidificar aún más esta posición, en 1643 el Rey Felipe IV había dirigido una Cédula a la Real Audiencia para que la virgen más venerada fuera declarada Patrona del Nuevo Reino, a lo que el Arzobispo de Santafé, Fray Cristóbal de Torres, dominico y la Audiencia coincidieron en escoger a la Virgen del Rosario,24 patronazgo que se concretó mediante Real Cédula de 164625 Con esta designación se puede inferir que, para esta época, los dominicos de Santafé, junto con su Santa Patrona y, a su vez, Patrona del Reino, Nuestra Señora del Rosario, eran parte muy importante, física, iconográfica y espiritualmente dentro de la ciudad y la sociedad que la conformaba. “(...)en solemne acto, juraron todas las autoridades eclesiásticas y civiles recibir a Nuestra Señora por patrona del Nuevo Reino(...)”26 Este templo se convirtió, junto a la Catedral y a los demás templos de las otras órdenes religiosas, en hito y espacio de encuentro de los habitantes de la ciudad, encuentro con Dios y encuentro con los otros. Cofradías, capellanías y demás obras pías, todas estas fueron figuras, traídas de Europa, para estructurar el sentido religioso, y vehículo para integrar a los habitantes de la ciudad con el templo27 que era parte integral de un convento y de una comunidad, comunidad que terminó siendo en mucho y también, parte integral de la sociedad misma a la cual servía. 1647 1785: Construcción del mayor claustro de la “Religión de Santo Domingo” IMAGEN 5.Las obras del claustro oriental, emprendidas en 1647 por Fray Antonino Zambrano definen la fachada principal del convento sobre la Calle Real, obra que se emprende “(...)derribando el antiguo de obra tosca y muy inútil, empezó y acabó los corredores y celdas muy capaces, que teniendo debajo quince tiendas (...) obra necesaria y con la de la segunda escalera, que también hizo, quedó acabada con gran hermosura y perfección la vivienda del primer claustro(...)” Dibujo: Óscar Millán García. 2010. Tomado de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. 24 25 26 27 PLATA QUEZADA, Op. cit., p. 82 ZAMORA, Op. cit.,Tomo IV, p. 49-50 ARIZA, Op. cit., p. 416 Con las reformas Borbónicas, se pretendió controlar estas reuniones “(...) exigiendo que las reuniones o juntas de cofradías, hermandades y comunidades religiosas sólo pudieran celebrarse bajo presencia de algún ministro del Rey o de su delegado (...)” (PLATA QUEZADA, Op. cit.,. p. 145) 27 Fue un criollo de treinta y cuatro años el que impulsó para este periodo la construcción de la fábrica del claustro oriental. Fray Alonso de la Bandera, oriundo de Ocaña. Junto a él, aparece así, por fin, a mediados del siglo XVII el personaje que buscábamos en este relato, y que fue protagonista importante de la construcción del convento: fray Antonio, o Antonino de Zambrano, “(...) religioso dominico, persona entendida en arquitectura”28, encargado por esa época también de la construcción del puente de San Francisco y de la fábrica del convento del Ecce-Homo29 en Sutamarchán. Si bien en 1638 ya se había dado “(...) gran impulso a la obra del convento: sacristía, claustro al norte del templo y escalera mayor (...)” por parte del padre fray Luis de Colmenares, la obra del claustro oriental, emprendida en 1647 por Fray Antonino era fundamental para definir la fachada principal del convento sobre la Calle Real, obra que se emprende “(...) derribando el antiguo de obra tosca y muy inútil, empezó y acabó los corredores y celdas muy capaces, que teniendo debajo quince tiendas (...) obra necesaria y con la de la segunda escalera, que también hizo, quedó acabada con gran hermosura y perfección la vivienda del primer claustro (...)”30. En 1657 el mismo fraile Antonino de Zambrano intervino en la construcción del edificio de la Universidad31, “(...) en dos plantas, escuela primaria, aulas para las cátedras, capilla, celdas par el rector-Prior, Vicerrector, colegiales y demás personal (...)”32. Este edificio, que tenía una conexión interna con el convento propiamente dicho, fue bendecido por el Arzobispo D. Fray Juan de Arguinao el 17 de agosto de 1661, y con él terminaba de conformarse la totalidad de la cuadra que habían conseguido los dominicos contra la aceptación del obispo de los Barrios y algunos miembros de la Audiencia en 1559. En 1670 fray Pedro de Achury “(...) emprendió la obra del segundo claustro, que sólo un corazón tan grande como el suyo pudo empezar obra tan magnífica (...)”33 . Si el templo de cal y canto necesitó 69 años, a partir del momento de fundación del convento en 1550, para iniciarse y terminarse, previa construcción de una iglesia de tapia y cubierta de paja, el claustro principal del convento, desde su fundación en 1550, a la fecha de terminación, en 1678, necesitó ciento veintiocho años para terminarse y convertirse “(...) en el mayor (claustro conventual) que hay en nuestra Religión (...)”34 28 29 30 31 32 33 34 ZAMORA, Op. cit., En Notas del Tomo IV. p. 230 Iniciado en abril de 1650 ZAMORA, Op. cit., En Notas del Tomo IV. p. 44 ARIZA, Op. cit., p. 416 ARIZA, Op. cit., p. 420 ZAMORA, Op. cit., Tomo IV. p. 125 ZAMORA, Op. cit., Tomo III, p. 127 28 IMAGEN 6. Fray Alberto Ariza referencia el año de 1678 como la fecha en que se terminó la construcción general del conjunto conventual, incluyendo el claustro correspondiente a la Universidad Tomística. Esta es una interpretación hipotética del aspecto general del conjunto con la antigua iglesia. Dibujo: Óscar Millán García. 2010. Tomado de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. Lo que denota la lentitud del proceso constructivo y que permite suponer las dificultades existentes en el Nuevo Reino en el siglo XVI, para superar los procesos a que estas construcciones debían someterse, desde la autorización del Cabildo para ocupar unos solares, los ires y venires necesarios para que se cumpliera lo dispuesto por Reales Cédulas en cuanto a quién y cómo se asumían los costos de materiales, de construcción, y de mano de obra. Recordemos las “Informaciones (de) los Conventos de la Orden de Santo Domingo” que presentó ante el “Consejo de las Indias” el Procurador General de la Provincia de San Antonino, Fray Pedro Riquelme en 1579, “...que si en cada un año de la caja de su mag. se disesen y (¿?) la dicha obra quinientos (---)s y esta ciudad diese otros quinientos y los naturales contribuyesen respectivamente o con servicio personal o con oro (---) hasta en cantidad de otros quinientos (---) en cada año se pudria acabar toda la dicha obra con lo que convento ayudaría con otras limosnas en menos de diez años(...)”35 en las que claramente se dispone la repartición de los gastos asumidos en terceras partes entre la Corona, los vecinos y los indios. Mientras la comunidad estuvo sujeta a estos procesos, que tenían que aprobarse ante el “Consejo de las Indias”, era inevitable la lentitud en los mismos. Al parecer, según la fuente primaria estudiada, siempre se siguieron estos procesos, al solicitar no sólo la ayuda de la Corona, del Cabildo y de los vecinos, sino las autorizaciones necesarias e imprescindibles de la Corona y del Cabildo secular y eclesiástico, para acometer cualquier acción de tipo constructivo. No existía autonomía en este sentido para la comunidad religiosa. Se corroboró este hecho al analizar el caso de un incendio ocurrido en 1761 que duró cuatro horas y arruinó la parte más valiosa del templo, la obra de madera de parte de la cubierta, y “(...) dañó (además) estatuas, altares y utensilios, todo dañado y ahumado (...)”36, dice Ariza que la Audiencia recomendó ante el Rey un auxilio de $1.000 anuales durante 10 años y que diez años después, el Procurador en Madrid fray Jacinto Antonio de Buenaventura formula un informe para su Majestad para impetrar auxilio. El tiempo no 35 36 “Informe del Procurador...” doc. cit., f. 709r ARIZA, Op. cit., p. 443 29 parecía ser un factor apremiante; en 1772 las obras de reparación no estaban concluidas, y en 1785, dice Ariza, que “(...) se llevaban gastados $70.000 en las reparaciones, cuando el terremoto acabó con todo (...)”37 Necesitaron poco más de un siglo, avanzaron poco a poco según lo permitían las circunstancias, pero ya tenían construido todo el terreno y contaban con un completo conjunto conventual que se enriquecía además con la ubicación dentro de él de los espacios especialmente construidos para la Universidad Tomística. La estructura física espacial respondió a un “modelo mental” que traían los frailes desde el otro lado del mar, donde los primeros conventos dominicanos se organizaron alrededor de claustros y patios, regidos por las estrictas disposiciones de las constituciones. Los conventos dominicanos, localizados al contrario de los monasterios, en medio de las ciudades, desarrollarían su “vida al interior” gracias a las posibilidades espaciales que les brindaban los claustros, cerrados hacia el exterior. La comunicación con la comunidad estaría permitida en el templo, en la Iglesia, que además era el elemento arquitectónico más destacado de todo el conjunto. Allí, frailes y fieles compartirían el espacio bajo la armonía de los rituales religiosos. El posicionamiento físico era claro y con este, seguramente que se proyectaba un imaginario de poder y exclusión, (para la época, algo naturalmente aceptado) pues en su interior se recogían los oficiantes de la palabra de Dios y de la privilegiada posibilidad de los estudios. Un terremoto, en julio de 1785, se encargó de echar por tierra su más importante símbolo, el templo de Nuestra Señora del Rosario y parte del claustro principal. La tarea de reconstrucción, como toda su historia, de allí en adelante sería ardua pero sostenida. Reconstrucción, preámbulo de la Independencia y nuevos rumbos. 1785-1823 IMAGEN 7. Interpretación hipotética del aspecto general del conjunto con la nueva iglesia, atribuida a Fray Domingo de Petrés, y con el jardín del período republicano. Dibujo: Óscar Millán García. 2010. Tomado de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. 37 ARIZA, Op. cit., p. 444 30 Este periodo final se define a partir del terremoto ocurrido en Julio de 1785 en la ciudad de Santafé, hecho que afectó de manera radical al templo y obligó a su demolición y consecuente búsqueda de representativas limosnas para su reconstrucción y el momento en que, en 1823 sesionó el Primer Congreso Constitucional de Colombia dentro del claustro conventual. “12 de julio del año de 1785. Este día se vio esta capital en la mayor consternación, dimanada del espantoso terremoto que esperimentó como a las siete y tres quartos de la mañana (...) haviendo tocado la mayor parte de estas desgracias la Religión de Predicadores cuya magnifica Yglesia se halla en el dia desmantelada desde el Coro, al Arco toral, no haviendo quedado en pie mas que una Nave de las tres que tenia, y esa muy maltratada, la Capilla mayor, y la parte contigua de la Capilla del Rosario(...)”38 El 15 de junio de 1787, el Ingeniero Domingo Esquiaqui presentó una evaluación del estado de la iglesia y convento, señalando en el “plano y perfil geométrico (...) el tanto de la Iglesia y paredes inútiles sin ligazón con otras(...)” en el que presenta “(...) la calculación de lo que pertenece sólo a mampostería y carpintería por sus legítimos valores (...)”39 suma que ascendía a “setenta y un mil setecientos treinta pesos”, dice Ariza que el ingeniero “ no aceptó hacerse cargo de la reconstrucción”40 El padre visitador de conventos solicitó licencia en Santa Marta, a los tribunales eclesiástico y secular para pedir limosna a los fieles para continuar con las tareas de reconstrucción la que obtiene el 8 de enero de 1789 de parte del teniente de gobernador de Santa Marta, “(...) exceptuandose los indios, y a la gente de mar y guerra conforme a las leyes 2 y 6 auto 2 libro de indias (...)” y el 10 de enero de 1789 obtiene licencia por parte del tribunal eclesiástico. Sin embargo, al parecer, las obras emprendidas tuvieron problemas en su factura, pues para 1790, la Real Audiencia recibía declaraciones y testimonios sobre el desarrollo de la misma, el motivo por el cual ésta se emprendió y la necesidad de realizarla, a lo que parecía haber unanimidad en la necesidad de la misma, pero también en que la obra se habría iniciado por presión de la Audiencia y de los vecinos, y que su factura no era la mejor: “...Don Rafael de Ricaurte vecino de esta ciudad (...) dijo que el actual estado de la obra es el de estar sin seguridad alguna, por estar a medio hacer, y sin unión, de suerte que a un temblor mediano puede venir al suelo: que el motivo de haber empezado la obra fue por las súplicas de los fieles, y que según vió en aquel tiempo el declarante, los señores de esta Audiencia obligaron a los padres de Santo Domingo a emprenderla: que por el estado de la obra, y por el mucho concurso de gentes a aquella iglesia es muy necesaria la conclusión y que le consta al declarante la imposibilidad de la religión para perfeccionarla (...) En el mismo día Antonio Arjona administrador (---) de la Real Renta de Tabacos dijo: el estado de la obra de la Iglesia de Santo Domingo es estar hechos dos tercios del edificio y expuesta arruinarse por no estar sujeta y que está construida sin magnificencia alguna y en los mismos términos, y sobre los mismos cimientos 38 AVISO DEL TERREMOTO, 12 de julio de 1785, Imprenta Real de Don Antonio Espinosa de los Monteros 39 ESQUIAQUI, Domingo. Plano y perfil geométrico de la Iglesia de Nuestro Padre Santo Domingo, Santa Fé de Bogotá, 1787, en AGI, MP. Panamá, 268 40 ARIZA, Op. cit., p. 459 31 que la anterior a la segunda, que se emprende esta Iglesia por los referidos eligieron estimular (---) de la necesidad y de las voces del público que deseaba verla edificada. A la tercera que la necesidad de construirse la otra (obra?) está a la vista, y es urgentísima y evidente riesgo de arruinarse y que la impo(---) de la Religión para perfeccionarla es (---) (...) Don Primo Groot vecino Regidor fiel executor (...)presentado fijo: a la primera pregunta: que el actual estado de la obra es la faltarle el arco toral y la capilla (---) próxima a caerse que su fábrica es ordinaria y de menor costo, que la anterior. A la segunda que la emprendieron los padres porque habiendo recibido diez mil pesos que de limosnas y al efecto les había dado el último Arzobispo (---) Antonio Caballero y Góngora, y estando en inacción por considerar no alcanzaba para nada, empezó el público a quejarse y a hablar mal de esta inacción. A la tercera que es pública la necesidad de concluirse la obra así para que no se arruine, como para lo útil, que es a los vecinos de esta ciudad, que lograban abundante parte espiritual en aquella iglesia y que la imposibilidad de los padres para adelantarla es absoluta y constante (...).” Cinco años más tarde, aparece de nuevo una figura entendida en arquitectura, fray Domingo de Petrés, monje capuchino41, quien expone las razones por las cuales se debió reemprender la obra de la Iglesia, y el costo total que esta tendría, transcribimos parte del documento por considerarlo de interés: “Folio 0073: (...) Los abajo firmados en virtud de la razón que nos han pedido el muy reverendo Padre Prior de este convento máximo de predicadores Fr. Luis María Telles, de lo que se ha construido de la obra nueva de la Iglesia que se ha emprendido de lo que se ha costeado y cuanto faltará para su conclusión para darla con la puntualidad que se requiere, debemos decir. Que habiendose reconocido por personas facultativas e inteligentes la ruina que aminoraba la obra antigua, su poca o ninguna seguridad se hubo de derribar, y en efecto hallamos que no tenía los debidos simientos, y que era preciso que con el tiempo se hubiera desplomado: en cuya virtud dimos principio a la obra nueva zanjándole y tirándole los simientos hasta cinco varas y media de profundidad por lo ledesnable del terreno hasta que se encontró donde hacer firme para su fortificación, que en la actualidad la llevamos en estado de cuatro varas de elevación sobre el area y superficie que Folio 0074: que hasta la fecha se han costeado veintemil pesos economizado cuanto ha sido posible y aprovechando todo lo que ha podido servir de los materiales antiguos. Falta para su conclusión la cantidad de setenta y ocho mil pesos= así mismo que por lo que toca a su total importe según el práctico convencimiento que nos asiste, lo calculamos en noventa y nueve mil pesos, entendiendo a que 41 Monje capuchino, nacido en Valencia, España. Según Silvia Arango, “(...) hijo de un albañil. (...) Petrés estudia en la Academia de Bellas Artes de Murcia, dirigida por un neoclásico convencido (...) trabaja como arquitecto de su comunidad en Murcia (...)” En Colombia, adonde llegó en 1792, se le asignan las obras de la Catedral de Bogotá, Basílica de Chiquinquirá, Catedral de Zipaquirá, Iglesia y convento de La Capuchina en Bogotá, Acueducto y fuente de San Victorino en Bogotá, el Mausoleo del dominico fray Cristóbal de Torres en la Capilla del Rosario en Bogotá, reedificación de convento e Iglesia de Santo Domingo en Bogotá, Observatorio Astronómico de Bogotá, Ampliación del Hospital San Juan de Dios, planos para la Iglesia Parroquial de Guaduas y posible participación en remodelación de las iglesias de San Francisco, San Ignacio, y de la Enseñanza en Bogotá. (ARANGO, Silvia. Historia de la arquitectura en Colombia. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1989, p. 95.) 32 con arreglo del Plan o diseño que seguimos debe constar su diámetro de setenta y nueve varas de longitud, y treinta y cinco de latitud: que en el tejado o cubierta no se ha de emplear madera alguna: que la iglesia con sus capillas que se han de construir es de bóveda fabricada: y que los materiales en estos lugares son costosos pues la vara cuadrada de mampostería importa tres pesos fuertes, el mil de ladrillos trese pesos, diez arrobas de yeso cuarenta y cinco reales de vellón, y un oficial medio regular, diez y siete reales de vellón de jornal: con serias consideraciones asciende la obra a tanto y no se puede regular en menos. Estado lo cual por ser Folio 0075: asi verdad lo expusimos a pedimento del citado reverendo padre, y estamos prontos ajurando en casa necesaria (---) Santafé noviembre diez y seis de mil setecientos noventa y cinco= Fr. Domingo de Petrés capuchino=Baldivio Vila mui poderoso Señor fr. Luis Maria Telles Prior del convento máximo de predicadores de esta ciudad ante vuestra alteza con el acatamiento debido parezco y digo: que pareció urgente a los peritos de la arquitectura el emprender desde los cimientos la obra de la iglesia del dicho mi convento por los motivos que exponen en el documento que con la solemnidad necesaria manifiesto (...)”42 Fray Luis María Téllez, samario, fue el Prior encargado de la obra de reconstrucción del templo y convento de Nuestra Señora del Rosario. Aparentemente bajo su mandato se contrató a Petrés para poner “(...) bajo su maestría y dirección los templos del Santuario de Nuestra Señora de Chiquinquirá y de Santo Domingo de Santafé (...)”43 Este fue el convento renovado que en el año de 1823 “por concesión graciosa de la Comunidad”44 destinó para el Parlamento el salón principal del Colegio-Universidad donde “sesionó el primer Congreso Constitucional de Colombia, de la recién creada República, previsto por la Constitución de Cúcuta de 1821”45 en un decidido acto de participación y colaboración con la nueva administración que recientemente había asumido el poder de la naciente República de Colombia. 42 Informe de la Real Audiencia del virreinato de la Nueva Granada sobre la nueva fábrica de la Iglesia de Santo Domingo en la capital y necesidad para su continuación. Santafé. 1795. Documento Incompleto. APCOP. San Antonino. Conventos-Bogotá. Particulares. Caja 3 carpeta 32 folios 67-76 43 ARIZA, Op. cit., p. 460 Nota: A la fecha el único documento primario encontrado que pueda certificar lo referido a la nueva Iglesia de Nuestra Señora del Rosario en la ciudad de Santafé y Petrés es el arriba citado (Informe de la Real Audiencia del virreinato de la Nueva Granada sobre la nueva fábrica de la Iglesia de Santo Domingo en la capital y necesidad para su continuación. Santafé. 1795) 44 ARIZA, Op. cit., p. 470 45 CÁRDENAS, Alberto. La Universidad Tomística, Primer Claustro Universitario de Colombia, de 1700 a 1900, en ACTAS del IV Congreso Internacional, “Los Dominicos y el Nuevo Mundo Siglos XVIII-XIX”, Bogotá, septiembre de 1993. 33 IMAGEN 8. Interpretación hipotética del atrio y fachada del templo del convento sobre la Calle Real, actual carrera séptima. Dibujo: Óscar Millán García, 2010. Tomado de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. CONCLUSIONES La construcción de este conjunto conventual, que fue el principal de la Orden de Santo Domingo en el Nuevo Reino de Granada, y que se tomó más de cien años, denota la lentitud de unos procesos que estaban rígidamente ligados a un sistema que hoy llamaríamos “burocrático”, la dependencia directa del Real Patronato más que ayudar, demoraba el desarrollo de los procesos al poner a la Iglesia en una condición totalmente dependiente; mientras las peticiones y sus respuestas iban y venían desde el Nuevo Reino a la Península, fácilmente podían pasar dos años. Dentro de su proceso constructivo son muy esporádicas las menciones a figuras reconocidas como arquitectos o con formación en arquitectura, lo que podría corresponder con la aparente falta de pericia técnica que se terminaba reflejando en la fragilidad de las obras frente a los diferentes terremotos o movimientos de tierra que se sufrieron en la primera época de la vida del convento. A excepción del fraile dominico Antonino Zambrano, o Antonio de Zurbarano46, del siglo XVII, no es sino hasta el siglo XVIII que aparecen vinculados con este conjunto conventual personajes de la talla del ingeniero Domingo Esquiaqui y del capuchino Fray Domingo de Petrés, y más adelante en el siglo XIX, el arquitecto Pietro Cantini. Luego de múltiples reparaciones, el conjunto conventual consiguió llegar en pie hasta casi mediados del siglo XX, lo que denota la capacidad de estas estructuras de “tierra pisada” de permanecer en el tiempo. La obra finalmente construida, el conjunto conventual de Nuestra Señora del Rosario, “uno de los más capaces de la ciudad”, incluía las instalaciones del Colegio y de la Universidad de Santo Tomás, que abarcó toda una cuadra entre la Calle Real y la Calle de Florián y la 46 Así lo nombra MARTÍNEZ Carlos en “Bogotá, sinopsis sobre su evolución urbana. 1536-1900”, Bogotá, ESCALA, 1976 34 IMAGEN 9. Interpretación hipotética del conjunto espacial del convento y templo visto desde el norte. Se observa parcialmente el patio principal con el jardín republicano y la fuente original. Dibujo: Óscar Millán García, 2010. Tomado de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. Calle Real (hoy carrera 7ª) y la carrera octava; este conjunto hizo parte de una red de hitos e iconos religiosos equitativamente distribuidos a lo largo de la ciudad, que evidenciaba la sólida existencia de una sociedad cimentada en la religión. Su estructura espacial, como la de todos los conventos que esta comunidad construyó a lo largo de este territorio que hoy llamamos Colombia, respondió siempre al concepto espacial del claustro, es decir, todas las dependencias “que un convento ha de tener” giraban alrededor de los claustros y del patio o patios interiores donde se desarrollaba la vida conventual. La Iglesia, la portería, la sala capitular, el refectorio, la biblioteca y las celdas, además de los espacios utilitarios como la cocina, el matadero de ovejas (el de Santafé de Bogotá contó con uno) y la huerta, eran los componentes básicos de un convento dominicano, acá en el Nuevo Mundo y allá, en la vieja Europa. La estructura espacial del convento era coherente con la vida “hacia el interior” que requería la comunidad; la iglesia era el cuerpo arquitectónico predominante y contaba en la mayoría de los casos, con un atrio en su frente y era, de por sí, el elemento conector con la comunidad. Su construcción denotó, además de la lentitud de los factores administrativos, un proceso de crecimiento casi que orgánico, ajustado a las necesidades cambiantes de la comunidad, en la medida que ésta creció y se fortaleció, así el edificio avanzó y se consolidó físicamente. 35 BIBLIOGRAFÍA ARANGO, S. (1989) Historia de la arquitectura en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. 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(Bogotá, AGN) Fondo Colonia-Conventos 37 El Convento de Santo Domingo en Cartagena de Indias María Fernanda Reyes Rodríguez* Patio interior del Convento de Santo Domingo de Cartagena. Arquitecta Liliana Rueda Cáceres, Cartagena, 2009. Tomada de “Conventos dominicos que construyeron un país” Bucaramanga, USTA, 2010. RESUMEN Este artículo forma parte de la investigación La arquitectura dominicana y la formación religiosa, social y cultural de Colombia a doscientos años de la Independencia, realizada entre 2009 y 2010 de manera conjunta por las tres facultades de arquitectura de la Universidad Santo Tomás; el proyecto fue desarrollado por iniciativa de la seccional de Bucaramanga, bajo la dirección del historiador William Elvis Plata Quezada. Producto de la búsqueda y selección de fuentes primarias y secundarias, se preparó el acervo documental que haría parte de los insumos empleados en el apartado dedicado al Convento de San José de Cartagena de Indias, labor que estuvo a cargo de la historiadora Piedad Lucía Otero Uribe, en el Archivo de la Provincia de San Luis Bertrán de la Orden de Predicadores y en el Archivo General de la Nación. El artículo da cuenta de la erección del primer convento cartagenero, establecido por la Orden de Predicadores bajo la advocación de San José, argumentando que su núcleo inicial fundacional corresponde a 1539, fecha que registra más allá de un proyecto material, así fuera de factura modesta, un primer intento de congregación que se consolida diez años después con el arribo de Fray José de Robles. El convento de Santo Domingo en Cartagena de Indias es un ejemplo afortunado de restauración de un inmueble de valor patrimonial en territorio colombiano, proyecto a cargo del arquitecto Alberto Samudio Trallero, el cual se enmarca en el Programa de Patrimonio Cultural desarrollado por la Agencia Española de Cooperación Internacional, cuyo equipo de trabajo tuvo la tarea de intervenir un área de 11.175 metros cuadrados, en un espacio de dos años, desde 2000 hasta el 2004. PALABRAS CLAVE: Orden de Predicadores, Cartagena de Indias, Convento de San José 38 THE SANTO DOMINGO CONVENT PLACED IN CARTAGENA DE INDIAS María Fernanda Reyes Rodríguez* * Historiadora de la Universidad Industrial de Santander, candidata a magíster en Historia de la misma universidad. Docente y Coordinadora Editorial de la Revista M de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás, Bucaramanga. Detalle de la Torre del Convento de Santo Domingo de Cartagena. María Fernanda Reyes, Cartagena, 2010 ABSTRACT This article is part of the research study Dominican architecture and the religious, social and cultural formation in Colombia two hundred years from the independence, it was carried out between 2009 and 2010 jointly by the three faculties of architecture at the Universidad Santo Tomas; the project was developed due to an inniciative of the branch of Bucaramanga, under the direction of historian William Elvis Plata Quezada. Product of the search and selection of primary and secondary sources, a documentary heritage was prepared, which would be part of the raw material used in the section dedicated to the Convent of San José of Cartagena de Indias, this piece of work was conducted by historian Piedad Lucia Otero Uribe, in the Archives of the Province of San Luis Bertran of the Order of Preachers and the General National Archives. The article reports on the erection of the first convent of Cartagena, established by the Order of Preachers under the patronage of San Jose, arguing that their initial foundational core corresponds to 1539, date when it registered something beyond a material project, no matter its humble nature, a first attempt of congregation was consolidated ten years later with the arrival of Fray José de Robles. The Santo Domingo convent placed in Cartagena de Indias is a lucky restoration sample of proper equity in Colombia, such project developed by architect Alberto Samudio Trallero, which is framed in Cultural Property Program developed by Agencia Española de Cooperación Internacional whose teamwork had the aim of building 11,175 square metres area for two years, from 2000 to 2004. KEY WORDS: Order of Preachers, Cartagena de Indias, Saint Joseph Convent. 39 INTRODUCCIÓN Fueron los Dominicos los encargados del establecimiento de las primeras misiones en territorio de la actual Colombia. En diciembre de 1528, dos años después de fundada Santa Marta por Rodrigo de Bastidas, desembarcaron en el puerto los primeros frailes de la Orden de Predicadores con el gobernador García de Lerma y el 14 de enero de 1533 llegaron a Calamarí junto con Pedro de Heredia los dominicos Fr. Diego Ramírez y Fr. Luis de Orduña; cinco meses después se fundaría la ciudad1. Poco a poco los frailes al recorrer la tierra firme establecieron templos y conventos. En una primera etapa se trataba de construcciones sencillas elaboradas con materiales poco perdurables, generalmente paja y cañas que fácilmente eran destruidas por vendavales e incendios. Avances y retrocesos marcaron el ritmo de esta primera etapa de formación de ciudades y pueblos, en la cual no sólo se experimentó una tosca arquitectura sino también una tensa situación entre las autoridades civiles y eclesiásticas. Fr. Orlando Rueda Acevedo, menciona que a medida que las posibilidades lo permitían, los frailes fueron dando una categoría sobresaliente a sus conventos y templos, cuya presencia era ya, por sí misma, una enseñanza sobre la dignidad de la religión. Ubica en una línea del tiempo el surgimiento de los conventos establecidos por la Orden de Predicadores, el primero de los cuales corresponde al de Santo Domingo de Guzmán en Santa Marta (1529), San José en Cartagena (1539), Santo Tomás de Aquino en Tocaima (1544), Vélez (1549), Nuestra Señora del Rosario en Santa Fe (1550), Santo Domingo de Guzmán en Tunja (1551), San Sebastián en Popayán (1552), Ecce Hommo (1620), Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá (1636), La Martinica en Villa de Leyva (1855) y Santo Tomás de Aquino en Zapoteca (1913)2. Imagen 1. Acuarela de Santo Domingo, obsequiada por Rafael Lelarge al R. P. Enrique Báez, Cartagena, Marzo 8 de 1930. Fuente: BÁEZ ARENALES, Enrique. O.P. La Orden Dominicana en Colombia. (Obra Inédita). Paipa, Enero de 1950. Tomo VI. Conventos y casas dominicas de Panamá, Cartagena, Santa Marta, Mompox, Riohacha, Valledupar, Tolú y Santo Ecce-Homo. Archivo de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia de la Orden de Predicadores, Fondo San Antonino, Sección Personajes, Báez. Tomada de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. 1 2 ARIZA, Alberto. O. P. Los Dominicos en Colombia. Bogotá, Provincia de San Luis Bertrán, 1993. Tomo I. p. 239 RUEDA ACEVEDO, Orlando. O. P. Los dominicos y el arte en la evangelización del Nuevo Reino de Granada. en José Barrado Barquilla (Ed.) Los Dominicos y el Nuevo Mundo Siglos XVIII-XIX. Actas del IV Congreso Internacional, Bogotá, 6-10 septiembre de 1993. Salamanca, Editorial San Esteban, 1995. pp. 567-568 40 Por su parte, Alberto Corradine Angulo argumenta que la erección de obras elaboradas con materiales resistentes, para sustituir las existentes en paja y bahareque perdura a veces hasta los inicios del siglo XVII, como quedó demostrado a su parecer con el incendio que arrasó casi por completo a Cartagena en el ataque del corsario Francisco Drake en 1586; afirma que si bien, un gran número de conventos fueron establecidos durante la segunda mitad del siglo XVI, su fundación no pasó del plano canónico, pues casi todas las comunidades tomaron casas en arriendo para su funcionamiento o emplearon construcciones transitorias a la espera de mejores oportunidades para levantar edificios de algún significado3. Como se verá más adelante, el proceso constructivo del convento e iglesia de San José en Cartagena de Indias a cargo de la Orden de Predicadores tardó casi tres siglos, no así el inicio de la vida conventual cuyo núcleo puede rastrearse en enero de 1539. Este hecho es clave para entender que más allá del edificio, lo que debe primar es el estudio del convento como entidad social, su incidencia en el devenir de Cartagena y las relaciones, influencias y tensiones, que se mantienen o no en el tiempo, de los frailes con la comunidad en general; sin embargo, en este artículo, el énfasis está puesto en aspectos relacionados con su desarrollo constructivo. Antonio García Rubial estudia el convento y su función social, caracterizándolo como el núcleo básico en la organización de las órdenes mendicantes, en cuyo seno se forjaron y plasmaron todos los factores, elementos y características de la congregación novohispana. Estos núcleos estaban formados por un grupo de personas que vivían bajo un mismo techo y cuyas relaciones entre sí y con el resto de la congregación estaban reglamentadas por un régimen jurídico propio. El convento era la reunión de un número de religiosos sometidos a una regla y a unas constituciones y por tanto, el edificio donde habitaban tomó el mismo nombre. Para García Rubial, la relación directa con la sociedad, motivó la formación de dos tipos de unidades conventuales: rurales y urbanas, las primeras asociadas a las casas de los pueblos de indios, las segundas a las villas y ciudades de españoles4. Adentrarse en el estudio del convento posibilita, por tanto, el entendimiento de los patrones de vida no sólo de la comunidad religiosa que se ha establecido en él, sino también, el conjunto de valores, relaciones y sentimientos de la sociedad en su conjunto. LOS DOMINICOS EN CARTAGENA DE INDIAS No se puede desconocer la labor de evangelización adelantada por la Orden de Predicadores en Cartagena de Indias, no sólo en el casco urbano, sino también en zonas apartadas en las cuales se establecieron doctrinas, centros en los que se reunió a la población indígena con el objeto principal de convertirlos a la fe católica. Los grupos indígenas asentados en el territorio que posteriormente se denominó gobernación de Cartagena, pertenecían a diversas familias lingüísticas y presentaban diferentes niveles de desarrollo tecnológico, de organización social y política, logrando su adaptación en los distintos ambientes del lugar, entre los que se encontraban el marino, ribereño, lacustre, sabanero y selvático5. Aunque el establecimiento del convento e iglesia de los dominicos en la ciudad, al menos en su parte constructiva avanzaba lentamente, con muchos tropiezos y penurias económicas, la evangelización lo hizo a pasos agigantados, pues un año después del arribo de la Orden de Predicadores a la costa Caribe, ya se había producido la reducción de cuatro pueblos 3 4 5 CORRADINE ANGULO, Alberto. La arquitectura colonial. en Manual de Historia de Colombia Tomo I. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1978. pp. 421-430 GARCÍA RUBIAL, ANTONIO. Capítulo 4. El convento: su función social. En: El Convento Agustino y la sociedad novohispana 1533-1630. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1989. pp. 109-110 CONDE CALDERÓN, Jorge. Espacio, Sociedad y Conflictos en la Provincia de Cartagena 1740-1815. Barranquilla, Fondo de Publicaciones de la Universidad del Atlántico, Colección de ciencias sociales y económicas Rodrigo Noguera Barreneche, 1999. pp. 10-11 41 en los alrededores de Cartagena: Carex, Mahates, Turbaco y Bahaire que aumentaron con dos más en Cipagua y Malambo en 1534, llegando al número de 20 para 1571, momento en el que se desarrolló el primer capítulo de la Provincia de San Antonino6. Algunas de estas doctrinas se atribuyen a San Luis Bertrán, llegado a Cartagena en 1562. Por su labor de cura doctrinero en el pueblo de Tubará, adquirió entre aquella gente opinión de gran santo. Llegó a bautizar en espacio de tres años a más de 1500 indios de su propia mano, aunque en la conversión de este pueblo se dice que pasó grandes trabajos. Se tiene noticia de que su morada allí fue convertida en ermita a donde no sólo acudían los indios, sino también los españoles, clérigos y frailes de la comarca en busca de auxilios y favores7. En 1571 el Convento de San José tenía a su cargo las reducciones de la Isla de Carex, Caron, Matarapa, Cocon, Cazpique, Mahates, Zipacúa, Oca, Zambo, Canapote, Bahaire, Turbaco, Tocana, Mazaguapo, Guaspates, Tubará, Usiacurí, Piojón, Malambó y Timiriguaco. (Ver Cuadro 1.)8 Cuadro 1. Descripción de algunos pueblos en los cuales se establecieron doctrinas a cargo de los Dominicos PUEBLO DESCRIPCIÓN Timiriguaco Pueblo de la provincia y gobierno de Cartagena en el Nuevo Reino de Granada, situado a la orilla de un arroyo, 8 leguas al sur de su capital. Tubará Pueblo de la provincia y gobierno de Cartagena en el Nuevo Reino de Granada, célebre por la circunstancia de haber sido cura doctrinero en él San Luis Bertrán que redujo a sus naturales a la fe católica y quedó desde entonces el curato al cuidado de los religiosos de la Orden de Predicadores, hasta que el obispo don Luis Ronquillo de Córdoba, la adjudicó a los clérigos, sobre que hubo un pleito muy disputado y se mandó por el rey que volviese a aquellos religiosos. Turbaco o Calamari Pueblo de la provincia y gobierno de Cartagena en el Nuevo Reino de Granada, en que fue cura doctrinero San Luis Bertrán, está a una legua de la capital y en tiempo de los indios gentiles era ciudad muy populosa y grande pues tenía más de 2000 almas de vecindario. La conquistó a costa de muchos trabajos y combates el Adelantado D. Pedro de Heredia y conserva el nombre del cacique o Regulo señor de ella; es de temperamento cálido pero sano y muy fértil, especialmente en maíz. Está en la coste al SE, cerca de la Ciénaga de Tesca. Es célebre por la batalla que Alonso de Ojeda dio a sus naturales el año de 1610 en que quedó derrotado; Pedro de Heredia les dio otras tres muy sangrientas, logrando salir victorioso e incendiar el pueblo para escarmiento. Usiacurí Pueblo de la provincia y gobierno de Cartagena del Nuevo Reino de Granada, situado a la orilla del caño que sale de la Ciénaga de Turbaco al mar. Fuente: Diccionario Geográfico-Histórico de las Indias Occidentales o América. Es a saber: de los Reinos del Perú, Nueva España, Tierra Firme, Chile y el Nuevo Reino de Granada. Escrito por el Coronel Don Antonio de Alcedo, Capitán de Reales Guardias Españolas, de la Real Academia de Historia. Tomo V. Madrid, Imprenta de Manuel González, 1789. EL EDIFICIO CONVENTUAL Primera etapa: Núcleo fundacional y primer claustro pajizo (1539-1549) Fray Alonso de Zamora en su Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada, cuya primera edición corresponde a 1701, asegura que el convento de San José de Cartagena es más antiguo que la erección de su catedral; según refiere el cronista 6 7 8 DÍAZ PARDO, Camilo. La importancia de la Orden de los Predicadores en el contexto socio histórico de Cartagena. Barranquilla, Universidad del Norte, 2003 Historia de la vida, virtudes y milagros del Beato Luis Bertrán de la Orden de Predicadores. Por el P. M. Fr. Vicente Saborit, Regente de los estudios del Real Convento de Predicadores de Valencia. Dedicado al muy ilustre señor Don Pedro Quexal. Año de 1651. Capítulo XVIII. De lo que el B. Luis Bertrán hizo en Tubará. De San José fue enviado a Tubará a reducir a aquella gente al conocimiento de Dios. ff. 66-70 DE ZAMORA, Alonso. O. P. Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Editorial Kelly, 1980 (1701) p. 196 42 dominico, el convento se fundó con la misma ciudad porque los religiosos de la Orden de Predicadores que vinieron con Pedro de Heredia, fueron los primeros sacerdotes que administraron en ella los santos sacramentos9. Es de suponerse que estos oficios se adelantaron en ranchos con techumbre de paja o palma, pero no compartimos la idea que al tiempo que se fundó la ciudad se erigió el convento, así su estructura fuera primitiva; si bien se tiene registro de los nombres de los frailes dominicos que acompañaron a Heredia al momento de la fundación de Cartagena en 153310 y de los innumerables esfuerzos que se hicieron desde esta fecha para el establecimiento de la edificación, compuesta por templo e iglesia y que en adelante puede catalogarse como un conjunto monumental, resulta exagerado atribuir su erección en la misma fecha y, por tanto, es necesario buscar los orígenes del convento dominico de Cartagena de Indias, amparándonos en otros autores y fuentes; pero incluso al hacerlo, encontramos contradicciones y la mención de fechas que van desde 1539 hasta 1552 como posibles años de su fundación. Lo anterior ocurre porque para algunos autores, la existencia del convento está dada exclusivamente por la aparición del edificio y la certeza de su emplazamiento, y descartan el hecho fundamental de su concepción y de la constitución de una comunidad dominicana con vida común, que es la esencia de un convento. Intentaremos presentar a continuación datos relevantes que nos podrían indicar que la erección y primer emplazamiento del convento e iglesia de San José, corresponde a una fecha cercana a 1538 que denominaremos primera etapa. IMAGEN 2. Fray Tomás del Toro y Cabero. Fuente: BÁEZ ARENALES, Enrique. O.P. La Orden Dominicana en Colombia. Obra Inédita. Paipa, Enero de 1950. Tomo VI. Conventos y casas dominicas de Panamá, Cartagena, Santa Marta, Mompox, Riohacha, Valledupar, Tolú y Santo Ecce-Homo. Archivo de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia de la Orden de Predicadores, Fondo San Antonino, Sección Personajes, Báez. 9 10 Ibíd., p. 63 Los frailes dominicos que acompañaron a Heredia el 14 de enero de 1533 cuando desembarcó en Calamarí fueron Diego Ramírez, Luis de Orduña, Domingo de Heredia y el franciscano Clemente Mariana. 43 El 3 de septiembre de 1533 fue elegido como primer obispo de Cartagena el dominico Fr. Tomás del Toro y Cabero quien ocupó la silla episcopal en abril del año siguiente. Acompañado por los frailes Lucas de la Vega, Miguel Ruiz y Justo del Hoyo se estableció en la ciudad, sin contar por el momento con licencia para fundar un monasterio11. Juan Friede refiere que para 1535 Cartagena contaba ya con 800 vecinos provenientes de Santo Domingo y España12, lo que puede darnos una idea de la necesidad apremiante que había en Cartagena para el establecimiento definitivo de una comunidad religiosa que se encargara no sólo de las doctrinas en los pueblos de indios, sino de los asuntos espirituales y la celebración de eucaristías en el casco urbano, aspectos que obligaban a la urgente erección del convento. La gestión para la erección del convento de San José recayó en manos del sucesor de Toro y Cabero, Fr. Jerónimo de Loaisa y Carvajal, quien según refiere Fr. Enrique Báez, se embarcó a América en 1528 con el P. Tomás Ortiz, siendo uno de los 21 dominicos que en febrero de 1529 llegaron a Santa Marta, retornó a España en 1534 para interceder por los indígenas13, allí fue preconizado segundo obispo de la ciudad el 5 de diciembre de 153714. Fray Jerónimo de Loaisa llegó a Cartagena, llevando en su poder una Cédula Real expedida en Valladolid en mayo de 1538, por medio de la cual se le facultaba para construir el monasterio dominico: “Nuestro gobernador o Juez de residencia de la Provincia de Cartagena: Fray Jeronimo de Loaysa de la Orden de Santo Domingo y obispo confirmado de esa provincia me ha hecho relación que lleva a ella algunos religiosos de su orden con voluntad de hacer en esa provincia un monasterio, y me suplica le hiciese merced de mandaros que en la parte donde a él y a vos os pareciere que convenga hacerse el dicho monasterio, le señalares sitio conveniente para ello y proveyeres que los indios comarcanos ayudasen a la obra y edificio de el o como la mi merced fuese, y yo acatando cuanto Dios nuestro señor para servicio deje hacer el dicho monasterio, tuvelo por bien, por ende os mando que en la parte que a vos y al dicho obispo pareciere que conviene se haga el dicho monasterio le deis y señaleis sitio conveniente en que se puede vacer y procureis que los indios comarcanos ayuden a la obra y edificio del con la menor vejación suya que se pueda, fecha en la villa de Valladolid a treinta y uno de mayo de mil e quinientos e treynta e ocho”15. Fray Alberto Ariza menciona que con esta autorización, aunque el obispo llegó a Cartagena en diciembre de 1539, nueve religiosos iniciaron vida conventual en la residencia misional a principios del mismo año, aunque el convento no se fundaba aún formalmente16. De este fragmento llaman la atención tres aspectos: que el obispo Jerónimo de Loaisa llegó a Cartagena en diciembre de 1539; para enero de 1539 nueve religiosos iniciaron vida conventual y que el convento no se establecía aún. El segundo aspecto indica el punto de partida de la congregación, de la reunión de un número de frailes de la Orden de Predicadores, nueve en este caso, que vivían ya bajo 11 12 13 14 15 16 ARIZA Op. Cit., p. 239; SAMUDIO TRALLERO, Alberto. Convento de Santo Domingo. Investigación histórica (Inédita) Cartagena de Indias, Agencia Española de Cooperación Internacional AECI, Arquidiócesis de Cartagena, 2001. FRIEDE, Juan. La conquista del territorio y el poblamiento. en Manual de Historia de Colombia Tomo I, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1978. p. 137 BÁEZ, Enrique. O. P. La Orden Dominicana en Colombia (Obra Inédita) Paipa, 1950. Tomo VI. Conventos y casas dominicanas de Panamá, Cartagena, Santa Marta, Mompox, Riohacha, Valledupar, Tolú y Santo Ecce-Homo. Archivo de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia de la Orden de Predicadores. Bogotá, Fondo San Antonino, Sección personajes, Baeza. ARIZA Op. Cit., p. 239 Real Cédula al Gobernador de Cartagena para que señale sitio al monasterio de Dominicos, Valladolid, 31 de mayo de 1538. En Archivo General de Indias, Sevilla, España, Santa Fe, 987, Libro II, f. 45 ARIZA Op. Cit., p. 240 44 ciertas reglas en un lugar de la ciudad a comienzos de 1539; aunque hasta el momento se desconozca el sitio exacto de su ubicación, este lugar ya se puede llamar convento. En la guía descriptiva que lleva por título Cartagena y sus cercanías publicada en 1912, se encuentra algún indicio de lo que pudo haber sido el primer emplazamiento del convento, ubicado en un punto donde a la fecha existía una carnicería; en este documento se menciona que Loaysa entró a la ciudad a fines de 1538, es decir un año antes del propuesto por Ariza, quien como ya hemos dicho, notifica su llegada en diciembre de 1539, y afirma con fundamento, que la erección del convento tuvo efecto en 153917. Más adelante encontramos, que la fecha de 1539 la toma de la Historia Civil y eclesiástica de José Manuel Groot, quien menciona que el obispo Loaisa, dispuso la fundación del convento de los dominicos para lo cual donó, con obligación de misas, el licenciado Juan Materano, unos solares en la plazuela que llamaban del juez por haber tenido allí su casa el licenciado Santacruz y que después se llamó de la (yerba) hierba. A continuación refiere que con los mil pesos librados por el Rey, construyó una pequeña iglesia con vivienda acomodada para los religiosos, de la cual tomó posesión con título de Prior en 1539, el Padre Fray José de Robles quien la denominó San José18. IMAGEN 3. Fray Jerónimo de Loaisa y Carvajal. Fuente: BÁEZ ARENALES, Enrique. O.P. La Orden Dominicana en Colombia. Obra Inédita. Paipa, Enero de 1950. Tomo VI. Conventos y casas dominicas de Panamá, Cartagena, Santa Marta, Mompox, Riohacha, Valledupar, Tolú y Santo Ecce-Homo. Archivo de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia de la Orden de Predicadores, Fondo San Antonino, Sección Personajes, Báez. La mención del nombre de plaza del juez por haber tenido allí su residencia el licenciado Santa Cruz, es puesta en duda por Enrique Marco Dorta quien infiere que el lugar no pudo deber su nombre a esta circunstancia, pues este juez de residencia llegó a Cartagena en fecha posterior a 153919. Sin embargo, encontramos en Friede una referencia que indica que a principios de junio de 1539 Jiménez de Quesada, Sebastián de Belalcázar y Nicolás de Federmán en compañía de algunos conquistadores, llegaron a Cartagena a mediados del mismo mes, donde iniciaron un pleito ante el licenciado Santa Cruz quien estaba en 17 URUETA, José P.; GUTIÉRREZ DE PIÑERES, Eduardo. Cartagena y sus cercanías. Guía descriptiva. Cartagena, Tipografía de Vapor Mogollón, 1912. p. 167 18 Ibíd. p. 168. Basado en la historia civil y eclesiástica de José Manuel Groot. 19 MARCO DORTA, Enrique. Cartagena de Indias puerto y plaza fuerte. Cartagena, Alfonso Amado Editor,1960, p. 33 45 aquel puerto tomando residencia a Pedro de Heredia, ausente en España20. Por su parte, Alberto Samudio Trallero refiere la llegada de este funcionario a fines de junio de 1538 para abrir juicio de residencia contra Juan de Vadillo y proseguir el que éste había iniciado contra Pedro de Heredia21. Lo anterior es útil para establecer el posible emplazamiento del primer convento de estructura rudimentaria. Báez señala que en ese mismo año de 1539, el obispo Loaisa en asocio con el Padre Fray José de Robles, fundó el convento de San José, dejó además consignados los nombres de sus padres fundadores entre los que se cuentan los frailes Juan de Ávila, Juan de Chávez y Juan de Zea22. Además de estos nombres se hace mención en la misma fecha, de los frailes Diego Ramírez, Luis de Orduña, Bartolomé de Ojeda y Martín de los Ángeles como gestores del convento de San José23. Hasta este punto coincidimos con los autores en que Fray Jerónimo de Loaisa fue el gestor de la iglesia y convento de los dominicos, aunque en este caso tendríamos que agregar, si se acepta la fecha de 1539, que más allá de un proyecto material, así fuera de factura modesta, de lo que se trató fue de la creación de la comunidad conventual. El cumplimiento de las Leyes Nuevas de 1542, disposiciones por medio de las cuales la corona española en cabeza de Carlos V, buscaba reglamentar las tirantes e inequitativas relaciones entre indígenas y españoles, denunciadas con suficiencia por el Fraile dominico Bartolomé de las Casas, que entonces hacía parte de la Corte24, recayó en América en las manos del licenciado Miguel Díez de Armendáriz, encargado de imponer esta reforma. Una de las instrucciones impartidas a Armendáriz consistía en dar informe de los trabajos adelantados por los religiosos enviados a Santa Marta y Cartagena y sobre sus edificios y monasterios. Armendáriz que llegó a Cartagena a fines de 1544 y permaneció allí hasta 1547, informó que únicamente los de la religión de Santo Domingo habían hecho “muchas reducciones de los naturales a la fe católica”, que en sus pueblos tenían algunas iglesias con doctrineros y en las dos ciudades principales dos monasterios, cuyos edificios “proseguían con muy buenos principios”25. Este dato refuerza la existencia material del primer convento de dominicos en Cartagena, entre 1545 y 1546, de esa pequeña iglesia con aposentos para los frailes que inició Loaisa en 1539 y que se consolidó con los esfuerzos del Padre Robles diez años después. Segunda etapa: Formalización del núcleo conventual (1549 -1552) La selección de esta segunda etapa encuentra asidero en una inconsistencia que Fray Alberto Ariza advierte en Zamora: se trata de la presencia de Loaisa y Robles simultáneamente en Cartagena en 1539 fundando el convento, pues como bien lo explica Ariza, este último sólo llega a la ciudad a fines de septiembre de 1549, diez años después de lo que anteriormente hemos denominado su primer núcleo fundacional. Ariza afirma que el 4 de julio de 1549 se registra en Sevilla una misión de 21 dominicos con destino a Cartagena al mando de Fr. José de Robles, la cual llega a la ciudad a finales de septiembre del mismo año, llevando consigo aceite para la lámpara del Santísimo Sacramento, vino de consagrar, un cáliz y campanas 20 21 22 23 24 25 FRIEDE, Op. Cit., p. 152 SAMUDIO TRALLERO, Alberto. Convento de Santo Domingo. Investigación histórica. Proyecto de restauración para el convento de Santo Domingo en Cartagena. Agencia Española de Cooperación Internacional, Arquidiócesis de Cartagena, Cartagena, Junio 22 de 2001. Pie de página No. 3 BÁEZ, Op. Cit., Tomo VI, Folio 11 Ibíd., Tomo VI, f. 15 FRIEDE, Op. cit., p. 158 ZAMORA, Op. cit., p. 20 46 que le habían sido otorgadas por la corona. Este año llegan a Cartagena 14 frailes más (Ver Cuadro 2.) Desde el momento de su llegada, inicia la gestión de un solar para el convento que ya se tiene de tiempo atrás como residencia misional y que se ha intentado construir, se trata del primer núcleo conventual. Ariza menciona a continuación que el Deán Juan Pérez de Materano y el Cabildo, obsequian los solares y que se empieza la construcción en enero de 1550 en la plaza de la yerba26. Cuadro 2. Dominicos llegados a Cartagena en 1549 Frailes que se registran en Sevilla con destino a Cartagena Otros frailes que arribaron a Cartagena José de Robles Juan Méndez Rafael Segura Francisco de Venegas Pedro Mellado Lucas de Osuna Francisco López Antonio de Sevilla Vicente Cerezo Juan Suárez Cristóbal Ávila Cristóbal Ojeda (Hno.) Francisco de la Parra Juan de Ávila Juan de Berrío Francisco de Carvajal Pedro Rubio Francisco de Castro Nicolás de la Magdalena Antonio Ruiz Luis de Mayorga Jerónimo de Albear (o de Vidas) Diego de Palacios Domingo de Cárdenas Alonso de Tapia Juan de Zea Pablo Góngora Juan de Chaves Luis Ortiz Alfonso López Pedro de Veras Domingo Valverde José de Santa María Gonzalo Gutiérrez Pedro de Tamayo Francisco de la Resurrección TOTAL 22 TOTAL 14 Fuente: ARIZA S., Alberto. O. P. Los Dominicos en Colombia. Bogotá, Provincia de San Luis Bertrán, 1992. Tomo I. pp. 240-243. Un año de intensa gestión fue 1550 para el dominico José de Robles: intercambió correspondencia con la autoridad real, envió informes y solicitudes con el propósito de conseguir el apoyo de las misiones y la construcción de conventos, entre el que se cuenta el de San José en Cartagena. El 3 de enero de 1550 Fray José de Robles comunica al Rey de su llegada al puerto y le informa sobre la necesidad de la instrucción de los indígenas y construcción del monasterio, en lo cual ya ha empezado a trabajar, cinco meses después, el 7 de junio de 1550 recibe respuesta: 26 ARIZA, Op. Cit., pp. 240-243 47 “Devoto padre frai Josephe de Robles de la Orden de Santo Domingo: vi vuestra letra de tres de enero deste año por donde entendí vuestra llegada a essa tierra con los religiosos que con vos fueron y la necesidad que en ella hay de la doctrina cristiana e instrucción y conversión en los naturales della y de la voluntad que para este efecto tenéis y como lo comenzabais a poner en ejecución y en dar orden en hacer monasterios de lo cual todo hemos holgado y os lo agradecemos y tene mos en servicio y en ello mostráis bien el celo que tenéis al servicio de Dios nuestro señor y salvación de las animas de esos naturales que es como de vuestra religión y buena doctrina se espera y así somos cierto que con ella haréis mucho fruto y os encargamos prosigáis lo que habéis comenzado procurando por todas las vías que pudiereis de traer a esas gentes al reconocimiento de nuestra santa fe católica adoctrinándolos y enseñándolos en ella para que se salven y vivan en policía y razón y buenas costumbres, que yo escribo sobre ella al nuestro gobernador y oficiales desa tierra que os ayuden y favorezcan como vereis por mi carta que va con esta, vos nos avisaréis siempre de lo que conveniere que mandemos proveer para el bien dessa tierra y naturales de ella”27. El la misma fecha, la Corte informaba al Gobernador de la Provincia de Cartagena, que como el Deán había dado a los dominicos una huerta de su propiedad, la cual el Cabildo ensanchó con otros solares, se les ayudara en la consolidación de su convento e iglesia, como se anota a continuación: “Nuestro gobernador de la Provincia de Cartagena: ya sabéis como frai Joseph de Robles de la orden de Santo Domingo con otros religiosos de su orden están en esa provincia para emplearse y hacer fruto en la instrucción y conversión de los naturales de ella que tienen tanta necesidad el cual nos ha hecho relación que vista que en esa ciudad de Cartagena hay que se haga en ella un monasterio de su orden y el fruto de ello se siguiera, el dean de la iglesia catedral de ella les ha dado en limosna una huerta y sitio suyo que está en lugar cómodo y a propósito para fundar en él dicho monasterio y que así mismo el Cabildo de esa ciudad les ha dado junto al dicho sitio ciertos pedazos de tierra para el dicho efecto, suplicándonos se lo mandásemos confirmar para que desde luego se comenzáse a edificar la dicha casa o como la mi merced fuese y porque nosotros deseamos que en todo lo que hubiere lugar los dichos religiosos sean favorecidos y ayudados, os mando que veais los sitios y así el Cabildo de esa ciudad y el dicho déan dizque han dado a los dichos religiosos en que puedan edificar el dicho monasterio y siendo sin perjuicio de los indios ni de otra persona alguna, proveáis en ello lo que convenga de manera que lo que para ello se les hubiere de dar, no se siguiendo de ello perjuicio a nadie según dicho es, sea moderada cantidad”28. En diciembre de 1550, Zamora menciona que una vez asignados los religiosos necesarios y enviados otros a los pueblos de la Gobernación de Cartagena y Santa Marta, Robles parte a Santa Fe en el mes de diciembre de 155029. La segunda etapa, cuya cronología abarca un corto período (1549-1550) puede llamarse de formalización del núcleo conventual, una etapa que se fortalece con la llegada de nuevos frailes, con el reconocimiento de las autoridades civiles y eclesiásticas de la erección material del convento y de la labor de adoctrinamiento de los indígenas llevada a cabo por los frailes. Ya se ha dicho que la obra 27 28 29 AGI, Santafé, 987, Tomo III, f. 17 v AGI, Santafé, 987, Tomo III, f. 21 ZAMORA, Op. Cit., Tomo II, p. 36 48 inicia en 1550 en la plaza de la Hierba; sin embargo consideramos que aún no se puede hablar verdaderamente de una etapa constructiva pues, como veremos más adelante, se registra un nuevo emplazamiento acompañado de un largísimo proceso constructivo. Tercera etapa: Inicio de la etapa constructiva (1550-1552) La obra material que empieza a levantarse en enero de 1550 por iniciativa de Robles, se trunca un año después, cuando se tiene noticia que hasta el 8 de enero de 1551 permaneció el modesto convento en la plazuela de la hierba, esta información ha sido extraída de la Noticia Historial de la Provincia de Cartagena de Indias escrita en 1771 por Diego de Peredo, quien agrega además que en la misma fecha, el convento es trasladado al lugar que ocupa actualmente; Peredo menciona que a la fecha ocupaba el Priorato el Padre Fr. Diego Ramírez, la Vicaría General el Padre Fr. José de Robles y el Obispado don Fr. Francisco de Santa María Benavides30. Esta es una razón que induce a Enrique Marco Dorta a establecer la fecha de 1552, por único indicio de la erección del convento de San José en Cartagena, amparado especialmente en el aspecto material arquitectónico. Dorta excluye cualquier indicio del núcleo conventual en 1539, aduce incongruencias históricas por parte de quienes lo han estudiado y por la falta de datos que dieran cuenta de su emplazamiento y factura en una fecha anterior a 155231. Esta cronología, de la cual nos hemos valido con el único propósito de estudiar las etapas constructivas del edificio conventual termina en febrero de 1552, año en el cual se registra un incendio que destruye la ciudad. Esta coyuntura y la donación de un solar por parte de Francisco Lipar, motivaron la reubicación del convento al lugar en que está hoy día. Es a partir de este momento que inicia el proceso constructivo del conjunto monumental dominicano en Cartagena de Indias. Línea del tiempo en la que se registran las etapas de construcción del edificio conventual 1539: Pequeña iglesia con vivienda acomodada para los frailes por iniciativa de Fray Jerónimo de Loaisa. Enero de 1550: Inicio de construcción de la casa y convento por iniciativa de Fray José de Robles. Enero de 1551: La construcción del convento e iglesia se detienen. Febrero de 1552: Traslado a su definitivo emplazamiento, motivado por un incendio que destruyó la ciudad el 19 de febrero, con el propósito de reemprender la construcción, aprovechando un solar donado por Francisco Lipar32. 30 PEREDO, Diego de. Noticia Historial de la Provincia de Cartagena de Indias. Biblioteca Nacional, Fondo Libros raros y curiosos, Tomo 160, 1771. Este autor es citado por Ariza, Báez y Urueta. Dorta por su parte, aunque menciona esta fuente, la refiere a un autor desconocido. Enrique Marco Dorta, Cartagena de Indias, puerto y plaza fuerte. Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1988. p. 35 31 Ibíd., p. 36 32 Los datos del incendio y donación de terreno por Lipar, se encuentran en el Informe del Factor Real Juan Velásquez, 25 de junio de 1552. AGI, Santafé, 187, f. 55. Citado por Ariza, Op. Cit., p. 243 49 Marzo de 1557 – junio de 1558: No se registran avances en las obras, Ariza menciona que todavía el 5 de marzo de 1558 y el 21 de junio del mismo año, la Real Audiencia urgía auxilios para la construcción del convento e iglesia33. 1565: En esta fecha el Prior Fr. Pedro de Mártir Palomino, ante la necesidad de nueva fábrica, distribuyó la predicación de cuaresma, enviando a San Luis Bertrán a Veragua y Nombre de Dios en Panamá y a Riohacha al fraile Jerónimo de Barros, con el fin de recoger dinero con el fruto de sus sermones y alguna limosna para empezar la construcción del edificio34. Aunque este asunto trata más bien de un aspecto relacionado con la financiación, se le ha querido tener en cuenta en la etapa constructiva del conjunto monumental, para tener una idea de lo que ocurría en aquel entonces y evitar dejar sin cubrir un período de veinte años (1558 a 1578) en el proceso de elaboración de esta cronología constructiva. Sin embargo, lo hasta aquí anotado, no refleja más que los innumerables esfuerzos realizados por los dominicos para proyectar el convento cartagenero y la lentitud extrema con que se recorría cada paso en la búsqueda de su definitivo desarrollo arquitectónico. 1578: Según refiere Ariza, la obra se inició por fin en 157835. 1578-79: Inicio de la obra. Imagen 4.Fotografía del frontis de Santo Domingo: Portal y torre del templo. Arquitecta Liliana Rueda Cáceres, Cartagena, 2009. Tomada de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. 1579: Juan Luis Isaza Londoño menciona que en este año, el gobernador don Pedro Fernández de Busto notificó el inicio de las obras. En 1580 cuando ya los muros superaban el nivel del cimiento, arribó a la ciudad el fraile dominico Esteban de Ovalles a quien según parece se atribuye la mayor parte de la obra36. 1580: Aún no estaba hecha ni la mitad de la iglesia, en el cuerpo del templo las paredes estaban sacadas fuera de los cimientos hasta un estado sobre la tierra en algunas partes y en otras, arrasadas con la tierra; los cimientos de la capilla mayor (presbiterio) aún no estaban abiertos. Los oficios religiosos se hacían bajo un techo cubierto y la vivienda de 33 Ibid., p. 243 34 Ibíd., p. 246, tomado de Zamora, Tomo III, Capítulo XI 35 Ibidem 36 ISAZA LONDOÑO, Juan Luis. Dos iglesias cartageneras del siglo XVI: la Catedral y Santo Domingo. Apuntes Vol. 17, Nos. 1-2, p. 59 50 los religiosos era un corredor cubierto de tablas donde había solo 7 celdas37. La situación de la construcción para 1580, se puede complementar con el informe que rinde al Rey el obispo de Cartagena Fray Juan de Montalvo: “El edificio de esta iglesia comienza ya a subir porque está hecha la capilla mayor y las colaterales y cubierto todo de allí adelante hay cuatro arcos de cada parte hechos de la nave de medio y descubiertos y las paredes de los lados se van levantando”38. 1581: En este año seguía edificándose el convento, en la tasación hecha por Drake de los edificios existentes en esa época para cobrar su rescate de la destrucción, aparece avaluada la obra en la suma de tres mil cuatrocientos cuarenta y cinco pesos, en tanto la catedral en treinta y dos mil setesientos seis pesos39. 1582: Buena parte de los muros y portada están hechos y aunque se desconoce el avance y el estado de las obras, se sabe que con el ataque de Drake en 1586, la estructura sufrió notablemente. El 24 de noviembre de 1588 por Real Cédula se concedió una ayuda de 500 patacones para reparar los daños causados por el corsario40. Los dominicos pidieron licencia para traer a Cartagena dos esclavos negros, uno carpintero y otro albañil, a fin de emplearlos en las obras del monasterio41. Su petición se respondió favorablemente en 159442. IMAGEN 5. Imagen religiosa de la Iglesia de Santo Domingo. María Fernanda Reyes Rodríguez, Cartagena 2010. 37 38 39 40 41 42 ARIZA, Op. Cit., p. 246 Reg 7614 - Fondo San Antonino, Sección: Conventos, Subsección: Cartagena,1580. (3/2/29) f. 0024. AGI, Santafé, f. 62. Tomado de SAMUDIO TRALLERO, Alberto. ISAZA LONDOÑO, Op. Cit., p. 59; ARIZA., p. 246 SAMUDIO TRALLERO, Alberto. Op. Cit., S.N. Informe del Consejo de Indias del 12 de octubre de 1594, citado por SAMUDIO quien lo toma de la obra de Dorta, Cartagena de Indias: La ciudad y sus monumentos, Sevilla, 1951. p. 42 51 1596: Ante una nueva solicitud de fondos por parte de los dominicos para continuar la obra, el Rey ordenó al gobernador mediante Real Cédula del 17 de mayo de 1596, que de los fondos otorgados a la construcción de la Catedral, una vez terminada, se dejase el repartimiento establecido para costearla, destinado su importe hasta por una cantidad de 5.000 pesos, para terminar la construcción de los claustros de San Agustín y Santo Domingo43. 1612: Fray Esteban de Ovalles proseguía la obra con empeño; menciona Ariza que al parecer tuvo roces con el visitadorr Alonso de Almería, lo que lo olbigó a irse a Tolú donde murió a los 90 años de edad. 1620: En esta fecha los muros de la iglesia estaban enrasados y únicamente faltaba la cubierta, la cual por falta de fondos, sólo se terminó hacia 1630. En la misma época, Gonzalo de Herrera, marqués de Villalta, donó dinero (15.000 según Ariza) con el cual se construyeron los cuatro gruesos arcos transversales que reforzaron la estructura de la cubierta, la cual amenazaba ruina. Posteriormente fue necesario reforzar la fachada lateral exterior con cinco gruesos contrafuertes, que finalmente estabilizaron la estructura y que dieron el nombre a la calle sobre la que aparecen como Callejón de los Estribos44. 1639: En esta fecha, siendo provincial fray Luis de Colmenares, se hicieran las capillas del lado del Evangelio y tanto éstas como las de la Epístola se abovedaron, abriéndose además comunicación entre ellas, ya que solamente la tenían con la nave central45. IMAGEN 6. Planta primer piso convento Santo Domingo de Cartagena – Dibujo Óscar Leonardo Millán García, estudiante USTA Bucaramanga a partir de planos de levantamiento realizados con anterioridad al proceso de restauración, suministrados por el arquitecto Alberto Samudio Trallero. Tomada de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. 1647: Durante el primer provincialato de fray Alonso de la Bandera, siendo Prior del convento, fray Gabriel Ramírez, se empezó el aljibe. 43 44 45 SAMUDIO TRALLERO, Alberto. ISAZA LONDOÑO, Op. Cit., p. 59 SAMUDIO TRALLERO, Alberto. 52 1654: Desde esta fecha en adelante, se construyó la torre y portería, siendo Prior Alonzo Lazo y Provincial Fray Alonso de la Bandera46. Para Tulio Aristizábal Giraldo, la torre y portada son elementos que le dan perfección y hermosura al conjunto; considera que ésta última es una de las mejores que tiene la religión. Aristizábal infiere que esto debió ocurrir doblada ya la mitad del siglo47. 1695: Aún no se terminaba el primer claustro48. 1697: Al finalizar el siglo XVII aún no habían sido terminados sus claustros y dormitorios porque ningun prior se hallaba con caudal para proseguir el tercer claustro, en que la dejó el padre maestro fray Mateo de Valenzuela. En 1697 en un asalto propiciado por filibusteros, prendieron fuego a unos barriles con pólvora al interior del convento, que derribaron muros y destruyeron los altares49. 1725: Solicitud de los dominicos al Rey para pedir limosnas en el Perú con el fin de reedificar la iglesia, el coro y el convento, los cuales amenazaban ruina por la antigüedad y falta de mantenimiento, además mencionan en la solicitud no poseer coro donde asistir a las horas canónicas, ni habitaciones suficientes para albergar a los religiosos50. 1730: Según refiere Ariza, el 26 de febrero de 1730 el Rey autoriza limosnas en el Perú para reedificar el coro, la iglesia y el convento; ésta información se encuentra en la obra del Padre Báez, en la cual se refiere que por medio de la Real Cédula dada en Sevilla el 26 de febrero de 1730, se autoriza a los dominicos, pedir limosnas para reedificar el convento de Cartagena por estar muy viejo y no tener Coro51. 1740-1749: El gobernador de Cartagena ocupa el convento con las tropas de los Reales Ejércitos, se causaron grandes destrozos. La ocupación del recinto hacía parte de una estrategia militar implementada por las autoridades en pro de la defensa de la plaza, ante el inminente asalto a manos de sir Edward Vernon a la ciudad como consecuencia de la declaración de guerra hecha por el gobierno inglés a España el 23 de octubre de 173952. 1766: El Convento reconstruía su edificio, pero para ello no tenía ningún dinero53. IMAGEN 7. Fachada principal - Dibujo Óscar Leonardo Millán García, estudiante USTA Bucaramanga a partir de planos de levantamiento realizados con anterioridad al proceso de restauración, suministrados por el arquitecto Alberto Samudio Trallero. Tomada de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. 46 47 48 49 50 51 52 53 ARIZA, Op. Cit., p. 247 ARISTIZÁBAL GIRALDO, Op. Cit., pp.49-50 ARIZA, Op. Cit., p. 247 ARISTIZÁBAL GIRALDO, Op. Cit., p. 50 MARCO DORTA, Op. Cit., p. 43 BÁEZ., Folio 74 SAMUDIO TRALLERO, Op. Cit., SN. BÁEZ., Folio 78 53 1796: El 3 de noviembre de 1796 se posesiona como superior del convento fray Juan Antonio de Buenaventura. Bajo su priorato se refacciona parte del convento, el paramento de la iglesia y el de la sacristía. Consigue gestionar de la Real Hacienda la suma de 7.538 pesos que emplea en la reparación de los daños ocasionados por la permanencia de la tropa en el convento54. La descripción del hecho constructivo permite establecer lo desgastante del proceso que ha tardado más de dos siglos y cuya terminación está signada, más que por el adelanto de la obra arquitectónica, por conflictos políticos que derivaron en la supresión del convento y posterior traslado de los dominicos que quedaban en él hacia la diócesis de Santa Marta en 1833. Como ya lo hemos referido en líneas anteriores, fue el incendio ocurrido el 19 de febrero de 1552 y la donación de un terreno por parte de Francisco Lipar lo que motivó el traslado del convento dominico al lugar que actualmente ocupa. Tomada esta fecha como punto de referencia, en lo que al menos respecta a su arquitectura, y anclados en 1833, momento en el cual los dominicos son segregados y se proponen de nuevo arreglos y mejoras para poner en funcionamiento el Seminario de San Carlos (1835), es preciso insistir en el largo y desgastante proceso constructivo que se traduce en cifras a 281 años. Materiales de construcción La caña y la paja, materiales empleados por los indígenas fueron usados en las construcciones que se emprendieron desde la llegada de los españoles a Cartagena en 1533. En 1552 año en que se registró el incendio, la ciudad fue arrazada casi en su totalidad, razón por la cual se reconstruyó, con materiales más perdurables como el bahareque. El cambio en el empleo de materiales de construcción se atribuye al impulso dado a las obras públicas por el gobernador Pedro Fernández de Busto, cuya administración ejercida en dos períodos entre 1571 y 1586 fue decisiva en el progreso urbano de Cartagena. Se considera que fue en este período que se inició la transformación del pueblo de bohíos para dar paso a una ciudad con edificios de mampostería55. El ataque de Francisco Drake a la ciudad y los incendios frecuentes ocurridos por entonces ponen a prueba una vez más, la poca durabilidad de los materiales constructivos, situación que obligó a las autoridades a recurrir a la piedra, tal y como se aprecia en el informe que rindió al Rey, Fray Juan de Montalvo, obispo de Cartagena en 1580: (…) y los negros se ocupan en traer piedra y cal los días de fiesta para venderla y este concierto tienen hecho con sus amos y este defiende el gobernador y díseme que ha de favorecerlos los edificios y a esta causa hay muchos negros que a tres años que están aquí y otros menos y otros más y por no les dar tiempo para catequizarlos no se bautizan ni veo medio para esto sino el que de Vuestra magestad viniere56. 54 MESANZZA, Andrés. Apuntes y documentos sobre la orden Dominicana en Colombia de 1680 a 1930. Caracas, 1936. p. 125 55 SAMUDIO TRALLERO, Alberto. 56 Archivo de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia. Reg 7614 - Fondo San Antonino, Sección: Conventos, Subsección: Cartagena, 1580. (3/2/29), f. 025 V. 54 Los constructores No se tiene un registro certero del arquitecto o alarife que pudo haber intervenido en la construcción del convento de San José en Cartagena de Indias. Algunos autores, atribuyen al cantero Simón González, quien en 1592 desempeñaba el cargo de maestro mayor de la ciudad, una posible intervención en la obra. En 1603 dirigió las obras del Convento de San Diego, que se terminaron en 1625. Por la similitud de este claustro con los de Santa Clara, San Francisco y el Agustino de La Popa, Marco Dorta infiere que es muy posible atribuirle su autoría, al igual que la de la iglesia de Santo Domingo. Tampoco se tiene registro de la intervención de mano de obra indígena en el proceso constructivo propiamente, aun cuando sí del desempeño de algunas labores domésticas al interior del claustro. Los pocos registros con los que se cuenta, refieren la mano de obra esclava empleada en el proceso constructivo. IMAGEN 8. Detalle de la bóveda en portería. Arquitecta Liliana Rueda Cáceres, Cartagena 2009. Tomada de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. En 1594 a raíz de la destrucción ocasionada por el asalto de Drake, los frailes del convento solicitaron se les diera licencia para traer dos esclavos, uno carpintero y otro albañil para reparar los daños y proseguir la construcción, petición que fue avalada por el Consejo de Indias57. “En el año de 1616, se cayó el cañon de la iglesia de predicadores desta ciudad, que era de bóveda y encima estaba un negro del convento llamado Silvestre, cacanga de nación. Era albañil y cayó desde arriba y se quebró las canilla del muslo 57 AGN, Santafe, 1, N. 111 55 izquierdo por medio, junta a la rodilla y se le quebraron las gargantas de los pies ambos a dos y se quebró la muñeca y en la cabeza se quebró los cascos sobre la cien izquierda, en el hueso parietal se hizo una sub intración grande fractura y todo el cuerpo magullado y contuso y con muchas heridas en las espaldas”58. En 1789 se invirtieron 500 pesos en la compra de esclavos para operar la hacienda del convento59. El estudio arqueológico realizado en el Claustro de Santo Domingo sirvió para establecer no sólo las características estructurales de la edificación y sus posibles intervenciones a lo largo del tiempo, también arrojó información valiosa acerca de las prácticas realizadas por sus ocupantes. El hallazgo de tinajas de barro, material cerámico y restos óseos, permitió establecer aspectos de la vida cotidiana de los frailes y su espíritu de servicio, si tenemos en cuenta que el claustro fue usado como cementerio para un segmento de la población, lo que se relaciona con la vida monacal tanto en la cotidianidad como en la costumbre de enterrar a los muertos en los recintos sagrados. En este estudio se halló un cementerio infantil que se extiende desde el acceso principal del corredor al patio central hasta unos 15 metros hacia la entrada principal del convento; aunque la construcción de cementerios y la prohibición de inhumar los cadáveres en las iglesias fueron dispuestas en el último cuarto del siglo XVIII, en muchas ciudades esta práctica se desarrolló por la falta de recursos para el desarrollo de los cementerios o bien por rechazo a abandonar la piadosa costumbre de enterrar a los muertos en los atrios, iglesias y capillas conventuales y familiares o en cementerios anejos a las iglesias parroquiales60. IMAGEN 9. Dibujo Óscar Leonardo Millán García, estudiante USTA Bucaramanga a partir de planos de levantamiento realizados con anterioridad al proceso de restauración, suministrados por la oficina del arquitecto Alberto Samudio Trallero. Tomada de “Conventos Dominicanos que construyeron un país” Bucaramanga: USTA, 2010. 58 SOLANO ALONSO, Jairo. Salud, Cultura y Sociedad en Cartagena de Indias, Siglos XVI y XVII. Fondo de Publicaciones de la Universidad del Atlántico, Impreso en Bogotá, 1998. Citado por DÍAZ PRADO, Camilo. Historias desde el convento: La arqueología y la reconstrucción de la vida y muerte en el monasterio de Santo Domingo de Cartagena de Indias. p. 11 59 Estado de capitales, réditos y misas. Archivo de la Provincia de San Luis Bertrán. Fondo San Antonino, Sección Conventos, Serie Estados Financieros, Subserie Cuentas, Caja 001, Carpeta 0001, ff. 0012-0013, año 1789 60 SALCEDO SALCEDO, Jaime. Urbanismo Hispano-Americano Siglos XVI, XVII y XVIII. El modelo urbano aplicado a la América española, su génesis y su desarrollo teórico y práctico. Bogotá, Centro Editorial Javeriano CEJA, 1996. Pie de página 66 de la página 170 56 CONCLUSIONES El proceso constructivo del convento de San José (Santo Domingo) en Cartagena de Indias, a cargo de la Orden de Predicadores fue largo y desgastante. La descripción del mismo permitió establecer que el proceso ha tardado más de dos siglos y que su avance está signado, más que por el adelanto de la obra arquitectónica, por conflictos políticos que derivaron en la supresión del convento y posterior traslado de los dominicos que quedaban en él hacia la diócesis de Santa Marta en 1833. El proyecto de restauración realizado en el convento de Santo Domingo en Cartagena de Indias durante los años 2000 a 2004, a cargo del arquitecto Alberto Samudio Trallero con el patrocinio de la Agencia Internacional de Cooperación Española, abre la posibilidad de reflexionar sobre un destino semejante para otros inmuebles que aún quedan en pie en territorio colombiano. La función que hoy cumple el claustro restaurado, evidencia el desarrollo de un programa que garantiza su sostenibilidad como espacio del quehacer cultural y sirve de ejemplo a las administraciones locales de la manera correcta de recuperar los inmuebles de valor patrimonial. 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The « Meduse » cooperative is an exceptional case of community synergy between local action, political engagement and architectural development, in a sector of the city that in the decade of 1980 was strongly damaged. In the limit of the zone of patrimonial protection, this project had everything to fail, nevertheless, a strong political will and the decision of the artists’ community, as well as an urban development and architectural intervention adapted to the needs of the project and of the city, they turned to Meduse in a model of good architectural and urban practices in patrimonial sectors. KEY WORDS: housing cooperatives, urban patrimony, artistic centers, urban rehabilitation, Quebec City history. 60 BÂTIR ENSEMBLE: LE CAS DE LA COOPÉRATIVE D’ARTISTES MÉDUSE DANS LA VILLE DE QUÉBEC. 1 Ruth Marcela Díaz Guerrero 2 3 Título original del proyecto: “Bâtir ensemble”. El proyecto se realiza en el marco de la maestría en Prácticas de Investigación y acción pública del Centro Urbanización Cultura y Sociedad UCS del Instituto Nacional de Investigaciones Cientificas de Quebec bajo la dirección de Christian Poirier y es subvencionado por el INRS. La autora es la investigadora responsable del proyecto. De aquí en adelante la cooperativa será presentada por su nombre traducido al español, Medusa. La autora es arquitecta graduada en 1991 de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga, tiene estudios superiores a nivel de Especialización en Filosofía de la Ciencia con la Universidad de Antioquia, Maestría en Estudios semiológicos con la Universidad Industrial de Santander y Doctorado en Arquitectura con la Universidad Politécnica de Cataluña en Barcelona. Ha sido profesora e investigadora por más de 15 años, actualmente es profesora encargada en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Laval en Quebec y estudiante investigador en el Instituto Nacional de Investigaciones Científicas de Quebec, donde está vinculada al Centro Urbanización Cultura y Sociedad. Centre Ville de Québec. Centro de la ciudad de Quebec. En la imagen el viejo Quebec, la ciudad alta y la ciudad baja, así como las principales vías de comunicación y algunos lugares de interés. Fuente: Imagen de 2005 producida por la ciudad de Québec. RÉSUMÉ Cet article présente les premiers résultats du projet de recherche Bâtir ensemble, particulièrement de l’étude de cas sur le projet Méduse. L’objectif du projet étant la recherche des enjeux, défis et conditions gagnants dans les projets architecturaux développés par coopératives, ce texte-ci regarde les conditions particulières du projet Méduse, situé dans le secteur classé « historique » dans la ville de Québec, classée comme patrimoine de l’humanité par l’Unesco. La coopérative Méduse est un cas remarquable de synergie communautaire, d’action politique locale et développement architectural, dans un secteur de la Ville que dans les années 80 était dégradée. À la limite de la zone de protection patrimoniale, ce projet avait tout pour échouer, pourtant une forte volonté politique et communautaire ainsi qu’une intervention urbaine et une architecture adaptée aux besoins l’ont tourné en Modèle des bonnes pratiques architecturales et urbaines dans secteurs patrimoniaux. MOTS CLÉS: coopératives d’habitation, rénovation urbaine, patrimoine urbaine, centres d’artistes, histoire de la ville de Québec 61 CONSTRUIR COLECTIVAMENTE: EL CASO DE LA COOPERATIVA DE ARTISTAS “MEDUSA”, EN LA CIUDAD DE QUEBEC. Ruth Marcela Díaz Guerrero Documento de demarcación de la zona patrimonial. Fuente: Unesco, Villes de patrimoine. 1985. En color se señala la futura ubicación del proyecto. PALABRAS CLAVE: Cooperativas de vivienda, rehabilitación urbana, patrimonio urbano, centros de artistas, historia urbana de la ciudad de Quebec. RESUMEN Este artículo presenta los primeros resultados del estudio de caso realizado dentro del proyecto «Construir colectivamente». El objetivo del proyecto era la búsqueda de los desafíos, problemas y condiciones ganadoras en los proyectos arquitecturales desarrollados por cooperativas. Este artículo se ocupa de las condiciones particulares del proyecto de la Cooperativa de Artistas Medusa, situada en el sector histórico de la ciudad de Quebec, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. 62 La Cooperativa Medusa es un caso excepcional de sinergia comunitaria, acción política local y desarrollo arquitectónico, en un sector de la ciudad que en los años ochenta se encontraba fuertemente deteriorado. En el límite de la zona de protección patrimonial, este proyecto lo tenía todo para fracasar, sin embargo, una fuerte voluntad política y la decisión de la comunidad de artistas, así como una intervención urbanística y arquitectónica adaptada a las reales necesidades del proyecto y de la ciudad convirtieron a Medusa en un modelo de buenas prácticas arquitectónicas y urbanísticas en sectores patrimoniales6. El proyecto de investigación a partir del cual se redacta este artículo se titula Construir colectivamente; el objetivo del proyecto era la realización de dos estudios de caso sobre proyectos realizados por cooperativas de habitación7 en el sector de rehabilitación urbana de Saint Roch en la ciudad baja de Quebec. Los proyectos elegidos fueron la Cooperativa de Habitación l´îlot Fleuri (La cuadra florecida) y la Cooperativa de Artistas Méduse (Medusa). De manera específica se buscaba exponer los desafíos y las condiciones ganadoras presentes en la creación y realización de este tipo de proyectos. Para este artículo, se presenta sólo el caso particular del proyecto de la Cooperativa de artistas Medusa, realizado en una manzana de conservación histórica de la ciudad de Quebec. Para la elección de los proyectos y de las cooperativas en estudio se tuvo en cuenta su impacto en el medio urbano, su significación arquitectónica y la relevancia de su trabajo comunitario. En el caso de Medusa, los tres factores tienen un gran desarrollo y probablemente hagan de Medusa uno de los ejemplos más notables en este tipo de proyectos; si bien este artículo hará énfasis en el aspecto patrimonial, es importante recalcar la integración del factor comunitario a todo el proyecto, así como es importante el plan general de renovación urbana dentro del cual Medusa es uno de los componentes mayores. Medusa es una cooperativa de productores y difusores artísticos, culturales y comunitarios, compuesta por 10 grupos miembros8. La cooperativa ofrece a los artistas de Quebec y del mundo entero un lugar de trabajo, de creación y de intercambios. Pionera en Quebec, con el paso de los años la cooperativa se ha convertido en un modelo del trabajo autónomo de los artistas, en un semillero para las artes visuales de Quebec y en una vitrina en el extranjero, de la creatividad quebequense. En cuanto a los aspectos metodológicos se debe señalar que este trabajo se realizó desde una perspectiva cualitativa, con los procedimientos propios de los estudios de casos. Se realizó una investigación documental preliminar gracias a la cual se establecieron: el contexto de desarrollo del proyecto, los componentes objetivos del mismo y los actores claves entrevistados. Igualmente se realizó una revisión de prensa y medios de comunicación con el fin de reconstruir los testimonios locales que se dieron durante la época de realización del proyecto. Finalmente, se entrevistaron los actores clave en el desarrollo del proyecto y los actores clave en la vida actual del proyecto; con ellos se desarrollaron entrevistas semi dirigidas. 6 7 8 Para una información más amplia sobre la Cooperativa puede consultarse su página web:http://www.meduse.org La denominación cooperativa de habitación a partir de la traducción literal del francés (Coopérative d´habitation), se refiere a cooperativas creadas con el fin de construir un edificio para solucionar las necesidades de alojamiento de una comunidad específica. Este tipo de cooperativas está descrito y reglamentado en la Ley de Cooperativas de la Provincia de Quebec y recibe el apoyo económico de instituciones federales, provinciales y municipales. Véase el siguiente enlace: Ministerio del desarrollo económico, de la innovación y de la exportación (MDEIE) de la Provincia de Quebec – empresas cooperativas. http://www.mdeie.gouv.qc.ca/index.php?id=2217 Los componentes actuales de Medusa y sus campos de trabajo son: ANTITUBE: cine y video ATELIER DE LA MEZZANINE: desarrollo artístico e integración comunitaria AVATAR: investigación, creación y difusión de las artes electrónicas en sonido. LA BANDE VIDÉO: videografía ENGRAMME: estampados y grabados L’OEIL DE POISSON: fotografía y artes visuales CKIA FM 88,3: radio comunitaria RECTO-VERSO: artes multidisciplinarias SPIRAFILM: producción de cine y video independiente VU: fotografía contemporánea. 63 En total se realizaron 21 entrevistas9, se localizaron 43 publicaciones importantes, directamente relacionadas con el proyecto y aparecidas en la prensa local durante el periodo de 1990 a 2000; además se identificaron 188 imágenes entre fotografías, esquemas y dibujos relacionados con el proyecto. Se trabajó igualmente con los documentos oficiales de presentación del proyecto por parte de la cooperativa y con el proyecto arquitectónico. Es importante señalar que este trabajo se inscribe en el marco de un programa de investigación cuya finalidad es la investigación activa en el medio, llamada acción pública10, con lo cual se busca que los participantes en la investigación no tengan sólo un papel instrumental o de fuentes de información, sino que sean tenidos en cuenta desde la formulación de los objetivos de investigación hasta la transferencia de conocimientos posterior a la fase de investigación, propiamente dicha. “Knowledge mobilization is the process of creating value or a value stream through the creation, assimilation, leveraging, sharing and application of focused knowledge to a bounded community” (Bennett, 2007)11 Este modelo también llamado de “movilización de conocimientos”12, busca una construcción interdisciplinaria de conocimientos y una participación más amplia de todos los estamentos de la sociedad en el trabajo académico, con lo cual, la fase final de la investigación no es la presentación de resultados sino el retorno hacia el medio del cual salió la investigación13. En lo pertinente a este artículo, las actividades de retorno y de transferencia de conocimientos no serán presentadas; este artículo es un reporte del avance de la investigación, para el caso concreto del proyecto Medusa. La ciudad de Québec es la capital nacional de la provincia de Québec. Fue fundada el 3 de Julio de 1608 por Samuel de Champlain en la desembocadura del río San Lorenzo, luego de varios intentos infructuosos de colonización iniciados en 1535 por Jacques Cartier. Las primeras construcciones se ubicaron en lo que hoy se conoce como “la place royale” en la ciudad alta. La ciudad continuará su desarrollo a lo largo del siglo XVII y XVIII en medio de los enfrentamientos entre franceses e ingleses. Durante el siglo XIX se consolidarán algunas de sus fortificaciones en tanto que otras, principalmente algunas puertas, serán demolidas. En 1985 el nombre de la ciudad fue incluido por la UNESCO14 en la lista de ciudades patrimonio de la humanidad. A efectos de la reglamentación urbana se establece una línea de demarcación patrimonial en la ciudad alta, que es el más grande y antiguo enclave de la cultura francesa en tierras americanas; con esta declaración se buscaba proteger la zona 9 10 11 12 13 14 Por razones de confidencialidad no es posible identificar los entrevistados ni sus testimonios serán referidos, ni citados en forma directa. En esta publicación de la red quebequense en innovación social, de la Universidad de Quebec, se puede consultar un amplio repertorio de publicaciones y revisiones del estado del arte en Movilización y transferencia de conocimientos que pueden ser útiles en la comprensión de las particularidades de este modelo de investigación. http://www.uquebec.ca/ptc/rqis/node/199 La movilización de conocimientos es un proceso en el cual se trata de crear valores o de dar valor a ciertos conocimientos a través de la creación, asimilación, colaboración y uso de conocimiento enfocado a una comunidad delimitada. (Bennett 2007) Traducción de la autora. Knowledge Mobilization in the Social Sciences and Humanities - Moving from Research to Action. By Alex Bennet and David Bennet Mountain Quest Institute With Katherine Fafard, Marc Fonda, Ted Lomond, Laurent Messier and Nicole Vaugeois In cooperation with The Social Sciences and Humanities Research Council of Canada (SSHRC) MQI Press. Knowledge Series 2007. Documento disponible en Internet: http://www.mountainquestinstitute.com/knowledge_mobilization.htm Aunque utilice un vocabulario familiar a la «investigación – acción – participación», esta modalidad de investigación no corresponde exactamente, ni en metodologías ni en objetivos a este tipo de investigaciones y, por lo tanto, no debe confundirse con ella. http://www.ovpm.org/es/canada/quebec (en español) http://www.ovpm.org/fr/canada/quebec (en francés) 64 antigua de la ciudad de Quebec15 que empezaba a verse amenazada por un urbanismo que algunos de los entrevistados denominan “de buldózer y centros comerciales”. Igualmente pesaron en la consideración el carácter excepcional de su arquitectura y sus fortificaciones en la América del norte y la rica herencia cultural francesa, celosamente guardada por el pueblo quebequense. La mayor parte del área de clasificación histórica se puede referenciar con la muralla y los baluartes, sin embargo, si se observa en el gráfico, se podrá ver que el sector correspondiente a la Côte d´Abraham (la colina de Abraham) también conocida como la punta de Abraham, en donde no existen fortificaciones, fue igualmente incluido. Este sector corresponde al punto de enlace de la ciudad alta e histórica con la ciudad baja o lugar de habitación de las masas pobres, como los pescadores y marineros y más recientemente los obreros. El proyecto de la Cooperativa Medusa se ubica en este triángulo. Imagen 3d. Plano del sector en 1910, atlas Gold. Fuente : Archivos de la ciudad de Quebec La punta sigue el camino que bordea la pendiente, que desde un comienzo fue un lugar estratégico para el comercio entre los dos sectores de la ciudad. A mediados del siglo XVIII fue definida por la infraestructura del muro de contención que bordeaba el camino; cien años más tarde la pendiente también fue ocupada y quedaron las infraestructuras cubiertas y apropiadas por las construcciones, las cuales se ocuparían en adelante de sostener el camino de acceso a la ciudad alta. Durante el siglo XIX y hasta mediados del siglo XX la población de la ciudad pasa de 69.000 a 150.000 habitantes; el sector de la Punta de Abraham se consolida en tanto que el centro del barrio de Saint Roch en las calles aledañas a la iglesia se desarrolla intensivamente, constituyéndose en un nuevo centro de la ciudad. 15 Véase la declaración en la página de la UNESCO: http://whc.unesco.org/fr/list/300 65 Imagen 3a. Vista del sitio en 1890. Esquina de la calle Saint Valier con la colina de Abraham. Fotos del archivo de la ciudad de Quebec. Imagen 3b. Plano del sector en 1808. Fuente: Archivo del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la ciudad de Quebec, Archivos de la ciudad de Quebec. Imagen 3c. Plano del sector en 1845. Fuente: Archivo del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la ciudad de Quebec, Archivos de la ciudad de Quebec. 66 “Durante los primeros decenios del siglo XX, la calle Saint-Joseph, en el Barrio de SaintRoch, que está bordeada de 126 comercios y boutiques con vitrinas iluminadas, salas de fiestas y hoteles, encarna la ‘americanidad’. No es de sorprenderse que se la denomine “el Broadway de Québec”. Por su parte, la calle Grande Allée, lugar de residencia de la alta burguesía y prestigiosa arteria de la ciudad, con sus edificios de diversos estilos arquitectónicos, es conocida como los “Champs-Élysées de Québec”16. A comienzos del siglo XX es clara esta división entre la ciudad alta, histórica y tradicional y la ciudad baja de desarrollo comercial e industrial. Entre 1867 y 1908 (fecha en que se conmemora el tercer centenario de fundación) en la ciudad alta se desarrollan innumerables trabajos de consolidación, embellecimiento y rescate de la muralla y de los baluartes, se reconstruyeron algunas de las puertas, se construye el hotel Chateau Frontenac, la terraza Dufferin, se crea el parque de los campos de Batalla conocido como “les plaines d’Abraham” y se construyen numerosos monumentos y jardines. Imagen 3e. Fotografía del documento de propuesta de renovación para el sector de Saint Roch, Revitalización en el corazón de la capital. 1989. Fuente: Archivos de la ciudad de Quebec. Quebec como capital nacional, debe acoger la sede del gobierno provincial y numerosos edificios administrativos. El primero de estos edificios es la Asamblea Nacional de Québec, que fue terminado en 1886 y que determinará la vocación del sector que en adelante será conocido como la colina parlamentaria. El desarrollo de nuevas construcciones institu16 Portrait historique de la ville de Québec. Publicación de la administración municipal disponible en la página de la alcaldía: http://www.ville.quebec.qc.ca/ES/apropos/portrait/h istoire/1867-1945.aspx 67 cionales, que se había detenido en los años treinta, recomenzará a mediados del siglo XX, luego del periodo denominado de la revolución tranquila, gracias al cual Québec entra en un periodo de desarrollo y crecimiento económico intenso y generalizado. Entre 1960 y 1970 un nuevo plan de desarrollo institucional es puesto en marcha; rápidamente los edificios existentes se revelan insuficientes, situación que exige la construcción de edificios para los nuevos ministerios. Estos edificios, con una arquitectura moderna señalan un primer cambio en la imagen de la ciudad que en esta época ya se autodenominaba “la vieja capital”; estas construcciones se presentan como la imagen de una nueva generación que desafía las tradiciones. Junto con los desarrollos institucionales, que significaron nuevas y mayores fuentes de empleo, la ciudad inició una fuerte expansión hacia sus suburbios en busca del espacio para el desarrollo de la vivienda. Este modelo de crecimiento excéntrico y de constitución de suburbios de tipo ciudad jardín requirió del desarrollo de grandes proyectos de infraestructura como puentes y autopistas y de la instauración de la cultura del automóvil. Imagen 4. La citadelle, las fortificaciones vistas desde la ciudad baja. óleo sobre lienzo de James Wilson Morrice, 1897. Propiedad del Museo Nacional de bellas artes de Quebec. Imagen 5. Vista actual de la ciudad de Quebec desde el río San Lorenzo. Fuente : Fotografía tomada por Ruth Díaz G., 2009. No todos los proyectos fueron acogidos positivamente y particularmente la construcción de la autopista Dufferin-Montmorency que conectaba la colina parlamentaria con los suburbios, desató una gran controversia. Según los entrevistados esta infraestructura materializaba la división social y económica entre la ciudad alta y la ciudad baja, que existía desde el periodo colonial y que en este momento ya se encontraba fuertemente marcada. Es así que diversos movimientos ciudadanos se organizan con el objetivo de detener la construcción de la autopista; la construcción se finaliza parcialmente, sin los brazos intercambiadores que obligaban a la demolición de un sector del barrio de Saint Roch. Al tiempo que la ciudad alta se desarrolla como “la capital nacional” y como atractivo turístico, la ciudad baja se convertía lentamente en un espacio intermediario e indefinido en el que se encontraban aún algunas industrias. Con el desarrollo de los nuevos suburbios, los sectores residenciales de la ciudad baja inician un deterioro que será acelerado por la multiplicación de los espacios residuales y vacíos dejados por obras de infraestructura, como la autopista Dufferin. Según testimonian los entrevistados este proyecto despertó la cólera de los ciudadanos quienes veían crecer la exclusión y el abandono en un proyecto de ciudad del cual ellos no hacen parte. ¨La odiada autopista Dufferin-Montmorency. La construcción de la autopista a comienzos de 1969 desató la furia de los habitantes, pues ella causaba más problemas de los que solucionaba, entre otros, la autopista bloqueó el acceso al río San Lorenzo, dividió el barrio de Saint-Roch y destruyó las playas de Beauport. Finalmente detenido en 1976, el proyecto 68 se mantiene en la controversia cuando el gobierno decide continuar las obras con un túnel, para conectar la colina parlamentaria con las autopistas de salida de la ciudad, la iniciativa quedará finalmente abandonada en 1979, así como los intercambiadores de la autopista, que ya no llevarán a ninguna parte17. Sólo en 2007 se procedió a la demolición de estas infraestructuras18. Imagen 7. Vista desde el barrio Saint Roch hacia las infraestructuras de la autopista Dufferin Montmorenciy. Las obras obligaron a la demolición de la Iglesia de San Vicente Paul que conservó las ruinas de su fachada hasta marzo de 2010. Fuente: Fotografía tomada por Ruth Díaz G., 2007. Hacia 1975 los debates y los movimientos ciudadanos que se crearon a raíz de la construcción de la autopista estaban activos y vigorosos y reclamaban a la administración municipal mayor atención a los ciudadanos que ya habitaban esta ciudad que ellos querían arrasar en aras de construir una ciudad en los suburbios. En estas circunstancias el deterioro continúa y a finales de los años ochenta el estado de la manzana es precario; el tipo de construcción en madera, típico de esta región de Norteamérica, así como algunos incendios y sucesivas demoliciones dejaron este triángulo con una apariencia ruinosa y devastada. En estudios históricos que se iniciaron en 1979 fueron reconocidas tres construcciones con un valor histórico y patrimonial importante, tres más como de valor patrimonial y arquitectónico y el resto de construcciones con un valor relativo al contexto de la manzana en triángulo. En 1980 algunas de estas construcciones aún se encontraban en un estado tal que permitía su uso, cinco años más tarde y por culpa de operaciones de especulación inmobiliaria la mayoría de las edificaciones se encontraban abandonadas y presentaban un alto riesgo para la ocupación. En ese momento la ciudad de Quebec adquirió los predios como parte de su plan de renovación del sector de Saint Roch. Para la administración municipal de Jean Pelletier (1977-1989) este triángulo era parte de los referentes de entrada a la ciudad de Québec, sin embargo, su vocación o su importancia no eran claras ni estaban aún definidas en ningún documento oficial. 17 En 2009 luego de un concurso artístico y arquitectónico, la ciudad escogió un proyecto de obra de arte a construir sobre el espacio de la autopista que nunca se terminó. El concurso se denominó paisajes suspendidos. http://www.paysagessuspendus.com/ Véase la nota de prensa de presentación del proyecto ganador en http://www.radio-canada.ca/regions/ Quebec/2009/05/11/004-projet_dufferin_n.shtml 18 Traducción libre de la autora. Texto original en http://www.ville.quebec.qc.ca/apropos/portrait/histoire/1945-2008.aspx 69 Imagen 6. Vista desde las fortificaciones de «La citadelle» hacia los nuevos ministerios. Fuente: Fotografía tomada por Ruth Díaz G., 2009. Tal y como se estableció en diversas entrevistas, los actores claves del proceso tenían versiones enfrentadas sobre el tratamiento a dar a esta zona de patrimonio. De una parte algunos funcionarios creían firmemente que los costos de la recuperación de estos terrenos serían exagerados en relación con los posibles beneficios obtenidos, por lo cual se pensaba en una solución “de paisajismo”, de otra parte algunos ciudadanos solicitaban un proceso de recuperación histórica total. Para los críticos de la administración municipal la solución paisajista, que nunca se presentó en forma explicita, se interpretaba como la demolición de las construcciones y la ocupación del terreno por un “jardín urbano” inaccesible debido a la fuerte pendiente del terreno, en tanto que para los críticos del modelo de restauración, la ciudad tenía otras prioridades que invertir una enorme suma de dinero en un terreno tan pequeño y sin que se supiera exactamente para qué. En el proceso de investigación se encontraron dos fragmentos de documentos en los cuales se podría inferir que aparece dibujada la posibilidad paisajista, sin embargo estos documentos no son concluyentes ni pueden ser referenciados debido a que no se puede verificar su autenticidad. Los dos son documentos de proyectos realizados por empresarios del sector privado. En ningún documento oficial se menciona de forma directa esta solución. Según lo informan algunos artículos de prensa con testimonios de ciudadanos de la época, la declaración de patrimonio que se produce en 1985 es bien recibida por la comunidad que también en la ciudad baja se siente identificada con este carácter histórico de ciudad y que aspira, de la misma manera que se realizó con la ciudad alta, para desarrollar un proceso de recuperación de su barrio. En este contexto de debate ciudadano, participación comunitaria y un profundo deseo de desarrollar la ciudad, las elecciones de 1989 para la alcaldía de Québec oponen dos maneras de realizar la ciudad y el urbanismo, la manera de las grandes infraestructuras y los grandes centros comerciales que se encuentra materializada en el proyecto de “la grande place”19 y la propuesta de revitalización de Jean-Paul Lallier, quien gana las elecciones con un nuevo 19 «La grande place» es un proyecto de centro comercial, de iniciativa privada, que debía ubicarse en las manzanas aledañas al triángulo de la punta de Abraham, particularmente en los terrenos que hoy ocupan el parque «Jardin Saint Roch» y las sedes de la Universidad de Quebec. En ese momento el modelo de «mall» americano está ya fuertemente arraigado gracias a la consolidación de la cultura del automóvil y a la expansión de la ciudad hacia los suburbios; el proyecto es visto por la administración municipal precedente como la única solución viable a las necesidades de comercio de los habitantes del sector y como un motor de desarrollo y recuperación urbana. 70 partido político independiente, le Rassemblement Populaire traducido literalmente como Formación Popular. El barrio de Saint-Roch, que es uno de los objetivos más importantes de este plan de revitalización, era percibido a mediados de los años ochenta como un barrio pobre, inseguro y sumergido en un proceso de deterioro continuo, sin embargo, este deterioro era relativamente reciente, pues durante los años cincuenta en el periodo de la postguerra, había conocido un desarrollo comercial intenso. Algunos de los entrevistados, que han vivido toda su vida en el barrio, conservan una imagen de este sector como un sector que aún en los años sesenta era pujante y vivo. El plan preparado por el alcalde elegido se llama “Revitalización en el corazón de la capital” y comienza a aplicarse en 1990. Una de las particularidades de este nuevo plan es la importancia que concede a la participación ciudadana, gracias a la cual se espera desarrollar los proyectos que la ciudad y los ciudadanos necesitan. Es así que el equipo de trabajo de la nueva administración municipal incluye a muchos de estos ciudadanos interesados en el desarrollo de la ciudad baja, a partir de lo que ella tiene de bueno. Adicionalmente en el plan de J.P. Lalliler se otorga un lugar preponderante a la cultura y a los artistas. Imágenes 8 y 9. Fotos aéreas del sector tomadas en 1995 durante el comienzo de los trabajos. Fotos del Archivo de la ciudad de Quebec. De hecho, como lo testimonian algunos entrevistados, muchos artistas habían escogido este sector de la ciudad como lugar de residencia y trabajo en razón de los bajos costos de los alquileres y de la facilidad para encontrar apartamentos y locales de grandes dimensiones; muchos de estos espacios eran y son aún restos de aquel pasado glorioso del barrio de Saint-Roch. Los artistas no tenían y no tienen problemas para vivir en un sector en donde una familia no se establecerá jamás, es el testimonio de uno de los entrevistados. Consecuentemente con los bajos precios de alquiler, los locales se encontraban en su gran mayoría en pésimas condiciones; con la llegada del periodo invernal muchos de estos espacios eran simplemente inhabitables, y obligaba a muchos de los artistas a deambular de un sitio a otro, lo que empeoraba sus condiciones de vida, ya de por sí precarias20. 20 El ingreso anual de un artista es aún hoy uno de los más bajos en Québec, por debajo del salario minimo, los ingresos de un artista se estiman en promedio en 10.000 CAD anuales, en tanto que el salario mínimo anual es de 20.000 CAD y el salario promedio anual para la ciudad de Quebec es de 60.000 CAD (fuente: estadísticas de la administración municipal, Instituto de estadísticas de Quebec). http://www.stat.gouv.qc.ca/publications/remuneration/index.htm 71 Imágenes 10, 11 y 12. Fotos del sitio en 1972, 1985 y 1995. Archivos de la ciudad de Quebec En este ambiente de precariedad y urgencia empiezan a gestarse los primeros movimientos de agrupación de artistas, colectivos de artistas y grupos de autogestión. Cada cual a su manera trata de unir fuerzas para encontrar una solución viable y duradera a este problema que era uno de los más críticos para la vida de los artistas. Tal y como lo testimonia uno de los entrevistados, muchos de estos artistas creían que sólo si se convertían en propietarios de su espacio de trabajo podrían tener las condiciones mínimas para producir su arte, sin embargo, era claro que en aquellas condiciones esto no era más que una utopía. El plan de revitalización propuesto trataba de cubrir la mayor cantidad de problemáticas posibles y de involucrar la mayor cantidad de actores en el proceso, con el propósito de encontrar soluciones integrales y definitivas. El sentido de la acción popular era que este desarrollo se hiciera para y con la comunidad, para lo cual el nuevo alcalde retoma 72 los contactos de base con las organizaciones comunitarias que ya tienen proyectos y de una manera decidida pone su empeño en la coordinación de esfuerzos para que estos proyectos sean realidad. Uno de estos proyectos era el de reagrupación de artistas, que desde hacía algunos años se había empezado a gestar; la idea era reunir a todos los pequeños grupos de artistas que vivían en el sector para, entre todos, ayudarse a encontrar una solución a los problemas de vivienda y trabajo. Este proyecto es la base en la cual va a germinar el proyecto de la Cooperativa de Artistas Medusa, que según lo reconocen sus fundadores, es un éxito gracias a la voluntad política de la administración municipal y a la participación decidida de los artistas organizados. El entonces candidato a alcalde se reúne con los líderes de este movimiento de reagrupación y les ofrece su colaboración para sacar adelante su proyecto. Una vez elegido esta promesa es una realidad; de hecho este es uno de los puntos recurrentes señalado por todos los participantes en el proyecto y personas entrevistadas, como uno de los principales factores de suceso del proyecto: desde el comienzo hasta el final la comunidad de artistas y la ciudad baja en general, contará con la clara y decidida voluntad y compromiso político de sus dirigentes para realizar el proyecto; de otro lado, este respaldo es la contraparte de una de las condiciones favorables más importantes, pues este respaldo político es directamente correspondido por la presencia de una comunidad de artistas organizada e igualmente comprometida que se vincula al proyecto. En este momento, 1989, se produce una confluencia de acontecimientos que ayudará a la formalización del proyecto. El primero es la elección de Jean-Paul Lallier como alcalde, el segundo es la obtención de una serie de subvenciones destinadas a la recuperación del patrimonio histórico construido de la ciudad, el tercero el encuentro de los artistas con el grupo de recursos técnicos SOSACO21. Tal y como es referido por uno de los entrevistados, en una reunión, de la cual no queda constancia en libros o actas, los líderes del proyecto de reagrupamiento exponían sus problemáticas y trataban de buscar soluciones, cuando uno de los participantes simplemente expresó, lo que necesitamos es una cooperativa de habitación. Luego de una breve discusión se decidió invitar, sin compromisos, a un representante del Grupo de recursos técnicos SOSACO, quien se ocupó de explicar a los artistas en qué consistían las cooperativas de habitación y cuál era el proceso para crear el proyecto. La primera tarea que se impuso fue la formalización del reagrupamiento que finalmente optó por la fórmula cooperativa. Uno de los entrevistados señala aquella decisión como una decisión muy bien pensada y muy acertada y probablemente otra de las claves de éxito del proyecto. En este punto, tal y como lo señalan los GRT las opciones eran dos, convertirse en una cooperativa o en un organismo sin ánimo de lucro (ONG)22. 21 Los grupos de recursos técnicos (GRT) son organismos no-gubernamentales y sin ánimo de lucro dedicados al desarrollo de la vivienda social. Ellos ayudan y acompañan a las personas y los organismos que desean construir vivienda social, bajo la forma de cooperativas o de organizaciones de vivienda sin ánimo de lucro. Los GRT actúan como intermediarios entre los futuros residentes, la administración pública municipal y provincial, los arquitectos, ingenieros y constructores y los organismos que ofrecen el financiamiento. Ellos se ocupan tambien de ayudar a los futuros residentes a encargarse de la gestión, mantenimiento y renovación de su nueva propiedad. En general, su objetivo es el mejoramiento de las condiciones de vida y la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Traducción libre de la autora, fuente Asociación de grupos de recursos técnicos de Québec. 22 En Quebec existen tres tipos de vivienda social: la vivienda subvencionada conocida como HLM (hebergement à loger modique) alojamientos a precios módicos, este tipo de alojamiento es subvencionado y administrado por las municipalidades, quienes son propietarias de los imuebles; los otros dos tipos son las cooperativas de habitación y los organismos sin ánimo de lucro en vivienda (OBNL- organismes à but non lucratif en logement) la diferencia entre estos dos últimos está en el manejo democrático de la organización, en el tipo de propiedad y en la forma de participación de los asociados. 73 Entre los criterios que más pesaron en el momento de la decisión estaba el carácter democrático del trabajo cooperativo que se expresa en el lema: un socio, un voto, este podía garantizar la igualdad de los grupos participantes, independientemente de su tamaño o de su situación económica. El otro punto importante era el relativo al carácter solidario, gracias a este se esperaba una participación activa de los asociados que se comprometían a ofrecer los servicios propios de su práctica artística, a los otros dominios artísticos. Este último punto en particular fue sensible y discutido, pues implicaba no duplicar los esfuerzos en la compra de equipos, regularmente muy costosos, pero también implicaba el uso compartido de esos equipamientos. Algunos entrevistados se refirieron a los temores que se tenían por el carácter a veces competitivo e individualista de los artistas y que podía convertirse en un obstáculo en la realización de esta solidaridad cotidiana. Finalmente en la práctica, la vida cooperativa se reveló mucho más enriquecedora que la práctica individualista y los artistas están profundamente convencidos de lo importante y de lo práctico de su decisión de trabajar solidariamente. Para empezar fue necesario que los grupos de artistas se dieran a la tarea de poner en orden y en algunos casos de crear, sus libros de finanzas, de establecer presupuestos y planes de trabajo y de formalizar su participación en el proyecto. Todo esto significó de hecho una formación intensiva que para muchos no fue fácil de realizar, pues los artistas debían continuar su trabajo artístico y cumplir con sus compromisos profesionales, al tiempo que debían trabajar para la construcción de la cooperativa y del proyecto, sin contar que muchos de ellos debieron además trabajar para obtener los recursos extras necesarios. La cooperativa se crea en 1989 con 8 grupos, algunos de los cuales continúan hasta hoy. A lo largo de los años otros grupos se han unido al proyecto. En 1990, luego de un arduo trabajo se presenta un primer proyecto, está claro que se necesita un edificio en el cual se ubicarán los talleres de cada una de las agrupaciones, la sede de la cooperativa, los espacios de exposiciones y demás complementarios a las artes visuales. Se decide además que el proyecto deberá contener también varios apartamentos en los cuales puedan vivir y trabajar los artistas invitados. La tarea será difícil a partir de este momento, pues las preguntas son numerosas, así que se otorga un mandato a la junta directiva para elaborar una propuesta concreta. Tres puntos críticos debían ser resueltos, el primero de ellos el lote: ¿Dónde construir? El segundo: ¿Cuánto vale este proyecto? Y el tercero: ¿De dónde se obtendrán los recursos? Los primeros sondeos en los cuales ya participa la futura firma de arquitectos revelan dos posibles sitios sobre los cuales se hará un primer análisis técnico, financiero y urbanístico que facilitaría la toma de la decisión. Sin embargo, tal y como lo expresan los entrevistados, desde un comienzo todos pensaron en ese triángulo como el lugar ideal para la propuesta, pues todo lo que era un problema para los demás, era una ventaja para el proyecto. El terreno se encuentra literalmente a medio camino entre la ciudad alta y la ciudad baja, lo cual lo hace un lugar de alto tráfico, según lo expresaron los entrevistados esto no representaba ningún problema para los talleres pues muchos de ellos están completamente insonorizados; para los espacios de exposición significaba una mayor visibilidad y accesibilidad a través de los servicios de transporte público masivo, así como conectividad con toda la red de autopistas. Los restos de construcciones históricas ya le daban un carácter al sitio, con el cual los artistas se identificaban, estas son las imágenes de su cotidiano, donde ellos habían vivido 74 Imagen 13. Ficha de evaluación y reconocimiento de elementos de patrimonio. 1985 Fuente: Archivo del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la ciudad de Quebec, Archivos de la ciudad de Quebec. 75 Imagen 14. Ficha de identificación patrimonial. Inventario de propiedades. 1995. 76 por años, así que conservarlas parecía ideal, además, esta imagen fragmentada por los diferentes predios corresponde al imaginario de Medusa en el que el todo y las partes son importantes: así que era importante que cada grupo asociado tuviese una “entrada” desde la calle. En la realidad muchas de estas puertas están clausuradas y por razones técnicas y de seguridad se utilizan las entradas principales, sin embargo, este fue uno de los puntos importantes a favor del predio en el momento de la selección, cada grupo podía verse presente en el proyecto de forma individual y colectiva, al mismo tiempo. Como artistas, ninguno de ellos quería verse absorbido o anulado por la imagen del colectivo, por lo cual en la interpretación del arquitecto, el gran proyecto de centro artístico prácticamente desaparece y en su lugar se leen en el paisaje las huellas de la ciudad patrimonial y los avances del centro de artes visuales. Tal y como lo expresa el arquitecto, el desafío estaba en construir 10 edificios que funcionasen como uno solo, al incorporar los elementos de patrimonio conservado, es decir, las fachadas, y los sofisticados requerimientos técnicos de algunos espacios. Tal y como lo señalaron algunos de los entrevistados el punto más importante en la decisión tuvo que ver con la segunda pregunta clave que se formulaba en torno al proyecto, la pregunta por los fondos. En el momento de la formulación del proyecto los artistas se enteraron que el predio ya había sido adquirido por la administración municipal, que estaba disponible y que existía la posibilidad de una importante subvención para proyectos de rescate del patrimonio urbano y arquitectural, del cual el predio de Colina de Abraham hacía parte. Tal y como lo expresa uno de los entrevistados: nosotros no hicimos nada para que todo esto se diera, los predios habían sido adquiridos años atrás, la declaración de patrimonio era del año 85, las subvenciones se ofrecieron luego de que el proyecto empezó a gestarse, nosotros sólo pusimos las partes juntas y esto fue providencial. Los dineros de la subvención podrían aportar casi un tercio del valor total del proyecto, para el cual la ciudad ya estaba dispuesta a dar otra parte y llegados a este punto ya no había ninguna duda, el proyecto tenía que hacerse en este sector de patrimonio y tal y como los artistas lo deseaban, debería conservar las fachadas de las construcciones que tenían valor patrimonial. Con el aval del gobierno municipal y el apoyo del gobierno federal, el gobierno provincial también se suma al proyecto y la “Caisse de dépôt et placement du Québec”23 se encarga de dar viabilidad financiera al proyecto. A partir de este momento se define y se procede rápidamente a demoler las construcciones que no serían de conservar y a finalizar la propuesta técnica para los otros espacios. Sin embargo, los retos no terminan aquí pues el sitio, tal y como se mencionaba al comienzo de este artículo, contenía los cimientos de la vía que circula paralela y que luego de más de 100 años no habían sido revisados. Con las demoliciones quedó a la vista el proceso de desplazamiento del terreno causado por el incremento del tráfico automotor y las filtraciones de agua procedentes de la ciudad alta. Sin las construcciones que hacían contrapeso la vía empezó a desestabilizarse y un proceso de recuperación de urgencia debió ponerse en marcha. 23 La Caja de Depósitos e Inversiones de Quebec es una institución económica del gobierno de la provincia de Quebec, creada en 1965. A lo largo de los años y con su respaldo, los más importantes proyectos económicos de la región se han convertido en empresas productivas de gran suceso; entre sus prioridades está el apoyo a las inciativas comunitarias y a la economía solidaria. 77 Imagen 15 fotos a, b, c, d, Fotografías del proyecto terminado. Fuente: Fotos del archivo de ciudad de Quebec Probablemente a estos “sobre costos” se referían los funcionarios de la administración municipal cuando se oponían a la edificación del predio, sin embargo, nadie alertó sobre estas posibles contrariedades, ninguna inspección técnica fue capaz de prever el problema y cuando este apareció, desestabilizó momentáneamente la programación y el presupuesto. Para el proyecto mismo las incidencias técnicas y económicas fueron grandes pues muchos aspectos debieron solucionarse prácticamente sobre el terreno y en condiciones de urgencia. Probablemente éste sea uno de los malentendidos más comunes que aún hoy afectan la imagen del proyecto, cuando se dice que el proyecto costó demasiado. Tal y como lo expresaron los técnicos y los funcionarios municipales encargados, esto no fue culpa del proyecto y no fue pagado por el proyecto; este problema se habría presentado tarde o temprano con este o, con no importa cuál proyecto. Otros funcionarios y personas próximas a Medusa manifestaron lo injusto de esta situación, pues los medios de comunicación sumaron la factura de este imprevisto al total del proyecto, con lo cual la inversión se presentaba desproporcionada. En este punto es importante recalcar la contraparte que Medusa tuvo que pagar por cuenta del decidido apoyo político y de la administración municipal: el proyecto se convirtió en objetivo constante de las críticas de la oposición política y de los medios de comunicación 78 Imagen 15. Fotografía del proyecto terminado. Fuente: Fotos del archivo de ciudad de Quebec que durante un largo periodo bombardearon la iniciativa con titulares abiertamente mal intencionados. Tal y como lo pudo constatar la investigación, más del 70% de los artículos aparecidos en este período hacen una crítica desproporcionada a la iniciativa. “Medusa un pozo sin fondo”, “Restaurado a un costo de 10 millones de dólares, Medusa no vale más de 2,3 millones”, “Medusa, millonarios que no pagan sus impuestos”. Ante esta avalancha de mal periodismo los artistas hacen un llamado abierto a la ciudadanía, a los medios de comunicación y a los líderes políticos para actuar en justicia con una iniciativa que en ningún momento adhirió a ningún partido político. Luego de este llamado de atención la mala prensa terminará y el proyecto continuará su vida, como lo expresaron sus dirigentes, con sus propios problemas. Una vez recuperada la estabilidad del muro de contención y tratado el problema de filtraciones de agua, el proyecto continuó con los contratiempos normales de los proyectos de esta complejidad, desarrollados en una región en la cual el clima es siempre un factor de riesgo que aumenta la posibilidad de imprevistos. En las condiciones climáticas locales el desarrollo cronológico de los proyectos es crítico y los retardos pueden significar, una vez llegado el invierno, la imposibilidad de continuar con los trabajos. La lectura final del proyecto, tal y como se tiene hoy en día, es casi silenciosa. Al ser interrogados sobre la presencia del proyecto, muchos ciudadanos manifestaron no saber que se trataba de un solo edificio, para ellos se trata de una manzana normal que en uno de los extremos tiene la sala multimedia, con la cual se identifica el centro artístico. La presencia de esta sala, así como del restaurante y de los espacios de exposiciones fue rápidamente bien recibida y hoy está silenciosamente integrada al imaginario urbano. Igual caso se dio con la escalera lateral llamada “de la capilla” que fue el objeto de un diseño arquitectónico independiente. 79 El reto de trabajar con el patrimonio construido no era fácil y la opción estética de tratar las fachadas como una obra de arte que se incorpora al gran proyecto fue decisiva para preservar la lectura de ciudad patrimonial tan valiosa para Quebec. Algunos artistas hablaron de esta situación particular: el proceso creativo experimental no es fácil, no es algo que se haga en medio de críticas o a la vista de todo el mundo, ni es algo que se hace por dinero o por gloria personal, y esto es lo que se hace en Medusa, que es un lugar comunitario de trabajo de vanguardia, de experimentación y de creación artística ilimitada que se encuentra protegido de las miradas intrusas gracias a que es casi invisible, está allí pero nadie lo ve y eso sólo se podía hacer con esta arquitectura. Los artistas consiguieron trabajar donde siempre habían trabajado, vivir donde siempre habían vivido, en unas condiciones casi ideales. Hoy en día el proceso de revitalización de Saint Roch empieza a producir sus frutos y muchos de sus detractores de la época reconocen que los resultados son excelentes. El carácter comunitario de este proyecto se ha tomado como ejemplo en otras intervenciones, así como la participación autónoma de los artistas, la consideración de aspectos patrimoniales y la inclusión de elementos culturales en todas las propuestas. Todo esto en aras de prevenir los fenómenos de gentrificación que suelen acompañar estos procesos de rehabilitación. Este proyecto tenía todo en contra, excepto la voluntad de un grupo de artistas decididos a realizarlo y el apoyo de los elegidos a la administración municipal. Finalmente, haberlo ejecutado en una manzana de protección patrimonial fue sólo el corolario brillante. Tal y como lo expresó uno de los creadores del proyecto, Patrimonio es lo que nos pertenece a todos y que puede garantizar nuestro futuro y eso es Medusa para los artistas de las artes visuales de la ciudad de Québec, un edificio y un proyecto que es patrimonio viviente de una comunidad. Ficha del proyecto arquitectónico: Cooperativa de producción y difusión artística “Medusa” 541, De Saint-Vallier Est. Québec QC. G1K 3P9 Canadá Émile Gilbert, arquitecto Brière et Gilbert architectes associés. http://www.brieregilbert.com/index.html Coordinación del proyecto: Grupo de recursos técnicos, SOSACO Construcción: Lauréat Pepin Inc. 80 BIBLIOGRAFÍA BOURGEOIS, Fanny. La revitalisation du quartier Saint-Roch (Ville de Québec) e t ses effets sur l’expérience d’exclusion des femmes itinerantes. Tesis Facultad de Sociología. http:// ariane.ulaval.ca/cgi-bin/recherche.cgi?qu=a1699150 FAGUY, Jacques. Quartier Saint-Roch : concept et revitalisation et plan d’action 1999 / Ville de Québec, Aménagement du territoire, Centre de développement économique et urbain. Éditeur: Québec : Ville de Québec, Aménagement du territoire, Centre de développement économique et urbain, 1999. MERCIER, Guy. L’usage urbain de la nature: conflit et ralliement au quartier Saint-Roch à Québec. 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Proyecto financiado por la Universidad Santo Tomás seccional Bucaramanga cuyo grupo de investigación se conformó por el Investigador: Arq. Mario Andrés Narváez Salas, el Coinvestigador: Jorge Alberto Villamizar Hernández, y el Auxiliar de investigación: Esteban Ariza. Fecha de inicio: Febrero 2009, Fecha de terminación: Mayo 2010. Resumen Este artículo aborda la temática del reconocimiento de la arquitectura moderna en Colombia como patrimonio y su vigencia como referente proyectual. Para tal fin se presenta el reconocimiento de unos criterios formales y unos valores visuales validados como Material de Proyecto, es decir, como materia prima para proyectos arquitectónicos actuales, a partir del análisis del Refugio y teatro infantil del Club los Lagartos. Lo anterior contribuyó, por un lado, con la catalogación de la obra de Robledo, Drews y Castro Arquitectos1 y, por otro lado, con la consolidación de la memoria arquitectónica del movimiento moderno en Colombia. Palabras Clave Criterios formales, Herramienta proyectual, Arquitectura Moderna en Colombia, Proyecto arquitectónico, Valores visuales. 1 Firma que se conformó en 1954 y disolvió en 1960 y que a pesar de su breve existencia generó obras de auténtica calidad arquitectónica en donde se refleja claramente el propósito de establecer orden y claridad en los planteamientos que definen y estructuran el ejercicio y propuesta arquitectónicos. 82 ROBLEDO DREWS ARCHITECTS AND CASTRO (1954-1960) FORMAL CRITERIA AND VISUAL VALUES IN THE REFUGE AND CHILDREN´S THEATRE CLUB LOS LARGATOS (1955)* Mario Andrés Narváez Salas** Jorge Alberto Villamizar Hernández*** ** Arquitecto. Docente Facultad de Arquitectura Universidad Santo Tomás Bucaramanga, Arquitecto Universidad Javeriana, Máster en “Teoría y práctica del Proyecto Arquitectónico” Universidad Politécnica de Cataluña, Doctorando en Proyectos Arquitectónicos Universidad Politécnica de Cataluña, [email protected] *** Arquitecto. Docente Facultad de Arquitectura Universidad Santo Tomás Bucaramanga, Especialista en Proyectos arquitectónicos y en Docencia Universitaria de la misma universidad, [email protected] Vander Rohe, Mies (1949). ITT, Chicago: Kapelle St. Savior. fuente: http://www.nhr-unibochumdelkgi/projekte/rub-expo/ks/tbu3as.gif Abstract This article addresses the issue of recognition of modern architecture in Colombia as patrimony and its validity as a benchmark of design. To that end presents the recognition of formal criteria and visual values validated as project material, that is as raw material for current architectural projects, from analysis of the Theater and Refuge for children for the “Club Los Lagartos”. This contributed, in one side with the documentation of the work of the architectural firm Robledo, Drews and Castro, by other side contributed with the consolidation of the architectural memory of the Modern Movement in Colombia. Key words Formal criteria, design tool, modern architecture in Colombia, visual values, architectural project, visual values. 83 Planteamiento del problema El reconocimiento actual de la arquitectura moderna como patrimonio y su vigencia como referente proyectual se ha logrado al ver la claridad y coherencia que plantea el movimiento, no en los rasgos figurativos y estilísticos más evidentes sino en unos principios estéticos esenciales que se sustentan en la construcción formal de universos ordenados a partir del entendimiento del contexto, la abstracción como la comprensión de lo esencial en las configuraciones de los elementos constitutivos del objeto y una forma consistente como una unidad equilibrada. (Ver Figura 1.) Figura 1. Paulo Mendes da Rocha. (19871995). Museo Brasileño de escultura. Fuente: Piñón, Helio. (2003). p.101 En este reconocimiento se destacan dos iniciativas a nivel internacional, por un lado el proyecto de documentación y conservación del Movimiento Moderno (DoCoMoMo Internacional), organización creada en 1990 con sede en Barcelona cuyo principal objetivo es divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno2 y, por otro lado, están las iniciativas del grupo FORM de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona de la Universidad Politécnica de Cataluña dentro del programa de doctorado en Proyectos Arquitectónicos (2009) cuya línea de investigación en la forma moderna se enfoca en el análisis formal como un sistema de relaciones visuales que plantean unos valores reconocibles a partir del juicio estético. En el contexto colombiano actual, la investigación y reconocimiento en el campo de la Arquitectura Moderna se observa insuficiente. Los esfuerzos que se han encaminado a difundirla como patrimonio o como referente teórico han sido revisiones generales, que si bien brindan un panorama amplio, no logran profundizar en el proyecto arquitectónico en particular, cuestión que ayudaría a esclarecer la memoria y ampliar el criterio a la hora de asumir la realidad presente habida cuenta de la historia y sus lecciones al momento de proyectar. 2 La iniciativa de DoCoMoMo llegó a Colombia en el año 2007, para consolidar una red global con sedes en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Chile, España, Estados Unidos, Holanda, Irlanda, Japón, Corea, México, Noruega, Portugal, Suecia y Suiza. 84 Por tanto, es evidente la necesidad de consolidar la memoria arquitectónica moderna en Colombia específicamente desde el entendimiento del proyecto arquitectónico, en este caso particular, la investigación plantea el reconocimiento de unos materiales de proyecto dentro de la historia, es decir, de unos “elementos, criterios o soluciones” (Piñón, 2005. p.5) validados tanto por historia como por la experiencia que se puedan constituir en materia prima a la hora de desarrollar proyectos arquitectónicos en la actualidad. De aquí surgió el objetivo del proyecto que buscó: Reconocer los criterios formales y valores visuales validados como material de proyecto en El Refugio y Teatro Infantil del Club Los Lagartos de 1955 y la Casa Londoño de 1957, de Robledo Drews & Castro arquitectos. El presente artículo se centra en el análisis de uno de estos proyectos: El Refugio y Teatro Infantil del club los Lagartos de 1955. Estado del arte Sobre El Refugio y Teatro Infantil Las publicaciones al respecto, se resumen en artículos publicados en la revista PROA en los números 97 (Martínez Carlos, 1956, p.3-5),100 (Martínez Carlos, 1956. p.5) y 384 (Martínez Carlos, 1989) y una aparición en la publicación Colombia: Arquitectura Moderna de Fontana y Mallorga (2004. pp. 157-167), material que también está disponible en el Museo Virtuale di Architettura MUVA. Sobre materiales de proyecto El concepto se desarrolla por Piñón en la línea de investigación de la Forma Moderna de la Universidad Politécnica de Cataluña y aparece principalmente en los textos de: Materiales de Proyecto (2005. p.5), Curso básico de proyectos (1998. p.106) y Teoría del proyecto (2006. p.128-136). Marco teórico Dentro de los conceptos considerados el de material de proyecto se constituye como el elemento teórico más relevante, aquí un texto de Piñón (2006, pp. 130-132) para profundizar más en la idea: La convicción de que la creación no reside tanto en la invención de nuevas melodías, cuanto el establecimiento de nuevos sistemas que las reelaboren y desarrollen, hizo que desde antiguo los músicos se sirviesen de materiales de la música como materia prima de sus composiciones: difícilmente Bach habría podido cumplir con su compromiso de preparar una cantata semanal mientras fue cantor de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, si no hubiera tomado materiales de Händel, de Vivaldi o de sí mismo, como base para sus composiciones religiosas. Y si hubiera renunciado a esos préstamos, al centrar todo el esfuerzo en la innovación de los temas, habría provocado, sin duda, una merma en la calidad de su música: asumir su cometido como una práctica circense de mera habilidad le habría desviado del proyecto musical con el que abordó el primer tercio del siglo XVIII. Mi punto de vista se aproxima al de los músicos, de modo que, a la consideración física del material, añadiría la asunción de la arquitectura propia y la de los demás -de algunos de sus criterios y soluciones- como materia prima de una actividad formadora que, en definitiva, es, a mi 85 juicio, la específica del proyecto. La imposibilidad de separar lo material de lo estético -en arquitectura y en cualquier manifestación artística- me inclina a considerar la obra como un ente complejo, compuesto de materia y proyecto, a la vez, que se nutre de materiales tanto físicos como nocionales. Todo lo anterior, en el marco de una idea de concepción que considera que su cometido se centra más en la construcción de estructuras -esto es, en la propuesta de relaciones- que en la invención de elementos primarios. El retomar el concepto de material de proyecto en arquitectura permitirá no sólo hacer arquitectura de calidad, sino que dejará abierta la posibilidad de generar un desarrollo continuo sobre las bases de la actualización permanente y consolidar así una verdadera plataforma de desarrollo para la arquitectura en Colombia. Material de proyecto, parámetros de validación Uno de los resultados de la investigación fue establecer los parámetros que definen el concepto de material de proyecto para llegar a establecer las siguientes conclusiones: Figura 2. Van der Rohe, Mies. (1945-46). Alummni Memorial Hall. Fuente: http://www. ruhr-uni-bochum.de/kgi/projekte/rub_expo/k5/ u3abb2.jpg 86 Figura 3. Robledo, Drews y Castro. (1955). Refugio y teatro infantil. Fuente: Martínez Carlos. (1956). Refugio y teatro infantil en el Club los Lagartos. Proa, 97, p.4. Los materiales de proyecto, como se planteó en principio, como lo afirma Piñón (2006, p.130) son: “elementos o soluciones avalados por la historia y la experiencia” los cuales se constituyen en la materia prima del proyecto. El objetivo principal como herramienta proyectual es brindar una estructura formal a la capacidad ordenadora de quien proyecta, su implementación resalta la capacidad formadora del proyecto, por lo tanto, se aprende mientras se proyecta, además se compromete en superar el punto de partida para que resulte el proyecto distinto al de la materia prima empleada, es decir, auténtico. En el Refugio y Teatro Infantil del Club Los Lagartos (1955), se hace claro el uso de la referencia del Alumni Memorial hall en Chicago proyectado por Mies Van der Rohe en 1946, sin embargo, el objeto arquitectónico resultado conserva su autenticidad, es decir, no termina siendo una “copia” literal del punto de partida. (Ver Figuras 2 y 3). Un ejemplo actual que valida su vigencia como herramienta proyectual es la casa en Caparicuiba (2003) de Angelo Bucci que emplea criterios de la casa en Butanta (1964) de Paulo Mendes da Rocha. (Ver Figuras 4 y 5). Figura 4. Mendes da Rocha, Paulo. (1964). Casa en Butanta. Fuente: Piñón, Helio. (2003). p.54. Figura 5. Bucci, Angelo & Puntoni, Alvaro. (2003). Casa en Caparicuiba. Fuente: http://www.peruarki.com/casa-en-carapicuiba-angelo-bucci-alvaropuntoni/casa_carapicuiba_peruarki_corte-a1/ 87 Figura 6. Van der Rohe, Mies. (1945-1950). Casa Farnsworth. Fuente: http://www.urbipedia.org/ images/6/64/Casa_farnsworth-planta.jpg Figura 7. Le Corbusier. (1952). Cabaña de vacaciones Fuente: http://www.ymag.it/schede.asp?id=1524 Figura 8. Le Corbusier. (1952). Cabaña de vacaciones Fuente: http://www.ymag.it/schede.asp?id=1524 Figura 9. Siren, Kaija & Heikki. (1957). Capilla en Otaniemi. Fuente: Piñón Helio. (2005). p.88. Los materiales de proyecto dentro del marco estético moderno y para definirse como tales, presentan unos valores visuales y unos criterios formales específicos que permiten identificarlos y actuar sobre ellos. Valores visuales Como valores visuales se entienden aquellos valores que se pueden identificar en el objeto una vez proyectado, bien de manera parcial o de manera definitiva, los cuales permitirían re-conocer los atributos que a principio de siglo XX Le Corbusier y A. Ozenfant (Citado en Piñón 2006) propusieron como atributos del arte moderno: “la economía, el rigor, la precisión y la universalidad”. La economía Se entiende como el uso del menor número de elementos para configurar el mayor número de relaciones formales, funcionales y técnicas necesarias, Como ejemplo se muestra la casa Farnsworth de Mies Van der Rohe proyectada entre 1946 y 1951, donde la isla de servicios estructura la mayoría de relaciones al interior de la vivienda. (Ver Figura 6). 88 El rigor Entendido como la implementación consecuente de los criterios formales en todas las escalas del objeto, Tal como se puede apreciar al interior de la cabaña de vacaciones de Le Corbusier proyectada en 1952, donde el rigor alcanza el detalle tanto de los cerramientos como en el mobiliario haciendo parte todo de un conjunto equilibrado. (Ver Figuras 7 y 8). La precisión Entendido como la medida justa, ni más elementos que propicien el despilfarro ni la escasez premeditada de elementos como recurso estilístico o de maquillaje de lo mínimo, este valor de entrada exige criterio por parte de quien proyecta como se puede ver en la Capilla en Otamieni de los Arquitectos Kaija Siren & Heikki. (Ver Figura 9). La universalidad Entendida como lo esencial de lo que cada configuración entre los elementos constitutivos del objeto arquitectónico puede llegar a ser. En el proyecto de la casa Adler de Louis Kahn de 1954 la estructura formal portante estimula al espectador el abstraer a una realidad reconocible por el sentido común la figura geométrica básica del cuadrado. (Ver Figura10). Estos valores visuales igualmente permiten re-conocer el equilibrio de los artefactos a partir de equivalencias y no necesariamente, en el sentido clásico, a partir de igualdades. Un ejemplo de esto lo plantea la casa de Ciudad de Vaticano del arquitecto Emilio Duhart, donde la tensión entre los elementos, diferenciados y relacionados entre sí que constituyen el artefacto, es lo que visualmente estructura el proyecto. (Ver Figura 11). En definitiva estos valores, como resultado del proyecto, se constituirán como el marco del juicio estético de quien se enfrente a la obra. Figura 10. Kahn, Louis. (1954). Proyecto casa Adler. Fuente: Piñón Helio. (2005). p.37. 89 Figura 11. Duhart, Emilio. (1944). Casa c/ del Vaticano. Fuente: Piñón Helio. (2005). p.80. Criterios formales Por otro lado los criterios formales son las decisiones de quien proyecta, basadas sobre los principios estéticos de la modernidad, es decir; la concepción resultado de las problemáticas que surgen de la relación entre el programa requerido y el contexto histórico-geográfico determinado de cada objeto, lo que en definitiva es lo que lo dota de identidad, la abstracción como modo de asumir lo esencial en la configuración del proyecto y por último la forma consistente es decir la identificación como una unidad en la cual el sistema constructivo condiciona sus posibilidades formales. Ejemplo de la adaptación de estos criterios se aprecia (1987-1994) en la tienda Forma proyectada por Paulo Mendes da Rocha. (Ver Figura 12). Figura 12. Mendes da Rocha, Paulo. (19871994). Tienda Forma. Fuente: Piñón Helio. (2005). p.103. Metodología La metodología propuesta plantea el análisis del objeto de estudio y su posterior síntesis a partir de un método que propone las siguientes actividades como las necesarias para los fines establecidos: primero, la definición del objeto de estudio; segundo, la recolección material de investigación necesario; tercero, la edición y tratamiento de dicho material; cuarto, el análisis propiamente dicho y, por último, la síntesis que en definitiva es la que plantea el reconocimiento de los criterios formales y valores visuales validados como Materiales de Proyecto en el Refugio y teatro infantil. 90 Desarrollo Definición del objeto de estudio Para la selección del objeto de estudio se tomó la intuición como una herramienta afinada y precisa, para lo cual se necesitó una lectura continua y profunda de la forma moderna, entendida no como un objetivo en sí, sino como un ejercicio de síntesis de un conjunto de soluciones a las problemáticas que surgen del binomio programa-contexto. Dentro de este marco, luego de una mirada intensiva, aplicada la intuición y la experiencia en la lectura de proyectos por parte del equipo investigador, se definió el Refugio y teatro infantil del club los Lagartos dentro de un grupo proyectos3 como los indicados para aplicarles la metodología de análisis y posterior validación de sus criterios formales y valores visuales como materiales de proyecto. Recolección material de investigación La investigación pudo recopilar la siguiente documentación correspondiente al proyecto del Refugio y Teatro infantil. (Ver Tabla 1). DOC. Perspectivas Fotografías Plano 1. Vista general fachada este PROA 97-100 Robledo Drews y Castro Si Ene 1955 Dl 128 y Cra64 Club los Lagartos Refugio y teatro infantil 2.Vista Interior Refugio Infantil 3. Vista conjunto fachada este 3 ORIGEN AUTORES CONSTRUIDO FECHA LOCALIZACIÓN CLIENTE PROYECTO Tabla 1. Obra proyectada RDC arquitectos. 1954-1960. PROA 97 PROA 97-384 4. Vista conjunto fachada norte 5. Vista interior teatro PROA 97 PROA 97 6. Planta General PROA 97-384 7. Planta de localización PROA 97 8. Cortes y fachadas Beatriz García1 9. Plantas Beatriz García 10. Detalles Beatriz García 1. Refugio y teatro infantil del Club Los Lagartos (1955), 2. Residencia para Alonso Londoño (1957), 3. Tres residencias para Alberto Lotero (1956), 4. Residencia para Carlos Ángel Villa (1958), 5. Edificio para Jorge Nalús, 6. Residencia para Emilia Zuleta Calderón (1956), 7. Residencia para Fernando Restrepo (1956), 8. Residencia y 9. Estudio para Pedro Celis (1956). Estas obras se seleccionaron por su relevancia y potencial para validar sus criterios formales y valores visuales como material de proyecto. El alcance del proyecto de investigación dejó definidos los últimos 7 proyectos como futuros objetos de estudio, que forman parte del banco de proyectos de investigación del Grupo de Investigaciones de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Santo Tomás. 91 Edición y tratamiento del material La investigación confirmó que el redibujo es una herramienta potente de análisis y comprensión del artefacto arquitectónico, ya que, como lo afirma Gastón y Rovira (2007. p.19): El delineado obliga a mirar y a interrogarse acerca de aspectos físicos concretos del edificio y aleja la posibilidad de divagar. Permite tomar conciencia de las dimensiones del edificio y de sus componentes, de la jerarquía de trazados, de modulaciones ordenadoras, de la relación entre elementos constructivos. Así mismo este proceso, permite realizar las mismas preguntas a las cuales los arquitectos se enfrentaron a la hora de proyectar, que potenciaron de esta forma la posibilidad de comprensión del objeto. Análisis Para el presente análisis se tomó como referencia metodológica lo planteado por Gastón y Rovira (2007 p.28), cuestión que permitió llegar a los pormenores del Refugio y Teatro infantil tanto en términos constructivos como proyectuales, estos son la base a partir de la cual se validaron los criterios formales y valores visuales como material de proyecto. Refugio y Teatro Infantil en el Club Los Lagartos 1955 El siguiente análisis corresponde al proyecto de Refugio y Teatro Infantil para el Club Los Lagartos proyectado y construido por Robledo, Drews y Castro Arquitectos entre los años1955 y 1956. Emplazamiento y programa Posición del terreno en la ciudad, calles que lo rodean, posibilidades de acceso, características de las vecindades. Figura13. Fuente: Elaborado por Mario Narváez Salas. Figura 14. Fuente: Elaborado por Mario Narváez Salas. 92 El terreno donde se emplaza el proyecto de Refugio y teatro infantil se ubica dentro de la propiedad del Club Los Lagartos, proyecto diseñado y construido en 1946 por la firma Cuéllar Serrano Gómez al noroccidente de la ciudad de Bogotá, en una zona de carácter campestre a la cual se accede por la diagonal 128 con carrera 64, ver Figura 13. El proyecto en referencia es bordeado sobre el norte y el occidente por la vía de acceso principal al Club y una zona verde arborizada a partir de pinos de aproximadamente 12m de altura. Sobre el sur se vincula con la zona de la piscina de niños y el pozo de arena y, por último, sobre el costado oriental se abre hacia el edificio principal del Club Campestre, es esta la única edificación existente en su momento y de la cual el proyecto de Refugio y Teatro Infantil es una ampliación, ver Figura 14. Esta disposición de volúmenes en campo abierto hace recordar varios de los objetos dispersos pero ordenados que se encuentran en el Campus del Illinois Institute of Technology del Arquitecto Mies Van der Rohe proyectado desde 1942 hasta 1947, (ver Figura 15), la capilla St. Savior (1949-52) y el edificio del Alumni-Memorial-Hall (1945-46) son referencias claras para los arquitectos, tal y como lo afirma Villamizar (2009): “El proyecto se encuentra basado totalmente en la obra del arquitecto alemán Mies van Der Rohe y surge en el periodo posterior a la permanencia del arquitecto Dicken en Estados Unidos” (p.3.), ver Figura 16. Figura 15. Van der Rohe, Mies. (1945-46). IIT Master Plan. Fuente: http://www.moma. org/collection/object.php?object_id=87314 Figura 16. Van der Rohe, Mies. (1949). ITT, Chicago: Kapellle St. Savior. Fuente: http:// www.ruhr-uni-bochum.de/kgi/projekte/ rub_expo/k5/tbu3a5.gif 93 Extensión en superficie, dimensiones y geometría del perímetro, condiciones de los lindes El área aproximada del terreno en donde se emplaza el proyecto es de 1620m2 con una geometría regular -54m de largo por 40m de ancho- con linderos abiertos, producto de ser un edificio anexo dentro del club. Debido a esto las dimensiones específicas del terreno El Refugio y Teatro en términos de límites se enlazan con las del terreno general del Club por lo que el proyecto se desarrolla como un ejercicio de entretejer el tejido existente. Topografía, presencia de construcciones o vegetación (tipo, altura, densidad). Condiciones climáticas relevantes: orientación solar, rango de temperaturas, régimen de lluvias o vientos, sismicidad. La topografía del terreno donde se emplaza el proyecto es básicamente plana con una pendiente mínima en sentido sur que se dirige hacia el lago del Club, elemento que se constituye en la visual predominante del lugar y hacia la que el Refugio se proyecta, para integrar el contexto geográfico del Club a manera de un plano de fondo en la composición de sus visuales, ver Figura 17. La única construcción existente es el edificio del Club. Éste presenta dos niveles generados por volúmenes adosados que configuran un patio interno en donde se emplaza la piscina principal y sobre el cual el proyecto se vincula desplazándose y para completar el cerramiento que define materialmente dicho patio al mismo tiempo que configura uno nuevo alrededor de la pista de patinaje y logra a pesar de ser un proyecto independiente, integrarse tanto al contexto geográfico como al contexto construido, ver Figura 18. Las masas principales de vegetación, que en su mayoría son pinos adultos de 12m de alto, se encuentran localizadas sobre los costados occidental y norte del proyecto, convirtiéndose en un segundo plano que tensiona las fachadas este y sur, fachadas que se constituyen como las principales del proyecto, ver Figura 19. El sentido de la orientación general del proyecto es norte-sur con un clima que alcanza una temperatura promedio de 14 grados centígrados, con lluvias moderadas y vientos predominantes provenientes del norte. Por otra parte, y como otra de las particularidades a las que se enfrenta el proyecto, se encuentra la amenaza de riesgo sísmico intermedia debido a la ubicación geográfica sobre las cordilleras central y oriental. Programa funcional que el edificio tenía que acoger: superficies totales y parciales, relación de los usos previstos, características y correlaciones. El programa funcional que alberga el proyecto se divide en dos partes: la primera es un espacio cubierto para juegos, con fuente de soda y vestieres; la segunda es una sala múltiple para cine y gimnasio infantil. El proyecto tiene una superficie total de 365m2, de los cuales 190m2 corresponden al teatro y 175m2 al refugio, ver Tabla 2. 94 Figura 17. Fuente: Elaborado por Mario Narváez Salas. Figura 18. Fuente: Elaborado por Mario Narváez Salas. 95 Figura 19. Fuente: Elaborado por Mario Narváez Salas. Figura 20. Fuente: Elaborado por Mario Narváez Salas. 96 Tabla 2. Cuadro de áreas Refugio y Teatro infantil TEATRO INFANTIL Sala múltiple Depósito Cuarto de proyecciones Total teatro Zona cubierta para juegos Fuente de soda Vestieres Total área refugio REFUGIO PASARELA CUBIERTA Área Cubierta TOTAL REFUGIO Y TEATRO INFANTIL 155 m2 15 m2 20 m2 190 m2 127m2 7 m2 41 m2 175 m2 42 m2 407 m2 El uso previsto de los espacios dota al proyecto de un edificio independiente para los niños el cual complementa las actividades del edificio principal. Por su parte, el teatro se abre sobre el costado este hacia la zona exterior de la pista de patinaje -espacio que al mismo tiempo es un auditorio al aire libre- y, sobre el costado sur hacia el refugio a través de una pasarela cubierta, contrario a lo que sucede sobre el costado oeste en donde el teatro se cierra sobre la vía de acceso principal al igual que lo hace el edificio del Refugio al ubicar el módulo de vestieres y fuente de soda. Así como el teatro se abre sobre la pista de patinaje el refugio se cierra sobre la misma a partir de un muro que sirve para controlar los vientos predominantes provenientes del norte y proteger las actividades hacia las cuales el refugio se proyecta: la piscina y el pozo de arena, ver Figuras 20 y 21. El teatro se relaciona con el refugio a través una estructura cubierta independiente que configura la pasarela antes mencionada, la cual análogamente se proyectó para conectar los edificios del teatro y refugio con el edificio principal, a partir de la zona cubierta de juegos del refugio, cuestión que finalmente no se llevó a cabo en la construcción definitiva. Sin embargo, constituía un elemento de relación importante al continuar con la noción de diferenciar, relacionar y tensionar los elementos que pretendía articular, ver Figura 22. Figura 21. Fuente: Elaborado por Mario Narváez Salas. 97 Figura 22. Fuente: Archivo Beatriz García Figura 23. Fuente:Mario Narváez Salas. 98 Figura 24. Fuente: Mario Narváez Salas. Configuración del edificio Distribución de volúmenes respecto al programa funcional: si es manifiesto o contenido. Si el volumen se define por agregación o por vaciado. Identificación de áreas y correspondencia entre ellas, número de plantas y alturas, espacios de circulación y accesos El programa está fragmentado en dos usos principales: un refugio y un teatro infantil que están distribuidos en cuerpos diferenciados y con particularidades que los hace complementarios: el teatro es cerrado y privado mientras el refugio es radicalmente abierto lo que refuerza la noción de equilibrio basado en equivalencias más no en igualdades, ver Figura 23, algo que también se observa en el manejo de las proporciones con relación a la ocupación del terreno en el primer piso la cual es del orden aproximado de 1:1 (aquí el equilibrio), pero con diferentes desarrollos en los lados de los volúmenes: el teatro con una base de 18m x 10m (180m2) y el refugio con una base de 24m x 7.8m (187m2) (aquí la equivalencia). Al interior del Teatro el programa se distribuye en tres usos contenidos en un solo volumen: la sala múltiple, un depósito y un cuarto de servicios. Los dos últimos se organizan uno encima del otro acompañando el desarrollo en doble altura del salón múltiple, mientras que en el Refugio el programa se manifiesta en un solo nivel a partir de dos volúmenes agregados bajo una sola cubierta: uno de ellos lleno, el del módulo de fuente de soda y vestieres, y otro vacío de presencia virtual, donde se desarrolla el área de juegos, ver Figura 24. Dicha virtualidad se define con criterios de abstracción que configura ese volumen a través de una cubierta y su estructura junto a un muro divisorio que a lo largo del desarrollo del proyecto va a demostrar ser un elemento que define varias relaciones funcionales formales y técnicas necesarias es un ejemplo de economía como valor visual. El volumen del teatro tiende a ser estático y pesado, contrario al refugio que es dinámico y ligero donde 99 Figura 25. Fuente: Mario Narváez Salas. Figura 26. Fuente: Mario Narváez Salas. 100 Figura 27. Fuente: Mario Narváez Salas. Figura 28. Fuente: Mario Narváez Salas. 101 la tensión entre los elementos, diferenciados y relacionados entre sí que constituyen el artefacto, es lo que visualmente lo estructura: por un lado el muro divisorio y el volumen del módulo de vestieres y fuente de soda, y por otro lado la cubierta sostenida por una estructura metálica de perfiles en I y cerchas metálicas. La configuración de estos elementos tensiona a cada uno de ellos con relación a los otros de tal manera que la cubierta resulta levitar, el muro divisorio logra proyectarse en sentido horizontal y el volumen del módulo de vestieres y fuente de soda logra acabar de definir el volumen vacío de la zona cubierta de juegos, son estas relaciones las que definen la volumetría del edificio, ver Figura 25. Otro aspecto que evidencia el equilibrio visual de las tensiones del edificio son las direcciones en que se proyectan los elementos que lo constituyen: la cubierta y el muro lo hacen en sentido horizontal en dirección al edificio existente, mientras que el volumen del módulo de vestieres y fuente de soda lo hace en sentido contrario, hecho que refuerza la noción de equilibrio, ver Figura 26. En el proyecto se identifican 6 áreas interrelacionadas entre sí: el área de teatro o sala múltiple de 155m2, el área de depósito y cuarto de servicios del teatro con 35m2, el área del patio de patinaje y auditorio al aire libre con 448m2, el área de transición ubicada entre el teatro y el refugio con 100m2, el área de vestieres y fuente de soda con 48m2 y por último el área cubierta de juegos con 127m2. Respecto a las proporciones, el teatro maneja una relación aproximada de 1 a 2 en su base mientras el refugio maneja una de 1 a 3 y el espacio de transición entre los dos edificios una de ½ referente al teatro. Este hecho evidencia cómo el rigor y la precisión se aplica en cada una de las escalas del proyecto, desde la implantación y definición de los volúmenes hasta la modulación de los espacios interiores y detalles constructivos: por ejemplo, en el refugio el volumen de los vestieres y fuente de soda maneja una proporción de 1 a 1 en la relación de sus lados y de 1 a 3 con relación a todo el edificio. El acceso al teatro se hace por el costado este desde el área del patio de patinaje y sobre el costado sur desde el área de transición, definiéndose así una circulación longitudinal sobre el costado este del edificio, ver Figura 27. El acceso al Refugio se hace sobre el costado norte a través de la zona de transición, sobre el costado este a través de la pasarela proyectada para conectar con el edificio principal y sobre el costado sur se accede desde el área de la piscina y pozo de arena frente a los cuales el refugio define un espacio abierto de fácil acceso con circulaciones múltiples y flexibles, ver Figura 28. Ocupación en planta respecto a la superficie de la parcela y los espacios libres, relación con los accesos y las construcciones y los espacios adyacentes La ocupación en planta con relación a la superficie de la parcela es del 25% quedando ¾ del lote de superficie libre con una relación de 1 a 4 y en donde se disponen por un lado el acceso al teatro que coincide con la zona de patinaje lo que genera la posibilidad del auditorio al aire libre, este acceso se articula con la sala múltiple directamente sobre la circulación interior que conecta con la zona de depósitos y cuarto de proyecciones, espacios a los que se accede por circulaciones de servicio independientes. A los depósitos se ingresa por la primera planta sobre el corredor mientras que al cuarto de proyecciones se ingresa por la segunda planta a través de una escalera exterior en forma de caracol. Asimismo, en términos de circulaciones la sala múltiple se vincula con el refugio infantil a través de la mencionada pasarela que se ubica dentro de una zona de transición donde además se localiza la escalera de acceso al cuarto de proyecciones, las circulaciones dentro de esta zona quedan definidas por áreas verdes que acompañan y configuran los recorridos, ver Figura 29. Por otro lado, aparece el acceso al refugio, elemento que es más flexible: a la 102 Figura 28.Fuente: Mario Narváez Salas. Figura 29.Fuente: Mario Narváez Salas. 103 Figura 30. Fuente: Mario Narváez Salas. Figura 32. Arriba derecha: Detalle esquina Teatro Club los Lagartos. Abajo derecha. Van der Rohe, Mies. (1945-46). ITT, Chicago: Alumni Memorial Hall. Fuente: Arriba derecha: Mario Narváez Salas, abajo derecha: Cohen, Jean Louis (1956). Alumni Memorial Hall. Mies Van der Rohe. p.95. 104 Figura 33. Fuente: Mario Narváez Salas. Figura 34. Fuente: Mario Narváez Salas. 105 zona cubierta del refugio infantil se accede por el costado este-oeste y sur, cada uno con relaciones particulares: sobre el costado este se encuentra la circulación que conduce al club; sobre el costado oeste se encuentra el área de piscina y pozo de arena, y sobre el costado oeste se encuentra la circulación proveniente del teatro que es la misma que se proyecta sobre el módulo de la fuente de soda y los vestieres. Determinación de la cota de la planta baja del edificio respecto a la topografía del solar y al espacio público desde el cual se accede La cota de la planta baja en todo el proyecto está a +0.06 del nivel del terreno y al nivel 0.00 del nivel del espacio público, espacio desde donde se accede y que facilita de esta manera la posibilidad de existencia de multiplicidad de accesos y circulaciones. Ordenación de los espacios libres Los espacios libres - la pista de patinaje, la piscina, el pozo de arena y los árboles - fueron una situación previa al proyecto. El proyecto se integra en medio de ellos como parte de lo existente y para reforzar de esta manera su autenticidad. Identificación de los elementos básicos del proyecto Sistema portante: si es aparente y tiene propósito formal o queda oculto. En todo caso, es preciso atender a su situación respecto a los cerramientos exteriores y respecto a los elementos de la distribución interior, la distancia entre apoyos, la existencia y la longitud de los voladizos y la modulación. El sistema constructivo del proyecto surge a partir de una estructura metálica de columnas en I y vigas en forma de cercha unida a un sistema de cerramiento en mampostería en ladrillo; dicha estructura es aparente y fundamental en la configuración de las tensiones formales. En el teatro el cerramiento en mampostería se integra a la estructura metálica mientras que en el refugio se retrae de la estructura para definir cuerpos de estructura independiente lo cual genera una relación donde el muro divisorio del refugio junto con el módulo de fuente de soda y vestieres y la estructura que sostiene la cubierta se encuentran lo suficientemente separados para lograr diferenciarse, pero a la vez se localizan lo suficientemente cerca para tensionarse, es decir, para definir una relación visual que los mantenga unidos y al mismo tiempo lograr definir sus propiedades individuales, ver Figura 30. La estructura en el teatro maneja unas luces de 10 m x 4 m que definen 4 módulos completos y medio módulo en voladizo sobre el costado norte. Por otro lado, el refugio maneja luces de 8m x 4m que definen 5 módulos completos y 2 medios módulos en voladizo sobre los costados este y oeste del proyecto, estos voladizos son los que ayudan a determinar las tensiones de los elementos que lo configuran, ver Figura 31. Cerramiento exterior: componentes básicos del sistema, materiales, transparencia u opacidad; presencia de módulos fijos o practicables y sus dimensiones; ventilación e iluminación que proporciona al interior; modo de fijación a la estructura; relación con el canto de los forjados, remate superior respecto la cubierta y entrega al suelo. Texturas y colores El cerramiento exterior en el edificio del teatro está definido por muros de 0.25m en mampostería en ladrillo vinculados a la estructura metálica, clara referencia del proyecto del Allumni Memorial Hall (Mies Van der Rohe. 1945). Lo configuran además paneles de 106 madera fijos de 2.8m x 4m en la doble altura de la sala múltiple, y paneles móviles de igual dimensión con un sistema de poleas y pesas para el acceso al salón, siendo esta la única fuente de iluminación natural del teatro. Ver Figura 32. Para el refugio, el cerramiento exterior se define igualmente en mampostería en ladrillo de 0.25m, pero no está vinculado a la estructura metálica sino que posee una estructura independiente de muros portantes; los únicos paneles con los que cuenta el edifico son las puertas en madera para el acceso a los vestieres. La iluminación natural predomina en la zona de juegos cubierta al ser ésta un espacio totalmente abierto, aunque protegido de los vientos dominantes por medio del muro dispuesto entre el refugio y la zona de patinaje. La estructura surge directamente del suelo a partir de una cimentación de vigas corridas y emplea un sistema de cerchas como remate superior respecto a la cubierta. Los acabados de la estructura son: Ladrillo a la vista, columnas pintadas en negro y cerchas de color blanco, ver Figura 33. Cubierta: manifiesta o implícita, posibilidad de acceso (si es transitable o no), material de acabado, solución de perímetro, recogidas de agua La cubierta es manifiesta más no transitable. El material de acabado es tela asfáltica sobre masonite natural con una solución de perímetro a partir de una pieza continua de metal de 0.15m de altura que evita el paso del agua. Las pendientes se manejan al 1% hecho que refuerza el carácter ortogonal del proyecto. En el teatro se definen bajantes de agua lluvia sobre los muros, mientras que, según la documentación recogida, en el refugio parecieran no emplearse. Divisiones interiores: relación con la estructura vertical y horizontal y con la fachada. Elementos practicables, materiales, revestimientos calidades y colores, transparencia, modulación de aplacados Las divisiones interiores tanto en el refugio como en el teatro son divisiones de 0.12m de espesor consecuentes con su función y comportamiento estructural: se vinculan directamente sobre los muros exteriores más no con la estructura vertical ni horizontal. Las puertas como elementos divisorios se desarrollan como paneles opacos en madera natural; el único panel transparente aparece en el acceso al cuarto de proyecciones del teatro. Escaleras: Situación en planta y en desarrollo, sistema de soporte, recepción superior e inferior, distribución y solución de peldaños – material sujeción, tamaño, relación la estructura-, protecciones laterales La única escalera presente en el proyecto sirve de acceso al cuarto de proyecciones del teatro y es protagonista de la zona de transición entre el teatro y el refugio. Se ubica como un cuerpo diferenciado e independiente al costado sur del edificio. Posee una estructura metálica con peldaños sujetos con ángulos en cantiléver alrededor de la columna que la soporta. La escalera parte desde el área de vacío de la zona de transición y descarga a un voladizo que surge desde el cuarto de proyecciones del teatro, los peldaños se distribuyen en 12 contrahuellas a lo largo de una altura de 2.64m y 11 huellas desarrolladas en un radio de 1m, dimensiones que definen una altura de huella de 0.22m lo que resultaría incómodo para una escalera normal. Sin embargo, al plantearse como una escalera de servicio esta condición debió haberse considerado permisible. Las protecciones laterales son igualmente metálicas con elementos verticales que se descargan en los peldaños, ver Figura 34. 107 Pavimentos y falsos techos: material, colores, texturas, despiece, modulación y zócalo Los pavimentos al exterior son de concreto lavado y pulido en módulos de 1m x 2m. Al interior del teatro se define esta superficie empleando piso en madera. En los falsos techos aparecen unos elementos en “hardboard” en sentido longitudinal que acompañan la iluminación artificial de los edificios. Tales elementos están dispuestos de manera que se desprenden de la cubierta sujetándose de las correas dispuestas entre las cerchas metálicas y generan tensiones visuales entre ellos al disponerse de manera irregular en módulos policromados de diferentes dimensiones. Iluminación de los espacios interiores: natural y artificial Los espacios interiores del teatro se iluminan de forma natural por el acceso esta es la única fuente de iluminación del mismo. En el refugio, sin embargo, las fuentes de iluminación natural son variadas debido a la ausencia general de cerramiento, cuestión que permite ver nuevamente la dualidad presente de manera constante en el proyecto general. Para la iluminación artificial ambos proyectos emplean el mismo sistema de elementos integrados a paneles de “hardboard” del cielo raso. Mobiliario, si ha sido diseñado por el propio arquitecto, disposición Con relación al mobiliario no se encuentra información documentada relevante. Acondicionamiento de espacios exteriores: límite con el espacio público, pavimentos, distribución de la vegetación -variación a lo largo del año- desmontes y terraplenes, plataformas Los espacios exteriores se encuentran delimitados por elementos existentes, tales como la piscina y el pozo de arena sobre el costado sur, la pista de patinaje sobre el costado este y pinos de 12m de altura en el costado oeste y norte, elementos sobre los cuales el proyecto define su funcionamiento y configuración. Así mismo como el proyecto se relaciona a través de elementos existentes en el espacio exterior también propone unos nuevos, que definen nuevas relaciones a partir de estos: en primer lugar se encuentran los árboles propuestos sobre el costado sur del refugio los cuales dan como resultado un elemento que divide de manera sutil la zona cubierta de juegos de la zona de la piscina, al contrario de la relación que define el muro divisorio entre el patio de patinaje y esta zona. Por otro lado, aparecen una serie de jardines en medio de los pavimentos exteriores los cuales definen circulaciones a la vez que independizan espacios. El juego más interesante de relaciones de equilibrio entre los llenos y vacíos y la vegetación planteada se encuentra sobre la fachada sur del refugio, lugar donde se plantea un jardín de masas bajas sobre el volumen del lleno definido por el módulo de vestieres y fuente de soda, mientras en la zona cubierta que se configura como vacío se plantea una masa de llenos vegetales los cuales tienen la suficiente altura para permitir el paso de las personas entre la piscina y la zona de juegos. 108 CONCLUSIONES La siguiente validación a manera de conclusión y síntesis, pretende presentar tanto los criterios formales como los valores visuales del Refugio y Teatro infantil como un material de proyecto que pueda brindar la posibilidad de una estructura formal para quien tome el proyecto como referencia, invita a comprometerse en superar el punto de partida para que de esta forma el proyecto pueda resultar distinto al de la materia prima empleada, es decir auténtico. Valores visuales y criterios formales en el Refugio y Teatro Infantil El análisis de las condiciones del emplazamiento y programa fue el espacio propicio para abordar el criterio formal de la concepción, que se da en la medida de cómo el proyecto responde las preguntas que el programa sugiere dentro de un contexto específico, tanto histórico como geográfico, que da como resultado una síntesis de respuestas que dan cuerpo a un objeto arquitectónico auténtico, la forma es un producto de dicha síntesis y no el objetivo inicial. El Refugio y Teatro Infantil logran validar este criterio formal en la construcción del universo ordenado que define al proyecto a partir de la organización del programa encomendado dentro del contexto descrito en el cual se implanta. En primer lugar aparecen las cuestiones que abordan la fachada orientada hacia el este para definir las aperturas principales del proyecto mientras que la fachada orientada en sentido norte al contrario se cierra para definir un plano totalmente ciego, tanto en el teatro como en el refugio. Particularmente el refugio hace uso de un muro que por un lado protege del viento - tanto al refugio como a la piscina y el pozo de arena - y por otro lado delimita y separa la zona cubierta de los juegos del patio de patinaje y auditorio al aire libre y evita de esta manera interrupciones de los usos previstos en cada una de estas áreas. En segundo lugar, dentro de la relación programa contexto, se puede observar que las respuestas frente al contexto construido cierran la fachada oeste contra la vía de acceso principal y abren la fachada este sobre el edificio existente para disponer los accesos y circulaciones principales. Para reforzar estas intenciones, principalmente la de relación con el edificio existente, el proyecto hace uso nuevamente del muro, el cual proyecta el edificio de refugio en sentido longitudinal sobre la construcción principal de la sede del Club y define la dirección de la pasarela de comunicación prevista y, por otro lado, en sentido perpendicular, hace que el refugio se proyecte sobre la vista predominante del lago. Con relación al contexto histórico se resalta que el edificio en su momento, “especialmente el diseño y construcción de las estructuras metálicas fueron adelantos técnicos considerables” (Martínez, Carlos. 1956. p. 4), así mismo lo afirma Villamizar (2009) donde plantea que: “La propuesta como tal resultó en extremo innovadora para la época pues en el periodo de los años 1957 a 1960 el ladrillo no era concebido ni se consideraba como un material de acabado que pudiera como tal dejarse a la vista asimilándose dentro del imaginario social y cultural a la condición de pobreza” (p.3.) y lo confirma Castro (en Villamizar 2009) afirmando que “el ladrillo era siempre un material que había que esconder, cubrir o empañetar”(p.3) 109 En la configuración del edificio se alcanzan a validar valores como: la economía, a través del muro y sus diversas relaciones tanto funcionales, formales y técnicas; el equilibrio, a través de la complementación de relaciones entre privado y público, lleno y vacío, estático y dinámico, al mismo tiempo que pesado y ligero presentes entre el volumen del teatro y el del refugio. La tensión en equilibrio es evidente en las relaciones entre los elementos que configuran el refugio de tal manera que la cubierta resulta levitar, el muro divisorio logra proyectarse en sentido horizontal en dirección del edificio principal y el volumen del módulo de vestieres y fuente de soda logra terminar de definir el volumen vacío de la zona cubierta de juegos, estas relaciones son las que definen la volumetría del edificio. Otro aspecto que evidencia el equilibrio visual de sus elementos son las direcciones en que se proyectan los elementos que lo constituyen: tanto la cubierta como el muro lo hacen en sentido horizontal en dirección al edificio existente, mientras el volumen del módulo de vestieres y fuente de soda lo hace complementariamente en sentido contrario. El rigor y la precisión se observan en el manejo de las proporciones y el desarrollo en todas las escalas del proyecto; la abstracción como valor visual se observa en la configuración de la volumetría: en el refugio se podría denominar virtual ya que su presencia surge a partir de la ausencia, para definir un vacío donde el refugio desarrolla el área de juegos, dicha virtualidad se define a través de la relación entre la cubierta y su estructura, el muro divisorio junto al volumen de la fuente de soda y vestieres, al contrario de lo que pasa en el teatro donde el vacío se define contenido por el cerramiento que configura la masa y llenos del edificio y refuerza la idea de equilibrio a partir de equivalencias mas no en igualdades. Los elementos básicos que definen el proyecto en detalle refuerzan los distintos valores visuales en cada escala correspondiente. Por ejemplo, en todo el proyecto la modulación estructura la configuración de los espacios y ayuda a definir las proporciones, hecho que aclara la noción de precisión, como la medida justa, ni más elementos que propicien el despilfarro ni la escasez premeditada de elementos como recurso estilístico o de maquillaje de lo mínimo, y facilita además el desarrollo del rigor en la propuesta, como la implementación consecuente de los criterios formales en todas las escalas del objeto. Por otro lado, los elementos del sistema constructivo condicionan las posibilidades formales y a partir de su comprensión el proyecto logra desarrollar una propuesta consistente y unitaria a pesar de la dualidad de características existente en los edificios que configuran el proyecto, tanto el refugio como el teatro infantil. Asimismo los elementos que definen el refugio ayudan a validar la noción de tensión en equilibrio de manera que están lo suficientemente separados para lograr diferenciarse, pero lo suficientemente cerca para definir una relación visual que los mantenga unidos a la vez que logran definir sus propiedades formales individuales. Con la anterior validación se puede concluir que el proyecto de Refugio y Teatro Infantil para el Club los Lagartos se puede reconocer como un edificio que ofrece criterios de orden capaces de ser utilizados en otros proyectos en iguales o distintas condiciones. 110 REFERENCIAS Colombia Architettura Moderna. (2009). http://www.muva.it/ Fontana María Pía. (2004). Colombia: Arquitectura Moderna. Barcelona: ETSAB. Gastón Cristina & Rovira, Teresa. El Proyecto moderno. Pautas de investigación. (2007) Barcelona: Ediciones UPC. Martínez Carlos. (1956). Refugio y teatro infantil en el club los Lagartos. Proa, 97,3-5 Martínez Carlos. (1956). Las mejores edificaciones Bogotanas en los últimos diez años. Proa, 100, 5 Piñón Helio. (1998). Curso Básico de Proyectos. Barcelona: Ediciones UPC. Piñón Helio. (2005). Materiales de proyecto. Barcelona: Ediciones Helio Piñón. Piñón Helio. (2006). Teoría del proyecto. Barcelona: Ediciones UPC. Programa de Doctorado en Proyectos Arquitectónicos. Recuperado el 15 de Marzo de 2009 de http://doctorat.upc.edu/estudis/programa.php?idprog=280 Saldarriaga Roa Alberto. (1989). La arquitectura bogotana y el Club los Lagartos. Proa, 384 Villamizar HERNÁNDEZ, Jorge Alberto. (2009). Entrevista con Dicken Castro, Arquitecto. Bogotá. Documento inédito. 111 La búsqueda de nuevos instrumentos para la defensa y conservación de un “patrimonio de lo cotidiano”: los “Firewalls Urbanos” y el caso de Ciudad de Guatemala*. Ángel González** Planos de diagnóstico bienes inmuebles tipo A. Fuente: Elaborado por el autor. * CLASIFICACIÓN SEGÚN COLCIENCIAS (b) Artículo de Investigación científica y desarrollo tecnológico, resultado del trabajo adelantado en el Doctorado en Progettazione Architettonica e Urbana del Dpto de Arquitectura y Planificación del Politécnico de Milán. RESUMEN Temas como el patrimonio, la identidad y la sostenibilidad son, cada vez, no sólo mayormente valorados, sino puestos en relación entre sí. Ante la velocidad de cambio que sufre el mundo actual, y con él nosotros mismos, el miedo a la pérdida irrecuperable nos lleva continuamente a no prestar atención a los aspectos más fundamentales y con los que nos sentimos más identificados, como son los de la vida diaria. La sostenibilidad y el patrimonio no son cuestiones científicas, filosóficas o ambientales, el nacimiento y el éxito de términos como éstos son una cuestión y una respuesta cultural. Es por todo ello, que nuestra idea de patrimonio pretenderá analizar, reutilizar y, sobre todo, defender —a través de la identificación y refuerzo de una serie de estructuras identitarias que forman parte del DNA-Geohistórico de la ciudad y del territorio que la acoge y de un nuevo instrumento de proyecto urbano (el denominado Firewall Urbano)— todo el abanico de posibilidades vitales cotidianas (trabajar, aprender, divertirse, descansar, comunicarse (…)) como representación viva de un carácter y de una identidad, con un potencial de cambio enorme, para conservar y explotar. PALABRAS CLAVE “Firewall Urbano”, Afectividad, Identidad, Sostenibilidad, Cultura, “Patrimonio de lo Cotidiano”, DNA-geo histórico, Biografía Urbana, Sinergia Afectiva. 112 The search of new instruments for the protection and preservation of a “heritage of daily life”: The “Urban Firewalls” and the case of Guatemala City. Ángel González** ** Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla en mayo de 2002, Máster en “Arquitectura y Ciudad Sostenible” en el 2009, en la actualidad realiza el último año del doctorado en “Progettazione Architettonica e Urbana” del departamento de Arquitectura y Planificación del Politécnico de Milán (Italia). Su interés fundamental ha sido —sea a través de una intensa actividad como profesional independiente en el campo del urbanismo, del proyecto arquitectónico y urbano y de la cooperación para el desarrollo, sea desde el punto de vista docente y a través de diversos proyectos de investigación— evidenciar el potencial de las áreas rurales y naturales para la recuperación del “carácter local” y la identidad de un determinado lugar, así como para la regeneración y reactivación del territorio que las rodea. Todo esto a partir del estudio de la capacidad de dichas áreas para potenciar y originar en el tiempo un proceso de mutación y adaptación de las estructuras identitarias y de los códigos internos de la ciudad, caracterizado por la generación de sinergias económicas, sociales y afectivas a favor de la tutela del patrimonio existente, del mejoramiento de situaciones de deterioro y del nacimiento de nuevas alternativas. Propuesta Sistema Modulativo para el tráfico. Fuente: Elaborado por el autor. ABSTRACT Topics like the heritage, the identity and the sustainability are more and more, not only mainly valued, but also being connected one to each other. Considering the speedy change that suffers the current world, and with him ourselves, the fear of some irrecoverable loss, leads us to not paying a constant attention to the most fundamental aspects, the ones to which we feel more identified with, since the ones of the daily life. The sustainability and the heritage are not scientific, philosophical or environmental questions; the birth and the success of terms like these are a cultural question and response. It is for all that, that the idea of heritage I try to resume here, will try to analyze, to re-use and especially to defend (across the identification and reinforcement of a series of identity structures that form a part of the DNA-Geo historical of the city, of its territory and of a new instrument of urban project (the called Urban Firewall)) the whole range of vital daily possibilities (to work, to learn, to amuse oneself, to rest, to communicate, …) as an alive representation of a character, of an identity, with an enormous potential of change, to preserving and to exploiting. KEYWORDS: “Urban Firewall”, Affectivity, Identity, Sustainability, Culture, “Heritage of the Daily Thing”, DNA-Geo Historical, Urban Biography, Affective Synergy. 113 INTRODUCCIÓN Temas como el patrimonio, la identidad y la sostenibilidad son, cada vez, no sólo mayormente valorados sino puestos en relación entre sí. Ante la velocidad de cambio que sufre el mundo actual, y con él nosotros mismos, el miedo a la pérdida irrecuperable nos lleva continuamente a no prestar atención a los aspectos más fundamentales y con los que nos sentimos más identificados, como son los de la vida diaria. La sostenibilidad y el patrimonio no son cuestiones científicas, filosóficas o ambientales, el nacimiento y el éxito de términos como éstos son una cuestión y una respuesta cultural. Esto lo han entendido hasta las viejas instituciones educativas y de conservación que, poco a poco, dan paso a espacios más interactivos y más dinámicos. El objetivo de esta reflexión será, por tanto, aportar un posible nuevo instrumento de proyecto urbano capaz de permitir la defensa de nuevos tipos de relaciones y diálogo, así como la creación de nuevos modos de comprender el espacio público, no como valor de cambio, sino como un hecho cultural total, porque, aunque exista un miedo y una crítica actual a la “museificación” del espacio público (y cada vez más de nuestros espacios naturales), no sirve únicamente la transformación y la falta de respeto para evitarla. Existen nuevas alternativas urbanas (con todo lo que este término implica: sociedad, ambiente, economía y política, entre otros) que nos permiten entender que otra solución es posible, siendo la idea principal la de comprender la ciudad no sólo como obra de arte sino, sobre todo, como la obra cultural que es y, por lo tanto, representación de una forma de vida, de una identidad específica. Es por todo esto, que nuestra idea de patrimonio pretenderá analizar, reutilizar y, sobre todo, defender a través de la identificación y refuerzo de una serie de estructuras identitarias que forman parte del DNA-Geohistórico de la ciudad y del territorio que la acoge y de un nuevo instrumento de proyecto urbano (el denominado Firewall Urbano) todo el abanico de posibilidades vitales cotidianas (trabajar, aprender, divertirse, descansar, comunicarse y demás) como una representación viva de un carácter, de una identidad, con un potencial de cambio enorme, para conservar y explotar. “FIREWALLS URBANOS”: La estructura identitaria entendida como un sistema de inmunidad (…) esa muralla era una opción, pero no la única. Había al menos otras dos soluciones posibles. La primera era invadir y someter a los bárbaros, la segunda rendirse y comerciar con ellos. (…) Enseñándonos, para siempre, que en el propio relacionarse con los bárbaros cada civilización lleva implícita la idea que tiene de ella misma. Y que cuando lucha contra los bárbaros, cualquier civilización acaba por escoger no la estrategia mejor para ganar, sino aquella más apta para confirmarla en su identidad. Porque la pesadilla de la civilización no es ser conquistada por los bárbaros, sino la de ser contagiada (…) (…) Es una idea escrita en piedra (…). La Gran Muralla no defendía de los bárbaros: los inventaba. No protegía la civilización: la definía. Donde hay ese muro, nosotros tenemos una geografía que conocemos, la única: nosotros de esta parte y de la otra los bárbaros (…) al máximo podemos perder, pero no perdernos (…) Baricco, A: “I barbari. Saggio sulla mutazione”, Fandango, 2006 114 El inicio de esta reflexión parte de una apreciación evidente y es que el mundo y el momento en el que nos toca vivir actualmente no son y no lo serán jamás, el mundo y el momento de nuestros padres. Las relaciones entre las personas, no sólo a lo interno de cada país sino gracias a los medios de comunicación también entre países diversos (hace relativamente poco tiempo definidos como “lejanos”), nos obliga a repensar el modo en el cual los hombres se relacionan con su entorno y, sobre todo, cómo el ambiente lo hace con nosotros.1 Si hay un cambio fundamental en la sociedad de este último siglo que nos haya condicionado y que todavía lo hace, ese es el tema de la velocidad en la que se desarrollan las transformaciones, las variaciones que ha sufrido el concepto del “tiempo” y su repercusión sobre los hechos humanos. Hoy todo se hace más rápidamente respecto a como se hacía en el pasado, como nos cuentan los economistas no existe ya la planificación a “largo plazo”, lo que cuenta hoy es únicamente el “just in time”. Hoy todo sucede en “un tiempo más o menos corto”, todo se hace rápidamente: se come, se ama, se cambia casa, coche, móvil, partido político, pareja, vida (…) todo, rápidamente. Hoy más que nunca cuenta solamente el resultado. Cada operación viene analizada y considerada no como un proceso (y, por lo tanto, capaz de ser modificada, transformada, adaptada, (…) sino como una respuesta cerrada, es decir, “finita” y lista para ser consumida y olvidada. Y la arquitectura y la ciudad, y junto a ellas el patrimonio, no sólo no han quedado al margen de estos hechos sino que, se podría decir, han acabado por sufrir todos estos procesos a la vez. Hoy se puede mandar una cantidad enorme de información en milésimas de segundo; una única decisión hace que en pocos años las ciudades nazcan o desaparezcan, que se transformen y crezcan como no lo han hecho nunca en todos los años de historia de la humanidad o que millones y millones de personas se desplacen a través del planeta y para seguir “el paso”, deban (o deseen) transformar en pocas décadas, culturas, paisajes y costumbres milenarias (...). Estos procesos de adaptación forzada del mundo a las necesidades del hombre han terminado por convertirse en una especie de “guerra”, entre el habitar y los habitantes, lo que hace por un lado, que las personas, sea por necesidad o por placer, no sintiéndose más identificados ni con el lugar donde viven,2 ni con las personas con las que comparten ese lugar, prueben constantemente modificar y repensar, reinventar y re-imaginar el modo en el que se dan estas relaciones. Además, la ciudad al no encontrar dentro de sí un grupo de fuerza con el cual identificarse, acabará por contaminarse y mutar como respuesta no a lo que sucede en su interior, sino fundamentalmente en función de las continuas infecciones provenientes de lo externo, que influyen al mismo tiempo sobre las personas que la pueblan y las relaciones existentes entre ellas en un círculo vicioso sin visos de llevarnos a buen fin. 1 2 “(…) los hombres de la edad de bronce adaptaron el paisaje a las necesidades sociales construyendo islas artificiales de ladrillo y excavando pozos, canales de desagüe, corrientes de agua. Las primeras casas aislaban los habitantes del ambiente externo y les daba un clima controlado por el hombre: el desarrollo de núcleo urbano extiende este tentativo de control a la creación y la extensión de un microclima. Ya en los poblados neolíticos existe la primera transformación del mundo a la necesidad del hombre.” Rossi, A., “L’architettura della città”, Città Studi E., Milano, 1995 A través de la globalización este efecto de domesticidad político-cultural viene inscrito, con el resultado que innumerables ciudadanos de los Estados nacionales modernos en casa no se sienten coincidir con su propia identidad y en la propia identidad no se sienten en casa. La globalización, dice justamente Roland Robertson, es un proceso acompañado de la protesta (a basically contested process). Pero la protesta contra la globalización es también la globalización misma: forma parte de la inevitable reacción inmunitaria de los organismos locales contra las infecciones provenientes desde un formato universal más alto. Lo que está verdaderamente en juego, para el hombre postmoderno, es la producción de diseño en grado de formar con éxito condiciones inmunitarias vivibles: y estas pueden desarrollarse y estar en variados modos propios de lo interno de las sociedades de las paredes estrechas (…) Peter Sloterdijk, “L’ultima Sfera. Breve storia filosofica della globalizzazione”, Carocci, Roma, 2002 115 Así, este “sistema autopoiético” que se mantiene con sus mismos medios y se constituye como distinto del ambiente mediante la misma dinámica, en modo que las dos cosas son inseparables3 ha originado, en primer lugar, el nacimiento y la necesidad de toda una serie de ideas relacionadas con la ecología y con lo que se denomina actualmente “sostenibilidad”. Término (lo sostenible) que no ha conseguido cristalizarse en una única ley, en una teoría o estrategia teórica (ecológica, política o social) concreta y capaz de convertirse en una verdadera solución cultural a los problemas de estas ciudades dado que actualmente, responde únicamente a exigencias puramente temporales y económico-energéticas (o dicho en un modo más vulgar pero también más claro, al: “¿Cuánto nos queda todavía (...?)” y al “¿Qué vamos a hacer cuando al final ya no nos quede más (…?)”. En segundo lugar, esta nueva concepción temporal, tanto de la comunicación como de la transformación, este paso de la fase “sólida” de la modernidad a la fase líquida, donde las formas sociales ya no pueden mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado4, sumado al hecho que las reacciones generadas actualmente sean mucho más inmediatas y las consecuencias, por tanto, muy evidentes, provoca en nuestras sociedades otro tipo de reacción. Acciones que tendrán como punto de partida la inseguridad, la incertidumbre y el miedo5, vendrán a justificar y explicar según muchos autores como es el caso de Roberto Espósito (“Il dono della vita, tra comunitas e immunitas”, Enaudi 2002), muchos de los hechos históricos acaecidos en los últimos años (el SIDA, el terrorismo y el 11S/11M o todavía más actual, el caso de la gripe A) pudiéndose entender el origen de todos ellos, como ya hemos dicho, en estas variaciones que sufren términos como “cercano” o “lejano”, o el modo de relacionarse el entorno y las personas, entre lo individual y lo colectivo, lo local y “las infecciones” que provienen de lo global. En tercer lugar, y para finalizar, no podemos olvidar la última de las consecuencias sociales que generan esta facilidad y potenciación de los desplazamientos, y que podría denominarse como una “movilidad forzada” que ha generado toda una serie de grupos sociales desplazados, expatriados y, a veces, olvidados, de diásporas que como nos cuenta el antropólogo Arjun Appadurai podrán ser divididas en varios tipos; las diásporas de la desesperación (refugiados, emigrantes también dentro de sus propios países, que quieren cambiar de vida) diásporas de la esperanza, (formados por todos los inmigrantes que dejan sus propios países y sueñan encontrar una vida mejor) y las diásporas del terror (formadas por aquellas personas que tienen que huir de sus países de origen, y que se llevan con ellos todo lo que poseen). Todos estos procesos de control y manipulación, (aunque de menor escala) se han repetido ya multitud de veces a lo largo de la historia. Basta con analizar, por ejemplo, el periodo de las colonias, donde podemos leer en el texto del Prof. Peter Sloterdijk en su libro “la última esfera”, una clave fundamental para la dominación política y económica fue la dominación 3 4 5 Humberto Maturana, Francisco Varela, L’albero della conoscenza, Gli elefanti, Saggi, Garzanti, Milano,1992 Z. Bauman, “Tiempos líquidos”, Tusquets, Madrid, 2007, p.7 (...) en un planeta abierto a la libre circulación del capital y de las mercancías, cualquier cosa que ocurra en un lugar repercute sobre el modo en que la gente vive, espera vivir o supone que vive en otros lugares. Si en un principio la idea de una “sociedad abierta” representó la autodeterminación de una sociedad libre orgullosa de su apertura, hoy evoca la experiencia aterradora de una población heterónoma, desventurada y vulnerable, abrumada por (y quizás supeditada a) fuerzas que ni controla ni entiende del todo; una población aterrorizada por su misma indefensión y obsesionada con la eficacia de sus fronteras. Z. Bauman, Op. Cit., p.7 116 cultural6 (aquello que los antropólogos denominan aculturación). O sea, la capacidad de los colonizadores de llevar siempre con ellos un mínimo espacio propio, un patrimonio físico y simbólico consistente en el modo de definir un espacio conformado como un límite, un muro de protección (al menos teórico) para con su identidad y su cotidianidad, en el cual abrir ventanas que fueron usadas para conseguir describir y analizar a los “Otros”; los descubiertos. O, más recientemente, basta leer los textos de Koolhaas para entender lo que aún sucede hoy ¿Por qué los “resort turísticos”, los autobuses panorámicos, los viajes organizados (...?) ¿No podría, entonces, considerarse también como la construcción de grandes ventanas abiertas en un espacio seguro y conocido desde el cual se pudiese observar sin ser observado, un espacio fuera de la cotidianidad local, de los gestos repetidos -que refería Le Corbusier al hablar de los habitantes de esos espacios- desde el cual tomar parte en la transformación de la ciudad, pero como si fuéramos invisibles o inconscientes de este proceso de mutación, y aparecer físicamente sólo para comprar en determinados almacenes, o para ir a comer a un restaurante determinado? Una idea, por lo tanto, será fundamental para el desarrollo de esta reflexión y es el hecho de reconocer que aunque estos muros han existido siempre a lo largo de la historia, y la mayoría de las veces han tenido una respuesta física, construida y maciza, han tenido siempre dos caras, una como ya hemos explicado, que nos permite definir, reconocer, enmarcar al otro (y, por tanto, defendernos y sentirnos seguros), pero también como podemos leer en el texto del escritor italiano, A. Barico, no podemos olvidar que poseen otra característica y capacidad, y es que nos permite al mismo tiempo definirnos y re-conocernos a nosotros mismos. Por tanto, la pregunta (y el miedo) que nos surge a continuación sería: ¿No estamos corriendo un enorme riesgo, al dejar que nuestra “identidad”, la “especificidad” y la imagen (memoria) que tenemos de nosotros mismos, venga elegida y definida por los gerentes de los “resort turísticos” y los hoteles de lujo? Y, es que una cosa es clara, no podemos infravalorar la potencia e importancia que términos claves de nuestra sociedad, cada vez, más virtuales como son la imaginación y la imagen7 tienen en la creación del carácter y en la definición de una especificidad. La realidad es que pocos son los pueblos que consiguen unir, por un lado, este nuevo concepto de movilidad (forzada o no) y al mismo tiempo de pertenencia a un determinado lugar, pero, todos los que lo han hecho como, por ejemplo, el pueblo hebreo, tienen en común que lo han conseguido no como podría parecer más lógico, o sea, a través del uso de la tecnología, sino a través del uso de la cultura, (esto se entiende claramente de lo 6 7 No fue tanto su fatal “exterminismo” lo que durante siglos confirió a los europeos la supremacía en la conquista del Fuera, cuanto su capacidad decididamente superior de llevarse siempre con ellos un mínimo espacio propio. Por esta razón, a cualquier lugar que llegaran, la norma era demostrarse capaces de ser mejores observadores que los Otros: observador es aquel que percibe al Otro a través de una ventana teórica. Desde el momento que estos tenían con ellos ventanas mentales portátiles, los empresarios europeos, tenían ventaja respecto al Otro que había sido descubierto, desde la entera dimensión de la capacidad de describir, analizar y actuar (...). Sloterdijk, P., Op. Cit. Será en este sentido que podemos decir que las personas y las imágenes se encuentran, de forma imprevisible, lejanas de las certezas de casa y del país de origen y lejanas también del hilo sanitario que a veces y selectivamente tejen a su alrededor los medios de comunicación locales y nacionales (…) hoy la imaginación se ha alejado del espacio del arte, el mito y el ritual, y ha pasado a formar parte del trabajo mental cotidiano de la gente común y corriente (…). Cada vez más gente parece que imagina cada día que, en un futuro, ellos o sus hijos partirán para vivir o para trabajar en otros lugares, lejanos de donde han nacido. Otros son llevados por la fuerza a estos nuevos lugares, como nos recuerdan los campos de refugiados en Tailandia, Etiopia o Palestina (...). Finalmente está el caso de aquellas personas que se desplazan en busca de trabajo, riqueza y oportunidades debido al hecho que sus situaciones se han convertido en intolerables (...). Podemos hablar entonces de diásporas de la esperanza, diásporas del terror y diásporas de la desesperación. Pero en todos los casos, estas diásporas introducen la fuerza de la imaginación, sea como memoria o deseo (...). Hay una evidencia creciente que el consumo de los medios masivos de comunicación a lo largo de todo el mundo casi siempre provoca resistencia, ironía, selección, quiero decir, produce formas de respuesta y reacción (...). La fantasía se puede disipar (dado que su lógica es casi siempre autosuficiente), pero la imaginación, sobre todo cuando es colectiva, puede ser el combustible para la reacción. Appadurai, A., “La aldea Global”, Trilce, Madrid, 2001 117 descrito por el profesor Heinrich Hein, cuando nos cuenta que los hebreos de la diáspora no se sienten en casa en un país, sino en un libro, la Torah, que se llevan consigo como si fuera una “patria portátil”). Este carácter de la cultura como agente capaz de contagiar y, al mismo tiempo, de inmunizar, o como podríamos definirlo con el lenguaje universal por antonomasia en la actualidad, el lenguaje informático, a través de la creación de un “Firewall Cultural” que proviene, como hemos dicho también, del propio origen del concepto de cultura. Origen tendrá como momento crucial la teoría del antropólogo Levi-Strauss sobre “la prohibición del incesto”, y que ponía la idea del intercambio (en un primer momento de las mujeres pertenecientes a un determinado grupo), que provocó el inicio de los primeros intercambios comerciales y a la nueva necesidad de creación de una comunicación y diálogo/ conflicto entre ellos, que fomentan la comparación y evidencian las diferencias y especificaciones entre ellos y, por tanto, generan la concepción por parte de estas poblaciones de la existencia de una diversidad, de otras culturas y de la suya propia. Como conclusión, no podemos acabar esta reflexión sin puntualizar ciertos problemas que respecto a estos temas se producen hoy en nuestras ciudades. Sabemos, por ejemplo, que hablar de defensa “ante las infecciones que vienen del exterior” puede ser fácilmente confundido con temas y actitudes racistas y xenófobas. Sabemos que en una gran cantidad de ciudades (sobre todo las americanas) los “firewalls” existen ya y han conducido a que los ricos vivan en verdaderas trincheras urbanas, dentro de recintos, detrás de las telecámaras en un intento por esconderse, de convertir en invisibles (y yo añadiría invivibles) ámbitos enteros de ciudad.8 Estas ideas, aquí aportadas, aunque asumen todas estas realidades, no tienen nada que ver con estas “identidades depredadoras”,9 ya que el segundo elemento creador de esta estructura identitaria, que hemos denominado como Firewall Urbano, tendrá implícita una característica crucial y será el hecho de considerar estos espacios, no como aquello que divide sino, al contrario, como una oportunidad, como aquello que une y se comparte. De esta forma, dichos elementos tendrán una doble interpretación y vinculación teórica así, por un lado, se configurarán como parte de un patrimonio espacial de escala territorial, es decir, de lo que denominamos como el DNA Geo-Histórico de un determinado lugar, a través de su formalización por medio de la existencia e identificación de una serie de trazas geográficas, topográficas o tecnológicas que configuran (y lo han hecho a lo largo de la historia) una forma específica del territorio, como parte fundamental de su patrimonio y de su biografía urbana (E. Alfonso). Trazas que han servido como frontera y límite de los desarrollos urbanos, por un lado, como en el caso de la Edad Media10 al fomentar la apa8 El tercer procedimiento de “invisivibilización” de la ciudad deriva de las nuevas formas de segregación espacial que se producen y nacen mediante muros, cercas, la privatización de las calles y los dispositivos electrónicos de seguridad. El espacio público de las calles resta como un espacio abandonado, síntoma de la des-urbanización y del olvido de los ideales modernos de apertura y continuidad; en vez de la universalidad de los derechos, la separación entre sectores distintos, irreconciliables, que quieren dejar de ser visibles y de ver a los otros (...). Se trata de decidir si lo que debe prevalecer es la vigilancia o la conciencia y la imaginación participativa. García Canclini, N., “Ciudad invisible, ciudad controlada”, La jornada Semanal 89, 1997 9 La certeza que pueblos diferentes y singulares han tenido origen en determinados territorios ha sido decididamente desestabilizada por la fluida circulación a escala global de riquezas, armas, personas e imágenes.. dicho en pocas palabras, es probable que a lo largo de la historia del hombre, allí donde las líneas entre “nosotros” y “ellos” se han diluido en límites y han sido poco claras en amplios espacios y grandes grupos, la globalización aumenta tales incertezas y produce nuevos incentivos para la purificación cultural en tanto que más naciones pierden la ilusión del reinado económico nacional y del bienestar. Identidades predadoras, que son casi siempre mayoritarias, que tiene necesidad de otra colectividad con quien combatir para la defensa de su supuesta sobrevivencia y definiremos como “nosotros”. Appadurai, A., “El rechazo de las minorías”, Tusquets, Barcelona, 2008 10 Procedentes de lo externo hacia lo interno. En primer lugar encontramos el cerramiento, carácter fundamental del espacio urbano de la Edad Media. La villa está definida por un cercado que aquí, hace de espacio de cerramiento y límite, y que contribuye a crear en los habitantes un sentimiento de pertenencia, de comunidad. Las murallas, por tanto, materializan la singularidad y la unidad de la villa, eso que se contrapone al campo que la rodea. Choay F., Espacements, Espacements L’évolution de l’espace urbain en France, Skira, Milano, 2004 118 rición de un sentido de pertenencia y de comunidad entre los habitantes de un espacio de cotidianidad y, por el otro, como ocurriera con las puertas de las murallas de las ciudades hasta el inicio del siglo XX, nos han marcado (y lo hacen todavía) un paisaje.11 Pero a la vez y, junto a esta concepción histórica, estos elementos encerrarán otros aspectos más vinculados a la ecología y el “landscape urbanism” como la multiescalaridad y multitemporalidad de dicho sistema patrimonial identitario, la relación y creación de sistemas y redes, así como la capacidad de generar sinergias y variaciones dinámicas de atractividad y afectividad, porque como nos decía J. Jacobs: “A menudo las fronteras son pensadas como un objeto pasivo, o un matter-of-fact como un borde. Sin embargo, una frontera ejerce siempre una influencia activa”.12 Un ejemplo práctico: El plano de movilidad del Centro Histórico de Ciudad de Guatemala, entendido como un instrumento de conservación patrimonial y de refuerzo del sentido de pertenencia. Dichos instrumentos y reflexiones teóricas tuvieron y tienen una respuesta y una aplicación práctica en la realización del denominado plan de movilidad del Centro Histórico de Ciudad del Guatemala, ejemplo práctico con el que queremos terminar esta reflexión. Así, al hablar de la ciudad de Guatemala y, para entender mejor sus problemas actuales, se debe iniciar el análisis y el estudio desde su origen, cuando tras el terremoto de 1776 que destrozó la antigua capital del reino (actualmente conocida como la ciudad de Antigua) los ciudadanos del valle debieron buscar otro lugar donde colocar la ciudad, decidieron hacerlo en el entorno del llamado “Cerrito del Carmen” debido a la ermita que se erguía en dicho cerro dedicado a esta imagen. Ya en esta época la ciudad de Guatemala era el centro del gran imperio colonial español que ocupaba más de 500.000km2 y que abarcaba los territorios de Chiapas y las actuales repúblicas centroamericanas, y así la ciudad nació, como un cruce de caminos, así obtuvo, tanto a nivel económico como social, el papel de epicentro de donde partían y a donde llegaban mercancías, personas, noticias y modas de todas las partes del reino de Indias. Rol de centro obligado de paso, hecho que se vio. Además, potenciado por la propia morfología de la ciudad y la famosa retícula impuesta por las leyes de Indias, así como de la consecuencia directa de su posicionamiento físico y geográfico en un paso natural rodeado de barrancos. La retícula ortogonal, impuesta por los españoles en la creación de las ciudades de nueva planta en América, junto a su posición estratégica, otorgó en el caso de Guatemala un complemento, desde el punto de vista funcional, de mucha importancia y repercusión, dado que la homogeneidad y la permeabilidad del tejido urbano permitía un flujo más rápido y homogéneo a través de toda la ciudad tanto en sentido norte-sur, como en el este-oeste, consolidó todavía más su papel como centro y como verdadero cruce “de cruces” de infinidad de caminos. Una especificidad morfológica, funcional e identitaria de este lugar, que a lo largo de muchos siglos ha sido beneficiosa para la ciudad, ya que respondía directamente a las necesidades y especificidades de ella pero que en los últimos años y, sumado a una serie de aspectos 11 Las murallas de las ciudades europeas duraron desde época antigua hasta el inicio del siglo XX: son elementos esenciales de la imagen de la ciudad europea en su conjunto y expresan a menudo su sentido. Las murallas por un larguísimo periodo dividieron la ciudad del campo, lo interno y lo externo, nos marcaron con la arquitectura de las puertas, el paisaje. Gregotti, V., Identità e crisi dell’architettura europea, Torino, Einaudi, 1999 12 Jacobs, J., “Vida y muerte de las grandes ciudades americanas”. Ed. Península, Madrid, 1973 119 sociales, de degradación social y económica han hecho de esta virtud, su mayor desgracia, y de su trama central, esa que constituye su centro histórico y verdadero germen de la ciudad, su mayor problema. Deficiencias generales Bastaría la explicación anterior para entender que la prioridad a la hora de actuar sobre el centro histórico pasaba primordialmente por la realización de un verdadero plan de movilidad. Pero si a esto le sumamos datos tan estremecedores como que a través del centro histórico pasan al día, casi un millón de personas, que gran parte de la población que ocupa el centro histórico (una de las zonas más pobres de la ciudad) está compuesto, en su mayoría, por campesinos que han abandonado o han sido expulsados de sus tierras, que gran parte de los barrios que lo constituyen poseen los índices de mayor criminalidad e inseguridad ciudadana, que prácticamente la totalidad de la banda central (o sea, las avenidas 5, 6, 7 y 8) tienen permanentemente ocupado casi la totalidad de las aceras por las ventas ambulantes y que en muchas partes del centro histórico no poseen las infraestructuras de saneamiento ni de abastecimiento de agua “potable”, vemos que esa prioridad en realidad se convierte en verdadera necesidad. Necesidad que no pasaba de limitar el paso de estas personas o buscar soluciones alternativas, (lo que iría en contra de la razón de ser de la ciudad) sino de usar ese potencial para generar sinergias económicas, sociales pero sobre todos afectivas, entre las poblaciones y los distintos barrios donde habitan, con el objetivo no sólo de crear un proceso de verdadera regeneración urbana sino, además, de conseguir por medio del refuerzo de ese sentido de pertenencia de la valoración, conservación y apropiación del patrimonio existente en esta parte tan emblemática de la ciudad. Análisis y potencialidades Una vez analizadas las distintas normativas y para continuar con los trabajos de campo varias fueron las potencialidades y oportunidades que se detectaron y graficaron, como en el caso de la Fig. 1 donde se observa, se representaron y localizaron todas los bienes inmuebles catalogados y con un grado de protección, que hasta este momento se encontraban únicamente por escrito, hecho que dejaba al descubierto la gran potencialidad histórica del centro, en comparación con el resto de la ciudad, así como la importancia de elementos de comunicación, como eran las avenidas 5, 6, 7 y 8, en el sistema cultural de toda la ciudad. La estructura cultural e identitaria principal, analizada también desde otros puntos de vista más antropológicos, como fue el análisis de los distintos recorridos de las procesiones de Semana Santa, así como su relación con los distintos barrios y con el resto del sistema de comunicación de la ciudad. (Ver Fig. 2) 120 Fig. 1. Planos de diagnóstico bienes inmuebles tipo A Fuente: Elaborado por el autor 121 Fig. 2. Planos de diagnóstico actividad urbana Fuente: Elaborado por el autor 122 Fig. 3. Planos de propuestas modelo vial. Fuente: Elaborado por el autor 123 Estrategia de actuación Una vez planteado el concepto general, las bases teóricas, analizadas y encontradas las potencialidades y las deficiencias más graves se definió el plan de movilidad (ver Fig. 3) no como el mayor problema, sino como la mayor oportunidad para solucionar las distintas deficiencias que se encontraban en la ciudad, punto de inicio y marco a escala territorial que gestionara y coordinara toda una serie de intervenciones a distintas escalas, desde la rehabilitación de edificios emblemáticos o espacios públicos como el Parque Central relacionados no sólo con la conservación de bienes arquitectónicos de un gran valor sino, además, con la educación y el desarrollo del “human-capital” del área, destinados directamente a potenciar el sentimiento de pertenencia y a través de éste de mejorar, a través de la asociación vecinal y del sentimiento de comunidad, de seguridad psicológica y real de los espacios de relación humana hasta escalas intermedias como la de uno de los barrios más característicos como es el de San Sebastián que es el objetivo fundamental de todos ellos, así como el del plan, no sólo el de potenciar y gestionar el paso de personas y mercancías a través del centro sino, además, el de crear una estructura física y simbólica (un verdadero sistema inmunitario urbano) capaz de crear un sentimiento de pertenencia hacia este lugar por parte de sus habitantes. Fig. 4. Propuesta sistema modulado para el tráfico. Fuente: Elaborado por el autor 124 Así, dada la importancia histórica y simbólica de la retícula como elemento homogenizador y democrático, se partió de la idea de crear un mecanismo que no modificase, al menos desde el punto de vista permanente, esta condición pero que permitiese al mismo tiempo su modificación temporal. Se planteó, por lo tanto, como solución la creación de todo un sistema modulado de “elementos disuasorios” (Fig. 4) para el tráfico rodado capaces de generar no sólo distintas secciones de calle desde el punto de vista funcional sino, lo que es más importante, desde el punto de vista sensorial y de modo de recorrerlas y de percibir la ciudad que le rodea. Ejes viarios de gran velocidad que anteriormente seccionaban en mil partes el centro histórico, en nuestro caso fueron usados como verdaderos “Firewalls urbanos”, estructuras defensivas de la unidad barrial, que rodeaba, delimitaba y definía cada uno de los barrios históricos, anteriormente destruidos y atravesados de forma indiscriminada, elemento multiescalar de separación y comunicación a un mismo tiempo. Sistema que, a su vez, se ha complementado con todo un estudio de texturas para estas diversas secciones (Fig. 5) nos permitió que, sin modificar la estructura y la morfología actual de la ciudad, se creara toda una serie de graduación viaria que tuviera en cuenta la existencia de estructuras urbanas como los barrios históricos pero, que al mismo tiempo, permitiera la conectividad y conexión entre las distintas partes de la ciudad, además de la creación de recorridos de claro predominio del peatón o la bicicleta (Fig. 6), que además, sirviera para reactivar los diversos edificios emblemáticos y los espacios libres en desuso de la ciudad, se llegó finalmente a un sistema vinculado al aspecto simbólico de ciertas avenidas antes descritas a las que se relacionó con un transporte colectivo complementario y no competitivo con los anteriores. Todo esto permitió, por medio del estudio y la comprensión de la especificidad (geográfica, histórica, económica, cultural y demás) de un caso concreto como es el de Ciudad de Guatemala y a través de un instrumento como es el del plan de movilidad, plantear nuevas soluciones en defensa no sólo de los denominados “monumentos” emblemáticos de dicha ciudad sino de la conservación de la identidad y de un carácter específico por medio de la defensa de lo que es más importante, de un patrimonio de lo cotidiano. BIBLIOGRAFÍA Appadurai, A., “La aldea Global”, Trilce, Madrid, 2001 Bauman, Z. “Tiempos líquidos”, Tusquets, Madrid, 2007 Choay, F. Espacements - L’évolution de l’espace urbain en France, Skira, Milano, 2004 García Canclini, N., “Ciudad invisible, ciudad controlada”, La jornada Semanal 89, 1997 Gregotti, V., Identità e crisi dell’architettura europea, Torino, Einaudi, 1999 Jacobs, J., “Vida y muerte de las grandes ciudades americanas”. Ed. Península, Madrid, 1973 Maturana H. - Varela F., L’albero della conoscenza, Gli elefanti, Saggi, Garzanti, Milano,1992 Rossi, A., “L’architettura della città”, Città Studi E., Milano, 1995 Sloterdijk, P. “L’ultima Sfera. Breve storia filosofica della globalizzazione”, Carocci, Roma, 2002 125 Fig.5. Planos de propuestas estudios de texturas. Fuente: Elaborado por el autor 126 Fig. 6. Planos de propuestas relaciones peatonales. Fuente: Elaborado por el autor 127 FRACTALS USA Ensayo Fotográfico Pablo Andres Jaramillo Romero* Reseña del Trabajo La presente propuesta visual, está basada en la exploración y experimentación de la imagen mediada por la teoría Matemática Fractal como concepto principal y a partir del reconocimiento de elementos básicos de composición como son la línea, el punto y el plano, se consolidan finalmente cada una de las piezas como estímulos visuales de una realidad fragmentada u objetos con una dimensión fraccionada.1 Los fractales son formaciones gráficas que muestran procesos con una característica en común, la iteración2 o repetición de procesos infinitos, constituyen a estas imágenes como figuras autosemejantes, es decir, que sus partes tienen repeticiones a diferentes escalas, con unas propiedades de alto valor aritmético, las cuales para este caso han sido reconocidas a partir del movimiento dinámico de los fragmentos presentes en las estructuras arquitectónicas como edificios, puentes y monumentos en el espacio urbano, de esta forma las siguientes imágenes se configuran desde: 1 2 Argumento expuesto por varios autores en el texto ¨Fractales un Universo Poco Frecuentado¨, de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, 2005 Iteración, significa repetir – aplicar un proceso una y otra vez sobre un objeto inicial. Tomado de¨ Interación y Fractales¨ , Gustavo N. Rubiano O. Universidad Nacional de Colombia, 2009 128 * • La ejecución de un algoritmo visual que se repite indefinidamente en cada pieza. • Un acercamiento analítico que indague al observador sobre el comportamiento de la imagen. • La dimensión fraccionada que cada una de las imágenes propone. El Diseño Visual contempla, el estudio de las relaciones del hombre con el entorno a fin de transformar datos e información en estructuras visuales de gran riqueza funcional y compositiva que genera nuevas estéticas o discursos ópticos; la apropiación de principios compositivos como el equilibrio, el contraste, la simetría y la proporción, se convierten entonces en conceptos fundamentales para ejecutar el acto creativo expuesto en esta propuesta. El presente ensayo fotográfico, ha sido elaborado a partir de la observación de la arquitectura presente en ciudades de los Estados Unidos en el año 2009, tales como Miami, Washington y New York, al sustraer del paisaje urbano existente, algunos de sus elementos constitutivos como fragmentos que sintetizan la modernidad de estas urbes que mediante la utilización de los conceptos de diseño anteriormente planteados, aplicados todos bajo la teoría matemática fractal han sido transformadas en nuevas imágenes, que generan un discurso visual que pretende ser una opción estética que indaga, cuestiona y a su vez pregunta al observador. Palabras Clave Fractales, Diseño Visual, Entorno, Paisaje Urbano, Composición. Abstract his visual approach is based on exploration and experimentation of the picture mediated by the Mathematical theory of Fractal as main concept and from the recognition of basic composition elements such as line, point and plane, they Finally consolidate each of the pieces as visual stimuli of a fragmented reality or objects with fractional dimension3. Fractals are graphical formations that show processes with a common characteristic, the iteration4 or repetition of infinite processes constitute these images as self-similar shapes, meaning that their parts have repetitions at different scales, with properties of high arithmetic value, which in this case have been recognized from dynamic movement of the fragments present in the architectural structures such as buildings, bridges and monuments in the urban space, following that way the following images are configured from: 3 4 Argument presented by several authors in the text · Fractals an unfrequented Universe, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, 2005 Iteration means repeating - implementing a process over and over again on an initial object.Taken from “Interaction and Fractals” , Gustavo N. O. Rubiano Universidad Nacional de Colombia, 2009 129 Diseñador visual, Docente del Departamento de Diseño Facultad de Artes Integradas, Universidad Del Valle. Cali – Colombia [email protected] • The execution of a visual algorithm that repeats endlessly in every piece. • An analytical approach that investigates the observer about the behavior of the image. • The fractional dimension that each of the images proposes. Visual Design contemplates, the study of man’s relationship with the environment to transform data and information into visual structures of functional richness and composition, generating new aesthetic or optical discourse, the appropriation of compositional principles as balance, contrast , symmetry and proportion, then they become key concepts to carry out the creative act described in this proposal. 130 This photo essay has been drawn from the observation of the architecture present in cities across the United States in 2009, such as Miami, Washington and New York, by subtracting the existing urban landscape, some of its constituent elements as fragments synthesizing modernity of these cities that through the use of design concepts mentioned above, all of them applied under the Mathematical theory of fractals have been transformed into new images, creating a visual discourse that pretends to be an aesthetic choice that explores, questions and enquires the observer. Keywords Fractals, Visual Design, Environment, Urban Landscape, Composition. 131 132 133 134 135 Quatremere de Quincy. Plaza Instituto francés de arquitectura,1984 Diego Francisco González Rico * Quatremére de Quincy. Medallón de JeanPierre David (David d’Angers) - 1835 - Museo Carnavalet, París. Plaza, s. m. Esta palabra, en su relación con la arquitectura y los edificios, expresa diversas cosas: 1º el lugar mismo, el terreno obligado o escogido sobre el cual se eleva un edificio; 2º, el espacio que preparamos a su aspecto; 3º lo que se deja vacío o que se practica en medio de una ciudad para el placer o las necesidades de sus habitantes 4º lo que debe servir de acompañamiento a ciertos objetos de decoración. Según la primera de estas acepciones, plaza es sinónimo de emplazamiento, y en este caso no sabríamos decir cuánto contribuye la elección de una plaza o de un emplazamiento conveniente al efecto de un monumento y a la belleza de los aspectos de una ciudad. Hay que remarcar, sin embargo, que la elección del emplazamiento, en bastantes de los casos, debe ser determinado por la naturaleza misma del edificio, es decir, de su destino usual. Hay monumentos para los cuales la plaza debe estar en el centro de una ciudad: tales son los que corresponden a los asuntos o a las necesidades diarias más numerosas. Es así que el Forum, que era la plaza pública, en las ciudades antiguas, ocupaba siempre el centro. Era el punto que se establecía primero en la fundación de una ciudad, porque este Forum comprendía el mercado, las jurisdicciones, los mostradores de cambio, entre otros, en fin, todo lo que se relacionaba con las necesidades de la vida, o los asuntos de comercio. Era la cita universal el lugar de reunión donde, por todo tipo de motivos, la mayoría pasaba el día entero. Cuando las ciudades se agrandan, se vuelven necesariamente reuniones de varias ciudades; desde ese momento es necesario que cada barrio tenga su plaza pública. Así, Roma antigua vio formarse en las diversas partes de sus nuevos enclaves, nuevos Forum; y 136 Quatremere de Quincy. Place. Institut français d’architecture, 1984 Diego Francisco González Rico * nosotros vemos igualmente, en las grandes ciudades modernas, establecer en el centro de cada uno de sus barrios los edificios cuyo uso corresponde al del Forum de los Antiguos. Después de la utilidad común, que decide, ante todo, sobre la plaza que deben ocupar los monumentos, hay que tomar en consideración la belleza que proporciona, sea en las ciudades, sea en los edificios, la elección de una plaza que ponga a la vista la labor de la arquitectura. Nada contribuye más a la magnificencia de los aspectos exteriores de una ciudad, que la posición elevada de ciertos monumentos, cuyas masas piramidales dominan el resto de construcciones ordinarias. En todos los sitios donde el terreno ocupado por las ciudades encerraba algunas alturas, los Antiguos no dejaron jamás de escoger semejante lugar para situar el templo principal o cualquier otro edificio importante. No es siempre dado el situar así los monumentos. Allí donde el terreno todo unido no sabría ofrecerles tales exposiciones, hay aún más de un medio de prepararles una plaza que se sume a su efecto como, por ejemplo, delante de una gran calle, o de alguna “perforación” que les permita anunciarse de lejos. Pero esto nos conduce a la otra acepción de la palabra plaza, significando el espacio que dejamos o que practicamos delante o alrededor de un edificio. Las ciudades, sobretodo en los tiempos y pueblos modernos, han sido muy raramente construidas y fundadas en planos determinados por adelantado. Este avance fue más frecuente entre los Antiguos, tenían la costumbre de formar colonias, de transportar po137 * Traducción del Arquitecto Diego Francisco González Rico, PhD en Proyectos arquitectónicos de la Universidad Politécnica de Catalunya. blaciones enteras a terrenos inhabitados. Entonces nada ponía obstáculos a la distribución, a los alineamientos de las casas y calles, a la elección de los emplazamientos que debían ocupar los edificios principales y, en consecuencia, a la disposición de las plazas que se debían practicar para mejorar su aspecto. Casi todas las ciudades modernas, al contrario, nacidas, si se puede decir así, de ellas mismas, formadas por una agregación sucesiva de casas, de calles, de barrios, sólo han recibido del azar su ampliación y su disposición. Es en consecuencia muy difícil, o bien dar plazas a monumentos que ya están hechos, o bien hacer algunas nuevas, donde se puedan proveer espacios exteriores proporcionales a su medida o a su carácter. Algunas ciudades han debido a causas particulares la ventaja de poder formar alrededor y delante de sus monumentos plazas dignas de ellos. Roma moderna puede ser citada en este sentido. Pero se ve que ella tuvo un raro privilegio, el de elevarse sobre las ruinas de la más inmensa ciudad que haya existido, y de encontrar en sus restos los modelos de los más vastos emplazamientos, y las tradiciones de una grandeza a la que ninguna ciudad había llegado. Roma moderna, capital nueva del mundo nuevo, el mundo cristiano, tuvo también la necesidad de una grandeza desconocida antes de ella. Sede de la religión de casi toda Europa, elevó en su basílica de San Pedro un templo que, por su inmensidad, nunca tuvo un igual. Este monumento, elevado sobre los vestigios de un circo antiguo, debió aún proclamar su superioridad sobre las concepciones del paganismo, mediante una plaza que respondió a sus elevaciones colosales, y la plaza rodeada de columnas, que Bernini supo con tanta habilidad reunir en el frontispicio del tempo, llegó a ser la más bella de Europa. Las mismas causas han provisto a muchas iglesias de Roma, y a muchas otros monumentos, de plazas de las cuales se admira la relación con el edificio que anuncian o que rodean. Pocas ciudades le sabrían disputar la superioridad en este género y muchas, al contrario nos muestran grandes monumentos a los que les falta una plaza (emplazamiento) conveniente. Se cita habitualmente la iglesia de San Pablo en Londres como aquella que, por su extensión y su altura, mantiene el segundo rango tras San Pedro en Roma. Pero este vasto edificio no tiene en ninguno de sus lados, ni siquiera antes de su frontispicio, una plaza que permita abarcar sus aspectos, en el punto de distancia necesario para juzgar el efecto de un conjunto. La razón de este defecto está en el lugar mismo donde está situado el monumento, es decir, en medio de la ciudad, barrio estrecho, tupido, y donde el lugar por construir cuesta más caro que la construcción. Otro defecto de un edificio es el que esté acompañado o precedido por emplazamientos demasiado vastos. Una extensión desmesurada de espacio empequeñece para el espíritu y para el ojo la dimensión del efecto de la arquitectura. Este arte sólo consiste en relaciones. No hay nada que pida más el ser secundado por la paralela de los objetos circundantes. Dos grandes frontispicios de iglesia, el de San Juan de Latran en Roma y el de los Inválidos en París, situados de alguna manera fuera del recinto de estas ciudades, tienen ante ellos espacios ilimitados y su valor, bajo la relación del efecto, se encuentra singularmente disminuido. Ciertamente el peristilo del Panteón de Roma parecería menos grande, y sería menos imponente, si la plaza que lo precede se agrandara. Fijar medidas en este género sería una cosa muy difícil, y se siente que una gran incertidumbre reinaría en este sentido, dada la cantidad de consideraciones diversas, relativas no únicamente a la dimensión, sino al carácter mismo y al estilo del edificio, que podrían volver variable la regla. Se puede decir sin embargo, que tomando como base la altura del edificio, no habría nunca inconveniente a dar en retroceso a la placa que lo precede al menos dos veces esta medida. 138 La tercera manera de entender la palabra plaza, en arquitectura, se aplica a esos grandes espacios que se dejan o que se practican en medio de las ciudades, tal como hemos dicho, para el placer o las necesidades de sus habitantes. Una de estas primeras necesidades es la salubridad, y nada contribuye más, en las ciudades pobladas, que estos vastos emplazamientos que dan al viento los medios para renovar el aire, y donde los hombres, largo tiempo apilonados en el interior de las casas, pueden venir a respirar. Ninguna ciudad ha llevado tan lejos el lujo de este tipo de plazas, si se puede decir así, como la ciudad de Londres. Habiendo tenido la ventaja de ser reedificada de nuevo entera (excepto la cité), todos los barrios han sido construidos sobre grandes alineamientos, y se han provisto, entre espacios, esas vastas plazas cuadradas que se llaman squares. Su centro es bastante a menudo ocupado por pequeñas plantaciones, normalmente ceñidas a una reja. Se practican también otras similares en los barrios nuevos, de los que esta ciudad no cesa nunca de agrandarse, y son su principal embellecimiento. Roma moderna ha heredado de la antigua, varias de las plazas que admiramos. Tal es el caso, entre otras, de la plaza Navone, que sucedió a un gran circo, y que sirve al mismo tiempo de mercado, de paseo, y donde las bellas fuentes que la decoran proporcionan, en los calores del verano, el medio de convertirla en una especie de gran lago. Hay pocas ciudades que no tengan así, según su extensión, una o varias plazas públicas, que se convierten unas veces en mercado, otras en ferias, otras en lugares de espectáculo, de diversión o de paseo. Una de las más bellas plazas en este género, y que no se debe olvidar en un Diccionario de Arquitectura es, sin duda, la plaza de San Marco en Venecia, plaza otro tanto remarcable por su extensión, que es de 180 toises1 (comprendiendo la pequeña plaza a la vuelta), que la ciudad, construida en medio de las aguas, ha podido tener sólo terrenos conquistados por el arte sobre el elemento líquido. Esta plaza, que forma un gran cuadrado largo, está rodeada de magníficas galerías en todo su perímetro, y su arquitectura uniforme en conjunto, aunque variada en sus detalles, ofrece los más bellos modelos de la disposición y del carácter adecuado a los monumentos públicos, y a estos particularmente que son comprendidos bajo la denominación de plaza de decoración. Es la cuarta acepción que le damos a la palabra plaza. En este sentido, una plaza es en ella misma un monumento, como que se construye sobre un sólo plano, con una ordenación regular y simétrica, para recibir una estatua, una columna, una fuente, etc. No sabríamos decir, y es quizá dudoso que los Antiguos hubieran construido expresamente plazas tan extendidas como son las plazas modernas de las que queremos hablar, para ser el encuadre, si podemos expresarlo así, de una estatua honorífica. En la antigüedad, según los usos, y vista la extraordinaria multiplicidad de las estatuas, consideradas como testimonios de honor, reconocimiento o adulación, es indudable que no hubiera habido nunca suficiente terreno en ninguna ciudad si se hubieran debido hacer plazas, sin importar de qué medida, a las estatuas de todos aquellos a quienes se les elevaban. La historia griega y romana nos demuestra en cada página que se situaban las estatuas en ciertos lugares, donde ellas se apretaban de alguna manera. Los teatros, los forum, los gimnasios, las calles y los cruces estaban llenos de ellas. La diferencia de los gobiernos y los hábitos ha hecho que las estatuas honoríficas sean extremadamente raras. Se les ha hecho privilegio, bajo ciertas formas colosales, a los reyes y los príncipes. Yo quiero hablar de las estatuas ecuestres en 1 Toise: antigua unidad francesa de medida que equivalía a 1.949m 139 bronce que, desde el renacimiento de las artes, se multiplicaron en casi todas las grandes ciudades de Europa. Se encuentran en Venecia, en Florencia, en Modena, en Viena, en Estocolmo, en Petersburgo, en Copenhague, en Londres. Pero Francia, sobretodo a partir del reinado de Enrique IV, ha visto elevarse, tanto en París como en la mayoría de sus grandes ciudades, las estatuas ecuestres en bronce de sus reyes. Atropelladas por los furores de la revolución, estos monumentos habían perecido. Otras las suceden hoy, y en poco tiempo, todas las plazas que les fueron antaño destinadas, habrán reencontrado en las estatuas ya restituidas o en proceso de serlo, los objetos que las hicieron construir. Es en efecto a estas estatuas, como se ha dicho ya, que París debe las plazas que hacen uno de sus principales ornamentos. Así hizo construir, para recibir la estatua ecuestre de Luis XIII, la plaza que se llama Real (Royale). Ella forma un vasto cuadrado de edificios uniformes, en los cuales la planta baja en pórticos presenta todo alrededor una galería cubierta. Así se elevó, bajo Luis XIV, la plaza Vendôme, en medio de la cual se situaba la estatua ecuestre en bronce del Rey. El plano y el dibujo de esta plaza tienen una perfecta regularidad. Una ordenación de pilastras corintias adorna el escaparate de los edificios que la rodean, y no se entra más que por dos lados. Algunos quieren que las plazas de este género, situadas en el interior de las ciudades, tengan algo menos de este asilamiento que parece hacerlas un patio; ellos desean que se preparen perforaciones más numerosas, que pongan el monumento más en comunicación con las calles circundantes. Tal es, en efecto, en París, la plaza que se llama de las Victorias, en medio de la cual acaba de ser erigida la nueva estatua ecuestre de Luis XIV. Esta plaza, circular en su plano, y cuyos edificios uniformes tienen una ordenanza simétrica, está perforada por varias calles que, sin perjudicar a la unidad decorativa de la arquitectura, dan al conjunto más movimiento y variedad. Si debemos evitar hacer de una plaza así una especie de cercado demasiado particular, hay que cuidarse aún más de escoger, para elevar los monumentos honoríficos de los que hablamos, emplazamientos vagos y demasiado extensos que, por un lado, ofrecen demasiadas dificultades a la decoración arquitectural y, por otro, son faltos de esa justa relación de proporciones necesaria para el efecto de la estatua sobre el espectador; porque toda obra de arte necesita ser presentada a la vista dentro de ciertos límites, y con un cierto acuerdo de acompañamientos que le convengan. Así, el emplazamiento antaño escogido para la estatua de Luis XV, en París, tuvo la doble desventaja de no tener nada circunscrito que determinase su medida, y de no dar a la estatua ecuestre ningún punto de paralela que hiciese juzgar su tamaño. La plaza considerada como siendo ella misma un monumento, es decir, un conjunto de arquitectura, puede servir también de recinto a alguna otra obra de arte aparte de una estatua. La que llamamos, en Roma, la plaza Colonna tiene, en su centro, la columna triunfal de Marco Aurelio. Un obelisco sirve de punto de centro a muchas otras plazas de esta ciudad. Se puede decir lo mismo de algunas fuentes. Hay también ciudades que tienen grandes y magníficas plazas cuyo cercado está formado únicamente por edificios particulares, únicamente sometidos a alineamiento. Pero este tipo de plazas, que contribuyen, sin duda al encanto y a la belleza de las ciudades, sin deber nada al arte en general, y sobretodo al de la arquitectura, no tienen ningún derecho a ser descritas o citadas en este Diccionario. 140 141 Especialización en Interventoría de la Construcción Objetivo General: Formar especialistas capaces de controlar, supervisar, asesorar, mediar y conciliar el proyecto constructivo. Perfil del interesado: Dirigido a Ingenieros Civiles, Arquitectos, o profesionales Constructores en Arquitectura e Ingeniería. Registro SNIES 1106 de 1992. Metodología: presencial Renovación del Registro Calificado: Resolución 7118 del 30 de septiembre del 2009 Plan de estudios PRIMER SEMESTRE Asignaturas C A R A M A N G A fr. Orlando Rueda Acevedo, O.P. Rector Universidad Santo Tomás fr. Guillermo León Villa Hincapié, O.P. Vicerrector Académico fr. José Rodrigo Arias Duque, O.P. Vicerrector Administrativo-Financiero fr. Guillermo León Villa Hincapié, O.P. Decano de División de Ingenierías y Arquitectura Arq. Claudia Patricia Uribe Rodríguez Decano de Facultad de Arquitectura Sesiones presenciales Programación de obra y Presupuestos 2 Control de actividades y costos Gestión de la Contratación Gestión del Recurso humano Gestión Financiera Sistema de Aseguramiento de la Calidad Sistemas de Seguridad Industrial y Salud Ocupacional. Técnicas y Metodología de la Investigación Electiva 1 2 1 1 1 1 Electiva 3 1 1 Trabajo de Grado 2 TOTAL 16 Fundamentos Teóricos de la Administración y el Control Sistemas de Información Ética U Asignaturas Interventoría Administrativa y Financiera Control y Supervisión Estructural de Edificaciones Obras de Geotécnica Obras de Saneamiento Sistemas de Protección del Medio Ambiente Vías y Puentes Instalaciones en Edificaciones Acabados Electiva 2 Planeamiento y Dirección Estratégica B SEGUNDO SEMESTRE Sesiones presenciales 1 1 1 1 1 2 1 1 1 1 1 2 1 2 1 14 Jornada: Viernes 6,00 p.m. – 10,00 p.m. Sábados: 7,00 a.m. – 12,00 m. – 1,00 p.m. – 4,30 p.m. Personal docente: arquitectos, ingenieros, administradores de empresa, economistas y sociólogos con nivel académico de especialistas, magísteres o doctores con profundo conocimiento del área de enseñanza. Planes de financiación: ICETEX, COOPFUTURO, Banco de Crédito, Inversora Pichincha, Financiera COOMULTRASAN, Universidad Santo Tomás. INFORMES Secretaria Educación Continuada (097) 6800 801 ext. 2246 - 2247. Facultad de Arquitectura. 2° Piso Edificio fray Angélico - Campus de Floridablanca. Correo: [email protected] 142